Un científico de lo invisible

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Un científico de lo invisible
Lugo
domingo 15 de FEBRERO de 2015 elpRogreso
lugo exporta talentos
arsenio coto
perfil
Apasionado de su
trabajo, transmite
tranquilidad. Asegura que, a veces, no
es «suficientemente
autocrítico». Siempre
que puede hace una
escapada a la naturaleza y a Chorexe,
la aldea de sus mayores en Palas de Rei.
Recuerda las partidas
de cartas que jugaba
con su abuela materna. Está ilusionado con la venida al
mundo en abril de su
hija, que se llamará Chiara, nombre
italiano, de donde es
su esposa. Tendrá así
la parejita. Su primogénito es Alejandro,
que tiene 4 años.
El físico en su laboratorio del instituto Imdea. ep
juan cabanillas gonzález ▶ Este físico lucense trata de
desarrollar en el instituto Imdea Nanociencia de Madrid, junto a una
universidad china, un láser que se podría utilizar para que en su hogar
los enfermos se apliquen terapias de tratamientos médicos.
Un científico
de lo invisible
lo pequeño es diferente.
Así reza el lema del instituto
Imdea Nanociencia de Madrid al
que está vinculado profesionalmente desde hace cinco años Juan
Cabanillas González (Palas de Rei,
1975). En sus investigaciones este
físico lucense trabaja con semiconductores de electricidad cuyo
tamaño se mide en nanómetros,
unidad de longitud que equivale a
una millonésima parte de un milímetro, para lo que emplea láseres
de femtosegundos, que es una mil
billonésima parte de un segundo.
El precio de un aparato de este tipo
ronda los 350.000 euros.
Una de sus actuales líneas de
investigación tiene como objetivo desarrollar un láser de «uso
cotidiano» que podría permitir a
pacientes aplicarse a sí mismos
en sus propios hogares terapias
de tratamientos médicos, sin ne-
cesidad de tener a un técnico a su
lado, o a laboratorios y hospitales
realizar en menos tiempo y más
económicamente los test de detección de cualquier sustancia en orina o sangre. «Sería tan fácil como
encenderlo y aplicarlo sobre la piel
para destruir una célula tumoral»,
explica este científico lucense.
Para llevar a cabo este proyecto,
Juan Cabanillas coordina un equipo de investigación que colabora
con la Universidad de Nanjing,
ciudad del sureste de China con
más de 8 millones de habitantes.
«Los convencionales utilizan
gases o complejas aleaciones cristalinas para producir la emisión
de luz. El láser que intentamos
desarrollar sería a partir de plásticos», precisa.
No es el único proyecto en el que
está inmerso. Colabora además
con la universidad francesa de
11
empresa
Es un centro de excelencia con proyección
internacional, creado hace ocho años
por la Comunidad de
Madrid, con el mecenazgo de multinacionales. Tiene unos
100 investigadores y
coordina una decena
de proyectos a nivel
europeo.
Estrasburgo para desarrollar una
nueva técnica de espectroscopia
resuelta en tiempo —este sistema
permite estudiar cómo la luz interacciona con los materiales y así
entender la estructura electrónica
de estos—.
Como el instituto madrileño
es uno de los cuatro que en Europa aplica este sistema, también
realiza testajes de materiales para
universidades y centros de investigación de Francia, Italia, Chipre y
Reino Unido.
Juan Cabanillas llegó al Imdea
Nanociencia a finales de 2009
—meses después obtuvo una beca
Ramón y Cajal—, tras realizar
sus trabajos de investigación durante seis años en el Politecnico
di Milano, gracias primero a un
programa de la Unión Europea y
después a una beca de la Fondazione Cariplo, financiada por bancos
de la región de Lombardía.
En este centro italiano trabajó
con un grupo de especialistas, a
nivel mundial, en la aplicación
de la espectroscopia resuelta en
tiempo a células solares.
emigración. «Estuve once años
fuera de España. No contaba con
volver. Surgió casi sin querer»,
afirma Cabanillas, que agrega que
«quedarse en nuestro país es una
mala idea si uno quiere dedicarse
a la investigación». Cree que esta
está «bien consideraba», pero que
«faltan medios».
Este físico reconoce que «no sé
que sería de mí si no llega a ser
por los programas de movilidad»,
como la beca Erasmus o la bolsa de
Diáspora
Quedarse en España
es una mala idea para
un investigador. No sé qué
sería de mí sin los
programas de movilidad»
Regreso
Estuve once años
fuera del país. No
contaba con volver. La
oportunidad surgió casi sin
querer»
investigación de la UE.
Su vida profesional, según asegura, «cambió» en 2006 cuando
uno de sus estudios vio la luz en
la revista estadoudinense Physical
Review Letters. «Todo científico
sueña con publicar algún día un
artículo en esta revista de referencia», dice.
Ese estudio del que se hizo eco
el que se puede considerar el vademecum de los físicos trataba
sobre el desarrollo de una técnica para fotografiar el transporte
electrónico en semiconductores
de diferentes materiales. Fue una
investigación que realizó para la
multinacional holandesa Phillips
sobre semiconductores alternativos al silicio para implantarlos en
cualquier dispositivo electrónico.
«La ventaja del silicio es que en
cualquier lugar del planeta hay la
materia prima con la que se fabrica, la arena. Pero el inconveniente es que para su transformación
hace falta mucha energía, más de
1.000 grados centígrados durante
varias horas, y es contaminante
porque emite mucho dióxido de
carbono (CO2)», explica.
Los semiconductores se han
convertido en los inseparables
compañeros de viaje de Cabanillas
desde que estudió en la Universidad de Sheffield, en Inglaterra, en
donde estuvo a las órdenes del profesor Donald Bradley, considerado
el descubridor de que hay polímeros (plásticos) que podían conducir
la electricidad y emitir luz.
Con Bradley, que es uno de los
precursores de la tecnología Oled
que se aplica hoy en día en las
pantallas planas de los televisores
de alta definicion, estuvo primero
en Shefffield y después en el Imperial College London, en donde se
doctoró. Durante la elaboración
de su tesis recibió ayudas de la
Fundación Barrié y de la industria
química británica Avecia —ahora en manos de la multinacional
Merck—.
Al Reino Unido llegó en 1998
con la beca Erasmus recibida en
el último año de Física en la USC.
Una excursión al planetario de A
Coruña le dejó huella. Atrás quedaban sus estudios de EGB en el
colegio Anexa de Lugo y de bachilleraro en el entonces instituto
Femenino, hoy Nosa Señora dos
Ollos Grandes.

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