Pinus pseudostrobus Lindl - Biblioteca digital INIFAP

Transcripción

Pinus pseudostrobus Lindl - Biblioteca digital INIFAP
ESPECIES PROMISORIAS DE CLIMA TEMPLADO PARA
PLANTACIONES FORESTALES COMERCIALES EN MICHOACÁN
J. Trinidad Sáenz Reyes, H. Jesús Muñoz Flores
y Agustín Rueda Sánchez
Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias
Centro de Investigación Regional Pacífico Centro
Campo Experimental Uruapan
Uruapan, Michoacán
Septiembre de 2011
Libro Técnico Núm. 10
ISBN: 978-607-425-646-8
SECRETARÍA DE AGRICULTURA, GANADERÍA, DESARROLLO RURAL, PESCA Y ALIMENTACIÓN
ING. FRANCISCO JAVIER MAYORGA CASTAÑEDA
Secretario
M. C. MARIANO RUÍZ-FUNES MACEDO
Subsecretario de Agricultura
ING. IGNACIO RIVERA RODRÍGUEZ
Subsecretario de Desarrollo Rural
ING. ERNESTO FERNÁNDEZ ARIAS
Subsecretario de Fomento a los Agronegocios
MSC. JESÚS ANTONIO BERUMEN PRECIADO
Oficial Mayor
BIOL. ESTEBAN CRUZALEY DÍAZ BARRIGA
Delegado Estatal en Michoacán
INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES FORESTALES, AGRÍCOLAS Y PECUARIAS
DR. PEDRO BRAJCICH GALLEGOS
Director General
DR. SALVADOR FERNÁNDEZ RIVERA
Coordinador de Investigación, Innovación y Vinculación
MSc. ARTURO CRUZ VÁZQUEZ
Coordinador de Planeación y Desarrollo
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Director General Adjunto de la Unidad Jurídica
LIC. MARCIAL ALFREDO GARCÍA MORTEO
Coordinador de Administración y Sistemas
CENTRO DE INVESTIGACIÓN REGIONAL PACÍFICO CENTRO
DR. KEIR FRANCISCO BYERLY MURPHY
Director Regional
DR. GERARDO SALAZAR GUTIÉRREZ
Director de Investigación
M. C. PRIMITIVO DÍAZ MEDEROS
Director de Planeación y Desarrollo
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Director de Administración
DR. IGNACIO VIDALES FERNÁNDEZ
Director de Coordinación y Vinculación en Michoacán
y Jefe del Campo Experimental Uruapan
ESPECIES PROMISORIAS DE CLIMA TEMPLADO PARA
PLANTACIONES FORESTALES COMERCIALES EN MICHOACÁN
J. Trinidad SÁENZ REYES
Investigador de la Red de Plantaciones y Sistemas Agroforestales. Campo Experimental
Uruapan. CIRPAC. INIFAP.
H. Jesús MUÑOZ FLORES
Investigador de la Red de Plantaciones y Sistemas Agroforestales. Campo Experimental
Uruapan. CIRPAC. INIFAP.
Agustín RUEDA SÁNCHEZ
Investigador de la Red de Plantaciones y Sistemas Agroforestales. Campo Experimental
Altos de Jalisco. CIRPAC. INIFAP.
INSTITUTO NACIONAL DE INVESTIGACIONES FORESTALES, AGRÍCOLAS Y PECUARIAS
CENTRO DE INVESTIGACIÓN REGIONAL PACÍFICO CENTRO
CAMPO EXPERIMENTAL URUAPAN
Libro Técnico Núm. 10
Septiembre de 2011
ESPECIES PROMISORIAS DE CLIMA TEMPLADO PARA
PLANTACIONES FORESTALES COMERCIALES EN MICHOACÁN
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www.inifap.gob.mx
Correo-e: [email protected]
Primera edición: Septiembre de 2011
Impreso en México Printed in México
ISBN: 978-607-425-646-8
Libro Técnico Núm. 10
Septiembre de 2011
Código INIFAP: MX-O-310605-52-05-27-06-10
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Campo Experimental Uruapan
Av. Latinoamericana Núm. 1101, Col. Revolución
C. P. 60150.
Uruapan, Michoacán. México
Tel: (452) 523 7392
Fax: (452) 524 4095
La presente publicación se terminó de imprimir en el mes de Septiembre de 2011 en los
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60040 Tel/Fax: (452) 52 4-14-67. Uruapan, Michoacán, México.
Su tiraje consta de 500 ejemplares
La cita correcta de ésta publicación es:
Sáenz, R. J. T., Muñoz F. H. J. y Rueda S. A. 2011. Especies Promisorias de Clima
Templado para Plantaciones Forestales Comerciales en Michoacán. Libro Técnico
Núm. 10. SAGARPA-INIFAP-CIRPAC-Campo Experimental Uruapan. Uruapan,
Michoacán, México. 213 p.
PRESENTACIÓN
Michoacán se caracteriza por su riqueza cultural y social, así como por su gran variedad
de recursos naturales, resultado de su contrastante orografía y situación geográfica,
que se manifiesta en una gran diversidad biológica. Los ecosistemas forestales no se
encuentran exentos de perturbaciones que han afectado su superficie, cantidad y
calidad de sus productos y/o servicios. Por otro lado, la actividad artesanal, el consumo
de leña y la industria forestal, requieren alta demanda de materias primas y las
plantaciones en la mayoría de los casos se han establecido con fines de restauración.
Estos factores establecen la necesidad de implementar estrategias tecnológicas, como
las plantaciones comerciales, para la obtención de productos maderables; sin embargo,
debe destacarse que también ofrecen oportunidades para la protección y conservación
de los recursos asociados al bosque. Por lo anterior, previamente deberán resolverse
problemas de orden técnico, como la recopilación de información sobre las especies
que muestran los mejores potenciales de crecimiento para el desarrollo de plantaciones
forestales comerciales bajo las condiciones agroecológicas del estado.
En este marco, la Comisión Forestal del Estado de Michoacán (COFOM) y con el apoyo
económico de la SEMARNAT, a través del Programa de Desarrollo Institucional
Ambiental (PDIA), solicitó al Campo Experimental Uruapan del Centro de Investigación
Regional Pacífico Centro del INIFAP, la realización de un proyecto para determinar
áreas potenciales para el establecimiento de plantaciones forestales comerciales, en el
que se incluyó la revisión bibliográfica de las especies Pinus pseudostrobus Lindl., P.
michoacana Martínez, P. michoacana var. cornuta Martínez, P. patula Schl. & Cham., y
P. greggii Engelm.
En este estudio, se realizó una revisión bibliográfica con énfasis en el conocimiento y la
tecnología generada en Michoacán y posteriormente a nivel nacional e internacional,
para el caso de las especies nativas. Se recomienda que la selección de la(s)
especie(s) para plantaciones comerciales, se realice con base en las áreas potenciales,
su productividad, rentabilidad, demanda del mercado y valor ecológico. En el caso de
las especies exóticas o introducidas, como P. patula y P. greggii, previo al
establecimiento de plantaciones masivas, se recomienda realizar ensayos de especies
y/o procedencias, así como considerar los resultados obtenidos en plantaciones ya
establecidas y la prevención y detección de problemas fitosanitarios.
Los autores
CONTENIDO
Página
CAPÍTULO 1. Pinus pseudostrobus Lindl.
1
1.1. DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
2
1.1.1. Nombre común
2
1.1.2. Taxonomía
2
1.1.3. Especies relacionadas
2
1.1.4. Forma
2
1.1.5. Corteza
3
1.1.6. Hojas
3
1.1.7. Ramas y ramillas
3
1.1.8. Conillos
3
1.1.9. Conos
3
1.1.10. Semilla
4
1.2. DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
4
1.2.1. Distribución geográfica
4
1.2.2. Clima
5
1.2.3. Altitud y topografía
6
1.2.4. Suelos
6
1.2.5. Vegetación asociada
6
1.3. SILVICULTURA
6
1.3.1. Bosques naturales
6
1.3.2. Floración y fructificación
8
1.3.3. Producción y diseminación de semilla
8
1.3.4. Plagas
9
1.3.5. Enfermedades
13
1.3.6. Sistemas y prácticas silvícolas
55
1.3.7. Crecimiento y rendimiento volumétrico
16
1.3.8. Edad de rotación y turno
17
1.3.9. Regeneración natural
17
1.4. PRÁCTICAS DE VIVERO
18
1.4.1. Recolección, manejo y almacenamiento de semilla
18
1.4.2. Germinación
20
1.4.3. Prácticas de cultivo
20
1. 5. ESTABLECIMIENTO Y MANEJO DE PLANTACIONES
47
1.5.1. Preparación del sitio de plantación
47
1.5.2. Plantación y espaciamiento
48
1.5.3. Cultivo de las plantaciones
49
1.5.4. Crecimiento y rendimiento volumétrico
50
1.5.5. Plantaciones agroforestales
57
1.6. MEJORAMIENTO GENÉTICO
59
1.6.1. Variabilidad genética
59
1.6.2. Ensayos de procedencias
60
1.6.3. Áreas semilleras
60
1.6.4. Injertación y huertos semilleros
61
1.6.5. Estudios in vitro
62
1.7. PROPIEDADES Y USOS
63
1.7.1. Propiedades físico-químicas de la madera
63
1.7.2. Usos
64
CAPÍTULO 2. Pinus michoacana Martínez y Pinus michoacana
var. cornuta Martínez
65
2. 1. DESCRIPCIÓN DE LAS ESPECIES
66
2.1.1. Nombre común
66
2.1.2. Taxonomía
66
2.1.3. Especies relacionadas
66
2.1.4. Forma
67
2.1.5. Corteza
67
2.1.6. Hojas
68
2.1.7. Conillos
68
2.1.8. Conos
68
2.1.9. Semilla
69
2.2. DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
72
2.2.1. Distribución geográfica
72
2.2.2. Clima
73
2.2.3. Altitud y topografía
74
2.2.4. Suelos
75
2.2.5. Vegetación asociada
75
2.3. SILVICULTURA
77
2.3.1. Bosques naturales
77
2.3.2. Floración y fructificación
78
2.3.3. Producción y diseminación de semilla
78
2.3.4. Tolerancia a factores ambientales
79
2.3.5. Plagas
79
2.3.6. Enfermedades
84
2.3.7. Sistemas y prácticas silvícolas
85
2.3.8. Crecimiento y rendimiento volumétrico
86
2.3.9. Edad de rotación y turno
87
2.3.10. Regeneración natural
88
2.4. PRÁCTICAS DE VIVERO
88
2.4.1. Recolección, manejo y almacenamiento de semilla
88
2.4.2. Germinación
90
2.4.3. Prácticas de cultivo
90
2.5. ESTABLECIMIENTO Y MANEJO DE PLANTACIONES
93
2.5.1. Preparación del sitio de plantación
93
2.5.2. Plantación y espaciamiento
94
2.5.3. Cultivo de las plantaciones
95
2.5.4. Crecimiento y rendimiento volumétrico
96
2.5.5. Plantaciones agroforestales
102
2.6. MEJORAMIENTO GENÉTICO
104
2.7. PROPIEDADES Y USOS
105
2.7.1. Propiedades físico-mecánicas de la madera
105
2.7.2. Usos
107
CAPÍTULO 3. Pinus greggii Engelm.
110
3.1. DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
111
3.1.1. Nombre común
111
3.1.2. Taxonomía
111
3.1.3. Especies relacionadas
111
3.1.4. Forma
112
3.1.5. Corteza
112
3.1.6. Hojas
112
3.1.7. Ramas y ramillas
112
3.1.8. Conillos
113
3.1.9. Conos
113
3.1.10. Semilla
113
3.2. DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
114
3.2.1. Distribución geográfica
114
3.2.2. Clima
115
3.2.3. Altitud y topografía
115
3.2.4. Suelos
115
3.2.5. Vegetación asociada
116
3.3. SILVICULTURA
116
3.3.1. Floración y fructificación
116
3.3.2. Producción y diseminación de semilla
116
3.3.3. Plagas
118
3.3.4. Enfermedades
120
3.3.5. Densidad
121
3.4. PRÁCTICAS DE VIVERO
122
3.4.1. Recolección, manejo y almacenamiento de semilla
122
3.4.2. Germinación
123
3.4.3. Prácticas de cultivo
123
3.5. ESTABLECIMIENTO Y MANEJO DE PLANTACIONES
132
3.5.1. Preparación del sitio de plantación
132
3.5.2. Plantación y espaciamiento
132
3.5.3. Cultivo de las plantaciones
133
3.5.4. Crecimiento y rendimiento volumétrico
136
3.5.5. Plantaciones agroforestales
139
3.6. MEJORAMIENTO GENÉTICO
140
3.6.1. Áreas semilleras
140
3.6.2. Evaluación de procedencias y progenies
141
3.6.3. Propagación vegetativa y ensayos clonales
144
3.7. PROPIEDADES Y USOS
145
3.7.1. Propiedades físico-mecánicas de la madera
145
3.7.2. Usos
147
CAPÍTULO 4. Pinus patula Schl. & Cham.
148
4.1. DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
149
4.1.1. Nombre común
149
4.1.2. Taxonomía
149
4.1.3. Especies relacionadas
149
4.1.4. Forma
150
4.1.5. Corteza
150
4.1.6. Hojas
150
4.1.7. Conillos
151
4.1.8. Conos
151
4.1.9. Semilla
151
4.2. DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
152
4.2.1. Distribución geográfica
152
4.2.2. Clima
153
4.2.3. Altitud y topografía
154
4.2.4. Suelos
154
4.2.5. Vegetación asociada
155
4.3. SILVICULTURA
155
4.3.1. Bosques naturales
155
4.3.2. Floración y fructificación
157
4.3.3. Producción y diseminación de semilla
157
4.3.4. Tolerancia a factores ambientales
159
4.3.5. Plagas
159
4.3.6. Enfermedades
161
4.3.7. Sistemas y prácticas silvícolas
162
4.3.8. Crecimiento y rendimiento volumétrico
163
4.3.9. Regeneración natural
164
4.4. PRÁCTICAS DE VIVERO
165
4.4.1. Recolección, manejo y almacenamiento de semilla
165
4.4.2. Germinación
168
4.4.3. Prácticas de cultivo
168
4.5. ESTABLECIMIENTO Y MANEJO DE PLANTACIONES
174
4.5.1. Preparación del sitio de plantación
174
4.5.2. Plantación y espaciamiento
175
4.5.3. Cultivo de las plantaciones
176
4.5.4. Crecimiento y rendimiento volumétrico
177
4.5.5. Plantaciones agroforestales
182
4.6. MEJORAMIENTO GENÉTICO
182
4.6.1. Ensayos de progenie
182
4.6.2. Áreas semilleras
183
4.6.3. Huertos semilleros
183
4.7. PROPIEDADES Y USOS
184
4.7.1. Propiedades físico-mecánicas de la madera
184
4.7.2. Usos
185
5. LITERATURA CITADA
186
ÍNDICE DE CUADROS
Página
Cuadro 1. Tabla de volumen total para Pinus pseudostrobus
en la región oriente de Michoacán
7
Cuadro 2. Porcentaje de infestación de Megastigmus albifrons (W.)
en la producción de semillas de conos verdes diseccionados
9
Cuadro 3. Incremento corriente anual de Pinus pseudostrobus en la
Comunidad Indígena de San Juan Parangaricutiro, Mich.
16
Cuadro 4. Aplicaciones meta de nutrientes líquidos solubles para
una fertilización constante de plántulas en envase
27
Cuadro 5. Comparación de niveles de aplicación de nitrógeno
recomendadas para tres fases de crecimiento
29
Cuadro 6. Tabla para determinar la cantidad de fertilizante comercial
a adicionar para preparar un litro de solución en diferentes
concentraciones de nitrógeno y proporciones de mezcla
31
Cuadro 7. Resumen de índices de alturas, diámetro de collar,
materia seca aérea y supervivencia por rutina
33
Cuadro 8. Espectro de efectividad de algunos fungicidas comunes
usados para controlar la secadera (damping-off) en viveros
que emplean envases o contenedores
37
Cuadro 9. Densidad de población en camas de crecimiento
para 9 especies de pino
40
Cuadro 10. Características morfológicas deseables para plántulas
de Pinus pseudostrobus
44
Cuadro 11. Espaciamiento en metros y su correspondiente número de
árboles/hectárea
49
Cuadro 12. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus en el
Campo Experimental Forestal "Barranca de Cupatitzio"
Uruapan, Michoacán
53
Cuadro 13. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus
en Paracho, Michoacán
53
Cuadro 14. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus
en Capacuaro, Michoacán
53
Cuadro 15. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus
en Capacuaro, Michoacán
54
Cuadro 16. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus
en Angahuan, Michoacán
54
Cuadro 17. Datos promedio de la supervivencia (%) a cinco años
de establecida la plantación de Pinus pseudostrobus
en Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán
55
Cuadro 18. Datos promedio de alturas (m) a cinco años de establecida
la plantación de Pinus pseudostrobus en Nuevo San
Juan Parangaricutiro, Michoacán
55
Cuadro 19. Datos promedio del diámetro normal (cm) a cinco años
de establecida la plantación de Pinus pseudostrobus
en Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán
56
Cuadro 20. Tabla de volumen fustal con corteza de una entrada para
plantaciones de Pinus pseudostrobus en el municipio
de Morelia, Michoacán
56
Cuadro 21. Tabla de volúmenes de fuste total para plantaciones de
Pinus pseudostrobus en la Cuenca de Cointzio, Michoacán
57
Cuadro 22. Características mecánicas de la madera de Pinus pseudostrobus
63
Cuadro 23. Principales insectos encontrados en plantaciones evaluadas
en el municipio de Morelia, Michoacán
83
Cuadro 24. Características morfológicas deseables para plántulas
de P. michoacana y P. michoacana var. cornuta
92
Cuadro 25. Tarifa de volúmenes de plantaciones de
Pinus michoacana del Campo Experimental
Forestal Barranca de Cupatitzio, Uruapan, Mich.
97
Cuadro 26. Tarifa de volúmenes fustales de una entrada para plantaciones
de Pinus michoacana en Morelia, Mich.
97
Cuadro 27. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta
asociado con P. pseudostrobus Lindl. en el Campo Experimental
Forestal "Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
99
Cuadro 28. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta
asociado con P. pseudostrobus y P. ayacahuite en el Campo
Experimental Forestal "Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
99
Cuadro 29. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta asociado
con P. pseudostrobus, P. leiophylla y P. lawsonii en el Campo
Experimental Forestal "Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
100
Cuadro 30. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta asociado
con P. pseudostrobus y P. ayacahuite en el Campo Experimental
Forestal "Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
100
Cuadro 31. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta asociado
con P. pseudostrobus y P. ayacahuite en el Campo Experimental
Forestal "Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
101
Cuadro 32. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta
en Tiamba, Mpio. de Uruapan, Mich.
101
Cuadro 33. Productividad de sistemas agroforestales
en la Cuenca del Lago de Pátzcuaro.
103
Cuadro 34. Producción de sistemas agroforestales
en la Microcuenca Laguna de Zinciro.
104
Cuadro 35. Características macroscópicas de la madera de Pinus michoacana 106
Cuadro 36. Características microscópicas de la madera de Pinus michoacana 106
Cuadro 37. Características mecánicas de la madera de Pinus michoacana
106
Cuadro 38. Valores promedio por sitio de colecta del peso de semilla
de Pinus greggii en Chihuahua, Hidalgo, Nuevo León,
Puebla y Querétaro
117
Cuadro 39. Insectos que se alimentan de conos y semillas;
defoliadores; chupadores de sabia e insectos que se
alimentan de madera húmeda de Pinus greggii
118
Cuadro 40. Efecto de la fertilización con varios productos sobre las
características de las plantas de Pinus greggii
a los 6 meses de edad en vivero
126
Cuadro 41. Incremento en altura y diámetro de una plantación de
Pinus greggii de 16 meses de edad sometida
a cuatro tratamientos de control de maleza,
en el Nevado de Toluca, México
133
Cuadro 42. Tratamiento de equivalencias de los fertilizantes utilizados
para determinar su efecto sobre el crecimiento de
Pinus greggii en Coatlinchán, México
134
Cuadro 43. Altura inicial promedio e incrementos y supervivencia
al final del periodo (Julio 1975-Abril 1979) de
Pinus greggii en respuesta a diferentes fertilizantes
en una plantación en Coatlinchán, México
135
Cuadro 44. Índices de crecimiento de una plantación de Pinus greggii
establecida en el Campo Experimental “Barranca de Cupatitzio”
(suelo andosol, 1780 y 1850 msnm, edad 14.6 años.
Procedencia: Carr. Atezcan-Molango, Km. 2. Edo. Hgo.)
136
Cuadro 45. Índices de crecimiento de una plantación de Pinus greggii
establecida en el Campo Experimental “Barranca de Cupatitzio”
(edad 14.6 años, procedencia Jacala. Edo. Hgo.)
137
Cuadro 46. Índices de crecimiento de una plantación de Pinus greggii
en el arboretum del Campo Experimental “Barranca de Cupatitzio”
(edad 9.3 años, procedencia Atezcan-Molango. Km. 2)
137
Cuadro 47. Índices de crecimiento de una plantación establecida
en Paracho, Michoacán (suelo andosol con tepetate
aflorante, 2,200 msnm, edad 5.5 años.)
138
Cuadro 48. Resultados de crecimiento del huerto semillero de Pinus greggii
establecido en el Centro de Desarrollo Tecnológico
de Morelia (FIRA)
139
Cuadro 49. Comportamiento de las familias de Pinus greggii en la Mixteca
Alta Oaxaqueña de la procedencia El Madroño, Querétaro
141
Cuadro 50. Comportamiento de familias de Pinus greggii en la Mixteca
Alta Oaxaqueña de la procedencia Laguna Azteca, Hidalgo
142
Cuadro 51. Características macroscópicas de la madera
de Pinus greggii
145
Cuadro 52. Características microscópicas de la madera
de Pinus greggii
146
Cuadro 53. Índices de crecimiento de Pinus patula en plantaciones
del Estado de Veracruz
177
Cuadro 54. Crecimiento e incremento en altura de Pinus patula plantado
a diferentes espaciamientos en varias localidades de Michoacán
179
Cuadro 55. Crecimiento e incremento en diámetro del Pinus patula plantado
a diferentes espaciamientos en varias localidades de Michoacán
179
Cuadro 56. Crecimiento e incremento en volumen del Pinus patula plantado
a diferentes espaciamientos en varias localidades de Michoacán
180
Cuadro 57. Resultados de un ensayo con plantación de Pinus patula
con tres tamaños iniciales de planta (edad 13.7 años)
181
Cuadro 58. Características mecánicas de la madera de Pinus patula
185
ÍNDICE DE FIGURAS
Página
Figura 1. a) Árbol y ramas, b) Corteza, c) Hojas, d) Semillas y alas,
e) Conos de Pinus pseudostrobus
4
Figura 2. Municipios donde se distribuye Pinus pseudostrobus en Michoacán
5
Figura 3. Secado de conos y producción de planta en contenedores
24
Figura 4. Estructura metálica para podar raíces en las camas de crecimiento
43
Figura 5. Metodología para la correcta plantación con azadón
45
Figura 6. Metodología para la correcta plantación con barra recta
46
Figura 7. Procedimiento de plantación correcta e incorrecta
con planta de vivero
46
Figura 8. Sistema agroforestal con maíz y Pinus pseudostrobus
en la Cuenca del Lago de Pátzcuaro
58
Figura 9. Sistema agroforestal con Pinus pseudostrobus y avena
58
Figura 10. Árbol semillero de Pinus pseudostrobus
61
Figura 11. Árbol superior de Pinus pseudostrobus
61
Figura 12. Árbol, corteza, hojas y cono de Pinus michoacana
70
Figura 13. Árbol, corteza, hojas y cono de Pinus michoacana var. cornuta
71
Figura 14. Municipios de Michoacán donde se distribuye Pinus michoacana
72
Figura 15. Sistema agroforestal con maíz y Pinus michoacana
en la Cuenca del Lago de Pátzcuaro
102
Figura 16. Sistema agroforestal con triticale y Pinus michoacana
en la Cuenca del Lago de Pátzcuaro
102
Figura 17. Árbol, corteza, hojas, ramas y ramillas, conos y semilla
de Pinus greggii
114
Figura 18. Árbol, corteza, hojas, ramas y ramillas, conos y semilla
de Pinus patula
152
CAPÍTULO 1
P in u s p seu d o stro bu s Lindl.
1
1.1. DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
1.1.1. Nombre común
A Pinus pseudostrobus Lindl., se le conoce como pacingo y mocochtaj (lengua
tojolobal), pino ortiguillo, pino blanco, pino triste, ocote, pino canís y pino real (Martínez,
1948; Martínez, 1979).
1.1.2. Taxonomía
En Michoacán se tiene registrado a Pinus pseudostrobus Lindl., con sus dos formas:
Pinus pseudostrobus f. protuberans Martínez y P. pseudostrobus f. megacarpa Loock.
Esta especie es de las que presentan mayor variación geográfica en la República
Mexicana y parte de Centroamérica; se cree posible la cruza con las especies del grupo
Montezumae. Tiene un enorme parecido con P. maximinoi y P. douglasiana, sobre todo
en sus fascículos y conos, además, se les ha encontrado asociados con mucha
frecuencia (Martínez, 1948).
Familia: Pinaceae
Género: Pinus
Especie: Pinus pseudostrobus Lindl.
1.1.3. Especies relacionadas
Shaw (1909) en su estudio de los pinos mexicanos agrupó bajo la denominación de P.
pseudostrobus a algunos que habían sido considerados como especies (P. tenuifolia
Benth., P. orizabae Gord., P. apulcensis y P. pseudostrobus tenuifolia).
Perry (1992) clasificó a esta especie dentro de la denominada sección pseudostrobus,
incluyendo en este grupo a las especies Pinus douglasiana Martínez y Pinus tenuifolia
Benth., con las formas protuberans y megacarpa.
En una nueva revisión se encontró que la mayoría de estos pinos concuerdan en su
aspecto general, presentan notables diferencias que obligaron a realizar un nuevo
arreglo sistemático quedando de la siguiente forma: P. pseudostrobus con cuatro
variedades: coatepecensis, oaxacana, apulcensis y estevezi y la forma protuberans
(Martínez, 1948; CATIE, 1997).
1.1.4. Forma
Árbol siempre verde de 25 a 40 m de altura, de 40 a 80 cm en diámetro normal, fuste
recto (Figura 1), presenta buena poda natural con el 30 a 50% de su altura total libre de
ramas, moderadamente exigente a la luz (Martínez, 1948; CATIE, 1997 y Perry, 1991).
2
1.1.5. Corteza
La corteza es lisa durante mucho tiempo y en la vejez es áspera y agrietada (Figura 1)
(Martínez, 1948).
1.1.6. Hojas
Hojas en grupos de 5, de 17 a 24 cm de longitud, muy delgadas, triangulares y flexibles,
de color verde intenso, a veces con tinte amarillento o glauco, finamente aserradas con
los dientecillos uniformes (Figura 1). Por lo general cuenta con 3 ó 2 canales resiníferos
en la parte media, rara vez con uno interno o externo (Martínez, 1948). Las vainas son
persistentes, anilladas de 12 a 15 mm (a veces hasta 20), de color castaño oscuro, algo
brillantes; yemas oblongo cónicas de color anaranjado, conillos oblongos largamente
pedunculados, oscuros, con gruesas escamas provistas de puntas romas (Martínez,
1948).
1.1.7. Ramas y ramillas
Las ramas son extendidas y verticiladas, ramillas delgadas y frágiles, con largos
entrenudos, con tinte azuloso en las partes tiernas (Figura 1), las bases de las brácteas
son espaciadas y frecuentemente adheridas a las ramillas y como sumergidas a ellas
(Martínez, 1948).
1.1.8. Conillos
Los conillos son oblongos largamente pedunculados, oscuros, con gruesas escamas
provistas de puntas romas (Martínez, 1948).
1.1.9. Conos
Los conos son ovoides o largamente ovoides de 8 a 10 cm, a veces más, de color café
claro, amarillento o moreno, extendidos, muy levemente encorvados, un poco
asimétricos, generalmente en pares; sobre pedúnculo de 10-15 mm de longitud, no se
desprende con el cono y con frecuencia queda en la ramilla con algunas escamas
basales (Figura1). Las escamas son delgadas pero duras, desiguales, de 3 a 3.5 cm de
largo por 1.5 a 1.8 de ancho, con ápice anguloso; umbo irregularmente cuadrangular;
quilla transversal por lo común baja y poco marcada; costilla perpendicular poco visible;
apófisis aplanada, en ocasiones saliente y redondeada, cúspide pequeña, deprimida,
provista de una punta cónica, frágil y persistente (Martínez, 1948).
3
1.1.10. Semilla
La semilla es vagamente triangular, de color oscuro, de unos 6 mm y ala de 23 mm de
largo por 6 a 9 mm de ancho (Figura 1) (Martínez, 1948).
Figura 1. A) Árbol y ramas, B) Corteza, C) Hojas, D) Semillas y alas, E) Conos de Pinus pseudostrobus.
1.2. DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
1.2.1. Distribución geográfica
La especie P. pseudostrobus se reporta como originaria de México, Guatemala y
Honduras; en general en latitudes que van de 14º N a 26º N. En la República Mexicana
su distribución queda comprendida entre los paralelos 17º 15’ a 29º 25’ de latitud N y
los meridianos 92º 05’ a 108º 35’ de longitud W. Se localiza en la Sierra Madre Oriental,
Eje Neovolcánico y en la Sierra Madre del Sur, Sierra Madre de Chiapas y parte de la
Sierra Madre Occidental. Se ha registrado en las siguientes entidades federativas:
Jalisco, Colima, Estado de México, Hidalgo, Distrito Federal, Puebla, Guerrero, Morelos,
4
Oaxaca, Coahuila, Chihuahua, Guanajuato, Chiapas, Puebla, Querétaro, Nuevo León,
San Luis Potosí, Tamaulipas, Veracruz y Tlaxcala (Martínez, 1948; Eguiluz, 1978; Perry,
1991; CATIE, 1997 y SEMARNAP, 2006).
En Michoacán se reporta en los municipios de Acuitzio, Uruapan, Madero, Zacapu,
Zinapécuaro, Zitácuaro, Coalcomán, Aguililla, Charo, Cherán, Erongarícuaro, Hidalgo,
Indaparapeo, Angangueo, Morelia, Nahuatzen, Nuevo Parangaricutiro, Ocampo,
Paracho, Pátzcuaro, Quiroga, Los Reyes, Salvador Escalante, Senguio, Tacámbaro,
Tancítaro, Tangamandapio, Tingambato, Tuxpan y Tuzantla (Figura 2) (SEMARNAP,
2006).
Figura 2. Municipios donde se distribuye Pinus pseudostrobus
en Michoacán (Fuente: SEMARNAP, 2006).
1.2.2. Clima
La especie habita en localidades cuya precipitación media anual varía de 1,000 a 1,500
mm y otros autores mencionan de 500 a 2,000 mm anuales, con un régimen de lluvia
uniforme durante el verano, la estación seca puede ser de 0 a 3 meses, la temperatura
máxima promedio del mes más cálido es de 20 a 26 ºC; la del mes más frío de 6-12 ºC
y la temperatura medio anual oscila de 12 a 19 ºC.
En las áreas donde se distribuye ésta conífera en la Sierra Purhépecha, la precipitación
media anual puede llegar a superar los 1,500 mm y la temperatura media anual es de
16.9 °C; la temperatura media de enero que es el mes más frío es de 14.4 °C, la del
mes más caliente se presenta en mayo con 19 °C, la temperatura mínima extrema se
presenta en enero con 2.3 °C y la frecuencia de heladas es de 3 a 5 por año en los
meses de enero y febrero. El número de días con lluvia es de 80 a 100 por año
distribuidas de mayo a octubre y en ocasiones se presenta la lluvia invernal siendo por
lo general menor del 5 % de la anual aunque excepcionalmente ha llegado a ser hasta
del 20% (García, 1996 a; Eguiluz, 1978 y CATIE, 1997).
5
1.2.3. Altitud y topografía
El P. pseudostrobus se localiza desde 2,400 a 2,800 msnm, sin embargo, en México se
ha encontrado en laderas de montaña con elevaciones de 1,600 a 3,200 msnm (Perry,
1991 y CATIE, 1997).
En el estado de Michoacán se localiza en los macizos forestales de las regiones
Oriente, Suroccidente y Centro, en la que se encuentra ubicada la Sierra Purhépecha;
en esta última se le encuentra desde altitudes que van de 2,200 hasta 3,000 m. En los
lugares más altos, crece en laderas y valles de las serranías (Madrigal, 1982).
1.2.4. Suelos
Los suelos que prefiere la especie son profundos de 1 a 3 m, ácidos, pardos o café
amarillento, de buen drenaje, con textura arena migajosa a migajón arenoso,
características que corresponden al tipo andosol. Crece en sitios con suelos de buena
calidad, con una capa de humus de 10 a 30 cm y alto contenido de nitrógeno, bajo
contenido de fósforo, medianos contenidos de calcio y potasio; aunque también se le
puede localizar en otros tipos de suelos como regosol, cambisol, acrisol y luvisol y se
desarrolla de manera aceptable en suelos con pH neutro a ligeramente ácidos (4.5 a
7.0), con textura medias o pesadas y que presenten buen drenaje, tal es el caso de la
región Suroccidental en “El Varaloso” y “Dos aguas” donde está especie se desarrolla
bien en suelos de tipo cambisol y luvisol. Crece en suelos profundos derivados de
material volcánico y en el noreste del país se ha encontrado en suelos calizos y
delgados (Eguiluz, 1978 y CATIE, 1997).
1.2.5. Vegetación asociada
Se distribuye en el bosque de coníferas y bosque de pino-encino (CATIE, 1997). En
Michoacán se le encuentra formando bosques puros, aunque con frecuencia también
constituye asociaciones con otras especies, siendo la más frecuentes: P. montezumae,
P. ayacahuite var. veitchii, P. maximinoi, P. douglasiana, P. leiophylla, P. lawsonii, P.
pringlei, P. michoacana var. cornuta; además, se asocia con Abies religiosa, Arbutus sp.
Budleia sp., Alnus sp. y Cupressus lindleyi. Así como con Quercus rugosa, Q. laurina y
Q. candicans (Eguiluz, 1978; Madrigal, 1982).
1.3. SILVICULTURA
1.3.1. Bosques naturales
En un estudio realizado sobre el crecimiento de seis especies de pino de la región
occidental del estado de Michoacán, los resultados mostraron que el Incremento
Corriente Anual (ICA) en altura culminó entre los 12-17 años para la edad de las
especies de más rápido crecimiento (P. pseudostrobus, P. herrerai y P. douglasiana) y
6
de 27-35 años en las especies de menor crecimiento (P. michoacana y P. oocarpa). La
altura alcanzada a los 50 años, que se tomó como índice de localidad, varió de 28-35 m
en las especies de más rápido crecimiento y de 17-22 m en las de menor desarrollo. El
ICA en diámetro culminó entre 18-40 años para las especies de rápido crecimiento y en
las de menor desarrollo culminó de los 60-75 años; el diámetro de explotabilidad para
las primeras se alcanzó entre los 42-54 años y para las segundas entre los 80-93 años.
Finalmente, las especies de rápido crecimiento alcanzaron un volumen de 1 m3 entre
los 20-45 años de edad y las de menor crecimiento entre los 65-75 años de edad (Mas,
1970).
En un estudio para estimar la biomasa aérea de P. pseudostrobus mediante el uso de
relaciones alométricas en un bosque de pino-encino, los resultados de las
características dasométricas indican que el DAP de los árboles muestreados varió de
5.0 hasta 42.4 cm y su biomasa fue de 3.0 kg en el menor diámetro encontrado,
mientras que para el extremo mayor muestreado, la biomasa fue de 546.9 kg
(Rodríguez et al., 2005).
En el Campo Experimental (C.E.) Uruapan del INIFAP, se elaboraron tablas de
volúmenes de tres especies de pino para la región oriente de Michoacán, mediante la
determinación de una serie de ecuaciones a través de modelos de regresión; entre las
especies seleccionadas se tiene a P. pseudostrobus (Cuadro 1) (Muñoz et al., 2005 a).
Cuadro 1. Tabla de volumen total para Pinus pseudostrobus en la región oriente del
estado de Michoacán.
Diámetro
(m)
0.10
0.15
0.20
0.25
0.30
0.35
0.40
0.45
0.50
0.55
0.60
0.65
0.70
0.75
0.80
0.85
0.90
0.95
1.00
10
0.050
0.105
0.180
0.272
0.381
0.508
15
0.072
0.154
0.262
0.396
0.556
0.740
0.948
20
0.094
0.200
0.342
0.517
0.726
0.966
1.238
1.540
1.873
2.235
2.627
3.047
Categorías de altura (m)
25
30
35
40
45
50
0.116
0.247 0.292
0.421 0.498
0.636 0.754 0.870
0.893 1.057 1.220 1.381 1.540
1.188 1.407 1.624 1.838 2.050 2.261
1.522 1.803 2.080 2.355 2.626 2.896
1.894 2.243 2.588 2.930 3.268 3.604
2.303 2.728 3.147 3.563 3.974 4.382
2.749 3.256 3.756 4.252 4.742 5.230
3.231 3.826 4.415 4.997 5.574 6.147
3.748 4.439 5.122 5.797 6.466 7.131
4.301 5.093 5.877 6.652 7.421 8.182
4.888 5.789 6.679 7.561 8.433 9.300
5.510 6.526 7.529 8.522 9.506 10.483
6.166 7.303 8.426 9.537 10.638 11.731
6.856 8.120 9.369 10.605 11.829 13.044
7.580 8.977 10.358 11.724 13.077 14.421
8.337 9.874 11.392 12.895 14.383 15.861
Fuente: Muñoz et al., 2005 a
7
1.3.2. Floración y fructificación
La floración ocurre desde febrero a marzo, la maduración de los conos se presenta de
noviembre a diciembre y la apertura de conos entre octubre y noviembre, aunque
también es posible colectarla en algunas localidades en diciembre y aún en enero, y a
partir de esas fechas se presenta la dispersión de la semilla (Patiño et al., 1983).
1.3.3. Producción y diseminación de semilla
La especie rinde alrededor de 5,827 conos por m3 y en promedio un kilogramo de
semilla limpia consta de 46,003 semillas, con porcentaje de germinación de 65%
(Patiño et al., 1983).
En el municipio de Morelia, Mich., se recolectaron semillas de varias especies,
obteniéndose para P. pseudostrobus los siguientes resultados: El peso de conos por
costal fue de 53 kg, 268 conos por costal; duración del secado de los conos 12 a 26
días; peso de la semilla por cono 0.017 kg; peso de la semilla por costal de conos 0.865
kg. En cuanto a las características de la semilla se obtuvo que: número de semillas por
kilogramo fue de 39,640; el porcentaje de pureza del 97%; sus dimensiones de 5 x 4
mm; forma elíptica y color rojizo. Además, en cinco ensayos de germinación a la
intemperie con cinco diferentes tipos de suelo, se determinó que el periodo de
germinación fue de 25 a 30 días (promedio 27.8 días) con porcentaje promedio de
germinación del 53.8% (Ángeles, 1975).
Un trabajo sobre la potencialidad, eficiencia y producción de semillas de conos de P.
pseudostrobus, en la región de Quinceo, municipio de Paracho, Michoacán, indicó que
de los 255 conos cosechados de 10 árboles, se obtuvo un total de 11,347 semillas,
4,666 llenas y 6,681 vanas, con un peso promedio por cono de 38.3 g, con 44.5
semillas de las cuales 18.3 fueron llenas y 26.2 vanas. El número de óvulos abortados
que se presentaron durante el primer año del desarrollo de los conos fue de 115, con
56.1 y 169.1% con respecto al total de óvulos abortados y al potencial de semilla,
respectivamente. El número de óvulos abortados durante el segundo año del desarrollo
fue de 90 por cono, con un porcentaje de 43.9% (respecto al total de óvulos) y de
132.3% (respecto al potencial de semilla). El número de semillas llenas fue 18 y el
potencial de semillas de 68, la eficiencia correspondió a 26.4% (Bello, 1988).
El principal agente de dispersión de las semillas es el viento debido a la presencia del
ala, otros posibles factores que contribuyen a la diseminación pero que aun no se han
evaluado son el traslado por roedores, el agua y aves.
1.3. 4. Plagas
P. pseudostrobus es afectado por una serie de insectos y plantas parásitas, entre las
que se destacan:
8
Megastigmus albifrons (avispa de las semillas). En Michoacán, este insecto tiene como
hospederos a P. pseudostrobus, P. michoacana y P. montezumae; la larva consume
completamente el interior del embrión y reduce la cantidad de semilla llena. Para su
control se recomienda la aplicación de insecticidas sistémicos o de contacto poco antes
de la emergencia de los adultos. En este caso se sugiere la incorporación al suelo del
producto comercial Carbofurán® (5%), en la dosis de 150 g por cada cm de diámetro
normal. Un producto de contacto que se recomienda es la aspersión del ingrediente
activo Fenvalerato (CE), la dosis varía de acuerdo con el tipo de equipo de aspersión a
utilizar, por ejemplo, con equipo que necesita grandes cantidades de agua se
recomienda una dosis de 70 ml por hectárea, en cambio cuando se utiliza equipo
manual, se aplica una dosis de 400 ml en 100 L de agua (Vázquez et al., 1993;
Vázquez, s/f. a).
Durante una colecta de semilla en rodales naturales de Pátzcuaro y Zirahuén, Mich.,
éstas presentan un estado fitosanitario en general bueno. Sin embargo, se detectaron
algunos problemas causados por la avispa de los conos M. albifrons en P.
pseudostrobus y P. michoacana (Aldrete y López, 1999). En otro trabajo, se determinó
que este insecto-plaga afecta en un 27.4% la producción de semilla (Cuadro 2) en P.
michoacana, P. montezumae y P. pseudostrobus (Del Río y Mayo, 1993).
Cuadro 2. Porcentaje de infestación de Megastigmus albifrons (W.) en la producción
de semillas de conos verdes disectados.
Hospedero
P. montezumae
P. pseudostrobus
P. michoacana
Conos
Colectados
2680
1200
260
Conos
Infestados
1930
880
210
Porcentaje de
Infestacion
72.0
73.3
80.7
Fuente: Del Río y Mayo, 1993
Conophtorus conicolens (broca de los conos). Este insecto tiene como hospederos a P.
pseudostrobus, P. leiophylla, P. douglasiana, P. montezumae y P. lawsonii. La pérdida
de semilla causada por esta plaga es grande, ya que los conos que son atacados no
liberan semilla. En áreas y huertos semilleros o en rodales sujetos al tratamiento de
regeneración mediante árboles padres, se recomienda la recolección y quema de los
conos y conillos que fueron atacados por el insecto o la aplicación de quemas
controladas en el piso forestal. Se pueden aplicar insecticidas sistémicos a través de
inyecciones al fuste o aplicados al suelo al inicio de la primavera, como el Carbofurán
5%® en dosis de 150 g por cada cm de diámetro normal. El insecticida de contacto que
puede prevenir ataques es la Permetrina® en dosis de 0.025% a 0.125% de ingrediente
activo. La primera dosis se utiliza cuando se tiene equipo que consume grandes
cantidades de agua, mientras que la segunda es para equipo que gasta poca agua. La
aplicación se hace en la primera semana del mes de Abril (Vázquez et al., 1993;
Vázquez, s/f. b).
9
Pissodes zitacuarense (picudo del pino). Tiene como principales hospederos a P.
pseudostrobus, P. montezumae, P. michoacana, P. patula y P. leiophylla. Esta plaga al
alimentarse del árbol provoca daños en las puntas (no fáciles de detectar). Si el adulto
se alimenta en árboles mayores de 10 años, los daños no revisten importancia, solo en
árboles menores y en viveros. Para su control se utilizan insecticidas de contacto como
el Carbaril® en una dilución que contenga el 2% de ingrediente activo, a dosis de 1 L
por 100 L de agua y se puede agregar aceite ligero. La aplicación se realiza al tiempo
de emergencia de los adultos, que ocurre en primavera (Vázquez et al., 1993; Vázquez,
s/f. a; Vázquez, s/f. b).
Observaciones realizadas en zonas boscosas del estado de Michoacán, sobre el picudo
de los pinos determinaron que esta plaga se distribuye entre 1,700 a 2,300 msnm,
afectando principalmente a P. montezumae, P. pseudostrobus y P. michoacana. Por
otro lado, este insecto fue reportado en los municipios de Charapan, Uruapan, Nuevo
Parangaricutiro y Tancítaro, Mich. (Mayo, 1983).
Pissodes spp., se reportó que en plantaciones del CE. “Barranca de Cupatitzio” en
Uruapan y de acuerdo a las evaluaciones de mortalidad se reportan en orden de
importancia las siguientes especies hospederas: P. patula, P. leiophylla, P. lawsonii. P.
michoacana, P. pseudostrobus y P. douglasiana, todas ellas procedentes de diferentes
partes del país (Mayo, 1983).
Dendroctonus spp., de las plagas más importantes son los insectos del género
Dendroctonus (descortezadores), entre ellos destacan: D. mexicanus Hopkins, D.
adjuntus Blandford, D. approximatus Hopkins y D. valens LeConte (Cibrián et al., 1995).
Se identificaron y evaluaron plagas forestales en nueve plantaciones de pino
establecidas en el municipio de Morelia, Mich., y se reporta que D. mexicanus presenta
una mayor preferencia por determinadas especies de pino; indican que P.
pseudostrobus y P. leiophylla son los más susceptibles, en cambio P. michoacana
presenta cierto grado de “resistencia” (Serrato y Ascencio, 1993).
En las regiones de Uruapan, Nahuatzen, Paracho y Charapan, Mich., Dendroctonus
valens (Descortezador de tocones), ataca principalmente a P. pseudostrobus, P.
leiophylla, P. montezumae y P. douglasiana; los daños causados se consideran
secundarios y no ocasiona la muerte del árbol. Cuando infesten árboles vivos de alto
valor y que se desee combatir a los insectos, se recomienda una labor quirúrgica, es
decir, extracción de los insectos y cubriendo posteriormente la lesión producida con un
insecticida y un fungicida de contacto. Los árboles sanos se pueden proteger con
insecticidas de contacto para prevenir el ataque y se sugiere usar Clorpirifos 50 PH® a
dosis de 2 cc/L de agua o Deltametrina 25 CE® a dosis de 75 cc/100 L de agua para
tratar la parte infestada de los árboles (Vázquez et al., 1993; Vázquez, s/f. b).
Para el control de D. mexicanus y D. adjunctus, se aplican métodos de supresión y de
prevención de frentes de ataques. Los primeros son los más utilizados y consisten en
derribar los árboles infestados y después tratar los fustes. Sobre troncos no
descortezados se aplican insecticidas mezclados con aceite, de los productos
10
disponibles como la Deltametrina 25 CE® a dosis de 50 ml en 100 L de agua o el
Clorpirifos 50 CE® a dosis de 170 ml disueltos en 100 L de agua; se recomienda el
descortezado de la trocería y que no queden residuos de corteza y floema adheridos al
tronco; los tratamientos de supresión involucran el derribo, desrame y exposición al sol
de los fustes que tienen insectos. Los métodos de prevención solo se recomiendan para
la aplicación de insecticidas en árboles de alto valor y para este fin se recomienda el
uso de Deltametrina® en dosis de 75 ml por cada 100 L de agua, así como la adiciónde
un adherente como el Agrotín® en dosis de 500 ml (Vázquez, s/f. a).
Ips calligraphus, I. cribricollis, I. grandicollis (grabador de seis espinas). Afectan
principalmente a P. pseudostrobus, P. lawsonii, P. montezumae, P. michoacana y P.
leiophylla. Un tratamiento para su control consiste en descortezar los fustes mayores de
15 cm de diámetro, apilar la corteza infestada y el ramaje o puntas menores del
diámetro mencionado y quemarlos o aplicarles insecticidas de contacto. Cuando se
presentan infestaciones se deben derribar los árboles infestados y aplicar insecticidas
de contacto como Clorpirifos 50 PH® a dosis de 2 cc/L de agua, Deltametrina 25 CE® a
dosis de 50 a 400 cc/100 L de agua o Carbaril 50 CE® a dosis de 250 g en 100 L de
agua (Vázquez et al., 1993; Vázquez, s/f. b).
Pityophthorus crassus, P. cristatus, P. discretus, P. durus, P. festus, P. segnis
subocapus, P. schwerdtfegeri, P. annectens (descortezadores de los pinos). Atacan
principalmente a P. pseudostrobus, P. michoacana y P. montezumae, los cuales fueron
reportados en el municipio de Uruapan. No provocan daños severos al árbol, hasta
cierto punto se les puede considerar como benéficos ya que ayudan a que las ramas
dañadas se eliminen del arbolado más rápidamente. Para su control se recomienda el
derribo de árboles infestados y la aplicación de insecticidas del tipo de clorpirifos o
carbaril, disueltos en agua que contenga aceite mineral ligero, para permitir su adhesión
a la corteza, así como quemar las ramas y puntas (Vázquez et al., 1993; Vázquez, s/f.
b).
Synanthedon cardinales (gusano resinero del pino). Tiene como hospederos a P.
pseudostrobus, P. montezumae, P. michoacana y P. leiophylla. Se ha experimentado el
control mecánico (extracción manual de larvas) con buenos resultados; aunque tiene el
inconveniente de ser lento. En árboles de alto valor y que se encuentren severamente
infestados se pueden aplicar insecticidas de contacto al fuste, la aspersión se debe
realizar en el tiempo de emergencia de los adultos. El producto que se sugiere usar es
Carbaril 50 CE® a dosis de 250 g en 100 L de agua (Vázquez, s/f. b).
Eucosma sonomana (barrenador de brotes). Afecta a P. pseudostrobus y P.
montezumae. Estos insectos se alimentan de brotes y yemas, ocasionando que las
puntas de crecimiento se sequen y aumenten el crecimiento de ramas laterales,
bajando la calidad comercial de la madera. La eliminación de poblaciones de este
barrenador se puede realizar mediante la aplicación de métodos silviculturales y
químicos. En el primer caso es necesario definir, como criterio de remoción durante los
aclareos, a los árboles con deformaciones en su fuste, sobre todo a los que tengan
bifurcaciones o polifurcaciones; En el segundo caso, los productos químicos se pueden
utilizar sólo en el periodo en que los adultos emergen del suelo y ovipositan en las
11
yemas. Un plaguicida que se puede usar para control de los adultos es el producto
comercial Azinfos-metil®, aplicado a dosis de 100 ml por 100 L de agua (Vázquez et al.,
1993; Vázquez, s/f. a).
Zadiprion falsus (Mosca sierra del pino). Afecta a P. pseudostrobus, P. montezumae, P.
leiophylla y P. michoacana. Para este insecto que toda su vida larvaria la pasa al aire
libre, se pueden aplicar varios tipos de control como son: el químico a través de
insecticidas de contacto, los más usados son Malatión 50 CE® en dosis de 100 a 200
cc en 100 L de agua o Carbaril 80 PH® a razón de 250 g en 100 L de agua. Cualquiera
de los dos insecticidas se deben aplicar durante los meses de septiembre y octubre,
que es cuando han eclosionado la mayoría de los huevecillos y las larvas son jóvenes.
El control biológico es una opción con las avispas Lamachus y Stylocriptus y la mosca
Spathimeigenia mexicana, que parasitan hasta un 30.5% de larvas en capullo. Se ha
probado también que Endasys subclavatlus (Say) que parásita hasta un 20.5% en la
fase de capullo (Vázquez, s/f b).
Neodiprion sp. Circa Gillette (Rohwer) (Mosca sierra menor). Ataca a P. pseudostrobus,
P. lawsonii, P. ayacahuite, P. patula, P. leiophylla y P. montezumae. Para su control se
deben aplicar insecticidas de contacto durante el segundo y tercer estadío larval, es
decir, cuando la mayoría de las larvas han emergido, lo cual sucede en los primeros
días de abril. En este tiempo la defoliación aún no es de importancia y las larvas son
más susceptibles a los insecticidas; los productos que se recomiendan son Malatión 50
CE® a dosis de 100 a 200 cc en 100 L de agua y Carbaril 50 PH® en dosis de 250 g en
100 L de agua, ambas recomendaciones para ser usadas con equipo terrestre
(Vázquez, s/f. b).
Dentro de las plantas parásitas que atacan a P. pseudostrobus se reporta a
Arceuthobium globosum, cuyos daños ocasionan la reducción del crecimiento en
diámetro y altura, baja producción de conos y semillas, pérdida de la variabilidad de
semilla y mala calidad de la madera. Después de 30 años de investigación en el control
de muérdago enano, se recomienda que la única forma efectiva para detener el avance
del parásito es el control silvícola; se deben eliminar los árboles infectados (dominantes
y codominantes) con más de 4 grados (sistema de evaluación de 6 clases), tratar el
área periódicamente y en caso necesario, reforestar con especies tolerantes (P.
teocote). En áreas urbanas y árboles valiosos, se puede controlar químicamente el
patógeno con Etephon® en dosis de 2.5 ml del producto comercial por litro de agua
(Vázquez et al., 1993; Vázquez, s/f. b).
En un estudio realizado en la Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro,
Mich., cuyo objetivo fue determinar la mejor época y dosis del regulador del crecimiento
Etephon® para el control de A. globosum en la regeneración de P. pseudostrobus, los
resultados muestraron que existe una respuesta diferente de acuerdo con la época y
dosis utilizada; en el verano se requiere de una menor dosis del producto para tener un
100% de caída de la parte aérea; los rebrotes del muérdago aparecen a los 6 meses de
la aplicación y no hay un efecto directo en el diámetro y altura de la planta por el control
del parásito. En el invierno se requiere una dosis mayor del producto, para un control
eficiente (Vázquez y Madrigal, 2005).
12
Psittacanthus macrantherus, P. schedianus y P. calyculatus. Son especies de
muérdagos verdaderos que afectan a P. pseudostrobus, P. douglasiana, P. lawsonii, P.
leiophylla, P. teocote, P. montezumae, P. michoacana, P. pringlei, Abies religiosa y
Quercus spp. En rodales fuertemente infectados, se recomienda remover los árboles
con grado de infección 3 (dominantes y codominantes) e incluir este tipo de rodales en
los aprovechamientos persistentes, con el propósito de eliminar los árboles infectados
en cada ciclo de corta. Otra forma de control cultural es a partir de podas sanitarias, que
se realiza eliminando la rama inmediatamente después del tumor y con ello se evita el
rebrote del parásito, ya que se trata de una infección localizada (Vázquez, s/f. b).
1.3.5. Enfermedades
Cronartium conigenum. Ataca a P. pseudostrobus, P. lawsonii, P. douglasiana y P.
leiophylla. Los daños ocasionados por este hongo es el hinchamiento de conos e
infecciones en acículas. Se sugiere usar Clorotalonil (Bravo C/M) en dosis de 500 g/100
L de agua, Daconil® en dosis de 350 g/100 L de agua, además de aplicar fungicidas
sistémicos como Carboxin (Vitavax 300 PH® en dosis de 5 g/L de agua); Oxicarboxim
(Plantvax 75® en dosis de 2-4 g/L de agua); Benomyl (Benlate 50 PH® en dosis de 2-4
g/L de agua); Triadimefon (Bayleton 25%® en dosis de 25 a 50 g/100 L de agua);
Triforine (Saprol 200® en dosis de 125 g en 100 L de agua) (Vázquez et al., 1993;
Vázquez, s/f. b).
Cronartium quercum (enfermedad de ramas en pino). Tiene como hospederos a P.
pseudostrobus, P. lawsonii, P. douglasiana, P. leiophylla, P. oocarpa, P. michoacana, y
P. rudis. Se recomienda hacer aspersiones de fungicidas y dosis como en el caso de C.
conigenum, a excepción de Clorotalonil® que se recomienda a dosis de 500 a 1,000
g/100 L de agua (Vázquez et al., 1993; Vázquez, s/f. b).
Se realizó una evaluación de la infestación y de las consideraciones biológicas de la
roya de los pinos (Cronartium sp.), en una plantación de P. pseudostrobus de 15 años
de edad, localizada en las inmediaciones de Angahuan, Michoacán, encontrándose que
el 33.9% del arbolado está en mayor o menor grado afectado por la roya (Sánchez y
Del Río, 1986).
Como resultado de la evaluación de una plantación de P. pseudostrobus producida a
raíz desnuda y en envase, en terrenos de la Comunidad Indígena de Nuevo San Juan
Parangaricutiro, Mich, se reportó que el estado fitosanitario de la plantación en general
es sano en un 96.6%, un 2% está afectado por escoba de bruja y 1.4% por roya
(Cronartium spp.) (Muñoz, 1997).
La especie Colleosporium sp. (roya de acículas en pino) tiene como principales
hospederos a P. michoacana, P. pseudostrobus y P. leiophylla. Causa daños
principalmente en las acículas presentando bandas cloróticas, de las que poco después
emergen protuberancias de color blanco; cuando ataca plantas con una edad inferior a
los primeros tres años, llega a provocar la muerte. Se recomienda hacer aspersiones de
13
fungicidas y dosis como en el caso de C. conigenum (Vázquez et al., 1993; Vázquez,
s/f. b).
La marchitez de las acículas de pino es causada por Lophodermium pinastri en P.
pseudostrobus, P. michoacana, P. leiophylla y P. montezumae. Se sugiere aplicar los
siguientes fungicidas protectores, sistémicos y algunos antibióticos, como los
siguientes: Daconil®, Carboxim®; Triadimefon®, Benomyl® y Triforine® a las dosis
como en C. conigenum, además, Clorotalonil (Bravo C/M®) en dosis de 500 g/100 L de
agua; Etilen bis ditiocarbamato de manganeso (Maneb PLUS®) en dosis de 180 a 240
g/100 L de agua); Clorotalonil (Bravo C/M®) en dosis de 500 a 1000 g/100 L de agua;
Oxicarboxim (Plantvax 75®) en dosis de 2-4 g/L de agua); Estreptomicina (Agrimicin
100®) en dosis de 60 g/100 L de agua y (Agrymicin 500®) en dosis de 600 g/100 L de
agua); Sulfato de estreptomicina (Cuprimicin 17®) en dosis de 85 g/100 L de agua o de
250 a 400 g/ha (Vázquez, s/f. b).
Se reporta que Sphaeropsis sapinea es un hongo de distribución mundial; en Nuevo
León este hongo se ha encontrado en P. greggii, P. pseudostrobus, P. arizonica, P.
halepensis y en Cupressus arizonica. Cuando un árbol es atacado por este hongo, las
ramillas y los fascículos de hojas, toman un color café de la base hacia la punta, las
hojas en ocasiones toman una posición perpendicular con respecto al tallo, también se
puede presentar un encorvamiento de la ramilla. Si el hongo se presenta en la base del
tallo, al retirar la corteza se observa que el tallo toma una coloración azul oscura, este
manchado sube por el tallo y también desciende por la raíz. Para su prevención se
debe proporcionar a los arbolitos recién plantados las medidas necesarias para elevar
el vigor, ya que el hongo afecta con más facilidad a las plantas sujetas a condiciones
desfavorables (Marmolejo, 1991).
Se detectó que el hongo Fomes annosus causa pudriciones de raíz en P.
pseudostrobus, P. patula y P. douglasiana. Para su control se recomienda la
eliminación total de los focos de infección, sacar y quemar los tocones y desinfectar las
cepas con Formol (diluido en agua al 2%), aplicar Sulfato de cobre y Bórax en la cepa
de los árboles que muestran síntomas iniciales (Vázquez, s/f. b).
El hongo del género Polyporus pseudostrobus afecta la raíz de P. pseudostrobus y en
bosques naturales no se realiza ninguna actividad de control, pero cuando son árboles
plus o de alto valor se recomienda llevar a cabo un tratamiento de fertilización, riego por
microaspersión y la aplicación materia orgánica para ayudar en la revigorización e
incorporación de micorrizas (Vázquez, s/f. b).
1.3.6. Sistemas y prácticas silvícolas
La silvicultura aplicada a los rodales de P. pseudostrobus, es la derivada del desarrollo
de los principales métodos de manejo forestal en el país, destacando la aplicación del
Método Mexicano de Ordenación de Montes y el de Desarrollo Silvícola. Si bien se le
puede encontrar en masas puras, es común que se asocie con otros pinos, junto con
los cuales ha recibido los diferentes tratamientos.
14
En la Comunidad Indígena Nuevo San Juan Parangaricutiro, se aplica el Método de
Desarrollo Silvícola (MDS), conocido como el método de árboles padre, donde se
consideran cinco tratamientos que consisten en tres aclareos, una corta de
regeneración y una corta de liberación (http://www.ine.gob.mx/ueajei/publicaciones/
libros/296/cap6.html).
Con el propósito de estudiar el incremento del diámetro, altura, área basal y volumen,
así como la calidad de la trocería por efecto de los aclareos, en un bosque coetáneo de
30 años en promedio y altura de 15-30 m, en “Dos aguas“, Michoacán, con
predominancia de P. pseudostrobus, se establecieron los siguientes tratamientos:
aclareo ligero (15%), aclareo medio (25%) aclareo fuerte (35%) y el testigo sin aclareo.
Los aclareos se aplicaron en parcelas cuyos bosques corresponden a las etapas de
latizal, joven y medio fustal con una combinación de aclareo selectivo y aclareo por lo
bajo. La intensidad de corta (IC) se calculó sobre la base del volumen original de las
existencias reales (ER), el área basal residual correspondió al de los árboles sanos y
bien conformados y el volumen de corta (VC) al de los árboles indeseables. La fórmula
de cálculo fue la siguiente:
IC = (VC / ER ) 100
Después de 14 años se obtuvieron los siguientes resultados y conclusiones:
•
La mayor mortalidad se registra en el tratamiento testigo con 181 árboles
muertos, en contraste con los 17 registrados en el tratamiento de IC de 35%.
•
El mayor incremento en área basal ocurre en el tratamiento de IC de 25%, con
una diferencia de 17.4 m2 con respecto a la condición inicial.
•
El mayor incremento en volumen se registró con el tratamiento de IC 35%, con
106% mayor que el volumen inicial, sin embargo, el testigo también alcanzó el mismo
porcentaje.
•
En cuanto a incremento medio anual e incremento corriente anual (ICA), aunque
el ICA en volumen del testigo es igual al del tratamiento de 35% de IC, este y el resto
de los tratamientos tuvieron un mayor ICA en AB; lo que implica que recuperaron sus
volúmenes a una tasa mayor de crecimiento.
•
La mejor respuesta a los aclareos se obtuvo con la IC de 35%, en cuyas parcelas
se extrajeron 270 árboles, 16 m2 de área basal y 161 m de volumen. La condición actual
presento poca mortalidad y buena recuperación del volumen extraído.
