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Rota Punctatis
nº3
Historias
ciclistas
Bienvenidos
SUMARIO
Editorial | pág. 8
Barra libre | Fútbol sobre ruedas | pág. 10
Puertos en blanco y negro | Monte Crostis | pág. 14
Rutas bizarras | Carreras bajo el nivel del mar | pág. 20
Mármol por esculpir | Escuela y ciclismo | pág. 26
Enfants terribles| Miguel Martínez | pág. 30
Tubular vs Cámara | Miroir du cyclisme | pág. 36
Farolillo rojo | Armée de terre | pág. 38
EDITORIAL
C
asi desde que tengo uso de razón he vivido rodeado de revistas y ropa de ciclismo.
La pasión que profesaba mi hermano mayor, Imanol, a este deporte rozaba el delirio
e inevitablemente algo se me contagió. No voy a igualar mi amor al ciclismo a su nivel
porque no lo alcanzaría ni en tres vidas, sin embargo, he de admitir que había algo en las dos
ruedas que me atraía poderosamente: el diseño de la indumentaria.
Jamás se me olvidará aquel coláge legendario del Tour de Francia de 1992, formado por un
puzzle de siete folios, que Imanol realizó a modo de guía para la carrera. Bien porque la
grande boucle pasaba por nuestra ciudad, San Sebastián, bien porque dicha pasión ya retumbaba más que el juego de Jumanji, el caso es que el resultado fue un cartel de dimensiones
considerables que ocupaba el ancho y casi el largo de la puerta de nuestro compartido
dormitorio.
A pesar de que mi labor quedó limitada a un testimonial pinta y colorea, confieso que me
enamoré de la gama cromática, líneas y dibujos que conformaban la vestimenta del pelotón
ciclista. Por recordar algunos: el culotte tipo vaquero del Carrera de Claudio Chiapucci, la
“Z” rosa con fondo de bomba de humo del equipo de Lemond, el rayo naranja de la bebida
isotónica que partía el pecho del combinado liderado por Gianni Bugno, los colores rosas
del Seguros Amaya de “Lale” Cubino, etc.
Todo un popurrí de diseños extravagantes noventeros que supusieron un chorro de estímulos para mis infantiles ojos. Fueron días en los que me lo pasé en grande, que culminaron
viendo a Miguel Indurain en la contrarreloj prólogo y que, de alguna manera, plantaron la
semilla de mi afición al ciclismo.
Por ello, en este tercer volumen de Rota Punctatis queremos hacer un homenaje al diseño de algunos maillots míticos. Equipos gloriosos que desaparecieron, maglias que siguen
vigentes o prendas que fueron características y que tenemos grabadas a fuego en nuestras
cabezas. Disfrutad intentando adivinarlas.
¡Viva el diseño y vivan los 90!
Rota Punctatis.
Fútbol sobre
dos ruedas
No nos hemos vuelto locos en Rota Punctatis ni pretendemos inventar un nuevo deporte. Sabemos que sigue
siendo una revista de ciclismo pero desde estas líneas
queremos acercaros la relación existente entre el fútbol
y el deporte de las dos ruedas que data de hace muchos
años y es un debate de actualidad en estos momentos.
¿Os imagináis una narración de cualquiera de las vueltas
que sea algo parecido a esto? “Tras pasar por la meta
volante del kilómetro 70 continúan escapados los ciclistas del
FC Porto y del Sporting de Portugal con una pequeña diferencia respecto al pelotón…”
Pues nada más lejos de la realidad porque estos dos clubes de fútbol portugueses son actualidad precisamente
por eso, por volver a contar con una sección de ciclismo
entre sus amplias estructuras deportivas. Y como suele
ser habitual, siempre que hay fútbol, hay polémica y esta
vez no iba a ser menos.
Es bien conocida la rivalidad deportiva entre ambos
equipos en lo que a fútbol se refiere. Esta se ha extendido ahora al ciclismo incorporando prácticamente a la
vez dos equipos de ciclismo y ahí es donde radica el
problema. Según apuntaban los medios portugueses el 3
de diciembre del recién finalizado año 2015, el Sporting
Portugal ya tenía prácticamente cerrado un acuerdo con
el equipo ciclista W52–Quinta da Lixa, ganador de las 3
últimas ediciones de la Volta a Portugal de la mano de
los españoles Alejandro Marque (2013) y Gustavo César
Veloso (2014 y 2015) premiado por la Federación Portuguesa de Ciclismo como “mejor ciclista de 2015 en
Portugal”. Así el ciclismo volvía a ser una nueva sección
en el club lisboeta desde que se extinguiera en 1987. En
2009 los “leones” volvieron a tener equipo ciclista pero
en categoría sub23, experiencia que finalizó tan sólo dos
años más tarde, en 2011.
Pero entonces entró en escena el FC Porto, club que no
tenía sección de ciclismo desde que esta desapareciera
hace más de 30 años, en 1984, para adelantarse en las
negociaciones y llevarse a este equipo y convertirlo en el
W52-FC Porto-Porto Canal.
A partir de ese momento, el Sporting Portugal comunica a sus seguidores que rompe las negociaciones con el
W52 ya que tenían “muchas dudas al respecto, las más
importantes relacionadas con procedimientos de análisis
y de control antidoping por parte de los promotores del
proyecto.” No tardan en lograr un acuerdo con otro
equipo ciclista y crear el Sporting Club de Portugal-Tavira, equipo que ya fue presentado ante 50.000 espectadores precisamente en el descanso del clásico disputado
ante el FC Porto el 2 de enero. Correrán con los colores
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de “los leones” 4 españoles (David de la Fuente, Jesús Ezquerra,
Mario Gonzalez y Óscar Gonzalez), 6 portugueses, un italiano
(Rinaldo Nocentini) y el sudafricano Shaun-Nick Bester.
Por su parte “los dragones” del FC Porto lo conformarán el
doble campeón español de la Volta a Portugal, Gustavo César
Veloso como líder del equipo y acompañado de otros nombres
como Daniel Freitas, Rui Vinhas o el español Ángel Sánchez que
ya sabe lo que es ganar etapas en la Volta a Portugal y la general
final en su etapa como corredor junior. A diferencia de su gran
rival, este equipo estará compuesto exclusivamente por ciclistas
españoles y lusos. Estarán dirigidos por el exciclista portugués
Nuno Ribeiro.
El duelo está servido pero esta vez se decidirá el vencedor en
el asfalto y no en el césped como es habitual entre ambos conjuntos.
Otro histórico del fútbol luso, como es el Benfica “las águilas”,
ya mantuvo durante años una estructura ciclista muy competitiva, a la que pudimos ver en más de una ocasión corriendo en
España. Del equipo rojo, salieron estrellas como el ex campeón
del mundo en ruta Rui Costa, fue el refugio de los Ruben y David Plaza, que aunque se apelliden igual, lo único que les une es
su gran calidad como ciclistas y fue también el último equipo de
grandes figuras como Melcior Mauri, Mikel Pradera, Juan Antonio Pecharromán o José Acevedo. Este último, se decantó por
el Benfica tras abandonar el Discovery Chanel norteamericano,
ya que antes de retirarse, quería vencer en una Grandíssima,
que es como se conoce a la Volta a Portugal, hecho que nunca
tendría lugar, dicho sea de paso.
En la actualidad no existe sección de ciclismo en ninguno de
los equipos grandes de nuestro país pero sí que las ha habido.
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Siguiendo un orden cronológico nos remontamos a 1907
con la creación del Club Ciclista de San Sebastián, pero
en este caso era el ciclismo el que apoyaba el fútbol y
no al revés. El principal impulsor de este club y del ciclismo en la ciudad fue el francés Julian Comet, empresario
de bicicletas y gran amante del ciclismo que construyó
el primer velódromo de la ciudad en Alderdi Eder. Años
más tarde junto a su paisano Gervais impulsó la construcción del velódromo de Atocha en el que se disputó
el Campeonato de España de Ciclismo en pista en 1908.
Por aquel entonces un grupo de futbolistas donostiarras
buscaban la forma legal de poder participar en el Campeonato de España al no poseer licencia federativa propia.Tras un acuerdo con el Club Ciclista de San Sebastian,
bajo este nombre participaron y ganaron dicho torneo
venciendo en la final por 3-1 al Español de Madrid. A partir de aquí surgió lo que es hoy en día la Real Sociedad.
Ante el empuje del fútbol en la ciudad se decidió crear
el estadio de Atocha en 1913 y para dicha construcción
hubo que destruir el velódromo hecho años antes en el
mismo lugar, es por ello que Julian Comet, al más puro
estilo Bela Guttmann (proclamó que el Benfica sin él
como entrenador no ganaría una competición europea
en los próximos 100 años y aún no ha roto ese maleficio
tras jugar 8 finales), maldijo al club donostiarra diciendo
“jamás la Real Sociedad será campeona”. Este mal de ojo
echado por el francés se rompió casi 70 años más tarde
con la consecución de la primera de las dos ligas que
tiene en su palmarés el club donostiarra.
