senegal de cristal
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senegal de cristal
SENEGAL DE CRISTAL Una mirada cultural a través del suwer CA. Arca de Noe. Ibrahim Fall 1 INTRODUCCIÓN HISTÓRICA Al comenzar a visitar las ciudades costeras de África Occidental ciertos cuadros a la venta en calles y mercadillos captan de inmediato nuestra atención. En principio, bajo la urgencia del tendero, incluso es posible que nos pase desapercibida su verdadera naturaleza pensando en simples láminas pobremente enmarcadas. Más adelante, al indagar en la expresión plástica, descubrimos que pinturas semejantes de mayor calidad se encuentran incluidas en muestras de arte y caros anticuarios. Se trata de la original pintura sobre el reverso de vidrio, una traslúcida manifestación de la idiosincrasia senegalesa. Durante el siglo XX apenas unos pocos artículos abordaron el peculiar fenómeno ilocalizable fuera de las capitales, hasta que finalmente en 1982 apareció la pionera tesis doctoral de Marie-Hélène Boisdur. A partir de aquí fueron numerosos las exposiciones con catálogos y ensayos que, desde el mundo académico, abrieron el apasionante mundo del suwer al conocimiento público. A lo largo de los años con gran dificultad he conseguido acceder a cuatro estudios de la pluma de expertos y coleccionistas como son Anne-Marie BouttiauxNdiaye, Michel Renaudeau, Michéle Strobel, Marie-Thérèse Brincard y Maurice Dedieu, cuya notas bibliográficas incluyo. Podríamos rastrear su origen en antiguas civilizaciones puesto que tenemos noticia de utilización en Roma, durante el imperio bizantino, a lo largo de la Edad Media, el Renacimiento y la época moderna del occidente europeo hasta los siglos XVII y XVIII, incluso en la China clásica, pero sería su filiación de fuerte raigambre en el mundo islámico Mediterráneo, de AlÁndalus a Oriente Próximo, la que nos interesa rescatar por su amplia utilización como medio de reproducción y transmisión iconográfica en la esfera de la islamización. HST. Estampa de Al-Borak y retrato de estudio adherido al cristal. Anónimos Según relató el onubense Abú Ubayd Al-Bakri, el proceso de islamización en la antigua región de Tekrur —África Occidental Subsahariana— habría comenzado tempranamente durante el siglo XI tras la conversión del rey War Djabi aunque recientemente, por otra de sus observaciones sumada a datos documentales, Ismael Haidara ha podido deducir que el rey sonray de Gao Za Kosoi ya presumía de musulmán en el lejano río Níger del siglo X, recibiendo los emblemas de su investidura del mismísimo Abderrahman III Califa de Córdoba. Ese mismo siglo XI, resulta indicativo, un movimiento sunní de carácter rigorista desplegado desde una rábita cercana al delta del Senegal comportó un impulso determinante para la difusión del islam en África Occidental y su fortalecimiento en la Península Ibérica. Los almorávides destruyeron el puerto caravanero meridional de Awdaghost provocando el colapso del Imperio de Ghana, conquistaron el Magreb y, tras ser llamados en socorro por débiles taifas, volvieron a unificar el poder musulmán en AlÁndalus desplazando la frontera hacia el norte. De esta forma consolidaron un imperio que abarcó desde el río Níger al Ebro por medio de la misma lengua, moneda y cultura. A pesar de la ligera supervivencia del temprano ibadismo jariyí con que los mercaderes se acercaron al África Negra, constatable en la Rihla de Ibn Batuta, y la posterior corriente marabútica y sufí surgida a consecuencia del movimiento almohade, la escuela sunní aparece desde entonces como principal corriente ideológica entre ulemas y jurisconsultos de mezquitas y madrazas al sur del Sahara, la tierra de Bilad as-Sudán, “País de los Negros”. Resumiendo mucho, el panorama de la islamización se verá poco alterado del siglo XIII en adelante en África Occidental, llegando incluso en algunos lugares al regreso hacia creencias tradicionales animistas en reacción a la rapiña. El comercio del mundo musulmán competirá en los mercados africanos con Occidente durante los cuatro siglos de depredación y horror que supuso la aplicación del sistema de trata de esclavos transatlántica. Tan solo a finales del siglo XVIII una serie de movimientos de regeneración en el seno del islam africano 2 comenzarán a aglutinar poblaciones en prevención del rapto, por cuanto también desde la antigüedad la Umma, Comunidad Islámica, estuvo necesitada de esclavos africanos. A finales del siglo XVIII y a lo largo del siglo XIX surgieron una serie de hermandades, tariqa, en torno a líderes carismáticos que protegerán al adepto impidiendo la irrupción y el asalto de reinos vecinos por medio de la guerra de conquista. Es el caso de Samori Turé, Sekú Amadú, Usmán dan Fodio y, en cuanto al territorio senegalés, Al-Hadj Omar Tall y sucesores. En la primera mitad del siglo XIX, mientras el laborioso sistema de reproducción de imágenes fue sustituido en Europa por técnicas de impresión, la copia en cristal de imágenes coránicas se extendió en el mundo musulmán en respuesta, con toda seguridad, a la tardía aceptación de la imprenta. Pero no