el crecimientos afectivo desde la caricioterapia

Transcripción

el crecimientos afectivo desde la caricioterapia
EL CRECIMIENTOS AFECTIVO DESDE LA
CARICIOTERAPIA
I PARTE
1. INTRODUCCIÓN
La dimensión afectiva es de las más amplias que tiene nuestra especie humana y a la vez
de las más desconocidas. Nos conforma como personas, o nos deforma. Es la pasta de la
que estamos hechos, y a la vez la más delicada y frágil.
Hablar de afectos, es hacerlo de sentimientos, emociones, sensaciones… es adentrarnos
en la esfera del sentir. Y esto no es cualquier cosa. Es todo un arte, que vamos
adquiriendo toda la vida, y que incluso cuando se acaba, se nos queda inconcluso.
Pasar el umbral de la puerta de los afectos, es dejar fuera, en la mayor parte de las
veces, las palabras. No nos resulta fácil, ni traducible
la experiencia. Nuestro vocabulario es limitado para
expresar lo qué vivimos. Coloquialmente, decimos
que “no hay palabras”. Y es que las impresiones que
nos suceden por una parte no las entendemos ni
nosotros, y por otra, es una ardua tarea pretender que
otras personas puedan hacerlo.
Casi, que tendríamos que dejarlo aquí. Porque si
complicado es hablar de lo que sentimos, más aún
intentar teorizarlo, y que resulte comprensible y
compartido para otras personas.
Sin embargo, nuestra originalidad no está reñida con
nuestra idiosincrasia como especie. Es más, este es un ámbito que compartimos con el
reino animal.
Nuestro carácter, nuestra historia, nuestras experiencias, nos van modelando en la
originalidad de nuestro ser. A pesar de todo, poseemos un terreno común con todos los
seres humanos. La psicología ha tomado aquí su papel, junto a otras disciplinas como la
medicina, la sociología, e incluso la teología para tratar de exponer esos factores
comunes y compartidos que tenemos los seres humanos.
Y todo para tratar de hablar de afectos. El intento de estas páginas es que no resulte
teoría sin más, sino que apele a la práctica de la vida, de nuestro día a día. Yendo más
allá, me atrevería a decir, que se pueda llegar a tambalear nuestra vida afectiva, con el
solo objeto, de que se asiente en sólidos cimientos, donde crecer y ser signos afectivos,
allá donde estemos.
2. El mundo afectivo del ser humano
Un titulo tan concreto quizás despista, y más si resulta ser tan amplio. Dice el refrán que
“quien mucho abarca poco aprieta”. Se trata de centrar la reflexión en cuestiones
concretas.
La afectividad provoca una reacción en nosotros producto de estímulos externos. Para
centrarnos un poco, utilizaremos dos términos, que aunque coloquialmente parecen lo
mismo no lo son: emociones y sentimientos.
Para distinguirlos, me referiré a emociones cuando se trate con reacciones relacionadas
con el cuerpo, y a sentimientos cuando estén relacionados con la mente.
Si hablamos de inteligencia emocional nos cargamos los dos conceptos y caminamos
por la vía del medio. Sin embargo para entendernos, y solo por eso, mantendré esta
división.
Hasta este momento nos estamos moviendo en el cascarón
de toda esta cuestión. Lo apasionante de este tema es
poder profundizar en los átomos afectivos que nos
definen.
Renglones más arriba apuntábamos distintas disciplinas
que se ocupan de estos temas. Dentro de la medicina,
matizaría la neurobiología. Es una ciencia que nos introduce en las unidades más
pequeñas de las que estamos compuestas como personas.
No soy una experta en este tema, aunque si me confieso seducida por todas estas
cuestiones.
Ahondar e ir haciendo un planteamiento reductivo de la materia nos lleva a descubrir el
gran misterio del que estamos compuestos. Y este es mi afán al tratar este tema.
Contemplar nuestra grandeza en la pequeñez.
Los afectos se inician en un terreno biológico o neurobiológico, y va ascendiendo en
complejidad hasta los niveles cerebrales más elaborados. Todo un encuadre que dentro
del mismo plano, sorprende, asusta, alegra y despliega emociones, no solo básicas, sino
totales.
Ante estos temas, siempre se me despierta el mismo pensamiento: que poco nos
conocemos. No sabemos “las piezas” en que estamos compuestos.