•
Se obtuvo respuesta regular con la IC de 25%, cuyos valores son similares al
tratamiento de 35% (Mas, 1983).
15
1.3.7. Crecimiento y rendimiento volumétrico
Se realizó un estudio en la Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro,
Mich., con la finalidad de determinar índices de sitio de P. pseudostrobus, P.
montezumae, P. lawsonii, P. leiophylla y P. michoacana. Se observó que las curvas de
crecimiento obtenidas presentaron un mejor ajuste entre los 40 y 60 años y que
sobreestiman y subestiman para las edades menores y mayores (Aguilar y Aguilar,
1991).
En la misma Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Mich., a través
de análisis de regresión se estimó el incremento de P. pseudostrobus (Cuadro 3) a
diferentes edades (http://www.ine.gob.mx/ueajei/publicaciones/libros/296/cap6. html).
Cuadro 3. Incremento corriente anual de Pinus pseudostrobus en la Comunidad
Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Mich.
Edad (años)
5
10
15
20
25
30
35
40
45
ICA (m3/ha/año)
14.11
12.65
11.35
10.17
9.12
8.18
7.33
6.58
5.90
Edad (años)
50
55
60
65
70
75
80
85
ICA (m3/ha/año)
5.29
4.74
4.25
3.81
3.42
3.06
2.75
2.48
Fuente: http://www.ine.gob.mx/ueajei/publicaciones/libros/296/cap6.html
En la región oriente de Michoacán, se realizó un estudio del comportamiento de dos
métodos en la predicción y representación gráfica del índice de sitio para P.
pseudostrobus. Se utilizaron los métodos de predicción de parámetros y de la diferencia
algebraica, así como los modelos de Schumacher y Chapman-Richards. Los resultados
indican que los modelos generados con el método de la diferencia algebraica tuvieron
excelente desempeño estadístico, sin embargo, mostraron deficiencias para graficar los
datos. Los modelos con el método de predicción de parámetros lograron un ajuste
estadístico aceptable y una mayor fidelidad para expresar la tendencia de los valores
observados (Madrigal et al., 2004).
Con la finalidad de clasificar los rodales coetáneos de P. pseudostrobus conforme a su
potencial productivo, se llevó a cabo un estudio para estimar los índices de sitio en la
región de Iturbide, Nuevo León. Se utilizaron los análisis troncales de 72 árboles
dominantes, ajustados a siete modelos matemáticos, de los cuales el modelo de
Richards modificado proporcionó los mejores resultados, por lo que se empleó para
construir un sistema de curvas polimórficas de índice de sitio, considerando la edad
base de 50 años (Aguirre y Zepeda, 1985).
16
Mediante el uso del modelo de Schumacher, se construyeron curvas anamórficas de
índice de sitio de la curva guía para rodales puros coetáneos de P. pseudostrobus de la
región del “Tlacuache”, San Pedro el Alto, Zimatlán Oaxaca (Garnica, 1987).
1.3.8. Edad de rotación y turno
En la Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Mich., se aplica un ciclo
de corta que se realiza cada 10 años y el turno es la suma de cinco tratamientos, que
dan un total de 50 años (http://www.ine.gob.mx/ueajei/publicaciones/libros/296/
cap6.html).
1.3.9. Regeneración natural
En la Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Mich., se realizó un
estudio con la finalidad de caracterizar la regeneración natural de P. pseudostrobus en
respuesta a diferentes densidades de arbolado (intensidad lumínica) y tratamientos de
preparación de sitio. Los resultados mostraron que la emergencia a los dos meses de
aplicados los tratamientos, fue de 27.19% (20,301 plántulas/ha), habiendo diferencias
para el testigo con 29.77% y para la densidad de 88 árboles con 35.15%. Hubo
diferencias entre tratamientos en el quinto y octavo mes, presentando dentro del
barbecho y la limpia una supervivencia de más del 60%. Las interacciones 88 y 140
árboles con barbecho y limpia, mostraron en ese periodo, 70 y 90% de supervivencia.
En el lapso de cinco a once meses se observó una mortalidad de más del 70%. La
altura de las plántulas en los cuatro y seis tratamientos, se observaron diferencias en el
quinto y octavo mes, donde las del testigo y la limpia fueron las de mayor altura,
mientras que en la intensidad cero árboles, fueron superiores durante todo el lapso de
tiempo (Bello, 2003).
1.4. PRÁCTICAS DE VIVERO
1.4.1. Recolección, manejo y almacenamiento de semilla
Época de colecta. La época para la colecta de conos de P. pseudostrobus se efectúa
durante los meses de septiembre a febrero, sin embargo, debe recordarse que los años
semilleros son cíclicos los cuales pueden ser cada 3 a 4 años.
Extracción. Los conos deben ser transportados al sitio de beneficio lo más pronto
posible para su secado y extracción de la semilla; esto se puede hacer de dos maneras:
secado natural o al aire libre y secado artificial (Patiño et al., 1983).
El proceso de secado natural evita riesgos de dañar las semillas, pero el período de
secado es más largo, además su uso es bastante limitado en localidades con climas
húmedos y lluviosos. Para facilitar el manejo de los conos y semillas y acelerar el
secado de los conos, estos se colocan sobre lonas que permiten amontonarlos por las
17
noches y así protegerlos del rocío y de la lluvia; también se utilizan galerones con libre
circulación de aire (Patiño et al., 1983).
La excesiva humedad del aire en el lugar de secado puede ocasionar que los conos
absorban nuevamente agua deteniéndose su apertura o permaneciendo parcialmente
abierto lo que impide el desprendimiento de la semilla. En los lugares donde no se
presentan lluvias en la temporada de recolección, los conos se depositan en un patio de
secado y posteriormente se voltean a diario hasta que abran completamente y se logre
extraer la totalidad de las semillas. Estas deben protegerse de pájaros o roedores ya
que pueden consumir gran parte de ellas (Patiño et al., 1983).
Al iniciar a abrir los conos, se les voltea con una herramienta adecuada y con la pérdida
de humedad se abren; la semilla se junta una vez al día hasta que el cono haya soltado
la mayoría de ella, posteriormente se procede a introducir los conos a una máquina
hexagonal golpeadora de motor o si no se cuenta con el aparato simplemente se
golpean los conos unos, ´con lo que se recupera del 10 al 15% de semillas que se
quedan en los conos (Patiño et al., 1983).
El secado por calor artificial cuando se maneja correctamente, permite el control exacto
de la humedad del aire y la temperatura. El tiempo del proceso es más breve en
relación al secado natural pudiendo realizarse en 6-15 horas, pero en cambio requiere
equipo e instalaciones costosos. En este caso el secado debe hacerse en el menor
tiempo posible y sin dañar las semillas, el aire debe ser caliente y seco para que el
proceso sea uniforme y rápido (Patiño et al., 1983).
Los conos deben presecarse y tener un control de temperatura eficiente, es decir que la
mínima debe ser suficiente para secar los conos a unos 10 ºC y la máxima permisible
oscila entre los 50 y 52 ºC. Las temperaturas elevadas ocasionan daños físicos y
fisiológicos a la semilla y en este caso el período depende de la especie. Una vez
concluido el secado, es conveniente al igual que en el secado al sol introducir los conos
en un cilindro rotatorio para extraer las semillas remanentes, en caso de que no se
cuente con este implemento se pueden tomar con las manos y golpearlos entre sí,
haciendo caer la semilla en un recipiente que puede ser un cajón, plástico o piso plano
(Patiño et al., 1983).
Limpieza. Para desalar las semillas se colocan en un tambor de alambre tejido que se
hace girar mecánica o manualmente, separando las alas de las semillas. Otra forma es
colocar las semillas con ala sobre un tamiz de alambre y tallándolas manualmente y
quedan separadas de la basura, si aún contiene bastantes partes de alas se emplea un
ventilador. En el caso de contar con equipo especializado la operación se realiza con
mayor facilidad (Patiño et al., 1983).
Existen más formas de desalado como es el mojar ligeramente la semilla, esto trae
como resultado que al hincharse las alas por la humedad que absorben se desprenden
fácilmente, una vez desalada se puede sembrar inmediatamente o si se desea
almacenarla deberá secarse previamente (Patiño et al., 1983).
18
Para separar las semillas de los restos de las alas se utilizan tamices sencillos hechos
de malla de alambre y un marco de madera. Cualquier forma que se decida emplear, es
recomendable eliminar las semillas vanas (Patiño et al., 1983).
En todas las fases del manejo de conos, los frutos y las semillas se debe tener presente
que se trata de organismos vivos y que cualquier daño resultaría en una germinación
reducida y un desarrollo desfavorable de las plántulas (Patiño et al., 1983).
Almacenamiento de semillas. Previo al almacenaje es importante asegurarse de que la
semilla esté madura y que no haya sufrido daños durante la recolección y manipulación
así como también supervisar que esté libre de plagas y enfermedades (Patiño et al.,
1983).
La semilla antes de ser almacenada o sembrada se debe desinfectar lo que puede
realizarse empleando una solución compuesta de dos partes de cloro casero por tres
partes de agua y remojar durante 10 minutos para después enjuagar con agua corriente
y secar. Para almacenar las semillas por períodos cortos es posible realizarlo en frascos
de vidrio sellados y para períodos largos los frascos se deberán almacenar en cuartos
fríos de temperaturas de 0-4 °C (Patiño et al., 1983).
Los tipos de envase más apropiados son latas alcoholeras, frascos de vidrio o de
plástico bien sellados. Las semillas almacenadas deben ser analizadas en cuanto a su
contenido de humedad, germinación y viabilidad por lo menos cada 12 meses (Patiño et
al., 1983).
También, las semillas se almacenan en bolsas de polietileno selladas con un contenido
de humedad (CH) de 6 a 8% y temperaturas de 3 a 4 ºC o en cajas metálicas selladas,
a una temperatura de 0 ºC y 12% de contenido de humedad en las semillas. Bajo
condiciones no controladas, la viabilidad es de 5 a 7 semanas. A temperaturas de 3 a
4°C y CH de 6 a 8%, la viabilidad se mantiene de 5 a 10 años y de 0°C y 12% de CH la
viabilidad decrece significativamente, a los 9 años de almacenamiento la viabilidad
desciende hasta un 90% (CATIE, 1997 y Navarro, 1992).
1.4.2. Germinación
La semilla de P. pseudostrobus no necesita tratamiento pregerminativo ya que su
germinación es bastante aceptable y el período que requiere para hacerlo varía de 6-12
días dependiendo del vigor de la semilla. Aun que en algunas ocasiones se recomienda
emplear el remojo y estratificación durante 24 horas en agua fría y en un periodo de 3
semanas a una temperatura de de 0-4°C (Patiño et al., 1983).
Para obtener una germinación homogénea se recomienda sumergir las semillas en
agua durante 12 horas, con lo que se obtiene un 80 a 95% de germinación en 12 a 16
días (CATIE, 1997).
19
1.4.3. Prácticas de cultivo
Tratamientos pregerminativos. El propósito de estos tratamientos es romper la
dormancia de la semilla y obtener una germinación uniforme, sin embargo, en la
mayoría de las especies de pino no requiere de pretratamientos. Aunque en algunas
ocasiones se recomienda emplear el remojo y estratificación durante 24 horas en agua
fría y en un periodo de 3 semanas a una temperatura de de 0-4 ºC (Patiño et al., 1983).
Época de siembra. En general, la tendencia debe ser la de producir arbolitos de 15-20
cm de altura con una proporción parte aérea-sistema radical de 1.5-2:1 y una relación
de materia seca de 1:2 y un diámetro de collar de 2-2.4 mm. Esto se puede lograr
modificando las épocas de siembra o regímenes de cultivo para las distintas especies
de cada vivero en particular debido al gradiente que existe entre el crecimiento de los
arbolitos y las condiciones ambientales así como las características de cada especie en
particular (Mexal, 1992).
Siembra en almácigo
Esta forma de producir plantas se utiliza en casos donde la semilla es cara, escasa o
cuando presenta una germinación variable; para efectuar el seguimiento de esta
metodología se puede proceder de dos formas: al voleo o en líneas. El método al voleo
se emplea generalmente para coníferas y algunas especies de semilla pequeña y
consiste en esparcir la semilla en forma uniforme en la superficie del almácigo
cubriéndola posteriormente con una capa delgada del mismo sustrato o arena fina, la
capa generalmente se coloca con un grosor de 0.5-1.5 cm, dependiendo del tamaño de
las semillas, la regla puede ser que la capa no cubra más del doble del grosor de la
semilla (García y Muñoz, 1993 a).
Previo a la siembra, 24 horas antes se recomienda dar un riego con 4 L de agua/m2 de
almácigo y se debe repetir la misma cantidad poco antes de la siembra y observando
que el substrato esté muy bien nivelado.
Se recomienda que la densidad de siembra no sea demasiado alta para evitar el riesgo
de enfermedades como el mal de los semilleros ni demasiado baja tendiendo a dejar
demasiado espacio entre plántulas, generalmente la distancia debe ser
aproximadamente el doble del diámetro de las semillas, pero si se conoce el porcentaje
de germinación, se siembra una cantidad adecuada para obtener un número adecuado
de plantas por unidad de superficie, para pinos el valor puede establecerse entre 1,000
y 2,000 por m2 (García y Muñoz, 1993 a).
Debido a que se ha comprobado que la semilla para germinar solo requiere de
humedad y temperatura adecuadas, el medio en el que lo haga no tiene importancia y
podría usarse cualquier sustrato que no sea pesado, que permita un buen drenaje en el
suelo y cuidando que se encuentre perfectamente desinfectando para evitar problemas
con plagas y enfermedades; realizar el trasplante cuando la plántula se encuentra en
estado de "cerillo" o "clavo" con la finalidad de evitar daños a la plántula y la formación
de raíces tipo "J" también conocido como "cola de cochino" (García y Muñoz, 1993 a).
20
Para prevenir riesgos de enfermedades fungosas, nemátodos, eliminar insectos del
suelo y semillas de malas hierbas, se recomienda desinfectar el sustrato que será
empleado para los almácigos. Un método consiste en fumigar el suelo con Formol
comercial (37%) en dosis de 1 parte del producto por 50 partes de agua con 17-19 litros
de la solución por m2, posteriormente se cubre el sustrato con un plástico sellando
perfectamente las orillas, el suelo debe permanecer tapado durante 48 horas y después
se deja aerear 8-10 días después de los cuales se puede proceder a la siembra (García
y Muñoz, 1993 a).
En el caso de viveros pequeños, donde la cantidad de sustrato a utilizar es poco, se
puede emplear un método similar a una autoclave, para realizarlo se procede de la
siguiente forma: se coloca un bidón de 200 L sobre un soporte de mampostería o
piedra, en el interior se le coloca una parrilla de unos 5 cm de alto sobre la cual se
coloca el sustrato a desinfectar previamente colocado en costales pequeños, se agrega
un poco más de 1/3 de agua y se tapa. Posteriormente se procede a encender una
fogata bajo el bidón y se deja espacio de 2-3 horas, una vez transcurrido ese tiempo se
sacan los costales para permitir un enfriamiento más rápido pudiéndose emplear al día
siguiente para la siembra de semillas (González, 1981).
Se pueden considerar dos etapas respecto a los cuidados que se deben proporcionar a
los almácigos: previos y posterior a la germinación.
Previos: debido a que la semilla requiere de humedad constante para su buen
desarrollo, el almácigo debe contar con la humedad adecuada por medio de riegos finos
que no promuevan que la semilla quede al descubierto; se le debe brindar protección
contra el frío y la excesiva exposición al sol, protegerlos de la acción de los pájaros,
roedores y organismos patógenos (García y Muñoz, 1993 a).
Posteriores: con la finalidad de que la humedad permanezca constante se le deben dar
uno o dos riegos diarios dependiendo de las condiciones ambientales del lugar donde
se encuentren instalados los almácigos, se deben remover del lugar algunas plántulas
cuando deban permanecer largo tiempo en el almácigo, proporcionar protección contra
el sol con sombras o medias sombras, eliminar las hierbas extrañas que puedan afectar
a los arbolitos y estar pendientes sobre la aparición de cualquier patógeno o insecto
que pueda amenazar la sanidad de las plántulas (García y Muñoz, 1993 a).
La mejor época para el trasplante de las plántulas del almácigo al envase, es cuando
los cotiledones todavía están cubiertos por la testa de la semilla, generalmente a este
estado se le denomina "en cerillo". Una buena época para el trasplante es entre el 5º y
10º día después del inicio de la germinación o sea antes que tiren la testa y se
encuentren en estado de "cerillo" o tamaño "clavo" (García y Muñoz, 1993 a).
Cuando por algún motivo la raíz pivotante ya está demasiado grande, se le debe podar
para estimular el crecimiento de raíces secundarias y evitar el daño a la raíz durante el
trasplante o la formación de raíz comúnmente conocida como “cola de cochino”.Como
operación complementaria al trasplante, se debe cuidar que la tierra quede bien
21
apretada alrededor de la raíz para que no quede colgante en una bolsa de aire porque
esto puede provocar que la raíz se seque (García y Muñoz, 1993 a).
En viveros a cielo descubierto, es recomendable realizar el trasplante bajo la sombra,
colocando una cubierta de cualquier material y ante todo es importante procurar que las
plántulas no permanezcan más tiempo que el necesario en almácigo para evitar que los
futuros árboles se desarrollen con una raíz defectuosa (García y Muñoz, 1993).
Siembra directa en el envase
El procedimiento consiste en sembrar directamente la semilla en el envase; para aplicar
correctamente el método se debe conocer el porcentaje de germinación del lote que se
esté utilizando, por ejemplo, si la germinación es de 80% se colocarán dos semillas por
envase, habrá por supuesto casos en que no germine ninguna y casos en que
germinen las dos, por lo que se procede a extraer las sobrantes y trasplantarlas a las
macetas en que no haya planta aun cuando esto significa un costo de operación extra
(García y Muñoz, 1993 a).
La producción en envases ofrece algunas ventajas como es que la planta no tiene
interrupción fisiológica, si germina más de una semilla se le puede trasplantar a un
envase vacío, se evita la compresión de la tierra que se efectúa con el trasplante, la
operación es más rápida en relación al trasplante, se evita la construcción de almácigos
y la consiguiente desinfección de sustratos, se reduce drásticamente el riesgo de
“damping off” y en general los costos de producción son más bajos; aunque tiene la
desventaja que cuando se emplea semilla de baja calidad se deben colocar tres y hasta
cuatro semillas por envase, con lo cual se requiere Mayor cantidad de semilla (García y
Muñoz, 1993 a).
Previo a la siembra, tanto en almácigo o directa en los envases, se recomienda
desinfectar la semilla con Tecto 60® o Captán 50® en dosis de 400 g por 100 kg de
semilla; también se logra desinfectar la semilla con hipoclorito de sodio o cloralex al
5.25% (1.7 partes de cloralex comercial y 8.3 partes de agua) sumergiendo las semillas
durante 5 minutos y después enjuagar con agua corriente, otra forma de desinfectar
consiste en emplear agua oxigenada al 3% sumergiendo la semilla durante 5 horas y
después proceder a enjuagar también con agua corriente (García y Muñoz, 1993 a).
Tipos y tamaños de envase. El mejor envase o contenedor para propagar arbolitos en
vivero es el que cumple más satisfactoriamente con algunos factores biológicos y
económicos (Mexal, 1992); los biológicos incluyen el tamaño de la semilla o estaquilla,
las dimensiones finales de la plántula a producir y las condiciones ambientales del lugar
definitivo de la plantación; en lo económico es importante considerar el costo inicial del
envase, su reutilizabilidad, disponibilidad en el mercado, densidad de plantas por
unidad de superficie, volumen de substrato a contener y la facilidad de llenado, manejo
y transporte.
22
En general, los envases empleados en la producción de arbolitos en vivero se pueden
clasificar en los que se plantan con todo y envase y los que se deben remover antes de
la plantación.
El tipo de macetas denominado Paperpot® ofrece buenas ventajas, entre otras que las
operaciones se pueden mecanizar en 60-70% y según las especificaciones el material
de que están fabricados, es biodegradable por lo que la plantación se realiza con todo y
envase aun cuando es recomendable romperlos ya que las últimas investigaciones en
zonas de baja precipitación indican que algunos materiales utilizados para fabricarlos
permanecen casi intactos después de cuatro años de plantación, las presentaciones
varían en número de pots o celdas de 84-1,400 por m2. Una desventaja importante es
que no tienen en su diseño de construcción una pared interna que evite el crecimiento
espiral y al azar de la raíz, lo anterior resulta en la formación de un anillo radical que no
permite un buen desarrollo del resto del sistema de soporte y absorción de nutrientes y
humedad (García y Muñoz, 1993 a).
De los que se deben remover la planta, el tipo más empleado en los viveros de México,
es el de polietileno negro, se recomienda para pinos una dimensión de 7 x 20 cm o 10 x
20 cm con fondo. Las mayores desventajas de este tipo de envases son que las
operaciones no se pueden mecanizar y la raíz una vez desarrollada se forma en espiral
dentro del envase produciendo un sistema defectuoso, mismo con el que crecerán los
árboles en el lugar de plantación (García y Muñoz, 1993 a).
Otro tipo de envases individuales son los conocidos como Ray Leach®; para propagar
pinos se recomienda el tamaño de 2.5 x 16 cm (1,076 celdas/m2) ó 3.8 x 20 cm (527
celdas/m2), estos contenedores muestran múltiples ventajas como el de utilizar
eficientemente los espacios de crecimiento, emplean menor cantidad de sustrato, son
reutilizables y dependiendo del uso y exposición al sol pueden durar hasta 8-10 años.
Entre los contenedores múltiples (Figura 3) del tipo Styroblock® o Styrofoam blocks®,
se recomiendan celdas tamaño 3 x 22.9 cm (764 celdas/m2) y 4.1 x 15.2 cm (441
celdas/m2) para coníferas y para hojosas 6.1 x 15.2 cm (215 celdas/m2).
B
A
Figura 3. A) Secado de conos y B) Producción de planta en charolas de poliestireno.
23
Para especies como P. pseudostrobus, P. douglasiana, P. herrerae y en general para
las que no tienen crecimiento inicial cespitoso, se pueden cultivar en mayores
densidades por metro cuadrado no ocurriendo así con especies como P. michoacana y
P. montezumae que necesariamente ocupan mayor espacio por sus características de
crecimiento inicial por lo que en este caso se deben cultivar en densidades menores por
m2, con la finalidad de que logren una calidad y tamaño adecuados (García y Muñoz
1993 a).
Sustratos o medios de crecimiento. Para envases de polietileno y Paperpot® se ha
empleado con éxito una mezcla de 60% de mantillo (tierra de monte) y 40% de suelo
franco, también se logra producir arbolitos vigorosos con una mezcla de 60% de
mantillo, 30% de suelo franco y 10% de arena combinado con fertilizaciones; en un
vivero del centro del país se producen arbolitos desarrollados en un medio de 100% de
tierra de monte, pero la tendencia es reducir al máximo el empleo de tierra de monte y
suelo por el daño que se realiza sobre el ecosistema así como por su elevado costo
(García y Muñoz 1993 a).
En el caso de contenedores (Mexal, 1992), emplea con éxito una mezcla de 50% de
turba de musgo (Peat moss en inglés, género Sphagnum), 25% de vermiculita y 25% de
perlita. En el norte de México se utiliza un medio compuesto por 25% de turba, 25% de
carlita, 25% de vermiculita y 25% de corteza de pino molida (Rodríguez,1992).
Uno de los materiales alternativos a la turba es la corteza del pino, la que simplemente
se puede moler y secar para posteriormente adicionarla a la mezcla o prepararla de la
siguiente manera (Rodríguez, 1992): a cada m3 de corteza molida se le aplican 2 kg de
urea + 1-2 kg de superfosfato de calcio triple y de 1-2 kg de trazas (elementos
menores), diariamente se le riega y se le debe remover una vez a la semana durante 56 semanas y una vez transcurrido este periodo la corteza se encuentra en condiciones
de ser utilizable y con las ventajas de que contiene microorganismos benéficos que
inhiben el desarrollo de patógenos y que descompuesta aumenta su capacidad de
intercambio catiónico total.
En México se tiene una variedad de materiales alternativos a la tierra de monte y otros
importados, por lo que se recomienda primeramente realizar una prueba de mezclas
con los materiales locales en cada vivero antes de emplearlos masivamente:









Molido de casco de coco sin copra.
Corteza de pino molida.
Espuma volcánica (roja o negra).
Arena.
Aserrín (fermentado 2-3 meses con 2-3 kg de n/m3).
Fibra de madera (igual tratamiento al anterior).
Cáscara de arroz.
Bagazo de caña de azúcar (mezclado con estiércol y fertilizante)
Composta de diferentes materiales orgánicos.
24
Llenado de envases. El llenado se puede realizar en forma manual o mecánica, previo
al llenado es conveniente cribar el sustrato para eliminar insectos raiceros y para evitar
terrones, piedras y otros materiales que entorpezcan la operación y el desarrollo de las
plantas, una malla adecuada es la que cuenta con una perforación por cm2, pero si se
desea mayor finura se deberá usar la de 3-4 perforaciones por cm2.
En el caso de emplear medios de crecimiento orgánicos como la turba de musgo, es útil
emplear una revolvedora mecánica con la finalidad de obtener una mezcla en las
proporciones adecuadas y manejar eficientemente los componentes de la mezcla,
evitando que por ejemplo la turba se desmenuce en partículas demasiado pequeñas
que creen problemas de compactación dentro del envase o viceversa, que las
partículas no se revuelvan adecuadamente reduciendo su rendimiento, elevando su
costo de producción y que no se obtengan los crecimientos esperados durante el
cultivo, por lo anterior, el tiempo no debe exceder los cinco minutos para obtener una
buena mezcla.
Sección de crecimiento. Las plantabandas pueden construirse con diferentes materiales
como concreto, madera, alambre y estacas, sobre el terreno. Las medidas
recomendables son de 1-1.20 m de ancho y el largo está condicionado a las
características del terreno del vivero, en general es conveniente dejar calles de 4-5 m
entre secciones, para facilitar el acceso de vehículos que transportarán los arbolitos que
serán empleados en las reforestaciones.
En el caso de viveros que cuentan con sistema de riego mecanizado y empleen
envases o contenedores que permiten altas densidades de arbolitos/m2, el ancho no es
problema.
En relación con los costos de producción, la siembra directa es más económica que
cuando se emplean almácigos, por lo que es recomendable usar este método.
Micorrización
Para las coníferas de los géneros Pinus y Abies es de vital importancia formar la
asociación con hongos simbióticos, debido a los beneficios mutuos que ambos se
brindan. En vivero la inoculación puede realizarse de varias formas:
Inoculación con tierra de monte. Se recomienda emplearlo en lugares donde el bosque
esta cerca de donde se encuentra el vivero, pero la desventaja es que puede traer
patógenos y la dificultad de obtener la especie micorrícica de interés. Una
consideración importante es conocer el período de tiempo en que se conservan las
esporas o micelio en buen estado después de colectada la tierra de monte lo cual
ocurre entre los 60-70 días (García y Muñoz, 1993 a).
Inoculación con carpóforos. En este tipo se inoculan esporas y fragmentos micelianos
de la trama o tejido micelial de los hongos, el procedimiento consiste en colectar
cuerpos fructíferos de los hongos micorrícicos que se desarrollan en el bosque durante
la temporada de lluvias, se cortan en pedazos y se licuan para posteriormente mezclarlo
25
en el agua limpia que se emplea para regar las plantas (García y Muñoz, 1993 a).
Inoculación con esporas. Este método se puede emplear para la aplicación de esporas
con el agua de riego o preparar directamente en laboratorio donde se les agrega un
material inerte, arcilla o talco estéril. Las dosis de esporas no están bien determinadas,
sin embargo, utilizando de 30-35 g de esporas por kg de materia inerte, se garantiza
que se tenga de 15 mil a 20 mil unidades potenciadas de esporas por mg de producto
preparado (García y Muñoz, 1993 a).
En P. pseudostrobus, P. douglasiana y P. michoacana, el hongo comestible Laccaria
laccata mezclados con agua, presenta una agresiva colonización produciendo
carpóforos en la etapa de vivero, así también el hongo no comestible Scleroderma
texense mezclada con arcilla o talco, muestra una excelente colonización siendo la
especie más prometedora por su enorme capacidad de producir esporas (García y
Sánchez, 1994).
En forma natural, P. pseudostrobus forma simbiosis con los hongos Amanita fulva,
Clitocibe gibba, Laccaria amethistina, Lactarius indigo, Lactarius salmonicolor,
Macrolepiota procera y Suillus granulatus, entre otros (García y Sánchez, 1994).
Un aspecto importante es considerar que en viveros donde se aplica fertilizante sobre
todo nitrogenado, el pH del medio de crecimiento se modifica sustancialmente y al
elevarse se inhibe el desarrollo de las micorrizas por lo que algunos viveristas prefieren
efectuar la micorrización en la fase final de crecimiento o también conocida como de
endurecimiento o templamiento, cuando la adición de nutrientes es mínima o nula.
Fertilización
Para la aplicación de fertilizantes a planta envasada existen dos formas prácticas de
realizarlo: a) incorporando fertilizantes de lenta liberación (secos) en el medio de
crecimiento y b) inyectando una solución de fertilizante líquido en el agua de riego.
Durante la estancia de la planta en el vivero hasta el momento del término del cultivo o
salida hacia la plantación (Landis et al., 1989) identifican tres etapas principales o fases
en el desarrollo de las plantas: 1) Fase de establecimiento que abarca desde la
emergencia hasta la fase cotiledonal; 2) La fase de crecimiento rápido en altura cuando
los arbolitos crecen en altura a un ritmo exponencial; 3) La fase de templamiento o
endurecimiento que inicia cuando la plántula presenta la yema terminal formada y el
crecimiento en altura se detiene, no ocurriendo así con el crecimiento del tallo principal
y del sistema radical los cuales se refuerzan. En base a la información anterior se
elaboró una guía general de aplicaciones meta de fertilizantes solubles líquidos que se
mencionan en el Cuadro 4.
26
Cuadro 4. Aplicaciones meta de nutrientes líquidos solubles para una fertilización
constante de plántulas en envase.
Nutrimento
N
P
K
Ca
Mg
S
Fe
Mn
Zn
Cu
Mo
B
Cl
Fases y niveles meta de aplicación (ppm)
Establecimiento
Rápido crecimiento
Endurecimiento
Macronutrimentos
50
150
50
100
60
60
100
150
150
80
80
80
60
40
40
40
60
60
Micronutrimentos
4.00
4.00
4.00
0.80
0.80
0.80
0.32
0.32
0.32
0.15
0.15
0.15
0.02
0.02
0.02
0.50
0.50
0.50
4.00
4.00
4.00
Fuente: Landis et al., 1989 modificado de Tinus y McDonald, 1979
Otros viveristas clasifican un número de fases o estadios de planta en vivero con la
finalidad de optimizar el empleo de nutrientes y señalan 5 fases:
a) Una vez realizada la siembra se inicia la fase de germinación, el ácido fosfórico se
inyecta al agua de irrigación para ajustar el pH alrededor de 6.0, la germinación
generalmente se completa entre los 10 y 14 días y las cubiertas de las semillas se
liberan alrededor de los 21 días, terminando la primera etapa.
b) La fase de crecimiento inicial tiene como objetivo desarrollar el sistema radical de las
plántulas, en esta fase se aplican preferentemente mayores concentraciones de P y K,
los nutrientes se aplican dos veces por semana mezclados en el agua de riego, de la
semana 2 a la semana 6 se emplea una solución de 7-40-17 a una proporción de 65
ppm de N y 15.5-0-0-10 (nitrato de calcio) a una proporción de 43 ppm de N,
complementados con ácido fosfórico para ajustar el pH del agua a menos de 6.0; al final
de la semana 6 se lava el medio de crecimiento con riegos abundantes con la finalidad
de eliminar cualquier residuo antes de pasar a la siguiente fase.
c) La tercera fase se denomina de crecimiento acelerado y el objetivo es alcanzar la
altura de plántula previamente fijada e incrementar el diámetro de collar; esta fase se
inicia en la séptima semana, los niveles de fósforo y potasio son reducidos y las
concentraciones de nitrógeno incrementadas para promover el crecimiento de la parte
aérea; la solución empleada proviene de la fórmula 20-7-19 aplicado a 192 ppm de N
complementado con nitrato de calcio (15.5-0-0-10) a 186 ppm de N de elementos
menores y ácido fosfórico, los nutrientes son aún aplicados dos veces por semana y
esta etapa generalmente concluye en la semana 16 al final de la cual se realizan
análisis foliares para detectar posibles deficiencias nutrimentales.
27
d) La cuarta fase esta relacionada con la iniciación de la yema y el crecimiento del
diámetro de collar, el objetivo de esta fase es reducir el aprovisionamiento de nutrientes
y húmedad creando una condición de stress en las plántulas para que cese el
crecimiento en altura, las yemas terminales se desarrollan y el diámetro de collar se
incrementa, durante esta fase se retira la fertilización de dos veces por semana que se
practica en las fases anteriores, los niveles de N son reducidos y los de P y K son
incrementados para alcanzar el objetivo, las plántulas son ahora irrigadas cuando
escasea la humedad en el medio de crecimiento, cuando se hace necesario regar se
aplica la fórmula 4-25-35 a un nivel de 24 ppm de N los micronutrientes y el ácido
fosfórico se aplican en cada riego.
e) La quinta etapa es la denominada fase de endurecimiento y el objetivo es preparar
fisiológicamente a las plántulas para resistir bajas temperaturas, los riegos se aplican
solo cuando se hace necesario y se adicionan los nutrientes aplicados en la fase de
rápido crecimiento con la finalidad de que el medio de crecimiento contenga una
reserva que será empleada una vez que ha sido establecido en el lugar definitivo de
plantación (Wenny y Dumroese, 1987).
Es importante mencionar que dependiendo de los niveles de N aplicados, habrá una
relación directa sobre el crecimiento de la planta por lo que el N se significa como el
nutriente más importante a controlar en el desarrollo en cada una de las fases, las
rutinas mencionadas no deben ser necesariamente tomadas como guía directa porque
como lo menciona (Landis et al., 1989) existen especies más sensibles al N que otras
que requieren Mayores niveles como lo identifican varios autores; el resumen de las
recomendaciones por género, especie o planta envasada en general se muestran en el
Cuadro 5.
La aplicación de fertilizantes con el agua de riego se puede realizar de dos formas:
empleando el método de tanque-bomba y utilizando inyectores que son más
comúnmente utilizados en viveros altamente tecnificados.
28
Cuadro 5. Comparación de niveles de aplicación de nitrógeno recomendadas para
tres fases de crecimiento.
Fuente
Niveles de aplicación (ppm)
Fase de
Fase de
Fase de
establecimiento
rápido
endurecimiento
crecimiento
Mullin y Hallet (1983)
Carlson (1983)
Pinus
Picea
Pseudotsuga menziessii
50
100
25
229
112
62
229
112
100
45
45
62
Tinus y McDonald (1979)
0
223
20
12-125
55-260
0-141
Ingestad (1979)
Pinus sylvestris
Picea abies
0
0
20-50
60-100
0
0
Morrison (1974)
0
50-300
0
Brix y Van Den Dries. (1987)
0
28-300
0
Container Tree Nursery Survey (1984)
Fuente: Landis et al., 1990
La concentración deseada se puede calcular siguiendo la metodología mencionada por
(Landis et al., 1989), en la que se recomienda primeramente checar la etiqueta para
conocer con precisión el contenido del producto, posteriormente se prepara un litro de
líquido fertilizante concentrado de la siguiente forma:
1. Determinar el nivel de N para la solución nutritiva, en este ejemplo se utilizarán 100
ppm de nitrógeno.
2. Calcular la cantidad de fertilizante que deberá ser usada para producir la
concentración meta (100 ppm), el fertilizante del ejemplo contiene 20-7-19 (o sea 20%
de N): 100 ppm = 100 mg/L /20 = 500 mg de fertilizante
3. Ajustar la cantidad para la proporción o rango de inyección a emplear (1:200 por
ejemplo):
500 mg/L de fertilizante X 200 = 100 000 mg/L de fertilizante
4. Convertir de mg/L a gr/L:
100 000 mg/L / 1000 g/L = 100 g/L de fertilizante.
En el caso de emplear el sistema tanque-bomba, este litro de concentrado se deberá
diluir en 200 partes y en el caso de viveros tecnificados se adicionan al agua de riego
mediante inyectores como en este ejemplo 1:200.
29
5. Una vez establecida la cantidad de 20-7-19 necesaria para obtener la concentración
meta (paso 1), es necesario calcular la cantidad de P que estará contenida en la
solución (el fertilizante del ejemplo contiene 7% de P2O5):
500 mg/L x 0.07 = 35 ppm de P2O5
6. Utilizando el factor para convertir de P2O5 a P tenemos:
35 ppm de P2O5 X 0.4364 = 15 ppm de P
(Para convertir de P a P2O5 el factor es 2.291)
7. Siguiendo el proceso similar seguido en los puntos 5 y 6, se calcula la cantidad de K
que contiene el fertilizante 20-7-19 (o sea 19 % de K2O):
500 mg/L X 0.19 = 95 ppm de K2O
95 ppm de K2O X 0.8301 = 79 ppm de K
(Para convertir de K a K2O el factor es 1.205).
En el Cuadro 6 se muestra una determinación fácil y rápida de la cantidad de fertilizante
a emplear partiendo de algunas fórmulas comerciales y en relación a una concentración
específica.
La fertilización foliar es una práctica que se debe emplear en viveros forestales
solamente para corregir deficiencias de elementos menores, se aplican con alta
humedad relativa (70-80%) para promover la apertura de los estomas y el
aprovechamiento sea mayor; cabe señalar que no es conveniente que el fertilizante
permanezca en contacto con el follaje por un periodo de tiempo demasiado largo
porque puede producir quemaduras en el follaje de reciente formación.
Respecto a los fertilizantes secos que se adicionan al medio de crecimiento, se puede
anotar que el Osmocote® (18-6-12) incorpora lentamente los nutrientes al medio de
crecimiento debido a que su presentación de gránulos posee una cubierta plástica por
lo que su periodo de liberación es de 8-9 meses; se sugiere emplear de 4-6 kg/m3 de
sustrato o medio de crecimiento.
30
Cuadro 6. Tabla para determinar la cantidad de fertilizante comercial a adicionar para
preparar un litro de solución en diferentes concentraciones de nitrógeno y
proporciones de mezcla.
Rango de
inyeccioón o
proporción
1: 300
1: 200
1: 100
1: 50
1: 15
1: 300
1: 200
1: 100
1: 50
1: 15
1: 300
1: 200
1: 100
1: 50
1: 15
1: 300
1: 200
1: 100
1: 50
1: 15
Cantidad de fertilizante (g) a adicionar a un litro de agua
100 ppm
150 ppm
200 ppm
Fertilizantes con 30% de Nitrógeno (por ejemplo 30-10-10)
101.1
151.6
202.2
67.4
101.1
134.8
33.7
50.5
67.4
16.8
25.2
33.7
5.0
7.6
10.1
Fertilizantes con 25% de Nitrógeno (por ejemplo 25-10-10)
123.5
185.3
247.1
82.3
123.5
164.7
41.2
61.8
82.4
20.6
30.9
41.2
6.2
9.3
12.3
Fertilizantes con 20% de nitrógeno (por ejemplo 20-20-20)
151.6
227.5
303.3
101.1
151.7
202.2
50.5
75.8
101.1
25.2
37.9
50.6
7.5
11.3
15.2
Fertilizantes con 15% de nitrógeno (15-15-15)
202.2
303.3
404.4
404.4
202.2
269.6
67.4
101.1
134.8
33.7
50.5
67.4
10.1
15.1
20.2
Fuente: Landis et al., 1989. Modificado de Ball, 1985.
NOTA: Las unidades originales se encuentran calculadas para la disolución en un galón de agua 3.7853
L y solamente se transformaron los valores para un litro de agua que es la unidad de volumen empleada
en México.
En ocasiones se incorporan al medio de crecimiento fertilizantes de uso agrícola, la
razón es que son baratos y disponibles ampliamente en el mercado; en este caso se ha
empleado con éxito de 3-5 kg de superfosfato de calcio triple por m3 de sustrato, en el
caso de utilizar fertilizantes nitrogenados se debe aplicar un máximo de 450 g
mezclados con el fertilizante fosforado y el medio de crecimiento; el aplicar solo urea
produce una elevación del pH del sustrato y quemaduras químicas en el follaje, el
efecto es más grave si se distribuyen este tipo de fertilizantes sobre la parte superior de
los envases o contenedores, en este caso lo más grave es que se provoca la muerte de
los arbolitos.
En el C. E. Uruapan del INIFAP, se cuenta con experiencias sobre la aplicación de
fertilizantes para el cultivo de algunas especies forestales, a continuación se presentan
en forma resumida algunos resultados obtenidos experimentalmente:
31
En un estudio, se evaluó el efecto del tipo y concentración de algunos fertilizantes sobre
el desarrollo de P. pseudostrobus. Como contenedores se emplearon charolas de
poliestireno de 160 cavidades y 65 cc de capacidad; como medio de crecimiento se
empleó turba de musgo en 50% + vermiculita 25% + agrolita 25% (García et al., 2000).
Para las rutinas de fertilización se incluyeron fertilizantes de lenta liberación como el
Osmocote® o solubles como el 24-7-15 que son materiales de importación y por
consiguiente de mayor precio y los denominados duros o sea los empleados en
agricultura que son mucho más económicos donde se emplearon 0-46-0, 17-17-17, 1846-0 y 46-0-0:
Rutina 1
Fase de establecimiento (FE): Osmocote® 3 kg/m3 de sustrato (mezclado al medio de
crecimiento).
Fase de rápido crecimiento (FRC): fertilizante soluble 24-7-15 a 100 ppm base
Nitrógeno con una aplicación semanal, del segundo al quinto mes.
Fase de endurecimiento (FD): fertilizante soluble 20-20-20 a 50 ppm base N con una
aplicación semanal desde el quinto mes al final del cultivo.
Rutina 2
FE: Osmocote® 3 kg/m3 de sustrato (mezclado al medio de crecimiento).
FRC: fertilizante soluble 24-7-15 a 150 ppm base N una aplicación semanal del
segundo al quinto mes.
FD: fertilizante 20-20-20 a 50 ppm base N con una aplicación semanal del quinto mes al
final del cultivo.
Rutina 3
FE: Superfosfato de calcio triple 3 kg/m3 de sustrato (mezclado al medio de
crecimiento).
FRC y FD: Aplicaciones de 17-17-17 disuelto en agua a razón de 3 g/L de agua cada
45 días, (segundo mes hasta el final del cultivo).
Rutina 4
FE: Superfosfato de calcio triple 3 kg/m3 de sustrato (mezclado al medio de
crecimiento).
FRC y FD: aplicaciones alternadas de 18-46-0 y 17-17-17 cada 45 días del segundo
mes al final del cultivo.
Rutina 5
FE: Superfosfato de calcio triple 3 kg/m3 de sustrato (mezclado al medio de
crecimiento).
FRC y FD: aplicaciones quincenales de urea a 150 ppm del segundo mes hasta el final
del cultivo.
32
A todas las rutinas se adicionaron aplicaciones quincenales de 32-15-05 a 5 g/L para la
incorporación de elementos menores. Las variables cuantificadas en las plántulas
fueron la altura, diámetro de collar, materia seca aérea y supervivencia. Los resultados
obtenidos son los siguientes: La supervivencia tuvo índices entre 96 y 98%, que
demuestra lo homogéneo de los tratamientos y que no hubo reducciones importantes
por efecto de los tratamientos.
En relación a las alturas, el fertilizante soluble 24-7-15 a 100 y 150 ppm aplicados en la
fase de rápido crecimiento o crecimiento exponencial + Osmocote® 18-6-12 a 3 kg/m3
de medio de crecimiento (rutinas 1 y 2 ) mostraron resultados similares a los logrados
con el tratamiento 4 consistente en 17-17-17 a 3 g/L alternado con 18-46-0 3 g/l en
aplicaciones a cada 45 días + 0-46-0 a 3 kg/m3 de sustrato y los resultados más pobres
se obtuvieron con urea a 150 ppm + 0-46-0 a 3 kg/m3 de medio de crecimiento (rutina
5).
Con las rutinas donde se empleó en la fase de rápido crecimiento el fertilizante soluble
24-7-15 a 150 ppm (rutina 2) y con 17-17-17 a 3 g/L alternado con 18-46-0 en la misma
dosis + 0-46-0 a razón de 3 kg/m3 (rutina 4) se lograron los mayores valores en las
variables quizá más importantes que son el diámetro de collar, materia seca aérea y
materia seca total (Cuadro 7). Sin embargo, el costo por kg del fertilizante soluble
importado es aproximadamente 9-11 veces mayor que el nacional.
Cuadro 7. Resumen de índices de alturas, diámetro de collar, materia seca aérea y
supervivencia por rutina.
Variable/Rutina
Supervivencia (%)
Altura (cm)
Diámetro de collar (mm)
Materia seca aérea (g)
Materia seca total (g)
Rutina 1
98
28.4
Rutina 2
98
29.9
Rutina 3
96
24.6
Rutina 4
98
29.4
Rutina 5
97
20.6
3.6
1.58
1.90
4.0
2.10
2.71
3.6
1.41
1.85
4.0
1.93
2.16
3.7
1.48
1.93
Fuente: García et al., 2000
Estimulantes de crecimiento
Los resultados obtenidos en la evaluación de la respuesta de P. michoacana y P.
pseudostrobus a la aplicación de estimulantes de crecimiento indican que en P.
michoacana el Biogib® a 1.0 y 0.5 g/L de agua, además, el Agroplus® a 5 cc/L de agua
superaron al testigo con 52, 47 y 43%, respectivamente; en cuanto a incremento en
altura, en P. pseudostrobus el Biogib® a 0.5 g/L de agua, el Agroplus® a cc/L y el
Byozime® a 5 cc/L de agua son los mejores superando al testigo en 28, 22 y 19%,
respectivamente (Sáenz, 1994).
33
Riegos
Uno de los factores más críticos es el mantenimiento de la humedad apropiada para
optimizar el crecimiento de los arbolitos durante la etapa de vivero, esto se logra
manteniendo el medio de crecimiento cerca de su capacidad de campo lo cual
redundará en un buen desarrollo y vigor si no existen limitaciones de nutrientes y
temperatura y si se evita la presencia de plagas y enfermedades.
Fuera de la época de lluvia, el riego es una operación necesaria para la supervivencia
de los arbolitos, cualquiera que sea el sistema de riego, siempre se debe buscar que las
gotas sean lo más pequeño posible debido a que las gotas grandes con la luz solar
pueden actuar como lentes y producir daños al follaje.
En viveros a cielo abierto, el horario del riego debe ser lo más temprano posible entre 7
y 10 de la mañana dado que más tarde por efecto del calor se provoca una Mayor
evaporación, menor aprovechamiento de la humedad y descompensaciones en el tejido
de los arbolitos.
Un factor importante es la calidad del agua de riego por otra parte no se debe emplear
para el riego agua contaminada con deshechos de fábricas o con agroquímicos. El pH
del agua deberá ser un poco ácido, preferentemente con valores entre 5.5 a 6.5, el
agua con el índice mayor a estos valores puede ser tratada con ácido fosfórico para
reducir este valor a un nivel ideal, aun cuando esta práctica no reduce la salinidad ni los
problemas que puede causar.
Otra consideración importante sobre la calidad del agua es que debe permanecer libre
de patógenos como pueden ser esporas de hongos que causan la secadera (“damping
off”), semillas de malas hierbas o musgos y algas que pueden llegar a ser un serio
problema en el vivero;
Protección
Protección contra factores físicos. Las cortinas o barreras contra el viento reducen la
pérdida de humedad tanto en almácigos como en los envases, evitan daños a los
arbolitos en lugares donde es severa la velocidad de los vientos, además minimizan la
proliferación de semillas de hierbas o arbustos indeseables dentro del vivero ya que su
control es costoso y perturban el desarrollo de los arbolitos.
Las influencias de algunos elementos climáticos se evitan en su mayoría con la
instalación de sombras o medias sombras, que reducen la temperatura y por
consiguiente conservan la humedad, un buen material para la instalación de las medias
sombras el cedazo de plástico preferentemente con intercepción de luz de 30%, sin
embargo, la sombra no debe ser excesiva dado que los arbolitos crecerían alargados o
inclinados hacia la luz porque se favorecen las condiciones para la aparición,
proliferación y desarrollo de hongos patógenos (Lemckert, 1979).
34
La orientación de las secciones de crecimiento y de las plantabandas debe ser
preferentemente en dirección este-oeste para reducir en lo posible la exposición
excesiva al sol; la hilera de bolsas que queda orientada hacia el sur normalmente recibe
mayor cantidad de sol por lo que es recomendable protegerla del sobrecalentamiento
con cualquier material que puede ser madera, ladrillos, tierra, etc.
Protección contra factores orgánicos
Las semillas o partes vegetativas deben ser checadas inmediatamente al llegar al
vivero para detectar posibles plagas o enfermedades y tratados oportunamente,
también es importante revisar el substrato y la calidad del agua. Las enfermedades más
comúnmente encontrados en los viveros son:
Royas en el tallo o ramillas. Generalmente pertenecen al género Cronartium, cuando se
trata de planta envasada normalmente no llegan a ser problema por el corto periodo de
tiempo requerido para lograr un tamaño idóneo para el establecimiento de plantaciones,
aunque se recomienda aplicar los riegos a temprana hora para que el follaje se
encuentre seco por las noches debido a que con oscuridad y ambiente húmedo se
liberan las esporas de las royas. Para prevenir y controlar esta enfermedad se puede
utilizar el fungicida sistemático Bayleton® en aplicaciones foliares a dosis comercial o
tratamiento a la semilla con cloro (blanqueador comercial casero al 5.25%) con
inmersión durante cinco minutos o con peróxido de hidrógeno (agua oxigenada al 3%)
durante cinco horas (Newman, 1992).
Manchas foliares. Son provocadas por hongos del género Lophodermium que pueden
combatirse con caldo bordelés y si son causadas por Cercospora el tratamiento debe
prolongarse por dos semanas. Si la mancha aparece como color púrpura lo
recomendable es analizar el sustrato porque puede deberse a una deficiencia
nutricional especialmente de fósforo.
Pudrición de raíces. Esta enfermedad se presenta después de unos meses de la
germinación, los síntomas se muestran con un cambio de color en el follaje de verde se
torna café-amarillento y la yema terminal se dobla, la causa probable es un exceso de
humedad, un drenaje deficiente o una aereación inadecuada en la parte media del
envase, un cambio en la mezcla de sustratos para permitir una buena aereación puede
ser la solución.
Existen varios reportes sobre enfermedades que se presentan durante la etapa de
vivero e incluyen al ataque de hongos en la raíz del género Cylindrocladium, Verticillium
y Trichoderma en P. pseudostrobus y P. douglasiana, con manchas cloróticas, donde
se logró aislar a la especie Scirrhia pini, estado perfecto de Dothistroma septospora
(Gómez, 1976 citado por Morales, 1991).
Algas. La presencia de algas puede ser un serio problema debido a que cuando se
desarrollan o secan forman una costra que actúa como barrera que interfiere con el
riego, fertilización y aplicación de pesticidas. El desarrollo de las algas se ve favorecido
cuando la mezcla de sustratos contiene demasiada arcilla o cuando se aplica
35
demasiado riego. Una buena medida preventiva puede ser el aplicar una ligera capa de
arena o perlita en la parte superior de los envases o con el fungicida Maneb® (0.8-1
mg/cm2), sulfato de cobre o hidrato de calcio y de paso se eliminan algunos hongos
patógenos del suelo.
La secadera (“damping off”). También conocido como mal de semilleros, es el causante
de los mayores daños en los viveros, los agentes más comunes son hongos de los
géneros Pythium, Fusarium, Rhizoctonia y Phytophtora, que son parásitos facultativos o
sea que se encuentran en el suelo alimentándose de materia orgánica en
descomposición y cuando se presentan condiciones apropiadas de humedad,
temperatura y nutrimentos son capaces de parasitar plantas superiores (Vázquez,
1992).
En un trabajo realizado para la identificación de “damping off” en el vivero forestal
“Lázaro Cárdenas” en Morelia, Mich., se encontró que P. michoacana muestra mayor
resistencia al ataque causado por Fusarium y/o Alternaria, siguiendo en orden
descendente las especies P. oocarpa, P. tenuifolia, P. pseudostrobus y P. montezumae
(Vázquez y Sánchez, 1981).
Para el control de “damping off” se emplean productos con diferente ingrediente activo y
nombre comercial, a continuación se anexa una tabla para determinar la efectividad de
algunos productos sobre los cuatro géneros de patógenos que causan la secadera
(Cuadro 8).
El “damping off” puede causar pudrición a la semilla, atacar en forma preemergente o
sea que ataca la raíz recientemente germinada antes de que el tallo logre salir sobre el
nivel del suelo y finalmente el ataque conocido como post-emergente que ocurre en
arbolitos de 1-3 semanas de edad y les afecta en el cuello de la raíz o un poco más
abajo y por tal pudrición el tallo ya no es capaz de soportar el peso de la parte aérea y
se cae.
Una forma de desinfectar el sustrato consiste en fumigar con formol en proporción de
una parte del producto por 50 partes de agua y aplicándolo al sustrato a dosis de 17-19
litros de solución por m²; una vez realizada la operación se cubre por 48 horas para
después dejarlo airear por 8 días y después se procede a la siembra de semillas.
Con un buen manejo es posible prevenir la presencia de “damping off”, tal es el caso de
evitar en los almácigos las siguientes condiciones: humedad excesiva y mal drenaje por
causa de suelos pesados, pH de 7 o más, porque el óptimo es alrededor de 5 a 6.5,
temperaturas altas, poca luz y circulación inadecuada del aire, alta densidad de
siembra, alta densidad de arbolitos en el almácigo, fertilizantes sobre todo
nitrogenados, siembra de semillas demasiado profunda, intercambio de substratos entre
semilleros, periodos prolongados de humedad y asimismo evitar daños al arbolito
durante el trasplante.
36
Plagas. Los insectos plaga más comunes son:
Nemátodos. Los del género Pratylenchus son más frecuentes y se caracterizan por ser
endoparásitos y vectores de enfermedades y causantes de daños físicos a los arbolitos.
Si se esteriliza el sustrato de los almácigos los nemátodos no son problema, pero en el
sustrato para llenar los envases si lo puede ser dependiendo de su población. Se
pueden combatir con Formol 10% o Vapam® 100-150 cc/400 L de agua.
Moluscos. Los más frecuentes son los caracoles y babosos (géneros Helix y Melix,
atacan yemas y primordios de arbolitos jóvenes; se pueden combatir con cebos a base
de salvado, lechuga, cerveza y papa o cebos envenenados.
Cuadro 8. Espectro de efectividad de algunos fungicidas comunes usados para
controlar la secadera (Damping-off) en viveros que emplean envases o
contenedores.
Ingrediente activo
Nombre comercial
Patógenos afectados
Etridiazole
Truban®
Pythium y Phytophtora
Etridiazole + metil thiophanato
Banrot®
Pythium, Phytophtora,
Rhizoctonia y Fusarium
Metalaxyl
Subdue®, Ridomil®
Pythium y Phytophtora
Benomyl
Benlate®
Fusarium
Fuente: Landis et al, 1990
Artrópodos. Las arañas y los ácaros producen alteraciones en el envés de las hojas y
yemas con deformaciones, para su control se puede emplear Malation [MR] a dósis
comercial. Los de la familia Oniscidae (puerquitos) atacan las raicillas en almácigos y en
envase, para su control se puede emplear el mismo producto anterior, los de la clase
Miriápoda o ciempiés atacan raicillas principalmente de hojosas y ornamentales para su
control se emplea BHC® a dosis de 28 g en 200 L de agua.
Coleópteros. La gallina ciega (género Phyllophaga), también conocido como yupo se
alimenta de raíces de plántulas en almácigo o bolsa, para su control se sugiere
tratamientos al suelo con Volatón®, Gusatión®, Cal, BHC®, Formol 10% o Lorsban
granulado 3%® a dosis comercial.
Lepidópteros. De este orden tenemos varios defoliadores de hábitos diurnos y
nocturnos, se pueden controlar con Paratión® a dosis de 1 cc/L de agua.
37
Hymenópteros. Como representantes tenemos a las hormigas defoliadoras del género
Atta, se pueden combatir con Diazinón 2%®, 30 g/hormiguero o Paratión 2%® con 30
g/hormiguero.
Homópteros. Los insectos de las familias Coccidae y Aphididae son chupadores de
savia y por consiguiente vectores de enfermedades, se combaten con Paratión® o
Malatión® 1 cc/litro de agua o bien Diazinón® 2 cc/L de agua.
Ortópteros. Estas plagas cuentan con aparato bucal masticador, se alimentan de hojas
y trozan las plántulas de pino en el almácigo, como representantes tenemos al chapulín,
se combaten con cebos envenenados a base 50 g de salvado y arseniato de sodio 2 kg
o con Malatión®.
Ratas, ratones y ardillas. Las ratas se alimentan de semillas almacenadas, el ratón de
semillas almacenadas y almacigadas y la ardilla de conos de pino. Para su control se
emplean cebos envenenados, trampas, anticoagulantes y repelentes como Thiram®.
Aves. Las aves consumen semillas recién germinadas o en proceso de germinación,
también pueden causar disturbios en almácigos o envases al buscar larvas para
alimentarse, una parvada pequeña puede consumir miles de semillas en un solo día,
por lo anterior, los almácigos pueden protegerse con una malla hasta que la semilla
haya terminado de germinar. Para su control se pueden emplear repelentes a base de
Antroquinonas, si la población de aves es baja aún así es preferible brindar protección a
las nuevas plántulas que sufrir grandes pérdidas.
Producción de planta a raíz desnuda
La época de crecimiento requiere de 180 a 240 días para producir arbolitos con tamaño
deseable, por lo que es necesario considerar que la alta temperatura puede provocar
mayor evaporación, reducción del crecimiento y en ocasiones "quemaduras" en el
follaje; asimismo, las bajas temperaturas no son adecuadas para el crecimiento de los
arbolitos por lo que el sitio del vivero debe estar en lugares moderados.
Los suelos de textura areno-limosos o limo-arenosos donde el contenido de arcilla
puede variar de 10 a 25% y la materia orgánica pueda estabilizar la estructura del
suelo, son los preferidos para viveros a raíz desnuda; deben estar libres de rocas, la
profundidad mínima aceptable debe estar entre 50 - 60 cm, el pH debe ser entre 5 y 6,
ya que valores más altos no son apropiados para el crecimiento de los pinos, pudiendo
propiciar una invasión de enfermedades fungosas. El suelo andosol o "topure" son
excelentes para la producción de arbolitos a raíz desnuda.
Si el suelo del vivero es andosol, bastará elevar el nivel a 12 cm de altura y completar
los 15 cm con una capa de tierra de monte o mantillo que incorporará organismos
benéficos, posteriormente se mezclan en la medida de lo posible y se compactan
ligeramente para dejar la cama de crecimiento lista para la siembra. Si el suelo del
vivero no es apropiado o contiene demasiada arcilla, se deberá traer suelo franco y
38
adicionar tierra de monte para formar la cama de crecimiento tal como se describió; no
se descarta el empleo de suelo franco (andosol) mas fertilizante, solo que en ese caso
se recomienda la micorrización (García, 2002).
Otra forma de preparar camas de crecimiento es con costeras o tablas de 15 cm de
ancho lo que finalmente será la altura de la cama de crecimiento; el ancho
recomendable es de 1.0 a 1.20 m y el largo de la cama esta condicionado a las
dimensiones de donde se localice, aunque para fines prácticos puede ser de 10 a 15 m,
dejando pasillos y calles necesarios para realizar las labores de cultivo.
Las camas de crecimiento requieren de protección contra los vientos desecantes y la
erosión, para esto se deben establecer de barreras rompevientos; las inundaciones no
son eventos frecuentes con buen drenaje del suelo.
La micorrización es una actividad necesaria para el cultivo de arbolitos a raíz desnuda
por los beneficios mutuos que se brindan árbol-simbionte. La inoculación más práctica
es como se describió en producción de planta en envases. A continuación se
mencionan algunos hongos micorrícicos asociados (venenosos y comestibles) a P.
pseudostrobus: Amanita fulva, Clitocybe gibba, Laccaria amethistina, Lactarius indigo,
Lactarius salmonicolor, Macrolepiota procera, Suillus granulatus, Scleroderma texense.
Un aspecto importante es considerar que en viveros donde se aplica fertilizante sobre
todo nitrogenado, el pH del suelo o sustrato se modifica sustancialmente y al elevarse
se inhibe el desarrollo de los simbiontes por lo que algunos viveristas prefieren efectuar
la micorrización en la fase final de crecimiento o también conocida como
endurecimiento o templamiento, cuando la adición de nutrientes es mínima o nula.
La siembra preferentemente se debe hacer en hileras dentro de pequeñas zanjas
espaciadas según la densidad prevista y la profundidad jamás debe exceder del doble
del grosor de la semilla para evitar la remoción por el agua de lluvia o riego, el
desecamiento, el ahogamiento, el retardo del crecimiento y la reducción en la
uniformidad del cultivo; para este tipo de producción se debe evitar el método "al voleo"
por la irregular distribución de las semillas (García, 2002).
De acuerdo a las experiencias en el INIFAP, las densidades óptimas para coníferas
fluctúan entre 160 y 200 plantas/m2; como referencia, en la producción con envase (10
x 20 cm) se propagan de 105 a 110 plantas por m2. En el Cuadro 9 se presentan las
propuestas de densidades para algunas especies de pino.
39
Cuadro 9. Densidad de población en camas de crecimiento para nueve especies de
pino.
Densidad (plantas/m2)
80 – 120
80 – 120
130 – 150
160 – 200
160 – 200
160 – 200
160 – 200
140 – 180
160 – 200
Especie
Pinus montezumae Lamb.
Pinus michoacana Mtz.
Pinus michoacana var cornuta Mtz.
Pinus douglasiana Mtz.
Pinus pseudostrobus Lindl.
Pinus herrerae Mtz.
Pinus patula Schl. et Cham.
Pinus oocarpa Schiede
Pinus greggii Engelm.
Fuente: García, 2002
Se evaluó el efecto de tres niveles de densidad y cuatro de fertilización química en el
crecimiento, producción de materia seca y supervivencia en plántulas de P.
pseudostrobus, producidas a raíz desnuda en condiciones de campo e invernadero. Se
encontró que los tratamientos 289 y 196 plantas/m2 fueron superiores en diámetro y
longitud de la raíz principal en condiciones de campo y 121 plantas/m2 para peso seco
aéreo, peso seco raíz y peso seco total en condiciones de invernadero (Chávez et al.,
1988).