fue hasta finales de siglo XIX cuando, tras la colonización francesa, la técnica cobró fuerza en territorios senegaleses. En aquellos años comenzó a ser frecuente la importación de imágenes coránicas por vía marítima desde La Meca, Túnez y Marruecos, tanto por peregrinos como mercaderes afincados en San Luis y la recién fundada Dakar, postales que de inmediato las pocas imprentas se lanzaron a copiar. A pesar de la teórica proscripción de la figuración humana, las litografías con reproducciones de la montura alada del Profeta, Al-Borak, la batalla de Badr, el enfrentamiento de Amr y Alí, y el arca del padre Noé, vendidas en La Meca con gran disgusto para el wahabismo, tuvieron enorme difusión en ciudades senegalesas donde el uso de la figuración encontró menor impedimento. Pero la propagación de esta iconografía chocó frontalmente con los intereses de las autoridades coloniales. Desde el punto de vista del imperialismo europeo el progreso de las colonias debería llevar consigo la perentoria implantación del cristianismo por medio de la fundación de iglesias, escuelas y seminarios, como condición necesaria para proporcionar plena satisfacción al estamento clerical. La situación llegó al extremo de que, con gran preocupación por la perniciosa influencia de la iconografía coránica entre la población, el gobernador William Ponty, forzado por la curia arzobispal y contraviniendo la libertad de expresión reflejada en la Constitución francesa, prohibió en 1908 cualquier tipo de divulgación y venta de propaganda musulmana. AFA. Retrato de señora Meissa Gaye. San Luis AFA. Pareja en estudio. Mama Casset. San Luis La capital colonial San Luis contaba a principios de siglo XX con un pequeño grupo de fotógrafos cuyo principal trabajo, aparte de acompañar al colonizador, se centró en el retrato de la incipiente burguesía local. En este contexto la técnica de pintura sobre cristal había comenzado a utilizarse en talleres para enmarcar retratos y postales. La manera habitual de enmarcar la foto de salita estaba en adherirla a lado posterior del cristal, para después decorar alrededor pintando con diseños florales y pájaros exóticos a modo de paspartout. Un simple cartón protector trasero, sujeto por medio de cinta adhesiva, deja la fotografía lista para colgar de la pared. Pero entonces, tras la prohibición, la reproducción en cristal se encontró frente a enormes posibilidades de desarrollo, inmejorable empleo para artesanos con habilidades plásticas. Con imprentas bajo intervención policial, la inventiva popular abrió talleres de copia en cristal por doquier de forma incontrolable en respuesta a una demanda de imaginería religiosa susceptible de ser asimilada por la población iletrada, siendo la oposición frontal a la ley la circunstancia que determinará su ulterior desarrollo. 3 Aprovechando el potencial reprográfico de la técnica, a falta de postales se comenzaron a copiar una tras otra las imágenes censuradas poniéndolas a la venta en secreto con gran éxito. Ya que el efecto producido por el vidrio pintado resulta colorista y atractivo, pronto el mismo retrato de pareja de salón se convirtió, a causa de repetición, en imagen reclamada sin cesar en el mercadillo callejero por la clientela. Por norma el artista trabaja atendiendo a esa demanda e incluso en respuesta a pedido, estableciendo relación directa con el cliente. Muy pronto surgieron artistas en posesión de la pericia con habilidad para dibujar directamente sobre el reverso del cristal diseños de propia creación, sin necesidad de postal o fotografía previa. Por norma general se reproducirán imágenes apreciadas entre la clientela urbana. Nostálgico de la vida en la aldea donde aún permanece la familia, de tradiciones y actividades cotidianas abandonadas, el cliente demanda la escena costumbrista evocadora del contenido cultural perdido en la vida urbana. Fueron los artistas que realizaron los escasos anónimos que hoy conservamos en museos y colecciones privadas de esta primera etapa. CA. Alí vence al temerario Amr. Mor Gueye HST. Al-Borak. Anónimo No menor importancia en la dinámica de difusión del soporte tuvo la aparición, justo en el cambio de siglo, de una nueva fraternidad musulmana de filiación sufí. La hermandad Mouride, con amplísimo seguimiento en pocos años, desterró la confrontación armada con el colonizador encontrando puntos de cooperación en la erradicación del paganismo, el mutuo respeto religioso, el envío de voluntarios tirailleurs al frente de la Gran Guerra y la extensión del monocultivo, insistiendo menos en la negación del retrato humano y el culto al líder que en la salvación por medio del trabajo, la cooperación con la hermandad y la práctica de la no violencia. Fallecido el fundador, la destilación de imágenes relacionadas con la hermandad alcanzó colosal demanda contribuyendo, en gran parte, a la creación del icono popular, y pasando a quedar en manos de la población hasta ser reproducidas en furgonetas, camiones y murales, para satisfacción de incondicionales y desesperación de la autoridad. La técnica es conocida en Senegal con la adaptación