01 El Heraldo efemérides 06 12 03

Transcripción

01 El Heraldo efemérides 06 12 03
La producción hemerográfica de Carlos Reyes Sahagún.
Por Gabriel Gutiérrez Pantoja
Si bien, en el texto anterior se reprodujo una parte de la obra hemerográfica de Carlos
Reyes, en el presente la reproducción se concreta a las publicaciones que inició como
integrante del Consejo de la Crónica de Aguascalientes, y ha preservado hasta la
actualidad, en El Heraldo de Aguascalientes.
Hagamos una revisión del origen del Consejo de la Crónica de Aguascalientes. Toda
sociedad en algún momento del desarrollo de su historia ha considerado la pertinencia
de reconocer la necesidad de que algún o algunos de sus integrantes se ocupen por
rescatar y organizar la información que de cuenta sobre su devenir. En algunos
momentos se consideró como la figura adecuada para esta tarea a los cronistas, quienes
por estar involucrados en la identificación de las actividades relevantes de su sociedad
fueron compilando toda la información que permitiera expresar su entendimiento del
entorno social y coadyuvar en la construcción de la historia local. El concepto de
crónica indica la historia en que se observa el orden de los tiempos. Y así como sucedió
en varias ciudades de la república mexicana, durante el primer lustro de la década de los
años cuarenta del siglo XX en Aguascalientes se estableció la necesidad de designar a
un cronista.
El 12 de junio de 1944 el Congreso del Estado de Aguascalientes emitió el decreto
número 60 el cual instituye el Cargo de “Cronista de la Ciudad de Aguascalientes”, con
carácter de inamovible y vitalicio, distinción que entonces recayó sobre Alejandro
Topete del Valle, como reconocimiento a quien desde temprana edad mostró su interés
por preservar los documentos, periódicos o folios, aquellos viejos papeles que nadie
quería o desechaban; así los fue reuniendo poco a poco hasta lograr lo que hoy se
conserva en el Archivo Histórico del Estado que posteriormente llevaría su nombre.
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Dicho cargo lo ostentó de forma honoraria, hasta el 25 de marzo de 1999, fecha de su
deceso.
La nominación quedó acéfala, por un tiempo. Eran diversas las personalidades que
podían acceder a ésta denominación, pero se llegó a la consideración de que la labor de
una sola persona era insuficiente para dar cuenta de la magnitud de actividades que
ocurren en una sociedad en constante crecimiento.
Por ello el 14 de junio del 2001, el Congreso del Estado de Aguascalientes aprobó la
Ley de Protección y Fomento del Patrimonio Cultural del Estado, en la cual se crea el
Consejo de la Crónica de Aguascalientes como órgano de apoyo del Gobierno del
Estado.
El otrora gobernador FELIPE GONZALEZ GONZALEZ, publicó el Decreto:
“NUMERO 182” denominado: LEY DE PROTECCION Y FOMENTO DEL
PATRIMONIO CULTURAL DEL ESTADO DE AGUASCALIENTES.
En su CAPITULO II referido a “De las Autoridades y de sus Competencias”, está el
ARTICULO 7º, donde se dice que “Son autoridades en materia del Patrimonio Cultural:
I. El Gobernador del Estado; II. Los Municipios; III. La Secretaria de Desarrollo Social;
IV. El Instituto de Educación del Estado; V. El Instituto Cultural de Aguascalientes; VI.
La Coordinadora de Turismo; y VII. Las Dependencias Federales en la materia.
En el CAPITULO III, que habla “De los Órganos de Apoyo”, dice en el ARTICULO
15: “Son órganos de apoyo a las autoridades mencionadas en el artículo 7º de la
presente Ley, los siguientes: I. El Consejo Consultivo de Protección y Fomento del
Patrimonio Cultural del Estado; II. El Consejo de la Crónica; III. El Archivo Histórico
del Estado; IV. El Consejo Estatal para la Cultura y las Artes; V. Las Universidades
públicas y privadas del Estado; VI. Los Colegios de Profesionistas afines; VII. Las
asociaciones civiles con actividad permanente de desarrollo histórico y cultural en el
Estado; VIII. La Casa de la Cultura Jurídica de la Suprema Corte de Justicia de la
Nación en el Estado de Aguascalientes; y IX. Los archivos eclesiásticos. En ese artículo
se menciona al Consejo de la Crónica como órgano de apoyo, pero su función queda
más explicita en el ARTICULO 16, donde dice que: Corresponde a los órganos de
apoyo: I. Coadyuvar con las autoridades a la preservación, conservación y difusión del
patrimonio cultural; II. Proponer planes, programas y acciones encaminadas a mejorar y
desarrollar el Patrimonio Cultural; III. Estimular la participación de la sociedad en las
tareas de conservación y difusión del Patrimonio Cultural; IV. Proponer a la autoridad
competente la inclusión al catálogo y hacer las declaratorias de bienes con carácter de
patrimonio cultural; y V. Coadyuvar a la elaboración de estudios y proyectos de
investigación en la materia.
El TITULO SEXTO, está referido a “DEL CONSEJO DE LA CRONICA” con un
CAPITULO UNICO. En el ARTICULO 86, dice: “Se crea el Consejo de la Crónica del
Estado, como órgano de apoyo del Gobierno del Estado, que tendrá por objeto
investigar, publicar y difundir los hechos relevantes de la vida pasada y presente en el
Estado, así como de aquellos sucesos cotidianos que conforman la vida de los habitantes
de la Entidad, en el ámbito social, político, cultural, artístico, científico, tecnológico,
paleontológico, arqueológico, arquitectónico y urbanístico. En lo sucesivo se le
denominará Consejo”.
El ARTICULO 87, dice que: Son atribuciones del Consejo de la Crónica: I. Elaborar,
ejecutar y evaluar un plan anual de trabajo; II. Elaborar su reglamentación interna; III.
Proponer al C. Gobernador del Estado su presupuesto de egresos anual para el
desempeño de sus funciones; IV. Llevar la crónica del Estado de Aguascalientes, a
través de la elaboración de efemérides o de algún instrumento similar que permita dejar
testimonio escrito del diario acontecer en el Estado; V. Realizar la investigación sobre
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aquellos aspectos que por su naturaleza se les considera propios de Aguascalientes,
como son sus ciudades y pueblos; sus calles, plazas, jardines, edificios, templos y otros
análogos; VI. Realizar investigación sobre los elementos de cultura popular presentes en
el Estado, relacionados con costumbres, tradiciones, leyendas, personajes, grupos
sociales, fiestas, ferias, música, danzas, gastronomía, descanso, diversión y otros
relacionados con la materia; VII. Desarrollar un programa de difusión amplio sobre el
Estado con el apoyo del Gobierno Estatal y de los Municipios; VIII. Asistir a actos y
celebraciones de excepción que por su importancia trascienden en el desarrollo de la
sociedad y documentarlos; IX. Ser órgano de apoyo de las Autoridades Estatales y
Municipales en materia de desarrollo urbano; X. Ser órgano de consulta de la sociedad
en materia de historia de Aguascalientes en todas sus dimensiones, atendiendo a las
invitaciones que les formulen organizaciones no gubernamentales, colegios de
profesionistas, escuelas, universidades, clubes de servicio y otras organizaciones; XI.
Proponer al C. Gobernador del Estado y al Archivo Histórico del Estado la adquisición
de documentación con valor histórico que se encuentra fuera del ámbito de su
jurisdicción; XII. Establecer, en coordinación con el Gobierno del Estado, un programa
editorial para la difusión de sus trabajos; XIII. Publicar una revista de periodicidad
sobre la Crónica del Estado; XIV. Establecer convenios con los medios de
comunicación, a fin de que éstos se constituyan en canales de difusión del trabajo del
Consejo; XV. Establecer convenios y acuerdos de coordinación y colaboración con
Dependencias Estatales y Municipales, con sus homólogos de otros estados y países,
con Instituciones de Educación del Estado, así como con organismos e instituciones
públicas y privadas que coadyuven en el enriquecimiento de su labor; XVI. Organizar el
Certamen que otorgue el Premio Anual a la mejor investigación sobre Aguascalientes; y
XVII. Rendir un informe semestral por escrito de sus actividades al C. Gobernador del
Estado, remitiendo copia al Archivo Histórico del Estado y a los medios masivos de
comunicación.”
Ante esta serie de actividades que implica una colosal tarea, en el ARTICULO 88, se
indica que: “El Consejo estará integrado por siete personas, que se denominarán
Cronistas del Estado y deberán cumplir los siguientes requisitos:
I. Tener una residencia en el Estado de Aguascalientes mínima de cinco años; II. Ser
mayor de treinta y cinco años; III. Tener conocimientos sobre la teoría, metodología e
investigación sobre la historia; IV. Gozar de buena fama pública y honestidad
intelectual; V. Contar con alguna publicación sobre el Estado; VI. Acreditar
conocimientos en algunas de las siguientes ramas: historia, arquitectura, sociología,
arqueología, literatura, arte y cultura general; y VII. No ser dirigente de partido político
ni ocupar un cargo de elección popular.”
El ARTICULO 89, dice que: “Los nombramientos de los Cronistas los hará el Titular
del Poder Ejecutivo, a propuesta de: I. Las Universidades públicas o privadas y otras
instituciones de nivel superior en el Estado; II. Los grupos artísticos o culturales que
trabajen de una manera permanente y cuenten con reconocido prestigio; III. El Instituto
Cultural de Aguascalientes; IV. Los Ayuntamientos; y V. El H. Congreso del Estado”.
Además se marca una temporalidad para desempeñarse como integrante del Consejo. En
el ARTICULO 90, se señala que: “Los Cronistas durarán en su cargo seis años, excepto
en los siguientes casos:
I. Renuncia;
II. Ausencia prolongada por más de tres meses consecutivos fuera del Estado;
III. Enfermedad o lesiones que impidan el cumplimiento de su cargo;
IV. Inactividad de sus funciones por un período de tres meses consecutivos sin causa
justificada; y
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V. La comisión de algún delito doloso calificado como grave.
Previa propuesta de los organismos a que hace referencia el artículo anterior, y de
acuerdo con su desempeño, el titular del Poder Ejecutivo podrá ratificar a los cronistas
en funciones por periodos similares.”
En el ARTICULO 91, se indican los deberes: “Cuando algún Cronista deje de fungir
como tal, por las causas establecidas en el artículo anterior, deberá entregar al
coordinador del Consejo, los archivos, documentos y equipos que estén bajo su
custodia, así como los trabajos que haya realizado o estén en proceso.”
En los siguientes artículos se indican aspectos de sus funciones; el ARTICULO 92,
señala las formas de organización: “De entre los miembros del Consejo se elegirá un
Coordinador, quien durará en su cargo seis años, sin derecho a reelección en dicho
cargo, y tendrá las siguientes facultades:
I. Convocar a juntas del Consejo de la Crónica;
II. Coordinar y dirigir los trabajos del Consejo de la Crónica;
III. Ser el representante del Consejo de la Crónica;
IV. Ejecutar los acuerdos que le encomiende el Consejo de la Crónica; y
V. Ser el administrador del patrimonio del Consejo de la Crónica”.
El ARTICULO 93 hace referencia a sus sesiones y sede: “El Consejo deberá sesionar
por lo menos cada quince días con la presencia de la mayoría de sus miembros y los
acuerdos deberán tomarse por mayoría simple, el Coordinador tendrá voto de calidad.
El Consejo tendrá su domicilio en el Estado y contará con la infraestructura y el
personal administrativo que sean necesarios para el cumplimiento de sus funciones”.
Y el ARTICULO 94 indica los apoyos que recibirá: “Para el mejor desempeño de su
responsabilidad el Consejo de la Crónica del Estado contará con el apoyo informativo y
económico del Gobierno del Estado y Municipios, y tendrá capacidad para recibir
donativos y apoyos directos de personas físicas o morales de acuerdo con lo que
establezca su estatuto orgánico”.
En los Transitorios de la ley, el QUINTO indica: “El Consejo de la Crónica deberá
conformarse a más tardar el día 31 de diciembre de 2001, a fin de iniciar sus funciones
al día siguiente. Asimismo deberá emitir su Estatuto Orgánico a más tardar a los sesenta
días naturales de estar en funcionamiento”.
Con el sustento de esa legislación, se formó el Consejo de la Crónica del Estado de
Aguascalientes. Se ha expuesto que uno de los factores que impulsaron al Congreso del
Estado a legislar sobre el decreto vigente del tema fue el fallecimiento del Cronista de la
Ciudad, Profesor Alejandro Topete del Valle; debido a ello la Comisión de Cultura del
H. Congreso del Estado formuló una iniciativa tendiente a constituir el cargo de
Cronista de la Ciudad y el Estado de Aguascalientes, debido a que el anterior
nombramiento solo consideraba al cronista para la capital. La Comisión realizó una
serie de reuniones con ciudadanos interesados en el tema, quienes en términos generales
coincidieron en la necesidad de crear un Consejo, en vez de impulsar el nombramiento
de un nuevo Cronista, esto para responder a la necesidad de trabajar de manera
interdisciplinaria en la ampliación del conocimiento del patrimonio cultural del estado y
de la región, particularmente en momentos como este, en que resulta vital fortalecer, e
incluso recrear, nuestras identidades colectivas.
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Como ya se dijo, el 14 de junio del 2001, el Congreso del Estado de Aguascalientes
aprobó la Ley de Protección y Fomento del Patrimonio Cultural del Estado (LPyFPC), y
con ella se crea el Consejo de la Crónica de Aguascalientes como órgano de apoyo del
Gobierno del Estado.
De esa manera se renunció a promover la figura de Cronista de la Ciudad y el Estado, y
se generó la propuesta para la creación del Consejo, que se inscribió en la iniciativa de
Ley de Protección y Fomento del Patrimonio Cultural del Estado. Y a partir de las
atribuciones que la ley le otorga al organismo (artículo 87 de la LPyFPC), el Consejo de
la Crónica se trazó un triple objetivo:
“- Ampliar, a través de la investigación, la difusión y la gestión, nuestra memoria
colectiva, por medio de un mayor y mejor conocimiento de nuestro presente y pasado
común.
- Contribuir al rescate y conservación de los diferentes patrimonios, impulsando la
investigación a profundidad y la difusión amplia de los conocimientos históricos
desarrollados en el estado en los últimos años.
Finalmente, fomentar el trabajo de la Crónica, entendido no sólo a partir de la historia,
sino también como registro y descripción de los acontecimientos más significativos
ocurridos en el estado”.
El Consejo, integrado por siete miembros, sustituyó a la figura del Cronista de la
Ciudad, pero se reconoció que la función que durante muchos años desempeñó el Prof.
Alejandro Topete del Valle, fue por demás encomiable. Y precisamente para hacer un
constante homenaje a quien dedicara toda su vida a la investigación y difusión de la
historia de Aguascalientes, el Consejo decidió que el Premio anual que por ley debe
organizar, lleve el nombre de ese ilustre aguascalentense.
El 28 de diciembre del 2001 el Gobernador Felipe González expidió los nombramientos
de Cronista del Estado, a favor de siete connotados estudiosos de la entidad, el Maestro
Octavio Arellano Reyna, el Doctor Salvador Camacho Sandoval, la Maestra Carolina
Castro Padilla, el Arquitecto José Luis García Ruvalcaba, el Doctor Víctor Manuel
González Esparza, el Doctor José Antonio Gutiérrez Gutiérrez, y el Licenciado Carlos
Reyes Sahagún, e instaló el Consejo en una ceremonia realizada en el Salón
Gobernadores, de Palacio de Gobierno. El organismo fue instalado ese mismo día, y de
inmediato entró en funciones.
El Maestro Arellano renunció al Consejo el 1° de junio de 2002, debido a que fue electo
como Secretario Técnico del Consejo Político del Partido Revolucionario Institucional
en Aguascalientes, y se estableció que esa situación contravenía la fracción VII del
Artículo 88 de la LPyFPC, que señala como requisito el de no ser dirigente de partido
político. Actualmente este cargo de cronista permanece vacante.
La presencia de los integrantes del Consejo se ha manifestado en los diversos medios de
comunicación que circulan en Aguascalientes, tanto electrónicos como escritos, a través
de la difusión de entrevistas, artículos y efemérides.
Su primera actividad pública colectiva, se conoció en abril del 2002 pues organizó en el
Museo Regional de Aguascalientes una exposición con trabajos plásticos de Edmundo
Gámez Orozco (1902-1953), artista y ex Gobernador de Aguascalientes (1950-53), en el
centenario de su nacimiento. Además convocó, en agosto de ese año, la primera edición
del Premio Alejandro Topete del Valle. También apoyó la realización del Primer
Encuentro Regional de Estudiantes de Historia del Noroccidente, organizado por la
Universidad Autónoma de Aguascalientes a principios de mayo de 2003; promovió la
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reproducción de los videos “El ferrocarril y ferrocarrileros de Aguascalientes”, de
Andrés Reyes Rodríguez, y “Por los barrios, colonias y calles. Aguascalientes, siglos
XVI-XIX”, de Mario de Ávila Amador, ambos producidos gracias a estímulos
provenientes del Fondo Estatal para la Cultura y las Artes del Estado de Aguascalientes,
así como la reproducción de 15 fotografías realizadas por Joel Torres Romero, para una
exposición que se presentó en marzo del mismo año en la ciudad de Yakarta, Indonesia.
Uno de los medios de difusión de sus actividades fue la creación de la página
electrónica del Consejo (http://www.cronicags.org/index.html); ahí exponen los motivos
de la apertura de un sitio en Internet, para que el Consejo amplíe la difusión de sus
actividades, con la intención de llegar a quienes cotidianamente navegan en ese medio
de comunicación.
Afirman que hoy en día están en crisis muchas de las formas de promoción cultural que
en el pasado demostraron sus bondades, por la emergencia de nuevos formatos,
sustentados en el extraordinario desarrollo tecnológico que han tenido a últimas fechas
los medios de comunicación. Entre ellos destacan los canales de televisión a los que es
posible acceder a través de los sistemas por cable, donde difunden documentales y
series temáticas e Internet, y los tradicionales como libros, revistas y diarios, las
estaciones de radio, las exposiciones, etc.
El tema desarrollado en la página electrónica es Aguascalientes y su zona de influencia
económica, social y religiosa. Son objeto de interés y atención del Consejo todas las
dimensiones de la vida de la región, cuyos trabajos sobre estas temáticas tienen en el
sitio su espacio natural de difusión. Al mismo tiempo, el Consejo espera la
retroalimentación de quienes visiten este espacio, a fin de mantener una comunicación
ágil y directa con quienes son receptores naturales de esos esfuerzos, que
primordialmente será: la comunidad que conforma la región de Aguascalientes.
El Estado de Aguascalientes tiene su historia y tradición, que pocos conocen, en parte
por la falta de información o interés, pero lo más comúnmente conocido son las
leyendas, que si bien es cierto forman parte también de las tradiciones, no es lo único
que el Estado tiene como cultura, pues está su historia, los monumentos arquitectónicos
de gran valor, legados y documentos importantes, entre otros, que contribuyen a la
riqueza cultural de la región y del país.
En el Decreto se establece el premio Anual para el mejor Trabajo de historia Local, que
concederá el Titular del Ejecutivo del Estado y que tiene por objetivo que los
Aguascalentenses se interesen más por el estudio y conocimiento de la historia del
Estado.
Con esa iniciativa se tiene la pretensión de rescatar y promover los valores culturales,
arquitectónicos, históricos y literarios de los Municipios y del Estado, dándole más
atribuciones de las que se daría al Cronista de la Ciudad y del Estado de Aguascalientes;
con ese Decreto la población Aguascalentense tendrá la opción de conocer más
información sobre la historia y tradiciones, que la identifican a nivel nacional.
Los integrantes del Consejo de la Crónica, tienen un perfil definido hacia los estudios de
personas y sitios de la entidad.
El Consejo de la Crónica, ha utilizado diversos órganos de difusión de los productos de
sus investigaciones. En el caso de Carlos Reyes Sahagún, se ha venido publicando en
EL HERALDO DE AGUASCALIENTES, la columna PARA QUE RECUERDE... O
SE ENTERE. Su primera entrega fue LA FUNDACIÓN DE EL HERALDO DE
AGUASCALIENTES, y de ahí se han publicado las subsiguientes que aquí se
repoducen, del 6 de octubre del 2003 al 8 de febrero del 2010..
LA FUNDACIÓN DE EL HERALDO DE AGUASCALIENTES
6 de octubre del 2003
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Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Una de las actividades más fascinantes del investigador en Ciencias Sociales es la
consulta de documentos antiguos, cartas, oficios, periódicos, etc.
A través de ellos las voces del pasado adquieren de nueva cuenta su sonoridad y
vigor; la emoción de las ideas y sentimientos que las animaron a expresarse en el papel.
Son voces que la vida ha borrado de la faz de la tierra convirtiéndolas en polvo, pero
que vuelven a hacerse escuchar en los oídos atentos de quienes se acercan a consultar
estos documentos, especialmente los diarios, gracias a la magnífica hemeroteca que
resguarda el Archivo Histórico del Estado.
Precisamente esta es la meta que me he fijado al iniciar esta columna semanal,
gracias a la hospitalidad de El Heraldo de Aguascalientes: propiciar que muchas de
estas voces vuelvan a escucharse, para que usted recuerde... o se entere.
Inicio con la fundación de El Heraldo, cuyo primer número apareció hace 49
años, el viernes 8 de octubre de 1954, anunciándose como el gran diario del centro de
México. Después de El Sol del Centro, fundado en abril de 1945, El Heraldo fue el
segundo diario de Aguascalientes, y nació como un eslabón de la Asociación de
Periódicos Independientes (API), cuyo director era Francisco Juaristi, mientras que la
gerencia estaba a cargo de Ramiro de la Colina. El Gerente General era Mauricio
Bercún, en tanto que la Dirección General estaba en manos de Carlos Loret de Mola,
quien años después fue gobernador de Yucatán.
Desde luego existe una gran diferencia entre el diario que tiene en sus manos al
de aquellos primeros tiempos. La primera edición constó de dos secciones con un total
de ocho páginas. La primera, dedicada a las noticias nacionales e internacionales,
ofreció en ocho columnas un encabezado que destila el aroma de la guerra fría: Si
Estados Unidos se retiran de Europa, los países libres sucumbirán, advertían el
canciller alemán Konrad Adenauer y el titular del Foreing office, Anthony Eden. Otras
noticias de ese día fueron el retiro de las tropas estadounidenses de Trieste, la
aprobación del Tratado de Londres, un accidente aéreo en California, una tormenta en
Nicaragua, etc.
En esta sección consta también una entrevista con el Gobernador del Estado,
Lic. Benito Palomino Dena, quien da la bienvenida al diario, al que consideró como un
reflejo de las necesidades del pueblo que permitiría encausar la labor de gobierno hacia
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el mejoramiento de la economía estatal. En la página editorial aparecieron artículos de
Vicente Lascurain, Germán Arciniegas, Francisco Martínez de la Vega, José Pagés
Llergo, mientras que en la deportiva se publica una entrevista con el Director de
Educación Física del estado, Sr. Eugenio Carreón, sobre los proyectos de esa
dependencia.
El diario contenía también una página dedicada a Zacatecas, una práctica muy
común en aquellos años, en la que también hay noticias policíacas. Además incluía tiras
cómicas de personajes como Mandrake, El Mago, El ratón Miguelito, El Fantasma,
Popeye el marino, etc., y un crucigrama, a cuyo lado apareció la respuesta del
inexistente anterior.
Más interesante que estas secciones es la local, cuya nota principal corresponde
a una entrevista con el presidente de la Cámara de Comercio, Sr. Florentino Reyes
Velasco, quien señala que esa rama de actividad se ha sobrepuesto a los efectos de la
devaluación del peso ocurrida en abril de 1954. Las primeras ocho columnas de El
Heraldo anunciaron que ha superado el comercio hidrocálido, las depresiones de la
devaluación monetaria. Por cierto, al final de la entrevista el reportero, cuyo nombre se
omite, le dijo al comerciante que El Heraldo está en la mejor disposición de contribuir
con todos sus elementos, a la mejor realización de cuanto esfuerzo se inicie para el
mejoramiento integral de la capital, y entidad aguascalentense.
El diario publica tres fotografías, una del Sr. Reyes, otra del penalista Mariano
Aguilar, al lado de una entrevista con el título Nuestro código penal viola el artículo 20
de la constitución general, y otra más en la que los citados Loret de Mola, y Ramiro de
la Colina, conversan con el Sr. Obispo, Dr. Salvador Quezada Limón, quien señaló:
Dios les bendiga y les conceda éxito, en la noble tarea que se propone realizar El
Heraldo de Aguascalientes, al tiempo que señalaba que en su opinión el problema más
serio de Aguascalientes era el excesivo número de niños menesterosos que claman
protección, de los corazones caritativos cristianos.
Termino con el recuerdo de una nota referente a la necesidad de ampliar los
panteones, debido a su saturación. Es obvio que el redactor de la noticia no tuvo
suficiente visión de futuro, dado que luego de enumerar los trabajos que se realizarían
para su ampliación, termina señalando que así quedaría resulto el problema para los
próximos 100 años. ¡Imagínese!
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
13 de octubre 2003
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Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Indudablemente un capítulo fundamental de la historia de la televisión en
Aguascalientes lo constituyó la instalación de la antena retransmisora del Cerro de los
Gallos.
Lo recuerdo ahora porque los días 13 y 14 de octubre de 1957 estuvieron en
Aguascalientes técnicos de Telesistema Mexicano, la empresa que durante años
administró los principales canales de televisión, que luego daría pie a empresas como
Televisa.
Estos especialistas, cuya visita obedeció a gestiones realizadas por el
Gobernador del Estado, en ese entonces el Ing. Luis Ortega Douglas, realizaron pruebas
de comunicación, tendientes a ubicar el sitio idóneo para la instalación de una planta y
antena de televisión en el citado Cerro de los Gallos, límite natural del Valle de los
Romeros en el sur del estado.
Por cierto, apenas unos días antes, el 4 de octubre, la Unión Soviética había
lanzado al espacio el Sputnik, artefacto con el que se inició la carrera espacial, pero
entonces la transmisión de la señal televisiva por medio de estos aparatos tal vez ni
siquiera era un sueño, y más bien se efectuaba a través de antenas instaladas en la
cumbre de montañas estratégicamente ubicadas.
En la nota publicada sobre este asunto por El Heraldo de Aguascalientes en su
edición correspondiente al 15 de octubre de ese año, se lee que dentro de 15 días los tele
oyentes del centro de la república podrán disfrutar definitivamente de sus programas
favoritos, como si estuvieran en la misma capital de la república.
Tal vez a usted, como a mí, le cause gracia esta expresión del redactor, que
plantea la posibilidad de que los aguascalentenses vean televisión como si estuvieran en
la misma capital de la república, que indudablemente denota el asombro que causaba
en esa época un medio de comunicación cuya presencia ahora nos es ahora; un asombro
proveniente del sentimiento de que como por arte de magia se producía el acercamiento
de lo que hasta entonces fue algo lejano, e incluso inalcanzable, como lo fue para
muchos la ciudad de México.
La nota concluía con el comentario de que con toda seguridad el establecimiento
del servicio de televisión traería una gran demanda de aparatos televisores, pues muchos
particulares se habían abstenido de adquirirlos por las deficiencias reinantes, en un
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contexto en el que más bien se vendían todo tipo de radios, el medio de comunicación
dominante de esa época.
Desde luego se trata únicamente de los primeros estudios técnicos que se
realizaron tendientes a establecer una retransmisora de televisión, y aun cuando se
señala el plazo de 15 días, en rigor el proceso tardó más.
También le comentó que hace 131 años, el 15 de octubre de 1872, nació en el
rancho El Cotón, actualmente perteneciente al municipio de El Llano, Aguascalientes,
quien fuera el obispo diocesano durante 21 años, entre 1929 y 1950, por cierto el único
aguascalentense que ha tenido esa dignidad, Monseñor José de Jesús López y González.
A propósito de esta fecha, el próximo miércoles 15 se presenta en el Seminario
Diocesano el libro El siervo de Dios, Monseñor José de Jesús López y González, escrito
por el Dr. José Antonio Gutiérrez Gutiérrez. Este trabajo forma parte del proceso de
canonización del prelado, emprendido por las autoridades eclesiásticas en noviembre de
1996.
Y ya que me refiero a la diócesis de Aguascalientes, termino esta nota
recordándole que hace 84 años, el 18 de octubre de 1919, llegó a nuestra ciudad la
imagen de la Virgen de la Asunción, que desde diciembre de ese año preside las
celebraciones religiosas desde el altar mayor de catedral.
Esta imagen fue adquirida en Barcelona, España, por el entonces obispo
diocesano, Ignacio Valdespino y Díaz, quien la llamó Nuestra Señora de
Aguascalientes, nombre con el que se le conoce.
PARA QUE SE ENTERE... O RECUERDE
20 de octubre 2003
EL CINE PLAZA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El 25 de octubre de 1957, hace 46 años, se inauguró el Cine Plaza, quinta sala
cinematográfica de Aguascalientes después de los cines Encanto, Colonial, Rex y
Alameda.
El Cine Plaza estaba en el lado sur de la primera cuadra de Juan de Montoro, a
un costado del Juzgado de Distrito, y desapareció hace algunos años. Actualmente
existe ahí un estacionamiento, y del cine sólo quedan el techo de lámina y las paredes
laterales, en donde se aprecian las marcas de donde se sostenía el balcón.
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Construido en una superficie de 1,500 metros cuadrados, la sala de proyección
tenía una longitud de 70 metros por 13 de altura. Su costo fue de $2 millones y en su
construcción trabajaron unas 100 personas. Ejemplo de aquella modernidad, el cine
ofrecía plena visibilidad, y a decir de su constructor, la no limitación de los espacios
intermedios constituidos por el pórtico y vestíbulo, además del cupo de la sala, que es
muy grande.
Esta empresa perteneció al Sr. Miguel Jury, y estaba afiliada al Circuito Luis R.
Montes. En su edición correspondiente al 26 de octubre de 1957, El Heraldo de
Aguascalientes relata que la inauguración estuvo a cargo del Gobernador del Estado,
Ing. Luis Ortega Douglas, quien estuvo acompañado por su homólogo de Zacatecas,
Lic. Francisco García, la Srita. María del Carmen Martín del Campo, Presidenta
Municipal de Aguascalientes, la Sra. Eugenia Lance de Montes, y el Lic. Roberto
Cervantes, director de Circuito Montes. Para referirse a quienes asistieron a la
ceremonia, representantes de las empresas distribuidoras de películas, comerciantes,
industriales, banqueros y militares, el redactor utiliza una expresión muy socorrida en
aquellos años: los presentes eran lo mejor de nuestra élite social.
Poco antes de las 22 hrs., el Ing. Ortega cortó el simbólico listón y la cortina que
cubría la pantalla comenzó a ascender. Acto seguido, los invitados presenciaron algunas
exhibiciones cinematográficas especiales, y después pasaron al vestíbulo, en donde se
sirvió espléndido y exquisito buffet, rociado antes y después con añejos y deliciosos
vinos, no faltando los repetidos brindis por el éxito del nuevo eslabón.
La reunión fue amenizada por la Típica Alma Latina, del maestro Nemesio
Venegas, que ejecutó sus más gustadas melodías, sin faltar por supuesto un sinnúmero
de parejas que se deslizaron al compás de las notas musicales, para rendirle culto a la
diosa Terpsícore, prolongándose la velada hasta altas horas de la noche, dentro del
mismo ambiente de selecta concurrencia.
Al igual que los otros cines de aquella época, el Plaza desapareció, por tres
razones principales: en primer lugar está el cambio de uso de suelo en el centro de la
ciudad, que paulatinamente ha dejado de ser espacio para vivir, convirtiéndose en una
zona eminentemente comercial. De esta forma la clientela tradicional fue alejándose
poco a poco. En segundo lugar está la aparición del video y un sinfín de videoclubs, a
principios de la década de los ochenta, que significaron una importante competencia
para las salas cinematográficas. Desde luego el video es más barato que el cine, pero no
tiene la espectacularidad de éste, tanto en imagen como en sonido, y aunque luego de
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algunos años el público regresó a los cines, para muchos de ellos el efecto fue
demoledor. Finalmente, es preciso mencionar la incapacidad de estas salas de
espectáculos para renovarse frente a nuevas opciones que fueron apareciendo en la
ciudad, con cines más pequeños y tecnología más avanzada, aparte de ubicarse en áreas
más pobladas y centros comerciales.
El Cine Plaza se abrió al día siguiente, sábado, ofreciendo al público dos
películas, tal y como se acostumbró en todas las salas de Aguascalientes durante
muchos años, en dos horarios, y con permanencia voluntaria. La primera fue Qué
hombres, qué mujeres, con Ginger Rogers y David Niven, y en segundo lugar se
proyectó el largo metraje Zarak, estelarizado por Víctor Mature y Anita Ekberg.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
27 de octubre 2003
UN INTENTO PARA FUNDAR LA UNIVERSIDAD
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Celebramos este año el trigésimo aniversario de la fundación de la Universidad
Autónoma de Aguascalientes, institución cuya historia conocemos en términos
generales. Sin embargo no sucede lo mismo con los esfuerzos realizados en épocas
anteriores, que no alcanzaron a fructificar y acabaron en el olvido.
Me refiero en esta ocasión a uno de estos intentos fallidos, que tuvo lugar en
octubre de 1956, hace 47 años. En su edición del 26 de octubre de ese año El Heraldo de
Aguascalientes proclamó a ocho columnas: Tendremos universidad.
La nota de referencia explicaba que los esfuerzos para alcanzar esta meta los
llevaría a cabo el Club Rotario, que se abocaría de inmediato a una noble y muy loable
tarea, la creación de la universidad de Aguascalientes, institución indispensable para el
desarrollo de nuestros valores intelectuales, y aun de nuestra economía.
La propuesta fue hecha por el Ing. José Aceves Díaz de Sandi el 24 de octubre,
en la sesión ordinaria de esta organización, y el acuerdo tomado fue que en la siguiente
reunión se nombraría una comisión para estudiar el proyecto, pulirlo y planear su
ejecución. Díaz de Sandi pretendía rescatar para la provincia sus nuevos valores
intelectuales y profesionales, y librar a la ciudad de México de la pesada carga que
actualmente constituyen los miles de estudiantes provincianos que acuden a las aulas
de la universidad nacional, ya que de cada 100 muchachos que abandonaban su casa
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para ir a estudiar a México, cuando más 10 o 20 llegaban al final de sus estudios, y de
éstos no más de 5 regresaban al hogar, para ponerse al servicio de su estado.
Por su parte el Profr. Francisco Antúnez Madrigal señaló que la universidad
podía ubicarse fuera de la ciudad, pero inmediato a ella, con el propósito de que los
estudiantes tuvieran espacio en donde estudiar, descansar y practicar sus deportes.
De inmediato la propuesta recibió el beneplácito de la Iglesia, a través del obispo
Quezada, quien señaló que todo lo que signifique desarrollo cultural para elevar el
ambiente y educar el espíritu, es muy bueno... Así lo señala El Heraldo en su edición del
27 de octubre.
Sin embargo no pasó mucho tiempo para que el gozo se fuera al pozo: en la
edición del día siguiente constan unas declaraciones del Lic. Manuel Ballesteros,
Secretario General de Gobierno, en el sentido de que sería muy valioso contar con una
institución de estas características, pero... La falta de medios económicos es un
obstáculo muy difícil de salvar. Ballesteros agregó que para sostenerla se requería de un
fuerte subsidio de parte del gobierno federal y otro del Gobierno del Estado, y por lo
que respecta a este último, actualmente no tiene los medios económicos suficientes para
ello.
Días después, el Lic. Carlos González Rueda, entonces Secretario Particular del
Gobernador Palomino, reforzó las declaraciones de Ballesteros al señalar que lo
precario de la economía de nuestra entidad, y la existencia de universidades o
facultades en los estados vecinos al nuestro, hacen difícil la creación de una
universidad en Aguascalientes, a la que convendría la fundación de un Instituto
Tecnológico, en donde pudiera capacitarse a nuestros obreros, y al gran número de
jóvenes que no sienten deseos por estudiar una profesión. La razón para preferir un
tecnológico era que Aguascalientes fincaba su economía en los ferrocarriles. Pero
además, una escuela de estas permitiría preparar técnicos, a fin de que si se quieren
establecer aquí nuevas industrias, encuentren gente preparada (El Heraldo, 31 de
octubre).
Eran tiempos difíciles (¿y cuáles no lo son?). El Lic. Palomino dejaría de ser
gobernador poco más de un mes después, el 30 de noviembre, y es creíble que su
administración no contara con recursos. Sin embargo me llama la atención esto que
señala el Lic. González, de preparar técnicos por si se quiere establecer aquí alguna
industria, es decir, la visión sin visión; ese estar a las caiditas, y no contar con una
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planeación que relacione una cosa con la otra porque, ¿qué tal si el tecnológico prepara
gente, y ninguna industria se establece? Indudablemente es este un signo de la época.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
3 de octubre de 2003
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Los aires de noviembre esparcen el aroma de condoches y pan de muerto, que los
primeros fríos de la temporada invitan a comer acompañados de una canelita bien
caliente, o de perdida un café de olla.
Noviembre nos recibe con las celebraciones de todos los santos y los fieles
difuntos, y en los días previos en escuelas, oficinas de gobierno y empresas, la gente se
afana elaborando vistosos altares de muertos, etc. Después, de la zona de los panteones
nos vamos al Encino, para celebrar al Cristo Negro que preside la vida de los trianeros.
Luego de una breve pausa la fiesta se traslada al barrio de Guadalupe, para las
celebraciones de la Virgen del Tepeyac, y sin respiro alguno se vienen encima las
posadas, las vacaciones y la navidad, hasta concluir con la fiesta de Reyes, y luego
continuar con las peregrinaciones a San Juan de los Lagos, que en alguna medida se
empalman con las fiestas decembrinas, y así seguimos, hasta completar el ciclo.
En gran medida decir México es decir fiesta. ¿Qué sería de nosotros sin ellas?
Esta reflexión viene a cuento porque hace 26 años, el 9 de Noviembre de 1977,
el gobernador J. Refugio Esparza Reyes se refirió al carácter pernicioso de la costumbre
mexicana de agregar fechas cívicas y suspender las actividades laborales, que no es
congruente a urgente necesidad de producir, emplear el mayor número de capacidad en
la dinámica, que solo en esa forma podrá alentar nuestra recuperación.
Pese a la fecha en que estas declaraciones fueron emitidas, resultan por demás
frescas, como si fueran de ayer, dada la situación que vive actualmente el país, y esto no
significa otra cosa que el hecho de que desde entonces no hemos escuchado hablar de
otra cosa que no sea crisis.
En este caso concreto, la recuperación a la que se refiere el Gobernador
constituía una meta de la mayor prioridad, dado que poco más de un año antes, el 31 de
agosto de 1976, el peso sufrió una importante devaluación, a la que siguieron otros
trastornos.
Las declaraciones de Esparza Reyes se produjeron en el contexto de una reunión
de trabajo con delegados federales asentados en Aguascalientes, a la que también asistió
el Ignacio Ovalle Fernández, Coordinador General de Coplamar, aquella dependencia
creada en el gobierno del presidente José López Portillo para atender a las zonas
deprimidas y grupos marginados, y El Heraldo de Aguascalientes la consigna en su
edición del 10 de Noviembre de 1977.
Esparza Reyes consideró que los países altamente desarrollados no fincaron su
fuerza y progreso en inventar días de descanso, sino en duplicar las horas de trabajo
para elevar su economía, y esto debemos de hacer nosotros en los críticos momentos
que vivimos. El Ejecutivo estatal agregó que en su gestión administrativa, que por esos
días cumplía 3 años, los días de descanso fueron disminuyendo hasta abarcar
únicamente aquellos considerados por la Ley Federal del Trabajo, e incluso muchas de
las actividades que se realizaban en el contexto de la Operación Abeja, tenían lugar en
domingo.
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En fin, todo esto forma parte de una cultura en la que el trabajo no ocupa un
lugar destacado, y si bien es cierto que las fiestas a las que me referí al principio de esta
nota no son cívicas ni significan una forzosa suspensión de actividades a la que se
refería Esparza Reyes, ciertamente consumen mucho tiempo productivo.
Cambio de tema para recordarle que en estos días se cumplirán 48 años de que el
Gobernador Sustituto, Lic. Benito Palomino Dena, sometiera a la consideración del
Presidente Adolfo Ruiz Cortines, el proyecto de construcción de la Presa del Niágara,
en un paraje a 14 kilómetros al sur de la capital, en el curso del Río Aguascalientes. Esta
presa irrigaría entre 5 y 6,000 hectáreas y tendría un costo de $5’000,000, y contaría con
una capacidad de almacenamiento de cien millones de metros cúbicos de agua. Ruiz
Cortines le ofreció al Gobernador considerar este proyecto en el presupuesto de 1956.
Esto ocurrió el 7 de noviembre de 1955, y El Heraldo de Aguascalientes lo consigna en
la edición del día siguiente.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
10 de noviembre 2003
Líos rieleros
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
¿Por qué se acabó nuestro muy querido taller del ferrocarril?
Responder a esta pregunta nos llevaría no sólo el espacio de esta columna, sino toda la
edición del diario, y tal vez más, porque estos hechos involucran una serie de factores
cuya explicación requiere de una gran cantidad de información que debe ser
debidamente estudiada y reflexionada; un trabajo que sin duda está por hacerse.
Entre otros muchos factores, es importante considerar el grano de arena que
aportó el propio sindicato ferrocarrilero, cuyos miembros en muchas ocasiones fueron
más diestros en el arte de agitar matracas o buscar posiciones políticas, que en trabajar.
Más aún, con los trabajadores ferrocarrileros sucede lo mismo que en Cerró sus
ojitos Cleto, aquella canción inolvidable de Chava Flores: Cuando vivía el infeliz: "¡Ya
que se muera!" y hoy que ya está en el veliz: "¡Qué bueno era!". En efecto, ahora que el
taller pasó a mejor vida y los ferrocarrileros desaparecieron como grupo social
significativo, se les rinde culto y se resalta la importante labor que desarrollaron en bien
de la ciudad, su honorabilidad y prestigio; su nobleza, la forma como se solidarizaron
con la problemática de diversos grupos sociales en incontables luchas, los logros que
alcanzaron en el trabajo, etc.
La mitificación de los ferrocarrileros alcanzó las alturas de la poesía, por
ejemplo en el Romance de los cuatro barrios, poema con el que Jesús Reyes Ruiz ganó
los Juegos Florales de 1939. Refiriéndose al barrio de la Estación, Reyes Ruiz escribió
de los ferrocarrileros: La grasa les ilumina/el rostro, con luz de incendio;/sus
encallecidas manos/crispadas doman el hierro,/y comunican su impulso/al impulso de
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los émbolos. Lucen su rojo las llamas/en decorados de infierno/y al golpe de los
martillos/se anima el ballet del eco.
Pero como ocurre con toda labor humana, a la dimensión luminosa de los
ferrocarrileros corresponde una dimensión oscura, de tal manera que al lado de todas
estas cosas muy destacables, existe una historia negra que aún está por contarse; una
historia de saqueo de materiales del taller, de venta de plazas, de trabajadores que
sellaban la tarjeta y se brincaban las bardas para irse a trabajar a otras partes, de
agresiones, incluso físicas, a quienes se atrevían a disentir de las actitudes oficiales, de
pérdida de tiempo por andar en las grillas, etc.
En conjunto todos estos hechos conforman un panorama más bien grisáceo, y no
blanco y negro, como en ocasiones se pretende. Pero ya fue mucho preámbulo y poca
información. Recuerdo todas estas cosas porque en estos días hace 42 años la Sección 2
del sindicato rielero vivía un proceso de renovación de sus autoridades, que como
muchos otros, fue conflictivo, tal y como señala El Heraldo de Aguascalientes en sus
ediciones de 13 a 15 de noviembre de 1961.
Por principio de cuentas el proceso electoral estaba generando una serie de
inconformidades por la forma en que estaban distribuyéndose entre los trabajadores las
cédulas de votación, en donde el tristemente célebre Grupo Héroe de Nacozari
amenazaba a los trabajadores con represalias si no votaban por Luis Gómez Zepeda,
candidato a la Secretaría General del sindicato y fundador de esta organización.
Las acusaciones provenían de quienes integraban el Consejo Nacional
Ferrocarrilero, el comité electoral rielero y elementos apoyados por el ex secretario
nacional David Vargas Bravo.
Por si esto fuera poco, en el contexto de la Asamblea General Extraordinaria del
Grupo Héroe de Nacozari celebrada el 13 de noviembre, fue desconocida la directiva
seccional de esta organización, que encabezaba el fundidor J. Concepción Cardona
Pérez, y en cambio se reconoció al grupo que presidía Antonio Díaz Flores, a lo que
aquéllos reaccionaron desconociendo a éstos un día después, en una andana de
descalificaciones que no parecían tener fin.
En todo caso, de la división en el seno del poderoso Grupo Héroe de Nacozari lo
único que quedaba claro era que ambas facciones apoyaban a Gómez Zepeda.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
17 de noviembre 2003
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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Los murales del Palacio de Gobierno fueron realizados en dos momentos diferentes por
el pintor chileno Osvaldo Barra Cunnigham. Inicialmente, y por encargo del gobernador
Luis Ortega Douglas, quien fuera discípulo de Diego Rivera pintó en 1961 el mural de
la planta baja del segundo patio, que entrelaza la historia del estado con la de México,
además de una interpretación de lo que en opinión del autor ocurría en Aguascalientes
en ese momento. Luego, al año siguiente llevó a cabo el mural de la planta alta del
primer patio, dedicado a la Feria Nacional de San Marcos.
Barra regresó en 1989 para pintar un mural dedicado a los colores patrios en la
planta alta del primer patio, en las oficinas del gobernador, que en ese entonces eran
ocupadas por el Ing. Miguel Angel Barberena Vega. Finalmente, al año siguiente pintó
algunas paredes de la planta baja del primer patio con una obra que tuvo como motivo la
Convención de Aguascalientes, el desarrollo reciente de la ciudad, y la región a la
llegada de los españoles.
Hoy en día los murales constituyen un punto de visita obligada para propios y
extraños. Hace unos años tuve la oportunidad de deambular por el edificio de cuando en
cuando, y observar a los visitantes observando los murales. Realmente vale la pena
hacerlo, por lo menos en alguna ocasión.
Llegan hasta ellos grupos de escolares, campesinos que van a arreglar algún
asunto, turistas con cámara en mano, etc., e invariablemente en sus ojos se refleja la
sorpresa ante la profusión de formas y colores; esa deliciosa mirada de ojos nuevos que
refresca el alma.
Llegan solos, o guiados por maestras o guías turísticos, estos últimos que
ofrecen explicaciones sobre su significado, y a falta de ellos más de alguno se los
inventa. En alguna ocasión escuché a alguien decir que una de las mujeres que aparecen
en el primer fresco era nada más y nada menos que la Güera Rodríguez. Otra vez, un
hombre encontró en la imagen de la Presa Calles la evidencia inequívoca de que en
Aguascalientes se producía energía eléctrica, y este mismo se asombró de que en
nuestro estado hubiera pericos, por los que aparecen en la parte derecha, que más bien
se relacionan con el poema de Ramón López Velarde Suave patria, y no con la
improbable presencia de esa graciosa fauna por estos rumbos.
En este sentido, bien valdría la pena que algún estudiante de Sociología, por
ejemplo, o de Historia, realizara su trabajo recepcional a partir de las opiniones de
quienes ven estas obras; en verdad sería interesante, la multiplicidad de visiones.
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Anécdotas aparte, el hecho básico es que estos murales son parte del patrimonio
cultural del estado, una especie de capítulo del canon matrio (en caso de que exista).
Pero no siempre fue así, y en su momento la ejecución de estas obras generó la
impugnación de algunos sectores de la sociedad, quienes los consideraron una
imperdonable falta de respeto a la moral y las buenas costumbres de los
aguascalentenses.
Justamente ayer se cumplieron 42 años de que El Heraldo de Aguascalientes
publicara una nota en la que denunciaba el hecho de que Barra hubiera tenido el
atrevimiento de pintar en el primer mural al gobernador Ortega Douglas.
A partir de esto el diario concluía que el polémico mandatario pretendía
perpetuar su memoria. La edición del 16 de Noviembre de 1961 comenta que ahora el
gobernador del estado quiere que las generaciones venideras lo admiren en el mismo
mural, no tanto para perpetuarse en las páginas de la historia gloriosa de
Aguascalientes, sino para que los que vengan puedan reír de la obra negativa puesta en
parangón, con el afán de publicidad.
Pero a final de cuentas lo peor fue que el pintor, cuya obra se calcula en varios
miles de pesos por el trabajo, no tuvo empacho en representarse él mismo en ese mural,
que tan costoso está resultando para el pueblo de Aguascalientes. En efecto, en el
extremo derecho, en el fragmento dedicado a la cultura, se ven Ortega y Barra, éste en
segundo plano. Con ellos aparecen el Mtro. Víctor Sandoval, el Profr. Alejandro Topete
del Valle y el Lic. Salvador Gallardo Topete.
En 1989, cuando Barra regresó a Aguascalientes a pintar los otros dos murales,
tuve la oportunidad de platicar con él. Al preguntarle la razón de su gesto, me contestó
que era un signo de agradecimiento, exactamente como acostumbran los escritores a
hacer en sus libros con quienes los apoyan. En cuanto a los demás, aparecen ahí por la
misma razón. Fueron ellos quienes le aportaron la información necesaria para realizar su
trabajo. Nada más natural que la gratitud.
Por cierto, en el último mural que realizó, para mi gusto bastante malo, Barra
pintó al gobernador Barberena, supongo que con la misma intención, pero ya a nadie se
le ocurrió reclamarle por eso, sino por otras cosas, como por ejemplo el hecho de haber
pintado indios montando a caballo.
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EL HOTEL FRANCIA
24 de noviembre 2003
Carlos Reyes Sahagún
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Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A fines de 1931 el Hotel Francia atravesaba por una difícil situación financiera. En esa
época el establecimiento pertenecía al Sr. Miguel Dosamantes Rul, y a su esposa, la Sra.
María Guadalupe Nieto de Dosamantes, o en todo caso era ellos quien aparecían al
frente de esta hospedería.
Por cierto, Dosamantes también poseía la ganadería de reses bravas de Peñuelas,
y años después fue propietario de un hotel que vio sus mejores días a fines de la década
de los cincuenta y principios de los sesenta, cuando Aguascalientes terminaba al sur en
el Arroyo del Cedazo. Este hotel se llamaba San Marcos Courts y estaba muy cerca del
templo de las Tres Aves Marías, en la hoy Avenida José María Chávez.
Los problemas financieros a que me refiero se expresan en dos documentos,
emitidos uno el 25 de noviembre de 1931, mañana serán 72 años, y el otro el 11 de
diciembre del mismo año.
El primero de ellos se refiere a una demanda por el pago de un préstamo de
$12,000, oro nacional, más intereses, que les había hecho a los personajes citados el Sr.
José Dosamantes Rul, evidentemente hermano del primero. Este préstamo les había sido
otorgado a los Dosamantes Nieto poco más de un año antes, en agosto de 1930, y sería
cubierto en un plazo de cinco años, contando con una tasa de interés del 6% anual.
El contrato indicaba como causa de rescisión el atraso de tres meses de pago, y
tal vez esta situación provocó la demanda a que me refiero.
De acuerdo a la información contenida en el No. 287 del Boletín Judicial de 18
de diciembre de 1931, la garantía que ofreció el matrimonio Dosamantes Nieto a
cambio del préstamo consistió en las fincas urbanas marcadas con los números 11 y 13
de la Avenida Francisco I. Madero, manzana 1ª. de la segunda demarcación de esta
ciudad, con los linderos siguientes: Al Norte con la calle de su ubicación. Al Sur, con
don Carlos López. Al Oriente, con la casa número 15 de la Avenida Madero y al
Poniente con el Hotel Francia, es decir, donde actualmente existe el Hotel Francia
Calinda y un banco.
Probablemente una investigación más profunda permitiría averiguar de que
manera concluyó este asunto, pero de una cosa sí estoy seguro: los Dosamantes no
perdieron estas fincas, porque en diciembre 24 de 1944 organizaron ahí una fiesta a la
que asistieron mis abuelos maternos, el Sr. Alfonso Sahagún López y la Sra. Consuelo
Rivas de Sahagún.
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Como digo, el otro documento fue emitido el 11 de diciembre de 1931, 16 días
después del anterior, y también procede del Juzgado de lo Civil y de Hacienda. Se trata
de un aviso de remate del hotel, al que se le llama Francia o de France, que tendría
lugar el 29 de diciembre de 1931, partiendo de una postura legal de $90,000.
Ahora no es José Dosamantes quien de esta forma da continuidad al
procedimiento arriba señalado, sino un personaje de nombre Roberto Turnbull, que
funge como apoderado del Banco de México.
Tragedias aparte, este documento resulta más interesante que el anterior, ya que
ofrece información sobre cómo era la hospedería en esa época.
El hotel ocupaba una superficie de 1,597.76. metros cuadrados y limitaba al
oriente con Ma. Guadalupe Nieto de Dosamantes Rul y el Dr. López; al Poniente, Plaza
Principal, al Norte con la Avenida Francisco I. Madero y finalmente al sur con Pomposa
M. viuda de Elizalde y Dr. López.
El establecimiento estaba integrado por lo siguiente, y cito textualmente: Planta
baja lado norte, un salón grande con dos mingitorios y dos bodegas, dos cocheras, tres
cuartos con puerta a la calle y uno más. Lado Poniente, cuarto con excusado, zaguán y
dos cuartos a la calle. Lado Sur, cuatro cuartos, un comedor, dos bodegas y una
carbonera. Lado Oriente, cocina y lavaderos. Centro primer patio, hall con dos
escaleras, comedor, cocina y segundo patio con escalera. Planta alta lado Norte, diez
cuartos, seis con baño, siete cuartos en segunda fila, dos baños y ocho corredores.
Lado Poniente, seis cuartos, dos con baño. Lado Sur, ocho cuartos, una azotehuela y
cinco excusados. Lado Oriente, cuatro cuartos. Centro, un cuarto sobre el segundo
patio y otro que da al primero. Cuatro corredores al primer patio y cuatro al segundo.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
1 de diciembre 2003
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Cada seis años, los aguascalentenses somos testigos del espectáculo que significa la
renovación del Poder Ejecutivo del Estado. Son momentos de celebración, para variar,
en los que las esperanzas toman nuevos bríos.
En esta ocasión me referiré al inicio de la gestión del Ing. Luis Ortega Douglas,
que gobernó a Aguascalientes entre Diciembre de 1956 y Noviembre de 1962. Durante
décadas las cosas importantes de la política aguascalentense ocurrían, no aquí, como
sería de esperarse, sino en México. Lo comento porque Ortega fue el último gobernador,
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si exceptuamos al actual, que no vino de la capital del país, como ocurrió a partir de
Olivares y hasta Granados. En todos los casos quienes gobernaron al estado ocupaban
en el momento de ser designados (candidatos) algún cargo en el gobierno federal, o en
algún organismo que residía en el D.F.
Hoy hace 47 años, en el primer día de su mandato, el Ing. Ortega y sus
acompañantes tuvieron una serie de actividades en las que el común denominador fue el
inicio de obras.
Por cierto, el acompañante más importante era el Lic. Adolfo López Mateos,
entonces Secretario del Trabajo y Previsión Social, que fungió como representante
presidencial en la toma de posesión, que tuvo lugar en el Teatro Morelos a la media
noche de ese día.
La gira de trabajo comenzó en el costado poniente del Palacio de Gobierno, en
donde se reanudaron las obras tendientes a mejorar la entonces sede de los poderes del
estado. A continuación realizaron una visita al lugar donde se encontraba el llamado
Cuartel de las Palomas, en la esquina de las calles de Galeana y Rayón, en donde, a
decir de El Heraldo de Aguascalientes del 2 de diciembre de 1956, se ubicaría la
Estación Central de Policía.
A continuación se visitó la casa marcada con el número 8 de la calle de Nieto,
en donde se puso en marcha el primer contador de agua de la ciudad. Imagínese,
apenas entonces comenzó la instalación de medidores de agua, y esto por parte del
Gobierno del Estado, y no del ayuntamiento, como correspondía en su calidad de
servicio público. Sobre este tema, el diario informó que ya se contaba con 12,500
medidores para instalarlos en los meses siguientes. Acto seguido se pusieron en marcha
las obras de remodelación de la Cancha del Estado, que estaba entre Morelos y Juárez,
por Alvaro Obregón.
Estas obras consistieron en la construcción de una gradería en el lado norte, y
varios locales comerciales con vista hacia la calle. Tal vez usted recuerde una
pescadería y una tienda de discos que ahí funcionaron varios años.
De ahí la comitiva se trasladó al No. 8 de la calle de Hospitalidad, en donde
comenzó la construcción del edifico de Correos y Telégrafos, aunque ciertamente sólo
albergó al servicio postal. Luego fueron a donde estaba el antiguo Cuartel Z. Mena, en
la calle Dr. José González Saracho, justo en donde a partir de ese día comenzó la
construcción de una escuela, la Rivero y Gutiérrez.
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A continuación se trasladaron a la salida de Aguascalientes a Zacatecas, muy
probablemente en donde la calle de Persia, o General Barragán, se convertía en
carretera. Ahí, el todavía presidente municipal Dr. Antonio Medina Romo, colocó la
primera piedra de la Avenida Circunvalación, hoy Avenida de la Convención.
Vale la pena señalar que esa avenida, tan útil hoy en día, ya estaba considerada
en el Plano Regulador de la ciudad que formuló el arquitecto Carlos Contreras a fines de
la década de los años cuarenta, exactamente cuando el Ing. Ortega era presidente
municipal de Aguascalientes.
La comitiva siguió camino al norte, para detenerse en el crucero de la actual
Avenida Luis Donaldo Colosio, antes Bulevar a Pocitos, para el inicio de trabajos de lo
que entonces se llamó Carretera al Campestre. La siguiente escala tuvo lugar en el
crucero de la carretera a Loreto, para ahí comenzar las obras del camino a Jesús María.
Quizá se trate de un error, dado que ese camino inicia algunos kilómetros antes,
o tal vez el plan original contemplaba esta carretera desde el citado crucero de Loreto, y
por alguna razón debió cambiarse.
Posteriormente, a poca distancia de la desviación a Pabellón de Hidalgo dieron
comienzo las obras de construcción de la carretera a San José de Gracias. Finalmente la
comitiva visitó el entonces Campo Experimental de la Agencia de Agricultura, en
Pabellón, en donde se planeaba construir una escuela de agricultura.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
8 de diciembre 2003
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El Concilio Vaticano II, convocado por el Papa Juan XXIII y culminado por el Papa
Pablo VI, concluyó el 8 de Diciembre de 1965, hoy hace 38 años. A esta reunión
eclesial asistieron alrededor de 2,500 obispos de todo el mundo, entre ellos el titular de
nuestra diócesis, Dr. Salvador Quezada Limón, que de inmediato regresó a
Aguascalientes, a donde arribó el 11 de diciembre.
En esta ocasión quiero referirme a la recepción de que fue objeto el pastor luego
de una ausencia de varios meses, porque me parece ilustrativa de una manera de ser de
un importante sector de la población aguascalentense.
Por principio de cuentas, el día 8 a las 4 hrs. se celebró una misa en todos los
templos donde hubo sacerdotes (El Heraldo de Aguascalientes, 8 de diciembre de
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1965), para conmemorar el fin de los trabajos de este concilio, más o menos en
sincronía con la celebrada en Roma por el Papa Pablo VI a una hora más decente.
Una comisión de unas 300 personas encabezada por el entonces Vicario General
de la diócesis, el presbítero Antonio Hernández Gallegos; el padre Toño, se trasladó a
México el día 9, para recibir a Quezada y acompañarlo de regreso a Aguascalientes.
La edición de El Heraldo del día 10 informaba que las señoritas de la Acción
Católica fueron comisionadas para vender el material de ornato que se pretendía colocar
en los frentes de las casas y locales comerciales de la avenida José Ma. Chávez, a cuyos
propietarios se les pidió, además, iluminar los frentes, porque el arribo del prelado se
ha calculado para las 18:30, y en este tiempo de invierno, para esa hora ya se ha
oscurecido. Además se colocaron letreros y arcos, esto último una práctica muy común
en aquellos años en las recepciones a personajes importantes.
El mismo día 10, en México, el Sr. Quezada celebró una misa en la Basílica de
Guadalupe, en acción de gracias por estar de regreso.
Al día siguiente el diario publicó una serie de desplegados de bienvenida, al
tiempo que se reseñaban las actividades que tendrían lugar, y en las que participaría un
número aproximado de 5,000 personas. Entre éstas destacaba la formación de vallas
humanas integradas por seminaristas y escolares que aclamarían a Quezada a su paso.
El viaje se realizó en un autobús especial que salió de México a las 7.30 hrs., con
una escala en León, Guanajuato, para comer. En El Caquixtle, Jalisco, límite sur de la
diócesis, el pastor, puestas las rodillas en tierra, besó el suelo de su amada diócesis de
Aguascalientes ante el asombro de los presentes, rezó un Padre Nuestro y una
jaculatoria a la Virgen de la Asunción, saludó a los seminaristas, e impartió la
bendición.
El viaje continuó con breves escalas en Encarnación de Díaz, Jaralillo y
Peñuelas, para finalmente entrar en la ciudad, escoltado por ambulancias y motociclistas
locales. Las fotografías publicadas el día 12 dan cuenta de la magna recepción a quien
tanto gustó del boato y la solemnidad. Una de ellas muestra al prelado bajando del
autobús y en otra se le ve a bordo de un automóvil convertible, rodeado de gente que
aplaude.
Una última escala hizo el viajero antes de llegar a la sede episcopal. El
contingente se detuvo frente al templo de las Tres Aves Marías, que se encuentra a la
entrada de esta capital. El redactor del diario es elocuente en su valoración del acto:
Fue necesario paralizar totalmente el tráfico en la carretera panamericana, para dar
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margen a que la multitud que saltó sobre la cinta asfáltica a recibir personalmente a
monseñor Quezada, lo hiciera sin riesgos de ninguna especie.
Desde luego estuvieron presentes los imprescindibles mariachis y las campanas
de Catedral fueron echadas a vuelo en cuanto el obispo entró en la plaza llena de gente,
entre serpentinas, confeti y aclamaciones. El primer mensaje ofrecido por Quezada fue
dicho al locutor Juan Manuel Orenday García, a través de una emisora local,
seguramente la XEBI. El mensaje era el siguiente: traigo a ustedes el mensaje de
unidad cristiana que ha expresado su Santidad Paulo VI a través de las celebraciones
del Concilio Ecuménico Vaticano Segundo. Acto seguido Quezada ofició una misa en
catedral, en la que agradeció estar de regreso a su diócesis. Posteriormente se le ofreció
una cena de bienvenida en el Seminario.
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15 de diciembre 2003
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Algún día alguien escribirá la historia de la conservación del patrimonio arquitectónico
de Aguascalientes; una historia en la que las pérdidas superan con mucho a las
ganancias. Será por ignorancia o por ambición, o por ambas razones, el hecho es que en
el transcurso del siglo pasado los aguascalentenses hemos perdido una parte muy
importante de este patrimonio, y de manera particular en los últimos 30 años, aunque
ciertamente cada vez con mayor frecuencia se alzan voces en defensa de lo que queda.
Desde luego este patrimonio tiene un valor estético, pero también histórico,
afectivo y económico, y si las primeras razones resultan insuficientes para quienes se
guían por la ambición, no debería de serlo la última. En este sentido, tanto las
autoridades como los particulares que han incurrido en esta falta, no han tenido la visión
de reutilizarlo con fines económicos. Sería interesante conocer el monto de los ingresos
por concepto de turismo de ciudades como París, Roma, Florencia, etc.; lo que gastan
quienes van a recrearse la pupila con sus monumentos. Evidentemente se trata de
ciudades que dependen fuertemente de su patrimonio urbano y arquitectónico, y que por
eso mismo lo cuidan como a la niña de sus ojos.
Pero bueno. Como digo, alguien escribirá algún día esta historia, y sin duda en
ella deberá figurar el siguiente hecho. En diciembre de 1962, hace 41 años en estos días,
iniciaba el gobierno del Profr. Enrique Olivares Santana, y entre todos los planes que se
manejaban, estaba el de construir una escuela en el costado poniente del templo de
24
Guadalupe. Este anuncio dio pie a las declaraciones del párroco Francisco Tiscareño,
publicadas en El Heraldo de Aguascalientes el 19 de diciembre.
En ellas el sacerdote se refería a la necesidad de conservar la pureza
arquitectónica de las líneas del templo, esto porque se temía que el establecimiento
escolar rompiera con la armonía del entorno. Por aquello de las dudas, la petición estaba
acompañada por el elogio: dice el diario que el sentir de ese sector de Aguascalientes,
que desde hace años vive en el tradicionalmente alegre y trabajador barrio del
Santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, es el de que uno de los gobiernos más
populares que ha tenido la entidad, el del Profesor Enrique Olivares Santana,
comprende a fondo las razones que impulsan a los fieles a salvaguardar una joya como
es el templo, en el que se venera a la Morenita del Tepeyac.
Días después, el 21 de diciembre el diario dedicó sus ocho columnas a este tema.
El encabezado fue el siguiente: Tendencia a crear un patronato pro reliquias
arquitectónicas. En el cuerpo de la nota se informaba que entre los diversos sectores de
la sociedad había despertado el interés por conservar los edificios con reminiscencias
coloniales que se ven todavía en la ciudad. Esta corriente puede motivar la creación de
un patronato, que cumpliría el objetivo de salvaguardar las reliquias arquitectónicas de
Aguascalientes. El organismo se integraría por aquellos que reunieran en su persona el
prestigio, el conocimiento y el amor a la provincia.
Esta iniciativa, cuya concreción habría sido valiosísima para salvar al patrimonio
aguascalentense, se originó por la noticia de la construcción de la escuela. El diario
informó que los habitantes del barrio de Guadalupe estaban haciendo causa común con
el párroco, para solicitar de las autoridades que sea respetado el estilo del templo, y no
se construya una escuela de arquitectura modernista junto al Santuario, que es una
obra de arte, labrada en cantería y auténtico orgullo para la ciudad...
En este caso el patronato se ocuparía de vigilar que los edificios que se
construyeran no desentonen con fachadas ultra modernas, que al establecerse el
contraste, son un pecado contra la estética y hieren los valores culturales del pueblo
hidrocálido.
El diario lamentaba que el organismo no se hubiera formado con anterioridad, (y
hasta donde tengo noticia no se formó), ya que de otra forma hubiera opuesto su veto a
la transformación de la calle ancha del barrio de Triana (costado poniente del templo
del Encino), en que cayeron vetustas casas con huerto brío, para dar paso a casitas
miniatura de fachada simétrica y techos bajos.
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El hecho es que de nada sirvieron tan válidos razonamientos, ni el elogio a un
gobierno que apenas a unos días de haber iniciado era calificado como uno de los ... más
populares que ha tenido la entidad: en completo desprecio por la más elemental estética
arquitectónica, la escuela fue construida con un diseño que nada tiene que ver con la del
santuario. Si no, dese una vueltecita por el rumbo y véalo por sí mismo.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
22 de diciembre 2003
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hubo una época en la que los habitantes de Aguascalientes disfrutaron de las zarzuelas
y operetas, que con cierta periodicidad se presentaban en el Teatro Morelos, que desde
fines de 1885 fue el espacio idóneo para la presentación de toda clase de espectáculos
artísticos.
En relación a la zarzuela y la opereta, muy probablemente dejó de interesar al
respetable después de la revolución, debido fundamentalmente a las transformaciones
culturales que ésta trajo, y que, entre otras razones, pusieron de moda lo que antes, en el
contexto del afrancesamiento porfiriano, se consideró bajo.
Prueba del auge de las zarzuelas y operetas es el resumen que el Periódico
Oficial del Estado El Republicano publica en su edición correspondiente al 22 de
diciembre de 1912, es decir, hoy hace 91 años.
Dice este periódico que La Compañía de Operetas Vienesas Amparo Romo,
rompió el embrión de su gran lirio artístico con la inspirada y genial opereta Sangre de
Artista.
Otras obras presentadas en la temporada que tuvo como escenario al Coliseo de
la Plaza de la República, hoy de la Convención, fueron las operetas Princesa de los
Balkanes, El Encanto de un Vals, Aire de Primavera, Conde de Luxemburgo, Viuda
Alegre, Casta Susana, Cavallería Rusticana, Molinos de Viento, Lisistrata, marina,
Princesa del Dollar, El lego de San pablo, Soldado de Chocolate, Maniobras Militares
y La Divorciada.
En esta última obra, agrega el redactor de El Republicano, la genial artista Sra.
Romo ... supo lucir con exquisita gracia las indiscutibles facultades artísticas que
posee.
De paso es preciso señalar que el periódico gubernamental ofrece una nómina de
artistas que acompañaron a la mencionada Sra. Amparo Romo en sus presentaciones.
26
Nombre que ahora no nos dicen nada, por lo menos a mí, pero que seguramente en su
momento resplandecieron con sus voces en las tablas del Morelos. Ellos son las Sras.
Fabregat, Ureña, gonzález Moré, Rivas, Rosario Ortega y Cristobalina Carabes. En
cuanto a los cantantes, destacaron Cristino Inclán, Vicente García Cavero, Francisco
Pozo, Luis Medel y José Limón.
Cambio de tema para recordarle que el 23 de diciembre de 1962, hace 41,
tuvieron lugar varias carreras de motocicletas en lo que podríamos denominar como el
lugar de costumbre en aquella época, es decir, en la Calzada Arellano. El evento, como
señala El Heraldo de Aguascalientes en su edición del 24 de diciembre, se organizó a
beneficio de la navidad de los niños pobres. Además de una carrera para categoría libre,
las hubo para motocicletas de 50, 125, 175, 250 centímetros cúbicos, en vehículos de
marcas como Islo y Yamaha, que fueron ganadas por corredores provenientes de otras
entidades.
Finalmente le comento que en estos días se cumplirán 64 años de que el
novillero Alfonso Ramírez, El Calesero, se convirtiera en matador de toros. La
alternativa la recibió de manos de Lorenzo Garza el 24 de diciembre de 1939, en la
Plaza de Toros de El Toreo de la Condesa, de la capital del país. El otro diestro que
estuvo presente fue David Liceaga, y el primer toro que lidió en esta condición fue
Perdiguero, de la ganadería de San Mateo.
Finalmente le comento que el 25 de diciembre de 1932, hace 71 años, se
constituyó la Cámara Aguascalentense del Trabajo, en una ceremonia que tuvo lugar en
el Teatro Morelos.
Se ha dicho que la revolución de 1910 no tuvo mayor impacto en
Aguascalientes, y esto es cierto si de hechos bélicos hablamos, pero la gesta de 1910
significó la destrucción de la estructura social de la entidad, y precisamente la fundación
de este organismo significó la emergencia de un nuevo sector social que hasta entonces
jugó un papel secundario: la clase obrera.
Unos años después esta Cámara, junto con otros organismos obreros,
desapareció para dar paso a la Federación de Trabajadores de Aguascalientes C.T.M.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
29 de diciembre 2003
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
27
Hasta hace pocos años los presidentes municipales de Aguascalientes comparecían ante
los Cabildos para informar sobre la marcha de la administración el primer día de enero,
o los últimos de diciembre. Esta práctica cambió y ahora los informes tienen lugar los
primeros días del último mes del año, tal vez para que los Primeros Regidores y quienes
están obligados a acompañarlos puedan sumarse con tranquilidad a las celebraciones de
esta temporada, y más en esta época, en que se han vuelto frecuentes las interpelaciones
y otras florituras propias de nuestra vida política.
En esta ocasión quiero referirme a la última comparecencia de la Srita. María del
Carmen Martín del Campo, el 1º de enero de 1960, el mismo día en que entregó el cargo
al Sr. Gilberto López Velarde, en estos días se cumplirán 44 años.
Como usted sabe, a lo largo de su historia Aguascalientes dos mujeres han sido
presidentes municipales: la Srita. María del Carmen Martín del Campo, a fines de los
años cincuenta, y la Lic. María Alicia de la Rosa López, quien llegó a ese cargo en 1991
para sustituir al Lic. Armando Romero Rosales.
Dice El Heraldo de Aguascalientes del 2 de Enero de 1960 que el mensaje de
quien fuera funcionaria bancaria durante prácticamente toda su vida, se caracterizó por
la ausencia de grandes frases literarias ni demagogia.
A partir de la experiencia que tenemos de la ciudad, la lectura de este documento
resulta interesante porque nos permite establecer una comparación con situaciones que
preocupaban a los aguascalentenses de aquella época, tal vez para llegar a la conclusión
de que sólo ha cambiado la proporción, mientras que los problemas son los mismos.
Por ejemplo, entonces como ahora el agua constituía un problema de gran
importancia. Martín del Campo señala en su último informe que cuando tomó posesión
del cargo, el 1 de enero de 1957, existían 13,441 tomas de aguas registradas, que
durante el periodo se incrementaron hasta alcanzar la cifra de 14,669. De éstas,
únicamente 4,919 contaban con medidor. ¡Imagínese!, sólo el 33% contaba con
medidor. ¿Y los demás, cómo pagaban el agua?... Quizá esta situación explicara por qué
en ese momento el Ayuntamiento debía 6 meses de electricidad para el bombeo.
Por otra parte, en aquella época la Presidencia Municipal tenía registradas 417
licencias para tendajones y misceláneas, 211 para abarrotes, 201 para aparatos
musicales, 145 para restaurantes y fondas, 104 para venta de ropa, 101 peluquerías, 30
cantinas, 55 panaderías, 62 zapaterías. De éstas me llaman la atención las relativas a los
las 101 peluquerías, número que me parece excesivo, y los aparatos musicales, las
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famosas ruidolas, que provocaban continuas quejas debido a que sus propietarios las
utilizaban a todo volumen a deshoras.
En relación a la obra pública, en este periodo se realizaron obras de
mejoramiento de la Plaza de Armas, consistentes en el mejoramiento del alumbrado
público. Por otra parte, durante este periodo se construyó la Escuela Pedro García Rojas
de la Colonia Industrial y la Games Orozco en la Miravalle, y el Mercado Juárez, para
recibir a los comerciantes que estaban instalados en las calles de Unión, Arteaga y
Adolfo Torres. En cuanto al compromiso de construir el mercado de la Purísima,
únicamente alcanzó a conseguir el crédito correspondiente, por $560,000.
Por otra parte, en la Colonia San Luis, que con cierta frecuencia sufría de
inundaciones, se le construyó un canal entre la vía del ferrocarril y las calles 5 de
Febrero, sobre la calle de Nardo.
Carmelita, como la conoció todo el mundo, recordó que en su gestión se le había
donado al Instituto Autónomo de Ciencia un terreno de 7,964 metros cuadrados para la
construcción de lo que andando el tiempo se convirtió en la Escuela de bachillerato, en
la esquina de la hoy Avenida de la Convención y Prolongación Independencia.
Termino refiriéndome a la Feria Nacional de San Marcos. La referencia que hace
la Presidente Municipal me parece por demás interesante a la luz de las actuales pugnas
sobre quien tendría que organizarla, si el estado o el ayuntamiento. Dice Martín del
Campo que durante los tres años de nuestra gestión administrativa, encomendamos la
organización y desarrollo de la feria de San Marcos, a diferentes personas, todas ellas
de buena voluntad, quienes cooperaron en forma desinteresada, siendo su mayor
recompensa el esplendor que alcanzó nuestra tradicional feria, habiendo conseguido
que a partir del año anterior fuera declarada nacional.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
5 de enero 2004
MUERTE EN EL CINE COLONIAL
El título de este artículo bien podría ser el de una película de horror o policiaca, pero no
hay tal. Más bien se refiere a los hechos ocurridos en el desaparecido Cine Colonial el 6
de enero de 1955, mañana serán 49 años.
Como usted sabe, este cine funcionó durante décadas en la esquina de las calles Juan
de Montoro y Díaz de León. Cuando fue cerrado, el local se convirtió en un
estacionamiento, y luego, más recientemente, en la Plaza de los Fundadores. Antes de
ser cine fue ahí el Hotel Washington, un establecimiento de alcurnia, dado que en su
pared se anunciaba que se hablaba inglés. De hecho, mientras funcionó la sala
cinematográfica era posible apreciar el marco de una gran ventana, ubicado en la calle
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Antonio Acevedo Escobedo, antes Palmira, que seguramente perteneció al hotel. Con
toda seguridad la hospedería llevó ese nombre dado que así se llamaba anteriormente la
calle Díaz de León.
El jueves 6 de enero de 1955 tuvo lugar una función de matinée con motivo de la
fiesta de los Reyes Magos; una función que ni siquiera se anunció en cartelera. Es
importante señalar el día porque generalmente estas funciones de cine en las que podían
verse tres películas, tenían lugar los sábados y domingos, o tal vez entonces era fiesta de
guardar.
Resulta que al terminar la proyección de las películas un irresponsable gritó que el
cine estaba quemándose. Entonces se produjo una avalancha de personas, la mayoría de
ellos niños, que corrieron hacia la salida para escapar del inexistente peligro. El saldo
inicial fue de seis muertos y 31 heridos; días después murieron otros dos niños, en su
mayoría provenientes de las clases populares.
Como es de suponerse, el episodio causó una gran consternación en la sociedad,
de tal manera que en esos días no se habló de otra cosa. Al día siguiente el cine cerró
sus puertas, e incluso su gerente, Rodrigo El Chino del Valle, que pocos años después
fue gerente del Cine Plaza, fue amenazado de muerte, como si él fuera el causante de la
fatalidad. La misa de cuerpo presente de todos los difuntos tuvo lugar en catedral, y fue
oficiada por el obispo Quezada.
Dos días después de estos hechos, en su edición correspondiente al 8 de enero,
este diario proclamó: frenética cacería realiza El Heraldo de Aguascalientes y todo el
pueblo hidrocálido, en busca del terrorista causante de la tragedia de antier en el cine
Colonial, del que incluso se aportaban algunas señas particulares: moreno, de mediana
estatura, que calza huaraches, que indudablemente vive en el barrio de La Salud, esto
último porque una persona que lo identificó vivía por ese rumbo.
Como ya se dijo, el tumulto fue provocado por la alarma de incendio, pero El
Heraldo de Aguascalientes manejó también otra diferente, y señala que otros cinéfilos
aseguran que en virtud de que se les había prometido regalos a los concurrentes, a la
hora de la entrada, no fueron entregados éstos, y que al finalizar la trágica función,
una voz dijo, “acá están dando regalos”, y toda la gente se apresuró a recibirlos a la
bajada de la escalera, asegurando que esta fue la causa de la tragedia.
Finalmente es preciso señalar que el siniestro puso de manifiesto la situación en
extremo paupérrima de la Cruz Roja, que entonces era dirigida por el Sr. Juan María
Romo, y aunque ciertamente existe una diferencia de proporciones, entonces se
expresaban prácticamente las mismas quejas que ahora.
En esa época se encontraban en construcción las instalaciones que tuvo esta
institución en la calle Primo Verdad. Dice el diario que el puesto de socorro de la Cruz
Roja de Aguascalientes carece de lo más indispensable, ya que de verdadero milagro
puede subsistir, una vez que las aportaciones que recibe del público, son sumamente
raquíticas. Por cierto, en esa época la Cruz Roja contaba con una sola ambulancia, que
debió realizar cualquier de viajes para llevar a los heridos. Ante la falta de espacio, éstos
debieron tenderse en el suelo, en camillas.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
21 de enero 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El 14 de enero de 1933, hace 71 años, el periódico Alborada publicó una nota en la que
se refirió a una visita a Calvillo del Gobernador del Estado, Dr. y Coronel Enrique
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Osornio Camarena. La nota no tiene nada de particular, salvo por el tono en que está
escrito, muy propio de una época que terminó hace algunos años. Dice así: Desde el
jueves al mediodía, salió para la ciudad de Calvillo el Señor Gobernador del Estado,
quien fue a dicho lugar aceptando una atenta invitación que le hizo Jesús de Lara,
presidente municipal... El Señor Gobernador se fue acompañado de algunos amigos y
funcionarios, entre ellos el Sr. José de Lara, tesorero municipal, y hermano del
presidente de Lara.
Parece que el regreso del Sr. Gobernador se ha demorado, porque dicho
funcionario, ha querido personalmente ver la organización de los trabajos de la carretera
en la parte que se viene construyendo de allá para acá. Posiblemente el Dr. Osornio
regrese este día por la tarde.
Hoy en día sería impensable una cosa así, porque, en primer lugar, los
gobernadores han viajado a cualquier lugar del estado en un santiamén, y, que yo
recuerde, ya no se quedan a dormir en las poblaciones que visitan. La frase desde el
jueves al medio día denota la excepcionalidad del hecho, quizá por las dificultades que
entrañaba un recorrido de estas proporciones en aquella época; de otra forma no
importa cuando se inició el periplo. Por cierto, la carretera a Calvillo, tal y como la
conocemos actualmente, se terminó hasta la administración del Gobernador Luis
Ortega Douglas (1956-62) Por otra parte, ese parece que el regreso ... se ha demorado,
no deja de causarme gracia, junto con el posiblemente el Dr. Osornio regrese este día,
debido a que se trata de expresiones propias de un largo viaje, al extranjero o a
México, y no a uno de los municipios del estado, aparte de la ausencia de información
certera, a menos, por supuesto, que la intención del gobernante fuera perderse un
ratito.
Sigo con Calvillo, pero cambio de tema para recordar que el 13 de enero de
1966, hace 38 años el día de mañana, estuvo de visita en Aguascalientes el profesor
Carlos Hank González, entonces director de CONASUPO. En esa ocasión este modelo
de político priísta anunció que la compañía que dirigía iba a adquirir a los productores
de guayaba su producción de fruta, ates, jaleas y conservas a fin de distribuirlas en el
mercado nacional a través de las tiendas CONASUPO, esto a petición del diputado
José María Martínez, Presidente de la Unión de Productores de Guayaba.
El Heraldo de Aguascalientes informaba en su edición del 14 de enero de 1966
que el área en producción alcanzaba las 4,000 hectáreas, mismas que se incrementarían
ese año hasta alcanzar las 5,500. Además, Hank González, ofreció un mercado para las
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conservas que se elaboren aquí al establecerse una nueva industria, y para aprovechar
las instalaciones de la planta elaboradora de guayaba que anteriormente operó el
INPI, es decir, el Instituto Nacional de Protección a la Infancia, institución que hace
muchos años antecedió al DIF, y que incluía en sus desayunos escolar un trozo de dulce
de guayaba.
Termino la nota de esta semana con una referencia a la Feria Regional de Rincón
de Romos correspondiente a 1955, hace 49 años. De entre todos las actividades que se
ofrecieron ese año, una me llama la atención, en cierta medida por el hecho de que todo
lo que se relaciona con armas de fuego se ha vuelto cada vez más difícil de llevar a
cabo, tal vez por el grado de civilización y/o de inseguridad que hemos alcanzado.
Se trata de un concurso de tiro a animales, en primer lugar el tiro al gallo
emperchado a 200 metros, cualquier cosa que sea esto de emperchado. Esta fase se
cumpliría con rifle calibre 22, mira libre, excepto telescópica.
Después vendría el tiro al guajolote a 400 metros con rifle alto poder no menor
de 6 milímetros, y luego al borrego, con arma de las mismas características, y en ambos
casos estaba prohibido el uso de mira telescópica. No puedo menos que estremecerme al
imaginar a los pobre animales corriendo por sus vidas, y a los cazadores detrás de ellos,
con todo y jueces y público atento a ver quien ganaba; a final de cuentas cada quien
muere como puede.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
19 de enero 2004
Miguel Hidalgo en Aguascalientes (1/2)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Esta semana resulta obligado referirse al paso del Padre de la Patria por la región que
actualmente conforma el estado de Aguascalientes. En efecto, en estos días se cumplen
193 años de que don Miguel Hidalgo y Costilla atravesara la zona occidental de
Aguascalientes en camino hacia el norte, luego de la derrota sufrida por el Ejército
Insurgente en Puente de Calderón, la última gran batalla de la primera etapa de la guerra
de independencia, que se cierra con la captura, juicio y ejecución de los principales jefes
insurgentes, esto último en julio de 1811.
Por cierto, el recorrido está señalado por una serie de flechas en forma de cabeza
de serpiente, esculpidas en piedra, que se colocaron en ciertos lugares en 1960, “Año de
la Patria”, con motivo del sesquicentenario del inicio de la gesta independentista.
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Conozco las de Calvillo, San José de Gracia y Rincón de Romos, que se encuentran
frente a las presidencias municipales, y la del Museo de la Insurgencia, en Pabellón de
Hidalgo, Rincón de Romos, y me dice Ricardo Esparza Santos, director de esta última
institución, que también hay una en La Labor, Calvillo.
El paso de Hidalgo por Aguascalientes es uno de esos acontecimientos en los
que la ausencia de información de primera mano es suplida por la imaginación, que a su
vez conduce a la leyenda.
En su Monografía del Municipio de Calvillo, Toribio Hernández López cita al
Profr. José Trinidad Vela Salas al referirse al paso de Hidalgo por Calvillo. Por
desgracia no conozco el trabajo de Vela, a fin de saber en qué documentos basa su
información.
Escribe Hernández que el contingente que acompañaba al padre Hidalgo, en
número aproximado de 500 personas, llegó a esta población el 18 de enero a las 23 hrs.
Hidalgo, junto con su hermano Mariano, el padre Calvillo y Fray Antonio Rodríguez,
pernoctaron en la casa del Sr. José Dionisio Velasco, mientras que el grueso de la gente
durmió junto al río.
En San José de Gracia, en la plaza que se encuentra frente a la parroquia, hay un
monumento a Hidalgo en el que se lee que el 19 de enero, a las 20 hrs., llegó a esa
población el todavía Comandante en Jefe del Ejército Insurgente. No ahí exactamente
porque entonces no existía ese poblado, sino a lo que hoy los josefinos nombran como
el Pueblo Viejo; el mismo que quedó sepultado por las aguas de la Presa Calles.
Como digo, no conozco fuente que sustente estos hechos, en los que incluso se
señala la hora. Además debió tratarse de una jornada extenuante, dado que de acuerdo a
esta información, atravesaron la Sierra de Guajolotes en un solo día, en caminos de
difícil tránsito, e incluso muy probablemente a campo traviesa. Aquí bien vale la pena
citar a Víctor Rodríguez Cabello, quien ha caminado mucho el estado y se ha interesado
en el estudio de los caminos reales y de herradura de Aguascalientes.
Rodríguez Cabello recuerda en su “Relación de caminos reales y caminos de
herradura que pasaban y se usaban en el estado de Aguascalientes”, que la batalla de
Puente de Calderón tuvo lugar justamente en el Camino Real a Guadalajara, y que
seguramente Hidalgo en su huída al norte “procuraba no ir directamente sobre los caminos
reales, sino seguir el rumbo y llevar a distancia el derrotero de estas vías de comunicación”.
Basta observar el terreno a la luz de esta reflexión, para concluir que el viaje debió
entrañar una gran dificultad.
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En San José de Gracia permanece Hidalgo varios días, hasta que el 24 de enero
desciende a la Hacienda de San Blas de Pabellón, y es entonces cuando ocurre lo más
importante en esta serie de jornadas; uno de los dos grandes momentos en los que la
Historia Nacional hace sentir su aliento en nuestra tierra..
A esta cuestión me referiré la próxima semana.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
26 de enero 2004
Miguel Hidalgo en Aguascalientes (2/2)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Si usted se da una vueltecita a Pabellón de Hidalgo, Rincón de Romos, podrá visitar el
Museo de la Insurgencia. En la entrada de este recinto existe una placa en la que se lee
el siguiente texto: “Esta fue la casa grande de la hacienda de San Blas de Pabellón. Su
primer dueño el Sr. Capitán don José de la Peña Durán. Fueron sus dueños más tarde
Lucas López de Fonseca, José María Urruchúa Bernard Iriarte, Lic. Marcos González
Camacho, su hija Josefa González Camacho y Letechipía de Arenas. Sus herederas,
Rosa María, Josefina y María Luisa de los Angeles Arenas, sucesivamente
fraccionándose más tarde a don Luis Barrón, a la familia Velázquez de León y
finalmente a don Manuel Azanza y sus hijos, que hubieron de venderla a la Comisión
Nacional de Irrigación al construirse la Presa Calles. En este lugar se registró
relevante hecho histórico los días 24 y 25 de enero de 1811”. Este hecho fue la
destitución del padre Miguel Hidalgo y Costilla como Comandante en Jefe del Ejército
Insurgente.
La semana pasada escribí que Hidalgo había entrado en la región del actual
estado de Aguascalientes por la zona de Calvillo, a donde llegó el 18 de enero de 1811,
luego de la derrota del Ejército Insurgente en Puente de Calderón. Ahí pasó la noche y
al día siguiente se dirigió a San José de Gracia, en donde permaneció hasta el día 23. A
continuación bajó a la Hacienda de Pabellón, en donde tuvo lugar el hecho a que me
refiero, aunque también justo es decir que lo que ahí ocurrió tuvo pocas y pobres
consecuencias prácticas, debido a que poco después los jefes insurgentes fueron hechos
prisioneros.
Como señalé la semana pasada, no existen referencias documentales de primera
mano a propósito del suceso, sino el relato de varios autores que muy probablemente lo
escucharon de otras personas. Con mucha frecuencia cuando ocurre esto la imaginación
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tiende a servirse con la cuchara grande, por lo que es preciso tomar la información con
las debidas reservas.
En su Historia del Estado de Aguascalientes Agustín R. González afirma que
llegaron a Pabellón “multitud de dispersos que buscaban a sus jefes y veían su
salvación en su huída hacia el norte. Iban aquellos desmoralizados, y los héroes, en
desgracia entonces, pudieron organizar muy corto número de fuerza. Fue al salir de
Aguascalientes, según algunos historiadores, cuando se disgustaron Hidalgo y Allende,
llegando éste a amenazar con una pistola al primero, a quien culpaba por el desastre
de Calderón. Según otros, este desagradable suceso, que dio por resultado que Allende
sustituyese a Hidalgo como jefe de la insurrección, tuvo lugar en la casa grande de la
mencionada hacienda”.
Hasta aquí González, quien agrega que Hidalgo estuvo en Aguascalientes, pero
no sustenta su afirmación, y además resulta contradictoria con otras noticias en el
sentido de que el recorrido fue a través de la Sierra de Guajolotes, hasta San José de
Gracia, y de ahí a Pabellón.
Jesús Gómez Serrano señala que existen varias versiones de lo ocurrido. En su
obra monumental Aguascalientes en la historia, recuerda las de Carlos María de
Bustamante y José María Luis Mora. El primero afirma que no hubo tal reunión, sino el
despojo del mando, mientras que el segundo considera que fueron Allende y Abasolo
quienes promovieron la citada reunión en la que se le quitó el mando para, en lo
sucesivo, encargarse únicamente de cuestiones políticas, mientras que Allende hacía lo
propio con los asuntos militares.
Estos hechos ocurrieron el 24 y 25 de enero de 1811, hace 193 años. Por cierto,
en 1992 el médico Héctor Grijalva Tamayo ganó el Certamen Histórico Literario que
anualmente organiza el Ayuntamiento de Aguascalientes con un interesante texto
dramático titulado Manos sucias, en el que aborda este tema confrontando a un Hidalgo
joven, pleno de ideales y buenas intenciones, con el Hidalgo que se encuentra en
Pabellón, cansado y derrotado.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
2 de febrero 2004
I CABALGATA POR LA RUTA DE LA INDEPENDENCIA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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Hace 40 años, en octubre de 1964, el Presidente de la República, Lic. Adolfo López
Mateos, inauguró el Museo de la Insurgencia de Pabellón de Hidalgo, Rincón de
Romos, en el contexto de su última gira por nuestro estado.
Este museo, que tiene el privilegio de ser el primero de Aguascalientes, fue
producto de una iniciativa del Gobierno del Estado, cuyo Ejecutivo presidía en aquella
época el Profr. Enrique Olivares Santana, y el Patronato de la Cultura de
Aguascalientes, organismo del que formaron parte personajes de la talla de don Nazario
Ortiz Garza y Filemón Alonso, impulsores de la vitivinicultura en Aguascalientes, los
promotores culturales Francisco Antúnez Madrigal y Alejandro Topete del Valle, y el
Sr. Francisco Aguirre.
El museo se instaló en la que fuera casa grande de la Hacienda de San Blas, o de
Pabellón, una de las mayores del estado desde el siglo XVIII y hasta principios del XX.
De hecho todavía es posible advertir dentro del poblado algunos rasgos de esa grandeza,
como el propio museo, los restos de un molino escocés y la hoy parroquia de San Blas,
cuya fiesta se celebra en estos días con bombo y platillo, y una rumbosa feria en la que
compiten por lucirse los pobladores del lugar, así como quienes viven en Estados
Unidos y aprovechan la fiesta para visitar a la familia.
Este año el Museo de la Insurgencia celebra su cuadragésimo aniversario, y con
ese motivo se organizó la I Cabalgata de la Ruta de la Independencia, en recuerdo del
paso de Hidalgo por tierras del actual estado de Aguascalientes, en enero de 1811, hace
193 años.
Los aproximadamente 60 cabalgantes partieron en la mañana del sábado 24 de
enero desde el poblado de Piedras Chinas, municipio de Calvillo, una comunidad
ubicada en el Valle de La Labor, que se encuentra aprisionado por la Sierra de
Guajolotes y la Sierra Fría.
El ascenso tuvo lugar por un camino tan nuevo que todavía se advierte la tierra
recién movida; un camino que pasa por El Sauz de La Labor rumbo al noreste, y que
cuenta con un paisaje de excepción hacia la Sierra del Laurel y más lejos, rumbo a la
zona occidental de Zacatecas; un paisaje preñado de huertas de guayaba, nopales, jarales
y palo bobos.
Este camino asciende a la Mesa de Montoro para, en la Hacienda de Santa Rosa,
unirse a la terracería que atraviesa la Sierra de Guajolotes de sur a norte, desde
Milpillas, Jesús María, hasta Paredes, en San José de Gracia.
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Los cabalgantes, en cuya vanguardia fue llevada orgullosamente una Bandera
Nacional, durmieron en San Antonio de los Ríos, en la orilla poniente de la Presa
Calles, para reanudar la marcha al día siguiente. Luego de una pausa en San José de
Gracia, en donde tuvo lugar un breve acto cívico, la cabalgata continuó por la carretera
que une esta cabecera municipal con Pabellón de Arteaga, siempre con el resguardo de
patrullas municipales, Policía Estatal y una ambulancia del ISEA, que afortunadamente
no fue necesaria.
Casi al llegar al Valle de Aguascalientes, a la altura de la entrada a la Presa del
Jocoque (o Jocoqui), el contingente dio vuelta a la izquierda para recorrer el camino a
Pabellón de Hidalgo, justo al lado del canal que lleva el agua de la Presa Calles a todo el
distrito de riego. Ahí esperaban una banda de música, una banda de guerra, y la
Escaramuza de Pabellón, que engrosaron la caravana con unos 30 jinetes más.
Al llegar a este lugar, las campanas de la parroquia fueron profusamente
repicadas, mientras los cabalgantes daban la vuelta a la plaza y entraban al gran patio de
la ex casa grande de la Hacienda, acompañados de decenas de personas que se
congregaron para recibirlos.
El acto terminó con los Honores a la Bandera, la entrega del Lábaro Patrio que
portaron los cabalgantes al Museo de la Insurgencia, y una comida. Ojalá y de esta
forma germine una nueva tradición; que conste.
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9 de febrero de 2004
Al Tranco, 11 de febrero de 2006, esto y lo del obispo.
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En su edición correspondiente al 9 de febrero de 1962, hace 42 años, El Heraldo de
Aguascalientes anunció la presentación en el Teatro Morelos de la Compañía de
Opereta y Zarzuela de Pepita Embil, para una temporada de dos días, en funciones de
tarde y noche, en la que se presentaron las zarzuelas Luisa Fernanda y La Verbena de la
Paloma, y las óperas Eréndira y Sangre de artista. Embil estaba acompañada por los
cantantes Rosa Ma. Montez, María Luisa Banquells, Sara López, Salvador Quiroz,
Jorge Lagunes, Víctor Torres, Alfonso Torres, Roberto Jaredo, Pepe Esteba y Paco
Correa.
No sé cuál sea la diferencia entre los cantantes de entonces y los de ahora, pero
el hecho es que actualmente las temporadas de ópera constan de dos funciones con
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descanso de un día, mientras que entonces las presentaciones tenían lugar en dos días,
con funciones de tarde y noche.
Esta agrupación artística realizó diversas visitas a Aguascalientes entre fines de
la década de los cincuenta y principios de los sesenta, a fin de deleitar a quienes en esa
época cultivaron la afición por estas artes. Por cierto la española Pepita Embil estaba
casada con Plácido Domingo, es decir, se trata de los padres de quien desde fines de los
setenta se convirtiera en una de las máximas luminarias en el terreno de este arte. Con
toda seguridad el joven Plácido Domingo pisó las tablas del Morelos, en los inicios de
su carrera.
Cambio de tema para recordarle que el 10 de febrero de 1975, hace 29 años,
tomó posesión del cargo de Obispo Coadjutor de la Diócesis de Aguascalientes
Monseñor Alfredo Torres Romero, nombrado por el Papa Pablo VI a fin de apoyar el
trabajo del pastor titular, Dr. Salvador Quezada Limón, y coadyuvar a la solución del
conflicto intestino que vivía en esos años la diócesis. La ceremonia en que se realizó
este acto, a la que asistieron 19 arzobispos y obispos, además de 150 sacerdotes, estuvo
presidida por el Arzobispo de Guadalajara, el cardenal José Salazar López.
En su edición del 11 de febrero El Heraldo de Aguascalientes consigna estos
hechos junto con la opinión del Sr. Quezada, en el sentido de que el nombramiento del
Sr. Torres “era un don de Dios para el presbiterio y el pueblo de Aguascalientes”.
Luego de la ceremonia tuvo lugar una cena en el Seminario Conciliar, en la que
intervino el Cronista de la Ciudad, profesor Alejandro Topete del Valle, quien habló de
la historia de la diócesis.
Ese mismo día, pero en el año de 1960, se registró un incendio, que como todos
los que ocurrieron hasta hace pocos años, “puso de manifiesto la carencia de elementos
de que dispone el Ayuntamiento para estos casos, y la necesidad de que se ... adquiera
un equipo eficaz, con los implementos indispensables”, según comentó El Heraldo de
Aguascalientes en su edición del 11 de febrero, y agregaba que “el carro bomba
adquirido por la pasada administración municipal, no tiene la capacidad necesaria y,
además como sucedió ayer, frecuentemente se encuentra descompuesto”, aparte de que
las mangueras que se tenían, además de ser pocas, estaban en malas condiciones. Desde
luego el taller del ferrocarril contaba con un cuerpo de bomberos para sus propias
necesidades, pero a final de cuentas resultaba insuficiente para atender las necesidades
de la ciudad.
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En esta ocasión la empresa devastada fue la fábrica veladoras que el Sr. Adolfo
Torres Serrano tenía en la calle Victoria, muy cerca de la Plazuela Juárez, y contigua a
la Proveedora Automotriz, empresa del Sr. Ramón C. Pérez.
El fuego fue controlado a punta de cubetazos, gracias a un cordón humano que
transportó el agua, pero sólo controlado, puesto que cuatro horas después de iniciarse,
aquello seguía ardiendo, además de que los hermanos Juan José y Jaime Macías
llegaron con varios extinguidores, artículo por demás novedosos entonces.
Por si fueran pocas las carencias a que me refiero, “la llegada de los bomberos
fue recibida ... con silbidos de parte de los cientos de curiosos que se apostaron cerca
del lugar del incendio”.
A propósito del incidente, el diario recordó que tiempo atrás se había solicitado
el retiro de esta fábrica, “pues el humo que despedían las chimeneas manchaba las
paredes de las casas cercanas y la ropa que se ponía al sol en los tendederos”.
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16 de febrero 2004
HOMENAJE A JOSE DÁVILA RODRIGUEZ
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El sábado pasado tuvo lugar en el Teatro de Aguascalientes una sesión fotográfica en la
que Joel Torres Romero retrató a los productores de Radio Universidad, emisora de la
Universidad Autónoma de Aguascalientes que el mes pasado cumplió años.
Si bien es cierto que esta actividad fue importante, en realidad sirvió de pretexto
para rendirle un muy merecido homenaje al director de la radio difusora, Sr. José Dávila
Rodríguez, que ha desempeñado esta función los últimos 16 años.
La sesión tuvo lugar en el Teatro de Aguascalientes, donde Dávila ha grabado
innumerables conciertos de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes (OSA) y donde se
ha encargado de las grabaciones del Ferial de Aguascalientes desde que este espectáculo
se realiza ahí, hace 12 años.
Precisamente el hecho de que la sesión se haya realizado en este lugar, permitió
la cita de tres de las más importantes pasiones de Dávila: la música, la radio, y, sobre
todo, la amistad de una cantidad de gente que más de alguno envidiaríamos. Por otra
parte, como ocurre siempre en este tipo de eventos, a uno le extraña ver a algunas
personas, y no ver a otras.
Luego de escuchar la dedicatoria del acto por parte del rector de la UAA, Dr.
Antonio Avila Storer, y del director general del ICA, Lae. Alejandro Lozano Moreno,
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quienes atendieron a esta convocatoria, todos vestidos de pantalón oscuro y playera
blanca, se sentaron en los lugares que tradicionalmente ocupan los miembros de la
Orquesta Sinfónica de Aguascalientes en sus conciertos, para que desde el balcón del
teatro Joel Torres sacara las fotografías, mientras Dávila ocupaba el sitio reservado al
director de la orquesta, no sin portar una batuta para dirigir este heterogéneo grupo;
ruidoso y alegre, representación de la pluralidad, no sólo universitaria, sino también de
Aguascalientes.
Por cierto que las sillas resultaron insuficientes para dar cabida a todos aquellos
que de una u otra forma se sienten ligados al director de Radio UAA, así que hubo
quienes debieron permanecer de pie, como si se tratara de un coro.
Nadie más lejano de los reflectores que José Dávila, quien se siente más a gusto
en los controles de cualquier aparato de sonido, para que otros aparezcan en público con
sus voces y sus ideas, y sin embargo en esta ocasión debió soportar las luces del teatro,
que acompañaron el largo aplauso de un público puesto de pie; un momento
excepcionalmente emocionante.
A continuación llegaron el Mariachi Juvenil Los Reyes, el Grupo Ketzal, de
Fernando Edréhira Macías, la Compañía Estatal de Danza, y un grupo de baile
flamenco, quienes ejecutaron una serie de danzas, este último acompañado de música
grabada. Entonces las sillas de la sinfónica fueron colocadas atrás para hacerles espacio
a los músicos y bailarines.
Al final de las danzas Esteban Luévano Alaniz, director de la Compañía, señaló
que era la primera ocasión en que este grupo de difusión del ICA bailaba de espaldas al
área de butacas del teatro, en homenaje a quien durante muchos años ha realizado
importantes esfuerzos en materia de promoción y difusión cultural. Antes de que el
Juvenil Los Reyes se retirara, acompañó a Silvia Cedillo Bribiesca, la de la voz
cristalina y sensual, en la interpretación de El herradero.
Terminado el evento la gente fue yéndose poco a poco, hasta que las luces
principales del teatro se apagaron, así como para decirles a los pocos que quedaban que
ya era hora de irse.
Me siento pasmado con esto, me dijo a la salida Alejandro de Guadalupe
Velasco Rivas; pasmado por participar en una celebración tan singular. Tal vez fuera un
sentimiento compartido por más de alguno.
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23 de febrero 2004
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EL PRESIDENTE LOPEZ MATEOS VISITA AGUASCALIENTES
(Primera parte)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Tradicionalmente las visitas presidenciales han sido una oportunidad para reforzar la
presencia del Ejecutivo federal, y en el pasado adquirieron las proporciones de lo
apoteótico, en cierta medida por su carácter excepcional, pero también porque en esos
eventos el sistema político ponía en juego toda su parafernalia, a fin de mostrarle a la
ciudadanía las potencialidades del poder; indudablemente una forma sutil de control.
Por otra parte, hasta la presidencia del Lic. Luis Echeverría Alvarez, la figura del
mandatario permanecía más bien distante, entre las brumas del olimpo revolucionario,
derramando sobre su pueblo toda clase de beneficios, provenientes de su extraordinaria
voluntad de servir a México, y solamente por eso.
También hablaba poco, y se dirigía a la sociedad en ocasiones verdaderamente
importantes. De hecho era común que en su nombre lo hiciera un grupo de oradores,
jilgueros, les llamaban.
Pero todo cambió con Echeverría; sus giras de trabajo se multiplicaron al
infinito, además de sus apariciones a través de los medios de comunicación. Su
necesidad de hablar (creo que fue Daniel Cosío Villegas quien lo dijo) fue proverbial.
Echeverría aprovechaba cuantas oportunidades se le presentaban, es decir, todas, y
hablaba de todo y con todos. De esta forma, figura y palabra presidenciales iniciaron un
proceso de deterioro público que llega hasta nuestros días, de tal manera que hoy en día
a nadie llama mayor cosa la atención una gira presidencial.
Por eso es interesante ver como eran estas actividades en el pasado. En cierta
medida nos permiten apreciar la magnitud del cambio que ha experimentado el país. Las
visitas se anunciaban con mucha anticipación; se preparaban exhaustivamente y se
difundían con una intensidad que ahora nos parecería desmedida. La ciudad quedaba
semi paralizaba por la cantidad de gente y recursos que se abocaban a atender las
actividades del Jefe de la Nación, y la prensa amanecía cuajada de desplegados de
bienvenida y adhesión al presidente, firmados por gobiernos, empresarios, sindicatos...
La visita a que me refiero en esta ocasión tuvo lugar los días 22 y 23 de Febrero
de 1961, hace 43 años. Previamente estuvieron aquí los secretarios de Comunicaciones
y Transportes, Recursos Hidráulicos y Agricultura y Ganadería, a fin de supervisar las
obras que inauguraría el presidente. Por otra parte, en esos días existía un problema con
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los productores de leche, que habían planteado un aumento al precio del lácteo, y sin
embargo nada podía resolverse debido a que dos miembros de la comisión nombrada
para estudiarlo estaban ocupados, desempeñando “cometidos urgentes relacionados con
la gira del Señor Presidente” (El Heraldo de Aguascalientes, 21 de febrero de 1961).
Uno de ellos era Luis T. Díaz, quien en el comité representaba al sector ferrocarrilero, y
que se encontraba en la capital del país, organizando la recepción que tributaría al
presidente la sección dos.
El problema de la leche podía esperar, pero no la visita de tan ilustre personaje,
que llegó en autobús, proveniente de San Luis Potosí, el día 22. Bajó del camión y subió
a un automóvil Cadillac convertible en cuyo cofre se colocó una bandera nacional. Su
primer acto en suelo aguascalentense consistió en una guardia de honor a Madero, en su
monumento de la Alameda. Continuó su marcha triunfal por esa avenida, y al pasar las
vías del ferrocarril, una locomotora “soltó al viento las alegrías de su silbato, mientras
en su musculosa estructura, se sostenían decenas de rieleros, en ropa de trabajo, que
agitaban manos y pañuelos”, saludando a quien les correspondía agitando las manos, o
estrechando “la mano a la gente sencilla que se agolpaba por doquiera para verle, en
un momento que no olvidará el Jefe del Ejecutivo Federal”. (El Heraldo de
Aguascalientes, 23 de febrero de 1961).
López Mateos prosiguió hacia el Palacio de Gobierno por la avenida Madero,
cuyas casas fueron adornadas con los colores patrios; su paso tuvo lugar bajo una lluvia
de papelillos tricolores, mientras saludaba a burócratas, obreros y campesinos ubicados
en las banquetas, que desde luego no trabajaron ese día y que fueron llevados hasta las
inmediaciones de la zona designada en unidades del transporte público, en una decisión
que en alguna medida paralizaba a la ciudad. En conjunto estos hechos significaban un
enorme despilfarro de recursos, por toda la gente que dejaba de trabajar, ya fuera por
asistir a la recepción al presidente, o porque no había transporte para trasladarse a los
centros de trabajo.
En la Madero, donde se encuentra el edificio del Sindicato de Trabajadores
Ferrocarrileros, se instaló un arco triunfal en donde el mexiquense pudo leer: “Señor
Presidente de la República, los trabajadores ferrocarrileros lo saludan”. El recorrido
por esta avenida, que durante muchos años fue la principal de Aguascalientes, fue lento,
“para que el homenaje fuera más completo y el acercamiento más grande, entre el
Presidente y el pueblo hidrocálido. Repiques de campanas se conjugaron en alborozo
indescriptible ... A duras penas los elementos del Estado Mayor Presidencial y de las
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diferentes policías que salvaguardaban la seguridad del Ejecutivo Federal, podían
contener el ímpetu arrollador de hombres y mujeres”.
A lo ocurrido posteriormente me referiré la próxima semana.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
1 de marzo 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Retomo el tema iniciado la semana pasada, referente a la visita que hizo a
Aguascalientes el presidente Adolfo López Mateos los días 22 y 23 de febrero de 1961.
En esa ocasión escribí que en el pasado los presidentes mantuvieron una
presencia pública más bien baja, en parte debido a las limitaciones de los medios de
comunicación, pero también probablemente como parte de una estrategia tendiente a
afianzar su autoridad, de tal manera que cuando hacían acto de presencia su efecto sobre
la sociedad era contundente.
López Mateos llegó el 22 de febrero, y luego de recorrer la avenida Madero
llegó a la plaza y a Palacio de Gobierno. Subió al balcón central “para ser objeto del
respetuoso tributo de admiración y gratitud de nuestras clases sociales.
Al aparecer su figura en el balcón, comenzaron a escucharse los acordes del
Himno Nacional, y ya no tuvo límites el entusiasmo popular. Millares de voces
vitorearon al Lic. López Mateos. La Plaza de la Constitución estaba abarrotada”. (El
Heraldo de Aguascalientes, 23 de febrero de 1961)
Desde luego el presidente no podía olvidar que se encontraba en una ciudad
eminentemente rielera. Por eso el señaló “nuestro propósito decidido para que
Aguascalientes continuará siendo el corazón mismo del sistema ferroviario nacional.
Nos hemos empeñado en elevar el nivel económico, moral y cívico, de los
trabajadores ferrocarrileros, contando para ello con su más decidido empeño y su más
resuelto esfuerzo”. A este respecto el dirigente ferrocarrilero Alfredo Fabela, dijo a El
Heraldo que el apoyo de los ferrocarrileros al gobierno era total; “prueba de ello señaló
es la entusiasta y espontánea bienvenida que más de 5,000 trabajadores
ferrocarrileros, de este importante centro obrero, tributaron al Jefe del Ejecutivo a su
llegada a esta capital”, y bueno, no dejan de ser significativas ambas declaraciones,
dada la represión que el gobierno federal ejerció en contra de los trabajadores en el
transcurso del movimiento de 1958-59.
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En esta gira López Mateos inauguró las obras de ampliación del Palacio de
Gobierno, que consistieron en la construcción del segundo patio; los Almacenes de
Depósito y Ahorro que se encuentran al sur de la ciudad, en Avenida de la Convención
y la vía del ferrocarril, así como la Casa de la Juventud, “una obra arquitectónica
sumamente funcional y bella dotada de un auditorio”. En este acto intervino el joven
Salvador Gallardo Topete, quien pronunció un “vibrante discurso, en el que ensalzó la
labor del régimen en cuanto a la interpretación de los deseos de las juventudes de contar
con instalaciones apropiadas, que les faciliten la tarea de encausar sus vidas por las
senda del bien y del progreso”. Como usted sabe, estas instalaciones son actualmente
sede del INADE.
Entre otros lugares, visitó las escuelas Rivero y Gutiérrez, Primo Verdad y el
Jardín de Niños Rosa Valadéz. El comentario del redactor a propósito de estas visitas
tiene todo el sabor de la época, cuando el presidente de la República era un personaje
respetado: “la recepción que en ellas se tributó al Ejecutivo Federal merece los
calificativos de esplendente, derroche de sinceridad infantil y pureza de anhelos”.
También estuvo en Pabellón, poblado que se llamaba entonces Villa General
José María Arteaga, en donde comió. En el transcurso de este banquete, realizado en las
bodegas de ANDSA en ese lugar, habló a nombre de las “fuerzas vivas” el Dr. José
Ramírez Games, quien solicitó al presidente el ejercicio de sus buenos oficios para que
la empresa Ford Motor Company estableciera una armadora en Aguascalientes. Además
recordó la promesa hecha en campaña, de construir la carretera a San Blas, a lo que el
mexiquense contestó que el proyecto se estudiaría “para que en cuanto las
posibilidades económicas de la federación la permitan realizarla”, es decir, nunca,
dado que esta vía de comunicación no se ha realizado.
Ya de salida de Aguascalientes inauguró la carretera Ojocaliente, Mal Paso, y la
carretera Aguascalientes-Calvillo-Jalpa. En Calvillo se efectuó un mitin de masas, para
luego inaugurar el sanatorio rural y ser despedido en los límites de la entidad y
continuar viaje a poblaciones de Zacatecas, no sin ofrecer su apoyo a los cultivadores de
guayaba de Calvillo.
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8 de marzo 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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“Sí señor, vivimos en un mundo en crisis. Están en crisis los valores morales, las
religiones, la música, la pintura, la educación, el teatro, la economía, y está en crisis en
una palabra la conciencia del hombre”.
Estas líneas son apropiadas a propósito de los escándalos en el Partido Verde
Ecologista y el PRD, y tantas cosas más que nos lastiman y nos ofrecen una visión
sombría del futuro. Sin embargo fueron publicadas por El Heraldo de Aguascalientes el
10 de marzo de 1955, hace 49 años, en la columna “A bayoneta calada”, que escribía el
maestro José Santos Valdés. Se trata de un texto que indudablemente refleja la
preocupación de su autor, pero que sorprende al verse con la perspectiva que dan los
años, porque uno pensaría que en aquella época todo era tranquilidad y estabilidad; la
gente más educada y apegada a las costumbres y tradiciones que había recibido de sus
ancestros. No digo que no lo fuera, pero en todo caso Santos Valdés veía otra cosa.
Pareciera que el autor creía que el mundo se encaminaba hacia un holocausto de
grandes proporciones debido a la crisis que plantea, y sin embargo el mundo sigue su
curso; casi como si nada, casi. Cuando creemos haberlo visto todo, la vida nos saca de
nuestro letargo con infinidad de sorpresas, como si se tratara de un acto de magia; una
maravilla.
Años antes, en 1952, el venezolano Mariano Picón Salas prologó el delicioso
libro de Antonio Acevedo Escobedo Los días de Aguascalientes. En este texto Picón
Salas escribió lo siguiente: “el mundo marcha a una descolorida uniformidad, a esa
extraña monotonía de los días sin color ni símbolo que ya desesperaba a Lawrence y le
impulsaba a buscar, más allá de su pálida Inglaterra, pasiones y gentes que se vistieran
y reaccionaran de imprevisible modo”.
Imagínese, en 1952 Picón Salas percibía una tendencia hacia la uniformidad, que
es hoy una de las grandes preocupaciones de nuestro tiempo, propiciada por el
extraordinario desarrollo de los medios de comunicación y la presencia avasalladora de
las multinacionales, entre otros factores. A esto responde, por ejemplo, esta pasión con
la que en los últimos 10 años se celebra el día de muertos. En última instancia se trata
de una reacción contra el homogeneizador halloween.
Y sin embargo uno pensaría que aquella época, sería pletórico de originalidad,
debido al aislamiento, y nada más lejano del ánimo de la gente que este tipo de
preocupaciones; seguramente si Picón Salas viviera hoy se moriría del puro susto.
Con mucha frecuencia pensamos que todo tiempo pasado fue mejor, pero, ¿qué
sucede cuando nos encontramos que en el pasado creían lo mismo? Ciertamente hay
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cosas en las que esto es cierto, como por ejemplo los problemas que traen consigo el
exacerbado crecimiento demográfico, la falta de agua, el agrietamiento del suelo, etc.,
pero hay situaciones a las que esto no se aplica. Situaciones como estas tendrían que
propiciar que enriqueciéramos nuestra visión de las cosas con una perspectiva de largo
plazo, para que nadie nos asuste con el petate del muerto.
A otra cosa. Le comento que hoy hace 33 años, el 8 de marzo de 1971, se
entregaron los premios del concurso que organizó el Patronato Pro Capilla de Jardines
de la Asunción, que seguramente animó con su inagotable entusiasmo el querido padre
Jorge Hope Macías.
El concurso de referencia tuvo por objeto escoger el proyecto arquitectónico
para la construcción del recinto religioso que se encuentra en el corazón del
fraccionamiento Jardines de la Asunción.
La ceremonia organizada para el efecto, que significó también la inauguración
de la exposición de los ocho proyectos participantes (maquetas y dibujos), tuvo como
escenario la Casa de la Cultura. El arq. Mario García Navarro, en su calidad de
Presidente del Colegio de Arquitectos, fue el encargado de entregar el premio,
consistente en $5,000 de aquellos pesos de 12.50 por dólar.
El ganador fue el Arq. Sergio Carrasco, quien además obtuvo el derecho de
dirigir la construcción. (El Heraldo de Aguascalientes,
9 de marzo de 1971). El
segundo lugar lo obtuvo Francisco Ortiz, mientras que el tercero correspondió a Carlos
Aguilera. Ayer se dieron a conocer los resultados.
Uno de los jurados tenía uno de esos nombres que se leen una y otra vez, para
verificar que no se equivoca uno en la lectura: se llamaba Inchápiro Mendoza,
¡imagínese!, aunque claro, también es posible considerar que el redactor se haya
equivocado. El otro jurado fue Carlos López Aranda, ambos procedentes de
Guadalajara.
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15 de marzo 2004
Jesucristo Superstar en Aguascalientes
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El género cinematográfico de tema bíblico ha sido muy socorrido a lo largo de la
historia del cine, e indudablemente la cuaresma es el tiempo idóneo para su proyección.
En términos generales estas películas son de dos tipos: las que desarrollan sus historias
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siguiendo al pie de la letra la Sagrada Escritura (¿se imagina a los evangelistas como
guionistas de cine?), y las que proponen una reflexión que no se ciñe a la ortodoxia. Por
esto mismo más de alguna ha sido acompañada por el escándalo y la polémica.
Precisamente fue este el caso de la película Jesus Christ Superstar, filmada en
1973 y estrenada en Aguascalientes el 21 de marzo de 1974, hace 30 años, en el
desaparecido Cine Encanto de la avenida Madero.
En esa época fue común que grupos de estudiantes a punto de terminar el
bachillerato promovieran alguna película para allegarse recursos para financiar su
graduación. No se trataba de cualquier película, sino de aquellas que por la publicidad
que las precedía o los temas que trataban se creía que serían muy exitosas. A cada
estudiante se le asignaba una cantidad determinada de boletos que debía colocar, y es
obvio que el precio de éstos siempre era mayor de lo que uno pagaba por una entrada
normal, y si entonces ir al cine costaba $8, asistir al estreno de Jesus Christ Superstar
tuvo un precio de $12; los promotores fueron los miembros de la generación 71-74 del
Instituto Mendel.
Esta película, dirigida por Norman Jewison, tuvo su antecedente en el musical de
Broadway del mismo nombre, con música de los ingleses Andrew Lloyd Webber y
letras de Tim Rice, y en Aguascalientes se anunció para niños y adultos. Además se
prohibió la permanencia voluntaria, una práctica muy común entonces. En uno de los
anuncios se afirmó lo siguiente: “Vibrante espectáculo de belleza sorprendente,
vigorosa y evocativa”.
El hecho levantó ámpula, la suficiente como para que el obispo diocesano, Dr.
Salvador Quezada Limón, ordenara a un grupo de sacerdotes preparar un texto que
publicó El Heraldo de Aguascalientes en su edición del 17 de marzo, con el título de
“Orientación a los católicos sobre la película Jesucristo Superestrella”. Se trata de un
documento que no tenía la intención de juzgar la técnica o el arte del largometraje, sino
“examinar el fondo de su contenido cristiano”.
De entrada se afirma que el Cristo que presenta la película no es el de los
evangelios, sino una “figura imaginativa” en la que no hay rasgos de divinidad ni
presencia de milagros; “es simplemente un promotor social... El Señor es presentado
ahí simplemente como un hombre extraordinario, notable y dotado de una enorme
simpatía que atrae a los hombres, con una madurez humana... y con un equilibrio
mental y emocional que lo hace destacar como uno de los grandes hombres de la
historia, pero nada más”.
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En ningún momento el texto de referencia invita a los católicos a no ver la
película, cosa que sí se hizo días después, el 20 de marzo. En esta ocasión, en la misma
página aparecieron la publicidad y la siguiente nota que, por cierto, no está firmada:
“Católico: no te dejes sorprender, la película Jesucristo Superestrella niega el dogma
de fe de la divinidad de Cristo y por lo mismo no está ni puede estar autorizada por el
Papa, porque es irreverente y blasfema en muy alto grado. No asistas ni permitas que
asistan los tuyos”. En cuanto a la publicidad, el largometraje fue anunciado en esa
ocasión como “la película del siglo, recomendada por el Vaticano”.
Esta última aseveración es confirmada por Díaz Ruoanova, un colaborador
permanente de El Heraldo, de quien se publicó un artículo el 15 de marzo, en el que
señala que “la mejor manera de atacar a una religión es no tomarla en serio”, como
señala que se hace en la película, que tiende a socavar los fundamentos de la creencia
cristiana, y dice que en “Jesucristo Superstar" el Salvador es un personaje que se
mueve azarosamente, sin plan doctrinario, sin verdadero espíritu de catequizador. Va y
viene entre brincos y contorsiones, entre canciones y distorsiones, sin fuerza moral y
sin ningún halo de divinidad. La mala fe, que diría Jean Paul Sartre, baña todo el
filme”.
Nadie en estos días escribió a favor del largo metraje, y como sucede siempre en
estos casos, la polémica desatada con motivo de su proyección fue la mejor publicidad
posible, de tal forma que las funciones se vieron abarrotadas.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
22 de marzo 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Se celebró ayer el 198° aniversario del natalicio del Lic. Benito Juárez, indudablemente
uno de los principales íconos de México, junto con la bandera nacional, Morelos y
Zapata.
A principios del siglo XX existió un busto del Benemérito de las Américas en la
Plaza de Armas, hoy Plaza de la Patria, que se encontraba en el límite poniente de la
explanada, justo donde ésta se comunica con la actual Plaza de la Convención, que en
ese entonces era una calle abierta a la circulación de vehículos.
Seguramente hecho a propósito, el busto de Juárez miraba hacia la explanada,
dándole la espalda a la catedral.
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Aunque fue común que se utilizara el cercano Teatro Morelos para toda clase de
celebraciones cívica, incluidas las de Juárez, muy probablemente también se llevaron a
cabo las del prócer de la Reforma ante su busto, hasta que éste se cambió al lugar que
ocupó durante una buena parte del siglo XX en la Alameda, hasta que el 21 de marzo de
1974 se llevó a cabo la primera celebración ante la estatua emplazada en la glorieta del
fraccionamiento Las Américas, en el contexto del 168° aniversario del natalicio de
Juárez. También se aprovechó la ocasión para imponerle el nombre de Las Américas a
la avenida en la que se ubica la glorieta.
La estatua, que tiene una altura de 7.5 metros, pesa unas 30 toneladas y fue
fundida en San Luis Potosí, fue colocada en su pedestal el día siete de marzo. Fue
realizada por el escultor potosino Joaquín Arias, quien también llevó a cabo la de
Morelos, instalada posteriormente en la glorieta de Avenida Circunvalación y Héroe de
Nacozari, que fue trasladada años más tarde a su actual emplazamiento, en Ciudad
Morelos.
Por cierto que Joaquín Arias se había hecho presente en Aguascalientes al ganar
el primer lugar en escultura en la Exposición de Artes Plásticas de la Feria de San
Marcos correspondiente a 1959, primera nacional que se realizó. En esa ocasión Arias
ganó con un bronce llamado Maternidad.
El Heraldo de Aguascalientes cabeceó la nota que informó de la inauguración
del monumento a Juárez de la siguiente manera: Un enorme monumento, símbolo de
indeclinable conducta cívica. En el acto, que fue encabezado por el gobernador Dr.
Francisco Guel Jiménez, hablaron el estudiante de la Secundaria Benito Juárez Hilario
Martínez Sánchez, a nombre de los estudiantes de Aguascalientes, y en representación
de la masonería, el extinto Lic. José Padilla Cambero.
Desde luego la celebración permitió afirmar que la administración de Guel
Jiménez estaba basada en los postulados juaristas “que son un rico venero de ejemplar e
indeclinable conducta cívica, destacando la claridad y la firmeza de su pensamiento,
así como la huella de su voluntad inalterable.”
En otro orden de ideas, le comento que el 24 de marzo de 1903, El Ejecutivo del
estado aprueba una solicitud presentada por el Sr. John Douglas en su carácter de
Presidente del Consejo de Administración de la Compañía Eléctrica de Aguascalientes,
para modificar el trazo de la ruta del tranvía eléctrico que en esos días construía la
empresa.
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Originalmente se había estipulado que “el punto terminal de la línea sería el
cruzamiento de las calles tercera de la Democracia y tercera de la Merced”, hoy
Venustiano Carranza y Eduardo J. Correa, y que la empresa se obligaba “a no emplear
en la vía el sistema de postes ni cables”. El cambio aprobado significaría que la línea
dé vuelta por la 3ª calle del Socorro y recorra ésta y la segunda del mismo nombre, dé
vuelta por la de Alarcón y entronque en el cruzamiento de la 3ª de San Diego por medio
de una Y griega o de otra construcción apropiada”.
En cuanto al establecimiento de la línea sin cables ni postes, se señalaba que esto
no era posible “por no estar aún este sistema en el grado de perfección en que se le
había conceptuado cuando se celebró el contrato relativo”.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
29 de marzo 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El 30 de marzo de 1934, hace 70 años, visitó Aguascalientes el presidente de la
República, general Abelardo L Rodríguez, acompañado de su esposa, la Sra. Aída. S. de
Rodríguez.
Como fue obligado en esa época, quien sucedió en el cargo al también militar
Pascual Ortiz Rubio, llegó en tren. Dice el periódico Alborada (4 de abril de 1934), que
desde unas tres horas antes del arribo se reunió mucha gente en los andenes de la
estación del ferrocarril, que fue profusamente adornada para la ocasión con banderas
tricolores.
Desde luego el mayor contingente fue de los ferrocarrileros, “que le daban la
bienvenida y se unían al entusiasmo del pueblo para tributar, la más calurosa
recepción a nuestro Primer Mandatario. Las campanas de las iglesias echaron al
vuelo, y el silbato de la Casa Redonda, anunció el arribo del Señor Presidente de la
República, que al descender de su carro palacio en el tren Olivo, fue largamente
aplaudido y victoreado”.
A petición de los trabajadores del riel, el Jefe del Ejecutivo visitó la instalación
fabril ferrocarrilera, mostrándose vivamente interesado el general Rodríguez por la
intensa actividad y progreso de los talleres de Aguascalientes, y felicitando a los
trabajadores por sus esfuerzos encaminados a laborar por el engrandecimiento de
México.
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Acto seguido fue al Palacio de Gobierno a bordo de un automóvil, y desde el
balcón central saludó a la población. Posteriormente acudió a un banquete que se le
ofreció en Río Gil, en el municipio de Calvillo, cuya cabecera también visitó.
Luego del ágape procedió a inaugurar la presa que lleva su nombre y que se
ubica en el municipio de Jesús María, muy cerca de las comunidades Gracias a Dios y
Cañada del Rodeo, y que fue construida por iniciativa del gobernador del Estado,
coronel y médico Enrique Osornio Camarena, quien fue titular del Ejecutivo estatal
entre 1932 y 1936.
Ya en la tarde, de regreso a Aguascalientes inauguró el monumento al general
Alvaro Obregón que se encuentra en el barrio de Cholula, realizado gracias a la
iniciativa del gobernador y del diputado Telésforo Guerra.
Sobre las actividades de la Primera Dama, la única noticia que se tiene es que
mientras los políticos desarrollaban sus actividades a ella se le organizó un té de damas
en el Hotel Francia.
Y hablando de presas, fíjese que el 3 de abril de 1957, hace 47 años, hubo un
derrumbe en la construcción de la presa Peña Blanca, en Calvillo, que causó la muerte a
dos trabajadores, y heridas a otros tres.