3. Desmontando el Tente
Quienes tenemos más de treinta años, recordaremos que en
los años 70 se popularizó una línea de construcción de
juguetes, que se llamaban Tente. Posteriormente apareció
otra empresa, que puso en marcha juguetes parecidos:
Lego.
Pero para ir avanzando en los aspectos que tenemos entre manos, Tente nos ayuda
mejor. Los juguetes de Tente, a diferencia de los de Lego, tenían un orificio central, que
permitía conectar piezas de forma única. Por otra parte, la versatilidad de este juego
permitía diseñar de manera original, al margen de los de los de fábrica. En su aspecto
más pedagógico, permitía estimular la imaginación y, sobre todo, la creatividad.
Tomando como referente esta explicación tan concreta, y en parte interesada del tente
porque obvio sus aspectos negativos, intentaré desgranar mi finalidad con esta imagen.
Tente son una combinación de piezas, que bien colocadas, nos permiten construir
juguetes. Nuestro mundo afectivo son la suma de muchas piezas, que correctamente
colocadas nos posibilitan una vida integra, integrada, plena y adecuadamente entregada.
Como al Tente, la colocación de las piezas no es arbitraria. Los trozos de nuestra vida,
igual que en Tente, encajan en el orificio central y de manera única. Es la dimensión
afectiva el centro de persona, donde reside su originalidad y la definición más grandiosa
de su ser.
Intentar analizar los elementos de cada uno de nuestros “Tentes” nos lleva la vida
entera, por eso, y no queriendo ser tan ambiciosa, me voy a centrar en uno.
4. La pieza del cariño
Con este título pretendo ir entrando en materia. Y lo voy a hacer con una definición de
Luiz Gonzaga Pinheiro relacionada, con algo tan importante, como el cariño.
Cariño: Es cuando no encontramos ninguna palabra para expresar lo que sentimos y
hablamos con las manos, colocando una caricia en cada dedo
Es una definición que entraña una gran riqueza. Redunda en algo que ya hemos
comentado con anterioridad. Y es que, hay ocasiones en las
que no es fácil poner palabras a lo que sentimos. Las
palabras se escapan cuando pretendemos atraparlas. Y
cuando los entendedores son buenos, los silencios hablan. Se
da paso a otro tipo de comunicaciones sin sonidos, sin
lenguajes. Hablamos con las miradas. Expresamos con la
sonrisa. Amamos con las manos. Dejamos que el tacto, un
sentido a mi modo de ver no demasiado conocido, lance sus vocablos.
Experiencias de este tipo no abundan, y requieren una gran complicidad entre las
personas. Una sintonía basada en la confianza, la comunicación y una gran
comprensión.
Decir Te quiero, sin palabras, y con otros sentidos es un arte, que requiere
entrenamiento y buena disposición.
II PARTE
1. El don del tacto
El tacto es un sentido al que recurrimos en contadas ocasiones, y más por necesidad que
por posibilidades.
Decíamos renglones más atrás que, son distintas las disciplinas que nos pueden
aproximar a él. Se trata en este bloque de hacer una aproximación a ellas, para despertar
un poco el interés. El resto queda a criterio de cada persona.
Lo cierto en todos los casos, es que este sentido nos ofrece una dimensión fascinante,
directamente relacionada con nuestro mundo afectivo; con el conocimiento de nuestros
sentimientos o emociones; con un lenguaje universal que no necesita traductores para
entenderlo. Si bien es verdad, que dependiendo del lugar del mundo donde nos
situemos, las características culturales pueden marcar diferencias.
2. Qué dice la neurobiología
Se ha estudiado mucho lo relacionado con la neurobiología del dolor, y muy poco la del
placer. Y es que las sensaciones agradables, han estado muy ligadas a una moral
negativa. Salvando este tipo de concepciones, trataremos de analizar lo relacionado con
aspectos puramente neurobiológicos.
Voy a presentar a unos elementos importantísimos en todo lo relacionado con
neurobiología, placer y caricias. Son los neurotransmisores.
Una definición simple diría que, un neurotransmisor es una
sustancia química, que liberan las neuronas (células nerviosas
que componen nuestro sistema nervioso). Hay muchos
neurotransmisores, algunos de ellos muy conocidos:
dopamina, noradrenalina, adrenalina, serotonina, acetilcolina,
oxitocina, endorfinas, feniletilamina y GABA.