En un estudio realizado en el vivero “El Durazno” de la Comunidad Indígena en Nuevo
San Juan Parangaricutiro, Mich., se observó que en P. pseudostrobus, la densidad
óptima para la producción a raíz desnuda está entre 120 y 200 plantas por m2
(Anguiano, 1992).
Otros autores mencionan que para la producción a raíz desnuda se emplean
densidades que van de 150 a 200 plántulas por m2; la longitud radical se poda a los 15
cm con la finalidad de promover el desarrollo de las raíces laterales y obtener mayor
volumen radical y una mayor supervivencia en el campo; la fertilización consistió en
adicionar de 200-300 kg/ha de 0-46-0 colocando el nutriente a 3 cm de profundidad y la
rutina se complementa con la adición de una mezcla soluble de urea en agua a razón
de 50 ppm en la fase de establecimiento, 150 ppm en la de rápido crecimiento y 50 ppm
en la de templamiento.
Para obtener plantas de tamaño aceptable, la producción debe iniciarse al final de la
temporada de lluvias y debe pasar por la temporada seca; si las plantas no reciben la
suficiente humedad no logran el porte esperado, reduciéndose su calidad morfológica y
fisiológica. El agua para riego debe estar disponible en calidad y cantidad suficiente
durante todo el ciclo de producción ya que los pinos necesitan de 80-100 mm
mensuales para un buen desarrollo, hasta antes de iniciar la fase de aclimatación
también conocida como de “templamiento” o “endurecimiento”.
40
Es importante monitorear el agua para detectar el contenido de sales o contaminantes;
la fuente ideal es la de ríos o arroyos con flujo permanente que puede ser bombeada a
un depósito en el vivero y distribuida con un sistema de aspersión, para viveros
pequeños es suficiente el riego con manguera y/o aspersión.
Con cualquier sistema de riego, al inicio del cultivo, el agua debe ser aplicada en gotas
pequeñas porque con gotas grandes y abundantes se pueden formar pequeñas
corrientes que pueden descubrir y extraer las semillas o los árboles pequeños; cuando
las plantas son grandes este daño es mínimo.
La oportunidad de los riegos puede variar según sean las propiedades físico-químicas
del suelo de la cama de crecimiento; sin embargo en la época de mayor evaporación
será conveniente considerar un riego diario y en las otras épocas deberá realizarse un
monitoreo diario para prevenir el estrés por humedad, la falta o exceso de agua
(hipoxia), la deficiencia de nutrimentos y un reducido crecimiento y vigor. En la fase de
rápido crecimiento, el régimen de riegos puede ser cambiado por riegos más pesados
que sirven para proveer suficiente humedad al sistema radical; en la fase de
templamiento o endurecimiento, la cantidad y frecuencia de los riegos se debe reducir
para promover la lignificación de los tejidos y hacerlos más resistentes al manejo,
obteniendo mayor supervivencia debido a que se encuentran con mayor grado de
aclimatación.
Fertilización. La deficiencia de nutrimentos puede ser corregida al momento de notarse;
sin embargo, es mejor iniciar con un buen régimen de nutrición que tratar de corregir las
deficiencias durante la época de crecimiento. Se deben considerar tres etapas de
desarrollo:
a). Fase de establecimiento: ocurre desde que se siembra y germina la semilla hasta
que la plántula está bien establecida lo que puede durar hasta dos meses dependiendo
de la especie y el régimen de cultivo.
b). Fase de rápido crecimiento o desarrollo exponencial: considerada desde que la
plántula está bien establecida hasta que alcanza la altura deseada.
c). Fase de templamiento: también conocida como fase de endurecimiento o
aclimatación, se inicia cuando se ha logrado la talla deseada hasta que la planta sale del
vivero.
Durante la fase de establecimiento se debe reforzar el sistema radical, por lo que es
recomendable emplear en mayor cantidad el fósforo sin descuidar los demás
macronutrimentos (N, K, Ca, Mg y S), ni los micronutrimentos (Fe, Mn, Zn, Co, Mo, B y
Cl), cuyos niveles de aplicación deben ser suministrados en menor cantidad.
Para la adición de fertilizantes al sustrato se sugiere distribuir al voleo 32.25 g de urea
más 388.2 g de superfosfato de calcio triple por m2 de área de crecimiento (Aguilar,
1990). La fertirrigación consiste en aplicar el fertilizante diluido, iniciándose la adición de
nutrimentos a los dos meses después de la germinación; la primera aplicación consiste
41
en N a 100 ppm y a los 15 días una aplicación de 32-15-05 con elementos menores en
dosis de 5 g por litro de agua, a los 15 días se repite la adición de nitrógeno de tal
manera que su aplicación y la de 32-15-05 sean mensuales hasta el 3er. mes donde se
aumentará el nivel a 150 ppm hasta el 6to. mes cuando se debe reducir a 50 ppm.
En la Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán, se evaluó
el efecto de dos tipos de elementos: la urea (U) y el superfosfato de calcio triple (SFT),
en el desarrollo y supervivencia de plántulas a raíz desnuda de P. pseudostrobus, con
cuatro densidades de siembra (100, 144, 210 y 600 plantas/m2). A los siete meses
después de la siembra, se obtuvieron diferentes resultados: con 97 g de U + 776 g de
SFT/m3 de sustrato, 193 g de U + 2132 g de SFT y 193 g de U + 776 g de SFT, los
índices de eficiencia fueron 100%, 89% y 85% en tanto que el testigo sin fertilizante
solamente logró un 61% (García, 1991).
Un estudio realizado en el vivero de la Comunidad Indígena de Nuevo San Juan
Parangaricutiro, Mich., demostró que el efecto de la adición de diferentes niveles de
NPK sobre el desarrollo de P. pseudostrobus producidos a raíz desnuda, que los
mejores resultados se obtuvieron al adicionar 32.25 g de urea más 388.20 g de
superfosfato de calcio triple por cada m3 de sustrato y hasta 90% de materia seca con
respecto al testigo (Anguiano, 1992).
La poda se puede aplicar en la parte aérea o en el sistema radical y en ésta se puede
realizar en forma horizontal o vertical.
En la parte aérea, la poda se practica para regular el crecimiento en altura de las
plántulas más vigorosas, pudiéndose realizar una o varias veces durante la estación de
crecimiento para obtener plantas de tamaño más uniforme. En cada poda se elimina la
yema de las plántulas más altas y sin tocar las plantas más bajas. Con la poda se
puede provocar la formación de más de un tallo; sin embargo, en los siguientes meses
se presentará la dominancia apical en solo uno de ellos, por esta razón, no existe
peligro de obtener solo tallos multifurcados.
La poda de raíces es la manipulación física del sistema radical cuando las plantas aun
están en la cama de crecimiento buscando modificar la morfología de las raíces para
obtener un sistema fibroso en la parte de la planta que se llevará al campo, incrementar
la uniformidad del cultivo, mejorar la relación entre la parte aérea y la radical, estimular
el desarrollo de las raíces laterales y obtener un incremento de la simbiosis con hongos
micorrícicos.
La poda de raíces controla la penetración del sistema radical en las capas profundas
del terreno y ayuda a lograr su óptima formación en los primeros 12-15 cm bajo el nivel
del suelo. Se puede realizar mecánicamente con un tractor acondicionado con cuchillas
que penetran bajo el nivel del suelo o manualmente con el método INIFAP, que consiste
en podar las raíces al nivel del suelo (15 cm por debajo de la cama de crecimiento),
utilizando para ello una estructura metálica que permite el corrimiento de un alambre a
ese nivel a lo largo de la cama para podar la raíces como se muestra en la Figura 4.
42
Figura 4. Estructura metálica para podar raíces en las camas de crecimiento.
Se deben construir dos estructuras como la ilustrada, para utilizarlas a cada lado de la
cama de crecimiento o “melonera” y para hacer eficiente la poda, se tira a ambos lados
un alambre acerado a lo largo de las dos estructuras.
La poda lateral se realiza mecánicamente o en forma manual, en el primer caso, al
tractor se le colocan discos equidistantes, de tal manera que no afecten las hileras de
plántulas y en forma manual empleando palas de punta recta que al ser insertadas en el
suelo y a un lado de los arbolitos, podan sus raíces.
Calidad de planta
Las plantaciones con mejores resultados se obtienen utilizando individuos de tamaño
apropiado, por lo que presentan mayores probabilidades de establecerse en un
determinado ambiente. Se han realizado estudios para correlacionar la morfología de la
planta con la supervivencia y su desarrollo en el campo. Es importante considerar que
las características de la planta a propagar está en función de la especie, porque la
morfología y los hábitos de crecimiento son diferentes en cada una de ellas; a
continuación en el Cuadro 10 se sugieren algunas características morfológicas
deseables de las especies que se emplean con mayor frecuencia en las plantaciones.
43
Cuadro
Altura
(cm)
20 – 25
10.
Características
pseudostrobus.
Relación
a/d*
32 - 42
morfológicas
Diámetro de
collar (mm)
4–6
deseables
Longitud
radical (cm)
12 – 15
para
plántulas de
Relación
raíz/tallo**
0.15 – 0.5
Pinus
No. Raíces
laterales***
>10
Fuente: García, 2002
Donde:
*
Relación altura/diámetro de collar, ambos en mm.
**
Relacionada en peso seco.
***
Raíces originadas desde la raíz pivotante y de más de 1 mm de diámetro.
Adicionalmente se debe buscar que las plántulas cuenten con hojas secundarias
(maduras y fasciculadas); el color debe ser preferentemente el mostrado por árboles
adultos y abundante presencia de micorrizas.
En el transporte del vivero al lugar de plantación, el factor más importante a considerar
es el sistema radical y para cubrirlo se han empleado productos sintéticos como los
polímeros para evitar la desecación; para fines prácticos se recomienda trasladar las
plántulas con las raíces cubiertas con lodo porque esta práctica ofrece buenos
resultados (Muñoz ,1995) o protegidas con musgo o aserrín (Carrillo, 1983), también es
factible utilizar el método empleado por Venator et al., (1977) que consiste en trasladar
las plántulas con la raíz inmersa en agua y evitando siempre la insolación.
La especie funciona bastante bien cuando se le establece a raíz desnuda, las
consideraciones a tomar incluyen que se debe transportar la plántula en paquetes
preferentemente de 100, en un medio húmedo que puede ser agua o lodillo (suelo
mezclado con agua) o agregando Agrogel®; la plantación debe realizarse con el
sistema denominado "a pico de pala" y que este tipo de planta es apropiado para suelos
no muy pesados y de una profundidad mínima de 20 cm. Es importante mencionar que
el costo de producción en vivero es menor en 30-35% en relación a la de envase, el
transporte es de 60-80% más económico y la plantación es más rápida en 75-90%.
La época de plantación es crítica para el establecimiento de árboles a raíz desnuda;
mientras más pronto se realicen las plantaciones, mayor será el potencial de
supervivencia y desarrollo subsiguiente, ya que la plantación tardía exige plantas de la
más alta calidad posible.
La plantación debe ser realizada cuando las condiciones ambientales sean apropiadas
para el establecimiento y desarrollo subsecuente de las plántulas; en Michoacán la
época de lluvias inicia en el mes de Junio, por lo que la plantación debe ser establecida
preferentemente a partir de la segunda mitad de este mes hasta fines de julio y
conforme se eleve la calidad de la planta, la temporada de plantación puede extenderse
un poco más.
44
Durante el proceso de plantación es crítica la exposición de la raíz al medio ambiente,
para esto se puede establecer una regla: la raíz solo debe quedar expuesta al aire el
tiempo que necesita transcurrir desde que se extrae del contenedor de transporte hasta
que se le deposita en el hoyo de plantación, lo cual puede ser de unos cuantos
segundos y de esta forma evitar daños a la raíz y obtener buena supervivencia.
Existen varios métodos de plantación; sin embargo, con cualesquiera de ellos el
objetivo es el de establecer la plántula en la cepa de plantación con la raíz recta y sin
doblar para evitar que queden con ella en forma de J, U, L, espiralados o “hechos bola”,
así como evitar que queden inclinadas.
La correcta operación de plantación incluye el cerciorarse de que dentro de la cepa no
haya hojarasca, tierra seca o materia orgánica sin descomponer porque esto puede
producir bolsas de aire y zonas secas cerca de la raíz, lo que dificulta la absorción del
agua; en el caso de la materia orgánica, al descomponerse produce sustancias nocivas
para la raíz, que aunque no lleguen a matarla, si pueden debilitarla o retrasar su
crecimiento, finalmente la tierra que queda alrededor de la planta debe ser compactada
para eliminar lo más posible las bolsas de aire dentro del suelo. La técnica correcta de
plantación con dos diferentes herramientas se muestra en las Figuras 5, 6 y 7.
Figura 5. Técnica para la correcta plantación con azadón.
45
Figura 6. Técnica para la correcta plantación con barra recta.
- Apretar la tierra alrededor de las raíces
- No dejar bolsas de aire
- Colocar las raíces derechas no en forma de J o L
- Ubicar el cuello de la raíz al nivel del suelo
- No podar las raíces
- Hoyo demasiado profundo
- Hoyo poco profundo
- Cuello de la raíz muy
enterrado
- Cuello de la raíz y raíces superiores
expuestos al aire
- Las raíces se secan
Cuello de la raíz
- Hoyo poco profundo en suelo
rocoso
- El suelo no está apretado
- Hay bolsas de aire
- Las raíces no absorben el agua
- La planta puede ser tirada por el
viento
- Las raíces se secan
Cuello de la raíz
Figura 7. Procedimiento de plantación correcta e incorrecta con planta de vivero.
46
Propagación asexual
Para la propagación asexual se emplean varetas, acodos, esquejes, raquetas y
estacas. La colecta es en invierno cuando las yemas están en latencia, preferentemente
en Noviembre. Las yemas se colectan de madera del crecimiento del año anterior con
púas bien formadas y libres de patógenos. Se utiliza el método de injerto de enchapado
lateral, aunque también se recomienda el método de injerto terminal. A pesar de que
este último es drástico para el patrón, resulta más simple de elaborar que el método
lateral y se obtiene una mayor supervivencia tanto en invernadero como en vivero. Las
púas se cortan del tercio superior de la copa y del carácter principal de las ramas. Para
el injerto terminal las púas deben de obtenerse de las dos terceras partes superiores y
de la zona externa de la copa del árbol.
Para el manejo de material vegetativo, se recomienda recortar y colocar las púas en un
sustrato a base de viruta de madera de pino, ésta deberá estar a saturación con un día
de anterioridad a la siembra. Las púas se colectan un poco más grandes de lo que se
necesita para injertar, las hojas de las yemas se podan de 0.5 a 2.5 cm, para reducir la
transpiración y facilitar el manejo. Se utilizan sacos de yute para el transporte de las
púas y se colocan en un lugar sombreado. El injerto debe de hacerse sin demora,
especialmente los cortes nunca deben secarse y la operación completa debe ser hecha
rápidamente. Los injertos deben estar en una superficie sombreada y ventilada
(Talavera, 1996 y Carrera y Villaseñor, 1982).
1.5. ESTABLECIMIENTO Y MANEJO DE PLANTACIONES
1.5.1. Preparación del sitio de plantación
El P. pseudostrobus para su óptimo desarrollo, requiere que se elimine la competencia
de hierbas y arbustos al menos durante los tres primeros años en lugares donde la
maleza es bastante agresiva, ya que se han observado reducciones en la supervivencia
hasta de 95 % lo que ha llevado al fracaso total. La preparación del terreno debe
consistir en el corte de malezas total o en fajas alternas, además de los arbustos y
árboles remanentes en el área de plantación, con la finalidad de que no interfieran con
el desarrollo de la nueva masa y lograr un crecimiento lo más homogéneo posible
(García y Muñoz, 1993 b).
La eliminación de la maleza en franjas alternas puede realizarse con implementos de
motor ligeros conocidos como desbrozadoras o con herramienta manual sin afectar a la
plantación o con herbicidas como el Esterón®, la operación puede ejecutarse en
franjas, círculos individuales por plántula o en toda la superficie; con esta labor, la
supervivencia se aumenta hasta en un 95%. En general para la Sierra Purépecha,
donde predomina el suelo andosol, no es recomendable barbechar el terreno, debido a
que por sus características físicas y de pendiente, el suelo es arrastrado fácilmente por
efecto de las lluvias que llegan a ser torrenciales y se forman rápidamente pequeñas
cárcavas que llegan a adquirir proporciones importantes si no se corrigen.
47
En un trabajo se evaluó la supervivencia e incremento en altura de P. montezumae y P.
pseudostrobus con tres tipos de preparación del terreno: cepa común, subsoleo total y
terrazas de absorción en San Marcos Huixtoco, Estado de México. Se concluyó que
existen diferencias significativas de los tratamientos, siendo el de terrazas el que ofrece
mejores resultados y que este tratamiento favorece al crecimiento en altura de las
plantas de P. pseudostrobus (Hernández, 1974).
Con la finalidad de evaluar el efecto de la preparación del terreno sobre el desarrollo de
plántulas producidas a raíz desnuda y en envase, se estableció una plantación de P.
pseudostrobus en la Comunidad Indígena de San Juan Nuevo. Los resultados a cuatro
años de su establecimiento indican que la planta en envase en terreno con chaponeo
presentó una altura promedio de 2.97 m y una supervivencia de 94% y la planta a raíz
desnuda 2.74 m y 78%; en terreno barbechado la planta en envase logró una altura de
3.53 m y 83%. Se concluyó que la preparación del terreno (barbecho) influyó en el
crecimiento en altura de las plantas a raíz desnuda y en envase, pero no en la
supervivencia (Muñoz, 1997).
En un ensayo de plantación con P. pseudostrobus y P. montezumae en un arenal
volcánico y con tratamientos al suelo, los resultados después de dos años, indicaron
que la supervivencia de P. pseudostrobus y de P. montezumae de 19 meses de edad,
fue significativamente superior a la supervivencia de P. pseudostrobus de 8 meses de
edad inicial, al cabo de dos años a la plantación. En cuanto a los tratamientos, la
aplicación de sulfato de amonio con acolchado de corteza, el acolchado de corteza, la
ausencia de tratamiento al suelo, el sembrado de leguminosas y el sembrado de
leguminosas con acolchado de corteza, registraron la mayor supervivencia y con el
tratamiento de sulfato de amonio se obtuvo la menor supervivencia. Los tratamientos de
mejoramiento de suelo, hasta los dos años empezaron a mostrar alguna influencia en la
supervivencia (Alvarado et al., 2005).
1.5.2. Plantación y espaciamientos
El espaciamiento inicial es una decisión determinante, ya que influye directamente
sobre las actividades a realizar en la plantación. Los espaciamientos amplios se utilizan
cuando la calidad de los suelos no le permite sustentar mayor cantidad de vegetación y
los espaciamientos reducidos provoca que el dosel se cierre más tempranamente,
logrando mayor dominancia sobre la vegetación competidora, además, la poda natural
se inicia más temprano, haciéndose necesario realizar aclareos precomerciales. Se
menciona que en una plantación forestal con fines comerciales es importante
determinar el espaciamiento óptimo, el cual depende de la calidad del sitio, del objetivo
de producción y del tipo de producto a obtener.
La correspondencia entre el espaciamiento y el número de árboles por hectárea se
muestra en Cuadro 11.
48
Cuadro 11. Espaciamiento su correspondiente número de árboles por hectárea.
Espaciamiento (m)
2.00 x 2.00
2.25 x 2.25
2.50 x 2.50
2.75 x 2.75
3.00 x 3.00
2.00 x 3.00
2.00 x 4.00
Árboles por hectárea
2, 500
1, 936
1, 600
1, 296
1, 089
1, 650
1, 250
Fuente: García, 2002
El espaciamiento óptimo a emplear con la especie depende del objetivo de la
plantación; si es para producción de celulósicos se le puede establecer a 2 x 2 m, para
una producción combinada se le puede establecer al mismo espaciamiento y aplicar
aclareos a los 7-8 y 12-15 años para dejar de 500-600 árboles por hectárea para la
cosecha final, que dependiendo de la calidad de estación puede variar de 18-25 años.
Para productos aserrados, el espaciamiento puede ser más amplio donde la densidad
de plantación puede variar de 2.25 x 2.25 a 2.50 x 2.50 m, debiendo aplicar aclareos
para mantener constante el ritmo de crecimiento.
1.5.3. Cultivo de las plantaciones
Existen experiencias de fertilización de plantaciones en donde se ha observado que a
3.5 años de aplicación de 80 g de la fórmula 0-46-0, se logra hasta 40% de mayor
incremento en altura en relación a los no fertilizados.
Se reporta que en una plantación de P. pseudostrobus, en Nuevo San Juan
Parangaricutiro, Mich., se empleó como fuente de nitrógeno la urea, de fósforo el
superfosfato de calcio triple y de potasio el sulfato de potasio. De acuerdo a los
resultados obtenidos a los 36 meses de la aplicación de los tratamientos, se
recomienda adicionar 40 g de urea (nitrógeno) más 100 g de triple 17 como fuente de
fósforo, aplicado al año de establecida la plantación en forma de cajete, con lo cual se
puede incrementar la altura de 0.50 a 0.57 m, con respecto a plantaciones sin
aplicación de fertilizante (García, 1993).
En el caso de las coníferas, existen experiencias generadas en muchos países de clima
templado frío, que indican que se puede realizar una poda de 25 a 30% sin reducción
significativa del crecimiento en altura y diámetro (Patiño et al., 1993).
La edad de poda recomendada por algunos autores en coníferas, es cuando el árbol ha
alcanzado como mínimo el doble de altura de la primera troza comercial de 3.8-5.0 m o
sea cuando el arbolado tiene una altura de 8 a 10 m.
49
La mejor época para realizar las podas es al final del invierno porque la herida cierra
rápidamente, de tal manera que la poda verde debe evitarse durante la estación de
crecimiento, si únicamente se requiere podar las ramas secas, no existe razón para no
realizarla durante cualquier época del año (Hawley y Smith, 1972).
Los árboles a podar para mejorar la calidad de la madera deberán ser componentes de
la corta final, dominantes, vigorosos, no torcidos, ni bifurcados, sin tumores, sin plagas y
con los mejores incrementos (Hawley y Smith, 1972).
Otra recomendación es que cuando los árboles han alcanzado 6 m de altura y un DAP
de 10 cm, se debe practicar la primera poda de 2.10 a 2.40 m de altura; la segunda
cuando el árbol mida 9 m de altura, limpiando el fuste hasta 4.50 m; la tercera cuando la
altura es de 16 m, dejando de 4.50 a 6.50 m libres de ramas y solo en algunas especies
practicar una cuarta poda.
Cuando se emplean espaciamientos cerrados y si se tiene el propósito de producir
madera libre de defectos, se pueden aplicar podas en 400-500 árboles/ha de la clase
dominante, destinados para la cosecha final, eliminando ramas en hasta el 33% de la
altura total para no detener el crecimiento en diámetro y altura; la poda se debe
practicar cuando los árboles tengan de 10 cm de diámetro como mínimo y 15 cm como
máximo, con la finalidad de que la operación sea rentable.
En el Campo Experimental Forestal (C.E.F.) “Barranca del Cupatitzio” en Uruapan,
Mich., se estableció una plantación de P. pseudostrobus y P. michoacana y se valoró el
efecto de poda en el crecimiento en diámetro y altura en tres intensidades de poda (50,
33 y 25%). Los resultados a los 10 años señalan que el tratamiento 50% obtuvo el
Mayor incremento en altura y diámetro en la especie P. pseudostrobus. La plantación
se estableció a 2 x 2 m, existiendo una fuerte competencia por el espacio, lo que originó
que los árboles podados superaran el testigo. No hubo evidencia de una disminución
del crecimiento en diámetro y altura (García y Toledo, 1988).
1.5.4. Crecimiento y rendimiento volumétrico
En plantaciones de la Cuenca de Cointzio, Mich., las especies de mayor desarrollo
fueron: P. michoacana en supervivencia, área basal y volumen; P. pseudostrobus en
diámetro; P. leiophylla en altura; Eucalyptus globulus en diámetro y área basal; E.
astringens en altura y E. resinifera en volumen (González, 1979).
En plantaciones establecidas en Morelia, Mich., las especies que presentaron mayor
adaptabilidad fueron: P. michoacana, P. leiophylla, P. douglasiana y P. pseudostrobus,
las cuales produjeron incrementos medios anuales de 9, 8, 7 y 5 m3/ha,
respectivamente (Mas et al., 1990).
50
En la evaluación de plantaciones forestales establecidas en la región oriente del estado
de Michoacán, los resultados mostraron que a la edad de 27 años P. pseudostrobus
presentó una supervivencia del 77%, diámetro medio de 27 cm y una altura de 24 m
(Muñoz y Naranjo, 1989).
Los resultados obtenidos de plantaciones forestales en el C.E.F. “Barranca del
Cupatitzio” en Uruapan, Mich., muestran que en P. patula, P. pseudostrobus y P.
michoacana y con espaciamientos de 1 x 1 y 2 x 2 m, se determinó que éstos
espaciamientos no permitieron un buen desarrollo diamétrico debido a la alta densidad
de árboles/ha; que en P. pseudostrobus, el espaciamiento de 2 x 2 m superó al de 1 x 1
m con un 23% más de incremento en diámetro, después de 18.8 años de establecida la
plantación (Mas et al., 1983).
En la evaluación de una plantación en Angahuan, Mich., se reporta que el P.
pseudostrobus y el P. montezumae a la edad de 15.2 años y con un espaciamiento de 3
x 3 m lograron un incremento medio anual en volumen (IMAV) de 15.3 y 13.2 m3,
respectivamente (García, 1996 a).
Se cita que se estableció una plantación experimental en la Comunidad de Capacuaro,
Mich., con las especies P. pseudostrobus, P. douglasiana, P. montezumae y P.
leiophylla con espaciamientos de 2 x 2, 2.5 x 2.5, 3 x 3, 3.5 x 3.5 y 4 x 4 m. Los
resultados a la edad de 5.8 años mostraron que P. pseudostrobus y P. montezumae,
tuvieron un mayor crecimiento en altura en el espaciamiento 2 x 2 m; en cuanto al
diámetro, no se observaron diferencias con este espaciamiento y los incrementos
fueron en P. douglasiana de 6.740 m3; P. pseudostrobus de 5.440 m3; P. montezumae
de 4.999 m3 y en P. leiophylla de 4.172 m3 (García, 1988). En una segunda evaluación
a la edad de 9.7 años, los resultados mostraron que en el espaciamiento de 2 x 2 m la
mayor producción en volumen correspondió a P. douglasiana con 210 m3/ha y un IMAV
de 21.7 m3/ha/año, en P. montezumae y P. leiophylla fue de 185 y186 m3/ha con 19 m3
de IMAV y P. pseudostrobus produjo 155 m3/ha con 16 m3 IMAV (García y Aguilar, 1996
a).
En un ensayo para evaluar el crecimiento de P. pseudostrobus y P. montezumae, en
plantaciones establecidas en suelo andosol cubierto con arena volcánica y con el
espaciamiento de 3 x 3 m, se regirtraron los siguientes resultados: a los 15.2 años la
supervivencia fue de 87% para ambas especies y el volumen acumulado para P.
pseudostrobus fue de 232 m3/ha y para P. montezumae 200 m3/ha (García, 1996 c).
En una plantación de P. pseudostrobus, establecida sobre arena volcánica en Nuevo
San Juan Parangaricutiro, se emplearon diferentes espaciamientos. Los resultados
después de cinco años, señalan las siguientes alturas promedios y porcentajes de
supervivencia: para el espaciamiento de 2 x 2 m fueron de 2.11 m y 80%; para 2.25 x
2.25 m de 1.53 m y 52%; en 2.5 x 2.5 m de 1.66 m y 71%, finalmente para 2.75 x 2.75
m fue de 2.21 y 74% (García y Toledo, 1993).
51
La evaluación del crecimiento en altura y supervivencia promedio de una plantación de
P. pseudostrobus en arena volcánica, a seis años de su establecimiento mostró que
para el espaciamiento de 2 x 2 m se registró 2.97 m y 76%; en 2.25 x 2.25 m fue de
2.31 m y 59%; en 2.5 x 2.5 de 2.38 m y 70%, para 2.75 x 2.75 m fue de 2.98 m y 69%
en altura y supervivencia, respectivamente (García y Toledo, 1994).
En la Comunidad Indígena de San Lorenzo, Mich., se evaluó una plantación con P.
pseudostrobus y P. greggii establecida con espaciamientos de 2.50 x 2.50 y 3.20 x 2.50
m. Los resultados a 9 años, indican que P. pseudostrobus con espaciamiento de 2.50 x
2.50 m, presentó una altura media de 9.60 m, DAP de 19.8 cm; mientras que en el
espaciamiento de 3.20 x 2.50 m, se tuvo una altura de 9.80 m, DAP de 19.4 cm y
supervivencia general de 58% (Salvador, 2006).
En una plantación experimental, a los 15 años de establecida cerca de Ayotoxtla, Gro.,
las especies que mejor se adaptaron en términos de crecimiento y supervivencia a las
condiciones edáficas y climáticas prevalecientes en ésta región fueron Eucalyptus
globulus, E. camaldulensis y P. pseudostrobus (Angeles et al., 1996).
El P. pseudostrobus produce de 15 a 30 m3/ha/año, dependiendo de la calidad de
estación, calidad de planta, labores culturales, espaciamiento y régimen de manejo. A
continuación se mencionan los resultados de investigaciones de algunas plantaciones
de la Sierra Purépecha que sirven de estimador del crecimiento de esta especie
(Cuadros 12 a 16). A pesar de factores de disturbio, muestra buenos incrementos en
altura con más de un metro por año; en diámetro el valor del incremento llega a ser de
hasta 1.6 cm/año y el IMAV logró hasta 16 m3/ha/año, los valores anteriores son
susceptibles de mejorarse conforme se emplee planta de calidad, mejorada
genéticamente y se brinde protección contra las tuzas e incendios forestales,
principalmente (García, 1996 a).
Sin embargo, la especie presenta problemas de supervivencia y crecimiento en suelos
inapropiados como en el caso de Paracho, Mich., y en contraparte, los mayores
rendimientos se obtienen en suelos profundos. Por otra parte, la totalidad de las
plantaciones no recibieron manejo silvícola por razones de falta de autorización legal y
por la problemática social de la región (García, 1996 a).
52
Cuadro 12. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus en el Campo Experimental
Forestal "Barranca de Cupatitzio" Uruapan, Michoacán.
Espaciamiento
Inicial
(m)
2x2
1x1
Espaciamiento
Actual
(m)
4.2
2.1
Altura
(m)
19.71
18.82
IMAA
(m)
1.05
1.00
No.
Arboles/ha
Inicial
2,500
10,000
DAP
(cm)
25.0
18.8
No.
Arboles/ha
Actual
575
2,305
IMAD
(cm)
1.3
1.0
Vol/ha
(m3)
278.2
541.3
Supervivencia
(%)
24
23
IMAV
(m3)
14.8
28.8
Fuente: García, 1996 a
Cuadro 13. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus en Paracho, Michoacán.
Espaciamiento
Inicial
(m)
2x2
2.25 x 2.25
2.50 x 2.50
Espaciamiento
Actual
(m)
33.3
28.8
33.3
Altura
(m)
2.44
2.59
2.75
No.
Arboles/ha
Inicial
2,500
1,936
1,600
IMAA
(m)
0.44
0.47
0.50
No.
Arboles/ha
Actual
225
300
225
DAP
(cm)
3.6
3.5
4.1
Supervivencia
(%)
7
12
11
IMAD
(cm)
0.6
0.6
0.7
Fuente: García, 1996 a
Cuadro 14. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus en Capacuaro, Michoacán.
Espaciamiento
Inicial
(m)
3.0 x 3.0
3.50 x 3.50
Altura
(m)
5.09
4.70
Espaciamiento
Actual
(m)
4.30
5.0
IMAA
(m)
0.88
0.81
No.
Arboles/ha
Inicial
1,089
784
DAP
(cm)
8.6
7.3
IMAD
(cm)
1.5
1.2
Fuente: García, 1996 a
53
No.
Arboles/ha
Actual
531
393
Vol/ha
(m3)
8.20
4.30
Supervivencia
(%)
49
50
IMAV
(m3)
1.41
0.73
Cuadro 15. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus en Capacuaro, Michoacán.
Espaciamiento
Inicial
(m)
2.0 x 2.0
2.50 x 2.50
4.0 x 4.0
Altura
(m)
9.73
9.87
6.80
IMAA
(m)
1.00
1.02
0.70
Espaciamiento
Actual
(m)
2.45
3.68
5.34
DAP
(cm)
13.5
15.5
15.3
No.
Arboles/ha
Inicial
2,500
1,600
625
IMAD
(cm)
1.4
1.6
1.6
No.
Arboles/ha
Actual
1,708
737
350
Vol/ha
(m3)
155.6
86.8
42.2
Supervivencia
(%)
66
65
56
IMAV
(m3)
16.0
8.9
4.3
Area basal
(m2/ha)
24.3
13.9
6.4
Fuente: García, 1996 a
Cuadro 16. Índices de crecimiento de Pinus pseudostrobus en Angahuan, Michoacán.
Espaciamiento
Inicial
(m)
3.0 x 3.0
Altura
(m)
16.30
IMAA
(m)
1.07
Espaciamiento
Actual
(m)
3.25
DAP
(cm)
20.9
No.
Arboles/ha
Inicial
1,089
IMAD
(cm)
1.4
No.
Arboles/ha
Actual
948
Vol/ha
(m3)
232.3
Supervivencia
(%)
87
IMAV
(m3)
15.3
Area basal
(m2/ha)
32.6
Fuente: García, 1996 a
El sistema de plantación a raíz desnuda no ha tenido mucha aceptación, debido a que
su cultivo, transporte y plantación requieren de especial atención, sin embargo,
experiencias obtenidas experimentalmente muestran que al comparar el crecimiento de
las plantas de P. pseudostrobus a raíz desnuda (de 6 meses de edad) contra las
propagadas en envase (9 meses de edad) y empleando dos sistemas de preparación
de terreno (chaponeo y barbecho) y a cinco años de establecida la plantación, los
resultados no presentaron diferencias significativas para la variable supervivencia
(Cuadro 17), aunque el índice es menor que la planta en envase, permite contar con un
alto número de árboles por hectárea para realizar un adecuado manejo silvícola de la
plantación (Muñoz, 1997).
54
Cuadro 17. Datos promedio de la supervivencia (%) a cinco años de establecida la
plantación de Pinus pseudostrobus con dos sistemas de preparación del
terreno en Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán.
No. parcela
1
2
3
4
Promedio (%)
Árboles Remanentes /ha
Sistemas de preparacion del terreno
Terreno con chaponeo
Terreno con barbecho
Planta en
Planta a raíz
Planta en
Planta a raíz
envase
desnuda
envase
desnuda
100
83
96
91
90
89
96
88
96
85
98
65
94
83
93
87
95
85
96
83
2375
2125
2400
2075
Fuente: Muñoz, 1997.
Sin embargo, respecto a la variable altura y diámetro se encontraron diferencias
significativas. En terreno con chaponeo, las alturas medias obtenidas por la planta a
raíz desnuda y a la envasada son semejantes; sin embargo, en terreno barbechado la
talla media lograda por la planta a raíz desnuda es mayor a la de envase, con una
diferencia de 0.93 m a favor de la planta a raíz desnuda. A cinco años de establecida, la
preparación de terreno con barbecho permite obtener casi un metro de mayor altura en
relación al chaponeo, tanto en plantas a raíz desnuda como en envase (Cuadro 18).
Cuadro 18. Datos promedio de altura (m) a cinco años de establecida la plantación de
Pinus pseudostrobus con dos sistemas de preparación del terreno en
Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán.
No. parcela
1
2
3
4
Promedio
Sistemas de preparacion del terreno
Terreno con chaponeo
Terreno con barbecho
Planta en
Planta a raíz
Planta en
Planta a raíz
envase
desnuda
envase
desnuda
3.34
2.95
4.77
4.50
4.44
3.72
3.91
4.91
4.28
4.37
5.21
5.01
3.28
4.37
4.95
4.70
3.84 m
3.85 m
4.71 m
4.78 m
Fuente: Muñoz, 1997.
Resultados similares se encontraron en la variable diámetro, donde en terreno con
chaponeo, el diámetro normal medio obtenido por la planta a raíz desnuda y en envase
es prácticamente igual, mientras que en terreno barbechado se presenta idéntica
situación. El beneficio por preparar el terreno con barbecho reporta 1.7 cm de mayor
diámetro con planta envasada y 1.9 cm con planta a raíz desnuda (Cuadro 19).
55
Cuadro 19. Datos promedio del diámetro normal (cm) a cinco años de establecida la
plantación de Pinus pseudostrobus con dos sistemas de preparación del
terreno en Nuevo San Juan Parangaricutiro, Michoacán.
No. parcela
1
2
3
4
Promedio
Sistemas de preparacion del terreno
Terreno con chaponeo
Terreno con barbecho
Planta en
Planta a raíz
Planta en
Planta a raíz
envase
desnuda
envase
desnuda
4.3
3.3
6.8
6.7
6.2
4.8
6.4
7.5
5.8
5.8
7.5
7.2
4.2
6.1
6.7
6.2
5.1
5.0
6.8
6.9
Fuente: Muñoz, 1997
Para plantaciones de P. pseudostrobus establecidas en el municipio de Morelia, Mich.,
se elaboró una tarifa y una tabla de volúmenes para plantaciones de P. pseudostrobus
en el municipio de Morelia, Mich. (Cuadros 20 y 21) (Mas et al., 1990; González, 1979).
Cuadro 20. Tarifa de volumen fustal con corteza de una entrada para plantaciones de
Pinus pseudostrobus en el municipio de Morelia, Michoacán.
Diámetro (cm)
Volumen (m3)
6
0.0050
8
0.0107
10
0.0192
12
0.0310
14
0.0463
16
0.0656
18
0.0892
20
0.1173
22
0.1502
24
0.1883
26
0.2317
28
0.2807
30
0.3356
32
0.3966
34
0.4639
36
0.5371
38
0.6183
40
0.7058
* Está tarifa se refiere al volumen fustal, sin considerar el ramaje.
Fuente: Mas et al., 1990
56
Cuadro 21. Tabla de volúmenes de fuste total para plantaciones de Pinus
pseudostrobus en la Cuenca de Cointzio, Michoacán.
Categoría
diamétrica
(cm)
2
4
6
8
10
12
14
16
18
20
22
24
26
28
30
32
34
36
38
40
3
126
4
4395
5642
(Volumen en cm3)
Categorías de altura (m)
5
6
934
1496
3407
5054
7556
10384
13381
17485
20881
26358
30058
37002
40910
49418
53439
63605
67643
79563
83523
97293
101080
116795
120312
138067
141220
161112
163804
185927
188064
212515
214000
24873
241611
271003
270899
302905
301863
336577
334502
372022
7
543
4880
11893
21580
33942
48980
66692
87079
110141
135878
164290
195377
229138
265575
304687
346473
390935
438071
487882
540369
8
3366
9159
17333
27889
40827
56147
73848
93931
116396
141242
168470
198080
230072
264445
301200
340337
381855
425756
472038
520701
Fuente: González, 1979
1.5.5. Plantaciones agroforestales
Se menciona que los componentes de los sistemas agroforestales pueden ser especies
con propósitos de producción de árboles de navidad, follaje ornamental, madera, leña,
postes, cultivos básicos, frutales y forrajes. La selección de los componentes de los
módulos agroforestales estará en función de la productividad, análisis financiero,
sustentabilidad, propósitos y necesidades de producción de los productores (Sáenz et
al., 2001 a).
Se cita que P. pseudostrobus puede utilizarse como componente de sistemas
agroforestales en clima templado para producción de madera y celulósicos, asociado a
componentes agropecuarios como maíz, trigo, triticale, avena, veza de invierno, ebo y
pastos (Sáenz et al., 2001 a).
En las localidades de San Lorenzo, Tiamba y Angahuan, municipio de Uruapan, Mich.,
se establecieron módulos agroforestales con P. pseudostrobus, P. ayacahuite y P.
greggii, asociados con avena, con la modalidad denominada cultivos en callejones
(Madrigal et al., 2000).
57
Para la Sierra Purhépecha en Michoacán, se generó una guía tecnológica para la
determinación de las densidades óptimas de plantación de pinos, en la modalidad de
callejones para sistemas agroforestales de clima templado-frío. Se recomienda P.
greggii y P. pseudostrobus para la producción de semilla y de madera; el espaciamiento
a emplear será de 4 x 2 m (4 m entre callejón y 2 m entre plantas) que corresponde a
una densidad de plantación de 1,250 árboles/ha (Muñoz et al., 2000).
Los resultados de los sistemas agroforestales para la reconversión de suelos con
vocación forestal en el oriente de Michoacán, indican que en terrenos con suelo andosol
de 10 a 15% de pendiente y de 2,500 a 2,600 msnm, la avena variedad Saia es la más
recomendable con producción promedio de 8.973 ton/ha asociada con 1250 árboles de
pino cantzimbo (P. pseudostrobus) y/o ayacahuite (P. ayacahuite), su producción es
superior entre 1.8 a 3.3 ton/ha con respecto a las variedades Avemex, Papigochi y
Chihuahua (Sáenz et al., 2005).
En la Cuenca del Lago de Pátzcuaro y específicamente en la localidad Bonilla,
municipio de Pátzcuaro, Mich., se establecieron sistemas agroforestales con
densidades de plantación de 625 y 1,250 árboles/ha con P. pseudostrobus, P.
michoacana, P. montezumae, P. ayacahuite, y Cupressus lindleyi asociados a pasto
rodhes, pasto festuca, maíz (Figura 8), trigo, triticale, avena (Figura 9), avena + ebo y/o
durazno (Sáenz et al., 2001 a).
Figura 8. Sistema agroforestal con maíz y P.
pseudostrobus en la Cuenca del Lago de
Pátzcuaro.
Figura 9. Sistema agroforestal con P.
pseudostrobus y avena en la Cuenca del Lago
de Pátzcuaro.
1.6. MEJORAMIENTO GENÉTICO
1.6.1. Variabilidad genética
Dentro de los objetivos de un programa de mejoramiento genético de árboles, uno de
los requisitos mas importantes es el conocimiento de la variabilidad genética de la
especie, en este sentido, se realizó un estudio comparativo entre P. pseudostrobus y P.
montezumae, con base en características de plántulas y semillas. La colecta se realizó
58
en una porción de la Cordillera Neovolcánica en los estados de México y Michoacán,
incluyendo 14 sitios de P. pseudostrobus y 11 sitios de P. montezumae. Entre las
características estudiadas están: longitud y ancho de la semilla, relación ancho/longitud
de semilla, número de días de germinación, energía y capacidad de germinación y
altura de plántula. En todas las características estudiadas, se encontraron diferencias
significativas entre árboles dentro del sitio y se observó la presencia de una gran
variabilidad entre sitios dentro de la misma especie (Caballero, 1967).
En un estudio de variación en P. pseudostrobus Lindl. y P. pseudostrobus var.
oaxacana Mtz. en 9 localidades del estado de Chiapas, analizó 10 características
morfológicas de hojas y conos, encontrando que el componente mayor de la variación
total encontrado se hizo patente entre árboles siendo menor entre localidades (Bermejo,
1980).
Otro estudio de la variación de 28 caracteres morfológicos, a través del muestreo de 6
poblaciones de P. pseudostrobus en los estados de México, Hidalgo, Puebla y Morelos,
concluye que la variación fue altamente significativa entre localidades para 27
caracteres, para 21 entre árboles dentro de localidades y para 5 dentro de árboles.
Algunas características de acículas, conos y semillas están correlacionadas con
factores ambientales y los caracteres de la madera varían de acuerdo a la edad del
árbol (Bermejo y Patiño, 1982).
Asimismo, en otro trabajo de variación morfológica en 4 localidades de la región central
de México, se analizó las características número y longitud de hojas, longitud y ancho
de conos, número de semillas, longitud y ancho de semillas y longitud de ala de la
semilla de P. pseudostrobus. El componente de mayor variación fenotípica
correspondió a la variación dentro de árboles, siendo menor para las localidades. La
característica que presentó mayor variabilidad fue el número de semillas por cono y las
de menor variación fueron el número de hojas por fascículo que se comportó en forma
casi constante y la longitud del ala de la semilla, donde se encontraron valores muy
similares (Moreno, 1983).
Se especula que P. pseudostrobus puede cruzarse en forma natural con las especies
del Grupo Montezumae, especialmente con sus variedades, con las cuales tiene
afinidad (Santillán, 1991).
1.6.2. Ensayos de procedencias
Los ensayos de procedencias y progenies con especies nativas que se han establecido
en las últimas dos décadas se han concentrado casi exclusivamente en especies del
género Pinus, por ejemplo, P. patula, P. greggii, P. pseudostrobus, P. montezumae, P.
leiophylla y P. maximinoi, etc. (Azamar et al., 2000).
59
El INIF (1981) a través del C. E. F. “Barranca de Cupatitzio” en Uruapan, Mich. dentro
del programa de mejoramiento genético forestal venía desarrollando desde 1976
ensayos de procedencias con las especies: P. patula, P. pseudostrobus y P.
montezumae, además, de P. oocarpa, P. greggii, P. teocote, P. lawsonnii y P. herrerae.
De acuerdo a los resultados de las procedencias del género Pinus, en el arboretum del
mismo Campo Experimental, a la edad de 6 años, P. pseudostrobus con procedencia
de “Llano Flores, carretera Oaxaca-Tuxtepec km 81, presentó una supervivencia del
61%, altura de 2.11 y un IMMA de 0.39 m (Mas et al., 1995).
1.6.3. Áreas semilleras
Se menciona que el programa de áreas semilleras se ha considerado como el más
viable para México, pues además de ser el más económico, produce semilla a los dos
años de establecerse y se logra un aumento del 10 al 20% en la productividad de
plantaciones, por el simple hecho de utilizar este tipo de semilla (Patiño y Villarreal,
1976).
Para fomentar las plantaciones comerciales en el Estado de México, se desarrollan
acciones de mejoramiento genético forestal, contando con 1,676 árboles de calidad
superior de P. greggii, P. pseudostrobus y P. patula; derivándose de ellos, 18 pruebas
de progenie y 9 huertos clonales. Asimismo, cuenta con 11 áreas semilleras y 26
rodales en masas puras, en los cuales se colecta la semilla que es utilizada para
producción de planta para plantaciones comerciales y programas de reforestación
(PROBOSQUE, 1990).
En 1967 inició en México el programa de establecimiento de áreas semilleras que
contemplaba el establecimiento de 220 áreas semilleras, incluyendo a las principales
especies de coníferas nativas de los estados de Puebla y Michoacán, mismo que se
ampliaría a Oaxaca, Durango y Jalisco. También se hicieron las primeras áreas
semilleras en Michoacán, una en el C.E.F. “Barranca de Cupatitzio”, en la ciudad de
Uruapan, en un rodal de P. douglasiana, P. michoacana y P. lawsonii y otra en el ejido
Varaloso, Mpio. de Coalcomán, en un rodal de P. pseudostrobus y P. herrerae. Se
estima que en la actualidad existen en el país más de 30 áreas en diversos estados. Sin
embargo, la mayoría de estas áreas no han sido utilizadas con la finalidad con que se
crearon y actualmente se manejan como áreas de regeneración (Villarreal, 1994 a).
La Comisión Forestal del Estado de Michoacán (COFOM), a través del Plan de Desarrollo
Forestal Sustentable de Michoacán 2002-2008, tenía entre sus metas implementar un
Programa de Mejoramiento Genético, que incluye el establecimiento de siete áreas
semilleras y dos huertos semilleros. Debido a lo anterior, se evaluaron 30 rodales
naturales, seleccionándose cinco para el establecimiento de áreas semilleras en los
municipios de Salvador Escalante, Nuevo Parangaricutiro, Coalcomán, Zinapécuaro y
Zacapu, Michoacán, ubicadas en altitudes de 2,340 a 2,900 m y exposiciones NE, SE,
SW, NE y N, respectivamente, con pendiente del 1 al 30%. En total se seleccionaron
3,016 árboles semilleros (Figura 11), de los cuales 696 en la zona de certificación y 2,320
60
en la de protección; 1,360 corresponden a P. pseudostrobus (45.09%), 510 a P.
montezumae (19.90%) y 1,146 a Abies religiosa (37.99%). En las cinco áreas se
seleccionaron 53 árboles superiores (Figura 12), donde P. pseudostrobus presentó el
mayor número con 37 árboles (69.81%) (Muñoz et al., 2005 b).
Figura 10. Árbol semillero de P. pseudostrobus.
en áreas semilleras de Michoacán.
Figura 11. Árbol superior de P. pseudostrobus
en áreas semilleras de Michoacán.
1.6.4. Injertación y huertos semilleros
En un ensayo de dos métodos de injerto en P. pseudostrobus, con la finalidad de
propagar material vegetativo para el establecimiento de huertos semilleros clonales, se
concluyó que el P. pseudostrobus es factible de ser injertado satisfactoriamente a
través del método Terminal, mientras que el método Lateral es inadecuado para esta
especie (Carrera y Villaseñor, 1982).
En otro estudio se probaron dos tipos de injerto: fisura terminal y enchapado lateral con
dos tipos de protección. Los resultados obtenidos muestran que el injerto enchapado
lateral es el más recomendable para P. pseudostrobus y que es conveniente proteger
los injertos con bolsas de polietileno y papel de estraza por algunas semanas (Barbosa
1984, citado por Santillán 1991).
En Nuevo San Juan Parangaricutiro se injertaron 1,800 patrones, producto de 55
árboles superiores de la especie P. pseudostrobus, obteniéndose un 67% de
prendimiento, para ser plantados en un terreno de la propia comunidad.
En el C.E. “Barranca de Cupatitzio” en Uruapan, Mich., se determinó la época de
injertación de dos especies de pino y el método de injertación. Las púas se colectaron
en árboles de 18 a 25 años y se injertaron en patrones de 28 a 40 meses, según la
especie. Los mejores resultados obtenidos en P. pseudostrobus fueron de 26 y 33% de
61
supervivencia en noviembre y diciembre, respectivamente, con injerto lateral y protegido
con frasco (Talavera, 1988).
Para el establecimiento de un huerto semillero clonal de P. pseudostrobus, en la
Comunidad Indígena de Nuevo San Juan Parangaricutiro, Mich., se preseleccionaron
100 árboles superiores, pero solo se utilizaron 58 clones, de los cuales se obtuvo de 380 varetas por árbol. De acuerdo a los resultados, la altura adecuada de los patrones
fue de 60-80 cm y un grosor del tallo de 2-3 cm; las dimensiones óptimas de las púas
fue de 20-30 cm de longitud y 0.5 a 1.5 cm de diámetro. El tipo de injerto empleado fue
enchapado lateral complementado con una bolsa de polietileno con agua para
conservar la humedad y cubierto con bolsa de papel envoltura, la cual elevó el
porcentaje de prendimiento hasta en un 69%. De 1,769 injertos realizados, 1,234 (69%)
sobrevivieron y el 20% restante fue atacado por un insecto no identificado y solo el 11%
no prosperó (Aguilar, 1994).
En el Estado de México, PROBOSQUE logró el establecimiento de 3 huertos semilleros
de P. montezumae, 1 de Cupressus lindleyi, 1 de P. ayacahuite, 1 de P. pseudostrobus,
2 de P. hartwegii, y de P. greggii y 1 de P. patula (PROBOSQUE, 1990).
1.6.5. Estudios in vitro
En un estudio morfogenético in vitro de inóculos provenientes de árboles jóvenes de P.
pseudostrobus, se encontró que los inóculos obtenidos de los 2 cm de la acícula más
próxima a la ramilla, son los mejores y el medio de cultivo más adecuado para obtener
callos es 5 mg/1 de BAP + 0.05 mg/1 de ANA + 500 mg/1 de glutina + 10 mg/1 de
Cisteína
Donde:
ANA= Ácido naftalenacético
BAP = 6 – bencilaminopurina
1.7. PROPIEDADES Y USOS
1.7.1. Características físico-químicas de la madera
Descripción macroscópica. Madera de color amarillento, sin diferencia entre albura y
duramen; de olor resinoso, suave y de textura fina a mediana, peso ligero y la zona de
transición entre madera de primavera y verano es abrupta. Brillo bajo a mediano;
veteado mediano a pronunciado, dado por los anillos de crecimiento y por los canales
resiníferos; su hilo es recto. Las bandas de la madera de verano son angostas de color
café pálido; canales resiníferos localizados en la parte exterior del anillo de crecimiento
son abundantes (Eguiluz, 1978; De la Paz y Olvera, 1981).
62
Los anillos de crecimiento están delineados por una banda oscura de madera tardía y
una banda de madera temprana, su anchura es homogénea, la madera temprana
ocupa más de la mitad del total del anillo, la transición de temprana a tardía es gradual.
Los rayos son visibles a simple vista en la cara transversal (De la Paz y Olvera, 1981).
Descripción microscópica. Las traqueidas son de diámetro variable (20 a 48 micras),
con 34 en promedio. Las puntuaciones aeroladas se encuentran en las paredes radiales
de las traqueadas, en hileras longitudinales, en el entrecruzamiento de los rayos y en
este mismo corte se observan puntuaciones pinoides y fenestradas. Rayos leñosos de
dos tipos: Uniseriados, que son los más abundantes y fusiformes, con un canal
resinífero transversal. La altura total del rayo varía de 75 a 165 micras, con 104 en
promedio formados por 1 a 13 células, predominando los de 5. Canales resiníferos en
números de 0.6 por mm2, con diámetro variable de 90 a 135 micras, siendo 123 en
promedio y con epitelio de pared delgada (De la Paz y Olvera, 1981).
Otras características. La madera es moderadamente liviana, poco resistente, la
densidad es de 0.40-0.50, no es muy durable en forma natural, pero se puede
impregnar fácilmente para su preservación, es de fácil trabajabilidad y sin problemas
para el secado, la tensión (radial) es débil, de contracción volumétrica total, radial y
tangencial media, poco hendible en sentido radial y tangencial, resistencia media,
absorbe fácilmente pinturas, barnices y otros acabados y preservadores (De la Paz y
Olvera, 1981).
En el Cuadro 22 se muestran las características mecánicas de la madera de P.
pseudostrobus (Sotomayor, 2005).
Cuadro 22. Características mecánicas de la madera de Pinus pseudostrobus.
Densidad
540
MOE
Flex
FLE
Flex
RR
Flex
MOE
Com
Para
RLE
Com
Para
RR
Com
Para
RLE
Com
Perp
RR
Corte
Para
JK
Late
JK
Trans
134000
323
584
103595
227
309
306
65
337
395
Donde:
63
Ensayo
Símbolo
Unidades
Modulo de elasticidad
MOE Flex
(kg/cm )
Resistencia al Límite Elástico
RLE Flex
(kg/cm )
Resistencia a la Ruptura
RR Flex
(kg/cm )
Dureza Janka
Dureza Cara Lateral
JK Late
(kg)
Dureza Janka
Dureza Cara Transversal
JK Trans
(kg)
Compresión paralela
Módulo de Elasticidad
MOE Com Para
(kg/cm )
Resistencia al Límite Elástico
RLE Com Para
(kg/cm )
Resistencia a la Ruptura
RR Com Para
(kg/cm )
Compresión
perpendicular
Resistencia al Límite Elástico
RLE Com Perp
(kg/cm )
Cortante Paralela
Resistencia a la Ruptura
RR Corte Para
(kg/cm )
Densidad
Peso-Seco/Volumen-Verde
P
(kg/cm )
Flexión Estática
Característica
2
2
2
2
2
2
2
2
2
Fuente: Sotomayor, 2005
1.7.2. Usos
Está especie es buena productora de resina, la cual es explotada en los estados del
centro y sur de México. La madera es de buena calidad y sus largos fustes limpios
permiten el uso en aserrío, madera terciada, chapa, triplay, pulpa para papel,
caballetes, molduras, jaulas y envases, como barrera de calor y sonido, postes, pilotes,
madera para minas, durmientes para ferrocarril, tejamaniles y largueros, combustibles,
palillos y fósforos. Asimismo, es muy apreciada en artesanías, ebanistería y muebles
finos o de producción seriada, como mesas, butacas, bancos, etc., en las zonas rurales
tiene varios usos domésticos.
También se propone emplearlo en la fabricación de abatelenguas, palos para paleta,
cucharas para nieve, pisos, canceles, tarimas y plataformas, etc. (Eguiluz, 1978; De la
Paz y Olvera, 1981; CATIE, 1997).
Es una especie recomendable para plantaciones comerciales, también para su uso
ornamental en campos deportivos y parques, debido a que su follaje semicolgante
desprende un aroma agradable a resina (Eguiluz, 1978).
64
CAPÍTULO 2
P in u s m ich o a ca n a Martínez
Y
P in u s m ich o a ca n a var. co rn u ta Martínez
65
2.1. DESCRIPCIÓN DE LAS ESPECIES
2.1.1. Nombre común
Los nombres comunes de Pinus michoacana Martínez son: pino lacio negro, pino, pino
lacio, pino prieto ocote gretado (Oaxaca), pino escobetón (Jalisco), ocote escobetón
(Jalisco), pino blanco (Zacatecas), ocote escobetón, pucurí, tzihuiren (Michoacán), pino
cantaj, ocote, picure, pino real, tuusha (mixteco), tzihuiren y nucochtaj (Martínez, 1948;
Eguiluz, 1978; Madrigal, 1982; Olvera, 1981 y SEMARNAP, 2005).
A Pinus michoacana var. cornuta Mtz se le conoce con el nombre común de pino lacio
(Madrigal, 1982; Guridi, 1980).
2.1.2. Taxonomía
Familia: Pinaceae
Género: Pinus
Especie: Pinus michoacana Martínez
Pinus michoacana var. cornuta Martínez
2.1.3. Especies relacionadas
Pinus michoacana Martínez tiene como sinonimia a Pinus devoniana Lindl. y está
relacionado con Pinus michoacana f. procera Martínez y Pinus michoacana var. cornuta
Martínez (SEMARNAP, 2005).
La especie Pinus devoniana es equivalente a la que Maximino Martínez (1948) ubica
dentro de una Sección a la que llama Montezumae y al Grupo Michoacana con una
especie: Pinus michoacana Martínez; dos variedades: P. michoacana var. cornuta
Martínez y P. michoacana var. quevedoi Martínez, y tres formas: P. michoacana f.
tumida, P. michoacana f. procera, P. michoacana cornuta f. nayaritana.
La existencia de variedades dentro de P. devoniana Lindl. (P. michoacana Martínez) y
el nombre mismo de la especie son aspectos de su taxonomía en el que no existe pleno
consenso entre diferentes autores. Martínez (1948) nombró a esta especie P.
michoacana y propuso las variedades cornuta y quevedoi, además de las formas
nayaritana, tumida y procera. Esta clasificación es apoyada por Perry (1991), sin
embargo, MacVaugh (1992), Farjon y Styles (1997) coinciden en que el nombre
correcto de la especie es P. devoniana (debido a que originalmente así fue determinado
por Lindley) y no reconocen ninguna variedad ni forma, sino que consideran la
existencia de variación fenotípica en la especie. La variedad cornuta es una entidad
taxonómica estadísticamente diferenciable de la variedad devoniana, en base a sus
características morfológicas de conos, acículas, semillas y plántulas, lo que apoya la
taxonomía sugerida por Martínez (1948). Aceptando que el nombre correcto de la
especie es P. devoniana Lindl., y a reserva de un análisis taxonómico más amplio que
66
considere las otras entidades taxonómicas propuestas por Martínez (variedad quevedoi
y formas procera, nayaritana y tumida), se sugiere reconocer a las variedades
analizadas en el presente trabajo como P. devoniana var. devoniana y P. devoniana
var. cornuta (Aguilar et al.; 2005; Sáenz y Aguilar, 2005).
En el presente trabajo se hace referencia a P. michoacana o P. devoniana, según sea
el origen de la fuente que se cita.
El P. michoacana var. cornuta fue establecida por Martínez (1944) aunque parece ser
que Shaw (1909), cuando habla de P. wincesteriana se refiere a este tipo; se diferencia
de la especie típica por su cono, que es menos grueso, más largamente atenuado, casi
siempre encorvado y a veces torcido como cuerno, con escamas menos anchas y
apófisis más bajas, con espina fina y aguda, a veces encorvada (Martínez, 1948).
2.1.4. Forma
El P. michoacana es un árbol de 20-30 m de altura (Figura 12); ramas largas, colocadas
irregularmente en el tallo, en ángulo agudo al principio y horizontales cuando son viejos;
ramillas moreno oscuras, muy ásperas, revestidas de brácteas obscuras, grandes,
salientes, duras y muy juntas (Martínez, 1948; Eguiluz, 1978).
El P. michoacana var. cornuta es un árbol de 20-30 m de altura (Figura 13), con una
copa densa y redondeada. Las ramas son fuertes, extendidas, dispuestas
irregularmente, ascendentes cuando jóvenes y casi horizontales cuando viejas; ramillas
ásperas, moreno oscuras o algo rojizas, a veces con tinte glauco en sus partes más
tierna, ásperas, revestidas de brácteas obscuras, grandes, salientes, duras y muy
próximas, con las bases de las brácteas anchas, salientes y muy juntas (Martínez,
1948; Eguiluz, 1978).
En la Sierra de Coalcomán, Mich., P. michoacana var. cornuta alcanza alturas de 20 a
34 m y diámetros de 30 a 65 cm, la conformación es regular. La forma de la copa es
alargada. La velocidad de crecimiento es regular con una longevidad de 188 años
(Madrigal et al., 1978).
2.1.5. Corteza
P. michoacana presenta corteza áspera y agrietada (Figura 12), de color café oscuro
(Martínez, 1948; Eguiluz, 1978).
P. michoacana var. cornuta tiene la corteza oscura, grisácea, áspera y agrietada, con
largas placas (Figura 13); en la Sierra de Coalcomán, Mich. muestra corteza gruesa
(Martínez, 1948; Madrigal et al., 1978).
67
2.1.6. Hojas
Las hojas en P. michoacana están dispuestas en varios fascículos, son triangulares o
anchamente triangulares, ásperas y fuertes, flexibles y robustas, densamente
colocadas, en grupos de 5 a veces 6 en varios fascículos de 25-45 cm de longitud,
densamente colocadas, color verde claro brillante (Figura 12), ligeramente glaucas en
sus caras internas, con estomas en las 3 caras (unas 7 a 8 hileras en la dorsal y 5 a 6
en las laterales), bordes finamente aserrados cortos y agudos; los canales resiníferos
son 3, medios (a veces los dos exteriores casi externos), los haces fibrovasculares son
dos, muy aproximados, casi continuos, bien distintos y rodeados de abundantes células
de refuerzo; el hipodermo es grueso, con numerosas entrantes irregulares en el
clorénquima, las paredes exteriores de las células endodérmicas son delgadas o muy
ligeramente engrosadas. Las vainas de 25 a 30 mm, a veces hasta de 40 mm, color
castaño claro cuando son jóvenes y muy oscuras después, resinosas, escamosas abajo
y anilladas arriba (Martínez, 1948; Madrigal, 1982; Eguiluz, 1978, PRODEFO, 2001).
