Santiago, 11 de junio del 2008

Transcripción

Santiago, 11 de junio del 2008
Antecedentes sobre la Avifauna y
Mastozoofauna Marina de Isla Riesco y
Áreas Adyacentes
Informe solicitado por OCEANA
Preparado por
Marcelo A. Flores M.
Biólogo Marino
Agosto de 2011
RESUMEN
En el presente informe se evalúan los impactos que puede tener la extracción de carbón en la isla
Riesco y las actividades anexas a ello, sobre las aves y mamíferos marinos del sector.
Según la literatura, por lo menos 27 especies de aves habitan el área de la isla Riesco, destacando
entre ellas el pingüino de penacho amarillo, pingüino de Magallanes y el cóndor. Además, sobresale
la existencia de una especie endémica: el tordo Curaeus curaeus recurvirostris.
En el seno Otway –al nororiente de la isla- y en canales asociados, se han registrado 7 especies de
cetáceos entre los cuales destaca la presencia de la ballena jorobada y de la orca. El seno Otway es
uno de los pocos lugares en la costa chilena donde el delfín chileno, la tonina overa y el delfín austral
viven en simpatría, es decir, coexisten en un mismo lugar. Es importante destacar que el delfín
chileno es la única especie de cetáceo endémico de nuestro país. Asimismo, en el estero Toro y
Cóndor de la isla Riesco se encuentra el lobo marino común.
De todas las aves de la zona, los pingüinos serían los más afectados por las actividades relacionadas
a la extracción de carbón, en especial la colonia de pingüinos de Magallanes en el seno Otway que
es la única colonia de la Región donde esta ave marina se reproduce con 2 crías en promedio.
El extraordinario éxito reproductivo de este pingüino en el seno Otway se relaciona con la alta
disponibilidad de alimento en la cercanía de la colonia, lo cual permite que las aves realicen viajes
muy cortos, de día, para alimentarse durante la reproducción.
Como los pingüinos pasan la mayor parte de su vida en el ambiente acuático, están expuestas por
contacto externo, inhalación y, particularmente, por ingesta de agua y alimento contaminado,
a
contaminantes como los hidrocarburos clorados, metales, productos del petróleo, plásticos y
artefactos de desecho.
Los principales efectos causados por metales pesados -cadmio, plomo y en especial mercurioliberados durante el proceso de extracción del carbón, en las aves marinas son:
-
alteraciones del comportamiento
-
daño testicular, incluso esterilidad
-
daños en la cáscara de los huevos, lo que puede significar el cese del crecimiento
Por otro lado, los impactos que causaría el eventual derrame de petróleo en la zona, como
consecuencia del drástico aumento del tráfico marítimo en canales de difícil de navegación son:
- disminución del éxito reproductivo por contaminación de los huevos
- muerte por inhalación e ingesta
- pérdida de la impermeabilidad de las plumas y muerte por hipotermia y/o por la
inhabilidad de capturar alimento
En este contexto es sumamente importante considerar que, a la fecha, Chile no cuenta con un plan
de contingencia para la atención de fauna afectada por derrames de petróleo.
Además de las aves, mamíferos marinos como delfines y ballenas –la emblemática ballena jorobada
entre ellas- también e verían afectadas por la extracción de carbón. Aparte de los impactos derivados
de los contaminantes en el agua y alimento, el aumento del tráfico marítimo en los angostos canales
de la zona representa la amenaza más fuerte para este grupo de animales.
Los efectos de los metales pesados sobre los mamíferos marinos son:
-
afectan los procesos reproductivos como la preñez, parto y lactancia
-
producen daños en el sistema nervioso central generando déficits sensoriales y
motores, y deterioro del comportamiento
-
Metales como el metilmercurio se acumulan en el tejido cerebral del feto y ocasionan su
muerte.
Por otro lado, el aumento del tráfico marítimo, especialmente en el canal Jerónimo, resultaría
indudablemente en colisiones que generarían muerte o heridas serias a los cetáceos, dado el poco
espacio de las embarcaciones para efectuar maniobras evasivas.
Otro aspecto importante de destacar, es que cualquier impacto al ambiente marino que ocurra
alrededor de la isla Riesco, se transforma en una amenaza directa para el Área Marina Costera
Protegida de Múltiples Usos (AMCP-MU) Francisco Coloane ya que los ecosistemas no son unidades
aisladas. Las corrientes marinas transportarán todos los residuos químicos, petróleo e incluso
artefactos plásticos flotantes, desde el seno Skyring u Otway hasta el Estrecho de Magallanes, a
través del canal Jerónimo.
En consecuencia, la extracción de carbón y actividades asociadas a esta actividad no sólo significaría
la pérdida de especies emblemáticas de la Región de Magallanes, sino además impactaría
severamente a los servicios ecosistémicos y las actividades económicas relacionadas con el turismo,
entre el seno Skyring y la AMCP-MU Francisco Coloane.
Con la información entregada en este informe quedan en evidencia los costos medioambientales que
podría tener la extracción de carbón en isla Riesco, y refuerza la consecuente necesidad de evaluar
un proyecto de esta magnitud considerando la totalidad de la información biológica disponible.
Antecedentes
El presente informe se ha elaborado considerando la literatura de aves y de mamíferos marinos
disponible en bibliotecas, revistas científicas indexadas (e.g. ISI Web of Knowledge, Scielo), cruceros
de investigación (e.g. CIMAR FIORDOS) e informes técnicos preparados por distintas organizaciones
no gubernamentales. Se realizó una exhaustiva búsqueda de información para la zona de isla Riesco
y el área marina adyacente, incluyendo el seno Otway y Parque Marino Francisco Coloane.
Este informe se compone de tres secciones: en la primera se entregan antecedentes de oceanografía
física, biológica y química del área de estudio. El segundo entrega la información sobre la ornitofauna
en el área, con especial mención a especies emblemáticas (e.g. pingüino de Magallanes) y los
impactos que podría generar la explotación y uso del carbón sobre los ecosistemas y la fauna, así
como el aumento de tráfico marítimo y posibles derrames de petróleo. La tercera sección y final, da
cuenta de los efectos que esas mismas causas tendrían sobre los mamíferos marinos.