Del equilibrio de estas sustancias depende la no aparición de
enfermedades psíquicas o físicas. Su inestabilidad puede
generar alzhéimer, esquizofrenia, trastorno de hiperactividad
y déficit de atención, perturbaciones del sueño, conductas delictivas, etc.
Las caricias movilizan señales eléctricas, que liberan neurotransmisores, produciendo
una maduración del sistema nervioso, sistema inmune, comportamientos emocionales,
estados de tensión o relajación.
La velocidad de una caricia resulta ser crucial para poder considerarlas como tales. De
acuerdo a los sujetos que participaron en un experimento, los receptores envían señales
placenteras al cerebro cuando la caricia tiene una velocidad de 1 a 10 centímetros por
segundo. En caso que la velocidad sea menor o mayor, o no se origina esta sensación de
placer o no se activan las fibras nerviosas. La sensación de placer más grande se da a
una velocidad de 1, 3 y 10 centímetros por cada segundo
Los receptores táctil-C se hallan
solamente en la piel con vello y se
ausentan en las mucosas, las
palmas de las manos y los
genitales. La estimulación de éstos
activa una zona del cerebro que se
relacionó
en
anteriores
experimentos con el proceso de las
emociones positivas. Así, los
creadores del experimento piensan
que esta ruta de nervios se adapta a
la estimulación entre la madre y su
bebé, o a la de la naturaleza de la
sociedad, probablemente diferente
de la estimulación meramente sexual. Además creen que la sensación de placer
solamente no depende de la señal mandada al cerebro, sino que se matiza por previas
experiencias y demás factores como la cultura en que se relaciona la persona. Sobre este
aspecto, profundizaremos más adelante.
La piel no nos aísla del medio en que estamos, sino que nos comunicamos a través de
ella. Los receptores táctiles que en ella se encuentran, son la entrada de los efectos
beneficiosos que producen las caricias.
Las caricias son un factor facilitador de la liberación de sustancias, p.ej. endorfinas, que
contribuyen a una mejora en el sistema inmune.
Al actuar desde el exterior las caricias inducen a un estado de relajación corporal, que
luego se traslada a la química cerebral y de aquí al sistema inmune. Así se consigue
consolidar desde el nacimiento una vía para la comunicación entre el exterior y el
interior del cuerpo.
Las caricias entre los seres humanos, deberían ser una sana costumbre que se tendría
que mantener durante toda la vida pues favorece a la UCCM (unidad cuerpo cerebro
mente), tanto de quien las da como de quien las recibe
3. Que dice la psicología
No pretendo en este punto explayarme, ni enrolarme en lenguajes demasiados técnicos,
ni en contenidos enrevesados. Voy a ser clara, concisa y concreta. Y lo voy a hacer de la
mano de algunos expertos en esta materia.
3.1
Se necesitan caricias.
Este es el título de un artículo, que hace unos años publicaba Alex Rovira en El País.
Desarrolla un concepto reciente, y que a continuación expondré más detenidamente
sobre la necesidad de intercambio de estímulos, reconocimientos positivos o caricias,
miradas y gestos. Y es que los seres humanos no somos islas, sino personas en relación
constante con un medio social, que se comunica con algo más que palabras.
Los niños /as no comprenden su mundo afectivo, pero en cambio son capaces de
descubrir la necesidad de sentirse amados desde muy pequeños. La falta de amor es una
lucha continua en el ser humano. Y su expresividad resulta fundamental. Por eso las
caricias son uno de los medios imprescindibles para sobrevivir. Si no las recibimos, se
ponen en marcha mecanismos inconscientes, que nos llevan a demandarlas.
Pero no solo sufre quien no recibe caricias, sino quien
no las expresa. Según algunas investigaciones que se
han realizado en este aspecto, se ha concluido que,
quienes suprimen las manifestaciones de sus
sentimientos, suelen ser personas negativas. Pueden
presentar problemas de inmunidad fisiológica, además
de otros déficits, físicos, psíquicos y sociales.
Volviendo a la infancia. Ivan Salas enumera los efectos
beneficiosos de las caricias en los hijos/as, que me permito trasladar a todo niño/a:
Los efectos del abrazo y caricias con amor son:
•
Regulación de peso y del proceso de crecimiento (recién nacidos y niños)
•
Mejora las condiciones para la adquisición del lenguaje (contribuye al desarrollo
neurobiológico)
•
Aumento de las moléculas del placer: Endorfinas. Antídoto contra la fatiga
escolar o depresión infantil.