Esta presa se encuentra al norte de la cabecera municipal, muy cerca de la
comunidad de El Tepozán, y al parecer tenía ya mucho tiempo de estarse construyendo,
puesto que el 21 de marzo de 1955, dos años antes, El Heraldo de Aguascalientes
publicó una nota en la que se refería a la urgencia de terminar esta obra antes de la
temporada de lluvias, ya que éstas podrían provocar un derrumbe de la cortina, que
estaba siendo construida con tierra y piedras.
Pasaron los veranos de 1955 y 1956 y nada que se terminaba la obra, de tal
manera que para 1957 seguían trabajando, con el resultado a que hago referencia.
A propósito del accidente, en el que se derrumbó una parte importante de
la cortina, El Heraldo de Aguascalientes (3 de abril de 1957) señaló que no era el
primero que tenía lugar en esa obra, y que ya eran cinco los trabajadores fallecidos en
diversos incidentes, que se achacaban a la falta de precaución de quienes dirigían la
construcción.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
5 de abril 2004
A LA FERIA DE SAN MARCOS...
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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Como ocurre cada año, la temporada sanmarqueña iniciará con la coronación de
la reina y las recomendaciones del obispo diocesano para que todo el mundo se divierta
sanamente.
Pese a ello, en los diarios abundarán las informaciones de los hechos de sangre
en el área ferial, los excesos en el consumo de alcohol, la ilegalidad de la jugada, los
abusos de los taxistas y los exorbitantes precios de lo que ahí se vende, etc.
Cada año sucede lo mismo, y cada año la fiesta se desarrolla, acaba y todo el
mundo continúa sus actividades como si nada, o casi. Las críticas seguirán por un
tiempo hasta que otros asuntos reclamen la atención de los criticones. Por su parte el
Patronato, (culpable de todo lo habido y por haber) protestará su inocencia y refrendará
su compromiso para trabajar porque el próximo año la feria sea mejor, no sin antes
declarar que la de este año fue la mejor de todos los tiempos. Y sin embargo el próximo
año... sucederá exactamente lo mismo, porque la esencia de la fiesta es la licencia más o
menos controlada, la ruptura de la rutina. ¿Si no para qué hacer borlote?
Permítaseme citar las sabias palabras del Dr. Alfonso Pérez Romo, presidente
del Patronato el sexenio pasado, quien señala que “las ferias no las hacen los
Ayuntamientos, ni los Patronatos, ni las asociaciones ciudadanas o gerencias
profesionales que organizan eventos y celebraciones; las ferias las hacen los pueblos,
los ciudadanos que concurren a los espectáculos y fiestas, los feriantes que se dejan
caer de todas partes con ánimo desinhibido, toda esa comunidad que con su conducta
personal y colectiva le da el talante moral a la festividad” (Alfonso Pérez Romo,
Testimonio de unos días, ICA).
Comento lo anterior porque uno de los aspectos que más se impugnan cada año
es el casino y su pléyade de juegos. En su edición correspondiente al 1 de abril de 1955,
hace 49 años, El Heraldo de Aguascalientes, publicó una nota en la que informaba que
el presidente de la República, Sr. Adolfo Ruiz Cortines, había prohibido la jugada. Este
diario señalaba que “el Gobierno Federal no permitirá se realicen juegos de azar
durante la feria de San Marcos, a pesar de las reiteradas peticiones de las autoridades
locales para lograr se les concediera el permiso oficial para incluirlos como parte del
programa”.
Para el efecto, y de ser necesario, la federación haría intervenir a las fuerzas
armadas mientras las autoridades civiles estuvieran en condiciones de operar, esto ante
la posibilidad de que algún vivillo pretendiera instalar un casino antes de que se
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cumplieran todas las formalidades. El diario agregaba que “las autoridades federales
expresaron que la Feria de San marcos tiene suficiente atracción en todo el país para
no necesitar se establezcan las peleas de gallos y demás juegos de azar para ser un
éxito.
Insisten además en el deseo de lograr que la Feria consolide su atractivo turístico
presentando evento de atracción local folclórica, en lugar de los juegos de azar”.
La razón que se esgrimía para semejante prohibición radicaba en que la jugada
produce “un daño tremendo a la economía regional con el establecimiento de centros
donde se cruzan apuestas por las grandes cantidades que se llevan del numerario
circulante.
No es verdad, afirman nuestros informantes, que como las personas adineradas
apuestan pues en los juegos de azar, cualquiera puede concurrir con cantidades
grandes o pequeñas”.
Cambian los términos; permanece la esencia, y hoy en día, por ejemplo, no
faltan quienes señalan, gritan a quien quiera oírlos, que somos un pueblo preparado para
la democracia, bla, bla, bla, pero cuando se trata de asuntos como este de la jugada, se
auto nombran padres de familia de un pueblo al que consideran menor de edad; incapaz
de decidir por sí mismo.
Personalmente nunca he perdido ni quinto porque nunca juego, dado que me
parece una manera muy tonta de perder lo que tanto trabajo cuesta ganar, pero quienes
impugnan estas prácticas olvidan la dimensión oscura del alma, que cuanto más se le
prohíbe algo, más le atrae. A final de cuentas esto de la jugada es como las llamadas a
misa y los recordatorios maternales: va el que quiere, y el que no quiere, pues no va, y
santo remedio. ¿O acaso en la puerta está alguien, pistola en mano, obligando al
respetable a pasar lista?
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
12 de abril 2004
ADIOS A JOSE DAVILA RODRÍGUEZ
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El viernes pasado murió José Dávila Rodríguez, director de XEUAA, Radio
Universidad.
Ese día, en la mejor tradición implantada por Dávila en la emisora universitaria,
varios espacios de la programación fueron dedicados a la difusión de música sacra con
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motivo del viernes santo, y no dejó de extrañar el que de cuando en cuando se diera a
conocer la noticia de su muerte, para escuchar a continuación su voz limpia, profunda,
elegante, identificando a la estación o anunciando algún programa.
Incluso el sábado 10, un par de horas después de su entierro, en la emisión de Al
tranco, origen, esencia, se le enviaron saludos y el deseo de un pronto restablecimiento,
esto porque se trataba de un programa grabado...
José Dávila fue un personaje de excepción; alguien que poseía el raro don de
enriquecer a aquellos que lo trataban. En este sentido, tenía la capacidad de descubrir las
potencialidades de los demás y darles el necesario cauce para que dieran fruto. Creía
que las artes tienen una función educativa capaz de generar el crecimiento espiritual de
las personas. Precisamente a este objetivo dedicó una buena parte de su vida, primero
como director fundador de XENM, Radio Casa de la Cultura, y luego al frente de la
emisora universitaria.
Música, luz para la humanidad, pareciera haber sido su divisa, el impulso que lo
llevó a realizar cualquier cantidad de proyectos de difusión cultural. Quizá sólo le faltó
escuchar Radio Universidad a través de la frecuencia modulada. Este es un proyecto que
está en marcha desde hace por lo menos un par de años, y que ha sido acogido con
mucho entusiasmo por el Rector Dr. Antonio Avila Storer, y el Director de Difusión,
Mtro. Jorge García Navarro. Ojalá y pronto tengamos buenas noticias al respecto.
Desde luego tampoco hay que olvidar la muy valiosa contribución de Radio
Universidad en el proceso de democratización que vive el estado, a través de
transmisiones de monitoreo de elecciones y programas de reflexión en torno a la
realidad política y social de Aguascalientes. Indudablemente en ello Dávila tuvo mucho
que ver.
Maestro de la ironía, fácil para la broma ingeniosa y mordaz, pero nunca grosera
o vulgar, su generosidad y calidez no tuvieron límites. Siempre sencillo, nada más
lejano a su personalidad que las afectaciones o la ambición. Esta actitud le permitió
establecer relaciones caracterizadas por la horizontalidad, ello sin importar la edad o
condición de sus interlocutores.
Ahora que se ha ido una imagen suya me ronda en la mente: las ocasiones que lo
vi irse al terminar el Ferial de Aguascalientes. Los aplausos se han disipado y el foro
permanece con una tenue iluminación, y mientras Jorge Campos comenta la función con
bailarines y músicos, Dávila viene de la cabina con la sonrisa que sólo el dolor y la
muerte le quitaron...
A propósito de la cabina del Teatro de Aguascalientes, circuló por ahí la
iniciativa de imponerle su nombre a este espacio que José hizo suyo en innumerables
ocasiones. Espero que el Instituto Cultural de Aguascalientes lleve a cabo este sencillo
homenaje que perpetúe su memoria.
Y sin embargo, para fortuna de quienes lo queremos, hace casi dos meses, el 14
de febrero pasado, tuvimos la oportunidad de patentizarle nuestro afecto en un acto que
se llevó a cabo en el Teatro de Aguascalientes, con el pretexto de la toma de una
fotografía de los productores de Radio Universidad.
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En esa ocasión quienes asistimos ocupamos los lugares de los músicos de la
Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, teniéndolo a él como director. En rigor fue aquel
un acto preñado de emocionada tristeza, un momento agridulce, dado que ya para
entonces comenzaba a ser el recuerdo de lo que fue, y era evidente que la muerte estaba
apoderándose de su cuerpo. Para mí fue obvio que se trataba de la despedida, como en
efecto ocurrió. Después de ese día no volví a verlo.
Estoy seguro que no faltarán quienes no estén de acuerdo con lo que aquí
escribo, y supongo que no les faltará razón, pero, ¿qué quieren?, a mí siempre me fue
bien con él; siempre.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
19 de abril 2004
La carretera a San Blas
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Durante una buena parte del siglo XX representantes de las fuerzas vivas del estado
pugnaron por la construcción de una carretera que uniera a nuestra ciudad con el puerto
de San Blas, en el estado de Nayarit, que buscaba darle a Aguascalientes una salida al
mar.
Que se tenga este objetivo me parece muy natural, pero no me explico el por qué
de la elección de San Blas, que no ha sido ni es una buena opción para acceder al
transporte marítimo, no sólo por el hecho de que no se haya construido ahí la necesaria
infraestructura portuaria para alcanzar esos objetivos, sino porque tradicionalmente
Manzanillo ha cumplido ese papel, y no sólo en años recientes, cuando se han renovado
las instalaciones portuarias y se ha construido una magnífica autopista, sino desde
principios del siglo pasado, cuando se construyó un ferrocarril que comunica a esa
ciudad con el occidente y centro del país.
El hecho es que nunca se construyó la llevada y traída carretera a San Blas.
Candidatos a la presidencia de la República y presidentes fueron y vinieron; se les
propuso y se comprometieron, y nada, nunca se avanzó sobre este objetivo más allá de
algunos pequeños tramos, que en rigor no fueron construidos para completar esta vía,
sino para unir los pueblos de la región.
Curiosamente la esperanza no decae y de cuando en cuando vemos todavía notas
en las que grupos y personas insisten en ello.
Uno de estos esfuerzos tuvo lugar el 18 de abril de 1964, hace 40 años, fecha en
que tuvo lugar una reunión en la que participaron los gobernadores de Aguascalientes,
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Nayarit, y Zacatecas, aprovechando la asistencia del Ing. Javier Barros Sierra, secretario
de Obras Públicas, que inauguró la Feria Nacional de San Marcos representando al
presidente Adolfo López Mateos.
Esta reunión tuvo lugar en el Salón de Sesiones del Congreso del Estado, que en
ese entonces se encontraba en Palacio de Gobierno, donde hoy es el Salón Miguel
Angel Barberena Vega, y de ella resultó una declaración conjunta que llevó el título de
“Criterio y significado para la vía Tampico, costa de Nayarit”, que tuvo su antecedente
en una reunión realizada en San Blas, el 26 de marzo de 1964.
En el ánimo de los gobernadores existía la intención de “lograr la integración
económica y social de una amplia región del país, que comprende el sur de
Tamaulipas, norte de Veracruz, San Luis Potosí, Aguascalientes, Jalisco y Nayarit”.
Ya para esos días el Lic. Gustavo Díaz Ordaz era el candidato presidencial del
PRI, y como entonces resultaba impensable la posibilidad de que ganara alguien que no
perteneciera al otrora invencible, el documento signado por los gobernadores de estas
entidades se hablaba del interés manifestado por el presidente López Mateos “y el
sentido de continuidad que trata de imprimirle el señor Lic. Gustavo Díaz Ordaz a la
obra de los regímenes revolucionarios”, para concluir con el interés por construir esta
carretera.
En apoyo de su propuesta los mandatarios emitían una serie de consideraciones,
como por ejemplo el hecho de que los ciudadanos beneficiarios de esta obra serían
aproximadamente tres millones de habitantes de lo que se dio en llamar el “eje
transversal interoceánico”, e indudablemente la carretera contribuiría a elevar las
condiciones de vida de esta población.
Por otra parte también se consideraba la integración económica de estas
entidades. En el caso de la economía de Aguascalientes, ésta se caracterizaba por ser
una “fundamentalmente agrícola, pero para los efectos de la aplicación del programa
de desarrollo ganadero y el de industrialización, requeriría de los productos de la
industria, de forrajes y alimentos para aves y ganado, así como un incremento en el
intercambio comercial. Asimismo, esta Entidad estaría en condiciones de ampliar el
mercado de las industrias ya existentes en proceso de expansión como son la industria
vitivinícola, bordados y deshilados, ropa para obreros y campesinos, así como de
maquinaria
agrícola
para
tracción
animal
y
pequeños
motores,
plantas
deshidratadoras para pescados y mariscos, arreos para pesca, etc.”
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A final de cuentas fue mucho ruido y ninguna nuez. Quizá en esta ocasión el
proyecto no se concretó dado que el presidente López Mateos concluyó su mandato
unos meses después, y ciertamente habría que buscar explicaciones de por qué en otros
momentos tampoco fue posible.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
26 de abril 2004
UN CARRO DE FERROCARRIL EN LA PLAZA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Las instalaciones de la Feria de San Marcos correspondiente a 1966 comenzaban
en la entonces Plaza de Armas, con la exposición industrial y comercial, que se instaló a
un costado de catedral, en la calle de Moctezuma, y continuaba por Venustiano
Carranza.
Tal vez usted recuerde que ese año los Ferrocarriles Nacionales de México
participaron en esta exposición con el carro comedor No. 3611, que llevaba el nombre
de Tolteca, y que fue llevado desde el taller hasta la mismísima plaza y colocado justo
enfrente del atrio de catedral.
En esa época vivía yo en la tercera calle de la Avenida Madero, y recuerdo
perfectamente que el carro pasó una noche casi frente a mi casa; después de todo no era
un espectáculo cotidiano ver ahí, a media calle, un carro de ferrocarril.
No sé que procedimiento utilizaron para arrastrarlo; pero supongo que una grúa
iba por delante jalándolo lentamente, no sin que los esforzados trabajadores fueran
colocando y quitando rieles en medio de la calle para que el carro circulara sin mayores
problemas y sin daño para el asfalto. Por otra parte, el hecho de que el carro quedara por
ahí frente a mi casa, abandonado a su suerte, significó que el traslado debió tardar por lo
menos más de un día.
En coincidencia con este hecho, el día 29 de abril estuvieron aquí el Ing.
Eufrasio Sandoval Rodríguez, gerente de los ferrocarriles y el director de Ferrocarriles
en Operación de la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, Ing. Miguel Angel
Barberena Vega, según consta en la edición del día siguiente de El Heraldo de
Aguascalientes.
Sandoval y Barberena visitaron el taller con el objeto de recibir la maquinaria e
instalaciones de los nuevos talleres, cuya construcción y acondicionamiento habían
significado la erogación de $245 millones a lo largo de varios años. Sin embargo la
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recepción no fue posible debido a que todavía faltaban algunos ajustes en el
Departamento de coches y carros.
Por ello, en su visita al taller Sandoval urgió a los trabajadores a concluir con
estas tareas, a fin de que el presidente Gustavo Díaz Ordaz pudiera recibir e inaugurar
las instalaciones, en una gira de trabajo que tendría lugar en la segunda quincena de
mayo.
Después del recorrido por los departamentos del taller, los visitantes hicieron
acto de presencia en la exposición industrial de la feria, iniciando, desde luego, en el
carro comedor, al que en una breve ceremonia le fue cambiado el nombre de Tolteca por
el de Feria Nacional de San Marcos, para luego visitar cada uno de los pabellones
instalados en la exposición industrial, y terminar con una comida en el Jardín de San
Marcos.
El diario menciona que en ese momento estaba en trámite el presupuesto para
llevar a cabo una cuarta etapa de renovación de los talleres locales, y que ésta tendría un
costo aproximado de $30 millones, que permitirían la modernización de otros
departamentos, entre ellos el de fundición de zapatas.
Aparte del recuerdo, de todo aquello permanece en lo que fue el taller una serie
de grandes naves de color naranja y techo de lámina, que contrastan sensiblemente con
el resto de la arquitectura del lugar.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
3 de mayo 2004
¿SE ACABA EL AGUA?
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Son muchas las voces de alerta a propósito del agotamiento de los mantos acuíferos; del
holocausto que nos espera si no tomamos auténticas y enérgicas medidas para conservar
el agua. Ese día (toco madera) si alguien queda para verlo, se le tendrá que cambiar de
nombre al estado. Va como propuesta el de Sinaguas. Ya ni calientes ni frías;
simplemente Sinaguas...
Existen muchas evidencias en torno a esta situación: las continuas quejas
provenientes de todos los sectores de la sociedad sobre la falta del líquido; el proceso de
fractura que vive el suelo no sólo en la capital del estado, aunque ciertamente no está
plenamente comprobado que se deba a este factor; el errático ciclo pluvial (por ejemplo,
nunca se ha llenado la Presa Calles, y sólo en dos ocasiones, en 1935 y en 1991, sus
aguas acariciaron la posibilidad de caer por el vertedero); el muy desproporcionado
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crecimiento demográfico, que indudablemente presiona sobre la oferta de agua; la pobre
cultura de cuidado del agua que tenemos, de tal manera que no ha sido posible erradicar
el desperdicio; el avance de la desertificación del suelo, etc.
A propósito de este último hecho, recuerdo un estudio realizado por Carlos
Ortega de León, en el que se refería a los cambios de flora en ciertas regiones del
estado, y de cómo una especie de árboles había desaparecido de algunas zonas de San
José de Gracia, en parte por la depredación de que fue objeto por quienes subsistían
convirtiendo la madera en carbón para consumo doméstico, pero también por la falta de
agua.
A propósito de nuestra cultura de cuidado del agua, no faltan por ahí quienes
barren la calle con la manguera, o quienes se rasuran con la llave del agua abierta, en el
mejor de los casos, o, para acabarla, en la regadera. De aquí que en muchos casos se nos
culpe de esta situación, pero... También existe información que en alguna medida
contradice todo lo anterior. Se habla, por ejemplo, de que los porcentajes de consumo
son como siguen, más o menos: agricultura: 80%; industria y servicios: 14%; y
consumo humano: 6%. Entonces, ¿quién se está acabando el agua?
El 1 de mayo de 1978 El Heraldo de Aguascalientes publicó unas declaraciones
del agente de la Secretaría de Agricultura y Recursos Hidráulicos, Ing. Salvador Félix
Espinoza, que merecieron las ocho columnas de esa edición: Aguascalientes en peligro
de convertirse en un desierto.
La nota se refiere al hecho de que de no tomarse medidas urgentes de control del
agua en el corto plazo, el estado de Aguascalientes se convertiría en un desierto. Decía
el diario que “nuestra ciudad, para sobrevivir, tendrá que hacer uso de las captaciones
anuales de la lluvia por medio de las presas, pero se encontrará rodeada de yermos,
donde sólo habitarán los reptiles”. El delegado de Agricultura apoyaba sus
afirmaciones en el hecho de que 1940 el nivel de agua se encontraba a 11 metros de
profundidad, mientras que para 1977 había bajado a 75 metros.
Félix Espinoza anunció que una de las medidas que se tomarían sería la de no
expedir más permisos de pozos profundos para riego, así como la prescripción para los
existentes de utilizar aquellos métodos de control de agua que permitieran los más altos
rendimientos. En los años siguientes sólo se permitiría la explotación de 50 pozos que
se habían autorizado “en el sur del estado, así como en la ruta del arroyo Chicalote,
donde hay todavía agua en abundancia”.
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Estas ideas se enunciaron hace 26 años, y si estuviera en otra parte podría decir
que de entonces a la fecha “mucha agua ha corrido”, pero no en Aguascalientes, donde
el agua hace cualquier cosa menos correr; escasear, por ejemplo.
Mal chiste aparte, lo que me interesa resaltar es el hecho de que ha pasado todo
este tiempo y no sólo no hemos revertido un proceso que parece imparable, sino que
hemos incrementado el consumo y el desperdicio del agua, pese a lo cual el valle de
Aguascalientes dista mucho de ser el yermo en que pensaba Félix, donde sólo habiten
los reptiles. Desde luego la falta de precisión no significa que no exista el problema,
pero sí que tal vez no tenemos una idea particularmente clara de lo que sucederá en este
terreno, aunque esta situación de ninguna manera nos autoriza a desperdiciar el agua, ¿o
sí?
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
10 de mayo 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
14 de mayo de 1955: En su edición correspondiente a esta fecha, El Heraldo de
Aguascalientes publica la columna Ciudad, firmada con el seudónimo Lord Ely, que
señala lo siguiente: Algunos industriales japoneses tuvieron a bien llegar a
Aguascalientes a ofrecer una fábrica de hilados y tejidos, y una posible factoría de
fabricación de bicicletas. Para la posible instalación de maquinaria y demás enseres,
se pidió a Aguascalientes una aportación de $15 a 20 millones de pesos, que vendrán
hacer algo así como las perlas de la virgen en nuestro medio. 15-05-1955-He 8
columnas. El gobierno japonés no abandona la idea de invertir en nuestra entidad. En
una carta enviada al gobierno del estado por el propio embajador japonés en México,
Sr. Kanichiro Kubota, ratifica el ofrecimiento que su país le hizo a Aguascalientes en su
reciente visita a esta capital.
A mayor abundamiento, tanto el propio embajador Kubota como el Dr. Noria
Kondo, han enviado sendos cuestionarios que previamente fueron preparados por la
“Kureha Spinning Co Ltd.” y por el precitado Dr. Kondo, relacionados el primero
sobre la posibilidad que existe en nuestra entidad, de que en nuestra entidad sea
instalada una planta textil, y el segundo correspondiente al Dr. Kondo, se enfoca
directamente, a la incrementación de la agricultura.
El gobierno japonés ofrece personal para la instalación y explotación de estas
industrias, incluyendo desde peones hasta técnicos. En renglón por separado, tratan lo
relativo al financiamiento que podría dar el propio gobierno, así como el que estén
dispuestos a otorgar la iniciativa privada, entendiéndose la banca, el comercio y la
industria.
El Heraldo de Aguascalientes, 13 de Mayo de 1965. Mañana viernes 14, tomarán
posesión los integrantes del consejo municipal de Pabellón de Arteaga, que estará
presidido por Manuel Ambriz Pacheco. Durará hasta diciembre. Forman parte de este
cuerpo, Guadalupe Delgado. José Ma. Quezada Limón. Valente Acevedo y Juan
Hernández como consejales. El síndico será Ramón Claverán.
El acto será en el cine Juárez de Pabellón. La lucha por la independencia de este
lugar, tenía más de 10 años.
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El Heraldo de Aguascalientes, 14 de Mayo de 1965. Mañana el cura José G. Ramos,
oficiará una misa a las 7:00 de la mañana, en acción de gracias, por la erección del
municipio de Pabellón. En la homilía hará una síntesis histórica de la historia de la
iglesia en este lugar, ya que a él le tocó la elevación de la antigua vicaría de Pabellón en
parroquia.
El Heraldo de Aguascalientes, 14 de Mayo de 1965. El congreso del estado declaró
recinto oficial al teatro cinema Juárez, donde tomará protesta el consejo municipal de
Pabellón, que estará a cargo del Profr. Vicente Ventura Trinidad presidente de la cámara
de diputados (la protesta).
El Heraldo de Aguascalientes, 15 de Mayo de 1965. 14-05- A las 12:30, en el cine
Juárez, se constituyó en recinto oficial, para la primera sesión del consejo municipal de
Pabellón de Arteaga. Se dio lectura al decreto que reforma y adiciona la constitución
política para incluir al municipio de Pabellón. Luego Manuel Ambriz Pacheco rindió
protesta como presidente del consejo. Tomó lectura a los otros consejeros. Luego dio
lectura del programa de trabajo. El gobernador Olivares entregó un pergamino que
contiene el decreto que crea el municipio de Pabellón. Luego tomó la palabra para
dirigirse a los presentes, con un discurso de gran contenido revolucionario, de
orientación para los pobladores del IX municipio. Manifestó su satisfacción porque los
moradores de Pabellón coronen sus máximas aspiraciones dentro de la ley.
Se ofreció un brindis en los viveros ubicados en los arbolados del internado de
primera enseñanza, y una comida en la secadora de chile, propiedad del Banco Nacional
de Crédito Agrícola. Por la tarde el gobernador y el presidente del consejo municipal,
colocaron la primera piedra de lo que será la primera obra que realice el municipio, un
centro escolar de primera enseñanza a lado de la escuela secundaria.
Por la noche festival popular. En la comida habló Augusto Gómez Villanueva,
diputado federal, así como el presidente municipal de Rincón de Romos, Manuel Zapata
Juárez, quien manifestó que sobre el derecho y con la ley, había obtenido Pabellón su
libertad.
Se publica una página completa con el encabezado La libertad no se pide, se
conquista, con cinco fotografías de las ceremonias, junto con el discurso de Manuel
Ambriz Pacheco si la naturaleza nos ha sido adversa en la agricultura, base y cimiento
de nuestra economía, si no disponemos de recursos naturales de flora y fauna, la
revolución, movimiento social transformador de viejas estructuras feudales, contienda
que para surgir y triunfar, bebió mares de sangre de nuestros hermanos mártires, ha
puesto en nuestras manos el distrito de riego número 1 ...
Nos debemos a este factor y habremos de conservarlo y acrecentarlo como
patrimonio a las generaciones que nos precedan (sic) se refiere también al clima de
unidad que vive el estado desde hace tres años. Pidió la colaboración de todos los de el
municipio. Enfocará su atención a labores de limpieza, policía, electrificación, agua
potable, embaquetado que no existe en su mayoría, y educación. La libertad no se pide,
se conquista, son palabras de Olivares Santana.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
25 de mayo 2004
LA SUCESIÓN DE 1956 I/III
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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Para Alex Caldera Ortega, el más grande de nuestros politólogos,
por la reivindicación.
Tal y como ocurrirá este año, en 1956 se renovó la gubernatura del estado. Quiero
referirme en esta ocasión al proceso que desembocó en la designación del candidato
priísta, que en los hechos significaba la elección del gobernador, dada la inexistente
competencia electoral.
Desde luego muy probablemente los aspirantes a semejante cargo iniciaron los
movimientos tendientes a alcanzar esta posición desde principios de 1956, si no es que
antes, pero no fue sino hasta el 23 de mayo en que se destapó al tapado. Se trata de una
fecha tardía para iniciar formalmente las tareas electorales, al menos en comparación
con lo que ocurre actualmente.
El 3 de mayo El Heraldo de Aguascalientes publicó una nota que daba cuenta
del arribo a Aguascalientes del delegado general del PRI, el senador potosino Antonio
Rocha, encargado por el CEN del partido de organizar las elecciones de candidatos a
gobernador y diputados, en un hecho que se interpretó como el inicio de la agitación
política. Rocha declaró que se daría a los precandidatos todas las facilidades para
realizar trabajos tendientes a demostrar su popularidad, “a fin de que esto sirva para
formar una idea sobre a quién favorecerá la opinión pública”, y dedicó su primer día
de actividades a recibir a representantes de sectores que se presentaron a manifestar su
adhesión por alguno de los precandidatos.
El diario mencionaba entre los aspirantes a Enrique Rangel Escalera, dirigente
obrero de la Sección 96 del Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros, Metalúrgicos
y Similares de la República Mexicana, que agrupaba a los trabajadores de la empresa
capitalina La Consolidada; Ignacio Lomelí Jáuregui, Gustavo Reyes Montiel, Jesús
Reyes Ruiz, Aquiles Elorduy, Edmundo Bernal, y agregaba otro nombre: Enrique
Olivares Santana, secretario general de la Sección No. 1 del SNTE.
Al día siguiente se afirmaba que se desconocía el nombre del gallo tapado, pero
que los simpatizantes de uno y otro aspirante continuaban trabajando para que Rojas, al
informar sobre quien goza de mayor popularidad en la entidad, favorezca a sus
“gallos”.
En esta edición se denunció la actitud de Ignacio Lomelí, quien había llegado al
extremo de reclutar borrachitos para que se presentaran ante Rocha como comisionados
de los diversos sectores, a fin de hacerle creer que gozaba de gran popularidad. Dice el
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diario que “otra de las ridículas tácticas seguidas por Lomelí Jáuregui, fue la de haber
conseguido reclutar en todo el día de ayer a un centenar de personas, las que estuvo
pasando por grupos de tres, para intentar confundir al Senador Rocha en el sentido de
que todos los sectores hidrocálidos lo respaldaban. Como ejemplo de lo anterior, puede
citarse el hecho de que en un lapso no mayor de una hora, llegaron a las oficinas del
PRI unas treinta personas dizque representando a las especialidades de los Talleres del
Ferrocarril, pero en lugar de pasarlas en un solo grupo, lo hicieron en grupos de tres
para aumentar la aparatosidad, anzuelo que no fue tragado por el funcionario”.
Por su parte, y para no equivocarse e ir sobre seguro, los ferrocarrileros, los
miembros del sector popular y los trabajadores agrupados en la FTA, mejor declararon
que se disciplinaban ante el “mandato superior del Partido, motivo por lo que no
otorgan adhesión a ningún precandidato, sino que esperan que el PRI haga la
designación, para que ellos cumplan con las obligaciones contraídas”.
El día cinco una de las notas llevaba el siguiente encabezado: Lomelí ya es
cadáver. En ella se relata que los aguascalentenses que residían en la capital del país
buscaban un norte acerca de quién sería el elegido, en medio de pugnas tendientes a
desprestigiar a unos y otros. Además, estos buscadores de línea se mostraban
desorientados, “en vista de que el PRI guarda absoluta reserva sobre los
precandidatos”. La nota concluye con la siguiente aseveración: “El velo misterioso que
tapa el “sancto-santorum” del PRI, pronto se habrá de recorrer, diciéndose que a más
tardar dentro de los doce días siguientes a la convocatoria, se sabrá quién será el
candidato oficial”. En cuanto al título de la nota, se refería a Ignacio Lomelí, cuyos
“bonos han ido descendiendo a medida que el tiempo para las elecciones se acerca” .
Esa noche Rocha viajó a México, a informar a sus superiores la forma como
estaba desarrollándose la contienda. El día 7 se publicó la ansiada convocatoria, en la
que se señalaba que la convención tendría lugar el 27 de mayo, pero del nombre del
hombre, nada. No se pierda el siguiente capítulo de esta historia la próxima semana.
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4 de junio 2004
LA SUCESIÓN DE 1956 II/III
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A propósito del proceso de designación del candidato priísta a la gubernatura del estado
en 1956, la semana pasada me referí a la llegada del delegado del CEN del partido, a fin
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de auscultar a las multitudes a propósito de quien sería el más idóneo, y mencioné los
nombres a quienes El Heraldo de Aguascalientes señalaba como aspirantes.
Uno de ellos, Enrique Rangel Escalera, se dio una vueltecita por Aguascalientes
el día 10. Desde luego no vino a hacer por su candidatura sino a saludar a su mamacita.
Sin embargo, gracias a una curiosa coincidencia, de alguna manera sus partidarios se
enteraron de su presencia y le ofrecieron una recepción multitudinaria. Dice El Heraldo
del día 11 de mayo que “sus amigos, al tener conocimiento de esta visita, se trasladaron
a la entrada de la carretera para recibirlo y saludarlo. Allí se congregaron más de mil
personas, todas ellas integrantes de diferentes organizaciones obreras y campesinas, y
un nutridísimo contingente de mujeres del sector popular del PRI”. Esta información se
respaldó con una serie de fotografías muestran de manera fehaciente la popularidad de
Rangel. Por otra parte, en una actitud que hoy brilla por su ausencia, Rangel se limitó a
ratificar su disciplina al partido, y su compromiso de acatar la decisión que éste tomara.
La noche de ese día, en la reunión de la Federación de Trabajadores de
Aguascalientes, se dio lectura a oficios enviados por el secretario de Gobernación, Lic.
Angel Carvajal, del presidente del PRI, Gral. Agustín Olachea y del Sr. Fidel
Velásquez, máximo dirigente de la CTM, anunciando que el candidato iba a ser el Profr.
Enrique Olivares Santana. Clásico madrugete que no funcionó: el dato fue
proporcionado con las reservas del caso, y los líderes no mostraron los originales de los
telegramas.
En la edición del 12 de mayo este matutino señala que algunos diarios señalaban
a Olivares como el elegido, pero la cuestión no estaba resuelta todavía y que personajes
como Gustavo Reyes Montiel y Rangel Escalera todavía tenían posibilidades. El día 11
este último estuvo recibiendo la visita de grupos de diversos sectores de la ciudad entre
los que destacaban sastres, filarmónicos, ferrocarrileros, mujeres del sector popular,
agricultores de San Francisco del Arenal, burócratas estatales y forestales y veteranos de
la revolución.
El día 12 Rangel regresó a México, por lo que se le ofreció una cena de
despedida en el restaurante Medrano, a la que concurrieron aproximadamente 200
personas. También asistió una comisión enviada por el comité nacional del sindicato
minero, al que Rangel pertenecía. En su edición del día 13 El Heraldo señalaba que
únicamente quedaban en la lucha Rangel y Olivares, que hasta ese momento no había
realizado ningún movimiento. Por cierto el diario publicó una página completa con
fotografías de la cena, con pies de foto en los que se afirmaban cosas como estas: la
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popularidad de Enrique Rangel quedó plenamente demostrada ayer. Rangel Escalera
será buen gobernante; Ciega fe del pueblo sobre su triunfo...
El 14 de mayo se insistió en que sólo quedaban Escalera y Olivares. De ellos el
diario decía lo siguiente: “Enrique Olivares Santana, maestro normalista titulado,
Secretario General de la Sección Uno del SNTE, exdiputado local y exdirigente
importante en la campaña política de don Adolfo Ruiz Cortines. Cuenta con el apoyo de
la Confederación Nacional Campesina y, a través de su Sindicato, con el de la
poderosa Federación del Sindicato de Trabajadores al Servicio del Estado; es casi
seguro obtenga también el de la CTM, pues existe una fuerte corriente entre sus
elementos locales.
Enrique Rangel Escalera, de fuerte arraigo entre la clase media y humilde,
trabajador metalúrgico y actualmente Secretario General de la combativa Sección 97 del
Sindicato Industrial de Trabajadores Mineros Metalúrgicos y Similares de la República
Mexicana. Ha logrado crear una fuerte corriente de opinión en su favor, de manera
especial entre la mujer, los pequeños agricultores, algunos ejidatarios y entre los obreros
de esta ciudad”.
Me parece que fue durante el periodo presidencial del Sr. Adolfo Ruiz
Cortines cuando a los dirigentes sindicales se les negaron cargos administrativos, esto
por no considerarlos buenos administradores. Diputaciones y senadurías las que
quisieran, pero nada de administrar recursos; tal vez por eso ni Escalera ni Olivares
fueron los elegidos. Dejemos el nombre del hombre de 1956 para la próxima semana.
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7 de junio 2004
¡NO SE HAGAN BOLAS; EL BUENO ES ORTEGA! III/III
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Una de las principales figuras del sistema político mexicano en el siglo pasado fue la del
tapado, término con el que los periodistas se refirieron al elegido del presidente de la
República para sucederlo o para gobernar las entidades.
En los meses previos a la designación los aspirantes eran sometidos al escrutinio
público y discutidos, hasta que uno de ellos recibía la laica bendición presidencial, que
en términos coloquiales conocimos como destape. Precisamente en la designación del
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candidato priísta a la gubernatura del estado en 1956 este divertimento alcanzó las
proporciones de lo sublime, al grado de que el elegido ni siquiera fue mencionado como
probable.
El 14 de mayo regresó a Aguascalientes el delegado del PRI, Antonio Rocha
Salazar. Ese mismo día tres grupos de ciudadanos se presentaron ante él para apoyar al
diputado Edmundo Olivares, un aspirante más. Los méritos de Olivares radicaban en las
tareas que había realizado en las juntas cívicas pro México, que servían desayunos
escolares y obsequiaban libros y cuadernos a los estudiantes.
El Heraldo publicó el 16 de Mayo una nota en la que informaba que “un extraño
y misterioso mensaje recibió ayer el precandidato Enrique Rangel Escalera, que lo hizo
salir precipitadamente para la ciudad de México, según se dijo para atender cuestiones
relacionadas con su campaña electoral”, mientras aquí sus partidarios preparaban una
concentración de masas tendiente a demostrarle a Rocha la popularidad de Rangel. Por
su parte el Lic. Juan de Luna Loera pidió licencia para separarse de su curul, a fin de
participar en la próxima contienda, a la que también se uniría el senador Aquiles
Elorduy, que la noche anterior había terminado un extenso manifiesto lanzando su
candidatura a gobernador.
Para el 17 de mayo las cosas estaban que ardían. Dice este diario: “el mutismo de
los centros políticos superiores y la incertidumbre y misterio con que se está manejando
la sucesión gubernamental de Aguascalientes ha dado lugar a especulaciones de todo
tipo, sobre todo en cuanto se refiere a personas, posibles candidatos”. El matutino
señalaba que la situación podía acarrear una profunda división entre los
aguascalentenses debido a esta desorientación, y actualizaba la lista de aspirantes. Ellos
eran Enrique Olivares Santana, Enrique Rangel Escalera, Ignacio Lomelí Jáuregui,
Aquiles Elorduy, Jesús Reyes Ruiz, a quien se bromeaba afirmando que contaba con el
apoyo de las musas del Olimpo; Juan de Luna Loera, considerado como gallo del
gobernador Palomino, y el caricaturista Antonio Arias Bernal.
La manifestación pro Rangel tuvo lugar el día 17, y el 18 se agregó un nombre
más a la ya larga lista: el del procurador de Justicia del estado, Lic. Miguel Aguayo
Mora, que también fue calificado como gallo del gobernador.
El 21 de mayo el PRI anunció que su convención, programada para el día 27, se
cambiaba para el 3 de junio, en una noticia interpretada como “fruto de las presiones
que están ejerciendo los distintos grupos”.
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El 23 de mayo El Heraldo informó que Rangel Escalera reiteraba su disciplina a
la decisión del partido, y agregó que no estaba realizando campaña a su favor. Ya si sus
partidarios estaban moviéndose, pues era cosa de ellos, y ni modo que coartara la
libertad de todos los que lo proclamaban como el deseado.
Ese día se destapó al tapado, y con toda seguridad la sorpresa de todos fue
mayúscula, porque su nombre jamás figuró como aspirante. El Heraldo lo proclamó en
sus ocho columnas del día siguiente: Luis Ortega, candidato del PRI.
Ortega Douglas había sido presidente municipal de Aguascalientes a fines de los
años cuarenta, y una de las características de su administración fue la entrar en conflicto
con medio mundo. Este hecho seguramente no hizo sino aumentar el estupor de
muchos.
Desapareció de nuestro sistema político la figura del tapado, pero no la
de la cargada. Dice El Heraldo: “anoche mismo diferentes organizaciones de
trabajadores, de campesinos y del sector popular estuvieron enviando mensajes al
Comité Central del PRI y al Ing. Ortega expresándole su apoyo y su propósito de
luchar el triunfo de su candidatura. Entre éstas últimas destacan el Sindicato de
Propietarios de Autocamiones, el Grupo de Intelectuales, la Unión de Ladrilleros y
otros muchos, de las cuales son dirigentes los señores Juan Romo y Carlos Quevedo”,
es decir, todo el mundo se declaró orteguista de toda la vida, y lo que son las cosas:
nada más para que se dé cuenta cuanto ha cambiado todo, este diario quiso saber la
opinión del PAN sobre Ortega, pero no fue posible, “pues ya ni siquiera oficinas
públicas tiene establecidas”.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
14 de junio 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Los tiempos electorales, particularmente tratándose de una elección de gobernador,
ofrecen la oportunidad para reflexionar a propósito de la problemática del estado. La
sociedad renueva su esperanza y los aspirantes a gobernarla la cortejan buscando ser los
elegidos, y en este acto promueven una oferta que en ocasiones rebasa sus posibilidades
o, ¿acaso la situación mejorará gracias a la llegada al cargo de uno u otro, nada más;
seguiremos creyendo que podemos crecer por decreto?
De cualquier manera la discusión de estas temáticas nos ofrece una perspectiva
de lo que pensaban determinados sectores de la sociedad en un periodo específico. Por
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ello quiero referirme a la del tiempo electoral de 1962, hace 42 años. El 10 de junio de
ese año, El Heraldo de Aguascalientes inició una encuesta tendiente a reflexionar sobre
el programa que debía sostener el Ejecutivo del estado en el periodo 1962-68. Para
entonces ya había sido nombrado candidato del partido aplanadora el Profr. Enrique
Olivares Santana, y nadie dudaba que fuera el siguiente gobernador.
Quizá por su discurso como secretario general de la Sección 1 del SNTE, o
como diputado, Olivares tenía fama de ser de izquierda. Entonces, una primera pregunta
era acerca de si su programa de gobierno debía inclinarse a izquierda o derecha.
Contesta la diputada
federal
Carmen
Araiza,
una
de
las
primeras
aguascalentenses en ocupar un cargo de elección popular. Araiza, para no meterse en
honduras sabiendo que estaba en Aguascalientes, contestó: “tanto el señor presidente de
la República como nuestro partido, ya lo han definido y el futuro gobierno de
Aguascalientes tendrá que seguir los pasos del gobierno del centro. Somos
lopezmateistas, vemos que el régimen ha sido de beneficios. México, a través de su
revolución ha alcanzado la meta de superación, prueba de ello es el voto concedido a
la mujer que ha sido producto de un gobierno revolucionario, del gobierno
lopezmateísta que tiende al mejoramiento de todas las clases sociales”. De federalismo
ni hablar.
Arturo Martínez Mora, dirigente local de los trabajadores del IMSS, va un
poquito más allá y dice que el gobierno deberá ser de izquierda, pero dentro de la
Constitución; deberá proteger a los trabajadores sin perjudicar a los patrones, de tal
manera que las inversiones fluyan y se generen empleos.
El 12 de Junio este diario se preguntaba si Aguascalientes debía darle prioridad a
la industrialización o a la agricultura. El ingeniero Alberto Vega Leyva, quien fuera jefe
del campo experimental de Pabellón, señaló la importancia de la agricultura, por
razones obvias, y se refirió a la industrialización como complemento de aquélla, a fin de
aprovechar de mejor manera los productos agrícolas. Por su parte el funcionario de la
entonces agencia de Agricultura, Ing. Juan Rodríguez Frausto, declaró que la actividad
agropecuaria merecía un 55% de atención, para dejar el porcentaje restante a la
industria, “porque hay que ver que la mayor parte de la población está en el campo;
porque son 11 mil ejidatarios legítimos y 3 mil en derechos que también viven del ejido,
y 5 mil pequeños propietarios. Así es que 19 mil familias viven de la agricultura”. Para
Rodríguez este hecho señalaba la supremacía de la agricultura sobre la industria.
Finalmente aventuraba que, de acuerdo a las tendencias de crecimiento demográfico,
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para 1990 la población de la entidad sería de 537,563 habitantes, que necesitarán 60,000
toneladas de maíz.
El 13 de Junio continuó el sondeo, ahora con empresarios. De las opiniones
emitidas destaco la del industrial Roberto Salazar Uribe, quien dijo que no era posible
desligar ambas actividades, pero señaló que Aguascalientes no era un estado agricultor,
por lo que debía ponerse mayor énfasis en la industria, particularmente la pequeña, que
era la que más abundaba. “Aquí se hacen por 50 personas o más, artículos que van a
toda la República y que son desconocidos en Aguascalientes. Salen de aquí bombas de
mano, a la altura de las importadas, máquinas para barquillos, implementos agrícolas,
cadenas, balancines, etc. El Estado es chiquito y tiene mucha pequeña industria
ignorada a la que hay que ayudar y la actual Ley de Protección Industrial no lo hace”.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
16 de junio de 2004
Usado en Aquí entre nos, 16 de junio de 2009
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El 3 de junio de 1963 falleció a los 81 años el papa Juan XXIII, quien gobernó a la
Iglesia durante poco más de cuatro años. Elegido en octubre de 1958, inició el Concilio
Vaticano II, que se concluyó durante el pontificado del papa Pablo VI.
Indudablemente el breve pontificado de Juan XXIII significó un periodo de
renovación eclesial, luego de la rigidez que caracterizó al de su predecesor, el papa Pío
XII. La muerte del llamado papa bueno (¿alguno no lo es?), nacido el 25 de noviembre
de 1881 en Sotto Il Monte, en el norte de Italia, fue conmemorada en Aguascalientes
con una serie de actos, entre los que destacaron una misa pontifical y un homenaje que
tuvo lugar en el desaparecido Cine Plaza, que se ubicaba en la primera cuadra de la calle
Juan de Montoro, al otro lado del edificio del Juzgado de Distrito, ahí donde
actualmente existe un estacionamiento.
Este acto tuvo lugar el 17 de junio, y en él se recordó la obra del desaparecido,
sus encíclicas y, sobre todo la trascendencia del concilio. Hicieron uso de la palabra el
Lic. Agustín Reyes Ponce, los sacerdotes Joaquín Antonio Peñalosa y Francisco Silva,
rector del seminario, el Dr. Alfonso Pérez Romo, del Movimiento Familiar Cristiano, y
el Lic. Benito Palomino Dena, rector de Instituto Autónomo de Ciencias y Tecnologías.
Por su parte el presbítero Agustín Ayala y el seminarista Rafael García, leyeron poemas
alusivos a Su Santidad.
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El acto, que fue presidido por la maestra Belén Ventura de Olivares, esposa del
gobernador Enrique Olivares Santana, el obispo diocesano, Dr. Salvador Quezada
Limón, y el secretario general de gobierno, Lic. Felipe Reynoso Jiménez, contó también
con la participación del coro de Niños Cantores de Morelia, dirigidos por el maestro
Roberto Oropeza Licona, de la catedral de Morelia, que tocó un órgano Allen,
propiedad del Sr. Rafael Esquivel Fernández. El coro estaba integrado por 52 voces, 32
infantiles y 20 juveniles.
El papa fue recordado por su trayectoria por su labor a favor de la paz, pero
quizá lo más significativo de este evento fue la presencia de representantes de los
llamados “hermanos separados”, los cristianos no católicos, entre los que figuraron
bautistas, metodistas, presbiterianos y episcopales, signo de los nuevos tiempos que
vivía la Iglesia, caracterizados por la apertura y el ecumenismo.
Por otra parte, el 18 de junio tuvo lugar una misa pontifical de réquiem, por el
descanso del alma de Juan XXIII, con lo que finalizaron los homenajes al pontífice. En
esta celebración, que encabezó el obispo Quezada y a la que asistió la totalidad del
clero, seminaristas y socios de las organizaciones de apostolado seglar, los alumnos de
la Escuela Superior de Música Sacra de Morelia entonaron una misa especial. Por su
parte los Caballeros de Colón, con sus capas, bicornios y espadas, hicieron guardias
ante el catafalco que se colocó al pie del altar.
Tres días después, el 21 de junio, el luto terminó con la elección al papado del
arzobispo de Milán, el cardenal Giovanni Battista Montini, quien tomó el nombre de
Pablo VI, exactamente hoy hace 41 años.
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28 de junio 2004
LOS TRANVIAS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Generalmente asociamos los tranvías con el pasado, quizá porque eran lentos y
ruidosos, un medio de transporte supuestamente rebasado por el progreso, pero
viéndolos bien, estarían llamados a ser el transporte del futuro. El hecho de que sean
impulsados por energía eléctrica los convierte en una alternativa para resolver en algo
los problemas de contaminación ambiental. Los tranvías son bonitos, y lo
suficientemente populares como para que en algunas grandes ciudades todavía existan,
aparte de que el transporte urbano basado en motores de combustión interna se disfrace
de tranvía.
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En Aguascalientes los tuvimos. Los llamaban trenes eléctricos, o simplemente
eléctricos, y sus conductores eran conocidos como motoristas. A principios del siglo
pasado fueron el portento de modernidad que azoró a los aguascalentenses cuando, en
1903, se constituyó la Compañía de Tranvías del Comercio, impulsada por los señores
John Douglas y John W. Overton, aunque en rigor se trató de la sustitución de los
existentes, que funcionaban con tracción animal. De esta forma, en las calles de
Aguascalientes convivieron los tranvías con carretelas, carretas y jinetes y, junto con el
ferrocarril, inauguraron una época de ruido que no cesa.
Pero resulta que además de modernos, los tranvías eran peligrosos, tanto por la
velocidad que le imprimían los motoristas, que con alguna frecuencia causaba
accidentes, como por el mal estado de la infraestructura, tal y como señalan los
periódicos de la época.
El día cuatro de julio de 1910, en estos días se cumplirán 94 años, se inauguró el
servicio que comunicaba a la Plaza de Armas con el río de los Pirules, o Río San Pedro;
ese río que, a decir de los viejos, llevaba agua todo el año, y no sólo en temporada de
lluvias, como ocurre ahora.
En términos de ganancias el momento de inicio de operaciones no podía ser
mejor: con el verano los paseos a esa zona se incrementaban. En efecto, las lluvias
propiciaban las escapadas de los niños a darse un chapuzón y los días de campo en las
inmediaciones del río atraían a una importante cantidad de personas, de manera
particular el 31 de julio, fecha en que se celebraba la fiesta de San Ignacio de Loyola en
la fábrica textil de San Ignacio, en el poniente de la ciudad.
A este respecto decía El clarín en su edición del sábado dos de julio de 1910,
que “a la halagüeña perspectiva con que se nos han venido la temporal de aguas,
creemos que la empresa hará su agosto, máxime cuando se nota el inusitado afán
porque el sitio de los Pirules tenga alicientes, que en otros años muy lejos ha estado de
tener”.
De acuerdo a un comunicado de la empresa que se firmaba como Compañía
Eléctrica de Aguascalientes, publicado en ese mismo periódico, inicialmente se
establecerían corridas cada media hora desde las 7.30 hrs. y hasta las 19.30 hrs.,
saliendo del costado sur de la plaza. Decía el periódico que “para mayor comodidad del
público, pondremos dos expendios de boletos; uno en la Plaza Principal y el otro en el
Río. Los boletos que se compren en los expendios valdrán: primera, seis centavos y
segunda cuatro; y los boletos que cobren los conductores a bordo del tren, valdrán
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siete y cinco centavos respectivamente. No habrá paradas de bandera, solamente
cuatro paradas forzosas, distribuidas en el orden siguiente: Plaza Principal, esquina de
las cales de Nieto y Democracia, Cambio y Río”.
Ahora bien, para promover esta nueva línea, la empresa entabló negociaciones
con los propietarios de las tierras colindantes con el río, a fin de establecer algunos
lugares de recreo, pero éstos, como dice el periódico, “pedían el oro y el moro para fin
de ceder el terreno suficiente”. Pero como el río era propiedad de la nación y la
legislación respectiva preveía que a 10 metros del río debía existir terreno para servicios
públicos, el gerente llevó el caso a México y los propietarios fueron obligados a cumplir
con la ley.
El periódico terminaba señalando que “mal se la hubieron los ribereños
del de los Pirules. Entre tanto, el público está de plácemes”
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5 de julio 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Antonio Morfín Vargas pasó a la historia por haber financiado la edificación del
magnífico templo de San Antonio, obra maestra del zacatecano Refugio Reyes Rivas.
Morfín debía su caudal a su Hacienda de La Cantera, en el suroeste de Aguascalientes,
muy cerca de donde hoy se levanta la Universidad Tecnológica de Aguascalientes,
hacienda en la que a principios del siglo XX se producía harina de trigo.
Este hacendado incursionó también en la minería, según lo prueba su solicitud
fechada el 6 de julio de 1903, en la que pide a la Secretaría de Fomento la concesión de
dos pertenencias y las demasías de menos de dos hectaras (sic) entre éstas y las minas
Jesús, El Tabor y Complemento, para explotar un criadero de cobre, plata, oro y plomo,
en el municipio de Asientos.
En esta época El Republicano, que era el periódico oficial del estado, fuente de
esta solicitud de Morfín Vargas, abunda en documentos de este tipo, prueba del auge
minero que vivieron Asientos y Tepezalá.
Y hablando de Refugio Reyes, el 10 de julio de 1897 terminó la construcción de
la hermosa capilla de la Hacienda de Garabato, en el actual municipio de Pabellón de
Arteaga, que fuera decorada y pintada por Jesús Parra García, según consta en la propia
capilla.
Esta hacienda, de la que quedan en pie la capilla, la casa grande y algunas otras
instalaciones, y que se dedicó a la ganadería de reses bravas, se encuentra a un lado del
poblado de Garabato, en la carretera que nace muy cerca del balneario de Valladolid,
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hoy pomposamente llamado parque acuático, o algo así, atraviesa el poblado de
Santiago, y termina en la carretera que une a Pabellón de Arteaga con San José de
Gracia.
Cambio de tema para comentarle que El 11 de julio de 1962 visitó
Aguascalientes el secretario de Salubridad y Asistencia, Dr. José Alvarez Amézquita.
Uno de los frutos de su visita fue el incremento del presupuesto de obra del Hospital
Hidalgo, que al parecer constantemente se encontraba en proceso de construcción,
seguramente porque el incremento de infraestructura no se correspondía con el
crecimiento de la demanda de servicios, o tal vez haya sido porque nos cuesta mucho
contar con una visión de largo plazo que nos permita plantear desde el principio
Ese año, el último de la administración del Ing. Luis Ortega Douglas, se tenía
pensado terminarlo, de tal manera que contara con 146 camas, además de otros
servicios.
Una situación que fue común en los años dorados de los gobiernos priístas fue el
hecho de que aparecieran juntos los gobernantes y los candidatos sin que nadie pusiera
el grito en el cielo, con toda razón por este evidente favoritismo, que más bien era visto
por la sociedad como un signo de continuidad.
Para esta ocasión Alvarez Amézquita fue recibido, entre otras personalidades,
por el Gobernador del Estado y por el candidato del PRI a este cargo, Prof. Enrique
Olivares Santana, en
una actitud que hoy sería prácticamente imposible,
afortunadamente. Lo que menciono es un hecho simbólico que no vale nada, sin
embargo muestra la dimensión antidemocrática del sistema político.
Años después, el 5 de julio de 1965, los industriales Ing. Roberto Méndez S., de
Manufacturera Técnica Industrial, Ing. Juan Latapí y Vicente Sáenz, de la Compañía
Fundidora de Hierro y Acero de México, visitaron las nuevas instalaciones del Taller
del Ferrocarril, que en esa época estaban todavía en proceso de construcción. Estos
personajes fueron acompañados por los empresarios Carlos Reed Gil, Francisco Ruiz
Silva y el superintendente del taller, Rafael Rodríguez Familiar, el mismo al que las
malas lenguas atribuyen haber retirado del taller el silbato de melodioso sonido que
durante años llamó a los trabajadores al taller.
Los empresarios constataron el potencial industrial y Aguascalientes y señalaron
que una vez que las nuevas instalaciones comenzaran a trabajar, y gracias al desarrollo
de las industrias locales, se terminaría con la importación de muchos insumos que el
taller utilizaría, entre ellos las ruedas de los carros.
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12 de julio 2004
La abolición de las corridas de toros 1
Aquí entre nos 14 07 2009
Las corridas de toros dividen al respetable: para unos se trata de un espectáculo salvaje,
característico de los pueblos bárbaros, en el que tiene lugar una lucha tan desigual como
sangrienta. El otro bando, partidario del arte de Cúchares, sonríe ante estas
afirmaciones, lamentando la ignorancia y ceguera de quienes las emiten y exalta la
estética de la lidia, el valor del torero y la riqueza cultural que gira alrededor del
enfrentamiento entre hombre y bestia que, por otra parte, según dicen, no sirve para otra
cosa; al menos esa especie de animal.
Pues bien, he aquí una noticia insólita: hubo un día en que en Aguascalientes se
prohibió la lidia de reses bravas...
El Clarín, periódico semanal que se editaba en nuestra ciudad a principios del
siglo anterior lo consigna en su edición correspondiente al sábado 8 de Julio de 1911,
hace 93 años. El encabezado de la nota fue el siguiente: Las corridas de toros han sido
abolidas en el Estado. Nuestra civilización está de Plácemes.
La medida fue tomada por el gobernador provisional del estado, Sr. Alberto
Fuentes Dávila, que se estrenaba en el cargo, luego del fin del gobierno del gobernador
porfirista Alejandro Vázquez del Mercado.
Fuentes, maderista de primera hora en Aguascalientes, fue también conocido
como el muertero, ya que se dedicaba al horrendo, y por desgracia imprescindible,
negocio de las pompas fúnebres, a través de una negociación que tenía el pintoresco
nombre de La nunca duermo; así que la gente podía morirse con toda calma a la hora
que fuera, segura de encontrar servicio.
Aunque consideraba que se trataba de un hecho aislado por parte del gobernante,
El Clarín, periódico de abierta filiación porfirista, aplaudió la medida señalando que
tenía una clara intención moralizadora, aparte de expresar su esperanza de que otros
gobernadores, “atendiendo a influencias malsanas y de convivencia”, sigan el ejemplo
de Fuentes, que por cierto era originario de Coahuila.
Dice El Clarín que “bastará este solo hecho para que la gestión administrativa
del Sr. Fuentes D. en el gobierno del Estado, escuche un aplauso unánime de
aprobación. El paso dado, obedezca a lo que obedezca, encierra en sí la idea
bienhechora de moralizarnos, suprimiendo un espectáculo sangriento y bárbaro de
suyo tan arraigado en las diversas capas sociales”.
La medida se tomó a través del decreto 1,466, sancionado por la Legislatura del
estado el 19 de junio de ese año. La disposición contiene un solo artículo, que
textualmente dice: Quedan abolidas en el Estado las corridas de toros, cualquiera que
sea la forma en que se pretendan verificarse.
Andando el tiempo, y elecciones de por medio, Fuentes se convirtió en
gobernador constitucional del estado, cargo en el que permaneció hasta el 1° de marzo
de 1913, cuando se vio obligado a renunciar, luego del golpe de Estado contra Madero.
El coahuilense regresó con posterioridad al triunfo de la revolución constitucionalista,
en agosto de 1914, y gobernar a Aguascalientes poco más de un mes, ahora con el grado
de coronel.
Estos hechos indican que con toda seguridad la disposición no se cumplió, o en
todo caso su vigencia fue efímera, y queda ahí como una curiosidad histórica.
1
12 de julio de 2004.
74
Por cierto, ahora que lo pienso me llama la atención el que no exista una calle de
importancia que lleve el nombre del coronel Fuentes, primer gobernador revolucionario
de Aguascalientes, como sí ocurre con el porfirista Vázquez del Mercado, y me llama la
atención porque los regímenes emanados de la revolución hicieron hasta lo imposible
para borrar todo vestigio de las cosas el porfiriato logró para México, para destacar
únicamente aquellos rasgos de injusticia.
Seguramente el Partido Verde Ecologista, que de cuando en cuando alza la voz
para condenar las corridas de toros, podría nombrar al coronel Fuentes como su santo
patrono.
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19 de julio 2004
La Feria de la Uva
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hubo una época en la historia reciente de Aguascalientes en la que el cultivo y
procesamiento de la uva jugó un importante papel en la economía agropecuaria del
estado, aparte de darle a Aguascalientes fama nacional.
A lo largo del Valle de los Romeros, los viñedos ofrecieron el espectáculo de un
cultivo excepcional, con miles de hectáreas sembradas con parras de diversos tipos. Tan
importante fue la uva para Aguascalientes que un racimo de este fruto aparece en el
escudo del estado, creado por Bernabé Ballesteros.
Con toda seguridad la uva se cultiva en nuestra región desde los inicios de la
época virreinal, tanto por tratarse de un elemento principalísimo de la cultura
gastronómica europea, como por su carácter sagrado porque, ¿cómo celebrar misa sin
vino para consagrar? Y sin embargo fue a mediados del siglo pasado cuando el cultivo
de parras y la producción de vinos, licores y otros productos, adquirió proporciones de
importancia nacional, gracias, en parte, al impulso de la actividad por parte del Sr.
Nazario Ortiz Garza, quien fuera secretario de Agricultura en el régimen del presidente
Miguel Alemán Valdez, y gobernador de su estado natal, Coahuila.
Don Nazario fue propietario de la Vinícola de Saltillo, fabricante del brandy
Club 45, que terminó siendo opacado por el brandy Gran Reserva San Marcos,
fabricado por la Compañía Vinícola de Aguascalientes, también propiedad del
coahuilense. Todavía es posible observar los restos mortales de esta factoría en el lado
oriente de la carretera a Zacatecas. De hecho el Parque Industrial del Valle de
Aguascalientes se levanta en los terrenos que pertenecieron a Viñedos Ribier, en los que
se producía la que fue una de las bebidas más importantes del país, por allá en los años
sesenta y setenta del siglo pasado (¿se acuerda del anuncio; de aquello de siete kilos de
uva en cada botella?)
75
La cosecha tenía lugar en esta época, y quizá a usted le tocó ver, como a mí,
racimos de uva tirados en la entonces avenida Circunvalación, caídos de los camiones
que los transportaban a alguna empresa fabricante de jugos, en el poniente de la ciudad.
Alrededor de la época de la cosecha se acostumbró celebrar una Feria de la Uva
o Feria de la Vendimia, organizada por la Asociación Estatal de Vitivinicultores,
impulsada a su vez por don Nazario.
La feria tenía lugar a mediados de agosto y duraba no más de tres o cuatro días
en los que se coronaba a la reina, se visitaban los viñedos y se realizaban algunas
actividades artísticas. Por otra parte, en varias ediciones se le hizo coincidir con la fiesta
de la asunción de la Virgen María, el 15 de agosto.
El 22 de julio de 1957, hace 47 años, se dio a conocer el programa de
actividades para la que fue la cuarta Feria de la Uva. Ese año, de acuerdo a lo planeado,
el 23 de agosto se colocaría el bando que declaraba inaugurada la feria, para luego
proceder al obsequio del fruto en diversos lugares de la ciudad. A medio día se ofrecería
un aperitivo en la Vinícola Cuatro Ciénegas de Pabellón, en el municipio de Rincón de
Romos, y luego una comida. Esta vinícola, enclavada en la zona donde floreció con
mayor intensidad el cultivo de la uva, perteneció al general Simón Díaz Estrada, de
quien no tengo mayor referencia y, entre otros productos, elaboraba el coñac
Cuauhtémoc, la manzanilla La Azteca, y vinos tinto seco y blanco seco.
En la tarde tendría lugar en la Cancha del Estado la eliminatoria del Concurso de
canto a la vid, y en la noche, el Concurso libre de baile popular. También se coronaría a
la reina y habría un baile de coronación en el Hotel Francia.
El día 24, que ese año cayó en sábado, las actividades iniciarían con el reparto de
uva en calles, orfanatorios, cárceles y hospitales, por parte de su Graciosa Majestad.
También se realizarían visitas a algunos viñedos, y a medio día, una carrera de meseros.
A continuación, en la Plaza de Toros San Marcos se verificaría una charreada, y
posteriormente, la segunda eliminatoria del Concurso de canto a la vid, ahora en la
exedra; en el mismo espacio tendría lugar el Concurso del vestido regional. El día
concluiría con una recepción en Viñedos Ribier, previa invitación.
El domingo, último día de fiesta, comenzaría con la venta de uva en diferentes
lugares de la ciudad, y a las 11 hrs. tendría lugar una exposición de pinturas sobre temas
de la vid, cosecha, beneficio. A las 12.30 misa solemne, y una hora después, el
Concurso de tragones de uva en la exedra. A las 14 hrs., comida del club Rotario y a las
16 hrs. corrida de toros.
76
En la exedra, a las 18 hrs., presentación, actuación y entrega de premios a los
ganadores de los concursos de canto a la vid y del baile popular. La feria terminaba con
una noche mexicana en la plaza, unos juegos (sic) pirotécnicos, y un fandango
estudiantil en el Palacio de Gobierno.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
26 de julio 2004
ELECCIONES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
“Próximo el día en que hayan de verificarse las elecciones de Gobernador para el
próximo período constitucional, como ciudadanos, como hijos de este Estado y como
hombres que anhelamos el bienestar del suelo en que vivimos, debemos fijar nuestra
atención para candidato a tan elevado puesto, en una persona de reconocidas
aptitudes, cuya labor como Gobernante ya sea conocida”.
Este párrafo, que puede aplicarse casi en su totalidad a las elecciones del
próximo domingo, no fue enunciado por ninguno de los partidos que se disputarán la
gubernatura del estado, sino que se trata de un manifiesto emitido por el “Club
Independiente”, que en las elecciones de 1911 apoyaba la candidatura del Sr. Rafael
Arellano, y que publicó El Clarín en su edición del 29 de julio de ese año, hace 93 años.
Se aplica a las actuales circunstancias, salvo por un aspecto: Arellano ya había
sido gobernador; por eso se afirma en el párrafo la frase cuya labor de gobernante ya
sea conocida.
El documento de referencia agrega: Fijemos nuestra candidatura en el
ciudadano a quien cuyas gestiones personales y valiosas influencias, se debe la
instalación de la Maestranza en esta Capital, que es el principal elemento de vida
comercial con que contamos. El establecimiento de la Gran Fundición; la entubación
de las aguas del Ojocaliente; la construcción de los Baños Públicos, el ornato de la
Plaza de la Constitución, y tantas otras mejoras que sólo nuestra imperdonable falta de
gratitud nos hace olvidar, como parece que hemos olvidado también, que en años de
penuria, haciendo uso de su crédito particular, organizó en esta Capital la
Beneficencia para que el maíz se conservara a un precio cómodo; y finalmente que en
dos distintas épocas, salvo al Estado de la bancarrota en que se encontraba; que sus
sueldos como Gobernador, los cedió al mismo Estado, en uno y en otro período, y
ahora muy recientemente Salvó las Arboledas todas del Estado, de la rapiña del partido
científico que se las quería apropiar.
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Traducido al lenguaje actual, y según el Club Independiente, Arellano fue un
promotor del desarrollo y la modernización de Aguascalientes, al tiempo que impulsaba
la obra pública que generalmente hoy realizan los ayuntamientos.
El Independiente concluía con una certera puya dirigida al Sr. Alberto Fuentes
Dávila, el otro candidato a gobernador, aunque sin decir nombres. Dice El Clarín que
“Aguascalientes, felizmente no necesita que hijos de otros Estados vengan a empuñar
las riendas del Gobierno, ni mucho menos que sea aquí donde vengan a enseñarse a
gobernar”, esto porque Fuentes, era originario de Coahuila.
Estos próceres de la Matria señalan: “Las condiciones en que la Administración
pasada dejó a nuestro pobre Estado, es tan difícil, que sería un error criminal por
nuestra parte cerrar los ojos a la luz de la razón, y obcecarnos en elevar a la primera
Magistratura a quien jamás hemos conocido como hombre público; a quien por ser de
extraño suelo poco o nada puede importarle nuestra felicidad o nuestra ruina”.
Como se recordará, Fuentes había sido gobernador provisional, luego de la
renuncia de su paisano Alejandro Vázquez del Mercado a la gubernatura, y de un breve
interinato. Por cierto que la afirmación de que no necesitamos que gente de otros
estados venga a gobernar, no deja de ser curiosa, si tomamos en cuenta que Vázquez del
Mercado, el principal gobernador porfirista de Aguascalientes, era tan coahuilense como
Fuentes, cosa que al parecer los del Independiente ignoraban olímpicamente.
Por su parte, el periódico aumenta lo dicho por los del Club Independiente, y
agrega que a Arellano se le debe también la construcción de “nuestro elegante “Teatro
Morelos”; el de la elegante Calzada que tan justamente lleva su nombre, el
embellecimiento de los jardines de la ciudad, y más aún, pues la acción del Sr. Arellano
no solo se limitó a esta capital, sino a la implantación de grandes mejoras en todos y
cada uno de los Partidos del Estado”.
Pues sería el sereno, y Arellano un gran personaje, pero el hecho es que la
elección fue ganada por Fuentes, en lo que con toda seguridad fue la primera elección
realmente democrática que hubo en Aguascalientes. Tal vez los independientes tuvieran
razón y Fuentes fuera un personaje relativamente oscuro, desconocido como
administrador, pero tenía a su favor el presentarse como alternativa frente a Arellano,
que no podía dejar de lado su pasado porfirista, en un momento en el que el país
repudiaba todo aquello que mínimamente se relacionara con el ex dictador.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
2 de agosto 2004
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Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El Clarín, 12 de Agosto de 1911. Fotografía Las elecciones del domingo anterior.
Nuestros Anhelos 06-08Por fin, sin disturbios, sin accidentes que lamentar, hemos dado los
aguascalentenses nuestro primer paso en el terreno de la Democracia.
El domingo anterior, contra todo lo que algunos espíritus pesimistas se
esperaban, con el mayor orden se efectuaron en todo el Estado las elecciones para
Gobernador Constitucional del mismo. Por la primera vez, y lejos, muy lejos de la
presión oficial, los ciudadanos que forman el elemento votante, depositaron en las urnas
electorales los sufragios que designaban a la persona que, según su modo de pensar, es
la más a propósito para que rija los destinos de esta nuestra querida Entidad durante el
cuatrienio de 1911 a 1915.
Puestas en juego las candidaturas de lo señores Rafael Arellano y Alberto
Fuentes D., los partidarios de cada una de ellas entraron en inusitada actividad; fue una
lucha de principios que, a la sombra de una democracia que a penas nos comienza a
sonreír, en el amplio círculo del orden en que se agitó, ha sido y es el mejor ejemplo que
en tal sentido podemos dar, en los actuales momentos, a las demás entidades de la
Confederación Mexicana.
Y en tales circunstancias nos preguntamos: ¿de quien ha sido la victoria? ¿cuál
la candidatura triunfante? Si bien podríamos decir, dadas las faces de la contienda, que
aún es de todo punto impertinente asegurar de que lado estuvo el éxito, sin embargo el
partido Fuentista cree, y aún en ello convienen neutrales y algunos del partido contrario,
que el Sr. Fuentes ha sido el que más votos obtuvo y que por consiguiente será él quien
empuñe el 1° de diciembre próximo las riendas del gobierno.
La incógnita se despejará el día 20 del corriente en que la H. Legislatura del
Estado, hecho el cómputo, de a saber quien de los dos candidatos fue el elegido.
Y en caso de que el Sr. Fuentes lo haya sido, queda en pie si constitucionalmente
está capacitado para ocupar la primera Magistratura conforme a las prevenciones que
dispone el supremo Código particular del Estado.
Muchas y diversas opiniones en tal sentido corren por allí, y adversas por cierto
al señor Fuentes, y aún se dice que solo un acto de pusilanimidad, podrá inclinar a
nuestros padres conscriptos a pasar sobre los artículos que de una manera abierta, clara
y concisa inhabilitan a aquel para ocupar el alto cargo.
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Sea de ello lo que fuere, los que laboramos de una manera desinteresada,
franca y leal, nuestros anhelos son, como hijos de este girón de tierra mexicana, que la
nave de nuestro querido Estado al desplegar sus velas la mañana del próximo día
primero de diciembre, sus destinos los rija una mano hábil y segura que le conduzca a
merced de una mar tranquila, hacia el puerto de su bienestar y adelanto a que por mil
títulos es acreedor.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
10 de agosto 2004
LA ROMERIA DE LA ASUNCIÓN I/II
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Desde hace 69 años, las calles del centro de nuestra ciudad son invadidas por gente que
viene de todos los confines de la diócesis para participar en la principal fiesta religiosa
de Aguascalientes.
Durante los primeros 15 días de agosto los peregrinos acuden cotidianamente a
la catedral, a saludar a la Virgen de la Asunción. Vienen entonando cantos y rezos,
acompañados de música, carros alegóricos, cohetes y danzantes, para rendir pleitesía a
María en su Asunción al cielo.
A partir de 1955 estas celebraciones concluyen con la Romería de la Asunción,
gozoso desfile que la noche del 15 de agosto inunda de luz, música y carros alegóricos
las principales calles de la ciudad, a partir de la idea del presbítero Jorge Hope Macías,
quien concibió este magno desfile como la forma idónea de darle cauce a la alegría
popular motivada por el quincenario y la fiesta.
El Heraldo de Aguascalientes se refiere a la primera, correspondiente a 1955, de
la siguiente manera: una gran reconcentración de fieles y la última magna
peregrinación, tendrá lugar hoy por la tarde en la plaza principal frente a la catedral
basílica, convirtiéndose en una verdadera Romería, ya que además habrá juegos (sic)
pirotécnicos, y los grupos de danzantes que rodearán el amplio atrio, así como varias
bandas de música que se han ofrecido para actuar en homenaje a nuestra Señora de la
Asunción.
Como podrá verse en la cita anterior, no se habla de Romería de la Asunción,
término que comienza a utilizarse a partir de 1958. Inicialmente este acto es
mencionado como manifestación monstruo, solemne procesión pública con la Santísima
Virgen o última peregrinación.
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Cada año la Romería tiene un tema general, que determina todo el desarrollo del
desfile. De esta forma, han sido tema general La fe a través del tiempo; María, primera
evangelizadora de América, María en la historia de la diócesis; el nuevo Catecismo de
la Iglesia Católica, el Plan Diocesano de Pastoral 1989-1994; el Jubileo del año 2000,
etc. Este año el tema es el Congreso Eucarístico Internacional.
En las primeras ediciones no parece haber existido un argumento global, sino la
representación de temas particulares, en los que predominó la combinación de imágenes
bíblicas con los asuntos de interés local. Así, hubo Romerías dedicadas a los 15 años de
esta fiesta o al IV centenario de la fundación de la ciudad y, fuera de estas temáticas
locales, a mostrar distintos momentos de la épica mundial a través de la literatura. Por
todo ello la Romería ha cumplido un importante papel didáctico.
Una vez definido el tema se escribe un guión, en el que se explica con algún
detalle la idea que permea todo el desarrollo de la columna, y el significado de cada uno
de los carros alegóricos. Este trabajo se publica en los medios de comunicación y se lee
en el transcurso del desfile.
El guión lo han escrito, en distintos momentos, el propio padre Hope, el
periodista Mario Mora Barba, Sabás Macías Martínez, J. Jesús Martínez, Agustín Flores
Bueno, Eulogio Gutiérrez, Samuel Ornelas, Sergio Antonio Aguilar Pérez y Fernando
Casas González, entre otros. Quienes han coordinado el Comité Organizador de la
Romería han sido los sacerdotes Jorge Hope Macías, José de Jesús Durón Padilla,
Fernando Casas González, y más recientemente Juan José González Parada.
Por tratarse de una fiesta que tiene lugar en verano, la lluvia ha estado siempre
presente. En 1964 y 1970, por ejemplo, la columna se desarticuló en varias ocasiones
por este motivo, mientras que en 1966 y 1986 comenzó con mucho retraso, hasta que la
lluvia amainó; incluso en ese último año se consideró la posibilidad de posponerla,
como también ocurrió en 1979. Hasta ahora sólo en una ocasión se ha postergado por
este motivo: en 1973 la lluvia fue tan intensa y prolongada, que los organizadores
decidieron suspenderla. Ese año el desfile se realizó el domingo 19 de agosto.
En 1978 se consideró la posibilidad de aplazarla, no debido a la lluvia, sino en
señal de duelo por la muerte del Papa Pablo VI, ocurrida el seis de agosto. Sin embargo
esto no llegó a ocurrir.
Mucho es lo que podría decirse sobre la Romería de la Asunción. Por ello
continuaré con el tema la próxima semana.
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PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
18 de agosto 2004
LA ROMERIA DE LA ASUNCIÓN II/II
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hasta 1954 el quincenario de la Virgen de la Asunción terminaba con una serie
de actos en los que el común denominador era una solemne sencillez. Para el medio día
del 14, el silencio y las sombras se posesionaban de catedral, para dar paso a la
ceremonia de la dormición de la Virgen, que conmemoraba su muerte. Cerca del altar
mayor se colocaba una imagen de María yacente, que era venerada por los fieles en esas
horas finales del día. Al llegar la noche, el silencio y la tristeza que acompañan a la
muerte, daban paso a la alegría de la asunción. Los grupos musicales y los peregrinos se
unían en el canto de las mañanitas, en un inagotable ir y venir.
A lo largo del día se celebraban misas para los cientos, quizá miles de peregrinos
que acudían a participar de esta, la principal fiesta religiosa de Aguascalientes, pero
entre estas celebraciones estaban dos principales: la misa pontifical en la mañana, que
presidía el obispo, al que acompañaba una parte significativa del clero, y una procesión
que tenía lugar en la tarde, en la que una imagen de la Virgen de la Asunción era llevada
por las naves de catedral en medio de rezos y cantos.
Esta situación cambió a partir de 1955, fecha en que tuvo lugar la primera
Romería de la Asunción, creada por el padre Jorge Hope Macías, a quien le pareció que
la gente que participaba en la fiesta tenía aliento para más.
Decir Romería es decir luz que conjura a la oscuridad; clamor de músicas que se
elevan al cielo en festiva declaración de alegría; cohetes y luces; danzas y charros;
conjunción de elementos provenientes de todas las dimensiones de la cultura cristiana
que se fusionan en alabanza de la Virgen llevada al cielo.
Se trata de una fiesta que ha ido creciendo paulatinamente, hasta convertirse en
la gran verbena que es hoy, pero independientemente de su magnitud, continúa siendo
una fiesta más bien familiar, en la que apenas si aparecen algunos pocos rasgos
profanos. Invariablemente sus organizadores han pugnado porque el evento sea visto
por la mayor cantidad de gente posible. Por ello su recorrido ha ido creciendo con el
paso del tiempo. Los primeros años el cortejo apenas si dio la vuelta a la Plaza de
Armas y sus calles aledañas. Pronto se estableció un recorrido que prevaleció durante
muchos años, y que iniciaba en la cuarta calle de la Avenida Madero, y que en
ocasiones incluyó calles como Zaragoza, 5 de mayo, Allende y Morelos.
82
Ya más recientemente, en 1989, la Romería adquirió el itinerario que se realiza
hasta la fecha, comenzando en la avenida López Mateos.
En términos generales, la esencia de la Romería permanece tal y como fue
concebida. En este sentido, no han faltado los carros alegóricos, los grupos de personas
que marchan detrás de ellos luciendo atuendos relacionados con el tema que se está
representando, los grupos musicales, los danzantes, los cohetes y los fuegos artificiales
y, desde luego, la gente entusiasta que abarrota las calles por las que transcurre, para
gozar de todos los atractivos que ofrece y vitorear a la Virgen de la Asunción, que
invariablemente cierra el desfile.
Y sin embargo es posible apreciar una serie de transformaciones, tanto
cuantitativas como técnicas, porque la fiesta ha ido creciendo conforme ha crecido la
ciudad y la diócesis. En efecto, cada vez se involucra a más gente; más parroquias y
agrupaciones religiosas y sociales y empresas, que son quienes se encargan de costear
los gastos que implica la preparación de un carro alegórico, y desde luego los recursos
técnicos que se tienen para su montaje son hoy muy superiores a lo que fueron en el
pasado.
Por otra parte, también es preciso decir que tradicionalmente se han aprovechado
estas festividades para realizar alguna actividad excepcional. Por ejemplo, la última de
ellas tuvo lugar el pasado sábado, en que se llevó a cabo el concierto de bienvenida del
nuevo órgano del templo del Encino, que no es otro sino el que se encontraba en la
catedral, y que fue retirado de ahí luego del quincenario del año pasado.
Por cierto, el 31 de julio de 2003 tuvo lugar en el máximo recinto católico de
Aguascalientes un concierto de despedida de este instrumento, en lo que constituyó una
dimensión más del quincenario, como lo es el Programa Cultural.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
23 de agosto 2004
EL GOBERNADOR INTERINO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La solicitud de licencia sometida al Congreso del Estado por parte del
gobernador Felipe González, es una situación inédita en la historia reciente del estado.
En caso de que la Legislatura resuelva afirmativamente, el órgano legislativo deberá
nombrar a un nuevo titular del Ejecutivo, que fungirá como tal hasta días antes de que
concluya el periodo para el que González fue electo.
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Aunque por razones diferentes, semejante circunstancia no se presentaba en
Aguascalientes desde hace 51 años cuando, con motivo de la muerte del gobernador
Edmundo Gámez Orozco, ocurrida el 9 de julio de 1953, se debió nombrar un nuevo
gobernador.
No quiero incursionar en el resbaladizo terreno de las sutilezas jurídicas, que
distinguen entre gobernador constitucional, interino, sustituto y provisional, de acuerdo
a las causas que originan el cambio y al tiempo que deba ocupar el cargo. Baste señalar
que en el caso al que me refiero fue nombrado gobernador el entonces diputado federal
Lic. Benito Palomino Dena.
Gamez Orozco falleció, de acuerdo a la versión oficial, de coma pancreático, y
su deceso ocurrió casi a la mitad de su gobierno, por lo que Palomino ocupó la oficina
principal del Palacio de Gobierno de julio de 1953 a noviembre de 1956, cuando
entregó el poder al Ing. Luis Ortega Douglas, y si bien es cierto que en determinados
momentos la prensa de la época se refiere a Palomino como gobernador interino, la
mayoría de las veces se le menciona como gobernador sustituto, y en ocasiones
simplemente como “susti”, muestra, esta última, de que su llegada al palacio mayor no
dejó de causar molestia a otros aspirantes, especialmente relacionados con la Cadena
García Valseca, entonces propietaria de El Sol del Centro.
Por cierto que en los días de sede vacante desempeñó las funciones propias del
gobernador el Lic. Joaquín Cruz Ramírez, que en la administración de Gámez Orozco
fue el titular de la Secretaría General de Gobierno. Precisamente en esos días de
incertidumbre que mediaron entre la muerte del gobernador poeta y la designación del
nuevo, se desarrolló lo que ahora denominaríamos como una corriente de opinión
tendiente a lograr que Cruz Ramírez concluyera el periodo. Esto no fue posible, entre
otras razones, debido a que el Lic. Cruz era originario de Teocaltiche, Jalisco, y en esa
época, como hasta hace poco tiempo, la gubernatura estaba vedada a los no nacidos en
Aguascalientes.
Más atrás de esta fecha también se dieron estos casos, generalmente asociados
con la inestabilidad política. En el capítulo correspondiente a Aguascalientes del
Diccionario histórico y biográfico de la Revolución Mexicana, publicado por el
Instituto Nacional de Estudios Históricos de la Revolución Mexicana, su autor, el Dr.
Luciano Ramírez Hurtado, publica la lista de gobernadores entre 1900 y 1920. Una
rápida ojeada, contrastando fechas con el tipo de cargo (constitucional, interino,
sustituto y provisional), permite llegar a la conclusión de que aquello fue en verdad un
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desbarajuste. Por ejemplo, el año de 1915 fueron gobernadores del estado, de acuerdo a
esta lista, el mismísimo Pancho Villa, Benito Díaz Sánchez, Alvaro Obregón, Roque
Estrada, y Martín Triana, y lo que todos tuvieron en común es que ninguno fue
constitucional, es decir, ninguno fue elegido.
Esta inestabilidad comenzó en 1911, con la renuncia del gobernador Alejandro
Vázquez del Mercado, consecuencia lógica del derrumbe del régimen porfirista, y se
prolongó hasta fines de 1920, cuando inició un breve periodo de estabilidad que fue
interrumpido en 1924 por una nueva época de disturbios que concluyó en 1932. A partir
de entonces, y salvo la excepción de Gámez Orozco, todos los gobernadores terminaron
sus periodos.
Marginalmente vale la pena recordar que, de concederse el permiso que
González solicita, sería esta la primera ocasión en que un gobernador de Aguascalientes
no concluye su encargo por recibir una encomienda del Ejecutivo federal, aunque
ciertamente en otras ocasiones se ha mencionado tal posibilidad. De gobernadores como
Rodolfo Landeros Gallegos y Otto Granados Roldán, por ejemplo, se dijo en el
transcurso de su segundo año de mandato, que ocuparían algún cargo de mayor
envergadura en la administración federal, pero a final de cuentas no fueron sino
especulaciones, como también las hubo en el inicio de la administración del presidente
Fox.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
30 de agosto 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El 31 de agosto de 1958, hace 46 años en estos días, fue encontrado en el interior del
taller del ferrocarril el cadáver del trabajador José de Alba González quien, de acuerdo a
las informaciones de la época, se supone que fue asesinado por cuestiones relacionadas
con el conflicto ferrocarrilero que se vivió en 1958-59, dado que al parecer, se negó a
secundar los paros programados por quienes apoyaron en todo el país al Plan del
Sureste, impulsado por Demetrio Vallejo.
Probablemente fue este el más importante conflicto social que vivieron los
aguascalentenses en las últimas décadas, y De Alba González, el único muerto
reconocido oficialmente, aunque las malas lenguas hablan de más, particularmente en
los días en que el movimiento fue violentamente reprimido, en marzo de 1959.
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Este trabajador fue encontrado cerca de una fosa y de la entrada a los
departamentos mecánico y de pailería de locomotoras, con probable fractura de cráneo.
Se le consideraba una persona seria y responsable, y la única explicación posible es su
negativa a secundar los paros.
Hablemos de cosas menos ingratas. El 4 de septiembre de 1956, hace 48 años,
fueron calificadas las elecciones de diputados realizadas ese año, para integrar la LX
Legislatura al Congreso del Estado. En esa ocasión fueron electos Juan Romo
Hernández, Leobardo Quiroz, Roberto Díaz Rodríguez, Miguel Aguayo Mora, Amador
Guerrero Delgado, Vicente Ventura, J. Refugio Cardona y Alejandro Martínez Valdivia,
para una totalidad de ocho distritos.
Se trata de elementos de la vieja guardia priísta entre los que destaca Juan Romo
Hernández, que durante mucho tiempo encabezó la Federación de Organizaciones
Populares de Aguascalientes, versión local de la CNOP. Por cierto, Romo Hernández
llevó como suplente a Víctor Sandoval.
Otros personajes sobresalientes de esta legislatura fueron Roberto Díaz
Rodríguez, durante varias décadas máximo dirigente de la Federación de Trabajadores
de Aguascalientes, Miguel Aguayo Mora, notario público fallecido hace algunos años,
funcionario del PRI, Procurador de Justicia del Estado en el gobierno de Benito
Palomino y Secretario Particular del gobernador Rodolfo Landeros, y Vicente Ventura,
durante muchos años fiel de la balanza en San José de Gracia.
En otro orden de ideas, al día siguiente, el 5 de septiembre de 1956, el Congreso
del Estado aprobó el Reglamento para la circulación de vehículos en el estado de
Aguascalientes.
Se trata de un acto que no reviste mayor significación, salvo por el hecho de que
ofrece la oportunidad de darse una idea del tratamiento que recibía el tráfico de
vehículos en aquella época. Véase si no: en su artículo 35 el documento señala que en
las maniobras de conducción, los conductores deben hacer las señales siguientes: a)._
para disminuir la velocidad o hacer alto, bajarán su mano izquierda fuera del vehículo,
apuntando con el índice al suelo; b)._ para estacionarse, con la misma señal, pero
moviendo repetidas veces la mano hacia atrás; c)._ para dar vuelta a la izquierda,
pondrán el brazo izquierdo horizontal, apuntando con el índice hacia la izquierda; d._
para dar vuelta a la derecha colocarán el brazo y antebrazo izquierdo, formando
ángulo recto y el índice de la mano apuntando hacia arriba. Toda señal que se haga sin
decisión carece de valor, al igual que la efectuada por persona que no sea el conductor.
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Es claro que en esa época los vehículos ya venían equipados con luces delanteras
para señalar y calaveras, tal y como se usa ahora, por lo que no le veo sentido a
semejantes disposiciones. Imagínese estas medidas aplicadas al tráfico que padecemos
actualmente. Casi casi sería una convocatoria al caos... ¿Cómo se resolverían en aquel
tiempo las controversias?, por ejemplo si la mano no bajaba o subía lo suficiente, y
entonces se producía un choque, o por lo menos un susto que ameritara un recordatorio
familiar. Y luego en invierno, ¿estarían los conductores obligados a traer la ventana
abierta para señalar adecuadamente? No lo sé, pero sí recuerdo haber visto como se
cumplían estas medidas, más bien propias de un tráfico mucho menos intenso que el que
tenemos ahora.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
6 de septiembre 2004
ESA NOMENCLATURA...
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En días pasados recibí una invitación de la Dirección de Acción Cívica y Cultural, para
asistir al acto de conmemoración del CCXXXVI Aniversario del Natalicio de Doña
Josefa Ortiz de Domínguez, que tendrá lugar el próximo miércoles en la escuela Josefa
Ortiz de Domínguez, ubicada en la calle Benito Montoya sin número, entre las calles
Gral. Victoriano Huerta y Avenida Revolución, en la Colonia Vicente Guerrero.
La verdad, me dolieron los ojos nada más de ver semejante desaguisado porque,
¿a quién se le ocurriría honrar la memoria de Victoriano Huerta? Es como si a la
avenida Broadway de Nueva York de repente le quitaran su musical nombre para
ponerle el de Osama Bin Laden, en memoria de quien tuvo la idea de usar las Torres
Gemelas para practicar el tiro al blanco.
Desde luego todo el mundo sabe que Victoriano Huerta se distinguió por haber
roto el orden constitucional del país en febrero de 1913, lanzando a México a una guerra
fraticida de grandes proporciones. Todo el mundo sabe que además de alcohólico
irredento, Huerta traicionó la confianza que el presidente Madero depositó en él y
terminó asesinándolo.
Todo el mundo sabe estas cosas... menos el que tuvo la idea de ponerle su
nombre a una calle de Aguascalientes. Me imagino que tomó un libro de historia de la
revolución mexicana y sacó los nombres sin fijarse en si eran patriotas o villanos y
listo... Ojalá y a esta persona no le encarguen bautizar más calles, porque en un
descuido nos encontraremos con Maximiliano, Félix María Calleja, Miguel Miramón,
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etc... Aunque claro, esto de patriotas o villanos es relativo, y depende del partido que
gobierna
Tal vez este de Huerta es el mayor error que se comete en materia de
nomenclatura, pero por desgracia no es el único. Otro caso relacionado con la
revolución de 1910 lo encontramos en Pozo Bravo.
Ahí existe una calle que lleva el nombre de Paulino Martí, como si se tratara de
un pariente del prócer cubano José Martí. Pero no, en realidad no. Este Paulino Martí es
más bien Martínez, que en la Convención de Aguascalientes presidió a la delegación del
Ejército Libertador del Sur enviada por el general Emiliano Zapata a esta reunión. El
encargado de bautizar a esta calle con semejante nombre, en vez de diseñar las letras un
poco más pequeñas para que cupieran en las placas, optó por hacerle su descuento y lo
dejó en Martí.
Otro ejemplo: La Mora, esta calle que va de Reforma a 5 de mayo, un buen día
apareció con el nombre de Benjamín de la Mora, en referencia a quien fue presidente
municipal de Aguascalientes y gobernador del estado de marzo a noviembre de 1928,
pero resulta que esa calle se llama La Mora desde mucho antes de que este personaje
destacara en la vida pública de Aguascalientes. Por cierto, existe otra calle con este
nombre en el Fraccionamiento Panorama.
Y como no tengo todo el espacio del mundo, termino esta nota con el siguiente
ejemplo: en el Fraccionamiento Los Bosques, cuyas calles están dedicadas a sistemas
montañosos, hay una que se llama Andes Apeninos, perpendicular a Avenida
Universidad...
Aquí lo más probable es que quien cometió semejante despropósito quiso
rendirle un muy sentido y personal homenaje a Edmundo de Amicis, autor del clásico
juvenil Corazón diario de un niño, uno de cuyos capítulos lleva por título De los
Apeninos a los Andes, y se refiere al viaje de un niño italiano a Argentina, en busca de
su madre.
Aquí la cuestión radica en que los Montes Apeninos están en Italia y los Andes
en América del Sur. ¿O acaso habrá temblado recientemente de una manera tal que
ahora están juntos y no me di cuenta?
La nomenclatura tiene tres funciones principales: en primer lugar identificar las
calles de una ciudad; las colonias, en segundo lugar, honrar la memoria de algún
personaje importante para la comunidad o alguna actividad, y en tercero, ofrecer una
pizca de ilustración a la gente.
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Afortunadamente los casos a que me refiero son la excepción y no la regla, y
ojalá se corrijan en el corto plazo.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
13 de septiembre 2004
LA CONTAMINACIÓN VISUAL (I/II)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En días pasados asistí a un taller de planeación sistémica, organizado por el
Instituto Municipal de Planeación (IMPLAN). En él se dieron cita personas que se
desenvuelven en diversas actividades sociales, a fin de reflexionar sobre el futuro de la
ciudad de Aguascalientes y sus principales problemas.
Desde luego a todos nos preocupan de manera principal situaciones tales como
el crecimiento urbano excesivo, la utilización de tierras agrícolas para usos urbanos, la
falta y desperdicio de agua, la seguridad pública, la calidad de la educación, etc.
Quizá por ello, por la importancia de estos problemas, la contaminación visual y
auditiva que padece la ciudad, apareció en el taller casi de pasada, muy discretamente.
Sin embargo no es este un problema menor, y además tiende a agravarse.
Por desgracia hoy en día resulta casi imposible ver alguna de las muchas
bellezas que tiene Aguascalientes sin que se le atraviesen a uno anuncios espectaculares,
alambres, transformadores y postes, por no hablar de la destrucción de magníficos
edificios y su sustitución por adefesios sin gracia, además de la proliferación de
construcciones carentes del más elemental buen gusto, particularmente en las zonas
nuevas de la capital, sin áreas verdes y/o zonas recreativas. Pensemos un poco en ello.
Como usted sabe, durante el porfiriato existió la tendencia a adoptar todo lo
francés. En París, el barón Georges Haussmann, alcalde de la capital francesa a
mediados del siglo XIX, llevó a cabo un profundo programa de remodelación urbana,
que trajo como resultado la creación de lo que hoy se conoce como los grandes
bulevares. Uno de ellos es la Avenida de la Opera, que remata con el hermoso edificio
dedicado a este arte, construido por Charles Garnier.
Guardando distancias y proporciones, en Aguascalientes se hizo algo parecido.
Me refiero, desde luego, al templo de san Antonio, construido por el arquitecto sin título
Refugio Reyes Rivas, obra que constituye un magnífico remate de una parte del trayecto
de la calle de Zaragoza.
Se le ve distante antes de llegar a Hornedo, y en Madero se nos entrega con su
monumentalidad y belleza, pero la visión resulta frustrada por postes, alambres y
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anuncios, particularmente en la cuadra de Zaragoza que va de Primo Verdad a Pedro
Parga. Parece una joya atrapada en una tela de araña. Exactamente la misma situación
ocurre con el antiguo Hotel Francia, también construido por Reyes en la primera calle
de Madero. Ahí la agravante está dada por la presencia de un transformador.
Otro de los casos que me parecen aberrantes es el del Camarín de san Diego.
Párese en la esquina de Victoria y Gómez Farías y mire hacia el oriente. Aparte de los
consabidos postes y alambres verá, en primer plano, el feo edificio del Mercado Terán,
en segundo plano, el Camarín, y en tercer plano, el campeón de todos los edificios feos
que existen en Aguascalientes, el de Teléfonos de México, con su aspecto de fortaleza
más hecha, sin gracia.
Ciertamente hay que decir que en los últimos, digamos 25 años, se ha
desarrollado una conciencia a propósito del valor del patrimonio arquitectónico, que se
manifiesta, por ejemplo, a través de programas como Restaura, que impulsa el
ayuntamiento de la capital, y sin embargo pareciera que lo que se hace con una mano se
niega con la otra, porque, supongo, es el mismo ayuntamiento el que aprueba el montaje
de esos enormes anuncios espectaculares a gran altura, las antenas de telefonía celular y,
últimamente, los anuncios de pequeño formato con los que se cercan terrenos baldíos.
En París encuentra uno gente hablando por teléfono en todas partes, en las plazas
y las calles, pero por ningún lado se observan estas antenas. Claro: Aguascalientes no es
París.
Son aspectos nuevos de una problemática añeja, cuya solución resultará en
extremo difícil teniendo en cuenta que quienes los instalan crean derechos. ¿Por qué no
actuar mejor con una actitud preventiva? Cuando Telégrafos Nacionales instaló su
antena en el edificio de Nieto esquina con Galeana, en el transcurso de la instalación el
Colegio de Arquitectos protestó infructuosamente por la contaminación que producía a
la actual Plaza de la Convención, aunque todo fue inútil. Se paraba uno en el extremo
sur oriente de la catedral para contemplar la explanada, con la catedral y el Teatro
Morelos, sólo para encontrarse en el fondo con la estructura metálica de esta torre.
Afortunadamente la quitaron, aunque no precisamente por conciencia de la
contaminación visual del entorno, sino por problemas de grietas, pero, ¿de qué sirvió, si
los edificios de la plaza, incluyendo nuestro hermoso Palacio de Gobierno, están
plagados de antenas y alambres que las sostienen?
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
20 de septiembre 2004
90
LA CONTAMINACIÓN VISUAL (II/II)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La semana pasada me referí a algunos aspectos relacionados con la contaminación
visual y auditiva que padece la ciudad de Aguascalientes. Ejemplifiqué mis
afirmaciones señalando que resultaba imposible apreciar la belleza del templo de san
Antonio, del edificio del ex hotel Francia, etc., sin tener que ver de paso los cables que
van de un lado a otro o a lo largo de las calles.
Existen tres razones principales por las que vale la pena sanear la ciudad de toda
esta contaminación visual.
La primera es histórica. Se trata de nuestra ciudad, donde nuestros ancestros
dejaron su huella. Sus calles, los estilos arquitectónicos de sus edificios, son historia que
se nos ofrece a los ojos. Es la ciudad que heredamos, su riqueza proviene de la ambición
y los recursos de sus constructores; de la visión que tuvieron de sí mismos y de la
ciudad, y que quedó plasmada en edificios y parques, templos y calles. Ninguna otra
ciudad del mundo tiene una catedral como la nuestra, un jardín de san Marcos, o una
estación del ferrocarril, que juntos constituyen parte de lo que nos identifica como
aguascalentenses. No dudo que haya mejores catedrales, jardines o estaciones de
ferrocarril en otras partes del mundo, pero estas son las nuestras, los espacios en los que
convivimos.
La segunda razón radica en lo que llamaría el valor emocional de vivir en un
lugar agradable. La ciudad es nuestra casa, el lugar donde vivimos. Cotidianamente
recorremos sus calles para estudiar, trabajar, comprar aquellos artículos que necesitamos
y divertirnos. ¿Quién en su sano juicio tiene sucia su casa? Desde luego muchos, pero
no tantos como aquellos que cada día se esmeran en hacer de su hogar un lugar
agradable para vivir. ¿Por qué no transmitirle esta energía a la ciudad?
Así como los constructores de hospitales prescriben que las paredes sean
pintadas con colores que contribuyan a tranquilizar a los enfermos, así creo que ocurre
con las ciudades. Estoy convencido de que el medio ambiente urbano influye, para bien
o para mal, en el ánimo de sus habitantes, y una ciudad con las lacras a que me refiero,
termina siendo depresiva. En cambio una ciudad que conserva su patrimonio y lo
enriquece, influye de manera positiva en sus habitantes, haciéndolos sentir importantes,
poseedores de una gran riqueza. No creo que sea gratuito el que los mayores índices
delictivos se encuentren en aquellas zonas de la ciudad en las que brilla por su ausencia
91
la estética urbana, aunque ciertamente tampoco considero que sea este el factor de
mayor importancia de esta problemática.
Finalmente, y por si las razones anteriores fueran insuficientes, e incluso
románticas, parientes de lo cursi, existe otra de carácter eminentemente económico, que
tendría que hacer tomar otra actitud a las autoridades y a los prestadores de servicios.
Me refiero, desde luego, a la derrama económica que significa el turismo.
Hay ciudades en las que esta actividad constituye uno de los pilares
fundamentales de su economía. Cada año millones de personas viajan a lugares como
París, Roma, Florencia, tan sólo por ver los antiguos monumentos de estas ciudades,
muchos de ellos construidos hace más de mil años. Invariablemente todos gastan, en
museos, hoteles, restaurantes, diversiones, chucherías, etc. Se trata de negocios que
generan fuentes de trabajo y riqueza; negocios que aprovechan la estancia de gente que
va a sus ciudades, a recorrer calles limpias de la contaminación a que me refiero.
Hasta ahora se han realizado importantes esfuerzos, como el Programa Restaura,
o lo realizado en el rumbo de la estación el Encino, y últimamente la Avenida Madero,
etc., pero por desgracia más bien se trata de lugares aislados. Sale uno de ellos, sólo
para encontrarse con lo mismo. En este sentido, es preciso asumir la ciudad como un
todo, o por lo menos sus zonas más valiosas, y trabajar en su embellecimiento.
Desde luego, ya lo dije en el artículo pasado, Aguascalientes no es París, y
seguramente ocultar todo tipo de instalaciones y retirar anuncios, antenas y
transformadores, costaría un dinero que no tenemos, pero, ¿por qué no empezar? ¿Por
qué no ponerle el ejemplo a los que vengan para que ellos se sientan obligados a
seguirle?
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
27 de septiembre 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Como usted sabe, a principios de octubre El Heraldo de Aguascalientes cumplirá sus
primeros 50 años de vida, y como parte de las celebraciones que este rotativo ha
organizado por tan meritorio fasto, el pasado viernes 24 de septiembre el concierto de la
Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, fue patrocinado por este diario, en un acto de
promoción cultural muy digno de reconocimiento y de imitación.
Nuestra sinfónica interpretó con muy buen sonido un programa de música
mexicana, en parte música popular que de esta forma irrumpe en la sala de conciertos.
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Las obras que los asistentes escuchamos fueron la Sinfonietta de José Pablo Moncayo,
una pieza que recuerdo como fondo de aquellos noticieros cinematográficos que, en la
década de los sesenta, se proyectaban antes de las películas, en los que se difundían las
realizaciones de la revolución mexicana. De Rodolfo Halffter la orquesta interpretó Don
Lindo de Almería, música mexicana con rasgos españoles; de Blas Galindo, sus Sones
de Mariachi; del compositor virreinal Antonio Sarrier, su Sinfonía en Re mayor, y de
Mateo Oliva el Mosaico Nacional, una suite integrada con obras representativas de
diversas regiones de México, y como Aguascalientes comienza con A, la obra abre con
La pelea de gallos.
A excepción de los Sones de mariachi, de Blas Galindo, uno de los compositores
tardíos del nacionalismo mexicano, afortunadamente se trató de obras a las que se
recurre con poca frecuencia, y digo afortunadamente porque es ya un lugar común
escuchar obras como el Huapango de Moncayo que sí, es muy hermoso, pero que, de
tanto tocarlo, terminan choteándolo, aparte de no darle difusión a otros compositores y
obras. Enhorabuena por El Heraldo de Aguascalientes, que de esta forma celebra de
manera por demás digna su quincuagésimo aniversario.
A otra cosa. El 26 de septiembre de 1909, hace 95 años en estos días, el Sr.
Bernardo Mallén impartió una conferencia en el Teatro Morelos, cuya transcripción fue
publicada por el periódico El Clarín en sus ediciones posteriores.
Quiero referirme en esta ocasión a sus apreciaciones en torno a las huertas y el
cultivo de la uva en Aguascalientes, actividades que hace ya muchos años pasaron a la
historia, pero que un día ocuparon la atención de todo el mundo aquí.
Como se sabe, las huertas desaparecieron en el transcurso de las primeras
décadas del siglo pasado; las últimas a principios de los años sesenta, debido a dos
factores principales. Por una parte la carencia de agua, y por la otra, la presión del
crecimiento urbano, que motivó un cambio en el uso del suelo.
En cuanto a la uva, su auge fue más reciente, y todavía muchos de nosotros
alcanzamos a tener una probadita del esplendor que lo caracterizó.
Mallén comienza su intervención sobre estos temas diciendo que, por su clima,
en las huertas de Aguascalientes se ven riquezas propias del trópico, y que aquí como
allá, el oro nos incita a recogerlo.
Se refiere de manera específica a la huerta del padre Isidro Navarro, sita en La
Salud. Navarro, dice el autor, nos presenta un ejemplo de lo que podemos esperar de
esta tierra cuando la veamos con el cariño, con la solicitud, con el amor que la ve el
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digno sacerdote que a la vez que predica el evangelio de Cristo, predica el evangelio
del trabajo, y agrega que en ella ha saboreado uva tan dulce como la de California,
Francia y España. Allí he visto cepas que están dando fruto hace veinte años y entre
ellas no una, sino centenares que hace 80 años que fueron plantadas y todavía de sus
ramas cuelgan racimos del fruto predilecto de los dioses, y pone el grito en el cielo por
los precios que deben pagarse por uvas provenientes de California y España, cuando
aquí se tienen semejantes exquisiteces.
Este producto también se encontraba en inmejorables condiciones en
Ojocaliente, Zacatecas, San Francisco de los Romo y en las haciendas de Trojes y
Ledesma, del general Pedro Rincón Gallardo, ya para entonces fallecido. Mallén hace
un recuento de en qué otras regiones del país se cultiva, no sólo la uva, sino otros
productos del campo.
Su conclusión no puede ser menos ominosa porque, vista en perspectiva, el
problema que este personaje señaló en 1909 por desgracia permanece, con el agravante
de que ahora somos más, y muchos recursos naturales tienden a agotarse. Concluye
Mallén diciendo: ¿Pero que de extraño tiene que en todo el país la uva se presente
implorándonos su cultivo cuando la manzana, el durazno, la pera, la ciruela, la cereza,
el aceituno, el nogal, el dátil y todas las frutas conocidas en el mundo entero se hallan
en igual abandono?
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
4 de octubre 2004
LOS 50 AÑOS DE EL HERALDO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Este ocho de octubre El Heraldo de Aguascalientes cumple sus primeros 50 años de
vida de aparecer cotidianamente. Generalmente se asume que es el segundo diario más
antiguo de Aguascalientes (el primero sería El Sol del Centro, fundado en abril de
1945), sin embargo esto no es exacto.
Desde luego Aguascalientes contó con prensa escrita desde el siglo XIX, y
posiblemente antes, pero se trataba de prensa periódica, semanal la mayoría de los
casos. Sin embargo a principios del siglo XX hubo varios diarios que, en general,
tuvieron una vida efímera; publicaciones como Acción, Renacimiento y Diario de
Aguascalientes, etc., fueron, apenas, una hoja grande doblada para formar cuatro
páginas.
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Ver aquél primer ejemplar de El Heraldo de Aguascalientes es en verdad una
delicia, porque nos ofrece la imagen de esa época, no sólo del periódico mismo, sino
también de la sociedad, aparte de permitirnos constatar las transformaciones que se han
operado entre nosotros desde entonces. Por ejemplo, técnicamente el diario que se
publica actualmente tiene muy poco que ver con aquél, en la medida en que éste ha
incorporado
los
principales
logros
tecnológicos
alcanzados
en
materia
de
comunicaciones, avances en materia de impresión, fotografía, etc.
También la organización del periódico ha variado. En aquella época no había
secciones claramente definidas como ahora, sino una mezcla en la que convivían las
noticias políticas con las sociales, las económicas con las deportivas, internacionales
con las policíacas, etc., todo ello en dos secciones que hacían un total de ocho páginas.
Una nota que me llama poderosamente la atención de aquella memorable
primera edición de este diario, porque expresa una significativa transformación de las
mentalidadades, se refiere a un hecho delictuoso ocurrido en Rincón de Romos.
Resulta que Eulalio Romo, secretario del Ayuntamiento, José Herrera, tesorero
de la presidencia municipal y Salvador Martínez, sub receptor de rentas, fueron
acusados de balacear un retrato del presidente de la República, Sr. Adolfo Ruiz
Cortines.
El hecho mereció la atención del Procurador de Justicia del Estado, Lic. Roberto
Valadés Galaviz, quien se trasladó a la cabecera municipal para realizar las
investigaciones del caso. Luego de una sesuda investigación, Valadés pudo saber que
estos personajes habían estado libando, y en completo estado de ebriedad, se
presentaron a la casa marcada con el número 15 del callejón Victoria, donde existe un
local que su propietario, Sebastián Castañeda, alquila como expendio de bebidas
embriagantes, y cuyas paredes se encontraban tapizadas de cromos de calendarios y
otros impresos, entre ellos, un retrato del presidente Ruiz Cortines.
Después de haber ingerido más bebidas los tres sujetos beodos, desenfundaron
sus pistolas y levantándolas en alto hicieron algunos disparos, y fue así como
ocasionaron deterioros a la efigie del presidente, en la que aparecían tres impactos.
Durante las investigaciones, los actores de este hecho permanecieron
encarcelados hasta que plenamente se comprobó tras consecutivas y minuciosas
investigaciones, que si el retrato del jefe de la nación había sido perforado por los
proyectiles disparados, fue por un hecho circunstancial o accidental, no con el decidido
propósito de consumar un atropello contra la fotografía del Jefe del Ejecutivo
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Nacional, por lo que se les excluyó de responsabilidad… al comprobarse … que este
hecho lo consumaron sin una intención deliberada de ofender al Jefe del Ejecutivo.
No puedo menos que sonreír ante semejante situación, porque a final de cuentas,
y de acuerdo al espíritu de la nota, el delito que perseguir no era el de portar armas y
utilizarlas de manera irresponsable, sino el de atentar, no contra el presidente, sino
contra su sacrosanta efigie... Hoy, por el contrario, hace falta mucho valor para defender
al mandatario; tanto hemos cambiado.
Finalmente debo decir que el próximo domingo se conmemorará (o al menos eso
espero), el 90° aniversario de la apertura de sesiones de la Soberana Convención Militar
Revolucionaria, que tuvo como escenario el Teatro Morelos. Se trata de la segunda
ocasión en que los reflectores de la historia de México se posan en Aguascalientes. A
este suceso me referiré dentro de ocho días.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
11 de octubre 2004
LA CONVENCIÓN DE AGUASCALIENTES I/III
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Resulta obligado referirse en esta ocasión a la Soberana Convención Militar
Revolucionaria de Aguascalientes, que inició ayer hace 90 años.
Entre el 10 de octubre y el 12 de noviembre de 1914 Aguascalientes se convirtió
en la capital de la revolución triunfante. En efecto, en esos días de épica y vértigo se
llevó a cabo en el Teatro Morelos la Soberana Convención Militar Revolucionaria que,
mediante el diálogo, buscó resolver las diferencias que amenazaban la unidad del
Ejército Constitucionalista, luego de haber derrotado a la dictadura del usurpador
Victoriano Huerta.
Como se recordará, en febrero de 1913 el general Huerta encabezó un golpe de
Estado en contra del gobierno legalmente constituido del Sr. Francisco I. Madero. Un
mes después, el 26 de marzo, el gobernador de Coahuila, Sr. Venustiano Carranza,
convocó al país mediante el Plan de Guadalupe, a luchar contra la dictadura, a fin de
restituir el Estado de Derecho.
Luego de una serie de batallas que tuvieron lugar en el transcurso de 1913 y
1914, el Ejército Constitucionalista derrotó al Ejército Federal y forzó la renuncia de
Huerta. Sin embargo, a lo largo de la campaña fueron gestándose las divisiones que
dieron origen a una ruptura entre el Ejército Constitucionalista y la División del Norte,
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que dirigía el general Francisco Villa, motivada por la desobediencia del Centauro del
norte a Carranza en el marco de la toma de Zacatecas, último bastión huertista.
Los meses de julio, agosto y septiembre fueron de arduas negociaciones que
culminaron con la decisión de realizar una convención de generales en Aguascalientes,
ciudad elegida por considerársele zona neutral, entre los territorios que dominaban los
constitucionalistas y los villistas.
En el transcurso de las sesiones de esta magna asamblea se discutieron los más
variados temas. Los delegados fueron de lo intrascendente a lo fundamental; de lo
ríspido a lo amistoso y, finalmente, adoptaron el Plan de Ayala como programa social
de la revolución, cesaron en sus funciones a Carranza y Villa y eligieron presidente de
la República al general Eulalio Gutiérrez.
En esos días Aguascalientes se convirtió en la azorada cuna de la convención,
de acuerdo a la expresión de Martín Luis Guzmán. Sus habitantes presenciaron el ir y
venir por la ciudad de los delegados convencionistas, montados en modernos
automóviles. Vieron asombrados al general Villa, que se presentó en el Coliseo de la
Plaza de la República a jurar lealtad a la Convención, y aclamaron, no sin una buena
dosis de nerviosismo, la llegada de la División del Norte, que dio al traste con la
neutralidad de la ciudad, y con la permanencia de la Convención en Aguascalientes.
Por desgracia el esfuerzo que significó esta asamblea resultó fallido, y las
fuerzas en pugna terminaron enfrentándose en el Bajío, en una serie de encuentros
bélicos que se conocen como la Batalla de Celaya, en la que el Ejército de Operaciones,
nuevo nombre del Ejército Constitucionalista, destruyó a la División del Norte, y dio al
carrancismo la supremacía militar y política del país.
Quedan Para el anecdotario la afrenta a la bandera por parte del zapatista
Antonio Díaz Soto y Gama, que estuvo a punto de costarle la vida, la película de la
entrada de las tropas carrancistas en México, que fue balaceada, la firma de la enseña
patria por parte de los delegados, que, por cierto, ¿dónde quedó?
Sin embargo es preciso destacar que la Convención de Aguascalientes se
significó por ser la primera ocasión en la historia de México en que las diversas fuerzas
políticas del país se reunieron a discutir de manera muy abierta y democrática, los
principales problemas nacionales. De hecho no es posible entender el Congreso
Constituyente de Querétaro y su resultado, la Constitución de 1917, sin la Convención.
En efecto, aun cuando villistas y zapatistas fueron derrotados, el espíritu
que animó el debate en Aguascalientes se hizo presente en Querétaro, impulsando la
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aprobación de artículos fundamentales de la legislación mexicana, relativos al
reconocimiento de los derechos sociales por los que murieron cientos de miles de
mexicanos,
cuando
el
planteamiento
original
presentado
por
Carranza
era
eminentemente liberal.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
18 de octubre 2004
LA CONVENCION DE AGUASCALIENTES (II/III)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Como una buena parte de la historia de México, la Convención de Aguascalientes es
más celebrada que conocida, aunque ahora ya ni eso, pero en todo caso en las
celebraciones que se han sucedido a lo largo de estos 90 años, tal vez por
desconocimiento, o quizá por corrección política, se tiende más a la mitificación de
aquellas jornadas que al análisis, quizá porque la historia de la Soberana Convención
Militar Revolucionaria es la historia de una oportunidad perdida...
En Aguascalientes la revolución perdió la posibilidad de un acuerdo pacífico que
evitara el derramamiento de sangre que significaron las batallas del Bajío; sangre joven
que mereció mejor suerte. Esto por no mencionar los enormes recursos materiales
empleados en la destrucción, el sacrificio de la agricultura, la industria y el comercio.
En Aguascalientes quedó de manifiesto la pobre capacidad de diálogo de los
revolucionarios, y su fácil disposición para las armas. Quizá no sea para menos, dada la
enorme inercia autoritaria que ha caracterizado a la historia del país, pero el hecho
básico es que la Convención, de acuerdo al objetivo que se planteó, fue un fracaso.
Una mirada atenta ilustra esta afirmación. Atendiendo a los debates que se
produjeron en ella, la Convención vivió cuatro momentos. En primer lugar, del 10 al 14
de octubre, en la que se discuten cuestiones de procedimiento, se revisan credenciales,
etc. En segundo lugar, del 14, fecha en que la Asamblea se declara soberana, al 28, día
en que se presenta la delegación zapatista.
Este es el momento más largo, y al mismo tiempo el más intrascendente, debido
a la decisión de la Asamblea de no discutir asuntos de importancia mientras no esté
presente la delegación del Ejército Libertador del Sur. Durante estos días se tratan y
resuelven, por lo menos de forma, cuestiones de una importancia menor.
En tercer lugar, del 28 de octubre al 1º de noviembre, sin duda el periodo más
importante, ya que es en estos días cuando la Convención adopta el Plan de Ayala como
programa social de la revolución, y nombra a un presidente provisional de la República.
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Finalmente, el cuarto periodo inicia con este último hecho, y culmina el 16 de
noviembre, cuando la Convención se declara en receso. El común denominador en estos
días es el desconocimiento de la Asamblea por una parte importante de los delegados y
las fuerzas que representan, y la dispersión de los participantes.
Y sin embargo, contra la idea de que la Convención de Aguascalientes fue un
fracaso, es preciso destacar el hecho de haber sido la primera gran asamblea nacional; la
más incluyente de las celebradas hasta entonces en México. Además, esta reunión
significó un impulso a la instrumentación de las reformas sociales que se adoptaron en
las reformas al Plan de Guadalupe el 12 de diciembre de 1914, la Ley Agraria del seis
de enero de 1915, y la Constitución del cinco de febrero de 1917.
La Soberana Convención Militar Revolucionaria pasó a la historia como
Convención de Aguascalientes, y vivió aquí su periodo más brillante, pero luego de su
salida de nuestra ciudad continuó trabajando y desmoronándose poco a poco, hasta morir
de inanición.
Una vez que la División del Norte avanzó sobre México, la Asamblea se estableció
allá, para trasladarse a Cuernavaca el 28 de enero de 1915 y permanecer ahí hasta el 12 de
marzo, fecha en la que regresó a la capital del país. El cambio de residencia obedeció al
hecho de que la División del Norte desocupó México, para dejarla en manos del Ejército
de Operaciones, hasta que éste emprendió la marcha rumbo al Bajío, en donde tendría
lugar el enfrentamiento final.
Como se recordará, en Aguascalientes se nombró presidente al general
Eulalio Gutiérrez, que fue cesado el 16 de enero de 1915, pese a lo cual él continuó
considerándose como tal hasta el 15 de junio de 1915, fecha en que renunció. Para
sucederlo la Asamblea nombró al general Roque González Garza, quien presidió el
gobierno de enero a junio de 1915, mes en que renunció debido a conflictos con los
zapatistas. Entonces fue elegido el abogado veracruzano Francisco Lagos Cházaro,
quien ocupó el cargo del 10 de junio al 10 de octubre de 1915.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
1 de noviembre 2004
FIESTEROS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Septiembre nos recibe con las celebraciones patrias: los Niños Héroes, la independencia
nacional y su consumación. Llega octubre con su aroma de festejo cívico por la
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fundación de la ciudad, y de aquí hasta el Día de Reyes no cesan las celebraciones.
Podrán faltarnos muchas cosas, pero no las fiestas.
Hace no muchos años las celebraciones por la fundación de Aguascalientes no
rebasaban las proporciones de un acto cívico, que tenía lugar el día 22. Hoy se
desarrolla un programa de múltiples dimensiones y días.
De esta fiesta viene la de muertos, que en el pasado reciente se complementaba
con la de todos los santos, el día primero de noviembre, o todos santos, como se le
llamaba aquí a principios del siglo pasado. Se trataba de dos días de asueto obligado en
los que se paralizaban las actividades de la ciudad, para celebrar a los vivos primero, y a
los muertos después. Hoy esta primera fiesta prácticamente ha desaparecido, mientras
que la segunda ha visto en los últimos años un importante desarrollo.
De los muertos las celebraciones se trasladan al barrio del Encino, en honor del
Cristo Negro que preside en el templo de este barrio, y mientras los cantos y músicas de
Triana se disipan, los del barrio de Guadalupe ultiman detalles para la conmemoración
de las apariciones de la Morena del Tepeyac. Todavía no concluye ésta cuando la
navidad se hace presente, con sus luces de colores, la petición de posada, las piñatas y
pastorelas. Van los peregrinos en su esperanzadora jornada, entre bolsas de cacahuates,
cañas y mandarinas; piñatas y luces de bengala; tamales y ponches, mientras el año
agoniza en estertores de frío invernal.
Apenas comenzamos a recuperarnos de las desveladas de fin de año cuando
llegan los Reyes Magos para recordarnos que Cristo vino al mundo para todos, y entre
tanto comienza la romería a San Juan de los Lagos, que verá su máximo esplendor el
dos de febrero…
Si la energía de que hacemos gala para celebrar se tradujera en productividad del
trabajo; en generación de riqueza, la Unión Europea, los Estados Unidos y Japón apenas
si nos pisarían los talones…
A propósito de tanta fiesta, el siete de octubre de 1911, hace 93 años, el
periódico aguascalentense El Clarín publicó una noticia con el siguiente encabezado:
“Una orden Papal que revoluciona al mundo católico. Han sido suprimidos algunos
días de fiesta”. En el cuerpo de la nota se informaba que en los templos se había dado
lectura a una encíclica en la que el papa Pío X “que ha producido una honda conmoción
en el mundo católico, y que en México ha dado motivo a variadísimos comentarios y
suposiciones, por tratarse en ella del culto que se le rinde a la Virgen de Guadalupe”.
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A decir del periódico, el documento pontificio declaraba la nulidad de fiesta
obligatoria para las siguientes conmemoraciones: la Purificación de Nuestra Señora, San
José, la Anunciación, el Corpus (cuando figure después de la Santísima Trinidad) San
Juan Bautista, la Navidad de Nuestra Señora y la Virgen de Guadalupe.
La disposición entrañaba el que no se realizaran misas especiales ni otros actos
religiosos en esos días, como tradicionalmente se había hecho hasta entonces. Desde
luego lo grave del asunto era la inclusión en esta medida de la fiesta de la Virgen de
Guadalupe, que en México es tan importante, o más, que las fiestas patrias.
El periódico concluía la nota informando que el arzobispo de México tenía la
intención de dirigirse a Roma, solicitando que la medida no se aplicara en el caso de la
Guadalupana, “pues de otro modo son de temerse hasta desórdenes, dado que la Virgen
de Guadalupe es la Patrona de México y se le tiene una adoración grandísima, sobre
todo entre la clase indígena”.
Días después, el 28 de octubre, el periódico publicó una nota sobre el tema, en la
que, de entrada, se advierte una confusión: en la primera noticia se habla de una
encíclica, mientras que en esta se trata de un motu proprio, que no es lo mismo.
La nota se refería a una carta del arzobispo de México en la que comunicaba que
su gestión ante el obispo de Roma había tenido éxito y que la celebración de la Virgen
de Guadalupe continuaría. Es interesante recordar las razones que, en opinión del
periódico, habían guiado al papa en la supresión de las celebraciones de referencia, que
respondían a la necesidad de “favorecer la industria y el comercio, que con las
interrupciones de los días de fiesta pueden sufrir algún daño, y principalmente mirar
por la clase trabajadora, que tiene que ganarse el sustento con el trabajo de sus manos
y que pierde su jornal en los días festivos”.
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8 de noviembre 2004
TRES GOBERNADORES EN UN DIA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hace 75 años, el 5 de noviembre de 1929, murió a los 52 años el gobernador Manuel
Carpio Velázquez. Su deceso ocurrió de la manera más moderna posible en aquella
época: en un accidente aéreo.
Por desgracia las noticias sobre tan nefasto acontecimiento son por demás
escasas. El hecho de que el accidente haya tenido lugar en Villa del Carbón, estado de
México, hace suponer que el aeroplano venía de la ciudad de México, y si ahora, con
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tanta tecnología, en ocasiones resulta imposible desentrañar las causas de los desastres
aéreos, pues con mayor razón en aquella época.
Tampoco se informa qué tipo de nave era, ni cuantas personas más perecieron en
el accidente, y si afirmo que el avión venía de la ciudad de México es porque la prensa
da la hora del accidente: siete de la mañana. No tengo idea de cuánto tiempo tardaría
entonces un avión en recorrer la distancia que hay entre Aguascalientes y México, pero
no creo que fueran menos de dos horas, por lo que difícilmente se podría asumir que el
avión salió de aquí por ahí de las cinco de la mañana; en aquella época no existía toda la
parafernalia tecnológica que ahora permite a los aviones salir y llegar a cualquier hora
del día o la noche. Por lo tanto, y dado que Villa del Carbón se encuentra a unos 120
kilómetros de México, me parece lógico concluir que acababa de salir de esta ciudad,
siempre y cuando la información del Diario del Centro sea correcta.
Por cierto, el periódico Acción publicó en su edición del seis de noviembre una
poesía que lleva el título Intermezzo lírico sobre la fábula de Icaro y Dédalo. O sea que
al buen entendedor, pocas palabras.
El hecho es que Carpio perdió la vida y, desde luego, esta situación desató la
carrera por la sucesión del Ejecutivo estatal; una sucesión que duraría, apenas, unas
horas. Diario del Centro anunciaba que los restos serían traídos en el tren número siete
dos días después, dado que fueron llevados a México para ser velados en la Agencia de
Inhumaciones Alcázar Hermanos. Mientras tanto la maquinaria del entonces novísimo
Partido Nacional Revolucionario se había puesto en marcha.
Dice el diario que a las 5:00 de la tarde y por el tren de San Luis, llegaron a
esta capital, el diputado federal Rafael Quevedo y el senador Miguel Ramos, quienes
fueron encontrados en la estación de Salinas por algunos comisionados que de
antemano se nombraron. ¿Qué hacían estos políticos en Salinas, quien nombró a estos
comisionados; para qué? Silencio, no se da explicación alguna.
Todavía no se enfriaba el cadáver de Carpio cuando ya el Congreso del Estado
nombraba gobernador al diputado Rafael Quevedo, y más tardó la Legislatura en
nombrarlo que este en renunciar.
Sí, leyó bien: Quevedo no quiso asumir tan alto honor. En verdad se trata de una
rareza en la historia política del país, porque no es costumbre que los políticos
mexicanos renuncien aunque, como se verá más adelante, su gesto no fue gratuito. En
palabras del propio Quevedo, no asumió el cargo debido a que por asuntos relacionados
con la política actual y relativos a la elección de presidente de la república, deseo estar
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despojado de cualquier cargo público que me incapacite para trabajar en la campaña
política actual.
La campaña presidencial a la que Quevedo se refería fue aquella en la que
contendieron el Lic. José Vasconcelos y el Gral. Pascual Ortiz Rubio, y en la que
resultó electo este último, que tomó posesión exactamente tres meses después de la
muerte de Carpio; es obvio que Quevedo iba detrás de algo mucho más sustancioso que
una efímera gubernatura interina.
En vista del éxito obtenido, el Congreso nombró gobernador interino en lugar de
Carpio y de Quevedo, al senador Miguel Ramos, con lo que Aguascalientes tuvo el
cinco de noviembre de 1929 tres gobernadores: Carpio hasta las siete de la mañana,
Quevedo, que renunció de inmediato y, finalmente, Ramos. ¿Qué le parece?
Por cierto, nuestro Manuel Carpio fue escritor y poeta, y digo nuestro porque en
Veracruz hubo otro con el mismo nombre que también fue poeta; su segundo apellido
fue Hernández. Nacido en 1791 en Cosamaloapan, Veracruz, murió en México en 1860,
y entre tanto, se dio tiempo para fungir como jurado en el concurso para dotar al país de
un himno nacional.
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15 de noviembre 2004
¿Dónde anda Alberto Fuentes Dávila?
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Se acerca el 94° aniversario del inicio del movimiento revolucionario de 1910, y si bien
es cierto que en Aguascalientes éste pasó prácticamente desapercibido en materia de
hechos armados, y sus habitantes apenas si tuvieron la oportunidad de escuchar algunos
tiros en las esporádicas incursiones que ocurrieron, o su eco a través de las
publicaciones periódicas, no por ello dejó de tener un impacto devastador sobre la
estructura de la sociedad local. Baste señalar como ejemplo la emergencia de los
obreros y campesinos como protagonistas de la vida política del estado.
Pese a ello no dejó de existir cierta efervescencia aun desde el principio. Por
ejemplo, el día anterior al señalado por Francisco I. Madero para dar inicio a la
insurrección, El Clarín, periódico aguascalentense abiertamente porfirista, publicó una
nota a propósito del paradero de los maderistas Alberto Fuentes Dávila y Alberto E.
Ayala.
Del segundo no tengo noticia, pero el primero tuvo cierta trascendencia en la
vida política de Aguascalientes entre 1910 y 1914. Coahuilense de origen, estableció en
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Aguascalientes una funeraria que llevaba el pintoresco nombre de La nunca duermo.
Fue gobernador del estado en tres ocasiones, dos en 1911 y la otra en octubre de 1914.
