Dificultades tempranas de lectura y posteriores problemas
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Dificultades tempranas de lectura y posteriores problemas
Dificultades tempranas de lectura y posteriores problemas conductuales David M. Fergusson y Michael T. Lynskey Las relaciones entre dificultades tempranas de lectura y posteriores problemas conductuales fueron examinadas en una cohorte de niños nacidos en Nueva Zelanda, estudiados desde el momento de entrada en la escuela hasta los 16 años. Los niños con dificultades tempranas de lectura tienen índices aumentados de problema conductuales hasta los 16 años. Estas asociaciones dependían del contexto, siendo más evidente en los niños y tendiendo a reducirse con el aumento de edad. De todas formas, las asociaciones entre dificultades tempranas de lectura y posteriores problemas de conducta se explicaron por el hecho que niños con dificultades tempranas de lectura tendían a caracterizarse por una serie de rasgos desventajosos (y problemas conductuales de instauración notablemente temprana) que estaban presentes antes del comienzo de dificultades de lectura. Cuando las asociaciones entre dificultades de lectura y problemas de conducta se ajustaron para los factores confusos, no hubo asociaciones estadísticamente significativas entre dificultades de lectura y problemas conductuales. Se encontró que estos resultados se basaban en varios subgrupos de edad y género de la muestra, en medidas de dificultades de lectura definidas de formas diferentes, y en una amplia gama de variables de resultado. Se concluye que, teniendo debidamente en cuenta los factores potencialmente confusos (y problemas conductuales notablemente tempranos) y con factores correlacionados con estos problemas, es poco probable que las dificultades de lectura en la infancia temprana se relacionen con problemas conductuales posteriores. Palabras clave: Retrasos de lectura, discapacidades de lectura, problemas conductuales, estudio longitudinal. Abreviaturas: CHDS: Estudio de Salud y Desarrollo de Christchurch; WISC-R: Escala Wechsler de Inteligencia para Niños-Revisada. Introducción Ha sido bien documentado que las dificultades de lectura en la infancia están relacionadas con posteriores comportamientos antisociales y dificultades. La evidencia de esta asociación se ha encontrado en una variedad de muestras de sección transversal, longitudinal, clínicas, que han mostrado que: (1) los índices de comportamiento antisocial son superiores entre los que tienen retraso de lectura, o (2) los índices de problemas tempranos de lectura son más altos entre los que tienen comportamientos antisociales posteriores (Brier, 1989; Dishion, Loeber, StouthamerLoeber, y Patterson, 1984;Fergusson y Horwood, 1995; Hawkins y Lishner, 1987; Hinshaw, 1992; Maughan, Pickles, Hagell, Rutter y Yule, 1996; Williams y McGee, 1994). Aunque la asociación entre retraso temprano de lectura y posteriores comportamientos antisociales ha sido bien documentada, ha habido debates continuos sobre el grado en que el retraso temprano de lectura incrementa la susceptibilidad a largo plazo a comportamientos antisociales. Parecen posibles dos explicaciones a esta asociación. Primero, debe ser sugerido que el retraso temprano en la lectura influencia causalmente tendencias posteriores a un comportamiento antisocial como consecuencia de una serie de procesos Una explicación alternativa es que la asociación entre retrasos de lectura y posterior comportamiento antisocial es no causal y surge porque estos sujetos con retrasos tempranos de lectura se caracterizan por otros factores sociales, individuales y relacionados que, independientemente del retraso de lectura, les sitúa en riesgos mayores de problemas de adaptación a largo plazo (Hinshaw, 1992). Claramente, los métodos más apropiados para valorar esta cuestión es mediante estudios longitudinales a largo plazo y examinando las relaciones entre retrasos tempranos de lectura y posteriores dificultades de adaptación, teniendo en cuenta los factores potencialmente confusos que pueden ser correlacionados con el retraso de lectura y las consecuencias posteriores. Recientemente, al menos tres análisis han sido informados utilizando esta metodología (Fergusson y Horwood, 1995; Maughan et al., 1996; Williams y McGee, 1994). A grandes rasgos, las conclusiones de los tres estudios han sido consistente hasta el punto que se ha encontrado que, como regla general, los retrasos tempranos de lectura no se relacionan con comportamientos antisociales posteriores cuando se era debidamente comprensivo con los factores potencialmente confusos. Específicamente: (1) Williams y McGee (1994) examinaron la relación entre las habilidades tempranas de lectura y las dificultades posteriores de comportamiento en una cohorte de niños nacidos en Nueva Zelanda usando métodos de "modelaje de ecuación estructural". Este análisis mostró que, cuando se tienen debidamente en cuenta que pueden incluir niveles más bajos de adaptación al orden social y sentimientos de frustración o autoestima disminuida (Hawkins y Lishner, 1987; Hawkins y Weiss, 1985; Rutter, Tizard, y Whitmore, 1970; Williams y McGee, 1994). la asociación entre los retrasos tempranos de lectura y los problemas de comportamiento, los retrasos de lectura no proporcionaban contribuciones causales directas a los problemas conductuales. (2)Fergusson y Horwood (1995) también usados métodos de "modelaje de ecuación estructural" para examinar las relaciones generales entre las medidas de logros académicos y la delincuencia en otra cohorte de niños nacidos en Nueva Zelanda. Su principal conclusión fue que, teniendo debidamente en cuenta las asociaciones entre las habilidades de lectura y otros aspectos de adaptación, las habilidades de lectura no estaban relacionadas con los comportamientos criminales. (3)Maughan et al. (1996) examinaron las consecuencias a largo plazo de una muestra de niños británicos comprendiendo sujetos con dificultades identificadas de lectura y sujetos sin retraso de lectura. Una conclusión de su análisis fue que, en general, las dificultades de lectura no estaban relacionadas con comportamientos antisociales posteriores cuando se tenían debidamente en cuenta los factores confusos. De todas formas, Maughan et al. han argumentado que los análisis usando modelos con "efecto principal" pueden producir conclusiones potencialmente equívocas sobre las asociaciones entre retrasos de lectura y comportamientos antisociales posteriores ya que es posible que las relaciones entre los retrasos de lectura y los comportamientos antisociales posteriores pueda ser modificada por una serie de factores contextuales incluyendo género, la edad en la cual los sujetos fueron estudiados, y los métodos usados para valorar los retrasos de lectura o las consecuencias de comportamiento. Sus análisis sugirieron que aunque, como regla Dos de los estudios revisados más arriba proporcionan evidencias para sugerir posibles efectos contextuales pero sus conclusiones fueron inconsistentes. En una ampliación de su análisis principal, Williams y McGee (1994) encontraron que los chicos adolescentes que presentaban retrasos severos de lectura tenían un riesgo superior de comportamientos antisociales. De todas formas, Maughan et al. (1996) informó que chicas adolescentes con retrasos tempranos de lectura tenían mayor riesgo de informes de profesorado de comportamientos alterados. Comentan que "la asociación entre dificultades de lectura y comportamiento antisocial está claramente lejos de ser simple. Nuestros datos identificaron diferencias sexuales, y variaciones durante períodos de desarrollo, sugiriendo que las uniones implicadas deben de ser bastante dependientes del contexto" (p. 417). Dadas estas inconsistencias e incertezas en la evidencia, existe claramente una necesidad de más investigaciones sobre lo que se refiere a si las relaciones entre retrasos de lectura y comportamientos antisociales son, o pueden ser, dependientes de contexto. En este papel, nos enfrentamos a esta cuestión examinando las relaciones entre dificultades tempranas de lectura y comportamientos alterados o antisociales posteriores en una cohorte de niños nacidos en Christchurch (Nueva Zelanda) y estudiados hasta los 16 años. Los objetivos más importantes de este análisis fueron: (1)Documentar la asociación entre las dificultades tempranas de lectura (definidas de formas diferentes) y las medidas de general, los retrasos de lectura no deben de estar asociados con riesgos aumentados de comportamientos antisociales, deben de contribuir a estos comportamientos en contextos específicos. comportamientos antisociales proporcionada por múltiples fuentes de información incluyendo informe de los padres, informe del profesor e informe propio. (2)Examinar hasta qué punto pueden ser explicadas las asociaciones entre las dificultades tempranas de lectura y los comportamientos alterados posteriores, mediante factores potencialmente confusos que estaban presentes previos a la identificación de las dificultades de lectura y que deben de haber contribuido independientemente a la adaptación posterior. (3)Explorar hasta qué punto las asociaciones entre las dificultades de lectura y los posteriores comportamientos alterados después del ajuste de los factores que llevaban a confusión variaron con series de factores contextuales incluyendo sexo, la edad a la que las consecuencias fueron estudiadas, los métodos de definir y medir las dificultades de lectura, y otros factores relevantes. Método Los datos referidos aquí fueron recogidos durante el curso del Estudio de Salud y desarrollo de Christchurch, un estudio longitudinal de una cohorte de 1265 niños nacidos en la región urbana de Christchurch (Nueva Zelanda) durante mediados de 1977. Estos niños han sido estudiados al nacer, a los 4 meses, y a intervalos anuales hasta los 16 años y de nuevo a los 18 años. Fergusson, Horwood, Shannon, y Lawton (1989) han proporcionado una visión del diseño de estudio. Los datos analizados en este informe fueron valorados de la forma siguiente: Dificultades de Lectura Cuando los miembros de la muestra tenían 8 años se les proporcionó la revisión de Nueva Zelanda del Burt Word Reading Test (Gilmore, Croft, y Reid, 1981). La fiabilidad de este test, analizado usando métodos de mitades resultó de ser de 0.98. Estas puntuaciones se usaron para construir dos medidas de dificultades de Discapacidad lectora. A los 8 años se valoró la muestra usando la Escala Wechsler de Inteligencia para niñosRevisada (WISC-R; Wechsler, 1974). Sobre la bases de los modelos de regresión de la relación entre las puntuaciones de lectura de Burt y las puntuaciones de CI de realización del WISC-R, las puntuaciones de lectura esperadas para cada miembro de la muestra fueron computadas. La diferencia entre estas puntuaciones esperadas y las puntuaciones de lectura observadas fue estimada y los niños con puntuaciones de discapacidad lectora superiores a una desviación estándar por debajo de su valor esperado fueron clasificados como discapacitados para la lectura. Este procedimiento llevó a un 15% de la muestra clasificado como discapacitado para la lectura. Problemas de Conducta (10-16 años) Los problemas de conducta fueron valorados a las edades de 10, 12 14 y 16 años usando informes maternos (10-16 años), informes de profesores (10, 12 años) e informes propios (14, 16 años). Informes maternos. A los 10 y 12 años estos informes se basaron en los puntos derivados de los cuestionarios de Rutter (Rutter et al., 1970) y Conners (1969, 1970) mientras que a los 14 y 16 años los lectura: retraso de lectura y discapacidad lectora. Retraso de lectura. Los niños cuya puntuación en el Burt Word Reading Test les situaba más de una desviación estándar por debajo de la media para la muestra fueron clasificados como poseedores de un retraso de lectura. Basándose en esta clasificación 13.3% de la muestra fueron clasificados como retrasados en la lectura. informes de comportamientos alterados o conductualmente trastornados fueron valorados usando puntos derivados de la Revised Problem Behaviour Checklist (Quay y Peterson, 1987). Informes del profesor. A los 10 y 12 años los informes del punto hasta el cual los jóvenes desarrollaban comportamientos alterados o conductualmente trastornados, fueron valorados usando un cuestionario que combinaba puntos de los cuestionarios de maestro de Rutter y Conners. Informes propios. A los 14 y 16 años se obtuvieron informes propios de comportamientos alterados o conductualmente trastornados usando un cuestionario asado en puntos derivados del Diagnostic Interview Schedule for Children (Costello, Edelbrock, Kolas, Kessler, y Klaric, 1982). La estructura de estas medidas ha sido descrita en publicaciones previas (Fergusson y Horwood, 1987, 1993; