Una droga tolerada

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Una droga tolerada
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DOMINGO
10 DE OCTUBRE DEL 2010
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TEMA DEL DOMINGO Páginas 4 a 7
Una droga tolerada
AUGE DE LA ACTIVIDAD COMERCIAL EN TORNO A UNA sustancia ilegal
Mil empresas viven en
España del negocio
legal de la marihuana
Las pymes vinculadas al
autocultivo de cannabis
facturan 50 millones al año
ANTONIO BAQUERO
BARCELONA
N
o parece que hablen de
una planta. Por el modo
cariñoso en que se refieren a ella, da la impresión
de que la conversación versa sobre
un ser querido que precisa constantes cuidados. «Fíjate, parece que tiene hongos»; «esperemos unos días a
ver qué pasa»; «obsérvala bien y, si
ves que no mejora, dime algo». Ese
ser querido del que hablan Oriol Elies
y sus clientes son, en realidad, plantas de marihuana. Elies es el propietario de Autocultiu Grassia, uno de
las muchas grow shops que en los últimos años han florecido en Catalunya (hay más de 40) y donde se venden
semillas, fertilizantes, abonos y toda la gama de dispositivos diseñados para favorecer el crecimiento de
la planta de marihuana. Los clientes
son personas que han decidido cultivar cannabis por sí mismos, en sus
balcones o en habitaciones interiores, para después consumir la flor.
Ambos, vendedor y cliente, alimentan el negocio de comercios y
empresas que se dedican a suministrar productos para el autocultivo
de marihuana. Una actividad económica que, pese a estar vinculada a
una droga ilegal, está en pleno crecimiento incluso pese a la crisis, pues
cada vez son más los particulares
que deciden cultivar por su cuenta.
Según cálculos de Spannabis, la entidad que organiza las tres ferias del
cannabis que se celebran en España,
hay un millar de empresas españolas vinculadas al negocio del autocultivo de marihuana y el sector factura al año 50 millones de euros.
/ El abanico de
empresas es variado: la mitad son
tiendas (grow shops), y el resto, distribuidoras y bancos de simientes, fabricantes de fertilizantes, humidificadores, lámparas, armarios, pipas
o papel de fumar. «Es un sector en
alza formado sobre todo por pymes
que incluso ha crecido con la crisis,
pues personas que se han quedado
en el paro han montado grow shops»,
explica Raúl del Pino, portavoz de
Spannabis, que añade: «Hay empresas de abonos que ya hacen productos específicos para la marihuana».
ABONOS ESPECÍFICOS
Los consumidores crean
clubs sociales para evitar
incautaciones de la policía
el marco legal
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Un máximo de 12
plantas en casa
Aunque la ley no establece una
cifra concreta, la jurisprudencia
coloca el límite en 12 plantas.
Hasta esa cifra, se considera que
la persona que cultiva lo hace
para consumo propio, tolerado
por la ley. A partir de 13 plantas,
las autoridades consideran que
el cultivador lo que pretende es
vender esa droga, o sea, traficar.
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Prohibida la venta
de la droga
Clubs con estrictos
estatutos
Los clubs de consumidores tienen
estrictos estatutos que prohíben
la entrada a menores y a extraños,
y que estipulan que el fruto de
la marihuana solo puede ser
consumido por los socios. Estos
pagan una cuota para que unos
agricultores les cultiven un número
de plantas, no más de 10.
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/ En
otros casos, como el de la distribuidora de semillas Medicalseeds, el lema de la actividad es el uso terapéutico. «No somos médicos. Somos un
laboratorio de experiencias. Según
qué dolencias tiene una persona, le
recomendamos una variedad u otra
de semilla y luego analizamos qué
tal le ha ido», comenta Jak de Sostoa,
responsable de la compañía.