Decía El Clarín del 19 de noviembre de 1910 que habían desaparecido de la
ciudad los furibundos y temibles anti don Alberto Fuentes D. y el parapeto de los RR
del tenis don Alberto E. Ayala.
¿Vieron negros con tranchetes?, nada, que huyeron de ésta o se escondieron en
ésta, pero no tanto porque se consideraran dignos de la persecución, sino por hacer
creer a su amo y señor don Inocencio Francisco Madero, de que al tratar también de
pronunciarse aquí, fueron descubiertos y tuvieron que huir, y con tal timo decirle,
mándanos dinero que estamos ganando. Vaya con el par de Albertos.
Días después El Clarín vuelve a referirse a este asunto. En su edición del 26 de
noviembre insiste en la desaparición de Fuentes y cita los rumores que ésta suscitó. Que
si anduvo revolucionando y fue muerto en algún lugar del estado de Zacatecas; que si lo
atraparon; que si tuvo el buen juicio de entregarse a las autoridades.
Y sin embargo el periódico desmiente estos rumores al afirmar que ninguna de
tales versiones tiene visos de verídica, lo más acertado es que Fuentes anda aún por
esos mundos de Dios, temiendo caer en garras de la justicia pues ello demuestra que
algo hay en las inculpaciones que se le hacen con motivo del último movimiento
revolucionario.
No pasa desapercibido el tono de burla de ambas notas, no sólo hacia Fuentes,
sino hacia Madero y la revolución, que es tratada en la segunda nota como el último
movimiento revolucionario, como si ya todo hubiera terminado y la idílica paz
porfiriana volviera por sus fueros.
Este estado de ánimo se refleja en la nota publicada el 26 de noviembre. Dice El
Clarín que en esta ola amarga y tempestuosa en que se ha querido envolver a la
República por un grupo de atávicos, el pueblo de nuestro Estado, dando pruebas
inequívocas de su amor al orden, no sólo ha permanecido ó se ha mostrado frío e
indiferente ante los impulsos revolucionarios, sino que con su actitud digna les ha
significado claramente que de ninguna manera pueden contar con él para llevar a cabo
sus torpes maquinaciones.
El periódico agrega que todos los esfuerzos realizados para romper la
unidad entre gobernantes y gobernados, a través de los métodos más bajos, habían
fracasado estrepitosamente, de tal manera que los aguascalentenses seguían sosteniendo
a sus autoridades.
Dice el periódico que el gobernante que se apoya en el pueblo y
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saca de él su fuerza y su potencia, nada tiene que temer, pues siendo como es, fuerte de
fortaleza, asiento de moralidad y de honradez, origen de vida amplia y rica, quien en él
se inspira y para él trabaja y por él se desvela, estará siempre seguro de llegar al ideal
que se ha trazado. ¿Sería?
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22 de noviembre 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En 1966, hace 38 años, el Ayuntamiento realizaba por estas fechas la ampliación de la
calle Juan de Montoso, en la cuadra que va de la plaza a Díaz de León. Desde luego es
obvio que para ello fue necesario demoler una serie de casas que se encontraban en ella.
Hasta donde tengo memoria originalmente esta calle, que antes llevó los
nombres de Centenario y Ojocaliente, estaba planeada para ser una gran calzada que
comunicara la estación del ferrocarril con la Plaza de Armas, cosa que tocó en suerte a
la Avenida Madero, abierta en agosto de 1914.
Así se inició el trazo de Juan de Montoro, pero algo ocurrió, y lo que era una
importante avenida, con su camellón hermosamente arbolado, terminó angostándose a la
altura del viejo Cine Alameda, para continuar con su trazo sin chiste hasta la plaza.
Desconozco el plan que siguió el Ayuntamiento en esta ampliación de 1966,
pero desde luego distó mucho de aportarle a la calle el señorío que tiene desde el Cine
Alameda.
En fin. A propósito de estos trabajos de ampliación, el 25 de noviembre de 1966
El Heraldo de Aguascalientes publicó una nota en la que señala que aunque el plano
regulador de Aguascalientes es reciente, pues en este aspecto 25 años son pocos,
todavía a pesar que la ciudad creció anárquicamente, es posible salvar algunos de sus
viejos edificios fundamentales, para que la ciudad conserve su propia fisonomía, y son
las que le son características.
Seguramente este plano regulador al que se refiere la nota es el que realizó el
Arq. Carlos Contreras por encargo del presidente municipal Ing. Luis Ortega Douglas,
por allá a fines de los años cuarenta. Por cierto, este Carlos Contreras era pariente de
Jesús Fructuoso Contreras, el egregio escultor aguascalentense.
En este sentido, el diario considera que bastaría con aplicar al pie de la letra el
Reglamento de las Construcciones en el Estado de Aguascalientes, publicado en el año
de 1962, y agrega que el capítulo No. 1 del ordenamiento señala que la Dirección de
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Obras Públicas cuidará que la ciudad de Aguascalientes reúna las condiciones
necesarias de seguridad, salubridad, comodidad y belleza en sus vías públicas, edificios
y construcciones, y que cuando se trate de edificios de interés histórico o arquitectónico
o aun como son las típicas, es preciso conservarlos y restaurarlos.
Como podrá observarse, la idea de conservar el patrimonio arquitectónico no es
nueva, pero vistas las cosas en retrospectiva, con todo lo valioso que hemos perdido,
resulta claro que en aquella época esta reglamentación se seguía poco.
Y a propósito de estética urbana, en los últimos días el Ayuntamiento ha estado
instalando aparatos para monitoreo de tráfico, particularmente en cruceros. Se trata de
postes de mayor altitud que los del alumbrado público, coronados con una cámara de
video y algún otro aparato.
Así que digamos bonitos no están, pero seguramente serán muy útiles en caso de
accidentes, para determinar responsabilidades sin lugar a dudas, y sin embargo, ¿será
forzosamente necesario que sean feos; no habrá alguna forma de disimularlos? Como si
la ciudad no tuviera ya bastante con su cauda de alambres, postes y antenas por todas
partes.
Uno de ellos, para no ir tan lejos, fue instalado en días pasados en la esquina de
5 de mayo y la Plaza de la Patria y, francamente, si uno observa desde la explanada
hacia el norte, el mentado poste se ve horrible. Tal vez ahí se podría haber aprovechado
la ubicación del banco que se encuentra en esa esquina, y colocar ahí el aparato para
disimularle un poquito. Pero no, lástima.
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29 de noviembre 2004
CAMBIO DE GOBIERNO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El próximo miércoles tendremos un nuevo Gobernador del Estado. Generalmente
cuando esto sucede pensamos que habrá un nuevo Gobierno del Estado. En rigor esto no
es exacto, dado que esta entidad político administrativa se compone de tres poderes: el
Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. El pasado 15 de noviembre tuvimos el cambio en
el Poder Legislativo, el Judicial continuará como hasta ahora, y el miércoles vendrá el
relevo en el Ejecutivo, y sin embargo la sociedad se concentra sobre este último, dado el
enorme peso que tiene esta figura: pese a las instituciones y leyes, México sigue siendo
un país de caudillos.
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Resulta un tanto difícil decir cuantos gobernadores ha tenido Aguascalientes,
debido a dos factores principales. Por una parte están los periodos de inestabilidad
política, particularmente en la época de la reforma y en la de la revolución, en la que se
cambiaron los gobernantes de acuerdo a los vientos políticos que soplaban, y soplaban
mucho y en varias direcciones.
En su Diccionario Histórico y biográfico de la Revolución Mexicana, Luciano
Ramírez Hurtado forma una nómina de los gobernadores entre 1900 y 1920,
ofreciéndonos la extraordinaria cantidad de 109 Ejecutivos, entre constitucionales,
interinos y provisionales; el año que más hubo fue 1914, con 14, es decir, más de uno
por mes.
Ramírez Hurtado contempla aquí el segundo factor a que me referiré como las
infaltables sutilezas jurídicas, que contemplan diversas figuras. Por ejemplo, el 26 de
diciembre de 1910, el Congreso del Estado aprobó el decreto 1443, por el que se
concedió licencia hasta por 15 días al Gobernador Alejandro Vázquez del Mercado,
para que se separe del Gobierno y pase a la capital de la República al arreglo de
asuntos de interés público. El mismo decreto declaró gobernador interino al Dr. Enrique
C. Osornio.
Imagínese: 15 días para ir a México a arreglar asuntos de interés público, cuando
hoy en día los gobernadores van y vienen en un solo día, o al siguiente, en actos que no
requieren la alta intervención del Congreso, y esto ocurría con mucha frecuencia.
¿Habría que contabilizar a estos personajes como gobernadores del estado? En este
sentido, de acuerdo a mis pobres conocimientos jurídicos, para las ausencias del
Ejecutivo actualmente existe la figura de encargado del despacho, es decir, nada de
interinatos.
En otro orden de ideas, una vez que el país entró en la etapa de estabilidad
política de que disfrutamos, los llamados periodos constitucionales se sucedieron unos a
otros desde 1932 cuando, por estas fechas, se convirtió en Gobernador el coronel y Dr.
Enrique Osornio Camarena, hijo del citado más arriba. Hasta 1944 los Ejecutivos
duraron en su encargo cuatro años, iniciándose los sexenios a partir de ese año. En los
que ha habido hasta la fecha, sólo dos no fueron concluidos por quien los inició: el del
Prof. Edmundo Games Orozco, quien murió casi a la mitad de su periodo, en julio de
1953, y el actual, por solicitud de licencia del Gobernador Felipe González González,
quien actualmente se desempeña como Subsecretario de Gobierno de la Secretaría de
Gobernación. Por cierto, casi a punto de concluir con su mandato, en 1968, el Prof.
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Enrique Olivares Santana fue nombrado Secretario General del PRI, cargo que asumió
una vez concluida su función de Gobernador.
A partir de 1992 los gobernadores de Aguascalientes toman posesión del cargo
en el Teatro de Aguascalientes, pero anteriormente, y ante la ausencia de un escenario
de las proporciones de este espacio, lo hicieron en diversos escenarios, siendo el más
socorrido el Teatro Morelos, pero también el desaparecido Cine Plaza, en la calle de
Juan de Montoro, donde tomó posesión el Prof. J. Refugio Esparza Reyes, y el auditorio
Hermanos Carreón, donde asumió el Ing. Miguel Angel Barberena Vega.
En alguna medida los horarios se organizaron para el Ejecutivo Federal pudiera
asistir también a las de Oaxaca y Veracruz, que cambian el mismo día. Las ceremonias
han tenido lugar en la mañana, la tarde y la noche. En el extremo, Luis Ortega Douglas
asumió en el primer minuto del 1° de diciembre de 1956.
En 1992 fue la última ocasión en que asistió el presidente de la República, que lo
era Carlos Salinas de Gortari, aunque en 1998 asistió Vicente Fox, que no era tal sino
Gobernador de Guanajuato; tal vez esto ayude a comprender ciertas cosas.
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6 de diciembre 2004
DE PEREGRINACION A SAN JUAN
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Uno de los santuarios de peregrinación más importante del país es, sin duda, el de la
Virgen de San Juan de los Lagos, en Jalisco. El flujo de peregrinos dura todo el año,
pero se intensifica de manera notable a partir de este mes de diciembre, y hasta el 2 de
febrero, día en que se celebra la fiesta de esta imagen, famosa por sus milagros.
Imposible saber cuando comenzó esta práctica tan extendida entre nosotros, pero
el hecho es que el flujo no sólo no cesa, sino que parece aumentar. Desde luego es
comprensible en estos tiempos en los que cada vez con mayor intensidad requerimos de
asideros que nos mitiguen en alguna medida la angustia del tiempo actual, caracterizado
por la crisis, el desempleo, la inseguridad, la incertidumbre del futuro, etc.
Desde luego muchos van por devoción, o para pagar alguna manda por un favor
recibido, pero tampoco faltan los que van al relajo y la aventura porque, después de
todo, se trata de una actividad excepcional en la que se mezclan el día y la noche; el frío
y el calor, la experiencia de peregrinar por campo abierto y desde luego la luz y la
oscuridad, esos elementos de que estamos hechos.
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Y no me lo va a creer, pero resulta que a San Juan no sólo van los vivos, sino
también los muertos, gente que no alcanzó en vida a cumplir con su manda y que ahora
se dirige al santuario convertida en ánima; hombres y mujeres que de pronto aparecen
en el camino al lado de los vivos, y los acompañan por trechos con su presencia silente,
para desaparecer de la misma forma misteriosa en que aparecieron, y en ocasiones, si
uno anda medio perdido, llegan a indicarle por donde. También los hay comodinos, que
nada más se le recargan a uno en la espalda para que lo lleve. Va el peregrino tan
campante, disfrutando del frío campirano, iluminado por las estrellas, cuando de pronto
siente un gran peso en la espalda, y así se va buen rato, hasta que repentinamente vuelve
a sentirse ligero.
En el camino a San Juan los muertos también llegan a tomar forma de piedra.
Esos son distintos; son personas que yendo a ver a la Virgen dudaron de su poder, y
entonces, como castigo, fueron convertidos en piedra. A esos hay que ayudarles
dándoles una acercadita con el pie, o de plano agarrando la piedra y echándosela a la
bolsa para depositarla en el Santuario. Capaz que el tamaño de la piedra está en razón
directa con la magnitud de la duda.
Y si no me cree, nada más dese su vueltecita para que lo compruebe. Aunque
debo aclarar que yo no lo creo (toco madera), pero esto es lo que cuentan personas que
han realizado la peregrinación. Cuando me encuentro con alguien que me platica
historias como estas, trato de sumergirme en sus ojos para, más allá de la veracidad de
su palabra, examinar la veracidad de su mirada, e invariablemente constato que me
dicen la verdad o, para ser más precisos, su verdad. ¿Qué será lo que ven; lo que
sienten? No lo sé, pero supongo que en la mayoría de los casos se trata de las
interpretaciones que la gente sencilla le da a situaciones en principio incomprensibles.
En su necesidad de creer en algo, la gente se vuelve capaz de creer en lo que sea, a
menos que efectivamente ocurran estas cosas…
En fin. El 11 de diciembre de 1909 El Clarín publicó una nota en la que se
refirió a las peregrinaciones hacia San Juan de los Lagos. Dice el periódico que carros
con toldo y hasta cierto punto cómodos, son ocupados por los que tienen manera de
pagar el transporte, otros carros con menos comodidades son alquilados por los que
sólo cuentan con uno o dos pesos; pero los que no tienen dinero; pero sí mucho
fanatismo por la milagrosa imagen, allá van, mujeres, hombres y niños, estos últimos
víctimas de la tontera de sus padres, caminando día y noche, durmiendo a ratos al
campo raso a llevarle una ofrenda.
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La verdad me sorprende la nota; estos calificativos de fanatismo y tontera,
dichos en un contexto de tanta corrección política. El reportero entrevista una anciana
de nombre María Mares, y para señalar su edad escribe: con mucho había dejado atrás
al año del cólera chico. La mujer va a pagar una manda porque un hijo se le cayó en la
mina, y de puro milagro sólo se le quebró un brazo y una pierna. A esto el reportero
contesta: ¿ese fue el milagro? Pues estuvo bueno, y si alguna vez llego a pedir algo a
algún personaje celestial, te aseguro viejecita, rogaré porque en mí ni se repita el
milagro hecho a tu hijo.
La entrevista concluye con el señalamiento del reportero, de la envidia
que le causaba la mujer, porque era feliz: los muchos años no le han arrancado sus
creencias, y sin embargo agrega que a final de cuentas no había llegado a su destino, ya
que fue encontrada casi muerta de frío y hambre cerca de Peñuelas, y remitida al
hospital civil. El cierre de la nota es lapidario: ¡Más vale creer menos de lo que muchos
creen! Ni modo, en todas las épocas se cuecen incrédulos.
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13 de diciembre 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
¿Se imaginaría un México sin Nuestra Señora de Guadalupe? Imposible. Ya desde la
formación del país la Virgen de Guadalupe desempeñó un importante papel
cohesionador de la nacionalidad mexicana, en una función que perdura hasta nuestros
días. Si agrupáramos a los mexicanos a partir de sus filiaciones religiosas, políticas,
deportivas, laborales, artísticas, etc., etc., sin duda el grupo que contaría con más
adeptos sería el de los guadalupanos; tal vez sea porque no hizo con otra nación lo que
con esta.
Pues fíjese que hubo una época en la que se insinuó la intención de quitar del la
fiesta de la Guadalupana; o al menos así lo consideró el periódico sabatino El Clarín,
que se publicaba a principios del siglo pasado en Aguascalientes.
El hecho al que me refiero ocurrió en 1911, y no precisamente como
consecuencia de la revolución. El 7 de octubre de ese año el periódico publicó una nota
con el siguiente encabezado: Una orden Papal que revoluciona al mundo católico. Han
sido suprimidos algunos días de fiesta.
En el cuerpo de la noticia el periódico informaba que en todas las iglesias se
había leído una encíclica que había causado una honda conmoción en el mundo
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católico, porque disponía que a partir de la publicación del documento papal, ya no se
celebrarían de manera obligatoria las fiestas de san José, la Purificación de la Virgen, la
Anunciación, el Corpus, san Juan Bautista, la natividad de María y la Virgen de
Guadalupe. En consecuencia, señalaba el periódico para regocijo de los jacobinos del
pueblo, no habrá misas especiales ni otros actos religiosos en esos días, ni los católicos
están obligados a observarlos con días de fiesta.
Desde luego la sola posibilidad de suprimir esta que es la mayor fiesta religiosa
de México, debió causar una gran consternación entre las masas; la suficiente como para
que su excelencia, el Sr. Arzobispo de México, se dirigiera a Roma, a fin de solicitar
que la fiesta de la Morena del Tepeyac quedara excluida de la medida papal, “pues de
otro modo son de temerse hasta desórdenes, dado que la Virgen de Guadalupe es la
Patrona de México y se le tiene una adoración grandísima, sobre todo entre la clase
indígena”.
Tal vez por ignorancia, o quizá con toda alevosía, el periódico no informa de las
pontificales razones para suprimir estas celebraciones (que no las conmemoraciones),
pero los lectores de este semanario no debieron esperar mucho: en su edición del 28 de
octubre, el periódico publicó una nota en la que anunciaba que seguirá siendo fiesta el
12 de diciembre, y aquí la publicación entra en contradicción, porque en la nota anterior
decía que se trataba de una encíclica, y ahora se refería a un motu proprio, que había
sido emitido por su Santidad el papa Pío X el 2 de julio de ese año de 1911, y ahora sí
explica las razones que llevaron al jefe máximo del catolicismo a emitir la disposición:
uniformar en lo posible las fiestas de guardar en todas las partes del mundo, favorecer
la industria y el comercio, que con las interrupciones de los días de fiesta pueden sufrir
algún daño, y principalmente mirar por la clase trabajadora que tiene que ganarse el
sustento con el trabajo de sus manos y que pierde su jornal en los días festivos, esto
según una carta del arzobispo de México fechada el 21 de octubre de 1911.
Por mi parte tuve la curiosidad de buscar en el sitio de Internet del Vaticano, en
el vínculo referente al pontificado de Pío X, pero no aparece ningún documento relativo
a estas afirmaciones.
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20 de diciembre 2004
LA NAVIDAD DE BENJAMIN AZPEITIA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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Benjamín Azpeitia fue originario de Calvillo. Ignoro tanto su fecha de nacimiento como
de muerte. Si hemos de confiar en El Republicano, Periódico Oficial del Estado, en julio
de 1907 fungía como representante de la Compañía Explotadora de la Presa de Malpaso,
S.A. En esa ocasión solicitó, a nombre de esta sociedad, la confirmación de derechos de
uso de aguas que en cada temporada de lluvias se recogen en la presa de Malpaso
provenientes del río de Texas y arroyo de Vázquez. Aquí es preciso hacer una
aclaración. En la cortina de la presa de Malpaso existe una placa en la que se informa
que dicha obra fue terminada el 30 de octubre de 1932, por la Agencia de Agricultura en
el estado. En este sentido, supongo que la presa que conocemos como de Malpaso no es
la misma a que se refiere El Republicano, pero ese es otro asunto.
Meses después, en octubre de ese mismo año, encontramos a Benjamín Azpeitia
solicitando la concesión de un terreno baldío con el nombre de La Panadera, frente al
rancho de El Cuervero; un terreno con una extensión de ocho hectaras (sic).
En su libro Nudos de poder. Liderazgo político en Aguascalientes. Principio y
fin de un ciclo, 1920-1998, con mucho la más profunda y sustanciosa historia política
del estado, escribe Andrés Reyes Rodríguez que Benjamín Azpeitia se convirtió en
gobernador del estado en octubre de 1926. Pero muy poco le duró el gusto: la
Legislatura obró contra él, y logró su destitución en enero de 1927.
En su tierra, Calvillo, la noticia de su caída como mandatario fue debidamente
aplaudida por el respetable. El periódico Renacimiento refiere el suceso de la siguiente
forma: “pocos momentos después de ocurrida la caída del Sr. Benjamín Azpeitia, como
gobernador del estado, se supo en la cabecera del municipio de Calvillo, donde no
obstante haber vivido muchos años, no se le quiere. El vecindario hizo demostraciones
de regocijo e inmediatamente se echaron a volar las campanas del templo, y se
organizó una serenata para celebrar el acontecimiento”, pese a los esfuerzos del
presidente municipal, Sr. Martínez, para impedir semejantes manifestaciones.
En fin. Lo que me interesa destacar en esta ocasión es que la navidad de 1911,
hace 93 años, Azpeitia, que por el sentido del texto que citaré a continuación se
desempeñaba como Jefe Político de Calvillo, seguramente no la pasó celebrando el
nacimiento del Niño Dios, tomándose un rico ponche y cenando tamales y buñuelos
rodeado de su familia, sino metido en un buen jaleo.
El 24 de diciembre, a decir de El Clarín, personas descontentas con Azpeitia, se
reunieron frente a su negocio, obligándolo a salir. Dice el periódico que “se lo llevaron
a la jefatura para que renunciara, ya que no querían que siguiera al frente. La oficina
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de la jefatura estaba cerrada, pero los descontentos se dirigieron al registro civil y ahí
hicieron que Azpeitia escribiera su renuncia.
Por la noche, como había muchos de los desilusionados en estado de ebriedad,
empezaron de nuevo a vociferar pidiendo que el Sr. Azpeitia hiciera en el acto entrega
de la jefatura, a uno de los dos candidatos del pueblo que son los señores Mariano
Durán y Carlos Gallegos, y como su solicitud la hacían acompañada de disparos de
arma de fuego, el vecindario se alarmó”.
Pero lo peor de todo no es esto, sino el hecho de que los citados Mariano Durán
y Carlos Gallegos no aceptaban asumir sus cargos: “dicen que la cuestión de gobernar
en las actuales circunstancias es sumamente difícil, y que no son ellos los llamados a
satisfacer las exigencias del momento”, es decir, se estaba produciendo un proceso de
descomposición de la autoridad.
Quizá no fuera para menos: el país estaba convertido en un polvorín; había
presenciado la caída de Porfirio Díaz luego de una serie de enfrentamientos bélicos y
maniobras políticas. Por otra parte, en esos días de diciembre de 1911 se iniciaba el
gobierno de don Francisco I. Madero, y en Aguascalientes el del Sr. Alberto Fuentes
Dávila.
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27 de diciembre 2004
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A principios del siglo anterior existía en Aguascalientes una abundante colonia
estadounidense, que fue conocida como la Colonia Americana. Estaba integrada
principalmente por funcionarios de las dos principales empresas extranjeras que existían
entonces en nuestra ciudad: la American Smelting & Refining Company (ASARCO) y
el Ferrocarril Central Mexicano. Y no sólo había funcionarios; estaban también algunos
obreros; maquinistas, por ejemplo. Seguramente al nacionalizarse los ferrocarriles
muchos de estos funcionarios emigraron, pero permanecieron los de la fundición, hasta
el cierre de esta empresa, por ahí a mediados de la tercera década del siglo.
Pues bien, el 31 de diciembre de 1923, hace 81 años en estos días, tuvo lugar un
baile de fin de año en el hotel de la ASARCO, organizado por la mencionada colonia
americana, que probablemente fue lo suficientemente importante como para que
existiera en Aguascalientes una oficina consular estadounidense, cuyo titular en esa
época fue el vicecónsul Mr. Henry G. Bretherton.
113
Resulta que al terminar el baile, Mr. Bretherton y Mr. Louis B. Lawrence, otro
estadounidense, propietario de una pequeña fundición, siguieron la parranda en un
automóvil. Por cierto que este señor Lawrence fue uno de los primeros en enfrentar
acusaciones de robo de materiales del taller.
Alrededor de las tres de la madrugada del novísimo primero de enero de 1924 se
acercaron al cuartel general del Jefe de Operaciones, antiguo nombre del comandante de
la Décimo Cuarta Zona militar.
México vivía entonces, para variar, una época de inestabilidad política,
propiciada por el levantamiento encabezado por el Sr. Adolfo de la Huerta, relacionado
con la sucesión presidencial del gral. Alvaro Obregón, es decir, el horno no estaba para
bollos, y estos señores, debidamente alumbrados por los coñaques y la champagne
consumido durante el baile, hicieron caso omiso del quien vive lanzado por la guardia
del cuartel.
Como los centinelas escucharan por contestación vivas a De la Huerta
acompañados de disparos, la respuesta no se hizo esperar, y vino en forma de una
descarga de fusilería en contra del automóvil, que era café y portaba la placa No. 52.
Dice el periódico Renacimiento en su edición del viernes 4 de enero de 1924,
que el vehículo terminó parándose, pero no así los disparos. “En cuanto se detuvo el
automóvil descendió Mr. Lawrence, escapándose protegido por las sombras, no así Mr.
Bretherton, que habiendo bajado, también recibió una herida en la pierna izquierda.
Tomadas las primeras declaraciones, se permitió que el vicecónsul pasara a su
domicilio”.
Revisado el interior del vehículo se encontró una pistola con dos cartuchos
percutidos, perteneciente a Mr. Bretherton, misma que fue remitida a la Secretaría de
Guerra.
Pero el asunto no terminó ahí, porque al rato se presentó en las inmediaciones
del cuartel otro vehículo, “cuyos tripulantes venían produciendo mucho alboroto”. El
centinela procedió de la misma forma, pero el automóvil continuó sin responder, por lo
que de nueva cuenta los guardias accionaron sus armas, provocando que el vehículo se
detuviera. Los ocupantes escaparon, salvo dos: el chofer, José Muñoz, que recibió una
gravísima herida en la cabeza, que lo tiene al borde de la tumba en el hospital, y otro
que se escondió bajo el automóvil imposibilitado para correr, probablemente por el
estado de embriaguez en que se hallaba”.
114
Como es de suponerse, y dado que muy probablemente se trataba de información
conocida por todo el mundo, el periódico no informa en donde estaba situado el cuartel.
En todo caso tal vez esta instalación militar se encontraba entonces donde estuvo hasta
fines de los años setenta, en la esquina de Alameda y Avenida de la Convención, donde
hoy está la Secretaría de Finanzas y Administración. En cuanto a las oficinas de la
Décimo Cuarta Zona Militar, estuvieron durante muchos años en el lado norte de Rivero
y Gutiérrez, a media cuadra entre 5 de mayo y Juárez.
A propósito de la zona militar, con persistente frecuencia se comete un error en
su enunciación al referirse a ella como catorceava zona militar. De ser cierto lo anterior
resultaría que no tenemos una zona militar, sino una catorceava parte de la misma;
simples quebrados.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
3 de enero 2005
LAS CONDICIONES DE SALUD EN LA HACIENDA DE SAN MARCOS.
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A principios del siglo anterior el Dr. Miguel Gómez Portugal fungía como médico de la
hacienda de San Marcos, en Zacatecas, muy cerca de donde hoy se asienta la ciudad de
Loreto.
En el transcurso de 1910 el propietario de la hacienda, Sr. Genaro García, le
pidió a Gómez Portugal un informe de la situación del establecimiento, que desde luego
el médico realizó, habiéndolo fechado el 7 de enero de 1911, hace 94 años en estos días.
El informe se publicó por entregas en el periódico El Clarín, durante febrero de
ese año, y en él se destaca la intención de veracidad científica de su autor, acorde con el
espíritu ilustrado de aquella época.
De entrada Gómez Portugal señala en donde se encuentra la hacienda, las
características geológicas del terreno, la vegetación del área y las principales fuentes de
agua de la región. Sobre la vegetación afirma que el arbolado es un poco escaso pues
con excepción de algunas alamedas que están situadas al oeste de la casa grande y de
los árboles de las huertas grande y chica, todo lo demás carece de ellos. Al Norte hay
mezquite, huizache y nopal. Quienes conocen el lugar sabrán que muy poco ha
cambiado desde entonces.
Algo en lo que sí ha cambiado mucho la situación es en las casas del rumbo. A
propósito de las de los peones Gómez señala que son defectuosas bajo el punto de vista
higiénico, mientras que los lugares donde vivían los empleados superiores son en
115
general confortables y buenas. La población del lugar fluctuaba en aquella época entre
los 3,000 y los 4,000 habitantes, existiendo más mujeres que hombres.
Es una lástima que Gómez Portugal no aporte ninguna información a propósito
del vestido y la alimentación de la gente, por ser uno y otra muy conocidos no sólo de
los médicos que frecuentan la clientela de los campos, sino también de los que de un
modo o de otro están en contacto con esta parte de nuestro pueblo. Se trata de
elementos que entonces fueron tan comunes que no valía la pena describirlos, pero que
ahora, casi un siglo después, indudablemente nos aportarían valiosísima información a
propósito de la cotidianeidad de aquella gente.
Por desgracia Gómez Portugal perdió aquí la perspectiva histórica que demostró
en otros aspectos, y sin embargo no termina el párrafo sin señalar que estos elementos,
habitación, vestido y alimentación, son factores de primer orden en la producción y
desarrollo de muchos estados morbosos.
El galeno se refiere a las condiciones sanitarias de la zona, señalando que en
poblado de La Luz existía una epidemia de tifo que se encontraba bajo control. También
declara haber recibo informes de la existencia de abundantes casos de paludismo. Tan
era así que tanto el Sr. Administrador como la hacienda estaban provistos de sulfato de
quinina que obsequiaban a los enfermos con cierta liberalidad.
Gómez Portugal no pudo comprobar esta afirmación hasta que en marzo de
1910, una de las hijas del administrador, que entonces lo era el Sr. Francisco de Paula
Velasco, presentó calenturas de tipo limitado, primero a la rodilla derecha, luego al pie
izquierdo y después a uno de los codos. El médico prescribió un tratamiento que no dio
resultado, por lo que consideró la posibilidad de un error de diagnóstico, no sin hacer un
comentario por demás curioso a propósito de esta situación. Dice Gómez Portugal: paso
por alto todo el trabajo mental que tuve que realizar para desechar la idea del
paludismo.
El médico concluye este apartado informando que no encontró un solo caso de
esta enfermedad debidamente comprobado y que lo que hasta entonces se interpretó
como tal fueron infecciones intestinales o prodromos prolongados de tifo (cualquier
cosa que eso sea). Acto seguido explica por qué le parece muy poco probable que haya
paludismo en la región, ante la ausencia de pantanos u otro tipo de depósitos de aguas
estancadas.
A continuación hace un reconocimiento al propietario y al administrador de la
hacienda por la inexistencia de alcoholismo: nadie hace uso de bebidas alcohólicas y no
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he logrado ver un solo ebrio en el año que tengo de visitar la hacienda… Sé que la
vigilancia para evitar el uso del alcohol es severísima y que por, ningún motivo se
permite la introducción a la hacienda de bebidas de ese género, sea cual fuere el
nombre que lleven.
Gómez Portugal termina su informe con una reflexión que sin duda le
será familiar a usted. Al referirse al alcoholismo dice haber encontrado un caso,
ocasionado no por vicio, sino por ignorancia; no por ingestión de grandes dosis de
alcohol, sino por esa malhadada costumbre y falso criterio que domina por desgracia
aún entre gente ilustrada de creer a pie juntillo que un traguito abre el apetito y que es
preciso el aperitivo para comer bien y digerir mejor. Así, de copita en copita
diariamente se cría el hábito, se arraiga la costumbre y al cabo de un tiempo más o
menos largo, el individuo sin quererlo y sin pensarlo se vuelve alcohólico. Imagine
usted, amable lector, lo que pensaría este connotado médico, de constatar nuestras
actuales costumbres...
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
10 de enero 2005
DE AUTOMOVILES I/II
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Uno de los elementos imprescindibles de la vida urbana actual es el transporte, que
desde luego ha tenido importantes transformaciones a lo largo de la historia, no
forzosamente para bien.
Por ejemplo el centro de Aguascalientes, que a lo largo de los últimos doscientos
o trescientos años ha experimentado muy pocos cambios en su conformación, fue
concebido para el tránsito esporádico y tranquilo de los carretones, caballos, mulas y
burros de una pequeña población, mientras que ahora, con el escandaloso crecimiento
demográfico que hemos experimentado en los últimos 25 años, debe soportar el paso
cotidiano de miles de vehículos de motor, con toda su cauda de contaminación
ambiental.
Sería difícil precisar cuando llegó el primer automóvil a Aguascalientes. Muy
probablemente ocurrió a fines del siglo XIX o principios del XX, y lo hizo a bordo del
ferrocarril, dada la inexistencia de carreteras dignas de ese nombre.
Bien podemos imaginar la escena; las maniobras de desembarco, la gente
arremolinándose para ver el extraño objeto, y luego la sorpresa del respetable al ser
encendido y comenzar a caminar…
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O quizá no fue tal, en la medida en que los aguascalentenses de aquella época
terminaron por acostumbrarse a ver toda clase de máquinas, en el ferrocarril, en la
fundición y en otras modernas instalaciones industriales de la época, además de los
tranvías que ya desde principios del siglo fueron eléctricos.
Y sin embargo concedámosle el crédito a la Revista del Centro, que en su
edición del 28 de mayo de 1904 da cuenta “del primer automóvil visto en esta ciudad”,
al que se refiere como vistosa máquina.
Dice el periódico que una de esas noches mayo los propietarios del vehículo,
unos españoles, daban la vuelta por la flamante Calzada Arellano, montados en
semejante engendro de la modernidad, “haciendo sonar el ronco pito que la anuncia”.
Al preguntárseles por qué habían escogido ese paseo, pregunta por demás
perogrullesca, los intrépidos tripulantes contestaron que “sólo por allí se podía andar,
lo cual es muy cierto, pues en las calles hay baches, saltos, pedruscos y diez mil
obstáculos que constituyen un paseo en una excursión por una montaña rusa”…
Esto nos da una idea de un Aguascalientes que ya no existe; un Aguascalientes
con calles de terracería o empedrado, en términos generales en malas condiciones.
Desde luego la aparición del transporte impulsado por motores de combustión
interna obligó a una adecuación de las calles vía pavimentación, tarea que se inició en la
década de los veinte, así como a su regulación, a través de la introducción de señales de
tránsito, semáforos, y últimamente los sistemas de video instalados en puntos
estratégicos de la ciudad que, en caso de choque, permitirán establecer
responsabilidades sin lugar a dudas; o al menos eso supongo.
Posiblemente uno de los primeros accidentes de tráfico que se registraron fue el
que le ocurrió al Sr. Juan Comte, según detalla El Clarín del 24 de mayo de 1913.
Comte chocó su “poderoso automóvil” contra un poste, (al cual derribó) en la esquina
de las calles de Juárez y Zavala, es decir, en plena Plaza de Armas. Esta calle de Zavala
no es otra que el Callejón de Zavala, el mismo que poco más de un año después se
convirtió en la Avenida Madero.
Independientemente de lo anterior, y a reserva de profundizar en la
investigación, es preciso señalar que en esa época fueron relativamente comunes los
choques entre tranvías y carretones, burros, caballos, y, desde luego, personas, en los
que obviamente éstos llevaron la peor parte.
Por otra parte, con toda seguridad, tal y como ocurre ahora, en el pasado tener un
vehículo fue signo de prestigio social, y poco a poco los pudientes comenzaron a
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adquirir sus vehículos, hasta que comenzaron a establecerse las agencias de compra
venta de automóviles. Sin duda una de las primeras fue la de Enrique Reyes Elizondo,
quien a principios de los años veinte comercializaba, entre otros muchos artículos, los
vehículos Chevrolet en su negocio de la calle de Juárez, donde hoy es la Escuela de
Cristo.
La próxima semana le comento por qué le platico de estas cosas.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
17 de enero 2005
DE AUTOMOVILES II/II
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La semana pasada me referí a la aparición en Aguascalientes de los automóviles, cuyo
uso fue generalizándose entre nosotros hasta saturar las calles de la forma en que hoy
vemos; particularmente en el centro. Mencioné que uno de los primeros distribuidores
de vehículos fue Enrique Reyes Elizondo, pero también habría que recordar al Sr. David
Guzmán, quien en la década de los veinte comercializaba los automóviles Chrysler.
Y precisamente para velar por los intereses de los propietarios de automóviles, el
17 de mayo de 1925 se constituyó el Auto Club de Aguascalientes, cuyo presidente, al
término de su gestión, rindió su informe de labores el 14 de enero de 1926, hace 79 años
en estos días, en el contexto de la Primera Asamblea Ordinaria del organismo.
El documento de referencia fue consignado en el periódico Renacimiento, que lo
publicó en sus ediciones del jueves 14 y viernes 15 de enero de 1926.
De entrada el presidente de la organización, cuyo nombre por desgracia no
consta en el texto, agradece a sus compañeros de mesa el apoyo recibido. Menciona a
Carlos M. Velasco, que debió renunciar a su cargo de tesorero, a través del cual ayudó
de manera significativa al Auto Club. Lo sustituyó Wenceslao Giacinti, quien se
caracterizó por su empeño, inteligencia y gran voluntad, en el cumplimiento de los
objetivos del mismo.
El presidente recuerda que la instalación del club tuvo lugar el 17 de mayo de
1924, cuando celebraron su sesión inaugural en la planta alta del Tívoli de San Marcos,
espacio que hoy ocupa el Colegio Portugal, y que en aquella época hacía las veces de
casino y palenque en época de feria.
Uno de los primeros objetivos que se fijó la organización fue el que se
disminuyera el cobro por concepto de adquisición de placas para vehículos, habiendo
logrado el 23 de mayo que el Congreso del Estado fijara este cobro en $6.00, de $12 que
119
se habían aprobado y que constaban en lo que hoy conocemos como Ley de Ingresos,
que en aquella época se nombraba como Plan de Arbitrios.
También pugnó el club por una disminución del precio de la gasolina. Luego de
exhaustivas negociaciones, lograron que el combustible bajara “al ambicionado nivel de
$0.14 centavos litro, en lugar de $0.25 que costaba”, y aquí el presidente expresaba su
gratitud al Sr. Enrique Reyes Elizondo, quien además de vender automóviles, era el
representante local de la Huasteca Petrolium Company. Y hablando de insumos, el
titular del organismo señala que también se había logrado un descuento del 30% en la
compra de los neumáticos, otorgado por el Sr. Francisco Guzmán, con la venia de la
casa productora que representa.
No menos importante para los socios del club, que ascendían a 80, era la
necesidad de construir y pavimentar las calles y carreteras de la zona, no sólo con el
objeto de hacerlas transitables, sino también de proteger sus vidas y sus vehículos
contra accidentes o desperfectos causados por el mal estado de aquéllas.
Pero como la tarea resultaba titánica, debieron conformarse con impulsar la
pavimentación de la Calzada Arellano, o Calzada de la Revolución, hoy Alameda,
habiendo obtenido para ello la participación del Ayuntamiento de Aguascalientes.
Lo hicieron a través de la generación de un fondo que se formó con la
cooperación de los socios, la organización de festivales, funciones y colectas. Y sin
embargo, los frecuentes cambios de las autoridades municipales habían traído como
consecuencia el que la obra permaneciera inconclusa hasta entonces, dada la continua
interrupción de los trabajos.
Finalmente, el presidente del Auto Club informaba que se había logrado el que
el gobierno otorgara un descuento del 50%, así como la condonación de recargos,
aunque por desgracia no informa a qué concepto se refiere.
Termina este personaje señalando que a pesar de todos los logros alcanzados,
convocaron a la gente a que se inscribiera; a que participara, pero no fue posible. El
informe concluye con un comentario por demás lapidario: “los esfuerzos de toda índole
que hemos hecho para reforzarnos, han sido estériles, nada han valido, comisiones,
circulares, llamamientos en todas las formas y en todos los momentos, nada. El
egoísmo cierra los corazones, mata los impulsos y debilita la voluntad, para convertir
al hombre en un ser poco menos que inconsciente y poco más que inútil”.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
24 de enero 2005
120
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Uno de los capítulos más interesantes en la historia de las ciudades es el que se refiere a
los procesos de urbanización. No me refiero aquí a las cuestiones relacionadas con el
equipamiento de las mismas, la dotación de servicios urbanos mínimos que toda ciudad
digna debe tener (pavimentos, alumbrado, red de agua potable y alcantarillado, etc.)
Me refiero más bien al hecho, paulatino y en ocasiones difícil por las resistencias
que ocasionaba, de separar los elementos de la vida rural de los de la urbana, esto
porque en el principio se confundían ambas de una manera generalizada, es decir, la
población se asentaba en aquellas tierras que por sus características era posible cultivar,
además de propiciar la explotación de ganado, y al mismo tiempo se establecieron
talleres para elaborar todo tipo de productos.
En este sentido, la gente que vivió en Aguascalientes durante el virreinato, el
siglo XIX y buena parte del XX, no necesitaba más que ir al corral en la parte trasera de
la vivienda, para atender su ganado o vigilar el desarrollo de la horticultura en pequeña
escala. También hay que recordar la existencia de las huertas, particularmente en el
rumbo del Encino y la Salud, que tanto dieron de que hablar a autores como Eduardo J.
Correa.
Quizá desde el principio surgió en muchos la inquietud de separar una cosa de la
otra, por razones obvias: tanto la agricultura como la ganadería producen desechos
orgánicos, atraen fauna nociva, generan malos olores, y en el peor de los casos, la
presencia de ésta en la ciudad generaba la posibilidad de encontrarse a la vuelta de la
esquina con un toro de armas tomar, escapado de algún corral, como llegó a ocurrir.
Y sin embargo sólo hasta el siglo XX esta problemática se convirtió en meta de
los gobiernos en turno. Probablemente una de las primeras acciones en gran escala
llevadas a cabo en este sentido fue la desecación del Estanque de la Cruz, realizada a
fines de la década de los cuarenta, siendo gobernador el Ing. Jesús María Rodríguez
Flores, mejor conocido como El chapo, apodo que le venía por su estatura.
Del estanque sólo quedó el pequeño monumento de la esquina de General
Barragán e Independencia, y su desaparición propició el control de los mosquitos que
encontraban amparo en la ribera del estanque, que durante años fue paseo obligado de
muchos aguascalentenses, y dio paso al Fraccionamiento Primavera, uno de los
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primeros conglomerados urbanos pensado como tal desde un principio. Desde luego ese
fue el principio de algo en lo que todo estaba por hacer.
El 26 de enero de 1957, hace 48 años, El Heraldo de Aguascalientes anunció en
sus ocho columnas lo siguiente: Ordenes terminantes para retirar de la zona urbana los
establos. Era el principio del gobierno del Ing. Luis Ortega Douglas, y desde luego esta
medida puede interpretarse como una las aspiraciones de esa administración.
La instrucción emanaba de los Servicios Sanitarios Coordinados de Salubridad y
Asistencia, el antecedente lejano del ISEA, que consideraba que todavía existían dentro
de la mancha urbana alrededor de 50 establos, por lo que se dispuso su retiro.
Desde luego a los estableros no les cayó en gracia la medida, ya que alegaban la
falta de agua en los alrededores, las dificultades para el transporte de la leche a la
ciudad, así como de las pasturas hacia los establos.
Los que aplaudieron la decisión fueron los vecinos de estos establos, hartos de
sufrir las consecuencias de un medio ambiente insalubre, en el que abundaban las
moscas y los malos olores.
Este diario consideró que la medida también sería benéfica para el turismo,
“pues los hoteles que están cerca de los establos se encuentran casi vacíos, y con esos
olores nuestra ciudad se asemeja a un poblado que no cuenta ni con los más
indispensables servicios de limpieza y salubridad, llevándose los visitantes una muy
pobre impresión de la capital del estado”.
Como se puede observar, la nota permite apreciar la aspiración de progreso y
civilización por parte del redactor, que indudablemente compartían las fuerzas vivas de
la época. Desde luego el asunto del retiro de los establos tardó mucho más de lo que los
optimistas esperaron. La mayoría de los establos fueron reubicados en la colonia
Fátima, de donde fueron expulsados años después.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
31 de enero 2005
LA FERIA DE RINCON DE ROMOS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Ayer el Señor de las Angustias, patrono de Rincón de Romos, regresó a su santuario,
luego del novenario y la fiesta, que se celebraron en días pasados, en el contexto de una
peregrinación que lo llevó a recorrer varias calles de esta cabecera municipal,
procedente de la parroquia de la Inmaculada Concepción.
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Se trata de una de las principales fiestas de Aguascalientes, y también de las más
antiguas, alrededor de la cual ha ido creciendo una feria de buenas proporciones, con
todo el bullicio que caracteriza a los pueblos.
Las festividades inician con el traslado de la imagen del Señor de las Angustias
de su santuario a la parroquia, y terminan con el regreso. Vale decir que se trata del
mismo edificio, separado tan sólo por una pared: el santuario mira al norte, hacia la
explanada que limita en el otro extremo con el Mercado Guel Jiménez, mientras que la
parroquia ve todos los días ponerse el sol detrás de la plaza y el palacio municipal.
Originalmente el traslado se hacía por el interior del templo. Posteriormente se
hizo sacándolo a la calle aledaña, en un recorrido que no alcanzaba los 100 metros.
Actualmente se le lleva por las principales calles de Rincón, en una peregrinación llena
de músicas, danzantes y gente; miles de personas invadiendo el arroyo de las calles.
A decir del anuncio luminoso colocado en el techo del Mercado Guel Jiménez,
en este año se celebró la 168 feria regional. Si la noticia es veraz, esta feria comenzó a
celebrarse en el lejano año de 1837, fecha por la que yo no metería las manos al fuego, y
es que es común la ausencia de datos de esa época, y más tratándose de una feria que
ocurría fuera de la capital del ese entonces Departamento de Aguascalientes.
De cualquier manera se trata de una celebración añeja, prueba de ello es la nota
que apareció en el periódico El Observador en su edición del 2 de Febrero de 1907.
De la dimensión religiosa de la fiesta no se menciona procesión alguna, tal y
como se realiza actualmente, pero sí se extiende al informar que “estuvo como siempre
entusiasta y solemne, notándose en los fieles la piedad y devoción que son debidas.
Todas las noches en el ejercicio se observaba mayor recogimiento, estando la nave del
templo, henchida de concurrentes que asistían para oír la palabra divina predicada por
el Sr. presbítero B. R. José Ma. Quezada. La noche del sábado a las 7:00 dieron
principio los maitines presentando primoroso aspecto la parroquia iluminada por 400
bujías. A las 8:20 concluyó tal acto religioso. Al siguiente día a las 9:00 se verificó la
misa de función, ocupando la cátedra sagrada el Sr. presbítero Gregorio Cornejo. El
21 a las 8:00 se cantó la misa de acción de gracias, que anualmente celebra por todos
sus feligreses, nuestro amado párroco el Sr. presbítero Indalecio Ricarday.
En relación a la fiesta profana señala que comenzó aflojerada, como sin ganas, y
así lucía todavía el día 18 de enero, cuando adquirió una gran animación. Por desgracia
el redactor de la nota centra toda su atención en los festejos taurinos, impidiéndonos de
esta forma enterarnos de las características de la feria; las actividades que tenían lugar.
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Ese año hubo toros tres días, pero al parecer las dos primeras corridas resultaron
carentes de lucimiento, “pues Barquero y su cuadrilla, a excepción de Gonzalo Macías,
se portaron con una jindama atroz”, en donde jindama significa miedo o cobardía; así
que ya podemos imaginar como estuvo aquello.
En los dos primeros festejos el ganado provino de Pabellón, mientras que en el
último, calificado por el periódico como brillante, un grupo de aficionados lidió “toretes
bravos y nobles” de la ganadería de Maximino Aguilar.
Los astados de Pabellón pasados por el estoque en la primera corrida fueron
“toros chicos y bravos, pero los domingo fueron de libras y de lidia, sin que Barquero
pudiera hacer nada con el estoque. A su primero lo convirtió en picadillo y a los
restantes les cupo igual suerte, lástima que la presidencia no lo haya tratado como
debiera, imponiéndole las penas que merecía”.
En cuanto a la corrida de aficionados, actuaron en ella Adalberto Villalpando
como capitán de cuadrilla, Bonifacio Jiménez, Jesús y Daniel Villalpando, y Rafael Luis
de la Torre. Encargados de sangrar a los animales fueron Daniel de la Torre y Graciano
Romo.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
7 de febrero 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El fin de semana pasado viajé a Guadalajara, hecho que me permitió observar la
interminable fila de peregrinos que en estos días se vuelcan sobre el camino para
postrarse ante la Virgen de San Juan. Por desgracia su senda estaba marcada por una
ingente cantidad de basura, particularmente vasos de nieve seca, difíciles de degradar.
Nunca he podido entender cómo es posible que haya quienes desprecien de esta
forma a la naturaleza, pródiga en sus maravillas y bellezas, inagotable en su capacidad
de sorprendernos. Menos aún lo entiendo si me sitúo en la perspectiva de las verdades
sagradas, que son las que supuestamente guían a todos aquellos que por estas fechas
ensucian el campo mientras se dirigen a ver a la Virgen.
Me refiero a lo asentado en el libro del Génesis, en donde se relata como Dios
creó el cielo, la tierra y todo cuanto en ellos vive. De aquí se desprende una conclusión
por demás elemental: la naturaleza es una creación divina y merece un tratamiento a la
altura de esta dignidad.
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Pero no, y más bien al contrario; pareciera que la consigna es ensuciar, botar en
el camino todo tipo de basura, botellas, bolsas de alimento chatarra, vasos, etc.
Por desgracia esta parece ser la tónica en las festividades religiosas que se
realizan en el campo. El mismo lamentable espectáculo lo vi en una ocasión, con motivo
de la fiesta del Señor del Tepozán, en Asientos. Allá, el lunes siguiente al primer
domingo de julio, la imagen que se venera en aquel lugar, es llevada a la parroquia de
Nuestra Señora de Belén, en Asientos, para iniciar una peregrinación que dura varios
meses y que abarca una parte importante de esa región.
Este primer recorrido tiene una longitud de no más de dos kilómetros, en los que
es posible apreciar los bordes de la carretera preñados de basura, indigno comité de
recepción para la imagen.
Otro lugar que también es víctima de los gamberros es El Pabelloncito, una
pequeña protuberancia que está justamente arriba de Pabellón de Hidalgo, Rincón de
Romos, en la Sierra de Pabellón. Ahí, con motivo de la fiesta de la Santa Cruz que tiene
lugar a principios de septiembre, la gente sube, pasa la noche y oye la misa en un altar
improvisado del lado poniente de esta protuberancia, y lo mismo: basura por todas
partes. Incluso la ocasión en que tuve el privilegio de estar ahí, me tocó ver una llanta
abandonada.
Lo mismo ocurre en Palo Alto el segundo sábado de febrero, cuando la multitud
asciende al cerro de Juan Grande, para celebrar la fiesta de la Virgen de Guadalupe. Hay
en lado sur de la cúspide de esta montaña, la mayor altura de la región, una pequeña
capilla dedicada a la Morena del Tepeyac.
Se trata de un espacio en verdad pequeño, que con todo y su tamaño cuenta don
dos torres, y sin embargo es tan chica que en su interior no caben más de cinco
personas. El piso de la capilla está abarrotado de veladoras y flores secas, y en las
paredes cuelgan exvotos, fotografías y prendas dejadas por gente que recibió algún
favor.
La ocasión en que subí el ascenso tuvo lugar por la falda noroeste del cerro; el
signo más evidente de que estábamos llegando fue la basura. Además de la mencionada
más arriba, hay allá restos de comida, latas de sardina, de atún, chiles, etc.
La gente sube, asiste a misa, come, tira la basura y baja. Quizá aquí se acentúa la
falta de comprensión a que me referí al principio de la nota, porque el paisaje es en
verdad espléndido. En un día claro se ve desde esta altura la Sierra de Tepezalá, la de
Guajolotes, el Cerro del Muerto, el de los Gallos (que por acá dicen que es el de Juan
125
Chávez), la Sierra Fría y retazos del Valle de los Romeros, además de El Llano
propiamente dicho, y Palo Alto.
Pues ni esto basta para inspirar en los peregrinos un poco de respeto, que igual
aligeran su paso a costa del campo.
Algo tendría que hacerse al respecto. He invocado aquí motivos religiosos y
estéticos para conservar el campo, pero desde luego también ocupa un lugar muy
principal la conservación del medio ambiente y su necesaria renovación, para, de esta
forma, garantizar la continuidad a la vida.
Algo tendría que hacerse al respecto. Por lo pronto, si usted sale al campo, ya
sea en peregrinación o de paseo, por favor, no tire basura. Por otra parte, los señores
sacerdotes podrían hacer énfasis desde el púlpito acerca de la necesidad de cuidar la
obra maestra de Dios. Tal vez Dante Alighieri fue uno de los primeros ambientalistas, al
escribir lo siguiente: “puede cometer violencia contra la Divinidad el que reniega de
ella y blasfema con el corazón, y el que desprecia la Naturaleza y sus bondades” (La
Divina Comedia, canto undécimo). De aquí que bien pueda anunciarse que quienes
atenten contra la naturaleza irán a dar al más profundo de los círculos infernales. ¿No le
parece?; a ver si así
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
14 de febrero 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Generalmente se piensa que el auge industrializador que vive Aguascalientes desde
principios de la década de los ochenta del siglo pasado fue un logro personal del
entonces gobernador Rodolfo Landeros Gallegos, gracias a su relación de amistad con
el presidente José López Portillo, con el que había colaborado tanto en la presidencia de
la República, como en la Secretaría de Hacienda, realizando labores de comunicación.
Ciertamente no hay que dejar de lado esta relación, pero en rigor la
industrialización
de
Aguascalientes
respondió
más
al
Plan
Nacional
de
Descentralización Industrial instrumentado por el Gobierno Federal en esos años.
Prueba de ello es la nota que publica El Heraldo de Aguascalientes el 19 de Febrero de
1977, hace 28 años, en la que el gobernador J. Refugio Esparza Reyes informa del
resultado de su entrevista con el subsecretario Fomento Industrial de la Secretaría del
Patrimonio y Fomento Industrial, Dr. Natan Warman.
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Con toda seguridad fue esa la primera ocasión en que ambos funcionarios se
encontraron, dado que el régimen de López Portillo tenía apenas poco más de dos meses
y medio de iniciado, y los programas estaban en proceso de gestación.
Lo que aquí importa destacar es que Warman le dijo a Esparza Reyes que “el
estado de Aguascalientes fue considerado como uno de los centros pilotos, para el
Programa de Descentralización Industrial de país”, esto gracias a que la entidad
contaba con una buena infraestructura, comunicaciones, energía eléctrica, ubicación y
agua, de tal manera que existían posibilidades “de manejar en el presente año, una
nueva panorámica económica”.
Por su parte Esparza le entregó a Warman un estudio de los programas generales
de financiamiento “en donde se contempla la posibilidad de establecer en la entidad un
centro piloto de descentralización industrial del país, considerando las condiciones de
infraestructura”.
En este sentido, sería interesante saber por qué el gran cambio se produjo hasta
principios de los ochenta, y no ese mismo año de 1977, tal y como se manejó en su
momento.
Termino con una nota de color. Hace 31 años, en plena efervescencia pro
universidad, el 17 de febrero de 1973 se graduaron las primeras generaciones de
licenciados en Administración Pública y Contador Público, formadas en la entonces
Escuela de Comercio y Administración del Instituto Autónomo de Ciencias y
Tecnologías.
Los graduados invitaron como padrino de generación al vitivinicultor Don
Nazario Ortiz Garza, quien desde luego aceptó el honor. La ceremonia tuvo lugar en el
Teatro Morelos y contó con la participación de la Orquesta de Cámara del Instituto
Aguascalentense de Bellas Artes, que al final interpretó Las golondrinas. Fungió como
maestro de ceremonias el C.P. Eduardo Guerra Estebanez. Hicieron uso de la palabra el
Rector del todavía Instituto Autónomo de Ciencias y Tecnologías, e impulsor de estas
carreras, el C.P. Humberto Martínez de León, don Nazario y el Director de la Escuela
de Comercio y Administración, C.P. Pablo Giacinti Medina. Por parte de los flamantes
profesionistas, que recibieron carta de pasante y anillo, habló Santiago Cortez Chávez,
quien se desempeñó como presidente del Comité pro Primera Generación. Además,
Cortez entregó una placa a don Nazario y diplomas a Martínez de León y Giacinti, por
sus trabajos en la fundación de la escuela, y las realizaciones alcanzadas al frente de ella
como directores. Finalmente, anunció la fundación de la Asociación de Egresados de la
Escuela de Comercio y Administración.
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La recepción a los graduados tuvo lugar en la sede de la escuela, en donde
Cortez Chávez, a nombre de sus compañeros, develó una placa conmemorativa.
Los nuevos Licenciados en Administración de Empresas son Rodolfo Blanco
Agoitia, Luis Ángel Cervantes Silva, Jorge Contreras Quiroz, Santiago Cortez Chávez,
Jorge Alfonso Chávez Díaz, Ángel Díaz Palos, Saúl Gallegos López, J. Jesús González
Argueta, Felipe de Jesús González Martínez, Pedro Hernández Rodríguez, Ma.
Magdalena López Calderón, Santos Meza de la Cruz, Gregorio Arteaga Tejeda y
Gustavo Reynoso Talamantes.
La lista de Contadores Públicos es la siguiente: Celia del Carmen Brand Ayala,
Ana Imelda Carrillo Fernández, Salvador de Luna González, Gilberto González
Medina, Jorge Armando López Cuéllar, Verónica Isabel Lozano Moreno, José Manuel
Ortiz Carrillo, Alfredo Pedroza Rentería, Francisco Javier Pérez Ramírez, Ma.
Guadalupe Rodríguez Villalpando, Julia del Pilar Ruiz Sánchez, José Manuel Valdez
Valadez, Mayolo Velasco Femat y Miguel Ángel Venegas Sánchez.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
21 de febrero 2005
LOS JUEGOS FLORALES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Uno de los ingredientes principales de la Feria de San Marcos es el Programa Cultural,
que indudablemente dota a nuestra máxima verbena de una dimensión civilizada, en
contraste con otras actividades tan comunes en esa época, que se caracterizan por cierto
grado de licencia y desenfreno. Y no es para menos: aunque no se quiera, o por más que
se pretenda lo contrario, en la esencia de la fiesta subyace un elemento de licencia; la
posibilidad de, por unas horas; por unos días, ser lo que no se es, y hacer lo que en
circunstancias normales resultaría impensable.
En fin, que el programa cultural cumple, entre otros objetivos, el de alimentar
los espíritus, en contraste con otras actividades, que más bien alimentan la carne,
entendida esta en su sentido más amplio.
El programa cultural de la feria ha ido conformándose poco a poco, quizá en un
principio de manera un tanto inconsciente, hasta llegar a ser lo que es hoy. Una de las
principales actividades culturales fueron los Juegos Florales que, durante muchos años,
convocaron a la poesía en una cálida noche de abril.
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Tan importantes fueron que entre 1931 y 1941, además de la Reina de la
Primavera, hubo una Reina de los Juegos Florales. A partir de 1942, y hasta 1967,
último año de esta justa literaria, la Reina lo fue de la Primavera y de los Juegos
Florales; así de importantes fueron.
En el libro Los frutos ascendentes. Juegos Florales de la Feria Nacional de San
Marcos 1931-1967, (ICA 2002), valiosísimo esfuerzo de Ma. del Carmen Arellano
Olivas y Martha Lilia Sandoval Cornejo por mostrarnos lo que fue esta actividad, consta
un texto de Celestino Gorostiza (La provincia y la poesía), en el que afirma que siete
jóvenes trovadores de Tolosa (…) se reunieron hace más de seiscientos años para
instaurar los Juegos Florales (…) con el propósito de reanimar el gusto por la poesía.
Este es el origen remoto de nuestros Juegos Florales y de tantos otros que siguen
celebrándose en diversas partes de la América hispánica.
Esta peroración viene al caso porque el 21 de febrero de 1948, hoy hace 57 años,
el comité organizador de los Juegos Florales, que presidía el poeta Salvador Gallardo
Dávalos, emitió la convocatoria para participar en la XV edición de la justa literaria,
contando con la colaboración del Seminario de Cultura Mexicana, quien designó como
jurados al Lic. Antonio Castro Leal, el Dr. Gabriel Méndez Plancarte, Francisco Orozco
Muñoz y Lic. Jesús Reyes Ruiz, este último, ganador en varias ocasiones, y autor del
famosísimo Romance de los cuatro barrios.
El comité organizador de los Juegos Florales, cuyo secretario era el Prof.
Francisco Antúnez Madrigal, dependía del Patronato de la Feria de San Marcos, que ese
año fue encabezado por el Sr. Antonio Garza.
Como fue costumbre, se convocaron cuatro temas: el primero fue una
composición en verso con tema y extensión libre; el segundo, un elogio lírico al trabajo;
y el tercero, un cuento costumbrista o leyenda de carácter regional, con extensión
máxima de 10 hojas tamaño carta.
El ganador del primer tema obtendría una flor natural, un diploma, y $2,000. A
los otros temas les corresponderían una placa, diploma, y $1,000. Como puede verse, el
concurso privilegiaba a la poesía.
Los trabajos se remitirían al Dr. Gallardo, en la casa marcada con el No. 25 de la
calle (entonces era calle, y no avenida) Madero. Los requisitos eran los de siempre: uso
de seudónimo, sobre aparte con la identificación del autor, etc. El fallo del jurado se
daría a conocer el 17 de abril, y la velada de los Juegos Florales tendría lugar la noche
del 24 de abril.
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Ese año de 1948 el ganador del primer tema fue Javier Peñaloza C., con el
trabajo Elegía de la novia perdida; el mantenedor fue Francisco Orozco Muñoz.
De Javier Peñaloza sólo sé que era originario de la ciudad de México, y nada
más; supongo que nunca ingresó al panteón nacional de la poesía.
Por cierto, Arellano y Sandoval rescatan en el libro mencionado los trabajos
ganadores del primer tema; ojalá ellas, u otros investigadores literarios, se dieran a la
tarea de recuperar los trabajos de los otros temas. Sería muy interesante, por ejemplo,
conocer el cuento costumbrista o leyenda de carácter regional correspondiente a ese año
de 1948.
Concluyo esta nota con un fragmento de la Elegía de la novia perdida, idónea
para terminar: Y al último lucero, desesperada asfixia/su forma mitológica quebrada se
perdió.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
28 de febrero 2005
EL NUEVO ORGANO DE CATEDRAL (I/IV)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Durante una buena parte del siglo XX los actos de culto más importantes realizados en
la catedral de Aguascalientes fueron animados con música del órgano Walcker,
construido en Ludwigsburg, Württbg, Alemania, en 1921, por la empresa E.F. Walcker
& Co. El instrumento lleva el No. 1948 de los fabricados por esta empresa, fundada en
1781.
De sus tubos brotó la música que acompañó al canto en las celebraciones de
semana santa, los quincenarios de la Virgen de la Asunción, las navidades, las fiestas de
Corpus, la consagración de cuatro obispos; la constitución del Cabildo Catedralicio, y
cualquier cantidad de ceremonias, además de ofrecer algunos conciertos.
En la mayoría de las ocasiones solo, pero también acompañado por pequeños
ensambles de cuerdas, los asistentes a estas ceremonias escucharon música de los
grandes maestros, pero también música sencilla y popular, compuesta para darle cauce a
la oración de los fieles y hacerla llegar más fácilmente al cielo.
El 31 de julio de 2003, el órgano Walcker se despidió de la catedral. Las
autoridades del máximo recinto católico de la diócesis, decidieron dotar a la sede
episcopal con un nuevo órgano, y para despedir al instrumento, que fue trasladado a la
parroquia de El Encino, organizaron un concierto para órgano y clavecín, a cargo del
Dúo Syntagma Musicum, integrado por Gustavo Delgado Parra en el clavecín y Ofelia
130
Gómez Castellanos al órgano, aunque algunas obras fueron interpretadas por ambos en
el órgano.
Antes de iniciar el concierto varias personas repartieron a los asistentes un
folleto sobre el órgano Walcker, regiamente impreso, con fotografías excepcionales.
Como dijo el representante de Fomento Cultural Banamex en la bienvenida, se trató de
un testimonio “del gran trabajo de esta diócesis y que ojalá conserven ustedes como un
recuerdo verdaderamente histórico, porque al paso del tiempo, aunque vayan a verlo al
Encino, será un referente el tener este documento de lo que fue este aparato excepcional,
que ha servido tanto en esta catedral”.
La bienvenida al concierto estuvo a cargo del padre Miguel B. Medina, custodio
de la catedral, quien tuvo la idea de dotar a la antigua parroquia de la Asunción de un
nuevo instrumento, más acorde al tamaño del recinto.
El padre Medina agradeció a los asistentes su participación en un hecho histórico
para la catedral, y recordó la tradición que ha caracterizado a la Iglesia Católica, de
cultivar las artes. Dijo el custodio catedralicio en aquella ocasión: “un órgano en una
catedral es parte muy principal. Este instrumento tiene casi 100 años apoyando las
festividades religiosas, y merece que le demos una buena despedida con este concierto.
Va a pasar a la parroquia del Señor del Encino, y mientras se instala, se le dará una
arreglada muy buena; algunos cambios.
“Va a seguir funcionando allá como funcionó aquí, pero dentro de un año, Dios
mediante, quizá a esta misma hora, estaremos estrenando un órgano nuevo, más grande
que éste, y creo que de mejor calidad. Por eso estamos haciendo historia, estamos
despidiendo una parte principal de esta catedral, un órgano; su órgano, el de muchos
años, y nos vamos a disponer para recibir al otro.
Luego del padre Medina intervino el Sr. Sarmiento, de Fomento Cultural
Banamex, institución que participó muy activamente en la restauración del órgano
Walcker. El funcionario agradeció a los presentes su asistencia al concierto, y a la
diócesis de Aguascalientes, por la colaboración en la restauración del instrumento, y
anuncia el nombre de la empresa que construirá el nuevo órgano. Se trata de Fratelli
Ruffatti, una casa italiana de prestigio mundial. El nuevo aparato será “de mayor
tamaño y calidad que el actual, que seguirá atendiendo no sólo los servicios religiosos
de esta diócesis, sino también su gran labor cultural, porque los órganos monumentales
son la voz del arte y de la fe al mismo tiempo”.
131
Acto seguido vino el concierto, integrado por las siguientes obras: La Batalla de
Torres, de Joseph Torres; Toccata en sol (clavecín solo), de J.A. Reincken; Sonata La
Leona, de Cesario Gussago; Cuatro duetos (Si bemol, Fa mayor, La mayor y Mi bemol
mayor), de C. Ph. E. Bach; A Fancy, de Thomas Tomkins; Fuga en sol menor, de
Wolfgang Amadeus Mozart; Adagio del concierto en do menor para dos clavecines, de
Johann Sebastian Bach; Toccata Athalanta, de Aurelio Bonelli; A verse for two plays,
de Nicholas Carliston; y Sonata en Fa mayor, de Gaetano Piazza.
Cuando el órgano y el clavecín cedieron las naves de catedral al silencio, de
nueva cuenta el padre Medina agradeció la presencia de todos y agregó que “una
persona que canta, que baila, que toca; una persona musical, tiene un alma grande, y un
alma grande puede ser llenada muy bien, por los dones del Señor. Gracias a todos y
buenas noches”.
De esta forma se cerró toda una época de la historia de nuestra catedral. El
órgano continuó escuchándose durante el quincenario de ese año, y fue desmontado en
octubre, y vuelto a instalar en El Encino, en donde se escuchó por primera vez el pasado
14 de agosto.
Por desgracia la espera de un año a la que se refirió el padre Medina en aquella
ocasión, se prolongó más de seis meses, hasta el pasado lunes 21 de febrero, cuando el
nuevo órgano, construido en Italia por la empresa Fratelli Ruffatti, por fin llegó a su
destino.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
7 de marzo 2005
EL NUEVO ORGANO DE CATEDRAL (II/IV)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Tuve la oportunidad de escuchar en muchas ocasiones al antiguo órgano Walcker de
catedral, incluso interpretado por el legendario maestro organista José Ruiz Esparza
Vega, maestro de generaciones, y director de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes,
aunque ciertamente jamás escuché brotar de sus tubos las notas del Himno Nacional,
como me cuentan que sucedía el 15 de septiembre, guiado por las manos hábiles del
maestro Ruiz Esparza.
Escuché muchas veces este instrumento, pero recuerdo una que me conmovió
particularmente. Ocurrió el 17 de julio de 2003, en el funeral del padre Guadalupe Díaz
Morones, director del Colegio Portugal, fallecido el día anterior.
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Imagínese el momento: la catedral abarrotada, el ambiente poseído por un
silencio grave, muy propio para la ocasión. La misa fue presidida por el obispo
diocesano, Ramón Godinez Flores quien, acompañado por un grupo de presbíteros y
acólitos, salió de la sacristía y recorrió la nave norte, para ingresar a la nave central por
la parte posterior, hacia el altar.
Cuando la procesión entró en la nave principal el órgano inició el canto de
entrada, acompañando a un abundante coro. Fue un momento de estupor, el silencio
ahuyentado casi violentamente. Entonces vi a dos mujeres que comenzaron a sollozar,
impulsadas por la fuerza de la música. Entonces pensé que el conjunto, la música de
órgano llenando las naves de catedral, las voces del coro, eran capaces de conmover el
alma; llamar nuestra atención hacia las cosas superiores de la vida.
Aquello fue como si en ese instante el órgano y las voces nos permitieran otear
en la eternidad de que disfrutaba el difunto, ofreciéndonos un pálido destello de la gloria
divina, porque, ¿a final de cuentas qué otra cosa es la música?
El órgano... Rey de los instrumentos musicales; el mayor de ellos, el más
completo, portento de la inteligencia humana; una tempestad en las manos de un
hombre. En sus tubos... duermen o cantan todas las armonías de los orbes, según
palabras de Amado Nervo.
Posiblemente ningún instrumento ha evolucionado tanto a través de la historia,
desde los pequeños instrumentos domésticos hasta los aparatos monumentales; de los
órganos neumáticos hasta los electrónicos, sin olvidar a los hidráulicos.
No tengo mayor información sobre el antiguo órgano Walcker de catedral, salvo
la fecha de su construcción (1921), pero según el maestro organero Ignacio Zapata
Abreu, y el ebanista Jorge Tino Sánchez, que encabezaron el pequeño equipo de trabajo
que desmontó el aparato, resulta que en rigor la caja no corresponde al aparato, y los
tubos son más bien de adorno. Del órgano al que perteneció la caja no se tienen noticias.
Por sus características, Zapata y Tino afirman que podría ser de origen español, pero no
se sabe a ciencia cierta.
Por cierto, la fachada de la caja tiene adornos de madera labrada formando un
cortinaje, muy en el estilo de los órganos barrocos.
Afortunadamente existe un registro de este magnífico instrumento, realizado el
31 de julio de 2001, con el apoyo de Fomento Cultural Banamex. En este concierto
intervinieron Gustavo Delgado y Oliver Aguiñaga Vargas, segundo organista de
133
catedral, que interpretaron obras de Johann Sebastian Bach, Oliver Messiaen, Miguel
Bernal Jiménez, Matthias Weckmann y el propio Delgado.
La grabación se realizó en el contexto del concierto con el que se celebró el
término de los trabajos de restauración del Walcker, realizados entre mayo y julio de
2001 e impulsados por Fomento Cultural Banamex.
Sería interesante escuchar una nueva grabación de este instrumento, que con
toda seguridad cambió de sonido, y es que durante décadas catedral y órgano fueron uno
solo, y éste se escuchó en el contexto del espacio y características arquitectónicas de la
antigua parroquia de la Asunción, que fungió como una especie de caja de resonancia.
No he tenido la oportunidad de escucharlo en el Encino, pero muy
probablemente se escuche mejor, dadas las menores proporciones de este espacio.
Como digo más arriba, este órgano fue desmontado en la primera semana de
octubre de 2003, para dejar su lugar al nuevo órgano Ruffatti, que llegó hace unos días.
El padre Miguel B. Medina, custodio de la catedral e impulsor del cambio de
instrumento, recuerda su sorpresa una mañana, poco después de que concluyeran estos
trabajos cuando, al oficiar la misa, volteó hacia el coro y no vio el órgano, sino la
ventana de la fachada de catedral, en una escena que nunca, nadie de esta generación,
había visto desde el altar o la nave central.
Inicialmente se tenía pensado inaugurar el órgano Walcker en su nueva casa en
las festividades del Señor del Encino de noviembre de 2003. Sin embargo esto no fue
posible debido a que fue necesario hacerle algunas adecuaciones al piso del coro
parroquial, a fin de prepararlo para recibir el peso del Walcker. Este acto tuvo lugar el
pasado 14 de agosto.
Cada mañana de gran parte del siglo anterior, el órgano Walcker fue testigo de
como la luz del Sol penetraba por las ventanas de catedral para iluminar la imagen de la
Virgen de la Asunción, hasta que un día amaneció teniendo enfrente a la del Cristo
Negro del Encino; con toda seguridad ambos se sorprendieron.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
14 de marzo 2005
EL NUEVO ORGANO DE CATEDRAL (III/IV)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
134
Se ha dado en llamar órgano a esos instrumentos de teclado, tan comunes hoy en día;
tan accesibles para (casi) todos los presupuestos.
Son parte esencial de los grupos musicales que amenizan las fiestas, de pequeños
ensambles corales, y también los escuchamos en algunos templos. Para mi gusto
padecen una crisis de identidad: como suenan como piano, violines, o trompetas, ya no
saben lo que son, pero en rigor no son órganos, sino teclados, clavinovas, sintetizadores
o, para usar el término de Robert Donington: electrófonos.
Porque decir órgano es decir tubos, de acuerdo a la historia de este instrumento,
cuyos principios básicos pueden rastrearse hasta unos 200 años antes de Cristo. Vista
desde esta perspectiva, el uso de la electricidad y la electrónica en estos instrumentos es
toda una novedad.
Decir órgano es decir tubos, y el nuevo instrumento de catedral cuenta con 1688,
incluyendo una dotación de trompetas horizontales. Fue construido en Padua, una
ciudad italiana cercana a Venecia, por la empresa Famiglia Artigiana Fratelli Ruffatti,
es decir, Familia Artesana Hermanos Ruffatti. A propósito del nombre, es importante
destacar que en esta época de estandarización, la construcción de un órgano es una labor
eminentemente artesanal. No podría ser de otra forma, dado que cada instrumento se
construye en base a las posibilidades del espacio al que va a servir; sus proporciones y
acústica.
De acuerdo a la información que proporciona en su sitio de Internet, la empresa
se reconoce heredera de la tradición iniciada en el siglo XVIII en Venecia por Pietro
Nacchini, un constructor de órganos que realizó más de 300, y de su discípulo Gaetano
Callido, quien construyó más de 400.
En las primeras décadas del siglo pasado, Antonio Ruffatti y sus hermanos
aprendieron el arte de la construcción de órganos mientras laboraban en una empresa
dedicada a esta actividad, en Padua. Comenzaron a trabajar por su cuenta en 1936, y en
1940 constituyeron la empresa que lleva su nombre. Su lanzamiento mundial ocurrió en
1952, cuando ganaron el contrato para la construcción del órgano de la basílica de
Fátima, en Portugal.
A principios de los años sesenta la empresa, ahora en manos de Antonio Ruffatti,
creció significativamente, gracias a su incursión en los Estados Unidos. Ello trajo como
consecuencia el que sus hijos, Piero y Francesco, se convirtieran en socios en 1968. En
1992, al retirarse el padre, los hermanos asumieron la dirección.
135
A lo largo de su historia, Fratelli Ruffatti ha construido más de 500
instrumentos, que se encuentran en los cinco continentes. El de Aguascalientes se
significa, entre otras cosas, por ser la primera ocasión en que trabajan en un país
iberoamericano.
Mientras este aparato fue construido, trabajaban en cuatro más, para la catedral
de Uppsala, en Suecia; la iglesia de la Academia Phillips, en Exeter, New Hampshire; la
Iglesia Bautista Emmanuel, en Little Rock, Arkansas, y la Iglesia Bautista de los
Misioneros de la Amistad, en Charlotte, North Carolina, todos en los Estados Unidos.
Sobre el nuevo órgano de Aguascalientes, diseñado por Piero Ruffatti, la misma
fuente informa que tendrá dos teclados, 25 registros y 1688 tubos. Podrá accionarse de
manera mecánica, pero también eléctrica. Una novedad son las trompetas horizontales,
agrupadas en tres bloques colocados encima de la consola. Las especificaciones del
aparato constan en el sitio de Internet, y están divididas en tres bloques: teclado No. 1
(gran órgano), teclado No. 2 (órgano positivo) y pedal.
Piero Ruffatti, que encabezó el equipo que instaló el instrumento, hace una
pausa en el trabajo y me platica de su creación, no sin el apoyo del organista Gustavo
Delgado Parra, cuyo italiano es infinitamente mejor que el mío (lo cual para mi
desgracia no es mucho decir). Ruffatti me comenta que la caja está hecha de caoba
africana, al igual que algunas partes internas. Se trata de una madera resistente a las
variaciones climáticas de humedad y temperatura.
Aparte de las características enunciadas, el nuevo órgano está dotado con un
centralino; un sistema computarizado que permitirá programar unas 1850 registraciones
del instrumento para obtener diversos sonidos, dándole una gran versatilidad, en cuanto
a las posibilidades de registración y de color.
La tubería del órgano fue hecha a partir de una aleación de estaño y plomo, en
diversos porcentajes, que en síntesis dan un color blanco, y las trompetas horizontales
de bronce.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
21 de marzo 2005
EL NUEVO ORGANO DE CATEDRAL (IV/IV)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El nuevo órgano de catedral arribó a su destino poco antes de las 15 hrs. del lunes 21 de
febrero, día nublado pero caluroso de este loco invierno aguascalentense, si bien su
instalación estaba programada para otoño del año pasado. Empacado en la fábrica
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Fratelli Ruffatti de Padua en un contenedor, fue llevado a Livorno, un puerto de la costa
italiana del Mar de Liguria, en el Mediterráneo. Desde ahí viajó en barco hasta el puerto
de Altamira, en Tamaulipas.
El día anterior llegaron procedentes de Padua, vía Venecia, París y Houston, los
italianos Piero y Michela Ruffatti, y Enzo Piovan, para trabajar en la instalación del
instrumento. A ellos se une el leonés Humberto Pérez Urquieta, quien no sólo participa
en la instalación, sino que también hace las veces de traductor.
El contenedor viene en una plataforma jalada por un tractor, que sube a la
explanada de la plaza y se coloca frente a la entrada del atrio, en cuyo costado espera
una grúa. La maniobra de desembarco no dura más de cinco minutos, y es observada
por un grupo de curiosos que se han congregado ante tan insólito espectáculo. También
están por ahí el padre Miguel B. Medina, custodio de la catedral, entusiasta impulsor de
la renovación del instrumento, y los italianos.
El contenedor, de las proporciones de una caja de trailer, capaz de cargar objetos
hasta por 26,590 kilogramos, trae una carga de casi cinco toneladas. Una vez en el
suelo, Piero Ruffatti procede a abrirlo ante un grupo de personas que se arremolina ante
la puerta, como si esperara ver algo sorprendente y espectacular, y no lo que se ve: cajas
y más cajas.
Ruffatti abre el contendor y de inmediato se esparce por el lugar el aroma de la
caoba nueva, fresca, recién barnizada; perfume efímero, guardado desde su almacenaje
en Padua, Italia, Europa, para quienes somos testigos de la maniobra.
El contendor no está lleno. A la izquierda, recargadas contra la pared y
debidamente aseguradas, descansan varias piezas de la caja del instrumento, y a la
derecha, una caja de cartón con una hoja pegada en la que se leen los datos del
remitente: Famiglia Artigiana S.N.C. Fratelli Ruffatti, Via J. Facciolati 166, Padova,
Italia. Sobre el la carga se informa: órgano tubular desensamblado. Contenido: 1 pieza,
peso bruto: 6,940 kgs.
Pero no es una pieza, sino cualquier cantidad, sueltas o en cajas de cartón y
madera que se apilan hasta el fondo del recipiente, y son terminadas de bajar a las 18
hrs. Algunas de madera son bastante grandes, de unos tres metros de longitud por uno
de alto, y deben ser arrastradas en el atrio por varias personas.
A esa hora, en la Plaza de la Patria, la bandera es descendida con el ceremonial
de Honores a la Bandera que interpreta una banda de guerra. Michela Ruffatti,
137
arquitecta graduada en Londres, se distrae un momento de las tareas de estiba para
fotografiar esta ceremonia.
Al menos por hoy la catedral permanece cerrada a los fieles, y pronto, las
cercanías de los altares de la Virgen de Guadalupe, del Sagrado Corazón, así como el
espacio adyacente a la puerta principal, en la nave central, se ven abarrotados de
envoltorios de varios tamaños.
En esas partes han quitado las bancas para dejar espacio, y formado un cerco
para impedir el paso de la gente. Por ahí ando, viendo la maniobra, leyendo las etiquetas
de los envoltorios, cuando Michela se me acerca y con mirada severa pregunta: ¿tiene
qué estar aquí? No tengo ninguna vela que cargar en este entierro, ni tampoco algún pito
que tocar, así que ya sé por dónde va, por lo que le contesto que sí. Entonces ella me
indica que me pase del otro lado de las bancas; o sea que atrás de la raya que estoy
trabajando. Para subir todo el material al coro introducen por la puerta norte un
montacargas elevador.
Ese día, al salir de catedral por esta puerta, me encuentro con dos mujeres que
pretenden ingresar. Ya alguien les dijo que el templo está cerrado, y les sugiere que
pregunten; quien quite y pega. Cuestionan al primero que ven, es decir, a mí, y yo repito
lo que escuché, pero ellas insisten: nos dijeron que a lo mejor nos daban permiso, sus
ojos dibujados por la súplica. Les digo que pueden ir al Ave María, al Conventito, o a
La Merced, que están muy cera. Total: para adorar a Dios cualquier lugar es bueno. Una
de ellas contesta, los ojos intensamente dulcificados; chantajistas: Ay, señor, pero es que
nomás aquí está la Virgen de la Asunción.
Me encojo de hombros como diciéndoles: adelante. Total, yo ni siquiera trabajo
aquí…
El proceso de instalación avanza rápidamente. Para el medio día siguiente el
suelo del coro está surcado por una serie de tablas, probablemente para darle cohesión a
la estructura, y ya levantaron las paredes bajas de la caja, piezas de poco más de dos
metros de altura, salvo en el lugar donde estará la consola. Son paredes con espacios
abiertos que les permitirán maniobrar en el interior una vez que la caja sea armada, y en
los que al final colocarán puertas.
En el medio, en el espacio que todavía permanece vacío, un andamio sirve para
subir las piezas de la parte alta y ensamblarlas.
Los italianos visten playeras y pantalones de mezclilla, por aquello de llenarse la
ropa de polvo sin ningún problema. Por cierto, las playeras que lleva Ruffatti, un día
138
café claro y otro blanca, traen un bordado con la leyenda Fratelli Ruffatti. Pipe-organ
builders, es decir, constructores de órganos tubulares, y un escudo en que aparece una
consola que me recuerda un yunque, y encima de ésta tres tubos con alas a los lados.
El órgano va tomando forma rápidamente. Los italianos, instalados en el
seminario, trabajan de siete a siete, con un intervalo para comer, comida mexicana, pero
sin chile. ¿Qué chiste? Para el viernes 25 la caja está terminada de montar, aunque
permanecen huecos los espacios donde se instalarán los tubos. En los días siguientes la
apariencia cambiará muy poco.
El trabajo se intensifica en las entrañas, con la instalación de cables, alambres y
piezas de madera, para darle forma a este instrumento de precisión, mezcla de artesanía
y alta tecnología; de mecánica y electrónica. Veo el conjunto y viene a mi memoria la
idea de una maquinaria extremadamente delicada.
Para contrarrestar la oscuridad del espacio cerrado, los instaladores cuentan con
tres lámparas de tubo. En esa jornada del 25 suben la consola, que es la mayor pieza. El
montacargas se eleva produciendo un “bip-bip”, y tambaleándose levemente, y la gran
caja es recibida arriba por Ruffatti, Piovan y otros.
Ya en la tarde de ese día se abren a la feligresía las partes posteriores de las
naves norte y central; sólo en la nave sur permanecen unas pocas cajas.
En estos días, la gente que acude a catedral apenas se ve estorbada en sus
oraciones por los ruidos que provienen del coro; ruidos de trabajo, martilleo y
perforación de madera, y sin embargo todo el mundo dedica un instante para mirar hacia
arriba y contemplar el nuevo instrumento, que desde abajo se antoja monumental, su
cúspide a punto de tocar el techo.
Por otra parte, en algunas misas, luego de la lectura del evangelio, los sacerdotes
hacen referencia al suceso e invitan a la feligresía a estar al pendiente, para participar en
un acontecimiento generacional; para que les platiquen a sus hijos y nietos, que ustedes
estuvieron aquí cuando se estrenó el nuevo órgano, dice uno de ellos. También se dan
su vueltecita algunos fotógrafos y camarógrafos, que dan cuenta del crecimiento de esta
obra.
Los tubos son colocados el fin de semana del 5 y 6 de marzo. Entonces la
majestad del órgano, insinuada en los días anteriores, se revela en todo su esplendor. El
instrumento muestra, en su parte frontal, 32 de los 1,688 tubos, y los tres grupos de
trompetas, 18 en los laterales, y 19 en el central, todas agrupadas en dos niveles.
139
Contrariamente a lo que ocurría con el antiguo órgano Walcker, en el que el
ejecutante veía hacia el altar, en el Ruffatti le dará la espalda. La consola muestra los
dos teclados, y arriba del superior, una pequeña placa metálica informa de la paternidad
del aparato: Fratelli Ruffatti. Lástima que no tenga el número de opus; no lo saben,
según me informa Michela, quien perdió la gravedad del rostro y ahora sonríe
fácilmente. Está feliz, tanto porque están terminando el trabajo como porque al día
siguiente regresan a Europa.
Creí que el proceso de instalación concluiría con, digamos, la interpretación de
alguna obra de Joan Baptista Cabanilles, Buxtehudeo, o ya de perdida de algo de Johann
Sebastián Bach, que en esto de la música de órgano es como el Mariachi Vargas de
Tecalitlán con la música de mariachi.
Pero no, terminado el trabajo de instalación, viene el de afinación, tan
meticuloso o más que el anterior, y estará a cargo de Francesco Ruffatti, y se realizará a
principios de abril.
Las últimas tareas son de filigrana. Piero Ruffatti trabaja en la parte baja de la
consola, mientras Michela y Humberto pasan la aspiradora por el interior y le dan su
pasada de aceite a la caja. Luego de la partida de los europeos, se realizarán algunos
trabajos menores, en la instalación eléctrica y en el barnizado del piso del coro, que es
de ladrillo cuadrado.
Mientras observo el instrumento ya casi terminado, y asimilo la información que
acabo de recibir, caigo en la cuenta de que nunca escuchan los instrumentos que
construyen; al menos no ellos, que se encargan de la instalación. Sin duda se trata de
una injusticia poética.
Ciertamente, como me explica Humberto, en la fábrica arman la caja y el órgano
por separado, a fin de probar los mecanismos, pero no puede ser lo mismo. Lástima.
Ese lunes 7 me encuentro al organista e investigador Gustavo Delgado Parra,
quien vino a echarle una ojeada al nuevo instrumento. En la tarde, de ese día, anterior al
regreso de los italianos a Europa, me dice: terminó la arquitectura visual; ahora viene la
auditiva; poner a punto el instrumento.
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28 de marzo 2005
VIACRUCIS DE SAN ANTONIO, TEPEZALA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
140
En San Antonio Tepezalá es muy fácil saber donde va a comenzar el vía crucis. El
pueblo está más o menos desierto en este viernes santo (pero eso sí, con alguna tienda
de cerveza y licores abierta), y basta con seguir a la gente.
Por la calle que limita al oriente de la plaza, una pequeña multitud se dirige al
norte del poblado, entre establos y olor de vacas y pastura. La gente se agrupa frente a
una de las últimas casas. Es de dos pisos, y en el balcón están Jesús de Nazareth, Poncio
Pilatos y un par de soldados romanos. En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu
Santo, amén. Primera estación: Jesús es condenado a muerte…
Una mujer inicia el rezo del vía crucis. La gente concentra su atención en el
balcón. Están todos pegados a la pared contraria, retenidos por una valla de soldados.
Pilatos pregunta a quien debe liberar, si a Jesús o a Barrabás, y como ha ocurrido desde
que el mundo es mundo, la gente queda al margen de las decisiones importantes de esta
vida: son los soldados quienes claman por la libertad de Barrabás.
El romano condena al nazareno, no sin declarar a gritos que no es culpable de la
sangre de este inocente. Acto seguido, Jesús es bajado a la calle y azotado. Luego los
soldados forman un círculo y avientan de un lado a otro a este Cristo que les sonríe. Es
un joven de no más de 30 años, y al menos desde la perspectiva de la iconografía
tradicional, está un poco pasado de peso. A continuación inicia el camino al calvario por
las calles de esta Jerusalén que se llaman Alvaro Obregón, Hidalgo o Morelos.
El cortejo se dirige hacia el extremo sur de la población. Va precedido por una
patrulla de la policía municipal y una camioneta en cuya caja va una bocina, que emite
el rezo y guía los cantos. Es un vía crucis que invita a la reflexión sobre cuestiones
vigentes, sobre la vida y la muerte, el dolor, la fragilidad humana, el compromiso; cosas
que de cuando en cuando nos muerden el alma, y que este viernes santo nos obligan a
guardar silencio, o a cantar Perdona a tu pueblo, Señor, perdona a tu pueblo,
perdónale, Señor.
Ante el paso de este conjunto de voces sentidas, con un sonsonete como sólo se
escucha en las celebraciones populares, las vacas mueven las orejas y los perros ladran.
Son voces desprovistas de cultivo; voces de gente convencida de que el canto impulsa
su oración; la viste para que llegue al cielo con mayor decoro.
Escénicamente la representación es pobre. No hay parlamentos entre los
participantes, tampoco están Judas, los sumos sacerdotes, los apóstoles y el pueblo
judío, y las viejitas no se meten con los soldados por la forma en que castigan al reo.
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Pero este vía crucis tiene un candor delicioso, una inocencia casi infantil que conmueve.
Se siente en el ambiente, se respira en el aire.
Por un momento todos se olvidan de su marginación, sus limitaciones, sus
carencias y hasta de sus vicios. Por un momento todo el mundo se concentra en el
drama de este nuevo nazareno que llevan a crucificar.
Quien representa a Cristo va descalzo y varias calles no están pavimentadas, así
que transitar por ellas debe ser un tormento, aunque el hombre más bien está atento a
que todo salga bien. En una de esas lo escucho hablarles a las mujeres de Jerusalén
cuando se le acercan para consolarlo. Lo escucho decirles: ¡lloren, lloren!, porque las
tres muchachas vestidas de negro se acercan sonriendo. Es más bien la risa que se
apodera de nuestros labios cuando sentimos que toda la atención se centra en nosotros.
El calvario se encuentra en un terreno plano (aquí no hay cerrito de la cruz; todo
es plano), en donde ya están colgados los dos ladrones. Sus cruces fueron clavadas al
suelo, y afianzadas a las plataformas por uno de los lados. Jesús y los soldados suben a
las plataformas por una escalerilla, y acto seguido es despojado de la túnica, acostado en
la cruz y amarrado. Entre tanto uno de los soldados martillea a un lado de las manos.
Acto seguido levantan la cruz. Hace aire, el viento juega con las capas de los
legionarios, y el pelo de los crucificados revolotea alrededor de sus caras. La gente está
callada en esta hora infame, atenta a los parlamentos que se desarrollan en las alturas.
Cristo entrega a su madre al apóstol, y luego sufre el escarnio de uno de los
ladrones. El otro, un hombre de unos 50 años que lleva tatuado en el pecho el icono de
Jaguar, le increpa su actitud. Lo hace con el tono de voz que utiliza un campesino
cuando le sueltan el micrófono para que, a nombre de los ejidatarios, le ofrezca al
candidato el apoyo de la comunidad. Jesús pronuncia sus últimas palabras e inclina la
cabeza, simbolizando de esta forma su muerte.
Jesús es bajado de la cruz por los soldados, mientras que María, su madre, se
acerca a recibir el cuerpo exánime del redentor. Acto seguido, los soldados envuelven el
cuerpo y se lo llevan. Termina el vía crucis y regresa la eterna conversación que
sostenemos desde que somos capaces de articular palabra. El pueblo vuelve a la
normalidad; que cada quien saque sus conclusiones.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
4 de abril 2005
EL PAPA QUE VINO A AGUASCALIENTES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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La muerte convoca a la memoria, y en estos días seguramente muchos
aguascalentenses recuerdan la visita que el recientemente desaparecido papa Juan Pablo
II hizo al aeropuerto de nuestra ciudad el ocho de mayo de 1990, hace casi 15 años.
Esta recepción tuvo lugar en el contexto del segundo viaje pastoral a México.
Para aquella ocasión el programa de actividades incluyó una visita al santuario de
Nuestra Señora de San Juan de Los Lagos, Jalisco. La circunstancia de que esta ciudad
no contara con aeropuerto obligó a una escala técnica en Aguascalientes, para que Juan
Pablo II abordara el helicóptero que lo condujo a la ciudad alteña.
El hecho abrió la posibilidad para una sencilla y rápida ceremonia en la que el
obispo de Roma hizo un recorrido entre la multitud (más de 500,000 personas), a la que
luego le dirigió la palabra desde un templete instalado a un lado de la terminal aérea.
La escenografía incluyó los modelos a escala de las fachadas del Teatro
Morelos, el Museo de la Ciudad y la portada del Jardín de San Marcos, con una imagen
de la Virgen de la Asunción arriba. El escenario fue construido en el lado sur del
edificio aeroportuario, y en la gran pared que sostenía el templete se pintó la frase
Aguascalientes vive en Dios y El está con nosotros. Debajo de ésta se colocaron los
escudos de Aguascalientes y del papa con su divisa: Totus Tuus: todo tuyo.
Los preparativos para el acto, que duró poco más de una hora, se prolongaron
durante varios meses, y fueron lo suficientemente meticulosos como para que todo
saliera bien, sin incidentes que empañaran el acto, de tal manera que la expectativa de
todos se cumplió. En este sentido, vale la pena señalar que posiblemente nunca una
multitud tan grande, se comportó con tanto orden; con tanta alegría, como aquella.
Ya desde la tarde del día siete la peregrinación de cientos de miles de personas
confluyó sobre el terreno que hay entre el aeropuerto y la ex hacienda de Peñuelas, y en
la noche, la columna de vehículos que se dirigía al lugar, río de luces en una noche
nublada, llegaba casi hasta NISSAN.
La gente caminó el último trayecto; la recta de más de un kilómetro que culmina
en el aeropuerto, para pasar una noche gozosa de espera en vela.
Al amanecer, el entonces obispo diocesano Rafael Muños Núñez celebró una
misa, en cuya homilía destacó para virtudes del papa, su estatura de pastor y estadista.
El avión que trasladó a Juan Pablo II, un DC-9 de Aeroméxico, aterrizó a las 9.30 hrs.
Luego de descender de la nave, el papa saludó a un grupo de notables,
privilegiados que tuvieron acceso a la plataforma del aeropuerto. A continuación realizó un
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recorrido en camioneta, a través de improvisadas calles que se abrieron entre la multitud, y
finalmente apareció en el templete, leyó su mensaje y bendijo a la multitud.
No puedo menos que recordar el estupor causado a la gente cuando apareció Juan
Pablo II, su figura enmarcada por los símbolos que nos son tan familiares: el Teatro
Morelos, el Museo de la Ciudad y el Jardín de San Marcos; el silencio que se hizo entre la
multitud cuando ocurrió esto, y es que no fue para menos: el papa es una figura familiar,
pero en el Vaticano, ya sea en la basílica de san Pedro o en el Palacio Apostólico; no en
Aguascalientes.
A toro pasado este y otros mensajes pronunciados por el pontífice en ese viaje, bien
se pueden inscribir en el contexto del acercamiento entre el Estado Mexicano y el
Vaticano, que desembocó en el establecimiento de relaciones diplomáticas tiempo
después.
En Aguascalientes Juan Pablo II se refirió a la función que los maestros deben
desempeñar en el proceso educativo. Pero seguramente el mensaje que permanece en la
memoria de quienes estuvieron ahí, se dio al final.
Una vez concluido el mensaje sobre la educación, Juan Pablo II dejó al lado el
tono formal de su discurso para asumir uno más festivo; más gozoso, y dijo: este
nombre, Aguascalientes, es un nombre muy lindo, muy bello. Para mí es un nombre que
recuerda a México; a los corazones calientes. ¿Cómo se puede definir a México, sino
como corazones calientes? Entonces, Aguascalientes es un nombre simbólico;
simbólico. Para decir México se puede decir Aguascalientes.
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11 de abril 2005
EL GALLO INFANTIL
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
He aquí un recuerdo de otra feria de San Marcos, muy diferente a las que tienen lugar
hoy en día.
En su edición correspondiente al nueve de abril de 1929, hace 76 años en estos
días, el periódico Acción publicó una nota referida a la semana anterior, en la que hace
constar la realización de un gallo infantil, que tuvo lugar en el contexto de la campaña
para elegir reina de las Fiestas de Primavera, como se conoció a nuestra feria en el
pasado.
Pero no crea usted que se trató de la reina que conocemos, belleza madura, flor
plena del jardín aguascalentense; no. Era más bien una reina infantil, que entre otros
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privilegios tendría el de acompañar a la reina grande, a algunos eventos (siempre y
cuando, desde luego, no tuvieran lugar en espacios como los gallos, la jugada, etc., y no
le significaran desvelarse).
Los niños, dice Acción, invadieron las calles del centro de la ciudad. Se
reunieron en la Saturnino Herrán, montando en burros, armados a la usanza campesina,
vestidos de desfiguros, y desfilaron por la calle Carrillo Puerto, hoy Venustiano
Carranza, precedidos por la banda de música de la escuela Francisco I. Madero.
A propósito de esta calle Saturnino Herrán, confieso que ignoro su ubicación,
porque hasta donde tengo memoria, la actual calle Saturnino Herrán, que es la del Codo,
otrora primera de Galeana, fue bautizada con el nombre de nuestro querido pintor hasta
la década de los sesenta del siglo pasado.
En fin, los niños estuvieron en el Jardín de San Marcos y regresaron al centro,
para pasar por el Teatro Morelos, la Plaza de Armas, y detenerse frente a la casa de
Elena Claverán, una de las candidatas.
Sí, leyó usted bien: por mucho que se tratara de una mujer, en aquella época todo
el mundo se refería a ellas como las candidatos, y no candidatas como se acostumbra
ahora. Y bueno, realmente no tendría por qué extrañarnos demasiado: todavía hoy en
día es común escuchar referencias a algunas profesionistas como la ingeniero, o la
contador, etc. En fin, que la liberación femenina todavía no alcanza semejantes alturas.
En casa de Elena Claverán hubo porras y gritos, tanto para ella como para otra
candidato de nombre Consuelo; por desgracia el periódico no rescata su apellido.
Y mientras se sucedían los vivas a las candidatos infantiles, apareció el niño
Westrup (¿quién sería: Anibal, Horacio, Jorge?), apuesto charrito que arengó a la
multitud.
Acto seguido, un infante de la escuela Jesús Terán pidió el voto del respetable
para Consuelo, señalando que es como una mañana de primavera.
Seguramente entonces ardió Troya, porque el organizador de la campaña a reina
infantil, Leobardo M. González, quien actuaba a nombre de la Dirección de Educación
Pública del Estado, pidió silencio para que todos escucharan a los oradores.
A continuación habló Alfonso Ramírez (¿Alonso? ¿Sería quien pocos años
después se convirtió en Calesero?), del Partido Rojo, quien pronunció las siguientes
palabras, llenas de gracia y muy vivo color: aquí me tienen ustedes, compañeros
águilas, más tirante que un alambre de telégrafo, más alegre que unas castañuelas, y
más chaparrito que un botellón, a cantar los méritos de Elena.
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Ramírez recordó después las adhesiones que el Partido Rojo ha recibido en
Rusia, China, Japón, Jesús María y Teocaltiche, y pidió el voto de los niños para el
distintivo de la alegría.
Quizá hubo algún mal pensado que protestó por el despliegue infantil a las
puertas de la casa de una de las candidatas, por lo que el periódico aclara que esto se
había hecho simplemente porque Elena Claverán vivía en el centro, y no por otra razón;
cosas de la democracia rosa.
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18 de abril 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Ya las jacarandas están floreando. Las alturas de los árboles de la Plaza de la Patria se
tiñen con sus flores de delicado color violeta, mientras que en el centro de la explanada,
la bandera nacional parece una muchacha de pueblo con estos vientos primaverales, que
la balancean de un lado a otro; pareciera que está sonrojada ante la monumentalidad de
los edificios que la enmarcan.
Con la floración de las jacarandas llega también la Feria de San Marcos. Viene
rodeada con una cauda de alegría gris, los niños felices en los volantines y con los
animales; los amontonaderos de gente, la basura, la violencia siempre latente; siempre
en el aire y a punto de descender sobre los feriantes, y las quejas por lo caro que está
todo, además de los abusos de tirios y troyanos.
Recordemos otra feria, de otro tiempo, que tal vez por no haberla vivido haya
sido mejor que las actuales... ¿Será así como funciona la memoria; terminamos siempre
por acomodar el pasado a nuestra imagen y semejanza, para que así no duela, o para
proveernos de un amparo, de cara a las cosas que no nos gustan?
Tal vez así sea, pero no es este el tema de la nota, sino la feria. El 26 de abril de
1923, hace 82 años, se abrió en el ex Tívoli de San Marcos la exposición de bellas artes,
en un acto presidido por el gobernador, que entonces lo era el hacendado Rafael
Arellano Valle, y que fue amenizado por la orquesta sinfónica creada por él.
En la ceremonia hablaron el Dr. Pedro de Alba y el delegado de Educación,
quien seguramente no era importante, puesto que el periódico Renacimiento, del que
rescato la nota, no consigna el nombre.
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De Alba, informa el periódico, “produjo una bellísima pieza oratoria, realzando
la significación de estas exposiciones, así como la labor de los artistas
aguascalentenses”.
Bien podemos inscribir este acto en la línea de los que, andando el tiempo,
llegan hasta nuestros días como Encuentro Nacional de Arte Joven, que por cierto ayer
tuvo su XXV entrega, pasando por el Encuentro Nacional de Estudiantes de Artes
Plásticas y otros más bien escolares que hubo desde que los organizadores de la feria
pensaron que era preciso darle una pintadita de civilización, allá hacia fines del siglo
XIX.
Desde luego me llama la atención el hecho de que esta exposición se haya
inaugurado el día 26, cuando el día principal de la verbena ya había transcurrido, pero
bueno.
Participaron en la muestra alumnos de la Escuela al aire libre de Coyoacán,
quienes enviaron pinturas del más puro mexicanismo, pero lo mejor, faltaba más, fue lo
enviado por Gabriel Fernández Ledesma.
Además, la exposición mostró trabajos del escultor Guillermo Ruiz, quien
expuso hermosísimos trabajos de tal realismo, de tal fuerza en el parecido, de tanta
vida, que fue seguramente el contingente más justamente elogiado. Otros artistas, cuya
obra no los hizo trascender, fueron Jorge Pulido, María de Litz, José Escobedo y J.
Trinidad Ramírez.
Participantes en esta exposición que sí trascendieron, aunque no forzosamente
por su obra artística, fueron Francisco Reyes Barrientos y Edmundo Games Orozco,
ambos gobernadores del estado.
Con Reyes Barrientos el redactor es lacónico; simplemente dice que presentó
copias de cromos, mientras que con Gámes Orozco se explaya para informar que
presentó una serie de dibujos del estilo que hizo notables a los dibujantes del siglo
XVIII. Retratos interesantes de madonas de rancia nobleza. Luego, manifestando dotes
de profeta, agrega: En Gámes se advierte talento y mucha observación, ojalá continúe
así, porque mucho provecho se obtendría de su dedicación.
Lo que el redactor no previó fue que la dedicación de Gámes Orozco le permitió
destacar, no en las artes plásticas, sino en la política. Andando el tiempo, convertirse en
Senador de la República, y luego en gobernador del estado, entre 1950 y 1953.
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25 de abril 2005
147
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El Ferial de Aguascalientes, que este año llega a su cuadragésima edición, tuvo su
antecedente en el espectáculo, generalmente musical, que el Ejecutivo del estado ofrecía
a los invitados del gobierno a la Feria de San Marcos, provenientes de la capital del
país.
Para esta función se convocaba a los mejores exponentes de las artes en
Aguascalientes, que se presentaban ante el público en los patios del Palacio de
Gobierno, generalmente al medio día.
La última ocasión en que esto ocurrió, tuvo lugar el 23 de abril de 1964, y el
programa estuvo a cargo de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, bajo la dirección
del maestro José Ruiz Esparza Vega.
Dice El Heraldo de Aguascalientes en su edición del día anterior, que el
concierto tendría lugar en el Patio Saturnino Herrán del Palacio de Gobierno, que era el
segundo, y que el profesor Ruiz Esparza “ha seleccionado un programa especial para
el concierto, incluyendo obras de tipo mundial, ya que participarán en el repertorio
entre otros, Felipe Villanueva, Ludwig Van Beethoven, don Rafael García Macías,
Arnulfo Miramontes, Manuel M. Ponce, Antonio Ruiz Esparza, padre del propio
maestro, Ignacio Torres, Ángel García, Alfonso Esparza Oteo, etc.”
El programa elegido por Ruiz Esparza hacía coincidir a la obertura Egmont, de
Beethoven, con la Marcha Aguascalientes, de Rafael García Macías; al vals poético, de
Felipe Villanueva, con el vals Tristeza, de Alfonso Esparza Oteo.
También se interpretaron en aquella ocasión una mazurca en re, de Angel García
Macías; Pasionarias, 5 danzas mexicanas de Antonio Ruiz Esparza, padre del maestro
Ruiz Esparza Vega; y el Baile Azteca, de Arnulfo Miramontes. En todos los casos los
arreglos fueron del director de la orquesta.
En relación a estas últimas obras, se trata de partituras que se han perdido; que
no trascendieron hasta nuestros días en el gusto de la gente (o de las autoridades), así
como para encontrar su registro en una grabación.
Tal vez por ahí alguien tenga entre sus papeles viejos alguna de estas obras, que
bien valdría la pena escuchar.
Este diario presta especial atención a la obra Baile Azteca, de Miramontes, la
que califica como una brillante culminación del concierto, e informa que Ruiz Esparza
realizó viaje especial a México con el único fin de obtener la partitura.
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El baile Azteca, dice el diario, tiene la siguiente explicación, a fin de que el
público se entere: “Malitl, favorita del Emperador Azteca, ama profundamente a un
guerrero; el Emperador se da cuenta de este amor, y cruza en su mente una diabólica
idea que pone en práctica: Malitl debe bailar sobre el corazón de su amado
determinado tiempo; mas si se sale del perímetro marcado de antemano, serán
condenados a muerte los dos; empero, si pasa el tiempo indicado y ella no sale del
lugar marcado, quedarán en libertad de amarse. El Emperador, viendo que Malitl baila
suavemente y sin lastimar a su amado, ordena aceleren el ritmo de la danza a tal
grado, que el guerrero sufre heridas profundas arrojando por boca y nariz borbotones
de sangre. Malitl, horrorizada, salta al suelo decidida a todo. El Emperador triunfante
de su venganza se retira satisfecho...”
Con toda probabilidad la presentación sólo incluyó la música, pero no dejo de
imaginar cómo habría sido montar también la danza, aprovechando la esplendorosa
arquitectura del Palacio de Gobierno, su exquisita arquería…
Sería interesante recuperar a Miramontes, de quien se dicen muchas cosas, pero
no se conoce ninguna obra (al menos yo).
Por cierto, hace unos días platiqué con el maestro Ladislao Juárez Ponce, alma
musical del Ferial de Aguascalientes, y me comentaba que esta sería su última
participación, teniendo en cuenta que el espectáculo cumple 40 años.
De ser así, sería magnífico que su retiro coincidiera con la edición de un disco
compacto con la música que él compuso para el Ferial, con obras como Tierra de
temporal, Ferrocarrileros, Bordadoras, etc.; somos muchos los que apreciaríamos este
documento.
No vaya a ser que en 50 años alguien revise la hemeroteca para encontrarse con
comentarios sobre la obra del maestro Juárez, y termine preguntándose como sonaría.
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2 de mayo 2005
EL DIA DEL TRABAJO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
No deja de ser extraño que celebremos el Día del Trabajo… descansando. Cosas de la
cultura laboral mexicana, en la que menudean las ansias de fiesta y descanso, y un
pernicioso no tomarse demasiado en serio esto de trabajar. Aunque ciertamente hay que
decir que este año se frustró este descanso, por haber caído la fecha en domingo. Vaya
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usted a saber cuantas empresas deberán darles el día a sus trabajadores, a cambio de este
domingo; en fin.
Actualmente esta conmemoración ofrece la oportunidad para la protesta
ciudadana por una y mil cosas. Las organizaciones sindicales impulsan a sus miembros
a volcarse por las calles llevando mantas que antes eran acción de gracias a los
gobernantes, y ahora son protesta por situaciones legítimas y no tanto, para luego
olvidarse de toda heroicidad sindical; de toda conquista laboral, e irse a la feria.
Pero esto no siempre ha sido así, y en todo caso en el pasado esta festividad se
acercaba más a las manifestaciones artísticas que a la protesta. En efecto, era aquella
una fiesta en la que brillaban las letras, la música y el teatro.
Por ejemplo la celebración correspondiente a 1923, hace 82 años. De acuerdo a
la nota publicada por el periódico Renacimiento, se tenía pensado llevar a cabo la
conmemoración con un festival que tendría verificativo en la Plaza de Toros San
Marcos, pero a final de cuentas hubo dificultades de última hora, por lo que la
celebración debió realizarse en el teatro Morelos.
Según el periódico, se reunieron muchos miles de obreros y numerosísimas
personas que dedican su actividad a otro género de trabajo, cosa que es de dudarse
debido al aforo del teatro, pero bueno.
El lunetario, en su mayoría, estuvo ocupado por damas, y el festival dio
comienzo a las 20 hrs., siendo presidido por el Consejo Local de la Confederación de
Sociedades Gremiales Ferrocarrileras, que encabezaba Miguel Aguilar Ruiz.
La orquesta sinfónica, sensiblemente desmembrada, pues no concurrieron ni la
mitad de sus componentes, ejecutó la obertura Gloria Artística de Lamont. Las
deficiencias observadas obedecieron a la circunstancia antes dicha.
Alfonso González Sarabia cantó Reconto, del Rodolfo de la ópera Bohemia.
Jesús Calvillo, en sustitución de Rafael Limón, disertó sobre el significado de estas
festividades, mientras que el barítono dramático de la academia Pierson, Jesús Mercado,
cantó El toreador de la ópera Carmen, de Bizet. Los aplausos fueron tales, que el
cantante se vio obligado al bis y cantó la danza es Imposible que tú me quieras.
Aquello, dice el periódico, fue el delirio. No había mano que no aplaudiera, ni corazón
que no latiera precipitado. A continuación, Leobardo M. González, recitó Los Tiranos.
Obligado al bis, recitó Manelick, y luego Jesús C. Morfín, cantó Celeste Aída, de la
ópera Aída
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Y otra vez la nota discordante fue de la Orquesta Sinfónica. Dice el periódico
que vista la poca voluntad de la sinfónica, se le dejó en libertad para retirarse y el
número que a ella correspondía, lo llenó al piano el simpático pianista don Severiano
Varela, ejecutando el Sueño de Amor de Listz, mientras que el tenor José Arce y el
barítono J. Jesús Mercado, cantaron el cuarto acto de la ópera Bohemia. Después
cantaron una guajira. Luego el cantante Arce, acompañado por el Sr. Varela, interpretó
una Furtiva Lágrima. Posteriormente hubo un intermedio y a continuación la
representación dramática del 1° de Mayo, interpretada por el cuadro de aficionados de
la Unión de Carpinteros.
El acto fue organizado por los señores Leobardo M. González, Miguel Aguilar
Ruiz, José R. Salazar y el Sr. Caballero.
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9 de mayo 2005
EL ORGANO RUFFATTI DE CATEDRAL (I)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El nuevo órgano de catedral, fabricado por la empresa italiana Fratelli Ruffatti, fue
instalado entre fines de febrero y principios de marzo de este año. En los días siguientes
se efectuaron algunos trabajos en el coro: el piso fue limpiado y barnizado, y se
concluyó la instalación eléctrica del aparato, a fin de que los afinadores pudieran hacer
su trabajo sin problemas.
Días después, el lunes cuatro de abril, se colocaron en las puertas de catedral
cartulinas en las que se informaba que durante la semana del cuatro al ocho, sólo se
celebrarían las misas de siete, ocho, 12 y 19.30 hrs. El resto del tiempo el recinto
permanecería cerrado. En cuanto a las intenciones comprometidas en las misas de otras
horas, se aplicarían en la parroquia del Sagrario. El mensaje fue renovado el lunes
siguiente, para abarcar la semana del 11 al 15.
La medida obedeció a los trabajos de afinación de esta máquina de alta
precisión. Pero, ¿por qué cerrar la catedral; por qué no trabajar con la gente orando, o
asistiendo a misa, tal y como hicieron los instaladores?
Ciertamente el proceso de ensamblaje del instrumento provocó ruidos,
particularmente martilleo, pero en rigor fueron excepcionales. Por el contrario, lo básico
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de este trabajo es tocar el órgano, escuchar como suena, y ajustarlo; aquí es donde se
produce la interferencia.
Los afinadores llegaron el domingo tres. Se trata de Francesco Ruffatti,
economista de formación; organero de profesión, propietario de la empresa constructora
del aparato junto con su hermano Piero, y Fabrizio Scolaro, un joven treintañero,
organista profesional, graduado en el Conservatorio de Bolonia, profesor de música
hasta antes de ingresar a Fratelli Ruffatti, hace unos cinco años.
Los italianos pusieron manos a la obra a partir del lunes cuatro, y concluyeron el
miércoles 20, con un breve concierto a cargo de Scolaro.
Las jornadas se extendieron de ocho de la mañana a 12, momento de la pausa
para la comida, y continuaron de las 13 a las 18 hrs.
Trabajan como si fueran pobres, me dice un día el padre Miguel B. Medina,
custodio de la catedral e impulsor del nuevo órgano, mientras los observamos emplearse
a fondo con la arquitectura sonora de su creación.
Trabajan, el Sr. Ruffatti en el teclado, y Fabrizio entre los tubos, dentro de la
caja, o con una escalera de tijera para afinar la tubería frontal.
Para mi gusto se trata de una labor tediosa. No es como cuando instalaron el
aparato, que casi cada día era posible observar el progreso de la obra y sorprenderse con
la magnitud del instrumento.
Y sin embargo los ojos de Francesco se agrandan y brillan discretamente cuando
hago este comentario. No, me dice, es muy interesante, ver como el órgano va
adquiriendo su sonoridad; concretar la obra de años de planeación y ejecución.
El proceso de afinación es un continuo ir y venir por los dos teclados, probando
cada registro; cada tubo. A veces la presión sobre alguna tecla no obtiene el resultado
requerido, y entonces hay que quitar la pieza, ajustarla y volverla a colocar; con los
tubos de madera esta tarea se realiza a punta de martillazos.
En todos los casos se trata de que la nota que emite cada tubo brote limpiamente,
sin variaciones en la frecuencia de sonido.
También ocurre de cuando en cuando que sólo se escuche la salida del aire. Es
algo así como cuando uno sopla en la boca de una botella y no encuentra la posición
adecuada para producir el sonido. Y sin embargo, ocasionalmente tocan algunos
acordes, que permiten entrever (¿podría decirse entreoír?) la grandiosa belleza del
instrumento.
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Supongo que este celo por el silencio obedece a la necesidad de escuchar el
sonido de los tubos con la mayor pureza posible, buscando constatar que suenen tal y
como les corresponde; un trabajo más bien de oído, y no apoyado por algún aparato,
pero el hecho es que el miércoles seis batallaron con el volumen del radio de los
albañiles que trabajaron esos días en la restauración de la fachada del Teatro Morelos
(ya me imagino la estación), de tal manera que al día siguiente le piden al Instituto
Cultural de Aguascalientes que por favor les soliciten a los albañiles bajar el volumen
del aparato.
Esto me recuerda un episodio igual, pero en sentido contrario, que tuvo lugar el
15 de octubre de 1914, en el contexto de la Soberana Convención Militar
Revolucionaria de Aguascalientes que, como usted sabe, se llevó a cabo en el Teatro
Morelos. Ese día, en el inicio de la sesión, el secretario declaró lo siguiente: “Esta Mesa
pone del conocimiento de los honorables delegados que ha mandado suspender que se
repiquen las campanas”.
Evidentemente se refería a las campanas de catedral. No hay en las crónicas de
esas jornadas ningún razonamiento que apoye esta determinación, por lo que no queda
otra que especular. ¿Sería que el sonido de los bronces molestaba las deliberaciones; o
tal vez de esta forma quisieron los delegados hacer a un lado a la Iglesia omnipresente,
que de esta forma se colaba a las discusiones?
En fin. El problema persistió en mayor o menor medida en los días siguientes, de
tal manera que los italianos debieron aguzar el oído para cumplir con su cometido en
tiempo. El viernes 15 fue el acabóse: las pruebas de sonido para la ceremonia de
coronación de S.G.M. Natalia I, Soberana de la Feria de San Marcos, fueron en verdad
ensordecedoras; la consagración del ruido y el mal gusto. Por fortuna, para ese día el
trabajo estaba casi terminado.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
16 de mayo 2005
EL ORGANO RUFFATTI DE CATEDRAL (II)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En el transcurso de la primera quincena de abril, los trabajos de afinación del nuevo
órgano de catedral obligaron al cierre del templo durante más tiempo que el normal. La
medida obedeció a la necesidad de los afinadores, de evitar en la medida de lo posible
todo tipo de interferencias de sonido.
153
En esos días se veía extraña la catedral, vacía de gente, cerrada al fervor de la
feligresía, las luces apagadas. Tomo conciencia de la necesidad de silencio de los
organeros, y pongo atención. Camino por el pasillo de la nave central, y escucho a lo
lejos (no tanto, desde luego, pero así se escucha) el rumor sordo del tráfico citadino, y
de vez en cuando el grito de un niño. Son los familiares, y a veces tranquilizadores,
sonidos urbanos.
¿Y estos no estorban?, le pregunto al maestro afinador, el Sr. Francesco Ruffatti.
No, o menos, porque se emiten en frecuencias de sonido distintas a las que
estamos trabajando; no perturban tanto.
Pero aparte de la afinación de los tubos y las interferencias de sonido, hay otras
cosas que ocupan la atención de los organeros italianos. La humedad del aire es uno de
ellos, importantísima para el funcionamiento de la caja del instrumento, realizada en
caoba proveniente del Congo y Liberia, en Africa.
El Sr. Ruffatti me informa que el ideal para esta madera es del 40%, y que en el
transcurso de estos días, han registrado un mínimo de 12% y un máximo de 24%. No es
la mejor, me dice, pero es bueno: el órgano no tiene ningún problema, gracias a la
calidad de la madera. También han estado atentos a la reverberación del sonido en la
catedral, es decir, el decaimiento del sonido; el tiempo que dura antes de apagarse, que
es de casi dos segundos; cercana al óptimo. Finalmente, observan el voltaje, que en las
mañanas está bien, pero en las tardes registra alguna variación. Este problema lo
resuelven incrementando la entrada de electricidad.
El signore Francesco Ruffatti es en verdad un personaje interesante, dotado de
un carácter festivo. Aficionado a la arqueología, un día le ofrezco llevarlo a La
Quemada, en Zacatecas; la zona arqueológica más cercana a nosotros. Acepta, pero me
advierte que no sabe español.
Un poco más de trato me revela que estaba tirándose para que lo levantaran: su
castellano es inmejorable; claro, y me cuenta que lo estudió en la escuela, como
segundo idioma; incluso se defiende bastante bien con los verbos y sus múltiples
opciones de conjugación.
Le llama la atención que la gente entre a catedral en el más completo silencio.
¿Les habrá pedido padre Medina que guardaran silencio por esto del trabajo? No, le
contesto, así es la gente aquí: los templos nos imponen. Son la casa de Dios y su
penumbra y monumentalidad nos posee, aplastando nuestras palabras. Concluye
informándome que en Europa todo el mundo habla.
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Conversamos también de la vida artística de Aguascalientes, a propósito de la
trascendencia del nuevo órgano de catedral, de cómo enriquecerá la vida artística de
nuestra ciudad. Le platico que tenemos una orquesta sinfónica, y que uno de sus efectos
positivos ha sido enriquecer la música sacra, particularmente en bodas y funerales, a
través de pequeños ensambles de cuerdas, ocasionalmente acompañados de maderas o
metales, de acuerdo al presupuesto.
Le comento que en años recientes se han montado con la orquesta varias óperas,
pero que sólo se ofrecen dos funciones. ¿Dos funciones nada más?, pregunta
asombrado. Pues sí, y ni modo. Sus ojos vuelven a brillar intensamente cuando le
informo que una de ellas fue Gianni Schicchi, de su compatriota Giacomo Puccini, que
incluye la sublime aria O mio babbino caro...
El 18 de abril entro a catedral por las oficinas del obispado. Conforme me acerco
a la puerta de la sacristía, a un lado del altar dedicado al tránsito de la Virgen, escucho
el órgano a toda su potencia, conducido por las hábiles manos de Fabrizio Scolaro.
Escucha, me dice el padre Medina: ya quieren tumbar catedral. Y sí, en verdad el
sonido es portentoso, como si en los tubos del aparato, en la caja, se hubiera acumulado
el sabor añejo de siglos de buena música, y ahora encontrara salida para descender a las
naves y treparse a las paredes de catedral; al techo.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
23 de mayo 2005
EL ORGANO RUFFATTI DE CATEDRAL (III)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La prueba formal del nuevo órgano de catedral tuvo lugar la mañana del martes 19 de
abril, y se realizó en privado.
Ese día, en el altar, en el lado del evangelio, están los canónigos Felipe Ornelas
Esparza y Miguel B. Medina, y el sacerdote Gustavo Elizalde Mora, un personaje de
proverbial sabiduría, que reúne entre sus cualidades la de ser constructor de órganos
electrónicos y, por tanto, gran conocedor del tema.
En el coro están los organistas José María Aguiñaga Lechuga, organista titular
de catedral, Estanislao Díaz Soria, y Oliver Aguiñaga Vargas, hijo del primero y
segundo organista de catedral. Aproximadamente una hora después se incorpora
Gustavo Delgado Parra, de quien el padre Medina espera la última palabra. Con ellos
están Francesco Ruffatti y Fabrizio Scolaro, que afinaron el instrumento.
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Los organistas se turnan en los teclados, interpretando lo que quieren, con
partitura o sin ella, con la única intención de probar las bondades del instrumento; sus
posibilidades. Cuando llego Díaz Soria toca el fragmento más conocido de la Música
Acuática, de Georg Friedrich Haendel, el Alla hornpipe; una obra maestra, preñada de
solemnidad. Es una obra compuesta para orquesta, por lo que resulta grato escucharla en
transcripción.
Subo al coro y me encuentro con un ambiente de cierta tensión, que contrasta
con el de los sacerdotes allá abajo, más bien plácido, de pleno disfrute de la música que
brota del instrumento.
En cambio arriba las expresiones de los presentes son más bien serias; graves.
Tal vez no sea para menos: es esta la hora de la revelación. Ahora culmina la obra, con
la entrega a satisfacción de quienes la encargaron y soñaron con ella durante estos años.
Francesco Ruffatti y Fabrizio Scolaro permanecen distantes, el primero
recargado en la bocina del órgano Hammond, a la derecha del coro, repartiendo su
atención entre los organistas y su computadora, y el segundo apoyado en el barandal del
coro. De vez en cuando Fabrizio se acerca a la consola, e indica algo en los registros del
aparato, o cambia la página de la partitura cuando toca el turno a Gustavo Delgado,
quien interpreta una fantasía de Bach.
Los organistas ven el instrumento con reverencia; con asombro, y éste responde
puntual a las caricias de sus manos, emitiendo música aquí y allá, alimentando la
sensación de que se trata de un objeto vivo.
Por momentos todos, salvo quien toca, se sitúan en el barandal del coro, y miran
hacia el suelo, como si esta fuera la mejor manera de seguir las evoluciones del
instrumento.
De pronto Estanislao Díaz Soria se detiene y toca una sola tecla, que tiene una
ligera variación de sonido, voltea al lado indicando. El Sr. Ruffatti asiente y dice que se
va a arreglar. Díaz Soria continúa, se balancea ligeramente hacia delante y atrás, y en
sus labios se esboza una sonrisa de perfecto gozo.
Y sin embargo quizá sea yo, que no tengo ningún pito que tocar en este órgano;
que no tengo que entregar ni recibir, que no debo decir si está bien o mal; digo que
probablemente sea yo el único que se siente plenamente a gusto, disfrutando de esta
maravilla.
Y mientras escucho este magnífico instrumento no puedo menos que imaginar a
los grandes compositores, encerrados en sus gabinetes de trabajo, o en la penumbra de
156
las grandes catedrales, ante órganos que por su estructura y funcionamiento son
parientes de este, componiendo música inflamados por el amor de Dios, como una
acción de gracias por la vida.
Como si a través de la literatura organística le dijeran que a final de cuentas fue
una buena idea crear al hombre, capaz de sobreponerse a su miseria para producir esta
música tan hermosa; estos instrumentos. O tal vez sea Dios quien nos habla a través del
órgano, para conmovernos el alma y llamar nuestra atención hacia las cosas superiores...
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
30 de mayo 2005
EL ORGANO RUFFATTI DE CATEDRAL (IV)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El nuevo órgano de catedral fue entregado formalmente el miércoles 20 de abril, con un
breve concierto en el que estuvieron presentes unas 200 personas.
Al terminar la misa de 12, varias sillas son colocadas en el lado de la epístola del
altar principal del templo, que son ocupadas por el canónigo Salvador Romo, el Sr.
Francesco Ruffatti, y el organista Gustavo Delgado Parra.
El custodio de la catedral, canónigo Miguel B. Medina, hace la presentación y
dice: está con nosotros uno de los constructores del órgano. El se llama Francesco
Ruffatti, Francisco Ruffatti. Vamos a darle un fuerte aplauso.
Acto seguido presenta a los organistas Gustavo Delgado y Fabrizio Scolaro, este
último encargado de la primera ejecución pública del instrumento. Luego de esta
introducción, el custodio de catedral expresa su visión de lo que el instrumento deberá
significar para Aguascalientes.
Encuentro un paralelismo entre un órgano en una catedral, y una persona, una
ciudad, dice. Puedo ver una ciudad desde un avión, y se me hace grande o chica, pero
esto no me dice como es, pero si una persona que la conoce me lleva a los mercados, a
los templos, a las bibliotecas; me lleva a ver la ciudad internamente, entonces puedo
ver que tiene industria, que está bonita, que tiene plazas, y que en conjunto todo esto
engrandece a la ciudad. Pues así es con un órgano.
Lo puedo ver por fuera y se puede ver bonito, grande, pero tengo que saber qué
música puede tocar, si antigua, barroca, modernista, de iglesia, o de otros ambientes.
Esto se obtiene por los distintos registros que tiene. Si sólo tiene uno, sonará
igual que un antiguo armónico. Pero si tiene 20 registros, y el que lo toca sabe
combinarlos, son como 20 instrumentos, que se conjuntan para tocar al unísono.
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Entonces, un buen registro y una buena manera de interpretar, va haciendo que
suene distinto, y es cuando empiezo a conocer el órgano. Si además el organista puede
ir rápido, en una marcha, fuerte; puede ir en un piano, un largetto, también esto me
sirve eso para conocer el órgano.
