complejidad social en los valles desérticos del extremo norte
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complejidad social en los valles desérticos del extremo norte
COMPLEJIDAD SOCIAL EN LOS VALLES DESÉRTICOS DEL EXTREMO NORTE DE CHILE Y EXTREMO SUR DE PERÚ Calogero M. Santoro Ponencia presentada al 49 Congreso Internacional de Americanistas Quito, Ecuador, 4-11 Julio 1997 A publicarse en libro editado por Maria A. Cordero & Robert D. Drenan. Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 2- Se presentan los resultados de un proyecto arqueológico, desarrollado desde 1991 en el curso medio del valle de Lluta, extremo norte de Chile, estimulado por el conocimiento etnohistórico y arqueológico previo enmarcado en el modelo de complementariedad ecológica (Hidalgo y Focacci 1986, Murra 1972, Niemeyer, Schiappacasse y Solimano 1972-73, Schiappacasse, Castro y Niemeyer 1989). Nuestro objetivo se concentró en una serie de asentamientos humanos bien conservados para evaluar el proceso de cambios en las esferas económicas y políticas de sociedades locales y la influencia de su integración a los circuitos de interacción regional generados por organizaciones políticas ubicadas en la zona altiplánica del lago Titicaca (Santoro 1995). Esto, con especial referencia a los períodos Intermedio Tardío y Tardío 1.000 – 1.500 años d.C. El trabajo de campo, concentrado en los sitios Molle Pampa Este, Molle Pampa Medio, Molle Pampa Oeste, Vila Vila Norte, Vila Vila Sur, Rosario 1, Rosario 2 y Rosario 3 (Figura 1) reveló la existencia de sitios con componentes diferenciados en sus aspectos arquitectónico, funerario, alimenticio, uso de instrumentos, actividades productivas y estilos de cerámica. La variabilidad observada en los registros arqueológicos hacían del valle de Lluta, un lugar ideal para avanzar en temas relevantes de la arqueología andina tales como procesos de diferenciación económica, política, identidad étnica, interacción regional y su materialización en preferencias estilísticas, objetos de estatus o prestigio social. El valle de Lluta también ofrece la posibilidad de contrastar el modelo vertical de organización político económico andino, definido sobre la base de fuentes etnohistóricas, cuya contrastación arqueológica se ha visto limitada debido a que se trata de compatibilizar fuentes de datos de naturaleza distinta (D’Altroy 1992, Murra 1972, 1976, Schiappacasse, Castro y Niemeyer 1989, Santoro 1995, Santoro, Hidalgo y Osorio 1989, Pärssinen y Siiriäinen 1997, Dillehay 1976). Dataciones radiocarbónicas parciales de los sitios Rosario y Molle Pampa Este arrojaron los siguientes resultados: Rosario 2, ocupación Intermedio Tardío 430 ± 80 a.p.; 1520 d.C. (Beta 20560) y Molle Pampa Este, ocupación Período Tardío 340 ± 80 a.p. 1610 d.C. Esta última fecha se escapa del rango de tiempo de este período, a pesar que la muestra fue tomada de estratos inferiores de la plataforma central del sitio (R-3). El valle de Lluta El valle de Lluta, localizado cerca de la frontera con Perú en el extremo norte de Chile (18-19º L. S. y 70-71º L.O), es un profundo y estrecho cañón con Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 3- un río originado en los faldeos oeste de la Cordillera de los Andes. Aunque sus aguas son permanentes y relativamente abundantes, especialmente en el verano a consecuencia de la lluvia caída en el altiplano, su alto contenido de boro y otras sales han limitado fuertemente el desarrollo de una agricultura intensiva. A diferencia del valle de Azapa, 10 km al sur, en el Lluta no es posible cultivar frutales, hortalizas, etc. y, actualmente, sus productos no cumplen los estándares del mercado urbano. El maíz de origen prehispánico y la alfalfa de origen europeo son todavía los cultivos mejor adaptados. La actividad agrícola se circunscribe a la zona de inundación del río, una franja más bien angosta de unos 80 km de largo desde la desembocadura y no más de 4.000 m de ancho, en las que se presentan contrastantes calidades de suelo (Díaz et al. 1958). Más hacia el interior, el río se encajona a tal punto que limita completamente cualquier actividad humana. En la zona baja no hay evidencias arqueológicas de canalización