En P. michoacana var. cornuta las hojas están dispuestas en grupos de cinco, a veces
cuatro o seis en varios fascículos, comúnmente de 30 cm, pero el rango es entre 20 y
47 cm, son moderadamente ásperas y fuertes, densamente colocadas, triangulares o
anchamente triangulares, fuertes, flexibles pero a veces algo delgadas, moderadamente
ásperas, de color verde oscuro (Figura 13); bordes finamente aserrados y claras líneas
de estomas en las tres caras, los canales resiníferos son tres, pocas veces cuatro y aun
cinco, medios y ocasionalmente uno interno. Las vainas son persistentes, fuertes,
brillantes y algo resinosas, de 25-35 mm, algo pegajosas, de color castaño oscuro
cuando jóvenes y casi negras en las hojas adultas, escamosas abajo y anilladas arriba
(Martínez, 1948; Eguiluz, 1978; Madrigal, 1982).
2.1.7. Conillos
El P. michoacana florea de febrero a marzo. Los conillos son subcilíndricos u oblongos,
levemente atenuados, con frecuencia en grupos de tres, de color moreno ligeramente
violáceo, con ancha base. Las escamas llevan puntas cortas y gruesas (Patiño et al.,
1983; SEMARNAP, 2005).
Los conillos en P. michoacana var. cornuta son terminales, subcilíndricos, levemente
atenuados hacia las extremidades, con frecuencia en grupos de tres, de color púrpura o
azuloso, con escamas gruesas, cuadrangulares, con puntas anchas y extendidas
(Martínez, 1948).
2.1.8. Conos
En P. michoacana Martínez los conos son oblongo-ovoides o casi cilíndrico-cónicos,
algo oblicuos, algo oblicuos, gradualmente atenuados hacia la extremidad y muy poco
hacia la base, de 25-30 cm de largo por 12-15 cm de ancho, de color moreno opaco
(Figura 12), algo resinosos, persistentes y fuertes, extendidos o ligeramente colgantes,
68
casi rectos o levemente encorvados, colocados por pares o en grupos de 3, rara vez
solitarios, sobre pedúnculos gruesos y fuertes de 15-20 mm, solamente visibles en los
conos tiernos. Las escamas son de 5 cm de largo por 20-25 mm de ancho, ápice
obtuso. Umbos irregularmente romboidales, apófisis levantada o anchamente piramidal
en las escamas basales, con elevación de unos 10-12 mm, quilla transversal bien
marcada, con grietas obscuras y una cresta perpendicular más patente en las escamas
cercanas a la base y de allí la forma piramidal de éstas, cúspide pequeña, cenicienta,
con una pequeña punta casi roma, caediza, de 1.2 mm. Pedúnculo grueso y fuerte, de
15-20 mm de largo. La semilla es vagamente triangular de 9-10 mm de largo por 6 mm
de ancho, de color pardo con manchas negras; ala de 4.4-5 cm por 10-12 mm de
ancho, de color café oscuro, surcada longitudinalmente con vetas rugosas y ganchos
basales (Madrigal, 1982; Eguiluz, 1978; PRODEFO, 2001; SEMARNAP, 2005).
P. michoacana var. cornuta presenta conos oblongo-ovoides de 16-30 cm de longitud
más comúnmente 20, gradualmente atenuados hacia el ápice, algo oblicuos y
asimétricos, frecuentemente o casi siempre encorvado (Figura 13), con anchura
equivalente a la tercera o cuarta parte de la longitud, a veces algo torcidos semejando
cuernos, de color verdoso durante largo tiempo y después café amarillento; colocados
por pares, a veces en grupos de tres o cuatro, rara vez solitarios, algo resinosos y
fuertes, semipersistentes, umbos irregularmente cuadrangulares y conos de color café
amarillento, sobre pedúnculos cortos, de 10-15 mm que por lo general acompañan al
cono cuando cae. Escamas fuertes y duras, de 27-45 mm de largo, por lo común
alrededor de 35 por 15-20 de ancho (rara vez 25) de ápice obtuso, umbo irregularmente
romboidal, apófisis algo levantada, casi diédrica y levemente reflejada, con grietas
oscuras y convergentes, quilla transversal, dura y levantada, saliente y una muy débil
costilla perpendicular, lo que da a la apófisis una forma vagamente piramidal, elevada
de unos 6-9 mm. En algunas ocasiones se notan prominentes y angulosas y en otras
redondeadas y subcónicas; cúspide moreno obscura, irregular y brillante, muy poco
saliente con una espinita corta y aguda, semipersistente, comprimida lateralmente y de
base ancha, dirigida hacia la base del cono. Pedúnculos 10-15 mm de largo, por lo
general no se desprenden junto con el cono (Martínez, 1948; Madrigal, 1982).
2.1.9. Semilla
La semilla en P. michoacana es vagamente triangular de 9-10 mm de largo por 6 mm de
ancho, de color pardo con manchas negras; ala de 4.4-5 cm por 10-12 mm de ancho,
de color café oscuro, surcada longitudinalmente con vetas rugosas y ganchos basales
(Madrigal, 1982; Eguiluz, 1978; PRODEFO, 2001 y SEMARNAP, 2005).
P. michoacana var. cornuta tiene semillas café oscuro, con manchas negras,
vagamente triangulares de 6 a 7 mm de largo; provistas con un ala café, con líneas
oscuras longitudinales de 25 a 30 mm de largo por 8 a 10 de ancho (Eguiluz, 1978).
69
Figura 12. A) Árbol y ramas, B) Corteza, C) Hojas, D) Cono de Pinus michoacana.
70
Figura 13. A) Árbol, B) Corteza, C) Ramas y hojas, D) Cono de Pinus michoacana var. cornuta.
En una comparación entre individuos de la var. devoniana y la var. cornuta, se encontró
que en la primera se presentaron conos significativamente más largos y anchos, con
pedúnculo más largo, acículas más largas, yemas con estípulas más largas, acículas
más largas, escamas con quilla más ancha, cúspide más alta y con mayor número de
caras de la cúspide, ala de semilla más larga y ancha, semilla más larga y ancha y
plántulas con mayor número promedio de cotiledones y mayor altura que la variedad
cornuta. La var. cornuta tiene los conos más curvados, aunque la diferencia
corresponde únicamente al 1.1% de la variación total. Esto implica que las diferencias
en la curvatura del cono, entre la var. devoniana y la var. cornuta son mínimas (aunque
significativas), por lo que no es un carácter que por sí solo sea suficiente para identificar
la var. cornuta (Aguilar et al., 2005).
71
2.2. DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA
2.2.1. Distribución geográfica
El P. michoacana se encuentra en las partes montañosas de México en las Sierras
Madre Oriental, Occidental y Madre del Sur, el Eje Neovolcánico y en las Montañas de
Chiapas. También se reporta en los estados de Durango, Guanajuato, Guerrero,
Hidalgo, Jalisco, México, Michoacán, Morelos, Nayarit, Nuevo León, Oaxaca, Puebla,
San Luis Potosí, Veracruz y Zacatecas (Martínez, 1948); también se menciona que se
distribuye hasta Guatemala Central (Perry, 1991).
P. michoacana es una especie que suele formar manchones uniespecíficos, se
distribuye en bosques de pino, otras coníferas y asociaciones pino-encino. En la región
norte del país se distribuye más en cañadas y laderas y en la región central y sur del
país su rango altitudinal es más amplio (Olvera, 1981; SEMARNAP, 2005).
P. michoacana no es muy abundante en Michoacán, habiéndose registrado en la parte
oeste de la cordillera neovolcánica y norte de la Sierra de Coalcomán (Madrigal, 1982).
Se reporta en los siguientes municipios (Figura 14): Uruapan, Cherán, Nahuatzen,
Paracho, Pátzcuaro, Los Reyes, Salvador Escalante, Tacámbaro, Tingambato,
Tumbiscatío, Tuxpan.
Figura 14. Municipios de Michoacán donde se distribuye Pinus michoacana.
(Fuente: SEMARNAP, 2005)
En la Cuenca del Lago de Pátzcuaro, se ubica P. michoacana en una de las
comunidades de requerimientos climáticos secos, aunque es una de las menos
representadas en el área; se localiza en la vertiente sur y suroeste de la cuenca, en
Tingambato, Pichátaro y en el Cerro de Las Varas (Díaz y Bello, 1993).
72
La distribución de P. michoacana var. cornuta se reporta desde Guatemala central
hasta México, en los estados de Chiapas, Michoacán, Nayarit, Oaxaca, Jalisco,
Zacatecas, Edo. de México, Durango, Guerrero, Hidalgo, Puebla, Morelos, Nuevo León,
Veracruz y Guanajuato (Martínez, 1948; Perry, 1992).
En el sistema montañoso denominado Sierra de Tapalpa, el cual corresponde al Eje
Volcánico Transversal, que pasa por la parte sur de Jalisco, El P. michoacana var.
cornuta está distribuido por toda el área, formando masas puras o en ocasiones con P.
leiophylla Schl. Et Cham., en las mejores calidades de sitio (Martínez et al., 2005).
En Michoacán, P. michoacana var. cornuta se encuentra más ampliamente distribuida
que la variedad típica y que la forma procera, localizándose en la Cordillera
Neovolcánica como en la Sierra de Coalcomán, tanto en las regiones Oriental,
Suroccidental y Centro (Sierra Purépecha) (Madrigal, 1982). Se ha colectado en los
siguientes municipios y/o localidades: Acuitzio del Canje, Dos Aguas, Mpio. Aguililla,
Robleros, Mpio. Coalcomán, Zacán, Mpio. Los Reyes, Mpio. Nuevo San Juan
Parangaricutiro, San Rafael, Atapan, Mpio. Tocumbo, El Limón y rancho El Pino, Mpio.
Tumbiscatío, Campo Experimental Forestal “Barranca del Cupatitzio”, Mpio. Uruapan,
Jucutacato y El Maguito, Mpio. Uruapan, Zirahuén y Casas Blancas, Mpio. Salvador
Escalante, Mpios. Uruapan, Tacámbaro y Pátzcuaro, así como otras localidades como
Ahuiran, Sevina, Capacuaro, Pamatácuaro, Pichátaro, Cherán y Cuanajo (Guridi, 1980).
2.2.2. Clima
El P. michoacana se le encuentra en México entre los 16º 10´ y 23º 20´ Latitud Norte y
los 91º 300´ y 105º 30´ de Longitud Oeste, en localidades donde la precipitación media
anual fluctúa entre 1,000 y 1,700 mm; la temperatura máxima promedio del mes cálido
es de 22-26 ºC, la mínima del mes más frío es de 6-14 ºC y la promedio de 14-21 ºC.
Se le puede encontrar en clima subtropical, con verano bien definido. La precipitación
oscila entre 600 y 1,600 mm anuales y la temperatura media anual, oscila alrededor de
18 ºC, con extremas mínimas de 7.1 ºC y máximas hasta de 34 ºC (Eguiluz, 1978).
P. michoacana se encuentra en la Meseta Purhépecha en Michoacán en áreas con
precipitación que varía de 1,000 1,500 mm (o mayor en las partes altas) y temperatura
del mes más caliente es de 27.4 ºC, el mes más frío alrededor de 5.4 ºC. También se
menciona una temperatura media anual de 17 ºC, con una máxima extrema de 30 ºC y
una mínima extrema de 4.3 ºC (Mas et al, 1993). En la comunidad indígena de Nuevo
San Juan Parangaricutiro, Michoacán, crece en un clima templado húmedo con
temperatura media anual de 18 ºC (Aguilar y Aguilar, 1991).
P. michoacana var. cornuta se distribuye en localidades con precipitación media anual
de 650 a 1,600 mm, pero su mejor calidad de estación se ubica entre 900 a 1,200 mm.
La temperatura de -8 a 45 oC con un promedio de 17.8 ºC. Se encontró asociado con P.
lawsonii en sitios con temperatura media anual de 16 ºC y precipitación media de 935
mm anuales. También se localizó en localidades donde la precipitación media anual
fluctúa entre 1,000 y 1,700 mm; la temperatura máxima promedio del mes más cálido es
73
de 22-26 ºC, la mínima del más frío de 6-14 ºC y la promedio anual de 14-21 ºC
(Eguiluz, 1978; Webb, 1980; Madrigal, 1994).
En Jalisco, en la Sierra de Tapalpa, P. michoacana var. cornuta puede encontrarse en
lugares con clima templado subhúmedo, temperatura media anual de 16.8 ºC, la del
mes más cálido de 19.3 ºC y la del mes más frío 13.3 ºC, aunque se alcanzan extremos
máximos de 42.3 ºC y mínimos de -5 ºC; con precipitación de 849 mm y vientos
dominantes de intensidad baja a moderada (Benavides, 1987).
En la Sierra Purhépecha se encuentra en áreas con climas tipo A (c)(w) y C (w) donde
la precipitación varía de 1,000 a 1,500 mm (o mayor en las partes más altas), la
temperatura media anual es de 16.9 a 21 °C, la del mes más caliente es de 27.4 °C, el
mes más frío alrededor de 5.4 °C, el número de días con lluvia es de 60-100
distribuidas de mayo a octubre y con lluvia invernal que no llega a ser mayor del 5% de
la total anual (Alcántar, 1996).
2.2.3. Altitud y topografía
Generalmente se le encuentra en altitudes de 1,500-2,000 msnm aunque también se le
ha colectado hasta los 2,300 msnm, pero su mayor desarrollo se logra en altitudes de
1,800 a 2,000 msnm; aunque los límites altitudinales del P. michoacana incluyendo sus
dos variedades y dos formas, se fijan entre los 1,075 a 3,000 msnm. En la Sierra
Purhépecha en Michoacán, se ubicó en altitudes de 1,000-2,500 msnm (Perry, 1991;
Eguiluz, 1978 y Madrigal, 1982). En la Cuenca del Lago de Pátzcuaro se desarrolla en
altitudes de 2,200 a 2,500 m en la vertiente sur y suroeste de la cuenca, en
Tingambato, Pichátaro y en el Cerro de Las Varas (Díaz y Bello, 1993).
En Michoacán, la variedad devoniana y variedad cornuta, presentan una distribución
altitudinal bien definida y no superpuesta, en donde la variedad cornuta tiene
distribución a mayor altitud y en un rango altitudinal más amplio que la variedad
devoniana (Aguilar et al., 2005).
Para P. michoacana var. cornuta se indica que frecuenta un rango altitudinal que varía
de 1,350 a 2,600 msnm, pero su mayor presencia ocurre entre 1,800 a 2,200 msnm
coincidiendo con las mejores calidades de estación. En Chiapas se encuentra entre 750
a 1,800 msnm; por lo general no forma masas puras, sino que se encuentran los
árboles aislados. Se le ha observado en lomeríos y cañadas, pocas veces en las partes
planas (Eguiluz, 1978).
En Michoacán, se ha localizado en la Cordillera Neovolcánica como en la Sierra de
Coalcomán, en altitudes de 1,500-2,499 m. Específicamente, en la Sierra de
Coalcomán tiene un rango altitudinal de 1,600 a 2,250 msnm (Madrigal, 1982; Madrigal,
1994; Madrigal et al., 1978).
74
2.2.4. Suelos
En la Sierra de Tapalpa, Jal. el P. devoniana se le encuentra en las siguientes
asociaciones de suelo-vegetación: regosol con pino-encino, regosol con encino-pino,
luvisol con pino-encino, luvisol con encino-pino. En estos lugares se encuentra
mezclada con P. oocarpa, P. leiophylla y P. lumholtzii. Las mejores masas, las más
productivas, las más desarrolladas se encontraron en los andosoles donde el P.
michoacana es el dominante, aunque se encuentran manchones muy reducidos de
rodales puros de P. douglasiana y P. pseudostrobus (Manzanilla et al., 1997).
Crece en valles y laderas, los suelos que frecuenta son franco-arenosos o arcillosos
(andosol o luvisol), de reacción ácida de buen drenaje y preferentemente profundos;
son en estos últimos donde su crecimiento es mayor (García, 1996 a).
En Uruapan, Mich., el P. michoacana se encuentra en suelos de origen volcánico, con
textura de arena migajosa (58% arena, 30% limo y 12% arcilla), estructura
microgranular y buen drenaje, pH 6.5 y materia orgánica de 3% en el horizonte A. La
capacidad de intercambio de cationes totales (CICT) es de 14 a 21 meq/100,
habiéndose detectado la presencia de alófano que afecta la absorción del fósforo por
las plantas (Mas et al., 1993). En la comunidad indígena de Nuevo San Juan
Parangaricutiro, puede encontrarse en zonas donde las rocas son ígneas extrusivas,
predominando las basálticas y las andesitas. Los suelos, son andosol húmico de textura
media; andosol ócrico de textura gruesa; regosol dístrico de textura gruesa y feozem
háplico de textura media (Aguilar y Aguilar, 1991).
En Chiapas, P. michoacana se encuentra en suelos de textura arcillo-arenosa, migajónarenosa, migajón-arcillosa, de color café, amarillo-naranja, amarillo-cafesáceo, con pH
entre 5.5 y 7.0, drenaje bueno a medio y profundidad entre 0.50 m en laderas a 3 m en
valles.
P. michoacana var. cornuta se localiza en suelos andosol húmico, luvisol crómico o
acrisol órtico con textura franco-arenoso, areno-limosa o arcillosos, de color amarillo
naranja y rojo oscuro, pH entre 5.5 y 6.5, drenaje bueno a medio, de reacción ácida, de
buen drenaje, someros y preferentemente profundos. En Michoacán se reporta en
suelos profundos con textura franco arenoso, de color café y con pedregosidad
frecuente y drenaje bueno (Madrigal et al., 1978; Eguiluz, 1978; Webb, 1980; Madrigal,
1994).
2.2.5. Vegetación asociada
Estas especies se encuentran asociadas con diversas especies de hojosas, pinos y
otras coníferas. Al P. devoniana se le reporta en México asociado con P. ayacahuite, P.
michoacana var. cornuta, P. chiapensis, P. douglasiana, P. ellioti, P. herrerae, P.
lawsonii, P. leiophylla, P. lumholtzii, P. montezumae, P. oocarpa, P. pseudostrobus, P.
tenuifolia, Abies guatemalensis, A. oaxacana, A. religiosa, Juniperus spp. y Cupressus
lindleyi, así como con un gran número de especies de hojosas como Q. candicans, Q.
75
castanea, Q. crassifolia Q. crassipes, Q. deserticota Q. laeta. Q. laurina, Q.
peduncularis, Q. obtusata. Q. resinosa A. rugosa, Q. scytophylla, Alnus jorullensis,
Arbutus xalapensis, A. glandulosa, Clethra spp., Cornus excelsa, Crataegus mexicanus,
Fraxinus uhdei, llex tolucana, Liquidambar straciflua, Persea spp., Phoebe arsenii,
Prunus capuli, Salix bonplandtiana, S. oxylepis y Tilia mexicana, etc. Así como algunas
hierbas y arbustos como Artemisia mexicana, Coriaria spp., Festuca spp, Rhamnus
mucronata, Rhus radicans, Rubus oligospermus, Salvia spp., Stevia ovata y Vaccinium
spp.; algunas especies indicadoras de disturbios como Acacia pennatula, Agave spp.,
Baccharis conferta, B. heterophylla, Eupatorium mairetianum, Muhlenbergia sp.,
Pteridium aquilinum, Rhamnus hintonii, Senecio praecox, Senecio salignus, Verbessina
sphaerocephala, entre otras (PRODEFO, 2001).
En Michoacán, P. michoacana rara vez forma masas puras, por lo que se encuentra en
asociación con uno o más de los taxa Pinus oocarpa, P. lawsonii, P. pringlei, P.
leiophylla, P. pseudostrobus, P. herrerae, P. michoacana var. cornuta, P. montezumae,
P. montezumae var. lindleyi, además, de Quercus candicans, Q. laurina, Q. rugosa, Q.
crassipes y Q. obtusata (Madrigal et al., 1978; Madrigal, 1982).
En la región oriente de Michoacán en el bosque de encino-pino se asocia con Q.
castanea, Q. candicans, Q. laurina, Q. rugosa, Q. obtusata, P. lawsonii, P. montezumae,
P. pseudostrobus, P. teocote, P. leiophylla, Cupressus lindleyi y Alnus firmifolia
(Madrigal, 1994).
En la Meseta Purhépecha en Michoacán se asocia con P. douglasiana, P. lawsonii,
Piqueria trinervia, Salvia lavanduloides, Phaseolus heterophyllus, Festuca amplissima,
Desmodium callilepis, Gnaphalim sp., Caenothus coeruleus y Pteridium sp. (Vázquez et
al, 1990). En la Sierra de Coalcomán se encuentra en asociación con P. michoacana
var. cornuta, P. herrerae, P. oocarpa y Quercus spp. (Madrigal et al., 1978).
P. michoacana var. cornuta forma masas puras, a veces muy extensas, pero con
frecuencia se asocia con P. chiapensis, P. tenuifolia, P. montezumae, P. oocarpa, P.
pseudostrobus, P. leiophylla y P. cooperi (Eguiluz, 1978). En las regiones Oriental,
Suroccidental y Centro de Michoacán se asocia con P. montezumae, P. leiophylla, P.
pseudostrobus, P. oocarpa, P. douglasiana, P. herrerae, P. michoacana, P. lawsonii,
Quercus rugosa, Q. castanea y Q. obtusata (Madrigal, 1982); en la región oriente en el
bosque de pino-encino, se asocia con P. pringlei, P. oocarpa, P. pseudostrobus, P.
lawsonii, P. martinezii, P. teocote, P. ayacahuite var. veitchii, P. leiophylla, P. martinezii,
P. pringlei, Q. castanea, Q. laurina, Q. rugosa, Q. obtusata, Q. crassifolia, Q. conspersa,
Arbutus xalapensis, Eysenharditia polystachya y Ternstroemia pringlei (Madrigal, 1994).
76
2.3. SILVICULTURA
2.3.1. Bosques naturales
El manejo de P. michoacana se ha orientado a la producción de madera, que por su
buena trabajabilidad es muy demandada para la producción artesanal. En algunas
regiones de Jalisco y Michoacán forma masas puras y crece más aislado en el norte del
país (Durango). Existen algunos estudios sobre la dinámica de la especie y su
rendimiento en biomasa que muestran rendimientos entre 3.0 y 6.5 m3/ha/año. La
especie es medianamente tolerante y responde favorablemente a aclareos intensos
(SEMARNAP, 2005).
En Jalisco se determinaron los “índices de sitio” para estimar la “calidad de sitio” en
bosques de coníferas, considerando las edades base cerca del turno técnico, es decir,
la edad en que se obtenía un diámetro entre 35 y 40 cm, por lo que para P. michoacana
fue de 50 años (Benavides, 1991 citado por Musálem y Sánchez, 2003).
Asimismo, en Jalisco se estimó el Índice de sitio con análisis troncales, relacionando la
edad con la altura total de los árboles de P. michoacana; se consideró una edad base
de 50 años, se ajustó una curva promedio y se derivaron de ella dos o más para definir
3 curvas y tres calidades de estación: excelente, buena y regular. Los rangos de altura
fueron de Mayores de 26.2 m para la excelente, 19.3 a 26.2 m para la buena y menos
de 19.3 m para la regular a la edad base de 50 años. La producción potencial para los
sitios con calidad excelente fue de 12 m3/ha/año, de 6.6 m3/ha/año para los de calidad
buena y de 4 m3/ha/año para la regular (Manzanilla et al., 1997).
En el Área Demostrativa Forestal Tapalpa, del Estado de Jalisco, se realizó la
estimación de la “calidad de sitio” con base en “índices de sitio”, para la especie P.
michoacana var. cornuta Martínez a través de análisis troncales. La edad base elegida
fue de 45 años y se definieron tres calidades de estación y el índice de sitio (Benavides
y Manzanilla, 1993):
Calidad
Calidad
Calidad
I
II
III
Excelente
Buena
Regular
IS
IS
IS
31.89
25.89
19.89
Se reporta que puede alcanzar a la edad de 40 años, alturas de 24.3 m en regulares
índices de sitio y en excelentes índices de sitio hasta los 30 m (Benavides, 1987).
En el Bosque de la Primavera en Jalisco, los daños irreversibles generados por diversos
agentes bióticos y abióticos como incendios forestales, el pastoreo extensivo, las plagas
forestales y el cambio de uso del suelo, pone en alerta a ciertas especies de gran
importancia para la región, como es el caso P. devoniana, que debido a los daños
ejercidos, los árboles presentan deformaciones de fuste, bifurcaciones, enanismo e
insectos nocivos que merman el desarrollo normal de las especies, lo que influye en la
producción de semilla de baja calidad, la cual no garantiza la regeneración natural del
monte. Debido al problema tan agudo, que representa la inhibición de la regeneración
77
natural se planteó rescatarlo a través de la protección de pequeños rodales existentes,
mediante la selección de los mejores ejemplares que aporten el material genético para
su reproducción y fomento de los bosques cultivados (Hernández y García, 2005).
2.3.2. Floración y fructificación
En la Sierra Purhépecha en Michoacán y en Jalisco, la floración de P. michoacana
generalmente se presenta de febrero a marzo, los conos normalmente inician su
apertura en noviembre y la concluyen en diciembre o a principios de enero, por lo que la
dispersión de las semillas se lleva a cabo en diciembre–enero. Se menciona que
existen años semilleros cada cuatro años, por lo que la producción de conos es variable
anualmente (Patiño et al., 1983; García, 1996; PRODEFO, 2001).
En el C.E.F. “Barranca de Cupatitzio” en Uruapan, Mich. el ciclo anual de desarrollo y la
actividad de floración de P. michoacana var. cornuta inicia en los meses de abril y parte
de mayo con la caída de las hojas, es decir, en la estación de seca severa, declinando
el proceso cuando las precipitaciones pluviales aumentan mensualmente (junio a
septiembre). La fase vegetativa activa se presenta en el mes de abril o sea cuando la
precipitación es baja. En general, la floración se observa en los meses de mayo y junio,
a mediados de la primavera (Bello, 1983).
En la Sierra de Coalcomán, Michoacán, la floración de P. michoacana var. cornuta
ocurre de Febrero a Marzo (Madrigal et al., 1978).
2.3.3. Producción y diseminación de semilla
La fecha de recolección de P. michoacana es de octubre a febrero y la producción de
conos por árbol es de 30 a 150 y el número de semillas por kilogramo varía de 15, 974
a 53,333 con promedios que van de 20,905 a 35,126, semillas por kilogramo y presenta
alta longevidad y viabilidad (Patiño et al., 1983; García, 1996; PRODEFO, 2000;
SEMARNAP, 2005).
Los conos normalmente inician su apertura en noviembre y la concluyen en diciembre o
a principios de enero para que la dispersión de las semillas se lleve a cabo en
diciembre-enero, regionalmente se le ha colectado hasta en enero en las partes más
altas de su distribución (Martínez, 1948; García, 1996).
A través de regresión lineal se estimó el peso de semilla limpia en función del peso de
los conos, mediante la ecuación de predicción (Carrillo y Ávila, 1979):
Y = 0.03034 X
Donde:
78
X = Peso de semilla limpia sin impurezas y sin vacías, expresado en kilogramos.
Y = Rendimiento estimado de semilla beneficiada.
P. michoacana var. cornuta produce semillas de tamaño regular (de 6-7 mm largo) y
para la dispersión emplea su ala que también es de tamaño importante (25-30 mm largo
por 8-10 ancho); el principal factor de diseminación es el viento aunque también puede
deberse al arrastre del agua, transporte por aves o roedores. Un kilogramo de semilla
limpia y pura de esta especie rinde alrededor desde 20,905 hasta 40,360 semillas
(Patiño, 1973 citado por Musálem y Sánchez, 2003; Perry, 1991).
En el C.E.F. “Barranca de Cupatitzio” en Uruapan, Mich., se encontró que P.
michoacana var. cornuta presenta 186 escamas con un promedio de 100 semillas y se
estimó que se puede encontrar hasta un 33% de semillas vanas. Además, si se
considera que el máximo rendimiento en el número de semillas es igual a dos veces el
número de escamas fértiles, entonces se podrá estimar el potencial en la producción de
semillas en árboles individuales y en rodales o poblaciones determinadas (Bello, 1983).
2.3.4. Tolerancia a factores ambientales
Para P. michoacana en las exposiciones Sur y Este se debe tener más cuidado con los
trabajos de regeneración natural y de plantaciones, ya que hay evidencias de que se
aumenta el riesgo para lograr el establecimiento satisfactorio de la regeneración, así
como la reducción en el crecimiento de los árboles (PRODEFO, 2001).
El Eucalyptus camaldulensis ha sido considerado de alta capacidad alelopática por lo
que en base a resultados experimentales, se concluye que la interacción entre factores
ambientales y aleloquímicos de E. camaldulensis, pudo haber ejercido un impacto
negativo en el desarrollo y reducida supervivencia de plantas de P. michoacana, lo cual
se expresa durante la época de estiaje; pero existe elevada tasa de supervivencia
durante la época de lluvias y se atribuye un reducido efecto alelopático cuando la
humedad del suelo es alta (Villa, 2001).
2.3.5. Plagas
P. michoacana es afectado por un serie de plagas, como los insectos de conos y
semillas: Leptoglossus occidentales, Conophtorus michocanae, Conotrachelus
neomexicanus, Dioryctria erythropasa, Cecidomya bisetosa, Megastigmus albifroms,
Eucosma sonomana, Dioryctria cibriani; insectos defoliadores: Zadiprion falsus y
Neodiprion spp.; insectos que se alimentan de floema y cambium: Dendroctonus
mexicanus, D. adjuntus, D. approximatus, D. valens, Ips mexicanus, I. calligraphus
(Cibrián et al., 1995).
79
Entre los insectos que afectan la producción de semilla de P. michoacana en la Sierra
Purhépecha en Michoacán se cita a Conophtorus michoacanae, Chionaspis pinifolia,
Megastigmus albifrons, Cydia sp. y Dioryctria erythropasa (Del Río, 1980 a; Del Río y
Mayo, 1987).
La semilla es afectada por M. albifrons y el daño se agudiza ya que en muchas
ocasiones, en los conos que tienen evidencia externa de semilla destruida por esta
avispa, se presentan ataques por otro insecto carpófago de suma importancia como
Conophthorus conicolens, originando que la cantidad de semilla llena destruida pueda
ser superior al 27.4%. Se sugiere probar métodos de control biológico, por ejemplo, la
cría y liberación de la avispa Syntomosphyrum sp., que tiene antecedentes como
agente de control natural de M. albifrons (Del Río, 1983; Del Río y Mayo, 1987 citados
por Musálem y Sánchez, 2003). Para su control, se recomienda la aplicación de los
plaguicidas y dosis como se menciona en la especie P. pseudostrobus (Vázquez, s/f a;
Vázquez, s/f b).
En la cuantificación de los daños ocasionados por M. albifrons en conos de P.
michoacana, los resultados indican que se registraron de 1 hasta 62 emergencias por
cono con una media de 12. Así se determinó el porcentaje de semillas llenas afectadas
de 22.3% en conos verdes, mientras que en conos colectados del suelo fue de 80.7%
(Del Río y Mayo, 1993).
Leptoglossus occidentales (chinche semillera), Conophthorus michoacanae y
Conotrachelus neomexicanus (picudo de los conos), son también plagas de conos y
semillas; su control sólo se justifica en huertos y áreas semilleras o en rodales
productores de piñones. El uso de insecticidas sistémicos, inyectados en el fuste o
aplicados al suelo, constituye la medida ecológicamente más aceptable y puede ser
usada para árboles de diferentes tamaños; en aquellos de menos de 15 m de altura, se
tiene la opción adicional de aplicar insecticidas de contacto. Los tratamientos se deben
realizar cuando los conillos están en desarrollo, lo que generalmente sucede en la
segunda mitad de abril. Para su control se puede usar el ingrediente activo
Carbofurán® granulado (G) en dosis de 80 g por centímetro de diámetro normal,
aplicado al suelo. Para aplicaciones en el fuste, se puede usar el ingrediente activo
Acefato llamado comercialmente como Medicaps® o Acecaps®. Una marca comercial
contra este insecto es la Permetrina® CE y la aplicación se hace un mes después de
que cerraron las escamas de los conillos (Vázquez, s/f a).
Otro barrenador de conos es Dioryctria erythropasa en hospederos como P.
michoacana, P. leiophylla, P. douglasiana, P. oocarpa y P. lawsonii. Para proteger la
cosecha de huertos y áreas semilleras es recomendable aplicar insecticidas al principio
de la primavera mediante inyecciones en el fuste; las marcas comerciales son:
Dicrotofós®, Oxidemetón-metil® u Acefato® PH a dosis de 1.2 g por centímetro de
diámetro normal. Los insecticidas comerciales de contacto que se recomiendan para
controlar especies de Dioryctria son: Azinfos-metil 35® PH, en dosis de 1 kg/ha. Se
puede emplear el insecticida Fenvalerato® concentrado emulsionable (C.E.), en dosis
de 75 a 400 ml en 100 L de agua (Vázquez, s/f a; Vázquez, s/f b).
80
Cydia montezumae (gusano barrenador de la semilla) tiene como hospederos a P.
michoacana y P. montezumae. La colecta de conos caídos en el suelo y la incineración
de los mismos es una práctica que puede reducir fuertemente las poblaciones de las
larvas que se encuentran en ellos, además es factible realizar el control químico con
insecticidas sistémicos mediante inyecciones al suelo. Para ellos se recomienda el uso
de Carbofuran® a dosis de 150 g del producto que viene en la formulación al 5% por
cada cm de diámetro normal. La aplicación se hace en el suelo sobre la línea de goteo
de la copa, antes de las lluvias (Vázquez, s/f b).
Zadiprion falsus (mosca sierra del pino) es un defoliador que afecta a P. michoacana, P.
montezumae, P. pseudostrobus y P. leiophylla; para este insecto que toda su vida
larvaria la pasa al aire libre, se pueden aplicar varios tipos de control como son: el
químico, a través de insecticidas de contacto, los más usados son Malatión 50 CE en
dosis de 100 a 200 cc en 100 L de agua o Carbaril 80® PH a razón de 250 g en 100 L
de agua, aplicados durante los meses de septiembre y octubre, que es cuando han
eclosionado la mayoría de los huevecillos y las larvas son jóvenes, por lo que el daño al
follaje es de poca consideración. El control biológico es una opción que se puede
utilizar aunque es a largo plazo; en forma natural las avispas Lamachus y Stylocriptus
(Hymenoptera: Ichneumonidae) y la mosca Spathimeigenia mexicana Aldrich (Díptera:
Tachinidae) parasitan hasta un 30.5% de larvas en capullo. Se ha probado también que
Endasys subclavatlus (Say) (Hymenoptera: Ichneumonidae) parásita hasta un 20.5% en
la fase de capullo (Vázquez, s/f a; Vázquez, s/f b).
En el Estado de Jalisco se reporta a Z. falsus en los hospederos P. douglasiana, P.
devoniana y P. leiophylla. Para su control se realizó la aplicación de los productos
biológicos: dos hongos entomopatógenos (Metarhizium anisopliae, Bauveria basiana) y
una bacteria entomopatógena (Bacillus thuringiensis). Los resultados registraron una
gran cantidad de larvas muertas por m2 (aproximadamente entre 40 a 60 larvas) y en
las partes altas de los árboles. Se encontraron un 95 a 98% de larvas en un estado
momificado y algunos adultos vivos, pero ya con signos evidentes de la presencia de la
enfermedad; con lo anterior, se reportó un 90 a 95% de recuperación del arbolado
(Salas et al., 2005).
P. michoacana es afectado por Dendroctonus mexicanus, aparentemente es la especie
más ampliamente distribuida en el país y por D. adjunctus que presenta gran
concentración de sitios localizados en el centro del país (Perusquía, 1982 a). Para su
control, además de D. aproximatus y D. valens, se recomiendan los mismos productos y
dosis mencionados en P. pseudostrobus (Vázquez, s/f a; Vázquez, s/f b).
Los Ips calligraphus, I. cribricollis, I. grandicollis, además de Pityophthorus crassus, P.
cristatus, P. discretus, P. durus, P. festus, P. segnis subocapus, P. schwerdtfegeri, P.
annectens, Pissodes zitacuarence y Eucosma sonomana. También afectan a P.
michoacana y su control es igual como se describió en P. pseudostrobus (Vázquez, s/f
b).
81
Retinia edemoidana (barrenador de brotes), afecta a P. michoacana y P. montezumae.
Se ha experimentado el control mecánico (extracción manual de larvas) con buenos
resultados, aunque es lento. En árboles de alto valor y que se encuentren severamente
infestados se pueden aplicar insecticidas de contacto al fuste, cuando se presente la
emergencia de los adultos. El producto que se sugiere usar es Carbaril 50® CE a dosis
de 250 g en 100 L de agua (Vázquez, s/f b).
Synanthedon cardinales (mariposa resinera) es otra plaga que en la Sierra Purhépecha
en Michoacán, sus principales especies hospederas en orden de importancia son: P.
douglasiana, P. leiophylla, P. pseudostrobus, P. montezumae y P. michoacana. Es
común observar que la mayor cantidad de daños, ocasionados por la población larval
de la mariposa resinera recaen en árboles que han sufrido algún tipo de deterioro
primario, como podas de ramas mal realizadas, golpes en el fuste o incendios; se
asocia con los cánceres en tronco y ramas causados por el hongo Cronartium; al
principio de los ataques del insecto se notan ligeros escurrimientos de resina cristalina
apenas visibles sobre la corteza externa que dejan las larvas recién eclosionadas, pero
a medida que crecen éstas, sus daños se perciben en el tronco como grandes grumos
de resina. Algunos de sus enemigos naturales, entre los que destacan en orden de
importancia: Hyssopus rhyacioniae (Gahan), las avispas Hissopus rhyacioniae, Euderus
sp. y Horismenus sp., así como Lissonota sp. (Del Río, 1990). El control químico es
igual como se describió en P. pseudostrobus (Vázquez, s/f a; Vázquez, s/f b).
Un barrenador de tallos y ramas en renuevos y plantaciones de P. michoacana
pertenecientes al género Petrova y como resultado del ataque de este insecto, la parte
superior del tallo puede secarse y originar una deformación en el crecimiento del
arbolado joven, pero no mata el árbol (Del Río, 1980 b).
Los insectos de importancia encontrados en plantaciones evaluadas en el municipio de
Morelia, Mich., fueron el defoliador Coloradia sp. sobre P. michoacana y Rhyacionia sp.
en yemas de plantaciones jóvenes de P. michoacana, pero la plaga más dañina fue D.
mexicanus afectando hasta en 80% al arbolado (Cuadro 23) (Serrato y Ascencio, 1993.)
La mejor protección contra el ataque de plagas es sin duda alguna, una masa sana,
compuesta por individuos fuertes, resistentes. La aplicación oportuna de aclareos y de
cortas de saneamiento contribuye a evitar la presencia y propagación de plagas. Debe
tomarse en cuenta, si se desea hacer plantaciones, elegir pinos de hojas largas (como
P. devoniana) que por lo general son menos susceptibles al ataque del Dendroctonus
mexicanus que los de hoja corta. En el sistema silvícola SIMANIN (Manzanilla et al.,
1997) se desarrolló el siguiente modelo para clasificar el riesgo de plaga
(principalmente de descortezador):
Y = 0.242691-0.00624801(X1)-0.2489(X2)+0.599399(X3)+0.095385(X4)
Donde:
Y = Valores de proporción de plagas predichos.
X1 = Total de área basal (m2/ha).
X2 = Proporción de área basal de pino.
82
X3 = Proporción de pinos de hoja chica.
X4 = Disturbio.
Cuadro 23. Principales insectos encontrados en plantaciones evaluadas en el municipio
de Morelia, Michoacán.
Especie(s)
Dendroctonus. mexicanus Hops*
D. valens Lec.
D. paralellocollis
I. grandiocollis
P. festus* (Word) y P. cristatus
(Wood)
Conophthorus sp.
Melanotus sp.
Acanthocinus sp.
Sitona sp.
P. michoacana sp
E. occidentales Heideman
Cinara sp.
Atta sp.
R. frustrana*
Doryctria sp.*
C. doris Barnes y C. Pandora
Blake*
A. polyphemus (Cremer)
Hyalopthora sp.
Halisidora sp.
Hospedero(s)
P. leiophylla
P. pseudostrobus
P. michoacana
P. michoacana
P. michoacana
Función
Descortezador Primario
P. leiophylla
P. pseudostrobus
P. michoacana
P. michoacana
P. leiophylla
P. michoacana
Descortezador Secundario
(competidor)
P. michoacana
P. michoacana
P. michoacana
P. michoacana
Michoacana
P. michoacana
P. michoacana
P. michoacana
P. michoacana
P. michoacana
P. michoacana
P. michoacana
P. leiophylla
P. michoacana
Descortezador Secundario
Descortezador Secundario
Descortezador de ramillas
Barrenador de yemas y
brotes
Barrenador
Barrenador
Defoliador y Rizófago
Defoliador y Rizófago
Carpófago
Chupador
Defoliador
Barrenador de yemas
Descortezador
Defoliador
Defoliador
Defoliador
Defoliador
Fuente: Serrato y Ascencio, 1993
Entre las plantas parásitas que afectan a P. michoacana se puede mencionar a
diferentes especies de muérdago como Arceuthobium spp., Psittacanthus calyculatus,
P. macrantherus, P. schedianus y P. americanus, este último se le ha encontrado
parasitando principalmente los bosques de coníferas del municipio de Paracho, Mich.
(Vázquez et al., 1986). El control es igual como se describió en P. pseudostrobus
(Vázquez, s/f a; Vázquez, s/f b).
El P. michoacana var. cornuta es atacado por descortezadores de los géneros
Synanthedon (S. cardinalis), Dioryctria, Pissodes (P. zitacuarense), Dendroctonus (D.
mexicanus y D. valens); a estos dos últimos es medianamente resistente. Los
barrenadores Ips grandicollis, I. cribicollis, I. calligraphus se presentan como plagas
83
primarias después de la ocurrencia de los incendios o en árboles rayados. También se
han detectado ataques del barrenador de yemas Eucosma sonomana y de los
barrenadores de conos y semillas tales como Conophthorus michoacana, Megastigmus
albifrons y Dioryctria erithropasa (Del Río, 1985; Del Río, 1988).
En el caso de insectos que se alimentan de la raíz se registra a Phyllophaga rubella
(Cibrián et al., 1995). Contra este insecto, tradicionalmente se han aplicado insecticidas
granulados alrededor de las plantas jóvenes, sin embargo, actualmente hay cepas de
hongos entomopatógenos de los géneros Metarrhizium y Bauveria, que se aplican al
suelo brindando una protección más prolongada por lo menos durante las etapas
críticas de las plantaciones. En el vivero se aplica en el transplante el insecticida
Carbofuran 4F® CE y se puede agregar 1 kg de caolín, se agita fuertemente a esta
mezcla y en ella se introduce la raíz de la planta (Vázquez, s/f a). Entre los factores
adversos que afectan a P. michoacana var. cornuta se mencionan daños por roedores
en plantas jóvenes en la Sierra de Coalcomán, Mich. (Madrigal et al., 1978).
2.3.6. Enfermedades
Entre las enfermedades que afectan a P. michoacana, se menciona al hongo de las
hojas Lophodermium pinastri, que causa defoliaciones que retrasan el crecimiento pero
que no llegan a provocar la muerte de los árboles, a menos que se combine el ataque
con situaciones de debilitamiento fuerte de los árboles causado por sequías extremas y
prolongadas (Vázquez et al., 2000). El control es igual como se describió en P.
pseudostrobus (Vázquez, s/f b).
Casi todas las semillas son portadoras de esporas de hongos comunes en su
superficie, como los del género Fusarium que afectan las semillas al momento de hacer
las pruebas de germinación (Patiño et al., 1983).
Criptoporus volvatus (pudrición del fuste de pino) tiene como hospederos a P.
michoacana, P. leiophylla, P. pseudostrobus, P. lawsonii, P. douglasiana, P.
montezumae y P. oocarpa. No hay experiencia en el control de esta enfermedad, pero
como medida preventiva se puede eliminar individuos aislados mediante la remoción en
los saneamientos (Vázquez, s/f b).
Cronartium quercum (enfermedad de ramas en pino) afecta a P. michoacana, P.
lawsonii, P. pseudostrobus, P. douglasiana, P. leiophylla, P. oocarpa y P. rudis. Para su
control se recomienda hacer aspersiones de fungicidas protectores como Clorotalonil
(Bravo C/M®) en dosis de 500 a 1,000 g/100 L de agua, Daconil 350® g/100 L de
agua); además de aplicar fungicidas sistémicos como Carboxim (Vitavax 300® PH) en
dosis de 5 g/L de agua, Oxicarboxim (Plantvax 75®) de 2-4 g/L de agua), Benomyl
(Benalte 50® PH) de 2-4 g/L de agua, Riadimefon (Bayleton 25%® PH) de 25 a 50
g/100 L de agua y Triforine (Saprol 200®) en dosis de 125 g en 100 L de agua
(Vázquez, s/f b).
84
Las semillas de P. michoacana provenientes de un rodal del C.E.F. “Barranca de
Cupatitzio”, Uruapan, Mich., presentaban los siguientes contaminantes epibióticos:
hongos y bacterias de los géneros Botrytis, Pestalotia, Thyzopus, Penicillium y
Xanthomonas. Se encontró también los siguientes contaminantes ectobióticos: Hongos
de los géneros Penicillium, Botrytis, Aspergillus, Pestalotia. En diferentes pruebas se
concluyó que los géneros Botrytis y Pestalotia son agentes causantes del “damping off”
en P. michoacana. La inmersión de las semillas en una solución de hipoclorito de sodio
al 1% durante 4 a 6 minutos, permitió un 100% del control de los microorganismos
epibióticos (García, 1996 a).
Entre las enfermedades en P. michoacana var. cornuta, se menciona al hongo de las
hojas Lophodermium pinastri que causa defoliaciones que retrasan en crecimiento pero
no llegan a provocar la muerte de los árboles (García, 1996 a).
2.3.7. Sistemas y prácticas silvícolas
Los sistemas silvícolas empleados para el manejo de bosques de P. michoacana y P.
michoacana var. cornuta, en asociación con otras especies, son el Método de
Desarrollo Silvícola (MDS), el Método Mexicano de Ordenación de Bosques Irregulares
(MMOBI) y el Sistema Silvícola de Selección (SISISE). Este último consiste en remover
el arbolado maduro, generalmente los árboles más grandes y viejos, ya sea en forma
individual o por grupos pequeños, a intervalos generalmente de 5 a 15 años repetidos
indefinidamente, con objeto de permitir la regeneración continua en cada rodal y
mantener el estado incoetáneo de las masas. El concepto más moderno de este
método es efectuar también derribos de arbolado de todas las clases silvícolas, edades
y diámetros, especialmente los sujetos mal conformados, dominados, enfermos y
dañados. Esto con el fin de refinar la masa y mantener una cierta proporción entre las
categorías diamétricas pequeñas, medianas y grandes, de acuerdo a las características
de las especies y a la calidad de estación (Mas, 1990).
En Jalisco, como en la mayor parte de los estados de México, donde se desarrollan los
bosques de pino y en los cuales cohabita P. devoniana, el manejo que se le otorga, en
general es similar al de otras especies de pino. Con base en programas de manejo
forestal, se establecen y adoptan medidas para lograr una producción sostenible, tanto
de los recursos forestales maderables como no maderables. Se aplican principalmente
el SICODESI que busca formar masas regulares coetáneas en manchones aplicando
cortas de árboles padres o cortas sucesivas y el MMOBI que aplica esencialmente
cortas de selección individuales o en grupos, según se quieran masas irregulares o
regulares en pequeños manchones. No obstante que se han tenido fallas como ocurre
con cualquier otro método o sistema, éstos se siguen aplicando, desde luego con
algunas modificaciones que los mismos técnicos ajustan, ello con base a las
condiciones del medio y según los requerimientos que la especie o el tipo de vegetación
requiere. Por lo general, los tratamientos aplicados en el SICODESI y en el Sistema de
Manejo Integrado de los Recursos Forestales (SIMANIN), tienden a formar masas
regulares y coetáneas en pequeños o grandes manchones, dependiendo de la
extensión de la aplicación.
85
El SIMANIN se desarrolló en la región de Tapalpa en Jalisco, donde se distribuye P.
devoniana y permite evaluar los cambios que están teniendo las masas como
consecuencia de las intervenciones silvícolas para hacer ajustes de los trabajos para
garantizar la sustentabilidad de los aprovechamientos. El método de tratamiento se
aplica de dos formas: por selección individual, este es el más indicado para especies
que se dan de forma aislada y rala dentro de la vegetación. El otro es el de selección
por grupos, es el más recomendable para P. devoniana en aquellos lugares en donde
no se recomiende o no se quiera aplicar tratamientos intensivos (Manzanilla et al.,
1997).
En la Sierra de Tapalpa en el estado de Jalisco, la especie arbórea más abundante e
importante es P. michoacana y los aprovechamientos de madera y resina se realizan
mediante estudios dasonómicos con aplicación del Método Mexicano de Ordenación de
Montes, pero en 1989 se realizó el inventario forestal para poner en marcha un Sistema
de Manejo Integrado (SMI), el cual requiere de un proyecto de fomento forestal que
asegure la regeneración natural o inducida mediante la siembra directa y/o plantación
(Moreno, 1999).
Otros tratamientos pueden ser cortas de árboles padres o sucesivas, los cuales se
aplican más a masas compuestas por especies demandantes de luz, principalmente en
los primeros estadíos de su crecimiento, generalmente esto se caracteriza para la gran
Mayoría de las especies de género Pinus, como el P. devoniana, entre otras. Si se
quiere garantizar llegar a la cosecha final en el menor tiempo posible, con los mejores
árboles con la menor inversión, se recomienda que en cada rodal antes de aplicar los
aclareos, se haga una selección de los árboles que se quieren llevar hasta la cosecha
final (200-300 por ejemplo) y entonces los aclareos se practiquen de tal manera que se
esté favoreciendo todo el tiempo, el crecimiento de los mismos de una manera
uniforme, la exposición de la copa a los rayos de luz y la formación de una copa bien
distribuida por todos lados para que se disminuyan las deformaciones del crecimiento.
La gran ventaja es que se pueden reducir los costos de estas actividades y
concentrarse en aquellos individuos que van efectivamente a alcanzar mejores precios
(Manzanilla et al., 1997).
2.3.8. Crecimiento y rendimiento volumérico
En Jalisco, con el SIMANIN se desarrolló un modelo para P. michoacana con la
finalidad de medir el crecimiento; primeramente se calcula el volumen de los árboles en
pie empleando tablas de volúmenes, generadas por ejemplo con el modelo:
In V = 1.296972 + 2.008875 In D + 0.035818 H
Donde:
In = Logaritmo natural base (e= 2.718281).
V = Volumen total fustal del árbol.
86
D = Diámetro normal.
H = Altura total del árbol.
El ritmo de crecimiento en altura de P. michoacana var. cornuta aumenta y disminuye
gradualmente, presentándose la culminación del ICA de los 27 a 34 años. A los 50 años
la altura alcanzada fue de únicamente 17 a 22 m, lo cual indica que se encuentran en
una calidad de estación pobre. El crecimiento en diámetro es muy uniforme de los 30 a
70 años, después disminuye y se conserva también muy regular hasta después de los
100 años; el ICA culmina entre los 50 y 60 años. En el Estado de Michoacán, el
volumen de 0.1 m3 lo obtiene hasta los 35 años, el primer m3 a los 65 a 75 años y los 4
m3 entre los 125 y 170 años (Mas, 1978).
Para P. michoacana var. cornuta en Tapalpa, Jal., se reporta que es una especie
considerada como intolerante con regeneración natural; se ha manejado con los
sistemas silvícolas: selección, cortas sucesivas, árboles padres y matarrasa; notándose
baja regeneración cuando se aplican cortas de selección individuales (Manzanilla et al.,
1997).
2.3.9. Edad de rotación, turno
El turno va a variar conforme a la calidad del sitio y para el P. michoacana en el
SIMANIN, se decidió emplear el turno técnico definido como el periodo en años
requeridos por los rodales coetáneos para llegar al momento de su aprovechamiento.
Para el caso de Tapalpa en Jalisco, se fijó como un diámetro aceptable para la industria
el de 40 cm aunque también se utilizan diámetros menores para producción de cajas de
empaque, lo que permite la aplicación de diversas prácticas silvícolas.
En aquellos lugares en donde resultó la calidad de estación excelente se encontró que
en los bosques sin manejo, se alcanza el diámetro de 40 cm a la edad de 40 años, en
tanto que en la calidad de estación buena es a los 50 años y en la regular a los 60 años
de edad.
En el SIMANIN se recomienda para el P. michoacana un turno de 50 años y aplicar
cortas intermedias o aclareos cada 10 años. Después del 4º aclareo (a los 40 años), se
aplica una corta preparatoria 5 años después (a los 45 años), para abrir gradualmente
la entrada de luz, y así favorecer la producción de conos. Además, para permitir que en
ese lapso de tiempo se tenga por lo menos un buen año semillero, que se cree en la
región ocurre cada 4 años, aunque parece ser muy variable y depende de un gran
número de condiciones como la edad, densidad, exposición, clima, etc. (Manzanilla et
al., 1997).
Cabe mencionar que con base a experiencias recientes, se ha observado que los
crecimientos que se obtienen en plantaciones en Michoacán puede acortarse el turno
de la especie hasta una edad de 20-25 años.
87
2.3.10. Regeneración natural
Es poca la información que se reporta sobre estudios que se hayan hecho
específicamente sobre la regeneración natural de esta especie. Como es sabido los
árboles producen bastantes semillas y aparentemente no presentan problemas para
establecerse en forma natural, a menos que los conos y las semillas estén atacados por
insectos que las destruyen o se haga un mal manejo de las densidades, se exponga
bruscamente el terreno y las plántulas al sol y se provoquen problemas similares a los
que se presentan en casos de sequía.
La exposición es muy importante para el establecimiento de la regeneración natural de
P. michoacana. En la región de Tapalpa, Jal., se encontró que los suelos eran mejores
en las exposiciones Zenital, Norte y Oeste y por comparación de aerofotografías se
corroboró que la regeneración también se había establecido mejor en estas
exposiciones (Manzanilla et al., 1997).
En la aplicación de herbicidas para liberar la regeneración de pinos en áreas
incendiadas, los resultados de las aplicaciones de primavera y otoño mostraron que el
herbicida Gramoxone® es altamente tóxico para los brinzales en las dosis aplicadas (4
y 6 L/ha); por ello, se llevó a cabo una prueba de laboratorio para determinar si con
dosis más bajas se presentaba el fenómeno. Se utilizaron brinzales de P. michoacana y
P. douglasiana de un año de edad, aplicando las siguientes dosis: 0.4, 0.8 y 1.2 ml de
ingrediente activo (2, 4 y 6 ml del producto comercial por litro de agua). Los brinzales de
P. michoacana y P. douglasiana mostraron los efectos de fototoxicidad aun con dosis
de 2 ml por litro de agua (Vázquez et al., 1990).
2.4. PRÁCTICAS DE VIVERO
2.4.1. Recolección, manejo y almacenamiento de semilla
Los conos recién cosechados de P. michoacana deben pasar un período de tiempo
menor a 10 días en lugares sombreados y aireados, antes de que puedan ser
sometidos a la acción directa del sol o con calor artificial para su apertura, con el objeto
de que se produzca la evaporación lenta del exceso de agua contenida en los conos.
Secado de conos. Para secar los conos al sol se recomienda utilizar mantas pequeñas,
hechas de un saco de yute abierto, en cada una de las cuales se colocarán conos en
una cantidad no mayor que el contenido de una lata de 18,91 litros. El secado se
producirá en horas de la mañana y se llevará de nuevo al interior de la nave al terminar
la jornada laboral o cada vez que se produzcan las lluvias. El proceso puede tardar
hasta 4 semanas y después de este período se habrá liberado la mayor parte de la
semilla.
Si se utilizan estufas para el secado se obtienen mejores resultados ya que se logra un
mejor rendimiento de semilla de los conos. Este método es recomendable
especialmente si se desea certificar la semilla.
88
Extracción de semilla. Si no existen instalaciones mecánicas para extraer la semilla,
ésta se hará a mano, colocando los conos en zarandas o en cajas planas con fondo de
tela metálica de 1/8 pulgada y moviéndolos con un rastrillo u otro utensilio, si es
necesario, los conos se golpean y finalmente, a mano se pueden extraer las semillas
que queden entre las escamas introduciéndolos en un cono giratorio cuyas paredes son
de malla de alambre por donde saldrá la semilla aun con ala.
Beneficio de la semilla. Comprende el desalado, limpieza, secado, mezcla de los lotes,
desinfección y envasado. Una vez extraída las semillas de los conos, las mismas serán
colocadas en zarandas, y expuestas a la luz solar, para permitir que las alas de que van
acompañadas se sequen, y se tornen más frágiles. Una vez que esto ha ocurrido, se les
somete a flotación manual con energía suficiente para separar el ala, pero teniendo
cuidado de que no se dañen las propias semillas. Estas se depositan en sacos a los
que se les colocará una tarjeta de identificación respectiva de la especie y procedencia,
manteniéndose colgados a la sombra hasta que se traslade a la nave de limpieza
(García, 1996; PRODEFO, 2001).
Las semillas, en mezcla con las alas ya partidas, deben ser trasladadas a la brevedad
posible hasta la nave de limpieza, con ayuda de cernidores de diferentes medidas o
máquina limpiadora se puede separar la semilla de las impurezas como son bolitas de
resina, partículas de hojas, escamas o corteza; se deben preparar cerca de la máquina
suficientes sacos totalmente limpios y exentos de semillas para envasar las que se
vayan obteniendo del proceso. En los lugares donde se limpien semillas y no posean
máquinas limpiadoras, la limpieza se realizará con ventiladores o mediante las
corrientes de aire natural. A medida que las semillas vayan quedando limpias, se irán
envasando en los sacos previamente preparados. Identificándolos de nuevo con las
tarjetas que acompañaban a las semillas y colgándolos hasta que se concluya con toda
la procedencia (García, 1996; PRODEFO, 2001).
Terminado el trabajo de limpieza del total de una procedencia, se procederá a secar las
semillas con la acción directa del sol, hasta comprobar que las semillas se encuentren
completamente secas para su almacenamiento, previa desinfección con algún producto
químico, uno muy económico es el empleo de cloro casero preparando una solución de
dos partes de cloro por tres de agua para sumergir la semilla por diez minutos y
después proceder al secado. Las charolas son muy apropiadas para secar la semilla
que debe ser colocada en capas no mayores del grosor de dos semillas y una vez seca
se procede a almacenarla para lo que se recomienda hacerlo a temperaturas de 0-4 °C
hasta el momento de su empleo (García, 1996; PRODEFO, 2001).
La semilla de P. michoacana almacenada en envases de lata y con una germinación del
96% tiene después de 14 meses un 95% de germinación. Otro lote con 89% de
germinación registró después de 60 meses un 88% y uno con 68% se determinó a los
102 meses un 66% de germinación. La temperatura fue de aproximadamente 0 ºC
durante todo el tiempo (Patiño et al., 1983).
89
En P. michoacana se analizaron lotes de semilla almacenadas en una cámara fría (0-3
ºC) durante 8 meses, resultando una variación de contenido de humedad que fluctuó de
8.2 a 10.9% y el porcentaje de germinación entre 80 y 70% en promedio; la relación
contenido de humedad-porcentaje de germinación no siguió ningún comportamiento
específico.
Hongos del género Fusarium afectan a la semilla durante los análisis de germinación en
P. michoacana var. cornuta.
Es muy importante conservar los datos del origen de la semilla y emplearla solamente
para producir plántulas que van a ser plantadas en condiciones semejantes a las de los
árboles padres, para disminuir los riesgos de adaptabilidad al medio (PRODEFO, 2001).
2.4.2. Germinación
La germinación de P. michoacana se inicia a los 17 días a partir de la fecha de siembra.
La germinación a los 50 días a partir de la fecha de siembra, alcanza sus porcentajes
de estabilización para posteriormente incrementar de manera casi constante y alcanzar
sus máximos valores a los 54 días posteriores a la siembra.
La COFOM, reporta tiempos de germinación de 6 hasta los 20 días posteriores a la
siembra. En lo que se refiere a los porcentajes de germinación, éstos van desde 26
hasta el 81%. Otro trabajo menciona que con semillas de la región del Lago de
Pátzcuaro en Michoacán, tiene un porcentaje de germinación del 85% (Aldrete y López,
1993).
La semilla de P. michoacana var. cornuta germina bastante bien y no presenta
problemas de germinación, ésta ocurre de 6 a 10 días dependiendo del color, tamaño y
del medio de germinación. Colocada para su germinación en charolas, se registró una
duración de 22 días y se logró un desarrollo de la planta de 30 cm en vivero después de
6 meses (Patiño et al., 1983; Hernández y García, 2005).
En laboratorio con semilla de P. michoacana var. cornuta se obtuvo un promedio de
germinación de 83.7%, en un lapso de 12 días con temperatura controlada a 25 ºC
(Bello, 1983) y con semillas de la región del Lago de Pátzcuaro en Michoacán se
presentó un 66% de germinación (Aldrete y López, 1993).
2.4.3. Prácticas de cultivo
La reproducción artificial se ha realizado en la región central del país, tanto en
plantaciones como en masas naturales. Los brinzales generalmente se producen en
bolsas o en contenedores (SEMARNAP, 2005).
90
La planta se puede producir en almácigo o directamente en bolsas de polietileno
perforadas o en envases de plástico cónicos (tubetes) con un agujero en el vértice del
cono para drenar el agua. Cuando es mediante almácigo, la planta se puede producir
en semilleros utilizando sustrato compuesto de suelo de monte y arena de río, en
proporción de 1:1. Se acostumbra sembrar el P. michoacana en almácigo durante los
meses más cálidos del año; durante el periodo de Mayo a Julio se obtienen los mayores
porcentajes de germinación, a las dos y cuatro semanas. Se recomienda sembrarla a
una profundidad de 1 a 3 cm y que la instalación del almácigo o semillero sea lo más
próximo posible al área de plantación definitiva.
Cuando se produce en envase, se siembra de 1 a 3 semillas en cada uno, dejando
finalmente la planta más vigorosa. Se sugiere tamaños de bolsas de 20 x 20 y 20 x 25
cm, aunque también pueden ser más pequeñas (18 x 7 x 7 cm) para plantas que serán
establecidas en campo entre los 10 y 12 meses de edad.