En 1960 la Real Sociedad tuvo un guiño con el mundo
ciclista transformando para la ocasión el estadio de Atocha en velódromo para acoger la finalización de la decimotercera etapa de la Vuelta a España, ganando la misma
“el Águila de Toledo” Federico Martin Bahamontes.
En el libro, obra de Donato Gómez Diaz y José Miguel
Martinez López, “El deporte en Almería, 1880 – 1939”
se recogen alusiones allá por el año 1914 en los que
clubes de fútbol de la época como el Athletic FC, el Almeria Sporting Club o el Club Deportivo Europa tenían
su propio equipo ciclista pero pocas referencias más hay
al respecto.
Algo que muchos aficionados al fútbol y al ciclismo no
conocerán es que el Futbol Club Barcelona ha tenido
sección de ciclismo en dos épocas bien diferenciadas.
La primera de ellas nació en 1927 y desapareció en 1943.
Fueron unos años de muchos éxitos para los ciclistas
que portaban el maillot con los colores del club culé
pero hubo una figura que sobresalió por encima de todos: Mariano Cañardo. El ciclista natural de Olite (Navarra) ganó entre otras cosas con el equipo catalán siete
ediciones de la Volta a Catalunya, cuatro Campeonatos
Barra libre
Barra libre
de España Contrarreloj y su mejor puesto en el Tour de Francia
fue cuando quedó sexto en la edición de 1936. Estos fueron
sólo algunos de sus numerosos logros. Una vez finalizada su carrera en activo siguió muy vinculado al ciclismo siendo primero
el director del equipo español participante en el Tour de Francia
en los años 50 y llegando a ser más tarde presidente de la Federación Catalana de Ciclismo. Falleció a los 81 años de edad
víctima de un infarto en lo que algunos rotativos declararon
como “la muerte de un mito”.
Nada más y nada menos que 60 años más tarde de la desaparición de la sección de ciclismo del Fútbol Club Barcelona, el por
entonces nuevo presidente del club, Joan Laporta en el inicio
de su mandato en 2003 vuelve a crearla pero con la intención
de hacer una especie de “Masía” (escuela de la cantera del FC
Barcelona) del ciclismo. Es por ello que crea un equipo sub23 en
el que su director de equipo y máximo mandatario no es otro
que el anteriormente citado Melcior Mauri, ganador de la Vuelta
a España de 1991 por delante de Miguel Indurain y de Marino
Lejarreta.
Poco duró esta etapa ciclista en el club catalán y el mismo Joan
Laporta se encargó en 2007 de acabar con la sección que él
mismo había creado 4 años antes manifestando problemas económicos.
Quién sabe si algún día veremos en las carreteras de España un
duelo entre Real Madrid y FC Barcelona al estilo del duelo entre
Sporting de Portugal y FC Porto.
Puertos en
blanco y negro
MONTE
CROSTIS
Puertos en blanco y negro
Q
ue el Giro de Italia es la más atrevida, innovadora y,
en ocasiones, temeraria de las tres grandes rondas
por etapas, no es decir nada nuevo. La corsa rosa busca
siempre ir más allá, llamar la atención, acaparar el interés
de los tiffosi y por ende del resto de aficionados del mundo, con un recorrido que casi siempre es el más atractivo
de los que forman las tres grandes rondas por etapas.
Valiéndose de su posición en el calendario profesional
aprovecha ser la primera vuelta de tres semanas para
ofrecer siempre algo que salte al ojo del aficionado y, en
ocasiones, despierte las quejas del pelotón.
Estas dos últimas circunstancias se dieron a finales del
año 2010 cuando en la presentación de la corsa rosa
salió a la palestra una etapa con final en el Zoncolan y
en la que se debía atacar previamente el Monte Crostis.
Este desconocido, enclavado en la región de Friuli-Venezia Giulia, no dejó indiferente a nadie y más de uno
pensó que Zomegnan y sus acólitos habían cruzado el
Rubicón con esta decisión.
Por un lado, la organización de la gran carrera transalpina quería ver en él un nuevo coloso marca de la casa,
al igual que lo hicieran en 1990 con il Mortirolo o Passo
della Foppa camino de Aprica. Sin embargo, los corredores y directores vieron en este puerto, con tramos
sin asfaltar tanto en la ascensión como en el descenso,
una trampa casi mortal. Por lo que poco tardaron en
alzarse las voces discrepantes. Una controversia vista
con anterioridad, pero que en esta ocasión tomaba otro
cariz vistas las declaraciones antagónicas de uno de los
grandes favoritos a la maglia rosa, Alberto Contador -“es
terrorifico”-, secundadas por su entonces director Bjarne
Rijs y el patrón de la carrera Enrico Zomegnan, el cual
estaba emperrado en ver subir al pelotón por tan estrecho como temerario puerto.
Alberto acudió a inspeccionar dicha ascensión nada más
competir en el tríptico de las Ardenas y quedó realmente sorprendido tanto por la dureza de sus catorce kilómetros de ascensión, que lo llevan a rozar los dos mil
metros de altitud, como por su peligrosidad. “Me da miedo, nunca he visto nada igual, se va más allá del límite”.Y eso
que el ciclista de Pinto no pudo completar los últimos
cuatro kilómetros de subida a causa de la nieve.
Poco antes, el ya extinto Geox de Matxín realizaba una
inspección del terreno aprovechando que se encontraban en Italia tras correr la Setmana Coppi e Bartali. La
cosa no salió del todo bien ya que, bien avanzados en
el puerto, se encontraron una excavadora cruzada que
realizaba labores de mantenimiento y les invitaba a darse
la vuelta.
La verdad es que no era la primera vez que la organización del Giro y el resto de carreras que hoy día lleva a
cabo RCSport innovaban y metían la carrera por lugares
hasta entonces tan inhóspitos como impensables. De la
Puertos en blanco y negro
mano del patrón Vincenzo Torriani, en los años 70, se
incluyeron el Muro di Sormano en el Giro de Lombardia
o il Poggio en la Milan-San Remo. En lo que al Giro atañe,
1978 fue el año en que mediante una cronometrada individual, la carrera llegaría hasta la mismísima plaza de San
Marco en el centro de Venecia. Todo un logro que se llevó a cabo montando una serie de pasarelas y andamios.
En 1987 tuvo lugar en la segunda jornada de aquel Giro
la más extravagante de las modalidades contra el crono:
una cronobajada, concretamente desde el Poggio a San
Remo. En esta bajada kamikaze el que más arriesgó fue
un Stephen Roche que, de este modo, cimentaba la base
del que sería su año de gloria y en el que se haría con la
triple corona Giro, Tour y Mundial.
“Me da miedo, nunca he
visto nada igual, se va más
allá del límite”
A los dirigentes transalpinos, además de llegadas ratoneras, también les gusta flirtear con tramos no asfaltados, como son los casos del Gavia en la edición de 1996.
Entonces Abraham Olano portaba la única maglia rosa
que vistió en toda su carrera y se enfrentba a una etapa
brutal y a unos Pavel Tonkov, Ivan Gotti, Enrico Zaina y
Piotr Ugrumov que le daban cera hasta en el DNI.
Imágenes que se repetirían en 2005 con Savoldelli defendiendo el liderato de la carrera, con Maurizio Ardila
a rueda, frente a la embestida de los livianos Danilo Di
Luca, Gilberto Simoni y José Rujano en las rampas sin
asfaltar del Colle delle Finestre, camino a Sestriere. En
esta misma edición la organización del Giro inauguraba
la carrera sacándose de la chistera un prólogo de 1150
metros. La recta del paseo marítimo de Reggio Calabria
fue testigo de tan extraña cronometrada en la que se
impuso el aún en activo Brett Lancaster, así como de
la primera de las varias retiradas del ciclismo de Mario
Cipollini.
La última vez que el Colle delle Finestre fue protagonista la
tenemos mucho más fresca en nuestras memorias con el
Puertos en blanco y negro
ataque del Astana por parte de Mikel Landa y Fabio Aru
a Alberto Contador camino a Sestriere.
No quiero olvidarme de las imágenes dantescas de sterrato en la edición del año 2010 entre Carrara y Montalcino. Con un Ivan Basso que hacía aguas por todos lados,
mientras Cadel Evans o David Arroyo (gran Giro del de
Talavera), mucho más habilidosos, completaban los embarrados tramos de tierra con mayor facilidad mientras
un desesperado Vincenzo Nibali esperaba a su entonces
líder y de paso le salvaba los muebles.