suwer del francés sous verre, “bajo el cristal”, aunque se utiliza el término fixé, pintura fijada, para referirse al propio vidrio pintado, y sin duda podríamos considerarla prematura expresión del arte Pop africano. El hecho, como queda expuesto, de que la pintura suwer se encuentre a la venta en el mercadillo, talleres y caros anticuarios, y a la vez sea incluida en museos y grandes exposiciones, puede resultar confuso para cierto sector de la crítica que suele despreciar la producción artística africana por ignorancia, pero explicable al considerar la descontextualización producida por el mercado cuando se empeña en exportar cánones artísticos más allá de la civilización que los produce. Sidney Littlefield Kasfir mostró cómo los postulados de la crítica occidental habrían descartado una gran parte de la creatividad popular africana catalogándola de arte naïf o simple producto comercial. No cabe duda que la circunstancial y forzada presencia del arte en la calle, mercantilizando una producción orientada hacia la subsistencia personal, resulta inconcebible para la idea convencional del artista en Occidente. Según los presupuestos establecidos existiría una diferencia insalvable de grado y cualidad entre la obra de arte con mayúsculas, creada bajo la urgencia de la inspiración y la creatividad, y el objeto que, aun gozando de innegable cualidad estética, fue creado como mercancía para la venta. En consecuencia el verdadero arte debería quedar completamente libre de 4 motivación comercial, religiosa o política. Cualquier trabajo hecho para subsistir o por encargo sea para patrón, obispo, tal vez gobierno marxista, quedaría desprovisto del grado de obra de arte. Pero, como sabemos, en efecto este discurso se mostró completamente estéril tras la ensalzada producción en serie de Andy Warhol, mucho más si consideramos que tanto Miguel Ángel como Miquel Barceló trabajaron para la iglesia católica. La característica de la plástica Pop debemos encontrarla en la combinación de la tradición con la intención comercial. Toda persona que camine por el mercado de artesanía estará capacitada para entender el significado de cuadros que, al quedar descontextualizados en Occidente, pueden perder referencias y aparecer sin relevancia a ojos inexpertos. Y, por tanto, esa persona puede comprarlo. En el catálogo de la exposición de arte contemporáneo El Tiempo de África, Bennetta JulesRosette presentó un estudio en profundidad sobre la aparición del arte Pop africano a partir de los años cincuenta, a la venta en primera instancia en mercadillos. De naturaleza urbana, con fuerte ingrediente de crítica política, como simple comentario sobre situaciones personales y en denuncia social con frecuencia incluyendo texto escrito, el arte Pop de los cincuenta y sesenta resultó la mejor herramienta para articular lenguajes subversivos contra un estado que, alcanzada la independencia, en la mayoría de las ocasiones resultó prácticamente inexistente. Junto al tono subversivo y el mensaje político en respuesta o desafío al poder, otras particularidades del arte Pop estarían en el carácter urbano y narrativo, así como en la estrecha relación establecida entre artista y cliente, ya que con frecuencia los trabajos fueron realizados bajo pedido con una finalidad concreta. De esta forma podemos comprobar cómo, a pesar de su temprana aparición, la pintura suwer cumple absolutamente cada requisito establecido por Jules-Rosette para el Pop de los cincuenta: articula lenguaje subversivo contra el colonizador dirigido a clientela popular que conoce los hechos representados y descifra de forma personal, es producto social urbano, establece relación con la demanda y, enseguida lo veremos, se trata de una expresión eminentemente narrativa. CA: Enfermera, Mallos CA. Retrato de Aba Segú, Mor Gueye La producción aumentó progresivamente desde comienzos de siglo XX hasta experimentar su mayor auge durante los años treinta y cuarenta, para caer en desuso sustituida por fotografía, almanaques y carteles, en la decoración domestica. Pertenecen a la generación de los cuarenta los más importantes suweristas colgados de los museos del mundo, aquellos que lograron convertir una actividad artesanal en su particular forma de expresión artística. Entre una pléyade de pintores anónimos, algunos antiguos maestros que podríamos nombrar serían: Saliou Sarr, Ousseynou Thiam, Balla Ndiaye, Ndiaye Lô, Omar Moussé Gueye, Babacar Lô, Moudou Fall, Mor Gueye y en especial el excelso Gora Mbengue. Cada uno fue capaz de desarrollar una imaginería mil veces repetida por artesanos de segunda fila. A partir de los años 50 y hasta finales de los 60 los cristales pintados dejaron de estar de moda, pues el movimiento de emancipación independentista fundado en la Negritud de Leopold Sedar Senghor y Aimèe Cesaire impulsó la modernización y renovación de la plástica inclinándose hacia el soporte importado de Occidente. La sociedad senegalesa, recién inaugurada la nueva y esperanzadora independencia, estaba decidida y preparada con ilusión para modernizarse. Los antiguos fixé llegaron a ser arrojados a la basura e incluso fueron raspados para dar al cristal nuevo uso. Esta situación encontró su posterior reequilibrio a partir de los 70 con la 5 aparición de una generación de artistas que retomará el soporte sobrepasando técnicas y formalismos de antiguos creadores, buscando en la transparencia nuevos caminos de expresión al prescindir del trazo de tinta, rayar el color, quebrar de forma irregular el vidrio, indagar en el género de la ilustración y la expresión abstracta, mientras el incremento del turismo llenó el mercadillo de copias con escaso mérito realizadas para el viajero. Se trata de la generación SetSetal, movimiento artístico coetáneo de la recesión económica de los 70 y la desilusión experimentada en África Occidental diez años después de la independencia en plena crisis del petróleo. En esta generación se cuentan grandes maestros como Mbida, Mallos, Ibrahima Sall, Moussa Sakho, Fallou Dolly y su hermano André Dolly, Alexis Ngom, Azou Badé, Moussa Lô, Paco, la escuela del Museo Regional de Thies con Moussa Johnson, Badou Niang y Mamadú Ndiaye Faye y, finalmente, Serign Ndiaye, quien coordinó y seleccionó el Festival de la Pintura Suwer con ocasión de la bienal Dak´Art de 1998, en el Centro Cultural Francés de la capital. Corriendo la década de los 80 la pintura suwer ya fue ampliamente apreciada en el extranjero y, por consiguiente, explotada por numerosos artesanos. TÉCNICA Y CARACTERÍSTICAS La técnica de pintura en el reverso del vidrio resulta simple pero requiere meticulosidad y paciencia, pues no admite errores una vez un color haya sido tapado. Los formatos más usuales son 24x33 y 33x48 con cristal de grosor de 2 mm, aunque se utilicen cristales más gruesos para formatos mayores. La pintura apropiada será industrial, frecuente en la droguería. Elegida la imagen se sitúa el cristal encima y, con fina plumilla y tinta china, se delimita el contorno de las figuras. Cualquier firma, datación o leyenda ha de ser inscrita en este momento de derecha a izquierda escribiendo al espejo. Una vez efectuado el dibujo se empiezan a rellenar las figuras de color utilizando el pincel, siempre comenzando por el primer plano y objetos delanteros, por ejemplo collares, ojos, estampado de la ropa, para continuar, tras esperar el secado, cubriendo con el color del traje, la piel, el tocado y los planos medios en general. Finalmente, una vez seco, se termina tapando con el fondo del cuadro sea paisajístico, interior o neutro. La apariencia de la pintura queda así indeterminada en el reverso, sólo habrá que dar la vuelta para que la imagen fijada sobre el anverso cobre vida traslúcida de encantador efecto y protegerlo sujetando un cartón por medio de cinta adhesiva. Su fragilidad le hace aún ser más preciado. Sobraría advertir que el resultado final será una copia invertida, derecha a izquierda, del original del que se parte. CR: Modelo, fases consecutivas de la técnica y resultado final 6 Las características más tempranas del suwer estarían en la delimitación de figura y contorno por medio de línea de tinta, gusto por el colorido, fondo neutro de color plano, personaje hierático y frontal, desproporción deliberada atendiendo a la importancia del objeto en la composición, ausencia de volumen y perspectiva, así como imperfección en el dibujo. Todas estas particularidades, aun manifestando escasa técnica pictórica, ponen de relieve el compromiso del artesano hacia una tradición cuyo principal cometido será transmitir contenidos culturales que deben ser preservados, repitiendo imágenes como hace el fotógrafo en el laboratorio. No obstante, dentro de este marco común se manifestaron diferentes personalidades y estilos antes de finalizar la década de los setenta, cuando la necesidad expresiva del artista y la nueva demanda haga olvidar la línea de tinta, haciendo aparecer el color pastel, la pincelada, el volumen, la textura, la perspectiva, el dibujo impecable, la abstracción y el collage, evidenciando que la pintura sobre cristal, lejos de constituir tradición inamovible, se comporta como simple soporte donde el artista ensaya e investiga. TEMÁTICA SAGRADA Desde los primeros estudios realizados pareció obvio distinguir entre cristales que reflejan temática sagrada y otros que abordan imágenes del ámbito profano. Si bien, como dijimos, en el seno de la Umma ya se trabajó la imagen devocional, por ejemplo en Túnez, sería propiamente local la costumbre de acompañar con texto la imagen y en especial la propia aparición de temática profana, con frecuencia dotada de cierto grado de humor característico de la idiosincrasia senegalesa. Dejemos a un lado la imaginería profana para centrarnos, por un momento, en el amplísimo mundo devocional islámico senegalés, pues presenta particularidades con respecto al resto de países musulmanes. En primer lugar llama poderosamente la atención la permisividad con la reproducción de la figura del santo, la figuración del cuerpo humano en general. Esto se explica por las peculiaridades del islam en África Occidental, donde parece admitirse cualquier actividad que permita