También son empleados tubetes de plástico rígido especialmente cuando se emplean
procedimientos mecanizados para envasar el suelo y la siembra de la semilla; las
dimensiones pueden variar, pero por lo general son de 12-13 cm de largo con un
diámetro en la parte superior de 2-3 cm y de 1 cm en la inferior, con una capacidad de
56 cm3. Las raíces al ser conducidas hacia abajo, salen por el orificio inferior, entran en
contacto con el aire y mueren, propiciando una poda natural. Este tipo de envases tiene
la ventaja de que puede ser usado varias veces dependiendo del cuidado de su manejo
(Patiño y Marín, 1983 citados por PRODEFO 2001).
Es importante hacer notar que los envases cortos de 13-15 cm de longitud son los
mejores para producir planta en localidades que presentan una estación húmeda larga;
en contraste, los envases de 20 a 25 cm de largo, son mejores para aquellas áreas que
presentan lluvias irregulares y/o una estación seca larga. Estos últimos permiten que el
sistema radical de las plantas crezca más y que puedan colocarse a mayor profundidad
cuando se efectúe la plantación para evitar, hasta donde sea posible una desecación
rápida (Liegel y Venator, 1987 citados por PRODEFO, 2001).
En Michoacán se reporta que el trasplante se realiza entre los 18-20 días después de la
siembra a bolsas de polietileno negro de 10 x 23 cm (García, 1996 a).
Otro sistema producción de planta es a raíz desnuda y la densidad de población en
camas de crecimiento para P. michoacana es de 80-120 y en P. michoacana var.
cornuta de 130-150 plantas/m2 (García, 2002).
Las características morfológicas deseables para plántulas de P. michoacana y P.
michoacana var. cornuta (García, 2002) se muestran en el Cuadro 24.
91
Cuadro 24. Características morfológicas deseables para plántulas de P. michoacana y
P. michoacana var. cornuta.
Especie
P. michoacana
P. michoacana
var. cornuta
Altura
(cm)
Relación
a/d*
4-10
10-15
8-10
20-30
Diámetro
de collar
(mm)
5-8
5-6
Longitud
radical
(cm)
12-15
12-15
Relación
raíz/tallo
0.15-0.5
0.15-0.5
No.
Raíces
laterales
>10
>10
Fuente: García, 2002
En cuanto a la duración del estado cespitoso, en P. devoniana (P. michoacana), el
rompimiento del estado cespitoso ocurrió al año y nueve meses de edad de las plantas.
El incremento ocurrido en sólo cuatro meses (marzo-junio 2005), durante el ciclo de
crecimiento inmediato al rompimiento del estado cespitoso, representó el 70% del
crecimiento total en altura de dos años de edad. Sin embargo, el patrón de crecimiento
previo al rompimiento del estado cespitoso no es nulo, sino muy lento, a razón de
aproximadamente 9.9 cm por año (Aguilar y Sáenz, 2005).
Para P. devoniana se recomienda que la fecha en que debe estar disponible para
plantación es a partir del 1 de julio, producida en contenedor, con indicaciones
generales de origen de la especie, vivero y procedencia de la semilla, una sola planta
por contenedor (el contenedor no puede incluir ninguna otra planta de la misma u otra
especie), planta recta con una sola flecha de acuerdo con su hábito de crecimiento
juvenil como planta cespitosa. Deben descartarse plantas bifurcadas o con flechas
múltiples, planta sana, con su color verde sui-generis, sin síntomas de marchites o
clorosis ni acículas secas en la base, sin daños mecánicos, lignificada, follaje con hojas
verdaderas, la raíz debe sujetar completamente el sustrato al sacarla del contenedor,
largo de la raíz 10 centímetros, que corresponde a la dimensión (profundidad) del
contenedor (charola y/o tubete), fibrosa con abundantes puntos de crecimiento de color
blanco, presencia de micorrizas en el sustrato, altura media de la planta 10 cm en un
rango de 7 a 17 cm, diámetro promedio del cuello de 5.5 mm en un rango de 4.5 a 10
mm (PRODEFO, 2000).
En P. michoacana bajo condiciones de vivero los hongos micorrícicos asociados son
Amanita muscaria, Lycoperdon perlatum y Lactarius indigo (García y Muñoz, 1993). Las
semillas se contaminan de microorganismos epibióticos, los cuales de alguna forma
causan pérdida de viabilidad y para eliminarlos se encontró que la inmersión de las
semillas en hipoclorito de sodio al 1% durante 4 minutos, resultó ser un tratamiento
excelente de desinfección, ya que con ello se logró erradicar en un 100% los
microorganismos (Vázquez, 1996).
El diagnóstico fitosanitario de plagas y enfermedades forestales en el vivero “Lázaro
Cárdenas” de la Comisión Forestal del Estado de Michoacán, ubicado en Morelia,
indica que en P. michoacana se observaron plantas que presentaban síntomas
generados por tensión crónica debido a la falta de nutrición (nitrógeno) y acículas con
manchas cloróticas. Se recomendó establecer un monitoreo continuo del estado
92
sanitario de la planta, para que oportunamente se pueda detectar y controlar problemas
de plagas y enfermedades, adquirir semilla certificada, desinfectarla con Captán® en
polvo y en los semilleros aplicar también para prevenir “damping off” y establecer un
banco de micorrizas inicialmente usando suelo forestal (Villa, 2000).
La especie P. michoacana muestra mayor resistencia al ataque de damping-off causado
por Fusarium y/o Alternaria, manifestando sólo un 3.8% de mortalidad, siguiendo en
orden descendente las especies P. oocarpa, P. tenuifolia, P. pseudostrobus y P.
montezumae que es la más susceptible, con una mortalidad del 35.2% (Vázquez y
Sánchez, 1981).
Para evitar el ataque de pájaros y roedores se recomienda el uso de malla mosquitero
que le proporcione al mismo tiempo sombra. Respecto a las enfermedades, como el
mal del talluelo o “damping off”, se puede prevenir desde la producción en vivero,
mediante la aplicación de Captán® en dosis de 2-5 g/L de agua mediante riego aplicado
cada ocho días durante tres semanas, mientras que para el control de gallina ciega,
hormigas arrieras o chancharras, se recomienda aplicar Volatón® al 5%. En general
para el control de diversos insectos, la aplicación de Malathión a razón de 1 ml/L de
agua cada ocho días por espacio de un mes y Daconil® a dosis de 12 g en 10 L de
agua junto con Manzate D® a dosis de 24 g/10 L de agua con aplicación de 15 días
durante un mes puede ser suficiente (Keyes y Rojas, 1985 citados por PRODEFO,
2001).
2.5. ESTABLECIMIENTO Y MANEJO DE PLANTACIONES
2.5.1. Preparación del sitio de plantación
La preparación de terreno y sistema de plantación necesarios para lograr una buena
supervivencia y óptimo desarrollo requiere que se elimine la competencia de hierbas y
arbustos al menos durante los tres primeros años, pero como presenta un estado inicial
cespitoso, lo que puede prolongar hasta el cuarto o quinto año, la eliminación de
maleza es necesaria en lugares donde es bastante agresiva, ya que se han observado
reducciones en la supervivencia hasta de 95% lo que ha llevado al fracaso total.
En la Sierra Purhépecha la preparación del terreno debe consistir en el corte de hierbas
total o en fajas alternas y los arbustos y árboles remanentes en el área de plantación,
con la finalidad de que no interfieran con el desarrollo de la nueva masa y se logre un
crecimiento lo más homogéneo posible.
La eliminación de la maleza en franjas alternas puede realizarse con implementos de
motor ligeros conocidos como desbrozadoras o herramienta manual cuidando de no
afectar a la plantación o con herbicidas como el Esterón®, la operación puede
ejecutarse en franjas, círculos individuales por arbolito o en toda la superficie; con esta
labor, la supervivencia se aumenta hasta un 95% o más. En ningún caso es
recomendable barbechar el terreno debido a que por sus características físicas y de
pendiente, el suelo es arrastrado fácilmente por efecto de las lluvias que llegan a ser
93
torrenciales formándose rápidamente pequeñas cárcavas que llegan a adquirir
proporciones importantes si no se corrigen (García, 2002).
Los métodos más utilizados en la limpieza del sitio son los manuales, mecanizados o
químicos; el más usado es el manual a través de “chaponeos” (corte de la maleza con
machete) en fajas y cajetes, aunque recientemente en algunas regiones donde se están
estableciendo plantaciones comerciales, se emplean indistintamente los tres anteriores,
dependiendo de las condiciones originales del terreno y del objetivo final.
Se recomienda realizar el desmonte del terreno se realice para dar espacio a los
nuevos individuos a plantar y posteriormente aplicar una quema controlada después del
desmonte, con el objeto de integrar elementos minerales al suelo; cuando este sea
profundo y con pendientes menores al 15%, es aconsejable dar un paso superficial de
rastra con el tractor en la época de lluvias.
En cuanto al barbecho, se practica con el fin de remover el suelo, de tal forma que las
raíces de las plantas prosperen mejor. En los lugares donde la estación seca es un
obstáculo, se recomienda realizar prácticas para conservar la humedad. En suelos
pobres se aconseja que antes de la plantación se aplique un fertilizante con los tres
macronutrimentos (N-P-K), a razón de 110 g por cepa. Aunque las recomendaciones
previas no son específicas para P. devoniana, son aplicables y se recomiendan también
para otras especies de pino. En Michoacán en algunas plantaciones se ha aplicado un
paso de arado y cruza del terreno con el mismo implemento, obteniendo buenos
resultados (Fierros et al., 1999 citados por PRODEFO 2001).
2.5.2. Plantación y espaciamiento
Por lo general, en condiciones naturales se encuentran ejemplares de P. devoniana con
fustes largos rectos como producto de la poda natural inducida por la competencia entre
individuos de la misma especie. Algunas plantaciones en México y específicamente en
Jalisco, parecen confirmar que se pueden tener buenos resultados regulando
apropiadamente las densidades y aplicando podas tempranas y otras prácticas
silvícolas de manera oportuna, así como preparando adecuadamente el terreno y la
cepa (PRODEFO, 2001).
El sistema de plantación más comúnmente utilizado es el denominado cepa común de
30 x 30 x 30 cm y/o 40 x 40 x 40 cm para planta envasada y a pico de pala para las de
raíz desnuda, lográndose buenos resultados con supervivencias de hasta 90% a los 5
años, en ambos casos (Muñoz, 1990). Se recomiendan hacer las cepas con uno o dos
meses de anticipación, para que se intemperice el suelo y posteriormente se pueda
realizar la plantación (PRODEFO, 2001).
También se ha empleado el sistema español que es una variante del método de cepa
común; una vez que ésta se ha construido se procede a realizar un cajete circular de
una superficie aproximada de 1 m2, la finalidad de esta práctica es captar y conservar la
humedad. Una vez que el brinzal se ha plantado, se colocan tres piedras a su alrededor
94
para disminuir la evaporación del suelo y proteger a la planta de factores adversos. En
Chapingo, Méx., se hicieron plantaciones de P. michoacana en condiciones de suelos
muy tepetatosos con resultados bastante aceptables, tomando en cuenta la condición
tan crítica del lugar de la plantación (PRODEFO, 2001).
En Michoacán, se obtuvieron buenos resultados plantando P. michoacana de 16 meses
de edad y con una altura promedio de 25 cm. La preparación del terreno consistió en
eliminar primeramente algunos árboles y arbustos presentes en el área, posteriormente
se hicieron las cepas de 30 x 30 x 30 cm y a continuación se realizó la plantación
(PRODEFO, 2001).
En una plantación en el municipio de Coalcomán, Mich., se empleó P. michoacana var.
cornuta, entre otras especies, con el método de cepa común de 20 a 40 cm, planta
producida a raíz desnuda y en envase, con espaciamiento entre hileras de 1.5 a 2.5 m.
Los resultados obtenidos demostraron que con la forma de plantación en envase, se
presentó una supervivencia equivalente a 38%, mientras que para plantaciones a raíz
desnuda se presentó una supervivencia de 80% (Madrigal et al., 1978).
2.5.3. Cultivo de las plantaciones
Se recomienda mantener limpia la plantación durante los primeros años, esto para
evitar la competencia de especies arbenses no deseables, ya que éstas compiten por
agua, luz y nutrientes. Se pueden realizar cuando menos hasta los primeros tres años
de establecida la plantación, en cajetes de por lo menos un metro de diámetro
alrededor de la planta (Fierros et al., 1999 citados por PRODEFO, 2001).
Una evaluación del efecto de las podas a intensidades del 50, 33 y 25% con respecto a
la altura total del árbol sobre el crecimiento en altura y diámetro en plantaciones de 9
años de edad de P. pseudostrobus y P. michoacana, establecidas en Uruapan con
espaciamiento de 2 x 2 m, reporta los siguientes resultados después de 10 años:
En P. michoacana el mayor incremento periódico en altura correspondió al tratamiento
33% de poda con un valor de 11.2 m, seguido en orden decreciente por el tratamiento
50%, testigo y 25% con valores de 9.25, 8.46 y 8.27 m, respectivamente. El mayor
incremento en diámetro fue en el tratamiento 50% de poda con un valor de 10.62 cm;
un comportamiento similar a éste mostraron los tratamientos correspondientes al 33%,
testigo y 25%, con valores de 9.68, 9.6 y 6.79 cm, respectivamente (García y Toledo,
1989).
Los aclareos se sugieren en plantaciones jóvenes, con la finalidad de estimular el
crecimiento de los árboles remanentes y para incrementar la cosecha total, éstas
prácticas consisten en eliminar árboles plagados, enfermos, muertos o dañados por
otras condiciones ambientales. Los aclareos pueden realizarse en fajas alternas, bajo el
sistema de selección o bien pueden ser cortas de saneamiento, tales aclareos deben
empezarse a los 5 años de edad; por ejemplo, si se inicia con 2,500 plantas/ha, se
deberá continuar aplicando aclareos en forma periódica (posiblemente cada 5 años)
95
hasta llegar a su turno con una población de 200 a 400 árboles por ha durante un
periodo de 25 años (Fierros et al., 1999 citados por PRODEFO, 2001).
El P. michoacana var. cornuta debe ser utilizado en plantaciones comerciales, de
protección o de recuperación en la Sierra Purhépecha para aprovechar su adaptabilidad
a gran variedad de condiciones, por las características de crecimiento y como
componente de un grupo de especies adecuadas para plantaciones en la región, ya que
las plantaciones de una sola especie no son deseables para disminuir la propagación
de plagas o enfermedades.
2.5.4. Crecimiento y rendimiento volumétrico
El crecimiento del P. devoniana es muy variable, ello depende de las diversas calidades
de sitio, edad, densidad de plantación y manejo. No es aventurado esperar en
plantaciones comerciales, sobre buenos suelos y aplicando las técnicas apropiadas,
producciones anuales de 10 m3/ha/año o sea en un turno de 20-25 años podría
esperarse por lo menos 350 m3 (PRODEFO, 2001).
En la región de Uruapan, Mich., se elaboraron tarifas de volúmenes para P.
michoacana, de las cuales se anota un ejemplo en el Cuadro 25 (Mas et al., 1985).
En plantaciones de Morelia, Mich., se elaboraron tarifas de volúmenes para P.
michoacana (Cuadro 26), utilizando el volumen fustal total (VFT), sin considerar las
ramas (Mas et al., 1990).
96
Cuadro 25. Tarifa de volúmenes para plantaciones de Pinus michoacana del Campo
Experimental Forestal “Barranca de Cupatitzio”, Uruapan, Mich.
Volumen de fuste total (m3)
0.012152
0.025022
0.043592
0.068187
0.099219
0.136991
0.181755
0.233736
0.293121
0.360081
0.454763
0.517303
0.607821
0.706428
0.813221
0.928292
1.051720
1.183580
1.325950
1.472900
1.630460
DAP (cm)
6
8
10
12
14
16
18
20
22
24
26
28
30
32
34
36
38
40
42
44
46
Fuente: Mas et al., 1985
Cuadro 26. Tarifa de volúmenes para plantaciones de Pinus michoacana en Morelia,
Michoacán.
Volumen (m3)
0.0028
0.0070
0.0138
0.0242
0.0388
0.0582
0.0830
0.1139
0.1514
0.1961
0.2485
0.3093
0.3788
0.4576
0.5462
0.6451
0.7547
0.8556
DAP (cm)
6
8
10
12
14
16
18
20
22
24
26
28
30
32
34
36
38
40
Fuente: Mas et al., 1990
97
En el C.E.F. "Barranca de Cupatitzio", se realizaron ensayos de plantaciones
experimentales con P. michoacana; los resultados de la evaluación a 18.8 años de su
establecimiento, indican que los espaciamientos 2 x 2 y 1 x 1 m son inadecuados
porque causaron alta mortandad de árboles que desaparecieron al ser suprimidos por la
fuerte competencia y haciéndose patente la falta de manejo silvícola, el resto son
árboles demasiado esbeltos ya que crecieron demasiado en competencia lo que motivó
que el diámetro y el incremento en diámetro fueran bajos. En el espaciamiento de de 2
x 2 m se tuvo una supervivencia 15%, altura media 17.02 m y diámetro medio 20.6 cm
en espaciamiento de plantación (Mas et al., 1993).
En evaluaciones de plantaciones establecidas en Morelia, Mich., una de las especies
que presentaron mayor adaptabilidad fue P. michoacana. El crecimiento en altura en
suelo luvisol crómico y luvisol órtico, muestra de los 5 a los 12 años un crecimiento
menor que en suelo luvisol férrico; pero, de los 13 a los 18 años de edad se tiene un
mayor crecimiento en suelo luvisol órtico. A la edad de 11 años presentó en suelo
luvisol órtico, una alta supervivencia (75%), altura media de 6.6 m, DAP medio de 14.3
cm, área basal de 13.30 m2/ha, volumen de 44 m3/ha, y un incremento medio en
volumen de 4.0 m3/ha/año.
A los 19 años presentó una buena supervivencia (45%), altura media de 12.6 m, DAP
medio de 23.5 cm, área basal de 20.70 m2/ha, volumen de 130.4 m3/ha y un incremento
medio anual de 6.8 m3/ha. A los 20 años registró la mayor productividad con una
supervivencia de 62%, altura media de 12.8 m, DAP de 20.7 cm, área basal de 21.57
m2/ha, volumen de 138.0 m3/ha y un incremento medio de 6.9 m3/ha/año (Mas et al.,
1990).
El P. michoacana var. cornuta produce de 6-12 m3/ha/año, dependiendo de la calidad
de los suelos donde se encuentre creciendo, de la preparación del terreno, densidad de
plantación, afectación por los factores de disturbio, labores culturales y sobre todo de la
calidad de la plántula (Webb, 1980).
Son pocas las plantaciones donde se pueden observar resultados consistentes, sobre
todo porque al llegar al diámetro mínimo aprovechable, los habitantes de la región
inician inmediatamente a derribarlos; en los Cuadros 27 a 31 se mencionan algunos
índices del crecimiento de P. michoacana var. cornuta determinados en el C.E.F.
"Barranca de Cupatitzio" (García, 1996 a).
Características: Suelo andosol, 1760 msnm y plantación de 24.3 años con P.
michoacana var. cornuta (57%) y P. pseudostrobus (43%).
98
Cuadro 27. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta asociado con P.
pseudostrobus en el Campo Experimental Forestal "Barranca de
Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
Espaciamiento (m)
Inicial
Actual
2x2
4.36
IMAA
(m)
1.08
DAP
(cm)
31.2
Inicial
2,500
IMAD
(cm)
1.3
No. Árb/ha
Actual
P. michoacana 299
P. pseudostrobus 226
Vol/ha
(m3)
347.8
Supervivencia
(%)
21
Altura
(m)
26.4
IMAV
(m3)
14.3
AB
(m2/ha)
40.3
Fuente: García, 1996 a
Donde:
IMAA= Incremento medio anual en altura
DN= Diámetro normal
IMAD= Incremento medio anual en diámetro
Vol/ha= Volumen por hectárea
IMAV= Incremento medio anual en volumen
AB= Área basal
Características: Suelo andosol, 1,760 msnm y plantación de 24.3 años con P.
michoacana var. cornuta (54%), P. pseudostrobus (32%) y P. ayacahuite (14%).
Cuadro 28. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta asociado con P.
pseudostrobus y P. ayacahuite en el Campo Experimental Forestal
"Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
Espaciamiento (m)
Inicial
Actual
2x2
4.26
Inicial
2,500
IMAA
(m)
0.97
IMAD
(cm)
1.1
DAP
(cm)
26.7
No. Árb/ha
Actual
P. michoacana 297
P. pseudostrobus 176
P. ayacahuite 77
Vol/ha
(m3)
255.4
Fuente: García, 1996 a
99
Supervivencia
(%)
22
Altura
(m)
23.6
IMAV
(m3)
10.5
AB
(m2/ha)
30.8
Características: Suelo andosol, 1,760 msnm y plantación de 24.3 años con P.
michoacana var. cornuta (50%), P. pseudostrobus (20%), P. ayacahuite (10%) y P.
lawsonii (20%).
Cuadro 29. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta asociado con P.
pseudostrobus, P. leiophylla y P. lawsonii en el Campo Experimental
Forestal "Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
Espaciamiento (m)
Inicial
Actual
2x2
3.16
Inicial
2,500
IMAA
(m)
0.97
IMAD
(cm)
0.9
DAP
(cm)
22.8
No. Árb/ha
Actual
P. michoacana 500
P. pseudostrobus 200
P. leiophylla 100
P. lawsonii 200
Vol/ha
(m3)
319.9
Supervivencia
(%)
40
Altura
(m)
23.6
IMAV
(m3)
13.2
AB
(m2/ha)
40.9
Fuente: García, 1996 a
Localidad: Campo Experimental Forestal "Barranca de Cupatitzio", suelo andosol, 1,760
Características: suelo andosol, 1,760 msnm y plantación de 24.3 años con P.
michoacana var. cornuta (48%), P. pseudostrobus (20%) y P. ayacahuite (32%).
Cuadro 30. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta asociado con P.
pseudostrobus y P. ayacahuite en el Campo Experimental Forestal
"Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
Espaciamiento (m)
Inicial
Actual
2x2
4.00
Inicial
2,500
IMAA
(m)
1.00
IMAD
(cm)
1.1
DAP
(cm)
26.8
No. Árb/ha
Actual
P. michoacana 300
P. pseudostrobus 125
P. ayacahuite 200
Vol/ha
(m3)
301.1
Fuente: García, 1996 a
100
Supervivencia
(%)
25
Altura
(m)
24.2
IMAV
(m3)
12.4
AB
(m2/ha)
35.2
Características: Suelo andosol, 1,760 msnm y plantación de 24.3 años con P.
michoacana var. cornuta (43%), P. pseudostrobus (38%) y P. ayacahuite (19%).
Cuadro 31. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta asociado con P.
pseudostrobus y P. ayacahuite en el Campo Experimental Forestal
"Barranca de Cupatitzio" en Uruapan, Mich.
Espaciamiento (m)
Inicial
Actual
2x2
3.92
IMAA
(m)
1.08
DAP
(cm)
28.9
Inicial
2,500
IMAD
(cm)
1.1
No. Árb/ha
Actual
P. michoacana 299
P. pseudostrobus 226
P. ayacahuite 99
Vol/ha
(m3)
355.2
Supervivencia
(%)
26
Altura
(m)
26.4
IMAV
(m3)
14.6
AB
(m2/ha)
42.7
Fuente: García, 1996 a
En ésta plantación se observa que la supervivencia relativa fue baja (26%), pero por el
espaciamiento inicial el número de árboles/ha actual es todavía un poco alto para llegar
a la corta final, porque se debió llegar a esta edad con 350-400 árboles/ha. A pesar de
lo anterior, se mostró más la productividad maderable con valores de hasta 14.6
m3/ha/año de IMAV; sin embargo, se evidencia la falta de manejo silvícola.
En Tiamba, Mpio. de Uruapan, Mich., se estableció una plantación con P. michoacana
var. cornuta (Cuadro 32) en suelo andosol, a 1,800 msnm, con semilla de árboles
seleccionados por sus características fenotípicas y de crecimiento, lo que permitió que
se manifestara en gran parte su velocidad de crecimiento y a que la plantación se
estableció en un terreno de buena calidad como correspondería a los destinados a las
plantaciones comerciales. A 13.9 años de establecimiento, el crecimiento en altura se
encuentra en el rango considerado normal para la especie en plantaciones, el
crecimiento en diámetro logró valores sobresalientes con 27 cm en promedio y un IMAD
de 1.9 cm/año, que manifiesta las ventajas de emplear semilla proveniente de árboles
selectos (García, 1996 a).
Cuadro 32. Índices de plantación de P. michoacana var. cornuta en Tiamba, Mpio. de
Uruapan, Mich.
Espaciamiento (m)
Inicial
Actual
2x2
2.91
No. Árb/ha
Inicial
Actual
2,500
1,181
IMAA
(m)
0.76
IMAD
(cm)
1.5
DAP
(cm)
20.7
Vol/ha
(m3)
288.0
Fuente: García, 1996 a
101
Supervivencia
(%)
47
Altura
(m)
10.61
IMAV
(m3)
20.7
AB
(m2/ha)
39.7
2.5.5. Plantaciones agroforestales
En México son escasas las experiencias al respecto, pero se advierte que la asociación
con cultivos agrícolas es posible en aquellos lugares en donde las condiciones del
terreno lo permitan y con ello se tendrían libre de malezas y se disminuirían los costos
de producción. Por ende, es preferible intercalar cultivos agrícolas durante los primeros
años para amortizar los costos de la plantación, esto es mientras los árboles no cubran
el espacio que podría ser aprovechado por los cultivos agrícolas, además, la asociación
reduce la erosión y permite un mejor aprovechamiento del suelo. Podría ser interesante
combinarlo con producción de hongos comestibles o con pastos (PRODEFO, 2001).
En la Cuenca del Lago de Pátzcuaro se evaluaron sistemas agroforestales simultáneos,
diseñados con plantación de especies forestales (P. pseudostrobus, P. michoacana, P.
montezumae, P. ayacahuite y Cupressus lindleyi), con densidades de plantación de
1250, 625 y 200 árboles/ha asociadas con maíz (Figura 15), trigo, triticale (Figura 16),
durazno, pasto rodhes, pasto festuca, avena y avena + ebo, como componentes
agropecuarios (Sáenz et al., 2001 a).
Figura 15. Sistema agroforestal con maíz y P.
michoacana en la Cuenca del Lago de Pátzcuaro,
Mich.
Figura 16. Sistema agroforestal con triticale y P.
michoacana en la Cuenca del Lago de Pátzcuaro,
Mich.
Los resultados indican una relación entre la densidad del componente forestal y la
producción del componente agropecuario, es decir, el rendimiento de forraje seco (M.
S.) y grano se incrementa al disminuir la densidad del componente forestal (Cuadro 33).
La producción promedio con mayor rendimiento de forraje se registró con avena (11.6
ton/ha con 625 árboles/ha). En cuanto a grano, el mayor rendimiento se obtuvo con
maíz (4.2 ton/ha con 625 árboles/ha) (Sáenz et al., 2001 a).
102
Cuadro 33. Productividad de sistemas agroforestales en la Cuenca del Lago de
Pátzcuaro, Mich.
Sistema agroforestal
Plantación Forestal
+
Forrajes
Plantación Forestal
+
Cultivos Agrícolas
Densidad
componente
forestal
(árboles/ha)
1250
625
1250
625
Componente
agropecuario
Producción componente
agropecuario
(ton/ha M. S. o grano*)
Pasto Rodhes
Avena
Pasto Rodhes
Avena
Maíz
Trigo
Triticale
Maíz
Trigo
Triticale
4.8
9.0
6.2
11.6
3.2
2.4
2.6
4.2
3.0
3.3
Frutales
+
Plantación Forestal
625
Pasto Festuca
2.7
+
Pastos
Cultivos
Agropecuarios
200
Avena
15.0
+
Cerca viva
* M. S. para el caso de componentes pecuarios y grano para los componentes agrícolas.
Fuente: Sáenz et al., 2001 a
En la Microcuenca Laguna de Zinciro, Mpio. de Erongarícuaro, Mich., se evaluó el
sistema agroforestal con plantación forestal y cultivos forrajeros, utilizando las especies
P. pseudostrobus, P. michoacana, P. montezumae y C. lindleyi, con densidades de
plantación de 1,400 y 700 árboles/ha como componentes forestales y como
componentes forrajeros Avena, Avena + Veza de invierno y Avena + Ebo. Los
resultados obtenidos durante el año de establecimiento y en las dos densidades del
componente forestal, muestran que el mayor rendimiento (16 ton de m.s./ha) se obtuvo
con el sistema agroforestal conformado con avena var. Cuauhtémoc + Ebo y 700
árboles/ha (Cuadro 34) (Sáenz et al., 2001 a).
103
Cuadro 34. Producción de sistemas agroforestales en la Microcuenca Laguna de
Zinciro, Mich.
Componente agropecuario
Avena var. Chihuahua
Avena var. Cuauhtémoc
Avena var. Chihuahua + Ebo
Avena var. Cuauhtémoc + Ebo
Avena + Veza de Invierno (Procedencia local)
Avena + Veza de Invierno (Proc. Australia)
Densidad componentes forestales
(árboles/ha)
1250
625
Rendimiento (ton M. S./ha)
6.6
7.9
10.9
13.0
6.8
8.1
13.3
16.0
4.0
4.8
5.1
6.7
Fuente: Sáenz et al., 2001 a
Con la implementación de sistemas agroforestales se garantiza una producción
sostenible, ingresos económicos a corto y mediano plazo por los componentes
agropecuarios y beneficios a largo plazo por los componentes forestales, además, se
impacta en el proceso de cambio de uso del suelo, disminución de las tasas de erosión,
aumento de la infiltración del agua de lluvia in situ y mayor retención de la humedad en
el suelo, diversificación de la producción, reconversión productiva de terrenos de ladera
abandonados, con uso agrícola o pecuario poco productivo a un uso forestal rentable
(Sáenz et al., 2001 a).
2.6. MEJORAMIENTO GENÉTICO
En 1967 el Instituto Nacional de Investigaciones Forestales (INIF) crea el Departamento
de Mejoramiento Genético de Árboles Forestales y con él se inicia el establecimiento de
áreas semilleras en el país, precisamente las primeras se establecieron en Michoacán,
en rodales de P. douglasiana y P. michoacana. Hasta 1977 se habían establecido 26
áreas semilleras en diferentes estados de la República Mexicana y comprendían
diferentes especies de coníferas, desafortunadamente la gran mayoría se perdieron. En
México aún es muy escasa la información sobre mejoramiento genético, pues ni
siquiera se tienen huertos semilleros de P. devoniana, aunque se sabe que en algunas
regiones se tienen rodales o árboles plus, donde se cosecha semilla de mejor calidad
(PRODEFO, 2001).
Para el establecimiento de áreas semilleras de P. michoacana se sugiere localizar
masas puras de la especie, procurando que las condiciones de suelo y clima sean
similares a las de los lugares donde se realizará la plantación. El terreno debe presentar
una inclinación menor al 15% y ser de fácil acceso. Se requiere una superficie de 16 ha,
con 30 a 65 árboles por hectárea, sanos y bien conformados, de entre 25 a 50 años de
edad y en plena producción de semilla. Los árboles deben presentar fuste recto, libre de
torceduras y bifurcaciones, copa estrecha y bien formada que presente buena poda
natural. El área semillera se conforma por una faja de protección de 100 m de ancho y
una zona central de 4 ha que es el sitio donde se producen las semillas selectas de
mejor calidad porque la polinización se da entre los árboles seleccionados. Se
104
recomienda aplicar de 600 a 1,000 Kg/ha de la fórmula 10-10-10 para incrementar el
vigor de los árboles y favorecer la producción de flores, conos y semillas año con año.
La mejor época para la fertilización es de agosto a septiembre, antes de que los pinos
inicien la diferenciación de las yemas florales (Moreno, 1999).
Se reporta que en la Sierra de Tapalpa, Jal., existe un área semillera de P. michoacana
ubicado en el paraje “El Desmonte” que se localiza en la parte Centro-Sur del predio El
Divisadero correspondiente al conjunto predial El Carrizal (Manzanilla et al., 1997).
2.7. PROPIEDADES Y USOS
2.7.1. Propiedades físico-mecánicas de la madera
Las características de la madera (Cuadro 35) de P. michoacana son:
Características macroscópicas. La albura presenta un color amarillo pálido en la madera
temprana y castaño rojizo en la tardía; el duramen es rosa en la madera temprana y
castaño rojizo en la tardía, con olor resinoso y sabor amargo, brillo mediano en las
caras tangenciales y alto en la radiales, veteado pronunciado, textura mediana e hilo
recto. Los anillos de crecimiento muy distinguibles por una banda clara de madera
temprana y una oscura de madera tardía; su anchura es homogénea. La madera
temprana ocupa más de la mitad del total del anillo y su transición a madera tardía es
abrupta. Los rayos se ven a simple vista en la cara transversal y radial; canales
resiníferos presentes (Olvera, 1981).
Características microscópicas (Cuadro 36). Las traqueidas son largas, con diámetro
tangencial del lumen mediano y grosor de la pared muy delgado en la madera
temprana, y de diámetro tangencial del lumen fino y grosor de la pared muy grueso en
la madera tardía; sus caras radiales presentan una hilera de puntuaciones areoladas;
los rayos son uniseriados, poco numerosos y bajos, presentando algunos poliseriados
con tres series cercanas al canal; en los campos de cruzamiento se ven de una a tres
puntuaciones de tipo pinoide no areoladas. Las traqueidas de rayo presentan bordes
dentados; los canales resiníferos longitudinales son poco numerosos por mm2 (Olvera,
1981).
Las características mecánicas y clasificación de la madera de P. michoacana se
mencionan en el Cuadro 37 (Sotomayor, 2005).
La madera del P. michoacana var. cornuta es de color amarillo pálido, olor y sabor
resinoso, no tiene brillo, veteado pronunciado y textura fina e hilo recto (Guridi, 1980).
105
Cuadro 35. Características macroscópicas de la madera de Pinus michoacana.
COLOR
OLOR Y SABOR
BRILLO
VETEADO
TEXTURA
HILO
ANILLOS DE CRECIMIENTO
CANALES RESINÍFEROS
Albura: madera temprana amarilla pálida y tardía castaño
rojiza. Duramen: madera temprana y rosa y tardía castaño
rojiza.
Resinoso amargo
Mediano a alto
Pronunciado
Mediana
Recto
Distinguibles
Presentes
Fuente: Olvera, 1981
Cuadro 36. Características microscópicas de la madera de Pinus michoacana.
Canales
longitudinales
Número por mm2
Poco numerosos
X=1
Mín = 1
Máx = 2
Mo = 2
Σ = .49
Traqueidas
Longitud*
Largas
X = 5160
Mín = 3800
Máx = 6688
Mo = 4797
σ = 21.77
Rayos
Número por mm2
Diámetro Tangencial*
del Lumen
Madera
Madera
temprana
tardía
Mediana
Fino
X = 39
X = 23
Mín = 25
Mín = 16
Máx = 30
Máx = 30
Mo = 24
Mo = 24
σ = 1.73
σ = 1.60
Altura*
Bajos
X = 264
Mín = 190
Máx = 333
Mo = 251
σ = 4.07
X=6
Mín = 5
Máx = 8
Mo = 6
Σ = 1.04
Grosor de la Pared*
Madera
Madera tardía
temprana
Muy delgado
Muy grueso
X=4
X = 10
Mín = 4
Mín = 7
Máx = 5
Máx = 14
Mo = 5
Mo = 12
σ = .50
σ = .90
Campos de cruzamiento
Tipo y Número
Pinoide no areoladas
Uno a tres
Fuente: Olvera, 1981
Cuadro 37. Características mecánicas de la madera de Pinus michoacana.
Densidad
P
450
MOE
Flex
FLE
Flex
RR
Flex
MOE
Com
Para
RLE
Com
Para
RR
Com
Para
RLE
Com
Perp
RR
Corte
Para
JK Late
JK
Trans
76000
295
511
84150
167
235
234
173
207
300
Donde:
106
Ensayo
Símbolo
Unidades
Modulo de elasticidad
MOE Flex
(Kg/cm2)
Resistencia al límite
elástico
RLE Flex
(Kg/cm2)
Resistencia a la ruptura
RR Flex
(Kg/cm2)
Dureza Janka
Dureza cara lateral
JK Late
(kg)
Dureza Janka
Dureza cara transversal
JK Trans
(kg)
Módulo de elasticidad
MOE Com Para
(Kg/cm2)
Resistencia al límite
elástico
RLE Com Para
(Kg/cm2)
Resistencia a la ruptura
RR Com Para
(Kg/cm2)
Compresión
perpendicular
Resistencia al límite
elástico
RLE Com Perp
(Kg/cm2)
Cortante Paralela
Resistencia a la ruptura
RR Corte Para
(Kg/cm2)
Densidad
Peso seco/Volumen verde
P
(Kg/cm2)
Flexión Estática
Compresión paralela
Característica
Fuente: Sotomayor, 2005
2.7.2. Usos
La madera de P. michoacana se utiliza para aserrío, pero también se usa en muebles
finos, duela, parquet, lambrín, ebanistería, triplay, chapa, celulosa, construcción
encontrados, tableros de partículas, postes para servicios públicos, puntales para
minas, cajas de empaque, mangos para escobas y cajas para refrescos embotellados;
además se emplea en la fabricación de muebles rústicos, tarimas, triplay, caballetes,
restiradores, escritorios, pupitres, estantería, cabos y mangos para herramienta (Olvera,
1981; Eguiluz, 1978).
Es muy común el uso de esta especie para elaborar figuras talladas, cucharas,
molinillos, bateas, servilleteros, botaneros, guitarras, maracas, máscaras y figuras
religiosas. En Michoacán se usa como combustible, para fabricar fondos de guitarras y
violines, además, para construir baúles, cajas, máscaras, charolas, cucharas, molinillos,
servilleteros y saleros, entre otros productos.
El principal producto no maderable es la resina, que se extrae de la corteza de los
árboles y algunos estudios estiman que la producción varía entre 2.5-3.0 Kg por cara
por año, la cual se usa para el tratamiento contra torceduras (SEMARNAP, 2005).
La madera de P. michoacana var. cornuta se emplea en la industria del aserrío, pulpa,
papel, pulpa mecánica, pilotes, postes, construcción, ebanistería, muebles, triplay,
chapa, pilotes, postes, pulpa para papel, postes para servicios públicos, tableros de
partículas, duela, parquet; para servicio público y chapa. Se le usa en artesanías,
columnas talladas a mano, muebles finos, fondos para guitarra, violín, baúles, velices,
107
arcones, cajas de empaque, máscaras, puntales para minas, cajas de empaque,
mangos para escobas, charolas, cucharas, molinillos y bateas, muebles finos, duela,
lambrín y cajas de empaque, también en la fabricación de velices, arcones y tableros de
partículas, tarimas, caballetes, registradores, escritorios, pupitres, estantería, cabos y
mangos para herramienta. (Eguiluz, 1978 y Olvera, 1981).
Su madera es ampliamente utilizada en la fabricación de muebles rústicos y en
columnas talladas a mano así como un mal sustituto del aile y del cirimo (Alnus arguta y
Tilia mexicana), ya que una gran diversidad de artículos artesanales que se hacían con
estas dos especies (figuras talladas, cucharas, molinillos, bateas, etc.), se están
haciendo con ésta variedad (Eguiluz, 1978; Guridi, 1980; Cevallos y Carmona, 1981).
A continuación se mencionan los usos de la madera de P. michoacana var. cornuta en
diferentes localidades en el estado de Michoacán:
En Capacuaro la utilizan para hacer muebles típicos y baúles tallados a mano. En
Cuanajo también hacen muebles y baúles tallados a mano pero de un estilo muy
característico y de mejor acabado, así como cuchareros. En San Felipe de los Herreros
la utilizan en la fabricación de muebles coloniales (Guridi, 1980).
En Quiroga hacen un tipo muy característico de mueble colonial tapizado con terciopelo
de colores muy llamativos. En Casas Blancas y en Opopeo hacen mueble empalmado.
En Paracho los guitarreros la utilizan para el fondo y tapa de guitarra popular y violines
corrientes (Guridi, 1980).
En Uruapan es ampliamente utilizado por los llamados cajeros en la elaboración de
cajas, servilleteros, botaderos, etc. Los fabricantes de bateas la utilizan para hacer
bateas pintadas a mano y barnizadas, así como para hacer fruta que decoran al maque
e incrustado, o sea, siguiendo la misma técnica antigua del decorado de la batea
original típica de Uruapan que se hace con madera de aile. Es muy usada en la
elaboración de prendedores y aretes pintados a mano y laqueados, exclusivos de esta
ciudad (Guridi, 1980).
En Aranza y Cherán hacen los mangos de las maracas y los güiros, ya que el resto de
estos instrumentos es de tepamo. En Sevina elaboran máscaras y figuras generalmente
religiosas talladas a mano. En Pamatácuaro es la única madera que utilizan para sus
artesanías incluyendo bateas, cucharas, molinillos, saleros y muebles de juguete. Es
muy característico de este lugar el dibujo realizado con pirógrafo sobre bateas y
cucharas, principalmente (Guridi, 1980).
En Pichátaro se caracterizan por los marcos y cuadros labrados a mano y entintados
con chapopote, teniendo los cuadros generalmente el motivo de la última cena.
También se encontró algo de figura tallada (indios con penachos). En Pátzcuaro hacen
charolas, alhajeros, baúles, servilleteros, botaderos, fruteros y cucharas labradas a
mano con un diseño bastante complejo y entintados con chapopote. En Zirahuén
elaboran cucharas, palas y cuchillos con los mangos también labrados, semejantes a
108
los de Pátzcuaro, pero al natural. Por último en Tócuaro la usan para máscaras talladas
a mano, las cuales están generalmente en madera de copalillo (Guridi, 1980).
Los usos propuestos por las características de la madera son: construcción (estructuras
primarias), estructuras para puentes, juguetes de fricción, gabinetes, aparadores,
cancelería, duelas para cielos rasos, cubiertas de techos, empaque y caballetes
(Cevallos y Carmona, 1981).
El principal producto no maderable es la resina. Esta se extrae de los árboles siguiendo
alguno de los procedimientos más comunes. Algunos estudios estiman que la
producción de resina de esta especie varía entre 2.5–3.0 Kg por cara por año
(SEMARNAP, 2005). También se recomienda para plantaciones comerciales y como
ornamental en campos abiertos (Eguiluz, 1978).
109
CAPÍTULO 3
P in u s g reg g ii Engelm.
110
3.1. DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
3.1.1. Nombre común
El Pinus greggii Engelm., es conocido con los nombres comunes siguientes: pino prieto
en Coahuila, pino ocote en Hidalgo. También en los estados del norte se le conoce con
el nombre de pino garabatillo y en las poblaciones del centro del país se le conoce
como ocote u ocote chino (Eguiluz, 1978; López, 1996; Farjon et al., 1997 y Perry,
1991; Anónimo, 1998 y Martínez, 1994).
3.1.2. Taxonomía
P. greggii fue descrito por el Dr. George Engelmann en 1868, denominándolo en honor
de Josiah Gregg. Es una especie parecida a P. patula, pero se diferencia de éste por
sus hojas cortas, derechas y gruesas, aunque pertenecen al mismo grupo botánico
(Musálem y Martínez, 2003).
Familia: Pinaceae
Género: Pinus
Especie: Pinus greggii Engelm.
3.1.3. Especies relacionadas
Se reconoce dos sinónimos que se han usado, uno antes y otro después, de que fue
descrito por su autor (Shaw, 1909).
1847 Pinus patula stricta Bentham, ex Endlicher (Syn. Conif. P.157).
1868 Pinus greggii Engelmann, ex Parlatore (D. C. Prodr. XVI, p.2. 396).
1891 Pinus patula var. macrocarpa Masters (Gard. Chron. Ser. 3, IX. P.498) (Eguiluz,
1978 y Martínez, 1992).
A P. greggii, Martínez (1948) lo ubica en la sección serotinos, dentro del grupo Patula;
posteriormente Perry (1991) lo ubica dentro del subgénero Diploxilon o pinos duros,
sección serotinae y subsección Patula. Más recientemente según Farjon y Styles (1997)
por poseer características perecidas a los pinos serotinos de California lo ubica dentro
de la subsección Attennuatae (Musálem y Martínez, 2003).
P. greggii está aparentemente relacionada con los pinos de cono serotino de California:
P. attenuata, P. muricata y P. radiata (Farjon et al., 1997).
Se citan 2 variedades de Pinus greggii: la variedad australis, colectada en el Estado de
Hidalgo y la variedad greggii, colectada en los límites de Coahuila y Nuevo León
(Casillas, 2004). Las variedades tienen diferencias morfológicas de conos, semillas y
acículas; se describe la nueva variedad de Pinus greggii; la variedad australis Donahue
111
& López es endémica del centro-este de México y abarca la distribución austral de la
especie. La variedad greggii Engelm., se localiza en poblaciones localizadas en el norte
(Coahuila y Nuevo Léon) de su distribución natural (Donahue y López, 1999).
3.1.4. Forma
Árbol pequeño de tronco recto y copa amplia e irregularmente redonda (Figura 17), de
10 a 25 m de altura y 40 cm de diámetro normal, aunque también se reporta una altura
de 20-25 m y de 70-80 cm de diámetro normal (Martínez, 1948; Eguiluz, 1978; Perry,
1991; Farjon et al., 1997 y Anónimo, 1998).
3.1.5. Corteza
Cuando el árbol es maduro, la corteza de la parte inferior del tronco es gruesa, áspera,
de color café grisáceo, dividida por profundas fisuras verticales en largas placas
escamosas (Figura 17). En la parte superior del tronco la corteza es de color café
grisácea (Martínez, 1948; Eguiluz, 1978; Farjon et al., 1997 y Perry, 1991).
3.1.6. Hojas
Las hojas están dispuestas en grupos de tres, aunque se presentan raramente dos y
cuatro, alrededor de 7 a 15 cm de largo, de 1-1.2 mm de ancho, delgadas a
medianamente gruesas, anchamente trianguladas, derechas, rectas y rígidas de color
verde claro brillante (Figura 17), bordes aserrados con dientecillos muy cortos, sus
canales resiníferos medios, en número de 2 a 6; presenta estomas en la superficie
dorsal y ventral (Martínez, 1948; Eguiluz, 1978; Farjon et al., 1997 y Perry, 1991). Las
vainas tienen una longitud de 5 a 14 mm, de color café pálido grisáceo, son
persistentes, pero cuando son viejas ocasionalmente son deciduas (Martínez, 1948;
Perry, 1991).
3.1.7. Ramas y ramillas
Las ramas son ascendentes, delgadas y colocadas irregularmente en el tallo; ramillas
erectas, flexibles de color rojizo, con tinte grisáceo (Figura 17), normalmente cubierta
por el follaje café grisáceo, a veces ceniciento, con la base de las brácteas no
decurrentes (Eguiluz, 1978; Perry, 1991). Con ramas bajas horizontales a inclinadas. En
árboles aislados las ramas son a menudo cercanas al suelo y la copa es amplia (Perry,
1991). Se menciona que las ramas frecuentemente presentan yemas principales
multinodales, lisas, con pequeños levantamientos en las bases de las hojas (fascículos)
(Farjon et al., 1997).
112
3.1.8. Conillos
Los conillos son laterales y sostenidos sobre un pedúnculo delgado, morenos con
anchas escamas provistas de puntas triangulares y extendidas, en grupos de 3 a 6
(Martínez, 1948; Perry, 1991 y Farjon et al., 1997).
3.1.9. Conos
Los conos son fuertes tenazmente persistentes, duros, casi sésiles, oblongos cónicos,
oblicuos, algo encorvados, de color ocre, lustrosos, agrupados por pares de 2 a 8
(Figura 17), rara vez más. Miden de 6 a12 cm de largo, pudiendo llegar hasta 15 cm; de
3 a 5 cm de ancho cuando están cerrados y su aspecto es muy parecido al P. patula.
Las escamas son duras y fuertes, de 4 a 4.5 cm de largo por 1.5 de ancho; el umbo es
ensanchado, deprimido con una pequeña espina débil y quilla transversal bien
marcada, apófisis pequeña y aplastada (Martínez 1948; Eguiluz, 1978; López, 1990;
Farjon et al., 1997 y Perry, 1991 citados por Musálem y Martínez, 2003).
3.1.10. Semilla
La semilla es de color gris a café-negruzco, miden de 5 a 7 mm de largo, de 3.0 mm de
ancho, 1.9 mm de grueso y de 12.9 mg de peso (Figura 17). El ala es articulada a la
semilla, mide de 15 a 20 mm de largo por 6 a 8 mm de ancho y de 1.9 mg de peso
(Martínez, 1948; Muñoz et al, 1986; Eguiluz, 1978; López, 1990; Farjon et al., 1997 y
Perry, 1991).
113
Figura 17. A) Árbol, B) Ramas, ramillas y hojas, C) Corteza, D) Semilla y alas E) Conos de Pinus greggii.
3.2. DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
3.2.1. Distribución geográfica
P. greggii tiene una distribución restringida a la Sierra Madre Oriental del Centro y Norte
de México; se ha reportado por diferentes autores desde la parte norte del estado de
Puebla, Hidalgo, Querétaro, San Luis Potosí, Coahuila y Nuevo León, entre los
paralelos 20º 00´ a 25º 40´ de latitud Norte y meridianos 97º 40´ a 101º 20´ de longitud
Oeste; además se reporta en pequeños grupos en Veracruz y Puebla (Martínez, 1948;
Eguiluz, 1978; Dvorak y Donahue, 1993; Santillán, 1990; Perry, 1991 y Farjon et al.,
1997).
En el estado de Michoacán se le ha introducido en pequeñas plantaciones sobre todo
en la Sierra Purhépecha (García, 1996 a).
114
3.2.2. Clima
El P. greggii debido a su distribución amplia, pero muy discontinua en la Sierra Madre
Oriental, se presenta en diferentes condiciones ambientales y por cual el clima es muy
variable, se desarrolla en sitios con climas templados subhúmedos y subtropical, con
precipitación variable de 500 a 1500 mm, con una media de de 900 a 1,200 mm
anuales, repartidos de mayo a octubre, donde julio y agosto son los meses más
lluviosos y marzo el más seco. La temperatura media de 14 a 16.8 ºC, con extremas
máximas de 45 ºC y mínimas de -9 ºC. Los meses más cálidos son de marzo a junio y
los más fríos en invierno, que es cuando pueden caer 0 a 74 heladas anuales más al
Norte y no más de 20 en el Sur de su área de distribución en el centro del país. Los
sitios de P. greggii en el Norte de México son secos con una precipitación anual de 400
a 600 mm. Las heladas son frecuentes de diciembre a febrero (Eguiluz, 1978; Perry,
1991; Dvorak y Donahue, 1993 citados por Musálem y Martínez, 2003; Anónimo, 1998).
3.2.3. Altitud y topografía
El P. greggii en forma natural crece en altitudes de 1,300 hasta 3,000 m, sin embargo,
el rango de distribución altitudinal varía de acuerdo a los autores, que lo ubican desde
1,200 a 2,700 msnm, con una óptima de 1,850 mnsn (Eguiluz, 1978; Dvorak y
Donahue, 1993).
3.2.4. Suelos
Los suelos donde se desarrolla esta especie son de origen volcánico, ubicados en las
mesetas altas y pendientes bajas de las montañas, sitios donde se encuentran los
mejores ejemplares.
También se pueden desarrollar en sitios secos o áridos, aunque bajo estas condiciones
el crecimiento es lento y los árboles son de baja estatura y muy ramificados. Habita en
suelo Cambisol, Regosol y Leptosol, delgados, con buen drenaje, de textura migajón
areno-arcilloso y migajón arcillosa, pedregosos, color café rojizos y calizos,
normalmente pobres en materia orgánica; con pH ligeramente ácido a casi neutro. Los
suelos de las procedencias del Norte de México son ligeramente alcalinos de pH 7-8; en
tanto que las del Centro de México con mayor frecuencia son ácidos con pH de 4.0 a
5.0 (Equiluz 1978; Dvorak y Donahue, 1993 citado por Musálem y Martínez, 2003;
Anónimo, 1998 citado por SIRE, 2006).
La especie prefiere suelos de textura franca-arenosa o arcillosa, pH de neutros a
ácidos, profundos y de buen drenaje (Webb, 1980 citado por García 1996 a).
115
3.2.5. Vegetación asociada
El P. greggii habita en el bosque de coníferas y bosque de Quercus; se asocia con P.
patula, P. teocote, P. cembroides, P. arizonica, Pseudotsuga flahaulti y Juniperus sp.,
ocasionalmente lo hace con P. pseudostrobus var. apulcensis, Liquidambar styraciflua,
Platanus sp., Cupressus sp. y Quercus sp. (Equiluz, 1978; Santillán, 1990; Dvorak,
1996 y Perry, 1991 citados por Musálem y Martínez, 2003). Cuando crece arriba de
3,000 m de altitud se le ha visto asociado con P. ayacahuite var. brachyptera, P. rudis y
Abies vejari (Perry, 1991). Se le ha encontrado además, con Acacia sp., Arbutus sp.,
Crataegus mexicana, Alnus sp., Juglans sp. y matorrales espinosos subtropicales
(Plancarte, 1988 citado por Musálem y Martínez, 2003; Rzedowski, 1978 citado por
SIRE, 2006).
3.3. SILVICULTURA
3.3.1. Floración y fructificación
Normalmente, P. greggii florece de febrero a abril, los conos abren de enero a febrero,
pero también se menciona que maduran de octubre a marzo; debido a que los conos
son serótinos y pueden permanecen cerrados más de dos años, es posible encontrar
conos en cualquier época del año. Se registra en un m3 un total de 8,398 conos y un
promedio de 77,738 semillas/kg (Eguiluz, 1978; Patiño et al., 1983; Anónimo, 1998 y
Anónimo, 2000 citados por SIRE, 2006; PRODEFO, 2000.).
La producción de conos inicia entre los 6 y 8 años de edad (Patiño et al., 1983); en su
ambiente nativo florece precozmente y puede producir estróbilos femeninos en el primer
año y conos en el tallo principal de los 3 a 5 años de edad. En México, los conos
maduran aproximadamente 21 meses después de la polinización (Dvorak y Donahue,
1993; López y Donahue, 1996 citados por Musálem y Martínez, 2003; Anónimo, 1998
citado por SIRE, 2006).
3.3.2. Producción y diseminación de semillas
Se reporta que el número de semillas por kg es de 46,000 (PRODEFO, 2000); estudios
reportan que el número de semillas por cono para dos procedencias: la de Molango,
Hgo., con 98.4 semillas por cono y el número de semillas por kilogramo de 81,633 con
un 89% de germinación. La procedencia de Jacala, obtuvo 124 semillas por cono con
un rendimiento de 69,444 semillas/kg y un 85% de germinación; los conos de esta
procedencia son de mas tamaño (11.4 cm) que la de Molango (9.9 cm) y producen
mayor número de semillas (Plancarte, 1988).
Un trabajo sobre rendimiento de semilla de dos procedencias de P. greggii encontró
como resultado que de los 746 conos de Molango, Hgo., se obtuvieron 899 g de
semilla, con un promedio de 1.205 g/cono y con un valor medio de 98.4 semillas por
cono. Para la procedencia de Jacala, Hgo. se obtuvieron 937 conos, de los cuales se
116
obtuvieron 1,738 g de semilla limpia, con un promedio de 1.786 g/cono y un valor medio
de 124 semillas por cono (Plancarte, 1988).
En otro estudio se cuantificaron 65 semillas por cono con una eficiencia de semilla
(relación de semillas llenas por óvulos fértiles) de 63% en promedio. Los árboles del sur
(Hidalgo y Querétaro) tuvieron mayor potencial de semillas (117 vs. 91 semillas/cono) y
produjeron más semillas llenas por cono (74 vs. 56) que los árboles de los rodales del
norte (Coahuila y Nuevo León). El número de semillas llenas y la eficiencia es mayor en
los rodales del sur (var. australis) que en los rodales del norte (var. greggii). Los rodales
que crecen en áreas con menor disturbio por actividades humanas y que crecen bajo
condiciones óptimas, tuvieron mayores cantidades de semilla llenas. Los rodales que se
ubican en los extremos de elevación y de valores de precipitación media anual
produjeron las menores cantidades de semillas (López y Donahue, 1995).
En un estudio sobre rendimiento de semilla, pero con diferentes procedencias, se
encontró que la producción de semilla varió considerablemente entre árboles en cada
procedencia y entre procedencias; el número de semillas estimado fue de 81,633/kg
para la procedencia de Molango y para la procedencia de Jacala, Hidalgo fue de
69,444/kg (Plancarte, 1990). También se reporta que el número de semillas por kg varía
de 55 a 98 mil semillas con un promedio de 77 mil (Patiño et al., 1983). El sitio con las
semillas más pesadas, los conos con mayor diámetro y más pesados fueron de Las
Placetas, N. L. y la semilla con menor peso es del sitio Xochicoatlán, Hgo. (Cuadro 38)
(Cornejo, 1992).
Cuadro 38. Valores promedio por sitio de colecta del peso de semilla de Pinus greggii
en Chihuahua, Hidalgo, Nuevo León, Puebla y Querétaro.
Sitio
Patoltecoya, Puebla
Xochicoatlán, Hidalgo
Molango, Hidalgo
El Piñón, Hidalgo
El Madroño, Querétaro
Las Placetas, Nuevo León
Los Lirios, Coahuila
Jame, Coahuila
Puerto San Juan, Coahuila
Santa Anita, Coahuila
Puerto Los Conejos, Coahuila-Nuevo León
Peso de 10
semillas por
cono
(mg)
128
128
124
150
141
169
158
152
160
180
139
Fuente: Cornejo, 1992
117
Peso total de
semilla por
cono
(mg)
392.4
950.8
580.5
1139.1
1028.7
742.5
616.3
830.4
731.2
1078.5
819.4
Peso promedio
por semilla
(mg)
20.8
12.8
13.7
14.2
14.3
19.4
15.7
14.1
17.1
17.5
15.1
3.3.3. Plagas
Entre las plagas que afectan a P. greggii, se reporta a los insectos de conos y semillas
como Leptoglossus occidentales Heidemann, el defoliador Hylesia frigida Schaus y los
que se alimentan de floema y cambium como Dendroctonus mexicanus Hopkins, D.
frontales Zimmermann y D. valens LeConte. A continuación se reportan y describen los
insectos que atacan a P. greggii en México (Cibrián et al., 1995).
Los insectos de conos y semillas afectan a las estructuras de fructificación de los
árboles infestados y algunos pueden afectar también los brotes y las yemas, sin
embargo, no causan la muerte de los árboles ni reducen su crecimiento (Cuadro 39).
Cuadro 39. Insectos que se alimentan de conos y semillas; defoliadores; chupadores de
savia e insectos que se alimentan de madera húmeda de Pinus greggii.
Género
Orden
Insectos que se alimentan de conos y semillas
Leptoglossus occidentales Heidemann
Hemíptera
Insectos defoliadores
Hylesia frigida Shaus
Lepidóptera
Insectos chupadores de savia
Oligonychus cunliffei Pritchard y Baker
Acari
Insectos que se alimentan de madera húmeda
Monochamus clamator rubigineus (Bates)
Coleóptera
Familia
Coreidae
Saturniidae
Tetranychidae
Cerambycidae
Fuente: Cibrián et al., 1995 citados por Musálem y Martínez, 2003
Leptoglossus occidentalis Heidemann. Estos insectos presentan hasta tres
generaciones por año. Se encuentran sobre los conos en grupos de ninfas, mientras
que los adultos son solitarios. Las ninfas y los adultos causan daños diferentes en los
conillos y conos en que se alimentan. Las ninfas de los primeros instares provocan el
aborto de los conillos; en cambio, cuando se alimentan de conos en crecimiento, dañan
a las semillas sin matar a todo el cono. Cuando los adultos se alimentan de semillas de
conos de segundo año, estas quedan vacías o con el embrión parcialmente dañado, lo
que depende de la fecha e intensidad en que son atacados. El control de este insecto
solo se justifica en huertos y áreas semilleras (Cibrián et al., 1995).
El control de L. occidentalis solo se justifica en huertos y áreas semilleras o bien en
rodales productores de piñones. El uso de insecticidas sistémicos inyectados en el fuste
o aplicados al suelo, constituyen la medida ecológicamente más aceptable y los
tratamientos se deben realizar cuando los conillos están en desarrollo, lo que
generalmente sucede en la segunda mitad de abril. Los productos que se pueden usar
son Carbofurán® granulado (G) en dosis de 80 g por centímetro de diámetro normal, el
ingrediente activo Acefato llamado comercialmente como Medicaps® o Acecaps® y la
Permetrina® concentrado emulsionable (CE) (Vázquez, s/f a).
118
Hylesia frigida Shaus. Es un insecto defoliador que presenta dos generaciones por año,
uno transcurre de marzo a agosto y la otra de septiembre a febrero. Las larvas
consumen follaje de árboles jóvenes y adultos. En los árboles medianos y grandes la
defoliación se concentra en las partes bajas y medias de la copa, aunque
eventualmente defolian la parte superior de la misma. Este insecto se controla de
manera efectiva por medio de Bacillus thuringiensis (Cibrián et al., 1995).
Oligonychus cunliffei Pritchard y Baker. Es un insecto chupador de savia que ataca con
su aparato bucal, lesiona y succiona jugos vegetales por lo que causan moteaduras,
amarillamientos y caída prematura del follaje. En árboles de alto valor y frecuentemente
infestados se sugiere la aplicación de un acaricida de contacto o sistémico en la
primavera (Cibrián et al. 1995).
Los insectos que se alimentan del floema y cambium (descortezadores) constituyen el
grupo más importante de los insectos forestales que atacan a las coníferas. Los
miembros de los órdenes Coleóptera y Lepidóptera se alimentan del floema. De
Coleóptera, la familia Scolytidae es la más importante y en ella se incluyen los
descortezadores, los cuales hacen sus galerías debajo de la corteza; los adultos son
coleópteros pequeños de color oscuro con estrías en los élitros y generalmente una
pequeña depresión en la porción terminal de los élitros.
Al género Dendroctonus se le conoce como las plagas forestales más dañinas del país,
donde se encuentran 11 especies y varias de ellas tienen gran importancia económica.
El P. greggii es atacado principalmente por D. mexicanus Hopkins, D. frontalis
Zimmermann y D. valens Le Conte.