Y entonces el órgano me da un servicio nuevo. Transporta mi alma a distintos
ambientes; distintos estados anímicos. Me lleva fácilmente a la meditación con un
suave, para un ofertorio en la misa, me va llevando a un desfile militar si toca una
marcha militar, me va llevando a una cosa apasionada, si toca algo de ese tipo.
Y el órgano, cuando está en una catedral, o en un templo, cabalmente es para
ayudar a quien participa en las ceremonias, para elevar su espíritu y pueda entrar en
contacto con Dios. Y si el pueblo está acostumbrado a oír órgano, y no se le hace tan
pesado, entonces una misa adquiere un relieve extraordinario, porque ayuda a quien
eleva su plegaria. Por eso, para una buena catedral, un buen órgano.
Bueno, pues, sin más trámites, vamos a escucharlo. Ayer le preguntaba a
Francisco si estaba contento con su hijo, y me dijo que sí. Ahora vamos a escucharlo.
El Sr. Ruffatti hace una seña a Fabrizio, y éste comienza con la primera de ocho
piezas que interpreta, ninguna conocida, dado que todo es improvisación.
Tuve la fortuna de ver crecer esta obra, de platicar con el padre Medina en varias
ocasiones, para informarme de su desarrollo, y luego, de ser testigo de su montaje y
afinación. Vi muchas veces el instrumento, callado y solemne, e invariablemente se me
figuró como un misterio a la espera de ser desvelado, como si el organista fuera el
iniciado que por obra de sus manos; de su inteligencia, provocara que este objeto de
metal y madera cobrara vida, adquiriera el don del habla y cantara.
Ahora quisiera escucharlo en todo su esplendor, escucharlo ya, con la urgencia
alimentada en estos últimos meses. Pero no ocurre así, porque Fabrizio lo dosifica; lo va
desvelando poco a poco, como si el instrumento necesitara aclararse las 1688 gargantas
para lograr la pureza de su sonido.
En principio interpreta piezas que, según me parece, le exigen poco al
instrumento, pero que en todo caso le permiten exhibir la diversidad de sus capacidades.
Se trata de música suave, que muestra al órgano por partes; por registros.
Fabrizio va de menos a más, y poco a poco el sonido crece en potencia, hasta
terminar con todo; con un tutti gozoso, exultante, que expresa al mundo y sus portentos.
El italiano termina, se pone de pie y se adelanta un poco hasta la balaustrada del
coro, y agradece con una caravana los aplausos.
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A manera de conclusión, el padre Medina dice: este nuevo órgano de catedral va
a servir para adorar a Dios, que nos ayude a adorar al Señor. Este órgano es de la
diócesis, es de todos. Vamos esforzándonos todos para mantenerlo.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
6 de junio 2005
EL ORGANO RUFFATTI DE CATEDRAL (V)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La bendición y estreno del nuevo órgano Ruffatti de catedral tuvo lugar el domingo
ocho de mayo, a las 21 hrs. Unos 15 minutos antes de esta hora la catedral ya está llena,
incluso el atrio. Delante del altar mayor se ha colocado una pantalla que, mientras se
desarrolla el recital, proyectará imágenes del órgano y de su ejecutante, así como
fotografías del proceso de montaje. También se instalaron pantallas en las naves
laterales y en el atrio.
Se está celebrando una misa, y entre tanto hay un ir y venir de quienes ultiman
los detalles. La escena es extraña; contrastante: mientras un grupo de personas revisa
cables, el cañón de proyección, la zona de sillas apartadas para invitados especiales y
que todavía permanecen vacías, escuchamos el padre nuestro, la oración por la paz y el
Cordero de Dios, y es que la Eucaristía no se celebra en el altar mayor, sino en otro, en
una nave lateral, pero el equipo de sonido difunde la palabra del celebrante.
A propósito de los invitados especiales, uno o dos días antes de que el Sr.
Francesco Ruffatti retornara a Europa, escuché al padre Medina preguntarle si vendría a
la bendición. Para mí, que lo más lejos que voy es a Asientos o Calvillo, el
cuestionamiento me llamó la atención, dado que no pasaría ni un mes entre un viaje y
otro, por lo que luego le pregunté si vendría.
Tal vez, o quizá venga Piero, porque para esos días debo estar en Corea, contestó
don Francesco con el mismo tono de voz que utilizaría yo para disculparme de no asistir
por tener que ir a Asientos...
Efectivamente no vino él, sino Piero, su hermano, que en febrero condujo la
instalación del instrumento. Piero Ruffatti, que será presentado a la concurrencia como
Francesco, vino acompañado de su esposa, y si el Sr. Ruffatti vistió en aquellas jornadas
de trabajo pantalones de mezclilla y playeras, hoy luce un traje negro. Otros invitados
memorables son José Guadalupe Aguilera Medrano y Rommel Scorza, de Fomento
Cultural Banamex, Humberto Pérea Urquieta, que también participó en el montaje del
aparato, el director del Instituto Cultural de Aguascalientes, Víctor González Esparza, y
159
el secretario de Turismo, Francisco Dávila García, ambos acompañados de sus esposas,
Monseñor Ricardo Cuéllar Romo y el padre Francisco Javier Castañeda.
La gente está expectante, y cuando la misa termina se relaja, a la espera de lo
que viene, y lo que viene, o más bien dicho: quien viene es el padre Medina que, a
través del micrófono, pide al organista que toque algo; un momento, para calibrar los
aparatos que se utilizarán en la grabación del concierto.
Realizada la prueba, solicita a los canónigos que se vistan de gala para la
celebración. Este vestuario consiste en sotana negra, cota blanca y hombreras negras.
Cony Ramírez Gómez, entusiasta promotora del ICA, reparte un magnífico folleto, que
lleva por título Organos de Aguascalientes. Lujosamente impreso por Fomento Cultural
Banamex, con excelentes fotografías del órgano y de la catedral, el documento se refiere
a la tradición organística de México, y a las características del órgano Ruffatti, que
escucharemos en un momento más.
En páginas interiores se insertan un cuadernillo con el rito de bendición, y el
programa del acto, que consta de tres momentos: bendición del instrumento por parte
del obispo diocesano, Monseñor Ramón Godínez Flores; intervención del padre
Gustavo Elizalde Mora, quien hablará del nuevo aparato y, finalmente, concierto a
cargo del maestro José María Aguiñaga Lechuga, primer organista de catedral, quien
será auxiliado en el cambio de hojas por su hijo, el también organista Oliver Aguiñaga
Vargas.
El programa, elegido por el padre Medina, incluye las siguientes obras: los
corales de Johann Sebastian Bach A ti clamo Señor Jesucristo y Cuando estamos en la
mayor aflicción; la Tocata y fuga en re Menor BWV 565, del mismo compositor;
Pastoral con variaciones, de Miguel Bernal Jiménez, y, finalmente, una Tocata del
mismo compositor.
En rigor se trata de un programa corto, porque la celebración de bendición
llevará un buen rato.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
27 de junio 2005
PIEDRAS PARA IBARRA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La actual administración del Instituto Cultural de Aguascalientes acaba de comenzar su
programa editorial, y lo hizo con bombo y platillo, publicando una novela memorable;
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en verdad magnífica. Se trata de Piedras para Ibarra, escrita por la estadounidense
Harriet Doerr, esposa del minero Albert Doerr, y se refiere a la estancia del matrimonio
en la cabecera municipal de Asientos, en la década de los sesenta del siglo pasado.
Aunque se presenta como novela, el texto funciona perfectamente como libro de
cuentos, dado que sus 18 capítulos son redondos e independientes. La primera, y hasta
hace poco única edición, fue publicada en 1988 por Editorial Vuelta; la editorial
impulsada por Octavio Paz, a partir de la edición estadounidense de 1984.
Por desgracia esta edición pasó entonces prácticamente desapercibida, salvo por
la publicación de uno de los capítulos, Kid Muñoz, si la memoria no me engaña, en El
Unicornio, suplemento que Jesús Gómez Serrano, Enrique Rodríguez Varela y Salvador
Camacho Sandoval, impulsaron en El Sol del Centro hace más de 20 años.
Por cierto en este capítulo, que se desarrolla en Aguascalientes, la protagonista
de la novela, Sara Everton, está sentada en una mesa del restaurante del Hotel París, y
lee El Heraldo, u observa el movimiento de la plaza, con la gente, las jacarandas y la
catedral en el fondo, mientras espera a su marido, que coquetea con la muerte en un
laboratorio de análisis clínicos.
Aparte de las ancestrales limitaciones que tenemos en materia de lectura, la
aparición de este libro pasó desapercibida por dos razones principales. En primer lugar,
la poca difusión de la Editorial Vuelta, cuyas ediciones se conseguían entonces
prácticamente sólo en México, y en segundo lugar, porque nunca se menciona a
Aguascalientes por su nombre, sino por el de Concepción. Por su parte, Asientos es
simplemente Ibarra.
Lástima. El libro es en cierta medida autobiográfico, y en todo caso la autora
quiso velarse; tomar distancia para escribir un texto en el que abundan las referencias a
lugares que nos son de sobra conocidos y queridos, y sin embargo esto no le quita nada
al texto.
Esta generación de los Doerr (porque al menos hubo otra, a principios del siglo
pasado) estuvo en Aguascalientes en la década de los sesenta, y Harriet publicó el libro
en 1984, 12 años después de la muerte de su esposo. Sin duda la distancia entre ambas
fechas indica cuanto impactó a la autora los años pasados en Aguascalientes.
Con una prosa poética, muy grata al espíritu, Piedras para Ibarra se nutre con
los magueyes y polvo que abundan en esa región; con las rocas en cuyas superficies
brillan los rastros de cobre; y el silbato de la mina, que en esa época marcó el tiempo de
Asientos.
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Se trata de un libro escrito a la sombra del cerro de Altamira. En sus páginas
acecha la muerte detrás de cada letra, siempre dispuesta a la detentellada final,
valiéndose de un machete o una pistola; un libro en el que las palabras se volatilizan; se
convierten en sueño que convoca a personas o situaciones perdidas en la memoria de los
personajes.
Las voces de la gente de Asientos son como susurros; un clamor lejano por la
vida, preñado de religiosidad, pasiones apenas contenidas, y el instinto de supervivencia
de un pueblo que se debate entre el precipicio del infierno y una salvación nebulosa;
exactamente igual que ahora.
Más arriba señalé que tenemos ancestrales limitaciones en materia de lectura,
hecho que constituye una desgracia nacional. Pues bien, la lectura de Piedras para
Ibarra ofrece una oportunidad inmejorable de acercarse a esta práctica, dado que se
trata de un buen libro, ameno, fácil de leer.
Si usted debe hacer un regalo próximamente, he aquí algo inmejorable. Nada
más no diga cuanto le costó; mejor que el agasajado se quede con la idea de que gastó
más de lo que se merecía.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
13 de junio 2005
EL ORGANO RUFFATTI DE CATEDRAL (VI)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La bendición del nuevo órgano de catedral se verificó el domingo 8 de mayo, a las 21
hrs., y estuvo a cargo del obispo diocesano, Monseñor Ramón Godínez Flores, a quien
acompañaron los canónigos Rigoberto Ruiz Palos, Salvador Romo Flores, Francisco
López Agredano, Luis Manuel Macías López, Miguel B. Medina y Felipe Ornelas.
El rito de bendición inicia con un canto a cargo del coro del Seminario,
acompañado por el órgano Hammond. El arte musical, proclama el pastor, cuando se
usa en los ritos sagrados, tiene por fin principal la glorificación de Dios y la
santificación de los hombres, y por eso el sonido del órgano se convierte en un signo
eminente del cántico nuevo que se nos manda cantar para Dios.
Luego de la oración se lee un fragmento de la carta de san Pablo, y se reza un
salmo. Acto seguido viene la bendición. El prelado baja del altar y se traslada a la parte
de atrás de la catedral. Ahí espera un montacargas elevador; el mismo que se utilizó
para subir las cajas que contenían las piezas del órgano.
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El purpurado sube a la plataforma acompañado de un seminarista que lleva el
agua bendita. La tarima se eleva acompañada de un pitido, y será éste, o la temeridad
episcopal, el hecho es que se hace el más completo silencio. El lance es seguido por la
cámara de televisión instalada en el coro, y cuando la plataforma llega al nivel de la
balaustrada se detiene. Entonces el órgano recibe la bendición acuosa.
La tarima desciende y cuando el Sr. Godínez vuelve a pisar esta tierra que nos
vio nacer, las naves de catedral se llenan con el sonido de las palmas, no sé si por la
conclusión del rito, o por el hecho de que el prelado haya regresado a tierra firme sano y
salvo. El pastor regresa al frente y se sienta en primera fila, del lado del púlpito. Los
miembros del cabildo catedralicio ocupan las primeras sillas del lado izquierdo. El
maestro de ceremonias, Sr. Antonio Cornejo, anuncia al padre Gustavo Elizalde Mora.
Es una delicia escucharlo, la sabiduría que emana de sus labios, revestida con
gracia y tranquilidad. De entrada señala que este instrumento es la fusión de lo más
antiguo y lo más nuevo. El órgano, un instrumento con una tradición de milenios, y que
encuentra en este ejemplar la suma de este saber, aunado a la modernidad tecnológica.
El presbítero recuerda la aparición de la música en el libro del Génesis, y cita
luego al filósofo Flavio Aurelio Casiodoro, en su llamamiento a adorar a Dios con
música. Acto seguido recuerda al obispo Ethelwold, quien da testimonio de estos
instrumentos, cuyos fuelles debían ser movidos por siete hombres robustos trabajando
con sus manos, bañados de sudor, cada uno animando a sus compañeros, para que el
aire salga con toda su fuerza, a fin de que la caja pueda hablar con sus 400 tubos.
Esto, dice el padre Elizalde, fue lo antiguo, y acto seguido se refiere al órgano
Ruffatti, no sin elogiar el tesón del padre Medina, por haberse echado sobre sus
hombros la empresa de dotar a nuestra querida catedral de un nuevo instrumento. El
comentario es interrumpido por un aplauso que inicia el padre Vincenzo Fiori Graniero.
A continuación enuncia las principales características del aparato, los dos
teclados, que permiten la combinación de voces en la que puede existir una voz solista
con su correspondiente acompañamiento. El tercer teclado se acciona con los pies, y
cuenta con 32 pedales. Este le da fundamento al edificio sonoro, ya que produce los
sonidos más graves; los bajos del órgano, que confieren al conjunto una majestuosidad
única, una grandiosidad y solidez que no se logra obtener con ningún otro recurso.
La variedad de registros permite elegir las formas musicales idóneas, de acuerdo
al momento litúrgico que se vive. Unas serán las voces aptas para una solemne entrada
procesional; otras para expresar la humilde súplica de un Señor ten piedad, otras para
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que vibren las bóvedas con un Gloria a Dios en las alturas; otras, por fin, para lograr
unos momentos de profundo recogimiento, después de recibir la sagrada comunión.
También se refiere a los compositores cuyas obras se interpretarán esta noche,
Johann Sebastian Bach y Miguel Bernal Jiménez, para terminar con una bella imagen,
que es como el deseo de todos hacia este nuevo instrumento.
El padre Elizalde cuenta que el chelista Pablo Casals comenzaba cada día sus
labores interpretando alguna obra de Bach, y decía que hacer esto era como santiguarse
al amanecer. Creo que aquí, en esta catedral, vamos a hacer algo parecido: va a
empezar bien la jornada, la larga trayectoria que sin duda tendrá este nuevo órgano
con que ha sido dotada: vamos a comenzar esta primera audición escuchando a Bach.
De esta forma inmejorable se abre el telón para dar inicio al concierto, y con él,
a una nueva página de la historia de catedral.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
20 de junio 2005
EL ORGANO RUFFATTI DE CATEDRAL (VII)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En términos generales, la adquisición del nuevo órgano de catedral fue bien recibida por
la población, y sin embargo el hecho no dejó de provocar cierta controversia. Que si era
un exceso por el costo que significó; que si el aparato Walcker acababa de ser
restaurado y se encuentra en buenas condiciones; que para que gastar tanto dinero, si
con un teclado de tres mil pesos era más que suficiente, etc.
De estas opiniones sólo la última es indiscutible, por absurda, carente de la más
mínima perspectiva. Las otras tienen un fundamento que no debe despreciarse, porque
ciertamente los recursos invertidos en esta obra fueron cuantiosos, en el contexto de una
sociedad con tantas necesidades como es la nuestra.
El hecho básico es que una obra de estas características enriquece el patrimonio
de Aguascalientes, porque en última instancia el órgano no pertenece a la catedral, o a
su custodio, sino a todos. Es una nueva joya que podemos disfrutar o mostrar orgullosos
a los demás, como hacemos con el Jardín de San Marcos, los pinturas del templo del
Encino, los frescos del Palacio de Gobierno, la arquitectura de Refugio Reyes, las
esculturas del Parque Tres Centurias, las danzas de matlachines, y tantas otras cosas que
han ido conformando la riqueza de Aguascalientes.
No creo que sacrificar todo esto en aras de resolver problemas ancestrales
forzosamente signifique la erradicación de todas nuestras carencias, e incluso considero
164
que si de manera invariable actuáramos de esta forma, posiblemente todavía viviríamos
en cuevas...
Todavía viviríamos en un estado de salvajismo porque las necesidades
materiales son el cuento de nunca acabar. Actuar así significaría asumir que sólo es
valioso aquello que produce un beneficio material en el corto plazo, no sin cierto
desprecio por la dimensión espiritual que se anima en nuestro ser; ese impulso que nos
empuja a buscar algo más que una buena comida, un buen vestuario, una buena casa.
La música; la buena música, es capaz de llevar nuestro espíritu hacia un estado
de ánimo superior, conmoverlo y propiciar una nueva conciencia a propósito de
nosotros mismos y de los demás. La música amansa el espíritu; lo dispone hacia cosas
superiores. Ese es el bien mayor que puede aportarnos el nuevo órgano de catedral.
Mientras escribo estas líneas imagino el ya próximo quincenario de la Virgen de
la Asunción; las peregrinaciones entrando en catedral, acompañadas por la música de
este magnífico instrumento y el canto de la feligresía. ¿Qué irá a sentir la mujer que
viene de Cosío y oculta su cara en el rebozo; el campesino de Mar Muerto, Rincón de
Romos, que estruja su sombrero entre sus manos rugosas? Probablemente ni siquiera
noten la diferencia, pero estoy seguro que sus corazones vibrarán con el poder
renovador de la música.
Desde luego el potencial del órgano Ruffatti no se agota aquí. El instrumento
podría generar un interesante movimiento artístico. Imagínese a Aguascalientes como
sede de un festival nacional de órgano, organizado por las autoridades de catedral, la
Secretaría de Turismo y el Instituto Cultural de Aguascalientes; una fiesta conformada
por varios conciertos que atrajera a conocedores de otras partes del país. Estos
ocuparían habitaciones de hotel, irían de compras y comerían en restaurantes, es decir,
se generaría riqueza económica.
En el contexto de estos conciertos, se podrían interpretar obras para órgano solo,
y obras que involucren la participación de cantantes y otros músicos. Las posibilidades
son inagotables. Tomemos, por ejemplo, a Johann Sebastian Bach. Entre 1974 y 1986,
el organista Peter Huford grabó la totalidad de la obra escrita para órgano, que ocupa 17
discos compactos, en su mayoría de más de 70 minutos.
A esto hay que agregar las más de 300 cantatas que escribió el alemán. Se trata
de obras en las que intervienen pequeños ensambles musicales, digamos unos 15
músicos, coros, solistas y, por supuesto, el órgano. Invariablemente se trata de música
de excelencia. La cantata BWV 10, por ejemplo, tiene una hermosa aria para bajo en el
165
que el órgano desempeña un papel principalísimo, y la BWV 21, incluye un aria para
tenor con acompañamiento de órgano solo; algo en verdad memorable.
En fin, las posibilidades son múltiples, y con visión también pueden convertirse
en negocio. Aguascalientes cuenta con músicos y cantantes que muy dignamente
podrían cumplir con estas funciones.
Sólo hay una posibilidad de que los impugnadores de esta obra tengan
razón, y es que el órgano se quede sin utilizarse, porque para adorno está muy caro.
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11de julio 2005
LOS DOERR EN ASIENTOS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En mi pasada colaboración me referí a la novela Piedras para Ibarra, primicia editorial
de la actual administración del Instituto Cultural de Aguascalientes. El libro fue
gozosamente presentado el pasado domingo 29 de mayo, en la Casa Grande de
Asientos, gracias a la cortesía del Sr. Edgardo Romo.
Esta casa se encuentra en el lado norte de la carretera que comunica a Asientos
con Tepezalá, entre El Tepozán y Asientos, y es la misma que habitaron los Doerr, y
que fue construida, a decir de la novelista, a fines del siglo XIX. Por cierto, ahí nació el
padre Jorge Hope Macías.
La presentación del libro corrió a cargo de Sara Müller, el Dr. Andrés Reyes
Rodríguez y el presidente municipal de Asientos, Prof. Salvador Dávila Montoya, quien
tomó la tribuna para declamar su texto con un tono de voz más propio de una reunión
política que de una presentación literaria; los otros presentadores permanecieron en la
mesa y fueron aplaudidos al final de sus intervenciones. Dávila, ojos intensamente
azules incrustados en una piel morena, fue interrumpido en varias ocasiones con
estruendosos aplausos; faltaba más.
El acto contó con la presencia de la Sra. Martha Doerr, quien vino ex profeso a
esta reunión desde San Francisco, California. La Sra. Doerr es hija de Harriet Doerr,
autora del libro, y en su muy emocionada intervención relató que poco antes de morir,
hace un par de años, su madre comenzó a mezclar el inglés con palabras en castellano,
que se fueron incrementando conforme se acercaba al final, como si de esta forma su
vida rompiera las ataduras para volar a ese tiempo idílico, y tal vez comprobar por
última vez que “los recuerdos son como los corchos de las botellas. Se inflan y ya no
ajustan...”
166
En el acto participaron, por separado, el grupo musical de Ciénega Grande, Son
de Oriente, el mismo en el que hasta hace unos meses, el Prof. Dávila tocaba el
marimbol, instrumento de ascendencia africana que contribuye a crear el sonido Son de
Oriente, y la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes, que intervino antes y después de la
presentación, aunque para mi gusto hubiera sido suficiente con la primera participación,
porque con posterioridad a la presentación propiamente dicha, la atención del respetable
se diluyó sensiblemente. Fue en ese momento cuando la Sra. Doerr se vio asediada por
personas que buscaban un autógrafo en el libro, o tal vez recordar viejos tiempos.
Este acto me recordó otro, que tuvo lugar el 3 de febrero de 1962, en el que la
mina de cobre El Orito, que en la novela es designada con el nombre de La Malagueña,
fue reinaugurada.
Sobre este acto, Susanna B. Dakin, parienta de los Doerr escribió una crónica
que lleva por título La mina El Orito de Asientos, The grand opening, february 3, 1962.
La edición no da cuenta de quien publicó el cuadernillo.
A decir de Dakin, la mina era propiedad de los Doerr desde 1893, y fue cerrada
con motivo de la revolución de 1910, hasta 1962 cuando, luego de un par de años de
trabajo, se reabrió, con la esperanza de beneficiar a la gente de Asientos, que por
muchos años semejaba un pueblo olvidado.
Como si se tratara de una premonición, ese día la torre de la mina fue adornada
con peces de papel japoneses, para desear buena suerte a todos.
Dice la autora, que firma como Tía Sussana, que ancestralmente Asientos era
controlado por sacerdotes y monjas, y que los Doerr tenían una buena relación con ellos.
Y sin embargo esta relación estaría en peligro si Harriet insistía en discutir con las
mujeres de familias extensas métodos de control natal.
En la ceremonia, además de la bendición con agua bendita, hubo discursos,
cohetes, música de mariachi y danza tradicional, y un niño que recitó un poema de
nombre Altamira, el silencioso guardián de Asientos, escrito por el capataz de la mina.
La crónica, publicada en forma de cuadernillo, está ilustrada con imágenes de
fotógrafos como Carlos Meza Gómez. En ellas aparecen escenas cotidianas de los Doerr
y la casa grande, además de fotografías sobre la reinauguración de la mina, los
asistentes a la fiesta, entre ellos los gobernadores de Zacatecas y de Aguascalientes,
Francisco García Estrada y Luis Ortega Douglas, ambos a punto de concluir sus
funciones.
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Aparece también una banda de guerra escolar, aunque en el pie de foto se anota
que se trata de un mariachi band; una pareja de niños bailando lo que parece ser el
Jarabe tapatío; la bendición de la maquinaria, comprada por los Doerr en los campos de
oro de California, y llevada a Asientos en tren y camión., y los propietarios de la misma,
Albert Edward y Karl Doerr, el primero fundiéndose en un abrazo con el Ing. Ortega,
luego de su discurso.
Por cierto, Tia Susanna se refiere a la gente de Asientos como indios. A partir de
la lectura del documento, no me parece que haya un tono despectivo, y en todo caso la
estadounidense demuestra su ignorancia porque, todo el mundo lo sabe: en Asientos no
hay indios, sino mestizos.
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18 de julio 2005
DIPUTADOS RIJOSOS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Uno de los acontecimientos destacados de la semana que acaba de concluir fue el
conflicto suscitado en el Congreso del Estado por la presidencia de la Comisión de
Vigilancia de la Contaduría Mayor de Hacienda.
Sobre este conflicto El Heraldo de Aguascalientes dejó constancia en las ocho
columnas en su edición del viernes pasado, al afirmar que se parte en dos la bancada
del PAN.
Nada más natural que las divergencias afloren en el seno del órgano legislativo,
dado que se trata de la instancia en la que se encuentran las principales fuerzas políticas.
En todo caso lo que llama la atención es que se trate de divergencias entre integrantes
del mismo partido.
Independientemente de la trascendencia del asunto, lo que sí debemos agradecer
es que hoy en día estas cuestiones se diriman en un contexto de civilidad, y no como
ocurría en un pasado más o menos lejano: a balazos.
Uno de estos hechos de sangre legislativa derramada tuvo lugar el 16 de julio de
1925, hace 80 años en estos días, tal y como lo consigna el Diario Nuevo en su edición
del 17 de Julio de ese año.
Alrededor de las 22 hrs. de ese día estaba terminándose la serenata que se ofrecía
en la Plaza Principal. A esas horas eran pocos los que disfrutaban de la música, cuando,
dice el periódico, se dejaron oír varias detonaciones por arma de fuego, produciéndose
la consiguiente alarma entre los pocos que quedaban en la plaza principal.
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Presto a cumplir con su deber, el reportero del diario corrió a ver que ocurría,
para encontrarse al diputado de la minoría parlamentaria Romualdo García, quien había
sido herido por su colega Tomás Regalado, perteneciente a la mayoría parlamentaria.
García fue recogido por un policía, que rápidamente lo condujo al Hospital
Hidalgo, para ser atendido.
No ha de haber sido tan grave la balacera, puesto que ya en el hospital el herido
fue entrevistado, manifestando que cuando se dirigía a la casa del Sr. Anastasio
Palacios, sintió que tras él venía el C. Diputado Tomás Regalado el cual le hizo algunas
observaciones que él no estuvo dispuesto a complacerle, por lo cual el C. Regalado
montó en cólera manifestándole que de no hacerlo salieran afuera de la población para
arreglar este asunto definitivamente, porque allí no era el lugar apropiado para
verificarlo, caminando un regular trecho hasta llegar frente al Hotel Washington, en
donde el C. Diputado Tomás Regalado sin más explicaciones desenfundó su pistola
haciendo el primer disparo que no hizo blanco en el cuerpo del señor García sino hasta
el segundo, que fue a herirle en el muslo de la pierna izquierda.
El aguerrido y patriota legislador disparó en dos ocasiones más, y para buena
suerte de García, no tuvo puntería. Además tal vez se le acabó el parque, porque acto
seguido continuó el debate parlamentario a golpes de pistola.
Como usted seguramente sabrá el Hotel Washington estaba ubicado en donde
luego fue el Cine Colonial, y hoy la Plaza de los Fundadores, en la esquina de las calles
Juan de Montoro y Díaz de León, que durante muchos años llevó el nombre del padre
de la independencia estadounidense; vaya usted a saber por qué.
Pero el asunto no terminó ahí, porque para tratar de emparejar los bloques
parlamentarios, los compañeros de García, Gabriel Carmona y Alberto Díaz de León,
buscaron a Regalado para resolver la controversia. Luego de recorrer varias calles, lo
encontraron en el Hotel Washington, en donde tomaron por enemigos de la revolución a
cristales, jarrones y otros activos del hotel, que resultaron dañados en la trifulca.
Ante esta situación los huéspedes recurrieron a un capitán del ejército, que
calmó los ímpetus democráticos de los legisladores, y cargó con Regalado, a quien
entregó en la jefatura de guarnición.
Pero como el militar no inició proceso de desafuero, Regalado pronto
quedó libre, listo para continuar ampliando la democracia. A manera de conclusión, el
diario señala lo siguiente: uno de los Diputados gozará de la libertad transitando por
estas calles sin que haya poder que le impida cometer otro nuevo atentado, y el otro
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queda recluido en uno de los Departamentos Hospital Civil, víctima de la política
personal que últimamente han venido desarrollando unos y otros.
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25 de julio 2005
FESTIVAL DE MUSICA DE CAMARA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Conozco desde hace varios años a Rafael Machado, concertino de la Orquesta Sinfónica
de Aguascalientes. Hace unos ocho años, en una conversación sobre el máximo grupo
artístico de Aguascalientes, le pregunté qué faltaba por hacer.
Sin pensarlo mucho contestó que música de cámara. Hoy Rafael puede sentirse
satisfecho, dado que fue uno de los principales impulsores del I Festival de Música
de Cámara Aguascalientes 2005, que se realizó la semana anterior, en un hecho que
no tiene precedentes en la historia artística de Aguascalientes.
Con Machado se sentirán satisfechos los organizadores en el Instituto Cultural de
Aguascalientes, la Universidad Autónoma de Aguascalientes, que facilitó sus
instalaciones para la realización de clases, conciertos nocturnos y una conferencia a
cargo del crítico musical Juan Arturo Brennan, y los miembros del Club Rotario San
Marcos, que generosamente albergaron a los maestros que se dieron cita a fin de
instruir a un número importante de ejecutantes convocados por Euterpe, en los
salones del edificio de la Unidad de Estudios Avanzados de la UAA.
Desde luego no es la primera ocasión que se interpreta música de cámara en
Aguascalientes, dado que este tipo de música no requiere de grandes organizaciones.
Basta que se reúnan pocas personas y la interpreten. De hecho este tipo de música está
muy ligado con las prácticas artísticas cotidianas de una sociedad en la que no había
radio y televisión, al ofrecer a quienes lo desearan, un entretenimiento de calidad. No es
la primera vez que se interpreta música de cámara, pero sí la primera en que se
interpreta de esta forma.
El festival inició el domingo 17 de julio, con un concierto a cargo del Cuarteto
José White, (dos violines, viola y violonchelo) integrado por ejecutantes de la Orquesta
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Sinfónica de Aguascalientes. En esa ocasión el Teatro Morelos registró una entrada muy
abundante, con un 70% de sus localidades ocupadas, aproximadamente, y los asistentes
tuvieron la oportunidad de escuchar la magnífica interpretación del cuarteto O.P. 44 No.
2 de Félix Mendelssohn Bartholdy, cinco piezas para cuarteto de Erwin Schulhoff, y el
quinteto con piano O.P. 81 de Antonin Dvorak, este último con la participación de la
pianista Marta García Renart.
Nada iguala a la música en vivo, la posibilidad de apreciar la pureza y fuerza del
sonido. Por otra parte, marginalmente, pero no menos importante que la música en sí
misma, es la imagen; la posibilidad de ver a los ejecutantes en plena acción.
Supongo que nadie de ellos estudia lenguaje corporal; una forma determinada de
comportarse en el transcurso de la interpretación. Lo digo por la delicia que significó
ver a los miembros del cuarteto White tocar.
Quizá su concentración en la música es tal, que se olvidan del cuerpo. Al parecer
éste se mueve y expresa de manera independiente a la voluntad de sus dueños. En
verdad fue muy interesante ver los movimientos ondulantes, los gestos delicados o
toscos; las sonrisas y encogimiento de cejas, como si de esta forma reflejaran la
intención plasmada en la partitura; una maravilla. Al terminar, en el momento de los
agradecimientos, los ejecutantes sonríen y con ello recuperan las expresiones que nos
son comunes a todos; el trance ha terminado.
Lástima que este concierto fuera ligeramente estorbado por la música en la Plaza
de la Patria, particularmente en los inicios de los movimientos de estas obras; un
problema que parece no tener solución cuando coinciden espectáculos en la plaza y en
el teatro; hasta eso, Perfume de gardenias se escuchó muy bien.
Otra cosa que me llamó la atención fue constatar que había en la sala pocos
integrantes de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes. No así de la Orquesta Sinfónica
Juvenil, que durante toda la semana animaron la fiesta con su interés y barullo.
El festival terminó la noche del viernes pasado, con un concierto a cargo de la
misma agrupación, a la que se sumó el chelista Jesús Castro-Balbi, para interpretar el
quinteto 956 de Franz Peter Schubert.
El Teatro Morelos tuvo una entrada ligeramente mayor que en la apertura,
destacando la presencia de jóvenes. Al final, José Reynoso Martínez agradeció a los
organizadores y al público el éxito de las jornadas, y anunció una serie de becas para los
jóvenes participantes en las clases maestras, que fueron ruidosamente celebradas por los
171
presentes. En verdad, al gozo de la música en vivo se sumó la alegría de un muy buen
final de fiesta.
Acto seguido Reynoso cedió el micrófono a un emocionado Rafael Machado,
quien presentó a la que llamó la primicia del Festival de Música de Cámara
Aguascalientes 2006, una niña de cinco años, estudiante de violín en alguna de las
escuelas de la ciudad, que interpretó una breve pieza, que me sonó a la melodía de uno
de los movimientos de una sinfonía de Haydn.
Ojalá y en verdad dentro de un año tengamos la oportunidad de disfrutar de
nueva cuenta de la maravilla que es la música de cámara; el próximo y los que vengan.
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1 de agosto 2005
LOS OTROS DE AGUASCALIENTES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Es un lugar común afirmar que Aguascalientes es una Ciudad Estado, no a la manera
griega, sino desde una perspectiva más prosaica, y es que la capital del estado ejerce una
influencia apabullante sobre el resto de los municipios y pueblos, debido a que aquí vive
un altísimo porcentaje de la población; aquí se concentra la vida política y religiosa, y el
grueso de la actividad económica.
Quizá porque aquí encontramos prácticamente todo lo que necesitamos para
vivir, sabemos poco de los demás municipios del estado y nos interesan menos. Por eso
fue por demás gratificante participar, junto con Myrna Ruiz Flores, en el programa El
mentidero, en Radio Universidad, dado que para su realización tuve el privilegio de
recorrer prácticamente toda la geografía estatal, a fin de llevar al auditorio de la emisora
universitaria noticia de los pueblos de Aguascalientes. Precisamente una de las
preguntas recurrentes en estos programas se refirió a la visión que tiene la gente de los
pueblos acerca de la capital.
Aguascalientes es un buen lugar para visitar, para ir de compras, e incluso para
trabajar, pero no para vivir. Desde allá la ciudad es tan grande que en ocasiones para
recorrerla se consume más tiempo que el que tardaron en llegar desde el rancho. La
ciudad se les aparece ruidosa e insegura.
No falta quien afirma que nada más de venir le duele la cabeza, y si por alguna
razón tienen que caer a dormir a casa de un pariente, nomás no pueden descansar por
tanto ruido. Pero Aguascalientes representa también una alternativa de desarrollo frente
a la falta de oportunidades de los pueblos, no sólo de trabajo, sino de estudio,
172
entretenimiento, etc. Esta situación ha propiciado que nuestra ciudad haya convertido a
pueblos como Asientos, Tepezalá y San José de Gracia, en pueblos fantasmas durante el
día, o en pueblos de ancianos y niños, esto porque todo el mundo en edad laboral se
viene a trabajar a la ciudad, o al Parque Industrial de San Francisco de los Romo,
aunque ciertamente son muchos los que emigran a los Estados Unidos.
No deja de ser atractivo venir a trabajar o estudiar a Aguascalientes, con su
movimiento, sus edificios; sus luces, pero para muchos termina siendo un mal tan
necesario como fastidioso, y más de alguno preferiría quedarse en su lugar de origen, de
existir oportunidades, porque a final de cuentas la tierra los ha expulsado, y las
oportunidades se concentran en las fábricas de la capital. Ahora que si a lo que vienen
es a realizar algún trámite, pues aquello se convierte en un calvario que se suaviza un
poco con una visita al mercado, a comerse una torta, o un menudo.
Otros, sobre todo mayores, vienen casi únicamente para el quincenario de la
Virgen de la Asunción, a pasar lista con la Patrona. Hace años, cuando los medios de
comunicación no eran tan expeditos como ahora, se venían desde la mañana o desde el
día anterior. Iban a misa de aurora, se desbalagaban en la ciudad por unas horas y
reunían para la primera peregrinación de la tarde.
Y hablando de mayores, es común que muchos recuerden los viajes realizados
cuando eran niños; periplos que duraban hasta tres días sólo para llegar, no sólo por la
inexistencia de carreteras pavimentadas y combis, sino porque ese era el tiempo que
tardaban sus padres en transportar los productos del campo que traían a vender.
Venían de todos los rumbos del estado con verduras, granos, huevos, carbón,
madera, cargados en mulas. Llegaban a la ciudad y se instalaban en alguno de los
mesones que había por el rumbo del Mercado Terán, la calle de Guadalupe y la José
María Chávez; auténticos mesones que ofrecían hospedaje a personas y animales.
Los de San José de Gracia; de la Sierra Fría bajaban por la Sierra de Jesús María
hasta esta cabecera municipal, en donde hacían escala, para vender la madera y el
carbón en la calle, o dejarlo en los expendios, que hasta fines de los años cincuenta del
siglo pasado abundaron por toda la ciudad.
De los cañones Zacatecas y de Calvillo venían por el Valle de Huéjucar, y en su
parte nororiente, justamente donde éste se cierra, viraban hacia el oriente, por una
terracería que sigue siéndolo, y que corre al borde de la sierra, en el rumbo de la Presa
de Malpaso, hasta bajar a Tapias Viejas y de ahí a Aguascalientes, con escala en la
173
Hacienda de Venadero. De allá traían parvadas de guajolotes, a los que calzaban con
unos pequeños zapatitos, seguramente para evitar que se lastimaran.
En una ocasión en Los Lira, un rancho del municipio de Pabellón de Arteaga,
hablando sobre este tema le pregunté a una señora si venía con alguna frecuencia a la
ciudad. Su reacción se me figuró como si le hubiera preguntado con que frecuencia iba a
la Luna o a Júpiter; algo por el estilo. No sin asombro me dijo que no, y agregó: ¡ay
señor, si me engento en Pabellón, pos más en Aguascalientes! (Fragmento del texto
publicado en el libro La vuelta a la ciudad de Aguascalientes en ochenta textos,
coordinado por Salvador Camacho Sandoval ).
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8 de agosto 2005
LA FIESTA DEL SANTO NIÑO DE ATOCHA DE MONTORO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El quincenario de la Virgen de la Asunción es con mucho la mayor fiesta religiosa de
Aguascalientes, la más difundida; la que más resonancia tiene pero, desde luego, no es
la única.
Al margen del santoral oficial, existen otras muchas celebraciones que se
desarrollan gracias a un inagotable entusiasmo popular. Son fiestas subterráneas;
silenciosas, que no llegan a los medios de comunicación, y cuya difusión se realiza de
boca en boca, entre familiares y amigos; tan pequeñas que ni siquiera llegar a reunir a su
alrededor volantines y puestos; danzas y pólvora.
Escribo lo anterior porque hace unos días, a invitación de las señoras Josefina y
Alejandrina Loera, de Calvillo, asistí a una de estas celebraciones en La Barranca, Jesús
María.
Ni se moleste en buscarlo en el mapa; dudo mucho que aparezca, porque La
Barranca es un rancho de apenas una casa y unas cuantas bodegas y corrales, que se
encuentra en el límite occidental de Jesús María, muy cerca del límite entre este
municipio y el de Calvillo, a un lado de la carretera que conduce a esta cabecera
municipal.
Esta fiesta, que comenzó como triduo, siguió como novenario y quincenario y
ahora vive durante 17 jornadas, está dedicada al Santo Niño de Atocha, y tuvo su origen
en la Mesa de Montoro, donde inicia la Sierra de Jesús María, o de Guajolotes.
Asistí el sábado 30 de julio, en compañía de mi esposa y mi hija. Al preguntarle
a quien me invitaba si debía llevar algo para comer; para compartir, me contestó que no,
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que quienes habían tomado el día, como se estila decir en estos casos, ofrecían una
comida.
Cuando llegamos al rancho, alrededor del medio día, aquello estaba desierto
salvo, claro, unas vacas y un rebaño de chivas que merodeaban por ahí, y en todo caso
la única evidencia de la fiesta eran los globos colocados en la cerca del camino que
conducía al rancho, y en el borde de un tejabán que cubría un espacio de unos 300
metros cuadrados, entre la casa y la bodega.
El dueño del rancho, responsable de la fiesta ese día, no estaba. Se había ido al
Chiquihuitero, en la parte noreste del municipio de Calvillo, a recoger al Santo Niño de
Atocha, que estaba en casa de quien había tomado el día anterior.
Llegó al rato en una camionetita pick up, pitando y con las luces encendidas. La
imagen, colocada sobre una mesa, en un cubo de vidrio, venía en la caja del vehículo,
debidamente asegurada por una muchacha y un niño, que hacían sonar campanas.
En ese momento estaban ahí no más de 20 personas, que acompañaron a la
imagen en solemne procesión hasta uno de los extremos del tejabán; la imagen cargada
en andas por los señores de la casa, a quienes escoltaban un par de niños que se dieron
gusto con las campanas.
Pronto comenzó a llegar más gente, hombres con pantalones de casimir o
mezclilla, cinturón piteado, camisa vaquera y el imprescindible sombrero. Las mujeres,
no menos curras que los varones, el pelo brillante, con aroma de baño reciente, los
vestidos impolutos, lisos o estampados.
Mientras llegaba el sacerdote se rezó el rosario, y a continuación se celebró la
misa. Entre tanto siguió llegando gente, hasta alcanzar unas 150 personas. Por cierto, el
evangelio recordó el episodio del baile de la hija de Herodías, el que le costó la cabeza a
Juan el Bautista, hecho que le sirvió al celebrante para condenar la danza.
Terminada la misa, las sillas fueron movidas para introducir una serie de mesas,
en las que fuimos sentándonos todos. Rápidamente, un grupo de mujeres, con la
delicada cortesía campesina, repartieron platos con carne deshebrada, arroz y frijoles de
la olla.
Finalizada la comida, llegó el momento de la despedida, salvo para quienes se
quedarían a velar la imagen hasta el día siguiente, en que alguien vendría por ella para
llevarla a La Peña, donde se repetiría el ritual casi en los mismos términos; un ritual que
otorga tranquilidad y certidumbre a quienes participan de él, en el contexto de un
mundo incierto y en ocasiones violento.
Fue fácil ver esto en los ojos de los participantes, y en particular en los del dueño
de la casa, quien al tiempo que recibía los agradecimientos de los comensales, esbozaba
una límpida sonrisa de satisfacción.
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15 de agosto 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Me gusta mucho la Plaza de la Patria en estos días. El verano le otorga diversidad al
cielo, que se viste de nubes pintadas con un sinfín de tonalidades, en tanto que el Sol
insiste en colarse entre este velo gaseoso para obsequiarnos excepcionales visiones de la
plaza, los árboles y los edificios que la rodean.
La explanada se llena de gente, que viene a la catedral a participar del
quincenario de Nuestra Señora de la Asunción, o a ver a los peregrinos, y entre todos le
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dan una gran vitalidad al espacio; esparciendo por todas partes el grato sentimiento de
estar acompañados.
Cada quien con su asunto; participando en las celebraciones litúrgicas,
comprando globos o golosinas, comiéndose un taco o una gorda, o viendo a los
danzantes, pero todos juntos. ¿Quién ahí, en estos días, podría sentirse solo?, y más en
este día, en que Aguascalientes se viste de azul y blanco para ver en las calles la imagen
de María llevada al cielo.
Con la Romería termina el quincenario, que a lo largo de estos días trajo a los
pies de la Virgen de la Asunción a miles de peregrinos provenientes de toda la diócesis
de Aguascalientes. Llegaron entre rezos y cantos, con sus estandartes y globos, y no
faltaron quienes vinieron acompañados por la lluvia.
Algo que extrañé este año fueron los cohetes. ¿Será que se volvieron
políticamente incorrectos? Quien sabe, pero el hecho es que las peregrinaciones no
vinieron acompañados por el cohetero y sus contundentes llamadas de atención. En fin.
Pues nada, que a alguien le fallaron las cuentas, porque esta noche, según se
señala en los carteles alusivos, celebraremos el 50 aniversario de la Romería de la
Asunción, cuando en rigor se trata de la edición 51 de este magno desfile, que vivó por
primera ocasión el 15 de agosto de 1955.
Haga sus cuentas y verá, aunque claro, si se considera el periodo que va de un
año a otro, efectivamente son 50 años de 1955 a 2005. Del 15 de agosto de 1955 al 15
de agosto de 1956 hay un año, pero en ese mismo lapso ya se celebraron dos romerías;
esta es la fuente de la imprecisión.
Nada del otro mundo, desde luego, y ello no afecta en lo absoluto el fervor y
esplendor de la fiesta, y en todo caso refleja cierta ignorancia, o de la historia, o de la
aritmética. En todo caso la trascendencia de esta minucia radica en la opacidad o, peor
aún, en la ausencia de memoria. Pero eso, al parecer, no preocupa a nadie, salvo a mí,
que no tengo mejor cosa que hacer que cuentas.
Por desgracia este mismo error fue cometido en 1970, cuando se conmemoró el
XV aniversario de este acontecimiento, con una Romería quinceañera, cuando la
efeméride fue el año anterior, 1969.
La primera Romería de la Asunción fue anunciada por El Heraldo de
Aguascalientes en su edición del 15 de agosto de 1955, de esta manera: Una gran
reconcentración de fieles y la última magna peregrinación, tendrá lugar hoy por la
tarde en la plaza principal frente a la catedral basílica, convirtiéndose en una
176
verdadera romería, ya que además habrá juegos (sic) pirotécnicos, y los grupos de
danzantes que rodearán el amplio atrio, así como varias bandas de música que se han
ofrecido para actuar en homenaje a nuestra Señora de la Asunción.
La Romería de la Asunción fue creada por iniciativa del presbítero Jorge Hope
Macías, contando desde luego, con el apoyo del entonces obispo diocesano, Dr.
Salvador Quezada Limón.
Según me contó en una ocasión el padre Hope, al observar el desarrollo de la
fiesta, consideró que el entusiasmo que la feligresía mostraba, no se correspondía con
un acto de iguales proporciones, que canalizara todo ese fervor, por lo que tuvo la idea
de esta magnífica culminación, a través de un desfile que volcara a la gente en las calles
rumbo a la plaza, en la peregrinación de peregrinaciones; la mayor de ellas, tal y como
veremos esta noche, para rendir pleitesía a la Reina del Cielo.
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22 de agosto 2005
PREMIO ALEJANDRO TOPETE DEL VALLE
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El jueves pasado el Consejo de la Crónica de Aguascalientes entregó por segunda
ocasión el Premio Alejandro Topete del Valle, en su tercera convocatoria. El
reconocimiento, que consiste en $40,000 y la publicación del trabajo, fue ganado por
Mtro. Edgar Hurtado Hernández en 2003, quien presentó una obra sobre la presa Calles
y el distrito de riego de Pabellón, mientras que en su segunda convocatoria fue
declarado desierto.
Este año el premio fue obtenido por el Dr. Jesús Gómez Serrano, con un trabajo
sobre la legendaria hacienda de Ciénega de Mata. Para mi gusto Gómez Serrano es el
historiador aguascalentense más sólido y consistente, a despecho de envidiosos y
malquerientes, gracias a su vasta obra concentrada de manera particular en el siglo XIX,
pero también en la época virreinal de nuestra región.
La ceremonia de premiación, que contó con la presencia de la familia del extinto
Prof. Alejandro Topete del Valle, tuvo lugar en el Museo de Arte Contemporáneo No.
8, y fue presidida por el Dr. Víctor González Esparza, director del Instituto Cultural de
Aguascalientes, quien acudió con la representación del gobernador del estado, Ing. Luis
Armando Reynoso Femat. González Esparza es, además, miembro del Consejo de la
Crónica.
De entrada el coordinador del organismo, Arq. José Luis García Rubalcava
detalló los trabajos que ha desarrollado el consejo en el transcurso de sus casi cuatro
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años de vida, para luego referirse a los planes en curso, que incluyen la publicación de
una serie de libros que llevan por título Enciclopedia Temática de Aguascalientes.
En su momento, Jesús Gómez Serrano agradeció la concesión del premio y
aprovechó la oportunidad para contar la historia de este, que es su tercer trabajo sobre la
hacienda de Ciénega de Mata, iniciada en 1984 con la publicación de El Mayorazgo
Rincón Gallardo, y que aquí resumo.
Carlos
Ortega de
León
encontró
en
León
Guanajuato,
documentos
pertenecientes a esta propiedad, y le propuso trabajarlos. Jesús lo hizo y sus esfuerzos
fructificaron en el libro de 1984. José Luis García Rubalcava le obsequió el volumen a
don Jaime Rincón Gallardo, lo cual le abrió las puertas para consultar el archivo del
general José María Rincón Gallardo, que debió organizarse para su utilización. De este
trabajo surgió Ciénega de Mata, publicado por la UAA.
Ya entrados en confianza, don Jaime puso a disposición de Jesús el archivo
colonial de la familia, materia prima para la confección del trabajo con el que ganó el
Premio Topete.
Y como el premio lleva el nombre de quien fuera inolvidable Cronista de la
ciudad, Jesús dedicó un emocionado y cálido recuerdo del Prof. Alejandro Topete del
Valle, con quien trabajó durante varios años a principios de la década de los ochenta del
siglo anterior.
Finalmente, el Dr. Víctor González Esparza reflexionó a propósito de la
historiografía de Aguascalientes, que recientemente comenzó a desarrollarse con una
serie de autores que con gran entusiasmo han trabajado diversos temas. En este sentido,
consideró al Consejo de la Crónica de Aguascalientes como la instancia idónea para
impulsar los estudios de Aguascalientes y la región, en una tarea que espera nuevas
jornadas.
Por mi parte no quiero terminar estas líneas sin decir una palabra, no sobre el
trabajo de Jesús que, estoy seguro, nos entregará valiosa información que iluminará aún
más el tema de la hacienda de Ciénega de Mata, tal y como acostumbra, por convicción
y disciplina.
Más bien quiero referirme a la naturaleza misma del galardón. En ambas
ocasiones se han premiado trabajos de corte histórico, en un sesgo que en cierta medida
desvirtúa el objetivo que en mi opinión debe tener un reconocimiento de estas
características: la crónica, esa disciplina que tiene un pie puesto en el pasado y otro en
el presente, pero que debe privilegiar a este último. Ciertamente no puede prescindirse
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de la historia porque a final de cuentas el hoy es resultado del ayer, y no se explica sin
éste, pero a final de cuentas el ayer sin el hoy no es crónica, sino historia.
Cuando pienso en estas cosas viene a mi mente el texto que el soldado español
Bernal Díaz del Castillo escribió sobre su experiencia en el ejército del conquistador de
México. La Historia verdadera de la conquista de la Nueva España es, en mi opinión,
el modelo de crónica por excelencia, porque Díaz del Castillo escribió sobre su
actualidad, sobre el momento que le tocó vivir en el trascendental proceso de conquista.
Que andando el tiempo se haya convertido en un texto de historia, es otra discusión.
Ojalá en el futuro próximo alguien se presente al concurso con una crónica, y
alcance el reconocimiento, que es con mucho el más importante que existe en nuestra
región.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
29 de agosto 2005
¡YA SOMOS MUCHOS! (I)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
¿Alguna vez ha venido de Calvillo a Aguascalientes en la noche? El espectáculo
es en verdad memorable, una laguna de luz amarilla que se extiende en la nada de la
oscuridad nocturna; luces que con sus parpadeos semejan coquetos guiños de ojos que
parecen decirnos: aquí estoy.
Pero esta visión idílica también resulta perturbadora, porque nos ofrece una
evidencia del enorme crecimiento urbano que ha experimentado Aguascalientes en años
recientes. El asunto se pone peor; mucho peor, si consideramos el tiempo en que este
crecimiento ocurrió, y lo proyectamos al futuro.
El otro día vine, no de Calvillo, sino de Guadalajara, y tuve la ocurrencia de
medir algunas distancias, entre la armadora japonesa de autos y la Plaza de la Patria;
aquí le van mis cuentas.
De Nissan a la avenida Siglo XXI hay 4.7 kilómetros; de la Avenida de la
Convención a la Avenida Ayuntamiento, 900 metros; y de ésta a la Plaza de la Patria,
800 metros. En conjunto, entre la armadora y la plaza hay 9.6 kilómetros.
Y viene uno recorriendo esta distancia, observando fraccionamientos, centros
comerciales, fábricas, infraestructura vial. Qué bien, cuanto desarrollo, qué maravilla,
pero...
Pero resulta que no ha transcurrido ni siquiera una generación mientras toda esta
expansión ocurrió, porque tal vez usted, como yo, recuerda cuando Aguascalientes
179
prácticamente terminaba en el arroyo del Cedazo, cuyo cauce es hoy la avenida
Ayuntamiento, como si el arroyo fuera una barrera natural al crecimiento urbano.
Ciertamente había diversas construcciones al sur de este límite, hoteles,
gasolinera, negocios automotrices, pero también una importante cantidad de terrenos
baldíos. El fraccionamiento Jardines de la Asunción nació a mediados de los años
cincuenta, y todavía lo recuerdo lleno de terrenos sin construir. La actual Avenida de la
Convención se trazó a fines de esta década, y se hizo realidad en la primera mitad de la
siguiente. Me acuerdo haberla recorrido allá por el rumbo del seminario, y no era sino
una terracería. Por su parte las instalaciones del Seguro Social se construyeron a
mediados de los sesenta.
Esto no lo viví, pero lo leí: el padre Ricardo Corpus construyó el templo de las
Tres Aves Marías a principios de la década de los cincuenta, como una especie de
primer contacto del peregrino con la ciudad...
Hoy existen muchos terrenos baldíos entre la Avenida Siglo XXI y Nissan. A
este ritmo, ¿cuánto tiempo tardarán en llenarse?
La primera conclusión resulta un tanto obvia. Durante siglos, entre el centro de
la ciudad y su límite sur hubo no más de un kilómetro, mientras que en el trascurso de
no más de 30 años este límite se corrió, más o menos, a poco más de nueve kilómetros.
Si consideramos la presión que este crecimiento ejerce sobre todo tipo de
recursos, suelo, agua, infraestructura urbana, etc., la segunda conclusión también es
evidente: Aguascalientes no pude seguir creciendo indiscriminadamente a este ritmo.
Revertir esta inercia imparable resulta muy difícil, por dos factores principales.
En primer lugar, la Constitución General de la República consagra en el artículo 11, una
de nuestras libertades más caras, y que ejercemos con mayor intensidad. Se trata de la
libertad de vivir donde queramos, y de movernos dentro del territorio nacional sin
cortapisas de ninguna especie.
En segundo lugar, existe en la conciencia de todos, autoridades, organizaciones
empresariales y sindicales, y en general en la sociedad, la idea que iguala bienestar con
crecimiento. Desde esta perspectiva, progresar significa traer más empresas, crear más
empleos, pavimentar más calles, construir más viviendas, etc., en un ciclo perverso que
conduce hacia el gigantismo urbano, con toda su cauda de violencia, pobreza, y
degradación de la calidad de vida.
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Manifestación de esta problemática lo es la discusión que ha permeado en los
medios de comunicación en los últimos meses, a propósito del tamaño de las viviendas
que se construyen actualmente.
Desafortunadamente esta discusión no se plantea en términos de la visión de
conjunto que permita contemplar este asunto como parte del todo al que pertenece.
Afortunadamente esta problemática tiene remedio, pero sólo a condición de que
se instrumenten medidas tan severas como impopulares; es decir, no tiene remedio.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
5 de septiembre 2005
¡YA SOMOS MUCHOS! (2)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A principios de la década de los ochenta del siglo pasado, cuando el gobernador
Rodolfo Landeros Gallegos (1980-86) anunció que trabajaría por la industrialización de
Aguascalientes, mostré mi escepticismo (me lo mostré a mí mismo), porque me parecía
que entonces la ciudad había llegado a su límite de crecimiento natural, y mostraba
signos inequívocos de agotamiento, incluyendo la perenne falta de agua.
Ciertamente es justo y necesario crear opciones de desarrollo para la población,
y en especial para los más pobres; alternativas que a partir de su propio esfuerzo, les
permitan mejorar su nivel de vida.
Pero esta dinámica genera una inercia perversa de crecimiento ilimitado, que
pone en riesgo a la ciudad, por las serias limitaciones de recursos, naturales y humanos
que padece. Por desgracia este proceso no es privativo de Aguascalientes. San Francisco
de los Romo, por ejemplo, ha doblado su superficie en no más de 10 años, y Puertecito
de la Virgen, en el mismo municipio, la ha triplicado (más o menos), en no más de
cinco años.
Lo que ha ocurrido con Aguascalientes es lo siguiente: se crearon empresas para
satisfacer los requerimientos de empleo que teníamos, manteniendo de manera efectiva
la tasa de desempleo en niveles bajos. Pero entonces la buena fama de Aguascalientes
corrió por todo el país, y de manera particular por las zonas aledañas, pertenecientes
principalmente a los estados de Jalisco y Zacatecas.
Se esparció la noticia de que en Aguascalientes había trabajo y, sobre todo, se
vivía bien. Digo, se vivía bien (se vive), en comparación con México, obviamente, pero
también con otras ciudades medias. Este vivir bien estaba dado por la seguridad, la
tranquilidad, la posibilidad de ir de un lado a otro sin mayores problemas, etc.
181
Entonces la migración, que siempre ha existido, se disparó. Por ejemplo, vino un
hombre, y le fue lo suficientemente bien como para, uno o dos años después, traerse a
los padres y una hermana, con todo y familia. En otros casos sucedió lo siguiente: una
persona, cansada de su lugar de residencia, abrió el mapa y seleccionó unas cuantas
ciudades. Las visitó, y entre ellas le gustó Aguascalientes, por lo que decidió instalarse
aquí.
Esta situación dio lugar a que, andando unos cuantos años, con el crecimiento
natural de la población y la suma de migrantes, la tasa de desempleo se mantuviera
igual, si no es que se había incrementado, pero ya entonces la ciudad había crecido con
las nuevas empresas, los fraccionamientos, etc. Es decir: quedamos en las mismas, pero
la ciudad se extendió. Por eso, cuando hace unos años se anunció la posibilidad de que
se estableciera en Aguascalientes otra armadora de vehículos, creo que Peugeot o
General Motors; no recuerdo, me puse a temblar... Afortunadamente el asunto no pasó a
mayores.
Ya somos muchos, y más que seremos. Hace un par de años el Consejo Estatal
de Población celebró el nacimiento del habitante un millón, y aunque esta cifra aplica a
todo el estado, recuerdo haber escuchado en más de una ocasión que Aguascalientes, la
ciudad, tiene desde hace varios años más de un millón de habitantes, pero que no se
quiere aceptar formalmente, para no dejar de recibir ciertos apoyos, o algo por el estilo.
A propósito de la buena fama de Aguascalientes, permítame contarle la siguiente
anécdota. En 1994 fui a México, a la boda de un amigo. Prácticamente no conocía a
nadie, salvo a mi amigo, que fue mi compañero en la universidad, y a su familia. Como
ocurre siempre, las bodas nos ofrecen la oportunidad de reencontrarnos con gente a la
que hace años no vemos, y de actualizar nuestra información sobre ellos. Así ocurrió
con tres o cuatro personas que venían detrás de mí en la fila para servirnos la comida.
Su conversación me interesó vivamente porque de pronto apareció en ella
Aguascalientes. Uno le preguntó a otro por un conocido de ambos. Este contestó que se
había venido a vivir acá, y que le estaba yendo muy bien. Sí, contestó quien había
preguntado, dicen que allá se vive bien, etc.
Por un momento me vi tentado a intervenir en la conversación y decirles que no
había tal, que en rigor Aguascalientes era un lugar muy feo, pueblerino y escamado,
lleno de alambres, postes y anuncios espectaculares, casi sin patrimonio arquitectónico,
de tal manera que antes le decían la ciudad de las torres viudas, pero ahora era la ciudad
de las antenas viudas, con todas que hay por todas partes, y que tanto afean el paisaje
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urbano; una ciudad en la que los domingos no había otra cosa que hacer que ir al cine, o
a la plaza a ver niños persiguiendo palomas. ¡Vaya, ni ciudad era, sino un pueblo
grandote!, y así lo demostraban miles de conductores de vehículos, que circulaban por
las calles como si anduvieran en el rancho, a vuelta de rueda. Además, por si esto fuera
poco, éstas estaban llenas de topes; topes por todas partes, y que mejor ni se les
ocurriera irse a vivir allá, porque se iban a dar la aburrida de sus vidas.
Me vi tentado a decir esto, pero no pude; a final de cuentas Aguascalientes es mi
ciudad, pero además, todo esto ni es cierto, ¿verdad?...
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
¡YA SOMOS MUCHOS! (3)
12 de septiembre 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Cuando yo era niño la zona oriente de la Avenida Circunvalación, hoy Avenida de la
Convención, no era más que una terracería en campo abierto, desde la que podía verse
el seminario diocesano y el Cerro de la cruz. El Fraccionamiento Jardines de la Cruz era
una casa aquí, y otra más allá, separadas por grandes baldíos. Lo recuerdo claramente
porque mi madre acostumbraba llevar ahí a mis hermanos para enseñarlos a manejar
automóvil; así de solo estaba aquello.
Formo parte de las fuerzas infantiles de la tercera edad, así que esto no ocurrió
hace demasiados años. Pero cuando me tocó aprender a conducir ya no fue posible
practicar en ese lugar, que se había convertido en una ajetreada avenida, debidamente
pavimentada. Entre uno y otro momento pasaron no más de 10 años; así de rápido
creció la ciudad.
La avenida Circunvalación fue ideada, e incluso trazada, a fines de los años
cincuenta del siglo pasado, siendo gobernador del estado el Ing. Luis Ortega Douglas.
Esta idea fue lo suficientemente innovadora como para que muchos la calificaran de
despropósito, algo superfluo. Recuerdo una noticia, vista en un periódico de aquella
época, cuyo encabezado decía más o menos así: Aguascalientes no necesita una
circunvalación.
En realidad sí la necesitaba, porque ya entonces había cierta saturación en el
tráfico, particularmente el pesado, que atravesaba la ciudad hacia el norte o al sur.
Imagínese calles como Hornedo, Madero, José María Chávez, Barragán y 5 de mayo,
soportando el tráfico pesado de trailers, tortons, etc., con su cauda de ruido y humo, y el
consiguiente maltrato de los pavimentos.
183
Con toda seguridad los vecinos de estas arterias fueron los primeros en aplaudir
esta decisión, que no se instrumentó sino hasta el siguiente sexenio, siendo gobernador
el Profr. Enrique Olivares Santana, pero hubo otros que se preocuparon y algo hicieron
para impedir su construcción.
La desviación del tráfico de paso, se dijo entonces, afectaría a los prestadores de
servicios turísticos, hoteleros, restauranteros, propietarios de misceláneas, gasolineras y
talleres mecánicos, que perderían la clientela que significaban los viajeros.
Y sin embargo la circunvalación se hizo realidad. Ante este hecho me pregunto
si alguno de estos prestadores de servicios salió perdiendo.
Durante unos 20 años la circunvalación cumplió tres funciones principales: dar
cause al tráfico de paso, permitir un desplazamiento más o menos rápido por la urbe, y
hacer las veces de una especie de límite natural de la ciudad, hasta que ésta lo rebasó y
comenzó a extenderse por las partes exteriores, no sin cubrir enteramente las zonas
interiores, si bien ya desde el principio hubo construcciones que quedaron fuera del
circuito, como por ejemplo Jardines de la Asunción.
A principios de los ochenta se iniciaron los trabajos para el trazo, bastante
irregular por cierto, de un segundo anillo de circunvalación, en la época en que el Sr.
Rodolfo Landeros gobernó al estado.
Quizá la medida de la intensidad del crecimiento urbano esté dada por el hecho
de que no pasaron más de 15 años cuando se emprendió la construcción de una tercer
vía de estas características, durante la administración del Lic. Otto Granados Roldán,
aunque, a diferencia de las anteriores, en esta ocasión no se han concluido los trabajos.
En síntesis, durante más de 350 años de vida de la villa y ciudad de
Aguascalientes, estas vías ni siquiera existieron en sueños. Se creó la primera a
principios de los años sesenta del siglo pasado, 20 años después la segunda, y 10 años
después la tercera.
En cierta medida el proceso se interrumpió aquí, dado que el tercer anillo de
circunvalación no se ha concluido, pero siguiendo esta inercia de crecimiento, se
comenzó la construcción de un libramiento, que aparentemente sería definitivo, y se
hizo no sin una gran polémica, por la zona en que se decidió construirlo.
La construcción de estas avenidas admite una doble lectura, por lo menos. En
primer lugar constituye un signo de progreso (¿acaso el tercero no lleva el nombre de
Siglo XXI?, como si de esta forma nos ofreciera una visión de lo que vendrá). En
segundo lugar, son la evidencia de que resultaron insuficientes para satisfacer las
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necesidades que los originaron. En este sentido, el hecho de que el tiempo que separa su
construcción se haya acortado significativamente es, sin duda, un dato perturbador.
Pero, ¿cómo desalentar esta y otras obras si están intrínsecamente ligadas al
progreso? Siempre será más fácil construir anillos de circunvalación que establecer los
límites del crecimiento, para que este progreso no se convierta en una maldición.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
19 de septiembre 2005
¡YA SOMOS MUCHOS!... Y MAS QUE SEREMOS (4)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A principios de los años setenta, cuando inició la promoción de la primera sección del
Fraccionamiento del Valle, allá en la salida a Calvillo, escuché la siguiente expresión,
que denotaba nuestra conciencia de entonces a propósito de las distancias: ¿te vas a ir a
vivir hasta allá?, es decir, ¿vas a vivir tan lejos? Y sin embargo el asunto este del
crecimiento no estaba sino comenzando; prueba de ello es lo que ocurrió a partir de los
años ochenta.
Ya somos muchos... Y más que seremos, porque crecer es una divisa imparable
de Aguascalientes, que lo hace de manera indiscriminada, en un proceso que trae como
consecuencia la degradación de la calidad de vida de sus habitantes.
Esta situación es fácilmente constatable, por ejemplo, si usted recorre la ciudad
desde el centro a la periferia oriente. Ahí verá usted como de las casas más o menos
amplias, bonitas, con una idea arquitectónica; con un adornito, se va pasando a las
fabricadas en serie, todas iguales, todas feas y chiquitas.
Y al amparo de este crecimiento, nuestro vocabulario incorporó términos como
innovación tecnológica, condominio horizontal, exportación, parque industrial, centro
comercial, preferencia sexual, aeropuerto internacional, teléfono celular, etc. Pero
también aparecieron otros, como violencia intrafamiliar, centro de integración juvenil,
conurbación, aborto, asentamiento irregular, narco menudeo, acoso sexual, suicidio,
ambulantaje, extorsión telefónica, derechos humanos, estrés, etc. En otros casos
palabras antiguas adquirieron un nuevo significado; antro, por ejemplo.
Desde luego esto no significa que antes no existieran las situaciones que
nombran estas palabras, pero sí que no resultaban tan notables como sucede hoy. Tal
vez la más reciente de estas expresiones que el desarrollo nos trajo sea píldora del día
siguiente.
185
¿Por qué no es posible aceptar que ya no se puede crecer como hasta ahora; que
es preciso imponer fuertes limitaciones al crecimiento para evitar que la ciudad termine
convirtiéndose en un infierno, tal y como ya se insinúa en algunas zonas?
La respuesta es muy sencilla: porque es políticamente incorrecto.
En la primera nota que escribí sobre este tema, hace casi un mes, señalé que era
muy difícil revertir esta inercia debido a que la Constitución General de la República
consagra nuestra libertad de vivir en el lugar que nos agrade y transitar por el territorio
nacional sin obstáculos; y que en la conciencia social existe la idea de que crecimiento
significa de manera intrínseca progreso y bienestar.
De aquí que resulte políticamente incorrecto argumentar contra estas visiones.
¿Cómo impedirle a alguien que viva donde quiera, aunque el espacio y los recursos se
agoten? ¿Cómo decirles a los habitantes de Puertecito de la Virgen, por ejemplo, que no
se creará la prolongación de la Avenida Constitución, porque además de facilitar el
acceso a la ciudad de la gente que vive ahí, será como un imán para crecer la ciudad en
ese rumbo?
Progreso se equipara con crecimiento hasta que se rebasa cierto límite y
comienzan a surgir los desajustes a que me he referido, situación que para mi gusto ya
ocurrió con Aguascalientes.
¿Qué hacer para conciliar libertad con posibilidad; oferta con demanda? ¿Cómo
hacer para garantizar verdaderamente la viabilidad de la ciudad?
Aquí le va una lista de cosas que podrían hacerse: 1. Establecer una veda al
establecimiento de todo tipo de negocios que incluya a Jesús María y San Francisco de
los Romo; 2. inducir la instalación de empresas en municipios que son expulsores de
mano de obra (San José de Gracia, Tepezalá, Asientos, etc.); 3. gestionar alternativas de
desarrollo regional con los gobiernos y empresarios de Jalisco y Zacatecas, para que
inviertan en las zonas limítrofes de Aguascalientes (a propósito de esto, durante décadas
Aguascalientes ha suplido la incapacidad (¿podría decirse de otra manera?) de estas
entidades, para generar alternativas de desarrollo en esas zonas, de las que una parte de
sus habitantes ha encontrado trabajo entre nosotros. En todo caso también podrían
replantearse los límites políticos y administrativos de estos estados, para que entonces
Aguascalientes tenga en el papel lo que en los hechos) 4. encarecer sensiblemente las
nuevas contrataciones de servicios urbanos (permisos de construcción, predial, agua
potable, electricidad, etc.) 5. cobrar un impuesto a quienes vengan a vivir aquí; 6.
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regular de manera efectiva la natalidad; 7. hacer a un lado populismos y solidaridades
mal entendidas, y aprender a decir no.
Como digo, es políticamente incorrecto hablar de estas cosas, y el que lo haga
será acusado de fascista, xenófobo, chovinista, enemigo del progreso y a lo mejor hasta
de la humanidad, etc. Ningún partido; ningún candidato, se va a echar a cuestas un
programa evidentemente anti popular; un programa que le traería la rechifla de un
respetable tan ciego como ignorante.
Mientras tanto la ciudad sigue creciendo, y sus problemas se atacan con
paliativos, pero no con soluciones de fondo. Quizá existan respuestas menos ríspidas,
pero es obvio que por lo menos aquí no se han instrumentado.
Generalmente cuando alguien enuncia los problemas propios del crecimiento
termina diciendo: pero todavía estamos a tiempo... Yo tengo mis dudas, porque otra
divisa muy socorrida en estos tiempos es la siguiente: no hay nada que esté mal que no
pueda ponerse peor.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
26 de septiembre 2005
VINIMOS A VER A LA ESPOSA DEL PRESIDENTE
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Viernes 23 de septiembre de 2005. La Sra. Marta Sahagún de Fox, esposa del presidente
de la República, visita la comunidad de Túnel de Potrerillos, en la zona noroccidental de
San José de Gracia, para hacer entrega de 200 equipos de cómputo a escuelas tele
secundarias rurales del estado.
Pensándolo bien, el hecho me parece por demás insólito, tratándose de una
comunidad en la que INEGI contabilizó en 1995 una población de 115 personas, 56
hombres y 59 mujeres (basta un rápido recorrido para constatar que esta situación no ha
cambiado mucho en 10 años). No sé quien decida a donde va la Primera Dama, pero
creo que de acuerdo a semejante jerarquía, bien pudo haber ido a un lugar más
populoso, digamos Calvillo, Pabellón de Arteaga, e incluso San José de Gracia. Pero no:
la visita es a Túnel de Potrerillos. Lo insólito del hecho radica en que seguramente
nunca antes había ocurrido aquí un acontecimiento de estas proporciones.
La ceremonia tiene lugar escuela tele secundaria, que lleva el épico nombre de
Tierra y Libertad, apenas un par de edificios de un piso, con un rectángulo de concreto
en medio, y mucho plan a los lados.
En rigor la escuela no está en Túnel de Potrerillos, sino en donde inicia la bajada
que conduce al rancho; una serie de curvas sinuosas que desembocan en esta pequeña
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comunidad. A ella asisten los jóvenes de esta congregación, pero también quienes viven
en Potrerillo y Boca de Túnel de Potrerillos, distantes de ahí varios kilómetros, y como
por allá no hay ni combis ni autobuses, los estudiantes de estos lugares deben recorrer a
pie cada día el trayecto; así cuesta estudiar por esos rumbos.
Entrar en la escuela significa pasar a través de un detector de metales con una
mesita al lado en la que se depositan llaves, plumas, etc. Los invitados van
acomodándose en las sillas instaladas en la explanada, debidamente cubierta con una
lona sostenida por una estructura metálica.
Desde el sur se acerca la nave que transporta a la esposa del mandatario y
personas que la acompañan. Es un helicóptero Puma de la Fuerza Aérea Mexicana,
blanco con franjas tricolores que dividen en dos el fuselaje, y un triángulo tricolor que
identifica a la FAM.
La llegada de la aeronave es precedida por el ruido de los motores, y una lluvia
de paja y tierra que las hélices levantan al batir el aire, para luego caer sobre el
respetable, compuesto de gente de los medios de comunicación, estudiantes de
secundarias, maestros, funcionarios públicos, gente del lugar y hombres que, supongo,
pertenecen al Estado Mayor Presidencial. Una de las periodistas grita ante este extraño
baño; tan campirano.
Viene la señora Sahagún acompañada por el gobernador y su esposa, el
presidente municipal y otras personas. Va saludando a la gente que se apiña en las vallas
metálicas colocadas para formar un pasillo. Son mujeres del rancho, de delantal o
rebozo, vestidas de diario, o con sus mejores galas, pantalones y blusas estampadas;
hombres mayores de sombrero, y los infaltables niños, algunos con gorras beisboleras.
Todos se arremolinan, se mueven, se alzan en puntas, para ver mejor; estiran los
brazos para saludar. No puedo menos que recordar la carga histórica de nuestra cultura
política, esa mezcla de temor y respeto que permea nuestra visión de las autoridades, la
certeza de que bastará su voluntad para que las cosas cambien, particularmente entre la
gente del campo.
Viene la señora de Fox sin prisas, deteniéndose a saludar a todos los presentes,
hasta llegar al presidium, en donde se desarrolla el acto.
Ya sabe como son estas cosas, los discursos, los aplausos, los apretones de
manos y besos de las y los oradores entre sí; las felicitaciones, los reporteros acercando
sus grabadoras a las bocinas, los fotógrafos dándose gusto con las cámaras, y los del
Estado Mayor Presidencial mirándonos a todos como si fuéramos sospechosos.
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El evento termina con la entrega simbólica de los aparatos a dos o tres escuelas y
luego, quienes estuvieron en el presidium y algunos más que se cuelan, van al costado
de esta pequeña explanada que ni siquiera alcanza para una canasta que permita jugar
baloncesto, y son fotografiados entre un par de pirámides de cajas de computadoras.
El ritual se repite en sentido inverso, de la escuela al helicóptero. Andan por ahí
unos niños que miran boquiabiertos la máquina, y si bien es cierto que es la primera vez
que observan uno de cerca, según me dice uno, ya están acostumbrados a verlos ir de un
lado a otro de la sierra. Seguramente son de la PGR en busca de narcotraficantes.
–Vinimos a ver a la esposa del presidente –me dice una de las niñas de este
grupito, de unos siete años, toda expectación satisfecha.
Luego de tal vez no más de dos minutos de calentamiento, la aeronave se eleva
ligeramente, para luego partir hacia el noreste y virar rumbo al sur, como si los
pasajeros quisieran echarle una ojeada a la Sierra de Tepezalá, que se levanta allá en el
horizonte oriental.
Túnel de Potrerillos vuelve a quedarse solo; tan silencioso como había estado
antes, y como seguirá estando, pero seguramente será esta la única ocasión en su
historia en que estuvieron aquí la Primera Dama, un helicóptero y un detector de
metales.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
3 de octubre 2005
¿CON QUÉ MÉXICO SE QUEDA?
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Ahora que el mes de la patria se ha ido, quiero compartir con usted una experiencia de
la que fui testigo el pasado 15 de septiembre.
La mañana de ese día la Plaza de la Patria hervía de gente, como ocurre casi
siempre. La particularidad era que, además de los tradicionales viandantes, grupos de
hombres y mujeres trabajaban afanosamente en los preparativos para la culminación de
las fiestas patrias, acompañados con música de banda (pero de banda estadounidense),
que se utilizaba para probar el equipo de sonido. Alrededor de los jardines se arreglaban
los puestos para la verbena vespertina, mientras que en donde la avenida José María
Chávez desemboca en la plaza se ultimaban los detalles de la instalación del templete
donde los artistas animarían a la multitud que se daría cita para la ceremonia del grito.
Por todas partes los vendedores de banderas, pitos, rehiletes, matracas y gorros
con ¡cuernos de alce! (¿pero qué hacen unos cuernos tricolores de alce en México?),
mientras que en el límite de la calle de Moctezuma los coheteros habían establecido un
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perímetro con cinta de plástico rojo y la palabra peligro escrita con letras negras. En el
interior de éste trabajaban en la instalación de los fuegos pirotécnicos que arderían con
gran profusión de luces y humo para proclamar la libertad de México, y para que no se
dudara del profesionalismo de su trabajo, aquí y allá había extinguidores, animados con
la esperanza de no ser usados.
En el Palacio de Gobierno la actividad no desmerecía a la de la plaza. Un grupo
de personas vestían los pasamanos de la escalera con claveles a punto de reventar,
blancos y rojos, y entre los barrotes, colgando de los pasamanos, más claveles de estos
colores. A falta de flores color verde, esta omisión de la naturaleza fue cubierta con
ramas de pino.
Las pequeñas columnas que unen los pasamanos fueron rematadas con bases
cubiertas con rebozos tricolores formando moños. De ellas se alzaban gladiolas rojas y
blancas y unas hojas tan largas como verdes.
Fue ese un buen día para convertir al palacio en escuela. Así lo indicaban los
grupos de escolares que desfilaron por los patios a lo largo de la mañana; infantes de lo
que ahora se llama pomposamente Centros de Desarrollo Infantil, y que en el pasado
nombrábamos kinder, eran llevados por sus maestras y padres a ver el mural de Osvaldo
Barra que entrelaza las historias patria y matria.
Uno de ellos atrajo mi atención de manera particular. Estaba conformado por
unos 10 niños de unos cuatro años, que vestían con toda propiedad para la ocasión; con
lo más mexicano que encontraron sus padres. Unos cuantos venían de charros y chinas,
ellas con falda larga, rebozo cruzado al pecho, las trenzas amarradas con lazos
tricolores, y ellos con camisa blanca, chaleco y sombrero charro. Otros lucían manta y
huaraches, campesinos a los que la tierra no ha resecado todavía las manos, e iban
tocados con sombrero de palma o un pañuelo al estilo Morelos. Uno de ellos iba
disfrazado de Miguel Hidalgo, todo de negro, y una banda a la cintura. Su cabeza estaba
cubierta con un paño rosa de cuyos lados pendían cabellos blancos.
Iban felices, con la felicidad elemental de los niños; excitados por el amor a la
Patria y un viaje a la Plaza de la Patria. Se detuvieron en la puerta del palacio, en donde
la maestra les mostró el balcón central, no sin informarles que desde ahí el gobernador
daba el grito de independencia y tocaba la campana.
Acto seguido entraron en el edificio muy tomados de las manos, y en la que les
quedaba libre, llevando globos tricolores. Entraron gritando vivas a México, a
Aguascalientes; y a los héroes que nos dieron patria, Hidalgo y Morelos. Uno gritaba y
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los otros contestaban, lejos; muy lejos de las inhibiciones que luego, cuando crecemos,
van opacando nuestras vidas.
Fueron hasta el fondo del palacio, a ver el mural de Ibarra, y luego subieron a
ver el fresco que retrata de la Feria de San Marcos, y como el salón de recepciones
estaba abierto, porque ahí también trabajaban en los preparativos para la ceremonia
nocturna, el grupo entró, no sin el asombro que produce a todo espíritu sensible la añeja
fastuosidad de ese lugar, los tapices, los muebles, los candiles y el retrato en el que
Hidalgo, conciente de la trascendencia de su misión, posa para la eternidad.
Acto seguido fueron a los balcones y se asomaron a la monumentalidad de la
plaza; lo hicieron con el alborozo que exigía la ocasión, los ojos muy abiertos, que iban
de la explanada a la campana, para luego retirarse muy contentos, sus mentes marcadas
con esta experiencia excepcional.
Para mí la vivencia fue, en palabras del escritor español Luis Goytisolo, un poco
de utopía en un mar de cinismo; algo en verdad refrescante, así como para recuperar la
fe en un futuro un poquito menos amargo para el país; aunque sea por un momento.
Al menos por hoy, yo me quedo con este México, inocente y limpio; grato y
estimulante, ajeno a las visiones opacas y limitadas de hoy en día.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
10 de octubre 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Perdone usted la necedad, pero alguien aquí tiene que acordarse que en Aguascalientes
se reunió una vez la revolución (y en este país en el que la ignorancia avanza a pasos
agigantados, tal vez no falte el que pregunte: ¿pero hubo una revolución?) Así que
quiero referirme brevemente este acontecimiento, que inició justamente hoy hace 91
años, aunque desde una perspectiva literaria.
En una afirmación que algo tiene de verdad, se ha caracterizado a
Aguascalientes como una ciudad tranquila. En su clásico Un viaje a Termápolis,
Eduardo J. Correa la llama ciudad triste pero querendona, tal vez en referencia al hecho
de que su vida era hasta cierto punto tediosa, con una fidelidad casi absoluta a la rutina,
que se rompía con motivo de las fiestas, la de San Marcos principalmente. Y cuando se
apagaban las últimas notas de la murga; cuando se disipaba el olor de la pólvora
lanzada al cielo, la población volvía a su clásico ensimismamiento; a la rutina y el
aburrimiento, hasta la próxima ocasión.
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Por estas razones la realización de la Soberana Convención Militar
Revolucionaria de Aguascalientes, que tuvo lugar en octubre y noviembre de 1914 en el
Teatro Morelos, debió impactar profundamente la vida de la ciudad, trastocando
sensiblemente sus actividades. Además es preciso tener en cuenta que hasta entonces la
revolución había sido para los aguascalentenses más un cúmulo de noticias que
publicaban los periódicos que una serie de hechos que afectaran sus vidas.
Ello no quiere decir que Aguascalientes haya sido entonces una suerte de Suiza
mexicana, ajena a lo que ocurría en otras regiones del país. La revolución pasó por
Aguascalientes con una fuerza tal, que propició la destrucción de la estructura de clases
sociales (Anita Brenner la llama El viento que barrió a México) y causó también una
gran hambruna en 1916. Pero si de hechos de armas se trata, aquí no pasó mayor cosa.
No pasó nada… hasta octubre de 1914 en que Aguascalientes se llenó de
generales y soldados. Aquello debió ser algo digno de verse. La estación del ferrocarril
abarrotada de trenes militares en los que viajaban los generales, algunos de ellos incluso
con automóvil.
Por desgracia no existen periódicos de la época; periódicos que relaten los
pormenores de los incidentes provocados por esta reunión, los episodios en los que
soldados ebrios jugaban al tiro al blanco con el alumbrado público o con los trenes de
los militares malqueridos, u obligaban a los delegados carrancistas a gritar ¡Viva Villa!;
las mujeres de la vida galante que por unos días dejaron las sombras en que florecían
para pasear descaradamente acompañando a militares de alta graduación, etc.
Algunos de estos hechos constan en el texto Crónicas y debates de la Soberana
Convención, que marginalmente se refiere a Aguascalientes, cuando los delegados tocan
el tema de la ausencia de seguridad, los escándalos, el exceso de alcohol que ahogaba
las gargantas de los soldados, y las violaciones a la neutralidad.
Y sin embargo existen testimonios de gran valía, escritos por personajes que
estuvieron presentes en esta magna reunión. Por ejemplo, dice Martín Luis Guzmán que
azorada vivía entonces Aguascalientes por los desmanes –a menudo fabulosos– de las
tropas revolucionarias. Allí eran sinónimos revolución y la Revolución, y por eso
quizás ciertos nombres de la epopeya constitucionalista sembraban pánico con el mero
sonido de sus sílabas. Se decía Bañuelos, se decía Domínguez, y la gente corría a
refugiarse en los sitios más recónditos, sobre todo cuando en la familia había vírgenes
hermosas y otros tesoros vivos de igual precio. ¡Qué no hubieran dado entonces los
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habitantes ricos, y aun los de holgura económica apenas envidiable, por poder
esconder sus haciendas, sus comercios, sus moradas!
Otro de mis favoritos es El ardiente verano, del zacatecano Mauricio
Magdaleno. Se trata de un libro de cuentos en el que le dedica varios al Aguascalientes
de la época de la revolución, magníficos todos ellos; redondos, luminosos, en particular
Cuarto año (o será que me encantan las historias de amor imposible). Me atrevería a
decir que en cierta medida se trata de relatos autobiográficos, dado que Magdaleno,
como otros zacatecanos, encontró aquí un ambiente propicio para su desarrollo,
justamente en esa época. En cuentos como Cuarto año, Las carretelas, Las víboras, El
caimán, recrea magistralmente el ambiente vivido en la ciudad en los años vertiginosos
de 1914 y 1915.
Si alguno de estos libros llegan a atravesársele, no los deje ir; en verdad vale la
pena sumergirse en ellos, y recuperar de esta forma la memoria de hechos que guardan
una íntima relación con nuestra ciudad. Y si no se le atraviesan, búsquelos en la
biblioteca pública más cercana.
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17 de octubre 2005
El CAMARIN DE LA INMACULADA CONCEPCIÓN
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Perdido en la selva de alambres, postes y cables que agobian las alturas de
Aguascalientes, se encuentra el Camarín de la Inmaculada Concepción de San Diego,
posiblemente el más importante monumento barroco de la ciudad; el más hermoso.
Y sin embargo pareciera que tanto la contaminación visual como las prisas de
nuestro cotidiano ir y venir, fueran disolviéndolo hasta casi desaparecerlo; no sólo al
camarín, sino también a otros monumentos, tanto religiosos como civiles.
La mejor vista posible de este inmueble se encuentra en la calle Alvaro Obregón,
justo desde la placita donde hasta fines de los setenta existió la Cancha del Estado Ing.
Jesús M. Rodríguez, construida cuando este personaje gobernó a Aguascalientes (194450).
Basta verlo para preguntarse como fue posible que alguien tuviera la
descabellada idea de construir ahí semejante adefesio que por años ocultó el camarín,
hasta que, en el transcurso de la administración del gobernador J. Refugio Esparza
Reyes (1974-80), se derrumbó este inmueble para habilitar el espacio como la plaza que
es hoy, y que actualmente se encuentra en proceso de regeneración.
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Y hablando de vistas de este lugar, hay una que para mi gusto refleja en toda su
magnitud la degradación que vive la ciudad. Haga la prueba y verá: párese en la esquina
de Victoria y Gómez Farías, mire hacia el oriente y trate de distinguir el camarín, que
aparece como una flor en el pantano.
En primer plano está la calle Gómez Farías, con sus familiares alambres, luego
viene el edificio, muy feo por cierto, del Mercado Terán; en seguida está el remate del
camarín, y al fondo la cereza de este pastel: el edificio de Teléfonos de México,
monumento al peor de los gustos arquitectónico; muestra de lo que nunca debería
hacerse.
En fin. En los dos últimos años esta parte del templo de San Diego ha sido
sometida a una exhaustiva restauración, muy probablemente la más importante de su
historia, para devolverle su esplendor original.
El arquitecto José Luis García Rubalcava, que encabeza el equipo de trabajo que
realiza la profunda restauración del inmueble, señala que se sellaron las grietas
existentes, se pulió la cantera y se pintó la cúpula. Además, se colocaron alambres para
evitar que las palomas aniden y/o deterioren la cantera con desechos orgánicos.
En el interior se procedió de igual manera, incluyendo la restauración de los
ángeles pintados en el cupulín y el cambio del piso que no se correspondía con el
original, de mayólica, que es el nombre que aquí se le da a la talavera.
En términos generales la restauración se llevó a cabo reproduciendo las
decoraciones originales, gracias a los sondeos que permitieron encontrar restos de éstas,
en una actitud de respeto hacia el inmueble.
Por cierto, el camarín cuenta con un órgano que por sus características y
dimensiones es único en la región. Se trata de un instrumento pequeño, empotrado en el
vano de la ventana poniente del camarín, justo en el tambor, donde inicia la cúpula. Sin
duda su restauración cerraría con broche de oro estos trabajos, que le devuelven a
Aguascalientes una de sus más preciadas joyas.
Finalmente, vale la pena mencionar que toda la estructura fue dotada con
iluminación para que ahora sí, dice García Rubalcava, el camarín se vea.
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24 de octubre 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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En México se tiene la costumbre de colocar en la cúspide de las torres y cúpulas
de los templos con una cruz que en las noches se ilumina con tubos de neón, que pueden
ser de un color azul pálido, tirando a oscuro, rojas, y verdes.
Pues bien, resulta que la lámpara de la cruz que da culminación a la torre sur de
catedral estuvo apagada un tiempo; seguramente fundida. Fue reparada el pasado 11 de
octubre por dos intrépidos jóvenes, quienes tuvieron la temeridad y sangre fría
suficientes para salir por el balcón del tercer cuerpo de esta torre, y ascender hasta la
base de la bóveda de mosaico que la corona. Luego sacaron una escalera de aluminio y
la colocaron en esta base, para poder alcanzar la cruz, unos tres metros más arriba.
Desde luego no crea que subieron a puro valor mexicano, como hicieron en el
pasado los hombres mosca. Iban asegurados con cinturones de alpinista, y unas correas
fijas al tórax y a las piernas, todo ello atado a unas cuerdas amarradas a uno de los
balcones, o tal vez a la viga que sostiene alguna campana, no sé. Pero
independientemente de esta frágil protección, el riesgo de una caída era grande; aunque
no fuera más que un par de metros. Y sin embargo ahí andaban como si nada, dándole a
su labor. Esto sí que es tener un trabajo de altura.
Yo, que no me canso de ver el cielo y todo lo que lo surque, desde las estrellas
hasta las aves, pasando por los aviones, me di cuenta, y me detuve un rato a observarlos.
Entonces recordé que recientemente, en la catedral gótica abarrocada de Sevilla,
en España, devolvieron a su lugar en la cúspide de La Giralda, la torre árabe de esta
catedral, de 118 metros de altura, el Giraldillo, una estatua de la que procede aquel
famoso nombre, y que hace las veces de veleta, luego de ser sometida a un proceso de
restauración. Lo hicieron con una enorme pluma; una de esas grúas capaces de alzarse a
gran altura, que llevó la veleta hasta su lugar casi en un suspiro.
Pero estas cosas suceden en el primer mundo, tan lejano a nosotros por razones
que todos conocemos. Aquí se hace de esta forma, tomando un riesgo insuperable para
la mayoría de nosotros.
Claro que no es lo mismo, porque aquí no se trataba de subir ninguna estatua, y
dudo mucho que los hombres que la aseguraron en su lugar hayan ascendido en la grúa,
pero en todo caso escribo lo anterior para resaltar el gran valor de estos jóvenes, a los
que, como digo, me detuve a observar un rato, sólo para constatar que muchas cosas
valiosas se hacen en silencio; lejos del ruido.
Esta actividad trajo a mi memoria otra que el pasado se llevó, y que mencioné
arriba. Me refiero a aquellos personajes que escalaban alguna de estas alturas, y que
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fueron conocidos con el nombre poco agraciado de hombres mosca; prueba de que los
deportes extremos no son una invención reciente.
Por ejemplo, el 23 de abril de 1965, en el contexto de la feria, un hombre mosca
escaló una torre de catedral, con el fin de reunir fondos a beneficio de la Cruz Roja. En
ese mismo mes, pero de 1950, un hombre mosca escaló una pared del templo de San
Antonio, según El Sol del Centro, sin más ayuda que la de sus piernas y brazos podían
proporcionarle (3 de abril de 1950).
Pero quien se lleva la corona en este tipo de diversiones insólitas es un personaje
de nombre Salvador García, quien según el Diario del Centro, el 4 de septiembre de
1932. Ese día García debió realizar algunas exhibiciones, entre las que destacaba la de
“permanecer de cabeza en el tapón de un radiador de un automóvil, mientras este
vehículo corre a una velocidad de 80 kilómetros por hora”. Luego, al día siguiente,
ascendería a la torre de catedral, la única en esa época, para, en la parte alta, ponerse de
cabeza sobre el borde de un madero colocado para el efecto, inclinando el cuerpo al
vacío.
¿Sería? En esta época de tanta corrección política; de tanta obsesión por la
seguridad (ya ni siquiera puede uno comprar cohetes para celebrar las fiestas patrias o la
navidad, sin que le caigan a uno la PGR y el ejército), casi me atrevería a dudar de que
estas actividades realmente tuvieran lugar, no sólo por el riesgo que entrañan, sino por
la imposibilidad para obtener el permiso correspondiente. Pero asumamos la veracidad
de esta información y alimentemos el imaginario popular, igualito que con el beso que
dio origen a Aguascalientes.
Y en cuanto a los jóvenes que repararon la luz del símbolo cristiano en la torre
de catedral, si usara sombrero me lo quitaría en su honor, pero como no es así, me
conformo con dedicarles estas líneas.
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2 de noviembre 2005
DON PEDRO RIVAS CUELLAR
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
¿Habrá alguna dimensión de la vida para la que no se haya compuesto al menos una
canción? De la cuna al sepulcro la música nos acompaña. Nuestras vidas comienzan con
Las mañanitas, y frecuentemente la sepultura de un difunto es aderezada con Las
golondrinas. En este camino la radio ha cumplido la honrosa como importante función
de difundir las emociones convertidas en música.
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Resulta obvio decir que hubo una época en que no existía la radio. ¿Se la
imagina? Para escuchar música había que hacerla; interpretarla, en lugares públicos o en
la casa; asistir a algún baile, llevar serenata o plantarse en la plaza para escuchar las
interpretaciones de la banda conducida por el capitán Encarnación Payén.
La introducción de la radio en Aguascalientes, a principios de la década de los
treinta del siglo pasado, comenzó ha cambiar esta situación, hasta llegar a este
momento, en que posiblemente lo primero que encendemos es la radio, y es también lo
último que apagamos. Más recientemente los aparatos radio despertadores fueron
sustituyendo a los relojes, de tal manera que muchos nos despertamos con música
emitida por una estación de radio (o con noticias, los que somos masoquistas).
Por estas razones la radio, en tanto compañía de las personas, es un hecho social
de profundas repercusiones, no sólo en el entretenimiento, sino también en la educación
de quienes la escuchamos.
Y en esta historia la figura de don Pedro Rivas Cuellar aparece como el principal
impulsor de esta tecnología en Aguascalientes. Vemos a su principal creación, la XEBI,
cuando transmitía en la frecuencia de 1360 kilohertz desde sus estudios de Madero 92,
con programas como El gallo de la suerte; Cartelera cinematográfica, Ritmo en los
pies, alegría en el corazón; Coctelera semanal; México y sus canciones; o
transmitiendo música clásica en el programa del Club Amigos de la Buena Música, o
entrevistas con los toreros que venían a las corridas de abril.
De manera independiente a las actividades normales de los locutores, los
hombres del micrófono de Radio Central llegaron a presentar una adaptación de don
Juan Tenorio; organizar un festival taurino para alguna candidata a reina de la feria, o
un maratón radiofónico en pro de la Cruz Roja, y también transmisiones para reunir
fondos para damnificados de huracanes, o colaborando a favor de los orfanatorios
Nazareth o Casimira Arteaga…
Nuestros ancestros la escucharon también transmitiendo funciones de lucha libre
desde la flamante (entonces flamante) Cancha del Estado, o los cómputos para elegir
reina de la Feria de San Marcos. Por sus micrófonos se dirigió a los aguascalentenses el
obispo Salvador Quezada Limón para invitarnos a disfrutar de la romería.
Por todas estas razones y más, celebro que al menos en un tema los diputados de
la actual Legislatura al Congreso del Estado se hayan puesto de acuerdo. Me refiero,
desde luego, a la elección de don Pedro Rivas Cuellar para recibir la medalla José María
Bocanegra, el pasado 22 de octubre.
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Y en verdad la elección resulta inmejorable, porque Aguascalientes requiere de
personas como él, que reúnan en su ser características en ocasiones difíciles de
encontrar juntas: la sencillez y la creatividad, el trabajo y la generosa colaboración con
un sinfín de causas ciudadanas. Por todas estas razones don Pedro Rivas es un ejemplo
para todos.
Para terminar con esta nota mencionaré que, aparte de las muy conocidas
actividades del Sr. Rivas en el ámbito de la radio o en la política, don Pedro realizó, por
ejemplo, las primeras pruebas de televisión en Aguascalientes, esto en 1955, durante
una sesión del Club Rotario. Y como este, debe haber montones de ejemplos que
ilustran un carácter pletórico de ingenio.
Seguramente en la recepción del reconocimiento el galardonado se sintió
cohibido, porque nada más lejano a su personalidad que la gente que cree que las
instituciones y las personas fueron creadas para rendirles culto o someterse a sus
designios.
7 de noviembre 2005
EL GOBERNADOR MANUEL CARPIO CUMPLE AÑOS (DE MUERTO) 2
¿Qué de bueno hizo Manuel Carpio para que una escuela y un pequeño y agradable
jardín en el norte de esta capital lleven su nombre? La respuesta es muy sencilla:
aparte de morirse, nada.
Y sin embargo usted pensará que no hay en ello ningún mérito, porque en
última instancia para morir nacimos, y no por eso andan bautizando calles y plazas;
escuelas y parques, con nuestro nombre.
Pensará eso y tiene toda la razón, sapientísimo lector, salvo por un detalle: no todos
tenemos la oportunidad (iba a escribir privilegio, pero resultaría sospechoso) de
morirnos siendo gobernadores del estado, porque este fue el caso.
Manuel Carpio Velásquez en 1929, y Edmundo Gámes Orozco en 1953,
fueron los gobernadores de Aguascalientes que en el siglo XX pasaron a mejor vida
en el desempeño del cargo.
Y si afirmo que lo recordamos con la escuela y el parque nada más porque se
murió, es debido a que en rigor no tuvo mucha oportunidad de hacer cosa alguna que
le abriera las puertas de la inmortalidad de una manera más amable, esto por dos
razones principales.
En primer lugar, todavía no cumplía ni siquiera un año de ejercicio de la
gubernatura cuando ocurrió su deceso. Había tomado posesión del cargo el primero
de diciembre de 1928, mientras que la muerte tomó posesión de él a las siete de la
mañana del 5 de Noviembre de 1929, es decir, el sábado pasado se cumplieron 76
años.
En segundo lugar, más importante que lo anterior, fue el hecho de que tanto
México como Aguascalientes vivían tiempos de gran turbulencia política, que
impedían sentarse a planear y realizar, no sólo por la ausencia de tranquilidad pública,
2
7 de noviembre de 2005.
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sino también de recursos presupuestales. El general Alvaro Obregón había sido
asesinado pocos meses atrás, y en Aguascalientes gobernadores iban y venían, al
amparo del río revuelto que era la actividad política entonces.
Pero no crea que Carpio se murió así nomás, como cualquier mortal; como nos
vamos a morir usted y yo. No. Lo hizo de una manera por demás insólita y novedosa
en aquella época: en un accidente aéreo, ocurrido en Villa del Carbón, Jilotepec,
estado de México.
No me cabe duda que a don Manuel, quien falleció a los 52 años, le gustaban
los aviones. Como prueba de lo anterior está el hecho de que poco más de 9 meses
antes de su desaparición, quien también fuera poeta voló en un avión Trimotor Ford,
que estuvo en Aguascalientes durante unos tres días, y que por módica suma, paseó a
los atrevidos que confiaran en semejante novísima tecnología.
Imagínese la escena. No estoy plenamente seguro, pero creo que entonces el
campo que se utilizaba como pista de aterrizaje (decir aeropuerto es demasiado),
estaba ubicado en donde hoy se levanta el fraccionamiento Arboledas, entre las
actuales avenidas Universidad y Convención. Imagínese aquello: la nave yendo y
viniendo por el aire, la chiquillería amontonándose a prudente distancia de ese
ruidoso engendro de la modernidad, seguramente uno de los primeros que surcaron el
cielo de Aguascalientes, cuando se detenía para bajar y subir a estos temerarios
viajeros del aire, que tal vez descendieran muertos de miedo ante semejante
experiencia, o asombrados por una visión de ensueño; una visión entonces irrepetible.
Imagine el pasmo que el aparato causó en quienes lo vieron. Era este un
avioncito, seguramente el más grande del mundo en esa época, capaz de llevar a 12
pasajeros. Tenía una envergadura de 23.27 metros (la distancia entre las puntas de las
alas), y 15.32 metros de largo, y podía despegar cuando alcanzaba los 70 kilómetros
por hora. Su velocidad de crucero era como para ponerle a uno los nervios de punta
(digo, en esa época): ¡casi 200 kilómetros por hora!
Curiosamente las noticias sobre la muerte del Ejecutivo son muy parcas. Ya
sería mucha ciencia saber por qué ocurrió el desastre que atrajo a la muerte sobre él,
pero ni siquiera consta en la prensa el tipo de aparato que se precipitó a tierra, quienes
más viajaban, de donde venía; nada, salvo la nota estupefacta del abandono y
orfandad en que dejó sumido al estado.
Probablemente resulte un exceso afirmar que Carpio no hizo mas que morirse
de esa forma tan moderna para merecer nuestra atención; en todo caso habría que
matizar afirmando que no hizo nada trascendente para el desarrollo de esta, nuestra
seca Matria. O tal vez sí: la ampliación del Panteón de los Angeles, precisamente la
que limita con la calle de Guadalupe, en donde fue sepultado, y que había inaugurado
el mes de mayo anterior.
Una placa de cantera ubicada en el pasillo oriente de esa zona del cementerio,
informa que el suyo fue el primer cadáver enterrado ahí. O sea que nadie sabe para
quien trabaja.
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4 de noviembre 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hoy en día uno de los problemas urbanos más acuciantes de Aguascalientes es la
regulación del tráfico, que ha crecido de manera escandalosa, hasta sobrepasar con
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mucho la capacidad de la cuatro veces centenaria infraestructura del centro de la ciudad,
y, en menor medida, la más reciente de la periferia, abriendo las puertas al caos
citadino.
Creo que por desgracia tarde o temprano la solución de esta problemática traerá
como consecuencia la mutilación del ya de por sí mutilado patrimonio arquitectónico de
Aguascalientes, porque desafortunadamente el trazo no ayuda mucho. A menos, claro,
que se instrumenten medidas draconianas para desalentar la circulación de vehículos.
Tal vez una parte de la solución (y sólo tal vez; que conste) sea hacer más calles
peatonales, al tiempo que se estimula una cultura de la caminata, que tanta falta nos
hace; o del uso de la bicicleta. Porque no sabemos caminar; no nos gusta, y cuando
vamos al centro en automóvil, queremos estacionarnos exactamente en la puerta del
lugar a donde vamos. De otra forma hacemos berrinche y clamamos al cielo.
En fin, ese es otro problema. Si usted, como yo, anda cerca de los 50, o ya ni se
acuerda cuando los cumplió, seguramente recordará tres cosas: en primer lugar, que
había calles de doble sentido. Madero, José María Chávez y 5 de mayo, y otras, fueron
así. Zaragoza, con sus torceduras y angosturas, fue otra de ellas (Nada más imagínese lo
que ocurría cuando se encontraban dos camiones de la Ruta Oriente, es decir, amarillos,
en Pedro Parga y Zaragoza; las que debían pasar para dar la vuelta).
En segundo lugar, muy probablemente recuerda que fue común el tránsito de
transportes pesados por el centro de la ciudad, por 5 de mayo, Madero, José María
Chávez y Rayón, Zaragoza, todos de paso por la ciudad, cuando no existía la antigua
Circunvalación (hoy Avenida de la Convención), que luego, en los sesenta, fungió como
libramiento para los camiones y trailers que venían del norte rumbo al sur, y viceversa.
Aunque ciertamente fue común ver hasta mucho después a los grandes camiones torton
transitar por las calles del centro, haciendo un ruido de los mil demonios y humeándolo
todo a su paso, mientras repartían mercancía venida de lejos.
Finalmente, la otra cosa que seguramente recordará era la costumbre
generalizada de dar la vuelta en el automóvil, particularmente los domingos y días
festivos. Salía la familia a dar vueltas y vueltas, tomando como recorrido, por ejemplo,
toda la calle Madero, se rodeaba la plaza, para regresar por aquélla hasta la estación del
ferrocarril, y de ahí reiniciar el circuito.
Tal vez en cierta medida esta práctica respondía a las pocas alternativas de
diversión que existían, porque, ¿qué más hacer, que ir al cine o a la plaza; a San
Marcos?
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Dar la vuelta en automóvil tuvo una variación en la década de los setenta:
hacerlo en la segunda y tercera cuadras de Madero en la tarde del domingo, y de manera
especial en esta última. Los jóvenes iban y venían incansables, o se sentaban en los
cofres de los coches ahí estacionados, o conversaban con quienes daban vueltas en
automóvil, volviendo el tráfico más denso que de costumbre.
Tanto furor causó esta práctica, que incluso se acuñó un verbo para designarla:
maderear. Aunque ciertamente su auge fue efímero, pasó de moda con el surgimiento
de otros centros de reunión juvenil, especialmente los centros comerciales, que trajo
consigo la decadencia de muchos negocios de esa zona de Madero, de tal manera que
hoy en día hay horas en las que aquello es un auténtico desierto.
Hace pocos años se intentó revivir esta práctica, pero la cultura no forzosamente
camina por la senda que la autoridad pretende tenderle, y el intento fracasó.
Seguramente la costumbre de dar la vuelta en automóvil comenzó a encontrar
sus limitaciones cuando el tráfico se volvió un martirio, pero sobre todo, cuando la
gasolina comenzó a aumentar a niveles que todos consideramos escandalosos (¿se
acuerda cuando el gobierno anunciaba, siempre muy tarde en la noche, un aumento al
precio de los combustibles? Medio mundo corría a vaciar los tanques de las gasolineras,
para regresar a sus casas todos muy contentos, porque habían puesto gasolina al precio
anterior ¡qué maravilla; qué consuelo!)
Entonces consumir la gasolina dando vueltas comenzó a considerarse como algo
políticamente incorrecto, aunque hoy en día no faltan los inconscientes y potentados
que no tienen nada mejor que hacer, y a quienes no les importa dilapidar en unas
cuantas horas lo que la naturaleza tardó millones de años en hacer.
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21 de noviembre 2005
LA ESTACION DEL FERROCARRIL
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Generalmente quienes escribimos sobre el ferrocarril nos referimos al carácter heroico
de los chorreados, el romanticismo que envuelve a las máquinas de vapor, la
importancia económica que tuvieron los hombres del riel, la trascendencia en la cultura
de Aguascalientes, la magnitud de las instalaciones del taller, etc., y lo hacemos con
tanta fruición, que todo esto es casi un lugar común.
Pero poco se ha estudiado la importante influencia que tuvo entre nosotros el
ferrocarril en el ramo de la construcción, porque es preciso decir que en este aspecto
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ocurrió una transformación que revolucionó notablemente los métodos constructivos
con la introducción de nuevas tecnologías, materiales y estilos arquitectónicos.
Los poquitos ejemplos de arquitectura llamada californiana, art deco y art
noveau que existen, resultan impensables sin la influencia del ferrocarril y los
ferrocarrileros, en particular estadounidenses, y en cuanto a las innovaciones técnicas,
todavía hay en Aguascalientes construcciones en las que, por ejemplo, rieles de acero
fueron utilizados como vigas, permitiendo espacios techados más amplios (más
recientemente, cuando se construyó la torre sur de catedral, un pequeño riel fue
utilizado como palanca de apoyo para subir materiales, probablemente, y si no, ¿qué
hace ahí?, porque todavía sigue en su lugar, y como que para adorno, está muy feo).
Además del acero, los ferrocarrileros introdujeron también el ladrillo, que poco a
poco fue sustituyendo al adobe y a la piedra.
Lo anterior viene al caso porque ayer se cumplieron 94 años de la inauguración
de la espléndida estación del ferrocarril de Aguascalientes, una de las más grandes y
hermosas del sistema ferroviario nacional, puesta en servicio el 20 de noviembre de
1911.
El ferrocarril llegó a Aguascalientes en 1884, lo cual significa que durante 27
años esta terminal careció de una estación a la altura de las aspiraciones de modernidad
de la sociedad de entonces. Por ahí existen algunas fotografías que muestran lo que
andando el tiempo fue la Calzada Arellano, y la vía del ferrocarril, en una zona bastante
arbolada en la que la estación era apenas poco más que un cobertizo.
Por desgracia no conozco información que dé cuenta de la ceremonia de
inauguración; de las actividades que se realizaron por semejante fasto. Por cierto, el
hecho de que este evento coincidiera con el primer aniversario del inicio formal del
levantamiento maderista en contra de la dictadura de Porfirio Díaz, me parece que es
sólo eso, una coincidencia, dado que la invención de las festividades con motivo de la
revolución es muy posterior, cuando la clase política surgida del movimiento armado
comenzó su proceso de institucionalización.
Sustento la afirmación de que el edificio fue inaugurado en esa fecha, en una
noticia publicada días antes, el 4 de noviembre de 1911, por El Clarín, que caracteriza a
la estación, como la mejor que hay entre México y El Paso, es decir, Paso del Norte,
hoy Ciudad Juárez.
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El periódico señala que la estación fue construida a la izquierda de donde estaba
el antiguo edificio, pero como no señala si es a la izquierda viendo hacia el oriente o al
poniente, voy a suponer que se construyó al norte de la vieja estación.
La edificación, que mide 170 pies de frente, con una plataforma de 600 pies,
duró nueve meses y estuvo a cargo del ingeniero italiano G.M. Bosso, constructor de 30
estaciones a lo largo de las vías del Ferrocarril Central Mexicano, empresa propietaria
del ferrocarril en Aguascalientes. El costo de la obra fue de $130,000.
A decir de El Clarín, la instalación tenía los siguientes espacios: en la planta baja
dos salas de espera, la oficina del express, una bodega para equipajes y un restaurante.
En la planta alta se encontraban las oficinas del superintendente general de la división,
los despachadores, telegrafistas, jefe de trenes y de vías, es decir, no cambió mucho esta
distribución a lo largo del siglo, hasta que dejó de utilizarse como tal, en la década
pasada.
Para terminar permítame citar un fragmento de esta noticia, que muestra la
visión que este periódico tenía de Aguascalientes, la aspiración de modernidad que nos
ha perseguido desde hace más de un siglo y, desde luego, la actitud nacionalista.
Dice El Clarín que “en la construcción no entró una sola partícula de material
extranjero. La cantera es de Querétaro y el ladrillo de Monterrey. Todo el trabajo de
fierro fue ejecutado en los talleres del Central.
Esta obra, además de ser de utilidad, embellecerá y no poco, el rumbo oriente
de la ciudad, al que pudiéramos llamar el nuevo Aguascalientes”.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
28 de noviembre 2005
JOHN F. KENNEDY
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
¿Qué tiene que ver el presidente de los Estados Unidos, John Fitzgerald Kennedy, con
Aguascalientes? Nada que yo sepa, pero aquí se le tuvo una simpatía de la que no ha
gozado ninguno de sus antecesores ni sucesores, (cosa que desde luego debe tener muy
preocupado a Mr. Bush), aunque ciertamente hay que señalar que a principios del siglo
pasado la calle Dr. Díaz de León llevó el nombre del primer presidente de Estados
Unidos.
Fue aquella una simpatía alimentada por el anticomunismo histérico de la época
y la singularidad de haber sido católico. Sobre si era guapo o no, es cosa de la que por
fortuna no estoy capacitado para opinar...
203
El hecho es que, como usted sabe, Kennedy fue asesinado el 22 de noviembre de
1963, hace 42 años, en la ciudad de Dallas, Texas. Indudablemente este hecho catapultó
su popularidad hasta las nubes.
Por principio de cuentas en Aguascalientes se dispuso que a partir del día 23 la
bandera nacional fuera izada a media asta durante tres días, en señal de duelo. Luego, el
25 de noviembre tuvo lugar un homenaje, más a menos a la misma hora en que el
estadounidense era enterrado. Las campanas de catedral doblaron a muerto, y
automovilistas y caminantes se detuvieron unos instantes, mientras que en algunas
oficinas se suspendieron actividades para guardar un minuto de silencio. Ese día, por lo
menos la Escuela Normal del Estado suspendió clases.
Posteriormente, el día 29, el canónigo Ignacio Escoto ofició una misa de
difuntos en catedral, a invitación del Consejo 2,101 y la Asamblea General de Cuarto
Grado de la orden de los Caballeros de Colón, dado que Kennedy perteneció a esta
agrupación.
Ese mismo día tuvo lugar otro imagen, en la Escuela 21 de agosto, al cual
asistieron el gobernador Enrique Olivares Santana, y una representación de turistas
estadounidenses que en esos días se encontraban en Aguascalientes.
Por otra parte, El Heraldo de Aguascalientes informa en su edición del 18 de
febrero de 1964 que el ayuntamiento había recibido la petición de imponerle a una calle
el nombre del presidente asesinado, por lo que “en tal virtud se han venido haciendo
estudios con respecto a las rúas, que tienen denominaciones que no guardan ningún
significado especial para los moradores de esta hidrocálida tierra, para que alguna de
ellas sea la elegida para ponerle el nombre del joven presidente de la Unión
Americana”, cosa que, hasta donde tengo conocimiento no se realizó.
Más arriba afirmé que muy probablemente la popularidad de Kennedy obedeció
al anticomunismo de la época; a este andarnos asustando con el petate del muerto.
En este sentido, es importante mencionar que cuando Kennedy visitó México en
junio de 1962 (la crisis de los cohetes en Cuba, uno de los momentos más álgidos de la
guerra fría, ocurriría unos meses después, en octubre), en Aguascalientes se afirmó que
los cuerpos de seguridad no tenían instrucciones relacionadas con la posible agitación
que causarían comunistas presentes entre nosotros, mas sin embargo se habían tomado
medidas para que estos simpatizadores del régimen soviético, no fueran a hacer de las
suyas y provocaran un incidente internacional.
204
Pero, ¿quiénes eran estos simpatizantes del régimen soviético; estos engendros
del demonio que admiraban a los rusos?
Indudablemente una de las medidas de represión del movimiento ferrocarrilero
de 1958-59 consistió en estigmatizar a quienes llevaron a cabo el más importante
movimiento sindical rielero, acusándolos de ser comunistas y partidarios de la Unión
Soviética, en una actitud que trascendió con mucho el lapso del movimiento en sí
mismo, y si pensamos en Aguascalientes, en ese entonces una sociedad más cerrada que
ahora, y con una abrumadora presencia del ferrocarril, ya podemos imaginar lo que fue
aquello.
No dudo que efectivamente haya habido una orientación comunista en algunos
de los participantes en el movimiento, pero me parece que la histeria provocada no fue
proporcional a la influencia que éstos tuvieron o pudieron tener.
Estos supuestos comunistas eran, desde luego, los trabajadores cesados por su
filiación vallejista en el movimiento, que se agrupaban en el Consejo Nacional
Ferrocarrilero, y cuya lucha en ese momento se limitaba a buscar la reinstalación.
Total que vino Kennedy, visitó la basílica de Guadalupe y regresó a su país sin
que ocurriera ningún incidente que perturbara el orden.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
5 de diciembre 2005
EL INFORME DEL GOBERNADOR
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El texto constitucional vigente que se refiere al informe anual que el gobernador debe
entregar a la legislatura, prescribe que este hecho debe producirse entre el 15 de
noviembre y el 15 de diciembre.
Ignoro cuando se introdujo esta modificación, porque antes no era sí. Por otra
parte, hasta donde recuerdo es la primera ocasión en que este acto tiene lugar en
diciembre.
Durante décadas esta ceremonia se llevó a cabo en el contexto de las fiestas
patrias, el 16 de septiembre, hasta que, en el periodo en que fue gobernador el Prof. J.
Refugio Esparza Reyes, la fecha fue movida a noviembre.
Por otra parte, por lo menos hasta antes de la revolución, no era uno, sino dos los
informes que debía entregar el gobernador, en marzo y en septiembre.
205
Dado que el primero de diciembre del próximo año tomará posesión el nuevo
presidente de la República, supongo que de nueva cuenta se moverá la fecha, tal vez
para regresar en el tercer año del actual gobierno al primer día de diciembre.
La Constitución no dice nada en cuanto a la forma, salvo que el informe deberá
entregarse por escrito. Por lo tanto, el ceremonial que nos es tan conocido, procede de
una vieja tradición que ha variado poco a lo largo del tiempo.
El Lic. Otto Granados Roldán optó por omitirla cuando, en las elecciones
intermedias de su periodo, el PAN se alzó con la mayoría parlamentaria. En cambio
realizó reuniones con las fuerzas vivas del estado, en las que dio cuenta de lo hecho
durante el año en cuestión. Por su parte, el Sr. Felipe González González siguió el
ejemplo de su antecesor, mientras que el Ing. Luis Armando Reynoso Femat recuperó
esta tradición.
Para un investigador en ciencias sociales los informes de gobierno son como los
vinos: adquieren su valor conforme envejecen y se añejan, porque en el largo plazo
ofrecen dos cosas de gran valor. En primer lugar, la visión de los gobernantes en
relación a su entorno y misión. En este sentido, resulta notable el deseo de modernidad
y civilización en los gobernantes de fines del siglo XIX y principios del XX.
Posteriormente, para los gobiernos emanados de la revolución, lo importante fue
destacar la idea del movimiento armado de 1910 como única alternativa legítima de
desarrollo nacional; panacea de la libertad y la democracia de todos los mexicanos. Lo
que importa hoy en día, ahora que la revolución mexicana está muerta y enterrada, está
por elucidarse.
En segundo lugar, los informes ofrecen valiosa información sobre las
realizaciones del gobierno en materia, por ejemplo, de desarrollo urbano, promoción de
la economía, etc., o se refieren a sucesos que no encontraron expresión en otros medios
de comunicación de la época. Un ejemplo de esto último lo ofrece el gobernador Rafael
Arellano Valle, que en su última comparecencia ante el Congreso del Estado, en 1924,
dio cuenta de que el 27 de abril de ese año un grupo de 60 personas de Cosío, San Pedro
Piedra Gorda, Zacatecas, y Tepezalá, tomaron por las armas la cabecera municipal de
Cosío, "amedrentando al vecindario y lanzando gritos subversivos e insultantes contra las
autoridades constituidas".
Por otra parte, estos documentos permiten apreciar la importancia que los
gobernantes le dan a determinados temas. En este sentido, los informes han ido
206
adquiriendo cierto grado de complejidad, convirtiéndose en reflejo del desarrollo
experimentado por la entidad.
Veamos unos cuantos ejemplos, yendo de lo simple a lo complejo. En su
informe de septiembre de 1904 el gobernador Alejandro Vázquez del Mercado dijo que
entre el 5 de mayo y el 31 de agosto de ese año habían utilizado los tranvías eléctricos
de la ciudad un total de 504,434 personas, y que otro tanto, aproximadamente, había
hecho uso de los tranvías con fuerza de sangre, es decir, jalados por mulas, mientras que
en 1923 el citado Rafael Arellano Valle informó que se habían elaborado 15,840 adobes
para la barda del segundo patio del Panteón de la Cruz, o que en el despacho del
Ejecutivo se habían emitido un total de 7,091 oficios.
Muchos pasajeros, adobes y oficios, pero hoy en día ningún gobernador se
detendría en semejantes nimiedades. Además, en el caso de las dos primeras, se trata de
funciones que corresponden al ayuntamiento, lo cual habla de una cierta indefinición de
competencias.
Por otra parte, y hablando de salud, al referirse a los niños fallecidos a
consecuencia de la diarrea, y tal vez para documentar la insoportable levedad del dato,
Vázquez del Mercado se limitó a señalar en el informe citado que los difuntos habían
sido algunos.
A propósito de la levedad de los datos, en su segundo informe, correspondiente a 1954, el
gobernador Benito Palomino Dena dijo que la cosecha de guayaba y uva había fluctuado
nada más y nada menos que entre 3 y 4 millones de kilos. Años después, en 1963, el Prof.
Enrique Olivares Santana dijo que la cosecha de uva había alcanzado las 21,258 toneladas
lo cual, sin duda, ofrece un punto de comparación a propósito del crecimiento de esta
actividad.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
12 de diciembre 2005
EL PADRE JORGE HOPE Y SU CAJON DE SASTRE
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Gustavo Vázquez Lozano, director editorial del Instituto Cultural de Aguascalientes, ha
tenido la muy atinada idea de rescatar una serie de artículos que el sacerdote Jorge Hope
Macías publicó en la prensa local entre mediados de la década de los años cincuenta y
en la de los sesenta.
Estos artículos adquieren hoy la elevada categoría de un libro. Cajón de sastre,
título de la columna semanal del padre Hope, será presentado el próximo miércoles 14
de diciembre, en el vestíbulo del Teatro de Aguascalientes, en punto de las 18 hrs.
207
Además, la ocasión servirá para rendirle un emotivo homenaje a este personaje, que ha
dejado honda huella en mucha gente.
Pese a su apellido, de origen escocés, el padre Jorge Hope Macías es tan
aguascalentense como usted y como yo. Nació en Asientos, el 19 de mayo de 1923,
hace poco más de 82 años, y más concretamente en lo que hoy se conoce como la Casa
Grande, una construcción que parece haber sido trasplantada desde los Estados Unidos
hasta esa aridez aguascalentense, y que se encuentra en la carretera que comunica a
Tepezalá con Asientos, un poco adelante del templo del Tepozán, y antes de llegar al
poblado propiamente dicho.
Su padre, minero de profesión, emigró a Estados Unidos para hacer la América,
y de ahí a México, contratado por la empresa estadounidense American Smelting &
Refining Company, empresa propietaria de la Fundición Central Mexicana y de algunas
minas en la zona de Asientos y Tepezalá. De aquí que el padre Hope naciera en la Casa
Grande, residencia de los Doerr, propietarios de la mina El Orito, en donde su padre fue
administrador.
Muy temprano, en 1933, ingresó al seminario diocesano, de donde pocos años
después se trasladó el seminario de Montezuma, en Nuevo México, que el episcopado
mexicano mantenía en los Estados Unidos debido a los problemas entre la Iglesia y el
Estado en esos años.
Fue ordenado sacerdote por el tercer obispo de Aguascalientes, el Sr. José de
Jesús López y González en febrero de 1948, y casi al mismo tiempo se incorporó al
Seminario Diocesano, institución de la que fue rector.
Muchas cosas podría decir del padre Hope, todas ellas laudatorias de su persona,
su papel como formador de jóvenes; su presencia en el grupo de matrimonios arropados
por el Movimiento Familiar Cristiano, la gozosa idea de organizar la Romería de la
Asunción, a la que tomó de la mano mientras aprendía a dar sus primeros pasos; su tarea
como impulsor de la capilla de Jardines de la Asunción, de la que fue responsable
durante muchos años, etc.
Sin embargo quiero concentrarme en una, más apropiada a la intención que me
anima en la escritura de estas líneas.
Muy pronto destacó el padre Hope por sus cualidades de orador sagrado y la
profundidad de su reflexión, que lo impulsaron a convertirse en un predicador
imprescindible de múltiples ceremonias.
208
Precisamente son estas cualidades las que se despliegan a lo largo de los 50
artículos compilados en esta antología; textos escritos al calor de los acontecimientos de
hace décadas, referidos a hechos locales, nacionales e internacionales.
Pese a ello, se trata de reflexiones que conservan su frescura original, pero sobre
todo, la vigencia que nos permite leerlos como si acabaran de ser escritos, de tal manera
que, pese a su antigüedad, todavía hoy nos aportan algo, tal y como ocurre con los
clásicos.
El padre Jorge Hope, hombre cuya reflexión y conversación nunca tienen
desperdicio; uno de esos personajes que son siempre bienvenidos.
Desde luego es obvio decir que estas líneas son una invitación que yo le hago a
usted, amable lector, para que asista a esta presentación, pero sobre todo, para que se
obsequie con la lectura de este libro.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
19 de diciembre 2005
CAJON DE SASTRE
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Me gustaría haber escrito lo siguiente: Cuando salí, la ciudad estaba dormida,
profundamente quieta. El cielo despejado, claro, barrido por un inmisericorde viento
del noroeste. Había una claridad irreal, como esa que alumbra los sueños. Y las luces
de una calle lejana, alineadas como las de una procesión o de un entierro, temblaban
como con miedo o frío. Era impresionante el silencio, como si se hubiese escapado de
la estancia del muerto e invadido las calles.
Me gustaría haber escrito lo anterior, pero ya lo hizo el padre Jorge Hope
Macías, y ni remedio. Este fragmento pertenece al libro Cajón de sastre, que se presentó
el Miércoles pasado en el Teatro de Aguascalientes, y que contó, como se decía en el
pasado, con una escogida concurrencia.
A propósito del contenido de este volumen, debo decir que hubo una época en
que yo no sabía si pertenecía a la iglesia católica o a la iglesia del padre Hope.
Desde luego no existe tal iglesia ni semejante disyuntiva, y en todo caso la
afirmación me permite destacar la singularidad de las celebraciones que el padre Jorge
Hope Macías presidía a principios de los años ochenta en la capilla de Jardines de la
Asunción, cuando mi esposa y yo acudíamos a misa los domingos, pese a no ser
parroquianos de ese rumbo de la ciudad, y a tener cualquier cantidad de templos mucho
más cerca de casa.
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No existe la disyuntiva, pero sí una enorme diferencia entre lo que
encontrábamos ahí, y lo que no encontramos en otras partes. La liturgia es siempre la
misma, al igual que los textos sagrados, y en todo caso la diferencia radicaba en ese
compromiso irrenunciable del padre Hope, de no correr en sentido contrario de la
realidad sino, por el contrario, encararla con el evangelio en la mano para, a la luz del
mensaje, averiguar qué significa, y como podemos incorporarlo a nuestra experiencia de
vida.
Si con alguna frecuencia la realidad nos muerde el alma, sumergiéndonos en la
confusión, siempre es bienvenida la palabra fuerte, sólida, de un personaje como el
padre Hope, tal y como ocurre en este libro.
Mientras escribo estas líneas vienen a mi memoria imágenes de aquella época, la
tarde recién inaugurada con luz en la capilla de Jardines, y en el centro del templo la
doble altura del padre Hope, la contundencia de sus gestos, la exacta dicción de las
palabras, el tono profundo de su voz; y en el fondo de todo esto la certeza de que
nuestras vidas tienen un propósito que cotidianamente estamos obligados a descubrir.
Gustavo Vázquez Lozano, director editorial del Instituto Cultural de
Aguascalientes, se dio a la tarea de compilar 50 Cajones de sastre que el padre Hope
escribió entre 1956 y 1970, y que ahora cobran nueva vida para disfrute y reflexión de
todos nosotros.
De esta forma se rescata a un autor que viste nuestras letras aguascalentenses
con una prosa poética, preñada de tardes violeta que se visten con las campanadas de
catedral, y se enrojecen con el Sol que muere.
Se trata de textos en los que, como señala el autor, la Gracia viene bajando por
la brecha del silencio o, como bien dice Gustavo Vázquez en el prólogo, constituyen
una pecera de muchos colores.
Para la confección de estas notas el autor utiliza cualquier acontecimiento que
atraiga su atención; de la muerte de un desconocido a la Feria de San Marcos (que por
cierto declara que no le gusta, principalmente por su exceso de licencia); del propósito
de la vida a la molestia que causa un mosquito. Lo toma, lo reflexiona y nos lo devuelve
a través de una serie de pinceladas trascendentes, para que aquel suceso que comenta
adquiera una nueva expresión.
