los nuevos problemas clinicos : adicciones y dispositivos
Transcripción
los nuevos problemas clinicos : adicciones y dispositivos
LOS NUEVOS PROBLEMAS CLINICOS : ADICCIONES Y DISPOSITIVOS Autora: Liliana Antonia Cerfoglia Titulo: Psicologa. UNLP Maestrando de SMC-UNLa [email protected] La Plata. Hospital Especializado Reencuentro. Al plantearnos como pregunta acerca de características, las conductas y manifestaciones que permiten darles tal denominación, en una suerte de descripción fenomenológica, de aquello que se da por fuera de los esquemas nosográficos tradicionales y legitimados en el campo de la Salud / Enfermedad mental. Los efectores del campo de la salud, nos encontramos ante un terreno problemático y de complejidad, que nos instalan por fuera de las conductas instituidas como patológicas, pero que a través de su presencia denuncian sufrimiento y desborde subjetivo. Son manifestaciones emergentes, propias de la época actual, de sus atravesamientos ideológicos y sociales también en crisis. Pensar entonces, en cuáles casos y/ o situaciones, representan a los nuevos problemas clínicos, llamadas también patologías actuales, nos remite a la fuerte pregnancia del acto en su conformación y manifestación. Son manifestaciones que al emerger en el campo clínico se presentan como objeto posible de asistencia y/ o intervención, pero generalmente sin un sujeto que demande. Aparecen éstas en el campo de la clínica, como un conjunto de señales y síntomas que, ya sea por su ambigüedad o complejidad, son denominados “inclasificables”, por hallarse por fuera de las codificaciones convencionales. Ahora bien, si consideramos que “clasificar es reconocer y designar una diferencia” esto querría decir aquello que particulariza y diferencia de otras manifestaciones ya catalogadas. “No obstante la clasificación es un producto histórico, temporal, sometido a presiones que emanan de otros procesos históricos” (Braustein). 1 ¿Cuáles son estas nuevas patologías o malestares actuales circulando, ya instalados y promovidas en el imaginario colectivo, con explicaciones ya cristalizadas socialmente? Entre ellas podríamos citar al azar, en una nómina arbitraria entre otras: a) los Trastornos de la Alimentación, como respuesta a nuevos paradigmas de belleza y existencia; b) diríamos de las Adicciones, respondiendo al esquema paradigmático de la sociedad de consumo; c) podríamos hablar de las “Nuevas Tribus Urbanas”, como respuesta adolescente y contestataria ante la caída de certezas y la disolución de modelos institucionales, oscilantes entre la transgresión y el desafío. d) Mencionaríamos además a la violencia, en sus distintas expresiones, como acto puro, obturador de la comunicación, sin mediación de la palabra. Podemos decir que en realidad parecen ser nuevas, o son designadas como tales, no porque no existieran, sino por lo “ruidoso” de su presentación y la repercusión que han tomado en el plano social. Ellas repercuten transitivamente en los actores del campo de la Salud, que parecemos invalidados e impotentizados como interlocutores de estas nuevas problemáticas. Veamos los criterios de clasificación sobre los “consumos problemáticos de sustancias psicotrópicas”.Tomaremos lo ya clasificado e intentaremos ver que nos dicen tales clasificaciones (controvertidas en el campo “psi”), que aún rigen las prácticas asistenciales, en los códigos propuestos desde el D. S. M. IV. Citaremos, a modo mostrativo, en particular la clasificación de las Adicciones, en tanto que integran el terreno de los nuevos problemas clínicos para los efectores asistenciales de la Salud/Enfermedad Mental. La Adicción es una problemática de alta incidencia en el momento actual, en la cual confluyen múltiples atravesamientos (sociales, económicos, ideológicos), que comprometen por supuesto no solo al campo de la Salud, del que nos ocuparemos en este caso, sino que implica e interpela a otros actores