Copia digital - Biblioteca Virtual de la Provincia de Málaga
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1 ^8 NUESTRA BAHIA (Arte fotográfico L a rada de Málaga, de noche, o de día, con sombras nocturnas, o luz zodiacal, ofrece el encanto de la poesía, que expande su ambiente sobre esta bahía por un misterioso poder celestial,.. • • de D . J u a n A. López) L a torre gallarda del templo cristiano se yergue en las sombras de la población, visible al navio que cruza lejano.., cual símbolo sáxeo del credo romano.., cual faro divino de la religión... L. CAMBRONERO Número 30 Céntimos 1 EL PORVENIR Almacén de Calzados al por Mayor y Detall EL FOHVEWIR s ® Y de los de likonón Depíislto ile los máñM chIzíés i e mió. ® de MirlHinflii mpiiHnl A iniirco SHOElíIAH I i JUAM CO/NEJO fe DESTINADO PARA L O S SEÑORES ñUGbñDñ V ^ l í D E D E Z CONFITERIA O W .V ^ ^ I > .V , I §12 S I i m Redacción y Administración: ECHE6ARAY, 4, bajo derecha Director: AÑO SUSCRIPCION Un a ñ o . Semestre Trimestre Un mes. . . . . . . . . . . . . Málaga 9 de Diciembre de 1922 autoridad económica, la única que tiene, no pudiese pesar en ningún sentido. El poder público adaptado al ambiente: desde mi punto de vista, el menos responsable,porque las resoluciones de la autoridad gubernativa necesitan los estímulos manifiestos de la pública opinión; aunque...claro es, ha estado m á s ausente en er lado de los proletarios. Nada tiene de extraño, pues, que a Málaga no llegue siquiera el reflejo de loque España está liquidando en el debate parlamentario de las responsabilidades, iQue m á s le dá, que estas queden impunes o sancionadas: que Berenguer salga indemne o residenciado para siempre: que Sánchez Guerra después de abatir a los débiles muestre su minúscula condición de cacique de aldea; que Bergamín concrete toda su decantada preparación económica para el ministerio de Hacienda, en el recargo de la contribución industrial y en el aumento de la clasificación de las tierras que no han sido caíastradas; que los conservadores españoles y algún que otro liberal, hayan dejado el país sangrado y sin alientos, el tesoro nacional en ruinas, el ejército deshecho y sin prestigio, el decoro español por el suelo, la justicia en flagrante prevaricación, los fondos públicos malversados! Y ante este cuadro viviente de desdichas y de vergüenzas, en Málaga no apunta siquiera la iniciativa de sumarse, aun por mera fórmula de bien parecer, a esa manifestación proresponsabilidades del Ateneo de Madrid que va adquiriendo empuje y resonancia hasta en los m á s pequeños rincones de E s p a ñ a . Firmemente creo,que aquí somos todos «pacíficos reaccionarios», «pasivos colaboradores de todo lo . NUM. POR FRANCISCO Si se dice que E s p a ñ a es una nación indiferente, una colectividad enferma y sin pulso, Málaga es, sin duda alguna, su miembro menos vital, su circuito orgánico m á s acabado y atónico. Los alientos un tanto vigorosos de otras provincias españolas son aquí tenues suspiros de desfallecimiento. No hay un sector de la vida local en que pueda decirse, que se rompe el ritmo de muerte que todo lo acompasa. Vedla, cuando las pobres mujeres del pueblo malagueño son muertas a balazos en las calles más céntricas de la Ciudad; vedla, cuando a su puerto afluyen levas de hombres sanos y fuertes para que la vorágine africana les devuelva el saldo de heridos y enfermos que la muerte no quiso; vedla, ante las horrendas perspectivas de ruina económica con que le brindaba la remora en los conciertos comerciales con el extranjero; vedla, ante todos los problemas nacionales que vienen conmoviendo la vida española; y sólo,sólo lograreis observar el mismo gesto de indiferencia, la propia mueca de suicida apatía que ha mostrado durante esos cuarenta días de huelga en que ha estado paralizada la acción del trabajo, acumulada y vigilante la fuerza pública, enarenadas las calles, y campeando libremente el hambre por los hogares de miles y miles de trabajadores malagueños. Ni una voz, ni una actitud, ni una sóla iniciativa de humanidad fuertemente sentida, han salido de ningún corazón malagueño para intervenir piadosamente en la última contienda social. Hasta algún personaje a quien sorprendió el conflicto en puesto de obligada intervención, tuvo la oportunidad de Wear un viaje altruista, como todos sus actos anteriores, para que su . . 1 4 Pesetas 7 3.50 » . 1,20 » 20 TIMONET. que caiga en perjuicio y daño irreparable de la colectividad nacional». Que las clases conservadoras se amolden de buen grado a esta parálisis de la acción colectiva, es una cosa condenable, pero lógica. Que a los usufructuarios del Régimen les parezca de perlas, esta atrofia de la dignidad ciudadana que les permite un eterno regodeo, también es explicable; pero que los titulados hombres de izquierda tengan el sentimiento liberal tan quieto y acorchado, es un síntoma gravísimo de irremediable degradación. El pueblo proletario entietenido en organizar el egoísmo, la desconfianza y el desamor, no tiene una palabra, ni un aliento para algo que sea la afirmación de alguna esencia democrática. Anquilosado en los chirreantes mecanismos de su estructura sindical, como es lógico, le falta espiritualidad hasta para hacer una protesta viril, cuando es atropellado. No comprende que la libertad es como ambiente necesario a su propia actuación; y que la solidaridad de los otros sectores ciudadanos no se obtiene desde el nivel de desvío y apartamiento en que se empeña en situarse. El grito de Berenguer POR GOR. Al fin ha respirado el general Berenguer en el Senado por la herida del Régimen. «Si 'a opinión— ha dicho—quiere mi sacrificio,quiere una víctima, aquí estoy dispuesto a sacrificarme por la patria y por la opinión». Si este pobre hombre hubiera empezado por ahí, no se V I D A M A L A G U E Ñ A . — R e v i s t a Semaníil hallaría hoy en trance de que el Régimen lo haga su víctima propiciatoria. Desde las alturas de su Comisariato africano no llegó a columbrar las tristes perspectivas de estos días. Aquellas grandezas de virrey no podían menos de ocultar a un pobre miope, las adversidades del caudillo caido y residenciado. Ahora bien, el grito un poco teatral del antiguo Comisario 'de Marruecos, no ha sido del todo sincero ríi valiente. En vez de decir que la opinión quiere una víctima, ha debido aludir al régimen; en vez de ofrecer su sacrificio a la patria, ha debido brindárselo a la Monarquía, porque ni la opinión ni la patria han tenido la culpa de sus flaquezas, ni de sus generosidades marcadamente serviles. Si los documentos que contenía el forzado cajón de la Comandancia de Melilla, no los hubiese sustraído al foliado del expediente Picaso, a buen seguro que a estas horas no estaría forcejeando contra el espectro de la responsabilidad. Gozó en su día de la ficción de un recibimiento triunfal de caudillo vencedor, y hoy se extraña y se lamenta de que al dar aquella la faceta de la realidad lo muestre a él, simplemente, como al General en jefe que ha perdido el territorio que le dieron conquistado. Si mostró en aquella ocasión su acendrado amor al Régimen, éste no pudo hacer mas que pagarle con la m á s alta distinción, sus evidentes fracasos militares y políticos. ¿ Q u é pretende aún; que aquella apoteosis de la estación de Atocha perdure en ocultar la tragedia atricana con sus once mil muertos y sus miles de millones perdidos? No, señor Berenguer,si aquel fué día de gozar como buen palatino, ahora es la hora de soportar con paciencia la alternativa de la fortuna. La salud de la patria exige imperiosamente que se aplique justa sanción a los responsables de tanto daño y tanta vergüenza; y cuando castigue al que fué General en jefe de un ejérto desmoralizado que huyó ante las sombras de unas tribus salvajes, no habrá castigado a un inocente. CUENTOS DE RISA Y DE LLÁNTO La delatora horquilla POR ANTONIO GASCÓN Mercedes termina de cepillar el traje nuevo a su marido. Le Ha preparado la camisa limpia y le ha puesto en el cuello almidonado la corbata de las grandes solemnidades. Y d e s p u é s de todos estos preparativos, va a la alcoba, abre las maderas del balcón para que entre la luz matinal, y se acerca a la cama, en donde duerme el marido. MERCEDES.-Jaime!... ¡Jaime!... ¡Son las nueve. jos... y tampoco puede resistir la terttación: lo desenvuelve. JAIME.—(Con la imbecilidad que todos manifestamos cuando acaban de despertarnos). ¿Ya?... ¿Las nueve ya?... ¡Parece mentira! LA D O N C E L L A . - S e ñ o r i t a . la señorita Enriqueta espera en la sala. Mercedes corre como mía exhalación al encuentro de su amiga. M E R C E D E S . - ¡Enriqueta!... Enriqueta! ¡Soy muy desgraciada! ¡Muy desgraciada! ENRIQUETA.—¡Pero, chiquilla! ¿Qué te pasa? ¡Vamos, tranquilízate y cuéntame! MERCEDES.—¡Si estoy muy tranquila!... ¿No lo ves?... ¡Muy tranquila!... ¡Como que iba yo a alterarme por ese... (La frase no termina. Mejor es así). ¡Estoy completamente tranquila! ENRIQUETA.-(Sonriendo).Bueno;pues tranquilízate todavía un poquito más. Y dime que es lo que te pasa. MERCEDES. (Consultando el relojito de pulsera). Las nueve y cinco. JAIME.