En el camino, el padre Hope escribe utilizando un tono intimista, que nos ofrece
el sentimiento de que está dirigiéndose especialmente a mí; a quien tome el libro y se
sumerja en sus páginas.
210
No hay desperdicio en estos 50 Cajones de sastre. Unos porque son agradables a
la mente, en la medida en que hay en ellos una impecable utilización de la lengua, cosa
que siempre se agradece; otros porque nos traen el rumor de otra época y nos ofrecen un
cuadro de lo que fue; otros más porque nos ofrecen un entretenimiento de calidad, solaz
para todo espíritu sensible; y finalmente, otros nos ofrecen una reflexión siempre
vigente; siempre actual. Unos nos invitan a la contemplación, en el más profundo
sentido que puede alcanzar nuestra pobre humanidad, mientras que otros son una
trompeta imperiosa que llama a la acción.
Se trata, en síntesis, de páginas transparentes, luminosas, llenas de consuelo y
esperanza para el lector apresurado.
Lo mejor es leer este libro en pausas, entre sorbos de café; leerlo con calma para
que la intención del autor surta su efecto bienhechor y se asiente suavemente en el alma.
Lo mejor es leer este texto como hicieron los lectores de esta remota columna:
en las mañanas, tal vez mientras se desayuna, o al llegar al trabajo, para así armarse con
una reflexión fresca, de buena calidad, que le otorgue alguna novedad a nuestro día y
solidez a nuestro espíritu.
El padre Hope vivió épocas sombrías, preñadas de maledicencia, hasta que el
tiempo y la distancia pusieron a cada quien en su lugar, y hoy, nuevamente, gracias al
Instituto Cultural de Aguascalientes, su palabra fuerte, sólida, vuelve a destacarse,
gracias a este magnífico libro, no sólo para solaz de quienes se paseen por sus páginas,
sino también para su edificación.
No quiero terminar sin decir una palabra sobre este libro como objeto. Esta
edición de Cajón de sastre prueba que los libros que editan las instituciones encargadas
de la promoción de la cultura no están condenados de manera forzada a ser feos. Por el
contrario, Cajón de sastre, es visualmente un buen libro, grato a la vista; un libro que se
palpa y se contempla con placer.
Sólo es de lamentarse que este Cajón de sastre se haya cerrado cuando, estoy seguro,
todavía había mucho; hay mucho, que el padre Hope podría darnos, porque siempre será
bienvenida una voz prudente, reposada, y más aún en esta época de tantas voces
frívolas, carentes de sentido.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
26 de diciembre 2005
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Permítaseme comenzar con una pregunta por demás impertinente: ¿qué sería de la
navidad sin el aguinaldo; sin la gratificación de fin de año? ¿Qué quedaría de ella sin
211
ese dinero que circula ante los ojos ávidos de los comerciantes? ¿Qué ocurriría si en vez
de recibir en esta época este extra anual de nuestro ingreso, lo recibiéramos, digamos,
en abril; o en junio?
Escribo lo anterior porque me parece que hoy en día la navidad es rehén del
comercio, y mucho de lo que vivimos en esta época; del estruendo que caracteriza a
estos días, gira en torno a éste. En pocas palabras, disfrutarla, vivirla, es igual a
comprar, regalar, recibir y consumir, y entre tanto, el hecho que origina la fiesta pasa a
segundo término. El aparato comercial se dispone a lograr la mayor ganancia posible,
ofreciendo cosas útiles e inútiles envueltas en escarcha y luces; árboles y santo closes.
Desde luego me parece magnífico que la economía se mueva, porque ello
significa generación de riqueza, empleo, además de que para muchas familias el
aguinaldo ofrece la oportunidad de mejorar en algo su calidad de vida, pero de eso a
terminar cambiando gato por liebre hay una gran diferencia.
En este sentido, me parece significativo que el tesoro de la navidad, ese cofre
instalado en la Plaza de la Patria en esta época junto al gran árbol que en vez de esferas
tiene tapas de refresco, esté vacío; signo tan involuntario como inequívoco de que el
asunto de la navidad no va por ahí.
No soy yo quien para decir por donde va, pero sí me queda claro que
Aguascalientes vive un proceso de secularización que para el caso de la navidad
significa la sustitución de antiguos valores, costumbres y tradiciones, por otras, ya no
relacionadas de manera forzosa con el hecho básico que anima a esta grata festividad: la
remembranza del nacimiento de Cristo.
En el camino no faltan las voces que pugnan por la preservación de nuestras
tradiciones, animados por la intención de congelarlas; hacer que permanezcan de
determinada manera por los siglos de los siglos, cuando en rigor la cultura es dinámica.
Adopta unas cosas y desecha otras, en una experimentación sin fin. A final de cuentas
quienes argumentan en este sentido se mueven en arenas movedizas.
Me imagino al público que presenció la primera pastorela, hace ya siglos. Tal
vez entre esta gente hubo un anciano, un indio posiblemente, que, ante el espectáculo de
los pastores en ruta hacia Belén, movió tristemente la cabeza, lamentando la pérdida de
antiguas tradiciones y la adopción de prácticas extranjerizantes… como la pastorela, que
tuvo su origen en los auto sacramentales europeos, y que fue traída por los españoles, y
utilizada como un instrumento de la evangelización.
212
A lo que voy es a lo siguiente: todo aquello que consideramos nuestro, propio;
aquello que logró una adecuada aclimatación y hoy en día tiene vida propia y vigencia,
un día ya muy lejano; un día ya olvidado, nos fue ajeno. Alguien lo trajo y lo mostró.
Gustó tanto que se quedó entre nosotros y floreció.
Desde luego no hablo de usted y o de mí, sino de la sociedad en su conjunto, de
todos aquellos que nos precedieron; de lo que creían y practicaban. Todo esto les fue tan
querido, que nos lo heredaron como un valioso regalo.
En el anchuroso cauce de la historia a nosotros nos toca tan solo vivir apenas un suspiro,
un breve recorrido de estas aguas que a veces se mueven de manera vertiginosa,
mientras que en otros momentos lo hacen tranquilamente. Podemos mirar hacia atrás y
comprender en parte lo ocurrido, pero nadie vive lo suficiente como para ser testigo a
plenitud de las transformaciones. Lo más que se nos ofrece es la oportunidad de atisbar;
apenas atisbar, alguno de estos cambios.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
2 de enero 2006
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Uno de los ingredientes que conforman nuestra manera de ser es la tendencia a
organizar la vida en ciclos, de todo y para todo, escolares, de trabajo, de gobierno, de
relaciones personales.
Y entre todos los ciclos que vivimos, sólo este del año nuevo nos es común a
todos, al menos en el mundo occidental. Se trata de una fiesta dual en la que damos la
espalda a un año y la bienvenida a otro. Los extremos se tocan y, como escribiera el
poeta Pablo Neruda: el tiempo da su vuelta de vals. Terminamos el ciclo anual, y lo
hacemos celebrando. En la euforia del año nuevo formulamos una serie de propósitos,
en una suerte de quimérico borrón y cuenta nueva, que el diario trajinar se encargará de
disipar poco a poco.
Como la navidad, la fiesta de año nuevo me parece una celebración agridulce.
Diciembre me gustó pa’ que te vayas proclama José Alfredo Jiménez en su Amarga
navidad, como si el fin del ciclo significara una toma de conciencia a propósito de la
miseria de nuestra condición humana, con sus claroscuros.
Por otra parte, como siempre que se llega al final de algo, es obligado hacer un
balance; revisar el debe y el haber; lo que ganamos y lo que perdimos, es decir, abrimos
la puerta de la añoranza, y entonces hacemos cuentas de lo que dejamos atrás, personas
incluidas, porque la vida las arrancó de nuestro lado o porque seguimos caminos
diferentes.
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De nueva cuenta José Alfredo tiene la palabra: no quiero comenzar el año nuevo
con este mismo amor que me hace tanto mal. Aunque bueno, esto último está como para
ponerse a cantar Viva mi desgracia, y realmente no es para tanto; por lo menos no en mi
caso, pero sí en el de muchos para quienes esta fiesta no les dice nada, por su pobreza,
por su cultura, o para quienes pasan el año nuevo por ejemplo, solos, de viaje, en
cuarteles, comandancias de policía, patrullas, cárceles (¿para qué andarse con
eufemismos?), hospitales y, peor aún, en funerarias, que a la muerte no le importan días
ni horas.
No. Hay que dar el salto al año nuevo en familia, o con familia y amigos; en casa
o en uno de esos restaurantes que ofrecen menús excepcionales, variedad incluida, y las
doce uvas recién descongeladas, la orquesta o conjunto interpretando Las golondrinas
en los instantes previos a la media noche, y a continuación Las mañanitas, para luego
dar paso al confeti, las serpentinas y los pitos, en la apertura de una gloria profana.
Poco a poco el cielo comienza a poblarse de estrellas. Aparecen como si se
tratara de acordes de una magnífica arpa. Primero las más brillantes, Sirio a la cabeza,
acompañada por las Tres Marías, o Tres Reyes Magos, según su preferencia, que
conforman el Cinturón de Orión, y luego Aldebarán, Castor y Pólux, Capella y un
infinito etcétera.
Es entonces cuando la noche vieja queda formalmente inaugurada. A los templos
fluye la gente para el rito familiar de acción de gracias a que obliga la fecha; gracias por
seguir vivos, gracias por seguir juntos.
Antes se estilaba escuchar en un templo las 12 campanadas que marcan la agonía
y muerte del año, pero ya no se celebran las misas de gallo, momento central en las
celebraciones de resurrección, navidad y año nuevo (aunque por ahí leí que se le llama
así a esta celebración porque la única ocasión en que un gallo ha cantado a semejante
hora fue cuando nació Cristo). Tal vez ocurre que en un acuerdo tácito entre lo sagrado
y lo profano, hoy en día estas celebraciones han sido movidas a las 20 o 22 hrs., para
que luego todo el mundo se vaya a celebrar a casa o al restaurante, no lo sé.
Pero yo me acuerdo de las misas de gallo; auténticas misas de media noche, en
catedral, el templo abarrotado, y el obispo Quezada Limón hincado en un reclinatorio en
el lado izquierdo del presbiterio, de sus hombros descendiendo una larga y regia capa
pluvial, en la vigilia del año nuevo, y luego la celebración de la misa. Me acuerdo del
frío de este tibio invierno nuestro; de los niños pequeños en brazos de sus padres,
vencidos por la noche y su helado abrazo; vencidos a un grado tal que ni las potentes
214
voces del coro de la Schola Cantorum del seminario eran capaces de despertarlos. Me
acuerdo de la salida a la calle, transcurrida la primera hora del año nuevo, el tráfico
citadino y el gozoso clamor de los cohetes lanzados a la noche (en otras partes tiran
balazos), y luego la cena en casa; en el cobijo inocente del hogar.
Como digo, en estos días se abre la puerta de la añoranza. Yo, por ejemplo,
extraño el silbato del ferrocarril, que para muchos tuvo un significado especial en esta
fecha.
En los momentos previos a la media noche, parecía operarse una suspensión del tiempo;
la conversación en la mesa decaía, hasta que el silbato del ferrocarril estallaba
anunciando el año nuevo. Entonces todo el mundo se ponía de pie para abrazarse y
renovar de esta forma la esperanza. Listo, tenemos un año nuevecito; flamante. A ver
que hacemos con él.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
9 de enero 2006
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Después de diciembre y sus luces (y el recibo de la energía eléctrica), las celebraciones
de navidad con sus posadas y pastorelas, con sus excesos gastronómicos, las vacaciones
y los regalos, la convivencia con los parientes a los que sólo se ve en esta época;
después de todo esto, enero se me figura como un mes vacío y falto de energía, en el
que para colmo viene como anillo al dedo aquello de enero y febrero, desviejadero
(toco madera).
La huída de nuestra estrella hacia el sur constriñe la vida, y la resaca del mes
anterior se acumula en los huesos; en la piel que se enfría por culpa del Sol, que nos
abandona; nos da la espalda, y ni siquiera la promesa de la Feria de San Marcos,
insinuada en la presentación de las candidatas al trono ferial, es suficiente para darle a
este mes un sabor más amable.
A final de cuentas enero es un largo san lunes: ni las gallinas ponen, y lo menos
que se antoja es quedarse en casa hasta que el Sol vuelva a calentar. Luego, para colmo,
tenemos días nublados; pálidos, con la nostalgia flotando en el aire, cargados de la
tristeza de todo lo que no está completo... Pero ni modo, hay que salir a la calle,
trabajar, estudiar, y todo lo demás.
Pero eso es aquí en Aguascalientes, porque en otras partes la celebración sigue
su curso. En San José de Gracia, por ejemplo, se realizó en días pasados la
cuadragésima Feria del Maíz, que tuvo su día principal el seis de enero, no por la fiesta
de los Reyes Magos, sino porque en esa fecha se conmemora la emisión de la primera
215
Ley Agraria de la revolución, en 1915, por el Primer Jefe del Ejército
Constitucionalista, Sr. Venustiano Carranza. De otra forma no se explica una feria del
maíz fuera de tiempos de cosecha.
Es esta una feria pequeña, con su reina, unos cuantos volantines, un desfile en el
que participan alumnos de las escuelas del municipio, una exposición pecuaria, otra de
manualidades, y un acto agrario de rancio sabor revolucionario, que ofrece la imagen de
un México que está dejando de ser; un acto en el que los discursos se proclaman como
si no hubiera pasado nada en los últimos 20 años, como si México no hubiera cambiado.
Al final de la ceremonia se canta el himno agrarista, que compusieron en otra vida
Ernesto Cortazar y Lorenzo Barceleta; aquel de marchemos agraristas a los campos/A
sembrar la semilla del progreso...
Yo asistí un par de veces a este acto, no sin sentir que se trataba de una
ceremonia que se hacía como en secreto, allá arriba, en la sierra, donde nadie se entere,
salvo los asistentes. Digo, porque me parecía que aquello iba a contracorriente de todo
lo que ocurre con México, y en particular con el sector agropecuario. Claro que no hay
tal, sino mi percepción; lo aclaro por aquello de las dudas, y es que, pese a todos las
transformaciones, la fecha ofrece a muchos la oportunidad de proclamar su fe agrarista.
El desfile transcurre por la avenida principal, con las autoridades municipales
instaladas en la banqueta donde está la Presidencia Municipal, edificio que muestra en
su pared frontal aquella frase que se le atribuye al general Vicente Guerrero, para que
nadie lo olvide: La patria es primero.
Luego viene el acto agrario propiamente dicho, que se realiza en el lado oriente
de la plaza, en una explanada que se encuentra entre la calle y el kiosko del jardín; una
explanada que en su lado sur culmina con un escenario que hace las veces de Teatro del
Pueblo y, detrás de éste, un asta bandera.
En el límite poniente de la explanada, a un lado del kiosko, está el monumento a
los fundadores del ejido de San José de Gracia, ante el cual se deposita una ofrenda
floral y se hace una guardia.
En éste, sobre una base descansa un conjunto escultórico de una mujer sentada,
vestida con un vestido largo y un saco, la cabeza cubierta con un sombrero de piloncillo,
y en las manos una canasta. Su expresión es adusta, ignorante del niño vestido de manta
que permanece de pie a su lado, y que tiene la mano izquierda en la barbilla, como
acostumbramos a hacer cuando dudamos de algo. En rigor la expresión de ambos es
216
adusta, como si de esta forma manifestaran lo que la presa Calles les ha dado a los
habitantes de San José de Gracia: casi nada.
En la placa colocada al frente se lee, entre otras cosas, lo siguiente: A los buenos
hijos de San José de Gracia, que lucharon y murieron por obtener la dotación de
tierras, casi 4,000 hectáreas, mediante resolución presidencial del 3 de septiembre de
1925, ejecutada el 1 de diciembre de ese año. Luego vienen los nombres de los 29
primeros ejidatarios josefinos, entre los que abundan los apellidos Landín y Ventura,
García y Suárez.
Terminada la celebración, los niños se van felices a los volantines (es obvio decirlo: los
que traen dinero); felices por no tener clases y por hacer algo que rompe con su rutina.
Felices de, al menos por unas horas, ahuyentar el silencio al que los somete la vida.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
16 de enero 2006
A LA FERIA DE SAN MARCOS…
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El jueves pasado tuvo lugar la presentación del programa de la Feria Nacional de San
Marcos, en un esplendente acto realizado en la Centenaria Plaza de Toros San Marcos.
En otras ocasiones el Patronato había elegido para este evento alguno de los
salones del Casino de la Feria o la Casa de Gobierno, y hasta donde recuerdo, no se
había realizado en la Plaza de Toros San Marcos. De igual manera, este acto
generalmente se había realizado al medio día, mientras que en esta ocasión fue en la
noche.
Estos dos factores me suscitan algunas dudas, por esto del invierno y de estar a
descubierto, y sin embargo, en el transcurso del evento éstas se disipan poco a poco, al
igual que las nubes, que terminan dejando el firmamento a merced de una luna llena,
acompañada de su corte de fuegos celeste.
Las invitaciones muestran una escena taurina con tipografía antigua, que evoca
el estreno de la plaza de toros. Todo bueno, todo nuevo, se proclama en la tarjeta,
aludiendo al cartel de inauguración de la plaza que, por cierto, se complementa con la
frase: Por primera vez, toros limpios.
En la entrada del coso dan la bienvenida un grupo de personas que obsequian a
las damas un rebozo de artisela, y un clavel a los caballeros. El pasillo que conduce al
ruedo, donde están instaladas las mesas, está enmarcado por una serie de antorchas que
brindan una luz tenue, prometedora de magia.
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En el círculo las mesas ocupan toda la superficie. A mi lado, nada más de
observar la escena, alguien dice: parece que vamos a jugar a las sillas.
En las graderías un sinfín de veladoras, cientos de ellas, parpadean con su luz
humilde, como si se tratara de los espíritus de todos aquellos que a lo largo de poco más
de un siglo han coreado las hazañas de los diestros, y chiflado a los maletas y faltos de
valor. En esta noche en que el invierno se abate con un frío tenue, parecieran
convocarnos al gozo de la primavera ferial.
Entre las veladoras, un grupo de maniquíes, unos 10, lucen vestidos típicos, que
luego serán debidamente iluminados. Hay cinco mantas colgadas de los arcos, que
hacen referencia a cuatro dimensiones de la feria: cultura, entretenimiento, tradición y
exposiciones, ilustradas con reproducciones de las litografías de Claudio Linati. El
quinto cartel dice: 2008, año de 180 ferias, y me recuerda la etiqueta de algún tequila
caro.
Todo bueno, todo nuevo, se afirma, y como de noche todos los gatos son pardos,
aquello luce esplendoroso.
El evento es conducido de manera inmejorable por Mary Carmen Romo, titular
del programa radiofónico Aquí entre nos, que transmite cotidianamente XEBI. Mary
Carmen luce un vestido diseñado por Jorge Campos Espino, estraples en negro y rojo,
con tiras de listón que semejan el movimiento en el aire de un capote. Su corte es en
línea A (cualquier cosa que eso signifique), y en el lado derecho tiene la figura de un
torero, pintada en unas partes; bordada en otras, retratado en el acto de hacer pasar al
toro por el capote. Complementa el atuendo una mantilla con rapacejos de artisela, y se
ilustra con dos gallos en el lance de pelear.
Inicialmente hay una exposición del presidente del Patronato de la Feria, Lic.
Raúl Alvarez Gutiérrez, ricamente aderezada con un audiovisual elaborado por Marissa
González y Francisco Ortega, que se proyecta en tres pantallas, instaladas en la zona de
Sol de la plaza.
El audiovisual, fresco, dinámico, de gran calidad y buen gusto, muestra estampas
de la feria, publicidad añeja, fotografías nuevas y antiguas, debidamente sincronizadas
con la exposición de Alvarez Gutiérrez, quien hace un repaso de la historia de la feria, al
tiempo que esboza los objetivos de la verbena en este año de gracia de 2006, y proyecta
la idea de lo que se pretende lograr en el 180 aniversario de la fiesta, que se cumplirá en
2008, la infraestructura que se construirá, la iluminación del jardín y templo de San
Marcos, la gran velaria en la parte sur de la Plaza de Toros Monumental, etc.
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Acto seguido se presenta el video que se utilizará en la promoción de la feria,
obra de Consuelo Ornelas y compañía, que tiene una duración de 12 minutos. En este
trabajo Chelo, muestra el refinamiento que ha alcanzado en el terreno de la multimedia
aplicada a las artes.
Ornelas toma como punto de partida el mural de la feria de San Marcos pintado
por Osvaldo Barra en 1962, y como si se tratara de una labor de deshilado, va tomando
fragmentos de la pintura, separándolos de su contexto y dándoles profundidad, de tal
forma que los convierte en objetos tridimensionales, y entre uno y otro espacio
introduce nuevas imágenes, que luego cobran vida para mostrarnos, por ejemplo, la
coronación de la reina del año pasado, al lado de la reina que en el mural recibe el
elogio del laureado poeta. El video incluyó además, una animación por computadora del
Paseo de la Feria, con los cambios que el patronato tiene la intención de introducir,
tanto en el paseo como en las fachadas de los edificios.
A continuación viene la presentación de las candidatas a reina, Celina, Cynthia,
y Marina, mujeres llenas de gracia, como para sentirse bendito entre ellas. Su entrada es
saludada por porras y gritos de sus partidarios, y un video que las muestra en diversas
poses. Las candidatas se presentan, saludan y expresan sus motivos para participar en el
certamen.
Posteriormente viene la premiación del cartel y su develación, a cargo del
gobernador Luis Armando Reynoso Femat, y luego la intervención de éste, en la que se
refiere a las inversiones realizadas en la zona ferial, el propósito de que la
infraestructura no sólo se utilice en abril, para que Aguascalientes no sea flor de un
mes.
El acto concluye con fuegos artificiales, luces efímeras en rojo, verde, blanco y violeta,
que por segundos se confunden con las estrellas. La cena es amenizada por un violinista
que destroza a cuanto clásico se le atraviesa, y luego el magnífico ensamble flamenco
de Zambra Contreras.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
23 de enero 2006
EL SERVICIO TELEFONICO EN 1902 (I/II)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En algunos casos, quienes estudian los procesos de desarrollo se han dado a la tarea de
enunciar una serie de indicadores que permiten evaluar el grado de desenvolvimiento
que alcanza una sociedad.
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Para mi gusto se trata de un método un tanto engañoso, pero que algo tiene de
verdad, porque siempre será mejor cocinar en estufa que en fogón, aunque ciertamente
con ello perdimos el delicioso aroma de la leña en combustión.
Por ejemplo, algunos estudiosos relacionan a la población con la cantidad de
vehículos, computadoras, televisiones, refrigeradores, etc., que posee la gente, para
determinar el nivel de desarrollo.
Lo engañoso radica en que por desgracia tener alguno de estos objetos de
ninguna manera garantiza haber alcanzado un mejor nivel de desarrollo. Antes, al
contrario, ahora algunos de ellos se visualizan como un claro retroceso. Por ejemplo los
vehículos. ¿Será un signo de progreso ver nuestras calles hacinadas de automotores,
muchos de ellos convertidos en auténticas chimeneas rodantes? Lo dudo.
Contra esto, hoy en día las sociedades que se caracterizan como desarrolladas
buscan la optimización del transporte; contar con un transporte cómodo y suficiente,
ambientalmente sano, y no que cada quien tenga una automóvil.
Me parece que habría otros indicadores más certeros; más adecuados, para medir
el desarrollo. Por ejemplo, los niveles de escolaridad, de seguridad y criminalidad, los
libros leídos por persona, la asistencia a las presentaciones artísticas, el grado de
capacidad para reciclar, etc.
En fin, a lo que te truje. Precisamente uno de estos elementos de progreso es el
sistema de comunicación telefónica, que en Aguascalientes tiene ya más de un siglo de
instalado, y que hoy en día nos es tan indispensable como familiar.
Seguramente para los aguascalentenses de fines del siglo XIX y principios del
pasado, y en particular para las autoridades, contar con una red telefónica era lo más
cercano a la panacea del progreso y la modernidad.
Basta darle una ojeada a los documentos de la época para constatar el fervor que
el progreso les inspiraba; el ansia de modernidad, que era sinónimo de civilización, y
que se manifestaba en el ferrocarril, la fundición, el transporte en tranvías eléctricos, el
alumbrado público, y el teléfono, entre otros.
Mañana se cumplirán 103 años de que el gerente de la Compañía Telefónica de
Aguascalientes, Sr. Manuel M. Medino, (sí, ilustrado lector: leyó usted bien, el apellido
de este personaje era Medino. Ni modo; nadie es perfecto), rindiera al presidente del
Consejo de Administración de la compañía, el informe de labores correspondientes al
año de 1902.
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Hoy en día cualquiera tiene un teléfono, y además un teléfono celular (conozco a
alguien, un adolescente de 13 años, que recibió en la navidad pasada su primer teléfono
celular y $1,000, y que rápidamente gastó unos $700 en tarjetas telefónicas. ¿Habráse
visto semejante euforia comunicativa?), pero en el pasado las cosas eran muy diferentes,
no sólo por la excepcional posibilidad de contar con un aparato (en 1902 existían en
todo el estado de Aguascalientes 171 líneas), sino por las dificultades técnicas que
entrañaba su operación, tal y como se verá a continuación.
A propósito de estas dificultades, el Sr. Medino comenta en su informe que las
comunicaciones habían tenido buen éxito, pero se nota la falta de dos alambres
conductores para ligar directamente con esta Ciudad sin la interposición de oficinas
intermedias, los centros de Tepezalá y Asientos, esto porque existen muchas
comunicaciones entre estas poblaciones y la capital, y casi siempre tienen que esperar
los abonados un largo turno, y esto, como es natural, les molesta, más, cuando tienen
negocio urgente.
Esto significa que no existían las comunicaciones directas, tal y como ocurre hoy en día,
sino a través de una operadora, y aunque no soy tan viejo, todavía recuerdo haber
llamado por teléfono a través de una de estas trabajadoras, es decir, que el sistema debió
automatizarse por ahí a mediados de la década de los sesenta del siglo pasado.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
30 de enero 2006
EL SERVICIO TELEFONICO EN 1902
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La semana pasada me referí al informe que el gerente de la Compañía Telefónica de
Aguascalientes, Sr. Manuel M. Medino, entregó al presidente del consejo de
Administración de la compañía, el 24 de enero de 1903, tema con el que concluyo en
esta ocasión.
El Sr. Medino señala que debió construirse otro castillo para recibir los alambres
que penetran en las oficinas centrales, por ser insuficiente el anterior. El costo de la obra
fue de $150. También se repusieron algunos postes en las calles y se aumentaron las
crucetas para las instalaciones de los nuevos abonados.
Relata el gerente de la empresa telefónica que en junio de 1902 se instaló el
servicio telefónico en Villa García, Zacatecas, gracias a los habitantes de esta ciudad,
que ofrecieron instalar 35 postes y tomar entre seis y 10 teléfonos. Ello fue posible con
la contribución del Sr. Feliciano Gómez González, propietario de la línea que comunica
a la Hacienda de Ciénega Grande con Asientos, que permitió la conexión de su línea
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con la de Villa García. Esto último es interesante destacarlo: la importancia de algunas
haciendas que, como la de Ciénega Grande, contaban con este servicio.
En cuanto a los aparatos, se trajeron de los Estados Unidos 20 teléfonos del
sistema mixto, Ericsson y Americano. El Sr. Medino informó que este servicio funciona
con toda regularidad y beneplácito de algunos abonados del Centro telefónico de
Zacatecas, quienes se comunican diariamente con aquella población, no obstante de
que por alambre hay una distancia de 230 kilómetros.
Resulta notable el asombro que la comunicación a distancia le causa al Sr.
Medino, aunque ciertamente los 230 kilómetros de que habla me parecen un exceso.
¿Acaso no hay entre Aguascalientes y Zacatecas la mitad de esa distancia?
En fin. Por otra parte, se señala en el informe que existen dificultades en la
comunicación con la capital tuza, por lo delicado que es el ajuste de los instrumentos
que permiten la transmisión simultánea telegráfica y telefónica por el mismo alambre;
pero mediante el cuidado que se tiene de ajustar diariamente los aparatos, se ponen por
término medio 50 comunicaciones en el día.
En otro orden de ideas, Medino informaba que se compró alambre por $700, seis
teléfonos, un cuadro conmutador de 10 números, y se contrataron con el Sr. Luis
Barrón 700 postes, todo ello con el fin de instalar la línea que comunicaría a esta ciudad
con la de Calvillo, para así cumplir con el compromiso que la empresa había contraído
con el Gobierno del Estado.
Y sin embargo el conmutador se había extraviado, por lo que en ese momento
estaba gestionándose ante la empresa del ferrocarril la devolución del importe del
aparato, que es de $137. Por otra parte, el alambre que ofreció el Gobierno del Estado
no sirvió, razón que lo orilló a dar en su lugar $500.
Medino señalaba que en el momento de rendir el informe, el 24 de enero de
1903, se estaba trabajando en la instalación de la línea a Calvillo, que pronto entraría en
servicio.
A la fecha señalada, el número de abonados era el siguiente: Aguascalientes y
fincas rurales ligadas al cuadro: 137; Rincón de Romos y alrededores: 10; Tepezalá y
fincas de campo: 12, Asientos: cinco; Villa García: seis, y Jesús María: una, que en
conjunto hacían un total de 171 líneas. Aquí es de destacarse la abundancia de líneas en
poblaciones como Asientos y Tepezalá (esta última con más que Rincón de Romos y
alrededores), que estaba íntimamente relacionada con la operación de las empresas
mineras, que entonces vivían un auge como no se ha vuelto a ver.
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Don Manuel terminaba su informe señalando que me es satisfactorio informar a Usted
que las Sritas. Operadoras de los Centros que hay establecidos en la Red, cumplen
eficazmente con sus deberes; de igual manera el instalador Cornelio Moreno, quien
hace lo posible porque el servicio se conserve bien: a este empleado se le aumentó su
sueldo a $1.25 diarios, y a la Srita. Ayudante de esta Oficina Central, se le asignaron
$15 de sueldo mensual, en vez de diez que tenía.
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6 de febrero 2006
EL CAMINO DE SAN JUAN
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
“Esto que le voy a contar le sucedió a mi hermano. Una vez iba a San Juan, a ver a la
Virgen, y entonces, en el camino, se encontró con una viejita, y ahí se fueron
caminando. No digo que juntos, porque cada quien iba por su lado, entre otras personas,
pero a mi hermano le llamó la atención la viejita, nomás de ver que una persona tan
anciana anduviera en esos trotes, porque ir a San Juan no es cualquier cosa; se necesita
condición, mucha condición física para aguantar la jornada, y la viejita se veía tan
frágil; tan pequeña...
Caminaba como balanceándose, como si estuviera en las últimas y ya no tuviera
fuerzas para seguir adelante. Entonces mi hermano se ofreció a ayudarle cargando una
bolsa que llevaba en la mano.
Era una bolsa de esas de plástico tejido, de las que luego usamos para el
mandado, y en la mano de la viejita se veía como que pesaba mucho; como que lo que
traía dentro le quitaba energías. Mi hermano no dejaba de observarla, y entonces, viendo
que batallaba con la caminata, se ofreció a cargársela hasta San Juan.
La mujer aceptó, y ya se fueron caminando. Pero resulta que al llegar a San
Juan, ya con tanta gente como hay ahí en estos días, la viejita se le perdió de vista. Total
que entró al templo a pagar su manda, pensando que se la iba a encontrar ahí, pero nada;
no la vio.
Salió del templo y se dedicó a buscar a la viejita en los alrededores, en el atrio,
en la plaza, y de cuando en cuando miraba la bolsa, todo apurado por no encontrar a su
dueña. El tiempo pasaba y se hacía tarde, así que decidió buscar a alguna persona que
trabajara en la basílica, para dejarle encargada la bolsa, por si la viejita iba a buscarla.
Ya llegó con un señor, ahí en la sacristía, y le platicó. El señor se rió con la
historia, le tomó la bolsa de la mano, la abrió y le dijo: ¡mira!. ¿Sabe que había adentro?
¡Puros huesos, y la ropa que mi hermano había visto que traía puesta la viejita!
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No era la primera ocasión en que sucedía esto. El ya conocía la historia, y le dijo
a mi hermano que lo más seguro era que se tratara de una muertita que así cumplía su
manda…”
Con alguna variación, esta historia la escuché en dos ocasiones la semana
pasada, de dos personas que no se conocen. La principal diferencia radicaba en el final.
En la otra versión, tanto la viejita como quien le ayudaba con la bolsa entraron juntos en
la basílica. Este terminó la visita y salió al atrio. Ahí esperó a la viejita durante más
tiempo que lo que podría considerarse como normal. Entró a buscarla pero, obviamente,
no la encontró, y entonces fue él quien abrió la bolsa, para encontrarse con los huesos.
Le cuento otra historia, que sin duda es parienta de la anterior, y que también
escuché en días pasados, esta vez de labios del protagonista.
“Iba yo a San Juan, y cuando estaba llegando a la Chona, de plano ya no podía con
mi alma. No sé que me pasaba, porque apenas iba a la mitad del camino y, bueno, ya
me ve: todavía estoy joven. Pero me sentía muy cansado, como si estuviera llegando
a San Juan. Total que me dieron ganas de rajarme. En esas estaba cuando vi a una
viejita, que iba delante de mí. Era menudita ella, bajita, y si viera que buen paso
llevaba, bien ligerita ella. Entonces pensé que si ella podía, que era una viejita, pues
con mayor razón yo, que soy joven. Hasta me dio vergüenza nomás de pensar en
rajarme, y eso me dio nuevos ánimos para seguir adelante, pero por más que apretaba
el paso, nomás no la alcanzaba, hasta que terminé perdiéndola de vista. Yo creo que
ha de haber sido un ánima, que así me animaba a continuar”.
El camino de San Juan está lleno de fantasmas. Son espíritus que deambulan entre los
mezquites y el rastrojo dorado de la milpa seca; en los caminos polvorientos, buscando
buenas personas que les ayuden a terminar su peregrinación, entendida ésta en un doble
sentido: la peregrinación que es la vida misma, y el viaje inconcluso a San Juan; la
manda incumplida.
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13 de febrero 2006
LA AVENTURA DEL TEATRO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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La noche del viernes pasado tuvo lugar la presentación en sociedad del libro Una
aventura llamada teatro, de Clara Martínez y Julieta Orduña, que por cierto ha sido
colaboradora de este cotidiano.
La presentación tuvo lugar en el Teatro Morelos, y los comentarios a esta
publicación de la editorial Escenología, estuvieron a cargo de Edgar Ceballos, Víctor
González Esparza y Enrique Rodríguez Varela.
Gracias a una ardua labor de difusión, el teatro se llenó en su luneta, plateas,
primer piso y prácticamente todo el segundo piso, en una entrada que para la
presentación de un libro fue bastante buena, de tal manera que Julieta y Clara tuvieron
un cobijo inmejorable.
El libro, que seguramente estará a la venta en las librerías del Instituto Cultural
de Aguascalientes, ofrece al lector un recorrido por historia del teatro en Aguascalientes
en el siglo XIX, los espacios, los actores, locales y foráneos, los circos, los autores y,
desde luego, la gente, que con su presencia animó a los vasallos de Dionisio.
Desde luego no quiero ahorrarle la lectura; el placer de la lectura de este libro,
pero bien podemos imaginar a la ciudad en esa época, su vida determinada por el
trabajo, los días sucediéndose unos a otros con pocas diferencias entre sí, con pocas
opciones de entretenimiento (comparadas desde luego con esta época de cine, radio y
televisión). Entonces, nada más natural que el teatro tuviera un importante desarrollo.
En este sentido, Edgar Ceballos esbozó una idea que explica el auge del teatro,
por lo menos durante el porfiriato. Comentó que con la llegada de Díaz al poder, se
suprimieron los partidos políticos y se promovió el teatro, que cumplía funciones
didácticas y también, hay que decirlo, de control político, y que luego de la revolución,
los apoyos a los teatreros decayeron por considerar a esta disciplina artística como algo
elitista.
Pero la aventura no es sólo del teatro, sino de las autoras, que dedicaron varios
años a la investigación de este tema. ¿Habráse visto mayor pasión por alguna actividad?
Me consta que Clara y Julieta han sido incansables en esta labor, no sólo de la
investigación del teatro del XIX que culmina con esta publicación, sino en el actual, en
la difusión de las actividades teatrales que se realizan en Aguascalientes.
Seguramente ahora Julieta y Clara continuarán con la misma energía, ahora con
la historia del teatro en el siglo XX. Por cierto, Julieta compartió con los presentes su
sorpresa por el hecho de que en alguna ocasión el Teatro Morelos fue convertido en
circo, con todo y animales.
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Cuando emprendan la tarea de escribir la historia del teatro en el siglo pasado,
seguramente se encontrarán con la ocasión, por lo menos una, en que el Teatro Morelos
fue escenario de una función de lucha libre. Esto ocurrió el 2 de julio de 1952, en el que
el coliseo de la Plaza de la República acogió a los asistentes a la lucha que
protagonizaron, entre otros, Bobby Segura contra Pietro Swanni…
Al término de la presentación, y para coronar esta atmósfera exquisita que transportó a
los presentes al siglo XIX, un grupo de actores dirigidos por Jorge Galván, hicieron una
lectura dramática de un fragmento de Actea, un texto de aquella época, original de Julia
Delhumeau de Bolado, que tenía lugar en la Roma de Nerón.
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20 de febrero 2006
LA MUSICALIDAD DE LA ARQUITECTURA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Mi amigo Alejandro Velasco Rivas me platicó que en junio pasado estuvo un par de
días en Venecia, la extraordinaria ciudad italiana del Venetto.
En la conversación surgió Antonio Vivaldi, la excelencia de su música; las
múltiples sugerencias que puede hacernos si escuchamos con atención. Ya sabe, las
cuatro estaciones, esa obra que habría ganado cualquier cantidad de Grammys, de haber
existido estos premios en aquella época (el otro día escuché una versión, digamos, para
máquina de bailar, de esas que hay en esos templos dedicados al tiempo perdido que
son los negocios de videojuegos), y todo lo demás, sus conciertos, sus obras sacras.
Me contaba mi amigo que para él, y tratándose de escuchar a Vivaldi, luego de
su periplo europeo había un antes y un después, y es que el cura rojo era veneciano, y
entonces, al recorrer los canales de la ciudad que desafía al mar, todo le sonaba a este
compositor.
Me decía: te bajas del treno en la estación de Santa Lucía, y nada más salir de la
terminal ferroviaria Venecia te recibe con el Canal Grande. Lo cruzas por el puente que
está inmediatamente a la izquierda, y te internas en la ciudad; en el silencio de sus calles
que son más bien estrechos senderos, llegas al campo de Frare (que así es como allá le
dicen a las plazas: campo), entras en la iglesia de Santa María Gloriosa dei Frari, luego
en la de San Rocco, y así sigues caminando, hasta que llegas otra vez al Gran Canal,
digamos a la altura de La Academia, ¡y todo ahí es Vivaldi! Su música se desliza por las
guirnaldas que adornan los muros, por las estatuas que miran al asombrado viandante
con la gravedad propia de la eternidad, por los exquisitos monumentos barrocos...
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(En otra ocasión estuvo en Nueva York, ciudad que le pareció que sonaba a
George Gershwin, concretamente el concierto en Fa, para piano y orquesta, y además de
noche).
Nos despedimos y seguí mi camino pensando que en rigor esta idea de que todo
en Venecia sonaba a Vivaldi era arbitraria; un buen deseo de mi amigo, al igual que
Gershwin y Nueva York (que bien podría sonar también a las Danzas sinfónicas del
west side, de Leonard Bernstein). A manera de contraejemplo ofrezco el siguiente:
Richard Wagner, al que le gustaba convocar tempestades y fuegos celestes en sus
óperas, también vivió en Venecia, y no me parece que la ciudad de los canales evoque
semejantes portentos.
Y sin embargo, pese a mi contra ejemplo wagneriano, creo que Alejandro tiene
toda la razón (o más bien debo decir que está de acuerdo conmigo). Lo digo porque a
mí, más humildemente, ciertas zonas de Aguascalientes me suenan a Manuel M. Ponce,
evidentemente por la relación que este compositor, uno de los más grandes de México,
tuvo con nuestra ciudad.
Pensándolo bien, estoy convencido de que la arquitectura tiene una musicalidad:
los monumentos, el paisaje urbano e incluso el natural; todo interpreta una obra musical
(a mí bajar de Tepezalá hacia el valle de Aguascalientes me suena a Tierra de temporal,
de José Pablo Moncayo, aunque este compositor no tuvo relación con Aguascalientes).
Y no hablo de buena o mala arquitectura. Esto va para todo lo que se construye,
nada más que hay casos, muchos por desgracia, en que los edificios suenan a esa
horrenda dizque música electrónica, alienante por monótona y carente de melodía; ruido
que lejos de conmover gratamente el corazón lo alteran, o esas otras del género grupero,
en las que se rebaja el milagro del amor a cantaleta desentonada, carente de buen gusto
y profundidad.
Desde luego también hay lugares que no suenan ni a esta supuesta música ni a
Ponce, pero que también son música. Por ejemplo la Colonia Ferronales, me suena a fox
trot, mientras que la zona del Sagrado Corazón evoca la música de Fernando Fernández,
Agustín Lara, etc.
En fin. Algunas partes de Aguascalientes me suenan a la música de Manuel M.
Ponce, cuyas obras rebosan de pasión, de una espléndida elegancia, dulzura y
solemnidad, y no hablo de Estrellita que, con todo respeto, me parece una obra muy
menor (¡oh sacrilegio!), sino de obras de largo aliento como Balada Mexicana,
Arrulladora, Preludio y fuga sobre un tema de Handel, Scherzino Mexicano y, desde
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luego, la exuberante; sensual, Rapsodia cubana No. 1, por no hablar de sus partituras
sinfónicas, música de una gran exquisitez.
Vayan unos cuantos ejemplos. La calle Enrique Fernández Ledesma, que limita
al oriente el jardín de san Marcos, pareciera que interpreta el Intermezzo No. 1, mientras
que el propio jardín me suena a la citada Rapsodia cubana, en tanto que la cuadra de
Alvaro Obregón, entre Zaragoza y Barragán; la cuadra más hermosa de Aguascalientes,
evoca para mí el Scherzino mexicano.
Y usted, ¿qué música le sugieren las calles de Aguascalientes; a qué le suena la
ciudad?
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27 de febrero 2006
DE RIELES Y FAROLES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El mes pasado fueron retirados los rieles del ramal que conectaba la vía principal del
ferrocarril con la Fundición Central Mexicana. Esta vía recorría la zona norte de la
ciudad de oriente a poniente, inicialmente por la calle Ebano, en el Fraccionamiento
Circunvalación Norte, y luego se desviaba ligeramente hacia el noroeste, a través de una
serie de terrenos baldíos, hasta terminar cerca de la Avenida Aguascalientes, a un
costado de la Unidad Ganadera. Hasta donde es posible apreciar, la vía no será
sustituida. Así que descanse en paz…
Esta ruta es anterior al establecimiento de los Talleres de Construcción y
Reparación de Material Rodante del entonces Ferrocarril Central Mexicano, a fines del
siglo XIX, y fue uno de los cuatro ramales establecidos en el camino de acero que
comunica a México con Ciudad Juárez.
Los otros son el que nace en Chicalote, hacia San Luis Potosí y Tampico; el que
partía de este ramal, en la estación de San Gil, y que comunicaba a Aguascalientes con
la región minera de Asientos y, finalmente, el que nacía en Estación Rincón, a la altura
de la actual carretera de Rincón de Romos a San Antonio Tepezalá y Tepezalá, y
cumplió con la función de transporte de mineral proveniente de este municipio.
Estos dos últimos desaparecieron hace muchos años; tantos que sólo los más
ancianos los recuerdan, particularmente el último, en su paso por el centro de San
Antonio Tepezalá, a un lado del jardín.
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Dicen que esta ruta se puede rastrear al sur de la carretera mencionada; que entre
los matorrales es posible apreciar los restos de esta vía, a unos cuantos metros de la
carretera, pero no me consta.
Como digo, estas vías fueron utilizadas para transportar el mineral de las minas
aguascalentenses a la Gran Fundición Central Mexicana, en donde era beneficiado.
Clausurada esta, el ramal al que me refiero siguió utilizándose para el transporte de
forrajes y de ganado, esto último una vez que desaparecieron los corrales que existieron
en el interior del taller y se construyó la Unidad Ganadera, allá a principios de los años
setenta; también sirvió como estacionamiento, e incluso para desguazar viejas unidades.
Cambio de tema para comentar que en el transcurso de las obras de
remodelación que están realizándose en la Plaza de la Convención, entre catedral y el
Teatro Morelos, fueron retiradas las fuentes y los faroles que dividían en dos este
espacio.
En principio supuse que esta medida obedecía a una labor de restauración, pero
al parecer no es así, y ya no regresarán a su antiguo emplazamiento.
Para mi gusto las fuentes no tenían ninguna gracia, pero no así los faroles, que se
caracterizaban por su sobria elegancia, y que además le aportaban a la plaza un sello
característico. Así que no estoy tan seguro de que su retiro haya sido una buena medida.
En rigor estos faroles no eran muy antiguos. Una fotografía de delegados de la
Convención de Aguascalientes paseando por la plaza muestra al fondo, en el lugar que
luego ocupó un farol, un esbelto jarrón.
Me cuentan que estos faroles son los mismos que estaban en las esquinas de la
antigua Plaza de Armas, y fueron instalados en la profunda transformación que sufrió
este espacio en la década de los cuarenta del siglo pasado.
También me dicen que estos artilugios de iluminación serán instalados en la
Alameda, o en la Plaza de las Tres Centurias (¡qué nombre, caray!); algo así.
Pues será el sereno, pero ya no estarán en su lugar. Aunque debo reconocer que
con el retiro ganaremos en la visión de los importantes monumentos que hay ahí, la
catedral y el Teatro Morelos. Se trata de la confrontación de tres estilos arquitectónicos
diferente, el del teatro y los dos de catedral, (el barroco original y el agregado de
Refugio Reyes).
Por otra parte, en lugar de las fuentes el Ayuntamiento instaló unas bolas, que
son fuentes sin serlo; al menos no lo son en la forma convencional. Esto me recuerda,
guardadas distancias y proporciones, la modificación que significó edificar unas
229
pirámides de cristal en la gran plaza del Museo del Louvre, en París, a partir de un
proyecto del arquitecto chino estadounidense I.M. Pei (perdón, pero esto es lo que me
recuerda).
Me lo recuerda, no por su monumentalidad, ni mucho menos por su belleza y
despliegue de creatividad, sino por el hecho de introducir algo tan moderno como esas
fuentes en forma de bola, en un contexto en el que dominan el barroco y el neoclásico.
Por mi parte todavía debo decidir si me gusta o no el cambio; voy a esperar a
que terminen, y un buen día me voy a parar en la esquina a observar.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
6 de marzo 2006
EN DEFENSA DE LA FAMILIA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A mediados de la semana pasada se anunció el proyecto para instalar en la explanada
del Teatro de Aguascalientes una escultura dedicada a la familia, que realizará el
escultor Miguel Romo Guerra, conocido en el ambiente artístico con el nombre de
Miguel Romo Santini, y que tendrá un costo de casi $7 millones.
El anuncio provocó una polémica, para mi gusto desmesurada; sospechosamente
desmesurada, en la que se impugnó esta obra y el gasto que ocasionará.
Se dijeron cosas como que la escultura no servirá para nada, y que habiendo
tanta pobreza el gobierno debería dedicarse a generar los empleos que necesitamos, y no
a tirar el dinero de esa forma.
Esta polémica me recuerda otra; ocurrida el año pasado, con motivo de la
instalación del nuevo órgano de catedral, en la que se dijeron lindezas como que con un
teclado de $2,000 bastaría.
Tal vez cuando el Ayuntamiento decidió construir el jardín de San Marcos, por
allá en la tercera década del siglo XIX, la medida fue criticada. Bien podríamos
imaginar los argumentos: ¿un parque fuera de la ciudad; en el pueblo de indios de San
Marcos? ¿Para qué, si México acaba de salir de una guerra que empobreció al país, y
hay muchas necesidades? ¿Quién quiere un parque?, etc.
Posiblemente este tipo de comentarios se pueden extender a otros ámbitos,
iglesias, avenidas, etc.
Hablo de una posible polémica con motivo de la construcción del jardín de San
Marcos porque me interesa ver este asunto con una perspectiva de largo plazo. No sé
que sería de la feria de San Marcos sin jardín, sin balaustrada, sin fuente o kiosco, en
230
una obra que no tuvo otro beneficio inmediato que dar empleo a los albañiles que lo
construyeron (y vaya usted a saber si les pagaron) Pero, ¿cuántos beneficios le ha
dejado a Aguascalientes el añoso jardín, en pesos y centavos?
Estoy convencido de que las artes tienen una relación con el desarrollo, tal vez
no tan directamente como quisiéramos, pero la tienen, y es preciso asumirlo. Guardando
distancias y proporciones, la construcción del Museo Guggenheim en Bilbao, puso a
esta ciudad vasca en el mapa del mundo. A partir de su inauguración, una corriente
inagotable de turistas ha fluido sobre Bilbao, ocupando hoteles, pagando transportes,
restaurantes, etc., es decir, generando riqueza para la ciudad.
Claro, Aguascalientes no es Bilbao, y nunca lo será, ni Bilbao, ni Sevilla, ni
París, ni Padua ni nada que se le parezca, por desgracia, pero tampoco tendrá nunca la
más remota posibilidad de ocasionar un fenómeno análogo si no cambiamos nuestra
mentalidad y aprendemos a invertir en las artes; en el hermoseamiento de la ciudad. No
he olvidado lo que me dijo en alguna ocasión Armando Jarque Uribe, cónsul de México
en Hong Kong en otra época: la gente olvida donde fue hecha la camisa que trae, si fue
hecha en México, pero no la música de mariachi; nuestras danzas tradicionales. (Por
cierto, el museo Guggenheim que se construirá en Guadalajara, ¿no debería edificarse
en Aguascalientes, ciudad en la que los antiguos Guggenheim tuvieron una importante
industria fundidora?)
Desde luego hay perspectivas que son muy legítimas y justificables, en el
contexto de las grandes necesidades sociales, pero darle la espalda a las artes por esta
razón, no me parece la opción más inteligente.
En alguna ocasión, platicando con mi amigo el escultor, pintor y fotógrafo Juan
Castañeda Ramírez, hablábamos de la escultura urbana; la escultura monumental. Si la
memoria no me engaña, Juan (y yo con él) lamentaba que se hicieran tan malos trabajos
escultóricos, tratándose de rendir homenaje a algún prócer de la patria (recuérdese, por
ejemplo, los bustos de Ruiz Cortines y López Mateos, en esta última avenida, en los que
ambos expresidentes aparecen con la cara abotagada; horribles), y que no se diera la
oportunidad a auténticos artistas.
Hoy se abre esta posibilidad, porque Romo Santini lo es, y en cuanto al precio, habrá
que ver si el trabajo lo vale. Por mi parte prefiero una escultura dedicada la familia, y no
a alguno de los héroes que nos dieron patria, o a los nuevos santos cívicos, canonizados
por algún partido político para fomentar una fe en la que nadie cree, pero que resulta
muy rentable políticamente hablando (y también económicamente)
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
13 de marzo 2006
231
LA SEGUNDA MUERTE DE JOSÉ DÁVILA RODRÍGUEZ
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La primera vez que José Dávila Rodríguez murió, el viernes santo de 2004, 9 de abril, lo
recuerdo muy bien, algunos de quienes tuvimos el privilegio de conocerlo, conversamos
a propósito del destino de Radio Universidad, emisora que había dirigido en los últimos
17 años, imprimiéndole el sello que le fue característico, hasta el martes pasado, en que
las autoridades universitarias determinaron la supresión de la programación, y con ello
una segunda muerte para el viejito, aprovechando el anuncio del traslado de la emisora a
la frecuencia modulada hecho por Jorge García Navarro, con quien tuve mi primer
acercamiento a Radio Universidad, hace unos 15 años.
Como parte de la reflexión de aquellos días, mi conclusión más obvia fue que el
tiempo de Dávila había pasado, y que los cambios en la emisora no se harían esperar.
Nada más natural, dadas las circunstancias y la desaparición del antiguo director. Pero
de eso a lo ocurrido la semana pasada, me parece que hay una distancia insalvable.
La idea de llevar a Radio Universidad a frecuencia modulada, como se anunció
que ocurrirá en mayo próximo, no es un proyecto nuevo. Por lo menos recuerdo la
convivencia que la UAA ofreció a los productores de radio Universidad a principios de
2003, en la Posta Zootécnica. En esa ocasión se anunció la firma de un convenio entre la
UAA y el ICA, para que los universitarios vendieran boletos para los conciertos de la
sinfónica. A cambio, el ICA se comprometía a aportar a Radio $20 por boleto vendido,
para la compra de un transmisor de Frecuencia Modulada.
El lema de aquella promoción (¿te acuerdas, José Reynoso Martínez?) fue:
mande a Radio Universidad a la… Frecuencia Modulada.
Este sueño se hará realidad en mayo, pero francamente no creo que estos
cambios obligaran a eliminar la programación, y con ella al personal.
Desde luego el título de esta nota es más bien anecdótico, al igual que la
afirmación de que Radio Universidad era hechura de José Dávila, y de que se trataba de
su proyecto. En realidad, independientemente de lo mucho que Radio Universidad le
debiera a Dávila y a su gente, en última instancia un medio de comunicación pertenece a
la comunidad, y no a personas concretas (ni sus directivos ni sus productores) y si es
universitario, a lo anterior se suma un compromiso con las mejores causas sociales; con
la difusión del conocimiento y de las artes.
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Por estas razones me llama la atención la forma en que las autoridades
universitarias instrumentaron la medida, que me parece contraria al más elemental
espíritu universitario en donde tendría que privar el diálogo, el respeto al trabajo de los
demás, el predominio de la razón y de la verdad. ¿Acaso la divisa de la universidad no
es proyectarse luz? Entonces, ¿por qué no manejar públicamente las motivaciones para
estas medidas? ¿Sería tan mala la programación de Radio UAA como para despedir de
una buena vez a todo el mundo? Por otra parte, tratándose de una institución educativa,
resalta la falta de cortesía hacia los productores, a quienes no se ofreció la oportunidad
de agradecer a su auditorio los años de atención (ya no digamos las gracias por dar vida
a la emisora a través de sus programas).
Permítaseme terminar, de todos modos, con lo anecdótico: José Dávila ha vuelto a
morir, y ¿quién lo fuera a decir? Tocó en suerte a Arturo Llamas Orenday; (el hijo que
Dávila nunca tuvo, según se decía), ser uno de los enterradores de su proyecto. ¡Caray;
las cosas que llega uno a ver!.
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20 de marzo 2006
LA COLONIA ARTURO GONZALEZ ESTRADA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En el pasado fue común que las calles de Aguascalientes tuvieron nombres pintorescos,
preñados de gracia y sonoridad, que evocaban cosas amables, oficios, aspiraciones de la
gente, o de las autoridades, etc. Usted conoce algunos, que por fortuna permanecen:
Libertad, Hospitalidad, Unión, Neveros, Granjerito, Tesoro, etc.
Pero entonces llegó la revolución mexicana y luego los gobiernos que de ella
emanaron, y que rápidamente se aprestaron a meterle mano a la nomenclatura, y no en
todos los casos para bien. Por ejemplo, existió un día la calle que nos recordaba la gran
aspiración de Igualdad. Hoy esta arteria se llama Plan de Ayutla. La calle de los Patos se
convirtió en Concepción Aguayo, y la de Los Pericos es la 5 de febrero. Otros nombres
que no tuvieron suerte fueron Sorpresa, Alegría, Del Circo, Energía, Ciro, Darío, Hebe,
Saturno, Persia, Neptuno, Arabia…
No sé cuáles sean los criterios que la autoridad utiliza para definir la
nomenclatura, pero resulta claro que uno de ellos ha sido el de rendirle culto a los
héroes que nos dieron patria y acólitos que los acompañan.
De aquí que prácticamente no haya santo ni prócer de la historia vista por los
priístas que no tenga su calle o colonia: de Francisco I. Madero a Rodolfo Landeros; de
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Emiliano Zapata a Carlos Macías Arellano, pasando por Venustiano Carranza, Enrique
Olivares, Pancho Villa, Miguel Angel Barberena y muchos más.
Desde luego Morelos, Hidalgo, Juárez, tienen calles muy principales de la
localidad, porque de otra forma nos veríamos muy mal agradecidos. De ahí en más los
nombres de las calles se van repartiendo según se pueda; según la admiración de quien
los otorga, y las posibilidades que haya.
Tal vez otra motivación se relacione con la aspiración de modernidad. En este
sentido, sería en extremo pueblerino que una de nuestras principales rúas se llamara
Avenida de los Adoberos, y tal vez para que se viera que somos civilizados, le pusieron
Adolfo López Mateos.
En fin. Estas reflexiones son producto de una noticia que escuché el sábado
pasado, en el sentido de que el H. Ayuntamiento de Aguascalientes tiene la intención de
cambiarle el nombre a una colonia del poniente de la ciudad, cerca de la avenida Juan
Pablo II, para ponerle el de Arturo González Estrada, ex presidente estatal del Partido
Acción Nacional, y actual secretario de Desarrollo Social.
El cambio, a decir de la autoridad, respondería al deseo de los habitantes de esta
zona, de agradecerle a González Estrada los apoyos que les ha prestado.
Y si los priístas ya nos ofrecieron su versión de la historia, plasmada en la
nomenclatura (¡caray, hasta a Fidel Velásquez le alcanzó!), ahora los panistas harán lo
propio, de Manuel Gómez Morín a… Arturo González Estrada.
No tengo nada contra González Estrada, de veras; es más: ni siquiera lo conozco.
Lo que pasa es que siempre me ha parecido poco civilizado dedicar las calles a
políticos, ganadores de batallas y perdedores gloriosos de las mismas, héroes que
miraron de frente a la eternidad y que pronunciaron frases de gran musicalidad, pero
que no le trajeron al terruño más desarrollo.
Me parece mucho más meritorio hacer este sencillo homenaje a nuestros artistas
y científicos; a maestros ameritados y a filántropos.
El deseo de estas personas de homenajear a González Estrada, es muy loable,
pero también me parece que responde a una concepción patrimonialista de la autoridad
que los priístas alimentaron hasta la saciedad, y del que ya deberíamos deshacernos,
para así convertirnos en una sociedad de auténticos ciudadanos.
Los servidores públicos otorgan servicios; resuelven problemas, no porque sean
buena gente, sino porque es su obligación, el compromiso que han adquirido, y además
lo hacen administrando recursos que pertenecen a toda la sociedad, y no graciosa dádiva
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de su bolsillo. Entonces, no hay nada extraordinario en ello. Si a cada persona que actúa
con responsabilidad le dedicamos una calle, más vale que vayamos pavimentando el
camino a la Luna…
Francamente, con todo el respeto que me merecen el Sr. González Estrada y los
habitantes de ese lugar, yo espero que prive la cordura y la iniciativa no prospere. De
veras espero que la autoridad tenga la generosidad suficiente como para romper con esta
perniciosa inercia, y entienda el sentido del refrán que afirma que elogio en boca propia
es vituperio.
En cambio propongo que se les dediquen calles al poeta Desiderio Macías Silva;
al padre Toño; al compositor Arnulfo Miramontes; al organista José Ruiz Esparza Vega,
a los músicos Ladislao Juárez Ponce, Guadalupe Robles Guel, Raúl Stallworth,
Nemesio Venegas, a la bibliotecaria emérita Mercedes Santos Padilla, al arquitecto
Francisco Aguayo Mora, etc.
Termino formulando mi esperanza de que esta querida patria nuestra ya no produzca
más héroes ni próceres, que obliguen a los ayuntamientos a construir más calles y
fraccionamientos para darles su nombre.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
27 de marzo 2006
LAS VISCISITUDES DE LA POLITICA ROSA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hay una edad en que uno cree que lo ha visto todo (toco madera). Es esta una
afirmación que proviene de la supuesta experiencia que dan los años, pero que a final de
cuentas no es sino una de las mentiras más comunes que nos decimos con el fin de
preservar la autoestima y creernos sabios.
Para combatir esta forma de humana decadencia, de cuando en cuando realizo el
ejercicio de enumerar las cosas que a mis años no he visto (ni modo: he decidido vivir
mi vida sin anestesia), como por ejemplo el ascenso de Saturno en el horizonte
mañanero de Titán, la luna principal de aquel planeta; el nuevo avión de la Airbus; el
380 (con este sí me queda alguna esperanza), las bailarinas exóticas de Tahití, la Torre
Eiffel a la luz mortecina del invierno, el lado oscuro de la Luna, las aeromamacitas de
Malaysia Airlines, los restos del Titanic; etc.
O sea que a final de cuentas he visto muy poco. Y sin embargo, por fortuna la
vida no deja de sorprenderme, todo el tiempo. El otro día, por ejemplo, vi a un sacerdote
bendecir a un etéreo auditorio a través del micrófono de una radio difusora, y ahora soy
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testigo, como usted, estudiado lector, de la novísima forma de monarquía sanmarqueña:
el triunvirato ferial.
Se trata de un hecho sorprendente, que a muchos nos dejó boquiabiertos, y que
seguramente a más de alguno le hizo exclamar: y yo que creí que lo había visto todo.
No tengo que recordarle lo que usted ya sabe, la forma como el patronato llegó a
esta decisión. Desafortunadamente parece no existir elección de soberana sanmarqueña
que no esté acompañada por cierta dosis de escándalo.
Los rumores corren de boca en boca, y de lenguas ávidas de chisme brota todo
tipo de información a propósito de lo hecho por candidatas, miembros de sus comités,
autoridades, con tal de que su favorita alcance el trono ferial, en situaciones que
difícilmente resisten la luz del día, y en ocasiones estos rumores llegan a ser tan
intensos; tan cargados de veracidad, que terminan saltando a los medios de
comunicación.
En esta ocasión quiero referirme a uno de estos procesos, del que tengo la
impresión de que no escapó a estas turbulencias. En 1947 el trono ferial tuvo dos
aspirantes: Estela Aldana y Alicia Meyemberg, quienes llegaron al final con 53,015 y
29,751 votos, respectivamente (la información proviene de El Sol del Centro). La
elección fue organizada, no directamente por el Patronato de la Feria de San Marcos,
que presidía el Sr. Antonio Garza, sino por un Comité Pro Reina, que dependía de
aquél, y que estaba integrado por Ezequiel Martínez, Manuel de la Garma y Luis
Martínez Cervantes; el inolvidable Luisito Martínez.
El cómputo final tuvo lugar, asómbrese usted, la noche del miércoles 9 de abril,
en el Teatro Morelos, y la ceremonia incluyó tres conteos, a las 21 hrs., 21.30, y 22 hrs.
La entrada al teatro, vuelva a asombrarse, tuvo un costo de $0.50, a cambio de los
cuales le entregaban a uno 10 votos en blanco, que seguramente se depositaban en la
urna de cada una de las candidatas.
El notario que dio fe de la elección fue el Lic. Darío Cruz Ramírez, y los
resultados fueron los siguientes: Estela Aldana obtuvo 229,005 votos, mientras que
Alicia Meyemberg alcanzó los 214,063. Estela Aldana; Estela I, fue coronada en el Cine
Colonial por el gobernador, el siempre polémico Ing. Jesús María El Chapo Rodríguez
Flores, el 19 de abril.
Hasta aquí todo fue bien, aparentemente, y sin embargo en la nota que anuncia la
exaltación percibo un elemento de tensión, que ahora comparto con usted. Dice El Sol
en su edición del 18 de abril que “el Patronato de la Feria ha tomado las medidas
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necesarias para evitar cualquier acto bochornoso, ya que la persona que no guarde el
orden debido, será consignado a las autoridades”.
Como dije más arriba, no tengo certeza de que haya habido conflicto en ese año,
sino la impresión, por detalles como el anterior, y en todo caso, en estas líneas me
atengo al refrán que afirma que si el río suena, es porque agua lleva. ¿Por qué tendría
que tomar el patronato medidas para prevenir cualquier acto bochornoso?
Algo ocurrió entonces, tal vez la culminación de un proceso que venía
gestándose de meses atrás y que el 24 de abril explotó, porque al día siguiente el diario
publicó una declaración de Alicia Meyemberg, que cito completa: Con mi más grande
cariño para mi querido Estado y buscando ante todo el prestigio y esplendor de la
tradicional Feria de San Marcos, suplico atentamente al culto Pueblo Aguascalentense
sirva excusarme de presentarme en los actos oficiales que en lo sucesivo se celebren en
honor de nuestra Reina de Primavera, su G.M. Estela I.
Con lo anterior estimo que se unificarán más los lazos de cordialidad que deben
existir en la familia aguascalentense. Alicia, Princesa de Primavera.
Por si esto fuera poco, un día después se anunció que el 1 de mayo la susodicha
princesa sería coronada Reina del Trabajo. Saque usted su conclusión.
En fin, que la política rosa no desmerece de las complicaciones de la otra
(política), y este año nuestra feria tendrá tres reinas tres. Ya podemos imaginar el
carácter inédito de la coronación; el ambiente que reinará y los eventos en los que cada
una de estas majestuosas beldades se presenten; las manifestaciones de apoyo a una y de
repudio a las otras, etc.
Y sin embargo algo puede hacerse todavía si, por ejemplo, se le asigna a cada reina una
porción de la fiesta, de tal manera que haya una reina de los volantines, una soberana de
la noche, y una reina de la gastronomía y el comercio (con todo lo que ello implica), ¿no
le parece?
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
3 de abril 2006
HASTA QUE EL CUERPO AGUANTÓ
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Por más que quise darle al clavo y acertar a los intérpretes del disco empolvado, nomás
nada; nunca pude… Y es que, si bien soy gustoso de la música popular mexicana, por
desgracia mi conocimiento de la misma es muy pobre. Ya sabe; lo de siempre, lo que el
común del personal conoce: Pedro Infante, Toña la Negra, Agustín Lara, José Alfredo
Jiménez, Jorge Negrete, y no mucho más.
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Pero el disco empolvado fue siempre otra cosa, algo más complicado; digamos
que para auténticos conocedores, porque se trataba de identificar a artistas que hoy en
día pocos conocen, pero que hace décadas fueron importantes y famosos.
Me refiero, desde luego, a la sección principal del programa radiofónico Hasta
que el cuerpo aguante, que durante casi 11 años transmitió todos los viernes Radio
Universidad, a partir de las 22 hrs., o un poco más tarde en temporada de la Sinfónica de
Aguascalientes, y hasta que el cuerpo aguantara, es decir, por ahí de las tres de la
madrugada del sábado, más o menos.
Hasta que el cuerpo aguante fue siempre una forma inteligente y grata de
desvelarse, con un programa excepcional en el que (500 años os hablaban) Alfonso
Díaz, Gerardo Rangel, David Esparza, mejor conocido como el Monarca, y Manuel
Palestina, eran encabezados por Ernesto Martínez Frausto en la presentación de música
que para unos era motivo de añoranza, acordarse de sus tiempos mozos, y para otros
más jóvenes (como yo), una incursión en un mundo tan diverso como abundante en
manifestaciones artísticas.
Darle al clavo en el disco empolvado significaba hacerse acreedor a un disco
compacto con grabaciones antiguas, en las que pareciera que la norma era que no
hubieran sido grabadas más allá de mediados de la década de los sesenta del siglo
pasado, y en verdad había competencia para hacerse de uno de estos discos. Me cuentan
que en ocasiones había personas que llamaban una vez, pero no acertaban. Acto seguido
volvían a llamar, dos o tres ocasiones más, fingiendo la voz, para intentar con otros
artistas, mientras que había otras personas que invariablemente acertaban.
Al disco empolvado se unían Rinconcito arrabalero, en el que se presentaban
tangos; La carpa, sección en la que proyectaban a cómicos que son hoy legendarios,
como Panzón Panseco, Manolín y Shilinsky; Rincón norteño, una historia de la música
yucateca, o producciones de Radio Universidad Veracruzana, etc.
En alguna ocasión, por ejemplo cuando presentaron a Agustín Lara hablando de
sus canciones; de la historia de algunas de ellas, o cuando difundían anuncios
publicitarios que resonaron en mis oídos como rumor de niñez; digo que cuando ocurría
esto, les preguntaba que en donde obtenían semejantes joyas, sólo para obtener como
respuesta una cortés evasiva: secreto de estado, o en todo caso contestaban que les iban
cayendo.
Porque fíjese: seguramente usted ha escuchado a Amparo Montes interpretando
Llegaste tarde, pero apuesto a que no cantando La negrita Cucurumbé, y a las
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Hermanas Aguila haciendo poesía con la extraordinaria Escarcha de Agustín Lara, pero
no Caminito de la escuela. Y ya que me refiero a Francisco Gabilondo Soler,
seguramente usted identifica las voces femeninas que lo acompañaron en, por ejemplo,
Los tres cochinitos, La Patita, y muchas más, pero probablemente nunca escuchó a Las
tres Conchitas cantando solas (Las tres Chonchitas pa’ los cuates), y en cuanto a los
mencionados Manolín y Shilinsky, en este programa me enteré de que también cantaban;
Falsa les salía a todo dar…
En fin, yo fui de sorpresa en sorpresa con este programa, escuchando a Antonio
Aguilar cantando boleros, a Miguel Aceves Mejía interpretando música tropical, etc.,
hasta llegar a esperar las noches de los viernes.
Hasta que el cuerpo aguante recorrió el éter por primera vez el siete de abril de 1995,
con las voces de Ernesto Martínez Frausto, Rosendo González, propietario de esa
joyería musical que es La bella época, y Juan Carlos Castorena. Originalmente estaba
proyectado para un año, pero por poquito; por casi nada, habría cumplido 11 el próximo
viernes, de no ser porque luego de la emisión del pasado tres de marzo fue retirado del
aire; ni modo, de lo bueno poco. (Y ya mejor no digo que su desarrollo fue impulsado
por José Dávila Rodríguez; para que nadie se sienta)
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
10 de abril 2006
CRISTO CRUCIFICADO DE NUEVO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Para Margarita Mintaka,
princesa de ojos otoñales,
que cada día carga su mochila.
Este viernes; viernes santo, el Ejército Romano se desplegará por los campos de
Aguascalientes y por algunas colonias populares de la capital del estado, para llevar ante
la justicia a Jesús de Nazareth, acusado de proclamarse Rey de los Judíos.
Lo conducirá a la plaza del pueblo, o de la colonia, para someterlo al juicio
inexorable de Poncio Pilatos (aunque he visto casos donde se omite este trámite, no por
falta de voluntad de los acusadores para impartir justicia pronta y expedita, sino de
personas que representen a los implicados).
Una vez que el procurador romano se lave las manos, aceptando la voluntad de
la plebe enardecida, que con voces rancheras grita ¡crucifícale, crucifícale!, Jesucristo
será llevado por la calle principal, en un cortejo en el que abundarán los niños, las
mujeres y los vendedores de paletas, porque el calor agobia, de globos, algodones,
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frituras marca libre, frutas con limón y chile, etc., y si el vía crucis es famoso, tampoco
faltarán la cámara de televisión y/o el reportero de radio.
Irán todos al Calvario, los niños asombrados por los vestuarios de quienes
integran esta singular procesión, y por la sangre que brota del cuerpo del nazareno, y las
mujeres protegiéndose del Sol con paraguas.
Jesús cargará con el instrumento del martirio hasta el cerrito de la cruz que
nunca falta en los pueblos de México; de Aguascalientes, y será crucificado. Y si no hay
cerro o protuberancia que se le parezca, se improvisará una plataforma de esas que se
utilizan para transportar pastura, o simplemente el suelo polvoso de la tierra inculta, a la
orilla del pueblo.
Por un día; fecha aciaga como pocas, el albañil dejará de serlo para convertirse
en centurión o legionario. En esa jornada no empuñará la pala para hacer la mezcla, o la
cuchara para colocar ladrillos, sino el escudo y la espada; o ya de perdida el machete.
Este viernes su cabeza no estará cubierta con la ajada gorra beisbolera, blancuzca de cal,
sino con un casco de plástico bruñido, coronado por cerdas de escoba desechada. Tanto
éste como el escudo son juguetes secuestrados un rato al hijo o al hermano, en aras del
cumplimiento del deber para con el emperador de Roma, porque aquí, señoras y
señores, no hay más poder que el del Señor del Tiber.
También cambiará su expresión, generalmente velada y distante, por otra
preñada de una fiereza que dista mucho de sentir. En sus facciones hará acto de
presencia el orgullo, este sí genuino, porque ese día será protagonista muy principal del
drama que se escenificará en esta Judea de nopales, mezquites y pirules.
Lo mismo harán el obrero y el campesino; la costurera y el empleado. Todos
dejarán de lado sus actividades cotidianas, opacas, y se transfigurarán para convertirse
en Pilatos y Herodes; Anás y José de Arimatea, soldados romanos, sumos sacerdotes,
escribas y fariseos, mujeres de Jerusalén, pueblo judío. Aunque siempre será
problemático encontrar quien encarne a Judas, porque serán ignorantes y pobres, pero
traidores nunca, y menos con el Hijo de Dios.
Resuelto esto último, estará completo el cuadro de la Pasión y Muerte de
Nuestro Señor Jesucristo, no según san Juan, san Lucas o algún otro evangelista, sino
según el viejo texto que guardan todo el año en el ropero, entre las camisas o las blusas,
y que en estos días airean para que vuelvan a cobrar vida las voces antiguas plasmadas
en ese conjunto de hojas decoloradas; maltratadas.
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No saben quien lo escribió, pero eso no parece preocuparles mayor cosa; en todo
importa la poética sencilla, humilde, que destilan estas líneas elementales; las palabras
que les taladran el corazón recordándoles la miseria de sus vidas y el misterio de la
salvación; no en balde la semana santa se hizo para que todos nos sintamos culpables,
primero, y luego redimidos.
Tienen el texto en su poder desde hace dos generaciones o más, y cada año
vuelve a escucharse en voces que hablan cantando; voces ligeras, tan delgadas que
parecen a punto de echarse a volar, o que son áridas, golpeadoras, como estas tierras
flacas que les niegan el sustento.
Aunque también hay casos en los que el texto es nuevo, tomado de alguna
película, digamos, por ejemplo, las que hizo el director italiano Franco Zeffirelli sobre
el tema…
¿Qué piensa hacer este viernes santo? Por mi parte, me voy de vía crucis al rancho. En
otra ocasión le cuento.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
17 de abril 2006
El vía crucis de Calvillo
(Primera parte)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En la calle Zaragoza, donde hacen esquina el mercado y el templo del Señor del Salitre,
en Calvillo, Jesús de Nazareth es condenado a muerte.
Ocurrió sin drama alguno, sin que el procurador romano escuchara a los testigos
y al acusado; sin que la plebe tuviera oportunidad de clamar por la vida de Barrabás y la
crucifixión de Jesús. Sucedió con una rapidez pasmosa, algo verdaderamente envidiable
para todos los que hoy en día buscan un poco de justicia.
Antes de comenzar, y así como para abrir boca, desde una camioneta que ocupa
la calle un poco al poniente del mercado, un equipo de sonido difunde un fragmento de
la ópera rock Jesus Christ Superstar, de los británicos Tim Rice y Andrew Lloyd
Webber, en versión castellana, creo que de Arturo Benavides. Se trata de la oración del
huerto que, como toda esta obra, desafía a la ortodoxia que preserva nuestra santa madre
la Iglesia.
Por ejemplo al final el Hijo dice, dirigiéndose al Padre: Clávame a tu cruz y
deshazme, sángrame, golpéame, mátame, tómame ahora, pero que sea ahora, antes de
que cambie de opinión. Pero algo tiene el disco compacto, que se salta una y otra vez. Y
sin embargo nadie parece tomar nota de semejante despropósito; será por el calor.
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Serían como las 11 de la mañana cuando, desde la sacristía de la parroquia,
vinieron a la calle Poncio Pilatos primero, acompañado por dos soldados, luego el
párroco, un joven sacerdote muy entusiasta, revestido con sotana, cota y estola, que
encabezó el rezo del vía crucis y, finalmente, el nazareno.
Contra lo que prescribe la ortodoxia, Jesucristo asistió a su juicio en compañía
de Dimas y Gestas, que miran desconcertados a la multitud, las expresiones casi
avergonzadas, tal vez por encontrarse en plena calle semi desnudos, cubriéndose con
taparrabos.
Y puesto que el mercado de Calvillo tiene en el piso de arriba un pasillo para
acceder a los comercios, el tribunal de Roma se instala frente al local 26. El escenario
está a la altura de la jerarquía de este varón del Tiber, porque el pasillo está adornado
con balaustrada en cantera y arquería del mismo material, que en conjunto forma una
serie de balcones.
Rápidamente subió el romano hasta ese lugar, y en tres patadas declaró al judío
culpable de sedición, se lavó las manos, no sin proclamar a que a él ni le iba ni le venía
el asunto, y a otra cosa.
Luego no ocurre nada, todo el mundo se queda pasmado en la calle, Pilatos en su
sombrita del pasillo del mercado, y todos los demás acá abajo, en este solazo que
quema. No pasa nada.
Según me doy cuenta tienen algún problema con los micrófonos, y mientras lo
resuelven se quedan todos estáticos, Cristo mirando a Pilatos, éste a la multitud, y el
gentío observando a los prisioneros y a su captores, con sus capas impolutas y sus
cascos resplandecientes.
El sacerdote comienza el vía crucis ofreciéndolo por los ausentes, por los
migrantes, a quienes muchas veces no se les reconoce su dignidad, y que ahora luchan
por sus derechos. También recuerda a los enfermos, los niños, los trabajadores, las
mujeres rechazadas.
Primera estación: Jesús es condenado a muerte… Independientemente de que
Pilatos ya hizo su parte; lo que le correspondía en esta historia, el párroco lee el texto
correspondiente, y al final reza la oración penitencial. En el momento del por mi culpa,
por mi culpa, por mi grande culpa, quien representa a Cristo no es menos y también
reza y se golpea el pecho en señal de contrición.
Rezada la primera estación, inicia el recorrido, que en la esquina vira hacia la
izquierda, por la calle de Colón, hacia el nor poniente de esta muy noble ciudad de
242
Calvillo, Aguascalientes. Cientos de personas vienen detrás de los reos, entonando
cantos adecuados para la ceremonia, como por ejemplo perdona a tu pueblo, Señor,
perdona a tu pueblo; perdónalo Señor.
Un joven lleva un vaso de unicel con un líquido espeso, en el que los soldados
van mojando el látigo, para luego azotar a Jesús. La consistencia del líquido es tal, que
cumple perfectamente con su cometido de ser sangre… con sabor a grosella. Van
azotando la cruz, fuerte, y a Cristo más quedito, y a final de cuentas la sangre nos llega
a todos los que vamos cerca; uno de los acólitos lamenta que a su túnica color beige le
hayan aparecido de repente una serie de puntos rojos.
Al llegar a la calle de Unión, justo en la esquina de la cantina La oficina, la
procesión da vuelta hacia el poniente, en tanto los soldados le gritan a Jesús de Nazareth
rey de los gusanos, pero también se gritan entre sí, ordenándose contener a la gente,
para que no invada el espacio por el que circulan los condenados y sus captores.
La peregrinación va deteniéndose cada cierto tiempo para el rezo de la estación
correspondiente. El itinerario continúa por la calle Galeana. Por ahí está esperando el
cirineo, que en términos de actuación es el mejor de todos; el más creíble. Cuando los
soldados se lanzan a la banqueta para obligarlo a cargar la cruz, se resiste, se echa para
atrás, contra la pared, y aprieta los dientes, pero contra el poder de Roma no hay quien
se oponga, y más cuando son tres; lástima que no se haya quitado su reloj de pulsera
marca Casio.
La procesión da vuelta por la calle de Guerrero, hacia el fraccionamiento Vista
Hermosa, y ahí mismo se escenifica la quinta estación: la Verónica enjuga el rostro de
Jesús. El sacerdote pregunta como enjugar el rostro de los trabajadores agrícolas, por los
malos salarios que reciben; el de los obreros, y remata: sin compromiso social no hay
cristianismo. El compromiso de limpiar el rostro de Jesús, presente en el desempleado,
el pobre y el enfermo.
¡Camínale, vamos, no tenemos todo el día!, gritan los soldados, y Cristo vuelve
a tomar la cruz. Atravesamos el río Calvillo y entramos en la Avenida Las Américas,
que al hecho de estar empedrada suma su carácter ascendente; así que aquí esto se va a
poner bueno. Por fortuna la siguiente estación, la segunda caída de Jesús, ocurre
justamente en la sombra que proyecta una jacaranda. Ahora la reflexión se refiere a lo
inaccesible de la canasta básica, las transnacionales que humillan a los pueblos, los
migrantes que están en su lucha en Estados Unidos.
243
Luego de consolar a las mujeres de Jerusalén, Cristo cae por tercera vez, y
entonces se produce una situación que desconcierta a los organizadores, y en general a
todo el respetable. Desde el silencio roto de cuando en cuando por los soldados que
urgen a Cristo a levantarse, una voz de mujer se alza para pedir entre lágrimas, que ya lo
dejen; que no lo peguen tan fuerte.
Está ahí, en el camellón de esta avenida, y grita llorando que cese el castigo.
Es una mujer de unos 50 años, que no viste a la usanza judía, sino de negro. Me gustaría
acercármele; preguntarle el por qué de su reacción, pero ya el cortejo continúa el
ascenso y se me pierde de vista para no verla más. Esta mujer cuyos ojos brillan de
dolor, es como aquellos personajes de los evangelios, que aparecen una sola vez, para
luego hundirse en el olvido. Y sin embargo hasta hoy recordamos sus nombres, ¿verdad,
Lázaro?
Llegamos al calvario, que es el atrio de un templo en construcción, creo que dedicado al
Sagrado Corazón. Es un espacio pequeño, de no más de 100 metros, que ofrece una
vista monumental del valle de Huejúcar, Calvillo y la Sierra del Laurel.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
24 de abril 2006
El vía crucis de Calvillo
Segunda parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Viernes santo en Calvillo. El atrio de tierra del templo del Sagrado Corazón (en
construcción) se convierte en Monte Calvario. Los participantes de este vía crucis
establecen un cordón que contiene a la multitud, e inician los preparativos para la
crucifixión de Cristo y los dos ladrones. Mientras los soldados se afanan en asegurar a
los reos, un hombre les ofrece bolsas con agua, para mitigar en algo este calor. Cristo la
rechaza, pero no así los soldados; que al cabo esos van derechito al infierno, ¿qué más
da que ahora se den su refrescadita?
Y a propósito de los fuegos infernales, resulta notable en este vía crucis la
ausencia de Judas, que en otras ceremonias lo he visto traicionar al Salvador, y luego
colgarse de un buen mezquite. Pero nadie representa en Calvillo al discípulo
descarriado, como tampoco a Barrabás. La omisión no es menor, y más cuando
Nacional Geographic ha traído al tapete de discusión la participación de Judas en el
drama de la redención.
244
El sacerdote anuncia la duodécima estación; la muerte de Jesús, pero todavía no
elevan al nazareno, por lo que el párroco guarda silencio, dejando escuchar el ruido de
los martillazos, las carcajadas de los soldados, tan sonoras como falsas.
Al poco tiempo Cristo es levantado sobre la tierra, de cara a la Sierra del Laurel,
teniendo enfrente una magnífica vista del Valle de Huejucar. Ahora sí, el sacerdote reza
la estación correspondiente a la muerte del Salvador. Reza la estación del vía crucis, y al
final se entona el Padre Nuestro. Observo al buen ladrón, debidamente crucificado; lo
veo en este momento del drama, con el canto, el Sol, el cielo, y me da la impresión de
que está a punto de derrumbarse, como mucha gente, para quienes la emoción acude en
forma de lágrimas.
Entonces ocurre algo insólito, porque habiéndose proclamado la muerte de
Jesús, quienes escenifican este vía crucis actúan el episodio de los ladrones. Uno, a
quien el dolor ha desquiciado a un grado tal que le reclama a Cristo el no salvarse y
salvarlos a ellos (¿es esta la última tentación de Cristo?), es recriminado por el otro, que
recibe a cambio la promesa del paraíso antes de que el Sol se oculte.
Todo ocurre mientras la gente canta Reine Jesús por siempre, reine su corazón
en nuestra Patria, en nuestro suelo, que es de María la Nación. En nuestra Patria, en
nuestro suelo que es de María la Nación, que tratándose de Calvillo, donde la sangre de
los mártires cristeros no termina de secarse, no deja de ser fuerte.
El canto termina y aquello se queda en silencio; apenas por ahí el canto
inconsciente de un pájaro que no sabe lo que andamos haciendo. Entonces Cristo
pregunta, se pregunta, nos pregunta: Dios mío, ¿por qué me has abandonado? Pero el
hombre que representa al Salvador no conoce el texto de esta, que forma parte de las
siete palabras, o tal vez habría que decir que en este momento de tensión, de calor, de
miedo a caer de la cruz, no lo recuerda. Entonces hacen acto de aparición los
apuntadores, que forman un eco: tengo sed, tengo sed, hasta que la expresión llega a
Cristo, quien micrófono en boca exclama: ¡tengo sed!
¡Vaya, es tanta la emoción, que en vez de decir en tus manos encomiendo mi
espíritu, lo dice exactamente al revés: en mis manos encomiendo tu espíritu! Y entonces
ni el pájaro canta, silencio total, hasta que una andanada de cohetes acribilla el aire y
asusta a un niño, que se pone a llorar.
Los truenos irrumpen en el valle y van a estrellarse allá, en las montañas de la
sierra, para regresar rápidamente y disolverse, engullidos por este silencio que embarga
al respetable, conmocionado por la muerte de Cristo.
245
En tanto los soldados vienen al borde de este calvario y miran a la multitud, que
observa desde unos dos o tres metros de distancia. La encaran y le gritan entre
carcajadas: ¡El ¡Rey de los Judíos! o ¡hay ‘ta su rey que los iba a salvar! Gritan
telegráficamente; muy rápido, como si dijeran: ten cuidado con el andamio o esa
máquina necesita su aceitito.
El sacerdote aprovecha una pausa para rezar el alma de Cristo. Entretanto Cristo
es bajado de la cruz, colocado en los brazos de su madre, y luego enterrado en un
improvisado sepulcro, al lado del templo.
El acto termina con la invitación del sacerdote para asistir a la procesión del
silencio, y cuando la gente comienza a dispersarse, el sonido difunde una dramatización
grabada, en la que un soldado romano narra la experiencia de haber crucificado a Cristo,
lo que sintió de ver sus ojos inocentes y doloridos.
Termina el drama y la gente vuelve al pueblo; a sus vidas. De regreso, me encuentro a la
Virgen María recargada contra la pared, al lado de la puerta de una casa de la calle de
Galeana, ya como si nada, disfrutando la sombra que ofrece un árbol. Instantes después
veo pasar una pequeña camioneta en cuya caja, todos de pie, van los protagonistas del
drama del Gólgota, de Cristo a los soldados romanos; de Poncio Pilatos al Cireneo.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
1 de mayo 2006
LA DECADENCIA DEL PREMIO DE POESIA AGUASCALIENTES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A partir de 1931 una de las principales actividades culturales de las Fiestas de
Primavera fueron los Juegos Florales, concurso literario que abarcaba varios géneros,
entre los que destacaba la poesía, que se prolongó hasta 1967. (Ma. del Carmen
Arellano Olivas y Martha Lilia Sandoval Cornejo publicaron en 2002 Los frutos
ascendentes (ICA), que reúne la mayoría de los trabajos ganadores de los Juegos
Florales en el tema de poesía. Su lectura ofrece una visión de conjunto de lo que fue
aquel certamen).
Esta actividad era presidida por la reina de los Juegos Florales, que entre 1931 y
1941 fue distinta de la reina de la feria. La importancia de este evento estuvo dada
por el hecho de que durante muchos años el título completo de la reina de la feria fue
el de Reina de la Primavera y de los Juegos Florales.
La soberana entregaba el premio, consistente en una Flor Natural, y recibía en su
mano el delicado beso del poeta laureado.
246
Los Juegos Florales tuvieron un mantenedor, personaje que cumplía la misión de
proclamar el elogio del gay saber, o arte del buen decir, y por lo menos en alguna
ocasión actuó en la parte musical nuestro querido Manuel M. Ponce.
Entre los ganadores destacaron poetas de la talla de Rubén Bonifaz Nuño, Jesús
Reyes Ruiz, Víctor Sandoval y Wilberto Cantón. Mantenedores fueron autores como
Enrique Fernández Ledesma, Agustín Yáñez, José Rubén Romero, Elías Nandino y
Celestino Gorostiza.
En 1968 este concurso fue sustituido por el Premio Nacional de Poesía, que luego
se transformó en el Premio de Poesía Aguascalientes, y que durante años fue uno de
los certámenes literarios más trascendentes del país, dada su nómina de ganadores,
entre los que destacan poetas de la estatura de Juan Bañuelos, José Emilio Pacheco,
Elías Nandino, Francisco Hernández, y el aguascalentense Desiderio Macías Silva;
poetas que en más de algún caso han refrendado su oficio con magníficas obras.
El premio ganó en prestigio, gracias a la calidad de los trabajos galardonados,
pero perdió a la gente de Aguascalientes, que a partir de entonces fue alejándose de
esta ceremonia, porque debe usted saber, apreciado lector, que en el pasado las
veladas de los Juegos Florales se llevaban a cabo en el Palacio de Gobierno (por lo
menos en la primera ocasión, según se muestra en una fotografía de la espléndida
exposición sobre la feria presentada en el Palacio Municipal), en el Teatro Morelos o
en alguno de los grandes cines del centro de la ciudad. El espacio se llenaba y la
entrada tenía un costo; así de populares fueron.
A propósito de este alejamiento de la gente, el caso extremo ocurrió el sexenio
pasado, en el que se utilizó el Salón de Recepciones de Palacio de Gobierno para
realizar la entrega. Así, en un espacio tan pequeño, no resultaba notable la pobre
asistencia de público, porque en el Teatro Morelos apenas si se llenaba la luneta, y
eso con una abundante asistencia de empleados del ICA. La reina, por su parte, pasó
a ocupar un lugar secundario, y apenas si se repara en su presencia.
Pero hoy resulta que incluso la calidad brilla por su ausencia. El premio concedido
este año a Dana Gelinas por su trabajo Boxers, no vale ni siquiera el papel en que
está impreso. Para mi gusto, en Boxers lo que escasea es, precisamente, la poesía.
Tengo entendido que este año optaron por el premio 241 trabajos, y si este que ganó
fue el mejor, ya podemos imaginar como estarían los demás, aunque quien sabe...
Mucho me sorprende este premio, negativamente, desde luego. Pero más me
sorprende que semejante bodrio haya contado con el aval de poetas de la talla de Hugo
247
Gutiérrez Vega, Ernesto Lumbreras y Pedro Serrano, que fungieron como jurados. A
éste no lo conozco, en tanto aquellos obtuvieron el Premio de Poesía Aguascalientes,
Gutiérrez Vega en 1976, y Lumbreras en 1992.
En verdad dan pena, reconocer semejante despropósito y no haber tenido el valor
para declarar desierto el premio y ahorrarle al erario público $250,000.
Mejor hubiera sido venderle el libro a una tienda departamental, para que ésta
coloque algunas frases (poemas) en vistosos pendones que anuncien la mercancía; el
trabajo no da para más y, como es muy frecuente escuchar hoy en día, ni como
ayudarle.
O a lo mejor el libro no es tan malo y lo que ocurre es que lo leí luego de Los
conjurados, de Jorge Luis Borges.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
15 de mayo 2006
A LA FERIA DE SAN MARCOS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En el clásico Un viaje a Termápolis, y en referencia a la Feria de San Marcos y al jardín
que le da cobijo, Eduardo J. Correa se preguntó lo siguiente: ¿Por qué enturbiar aquel
remanso de poesía con las deyecciones de las muchedumbres zafias? ¿Por qué turbar el
silencio romántico con los escándalos de la feria, emporio de truhanería y salvaje
exhibición de bestialidad? ¿Por qué hacer en aquel ambiente idílico que la locura agite
su tirso de cascabeles?, es decir que la feria, o función de San Marcos, como se le
conoció durante muchos años, no le gustaba a Correa, y si el escritor fallecido en 1964
viviera hoy; si hoy caminara por la zona ferial, pues de plano se moría del puro susto,
porque la verbena a la que se refiere en el párrafo citado corresponde a la que se llevaba
a cabo en el último tercio del siglo XIX. O sea que mucho alcohol ha corrido desde
entonces, y la fiesta ha crecido como lo ha hecho Aguascalientes.
Por las razones aludidas, a Correa no le gustaba la feria de San Marcos, y quizá
lo primero que le chocaría; lo que en principio le causaría corto circuito, sería la
perversión del espléndido idioma nuestro (castellano, que no español), en la utilización
del término antro.
Hoy en día, por todas partes, en la feria y fuera de ella, todo son antros. Aunque
en muchos casos, viéndolos bien, quizá merezcan el término, porque antro, hasta que no
se decida otra cosa, continúa significando local, establecimiento, vivienda, etc., de mal
248
aspecto o reputación. Esto, desde luego, desde la perspectiva de la Real Academia
Española, cosa que a medio mundo tiene sin cuidado.
A Correa no le gustaba la feria, y con él a mí, aunque ciertamente yo no tengo
tan florido vocabulario como el del también autor de las Viñetas de Termápolis. No me
gusta porque tanto el hacinamiento como el ruido me alteran. Ya sabe usted como es
eso: va uno por ahí, de un ruidazo a otro, sin pausa, todos de mal gusto, torturándole a
uno los oídos, como si pretendieran hacerle confesar algo. Un conocido me comentó
que el otro día fue a la feria con unos amigos. Se instalaron en una de esas terrazas a
tomarse una cerveza y a verse las caras, porque el ruido les impidió platicar.
Y luego el gentío; ese amontonadero de personas que al menos a mí me produce
un sentimiento como de degradación de la dignidad personal, la reunión que nos
convierte en masa y nos despoja de nuestra individualidad, y pues no, que bastante
trabajo me ha costado cultivar la mía como para perderla así, sin más, en una
aglomeración.
Por si esto fuera poco, las pestilencias, los olores nauseabundos que brotan del
suelo en estos días de cálida primavera, y que se nos enredan en la garganta; en la nariz
(como yo la tengo prominente (la nariz), ya se imaginará el suplicio).
Y si todo lo anterior no fuera suficiente, se me figura que la violencia flota en el
aire, mirándonos a todos y viendo a ver de quien posesionarse para hacer de las suyas.
El otro día, por ejemplo, me tocó observar a un grupo de jóvenes por ahí por el Paseo de
la Feria. Uno de ellos parecía una torre sometida a un temblor oscilatorio (¿se ha fijado
qué impresionante capacidad de equilibrio tienen algunos borrachos? Si tuviera la
certeza de que no van a comenzar a tirar golpes a diestra y siniestra, yo me quedaba ahí,
observando semejante prodigio).
Y ahí estaba el joven, oscilando hacia delante y hacia atrás, movido por un
viento inexistente, la expresión de sus ojos; de sus labios, sensiblemente distorsionada
por los alcoholes que traía entre pecho y espalda. Ahí estaba, explicándoles a sus
amigos de una manera por demás soez, la forma en que su novia, amiga u lo que fuera,
lo había mandado a volar. El asunto me habría interesado, si no fuera porque el joven
parecía a punto de buscar, no quien se la hiciera (que ya se la había hecho la damisela),
sino quien se la pagara, y si a veces batallo para pagar mis cuentas, peor aún con las
ajenas.
Pero exagero cuando digo que no me gusta la feria. En rigor no me agradan estas
cosas a las que he hecho referencia, pero me gustan mucho otras. Disfruto mucho de ver
249
las expresiones de asombro de los niños en la exposición ganadera, con las vacas y
gallinas al alcance de las manos, siempre inquietas, siempre curiosas las gallinas y las
manos; los niños que cabalgan en ponys de mirada triste ante la satisfacción de sus
padres, las expresiones de gozo y susto de quienes abordan en los volantines aviones,
gusanos y carros.
¿Habrá algo más poético que la rueda de la fortuna?, digo, por el nombre. Entre
vuelta y vuelta este artilugio da debido cumplimiento a la elemental ley de la física que
bien se puede aplicar (también) a la política, y que afirma que todo lo que sube baja, y
entre tanto desde arriba se ve todo maravilloso, del Cerro del Muerto, con el Sol
yéndose por detrás, a la catedral; de la Plaza de Toros al templo del Encino.
Este año también fui a la final del Traje Típico, tradición en la que me iniciaron
mi esposa y mi amigo Jorge Campos Espino. Curioso nombre para este concurso, que
premia lo mejor que se produce en Aguascalientes en el terreno de la confección, el
bordado y el deshilado. Digo curioso, porque si lo que ahí se presenta fuera usado por
todas, o por una gran mayoría, entonces sí sería típico, pero no es el caso.
Y ahí andaba yo, fotografiando los vestidos (y ni modo que no fotografiara
también a sus portadoras), y entonces, en una de esas, como que no encontraba el
encuadre que me satisficiera. Viéndome en esas, la muchacha en cuestión se puso de pie
y extendió la falda de lado, para que pudiera observar mejor los diseños plasmados en la
prenda. Lo hizo diciéndome: ¿qué quiere que haga? y acompañando su
cuestionamiento con la sonrisa más encantadora que halla visto yo ese día.
¿Qué quiere que haga?, preguntó, y yo me imaginé un rincón cerca del cielo. Por
supuesto que entendí perfectamente el sentido de la pregunta pero, ¿qué quiere que
haga? Uno no es de palo. En fin, le pedí que alisara la falda para destacar los diseños,
tomé las fotografías y adiós.
Por cierto, a la salida una señora felicitó al presidente del Patronato por lo bien
organizado del evento, y sobre todo, por lo transparente. La señora había ganado un
primer lugar en no sé que categoría, y tal vez de haber triunfado otro modelo no le
habría parecido tan transparente el concurso. O sea que cada quien habla de la feria
según le va en ella.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSE DE GRACIA
22 de mayo 2006
(Primera parte)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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Unos dicen que fue Cristo, quien proclamaba su disgusto porque no fuera su advocación
del Señor Original la que se erigiera; otros, que se trataba del espíritu del general
Plutarco Elías Calles, que de esta forma hacía acto de presencia en la inauguración del
Cristo Roto de San José de Gracia.
Yo creo que se trató de una coincidencia, pero el hecho es que la tarde noche del
domingo 16 de abril; domingo de resurrección, se desató un ventarrón de sustanciosas
proporciones sobre una buena parte del estado de Aguascalientes, con su buena dosis de
tierra y lluvia (en ese orden), que le dieron a la inauguración del Santuario del Cristo
Roto, en la isla de la Presa Calles, en San José de Gracia, una connotación muy
singular.
En lo que todos estamos de acuerdo, supongo, es que hechos como ese
mostraron hasta que punto el hombre está a merced de las fuerzas de la naturaleza,
porque a final de cuentas frente a ellas no hay autoridad que valga.
Tuve la oportunidad de seguir con cierto grado de cercanía la realización de este
proyecto, casi desde su concepción, y en una visita realizada a la isla, cuando el Cristo
Roto era apenas una estructura que un grupo de trabajadores soldaba, al ver la intensa
actividad desarrollada por decenas de hombres (durante poco más de dos meses fue
aquella la isla de los hombres solos), en el tallado de la estatua de 25 metros, la
construcción de la explanada del santuario, con sus 24 nichos dedicados a otras tantas
imágenes de Cristo que se veneran en la región; en la edificación de los caminos de
acceso al lugar, los embarcaderos, las áreas de descanso con sus tejabanes (algunos
mezquites fueron cercados con piedra para que la gente disfrute de su sombra), los
pasillos con sus árboles y plantas, la introducción de luz eléctrica desde el lado suroeste
de la isla, por el rumbo de El Tecongo.
Digo que cuando vi esta actividad febril tuve la sensación de estar frente una
obra de grandes proporciones, que quizá (y sólo quizá, que conste) esté llamada a
generar una tradición que se traduzca, entre otras manifestaciones, en un flujo
permanente de visitantes.
No lo sé de cierto, pero me da la impresión de que históricamente así es como
han nacido muchas de las grandes tradiciones de occidente, desde el medioevo hasta
nuestros días, en prácticas que saltaron al nuevo mundo en brazos y corazones de los
conquistadores españoles, para dar origen, en nuestras tierras, a ferias y santuarios a los
que el México cristiano peregrina, del Santuario de Guadalupe al Santo Niño de Atocha;
del Santo Cristo de Chalma a la Virgen de San Juan.
251
Como digo, la inauguración tuvo lugar el Domingo de Resurrección, 16 de abril,
aunque también se tenía pensado realizarla en domingo anterior, Domingo de Ramos, y
sin embargo la fecha resultó un tanto apresurada, por lo que se optó por el Domingo de
Resurrección. Además, me parece que esta última fecha era más propicia, dado que la
Iglesia conmemora el triunfo de Cristo sobre la muerte.
Mucha gente se vio involucrada en la preparación de esta ceremonia, con una
logística que cuidó hasta el último detalle, particularmente por el riesgo que implicaba
cruzar la presa.
Ya desde la autopista de Aguascalientes a Cosío se advierten los primeros anuncios del
nuevo monumento. En la desviación hacia San José de Gracia, en Pabellón de Arteaga,
hay un gran letrero en color azul, que anuncia el Santuario del Cristo Roto, cabañas y
ecoturismo; todo metido en el mismo paquete. Estos anuncios se repiten una y otra vez,
más pequeños, en la carretera de Pabellón a San José, en la que no se advierte un exceso
de tráfico. Además hay vigilancia con motivo de la Semana Santa, que atrae a la gente a
la Sierra Fría. Por este motivo unas patrullas están detenidas en los márgenes de la
carretera, en tanto otras hacen el recorrido.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSÉ DE GRACIA
29 de mayo 2006
(segunda parte)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Domingo de resurrección, 16 de abril de 2006. Es este un día típico de esta época del
año; un día brumoso, en el que la primavera comienza a ensayar sus primeras nubes. En
el fondo del Valle del Potrero, ahí donde están San José de Gracia y la Presa Calles, se
distinguen varios remolinos, y a esta hora de la tarde, 17 hrs., el poniente se ilumina con
la luz del Sol, que comienza a buscar el lugar más adecuado para hundirse en el
horizonte.
En efecto, desde la avenida de entrada a la cabecera municipal, el agua de la
presa brilla intensamente con un brillo palpitante, ocasionado por el continuo ir y venir
de lanchas que llevan gente a la isla del Santuario del Cristo Roto, en donde se aprecia
claramente la imagen, acompañada de una grúa.
En los anuncios espectaculares del proyecto; en la maqueta, estaba considerada
una velaria, que no instaló. No sé si la eliminaron, o no alcanzaron a colocarla; no lo sé.
En la entrada a San José de Gracia, otra evidencia de las vacaciones de Semana Santa es
la presencia de puestos en los que se expenden elotes, frutas, aguas y cocos.
Llegar a San José de Gracia fue problema de cada quien, pero ahí los
organizadores se hacen cargo para el traslado, en lancha, hasta el lugar del suceso. La
252
mayoría de la gente pasa a la isla a bordo de barcazas debidamente acondicionadas con
sillas para el efecto. Invariablemente todo el mundo lleva salvavidas. El trayecto es
breve, apenas unos 150 o 200 metros, pero después de todo los aguascalentenses somos
gente de tierra; del semi desierto y no de agua, por lo que hay que tener cuidado.
Previamente todas estas personas fueron llevadas en camiones desde San José de
Gracia hasta el embarcadero que se utilizó para transportar los materiales de
construcción, en un viaje de unos 20 minutos a través de la carretera a Paredes, y luego
por la terracería que también permite el acceso al Club Náutico San José, y al lugar
donde se pueden apreciar los restos del pueblo viejo de San José de Gracia, cuando el
agua baja lo suficiente.
Hoy ese lugar está lleno de autobuses y automóviles. Por cierto, las barcazas no
regresan vacías, porque hay gente que fue a la isla, se acercó a ver la escultura y regresó
mucho antes de que comenzara la ceremonia.
La gente desembarca en la isla y una de las primeras cosas que uno encuentra es
una serie de pendones con la imagen del Cristo Roto, colgados de los postes del
alumbrado, pero que están presentes en diversos lugares de la isla. Estos de la entrada
tienen la imagen del Cristo Roto sobre fondo negro y sepia. Otros, además, incluyen un
fragmento de las meditaciones del padre Cué, inspiradas en el Cristo Roto: Quiero que
al verme roto te acuerdes siempre de tantos hermanos tuyos que conviven contigo,
rotos, aplastados, indigentes, mutilados. Ramón Cué. Aguascalientes, Gobierno del
Estado.
Un fragmento más amplio que el anterior fue colocado en una placa, en el
basamento de la imagen, de espaldas al altar.
La gente desembarca en la isla y camina hasta el santuario o, mientras comienza
la ceremonia, se desbalaga por ahí, viéndolo todo, las plazoletas, los andadores, las
palapas, además del magnífico panorama que se contempla desde ese lugar, la gran
extensión de agua de la presa, la Sierra Fría, el pueblo de San José y, desde luego, el
Cristo Roto.
La novedad brilla en los ojos de todos, porque indudablemente la mayoría es la
primera vez que pisa el suelo firme de la isla. (Recuerdo una expresión escuchada hace
años, que a algunos josefinos les sirve para indicar cuanta agua tiene la presa. Si dicen
ya se hizo la isla, están señalando que el líquido cubrió la brecha que une esta parte con
la península y, por tanto, el volumen del agua es considerable).
253
Otros, los menos, llegan al lugar en lanchas que abordan en Las playas, nombre
que recibe ahora la ribera oriental de la presa, al final de la avenida Juan Domínguez.
Ahí han colocado sillas frente a una pantalla para quienes prefieran seguir la ceremonia
desde ese lugar.
Como es Domingo de Resurrección, es decir, fin del periodo vacacional de
Semana Santa, en Las playas hay mucha gente, que no vino a la ceremonia, sino a vivir
la ilusión de estar un rato a la orilla del mar. Como parte de la generación de este nuevo
polo de desarrollo que lleva el rimbombante nombre de Centro eco turístico Las playas,
han construido una serie de palapas que ahora se encuentran abarrotadas de personas,
tanto que a los lados los comerciantes ambulantes han levantado carpas en donde se
expenden alimentos y baratijas, y entre ellas las flamantes playeras del flamante Cristo
Roto. Son blancas o azules y tienen al centro la imagen a la que falta la cara, estampada
en gris o café. Arriba, rodeando a la imagen, se lee: Cristo Roto. En la isla veré gente
con el gorro, la cachucha, el pin, todo con la imagen del Cristo Roto; eso sí que es
reaccionar ante las fuerzas del mercado.
Por otra parte, ante este panorama formado por la gente, las palapas, el comercio, casi
me siento como si estuviera en Caleta; en Acapulco.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
5 de junio 2006
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSÉ DE GRACIA
Tercera parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En este domingo 16 de abril de 2006 hay mucho movimiento en la presa, de normal
tranquila. Lanchas van y vienen, zarandeándose unas a otras con el oleaje que crean a su
paso. Unas transportan a la gente de las playas a la isla, para asistir a la ceremonia de
inauguración del Santuario del Cristo Roto, en tanto otras, las menos, simplemente
recorren la superficie en acuoso disfrute.
El viaje es todo un acontecimiento para quienes de normal no vemos más agua
que la nos tomamos o con la que nos bañamos. Unos, especialmente los niños, disfrutan
intensamente el movimiento, esta certeza de no tener bajo los pies la cotidiana firmeza
del suelo, y además porque el agua siempre es atractiva, y hoy está tan agitada que luce
un verde impenetrable, vital, como si el movimiento continuo hubiera removido todos
los sedimentos orgánicos de este mundo.
Otros sufren el viaje, por aquello del no te entumas y también por temor al
mareo, pero es cosa mental, porque ni siquiera hay tiempo para marearse.
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La lancha avanza hacia el suroeste y ofrece una vista inédita de San José de
Gracia, y luego, más adelante, hacia la izquierda, otra de la cortina de la presa, que
desde el centro de la masa acuática se ve encerrada en un canal.
Estas personas llegan al embarcadero principal, en donde son ayudadas a bajar
por un par de hombres. Bajan en una plataforma cubierta de esa fibra verde que semeja
pasto, y comienzan a ascender. Van subiendo poco a poco, deteniéndose aquí y allá,
porque el ascenso es pesado, pero sobre todo para observar el Cristo Roto, que poco a
poco va mostrando su majestad.
También hacen un alto para observar el estudio de televisión que han
improvisado en el lado izquierdo, en una de las salientes de la escalera, consistente en
un mueble de sala en el que están sentadas tres conductoras de televisión, de otras tantas
televisoras. Se trata de Constanza Díaz Aizpuru, Cristina Urrutia y Gladis Juárez Davis.
Este excepcional estudio se complementa con un par de mesas, una al centro, y otra al
lado de uno de los sillones, sobre la que descansa una talla en madera del Cristo Roto,
que sirve de escenografía del programa de televisión que comentan. Frente a ellas, en
otra saliente, resguardadas por una carpa, se encuentran las cámaras de televisión.
Al poniente del santuario hay un templete en el que danzan unos matlachines.
Reconozco entre ellos a Cleto Aguayo, de Paredes, que hace años baila con los
danzantes de Santa Elena, comunidad situada pocos kilómetros al noroeste de San José
de Gracia.
Visten a la manera tradicional; nada de gorras beisboleras o paliacates; nada de
tapas de cerveza sobre la faldilla o flotadores de excusado en vez de guajes. El atuendo
se integra con camisa roja, calzonera y faldilla del mismo color, con bordados de
lentejuela. Cosidas sobre ésta, cualquier cantidad de trozos de carrizo que producen el
sonido característico de los danzantes en movimiento. Completan su ajuar los penachos
bordados con lentejuela, rematados con plumas en colores chillones, verde, rojo, rosa,
amarillo y blanco; se ven extraños danzando en un escenario que tiene un equipo de
iluminación en uno de los extremos, porque generalmente los matlachines danzan en
explanadas, en los atrios de los templos, y no en escenarios.
Está también ahí el grupo musical de la Casa de la Cultura de San José de
Gracia, que dirige Tomás Rodríguez, y que más adelante interpretará música de este
municipio.
Poco después de las 17.30 hrs. la explanada del santuario se encuentra
relativamente sola, y como es común entre nosotros los mexicanos, la gente va
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acomodándose en la parte de atrás. Adelante, el Sr. Luis Arteaga Niepmann, Presidente
del Consejo de Administración de Codagea y responsable del proyecto, concede una
entrevista a un medio de comunicación radiofónico.
Hoy ha dejado colgados los pantalones de gabardina, la camisa a cuadros y el
sombrero, para vestir un traje gris, camisa blanca, aunque en este momento lleva el saco
en el brazo, como el torero su capote antes de iniciar el paseíllo.
No es por nada, pero al norte, al fondo de la presa, unos manchones grises sobre el
fondo blanco de las nubes denotan la presencia de lluvia. Es una leve llovizna que quien
sabe si llegará hasta acá. Pero por lo pronto el viento comienza a decirnos aquí estoy.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
12 de junio 2006
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSÉ DE GRACIA
(Cuarta parte)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Si a esta hora, poco después de las 17.30 hrs. del domingo de resurrección, 16 de abril
de 2006, la explanada del Santuario del Cristo Roto de San José de Gracia se encuentra
relativamente vacía es porque para acceder a ella se requiere ser VIP (perdón por la
pedantería), condición que se demuestra con un brazalete de plástico amarillo unido a la
muñeca. Los que no son tal cosa se agrupan alrededor del templete donde los danzantes
ejecutan sus evoluciones, en las pequeñas explanadas regadas con la sombra de los
mezquites, en donde hay sillas, además de baños portátiles, y como a la gorra no hay
quien corra, un lugar muy socorrido por el respetable es aquel donde obsequian botellas
de agua. En general el ambiente en la isla de la presa Calles es de día de campo.
Por todas partes se han ido formando nubes que rompen la monotonía celeste;
nada del otro mundo, pero sí notables en el contexto del ominoso cielo primaveral,
decolorado por el humo que asciende de una tierra que parece dispuesta a arder y, no
por nada, pero a lo lejos, en la Sierra Fría, se divisan las delgadas hebras que indican
una lluvia ligera.
Son las 18.20 hrs. y en la parte exterior del santuario, el escultor Miguel Romo
Santini, autor del Cristo Roto, concede una entrevista a un medio televisivo, y como
somos bien noveleros y nos encanta que nos sorprendan, la gente que merodea por ahí
se informa de quien se trata; quien es ese sobre el que se posan los lentes de dos o tres
cámaras. Asumen que es esta una señal de la importancia del entrevistado, y entonces,
al enterarse que se trata del escultor del Cristo Roto, terminada la entrevista le solicitan
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autógrafos, y ahí está Romo Santini pagando el precio de la fama; firmando en las
viseras que repartieron, en donde se pueda.
Aunque en la invitación se informaba que la ceremonia daría inicio a las 18 hrs.,
todo se ve muy verde aún, a pesar de que a esta hora las sillas de la explanada están casi
todas ocupadas. Por cierto, cuando afirmo que para acceder ahí se requiere ser VIP, no
crea usted, aplaudido lector, que el lugar está lleno de políticos, hombres de la iniciativa
privada y gente bonita de Aguascalientes, no. Desde luego los hay, faltaba más, pero en
rigor son minoría, porque tal vez a más de alguno, como dice aquí entre nos, Mary
Carmen Romo: le brinca el escapulario, con esto del gobierno haciendo obras que
tienen una connotación religiosa.
Desde mi punto de visión alcanzo a ver cualquier cantidad de hombres con
sombrero Resistol, mujeres con sombrilla de colores (está ahí todo el espectro de la luz
visible), vestidos todos con ropas humildes… con su brazalete amarillo en la muñeca.
A las 18.30 hrs. el Vicario General de la diócesis, canónigo Rigoberto Ruiz
Palos, que asiste al acto en representación del obispo diocesano, Ramón Godínez Flores,
(¿por qué no viene el prelado?) comienza a confesar al que lo desee. Pronto se forma
una pequeña fila al lado derecho de la explanada, muy cerca del altar.
A mi lado están una señora y una niña. Esta mira boquiabierta la escultura, y
aventura una pregunta que me encanta por su inocencia: Mamá, ¿se les rompió el
Cristo? Pues sí, es el Cristo Roto. Hacia el noroeste hay algunas nubes que están
dejando caer su precioso caudal, poquito, pero está lloviendo.
Minutos después comienzan a llegar algunas personas, lo suficientemente
ancianas como para haber vivido en el viejo San José. Si consideramos que el pueblo
original se inundó en 1928, ya podemos imaginar cuantos años tienen. Los llevan en
sillas de ruedas, acompañados por una enfermera, que estará al pendiente de sus signos
vitales. Los colocan a un lado del altar, entre éste y el pequeño templete en el que
estarán las autoridades.
Entre ellos reconozco a don Francisco Santos Sánchez, cronista de San Antonio
de los Ríos, que en alguna ocasión me contó que de cuando en cuando se escucha en la
sierra el clarín de órdenes del ejército republicano que combatió contra los franceses en
la sexta década del siglo XIX…
Don Francisco viste como pocos hombres del campo lo hacen hoy en día: camisa
de manga larga, azul, y pantalón de mezclilla de pechera, en tanto que su cabeza está
cubierta con un sombrero de ala ancha, el barbiquejo colocado hacia adelante. Así lo he
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visto siempre, y en todo caso la diferencia la marca hoy el morral que lleva, con los
íconos del PRI y el Partido Verde Ecologista; un toque de diversidad política en esta
ceremonia organizada por un gobierno emanado del PAN.
A las 19 hrs. todas las sillas colocadas en la explanada del santuario están ocupadas, y
hay gente de pie. Incluso los techos de algunos nichos soportan el peso de personas,
además de las imprescindibles cámaras de televisión. Una media hora después hacen su
arribo al lugar el gobernador del estado, Ing. Luis Armando Reynoso Femat,
acompañado de su esposa, la Sra. Carmelín López de Reynoso, y el arzobispo de
Yucatán, Monseñor Emilio Carlos Berlié Belauzarán, que encabezará la ceremonia
religiosa. Lo acompañan ahora el Vicario General y el párroco de San José de Gracia, J.
Jesús Olvera Esparza.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSÉ DE GRACIA
19 de junio 2006
(Quinta parte)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Alrededor de las 19.40 hrs. del 16 de abril, inicia la ceremonia de inauguración del
Santuario del Cristo Roto de San José de Gracia con la develación de la placa colocada
en el primer nicho de la derecha de la explanada. El rótulo tiene en el lado derecho el
escudo del estado, por cierto incompleto, y en el izquierdo el siguiente texto: El
Gobierno del Estado como perenne homenaje a los habitantes de San José de Gracia.
Fue inaugurado por el Ing. Luis Armando Reynoso Femat. Gobernador Constitucional
del Estado. Siendo obispo de la Diócesis de Aguascalientes Don Ramón Godínez
Flores. San José de Gracia, Ags., 16 de abril 2006.
Acto seguido todos van al frente, a colocarse en su lugar, los eclesiásticos en el
lado derecho y las autoridades civiles en el izquierdo. Antes de sentarse, el gobernador y
su esposa saludan a los ancianos. Entonces me entero para qué traía don Panchito su
morral priísta ecologista. Del interior extrae un fólder con un documento que entrega al
Ejecutivo. Este le da el cauce obligado en estas circunstancias, y luego se coloca junto
con su esposa, el presidente de CODAGEA y el Secretario de Obras Públicas, en el
lugar que le han asignado.
A continuación habla el Sr. Luis Arteaga Nipemann, quien recuerda el día en
que fue designado por el Ejecutivo estatal electo presidente del Consejo de
Administración de CODAGEA, de los sueños de esos días y de la intención de asumir
la política del sector agropecuario desde una perspectiva muy amplia, que considerara
no sólo los apoyos necesarios para la producción, sino que tuviera en cuenta otras
alternativas de desarrollo para las zonas rurales del estado, como este proyecto del
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Desarrollo Eco Turístico Las Playas y el Santuario del Cristo Roto, que significará la
generación de empleos para la gente de San José de Gracia.
La verdad, pinta mal el asunto, no la ceremonia, sino el clima. Mientras Arteaga
habla puedo ver como hacia el noreste, un poco a la izquierda de San José de Gracia, el
horizonte se distorsiona, se vuelve brumoso, por el aire, la tierra, y tal vez un poco de
lluvia. Independientemente de lo anterior, ahora el cielo está completamente nublado
con nubes grises; algunas de ellas amenazantes.
En fin; ya veremos. Por lo pronto me muevo entre la gente, observándolo todo.
Salgo del santuario por el lado izquierdo del altar, y entonces encuentro algo que me
conmueve. Al margen de la celebración oficial; de la parafernalia inaugural, los
reflectores y las cámaras, encuentro a una mujer que reza. Es una joven de unos 30 años
que viste humildemente. Sus labios se mueven en silencio y en sus ojos advierto la
expresión que he visto tantas veces, en catedral durante el quincenario, y en cualquier
cantidad de templos a donde la gente acude en busca de consuelo y esperanza; de ayuda
en sus necesidades, en miradas que encuentran en las imágenes el descanso para los
sinsabores de la vida; el antídoto para las incertidumbres de la existencia. Así mira esta
mujer al Cristo Roto que se alza a sus pies, los ojos puestos de rodillas; convertidos en
urgente súplica. Entonces me doy cuenta de que en esta mujer la imagen tiene su
primera oración.
Arteaga termina con un agradecimiento al gobernador, y la emoción es tal que su
voz se quiebra. Le sigue en el uso de la palabra el secretario de Obras Públicas, Ing.
Luis Gerardo del Muro Caldera, a quien también embarga la emoción de una manera
que nunca había visto (yo) en un funcionario público. Del Muro enuncia las
características de la obra, la gente que intervino, los materiales que se utilizaron, el
monto de la inversión, y concluye que la obra permitirá detonar el turismo en la zona.
El Sol se va. Pareciera que de manera premeditada todo a nuestro alrededor fuera
oscureciéndose para llamar nuestra atención hacia el espectáculo que se escenifica sobre
la Sierra Fría, en donde las nubes arden en la luz del Sol poniente. Poco a poco va
decreciendo la claridad, haciendo resaltar la iluminación de los nichos. El altar,
conformado por tres piedras, está ahora bañado con una luz rosácea. Lo han cubierto
con un mantel, sujetado en los extremos por recipientes de cera líquida. En la parte baja
hay un arreglo floral que abarca casi todo el espacio del altar; un arreglo en el que
abundan girasoles, pompones, y lilis. Por otra parte, y como efecto de la iluminación, de
la rodilla del Cristo Roto parece brotar un tenue hilillo de sangre.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSÉ DE GRACIA
3 de julio 2006
(Sexta parte)
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Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Cuando el secretario de Obras Públicas, Ing. Luis Gerardo Del Muro Caldera, termina
su intervención en la ceremonia de inauguración del Santuario del Cristo Roto de San
José de Gracia, toca el turno al declamador Jaime Guadalupe Posada Avila, quien es
anunciado como un poeta de Aguascalientes.
Posada inicia señalando la emotividad manifiesta en quienes lo antecedieron en
el uso de la palabra, que en su opinión demuestra que esta no es una obra cualquiera;
que se trata de una obra largamente esperada; una reivindicación para los hombres y las
mujeres de San José de Gracia, y agrega: Quienes vivimos este momento, vivimos el
momento parteaguas en la historia de San José de Gracia, una historia marcada por
vejaciones.
“Seguramente por eso San José de Gracia ha hecho propio este profundo
concepto religioso y humanista del Cristo Roto. Seguramente por eso, de este pasado ha
emergido la isla y el santuario del Cristo Roto”.
Acto seguido declama la primera de las meditaciones del padre Ramón Cué,
Compraventa de Cristos, con la que inicia la serie de meditaciones del Cristo Roto. Lo
hace con vehemencia, con una intensa posesión de la palabra, aunque por momentos
exagera la inflexión, o no hace las obligadas pausas.
Posada termina y le sigue el gobernador, y entonces el clima nos ofrece una
probada de lo que vendrá un poco más tarde. Mientras el Ejecutivo estatal agradece la
presencia del arzobispo de Yucatán y recuerda que fueron vecinos de la calle Primo
Verdad, en donde ambos vivieron, el eclesiástico en el 104, el viento comienza a soplar
con una fuerza que nos es desconocida a quienes vivimos en la ciudad.
Atrás la gente se mueve inquieta, se distrae, y no faltan quienes emprenden la
retirada, porque en caso de lluvia no habrá para donde correr.
El gobernador Reynoso señala que hay obras que trascienden. Son obras, dice,
que transmiten mucho sentimiento, y más cuando se trata de una obra tal, que tiene que
ver con nuestra religión católica.
“Este Cristo no solamente es ese Cristo, ese líder que ilumina nuestras vidas y
que es un guía para nosotros. Esta obra representa mucho esfuerzo; mucho trabajo. Por
eso hoy queremos dedicar esta gran obra monumental a un gran pueblo. Un pueblo
como el de San José de Gracia, un pueblo mutilado en su historia.
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“Ahora San José de Gracia sigue escribiendo otra historia. La Historia continúa
en San José de Gracia, se puede hablar de una etapa importante para San José, antes de
la presa Calles, y después de ella. Y ahora podemos hablar: otra nueva etapa para San
José, antes del Cristo Roto y después del Cristo Roto. Por eso esa satisfacción, ese
orgullo de quienes participamos de una u otra manera en la edificación de esta obra
monumental, nos hace sentirnos a todos sumamente agradecidos con nuestro Creador,
con este Cristo, cuya imagen está ahorita mutilada, pero que sabemos es todo un líder,
es todo un personaje que nos deja huella, nos da ejemplo de vida, pero sobre todo,
ilumina siempre, permanentemente, nuestro camino.
El Ejecutivo estatal continúa con la lectura de su mensaje, y como si se trataran
de heraldos del vendaval, unas cuantas gotas de agua caen, aunque luego cesa el viento.
El gobernador se refiere a la deuda histórica que Aguascalientes tiene con San José de
Gracia, y de cómo esta obra significa devolverle un poco de lo mucho que el estado ha
recibido del pueblo serrano a lo largo de casi un siglo, gracias al sacrificio que significó
la construcción de la Presa Calles.
Terminada la ceremonia cívica, viene la religiosa, que comienza con la
bendición de la imagen. El arzobispo Berlié bendice también las demás imágenes, a las
que califica como representativas de la religiosidad tan profunda, afirma, de este bendito
estado de Aguascalientes, en que Dios nos concedió nacer, y señala que Aguascalientes,
junto con Guanajuato, son los dos estados de la República que estadísticamente cuentan
con el mayor número de católicos en México; más del 96%.
Para obviar, desde adelante lanza agua bendita en todas direcciones. Hace rato
que el viento se ha calmado, aunque el mantel colocado sobre el altar se mueve un poco
todavía. Antes, cuando habló el gobernador, el movimiento de aquél fue tan intenso, que
debieron sujetarlo para evitar que terminara elevándose.
Acto seguido viene la misa concelebrada que preside el arzobispo de Yucatán,
acompañado de otros tres sacerdotes. Antes de iniciarla, Berlié agradece nuevamente la
deferencia que se le hace al invitarlo a presidir esta ceremonia, por ser originario de
Aguascalientes y, como dijo el gobernador Reynoso, vecino de la calle Primo Verdad.
Somos del vecindario, dice el prelado, y agrega: un servidor nació y vivió en
Primo Verdad 104 y aún ahora su papacito, sigue viviendo en Primo Verdad 204. De
manera que somos de a tiro, de a tiro, ahí, vecinos. De manera que yo tuve el gusto de
conocerlo cuando era jovencito, cuando era pequeño.
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El purpurado se refiere ahora a la conversación que tuvo con el obispo
diocesano, Monseñor Ramón Godínez Flores, en la que le pidió su anuencia para
participar en esta celebración, a lo que el pastor de esta porción de la Iglesia no tuvo
inconveniente, y no sólo eso, sino que además dispuso que participara en la ceremonia
el Vicario General de la diócesis, el canónigo Rigoberto Ruiz Palos, quien
prácticamente fue su compañero de ordenación.
El se ordenó el 29 de junio, recuerda el arzobispo, y yo el 3 de julio, y los dos
vamos a cumplir este año 40 años de padrecitos…
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSÉ DE GRACIA
10 de julio 2006
(séptima parte)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Ya para entonces es noche cerrada, y por momentos el viento incrementa su fuerza; y en
una de esas lo hace a un grado tal, que terminan por quitar el mantel del altar. Es noche
cerrada y la oscuridad no hace sino destacar la imagen del Cristo Roto, que ahora luce
en todo su esplendor, dándole una tonalidad que recuerda el color del bronce. Otras
luces; luces ominosas, brillan en el cielo del noreste, en donde el relampagueo se ha
intensificado.
Una de las consecuencias del continuo paso de tractores y plataformas por la
zona, acarreando todo tipo de materiales, fue la pulverización de la tierra. Uno recorre el
espacio y en varias partes la tierra es talco. Así que ahora que el viento se ha soltado, la
tierra vuela por todas partes, por momentos distorsionando la iluminación del Cristo
Roto, señalando de manera muy clara los haces que lo bañan.
Las lecturas son las propias del domingo de resurrección: el discurso de Pedro en
los Hechos de los Apóstoles, en donde recuerda lo ocurrido en Jerusalén, y la
exhortación de san Pablo a los Colosenses, de hacerse partícipes de la resurrección de
Cristo. El evangelio es de san Lucas y cuenta el viaje de los discípulos de Emaús.
En el Salmo Responsorial (Este es el día del triunfo del Señor, Aleluya),
comienzan a caer gotas de agua, y en el inicio del evangelio se escuchan truenos.
El prelado inicia la homilía ante el altar, señalando que nada es coincidencia, el
que estemos aquí todos en este momento. Recuerda las palabras del gobernador, la
remembranza del viejo San José de Gracia, hundido en las aguas de la presa, y de cómo
el pueblo ha resurgido en estas luminarias que vemos aquí, cercanas a nosotros, y desde
donde se puede contemplar este extraordinario monumento hecho para honrar a
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Jesucristo Nuestro Señor, juntamente con todos estas 24 imágenes de Jesucristo Nuestro
Señor, de las advocaciones de devoción de la diócesis y sobre todo, el gran mensaje del
Cristo Roto.
El arzobispo se refiere también a la gran fiesta que celebra hoy el catolicismo.