El D. mexicanus presenta de tres a cinco generaciones por año y la variación en el
número de ciclos depende de la altitud, por ejemplo, de 2,300 a 2,500 msnm, se
presentan cuatro generaciones por año. En árboles de más de 40 cm de diámetro, es
común encontrar las primeras infestaciones a partir de 3 m de altura y las últimas donde
inicia la copa, en cambio, en árboles de diámetro más pequeño, se pueden encontrar
infestaciones desde la base del árbol hasta la punta del mismo y aún en el primer metro
de las ramas de la copa.
El D. frontalis pasa por cuatro instares larvarios y el ciclo es más largo en el invierno
que en el verano, presentándose de 6 a 7 generaciones al año. El daño directo que
ocasiona es la muerte de los árboles; los insectos introducen hongos manchadores de
la madera que contribuyen de manera importante en la muerte del árbol, la cual ocurre
en pocos días. Los árboles más susceptibles son los dañados por incendios y
resinación excesiva, así como los que se encuentran en sobre densidad, en sitios de
baja productividad o aquellos de edad sobre madura.
Cuando el follaje toma una coloración amarilla o café rojizo intenso, la población consta
de larvas maduras, pupas, preadultos y adultos emergentes. Cuando el follaje tiene una
coloración café rojizo opaco, café o café grisáceo, se considera que los insectos ya
abandonaron el árbol. La prevención mediante prácticas silviculturales, se fundamenta
en la regulación de la densidad, de la composición de especies y reducción del turno.
119
Los métodos de control que con mayor frecuencia se utilizan son derribo y abandono;
este método de supresión se recomienda para manchones que incluyen a menos de
100 árboles infectados. Otro método es el derribo y descortezado pero es más costoso
porque involucra el trabajo de descortezar toda el área del fuste que fue infestada,
además, con la quema de la corteza, este procedimiento es completamente eficiente
para reducir la población de D. frontalis, pero tiene el riesgo de ser peligroso durante la
temporada de sequía, ya que el fuego se puede salir de control. Finalmente, el
descortezado y aplicación de insecticida, se puede usar en combinación, de acuerdo al
tamaño de la infestación y a la accesibilidad. La prevención de ataques en árboles de
alto valor se obtiene mediante la aplicación de insecticidas como Decís® o Dursban®,
los cuales deberán de aplicarse disueltos en agua y mezclados con un adherente.
El D. valens es un descortezador secundario que prefiere los tocones y la porción basal
de los árboles que han sido atacados por un descortezador primario. Los insectos
infestan con éxito árboles moribundos o tocones recién formados durante los
aprovechamientos maderables. Casi siempre se encuentran en la base del árbol y son
menos frecuentes hasta el primer metro de altura y raramente rebasan esta altura. Es
de importancia secundaria, por lo que generalmente no se realizan actividades de
control (Cibrián et al., 1995).
Entre los insectos que se alimentan de la madera húmeda, se tiene a Monochamus
clamator rubigineus Bates, insecto que presenta una generación por año. Los adultos
emergen durante la primavera e inicio del verano y se alimentan en los brotes tiernos de
los pinos; aparentemente al momento de las mordeduras, por la saliva del insecto se
transmiten nemátodos xilófagos que se introducen en la madera, colonizando los
sistemas vasculares y se reproducen con rapidez provocando la muerte del árbol. En
bosques naturales su importancia es limitada, ya que no logra infestar con éxito árboles
con vigor normal (Cibrián et al., 1995).
3.3.4. Enfermedades
La enfermedad más común de los viveros es el “damping off”, que se presenta por el
ataque de un complejo de hongos del suelo que produce un daño conocido como “mal
de los semilleros”, “mal de talluelo”, “pudrición de raíces”, “chupadera”, “secadera”, “mal
de almácigos”, etc. y que induce síntomas de clorosis, volcamiento de plántulas,
estrangulamiento del tallo y pudrición de las raíces. En la mayoría de los casos, es
provocado por hongos como Rhizoctonia solani, Alternaria sp., Fusarium sp., Pythium
sp., Phytophthora sp., Cylindrocladium sp. y Botrytis cinerea. Es una enfermedad que
se presenta en la semilla hasta los primeros 5 a 6 meses de vida de la plántula y
consiste básicamente en la invasión de micelio de manera intra e intercelular con la
consecuente muerte de células y el colapsamiento de la planta. Los agentes causales
que la producen se encuentran en dos divisiones de hongos: Mastigomycota y
Deuteromycotina; en la primera división se encuentran los géneros Pythium spp., y
Phytophthora spp., y los hongos del tipo de Deuteromycotina: Rhizoctonia sp.,
Alternaria sp., Botrytis cinerae, Fusarium subglutinans, F. oxisporum, F. solani, F.
120
roseum y Cilyndrocladium sp. De estos agentes causales Pythium spp., Phytophthora
spp., junto con Rhizoctonia sp., y algunas veces producen el “damping off” preemergente. El “damping off” post-mergente es causado principalmente por Pythium
spp., Phytophthora spp. y Rhizoctonia sp. (Villa, 2000).
Una de las enfermedades del follaje es producida por Dothistroma spp. (tizón de las
acículas de pino). En el vivero la enfermedad aparece al final del periodo de desarrollo.
Como síntomas las lesiones aparecen en cualquier parte de la acícula; primero son de
color amarillo, luego forman anillos pardo rojizos o amarillentos, de pocos milímetros de
grosor. Cronartium spp. causa la roya del follaje; el hongo provoca la aparición de
agallas globosas en las ramas. A pesar de que ataca desde la etapa de vivero y puede
causar la muerte de los arbolitos, pero este patógeno es más frecuente y evidente en
árboles adultos que en viveros (Villa, 2000).
Se mencionan reportes sobre enfermedades que se presentan durante la etapa de
vivero y ataque de hongos en las agujas de P. michoacana, P. montezumae, P. lawsonii
y P. greggii donde los causantes fueron los hongos del género Lephodermium sp. y
Coleosporin sp., en la localidad de Uruapan, Mich. (Gibson, 1978 citado por Morales,
1991).
Se reporta que Sphaeropsis sapinea es un hongo de distribución mundial, cuando un
árbol es atacado, las ramillas y los fascículos de hojas, toman un color café de la base
hacia la punta, las hojas en ocasiones toman una posición perpendicular con respecto
al tallo, también se puede presentar un encorvamiento de la ramilla. En Nuevo León
este hongo se ha encontrado en P. greggii, P. pseudostrobus, P. arizonica, P.
halepensis y en Cupressus arizonica. Para su control se requiere proporcionar a los
arbolitos recién plantados las medidas necesarias para elevar el vigor de estos, ya que
el hongo afecta con más facilidad a las plantas sujetas a condiciones desfavorables
como sequías, incendios, deficiencias nutricionales, etc. (Marmolejo, 1991).
Con el interés de observar la respuesta de algunas especies ante una enfermedad, se
realizó un estudio etiológico de Fomes annossus, causante de la pudrición de la raíz de
pinos, donde se incluyeron especies nativas de Michoacán y el P. greggii. Esta prueba
se realizó en invernadero, inoculando artificialmente árboles jóvenes y para la
evaluación se consideró una escala de 1 a 5 (0 igual a árboles sanos y 5 para árboles
muertos). En P. greggii se obtuvo un promedio de 3.0, indicando que es susceptible en
condiciones de inoculación del agente infectivo (Martínez y Sánchez, 1980).
3.3.5. Densidad
Se reporta la abundancia de P. greggii por localidades:
En Molango, Hgo., se distribuye en forma irregular en rodales muy pequeños y árboles
aislados y con un arbolado mal conformado, de baja altura y muy poca regeneración.
En Jacala, Hgo., la localidad Los Duraznos-El Piñon (Minas viejas) posee rodales con
densidades desde muy bajas hasta altas, variando en conformación y altura del
121
arbolado desde pobre hasta de buena calidad; en la localidad La Majada-Maguey verde
se observan pocos árboles de conformación regular en calidad de fuste y altura y en la
localidad Laguna Seca el arbolado es de mala conformación y de baja altura.
En Jalpan, Qro., en la localidad El Madroño se tienen desde bajas densidades y
arbolado mal conformado hasta rodales de excelente calidad y altura, buena
conformación del fuste y con abundante regeneración natural; en la localidad La Parada
el arbolado se encuentra en densidades medias y bajas, donde se presenta escasa o
nula regeneración, además, da la apariencia de un bosque viejo por sus dimensiones
sobresalientes. Se menciona que la mayoría de las poblaciones naturales de P. greggii
del centro de México, son reducidas, aisladas y perturbadas por procesos
antropogénicos (Plancarte, 1990).
3.4. PRÁCTICAS DE VIVERO
3.4.1. Recolección, manejo y almacenamiento de semilla
La época de colecta recomendada para P. greggii en los estados de Coahuila, Hidalgo,
Puebla y Querétaro es durante los meses de enero hasta mediados de febrero (Ruiz et
al., 1995). Sin embargo, debido a que la especie es un pino serotino, los conos
maduros permanecen cerrados en el árbol por todo el mes de abril y es posible que el
periodo de colecta se extienda.
Los conos pueden ser colectados cuando tienen una coloración café claro y los conos
viejos que son de color gris, no deben ser colectados. Los conos se encuentran
adheridos fuertemente sobre las ramas y cuando son removidos del árbol se debe tener
cuidado para evitar daños a los conos de la cosecha futura.
En el caso de la apertura de los conos por exposición al sol, el tiempo necesario para
obtener la semilla varía en función a la especie, en el caso de P. greggii se requieren
como mínimo 6 semanas (Patiño et al., 1983).
La extracción de la semilla se realiza cuando los conos quedan abiertos, golpeando
unos contra otros (Ruíz et al., 1995). Se reporta que los conos pueden ser secados al
aire por varios días expuestos al sol o en hornos de 45 a 48 °C por 24 a 48 horas para
forzarlos a abrir (Dvorak, 1996).
La limpieza manual de semillas se realiza con un ventilador, cuando el tamaño de la
semilla no es muy grande o muy pequeño, aunque tardada, representa una buena
técnica para la eliminación de semillas vanas, ya que permite obtener altos porcentajes
de semillas llenas en los lotes, sin pérdida de semilla viable (Plancarte, 1988).
La semilla puede tener un tiempo de almacenamiento máximo de 27 años y un mínimo
de 5 años a 3 ºC. Asimismo, se menciona que la máxima germinación de semillas
almacenadas a una temperatura de 3 °C es de 87%. También se cita que el tiempo
para que la semilla pueda llegar a menos del 10% de germinación es mayor a 10 años,
122
cuando están almacenadas a 3 ºC (Camacho, 1994 citado por Musálem y Martínez,
2003). La semilla que se retiene en el árbol por periodos largos, puede conservar su
viabilidad por 20 años o más (Patiño et al., 1983).
3.4.2. Germinación
En semilla recién colectada la germinación es aproximadamente del 72 al 86%, en un
período de 12 a 15 días. Al analizar la población de tres procedencias de P. greggii se
encontró que casi el total de semillas germinaron a los 12 días, con inicio y velocidad de
germinación muy uniformes. También se reportan porcentajes de germinación desde
14.2 a 83% (Carrillo, 1964; Patiño et al., 1983; López, 1986). Se refiere que se obtuvo
un 89% de germinación y un 98.5% de semillas llenas para la procedencia de Molango,
Hgo., en tanto que para la procedencia de Jacala, Hgo., el porcentaje de germinación
fue de un 85 y un 95.2% de semillas llenas (Plancarte, 1988 y Anónimo, 1998).
Los hongos que afectan a la semilla durante los análisis de germinación son del género
Penicillium (Patiño et al., 1983).
3.4.3. Prácticas de cultivo
Tratamientos pregerminativos
Previo a la siembra de la semilla y para acelerar el proceso de germinación se
recomienda remojar la semilla en agua a temperatura ambiente durante 12 horas antes
de la siembra (Ruiz et al., 1995). También se recomienda como tratamiento
pregerminativo el remojo de las semillas en agua durante 24 horas (Mendoza, 1995).
Se encontró que el remojo de las semillas de P. greggii en presiembra con remojo (24
horas en agua a 20 ºC) y remojo-secado (remojo en agua 24 horas a 20 ºC, seguido por
24 horas de secado a 30 ºC) no afecta la germinación en siembras realizadas sobre
papel filtro (Covarrubias, 1991).
Producción de planta en almácigo
Para la siembra de semillas de P. greggii en almácigo se utiliza un sustrato inerte,
compuesto por agrolita y arena en proporción 1:1, en semilleros portátiles de madera
(García, 1990). Se recomienda que la siembra se haga durante los meses de abril a
junio (Ruiz et al, 1995).
Antes de la siembra, como prevención al ataque de “damping –off”, se aplica Captán®
en una solución de 2.5 g/L de agua, después se dieron riegos espaciados cada tres a
cuatro días durante 3 semanas; posteriormente, se aplican riegos con el mismo
espaciamiento o según se requiera (García, 1990 a).
123
El trasplante a las bolsas se realiza aproximadamente 3 semanas después de la
germinación, cuando la longitud de la raíz es mayor de 5 cm, se poda y se trasplanta.
Inmediatamente después del trasplante se aplica un riego para asegurar el
establecimiento de las plantas (Cano, 1998). Otros autores recomiendan que el
trasplante se realice cuando las plántulas alcanzan la forma de “cerillo” (García, 1990).
Con el fin de dar los mejores cuidados a las plántulas, se realizan riegos con Captán®
previniendo el ataque de “damping off”, se da un riego con este fungicida a saturación
antes del trasplante y posteriormente cada tres.
En cuanto a fertilización se ha empleado el fertilizante triple 17, a una dosis de 2
g/planta. La aplicación se realiza un mes después del transplante, previendo el no
someter a un cambio de ambiente drástico a la plántula, que pudiera afectar su
supervivencia. Por otro lado, Cano (1998), recomienda fertilizar a dos semanas después
del transplante, utilizando la fórmula iniciadora de crecimiento (7:40:17) de una a dos
veces por semana, a una concentración de 200 ml/L de agua, hasta un mes antes de la
salida de la planta del vivero (García, 1990).
Producción de planta en envase
Otra forma de propagación de planta es la siembra directa en envases a una
profundidad de 1 cm, depositando de una a dos semillas por maceta (Ruiz, 1989; Ruiz
et al., 1995). Algunos autores recomiendan utilizar el envase de polietileno negro de 20
cm de largo por 8 cm de diámetro, sellados en la parte inferior y con orificios bien
distribuidos a un centímetro del fondo del envase y/o cortando las esquinas del envase
para facilitar el drenaje del agua (Ruíz et al, 1995; Ruíz, 1989; García, 1990 citados por
Musálem y Martínez, 2003). También se ha utilizado bolsas con capacidad de
aproximadamente 700 ml, con dimensiones de 10 cm de diámetro y 23 cm de altura,
con 8 perforaciones alrededor a un cm de la base para facilitar el drenaje (Cano, 1998).
Se evaluaron cinco tipos de envase de plástico rígido en la propagación de P. greggii,
los cuales fueron llenados con una mezcla de sustrato compuesta por turba (peat moss)
al 47.5%, agrolita al 21.2%, vermiculita al 22.0% y corteza composteada en un 9.3%; a
dicha mezcla se le adicionó el fertilizante Osmocote® de liberación lenta (17-7-12) en
una dosis de 4.6 kg/m3 de sustrato. Posteriormente, se aplicaron fertilizantes dos veces
por semana a partir del mes y medio de la siembra, los fertilizantes utilizados fueron
Peters iniciador (de 25 a 50 ppm durante dos meses), Peters® crecimiento (de 50 a 150
ppm durante cuatro meses) y Peters finalizador (de 25 a 50 ppm durante mes y medio).
Bajo este manejo, se concluye que el envase que permitió producir planta de mejor
calidad fue el Teko®, siguiéndole los envases TB-100C® y TB-130® con 130 cm3. Los
envases que menos favorecieron el crecimiento de las plantas fueron el V-93® y TB100® (Prieto y Quiñones, 2001).
124
El sustrato debe ser de una textura liviana para facilitar el drenaje y la aireación, por lo
que se recomienda utilizar la mezcla de tierra de monte (con presencia de hongos
micorrícicos) con arena de río, en proporciones de 2:1 o de 1:1, la cual puede variar
dependiendo del contenido de arena presente en la tierra de monte. El sustrato se debe
cernir para evitar la presencia de larvas de gallina ciega y piedras (Ruiz et al., 1995).
Por su parte, Cano, (1998) utilizó una mezcla de sustrato compuesto en 90% de tierra
de monte (de buena textura) y 10% de corteza de pino molida.
En un estudio del efecto de dos sustratos (tierra de monte + tierra de hoja y 100% tierra
de monte), se concluyó que los sustratos tienen un efecto muy significativo, dado que
en el sustrato de la tierra de monte + la tierra de hoja se registraron los siguientes
valores promedio: en la relación parte aérea/radical de 2.4386, en diámetro 0.35 cm, en
altura 18.53 cm, 5.20 en raíces primarias, 0.22 en raíces secundarias, un volumen
radical de 3.3981 cm3 y volumen aéreo de 12.0624 cm3 que son superiores al sustrato
de 100% de tierra de monte (1.979, 0.20 cm, 10.14 cm, 3.52, 0.13, 1.4429 cm3 y 5.1871
cm3, respectivamente). En la variable biomasa total, los sustratos no presentan un
efecto significativo, aunque el sustrato de la tierra de monte + tierra de hoja, fue el mejor
con 0.7982 cm3 de volumen en promedio en comparación al tratamiento testigo que fue
de 0.7693 cm3 (Quiñones, 1995).
En un estudio realizado se determinó el efecto de los siguientes fertilizantes: QF 32-155 al 1%, Ácidos húmicos al 0.04%, Western Fol 66 al 0.5% y sus combinaciones sobre
el crecimiento de plántulas de P. greggii en vivero, así como el efecto del producto
agrogel. En base a los resultados, se concluye que los fertilizantes que mejor influyeron
en el crecimiento fueron el Western Fol 66 al 0.5% y los ácidos húmicos al 0.04%, por lo
que se recomienda su uso ya que eleva sustantivamente el crecimiento (Cuadro 40). En
forma contraria, no se recomienda el QF 32-15-5 al 1% debido a que implicó una
reducción en el crecimiento de las plántulas y más plantas muertas, lo cual pudo ser
porque la dosis fue alta o por el tipo de aplicación foliar (Quiñonez, 1995).
125
Cuadro 40. Efecto de la fertilización con varios productos sobre las características de
las plantas de Pinus greggii, a los 6 meses de edad en vivero.
ID
(cm)
0.2751
IH
(cm)
14.2024
Características de las plantas
NRP
NRS
BT
VR
(No.)
(No.)
(cm³)
(cm³)
4.964
0.1429 0.8504
2.153
QF 32-15-5
al 1% +
Ácidos
húmicos
0.2481
11.893
3.929
0.2738
0.7776
2.226
7.8633
2.0085
Western
Fol al
0.04%
0.3188
17.892
4.667
0.2143
0.7793
3.164
11.8604
2.3726
QF 32-15-5
al 1%
0.2014
9.812
2.274
0.0833
0.7605
1.557
5.6436
1.6551
Ácidos
húmicos al
0.04 %
0.3248
17.875
5.952
0.1548
0.7817
3.003
10.2483
2.4080
Tratamiento
Testigo
VA
(cm³)
7.5082
RPSA/R
2.1340
Fuente: Quiñónez, 1995
Donde:
ID= Crecimiento del diámetro; IH= Crecimiento en altura= NRP: Número de ramas
primarias; NRS= Número de ramas secundarias; BT= Biomasa total; VR= Volumen
radical; VA= volumen aéreo y RPSA/R= Relación peso seco aéreo/radical.
En cuanto a riegos, se recomienda dar inicialmente los riegos en forma frecuente pero
ligeros, posteriormente los riegos deben ser más esporádicos (usualmente cada tercer
día) y más pesados (Ruiz et al., 1995).
Asimismo, se sugiere realizar deshierbes manuales oportunamente para evitar la
competencia por agua, luz y nutrientes, ya que esta propicia mejores condiciones para
el desarrollo de las plantas (Mendoza, 1995; Cano, 1998).
Para prevenir daños a las plántulas por la presencia de heladas, se colocan
protecciones con plástico transparente a lo largo de las camas de crecimiento sobre
soportes de madera. Para el ataque de pájaros y roedores, se sugiere el uso de
protección con malla de mosquitero, principalmente durante el periodo de emergencia
de plántulas y hasta un mes después de que haya terminado esta (Ruiz et al., 1995).
126
En el caso de las platabandas, bajo los envases es recomendable colocar un acolchado
plástico, con el fin de reducir la presencia de maleza en el terreno. Posteriormente, se
coloca una malla media sombra a 30 cm de altura sobre las plántulas y se mantiene por
cuatro semanas (Cano, 1998).
Producción de planta a raíz desnuda
La densidad de población en camas de crecimiento para P. greggii es de 160-200
plantas por m2 y las características morfológicas deseables para las plántulas son:
altura 20-25 cm, relación altura/diámetro de 32-42, diámetro de collar 4-6 mm, longitud
radical 12-15 cm, relación raíz/tallo 0.15-0.5 y número de raíces laterales mayor a 10
(García, 2002).
A continuación se mencionan trabajos relacionados con la producción de planta de P.
greggii, con diferentes técnicas de manejo:
En la evaluación del comportamiento de 15 especies forestales, dentro de las cuales se
incluye a P. greggii, bajo dos técnicas de producción de plántula en vivero, a raíz
desnuda y en envase, este último bajo dos condiciones ambientales: a la intemperie y
en invernadero, los resultados indicaron que en cuanto a supervivencia, P. greggii
registró un 79% a raíz desnuda, mientras que en envase en invernadero fue del 83% y
en envase a la intemperie resultó de 56%. En altura se observó que a raíz desnuda
presentó la mayor talla con 32 cm; seguido de la producida en envase en invernadero
con 30 cm y por último las plántulas producidas en envase a la intemperie con 23 cm.
Respecto al crecimiento en diámetro, las plántulas a raíz desnuda tuvieron 6 mm, las
plántulas en envase a la intemperie y en invernadero presentaron 5.0 y 4.5 mm de
diámetro, respectivamente (Sánchez, 1987).
Para la determinación de los efectos del estrés hídrico sobre algunas características de
crecimiento de plantas de P. greggii, se emplearon 15 poblaciones de las dos regiones
geográficas del área de distribución natural. Los resultados muestran que la sequía tuvo
un efecto significativo en todas las características de crecimiento evaluadas, aunque el
número de raíces y el peso seco de la raíz fueron las variables más afectadas.
Asimismo, se encontraron diferencias claras entre las poblaciones de la región norte y
las de la región sur en la respuesta a la sequía, especialmente en el crecimiento en
altura, el número de raíces y la materia seca de la raíz. Las poblaciones con mayor
potencial de crecimiento en altura fueron las más afectadas por el estrés hídrico. Por lo
tanto, las poblaciones de la región norte, que tienen menor porte, fueron más tolerantes
a la sequía. En términos generales, las poblaciones de lugares más secos, mayor
latitud y mayor altitud sobre el nivel del mar presentaron plantas más tolerantes a la
sequía (Hernández y Vargas, 2001).
En el establecimiento de una plantación, se compararon los sistemas de producción de
planta a raíz desnuda y en bolsas de polietileno. Para el segundo se utilizaron bolsas de
polietileno negro de 400 cm3 y plantabandas de 1.20 m de ancho x 2.0 m de largo x
0.20 m de profundidad para la producción a raíz desnuda. Los sustratos utilizados
127
fueron: la turba (T), vermiculita (V), perlita (P), germinaza (G), arena (A), suelo de
monte(S), suelo normal (SN), en diferentes combinaciones. Los resultados de
supervivencia a los tres meses de establecida fueron: en el tratamiento de suelo de
monte en envase fue del 91.75%, mientras que en ese mismo tratamiento pero a raíz
desnuda fue de 50%. Se concluye que este último sistema en la región (Iturbide, Nuevo
León) es poco viable y de muchos riesgos, debido principalmente a los problemas de
establecimiento en la plantación (Rodríguez, 1993).
Otra variante de producción de planta en envases es en contenedores de diferentes
materiales y capacidades, tal como se describieron en el apartado correspondiente a la
especie P. pseudostrobus (Capítulo 1). A continuación se mencionan algunos trabajos
al respecto:
Un estudio describe el sistema de producción en contenedores utilizando charolas de
unicel con 112 cavidades de 3.5 cm de diámetro y 10 cm de profundidad, sin
recubrimiento de cobre en las paredes y con una perforación circular en la base de
cada cavidad para proporcionar drenaje al sustrato. El sustrato que se utilizó consistió
de una mezcla con “Peat moss”, vermiculita y agrolita en proporción 56:24:20,
respectivamente. Como complemento nutritivo por cada m3 de sustrato se agregaron 5
kg de Osmocote® (18:16:12) fertilizante de lenta liberación. Como tratamiento
pregerminativo se remojaron las semillas en agua durante 48 horas y consecutivamente
se aplicó el fungicida Captán® en forma superficial para prevenir el “damping off”.
Durante la siembra se depositó de 2 a 3 semillas, según el porcentaje de germinación.
Se reporta que la germinación ocurrió entre 18 y 20 días después de la siembra.
Después de la siembra se aplicó un riego para humedecer el sustrato. A partir del
segundo día y hasta los 45 días se aplicó una lámina diaria de 2 a 3 mm. Se controló el
“damping off” con aplicaciones semanales de Banro® (fungicida sistémico) a razón de
un g/L de agua, estas aspersiones de realizaron desde la germinación hasta la
desaparición del color rojizo en el tallo de las plántulas.
Para la fertilización se utilizó la fórmula (7:40:17) a una concentración de 75 a 100 ml
por litro de agua, se aplicó junto con el riego. A los 45 días de la siembra, inicia la
aplicación cada tercer día de la fórmula (20:8:20) con micronutrientes a una
concentración de 200 ml/L y una lámina de agua de 6 mm. En la última etapa se aplicó
la fórmula (4:25:35) junto con el riego, además de aplicaciones del fertilizante foliar
(22:15:7) cada 15 días, hasta que la planta alcanza los 30 cm, aproximadamente (Cano,
1998).
Con el fin de analizar bajo condiciones de invernadero los efectos de tres nutrimentos
principales, nitrógeno (N), fósforo (P) y potasio (K) sobre el desarrollo de P. greggii, se
realizó un trabajo donde los resultados indicaron que los nutrimentos por sí solos, son
menos importantes que las interacciones entre ellos y que esta relación nutrimental
dinámica afecta de manera significativa la morfología de las plantas, especialmente, en
lo que se refiere a la acumulación y distribución de biomasa. El valor obtenido para los
índices de calidad (índice de calidad de Dickson y el índice de esbeltez) fue bajo,
128
debido a la presencia de un gran crecimiento aéreo con respecto al radical, originado
por concentraciones excesivas de uno u otro nutrimento (Román et al., 2001).
En una evaluación de la supervivencia de las plántulas a 30 días, 3 y 5 meses de
plantadas en el campo, se compararon sistemas de producción y los resultados
mostraron que las plantas obtenidas con el sistema tradicional presentaron los más
altos valores de supervivencia (100%) durante los primeros 30 días después de la
plantación, mientras que para las obtenidas para el sistema tecnificado la supervivencia
fue de 81%. A los 3 meses de plantadas, en el sistema tradicional se registró un 91% y
en el tecnificado el 61%; finalmente, a los cinco meses fueron 72% y 20%,
respectivamente (Cano, 1998).
Pruebas fisiológicas en P. greggii (tolerancia al estrés y potencial de crecimiento de la
raíz), indican que la relación parte aérea/raíz demostró un valor promedio de 3.5 en el
sistema tradicional que es 46% mas bajo que en el sistema tecnificado y el índice de
esbeltez también fue menor en el sistema tradicional con una diferencia de 42%
respecto al sistema tecnificado; éstos valores bajos concuerdan con una mayor
supervivencia en campo (Cano, 1998).
Producción de planta por propagación asexual
En P. greggii se han realizado pruebas de propagación asexual y a continuación se
citan algunos trabajos al respecto:
Para el enraizamiento de estacas, se probaron tres épocas diferentes del año
(diciembre, marzo y julio) y productos comerciales promotores del enraizamiento, para
lo cual se definieron cinco tratamientos:
Testigo: Sin aplicar enraizador
Tratamiento 1: Rooter de QFI® (líquido, diluido a 1:3)
Tratamiento 2: QFS® (polvo)
Tratamiento 3: Rooter de QFI® (líquido concentrado)
Tratamiento 4: Radix® 10,000 (polvo)
Tratamiento 5: Raizone plus® (polvo)
La longitud de estacas fue de 12 cm, con corte recto y el sustrato utilizado fue agrolita
pura. El tiempo de aplicación de los enraizadores en talco fue de contacto después del
corte de las estacas; en la solución concentrada se sumergieron durante cinco
segundos y en la solución diluida se sumergieron durante dos horas. Las condiciones
en que se mantuvieron tanto los injertos como las estacas, fueron las de un invernadero
con riego mediante microaspersión, activada con un termostato cuando la temperatura
alcanza los 25 ºC. Para la propagación de estacas se observaron problemas de
plagiotropía en el material desarrollado, aunque las deformaciones no fueron muy
pronunciadas. Los mejores resultados para el tratamiento con el producto Raizone Plus
se obtuvieron durante el mes de marzo (Becerra y Plancarte, 1993 citados por Musálem
y Martínez, 2003).
129
El injerto es otra técnica empleada en la propagación de especies forestales,
principalmente en mejoramiento genético; en un trabajo se utilizaron patrones de dos
años de edad de P. greggii provenientes de cuatro poblaciones naturales y las púas de
la misma especie, se obtuvieron de la parte superior de los árboles de una plantación
de aproximadamente 15 años de edad. Se emplearon los injertos en fisura terminal y
enchapado lateral.
El injertado se realizó al finalizar el mes de agosto y las púas colectadas, con uno y dos
días de anticipación, se mantuvieron en refrigeración. Los patrones se reprodujeron
bajo condiciones de invernadero en pequeños tubos de plástico (160 cm3) y fueron
reembolsados al año de edad a envase de aproximadamente 18 cm de diámetro x 20
cm de altura.
Como resultados se menciona que los tipos de injerto presentaron una supervivencia
del 100% para las cuatro procedencias de los patrones, excepto de un patrón que no se
logró por razones desconocidas, por lo que parece responder de manera bastante
favorable a la propagación vegetativa, además, no se presentaron problemas de
plagiotropía en el desarrollo de las púas. De la evaluación de la longitud de púas
realizada a los siete meses del injertado, el análisis de varianza no detectó diferencias
entre tipos de injerto y para procedencias las diferencias fueron significativas sólo al 0.1
de probabilidad. La longitud media de las púas injertadas fue de 30.9 cm a esta edad,
aun cuando su longitud inicial fue de aproximadamente 12 cm (Becerra y Plancarte
1993 citados por Musálem y Martínez, 2003).
También se probó la propagación mediante acodos aéreos, para lo cual se realizaron
en dos épocas del año (febrero y marzo) en árboles de una plantación de P. greggii en
Coatlinchán, México. Se aplicaron tres tratamientos consistentes en mezclas de
productos comerciales usados en la estimulación de formación de raíces:
Testigo: sin aplicación de enraizador
Tratamiento 1: Rooter de QFI® (líquido)
Tratamiento 2: Radix 10,000® (polvo)
Tratamiento 3: QF® (polvo)
Se seleccionaron ramas largas y flexibles de la parte más accesible de la copa del
árbol, a las cuales se les retiró un centímetro de la corteza. Para la realización de los
acodos se utilizó plástico transparente como amarres y Peat moss como sustrato. La
respuesta a los 7 meses fue que los acodos enraizados únicamente variaron del 20 a
40% por tratamiento y del 30% en testigo, para los que se realizaron durante el mes de
febrero. Para los acodos realizados en el mes de marzo el resultado fue nulo y se
observó una muerte muy rápida de los mismos, posiblemente por efectos de toxicidad
de los productos aplicados en esa condición fenológica de los brotes, además, se
observaron fuertes problemas de plagiotropía en el desarrollo de los brotes (Becerra y
Plancarte 1993 citados por Musálem y Martínez, 2003).
130
Micorrización
Se llevó a cabo un estudio para conocer el grado de asociación micorrícica formada por
Pisolithus tinctorius en tres especies de pino, en las que se incluyó a P. greggii; se
realizó estudios histológicos y determinó la cantidad mínima apropiada del inoculante
Pisolithus tinctorius para obtener un porcentaje requerido de ectomicorriza (mayor de
60%) en las plántulas. Para la variable de altura se obtuvo un 22.1 cm cuando se le
aplicó 100 cm3 de inóculo, con 10 cm3 se logró una altura de 15.01 cm y con el testigo
14.53 cm y para el peso seco de la parte aérea fueron 2.04, 0.85 y 0.62 g,
respectivamente; los tratamientos de 20 y 30 cm3 de inóculo tuvieron 0.70 y 0.54 g,
respectivamente, en peso seco de la parte aérea.
En peso seco de la raíz se obtuvo con el tratamiento de 100 cm3 de inóculo se registró
0.861 g; para el tratamiento de 10 cm3 fue de 0.42 g, con el de 20 cm3 se logró 0.39 g,
el de 30 cm3 fue de 0.26 g y el testigo registró 0.26 g.
Para la variable longitud radical, el tratamiento que mejor resulto fue el de 20 cm3 de
inóculo con 27.17 cm, seguido de 100 cm3 con 25.78 cm, el de 30 cm3 siguió con 25.78
cm, el testigo obtuvo 23.92 cm y finalmente con el tratamiento de 10 cm3 se obtuvo la
menor longitud de raíz con 22.65 cm.
Para el volumen de la raíz, el mejor tratamiento fue el de 100 cm3 de inóculo con 3.20
mm3, seguido por de 20 cm3 que obtuvo 2.38 mm3, posteriormente el de 10 cm3 con
1.81 mm3, el tratamiento de 30 cm3 tuvo 1.3714 mm3 y por último el testigo fue el que
registró menor volumen de raíz con 1.08 mm3.
En el porcentaje de asociación micorrícica, el tratamiento con 100 cm3 de inóculo
obtuvo un 10% de asociación, seguido del de 30 cm3 con un porcentaje de asociación
micorrícica de 96%, para los tratamientos de 20 y 10 cm3 su asociación fue de 94 y 92,
respectivamente. El testigo no presentó asociación micorrícica.
En el estudio histológico, se observó que el grosor del manto fúngico, en corte
trasversal en la parte media de la ectomicorriza formada por Pisolithus tinctorius y P.
greggii fue de 33 micras. Los cortes longitudinales mostraron que el manto fúngico tiene
un mayor grosor hacia la punta de la raíz alimentadora que a lo largo de la misma. Las
secciones de las raíces cortas revelaron una bien desarrollada red de Hartig. P.
tinctorius ha demostrado que al introducirlo como cultivo puro al suelo fumigado, forma
abundante ectomicorriza en plántulas de pino y significativamente estimula su
crecimiento, lo cual fue observado en las plántulas de P. greggii, que demostró ser
altamente susceptible a la asociación micorrícica con una aplicación mínima de inóculo
(10 cm3) de P. tinctorius (Sáenz, 1986).
131
3.5. ESTABLECIMIENTO Y MANEJO DE PLANTACIONES
3.5.1. Preparación del sitio de plantación
La preparación adecuada del terreno es uno de los aspectos más importantes para el
establecimiento, la supervivencia y el desarrollo de la plantación sobre todo en suelos
pobres, degradados y delgados en ladera. La preparación es una de las operaciones
más costosas, por lo que debe contemplar solo lo necesario (Ruiz et al., 1995).
Se realizó una plantación sobre terrazas de absorción subsoladas en dos líneas,
separadas a 2 por 3 m entre planta y construidas sobre terrenos tepetatosos
erosionados. La plantación se efectuó sobre cepas abiertas de 40 x 40 x 40 cm con pico
y pala para establecer P. greggii en Coatlinchán, México (Saldívar, 1982).
3.5.2. Plantación y espaciamiento
Para el establecimiento de P. greggii en la Mixteca Alta Oaxaqueña, se recomienda
usar tres sistemas de plantación manual (Ruiz et al., 1995):
Cepa común. Se sugiere utilizarla en condiciones donde la precipitación pluvial es
mayor de 600 mm anuales. Consiste en cavar hoyos de 30 x 30 x 30 cm al realizar la
excavación, la tierra removida de 0-20 cm de profundidad se separa del resto con la
finalidad de que al plantar el arbolito, ésta se deposite primero proporcionándole una
mejor disponibilidad de nutrientes en su etapa inicial. En condiciones de escasa
precipitación, menor de 500 mm anuales y pendientes mayores de 15%, se sugiere
aplicar los sistemas de plantación manual Sauceda 1 y Zanja y Bordo.
Sauceda 1. Consiste en una cepa común de 30 cm por lado y 30 cm de profundidad,
donde se planta el arbolito. Del lado izquierdo y derecho, siguiendo la curva de nivel y
separados 30 cm del árbol, se hacen excavaciones de 80 cm de largo por 40 cm de
ancho y una profundidad de 40 cm en la parte más cercano del arbolito, la cual va
diminuyendo gradualmente hasta la parte mas alejada, lo que permite que el agua se
mantenga más cerca de las raíces de la planta. Con la tierra extraída se forma un borde
en semicírculo aguas abajo, lo cual servirá para almacenar y detener el paso del agua
hacia las partes bajas del terreno (Castellanos et al., 1993).
Zanja-Bordo. Consiste en una cepa común de 30 cm por lado y 30 cm de profundidad
donde se planta el arbolito. Aguas arriba, a 30 cm de distancia del árbol y en dirección
de la curva de nivel se abre una zanja de 80 cm de largo por 40 cm de ancho y 40 cm
de profundidad, con la finalidad de almacenar y disponer de agua (Castellanos et al.,
1993).
Se recomienda que la plantación se realice al inicio de la temporada de lluvia, es decir
entre los meses de junio y julio, con la finalidad de reducir los riesgos de mortandad de
planta por la falta de humedad.
132
Para obtener porcentajes de supervivencia mayores del 80%, se recomienda que los
árboles de P. greggii se planten a la edad de 12 a 14 meses, es decir, cuando las
plantas alcancen una altura de 30 a 40 cm.
El espaciamiento utilizado para esta especie es de 2 x 2 m y de 2.50 x 2.50 m, en
ambos, las plantas muestran buen crecimiento y supervivencia aceptable con
densidades de 2,500 y 1,600 plantas/ha. Con el fin de reducir la erosión, en terrenos
con pendientes deben trazarse curvas de nivel, sobre las cuales se prepara el terreno
en donde se plantarán los árboles con arreglo en “tresbolillo”.
3.5.3. Cultivo de las plantaciones
Se sugiere realizar un deshierbe del cajete con machete o azadón a principios del año
tres del ciclo de producción, el cual consiste en la eliminación de todas las plantas
indeseables que compiten principalmente por agua y nutrimentos con la especie de
interés (Ruiz et al., 1995).
Se evaluó el efecto de mulch (mezcla de aserrín de pino, brácteas de oyamel y corteza),
sobre el crecimiento de los árboles y la presencia de maleza, en una plantación de P.
greggii de 16 meses de establecida, en el Nevado de Toluca, México; los resultados
más importantes se presentan en el Cuadro 41 (Novelo, 1994).
Cuadro 41. Incremento en altura y diámetro de una plantación de Pinus greggii, de 16
meses de edad sometida a cuatro tratamientos de control de maleza, en el
Nevado de Toluca, México.
IMAA
(cm)
IMAD
(cm)
Sin deshierbe
6.09
Deshierbe total, previo a la plantación
7.94
Deshierbe total, previo a la plantación, más aplicación de mulch en 10.11
los cajetes
Deshierbe total, previo a la plantación, más aplicación de mulch en 10.37
toda la superficie
0.30
0.34
0.50
No.
1
2
3
4
Tratamiento
0.41
Fuente: Novelo, 1994
El tratamiento deshierbe total, previo a la plantación, más aplicación de mulch en toda
la superficie obtuvo el mayor incremento en altura con 10.37 cm, no siendo de la misma
forma con el incremento en diámetro en donde quedó en segundo lugar, solo fue
superado por el tratamiento deshierbe total, previo a la plantación más aplicación de
mulch en los cajetes que obtuvo un incremento de 0.50 cm. El tratamiento sin deshierbe
obtuvo los menores incrementos en las dos variables de crecimiento analizadas. Se
concluye que la aplicación del acolchado únicamente en los cajetes es suficientemente
eficaz, para obtener las mayores tasas de crecimiento (Novelo, 1994).
133
Al momento de la plantación y duración del ciclo de producción, se debe proporcionar a
los arbols los nutrientes necesarios para desarrollar un sistema radical adecuado y el
crecimiento requerido con una buena producción de follaje. Se sugiere utilizar
fertilizantes de solubilidad controlada (fertilizantes polimerizados de liberación lenta)
cuya aplicación permite mantener constante el aprovechamiento de nutrimentos
(nitrógeno, fósforo, potasio, fierro, zinc o azufre) durante varios meses.
En el primer año se sugiere aplicar de uno a dos micromódulos verdes por árbol,
colocándolos a 10 cm de profundidad a ambos lados del cepellón. A principios del
segundo año, se aplica un hemimódulo verde por árbol, colocándose a dos centímetros
de profundidad cercano a la pared de la cepa y a principios del año tres, es
recomendable la aplicación de un módulo verde por cada dos cm de diámetro del tronco
del árbol, depositándose en el círculo de goteo a 10 cm de profundidad (Ruiz et al.,
1985).
En una plantación con fines de restauración y protección del suelo, con cinco especies
forestales en las cuales se incluyó a P. greggii, se probó el efecto de diferentes tipos y
dosis de fertilizantes (Cuadro 42) en el crecimiento y la supervivencia (Saldívar, 1982).
Cuadro 42. Tratamiento de equivalencias de los fertilizantes utilizados para determinar
su efecto sobre el crecimiento de Pinus greggii en Coatlinchán, México.
Tratamiento (fertilizante)
Tratamiento
No.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
N
P2O5
K2O
(g/árbol) (g/árbol) (g/árbol)
40
0
0
0
30
0
40
30
0
80
30
0
40
60
0
80
60
0
120
60
0
80
90
0
80
60
50
80
60
0
0
0
0
0
0
0
Composta
(Kg/árbol)
0
0
0
0
0
0
0
0
0
4.5
4.5
0
Equivalencia en fertilizante
Sulfato
de
Superfosfato
amonio
(g)
(g)
195.1
0
0
150
195.1
150
390.2
150
195.1
300
390.2
300
585.3
300
390.2
450
390.2
300
390.2
300
0
0
0
0
Cloruro
de
Potasio
(g)
0
0
0
0
0
0
0
0
85
0
0
0
Fuente: Saldívar, 1982
En el Cuadro 43 se observa que en el crecimiento en altura, los mejores incrementos en
altura al final del periodo de 46 meses de plantación, se presentaron en los tratamientos
11 (composta), 10 (80-60-0 + composta) y 5 (40-60-0), con 160, 124 y 118 cm,
respectivamente, en comparación con el tratamiento 12 (testigo) que presentó 114 cm.
Se puede apreciar que los tratamientos que contenían composta, fueron los que
134
presentaron los mayores incrementos (tratamientos 10 y 11), sobre todo cuando esta se
aplicó sola (tratamiento 11).
En la supervivencia, se aprecia que la presencia de nitrógeno resulta ser negativa en la
supervivencia ya que los tratamientos que llevaron las dosis más altas de nitrógeno,
resultaron ser los más bajos en supervivencia; tal situación se observa en los
tratamientos 4, 7, 8, 9 y 10 y se atribuye a que se aplicó el fertilizante directamente en
la cepa al momento de plantar. La mejor supervivencia se concentra en los tratamientos
2, 11 y 12 (testigo), haciendo notar que el tratamiento 2 lleva solo 30 g de P2O5 y que el
11 fue de 4.5 kg de composta y además que este último produjo mayor incremento en
la especie. En general, el tratamiento 11 (composta), resultó ser el más favorable en
cuanto al incremento y la supervivencia; en tanto que, los tratamientos 5 y 10, también
presentaron buenos incrementos, pero resultaron ser muy bajos en supervivencia
(Saldívar, 1982).
Cuadro 43. Altura inicial promedio e incrementos y supervivencia al final del periodo
(Julio 1975-Abril 1979) de Pinus greggii, en respuesta a diferentes
fertilizantes en una plantación en Coatlinchán, México.
Tratamiento
No.
1
2
3
4
5
6
7
8
9
10
11
12
Altura
inicial
(cm)
Julio
1975
63
61
61
58
60
63
58
63
62
58
60
61
Incremento medio anual en altura (cm)
Nov.
1975
2
4
6
4
4
3
5
5
4
2
4
3
Marz.
1976
6
7
12
3
8
9
12
6
10
10
6
Sep.
1976
26
37
41
16
35
27
42
38
33
47
27
Feb.
1977
28
42
37
16
50
37
55
49
48
60
37
Abr.
1979
93
111
96
91
118
110
113
124
160
114
Supervivencia
(%)
65
80
30
10
65
45
5
5
10
15
80
75
Fuente: Saldívar, 1982
En el ensayo de coadyuvantes en plantaciones de restauración de P. greggii y P.
cembroides, se emplearon los siguientes tratamientos: gel, fertilizante, micorriza, gel +
fertilizante, gel + micorriza, fertilizante + micorriza y gel + fertilizante + micorriza. Los
resultados en supervivencia indican que con la aplicación de hidrogel, Pisolithus
tinctorius y fertilizantes de liberación prolongada, explicada por el hecho de aumentar la
resistencia ante el estrés hídrico, mejora la capacidad de absorción de agua y mayor
retención (Meza et al., 2005).
135
En una investigación se evaluó el efecto de la poda química de raíz aplicada en vivero
sobre la distribución espacial del sistema radical de P. greggii, a tres años de haberse
establecido en campo. Los árboles podados químicamente presentaron una mayor
biomasa radical con diferencias significativas, respecto a las plantas no podadas. La
biomasa de raíces decreció con el aumento de distancia desde el tronco, con la mayor
cantidad en los primeros 25 cm de distancia del tallo. Sin embargo, con excepción del
peso de raíces gruesas (> 2 mm) en la profundidad de 0 –20 cm, los tratamientos de
poda no modificaron la distribución radical con relación a la orientación a partir del tallo,
implicando que la distribución espacial de la raíz fue relativamente uniforme entre los
tratamientos de poda (Barajas et al., 2004).
3.5.4. Crecimiento y rendimiento volumétrico
El P. greggii en su área de distribución natural produce de 5-13 m3/ha/año. En la Sierra
Purhépecha, en Michoacán, se han establecido plantaciones con los siguientes
resultados (García, 1996 a):
En las plantaciones del Campo Experimental Forestal “Barranca de Cupatitzio", (Cuadro
44 y 45) el P. greggii mostró incrementos en altura de más de un m/año, en diámetro de
1.6 y 1.7 cm que se consideran muy buenos y los incrementos en volumen fueron
regulares de 11.5 a 12.4 m3/ha/año.
Cuadro 44. Índices de crecimiento de una plantación de Pinus greggii establecida en el
Campo Experimental “Barranca de Cupatitzio” (suelo andosol, 1780 y
1850 asnm, edad 14.6 años. Procedencia: Carr. Atezcan-Molango, Km. 2.
Edo. Hgo.).
Espaciamiento (m)
Inicial
actual
3x3
4.57
No. Árboles/ha
Inicial
actual
1089
479
IMAA
(m)
1.05
IMAD
(cm)
1.6
DAP
(cm)
24.1
Volumen
(m3/ha)
168.2
Fuente: García, 1996 a
Donde:
IMAA= Incremento medio anual en altura
IMAD= Incremento medio anual en diámetro
IMAV= Incremento medio anual en volumen
AB= Área basal
136
Supervivencia
(%)
44
Altura media
(m)
15.4
IMAV
(m3/ha)
11.5
AB
(m2/ha)
21.8
Cuadro 45. Índices de crecimiento de una plantación de Pinus greggii establecida en el
Campo Experimental “Barranca de Cupatitzio” (edad 14.6 años,
procedencia: Jacala, Edo. Hgo.).
Espaciamiento (m)
Inicial
actual
3x3
4.20
IMAA
(m)
0.94
DAP
(cm)
24.4
No. Árboles/ha
Inicial
actual
1089
566
IMAD
(cm)
1.7
Volumen
(m3/ha)
181.1
Supervivencia
(%)
52
Altura media
(m)
13.7
IMAV
(m3/ha)
12.4
AB
(m2/ha)
26.4
Fuente: García, 1996 a
Sin embargo, los resultados del arboretum en la misma localidad, son menos
significativos por la gran competencia con las especies aledañas y el bosque natural,
alcanzando un incremento media anual en altura de 0.68 m/año y en diámetro de 0.9
cm/año e incremento en volumen de 6.4 m3/ha/año (Cuadro 46) (Muñoz y García,
2002).
Cuadro 46. Índices de crecimiento de una plantación de Pinus greggii en el arboretum
del Campo Experimental “Barranca de Cupatitzio” (edad 9.3 años,
procedencia Atezcan-Molango. Km. 2).
Espaciamiento (m)
Inicial
actual
1.5 x 1.5
2.06
IMAA
(m)
0.68
DAP
(cm)
10.1
No. Árboles/ha
Inicial
actual
4444
2355
IMAD
(cm)
0.9
Volumen
(m3/ha)
59.4
Supervivencia
(%)
53
Altura media
(m)
6.3
IMAV
(m3/ha)
6.4
AB
(m2/ha)
18.8
Fuente: Muñoz y García, 2002
En la localidad de Paracho, Michoacán, debido al tipo de suelo que se encuentra
cubierta por una capa de tepetate, los incrementos en diámetro y altura son regulares
(Cuadro 47) y se debe considerar que no han logrado su mayor ritmo por la edad de la
plantación. Se tienen referencias de otras plantaciones donde el ritmo de crecimiento en
diámetro y altura es mayor que los reportados, pero a causa de la gran cantidad de
árboles cortados clandestinamente, no fue posible estimar con precisión su desarrollo
(García, 1996 a).
137
Cuadro 47. Resultados de crecimiento de una plantación de Pinus greggii establecida
en Paracho, Michoacán (suelo andosol con tepetate aflorante, 2,200
msnm, edad 5.5 años).
Espaciamiento (m)
Inicial
Actual
2x2
3.16
2.25 x 2.25
2.77
3x3
4.36
IMAA (m)
0.55
0.52
0.48
No. Árboles/ha
Inicial
Actual
2500
1000
1936
1300
1600
525
IMAD (m)
0.8
0.7
0.6
Supervivencia
(%)
40
67
33
Altura media
(m)
3.04
2.85
2.64
DAP (cm)
4.4
4.1
3.5
Fuente: García, 1996 a
En la Comunidad Indígena de San Lorenzo, Mich., se evaluó una plantación de P.
pseudostrobus y P. greggii con el objetivo fue evaluar el crecimiento en altura, diámetro
y supervivencia de las dos especies, establecidas con espaciamientos de 2.50 x 2.50 y
3.20 x 2.50 m. Los resultados a 9 años, indican que P. greggii con espaciamiento de
2.50 x 2.50 mostró una altura de 9.71 m, DAP de 21.5 cm; en el espaciamiento de 3.20
x 2.50 m, alcanzó una altura de 9.80 m, DAP de 21.5 cm y una supervivencia de 56%
(Salvador, 2006).
El empleo del P. greggii en plantaciones forestales en la Sierra Purhépecha sugiere que
aun cuando la especie muestra una producción maderable de consideración, tal
productividad es susceptible de mejorarse sustancialmente conforme se mejore el
sistema de producción de plantas y por consiguiente la calidad de los arbolitos, se
preparen y protejan los terrenos y las plantaciones, se emplee semilla de alta calidad y
se brinden las labores silvícolas apropiadas para lograr productividades de 15-20
m3/ha/año (García, 1996 a).
En un huerto semillero de P. greggii ubicado en Morelia, Mich., con aplicación de
fertilizantes químicos durante los primeros cuatro años, abonos orgánicos, aplicación de
riegos durante la temporada de secas, control de maleza mediante chaponeos y
agroquímicos, control de plagas y enfermedades, aclareo al 4° año, se tiene un buen
crecimiento de los árboles a la edad de 5 años con un IMAA de 1.15 m/año y el IMAD
de 1.54 cm/año (Cuadro 48) (FIRA, 1998).
138
Cuadro 48. Resultados de crecimiento del huerto semillero de P. greggii establecido en
el Centro de Desarrollo Tecnológico de Morelia de FIRA.
Año
1992
1993
1994
1995
1996
1997
Diámetro normal (cm)
Máxima
Mínima
Media
11.7
14.1
1.96
2.30
5.59
7.70
Altura total (m)
Máxima
0.80
1.57
2.28
3.24
7.80
9.94
Mínima
0.60
1.08
1.20
2.02
2.30
2.59
Media
0.70
1.28
1.85
3.03
4.58
5.75
Fuente: FIRA, 1998
3.5.5. Plantaciones agroforestales
Debido a la alta tasa de destrucción de los recursos naturales en Michoacán y para
frenar el deterioro ambiental, se propone el fomento de las prácticas de agroforestería,
reforestación y forestación, así como contribuir en la recuperación de áreas forestales
improductivas; el Campo Experimental Uruapan, dependiente del INIFAP ha venido
desarrollando proyectos sobre sistemas agroforestales con el diseño cultivos en
callejones, donde se han evaluado componentes agropecuarios y forestales con
propósitos de producción y protección del suelo, se determinaron las densidades
óptimas de plantación de especies de pino, dosis de fertilización de los componentes
agropecuarios, productividad y rentabilidad de los sistemas, en clima templado. A
continuación se mencionan algunos resultados:
Se indica que las especies que se pueden utilizar como componentes de sistemas
agroforestales en clima templado para producción de árboles de navidad son: Abies
religiosa, P. ayacahuite, P. cembroides, P. maximartinezzii y P. greggii, asociados a
componentes agropecuarios como pastos y frutales (Sáenz et al., 2001 b).
Se establecieron módulos agroforestales con P. greggii en San Lorenzo y Tiamba,
Mpio. de Uruapan, Mich. Los resultados registrados fueron en Timaba 34.50 cm en
altura media con 98.50% en supervivencia y en San Lorenzo 45.12 cm y 78.00%,
respectivamente y una producción de 4.30 ton/ha de forraje de avena (Madrigal et al.,
2000).
En el establecimiento de un módulo agroforestal con P. greggii y P. pseudostrobus,
establecido en la comunidad de San Lorenzo, Mpio. de Uruapan, Mich., se utilizaron
cuatro densidades de plantación (2000, 1600, 1563 y 1250 plantas/ha), previo a la
plantación se realizó un barbecho del terreno y como sistema de plantación se utilizó la
cepa común de 30 x 30 x 30 cm. Los crecimientos a los cuatro años son: altura 4.31 cm,
diámetro 7.20 cm y con incrementos medios en altura y diámetro de 1.08 y 1.80 cm por
año (Muñoz y García, 2002).
139
Para producción de semilla y madera empleando las especies P. greggii y P.
pseudostrobus en sistemas agroforestales, se recomienda realizar un barbecho previo
al establecimiento de la plantación, mismo que servirá para la siembra del cultivo
agrícola. El espaciamiento a emplear será de 4 x 2 m (4 m entre callejón y 2 m entre
plantas) que corresponde a una densidad de plantación de 1,250 árboles/ha, en
pendientes no mayores del 10%, con la finalidad que las prácticas agrícolas como
barbecho se realicen sin ningún problema, entre 2,200-2,400 msnm, en suelo andosol,
con precipitación anual de 1,200 a 1,600 mm y temperatura media de 12 a 16 °C
(Muñoz et al., 1998).
3.6. MEJORAMIENTO GENÉTICO
3.6.1. Áreas semilleras
Para fomentar las plantaciones comerciales en el Estado de México desde 1990, se
desarrollan acciones de Mejoramiento Genético Forestal, contando a la fecha con 1,676
árboles de calidad superior en P. greggii, P. pseudostrobus y P. patula, derivándose de
ellos, 18 pruebas de progenie y 9 huertos clonales. Asimismo, cuenta con 11 áreas
semilleras y 26 rodales en masas puras, en los cuales se colecta la semilla que es
utilizada para producción de planta de los 16 viveros del organismo y que destina tanto
para las plantaciones comerciales como para los programas de reforestación
(PROBOSQUE, 1990).
En el Estado de Veracruz el programa de mejoramiento genético que realiza el Instituto
de Genética Forestal de la Universidad Veracruzana, incluye el establecimiento de
rodales semilleros: uno de P. greggii Engelm, tres de P. teocote Schiede & Deppe y uno
de P. oocarpa Schied; selección de árboles: 25 de P. greggii Engelm, 30 de P. oocarpa
Schiede y 90 de P. teocote Schiede & Deppe. Así como el establecimiento de una área
semillera de P. patula Schl. & Cham., localizada en el ingenio el Rosario del municipio
de Xico, Veracruz (Alba et al., 1994).
Se estableció un huerto semillero de P. greggii en el Centro de Desarrollo Tecnológico
de Morelia de FIRA en Michoacán. El origen de la semilla fue de un rodal natural del
Madroño, Mpio. de Jalpan, Qro. El espaciamiento utilizado fue de 2.0 x 2.5 m, que
corresponde a una densidad de plantación de 2,000 árboles/ha para 52 familias y 30
individuos por familia. En términos de mejoramiento genético, constituye un huerto
semillero de primera generación, dado que fue originado de individuos superiores
provenientes de rodales naturales basados únicamente en su fenotipo. A los 6 años, el
50% de los árboles han producido conos y se tiene una gran cantidad de frutos por lo
que se espera obtener una producción aproximada de 10 kg durante la primera
cosecha, mientras que para el año 12 de la plantación (2003) se estima una producción
promedio de 200 g de semilla por árbol y con una población de 250 árboles que se
plantea dejar finalmente en el huerto, se tendría una producción total anual de 50 kg; la
semilla de esta especie alcanza un precio de $ 2,000.00 por kg y existe una fuerte
demanda tanto a nivel nacional como internacional (FIRA, 1998).
140
3.6.2. Evaluación de procedencias y progenies
Los objetivos principales de estos ensayos han sido obtener información sobre el grado
de variación genética dentro y entre poblaciones de las especies en alguna porción de
su área de distribución natural y servir de base para la selección de individuos con
mejores características genéticas para apoyar a los programas de reforestación y de
plantaciones comerciales. Al mismo tiempo, estos ensayos funcionan como
plantaciones de conservación de recursos genéticos. En algunos casos, los ensayos de
progenie (o de procedencias) ya han sido aclareados genéticamente y convertidos a
huertos semilleros sexuales, especialmente con P. greggii (Azamar et al., 2000) y P.
leiophylla (Jasso et al., 1999 citados por Musálem y Martínez, 2003).
Para la evaluación de un ensayo de dos procedencias con 15 familias de P. greggii; la
plantación se estableció en 1989 en terrenos comunales de Magdalena Zahuatlán,
Distrito de Nochixtlán, Estado de Oaxaca. Para la evaluación a cuatro años de
establecida se tomó en cuenta la supervivencia y crecimiento (Cuadros 49 y 50). La
supervivencia de las procedencias El Madroño, Qro. y Laguna Azteca, Hgo. fue de 72 y
71%, respectivamente. No hubo diferencia significativa entre procedencias, ni dentro de
la procedencia El Madroño. Dentro de la procedencia Laguna Azteca, las familias 9 y 10
presentaron la menor y la mayor supervivencia, respectivamente y fueron las únicas
que mostraron diferencia significativa entre sí (Castellanos y Ruiz, 1993).
Cuadro 49. Comportamiento de las familias de Pinus greggii en la Mixteca Alta
Oaxaqueña de la procedencia El Madroño, Querétaro.
Familia
1
2
3
6
7
9
11
12
13
15
17
18
19
20
21
promedio
Supervivencia
(%)
Julio 1993
58
83
50
91
70
58
83
87
79
87
50
62
54
70
79
72
Altura
(m)
Julio 1989
0.16
0.17
0.19
0.25
0.20
0.20
0.27
0.24
0.27
0.25
0.22
0.20
0.18
0.28
0.19
0.22
Fuente: Castellanos y Ruiz, 1993
141
Altura
(m)
Julio 1993
2.35
2.49
2.47
3.00
2.78
2.27
2.84
2.64
2.34
2.63
2.85
1.62
2.21
2.74
2.55
2.52
DAP
(cm)
Julio 1993
4.5
4.9
5.4
6.3
5.3
4.6
6.3
5.8
5.0
5.4
5.8
3.7
4.3
5.6
5.3
5.2
Cuadro 50. Comportamiento de familias de Pinus greggii en la Mixteca Alta Oaxaqueña
de la procedencia Laguna Azteca, Hidalgo.
Familia
1
2
3
4
5
7
8
9
10
11
12
15
18
19
20
Promedio
Supervivencia
(%)
Julio 1993
91 ab
87 ab
75 ab
66 ab
70 ab
62 ab
83 ab
45 b
95 a
62 ab
83 ab
70 ab
62 ab
66 ab
58 ab
71
Altura
(m)
Julio 1989
0.17
0.20
0.19
0.18
0.14
0.14
0.23
0.15
0.20
0.17
0.14
0.15
0.20
0.15
0.11
0.17
Altura
(m)
Julio 1993
1.89
2.19
2.16
2.09
1.81
1.35
1.63
1.16
2.06
1.52
1.51
1.37
1.84
1.57
1.61
1.72
DAP
(cm)
Julio 1993
4.5
5.0
5.1
4.6
4.1
4.0
4.4
3.0
4.9
3.6
3.8
3.2
4.4
3.5
3.9
4.1
Fuente: Castellanos y Ruiz, 1993
Se estableció un ensayo de procedencias utilizando 108 familias de P. greggii. En la
localidad Lomas de San Juan, Chapingo, México, las procedencias con Mayor
crecimiento en altura fueron El Piñón del Estado de Hidalgo con 147.9 cm y La Parada
del Estado de Querétaro con 143.5 cm. La procedencia con menor altura fue la de Los
Lirios, Coahuila con 56.9 cm. Para la variable diámetro también se encontraron
diferencias significativas entre procedencias; las poblaciones con mayor diámetro
fueron El Piñón con 3.2 cm La Parada con 3.0 cm y El Pinalito con 2.8 cm; en tanto que
el menor diámetro fue para los Lirios con 1.3 cm. Si se compara el crecimiento en altura
y diámetro entre las procedencias con valores extremos, se tiene que P. greggii del
Piñón crece 160% más rápido que el procedente de los Lirios; en tanto que en diámetro
lo hace en 146%.