Sin olvidarnos de la cronoescalada a Plan de Corones-Kronplatz, y su llegada sin asfaltar, en la que los directores de equipo tenían que abandonar los coches y
subirse a una moto en el tramo final para seguir a sus
ciclistas. La anécdota la protagonizó Neil Stephens, entonces director de Caisse Espargne, que seguía a un David Arroyo que portaba la maglia rosa. En el último tramo
Neil se bajó del coche de equipo, cogió una bici de repuesto de la parrilla y siguió corriendo a pie empujando
la bici detrás de Arroyo por si este tenía algún percance
tuviera una bicicleta de repuesto a mano, genio y figura
el aussie.
Con estos antecedentes, nos presentamos en la edición
que aquí nos atañe, la de 2011. Tras una etapa de sterrato entre Piombino y Orvieto, que se afrontó dos días
después del desgraciado accidente que acabó con la vida
de Wouter Weylandt, en la que triunfó Pieter Weening,
llegó el día “D”. Esto sería en la decimocuarta jornada.
La carrera saldría de Lienz en Austria para acabar en el
Zoncolan, previo paso por nuestro coloso.
Pero la cita no tuvo lugar. Una ascensión que ni siquiera
se encontraba asfaltada (¿cuándo ha sido esto un impedimento para los italianos?) en su subida ni en su bajada. A
esto se le debía añadir una carretera muy estrecha que
contaba con algún que otro desfiladero en el descenso,
Puertos en blanco y negro
lo cual hizo que la organización de la corsa rosa colocara
unos protectores como los de las pistas de esquí alpino
en varias curvas y alguna que otra recta.
Pese al ímpetu de RCSport, como organizador de la carrera, las condiciones climatológicas que estaba sufriendo el Giro y la presión de los equipos participantes hicieron que este coloso se evitara. Enrico Zomegnan realizó
las siguientes declaraciones al respecto: “No se ascenderá
el monte Crostis porque según los jueces no hay garantía de
proteger el aspecto deportivo de la carrera. Es una decisión
de los jueces que yo no comparto, pero no podemos entrar
en una guerra contra todo el colectivo”.
“El recorrido lo pone la
organización y los ciclistas
corren. Crostis sí y punto”
Bjarne Riis, por entonces director del Saxo Bank en el
que corría Alberto Contador, abogó desde que reconoció por primera vez el Monte Crostis por eliminar este
paso. A lo que en un principio Enrico Zomegnan respondió: “El recorrido lo pone la organización y los ciclistas
corren. Crostis sí y punto”. Y ¿qué pasó? Que el Crostis no
se subió y punto. La etapa acabó en el Zoncolan como se
tenía previsto y los espectadores acudimos al que fuera,
hasta el día de hoy, el último día de gloria de Igor Antón
como gran escalador.
El Monte Crostis probablemente cruzara una frontera
más allá de la seguridad de los corredores. Seguramente
no era el recorrido más idóneo para el paso de un pelotón y opinar que una bajada con sectores de tierra o
grava no está a la altura de una gran vuelta no es algo
descabellado.
Pero lo que no podemos echar en cara ni al Giro d´Italia,
ni a RCSport, ni al patrone de la corsa rosa es su ímpetu
por acaparar la atención del tifossi y ofrecer algo nuevo
en cada edición.
COMPITIENDO BAJO
EL NIVEL DEL MAR
Rutas bizarras
H
ace un par de años, mientras intentábamos sobrevivir a los
duros tramos del Rally di Sardegna BTT, tuvimos la ocasión
de conocer a un satélite como pocos. Se trataba de un neerlandés de aspecto frágil y con una sonrisa que sería la envidia del
mismísimo Michael Boogerd. Tras un aspecto un tanto despreocupado, a la vez que siempre amable, descubrí a un ciclista como
la copa de un pino. Mi ahora ya colega Arjan Van der Plas le pega
duro en su tierra natal a la bici tanto de carretera, donde había
corrido varios años como amateur, como a una extraña variante
del mountain bike.
Se trata de una modalidad que se practica exclusivamente sobre
arena. Las bicicletas destinadas a tal uso suelen ser mountain
bikes con ruedas de 29 pulgadas, horquilla rígida en la mayoría
de los casos y unos manillares a medio camino entre los planos
propios del BTT y los clásicos de las bicicletas de carretera. Los
artilugios que se montan exclusivamente para este tipo de carreras son cuando menos curiosos. Vamos, todo un espectáculo
desconocido por estos lares.
Existe un calendario que transcurre paralelo al de ciclocrós. Esta
última temporada comenzaba con una prueba previa el 17 de octubre, la Noordbikers Schwalbe Draftbike, organizada en un lago
a las afueras de la localidad holandesa de Haarlem. Como primera piedra de toque y excepción, no tenía lugar en playa alguna,
tomando la forma más propia de un critérium de carretera
con modalidades de Scratch, vuelta rápida, etc.
Seguidamente el calendario se mete de lleno en las
competiciones, llamémoslas, ciclo-playistas. En
principio uno puede pensar que dichas carreras son meras domingueradas, competiciones sin nivel aparente, pero
nada más lejos de la realidad, ya
que en algunas de ellas llegan
a tomar parte incluso algunos profesionales de
carretera.
Rutas bizarras
Los recorridos y tramos en los que rodar llegan a hacerse imposible a causa de los bancos arenosos. Las distancias a completar,
mayoritariamente, oscilan entre los cuarenta y sesenta kilómetros, sin embargo hay la que se estira hasta ciento treinta kilómetros como la KMC Beachclassic Hoek Van Holland-Den Helder.
Aquí las altas velocidades que se llegan a coger, cuando el firme
acompaña, hacen que para estar pedaleando en cabeza uno tenga
que estar en muy buena condición física.
El auge de dicha modalidad en los Países Bajos, que es de donde
proviene, ha hecho que el abanico de competiciones se expanda
hacia la costa belga (Flandes Oriental y Flandes Occidental), así
como a la región francesa de Nord Pas De Calais e incluso una
incursión en el Reino Unido, concretamente en el País de Gales.
La cosa va tan en serio, que el pasado catorce de noviembre,
tuvo lugar el primer campeonato del mundo de Beachbike en
Brouwersdam (Holanda). Y por lo visto, dado que su organización no requiere alterar el tráfico de las carreteras y casi exclusivamente depende del horario de las mareas, no sería de extrañar
que en breve el calendario de esta modalidad creciera. Una seria
opción es la región suroeste gala de Las Landas con doscientos
kilómetros de playa ininterrumpida.
Para los más animados os recomendamos entrar en las webs,
beachbiken.eu y wcbeachrace.com, donde encontrareis información y fechas de la próxima temporada, así como reportajes fotográficos y más de un vídeo que os pondrán los
dientes como sables.
Aquí os mostramos un pequeño resumen de
lo que ha sido el wedstrijdkalender, o calendario de competiciones, que ha abarcado, como ya hemos comentado antes, desde principios de octubre a
finales de marzo.
Rutas bizarras
Octubre
Noordbikers Schwalbe-Drafbike (Haarlem, Holanda)
Derp Bikers Beachrace 25 octubre (Egmond aan Zee, Holanda)
Noviembre
KMC Beachclassic Hoek Van Holland-Den Helder (Holanda)
Open VTT Côte de d´Opale (Nord Pas de Calais - Picardie, Francia)
World beachbike championship-Strandrace Brouwersdam (Brouwersdam, Holanda)
Texel MTB Strand Race (Paal-Texel, Holanda)
Diciembre
PanneBeach Endurance (De Pann, Bégica)
MTB Beach Battle (Wijk aan Zee, Holanda)
D-Day 100% Strandrace (Castricum, Holanda)ww
Open VTT des Dunes de Flandre - Bray-Dunes (Plage Bray-Dunes à Dunkerque)
Mitsubishi Motors MTB Beachrace (Noordwijk, Holanda)
Urbano-Thijs Beachrace (Ostende, Bélgica)
Enero
Agua Egmond-Pier Egmond (Egmond aan Zee, Holanda)
Koga MTB Beachrace Zeeland (Vissingen Nabij Renesse, Holanda)
Febrero
Mountainbike Bike Challenge (Knokke Heist, Bélgica)
KMC Dijk tot race (Petten, Holanda)
Strandrace Rockanje (Rockanje, Holanda)
Marzo
Strandrace Ameland (Ameland, Holanda)
MTB Bike Callenge (Middelkerke, Bélgica)
MTB Strandrace (Castricum, Holanda)
Howies Battle on the beach (Carmarthenshire-Gales, Reino Unido)
Dé Classic (Bredene, Bélgica)
Duo Race (Bredene, Bélgica)
BIZIPOZA
Carquizano 9, (20001 - Donostia)
943 243 667
ESCUELAS Y CICLISMO
T
al vez no estén de acuerdo conmigo pero creo que
las escuelas de ciclismo son las grandes olvidadas
del mundillo ciclista. Difícilmente podremos encontrar
ejemplos de ciclistas que hayan llegado a lo más alto
y que, previamente, no hayan pasado por varios
o todos los escalones del ciclismo de formación, aunque los hay. No vamos a ser más
papistas que el Papa.