•
Vinculado a estados emocionales armoniosos, genera una mejora general en el
sistema inmunológico incluyendo en la calidad de hidratación de la piel
•
Ayuda en la primera etapa de la vida ; desarrollando una integración entre los
afectos y la motricidad.( Ejemplo opuesto: aquellas personas que les es difícil
manifestar y/o transmitir lo que sienten por acorazamiento muscular, dureza o
congelamiento del cuerpo, las prohibiciones de afecto han quedado marcadas)
•
El abrazo desarrolla y ancla en la mente y el cuerpo la confianza
•
Estimula patrones de afectividad y vinculo, que refuerzan la identidad, esto es, el
sentido del quién se es o sentido de pertenencia.
•
Aumenta el sentido de autoprotección, ingresado en primer lugar, a partir de
experiencias previas de protección (abrazos protectores reiterados de parte de los
adultos). En esta dirección, siembra las bases no verbales de la autovaloración
(es el abrazo que dice, te valoro y respeto a tu particular y distinta forma de ser,
hacer y estar en el mundo).
•
Un abrazo puede ser el puente de comunicación empàtica profunda, puede decir:
“comprendo lo que sientes”, ”eres lo que eres, no solo lo que haces”, de manera
que en relación a los niños, es fuente de un reconocimiento, que al centrarse en
lo bueno, fortalece su autoestima.
•
Si el abrazo es profundamente amoroso y tierno , puede hacer que las emociones
de dolor o perdida , se alineen con el sentimiento de amor , transmutándose en
sosiego y tranquilidad
•
Bajo una visión pura el contacto afectivo y entre ellos el abrazo, crea en el niño
una visión integra y respetuosa de su cuerpo y su naturaleza placida. Creando las
bases de una personalidad armoniosa
Unos puntos, que inevitablemente nos llevan a una reflexión seria y profunda sobre
quiénes somos y cómo podemos ayudar a que otros lleguen a ser.
3.2
Análisis transaccional: las caricias
“Toda persona tiene necesidad de ser tocada y reconocida por los demás” dice James.
Estas son a la vez necesidades físicas y psicológicas a las que Berne llama “hambres”. Y
es que no solo hay hambre de alimentos, sino que también se da el hambre de afectos, y
esta última es mucho más difícil de saciar.
Antes de profundizar en este punto, voy a hacer un inciso. Las teorías de Berne, que voy
a ir desgranando, y que fue el primero en abordar esta temática son de los años 19601970. Otro autor que también mencionaré es Steiner (1974). Están relacionados con la
corriente humanista de la psicología. Una corriente que ya he comentado en otras
ocasiones.
3.3
El concepto de caricia desde el análisis transaccional (A.T)
El concepto de caricia se ha generalizado al analizar la comunicación interpersonal. En
la comunicación, además de caricias intercambiamos otro tipo de expresiones, pero me
interesa centrarme en ellas, especialmente.
Caricia según el A.T, es la unidad de
estimulación
y
reconocimiento.
Cuando doy una caricia doy algo que
está en mí, y va hacia ti, pero solo es
una caricia si el referente eres tu: te
toco, te acaricio. Lo que hago al
acariciarte es importante solo porque se
refiere a ti o a algo de ti. Acaricio lo
que eres físicamente, pero a la vez
estoy acariciando tu persona: tus
cualidades, tu personalidad… Acaricio
mente y cuerpo. Acaricio a toda la persona, más allá de lo meramente táctil.
Las caricias son una expresión de los sentimientos, y aunque a veces se confunden no es
lo mismo. El sentimiento es algo que siento, y puedo expresarlo o no, pero seguirá
siendo sentimiento. La caricia, es, si se expresa, si no, no es nada. Y deja de ser cuando
mis manos, escriben en tu piel, y sientes que mi sentimiento es ya un poco más tuyo. Ya
no me pertenece totalmente porque se me escapo entre los poros de mí ser.
La caricia es auténtica cuando expresa fielmente el sentimiento del que nace. Puede
haber caricias falsas, que yo personalmente no las llamaría así porque es desvirtuar la
belleza de los sentimientos hermosos. Estas están relacionadas con una ausencia de
acogida de lo que eres como persona, más allá del terreno puramente físico. Esto es,
carecen del sentimiento de querer en ti tus cualidades, opiniones, pensamientos…tu
manera de ser, en resumidas cuentas. Es entonces cuando la caricia corre el peligro de
tergiversare y convertirse en un puro materialismo de las emociones, cayendo en el
utilitarismo de la persona. No te quiero por lo que eres, sino por lo que me haces sentir.