Oceanografía
Los cuerpos de agua de la zona patagónica están determinados principalmente por las características
termohalinas de las aguas del océano Atlántico, océano Pacífico y aguas dulces continentales que
fluyen hacia el estrecho, fiordos, senos y canales, así como también por el régimen inducido por
mareas y vientos. La circulación en la zona está fuertemente modulada por las corrientes de marea
que suelen ser de gran intensidad (Cerda 1993) y altamente variables, pudiendo alcanzar, en lugares
como la Primera Angostura, velocidades sobre 450 cm/s (Brambati & Colantoni 1991). Esta
variabilidad en la intensidad y dirección de la corriente de marea, junto con las características
topográficas e hidrológicas de la zona, afectan en gran medida la distribución de los parámetros
físicos, químicos y biológicos del sistema en estudio (Panella et al 1991; Lecaros et al 1991).
Valdenegro & Silva (2003) realizaron estudios oceanográficos en el marco del crucero CIMAR
FIORDOS 3, determinando que la zona de canal Jerónimo y seno Otway tiene orientación norestesureste, y que está conectada al seno Skyring a través del canal Fitz Roy, por un lado, y conectada
al borde occidental del Estrecho de Magallanes por la boca del canal Jerónimo, por otro. Esta sección
tiene una longitud aproximada de 49 millas náuticas y presenta profundidades mayores a 500 m en su
parte más profunda.
La Fundación CEQUA en su análisis y diagnóstico de las principales características oceanográficas
del Área Marica Costera Protegida Francisco Coloane, señala que existe un flujo de aguas del seno
Otway hacia el Estrecho de Magallanes, tanto en marea llenante como en vaciante. Estos resultados
fueron respaldados con mediciones de correntometría, análisis de temperatura y salinidad, que
arrojaron resultados similares a los reportados por Valverde & Silva (2003). Los resultados evidencian
que cualquier derrame de contaminantes como petróleo, residuos químicos u otras sustancias que
ingresaran en las aguas del seno Otway o Skyring, invariablemente serán transportados hacia el
Estrecho de Magallanes y, por consiguiente, afectará en forma directa y en corto plazo a la flora y
fauna marina del AMCP-MU Francisco Coloane. Esto incluye el impacto sobre especies
emblemáticas como la ballena jorobada y el pingüino de Magallanes, así como los servicios
ecosistémicos y las actividades económicas relacionadas con el turismo, entre otras. (Fig 1)
Seno Skyring
P
Seno Otway
P
Pingüinera
Seno Otway
Canal Jerónimo
Carlos III.
Figura 1. Esquema de los flujos de los aguas desde el Seno Otway hacia Estrecho de Magallanes, por el canal Jerónimo (flechas negras).
La figura a la derecha indica claramente que existe un flujo de masas de aguas desde Seno Otway hacia el Estrecho de Magallanes.
Fuente: Informe final del proyecto Análisis y diagnóstico de las principales características oceanográficas del ÁMCP Francisco Coloane,
Fundación Cequa. 2007.
La temperatura en la capa superficial fluctuó entre 5,8° a 6,1°C. Bajo la superficie, a unos 25 m de
profundidad, se observó un pequeño mínimo con valores menores a 6,0°C, presentándose una
inversión térmica que generó una termoclina invertida a esta profundidad. Bajo los 50 m se observó
una columna cuasi homogénea con temperaturas entre 7,0 y 7,5°C (Fig. 2).
La salinidad presentó los menores valores (< 28,5 psu) en la superficie para luego presentar un rápido
aumento a valores de 30 psu a 50 m y una fuerte haloclina con un gradiente vertical de salinidad de
2,5 psu/10 m. Bajo los 50 m la salinidad continuó aumentando lentamente hasta valores sobre 30,5
psu en el fondo (Fig. 2).
La concentración de oxígeno disuelto en superficie fluctuó entre 7,5 y 7,0 ml/L (Fig. 2). A los 50 m de
profundidad la concentración de oxígeno varió entre 6,5 y 6,0 ml/L y bajo este nivel la concentración
de oxígeno disuelto disminuyó a valores de 5,5 ml/L. Las isolíneas de 6,0 y 5,5 ml/L mostraron una
distribución vertical descendente desde la cabeza hacia la boca del seno. Los menores valores de
oxígeno (< 5,5 ml/L) y de porcentaje de saturación (< 85%) se ubicaron hacia el interior del seno (Fig.
2). El porcentaje de saturación de oxígeno disuelto en superficie fluctuó entre 101 y 103% y bajo los
100 m de profundidad el porcentaje de saturación varió entre 82 y 89%.
El pH disminuyó desde la superficie hasta el fondo, observándose valores mayores a 8,0 a nivel
superficial y menores a 7,8 bajo los 25 m de profundidad (Fig. 2). El fosfato presentó concentraciones
menores a 0,2 µM en superficie y mayores a 1,0 µM bajo los 25 m de profundidad. El nitrato varió de
concentraciones menores de 4 µM en superficie a mayores de 8 µM bajo los 25 m de profundidad
(Fig. 3).
Figura 2. Ubicación geográfica de las estaciones oceanográficas, distribución vertical de temperatura, salinidad y oxígeno disuelto, y
diagramas T-S, para la sección seno Otway. Tomado de Valdenegro & Silva (2003)
Figura 3. Distribución vertical de pH, nitrato y fosfato y esquema de circulación general para la sección seno Otway. Tomado de Valdenegro
& Silva (2003)
En relación al plancton, Avaria et al (2003) señalan que en el área de estudio el microfitoplancton está
caracterizado por el predominio de diatomeas r-estrategas sobre los otros grupos, apreciándose
notorios cambios de su composición y biomasa entre el interior de los fiordos y el área oceánica
adyacente. El canal Jerónimo es uno de los lugares con mayor abundancia con concentraciones
superiores a 1.000.000 cél/L y la biomasa de microfitoplancton alcanzó valores superiores a 1mg/L en
seno Otway y canal Jerónimo.
