Anestro postparto en yeguas sangre pura de carrera
Transcripción
Anestro postparto en yeguas sangre pura de carrera
Facultad de ciencias veterinarias -UNCPBA- Anestro postparto en yeguas sangre pura de carrera Quattrocchio, Tomás Manuel; Ferrer Reyes, Ramón; Bianchi, Carolina Paula Agosto, 2016 Tandil Anestro postparto en yeguas sangre pura de carrera Tesina de la Orientación Producción Animal, presentada como parte de los requisitos para optar al grado de Veterinario del estudiante Quattrocchio, Tomás Manuel. Tutor: Médico Veterinario, Ferrer Reyes Ramón. Director: Doctora, Bianchi Carolina Paula. Evaluador: Perkins, Gustavo. Dedicatorias y agradecimientos: En primer lugar agradezco a las dos personas que me dieron la posibilidad de estudiar lo que toda mi vida quise, mamá y papá, por su apoyo de todos los días, en todo momento. A mis hermanos los otros dos enormes pilares de mi vida. A mis abuelas, tíos y tía por el aliento que me dieron cuando más falta me hacía. A Sol por apoyarme en todo este trayecto y estar siempre en cada momento. A cada uno de los docentes que inculcaron las ganas de seguir aprendiendo cada día un poco más. A Carolina Bianchi por su apoyo desde el primer día que comenzamos con este trabajo, por la dedicación y responsabilidad que demostró conmigo y esta tesina. Resumen El anestro es definido como el periodo de inactivación del ciclo estral. En el caso particular de las yeguas este anestro es fisiológico durante los meses en los que la luz del sol no alcanza a cubrir de 14 a 16 horas diarias, las cuales son necesarias para la activación del ciclo. En las yeguas preñadas que paren a partir del 1 de julio hay un cierto porcentaje en las que los ciclos no continúan normalmente y se inactivan. El objetivo de este trabajo fue presentar una situación real de los anestros postparto que ocurrieron durante los meses de Julio a Diciembre del año 2015 en un haras ubicado en la localidad de Pilar. De las 180 yeguas involucradas en el estudio, el 12,2% se encontraron en condiciones de anestro postparto. Se evaluaron diferentes factores que podrían incidir en la presentación de esta condición reproductiva. La condición corporal y la edad de las yeguas fueron tenidas en cuenta. Asimismo, se analizó el momento del año en que se presentaron los anestro postparto. Mediante ultrasonografía transrectal se realizó el seguimiento de la actividad ovárica de cada yegua afectada y se determinó que el periodo parto – primera ovulación promedio fue de 83 días con un intervalo que fue de 46 a 128 días. No se pudo determinar un efecto de la edad o de la condición corporal en la manifestación de anestro postparto de las yeguas afectadas. Sin embargo cuando se analizó el momento de la época del año, se observó que el mayor porcentaje de yeguas afectadas se presentó en aquellos animales que parieron durante los meses de Julio – Agosto. Por lo tanto podemos concluir que las yeguas que paren a principio de temporada donde la temperatura ambiental es baja y donde las horas de luz solar son menores a las 16 horas necesarias para iniciar la actividad ovárica, tienen mayor predisposición a encontrarse en la condición de anestro luego del parto. Palabras claves: Anestro, postparto, yegua, luz artificial. Índice Introducción 1 Revisión bibliográfica 2 1. Fisiología de la reproducción 1.1. Poliestrica estacional 1.2. Ciclo estral o temporada ovulatoria 1.2.1 Fase folicular 1.2.2 Fase luteal 1.3. Estaciones reproductivas 1.3.1 Transición otoñal 1.3.2 Anestro invernal o estación anovulatoria 1.3.3 Transición primaveral 2. Causas de anestro 7 3. Posibles tratamientos 9 Objetivo 12 Materiales y métodos 12 Resultados 13 Discusión 15 Conclusión 17 Bibliografía 18 Introducción La vida del equino de la raza sangre pura de carrera (SPC), cuenta con varias etapas. Una de ellas es la crianza, la cual incluye desde el día del parto hasta que ese animal cumple los dos años de edad y puede ser domado y entrenado para asícomenzar con su vida deportiva. Llega un momento en sus carreras donde el animal ya sea por su edad, por alguna lesión o simplemente por decisión del dueño, entre otras, es retirado del deporte y las hembras pasan a formar parte del stock de madres del establecimiento. Por reglamentación de Stud Book Argentino (registro de equinos SPC), sólo son registrados los nacimiento ocurridos en el segundo semestre del año, a partir del primero del mes de julio. Para alcanzar dicho objetivo, y que el parto se realice en ese mes, los servicios comienzan a partir del día 6 de agosto. Se debe tener en cuenta que la gestación normal de la yegua es de 330 +/- 5 días, aunque la última actualización de dicho reglamento indica que está permitido un límite de hasta 380 días de gestación para que el producto obtenido pueda ser registrado. Como se va a explicar más adelante, la yegua tiene un ciclo estral distinto a las demás especies