para irrigar terrazas levantadas en las laderas del valle, un patrón común en los profundos y estrechos cañones de los valles cordilleranos más hacia el interior. En general las poblaciones prehistóricas ubicaron sus residencias y cementerios en la abrupta pendiente y terrazas de las laderas norte y sur del valle, 30 a 50 metros y más sobre el lecho del río. Esto, posiblemente, con el objeto de evitar los mosquitos o jerjeles (especies del género Similium) durante el día y los zancudos durante la noche, incluyendo el Anofeles especie vectora de la malaria. Interacción altiplano-costa Tanto los datos arqueológicos como etnohistóricos muestran, desde épocas formativas (ca. 1.000 a.C.), una persistente interacción entre comunidades costeras o vallunas locales (yungas) y poblaciones del altiplano ubicados a 300 y más km de la costa hasta alcanzar el área circumtiticaca, región altiplánica de Bolivia. Los casos más clásicos corresponden a las etnias lupaqa, pacaje y caranga, con asiento en el altiplano de Bolivia (Figura 2). La naturaleza y efectos de esta interacción es más abierta al debate cuanto más nos alejamos en tiempo de la época de la conquista europea en el siglo XVI. Documentos del siglo XVI dan cuenta de un fenómeno de ocupación multiétnica en los territorios del valle de Lluta y Azapa (Murra 1972; ver también Hidalgo 1978, 1986 e Hidalgo y Focacci 1986). El caso más clásico corresponde al grupo lupaqa, con territorio nuclear en el suroeste del lago Titicaca. Hidalgo y Focacci (1986: 138) señalan que: Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 4- don Pedro Cutimbo cacique principal que fue de esta probincia [Chuquito] . . . en el dicho Valle de Cama Moquegua y Yuta . . . le tenía dozientas anegas de trigo y maiz que avia coxido de una s chacaras que tenía en los dichos valles. Por su parte los pacaje venidos de una región al sur del lago Titicaca habrían podido asentar enclaves en Arica a consecuencia de la reorganización geopolítica establecida por el Inka. Hasta el siglo XVIII caciques pacaje trataron de ejercer estos derechos sobre territorios en las tierras altas de Arica (Hidalgo y Focacci 1986: 138). Grupos caranga, ubicados en la región altiplánica de Bolivia al sur del desaguadero contiguo a la zona de valles occidentales del norte de Chile, también dicen haber controlado tierras y gente en la vertiente occidental: En los valles de Lluta y Azapa, parte de la población local habría estado bajo el control de un principal llamado Cayoa (Cayoca o Cayuca) con residencia en el valle de Lluta, en el siglo XVI. Se ha sugerido que este señor provenía de caranga debido a que estaba subordinado a Chuqui Chambe “señor principal de la mitad o saya superior de todos los caranga” (Murra 1979, citado por Hidalgo y Focacci 1986: 138). La insistencia de los aymara del altiplano en el siglo XVI por establecer que en siglos anteriores a la conquista europea explotaban y controlaban territorios dispersos en la costa y valles del Pacífico, se puede interpretar como un intento por conseguir un marco legal más fuerte dentro del nuevo orden colonial, para regularizar un sistema que hasta ese momento fluía con dificultades. De esta manera, se puede sugerir para los valles de Arica que el ideal de mantener el sistema de control de islas o enclaves coloniales fuera del altiplano, a modo de un archipiélago (Murra 1972, 1985; Hidalgo 1978, 1986), era una aspiración cargada de conflictos y limitaciones sociales, logísticas, étnicas, etc., debido posiblemente a la resistencia de los grupos locales de los valles costeros (ver Rostworowski 1986 para una posición opuesta), la distancia desde los núcleos políticos altiplánicos, las condiciones limitantes del medio ambiente árido de los valles. La documentación etnohistórica sin embargo, sigue siendo muy fragmentaria y vaga en relación a la posibilidad de ubicar geográficamente los enclaves altiplánicos. Arqueológicamente, se ha señalado que los enclaves altiplánicos aymara pueden ser reconocidos en la costa norte de Chile y sur del Perú a través de rasgos tales como cerámica negro sobre rojo, estructuras domésticas de mampostería de piedra de forma circular, y construcciones funerarias en