ESTE CENTENARIO RELOJ, MUDO TESTIGO DE LAS MASACRES
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ESTE CENTENARIO RELOJ, MUDO TESTIGO DE LAS MASACRES
“EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 1 de 23 ESTE CENTENARIO RELOJ, MUDO TESTIGO DE LAS MASACRES OCURRIDAS EN SUS ALREDEDORES, ESTÁ UBICADO EN LAS FALDAS DEL ANTIGUO Y ABANDONADO PUERTO DE PISAGUA, HOY UNA CALETA DE 150 HABITANTES Y LUGAR UTILIZADO POR DIFERENTES GOBIERNOS DE CHILE COMO LUGAR DE RELEGACIÓN Y CONCENTRACIÓN DE PRESOS Y PRISIONEROS POLITICOS. “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 1 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 2 de 23 FOSA DE PISAGUA, CHILE. LUGAR DONDE FUERON ENCONTRADOS LOS CUERPOS DE VEINTE PRISIONEROS DEL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE PISAGUA (1973-1990). EN ESTA FOSA FUERON HALLADOS, EN JUNIO DE 1995 , LOS CUERPOS DE VEINTE PERSONAS TORTURADAS, ASESINADAS Y CONSIDERADAS DESAPARECIDAS HASTA ESA FECHA, EN EL CAMPO DE CONCENTRACIÓN DE PRISIONEROS DE PISAGUA, CHILE, RECINTO MILITAR QUE FUNCIONÓ DESDE EL ONCE DE SEPTIEMBRE DE 1973, DIA DEL GOLPE MILITAR AL MANDO DEL GENERAL DE EJERCITO AUSGUSTO PINOCHET UGARTE. PISAGUA ES UNA ANTIGUA CALETA DE PESCADORES UBICADA A DOSCIENTOS KILOMETROS POR VÍA TERRESTRE AL NORTE DEL PUERTO DE IQUIQUE, CHILE, Y A CIEN KILÓMETROS POR VÍA MARÍTIMA. “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 2 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 3 de 23 Imagen del Reloj que se divisa a lo lejos. ANTIGUO CEMENTERIO DE PISAGUA.CHILE. Este antiguo cementerio de Pisagua, Chile, data del siglo XIX. Al fondo la Caleta de Pisagua, lugar donde funcionó el Campo de Concentración de Prisioneros Políticos durante la dictadura militar del General Augusto Pinochet Ugarte ( 1973-1990) . Se divisa a lo lejos , en la falda del cerro , la imagen del fatídico Reloj lanzando aún sus lúgubres campanadas. “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 3 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 4 de 23 EL ANIMITA DE LA CALETA ES UNO DE LOS CUENTOS INCLUIDOS EN LA SELECCIÓN DE NARRACIONES Y CUENTOS DEL LIBRO “ MANIFIESTO IRREVERENTE Y OTROS RELATOS” DEL ESCRITOR CHILENO HUGO EDUARDO DIAZ , EDITADO EN SANTIAGO DE CHILE EN ENERO DE 2005, REGISTRO DE PROPIEDAD INTELECTUAL Nº 144.191 Y I. S.B.N. Nº 956-299-497-X. EL ANIMITA DE LA CALETA Habían transcurrido más de ciento veinte años desde que el principal puerto nortino, de apenas 4000 habitantes originarios, se había convertido, con el paso del tiempo, en un gran conglomerado de pobladores venidos del sur del país. Sus calles, ahora pavimentadas, no obstante, eran todavía testigos de sus vetustas casas construidas sacrificado del durante progreso el avance popular en lento el y último siglo. Rodeado el territorio de elevados cordones de la urbe por el mar, cerros y de cientos de kilómetros de desierto, lamentándose siempre de su enclaustramiento, con el sol siempre ardiente posado sobre todos geográficamente y los rincones, aislada culturalmente, sus vecinos a pesar del desarrollo tecnológico en todo orden de cosas, aún no se desprendían de sus creencias y mitos incrustados en sus mentes desde los tiempos coloniales. En plena vertiginoso tecnologías, época del de las era “ EL ANIMITA DE LA CALETA” avance ciencias de viajes asombroso y de y las espaciales, CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 4 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 5 de 23 transmisión de imágenes a todo color, de datos y voz, todo en tiempo real; vivientes, descubrimiento los humanos seres increíbles y progresos clonación del en mapa de seres genético general de científicos, de los más todavía los pueblerinos de este puerto tan típico adoran a sus animitas consideradas todas milagrosas, otorgadoras de favores y protección celestial. La población desde hacía algunos años que festejaba y peregrinaba con mayor fervor a una animita que estaba ubicada al costado de un viejo y antiquísimo muelle de pescadores de un también lucía antiguo el y famoso menospreciado puerto, el calificativo que de ahora caleta, distante este a casi doscientos kilómetros de la ciudad,es decir,del puerto principal,por la ruta terrestre y a no más de 90 kilómetros por vía marítima. Las otroras más concurridas celebraciones religiosas llamada una “La Tirana” y la otra , “San Lorenzo” habían sido sobrepasadas en cuanto a pasión, devoción y exaltación por la “ Animita de la Caleta”, que se festejaba los días 21 de Enero de cada año. El hombre, de presencia tosca, humilde, con la usual vestimenta de persona ruda y obreril, pero de mirada vivaz y limpia, de unos cuarenta años de edad, flagelado acompañado avanzaba por por el por sol los “ EL ANIMITA DE LA CALETA” la del cientos berma del desierto, de camino, sudoroso, fieles CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ que Página 5 de 23 en “EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 6 de 23 hilera caminaban calcinándose los pies, mientras avanzaban lentamente hacia la caleta de la animita, distante aún varios kilómetros. Mientras la muchedumbre creyente ansiaba en su dolorosa caminata ser pronto refrescada por la brisa del lejano mar lontananza tragándose carretera, otros vehículos cargados de con que el astro fieles, todo su se más tipo, avizoraba en rey, la cómodos marcas vituallas y por y en sus modelos, enseres, pasaban raudos hacia la caleta de los milagros. El caminante y penitente, hombre mariscador de una de las islas de Chiloé, recientemente arribado al puerto principal de la zona, al ser aguijoneado por la mala mitólógicos ancestros suerte y chilotes, fiel sumido a sus en sus pensamientos evocaba los padecimientos causados por el frío, el viento, tempestades, el oleaje persignándose bajaba la lluvia, furibundo, con su traje las cuando viejo y parchado hacia el fondo marino en busca de los locos, los erizos y las jaibas. Mientras sus pies adoloridos clamaban por descanso, él seguía implorando, en sordina, a la animita del muelle, que lo ayudara en la pronta obtención de un empleo con el único oficio que él sabía ganarse la vida: quieto, mariscar tan en tibio y este tan mar del generoso. norte tan Obedeciendo las señas de su adolorido cuerpo, el hombre de mar, detuvo caliente su su marcha, bolso “ EL ANIMITA DE LA CALETA” y se deja sobre apresta a CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ la arena descansar Página 6 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. algunos minutos irradiante Página 7 de 23 sentado de una sobre un calorcilla peñasco que hizo sobresaltar a su ya doliente trasero. Estaba observando panorama del el maravilloso, desierto, lanzando para su él, primera bocanada de humo del cigarrillo recién encendido cuando escucha una voz: -¿Cansado, amigo?... Con este que calor ya quién queda se va a cansar….Menos mal poco… sacrificio…Yo tremendo no no -Sí…pero estoy calor…. Yo vale la pena acostumbrado soy del a el este Sur…Soy de Chiloe…Por allá hace remucho frío… Dicen que la animita es remilagrosa… - Bueno… la gente dice que es el que más ayuda… Por eso es que ahora viene mucha más gente a la Caleta que a “La Tirana” o que a “San Lorenzo”. -¿Usted es de por aquí?... Preguntó el chilote al pampino. -Sí… yo soy de la Pampa, de aquí, de este terruño de sol y arena…Mis padres y mis abuelos, también,… pero mi bisabuelo, según contaba mi abuelo, era del sur, de Cauquenes… Lo trajeron p’acá como soldado, enganchao pa pelear contra los peruanos y bolivianos en la guerra del 79… Terminá la guerra se quedó aquí, se casó y aquí estoy yo ahora…vivito y coleando…Porque…usted …No sé si por allá, de tan relejos de donde viene usted… sabe que por aquí se peleó fuerte en esa maldita guerra… -Sí, algo yo me acuerdo… en el colegio el profesor nos hablaba de Arturo Prat…Lo interrumpió el chilote… - ¡Shi!... es no es ná… es pelo de cerros…esas la cola, mi planicies… “ EL ANIMITA DE LA CALETA” amigo…Mire todo esta hacia esos sembrao CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 7 de 23 de “EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. esqueletos Son los chilenos, héroes figuran mismo de en sin ningún con Página 8 de 23 mi peruanos nombres, texto mi de y bolivianos. amigo…ellos historia. bisabuelo… Esta no Pasó pampa lo está maldita…creo yo….Después de esa tremenda peleada con los peruanos chilenos , dueños interesados o los y territorios figuran ciudad en y mandamases que los en textos y un mismos muchos de ellos riquezas de estos son los héroes que de historia… aquí en la ejército patrones salitreras, casi aventureros extranjeros presidente , las ahora organizaron propietarios bolivianos…los apoyando de todos las a los oficinas aprovechadores para Balmaceda…porque y derrocar quería que el esta tierras llena de salitre ganadas con sangre del pueblo chileno fuera de propiedad del estado de Chile y no de los arribistas de toda calaña … la tropa, la carne de cañón, como siempre fueron los trabajadores pampinos obligados o engañados casi todos., muchos de ellos habían participado en la guerra… Y esto, mi amigo, sucedió apenas siete años después de terminada esa guerra y se trabaron estos sangrientas héroes, batallas los que entre mandaban, ellos…Por en aquí cerquita… en Dolores…por allá …en el mismo lugar donde murieron más de mil peruanos, chilenos y bolivianos Batalla en de la guerra… Dolores … Creo ahí que mismo le se pusieron agarraron después…como le digo… estos caballeros héroes de Chile entre ellos… fue esta batalla más sangrienta que la otra … entre chilenos…pero el pato lo pagaron “ EL ANIMITA DE LA CALETA” …¿ Quién cree usted?…¡Los CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 8 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. trabajadores, los Página 9 de 23 pampinos, pus mi amigo!… Fueron ellos los que murieron por miles… viudas , huérfanos, mutilados por miles, mi amigo… Creo que le pusieron a ésta batalla de chilenos, al mando de los héroes de la guerra , Batalla de San Francisco… más de mil muertos, mi amigo… y todos chilenos…Como le digo, mi buen amigo…muchos de los soldados de tropa, casi la mayoría habían peleado siete años antes contra los peruanos y bolivianos… y esto no es ná, mi amigo… en la Caleta… famosa también en la guerra …también es famosa chilenos..entre por la ellos…. pelea entre También estos cientos de muertos… y créame el salvajismo y las crueldades cometidas dicen por que los las vencedores peleas fue entre espantosa… hermanos es más cruenta y dañina… Eso debe haber sido…Creo yo… Por eso yo creo que esta Pampa está maldita… su historia esta chilenos llena han trabajadores de sufrimiento… muertos del en salitre Miles de ella…Después, asesinados por los patrones extranjeros que se adueñaron después de todos estos territorios…Disculpe mi amigo… pero me da mucha rabia cuando me acuerdo lo que mi abuelo me contaba…. - Es terrible lo que usted me está contando… Allá en Chiloé no había guerra entre nosotros, los que estaban casi en guerra eran los indios… arrebataban sus porque tierras… eran los perseguidos… tomaban les presos y los condenaban por cualquier cosa…el abuso era visible…pero que nosotros mandaban también a eran nosotros “ EL ANIMITA DE LA CALETA” nada podíamos generalmente que éramos hacer…Los extranjeros chilenos CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ y nos Página 9 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 10 de tenían a raya…Había que soportar nomás… Nada se podía hacer…Se cuenta en la isla que muchas personas fueron ajusticiadas por la inquisición, por los curas, que también eran extranjeros… a un indio que se rebeló de tanta injusticia reinició la lucha junto con otros … hasta que lo apresaron y lo fusilaron en el centro de la Plaza …creo que se llamaba Ñancupel ..y esto no hace mucho tiempo.Este indio asaltaba a los españoles y huincas, les robaba y ayudaba a su gente con el producto de sus robos… El sol había sido engullido ya por el mar y el desierto ahora se vestía poco a poco de tinieblas como si una inmensa capa cubierta frío de negra tanta comenzaba a quisiera sangre cubrir vertida, incrustarse en esa tierra mientras el tibieza de la esas arenas y en las rocas, las que de vez en cuando esto, lanzaban con soledades, el quejidos de silencio justificado dolor, causando fantasmal pavor al de ser esas escuchados como si fueran verdaderos