sociales, como son la familia, la educación, la justicia, la economía, etc., o sea a la comunidad toda. Se iniciará con una consideración necesariamente aclaratoria, en torno a la denominación general de hoy día respecto a las Adicciones, en que se incluye y globaliza arbitraria e indiscriminadamente, a problemáticas de consumo, abuso con específicamente la adicción a determinada sustancia. Generalización no sin consecuencias para la identidad del sujeto vinculado al uso/ consumo de sustancias, como para la representación social que de él se tiene en la sociedad. La palabra clave entonces en esta cuestión sería la dependencia. Dependencia ésta, que abre el sentido otorgado, en torno a la dependencia física y a la dependencia psicológica, pero estableciendo la certeza de que responde a un goce del sujeto. El goce también toma dos vertientes, a partir de la semiótica: una desde el estricto enunciado psicoanalítico, que alude a una “falta” o “carencia negada”, y segundo, goce desde el sentido común, en que aparece la búsqueda de lo placentero y “aliviador”. Veamos entonces que nos dice el D.S.M. IV de “los Trastornos relacionados con sustancias: … (éstos)”incluyen a los trastornos relacionados con la ingestión de una droga de abuso (incluyendo el alcohol), los efectos secundarios de un medicamento y la exposición a tóxicos”. Explicita que el término sustancias puede referirse a una droga de abuso, a un medicamento o a un tóxico.”La dependencia a la droga se la designa por el nombre de la droga consumida. En referencia al alcoholismo por la cantidad y frecuencia” 2 En el manual las sustancias tratadas se agrupan11(Once clases)¨: alcohol, alucinógenos; anfetamina o simpaticomiméticos de acción similar; cafeína; cannabis; cocaína; fenciclidina (PCP) o arilciclohexilamninas de acción similar, inhalantes; nicotina; opioide, y sedantes, hipnóticos y ansiolíticos. La automedicación y sus efectos también quedan incluidos, así como la exposición en una amplia gama de sustancias químicas que pueden provocar la aparición de un trastorno relacionado con determinada sustancia. Los trastornos relacionados a la ingesta de sustancias se dividen en dos grupos: “trastorno por consumo de sustancias (dependencia y abuso) y trastornos inducidos por sustancias (intoxicación, abstinencia, delirium inducido por sustancias, demencia persistente, trastornos amnésicos, trastorno psicótico, del estado del ánimo, ansiedad inducida, disfunción sexual y trastornos del sueño, todos ellos inducido por sustancias” En otro párrafo aparece la característica de la dependencia a sustancias, en un plano general. Esta es definida como una “necesidad irresistible” de consumo (craving) que se observa en la mayoría de los pacientes con dependencia a determinadas sustancias. Los criterios de dependencia a sustancias establecidos en el manual son: “Un patrón desadaptativo de consumo de la sustancia que conlleva un deterioro o malestar clínicamente significativos, expresado por tres (o más) de los ítems siguientes en algún momento de un período continuado de l2 meses.” (1)Tolerancia, definida por cualquiera de los siguientes ítems: A- una necesidad de cantidades marcadamente crecientes de la sustancia para conseguir la intoxicación o el efecto deseado. B -El efecto de las mismas cantidades de sustancia disminuye claramente con su consumo continuado. (2) Abstinencia, definida por cualquiera de los siguientes ítems: A .el síndrome de abstinencia característico para la sustancia ( específica) B. se toma la misma sustancia (o una muy parecida) para aliviar o evitar los síntomas de abstinencia. (3) La sustancia es tomada con frecuencia en cantidades mayores o durante un período más largo de lo que inicialmente se pretendía. (4) Existe un deseo persistente o esfuerzos infructuosos de controlar o interrumpir el consumo de sustancias. (5) se emplea mucho tiempo en actividades relacionadas con la obtención de la sustancias, en el consumo de la misma o en la recuperación de los efectos de la sustancia. (6) Reducción de importantes actividades sociales, laborales o recreativas debido al consumo de sustancia. (7) Se continúa tomando la sustancia a pesar de tener conciencia de problemas psicológicos o físicos recidivantes o persistentes, que parecen causados o exacerbados por el consumo de la sustancia (Por ej. continuada ingesta de alcohol a pesar de que empeora la úlcera.”DSM-IV). Hasta allí la descripción se halla puesta principalmente en el objeto droga, quedando el sujeto solo designado por el tóxico de consumo. Y aquel “objeto droga” que fuera utilizado por un alguien, pasa a ser el eje descriptivo a partir de los síntomas que produce, desde cuyos efectos se intenta clasificar dentro de un esquema psicopatológico. “El hombre del D.S.M.-IV es el hombre al que se le rehúsa toda subjetividad” nos dice Eric Laurent. Apuntaríamos que todo proceso de tratamiento de estas problemáticas debe indagar, considerar y trabajar sobre y con la “subjetividad”. 3 Ahora bien, retomando sobre los portadores de estas nuevas manifestaciones clínicas, podríamos designarlos como los nuevos excluidos al decir de Foucault, e integran a los nuevos desafiliados según Castel. Integran a “los otros”, “al diferente”, que no se asimila ni responde a un ideal, en un momento histórico determinado, cuyas denominaciones variarán según el momento socio-histórico. Podrá ser entonces el adicto, el pibe chorro, el “borracho”, etc. Fundamentalmente es el “diferente”, que como tal se torna en “peligroso”. Este marginal, las más de las veces queda excluido y por fuera de las clasificaciones convencionales, queda también por fuera de los dispositivos tradicionales ,algunos fuertemente positivistas, aún hoy, de los campos de Salud / Enfermedad mental. Al respecto, en breve síntesis, se mencionará algunos de los modelos de asistencia implementados por fuera de los dispositivos asistenciales tradicionales. Entre ellos podemos mencionar a los dispositivos grupales, algunos denominados de autoayuda, fundamentalmente estos últimos para alcoholismo, como son los grupos de Alcohólicos Anónimos, que llevan ya más de 50 años de funcionamiento en nuestro país. Han proliferado además, otros espacios grupales destinados a fumadores, jugadores compulsivos, neuróticos, de familiares de Esquizofrénicos, obesos, víctimas de la/s violencia/s, etc. cuyo funcionamiento se da en instituciones comunitarias, fuera de los espacios ligados al hospital o ámbitos socialmente legitimados para la atención de los problemas de la salud. Se hallan también las Comunidades Terapéuticas, utilizadas ante trastornos de alimentación y en el campo de las adicciones. Si bien estos dispositivos son generalmente muy resistidos y/o cuestionados por la comunidad “psi” y pueden objetarse algunos puntos por considerárselos como críticos sobre su funcionamiento y objetivos, marcan ciertamente una señal de carencia, que las instituciones sanitarias “formales” no ofrecen, ni pueden contener. Reseña de Nuevos dispositivos: Comunidades Terapéuticas. El modelo de Comunidad Terapéutica (C.T.) oficializa su nombre a partir de Maxwel Jones, en Inglaterra, a partir del trabajo que efectúa con los soldados que volvían del frente, en el año 1943 con trastornos mentales. Primaba desde los inicios un concepto socioterapéutico, fundamentalmente readaptativo al ámbito social, especialmente para dar contención a las nuevas manifestaciones que se presentaban como indicadores de enfermedad mental, como eran entonces las llamadas neurosis de guerra. Predominaba un ideal de trasferencia lineal y en conjunto entre el campo profesional y los que sufrían padecimiento mental. El espacio de “la asamblea” fue la característica principal del modelo ingles y al ideal de M. Jones quien propugnaba el anhelo de integración del hospital con el colectivo social. Constituyó en su momento un movimiento de ruptura con el concepto de aislar y “asilar” al sujeto, regido entonces por el positivismo. Propugnó a integrarlo al ámbito social. El modelo de Comunidad Terapéutica fue recomendado por la O.M.S. en 1953 para atender los sufrimientos mentales. Las modalidades de CTA (comunidad terapéutica para adicciones) llegaron a la Argentina a partir del traslado de experiencias originadas en E.E.U.U. y de Europa (particularmente de Italia), iniciándose su implementación en el campo de las adicciones a inicios la década de 1980. 4 En el primer caso se toma el modelo Daytop desarrollado en EE.U.U., y en el segundo los lineamientos aportados por el llamado “Proyecto Uomo” (Proyecto hombre), originado en Italia. En nuestro país tuvo una clara influencia el Proyecto Uomo, dado que con el aporte del CelS (de Italia) generó capacitaciones en la UBA, durante la década del 90 específicamente sobre las comunidades terapéuticas para adictos. Ambos proyectos, contienen estructuras programáticas, en que lo terapéutico tiene como objetivo el cambio de hábitos y la incorporación de estos, cuando lo adictivo ha desorganizado todos los aspectos vitales y cotidianos. Se intenta instaurar una puesta de límites, estricta supresión del consumo, iniciando el proceso de deshabituación a la sustancias y a los modos de vida, que produjeron carencias y desorganización subjetiva con repercusión en diversos planos, que lo compromete como sujeto individual y sujeto social. La ideología y estrategia ha sido y es crear nuevos espacios reeducativos y/o reconstructivos dentro de un marco normatizado y claramente reglado, con la intención de crear “un hombre nuevo”. Los aspectos místicos siempre han integrado y formado parte del proceso reconstructivo del sujeto en tal ámbito. La principal característica ha sido que en sus inicios los integrantes del staff, no tuvieran una formación de grado disciplinaria, ni particularizada en el campo de la Salud Mental. El saber privilegiado era, y lo sigue siendo, el saber a partir de la experiencia vivenciada, en que se jerarquiza/ba la condición de ex -adicto, como principal efector de tal práctica, bajo la denominación de socioterapeuta u operador, como en general se lo conoce en dicho ámbito. Hace mas de una década que empezó a profesionalizarse, en el sentido sanitarista y burocrático del sistema de Salud. Ello se dio a partir de que se produjera un incidente en una Comunidad Terapéutica, que obligaron al Estado a intervenir, produciéndose prácticas que podríamos denominar mixtas, con operadores y profesionales tradicionales, ejerciendo las prácticas terapéuticas. Se mantiene en cambio, una pertenencia ambigua y a veces contradictoria de estos efectores, dentro del Sistema de Salud. La provincia de Bs.As. cuenta con nueve CTA. oficiales, con pertenencia a la S.A.D.A., dependiente actualmente al Ministerio de Salud Provincial, el resto conforma en su mayoría O.N.G. que tienen convenios con la mencionada Secretaria y con la SE.DRO.NAR. quienes subsidian a los usuarios sin obra social para su tratamiento, y debieran auditar el funcionamiento de las mismas. El ingreso del adicto para ser asistido en este modelo de C.T.A, puede ser por voluntad expresa, o a partir de la instancia jurídica, actualmente las más de las veces, mediante intervenciones de Juzgados de Familia. Como se expresara el modelo que se ha utilizado en el campo de las Adicciones en nuestro país tuvo una clara influencia del modelo Italiano, que por otra parte marcó una clara diferencia en torno a sus estrategias y objetivos. El funcionamiento del tratamiento está dividido en fases, con objetivos específicos cada una de ellas. Estas fases, generalmente son tres: de deshabituación al consumo del tóxico, de concientización del problema y por último de resocialización o reinserción social. El objetivo es que el sujeto logre un corte brusco con el tóxico y sostenga la supresión de su ingesta. La abstinencia a sustancias es la condición y objetivo principal propuesto y es determinante para la continuidad de la internación en el programa. En caso contrario se efectúan sanciones o su expulsión del programa. 5 Reflexiones Finales acerca de la C.T.A. Comunidades Terapéuticas para Adicciones. Si intentamos hacer una comprensión de la línea teórica, vemos una línea basada en el Conductismo, y un fundamental aporte de la Psicología Cognitivo Conductual. El par causalidad-efecto rigen la estrategia de trabajo asistencial. Para sustentarlo se crearon condiciones organizativas verticalizadas y rígidas, so riesgo de ser consideradas autoritarias. Puede ser considerado un modelo alienista, dado que hay una separación del medio (si bien transitoria y pautada), y una deconstrucción del sujeto, en el sentido regresivo, en que prima el desplazamiento de la dependencia. Esto en los modelos más primitivos, en que por sus raíces religiosas se adaptaba a credos confesionales. El eje conductor existencial, ya no es el objeto droga, sino un otro que prohíbe y/o habilita, normalizando un nuevo orden. La dependencia es transferida al Otro Institucional. Este modelo ha tenido y presenta distintas variantes conceptúales y estratégicas en cuanto al concepto de rehabilitación. El Otro, opera marcando la “confrontación” de un modo especular. El dado en llamar “confronto” ha sido y es aún, instrumentado como medida terapéutica (en algunas CTA) en que se miden los poderes. Es un ejercicio de roles, en que se conjuga el par poder-sumisión. Quizás sea ésta una de las intervenciones más cuestionables, por las representaciones que genera y la movilización del orden subjetivo que produce. Se privilegia el abordaje grupal, en que se promueve la identificación transversal. El aporte de la interdisciplina ha enriquecido al modelo de abordaje y al proceso de tratamiento. El proceso de rehabilitación tiene una duración pautada, que actualmente oscila entre uno y dos años, en ONG. Los ámbitos estatales han disminuido dichos plazos. Tal vez deba destacarse que si bien esos tiempos previamente establecidos, pueden ser flexibles, pues no son garantía de rehabilitación, no llevan la impronta tácita de la cronicidad de la internación. Podemos detenernos en el concepto de que la adicción es considerada como patología una patología del acto, en consecuencia las “recaídas” (en la ingesta de tóxicos) cobran trascendencia en el tratamiento del adicto y merecen tales “acting” una lectura seguramente más profunda. El dispositivo de C.T.A configura un espacio “nuevo” en el campo de la Salud, al que acceden novedosamente, también los actores del campo de la Salud Mental. El acercamiento a integrarse en estos espacios no tradicionales ha sido inicialmente tangencial y abierto fuertes discusiones, constituyéndose en un campo de “curiosidades” por un lado y del temer “trasgredir” los propios dogmas disciplinares, Las nuevas patologías y las intervenciones, abren muchas preguntas, siendo la Salud Mental y sus efectores, formalmente interpelada. No se disputa, en el campo de las adicciones la dirección de la cura, ante la inoperancia de la palabra, en tanto ésta se halla obturada. Por el otro lado el fármaco cuando es utilizado, si no es estatuido claramente a que fines responde (incluso para el que medica), opera las más de las veces, sólo como un sustituto del objeto de dependencia. La instalación de la prohibición como límite, establecería la represión (desde lo psicoanalítico). Podemos pensarla como una sobredimensionada instauración de la Ley, sustituyendo las consecuencias de la caída de la “imago paterna” visualizada por Lacan (Dessal) en el modelo familiar del posmodernismo. 6 Si bien los aspectos de revisión de este modelo, por su sentido tutelar, puede ser criticado, por un exceso en el manejo del poder en algunos casos, al igual puede homologarse de los excesos que el modelo biologista o el psicologista a ultranza producen. Esto es, cuando mediante su intervención, dan una mirada parcial y sesgada en principio del sujeto, y que tornan excluyente otros discursos e intervenciones posibles. La integración, complementariedad y la transversalidad disciplinaria, junto al aporte de otros efectores de la comunidad, ya sea por la propia vivencia o por ser sujetos víctimas de la situación, permitirá adquirir una visión totalizadora de esta problemática en que se halla por igual comprometida la subjetividad y la cuestión social. En ello aludo concretamente, a numero de niños/niñas y jóvenes que han trasgredido la Ley y donde la droga desafía los propios límites, sus carencias y su futuro incierto. Este parece ser el nuevo desafío de la Salud Mental, por supuesto no solo para operar en el campo de las adicciones. Replantear mas allá de lo clasificado, qué factores operan como fuentes de malestar, podrán permitir entender en su dimensionalidad primero, y luego intentar abordarla, sin efectuar una parcialidad excluyente, que permita reconocer al malestar de la cultura hoy, su repercusión en el colectivo social y fundamentalmente en el Sujeto. Julio 2015 7 BIBLIOGRAFIA Bauman,Zigmunt. y Gustavo Dessal El retorno del péndulo.Sobre psicoanálisis Y el futuro del mundo liquido. Fondo de Cult. Económica-Bs.As. 2014 BASSAGLIA,Franco La Comunità Terapeutica. Scritti. Eiunadìo. CASTEL, Robert. La Metamorfosis de la Cuestión Social” Editorial Paidós. 1981 1997 De DOMINNICIS, Andrea .La Comunità Terapeutica per Tossicodependenti. Origini E sviluppo del metotodo .CelS . Roma 2002 D.S.M. –IV Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales. Editorial Masson S.A. EPELE, María Sujetar por la herida. Una etnografía sobre drogas, pobreza y salud. Buenos Aires. Ed.Paidos 1995 2010 Fouc ault, Michel “Historia de la Locura en la Epoca Clásica” Fondo de Cultura Económica.Bs.AS. 1999 GALENDE, Emiliano De un horizonte incierto Ed.Paidos Bs.As. 1998 GRIMSON,Wilbur Sociedad de adictos.La Comunidad en la prevenciòn De adicciones. Ed. Planeta .Bs.As. Kameniecki,Mario Consumos Problemáticos Bs.As. Letra Viva 1999 2009 Laurent,Dominique Del deseo de la estandarización masiva.-ficha JONES, Maxwel Más allá de la Comunidad Terapéutica Ed.Genitor Bs.As. 1970 ROMANI, Oriol Doce conceptos claves repensar para las practicas de trabajo en drogas . Ed. Intercambios Buenos Aires 2013 . . . . .*. . . . 8 RESUMEN . Los nuevos problemas clínicos. Complejidad y problematización de tales presentaciones actuales. Manifestaciones emergentes, propias de la época actual. y de sus atravesamientos ideológicos y sociales también en crisis. Denuncian sufrimiento y desborde subjetivo. Aparecen éstas en el campo de la clínica, como un conjunto de señales y síntomas que, ya sea por su ambigüedad o complejidad, son denominados “inclasificables”, por hallarse por fuera de las codificaciones convencionales. Se consideraran las Adicciones, y particularmente las relativas al consumos de sustancias psicotrópicas. Se plantea acerca de la generalización conceptual, en relación a los distintos status y sintomatología. Generalización no sin consecuencias para la identidad del sujeto vinculado al uso/ consumo de sustancias, como para la representación social que de él se tiene en la sociedad. La palabra clave en esta cuestión sería la dependencia y el goce. Clasificación y dependencia y “efectos” subjetivos. Los dispositivos de Comunidad Terapéutica. Contexto de sus inicios..Aplicación para el campo de las adicciones. Modalidad de las CTA. Líneas de influencia en nuestro país: de E.E.U.U. e Italia. Cuestionamientos al funcionamiento. Cambios a partir de la incorporación de distintos actores del campo de la Salud Mental. Etapas y modalidades previstas durante el tratamiento. Efectores y contralor del campo de la Salud MentaLAportes y controversias. PALABRAS CLAVES: NUEVOS PROBLEMAS CLINICOS.-ADICCIONES- CTA. 9