forma de chullpas (Lumbreras 1974; Niemeyer, Schiappacasse y Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 5- Solimano 1972-73; Nuñez y Dillehay 1978; Schiappacasse, Castro y Niemeyer 1989, Stanish 1992). Sin embargo, el mapeo arqueológico de las colonias altiplánicas y los asentamientos de las comunidades locales en enclaves de la costa y valles no ha sido satisfactorio hasta la fecha como en el valle de Chillón (Dillehay 1976), un caso clásico de interacción multiétnica en la arqueología andina (ver evaluaciones críticas en Hidalgo y Focacci 1986: 145; Schiappacasse, Castro y Niemeyer 1989: 200-201; Stanish 1992) o como en el caso de Huanuco Pampa donde se dispone de un detallado inventario de pueblos, aldeas y villorios realizado a pocos años de la invasión (Morris y Thompson 1985). La dinámica de este proceso y el hecho que se trata de fuentes históricas diferentes ha limitado, las posibilidades de visualizar en los registros arqueológicos este modelo derivado de fuentes históricas (Pärssinen y Siiriäinen 1997, Murra 1972, Stanish 1992, ver también D’Altroy 1992). Si existió ocupación multiétnica a lo largo de un valle desde la costa hasta la zona alta cordillerana (0 a 3.600 - 3.800 m s.n.m.), debería esperarse discontinuidad espacial (Stanish 1992) en la distribución de ciertos rasgos culturales distintivos como patrones de vivienda, ritos funerarios, hábitos alimenticios, cerámica, etc., asumiendo, como se ha sugerido, que éstos marcaron efectivamente diferencias étnicas. Los resultados obtenidos en los valles del norte de Chile muestran cierta diferenciación en la distribución espacial de componentes como la cerámica altiplánica y rasgos arquitectónicos de las estructuras domésticas, pero dentro de un contexto cultural de tradición local (Murra 1972, Schiappacasse, Castro y Niemeyer 1989: 200; Stanish 1992). En el valle de Camarones, por ejemplo, la cerámica decorada de la Cultura Arica más relevante, proporcionalmente, en asentamientos del curso bajo del valle, caracterizados por recintos de forma rectangular. Contemporáneamente, asentamientos con rasgos cerámicos mayoritariamente de origen altiplánico y recintos domésticos de forma circular y áreas de almacenamiento se ubican en la parte alta del valle. La incorporación diferenciada de estos componentes cerámicos y arquitectónicos se puede interpretar como un proceso de colonización especialmente en los enclaves altos. Los rasgos cerámicos altiplánicos minoritarios en los valles bajos pueden corresponder a actividades de intercambio más que el resultado de la instalación de enclaves étnicos foráneos. Sobre la base de los datos arqueológicos y etnohistóricos disponibles, la situación de los períodos Intermedio Tardío y Tardío en los valles y costa del norte de Chile y sur de Perú se puede resumir como sigue: Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 6- (1) Tres grupos habrían interactuado en los ambientes de costa y valles bajos y altos: los camanchaca (de origen costero), yunga (de origen valluno costero) y aymara (de origen altiplánico). Aunque el interés de los grupos altiplánicos fue la obtención de recursos económicos de la costa no hay indicadores que los grupos locales controlaron, en su propio beneficio, el acceso de los andinos a la costa de la manera como lo hicieron los colli, grupo yunga dominante en el valle de Chillón, (2) En contraste a los grandes y más complejos grupos altiplánicos, los yunga y camanchaca de origen costero eran relativamente pequeños en número y con organizaciones sociales simples (Rostworowski 1986, Lumbreras 1974). Las poblaciones vivían a lo largo de los valles y la costa dispersas en pequeños villorrios sin una integración política supralocal, (3) Las comunidades locales pudieron integrarse en una o más confederaciones cuyas alianzas, quiebres y acuerdos sociales pueden estar representados en el uso de los estilos cerámicos Arica, San Miguel, Pocoma y Gentilar; bien distribuidos en los valles del sur peruano y norte de Chile (Hidalgo 1978). Este patrón de confederación pudo repetir el caso de Cajamarca, donde cinco o seis cacicazgos, normalmente independientes, formaban una confederación étnica para resistir presiones