En relación al ictioplancton, Bernal & Balbontín (2003) señalan que la boca occidental del Estrecho de
Magallanes es un área donde se registraron concentraciones entre 62 y 338 larvas de sardina
fueguina (Sprattus fueguensis) y concentraciones entre 209 y 1237 larvas de merluza de cola
(Macruronus magellanicus), mientras que en seno Otway se registraron concentraciones entre 12 y
113 larvas de cabrilla (Sebastes capensis). Las tres especies antes mencionadas presentaron una
relación fuerte con la temperatura y salinidad de los sectores a profundidades de referencia de 10, 25
y 50 m. y constituyen importante parte de la dieta de aves y mamíferos marinos en el área.
Aves:
En relación a su ornitofauna, para esta Región se han descrito ca. 214 especies de aves, lo que
corresponde al 46,7% de la avifauna de Chile (Araya et al 1998).
La Reserva Nacional Los Alacalufes fue creada por el decreto supremo N°263 del Ministerio de
Agricultura del 22 de julio de 1969, y modificada por el decreto supremo N°304 del 26 de agosto de
ese mismo año. Actualmente tiene una superficie de 2.313.875 ha. Para la avifauna, se han señalado
más de 35 especies tanto marinas como terrestres entre las que destacan con mayor frecuencia de
avistamiento: rayadito (Aphrastura spinicauda), fiofío (Elaenia albiceps), churrín del sur (Scytalopus
magellanicus), carpintero negro (Campephilus magellanicus), chercán (Troglodytes musculus), zorzal
(Turdus falcklandii) y martín pescador (Ceryle torquata). Para las aves marinas, se han descrito el
yeco (Phalacrocorax brasilianus), quetru no volador (Tachyeres pteneres), golondrina de mar de
vientre negro (Fregetta tropica), pingüino de Magallanes (Spheniscus magellanicus) y albatros de ceja
negra (Thalassarche melanophris) 1; esta última especie categorizada como en peligro de extinción
por la IUCN.
Dentro de esta Reserva, destaca isla Riesco con una superficie de 5.005 km2, ubicada en la ribera
septentrional del Estrecho de Magallanes y al noroeste del seno Otway, que lo separa de la península
Brunswick (IGM 1998). Administrativamente, pertenece a la comuna de río Verde, de la Región de
Magallanes y la Antártica Chilena.
La literatura ornitológica disponible para el área de isla Riesco es más bien escasa y en este contexto
destaca el trabajo de Markham (1970) quien registró para las zonas de Estero Cóndor y Estero Toro,
un total de 27 especies de aves (tabla 1)
1
http://www.conaf.cl/parques/ficha-reserva_nacional_alacalufes-40.html
Nombre científico
Orden Sphenisciformes
Spheniscus magellanicus
Eudyptes crestatus
Orden Procellariiformes
Macronectes giganteus
Priocella antarctica
Daption capense
Pelecanoides magellani
Orden Pelecaniformes
Phalacrocorax brasilianus
P. gaimardi
P. magellanicus
P. albiventer
Orden Ciconiformes
Nycticorax nycticorax
Orden Anseriformes
Chloephaga hybrida
Lophonetta specularioides
Tachyeres pteneres
T. patachonicus
Orden Falconiformes
Vultur gryphus
Cathartes aura
Milvago chimango
Caracara plancus
Orden Charadriiformes
Haematopus leucopodus
Leucophaeus scoresbii
Orden Coraciiformes
Megaceryle torquata
Orden Passeriformes
Cinclodes patagonicus
Aphrastura spinicauda
Curaeus curaeus
Phrygilus patagonicus
Nombre vernacular
pingüino de Magallanes
pingüino de penacho amarillo
petrel gigante antártico
petrel plateado
petrel moteado
yunco de Magallanes
yeco
lile
cormorán de las rocas
cormorán imperial
huairavo
caranca
pato juarjual
quetru no volador
quetru volador
cóndor
jote de cabeza colorada
tiuque
carancho
pilpilén austral
gaviota austral
Martín pescador
churrete
rayadito
tordo
cometocino patagónico
En este estudio destaca la presencia del pingüino de penacho amarillo, pingüino de Magallanes y
cóndor. La lista roja de las especies amenazadas de la UICN cataloga al pingüino de penacho
amarillo como vulnerable, mientras que el pingüino de Magallanes y el cóndor están bajo la categoría
de amenaza cercana (IUCN, 2011). Adicionalmente destaca el hallazgo de 6 ejemplares de tordo
correspondientes a la subespecie Curaeus curaeus recurvirostris de la cual existe muy poca
información. Potencialmente podría tratarse de una especie con cierto nivel de endemismo, ya que ha
sido prospectada en áreas adyacentes sin éxito (Imberti, 2005).
Kusch & Marin (2010) destacan la presencia de la becacina grande (Gallinago stricklandii) en isla
Riesco y cuyo estatus de conservación es amenaza cercana (IUCN, op cit).
Kusch 2 indica que para el Área Marina Costera Protegida de Francisco Coloane, se han registrado
más de sesenta especies de aves, donde las más abundantes y frecuentes son el pingüino de
Magallanes (Spheniscus magellanicus), albatros de ceja negra (Thalassarche melanophris), salteador
chileno o skúa (Stercorarius chilensis), cormorán de las rocas (Phalacrocorax magellanicus) y
cormorán imperial (Phalacrocorax atriceps). Adicionalmente, entrega información sobre la importancia
de esta zona como área de alimentación y de reproducción de especies como salteador chileno (S.
chilensis), gaviotín sudamericano (Sterna hirundinacea) y albatros de ceja negra (T. melanophris),
mientras que una importante colonia reproductiva de pingüino de Magallanes se puede encontrar en
el islote Rupert, donde aparentemente habría incrementado de manera sensible la población en los
últimos quince años, situación que contrasta con el significativo decremento poblacional que está
ocurriendo con poblaciones de la especie en el Atlántico Sur. A su vez, importantes colonias
reproductivas de cormorán imperial (P. atriceps) se pueden encontrar en paso Shag y de salteador
chileno en el islote Rupert.
El pingüino de Magallanes nidifica tanto en la costa Pacífica como Atlántica de Sudamérica, desde el
Cabo de Hornos hasta los 32º S en el lado Pacífico, y 42º S en el lado Atlántico, incluyendo las islas
Falklands. Durante el invierno migra hacia el norte, alcanzando Perú y el sur de Brasil. Se han
registrado individuos errantes en Australia, Nueva Zelanda, South Georgia y en la península antártica
(Williams 1995). Dentro de las principales amenazas, destacan impactos de origen antrópico tales
como la pesquería comercial, el uso como carnada en la pesquería de la centolla, turismo y derrames
de petróleo, y de origen natural como condiciones oceanográficas adversas (Boersma et al 1990). La
presencia de pingüino de Magallanes en el área de isla Riesco no es coincidencia ya que en el seno
Otway se encuentra una de las colonias reproductivas más importantes del Pacífico Suroriental, aún
cuando la colonia más importante en cuanto a abundancia reproductiva se encuentra en isla
Magdalena con aproximadamente 60 mil parejas reproductivas (Bingham & Herrmann, 2008).
En relación a la dieta, Radl & Culik (1999) determinaron que los pingüinos de Magallanes que habitan
en el seno Otway realizan viajes de alimentación durante el día, con una duración de ca. 9 horas, a
diferencia de las colonias de isla Magdalena y Cabo Vírgenes cuya duración alcanza las 18 y 36
horas, respectivamente. Su dieta está compuesta casi exclusivamente por la sardina fueguina
(Sprattus fuegensis) y, en menor grado, por cefalópodos del género Loligo. Estos antecedentes
indican que en seno Otway la disponibilidad de alimento es muy alta y que esté cercana a la colonia
de nidificación, lo que se traduce en un éxito reproductivo de 1.96 crías por pareja. La disponibilidad
2
http://www.conama.cl/gefmarino/1307/articles-47863_GuiaAvesFcoColoane.pdf
constante de alimento a través de los años, sumado a la baja mortalidad por depredación o factores
ambientales adversos, convierten al seno Otway en una notable excepción.
Téllez (2007) realizó una comparación de las estimaciones poblacionales de pingüino de Magallanes
de la colonia de seno Otway entre 2003 y 2007, donde indica que el tamaño poblacional varía ca.
10.000 individuos (Tabla 2). Adicionalmente, efectuó una comparación del éxito reproductivo
expresado en N° de polluelos por pareja en el mismo lapso, en la que registró una disminución de
1,89 pollos/pareja en 2003/04 a 1,50 pollos/pareja en 2006/07 (Tabla 3), siendo ambas cifras
menores a las registradas en la temporada 1997/98 por Radl & Culik (op cit) de 1,96 pollos/pareja.
Tabla 2. Comparación de estimaciones poblacionales entre 2003 y 2007. Tomado de Téllez (2007)
Temporada
2003-04
2004-05
2005-06
2006-07
N° de individuos
10.833
9.726
10.413
10.844
Tabla 3. Comparación de éxito reproductivo entre 2003 y 2007. Tomado de Téllez (2007)
Temporada
2003-04
2004-05
2005-06
2006-07
Éxito reproductivo
pollos/pareja
1,89
1,78
1,86
1,50
Las aves marinas están expuestas a un amplio rango de químicos y otras formas de contaminación
debido a que pasan la mayor parte del tiempo en ambientes acuáticos donde están más expuestas a
la contaminación por contacto externo, inhalación y particularmente por ingesta de agua y alimento
contaminado (Fig. 4). Los mayores grupos de contaminantes son los hidrocarburos clorados, metales,
productos del petróleo, plásticos y artefactos.
Figura 4. Principales vías de exposición a contaminantes de las aves marinas. Tomado de Schreiber & Burger (2001)
Las aves marinas son afectadas de diferentes formas por los contaminantes, dependiendo de sus
estrategias de reproducción, métodos de alimentación, rangos de distribución y estrategias de historia
de vida. Es así como especies con mayor longevidad y reducidos tamaños de nidadas (1 huevo)
(especies k-estrategas) tienden a acumular tóxicos durante más años y a depositar mayor cantidad
en su huevo, en comparación con especies de vida corta y nidadas numerosas (especies restrategas). Adicionalmente, las aves marinas poseen distintos grados de vulnerabilidad a
contaminantes, aún cuando estén expuestas al mismo tipo y/o concentración en agua o alimento. Ello
se explica por las diferencias de la tasa de ingesta de alimento, proporción de presas y las
habilidades de metabolismo, excreción o secuestro de xenobióticos, entre los distintos grupos de
aves marinas. La posición en la cadena trófica también afecta el nivel de contaminantes; los
carnívoros tope y piscívoros tienen niveles de contaminantes en el organismos mucho mayores que
las aves en posiciones medias o bajas en la cadena trófica (Hunter & Johnson 1982; van Strallen &
Ernst 1991). En relación a la edad, se ha comprobado que las aves jóvenes poseen menos cantidad
de contaminantes que las aves adultas. Burger (1990) mostró que esta situación se da para el
mercurio, plomo, cadmio, manganeso y selenio. A continuación, se detallan algunos de los efectos de
los principales tipos de contaminantes en aves marinas.
Metales:
Fowler (1990) señala que el cadmio, plomo y mercurio son los metales de mayor preocupación para
ambientes oceánicos y estuarinos y, por consiguiente, para las aves marinas, mientras que el selenio
es preocupante para las aves que nidifican en el continente (Ohlendorf et al 1986). Otros elementos
como el arsénico se bioacumula como un compuesto orgánico con una relativa baja toxicidad
aparente. Si bien estos elementos se encuentran en forma natural en la corteza terrestre y en el mar,
las contribuciones de origen antropogénico se han incrementado y esto tiene especial relevancia para
las aves marinas que nidifican en la costa cercanas a estas fuentes.
