APUNTES SOBRE LA ADAPTACION DRAMATICA
Transcripción
APUNTES SOBRE LA ADAPTACION DRAMATICA
APUNTES SOBRE LA ADAPTACION DRAMATICA ELIECER CANTILO BLANCO I Al hablar de adaptación dramática, se habla de mutación de género, pues los géneros literarios —novela, cuento, poesía, ensayo—, desde donde generalmente ocurren las adaptaciones, son cambiados a género dramático es decir, representables escénicamente con ajuste dramatúrgico. A su vez, el género dramático se divide en géneros que resultan de su contenido, entendido como el convencional acercamiento o alejamiento de la realidad, y de su forma de expresión o tono: tragedia, comedia, pieza, tragicomedia, melodrama, farsa y obra didáctica. Otro aspecto que concierne determinantemente a la adaptación dramática es la dramaturgia. Debo aclarar que me refiero a la dramaturgia como el método o estructuración, para exponer el argumento y la trama, indispensable en la escritura de una obra dramática de cualquier género. De modo que una de las bases de la adaptación dramática es el conocimiento y aplicación de la estructura dramática. Desde los inicios de los ejercicios de adaptación, la estructura dramática debe encararse en modo dogmáticamente académico, antes de aventurar cualquier otro tópico, o lo mejor, el escritor debe esperar a dominarla y madurar, para intentar otro ejercicio dramático más personal. En este sentido, de la comprensión y aplicación de la estructura dramática dependerá la consciente empresa de dramaturgia de la adaptación dramática. Y por último, la adaptación dramática debe consagrarse a expresar el espíritu o sustancia de la obra original asunto este que exige toda la atención, honestidad, solidaridad y lealtad por parte del adaptador Se reclama esto, incondicionalmente, porque la adaptación no «toma ideas ajenas», ni es una «inspiración sobre otra inspiración». La adaptación es una respetuosa recreación para el teatro de un original de otro género literario y pundorosamente de otro autor auténtico. Esta aclaración es relevante para que en el teatro no «hable» o «reclame predio» otra rama del arte. Y es que la imaginación del teatro puede transformar otros géneros sin usufructuar o prestar o robar, so pena, como ha ocurrido, que el teatro sufra la usura impuesta por otras áreas del saber. Pero aquel paradigma será posible si los escritores o ejecutores del teatro le son fieles al teatro creativo. Valga un ejemplo: Las “adaptaciones” provenientes de menestrales conducen riesgosamente a la desinformación teatral y dramatúrgica, e incautamente fomentan una equivocada cultura del teatro. Esto es simple, pues aunque no ocurre a menudo, cuando el lector o espectador descuidado se encuentra con tales esfuerzos, acredita sinceramente lo visto y difunde su apreciación equívocamente. El conocimiento de los distintos aspectos dramáticos y de dramaturgia, más la buena información y la buena cultura teatral son imprescindibles en su aplicación, al adaptador; pues —como dice Stanislavski—, hay obras cuya esencia espiritual está tan profundamente enraizada que requiere de un gran esfuerzo para sacarla a la luz Quizá su pensamiento esencial es tan complejo, que debe ser descifrado como un código; o su estructura es tan confusa e intangible, que sólo podemos conocerla poco a poco a través de un estudio de disección de su anatomía. Téngase presente que el adaptador es filial del autor original. Sinopsis: Adaptar es cambiar de género. 2. Para adaptar es fundamental el conocimiento de la estructura dramática. 3. La adaptación se consagra a expresar el espíritu o sustancia de una obra original distinta al drama. II. Existen recreaciones teatrales que muchas veces se confunden ingenuamente con la adaptación dramática. Algunas son “acomodaciones” que se le hacen a una obra dramática ya resuelta y que generalmente se presentan como recortes en el texto original, o intromisiones con textos foráneos a la obra; en fin, recursos acomodaticios y accesorios, pero que implementan “efectos” sobre el autor original. Muchas de esas “innovaciones”, o “inserciones” o “aportes” van a apoyar la formulación escénica o la puesta, pero en nada evidencian el ejercicio de la adaptación dramática. Asunto distinto, también, es el desarrollo que se haga a partir de una situación o escena de una obra ya acabada. Vgr: usted desarrolla dramáticamente el tema central del famoso monólogo de Hamlet. Quizá usted escriba un drama sobre la dubitación del ser humano, pero no estará adaptando a Shakespeare, ni desenvolviendo, ni prolongando la angustia de Hamlet. Lo que ha hecho es una obra distinta y ojala correctamente estructurada. Esas acomodaciones, intromisiones, innovaciones, aserciones o desarrollos no pueden entender- se como adaptación dramática, puesto que el teatro, como género, no se adapta a sí mismo. También se han visto espectáculos teatrales y parateatrales en que los responsables advierten que “el trabajo está basado en la obra tal o el autor fulano”, o anuncian: “variación ¿e, o inspirado en la obra de mengano”. Pero lo que usted ve son imágenes que bien pueden pertenecer al ballet o a la danza contemporánea, o divagaciones de la performancia, o arreglos plásticos o instalaciones o declamaciones, que tampoco manifiestan la labor de la adaptación dramática y demagógicamente les dan a esos trabajos credenciales de adaptación. Allí no existe un libreto con coherente estructura dramática. Se trata sólo de ideologías de puesta. A diferencia de esos esfuerzos, considero que el adaptador dramático es por principio un Dramaturgo con la excepcional, y nada penosa diferencia, que lo que escribe es una sustancia o espíritu que no es de su originalidad. Esta posición no es ni vergonzosa, ni mediocre, ni arribista, ni admite epítetos degradantes. Lo que oficia el adaptador dramático es de tal responsabilidad, que bien puedo afirmar que lo que el autor original no intentó verter dramáticamente, el adaptador lo intenta lealmente por aquel. Usted puede medir en su interior lo afirmado, pues cuando conoce la obra original y luego mira la adaptación para teatro, siempre o casi siempre le queda algo de insatisfacción; quizá pueda conceder que argumentalmente se parecen, pero usted sentirá alguna carencia en lo visto. Podemos inferir logros o fallas, talento o torpeza en la obra dramática de un autor, pero ése es él y su idea original. Entonces ¿cuál será la responsabilidad de un adaptador dramático? Reafirmo que el adaptador dramático no es un menoscabado intermediario: es un creador, pues lo que ofrece no existía como material dramático o teatral. Y ahí quedará su inteligente intervención: Lo que hace, lo hace desde el teatro y para el teatro exclusivamente. Sinopsis: 1. No corresponden a la Adaptación Dramática recortes en el texto original dramático. 2. Tampoco, intromisiones de textos foráneos en el texto original. 3. Ni inspiraciones sobre inspiraciones de un texto dramático ya terminado, o de otro género, y que no desarrollan un libreto autónomo con estructura dramática. 4. El adaptador es un recreador leal de un original 5. El adaptador es un dramaturgo que intenta dramáticamente lo que otro autor de otro género literario no intentó. APROXIMACION DEL ADAPTADOR AL TEXTO ORIGINAL La experiencia ha enseñado que el adaptador tropieza con problemas escabrosos de interpretación, cuando se encuentra, por encargo o por propia inclinación con un autor no dramático; Dichos problemas estarían dados en lo que se ha denominado universalmente la substancia o el espíritu, para verter de otro género a género dramático. Recordemos, como reconoció Stanislavski: “El entusiasmo artístico es una motivación poderosa para la creatividad. La fascinación excitada que acompaña al entusiasmo, es un crítico sutil, un inquisidor incisivo (aquí usted sospecha que está interpretando al autor de otra manera, o que el autor no facilita interpretaciones claras) —y como lo previene el Maestro— lo de inquisidor, es la mejor guía dentro de las profundidades del sentimiento que son insobornables para un acercamiento consciente». Y continúa Stanislavski: «en arte ningún tipo de análisis intelectual, tomado por sí mismo y