Téngase en cuenta que cualquier ciclista que
inicie su andadura en la categoría alevín, pasará, si llega al campo
profesional,
casi
la
mitad
de su
vida deportiva enrolado en un club o escuela de ciclismo.
Entre alevines, infantiles, cadetes y juveniles hablamos de
ocho años de ciclismo puramente formativo. Si a esto le
añadimos los años que puedan dedicarle al campo amateur, esta cifra puede crecer.
Para elaborar este artículo consideré apropiado no ceñirme a mi propia experiencia y consultar a reputadas
voces que pueden ejemplarizar, por medio de sus éxitos
deportivos, aquello que trato de defender. He tenido la
fortuna de poder contar con la ayuda de buenos amigos que he ido haciendo a lo largo de los años que he
pasado en el mundo del ciclismo y a los que agradezco
enormemente el tiempo dedicado a colaborar conmigo.
En este caso, me he apoyado en Sergio de Lis (exprofesional con Euskaltel, Edu Prades (profesional con Caja
Rural) y Helena Casas (velocista profesional de ciclismo
en pista y que participará en los juegos de Rio 2016), a la
que le deseo la mejor de las suertes para
los Juegos.
Cuando hablamos de ciclis-
Mármol por esculpir
mo, lo habitual es que nos vengan a la cabeza infinidad
de imágenes relacionadas con el ciclismo profesional. El
Tour de Francia, el Giro de Italia, la París-Roubaix o la
Milán San Remo. Grandes carreras con grandes ciclistas.
Esos ciclistas, para poder llegar a competir a ese nivel,
han tenido que quemar una serie de etapas y adquirir
una serie de aprendizajes previos.
Uno de los aspectos que tanto Sergio como Helena y
Edu recalcaban era, precisamente, que en todos esos
años de escuela fueron adquiriendo los conocimientos,
competencias, habilidades técnicas y tácticas que, en un
futuro, se han ido convirtiendo en los pilares sobre los
que han cimentado su rendimiento.
Siempre que se habla de un gran ciclista, cuando se alaba
su inteligencia táctica, su habilidad técnica o su capacidad física, se relaciona directamente con el trabajo que
se realiza en su actual equipo profesional. No obstante,
quienes trabajan o han trabajado en las escuelas de ciclismo sabrán que, si a algo se han dedicado a lo largo de
todos esos años, es precisamente a todo ese trabajo formativo de manera silenciosa, voluntaria (rara vez remunerada) y pasional. Así era, en palabras de Helena Casas,
Edu Prades y Sergio de Lis, en sus escuelas: Club Ciclista
Municipal de Vila-Seca (Helena), UC Vinaròs y AC Salou
(Edu) y Donosti Berri (Sergio).
En los casos de Helena y Sergio, las familias formaban
parte del cuerpo técnico de sus respectivas escuelas y,
vocacionalmente, se encargaban de fomentar el ciclismo,
con todo lo que conlleva, entre los muchos deportistas
que pasaban por sus manos. Y, por la parte que me toca,
aprovecho estas líneas para agradecérselo a Carlos de
Lis, entrenador tanto de su hijo Sergio como mío, pues
ambos compartimos quinta y equipo. He terminado estudiando Ciencias de la Actividad
Física y del Deporte, me he
sacado el título de Nivel III de ciclismo, pero creo que
nadie me ha enseñado más de este bello deporte que él.
En cuanto a la de Edu, los recursos de los que disponían
eran mayores, como él mismo recalca, puesto que, ya en
juveniles, llegaron a hacer dos concentraciones en las
que tocaban aspectos relacionados con el entrenamiento, con la nutrición así como compaginar la actividad ciclista con otros ejercicios como el esquí de fondo o excursiones con raquetas. Este tipo de actividades son, por
desgracia, tan importantes como poco habituales entre
las escuelas.Y es que, como decía, no todas cuentan con
los recursos necesarios.
Volviendo al día a día en una escuela, la escasa profesionalización de los trabajadores en este campo hace que la
estructuración de todos los contenidos teóricos y prácticos a impartir, a menudo, se solapen. No son pocas las
veces que, dentro de una escuela de ciclismo, un mismo
ciclista que cambia de categoría y de entrenador, recibe
instrucciones contradictorias o, como poco, diferentes, con cada uno de ellos.
Si en algo han de mejorar las escuelas es
precisamente en esto. Al igual que se hace
en otros deportes, es imprescindible que
las escuelas realicen una estructuración de
todos esos aprendizajes
que consideran fundamentales
Mármol por esculpir
y los distribuyan a lo largo de las diferentes categorías
formativas. Cuando es un mismo entrenador el que “asciende” de categoría con una misma generación durante
varios años consecutivos, esta estructuración puede ser
controlada por él, pero en cuanto se dan cambios de
entrenador es necesario que exista una estructura compartida por todos los componentes de la escuela.
Aspectos como la relativización de los resultados, la educación vial, la formación de personas, el compañerismo
o el juego limpio, todos ellos citados tanto por Helena
como por Edu y Sergio como aprendizajes adquiridos
en sus años de escuela, son conceptos que se habrán de
mezclar con la técnica individual, técnica colectiva, táctica individual o la estrategia. Así, las gymkanas (tan útiles
para la técnica individual), la utilización del desarrollo
adecuado en cada momento, el trazado de las curvas
de un descenso, los relevos, los abanicos o el mantenimiento de una posición óptima en el pelotón son habilidades cuyos cimientos son puestos, una vez más, por
las escuelas. Una mezcla demasiado heterogénea como
para pretender que, sin un trabajo previo, se organicen
debidamente.
Si bien se habla de la relativización de resultados, las escuelas de ciclismo viven bajo
una gran presión. Todas ellas, en mayor o
menor medida, son valoradas en función
del número (y la calidad) de profesionales
que han militado en
sus filas. Por
si esto
fuera
poco,
“Relativización de resultados: las escuelas viven bajo
una gran presión”
en los últimos años están apareciendo nuevos equipos
(lo siento, me niego a llamarlos escuelas) cuya labor de
formación consiste en recoger a tantos talentos como
les sea posible “de aquí y de allá” con el fin de crear
canteras para equipos sub23 y profesionales. Esas pseudo-selecciones nacionales, pues se parecen más a eso
que a escuelas de ciclismo, compiten (por no decir “arrasan”) frente a las ya mencionadas escuelas de toda la
vida. Así, este nuevo enemigo no hace sino dificultar más,
si cabe, la ya difícil labor de educar, enseñar y, en definitiva, formar tanto a los ciclistas como a sus familiares (a
menudo seducidos por los recursos materiales y humanos de estas nuevas estructuras).
Y lo de pasar a profesionales es, como dicen tanto Edu
como Sergio y Helena, una labor tan difícil como poco
habitual. En los tres casos, ningún ciclista que compartía
generación y club pasó al campo profesional con ellos.
En la generación que comparto con Sergio, tan solo Aitor Olano, Igor Romero y Sergio tuvieron la suerte y
la capacidad para llegar al campo profesional dentro de
nuestra provincia. En Donosti Berri, tras Sergio, han venido otros dos: Andoni Blázquez y Unai Intziarte. En el
caso de Helena, me citó curiosamente que, un año mayor
que ella es Edu Prades, actual ciclista de Caja Rural. Son
los dos únicos casos próximos en edad que han podido
llegar a profesionales en lo que respecta a la provincia
de Tarragona. Puede apreciarse cuán difícil es, por tanto,
conseguir el ansiado ascenso.
No obstante, si el ciclismo
nacional está viviendo años
Mármol por esculpir
en los que las estrellas no paran de brillar es debido, en
gran medida, a que todo este trabajo no se está haciendo
tan mal. El relevo generacional que dejaron los Indurain
u Olano ha sido fantásticamente cubierto por Valverde, Contador o Joaquín Rodríguez. A estos los suplirán
otros que, con el tiempo, ocuparán su lugar. La irrupción
de Mikel Landa en el Giro de Italia de 2015 es buena
prueba de ello.
En lo que respecta a mi experiencia personal como entrenador de escuela, uno de los aspectos que he podido
descubrir es que es una actividad muy gratificante.Tratar
de enseñar a otros todo lo que sabes, tratar de que esos
a los que enseñas sean mejores que tú, que aprendan lo
que tú aprendiste, que no cometan los errores que tú
cometías… hace que el día a día sea apasionante. Por
otro lado, y creo que es lo mejor de todo, cada ciclista,
cada persona, ante una misma situación, te planteará diferentes interrogantes, puntos de vista que no te habías
planteado jamás y, de alguna manera, terminas aprendiendo nuevas maneras de comprender este complejo
pero maravilloso deporte.
Además, tal y como los tres, la figura del entrenador,
además de ser respetada, termina siendo partícipe de
grandes recuerdos de sus deportistas. Recuerdos como
los que transmite Sergio relacionados con la gran rivalidad que vivíamos en las carreras contra otras escuelas
de nuestra zona. Rivalidad que, según comenta, no ha
vuelto a sentir en el resto de categorías por las que ha
pasado. O esos en los que una jovencita Helena Casas,
de vacaciones en el pueblo de su padre, disputó una carrera contra gente a la que no conocía y, terminó peleando el sprint final a los mejores chicos de la zona, ante la
perplejidad de los allí presentes.
Mención especial para lo que
me apuntaba Edu. Él, en su
primer año como ciclista, co-
rría la mayor parte de sus carreras en Valencia. Al parecer, en su primera carrera en Cataluña, destacó, logrando
un 15º puesto. No obstante, no destacó por el puesto
que realizó sino por el hecho de que, dada la larga melena que peinaba, los que no lo conocían pensaron que
se trataba de una chica y, al ir a intersarse por “ella” se
encontraron con el que, años después, ha llegado hasta
el campo profesional. De hecho, según afirma él mismo,
de no ser por esa confusión él no estaría hoy donde está
(concentrado para disputar el Giro de los Apeninos y el
Giro del Trentino).
Así las cosas, mi intención no es otra que la de reconocer el trabajo de todas esas escuelas, de todos esos
técnicos y voluntarios que, día a día, educan a cientos,
miles de ciclistas por todo el país y, por supuesto, por
todos los países del mundo. Todos los que amamos este
deporte os damos las gracias puesto que, sin vosotros,
los que hoy son nuestros ídolos no habrían aprendido lo
suficiente para poder llegar a serlo.
Miguel Martínez
El corredor por el que doblan las campanas
D
udó mucho tiempo entre una existencia mística y
una carrera de ciclista profesional. Fue campeón
olímpico y vivió su sueño de correr un Tour. Ahora, pese
a años de conflictos, incomprensiones, retiros espirituales, retornos al primer plano e incluso una agresión a
manos de unos desalmados, Miguel Martínez sigue en activo, a los 40 años, y con idea de participar en los Juegos
Olímpicos de Río. Relato de la vida del hombre que asegura que la campanas de las iglesias tocan cuando pasa
por delante de ellas.
Siempre que se ha evocado la figura de Miguel Martínez
ha salido a relucir el nombre de su padre, Mariano, un
burgalés afincado en Francia que corría en los años 70
con enormes gafas de miope, hoy nuevamente puestas
de moda por los hipsters. Fue uno de los gallos del ciclismo de los años 70-80: rey de la montaña del Tour1978,
vencedor de una etapa en esta carrera en 1980, bronce en el Mundial 1974 y ganador de la Subida a Arrate
1981. Participó en 10 Tours y los acabó todos, siendo su
mejor clasificación 6º en 1972. Pero Mariano no era el
único ciclista de la familia. El hermano de éste, Martín
Martínez, también fue profesional (y ganador de etapa
en la Vuelta). Por su parte, la esposa de Mariano venía de
una familia de 8 hermanos, 4 de ellos ciclistas. Una vez
retirado del profesionalismo (aunque siguió corriendo
como amateur), Mariano, puso una tienda de bicicletas
en Fourchambault (Borgoña). Todos estos antecedentes
fueron fundamentales para que sus hijos Miguel, primero,
y Yannick, después, corrieran.
Según recordaba Miguel, siempre tuvo mucha habilidad
sobre la bici “Por mi segundo cumpleaños ya rodaba en
bici sin los estabilizadores.” Y ya desde muy pequeño, con 8
años, empezó a competir: “Participaba en carreras salvajes,
sin ninguna legitimidad, no inscritas en ninguna Federación.
Persuadía a mi madre de que me dejase ir con estos zumbados del ciclismo. No había categorías separadas, sino una
sola. Todos juntos, con adultos peludos como gorilas, alguno
con el paquete de tabaco en el bolsillo del maillot. En este
bazar desordenado conseguía salir a flote. La mayor parte
del tiempo la recompensa era en especie, del tipo jamón o
latas de conservas.”
Enfants terribles
Pero Miguel, siempre rodeado de bicis, también tenía
otras inquietudes “Me gustaba hacer bricolaje tanto en la
bici como en objetos… no identificables. Los habitantes de
Fourchambault tuvieron algunas sorpresas viéndome salir a
la carretera con aquellos inventos. El summum de mi delirio
fue una especie de tabla de windsurf con ruedas. Otra de mis
creaciones fue una bici enteramente carenada con cartón
con una pequeña ventana para poder conducirla.”
“Mini-Mig”, sobrenombre que le puso el suizo Peter Frischknecht, hizo de todo un poco en sus primeros años
como deportista. Empezó por la ruta y, como la temporada se le hacía corta, hacía cross-country en invierno,
disciplina en la que fue campeón regional benjamín.También practicó la pista y el ciclocross e incluso la BMX,
aunque también en este último caso en carreras no federadas.“Hacíamos dorsales de papel, trampolines y montículos caseros. Había incluso un motorista que abría el
camino. Era el hermano mayor de uno del grupo
con una mobylette.” La bici de montaña
vendría más tarde.
Eso sí, desde muy joven hizo verdaderas burradas. En infantil de 2º año quiso
batir un record de distancia y recorrió
190 kms (80 por la mañana y 120 por la
tarde). Otra vez fue a visitar a sus tíos corriendo a pie. Nada raro, si no fuera porque vivían a 10 kms
de distancia. 20 kms corriendo entre la ida y la vuelta.
El padre era quien dirigía la carrera deportiva del joven Miguel “No era una relación padre/hijo sino más bien
“Cuando paso entrenando
delante de una iglesia las
campanas suenan a mi paso”
entrenador/corredor. Era verdaderamente un gurú y yo su
discípulo. Cuando evoco verbalmente a mi padre siempre le
llamo Mariano, no papá o padre, sino Mariano.”
Miguel era una verdadera máquina de ganar que se imponía en todas las especialidades dando muestras de facilidad, por lo que en aquellos años muchos pensaban que
el gurú, es decir, Mariano, iba a quemar a su hijo. Pero se
equivocaron.Y aunque la vocación de “Mini-Mig” parecía
claramente el ciclismo… no estaba tan claro. “Hacia mis
17-18 años quería ser cura, pero no pudo ser. Así es la vida.”
El joven corredor iba de vez en cuando al seminario para
hablar con los clérigos y, ya siendo profesional, Martínez
rezaba en los hoteles, de rodillas al pie de la cama con
una estatuilla de la Virgen entre las manos, ante el estupor del compañero de habitación de turno.“Siempre fui
creyente, a pesar de no haber recibido una educación religiosa. Desde muy pequeño estuve atraído por las iglesias y los lugares de culto.Y lo
recíproco es cierto también. He constatado
muchas veces que cuando paso delante de
una iglesia o una capilla, entrenando en carretera o en bici de montaña, las campanas
suenan a mi paso con un golpe o dos. Según
las personas con las que he evocado este fenómeno podría tratarse de mimetismo. Extraño, ¿no? Pero es
perfectamente cierto, lo aseguro.Vengan a rodar conmigo y lo
verificarán ustedes mismos.”
Finalmente, Miguel se decidió a ganarse el pan con el
sudor de las carreras y no enfundado en una sotana. Primeramente se centró en las especialidades de fuera del
asfalto. En total, obtuvo 5 títulos mundiales entre ciclocross y mountain bike, 4 oros europeos y 7 nacionales,
además de 2 Copas del Mundo de BTT, siempre bajo la
supervisión del omnipresente Mariano, un Mariano que
dirigía la carrera deportiva de su retoño de una manera
muy peculiar, controlando todos los detalles, pero siempre avaro en cumplidos. “Cuando llamaba por teléfono des-
Enfants terribles
pués de una gran victoria se limitaba a decirme: bravo, has
corrido bien, te pongo a tu madre.” Pero su padre no era
solo rácano en elogios. En el Mundial 1997, en Suiza, se
escondió en la camioneta del mecánico de la selección
francesa, para dormir en ella y no pagar el hotel. Cuando
el vehículo se puso en marcha por la mañana temprano
le invadió el pánico. Creía que estaban robando la camioneta. Parece ser que golpeó como un loco el tabique que
le separaba del conductor… ¿Esta avaricia del gurú la heredó el hijo? A juzgar por lo que cuenta Jerome Chiotti
en su autobiografía “De mon plein gré”, se diría que sí. En
el libro en cuestión el autor asegura que Martínez dejó
escapar voluntariamente el título de campeón de Francia
de mountain bike 1999 en beneficio del propio Chiotti a
cambio de una suma de 50.000 francos.
de relaciones entre el gurú y su discípulo.
Historias de movimientos de billetes aparte, Miguel
consiguió un buen contrato con Full-Dynamix,
la marca del exciclista Giovanni Battaglin y
en 2000 llegó el punto culminante de su
carrera en bici de montaña: ganador de
la Copa del Mundo, campeón del Mundo y oro en los Juegos de Sydney. Una
temporada excepcional. El francés se
preparó a conciencia para la cita australiana y le salió bien. Antes de volar para
Oceanía salía a rodar a las 5 de la mañana
para adaptarse al cambio de hora. A las 12 comía y se
acostaba a las 14 horas. Se despertaba a las 22 y esperaba viendo la tele hasta las 5 para volver a salir a rodar.
“Cuando pasé la línea de llegada en Sydney en vencedor tuve
un deseo: encontrar la mujer de mi vida.Y añadí una opción a
ese deseo: una francesa. Durante la semana siguiente estuve
buscando un alma gemela entre las féminas de la delegación
olímpica francesa. En vano.” Sin embargo, en el viaje de
vuelta tuvo un flechazo por una azafata del avión Se casó
con ella en una boda íntima. Tan íntima que no invitó a
sus padres y a su hermano Yannick, el hoy profesional del
Delko Marseile. Desde entonces se produjo una ruptura
Sin embargo, había un escepticismo general a la
hora de calibrar lo que podía dar de sí el pequeño francés (1,64 m). Jacky Durand se
le acercó y le espetó: “No vas a durar
más que dos o tres días.” Pero no fue así.
Miguel completó todo el Tour y con un
rendimiento más que aceptable. Estuvo en
numerosas escapadas y fue uno de los protagonistas de las fugas en montaña. Acabó en 44º
posición. Eso sí, el francés se olvidó de cumplir las
reglas del equipo, por lo que adquirió fama de individualista y de hacer lo que le daba la gana: “Nunca bajé a los
coches a buscar un bidón para mis compañeros, ni cumplí mi
papel de corredor de equipo, cuando sólo era un neoprofesional, pero no quería perderme nada del momento mágico
que vivía. Quería dejar una huella en esa carrera y no podía
permitirme el lujo de dejar marchar la escapada buena. Quería demostrar que tenía mi sitio en el Tour.”
Al volver de los Juegos Miguel perdió la motivación por
la bici de montaña. Se quería pasar a la ruta. El problema
era que tenía que cumplir un contrato con Full Dynamix
de dos años más y tenía que deshacerse de él. Deseaba
correr el Tour, un anhelo que también había sido el de
su padre desde siempre.“Mini-Mig”inició conversaciones
con Mapei que fructificaron y consiguió que este equipo
comprara el contrato con Full-Dynamix. Miguel exigió
en la firma del compromiso con Mapei una cláusula de
participación obligatoria en el Tour, aunque en honor a
la verdad hay que decir que también se ganó el puesto
en el asfalto con una buena actuación en la Vuelta a Suiza
(23º en la general).
Al término de la temporada el equipo Mapei desapareció y Martínez se quedó sin equipo. Tuvo contactos
con Quick Step, pero, según “Mini-Mig”,Virenque le vetó,
porque no quería un escalador que le hiciera sombra.
Enfants terribles
Finalmente vino la proposición de Phonak por medio de Jacques Michaud. El inicio
de temporada de Miguel fue prometedor, puesto que terminó 2º en la etapa
reina de la Vuelta al Mediterráneo, carrera en la que se proclamó rey de
la montaña y que acabó en 16º lugar, pero las relaciones entre el corredor y la dirección del equipo se deterioraron rápidamente, porque se
negó a entrar en el sistema de ayuda farmacológica. “Cuando llegué me
dejaron hacer lo que yo quería, pero vieron que andaba, que subía bien y me
dijeron que si quería estar en el Tour y hacer
un buen papel era necesario que adquiriera
fuerza y eso significaba ponerme en manos
del doctor Tarsi. Andy Rihs, el patrón, y Jacques
Michaud no estaban al corriente de nada.
Todo era entre Tarsi, Alvaro Pino, el director
deportivo, y Urs Freuler, el manager. ¡Menuda
banda! ¡Un cóctel explosivo! Me quedé francamente asqueado y se produjo la ruptura. Me hicieron saber que a
partir de junio iría a hacer BTT.” Martínez fue apartado del equipo
para las pruebas de carretera y no le seleccionaron para el Tour.
A partir de entonces y hasta final de temporada corrió solamente
pruebas de mountain bike, aunque le pagaron religiosamente. “Me
dejaron plantado, pero me pagaron hasta el final. ¿Quizás el precio de
mi silencio?”.
En 2004 Miguel estaba nuevamente en la calle, sin equipo y se vio
obligado a regresar a la bici de montaña, aunque ningún equipo
grande se interesó por él. Se tuvo que conformar con la ayuda de
Commençal, un pequeño patrocinador con apreturas económicas. Martínez, todo un campeón olímpico y héroe del Tour, debía dormir en tiendas de campaña y ocuparse de la mecánica
de sus bicicletas. Pese a ello, fue seleccionado para los Juegos
de Atenas. Commençal le entregó la bici tres días antes de
la carrera. Hubo que rectificar la altura de sillín y Miguel
sufrió contracturas que le perjudicaron y que le obligaron a retirarse durante la prueba olímpica. A su retorno
a casa no se encontró bien psicológicamente y su mujer,
que no podía aguantarlo, se fue a casa de sus padres a
Normandía con los dos hijos. Para colmo, el fisco le reclamó
explicaciones sobre sus cuentas bancarias. “La idea de suicidio me atravesó el espíritu”. Siguieron 9 meses sin andar en
Enfants terribles
bici, pero retornó a la competición, pese a que su rendimiento distaba mucho del que exhibió años atrás En una
prueba de la Copa de España se cayó y se rompió varias
costillas. “Como mi rendimiento era menor, me veía obligado
a arriesgar más en las bajadas para recuperar el terreno
perdido, por lo que me caía más a menudo.”
Miguel Martínez rehizo su vida familiar, pero perdió la
moral para ser ciclista y colgó la bici a finales de 2006.
Al poco de hacerlo ingresó en el monasterio de San Honorato en Lerins para un retiro espiritual de varios días.
A su regreso a la vida terrenal se puso a trabajar en empresa Look como probador de materiales nuevos. Pese a
las reticencias de su esposa,“Mini-Mig” volvió a competir
en bici de montaña, pero rápidamente pensó que seguía
teniendo una asignatura pendiente: la carretera. En 2008
llamó a la puerta de todos los equipos franceses, pero
nadie le abrió. Entonces escribió un correo electrónico a Fanini, para pedirle trabajo en el
Amore e Vita. El equipo del Vaticano. La
respuesta fue favorable y de esa forma
fue contratado. La unión entre ciclismo
y religión, las dos piedras angulares de
la vida de Martínez se había consumado
“Las únicas puertas que me abrieron fueron las del Vaticano. Recé tanto para volver al
profesionalismo que no pude imaginar sino que
era una señal del Señor.”
Lo malo es que todo quedó en una señal del Señor. Martínez no tuvo malos resultados e incluso llegó a ganar
una carrera, una etapa del Tour de Beauce, en Canadá,
pero su contrato no fue renovado. Intentó un regreso a
la bici de montaña en 2009, rápidamente abortado por
haberle abandonado sus patrocinadores. Entonces decidió reconvertirse abriendo un centro de bicicleta de
montaña en el departamento del Var (Sur de Francia),
pero en agosto de 2012 sufrió una agresión por parte de
tres miembros de una red organizada de droga y vehí-
culos robados. “Estos tres individuos ya me habían atacado
cuando construía mi casa y en agosto de 2012 intentaron
robar mi cabriolet. Me encontré con un cuchillo bajo la garganta. Me sacaron del coche violentamente. Tuve la cadera y
la mandíbula desplazadas y pasé tres meses en el hospital”.
La desventura no se quedó ahí “Los autores fueron identificados y quisieron volver a atacarme otra vez para que no
hablara. Me perseguían y me convertí en una presa. Uno de
ellos acabó en prisión, pero los otros dos vinieron por mí. Me
siguieron en coche y chocaron contra el mío.Tengo dos hijos y
me dije que era demasiado peligroso quedarme allí. Entonces
decidí exiliarme a Italia”
Martínez se fue a vivir a Bassano del Grappa. Allí empezó
a entrenarse con asiduidad con la bici de montaña en
compañía de Mirko Pirazzoli y profesionales italianos. A
los 37 años retornó a la competición de alto nivel y, pese a estar por debajo del puesto 800
en el ranking mundial, ganó a principios
de la temporada 2013 una carrera delante de Marco Aurelio Fontana, bronce en los Juegos de Londres. Implicado
nuevamente al 100 % en su disciplina, fue
seleccionado por Francia en el Campeonato
de Europa, que terminó 10º. Tres semanas más
tarde fue 2º en el nacional francés por detrás de Julien Absalon. Luego, hizo varios top-10 en pruebas de la
Copa del Mundo y venció en la Roc d’Azur y en la Sea
Otter Classic. Comenzaron entonces a propagarse rumores de que un retorno como ese no podía ser limpio.