3.4
Consecuencias de las caricias
Toda caricia produce un efecto tanto en la persona que la da, como en la que la recibe.
Nos movemos entre el terreno físico y el afectivo. No tenemos un control total sobre los
efectos que producen las caricias porque están condicionadas emocionalmente por
nuestra historia, experiencias, entorno social… Todo esto desemboca en reacciones muy
diversas. Lo único cierto es que las caricias no son neutras.
3.5
Caricias y patologías
Las caricias pueden llegar a ser un indicador del estado mental en que se encuentra una
persona. Las caricias nos pueden mostrar los patrones en torno a los cuales funciona una
persona. Se emplean en determinadas terapias, relacionadas con procesos internos y
emocionales. Se analiza la capacidad de expresar caricias, y de recibirlas. Esto que a
primera vista parece algo sencillo, no siempre resulta así.
3.6
Economía de caricias
Existe una escasez de caricias que las personas dan y reciben. Claude Steiner (1971),
dice que existen una serie de normas irracionales, y prejuicios que impiden un libre
intercambio de estímulos sociales constructivos que obliga a las personas a buscarlos de
manera forzada, artificial y complicada. A pesar de esto, estas normas son aceptadas por
la mayoría de los grupos, personas y organizaciones,
provocando insatisfacción, infelicidad, depresiones,
adicciones… A esta serie de normas se las conoce
como economía de las caricias.
La normativa de la economía de las caricias es la
siguiente:
1. No dar caricias cuando tienes por dar.
2. No pedirlas cuando las necesitas
3. No aceptarlas aunque las necesites.
4. No rechazarlas cuando no las quieras.
5. No darse auto-caricias
Una normativa que podemos acatar o revelarnos contra ella, poniendo dosis de
humanidad en la ternura que expresemos. Sensacionalistamente podíamos llamarlo
“La Revolución de las Caricias”.
3.7
Evolución de las caricias
El universo afectivo crece desde el silencio. Entre una madre y un/a hijo/a. No hay
palabras. Solo caricias. Conforme vamos creciendo las caricias físicas van dando paso a
otro tipo de expresiones de reconocimiento.
El mundo adulto se va desprendiendo de este lenguaje tan básico e indiscutiblemente
sencillo, y que por eso los niños son los más capaces de expresar y recibir. No alberga
lugar al engaño o a las malas interpretaciones.
Me atrevería a decir que las caricias no evolucionan con los años, sino que las vamos
olvidando en algún rincón de nuestra historia condenándonos a la frivolidad y a la
inexpresión de nuestros afectos más tiernos.
4. Que dice la sociología
Las caricias están muy condicionadas al contexto cultural en que nos encontremos.
Dependiendo de la sociedad a la que nos asomemos las expresiones afectivas son
diferentes.
En nuestro contexto sociocultural, si que coincidiremos en
afirmar que lo que entendemos por caricias, está muy
ligado a una esfera de las relaciones de cierto
conocimiento, y dependiendo del tipo de caricias, de cierta
intimidad.
El primer ámbito social en el que nos desenvolvemos es el
de la familia. Y la primera persona que nos habla de
afectividad y nos enseña que son las caricias es nuestra
madre. Por esto es vital para nuestro desarrollo, como ya
decíamos antes, este marco afectivo primario. Es lo que va a configurar nuestro ser
persona en una dimensión crucial y fundante.
5. Qué dice la tecnología
La tecnología, se propone en ocasiones, la imitación de las capacidades humanas en
aparatos diversos. Con el ordenador se han hecho simulaciones del cerebro humano.
Hemos inventado robots que reproducen conductas humanas. Y, aunque se produce un
acercamiento, la distancia entre el ser humano y la tecnología, resulta insalvable.
La memoria, el razonamiento, los procesos lógicos…son más imitables. La dimensión
afectiva, continúa siendo un reto. Pero como la capacidad creativa del ser humano, es
inmensa, en Japón se les ha ocurrido un original invento.