—¿Me has preparado e l traje nuevo? M E R C E D E S — S í . Todo lo tienes dispuesto. JAIME.—¿Para q u é me h a b r á llamado el Ministro? Ayer, cuando estabaftart tranquilo en el Negociado, entró un ordenanza y me dijo... MERCEDES.—«De parte del señor M i nistro que se presente usted mañana en su despacho a las diez en punto». Ya me lo dijiste ayer. JAIME.—¡Es verdad! Estoy medio dormido aún. ¿Pero q u é demontres me querrá el Ministro? Como no sea para ofrecerme una plaza en su secretaría. Es nuevo y aún no la tiene montada. Le dije a Ramírez que me recomendara, pero no sé, no sé... Y se sienta en la cama, con las piernas colgando. Pero no abandona esta posición. MERCEDES.—Sí, hijo; piénsalo bien. Hay cosas que se deben pensar muy detenidamente, y esta de ponerse los calcetines es una de ellas. ¡Perezoso! JAIME.—(Comenzando a vestirse y como sí hiciera uu acto de heroísmo). ¡Valor! Se viste, se lava, toma el desayuno, hojea y ojea el periódico de la mañana. Y ya en el vestíbulo: MERCEDES.—Hoy, que llevas el traje nuevo, aprovecharé para limpiarte el de diario. JAIME—Bien. MERCEDES.—Toma: el abrigo, el sombrero, el paraguas, que parece que va a llover. Ponte también la bufanda. Hace hoy un día muy frío. (Primer bes#). Que no fumes por la calle, te puedes constipar. (Segundo beso). ¡Ah! toma los guantes. (Tercer beso). JAIME.—¡Uf!..* ¡Las d i é z m e n o s cuarto!... Adiós! MERCEDES.—Hasta luego. (Cuarto beso). Que no te olvides de comprarme a la vuelta la obra que te dije anoche. Ya sabes: «El hombre de la rosa blanca». (Quinto y último beso). ¡Adiós! Con el cepillo en la mano se disporte a la limpieza del traje. Al cogerlo la cartera cae al Suelo. El marido, sin duda con la precipitación, la ha dejado olvidada. ¡La cartera del marido! Se agacha para recogerla... La contempla con los ojos fijos, muy fijos... y no puede resistir la tentación: la abre. MERCEDES.—La cédula, dos billetes de Banco, el «carnet» del Círculo, dos t i m bres móviles, cinco sellos de Correos, tarjetas de visitas y... ¿qué será esto?... Un paquetito envuelto cuidadosamente en papel de seda. ¿Qué será? Lo contempla con los ojos fijos, muy f i - MERCEDES. — ¡Una horquilla!... ¡Una horquilla de concha!... ¡Y no es de las que yo uso... MERCEDES.—A mi no me pasa nada. ENRIQUETA.—¿Entonces? MERCEDES.—A quien le pasa algo es al granuja de mi marido. ENRIQUETA.—¿Y qué le ocurre, vamos a ver? MERCEDES.—¡Nada, casi nada! ¡Que no tiene ni pizca de vergüenza! ENRIQUETA.—¡Mercedes, por Dios! MERCEDES.—Mira esta horquilla. ¿ E s eso tener vergüenza? ENRIQUETA.—No comprendo híjita. No se que es lo que quieres decirme. MERCEDES.—Pues que me engaña cochinamente. Le he encontrado en la cartera esta horquilla cuidadosamente envuelta ¿Qué dices ahora? ENRIQUETA.—¡No te pongas así! Por una sospecha de esta índole, no debes ponerte de esa manera. Haz por descubrir la verdad y en cuanto ya la conozcas, te sea favorable o adversa, obra en consecuencia. Pero ahora, no. MERCEDES.—¿Pero que m á s verdad que la que está diciendo esta horquilla desde hace un cuarto de hora? ENRIQUETA.— Sin embargo, sigue mis consejos. Las apariencias engañan muchas veces más que los maridos. Además de que yo creo a Jaime incapaz de eso. MERCEDES.—¡Defiéndele!... ¡Claro!... ¡Sí el pobrecito es un inocente! ENRIQUETA.—No es que lo defienda; pero te aconsejo prudencia, mucha prudencia. Unicamente eso; prudencia. MERCEDES.—Si; mucha prudencia. Y mientras, que él me siga engañando. ¡No hija, e s t á s muy equivocada! ENRIQUETA.—Como tu comprenderás, yo no tengo nada que ver con esto. Sí te he aconsejado, ha sido únicamente porque he creído un deber de amiga el hacerlo así, y porque me apena que trate tan injustamen« te a un hombre como Jaime. MERCEDES.—¿Injustamente? ENRIQUETA.—¡Ciato! MERCEDES.—¿Y esta horquilla? Dir ¿Y esta horquilla? ENRIQUETA.—¡Bah! MERCEDES—Y t u sigues en su defensa... ¡Vaya usted a saber de quien será esta horquilla! V I D A M A L A G U E Ñ A . — R e v i s t a Semanal ENRIQUETA.—¿Qué quieres decir con eso? MERCEDES—Lo que he dicho. Que vaya usted a saber de quien será. ENRIQUETA. — Me permitirás que te dejes ¿verdad? Tengo muchas cosas que hacer. He de ir a ver a mamá que creo se encuentra algo constipada. MERCEDES.—Siendo así no te entretengo. Adiós. ENRIQUETA—Hasta la... Va a decir «hasta la vista», pero no termina la frase. MERCEDES.—Con esto que me sucede, ya comprenderás que no tengo gana de nada. Asi que la excursión que teníamos proyectada para el domingo queda en suspenso. ENRIQUETA.—Desde luego. MERCEDES.—Adiós. Cierra la puerta. Va al despacho del marido. Revuelve los papeles. Abre los cajones. Mira por todas partes. Pero nada encuentra. MERCEDES.—¡El infame!... ¡Qné bien guarda las cosas de la otra! En el gabinete rompe dos «bibelots». Está nerviosa, muy nerviosa. Da un fuerte timbrazo. LA D O N C E L L A . - ¿ H a llamado la s e ñ o rita? MERCEDES.—Sí. Tengo que hablar con usted. LA DONCELLA.—La señorita dirá. MERCKDES.—Me he enterado de que usted tiene novio. LA DONCELLA—Se lo dije a la s e ñ o rita hace diez meses, cuando entré en la casa. La señorita me dijo que era muy natural. Y me extraña que ahora la señorita quiera hablarme de ello. MERCEDES.—Bien, bien. Vaya usted buscando casa. No quiero criadas con novio. LA DONCELLA.—¡Pero señorita! MERCEDES.—Nada m á s . Tiene usted una semana para buscarse una nueva colocación, a no ser que prefiera usted dejar esos amores. LA DONCELLA.—Yo estaba muy contenta de la casa. También parecía que la señorita estaba contenta conmigo. Pero yo no puedo dejar a mi Pedro. MERCEDES. - Entonces... LA D O N C E L L A . - Y a sabe usted, s e ñ o rita, que solamente hablo con él los domingos, cuando salgo de paseo. Nunca 'he pedido permiso para salir en medio de semana. Ni tampoco podrá decir la señorita que me entretengo en los recados. MERCEDES.—No me importa nada de eso. Ya lo sabe usted: le doy una semana. Nada m á s . Puede usted retirarse. Suena el timbre de la puerta. MERCEDES.—¡El! JAIME.—(Fuera). ¿Dónde e s t á la s e ñ o rita? Entra con el rostro resplandeciente de satisfacción. JAIME.—Vengo conteritísimo. Efectivamente, el ministro me ha llamado para decirme que destina a su secretaría. Me dará sesenta duros mensuales de gratificación, aparte del sueldo. ¿Pero que te pasa? MERCEDES. — (Poniendo una terrible cara de juez de última categoría). ¡Caballero!... No me vuelva usted a hablar en su vida. Es usted un infame indigno de ponerse en mi presencia. Como es natural, el marido se pone lívido, da un paso hacía atrás, y cree que su mujer no está del todo bien de la cabeza. JAIME.—¿A santo de q u é viene esas palabras? MERCEDES.—(Sacando de su seno la horquilla delatora). ¿Qué significa esto?... ¿De quién es?... Merece usted que... No puede terminar. Ha quedado estupefacta, al ver que su marido ríe a grandes carcajadas. JAIME.—Pero, mujer... Imposible. La risa no le deja concluir. A l fin, hiposo, puede terminar. JAIME.—Pero, hija,¿no te acuerdas? Esa horquilla te la quité, cuando éramos novios, el d í a en que nos dimos el primer beso... ¡Pero que mala memoria tienes!... ¡Ja, ja, ja, ja! cuando partía tan lejos de mi tierra de Andalucía... ? Después, cedi a consejos y a realidades: olvidé poco a poco mi* mocedades; y un hombre enamorado me hizo su esposa, para después hacerme madre dichosa... Pero ¿porqué s i tanto bien me rodea el recuerdo remoto aún me recrea? V aquel hombre en mi mente ¿porqué persiste... ? Y s i no debo estarlo ¿porqué estoy triste..'.? ¿ E s que olvidar no pude mi amor primero... ni con mis propios hijos que tanto quiero...? ¿ E s que clamor no muere cuando nos deja la dulzura infinita de aquella reja? S i peca s ó l o a veces el pensamiento, yo de ser pecadora ¡bien me arrepiento...! pero borrar no logro del alma mía ¡mi reja inolvidable de Andalucía!... Como üd ratón... "pelao" POR X . Rejas de Andalucía POR LUÍS CAMBRONERO. ¡Rejas encantadoras de Andalucía! rejas de mis recuerdos y mi alegría: que'al través de una reja llena de flores me habló un hombre bizarro de sus amores... Me dijo que su vida me la entregaba; y me dijo mil cosas que yo ignoraba..., con palabras tan dulces como las mieles, entre aromas de nardos y de claveles. Ternuras y promesas me cautivaron, pero nuestros cariños no se enlazaron... ¿Porqué no me seguiste En la última sesión del Congreso, la del m á s formidable escándalo, la que quizá pueda resultar histórica, el señor Sánchez Guerra no ha podido desmentir su ilustre prosapia política; no en vano el cacique de Cabra, nació a la vida pública de entre las simulaciones artificiosas de un expediente electoral. En fuerza del empequeñecimiento de los hombres del Régimen, pudo elevarse al m á s alto sitial de la gobernación del país, y ya en él, la altura del puesto le hizo ver que eran ficciones sin un átomo de cardinal sustancia, todo lo que rugía y amenazaba a su alrededor. Tanteó a los pobres del cuerpo postal, y cuando los confió y advirlió su flaqueza, los deshizo de una plumada. Enardecido con este fácil triunfo, fijó su atención en los que gobernaban a Barcelona como a cantón