Sin embargo, Martínez hizo caso omiso a los rumores,
firmó un contrato de tres años con FRM Factory Racing
“La unión entre ciclismo y
religión, las dos piedras
angulares de su vida”
Enfants terribles
Team y manifestó que quería representar a Francia en los
Juegos de Río “Tendré 40 años y sería magnífico terminar
con una medalla alrededor del cuello pero, cuidado, soy consciente de que las plazas serán caras en la selección francesa.
No obstante, intentaré ganármela dando pedales. Sé que en
los foros de internet se cotillea mucho sobre mí, pero me lo
tomo con distancia y me dan igual todas esas opiniones.Yo no
soy ni el diablo ni el tramposo que algunos pretenden.”
El año pasado, después de un segundo divorcio y ya
reconciliado con el gurú Mariano, regresó a vivir a su
región de Borgoña. Y, como no podía ser menos, eligió
como domicilio la antigua casa del cura de Garchizy. Este
invierno retornów al ciclocross, imponiéndose en varias
carreras, aunque en el Campeonato de Francia solamente pudo ser 25º.
En 2007 Miguel Martínez publicó su autobiografía: “Une
croix sur le vélo”, una frase con doble sentido, pues la
traducción literal es una “una cruz sobre la bici” y tiene un sentido figurado: adiós a la bici. Recientemente,
ha declarado que le han pasado tantas desde entonces
que podría escribir una segunda parte. Sin duda será interesante, porque “Mini-Mig” ha oído campanas, pero al
menos, en su caso… sabe dónde.
Miroir du cyclisme
Tubular vs Cámara
E
n alguna de las decenas de cajas que guardo en el
trastero de mis padres deben estar los ejemplares
de la revista Miroir du Cyclisme de finales de los
años 60 y los años 70 del siglo pasado, que comprábamos
mi hermano y yo en la librería Ubiría, durante la que
para mí fue le época dorada del ciclismo, cuando coincidieron Eddy Merckx, Felice Gimondi, Luis Ocaña, Roger
De Vlaeminck, José Manuel Fuente, Freddy Maertens…
y antes de que irrumpiera Bernard Hinault, que ganó su
primer Tour en 1978. Escritas en francés, por supuesto.
versión comunista de la OTAN), en el que despuntaba el
mítico Serguéi Sujoruchenkov, “Soukho”, campeón olímpico en Moscú 1980, cuando sólo corrían ciclistas amateurs, aventajando en 8’:30” a un pelotón en el que, entre
otros, iban los entonces jovencitos Marc Madiot, Stephen
Roche o Adrie Van der Poel.
Se publicaron 480 ejemplares de esta revista, que nació en 1960 en círculos próximos al Partido Comunista
Francés y cuyo último número salió en abril de 1994,
en pleno reinado de Miguel Indurain. Calculo que puedo
tener más de cien, que a día de hoy son objeto de culto
y colección. Si algún día doy con ellas, mucho me tendrán
que pagar para que las venda.
En aquellos años en los que en casa no accedíamos a
la televisión francesa y en los que TVE daba muy poco
ciclismo, las fotos de Miroir du Cyclismenos servían de
contraste a las imágenes que habíamos soñado mientras escuchábamos los épicos relatos de las etapas de la
Vuelta, el Giro o el Tour, en informativos que se radiaban
hacia las 19:00 horas -que escuchábamos mientras ha-
un curso de dos semanas y no conseguí aprender), el
ciclismo era ‘mi’ deporte rey, por encima de fútbol y
antes de que me enganchara al atletismo en el primer
Campeonato del Mundo de la IAAF en Helsinki (1983),
donde irrumpió Carl Lewis, y en los JJ OO de Los Ángeles (1984), donde me hice devoto de Sir Sebastian Coe.
Mi hermano era de Merckx y yo del otro, fueran Gimondi y/o el Tarangu en el Giro, Ocaña en el Tour, Roger De
Vlaemink o Freddy Maertnes en las clásicas. Casi siempre
perdía yo ante la insaciable voracidad del Caníbal. Creo
que mi único momento de gloria lo tuve en el Campeonato del Mundo de 1973, celebrado en Barcelona,
cuando escapados Gimondi, Maertens, Ocaña y Merckx,
llegaron por este orden, dejando al belga sin un Campeonato del Mundo para el que era favorito y que volvería
cíamos los deberes- y que contaban con todo tipo de
detalles –magnificados- los ataques, las escapadas, los ascensos a los puertos, los descensos ‘a tumba abierta’, las
‘pájaras’, los sprints…
a ganar por tercera vez al año siguiente. La medalla creo
que le daba igual porque él lo ganaba todo, hasta las metas volantes, y ganaba todo el año. Buscad en Google su
irrepetible palmarés.
También nos presentaban otro ciclismo distinto del de
las grandes carreras por etapas: las clásicas: Milan-San
Remo, Paris-Roubaix, Tour de Flandes, Lieje-Bastogne-Lieje, Fleche Valone…, las competiciones de pista, el
ciclismo de los países del este, con la Carrera de la Paz,
una especia de Tour de Francia del Pacto de Varsovia (la
Eran otros tiempos, había mucha más batalla y todos
competían todo el año. Los que vinieron después, perdieron la épica de aquellos años gloriosos, recogidos enMiroir du Cyclisme. Como espectador y como aficionado,
los echo mucho de menos.
Para alguien que nunca tuvo ni ha tenido una bici y que
a día de hoy tampoco sabe andar sobre dos ruedas (que
nadie me diga que es fácil, porque hace diez años hice
ARMÉE DE TERRE
Preparados para el combate
“E
l Ejército de Tierra desembarca en el Essor Basque” fue
el titular que utilizó la página web Directvelo para
anunciar la presencia del equipo continental Armée de
Terre en las carreras inaugurales del calendario de Iparralde en 2015. Y es que el conjunto francés desentona
por su especificidad en el panorama del ciclismo y le añade un punto de excentricidad. No lo ocultemos: ningún
aficionado al deporte del pedal imaginó que un día vería
un equipo financiado por las fuerzas armadas.
Y, sin embargo, la relación entre ciclismo y ejército ha
sido mucho más estrecha de lo que se podría pensar
en un principio. Poco después de la invención de la bicicleta, los generales más sagaces del mundo castrense comprendieron todo el partido que podían sacar al
nuevo ingenio, sobre todo en el desplazamiento de las
tropas. Italianos, austriacos y alemanes fueron los primeros en introducir la bici en el ejército. A partir de 1880
Gran Bretaña comenzó a poner en marcha unidades en
bicicleta y en las décadas siguientes otros países, como
Francia, Estados Unidos o Bélgica crearon también batallones ciclistas, En la I Guerra Mundial se asignó a las
escuadrillas sobre dos ruedas tareas de de comunicación
y de apoyo a las tropas de caballería e infantería.
Farolillo Rojo
No cabe olvidar tampoco que el ciclocross surgió en el
seno de la armada. A primeros del siglo XX el ejército
de Francia contaba con un cuerpo ciclista que acostumbraba a hacer maniobras por bosques y terrenos difícilmente accesibles, para los que era necesario apearse de
la máquina y cargar con ella. Daniel Gousseau, un soldado que pertenecía a la brigada y tenía al mismo tiempo
licencia en la Union Velocipedique Française (antecesora
de la Federación Francesa de Ciclismo), tuvo la idea de
organizar algunas competiciones con amigos en las que
se rodaba por caminos, campos y bosques. El éxito de
estas carreritas de amiguetes impulsó al recluta Gousseau a proponer a la Union Velocipedique Française la
celebración de un campeonato. Y, así, el 16 de marzo de
1902, se celebró la primera prueba oficial de la historia
ciclopedestre, el Campeonato Nacional francés.
Estamos hablando de la prehistoria del ciclismo, pero si
regresamos a la actualidad podemos ver también algunas aproximaciones entre el mundo ciclista y el mundo militar. Por ejemplo, el equipo Katusha, exhibía hasta hace poco en el maillot la marca Rostechnologii, un
holding estatal que agrupa a diversas compañías, ocho
de las cuales operan en el sector de la defensa. Una de
esas compañías es Kalashnikov Concern, de la que es
accionista mayoritario Rostechnologii, y que es la que
fabrica el conocido fusil del mismo nombre. Nunca hasta
ese momento se había utilizado el maillot de los ciclistas
para promocionar la venta de armas.
Por eso, no es de extrañar que un ejército, en este caso
el francés, decidiera poner en la carretera un equipo ciclista con su nombre, Armée de Terre. Y, pese a ello, nos
extraña. ¿A quién se le ocurriría semejante idea y con
qué finalidad?
En realidad, Francia había tenido equipos de soldados,
eso sí amateurs, desde hacía muchos años, como era el
caso del Bataillon de Joinville, que se creó en los tiempos
del servicio militar obligatorio para que los deportistas
de elite (no solamente los ciclistas) pudieran compatibilizar sus “deberes patrióticos” con la actividad atlética.