lamentos de las almas ignorada, durmientes eternos de esos terrenales parajes. Estos creyentes de acciones solidarias de los muertos milagrosos, habían caminado cerca de cuarenta kilómetros en casi dos días. Habían decidido castigarse penitencia, carretera cuando para de el que esa bus forma, se como detuvo descendieran en todos una la los pasajeros que no continuarían hacia la ciudad de destino del transporte, distante ésta a ciento ochenta kilómetros hacia el norte del país, todo por la gran demanda y escasez de pasajes directos hacia la Caleta Santa, ocasionada por “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 10 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. la gran afluencia de Página 11 de peregrinos. La hilera de fieles, algunos con velas encendidas, seguían su calvario ahora hacia el su frío y destino la santo, camanchaca soportando de la noche desértica del norte del país. Otros, agotados, se tendían en la arena, en la berma del camino, haciendo autos, caso omiso camiones del que ruido rugían de los avanzando buses, hacia la caleta del santo popular. La Caleta mostrando a los feligreses construido poderosa sobre de la roca, distintivo, cubriendo visitantes cima de ahora disimuladamente y histórico una convertido lucía masacres su pequeña en su pero símbolo su vejez su vergüenza traiciones, reloj centenaria, de cuna tapizando sus destartaladas viviendas de maderas apolilladas, sus callejuelas pedregosas, su aspecto de pueblo estigmatizado, con bandadas de banderillas chilenas, como si con este gesto pudiera borrar su trágico pasado. La Caleta, que nunca sobrepasó los dos mil quinientos habitantes, ni en sus mejores momentos de euforia explotadora, cuando por su calle principal, casi golpeada por la furia de las olas y de no más de ocho cuadras de largo, gozaba con el caminar de cientos y cientos de esforzados de trabajadores, y sufría con el peso aventureros de de truhanes, todas las facinerosos, calañas y nacionalidades dispuestos a hacerse rico en el menor tiempo posible y valiéndose de todos los medios. Y éstos lo lograron… Se transformaron en grandes señores… “ EL ANIMITA DE LA CALETA” algunos en CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ honorables Página 11 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. parlamentarios, en Página 12 de autoridades enquistadas en todo el quehacer nacional y hasta el día de hoy. La patética visión de este pueblito abandonado como del si soportara mundo, paga penitencia galas y cada 21 velas quenas bombos y y gran sus religiosas cirios las una maldición, pecados de vistiéndose enero de cada multicolores, encendidas los al con sus con como año miles viento, charangos, tambores, aislado las con de mientras trompetas, sonidos despiertan sentimientos amargos ya idos y hacen evocar los lamentos lejanos de las almas de los torturados, muertos en combates o asesinados en sus playas, calles, casas y en la tenebrosa Cárcel que asombra hasta el día de hoy por su hipócrita y hermosa fachada de “ Casa de la Cultura”. La Caleta memoria está de de fiesta. solamente de Está uno de celebrando la sus de miles víctimas, el que, según la tradición popular, se ha tornado favores del en a sus otrora un ser milagroso seguidores. bullente y donador a los Frente muelle del de restos puerto, hoy moribundo, bizarros bailarines disfrazados como comparsas folclóricas indumentarias, aymara, con espejuelos, máscaras movimientos al sus compás con sus plumas exóticas, monstruosas, de los vistosas saltos y instrumentos musicales de uso casi milenario, ocupan la gran explanada situada a orilla del mar y a escasos metros habitual de la tétrica centro “ EL ANIMITA DE LA CALETA” de figura torturas de la y CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Cárcel, martirios Página 12 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 13 de utilizado por decenas de años por los gobiernos de turno del país. Miles de creyentes, venidos de toda la región, especialmente los del silenciosos temieran el puerto cerros principal, asustan circundantes, como surgimiento de miles de a si espectros yacentes