En Metepec, México, la procedencia con mayor crecimiento en altura fue La Parada,
Querétaro y la de menor altura la de Los Lirios, Coahuila con 145.8 y 85.0 cm,
respectivamente. La diferencia entre la procedencia más alta respecto a la de menor
altura, fue del 79.8%. Para los resultados de diámetro la procedencia mayor fue El
Piñón, Hidalgo con 3.1 cm y la menor Los Lirios, Coahuila con 2.1 cm. En tanto que,
para el número de verticilos no hubo diferencias significativas entre procedencias,
aunque el mayor número lo tuvo la procedencia El Piñón, Hidalgo con 5.2 y la menor la
procedencia El Pinalito, Hidalgo con 4.4 verticilos. Para la variable número de ramas, la
procedencia que obtuvo mayor cantidad fue El Piñón, Hidalgo y El Madroño, Querétaro
con 22.6 ramas y la menor se presentó en la procedencia Los Lirios, Coahuila con 16.4
ramas (Cigarrero, 1994).
142
Los resultados de un ensayo de dos procedencias (Jacala y Carretera Atezcan-Molango
en el Estado de Hidalgo) de P. greggii Engelm., en el Campo Experimental Forestal
Uruapan, Michoacán, mostraron que los resultados a 14.6 años de la plantación, la
procedencia que mostró mejores crecimiento fue la de Jacala, presentó una altura
media de 12.4 m, diámetro normal de 24.4 cm, una supervivencia del 52% y un
volumen de 181.1 m3/ha, así como un IMAA de 0.94 m e IMAD de 1.7 cm (Mas et al.,
1995).
En un ensayo de 16 procedencias de P. greggii, se probaron 13 procedencias de la
variedad australis colectada en el Estado de Hidalgo y 3 de la variedad greggii
colectada en los límites de Coahuila y Nuevo León. A casi un año de la plantación las
procedencias que mejores incrementos mostraron en altura y diámetro basal fueron:
Plomosas, Tepeyica y Agua Zarca de la variedad australis y Agua fría de la variedad
greggii, la cual presentó el crecimiento cercano al promedio de las procedencias
evaluadas de la variedad australis (Casillas, 2004).
En cuanto a estudios de progenie, se llevó a cabo un trabajo con el propósito de evaluar
la calidad y las características de crecimiento de la progenie de árboles jóvenes, el
material con el cual se hizo el experimento fue a partir de semillas de una plantación de
7 años de edad de P. greggii, establecida en el Campo Lomas de San Juan, de la
Universidad Autónoma de Chapingo. Los resultados más importantes se anotan a
continuación:
Al comparar las medias de las tres cosechas: 7 años, 6 años y 5 años, se observa que
hay diferencias en el crecimiento de las progenies, ya que conforme los árboles
maduran se incrementan a los 7 años de edad (cosecha 1982), resultaron los mejores
con una altura de 1 m, 20 mm de diámetro y con 2.7 verticilos anuales; la cosecha de
1981 (semilla producida a los 6 años) resultó intermedia y los brinzales producidos a los
5 años (cosecha 1980) resultaron los menos sobresalientes, con sólo 0.75 m de altura,
13 mm de diámetro y 1.9 verticilos. De esta manera, se puede concluir que la progenie
producida por los árboles a los 7 años de edad resultó la mejor y que conforme los
árboles padres maduran, la calidad de su progenie aumentan (López, 1986).
En una segunda etapa la misma plantación fue evaluada por López (1986), solo que
únicamente en tres progenies. La semilla con la que se estableció el experimento fue
cosechada en 1982, de donde se obtuvieron tres producciones, para dar lugar a lo que
se ha llamado, tres grupos de progenie: la producida a los cinco, seis y siete años de
edad del arbolado progenitor. Durante el período 1985-1987, se tomaron las
características más sobresalientes, que denotan cambios en la forma de la copa.
También, se determinaron las fechas de inicio y terminación del crecimiento, épocas de
floración, número de floraciones por árbol y la supervivencia (Vázquez, 1988).
A los 5.5 años se llevó a cabo una tercera evaluación dasométrica de las progenies de
7, 6 y 5 años. Los resultados más sobresalientes fueron los siguientes: las mayores
alturas medias las obtuvo la progenie de siete años con 4.16 cm, seguido de la
progenie de seis años con 3.64 m y por último la progenie de cinco años de edad con
3.40 m. Las diferencias encontradas para esta variable, se deben a que los mayores
143
incrementos en altura, son el resultado del vigor de sus progenitores. El
comportamiento del diámetro es similar al de la altura, el mejor valor lo presenta la
progenie de siete años y es de 9.25 cm; seguida por la de seis años con 7.37 cm y
finalmente la de cinco años cuyo valor es de 6.72 cm. Se observó que la supervivencia
fue a la baja, comportándose las tres progenies de manera similar (Rodríguez, 1990).
Se estimó la variación genética existente entre poblaciones y entre individuos a través
de la altura, diámetro y volumen en una plantación de P. greggii a los 8 años de edad
en Metepec, Estado de México, con el objetivo de establecer un huerto semillero
basado en varios procedimientos de análisis genéticos. Se utilizaron 54 familias de
medios hermanos de seis poblaciones del área de distribución natural procedentes de
los estados de Coahuila (una), Querétaro (dos) e Hidalgo (tres). Se detectaron notables
diferencias entre el grupo de poblaciones del centro del país (var. australis) contra la
población de Coahuila (var. greggii). Los valores de heredabilidad a nivel individual y de
familias resultaron moderados para todas las variables. En virtud de las diferencias tan
notables entre procedencias, para convertir el ensayo en un huerto semillero, se eliminó
la población de Los Lirios, Coahuila y posteriormente se seleccionaron los mejores
individuos dentro de las mejores familias considerando las variables volumen y
conformación del árbol. Se dejaron 99 árboles, lo que representó 37 de las 54 familias
originales en el ensayo y se consideró eliminar sólo el 31.5% de las familias con el fin
de mantener la mayor variabilidad posible en el huerto semillero (Azamar et al., 2000).
En un ensayo de tres procedencias de P. greggii, a 12.6 años de establecida la
plantación en Arteaga, Coah., se reporta que la procedencia de Los Lirios alcanzó la
mayor tasa de crecimiento relativo en altura en comparación a las procedencias de
Jamé y Cuauhtémoc (Cornejo et al., 2005).
Plántulas de 16 meses de edad de P. greggii se estudiaron bajo condiciones de
invernadero, para determinar si existe variación geográfica en relación a la acidez del
suelo. El estudio incluyó cinco familias de polinización libre de cada una de 12
poblaciones probadas. Se encontraron diferencias significativas tanto a nivel de
poblaciones como a nivel de familias en los días para emergencia, color del follaje y
altura total. Se determinó una clara separación de las poblaciones en dos grandes
grupos, uno de la parte norte y otro de la sur de la distribución natural de la especie.
Además, se observó un control genético de alto a moderado en altura total y en el color
del follaje, lo que posibilita una selección temprana a nivel familial e individual de las
mejores poblaciones (López et al., 2000).
3.6.3. Propagación vegetativa y ensayos clonales
A nivel de investigación, se han hecho varios esfuerzos para desarrollar métodos de
propagación vegetativa de algunas especies de coníferas y latifoliadas del Norte de
México, utilizando técnicas de propagación convencionales o cultivo de tejidos. Sin
embargo, solo en muy contadas ocasiones estas técnicas se han utilizado de manera
operativa para la propagación masiva de material seleccionado. Existen solo algunos
ejemplos de huertos semilleros clonales con especies de Pinus (P. patula, P. greggii, P.
144
montezumae y P. douglasiana) y de Cupressus lindleyi, en donde material seleccionado
fenotípicamente ha sido propagado mediante injertos (Vargas y González, 1991;
Santiago y Vargas, 1999; Mateo et al., 2000).
3.7. PROPIEDADES Y USOS
3.7.1. Propiedades físico-químicas de la madera
La madera de P. greggii no presenta diferencias de color entre albura y duramen, la
madera temprana presenta un tono amarillo pálido y la tardía castaño muy pálido, no
tiene olor y sabor característicos, brillo bajo, veteado pronunciado, textura gruesa y su
hilo es recto (Cuadro 51) (Pérez y Olvera, 1981; Dvorak, 1996).
Cuadro 51. Características macroscópicas de la madera de Pinus greggii.
Olor y sabor
Brillo
Veteado
Textura
Hilo
Anillos de
crecimiento
Canales
resiníferos
Madera
temprana:
No
amarillo
característico
pálido
Bajo
Pronunciado
Gruesa
Recto
Distinguibles
Presentes
Color
Fuente: Pérez y Olvera, 1981
Se reporta de que una muestra procedente de Los Lirios, Arteaga, Coahuila, colectada
a 2,300 msnm y extraída del tronco de 30 cm de diámetro, es madera de color blanco
amarillento, sin diferencia entre albura y duramen, sin olor aparente, textura fina, suave
y ligera; con zona de transición entre la madera de primavera y verano abrupta, las
bandas de madera tardía son angostas y de color café pálido; los canales resiníferos
son numerosos y están distribuidos en la parte exterior del anillo de crecimiento
(Eguiluz, 1978).
Los anillos de crecimiento están perfectamente delineados por una banda oscura de
madera tardía y una banda clara de madera temprana, anchura heterogénea; la madera
temprana ocupa más de la mitad del total del anillo, la transición de madera temprana a
tardía es abrupta (Pérez y Olvera, 1981).
Los canales presentan un epitelio de pared delgada, en número promedio de 0.7 por
mm2 y diámetro variable de 126 a 192 micras, teniendo 148 como promedio (Eguiluz,
1978).
Los canales longitudinales son poco numerosos por mm2. El número promedio es de 2,
con un máximo de 3 y un mínimo de 1 (Pérez y Olvera 1981).
145
Las traqueidas son largas, presentan un diámetro variable de 20 a 52 micras, con 32
como promedio, con diámetro tangencial del lumen y grosor de la pared muy delgado
en la madera temprana y de diámetro tangencial del lumen fino y grosor de la pared
delgado en la madera tardía; sus caras radiales presentan una hilera de puntuaciones
areoladas; en los campos de cruzamiento se ven de 1 a 4 puntuaciones de tipo pinoide
fenestradas en el entrecruzamiento de los rayos (Cuadro 52) (Eguiluz, 1978; Pérez y
Olvera, 1981).
Cuadro 52. Características microscópicas de la madera de Pinus greggii.
Canales longitudinales
Número por milímetro
cuadrado
Calificación
Promedio
Mínimo
Máximo
Moda
Desviación
Poco
numerosos
2
1
3
2
0.57
Traqueidas
Longitud
(micras)
Largas
3321
2280
4370
3492
11.29
Rayos
Número por milímetro cuadrado
Poco numerosos
Fuente: Pérez y Olvera, 1981
Diámetro tangencial del
lumen (micras)
Madera
Madera
temprana
tardía
Mediano
Fino
29
18
39
29
1.45
20
14
28
20
1.23
Altura (micras)
Muy bajos
Grosor de la pared (micras)
Madera
temprana
Muy
delgado
4
4
4
5
0
Madera
tardía
Delgado
6
1
2
8
0.49
Campos de cruzamiento
Tipo y número
Pinoide
Los rayos leñosos son de tipo homogéneo, uniseriados que son los más abundantes y
fusiformes y de 2 a 3 series, con un canal resinífero transversal. La altura total varía de
45 a 335 micras, en promedio 170 y formados por 1 a 22 células, con predominación de
7. En la sección radial se observan traqueidas marginales y de pared dentada; el
número de puntuaciones promedio en el entrecruzamiento de los rayos es de 2 en la
madera temprana y de 4 en mayor número por fila horizontal (Equiluz, 1978; Pérez y
Olvera, 1981).
En muestras de madera tomadas de árboles de P. greggii en la Laguna Azteca,
Molango, Hidalgo y el Madroño, Querétaro tenía una densidad, no extraída la resina, de
0.45 y 0.46, respectivamente. Se encontraron diferencias significativas entre la
densidad de la madera joven y la madura en árboles de las dos procedencias (Murillo,
1988).
En Sudáfrica, la madera de árboles de la fuente del sur (Centro de México), de 16 años
de edad, tuvieron propiedades mecánicas muy similares a P. patula en términos de
resistencia, de porcentajes extractivos y muy aceptables para pulpas mecánicas
(Dommisse, 1994 citado por Dvorak, 1996).
146
Aserrío. Los árboles de la fuente del sur tienen una excelente calidad estructural para
madera aserrada. Sin embargo, debido a la forma pobre del tronco y la alta
concentración de nudos en las tablas, se refleja en menos calidad que P. patula
(Melean, 1994 citado por Dvorak, 1996).
La composición de la trementina, cuyas muestras procedentes de las cercanías de
Saltillo, Coahuila, se obtuvo un rendimiento de 15.2% de trementina, con los siguientes
resultados (Eguiluz, 1979).
Características físicas.
Densidad ………………d 244 = 0.8650
Índice de refracción……….. n 24D = 1.4826
Poder rotatorio especifico……….< a > 578 = -30.0
En la evaluación del parentesco entre los terpenos de la madera de P. patula y P.
greggii, se encontró una gran variación en comparación a otras especies asociadas,
con pocas similitudes mientras que las aumentaron entre P. greggii y el P. oocarpa de
Belice (Lochart, 1985 citado por Cigarrero, 1994).
3.7.2. Usos
La madera de P. greggii se destina a la industria de la celulosa y al aserrío en su mayor
parte, aunque también se usa para la fabricación de muebles, durmientes, pilotes para
minas, vigas y postes para cercas, muebles y leña para combustible, también se utiliza
como especie ornamental y en algunas localidades se utiliza como árbol navideño
(Eguiluz, 1978; Pérez y Olvera, 1981; Dvorak, 1996 citado por Musalem y Martínez,
2003; Anónimo, 1998 y Anónimo, 2000 citados por SIRE, 2006).
Se recomienda su uso en construcción (estructuras secundarias), ebanistería,
decoración de interiores, lambrín, ebanistería, duelas para cielos rasos (Pérez y Olvera,
1981; Cevallos y Carmona, 1981 citados por García, 1996 a).
Por su rápido crecimiento y su buena adaptación a suelos pobres, se ha utilizado en
programas de restauración de suelos degradados en el Valle de México. Es muy
apropiada para parques, jardines y unidades deportivas. Por su gran adaptación en
suelos se ha utilizado en plantaciones comerciales en Sudamérica y África (Anónimo,
1998).
147
CAPÍTULO 4
P in u s p a tu la Schl. & Cham.
148
4.1. DESCRIPCIÓN DE LA ESPECIE
1.1. Nombre común
El Pinus patula Schl. & Cham., en el área de distribución natural y en Latinoamérica se
le conoce como “pino chino”, “pino colorado”, “ocote”, “ocote colorado”, “pino patula”,
“pino ocote”, “pino llorón”, “pino macho”, “ocote macho”, “pinabete”, “pino xalocote”
(Martínez, 1948; Patiño, 1973, Eguiluz 1978, Vela, 1980; Patiño y Kageyama, 1991;
Martínez, 1994).
4.1.2. Taxonomía
En 1914, Shaw dió a conocer un arreglo taxonómico de los pinos colocando a P. patula
en el grupo de insignes que esta constituido por las especies del género que presentan
conos serotinos (Vela, 1980). Esta especie se encuentra ahora colocada por Little y
Chritchfield, (1969) en la sección de Pinus subsección oocarpae y sustituye a la
clasificación de Shaw. La subsección oocarpae se caracteriza por incluir especies con 3
hojas pero pudiendo presentar 2 y 5 hojas por fascículo, aunque en menor proporción,
presentan canales resiníferos medios y más raramente internos o septales, conos
oblicuos persistentes en el árbol, la apertura de las escamas es irregular y
consecuentemente la dispersión de la semilla también sigue ese patrón (Monroy, 1995).
Familia: Pinaceae.
Género: Pinus (Shaw 1914, Mirov 1967, Little y Chritchfield 1969).
Especie: Pinus patula Schl. & Cham.
4.1.3. Especies relacionadas
En este caso se han suscitado controversias en relación a las poblaciones del sur de su
distribución natural, denominadas como Pinus patula var. longepedunculata Loock ex
Martínez, que se diferencia por sus conos pedunculados, mantiene una continuidad
morfológica con las poblaciones típicas, lo que sugiere que esta variedad no constituye
una entidad taxonómica discontinua y diferente (Barret, 1972 citado por Nepomuceno,
1994).
Asimismo, las poblaciones de Pinus oocarga var. ochoterenae Martínez, se han
identificado como Pinus patula var. longepedunculata. Recientemente Styles (1985) ha
señalado a las poblaciones descritas como Pinus patula ssp. tecunumanii (Eguiluz y
Perry) Styles.
Por lo anterior, se mencionan las sinonimias de acuerdo a los autores: Pinus subpatula
Roezi Ex Gord. Pinetum, Suppl. 84 (1862). Pinus oocarpa var. ochoteranai Martínez
Anales Inst. Biol. Loock ex Martínez, Los pinos mexicanos 333 (1948). Pinus patula var.
zebrina Milano en Lilloa 17:146 (1949) ahora conocido como P. patula cv. zebrina.
149
Otros autores mencionan a Pinus tecunumanii/ (Schw.) Eguiluz et Perry y como
sinónimos a Pinus patula Shiede & Deppe, Pinus oocarpa var. tecunumanii bajamensis
(Schwerdtfger).
4.1.4. Forma
P. patula es un árbol de 20 a 55 m de altura y de 50 a 120 cm de diámetro normal y
ocasionalmente alcanza 40 m de altura y diámetro de un metro (Figura 18); el
crecimiento se detiene sensiblemente entre los 30 y 35 años de edad. Su copa es
abierta y redondeada, piramidal y rala; el fuste es recto y libre de ramas hasta un 40 a
60% de su altura; con una raíz profunda y poco extendida. Es exigente de luz y
semiresistente a heladas (Martínez, 1948; Webb, 1980; Vela, 1980 y Perry, 1992).
En su forma típica, alcanza alturas entre 30 y 35 m, aunque se han medido árboles de
hasta 40 m, con diámetros normales de 50 a 90 cm, y en ocasiones hasta los 100 cm.
El tronco es característicamente muy recto y está libre de ramas hasta una altura de 20
m. Las ramas son verticiladas, normalmente delgadas, cortas, extendidas y con
escamas decurrentes de color café canela a verdosas; ramillas rojizas y escamosas,
con ligero tinte blanquecino, en rodales abiertos son muy gruesas y horizontales o
pendientes, colocadas irregularmente sobre el tronco. En rodales densos la copa es
redondeada (Martínez, 1948 y Nepomuceno, 1994).
4.1.5. Corteza
La corteza de P. patula es escamosa café rojiza en la base, sobre todo en la parte
superior del tronco; en los árboles jóvenes y en la parte superior del tronco de los
árboles adultos es muy delgada y de coloración rojiza o café amarillento (Figura 18). En
la parte inferior del tronco de los árboles adultos, la corteza es gruesa con fisuras
verticales de 2 a 5 cm de espesor, tornándose lisa, decidua y de tonalidad rojo naranja
después de los 3 a 4 m de la base (Martínez, 1948).
4.1.6. Hojas
Las hojas están dispuestas en grupos de tres, a veces cuatro, rara vez cinco en algunos
fascículos; miden alrededor de 14 a 21 cm, pero la cifra varía entre 15 y 30; son
delgadas de 0,5 a 0,8 mm de grueso, flexibles colgantes o algo extendidas, se notan
verticalmente caídas, de color verde claro brillante, a veces amarillo verdosas (Figura
38); los bordes son finamente aserrados y los dientecillos muy finos; los canales
resiníferos de 1-4 predominantemente 3. Las vainas son persistentes, fuertes, algo
cenicientas de 12 a 23 mm (Figura 18); con estomas en las tres caras y canales
resiníferos de 2 a 3, usualmente medios (Martínez, 1948).
150
4.1.7. Conillos
Los estróbilos masculinos estaminados, al final de las ramillas, inician sus actividades
reproductoras en enero, lo cual se aprecia fácilmente por su color verde amarillento,
desde la parte baja de la copa de los árboles y a medida que maduran se vuelven
amarillentos. Este color cambia a café oscuro, a fines de marzo e inicio de abril por
acción del viento, humedad, niebla e insectos.
Los estróbilos femeninos pequeños color café claro verdoso, de forma conoidal, ápice
puntiagudo, base redondeada, con pedúnculos largos y delgados, escasos y dispersos
en el árbol, se encuentra en la parte terminal de las ramas jóvenes, ubicadas en la parte
media y alta de la copa del árbol, presenta una coloración amarillenta a café; en cada
yema terminal se observan de seis a ocho flores.
Los conillos son pedunculados, laterales, algo atenuados en ambas extremidades, con
las escamas extendidas y provistas de una punta fina y caediza (Martínez, 1948;
Nepomuceno, 1994; Monroy, 1999 b).
4.1.8. Conos
Los conos son serotinos, largamente cónicos de 7-9 cm, a veces 12; duros, sésiles,
reflejados algo encorvados, oblicuos y puntiagudos, generalmente agrupados en
número de 3-8; frecuentemente se ven en el tronco y en las ramas gruesas y en este
caso suelen ser solitarios, embutidos en la corteza. El color es amarillo ocre, rojizo y
café o café-amarillento en estado de madurez, lustroso; son tenazmente persistentes y
se abren parcialmente en diferentes épocas (Figura 18). Las escamas son duras, casi
uniformes, con el ápice redondeado; umbo deprimido o algo engrosado en las escamas
basales, con una punta oscura, muy pequeña, extendida; miden cerca de 30 mm de
largo por 12-14 de ancho (Martínez, 1948; Nepomuceno, 1994; Monroy, 1999 b).
4.1.9. Semilla
La semilla es muy pequeña, casi triangular, aguda, de color moreno, alcanzando un
tamaño medio de 15 mm incluida un ala, algo engrosada en la base, de color café claro
(Figura 18) con estrías oscuras (Martínez, 1948; Nepomuceno, 1994).
151
Figura 18. A) Árbol y ramas, B) Ramillas y hojas, C) Corteza y D) Conos de Pinus patula.
4.2. DISTRIBUCIÓN Y HÁBITAT
4.2.1. Distribución geográfica
El P. patula se distribuye en el bosque de pino y bosque de pino-encino. Se desarrolla
principalmente en zonas templadas con exposiciones norte y aquellas que reciben una
gran cantidad de niebla durante el año, es posible encontrarla en lugares donde llegan
los vientos húmedos del Golfo de México, aunque también pueden crecer en donde no
exista humedad relativa alta. Crece en terrenos de topografía plana y lomeríos con
pendientes moderadas y hasta de 45º (Vela, 1980; Anónimo, 1999).
El P. patula tiene su distribución natural en el Sur y Centro de México de los 17º a 24º
de latitud Norte; aunque también se menciona que se ubica de 13º a 24º de latitud
Norte y de los 85º a 100º de longitud Oeste. Se indica que toda la distribución se
encuentra comprendida en un rectángulo formado por las siguientes coordenadas
geográficas: desde un poco al norte de los 18º hasta aproximadamente 23º 20' de
latitud norte y entre los 97º y 99º 45' de longitud oeste (Vela, 1980; Webb, 1980; Vela,
1981; Perry, 1992 y Gillespie, 1992).
152
Se distribuye naturalmente sobre las formaciones montañosas de la Sierra Madre
Oriental, Eje Neovolcánico y la Sierra Madre de Oaxaca. Los estados de la República
en que se le reporta son Querétaro, Estado de México, Distrito Federal, Hidalgo,
Puebla, Tlaxcala, Veracruz y Oaxaca, se le cita además en Tamaulipas y San Luis
Potosí, Nuevo León. En los estados de Hidalgo, Puebla y Veracruz, se encuentran las
poblaciones más grandes y con los mejores desarrollos (Martínez, 1948; Patiño y
Kageyama, 1991; Anónimo, 1999). En el Pico de Orizaba y en el Cofre de Perote, el
bosque en esta área geográfica solo se conserva en manchones o en sitios poco
accesibles, pero en la región de Huayacocotla, en el Estado de Veracruz, se encuentran
bosques puros y densos (Trinidad y Monroy, 1992 citados por Nepomuceno, 1994).
Existen plantaciones en Puebla, Estado de México, Michoacán y Distrito Federal (Vela,
1980). Como especie exótica, en Michoacán se le ha empleado en al menos los
macizos Suroccidental y Centro o Sierra Purépecha y principalmente en pequeñas
plantaciones experimentales (García, 1996 a). Internacionalmente se indica que la
especie ha sido introducida principalmente en Sud Africa, Swaziland, Zimbague,
Madagascar, Malawi, Tanzania, Kenya, Uganda, Angola, Camerún, Australia, India, Sri
Lanka, Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador y Jamaica en la costa Oeste del continente
Africano (Patiño y Kageyama, 1991; Gillespie, 1992).
4.2.2. Clima
La distribución natural de P. patula está influenciada grandemente por factores
orográficos que a su vez afectan a los factores climáticos y edáficos (Vela, 1981). El
clima recomendable para el crecimiento de esta especie de pino, es el “Cw b g”, es
decir, templado subhúmedo (Nepomuceno, 1994). En general, prospera en lugares
libres de heladas, precipitaciones en verano y sitios elevados con bruma (Gillespie,
1992).
El P. patula se distribuye en localidades con una temperatura mínima extrema anual de
–14 a -10 ºC, temperatura media del mes más cálido entre 12 y 17 ºC y media anual de
9.5 a 18 ºC. (Eguiluz, 1978; Anónimo, 1999; Nepomuceno, 1994.). La estación seca que
soporta es de 3 meses, con temperatura máxima del mes más cálido de 27-31 °C, la
mínima del mes más frío de 8-12 ºC y la temperatura promedio anual de 12-22 °C
(Webb, 1980). También se cita que la temperatura medio anual se encuentra entre 1218 ºC, con temperaturas máximas y mínimas en los meses calurosos y los fríos de 2029 ºC y de 6-12 ºC, respectivamente (Gillespie, 1992). En la región de ChignahuápanZacatlán, Puebla, se reporta en temperaturas promedios anuales de 12 a 18 °C
(Arteaga, 1985).
En cuanto a precipitación anual se mencionan varios rangos que son: 500 a 2,000 mm,
de 600 a 2,500 con una media de 1,200; de 1,000 a 1,500 y 1,200 a 2,500 con una
media de 1,600 mm (Eguiluz, 1978; Eguiluz, 1982; Arteaga, 1985; Anónimo, 1999;
Webb, 1980 y Gillespie, 1992).
153
La humedad es un factor es muy importante, ya que el pino requiere de sitios con
humedad relativa aproximada de un 80%, donde usualmente se forma una neblina
densa. Las precipitaciones deben alcanzar un mínimo de 1,000 mm anuales, con un
régimen de verano, aunque puede crecer bien con precipitaciones en todo el año, sin
una estación seca bien marcada. La humedad proporcionada por la niebla es un factor
que ocurre en varios sitios tanto de su área de distribución natural, como en la de
introducción (Nepomuceno, 1994).
4.2.3. Altitud y topografía
Los límites altitudinales del P. patula pueden marcarse entre 1,500 y 3,000 m, pero en
forma natural, los bosques en que domina la especie se encuentran entre 1,800 y 3,000
msnm. La altitud media óptima está entre 1,800 y 2,400 m, específicamente a 2,150 m
se desarrollan los mejores rodales (Vela, 1981; Eguiluz, 1978; Eguiluz, 1982; Anónimo,
1999).
También se reporta que en lo que se refiere al factor altitudinal, se observa un buen
crecimiento en el intervalo de 1,500 a 3,000 m, aunque la altitud más adecuada se sitúa
entre los 1,800 y los 2,000 msnm (Nepamuceno, 1994). En la Sierra Madre Oriental el
P. patula se desarrolla en pendientes promedio del 60% en la Mesa del Oro y en el Pico
de Orizaba, Veracruz a los 3,000 msnm. Se desarrolla normalmente en terrenos con
inclinaciones del 65%, pero, en general se considera que los bosques puros se
desarrollan en pendientes casi planas o ligeramente onduladas y donde el suelo tiende
a ser mucho más profundo (Vela, 1976).
4.2.4. Suelos
El P. patula habita en gran variedad de suelos, desde rojos arcillosos hasta suelos
profundos de origen volcánico, ligeramente ácidos (pH de 4,5 a 5,5). Los mejores
rodales han sido encontrados en suelos fértiles y bien drenados; aunque algunos
fenotipos de calidad crecen en suelos arcillosos o pobres en materia orgánica. También
se menciona que crece bien en suelos con profundidad moderada a muy profunda y
con buen drenaje, textura de arenosa a arcillosa, de textura franca a migajosa en el
horizonte A, arcillosas a mayor profundidad, no pedregosos a escasa pedregosidad,
con buen drenaje, color café con variantes hasta amarillo y rojo, sobre todo en los
horizontes profundos, pH: de 3.8 a 6.6, los valores más ácidos se encuentran en los
horizontes superficiales, materia orgánica en el horizonte A hasta 78%, en el horizonte
B y C alrededor del 1%. Es muy tolerante y puede crecer en una amplia variedad de
suelos, siempre y cuando tengan un buen drenaje. Esos pueden ser de
moderadamente profundos, de textura franca, migajón e inclusive hasta arcillosos. En
suelos fértiles los árboles se desarrollan muy rápidamente, con un crecimiento en altura
de un metro o más por año. Se le ha plantado en amplia gama de suelos y crece en
forma adecuada en suelos infértiles (Vela, 1980; Vela, 1981; Patiño y Kageyama, 1991;
Nepamuceno, 1994; Anónimo, 1999).
154
4.2.5. Vegetación asociada
En el bosque natural su estructura está constituida por los siguientes estratos de
vegetación: estrato herbáceo: presenta una altura de hasta 30 cm con rango de
cobertura de 20 a 40% y está compuesto por las especies Bidens triplinervia var.
macrantha, Lepechinia shiedeana, Pteridum aquilinum, Tibouchina galeottiana,
Aeopogon tenellus, Lythrum acinifolium, Chimaphila maculata, Geranium spp. El estrato
arbustivo generalmente presenta una altura entre 1 y 2 m y una cobertura de 20 a 60%
con especies como: Mirica pringleii Eupatorium ligustrum, Bacharis conferta, Senecio
inuatus, Ternstroemia sylvatica, Vaccinium leucanthus y Citharexylum hidalguense. El
estrato arbóreo inferior presenta una altura entre 10 y 25 m y cobertura entre 20 y 60%
con Quercus affinis, Quercus crassifolia, Crataegus spp y Alnus arguta. El estrato
arbóreo superior constituye árboles con altura entre 20 y 30 m y cobertura entre 40 y
70% con las especies P. patula, P. pseudostrobus y P. teocote (Vela, 1976).
Se reporta la presencia de P. patula como especie dominante y Abies religiosa en
menor número en un sitio experimental en Tlaxco, Tlaxcala donde se presentó también
P. ayacahuite y las especies latifoliadas: Quercus glabrecens, Q. crassifolia, Q. laurina,
Alnus firmifolia y Arbutus glandulosa. En el sotobosque se tiene Stipa eminens, Salvia
elegans, Pernetia ciliata, Chimaphila umbellata, Lonicera mexicana, Eupatorium
glabratum y Fragaria mexicana (Flores, 1986).
En el Cofre de Perote, Veracruz, los bosques de pino presentan un estrato arbóreo muy
característico, encontrándosele varias especies cohabitando en una misma área o bien
en manchones monoespecíficos de P. patula, P. montezumae, P. pseudostrobus var.
apulcensis, P. pseudostrobus var. coatepecensis, P. teocote y P. hartwegii. En las
partes húmedas hacia el noreste se presenta P. patula, P. teocote y P. ayacahuite
(Ortega, 1981; Monroy, 1995).
4.3. SILVICULTURA
4.3.1. Bosques naturales
P. patula es una especie perennifolia, a partir de información obtenida de análisis
troncales, utilizando la ecuación de Richards modificada se construyeron curvas
polimórficas de Indice de Sitio con edad base de 35 años en la región ChignahuapanZacatlán (Arteaga, 1985 y Anónimo, 1999).
En la región de Huayacocotla, en el Estado de Veracruz, se encuentran bosques puros
y densos, con alta calidad comercial que producen el 80% de la madera aserrada de la
región y que se manejan a través del método de Desarrollo Silvícola (Trinidad y Monroy,
1992 citados por Nepomuceno, 1994).
155
Para obtener curvas de Indice de Sitio (IS) para P. patula, en la región de Huayacocotla,
Ver., se realizaron 72 análisis troncales, distribuidos en rodales coetáneos ubicados en
diferentes condiciones de crecimiento. Los datos de edad-altura se ajustaron al modelo
de Schumacher para la derivación de curvas anamórficas de índice de sitio. La
tendencia de las curvas representa los valores promedio de 18, 22, 26, 30, 34 y 38 m, a
una edad base de 40 años en rodales coetáneos dentro del área de estudio.
A edades iniciales (10-20 años), los IS se comportan de manera similar, y lo contrario a
edades mayores, donde las curvas reflejan una notable diferencia en la tendencia.
También se nota que el crecimiento inicial es mucho más rápido en los índices de sitio
de mayor calidad y más lento en los de mala calidad, por lo que esta es la principal
razón de la importancia de la determinación de los índices de sitio para el correcto
manejo de los rodales bajo intervención silvícola (Monroy, 1996).
En otro trabajo se tuvo como objetivo principal comparar cuatro modelos de regresión
para la relación diámetro tocón-diámetro normal en una plantación de P. patula. El
estudio se realizó en una plantación uniespecífica a una edad de 36.5 años y la altura
promedio es de 30 m. El modelo matemático que mejor representa la relación diámetro
del tocón a 30 cm de altura-diámetro normal es el Y = - 0.1293 + 1.036 log X
(Rodríguez et al., 1984).
En bosques manejados de P. patula en Zacualtipán, Hidalgo, se observó un aumento
en la cantidad de carbono (almacenado en la hojarasca) en el mantillo respecto al
control después del aprovechamiento. Posteriormente, se presentó una disminución
gradual en la cantidad de carbono presente en el mantillo hasta rodales de 10-15 años
de edad. Después de 20 años, la cantidad de carbono acumulado en el mantillo alcanza
los niveles del bosque original (Cadena y Angeles, 2005).
Con la finalidad de analizar qué tanto se pueden mover, en altitud y latitud, cinco
familias de P. patula con base en la variación de la densidad relativa y la longitud de
traqueidas de su madera, se realizó un estudio con árboles que provenían de dos
ensayos de progenie de segunda generación de selección con seis años de edad
establecidos en el Estado de Veracruz. Los resultados indican que la densidad relativa
de la madera no difiere significativamente en los factores estudiados: sitios, familias y
familias en sitios, no así en la longitud de traqueidas, que mostró mucha variación en
todos. En cuanto al efecto del sitio sobre la longitud de traqueidas, sólo en cuatro de las
cinco familias estudiadas se observó una modificación en la diferencia de medias (de
147 a 316 micras), por lo tanto, el efecto del sitio se puede presentar en un 80% de los
casos. De éstos, los que presentan más marcadamente el efecto del sitio, se pueden
proponer como progenitores en los áreas donde su producción sea más alta (Ortega,
1999).
Con el propósito de comparar diferentes criterios para estimar la edad de transición en
la formación de madera juvenil a madura en una plantación de 16 años de edad de P.
patula, se identificó el patrón radial de la proporción de madera tardía, de la densidad
de la madera y de la longitud de traqueidas. Los resultados mostraron que la proporción
de madera tardía presentó un aumento gradual hasta los 14 años y después se apreció
156
un aumento más rápido; la densidad de la madera presentó un decremento en los
primeros años y posteriormente mostró un incremento gradual, estabilizándose a los 1214 años de edad. La longitud de traqueidas mostró un patrón más estable, aumentando
progresivamente desde el centro hasta estabilizarse a los 8-10 años de edad. Un
análisis de regresión segmentada utilizando los valores anuales promedio de la longitud
de traqueidas y densidad de la madera mostraron que la edad de transición de madera
juvenil a madura ocurrió a los 10 años en esta plantación. Con base en este criterio se
encontró una amplia variación entre árboles en la edad de transición (de 6 a 16 años),
que podría estar asociada a efectos genéticos; sin embargo, se requiere un mayor
tamaño de muestra para estimar la variación genética en esta característica (Meza et
al., 2005 b).
4.3.2. Floración y fructificación
La polinización es anemófila y la floración se presenta de enero a abril en los estados
de Puebla, Estado de México, de Veracruz y de Hidalgo. La maduración de los frutos se
presenta hasta el final del año siguiente, el ciclo fenológico desde el inicio de la
floración hasta la madurez de la semilla, es aproximadamente de 24 meses. Los frutos
son conos serotinos y el período de fructificación se presenta cada cuatro o cinco años,
“año semillero”; sin embargo, en condiciones climáticas favorables se puede presentar
producción anual (Vela, 1980; Anónimo, 1999).
P. patula inicia la producción de flores entre los 10 y 15 años de edad (Patiño et al.,
1983) y según la edad del árbol, la producción de semilla se clasifica en producción
temprana (5 a 10 años), media (10 a 25 años) y tardía (25 a 40 años). El periodo de
desarrollo entre el inicio de la floración y la madurez de la semilla, varía de dos a cuatro
años (Monroy, 1999 b).
Presenta floración precoz que puede considerarse una característica propia de la
especie, que no contribuye significativamente a la producción total de semillas. Por lo
general, los árboles adquieren la capacidad reproductiva después de un periodo inicial
de rápido crecimiento, de uno a ocho años y alturas de 10 a 15 m (Monroy, 1999 b).
Se indica que en la región de Huayacocotla, Ver., la floración es de enero a abril, la
maduración de noviembre a diciembre, la aparición de conos de diciembre a abril y la
dispersión de la semilla en enero a abril (Monroy, 1999 b).
4.3.3. Producción y diseminación de semilla
La maduración de los conos de P. patula termina en otoño (octubre-noviembre); el
lapso que transcurre entre la polinización y la maduración de las semillas es de 19
meses (Patiño et al., 1983; Monroy y Trinidad, 1992 citados por Camacho y González,
1994). Se presenta mucha variabilidad entre individuos, es decir, un año de buena
producción de semilla de un árbol, no necesariamente es bueno para otro árbol
(Monroy, 1999 b).
157
El desarrollo de conos se presenta en un período de 20 a 32 meses, que permanecen
cerrados y abren en un lapso de 2 a 2.5 años más, sin caer de las ramas (Monroy, 1999
a).
La dispersión de las semillas de esta especie se realiza parcialmente en los meses más
secos del año, principalmente de marzo a abril. Como otras especies serotinas, el cono
se puede recolectar prácticamente todo el año. No se tienen diferencias marcadas en
las cantidades de semillas que se producen cada año (Monroy y Trinidad, 1992 citados
por Camacho y González, 1994; Camacho y González, 1994).
Los conos del P. patula se abren gradualmente, lo que en términos botánicos se conoce
como conos serotinos ésta característica está relacionada con la longevidad de las
semillas en los árboles que no disminuyen más de 40% su germinación cuando
permanecen hasta por siete años sin abrir. Las semillas que se retienen en el árbol
madre por periodos largos, pueden conservar su viabilidad por 20 años o más. Un
metro cúbico de conos rinde aproximadamente 13,224 conos y un kilogramo de
semillas contiene en promedio de 132,868 semillas de las que en promedio germinan
alrededor del 85% (Patiño et al., 1983; Patiño y Kageyama, 1991; PRODEFO, 2000).
Se ha registrado un promedio de 40 a 60 conos por árbol, en edades de 35 a 40 años;
el peso de los conos varía de 35 a 39 g y se han contabilizado de 110 a 150 semillas
por cono, de las cuales solo una producción pequeña de óvulos son fertilizados,
resultando 30 a 40 semillas viables (Monroy, 1999 a).
En México se obtienen cosechas de conos muy variables que van de 3-100 kg/árbol y
130,000 semillas/kg. También se reporta que el número de semillas por kilogramo está
entre 85,251 y 180,868, con un promedio de 133,059. En cosechas procedentes de la
Sierra de Hidalgo se obtienen 112,000 semillas/kg (Vela, 1980; Patiño et al., 1983;
Patiño y Kageyama, 1991; Camacho y González, 1994; PRODEFO, 2000; Anónimo,
1999).
Otro estudio indica que no se tienen diferencias marcadas en las cantidades de semilla
que se producen anualmente. Se estima que para obtener aproximadamente 1 kg de
semilla limpia es necesario colectar 100 kg de conos (Camacho y González, 1994).
En Huayacocotla, Ver., normalmente produce conos viables todos los años y se
cosechan anualmente; sin embargo, la producción máxima por árbol ocurre
cíclicamente con un periodo de tres a cinco años, según la edad y el suelo donde se
desarrolla. Se reporta que un árbol produce 1.3 costales y el número de conos por
costal es de 500, se reportan 99,100 semillas por kg y un 78% de germinación (Monroy,
1999 b).
En Madagascar se reporta que una masa de 500-700 árboles/ha produce de 1-1.5
toneladas/ha de conos que en promedio pesan 50 g cada uno y se colecta en promedio
40 conos por árbol (Gillespie, 1992).
158
4.3.4. Tolerancia a factores ambientales
El pino patula es una especie intolerante y sensible a la competencia por el agua
durante sequías prolongadas (Wormald, 1975 citado por Gillespie, s/f). Probablemente
no soporta temperaturas altas o bajas debido a lo delgado de su corteza. Temperaturas
medias mensuales de 4–25 °C (fríos y calientes, respectivamente) pueden ser los
límites de tolerancia; sin embargo, en el Cofre de Perote y Pico de Orizaba, Veracruz
donde ocurre P. patula, recibe nieve en el período invernal (Vela, 1976).
Dentro del área de distribución natural del P. patula son frecuentes los incendios
forestales que afectan directamente la sucesión ecológica del bosque. El fuego débil
elimina la capa de hojas y ramas muertas que cubren el suelo forestal y la temperatura
desprende la semilla sobre el suelo desnudo, generando una germinación óptima al
caer en condiciones propicias pero los incendios fuertes destruyen todo el arbolado y
generalmente aparecen masas puras de P. patula por la falta de competencia con otras
especies herbáceas desaparecidas con el fuego (Vela, 1976).
Los árboles tienen una corteza delgada y por lo tanto son muy susceptibles al daño por
el fuego. Es susceptible al daño por el viento, lo que resulta en la quiebra de la parte
superior del árbol o de ramas en vez del desarraigo. Es también susceptible al daño por
sequías cuando se planta en sitios sujetos a temporadas secas prolongadas (> 3
meses) en suelos poco profundos o suelos que no retienen la humedad. Siendo un pino
tropical, el pino pátula tiene una resistencia a las heladas hasta cierto punto, siendo
capaz de resistir heladas y nevadas breves, siempre que el árbol se encuentre en un
estado inactivo (Wormald, 1975).
4.3.5. Plagas
En su área de distribución natural, el P. patula es atacado por una gran variedad de
insectos de conos, semillas, troncos y follaje. Es afectado por plagas de conos y
semillas como Conophthorus mexicanus; insectos defoliadores como Eutachyptera
psidii (Sallé), Prestos hidalgensis Beutelspacher, Neodiprion omosus Smith, Neodiprion
bicolor Smith; insectos que se alimentan de floema y cambium como Dendroctonus
mexicanus Hopkins, D. adjuntus Blandford, D. approximatus Hopkins, Ips mexicanus
(Hopkins), I. bonanseai (Hopkins), I. integer (Eichhoff), I. grandicollis (Eichhoff),
Pissodes zitacuarense Sleeper, P. cibriani O’Brien, Synanthedon cardinalis Damph;
insectos que se alimentan de la raíz como Phyllophaga rubella (Bates); insectos que se
alimentan de madera dura como Monochamus clamator rubigineus (Bates); en árboles
jóvenes y adultos, la principal plaga que ataca esta especie es el descortezador D.
mexicanus (Cibrián et al., 1986; Cibrián et al, 1995).
Los conos y semillas también son atacados por Conophtorus conicolens y Apolychosis
synchysis (Anónimo, 1999). El escarabajo Conophthorus mexicanus, en la fase adulta,
ataca el pedúnculo o por la base del cono (Cibrián et al., 1986). En las masas naturales,
los insectos del género Megastigmus infestan los conos (Vela, 1976).
159
D. mexicanus es una especie descrita por Hopkins en 1909. Debido a dificultades
taxonómicas derivadas de diferencias morfológicas apenas perceptibles, D. mexicanus
fue considerado por Wood en 1963 como sinónimo de D. frontalis Zimm. Posteriormente
estudios biosistemáticos realizados por Rose (1966) condujeron a una nueva revisión
por Wood (1974), determinándose nuevas especies y corroborándose la existencia de
la especie D. mexicanus Hopk. Por esta razón las identificaciones realizadas
anteriormente a 1974 se denominaron como D. frontalis (=mexicanus).
D. mexicanus, se alimenta en varias especies de pinos, como P. patula, además, de P.
leiophylla, P. oocarpa, P. michoacana, P. montezumae, P. teocote, P. herrerai, P.
hartwegii y P. pinceana. D. adjunctus afecta a P. patula, P. hartwegii, P. herrerai, P.
michoacana, P. montezumae, P. pinceana, P. rudis, P. durangensis y P. tenuifolia
(Perusquía, 1982 b).
En los estados de Veracruz, Hidalgo, Tlaxcala, Puebla y Oaxaca, D. frontalis ataca
frecuentemente los fustes de P. patula desde un metro de altura hasta las ramas
principales, dañando árboles desde 10 hasta de 80 cm o más de diámetro normal. Se
ha observado generalmente la existencia de poblaciones de Dendroctonus en ciertos
rangos altitudinales como a los 2,300 m en Ixtlán, Oaxaca (Perusquía, 1982 b; Monroy,
1995).
En la Sierra Madre Oriental destaca el descortezador Plusiotis adelaida por su
abundancia el cual en estado larvario se alimenta principalmente en los tocones y
troncos derribados húmedos, previamente atacados por Cerambycidae, Tenebrionidae
y Passolidae (Morón, 1984 citado por Cortés, 2002).
El género Ips ataca a troncos caídos y/o aserrados en el Estado de Veracruz, Ips
mexicanus ataca a P. patula excavando entre la corteza y la madera. En Xalapa,
Veracruz se detectó Pityophthorus ciliatus atacando a P. patula. También se reporta
que cuando el árbol sufre heridas, puede ser atacado por Diplodia pini que llega a
causar cánceres y necrosis (Webb, 1980; Monroy, 1995).
Pissodes zitacuarense (picudo del pino). Se reporta como sus hospederos a P. patula,
P. pseudostrobus, P. montezumae, P. michoacana y P. leiophylla. Para el control
químico se utilizan insecticidas de contacto del tipo de carbaril en una dilución que
contenga el 2% de ingrediente activo, a la dilución se le puede agregar aceite ligero, se
utiliza un L/100 L de agua. La aplicación se realiza al tiempo de emergencia de los
adultos, lo cual ocurre en la primavera (Vázquez, s/f b).
Neodiprion sp. (mosca sierra menor). Afecta a. P. patula, P. pseudostrobus, P. lawsonii,
P. ayacahuite, P. leiophylla y P. montezumae. Para su control se deben aplicar
insecticidas de contacto durante el segundo y tercer estadío larval, es decir, cuando la
Mayoría de las larvas han emergido, lo cual sucede en los primeros días de Abril. En
este tiempo la defoliación aún no es de importancia y las larvas son más suscepibles a
los insecticidas, los productos que se recomiendan son Malatión 50 CE® a dosis de 100
a 200 cc en 100 1 de agua y Carbaril 50 PH® a dosis de 250 PH a dosis de 250 g en
160
100 L de agua, ambas recomendaciones son para ser usadas con equipo terrestre
(Vázquez, s/f b).
En el Estado de Veracruz se realizó un estudio sobre árboles de P. patula atacados por
dos especies de lepidópteros, la primera de ellas identificada como Eutachyptera psidii
o “gusano de bolsa" que es un defoliador de poca importancia forestal en México y el
segundo de ellos fue Synanthedon cardinalis o "mariposa resinera", que ocasiona
severo ataque a los fustes; de esta última especie identificaron dos comportamientos
básicos de los estados inmaduros al barrenar el floema: a) barrenador solitario y se
localiza a una altura promedio de 2.28 m y b) barrenador acompañado que es cuando
coinciden dos larvas a una misma altura forman una galería alrededor del fuste lo que
ocasiona la fractura del árbol en la época de los denominados “nortes” y se localizan a
una altura promedio de 1.98 m. Paralelamente, el 5.71% de lo muestreado resistió por
completo la infestación masiva de esta larva en contraposición con el 94.29% que se
encuentraba plagado (Hernández, 2000).
Un trabajo realizado con la finalidad de contribuir al conocimiento de la taxonomía, ciclo
de vida, distribución y hospederos del insecto comúnmente conocido como “mariposa
resinera”, sobre todo por la importancia de los daños que causa, menciona que estos
insectos se encuentran adaptados a una variedad de microhabitats, distribuidos a
través del hospedero. Entre los hospederos se cita a P. patula, P. hartwegii, P. radiata,
P. montezumae, P. leiophylla, P. rudis y P. lawsonii, los cuales se distribuyen
principalmente en la región central de México.
Se reportó que el P. patula es parasitado por Arceuthobium aureaum subsp. petersonii,
A. gillii, A. globosum subsp. vaginatum, en la Sierra de Hidalgo (Hawksworth, 1980).
4.3.6. Enfermedades
Entre las enfermedades más serias se encuentran Diplodea pinea, que se comporta
como un patógeno de las heridas y causa la muerte regresiva y el marchitamiento de
los terminales, y las enfermedades de las raíces Armillariella mellea y Heterobasidion
annosum. Sin embargo, por lo general, el pino pátula ha probado ser notablemente libre
del daño por insectos y enfermedades a través de las áreas alrededor del mundo en
donde ha sido plantado (Wormald, 1975).
De los hongos patógenos, se reporta que Peridermium conigenum (Sinónimo:
Cronartium conigenum y Peridermium mexicanum) puede producir hinchamiento de los
conos, deformándoles y suprimiendo la producción de semillas y sus escamas
asemejan simples protuberancias, forma agallas circulares en la madera, en troncos
con diámetros de 3 a 7 cm; también infecta conos evitando la formación de semillas. C.
conigenum hincha los conos de P. patula, los cuales al ser atacados no poseen semillas
y sus brácteas son simples protuberancias; también daña a los tallos de los árboles con
consistencia blanda y esponjosa; en los troncos es menos intensa que en las ramas
(Patiño y Kageyama, 1991; Monroy, 1995).
161
En un catálogo del Instituto Nacional de Investigaciones Forestales se menciona a los
hongos que tienen como hospedero a Pinus patula, los cuales son: Alternaria alternata,
Alternaria tenuis, Asperguillus umbrosus, Cladosporium spp., Cylindrocarpon spp.,
Fusarium oxysporum, Fusarium roseaum, Pestalotia spp., Peyronellae spp., Phoma
spp., Rhyzoctonia dichotoma (Gómez y Contreras, 1981).
Fomes annosus (pudrición de raíz en pino). Afecta a P. patula, P. douglasiana y P.
pseudostrobus. Se recomienda la eliminación total de los focos de infección, sacar y
quemar los tocones y desinfectar las cepas con formol comercial (diluido en agua al
2%), aplicar sulfato de cobre y bórax en la cepa, a los árboles que muestran síntomas
iniciales (Vázquez, s/f b).
4.3.7. Sistemas y prácticas silvícolas
En los municipios de Huayacocotla y Zacualpan al noroeste del Estado de Veracruz, se
localizan bosques de coníferas, donde se presenta P. patula, que se han manejado con
el Método de Desarrollo Silvícola (MDS) con la aplicación de la corta de regeneración
con árboles padres (Monroy, 1999 a).
El pino patula es probablemente uno de los pinos tropicales de mayor tamaño y más
rápido crecimiento. La opción para los aclareos es dejar un área basal residual de 15 a
40 m2/ha que afectará grandemente la distribución temporal y diamétrica de los
rendimientos (Wormald, 1975 y Dvorak, 1986).
Con el propósito de evaluar el efecto de los aclareos sobre la calidad de la madera a
diferentes alturas del fuste en rodales naturales de P. patula, se tomaron muestras de
madera a tres alturas del fuste en dos rodales jóvenes de esta especie después de seis
años de haber aplicado aclareos. Los resultados indicaron que los aclareos afectaron
significativamente el ancho total, el ancho de madera temprana y de madera tardía, así
como la proporción de madera tardía en los anillos de crecimiento de los dos rodales. El
efecto de los aclareos sobre las características de los anillos se empezó a notar a los 2
años de aplicados los tratamientos y fue similar en todas las alturas del fuste
muestreadas.
En las parcelas aclareadas presentó una mayor anchura de los anillos de crecimiento
formados en el periodo posterior a los tratamientos, de un 18% a un 26% y de un 23% a
un 25% para los predios Xopanac y Atlamajac, respectivamente, mayor con respecto a
los árboles en las parcelas sin tratamiento. La anchura total y la anchura de la madera
temprana también fueron mayores en la base de la copa con respecto a la parte baja
del fuste, aunque las diferencias se redujeron a solo un 21% y 22%, respectivamente.
Por el contrario, la anchura de la madera tardía después de los aclareos fue muy similar
en las tres alturas, por lo que la proporción de madera tardía fue mayor en la base del
árbol.
162
Al comparar la densidad de la madera en las parcelas testigo (0.475 y 0.458) con el
valor promedio de los tres niveles de aclareo (0.453 y 0.449) en los rodales de Xopanac
y Atlamajac, respectivamente, la reducción en la densidad de la madera por efecto de
los aclareos es menor del 5% en Xopanac y del 2% en Atlamajac. En los dos rodales, la
densidad de la madera aumentó sustancialmente en los seis anillos formados después
de los aclareos, con respecto a los anillos formados antes de éstos (Hernández et al.,
1996).
Sin embargo, en otro estudio del efecto de los aclareos sobre la densidad básica y
ancho de anillos de la madera de P. patula, en Zacualtipan, Hidalgo, se aprecia que los
valores absolutos de la densidad básica encontrados son mayores antes que después
del aclareo (0.45 y 0.44 g/cm) y concluye que el aclareo no presentó una influencia
significativa sobre el ancho de los anillos, por lo tanto, el tratamiento de aclareo no
presenta una influencia sobre el ancho de anillos, pero se tiene una tendencia estable
en el ancho de anillos antes del aclareo y un incremento acelerado después del aclareo
atribuyéndolo principalmente a cambios climáticos y a la humedad edáfica (Goche,
2005).
4.3.8. Crecimiento y rendimiento volumétrico
El crecimiento en altura culmina a los 25 años, aproximadamente. Los incrementos
anuales en volumen promedio reportados varían en extremo, dependiendo de la calidad
del sitio y del manejo del rodal. En sitios buenos careciendo de una temporada
excesivamente seca, los rodales bien manejados pueden rendir incrementos de 35
m3/ha/año e incrementos utilizables anuales promedio de 27 m3/ha/año en una rotación
de 30 años. Los madera de grandes dimensiones requieren de rotaciones mayores (3540 años) y de una densidad del rodal baja para obtener árboles de más de 50 cm de
diámetro. En sitios con temporadas secas de más de 3 meses, los rendimientos son
probablemente de 20 m3/ha/año (Wormald, 1975).
En la región de Tlaxco, Tlax. en bosques con P. ayacahuite, P. montezumae, P. patula,
P. pseudostrobus, P. teocote y Abies religiosa, se evaluó y comparó el crecimiento en
diámetro del arbolado residual de coníferas después de la aplicación de cortas de
aclareos.
En términos de densidad (árboles/ha) se observa que los rodales 1 (Tlacotla) y 15
(Mariano Matamoros) son los mas poblados en coníferas, aunque el rodal 1 muestra
una escasa presencia de latifoliadas. Sin embargo, en términos de área basal total
(coníferas y latifoliadas) el rodal 15 supera a todos los rodales a pesar de su menor
cantidad de individuos. Esto indica que el arbolado en el rodal 15 es de mayores
dimensiones, lo cual junto con la mayor presencia de latifoliadas puede tener un efecto
importante en su respuesta al tratamiento de aclareo.
En cuanto al efecto de los aclareos, se observa que las diferencias entre los ICA’s varió
desde 0.03 hasta 0.15 cm. Se puede afirmar que los aclareos sí tuvieron una respuesta
clara y favorable en el crecimiento en diámetro del arbolado residual, ya que tuvieron
163
crecimientos estadísticamente mayores después de la aplicación del tratamiento. Es
importante resaltar que una característica común de estos rodales es su muy baja
densidad de latifoliadas. En las condiciones del área de estudio, es recomendable
aplicar medidas de control para las latifoliadas aun después de varios años de
aplicación del tratamiento con el fin de promover una máxima respuesta de las
coníferas. Estas medidas ayudarían a mejorar la eficiencia de estos tratamientos en los
bosques de coníferas de la región (Lozano et al., 2005).
3.9. Regeneración natural
Un aspecto importante en la silvicultura se refiere a la aplicación de tratamientos
silvícolas que promuevan la regeneración natural, debido a que del éxito de estos
tratamientos dependerá el mantenimiento de una producción constante, además de la
conservación del recurso forestal. Las cortas de regeneración son el principal
instrumento con el que cuenta el silvicultor para regular las condiciones ecológicas que
favorecen el proceso de la regeneración natural (Pérez et al., 2005).
En áreas naturales descubiertas o con poca vegetación arbórea o arbustiva, la
regeneración natural es buena, mientras que donde se presenta una sombra densa
sobre el suelo se desarrollan plantas de algunos centímetros de altura, pero no
mayores, lo cual indica que no sobreviven por mucho tiempo (Vela, 1976).
Las temperaturas bajas y la escasa cantidad de luz a través del dosel arbóreo y en
ocasiones de menor humedad ambiental limitan el desarrollo del sotobosque. La
diferencia de humedad en las estaciones del año provoca en el período seco y cálido
una mayor dispersión de la semilla, facilitando así la regeneración natural que aunada
al carácter serotino del cono permite que se desprenda mayor cantidad de semilla
(Vela, 1976).
Se ha señalado que la regeneración natural de P. patula se presenta con mayor
frecuencia al pie de arbustos de Baccharis conferta, supuestamente debido a la
protección mecánica que reciben las plántulas contra el pastoreo (Cruz y Aguilar, 1986).
En el Estado de Tlaxcala, con el MDS los resultados en regeneración fueron muy
variables, debido a que se aplicó en diversas áreas con diferente composición de
especies y características ecológicas. Para el método de árboles padre se encontraron
diferencias marcadas para la densidad de renuevos entre los predios muestreados,
donde en la clase de altura más pequeña (C1) es la más abundante, y disminuye
gradualmente hasta la clase 3. En términos absolutos, los métodos de árboles padres y
matarrasa, presentan densidades de renuevo de coníferas similares en las tres clases
de altura consideradas, sin embargo, en el método de árboles padres se observa en
general una mayor densidad de latifoliadas especialmente en la clase de altura mas
pequeña (C1). Se concluye que los valores de densidad y área basal de coníferas en la
clase de altura 3 indica que el método de árboles padres logra una adecuada
regeneración de estas especies, aun cuando la densidad inicial de latifoliadas sea
relativamente alta (Pérez et al., 2005).
164
Con el MDS se seleccionan los árboles padres o semilleros con edades entre 25 y 40
años, con distribución uniforme en el terreno, para así obtener el nuevo bosque por
regeneración natural. Los factores principales para calificar los resultados del
establecimiento del renuevo natural son: cantidad, vigor y la distribución en el terreno.
En la región de Huayacocotla se han registrado cerca de 7,000 arbolitos por hectárea
(Monroy, 1999 a).
Para la regeneración natural de P. patula, los tratamientos complementarios al suelo, a
la vegetación arbustiva o herbácea, depende de las condiciones radicales de la plántula
y de la cantidad o grosos del mantillo. Normalmente se recomiendan prácticas como
quemas controladas, escarificación y remoción del suelo. En este último se sugiere
realizar esta práctica con azadón para favorecer la mezcla del mantillo con el suelo
mineral, a una profundidad no mayor de 15 cm y la escarificación debe efectuarse a una
profundidad de 20 cm, con zapapico para mezclar la hierba con el suelo mineral. El
tratamiento a la vegetación se realiza eliminando el estrato arbustivo y herbáceo;
finalmente, las quemas controladas, el desperdicio de la corta, el estrato arbustivo y el
herbáceo debe amontonarse y esperar la deshidratación para después quemarse o
distribuirlos homogéneamente sobre la superficie del área de corta (Monroy, 1999 a).
4.4. PRÁCTICAS DE VIVERO
4.4.1. Recolección, manejo y almacenamiento de semilla
La semilla a utilizar debe provenir de individuos sanos (libres de plagas y
enfermedades), vigorosos, con buena producción de frutos, y preferentemente de fuste
recto sin ramificaciones a baja altura. Con esto se pretende asegurar que las plantas
obtenidas de esas semillas hereden las características de los parentales (Arriaga et al,
1994).
Lo más común es recolectar los conos verdes, pero haciendo pruebas de corte para
constatar la madurez fisiológica de las semillas. La mejor época para la recolección de
conos es entre los meses de diciembre a marzo, antes de que inicie la primavera y que
los conos se abran por efecto de los cambios de temperatura. Aunque como todas las
especies de cono serótino la recolección de semilla no se encuentra restringida a un
período breve, además se cree que la maduración de la semilla no es uniforme en un
mismo árbol. La obtención de conos puede realizarse escalando el árbol y haciendo el
corte manualmente, o con garrochas especiales de corte; esta actividad debe realizarse
de tal forma que las ramas y meristemos de crecimiento no se dañen, de lo contrario la
producción de frutos de la próxima temporada se verá afectada. Una vez colectados los
conos se colocan en sacos de yute para su transporte. Se etiquetan con los datos de
campo necesarios para su posterior identificación (Vela, 1980; Arriaga et al., 1994 y
Anónimo, 1999).
165
El método de colecta más empleado es el de arbolado en pie, porque se conoce la
ubicación del árbol, se aprecia su fenotipo, así como la composición y estructura del
rodal. Este método facilita la selección de conos buenos y sanos, sin maltratar o dañar
el arbolado en el momento de la colecta (Patiño et al., 1983; Monroy y Trinidad, 1992
citados por Camacho y González, 1994).
Una vez recolectados los conos, son transportados al lugar donde se extraerá la
semilla; si se almacenan antes de llevarlos al patio de secado o estufa de desecación,
se deberán guardar en instalaciones que tengan una adecuada ventilación para que
pierdan la mayor cantidad posible de humedad y evitar fungosis. En el vivero los frutos
se ponen a secar con el fin de disminuir su contenido de agua y concluir con la
maduración, lo que propiciará la apertura de los conos.