Por esa unidad pasaron grandes ciclistas como Laurent
Fignon o Richard Virenque y también otras celebridades
como Zinedine Zidane,Yannick Noah, Bixente Lizarazu o
el ahora acusado de corrupto Michel Platini
En 2002 se suprimió en Francia el servicio militar obligatorio, lo que llevó a la desaparición del Bataillon de
Joinville. Sin embargo, desde 2003 se mantuvo un equipo
para correr pruebas puntuales con ciclistas que eran soldados y que pertenecían a distintos clubes, por lo que
la escuadra funcionaba a modo de selección. En 2010
el Jefe del Estado Mayor del Ejército de Tierra apoyó la
idea de crear un verdadero equipo de categoría elite con
la finalidad de que sirviera de vector de comunicación
de la actividad deportiva en el interior de la armada. La
escuadra (nunca mejor dicho) se integró inicialmente en
la División Nacional 2, pero rápidamente ascendió a la
primera. El éxito de los reclutas fue arrollador. En cuatro
temporadas como conjunto elite consiguieron más de
150 victorias y en 2014 se impusieron en la general de
la Copa de Francia. Con el célebre maillot de camuflaje corrieron durante estos años hombres como Julian
Alaphilippe, que se proclamó campeón de Francia de ciclocross sub 23, o Nacer Bouhanni, que era gendarme
de profesión.
Ante este éxito, la idea de tener un equipo profesional
de soldados empezó a germinar en la mente de David
Farolillo Rojo
Lima da Costa, actual manager del conjunto, y Hervé Piccirillo, un antiguo árbitro de fútbol que era responsable
del Centro Nacional de Deportes de la Defensa. El plan
contó con el apoyo entusiasta del Ministro de Defensa,
Jean-Yves Le Drian, gran aficionado a la bicicleta, que ya
había creado otro equipo profesional, el Bretagne, cuando era Presidente del Consejo Regional de Bretaña. La
Federación Francesa admitió al equipo, pese a sus peculiaridades.
¿Cuáles son estas peculiaridades? Pues para empezar los
ciclistas son ante todo soldados. Esto quiere decir que
están enrolados en el Ejército de Tierra con un contrato
que tiene una duración entre tres y cuatro años. Dato
importante, porque a estos corredores no se les paga
por andar en bici, sino en su condición de funcionarios
del Estado. Los ciclistas deben, asimismo, seguir una formación profesional dentro del ejército: conductor de
camión o de transporte en común, camillero-socorrista,
enfermero, paracaidista… Por otro lado, los componentes del Armée de Terre han de cumplir sus deberes militares como cualquier otro soldado, aunque gocen de
algunos privilegios debido a su estatuto de deportistas
de alto nivel, lo que les permite disponer de horas para
entrenar en bicicleta. No obstante, durante el invierno
han de integrarse en la disciplina militar, es decir, el despertar a las 6 de la mañana, inspección de las habitaciones, marcha al paso en el patio, prácticas de tiro, comida
en la cantina del cuartel etc. Lógicamente, durante ese
tiempo, los corredores están separados de sus familias,
“Es el aspecto más duro” explicó uno de los corredores
de la plantilla, Jérôme Mainard, quien, por otra parte, se
mostró “agradablemente sorprendido por la rutina militar,
aunque sea exigente desde el punto de vista físico”. Lo que
no le ha servido a dicho ciclista para ser un tirador de
elite “Con tres sesiones de tiro no te puedes convertir en
American Sniper, pero es interesante conocer el mecanismo
de las armas”.
Actualmente la formación Armée de Terre tiene su base
en Monthléry (en la región parisina) en el 121 regimiento
y, por lo tanto, una de las ventajas que tiene pertenecer
al equipo es que los corredores al vivir juntos pueden
también salir a entrenar todos en grupo.
En cuanto a la confección de la primera plantilla profesional, en 2015, los responsables del equipo no tuvieron
problemas, ya que recibieron hasta 70 currículos de ciclistas a los que no les echaba para atrás la vida cuartelaria y querían incorporarse a esta peculiar formación. De
ellos seleccionaron unos pocos, que unidos a los que ya
estaban como amateurs con ellos, dieron lugar a un plantel de 18 soldados-corredores, uno de los elencos más
importantes del mundillo continental. Y lo curioso fue
que no solo les llegaron peticiones para correr con los
colores de camuflaje, sino también de personas que querían formar parte del staff. No obstante, para cubrir esas
funciones es necesario también ser militar y si se indaga
en la web del equipo se puede apreciar que el sargento
Cedric Barre es uno de los directores deportivos, el suboficial Vincent Bengochea (nativo de Maule, por cierto)
es otro de los directores y el cabo Damian Robert es
“El éxito de los reclutas fue
arrollador. En cuatro
temporadas 150 victorias”
Farolillo Rojo
uno de los fisios. El único civil de todo el conjunto es
Jimmy Casper, entrenador y también director deportivo.
La organización del equipo está gestionada también por
el ejército en todo lo que significa logística, transporte y
labores administrativas.
La primera temporada como equipo profesional fue buena en cuanto a resultados, pues los uniformados ganaron
una carrera, la 3ª etapa del Tour de Loir-et-Cher, gracias
a Yann Guyot y obtuvieron un 2º puesto con Jerôme
Mainard en la 2ª jornada del Tour Rhône-Alpes Isère,
así como 4 terceras plazas. En su primera temporada
el conjunto Armée de Terre no solamente
contó con corredores de ruta, sino también
con especialistas en ciclocross, como Fabien Canal y de pista, como Kévin Sireau,
Michaël d’Almeida et François Pervis, los
tres campeones del mundo en pruebas
de velocidad o Benjamín Thomas, subcampeón universal de americana junto
a Morgan Kneisky.
Según el manager del equipo, David
Lima da Silva, uno de los secretos
del equipo es la estabilidad que tienen los ciclistas: “Aquí nadie tiene
miedo a perder su empleo” explica “Aquí todos ganan lo mismo,
1.400 euros al mes aproximadamente,
con la única diferencia del grado militar de
cada uno, que puede suponer un centenar
de euros más.”Otro de los aspectos que da
seguridad al grupo es que la continuidad de
la estructura ciclista no depende de los avatares de una empresa privada. La parte esencial del
presupuesto (unos 850.000 euros) está garantizada por
el Ministerio de Defensa, aunque el equipo cuenta con el
respaldo económico de algunos patrocinadores civiles.
Eso sí, la escuadra ahorra en conceptos que suponen
un gasto importante para otros conjuntos, como es el
caso del alojamiento, puesto que cuando acuden a las
carreras se hospedan en el acuartelamiento del ejército
más cercano. Como ejemplo, cuando acudieron al Essor
Basque los ciclistas y auxiliares pernoctaron en el cuartel de Dax. En otra ocasión se fueron de concentración
durante un mes y se hospedaron en el establecimiento
castrense que se encontraba en la zona.
Evidentemente, en su condición de equipo militar, el conjunto Armée de Terre se atiene a unos
principios de solidaridad, abnegación, sacrificio
y disciplina, así como al honor, lo que
se refleja en su postura frente al dopaje: “Es simple-señala David Lima da
Silva-si se confirmara un positivo sería la muerte del equipo. El corredor
teñiría la imagen del estado, de Francia,
y no habría segunda oportunidad. De
todas formas, si uno de nuestros chicos
se convirtiera repentinamente en un
avión de caza, nos daríamos cuenta”.
En 2016 el equipo correrá sobre bicicletas
Cipollini y ha salido a las carreteras con una
plantilla de 19 corredores, muy parecida a la
del año pasado, aunque con algunas novedades, entre ellas la del ex profesional Stephane
Poulhies, que corrió con AG2R, Saur y Cofidis y
Yannis Issaad, proveniente del Auber, un corredor que se
caracterizaba por llevar una abundante cabellera rizada
y que, disciplina militar obliga, ha debido sacrificarla para
correr con los soldados del Armée de Terre.Veremos de
que son capaces los cuarteleros esta temporada, en la
que tendrán que luchar en muchos frentes.
Equipo
Imanol González: Redactor jefe.
Josu González: Diseño y maquetación.
Manuel González: Ilustraciones.
Juan Ramón Cendrero: Enfants terribles y Farolillo rojo.
Agradecimientos
Francis Indias por los textos en Barra libre.
Gonzalo Vicente por los textos en Mármol por esculpir.
Gabriel Beldarrain por los textos en Tubular vs Cámara.
Iban por su patrocinio y el afiche para su tienda Bizipoza.
Itziar Menezo por su colaboración en el diseño.
Cheposo por el logo de Armée de terre.
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Número 3
Abril 2016
Editado por Rota Punctatis en San Sebastián
ISSN: 2445-2645
Abril 2016

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