sacar adelante la familia por medio del trabajo. Tal como habíamos anticipado, las principales escuelas del sufismo, corriente mística del islam, encontraron adaptación a las costumbres y creencias al sur del Sahara a través de movimientos puramente africanos liderados por personajes dotados de la gracia divina, baraka. Se establecieron así las primeras hermandades que, a modo de cofradías cristianas, reunieron grupos de creyentes en torno a prácticas y creencias consideradas heterodoxas fuera del espacio sudanés. CA: Retrato de Bamba, Diop CA. Rezando sobre las olas. Mor Gueye CA. Aclamado al regreso. Babacar Lô CA. Bay Fall. Mallos 7 Por su enorme relevancia en todo componente social resulta necesario comenzar por la mencionada hermandad Mouride, fundada por Chej Amadou Bamba (1850-1927). Inicialmente formado en mística Qadirí, Bamba desarrolló una ingente obra literaria y terminó estudios entre maestros mauritanos, siendo frecuentemente representado realizando los milagros que le granjearon la consideración de hombre santo a lo largo de su azarosa vida a través, al parecer, de la única imagen fotográfica del marabú oculto tras su blanco caftán tomada alrededor de 1913. Le veremos en el momento de su detención por las tropas coloniales, durante la singladura al presidio de Gabón rezando sobre las olas, rodeado de arcángeles, tentado por diablos, djinn, aclamado al regreso y en compañía del discípulo Chej Ibra Fall en busca de lugar donde erigir la rábita, Touba, donde anualmente peregrinan los mourides con ocasión de Gran Magal. Es frecuente también la reproducción del omnipresente personaje del Bay Fall, discípulo adscrito a labores de la hermandad que, con traje de retales, cuenco de calabaza, maza y pelo enmarañado, compone quizás la imagen más genuinamente senegalesa. Mencionaremos también la hermandad Tidyán fundada por Al-Hadj Malick Sy (18551922), marabú mauritano iniciado entre maestros de tariqa Qadirí. La iconografía habitualmente le representa a partir de única foto donde aparece protegido bajo su sombrilla ante la rábita de la orden en Tivauán. HST. Al-Hadj Malick Sy. Anónimo HST. Limamú Laye. Anónimo Por sus peculiaridades sería necesario reseñar la hermandad Layen, fundada en 1883 por Limamu Laye (1845-1919), pescador lebu de Cabo Verde que sintió inspiración divina para constituirse en marabú de sus vecinos sin dependencia a tariqa alguna, adaptando el islam a la tradición animista local para otorgar mayor participación a la mujer en el rituales y ceremonias. Aunque se le atribuyen numerosos milagros y episodios, los cristales concernientes al grupo suelen ser retratos extremadamente sobrios del fundador y sucesores en caftanes blancos y pañuelos negros, jugando con la inclusión del ave de idénticos tonos símbolo de la hermandad como emisario celestial. La mezquita principal se encuentra en Camberene, lugar de la playa de Yoff habitado desde tiempos remotos por la etnia lebu, pueblo volcado al mar cuyos miembros casi exclusivamente engrosan la tariqa. HST. Los siete Marabús. Gora Mbengue CA. Escuela coránica. Babacar Lô 8 En proporción menos numerosa pero en completa ortodoxia, la tariqa que se adhiere a la mística original Qadirí, madre de las dos primeras mencionadas, fue fundada en el siglo XII por el iraquí Abd el-Qadir al-Jilani y trasmitida a Bilad as-Sudán por el mauritano Chej Sidiya al-Kibir. Y, aunque no tenga representante local, fue tratada con frecuencia por los suweristas. El persa fundador del antiguo camino sufita del siglo XII solía ser reproducido con frecuencia junto a morabitos de otras cofradías. Cabría mencionar que, si bien en los orígenes la temática extraída del texto sagrado fue objeto de amplia atención, de hecho motivo del éxito, pronto la necesidad de presentar alternativa a la imposición colonial dio paso a la reproducción del retrato y narración de la “vida y milagros” del marabú de cada cofradía senegalesa. Este innovador cuerpo de imágenes no hizo sino actualizar el imaginario colectivo por medio de la creación de nuevos personajes divinizados, tocados con fuerte fuerza mística, en línea con las atribuciones otorgadas por la tradición al líder y monarca. Peregrinaciones, Bay Fall, santos fundadores, escuelas coránicas con alumnos recitando la tablilla, las representaciones se apartan de realismo y revelan sugerencias en esencia narrativas y religiosas con idéntica función que la iconografía cristiana. HST. Natividad. Anónimo CR. Diriyanke de M Gaye Al hilo de esto último sería necesario mencionar la existencia de una tradición cristiana presente en la tradición suwerista desde los orígenes que ha perdurado hasta hoy. A causa de la demanda, el artista, sin importar su condición musulmana, no guarda reparo al producir escenas de otras hermandades, imaginería bíblica como el Arca de Noé, e incluso puramente cristiana como Natividad y Crucifixión, pues no olvidemos que Jesús, Isa, es profundamente respetado en el Corán.. Conocemos el caso de un qadirí, Malainy Sow (Mallos), contratado para decorar la parroquia de Notre-Dame de Pikine con episodios de los