El enigma de la fecha

Transcripción

El enigma de la fecha
Sábado | 8 de octubre del 2016
8 • LECTURA
INCÓGNITAS DE LA BAYAMESA (I PARTE)
El enigma de la fecha
Pieza clave en la conformación definitiva de la cubanía, la obra de Perucho Figueredo aún reserva no pocas interrogantes.
¿Cuándo comenzó a considerarse nuestro himno nacional? ¿En qué cuerpo legal quedó refrendado por primera vez? Escambray
inicia una serie de trabajos sobre la marcha que identifica a Cuba
Pedro de Jesús*
Un año atrás aludimos en estas páginas a
la polémica histórica sobre la fecha de gestación de la letra y la música de La bayamesa,
marcha patriótica que desde el mismo siglo
XIX era conocida, también, por los nombres de
Himno de Bayamo o Himno bayamés.
Otras fechas poco precisas relacionadas
con la composición apenas han suscitado,
sin embargo, el interés de los historiadores.
¿Cuándo, exactamente, los cubanos alcanzaron el consenso de que debía considerársele
nuestro himno nacional? Y una vez conseguido
el acuerdo, ¿cuándo se le instituyó, legalmente, en cuanto tal?
Se sabe que, al menos en los tiempos de
Patria —el órgano de prensa fundado por Martí en
la Nueva York de 1892—, ya era asumido como
símbolo: “En seguida más de cien niños de la iglesia congregacionalista cantaron magistralmente
el himno nacional cubano acompañados por la
orquesta”, reza en la descripción de una velada
de los independentistas de Tampa en 1893.
La primera edición masiva del himno
—100 000 ejemplares— se realizó en diciembre de 1900, a instancias del superintendente
de escuelas de Cuba. La publicación de la letra se acompañó de una carta, que se repartió
en los centros educativos, en la cual se hacía
constar el propósito de que “el primer día de
este nuevo siglo (…) en todas partes de la
isla se escuche el Himno Nacional”.1
Sin embargo —inexplicablemente—, apenas
unos meses después, la Carta Magna de la futura
república no le refrendó esa condición. Ello no fue
óbice para que el Himno de Bayamo se escuchara
en la ceremonia organizada para la firma del trascendental documento, el 21 de febrero de 1901,
así como en el acto por el traspaso de poderes de
Leonard Wood a Estrada Palma, el 20 de mayo de
1902, en el Palacio de los Capitanes Generales.
Según el historiador José Antonio Pérez
Martínez, el himno “tiene carácter oficial
desde que el presidente Tomás Estrada Palma
hizo que así fuera circulado por el extranjero,
y a la vez aceptó que las bandas militares y
civiles lo ejecutaran en las ceremonias y en
todos los actos públicos”.2
Aunque se echa de menos la existencia de
un documento jurídico y una fecha exacta, es
de suponer que la refrendación, ciertamente,
aconteció en esos años, quizás por decreto
ejecutivo, estimando, sobre todo, que tiempo
después, el 28 de abril de 1906, se promulgó
en la Gaceta Oficial de la República el Decreto 154, aprobado cuatro días antes, “que
regulaba la forma y el uso oficial del himno, el
escudo, la bandera y los sellos de la nación”.3
Hubo de esperarse varios decenios para que,
en 1940, se le acreditara como símbolo de la
nación en un texto constitucional.
Aclarada, más o menos, la segunda de las
interrogantes, intentemos responder la primera.
Oscar Loyola afirma que las notas de La
bayamesa, luego de cantadas públicamente
el 20 de octubre de 1868, “presidieron todos
los actos del movimiento independentista”.4
Enrique Gay-Calbó sostuvo parecido criterio:
“(…) los cubanos lo sabían y lo cantaban,
y sus músicos militares lo tocaban en toda
ocasión. Vivía en el pueblo la melodía que se