en las entrañas de sus arenas teñidas de sangre, clamando por justicia y también por honor y reconocimiento. Los comerciantes restaurantes, transitorio, ambulantes, hospederías, no dan cocinerías, todo improvisado para atender abasto a y los miles de fieles de la animita de la caleta, todo con gran regocijo habitantes de permanentes los y ciento la cincuenta radiante sonrisa maquiavélica del panzudo y casi vitalicio señor alcalde del maléfico pueblucho. La Caleta noticia, desierto región, ofrendas en estos está y en días es convertida el luciendo puerto para religiosas en más esta y el hasta centro la reina habitado ocasión una de la del de la numerosas ornamentada capilla, con candelabros, imágenes santas, copas doradas y decenas de sacerdotes con sus típicas vestimentas, también multicolores, para hacer juego con el ambiente de festín y alegría. Como si toda esta muestra de arrepentimiento y fervor santo fuera poco, las gallardas fuerzas armadas de la poderosa guarnición militar de la “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 13 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 14 de región, representadas por lo más selecto de sus miembros, vistiendo sus mortales, altaneros y temerosa presencia, atuendos y arrogantes con sus equipos lucen presillas su cuajadas de estrellas de mando a la vista de los pobres y aún medrosos peregrinos. Retumban en las laderas de los cerros sagrados circundantes los acordes marciales de guerra, como si quisieran despertar a aquellos soldados ignorados cuyos esqueléticos restos diseminados presencian también el apoteósico acto. En este entorno, los visitantes en hilera esperan el turno para colocar en la casita de la animita festejada pequeñas placas confeccionadas en mármol, oregón, en bronce, dejando en aluminio, constancia, de esta o en pino forma, de los agradecimientos por las peticiones otorgadas y cumplidas. Por todo, La Caleta ha rejuvenecido, por algunos días ha vuelto a ser una gran factoría como en sus años dorados, más de un siglo ya pasado, cuando el sudor de los trabajadores expoliados, patriotas desconocidos chilenos, bolivianos y peruanos, jubilados de las lides guerreras, eran presa de la avaricia de los causantes de esa mortandad de los más pobres de la región. Ahora, nuevamente está siendo víctima de la llegada de una variada gama de maleantes, desde los señores camuflados como “ EL ANIMITA DE LA CALETA” respetables comerciantes CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ hasta Página 14 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. los habituales Página 15 de rateros de otras ciudades del país. El pampino y el chilote, después de esta larga caminata y de horas y horas de conversación y de opiniones casi coincidentes contemplaban desde la altura de los cerros el panorama en todo su esplendor. A lo lejos, la inmensa meseta marítima, azulada y tranquila. Hacia abajo, al pie del cordón de cerros, como lamiendo las olas, vetustas casas de madera, añosas, viejas, ruinosas, desvencijadas, techumbres Para el pequeño de conchuelas chilote y lo viejo y visto barrio mostrando oxidadas no de era sus calaminas. más cualquier que un caletilla del sur del país, de donde él era oriundo. Flotando sobre el agua, meciéndose, se avistaban algunos débiles botes y lanchas, sobre esa rada donde hacía decenas un de poco veleros nacionalidades, aventureros, más de y un barcos trayendo plagas y siglo malas anclaban de todas mercaderías, costumbres y llevando la riqueza blanca, objeto de codicia y causante de muertes y genocidios. Cojeando, demacrados, sucios y transpirados, con su bolsos al hombro, estos dos siervos de la fe religiosa, bajaban el verdadero precipicio desde la cima de los cerros portuaria, hasta lugar de la escuálida jolgorio, planicie ruegos, rezos, plegarias, llantos, todo aderezado con la alegre risa etílica de los que tomaban estos días como una placentera oportunidad de distracción. “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 15 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Luciendo un un buen nuevo semblante, almuerzo refrescante Página 16 de baño en en reconfortados una la cocinería playa, los con y dos un ahora amigos, apretujados por la multitud, buscaban un lugar donde beber Pampino…¿Te puedo hasta nada ..