Este, dice, es el día de días, porque es la resurrección del Señor. Ustedes saben, ninguna
religión, ninguna religión se atrevió a decir lo que el cristianismo: o sea que Jesucristo
es verdadero Dios y hombre y que venció a la muerte, la única realidad que nunca nadie
niega, y a la que nadie, absolutamente nadie se escapa, y sin embargo nosotros los
creyentes decimos: Cristo resucitó, verdaderamente resucitó, y los testigos y
contemporáneos de su época así lo pudieron testimoniar como lo vemos hoy, en este
bellísimo evangelio, que es propio de la tarde del domingo de pascua, que es el
evangelio de los discípulos de Emaús.
Berlié habla con una tranquila vehemencia; con la calidez que lo caracteriza,
pero sobre todo, con mucha calma. Y esto es de destacarse, teniendo en cuenta que el
firmamento se nos viene encima, literalmente. Ahora hay relámpagos en el cielo del
suroeste, como si en la atmósfera se estuviera formando una horquilla dispuesta a
dejarse caer sobre nosotros. (Yo sé de dos que tres que están haciendo changuitos para
que la imagen no vaya a sufrir algún percance con este viento).
El purpurado hace referencia a la polémica suscitada por National Geographic
con motivo del hallazgo de un supuesto evangelio de Judas, y en una afirmación que
causa risas en el respetable, señala que el apóstol descarriado se equivocó de árbol.
Fíjense que bonito, dice: el otro día un joven me dijo: el problema de Judas es
que se equivocó de árbol. Yo de pronto dije: bueno, ¿será muy diferente colgarse de un
peral o de un manzano? Me dijo: no, se equivocó de árbol porque desconfió. Si hubiera
ido a colgarse del árbol de la cruz; de los brazos de Jesús y le hubiera pedido perdón,
Cristo lo hubiera perdonado, y así en la historia hubiera quedado como uno que había
traicionado y se había arrepentido, pero no.
“Queda como el prototipo de la traición, porque se arrepintió, como nos dice el
evangelio: fue a arrojar las monedas, pero en la desesperanza y desesperación, se colgó;
se suicidó.
En ese momento falla el sonido, por lo que el arzobispo se viene hacia delante,
al lado del evangelio, para continuar. En el cielo los relámpagos se han generalizado y
rodean la zona, aunque ciertamente son más abundantes en el suroeste. La pausa de
silencio me permite escuchar gritos hacia el embarcadero.
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A continuación el pastor de Yucatán hace referencia al evangelio, el
reconocimiento por parte de los discípulos en la fracción del pan, para concluir que a
Cristo debe buscársele en la Eucaristía.
Berlié dice: Busquemos a Cristo en la Eucaristía para volver a encontrarnos con
los propios hermanos, y eso es una tesis muy profunda de este día de la pascua: el
encuentro con Cristo, es el encuentro con mis hermanos, con mis familiares; con mis
amigos, porque hoy es un día en que hay que pedir perdón, y otorgar perdón, en orden
al triunfo de Jesucristo Nuestro Señor en la pascua.
“Que este acontecimiento nos fortalezca en el amor a Jesucristo Nuestro Señor, nos
fortalezca en el amor a la Iglesia Católica, nuestra madre y maestra; nos fortalezca en el
amor a la Santísima Virgen María, nuestra Señora de la Asunción, patrona de toda esta
diócesis de Aguascalientes y que a cada uno de nosotros nos lleve a encontrar a Cristo
en la Eucaristía, en nuestras familias, en nuestros hermanos, a encontrar a Cristo en los
más necesitados, y así entonces, este monumento, extraordinario y bellísimo, tendrá
también un significado espiritual que mejore de una manera eficaz y fehaciente,
nuestros hogares, nuestras familias y nuestras comunidades. Que así sea, por la gracia
de Dios.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSÉ DE GRACIA
17 de julio 2006
(Octava parte)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Terminada la homilía de la misa inaugural del Santuario del Cristo Roto de San José de
Gracia, continúa la celebración entre truenos. El viento regresa y enrarece el ambiente,
lo llena de tierra que es iluminada por las luces, creando una imagen alucinante. Las
casullas de los celebrantes vuelan, el arzobispo de Yucatán termina quitándose la mitra
y las hostias se convierten en platillos voladores, mientras que el rugido del viento se
amplifica en los micrófonos, y sin embargo el rezo del credo es pausado, como si nada.
Está por ahí el escultor, Miguel Romo Santini, a quien pregunto: ¿habían tenido
algún día así, con tanto aire; con amenaza de lluvia? No, contesta, yo estuve aquí
absolutamente todos los días, sin faltar uno solo, desde hace dos meses y no, no tuvimos
ningún día así.
La verdad es que con este ventarrón el Cristo está siendo sometido a su prueba
de fuego, su auténtica inauguración. Si hoy no se cae, ya no se cayó. No quiero saber a
cuantos kilómetros por hora está el viento ahora, pero si aquí abajo se siente con una
fuerza pocas veces vista, bien podemos imaginar como estará arriba; en el torso y la
cabeza.
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Observo una grieta exactamente debajo de la rodilla de la escultura, y cuestiono
a Romo Santini al respecto. Es natural, me dice, y no creas que apareció ahorita, con
este viento. Van a aparecer más, hasta que el material termine de acomodarse. La resina
es un material que tiene muy poca elasticidad, digamos un 30%, y entonces, cuando está
trabajando saca estas fisuras; es el reacomodo natural de la espuma.
Luego del ofertorio, aproximadamente a las 21.10 hrs., comienza a llover; y
llueve de forma tal que antes de la consagración, la misa es suspendida entre los gritos
del respetable. Entonces los parasoles se convierten en paraguas, en tanto que unos
pocos sacan de no sé donde oportunos impermeables. ¡Mira qué listos! Pero como los
impermeables son para puros cuates, la mayoría debemos buscar refugio… Pero, ¿en
dónde? ¡No hay para donde correr!; no hay donde refugiarse.
¿Ahora sí, verdad? Ahora nadie quiere estar en la explanada del santuario; ahora
valen sorbete los brazaletes VIP. Por otra parte, los baños están llenos de gente y los
mezquites se vuelven letales porque sólo acumulan el agua, hasta que cae por su propio
peso. Así que no hay para donde correr, y realmente es preciso tener cuidado porque la
oscuridad y las irregularidades del terreno pueden confabularse para provocar un
accidente.
Bueno, hay que tomar las cosas con calma, agradecer que después de todo, en
esta tierra árida, todavía se le ofrece a uno la oportunidad de mojarse de manera natural.
Afortunadamente la lluvia dura muy poco tiempo, como ocurre frecuentemente en
Aguascalientes. Cesa abruptamente el aguacero, que en rigor nomás vino a hacer la
mala obra: ni para Dios ni para el diablo, porque es uno de esos aguaceros que a final de
cuentas en nada aprovechan. Terminan la lluvia y el viento, y en su lugar queda una
muy leve llovizna.
Entonces el cielo estalla en fuegos de artificio para anunciar urbi et orbi el
magno acontecimiento de la inauguración del Santuario del Cristo Roto. En un primer
momento escucho una explosión, y pienso que ya falló algo por la lluvia, hasta que
volteo hacia el sur, en donde el cielo se ilumina en rojo y blanco, verde y lila, con
bombas que se dispersan hacia todas partes en largas líneas de colores para formar
efímeras esferas.
Los fuegos artificiales son lanzados desde la ribera sur de la presa, digamos por
el rumbo de El Tecongo, y teniendo al Cristo Roto de por medio, pareciera que las luces
brotan de su único brazo, una y otra vez, más alto o más bajo, hasta que la oscuridad
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vuelve a envolverlo todo y el silencio regresa por sus fueros, señalando el fin de la
fiesta.
Entonces el arzobispo Berlié decide no reanudar la misa por cuestiones prácticas,
cualquier cosa que eso signifique. Independientemente de lo anterior, ya mucha gente se
ha retirado de la explanada y ahora la fila para abordar la lancha y regresar a San José
de Gracia abarca toda la escalera, del embarcadero a la entrada del santuario. También
se han generalizado los viajes a través de las barcazas.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSÉ DE GRACIA
24 de julio 2006
(Final)
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Interrumpida la misa de inauguración del Santuario del Cristo Roto de San José de
Gracia, y ya rumbo a la salida del lugar, veo en la entrada de la explanada algo que me
conmueve hondamente. Se trata de un grupo de matlachines que danza. Son los
Chichimecas, de Rincón de Romos, aunque Fernando Edréhira Macías, director de la
Casa de la Cultura de San José de Gracia, me comenta que con ellos participan hombres
de San José de Gracia.
Pero en rigor no es esto lo que me conmueve, porque matlachines he visto
muchos, sino el hecho de estar ahí en este momento en que el santito; el Cristo Roto,
tiene en ellos a sus primeros danzantes...
Se me dirá que los matlachines no fueron por voluntad propia, que los llevaron
para hacer eso y que les pagaron. Seguramente así fue pero, ¿qué importa?
¿Comprenderá el albañil transfigurado en danzante las sutilezas de la política; el
significado de que sea el gobierno quien construye la imagen? Lo dudo, y me parece
que para él; para todos ellos, el hecho básico es que hay ahí una imagen de Cristo a la
que le están bailando, por primera vez. Lo demás resulta intrascendente.
Política y sociedad no forzosamente marchan por la misma senda
(afortunadamente), y las motivaciones de la gente en ambas esferas de actividad no
siempre coinciden. Por mi parte me quedo con los danzantes; con la mujer que le rezaba
al Cristo fuera del santuario, ajena al ceremonial de inauguración. Me quedo con ellos
porque veo en estos gestos el génesis de la apropiación que la gente hará de la imagen, y
si no, al tiempo. Es esto lo que me conmueve.
La fila hacia el muelle, que no es de una sola persona en fondo, sino tres o más,
avanza lentamente. Las lanchas van y vienen incesantemente para dejar a todo el mundo
266
en las playas, y supongo que en el otro embarcadero ocurre la misma situación, pero en
todos los casos resultan insuficientes para evacuar rápidamente a todo el mundo.
Pese al inconveniente del aguacero; al final abrupto de la ceremonia, la gente
está contenta, y entre todo el mundo escucho la voz de un hombre que canta corridos,
acompañado con una guitarra. Por un rato también se escucha a lo lejos la música del
grupo de la Casa de la Cultura de San José de Gracia, hasta que vuelve el silencio, y con
él la oscuridad; ya apagaron las luces que iluminan al Cristo Roto.
Todo ha vuelto a la normalidad en esta hora, 23.15 hrs., en que mi familia y yo
subimos a una lancha y regresamos, y eso que tuvimos suerte: me cuentan que los
últimos salieron por ahí de la 1.30 de la mañana.
Todo está tranquilo y en silencio; del viento y la lluvia ni sus luces, salvo mi
camisa mojada, que todavía no termina de secarse, y que me provoca un frío que bien
puedo soportar. En la superficie del agua, las luminarias de San José de Gracia semejan
inquietas luciérnagas, que acompañan el regreso. El cielo se ha despejado y en el
horizonte oriental emerge una Luna que ya ha parido. Se ve gigantesca, y pareciera que
el ascenso le cuesta en exceso, hasta decolorarse; así lo indica su color amarillento.
Y mientras regreso hago la obligada recapitulación de lo visto; de lo escuchado. Menos
mal que el Sr. Luis Arteaga Niepmann dejó muy en claro en su intervención, que el
Cristo Roto forma parte de un proyecto eco turístico encaminado a generar empleo y
riqueza en San José de Gracia. Menos mal que lo dijo, digo, porque de otra forma
hubiera pensado que asistí al funeral del Estado laico. Dicho de otra forma: lo que la
historia ha separado, no lo una el hombre, así sea...
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
31 de julio 2006
EL QUINCENARIO DE LA ASUNCION
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Si algún mandamiento de los que Moisés recibió en el Monte Sinaí se cumple al pie de
la letra en Aguascalientes, es el tercero: Santificarás las fiestas. En efecto, no hay en la
geografía estatal población que no tenga la suya. De la capital del estado a la más
humilde de las rancherías, de las cabeceras municipales a los pueblos, del semi desierto
de Asientos al trópico de Calvillo; de Cosío a San Antonio de Peñuelas, las
celebraciones se multiplican hasta abarcar prácticamente todo el año.
Las fiestas se esperan con la ilusión que siempre inspira la novedad; el jolgorio
que se abraza con el fervor; las músicas y los cohetes. Las fiestas abren y cierran ciclos
en la vida de los pueblos, convocan a las personas a participar y, sobre todo, ofrecen la
oportunidad para dar rienda suelta a los naturales impulsos de celebración. En este
267
sentido Aguascalientes es, en palabras de Eduardo J. Correa (Un viaje a Termápolis),
una urbe medularmente levítica, muy dada a las fiestas religiosas.
Las hay de muchas clases y magnitudes; de barrio y de pueblo entero, estatales y
regionales. Algunas, las más sencillas, tienen una duración de dos o tres días, mientras
que otras se extienden a lo largo de varias semanas. Unas cuentan con toda la gama de
diversiones que puede ofrecer una feria, en tanto que otras se integran con apenas un par
de volantines, los infaltables puestos que expenden toda clase de baratijas, alimentos y
golosinas, y la pólvora nocturna que ilumina el cielo para proclamar a los cuatro vientos
que se está de fiesta.
Obviamente los festejos no son sólo religiosos. También son notables las
celebraciones patrias, las ejidales, las escolares, etc. Pero entre todas las festividades,
dos de ellas se distinguen por su trascendencia y magnitud. En una los aguascalentenses
comparten su bienestar y su gusto por celebrar con los visitantes que acuden de otras
latitudes, mientras que la otra es más bien una celebración familiar; íntima, aunque
ciertamente en los últimos años se ha promovido como un atractivo turístico más.
Una es profana, aun cuando está dedicada al evangelista San Marcos; la otra es
eminentemente religiosa, y sus actividades responden a esta dimensión de la vida. Por
ello ambas obedecen a motivaciones diversas: en una priva la diversión, en tanto que en
la otra se busca la renovación espiritual.
Se trata, desde luego, de la Feria Nacional de San Marcos y el Quincenario de la
Virgen de la Asunción, Patrona de Aguascalientes, y si ambas son tan distintas, tienen
en común el ser las fiestas con mayor tradición; las más importantes.
A partir de mañana, el quincenario vivirá su edición 71, dado que gracias a la
iniciativa del tercer obispo diocesano, Monseñor José de Jesús López y González, desde
1935 la diócesis de Aguascalientes lo dedica a la Virgen de la Asunción, con
peregrinaciones cotidianas que se vuelcan sobre las naves de catedral, para rendir culto
a la Reina del Cielo.
A partir de 1955 el quincenario culmina con la Romería de la Asunción, fiesta nocturna
de luces, música y carros alegóricos, que se desgrana la noche del 15 de agosto en un
recorrido que siembra de luz el centro de la ciudad. Entonces el fervor mariano se
desborda por las calles del corazón de Aguascalientes, en una celebración de inagotable
júbilo.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
7 de agosto 2006
La feria de la uva
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
268
El otro día mi amigo Jorge Campos Espino me obsequió una verdadera joya; un
ejemplar de la revista Abril, que editaba el Sr. Juan José Mora Barba en la década de los
años cincuenta del siglo pasado.
El número de referencia, el cinco, está dedicado a la Feria de la Uva, y apareció
el 15 de agosto de 1959, hace 47 años en estos días, una época en que los teléfonos eran
de tres números y la comunicación se realizaba a través de una operadora; los hombres
vestían trajes holgados y cubrían su cabeza con sombrero, las mujeres no dejaban ver ni
el huesito y los números de las casas apenas si alcanzaban dos cifras.
En ese año se celebró la sexta edición de esta fiesta, que durante muchos años se
entrelazó con el quincenario de la Asunción y la Romería, y que ahora es sólo un
recuerdo.
Editada en un papel ligeramente más grueso que el revolución, impresa en tinta
sepia, la revista muestra en la portada un par de fotografías en las que aparecen tres
hermosas jóvenes que se afanan ante unas parras, con sendos racimos de uvas, y un
artículo del espléndido periodista Mario Mora Barba, supongo que hermano del
director, que lleva un sugerente epígrafe, extraído del libro del Génesis: Y Noé cultivó la
tierra y plantó una viña.
La revista tiene una página de presentación firmada por el director, que muestra
la visión de muchos aguascalentenses en torno al cultivo y procesamiento de la uva, que
se me figura como el eco lejano de algo que el tiempo se llevó; de algo que perdimos.
Dice: Aguascalientes ha alcanzado dentro del panorama nacional, uno de los
primeros lugares en la producción de uva durante los últimos años, tanto que en los
lugares más importantes donde se cultiva la vid, se le reconoce como productor de uva
de alta calidad, de mesa y para la elaboración de buenos vinos.
De tal suerte, hablar de la Feria de la Uva y de la Vendimia –que adquiere
mayor atractivo según pasan los años-, es hablar del progreso de Aguascalientes, que
se desenvuelve a ritmo acelerado en todos los órdenes que exige la vida actual, en los
medios intelectuales, culturales, artísticos, comerciales e industriales, etc.
Leer estas líneas a toro pasado, cuando conoce uno el destino final de esta
actividad, me provoca una sonrisa preñada de añoranza, y el deseo de saber que ocurrió
para el viento se llevara las palabras de Mora Barba y con ellas, las parras que poblaron
miles de hectáreas de tierra aguascalentense.
269
La revista está llena de anuncios de negocios como Tanques y Tubos de Acero,
al servicio de la agricultura, empresa del Sr. Antonio Castillo Montoya, que fabricaba
todo tipo de tanques, tuberías, juegos metálicos, etc.; Materiales para Construcción
Hércules, en Persia 74 (hoy general Barragán); el Hotel París, en el lado norte de la
Plaza Principal; los bares El Remolino de Miguel Sánchez Morán, en Calle de la Cruz
84, Johny Bar, en Juan de Montoro, y el Ladies bar del Hotel Francia, atendido por sus
propietarios, Hermanos Cruz.
Otros negocios que se anunciaban eran el servicio de acumuladores Canet, en
Madero, casi esquina con Laurel (hoy Ezequiel A. Chávez); las mueblerías de Rodolfo
Macías, en Rivero y Gutiérrez 55 y en Allende 65; el Hotel Maser, que sigue donde
mismo, un contador, seguramente uno de los primeros establecidos formalmente, de
nombre Alberto Escudero C.; la Casa Lamas, que expendía deshilados en un local de la
acera norte de la plaza y La Princesa, en un edificio que todavía existe, en la esquina de
las calles Pedro Parga y Morelos, y que ese año vendía un atractivo tortillero con un
racimo de uvas bordadas, a $2.50 la pieza.
Finalmente, en media página consta una bienvenida a los visitantes de la feria por parte
del H. Ayuntamiento, presidido por la Srita. María del Carmen Martín del Campo, que
cumplía su último año de ejercicio al frente del Cabildo de Aguascalientes.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
14 de agosto 2006
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Mañana la Romería de la Asunción; mañana…
Mañana el río de luz desbordante, fresco y tumultuoso, la noche luminosa y
musical para unos, una noche más para otros. Mañana el deseo de estar ahí para sentirse
buenos y dignos. Estar ahí y sentir que se es parte de un destino de final feliz que
conjure los sinsabores de la vida, la pobreza y la muerte, los nubarrones de un futuro tan
estrecho como incierto.
Durante poco más de 50 años la Romería de la Asunción se ha significado como
la fiesta religiosa más importante de Aguascalientes. Mucho ha cambiado la ciudad
desde aquella ocasión en que la Virgen de la Asunción recorrió por primera vez las
calles de la ciudad. Para los peregrinos los viajes a Aguascalientes perdieron el carácter
excepcional que tuvieron en el pasado, gracias a los medios de comunicación, que
facilitan los traslados. Los ferrocarriles ya no transportan pasajeros, y el telégrafo ya no
es el medio más idóneo para felicitar a quienes llevan por nombre Asunción. Han
270
desaparecido ramas de actividad y contingentes que participaron durante muchas
ediciones, y su lugar está siendo ocupado por otros que en aquellos inicios ni siquiera se
imaginó que llegaran a existir...
Mucho ha cambiado la ciudad, y con ella la Romería; es obvio que la primera
celebración tiene poco que ver con las que se han realizado en años recientes. El magno
desfile del 15 de agosto ha ido de un muy pequeño itinerario, apenas poco más que una
vuelta a la otrora Plaza de Armas, a un recorrido de varios kilómetros; de la
participación de un carro llevando a la Virgen, a una agrupación de 20 o más carros; de
la ausencia de una temática determinada, a un programa cuya conformación ocupa el
tiempo de varias personas durante los meses precedentes; de un acto eminentemente
religioso a un auténtico festival.
Y sin embargo, pese a los cambios que Aguascalientes ha experimentado
durante todos estos años, incluyendo la secularización que vive la sociedad, la Romería
es hoy en día una actividad que tiene vida propia, y mantiene su vigencia de manera
incuestionable, de tal forma que su realización se espera con toda naturalidad, como se
espera al verano luego de la primavera, y es que en ella los aguascalentenses encuentran
algo que disfrutan en común, y lo hacen con una inocencia que no tiene la Feria de San
Marcos, la otra gran fiesta. Además se trata de algo que les es propio; algo que no tienen
los demás, los que habitan ese otro mundo que se extiende más allá de las últimas casas
de Aguascalientes. Por ello, en la Romería los aguascalentenses reconocen su
singularidad, se reconocen a sí mismos y encuentran los elementos de su identidad.
Parafraseando al poeta Ramón López Velarde, en un pasaje recordado por los guionistas
de la Romería: Aguascalientes es, a través de esta fiesta, siempre igual, fiel a su espejo
diario.
Hermanos: nuestra Señora de los ojos bajos, alta como la flor de las huastecas,
se nos ha ido al cielo, escribió el padre Jorge Hope Macías, impulsor inicial de esta
fiesta.
Poco a poco las luces irán apagándose, y como cada noche, la soledad y el
silencio regresarán a habitar las calles, hasta que la aurora los ahuyente y la ciudad
vuelva a la vida y a la cotidianeidad. En el suelo estarán los papelillos, las envolturas de
dulces, los vasos de refresco, que los trabajadores del ayuntamiento irán recogiendo con
toda diligencia para dejar la ciudad limpia; reluciente. La gente regresará a sus casas y
en el camino tomará conciencia de que la noche refresca; ya el niño pequeño se durmió
y hay que cargarlo.
271
También habrá que cargar con el cansancio de la jornada, una vez desahogada la
euforia, pero en las mentes de todos se producirá el obligado repaso de lo visto; lo que
más gustó, esa tajada de grato recuerdo que permanecerá indeleble hasta otra ocasión;
hasta otro agosto, en que las multitudes volverán a vaciar la pesada carga de sus penas
en el altar de la Asunción y a abrevar en este río de luz.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
LOS INICIOS DE LA RADIODIFUSION
21 de agosto 2006
Primera parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El próximo 6 de septiembre la XEBI cumplirá 70 años de vida, lapso que le otorga el
hecho de ser la radio difusora más antigua de Aguascalientes. Sin embargo, y
contrariamente a lo que se cree, La estación que da las noticias, antes Radio Central, no
es la primera estación de radio de nuestra ciudad. Antes hubo por lo menos otra, de vida
efímera, si no es que más. Desgraciadamente la información sobre esta u otras
estaciones es confusa y en ocasiones contradictoria, así que hay cierta dificultad para
establecer con toda certeza cual fue la primera.
En La época romántica de la radio, ensayo publicado en el volumen coordinado
por mi amigo Salvador Camacho Sandoval La vuelta a Aguascalientes en ochenta
textos, Víctor Manuel Meza de la Cruz habla de una estación de radio-telegrafía que
funcionó en 1926, y cuyas operaciones se habrían realizado en un edificio de la esquina
de Galeana y República, pero no menciona que funciones cumplió ni cuanto tiempo
estuvo al aire.
Por su parte el periodista Mario Mora Barba afirma en su libro Historia de una
orquesta, que tiene por tema la historia del conjunto musical la Típica Alma Latina, que
el Instituto de Ciencias tenía una radio difusora que contó entre sus locutores al
declamador Sr. Enrique W. Curtis, personaje que en alguna época se desempeñó como
secretario de la Escuela Preparatoria y Normal, en tanto que el Sr. Francisco Lomelí,
más conocido en el oficio de la panadería, fungió como animador de una emisora
instalada en la calle del Centenario, hoy Juan de Montoro, en la que hacía sus
presentaciones una orquesta patrocinada por el sombrerero Carlos Dávila.
Por desgracia Mora Barba no deja constancia de la fecha en que funcionaron
estas radio emisoras ni las frecuencias en las que salieron al aire.
A propósito de Enrique Curtis, esta persona vivió en Aguascalientes algún
tiempo, a principios de la década de los años treinta del siglo pasado, y Víctor Meza
señala que anteriormente trabajó en la XEB, estación del Buen Tono, en México.
272
Ahora bien, el Diario del Centro publicó en su edición del 25 de Agosto de 1931
una noticia en la que anunciaba que el 15 de septiembre se inauguraría una potente
estación de radio. Montada por el Gobierno del Estado, a decir del periódico, sería
escuchada en toda la república, e incluso en el extranjero.
Informa El Diario del Centro que después de vencer no pocas dificultades el
Gobierno del Estado acaba de adquirir todo lo necesario para instalar la potente
estación difusora que compró el año pasado y que no había podido ser montada por
faltarle algunas piezas muy importantes que se pidieron al extranjero.
La radiodifusora respondía al interés del gobernador Rafael Quevedo de que
Aguascalientes tuviera una estación de radio, que sería instalada por competentes
ingenieros de la Secretaría de Educación.
Gozosamente el periódico señalaba: en el comercio y en todas las clases sociales
citadinas hay entusiasmo por el próximo estreno de este moderno e importantísimo
vehículo de cultura y publicidad.
Luego, en un comentario que me parece fuera de toda proporción, el Diario del
Centro agregaba que las principales casas de comercio, las industrias todas de esta
Capital y de los estados vecinos se anunciarán por conducto de la Estación difusora de
Aguascalientes, ya que su potencia le permitirá ser escuchada en toda la República y en
algunos lugares de Estados Unidos.
Para la inauguración de este moderno sistema de comunicación se tenía previsto que
conocidos artistas aguascalentenses radicados en México, probablemente Manuel M.
Ponce y Alfonso Esparza Oteo, actuaran en un programa que se verificaría en una
ocasión por demás idónea: la noche del 15 de Septiembre de 1931. Uno de los
momentos culminantes del programa sería la transmisión del discurso pronunciado por
el gobernador Quevedo al dar el grito de independencia.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
28 de agosto 2006
LOS INICIOS DE LA RADIODIFUSION
Segunda parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Con alguna frecuencia ocurre que la prensa anuncia determinado acontecimiento que
tendrá verificativo días después, pero luego, en ediciones posteriores, o no se publica la
nota correspondiente, o quizá sí, pero el periódico se perdió.
Es el caso de la inauguración de la estación radiodifusora del Gobierno del
Estado, posiblemente la primera que tuvo Aguascalientes, cuyo lanzamiento se anunció
273
por el Diario del Centro para el 15 de septiembre de 1931, y al que me referí la semana
pasada.
Como digo, no tengo noticia de este evento, pero sí que en noviembre de ese año
el gobernador obsequió a los campesinos de Asientos un radio receptor, para que
pudieran escuchar las audiciones que con frecuencia transmite nuestra estación
radiodifusora. Bien podemos imaginar a los campesinos agrupados en torno al radio
receptor; su asombro ante la caja que hablaba.
La nota que da cuenta de este hecho, aparecida en el Diario del Centro el 29 de
Noviembre de 1931, informa que en Asientos los elementos del Partido Nacional
Revolucionario (PNR) estaban reorganizando a la institución. Una de las actividades
realizadas eran los llamados domingos culturales, que estaban propiciando mucho
entusiasmo entre los campesinos, y que se apoyarían con la escucha de los programas de
radio.
A propósito de esto, Víctor Meza de la Cruz (La época romántica de la radio, en
La vuelta a Aguascalientes en ochenta textos) cuenta que en 1928 el presidente
municipal de Aguascalientes recibió la programación de la CZE, emisora de la
Secretaría de Educación Pública, y con ella la invitación a proporcionar aparatos
receptores de radio a las escuelas rurales y comunidades campesinas, con el fin de que
se sumaran al auditorio de esta emisora.
Un último dato sobre la vida de la radiodifusora del Gobierno del Estado. El 12
de Diciembre de 1931 el Diario del Centro anunciaba la realización de una selecta
transmisión, en homenaje al compositor aguascalentense Alfonso Esparza Oteo, que
estaría a cargo de la Orquesta Palacio.
Cito un fragmento de la nota, que destila una elegancia inusual. Dice el Diario
del Centro que los artistas aguascalentenses consagrados a rendir culto fervoroso a la
musa Euterpe en el arte que patrocina, ahora que contamos con nuestra importante
estación radiodifusora, no irían a pasar por alto un homenaje al popular compositor
aguascalentense Alfonso Esparza Oteo, uno de los más destacados autores de sólida
fama que más han laborado por la difusión de la canción mexicana.
Además de la Orquesta Palacio actuarían la Sra. Josefina A. de Díaz de León y
el aplaudido Trío Regional. Invariablemente todos interpretarían música de Esparza
Oteo.
Como digo, la vida de esta radiodifusora debió ser muy corta, si hemos de creer
al periódico Alborada, que en su edición del 20 de diciembre de 1932 publica una nota
274
sobre el citado Enrique W. Curtis, a quien se refiere como declamador de la XFC,
pasada a mejor vida. Sobre esta estación, dice Víctor Meza que transmitía en la
frecuencia de 1,200 khz., con una potencia de 350 watts.
Desconozco las causas que motivaron la salida del aire de la radio difusora; tal
vez haya ocurrido que, siendo una iniciativa del gobernador Quevedo, cuyas funciones
concluyeron el 30 de noviembre de ese año, el siguiente Ejecutivo estatal, el Dr. y
Coronel Enrique Osornio Camarena, no haya compartido el proyecto y la estación se
haya cerrado, pero esto último es sólo una especulación mía.
Víctor Meza señala que en tiempos de Osornio volvió a abrirse la estación, ahora
con las siglas XFA, y según el periódico Alborada, (30 de junio de 1933), era operada
por el PNR, así que ya podemos imaginar los contenidos. Pese a que no tengo noticia de
de la fecha de cierre definitivo, es obvio que su vida fue muy breve.
Finalmente, vale la pena recordar lo expresado en un anuncio de la XEBI, publicado en
El Sol del Centro el siete de Octubre de 1945, que afirmaba lo siguiente: Estaciones van
y estaciones vienen. En una década Aguascalientes ha visto 6 de ellas aparecer y
desaparecer, pero por más de 9 años XEBI ha trasmitido sus programas
ininterrumpidamente.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
4 de septiembre 2006
LOS SETENTA AÑOS DE LA XEBI 3
Aquí entre nos, 25 de agosto de 2009.
Pasado mañana la XEBI cumplirá 70 años de vida, hecho que obliga a la remembranza
de la estación de radio más antigua de Aguascalientes, y si no fue la primera que hubo
aquí, sí lo es como emisora comercial.
XEBI fue fundada por el Sr. Pedro Rivas Cuellar, nacido en el barrio del Encino
el 30 de junio de 1917, inquieto, interesado siempre en este medio de comunicación,
que para la década de los años treinta del siglo pasado comenzaba a generalizarse en el
país, y tal vez el escuchar la XFC, emisora del Gobierno del Estado de vida efímera en
la que, según Víctor Meza, Rivas tuvo su primer contacto laboral con una
radiodifusora, el joven concibió la idea de tener su propia emisora.
En efecto, el Sr. Rivas relata en el libro Forjadores de Empresas, publicado por
Coparmex, que don Miguel Rodríguez Leal era el técnico de la XFC, el mismo que
1932 lo invitó a colaborar en la estación, donde aprendió todo lo que necesitaba para
abrir su propia radiotransmisora.
El cielo de Aguascalientes comenzaba a dejar de ser el reino exclusivo de las
aves; el reino de la aérea soledad. Además de los primeros aviones que lo surcaban y
que descendían raudos en el campo improvisado en el terreno donde hoy se levanta el
Fraccionamiento Arboledas, el aire estaba llenándose de las ondas de radio, que desde
México, y posiblemente de Monterrey e incluso de los Estados Unidos, traían música y
voces con diversos mensajes.
3
El Heraldo de Aguascalientes, 4 de Septiembre de 2006.
275
Para la industria de la radiodifusión fue aquella la etapa de su lanzamiento; el
tiempo en el que todo estaba por hacerse. Los avances tecnológicos se sucedían
vertiginosos, hasta hacer esta tecnología accesible a quien tuviera la suficiente
inteligencia; la suficiente tenacidad… y unos cuantos pesos.
No hablo de sofisticaciones tecnológicas que en aquella época posiblemente no
eran ni siquiera un sueño, como los circuitos impresos o integrados, sonido
estereofónico, la frecuencia modulada, Internet, antenas auto soportadas, etc. Me refiero
más bien a las herramientas más elementales, que permitían la aplicación de los
principios básicos de la radio.
Desde esta perspectiva casi cualquiera podía lograrlo, aunque en principio sólo
se escuchara en otro cuarto; en las casas vecinas. Este fue, muy probablemente, el
principio de XEBI, que salió al aire por primera vez el seis de Septiembre de 1936, en la
frecuencia de los 1,000 kilohertz, cuando su creador tenía poco más de 19 años.
En el lanzamiento de la estación Pedro Rivas estuvo acompañado por Alejandro
Díaz, quien andando el tiempo se convertiría en un importante personaje de la industria
de la radio difusión en Guadalajara y que tuvo aquí la concesión inicial de XEUVA.
En el contexto del vigésimo aniversario, el Sr. Rivas relató que la emisora inició
como una estación de aficionados que se comunicaba con diferentes puntos de México y
otros países como Cuba y Estados Unidos. Ya para marzo de ese mismo año,
comenzaban a hacerse las gestiones, ante la SCOP, para transformarla en radioemisora
comercial, lográndose esto, en septiembre, el 6. Aunque instalada en forma rudimentaria
y con 25 watts de potencia, los trabajos se iniciaron con el respaldo económico de muy
pocas personas.
Esta situación, la edad del joven Pedro Rivas, plantea una interesante
interrogante: ¿Se trataba para él de un entretenimiento, o tenía ya la visión de dedicar su
vida a esta apasionante actividad? Porque bien podría tratarse de lo primero. Así como
unos jugaban béisbol o, en menor medida, futbol, quizá para él resultara más
estimulante experimentar con esta novedosa tecnología, y tal vez sólo después, cuando
fue vislumbrando las enormes potencialidades del medio fue que decidió dedicarse de
tiempo completo a la actividad.
El hecho es que XEBI se unió a las aves desde la casa de su impulsor, en Primo
Verdad 14, con una primera transmisión, que estuvo a cargo del profesor Alejandro
Topete del Valle (radiogrupo.com.mx), quien seguramente aprovechó su don de gentes,
su sabrosa plática y su agradable voz para disertar sobre la historia de Aguascalientes.
El primer locutor autorizado fue Raymundo Armijo, cuya voz dio sentido a la
publicidad comercial de la BI. Otras personas que acompañaron los primeros años de la
flamante difusora fueron Lourdes Rivas Cuellar, que inicialmente se encargó de la
contabilidad, Martha Elena Rivas, Rafael Leal Camarena, y Carlos Ruiz Lozano, que
era el encargado de las cobranzas.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
11 de septiembre 2006
Los 70 años de la XEBI
Segunda parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
No tengo mayor información sobre los primeros años de XEBI, pero bien podemos
imaginarlos. Para que una empresa de estas características funcionara se requería de
276
cuatro elementos: un emisor, unos receptores, una programación para transmitir, y los
recursos para sostener la estación.
En cuanto al primero, estaba Pedro Rivas con su transmisor de 25 watts,
suficiente para cubrir en aquella época, libre de interferencias, la Ciudad de
Aguascalientes (radiogrupo.com.mx). Sobre los segundos vale la pena recordar que en
esa época comenzó a desarrollarse un nicho de mercado: el de la venta de radio
receptores, que se sumó al de instrumentos musicales, partituras, tocadiscos y discos.
He aquí un anuncio, publicado por el periódico Acción, el 24 de noviembre de
1931: Tres veces más potencia y sonoridad que las que pueden obtener de los Radio
Receptores Ordinarios. El nuevo modelo junior portátil General Electric. Una nueva
nota en el Radio del Monograma. Para llegar a lo perfecto en un circuito ya del todo
eficiente, en los Radios General Electric se usa el nuevo Radiotrón de rejilla blindada
para supercontrol. Este radiotrón protege, como con una coraza, la pureza del tono y
elimina la distorsión. Pida una demostración hoy mismo. Ahora en abonos fáciles.
Compañía Nacional de Electricidad. S.A.
Otros aparatos eran los Víctor, Boch, Sonora, etc., y otro lugar de venta era el
Repertorio de Música de Jesús de la Mora, en la calle Morelos No. 20 ½.
Y sin embargo la costumbre de escuchar la radio es anterior al surgimiento no
sólo de la XEBI, sino también de la XFC. Un anuncio publicado en el Diario del Centro,
el 6 de noviembre de 1929 así lo indica: Oiga conciertos y conferencias de todas partes
en las insuperables radiolas que vendemos. Compañía Productora y Abastecedora de
Potencia Eléctrica. Francisco I. Madero, Edificio Olivo.
Para lo noveleros que somos en Aguascalientes creo que es posible concluir que
en esa época tener un radio en casa fue un signo de prestigio social; de distinción, como
lo fue en su momento el contar con un teléfono celular o una computadora, hasta que la
posesión de estos objetos se generalizó.
Eran aquellos unos artilugios voluminosos que se instalaban en la sala de la casa.
Funcionaban con bulbos y estaban ocultos en muebles que en algunos casos alcanzaron
las alturas de la obra de arte de la ebanistería. En verdad muchos de ellos fueron dignos
de admiración; por sus formas, el pulimento de sus maderas, las incrustaciones que los
adornaban, etc. Casi al mismo tiempo, el desarrollo de la tecnología permitió fabricar
aparatos de menores proporciones, que tenían cubiertas de plástico, metal o madera, con
diseños que recuerdan el art-deco, y que se instalaban en las recámaras, sobre el buró.
277
¿Y qué escuchaba la gente? Para esa década funcionaban en México varias
estaciones de radio que seguramente contaban con la potencia suficiente y poca
interferencia como para llegar hasta Aguascalientes, por lo menos en las noches: no en
balde la XEW es desde entonces La voz de la América Latina desde México.
En tercer lugar está la programación, que muy probablemente se centraba en la
música, grabada y en vivo. En cuanto a la primera, como ya se dijo, en esa época
existían ya comercios que vendían discos, hechos de pasta, extremadamente frágiles,
que funcionaban a 78 revoluciones por minuto y eran pesados en comparación con los
que vinieron después, de vinilo, y sumamente susceptibles de rayarse.
Inicialmente el comercio Radio Servicio, de los señores Salvador Martínez y
Miguel Rodríguez Leal, proporcionó este material (radiogrupo.com.mx)
El periódico La Opinión publicó el tres de mayo de 1929 el siguiente anuncio, de
la empresa La Víctor de Aguascalientes, que estaba en el No. 35 de la calle Morelos: No
tire su dinero, nosotros vendemos ortofónicas a $70.00 oro nacional. Venga a oír los
discos del trío Garnica Ascencio, son una revelación.
Por otra parte, Aguascalientes contaba con artistas dispuestos a incursionar en la
radio, concientes de que el medio les ofrecía una nueva como invaluable forma de
difusión de sus esfuerzos. Hombres y mujeres cantaron ante los micrófonos de la nueva
estación, muchos de ellos aficionados; por el puro gusto de rendir culto fervoroso a la
musa Euterpe en el arte que patrocina. Lo hicieron acompañados por las diversas
orquestas que existían en la ciudad, particularmente los pequeños ensambles de cuerdas
que conocemos con el nombre de orquesta típica, y un conjunto muy de moda en
aquella época: el jazz band.
Indudablemente para muchos de ellos; para los grupos profesionales, actuar en la
XEBI significó la posibilidad de ampliar su ámbito de acción; obtener contratos para
trabajar en todo tipo de reuniones sociales, bailes incluidos, pero sobre todo, les ofreció
la magia que envuelve a la radio; la oportunidad de hacerse oír de una manera que no
podían obtener por otros medios.
Finalmente, y no menos importante que los anteriores, dado que proveía el
sostén de todo, es la fuente de financiamiento, que para este caso está dada por la
publicidad. Como ocurre siempre ante las novedades, existe resistencia, escepticismo, y
en primera instancia una negativa, porque la radio abría una nueva dimensión a la
publicidad, totalmente desconocida hasta entonces, y si bien es cierto que contaba con
una capacidad de penetración infinitamente superior a los periódicos, las hojas sueltas y
278
los anuncios en las calles, antes debía convencer a los empresarios sobre sus bondades,
sentar sus reales y demostrar que se escuchaba.
¿Cómo conectar estos cuatro elementos? Si ya a principios de la década de los
treinta la gente de Aguascalientes comenzaba a desarrollar el interés por la nueva
tecnología, si adquiría radio receptores para escuchar las estaciones de México, en
principio bastaba con informarle que ya existía una en Aguascalientes.
Ante la ausencia de anuncios en la prensa de la época y considerando que
Aguascalientes era una ciudad infinitamente más pequeña que ahora, donde todos nos
conocíamos, seguramente esta noticia se esparció de la forma más práctica posible, a
través de un método por demás efectivo; un método que todavía utilizamos hoy en día:
de boca en boca, estimulada en principio por el joven Rivas y sus parientes, y luego por
el naciente auditorio.
Probablemente la consolidación de la radio difusora ocurrió rápidamente, en primer
lugar porque durante varios años no tuvo competencia, (la XERO, segunda estación de
Aguascalientes, surgió en 1944) pero sobre todo porque en última instancia la XEBI
ofreció al público algo que ninguna otra estación podía darle: una especie de espejo
radiofónico en el que el radioescucha conocía a la persona que hablaba; a los integrantes
del grupo musical cuyas interpretaciones emitía la estación, y en cierta medida se
reconocía en ellos, porque estas voces hablaban de temas que les eran familiares a los
radioescuchas; temas que tenían que ver con Aguascalientes y su vida; sus habitantes y
sus acontecimientos sociales, sus artistas, sus deportistas, etc.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
18 de septiembre 2006
Los setenta años de la XEBI
Tercera parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Para Ernesto Martínez Frausto y compañía;
por el gusto de saber que el cuerpo vuelve a aguantar.
Originalmente la XEBI transmitió en la frecuencia de 1,000 kilociclos. Luego, a partir
de 1942, en los 1,360 y finalmente en los 790, y si ahora es La estación que da las
noticias, nombre por demás excepcional, durante muchos años se le conoció como
Radio Central.
Las primeras efemérides importantes de la radiodifusora son las siguientes: El
primer programa grabado estuvo a cargo de Ma. Isabel Alvarez, y tuvo lugar el 8 de
septiembre de 1936; el primer anuncio correspondió a Gómez Galindo y Cía. (Manteca
Gusa) y salió al aire al día siguiente.
279
El primer programa con música viva se difundió el 10 de septiembre y fue
patrocinado por el empresario vitivinícola y abarrotero Sr. Filemón Alonso. El día 12 se
radió el primer programa deportivo, que corrió a cargo de la Droguería Nacional, y el
primer programa de aficionados lo patrocinó el Sr. Vicente Leal, y ocurrió el 24 de
septiembre.
Víctor Meza de la Cruz señala que el primer control remoto se realizó en la
ceremonia en que el ferrocarrilero Juan Gualberto Alvarado tomó posesión de la
gubernatura del estado, en diciembre de 1936, en una transmisión telefónica realizada
desde el Teatro Morelos. Por su parte, Mario Mora Barba recuerda que el primer
anuncio musical fue de la Sosa Laxante de Arrioja, que nos hacían escuchar todo el
santo día. Otro anuncio de aquella época, rebosante de chispa, proclamaba: no importa
que nazca chueco. Carreón lo viste derecho.
A propósito de la publicidad, la XEBI se presentaba como una estación que
transmitía con 250 watts de potencia vendedora, y sin embargo, a decir del Sr. Rivas,
resultaba difícil vender anuncios. Aunque eran muy baratos, las tiendas de ropa y las
zapaterías insistían en usar las esquinas para anunciar sus ofertas. Poco a poco vieron
que los mensajes de la radio funcionaban, pero fue la llegada de Palmolive, que
compró casi todo el tiempo libre que teníamos para promover FAB y OLA, la que
acabó de convencer a los comerciantes de anunciarse en la radio. El impacto que tuvo
la campaña de Palmolive fue tal, que la gente decía que éramos la estación FABIOLA
(Aguascalientes Forjadores de empresas, Coparmex).
Una década después de su nacimiento la estación contaba con una gruesa
nómina de anunciantes, tanto locales como foráneos, y entre los primeros destacaron
nombres de personas y negocios hoy desparecidos, como Alfonso N. Sahagún,
distribuidor de la Cervecería Cuauhtémoc, Wenceslao Giacinti y su abarrotera La
Popular, La Sevillana de Filemón Alonso, La Media Elegante, y otras que muchos de
nosotros alcanzamos a ver, como las Fábricas de Francia, La Nueva York, La Casa de
Vidrio, La Camelia, Nevería La Ideal, La Princesa, etc.
XEBI tenía sus estudios en la avenida Madero 92 (actual 310). De ahí se cambió
en la década de los noventa, ya como Radio Grupo, al edificio de la antigua Casa Reyes,
Ferretería La Estrella, de don Enrique Reyes Elizondo, en Morelos 222.
Originalmente el horario de transmisión cubría unas pocas horas, y la duración
de los programas era mínima: había unos cuantos de más de media hora, y en general no
280
duraban más de 15 minutos. Con el paso de los años el horario de transmisiones fue
alargándose hasta, a partir de 1986, abarcar todo el día.
Durante años existió una asociación de la XEBI con la red XEW, Radio
Programas de México y la Cadena Panamericana de la NBC, que proporcionaba
servicios noticiosos y programas artísticos como Estampas musicales, con Néstor Mesta
Chayres, María Luisa Landín y el Trío del Mar. Otro programa que tuvo resonancia fue
La hora de México, que no es el que se transmite en cadena nacional los domingos en la
noche, sino una serie de programas en los que participaban personajes como Pedro
Vargas, Los Bocheros, Los Kikaros, los Tex-mex, Celeste Grijó, y en el que tenía lugar
el concurso Peso por palabra, que patrocinaba la empresa nacional H. Steele y
compañía.
En otro programa, Fantasía Bohemia, actuaban Nicolás Urcelay, Julio Cochard,
Carmen Madrigal, Enrique Couto, y Guillermo Portillo Acosta, que haría la delicia de
las damas con su envidiable voz varonil, en radio novelas como Corazón Salvaje.
Portillo Acosta era, adivinó usted, Juan del diablo.
Estos programas transmitían las voces del momento con las canciones de moda.
Pero también, ocasionalmente actuaron ante los micrófonos de la estación personajes de
la talla de Libertad Lamarque, Emilio Tuero, Marta Triana, Eva Garza, Arturo de
Córdova, Fernando Fernández, Los plateados, la Panchita, Pepe Guizar, Germán Valdés
Tin Tan, Miguel Aceves Mejía, etc., seguramente de gira por Aguascalientes en la
presentación de sus espectáculos.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
25 de septiembre 2006
Los setenta años de la XEBI
Cuarta parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Los programas realizados localmente también han cumplido una importante función en
la programación de XEBI, y entre ellos quizá el más famoso haya sido México y sus
canciones, de Angel Ortega Carmona, que tenía un lema por demás luminoso,
apropiado a nuestra forma de ser: Mexicano que no canta, en México no nació.
Originariamente este programa se transmitió en la XES, de Tampico, Tamaulipas en
1935, y a partir de 1941 en la XEBI. La revista abril en la Feria de la Uva de agosto de
1959, de donde procede esta información, ofrece una reflexión que indudablemente
expresa el espíritu de la época.
Dice el texto de referencia que su creador, Angel Ortega Carmona, ha sabido
recoger la canción popular mexicana, que representa sentimental y hondamente las
281
costumbres y las pasiones que mueven a nuestras clases del pueblo, y en las cuales
cada quien se siente un poco protagonista o aludido en el verso festivo, quejumbroso o
decidor con el requiebre, la traición de una ingrata y la tristeza indolente de nuestra
raza, que en esa voz peculiar de Ortega Carmona, adquieren matices de insospechada
realidad.
Artistas de recurrente presencia ante los micrófonos de XEBI fueron, entre otros,
los tríos Los Morenos, Guayaleco, Guadalajara, Los Cuervos, Blanco y Negro, y Los
Toños, los mariachis Chapala, Los gavilanes y Los vaqueros, el Cuarteto de José
Sánchez Caballero, Malena Acosta, Bertha Bernal, Aurelia Ramos, Estelita Leos, la
Típica Alma Latina, la orquesta de Chucho Márquez, la de Adolfo y sus muchachos, los
Cachorros del Ritmo, Ramón Chávez, Los Gitanos, Lucha María Solís, la Chacha
Micaela, la Negra Maruca, María Chuchena, Fernando Pérez, Los románticos de Jesús
Ortega, las Hermanas Codina, el tenor Horacio Westrup Puentes, el pianista Pancholín,
Fernando Pérez, la Cachita, Alfredo Terrones, Pedro Trujillo, Paco Bernal, Marta
Catalina Palacios, y quien fuera luego un destacado actor de cine, el siempre alegre
David Reynoso Flores.
Las radio novelas constituyen otro importante capítulo en la historia de XEBI
que, pese a tratarse de un género actualmente en decadencia, continúa teniendo un
amplio auditorio, con producciones realizadas hace décadas, que periódicamente se
repiten. Corona de lágrimas, Corazón salvaje, Kalimán, El derecho de nacer, Chucho
el roto, A la Sombra de la encina, El ojo de vidrio y sus múltiples secuelas, entre otras,
han hecho la delicia de un público ávido de historias con algún viso de credibilidad; un
público que invariablemente ha tomado partido al lado de los buenos en su ancestral
lucha contra los malos.
Por desgracia no hubo producción propia, y sólo muy esporádicamente se realizó
algún trabajo local. Por ejemplo, el día de muertos de 1945 los locutores de la estación
presentaron una adaptación, aumentada, modernizada y corregida, de Don Juan
Tenorio. Por otra parte, Alex Caldera Camacho recordaba que a principios de la década
de los cincuenta se producían localmente muy buenos programas y en verdad se hacía
radio en la provincia. Esto era debido a que había mejores oportunidades, quizá.
Caldera recuerda que Jesús Aguilar, quien fungió como director artístico de la
emisora, contaba con un cuadro dramático, en tanto que Benito Romo de Vivar producía
un programa titulado Ultratumba, y Luis Aceves Castañeda declamaba. Por su parte
Jesús Ramírez Gámez, el abogao, taurino de pura cepa, dramatizaba la vida de grandes
282
toreros, apoyado por un cuadro artístico en el que participaron entre otros, Carlos Parga,
Daniel García, y Rubén Ortega Ramírez.
Y en esta remembranza no puedo dejar de recordar La tremenda corte,
monumento al ingenio humano; eco de la llamada época de oro de la radio y
sobreviviente al Panzón Panseco, el Chino Herrera, y tantos otros cómicos que
actuaron en la radio. Con varias transmisiones diarias, esta serie de origen cubano ha
demostrado una inagotable vigencia, hasta convertirse en un clásico.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
2 de octubre 2006
LOS SETENTA AÑOS DE LA XEBI
Quinta parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Otra dimensión que con el paso de los años fue cobrando mayor relevancia en la XEBI,
hasta dominar el formato de la estación, fue la de las noticias; tan es así que hoy en día
la divisa de la radio difusora es precisamente la de la estación que da las noticias.
Además de los segmentos fruto de la asociación con la XEW de Radio
Programas de México y a la cadena panamericana de la NBC, o con El Sol del Centro,
en los años sesenta existió un noticiero que tenía como lema el de completo, compacto,
preciso y exacto, que patrocinó Auto Partes y Llantas S.A.
Por otra parte, casi paralelamente al surgimiento de la asociación con la
jaliciense Notisistemas, Radio Grupo comenzó a desarrollar un área dedicada de manera
exclusiva a las noticias, que gira en torno al programa Buenos días Aguascalientes,
creado a fines de la década de los ochenta del siglo pasado que, si la memoria no me
engaña, fue iniciado por María Isabel Rosales, y en el que Alberto Viveros Lozano se ha
convertido en toda una institución, aunque tampoco debe olvidarse el periodo en que
Jacobo Orenday estuvo al frente de este noticiero.
Pero la música, las radionovelas y las noticias no lo eran todo. La locución
cumplía una función trascendental para la radio. Entonces existía poca automatización,
y el locutor no sólo debía hablar, sino literalmente operar la estación: colocar los discos
en la torna mesa, transmitir la publicidad grabada en cartuchos o decirla de viva voz, y
contestar el teléfono, especialmente cuando la estación tenía programas de
complacencias: pídalas por teléfono al 28-00, o por carta a Madero 310.
El locutor era un personaje prestigiado, respetado por todos, que tenía un nivel
de ilustración superior al promedio de la población. Utilizaba correctamente el idioma y
hacía gala de una aceptable cultura general, hasta hacer de este oficio un arte.
283
Entre los locutores de la XEBI destacaron Raymundo Armijo Rodríguez,
Francisco Quirino González, Benito Romo de Vivar, Ángel Ortega Carmona, Juan
Manuel Orenday García, Jesús Ramírez Gámez, David Reynoso Flores, Germán
Figaredo, José Castillo Leuconuee, José Rosales Hernández, Alfonso López Arias, Alex
Caldera Camacho, Ernesto Sandoval Rojas, Luis Aceves Castañeda, Ramón Hurtado
Bernal, Manuel Siordia Mata, Jesús Aizpuru, Hilario Villegas, que además cantaba,
Eusebio Morales, María Isabel Rosales y Alberto Luna López, que es hoy el decano de
los locutores de Aguascalientes.
En muchos casos, estos personajes alternaron su trabajo de locución con otras
actividades, entre ellas la de presentadores de los artistas que actuaban en la Feria
Nacional de San Marcos, o maestros de ceremonias en actos públicos.
En las instalaciones de XEBI, en Madero 310, se bajaban unos cuantos
escalones, a la izquierda, para acceder al Teatro estudio. A la derecha de la entrada, la
escalera conducía al primer piso. La primera vista que tenía el visitante era una barra
que separaba un pequeño recibidor del área de oficinas, en donde estaban varios
escritorios en el que trabajaban hombres y mujeres. Más atrás, en el lado derecho y al
fondo, estaban dos cabinas de transmisiones, separadas del resto del espacio por vidrios
que permitían la visión del lugar, la más pequeña junto a los aparatos de transmisión.
La mayor de ellas, la del fondo, mostraba los diversos aparatos que conformaban la
consola y, adosado a la pared, una especie de librero abarrotado de cintas y discos. En
medio de toda esta parafernalia se podía observar al hombre cuya voz se escuchaba a
través de los receptores, el amo y señor del espacio radiofónico: el locutor.
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9 de octubre 2006
Los setenta años de la XEBI
Sexta parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Cumple años la XEBI, y también El Heraldo de Aguascalientes, que ayer conmemoró
52 años de cotidiana publicación. A estos aniversarios se suma el de esta columna, que
apareció por primera vez el seis de octubre de 2003. Así que también felicidades para
mí.
Si tuviera que definir con una sola palabra a la radio, utilizaría el término
socialización, que en palabras de la Real Academia Española significa promover las
condiciones sociales que, independientemente de las relaciones con el Estado,
favorezcan en los seres humanos el desarrollo integral de su persona.
284
Hacer radio significa compartir, establecer un vínculo entre el emisor y el
receptor que, por una parte transmite información y entretenimiento, y por la otra, más
importante que lo anterior, coloca al radioescucha en la misma sintonía en torno a un
asunto, ofreciéndole elementos que normen su opinión, su gusto y su cultura, entendida
esta en un sentido muy amplio.
Indudablemente este es un terreno de claroscuros, en donde lo luminoso radica
en el entretenimiento por sí mismo, la difusión de todo tipo de música y la adquisición
de información valiosa que invita a la reflexión, de tal forma que incrementa la calidad
de vida de la gente. En este sentido, la radio ha cumplido un importante papel educativo.
En el lado oscuro está la tendencia a la homogeneización de los gustos y, peor
aún, de las ideas y actitudes, en la construcción de un discurso dominante, generalmente
de carácter político, económico, cívico y religioso, que no forzosamente se corresponde
con la realidad; o al menos con la realidad de determinados sectores sociales.
Adicionalmente, el auge de la radio significó la decadencia de la exquisita
costumbre familiar de hacer música en casa; aprender a leerla, tocar un instrumento y,
sobre todo, componerla. La radio fue la tumba del prolífico compositor que conocemos
con el nombre de Dominio Público; ese conjunto de cantautores anónimos que hicieron
las delicias de nuestros ancestros, que enseñaron a cantar a nuestros abuelos.
La socialización fue y es una de las características principales de la radio, y se
logra a través del tratamiento de temas que despierten el interés del público; que se
relacionen con su vida, con sus anhelos y preocupaciones, e inducen una toma de
posición de su parte.
¿Qué era lo que socializaba la XEBI? Ya me he referido a la difusión de la
música, tanto de artistas nacionales e internacionales, por medio de sus grabaciones,
pero también a través de la presentación de artistas que actuaban en vivo. Estas tenían
lugar en el pequeño teatro estudio de XEBI, que estaba en los bajos de su sede, en
Madero 310.
Este lugar era apenas mayor que las cabinas de transmisión, y en todo caso
ofrecía un poco más de comodidad a los ejecutantes. Pero además, y aunque cabía poca
gente, con cierta frecuencia se invitaba al público a participar con su presencia en estos
programas. La gente asistía por múltiples razones, para ver de cerca de sus artistas
favoritos, pero también con el objeto de participar de la magia de la radio; constatar de
esta forma que lo que se escucha es cierto, realmente ocurre en un lugar y tiempo
determinado.
285
Y si no se llevaba a cabo la presentación de algún artista en el radio teatro, en
muchas ocasiones la ancha acera de la avenida Madero se llenó de jóvenes en espera de
que saliera algún artista de renombre; un torero, un deportista, una candidata a reina de
la feria, que acudía a la estación para ser entrevistado. Dice El Sol del Centro del 2 de
abril de 1948, refiriéndose a uno de estos sucesos que Peryco, el reportero del aire
entrevistará a las despampanantes embajadoras inscritas hasta hoy a través de los
micrófonos de la estación radiodifusora XEBI, en el programa Coctelera Semanal. La
nota estaba acompañada de la invitación al público a asistir al teatro estudio.
Y si a quienes se veía en la banqueta de la avenida Madero eran hombres maduros,
muchos de ellos vestidos de traje, o ferrocarrileros, entonces el entrevistado era un
político.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
16 de octubre 2006
LOS SETENTA AÑOS DE LA XEBI
Séptima parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A propósito de las candidatas a reina de la feria de San Marcos, antes de se estableciera
la televisión, la primera estación en 1976, la XEBI transmitió en muchas ocasiones los
cómputos, en los que actuaban los mismos artistas que ante los micrófonos de la radio
difusora.
Incluso, en alguna ocasión el conteo tuvo lugar en las instalaciones de la
estación; de la elección de la reina y también del Rey Feo. Un ejemplo es el siguiente,
correspondiente a 1949: El día del último cómputo (de la elección de rey feo) o sea el 8
de abril, se hará la declaratoria en la Radiodifusora XEBI por el presidente del
Patronato a favor del candidato que hubiere triunfado y acto continuo se organizarán
diversos festejos en su honor. El candidato triunfante será coronado en el Coso San
Marcos de esa ciudad por un representante del Patronato el día 19 de abril. Además,
los radioescuchas también se enteraron a través de Radio Central de los pormenores de
la coronación de algunas reinas, de las veladas de los Juegos Florales, etc.
Otras actividades que captaron la atención del público a través de la radio,
fueron las siguientes: funciones de lucha libre, en la Cancha del Estado, en donde hoy es
la explanada posterior del templo de San Diego; las matinés del Fausto, restaurant bar
del Hotel Francia; el Concurso Mater, que vivió varias ediciones.
Alrededor del día de las madres, se realizaba este festival en el Teatro Morelos,
en el que se entregaban los premios, se escuchaba a los artistas de la estación y se
286
disfrutaba de las gracejadas de los cómicos. Recibían premio quienes enviaran el mejor
pensamiento dedicado a la madre.
Mención especial merecen los maratones radiofónicos que periódicamente
realizaba la estación, a veces sola, y a veces en cadena con la XERO y/o la XEYZ, en
auxilio de causas evidentemente bondadosas, como el apoyo a la Cruz Roja, ayuda a
víctimas de desastres naturales, etc.
Por otra parte, hubo una época, en la década de los cincuenta, en la que las
promotoras del Orfanatorio Nazareth, señoritas de la mejor sociedad, contaron con un
espacio semanal que tenía como rúbrica la canción Ojos de juventud, en el que se
alternaban los artistas con las peticiones de ayuda para la construcción y sostenimiento
de esta institución.
Finalmente, por lo menos en una ocasión, en marzo de 1958, los locutores de la
estación recorrieron los comercios de la avenida Madero solicitando en los comercios
apoyo económico y material para el Orfanatorio Casimira Arteaga. Ocasionalmente el
obispo Quezada se dirigió a los fieles a través de la XEBI, particularmente con motivo
de la Romería de la Asunción.
Una ojeada a la programación de la XEBI durante sus primeras décadas permite
constatar que en quienes hicieron posible la radio, existió una vocación de servicio; la
voluntad de elevar el nivel educativo de la audiencia, a través de la programación.
Algunos ejemplos son los siguientes: En 1947 Humberto Siordia hizo un
programa que tuvo como tema la vida y obra de poetas hispano americanos. A las 19
hrs. de los domingos, Siordia se plantaba ante el micrófono, para decirnos delicados
poemas; la hermana del compositor Manuel M. Ponce, María del Refugio, que tenía una
academia de piano, ofreció recitales de este instrumento desde el teatro estudio. En
1950, con motivo de la proclamación del dogma de la Asunción de la Virgen María, se
transmitió un concierto para órgano, a cargo del maestro José Ruiz Esparza Vega.
Desde luego en este ámbito la cereza del pastel fue el Club de Amigos de la
Buena Música, que durante varios años transmitió música de los grandes maestros,
aunque ciertamente hablar de club quizá sea un exceso. Quienes animaron esta emisión
fueron el Sr. Jorge Westrup Puentes, el Ing. Rodolfo Córdova y el sacerdote Ricardo
Corpus Alonso. Paralelamente a estas emisiones, Westrup publicaba en la prensa local
notas al programa de la música que se emitía.
A propósito de esta organización, vale la pena recordar que el Sr. Rivas impulsó
el establecimiento, en 1973, de XENM, Radio Casa de la Cultura. En un acto de
287
generosidad pocas veces visto, el Sr. Rivas donó e instaló el transmisor de la nueva
radio difusora, a la que andando el tiempo emigró este programa, para luego pasar a
XEUAA, en donde terminó sus días. Por cierto, el Sr. Rivas también participó en la
instalación de XEUAA, emisora de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Finalmente, un elemento de socialización importantísimo en la historia de XEBI
es el referente a las noticias. Si bien es cierto que siempre ha existido este servicio, me
parece que la primera diferencia radica en el hecho de que con anterioridad los locutores
realizaban la lectura de noticias como una más de sus funciones. Actualmente existe un
equipo de personas dedicado de manera exclusiva a este menester; reporteros que dan
seguimiento a los más diversos asuntos.
En este aspecto, la XEBI ha recorrido el mismo camino de apertura que el país,
de tal forma que actualmente la estación asume con la mayor naturalidad posturas que
hace 20 o más años resultaban impensables.
A manera de ejemplo, recuerdo el cierre de campaña de los candidatos panistas a
diputados federales en las elecciones de 1991, en un pequeño evento realizado en la
esquina de las calles de Juárez y Allende. Un encendido Humberto David Rodríguez
Mijangos denunciaba la cerrazón de la emisora a los aspirantes blanquiazules y a su
propuesta, y entonces, al final del acto, encabezó una pequeña marcha hasta las puertas
de la estación (debidamente cerradas), para hacer constar su protesta a través de la
colocación de pegatinas en los vidrios de la puerta…
Por fortuna hoy en día actos como este forman parte de la historia pre
democrática del país, y prácticamente todas las corrientes de pensamiento tienen acceso
al medio para dar su punto de vista.
Sin embargo, más importante que lo anterior; más importante que la emisión de
todo tipo de noticias, está la difusión de aquellos aspectos de la vida social que afectan
directamente a la gente y la apertura del micrófono a ésta, de tal forma que los espacios
noticiosos se han convertido en una especie de oficina de quejas, contra todo y contra
todos, hasta promover la ilusión de que es más importante y/o efectivo denunciar ante el
medio que ante las autoridades competentes; quizá haya algo de verdad en ello.
De esta forma el público escucha y se escucha quejándose de sus autoridades,
desde el presidente de la República y el gobernador del estado hasta el menor de los
servidores públicos, exponiendo ideas coherentes y también descabelladas a propósito
de todos los temas habidos y por haber. En este sentido, escuchar radio significa en
cierta medida (y sólo en alguna medida) palpar la opinión pública; no la de los llamados
288
líderes de opinión, nuestras autoridades o quienes estudian a la sociedad y sus
problemas y luego escriben y/o comentan, sino de la gente común; la gente sencilla que
se angustia porque el hijo no alcanzó lugar en la escuela, o debido a que su colonia está
asolada por malvivientes, o porque el precio del transporte resulta excesivo para su
bolsillo, etc.
No es gratuito que con frecuencia la transmisión se vicie cuando una persona
está al aire. Es este un signo inequívoco de que quien llama a la estación está
escuchándose a través de la radio, y le sube más al aparato para oírse mejor, viciando de
esta forma la transmisión; resulta difícil escapar a la magia del radio.
En esta dinámica destaca un programa pionero, como lo es Buenos días
presidente municipal, instaurado en el trienio del primer presidente municipal de
oposición, el panista Alfredo Reyes Velásquez (1996-98), y continuado hasta la fecha,
que permite la comunicación entre pueblo y gobierno, con la ventilación de todo tipo de
problemas relacionados con los servicios municipales.
Adicionalmente, el sistema de reporteros viales, que informan sobre una calle con
baches, un semáforo apagado, etc., o entrevistan a quien se queja de una fuga de agua, o
de la inseguridad de su colonia, etc., también constituye un importante método de
socialización de la radio.
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23 de octubre 2006
Los setenta años de la XEBI
Octava parte
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
De aquel primer transmisor de 25 watts a la difusión por Internet, la XEBI ha recorrido
un largo camino en el que ha buscado estar siempre al día en materia de tecnología.
Víctor Meza de la Cruz da cuenta que en junio de 1945 Pedro Rivas viajó a
Nueva York con la finalidad de adquirir nuevos aparatos para su emisora, habiendo
adquirido el Victory Disc, un moderno servicio de grabaciones de audio.
Por otra parte, para septiembre de 1947, en el décimo aniversario, ya en el local
de la avenida Madero No. 92, se estaban realizando trabajos de acondicionamiento e
instalación de nuevos aparatos, por lo que la celebración de los 10 años se aplazaría
hasta concluir con aquellos. Un año después, en marzo de 1948, Sr. Rivas viajó a
Laredo, Texas, para gestionar el transporte de la nueva planta de la emisora, que le
daría, a partir de abril de ese año, 1,000 watts de potencia.
289
Este último mes se anunció que la estación se escuchaba baja, debido a que los
técnicos estaban trabajando en las nuevas instalaciones, ubicadas en una huerta del
Encino, y el hecho de hacerlo cerca de cables de energía eléctrica implicaba un riesgo,
por lo que se había disminuido la potencia.
Un par de años después, el 7 de octubre de 1950, se inauguraron las nuevas
instalaciones de la estación, que incluía una torre de 75 metros de altura. Para esa
ocasión se sirvió una comida y se transmitió un control remoto en el que fungió como
maestro de ceremonias Angel Ortega Carmona. Actuaron los artistas María Antonieta,
Laura Miranda, Rodolfo Castillo, Pablo Hernández, José Luis Contreras, y elementos
locales como Tere Saldivar, que formó dueto con Licha Romo, acompañados por la
orquesta de Fortunato Hernández, quien posteriormente fue director de la Banda
Municipal.
Poco más de una década después, en enero de 1962 se anunció la renovación de
equipos de la estación. Entonces se habló de que la XEBI instalará una planta
transmisora de mayor alcance en una planicie totalmente despejada al norte de la
población, sustituyendo desde luego la antena correspondiente, lo que le permitirá
llegar a otros estados. Y así podríamos seguir, hasta la introducción del sistema de
transmisión estereofónica, la inauguración de la antena autosoportada por parte del
presidente Vicente Fox Quesada el 24 de enero de 2006, y la transmisión vía Internet, a
partir de este mismo año.
Sin embargo me parece que la mayor transformación sufrida por la XEBI a
través de estos setenta años; la más trascendente, no ocurrió en el ámbito de la
tecnológica, sino en el de su formato.
De ser una estación en la que predominaba la música, ésta terminó cediendo su
lugar al diálogo. Probablemente la razón de ser de este hecho radica en la expansión de
Radio Grupo, a través de la incorporación a la empresa de antiguas estaciones (XERO,
XEYZ), y el surgimiento de nuevas frecuencias (XEUVA). Este hecho trajo como
consecuencia el que poco a poco fuera desplazada la música de XEBI hacia estas
emisoras, de acuerdo al perfil que les fue asignado, dejando a la estación más antigua el
formato exclusivo de diálogo, única en Aguascalientes.
Esta transformación culminó en octubre de 2005 con la salida del aire del
programa mañanero Canciones de México, que conducía Angel Solís entre las 5 y las
6.50 de la mañana.
290
En el mejor estilo de la radio en vivo; de la radio de complacencias, la gente
llamaba para pasar lista de presente, ofrecer un pensamiento a los madrugadores y pedir
una canción, dedicada primeramente a Dios nuestro Señor, que nos ha dejado
amanecer otro día, y a usted, que es tan amable en complacerme.
Canciones de México, último reducto musical en XEBI, culminaba con las
mañanitas, la enumeración de todos aquellos que cumplían años y aquellas que
celebraban algo, y el pastel de la tía Chata.
En el más puro contraste de luz y oscuridad, este programa fue sustituido en una
parte de su horario por el programa Patrulla 790, rosario de nuestras miserias sociales;
recuento de la morbosa violencia urbana. En este mismo tono se ubica Lavando ajeno,
programa en el que lo insulso se trata con toda seriedad, y la banalidad adquiere la
mayor de las trascendencias.
Posiblemente la transformación a que hago referencia comenzó en 1947. El 2 de
abril de ese año apareció en El Sol del Centro el siguiente anuncio: Nuevos programas
dialogados en XEBI, Club femenino a las 9:30; La razón de la culpa a las 11:00;
Incertidumbre a las 17:00, Departamentos Regina a las 17:45. Escúchelos hoy y todos
los días de lunes a viernes, presentadas por Colgate Palmolive Peet. S. A.
En fin. Tal vez casi sin darse cuenta, la programación fue cambiando hasta hoy, en que
la totalidad de la barra programática de XEBI está conformada por espacios de diálogo.
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30 de octubre 2006
Los setenta años de XEBI
Final
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Quizá porque siempre terminamos reconstruyendo la historia a nuestra conveniencia,
creyendo que todo pasado fue mejor, reiteradamente escuchamos comentarios a
propósito de una época de oro de la radio; una especie de paraíso que no sé por qué ni
donde perdimos. En relación a la XEBI, el propio Sr. Rivas se refiere a esto cuando
afirma que actualmente me da tristeza que la radio se ha automatizado mucho, ya no se
le dan oportunidades a los valores locales, lástima, todo es música grabada, es muy
difícil competir con elementos locales a los buenos artistas y lo bien que está grabada
la música. (Aguascalientes Forjadores de empresas, Coparmex).
Tal vez actuamos así en memoria de las personas que ya no están entre nosotros
y que en alguna medida extrañamos. Yo me acuerdo, por ejemplo, del Sr. Angel Ortega
291
Carmona, hombre altísimo, su pelo canoso ahí donde la calvicie no había completado su
labor, invariablemente bien vestido, con saco, y lo que más llamaba mi atención: el
gazné en su cuello, un signo de elegancia poco usado hoy en día.
Recuerdo también al Sr. Juan Manuel Orenday García, la extrema seriedad de su
expresión, su pelo grisáceo ondulado, y me acuerdo de su camioneta, un guayín, creo
que Ford, descomunal, estacionado ante la XEBI a una hora indecente; cuando todavía
no había nadie en la calle y ni siquiera los panaderos y lecheros comenzaban con su
labor…
Me parece que recordamos estas cosas con nostalgia, no tanto porque estas
personas hayan sido cercanas a nosotros, sino por el contacto que tuvimos con
Aguascalientes a través de ellos; a través de la radio porque, a final de cuentas, ¿quién
entre nosotros no ha escuchado la XEBI?
Ciertamente, como afirma el Sr. Rivas, la radio se ha automatizado mucho, y en
alguna medida, agrego, perdido su vitalidad; esa frescura propia de la radio en vivo, con
la música y el público y los aplausos. En todo caso, al menos en relación a XEBI, la
primera víctima de este proceso fue el locutor, ese personaje legendario que ahora ya no
existe.
Algunas de las funciones que cumplía las realiza actualmente una voz grabada
que recibe el nombre de voz institucional: la identificación de la emisora, la
presentación de los programas, el dar la hora, el anuncio de promociones, etc. No menos
importante que el anterior, la segunda víctima de la automatización fue el teatro estudio,
la presentación en vivo de los artistas, que mucho atractivo tenía para el público.
Murió el locutor y en su lugar nació el conductor de los programas, que
invariablemente tienen un tema específico. Por su parte, el teatro estudio no fue
sustituido.
Sin embargo, pese a las transformaciones que la estación ha sufrido a lo largo de
estos 70 años, la XEBI sigue siendo una radio en vivo. Lo es en la medida en que
conductoras y conductores dialogan con sus invitados a propósito de temas de interés
general, y con el público que se comunica telefónicamente para expresar su opinión, en
muchas ocasiones de manera emocionada. Juntos, conductores, invitados y público, dan
cuenta de la vitalidad de la estación.
No sé que le reserve el futuro a la XEBI, pero imagino que tal vez, y sólo tal
vez; que conste, haciendo honor a esta costumbre que tenemos de recordar el pasado
con añoranza, cuando la estación cumpla sus primeros 100 años de vida no falte alguien
292
que no tenga la experiencia de la llamada época de oro de la radio; alguien que
recuerde este tiempo del septuagésimo aniversario; este tiempo en que escribo estas
líneas, como una época de oro de la radio…
Para saberlo habría que estar aquí, y ahí sí, quien sabe…
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
6 de noviembre 2006
LOS NOMBRES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Para Magdalena y Héctor,
que en estos días andan buscando un nombre.
Un nombre, aventajado lector, es cosa muy seria. Tan es así que una vez que los
aspirantes a padres se enteran del próximo arribo del nuevo hijo, dedican una buena
parte del tiempo a buscarlo. A ellos llegan a sumarse uno que otro metiche, armando un
buen alboroto, que incluso termina convirtiéndose en una suerte de asunto
jurisdiccional, pretexto para demostrar poder.
No es para menos, porque el o la beneficiada (o afectada), lo lleva toda la vida.
Nuestro nombre, diría Perogrullo, nos acompaña en las buenas y en las malas, nos
identifica, y si nos gusta, ya nos fue bien, pero si no…
Por eso hay que pensarle bien a la hora de bautizar y/o registrar, para no incurrir
en lamentables despropósitos. Entre nosotros encontrar un buen nombre es tan
importante como garantizar un nacimiento sin complicaciones; tan importante como
escoger bien a los padrinos. Por otra parte, además de darle a la persona una identidad
muy concreta, se aprovecha también para rendir homenaje a alguien; desde el padre y el
abuelo hasta a algún personaje admirado, un artista, un deportista… Pero luego sucede
que terminamos exclamando: ¡pobrecito! ¿qué culpa tiene?
También buscamos una música determinada; la que tendrá el nombre cuando se
una a los apellidos; que tenga una sonoridad agradable a nuestros oídos, o un
significado propicio, que uno quiere relacionar con la persona que lo lleva. Por eso el
colmo de llamarse Blanca es ser morena, y no deja de ser contradictorio apellidarse
Delgado y ser gordo, pero bueno, ya con el apellido no pueden uno meterse, porque es
heredado…
Para nosotros, en Aguascalientes, existen varias fuentes en las que buscamos un
buen nombre para nuestros hijos. La primera de ellas es, desde luego, el santoral, pero
también están la historia, la mitología, la astronomía, el cine y la televisión.
293
Pero seguir los lineamientos del santoral puede convertirse en una especie de
ruleta rusa, porque si le toca nacer, digamos, en el día en que se conmemora a Arturo,
Margarita o David, pues ya le fue bien, pero si nació el nueve de diciembre, día de santa
Leocadia, virgen y mártir, pues imagínese; y luego, capaz que de cariño le dicen
Locadio. A lo mejor por eso fue virgen y mártir… Con ese nombre. Pero los hay peores;
mucho peores, como por ejemplo Sidronio, Januario, Febronio, Eufronio, Meinardo,
Taciano, Wolstano. En una ocasión, revisando el periódico oficial del estado de
principios del siglo pasado, me encontré con el siguiente nombre: Homobona Romo,
(que Dios la tenga en su santa gloria, y haya perdonado a sus padres)
Estos últimos me indican que en muchos casos los nombres encuentran su
arraigo entre nosotros gracias a la reiteración. De aquí que, por ejemplo, en Indonesia
llamarse Sutedjo Hadiwasito Kristiono Soeardjo, o en China Wei-wei Le o Wai Kwok
Hung, no tiene nada de particular, ¿pero aquí? Nomás imagínese como sonaría, por
ejemplo, Hadiwasito Esquivel Pedroza, o Wei-wei Esparza Ortiz…
Las mitologías griega y romana son menos importantes que el santoral, pero de
ahí proceden muchos nombres: Héctor, Aquiles, Penélope, Armida, Néstor, Arturo.
Otra fuente, relacionada con la anterior, es la Astronomía, que incorpora
numerosos personajes mitológicos para nombrar estrellas y cuerpos celestes: Júpiter y
sus acompañantes, Europa, Ganímedes, Calisto, etc. Pero otros nombres asignados a
estrellas, en verdad hermosos, son Bellatrix, Rigel, Betelgeuse, en la constelación de
Orión, o Antares, en Escorpión, y Vindemiatrix en Virgo, etc., que nunca he escuchado
referidos a alguna persona.
Por otra parte, no conozco a ningún Júpiter, Fobos o Deimos, pero sí a un Marte
y a un Marciano. Por cierto, otra fuente menos frecuentada es la literatura. Lo recuerdo
porque Shakespeare bautizó a un personaje de Romero y Julieta con el nombre de
Mercurio.
En menor medida, otra fuente para nuestros nombres han sido las culturas
prehispánicas, en donde provienen nombres como Xochitl, Citlalli, Tonantzin, y unos
pocos más. Lástima, porque hay palabras en verdad memorables, preñadas de
sonoridad.
Y sin embargo algo cambió en los últimos 20 o 25 años; algo que significó el inicio del
desplazamiento de las fuentes convencionales o históricas, de nombres y su sustitución
por otras. A esto me referiré la próxima semana.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
13 de noviembre de 2006
294
LOS NOMBRES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Antes de continuar con el tema de los nombres, permítaseme una desviación, a
propósito de un comentario que me hizo el abogado Sergio Rodríguez Prieto sobre la
serie de artículos que publiqué en semanas anteriores sobre la XEBI.
En ellos señalé que el Sr. Pedro Rivas Cuellar, artífice de la radio difusora
comercial más antigua de Aguascalientes, también participó en la instalación de
XEUAA, emisora de la Universidad Autónoma de Aguascalientes.
Sobre ésta, Rodríguez Prieto me comentó que el primer aparato transmisor de la
radiodifusora universitaria fue una donación que le hizo a la universidad la Secretaría de
Comunicaciones y Transportes en 1977, cuando fungía como subsecretario de esta
dependencia el Ing. Miguel Angel Barberena Vega.
El Lic. Rodríguez Prieto participó en este proceso en su calidad de director de la
emisora, y fue a México, al almacén de la SCT, a recoger el aparato. Se trataba de un
transmisor viejo, una garra, dice el abogado, y había pertenecido a un barco de la
segunda guerra mundial.
Faltaban la antena y los cristales (que según me explicó son los osciladores para
generar la frecuencia, que en el caso de la emisora universitaria, y en una primera época,
fue el 1520 de amplitud modulada). La colaboración del Sr. Rivas consistió en
participar con quienes instalaron la planta. Por otra parte, mandó pedir los cristales y los
ajustó una vez que Rodríguez Prieto instaló la antena.
Aprovechando el viaje, vale la pena señalar que Radio Universidad salió al aire
por primera ocasión el 12 de diciembre de 1977, en la señalada frecuencia de 1520 A.M.
Se inauguró formalmente el 26 de diciembre de ese año, y Rodríguez Prieto, director de
la emisora desde el mes de abril anterior, fue despedido dos días después.
Comentado lo anterior, concluyo con este tema señalando que el abogado
Rodríguez Prieto constituye un punto de referencia obligado para quienes se interesen
por la historia de la radio cultural en Aguascalientes; no estaría mal que soltara el lápiz
y nos ofreciera una versión de primera mano.
Continúo con el tema que me ocupó la semana pasada, en que me referí a la
importancia que tiene para nosotros nuestro nombre. Entonces escribí que elegirlo
constituía una tarea de la mayor importancia, que en ocasiones se convierte en un
auténtico motivo de disputa entre cónyuges y familiares que los acompañan…
295
Afirmé también que existían varias fuentes de las que tomábamos los nombres
para llamar a nuestros hijos, siendo las más importantes el santoral, las diversas
mitologías, de la griega a las prehispánicas, la historia, los deportes, el cine, la radio y la
televisión.
Pero algo ha cambiado a últimas fechas, digamos en los últimos 20 o 30 años, de
tal manera que hoy en día llamarse Arturo, Margarita, David, Gerardo, o María del
Refugio, o Claudia, o Luis, o, peor aún, ¡Guadalupe!, pues como que ya resulta
sumamente anticuado.
Hay que tener cuidado con el nombre, porque luego puede ocurrir que se
convierta en un motivo de burla. Desde luego uno tiene todo el derecho de que no le
guste su nombre. Pero no hay problema: para esos casos se inventaron los salvadores
diminutivos (aunque no sólo para eso). El asunto puede ser tan extremoso que uno
termina siendo conocido por como le dicen, y no como se llama. Aunque entonces yo
me pregunto por qué le dicen Paco si se llama Francisco. Total, bastaría con bautizar
con el nombre de Paco y listo. Por cierto, hace unos días me enteré que una mujer de
nombre María del Rosario tuvo una hija, y ya para no hacerse bolas con semejante
rústico nombre, mejor la bautizaron con el suavizante Charis.
A propósito de los nombres a los que luego se les saca la vuelta en estos tiempos
sumamente modernos en que vivimos, he aquí un par de ejemplos. Si usted se llama
María de los Dolores, puede suavizarlo un poco con el coqueto Mariloli, así como
María de la Cruz se convierte en Maricruz. Pero para quienes se llaman María del
Rosario y se les eriza la piel cuando las llaman con el rasposo Chayo (que en el peor de
los casos puede convertirse en el agresivo Chayote), les tengo una noticia: hace unos
días me encontré con que quien comandaba el 45 batallón de caballería a fines de los
años cuarenta del siglo pasado se llamaba, pobrecito, Elfego. Así que siempre hay
alguien que se llama peor que nosotros.
También hay nombres que se usan indistintamente en hombres y mujeres;
Guadalupe el más obvio entre ellos. Cristian es otro, aunque ciertamente no es lo mismo
llamarse José María que María José.
Pero como digo, algo ha cambiado, en lo que me parece es una profunda
transformación cultural que bien podríamos ubicar en el terreno de las mentalidades,
porque, ¿en qué piensa una pareja cuando bautiza a su hija con el nombre de Usmaila?
(Arcelia Martín Jáuregui se encontró con alguien con ese nombre en El Llano). No lo
296
sé, y en verdad me gustaría, tan solo para ilustrarme un poco. Quizá se elige únicamente
por la sonoridad de la palabra, sin ningún compromiso ulterior.
Algo cambió, de tal manera que yo (quizá signo de mi madurez tirándole a decadencia)
ya no entiendo nada. ¿De dónde salen todos esos nombres extraños que vemos hoy en
día? (extraños por decir lo menos), porque los hay que luego a uno que es anacrónico le
dan ganas de preguntar: ¿y no te dolió?, o: ¿y por qué te hicieron eso? O ya de plano
termina uno exclamando: y ni cómo ayudarte.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
20 de noviembre 2006
LOS NOMBRES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
¿De dónde salen hoy en día tantos nombres extraños como abundan, más en mujeres
que en hombres? No sé si los señores sacerdotes respinguen cuando una pareja les pide
que bauticen a su hija con el nombre, por ejemplo, de Meidy, o Leidy, o Leidydí, este
último en referencia a la fallida ex princesa británica. Digo que no sé si respinguen
porque cuando mi esposa y yo bautizamos a nuestros hijos les dimos nombres
debidamente amparados por el santoral, aunque ciertamente yo pensaba en otras cosas,
y no en santos.
Me acuerdo que cuando esperábamos a nuestra hija, digo, cada quien a su
manera, yo le propuse a mi esposa que, aparte del nombre que habíamos decidido darle,
le agregáramos el de Mintaka, tal y como se llama una de las estrellas del cinturón de
Orión. Ella me miró en una forma tal, que por elemental respeto no puedo traducir aquí,
aunque ciertamente no dijo nada. Y bueno, en rigor tampoco me interesaba mucho, pero
hay que decir que entre las estrellas hay nombres hermosos, como Altair, Bellatrix,
Aldebarán, Betelgeuse, Antares, Vendimiatrix, etc.
Supongo que el proceso de dar un nombre ocurre más o menos de la siguiente
manera: probablemente en un alarde de creatividad se opte por el de la madre o el padre,
o de algún pariente muy cercano, en claro homenaje (si su abuelita Margarita le caía
muy bien, esta es una buena posibilidad).
En otros casos, la opción camina por el terreno de la sonoridad y/o el
significado. Por ejemplo, si a usted le gusta la literatura de ciencia ficción quizá le
atraiga el nombre de Arturo, en referencia al más grande novelista de este género, el
británico sir Arthur Charles Clarke, aunque no tanto por el novelista, sino por el
significado de todo lo que escribió, los temas que abordó. Tal vez piense también en el
mítico rey Arturo y su ideal de pureza o, finalmente, en Arcturus, la estrella principal de
la constelación Bootes, simplemente porque suena bien.
En la misma línea estaría David, desde luego por el rey judío, pero también por
el personaje central de 2001 Odisea del Espacio, obra cumbre de Clarke. David
Bowman era el astronauta que se perdía dentro en un monolito a un tercio de la
velocidad de la luz (¡imagínese!) exclamando lo que seguramente dijo Clarke al morir:
¡Dios mío, está lleno de estrellas…!
Por otra parte, quizá fue al cine, a ver alguna de las películas del Señor de los
Anillos, y le gustaron los nombres de algunos personajes, digamos Galadriel, Legolas,
Aragorn, o Gandalf (pero nunca Sauron, el villano, o Gollum, con su profundo trastorno
bipolar).
Es decir que tradicionalmente encontramos un referente para nuestros nombres,
en el santoral, la literatura, el cine, etc. Pero hoy en día esto está cambiando de manera
297
drástica, con el surgimiento de nombres que no vienen de ningún lado (a menos que no
me haya enterado), y que, al menos a mí, no me dicen nada.
Ciertamente me parece perfecto que dejemos de lado una parte del santoral, para
que ya nadie cargue en su espalda con la estigma de nombres como Críspulo, Sabel,
Eutropio, Cremencio, Aldegunda o Wulfrano pero, como verá un poco más abajo, nos
hemos ido al otro extremo (me incluyo por pura solidaridad).
Por otra parte, vale la pena señalar que en esto de darle a uno un nombre, está
dándose una transición, en la que hemos importado de otras culturas nombres de los que
teníamos conocimiento, pero que luego medio hacen corto circuito al unirlos con
nuestros apellidos castellanos. Es el caso, por ejemplo, de las Jennifer, Brandon, Jessica,
Ingrid, Naomi, o Elizabeth.
Aunque menos socorrida, otra fuente es la fama, algún suceso digno de aparecer
en portada de las revistas del corazón. Por ejemplo, si usted se llama Olimpia, muy
probablemente nació en 1968; si Nadia, en 1976, si Diana Laura, en 1994, y si Diana a
secas, en 1997.
Pero lo que me interesa es el extremo. En los últimos meses he invertido tiemposemáforo metido en estas inútiles reflexiones; viendo en la luz roja (del semáforo) la
sección rosa de los diarios, a la búsqueda de ese tan extraño como desconocido nombre
que salta a la vista, por su novedad y/o difícil pronunciación. El nombre que le provoca
a uno estupor o una sonrisa, y que invita a buscar la motivación para semejante alarde,
acompañado siempre por las preguntas: ¡¿de dónde lo sacaron?! ¿Qué significa? De
cualquier manera, sonrisa o estupor, igualmente merecen mi respeto; total, ni mis
parientes son.
Busqué en bodas, primeras comuniones, bautizos, y 15 años, que son fuente
inagotable para nombres extraños, o por lo menos extraños para mí. Aquí le ofrezco la
lista que confeccioné, no sin hacerle un par de advertencias: los nombres fueron
rigurosamente copiados, y habría que considerar la posibilidad de un error de dedo por
parte del redactor (ojalá y sea eso).
Aquí debo aclarar que estoy en posibilidad de jurar ante notario público; el
obispo o el gobernador, que los nombres que va usted a leer a continuación, fueron
escritos tal cual los transcribo, y que no me los estoy inventando nada más por fastidiar.
Esto último del error de dedo suele suceder. Una vez leí una noticia cuya cabeza
anunciaba que a un tal Faustion le habían robado algo, pero ya en el cuerpo de la nota el
nombre del desafortunado era Faustino… Lo que hace el cambio de una letra, ¿no le
parece?
También debe considerarse la posibilidad de que en rigor se trate de apodos. A
veces son tan importantes que terminan suplantando al nombre, sobre todo cuando, en
opinión de su poseedor, este carece de belleza. Por ejemplo, una vez conocí a un
Prudenciado que le daba el soponcio si no le decían Chano. E incluso, ya para acabar
pronto, se bautiza a los pobres críos no con el nombre, sino ya de plano con el apodo.
Este es el caso de una Mayté que conozco, apodo que se utiliza(ba) para las que llevan
el hermoso nombre de María Teresa, y una Charis, sensible mejoramiento de María del
Rosario.
Por cierto, no le veo ningún sentido quebrarse la cabeza durante meses,
buscando el nombre apropiado para el nuevo miembro de la familia, en ocasiones en
medio de ásperas disputas, para terminar dándole un apodo que hace pasar el nombre a
un segundo término, y todo porque la hermanita mayor no podía pronunciar con toda
propiedad el nombre de quien llegaba a hacerle la competencia, y se oía tan graciosa...
Conozco familias cuyos miembros, todos, son llamados por apodos; a veces
insufribles, y no por sus nombres, y si no le ofrezco ejemplos, aventajado lector, es
298
porque no quiero arriesgarme a una proscripción familiar.
Luego están también los apodos de batalla; los que todo el mundo utiliza: Memo
por Guillermo, Paco y Pancho por Francisco, Pepe por José, Chuy y Chucho por Jesús,
Chava por Salvador, Toño por Antonio, etc.
En fin. Para mi gusto los nombres de mi lista son, como escribió Víctor Hugo,
de día de fiesta. Algunos se me figuran de personaje de caricatura, o de cómic japonés
futurista y anoréxico, o de marca de cámara fotográfica alemana o japonesa con deseos
de posicionarse en el mercado y comerle el mandado a las excelsas Nikon, o de tribu
africana en proceso de extinción, o marcas de teléfonos celulares, bordados, dulces
excesivamente empalagosos, maquillajes escandalosos, vestidos rabones, bikinis
incitantes, perfumes de una dulzura mareadora, medicinas de horroroso sabor, o algún
otro producto del que todavía no tengo conocimiento, pero ya que está ahí, en el estante
de alguna tienda.
También me ocurre que veo el nombre y luego la fotografía de la nena de tres
años así llamada, Yeimi, pongamos por caso. Comparo y pienso que se ven bien ambos,
nombre y niña pero, ¿qué pasará cuando crezca!
Finalmente hay que decir que invariablemente mi computadora señala los
nombres como faltas de ortografía; la muy tonta es tan limitada en su vocabulario…
Aclarado todo lo anterior, corre y se va: Adacrid, Adaenna, Adalí, Adaleny,
Adanely, Addy, Adilene, Adisde, Adnel, Afnaí, Aideth, Ailed, Ailín, Aintzane, Airi,
Aishel, Aivim, Akilez, Albani, Alizon, Alethia, Alexa, Alynna, Amairani, Amaraly,
Amarani, Amaret, Amérika, AAnaé, Ania, Anaís, Anaísa, Anahid, Anaísa, Anaissa,
Anaitza, Anakani, Anaíssa, Anally, Anarel, Anayansi, Ander, Anedy, Angelique,
Annamy, Antuanet, Aramara, Arely, Arenis, Arezly, Ariandy, Ariette, Arisbeth, Arizbe,
Arlin, Asariel, Ashyadet, Atler, Atziri, Axelle, Ayari, Aylín, Ayelen, Ayelín, Ayleen,
Ayslynn, Ayumi, Aytana, Azael, Azli,
Barú, Beneranda, Berania, Betsua, Biondi, Bonnysu, Brayan, Breanna, Breogan,
Byanka,
Chame, Chamanec, Chastity,
Dacia, Dael, Daiki, Dairis, Dahali, Dalet, Damara, Damaris, Danely, Danirel, Danna,
Dannia, Dariana, Daryel, Dayana, Dayanara, Dayani, Dayann, Dayeli, Daysi, Debany,
Deenyse, Deily, Deina, Deyna, Deyra, Deysi, Dilene, Dhana, Dibanhi, Dilia, Díndaro,
Dinesse, Donet, Donifan, Dubia, Duyenith,
Eber, Ederit, Edzna, Eimi, Elendoris, Elenith, Elenish, Elide, Elionary, Elivier, Elhian,
Emeli, Erandi, Eridoni, Evann, Exon,
Fileincy, Fraya,
Gaudy, Giajaira, Getzabel, Gioryeni, Gretehen,
Habad, Hannia, Hanin, Hannia, Harumi, Hassam, Helary, Hussay,
Iker, Ikua, Ihali, Ilithya, Illenia, Ilse, Imar, Iraís, Iraliz, Isairis, Isibeth, Itandehui,
Ithzanami, Itzayana, Ivana, Iyari, Iyerida, Izbeth, Izhúa,
Jacquelín, Jania, Jahel, Janney, Jaritza, Jasmine, Jassiel, Jathan, Jayden, Jaynia, Jeethsi,
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Jerzak, Jiromi, Jissel, Joenny, Johua, Jorocely, Jovani,
Kaira, Kaetlein, Kaletzu, Kalhid, Kaori, Karary, Karelein, Kareli, Karell, Karime,
Karlayn, Kayla, Kazia, Keila, Kendra, Kerstin, Kimberlin, Kira, Kirlian, Korabeth,
Koraime, Kostka, Krisel, Krystle,
Landía, Laisha, Leilani, Leslie, Letsy, Leydi, Livier, Liwier, Lizuly, Loania, Lonzy,
Lorely, Lorenia, Lourys, Lyan, Lyneth,
Madarlaine, Maday, Madian, Magalie, Mahomedalid, Marbeli, Mareey, Mayeli,
Mayrani, Maheli, Maleny, Marely, Maressa, Marlet, Mariñelarena, Marla, Marlette,
Maryela, Mavely, Mavi, Metzery, Meyalli, Miraida, Mireira, Mirza, Mitzy, Moroni,
Naara, Nabila, Naciely, Nacim, Nadxielli, Naima, Nahaní, Naobi, Nariell, Natanely,
Nashyeli, Naydelyn, Nayeli, Nallely, Neder, Neysa, Nerely, Neyby, Neyra,
Odamaris,
Pautel,
Quetzali,
Ragüel, Rania, Raziely, Rosibel, Romina, Rubria,
Saenyol, Sahian, Sacmite, Sanniete, Saori, Saraeli, Sariah, Sarug, Sayr, Sayra, Sayuri,
Sazil, Seidy, Semyase, Seni, Sereky, Seyri, Silvanny, Siomara, Shaddey, Shadry,
Shaira, Shany, Shareny, Sharol, Shaya, Sherlyn, Sinay, Skarlethe, Solyaretzi, Stephany,
Stiven, Suemy, Suelen, Suemy, Sugey, Suheidi, Sury, Swamy,
Tábata, Taire, Tanibeth, Teyci, Thabata, Thaily, Tiana, Tiara, Treicsy, Trixi,
Uziel,
Vani, Vasti, Verena, Wilmer, Xelem, Xiomara,
Yacandi, Yael, Yahayra, Yahel, Yaira, Yali, Yamel, Yamilet, Yamilly, Yanahi, Yancy,
Yandel, Yanely, Yanibeth, Yanin, Yaniz, Yaraced, Yareli, Yarentsy, Yaret, Yaritza,
Yatzelli, Yatziri, Yanin, Yaxel, Yederman, Yedid, Yederman, Yemi, Yherik, Yeimi,
Yelena, Yellineth, Yenedit, Yenisey, Yenni, Yeray, Yerenci, Yesdy, Yestlenqui,
Yetlanezi, Yetzely, Yezmeira, Yhajaira, Yokotsin, Yolani, Yolitzy, Yolyo, Yomara,
Yomelí, Yomeline, Yorman, Yosahandy, Yosebeth, Yousi, Yossiho, Yoxira, Yudeley,
Yuridiana, Yurisol, Yuritzi,
Zaday, Zahayil, Zaida, Zaydé, Zaira, Zamaly, Zamhir, Zamira, Zazil, Zeila, Zeret,
Zyderma, Zoar, Zoyuki, Zuemy, Zul, Zulai, Zulaid, Zuleica, Zuleima, Zury.
Con estos antecedentes no debe faltar mucho para que alguien tenga la osadía de
bautizar a uno de sus vástagos con el nombre, por ejemplo, de Feng Shui, Pokemon, o
como el compositor francés Eric Satie acostumbraba nombrar algunas de sus obras:
Gymnopédie y Gnossienne.
Por cierto, la Usmaila de El Llano a la que hice referencia la semana pasada
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procede, según me contó Arcelia Martín Jáuregui, de las cartas que el marido le enviaba
a la esposa desde Estados Unidos. Ella veía que en los sobres estaba impresa la palabra
Usmail, es decir, Correo de los Estados Unidos, y le gustó para la hija…
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
27 de noviembre 2006
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En gustos se rompen géneros, pero a propósito de los nombres, me atrevo a asegurar
que también se rompen otras cosas, y entre ellas la principal quizá sea la auto estima
porque, ¿cómo puede alguien tener fe en la vida y presentarse con la frente en alto ante
el respetable diciendo: me llamo Bimaracio; Ansurio, o Magnancia?, cuyas fiestas se
celebran el 27 de noviembre, o se celebraban, del verbo ya los descontinuaron.
Pues no. Por eso, entre nosotros es común decir ante situaciones extremas como
estas; ante los Bimaracios o Magnancias de esta vida, que en gustos se rompen géneros.
Es este un acto que significa alzar bandera blanca para evitar pleitos y que todos sean
felices; total, por fortuna yo no me llamo así.
A otra cosa. Cada día, de paso hacia a mi trabajo, camino por la Plaza de la
Patria, antes Plaza de Armas, o Plaza Principal, o Plaza de la Constitución… Extraño
nombre este último para nuestro principal centro de reunión, que quizá proviene del
hecho de que en ella; en los edificios que la limitan, se dan cita los tres poderes del
estado, aunque en rigor esto dejó de ser cierto por allá a fines de los años setenta del
siglo pasado, cuando el Poder Judicial fue trasladado a su actual sede de Héroe de
Nacozari y López Mateos. Por cierto, recuerdo que dicen que dijo en alguna ocasión el
entonces gobernador Miguel Angel Barberena Vega (1986-92), que en la plaza estaban
las sedes de los cuatro poderes… si sumamos el episcopal, que reside en la catedral.
En fin, decía que cotidianamente paso por ese entrañable espacio, y con alguna
frecuencia, cuando observo su lado poniente, no dejo de preguntarme como es posible
que las torres de catedral soporten el hecho de que al lado haya una altura mayor que la
suya; una altura carente de gracia. Me refiero, desde luego, a la antena que se levanta
sobre el edificio en donde se encuentra la delegación de la Secretaría de Relaciones
Exteriores y alguna dependencia del gobierno estatal, pero también a los artilugios que
coronan los techos de los palacios de gobierno y municipal, los bancos, etc., como si se
tratara de banderillas sobre el lomo de un toro, y si antes se decía que Aguascalientes
era la ciudad de las torres viudas, por las torres únicas de la mayoría de sus templos,
ahora bien podría decirse que es la ciudad de las antenas viudas.
301
Aquí bien cabe aquella máxima evangélica de no permitir que la mano izquierda
sepa lo que hace la derecha porque, si existe una clara intención de hermosear el
espacio, que se manifiesta a través de fuertes gastos de iluminación, de remodelación de
calles, etc., ¿por qué no completar el cuadro eliminando estos elementos de
contaminación visual? ¿Acaso no hay sistemas tecnológicos que suplan estos
armatostes?
Hace poco tuve la oportunidad de ver una serie de fotografías de París. Ya sabe,
Notre Dame, el Arco del Triunfo, el Museo de Orsay, el del Louvre, la Torre Eiffel… El
común denominador es que estos monumentos lucen libres, sin objetos que
desmerezcan de su visión afeándolos; no hay ni antenas de estas, ni de aquellas otras de
telefonía celular que han comenzado a pulular en nuestra ciudad. Aunque claro,
Aguascalientes no es París.
Desde luego la forma de plantear el asunto es absurda, y no son las torres
quienes deben soportar esta situación, sino nosotros. Pero, ¿a quién le importa? Por lo
menos a mí sí.
Y a propósito de torres, ¿qué le hicieron a la del templo de San Antonio? Esos
fierros que le pusieron al remate se me figuran como una suerte de antena para
comunicarse con los vecinos de la galaxia de Andrómeda, o como una corona de
espinas sumamente posmoderna, puesta ahí para enriquecer el eclecticismo que dicen
que caracteriza a esta, que es la obra maestra de Refugio Reyes.
Y sin embargo no es ninguna de las dos cosas, sino los soportes del alumbrado de esa
parte, y si en general el alumbrado que se la ha instalado a catedral, al templo del
Encino, y al de San Antonio, se caracteriza con su discreción, con este remate el templo
pierde en belleza.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
4 de diciembre 2006
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Pues yo sigo con mis extrañezas. Va la siguiente: cuando un gobernante inicia sus
funciones decimos que protesta el cargo, o en el cargo. Esto es lo que me extraña,
porque generalmente le damos a este término la acepción de expresar impetuosamente
su queja o disconformidad, según el diccionario de la Real Academia Española.
Ciertamente es correcto el acto de protestar, porque de acuerdo a este
diccionario, este término significa, entre otras cosas: promesa con aseveración o
atestación de ejecutar algo, y promesa solemne de un alto dignatario al tomar posesión
de su cargo.
302
Pero mi extrañeza se intensifica cuando el personaje de referencia hace su
juramento levantando el brazo derecho levemente por encima de la cabeza y hacia
adelante, la mano extendida.
Francamente esto me produce cierto escalofrío, perdón por la ignorancia, porque
semejante gesto me recuerda a Hitler, y a Mussolini, y a Francisco Franco, es decir, se
trata del saludo fascista, que hasta donde sé se originó en la Roma de los césares, pero
ignoro cómo devino en gesto corporal para estos actos, y para esto no hay diccionario
que me salve, a menos que usted, ilustrado lector, me rescate de esta ignorancia que
nubla mi entendimiento.
Esta reflexión proviene, desde luego, de la protesta del Señor Presidente de la
República, Lic. Felipe Calderón Hinojosa, (dicho así, con todo respeto, con la esperanza
de que con sus actos él se gane el mío, el suyo, aventajado lector, y el de todos los
mexicanos, y la política recupere su obligada seriedad). Estaba yo viendo el relajo en
que se convirtió la ceremonia, cuando recordé una anécdota que tuvo lugar aquí en
Aguascalientes, de la que fue protagonista su padre (del presidente Calderón), el señor
Luis Calderón Vega, uno de los padres fundadores del PAN, y que paso a relatarle.
La historia se la escuché al propio Calderón el 12 de abril de 1998, domingo de
resurrección, pero atención: no voy a pararme el cuello diciéndole que me la platicó a
mí personalmente en persona; no. Lo hizo a los que estábamos en el auditorio Hermanos
Carreón, en el contexto de la XX Convención Estatal del Partido Acción Nacional, que
eligió al Sr. Felipe González González como candidato de este partido a gobernador
para las elecciones de ese año, y a los candidatos a diputados de representación
proporcional. Entonces Calderón era, adivinó usted, presidente nacional del blanquiazul.
El ahora presidente de la República presidió aquel suceso, interviniendo de
cuando en cuando para calmar los ánimos, o con mociones para darle continuidad al
acto. Al final señaló su complacencia por el resultado de la convención. Luego agregó:
Me siento muy contento además porque entre dos muy buenos candidatos ustedes han
electo a un muy buen candidato del Partido Acción Nacional, ¡empezando por el
nombre!, se ve que es un buen gallo de espolones. Les quiero agradecer, además, todas
las porras que me estuvieron dirigiendo el día de hoy. ¡Nunca me habían echado tantas
porras en un día!
El otro aspirante, lo recordará usted, era Benjamín Gallegos, y las porras estaban
dirigidas a Felipe González, pero el gesto le permitió echarse a la bolsa al auditorio. Fue
entonces cuando recordó la anécdota a que me refiero.
303
El episodio tuvo lugar durante la convención en la que el PAN eligió al abogado
Aquiles Elorduy como su candidato a diputado federal, en 1946. Eran aquellos tiempos
muy diferentes a estos, en que resulta muy fácil ostentarse como panista y, en un
descuido, hasta serlo. Entonces militar en el blanquiazul requería de una buena dosis de
valor y convicción, porque había que afrontar el aislamiento y la reprobación que
significaban oponerse a los sacrosantos regímenes emanados de la revolución, con toda
su carga de falsa unanimidad y autoritarismo.
Felipe Calderón contó que aquella fue una convención más heroica por el tiempo
represivo que vivía el pueblo de Aguascalientes. Los panistas celebraban su acto en un
teatro de la ciudad, seguramente el Morelos, y hacía uso de la palabra Elorduy, cuando
de repente se apagaron las luces.
Entonces, recordó Calderón, entraron al salón por la puerta principal pistoleros
a sueldo echando bala contra los convencionistas inermes. Reinó la confusión, los
gritos, y mi padre, que recuerda esta anécdota, acompañaba al maestro potosino
Manuel Herrera y Lazo, como delegado del comité nacional.
“Y un poco, entre el nervio y la anécdota chusca, recuerda que él y don Manuel
Herrera y otros miembros que estaban en el presidium, se tiraron al suelo justo abajo
de la mesa que presidía ese acto. Entonces Aquiles Elorduy, que estaba hablando en
ese momento, se paró frente al sillerío del teatro, se impuso en el escenario, y sacando
una caja de fósforos de su saco, encendió un cerillo, se lo puso sobre el pecho, y gritó:
¡aquí está Elorduy, cobardes! ¡Tiren aquí!
“Los asesinos aquellos no supieron qué hacer. De abajo de la mesa, Herrera y
Lazo le dijo a mi padre, con cierta resignación: bueno mi hijito, aquí ya no nos quedó
de otra sopa: saca tu triste cerillito, porque nos vamos a la fiesta, y sacaron sus
cerillos, y se pusieron también al frente del estrado. La calma volvió, la gente le
reclamó indignada a los matones, y éstos salieron huyendo por la puerta por la que
habían entrado…
El relato de Calderón sobre lo ocurrido en el Teatro Morelos es muy épico, muy
oportuno y emocionante para quienes lo escuchamos; lástima que estuvo incompleto,
porque lo que el entonces dirigente nacional del blanquiazul no mencionó, quizá por
ignorancia, fue que luego de ser uno de los primeros diputados panistas, Elorduy tuvo la
puntada de emitir unos jocosos comentarios sobre la Iglesia, y sus correligionarios lo
expulsaron. Acto seguido don Aquiles se fue al PRI, partido por el cual fue senador
entre 1952-58, y luego al PARM, donde ya no alcanzó ninguna posición.
304
O a lo mejor el ahora presidente de la República si conocía toda la historia pero, ¿cómo
echar a perder tan magnífico relato con semejante desaguisado?
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
11 diciembre 2006
MAURICIO MAGDALENO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Antes de que termine el año, quiero recordar a Mauricio Magdaleno, de quien en mayo
pasado se cumplió el centenario de su nacimiento y, como dijo Perogrullo, un
centenario son 100 años y hay que celebrar; yo lo hago con estas líneas.
A menos que me haya perdido de algo, el hecho pasó desapercibido entre
nosotros, quizá porque Magdaleno no era aguascalentense. Sin embargo el zacatecano,
nacido en Tabasco en mayo de 1906 y fallecido en México en 1986, mantuvo una
relación muy estrecha; luminosa, con nuestra ciudad.
De acuerdo a la información que proporciona la Enciclopedia de México,
Magdaleno fue dirigente del vasconcelismo en 1929, diputado, senador y subsecretario
de Educación, en el área de asuntos culturales, esto último entre 1964-70. Colaboró en
diversos periódicos y entre 1943 y 1950 coordinó el programa de radio La hora
nacional, además de haber formado parte del Seminario de Cultura Mexicana.
Para mi gusto, más importante que lo anterior fue que Magdaleno escribió
novelas que se inscriben en lo que se conoció como la novela de la revolución
mexicana. A este género pertenecen Cabello de elote, Tierra grande y El resplandor (en
esta última había una cantina con el curioso nombre de El paso de Venus por el disco
del Sol). También fue guionista de películas tan importantes para la cinematografía
nacional como El compadre Mendoza, Flor Silvestre, María Candelaria, Las
abandonadas, Pueblerina, La malquerida, Río Escondido, Maclovia.
Por otra parte, fruto de su relación con Aguascalientes, Magdaleno escribió
sobre nuestra ciudad, y lo hizo en una forma magistral. De hecho Antonio Acevedo
Escobedo lo incluyó en esa antología de nuestros imprescindibles que es Letras sobre
Aguascalientes, en el que aparecen sus espléndidos cuentos Cuarto año y Las
carretelas, y sus textos Noticia Sentimental de Aguascalientes y Elogio de la pequeña
ciudad.
Como varios zacatecanos ilustres en aquella época, Ramón López Velarde y los
Fernández Ledesma entre ellos; Magdaleno vivió varios años en Aguascalientes, hasta
que en 1920 emigró a México. Mi amigo Enrique Rodríguez Varela me comenta que su
305
padre, de filiación carrancista, fue presidente municipal de Aguascalientes en algún
momento de los años turbulentos de la revolución; concretamente en los días de la
convención (dice Magdaleno en uno de estos cuentos: en realidad mi padre era
funcionario ya sólo de nombre. Unos días antes de que acabara la convención del
Teatro Morelos, ya ni quien le hiciera caso. Así y todo, se desdoblaba tratando de
frenar los desmanes y de atender el imposible despacho de los asuntos públicos), y a
propósito de la presidencia municipal, Magdaleno fue tío segundo de quien fuera
alcalde de Aguascalientes en el pasado reciente, el Ing. Ricardo Magdaleno Rodríguez.
Con esta información en mano no creo equivocarme si afirmo que algunos de
estos cuentos son, en cierta medida, autobiográficos. En ellos encontramos los lugares
que conocemos, o de los que hemos oído hablar; espacios que nos son familiares, el
Teatro Morelos, la estación del ferrocarril, el Hotel Francia, la calle de Guadalupe (por
donde pasó la revolución), una cantina del barrio del Encino, el Cine Vista Alegre…
Cuarto año es uno de mis favoritos, y cuenta la historia del amor imposible del
director de la escuela anexa a la Normal de Señoritas, por la maestra del cuarto grado;
trágica como toda buena historia de amor imposible. En él encontramos, entre otras
cosas, una descripción memorable de la ciudad en los días de la convención.
No menos trágica es la historia que se cuenta en Las carretelas, del mayor Angel
Redín y Amparito, su amante (con rumbo desconocido/la carretela partió/y al salir de
Guadalupe/ella algo extraño sintió…)
El común denominador en estos y otros textos, es la limpieza de la escritura, la
palabra cuidadosamente elegida; atractiva, y las historias de sabor antiguo, redondas,
bien planteadas y desarrolladas.
Estos y otros cuentos, también relacionados con Aguascalientes (El héroe de Peñuelas,
Las víboras, y El caymán), se incluyen en el volumen El ardiente verano, publicado por
el Fondo de Cultura Económica, fácil de conseguir.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
18 de diciembre 2006
Un nuevo libro sobre el ferrocarril.
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Un dicho que escuchamos con alguna frecuencia afirma que para que nuestra vida valga
la pena debemos plantar un árbol, tener un hijo y escribir un libro, y si se me permite el
exceso, en Aguascalientes el libro debe versar sobre el ferrocarril, porque todos, en
mayor o menor medida, tuvimos alguna relación con este medio de transporte tan
importante para la ciudad, y todos tendríamos algo que decir; incluso algunos tuvimos
la enorme fortuna de viajar en tren.
306
Hoy Hugo Villalobos Nájera cumple con este imaginario requisito, al presentar
El ferrocarril en Aguascalientes, un acercamiento a su historia, volumen que se suma
al ya dilatado y valioso acervo de publicaciones de la Unidad Estatal de Culturas
Populares.
En alguna ocasión la maestra Carolina Castro Padilla escribió con proverbial
sabiduría, que andamos cuidando no perder lo que queremos olvidar. Me parece que en
el caso del ferrocarril ocurre al revés, porque lo que hacemos; lo que hace Hugo
Villalobos con este libro, es recordar lo que hemos perdido para, de esta forma, mitigar
en algo el vacío que esta pérdida nos produce a muchos y, en alguna medida,
conservarlo a nuestro lado, en el portentoso depósito de la memoria.
Mientras recorrí las páginas de este volumen, no pude menos que imaginar a su
autor, investigando y escribiendo, a veces con alegría, y creo que a veces también con
coraje, porque el libro está plagado de estas emociones que, por una parte, proclaman la
grandeza del ferrocarril, del taller; su trascendencia para la ciudad, y por la otra explican
las causas de su caída y desaparición final. Por ello este es un libro escrito con la
cabeza, pero también con el hígado.
A lo largo de sus páginas, Hugo pasa revista a toda la historia del ferrocarril en
Aguascalientes, desde la época en que comenzó la construcción de vías férreas a lo
largo y ancho del país, y las razones que llevaron al gobierno de Porfirio Díaz a
emprender este trascendental proyecto, en las últimas décadas del siglo XIX, hasta la
privatización de los ferrocarriles y los programas de retiro voluntario, que culminaron
con el cierre del taller en Aguascalientes, a fines de la década de los noventa del siglo
pasado.
Creo que en términos generales Hugo logra una buena síntesis de esta historia,
para quienes deseen tener un primer acercamiento serio a esta actividad y su
importancia para Aguascalientes.
Nada escapa a su atención, de la instalación del taller al auge del béisbol rielero;
de los trabajadores de vías, los eternos olvidados del tema, a la importancia económica
que tuvo para otro tipo de negocios en Aguascalientes; de las cantinas frecuentadas por
los rieleros a la acción de los halcones, etc.
Hay en este libro tres aspectos por demás novedosos en la literatura
ferrocarrilera, por lo menos de lo que tengo conocimiento, y a los que quiero referirme.
En primer lugar, la inclusión de entrevistas con trabajadores del riel y gente
ligada al ferrocarril, que aportan información y, sobre todo, puntos de vista en torno a
esta actividad, en las que los protagonistas hablan de lo que hacían, en qué condiciones
debían trabajar, etc.
Estas entrevistas, que forman parte de un acervo que seguramente todavía da
para más, y fueron realizadas en la etapa en que Hugo trabajó en el Museo
Ferrocarrilero, y en la producción del programa Desde la maestranza, que transmitió
Radio Universidad, que de Dios goce.
En segundo lugar está la descripción física de las instalaciones del taller, su
ubicación geográfica, y las funciones que realizaban, más allá del lugar común de la
Casa Redonda, la Casa de Fuerza y el taller de máquinas, ahora convertido en Centro de
Convenciones. En este mismo rubro ubico la descripción técnica de algunas de los más
importantes trabajos que se llevaban a cabo en el taller: como se desarmaba una
locomotora, que se hacía en las fundiciones, como se cambiaban los rieles, etc.
Finalmente está lo obvio, que no por eso ha sido suficientemente trabajado y
explicado. Me refiero a la relación perversa entre la política y el ferrocarril, que tanto
daño le hizo a los ferrocarriles hasta el final, y cuyo surgimiento Hugo sitúa en una
época tan lejana como la campaña presidencial de Adolfo de la Huerta (aunque hay aquí
307
una imprecisión, porque de la Huerta fue candidato a la presidencia en 1923, y no entre
1919 y 1920, como señala Villalobos).
Incluso me atrevería a afirmar que esta relación nació un poco antes, cuando el
maquinista Margarito Ramírez le salvó la vida al general Obregón sacándolo de México
en tren, una vez que el presidente Venustiano Carranza decidió nombrar candidato a la
presidencia al civil Ignacio Bonillas, y no al militar Obregón. Gracias a ello Ramírez fue
nombrado, de entrada, gobernador de Jalisco.
Mucho se ha hablado y escrito a propósito de los factores que condujeron a la
quiebra del ferrocarril y del taller en Aguascalientes. Están presentes en el libro de
Hugo la intromisión de la política en el taller y en el sindicato; la sistemática falta de
recursos económicos, la corrupción de quienes vivieron de esta actividad: políticos,
dirigentes sindicales, trabajadores, etc.
Por fortuna Villalobos supera la tentación de dejarse llevar por ese lamento tan
común entre nosotros, que canta las glorias del ferrocarril al tiempo que se queja de su
pasión y muerte y no llega mucho más allá.
Por el contrario, Hugo trasciende las explicaciones épico sentimentales para
enfocar estos hechos desde una perspectiva nacional, en la que los talleres de
Aguascalientes fueron sólo una más de las instalaciones ferroviarias, y entra en el
terreno de las explicaciones políticas, económicas, sociales, e incluso tecnológicas.
Finalmente, es preciso señalar que este trabajo indudablemente significa un
avance en el conocimiento de este tema que es, a final de cuentas, el gran tema de
Aguascalientes; un tema que hasta ahora no se agota.
Ojalá que la difusión de El ferrocarril en Aguascalientes, un acercamiento a su historia,
sea para más de alguno de nuestros investigadores, el punto de partida para profundizar
en alguna de las múltiples dimensiones que esperan por su difusión. (Texto de
presentación de El ferrocarril en Aguascalientes, un acercamiento a su historia, en el
acto que tuvo lugar el pasado jueves 14 de diciembre en la antigua estación del
ferrocarril. El libro está a la venta en el Museo Ferrocarrilero)
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
26 de diciembre 2006
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
¡Nochebuena!... Palabra que tiene alboroto de castañuelas, que trasciende a tomillo y
mejorana, que regocija el corazón, que sabe a beso.
¿Quién puede substraerse al hechizo que flota en todo en estos días de Navidad?
¿Y quién, al pensar en el niño Dios, en el poema de Belén, no experimenta en el
alma el aletear del amor bueno y busca unos ojos a donde asomarse para abrasarlos
con luminarias de ilusión?
Quien esto escribe no soy yo (para mi desgracia), sino Eduardo J. Correa, en Un
viaje a Termápolis, ese entrañable recuento de las cosas de Aguascalientes por allá en
1875, una época en que, a decir de este autor, las horas muertas se ocupan en el más
infantil de los esparcimientos, es decir, ver los nacimientos instalados en los templos,
mientras se espera la misa de gallo, la auténtica, la de media noche, y no como ahora.
308
Eran nacimientos, dice Correa, con soldados de hojalata y barro, vestidos y
decorados por alguien que ignoraba las costumbres de aquella época. También incluían
carretas muy a tono con las que se usaban por estos rumbos, muñecos de trapo y
gallinas y cerdos de cerámica, es decir, nada que ver...
En la entonces parroquia, hoy catedral, una capilla se acondicionaba para
albergar El Misterio, que es la forma como se llamaba al conjunto escultórico de María
y José en su peregrinar a Belén.
Por cierto, en algunas familias de Aguascalientes existió la costumbre de que
cuando un hijo se casaba, la primera navidad que pasaba fuera de la casa familiar, se le
obsequiaba a la nueva pareja un Misterio.
José y María, ella montada en un burro, eran sacados de su capilla en procesión,
con toda la feligresía detrás, particularmente niños que soplaban unos pitos de agua, que
parecían regaderas (¿los recuerda?) Todos iban de un lado a otro, pidiendo posada
acompañados de la música de órgano…
De las posadas a los nacimientos; de la gastronomía a los adornos; de la música
a las pastorelas y los regalos, la navidad es una flor de múltiples pétalos que por unos
días suspende nuestro tiempo cotidiano y concentra nuestra atención.
Pero no todos estos pétalos están provistos de la grata luz de la época. Por una
parte la temporada navideña nos muestra de manera un poco más descarnada, las
múltiples miserias que padecemos.
El otro día estaba desayunándome una suculenta torta de carnitas en el mercado,
el Terán, por supuesto, y en eso llegó un niño de unos 10 años, y le pidió su navidá a
una mujer que estaba a mi lado. Con lapidaria sabiduría ésta le contestó: dígale a su
papá que trabaje pa’ que le dé.
Por otra parte, en estos días previos mi casa (que es la suya, pero no se lo tome
muy en serio) fue punto de peregrinación de incontables pedigüeños que solicitaban su
navidá, dinero, alimentos, juguetes y ropa usada; lo que fuera.
Por otra parte, la navidad es para muchos una puerta al pasado, a la evocación de
aquellos que ya no están con nosotros.
Otro cambio, que seguramente usted habrá notado, consiste en la fecha en que
los niños reciben sus regalos. Tradicionalmente en Aguascalientes esto ocurre en
navidad, pero con la migración de gente que proviene de la capital de la República,
también ha tomado cierto auge la fiesta de reyes, que se celebra con más intensidad de
León, Guanajuato, hacia el sur.
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Pensándolo bien, aunque no concibo una navidad sin regalos, me parece más
apropiada la fiesta de Reyes; más lógica, puesto que viene a ser el recuerdo de los
regalos que los Magos entregaron al Niño Dios.
Y aun cuando para muchos las celebraciones giren en torno a este
acontecimiento, resulta notable la mezcla de elementos, en la que, por mencionar un
ejemplo, el nacimiento mexicano convive con el árbol sajón. A últimas fechas, digamos
unos 30 años, nuestra navidad está muy agringada, con árboles que se caen de nieve, en
un lugar donde nieva cada venida de obispo. Por cierto, una de las costumbres hoy
desaparecidas es la del envío de tarjetas de navidad a través del correo, y su sustitución
por tarjetas virtuales. El otro día recibí una en la que se observaba un bosque, la luna
llena y un faro a la orilla del mar, con una nevada que no paraba (las cosas que hace la
informática).
En fin, pasó la noche buena con su manto de estrellas, sus cohetes y cuetes, sus
regalos y lágrimas, y ayer fue navidad. La ciudad amaneció desierta, arrastrando la
cruda de una noche de celebración edulcorada y agridulce. A media mañana su cuerpo
ajado comenzó a recobrar la movilidad, y hasta la próxima.
Usted, que lee estas líneas, y yo que las escribo, podemos sentirnos agradecidos: una
vez más cargamos los peregrinos; ya el próximo año, la vida dirá.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
3 de enero 2007
A LA FERIA DE RINCON
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La verdad, la verdad, yo preferiría no salir hoy de casa, ni hoy, ni mañana ni pasado. Es
más: si por mí fuera hibernaría hasta, digamos, el 21 de marzo mínimo, pero da la
casualidad de que no soy un oso, sino un hombre, y ni modo: a darle. O más bien dicho,
a seguirle.
Y es que, francamente, con el fin de las celebraciones, me parece que estos días
son nefastos, dicho esto no como sinónimo de siniestro, sino en contraposición a los
días de fasto, de fiesta, porque en estos días no hay nada que celebrar.
De nada sirve que escriba que enero se me figura un largo san lunes, en primer
lugar porque ya lo escribí el año pasado por estos días, y en segundo lugar porque igual
sigue pareciéndolo o, peor aún: siéndolo; para unos la cuesta de enero es económica,
para mí es sentimental.
310
Pero no hay que ser tan drásticos. En rigor la fiesta sigue, aunque adquiere otra
tonalidad, más discreta que en los días anteriores; cosa de buscarle.
Está, por ejemplo, la fiesta de Reyes, con su rosca y sus monitos de la
Candelaria. Ese día, a decir de Eduardo Correa (Un viaje a Termápolis), se levantaba el
Niño Dios, es decir, se guardaba el nacimiento y todos los adornos que acompañan a la
navidad, para volver a colocarlos en 11 meses, aunque no faltan quienes se siguen de
largo con nacimiento y todo hasta el dos de febrero.
El año pasado por estas fechas, le escuché decir a un locutor de radio que había
terminado el largo puente Guadalupe Reyes que, como usted sabe, abarca de la fiesta de
la Virgen de Guadalupe, el 12 de diciembre, a la de los Reyes Magos, el seis de enero, y
que de ésta a la siguiente mediaba prácticamente un mes, hasta la Candelaria,
relacionada con la anterior por los monos que aparecen en las roscas de Reyes, que
obligan al que los obtiene a ofrecer una tamalada, aunque para como están las cosas, ya
casi nadie cumple...
Pero no hay tal, y es posible encontrar algunas fiestas, aunque fuera de
Aguascalientes. Vienen, por ejemplo, la de la Inmaculada Concepción en Ojocaliente,
Calvillo (¿por qué en estos días y no el ocho de diciembre, como señala el calendario
litúrgico? Vaya usted a saber); la fiesta de Nuestra Señora de Belén, en Asientos, y la
más importante de todas en esta época, la feria regional de Rincón de Romos, feria
antigua, de invierno, que celebra al Señor de las Angustias, una imagen que por sus
características es pariente del Señor del Encino, es decir, un Cristo barroco, negro, o
Negrito, como cariñosamente lo llama Julieta Lucio, una de las principales devotas del
Señor del Encino.
Puesto que la del Señor de las Angustias no es una festividad que conste en el
calendario litúrgico, resulta válido preguntarse sobre a quién se le ocurriría celebrar una
feria en enero, cuando el frío aprieta, dado que luego del periodo de navidad, el
calendario litúrgico entra en el tiempo ordinario, hasta la cuaresma.
A lo mejor esta fiesta se celebra en enero porque en este tiempo trajeron al santo
al pueblo, según me dicen, aunque no es un santo, sino el Señor de las Angustias, un
Cristo crucificado, de cuyos portentos dan testimonio los exvotos colocados en la
capilla de San José, al sur del poblado.
Con la feria vienen cualquier cantidad de actividades, entre las que destacan la
procesión con la imagen por varias calles del pueblo, que da cuenta de la popularidad
311
del Cristo, y la elección de la reina, en la que los jóvenes rinconenses ponen una
sorprendente enjundia, digna de mejores causas.
¿Ha tenido usted la oportunidad de asistir a una elección de reina en un pueblo?
Son el tipo de cosas a las que hay que ir, al menos una vez, para que no le cuenten. Se
trata del tipo de eventos que le permiten a uno hacerse de una idea de cómo es la gente
del lugar, qué cosas le interesan, etc.
Generalmente la elección se realiza en el Gimnasio de Calpulalpan, al sur de la
población, en los límites del antiguo pueblo de Rincón, en contra esquina de la capilla
de San José, capilla sixtina rinconense, que guarda los restos del padre Ricardo Nieves.
Como en cualquier concurso de belleza, las señoritas participantes deben superar
una serie de etapas, en las que las candidatas, jóvenes que llevan nombres como Nayelli,
Alma Yadira o Claudia Mireya, se presentan, realizan pasarela, hablan y, sobre todo,
anhelan ser elegidas.