domésticas, denominado fototrópico positivo, lo que quiere decir que es estacional, ya que necesita de una determinada cantidad de horas de luz para comenzar a ciclar, que naturalmente se dan en la estación de primavera. En varios establecimientos las yeguas que se encuentran vacías del año anterior se las coloca bajo luz artificial desde dos meses antes de la fecha de servicio para fingirles una primavera y así comiencen con su ciclo estral antes de tiempo. No sucede lo mismo con las yeguas que ya están preñadas y comienzan a parir en el mes de julio, normalmente luego del parto hay estímulos hormonales que se desencadenan lo cual les permite seguir ciclando a pesar de que las horas luz no sean las necesarias. Esto no es siempre así, hay yeguas que por diferentes motivos que se van a expresar en este texto no siguen ciclando y entran en un estado denominado anestro postparto. Revisión bibliográfica: 1-Fisiología de la reproducción 1.1 Poliestrica estacional Las yeguas durante el año van sufriendo ciertas modificaciones en la actividad de sus ovarios, esta actividad va en concordancia con las horas luz que hay durante el día en las diferentes estaciones. El ciclo estral está regulado por el eje hipotálamo-hipófisis-ovarios, el cual mediante mecanismos neuroendocrinos, produce variaciones en la funcionalidad ovárica (Aurich, 2011). La luz es la desencadenante de este mecanismo, la retina del globo ocular detecta este estímulo lumínico y lo convierte en un impulso nervioso el cual se transmite vía nervio óptico, pasando por el ganglio cervical superior y por fibras postganglionares hasta alcanzar la glándula pineal, ubicada entre los dos hemisferios cerebrales, transformando ese estimulo nervioso en una descarga hormonal. Esta glándula es considera el mediador entre los receptores de luz y el eje hipotálamo-hipófisis-ovarios (Ginther, 1992) Lamelatonina (hormona pineal) ejerce un efecto antigonadal sobre los ovarios, dado que inhibe la síntesis y secreción de la hormona liberadora de gonadotrofinas (GnRH) por parte del hipotálamo. Al aumentar las horas de luz en estación primaveral y estival disminuye la liberación de melatonina dando lugar a la liberación de GnRH por parte del hipotálamo (Neely, 1990).En la yegua los pulsos de GnRH son seguidos de una descarga de hormona folículo estimulante (FSH) y de hormona luteinizante (LH) por parte de la adenohipofisis(Alexander e Irvine, 1987). Dichas hormonas actúan a nivelgonadal promoviendo el crecimiento de los folículos y liberación de estrógenos, como es en el caso de la FSH, o para que se produzca la ovulación, formación del cuerpo lúteo (CL) y posterior liberación de progesterona como consecuencia de la actividad de la LH. 1.2 Ciclo estral o estación ovulatoria Se define al ciclo estral como una sucesión de eventos que preparan a la yegua para la concepción. Se lo divide en dos etapas, una es la fase folicular o estro y la otra es la fase lútea o diestro, durando entre 4 a 7 días y entre 14 a 15 días respectivamente, dando un total de 21 días en promedio de duración del ciclo (Fig.1). Esto se cumple en los meses estivales, no tan así en los meses de primavera y otoño donde se encuentran los celos de transición que son más largos dando un estro de 7 a 10 días y un diestro de 14 días (TaylorMacAllister, 1994) Fig. 1 niveles hormonales correspondientes con la actividad folicular. Adaptado de Manejo reproductivo de la yegua, Carolynn Taylor-MacAllister.(1994) 1.2.1 Fase folicular Como su nombre lo indica, en esta fase la actividad más importante es el crecimiento, la selección y la maduración de los folículos para culminar la fase con la ovulación; la hormona que se encarga de regular esta actividad es la hormona folículo estimulante, liberada de la hipófisis anterior como consecuencia de una estimulación causada por la GnRH (Ginther, 1979). En las yeguas el ciclo se caracteriza por presentar ondas de crecimiento folicular con dos patrones típicos: onda folicular mayor, que posee folículos dominantes y subordinados y una onda folicular menor, en donde el folículo mayor no alcanza el diámetro necesario para promover la divergencia entre los futuros folículos subordinados iniciándose al final del estro hasta el inicio del diestro (Ginther, 1979). La liberación de FSH en el estro tardío o el diestro temprano, momento en que se encuentra un CL funcional y por lo tanto niveles plasmáticos de progesterona (P4) que van en aumento por encima de 1ng/ml, genera crecimiento folicular hasta alcanzar la formación de un folículo dominante. Este folículo puede terminar en ovulación en diestro donde el ovocito podría ser o no viable o culminar en una atresia folicular; a este crecimiento folicular se lo llama onda folicular secundaria u onda folicular menor. A diferencia de dicha situación, la onda folicular primaria o mayor que ocurre en el diestro tardío, genera el crecimiento de