Cadmio:
El Cadmio, es un metal no esencial que proviene de una variedad de fuentes antropogénicas como
fundiciones y de la manufactura de baterías o pinturas (Burger 1993, Furness 1996). Es relativamente
raro en el ambiente y presenta concentraciones <1 ppm en la corteza terrestre (Hutton 1987). Causa
efectos subletales y de comportamiento a concentraciones más bajas que otros metales como
mercurio o plomo; causa, además, toxicidad en riñones en vertebrados (concentración >10 ppm), y
es un carcinógeno animal (Eisler 1985a). En las aves marinas, sus efectos incluyen: alteración del
comportamiento, cese de la producción de huevos, adelgazamiento de la cáscara del huevo y daño
testicular (Furness 1996).
Plomo:
El plomo posee una concentración promedio en la corteza terrestre de 19 ppm, siendo considerado
un metal relativamente raro (EPA 1980, Pain 1995). Proviene de procesos industriales, de la quema
de combustible con plomo, y de procesos naturales como erosión y volcanismo (Eisler 1988, Pratter
1995). La contaminación es ubicua debido a la deposición atmosférica ampliamente distribuida. El
plomo afecta todos los sistemas; los compuestos con uniones entre carbono y plomo son más tóxicos
que los compuestos con plomo inorgánico, y los animales más jóvenes son más sensibles que los
adultos (Eisler 1988). En invertebrados, la contaminación por plomo puede ser crónica o aguda y no
existen niveles de “cero efecto” ya que los niveles mínimos medibles afectan los sistemas biológicos
(Franson 1996). La exposición al plomo puede causar mortalidad directa, así como efectos subletales.
Los síntomas de envenenamiento por plomo incluyen caída de alas, pérdida de apetito, letargo,
debilidad corporal, tremores, deterioro de la locomoción, balance y percepción de profundidad de
campo, así como otros efectos neurocomportamentales.
Mercurio
Las fuentes naturales de mercurio incluyen las erosiones, inundaciones naturales, vulcanismo y
surgencias (Thompson 1996), pero estas son empequeñecidas por las fuentes antropogénicas (WHO
1990, Wren et al 1995). El transporte local de mercurio emitido primariamente por la combustión de
carbón en centrales termoeléctricas, se ha alzado como la mayor fuente de contaminación y
bioacumulación por mercurio. El metilmercurio es la forma más tóxica y es la principal fuente de
exposición de las aves marinas por acumulación en tejidos de sus presas (Nisbet 1994).
El mercurio no tiene una función metabólica conocida y causa una amplia gama de efectos
teratogénicos y mutagénicos, así como muerte de embriones y efectos citoquímicos, histopatológicos
y conductuales (Eisler 1987). A diferencia de otros metales, el mercurio se bioconcentra y bioacumula
a través de la cadena trófica. En experimentos de laboratorio, causa efectos reproductivos como la
producción de huevos sin cáscara (Fimreite 1979), malformaciones del embrión (Heinz 1974, 1976),
reducción en la habilidad de eclosión, disminución del crecimiento, alteración del comportamiento
(Heinz 1976) y reducción de la sobrevivencia de pollos (Findley & Stendell 1978), además de lesiones
neurales y esterilidad (Solonen & Lodenius 1984).
Selenio
Concentraciones relativamente altas de selenio en riñones e hígado de aves acuáticas están
asociadas con síntomas como lesiones hepáticas y malformaciones congénitas que conducen a la
disminución de sobrevivencia y bajo éxito reproductivo (Ohlendorf et al 1988, 1990), así como con la
mortalidad de adultos (King et al 1994). Efectos reproductivos similares se han obtenidos en
condiciones controladas de laboratorio (Eisler 1985b). Los efectos amplios del selenio en el éxito
reproductivo, sugieren que podría haber efectos sutiles en el comportamiento en aves marinas. Si
bien, posee un efecto protector en la toxicosis por mercurio (Ganther et al 1972), en altos niveles
puede causar anormalidades en el comportamiento, déficit reproductivo y mortalidad (Eisler 1985b).
Heinz (1996) indica que 9 ppm en el hígado es un nivel de preocupación por deformaciones
embriogénicas.
La tabla 3 muestra un resumen de los niveles de metales en plumas en diferentes grupos de aves
marinas (recopilado de Burger 1993 y otros, en Schreiber & Burger 2001).
Tabla 3. Niveles de metales en plumas en diversos grupos de aves marinas. Tomado de Schreiber & Burger
(2001)
Petróleo:
El petróleo en su forma cruda o procesada y sus hidrocarburos policíclicos aromáticos (HPA) son
considerados, en conjunto, como la mayor fuente de HPA en el ambiente (Alberts 1995). Entre los
productos encontramos, diesel, gasolina, keroseno, solventes, combustible de aviones, entre otros
(Burger 1997).
Los efectos del petróleo en aves marinas han sido ampliamente demostrados. La presencia de
petróleo derivado de actividades antropogénicas ha sido señalado como la principal causa de
amenaza, más que los fenómenos naturales (Schreiber & Burger 2001). La operación de barcos
tanque y el vertimiento de aguas de sentina 3, son considerados como los causantes más comunes de
los vertimientos de petróleo. (Figura 5).
3
Tienen por objeto recolectar todos los líquidos aceitosos procedentes de pequeñas pérdidas en tuberías, juntas, bombas que pudieren derramarse en ese
espacio como consecuencia de la normal operación de la planta propulsora.
Figura 5. Fuentes de petróleo en aguas marinas. El mayor porcentaje proviene de escorrentía de ríos al océano, pero las
operaciones de tanqueros son la segunda fuente. Tomado de Schreiber & Burger (2001).