Por cierto, me parece que estos nombres dan cuenta del cambio cultural que se
vive en lugares como este; nombres entre que urbanos y tele novelescos, aunque
también hay candidatas con nombres más a tono con la cultura y el desarrollo del
pueblo, que se llaman Ma. del Rosario o del Refugio.
Si tiene una oportunidad, dése una vuelta; lo va a pasar bien, se lo aseguro. Y
luego váyase a cenar a Las delicias de Mamá Chía, ahí cerca de la presidencia
municipal. Las quesadillas de chicharrón no tienen rival en esta galaxia y puntos
circunvecinos. Ocho años de experiencia me respaldan.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
8 de enero 2007
SE MURIO MI TIA LUPE
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El pasado 17 de diciembre murió la Sra. Guadalupe Reyes Velasco, viuda de
Talamantes, última hija de mis abuelos, los señores Enrique Rafael Reyes Elizondo, de
Monterrey, Nuevo León, y María Isabel Francisca Velasco García Rojas, de la hacienda
de San Marcos, Zacatecas.
Mi tía Lupe fue la última en un doble sentido: nacida el 10 de enero de 1924, fue
la hija menor de mis papás grandes, como acostumbrábamos nombrarlos (ahora se
utiliza la horrible y vacía palabra titos, seguramente invento de algún merolico
televisivo), y también la última en morir.
Entre otras cosas, mi papá grande fue pagador de la empresa del Ferrocarril
Central Mexicano. Quizá al recorrer las diversas plazas en las que había empleados de
esta empresa de origen estadounidense, decidió establecerse aquí.
Mi abuelo fue tan orgullosamente ferrocarrilero que, según me contó mi tía Lupe
en una ocasión, durante los últimos años de su vida (murió de 90 años, de tristeza por la
muerte de mi mamá grande) era llevado a la estación todas las tardes en su Chevrolet
Biscayne modelo 63 (el coche de Batman, el de grandes aletas), a ver la estancia y salida
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del tren a México, y luego, cuando el convoy abandonaba la terminal, rápidamente se
trasladaban al crucero de la vía del ferrocarril con la Avenida Circunvalación (hoy
Avenida de la Convención), para verlo una vez más.
Mi abuelo fue toda la vida comerciante, algo que por una mezcla de gracia
desgraciada no heredé. Vendió automóviles, implementos agrícolas, fierros,
combustibles, cámaras fotográficas, cristalería, etc. Seguramente a mi tía Lupe mis
abuelos la llamaron así porque ese era el nombre de mi señora bisabuela, la Sra.
Guadalupe Elizondo, madre de mi papá grande.
Por cierto, sólo los menores, mi tía Lupe, mi tío Federico y mi padre, Abelardo
Guillermo (el primero en morir), fueron aguascalentenses. Los demás hijos, mis tíos
Florentino y Enrique, y mis tías Chabela y Lucha, nacieron en otros lugares, en
Zacatecas y Lagos, según informa Aurelio de los Reyes en su libro ¿No queda huella ni
memoria?
Todos ellos nacieron en una época en que mucha gente andaba sacándole la
vuelta a los balazos revolucionarios. En algún momento, entre 1915 y 1917, mis abuelos
decidieron establecerse definitivamente en Aguascalientes, en donde murieron los dos
con una diferencia casi exacta de seis meses, entre 1973 y 1974.
Mi tía Lupe fue una mujer hermosa, en verdad. De estatura regular, tirándole a
baja, era rubia de pelo ondulado y ojos azules (o al menos así la recuerdo ahora que se
fue), y estuvo casada con mi tío, el Ing. Gustavo Talamantes Ponce, que habría sido un
gran ingeniero civil, de no ser por su prematura muerte (¿habrá alguien que se muera a
tiempo, o después de tiempo?), acaecida en marzo de 1962.
Lo recuerdo perfectamente, un hombre altísimo (¿y a qué niño de poco más de
cinco años no le parecen altísimas todas las personas mayores?), y digo que habría sido
un gran ingeniero civil porque ya pintaba.
Por ejemplo, participó en la construcción de la Casa de la Juventud, que todavía
existe, y en la del Sanatorio Moderno, que ya no existe (¿o sí?; ¿será el multifamiliar
que está detrás de San Antonio?), la actual oficina central de Correos, en Hospitalidad, y
la pavimentación de cualquier cantidad de calles del llamado centro histórico, por allá a
principios de los años cincuenta.
En un directorio de profesionistas locales publicado en 1945, sólo él y Luis
Ortega Douglas figuraban como ingenieros civiles. Por cierto, en la época en que éste
fue gobernador del estado, mi tío fungió como encargado de obras públicas
municipales. Por otra parte, en algún momento se asoció con el Sr. Jesús Urzúa, con
quien trabajó la mayor parte de su carrera.
Durante un tiempo su despacho estuvo en la calle de Pedro Parga, y más tarde,
en el edificio que está frente al Palacio de Gobierno, en la primera calle de José María
Chávez; el mismo que tiene en su planta baja un banco, seguramente construido por
ellos. En la última planta, mi tío comenzó a sentirse enfermo para morir horas después;
o tal vez al día siguiente, según me platicó un día mi amigo Sergio Urzúa Macías.
Y lo que son las cosas, las sorpresas que le da a uno la vida, esa inesperada vuelta de las
circunstancias, porque cuando me enteré de esto, yo trabajaba precisamente en ese
lugar; en el mismo piso.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
15 de enero 2007
SE MURIO MI TIA LUPE
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
313
Mi tía Guadalupe Reyes Velasco viuda de Talamantes, recientemente fallecida, estuvo
casada con el Ing. Gustavo Talamantes Ponce, que por esta razón fue mi tío. Supongo
que fue el mayor de su familia, puesto que llevaba el nombre del padre, el Ing. Gustavo
L. Talamantes Esparza, quien fuera, entre otras cosas, gobernador de Chihuahua en el
periodo cardenista, jefe de la Oficina Federal de Hacienda, agente de agricultura, ambas
en Aguascalientes, secretario del Patronato de la Feria de San Marcos, presidente del
Casino de Aguascalientes y segundo director de El Sol del Centro, entre el Lic. Ignacio
Lomelí Jáuregui y el Lic. Joaquín Cruz Ramírez, y que falleció en noviembre de 1958.
Ignoro por qué y como vino a dar aquí, pero si me acuerdo que fue amigo de mis
abuelos maternos, Alfonso N. Sahagún López y Consuelo Rivas Prieto, ella de origen
chihuahuense, y que siendo gobernador de Chihuahua los invitaba a visitarlo en su
capital, enviando un carro de ferrocarril para transportarlo, o algo así.
En fin, la madre de mi tío Gustavo fue la Sra. María del Carmen Ponce de
Talamantes, una viejita (bueno, así la recuerdo) que destilaba dulzura. Era bajita y
encorvada, y ahora se me figura como muy frágil.
Vivían ellos en un caserón de la avenida Madero, frente al Templo Cristiano, ese
toque de diversidad religiosa en la homogeneidad que fue Aguascalientes hasta fines de
la década de los setenta del siglo pasado, donde hoy se levanta un gran estacionamiento.
Era esta una casa de estilo arquitectónico excepcional (que mi ignorancia me
impide definir; quizá tenía alguna influencia estadounidense, muy propia de la época,
debido al ferrocarril). Tenía techo de tejas de cuatro aguas, y estaba pintada de blanco y
amarillo. De hecho existe una casa muy parecida al lado, entre el 313 y el 317 de la
avenida Madero, que fue del Sr. Roberto Barnola, y que ahora es, creo, guardería, o
escuela (hace poco, sacrificando la estética en el desgraciado altar de la seguridad, le
impusieron una horrible puerta tubular, para evitar que extraños se estacionen en lo que
en el pasado fue el jardincito de entrada).
En esta casa del Ing. Talamantes, en la fiesta de navidad de 1944, mi tía Josefina
Sahagún Rivas y mi madre, recibieron la noticia de la muerte de su madre, mi abuela
materna, ocurrida a los 44 años, en otra fiesta navideña que se celebraba en casa del Sr.
Miguel Dosamantes Rul y de su esposa, la Sra. Guadalupe Nieto de Dosamantes, que
vivían en una casa de la acera sur de la primera cuadra de Madero.
Casi puedo imaginar la escena; casi. Quizá hasta la calle llegaban las notas de la
música de, digamos, Glenn Miller, muerto días antes, en vuelo de Londres al recién
liberado París (a propósito de este enorme músico, años antes, pero quizá todavía en esa
época, existían en Aguascalientes unos conjuntos musicales denominados jazz band,
probablemente también por influencia del ferrocarril, que seguramente interpretaban
este tipo de música), o del Dr. Alfonso Ortiz Tirado, o de María Grever, (cuando vuelva
a tu lado…) ¿Qué más da?
Entonces alguien, mi tío Enrique Reyes Velasco, llega con la infausta nueva, y
quizá la comunica primero al Ing. Talamantes, y luego a su esposa, la Sra. Carmelita,
para luego llamar aparte a las muchachas, que recibieron como regalo de navidad su
novísima orfandad, y de ahí a la eternidad…
Desde luego en esa época había funerarias, faltaba más, pero sólo vendían
estuches; no había servicios de capilla ardiente, café y coca colas incluidas, que
comenzaron a ofrecerse a principios de los sesenta.
Por tanto los muertos se velaban en las casas. Entonces la gente comenzó a
reunirse en casa de la difunta. Mi madre me contó que conforme se acercaba la aurora
de navidad, fueron quedándose solos mi abuelo, mi tía y ella, porque todo el mundo se
fue, para propiciar que llegara el Niño Dios.
314
Le juro por la salud del Señor Presidente que así ocurrió; que pese a mi
proclividad al melodrama, así fue.
Tengo un recuerdo más amable de la casa del Ing. Talamantes: se entraba a ella
por el lado poniente, en el lado contrario en el que el hijo menor del ingeniero, Raúl,
Rulis, pasaba sus horas de sol observando la calle, columpiándose en una vieja cama
mecedora techada. Al fondo del palacete había un gran patio y otra construcción menor,
del tamaño de una cochera, que recuerdo ocupada por una montaña de mazorcas, en la
que jugué con mi primo Enrique.
Supongo que tanto maíz provenía de la Granja Carmen, propiedad del Ing.
Talamantes y que estaba más o menos en la convergencia de lo que hoy son Avenida
Universidad y Colosio, en un Aguascalientes donde todo aquello era campo. O tal vez
fuera ésta la Quin-Tita, del Sr. López Velarde
Es igual, de todos modos recuerdo que cuando uno pasaba por ese lugar, rumbo
al Club Campestre, o hacia Maravillas, resultaba obligado aspirar olores a cerdos y
vacas; a campo.
En fin. Me acuerdo perfectamente a mi tío Gustavo, su voz grave, sus lentes
oscuros, sus pantalones holgados. Me acuerdo que en su casa tenían unos perros que
alguien envenenó (los recuerdo muertos, tirados a un lado de la entrada de su casa, el
proceso de meterlos en sacos para llevarlos a… ¿a dónde los llevarían; a qué antesala
del cielo de los perros?...), y un automóvil Volvo verde, precioso, y una guayín Ford
town and country, verde y blanco. Tengo memoria de todo esto porque fuimos vecinos,
en la calle más hermosa de Aguascalientes, la de Alvaro Obregón entre Zaragoza y
general Barragán (y esto de más hermosa no lo digo por haber vivido yo ahí; échele un
vistazo y verá).
Vivíamos en la misma casa, bastante ajada entonces, que fue de mis abuelos
paternos, separada para el efecto por una serie de paredes estratégicamente construidas
(pero había en la entrada un closet que por no sé que razón, la pared fronteriza no
llegaba hasta el techo y se alcanzaba a escuchar lo que ocurría en el otro lado). Era una
casa con un jardín inmenso, y un patio no menos grande, y prados separados de los
pasillos por ladrillos colocados en puntas inclinadas, y porche, como se estilaba
entonces.
PARA QUE RECUERDE... O SE ENTERE
22 de enero 2007
Galería de Fantasmas
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La primera ocasión en que la muerte me mostró su rostro inmisericorde y obsceno fue
cuando vino a llevarse a mi tío, el Ing. Gustavo Talamantes Ponce, esposo de mi tía
Guadalupe Reyes Velasco de Talamantes, recientemente fallecida; experiencia
imborrable, nítidamente nebulosa; angustiante.
Como mi abuela materna, mi tío murió del corazón (¿acaso se morirá de otra
cosa?) Mi madre contaba que falleció de la apuración que le causaba el que no le
pagaran en tiempo unas estimaciones de la construcción de la Casa de la Juventud, que
había realizado; cosas del eficiente sistema político mexicano.
Cuando ocurrió, en marzo de 1962, yo iba al Jardín de Niños (hermoso nombre.
Ahora los llaman Centros de Desarrollo Infantil o, peor aún: CENDI, ¡qué pena!)
Enrique Pestalozzi, denominación que todavía me provoca mágicas reminiscencias.
315
El Pestalozzi sigue ahí, en la calle de Juan de Montoro, donde los lunes continúa
recibiendo niños vestidos de blanco para honrar a la bandera de tres colores, yo te doy
mi corazón…
Conmigo iban Laura Guerrero Pérez, hija del Dr. Alberto Guerrero Murillo y de
la Sra. Carmen Pérez Romo de Guerrero, y mi primo, Enrique Talamantes Reyes, hijo
de mis tíos Gustavo y Lupe; de entre el montón de primos que tengo, el único de mi
edad.
Ibamos y veníamos al Enrique Pestalozzi llevando loncheras blancas, que eran
una especie de pequeñas bolsas cuadradas con una tira que pasábamos por el pecho para
no tener que cargarlas, y que estaban debidamente almidonadas y bordadas con nuestro
nombre, y al menos la mía, invariablemente llevaba galletas marías con mantequilla,
que comía acompañadas con leche de soya, que tenía un delicado sabor acanelado.
Digo que íbamos y veníamos al Pestalozzi, a descubrir la vida entre rondas
infantiles y cantos (o dicho crudamente: a iniciar el proceso formal de civilización), y
nuestras madres y/o padres se turnaban para llevarnos y traernos. Y entonces, el día de
la muerte de mi tío, tocó turno de regresarnos a la Sra. Guerrero, y recuerdo cuando
llegamos a su casa, la expresión de urgencia de la gente, la angustia y el estupor
reflejados en las caras de los mayores; el tono imperioso con que Carmina, la hija mayor
de la Sra. Guerrero, le hablaba a su madre, todavía dentro del automóvil, apresurándola
por algo, y el mismo tono con el que ella contestó, en una serie de gestos que me
ofrecían la certeza de que algo, en alguna parte, no marchaba bien…
En la siguiente imagen ocupa el lugar central un pollo de leche. En ese tiempo
mi madre tenía en el patio posterior de la casa varias jaulas atiborradas de gallinas de
pluma blanca, cresta roja y pico amarillo, que luego escabechaba para vender (además
de su producto).
Mi madre se hacía cargo de todo el proceso, desde darles chicharrón a los
desgraciados animales, hasta congelarlos. Entonces, me acuerdo haber entrado en la
cocina ese día y verla, con la misma urgencia que observé en la expresión de la Sra.
Guerrero, sacar un pollo de leche del congelador, duro como piedra, y dárselo a alguien,
con la orden imperiosa de llevarlo de prisa a casa de mi tío.
En la última imagen mi tío Enrique Reyes Velasco (otra vez él) acompaña a
Guadalupe, una de mis primas, que se cubre el rostro con las manos. Están en el amplio
jardín de su casa y caminan sin ir a ningún lado. Estoy sentado en el asiento trasero del
automóvil familiar, que está a punto de partir, con destino a… ¿A dónde? No lo sé, no
lo recuerdo, pero de seguro lejos del espectáculo indecente de la muerte. Desde ahí,
desde el asiento trasero, observo esta escena que permanece en mi mente con una
nitidez brutal, hasta hoy imborrable.
Finalmente me acuerdo del Cristo crucificado de metal que adornaría (y todavía
adorna) el sepulcro de mi tío, guardado a un lado de la puerta de su casa, aprisionado en
una estructura de madera, a la espera de su colocación en el monumento funerario, y de
mi tía, vestida de negro.
Ahora, mientras escribo estas líneas, me pregunto donde me habrán escondido
mis padres para no ser testigo de semejantes hechos; para no ver el gentío silencioso que
acompañaba a los familiares, y ese ominoso cajón cerrado que era centro de la atención
de todos. Me pregunto en donde me dejaron, para no asistir a la misa y al panteón, y
recordar sólo esto que acabo de narrar...
Mis tíos Gustavo y Lupe contrajeron matrimonio en 1947, en catedral, en una
época en que un sacerdote casaba a las parejas (en este caso el canónigo Felipe
Morones), y otro celebraba la misa de velación (el también canónigo Jesús Alonso,
eterno párroco de San José) (¿Por qué le dirán de velación, un término que utilizamos
316
cuando se trata de acompañar un cadáver en sus horas finales de luz diurna, o de ocultar
algo?)
Ella tenía 23 años y medio, y él… No lo sé, nunca supe su edad; quizá unos
pocos años más que ella. Se casaron, tuvieron seis hijos y fueron felices, hasta que la
parca metiche metió su cuchara (por decir lo menos).
Una sencilla cuenta me permite concluir que estuvieron casados 14 años y
fracción, y si uno se casa para toda la vida, este para toda la vida resultó corto. Mujer
antigua, mi tía permaneció viuda el resto de su vida, es decir, 44 años. O sea que, más o
menos, por cada día que tuvo a su hombre al lado, sus ojos firmes, sus manos
acariciando su piel, su voz cierta, estuvo sola otros tres.
Acompañada por la inseparable Teresa, que fue nana, amiga, confidente, y
supongo que a veces beligerante, tengo la impresión de que nunca pudo superar su
condición de viudez; nunca logró asimilar la ausencia irremediable de mi tío. O quizá
no quiso, por creer que la muerte era poca cosa como para destruir el vínculo, y asumió
que amor, soledad y recuerdo eran inseparables; como la Santísima Trinidad; quien
sabe.
Mi tía Lupe, la última de mis mayores, está ahora bien; ahora ya nada importa, y
ella está bien, para su fortuna. Ahora se ha incorporado a la galería de fantasmas de sus
hijos, amistades y demás familiares; yo entre ellos… Se incorpora a ese espacio difuso
que todos llevamos en la mente, para continuar viviendo mientras recordemos, porque
escrito está: sólo el olvido es muerte.
Disculpe usted, aplicado lector, este exceso de mi parte. No acostumbro
aprovechar esta muy amable y tolerante hospitalidad de El Heraldo de Aguascalientes
para tratar asuntos personales pero, ¿qué quiere?, pudieron más mis manos; mi corazón,
que mi mente.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
29 de enero 2007
DE MUSEOS NACIONALES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El otro día mi amigo Alejandro Velasco Rivas me platicó de un viaje que realizó hace
un tiempo a San Antonio, Texas, junto con su familia (N’hombre, aquello está lleno de
coches chocolates, ¡todos traen placas de Texas!). Uno de esos días fueron a
Fredericksburg, un pueblito de no más de 10,000 habitantes, que se encuentra a unas 70
millas de San Antonio, cerca de la autopista que comunica a aquella ciudad con El Paso.
La visita tuvo por objeto conocer el Museo Nacional de la Guerra del Pacífico,
que se encuentra en ese lugar, por cierto bastante lejos del Océano Pacífico. Por
principio de cuentas le llamó la atención (y a mí también), que semejante espacio esté
en Texas y no, por ejemplo, en Hawaii, o en Los Angeles, San Diego o San Francisco,
ciudades que tuvieron una íntima relación con esta parte de la Segunda Guerra Mundial.
Desde luego hay en otros lugares museos que se refieren a estos episodios, en Corpus
Christi y en Nueva York tienen portaviones, y en Houston un acorazado, pero este es el
nacional.
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El museo, me dijo mi amigo, es una delicia. Abundan fotografías, uniformes,
cartas de soldados, un jardín japonés dedicado a la paz (pues sí: luego de ahogado el
niño tapan el pozo), armas, banderas, todo debidamente explicado con rótulos que
permiten un seguimiento puntual de los acontecimientos, y aderezado con una buena
ambientación de sonido. Además, el museo cuenta con un espacio ocupado con bancas
frente a un gran mapa de la cuenca del Pacífico, que ayuda a explicar a grupos las
diversas campañas que culminaron con la derrota de Japón.
Entre las estrellas de la colección figuran cañones antiaéreos, el mástil de un
barco, la torre de un submarino estadounidense, un pequeño submarino japonés para dos
tripulantes, y un fragmento del acorazado Arizona. Pero la parte más espectacular es
una sala en la que pareciera que el visitante sale a la cubierta de vuelo del portaviones
Hornet, para contemplar un bombardero B-25 que se dispone a encender sus motores y
lanzarse al aire para bombardear Tokio. Además, el museo cuenta con su
correspondiente sociedad de amigos, aparte de cobijar periódicas reuniones de
veteranos.
Pero, ¿por qué ubicar ahí el Museo Nacional de la Guerra del Pacífico? porque,
con toda seguridad, a Fredericksburg la mayor conflagración de la historia llegó en
forma de noticias publicadas en los diarios o en el racionamiento de la gasolina, y cosas
así, pero nada más.
La respuesta es muy simple: de ahí era el almirante Chester Nimitz, que se
desempeñó como comandante en jefe de las fuerzas aliadas en el Pacífico. De hecho una
parte del museo se encuentra en el edificio que en el pasado ocupó un hotel regenteado
por su padre, y en donde nació el marino el 24 de febrero de 1885.
Lo que más me llamó la atención fue el hecho de que una población, insisto, de
no más de 10,000 habitantes, cuente con un museo nacional… Y me llamó la atención
porque, por desgracia, en México actuamos en sentido contrario de esto: lo
concentramos todo, tal vez creyendo que de esta forma ponemos las cosas al alcance de
un mayor número de personas. Y sin embargo décadas de esta práctica prueban que esto
ha sido un error, en la medida en que ha propiciado un desarrollo irregular del país, en
ocasiones generando contrastes que son francamente escandalosos.
Pregunta: ¿Por qué aprovechar esta época en que el federalismo está de moda en
México; una época en que las regiones, las entidades, están adquiriendo una importancia
que no tuvieron en el pasado, y aceleramos la tendencia descentralizadora que se viene
dando, para bien de nuestros pueblos?
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No sé que importancia tenga este museo para la economía de Fredericksburg,
pero el hecho es que Alejandro y su familia se apersonaron ahí, y luego de visitar el
museo, por lo cual debieron pagar, dieron una vuelta, entraron en los comercios de Main
street, compraron una estrella solitaria (mi amigo y su esposa coleccionan soles; la
pared de su jardín es lo más cercano que he visto por aquí a una galaxia. Es aquello un
cielo en el que se hacinan lunas y soles de barro, metal cerámica y madera), comieron
ahí, y regresaron a San Antonio.
No sé que tan generalizable sea esta experiencia, pero el hecho básico es que el
museo propició una derrama económica en este lugar por parte de mi amigo y su familia
(y eso que no le puso gasolina a su camioneta). Precisamente esto es lo que al parecer
nosotros no hemos entendido todavía: el hecho de que los museos, las artes; la cultura,
son rentables.
Con toda seguridad, y ante el inminente fin del espacio que El Heraldo de
Aguascalientes me obsequia cada semana, se preguntará usted, magnánimo lector, a
dónde quiero llegar con esta peroración. Puesto que se me acaba el espacio, sólo daré
pie para continuar la próxima semana, y para ello le ofrezco dos pistas.
1. El próximo dos de febrero se cumple el 155 aniversario del natalicio del mejor
grabador de la América hispánica (dicho por Carlos Fuentes): José Guadalupe Posada
Aguilar.
2. Donde dice Fredericksburg, Texas, escriba Aguascalientes, Ags., y donde se lee
Chester Nimitz, coloque el nombre de José Guadalupe Posada.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
5 de Febrero 2007
A LA FERIA DE SAN MARCOS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Jueves 1 de Febrero de 2007. En la llamada Mega Velaria de la zona de la Feria de San
Marcos tiene lugar la ceremonia de inicio formal de los trabajos de la verbena de este
año.
Al paso de su luminosa ancianidad, el Sol resbala lentamente por detrás del
Cerro del Muerto, dejando a la Luna como luz soberana del cielo de Aguascalientes. El
hecho de que el gris astro esté pleno, ofrece la oportunidad de apreciar un firmamento
cubierto por una tenue capa de nubes; pareciera que las estrellas son brillantes prendidos
al velo de una mujer que de esta forma oculta su exquisita piel canela.
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La tranquilidad celeste contrasta con el bullicio en los alrededores de la Mega
Velaria, a donde acuden los invitados. Un grupo de jóvenes ofrece servicio de
estacionamiento, así que el acceso es rápido. Una vez entregado el boleto, se recorre una
parte del pasillo que comunica la explanada de Expoplaza con la zona de los volantines,
ahora desierto, para terminar ingresando en la Mega Velaria, en donde se respira un
intenso olor a tabaco; así como para abrirle el apetito a la muerte.
El lugar permanece en penumbras, alimentando de esta forma la expectativa del
espectáculo que el Patronato de la Feria Nacional de San Marcos ha preparado para la
ocasión, en tanto el perímetro está limitado por guirnaldas de luz.
El espacio fue organizado teniendo como ejes principales el escenario, en la
zona frontera con la Plaza de Toros, al centro de la Velaria, y la mesa principal, en el
lado contrario de aquél. Las mesas para los invitados fueron colocadas en los
alrededores.
Desde el escenario los conductores inician el programa presentando a quienes
presiden el evento, el Gobernador del Estado, Ing. Luis Armando Reynoso Femat, y su
esposa, la Sra. Carmelín López de Reynoso, la reina de la feria, Erika Paola Aldrete
Tiscareño y las princesas Seyry Jiménez Esquivel y Beatriz Hernández Piña, además de
algunos funcionarios públicos, titulares de dependencias que participan directa o
indirectamente en la organización de los festejos. Asiste también la agregada cultural de
la embajada de Brasil en México, Della Mina.
Acto seguido, contra la parte baja del techo de la Mega Velaria, se proyectan
imágenes encaminadas a mostrar la evolución de la feria desde su fundación, en 1828,
hasta este día en que, a decir del patronato, el mundo se cubrirá de feria, sin olvidar el
año de 1851, en que la verbena cambió de fecha y de sede.
A continuación se anuncia la intervención del Lic. Raúl Alvarez Gutiérrez,
presidente del patronato. Todo ahí permanece en la oscuridad, salvo Alvarez, que es
iluminado por un potente reflector, y el techo de la Mega Velaria, en donde continúan
apareciendo imágenes que aderezan el discurso del funcionario. Son imágenes
cuidadosamente seleccionadas por Marissa González, que para estas cosas es una
experta. Es esta una combinación de lo antiguo y lo moderno, guiada por el buen gusto.
Alvarez da la bienvenida a la fiesta más grande del mundo, y reflexiona sobre el
tiempo ferial, la forma como en Aguascalientes se impone el reloj de la verbena, de este
momento y hasta el último viva Aguascalientes’n, que su feria es un primor allá, casi a
mediados de mayo.
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Luego hace una breve reflexión sobre los festejos del año pasado, con la
perspectiva del 180 aniversario de la verbena, que se cumplirá el próximo año. Habla de
la infraestructura que se estrenará el próximo abril, el nuevo espacio para la exposición
ganadera en su 75 aniversario, y otras nuevas instalaciones en la Isla de Guadalupe.
Acto seguido se refiere a Brasil, el país invitado este año, que convertirá a
Aguascalientes en un sambodromo, aparte de las asociaciones que se han logrado con
las fiestas de otras ciudades, para que la nuestra luzca más y mejor.
El titular del patronato hace los obligados reconocimientos, al gobernador, y a
las dependencias que hacen posible la feria, para concluir con una proclama: dos abriles
nos quedan para cumplir 180 ferias, pero nos basta sólo esta noche para cumplir
nuestros deseos de primavera, porque en el 2007…la magia de la Feria te toca...!
Posteriormente se anuncia la intervención del gobernador Reynoso, quien ocupa
el espacio central del escenario. San Marcos se anima; renueva sus bríos para
disponerse a disfrutar de nuestra gran fiesta, dice el Ejecutivo, cuya emocionada
imagen proyecta la mega pantalla de la Mega Velaria. Luego recuerda los esfuerzos que
se han realizado en la búsqueda del engrandecimiento de la feria, las intenciones que
animan los trabajos, y el deseo de que todo el mundo participe en los festejos.
El gobernador termina su mensaje y regresa a su sitio. El espectáculo continúa
con la espectacular imagen de un mago, proyectada en la pantalla. Hombre altísimo,
viste una túnica hasta los pies, holgada, y su cara está maquillada en blanco. Sus ojos
son intensos, y su cabeza está coronada con abundante plumaje. Hace una serie de
evoluciones, hasta que desciende en el escenario, para aparecer de cuerpo presente, y
avanzar hasta el centro del escenario. El personaje encuentra desolada la tierra, y
convoca a las estrellas, que van formando constelaciones, no las del Can Mayor u
Orión, que a esta hora están recostándose en el horizonte occidental, sino otras, con
motivos de nuestra feria: la balaustrada del jardín, gallos, caballos toros, y otras figuras.
Estas imágenes, que encarnan las cuatro ferias (tradición, entretenimiento,
exposiciones y cultura) descienden a la tierra. Vienen desde los cuatro puntos cardinales
para convertir a Aguascalientes en una rosa de los vientos, y se enfrascan en una gozosa
bacanal. Son bailes que realiza un grupo formado ex profeso para este evento, y que
ejecuta una coreografía de Braulio González.
Termina el baile, pero la magia ha tocado a la Niña de la feria, que ocupa el
escenario. Su rostro está marcado por la magia de la feria, y las flores rodean su torso.
Es una niña de unos siete años, que viene al frente, mientras en la pantalla danza una
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varita mágica, con la forma de una banderilla estilizada. Va y viene el mágico
instrumento dejando a su paso una cauda de luz, hasta que cae, para ser recogido por la
niña, que la ofrece al gobernador y a su esposa, quienes a golpes de magia ponen en
marcha las fuerzas que nos conducirán a San Marcos y sus fuegos de artificio; sus
músicas y diversiones.
El espectáculo se cierra con la intervención de los Latin tenors, dos cantantes a quienes
acompañan un tecladista y un mariachi, que interpretan un repertorio en el que se
mezclan arias operísticas con música popular. Entonces, por primera vez en este año, se
escuchan las notas de La pelea de gallos.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
12 de Febrero 2007
EL MUSEO NACIONAL GUADALUPE POSADA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hace 15 días me referí a una conversación que tuve con mi amigo Alejandro Velasco
Rivas, quien me platicó que en Fredericksburg, Texas, una ciudad de no más de 10,000
habitantes, está el Museo Nacional de la Guerra del Pacífico. La razón de por qué un
lugar tan pequeño cuenta con un museo nacional radica en que de ahí es originario
quien se desempeñó como comandante en jefe de las fuerzas aliadas en la lucha contra
Japón, el almirante Chester Nimitz.
En esa ocasión terminé mi colaboración semanal con un par de analogías, que
ahora reproduzco: en donde dice Fredericksburg escriba Aguascalientes, para luego
sustituir el nombre de Nimitz por el de Guadalupe Posada.
Ahora permítame agregar una nueva analogía: en donde dice Museo Nacional de
la Guerra del Pacífico, escriba Museo Nacional de Guadalupe Posada, porque a eso
voy.
Pregunta: ¿por qué no aprovechar el hecho de que Posada haya sido originario
de Aguascalientes, e impulsar el establecimiento de un gran museo nacional, dedicado a
la vida y obra de este universal nuestro?; un museo que reúna toda la obra conocida y
por conocer de este artista; un museo al que se sumen las actividades ya existentes (el
Concurso Nacional de Grabado, por ejemplo) y se incrementen con otras, relacionadas
con esta disciplina artística, estudios sobre la obra del grabador, una buena biblioteca
sobre Posada en particular, y la técnica del grabado en general, etc., todo ello
enmarcado en un edificio digno de la obra del sanmarqueño, con la museografía
apropiada.
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Nos enorgullecemos de nuestros artistas, Jesús Fructuoso Contreras, Saturnino
Herrán, Manuel María Ponce, Ramón López Velarde (aunque era zacatecano), y desde
luego Posada, pero de todos ellos sólo este y López Velarde realizaron obra relacionada
con Aguascalientes.
Los primeros trabajos de nuestro máximo grabador, publicados en el periódico
político El Jicote, una publicación que se presentaba a sí misma como Periódico
hablador pero no embustero, redactado por un enjambre de avispas, se refieren a la
vida política de Aguascalientes en los primeros años de la séptima década del siglo
XIX. Este hecho le otorga a Posada la calidad de precursor de la caricatura política,
género tan socorrido entre nosotros.
Desde luego me queda muy claro que Guadalupe Posada es grande, no por
Aguascalientes; no por haber nacido aquí, sino por su obra, tan vasta como original
pero, ¿por qué no explotar el hecho de ser originario de nuestra ciudad?
Eso se hace en todas partes; en todo el mundo, ¿por qué nosotros no? Por otra
parte, si mucha gente viaja a París, por ejemplo, con el objeto de ver, entre otras cosas,
la magnífica colección de arte impresionista en el Museo de Orsay; o la Victoria de
Samotracia en el Louvre, ¿por qué no pensar que a alguien le interesaría viajar a
Aguascalientes para conocer la obra de Posada?
Quizá piense que se me zafó un tornillo y que perdí el piso, o que estoy loquito
de mi cabeza por relacionar obras tan diversas como la Victoria de Samotracia, la
pintura impresionista y la obra de Posada.
A lo mejor sí, pero a lo mejor no, porque luego resulta que muchos extranjeros
(que ganan y gastan en euros o dólares) se sienten atraídos por nuestras cosas, mucho
más de lo que imaginamos (luego somos muy buenos para ningunearnos).
El año pasado, para no ir más lejos, hubo una exposición de Posada en Sevilla,
España… (¿Cuándo ha escuchado de una exposición de Herrán fuera de nuestras
fronteras, o que alguna sinfónica extranjera interprete música de Manuel M. Ponce?)
Desde luego también pienso en los millones de mexicanos que aunque sea
remotamente, saben algo sobre Posada y andan buscando a donde ir las próximas
vacaciones. ¿Por qué no venir a Aguascalientes, y entre otras cosas, conocer la obra del
genial grabador?
El otro día no tenía nada mejor que hacer que picarle al Internet. Escribí la
palabra Guadalupe Posada, y encontré más de 700 sitios que tienen como tema central o
secundario al autor de La catrina. Las menciones van desde biografías del artista, hasta
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claves de escuelas que llevan su nombre, pasando por libros, sitios que se refieren a la
festividad de muertos, reproducción de sus grabados, críticas de artes plásticas, etc., e
incluso en uno de ellos, extranjero, se le califica como el Daumier mexicano, en
referencia al grabador francés Honorato Daumier.
La mayoría de estos sitios son mexicanos, pero también los hay de Nicaragua,
Estados Unidos, Colombia, Reino Unido, España, República Checa, Chile, Austria,
Italia, Venezuela, Brasil, Alemania, Canadá, Puerto Rico, Turquía, Suecia, Yugoeslavia,
etc.
Y, ¿sabe qué? Ahí al ladito; ahí nomás pasando coma, aparece en muchos de ellos la
palabra Aguascalientes.
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19 de febrero 2007
LA CATRINA DE POSADA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Un año de estos andaba yo en Tepezalá, en tiempos de feria. Era en la mañana y el Sol
de mayo pegaba durísimo, calentando el ya de por sí caliente suelo de laja que abunda
en esa región. Andaba en la calle en la que se instalan los volantines, y una imagen
plasmada en una canastilla de La rueda de la fortuna me hizo detenerme un instante.
Usted conoce la costumbre de pintar los volantines con imágenes de paisajes
inexplorados, o trajineras en Xochimilco, o héroes portentosos, capaces de las hazañas
que lo dejan a uno con la boca abierta.
Una de estas imágenes era La Catrina, quizá el grabado más conocido de José
Guadalupe Posada Aguilar, de quien el pasado dos de febrero se cumplieron 155 años
del natalicio.
Ahí estaba la muerta más hermosa del mundo; la muerte mexicana, con su
coqueto sombrero negro de olanes; sus flores marchitas, sus plumas y sus ojos
irremediablemente ciegos, pintada con gran pericia en la canastilla de un volantín de
pueblo.
Otro año de estos, la Catrina me sorprendió en Rincón de Romos. Era alrededor
de la fiesta de muertos y me dedicaba a observar los altares instalados en la plaza. En el
gentío que hacía de esa una tarde de fiesta, abundaban los niños vestidos de momias,
vampiros y brujas, maquillados en blanco, rojo y negro, con ropas viejas y desgarradas,
comiendo palomitas o biónicos; elotes, paletas y duros. Y entre todos ellos andaba una
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pequeña Catrina, niña de unos 10 años cuando mucho, con su vestido negro, largo, y su
sombrero de olanes.
Esa fue la primera Catrina que vi, hace unos cinco años. Desde entonces las he
vuelto a ver, a fines de octubre y principios de noviembre, paseando por las calles su
belleza y la inconciencia de nuestro destino final (¿qué sabe una niña de 10 años de la
muerte?).
También he visto, en Guanajuato, en Guadalajara, (pero no aquí) pequeñas
Catrinas de barro, profusamente decoradas, a $200 la pieza, o algo así.
Para mi gusto estos ejemplos, pero de manera particular los dos primeros,
muestran hasta que punto Posada es uno de nuestros clásicos, en la medida en que
surgen, para decirlo de alguna forma, de manera espontánea, es decir, no como producto
de la conciencia de quienes con un alto grado de ilustración se han referido a la obra del
grabador, Diego Rivera, Carlos Fuentes, Carlos Monsiváis, etc. Tampoco proceden de
una política cultural, tendiente a difundir la obra de este artista, o de la difusión de los
medios de comunicación, que más bien alientan la proliferación de vampiros, brujas y
momias.
En palabras de Carlos Monsiváis, La Catrina es, junto con el águila y la
serpiente, los rostros de Benito Juárez y Emiliano Zapata y el zócalo, uno de los iconos
de México, esas imágenes tan queridas y respetadas que llevamos impresas en la piel, y
que cuando las vemos nos evocan a México. Así de importante es esta imagen.
Entre otras muchas cosas, La Catrina nos da la bienvenida a Aguascalientes, si
llegamos por el sur. Es, según me informa mi amigo Enrique Rodríguez Varela, el
nombre del premio a la caricatura que otorga la feria del libro más importante del
mundo hispánico; la FIL de Guadalajara, y el nombre de uno de esos hoteles que llaman
boutique, en Oaxaca; una hospedería que en su sitio de Internet informa sus precios en
euros, y explica sus atributos en inglés.
Diego Rivera la pintó en su obra Sueño de una tarde dominical en la Alameda,
justo en el centro, tomada del brazo de Posada, su amante, con un Diego Rivera niño al
lado, que tal vez quiere ser hijo de ambos; cuenta con una entrada en la enciclopedia de
habla inglesa Wikipedia, además de ser el nombre de un cuarteto de cuerdas de la
Universidad Western Michigan, Estados Unidos, y de una dulcería en Guanajuato.
En fin. Podría seguir con esta enumeración para, de todos modos, concluir con el
hecho de que el cliché de esta imagen está aquí, en el Museo Guadalupe Posada, que por
cierto en este año llega a su 35 aniversario.
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Hace años, cuando vi por primera vez la pieza, me sentí entre sorprendido y
decepcionado. Lo primero porque no sabía que estuviera aquí, y decepcionado porque
me pareció que el espacio no concordaba con la trascendencia de esta obra: la plancha
es una más de las muchas que alberga este espacio, y lo único especial que tiene es una
vitrina para ella sola; no más.
No tengo la más mínima idea sobre museografía, pero se me ocurre que el
visitante que asiste a contemplar este objeto podría ser recibido con una profusión de
reproducciones de todas aquellas obras que se refieren al grabado más famoso de
Posada, pinturas, folletos, carteles, fotografías, en todos los idiomas habidos y por
haber, que en conjunto le dirían al observador: fíjate bien, porque lo que vas a ver es
importante: un icono nacional. Pero no toparse con ella de sopetón, sin posibilidad
alguna de una adecuada evaluación de su trascendencia; sin tiempo para pensar en un
amable y discreto piropo que decirle, tal y como me ocurrió.
Termino. De lo anterior pueden extraerse múltiples conclusiones; sólo enuncio
una: Posada es negocio; es rentable en términos económicos.
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26 de Febrero 2007
GENTE BUENA… ¿Y XENOFOBA?
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Desde 1946 el estado cuenta con un escudo oficial. Impulsado por el gobernador Jesús
María Rodríguez Flores, El Chapo, el emblema, uno de los principales iconos de
Aguascalientes, fue obra del Lic. Bernabé Ballesteros, y el Prof. Alejandro Topete del
Valle, quienes ganaron un concurso convocado para el efecto.
Escrito en latín, el texto, usted lo conoce muy bien, proclama: agua clara, cielo
claro, tierra buena, gente buena.
La leyenda ha sido tan importante que, por ejemplo, sirve de nombre a una de las
principales instituciones de educación superior del estado, la Universidad Bonaterra.
Pero más importante que lo anterior es el último fragmento, el de gente buena,
que se convirtió en nuestra más orgullosa divisa y anduvo el tiempo con bastante buena
suerte, hasta que comenzó a trastabillar; a resultar dudosa, para terminar derrumbándose
en los últimos días, no sin gran estrépito y con el azoro de más de uno.
Y si tradicionalmente Aguascalientes ha sido famoso por la feria de San Marcos,
los ferrocarriles, los grabados de Guadalupe Posada y las pinturas de Saturnino Herrán;
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por la armadora japonesa y su proverbial tranquilidad, en los últimos días se le relaciona
con los hechos de sangre de todos conocidos.
Gente buena de Aguascalientes… La frase circuló intensamente, en todas partes,
dicha por propios, refrendada por extraños, tantas veces, que terminamos creyéndola, y
la creímos a un grado tal, que rechazamos o, peor aún, ignoramos cualquier idea y/o
situación que no concordara con este planteamiento, por ejemplo, el turbulento periodo
que va de 1924 a 1932; el conflicto de fines de los años cuarenta, y el que enfrentó a un
sector de la sociedad con el gobernador Luis Ortega, a fines de los cincuenta; lo que
llegó aquí del conflicto ferrocarrilero, los problemas en el Instituto de Ciencias, etc.
Todo esto para no hablar de las circunstancias que desembocaron en la fundación del
Departamento de Aguascalientes, allá en 1835.
Esta idea que tenemos de nosotros mismos ha sido tan importante, que no sólo
ha dominado a partir de 1946, fecha de su acuñación, sino que se ha proyectado hacia el
pasado. Recuerdo a un orador, que en una ceremonia conmemorativa de la Convención
de Aguascalientes dijo que ésta se había realizado aquí, y no en México, en donde
comenzó, o en cualquiera otra parte, gracias a la gente buena de Aguascalientes…
Todo esto daría para un suculento doctorado en Sociología de la Cultura, que se
llenaría con sabrosísimas anécdotas y datos aleccionadores (¿quién se anima?) Pero no
es eso lo que me impulsa a escribir estas líneas, sino un comentario que escuché en la
radio al día siguiente del que la histeria mediática bautizó como jueves negro.
Desde luego al día siguiente del asesinato de los cuatro policías, era obligado
referirse a eso. Una de estas opiniones me golpeó. Digo, metafóricamente. Decía esta
persona, originaria del D.F., pero felizmente asimilada a Aguascalientes, tal y como
declaró, que era lamentable que ocurrieran hechos de sangre como este. Pero, y aquí va
el golpe, palabras más, palabras menos, agregó: por fortuna los autores de estos
crímenes, no eran gente de aquí.
Es decir, que los que de aquí somos y/o aquí vivimos somos, por definición,
gente buena, incapaz de semejantes actos. En este caso los malos, los criminales, son
gente de fuera.
En principio me parece un vano intento de mantener de pie semejante mito,
como si se dijera: perdimos la tranquilidad, pero seguimos siendo gente buena, puesto
que los asesinos no son de aquí…
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Bonita cosa, en verdad, porque, en primer lugar eso no nos vacuna contra esta
violencia, que tuvo sus secuelas los días siguientes, y en segundo lugar, porque muestra
una brizna de xenofobia.
Xenofobia, dice Su Majestad la Real Academia, es: odio, repugnancia u
hostilidad hacia los extranjeros. Menosprecio por el otro que no es como yo, agrego.
Por fortuna el asunto es anecdótico, pero tiene su lado oscuro. No dudo que así
fuera, que efectivamente se tratara de personas venidas de otras regiones del país, pero
luego es tan fácil generalizar; ampliar a otros lo que se piensa de unos.
Afortunadamente no es nada del otro mundo; algo que altere nuestra convivencia. Estoy
seguro que en cuanto pase el susto de estos días, el asunto quedará en el olvido (o al
menos eso espero).
Ya en el pasado han tenido lugar situaciones relacionadas con la xenofobia.
Sucedió en las décadas de los veinte y treinta del siglo pasado contra los chinos, los
judíos, turcos, rusos, polacos, árabes, y más recientemente, en la década de los ochenta,
contra los del D.F. Ojalá y no suceda ahora contra los de Michoacán, Guerrero, Oaxaca
y otras entidades en donde los encajuelados, decapitados, etc., son el pan suyo de todos
los días.
Sólo recientemente Aguascalientes se ha abierto para aceptar más o menos
tranquilamente la diversidad de visiones, formas de vida y opciones (digo
recientemente, unos 25 años cuando mucho). Este proceso no ha sido fácil ni rápido, y
sería muy lamentable un retroceso hacia actitudes más o menos superadas; lamentable y
pueblerino.
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5 de marzo 2007
Baraja Sanmarqueña
El Jardín
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El Jardín de San Marcos es uno de los principales íconos de Aguascalientes. Así lo
indican, por ejemplo, las múltiples ocasiones en que la puerta y la balaustrada se han
reproducido para ilustrar la identidad de algún producto que además probablemente se
llame San Marcos. Tan significativo es, que con motivo de la visita del papa Juan Pablo
II, el único personaje de talla mundial que ha mirado estas tierras que nos vieron nacer,
una reproducción de la puerta se colocó en el centro de la escenografía, en la que
también figuraron, a los lados, réplicas de las fachadas del Teatro Morelos y el Museo
de Aguascalientes.
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Sin jardín no hay feria, por lo menos en Aguascalientes. O con toda seguridad
sería diferente a como la conocemos; como la hemos vivido y recordado, porque
durante poco más de un siglo el Jardín de San Marcos le dio a nuestra máxima fiesta la
personalidad que le fue característica.
El jardín es la primera carta de esta baraja sanmarqueña. Durante poco más de
100 años la verbena; fiesta pequeña, se desarrolló en este lugar y sus alrededores, con
sus volantines y tapancos, sus cervecerías y restaurantes de jotos, etc.
Hablo en pasado porque hoy en día el espléndido parque ha dejado de ser el
corazón de la fiesta, debido al crecimiento de la infraestructura de la verbena, que ha
desplazado el centro de atención de los feriantes hacia otras zonas.
Jardín de San Marcos. En palabras de Eduardo J. Correa, esmeralda bajo lluvia
de oro fundido, conciertos de pájaros, murmullo de fuentes, fragancia de rosas. ¿Qué
no ha ocurrido ahí? En él los enamorados buscan cobijo para sus caricias y besos; ahí
los niños persiguen a las ardillas, o corretean estimulados por la exuberancia vegetal, en
tanto que gente de todas las edades aprovecha la quietud de sus amplios senderos para
hacer ejercicio.
Además, el añoso espacio ha fungido como escenario del Concurso del Rebozo,
kermeses, reuniones políticas, coronación de reinas, conciertos de la Orquesta
Sinfónica, celebraciones del Día del Maestro, etc.
El Jardín de San Marcos es una de las obras civiles más antiguas de
Aguascalientes, aunque con toda seguridad, y debido al maltrato al que se le somete
cada año, debe ser muy poco lo que queda ahí de original (por no decir que nada).
Su construcción inició cuando México comenzaba a disfrutar las mieles de la
vida independiente, casi al mismo tiempo en que se edificaba el primero de nuestros
parianes, y la feria de Aguascalientes comenzaba a realizarse, en la zona del Parián y el
templo de San Diego.
El jardín se erigió en terrenos del templo de San Marcos (¡imagínese!) bajo el
impulso de la municipalidad, deseosa del engrandecimiento de la ciudad de
Aguascalientes, por ser de su deber y con el objeto de proporcionar un paseo para el
recreo de los habitantes, recuerda el Prof. Alejandro Topete del Valle.
El jardín se trazó y construyó en los primeros años de la década de los treinta del
siglo XIX. Agustín R. González cita un documento de 1838, en el que se afirma que el
parque estaba cercado con una espalera de rosales, y sólo en el centro se había
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formado una pequeña glorieta circundada de asientos. Se alzaba entonces en medio de
esa glorieta una asta de dieciocho varas y setenta y cinco de anchura.
Luego, a principios de la siguiente década, el general Nicolás Condell ordenó el
levantamiento de la balaustrada, que se concluyó en el aciago año de 1847.
Una vez terminada la edificación, el jardín ha sufrido continuas modificaciones,
casi hasta nuestros días. El Prof. Topete señala que en 1876 se inauguró la fuente
central, y para 1887 este oasis contaba con fuentes en cada una de sus esquinas, además
de 90 bancas de hierro. En abril de 1891 se puso a disposición del público un kiosco de
hierro fundido, construido encima de la fuente. De esta época datan también 20 jarrones
montados en columnas.
A fines de 1928 el presidente municipal Rafael Quevedo ordenó que se cortaran
las cuatro esquinas de la balaustrada, con el objeto, dice Topete, de facilitar el desahogo
del tránsito de peatones. Pero la medida fue repudiada. En su Romance de los cuatro
barrios, poema ganador de los Juegos Florales de 1939, el joven Jesús Reyes Ruiz,
incluyó el siguiente reclamo: ¡Qué dirá Enrique Fernández/Ledesma, cuando
describa/el sacrilegio de haberte/cortado las cuatro esquinas!
Este desaguisado fue corregido en la administración del presidente municipal
Celestino López Sánchez, a principios de la década de los cuarenta.
La feria de Aguascalientes comenzó a celebrarse ahí en 1851, y seguramente entonces
comenzó a llamarse de San Marcos.
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12 de marzo 2007
BARAJA SANMARQUEÑA
EL PATRONATO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El Patronato de la Feria Nacional de San Marcos es la segunda carta de esta baraja
sanmarqueña, que cada año miles de aguascalentenses jugamos con un entusiasmo
digno de mejores causas. Esto es así en la medida en que se trata de la institución que
organiza los festejos de primavera. Pero, ¿quién organiza al patronato?
Permítame formular una hipótesis: en el pasado todo fue más sencillo, incluida
la feria, pero conforme ésta fue creciendo, todo se complicó. Lo que antes se organizaba
de una manera por demás elemental; muy casera, con el crecimiento de la fiesta, la
diversidad de actividades, el incremento de infraestructura, etc., pronto requirió de una
organización en toda forma, que resultó ser el patronato.
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Esta institución ha tenido funciones ejecutivas, pero también delegado
responsabilidades en otras comisiones, creadas para el cumplimiento de tareas muy
específicas, como la elección de la reina, la organización de la Exposición Ganadera, o
la encargada de los Juegos Florales.
Ahora se llama Patronato de la Feria Nacional de San Marcos, pero en el pasado
tuvo diversos nombres: Junta de Festejos de Primavera, comisión organizadora de
festejos, y así, hasta llegar al nombre actual.
En una fecha tan tardía (para efectos de organización de la feria) como marzo de
1903, concretamente el día siete, el periódico El Observador, publicó una noticia con el
título de Las Fiestas de San Marcos. En el cuerpo de la nota se asentaba que el H.
Ayuntamiento había nombrado en comisión a cuatro de sus concejales, para que se
encargaran de confeccionar el programa de la fiesta de ese año.
Los elegidos eran el Dr. Enrique C. Osornio, el mismo que años después curó al
general Alvaro Obregón, luego de la amputación del brazo que sufrió en la Hacienda de
Paredón, en el transcurso de la batalla de Celaya. Un hijo de aquél, del mismo nombre,
fue a principios de la década de los treinta gobernador del estado.
Los otros encargados de organizar la verbena fueron José C. Pedroza, Luis
Cornu y Genaro P. Gutiérrez.
De lo anterior rescato el hecho de que a principios del siglo anterior el H.
Ayuntamiento era la institución responsable de la organización de la feria, y si la
revolución puso patas arriba al país, revolviéndolo todo, este no fue el caso del
patronato, porque exactamente 21 años después, el siete de marzo de 1924, el periódico
Renacimiento anunciaba que el Ayuntamiento había nombrado a la Comisión
Organizadora de las Fiestas de San Marcos. Los miembros de la junta fueron aquel año
el Sr. José Ma. Guzmán como Presidente, y como vocales Manuel C. Morfín, Rafael R.
Villegas, Carlos M. Velasco, Victorino Medina, J. Refugio Pérez y Manuel de Alba.
Por lo menos varios de ellos, si no es que todos, eran comerciantes. Por ejemplo
Guzmán, se desempeñó en el ramo farmacéutico, aunque alrededor de esos años lo
cambió por el de la compra venta de vehículos Ford (tuvo su sede en donde hoy se
encuentra la Farmacia Sánchez de Madero, entre Morelos e Hidalgo). Otro de ellos,
Rafael Villegas, fue socio de Don Enrique Reyes Elizondo, en la Ferretería La Estrella,
en la calle de Juárez, justamente donde está la Escuela de Cristo.
Estas juntas de festejos, etc., constituyen el antecedente directo del Patronato de
la Feria Nacional de San Marcos, que en días pasados cumplió 60 años, dado que fue
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creado mediante el Decreto No. 36 de la XXXVII Legislatura, aprobado el 21 de febrero
de 1947.
Los legisladores le otorgaron personalidad jurídica propia y capacidad para
adquirir y administrar bienes inmuebles, y en los considerandos del decreto se asumía
la importancia económica, social y cultural de la feria, por lo que se requería de una
organización para la verbena cada año vaya adquiriendo mayor prestigio y brillantez y
constituya una exposición multiforme de todos los órdenes y valores y actividades de
Aguascalientes. Para lograr lo anterior debían de concurrir en el patronato la acción del
gobierno y de los particulares.
En el considerando cuarto se señalaba la necesidad de contar con un organismo
permanente y autónomo que realice la labor de organización con toda oportunidad y
eficacia y conserve en sus archivos la reseña completa de las ferias que se vayan
celebrando.
Las funciones que el legislativo le asignó en esa época no son excesivamente
diversas a las que desempeña en la actualidad: confeccionar el programa de festejos y
realizarlo; darle publicidad a la feria, distribuir los espacios para la instalación de
tapancos, negocios, puestos y vendimias de la zona donde tiene lugar la feria, etc.
Pero hay otras funciones que ya no existen, como por ejemplo: fijar los precios
de hospedaje, bebidas, refrescos y alimentos; organizar un archivo de la feria y formular
una reseña anual de todas las actividades y eventos que tengan lugar en cada feria, etc.
De acuerdo al decreto, el organismo tendría cinco miembros que representarían
al Gobierno del Estado, el H. Ayuntamiento de la capital, la Cámara de Comercio, el
Casino Aguascalientes y el Patronato de Asistencia Social.
Encabezaría el organismo el representante del Gobierno del Estado, y las
funciones de tesorero corresponderían al representante de la Cámara de Comercio,
mientras que el secretario sería electo por todos los miembros del patronato. Todos los
miembros, a excepción del representante del estado, serían renovados cada dos años.
Como puede verse, la influencia del Ayuntamiento terminó diluyéndose. Quizá
este es el origen de las disputas entre los gobiernos estatal y municipal por el control de
la feria, aunque ciertamente éstas fueron impensables por décadas, cuando el presidente
municipal era uno más entre los empleados del gobernador.
Por otra parte, destaca la relevancia que se le otorga al Casino de Aguascalientes,
institución que agrupó a quienes formaban parte de las altas esferas sociales y
económicas de Aguascalientes (según expresión muy socorrida en esa época), es decir,
personajes distinguidos, y tal vez no tanto, pero sí portadores de capitales suficientes en
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la industria, el comercio y los servicios como para abrir las puertas de este centro social,
que tuvo su sede en un local de la calle de Moctezuma, entre 5 de mayo y Victoria, y
que desapareció en la década de los años sesenta.
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19 de marzo 2007
Baraja sanmarqueña
La reina
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Como si se tratara de propósitos de año nuevo, al acercarse la Feria Nacional de San
Marcos quienes integran el patronato cruzan los dedos con la esperanza de que la
elección de la reina transcurra en un clima de noble camaradería y decencia. Pero casi
de manera invariable el organismo llega al final de este proceso con un sabor más bien
amargo.
Cada año el patronato se lanza a la búsqueda de la joven llena de gracia que nos
represente ocupando el trono ferial, sólo para terminar convencido de que haga lo que
haga siempre habrá problemas, porque siempre (o casi) la contienda termina siendo
pasto de la envidia y el escándalo, con acres enfrentamientos entre las candidatas y
comités que las acompañan; familias incluidas, porque todas, sin excepción, quieren ser
La Reina; todas las candidatas, por supuesto.
En esto de la elección de la soberana no faltan los rijosos, y el patronato es como
el cohetero: a nadie le da gusto. La reina pertenece al ámbito de la política rosa, y
bueno, ya sabe usted como es esto de la política…
El año pasado, por ejemplo, y en el contexto de estas recurrentes disputas, se
llegó al extremo de que el H. Cabildo del H. Ayuntamiento de la capital nombrara una
comisión destinada a aclarar cual fue la participación de funcionarios municipales en la
elección de reina y de si se utilizaron en ésta recursos públicos. La comisión llegó a la
conclusión de que… ¿A qué conclusión llegó?, porque no me acuerdo.
En fin. Me cuesta trabajo comprender por qué debemos tener una reina, en el
contexto de una sociedad que al menos en el papel aspira a ser republicana y
democrática, y qué o a quiénes representa su G.M.
Me cuesta trabajo entender por qué la fiesta debe ser presidida por una soberana
y que funciones cumple, más allá de sentarse en un lugar privilegiado en cuanto evento
se le atraviese, y sonreír a diestra y siniestra (calladita te ves más bonita).
Quizá, como alguien me dijo en alguna ocasión, esto de las reinas, de la feria y
de otras actividades, responde a una herencia que nos legaron los conquistadores
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españoles, gobernados por monarcas durante siglos o, como se acostumbraba a
nombrarlos: la santa cesárea católica real persona de vuestra majestad, y si lo quiere
más sencillo, pues déjelo en Yo el rey.
Tal vez sea, para plantearlo en términos de una psicología de folletín, el niño que
se niega a crecer, o el adulto que sigue pensando que es un niño; el rasgo de una
sociedad anclada en el pasado (uno no le dice a la esposa, o a la hija, mi presidenta de la
república, mi primera ministra o mi democracia. No, le dice, precisamente: mi reina o
mi princesa).
O quizá ocurra que para romper el tedio que tanto republicanismo provoca, nos
damos el lujo de una real representación para, por unos días, dejar de ser ciudadanos y
convertirnos en súbditos.
En otro orden de ideas, y contrariamente a lo que se afirma, que la reina de la
feria representa a la belleza de la mujer aguascalentense, por fortuna no hay tal. Y digo
por fortuna porque de otra forma más de uno terminaríamos volviéndonos locos,
topándonos con una beldad nada más darle vuelta a la esquina. A menos, claro está, que
quienes esto afirman se refieran a la belleza espiritual, y entonces lo que muestra la piel
no importe. Pero, por lo que he visto, el asunto no va por ahí.
Su Majestad, como la soberana del Reino Unido, es una figura decorativa; lo que
las hace distintas es la magnitud de lo que decoran, pero nada más. Por ello, la reina de
la feria es para verse.
En el pasado la soberana llevó el lustroso título de reina de la primavera, en
concordancia con el nombre de la feria: Fiestas de Primavera. La primera de ellas fue
Paz Romo de Vivar, en 1924. Luego, al iniciarse la celebración de los Juegos Florales,
en 1931, también se eligió una reina, hasta 1941. A partir del año siguiente una sola
persona llevó sobre sus hombros la pesada carga de ambos títulos hasta que, en 1967, el
certamen poético desapareció.
Las fotografías de antiguas soberanas las muestran vestidas de blanco, con
corona y cetro, y un resplandor que rodea su cuello, y nada más para que constate
cuanto ha cambiado esto, observe la gráfica publicada en el No. Cuatro de la revista
Círculo Aguascalientes, que dirige Eduardo de Luna.
En esta publicación aparece la reina designada hace unos días, Erica Paola
Aldrete, mostrando un pedacito de torso, y en la parte baja, apenas destacando entre la
pretina de los pantalones de mezclilla y la piel, la blancura de su pantaleta.
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Y si, como dicen, la reina sirve para preservar las llevadas y traídas tradiciones,
me parece que este gesto no tiene nada de tradicional.
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Baraja sanmarqueña
28 de marzo 2007
El rey feo
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Si Su Graciosa Majestad, la Reina de la Feria, representa el lado luminoso de la fiesta;
el derroche de solemne inocencia y pureza, tal y como anuncia la blancura del vestido
que luce en su coronación, el rey feo fue su contrario. No pudiéramos decir que se
tratara de su Némesis, como la diosa griega, porque a diferencia de la deidad, este
personaje no le hacía mal a nadie ni castigaba, y su función fue más bien la de rendir
culto al relajo, y quitarle el tufo de solemnidad a todo aquello relacionado con la
realeza.
Y digo fue, del verbo ya no es, es decir, se trata de una práctica hoy
desaparecida. El rey feo sirvió para hacer el ridículo y esto, en verdad, no le hacía mal a
nadie, a menos, por supuesto, que se tratara del presidente de la República, o algún otro
personaje relevante.
Por desgracia no es cosa difícil hacer el ridículo. Pero hacerlo concientemente;
con pleno conocimiento de causa; eso es otra cosa, y aquí sí, la mayoría se arruga. Por
otra parte, la campaña y el reinado de este personaje eran menos relevantes y atendidos
que la elección de la soberana.
Y si el rey feo se ubicaba en el otro extremo de Su Graciosa Majestad, lo mismo
ocurría con el origen social de quienes desempeñaron esta función. En el pasado las
candidatas, y luego reina y princesas, generalmente eran hijas de algún prócer de la
Matria; de esta tierra buena y el cielo claro, o de alguien que cuando menos había
adquirido el sacro santo derecho de aparecer en la sección de sociales de los diarios, uno
de los signos de identidad de la elite, como hoy aparecer en… Bueno, usted sabe donde.
No en balde una terminología muy socorrida en los diarios de los años cuarenta
o cincuenta, en referencia a quienes contraían matrimonio, organizaban alguna fiesta o
llegaban a la edad de las ilusiones, etc., era la de pertenecer a nuestras más altas esferas
sociales.
No así con el rey feo, cuyos candidatos brotaban del pueblo llano; entre los
mecánicos y los taxistas; cantineros y policías, además de los empleados más humildes
del ferrocarril.
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Me imagino que esto fue así porque ninguno de quienes encabezaban a las
familias de las más altas esferas sociales, permitirían que alguno de sus vástagos se
lanzara a semejante aventura. Me imagino también la comidilla del pueblo chico
infierno grande; los comentarios de gente que no tenía nada mejor que hacer: ¿ya viste
al hijo de fulanito? ¡Anda de candidato a rey feo! ¡Ay sí, qué horror! ¡Pobre de su
mamá, la vergüenza que está pasando!
No, eso sí que no: reina sí, rey feo no.
Por eso tampoco importan mucho los nombres, que no nos dicen gran cosa: sus
padres no fundaron ninguna empresa ni fueron a Europa ni se casaron en catedral. Aquí
más bien importan los apodos, que era lo primero que recibían los candidatos, y que en
algunos casos fueron verdaderos monumentos al ingenio popular, la chacota de quienes
de esta forma se defendían de la pobreza y las medidas dolorosas pero necesarias para
que el país reemprenda la senda del desarrollo…etc.
Permítame ofrecerle un solo ejemplo de lo que afirmo. El pasado lunes 26 se
cumplieron 60 años de la publicación de una nota por parte de El Sol del Centro,
referente a la animación que existía entre quienes integraban el Sindicato de Cantineros,
los choferes, policías y burócratas, por la justa del rey feo.
Estos gremios sostenían la candidatura del chofer del sitio de Zaragoza, Sr. José
Esparza, a quien de cariño le decían Cara de buche. (Nomás imagíneselo).
En ese año de 1947 el país padecía la grave epidemia de la fiebre aftosa, que
diezmó considerablemente a la ganadería. Tan grave fue, que en esa feria no hubo
corridas de toros. Comento lo anterior porque a continuación el diario expresa lo
siguiente: se espera que todos los sectores de esta localidad cedan a la candidatura de
este señor, capaz de hacer correr al germen de la fiebre aftosa y quien ha prometido
regalar retratos suyos para asustar a los niños que se porten mal.
Ignoro las razones que propiciaron la desaparición de esta figura, que tuvo su auge en
las décadas de los años cuarenta y cincuenta del siglo pasado, pero permítame adelantar
tres posibilidades: 1. las candidaturas resultaron tan abundantes, que fue imposible
decidirse por alguien; 2. ya no hay fealdad en Aguascalientes y, finalmente, 3. hemos
perdido el sentido del humor; nos hemos vuelto una sociedad sumamente seria y
solemne.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
Carlos Reyes Sahagún
2 de abril 2007
Baraja sanmarqueña
La semana santa
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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Antes de que descienda sobre mí una fulminante y quizá merecida excomunión, quiero
aclarar que la Semana Mayor no tiene, ni en su motivo de ser ni en sus rituales, relación
alguna con la Feria de San Marcos, y si aparece en esta baraja sanmarqueña es porque
esta relación ocurre en sentido contrario, y es que invariablemente el calendario de
festejos se confecciona para que la verbena inicie al término de esta, la mayor fiesta
religiosa del cristianismo, siempre y cuando ocurra en la segunda o tercera semana de
abril.
Por eso en muchas ocasiones hemos sido testigos de que, mientras en la catedral
se abre la gloria, y las campanas cubren el aire con su sonido metálico en recuerdo de la
resurrección del Salvador, en la exedra se corona a la reina de la feria (cualquier
semejanza entre ambas ceremonias es pura coincidencia; créame).
De hecho, por lo menos en un año, el de 1954, el Sr. obispo, que lo era el Dr.
Salvador Quezada Limón, solicitó al Patronato de la Feria que la coronación de la
soberana sanmarqueña se realizara el domingo de pascua, y no el sábado anterior, como
estaba planeado. De esta forma María de Lourdes II fue coronada el domingo de pascua
de ese año. En una época menos secularizada que la actual; más temerosa de Dios y sus
representantes, los deseos del pastor fueron órdenes.
La determinación de la fecha de la semana santa proviene de una fórmula
establecida por el emperador romano Constantino, y el Concilio de Nicea, del año 325,
según la cual la fiesta central del cristianismo se desarrolla en los días de siguiente Luna
llena, luego del inicio de la primavera (¡vaya, hasta que alguien voltea a ver lo que hay
en el cielo!, aparte de Dios, sus ángeles y santos).
Por cierto, en 2038 el domingo de resurrección será el mismísimo 25 de abril; así
que a ver como le hacen los feriantes para aguantarse hasta entonces.
Semana Santa. Tiempo de recogimiento y oración; de silencio y almas en pena
que claman por el perdón de los pecados… Sólo para desandar lo andado en cuanto se
abra la gloria y las músicas de san Marcos reemplacen a los cantos religiosos.
En su edición del siete de marzo de 1903 el periódico El Observador, lo expresa
de la siguiente manera: Cercana está ya la alegre temporada de abril, que se contempla
como un arco luminoso, que se alza tras las sombras de la austera época cuaresmal.
Pronto pasarán estos días que el mundo cristiano consagra a poéticas prácticas de
piedad, preparándose para conmemorar la tragedia del Calvario, el más excelso
acontecimiento de los siglos, y con el sonoro repique de Pascua que hace olvidar las
escenas del Gólgota, recibiráse a la fiesta de primavera, a la gentil locuela que, con la
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falda llena de rosas, llega regando flores en los jardines y en las almas, flores de
sedosos pétalos en aquéllos, flores-ilusiones en éstas, en las que aún miran la existencia
como un gran carmen en donde basten sus matizadas alas las mariposas del ensueño.
Si usted gusta de creer que todo tiempo pasado fue mejor, fíjese en la prisa del
redactor para que transcurran la cuaresma y la semana santa, y olvidar las escenas del
Gólgota para que llegue la feria, esa gentil locuela; exactamente como ahora.
Esta coincidencia de tiempos, esta efímera unión entre el tiempo sagrado y el
profano, y la forma como pasamos de uno a otro, casi sin pestañear; como si nada, me
llama poderosamente la atención, porque significa la supuesta y/o alevosa imposibilidad
de asumir la contradicción que existe entre una cosa y la otra.
Es como si al lado de una imagen de la Virgen de Guadalupe colgáramos la
fotografía de una mujer tan pobre tan pobre, que ni ropa lleva, tal y como vi en una
ocasión en la cabina de un camión repartidor de agua.
Pero no estoy descubriendo el hilo negro ni mucho menos. Esta historia ocurre
desde que el hombre es hombre (y la mujer estopa). Somos como el pueblo hebreo en
peregrinación por el desierto del Sinaí, que luego de ver los prodigios de Dios se
descarría entregándose a desenfrenados placeres.
No todos, claro, no los niños en los volantines, o en la contemplación de los
animales de la exposición ganadera; no las parejas que andan presumiendo su amor; no
los viejos que suspiran por una feria que ya no es.
Por fortuna no todos somos así; nada más quienes se pasan con el alcohol, el
consumismo (no comunismo), las drogas, el juego, a quienes se suman, ya entrados en
materia, aquellos que gustan de convocar a la violencia. Total, ya lo dijo José Alfredo
Jiménez: no vale nada la vida, la vida no vale nada…
En fin, que esta convivencia de tiempos se me figura como una metáfora de la
naturaleza humana, y si en otras ciudades del mundo, en Europa y América, se celebra
el carnaval en los días previos al miércoles de ceniza, en Aguascalientes la versión
autóctona del carnaval ocurre después de la pascua, y no son cinco días, sino un mes
completito...
Si la cuaresma y la semana santa apelan al espíritu, la feria le hace un guiño a los
sentidos; a la carne, para que se dé vuelo. ¿Qué tanto es tantito?, ¿qué tanto son tres
semanas; un mes?
Son, en síntesis, las dos dimensiones de la naturaleza humana, la luminosa y la oscura;
los ingredientes que al mezclarse producen este ser grisáceo que es el hombre (y la
338
mujer también, faltaba más). Ya la respuesta a la pregunta sobre quien ganará, si la luz o
la oscuridad, se la dejo a usted, ilustrado lector.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
9 de abril 2007
Carlos Reyes Sahagún
Pasión y muerte de Jesús de Tepezalá
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Para el Sr. Ramón Godínez Flores, de uno de sus fans.
Este cronista se ha ido el viernes santo al vía crucis de Tepezalá, y ahora ofrece el
testimonio de lo que ha visto y escuchado, y asegura que todo es verdad.
En la placita frente a la parroquia de Nuestra Señora del Refugio, Jesús ha sido
condenado a muerte ante una multitud que no grita crucifícale ni clama por la libertad
de Barrabás, sino que observa estupefacta la escena, en expectante silencio, como si le
resultara increíble que algo así pudiera ocurrir aquí, en Tepezalá.
La procesión comienza en la calle Chapultepec, en el costado norte del templo,
encabezada por una patrulla de tránsito municipal, a la que sigue una camioneta en cuya
caja va el equipo de sonido que esparce la voz de una joven mujer, encargada de rezar el
vía crucis. Le siguen quienes participan en la pascua juvenil, vestidos de negro.
Caminan formando un cuadro en cuyo interior van los protagonistas de este drama
milenario, de los soldados romanos a las mujeres de Jerusalén, de los ladrones a Cristo.
Atrás de ellos viene una pequeña multitud que para la soledad de Tepezalá se
antoja impresionante. Siguen a Cristo y a sus captores rumbo al norte, al cerro contra el
que se recuesta Tepezalá, la misma suave montaña en la que, un poco más al oriente,
cada septiembre se escenifica una parte de la batalla entre indios y españoles para
honrar a Nuestra Señora del Perpetuo Socorro.
La vía dolorosa tiene lugar en las calles Filomeno Maldonado y Emiliano
Zapata, hasta llegar al arroyo de Tepezalá, en cuya orilla sur; en un buen mezquite, está
debidamente colgado Judas. Lo mira todo el mundo; lo miran los niños con los ojos
muy abiertos, como quien contempla algo excepcional, y la gente se mueve para ver
mejor, no sin peligro de su integridad física, dado que el puentecito del arroyo es muy
estrecho. Quienes jalan la reata para que Judas penda en el aire lo que quieren es que la
procesión continúe, porque el cuerpo del traidor pesa mucho y ya quieren bajarlo.
El rezo del via crucis no llega a todos los que participan en la procesión, sino un
rumor que por momentos se pierde. Esto permite que algunos continúen con la eterna
conversación que sostenemos todos desde que aprendemos a hablar, y que ahora versa
sobre el hijo que está en Estados Unidos, el animal enfermo, la fecha y lugar del
próximo juego de pelota.
En el lado norte del arroyo nace la calle Cerro de las Pilas, que es la última del
pueblo y que corre de sur a norte. Tepezalá termina ahí adelantito; ahí nomás, en
cualquier parte, donde se desvanecen los signos de la presencia humana, el último
terreno; donde terminan las guarniciones y banquetas. Pero el camino sigue hacia arriba,
hacia un montículo que tiene una explanada y un pequeño monumento a la cruz,
debidamente techado.
Por ahí transcurre esta vía dolorosa. Los soldados se sienten fascinados en su
papel; sobre todo los que van a caballo, sus capas rojas flamantes, sus armaduras en
plata y amarillo, y su ropa en este último color, aunque el calzoncillo me recuerda más
un jubón español que un traje romano.
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El repertorio de insultos al Redentor es mínimo, no mucho más de un camina,
que no tengo todo el día y, lo que es decir las cosas sin pensar: camina, si eres el Hijo
de Dios (¿Acaso la frase no es sálvate, si eres Hijo de Dios?, porque caminar lo
hacemos todos). Sus voces juveniles se confunden con los cánticos que entonan un
grupo de mujeres: perdona a tu pueblo, ¡perdónale Señor! No estés eternamente
enojado ¡Perdónale Señor!, mientras que en los pocos momentos de silencio se escucha
el sonido ominoso de la cruz al ser arrastrada en la tierra, entre las piedras.
El camino es sinuoso, en verdad. A veces es el polvo, infinito, omnipresente, y
más arriba son las piedras, por todas partes, que si algo abunda aquí son las piedras, y
esto no hace sino complicar la marcha de Cristo, al que en la primera caída se le rompe
la cruz, que se queda manca.
Quien reza el vía crucis parece apuntadora de teatro. Cada estación se anuncia
desde la camioneta con una pequeña pieza de manta y el cortejo se detiene. La joven
mujer que reza el vía crucis describe la escena que corresponde a la estación: Jesús cae
por tercera vez, y entonces este Cristo de Tepezalá cae; o mejor dicho, se deja caer. Más
adelante dice que un soldado le da un latigazo, y entonces, rápidamente un legionario
que está por ahí, le planta el zurriagazo. Acto seguido, dice la narradora, Jesús levanta la
cabeza y ve a su madre, y entonces en este polvoso camino al calvario se cumple el
dicho. Pero la madre está un poco lejos, así que debe apresurarse para llegar y ver a su
hijo en el suelo, antes de que el cortejo reanude su marcha.
Casi para llegar a la cima el caballo de uno de los soldados comienza a relinchar,
y este romano de piel morena batalla para controlarlo. Las muchachas de la pascua
observan la escena con nerviosismo y se retiran un poco. El jinete no puede controlar al
animal, hasta que opta por alejarse de ahí, y allá van, soldado y caballo por el cerro, al
galope.
En la explanada, quien representa a Cristo se tiende sobre la cruz, en tanto unos
soldados amarran al madero sogas de plástico en los extremos de los brazos, mientras
otros colocan una escalera ante las cruces de los ladronas, y los ayudan a subir.
Luego se concentran todos en la cruz de Cristo que, obviamente es la más grande
y alta, pero también está pesada. Subirla es difícil y en el lance se balancea un poco,
amenazando caerse, lo que provoca el murmullo de la gente, como si la cruz se
balanceara a merced del viento. Finalmente cae en un agujero, para luego ser apuntalada
con laja, la piedra de los millones de dólares; la que explota la cementera Cruz Azul allá
abajo, cerca de Arroyo Hondo.
Ya está Cristo erigido sobre esta loma, de cara al Sol y a Tepezalá; ya se alzan a
su lado los ladrones, que no están ni amarrados ni colgados, sino parados sobre un
cuadrillo muy pequeño, y agarrados de los brazos de sus cruces, al igual que este Jesús
de Tepezalá.
Me acerco a una orilla, a tomar una fotografía de las mujeres de Jerusalén, y en
eso se atraviesa en el encuadre un hombre al que conozco; es un profesor con el que
alterné en una boda en Puerto de la Concepción. Es maestro y en sus ratos libres toma
fotografías. Es, para decirlo de alguna manera, un fotógrafo de sociales en Tepezalá. Ya
les ha hecho fotos de acercamiento a Cristo y a los ladrones, y ahora se me atraviesa.
Cuando se da cuenta se hace a un lado y me mira con cara de pocos amigos; ha de
pensar que estoy haciéndole la competencia.
Ahora vienen los parlamentos finales, el diálogo de los ladrones, con la promesa
de Cristo al buen ladrón: hoy estarás conmigo en el paraíso.
Hay que estar cerca de ellos para escucharlos. Pareciera que les avergüenza
hablar ante el público de la gente; les provoca nervios hablar de cara a la multitud
sabiéndose escuchados, y entonces dicen su parte muy quedito, con diálogos muy
340
planos, sin inflexión alguna; sin la tensión dramática de la muerte cercana, aunque sea
de a mentiritas.
Algo sucede entre las jóvenes que limitan la explanada, tal vez una amenaza de
pérdida de equilibrio, de tal manera que ahí va una contra otra. La ofendida responde
con un manotazo, un sonoro manotazo en la espalda. La muchacha que recibe el golpe
no está tullida y contesta la agresión, en un conato de bronca, las expresiones feroces, la
cultura abriéndose paso desde sus entrañas y sentando sus reales, más poderosa que lo
que han escuchado en estos días en la pascua juvenil. Pero se calman solas, por fortuna.
Puede más la cordura y la atención del drama del calvario, que es registrado por unas
siete cámaras de video.
Tengo sé, dice el Redentor. Los soldados escuchan la súplica y comienzan a
buscar agua. Voltean hacia todas partes, recorren la explanada, pero es inútil. No hay
agua a la vista; ni siquiera embotellada. En uno de ellos se dibuja una sonrisa, como si
se preguntara: ¿pero cómo fue posible que se nos olvidara eso? Voltea hacia el
crucificado y le dice: no hay. En vista del éxito obtenido, este Cristo tepezalense dice
las palabras finales: todo está consumado. Padre, en tus manos encomiendo mi espíritu,
y acto seguido inclina la cabeza.
Permanece así unos instantes sin que ocurra nada, salvo el viento libre y
soberano. Luego los soldados acercan una escalera y le ayudan a bajar, muy despacito,
con una ternura infinita. Lo cargan y llevan hasta el pie del monumento a la cruz, y lo
depositan en el suelo, exactamente en donde está sentada la virgen María y las demás
mujeres de Jerusalén, y al tiempo que lo cubren con una sábana, ocurre un corredero de
chiquillos que se acercan a ver.
El sacerdote invita a los oficios de las 15 hrs. y pide un aplauso para los actores.
Al final lo que queda ahí es un cochinero, de envolturas de helados, de bolsas de
frituras.
Es la maldición del hombre que depreda el mundo, insensible ante su belleza y
sus portentos.
Me habría encantado que el eclesiástico proclamara que tirar basura es pecado mortal
motivo de eterna condenación, porque significa ensuciar la creación divina; lo que Dios
hizo con tanto amor. Pero no, y ni cómo ayudarlos. ¡Ay, hijos de Adán!
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
16 de abril 2007
Baraja sanmarqueña
El templo de San Marcos
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Basta observar la ciudad con atención para constatar que las edificaciones más antiguas
de Aguascalientes corresponden a la arquitectura religiosa, entre ellas la dedicada al
santo evangelista, y que fueron construidas en el siglo XVIII.
Imagínese ese mundo de fines del siglo XVI en esta región que es hoy
Aguascalientes. Independientemente de la extraordinaria riqueza de flora y fauna de la
zona, aquel debió haber sido un mundo de gran soledad, apenas poblado por un puñado
de españoles temerarios, rodeados de indios chichimecas al acecho de quienes venían a
poseer la tierra.
341
En verdad debió ser aquel un mundo violento, regido por las fuerzas más
elementales, en el que el valor más alto no era la ley, sino la valentía. Un mundo en el
que había poco tiempo para otra cosa que no fuera sobrevivir… De aquí que muy
probablemente toda actividad se desarrollara en función de este objetivo primario:
defenderse en primer lugar, de los chichimecas, pero también de los excesos de la
naturaleza.
No menos importante que lo anterior fue la provisión de sustento, a través del
cultivo de la tierra y el fomento de la ganadería.
Si lo anterior es cierto, entonces toda construcción estaría dedicada a alcanzar
estas metas: el presidio o cuartel militar, la casa habitación, la troja para guardar los
frutos del campo, la acequia para la conducción de agua y el corral.
¿Y el culto? Porque desde el principio los españoles fueron impulsados por la fe
cristiana, que legitimó la codicia y la depredación.
Es posible que ya a fines del siglo XVI, pero con toda seguridad en el transcurso
del XVII, se edificaran pequeñas y humildes capillas que ofrecieron a los habitantes de
la villa el espacio mínimo para la adoración, pero es hasta el siglo XVIII cuando
comenzó la edificación en gran escala, y cuyos frutos están a la vista, en la antigua
parroquia, y en los templos de san José, el Encino, la Merced, etc.
Sin duda estas construcciones se debieron a la aportación de ingentes recursos
por parte de los vecinos y/o de la diócesis, que para este caso era la de Nueva Galicia,
con sede en Guadalajara.
Pero también obedecieron al hecho de que la supervivencia de Aguascalientes
estuviera asegurada, porque finalmente el territorio fue pacificado y porque la economía
local adquirió la capacidad para generar los excedentes susceptibles de gastarse en estas
obras.
En su Historia de la Iglesia Católica en Aguascalientes, José Antonio Gutiérrez
Gutiérrez afirma que el actual templo de san Marcos fue construido gracias al impulso
de los párrocos de la Asunción, Manuel Colón de Larreátegui y Mateo José de Arteaga,
en el mismo lugar donde antes existió una capilla dedicada a la Limpia Concepción, es
decir, la Inmaculada Concepción de María.
Basta escarbarle un poco a la historia para encontrar de manera recurrente los
nombres de estos dos personajes, Manuel Colón de Larreátegui y Mateo José de
Arteaga, que se relacionan con múltiples obras que significaron un progreso pa
Aguascalientes. Fueron, para decirlo con términos actuales, auténticos emprendedores.
342
Gutiérrez supone que este primer templo se levantó en la década de los años
treinta del siglo XVII, y que fue abierto al culto en la siguiente, aunque aún no estaba
terminado.
El historiador basa su afirmación en el hecho de que en abril de 1647 fue
enterrado delante de la reja del bautisterio el indio Cristóbal Silva, y concluye señalando
que probablemente ya estuviera acabado en 1652, puesto que ese año comenzaron a
registrarse entierros en el interior.
No se sabe a ciencia cierta por qué fue sustituida esta primera edificación, y
tampoco cuando iniciaron estos trabajos, pero bien podemos suponerlo: la antigua
capilla resultaba insuficiente para las aspiraciones
y posibilidades de los
aguascalentenses. El hecho es que cuando el párroco de la Asunción, Manuel Colón de
Larreátegui, cambió su residencia a Guadalajara, en 1758, dejó el nuevo templo con tres
bóvedas cerradas del crucero y todo el cañón ya con lunetas y arcos.
Lo sustituyó en el cargo el Bachiller Antonio Gómez, quien poco hizo por esta
obra, de tal manera que cuando tomó posesión de la parroquia el sacerdote Mateo José
de Arteaga, en febrero de 1761, la obra no había registrado mayores avances.
Gutiérrez afirma que Arteaga continuó con los trabajos, hasta la dedicación del
templo, el 15 de diciembre de 1763, con el nombre de Nuestra Señora del Pueblo de San
Marcos. La torre del templo es posterior, y fue dedicada exactamente dos años después,
el 15 de diciembre de 1765.
Posiblemente la joya mayor de este templo, de estilo churrigueresco, es la
pintura del artista colonial José de Alcíbar, La adoración de los Reyes, que fue
concluida en 1775 y que adorna la sacristía.
El general Félix María Calleja del Rey, el mismo cuyas fuerzas derrotaron a las
del padre Hidalgo en Puente de Calderón en enero de 1811, estuvo en Aguascalientes en
1792, en una visita que seguramente tuvo objetivos de inteligencia militar, pero que le
dio tiempo para hacer un poco de turismo. De este viaje es fruto su Descripción de la
Subdelegación de Aguascalientes, en la que afirma que el templo de san Marcos
superaba en ornamentación a la parroquia.
El templo fue erigido en 1815 en Ayuda de Parroquia, y siguió dedicado a
Nuestra Señora del Pueblito.
Finalmente hay que agregar que ese chipote tan antiestético que es el reloj (no el aparato
en sí mismo, sino la caja que lo contiene) fue agregado posiblemente a mediados del
siglo XIX, de tal manera que para 1912 estuviera lo suficientemente viejo como para
343
que se le colocara una carátula nueva y cable, según informó el 16 de septiembre de
1912, el Gobernador Alberto Fuentes Dávila.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
23 de abril 2007
Sede vacante
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Querría no escribir estas líneas, en verdad, porque ante la muerte no hay palabra que
valga; que la conjure.
En estos días cada quien con su consternación; la mía tiene que ver no sólo con
la muerte del Sr. Obispo Ramón Godínez Flores; su desaparición definitiva, sino
también la rapidez con la que ocurrió. Todavía no se cumple un año de que acompañé a
mi esposa, a comunicarle la noticia de la muerte de un amigo suyo, originario del
mismo pueblo, y ahora…
Y ahora, quienes lo conocimos compartimos un poco su suerte, porque cada vez
que alguien que estimamos se va, morimos un poco.
Este fin de semana la escena en catedral fue más o menos la misma todo el
tiempo: el templo lleno de personas, muchas de ellas vestidas de negro, las misas y
rosarios por el ánima del difunto, y por el pasillo central de la nave principal, la romería
inagotable de fieles que se dirige en silencio hasta el féretro, colocado al pie del altar,
separado de los escalones que conducen a éste por un cirio. También hay flores, y
algunas coronas, enviadas por los prominentes del pueblo.
El custodio de la catedral, el padre Miguel B. Medina, ordena el tráfico de
personas, y pide que la gente no se entretenga. Por pura coincidencia, en ese momento
una mujer toma de entre los arreglos florales una gladiola. Entonces el padre Medina
aprovecha para pedir que por favor no lo hagan, porque al rato no va a haber nada.
Finalmente pide a la gente que no nos dejen solos en la noche.
Las personas se acercan ordenadamente y observan el cuerpo del que fue,
revestido con una casulla y mitra blancas, ambas prendas con decorados en líneas de
distintos tonos en rojo, café, púrpura.
Se detienen ante el féretro, murmuran una oración, y a veces, muchas, besan el
borde del ataúd, o el vidrio, o pasan la mano sobre éste, dándole el tratamiento de
reliquia.
Por ahí uno aprovecha el encuentro para tomar una fotografía con su teléfono
móvil. Pese a la importante presencia de gente, la catedral se siente un poquito sola…
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La verdad prefiero quedarme con otra imagen, de una ocasión en que fui a comer
a uno de los restaurantes de la ribera de la presa de Codornices, en Calvillo, las entradas
de los pueblos, San Tadeo, La Labor, Chiquihuitero, adornados con arcos de triunfo,
globos azules, blancos y amarillos y letreros de bienvenida, para recibir al obispo
Godínez en visita pastoral…
Esta generación de aguascalentenses no había vivido una situación semejante, la
muerte del obispo en funciones, pero la anterior sí, y quizá alguno de los mayores
todavía la recuerde: en la madrugada del 11 de noviembre de 1950 falleció en la ciudad
de México el tercer obispo diocesano, José de Jesús López y González, a los 78 años.
Supongo que la disposición que prescribe la renuncia del obispo al cargo al
cumplir los 75 años fue una reforma del Concilio Vaticano II, que en Aguascalientes se
aplicó a los obispos Salvador Quezada Limón en 1984, y Rafael Muñoz Núñez, que
renunció al cargo el 18 de mayo de 1998, la misma fecha en que fue nombrado para
sucederlo el Sr. Godínez.
Ahora se abre el periodo denominado como sede vacante, que culminará con el
nombramiento de un nuevo titular, en un proceso que puede durar varios meses; es
obvio que para la Iglesia el tiempo transcurre en una escala diferente a la de otros
asuntos.
Por ejemplo, entre la erección de la diócesis, en agosto de 1899, y el
nombramiento del primer pastor, transcurrieron poco más de dos años, y entre la muerte
de López y González y la toma de posesión de Quezada Limón, hubo un lapso de poco
más de un año, quedando al frente de la diócesis en periodo de sede vacante el vicario
Margarito de Santiago.
El nuevo obispo será un sacerdote elegido para el efecto, como lo fueron López
y González y Salvador Quezada Limón, o un obispo, tal y como ocurrió con José María
de Jesús Portugal y Serratos, Ignacio Valdespino, Rafael Muñoz Núñez y el propio
Godínez, que fungió como sexto obispo diocesano desde junio 27 de 1998, hasta el
pasado viernes 20, ocho años, ocho meses, 24 días.
Y lo que es la inercia: en más de alguna misa celebrada en este fin de semana,
cuando se pide por el papa, y luego por el obispo, todavía se pronuncia el nombre del
fallecido, cuando en rigor la fórmula ya no procede.
Para terminar habría que mencionar que otros personajes que han tenido relación con el
gobierno de la diócesis fueron Alfredo Torres Romero, nombrado Administrador
Apostólico en el contexto del conflicto diocesano de los años setenta del siglo pasado, y
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a Ricardo Guízar Díaz, obispo auxiliar en la última etapa del gobierno del Dr. Salvador
Quezada Limón, y actualmente arzobispo de Tlalnepantla, estado de México.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
30 de abril 2007
COMO EN EL QUINCENARIO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Pues no fue el quincenario de la Virgen de la Asunción, pero eso parecía; en pleno
abril... Si generalmente la Plaza de la Patria es un lugar muy concurrido, entre el 21 y 2l
23 de abril, fin de semana de por medio, la muerte del pastor diocesano, Monseñor
Ramón Godínez Flores, aumenta sensiblemente la presencia de personas que convergen
sobre su féretro, en un homenaje tan humilde como silencioso.
Uno encuentra a la gente en la catedral, pero también en la plaza. Se reconoce a
las personas porque forman grupitos, probablemente provenientes de las parroquias
foráneas, y porque muchas mujeres visten de negro. Además, y como ocurre durante el
quincenario, los vendedores merodean en este lugar, un puesto de tamales oaxaqueños
montado en toda forma, un carrito de raspados, vendedores de globos, etc. En la puerta
del atrio de catedral un vivillo vende fotografías del prelado fallecido.
En el lado norte de la plaza alguna alma caritativa instaló una estructura techada,
que proyecta una sombra sobre mesas llena de botellas con agua, que no sé si venden o
regalan, pero es igual, porque este calor seco de abril aprieta.
Un poco al oriente de este lugar, entre los árboles y el arroyo de la calle, hay
varios carritos que expenden frutas, aguas frescas, etc.
No cabe duda que somos seres extraños: hacemos fiesta de todo y por todo,
incluso el dolor y la muerte. La escena me recuerda aquella canción de Joan Manuel
Serrat, Por las paredes. Y dice: mil años hace que el Sol pasa, pariendo a esa curiosa
raza, que con su llanto hace un panal. Y de su sangre y su derrota, día de fiesta
nacional. Que con la fe del peregrino, jamás dejó de caminar, de trabajar y de
pensar…
¿Y por qué no? ¿Acaso el finado no recordó en su testamento, ante la certeza de
su muerte cercana, un himno de vísperas en que se lee: Esta es la hora para el buen
amigo? La fiesta del encuentro definitivo; la fiesta que significa llegar al otro lado del
camino y superar todo límite; toda fragilidad…
Contra la reja del atrio de catedral están recargadas unas coronas; una de ellas de
la parroquia de la Santa Cruz. Todavía no han quitado una de las tribunas utilizadas en
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la coronación de su Graciosa Majestad, Erika I., así que la fila para llegar hasta el ataúd
del purpurado viene desde el sur, e incluso me cuentan que por momentos llegó hasta el
Hotel Calinda.
Sin embargo el flujo no es continuo: a veces llega hasta la hospedería y también
por instantes cesa, permitiéndoles a las dos o tres personas que están alrededor del ataúd
montar guardias. El hecho es que los restos nunca están solos, desde la madrugada del
sábado 21 hasta estos días.
Si en un primer momento hubo una organización muy sencilla, con el paso de las
horas y la afluencia de fieles, ésta se complica un poco para facilitar un acceso expedito
y ordenado. En la tarde del domingo limitan el pasillo central de catedral dos filas de
seminaristas, sotana negra y cota blanca, que van canalizando el flujo de personas.
Los arreglos florales también se multiplican, en el suelo alrededor del féretro, las
coronas recargadas contra el púlpito, y en los altares de la dormición de María; el
mismo en donde están las imágenes de San Miguel Arcángel y San Francisco de Asís,
patronos de la diócesis, y en el de Nuestra Señora de los Dolores, ambos en la nave
norte de catedral. En conjunto las flores producen un suave aroma, fresco, de
magníficos frutos de la tierra.
En muchos casos tienen cintas con letreros que identifican a quienes los
enviaron; los hay institucionales y personales, de organizaciones religiosas y profanas,
de escuelas, empresas, etc.
En las columnas que enmarcan el altar mayor han colgado un par de letreros de fondo
morado y letras blancas, en los que se lee, en el de la izquierda: Con gusto doy mi vida
por Aguascalientes. Mons. Ramón Godínez Flores. 27 de junio 1998, fecha de su
consagración como cabeza de esta diócesis. En el otro la frase es ominosa;
sobrecogedora: Las almas de los justos están en manos de Dios, y no los tocará el
tormento. Digo ominosa porque, ¿quién que no peque de soberbia puede considerarse
justo? Y entonces la conclusión es obvia. Quizá el signo de esta conciencia está dado
por el hecho de que la palabra tormento está incompleta: la n está echada hacia arriba, y
la t rota; de la o ni sus luces. Tal vez alguien intentó quitarla, por piedad.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
7 de mayo 2007
ADIOS AL SEÑOR GODINEZ
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Lunes 23 de abril de 2007. Temprano en la mañana, el Sol se trepa a las torres de
catedral. Aparece muy discreto en las cruces que las rematan, y lentamente comienza a
descender, para luego inundar de luz la explanada de la Plaza de la Patria, en donde un
grupo de hombres se afana con los preparativos para el funeral del obispo Ramón
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Godínez Flores, anunciados para las 11 a.m. Frente a la exedra, a los lados del asta
bandera en la que ya ondea la enseña nacional, colocan filas de sillas, y entre el asta y el
límite de la exedra, una estructura metálica es cubierta con una lona.
También se trabaja alrededor de una camioneta de Aguascalientes TV, para
llevar hasta sus hogares las incidencias de esta ceremonia.
Desde catedral traen los arreglos florales y las coronas, que colocan en los
brazos de la exedra. Son tantos que abarcan estas dos estructuras, e incluso algunos son
colocados en los escalones que conducen a la base de la columna. A estos se suman, en
las gradas del hemiciclo, pequeñas ramas de palmera sembradas en tierra metida en
bolsas negras.
En cuanto a las coronas, llama la atención la diversidad de remitentes: los
Hermanos Maristas, la sección No. 1 del SNTE, los trabajadores de J.M. Romo, el
Partido Acción Nacional…
Pensándolo bien, lo único que desentona con esta escenografía son las cuatro
estructuras en forma de círculo que no alcanza a cerrarse que, como la tribuna que
todavía permanece en el lado norte de la plaza, se utilizaron en la coronación de la reina
de la Feria.
A un costado del brazo norte de la exedra está una mesa con cálices, copones y
recipientes para el lavatorio de manos, y en el sur, un coro de seminaristas ensaya los
cantos que se interpretarán en la ceremonia (Yo lo resucitaré, el día final, Hacia ti, y el
Salmo 23, entre otros). Acompaña en el teclado el segundo organista de catedral, Oliver
Aguiñaga Vargas, a cuyo lado está su padre, el maestro José María Aguinaga, primer
organista de la sede episcopal.
Pronto la plaza se llena de personas, primero la tribuna que albergó a los
súbditos de Erika I la noche de su coronación, y luego las sillas, aunque una parte está
reservada para sacerdotes y monjas, que pueden llegar un poco más tarde que los demás
y encontrar lugar. Muchas de ellas, previsoras, traen sombrillas, de tal manera que
viendo hacia catedral, sólo se observan los paraguas; azules, rojos, cafés, negros…
Entre los brazos de la exedra y la exedra propiamente dicha, seminaristas cierran
el paso a las personas, que se amontonan en el pasillo de la fuente dedicada a Manuel
M. Ponce, y alrededor de las fuentes laterales. Otros, jóvenes y niños, se suben a la
balaustrada de los brazos de la exedra.
348
La sede episcopal también está llena de gente; ahí seguirán la ceremonia a través
de un par de pantallas de televisión, mientras que otras personas están de pie cerca del
Palacio de Gobierno, aprovechando la sombra que proyecta el edificio.
Llegan el gobernador del estado, Ing. Luis Armando Reynoso Femat,
acompañado por su esposa y algunos colaboradores, y el presidente municipal, C.P.
Martín Orozco Sandoval y esposa, todos rigurosamente vestidos de negro. A las
hermanas del prelado fallecido, que ya estaban sentadas entre el respetable, las traen a la
primera fila.
Doblan las campanas de catedral llamando a la misa de difunto. Son toques
pausados, lentos, de tres o cuatro campanas que llaman a esta misa excepcional.
Comienza la procesión desde el templo, acompañada con el canto de entrada: Hacia ti,
morada santa, hacia ti, tierra de salvación, venimos caminantes, vamos hacia ti, al que
se unen los sonidos de las campanas con la última llamada.
El ataúd es traído desde catedral, y colocado sobre una base de madera en el
centro sombreado por la estructura metálica. Dos hombres se acercan y colocan sobre el
féretro una mitra, un solideo, un báculo y una casulla dorada con rosas bordadas. La
prenda es antigua, de las que se utilizaban antes de las reformas litúrgicas del Concilio
Vaticano II.
Detrás del féretro viene la procesión, que suscita algunos aplausos. Sus
excelencias, los señores obispos, se colocan en un semi círculo, detrás del altar, de
espaldas a la exedra. Delante de ellos, a la izquierda del altar, se ubican el eminentísimo
señor cardenal arzobispo de Guadalajara, don Juan Sandoval Iñiguez, que encabeza la
ceremonia. A su derecha está el arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago, y a
su izquierda el obispo emérito de Aguascalientes, Rafael Muñoz Núñez.
Todos visten igual: una casulla color crema, que tiene en el pecho y en la
espalda un bordado consistente en un báculo amarillo y en el centro, atravesando el
icono del pastor, un mar en el que navega un barco de vela, y detrás un gran Sol y una
estrella negra. Todos visten así, menos su eminencia, el señor cardenal, que luce una
casulla en color crema y dibujos amarillos.
Detrás de éstos vienen dos Caballeros de Colón, a quienes se distingue por el bicornio y
la capa, y se colocan entre el féretro y la gente.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
14 de mayo 2007
EL ADIOS DEL SEÑOR GODINEZ
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
349
Lunes 23 de abril de 2007. En la Plaza de la Patria se inicia la misa de exequias del
obispo diocesano Ramón Godínez Flores.
Ante la mítica águila azteca enzarzada en mortal lucha con la serpiente, símbolo
de la Republica, que remata la columna de la exedra, se inicia la celebración eucarística.
Luego del saludo inicial, la monición de entrada se refiere a la presencia de todos, una
familia de hijos que llora a su padre, y entre los ruidos de la plaza, el silbato del agente
de tránsito, el tráfico de vehículos, el canto de los pájaros, el lector recuerda la última
aparición pública del Sr. Godínez, el cinco de abril pasado, en la liturgia del jueves
santo.
Antes de la primera lectura se enuncian algunas características de la
personalidad del difunto: transparente, de un solo rostro, afable, pobre, generoso,
amable aun frente a sus detractores. No faltó quien lo hiciera objeto de mofa, o de burla,
afirma el lector, pero él nunca dejó de ser amable y atento con ellos…
La primera lectura, del capítulo tercero del Libro de la Sabiduría, recuerda que
las almas de los justos están en manos de Dios…La lectura es clara, pausada, con
perfecta dicción; algo digno de reconocerse en estos tiempos en que se lee tan poco.
Para el salmo responsorial se elige el Salmo 23: El Señor es mi pastor, nada me puede
faltar, y lo canta una mujer.
La segunda lectura procede de la carta del apóstol san Pablo a los Colosenses:
Cristo es la imagen de Dios invisible, el primogénito de toda la creación…Finalmente
viene el evangelio, que procede del texto del discípulo amado: En aquel tiempo estaba
Juan El Bautista con dos de sus discípulos, y fijando los ojos en Jesús, que pasaba,
dijo: este es el Cordero de Dios…
Terminada la proclamación del libro de san Juan, los reporteros se aprestan a
colocar las grabadoras cerca de las bocinas, para captar el mensaje cardenalicio. Su
eminencia comienza saludando a los obispos, a Monseñor Edgar Peña, encargado de la
nunciatura, a los sacerdotes, seminaristas, el gobernador, el presidente municipal, y al
último, como siempre, a todos los demás.
La norma litúrgica de la iglesia prohíbe que en las misas exequiales se haga el
panegírico del difunto, dice el dignatario. De manera que no vamos a hacer un
panegírico del Sr. Godínez, que ustedes conocen bastante bien.
350
En cambio el Príncipe de la Iglesia evoca las lecturas y establece un paralelismo
entre lo que se leyó y la personalidad del pastor ausente, y luego reflexiona sobre el
tiempo pascual que vivimos.
Su voz es fuerte; golpeada, y retumba contra los edificios de la plaza con un eco
que se pierde a lo lejos. Su tono me recuerda más a un soldado que un sacerdote; en
última instancia soldado de Cristo.
Sandoval es contundente en sus afirmaciones sobre el sentido de la vida; el
futuro que aguarda a quienes siguen a Cristo. Hay que morir todos los días de nuestra
vida, día a día, para poder resucitar con Cristo a una vida nueva, y esperar la gloriosa
resurrección de nuestros cuerpos, que se siembran, débiles, mortales, maltratados por
la enfermedad y los años y los sufrimientos, y van a resucitar gloriosos, transfigurados,
a ejemplo del cuerpo de Cristo Nuestro Señor.
El arzobispo termina la homilía encomendando el alma del prelado al Buen
Pastor, y parafrasea el salmo 23. Y lo encomendamos también a la Virgen María, sobre
todo en su advocación de la Asunción, patrona de esta Iglesia, que lo tuvo por algún
tiempo como pastor.
Terminado el sermón, se lee un mensaje de condolencia del papa Benedicto
XVI, y a continuación, signo de la transparencia que tanto se pregona por todas partes,
el testamento del Sr. Godínez, por parte del vicario general de la diócesis, canónigo
Rigoberto Ruiz Palos.
Es un texto conmovedor por su sencillez, y también por la forma en que es leído.
Un texto desprovisto de la solemnidad que otorga la jerarquía En él habla un hombre
que comparte con todos; con nosotros, las incidencias de su enfermedad; un hombre que
contempla la forma en que el padecimiento transforma su vida y la agota.
Es, en síntesis, la voz de un hombre que sabe que se muere y que acepta su
destino tranquilamente y se prepara para afrontarlo.
A veces la voz de Ruiz Palos, grave, profunda, parece a punto de romperse.
Pareciera que de pronto se le pierde el texto y tarda instantes en recuperar el hilo de lo
que lee.
Acto seguido el Vicario diocesano, en obediencia al representante papal, lee el
Protocolo No. 424 de fecha 23 de abril de 2007 de la Congregación para los obispos,
referente al nombramiento del Administrador Apostólico de la Diócesis, que recae en la
persona del arzobispo de León, José Guadalupe Martín Rábago.
351
Inicia la liturgia eucarística con el canto de ofertorio: Entre tus manos, está mi
vida, Señor. En la plaza las actividades continúan, los que hacen fila para obtener la
credencial de elector, los que tramitan el pasaporte, los que simplemente están sentados
en las bancas de la Plaza de la Convención.
Al final de la misa habla el Administrador Apostólico, el arzobispo Martín
Rábago, que declara: nosotros los pastores, somos pasajeros. Vivimos y llegado el
momento entregamos el báculo a otro que nos sucede, y ese, a su vez, a otro, y así,
sucesivamente. Pero el pastor y obispo de nuestras almas, Cristo Jesús, El no muere…
El responsable diocesano señala que deben continuarse las tareas emprendidas
por el desaparecido, y para asegurar el funcionamiento de la diócesis, confirma en sus
cargos a quienes los tenían conforme a las disposiciones que había dado el Sr. Ramón
Godínez Flores.
Luego anuncia que posteriormente tendremos oportunidad de encontrarnos con
los diferentes sectores del pueblo de Dios … Confío plenamente en que tendré la
colaboración generosa de todos, especialmente de los agentes comprometidos, y muy
especialmente del presbiterio. Cuenten con mis oraciones, cuenten con mi interés por
esta querida gran diócesis de Aguascalientes y me manifiesto a su disposición, para
servirles en la medida de mis posibilidades.
Entonces, la gente aplaude. Acto seguido inicia la procesión en sentido
contrario, acompañada del canto Ahora creador mío te devuelvo mi alma, y luego
Resucitó, resucitó, aleluya. La muerte, ¿dónde está la muerte? Entonces viene un
aplauso prolongado, con altibajos, mientras las campanas vuelven a doblar a difunto.
La procesión entra al atrio por la puerta central, y se dirige a la capilla de la
Virgen de Lourdes, donde será sepultado el purpurado, bajo la torre sur de la sede
episcopal.
La entrada se restringe, pero junto a la capilla está un grupo juvenil de esos que
animan la misa en alguna parroquia, que reciben con gritos la procesión: ¡se ve, se
siente, el obispo está presente! Luego cantan varias canciones, entre ella Amigo, de
Roberto Carlos Amigo, y aplauden marcando el ritmo.
En la puerta de la capilla un albañil espera junto a carretillas con arena y mezcla,
listo para hacer su labor. Los prelados se retiran y poco a poco, a cuenta gotas, se
permite el acceso de la gente.
Entonces la Plaza de la Patria recibe una nueva función, inédita en su historia, la
de enmarcar las exequias de un obispo.
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Me escribe el Sr. José Luis Huerta un par de comentarios que vale la pena
reproducir, a propósito del artículo publicado en este espacio el día 23 de abril.
En primer lugar, el Sr. Muñoz Núñez no renunció al gobierno diocesano por
haber cumplido 75 años, como lo prescribe el Derecho Canónico, sino por motivos de
salud. Por otra parte, y debido a un error de mi parte, escribí que el prelado que
desempeñó las funciones de obispo auxiliar del Sr. Quezada, fue Arturo Guízar Díaz,
cuando en realidad se llama Ricardo, y es actualmente arzobispo de Tlalnepantla, estado
de México.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
21 de mayo 2007
PRESENCIA DE LA CULTURA POPULAR
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Ahora, mientras escribo estas líneas, estoy escuchando un disco de un conjunto de
nombre Los Jilgueros de Calvillo, y sí: es Calvillo Aguascalientes. El tema, que da
nombre a este material discográfico, se llama El Guayequito. No está nada mal…
Siempre y cuando a usted, como a mí, le guste la música norteña. Ya sabe, acordeón,
tololoche, bajo sexto y batería.
Ni se moleste en buscarlo en alguna tienda de discos, porque no lo va a
encontrar. A menos que se dé una vuelta por el segundo patio de la Casa de la Cultura, a
la Unidad Estatal de Culturas Populares (UECP); tal vez les quede alguno.
Desde 1993 la UECP, una dependencia del Instituto Cultural de Aguascalientes,
promueve este tipo y otros materiales, junto con el Programa de Apoyo a las Culturas
Municipales y Comunitarias (PACMYC), del Consejo Nacional para la Cultura y las
Artes.
A lo largo de estos años, músicos, escritores, artesanos y danzantes, originarios
de todos los municipios de Aguascalientes han obtenido recursos de este programa para
llevar a buen fin sus proyectos, y si, como se puede apreciar, la diversidad es
importante, todos tienen algo en común: se trata de proyectos marginales, que de otra
forma quizá no verían nunca la luz, porque los presupuestos son invariablemente bajos,
porque no hay interés empresarial por estas manifestaciones, o porque no alcanzan la
suficiente calidad, que también los hay.
Así que cada año el PACMYC cubre este vacío, y hace posibles los sueños de
muchos. Por otra parte, los proyectos que este programa impulsa dan cuenta de la
enorme riqueza de Aguascalientes, así como para demostrarnos que hay algo más;
353
mucho más que Guadalupe Posada, Manuel M. Ponce, Saturnino Herrán, el Ferial de
Aguascalientes y La pelea de gallos.
Hay más que esto, siempre y cuando tengamos la sensibilidad y el interés para
descubrirlo y reconocerlo (a veces nos cuesta trabajo darnos cuenta que Aguascalientes
es más grande que su capital; que más allá de la Avenida Siglo XXI viven otros que
también son aguascalentenses), y que puede enriquecer nuestro conocimiento de
Aguascalientes; el aprecio por las cosas que nos son propias.
Por cierto, la mención de estos artistas trae a colación una vieja polémica, a mi
modo de ver un tanto intrascendente. Me refiero a aquella discusión que plantea la
existencia de una cultura académica, contrapuesta a la cultura popular.
Ciertamente muchas manifestaciones de la primera entrañan un alto grado de
complejidad, en el estudio, la composición y la ejecución, pero también hay
manifestaciones de la otra que no desmerecen de lo anterior. En mi opinión lo que zanja
esta discusión es la capacidad que pueda tener cualquiera de provocar la emoción del
receptor; esa vibrante comunicación entre las personas.
Hay manifestaciones de la llamada cultura académica que francamente dan pena,
sobre todo cuando se inscriben en una corriente que por definición excluye a otros, y
también hay productos de la cultura popular que no valen mayor cosa.
Lo importante en las artes, siempre, es su capacidad para conmovernos el
corazón; la probabilidad de que lo que vemos, escuchemos o probemos, nos enriquezca
como personas, venga de donde venga.
Así que si usted tiene algo interesante que ofrecerle a la comunidad, dese una vuelta a la
Casa de la Cultura y presente su propuesta.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
28 de mayo 2007
EL CRISTO ROTO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El otro día me dí una vueltecita a San José de Gracia con mi colega José Luis García
Rubalcava, Jorge Villanueva, y otras personas. Fuimos a visitar el santuario del Cristo
Roto, y lo primero que llamó nuestra atención fue el letrero colocado en un costado de
una tienda de abarrotes, que anunciaba la venta de Pollo asado el Tanque Roto... Bueno,
al parecer, por un tiempo todo en San José de Gracia estará roto.
En el santuario había grupos de personas, unos fotografiando el lugar, la
escultura, y otros, rezando ante los nichos con las imágenes de Cristo.
354
Entonces tuve la certidumbre de que el santuario comenzaba a moverse, a
cumplir con su objetivo. Estas personas habían ido al lugar y habían pagado lo que
cuesta la travesía, ida y vuelta. Regresarían a sus lugares de origen, platicarían de lo que
vieron, y tal vez contribuirían a generar la corriente de personas que a su vez vendrían a
ver…
De regreso a tierra firme entramos en una tienda de la avenida principal de la
cabecera municipal, dedicada a la memoria del fundador del pueblo, el indio Juan
Domínguez (la avenida, no la tienda).
Sacamos unos refrescos del refrigerador y nos acercamos al mostrador, a
pagarlos (pagó José Luis), y en esas estábamos cuando, a boca de jarro, disparé: ¿cómo
les ha ido con esto del Cristo Roto?
La empleada, una joven de unos 18 años, se puso tensa; de inmediato sus ojos se
velaron, y volteó a su derecha, en donde estaba la que seguramente era su patrona, una
mujer de más edad, según intuí por el tono de su voz, dado que no la vi por estar oculta
por una vitrina atiborrada de conchas y bolillos.
La joven volteó pidiendo auxilio, como si estuviera bien aleccionada por la
patrona; como si antes, en el acto de contratarla, le hubiera advertido: con los extraños
tú nada más das los precios de las mercancías, recibes el dinero y das el cambio; nada
más eso. Porque eso era yo: un extraño.
La mujer mayor contestó con firmeza: nada, todo está igual. ¿Nada; todo igual?
¿Y estos refrescos que nos estábamos tomando, qué; no habían tenido un precio que
José Luis García había pagado? Por lo menos en esta ocasión sin el Cristo Roto no
habría ido a San José de Gracia y no habría comprado el refresco. ¿Acaso no era eso lo
que buscaba el gobierno con la construcción de esta obra?
Entonces pensé en lo difícil que es penetrar la coraza defensiva que la gente de
los pueblos levanta frente a los desconocidos; a los que, desde su perspectiva, vienen de
la ciudad, y además preguntan cosas cuya respuesta puede resultar embarazosa. ¿Por
qué será que a veces nos cuesta tanto admitir lo que pensamos; lo que sentimos?
¿Cómo saber si algo les parece o no; si apoyan determinada situación que ocurre
en su pueblo, o la rechazan? ¿Cómo saberlo si no tiene uno una especie de cabeza de
playa, un asidero de confianza que rompa esta barrera protectora para averiguar lo que
realmente piensa la gente?; una respuesta que vaya más allá de la exquisita cortesía de
la gente del campo que deje de lado lo conveniente; lo políticamente correcto.
355
¿Cómo les ha ido con esto del Cristo Roto?, pregunté, y en verdad era una
pregunta culpable; una pregunta que trascendía con mucho el simple e inocente deseo
de saber si últimamente había llovido, o si siempre hacía el calorón de ese día.
Era una pregunta culpable, que partía de un hecho básico: el proyecto del
Santuario del Cristo Roto de San José de Gracia llegó a la isla de la presa Calles desde
fuera de la cabecera municipal, es decir, no fue producto de un consenso alcanzado
luego de una sesuda consulta con la gente del lugar, sino de una decisión
gubernamental, que además no tenía una motivación religiosa (eso espero) sino
económica, de ofrecerle a la cabecera municipal una alternativa de desarrollo.
Y aquí nos enfrentamos al problema de la diversidad de visiones y opiniones; el
obligado planteamiento de un problema y el de su posible solución, porque una cosa es
lo que quiere la gente del pueblo para el pueblo, y otra muy distinta lo que cree la gente
de fuera que necesita el pueblo, en una situación que determina las ancestrales y no
siempre tranquilas relaciones que establece una comunidad con sus autoridades.
Comento lo anterior en referencia al caso concreto del Cristo Roto de San José
de Gracia, pero la reflexión es aplicable en todas partes y, prácticamente, en todos los
tiempos.
No era la primera vez que hacía esta pregunta a algún habitante de San José de
Gracia, pero la respuesta sí me pareció extrema, no tanto el todo está igual de la
patrona, sino los ojos velados, alertas, de la empleada. Por lo demás, en otros casos la
respuesta que obtuve fue más o menos la misma: está bien.
Está bien el Cristo Roto, me decían, pero también, de manera casi invariable,
tuve la sensación de que luego de escuchar mi cuestionamiento la gente se preguntaba
algo así como esto: ¿qué es lo que quiere escuchar este fuereño que me pregunta por el
Cristo Roto, para contestárselo?
Y entonces me decían: está bien, pensando que de esta forma salían del trance
sin compromiso ni complicación, al tiempo que me daban gusto, cosa que en rigor no
me interesaba, sino conocer su propio sentir, libre, sin implicaciones ni consecuencias.
¿Cómo saber lo que realmente opina la gente? Bueno, uno tiene sus medios, y yo me
enteré de un par de cosas, por demás interesantes, a propósito de este tema, que le
contaré la próxima semana.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
4 de junio 2007
EL CRISTO ROTO DE SAN JOSE DE GRACIA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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En términos generales me parece que la gente de San José de Gracia recibió el proyecto
del Cristo Roto de la isla de la Presa Calles con el escepticismo y la distancia que nos
embarga cuando nos enfrentamos a algo que es al mismo tiempo novedoso y
desconocido, y que además, por su magnitud, indudablemente nos cambiará en algo la
vida.
Mentira que aceptemos los cambios como si nada; que los deseemos. En rigor
tendemos a rechazar en principio todo aquello que para empezar nos es desconocido, y
para terminar significa una posible transformación en nuestras creencias, en nuestro
modo de vida.
Y en el tema que me ocupa, de entrada hubo quien cuestionó el proyecto,
argumentando que el Cristo Roto no tenía ninguna relación con San José de Gracia;
ningún arraigo, por lo que en rigor no lo sentían como propio.
De esta visión se desprende la percepción de que el vendaval que se desató el día
de la inauguración, tan intenso como excepcional, significó el repudio de Cristo, que
habría preferido la erección de la imagen del Señor Original, patrono del pueblo, en vez
de este Cristo Roto, al que apenas están conociendo. Y bueno, aquí procede aquello que
ocurre con alguna frecuencia, en que los habitantes de un pueblo defienden la
preeminencia de la imagen que veneran, su capacidad para obrar milagros, por sobre la
de otro, cuando en rigor se trata del mismo Dios; algo en verdad absurdo.
Otra cosa que los sorprende es que sea el gobierno, y no la Iglesia, quien
impulsó el proyecto (aunque en realidad esto nos sorprende a todos; quizá por esta razón
el Sr. Obispo Godínez optó por no asistir). Aunado a lo anterior está el hecho de
construir el santuario en la presa dedicada al general Plutarco Elías Calles, que, por si
no se han enterado, encabezó al gobierno que combatió a los católicos armados en la
segunda década del siglo pasado, e incluso ordenó dinamitar el Santuario de Cristo Rey.
Tampoco faltan quienes desconfían de esta mezcla de lo religioso con lo
comercial, y apoyan su desconfianza en el episodio en que Cristo lanzó a los mercaderes
del templo.
Otros, no sé si los más, asumen que efectivamente este monumento le dará una
nueva connotación a San José de Gracia, y le dan la bienvenida por los beneficios que
acarreará.
Es cierto que el Cristo Roto no tiene ninguna relación con San José de Gracia y,
hasta donde me doy cuenta, ni con ningún otro lugar. Tengo poca información sobre
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esta imagen, y más bien lo que se encuentra en Internet son las meditaciones del padre
Cué, reunidas bajo el nombre de Mi Cristo roto. Se trata de Compraventa de Cristos,
Dios tiene mano izquierda, Se ha perdido una cruz, y ¿Quién te partió la cara?
La imagen existe. Prueba de ello es la fotografía que apareció en la portada del
disco (acetato) editado en los años sesenta del siglo pasado, en el que el autor declama
las meditaciones que, por otra parte, son muy hermosas. Pero no sé más; no sé si la
afirmación que consta en Compraventa de Cristos, de una imagen encontrada en la
Sierra de Aracena (no aparece en el mapa de España que consulté), mutilada en la
guerra civil española, es un recurso literario del autor, o se trata de una verdad histórica.
Es cierto que el Cristo Roto no tiene ninguna relación con San José de Gracia,
salvo la analogía, para mi gusto forzada, con el pueblo sumergido. Digo forzada porque
una cosa es mutilar y otra sumergir (mutilar, dice la Real Academia Española, es cortar
o cercenar una parte del cuerpo, y más particularmente del cuerpo viviente. Otra
acepción es la siguiente: cortar o quitar una parte o porción de algo que de suyo
debiera tenerlo. Por su parte, sumergir significa, todavía, meter algo debajo del agua o
de otro líquido).
Ciertamente el Cristo Roto no tiene relación con San José de Gracia. ¿Y qué? Ya
la irá teniendo; ya se irá arraigando. No nos gustan los cambios, pero cambiamos; tan
sólo porque vamos pasando de la niñez a la juventud, a la madurez y a la ancianidad,
cambiamos, y quien proclama la inmutabilidad de las tradiciones demuestra que no las
ha observado con detenimiento.
Bien podemos imaginar aquel día perdido en el tiempo, en el que alguien, el
párroco, el notable del pueblo; alguien, llegó a San José de Gracia con la imagen del
Señor Original y decidió que sería el patrono de la comunidad. Tal vez no faltó el
escéptico que pensara que no tenía ninguna relación con ellos, y sin embargo...
El hecho de que haya sido el gobierno quien construyó el monumento es en
verdad inusual, aunque pensándolo bien, no tanto, si tenemos en cuenta que
probablemente ya desde la administración del gobernador Ing. Miguel Angel Barberena,
y con toda seguridad en las del Lic. Otto Granados Roldán y el Sr. Felipe González
González, se ha colaborado con la iglesia en la construcción de templos, o en la
organización de festividades, atendiendo al sentir de los ciudadanos convertidos en
fieles.
Pero aun la participación del gobierno se perderá en el tiempo, en cierta medida
borrando las raíces de origen, que quedarán para los estudiosos; historiadores y
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cronistas. Terminará este gobierno y vendrá otro, y otros, y el Cristo Roto seguirá ahí
(me enteré de que por principio de cuentas la escultura requerirá de mantenimiento
hasta dentro de unos 50 años).
Tal vez el día de la inauguración, domingo de resurrección de 2006, nació un
niño en San José de Gracia. Para ese niño, y para los que nacieron un poco antes y,
desde luego, los que nacerán después, el Cristo Roto formará parte de sus vidas; de su
paisaje cotidiano, como la presa y las plazas del pueblo; como el ejido y la parroquia de
la Inmaculada Concepción. Para ellos la polémica de si tiene arraigo o no; de si lo hizo
el gobierno, carecerá de sentido.
A propósito de la comercialización, ¿será perverso que los lancheros se ganen
unos pesos por llevar gente al santuario; que los de las tiendas de abarrotes vendan un
refresco, unas frituras; que los de los restaurantes reciban gente a comer?
No lo creo, y en todo caso me parece que la polémica está, no en la comercialización en
sí misma, sino en quién la va a administrar y para qué.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
11 de junio 2007
CANDELARIO RIVAS EN EL TEMPLO DE SAN ANTONIO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La noche del pasado jueves; noche airosa y fresca, muy agradable, asistí a la
presentación de la obra pictórica de Candelario Rivas, a cargo de sus nietos, David y
Eugenio Magallanes Rivas, ambos estadounidenses.
El evento, que tuvo lugar en el templo de San Antonio, consistió en una plática y
la presentación de transparencias que mostraban la obra de este pintor de origen
zacatecano, primo de Refugio Reyes Rivas, constructor del templo de San Antonio,
circunstancia que propició el que Candelario Rivas decorara las paredes de la máxima
obra de Reyes Rivas, exactamente hace un siglo.
Aunque faltó la crítica de artes plásticas; un estudio especializado y detallado de
la obra de este artista que permita ubicarlo en una perspectiva adecuada, esta ausencia
fue suplida por el legítimo entusiasmo de sus familiares para presumir la obra de su
abuelo.
Candelario Rivas nació en Zacatecas el dos de febrero de 1877, y siendo niño se
fue con un circo, deslumbrado por los carteles que anunciaban a los artistas, mostrando
de esta forma una temprana vocación por las artes plásticas.
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Sus primeros trabajos consistieron en la decoración de muros de haciendas, una
práctica muy común en las instalaciones rurales porfirianas, que todavía es posible
observar. Su primer trabajo de altos vuelos fue La agonía en el huerto de los olivos,
realizada en la catedral de Zacatecas en 1893.
Al mismo tiempo, Rivas comienza a desarrollar un gran interés por la fotografía,
que practicó durante toda su vida, realizando retrato de estudio, pero también
fotografiando a sus hijos.
En 1903 pinta algunos muros de la catedral de León, Guanajuato, y en 1907, a
los 30 años, pinta 12 murales en el templo de San Antonio, por encargo de su primo, el
arquitecto sin título Refugio Reyes Rivas.
Por cierto, en un par de estas obras (El milagro de los peces es una de ellas) fue
retratado Rafael, un hijo del pintor, fallecido a los dos años.
Posteriormente trabaja en Querétaro, en donde pinta, en 1914, una Virgen del
Carmen y un san Mateo, en la iglesia de Santo Domingo. De ahí pasa a la iglesia de
Santiago apóstol, en Valle de Santiago, Guanajuato, en donde realiza un San Juan y otra
pintura de nombre Rescate de los niños. En la catedral del Señor del Hospital, de
Salamanca, realiza en 1919 cuatro murales.
En Septiembre de 1923 se va definitivamente de México, y se instala junto con
su familia en Los Angeles, California, en donde pintó varias imágenes de la Virgen de
Guadalupe. Además, en los años treinta lleva a cabo un gran mural en el Teatro Palacio,
de los Angeles. En Santa Clara, California, pinta en 1931 El abrazo de San Francisco, y
san Antonio de Padua con el Niño Jesús. En 1934 realiza un san Ignacio de Loyola, en
la escuela de Loyola de California.
Alternando con estas obras, realiza también algunos retratos al óleo de artistas.
Por cierto, nunca quiso trabajar en Hollywood, por aquello de la corrupción que
caracterizaba al ambiente cinematográfico, y sin embargo en 1939 realizó para la MGM
la pintura del castillo de la bruja de El mago de Oz.
Candelario Rivas murió el 29 de junio de 1949, en San Francisco California. A
propósito de su obra en Aguascalientes, habría que decir que en una época se tuvo la
idea de convertir a san Antonio en un templo de tres naves, quizá por parte del mismo
Refugio Reyes, cosa que a final de cuentas no se realizó. De haberse hecho, varios
murales de Candelario Rivas habrían sido destruidos.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
18 de junio 2007
MEXICO INSURGENTE
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
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En esta ocasión quiero referirme a un par de notas publicadas por periódico local El
Clarín, en su edición del 17 de Junio de 1911, hace 96 años en estos días.
Ya para entonces la revolución maderista había triunfado. México despertaba
después del letargo de más de 30 años de dictadura, y las renuncias de Porfirio Díaz a la
presidencia de la República, y Alejandro Vázquez del Mercado a la gubernatura del
estado, eran la gran novedad en esos días.
De pronto la masa silenciosa tomaba conciencia de su fuerza, y se lanzaba a las
calles a manifestarse, sintiendo que se habían roto las ataduras que la mantuvieron
callada y sometida en el pasado, en lo que el Héroe del 2 de abril denominó el despertar
del tigre.
En la primera nota El Clarín reflexiona señalando que los ánimos de la gente
habían entrado en un periodo de efervescencia debido a los acontecimientos nacionales,
de tal manera que a la voz de quítame estas pajas, surgían los escándalos.
La reflexión obedeció al hecho de que el domingo anterior a ese 17 de junio de
1911, en el contexto de la serenata vespertina, alguien comenzó a gritar vivas (¿a quién;
o a qué?). Parece que esa fue la señal de arranque para otros, que pronto sumaron 100, o
200, a decir del periódico, que en sus ediciones del año anterior había apoyado la
reelección porfirista.
Imagínese la escena. Todo el mundo en santa paz, disfrutando de una tarde de
domingo en la plaza, la gente entre los árboles, protegiéndose de los calorcillos que
anteceden a la llegada del verano, seguramente escuchando a la banda que dirigía
Encarnación Payén, cuando de pronto comienza la gritadera.
Acto seguido, dice el periódico, los participantes de esta manifestación
espontánea empezaron a correr por la calle exterior de la plaza, luego por la interior,
atropellando a las familias, las que despavoridas empezaron a huir; después asaltaron
el kiosco, haciendo que la Banda les tocase, sin respeto alguno y a la hora que se les
antojaba, el sagrado Himno de la Patria; y por último se fueron a ver función de balde
en el Teatro y Vista Alegre, y porque cerraron las puertas en una y otra parte,
empezaron las pedradas a las puertas y a los edificios.