independiente: vió que éstos no tenían a su espalda m á s fuerza de opinión que las bandas de pistoleros que se pagaban con los fondos de las chirlatas, y los deslituyó rápidamente con gran 6 aplauso del país liberal. Observó que un hombre sólo se atrevía con las juntas de Defensa o Comisiones Inlormativas, y seguro ya de que eran otra simulación de fuerza, las disolvió en el acto. Todos estos triunfos caldearon su temperamento de «majo andaluz» y le hicieron sentirse capaz de más atrevidas empresas y hasta de triunfar en el Parlamento; y allá fué arrogante contra el expediente Picaso. Se inicia el debate de las responsabilidades, y cuando todo el mundo esperaba una gallardía más, se apea por la escalera de servicio, por la de su originaria condición; ha ido al Parlamento tras la jefatura del partido conservador: se ha levantado sólo para decir que él no desampara a sus amigos. Se enreda la madeja, y cuando Maura apunta el lugar de escape de todos los responsables, Sánchez Guerra queda deslumhrado por el espejismo de las palabras de aquél y no vé lo intrincado de la maniobra que culmina en el salto de tigre de C a m b ó . Afortunadamente para la E s p a ñ a liberal, Melquíades Alvarez lo vé todo y lo desbarata todo. La crisis subsiguiente y la sesión tumultuosa del Martes han sido la consecuencia obligada del problema planteado por el tribuno reformista ante el país entero. No hay escape: en el callejón sin salida que hán creado los errores las concupiscencias y los delitos de todas las derechas españolas, evidenciados por el señor Alvarez, se apalean con furia sin igual,ciervistas y regionalistas; los vivas a Grecia y los mueras al.... atronan los ámbitos de la C á m a r a popular como invocacienes apocalípticas; y ante esta desbordante confusión que dura dos horas, Sánchez Guerra, el hombre de las majezas y del principio de autoridad, no encuentra otra solución, no halla otra postura que la de huir como un conejo; como un «ratón pelao», hacia la C á m a r a regia. Parece como si el destino se entretuviese en jugar con las afinidades de origen. El problema de las viviendas Las casas en serie En la Cámara francesa fué presentada hace unos meses, por los señores Loucheur y Bounevay, una moción pidiendo la promulgación de una ley que decretara la construcción de 500.000 habitaciones baratas. La enormidad de la cifra trajo 'sobre el tapete una cuestión que preocupa V I D A M A L A G U E Ñ A . — R e v i s t a Semanal de día en día a los arquitectos e ingenieros; la construcción de casas en serie. Sabido es que la construcción en serie, aplicada por fabricantes, norteamericanos principalmente, para la construcción de máquinas de coser, máquinas de escribir, automóviles, etc., consiste en sistematizar la producción de tal manera, que la máquina a fabricar, se arme como un rompecabezas por el simple ajuste de piezas construidas apartes y según molde. Calculado de antemano las piezas de la máquina, fabrícanse estas por centenares de miles, con arreglo a patrón, y después^ aplicando el sistema de la repartición del trabajo, cada grupo de operarios se dedica al ajuste de una pieza especial y así puede darse el caso de que ciertas fábricas, de automóviles por ejemplo, fabriquen centenares de automóviles diarios. Esto tiene múltiples ventajas: una, que la economía es inmensa toda toda vez que la fabricación de piezas puede ser encomendada a las máquinas, y toda vez qne se gana una cantidad enorme de tiempo; otra, que la precisión constructiva es mejor, pues la fabricación mecánica, uua vez calculada con escrupulosidad, trae consigo una exactitud perfecta en ajuste; otra, que las recomposiciones pueden ser realizadas con facilidad por medio de piezas de recambio; y otra, que la sencillez de la sensillez de la construcción hace también sencillo, y por ende, elegante, el aspecto de la máquina. Belleza, utilidad, y economía; tres ventajas de las construcciones en serie. Habrá personas que crean antiestáticos todos estos productos fabriles de la mecánica moderna; su belleza no es, en efecto, del tipo tradicional, de las bellezas qne solemos guardar en los museos; pero, sin embargo, tienen su belleza, no por suya y distinta de la tradicional, menos evidente. Si nos examinamos imparcialmente, nos sorprenderemos en mil ocasiones contemplando encantados nuestra máquina de escribir, por ejemplo. Nos encanta, en efecto, y no solo por la utilidad que nos reporta^ sino por cierta belleza de la precisión,porcierto encanto de aquella limpia exactitud de su mecanismo; por la agilidad justa de su funcionamiento; por el grato aspecto de los materiales, tan pulcros, tan brillantes, tan expeditos. Si a nuestra máquina de escribir le pusiera algún decorador unos adornos estilo Luís XV, protestaríamos como ante una herejía, y parecería nuestra máquina tanto más fea cuanto más adornada. La economía del sistema es fantástica, desde luego, y sin recurrir a otras consideraciones, piense cada cual lo que le costana encargar a un forjador, fundidor y constructor, la confección y fabricación de una máquina de escribir. ¿A qué precio nos saldría la máquina sólo de mano de obra? Se centuplicaría, con toda seguridad, el precio de la máquina que tenga hoy precio más alto en el mercado no da idea-del precio del coste, infinitamente recargado cuando llega el comprador, con los porcentajes fabulosos de propaganda corretaje de venta y otros gajes análogos. Pues bien; las casas pudieran ser también construidas en serie, y los inquilinos podrían aprovechar todas las ventajas del sistema. Le Corbusier Saugnier, arquitecto francés y Augusto Perret, arquitecto galo asimismo, han publicado sendos proyectos de casas en serie. Uno de ellos propone corno medio constructivo, la proyección por aire comprimido de cal o de cemento sobre una armadura metálica. Otro propone varios medios: el acero y el cemento en unos casos, en otros, dada la Carestía del acero; células de amianto-cemento en placas de siete milímetros de grueso y rellenos con materiales groserps como piedras, grava, chinarros y cascotes procedentes de derribos, todo ello aglutinado en una lechada ligeriza de cal que da resistencia al muro y deja al mismo tiempo en él grandes huecos que daji al muro un coeficiente aislador considerable. El aspecto de estas casas, en donde se ha suprimido todo lo supérfluo, es de gusto armónico sencillo, ganando en armonía con la uniformidad; porque la uniformidad cuando es sabia y guarda proporción de dimensiones, en vez de dar monotonía da, por el contrario, elagancia. La fabricación de casas en serie es un problema resuelto: la ciencia y la industria de la construcción cuentan actualmente con todos los materiales y sistemas constructivos necesarios para que pudieran emprender la tarea en el acto, en cuanto alguna voluntad emprendedora quisiese poner mamos a la obra. La rapidez en la construcción es asombrosa; una fábrica francesa de aeroplanos se ha dedicado después de la giieiTa,9a construir cosas transportables en serie, con los mismos materiales que emplea para la construcción de aeroplanos. Las casas son lindas, sencillas, útiles y pueden ser transportadas—armadas porcompleto—sobre el cliassis de un camión. Hay actualmente sistemas de fabricación, según los cuales, se construye una casa sin más que levantar una especie de molde y verter por arriba cemento líquido como quien llena una botella. En poquísimos meses puede hacerse lo que hoy nos lleva, a veces, años. V I D A M A L A G U E Ñ A . —Revista Semanal. LA IMPERIAL Por es Confitería - NOEYA, 52 tener expertos operarios, l a QaSa que \)sce mejores PASTELES DULCES BOMBONES Y PASTAS D E TÉ Se Ixacen en.caxg'os ele tod.a,s clases Dice que es nuestro hermano. Que al tporir,—y la muerte está en acecho De los pobres h u m a n o s Tenga en mi diestra el Cristo de mi lecho Y en la izquierda, tus manos. CñRTfl MI HOGAR Pou CARLOS M A R T E L . Quiero vivir en un hogar cristiano, Que al de mis padres tenga por ejemplo, Mansión tranquila de un corazón sano, Digna de ser un templo. Donde una santa para compañera, Como lo fué mi madre, he de elegir. Cuyo calor fecundo me indujera, con su amor a vivir... Que Cristo entronizado en nuestros lares Sea el testigo fiel de nuestras vidas Que bañe con su sangre las heridas Que causan los pesares. Quiero que reine allí la dulce calma Que es hija del cariño Santa escuela del alma Donde formaise pueda, en hombre, el niño. Y es mi ilusión y mi mayor anhelo La de tener retoños como soles A los que ha de inculcar todo mi celo Vivir como cristianos y españoles. Quiero que trabajando con constancia Gana el pan, el sudor de nuestra frente: ¡Feliz aquel que vive humildemente! Que es la virtud ajena a la abundancia. Que la trémula mano del mendigo No llame nunca a nuestra puerta en vano Que el Cristo que elegimos por testigo ABIERTA Al Ministro de Gracia y Justicia. Como mi actuación en la política toda mi vida desde mi juventud me ha enseñado que es más fácil que pueda un m i n i s t r o hacer justicia cuando se la demanda un diputado en el Parlamento o un simple ciudadano en letras de molde, me permito, llamar sü