hizo inmortal con el sacrificio de los patriotas y
resonó invencible en los campos de batalla, tan
representativa de la patria como la bandera”.5
Resulta muy extraño, sin embargo, que
un patriota como Fernando Figueredo Socarrás —protagonista de la toma de Bayamo,
combatiente de la primera guerra y divulgador
incansable de la pieza del tío— no la mencionara en ninguna de las conferencias que
sobre la contienda impartió en Cayo Hueso
entre 1882 y 1885. Ni siquiera cuando narra
actos solemnes, como los juramentos de
Cisneros, Spotorno o Estrada Palma al asumir,
sucesivamente, la presidencia de la República
en Armas. Tampoco la refiere en su relato de
los festejos celebrados en Bijarú, 1876, por
el octavo aniversario de iniciada la guerra.6
En contraste, son varias las ocasiones en
que habla de la presencia del Himno de Las
Villas entre el mambisado. En febrero de 1874,
cuando cunde la noticia de la decisión de invadir
el territorio de Las Villas: “Debido al entusiasmo
que dominaba a todos, se rogó al dulce poeta
villareño El Hijo del Damují, que improvisara con
ocasión del suceso, y a poco corría de mano
en mano, en cuartillas de papel, y luego quedó
grabado en la memoria de todos, el hermoso
himno (…) que fue desde aquel momento el
canto de guerra y que bien o mal, solo o en
coro, era cantado a toda hora”.
Asimismo, cuenta que en diciembre
de 1875, “después de haber ocupado
a Pedernales presentábamos nuestra
hermosa bandera a las puertas de
Holguín (…). La charanga de la Brigada de Holguín lanzaba al aire sus
armoniosos acordes, amenizando la
En la Plaza del Himno, de Bayamo, se interpretó por primera vez la marcha de Perucho Figueredo.
Órgano Oficial del Comité Provincial
del Partido en Sancti Spíritus
Fundado el 4 de enero de 1979
En documentos sobre la Guerra del 95 ya aparece el Himno de Bayamo ligado a la vida en la manigua.
escena con el popular himno de las Villas”. Entonces —continúa el relato— hace una arenga
Tomás Estrada Palma para convencer “de la
necesidad de reforzar con fuerzas orientales a
los hermanos que peleaban en las Villas. Las
tropas acogieron con entusiasmo extraordinario
las palabras del Secretario de Estado, y allí, al
compás del himno invasor de las Villas (…) se
selló el compromiso”.7
Por otra parte, aun cuando en la década
de los 90 Patria ofrece abundantes pruebas
del arraigo que La bayamesa tenía en las
celebraciones de los clubes de emigrados
en los Estados Unidos, sorprende que Martí,
consciente del valor de los símbolos para la
consecución de la unidad entre los cubanos,
aunque reprodujo varias veces su letra y música en el periódico, no la presentara como
himno nacional, ni en sus breves palabras
sobre la composición en el número 16 ni en
las encomiásticas que le tributa después, en
el prólogo a Los poetas de la guerra.
Tampoco la reconoció así ninguno de los textos constitucionales de la República en Armas
(Guáimaro, Jimaguayú, La Yaya) ni la literatura
más difundida sobre la Guerra de los Diez Años.
Si al hecho de que el primer documento
donde se identifica a La bayamesa como himno
nacional es la partitura apócrifa impresa en
Nassau en 1873, sumamos la sospecha de
que el arraigado regionalismo que hizo fracasar
la primera gesta libertaria habría impedido el
reconocimiento del himno de Perucho como
símbolo de toda la nación (a semejanza de lo
sucedido con la bandera del alzamiento de La
Demajagua entre los delegados a la Asamblea
de Guáimaro), cabría pensar que la idea provino de ciertos sectores de los revolucionarios