Las aves marinas son particularmente vulnerables a los vertimientos de petróleo debido a que
muchas especies nidifican en grandes colonias de cientos a miles de individuos en la costa o en islas
cercanas a la costa (Croxall 1977; Burger 1997). Entre los principales tipos de impacto negativo para
las aves marinas, provocados por hidrocarburos destacan: disminución del éxito reproductivo por
contaminación de los huevos por petróleo; muerte por inhalación e ingesta; pérdida de la
impermeabilidad de las plumas por petróleo, y muerte por hipotermia y/o por la inhabilidad de capturar
alimento.
A la fecha, Chile no cuenta con un plan de contingencia para la atención de fauna afectada por
derrames de petróleo. Blank & Matus (2008) señalaron que de 76 pingüinos de Magallanes tratados
por contaminación con petróleo en isla Magdalena en 2006, 22 (29%) murieron durante el proceso,
tanto por intoxicación directa por hidrocarburos como por aspergilosis ocasionada por la disminución
de las defensas a causa del hidrocarburo y el stress. El tiempo medio de permanencia de los
pingüinos en tratamiento y rehabilitación previo a la liberación, fue de 54 días, tiempo durante el cual
se debió contar con
insumos, medicamentos, personal capacitado y alimento para las aves,
generando altos costos económicos. La Figura 6, muestra los efectos del petróleo en un ejemplar de
pingüino de Magallanes. Para el cormorán de las rocas, Blank et al (2008), señalan que un derrame
de petróleo producido en Bahía Azul, Tierra del Fuego en 2004, ocasionó la pérdida del 88% de los
adultos de la colonia y la disminución de los nidos activos, concluyendo que el número de nidos
podría recuperarse en 9 años y que la abundancia de individuos podría alcanzar los niveles previos al
derrame, en 16 años.
Figura 6. La imagen de la izquierda muestra un ejemplar adulto de pingüino de Magallanes completamente cubierto por petróleo, la figura a
la derecha, muestra un adulto con su plumaje limpio. Fotografías M. Flores ©
Mamíferos Marinos:
En Chile podemos encontrar 42 especies de cetáceos pertenecientes a 8 familias y 25 géneros
(Aguayo-Lobo et al 1998). Además, se han descrito 12 especies de mamíferos marinos
pertenecientes al orden Carnivora agrupadas en 3 familias y 8 géneros (Torres et al 2000).
A la fecha, la Región de Magallanes alberga 35 especies de mamíferos marinos (Tabla 4) (Sielfeld
1997, Aguayo-Lobo 1998, Olavarría et al 2010). De éstos, 5 especies se encuentran catalogadas
como en peligro, 1 especie como vulnerable, 1 especie como amenaza cercana y 14 como con datos
insuficientes.
Tabla 4. Especies de mamíferos marinos registrados en la región de Magallanes. Tomado de Sielfeld (1997), modificado de acuerdo a
Aguayo-Lobo et al (1998, 2007), Torres et al (2000) y otros autores.
Familias y especies
Familia Mustelidae
Lontra felina
L. provocax
Familia Phocidae
Hydrurga leptonyx
Mirounga leonina
Familia Otariidae
Arctocephalus gazella
A. australis
Otaria flavescens
Familia Balaenidae
Eubalaena australis
Familia Balaenopteridae
Balaenoptera acutorostrata
B. bonaerensis
B. borealis
B. physalus
B. musculus
Megaptera novaeangliae
Familia Phocoenidae
Phocoena spinipinnis
Australophocaena dióptrica
Familia Delphinidae
Cephalorhynchus
commersonii
C. eutropia
Globicephala melas
Grampus griseus
Tursiops truncatus*
Lagenorhynchus australis
L. cruciger
L. obscurus
Lissodelphis peronii
Pseudorca crassidens
Orcinus orca
Familia Physeteridae
Physeter macrocephalus
Familia Ziphiidae
Berardius arnuxii
Hyperoodon planifrons
Mesoplodon grayii
M. hectorii
M. layardii
Tasmacetus shepherdii
Ziphius cavirostris
*Olavarría et al (2010)
Nombre vernacular
chungungo
huillín
Estado de conservación
IUCN
en peligro
en peligro
foca leopardo
elefante marino del sur
lobo fino antártico
lobo fino austral
lobo marino común
ballena franca austral
ballena minke
ballena minke del sur
ballena sei
ballena fin
ballena azul
ballena jorobada
en peligro
en peligro
en peligro
marsopa espinosa
marsopa de anteojos
datos insuficientes
datos insuficientes
delfín de Commerson (tonina
overa)
delfín chileno
calderón de aleta larga
delfín de Risso
tursión
delfín austral
delfín antártico
delfín oscuro
delfín liso
orca falsa
orca
datos insuficientes
cachalote
zifio de Arnoux
hiperodonte del sur
mesoplodonte de Gray
mesoplodonte de Héctor
mesoplodonte de Layard
zifio de Shepherd
zifio de Cuvier
amenaza cercana
datos insuficientes
datos insuficientes
datos insuficientes
datos insuficientes
datos insuficientes
datos insuficientes
vulnerable
datos insuficientes
datos insuficientes
datos
insuficientes
datos insuficientes
datos insuficientes
Entre los primeros trabajos destacan el de Markham (1970) donde describe, para la zona de estero
Toro y Cóndor en isla Riesco, la presencia de lobo marino común (O. flavescens) y orca (O. orca).
Posteriormente, Venegas & Sielfeld (1978) confirman la presencia de la orca para la zona del seno
Otway.
Gibbons et al (2000) señala la presencia de 21 especies para el Estrecho de Magallanes y senos
Otway, Skyring y Almirantazgo. Adicionalmente, Gibbons et al (2003) describen las aguas adyacentes
a la isla Carlos III (53°37’S; 72°21’W) como un sitio de alimentación de ballena jorobada, siendo éste
el primer sitio de alimentación conocido para la especie en el Pacífico Suroriental. Unos años más
tarde, Capella et al (2008a) señalan en su estudio que existen, al menos, 6 ejemplares de ballena
jorobada que se desplazan desde la zona de reproducción y crianza en aguas colombianas hasta la
zona de alimentación en el Parque Marino Francisco Coloane, destacando que la distancia recorrida
varía entre 6.650 y 7.000 km. Asimismo Capella et al (2008b) proporcionan evidencia empírica de una
conexión directa de individuos de esta especie a lo largo de la costa sur de Chile.