folículos, gracias a la acción de la FSH sobre las células dela granulosa, que se van seleccionando hasta obtener el folículo dominante. En este momento del ciclo, los niveles de progesterona en plasma se encuentran por debajo de 1ng/ml y comienzan a aumentar los de estrógeno, liberados por los folículos, dando como consecuencia una serie de cambios en la hembra. Estos cambios preparan a la hembra para el servicio y son: pérdida del tono uterino, cérvix abierto, se vuelve dificultoso palparlo vía transrectal ¨se borra¨ y el revestimiento junto con el de la pared vaginal se encuentra hiperemico. También se empiezan a manifestar cambios de conducta, la yegua orina, levanta la cola, separa los miembros posteriores en presencia de un semental (Aurich, 2011).Uno o dos días antes de que termine el estro se genera un pico de LH lo que permite que se produzca la ovulación la cual ocurre en un sitio concreto de la superficie del ovario denominada fosa ovulatoria. 1.1.1 Fase lútea El punto de separación entre la fase anteriormente explicada y la fase lútea es la ya mencionada ovulación. Para que se dé tiene que ocurrir el pico de LH preovulatorio que termina de madurar el folículo y es precedida por la ovulación (Vázquez, 2011). Tras la ovulación, la cavidad folicular se llena de sangre dando origen al cuerpo hemorrágico, las células de la granulosa se transforman en células luteínicas, sintetizando progesterona y liberándola al torrente circulatorio para aumentar el nivel sanguíneo de esta hormona en los primeros dos días posovulatorios, haciendo que comience la etapa del ciclo estral denominada diestro. Ese cuerpo hemorrágico va madurando y sus células se van transformando en luteínicas y en un periodo de 6 días ya se encuentra un cuerpo lúteo maduro. Dicha estructura va a seguir produciendo progesterona por unos 14 – 15 días del ciclo, si es que no se generó una concepción, momento en el que ocurre la luteólisis a cargo de la prostaglandina F2α, liberada por el endometrio uterino. El ciclo vuelve a comenzar en el momento donde la progesterona disminuye sus niveles sanguíneos, el cuerpo lúteo involuciona y se transforma en corpus albicans (Vázquez, 2011). Como fue mencionado anteriormente, toda esta actividad ocurre en un periodo denominado diestro, en esta etapa del ciclo estral la yegua no es receptiva al semental, al tacto se encuentra el útero con buen tono, un cuerpo lúteo ya maduro en el ovario comandando dicha etapa con la secreción de progesterona, el cérvix cerrado acondicionando el ambiente para llevar a cabo una gestación en el caso que se haya fecundado. De no ser así, en 15 días ocurre la luteólisis y el nuevo comienzo del ciclo estral (Rossdale, 1993). 1.3 Estaciones reproductivas Es conocido ya desde hace muchos años que las yeguas tienen un ciclo estral estacional, donde en los días más largos, con mayor cantidad de horas luz, se pone en marcha su sistema reproductivo con el objetivo de lograr la concepción. Durante el año la actividad ovárica y hormonal va cambiando, se sabe que la yegua pasa por diferentes estadios hasta alcanzar la normalización de su ciclo estral. Una vez que la hembra sale de su estación ovulatoria lo cual ocurre desde octubre a febrero - marzo (en el hemisferio sur), pasa a un periodo transicional de otoño, seguido por un anestro invernal o estación anovulatoria y luego por una transición primaveral para volver a entrar en la estación ovulatoria. 1.3.1 Transición otoñal En los meses otoñales, la actividad ovárica consiste en el aumento de tamaño de los folículos pero con una falla en la ovulación. El tamaño de los folículos va disminuyendo a medida que avanza este periodo. Las yeguas en otoño frenan la ovulación. 1.3.2 Anestro invernal o estación anovulatoria El anestro implica la ausencia de la actividad ovárica (Allen, 1987). Esto ocurre en los meses de invierno donde las horas luz no son lo suficientemente largas como para lograr activar el ciclo estral. En esta estación básicamente el eje hipotálamo-hipófisis-ovarios es no funcional (Hart y col, 1984). A la inspección transrectal tanto a la palpación como a la ultrasonografía los ovarios se encuentran pequeños e inactivos con sólo uno o dos folículos de menos de 15 mm (Watson et al., 2002). El útero se encuentra flácido, sin tono lo que lo hace difícil palparlo (Ginther, 1992). Acompañando a las pocas horas luz, hay una mayor concentración de melatonina lo que genera una inhibición de la actividad del eje hormonal, lo que explica los bajos niveles de GnRH. Los niveles de LH se mantienen basales, los de FSH no varían a lo largo del año (Ginther, 1992). 