Hasta ahora, los dueños de osos de peluche se han dedicado a
brindar mucho cariño a sus animales de felpa pero esto se ha dado
sin ser algo recíproco. Un grupo de investigadores en el Instituto
Tecnológico de Tokio quiere cambiar eso y es por ello que ha
desarrollado un oso de peluche robot que es capaz de sentir las
caricias de sus amigos y responder a estos estímulos. El peluche
robot cuenta con motores y circuitos dentro de su cuerpo que
cuentan con cuerdas para articular las extremidades. Se han utilizado cuerdas en vez de
uniones y articulaciones para hacerlo más durable a los niños.
“Cuando los niños tocan robots, estos deberían sentirse suaves al tacto. Sin embargo, se
sienten sólidos y nada suaves, haciéndolos difíciles de abrazar. Hemos creado un robot
usando materiales que son suaves al tacto y sean todo lo opuesto a lo tradicional.”
Y los japoneses dan un paso más en estos avances.
Hasta ahora, ser tocado por un robot implicaba sentir una fría sensación de que algo
metálico estaba haciendo contacto con tu piel. No era muy placentero que digamos y se
sentía como un objeto frío y sin vida. Ahora las cosas están por cambiar, pues un grupo
de investigadores de la Universidad de Tokio ha producido un sensor flexible para
robots, que puede detectar los cambios de presión que se le aplique.
El sensor cuenta con un recubrimiento de espuma que es capaz de detectar los cambios
en tres dimensiones. Dado que el sensor puede cambiar de forma, puede reconocer
diferentes tipos de interacciones táctiles como por ejemplo cuando es pellizcado,
presionado o friccionado. Esto quiere decir que con estos sensores se podrá reproducir
de alguna manera la reacción al sentido del tacto de los humanos. Imaginen un robot
que pueda sentir caricias, pero que se pueda quejar cuando le den un golpe fuerte.
El nombre que se le puso al sensor fue Shokkaku Cube y además es la segunda
versión de este sensor que se preparó desde el 2010. El mencionado sensor estará
disponible a partir de septiembre del 2011
6.- Conclusión.
Terminamos este bloque con la conciencia de que el repaso ha sido muy escueto,
aunque ha cumplido con el objetivo de aproximarnos a un tema que se puede conocer
desde distintas perspectivas.
lll PARTE
Introducción
Este tercer Bloque es, quizás, el más innovador. Nos vamos a aproximar a una temática
que anda todavía en pañales, y por esto puede resultar aún más apasionante. Me voy a
servir de fuentes diversas para aproximarnos a un nuevo concepto: Háptica
Háptica
Háptica, estrictamente hablando significa todo aquello referido al contacto,
especialmente cuando éste se usa de manera activa. La palabra no está incluida en el
diccionario de la Real Academia Española y proviene del griego háptō (tocar, relativo al
tacto). Sin embargo algunos teóricos como Herbert Read han extendido el significado
de la palabra 'háptica' de manera que con ella hacen alusión por exclusión a todo el
conjunto de sensaciones no visuales y no auditivas que experimenta un individuo
La Háptica puede considerarse como el estudio del comportamiento del contacto y las
sensaciones. El sentido del tacto es extremadamente importante para los seres humanos,
pues no solo provee información sobre las superficies y texturas, es un componente de
la comunicación no verbal en las relaciones interpersonales, y es vital para llegar a la
intimidad física. Puede ser tanto sexual como platónica (como los abrazos o las
cosquillas).
Antes de continuar un poco más, me voy a detener en esta
última palabra: las cosquillas. Una acción a la que se le puede
dar poca importancia, pero que tiene una función destacada en
determinadas relaciones.
¿Qué son y para qué son las cosquillas?
Las cosquillas constituyen una reacción de autodefensa del
organismo y se definen como un instinto que obliga a nuestro
cuerpo a reaccionar ante situaciones de peligro, por ejemplo si
nos encontramos ante el ataque de algún animal ponzoñoso, como una araña o algún
insecto caminando sobre nuestra piel.
La estimulación de los receptores táctiles de la dermis produce una señal que viaja
concretamente hasta dos regiones cerebrales. Por un lado, hacia la corteza
somatosensorial, que procesa la información del sentido del tacto y nos pone en
conocimiento del agente externo actuando sobre la piel. Por otro lado, hacia la corteza
cingulada anterior, que gestiona la información que nos da esa sensación agradable que
producen las cosquillas. Mediante la respuesta inmediata de las neuronas situadas en
estas áreas, se producen los bruscos y característicos movimientos corporales y la risa
nerviosa difícil de controlar.