atención sobre el recorte que va a continuación, de La Voz Médica, de Madrid. Lo que no dice ese suelto y se nos nos dice por carta, es que el médico, Sr. Ministro, fué conducido a pie desde el pueblo de Benamargosa a Vélez-Málaga; sacado de su domicilio sin almorzar; sin que pudiera admitir el ofrecimiento de una caballería; y que para decretar su libertad bajo fianza, se le embargaron muebles por valor de dos mil pesetas. Lo que no dice ese suelto es que desde el 10 del pasado Septiembre en que celebraron elecciones parciales para aquel Ayuntamiento, a pesar de la querella presentada contra las autoridades de Benamargosa (por detención arbitraria, falsedad de una proclamación por artículo 29, etcétera, según tengo entendido), hasta el 11 del corriente no se ha procesado al alcalde de dicho pueblo, a un concejal y a otros seis individuos; y en la fecha que escribo a V. la presente, aún no se ha suspendido a los dos primeros en sus funciones municipales por el Sr. Gobernador. Lo que no dice ese suelto es que debe tener un protector poderosísimo ese juez municipal de Benamargosa, cuando siendo autor, inspirador, instigador, según voz pública de todos los atropellos sigue riéndose de los vecinos y de la justicia, que, por lo visto, sirviendo a gusto del Sr. Diputado del distrito, nada tiene que temer. Gobierno que tiene en su favor tantos actos de justicia en asuntos de de interés público, ¿cómo desprecia los de administrar justicia al por menor en los pueblos azotados por el caciquismo, como son los del distrito de Vélez-Málaga, donde, para no citar sino dos casos, en Arenas y Benamargosa, se burla la ley, se prende candidatos, mesas electorales, vecinos honrados que no cometen más delitos que ser enemigos de la Casa Larios; entidad ciertamente poderosa, más fuerte que los generales Anido y Arlegui, que las Juntas de Defensa, Cuerpo de Correos, etc., etcétera. Ahora, Sr. Ministro, veamos si V. siente los arranques de indignación y procede con mano fuerte para que cese en Canillas de Aceituno la persecución contra un juez municipal, porque el Tribunal Supremo le nombró resolviendo un recurso; y cese, asimismo, contra ese médico, y contra todas las personas amenazadas por el Diputado del distrito, porque o son neutrales o no le son afectas. Y lea, lea el siguiente suelío y recuerde la ley de Enjuiciamiento, a ver si hay derecho para no pagar a los peritos cuando estos no sean amigos del alcalde, del juez municipal y del tinglado caciquil. Y, en su honorabilidad,estoy seguro de que al terminar la lectura, sentirá subir al rostro el sentimiento de la dignidad. VID \ .\rAL \O.UENA.--TÍ,.'vi.sU Somníml E l famoso c a m i ó n blindado de todas Ins descubiertas, mandado por el sargento de Ingenieros s e ñ o r Rendaño. (Fot. t u q u e ) que se rebela ante e! estado moral del país, el cual reclama por una extirpación general del montaje de esta forma de Gobierno que padecemos en España, y que desde Maura hasta Costa fué definida con este nombre: CACIQUISMO. «El médico titular de Benamargosa está preso Legmos en «El Cronista» de Málaga, que el médico titular de Benamargosa, D. Augusto Gutiérrez Ruiz, ha sido preso judicialmente, culpado de desobediencia y denegación de auxilio. La Guardia civil de aquel puesto realizó la detención días pasados en en virtud de requerimiento por parte del juzgado Municipal. Lo ocurrido entre el Juez y el Médico no ha sido más que una negativa del segundo a reconocer e informar como forense, del herido por intento de suicidio, Miguel García Calderón. Alegaba para negarse a. prestar dicho servicio, que el Ayuutamiento no le había pagado aún sus honorarios por una diligencia de auptosia de hace algún tiempo. Llegado apercibimiento del Juzgado Instructor del partido, como insistiera en su actitud, ha sido encarceado. La Guardia civil,teniendo en cuenta, en primer lugar, las malas condiciones del arresto municipal, y en segundo una posible alteración del Orden, porque el Médico en cuestión es republicano y gusta de alentar a las masas, le ha conducido a la cárcel de partido, donde quedó a disposición del Juzgado que lo reclama. Estamos seguros que la clase médica prestará su apoyo moral a ese compañero encarcelado por no querer servir de balde a la justicia. Que le sirvan gratis sus funcionarios, los magistrados, si es que tanto amor sienten por la justicia; pero cobrando ellos no sabemos por qué regla de tres pueden obligar a trabajar de balde a los demás>. Y, basta por hoy Sr. Ministro de Gracia y Justicia. H. GlNER DE LOS RÍOS. Granada y Noviembre de 1922. E L FATIDICO GUADALMEDINA Una voz de alerta POK E L DOCTOR PABLO LAZARRAGA. 1 Era el año de 19... Nos despidió el mes de Agosto con temperaturas asfixiantes propias de una estepa tropical. Enervada la Naturaleza por el esfuerzo procreador realizado en la fecunda primavera y adormecida a ú n por los terribles calores del verano, se apresta a reanudar su eterna labor do r e n o v a c i ó n . Bandas do aturdidos pajarillos recorren la c a m p i ñ a disponiéndose a emprender sus periódicas migraciones invernales, luego de haber animado con sus arrullos amorosos las verdes enramadas de nuestras frondosas vegas y e x p l é u d i d o s jardines. Empieza a marchitar y desprenderse la hojaresca que cubria de intensa verdura los copudos árboles de nuestro parque delicioso. Se vislumbran en lontananza las primeras nubecillas heraldos del otoño que a los pocos dias so condensan en impo7ientes nubarrones, aprisionando entro sus negruras las crestas pintorescas do las montanas vecinas que furman el fondo do ideal e incomparable panorama. Percibonse en la lejam'a ecos apagados de tormenta que se confunden con la a l gazara propia de nuestro mes de Septiembre y que pasan desapercibidos ante la animación y el jolgorio que aportan a nuestra ciudad el mumeroso contingente do forasteros, y el soberbio y alegre muj e r í o con sus trajes vaporosos, casi ya compai-abies por su sencillez y transparencia con la paradisiaca indumentaria de nuestros primeros primogenitores. L a noche envuelve con sus sombríos celajes a la Ciudad bulliciosa e inconsciente que mereció ser la perla del mar Mediterráneo. L a luna con sus destellos refulgentes 1-ucha por abrirse paso al t r a v é s de los g i rones de un cielo ceniciento y amenazador. Rojizos resplandores alumbran ol h o r i zonte encapotado. Comienzan a retumbar con estrépito imponente truenos ensordecedores que infunden pavor en el corazón. Son loa aldabonazos del eterno fantasma, del fatidico Guada!medina, del siniestro torrente que a n t a ñ o fecundaba con sus aguas cristalinas las floridas m á r g e nes que lo encaiizaban, y hoy solo lleva en sus ondas de cieno la d e s t r u c c i ó n y la esterilidad. Principian a caer las primeras gotas, redobla el truene con m á s furor a medida que avanza la noche; arrecia mas y m á s el viento Imracanado; el cielo parece a ratos presa de u n incendio formidable, en cuyas fantásticas llamaradas se dibujasen las siluetas imponentes de espectros monstruosos y apocalípticos; la l l u v i a se hace torrencial, se inicia el drama. P é n e n s e en conmoción las gentes «del lado allá» del Guadalmedina, de esos barrios calificados de tipióos por la l i t e r a t u ra popular, en los que hormiguean m i l l a res de infelices obreros ineducados, que apenas se nutren lo suficiente para soportar sus rudas tareas y cuyas m i s é r r i m a s familias habitan lóbregos tugurios donde reina la promiscuidad m á s lastimosa, A la inquietud sucede el pánico; se desparrama la m u l t i t u d por los sucios y estrechos callejones; los n i ñ o s exhalan g r i tos de espanto, las madres se aprestan a recojer sus m i s é r r i m o s ajuares, y estrechan a sus hijítos contra sus pechos macilentos murmurando angustiosas plegarias; los hombres con el pavor y la ira pintados en sus rudos semblantes, atisban con ansiedad el espacio, interrogan el destino. Estas escenas ti picas y pintorescas, apenas trascienden «al lado acá» del Guadalmedina. Asi transcurre aquella noche dantesca, hasta que al despuntar el alba, cuando los rayos'dorados del sol que nace, se confunden amorosos con los pálidos reflejos de la luna en su ocaso, y cuando las aves abandonan los tupidos follajes para dedi- VÍDA M A L A G U E Ñ A . — R e v i s t a Snínanal car al Creador gorgoos de libertad, una piadosa y bienhechora brisa del Norte barrió las nubes, descorrió las cortinas tenobrosas que ocultaban el inmenso azul y d e v o l v i ó l a tranquilidad a tantos i n h l i ces. L a función había terminado; volverá a representarse con m á s trágica realidad; existen pai-H ello elementos escénicos sobrados. En una sesión anodina se ocupó al siguiente dia nuestro Ayuntamiento de asunto tan imp u tanto. También se ren^ nieron con igual fin l:is llamadas por antomasia fuerzas vivas do nuestra Ciudad. Como resultado do ambas asambleas se llegó a la conclusión de que nos amenaza un gran peligro, lo cual sabían ya nuestros preclaros tartarabuelos: so creyó preciso adoptar medidas apremiantes para evitarlo, conclusión esta, que es consecuencia gedeónica dw la