1.3.3 Transición primaveral Esta transición es quizás la de mayor importancia. Las yeguas al volver del anestro profundo generado en los meses de invierno, los primeros ciclos son irregulares en la gran mayoría de las hembras donde los folículos comienzan a crecer pero no llegan a ovular a consecuencia de una supresión de la liberación de GnRH. Este periodo dura entre 30 a 90 días y es caracterizado por una reiniciación del ciclo reproductivo, los folículos crecen hasta unos 20 a 30 mm y se incrementa el número de folículos en el ovario. Adicionalmente, ocurren entre 1 a 3 ondas foliculares anovulatorias antes de que ocurra la ovulación (Donadeu y Watson, 2007). El factor más importante para la reiniciación de la actividad ovulatoria en el final de este periodo transicional es el nivel de LH circulatoria (Aurich, 2011). La reanudación de la actividad ovárica en la transición primaveral requiere de una serie de eventos, comenzando por la disminución de los niveles de melatonina que naturalmente van seguidos de una mayor cantidad de horas luz. A su vez aumentan las concentraciones de GnRH circulante, provocando un aumento de la secreción de gonadotrofinas y un cierto grado de actividad folicular. Cuando un folículo se vuelve dominante y es competente secreta estradiol en altas concentraciones induciendo una retroalimentación positiva en el eje hipotálamo-hipófisis, promoviendo así un aumento en la síntesis y secreción de GnRH y de LH por parte del hipotálamo e hipófisis respectivamente (Sharp y col., 2001). Lo que se traduce en una liberación de LH en concentraciones suficientes para generar la ovulación (Sharp y col., 1991). 2 Causas de anestro Hay diversas causas que hacen que el ciclo estral de la yegua recién parida no se reactive de la manera en que debería, dando como resultado, en algunos casos, poca actividad ovárica o nula. Dentro de estos factores, se enumeran: 1. Estimulación fotoperiodica: Dado que las yeguas son fototrópicas positivas, es decir que necesitan de la estimulación lumínica para la activación de su ciclo estral, la luz artificial es un buen manejo en la época donde las horas de luz solar no cubren las demandadas por la hembra para dicha actividad. Esto es muy común hacerlo en las yeguas que quedaron vacías la temporada anterior para acortar esa transición invierno primaveral y que entren a ciclar lo antes posible. Además es una práctica que puede realizarse sobre aquellas yeguas que están próximas a parir en el mes de julio y que aún no tendrían la cantidad necesaria de horas lumínicas (Palmer y Driancourt, 1993). Algunos autores, (Nagy y col. 1998) afirman que, según estudios realizados, estas situaciones de anestro postparto aparecen antes del equinoccio de primavera (21 de septiembre) 2. Alimentación: Posiblemente este factor tenga mucho que ver a la hora del retorno a la actividad ovárica de yeguas lactantes (Palmer y Driancourt, 1983) y de yeguas jóvenes (Ginther, 1992). Una dieta adecuada en donde los minerales, ácidos grasos omega 3 y antioxidantes estén en su correcta proporción mejoran la baja fertilidad (Kohnke, 2004). No sólo el consumo de energía sino también la calidad de la proteína de la ración afecta el comienzo de la época reproductiva. Se determinó mediante un estudio que los animales que reciben un contenido de proteína de alta calidad en la dieta, presentan un incremento de la secreción de FSH (Van Niekerk, 1997). Ginther(1974),demostró que las yeguas que han perdido peso tuvieron un inicio tardío de la temporada reproductiva en comparación con aquellas que ganaron peso. Tal vez esto suceda también al momento del parto, donde la yegua mal alimentada y con una pérdida energética constante genere una inhibición del eje hipotálamo-hipófisis-ovarios. También, posiblemente, esté involucrada la leptina, una hormona proteica que es codificada por un gen Ob en las células adiposas y se cree que juega un papel importante en la regulación de la ingesta de alimentos y el metabolismo. Esta suministra información al cerebro sobre el estado de la energía y puede servir como una señal para el eje reproductivo lo que indica un estado nutricional adecuado para el inicio de la ciclicidad (Barash et al., 1996). 3. Condición corporal: Este punto está muy relacionado con el anterior dado que además de ingerir los correctos nutrientes y en sus cantidades óptimas, es primordial la condición corporal de la yegua a la hora del parto, ya que tendrá una gran pérdida energética a través de su leche pudiendo ocasionar lo indicado en el punto anterior (Nagy y col., 1998). 4. Edad: Con respecto a la edad no hay muchos estudios realizados, de lo analizado se rescata que no hay gran influencia por la edad sino por la cantidad de partos de las yeguas, lo cual se describe en el siguiente punto. 5. Cantidad de partos: En las yeguas primerizas, el parto afecta negativamente la actividad ovárica y la conducta sexual, sin aún saber cuál es la causa, se cree que el instinto maternal deprime la expresión de los signos del celo por una cuestión de protección de la cría (Nagy y col., 1998). Además, cambios en el metabolismo y el estrés que ocasiona la primera lactancia son otras posibles causas. 