Evangelios. TEMÁTICA PROFANA Tal como dijimos, sería propio de la idiosincrasia senegalesa el desarrollo de una extensísima imaginería profana que abarca amplios aspectos de la vida cotidiana, la historia y leyendas. Lleno de frescura y sentido del humor, el artista no solo proporciona decoración doméstica en relación a creencias religiosas, sino también consejos ejemplarizantes, fábulas, no exentas de autocrítica. CA, El cazador sin escapatoria. Amadou Diop CA. El inconveniente de la poligamia. Moussa Johnson 9 Consideramos grupo importante los cristales de carácter histórico. Entre otros temas sería necesario mencionar el dedicado al héroe de la resistencia anticolonial Damel Lat Dior, soberano de Cayor que se enfrentó a la construcción del ferrocarril, así como a Koot Barma, guerrero y filósofo del siglo XVII célebre por sus proverbios, ambos siempre reproducidos cimitarra en mano sobre un potente alazán de calzas blancas. Fueron frecuentes también los cristales dedicados a personajes contemporáneos relevantes, como el mencionado presidente y poeta Senghor. Un segundo gran grupo lo formarían los suwer de género burlesco. El pintor, para satisfacción del cliente, realiza escenas llenas de humor con propósito casi exclusivamente hilarante. Entre ellos se cuentan los dedicados al cazador sin escapatoria, al esposo pillado “infraganti” con la amante, la esposa que abandona el marido o la que con su actitud le ridiculiza, la joven que tomando una ducha es observada en secreto, las co-esposas enzarzadas en pelea mientras la cabra se zampa la comida etc... Mencionaremos que cualquier senegalés identifica el sufrido personaje de innumerables infortunios como Al-Demba NDiaye, nombre con el que se conoce al bufón del chiste popular, como en España podría ser el gracioso lepero. CA. Transformadas en Baobab. Babacar Lô CA. El luchador. Ibrahim Fall CA. Mami Wata. Alexis Ngom Generalmente bañada de humor, la pintura suwer incluye el relato de leyendas, fábulas y proverbios ejemplares. Debemos incluir historias tales como el arresto del ladrón, el marido atormentado como animal de arrastre por su mal comportamiento y el ubicuo cuento de las jóvenes transformadas en baobab al negarle agua al anciano sediento. Todas constituyen imágenes que permitirán diferenciar el comportamiento impropio al dictado de la moralidad. Debemos incluir aquí también el fixé dedicado a personajes legendarios tales como la Mami Wata, espíritu ancestral relacionado con el agua, mitad mujer mitad serpiente, identificado con el mascarón del buque negrero, así como al admirado campeón de la popular lucha senegalesa elevado al rango de deportista mítico. CA. Car Rapide. Mamadú Ndiaye Faye CA. Familia en Bicicleta. Moussa Johnson 10 Quizás el conjunto más extenso estaría formado por imágenes simplemente dedicadas a la ilustración de la vida cotidiana, ejercicio de revalorización de costumbres y formas de vida. No faltan los paisajes idílicos de Casamancia, la escena bucólica de pastoreo, los danzantes de sabar, la banda de música tradicional, los esposos preparados para la intimidad, las mujeres jugando wurí (mankala), la tarea doméstica, el car rapide transporte urbano, el trasbordador de la carretera de Gambia, la escena de mercado y la familia viajando en bicicleta o reunida en torno al plato de Tiebudien, arroz con verduras y pescado. Debemos incluir aquí la serie que viene realizando Mallos sobre oficios con carácter didáctico y altamente humorístico, ejecutados con imágenes que recuerdan la tira cómica con fondo amarillo plano. Esta serie tiene mucha aceptación y resulta ser hoy muy copiada. CA. Mujeres jugando wourí. Azou Badé CA. Aldea de Casamancia. Azou Badé Es amplio también el grupo de cristales dedicados a reproducir retratos de personas y animales. Deudores de los primeros instantes de desarrollo, estos retratos de personajes pasaron a ser copiados en un proceso donde el retratado pierde importancia para funcionar como estereotipo identificable entre la población. Sería el caso de señoras, diriyanke, con bellos tocados, bien peinadas, con joyas y traje escogido atendiendo a la posición social y etnia de pertenencia, entre quienes destacan las signaras de Gorea y San Luis, esposa temporal del hombre blanco de vida acomodada con enorme influencia y carácter. En el mismo grupo, mostrando composición netamente de estudio, aparecen parejas como ejemplificación de la felicidad conyugal: ellos con elegante bubú, cartera y salacot; ellas, distinguidas diriyanke, con meticuloso tocado y adorno de libidor, “luises de oro”, moneda del rey de Francia. Los animales salvajes y domésticos aparecen también con frecuencia. Gora Mbengue realizó, durante sus últimos años, una serie de cristales con gallinas, pollos, antílopes y pájaros diversos, e incluso en alusión a la fiesta del sacrificio de Abraham, Tabaski, los carneros a la venta. Elefante, león y jirafa, fauna perdida, cualquier artesano reproducirá encantado el encargo de los niños, por ejemplo, a partir de la foto. No debemos pasar por alto la serie de Mbida con cantantes femeninas de renombre, bien