emigrados (¿orientales y/o bayameses?), y
que tal opinión fue generalizándose poco a
poco después de 1878, mientras crecían los
afanes y se multiplicaban los esfuerzos para
romper otra vez las hostilidades contra España.
Lo cierto es que en documentos sobre la
Guerra del 95 ya aparece el Himno de Bayamo
ligado a la vida en la manigua. Narra Bernabé
Boza en su diario que al encontrarse Maceo y
Gómez el 29 de noviembre de 1895, después
de cruzar la trocha de Júcaro a Morón, se pronuncian discursos y vivas. Añade: “Todo el tiempo que duró este acto, la banda de música que
pertenece al cuartel general del lugarteniente
tocaba el himno de Perucho Figueredo”. Luego,
Director: Juan A. Borrego Díaz
Subdirectora: Gisselle Morales Rodríguez
Jefe de Información: Reidel Gallo Rodríguez
Editora: Yoleisy Pérez Molinet
el 5 de enero de 1896, describe la entrada del
contingente invasor en Alquízar: “La banda de
música del cuartel general del lugarteniente
recorrió las calles del pueblo tocando el himno
bayamés y la marcha de la bandera”.8
Referencias encontradas en las memorias
de Manuel Piedra Martel (1943) y José Isabel
Herrera, Mangoché (1948), apoyan la idea de
que, al menos en el campo insurrecto cubano, La
bayamesa adquirió verdadera fuerza simbólica
como expresión de la nación solo en los años
90. Escribió Piedra Martel: “El teniente coronel
Montalvo me hizo colocar en una improvisada
camilla, enviándome al hospital de sangre (…).
Al cruzar mi camilla de herido por la Loma del
Cura, el general Rabí, que ahora comandaba
aquella posición, ordenó que por la banda se me
hiciera el homenaje del Himno Nacional. ¡Cuánto
fortalecieron mi espíritu sus marciales notas!”.9
Ha de considerarse, no obstante, que ambos
relatos fueron escritos y publicados durante la
República, con posterioridad a la oficialización
de la marcha de Figueredo como himno nacional.
Más fiables que las memorias y de mayor fuerza
probatoria serían las menciones que pudiesen
aparecer en los diarios de la Guerra del 95.
Habrá que seguir buscando. Por lo pronto,
la interrogante sigue en pie.
Bibliografía:
1
V. M. Iglesias: Las metáforas del cambio
en la vida cotidiana: Cuba 1898-1902, Ediciones Unión, La Habana, 2010, p. 195.
2
J. A. Pérez Martínez: «El Himno Nacional
de la República de Cuba», Calibán (revista
digital), mayo-junio, La Habana, 2015.
3
V. M. Iglesias: ob. cit., p. 106.
4
E. Torres-Cuevas y O. Loyola: Historia de
Cuba. 1492-1898. Formación y liberación de
la nación, Editorial Pueblo y Educación, La
Habana, 2001, p. 237.
5
E. Gay-Calbó: Las banderas, el escudo y
el himno de Cuba, Sociedad Colombista Panamericana, La Habana, 1956, p. 31.
6
F. F. Figueredo Socarrás: La revolución
de Yara, 1868-1878, Editorial de Ciencias
Sociales, La Habana, 2000, pp. 13-18, 105,
124-125 y 146.
7
Ibídem, pp. 35, 119-120.
8
Bernabé Boza: Mi diario de la guerra, t.
I, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana,
2001, pp. 50, 113.
9
Manuel Piedra Martel: Mis primeros
Diseño: José A. Rodríguez y Yanina Wong
Corrección: Miriam López y Arturo Delgado
E-mail: [email protected]
Teléf. 32 3003, 32 3025 y 32 3047
Dirección: Adolfo del Castillo No. 10
Código Postal: 60 200. Sancti Spíritus
Impreso en el poligráfico de Villa Clara
ISSN 9664-1277

Documentos relacionados

El himno de Bayamo

El himno de Bayamo El himno de Bayamo La segunda Bayamesa, cuyas dos primeras estrofas constituyen hoy la letra del Himno Nacional de Cuba, también tiene su historia. Fue esta ciudad oriental, sede de la fundación de...

Más detalles