6. Efecto de la lactación: Se creía que el efecto de succión del potrillo lactante suprimía el eje hipotálamo-hipófisis-ovarios, para Nagy y col(1998), esto no es un parámetro a tener en cuenta si se habla de anestro postparto. 7. Efecto del lugar de estudio y el año: Se llegó a pensar que posiblemente haya un factor ambiental desconocido en el lugar de estudio, que participe en dicho problema. 8. Festuca y Ray grass tóxico: Se ha documentado un gran impacto en la reproducción equina a causa de una producción de ergoalcaloides por parte de hongos, como el Neotyphodium coenophialum sobre la festuca, N. lolii en el caso del Ray grass y Claviceps pupurea afectando a los cereales como la avena. Existen varios tipos de ergoalcaloides y se describe al tipo ergopeptínicos como los causantes de estos problemas. El mecanismo de acción es principalmente una vasoconstricción, resultado de su acción agonista dopaminérgico, serotoninérgico y adrenérgicos sobre receptores D2, 5-HT y alfa-adrenérgicos respectivamente. Sin embargo no sólo se debe a esta constricción de los vasos sino también a los efectos endocrinológicos, principalmente la alteración en los niveles de prolactina (PRL), progesterona, estrógenos, entre otras hormonas (Evans, 2011). Dentro de los disturbios reproductivos que ocasionan se encuentran: agalactia, gestación prolongada lo que conlleva a distocias, perdidas embrionarias e inactividad ovárica tanto en yeguas postparto como en no gestantes (Brendemuehl y col, 1994). 3 Posibles tratamientos. Habiendo descripto ya las diferentes causas de esta baja o nula actividad ovárica postparto, se plantean determinados tratamientos para revertir la situación. En un estudio realizado por Palmer y Driancourt (1982), se informa que una de las maneras de disminuir el número de yeguas que posiblemente entren en anestro postparto, es la utilización de luz artificial dos meses antes de la fecha del parto, por ejemplo aquellas yeguas que tienen fecha programada de parto para los meses de julio, agosto (que son los dos meses donde es más habitual encontrar esta patología), se las puede colocar bajo luz artificial 60 días antes. Esto trae ciertas complicaciones de manejo a la hora de ubicar las madres preñadas en un corral bajo la luz, donde puede haber peleas, traumas y posiblemente algún aborto. También hay que tener en cuenta el número de madres a colocar y los costos que implica. En haras donde el número de yeguas es elevado es muy complicado llevar a cabo este manejo. Como fue descripto anteriormente, es fundamental la alimentación para poder al menos eliminar este factor de las posibles causas de anestro postparto. Un estudio realizado por Kelley D. E. y col. (2013) intentó demostrar la importancia del suministro de aminoácidos esenciales, en especial arginina, para la actividad reproductiva. Como resultado se obtuvo que la arginina ayuda a la disminución del diámetro del útero y en la reducción del fluido uterino postparto pero no genera una actividad sobre el crecimiento folicular. Sulpiride y domperidona son dos antagonistas dopaminérgico sobre los cuales se han hecho estudios comparando su eficacia en la reactivación del ciclo en yeguas en anestro, obteniendo como conclusión un efecto sobre la prolactina, pero no sobre las hormonas luteinizante y folículo estimulante (Mari G. y col. 2009).La domperidona puede ser utilizada preventivamente en el caso de tener pasturas infectadas con los hongos mencionados en el apartado anterior (Cross DL, 2011). Varios autores estudiaron el efecto de la GnRH o sus análogoscomo estimulantes de la secreción de las hormonas LH y FSH. La administración de GnRH o un análogo no genera cambios a nivel folicular, si induce la ovulación en el caso de encontrarse con un folículo de gran diámetro. Se describe su uso junto a TRH (Hormona Liberadoras de hormonas tiroideas), mostrando un aumento en sangre de las concentraciones de PRL además de LH y FSH pero sin éxito en el desarrollo folicular (Gentry L.R., 2002). Otra opción puede ser utilizarla junto con inyecciones de progesterona para estimular cambios hormonales como lo hizo Hyland J.H. (1988), obteniendo un crecimiento folicular muy lento teniendo en cuenta que el tratamiento dura como mínimo unos 28 días, resultando en una ovulación fértil. Newcombe J.R. y col. (2002) describieron el uso de progestágenos mediante un protocolo que consiste en la colocación de un dispositivo intravaginal que libera progesterona por un tiempo determinado de 12 días haciendo que las yeguas vuelvan a tener actividad folicular y luego cuando se llega a un folículo pre ovulatorio se lo debe ayudar con la administración de una inductor de la ovulación. Junto con la luz artificial puede utilizarse Regumate, un progestágeno con usos clínicos como supresión del estro, mantenimiento de la preñez en yeguas problema y en el manejo del periodo