del exterior (Julien 1993), (4) El grupo altiplánico aymara incluía las etnias lupaqa, pacaje y caranga, quienes hicieron notar a los españoles, haber controlado territorios y gentes en los valles de Lluta y Azapa. No hay evidencias arqueológicas, sin embargo, que muestren que éstos u otros grupos aymara, controlaron territorios y poblaciones en los valles de la costa bajo estructuras políticas centralizadas y estratificadas. Estas conclusiones son tentativas, ya que no tenemos reconocimientos arqueológicos regionales para evaluar la distribución de los rasgos culturales, patrones de asentamiento, composición interna de los sitios, jerarquización, etc. Evidencias del establecimiento de redes de intercambio centralizadas y operadas con autoridad política centralizada surgen bajo el régimen Inka, cuya intervención en valles de la costa se ejerció desde los grupos políticos altiplánicos; a través de centros intermedios localizados entre el altiplano y la costa (Zapahuira), (5) Con respecto al fenómeno de verticalidad, los datos etnohistóricos indican que ésta funcionó unidireccionalmente: altiplano-costa. La perspectiva arqueológica requiere mayor contrastación: No se han reconocido, enclaves o Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 7- colonias de grupos costeros en tierras altas (i.e. Pukara de Visviri). Los pocos fragmentos de cerámica Arica en las tierras altas obedecerían al traspaso de bienes de prestigio vía redes de intercambio y no a la mantención de colonias costeras en el altiplano. Resultados Conjuntos de artefactos fueron catalogados tomando en consideración la gran variedad de ítemes conservados en las estratigrafías. Para análisis comparativos, éstos fueron agrupados en cinco clases de artefactos: (1) seis estilos cerámicos diagnósticos, (2) objetos de metal y objetos importados, (3) instrumentos domésticos de tejeduría y artesanías, (4) seis formas diagnósticas de tiestos cerámicos y, (5) diez tipos de cerámica no decorada. Tablas de frecuencias (cantidad) y proporciones (porcentajes) de estas clases de artefactos fueron calculadas por estructura, sitio y período ocupacional. Los restos macrobotánicos y faunísticos se organizaron en términos de presencia y ausencia de componentes. Detalles de estos análisis se pueden encontrar en Santoro (1995). El análisis de los resultados que aquí presentamos corresponde a una compilación de las frecuencias y proporciones de todos los artefactos por período. Las clases de artefactos fueron comparadas estadísticamente para evaluar y distinguir variaciones inter e intrasitios en aspectos tales como: (a) diferenciación de actividades entre las unidades domésticas, (b) especialización, (c) diferenciación en las preferencias estilísticas y los grados de relación con las redes de intercambio locales y regionales y, (d) diferencias de estatus social reflejado en la distribución de los bienes importados y artesanías complejas (Santoro 1995). Los análisis estadísticos no mostraron diferencias substanciales inter e intrasitios. Durante el período Intermedio Tardío los rasgos arqueológicos mencionados muestran una distribución homogénea en las unidades domésticas muestreadas. Tampoco se observaron diferencias entre las unidades domésticas del período Tardío (Santoro 1995). Importantes diferencias, se hicieron evidentes cuando se compararon estadísticamente los componentes culturales entre los períodos Intermedio Tardío y Tardío. Los cambios pueden resumirse como sigue: (1) Se observa un decrecimiento general en la proporción de instrumentos para actividades domésticas, como así también instrumentos para la producción de artesanías locales (Figura 3) entre el Intermedio Tardío y Tardío, a pesar que en Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 8- éste último se registra una ampliación de los recursos de subsistencia, al incluirse proporciones mayores de productos alimenticios de origen local y altiplánico (ejemplo porotos, zapallo, chuñ’o, papas, y otros tubérculos). Posiblemente, esta variación en el descarte de artefactos de uso doméstico tenga relación con cambios en los espacios donde se realizaban estas actividades: En el IntermedioTardío más concentradas en los sectores