primera, tomándose además, el acuerdo de solicitar con urgencia el inevitable auxilio del poder central. Todo esto se ha repetido desde tiempo inmemorial siempre que el pedregoso torrente ha comenzado a desperazarso. E l Gobierno permaneció siempre sordo a tantos lamentos. nes do Montes, Romero y Lagartijo, y cuyas piruetas volatinoscas no tolerarian seguramente los toros bravos que vieron l i d i a r l o s barbianes de nuestros abuelos. Tan solo un núcleo do j ó v i m i o s entusiastas que militan en las filas de los partidos de la izquierda, han luchado desinteresadamente con mejor voluntad que fortuna por ideales generosos y progresivos, poro preocupándose bien poco actualmente de los intereses del pueblo que los vió nacer. En cuanto a la aristocracria del dinero, la «gente bien» según la ridicula terminologia moderna, esa vive en un mundo aparte llamado L a Caleta y el Limonar, y en su aislamiento expléndido y egoísta, rara vez se conmueve con las desdichas ni con las venturas del pueblo que los enc u m b r ó y los colmó de riquezas. ¿Y q u é diremos de los comerciantes altos y bajos? Parapetados en sus carpetas y mostradores, después de abandonar egoísta y cobardemento los intereses de la Ciudad en manos de oligarquías políticas, tan solo so les ha ocurrido ante la amenaza que sobre todos pesa, convertir en mu-» ros los ventanales de sus escaparates y levantar unas pulgadas más los tablones de sus compuertas. O nuestros senadores y d í p u t n d o s no so han preocupado nunca seriamente do la vida, de la existencia, así, de la existencia de Málaga, o 110 han tenido la suficiente influencia en Madrid para que fueran atendidas}' estudiadas a tiempo tan justas y apremiantes demandas. Es que representan a una ciudad muerta, a un pueblo sin ideales, y los muertos son inofensivos; esos pueblos no infunden respeto a los Gobiernos españoles. Si. Málaga es una ciudad muerta. Las clases humildes mal dirigidas, abandonadas, extenuadas por la mala alimentación, envilecidos muchosdo sus i n dividuos hasta vender su voto en los comicios, diozmadas por el alcohol, la sifilis y la tuberculosis, esas plagas sociales que los Gobiernos de otros paisos cultos thmen a raya, ahitos sus cerebros ineducados de doctrinas que hoy son utopias irrealizables han perdido sus ideales, su espiritu de rebeldía y su bravura tradicional, r e c o r d á n donos tan solo de tarde en tardo por sus espasmos pasageros y rugidos de fiera encadenada, a sus antepasados que el pasado siglo prodigaban en las barricadas su sangre generosa en aras de la justicia, de la libertad y del derecho hollados. Prosigamos nuestra historia. E u é preciso que un político influyente y abogado de nota, profesiones ambas que es preciso vayan siempre aparejadas en nuestro desdichado país, se acercara al oído de un ministro, para que el Gobierno fijara su atención en Málaga y nos enviara un técnico de reconocida competencia, que estudiase «sobre el terreno» un asunto que dicen se ha estudiado m u l t i t u d de voces, pero que no so sabe o no se quiere resolver de u n modo definitivo. P e r m a n e c i ó este señor entre nosotros veinte y cuatro horas, y rodeado de varios personajes recorrió el álveo pedregoso sin dignarse subir a las alturas, regresando a sus lares madrileños al siguiente dia, d e s p u é s de haber visto detalladamente el río, dasp'ués de darse cuenta, sogrm i n d i có, de lo que precisaba realizar y d e s p u é s de dejar sumidos en un pesimismo, dosconcertante a los gremios qiíe lo visitaron,posimismo aminorado por las palabras alentadoras de los señores ingenieros malagueños, uno do los cuales atribuye la amenaza que pesa sobre nuestras cabezas, a fatales e inevitables fenómenos meteroológicos que ocurren en todos los ámbitos de nuestro planeta. Nuestra j u v e n t u d dorada, la mayor parte de los hijos de la clase media y de las clases acomodadas, en vez de entregarse a ojorcícios físicos que v i r i l i z a n el cuerpo y lejos de fomentar ateneos y contros científicos que tonifican el espíritu siendo los adalides del progreso y de la cultura, tan s<do emplean sus energías y actividades en galvanizar partidos políticos caducos y arcaicos, en organizar aparatosas procesiones religiosas y en enardecerse hasta el delirio ante la labor de nuestros ridiculos fenómenos coletudos, de cuyosdesplantos grotescos se s o n r e i r á n desdeñosamente desde ultratumba,los ma- Como resultado do esta visita relámpago, so tomaron varios acuerdos; recrecimiento de los antiguos muros, ya que los hasta ahora construidos y en los que se ha gastado una fortuna, no logran evitar las riadas; encauzamiento de los arroyos, fabricación de" nuevas cadenas de muros trasversales, que se cubrieron de tierra poco después; abrir absorvederos y como soluciones probables, la desviación do la cuenca alta del torrente con otro nuevo pantano análogo al llamado del Agujero, que se l l e n a r á de tierra en las próximas riadas y por fin la desviación total en la que fiaban los malagueños sus esperanzas y en cuyo estudio so i n v e r t i r í a n diez años, y treinta en su c o n s t r u c c i ó n , ' ^ p e r o j q u e tendria la ventaja do llevar la r u i n á y la desolación a nuestra feraz y rica vega. Con lo referido, pueden dormir t r a n q i i í los los pacientes vecinos de la capital malacitana.. Lnaginense nuestros lectores, u n esplendido palacio cuyos robustos muros encerrason tesoros valiosísimos y artístico mueblajo de precio incalculable, y cuvo recinto albergara a linajuda familia de noble y antigua prosapia. Suponed que por incuria de los guardianesde tan regía morada m á s bien que por la acción destructora del tiempo, so horadase la esbelta y atrevida c ú p u l a que corona esa joya arquitectónica, y que torrentes de agua inundasen en la estación invernal los suntuosos salones, desbaratando las molduras afiligranadas, destiñendo los tapices de brillante y armonioso colorido, borrando los frescos que concibieran inspiradas paletas y derl-ibando de sus pedestales las joyas estatuarias m á s sublimes qne cincelaran los grandes artífices de la escultura. E l poderoso procer y afortunado poseedor de tanta maravilla, r e ú n e en cónclave a los m á s reputados arquitectos de la región para evitar se consumara la total ruina del alcázar que h e r e d ó de sus mayores; y los señores técnicos, después de dar un paseo por los salones desvastados y e s c u d r i ñ a r detenidamente los á m b i t o s más escondidos de la señorial mansiótt, resuelven tras maduro e x á m e n y largas deliberaciones, dedicar cuantiosas sumrts para la restauración de los destrozos que las aguas ocasionaran en las obras de arte, en los mosáicos del entarimado, en los artesonados de sus bóvedas y en las p i n t u ras murales, olvidándose tan solo cerrar la grieta oculta en la c ú p u l a por donde se precipita p e r i ó d i c a m e n t e el agua que ocasiona tanta d e s t r u c c i ó n , t a n t o desastre. Pues esto ha ocurrido siempre que se t r a t ó de solucionar el problema del Guadalmedina. Y ©s que nunca se plantea el problema en sus verdaderos términos, es que no se trata de evitar las avenidas de las aguas y de que estas invadan y destruyan nuestras viviendas; se trata de contener las avalanchas de tierra de esas m o n t a ñ a s que se derrumban sobre nosotros y que a c a b a r á n por sepultarnos entro sus escombros. No es un problema do agua, es un pro» blema de tierra, do esa tierra cuya conquista tantos arroyos de sangre costó a nuestros mayores y que ahora presencia'mos impasibles como se precipita en el mar, sin que haya cumplido la misióft creadora que la asignó el Destino. Si nos remontamos por el cauce de nuestro rio y escalamos las colinas y veredas entre lasque se oculta y serpentea su lecho polvoriento y pedregoso, podremos reconstituir la génesis y desarrollo de las inundaciones que hemos padecido, del mismo modo que en una llanura desierta y desolada, el arqueólogo observado.i reconstituye las maravillas y bellezas de ciudades prehistóricas por el e x á m e n y el estudio do sus ruinas veneradas, 10 V I D A MALAGUEÑA.