transicional invierno primaveral donde los ovarios de las hembras se encuentran aún inactivos o comenzando con el desarrollo folicular. Junto a la luz artificial es un buen tratamiento para el anestro postparto, se lo debe administrar entre unos 14 a 18 días y el efecto que causa es una supresión hormonal como la causada por la progesterona y al dejar de administrarlo se dispara el comienzo de un nuevo ciclo estral (Patrick M., 2010) Objetivo: El objetivo de esta tesina es presentar una situación real de anestro postparto en yeguas sangre pura de carrera, durante los meses de Julio – Diciembre en un Haras ubicado en la Provincia de Buenos Aires. Materiales y métodos: El estudio se realizó en el haras ¨La Quebrada¨ ubicado en Pilar, Provincia de Buenos Aires, llevándose a cabo desde el mes de julio al mes de diciembre del año 2015. Para la realización de la Tesina se definió como yegua en anestro postparto a aquella que presentaba un intervalo parto-primera ovulación superior a 30 días (Loy, 1980). El total de los animales involucrados en el estudio fue de 180 yeguas que parieron entre los meses de julio a noviembre. La edad promedio de las yeguas en estudio fue de 10,8 años con un rango de 5 a 20 años. La condición corporal varió durante el año a consecuencia del mayor requerimiento energético a medida que avanzaba la gestación, pero en promedio fue de 2,5 a 3 en una escala del 1 al 5 en todos los animales. La alimentación de estos animales se basó en pasturas conformadas por Ray grass en mayor cantidad, pasto ovillo y festuca. Además se les daba una ración por la mañana de 3kg de avena más 1,500 kg de balanceado a cada yegua por día. En las yeguas afectadas se realizó un seguimiento ecográfico para poder determinar el periodo parto – primera ovulación. Además, se evaluó el efecto de la edad sobre dicho intervalo, determinando el porcentaje de animales con anestro menores y mayores a 10 años. Resultados: Este estudio arrojó los siguientes datos: Del total de yeguas paridas durante la temporada 2015, 22 de ellas se encontraron en condición de anestro luego del parto. Si el total de hembras a parir fue de 180, esto indica que hubo un 12,2% de yeguas afectadas. Las 158 yeguas restantes ciclaron de manera normal. En el siguiente cuadro se encuentra discriminado el porcentaje mensual: Mes Nº de yeguas paridas Nº de yeguas en anestro Porcentaje mensual de anestro Julio Agosto Septiembre Octubre Noviembre 24 40 48 53 15 8 12 2 0 0 33,3% 30% 4,17% 0% 0% El mayor porcentaje de yeguas en anestro postparto se observó durante el inicio de la temporada reproductiva (Julio – Agosto). Otro dato recolectado es el promedio de los días de gestación, tanto del grupo normal como del grupo afectado, siendo entre ellos muy similares. El promedio de las yeguas normales fue de 341,1 días de gestación versus 340,4 días de gestación de las yeguas afectadas. A través de los datos del seguimiento ecográfico de cada yegua en anestro se pudo determinar el número de días en el intervalo parto – primera ovulación, detallado en el siguiente cuadro para cada animal: El promedio del intervalo parto – primera ovulación en las yeguas comprometidas en este estudio fue de 83 días, con un rango que fue de 46 a 128 días. Además, se realizó una estratificación de las yeguas afectadas en relación a la edad. El grupo de menores o iguales a 10 años estuvo conformado por 12 hembras lo que da un valor del 54,5% de los animales y el grupo de mayores a 10 años arroja un valor del 45,5%, lo que indica que al menos en este estudio no se observó una relación entre la edad y la aparición de anestro postparto. Discusión: El primer celo luego del parto, denominado celo del potro, aparece tan solo entre los 5 a 12 días posteriores a este (Ginther, 1992). La primera ovulación luego del parto debería ocurrir entre los 10 a 15 días siguientes al nacimiento (Loy, 1980). En la bibliografía consultada se expresa como valor normal de anestro postparto en yeguas sangre pura de carrera, un 3 – 4 % (Heidler y col, 2004). En este estudio el porcentaje de yeguas afectadas fue del 12,2%. Un valor cercano es citado por Nagy, 1998, indicando que de 107 yeguas el 15,9% se encontró en las mismas condiciones. Otro estudio realizado por Malschitzky y col., 2001, indicó un porcentaje de 16,7% de yeguas que no ciclaron normalmente luego del parto. Contrariamente, Loy, 1980 describe en un estudio que el resultado obtenido fue de 2,1% de yeguas en anestro, considerablemente mucho menor al reportado en esta tesina. Distintos autores como Malschitzky y col., 2001; Nagy, 1998, atribuyen a la pobre condición corporal como uno de los factores predisponentes a que ocurra el anestro. Sin embargo, en este estudio, dicho factor no resultó de importancia dado que la condición corporal de las yeguas se encontraba de manera uniforme tanto en las que presentaron anestro como aquellas que comenzaron a ciclar normalmente después del parto. Además, todas las yeguas fueron alimentadas con la misma dieta. Esto no indica que la pobre alimentación sea una posible causa de anestro postparto en aquellos lugares o zonas donde la alimentación sea deficiente. La edad de la yegua al parto es tenida en cuenta por varios autores como posible causa del anestro, aunque los resultados indican que no sería un factor muy importante. Sucede lo mismo con el número de partos de cada madre, siendo afectadas con mayor predisposición aquellas que son primerizas con respecto a las yeguas con más de un parto, según Nagy, 1998. Lo que se pudo determinar es que en este estudio queda asentado que tanto los grupos de yeguas mayores y menores a 10 años son afectados en un porcentaje muy similar y que no se encuentra relación con la cantidad de partos previos y el anestro. Uno de los factores con mayor importancia es la época del año en la que ocurren los partos, ya sea a partir del mes de julio en el hemisferio sur o a partir del mes de diciembre en el hemisferio norte, ambos se caracterizan por tener pocas horas de luz y posiblemente esto afecte a la actividad ovárica luego de parir. Sumeet Sharma, 2010, indicó en un estudio los resultados de la cantidad de yeguas en anestro discriminadas según el mes de parición, donde los mayores porcentajes se encontraron en los meses de enero y febrero (correspondientes a la temporada reproductiva en el hemisferio norte), con un 16,4% y 11,5% respectivamente. Comparando dichos resultados con los obtenidos en este estudio se encuentra una relación en que los mayores porcentajes se dan en los primeros meses de invierno, Julio y Agosto (correspondientes al hemisferio sur) con un 33,3% y un 30% respectivamente de yeguas en anestro, donde las horas de luz solar son más cortas y la temperatura se ve disminuida. Conclusión: Se concluye que dentro de los factores que predisponen a la aparición de anestro luego del parto, en un porcentaje mayor al normal, la parición en los primeros meses de la temporada (Julio-Agosto), es la principal causa asociada a esta patología. Por alguna razón, aún desconocida, hay hembras que paren en las mismas condiciones y luego ciclan de manera normal. Por este motivo se piensa que habría otros factores que actúan de manera concomitante y que hacen más predisponentes a ciertas yeguas. Para lograr un número menor de hembras en anestro luego del parto, se puede colocar las madres, en proximidades a la fecha de parto, bajo luz artificial. Esta es una medida poco utilizada en nuestro país por las dificultades de manejo que ocasiona en un haras con un número elevado de madres y los gastos económicos que conlleva. Bibliografía: Allen W.R. (1987). Endogenous hormonal control of the mare's oestrus cycle. In: Proceedings of the Bain-Fallon Memorial. pp 2–13. Aurich C. Reproductive cycles of horses. (2011). Animal Reproduction Science 124:220–228. Barash I.A.; Chelng D.S.; Weigle H.; Ren E.B.; Kabigting J.L.; Kuijper D.K.; Klifton R.A.; Steiner (1996). Leptin is a metabolic signal to the reproductive system. Endocrinology. 137: 3144-3147. Blanchard T.L.; Brinsko S.P. and Rigby S.L. (2002). Effects of deslorelin or hCG administration on reproductive performance in first postpartum estrus mares. Theriogenology 58:165-169. ElSevier. Brinsko S.P. et al. (2011). Manipulation of estrus in the mare, pp 19–38. In: Manual of equine reproduction. Third edition. MOSBY Elsevier. Davis Morel M.C.G. (2003). Endocrine control of reproduction in the mare, pp 28–39. In: Equine reproductive physiology, breeding and stud management. Second edition. CABI Publishing. Donadeu, F.X. and Thompson D.L. (2002). Administration of Sulpiride to anovulatory mares in winter: effects on prolactin and gonadotropin concentration, ovarian activity, ovulation and hair shedding. Theriogenology 57:963-976. ElSevier. Donadeu F.X., Watson, E.D., 2007. Seasonal changes in ovarian activity: lessons learnt from the horse. Anim. Reprod. Sci. 100, 225–242. Donald L. y Thompson Jr. ¨Anestrus¨ Section C: The estrus cycle, pp 1689 – 1754. In: McKinnon A.O. et al. (2011). Equine Reproduction. Second edition. Wiley-Blackwell. Ginther O.J. (1992) Reproductive Biology of the Mare: Basic and Applied Aspects. Second Edition. Gentry L.R.; Thompson Jr. and Stelzer A.M. (2002). Responses of seasonally anovulatory mares to daily administration of thyrotropinreleasing hormone and (or) gonadotropin-releasing hormone analog. American Society of Animal Science, 80:208-213. Hart P.J.; Squires E.L.; Imel K.J and Nett T.M. (1984). Seasonal variation in hypothalamic content of gonadotrophin-releasing hormone (GnRH), pituitary receptors for GnRH and pituitary content of luteinizing hormone in the mare. Biol. Reprod. 30:1055-1062. Hyland H. and Jeffcott L.B. (1988). Control of transitional anestrus in mares by infusion of GnRH. Theriogenology. Vol. 29, Nº 6 pp 1383-1391. Heidler B, Aurich JE, Pohl W, Aurich C. (2004). Body weight of mares and foals, estrous cycles and plasma glucose concentration in lactating and non-lactating Lipizzaner mares. Theriogenology, 61:883–93. Irvine C.H.G.; Alexander S.L. (1996). GnRH secretion in the mare. Animal Reproduction Science 42; 173- 180. Irvine, C.H.G., Alexander, S.L., (1987). A novel technique for measuring hypothalamic and pituitary hormone secretion rates from collection of pituitary venous effluent in the normal horse. J. Endocrinol. 113:183-192. Irvine C.H.G.; Alexander S.L.; McKinnon A.O. (2000). Reproductive hormone profiles in mares during the autumn transition as determined by collection of jugular blood at 6h intervals throughout ovulatory and anovulatory cycles. J. Reprod. Fertil. 118:101-109. Johnson A.L. and Becker S.E. (1993). Hormonal control of ovulation in the mare. Animal Reproduction Science, 33:209-226. ElSevier. Kelley D.E.; Warren L.K. and Mortensen C.J. (2013). Oral L-arginine supplementation impacts several reproductive parameters during the postpartum period in mares. Animal Reproduction Science 138:233-240. ElSevier. Loy RG. Characteristics of post-partum reproduction in the mare. Vet Clin N Amer: Large Anim Prac 1980; 2:345–59. Macpherson M.L. and Blanchard T.L. (2005). Breeding mares on foalheat. Equine Veterinary Education 17:44-52. Malschitzky E, Schilela A, Meirelles LS, Mattos ALG, Gregory RM, Mattos RC. (2001). Artificial photoperiod in pregnant mares and its effect on pregnancy length and postpartum reproductive performance. Pferdeheilkunde, 17:565–569. Mari G.; Morganti M.; Merlo B.; Castagnetti C.; Parmeggiani F.; Govoni N.; Galeati G. and Tamanini C. (2009). Administration of Sulpiride or domperidone for anvancing the first ovulation in deep anestrus mares. Theriogenology 71:959-965. ScienceDirect. ElSevier. Nagy P.; Huszenicza Gy.; Juhhsz J.; Kulcsfir M.; Solti L.; Reiczigel J.; Abavhry K. (1998). Factors influencing ovarian activity and sexual behavior of postpartum mares under farm conditions. Theriogenology, pp 1110-1119. ElSevier. Neely D.P. (1983). Reproductive endocrinology and fertility in the mare. In: Hughes JP (Ed.). Equine Reproduction. Nutley, N.J. 50 – 52. Neely D.P.; Liu M.K.I.; Hillman B.R. (1990). Reproducción Equina. Ed. Hemisferio -sur. Montevideo, Uruguay. Newcombe J.R.; Handler J.; Klug E.; Meyers P.J. and Jochle W. (2002). Treatment of transition phase mares with progesterone intravaginally and with deslorelin or HCG to assist ovulations. Journal of Equine Veterinary Science, Veterinary Review, Vol. 22, Nº 2, pp 57-64. Palmer E. (1978). Control of the oestrous cycle of the mare. J. Reprod. Fert. 54:495-505. Palmer E.; Driancourt M.A. (1982). Some interactions of season of foaling, photoperiod and ovarian activity in the equine. INRA--Station de Physiologic de la Reproduction, Nouzilly 3 7380 (France). Palmer E.; Driancourt M.A. (1993) Photoperiodic stimulation of the mare during winter anoestrus. Rossdale P.D. (1993). El caballo de la concepción a la madurez; Funciones de la yegua de cría. Trad. BM, Nevado Artero. Zaragoza, ES. Editorial Acribia S.A. pp 3-17. Sampers J.C.; Pycock J.F.; McKinnon A.O. (2007). Breeding mares on foal heat, pp 2294 – 2301. In: Current Therapy in Equine Reproduction. SAUNDERS Elsevier. Sharma S.; Davis Morel M.C.G.; Dhaliwal G.S. (2010). Factors affecting the incidence of postpartum oestrus, ovarian activity and reproductive performance in Thoroughbred mares bred at foal heat under Indian subtropical conditions. ScienceDirect, Theriogenology 74: 90-99. Sharp D.C. and Ginther O.J. (1975). Stimulation of follicular activity and estrous behavior in anestrous mares with light and temperature. Journal of Animal Science, Vol. 41, Nº 5, pp 1368-1372. Sharp D.C.; Wolfe M.W.; Cleaver B.D and Nilson J. (2001). Effects of oestradiol 17ß administration on steady-state messenger ribonucleic acid (mRNA) encoding equine and LH/CGß subunits in pituitaries of ovariectomized pony mares. Theriogenology. 55, 1083- 1093. Tolksdorff E.; Jochle W.; Lamond D.R.; Klug E. and Merkt H. (1976). Induction of ovulation during postpartum period in the thoroughbred mare with a prostaglandin analogue. Theriogenology. Vol. 6, Nº 4, pp 403-412. Vázquez A. (2011).Control endocrino de la función ovárica (en línea). Consultado 25 de octubre de 2015. Disponible en: http://www.equisan.com Watson E.D.; Heald M.; Tigos A.; Leask R.; Steele M.; Groome N.P and Riley S.C. (2002). Plasma FSH, inhibin A and inhibin isoforms containing pro- and -aC during winter anestrus, spring transition and the breeding season in mares. Reproduction 123:1336-1338. Winter G.H.Z.; Rubin M.I.B.; De La Corte F.D.; Silvab C.A.M. (2007). Gestational Length and First Postpartum Ovulation of Criollo Mares on a Stud Farm in Southern Brazil. Journal of Equine Veterinary Science. Vol. 27, Nº 12:531-534.