¿ ahora Quién murió?.. saber era… toda Terminó hacer me ¿ Porque algún en tú su - Oye, pregunta?..Porque has dicho sobre el santo? se eres llamaba?... de esa cuestión…¿ preguntando acomodaba una Cómo esta refresco. el silla zona No es Chilote, y miraba ¿ y Cómo debes cierto?... mientras el se cadencioso caminar de la garzona que traía en sus manos dos botellas de agua mineral “ Chuzmisa”. - Mira, Chilote, en este asunto hay mucha confusión…La gente habla muchas cosas y no todas son ciertas…Debes saber que yo apenas tengo treinta años y esto sucedió el año 1973…es decir hace exactamente cuarenta equivoco…Haber saquemos en el año 2013…Yo nací años…si la cuenta… en 1983… no Hoy me estamos -Termina con este asunto de los años…Cuéntame algo…lo que tú sepas del santo… Interrumpió abruptamente el Chilote. El Pampino estaba en pleno proceso de hilvanación de la exposición del asunto, de lo que sabía y se acordaba, cuando de improviso fue remecido por un fuerte golpecillo en la espalda y un vozarrón reconocido al instante: -¡Hola, pu Pampino!…¡Cuánto tiempo sin habiay -¡Aquí estamos!..¡Pagando hecho?.. mandita anday a mi amigo haciendo por verte!...¿ Que te una Nelson!... ¿Y tú?... ¿ Qué estos lados sagrados?...No creo que vengai a pagar alguna manda…Porque, tú, “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 16 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Ike, soy harto Página 17 de jodío..¿ negar?...contestó O me sonriendo lo vay el a Pampino, acercando una silla para que el Ike se sentara y los acompañara. versado -Oye, en Ike, este Nelson…explícale tú que asunto algo soy del aquí harto santito a mi amigo Chilote…Porque yo la verdad que sé algunas cosas que la gente cuenta, pero a lo mejor tú que hay estudiado sabí más… --Sí…Bueno, sé también lo que la gente más vieja cuenta…interpeló el Ike. Ni los pocos viejos que andan por la calle como sonámbulos y que conocieron al santo y vivieron y sufrieron las torturas como él saben…Queda uno que otro sobreviviente de ese tiempo…Casi todos han muertos…Olvidados miseria…¡ Pobres y en la viejos!..Y más pensar triste que por ellos, por sus luchas, hoy nosotros gozamos de más libertad y más justicia…La gente es muy mal agradecida…Menos milagrosa, los más hace que Nelsito, recordar de el lo animita que pasó aquí… Mire, taita Chilote...Allá… Vé el letrero, donde dice “ Casa de la Cultura”, ahí torturaron y asesinaron al prisioneros…Más especie de Nelsito… allá, panteón y y donde a casi se todos divisa los ese esculturas que no sé qué diablos representa, esta tapiada la fosa donde enterraron a más de veinte compañeros torturados y fusilados…Bueno mi amigo…La historia de esta Caleta es larga y siniestra…y tenga la seguridad que muy pronto volverá a hacer noticias…Por algo construyeron una nueva cárcel moderna, segura y para ser habitada por una gran población.¡ Los bribones de siempre, “ EL ANIMITA DE LA CALETA” pu, mi amigo, CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ están muy Página 17 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. preparados para Página 18 de los tiempos que se avecinan…Vendrán otros Nelsitos milagrosos…se lo aseguro….y muy pronto, mi amigo Chilote…Terminó sentenciando emocionado atragantándose con el el sorbo Ike, de agua casi mineral “Chuzmisa”. Encaramados sobre la roca que soportaba la base del centenario Reloj de la Caleta, lo que por su elevación sobre el plano era un estupendo mirador de la bahía y de la Caleta, gozan del frescor de la brisa marina y del sol de mediodía tres ancianos, personas de o la como se tercera dice edad ahora, y uno tres en la periferia de la cuarta edad, con aires festivos y la jocosidad que produce el vino, comentando risueños los que sus ojos avizoran desde esa altura. Al verlos nadie podría suponer que estos cuatro hombres, en las postrimerías de sus vidas y con las penosas experiencias vividas, puedan liberar risas y alegrías en esa tarde de recuerdo multitudinario de una tragedia ocurrida hacía cuarenta años. Rememorado por la multitud como un inolvidable periodo chilenos, de en torturas ese y lugar, asesinatos ahora de casi muchos sagrado, estos sobrevivientes de uno de los sangrientos Consejos de Guerra realizado en el edificio de la ahora mostrada como Casa de la Cultura , estaban ahí, observando como si fuesen fantasma del pasado, los actos de casi constricción de la gente acompañando al santo de la Caleta, víctima “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 18 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. también martirizada edificio, para durante se en ese inicialmente años cárcel destinado como Prisioneros antiguo como posteriormente de de dice muerta y decenas Concentración como y construido delincuentes Página 19 de Campo Políticos. popularmente, las de Pero, apariencias engañan. Los cuatro simulaban y disimulaban sus verdaderos por ese talvez pensamientos falso para orgullo evitar y sentimientos, varonil, caer en por esos quizás dignidad o persistentes momentos de tristeza y melancolía que ni el vino era capaz de espantar. Era casi tradicional que en sus casi cincuenta ñaos años de amistad, cada vez que se juntaban iniciaban sus charlas sobre las noticias contingentes y copuchas de actualidad, pero sin saber cómo lentamente sus mentes automatizadas y traumatizadas los guiaban hacia el pasado, hacia esos momentos de dolor y tormentos. Acudían a sus mentes ya envejecidas y desmemoriadas, casi desconocida las rejuvenecer sin potencia de y un evocaciones, una células volver en como ese cerebrales cerebro órgano pleno detalles, capacidad ya para gastado y de recuerdos, nombres, dichos, expresiones, miradas, gritos y quejidos vistos, escuchados, no han podido acurrucados padres tiempo en y ahora pero no que y pensados. evitar sus primero; después esto, sentidos de de lo llorar camas, su a en de veces secreto, escondidas mujer, de sus sus hijos, sus nietos. Y ellos sabían decían, duraba Cuantas esa a pesar amistad del unida largo por ese sentimiento común y recóndito. Uno de ellos, con “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 19 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 20 de aspecto de un anciano de unos ochenta años, de pronto dejó de reír. Sus amigos, comprensivos, esperaban, como siempre sucedía, que en cualquier momento algunos de ellos sería cogido por esos malditos recuerdos tornando la sonrisa y la risa en un incontenible y mudo llanto de hombre, lágrimas compañeros cruenta vertidas flagelados persecución y en memoria asesinados soportada de y los por durante la tantos años. Era el inicio del recorrido de esas mentes hacia tiempos video, de ya la torturadores, golpes, de idos, pero mirada de los presente como inquisidora las de los de los a esas humillaciones, padecimientos. un Volvían mentes los rostros ausentes de los que sin poder soportar los dolores chillaban y saltaban como animalillos indefensos hasta sucumbir entre espantosos alaridos. Afortunadamente eran momentos pasajeros, realidad y también luego a la todo volvía resignación y a la a la esperanza de que todos los que luchan logren que el futuro depare una humanidad poblada por seres más humanos. cuesta, Estos como un hombres, reto a con sus su dolor enemigos, a casi siempre terminaban sus encuentros con un alegre: “ Derrotados, pero jamás vencidos”. Más repuestos de esta explosión de emociones, uno de los viejecitos agregando: trajimos el lanzó -- Te cemento, construimos en media Nelson. __Casi una carcajada acuerdas, la madera hora nos la al Victor, y las aire cuando velas casita para pillan y el los pacos…acuérdate…Total la sacaron , pero volvimos “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 20 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. y la volvimos Contestó a el Página 21 de colocar… Victor. y con velas __Menos y mal todo… que los pescadores amigos, empezaron a colocar plaquitas de favores concedidos y todos empezaron a persignarse antes de salir a la mar…a la larga ellos fueron los guardianes del Nelson… Aclaró otro. __ Acuérdense.