en sí mismo, es bueno; es muy peligroso, porque es matemático, tiende a enfriar todo impulso de aliento artístico y todo entusiasmo creativo”. Por una parte, es conveniente que el adaptador medite sobre lo anterior para no incluir asuntos o percepciones ajenas al autor original, pues, como ha dicho el mismo Stanislavski, “el análisis hecho por un artista es bien diferente del que hace un crítico o un estudioso”. Si el resultado de un análisis de un estudioso es el pensamiento, el resultado de un análisis artístico, es el sentimiento. “El análisis de un adaptador, diría Stanislavski, es primeramente del sentido y es conducido por él”. El adaptador, entonces, debe ser honestamente consciente del acercamiento al autor que trata, pues su función, “la función del conocimiento a través del sentimiento es lo más importante en el proceso creativo, porque solo con su ayuda uno puede penetrar el reino del subconsciente...” Por otra parte, el adaptador debe guardar celosamente el momento en que se va a encontrar con la obra que piensa verter. Esto es un ritual sensible entre dos seres, de conocimiento, de penetración, de cooperación y de atenta ternura. Este primer encuentro contiene para el adaptador una impresión de máxima importancia y por ello la aproximación necesita hacerse en condiciones de óptima disponibilidad sensible. Sería riesgoso para la primera impresión del adaptador frente a la obra, si aquél no preserva su lectura de deteriorantes influencias, si no se percata de este cuidado, ya que puede mezclar las impresiones o percepciones circunstanciales de la lectura con las originales del texto. Esto es un error. Se hace, pues, indispensable, crear circunstancias favorables en el primer encuentro, para obtener una influencia desprevenida, desnuda de prejuicios interpretativos, y facilitar la consubstanciación emocional del texto. Comentaba Stanislavski, a propósito de los actores con respecto a su encuentro con la obra a estudiar, y que se puede aplicar al encuentro del adaptador con su trabajo, lo siguiente: “En tales circunstancias — refiriéndose el Maestro a la falta de fervor en el encuentro— perdemos un importante momento creativo, y esta pérdida es irreparable, porque en las lecturas posteriores, ya estamos privados del elemento sorpresa, que es tan esencial para nuestra intuición creativa: No se puede borrar una primera impresión malograda, de la misma manera que no puede recuperarse la virginidad, una vez que se ha perdido”. Esta es la razón por la que un adaptador —diría Stanislavski— debe disfrutar y gozar repetidamente con aquellas partes de su percepción que provocaron su entusiasmo en la primera lectura, las cosas que lo sacudieron, y con las cuales sintió que sus emociones respondían desde lo más profundo. Sinopsis: 1. El acercamiento y la percepción de la substancia o espíritu de una obra es una dificultad que se resuelve por vías sensibles. 2. El análisis intelectual tiende a enfriar todo impulso artístico y todo entusiasmo creativo. 3. El adaptador debe evitar incluir asuntos o percepciones ajenas al autor origina]. 4. El primer encuentro del adaptador con la obra original, contiene para aquel una impresión de máxima importancia. DE LA ESTRUCTURA DRAMATICA Recordemos que la estructura dramática funciona como recurso para el análisis de una obra dramática; y son particularmente los directores quienes más se sirven, conscientemente, de ella. Durante el proceso de producción el autor dramático no es consciente de la estructura; no la tiene presente, pues su atención se torturaría con la conciencia de las reglas dramáticas y perdería energía en la disyuntiva de concentrarse en sus personajes y el asunto didáctico de la estructura. El autor se orienta en la estructura dramática de modo inconsciente o por el “reflejo” adquirido en su oficio de dramaturgo. Asunto parecido le ocurriría al adaptador. Como estas notas van más a la ayuda de quienes tienen aspiraciones de adaptador, convengamos en ver la estructura dramática como un apoyo de la dramaturgia y consecuentemente del adaptador en cierne.