—Eevisfca Semanal aunque hay niñas también algo farotas que le gusta jugar con las pelotas. Por eso hay que cuidar su educación dándoles adecuada distracción, para que en el estudio y en el juego siembren el fruto que recojan luego. No vaya a tomar esto como aviso mi admirado poeta D . Narciso: pues él sabe muy bien, cual le compete, cómo ha de repartir cada juguete. Todos, todos debemos ayudar a D. Narciso Diaz de Escobar; y el que no pueda hacerlo con regalos que lo haga como yo, con versos malos. Recortamos de «El Impuesto Unico», correspondiente a Noviembre, número 131: E n las avanzadas de Tisi-Aza Rio arriba y a rio mucha distancia del punto llamado «El Agujero», encontrareis en ambas márgenes, restos de molinos que a ú n conservan adosados a sus ruinosas paredes, vestigios de la rueda que en tiempos lejanos animaba con su rítmico y sonoro traqueteo, aquellos parajes solitarios a impulsos de la corriente cristalina de un río hoy reducido a misero caudal, aprisionado por estrecho acueducto y que desvirtuando la voluntad y fines de su ilustre fundador, apenas basta para regar en el estiaje las fincas de cuatro aprovechados propietarios con perjuicio de los demás vecinos de la capital. Si escaláis después las escarpadas vertientes de los llamados Montes de Málaga, todavía encontrareis desperdigados en r i n conadas y vericuetos, a l g ú n vetusto pino, tal cual corpulento algarrobo y manchones de venerables alcornoques, restos de antigua riqueza forestal; y si visitáis los lagares y cortijos que salpican aquellas alegres lomas, observareis en sus techumbres robustas vigas de enormes castaños y robles centenarios, q ü e seguramente no fueron aportados de luengas tierras y que forman el sólido armazón de blancas casitas escondidas entre goráneos y parrales; y si a esto añadís lo que nos cuenta la tradición, se puede imaginar la espesa y suntuosa arboleda q ü e en tiempo no lejano cubila con su intenso follaje aquellas agrestes alturas. El rio en la hondonada; el bosque en la ladera; amigos que son inseparables y a los que siempre acompaña un tercero que les presta encanto: el pájaro. Destruir el bosque y pronto dejareis de percibir el m u r m u l l o de la corriente y cesarán las melodías y trinos armoniosos de los lindos pajaritos que colgaban su nido en la espesura y se bañaban juguetones en las cristalinas orillas del arroyo, pues al sucumbir los que fueron sus amigos, emigran con tristeza a parajes m á s hospitalarios, maldiciendo al autor de tanta maldad. (Fot. Luque) Pro Reyes Magos POR TERENCIO Es D. Narciso Diaz de Escovar inspirado y magnánimo juglar, que con piadosa y ejemplar constancia dedica sus ternuras a la infancia. Yo encomio su labor y la venero con mi cantar jocundo cual sincero; yo qniero que su esfuerzo se fomente, debiéndole ayudar intensamente. Yo quiero que su hermosa caridad a todos nos excite de verdad; y reciban los niños los halagos que les deben llevar los Reyes Magos. Y al que no le conmueva esa ternura es porque el alma la tendrá muy dura, ¡pero mucho m á s dura que el cimiento de nuestro desgraciado Ayuntamiento...! Atended bondadosos a la instancia del poeta que cuida de la infancia, porque él a vuestro auxilio se confía, y os bendice su musa y su agleria... Sólo os pide juguetes^ bagatelas, que él reparte gozoso en las escuelas de su jurisdicción, en donde el niño recibe su consejo y su cariño. Tambores, soldaditos, panderetas, trompos, aros, carritos, escopetas, máquinas de coser en miniatura que inician a la niña en la costura. Pelotas con que el niño se solaza cuando juega en el parque y en la plaza, m mí m mmu Málaga.—Las noticias que hasta nosotros han llegado del conflicto planteado en Alhaurín el Grande parecen que aclaran las referencias recibidas ayer. Parece que durante el viaje que Su Majestad el Rey realizó el año último a esta capital, acompañado del señor Cierva, asistió, entre otras inauguraciones, a las obras de colocación de la primera piedra de un canal de riegos que se consideró de utilidad pública. Posteriormente, el conde de los Gaitanes y el de Mieres del Camino visitaron el pantano de! Chorro, que había de surtir a dicho canal, y adquirieron todas las tierras que por él van a ser regadas, surgiendo en tal momento la desavenencia entre los nuevos propietarios y los colonos. Los aludidos colonos, desde hace más de un siglo vienen transmitiendo de generación en generación el disfrute a título enfitéutico. Refieren los que creen conocer el asunto que el origen de este litigio social es el siguiente: El conde de Casa Palma, antiguo prócer, que poseía un extenso latifundio enclavado en los términos municipales de seis pueblos de esta provincia, procedente del reparto de la propiedad árabe de Málaga a raiz de la Reconquista, tuvo la fortuna de que las aguas del canal que inauguró el Rey cruzaran exclusivamente sus tierras. Los condes de Mieres y de los Gaitanes entablaron negociaciones para adquirirlas con el conde de Casa Palma; pero en un principio éste se resistió, sin duda por consideración a los colonos que, desde hacía tanto tiempo, venían disf utando de sus tierras; pero después de algunas negociaciones quedaron vendidas en la cantidad de 2.250.000 pesetas,otorgándose la escritura ante Un notario de Madrid. V I D A M A L A G Ü E Ñ A . — R e v i s t a Semanal Al entrar en posesión de los nuevos propietarios se ratificó la resistencia de los colonos, que no se avenían a firmar los contratos. Se formó entonces una oficina, a la que se llamó de cultivadores y a la que debían concurrir los colonos para firmar los arrendamientos; pero los colonos no renunciaron en ningún momento a sus mejoras. En vista de ello los propietarios han entablado pleito contra aquéllos en términos que a la hora actual alcanzan la cifra de 39 litigios en tramitación, y los colonos, por su parte, defendiendo su situación han promovido un pleito contra el conde de Casa Palma, a quien reclaman las mejoras introducidas en el latifundio, que calculan eu la cantidad de 600.000 pesetas, litigio para el cual se fundan en que cuando fueron entregadas las tierras a los colonos eran extensos eriales, que fueron convertidos más tarde en olivares, viñedos y huertos de rica producción. Se dice también que los colonos han formado un importante núcleo social de defensa y que han pedido la intervención parlamentaria de un elocuente orador, que bien pudiera ser don Indalecio Prieto, que interpelará al Gobierno acerca de este asunto. La Fiesta de los Reyes POR LUCIUS CATILINA Hasta la musa grotesca de Terencio siente esta semana la emotividad de la obra delicada que se impuso 11 don Narciso Díaz de Escobar. A todos nos conmueve. Aunque hayamos olvidado nuestros candores, nuestros regocijos i n fantiles; aunque las arideces de la vida hayan anestesiado parte de nuestro sentimiento; aunque las pasiones fortísimas se hayan señoreado de nuestra espiritualidad, prostituida totalmente por el egoísmo; tenemos que abandonar un momento la trocha que seguimos entre malezas y pantanos, para trepar por la vertiente luminosa que nos lleva a la cumbre, virgen de impurezas orgánicas. Y en aquella actitud divisaremos nuestro pasado, con la melancolía natural que ha de inspirarnos el panorama recorrido torpemente; y en aquella actitud se ofrecerá a nuestra vista la senda expedita y rectilínea que a lo largo del valle se dilata, sin que haya caminante que la siga, por- HIJOS de QUIRICO LOPEZ Criadores-Exportadores de Vinos Fábrica de Aguardientes y Licores ESPECIALIDADES: OJEN Joaquín Bueno K O L A TITAN ANIS KIRIKO que hay más incentivos en las ocultaciones de las veredas tortuosas, perdk as entie fragosidades y breñas. Miremos restrospectívamente, con basíante frecuencia desde la cumbre enseñadora de nuestra reflexión, al horizonte del pasado, que. en éste hemos de hallar todas las causas lamentables de nuestro desazonado vivir: y esto ya es base para enmendar el resto de camino que nos queda. Miremos también retrospectivamente para dar voces de piadoso auxilio a los que caminan detrás de nosotros, descubriéndoles la experiencia encontrada a lo largo de nuestro desacertado ambular; y al mismo tiempo alimentando la pureza de sus primeras ilusiones para que ellas formen la aspiración espiritual que debe de absorber todas las energías humanas. Yo he visto padres con la satisfacción ¡ncon¡;ciente de ir descubriendo al niño, en su más tierna infancia, las realidades acres de la vida, para espabilar prematuramente su intelecto, sin ver que cada realidad descubierta es un desgarramiento sensible de la virginidad venturosa de su alma. La fiesta de los Reyes de Oriente que cabalgan en dromedales fantásticos, ocultos por las tinieblas de la noche, y llegan a nosotros portando juguetes infantiles, es una tradición milenaria que conserva la pureza encantadora de las prácticas bíblicas, bien desdeñadas por nuestros propios educadores morales.,. Es misión de los hombres acariciar el alma de los niños; envolverla con tules delicados de letificantes matices, para no excitar su precocidad peligrosa y conservar su sueño angelical indefinido tiempo. La incubación del espíritu es la obra magna que debe realizarse al calor de toda inocencia, de toda ternura, de todo sentimiento de amor, de toda creencia virtuosa, porque esta incubación moral será la que constituya la aptitud para sentir y realizar abnegaciones y bondades. No necesita, pues, encomiarse la labor de alta misericordia social, y positiva transcendencia que comenzó hace años Díaz de Escobar, agasajando a los niños de las escuelas públicas, faltos de agasajos y dádivas que halaguen y edulcoren sus corazones infantiles. 