Como constata Oriol Elias en su
grow shop, los perfiles de clientes son
muy variados. «Las edades van de los
18 a los 67 años. Tengo desde chavales que cultivan por una cuestión
lúdica hasta profesores universitarios a los que este producto les relaja. Además, aquí compran personas
enfermas por cuestiones terapéuticas», explica. Eso sí, reconoce que en
este negocio ha irrumpido también
«mucho listo». «Hay gente que pretende hacer negocio con esto», comenta, y destaca «la cantidad de robos de plantas de marihuana» que se
han producido los últimos meses.
Jaime Prats, portavoz de la revista Cáñamo, atribuye el auge del autocultivo a que «cada vez hay más
gente que no quiere ir a una calle de
mala muerte a comprar cannabis a
un camello que no sabes lo que te está vendiendo». «La mayoría de gente que hace autocultivo son adultos
que quieren saber qué fuman y que
saben que, para evitar problemas,
lo mejor es fumarte lo que tú cultivas», comenta Prats. Sobre los perjui-
Abonos y otros
productos para el
cultivo de cannabis
en la tienda
Autocultiu Grassia,
en BCN, el viernes.
«LABORATORIO DE EXPERIENCIAS»
La actividad de las grow shop y
de las distribuidoras de semillas
es posible gracias a que la ley
española no prohíbe la venta de
simiente. Por eso, en los paquetes
siempre consta que las semillas
son para coleccionistas. Las
tiendas en ningún caso venden
la droga, pues eso supondría
cometer un delito de tráfico.
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El auge de este sector es palpable
en las ferias. Este año, a las de Barcelona y Madrid se ha sumado la de
Málaga. «En la última feria en Barcelona tuvimos 20.000 visitantes», comenta Del Pino, que destaca: «Tenemos lista de espera de empresas que
quieren estar en la feria».
La actividad comercial no escapa
al hecho de que, al orbitar en torno a
una droga ilegal, las empresas rozan
siempre la línea roja. Así, abundan
las argucias para no ser acusados de
cometer un delito. Aunque todo el
mundo sabe que son para cultivar,
los paquetes de semillas siempre incluyen la leyenda de que es «un producto para coleccionistas» o que el
distribuidor «no se hace responsable» de su uso posterior.
El problema de
denunciar el robo
A raíz del aumento de personas
que cultivan cannabis se han
multiplicado los robos de plantas,
pues los ladrones intentan vender
el fruto. El problema es que, al
tratarse del cultivo de una droga,
la policía denuncia a su vez a las
víctimas del robo por un delito
contra la salud pública.
Una planta de
marihuana en un
piso de Barcelona.
cios que acarrea el consumo de marihuana, el portavoz de Cáñamo dice:
«Es cierto que para un joven que tiene que estudiar no es conveniente.
Pero para la gente adulta puede ser
una planta amiga».
Uno
de los indicadores del aumento de
los autocultivos es el incremento de
los clubes sociales de consumidores de cannabis. En el 2008, en España había dos. Ahora hay más de 30.
Se trata de asociaciones que intentan amparar a los consumidores mediante un registro legal y unos estaUNA TREINTENA DE ASOCIACIONES /
tutos respetuosos con la ley para evitar incautaciones de la policía. En
Catalunya ya hay 13 clubes registrados legalmente. El mayor es el Movimiento Asociativo Cannábico de Autoconsumo (MACA), que agrupa a
580 miembros.
«Estar en un club es una manera
de hacer las cosas bien y evitarse problemas. La mitad de nuestros miembros son personas aquejadas de dolencias como fibromialgia, cáncer o
fatiga crónica que usan la marihuana con fines terapéuticos. La otra mitad hace un uso lúdico», asegura José
Afuera, presidente del MACA. H
Tema del domingo
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DOMINGO
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Holanda planea vetar los
‘coffee shops’ a los extranjeros
La droga ilegal que más se
consume en el mundo
Es uno de los proyectos del nuevo Gobierno de centroderecha, que quiere acabr con el ‘turismo de maría’. Los holandeses tendrían un abono para poder entrar.