Para extraer las semillas de P. patula, se requiere dejar secar los conos al sol en un
patio, dependiendo de las condiciones ambientales, la apertura de conos puede durar
mínimo 6-8 semanas. Se ha encontrado que el secado dentro de invernadero acelera
notablemente el proceso, éste dura de una a dos semanas dependiendo de las
condiciones ambientales. También el secado de conos se puede realizar aprovechando
la radiación solar o estufas calentadas artificialmente. Un pretratamiento a los conos da
buenos resultados consiste en sumergir los conos en agua hirviendo por 30-50
segundos y posteriormente exponerlos al sol, esta práctica reduce el tiempo hasta en
30%; sumergirlos en agua caliente entre 40 y 60 °C previo al secado, con la finalidad de
favorecer su apertura o simplemente remojarlos durante un día antes del secado,
facilita su apertura, algunas veces se requiere golpearlos para una extracción completa
de las semillas.
Una vez que las escamas de los conos se abren, la extracción de las semillas puede
hacerse manualmente golpeando los conos o de manera mecanizada con una
golpeadora de conos en forma de cilindro o paralelepípedo de paredes cubiertas con
malla de alambre que al girar provoca que los conos choquen entre sí y contra las
paredes liberando las semillas.
Una vez que las semillas se han liberado el siguiente paso es el desalado; éste se
realiza manualmente en húmedo o por métodos mecánicos en seco, como el empleo de
una revolvedora de cemento con un poco de agua, desaladoras en forma de cilindro
con paredes cubiertas por cerdas suaves y alimentadas por un motor o manualmente
tallándolas entre sí con guantes de piel.
Para la separación de impurezas y semillas vanas se puede emplear con cribas o con
ayuda del viento producido naturalmente o por algún ventilador; también se pueden
emplear limpiadoras comerciales consistentes en una tolva que regula la alimentación
de las semillas, tamices vibratorios o juegos de cribas con diferentes tamaños de malla
que con movimientos oscilatorios y trepidatorios va moviendo y separando las semillas;
en este proceso salen semillas llenas y vacías o vanas.
166
La separación de semillas llenas y vacías puede realizarse colocando las semillas en un
recipiente con agua separándolas por flotación. Después de la limpieza, la semilla debe
desinfectarse sumergiéndolas por 10 minutos en una solución compuesta de dos partes
de cloro casero por tres de agua y proceder al secado colocando las charolas al sol en
capas de dos semillas de espesor moviéndolas a intervalos de tiempo cortos.
La selección de la semilla por tamaños se puede realizar por diferentes métodos como
flotación, por aire o cajas especiales con diferentes tamaños de apertura. Una vez seca
la semilla está en condiciones de ser almacenada y cuando sea posible evitar las
substancias químicas porque se puede reducir la viabilidad. Las semillas se pueden
almacenar satisfactoriamente por largos períodos y la longevidad en almacenamiento,
se incrementa conforme se disminuye la temperatura y el contenido de humedad, cuyos
valores pueden fluctuar entre 0-4 ºC y alrededor del 6 al 10%, respectivamente. Se
recomienda utilizar recipientes herméticamente cerrados como envases de plástico,
vidrio o cartón, con bolsa de plástico interior.
El tiempo de almacenamiento máximo es de 20 años y se tienen registros de la
duración de la viabilidad de las semillas almacenadas superiores a los 10 años,
guardándolas en latas de hojalata o cubetas de plástico cerradas con capacidad de 18
L a temperaturas de 3 ºC y con contenidos de humedad de 6 a 8%. Es necesario evitar
una rápida pérdida de viabilidad de semillas en el almacén, cuando estas tienen alto
contenido de humedad; el cual no debe ser superior al 12%, y de preferencia es
conveniente se mantenga entre un 8 y un 7%. Si se considera necesario se puede
mezclar la semilla con un fungicida como Captán®, Agrosán® o Arazán® a razón de 2
g/kg de semillas (Patiño y Kageyama, 1991; Camacho y González, 1994; Cortés, 2002;
Arriaga et al., 1994 y Anónimo, 1999).
Las pruebas realizadas indican que semilla almacenada en latas con un porcentaje de
germinación inicial de 89%, posteriormente a los 50 meses de almacenamiento se tuvo
un 80% de germinación (Patiño et al., 1983).
Otras pruebas con la finalidad conocer los rangos de contenido de humedad para 7
especies de Pinus y 1 de Abies, almacenadas en una cámara fría (entre 0 ºC y 3 ºC)
durante 8 meses, y analizar su relación con su germinación en el laboratorio a fin de
determinar las condiciones óptimas para su almacenamiento. En P. patula el contenido
de humedad osciló entre 8.7 y 10.8%, y la germinación entre 80 y 90%; el patrón de
comportamiento para germinación de esta especie no tuvo relación en el contenido de
humedad ya que algunos valores intermedios de contenido de humedad obtuvieron el
mayor porcentaje de germinación (9.6% de contenido de humedad y 90% de
germinación) y el menor porcentaje de germinación (80%) lo obtuvo un lote de semilla
con un contenido de humedad del 9.9%.
167
4.4.2. Germinación
Para activar la germinación no es necesario tratamiento alguno a la semilla, sólo basta
colocarla en el medio adecuado y proveer humedad, ya que no presenta latencia. Para
favorecer la velocidad de germinación se sugiere remojar las semillas en agua a
temperatura ambiente por 24 horas. La estratificación durante 2 semanas a
temperaturas de 1 a 4 ºC, permite obtener una mayor uniformidad en la germinación, la
cual se inicia entre 8 y 15 días después de la siembra y el tiempo necesario para la
germinación de las semillas es de 2 a 3 semanas, aunque puede variar en función de la
temperatura, ausencia o presencia de heladas. En esta especie los porcentajes de
germinación varían entre 75 y 100%. Se han obtenido porcentajes de germinación del
85 al 95% en condiciones de temperatura de 20 a 22 ºC y humedad relativa de 90 a
95% (Vela, 1980; Anónimo, 1999; Cuevas y De la Garza, 1994; Camacho y González,
1994).
Existen hongos que afectan a la semilla durante los análisis de germinación como los
géneros: Mucor (Patiño et al, 1983) y en vivero P. patula es atacado por Alternaria,
Verticillium, Cylindrocarpon, Pestalotia, Fusarium, Phoma, Trichoderma, Asperigillus,
Penicillium, Sclerotium, Peyronellae y algunas bacterias (Morales, 1991).
4.4.3. Prácticas de cultivo
Es conveniente producir planta de P. patula en viveros ubicados entre 600 y 1,200
msnm para favorecer su crecimiento; puede germinar desde finales de Enero hasta
mediados de Octubre, si las temperaturas son moderadas y no se registran heladas en
el sitio del vivero. La producción de plantas se puede realizar por siembra directa de las
semillas en envases individuales, en almácigo, en camas de crecimiento o cultivo a raíz
desnuda (Sánchez, 1987; Cuevas y De la Garza, 1994; Anónimo, 1999).
La época de siembra se determinará en función de la temperatura y la ausencia o
presencia de heladas. La siembra en almácigo se realiza de julio a agosto,
preferentemente superficial con un máximo de 6 mm de profundidad con una densidad
que dependerá de la capacidad germinativa del lote de semillas, permitiéndole a la
planta un espacio de crecimiento de 3 cm2. El repique de plántulas se realiza de 30 a 45
días después de la germinación, cuando las plántulas alcancen 3 a 4 cm de altura y
tengan lo que se conoce como “cabeza de cerillo” (antes de que aparezcan las hojas o
acículas primarias). Si no se tiene cuidado, el repique del semillero al envase puede
producir daños severos a la planta, especialmente deformaciones a la raíz. Con la
técnica a raíz desnuda se obtiene una mejor calidad de planta, mayor altura, diámetro y
peso seco (Sánchez, 1987; García y Muñoz, 1993 b; Cuevas y De la Garza, 1994;
Arriaga, et al., 1994 y Anónimo, 1999).
Tradicionalmente se ha propagado al P. patula con el empleo de almácigos y trasplante
a bolsas de polietileno negras en tamaños de 10 x 20 cm y 8 x 17 cm empleando para
su llenado una mezcla de 50% de tierra de monte y 50% de suelo franco sin la adición
de fertilizantes, con esto las plantas logran un tamaño de 20-25 cm a los 10 ó 12
168
meses. Estos resultados se pueden mejorar si se mezclan de 3-4 kg de 0-46-0 al
substrato empleado para llenar las bolsas de polietileno (García, 2002).
El sustrato de los envases debe presentar una consistencia adecuada para mantener la
semilla en su sitio, el volumen no debe variar drásticamente con los cambios de
humedad, textura media para asegurar un drenaje adecuado y buena capacidad de
retención de humedad, fertilidad adecuada, libre de sales y materia orgánica no
mineralizada. El sustrato recomendable es una mezcla de tierra de monte, arena y
hojarasca en relación 2:1:2, con el fin de utilizar menos suelo de bosque. Requiere de la
presencia de micorrizas, ya sea que estén en el suelo o por inoculación de esporas o de
micelio; la micorrización se estimula utilizando agua de riego con un pH de 4, lo que
además reduce la incidencia del mal de semillero “damping-off”. Cuando el sustrato es
inerte una mezcla 55:35:10 de turba, vermiculita y perlita o agrolita, es adecuada
(Cuevas y De la Garza, 1994; Arriaga et al., 1994).
En un estudio para evaluar el efecto de seis sustratos: 100% arena de mina, 100%
suelo de monte, 50% arena de mina con 50% agrolita, 50% suelo de monte con 50%
arena de mina, 50% suelo de monte con 50% agrolita y suelo de monte, cubierta la
semilla con arena de mina en la producción P. patula, P. montezumae y P.
pseudostrobus procedentes de tres poblaciones del Estado de Veracruz. Los resultados
mostraron la existencia de diferencias estadísticas altamente significativas en los
sustratos y en las especies. Se recomienda el empleo de cualquiera de los siguientes
sustratos: suelo de monte, cubierta la semilla con arena de mina, 100% suelo de monte
y 50% suelo de monte con 50% arena de mina, para obtener resultados óptimos en la
producción y desarrollo inicial de las plántulas en almácigos (Aparicio, 1999).
Por la necesidad de incrementar y optimizar la producción de planta en los viveros
forestales del Estado de Tlaxcala, lo cual ha inducido a la intensificación y tecnificación
del proceso de producción de planta con el propósito de obtener planta de buena
calidad a costos óptimos. Los cambios más importantes se centran en la sustitución de
insumos como los sustratos y tipos de envase, por lo anterior, se evaluó el crecimiento
en altura y diámetro de P. patula en sustratos y tipos de envase.
En la comparación de sustratos los resultados indican que para las variables altura y
diámetro basal existen diferencias altamente significativas entre los tratamientos. A
partir de los quince días del transplante se observaron diferencias entre los tratamientos
mismas que se mantuvieron a todo lo largo del estudio.
El crecimiento en diámetro fue mayor en T1, siguiendo en forma descendiente T2 y T3.
Estos resultados son congruentes con los encontrados por Chong et al (1994) y
Velasco (1995), en donde las mejores respuestas en altura y diámetro fueron en los
sustratos que contenían peat moss y corteza en diferentes proporciones. La presencia
de tierra de monte en el sustrato 1 también contribuye al mejor crecimiento observado
en este sustrato, lo cual también fue observado por Reyes et al., (2005) quien encontró
que la corteza y tierra son sustratos donde P. patula tiene mejor desarrollo en diámetro
y altura.
169
El ensayo de comparación de tipos de envase, se observó que las diferencias en
crecimiento en altura en los dos tipos de envase son altamente significativas. Lo
anterior sugiere que la diferenciación en las medias de altura entre los dos tratamiento
es atribuible al tipo de envase utilizado, ya que las plántulas tenían la misma edad y se
desarrollaron bajo las mismas condiciones. Este resultado puede deberse al hecho de
que las bolsas proporcionan un mayor espacio para la raíz lo cual es una ventaja para
la plántula al acelerar el crecimiento en altura durante el periodo de estudio en vivero.
No obstante, en la evaluación del crecimiento en el sistema tecnificado y el tradicional,
Cano (1998) notó diferencias en altura en ambos sistemas, con altura medias para de
20.73 cm y 5.99 cm para el sistema tecnificado y tradicional (bolsa) respectivamente, lo
que difiere con lo encontrado en el presente estudio y se atribuye esta discrepancia a
las prácticas culturales más intensivas en el sistema tecnificado y a las condiciones
ambientales más favorables en el invernadero, a diferencia de las condiciones fuera del
invernadero como es el caso de este estudio.
En relación al Índice calidad de planta de Dickson para los dos tratamientos, se observa
un mayor valor del índice en el tratamiento 2 (bolsa) indicando claramente una mejor
calidad de plántula en las bolsas respecto al tratamiento 1 (contenedor). Este resultado
también difiere del reportado por Cano (1998) quien encontró un mayor índice de
calidad de Dickson en contenedores que en bolsa, sin embargo, el mismo autor también
atribuye esa respuesta al manejo más intensivo de las plantas en el sistema de
contenedores.
Por lo anterior, se concluye que la combinación de sustratos que contienen peat moss,
corteza y tierra de monte fue donde se presentaron valores mas altos de crecimiento en
altura y diámetro, por lo que se pueden utilizar favorablemente como medios de
crecimiento en la producción del P. patula en contenedores, aunque el tratamiento de
bolsa favoreció una mejor respuesta en el crecimiento en altura de la especie,
presentándose una tendencia similar en el índice de calidad de Dickson que fue
claramente mayor en la bolsa con respeto al contenedor (Bautista, 2005).
Pruebas de aserrín crudo como sustrato sugieren que puede ser utilizado en
porcentajes de 60 a 80% en mezclas de sustrato para la producción de planta forestal
de P. patula en contenedor (Mateo et al., 2005).
Se recomienda el empleo de envases de polietileno negro, tipo tubo, de dimensiones de
7x16 cm, sin fondo, ya que la especie presenta un menor grado de deformación de
raíces, sin embargo, uno de los inconvenientes con este tipo de envase es que las
raíces puedan tener contacto con el suelo directamente y estar expuestas a una mayor
incidencia de enfermedades, o bien que el suelo o terreno del lugar presente problemas
de sales lo cual puede ser en detrimento de las plantas. También se recomienda
envases de polietileno de 10 x 20 cm o de 13 x 22 cm y en contenedores de plástico
intercambiables o en envases de poliestireno expandido recubiertas de cobre,
capacidad de 170 ml y 105 ml (Cuevas et al., 1990 citados por Cuevas y De la Garza,
1994; Anónimo, 1999).
170
Las pruebas para observar el efecto del tipo de envase en la calidad de planta de P.
patula var. patula, indican que la mayor altura la alcanzaron las plantas del envase de
165 ml en todos los meses evaluados y la menor talla fue para las plantas del envase
de 125 ml. El mayor valor para el índice de Dickson fue para la planta que se produjo en
el envase de 165, por lo que es la de mejor calidad con base en este criterio. La mejor
calidad de planta es la que presenta el menor índice de relación tallo-raíz, por lo que las
plantas de mayor calidad se producen en los envases de 165 y 125 ml (Peralta et al.,
2005).
Esta especie presenta menor grado de deformación de raíces cuando se produce en
envases de polietileno negro, tipo tubo de 7 cm de diámetro por 16 cm de largo sin
fondo o en envases rígidos de plástico con guías de 4 cm de diámetro por 20 cm de
largo, dado que se produce un sistema radical fibroso, sin deformación y poda natural
por desecación, lo que incrementa su área de absorción.
Si las plantas han permanecido sin podar más de cuatro meses en las platabandas, se
recomienda realizar la poda 15 días antes de efectuar la plantación definitiva.
Se puede cubrir la cama semillera o el envase para evitar pérdidas por pájaros,
roedores, viento y riego. Esta cubierta puede ser de hojarasca, acículas de pino, pasto,
paja y hasta plástico para el caso de los sitios donde se presentan heladas. Es
recomendable cubrir la semilla con tezontle molido, tanto porque posee propiedades
físicas favorables (buena retención de humedad y porosidad), como porque no es un
material pesado lo que permite fácil emergencia de la semilla y no es tan ligero para
que pueda ser dispersado por el agua durante el riego; además este material no
requiere ser removido posteriormente, y se puede adquirir fácilmente. Para esta práctica
se recomienda colocar la semilla hacia el centro del envase, a no más de 6 mm de
profundidad (Wormald, 1975; Mexal, 1992 y Cuevas y De la Garza, 1994).
Se obtiene su mejor crecimiento a los siete meses cuando tiene un sombreado de un
tercio, ya que su incremento en altura es de 9.7 cm comparado con 7.7 cm, cuando es
expuesto a insolación y 7.1 cm con dos tercios de sombra (Cuevas y De la Garza,
1994).
El empleo del sistema denominado "a raíz desnuda" ofrece mejores resultados que al
producirlos en envase, sin embargo, la decisión final del sistema a emplear para la
propagación de P. patula depende de las características del terreno en el que se
establecerá la plantación, terrenos pobres sugieren el uso de plántulas en envase y
terrenos con una capa de suelo de al menos 20 cm son mejores para las de "raíz
desnuda" y aprovechar el menor costo de producción. En este caso se pueden emplear
densidades de población de 160-200 plantas/m2 (Sánchez et al., 1987 citados por
García, 2002).
Se ha obtenido una reducción en la incidencia del mal de semilleros “damping-off”, por
medio del riego con agua con un pH de 4. Otra manera de evitar el ataque por hongos
es el reducir el riego durante el periodo de transplante (Beristain, 1981 citado por
Cuevas y De la Garza, 1994).
171
Esta especie es muy sensible a las condiciones de baja humedad y nutrientes, por lo
que se debe tener un régimen de riego combinado con la aplicación de fertilizantes,
éstos pueden ser sólidos (granulados de acción inmediata a pastillas de liberación
prolongada) o foliares, en dosis adecuadas a las condiciones del suelo y a la época en
que se apliquen.
La producción de planta en invernadero, en envase de 4 cm de diámetro por 20 cm de
largo y en un sustrato inerte como el “peat moss” (musgo de fango), puede regarse con
una frecuencia de 9 a 13 días. Si es producida en suelo de bosque de textura migajón
arenosa en un envase de 8.3 cm de diámetro por 16 cm largo, en condiciones de
vivero, las plantas deben ser regadas a saturación con una frecuencia no mayor de 9
días (Cuevas, 1992 citado por Cuevas y De la Garza, 1994; SIRE, 2005).
Bajo condiciones de invernadero y producida en un sustrato de turba de musgo (“peat
moss”) en envase de 4 x 20 cm, crece adecuadamente con fertilizantes foliares en dosis
20-20-20 (N-P-K) y fierro quilatado. La primera dosis es una cucharada rasa de
fertilizante y ¾ de cucharadita de fierro quelatado, disueltos en 6 L de agua con
aplicaciones quincenales desde la segunda quincena de abril a la primera quincena de
mayo. La segunda dosis con 2 cucharadas rasas de fertilizante y ¾ de cucharadita de
fierro quilatado en 6 L de agua, se aplica en la segunda quincena de mayo a la primera
de junio. La tercera dosis se prepara en 12 L de agua agregando 4 cucharadas rasas
de fertilizante y 1 ½ cucharadita de fierro quelatado, de la segunda quincena de junio
hasta el mes de agosto. Estas dosis se aplican a 8 charolas con 98 cavidades.
Cuando es producida en suelo de bosque con textura migajón arenosa, presentó buena
respuesta al aplicarse fertilizante sólido en forma de pastillas (picomódulo de liberación
prolongada de fórmula 30-15-10) en cantidades de uno por envase. Para el caso de los
fertilizantes sólidos, se ha reportado un nivel óptimo de 0.24 g de nitrógeno (en forma
de sulfato de amonio), 0.48 g de fósforo (superfosfato doble) y 0.28 g de potasio (sulfato
de potasio) por envase, obteniéndose mejores resultados en las siembras tempranas
que en las tardías (Donald, 1972 citado por Cuevas y De la Garza, 1994).
En base a los sustratos y en tanto no se determinen los óptimos para la aplicación de
nutrientes se puede tomar como base el siguiente esquema: fase de establecimiento 50
ppm base nitrógeno de la fórmula 20-20-20, en la de rápido crecimiento 150 ppm de la
formula 24-7-15 y en la de templamiento 50 ppm de la misma fórmula con la adición del
fertilizante foliar 32-15-5 a 5 g/L de agua (García, 2002).
El P. patula se ha inoculado con el hongo Phisolitus tinctorius en forma de micelio
vegetativo, combinándose con fertilización de lenta liberación, obteniéndose resultados
favorables. La aplicación de esporas al sustrato puede ser a través del riego o con la
adición de raíces jóvenes de pino maceradas (Candelario, 1990 citado por Cuevas y De
la Garza, 1994; SIRE, 2005 b).
172
Las especies de hongos micorrícicos que se han asociado en plantaciones de P. patula
son Clytocibe gibba, Suillus granulatus y Telephora terrestris, sin embargo, no se deben
descartar a otras especies que se desarrollan en la Sierra Purhépecha (García, 2002).
Los principales problemas se tienen con los hongos de los géneros Fusarium,
Phytophthora, Pythium, Rhizoctonia, que causan el mal del semillero “damping off”
(Anónimo, 1999).
Si las plantas han permanecido sin podar más de cuatro meses en las plantabandas o
camas de crecimiento, se recomienda realizar la poda 15 días antes de efectuar la
plantación (Landis, 1990).
El deshierbe continuo de los pasillos y al interior de los envases que contienen las
plantas evitará problemas de competencia por luz, agua y nutrientes; además
favorecerá condiciones de sanidad. Es importante tener cuidado con el número de
plántulas o estacas que se encuentran en los envases, lo más recomendable es
mantener solamente una planta o estaca por envase, la más vigorosa, eliminando las
restantes. Habrá que evaluar el uso de herbicidas en virtud de que no siempre son
efectivos y pueden ser tóxicos para las plantas, por ora parte, se debe considerar que
los resultados esperados por el uso de cualquier herbicida, varía de una especie a otra,
además los que existen en el mercado son fundamentalmente para uso agrícola
(Cuevas y De la Garza, 1994; Arriaga et al., 1994).
El acondicionamiento de la planta previo al transplante definitivo se realiza por lo menos
un mes antes de su traslado al sitio de plantación; se deberá iniciar el proceso de
endurecimiento de las plantas que consiste en suspender la fertilización, las plantas
deberán estar a insolación total y los riegos se aplicarán alternadamente entre someros
y a saturación, además de retirarlos durante uno o dos días. Esto favorecerá que las
plantas presenten crecimiento leñoso en el tallo y ramas. Para estimular el crecimiento
radical se recomienda la poda de raíces 15 días antes del transporte de las plantas al
sitio de plantación (SIRE, 2005 b).
La selección de la planta en vivero consiste en seleccionar las plantas más vigorosas,
libres de plagas y enfermedades, aunque las características físicas dependerán de la
especie y existen criterios generales que indican buena calidad en las plantas. La raíz
deberá ocupar por lo menos el 50% del volumen total del envase, el diámetro basal del
tallo deberá ser ≥0.25 cm, la altura total del vástago no mayor a 30 cm, y por lo menos
una ¼ parte de la longitud total del tallo con tejido leñoso, endurecimiento. Se
recomienda aplicar un riego a saturación un día antes del transporte de las plantas
(Cervantes et al., s/f).
Las características morfológicas deseables para plántulas de P. patula propagadas a
raíz desnuda, son altura 20-25 cm, relación altura/diámetro 32-42, diámetro de collar 46 mm, longitud pedicular 12-15 cm, rlación raíz/tallo 0.15-0.5, No. de raíces laterales
>10 (García, 2002).
173
Las plántulas pueden ser conservadas con todo y su envase en bolsas de plástico
individual, colocadas en cajas enceradas para evitar pérdidas de humedad en un cuarto
frío de 1 a 4 ºC durante 2 a 3 semanas, con supervivencia de 96% en la plantación
(Cuevas, 1989 citado por Cuevas y De la Garza, 1994).
Para la propagación vegetativa se recomienda que las ramillas que sirven como púas,
se colecten del tercio superior del tronco y de ramas laterales donde se desarrollan
flores femeninas. Esta colecta se realiza durante la época de latencia. Se ha obtenido la
regeneración de plántulas completas a partir del cultivo de embriones, utilizando los
cotiledones y el meristemo apical de plántulas recién germinadas (Carrera, 1977 y 1980
citados por Cuevas y De la Garza, 1994).
El transporte de la planta, del vivero al lugar de la plantación, debe ser muy cuidadoso
para evitar que sufra deshidratación o que el manipuleo le ocasione daños físicos. El
medio de transporte que se debe utilizar son vehículos cerrados y trasladar las plantas
debidamente cubiertas, para protegerlas del viento e insolación, y con ello evitar su
deshidratación. Para optimizar la capacidad de los vehículos y disminuir los costos de
transporte, es conveniente construir estructuras sobre la plataforma de carga con la
finalidad de acomodar dos o más pisos. Para transportar plantas a raíz desnuda, los
atados se estiban en cajas. Se debe cuidar que el número de plantas transportadas sea
el mismo que se sembrará en la jornada del día (SIRE, 2005 b).
Con la finalidad de evitar que la planta sufra el menor estrés posible, idealmente el
tiempo de transporte no debe exceder a 3 horas. (Arriaga et al., 1994 citado por SIRE,
2005 b). Se recomienda que la planta no sea trasladada a más de 50 o 60 km para
evitar altos costos por flete.
4.5. ESTABLECIMIENTO Y MANEJO DE PLANTACIONES
4.5.1. Preparación del sitio de plantación
Previo a la plantación y cuando el suelo es profundo y con pendientes menores a 15%
se aconseja dar un paso superficial de rastra en la época de lluvias, para asegurar la
plantación; probablemente éste sea el mejor procedimiento si se trata de plantaciones
con fines comerciales.
Si el terreno presenta problemas de malezas se recomienda la remoción de arbustos,
ramas y maleza con herramientas manuales o mecánicos, dependiendo de las
condiciones del terreno, al menos durante los tres primeros años en lugares donde la
maleza es bastante agresiva ya que se han observado reducciones en la supervivencia
hasta de 95% lo que ha llevado al fracaso total de las plantaciones. Si el predio
presenta pendientes Mayores a 15%, para evitar la erosión del suelo se recomienda
remover la vegetación solamente en los sitios donde se sembrarán las plantas, franjas o
alrededor de las cepas. Esta actividad podrá realizarse por medio del chapeo de la
vegetación con machetes o retirarla manualmente.
174
La eliminación de malezas en franjas alternas puede realizarse con implementos
conocidos como desbrozadoras o con herramienta manual cuidando de no afectar a la
plantación o con herbicidas como el Esterón®, la operación puede ejecutarse en
franjas, círculos individuales por arbolito o en toda la superficie; con esta labor la
supervivencia se aumenta hasta en 95% o más.
El barbecho aplica solamente cuando se presentan capas endurecidas a menos de 15
cm de profundidad y siempre y cuando los terrenos presenten pendientes menores a
10%. En la Sierra Purhépecha no es recomendable barbechar el terreno debido a que
por sus características físicas y de pendiente, el suelo es arrastrado fácilmente por
efecto de las lluvias, que llegan a ser torrenciales formándose rápidamente pequeñas
cárcavas que llegan a adquirir proporciones importantes si no se corrigen (Muñoz,
1990; Villarreal, 1994; García, 1996 a; Monroy, 1998; Arriaga et al., 1994).
4.5.2. Plantación y espaciamiento
Para establecer la plantación se debe considerar tanto la época más propicia, como el
tamaño más adecuado de los arbolitos. La plantación se debe realizar cuando las
condiciones de humedad sean las más altas durante la época de lluvias, por lo que se
recomienda para la región central del país, los meses de junio a agosto, aunque en
algunas regiones como en Huayacocotla, Ver., es posible plantar en el mes de febrero
para aprovechar la humedad existente en el suelo. La edad de la planta más apropiada
es cuando tiene alrededor de 12 meses en el envase. Se espera que a esa edad tenga
alrededor de 15 cm de altura.
Existen diversos sistemas de plantación como “pico de pala”, el “español”, “zanjas
ciegas” y “gradoni”, pero los más empleados son la “cepa común” de 30 x 30 x 30 cm
para planta envasada y “a pico de pala” para las de raíz desnuda, lográndose
resultados con supervivencias hasta del 90% a los 5 años, en ambos casos.
El tamaño de las cepas dependerá de las dimensiones del envase que se haya utilizado
para la producción de las plantas. Esto implica que las cepas deberán realizarse con 3
a 5 unidades de volumen adicional al tamaño del cepellón de la planta; no obstante,
dependiendo de las condiciones del terreno las dimensiones y tipo de cepas podrán
variar, esto en función de las estrategias de conservación de suelo que se deseen
emplear, de las características del suelo y de las condiciones climáticas.
El espaciamiento más recomendable es de 2 x 2 m, plantado al “tresbolillo” o en “marco
real” sobre curvas a nivel. La distancia entre curvas a nivel dependerá de la pendiente y
de la densidad de plantas que se desee establecer, además de los objetivos de la
plantación. Para la producción de madera de calidad, las plantas se establecen a
distancia de 3 x 3 m en “marco real” ó tresbolillo”. Los mejores índices de supervivencia
y crecimiento se han obtenido con espaciamientos de 2 x 2 m, es decir, 2,500
plantas/ha de densidad inicial. Se deben preferir los espaciamientos que permitan el
paso de maquinaria para limpiar malezas y que se facilite la extracción de materia
175
prima, producto de los aclareos que se hagan (Villarreal, 1994; Monroy, 1998; Arriaga et
al., 1994; García, 2002 y SIRE, 2005 b).
4.5.3. Cultivo de las plantaciones
Para proteger la plantación contra factores de disturbio como el pisoteo y ramoneo del
ganado, se recomienda colocar una cerca en el perímetro de la superficie. Las plántulas
y árboles jóvenes de esta especie presentan una corteza delgada lo que les hace
susceptibles al daño por incendios forestales, por lo que se deben establecer brechas
permanentes corta fuego de 3 a 5 m de ancho en el perímetro de la plantación.
La necesidad de remover la maleza y el momento de hacerlo variarán dependiendo del
sitio; el pino pátula es sensible a la competencia durante sus primeros años (Wormald,
1975). Durante los primeros tres años se recomienda cortar la maleza y remover el
suelo en cajetes de 120 m de diámetro alrededor de la planta, ya que esta especie tiene
dificultades para sobrevivir en competencia con maleza y puede ser desplazada
finalmente. En los primeros dos años se recomienda realizar deshierbes alrededor de
las plantas, en un radio de 20 cm alrededor de la cepa, por lo menos una vez al año;
esto preferentemente una o dos semanas posterior al inicio de la temporada de lluvias.
Se cuenta con experiencias de fertilización de plantaciones, donde se ha observado
que a 3.5 años de aplicación y con la adición de 80 g de la fórmula 00-46-00 se logra
hasta 40% de mayor incremento en altura en relación a los no fertilizados. Con
frecuencia se presentan deficiencias de boro, provocando encorvamiento del tallo, por
lo que se recomienda aplicar previamente a la plantación, 15 g de bórax en la cepa. En
suelos pobres se aconseja que antes de la plantación se aplique un fertilizante con los
tres macronutrientes (N-P-K), a razón de 110 g por cepa.
En una plantación donde el producto final será la madera aserrada, la poda de ramas
laterales debe ser una operación importante. Las podas deben efectuarse durante los
primeros años, cortando aproximadamente el 40% del follaje para obtener plantas de
buena conformación y calidad. Se recomienda podar de los 5 a 7 años a una altura de
2.5 m, de preferencia en todos los árboles de la plantación lo que reduce la probabilidad
de pudrición, facilita el acceso a la misma y disminuye posibles daños a los árboles por
la ocurrencia de incendios superficiales.
Se recomienda la práctica de los aclareos con la finalidad de estimular el crecimiento de
los árboles que queden en pie y se deben iniciar a los 5 años de edad, continuándose
en forma periódica hasta llegar a un turno de 30 a 35 años con una población de 250 a
400 árboles/ha. Para decidir sobre la intensidad del aclareo es necesario considerar
factores como vientos dominantes, humedad disponible y competencia intraespecífica
(Villarreal, 1994; Monroy, 1998; Arriaga et al., 1994; García, 2002 y SIRE, 2005 b).
176
Debido al rápido crecimiento del pino patula, las plántulas plantadas con un
espaciamiento de 2.4 m pueden a menudo ocupar un sitio en su totalidad después de 2
años y necesita de un entresacado precomercial a la edad de alrededor de 6 años, lo
cual elimina la necesidad de limpiezas periódicas subsiguientes (Wormald, 1975).
4.5.4. Crecimiento y rendimiento volumétrico
El incremento anual promedio en las plantaciones alcanza su máximo por lo general
alrededor de los 14 a 18 años de edad (Wormald, 1975). El P. patula ha sido plantado
en una amplia gama de suelos creciendo en forma adecuada aun en sitios infértiles,
aunque presenta mejores respuestas en suelos profundos y fértiles; la producción
alcanza 35 m3/ha/año, aunque en la mayoría de las localidades fluctúa alrededor de 20
m3/ha/año y en sitios de baja calidad es de casi 10 m3/ha/año (Patiño y Kageyama,
1991; Osorio y Uribe, 1994 citados por Cortés, 2002).
En el Estado de México se reporta un IMAV de 12.37 m3/ha/año, lográndose un
volumen total de 533.10 m3 a la edad de 35.5 años, pero evidenciándose la falta de
manejo silvícola; en Oaxaca en una plantación de 14 años se menciona un incremento
corriente anual (ICA) en volumen fue de 11.6 m3/ha (Ramírez, 1978; Muro, 1979)
En condiciones ideales tiene un rápido crecimiento, del orden de 1 m/año en altura,
hasta alcanzar 30 m a los 30 años de edad; en una plantación se espera un ICA de 12
a 13 m3/ha, para alcanzar una cosecha final del orden de 400 m3/ha (Villarreal, 1994 b).
En plantaciones del Estado de Veracruz, el INIFAP ha registrado los rendimientos
mostrados en el Cuadro 53 (Monroy, 1998).
Cuadro 53. Índices de crecimiento de Pinus patula en plantaciones del Estado de
Veracruz.
Localidad
Cofre de
Perote
Huayacocotla
Edad
(años)
15
13
10
14
13
10
Incremento media
anual en altura
(m/año)
0.90
0.80
1.980
1.03
1.08
0.85
Incremento medio
anual en diámetro
(cm/año)
1.06
1.15
1.30
1.38
1.37
1.45
Volumen
(m3/ha)
335.00
228.20
149.32
538.28
445.28
176.74
Fuente: Monroy, 1998
En una plantación con una edad aproximada de siete años, localizada en el municipio
de Huayacocotla, Ver., se aplicaron cuatro intensidades de poda para evaluar los
efectos sobre el crecimiento en altura y diámetro. Los resultados indicaron que las
diferentes intensidades de poda influyeron en la altura, provocando una disminución en
177
el ritmo del crecimiento, siendo directamente proporcional a la intensidad de aplicación
durante el primer año. Para el diámetro no se encontró respuesta alguna, ya que
conservó su ritmo de incremento en comparación con el testigo, ésto se debe a que el
árbol tiende a crecer primero en altura y posteriormente en diámetro. En otra evaluación
se encontró que los tratamientos de poda que promovieron un mayor incremento en
altura fueron los de 4 m y de 3.30 m. Sin embargo, se registra un decremento en
diámetro, por efecto de la poda posiblemente influenciado por la alta densidad (2,500
árboles/ha). Por lo tanto, es recomendable podar plantaciones de P. patula de 7 a 8
años de edad, con 8.5 m de altura y 12 cm de diámetro, a una altura mínima de 2.5 m y
a una máxima de 4.00 m, en combinación con un aclareo (Domínguez et al., 1997).
El comportamiento de P. patula, introducido en reforestaciones de la región del Cofre de
Perote, Ver., a una edad de 22.8 años, indica que logró un altura de 12.5 m, diámetro
de 36 cm, área basal de 11.9 m2 y volumen de 68.14 m3/ha, con 1,500 árboles/ha.
Además, los ICA’s en diámetro, altura y volumen fueron 0.55 cm, 0.39 m y 2.99 m3,
respectivamente. Esto debido a que la posible causa que limitó el crecimiento es que
fue plantada en su rango de altitud pero no de precipitación, además, la presencia de
heladas en la época de crecimiento. Por lo tanto, no hay razón para introducir P. patula
en esta región, debido a que no resultó una especie más productiva y de mayor calidad
que la especie nativa (Salazar, 2001).
Los resultados de plantaciones de 9 años de edad en el Arboretum de la Escuela
Nacional de Agricultura de Chapingo, mencionan que el ICA de P. patula fue de 0.99 m
de altura y de 1.16 cm en DAP, con un índice de supervivencia del 84%. En otra
plantación de 14 años de edad, se tuvo un incremento medio anual (IMA) de 1.8 cm en
DAP y un ICA en volumen de 11.6 m3/ha (Musálem et al., 1978 y Muro, 1979 citados
por Mas et al., 1993).
El P. patula ha sido introducido en las regiones Centro y Sur Occidente del Estado de
Michoacán, en suelos de tipo andosol generalmente y dentro del rango de 1,780 a los
2,200 msnm; por ejemplo, en la localidad de Angahuan, en una plantación de 23.2
años, establecida a un espaciamiento de 1.5 x 1.5 m, presentó una supervivencia del
45%, altura media de 19 m, diámetro medio de 17.2 cm y volumen promedio de 349.23
m3/ha. El incremento medio anual en volumen (IMAV) fue de 15 m3/ha logrado por
1,966 árboles por hectárea (García, 1996 a).
En el C.E.F. “Barranca de Cupatitzio”, ubicado en Uruapan, Mich. a 1,780 msnm, una
plantación con una edad de 18.8 años registró un incremento medio anual en altura
(IMAA) de 0.85 a 1.13 m; en una altitud de 1,800 m y edad de 9.6 en una plantación
mezclada con P. teocote, P. oocarpa y P. patula el IMAA fue de 0,60 a 0.75 m. En
Angahuan, Mich., a 2,200 msnm y con una edad de 17.6 años, se logró un IMAA de
1.11 m y en la localidad de Paracho Mich., en suelo andosol con afloramiento de
tepetate, a 2,200 msnm y edad de 5.5 años se obtuvo un IMAA de 0.55 a 0.60 m
(Cuadro 54).
178
Cuadro 54. Crecimiento e incremento en altura de Pinus patula plantado a diferentes
espaciamientos en varias localidades de Michoacán.
Localidad
Altitud
(msnm)
CEFBC
Uruapan,
Mich.
1,780
CEFBC
Uruapan,
Mich.
Angahuan,
Mich.
Paracho,
Mich.
1,800
2,200
2,200
Espaciamiento Espaciamiento
inicial
final
(m)
(m)
1.5 X 1.5
4.13
1.5 x 1.5
4.02
1.5 x 1.5
4.81
3x3
7.18
6x6
10.84
1.5 x 1.5
3.35
1.5 x 1.5
3.35
1.5 x 1.5
3.75
1.5 x 1.5
2.09
2x2
2.25x2.25
2.5 x 2.5
2.3
2.9
2.6
Edad
(años)
18.8
9.6
17.6
5.5
Altura
media
(m)
19.6
21.3
18.3
19.4
16.1
7.50
7.20
5.80
19.6
IMAA
(m)
3.30
3.08
3.11
0.60
0.55
0.56
1.04
1.13
0.97
1.03
0.85
0.75
0.74
0.60
1.11
Fuente: García, 1996 a
Donde:
CEFBC= Campo Experimental Forestal “Barranca de Cupatitzio”, Uruapan, Mich.
En las mismas localidades el incremento medio anual en diámetro (IMAD), fueron: 1.3 a
2.2, 0.8 a 1.5, 0.8 y de 0.7 a 0.8 cm/año, respectivamente (Cuadro 55).
Cuadro 55. Crecimiento e incremento en diámetro del Pinus patula plantado a
diferentes espaciamientos en varias localidades de Michoacán.
Localidad
Altitud
(msnm)
CEFBC
Uruapan,
Mich.
1,780
CEFBC
Uruapan,
Mich.
Angahuan,
Mich.
Paracho,
Mich.
1,800
2,200
2,200
Espaciamiento Espaciamiento
inicial
final
(m)
(m)
1.5 X 1.5
4.13
1.5 x 1.5
4.02
1.5 x 1.5
4.81
3x3
7.18
6x6
10.84
1.5 x 1.5
3.35
1.5 x 1.5
3.35
1.5 x 1.5
3.75
1.5 x 1.5
2.09
2x2
2.25x2.25
2.5 x 2.5
2.3
2.9
2.6
Fuente: García, 1996 a
179
Edad
(años)
18.8
9.6
17.6
5.5
DAP
medio
(cm)
24.0
28.0
29.0
34.0
41.0
16.7
12.3
8.7
15.0
4.70
4.20
4.40
IMAD
(cm)
1.3
1.5
1.5
1.8
2.2
1.5
1.1
0.8
0.8
0.8
0.7
0.8
En la variable incremento medio anual en volumen (IMAV), se registraron los siguientes
valores: en la localidad C.E.F. “Barranca de Cupatitzio” en Uruapan, Mich., a 1780
msnm presentó un IMAV de 4.6 a 15.6 m3/ha/año y a los 1,800 msnm de 2.5 a 12.6
m3/ha/año; en Angahuan, Mich., presentó un volumen de 17 m3/ha/año (Cuadro 56).
Cuadro 56. Crecimiento e incremento medio anual en volumen del Pinus patula
plantado a diferentes espaciamientos en varias localidades de Michoacán.
Localidad
Altitud
(msnm)
CEFBC
Uruapan,
Mich.
1,780
CEFBC
Uruapan,
Mich.
Angahuan,
Mich.
Paracho,
Mich.
1,800
2,200
2,200
Espaciamiento Espaciamiento
inicial
final
(m)
(m)
1.5 X 1.5
4.13
1.5 x 1.5
4.02
1.5 x 1.5
4.81
3x3
7.18
6x6
10.84
1.5 x 1.5
3.35
1.5 x 1.5
3.35
1.5 x 1.5
3.75
1.5 x 1.5
2.09
2x2
2.25x2.25
2.5 x 2.5
2.30
2.90
2.60
Edad
(años)
Volumen
(m3 /ha)
IMAV
(m3)
18.8
226.4
293.9
235.5
154.7
86.30
121.6
60.50
24.40
299.9
12.0
15.6
12.5
8.20
4.60
12.6
6.30
2.50
17.0
_
_
_
_
_
_
9.6
17.6
5.5
Fuente: García, 1996 a
En el paraje El Roble en la región suroccidental de Michoacán, se estableció una
plantación a 2,200 msnm, en suelo acrisol y con una edad de 14.8 años, se registraron
valores en IMAA de 1.08 a 1.11 m; en IMAD de 0.8 a 1.0 cm/año y en IMAV de 12.6 a
17 m3/ha/año (García, 1996 a).
Los resultados de las diferentes localidades, reflejan que en las condiciones
apropiadas, esta especie puede proporcionar resultados favorables, ya que se observa
la tendencia a ser mayor el valor del incremento conforme aumenta la altura sobre el
nivel del mar; se tiene que tomar en cuenta que los resultados de algunas plantaciones
antes mencionadas son de edades muy cortas, como en la localidad de Paracho que es
de 5.5 años; en el caso de la plantación del Roble, el tipo de suelo no favoreció a la
plantación, ya que en suelos de tipo andosol se obtuvieron mejores resultados.
De los espaciamientos ensayados, el de 1.5 x 1.5 m es muy cerrado porque se
establecen demasiados árboles/ha lo que aumenta el costo de la plantación y
silvícolamente es elevado el número de árboles muertos por supresión afectando
severamente la supervivencia relativa y la conformación del arbolado en lo que se
refiere a la relación diámetro-altura, lo anterior se hace evidente al observar el número
de arb/ha inicial y final y la forma alargada o demasiado esbelta de los árboles.
180
Aun cuando en este espaciamiento se lograron los mayores valores del incremento
medio anual en volumen de 17 m3/ha/año en Angahuan, Mich.; 15 m3/ha/año en el
C.E.F. “Barranca de Cupatitzio.” con aclareo selectivo y alrededor de 12 m3 con aclareo
mecánico y sin aclareo y en la región Suroccidental de Michoacán, los espaciamientos
óptimos pueden ser de 2 x 2, 2.25 x 2.25, 2.5 x 2.5 o 2.75 x 2.75 m.
El espaciamiento de 3 x 3 m, es un poco amplio por la buena capacidad productiva de
los suelos de la Sierra Purhépecha que pueden soportar densidades de población de
1,600 a 3,260 árboles/ha, según los objetivos específicos de la producción. El
espaciamiento de 6 x 6 m es totalmente inadecuado como se manifestó en la mala
conformación de los árboles, pocos arboles/ha y una baja producción volumétrica
(García y Mas, 1994; Mas et al., 1995; García, 1996 a; García, 1996 c; García y Aguilar,
1996 b).
En un ensayo, P. patula creció en altura en forma similar a los tratamientos con planta
inicial de 15 a 30 cm, pero el crecimiento en diámetro fue en 13% mayor en el
tratamiento con planta inicial de 15 cm, comparado con el de 30 cm, y un 20% mayor
comparado con el de 5 cm (Cuadro 57).
Cuadro 57. Resultados de un ensayo con plantación de Pinus patula con tres tamaños
iniciales de planta (edad 13.7 años).
Tratamiento
Planta de 5 cm.
Planta de 15 cm.
Planta de 30 cm.
Altura media
(m)
10.36
12.45
12.3
DAP medio
(cm)
17.16
20.8
18.16
Fuente: Mas et al., 1993
La Sierra Purhépecha cuenta con áreas que presentan suelos profundos, con pendiente
menor al 15% y con precipitación mayor a los 1,000 mm, que son apropiadas para el
establecimiento de reforestaciones y plantaciones de protección y comerciales con P.
patula, manifestando con esto buenos resultados en los índices de crecimiento
analizados, que igualan o superan a los mostrados por las especies nativas (Cortés,
2002).
En Colombia con densidades iniciales de 1,111 a 2,500 árboles/ha y a los 13 años de la
plantación, con las densidades iniciales más bajas se tiene un mayor potencial para
productos diferentes a los celulósicos, esto condiciona la utilización de una densidad
específica para lograr los objetivos de producción deseados; los volúmenes producidos
y el incremento medio anual en volumen fueron: con 2,500 árboles/ha: 490 y 37.6, con
2,000: 457 y 35, con 1,666: 450 y 34.6, con 1,333: 420 y 32.2 y con 1,111: 388m3/ha y
29.8 m3/ha/año, respectivamente (Patiño y Kageyama, 1991; Osorio y Uribe, 1994
citados por Cortés, 2002).
181
4.5.5. Plantaciones agroforestales
Los terrenos más apropiados para el establecimiento de plantaciones de P. patula,
frecuentemente están ocupados por el cultivo del café por lo que representa una buena
alternativa para el productor (Villarreal, 1994 b).
4.6. MEJORAMIENTO GENÉTICO
4.6.1. Ensayos de progenie
En el P. patula, como en las demás especies de pino, el empleo de ensayos de
procedencias para tener una base genética de procedencias bastante grande porque es
de suma importancia para el mejoramiento genético de las especies.
Se ha evaluado la progenie de 43 familias distribuidas en las zonas central de
protección y periférica del área semillera “Raúl Martínez” localizada en Ingenio el
Rosario, municipio de Xico, Ver. Los resultados mostraron que el porcentaje de
germinación y el valor germinativo fueron mejores para la zona central pero no
significativamente diferentes con respecto a la de protección y periférica. Los
porcentajes de supervivencia obtenidos fueron del 96% al 97%; el análisis de
agrupamiento permitió identificar a 12 familias de la zona central con crecimientos en
diámetro y altura similares. Los coeficientes de correlación intraclase mostraron que la
variación disminuyó para el diámetro en un término de 1 a 9 meses, pero dicha
variación aumentó para la altura en el mismo período (Rebolledo, 1995).
De un total de 30 familias establecidas en dos ensayos de progenie localizados en
Calpulalpan y Orizaba, Ver., se evaluó la progenie de doce familias comunes, con el fin
de comparar su crecimiento y supervivencia entre sitios y entre familias. En Calpulalpan
se presentaron mayores promedios de altura y diámetro que en Orizaba; pero en ésta
localidad, todas las familias presentaron supervivencias superiores al 80%, mayores
que Calpulalpan (60%). La movilización de las doce familias de esta especie, bajo las
condiciones que prevalecen en los dos ensayos evaluados, afecta más el crecimiento
en altura que en diámetro (Rebolledo et al., 1996 citados por Cortés, 2002).
En un estudio con árboles que provenían de dos ensayos de progenie de segunda
generación de selección, con seis años de edad, establecidos en el Estado de
Veracruz, la densidad relativa de la madera es muy constante en todos los árboles de
las cinco familias muestreadas en las dos plantaciones, Naolinco y Orizaba, entre
ambas se puede propagar su progenie sin que esta propiedad varie significativamente.
En cambio, la longitud de traqueidas, debido a su gran variación, puede modificar
cualquier predicción sobre su segregación; no obstante, si se desea mejorar la
producción de celulosa de los árboles estudiados, sería prudente escoger como padres
a los ejemplares de mayor altura y diámetro y que posean traqueidas de longitud lo más
cercana a la longitud madura (Ortega, 1999).
182
La evaluación en viveros de 8 progenies de medios hermanos de segunda generación
de selección, 27 progenies de primera generación de selección, 47 progenies
procedentes de plantaciones comerciales en Sudáfrica y un lote procedente de Perote,
Veracruz que fungió como testigo, registró que las progenies de los huertos fueron
superiores a los testigos en peso de semillas, porcentaje y valor de germinación. La
progenie del huerto de primera generación presentó los mejores incrementos en
diámetro y altura, seguida por el huerto de segunda generación, cuya comparación de
medias no arrojó diferencias significativas. Por lo tanto, se considera que esta
reintroducción de P. patula demuestra ventajas con respecto al pool genético existente
en los bosques naturales de México (Mendizábal, 1995).
La comparación del crecimiento a tres años de edad, de la progenie de 19 familias
procedentes de huertos semilleros de segunda generación de selección de Sudáfrica,
establecidas en el estado de Veracruz, indica que se encontraron diferencias en el
crecimiento de altura total, diámetro y supervivencia entre sitios. De acuerdo a la
comparación de medias se observó un crecimiento similar entre la mayoría de las
familias comunes a Naolinco y Jalacingo así como entre las comunes a Calpulalpan y
Orizaba. La familia 10 fue la que presentó la mayor altura y diámetro en Naolinco y
Jalacingo, mientras que en Orizaba el mejor crecimiento lo presentó la familia 3 y en
Calpulalpan la número 5. Los porcentajes de supervivencia fueron superiores al 60%,
con excepción de la familia 8 en Calpulalpan; destaca la familia 6, la cual presentó un
100% en Calpulalpan y en Orizaba (Rebolledo, 1997).
4.6.2. Áreas semilleras
En México se han establecido áreas semilleras en Puebla y Veracruz y se ha
recolectado semilla seleccionada de P. patula en las localidades: Cerro del Buey
Chingnahuapan, Pue., Piedra Ancha Chignahuapan, Pue., Chichicastla Aquixtla; Pue.,
El Rosario Xico, Ver., Tlaxco, Tlax., Llano de Flores, Oax., Llano grande Chignahuapan,
Pue. (Camacho y González, 1994 citados por Cortés, 2002; SIRE, 2005 b).
Se recomienda que para el caso de áreas semilleras en plantaciones, la densidad ideal
puede constituirse en alrededor de 180 árboles/ha a la edad de 20 años. En Fiji, las
plantaciones son aclaradas hasta dejar 200 árboles/ha (Patiño y Kageyama, 1991;
Cortés, 2002).
4.6.3. Huertos semilleros
En la mayoría de los países que realizan programas de mejoramiento con la especie,
han establecido huertos semilleros a partir de árboles superiores o "Plus", ya sea por
propagación vegetativa o a partir de sus progenies producidas por semilla con buen
éxito, como en el caso de Zimbabwe, donde se obtuvieron ganancias equivalentes a
10% en volumen, 13% en la forma del tronco y una reducción en la densidad de la
madera de 3%.
183
4.7. PROPIEDADES Y USOS
4.7.1. Propiedades físico-mecánicas de la madera
La madera de P. patula es de textura fina a mediana, grano recto, brillo bajo, olor
característico resinoso fragante, sabor no característico. Su peso específico varía de
0,51 a 0,56. La densidad de la madera es de 0.38-0.50, no muy resinosa, de durabilidad
natural calificada como no durable, de fácil impregnación para su conservación, de fácil
trabajabilidad, sin problemas de secado y moderadamente resistente al ataque de
hongos. No presenta diferencia de color entre la albura y el duramen, la madera
temprana es castaño claro amarillento, la tardía muy pálida; veteado pronunciado dado
por los anillos de crecimiento; el hilo es recto. Los anillos de crecimiento se presentan
muy delineados por una banda clara de madera temprana, su anchura es homogénea,
la madera temprana ocupa más de la mitad del total del anillo, la transición de temprana
a tardía es gradual. Los rayos son visibles a simple vista en la cara transversal; no
presenta canales resiníferos.
Presenta traqueidas largas en su madera con diámetro tangencial del lumen mediano y
grosor de la pared muy delgada en la madera temprana, de diámetro tangencial del
lumen fino y grosor de la pared delgada en la madera tardía; sus caras radiales
presentan una hilera de puntuaciones aeroladas; los rayos son de tipo homogéneo poco
numerosos y muy bajos, los que no presentan canal son uniseriados y los que
presentan son fusiformes de dos a tres series en la parte cercana al canal, en los
campos de cruzamiento se ven de una a tres puntuaciones de tipo pinoide; las
traqueidas de rayo presentan bordes dentados; los canales longitudinales no son
numerosos por mm2 y no presentan parénquima axial (Webb, 1980; Nepomuceno,
1994; Pérez y Olvera, 1981 citados por Cortés, 2002).
P. patula presenta orientación paralela de los elementos longitudinales de la madera
con el eje vertical del árbol. En las caras de mayor superficie se presenta la máxima
contracción en dirección perpendicular al hilo y dada la disposición de los anillos de
crecimiento, los gradientes que se forman hacia dentro de las tablillas, ejercen
esfuerzos sobre la región de diferente densidad generándose estados de tensión entre
grupos de fibras y son los que provocan posiblemente defectos como la ruptura de las
caras radiales o fallas en las líneas de menor resistencia, como son los rayos. Este tipo
de hilo, no pierde la escuadría a cambios de humedad, además de presentar el alabeo
transversal o acanalado también puede presentar los defectos de hilo corrugado o hilo
levantado durante su maquinado principalmente cuando se trabaja con humedades
alternantes (Cevallos y Carmona, 1981 citados por Cortés, 2002). En el Cuadro 58 se
presentan las características mecánicas de P. patula (Sotomayor, 2005).
184
Cuadro 58. Características mecánicas de la madera de Pinus patula.
Densidad
P
500
MOE
Flex
FLE
Flex
RR
Flex
MOE
Com
Para
RLE
Com
Para
RR
Com
Para
RLE
Com
Perp
RR
Corte
Para
JK
Late
JK
Trans
92000
240
468
94890
152
244
30
63
235
270
Fuente: Sotomayor, 2005
Donde:
Ensayo
Característica
Símbolo
Unidades
Flexión Estática
Modulo de elasticidad
MOE Flex
(Kg/cm2)
Resistencia al límite elástico
RLE Flex
(Kg/cm2)
Resistencia a la ruptura
RR Flex
(Kg/cm2)
Dureza Janka
Dureza cara lateral
JK Late
(kg
Dureza Janka
Dureza cara transversal
JK Trans
kg
Compresión paralela
Módulo de elasticidad
MOE Com Para
(Kg/cm2)
Resistencia al límite elástico
RLE Com Para
(Kg/cm2)
Resistencia a la ruptura
RR Com Para
(Kg/cm2)
Compresión
perpendicular
Resistencia al límite elástico
RLE Com Perp
(Kg/cm2)
Cortante Paralela
Resistencia a la ruptura
RR Corte Para
(Kg/cm2)
Densidad
Peso seco/Volumen verde
P
(Kg/cm2)
4.7.2. Usos
La madera de P. patula se ha utilizado para diversos fines, tanto en su área de
distribución natural en México como en los diferentes países en los que se ha plantado.
Actualmente se le utiliza en acabados de interiores y exteriores, muebles, bases para
pisos, construcciones en general, postes para servicios públicos, durmientes, pilotes,
armaduras, vigas, pulpa para papel, cajas y empaques, duelas, estructuras,
combustible, artesanías, madera aserrada, triplay, chapa y columnas. Los usos
propuestos son: postes para transmisión, telégrafo y teléfono, tarimas, cubiertas para
carros de ferrocarril, pisos de duela, artículos torneados, ventanas, canceles, además,
se le mencionan usos como estacas, cajas de empaque y encofrados (Webb, 1980;
Cevallos y Carmona, 1981 citados por Cortés, 2002; Nepomuceno, 1994; Anónimo,
1999 y Cortés, 2002).
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Commonwealth Forestry Institute. Oxford, UK. 212 p.
210
AGRADECIMIENTOS
Para la realización de este trabajo se recopiló información de un gran número de
autores que han generado conocimientos científicos y tecnológicos, tanto de
Universidades como de Instituciones nacionales y del extranjero, que realizan
investigación sobre las especies forestales que se exponen en este documento, por lo
que expresamos nuestro agradecimiento y reconocimiento, ya que son los generadores
de la información.
Nuestro agradecimiento a la Comisión Forestal del Estado de Michoacán (COFOM) y a
la Secretaría de Medio Ambiente y Recursos Naturales (SEMARNAT), por las
aportaciones de recursos económicos para la realización del presente documento.
Al Instituto Nacional de Investigaciones Forestales, Agrícolas y Pecuarias (INIFAP), con
gratitud y esperanza.
Un agradecimiento muy especial al Dr. Ignacio Vidales Fernández, Director de
Coordinación y Vinculación Estatal del INIFAP, por las facilidades en apoyo logístico y
al Ing. Vicente Rangel Piñón, Subdirector de Restauración Forestal de la COFOM, por
el apoyo y sugerencias aportadas.
Nuestro agradecimiento a las secretarias: Ma. Estela Coria Arreola, Silvia Medina
Argueta y Marcela Oseguera Figueroa, por su invaluable labor en la captura de
información.
211
COORDINADORES DE LA INFORMACIÓN
Dr. Keir Francisco Byerly Murphy
Dr. Gerardo Salazar Gutiérrez
Dr. Ignacio Vidales Fernández
REVISIÓN TÉCNICA
Biol. Jaqueline Xelhuantzi Carmona
M.C. Álvaro Agustín Chávez Durán
M. C. Antonio Cano Pineda
Dr. J. Jesús García Magaña
EDICIÓN
Ing. Roberto Toledo Bustos
COMITÉ EDITORIAL DEL C. E. URUAPAN
Presidente: Ing. Roberto Toledo Bustos
Secretario: Ing. H. Jesús Muñoz Flores
Vocales: Dr. Víctor Manuel Coria Ávalos
Ing. J. Trinidad Sáenz Reyes.
CÓDIGO INIFAP
MX-O-310605-52-05-27-06-10
Para mayor información acuda, llame ó escriba a:
Centro de Investigación Regional Pacífico Centro. INIFAP
Parque Los Colomos s/n. Colonia Providencia
Apartado Postal 6-103 C.P. 44660
Guadalajara, Jalisco, México.
Tel.: (33) 36 41 69 71 y (33) 36 41 60 21
Fax: (33) 36 41 35 98
Campo Experimental Uruapan
Av. Latinoamericana 1101 Col. Revolución
C. P. 60150, Uruapan, Michoacán
Tel. (452) 523 73 92
Fax (452) 524 40 95
212
Impreso en los talleres de Impresos Gutiérrez
Prol. Pradera No. 25-A
Col. Barrio de San Juan C.P. 60040
Tel/Fax: (452) 52 4-14-67
Uruapan, Michoacán, México.
Correo electrónico: [email protected]
La edición consta de 500 ejemplares
Impreso en México
Printed in México
Septiembre de 2011
213
ESTA
PUBLICACIÓN
ES
PRODUCTO
DEL
PROYECTO:
DETERMINACIÓN
DE
ÁREAS
POTENCIALES
PARA
ESTABLECIMIENTO DE PLANTACIONES FORESTALES COMERCIALES
EN EL ESTADO DE MICHOACÁN, FINANCIADO POR LA COMISIÓN
FORESTAL DEL ESTADO DE MICHOACÁN.
CAMPO EXPERIMENTAL URUAPAN
Dr. Ignacio Vidales Fernández
Jefe de Campo
MC. Eulalio Venegas González
Jefe de Operación
CP. Alejandro Alcántar Palomera
Jefe Administrativo
PERSONAL INVESTIGADOR
Dr. Miguel Bravo Espinoza
Ing. Mauro Raúl Mendoza López
Dr. Víctor Manuel Coria Avalos
MC. Juan Antonio Herrera González
MC. Antonio Larios Guzmán
MC. José Luis Rocha Arroyo
Dr. Luis Mario Tapia Vargas
Ing. Roberto Toledo Bustos
MC. Humberto L. Vallejo Delgado
Dr. Jaime De Jesús Velázquez García
MC. María Cristina Arroyo Lira
MC. Mario Alberto Cepeda Villegas
Dra. Blanca Gómez Lucatero
Ing. Lucas Madrigal Huendo
Ing. H. Jesús Muñoz Flores
MC. Gabriela Orozco Gutiérrez
Ing. J. Trinidad Sáenz Reyes
Ing. Francisco J. Villaseñor Ramírez
Dr. Fernando Bahena Juárez
Biol. Miguel B. Nájera Rincón
Dr. Rubén Sánchez Martínez
MC. José Martín Arreola Zarco
MC. Gerardo Barrera Camacho
MVZ. Clicerio Ibáñez Reducindo
Ing. Jorge Jiménez Ochoa
Agua y Suelo
Frutales Caducifolios
Frutales Tropicales
Frutales Tropicales
Frutales Tropicales
Frutales Tropicales
Frutales Tropicales
Industriales Perennes
Maíz
Maíz
Modelaje
Oleaginosas Anuales
Oleaginosas Anuales
Plantaciones y Sistemas Agroforestales
Plantaciones y Sistemas Agroforestales
Plantaciones y Sistemas Agroforestales
Plantaciones y Sistemas Agroforestales
Plantaciones y Sistemas Agroforestales
Sanidad Vegetal
Sanidad Vegetal
Sanidad Vegetal
Socioeconomía
Socioeconomía
Transferencia de Tecnología
Transferencia de Tecnología
Centros Nacionales de investigación Disciplinaria,
Centros de Investigación Regional y Campos
Experimentales
Sede de Centro de Investigación Regional
Centro Nacional de Investigación Disciplinaria
Campo Experimental
www. gobiernofederal.gob.mx
www. sagarpa.gob.mx
www. inifap.gob.mx

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