de viviendas y por lo tanto con mayores posibilidades que los artefactos quedaran incluidos en los restos ocupacionales y pos-ocupacionales, mientras que en el Tardío las actividades se realizaban fuera de las áreas domésticas junto a los espacios productivos agrícolas. (2) Uno de los cambios más importantes ocurridos a nivel de las unidades domésticas se visualiza en la producción textil (Figura 3). Por un lado, se produce una disminución en la proporción de los artefactos de tejeduría (wichuñas, agujas de espina de cactus, naveta) desde el Intermedio Tardío al Tardío. En contraste, los instrumentos de hilandería (torteras y husos para hilar) aumentan significativamente en el Tardío (Figura 3). Esto significa que en el Intermedio Tardío se accedía a lana previamente hilada que era tejida localmente, mientras que en el Tardío la actividad se concentra en la hilandería, pero su producto aparentemente no se reutiliza en tejeduría local, cuya proporción de instrumentos disminuye. Estos cambios pueden estar relacionados con obligaciones impuestas a la comunidad local por el estado Inka. Es bien conocido que parte de la fuerza de trabajo demandada por el estado a las unidades domésticas a través de la mit’a fue destinada a la producción textil. Ésta fue la segunda actividad más importante impuesta por el estado después de la “mit’a campesina” (Murra 1975: 146). La producción textil, sin embargo, fue controlada por líderes locales (Murra 1975: 154). El curaca o cacique típicamente disponía de: (a) acceso a los recursos comunales de algodón y lana y/o (b) acceso a la fuerza de trabajo de los comuneros que tejían para su beneficio (ibid). (3) En ninguno de los dos períodos se observa acceso diferenciado a productos importados entre las unidades domésticas. Por el contrario los objetos importados, en ambos períodos se presentan homegéneamente distribuidos entre las unidades domésticas muestreadas (Figura 4). Consecuentemente, en el contexto socio-político del valle de Lluta, éstos objetos no fueron una fuente de diferenciación social. Objetos de este tipo normalmente cumplen este rol y se usan ampliamente como indicadores arqueológicos de diferencias de prestigio o estatus. Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 9- Durante el Intermedio Tardío las comunidades del valle de Lluta estaban conectadas a redes de tráfico macrorregionales, lo que les permitió acceder a una amplia gama de objetos exóticos. Desde el altiplano, se trajo cerámica, plumas de flamenco, pigmentos de colores, obsidiana y vidrio volcánico, azufre, chuñ’u, khoa y mica o llinpi (utilizado como amuleto de la buena suerte por sus virtudes mágicas, empleado hoy en mesas rituales andinas; Girault 1987:534). Desde la floresta tropical se trajeron semillas de wayruru, plumas y millu (un mineral de color blanco). Durante el período Tardío, las redes de tráfico se reorganizan bajo el estado Inka. Consecuentemente, se incorporan nuevos elementos incluyendo objetos producidos por el estado como la cerámica fina Saxamar e Inka. Se agrega a esto plumas de suri, objetos ornamentales de cobre, fragmentos de quipu, semillas de Mucuma elliptica de la costa central de Perú y fragmento de mullu (Spondylous) de la costa de Ecuador. Posiblemente, tejidos finos como los cumbi pudieron ingresar al valle, dado su uso común en arreglos políticos entre el Inka y los líderes de las comunidades locales, quienes adquirían de esta manera un valioso objeto de estatus a cambio de lealtad y servicio al Inka, estos a su vez los traspasaban a lideres menores en la escala social (Murra 1975:169170). Durante el Intermedio Tardío los objetos importados pudieron obtenerse a través de redes de intercambio no centralizadas organizadas a nivel de las propias unidades domésticas, acuerdos entre grupos de parentesco, con miembros de sus linajes distribuidos en la costa, los valles bajos, los valles cordilleranos y el altiplano. Durante el Tardío, para la obtención de estos objetos (conchas sagradas como el mullu, cerámica de estilo cuzqueña, objetos de metal, tejidos cumbi) las comunidades se vieron forzadas a vincularse a las redes de intercambio controladas por la administración Inka y posiblemente entraron en el valle de Lluta a través de intermediarios derivados de las propias comunidades locales conectados con centros menores ubicados en la sierra de Arica como Zapahuira, a su vez conectados con centros inkas localizados en el altiplano. Por esta razón, se puede sugerir que a nivel de las unidades domésticas la interacción con el estado Inka fue indirecta. 