ABORTO: ¿ENTRE DIOS Y LUCIFER?

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ABORTO: ¿ENTRE DIOS Y LUCIFER?
ABORTO: ¿ENTRE DIOS Y LUCIFER?
De la Torre, Cristina. (2012). Aborto: ¿entre Dios y Lucifer?. El Espectador. Disponible en: http://bit.ly/18wh6Hl
Sorpresa. A la cruzada revitalizada del procurador contra el aborto le salió al paso
inesperadamente Lucifer. No ya la pecadora bíblica, víbora en carne de mujer perseguida hasta
la muerte por devotos que prevalecen a golpes de crucifijo.
Es que ahora se revela el mismísimo demonio en figura de ministerio. Del Ministerio de Justicia,
que propone no sólo respetar el aborto terapéutico, sino extenderlo a todos los casos, pues la
prohibición induce el aborto clandestino, insalubre, causa de muerte en miles de nuestras mujeres
cada año. En bumerán se trocó la “retractación” del procurador, que se le impuso por violar la
Constitución para sabotear este derecho: según la Corte, Ordóñez mintió sobre la píldora del día
después, sobre “promoción del aborto” por la Corte y sobre la objeción de conciencia. Pero eludió,
astuto, la orden y anunció que redoblaría su campaña contra el derecho al aborto en los casos
prescritos por la Corte.
Cuesta arriba le quedará desde hoy, cuando el Consejo de Política Criminal abre debate sobre la
iniciativa del Ministerio enderezada a la despenalización amplia del aborto, más allá del
terapéutico, consagrado ya. La restricción del aborto —argumenta la ministra Ruth Stella Correa—
aumenta los casos de riesgo. Se trata de evitar el aborto clandestino y de asegurar los derechos de
la mujer. 400.412 procedimientos se practican en Colombia cada año, la mayoría ilegales y de alto
riesgo. Y concluye: en vez de perseguir a las mujeres que abortan, hay que masificar las campañas
de prevención y educación sexual, servicios gratuitos de salud y asesoría en planificación.
Sí, no todo va en despenalizar el aborto, medida dolorosa que la mujer adopta como solución
extrema a un embarazo no deseado o peligroso. Mucho depende de la prevención del embarazo,
sobre todo del adolescente, que es tragedia; porque afianza el círculo de la pobreza, frustra la
educación, las oportunidades y la movilidad social de la joven. El sacerdote Carlos Novoa reafirma
que a aquél contribuyen también la violencia intrafamiliar y la precaria o nula educación sexual. En
acontecimiento notable, cientos de jovencitas presentan esta semana al Gobierno sus propuestas
para prevenir el embarazo adolescente. Con apoyo de Naciones Unidas y del Gobierno Nacional,
del evento se esperan remedios a un drama que afecta a una de cada cinco niñas entre los 15 y 19
años de edad. Está visto que el riesgo disminuye con educación —en particular sobre vida sexual y
reproductiva—, con servicios de salud universales y amables, con un abanico desplegado de
formación y oportunidades de vida. Más vale prevenir que reprimir.
Si el exjefe conservador José Darío Salazar declaró patético que la propuesta del Ministerio es “el
crimen más cobarde de todos”, para el jurista Eduardo Cifuentes la despenalización amplia del
aborto es “absolutamente necesaria, (una) opción de libertad y de respeto por los derechos
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reproductivos de la mujer”. Y Sonia Gómez escribe en El Tiempo: abortar no riñe con la vida, es
afirmar que la vida de la mujer está por encima de cualquier funcionario o credo religioso.
La iniciativa promete una revolución de sentido común en esta pobre Colombia estrangulada por
exaltados que la devuelven periódicamente a la Colonia, al gobierno de la mitra, mientras el Estado de
Derecho es pan comido en el mundo. Como el debate no atañe a la moral religiosa sino a los derechos
civiles, no podrá dirimirse entre Dios y Lucifer, sino entre Estado laico y teocracia. Así nuestros rosaditos
querubines del Congreso, monaguillos del procurador, se presten para horadar la ciudadanía de la mujer
y para quemarla en la pira.
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