… Acuérdense… El cura hablo con el Alcalde , con el Intendente… hasta dictaron un decreto de prohibición…pero la gente empezó a creer en el Nelson, porque parece que es cierto que este guebón es milagroso…Ojalá que nos ayude a amigos…La dicen nosotros caridad ustedes… cansancio ondeaban cada la numerosas grupo político de los fuimos casa…¿ fin banderas el cuatro lugar donde distintivas adherentes hechos no, por los al sus Oh suspirando caminata por las por y larga arribaron rememorativo siempre empieza Jadeando de ancianos que al acaecidos de acto en esa Caleta los años 1974 y 1975. Los residentes Caleta, animita perpetuos difuntos algunos del olvidados, kilómetros, Cementerio distante con sus de de la la sepulturas abandonadas, con sus adornos sagrados carcomidos por el sol, el viento y algunos con más de una centena de años, con sus cruces luchando por mantenerse erguidas, cada año en esta fecha eran despertados por los sones de quenas, charangos, bombos y cornetas. Eran las ofrendas musicales que montadas multitudes en la religiosas brisa de la les enviaban animita. Al las lado Norte de esa antigua villa mortal, habían yacido “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 21 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. y cohabitado, colectivo, con como veinte alambres descubierta Página 22 de almas de ésta si estuviesen apretujadas, púas, en en Julio una de en un amarradas fosa 1995. común Eran los compañeros de la animita. Como lo hacían todos los años, estos cuatros ahora ignorados viejecitos, miraban y observaban la gran fiesta casi rutinaria, de a veces interesados discursos políticos, cola, en con lo vino, se indignación, empanadas y mucha coca- había transformado la pena, la el llanto reprimido de los sobrevientes de esa tragedia que había vivido el país. Con el todo transcurrir ahora protesta casi por una todas era un más fiesta. las del tiempo risueño justicia Pero banderías, siempre recuerdo y por cuando amigos y no castigo. los o sabio, de Era muertos enemigos, de los hospedados en el Cementerio o los que asoleaban sus restos laderas bajo de las los arenas cerros calientes vistiendo de las uniformes militares, ya sean éstos peruanos, bolivianos o chilenos o aquellos escondidos y hombres cuyos desaparecidos martirizados cuerpos políticos de y figuran como Chile, eran despertados de su eterno letargo sucedía cuando aquí, en la patrióticos privacidad Caleta himnos de y en todo militares todos los el país los invadían la laberintos de los hogares durante los días uno y dos de Noviembre de cada año, fecha de la toma de la caleta por las tropas chilenas, “ EL ANIMITA DE LA CALETA” defendida CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ ésta por Página 22 de 23 “EL ANIMITA DE LA CALETA” 23 UN CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ. Página 23 de peruanos, su dueña en ese entonces. En esos días se enfrentaban las miradas hoscas de los señores de lustrosas botas y elegantes tenidas con los miles de rostros de mujeres, niños y hombres, con sus pancartas, gritos de consignas y cantos alusivos, que como batallones presto para entrar en combates, avanzaban los unos hacia el sitio donde se planicie ondeaba había construido patriótica una gran con un bandera una especie monolito chilena y en de el los que otros recorrían la polvorienta ruta hacía la Fosa de los mártires de la Caleta donde también se había levantado un enseña que lucía con grandes letras en bronce: “ Para que nunca más”. Con el cuatro transcurso ancianos mundo. Los de uno algunos a cuatros uno pocos fueron años, dejando inseparables y los este leales compañeros y creadores del poder milagroso del inmortal Nelson, el animita de la Caleta, fueron sepultados en lo alto de un montículo cercano y con vista hacia la Fosa de la Caleta, conforme a sus deseos, ese trozo como de la si hubiesen Caleta su querido dejar convicción de en que algún día los seres humanos sabrán organizar la sociedad en que viven para hacer realidad la consigna “ Para que Nunca Más”. --------------Iquique, Chile, 01 de enero de 2005. “ EL ANIMITA DE LA CALETA” CUENTO DE HUGO EDUARDO DIAZ Página 23 de 23