Un informe reciente de la ONU señala que
la marihuana es la droga ilegal más popular del mundo: unos 200 millones de personas la consumen con regularidad.
FOTOS: JOAN CORTADELLAS, JULIO CARBÓ Y JOSEP GARCÍA
Padres colegas
Los expertos dicen que puede ser un error fumar con los hijos
para estrechar el vínculo H Los propios chicos piden límites
ARCHIVO
BEGOÑA DEL PUEYO
BARCELONA
En los 70, descubrir a los hijos con
un porro tenía una respuesta clara: atajarlo cuanto antes. Esos hijos hoy son padres y se enfrentan al
dilema de compartir canutos con
sus propios hijos, intentando comprenderles mejor o corregirles.
Ni todos los jóvenes fuman porros ni todos los padres que lo hacen los comparten con sus hijos.
Energy Control, oenegé con programas de reducción de riesgos de
consumo, detecta en los institutos que algún chico fuma canutos
frente a sus padres. CEPS, un gabinete que asesora a familias, confirma que es habitual que estos hagan la vista gorda, faltos de argumentos para impedirlo. Algunos
fuman porros delante de sus hijos
igual que toman una cerveza.
Alguien a quien oponerse
Semillas de
cannabis de
Autocultiu Grassia.
Una plantación
particular en
Montcada i Reixac.
Las guías sobre prevención no dan
directrices para padres consumidores que quieren adoptar una actitud responsable, pero les preocupa la hipocresía de censurar lo que
ellos hacen. Tendrán que incluir
estos consejos cuanto antes, pues
los adolescentes consumidores de
hoy serán padres mañana.
Ejercer una autoridad no autoritaria no resulta sencillo cuando
todavía tenemos fresco el lema Prohibido prohibir. Los chicos, sin embargo, piden límites: el 48% de los
adolescentes encuestados por la
FAD prefieren que sus padres traten de orientarlos, aunque luego
ellos hagan lo que quieren.
Ana llegó a CEPS derivada por la
psicóloga a la que sus padres la llevaron por una crisis de ansiedad. A
los 14 años ya compartía canutos
con sus padres: escritor él, pintora ella. Ana les quiere, pero se queja de que le arrebataron la infancia
y les considera unos colgados.
Fumar con los hijos para estre-
33 Marcha en Madrid por la legalización de la marihuana, en el 2004.
LAS CONSECUENCIAS
A los 14, Ana compartía
canutos con sus padres,
él escritor, ella pintora.
Hoy les considera
unos colgados
char el vínculo puede ser un error. El
porro con los padres nunca será como con los colegas, y el joven necesita que cada uno cumpla su papel. Un
quinceañero quiere hacer lo que le
da la gana, pero no sentirse perdido.
Si en casa no tiene a quién oponerse,
proyectará esa rebeldía. Es el caso de
algunos antisistema.
Leonardo DiCaprio es un ejemplo de hijo de padres hippies en cuyo
hogar las noches terminaban entre
debates lisérgicos y ronquidos con
olor a whisky. A pesar del entorno,
es uno de los privilegiados con recursos personales para salir fortalecido de situaciones adversas. No
tuvo tanta suerte River Phoenix,
también niño hippy, que murió de
sobredosis a las puertas del club Viper Room de Hollywood.
Es habitual que la fascinación
de los adolescentes por las plantas y semillas de marihuana no pase de compartirla en internet. Pero cuando Pau llegó a casa con la
planta de maría, su padre la aceptó. Era un deseo incumplido que
podían compartir. Si la planta va
a permitir saber qué piensa y qué
toman sus amigos, entonces puede tener sentido permitirla, según
los expertos. Siempre que los padres expliquen que también esta
sustancia natural pasa factura. H
Periodista. Autora del libro ¿Y si mi hijo
se droga?