Vaya usted a saber en qué terminó la trifulca. El periódico concluye pidiendo a
las autoridades que tomen nota de estos hechos, a fin de poner remedio. Petición inútil
en ese momento, en que la sociedad vivía tiempos de desahogo, y para que todo se
361
calmara tendría que llegar el hartazgo. Fue lo que Octavio Paz denominó como la fiesta
de las balas.
La otra nota a la que hago referencia también se relaciona con esta clase de
escándalos. Voy a citarla íntegramente, porque creo que retrata de manera muy nítida el
ambiente de la época, aunque es preciso no perder de vista que probablemente el escrito
está impregnado de la visión porfirista del periódico.
Dice el informativo que la policía en estas fechas está siendo víctima de graves
vejaciones; cualquier individuo callejero, maderista de última hora, se cree con
derecho de burlarse de la policía y de hablar cuanto se le pega la gana en la vía
pública.
Frente a la cuarta calle de José Ma. Chávez hubo ayer un escándalo. Un ebrio,
llamándose maderista, empezó a escandalizar; el gendarme de la calle de I. Chávez le
reconvino y ardió Troya, como era natural.
Ya somos libres, gritaba el ebrio, y con acopio de piedras, daba sobre el
gendarme. Este iba a hacer uso de sus armas; pero como intervinieron las mujeres del
barrio, nada pasó.
Llamamos la atención del Sr. Jefe Político para que dicte las medidas del caso
para evitar esos desórdenes que provocan esos individuos que no son otra cosa que
amantes de las perturbaciones del orden.
¿Cómo la ve? Este hecho tuvo lugar el 16 de junio de 1911, pero a mí me deja el sabor
de más de alguna situación actual; de un México en el que al parecer todos tenemos
derechos, pero ninguna obligación. ¿Será?
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
25 de junio 2007
SENSACIONALES MEDIDAS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La semana pasada me referí a un incidente que tuvo lugar en la Plaza Principal el 11 de
junio de 1911, en el contexto del ambiente de libertad en que entró el país luego de la
renuncia del Gral. Díaz a la presidencia de la República, y del Sr. Alejandro Vázquez
del Mercado a la gubernatura de Aguascalientes.
Meses después tomó posesión de la presidencia el Sr. Francisco I. Madero,
mientras que el empresario de pompas fúnebres, Sr. Alberto Fuentes Dávila, se
convirtió en gobernador del estado. Poco más de un año después, en febrero de 1913, el
derrocamiento de aquél demostró hasta qué punto era cierta la afirmación de Porfirio
362
Díaz, de que México era un país preparado para la democracia, y abrió la puerta a la
gran efervescencia que se enseñoreó del país durante varios años.
En Aguascalientes, La Jefatura Política emitió el 18 de junio de 1913, hace 94
años, una serie de disposiciones, que el periódico El Clarín calificó de sensacionales.
Estas normas, dictadas por instrucciones del gobernador huertista del estado,
general Carlos García Hidalgo, persiguieron el objetivo de mantener el orden, “en vista
de un posible aunque poco probable ataque a la Ciudad de los bandoleros (mal
llamados revolucionarios)”.
La primera medida fue el toque de queda, que prohibía el tránsito de personas
entre la una y las cinco de la mañana. Al tiempo que se anunciaba que no se responde
por la vida de los transeúntes, la autoridad decretó que quienes violaran esta orden se
harían acreedores a un mes de arresto, en el mejor de los casos, porque las tropas habían
recibido la consigna de “hacer fuego sobre toda persona que al “quien vive”, no pueda
dar la contraseña de la plaza”.
La segunda disposición ordenó que al iniciar un tiroteo en cualquier zona de la
ciudad, todo el mundo debería encerrarse en sus casas. Quien no lo hiciere sufriría las
mismas consecuencias que en la anterior. La gente podría salir a la calle cuando la
autoridad lo anunciara por medio del repique de campanas, que durarán tres minutos.
En tercer lugar, las tiendas de abarrotes, panaderías y demás casas de comercio
que expendan artículos de primera necesidad, estarán abiertas a las horas que la
autoridad fije, a fin de que los habitantes de la Ciudad puedan proveerse de lo que
necesiten.
La cuarta prescripción prohibió el repique de campanas desde que se dispare el
primer tiro, pudiendo darse solamente las horas. La pena por la desobediencia de esta
orden iría de los $50 a los $500.
La Jefatura Política dispuso también que se suspendiera el tráfico de tranvías y
carruajes en cuanto iniciara el combate. En ese momento, todos los vehículos que se
encontraran en la calle debían concentrarse en la Plaza Principal, y ponerse a
disposición de la autoridad con todo y conductores, para los servicios de interés público
que pudieran ofrecerse.
La sexta disposición, relacionada con la anterior, ordenaba que las personas que
tuvieran automóviles debían ponerlos a disposición de la Jefatura de Armas, haciendo
turnos debidamente asignados.
363
Finalmente se dispuso que en el transcurso de un tiroteo, si un individuo que no
perteneciera a la Defensa Social, a las tropas amigas, o a la guarnición; si una persona
con estas características era encontrada en las calles portando cualquier tipo de arma,
será pasado por las armas (fusilado) sin más trámites que la anotación de su nombre y
domicilio.
El periódico concluye la nota justificado estas dolorosas medidas, tomadas por el
Primer Magistrado del Estado, gobernador de facto impuesto por el usurpador
Victoriano Huerta, señalando que la salud pública lo exige, y el citado mandatario está
dispuesto a llegar a cualquier extremo en beneficio de la comunidad y muy
especialmente en beneficio de los habitantes pacíficos y de la pronta terminación de la
crisis que se presente, cualquiera que esta sea.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
2 de julio 2010
EMOCIONADO RECUERDO DEL PADRE JORGE HOPE
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Se fue el padre Jorge Hope Macías; se apagó su luz extraordinaria y su palabra
inteligente y cariñosa.
Como suele ocurrir con las personas que no pasan desapercibidas para uno, no
recuerdo la ocasión en que lo conocí. Cuando tuve uso de razón (si es que) ya estaba
ahí, con su altura impresionante, su porte elegante y su palabra profunda.
Digamos que estuvo de moda en los años sesenta, como ahora está de moda el
padre… ¿Qué sacerdote está de moda ahora y aparece seguido en las secciones de
sociales de los diarios?... No lo sé. El hecho es que en esos años fue común verlo
presidir todo tipo de celebraciones religiosas.
En todo este tiempo lo seguí en la medida de mis posibilidades, atraído por su
personalidad, y esa rarísima mezcla de fervor inteligente que lo caracterizó.
La última vez que lo vi fue en diciembre de 2005, en el contexto de la
presentación de una compilación de artículos realizada por el Instituto Cultural de
Aguascalientes, gracias al muy meritorio esfuerzo de su director editorial, Gustavo
Vázquez Lozano.
Por cierto esta, la del periodismo, fue una faceta por demás interesante y
aleccionadora del padre Hope. Durante años publicó en El Sol del Centro una columna
que llevó el sugerente nombre de Cajón de sastre, espacio de reflexión profunda, de
solaz y, sobre todo, de canto entusiasta por la vida.
364
Esa fue la última vez que lo vi, y por poco no, dado que estuvo a punto de no
asistir a la presentación de su Cajón de sastre, debido a una crisis relacionada con su
enfermedad, que le había ocasionado un incremento en la temperatura corporal.
Por fortuna pudo asistir, y cobijarse con el cariño y admiración de quienes
tuvimos el privilegio de estar presentes en aquella ceremonia. Ya para entonces estaba
muy disminuido, su altura disimulada en una silla de ruedas, y sin embargo la
enfermedad no había logrado asaltar su inteligencia.
En 2003 lo entrevisté un trío de ocasiones, para un texto sobre la Romería de la
Asunción que estaba yo escribiendo. Aquellas fueron para mí jornadas memorables. Lo
vi en el estudio de su casa, espléndido lugar que tenía por paredes una sustanciosa
biblioteca, su escritorio sobre el que descansaba algún ejemplar del L’Osservatore
Romano, el periódico del Vaticano en su versión castellana, y una computadora.
Hablar con él era en verdad una experiencia gratificante, en la que siempre
terminaba sintiéndome enriquecido. Pero también me resultaba motivo de cierta tensión,
porque con él no había lugar para la palabra inútil, e invariablemente me obligaba a
mantener perfectamente conectados cerebro y lengua. ¡Cuánto aprenderían los grandes
de la tierra de un personaje como él; los potentados bocones que a fuerza de abrir la
protuberancia que tienen debajo de la nariz a la menor provocación, convocan el mal y
la estupidez!
Confieso que al principio hubo momentos en que llegué a sentirme incómodo,
porque en ocasiones a un cuestionamiento seguía un largo silencio, que me provocaba la
sensación de haber preguntado algo… quizá impropio, o que no había sido
comprendido.
En realidad no había tal, y en cuanto capté esta dimensión de su naturaleza me
tranquilicé. No había tal, sino la búsqueda de la palabra exacta, la idea precisa que
respondiera a la pregunta, y quizá la incursión en una memoria que él consideraba
deficiente.
Como digo, lo conocí de toda la vida, pero sólo entonces tuve la oportunidad
platicar con él más allá del saludo o el comentario apresurado de la pasada. Dos cosas
rescato de aquellas conversaciones. En primer lugar la certeza, ese sentimiento gozoso y
estimulante, de que podía hablar con él de cualquier tema, con toda libertad.
Recuerdo que en una de esas, quizá para amortiguar mi intención y advertirle a
lo que iba, le anuncié que iba a hacerle una pregunta embarazosa, o algo así. Hazla,
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contestó con toda decisión y naturalidad, infundiéndome una confianza que mucho
aprecié.
La otra cosa que rescato es esa también rarísima mezcla de elegancia y sencillez,
ingredientes que generalmente se excluyen, pero que en él convergieron para conformar
una personalidad tan interesante como accesible.
Platicando a propósito de la Romería, le pregunté si conservaba algún
documento; algún cartel de la época en que fue el principal impulsor de esta fiesta.
Contestó que no, que todo lo había perdido, excepto su castidad…
Tengo la impresión de que en los últimos años permaneció al margen de todo,
quizá un tanto frustrado, por sentir que pudo haber hecho más; pudo desarrollar aún más
su potencial. Lo digo porque en una de estas pláticas, no recuerdo exactamente por qué
salió a colación el tema, hizo la analogía con un jugador de baloncesto que de pronto,
sin razón alguna, es enviado a la banca por el entrenador, mientras que él, desde la
pasividad de su asiento, ve que puede hacer por su equipo, pero nada; ahí sigue… y ahí
siguió, hasta que las fuerzas lo abandonaron; la energía. Entonces le dije que quizá a
manera de reivindicación, el también desaparecido obispo Godínez lo había nombrado
canónigo. El padre Hope se limitó a encogerse de hombros.
Este encogimiento de hombros me recuerda que tampoco le gustaba ya la
Romería, una de sus principales creaciones. Lo que en su origen fue pensado como una
celebración; una explosión de júbilo mariano, terminó convirtiéndose (la convirtieron)
en una clase de religión.
Y ahora se ha ido; se ha apagado. Quedan sus Cajones de sastre para quienes deseen
acercarse a su pensamiento y experiencia, y si bien es cierto que algunas de las ideas
tratadas en estos artículos perdieron vigencia; fueron fruto de la circunstancia que las
originaron, queda ahí el testimonio fuerte y honesto; luminoso, de un personaje de
excepción.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
9 de julio 2007
MIS SIETE MARAVILLAS… DE AGUASCALIENTES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
El sábado pasado concluyó en Lisboa, Portugal, el proceso para elegir unas nuevas siete
maravillas del mundo, impulsado por el suizo Bernard Weber, bajo la condición única
de que sean obras humanas, en lo que su promotor ha denominado como la generación
de una memoria global. Digo nuevas, porque hubo otras, que ya no existen. Usted las
aprendió en la escuela: los Jardines Colgantes de Babilonia, el Faro de Alejandría, etc…
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Me parece que el procedimiento por Weber y compañía fue por demás arbitrario,
dado que la elección no se basó en criterios estéticos, históricos y arquitectónicos, y ni
siquiera compiten edificaciones del mismo tipo. Lo que contó aquí fueron los votos
otorgados a través de Internet, y ahí podemos meter casi lo que sea, de acuerdo al gusto
del respetable.
Por ejemplo, una de las candidatas fue la estatua de la Libertad, en Nueva York,
que para mi gusto no tiene nada que hacer ahí. Es grandiosa, simbólica, impresionante,
pero… Pero hay cosas mejores, y si se trataba de elegir alguna construcción
estadounidense yo habría preferido, digamos, el Chrysler Building en la misma ciudad,
o el monte Rushmore, en Dakota del Sur, el que están esculpidas las cabezas de varios
presidentes estadounidenses…
No fueron candidatos la basílica de san Pedro, en Roma (pero sí el Coliseo), el
museo del Louvre, en París (pero sí la Torre Eiffel), o las pirámides de Teotihuacan, en
México (pero sí la pirámide maya), o las de Tikal, en Guatemala, etc.
Estoy de acuerdo con las designaciones, salvo en un caso. Lamento que no se
haya incluido a la Alhambra, en Granada, y en cambio se haya elegido la estatua de
Cristo en Río de Janeiro. En verdad aquélla es muy superior a éste. No en balde el
mexicano Francisco de Icaza escribió: No hay pena más grande que ser ciego en
Granada. Pero bueno, ¿quién les manda a los españoles no ser más que los brasileños?
Por cierto, tampoco quedó la Torre Eiffel, y esto significa una de dos cosas: no
hay suficientes franceses que votaran por su monumento, o de plano no les interesó el
jueguito (me parece que fue esto último, al igual que a los estadounidenses, dado que
por fortuna tampoco ganó la Estatua de la Libertad)
Sin embargo, independientemente de la arbitrariedad del procedimiento,
cualquier iniciativa tendiente a llamar nuestra atención a propósito del valor del
patrimonio arquitectónico y de la necesidad de preservarlo, merece la atención y apoyo
de todos, porque en él se encuentra una parte extraordinaria de la riqueza de un pueblo,
no sólo en tanto ingrediente principal de identidad, sino también económica, por la
derrama que pueden generar quienes se desplacen hasta esos lugares para llenarse los
ojos con su belleza, y el alma con su historia.
Entrado en gastos, y en un ejercicio digno de mejores causas, y sin embargo
bastante divertido; algo que se hace a la pasada, me pregunté si existirían en
Aguascalientes siete maravillas, y cuáles podrían ser. Debo decir que conforme
367
reflexionaba sobre el tema, encontré no sólo siete, sino muchas más, pero, bueno, me
atengo a la convención y propongo las consabidas siete.
Aquí le va mi lista, no sin la advertencia de que la numeración no indica
preeminencia y que, al igual que la de Weber, es arbitraria, fruto sencillo de mi gusto.
Además he tratado de ser, si me permite la expresión, afamado lector, democrático, es
decir, no me circunscribí a la capital del estado. Además, le recuerdo el título de esta
nota: se trata de mis siete maravillas, es decir, es mi opinión, y no tiene ninguna
pretensión más allá que compartir este, para mí, estimulante juego con usted. Así que si
quiere haga su lista y envíemela a la dirección anotada abajo, para comentarla.
Corre y se va; a ver que le parece:
1._ El templo de san Antonio; 2._ La estación del Ferrocarril de Aguascalientes; 3._ El
antiguo panteón de Asientos; 4._ El Cristo Roto de San José de Gracia; 5._ El Camarín
de la Limpia Concepción de María, en el templo de san Diego; 6._ La antigua sede del
Banco de Zacatecas, hoy convertida en farmacia, en la acera oriente de la primera calle
de Juárez; y 7._ la capilla de la hacienda de san Blas, hoy parroquia, en Pabellón de
Hidalgo, Rincón de Romos.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
16 de julio 2007
SIETE MARAVILLAS DE AGUASCALIENTES
Noticieros televisa 24 de Julio de 2009.
Permítame aprovechar este espacio para defender mi propuesta al concurso Las siete
maravillas de Aguascalientes, que nadie ha convocado, no sin tener en cuenta que
posiblemente hay casos que no requieren de mayor explicación y/o defensa, aunque
también los hay en los que mis luces a propósito de este tema (la arquitectura, el
urbanismo, las artes, etc.) son como las de una humilde velita.
1._ El templo de san Antonio, con todo y el horrible cinturón metálico que le
pusieron recientemente en la cúspide de la torre principal.
Se trata de la obra máxima de Refugio Reyes Rivas, construida a principios del
siglo pasado. De este templo, consagrado en 1908, escribió el revolucionario Vito
Alessio Robles, de visita en Aguascalientes durante la convención de octubre de 1914,
que conjuntaba la arquitectura moscovita por el remate de su torre principal, con el
neoclásico de sus dos torres laterales y con el clásico antiguo de su cúpula,
reproducción de la que ostenta la catedral de San Pablo en Londres.
El edificio es en verdad magnífico, por su diseño, por la exquisitez que
caracteriza al labrado de la piedra, su color, etc., además del buen tino de su
emplazamiento, que permite la visión del monumento en toda su magnitud; lástima de
los alambres que ensucian el paisaje.
Me encantaría que alguien me explicara lo siguiente: si usted tiene la temeridad
de pararse a media calle, en el cruce de Zaragoza y Primo Verdad, apreciará que la
cúpula aparece ligeramente desplazada a la izquierda del conjunto, y no en el centro,
como uno supone que debería de ser, pero si entra al edificio esta distorsión desaparece.
¿Por qué?
2._ La estación del Ferrocarril de Aguascalientes. El ferrocarril no sólo trajo a
nuestra ciudad pasajeros y mercancías. También vinieron en tren la música y la
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arquitectura estadounidenses (las estructuras de dos aguas, el Art Deco, etc.) , a la que
hay que sumar algunas novedosas tecnologías de la construcción, como por ejemplo el
uso del tabique y de la viga de acero, (que en más de algún caso eran auténticos rieles),
y la estructura de dos aguas. Inaugurada el 20 de noviembre de 1911, la obra fue
dirigida por el italiano G.M. Bosso.
3._ El antiguo panteón de Asientos. Quienes saben de estos temas afirman que se
trata de una construcción única en su género, y que fue edificada en el siglo XVIII. No
se parece a los panteones que conocemos, dado que se trata de una estructura
rectangular, ligeramente elevada, y limitada por un pasillo. En las paredes de su
elevación existen nichos que contuvieron los restos humanos, y en el centro un osario.
El ambiente que se respira ahí es de una deliciosa tranquilidad, acompañada por el
paisaje de la torre del Santuario de Guadalupe y el Cerro de Altamira, primera o
segunda elevación del estado.
4._ El Cristo Roto de San José de Gracia. Polémicas aparte (tanto ideológicas
como políticas, económicas e incluso religiosas), esta obra representa un notable logro
en materia de ingeniería, aparte de que en su edificación se utilizaron novedosos
materiales de construcción; por lo menos en el contexto de Aguascalientes. La escultura
tiene un solo punto de apoyo, y el grado de dificultad está dado por falta de simetría,
debido a que le faltan una pierna y un brazo. La escultura es una estructura de acero
forrada con espuma de poliuretano, muy ligera, que permite resistir vientos de hasta 150
kilómetros por hora. Lástima del techo que recientemente le agregaron a la explanada.
Aparte de obstruir la visión de la escultura, de lejos parece que le pusieron una falda.
5._ El Camarín de la Limpia Concepción de María, en el templo de san Diego.
Posiblemente la máxima obra de arquitectura religiosa de Aguascalientes, construida en
las postrimerías del siglo XVIII. Su diseñador fue un experto en el arte de la geometría,
que se dio gusto experimentando con el espacio y la piedra. En una de sus ventanas
tiene empotrado un pequeño órgano tubular, único en Aguascalientes, que espera por su
restauración. El camarín es hermoso por donde se le vea; por dentro y por fuera, y no
entiendo como fue posible que un día alguien decidiera esconderlo con la anti estética
Cancha del Estado Ing. Jesús M. Rodríguez.
6._ La antigua sede del Banco de Zacatecas, hoy convertida en farmacia, en la
acera oriente de la primera calle de Juárez. Otra obra de Refugio Reyes, magnífico
ejemplo de arquitectura civil, y de gran elegancia en el tallado de la piedra.
7._ La capilla de la hacienda de san Blas, hoy parroquia de Pabellón de Hidalgo,
Rincón de Romos. En Aguascalientes sólo hay dos templos que cuentan con retablos: la
parroquia de Jesús Nazareno en Jesús María, y la de san Blas de Pabellón. Pero a
diferencia de lo que suele ocurrir con estas obras de arte, en las que una parte del
acabado consiste en dorarlos con hoja de oro, este ofrece una muy grata combinación
del dorado con un pálido color verde, muy agradable a la vista.
Tanto la antigua capilla como el retablo, construidos en la segunda mitad del
siglo XVIII, ofrecen una idea del poderío económico de la hacienda de aquella época.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
23 de julio 2007
LAS MARAVILLAS DE AGUASCALIENTES
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Me da mucho gusto que el tema del patrimonio arquitectónico dé para dar y prestar. Me
escribe mi amigo Alejandro Velasco Rivas, lector obsesivo de esta columna, a propósito
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de mi propuesta de Las siete maravillas de Aguascalientes que enuncié la semana
antepasada y defendí la pasada, y con la cual está parcialmente de acuerdo, aunque entre
líneas advierto cierto reproche por haber incluido el Cristo Roto, sobre el que si bien me
da la razón en cuanto al grado de dificultad técnica de la obra, le parece que es
prematuro considerarlo como una maravilla dado que es una obra reciente, aparte de
estar rodeado de polémica. Lo dicho: en gustos se rompen géneros, y a veces otras
cosas…
A propósito de las nuevas siete maravillas del mundo, que impulsó el suizo
Bernard Weber, mi amigo agregó que tampoco estaban considerados el Palacio Papal de
Avignon, Mont Saint Michelle, y la estación del tren de alta velocidad TGV en Lyon,
un extraordinario edificio High Tech, todos en Francia, que él y su distinguida esposa
visitaron el año pasado…
Pues sí. Cuando conozca esos lugares opinaré si son dignos de considerarse
como tales. Al tiempo que me hizo comentarios sobre mi propuesta, me envió la suya,
que ahora comparto con usted, adelantado lector:
1._ El templo de san Antonio; 2._ El jardín de san Marcos, indiscutible icono de
los aguascalentenses, 3._ La Casa Terán, uno de los ejemplos más antiguos y
excepcionales de arquitectura civil; 4._ el Teatro Morelos, orgullo de la clase política
porfiriana; 5._ la catedral; 6._ El Palacio de Gobierno; y, 7._ la privada Eduardo J.
Correa.
Acepto todas sus opciones; creo que todos los ejemplos que me ofrece son
valiosos y dignos de ser distinguidos, y en todo caso lo único que tengo que reprocharle
es la ausencia de algún monumento de los demás municipios que no sean la capital.
En rigor las listas podrían multiplicarse, del Teatro de Aguascalientes a los
restos de la hacienda de Las Pilas, en Tepezalá; de la Casa de la Cultura al Santuario de
Guadalupe de Pabellón de Arteaga, y un largísimo etcétera.
A principios de año tuve el privilegio de asistir a una reunión de colaboradores
de este diario, en la que me preguntaron si Aguascalientes tenía potencial turístico. La
pregunta obedecía a los diversos programas que llevaba a cabo el gobierno, que tenían
una clara connotación turística. Ya sabe usted: el Cristo Roto y las obras de Túnel de
Potrerillos, en San José de Gracia, las llamadas velarias de la zona ferial, la
remodelación del Paseo de la Feria, etc.
Sin pensarlo demasiado contesté que sí; que Aguascalientes tiene potencial
turístico, pero maticé: siempre y cuando no se pretenda encontrar una Torre Eiffel en
370
Tepezalá, un Disney World en San Francisco de los Romo o un Sea World en la presa
del Jocoque.
Hay aspectos en los Aguascalientes difícilmente podrá competir con otros
lugares; el turismo es uno de ellos. Pero también es cierto que hay lugares,
monumentos, que pueden ser una buena opción de tarde dominical, y para quien todavía
es capaz de maravillarse con las cosas sencillas de esta vida.
En este sentido, creo que tendríamos que adquirir el compromiso de aguzar un
poquito nuestra mirada para captar la riqueza que nos rodea, porque es valiosa y está
aquí; porque es nuestra; porque forma parte de nuestra vida; porque aquí vivimos.
Me parece perfecto el deseo de muchos de conocer el mundo y sus maravillas
(yo entre ellos), de París a Moscú; de Los Angeles a Beijing, pero al mismo tiempo me
resulta inconcebible no sentir ningún interés por lo que está al alcance de los ojos; lo
que está alrededor.
Moraleja: no sólo existe lo que se ve en Discovery Channel o National
Geographic; el mundo es un poquito más amplio…
No quiero terminar sin agradecer las comunicaciones que recibí con motivo de la
redacción de estas notas, a mi amigo Gustavo Arturo de Alba, a quien encontré un día
de estos en la plaza, disfrutando intensamente de su flamante condición de abuelo. Su
opinión coincide con la de Alejandro Velasco Rivas, a propósito del Cristo Roto.
También agradezco los comentarios de Gilberto Calderón Romo, el Ing. Jorge Ortega de
León y Horacio González, que para mí son curriculares.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
30 de julio 2007
Nuestra Señora de Aguascalientes
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Contrariamente a lo que ocurre con muchas imágenes religiosas, en las que los
elementos que los identifican no varían de manera significativa, por ejemplo la azucena
en San José y el medallón en San Judas Tadeo, la imagen de Nuestra Señora de
Aguascalientes es única en su composición plástica, si bien es cierto que están presentes
los elementos iconográficos tradicionales (la sensación de vuelo de la imagen, el
vestuario en azul y blanco, los ángeles que la impulsan), y la belleza del conjunto es tal,
que no se puede menos que concluir que quien la realizó era un consumado artista, que
logró darle a la imagen un rostro de resplandeciente belleza. Por desgracia ignoro su
nombre.
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El cuarto obispo diocesano, Salvador Quezada Limón, solicitó al Vaticano la
Coronación Pontificia de la imagen, que fue concedida por el papa Juan Pablo II el 18
de marzo de 1983, mediante la bula Quanta demum pietate. En este documento el
Pontífice se refiere al culto que tradicionalmente ha recibido en Aguascalientes la
Virgen de la Asunción, y considerando que se han cumplido los requisitos de la
Congregación para el Culto Divino y la Disciplina de los Sacramentos, declara su
beneplácito y encomienda al obispo Quezada la representación papal para coronar a la
imagen.
La ceremonia tuvo lugar la tarde del 14 de agosto de 1983, en las puertas de
catedral, frente a una multitud congregada en el atrio de la sede episcopal y en la Plaza
de Armas. La coronación estuvo a cargo del obispo Quezada y del Delegado Apostólico
en México, Girolamo Prigione. Además se contó con la presencia del obispo auxiliar,
Ricardo Guízar Díaz, el entonces obispo de Tijuana, el aguascalentense Emilio Berlié
Belauzarán, el de Zacatecas, Rafael Muñoz Núñez, que un año después se convertiría en
el quinto obispo de Aguascalientes, y el titular de la diócesis de León, Anselmo Zarza
Bernal. Previamente la corona fue llevada a través de la plaza y bendecida en el
templete instalado para la ceremonia.
Nuestra Señora de Aguascalientes, cuyo vestuario forma parte de la imagen,
lleva una túnica blanca en la que se aprecian decorados vegetales en dorado. El vestido
está ceñido en la cintura y su cabeza, que voltea ligeramente a la derecha, está cubierta
con un velo. De la espalda desciende un manto azul, también decorado con motivos
vegetales, que en la parte baja parece moverse hacia adelante formando una serie de
pliegues, como si el viento lo agitara.
La Virgen tiene ambos brazos levantados, aunque el derecho a una altura mayor
que el izquierdo. Su expresión denota a una mujer muy joven que sonríe con gran
elegancia y suavidad; sus ojos son cafés y su pelo castaño. Está parada sobre nubes, en
las que destacan cuatro pequeños ángeles, dos de cuerpo entero y dos que solamente
muestran la cabeza y las alas. El pie derecho de la Virgen se adelanta al izquierdo, que
permanece oculto por la túnica, y su cuerpo está ligeramente inclinado hacia la derecha,
de tal manera que el vestido sigue una curva muy suave hacia la izquierda.
Ahora bien, la imagen que se pasea por las calles del centro de Aguascalientes
todas las noches del 15 de agosto no es esta, sino otra que se encuentra en el Seminario
Diocesano, y a la que se conoce como Virgen Viajera, y que artísticamente hablando es
de inferior calidad a la que preside en catedral. Esto se comprende si consideramos el
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volumen de la imagen que preside desde catedral, pero sobre todo el hecho de que
frecuentemente el desfile se desarrolla bajo la lluvia, situación que pondría en riesgo su
integridad.
La Virgen Viajera, también conocida como Virgen Peregrina, comenzó a
utilizarse a partir del 15 de agosto de 1957, fecha en que se bendijo. Su autor es el
escultor tapatío Fidel Galindo, quien realizó un conjunto de 2.30 metros de altura,
mientras que la imagen mide 1.10 metros, y tuvo un costo de $5,000.
Como dato curioso es preciso señalar que la efigie utilizada en la Romería de 1956 fue
una reproducción de la Inmaculada pintada por el español Bartolomé Esteban Murillo,
traída de Barcelona, y facilitada por su propietario, el Dr. Marco Antonio Cabrera. Esta
imagen volvería a presentarse en la Romería de 1980, aunque no en el Carro triunfal.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
6 de agosto 2007
CARRERAS DE BICICLETAS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Un día de la semana pasada venía yo circulando en mi automóvil de norte a sur, por la
carretera a Zacatecas. Al pasar la avenida Luis Donaldo Colosio (¡Caray, lo que hay que
hacer, o permitir que le hagan a uno, para que una avenida lleve su nombre!) vi en el
lado derecho de la carretera, con el mismo rumbo que el mío, un grupo de cinco o seis
jóvenes ciclistas. Todas eran mujeres, salvo el muchacho que las encabezaba; quizá su
entrenador. Andarían entre los 17 y 23 años, más o menos, y vestían un flamante traje
negro, y en la parte trasera del casco aerodinámico, llevaban escritas las palabras New
Zealand.
Hermoso nombre este, evocador de un país que se ubica en el borde de mi
imaginación, sinónimo de bosques y cumbres nevadas; de verde maravilloso y vacas
lecheras pero, sobre todo, de civilización. Un país en el que, según me contó uno de los
participantes en aquella gira de trabajo a esa isla, realizada por el gobernador Otto
Granados Roldán y afortunados que lo acompañaron, el primer ministro lavaba los
platos sucios después de la cena, luego de una reunión informal en su casa…
En fin, que estos jóvenes oceánicos (Nueva Zelanda está en Oceanía, ¿no?) tan
rubios como rozagantes, participan en el Campeonato Mundial de Ciclismo que está
desarrollándose en estos días en Aguascalientes, y seguramente el día en que topé con
ellos andaban de práctica (¡vaya temeridad!).
Con este evento, que se realiza por segunda ocasión en México, Aguascalientes
da vida, al menos por unos días, a una vieja tradición deportiva, porque en el pasado se
373
realizaban de cuando en cuando lo que la prensa llamaba critérium ciclista, en donde
critérium significa, según el Diccionario de la Lengua Española, competición que no
tiene carácter oficial, en la que intervienen deportistas de gran categoría.
Para la realización de estas carreras la avenida Madero y alguna otra, Juan de
Montoro, y/o la Calzada Revolución (¿cómo se llama esta avenida?: ¿Calzada
Revolución, Calzada Arellano, o Alameda; o todos?), se cerraban a los vehículos de
motor para dar paso seguro a los ciclistas, en un imaginario circo máximo.
Entonces estas calles, sin ruidosos automotores, al menos por unas horas
regresaban a esa zona de la ciudad a un tiempo perdido, de elocuente silencio para ser,
orgullosamente, un pueblo bicicletero.
Una de las temporadas preferidas para la realización de estas competencias era la
Feria de San Marcos. Vaya un ejemplo para ilustrar lo anterior. En su edición del
sábado 5 de mayo de 1923, el periódico Renacimiento hizo constar que el lunes 30 de
abril hubo una carrera de bicicletas, o mejor dicho varias, de tres tipos: una
denominada de resistencia, varias de velocidad y una más de campeonato, entre quienes
ganaran las anteriores.
La primera prueba consistió en darle 10 vueltas a la Alameda, y participaron
cinco corredores, entre ellos G. Saucedo (¿Guillermo, Godofredo?), campeón de La
Laguna.
Los ciclistas salieron de la meta con intervalo de 15 segundos, y en la primera
vuelta el famoso campeón de La Laguna, se salió de la pista (¿qué significará esto, que
se cansó, se aburrió, o iba a una velocidad tal, que terminó despistándose? ¿Qué
significa?). Otro corredor, M. Obregón, sólo dio tres vueltas, en tanto que A. Dena (qué
manía de no consignar los nombres) se desmayó al final de la competencia, que fue
ganada por L. Medina, quien hizo el recorrido en 41 minutos 30 segundos.
Después vinieron las carreras de velocidad, en donde resultaron vencedores A.
González, L. Medina, A Chaires, P. Salas, F. Bonacillo, E. Obregón y una persona de
apellido impronunciable: Rfrorlicht (juro que así está escrito).
Este L. Medina era tan bueno, que no sólo ganó la carrera de resistencia y una de
velocidad, sino que además se adjudicó la de campeonato. Quizá por eso el periódico
consigna su nombre: Leopoldo Medina, quien pertenecía a los clubes Deportivo
Anáhuac, que jugaba béisbol, y Ciclista Azteca.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
13 de Agosto 2007
LOS GIGANTES DEL CAMINO
Carlos Reyes Sahagún
374
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
¡Cuánta fiesta hay en Aguascalientes en este agosto! Nomás fíjese: primero comenzó el
quincenario, que se prolongará hasta pasado mañana; después vinieron las elecciones,
gozosa comidilla para todos en estos días (bueno, no para todos; para los que perdieron
no) y, finalmente, el campeonato mundial juvenil de ciclismo, que culminó ayer.
Aunque pensándolo bien este último debieron realizarlo un poco más adelante,
digamos a fin de mes, cuando la ciudad esté totalmente libre de la contaminación visual
que significa la propaganda electoral (eso espero), y dar una mejor imagen.
En fin. A propósito de este evento deportivo, la semana pasada me referí a la
periódica realización de los critérium ciclistas, en los días de feria sanmarqueña. Otro
evento con motivo de la feria de San Marcos que común a fines de los años cuarenta y
principios de los cincuenta del siglo pasado, fue la carrera León Aguascalientes.
Más importantes que los anteriores fueron las llamadas vueltas de la juventud, en
las que seguramente se buscó contar con un evento nacional de las proporciones del
Giro de Italia, o el Tour de France.
En varias ocasiones Aguascalientes fui incluida en esta carrera. Los ciclistas
llegaban por José María Chávez o por Madero, que se cerraban al tráfico de
automotores. Luego, al día siguiente realizaban un critérium, o salían para cumplir con
la siguiente etapa de la competencia. Los ciclistas recibían el épico título de gigantes del
camino, y la gente salía a las calles para vitorearlos, o abarrotaba la zona de meta, que
llegó a estar frente a las oficinas de este diario, de El Sol del Centro, en la Plaza de
Armas e incluso en la Embotelladora Canada Dry, edificio que todavía existe, en la
esquina de Avenida Aguascalientes y José María Chávez, antes del puente del arroyo
del Cedazo.
Imagine la escena, en el contexto de un Aguascalientes más bien rutinario, sin
mayores entretenimientos que el cine, las vueltas a la plaza, el Parián y la estación del
ferrocarril, y si todavía de vez en cuando decimos (o pensamos) que aquí no pasa nada,
pues imagínese aquello.
La calle era un hervidero de personas, y los motociclistas de tránsito emprendían
veloces carreras a bordo de aquellas espléndidas motocicletas Harley Davidson, tan
grandes que tenían la palanca al piso y parabrisas. Tamarindos llamaban a los agentes
de tránsito, por sus uniformes del color de esa fruta.
375
De pronto, como un inesperado ventarrón, comenzaba el desfile de motocicletas,
patrullas con las sirenas abiertas, camionetas del Instituto Nacional de la Juventud
Mexicana, de los diversos equipos que participaban, y de marcas de bicicletas, y al final,
los gigantes del camino, enfundados en sus vistosos trajes, sudorosos ante el esfuerzo
realizado.
La primera de estas competencias se realizó en 1948, y se llamó Vuelta al centro
de la República. Luego, al establecerse el Instituto Mexicano de la Juventud, en el
sexenio del presidente Adolfo López Mateos, cambió su nombre por el de Vuelta de la
Juventud. Antes de estas la organización corrió a cargo del diario deportivo Esto, y la
cadena periodística García Valseca, propiedad del coronel José García Valseca, uno de
los hijos preferidos del régimen.
No tengo noticia de la primera edición de esta competencia. Esto me hace pensar
que posiblemente no se incluyó a Aguascalientes en el recorrido, cosa más que probable
debido al conflicto cívico que enfrentó el estado en 1948, el más intenso y trascendente
que ha vivido Aguascalientes. Seguramente quienes organizaron la carrera pensaron que
nuestra ciudad no ofrecía en ese momento las suficientes garantías para el éxito de la
carrera, y optaron por no incluirla en la ruta.
En cambio le ofrezco una remembranza sobre la edición correspondiente a 1949.
Ese año participaron 158 ciclistas de Costa Rica, Cuba, Francia, Guatemala y México
(dos aguascalentenses). La quinta etapa se corrió el tres de diciembre, entre León y
Aguascalientes. Los gigantes del camino salieron de aquella ciudad a las 10.53 a.m., y
llegaron aquí a las 14.30.
Para la recepción, quienes vivían en José María Chávez fueron invitados a
adornar las fachadas de sus casas, aunque la meta se instaló antes del puente del arroyo
del Cedazo. Por su parte la Cámara de Comercio invitó a sus agremiados a cerrar sus
negocios a las 13.30 hrs., para que tanto sus empleados como el público, pudieran asistir
al recibimiento (con la autorización para en la noche cerrar los comercios a las 20 hrs.).
La etapa fue ganada por el francés Leon Duau, que recorrió el trayecto en
3.33.27 hrs. Esto llenó de orgullo a la notable colonia francesa de Aguascalientes, quien
donó un rebozo mexicano al triunfador. La prenda fue entregada por uno de los
miembros prominentes de la colonia, el Sr. Emilio Berlie, quien estuvo acompañado de
su esposa, la Sra. María Luisa Belauzarán de Berlie.
A Duau le siguieron los también franceses Silvestre Zosi, Henry Sarrin y Blise
Quaglieri. Hasta esa etapa el suéter rosa (ahora es amarillo, ¿no?) de primer lugar, lo
376
llevaba el regio Juventino Zepeda El Borrao. El único aguascalentense que quedaba en
la competencia era Francisco Carreón.
Por cierto que el ciclista Jesús Cárdenas, que participaba con el equipo Jalisco, sufrió
una mortal caída en las inmediaciones de la meta. Fue llevado a Guadalajara, pero los
esfuerzos por salvarle la vida resultaron infructuosos, por lo que falleció al día
siguiente.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
20 de Agosto 2007
NO GANAMOS PERO ¡COMO NOS DIVERTIMOS!
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Para Armida, compañera de esta y otras carreras.
A mí el ciclismo es una de las 245,637 cosas que no me interesan, la verdad. Desde
luego esto no significa que me desagrade (de hecho me gusta), como ocurre con otras
cosas que no me interesan. Lo que sucede es que a la hora de mis prioridades, pues no le
alcanza a tocar nada. Pero señor, señora, señorita: tener en casa algo tan excepcional
como un campeonato mundial juvenil de este deporte, y no asistir es como…
Porque se trata de algo que nunca más verán mis ojos, o como escuché a un
joven decirle a la muchacha que lo acompañaba mientras esperábamos el inicio de la
última competencia: ¿cuándo has visto aquí a un ciclista hablando en ruso, o en francés?
No pues nunca, contestó ella, y mentalmente les di la razón, porque tampoco había
escuchado yo a un ciclista hablar en ruso, en francés, italiano, inglés, o castellano de
Colombia, Venezuela y Honduras… Hasta el domingo 12 de agosto, en que
precisamente para que al menos una vez mis ojos vieran una carrera de este certamen;
para que ni me dijeran ni me contaran, me apersoné en la prueba final. Y es que sería
bastante desagradable que un nieto (que todavía no tengo, y quien sabe si alcance a
conocer) al que le diera por las bicicletas se enterara que un día hubo en Aguascalientes
un campeonato mundial y que yo ni cuenta me di, y me lo echara en cara. Pero hoy ya
tengo algo que contarle, por fortuna; nada más falta que alguno de mis hijos llegue a la
edad y se decida.
La competencia a que me refiero fue la de gran fondo varonil, que se corrió la
tarde del domingo 12 sobre 120 kilómetros, y que fue ganada por el italiano Diego
Ulissi con una marca de 3.07.05. hrs. Le siguieron sus compatriotas Daniele Ratto y
Elia Favilli.
377
Lástima que se le haya hecho mala prensa al evento, debido a las avenidas y
calles que fueron cerradas para las competencias, ocasionando los consiguientes
embotellamientos.
Total que esto es como el cohetero, que con nadie queda bien: si hacen malo, y
si no hacen, pues también; faltaba más.
Me parece que tendríamos que ser un poco más abiertos en relación a
actividades como esta, que en verdad son excepcionales. O por lo menos deberíamos ser
más parejos porque, por ejemplo, con motivo del quincenario y la Romería, también
ocurren trastornos en el tránsito de vehículos, y ni quien diga algo. Nomás atrévase a
cuestionar el cierre de las avenidas López Mateos y Madero por motivo de la Romería y
verá como las buenas conciencias lo acusan, mínimo, de ser comunista.
Quizá debido a esto en el lugar a donde fui, acompañado por mi esposa y mi
hija, en la esquina de las avenidas Gómez Morín, Gabriela Mistral, Enrique Estrada y
Norberto Gómez, había poca gente. Digo poca gente en relación a otras aglomeraciones
que vemos de cuando en cuando en Aguascalientes; poca gente en comparación con el
campo, lugar y tabla disponible en ese lugar, aunque ciertamente el recorrido era muy
extenso, y seguramente muchas personas contemplaron la carrera en otros lugares.
Sin haberlo planeado, fuimos a dar a donde habían levantado una serie de
pequeñas tiendas en donde estaban miembros de los equipos participantes, entre ellos el
francés y el italiano (si en la geografía están juntos, ¿por qué no aquí?), listos para
abastecer con botellas de agua a los ciclistas. El cielo era surcado por nubes compactas,
gruesas. Así que el Sol iba y venía con toda impunidad, generando un intenso calor.
Los niños; los infaltables niños, se detienen ante italianos y franceses, y los
escuchan hablar con esas incomprensibles y melodiosas voces; los observan comer sus
tortas en esos bolillos largos, de jamón, mayonesa y lechuga, pero sin huevo hervido.
La competencia inicia a las 14 hrs. en la estación del Ferrocarril, según lo
anuncia un agente de tránsito desde una patrulla estacionada, no sin la recomendación
de no moverse de sus lugares, no cruzar la avenida, a fin de no ocasionar un accidente.
Unos 10 minutos después pasa, por primera vez, el pelotón, integrado por
camionetas, patrullas, automóviles con partes de bicicleta en el techo, y 63 ciclistas
provenientes de todo el mundo. Vienen de sur a norte por la Gómez Morín, y en
Gabriela Mistral dan vuelta a la derecha, rumbo a la Avenida Siglo XXI. El trance, la
visión de los gigantes del camino, dura no más de 10 segundos.
378
¿Y Luego?; ¿luego qué? Pues a esperar a que regresen por la misma avenida, y
en la bifurcación en que se origina la calle Norberto Gómez, tomar la Gómez Morín
hacia el norte para, 100 metros adelante, dar vuelta en u, pasar por las improvisadas
tiendas, dirigirse a la meta e iniciar nuevamente el recorrido, siete ocasiones más.
Entre tanto no falta que hacer, observar los trenes que pasan por ahí, mirar a los
jóvenes polizones que viajan en el techo de los carros, o al lado del lugar de enganche
de las góndolas, o poner una monedita en el riel, para que la locomotora la aplane.
Pasan despacio los convoyes, uno en cada sentido. Hacen sonar profusamente el
silbato, ante la inusitada cantidad de personas que por ahí andan. ¡Qué calor hace! Algo
que me extraña es la ausencia de los omnipresentes vendedores ambulantes de aguas
frescas, papitas, paletas, chicharrón en salsa roja. Ni donde comprar un raspado bañado
con jarabe de grosella, o un vaso de melón con harto chile y limón…
A un lado de la última carpa hay una tina en la que decenas de botellas de agua
flotan en un mar de hielo, pero ni se venden ni se regalan: son para los velocipedistas.
Es inútil echarle ojitos enamorados a las aguas, o a las muchachas que las custodian,
porque nomás no sueltan prenda.
Por cierto, las jóvenes traen impresa en la playera, a la altura de ya saben donde,
la marca del agua, así como los ciclistas franceses traen en la playera la palabra France
(y los italianos el vocablo Italia, dijo Perogrullo). Entonces, con los restos de inocencia
que me quedan, asumo que se trata de un país que no conozco; que no sé donde queda.
Me acerco y les pregunto: oigan, ¿dónde queda la república de Refrescante?
(estoy inventando la marca para no dar publicidad gratis). Las muchachas se pasman
cual computadora que se niega a cumplir con sus funciones: ni para atrás ni para
adelante. Ni sonríen ni preguntan, ni nada, salvo su mirada fija en mí.
Bueno, adiós, que ya vienen otra vez los gigantes del camino. Todos a sus
puestos. La gente se arremolina contra las vallas, ante la inminencia del arribo,
anunciado por el lejano ulular de una sirena.
Hay varios agentes de tránsito por ahí, y dos patrullas. Y sin embargo quienes
asistimos a la carrera no les damos trabajo; no nos atravesamos cuando no debemos, no
nos bajamos del camellón o de las banquetas al paso de los ciclistas. Incluso la
carcajada es general; festiva, cuando el agente que conduce la patrulla que encabeza el
pelotón dice: niños, cuiden a sus papás. Y otro incluso: por ahí no falta el que quiere
andar en bicicleta por la avenida que recién se ha graduado como pista de carreras.
Entonces uno de los organizadores lo detiene y le indica la banqueta. El tipo de marras
379
se resiste, por lo que se lleva el abucheo de la jornada (abucheo, gozosa rechifla y un
soez etc.), como si todo el mundo dijera: ¿cómo se atreve este a meter desorden cuando
estamos todos ordenados?
Esperamos ver al contingente hasta en tres ocasiones por vuelta, para luego
matar el tiempo platicando protegidos por la escuálida sombra de las palmeras,
acostados en el pasto, filoso ante la ausencia de lluvias, o viendo a los extranjeros, o al
tren. O como aquellos chiquillos, que han tomado por asalto un mezquite tan anémico
como ellos, e improvisado un columpio. Así que ahí está la rama, haciendo violentas
caravanas con el peso de estos pequeños. De veras se dobla, pero resiste; exactamente
como el país.
Oigan, muchachos, no la muelan. Miren que se va a romper y ya no nos va a dar
sombra, les dice mi mujer. La reconvención surte efecto y los niños quitan la soga de la
estrangulada rama.
Eh don, ¿de dónde es usté?, me pregunta uno de ellos, de no más de 10 años. El
cuestionamiento resulta pertinente, considerando que estamos entre gente de todo el
mundo; sumamente cosmopolitas. ¿Cómo que de dónde? Pues de aquí. El niño agrega:
es que tiene cara de gringo...
¡Vaya pues!, ahora resulta. Me pasó lo mismo que a Jetse Bol, el ciclista
neerlandés que encabeza un rato la competencia, que nada más porque su uniforme es
color naranja ya andan diciendo que es del Partido Convergencia. Pero bueno, mejor
cara de gringo que de mafioso, o de algo peor.
Ya entrados en confianza; grandes amigos de toda la vida, me pregunta: ¿y
dónde trabaja? En el periódico, le contesto por salir del paso; por no meterme en
honduras, en domingo y a esta hora. Total, mi trabajo me cuesta escribir estas líneas, y
además El Heraldo de Aguascalientes me reserva cada semana este rinconcito, así que
no hay falta.
La siguiente pregunta, llena de gracia, me hace sonreír: ¿usté los hace, o los
reparte? Pues ni una ni la otra, mi estimado. Yo… pero aquí vienen los ciclistas.
La primera vuelta deja a la multitud en un estado de estupor, provocado por la
visión de los corredores, tan pegados unos con otros, que resulta notable el que no haya
un accidente. Es una larga serpiente multicolor que va desplazándose por el pavimento a
gran velocidad, haciendo curvas para tomar la Gabriela Mistral, y que a su paso nos
obsequia con el airecito fresco que provoca su tránsito por el lugar.
380
El silencio es notable, aunque no hay tal, sino el suave ronroneo del mecanismo
de impulso de los biciclos. Pero esto sólo ocurre en la primera vuelta. En los giros
siguientes la actitud del respetable cambia: vienen los aplausos, las exclamaciones de
ánimo para los rezagados (¡Vamos, Ecuador, adelante!). Pero ante todo y sobre todo, el
grito unánime, entusiasta y profundo, de ¡México, México!
Poco a poco van definiéndose las posiciones, formándose dos grupos, uno de no
más de 10 o 15 velocipedistas, y el resto muy cerca, y más atrás; cientos de metros
atrás, unos cuantos, entre ellos dos mexicanos.
Es seguro que en la conciencia de la gente está la idea de que, para como van las
cosas, los mexicanos que van en el grupo principal no llegarán entre los primeros
lugares pero, ¿qué importa? El entusiasmo no decae, los gritos, las expresiones de
aliento, para los nuestros en primer lugar, pero igual para todos; para los que pasan
raudos, y también para quienes vienen al último, ya casi aventando el bofe, y que
terminan la carrera nomás por necedad; para que a ellos tampoco les cuenten.
La buena y la mala: la buena es que el mejor posicionado de los nuestros, el
mexiquense César Vaquera, llegó a la meta 56 segundos después del primer lugar (otros
ni siquiera terminaron). La mala es que ocupó el sitio 38 de la clasificación general; ni
para medalla de tepalcate.
Buena y mala, mala y buena, ¿qué más da? Como dijo el clásico: más se perdió en el
diluvio… Pero eso sí: la divertida que nos dimos ni quien nos la quite.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
27 de agosto 2007
LA FERIA DE LA UVA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hace un año por estas fechas, me referí a una revista que me regaló mi amigo Jorge
Campos Espino; una revista que apareció en agosto de 1959 con motivo de la Feria de
la Uva. Se trata de La revista abril en la feria de la uva, editada por Juan José Mora
Barba, referente a la festividad vitivinícola, que durante varias décadas se celebró en
esta época.
La publicación está profusamente ilustrada con fotografías que muestran a
personajes que casi no me dicen nada: Enrique Rangel Escalera, dirigente sindical de La
Consolidada, que en las elecciones de 1956 se creyó con derecho de sentarse en la silla
principal del Palacio de Gobierno, pero que no alcanzó la gracia del fiel de la balanza
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(¡ni siquiera una triste pero jugosa diputación!); Jorge García Rendón, que en esa época
fungía como agente de la Secretaría de Agricultura, es decir, delegado.
Otras personas, más conocidas, son don Nazario Ortiz Garza, importante
promotor de la vitivinicultura aguascalentense, quien aparece conversando con el Sr.
Emilio Berlié, vicecónsul de Francia en Aguascalientes, o el caricaturista Antonio Arias
Bernal.
La revista incluye también la noticia de la próxima inauguración, para el ciclo
escolar 1959-60, de la escuela Francisco de Rivero y Gutiérrez, glorioso colegio de
niñas en donde estuvo la famosa Escuela Anexa, de inolvidables recuerdos para
infinidad de educadoras, que hicieran en ella sus primeras prácticas, construida por los
gobiernos federal y estatal en partes iguales, y con la cooperación en el equipamiento,
de la iniciativa privada.
Quizá usted, como yo, pensó que se trataba de la escuela ubicada en la calle José
González Saracho, a menos que en esa época dicha escuela llegara hasta la calle Primo
Verdad, porque a continuación se afirma que la antigua fachada de la calle Primo
Verdad será respetada. Una fotografía muestra la portada del edificio, que corresponde
a la institución educativa ubicada en la parte posterior del templo de San José. Otras dos
ilustran la arquería de un gran patio en cuyo piso trabajan algunos albañiles. La escuela
estaba bajo la dirección del prof. Refugio Calzada.
El texto de referencia termina con un comentario muy de la época: el plantel
seguirá siendo, como la marca la tradición, una Escuela de Niñas, pero un plantel
moderno, con luz, ventilación y todas las comodidades que la era moderna y la higiene
exigen.
Otro artículo se refiere a la problemática con la nomenclatura; las confusiones
que existían para localizar un domicilio. Para resolver estos inconvenientes, la
presidencia municipal, encabezada por la Srita. María del Carmen Martín del Campo,
una de las primeras mexicanas que accedieron a este cargo de elección popular, estaba
trabajando en una reestructuración de la nomenclatura, adoptando una notación de 100
en 100 en cada cuadra.
Abril en la feria de la uva ofrece un comentario sobre la programación de la Feria de la
Uva de ese año de 1959, que nos da una idea de lo que era aquella fiesta. Se obsequiaba
uva en los orfanatorios de la ciudad, había una exposición de racimos de uva de diversas
especies y otra de carteles, fotografías y pinturas alusivas al bíblico fruto.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
3 de Septiembre 2007
LA CASA DE LA CULTURA
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Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En materia de infraestructura artística y promoción de las artes, en Aguascalientes hay
un antes y un después de la administración gubernamental del Prof. Enrique Olivares
Santana (diciembre de 1962 – noviembre de 1968).
Prueba de ello es que de esta época datan algunos de los eventos más
importantes y trascendentes del Programa Cultural de la Feria de San Marcos (el Ferial
de Aguascalientes, el Concurso Nacional para Estudiantes de Artes Plásticas, que
posteriormente se convirtió en Encuentro Nacional de Arte Joven, y la conversión de los
antiguos Juegos Florales en Premio de Poesía Aguascalientes) además de la Casa de la
Cultura, que en estos días llega a su 40 aniversario.
El maestro de San Luis de Letras encabezó la primera administración estable (y
hasta la fecha), luego de las turbulencias de los sexenios anteriores. Quizá esto le
permitió atender con mayor atención otro tipo de asuntos, como el fomento de las artes,
gracias a una conciencia más aguda de la rentabilidad política de esta dimensión.
Es cierto que antes de esta época hubo importantes esfuerzos de promoción y
difusión de las artes, como el Conservatorio de Música, Canto y Declamación Manuel
M. Ponce, cuyo inopinado cierre dio paso al Conservatorio Franz Liszt y a la Academia
de Bellas Artes, a fines de la década de los cuarenta del siglo anterior, que en el
siguiente decenio se transformó en Instituto Aguascalentense de Bellas Artes.
Por otra parte, tampoco hay que olvidar la construcción del Teatro Morelos, en
la década de los ochenta del siglo XIX, que desde luego estuvo animada por la voluntad
de progreso de las artes.
Al margen del Instituto Aguascalentense de Bellas Artes, el profesor Olivares
animó la creación del Patronato de la Cultura de Aguascalientes, un organismo ligado al
gobierno, pero integrado por personalidades del sector empresarial del estado.
Este Patronato de la Cultura se constituyó el 31 de marzo de 1963, apenas unos
meses después de que el profesor Olivares tomara posesión del Ejecutivo estatal, y
originalmente estuvo integrado por don Nazario Ortiz Garza, quien lo presidió, el
también industrial vitivinícola Filemón Alonso, el Cronista de la Ciudad, Prof.
Alejandro Topete del Valle, el impresor y ex director de la Biblioteca Enrique
Fernández Ledesma, Prof. Francisco Antúnez Madrigal, y el empresario Francisco
Aguirre.
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El Patronato de la Cultura se fijó varias metas, y entre ellas la principal, que fue
la de establecer una Casa de la Cultura (El Museo de la Insurgencia de Pabellón de
Hidalgo, Rincón de Romos, fue otro proyecto).
Como he señalado, en esta ámbito existe un antes y un después de la
administración del Prof. Olivares, y sin embargo, en honor a la verdad este proyecto fue
anterior a su sexenio.
Por ejemplo, El Heraldo de Aguascalientes publicó en su edición del 14 de abril
de 1962 una nota en la que señalaba que probablemente pronto, antes de que la
administración del Ing. Luis Ortega Douglas llegara a su fin, en noviembre de ese año,
se contaría con la Casa de la Cultura, que el Ejecutivo estatal había prometido “hacía
tiempo”.
El nuevo establecimiento tendría una biblioteca pública, que tendría “toda clase
de libros interesantes para el estudio y las consultas de carácter científico y cultural”.
Tendría, además, un museo para exhibir las obras de arte con que contaba
Aguascalientes, y los archivos Histórico del Estado, inexistente en ese entonces, y el
administrativo.
Ignoro por qué razones la administración del gobernador Ortega no materializó
esta idea, pero no es difícil hacerse una idea, considerando que estaba al final de una
gestión caracterizada por el escándalo casi permanente.
Y sin embargo, pese a que el Patronato de Cultura se constituyó en la aurora de
la administración del Prof. Olivares, no fue sino hasta septiembre de 1967 cuando la
Casa de la Cultura abrió sus puertas.
La efeméride constituye un buen pretexto para reflexionar sobre el papel social que ha
cumplido esta institución, convertida casi 20 años después en Instituto Cultural de
Aguascalientes, y que ha experimentado un muy importante crecimiento; su papel social
y las metas que ha alcanzado.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
10 de Septiembre 2007
¿Y DÓNDE ANDA EL CHICHARRONERO?
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Para Carlos Arturo, siempre.
¿Dónde anda el chicharronero?, se pregunta el hombre que está sentado a mi lado, en el
inicio de la temporada de baloncesto, la noche del pasado jueves, en la cancha
Hermanos Carreón.
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Mira a diestra y siniestra, buscando al vendedor de duros. Fija los ojos en los
vendedores, todos con bata blanca, que van y vienen inquietos, buscando clientes para
las cervezas, refrescos, frituras, dulces, cacahuates y cigarros, estos últimos pese a los
letreros de prohibido fumar, pintados en las paredes del edificio. Pero quien sabe donde
andará el chicharronero.
El lugar está abarrotado, con unas pocas vacantes aquí y allá, y en el ambiente la
música ensordecedora; anti música más bien. Producida por una máquina, es casi sólo
ritmo, con una muy pobre melodía, algo en verdad monótono. En el aire se respira el
aroma de las palomitas que se preparan en horno de microondas.
El ambiente es inmejorable. No es exactamente alegría… Más bien se trata de
ese nerviosismo sabroso que nos ofrece la expectativa de algo que nos interesa, una
euforia que estallará cualquier cantidad de veces, tantas como el equipo local enceste, y
más aún si las canastas son espectaculares, precedidas de movimientos caracterizados
por la velocidad y la precisión en los pases.
Comienza el ritual, con la presentación de las autoridades. Acto seguido un
hombre vestido únicamente con un pantalón rojo, holgado, viene a la duela, y asciende
por un par de telas colgadas del techo. Sube a unos cuatro o cinco metros de altura, y
hace diversos ejercicios, íntimamente emparentados con la gimnasia. Con mucho
ingenio y práctica, se entrelaza en las telas, para luego desenredarse y caer un poco, no
sin la sorpresa del respetable.
Termina su rutina, que alcanza el premio del aplauso unánime. Desde mi lugar
puedo ver el torso del hombre, su musculatura, que ya quisiera para un fin de semana;
cuando menos. El hombre a mi lado se pierde momentos del ritual, buscando en la
tribuna al vendedor de duros. Nada, ni sus chicharrones.
A continuación son presentados los miembros del equipo visitante: los Angeles
de Puebla (verdaderamente se quebraron la cabeza buscándoles el nombre), que son
sistemáticamente abucheados. No sabemos quienes son, si son buenos o malos (es su
primera temporada en el circuito), pero igual hay que abuchearlos, simplemente porque
son los contrarios a los nuestros.
Al terminar las luces del estadio son apagadas, y de los cuatro extremos parten
ríos de fuegos artificiales hacia el tablero que cuelga en el centro de la cancha. El olor
de palomitas es sustituido por el de la pólvora quemada.
Después viene la presentación de los locales, en primer término la mascota, una
pantera que luce el uniforme de las ídem. El disfraz está tan bien hecho (particularmente
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la cabeza, los pómulos del animal, los ojos, el hocico; todo muy bien logrado), que al
rato, cuando comience el juego y la panterita se dé un respiro en sus arengas al
respetable, un par de niños, vestidos con el antiguo uniforme de Panteras, andarán tras
de él, para tocarle la cola, a ver si es de a de veras.
La presentación del equipo se acompaña con un breve chorro de luz pirotécnica
y con las imágenes que proyectan cuatro grandes pantallas colocadas en la cancha, en
las que aparecen el entrenador dando instrucciones a los jugadores, o peleándose con los
árbitros, y luego los jugadores, corriendo y botando el balón y/o encestando. El
uniforme de las Panteras es camiseta amarilla y pantalón negro; Panteras del PRD, dice
algún mal pensado.
¡Ya apareció el chicharronero! Pero anda lejos, en la tribuna de enfrente. Cosa
de tener paciencia y hacer changuitos para que no se le acaben. ¡Quien sabe cuantos
vendedores de cerveza, de refrescos, de frituras, y sólo uno de chicharrones! ¿A quién
se le ocurre semejante despropósito?
Ya que todo el mundo está en la cancha, viene la despedida de César Fierros,
que militó en Panteras los últimos cuatro años, incluida la temporada del campeonato,
en 2003, y que ahora se retira.
Su ingreso en la duela es acompañada por la canción de Alberto Cortez Cuando
un amigo se va, una canción desgarradora. Fierros viste traje oscuro y da la vuelta a la
cancha, saludando al respetable y recibiendo el aplauso de todos. Terminado el
recorrido los directivos van al centro de la cancha, debajo del tablero, en donde cuelga
un vinil que tiene impresa la camiseta No. 11, que portó el jugador y que, en homenaje a
Fierros, ahora será retirada del equipo.
Pero ya es mucho tiempo el que la gente ha esperado el partido. Así que a la voz
de Cortez se unen silbidos. ¡Hombre, no la chiflen, que es cantada! ¿No ven que aquí el
jovenazo se está retirando? Pues no. Los chiflidos continúan, discretos, minoritarios,
pero notables. Así es la raza; no le importa nada salvo su interés. No importa que
Fierros esté emocionado hasta las lágrimas. Por fortuna los silbidos son contrarrestados
con el aplauso de la mayoría.
Los organizadores, concientes de esta inquietud de parte del respetable, aceleran
la ceremonia. Unas palabras de gratitud para Fierros, el despliegue de la camiseta, los
aplausos y el saque inicial, a cargo del Lic. Alfredo Morales Shaadi, Director del
Instituto del Deporte
386
A otra cosa; al juego, y a los chicharrones, que ya está llegando el vendedor, con
su letrero en la bata en la que informa: Duros Margaro, ¿o era Margarito, o don
Margaro? Algo así, pero no estoy seguro, porque ahora me concentro en el juego, que
comienzan perdiendo los locales. Otra vez me distraigo cuando sacan desmayada a una
porrista con uniforme de una cerveza. Mejor quedarme con mi sinuosa musculatura que
terminar desmayado por mantener la figura; mejor.
¡Bueno, qué tanto brete con los mentados chicharrones! ¿Qué tienen de
extraordinarios? Los duros nada, contesta mi interlocutor, son iguales en todas partes.
Pero la salsa, mi estimado, ¡la salsa…!
Pues a ver qué tal está la mentada salsa; y a ver, también, si no pesco una
tifoidea. ¿Charola o bolsita? De una vez charola, total. El chicharronero me entrega una
charolita de unicel rebosante de duros bañados en una salsa roja, con dos mitades de
limón.
Conforme transcurre el tiempo las Panteras van imponiéndose a los Angeles. El
partido va creciendo en emoción, las jugadas son cada vez más espectaculares, las
combinaciones, las carreras, la precisión, que en conjunto fructifican en canastas de dos
puntos; de tres y, sobre todo, en una estética que emociona.
Algunos y algunas se ponen de pie y aplauden a rabiar, gritan. Se emocionan
como si obtuvieran algún beneficio personal en cada anotación. Como si cada punto
obtenido por las Panteras significara un porcentaje de aumento salarial para todos; o un
asesinado menos en las calles; algo que mejorara la vida de todos nosotros. O como si la
quinteta estuviera jugando la final y ganándola.
Bueno, cada quien con sus emociones; que cada quien se desahogue como quiera
y procese su dosis de circo. Por mi parte me concentro en la salsa de los chicharrones, y
mientras exprimo las mitades de limón me acuerdo de aquella expresión que escucho de
vez en cuando, dicha para descalificar a algún político. Dicen que ejerce una política
chicharronera, cualquier cosa que eso signifique.
Finalmente las Panteras ganan 93 a 68, un marcador excesivamente abultado, la
forma en que los Angeles pagan el noviciado.
En cuanto a la salsa… Desde luego está hecha a base de agua, jitomate y alguna clase de
chile rojo. Pero tiene algo más… ¿Orégano, cebolla? Alguna especia que hace la
diferencia, y sí, el sabor es de antología, como para declararla patrimonio de la
humanidad.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
17 de Septiembre 2007
LA REINA DE COSIO
387
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Decir que en estos días México está de fiesta es un lugar común. Por todas partes se
encienden las luces en verde, blanco y rojo, y los vítores a los héroes que nos dieron
patria resuenan en el aire, impregnado con el olor a pólvora de los castillos, cuyos
brazos de carrizo se estremecen con las explosiones que engendran efímeras luces y
efigies.
Pero hay lugares en los que las fiestas patrias dan lugar a pequeñas ferias, que
ofrecen un buen pretexto para dejar la rutina debidamente encerrada en casa; al menos
por unos días, y salirse a la calle a participar en el relajo.
Este es el caso de Cosío, el más norteño de los municipios de Aguascalientes, en
donde el jueves 13 de septiembre de 2007 se eligió a la reina de esta celebración.
Según el programa a desarrollarse en la plaza de la cabecera municipal, el acto
comenzará a las 20 hrs., pero en ese momento únicamente están ahí los organizadores,
encabezados por Jorge Campos Espino, ultimando los preparativos para el ceremonial.
Como suele ocurrir con mucha frecuencia, y sabiamente señala Perogrullo, en los
pueblos las cosas comienzan a la hora que comienzan. La noche es suave, estrellada,
con Júpiter desplazándose en la constelación de Escorpión, su luz rivalizando con la de
Antares, la estrella principal de este conglomerado estelar.
La gente anda por ahí, alrededor de los volantines, en las bancas del jardín y en
el templo de San José, en donde se realiza una ceremonia. Al terminar ésta los feligreses
se unirán a la celebración, en tanto el párroco ocupará un lugar en la mesa de honor, al
lado de la reina saliente, el presidente municipal, su esposa y otros miembros del
Cabildo y de la administración municipal.
Las aspirantes a reina son nueve, y provienen de todo el municipio: de Santa
María de la Paz, Adames, Zacatequillas, Soledad de Arriba, Refugio de la Providencia,
El Salero, Refugio de Agua Zarca, La Punta y la cabecera municipal; tan amplia es la
geografía cosillense.
El certamen inicia y las muchachas desfilan desde el edificio de la presidencia
municipal (decir palacio sería un exceso) hasta el lado contrario de la explanada, en
donde se encuentra el escenario. En su aparición inicial todas lucen un vestido verde o
beige, y al llegar al escenario se presentan.
El ceremonial para elegir a la nueva soberana consta de tres partes: la
presentación, el desarrollo de un tema específico, vestidas con un traje regional, y la
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respuesta a una pregunta, esta vez luciendo un traje de noche. Mientras van y vienen
entre el edificio municipal y la explanada, son acompañadas con la música de Ketzal, o
con piezas debidamente escogidas para este trance rosa.
En su intervención, las muchachas van refiriéndose a la historia de sus
comunidades, de los ejidos de la región, de la infraestructura hidráulica, las escuelas y
hasta los comercios que existen en sus pueblos, con menciones de los personajes
prominentes del rancho, en especial de quienes llevaron a cabo la lucha por la tierra.
Aparece en los discursos, que adquieren el tono de quien ofrece una lección escolar, la
dependencia que Cosío mantiene con Luis Moya Zacatecas, Rincón de Romos, y desde
luego, Aguascalientes.
De esta forma me entero que Santa María de la Paz fue fundada en 1939, con el
nombre de El Turicate, en tierras pertenecientes a Rafael Arellano Valle, un personaje
por demás conocido en estas tierras, que no era de Cosío, pero tal vez bien pudiera
decirse que Cosío era de él.
Además de la aspiración de convertirse en reinas, algo más tienen en común
estas jóvenes: su perfil eminentemente urbano, distante de aquel otro, rural, que nos
imaginamos en la ciudad para las comunidades del estado. Así lo indican su porte, sus
aspiraciones, sus ocupaciones, sus estudios, más bien enfocados a incorporarse a la
industria, el comercio o los servicios, pero no a las agropecuarias. Y sin embargo qué
difícil hacerse de un espacio en un lugar como este, en donde la gente sale huyendo de
la pobreza y la falta de oportunidades
Mientras el jurado delibera la Compañía Estatal de Danza hace más llevadera la
espera, con la interpretación de coreografías que son joyas en estos jóvenes bailarines:
las brujas veracruzanas, las bordadoras aguascalentenses, las vaquerías yucatecas, la
danza del venado, y en el cierre la obligada Pelea de gallos.
Antes de dar a conocer el nombre de la nueva reina de Cosío, la soberana cuyo
reinado fenece esta noche realiza su última pasarela, acompañada con música como para
elevarla hasta las estrellas, una versión pianística de El día que me quieras. Por un
momento deja de escucharse el ruido de las conversaciones, y todo son ojos sobre esta
joven. A mi lado una viejita que es todo arrugas, me cuestiona: oiga, ¿esa es la nueva
reina?
Me encanta la pregunta, esa distracción extrema, emparentada con la inocencia,
como para navegar en un mar perdido y creer que efectivamente la luna está hecha de
queso.
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No, la nueva reina es la señorita Brenda Berenice Rodríguez Acosta, de La
Punta, una muchacha alta, esbelta, de boca grande y sonrisa fácil. La gente aplaude y
grita, y salvo alguna inconformidad mejor, todo el mundo está contento.
Volteo a ver el edificio municipal, profusamente adornado con esa escarcha que
utilizamos en navidad, pero en colores verde, blanco y rojo, y en el centro, las palabras
Viva México, iluminadas con focos tricolores. Observo a esta pequeña multitud, ¡todo
el mundo en Cosío está aquí!, y recuerdo aquella frase de uno de los oráculos nacionales
de la antropología, Guillermo Bonfil Batalla; una frase que dio origen a un libro
importante de esta disciplina: México profundo.
Lo recuerdo porque en este momento en que contemplo a la gente y su reina, al
presidente municipal y al párroco, la plaza iluminada, me siento inmerso en este México
profundo, con sus gracias y desgracias; el que no sale en la tele, y que sobrevive a duras
penas, pero que al mismo tiempo conserva más de alguna cosa que en la ciudad
añoramos y/o damos por perdida, la tranquilidad, por ejemplo, o la sencillez de una vida
sin prisas.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
24 de Septiembre 2007
CULTURA MATA TODO LO DEMAS…
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Adivinanza: ¿cuál es la diferencia, en más de algún caso, entre un rico y un pobre?
Desde luego el dinero… pero no mucho más. Es decir, que en más de algún caso
(conste), un rico no es otra cosa que un pobre con dinero.
Lo anterior se me ocurrió el otro día que fui misa al templo de Nuestra Señora de
la Soledad, en el Club Campestre. Las calles aledañas estaban abarrotadas de vehículos
de dos características: nuevos y caros, y en más de algún caso, se encontraban
estacionados en lugar prohibido, en plena esquina, obstruyendo las rayas destinadas al
paso de peatones o en zonas marcadas con color amarillo, aun cuando en la calle
Frontera, hacia el sur, había campo lugar y tabla para todo el mundo, aunque con la
consiguiente desgracia de tener que caminar unos cuantos metros.
Preguntas: ¿estas personas, que tienen dinero para comprar esos vehículos, que
seguramente han viajado y visto como se cuecen estas habas en otros países, no se dan
cuenta de semejante arbitrariedad? ¿Se atreverían a hacer semejante cosa en… Digamos
San Antonio, o Laredo, o McAllen, Texas, cuando van de shopping? Lo dudo. Pero aquí
sí. Total, ¿qué tanto es tantito?
Que lo haga el de la carcacha; el del vehículo chocolate o recién legalizado, lo
puedo entender (no justificar), por falta de visión y/o educación, pero en estos casos
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definitivamente me faltan luces para comprender tan pasmosa actitud. Supongo que ni
siquiera les importa el riesgo de que les den un golpe (a sus vehículos), dado que tienen
billetes suficientes y necesarios como para comprarse otro nuevecito.
Cultura mata todo lo demás… O dicho de otra manera: aunque se vista de seda,
mona se queda, es decir: dinero y educación no forzosamente van juntos, por desgracia.
Y digo por desgracia porque luego son ellos nuestros capitanes de empresas, nuestros
flamantes profesionistas; aquellos que con mano firme conducen a la sociedad por la
senda del progreso…
Por situaciones como esta me causan mucha gracia las reiteradas declaraciones
de los auto proclamados líderes de opinión, de que somos muy modernos, de que
estamos a la vanguardia en muchas cosas. ¿Qué modernidad puede haber en la falta de
civilidad? Atraso es lo que indican estos hechos.
Pero ¿de qué cultura hablo? No del cultivo de las artes; no del disfrute de un
buen libro o de la asistencia a un concierto. Hablo de aquella otra, más profunda y
enraizada en nuestro ser hasta la inconciencia, que determina nuestras actitudes y visión,
frente a la vida y la comunidad; frente a nosotros mismos y los demás.
Me refiero a esa perniciosa cultura de buscar y, peor aún, encontrar formas de
evadir el cumplimiento de nuestras responsabilidades, de la Ley de Dios a la ley de
tránsito, pasando por un sinfín de disposiciones pensadas para facilitarnos la
convivencia (aunque luego hay excepciones que, bueno).
Hablo de la cultura de la impunidad. Hoy en día la situación a que hago
referencia es moneda corriente entre nosotros, y ni como ayudarnos.
Estoy convencido de que una de las razones por las que se inventó el gobierno,
el que quiera; el que sea, es para tener a quien echarle la culpa de todo lo malo que nos
ocurre, sin caer en la cuenta de que el gobierno es un resultado cultural nuestro; somos
nosotros mismos elevados al nivel de autoridades.
Y luego somos contradictorios, porque si la Dirección de Tránsito se lanza a
multar a todo el mundo que violenta los ordenamientos de tráfico, entonces se dice que
existe una actitud recaudatoria, que los comandantes exigen a los agentes una cuota
diaria, etc. Y si no se hace nada, se denuncia la anarquía y la impunidad con la que
actúan muchos conductores. Si se pide mano dura, no tardan las acusaciones de
autoritarismo, y en un descuido hasta de fascismo.
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¿Quién entiende? Yo no, pero me queda muy claro que en este y otros asuntos
pareciera que asumimos que ser libres es ser desordenados; que vivir en democracia es
privilegiar el caos. ¿Será?
Pero además, si esto hace la gente supuestamente educada; la gente que paga escuelas
caras para sus hijos y que ha visto un poco el mundo, ¿qué podemos esperar de los
demás?
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
1 de octubre 2007
DON NAZARIO ORTIZ GARZA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hace unas mañanas tuve el privilegio de desayunar con el Sr. Mario Ortiz Rodríguez, y
su hijo, del mismo nombre y apellidos, hijo y nieto respectivamente de don Nazario
Silvestre Ortiz Garza.
El almuerzo tuvo lugar en la legendaria Casa de la Amistad, corazón de lo que
fueron los Viñedos Ribier, y asistí no por méritos propios, sino convidado por la
generosidad de Esther González, productora del programa televisivo Destino
Aguascalientes, que transmitió el canal estatal Aguascalientes TV, y en el cual tuve el
honor de participar.
También estuvieron presentes en la reunión, entre otras personas, el conductor
del programa, Leo Navarro, el abogado Rodolfo López Calderón y el prof. Mauro Tovar
Monsiváis.
El encuentro fue organizado para hacerle una entrevista de televisión a don
Mario, y hasta desayunados salimos.
En el transcurso del convivio don Mario, anciano de majestuoso porte y
extraordinaria lucidez, estuvo platicando sabrosas anécdotas en las que fue protagonista
su padre, personaje de otra época, importante para el país; importantísimo para
Aguascalientes.
No conocí a don Nazario (don Necesario, llegaron a decirle), pero me parece que
la grata hospitalidad de que fui objeto es un fiel reflejo del carácter de este hombre, que
desde fines de los años cuarenta, y durante varias décadas, impulsó el cultivo y
transformación de la uva en Aguascalientes, y que se relacionó íntimamente con el
estado, no sólo por la formación de los Viñedos Ribier y la Compañía Vinícola de
Aguascalientes, sino también a través de la colaboración en diversas obras de beneficio
social.
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Por si esta hospitalidad no fuera suficiente, también fui obsequiado por el prof.
Mauro Tovar Monsiváis con un ejemplar de su libro El Sembrador, que reúne diversos
testimonios relacionados con la vida y obra de don Nazario.
Terminado el desayuno, y mientras se realizaba la entrevista a don Mario,
Rodolfo López Calderón y yo curioseamos las paredes de la Casa de la Amistad,
abarrotadas de fotografías de otra época, de convivios en ese lugar, de reinas de la Feria
de la Uva; fotografías en las que personajes hoy desaparecidos, gobernadores y
presidentes municipales de Aguascalientes, etc., nos sonreían o nos miraban con toda
seriedad.
Mientras recorríamos los pasillos de este famoso espacio de dos patios,
enmarcado en una parte por la mayor buganvilla que haya visto, Rodolfo me platicó la
forma en que don Nazario ayudó a la secundaria en la que estudió y cuya sociedad de
alumnos encabezó (se me va el nombre que tenía la escuela en aquella época, pero hoy
se llama Nazario Ortiz Garza, y está cerca del CRIT), primero con equipos deportivos, y
luego con la construcción de un salón de actos; ayuda que fue mucho más allá de la que
estos adolescentes pretendieron al acercarse al coahuilense.
No conocí a don Nazario, pero a partir de la lectura de periódicos antiguos me
queda la idea de que se trató de un personaje dotado con un optimismo que perseveró
incluso cuando resultaba evidente la quiebra de los viñedos en Aguascalientes y la
industrialización de la uva.
Pero más allá de estos logros; de los trabajos que llenaron de parras los campos
de Aguascalientes y de pequeñas y grandes vinícolas, me parece que este es el mayor
legado de don Nazario: el optimismo, la certeza de que el trabajo y la creatividad son
imprescindibles para el desarrollo de una sociedad.
Su acción se inició en un mal momento para el estado, luego de la turbulenta
administración del Ing. Jesús María Rodríguez Flores, el cierre de Productos de Maíz La
Perla y la Jabonera del Centro, la fallida administración del Prof. Games y la idea, muy
difundida en aquella época, de que Aguascalientes no podía progresar…
Y sin embargo, aun cuando estas metas resultan dignas de alcanzarse, hay otra
cosa tan importante como el desarrollo del trabajo y la creatividad, e incluso más: que la
prosperidad se asuma como un bien social, creada por la sociedad, y que a ella regrese
de diversas maneras.
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Pareciera una perogrullada decirlo, y sin embargo por desgracia no es así,
particularmente en estos tiempos de egoísmo compulsivo y escandalosa concentración
de la riqueza (pecaminosa, me atrevo a decir).
Don Nazario, hombre de la revolución, se formó al calor del movimiento
armado de 1910, y luego, una vez pacificado el país, desarrolló una importante carrera
política que lo llevó a la gubernatura de Coahuila y a la Secretaría de Agricultura y
Ganadería en el sexenio de Miguel Alemán (1946-52). Durante décadas alternó
estancias en Saltillo, Aguascalientes y México, en donde murió en octubre de 1991.
Estudiar su trayectoria resulta por demás interesante, porque nos ofrece un ejemplo
inmejorable de la clase política y empresarial surgida de la revolución de 1910 y de
cómo, con todos sus defectos y faltantes, permeó hacia la sociedad en una forma que
hoy se extraña.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
8 de Octubre 2007
LA MUSICA SACRA
Carlos Reyes Sahagún
CONSEJO DE LA CRONICA DE AGUASCALIENTES
Miguel Bernal Jiménez, uno de los compositores mexicanos mayores, consideraba que
la música sacra debía ser la mejor de todas, puesto que está dirigida a Dios. Escribió
Bernal: Los hombres amamos la música. Dios también, puesto que ha querido que su
culto vaya acompañado de cánticos. No le hagamos la ofensa de creerlo menos
exigente que un público de concierto, y ofrezcámosle cosas de suyo buenas y, a ser
posible excelentes.
¡Mmm…! diría el otro, porque por desgracia resulta evidente que esto último se
está olvidando poco a poco, muy probablemente no por falta de voluntad y fervor, sino
de visión, educación y, sobre todo, de recursos económicos: hoy en día cuesta un dineral
sostener un buen ensamble musical abocado a la interpretación de música sacra.
En el pasado los potentados de la tierra financiaron a estos grupos y/o pagaron a
compositores para que escribieran este tipo de música, o impulsaron la construcción de
órganos monumentales.
En este sentido, por ejemplo, es famosa la historia de la composición de la obra
póstuma de Mozart, precisamente una misa de Réquiem, encargada al Angel de
Salzburgo por un personaje anónimo, que resultó ser un tal conde Franz von Walsegg.
La partitura, ahora lo sabemos, fue solicitada para conmemorar la muerte de la esposa
del noble.
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Antes la música sacra era… música sacra; ahora es cualquier cosa, música de
cine, rock, música sinfónica, de rondalla, etc., y por desgracia hoy en día para escuchar
buena música sacra (porque la hay mala), casi casi hay que esperar a que se muera el
papa y elijan al siguiente, y pues no es justo, sobre todo con la longevidad que
generalmente caracteriza a este personaje.
Recuerdo haber asistido a ceremonias en catedral en que verdaderamente
retemblaba en su centro la tierra con el sonido del antiguo órgano Walcker, acompañado
por el coro de la Schola Cantorum del seminario; en navidad o Corpus, ceremonias así,
y casi en cualquier parroquia era posible escuchar la hermosa pieza Tantum ergo de
Josquin Desprès, a la hora de la bendición con el Santísimo.
El órgano Walcker de catedral fue sustituido en 2005 por otro, de manufactura
italiana, fabricado por la empresa Hermanos Ruffatti, de Padua, en el norte de Italia
(Pádova, decía mi amigo Francesco Ruffatti). En más de una ocasión me acerqué a las
ceremonias litúrgicas del pasado quincenario, tan solo para escuchar este magnífico
aparato pero, con todo respeto, fue como encontrarse atrapado en un embotellamiento, a
bordo de un automóvil fórmula uno… Digamos que el instrumento es demasiado mucha
pieza para obras como el ¿quién es esa bellísima niña, más hermosa mil veces que el
Sol?
En cierta medida el Concilio Vaticano II vino a dar al traste con esta artística
práctica. Con esto de traducir a las lenguas vernáculas la liturgia y condescender con la
feligresía, se cambiaron los órganos por las guitarras; las obras monumentales en latín
por las canciones pequeñas en castellano.
A lo mejor con esta decisión se ha ganado mucho en fervor; en comprensión del
ritual por parte de la feligresía, pero me parece que se ha perdido mucho en calidad,
porque la distancia que hay entre lo que es escuchaba en el pasado a lo que se interpreta
hoy en día, es total.
Pero además de las piezas facilonas, con mucha frecuencia encontramos grupos
armados de la mejor de las intenciones, pero tremendamente desentonados, con un
resultado lastimoso, o sea que el que quiera entrarle así nomás, bienvenido, y pues
tampoco. Aunque ciertamente son ideales para los oficios de semana santa. Digo, por el
sacrificio que implica escucharlos…
Desde luego hay música agradable. A mí me gusta, por ejemplo, aquella de
Venimos hoy a tu altar, a cantarte Señor… o aquella otra de Desde lo hondo a ti grito
Señor, Señor escucha mi voz, o, Esto que te doy, es vino y pan, Señor, etc. Tampoco
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olvido obras interesantes, como la misa del marista mexicano Alejandro Mejía, y otra
compuesta por un jesuita, también mexicano, de nombre Misa de los Jóvenes, o Misa de
la Juventud, no recuerdo exactamente, ambas compuestas entre fines de los años sesenta
y principios de los setenta del siglo pasado. Recuerdo también con mucho afecto un
tema interpretado en la película Godspell, que vi en el Cine Encanto, de los años
setenta, Day by day: 0h dear Lord, three things a pray…
Y sin embargo, de esto a cualquiera de las obras sacras de Bach o Mozart;
Palestrina, o Haendel, pues… Además, y esto es una verdadera desgracia, porque
ejemplifica la degradación intelectual de este tiempo, ya no tenemos el entrenamiento;
la paciencia y educación suficientes para escuchar con atención y asimilar la
extraordinaria belleza; la genialidad de las grandes obras maestras, todas ellas auténticos
monumentos dedicados al intelecto (permítame, ilustrado lector, aventurar un
argumento falaz: si toda celebración litúrgica está encaminada a adentrarnos en el
misterio insondable de Dios, ¿cómo pretender alcanzar este objetivo si ni siquiera
tenemos la disposición intelectual y/o de ánimo para escuchar una obra de estas?).
Vale la pena detenerse en este momento, y hacer una distinción entre música
religiosa, sacra, o de concierto y música propiamente litúrgica. Entre otras diferencias
me interesa destacar dos: su calidad y su duración. La primera se encuentra entre lo más
sofisticado y en lo último que pensó el compositor es en el tiempo que se requiere para
su ejecución. En cambio la música litúrgica, que puede tener una belleza equiparable a
la de aquella, es más sencilla, y su duración es corta, digamos no más de cinco minutos,
y consiste en un estribillo y varias estrofas.
Aquí habría que recordar otro factor que corre contra el primer tipo de música: el
tiempo. No es que no lo haya, más bien ocurre que no nos lo damos. Andamos siempre
de prisa, y todo queremos agotarlo en un santiamén, incluyendo la misa. Como digo, no
tenemos la paciencia y entrenamiento para una obra de largo aliento.
En este sentido, no me imagino, por ejemplo, asistir a una misa en la que se interprete la
Misa Solemnis de Ludwig Van Beethoven, cuyo Gloria dura 18.32 minutos, y el santo
otro tanto, mientras que el Credo alcanza el lapso de los ¡21.40 minutos! A eso sume,
desde luego, las partes rezadas de la misa, y verá como la casi hora de la celebración
dominical se le convierte en más de dos horas; ni quien las aguante, pero entonces se
consigue exactamente lo opuesto de que se pretendía originalmente, con los feligreses
tan distraídos como desesperados, preguntándose a qué horas termina aquello.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
15 de octubre 2007
LA MUSICA SACRA
Carlos Reyes Sahagún
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Consejo de la Crónica de Aguascalientes
A propósito del artículo publicado la semana pasada, referente a la música sacra,
mencioné que me gustaba una partitura, escrita por un jesuita mexicano a fines de los
años sesenta o principios de los setenta, y cuyo nombre no recordaba.
Me escribió el maestro Jesús Consuelo, informándome que esta obra se llama
Misa Hossanna (y no de los jóvenes, o de juventud, como señalé). El letrista fue el
jesuita Miguel Aguayo, poeta y artista plástico, mientras que la música fue compuesta
por Carlos Camacho, que participó en Los Pianos barrocos, aquella dupla de fines de
los sesenta.
Concuerdo con él cuando me comenta que esta misa, no obstante usar ritmos
"nuevos" para la época, tiene esa riqueza espiritual que la hace perfecta para el culto
religioso. Además me informa que fue la favorita del padre Guadalupe Díaz Morones,
en el Colegio Portugal, en las misas de viernes primero en San Marcos, que más de
alguno aprovechaba para irse de pinta.
Con toda seguridad esta fue una de las mejores obras musicales compuestas a
partir de las reformas litúrgicas del concilio, y que por cierto ya no se escucha.
Consuelo se refiere también a la situación que priva en el ambiente de la música
sacra de Aguascalientes, en el que este género musical es cada vez menos sacro y menos
musical, esto debido a que la falta de preparación de los entusiastas ejecutantes de
guitarras y panderos es suplida con la simple voluntad de participar en un grupo
musical, en ocasiones a costa de quienes han dedicado tiempo y esfuerzo al estudio de la
música.
Estos comentarios me recuerdan algo que me ocurrió hace años. Como muchas
personas, asistí a la consagración episcopal del obispo Ramón Godínez Flores, en junio
de 1998, en catedral. Incluso no recuerdo por qué artes, pero tuve la muy grata
experiencia de subir al coro, que estaba abarrotado de personas. Para tan solemne
celebración se había formado un ensamble de unos 15 músicos, que estaban colocados
frente al órgano Walcker. A los lados del órgano se habían instalado tribunas en donde
estaban miembros del coro de los carmelitas, hombres y mujeres, todos vestidos con su
hábito talar café. Todos eran dirigidos por el maestro Isaac González.
Todo muy bien, el sonido de los instrumentos musicales y las voces magnífico;
una delicia escuchar música en vivo pero, ¿qué tocaban? No supe; no reconocí las obras,
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y el hacinamiento ahí era tal, que resultaba imposible acercarse a los músicos para ver
los encabezados de las partituras.
No mucho tiempo después me encontré a una de las violinistas que habían
formado parte del conjunto, que por cierto es primer violín en la Orquesta Sinfónica de
Aguascalientes. Aprovechando el viaje le pregunté qué habían tocado en esa ocasión.
Me contestó que no sabía, que les daban las partituras, las tocaban y a otra cosa (o esa es
la idea)
Este hecho sorprendente me dio la idea de que una cosa es tocar un instrumento
musical, tener buena técnica, etc., y otra muy distinta conocer la historia de la música,
los compositores y sus obras, y que ambas cosas no forzosamente van juntas.
De aquí me permito aventurar una conclusión: es preciso distinguir entre los
trabajadores de la música y los artistas.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
22 de Octubre
EL CUMPLEAÑOS DE LA CIUDAD
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Las fiestas con motivo del aniversario de la firma del documento que da existencia legal
a Aguascalientes (que no de su fundación) son relativamente recientes. Tal vez el que
últimamente se hayan convertido en un festival de grandes proporciones, obedezca al
hecho de que la ciudad va tomando conciencia de su joven longevidad, esto último
porque, ¿qué son 431 años comparados con los más de mil o 2,000 años de historia que
cargan sobre sus espaldas ciudades como Roma, Jerusalén, Bagdad o París?
Desde esta perspectiva Aguascalientes es una ciudad que apenas acaba de
alcanzar la madurez propia de la edad adulta, pero aun esta afirmación es evidentemente
discutible, porque en última instancia tendríamos que hacer algo imposible: ver hacia el
futuro, y contemplar en toda su extensión la historia de la ciudad. Quien sabe y a lo
mejor Aguascalientes vive apenas su niñez, ¿cómo saberlo?
Pero esto, como diría Porfirio Díaz, es sólo profundismo; especulaciones sin
fundamento real.
Muy probablemente el hecho que impulsó sensiblemente este fervor matrio haya
sido la celebración, en 1975, del cuarto centenario, porque hasta donde la memoria me
alcanza, antes este festejo no alcanzaba mayores proporciones que las de un sencillo
acto cívico, cobijado por los brazos de la exedra de la plaza, o una velada literario
musical, y a veces ni eso.
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Pero nos equivocamos con la forma de nombrar esta festividad, porque del acto
fundacional de esta noble villa; de lo que decimos conmemorar, no existe ninguna
noticia. Hasta donde sé no hay documento alguno que ofrezca el testimonio de la
llegada de los primeros españoles a estas tierras y de su decisión de establecerse
justamente aquí, ni de la fecha en que este acontecimiento ocurrió.
Lo que celebramos el 22 de octubre es la elevación a hecho jurídico de un hecho
consumado, porque ya en este documento se hace constar que Juan de Montoro y
valientes que lo acompañaban solicitaron la repartición de tierras y solares entre los
vecinos; petición que puede interpretarse como la solicitud de posesión legal de lo que
ya en los hechos poseían.
De paso vale la pena destacar la importancia de los documentos, en referencia a
este que dio existencia legal a Aguascalientes, en tanto fuente de la memoria colectiva.
Bien podemos imaginar a su excelencia el doctor Jerónimo de Orozco, firmando un
altero de documentos ese 22 de octubre de 1575, entre ellos el que nos interesa. Lo
podemos imaginar firmando en silencio, tal vez sin detenerse demasiado a leer lo que le
presentaban, confiado en quien le presenta los documentos.
Y sin embargo nosotros armamos un gran borlote por esta firma. Los
documentos, la palabra escrita, sacralizan los hechos; los dotan de un carácter épico y
engrosan el imaginario popular.
El amanecer de la urbe debió ocurrir en los mismos términos, más o menos, sin
formalidades de ninguna especie, sin la solemnidad que ahora le otorgamos a estos
hechos. Un grupo de colonos con un poco más valor que miedo, se adentra en tierras
inhóspitas, y llega a las inmediaciones del manantial, determinante para su
establecimiento aquí. Seguramente vieron aquello, las tierras de los alrededores, y
decidieron que era un buen lugar para comenzar.
Lo hicieron, según se afirma, alrededor de 1560, o 65, y vinieron de lo que hoy
es Lagos de Moreno, Jalisco. En rigor el descubrimiento de la plata zacatecana, apenas
un par de décadas después de la conquista de Tenochtitlan, aceleró el proceso de
colonización de estas regiones, en el que el Valle de los Romeros, o de los Remedios,
jugó un papel significativo en la dotación de alimentos y ganados para los mineros
zacatecanos.
Por cierto, no sólo en Aguascalientes hay fiesta el 22 de octubre. En Santa Rosa, una
comunidad ubicada en el corazón del municipio de El Llano, se conmemora el
aniversario de un encuentro, y no precisamente amistoso, entre fuerzas agraristas y
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cristeras, que la investigadora de estos temas Yolanda Padilla Rangel considera como el
más importante de los que se vivieron en Aguascalientes en esa época.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
29 de Octubre 2007
DIA DE MUERTOS, FIESTA DE VIVOS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En México la costumbre de rendir culto a los muertos tiene una doble raíz, indígena y
española, a la que se ha agregado en últimos años la tradición anglosajona. Hoy en día
esta costumbre asume múltiples formas, influida por las prácticas sociales que
responden a la herencia recibida, la difusión de los medios de comunicación, y el afán
comercial de capitalizar estas fechas.
Comparada con lo que ocurre en otras regiones del país, en Aguascalientes no
existe una tradición de día de muertos análoga a la que puede observarse en estados
como Michoacán, Oaxaca, etc., debido a que la zona no tuvo una población indígena
sedentaria que a la llegada de los españoles propiciara la formación de un mestizaje
cultural. Por ejemplo las ofrendas de muertos, que no altares, se generalizaron con la
migración que comenzó a principios de los ochenta del siglo pasado, principalmente
proveniente de la capital del país.
En este sentido algo tienen en común las mexicanas ofrendas de muerto y el
anglosajón haloween: no son manifestaciones locales, o quizá más bien debiera decir
que están en proceso de serlo, de aclimatarse a esta cultura aguascalentense.
Durante una parte importante del siglo XX, la celebración de los muertos
característica de Aguascalientes se llevó a cabo en la zona del templo de San Diego, en
las calles de Rivero y Gutiérrez y Morelos, en donde se establecían los volantines y el
comercio de calaveras de barro, motivos mortuorios de cartón, y frutas de temporada,
estas últimas, tenue aurora de las fiestas navideñas. La Feria de la basura la llamaban,
seguramente no de manera gratuita.
Además de la obligada visita a templos y panteones, un importante centro de
atracción lo fueron las catacumbas de San Diego, en cuyo centro se encuentra el féretro
de vidrio y madera que mantiene visibles los restos del Padre Peña, un franciscano
vestido con el hábito de los frailes menores.
Hoy la fiesta se ha trasladado a la zona de los panteones de La Cruz y Los
Angeles, debido al crecimiento de la ciudad, y con éste, el incremento del tráfico
vehicular en la zona del centro.
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La celebración de muertos ha crecido de manera significativa, tanto en extensión
como en días pero, para mi gusto, aquello se ha convertido en no más que un ruidoso y
hacinado mercado, y si el ángel de cantera que preside en la placita ubicada entre ambas
necrópolis pide silencio, la consigna de estos días parece ser la contraria.
La gente asiste a los cementerios, limpia el lugar, coloca flores (no sin la
conciencia de que no pasará mucho tiempo sin que cambien de sepulcro), repinta los
letreros de las tumbas y reza en memoria de sus difuntos. Después, a la compra de la
calavera con su nombre grabado en la frente, los dulces, las cañas de azúcar, los elotes,
etc.
Me asombra el auge que ha tomado esta fiesta en los últimos 20 años, en cierta
medida como respuesta a lo que algunos sectores de la sociedad consideran como una
agresión a nuestras tradiciones, orquestada por un sector del comercio organizado,
algunas escuelas y medios de comunicación, promotores de la celebración del
haloween, que se manifiesta en fiestas de brujas, venta de disfraces de vampiros,
calabazas, etc., y los recorridos de niños por las calles pidiendo haloween.
A la voz de tengan su muerto, jijos de su haloween, y por iniciativa individual o
de instituciones, se ha incrementado el establecimiento de ofrendas de muertos en
instituciones culturales, escuelas, etc., con motivos eminentemente mexicanos, y los
espectáculos que fomentan el conocimiento y disfrute de las tradiciones mexicanas, en
gran medida ambientados con motivos del aguascalentense José Guadalupe Posada, que
en múltiples grabados celebró a la muerte.
Una de las actividades que en los últimos años se ha desarrollado con mucho
éxito es el Festival de las calaveras, que organizan conjuntamente el Ejecutivo del
estado y organismos empresariales, que tiene como acto central un desfile nocturno en
el que destacan carros alegóricos, comparsas y grupos musicales. La gente se vuelca por
miles en las calles del centro para ver pasar a los participantes, enfundados en ropa
negra en la que destacan los huesos del esqueleto, y la cara debidamente cubierta por
una máscara de calavera.
Hoy en día es difícil establecer una tradición. La prisa que caracteriza la vida
actual; la presencia de los medios de comunicación, con la promoción permanente pero
efímera de productos, espectáculos, etc., impiden la conveniente asimilación de valores
y costumbres, de tal manera que lo que hoy tiene vigencia en poco tiempo dejará su
lugar a otra cosa, que a su vez será superada casi inmediatamente.
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Las tradiciones no funcionan así. Para arraigarse requieren del necesario proceso de
añejamiento que sólo da el tiempo y su cultivo más o menos sistemático. Por eso no
deja de llamar la atención el éxito que ha alcanzado el Festival de las calaveras, aunque
también cabe preguntarse qué destino correría éste sin el desbordante apoyo
gubernamental.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
5 de Noviembre 2007
LA MUERTE DEL GOBERNADOR MANUEL CARPIO
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Hoy hace 78 años, el 5 de noviembre de 1929, murió a los 52 años de edad el
gobernador Manuel Carpio Velásquez, en un hecho que consternó profundamente a la
sociedad, y en particular a las clases obreras y campesinas.
Carpio y el Prof. Edmundo Gamez Orozco han sido los únicos gobernadores
de Aguascalientes que han muerto en el ejercicio del cargo, por lo menos en el siglo
pasado. Además, murió en un accidente aéreo, ocurrido cerca de Villa del Carbón,
estado de México, seguramente en vuelo hacia Aguascalientes.
Recuperado el cadáver, fue llevado a la ciudad de México, a las oficinas del
recientemente fundado Partido Nacional Revolucionario, en donde se instaló una
capilla ardiente. Posteriormente se formó un cortejo que partió rumbo a la estación
Colonia, antigua estación del ferrocarril de la ciudad de México, para su traslado a
esta ciudad.
El desfile, que se realizó a pie, fue presidido por el general Manuel Pérez
Treviño. En él participaron casi todos los miembros del PNR, diputados y senadores,
así como el Estado Mayor Presidencial.
Los restos de Carpio fueron traídos a Aguascalientes al día siguiente, (el
accidente ocurrió en la mañana) en el tren ordinario, al que se le sumó un coche
especial, al cuidado del Sr. Francisco Alcázar, de la Agencia Funeraria Alcázar
hermanos, de la capital de la República, y de miembros del PNR, al que el finado
pertenecía.
El Diario del Centro calcula que estuvieron en la estación del ferrocarril para
recibir los restos una multitud conformada por aproximadamente 10,000 personas.
Ahí se formó una comitiva que condujo el féretro hasta el salón central de Palacio de
Gobierno, para rendirle el homenaje de su investidura.
A decir de la fuente citada, el cortejo se dirigió a la plaza por la Alameda y
Juárez, cosa que me llama la atención, porque me queda la impresión de que no es la
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misma calle de Juárez que conocemos, antigua del Relox, que va de la Plaza de
Armas a 5 de Mayo.
En Aguascalientes el senador Pablo Valadés entregó el cadáver al senador
Miguel Ramos, gobernador interino del estado, y al diputado Pedro Quevedo,
Secretario General del PNR en Aguascalientes.
La capilla ardiente se instaló en el palacio de gobierno (¿en el salón de
recepciones, en el único patio que tenía el edificio en ese entonces?), en donde desde
luego comenzaron a sucederse las guardias, realizadas por empleados públicos y
amigos del gobernador.
El sepelio tuvo lugar a las 18:00 hrs. Ya en el panteón, y antes de ser bajado a
la tumba, hubo discursos pronunciados por los senadores Miguel Ramos, Pablo
Valdés, los diputados federales Rafael Quevedo y Gabriel Macías, el diputado local,
Ernesto Fagoaga y el estudiante Jesús Reyes Ruiz; el mismo que años después
escribiría el Romance de los cuatro barrios. La banda municipal interpretó una
marcha fúnebre.
Permítame llamar su atención a propósito de dos aspectos: en primer lugar, el
hecho de que el gobernador interino fuera al mismo tiempo Senador de la República,
y ello no entrañara conflicto de ninguna especie, en una situación que fue
relativamente común en esa época. (Enrique Osornio Camarena, que fue presidente
municipal de Aguascalientes en 1946-47, también era al mismo tiempo Senador)
El otro detalle es que, como gobernador, Carpio impulsó la ampliación del Panteón de
la Cruz, obra que se inauguró con su entierro.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
12 de Noviembre 2007
LA MUSICA SACRA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
En materia de música sacra y/o litúrgica, con mucha frecuencia se ha recurrido a la
transcripción de música venida de otros géneros, que para mi gusto es siempre
desafortunada, porque distrae al oyente del objetivo primario, que es rendir culto a Dios.
Una de las más sonadas, que todavía se escucha de vez en cuando, es la
maravillosa pieza del rockero estadounidense Bob Dylan, The answer is in the wind,
himno sesentero por excelencia, al que le han cambiado la letra para que diga cosas
como las siguientes: en este mundo que Cristo nos da/hacemos la ofrenda del pan,/el
pan de nuestro trabajo sin fin/y el vino de nuestro cantar, etc.; o sea que le dan a uno
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gato por liebre. Cuando la escucho en misa se me figura que nomás falta que todo el
mundo saque sus encendedores y comience a mover los brazos lentamente, a la voz de
peace & love, amparados en el Flower power…
Recuerdo que en un alarde de modernidad y buena onda, recién terminado el
Concilio Vaticano II hubo en nuestra catedral una llamada misa de jóvenes, en la que un
grupo de éstos se situaba en el lado contrario del púlpito, y aporreaba guitarras
eléctricas, piano, bajo y batería. También me acuerdo que hubo una temporada en que al
organista de San Antonio le dio por interpretar en el ofertorio o la comunión, música de
los Beatles; Yesterday y Hey Jude eran dos de sus favoritas.
El resurgimiento de la Orquesta Sinfónica de Aguascalientes ha mejorado en
algo el panorama, porque al margen de ésta se han formado pequeños ensambles que
acompañan todo tipo de ceremonias religiosas; los famosos huesos con los que los
maestros instrumentistas complementan sus terrenales ingresos. Por ejemplo, en el
funeral del Prof. Enrique Olivares Santana, el año ante pasado, uno de estos grupos
interpretó fragmentos del Réquiem de Mozart, No. 1 en el Desfile de éxitos de la música
sacra; nada mal.
Pero no forzosamente es esta clase de música la favorita de estos hijos de la
sinfónica. El otro día, por ejemplo, fui a una boda en la que uno de estos ensambles
interpretó con muy buen tino la excelsa aria O mio babbino caro, de la ópera de
Giacomo Puccini Gianni Schicchi, cuya letra traducida del italiano dice más o menos
así: Oh, papacito querido. Me gusta, ¡es tan apuesto! Quiero ir a la Puerta Rosa a
comprar el anillo. ¡Sí, sí, quiero ir! Y si le amase en vano, iría al Puente Viejo... ¡pero a
tirarme al Arno! ¡Me consumo y me atormento! ¡Oh, Dios, quisiera morir! Papá,
piedad, ¡piedad!... O sea que nada que ver, pero como nadie entendemos italiano (por lo
menos yo no), pues pasa como si fuera la más dulce y elevada oración (cosa más que
sugerida por la melodía y el tono con que se canta; la versión de Maria Callas es
grandiosa). De paso vale la pena señalar que esta pieza ofrece un magnífico ejemplo de
cómo se pueden decir las cosas más simples de esta vida con una música casi angelical.
De esta forma pedir un vaso con agua, o anunciar que ya está servida la mesa, puede
adquirir proporciones épicas. Por cierto, seguramente usted recuerda que el Arno es el
río que atraviesa Florencia, pero apuesto a que no se fijó que fluye tras el Sol poniente.
En el transcurso de la celebración en la que se cantó esta aria, en vez de arroz
repartieron unas campanitas. Así que a la hora de la salida de los flamantes esposos, los
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asistentes les ofrecimos el sonido gozoso de cualquier cantidad de pequeñas campanas;
algo en verdad grato.
También he escuchado una de las Pompa y circunstancia, del inglés Eduard
Elgar, más propicia para ver desfilar a Su Majestad Británica que a una quinceañera
(hace unos años usaron esta pieza para anunciar unos pantalones de mezclilla), o el Alla
hornpipe de la Música Acuática, de Georg Friedrich Haendel.
La estupenda música de la película La misión, de Ennio Morricone, es una de las
más socorridas, lánguida, evocadora, pero que a mí me hace recordar escenas de la
película y no en lo que está uno.
Hace unas noches fui a una boda en la que, en el momento del ritual matrimonial
propiamente dicho, el tecladista interpretó en su pequeño teclado, muy quedito; muy
suavecito, la canción que popularizara Melissa Manchester Through The Eyes Of Love,
que fuera el tema de amor de la cinta Castillos de hielo. ¡Fue taaan romántico; taaan
lindo!: prometerse amor eterno con semejante fondo musical.
Y a propósito de la música sacro cinematográfica (nuevo género, inventado por un
servidor), un día que fui a misa a la parroquia de los Bosques, a la hora de la comunión
el ensamble de jóvenes que se hacían acompañar con guitarras, clave y pandero,
interpretó Los sonidos del silencio, de Simon y Garfunkel, de la película El Graduado,
claro, con una letra apropiada a la celebración eucarística y que no recuerdo, porque
mientras me acercaba a comulgar, no pude menos que evocar los empeños de la Señora
Robinson. (Quien haya visto el filme se acordará).
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
19 de Noviembre 2007
MEMORIAS FOTOGRAFICAS
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Entre las mentiras más comunes, una de mis favoritas es aquella que afirma que una
imagen dice más que mil palabras. Me parece que no hay tal porque se trata de
disciplinas diferentes, como si dijéramos que un grupo de rock es mejor que una
orquesta sinfónica; nada que ver, salvo el hecho básico de producir música.
En todo caso imagen y palabra tienen algo en común: sirven para comunicar. Sin
embargo aquélla tiene limitaciones que no afectan a ésta. Gracias a su naturaleza
abstracta, la palabra ofrece a la imaginación un cielo más amplio para su vuelo, por
ejemplo.
Pero no escribo lo anterior en demérito de la imagen. Por el contrario, soy un
fanático de la imagen fotográfica, a un grado tal que invariablemente cargo mi camarita
y casi casi disparo a la menor provocación; sobre lo que se mueva y también sobre lo
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que permanece fijo. Si como decía Martín Luis Guzmán de Pancho Villa, que la pistola
era una extensión de su mano, en mi caso es la cámara fotográfica.
Aunque no he leído más que los instructivos de las cámaras que he tenido, estoy
convencido de que la fotografía es el arte del manejo de la luz y el encuadre, y que los
resultados pueden ser sorprendentes, e incluso alcanzar las alturas de la belleza.
Por mi parte el propósito es más humilde: me interesa, a través de la fotografía,
dejar constancia de lo que es, y al mismo tiempo dejará de ser, porque todo está en
movimiento; cambian las personas y sus obras, y entonces me parece importante dejar
un testimonio de esto, particularmente cuando la autoridad anda suelta, metiéndole
mano a plazas y calles.
Tal vez esta intención me viene de la contemplación de fotografías antiguas de
Aguascalientes; las mismas que seguramente usted conoce, imágenes que muestran una
ciudad reconocible, pero al mismo tiempo diferente; algo mágico. Por otra parte, y si se
me permite la expresión, fotografiar el mundo me resulta analgésico, un calmante contra
la tensión y la contrariedad.
Siempre lo más interesante será fotografiar personas, pero hacerlo de manera
espontánea, sin que éstas se den cuenta, para evitar las poses que son al mismo tiempo
una máscara. Me interesan las personas, captar la multiplicidad de emociones que
afloran por los ojos, la boca, las manos… En este sentido tal vez una de mis mejores
fotografías sea la que le tomé a una anciana en Rincón de Romos, en envidiable oración
ante una fotografía del desaparecido padre Ricardo Nieves Barba. O aquella otra en la
festividad de El Salero, en Cosío, en campo abierto luego de un sabroso aguacero, con
el cielo nublado y limpio, y la Sierra de Tepezalá al fondo.
En la foto aparece un anciano campesino, hincado frente a la imagen recargada
contra un mezquite, antes del inicio de la peregrinación hacia el pueblo, con danzantes y
cohetes, banda de música, mujeres rezanderas y los omnipresentes niños. La imagen del
hombre, vestido todo de blanco contrasta intensamente con el verde del campo regado
por la lluvia; algo memorable.
Pero también ocurre que no faltan quienes se sienten agredidos, y bueno, lo que
menos me interesa es ganarme un conflicto de gratis; ya de por sí…
A unos les gusta y a otros no. Por ejemplo una tarde andaba yo en la acera
oriente de la plaza, buscando un buen encuadre para fotografiar la exedra y la catedral
ennegrecidas por la luz del Sol poniente, elegantemente recortadas contra el cielo rojo.
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Y entonces una mujer que estaba sentada junto con otras me preguntó que a como
cobraba las fotografías. Y pues no; no le hago a eso, con la pena.
En otra ocasión, precisamente en la romería de 2008, aprovechando la condición
de calle cerrada de la avenida Madero, la recorrí desde el edificio del sindicato
ferrocarrilero hasta la plaza, aproximadamente una hora antes del inicio del desfile.
Llevaba mi cámara Nikon D 40 montada en un trípode, ya que me interesaba
sacar fotografías de larga exposición, buscando que apareciera cuanto el lente alcanzara
a captar, sin mayores límites de luminosidad.
Desde luego esto significaba que las personas que caminaban por el arroyo de la
calle salieron movidas. Pero, ¿qué importaba? Mi interés principal estaba en captar el
ambiente de la fiesta, y además había en la banqueta una ingente cantidad de personas
como para subsanar lo otro. También me interesaba obtener tomas nocturnas de los
principales edificios de esta avenida.
Llegué a la plaza, y coloqué el trípode frente al edificio del Congreso del Estado,
el antiguo Hotel París, que en época de quincenario es adornado con unos angelitos muy
monos, vestidos de blanco y azul. Y bueno, quise tomarle una foto a manera de
evidencia; una más, de que más de alguno se pasa por el arco del triunfo esto del Estado
Laico (a menos que haya habido un cambio en la legislación correspondiente y no me
haya enterado). Miré por el visor, programé la cámara y disparé. Vi el resultado en la
pantalla y me dispuse a seguir mi camino, cuando caí en cuenta de que a mi lado estaba
el teniente Lupillo, ese personaje que se ha ganado a pulso su lugar en el paisaje de la
Plaza de Armas. Me dijo, señalando el Hotel Calinda Francia: ahí en el hotel, en un
saloncito, está en reunión privada el Señor Obispo…
Eso me dijo el teniente Lupillo, y en su tono de voz; en la familiaridad de su
lenguaje corporal, percibí una invitación a hacer acto de presencia ante la episcopal
figura.
¡Hombre, pues mucho gusto!, aunque seguramente ya no es tan privada, puesto
que me lo está diciendo, a mí, que no tengo ni pito que tocar, ni vela que cargar, ni
cohete que aventar y, en fin, ni pinole que comer, y si eso estaba haciendo con todos los
que traemos una cámara fotográfica, pues ya estuvo.
En pleno pasmo, no le dije nada, y más bien hice como que corría presuroso a
meterme donde no me llamaban, ni me querían, ni me esperaban, y me encaminé hacia
el sindicato ferrocarrilero, al lugar donde vería la romería en compañía de mi parentela.
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Más o menos a la altura del crucero de la calle de Hidalgo me detuve por
enésima vez. Mientras maniobraba con la cámara se me acercaron unos niños, y uno de
ellos preguntó: oiga, ¿en qué periódico salen sus fotos? No, pues en ninguno, contesté,
más bien concentrado en programar el artilugio. El niño insistió, yo insistí, y terminó
yéndose, molesto con lo que consideró una flagrante mentira de mi parte. Quizá no le
cabía en la cabeza que alguien cargara con el armatoste del trípode y la cámara
fotográfica así nomás, por el placer de tomar fotos.
Unos metros más adelante, ¡qué suerte la mía!, se me acercaron unos jóvenes,
que me preguntaron si los inspectores moverían a los vendedores ambulantes.
Sé muchas cosas, por ejemplo que en Asientos, en tiempos de feria, venden unos
ponches muy ricos en tiempos de feria, que en Calvillo se produce buena guayaba, y
que en Rincón de Romos ya les anda con los sicarios, pero en rigor no sabía si los
vendedores serían movidos por alguien.
Sonrieron y se fueron. Yo seguí mi camino, tomando fotos a diestra y siniestra; a
veces soportando la turbación de quienes gritaban ¡foto, foto! Seguí mi camino,
maravillado con el efecto que produce una cámara en las manos. Entonces miré mi
aparato con nuevos ojos, como si se tratara de un amuleto, o una especie de patente de
corso…
Experiencias como estas me provocan una sonrisa. En cambio otras… Una
ocasión me daba vuelo fotografiando a una niña de unos dos años que literalmente se
había sentado en el suelo de la plaza para observar las palomas que merodeaban por ahí.
Esta es una escena que disfruto intensamente, y que se da hoy sí y mañana también,
pero no por eso desenfundo la cámara. Y sin embargo esta niña era tan graciosa, que no
resistí la tentación.
Su mamá se acercó y, sonrisa de por medio, insinuó que tal vez fuera yo un
secuestrador de niños, que de esta forma llevaba noticia de la mercancía, para que el
cliente eligiera. ¡Imagínese! ¡Yo, que tengo cara de…! ¿De qué tengo cara? Espero que
no de secuestrador en potencia.
Acto seguido guardé mi aparato (fotográfico) y me fui. Me encantaría ser lo
suficientemente sinvergüenza (sinvergüenza en el buen sentido de la palabra, que sí lo
tiene, es decir, no tener vergüenza, como por ejemplo los niños, cuando preguntan cosas
que los adultos consideramos impropias o inoportunas, o el periodista que hace la
pregunta incómoda pero exacta), y quedarme como si nada, pero no puedo. Mi razón no
es lo suficientemente poderosa como para mantenerme ahí, y termino yéndome.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
26 de Noviembre 2007
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EL OLVIDO DE LA HISTORIA
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
Para don Alfonso, siempre.
Adivinanza: ¿cuál es el colmo del centenario de la Revolución Mexicana?
Antes de ofrecerle una respuesta, indulgente lector, permítame una reflexión a
propósito de la eliminación, este año, del desfile conmemorativo del inicio del
movimiento armado de 1910 y su feriado que, me parece, tiene un significado más
profundo y menos inocente que el de promover el turismo nacional.
Después de todo, si la Iglesia descontinúa santos y fiestas, ¿por qué el gobierno,
sumo sacerdote de nuestro civismo; guardián del Altar a la Patria, la historia oficial y
nuestros santos laicos, los héroes que nos dieron patria, no iba a descontinuar tan
revolucionaria celebración?
La medida de eliminar el feriado del 20 de noviembre (que no el desfile) tuvo su
origen en la iniciativa de reforma al artículo 74 de la Ley Federal del Trabajo, referente
a los días de descanso obligatorio, presentada por el diputado federal panista
Gumersindo Alvarez Sotelo, el 19 de marzo de 2002.
Luego de una reflexión a propósito de la importancia económica del turismo, en
tanto generador de riqueza, fuentes de trabajo, etc., Gumersindo, el diputado, se refirió a
la necesidad de fortalecer el turismo doméstico, y para ello propuso lo que
eufemísticamente llamó fines de semana largos, (usted y yo, simples mortales, los
conocemos como puentes), que consisten en mover al lunes siguiente el disfrute y goce
de ciertos días de descanso obligatorio que señala la Ley Federal del Trabajo, de forma
tal que los días de descanso se conviertan en un fin de semana largo y se pueda
fomentar entre la población el turismo doméstico, etc.
En su propuesta el diputado Gumersindo consideró cuatro fechas: 5 de febrero,
21 de marzo, 1 de mayo y 20 de noviembre, que cuando sean martes, miércoles, jueves,
viernes o sábado, deberán ser disfrutados por el trabajador el lunes siguiente a la fecha
señalada, no sin agregar que su iniciativa sólo consideraba el cambio de día de
descanso, por lo que las celebraciones, conmemoraciones y ceremonias que se lleven a
cabo en dependencias oficiales y escuelas, deberán seguirse realizando en la fecha
histórica que se celebre. Finalmente, el proyecto fue aprobado por el Congreso de la
Unión el 15 de diciembre de 2005.
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Lo del desfile me parece anecdótico, los contingentes en uniforme deportivo,
haciendo ejercicios propios de su especialidad en plena calle, o vistosas tablas
gimnásticas, o saludando a quienes presidían desde el balcón central del Palacio de
Gobierno.
Más importante que lo anterior es el hecho de que el olvido de la historia es
mucho más que el desconocimiento del pasado por parte de la población, y de las
lecciones que nos ofrece, porque a esto hay que sumar el hecho de que el olvido de la
historia significa una toma de posición política.
A los gobiernos priístas las celebraciones de la revolución les ofrecieron la
oportunidad de renovar la alianza histórica con los campesinos, los trabajadores, y las
clases populares, pero sobre todo, y por encima de todo, actualizar la ansiada
legitimidad: el 20 de noviembre era la fecha en que, de nueva cuenta, se proclamaban
herederos universales de las causas que animaron la lucha armada de 1910. Incapaces de
encontrar en las urnas la necesaria legitimidad, la hallaron en la revolución; no en balde
se proclamaron, ¿se acuerda de la manida frase?, gobiernos emanados de la revolución.
Entonces ser revolucionario fue parte de la ortodoxia mexicana, como ser
católico, anticomunista, guadalupano, partidario de la selección del jugamos como
nunca y perdimos como siempre, y un largo etcétera., y quien no actuara acorde a lo
anterior, pues simplemente estaba fuera de lugar… Como los panistas, hasta que en el
año 2000, luego de décadas de entusiasta y sufrida oposición, les hizo justicia la
revolución.
En su calidad de administradores únicos de la herencia revolucionaria, los
gobiernos priístas, faltaba más, interpretaron las luchas de principios del siglo pasado a
su antojo. Hicieron de la revolución su evangelio y credo, produciendo una mezcolanza
que sólo los iniciados comprendían. ¿De qué otra forma puede entenderse, por ejemplo,
que en la placa colocada frente al Teatro Morelos para conmemorar el 75 aniversario de
la Convención, aparezcan juntos Villa y Obregón, Zapata y Carranza, que en los hechos
hicieron hasta lo imposible por destruirse?
De esta forma, la ideología de la revolución mexicana le asignó a cada quien su
lugar, los buenos (Madero, Villa, Zapata, Carranza, Obregón, Calles, la constitución, el
ejido, el petróleo en nuestras manos, etc.) en un lado, y los villanos (Porfirio Díaz,
Victoriano Huerta, los vende patrias, los capitalistas, la iglesia, los hacendados, etc.), en
el otro.
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Desde esta perspectiva el PAN, nacido en 1939, era la reacción; la
contrarrevolución, el enemigo visible al que había que descalificar y combatir. Aunque
con el tiempo, cuando el fervor revolucionario comenzó a diluirse, el epíteto fue un
poco más amable: Acción Nacional se convirtió en la oposición leal.
Pero resulta que el PAN también es hijo de la revolución. Gómez Morín fue, ¿ya
se les olvidó?, un colaborador muy cercano del gobierno del general Calles, el principal
icono de la revolución institucionalizada (¡habráse visto semejante galimatías?)
Años después de organizar el sistema monetario de México, Gómez Morín
reaccionó contra lo que consideró un rumbo equivocado para el país, y lo hizo fundando
un partido de oposición. Y si la palabra reacción significa la acción que resiste o se
opone a otra acción, obrando en sentido contrario a ella, los administradores del canon
revolucionario la interpretaron como una vuelta al pasado de privilegios y oscurantismo,
con todo lo malo que le había ocurrido al país, y se apresuraron a desacreditar el nuevo
partido. Me parece que fue el siempre ocurrente Fidel Velázquez Sánchez quien dijo
que los panistas eran los hijos ilegítimos de la revolución, contrapuestos, claro, a los
hijos legítimos, adivinó usted: los priístas.
Y si el PAN luchó toda la vida a contra corriente de estas ideas, que en
innumerables ocasiones se tradujeron en intimidaciones, abusos, robo de urnas,
amenazas, ninguneos y otro largo etcétera, ¿qué sucede cuando se invierten los papeles;
cuando los revolucionarios (que luego ya ni eran tanto) tuvieron que dejar la casa a la
mentada reacción? ¡Hombre, pues poner en marcha un mecanismo de olvido! Primero,
la revolución deja de celebrarse en su día. Después, ya no hay desfile; a ver el próximo
año con qué nos sorprenden.
Si los gobiernos priístas invocaron a la revolución como su fuente de
legitimidad, paradójicamente los gobiernos panistas resultaron ser más modernos: ellos
apelan a la voluntad ciudadana expresada en las urnas (¿Se acuerda del intento de Fox
de celebrar el día de la democracia, justamente en el aniversario de su elección?). Por
eso la celebración del 20 de noviembre no les interesa.
En su afán de civilización y modernidad, y para controlar a un sinfín de grupos
hambrientos de poder, los ascendentes de los priístas diseñaron un sistema político que
incluía elecciones a la manera occidental y cristiana. A la larga esto último permitió que
los panistas les abrieran la puerta, mostrándoles la salida a la calle, en donde ahora
deambulan como oposición.
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El colmo del centenario de la Revolución Mexicana es, por supuesto, que toque a un
gobierno panista organizar los festejos.
PARA QUE RECUERDE… O SE ENTERE
3 de Diciembre 2007
¿Y SI ADELITA SE FUERA CON OTRO?
Carlos Reyes Sahagún
Consejo de la Crónica de Aguascalientes
La semana pasada propuse que la cancelación del desfile del 20 de noviembre obedecía
a un mecanismo de olvido de la historia instrumentado por los gobiernos panistas, que
encuentran su fuente de legitimidad en las elecciones, y no en la gesta de 1910, como
ocurrió con los gobiernos priístas, que por esta razón celebraban con bombo y platillo el
llamado de don Francisco I. Madero a las armas, para derrocar al dictador Porfirio Díaz.
No estoy descubriendo el hilo negro al afirmar que todo régimen cuenta con un
corpus ideológico que incluye una visión de la historia, determinada por su perspectiva
de la realidad y de la política y que, al imponerla a la sociedad, le sirve para contestar
incesantemente una serie de preguntas básicas: ¿por qué detentamos el poder?; ¿para
qué?, y, ¿cómo hacer para seguir detentándolo?
Esta interpretación de la historia, que se manifiesta en pronunciamientos y
acciones (la definición de los programas escolares es fundamental), nunca es inocente, y
está más comprometida con la razón de Estado que con la objetividad histórica, en caso
de que esta exista. Por eso se privilegian algunos pasajes mientras se hace caso omiso
de otros, o se reinterpretan para hacerlos coincidir con la visión de quienes gobiernan, y
conformar lo que denominamos Historia Nacional.
Y sin embargo al margen de todo esto; de la visión de Estado, se encuentra la
sociedad, que para bien o para mal; para su gracia o su desgracia, es fruto de esta
historia, y que en función de ella se piensa y/o explica a sí misma como buenamente
puede, tomando de aquí y de allá todo lo que le gusta y/o le conviene creer, incluyendo
la versión oficial de las cosas; la historia nacional y las historias locales; la historia
dominante y las historias sometidas. El resultado es un extenso corpus en el que todo
tiene cabida.
En el caso que me ocupa, está desde luego la política, pero también el desfile, la
novela de la revolución, la construcción legendaria de las figuras de los próceres, sus
hechos y pensamientos, los corridos y la danza, los juanes y las adelitas, las obras
sinfónicas de Silvestre Revueltas, José Pablo Moncayo, etc.; los murales de Orozco,
Rivera y tantos otros, los bailables escolares de la primaria, las películas de Pedro
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Armendáriz, María Félix, etc., los niños de los Centros de Desarrollo Infantil vestidos
de revolucionarios el 20 de noviembre, portando rifles de plástico y haciendo guardia
ante la bandera tricolor que ondea en la Plaza de la Patria…
Me parece que este olvido de la historia se dirige específicamente a la revolución
según los gobiernos priístas. Pero a final de cuentas la medida termina incluyendo no
sólo estos rituales, sino a la revolución misma; la que se hizo sin que sus protagonistas
tuvieran en mente en lo que iban a acabar sus anhelos; sus sacrificios.
Me refiero, desde luego, a la revolución que se hizo a sangre y fuego, en busca
del sufragio efectivo y la no reelección, la tierra y la libertad, la justicia social, la
educación, el trabajo justamente retribuido y acorde a la dignidad humana. Esta es la
historia que no debería olvidarse; la historia a la que olímpicamente se le da la espalda.
¿Y si Adelita se fuera con otro?, se pregunta el sargento enamorado en uno de
los principales himnos revolucionarios. Su respuesta (la seguiría por tierra y por mar;
si por mar en un buque de guerra, si por tierra en un tren militar) es poética, pero
resulta insuficiente para esta época, en la que al parecer Adelita ya se fue con otro.
Más allá de los desfiles, los fuegos de artificio y las fervorosas declaraciones de
patriótico orgullo, el aniversario de la revolución; el de la independencia, las difíciles y
tormentosas experiencias de la historia de México, la pugna entre liberales y
conservadores, que tuvo su punto más álgido en la guerra de reforma y la intervención
francesa, la guerra con los Estados Unidos, etc., nos ofrecen la oportunidad de
reflexionar a propósito de lo que somos, lo que queremos, y hacia donde vamos. (¿Se ha
fijado que nuestro calendario cívico es muy propenso a la remembranza de
acontecimientos bélicos?)
Quizá ahí, en la historia; en el conocimiento y explicación de nuestros múltiples
orígenes, se encuentre respuesta a innumerables interrogantes que le quitan el sueño al
desempleado, al que se siente inseguro, al padre de familia que no ve la orilla, al que se
va al norte porque aquí no encuentra oportunidades; al que se desespera porque por más
que le hace la lucha no sale de perico perro.
Interrogantes como por ejemplo por qué el país parece caminar siempre en círculos,
aparentemente sin llegar a algún lugar; sin avanzar, escuchando desde hace décadas las
mismas tonterías, mientras medio país, o más, se ahoga en la pobreza, pese a los
innegables avances (una variación de este tema sería una pregunta ominosa, terrible, que
hemos venido arrastran

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