“El proyecto engorda la caja policial”
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“El proyecto engorda la caja policial”
Tiempo argentino Veintitrés Newsweek Geekye “El engorda laabril caja policial” Año 6. proyecto Edición número 256. Domingo 14 de de 2013 Por Graciela Pérez [email protected] (mailto:[email protected]) Entrevista. Elena Reynaga. AMMAR. En la recepción del elegante Hotel Gran Buenos Aires, cerca de la Plaza San Martín, la titular de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina-CTA (Ammar), Elena Reynaga, se demora. Varias mujeres centroamericanas llenan la sala con su variedad de acentos y modismos. Reynaga se disculpa: está atareada con el congreso que allí las convoca, en el que analizarán, entre otras cosas, cómo liberarse de la policía para poder ejercer libremente lo que llama “trabajo sexual autónomo”. Ammar sostiene que el proyecto de ley que Aníbal Fernández presentó con el fin de penalizar al cliente de trata avala la corrupción policial. –¿Por qué motivo la Asociación se opone al plan del senador Fernández? –Si quieren avanzar con la Ley de Trata, ya existe. Y el Código Penal es claro sobre la corrupción de menores: es delito, y el proxenetismo también. Abundar con un proyecto que pena al cliente sirve para ocultar más porque hace creer que todas estamos sometidas a la trata. Los legisladores necesitan claridad: una cosa es el tráfico de OirMortales personas; otra, el proxenetismo; y otra, el trabajo sexual autónomo. Para eso necesitamos ser escuchadas porque corremos un riesgo grande con el engorde de la caja policial: los procedimientos sólo buscan recaudar más mediante coimas. Cuando hay cooperativas de trabajo, los policías y los inspectores pasan a cobrar; también las inmobiliarias especulan y recaudan más de lo que vale el alquiler. La prohibición del Rubro 59 en los avisos clasificados benefició a Clarín, porque las compañeras publican en otros rubros más caros. Además, como la Policía no diferencia al cliente de trata y al de prostitución, se termina por darle más poder a una institución corrupta. –¿Existe el trabajo sexual autónomo? ¿Es posible sin caer en el proxeneta o la trata? –En un encuentro regional, con gente de dieciséis países, se discutió entre otras cosas el discurso de la victimización, que se cae. Una compañera afirmó que necesitábamos salud mental por el trabajo, pero luego dijo que las condiciones malas eran el estigma, la discriminación, la policía que te dice “puta de mierda”, los lugares precarios. No es el trabajo en sí: dénnos derechos y sáquennos a la Policía, y nuestra calidad de vida mejora. La idea de criminalizar al cliente existe en toda la región y nos arriesga a dar pasos atrás. –¿Cómo regular el trabajo sexual? –El miércoles fuimos al Congreso a protestar y tuvimos una reunión con el senador Osvaldo López, nuestro aliado desde hace tiempo. Hablamos también con Luis Juez y Luis Storani. Venimos de realizar mesas de trabajo en las universidades y en la Legislatura para concientizar sobre estos proyectos y explicar que tenemos una contrapropuesta a los conceptos de Fernández. –En ciertos sectores de la sociedad se cristalizó el discurso según el cual la prostituta hace lo que hace porque le gusta y quiere obtener dinero fácilmente. –Y si fuera así, ¿cuál es el problema? ¿No somos tan democráticos para aprobar el matrimonio igualitario, la identidad de género? ¿Qué pasa con nosotras? Mi cuerpo es mío: no tengo que pedirle permiso a nadie. Somos las primeras en sacarnos las caretas: del trabajo sexual me gustan la autonomía y lo que gano. Además, las mujeres nos tenemos que arremangar para hacernos cargo de los niños cuando algunos señores se borran… Quiero tener tiempo para mis hijos, quiero tener un auto e irme de vacaciones. No todos los trabajadores acceden a estos recursos. ¿Cuál es el problema si me gusta? Y, para no ser hipócrita, a veces la paso bien. No tengo que rendir explicaciones ni excusarme cuando disfruto. –¿La vulnerabilidad social y económica favorece a que una mujer se prostituya? –No creo que las que aparecen en televisión vengan de lugares humildes; la prostitución no es sólo la que está en la calle. Existe una discriminación de clase: algunas nos paramos todos los días en la esquina y otras se prostituyen una vez al mes cuando viene el que les deja el cheque para pagar el cero kilómetro o el departamento. A la sociedad le molesta la que está parada en la calle. La señora que limpia es pobre y discriminada, la que levanta cartones también lo es. No veo que nadie se preocupe por la falta de derechos que tienen las cartoneras. El problema pasa por lo sexual: esta sociedad no está madura. –¿Por qué cree que hay hombres que pagan por sexo? –En vez de discriminar, pensemos por qué la gente paga. ¿Será que somos todos responsables? La mayoría de los clientes no son jóvenes y están casados. La sociedad todavía no puede vivir la sexualidad libremente, no pueden expresar qué les gusta, qué sienten. La comunicación es sumamente importante. Hay que terminar con tanta hipocresía. –Pero la trata ha aumentado así como la cantidad de chicas prostituidas cada vez más jóvenes. ¿Por qué? –El problema se vuelve visible porque hay más denuncias. Es cierto que se agudizó, y se debe a la corrupción policial y de jueces, fiscales y políticos. Las dominicanas entran por Chile y las menores de edad vienen de Paraguay. Hay que ver qué pasa con Migraciones, que permite estas irregularidades. Pero esto no se investiga. Calificación: Promedio: 5 (1 voto)