Acevedo et al (2006) evaluaron la filopatría de la ballena jorobada en las aguas del Estrecho de
Magallanes analizando datos entre 2002 y 2005, foto-identificando un total de 67 individuos. Los
resultados muestran que la filopatría durante los dos primeros veranos fue alta y similar, con una tasa
global de 90,9% de retorno de ballena jorobada foto-identificadas en el verano 2002-2003, y de 74,1%
de retorno de los ejemplares nuevos individualizados durante el verano 2003-2004.
Aguayo-Lobo et al (2007) señalan que en el seno Otway y canales asociados, se han registrado 7
especies de cetáceos: ballena jorobada (M. novaeangliae), delfín austral (L. australis), delfín chileno
(C. eutropia), tonina overa (C. commersonii), orca (O. orca), calderón de aleta larga (G. melas) y
tursión (T. truncatus) (Olavarría et al 2010). De estas especies, la ballena jorobada presenta una alta
estacionalidad en la zona del AMCP Francisco Coloane (Gibbons et al, 2003; Acevedo et al 2006;
Capella et al 2008a,b), mientas que el delfín austral presenta una fuerte asociación con bosques de la
macroalga Macrocystis pyrifera (Viddi & Lescrauwaet 2005). Otro aspecto importante es que seno
Otway corresponde a uno de los pocos lugares en la costa chilena donde se puede encontrar al delfín
chileno, tonina overa y delfín austral en simpatría, siendo el delfín chileno la única especie de cetáceo
endémico de nuestro país.
Kusch i señala que para el área del Parque Marino Francisco Coloane, adyacente a isla Riesco y seno
Otway, se reconocen al menos 9 especies de mamíferos marinos: ballena jorobada (M.
novaeangliae), ballena sei (B. borealis), ballena minke (B. acutorostrata), lobo marino común (O.
flavescens), lobo fino austral (A. australis), elefante marino del sur (M. leonina), orca (O. orca), delfín
austral (L. australis) y huillín (L. provocax). Asimismo dice que existen zonas de reproducción para el
lobo marino común en la isla Carlos III y seno Helado, las que representan del orden de 10% de la
población de lobos estimados para la Región de Magallanes y de las loberas reproductivas
identificadas.
Hucke-Gaete & Ruiz (2011) señalan que las principales amenazas del tránsito de embarcaciones se
asocian con colisiones con animales (cetáceos), contaminación acústica y basura, así como con
derrames de petróleo. Asimismo, señalan que una de las mayores preocupaciones actuales en
relación a aves y mamíferos marinos, es la pérdida de hábitats críticos: áreas de importancia para
actividades biológicas esenciales como alimentación, reproducción y crianza. Lo anterior debido al
incremento de actividades humanas en áreas costeras y a la escasa planificación. Entre los impactos
más importantes destaca la sobresaturación de espacios y estorbo espacial generado por estructuras
(e.g. anclajes, cabos, muelles, boyas) que afectan directamente los patrones de movimiento y uso de
hábitat de cetáceos menores, sus rutas de desplazamiento y sitios de importancia para ballenas y
otros mamíferos y aves marinas. De acuerdo con la información obtenida del “Plan General de
Administración del Área Marina Costera Protegida Francisco Coloane” 4 el número de naves mayores
que pasan por el AMCP se aproxima a las 2000 anuales y se espera que aumente por la explotación
en isla Riesco.
Dadas las restricciones al trasporte de carga en la Región de Magallanes y el destino del carbón que
explotará en el seno Otway, se generará un tráfico por el canal Jerónimo que alcanzará a dos naves
semanales del tipo Panamax. Esto tiene especial importancia por cuanto embarcaciones de grandes
dimensiones (Panamax), pueden transformarse en un factor de riesgo por colisiones con las ballenas,
especialmente tratándose de un canal angosto como lo es el canal Jerónimo. Allí existiría una
restricción de espacio para efectuar maniobras evasivas. Laist et al (2001) señalan que colisiones que
generan muerte o heridas serias a los animales son causados por embarcaciones de más de 80 m de
eslora, y recomienda velocidades menores a 14 nudos. Van Waerebeek et al (2007) señala que para
Chile se han registrado interacciones entre cetáceos y embarcaciones para: delfín austral (L.
australis), calderón de aleta corta (G. melas), marsopa espinosa (P. spinipinnis), ballena franca
austral (E. australis), ballena fin (B. physalus), cachalote (P. macrocephalus) y tursión (T. truncatus).
En enero de 2009, un crucero de turismo de 293 m de eslora, recaló en Puerto Montt proveniente de
Punta Arenas, con un ejemplar hembra de ballena sei (B. borealis) sobre el bulbo de proa (Figura 7 y
8). En la aleta pectoral del animal se podía observar parte de la coloración azul de la embarcación.
4
http://www.conama.cl/gefmarino/1307/articles-47174_PlanGeneralAdminFcoColoane.pdf
La totalidad de las especies antes mencionadas, se han registrado para las aguas adyacentes a isla
Riesco y a la AMCP Francisco Coloane.
Figura 7. Ejemplar hembra de ballena sei, colisionada por una embarcación de turismo en Puerto Montt. Fotografía obtenida de
http://blogsdelagente.com/ballenas/tag/ballena-sei/.
Figura 8. Ejemplar hembra de ballena sei, colisionada por una embarcación de turismo en Puerto Montt. Se observa la escala de
calado de la embarcación. Fotografía obtenida de Brownell et al (2009)
Al igual que las aves marinas, los mamíferos marinos están expuestos a una amplia gama de
contaminantes presentes en el agua. Factores como las estrategias de historia de vida, patrones de
distribución y dieta, hacen que estos depredadores tope bioacumulen y biomagnifiquen compuestos
tóxicos. Altas concentraciones de ciertos compuestos en los tejidos se han asociado con anomalías
en órganos, fallas en la reproducción y sistema inmune para focas y algunos cetáceos. Esto ha
originado una alerta sobre el impacto de la contaminación y sus efectos; sin embargo, una relación
clara entre contaminantes y sus efectos ha podido demostrarse sólo en pocos estudios. La razón
principal para la falta de evidencia del impacto de la contaminación en mamíferos marinos, es la
dificultad o imposibilidad de realizar experimentos en condiciones de laboratorio con este taxa y la
frecuente aparición de factores de confusión que dificultan el establecimiento de relaciones causaefecto.