Las cosquillas son una sensación que se experimenta en algunas partes del cuerpo
cuando son ligeramente tocadas, que consiste en cierta conmoción desagradable que
suele provocar involuntariamente la risa. También pueden producirse cuando se efectúa
presión en dichas zonas, y especialmente cuando es por parte de otra persona con un
vínculo afectivo. Por condicionamiento, también aparecen cosquillas cuando el sujeto
cree que va a ser tocado. Son inicialmente placenteras, pero se vuelven desagradables al
cabo de cierto tiempo.
Las axilas, las palmas de las manos y las de los pies son zonas cuya estimulación
mediante cosquillas produce la risa con mayor facilidad
Las cosquillas y la risa son unas de las primeras
formas de comunicación entre la madre y el bebé,
ya que la risa aparece entre tres meses y medio y
cuatro meses de vida, mucho antes de que éste
aprenda a hablar. Por este motivo, la madre utiliza
las cosquillas para estimular la risa del bebé y
establecer así una comunicación. La risa a su vez
estimula a la madre a continuar haciendo cosquillas,
hasta que llega un momento en que el bebé empieza
a quejarse, momento en el que la madre se detiene.
La risa, por lo tanto, constituye la respuesta dentro del proceso comunicador, y, según
científicos como Robert Provine, el origen evolutivo del lenguaje.
La psicóloga Christine Harris, de la Universidad de California, determinó
experimentalmente que las axilas son las partes del cuerpo más sensibles a las
cosquillas, seguidas por la cintura, el cuello, las costillas, los pies y las rodillas, en
orden decreciente. A su vez, en una investigación Harris y Christenfeld resolvieron que
la risa por cosquillas no refleja el mismo estado mental que la risa producida por la
comedia y el humor.
Las cosquillas no son un comportamiento exclusivo del ser humano, se presentan en
diversos animales y son bastante comunes en los mamíferos, de lo cual cabría esperar
que su origen, es anterior al del hombre, y las peculiaridades en el mismo no se deberían
al origen del mecanismo, sino a adaptaciones posteriores.
Volvemos a la háptica
Los sentidos hápticos (tacto) son los primeros que se desarrollan en el feto y junto con
la forma en que estos se relacionan con la evolución de los otros sentidos en los infantes
(por ejemplo la visión) han sido objeto de muchos estudios. Se ha observado que los
bebés humanos tienen una enorme dificultad para sobrevivir si no poseen el sentido del
tacto, aún teniendo los sentidos de la vista y el oído. Bebés con el sentido del tacto,
incluso sin vista u oído, tienen más oportunidades. El tacto puede considerarse como un
sentido básico en la mayoría de las formas de vida
Gibson (1966) define el sistema háptico como "la percepción del individuo del mundo
adyacente a su cuerpo mediante el uso de su propio cuerpo". El sistema de percepción
háptica es especial porque puede incluir los receptores sensoriales ubicados en todo el
cuerpo y está estrechamente relacionado con el movimiento del cuerpo, de forma que
puede tener un efecto directo sobre el mundo que está percibiendo. De igual forma, el
concepto de percepción háptica está muy relacionado con el concepto de contacto activo
que establece, donde obtiene más información cuando un plan motor (movimiento) está
asociado al sistema sensorial; y al concepto de propiocepción psicológica extendida, que
dice que al utilizar una herramienta nuestra percepción se extiende, tal como cuando
usamos un bastón: nuestra percepción es transferida transparentemente hacia el final del
bastón
Conclusión
Voy a terminar estas tres entregas relacionadas con la caricioterapia, abriendo una
puerta importante para futuros artículos. Mi intención es continuar profundizando en
este tema tan vasto y desconocido. La háptica no ha hecho más que empezar.
Mª Victoria Romero Hidalgo
[email protected]
BIBLIOGRAFIA Artículos: ¿Cómo funcionan las caricias? "Nature Neuroscience” 14 Abril 2009 Iván Salas Dahlqvist “Efectos Terapéuticos del Abrazo y la Caricia durante la infancia” Jesús Cuadra Pérez (1994) “ Caricias
y estructuras de la personalidad”
Revista de Análisis
Transaccional y Psicología Humanista
Noticias de internet: Tecnologia21.com Redes-tve: Entrevista de Eduardo Punset a Robert Provine ( profesor de neurología y
neurociencia de la Universidad de Maryland “ Esto es la risa”

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