12 V I D A M A L A G U E Ñ A . — R e v i s t a Semanal cia sucede con la dilación la confusión; y al fin la piedad, mezclada al perjuicio inoportuno, dejaron la justicia como una historieta en los folios compuestos por gentes a sueldo... ¡Ay, si la plataforma de hacer justicia cae en manejos de los hombres políticos!... Estemos advertido, para no admitirles dilaciones. Obliguemóslos. De tal modo que la vean cirniéndose sobre ellos con la fuerza incontenible de España entera. , DIVAGACIONES BREVES De subsistencias POK G. U n anciano (Xiuj), de Tafersit, visitando a sus parientes, soldados de Resulares en el campamneto de Bu-hafora. (Ho. tuque) Plataformas, no POR JOSE ALIUS La justicia empleada por el pueblo griego para liquidar su derrota y al paso la gestión directiva de sus gobernantes y políticos, mientras más elevados más responsables, ha sido a juicio de nuestro respetable amigo el señor Montesdeoca una justicia más que draconiana, bárbara. Pero no ha sido la injusticia. Tendrá señaladas deficiencias como obra artística basada en el clasicismo j u rídico, más no tiene conexión con el linchamiento, ni se puede decir que la caracterice un morboso estado de pasión popular. Ha respondido a la conciencia nacional y ha liquidado, en definitiva, las anomalías pertinaces entre los sometidos a un derecho—el Pueblo —y los insometidos a todo género de deberes—el Poder. Si ser político lleva la altísima responsabilidad de encaminar la vida de la Nación hacia el progreso y bienestar moral "y material, una continuación decadente de un país hacia el desorden y el agotamiento da derecho a la ciudadanía a poner por medios extraordinarios límite infranqueable al inexcusable abandono de los que, disfrutando tácitamente la confianza pública, se desentendieron de sus primordiales obligaciones. Mantienen la injusticia los que ejercitan la política para granjeria, acrecentando con escándalo la fortuna privada; viven de la, injusticia los que hincan las uñas en el presupuesto,—qne es el rendimiento del trabajo colectivo, la miel de la laboriosa abaja — y como un botín lo distribuyen entre sus partidarios per- sonales; se rien de la justicia y la patean continuamente, los políticos • que escalan el Poder y con leyes y disposiciones especiales afianzan beneficios privados en pugna con intereses generales... A todos esos, cuando el transcurso del tiempo confirmó su mala fe o su ineptitud,—que sufre la Nación y de cuyos sufrimientos se derivó en ellos gozo y menosprecio,—hay ocasión, de tarde en tarde, incalculable, pero hay momento de sentenciarlos con eficacia; y no es cosa de someterlos a la exquisita tramitación de un procedimiento, sino a la resolución de un estado de conciencia. Peor que justicia a la griega es, una inacabable de papel sellado que por su peso socave el archivo de Simancas... Una justicia que después de dos generaciones, o reinados, esté por hacer, como la referente a la pérdida de Cuba, Puerto Rico y Filipinas; una justicia que dependa para salvar toda clase de escrúpulos, como esta que se reclama de las responsabilidades por el derrumbamiento de la Comandancia Militar de Melilla, de los mismo o la mayoría a quienes la catástrofe se imputa, son especies de justicia para encomendada a juzgadores que, dando de lado al detalle y la falta abrevien, y concretando el cargo abrumador, con rapidéz decidan y ejecuten. Estas justicias no son sentimentales, aunque ofrezcan esas apariencias; su proceso en la conciencia nacional suele ser muy largo, y por mil modos manifestada en tiempo y forma la reclamación; pero de cada aspiración pública motivada, los hombres políticos constituyen una plataforma y con artes ladinas traspasan a la opinión la esperanza y la adormecen al confiarla. Al ansia de justi- Pasa el tiempo y el pretencioso flocrcto de subsistencias del señor Pinies permanece en las columnas de la Gaceta tan lleno de buenas intenciones como falto de eficacia. Por regla general, no solemos hacer caso de las disposiciones del Gobierno, cuan, do el mismo Gobierno no se preocupa de imponerlas, y esto rara vez ocurre, como no sea en materia fiiscal. E n el caso presente no es de muy lamentar, que no h á g a n l o s Ayuntamientos aplicación del decreto que tantas facultades les concede para remediar los males de la carestía de los mantenimientos. Y a lo dijimos desde las columnas de esta revista. Nuestros Ayuntamientos no están preparados, por reglas general, para acometer empresas tan difíciles y complejas como las de crear centros reguladores de a r t í c u l o s alimenticios en concurrencia con la venta libre, n i menos para municipalizar parcial o totalmente con monopolio o sin él, ninguna clase de a r t í c u l o s . Distamos rauclio del caso ahora ocurrido en ü l e m a n i a , donde un alcalde, el burgomaestre de Essen, ha sido nombrado a título de técnico o capacitado para desemp e ñ a r el Ministerio de Abastecimiento. Desgraciadamente para nosotros cuando" faltan hombres políticos que se encarguen de al<>;ún ramo de la a d m i n i s t r a c i ó n cent r a l no pueden encontrarse en los A y u n tamientos. Pero si los Ayuntamientos fracasarían irrimisiblemenle si intentaran poner manos en los quehaceres que le encotnionda el decreto,, en la forma que lo dispone como fracasaron las suprimidas Juntas e Inspecciones do subsistencias, la necesidad de hacer algo se impone cada día como, necesidad apremiante. E l doctor Pi y Suñor que se ha ocupado reciontomeiile dé este asunto demuestra que el gasto m í n i m o por persona y día de la más sobria alimentación, no puede bajar de una paseta setenta y cinco céntimos, sopeña de caer en el pecado de insuficiente alim e n t a c i ó n , o sea de padecer hambre, m á s o monos disimulada. Véase el promedio del jornal del obrero, único haber do las familias proletarias, a u m é n t e n s e los gastos de vivienda y vestido a los de la alimentación, y los n ú m e r o s delatarán por V I D A M A L A G U E Ñ A . - R e v i s t a Semanal si solos y sir>. esfuerzo retórico los desastrosos, efectos de la carestía. Más, si no es prudente que los Ayuntamientos acometan obras para las que no están preparados, no quiere ello decir, que permanezcan cruzados de brazos ante el más grave mal que puede aquejar al vecindario. Indudablemente deben actuar, con urgencia, m á s deben baeerlo en terreno conocido, donde el temor del fracaso esté nvuy alejado, a p r o v e c h á n d o s e de las experiencias q\ie hayan resultado m á s eficaces y que en su mayor parte provienen de la iniciativa privada. A q u i tenemos una experiencia muy digna de imitar, que con poco esfuerzo de organización e implantación, con escasa labor por parte del Ayuniamionto, y a ú n con poco gasto ha de producir muy beneficiosos resultados. Me refiero a los comedores de caridad,uno el de la Tienda Asilo del Circulo Mercantil, i n s t i t u c i ó n benéfica de g r a n d í s i m a importancia, que produce positivos beneficios, aunque no haya rebasado una modesta esfera y no le preste el público la atención que merece, acaso por falta de propaganda y difusión de la u t i i i dad que reporta a las clases humildes y desvalidas. Un comedor de c a r i d a l , o varios, a semejanza del indicado, no exije más gastos que los del local e instalación y una subvención no grande; encargando su administración a las hermanas de la caridad no seria ciertamente una panacea para remediar totalmente el hambre que padece la ciudad, pero sería un poderoso lenitivo y contendría no poco la depauperización de millares de familias que padecen deficencias de a l i m e n t a c i ó n . Otro recurso que se podría intentar es el suministro de leche g r a t u i t a por las Casas de Socorros, a las personas enfermas que según el dictamen del médico m u n i cipal tuvieran necesidad de tal alimento, como se hace en Madrid y otras poblaciones con maravilloso resultado, pues bien saben los doctores que en muchos casos no son medicinas sino alimentos adecuado lo que muchos enfermos necesitan. Estos met'ios indi rectos, que están dentro del sector do la Beneficencia municipal, no serán de seguro, los más adecuados para resol ver el complejo problema de la carestía de la subsistencias, pero son un lenitivo eficaz de los males que causaj y desde luego bastante más racionales y hecederos que lamunicipalización y monopolio de artículos alimenticios, que solo habrian do producir gastos, trastornos y perturbaciones de todas clases, sin asomo de beneficios para los necesitados. Artículos "potográficoS ÓPTICA-RELOJERÍA Fernández y Herrero Granada, 21.