vestidas y tocando algún instrumento, jugando con el epítome abstracto de la belleza al relacionar la mujer con la música, realizados con fondo neutro para otorgar importancia al significado. CA. Tiebudien. Paco CA. Preparando la intimidad. Azou Badé 11 CA. Pareja afortunada. Mor Gueye CA. Comprando el carnero. Mallos CA. Mujer con flauta. Mbida CA. Fauna perdida. Mor Gueye Resulta notable el tratamiento de la tristemente recordada esclavitud como excepción, pues no surge por ningún lado el humor característico del fixé. Se trata de mantener vivo un recuerdo cruel y doloroso. Vemos el dramatismo tratado con seriedad para enfrentar la brutal y cruda realidad, pues podemos observar tanto la avidez europea como la necesaria colaboración del africano atrapando al vecino. La más copiada imagen aparece dedicada a la reproducción de la célebre Maison des Eclaves en la isla de Gorea, con la doble escalera curva y dos irreconciliables mundos: el piso inferior para el prisionero en espera de embarque, el superior para el negrero, quien tuvo que soportar el lamento de niños, mujeres y hombres, durante los años de destino en África. HST. Cazador de esclavos. Gora Mbengue CA. Maison des eclaves, Gorée. Mallos 12 MÁS ALLÁ DEL SUWER Hemos visto hasta aquí el amplio panorama temático ofrecido por la pintura suwer hasta el presente e intentaremos realizar un optimista pronóstico para el futuro en cuanto a la perduración de la técnica. En primer lugar advertiremos que hemos dejado por clasificar las piezas que resultan diseños innovadores, más parecidas a ejercicios de ilustración en busca de originalidad. Pongamos como ejemplo el trabajo de Moussa Johnson, Azou Badé y las muñequitas de André Dolly. En este último, el escaso valor narrativo se ve recompensado por la libre y espontánea interpretación de la imagen. Se trata de una necesidad expresiva para artistas que asimilaron de antemano la estrecha relación del fixé con el diseño y la ilustración. En los retratos de Azou Badé, el estereotipo femenino fundado en la identificación social y étnica aparece sustituido por facciones del cómic con rasgos exagerados. Encontramos también cristales que narran, como en tebeo, diversas escenas dentro de la misma secuencia, utilizando el lenguaje manejado por el ilustrador. En referencia al cómic debemos resaltar la demanda creada en torno a la figura de Tintín, que los artesanos se lanzaron a reproducir por necesidades económicas al igual que el escudo deportivo, la postal turística y el paisaje, a la venta en calles de Dakar. Esto demuestra hasta qué punto los pintores se muestran abiertos a la influencia externa aunque solo sea por razón de la demanda. Esta tendencia artesanal ha sido con frecuencia criticada por el purismo, al ser considerada contraria a la dignidad de la tradición. CA. Tintín. Vieux Ndiaye CA. Muñecas. André Dolly CA. Escena de aldea. Abdoulaye Diaoune Numerosos artistas lograron expresarse pintando directamente con pincel grueso reflejando la apariencia de acuarela sobre papel y olvidando el trazo de tinta, como Paco y Aboulaye Diaoune. Al frente de la innovación podríamos también nombrar a Germaine Anta Gaye, Sea Diallo y Serigne Ndiaye, quienes utilizaron la abstracción, el tratamiento de la materia pictórica y el collage incluyendo signos ancestrales. Sería extenso entrar en la obra de Moussa Sakho, escultor para quien el dibujo pierde importancia y el fixé, lejos de ser el núcleo del trabajo, goza de función expresiva por sí mismo en cuanto tradición popular. Como la antigua fotografía y el postigo de la ventana, el cristal merece ser rescatado y tratado por medio del reciclaje en escultura con suwer. El soninké Sakho fue incluido en razón de igualdad y por propio mérito para la edición Dak´Art 2002 seleccionado en la exhibición internacional. Gracias a la iniciativa de Marie-José Crespin, magistrada de la corte suprema y presidenta del concejo científico de la bienal, en la misma convocatoria se rindió homenaje al insigne maestro Gora Mbengue con una exposición en la Galería Nacional montada a partir de los fondos conservados por la jueza en su bella y agridulce casa holandesa de la isla de Gorea, factoría de esclavos colindante y similar a la mostrada al turista. El anciano pintor, aquejado de ceguera y graves achaques, pudo gozar de reconocimiento mundial tras la exposición que le dedicó la Unesco en la sede parisina, aunque parece pendiente una retrospectiva y el estudio pormenorizado de la producción. Durante sus últimos años trabajó en las estancias de la mansión goreana, delegando en su admiradora y protectora la gestión y salvaguarda de la obra. 13 CA. Tres escenas en la travesía del Gambia. Ibrahim Fall CA- Postigo con fixé. Moussa Sakho Resulta necesario resaltar que, si bien parece haber sido admitida la relación del suwer con la fotografía y la ilustración, su carácter literario ha quedado un tanto olvidado por la crítica. Sin embargo de algo podemos estar seguros: solo al amparo de la literatura se puede explicar el éxito de la tradición suwerística. De la mano del semiólogo Umberto Eco el academicismo supo otorgar al cómic valor literario como narración figurativa o literatura dibujada, por tanto tendríamos que valorar en este sentido el trabajo de los creadores suweristas. Ese valor narrativo se vería reforzado al considerar que, hasta bien entrado el siglo XX, las lenguas wolof, serer, pular y diola, no contaron con gramática escrita ni soporte alfabético. Pero los pueblos ágrafos por supuesto mantuvieron una rica tradición literaria, con frecuencia menospreciada en Occidente. La tradición de cuentos y leyendas fue conservada en África por medio del texto oral memorizado y transmitido por el griot, tradicionalista “saco de la palabra” siempre junto al soberano como depositario de la herencia que delimita el correcto proceder. Estos tradicionalistas guardaron la memoria colectiva para cada reino, clan y etnia. CA. Escena de pastoreo. Badou Niang CA. Frutera. Moussa Johnson. Ahora bien, esa tradición puramente rural se perdió en las grandes ciudades a consecuencia de la emigración interna hacia el barrio de hojalata, donde el desarraigo sumó a la añoranza por el terruño la falta de relatos que remitieran a la cultura del clan. Puesto que no contaron con literatura escrita, fue inevitable que la pintura suwer viniese a llenar ese espacio urbano que el griot no pudo tomar sobre el asfalto. Fue el momento y el lugar apropiado para que la imagen narrativa entrase en escena supliendo a la perfección el papel del griot. Suwerista y griot serían los encargados de conservar imágenes y narraciones de suma importancia para la colectividad, elaborando figuras retóricas necesarias para la transmisión del contenido. En el medio rural el griot fue el encargado de conservar la tradición; en la capital este cometido recayó sobre el suwerista. 14 CA. Familia en carro. Alexis Ngom CA. Paremos el SIDA. Mallos Toda fuente de inspiración para realizar el fixé llega por fuerza de la tradición oral. La despistada crítica occidental suele poner reparos en la consideración de este arte al constatar la repetición del motivo por diverso artista en diferente taller a lo largo de los años. El analfabeto del extrarradio encuentra escasas referencias culturales para identificarse, pero la imagen puede ser entendida por toda la población. Y, como hemos querido mostrar, el verdadero creador fue capaz de desarrollar un repertorio de imágenes y elaborar un léxico codificado de amplia utilización posterior como medio de transmisión y, más importante, de identificación en el seno de la sociedad moderna. El suwerista, por tanto, crea iconografía narrativa, pero su función no sería innovar a cada paso, sino conservar y transmitir contenidos culturales que podrían hacer desaparecer en el ciudadano la idea de pertenencia al grupo, así como la riqueza incalculable de la diversidad. Como el músico ndiguel, cantante comprometido que dirige mensajes y “habla” a la comunidad en escena, el suwerista compone y después repite el diseño con la finalidad de vivir de su arte y transmitir el mensaje. Se parecería en cierto modo al músico que concibe una canción en el estudio y la reproduce decenas de veces sobre el escenario. CA. Vista de San Luis. Moussa Johnson CA. Vista de Gorea. Paco Cada género mencionado, cuento, leyenda, historia, fábula, proverbio, remite siempre al ámbito literario acentuando el valor textual de la imagen como palabra, como soporte de una cultura ignorada en Occidente. Orígenes de estudio fotográfico y litografía en color de antiguas librerías de San Luis, influencia y lenguaje de ilustración y cómic, trasmisor literario de contenidos culturales, la pintura suwer no parece huérfana de tradición entre las artes. Es, por tanto, improbable que una expresión artística sobre un soporte concreto, el frágil cristal, con respaldo cultural y literario tan amplio, con dinamismo evidente y demanda en aumento, pueda quedar en el olvido o carezca de prometedor futuro. El respaldo llegó primero del mundo académico. Revistas y catálogos de arte contemporáneo africano incluyeron el suwer entre los capítulos. La bienal Dak´Art le dedicó generosa atención por constituir expresión artística integrada en la plástica senegalesa y ser manifestación gráfica del patrimonio cultural. Por todo lo expuesto apreciamos la pintura suwer como perfecta trasmisora de contenidos culturales de la más innegable importancia, capaz de capturar la idiosincrasia de un pueblo de originales y centenarias costumbres y rescribirla para 15 permitir su universal lectura, no sólo para la población a la que se destina sino también para el ojo occidental. Suficientemente explícita como para introducirnos en un firmamento de peculiares atractivos y funcionar como vehículo que permitirá valorar una cultura enriquecedora a quienes busquen ampliar su mirada, o lo que es lo mismo su realidad, con otras artes que son también de nuestro mundo. Luis Temboury Málaga, 27 julio 2013 ILUSTRACIONES HST. Hinterglasmalerei aus dem Senegal, Museo Tervuren. Senegal behind glass. AFA. Antología da fotografía africana e do Oceano Indico. 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