4) Llama la atención la significativa disminución en la proporción de objetos de status de origen local. Se nota un decrecimiento muy significativo de objetos artesanales de elaboración local entre el Período Intermedio Tardío y el Período Tardío. Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 10- Es evidente que las redes de intercambio de larga distancia, vinculadas a los sistemas de producción y distribución dominados por el estado Inka permiten la importación de nuevos elementos. Esto trae como consecuencia, sin embargo, una pérdida en la capacidad de autogeneración social de las comunidades locales en la medida que dejan de producir bienes de prestigio. De esta manera, pasan a depender de objetos distribuidos a través de las vías controladas por el estado. Al mismo tiempo, se resienten las redes independientes de intercambio de larga distancia desarrolladas por las comunidades locales durante el Intermedio Tardío. (5) Aunque no se observan variaciones importantes a nivel de las unidades domésticas, durante el Tardío ocurren algunos cambios a nivel supradoméstico que parecen representar transformaciones de la estructura de la sociedad local hacia niveles de mayor complejidad, que no se alcanzan a cristalizar o no se visualizan bien en los restos arqueológicos. Rasgos significativos de estas transformaciones son: nucleación de la población en un poblado principal de la parte baja del valle de Lluta, construcción de dos plataformas de uso público en este sitio, aparición de quipus y objetos ornamentales de metal. Estos rasgos pueden corresponder a un proceso de complejización de la estructura social de las comunidades del valle de Lluta, que no se refleja en la diferenciación de las unidades domésticas. Conclusiones Esta investigación demuestra que no existieron diferencias sociales en las comunidades del Intermedio Tardío y Tardío. Por el contrario, los resultados de esta investigación revelan una importante continuidad a nivel de las unidades domésticas. Las unidades domésticas muestreadas no indican el acceso desigual a riqueza, producción artesanal, dieta y objetos de estatus o prestigio. Tampoco se observa una unidad doméstica o grupos de unidades con una desproporcionada concentración de algunos de estos ítemes que pudieran indicar control de los medios de producción, especialización artesanal, acumulación de riqueza, control de las rutas de tráfico de los objetos exóticos asociados a diferencias de prestigio o estatus. Consecuentemente, no hay evidencia arqueológica significativa que muestre un proceso claro de diferenciación social o de centralización política en el valle de Lluta durante el Intermedio Tardío y Tardío. Si existió un sector dirigente a nivel comunitario, este no estuvo respaldado por diferenciaciones de riqueza o poder económico. Los cambios más importantes para las unidades domésticas entre el Intermedio Tardío y el Tardío incluyó: (a) acceso a un nuevo set de objetos de Complejidad social en los valles desérticos… - www.uta.cl/masma/yuta - 11- producción local e importados, (b) incremento de la producción textil principalmente hilandería y (c) desarrollo de un acceso diferenciado a objetos ornamentales de metal. Estas evidencias sin embargo, son insuficientes para argumentar la existencia de un proceso de emergencia de diferenciación social. Bibliografía Cieza de León, P. 1986 [1553]. Crónica del Perú: Primera Parte. Lima: Pontificia Universidad Católica del Perú. D'Altroy, T. 1992. Provincial Power in the Inka Empire. Washington and London: Smithsonian Institution Press. Díaz V., C., et al. 1958. Reconocimientos de suelos del valle del río Lluta. Agricultura Técnica 18(2): 305-354. Dillehay, T. 1976. Competition and Cooperation. En A Prehistoric Multi-Ethnic System in the Central Andes. 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