-MÁLAGA REVOLUCIÓN Pon J . R 0 D R 1 G U E Z L A O R D E N Celajes que los tiempos nos trajeron tendió sus densas, pavorosas brumas, cirnióse el monte, y como leves plumas, los dioses, las imágenes se hundieron. Gritos de angustiaste terror se oyeron, echó el aguaje sobre el mar espumas... ¿Por q u é , cerebro pensador, te abrumas, si el Genio apareció... cuando se fueron? Y el Genio ya está ahí... Lleva en la mano la antorcha de la fé, que alienta y crea el Poder que da el Pueblo soberano... Dirán que es sólo la rojiza tea emblema del terror m á s inhumano... Si nace el Pensamiento... ¡que lo sea! IB cer nacional que amenaza con invadir los órganos viíales del país. En definitiva creemos que la impresión general en iodo el pueblo democrático, ha de ser favorable y alentador. Por lo que a Málaga respecta, concreta y particularmente, acaso la ausencia del señor Armiñán en ese ministerio, haya producido a sus amigos, la honda decepción que siempre ocasione una omisión injusta, a m á s de ver privada a la provincia de aquellas esperanzas halagüeñas por los posibles beneficios materiales que ocmo otras veces, pudiera dispensarle. La manifestación Los liberales en el poder pro respsabiliéades y el Ateneo Las inmoderadas ansias de jefatura del señor Sánchez Guerra han hecho pié forzudo al advenimiento de los liberales a la gobernación del país. A fuer de hombres de izquierda, no nos atrevemos a alegrarnos todavía del cambio político, porque para ello necesitamos saber antes, que las condicionales de la reforma constitucional del programa de la concentración, han sido aceptadas por la Corona. Mientras ésta conserve las prerrogativas de suspender y convocar las Córtes caprichosamente, mientras el Senado continúe con su arcaica estructura de estar integrado por castas privilegiadas, no podemos alborozarnos completamente, aunque en realidad el nuevo Gobierno haya despejado para mucho tiempo, quizá para siempre, la horrenda pesadilla del funesto mando conservador. El Gabinete presidido por el Marques de Alhucemas, es una concentración de hombres liberales de la gastada política del turno, los más de ellos fracasados e intrigantes, pero ofrecen como un oasis en el Ministerio de Hacienda con el señor Pedregal, que representa, sin duda alguna, en ese departamento, todo el nérvio sustancial de la transformación democrática que cabe esperar del venero reformista, ya que en las reformas legislativas de orden económico es donde pueden hallarse los elementos más adecuados para combatir con eficacia la vieja tendencia reaccionaria. El señor Alba, no por su historia sino por las prendas que tiene soltadas en lo que al problema de Marruecos concierne, también ofrece hoy, la esperanza consoladora de que puede orientar la política marroquí en forma de que al menos, se atenúenlos estragos de ese can- POR ERASMO BUCETA. Recientemente el Ateneo de Madrid, en junta general extraordinaria, se declaró dispuesto a organizar una manifestación, para reclamar de los poderes públicos, la justa imposición de las sanciones, lo mismo del orden político que del militar, que se deducen de nuestros desastres africanos. La Junta de gobierno entendió que tal acuerdo rompía con las tradiciones y el espíritu de la Casa, que siempre se ha movido en una esfera puramente intelectual, y presentó la dimisión. Fué aceptada, votando en contra nn sector—hay que reconocerlo—respetable por la cantidad y calidad de los socios que lo integraban, los cuales, si bien partidarios de que se cumplimenten los castigos que corresponden a los responsables de tales infortunios, entendían que el Ateneo se salía de su natural esfera y que creaba un precedente, que acaso fuese funesto, para la libertad de la tribuna, donde, con amplia tolerancia, se ha dado hospitalidad a las más dispares ideologías. Según ellos, esta manifestación hacía al Ateneo entrar de lleno en la política, la institttción pasaba de la excelsa y noble cumbre de las ideas al bajo terreno de las menudas contiendas partidarias. Tal tesis merece un examen escrupuloso por la sinceridad de los que la exponen. Péro no creo, que detenido meditar de sus argumentos, consigan llevar al ánimo el convencimiento. No se trata de una estrecha e infecta política al uso; precisamente la idea ha prendido en gente de todas las opiniones y aún —y esto es todavía más importante—en los que siempre se han mantenido apartados 14 de facciones y banderías, en que se divide el abigarrado mapa político Se trata simplemente del Cumplimiento de un ineludible deber ciudadano, de un elevado deseo de purificar el ambiente; no de buscar con judaica sed de venganza sólo el castigo de los culpables, sino de aunar esfuerzos y cristalizar aspiraciones, para que sucesos semejantes no puedan repetirse. Si el suelo pátrio fuese hollado por tropas extranjeras no oreo que nadie de alma honrada se dedicase a tales distingos, más o menos académicos, entre el pensamiento y la acción— que de hecho no es acción, y esto es lo sofístico de su actitud sino pensamiento que se expresa.—Y somos muchos los que creemos que ahora se trata de algo más temible para nuestro ser nacional, por tratarse, precisamente, de una infección subyacente de la cual tan solo se ven y palpan las consecuencias trágicas. Y ante acontecimiento de tal monta y gravedad, alguien ha de recoger los latidos de una opinión que existe dispersa. El Ateneo que siempre se ha desinteresado de los chalaneos de nuestra política, es el único centro que puede dar al país la sensación de que estos son momentos en que no es posible inhibirse; y él, organizando y dirigiendo la manifestación, es una garantía ce que se trata de expresar un anhelo común que no va a ser bastardeado para fines secretos o corruptos. El Ateneo ha elegido una nueva junta y está decidido a que, siguiendo las normas legales, reconocidas constitucionalmente, el sentir ciudadano encarne y se exteriorice en todas nuestras ciudades el próximo domingo y que, de modo palmario, dé pruebas de que la sensibilidad nacional no se halla adormecida, de que son muchos los que calladamente, sin ruidosas estridencias, padecen con los dolores que últimamente han caido sobre nosotros y ardientemente hacen votos por una España mejor, donde, simplemente lo que pedía el famoso marina inglés, cada uno cumpla con su deber. V I D A MALAGUEÑA.—Revista Semanal A Bergamín por aprovechar en su testamento hasta las cabecillas de mistos, dando destinos para aumentar el déficit... ¡Atízale! Idóneo o liberal mantenedor del pacto que pone los presupuestos de Málaga siempre en la misma mano de los mismos incansables... ¡Atízale! «Juyendo* Sánchez Guerra, para que no nos vuelva a equivocar como hombre de «piernas»... ¡Atízale! Cuando encuentres a Prída haciendo política más allá de su pueblo, que es Infiesto... ¡Atízale! Al defensor de Mauta como hombre cumbre de la política española, dale el discurso de don Melquíades y... ¡Atízale! Si el nuevo ministro de Gobernación no reforma la ley electoral con disposiciones invulnerables para garantizar el sufragio y que las futuras elecciones, sean decentes... ¡Atízale! No te llamarán, en mucho tiempo, para que ayudes a reorganizar el partido conservador, pero al que te busque para esa picardía... ¡Atízale! SI este Gobierno, después de la distribución de altos cargos cuelga las responsabilidades de lo de Marruecos donde se agüen... ¡Atízale! Y si designa gobernadores zambombos, empleados truchimanes, alcaldes caciques y autoridades pamplinosas, al Gobierno y a esa tropiía... ¡Atízales, atízales, atízales! Teatro Vital Aza Gran TEMPORADA de VARIETÉS HOY Sábado 9 de Diciembre Tres funciones a las 6 de la tarde 8 y 10 y media de la noche GRAN EXITO Vicenta Sanfort EXITO VERDAD EXITO INMENSO THE JOANNYS ílKCl PIIÍH Butaca 2.00 General 0.30 Cine Pascualiní Programa variado todos los días Sensacionales películas Sí sospechas que Lacierva va a usar contigo su rayo verde, antes que se menee.., ¡Atízale! Sección continua de 5 a 12 Preferencia 0.30. — 6 e n e r a l 0.15 Imp- "LA MODERNA".-Especerías, 32.-Málaga =[i]^s:^sil(i]^ffi^sllli¡= Compañía Trasmediterránea Francisco Berrocal García SERVICIOS OFICIALES DESDE MÁLAGA Salida diaria pava Melilla a las ocho de la noche. Salidas quincenales (5 y 21) para Marruecos y Canarias. ¡S] Salida mensual (día 1 0) para Melilla, Menores, Ceuta, Tánger, Larache y Cádiz. Depósito de Chacinas D. Juan Gómez García, 31 SERVICIOS COMERCIALES Servicio para el Norte de España, Cádiz, Huelva, Vigo, hasta Bilbao, todos los martes fijamente a las seis de l a tarde.—Servicio para Levante-Cartaarena hasta Barcelona, todas las semanas.—Servicio de Inglaterra a Málaga directo, con salidas quincenales de Liverpool para Málaga con escala ú n i c a m e n t e en Vigo. VENTAS AL POR MAYOR Y MENOR EXPORTACIÓN A PROVINCIAS "CARASANA Sucesora de Antonio Pabón I FABRICA DE ARTICULOS DE PLATERIA Interesa a las Señoras conocer que las arrugas prematuras son producidas por infecciones de la piel. La Crema Antiséptica CARASANA evita estas infecciones y da al rostro la lozanía de la juventud. Por esto los médicos la recomiendan como el mejor regenerador del cutis. Es también la única Crema Antiséptica para afeitarse sin jabón, que ofrece a los compradores devolver su importe, si no le agrada, después de afeitado. 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I S / L J B I D ^ . d.e O^I^I_iOS Ü - A E S , n-ú.m. 1 SECCIÓN D E PEdUEÑOS ANUNCIOS La La mejor Sombrerería que vende m á s barato Sobrinos de Pedro Mira DROGUERIA MODELO CASA FUNDADA EN 1873 Echegaray, 4, bajo Consulta de 2 a 6 "La Fabril Malagueña" FÁBRICA de MOSAICOS HIDRÁULICOS José Hidalgo Espíldora Despacho: Marqués de Larios, 12 Fábrica: Puerto, 2 CIPRIANO MARTÍNEZ Se sirven cubiertos F.co ABOGADO ALEGRÍA RESTAURANT Marín G a r c f a , 18 Cisneros, 50 FRANCISCO TIIVIONET LA AMOLADA Extensamente surtida en Tubos al Oleo y Acuarela Estuches, Pinceles Malta y Kubens Lienzos, Papeles, Cartones y d e m á s accesorios para Artistas y Pintores Drogas industriales. P e r f u m e r í a , Esmaltes, Barnices, Colores finos. 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