En relación a los metales pesados, se ha evidenciado que el mercurio, cadmio, zinc y otros metales,
se acumulan principalmente en hígado y riñones, mientras que el plomo lo hace en tejido óseo
(Reijnders & Aguilar in Perrin, Würsig & Thewissen, eds.2002). El impacto de la contaminación en
mamíferos marinos puede ocurrir a lo largo de toda la cadena de exposición, absorción, metabolismo,
y excreción. La concentración en las presas es un factor determinante. En general, las especies
costeras están expuestas a mayores niveles ambientales que las especies pelágicas, y aquellas que
se encuentran en áreas industriales (incluyendo agricultura intensiva) usualmente tienen mayores
niveles de contaminantes respecto a los animales en países menos desarrollados. Entre los
mamíferos marinos, las focas y los delfines costeros suelen llevar a los más altos niveles de residuos
en tejidos (Reijnders & Aguilar in Perrin, Würsig & Thewissen, eds.2002).
Existen varias rutas diferentes de ingreso de metales pesados en mamíferos marinos: incorporación
desde la atmósfera a través de los pulmones, absorción a través de la piel, absorción a través de la
placenta previa al nacimiento, a través de la leche materna durante la lactancia, por ingestión de agua
de mar e ingesta de alimento. Sin embargo, la mayor ruta de contaminación por metales pesados
parece ser el alimento. Obviamente, los misticetos están menos contaminados por metales pesados
que los odontocetos y pinnípedos (que se encuentren en niveles tróficos más altos en la cadena
alimenticia). El cadmio es transferido principalmente por moluscos, particularmente cefalópodos, que
concentran cadmio en sus vísceras. Especies con más edad, tienden a tener mayores
concentraciones de metales pesados. Se ha comprobado que actividades reproductivas como
preñez, parto y lactancia pueden modificar los niveles de metales pesados. La transferencia entre la
madre y cría ocurre a través de la placenta o lactancia, y concentraciones hepáticas de hierro,
cobalto, plomo y níquel decrecen en la hembra con el avance de la gestación.
En mamíferos, la toxicidad por metilmercurio es manifestada principalmente como daño en el Sistema
Nervioso Central, incluyendo déficits sensoriales y motores, y deterioro del comportamiento. Los
animales se vuelven anoréxicos y letárgicos, además de concentrarse en el tejido cerebral del feto y
ocasionar su muerte.
En relación al cadmio, no se han registrado efectos tóxicos hasta la fecha, a pesar de los altos niveles
encontrados en varias especies de mamíferos marinos. Ello sugiere que existen mecanismos de
detoxificación altamente eficientes (Das et al 2003)
A pesar de ejemplos de los aparentes vínculos entre la contaminación y el estado de salud, la
importancia biológica y la naturaleza de los efectos siguen siendo inciertas, siendo imposible
demostrar de manera concluyente que los cambios demográficos de una población se pueden atribuir
a la contaminación. Las únicas excepciones se dan en casos en que se puede demostrar que la
contaminación conduce directamente a la muerte.
Después de que el Exxon Valdez encalló en Prince William Sound, Alaska, en1989, la liberación de
grandes volúmenes de petróleo crudo ocasionó la muerte de varios miles de nutrias de mar (Enhydra
lutris) y cerca de 300 focas murieron porque el petróleo les cubrió la piel, perdiendo sus propiedades
vitales de aislante térmico (Fig. 9).
Figura 9. Dos ejemplares de nutria de mar (Enhydra lutris) con el cuerpo cubierto por petróleo del Exxon Valdez en Kachemak Bay, Alaska.
Tomada de http://www.adn.com/evos/pgs/photo3.html
Comentarios finales
Los antecedentes expuestos en el presente informe demuestran que la zona de isla Riesco, seno
Otway y la zona adyacente al Parque Marino Francisco Coloane, posee un alto valor desde el punto
de vista de la biodiversidad y de los servicios ecosistémicos que ofrece la zona.
La potencial explotación de yacimientos de carbón de tipo sub-bituminoso B y C que posee elementos
trazas potencialmente peligrosos para la salud humana, animal y del medioambiente (e.g. mercurio,
arsénico y cromo), y tiene la capacidad de generar drenaje ácido debido a la presencia de azufre en
forma de pirita. Ello produciría un alto impacto en el ecosistema marino, afectando los primeros
niveles de la trama trófica (fitoplancton y zooplancton) por la acidificación del agua, lo que, a su vez,
tendría un impacto en los niveles superiores del tipo Bottom-up sobre larvas y peces, hasta afectar a
los depredadores tope como aves y mamíferos marinos. Asimismo, el aumento de actividades anexas
a la explotación del mineral, como es el aumento de la población humana, la construcción de edificios
y puertos, el aumento en el tráfico naviero, los derrames de petróleo, pueden, individualmente,
generar interacciones negativas con aves y mamíferos marinos. Esto se acrecienta más aún
considerando que el área posee un importante sitio de alimentación para ballenas y colonias de
nidificación de varias especies de aves marinas, entre ellas especies endémicas como lo sería la
subespecie de tordo de isla Riesco y el delfín chileno.
En el desarrollo del informe se han evidenciado las posibles fuentes de contaminación y los efectos
que éstas tendrían en el ecosistema y en las diferentes especies de aves y mamíferos marinos,
demostrando que los costos medioambientales que se podrían ocasionar son enormes. La evaluación
de un proyecto de esta magnitud debiese realizarse, en consecuencia, considerando la totalidad de la
información biológica disponible.
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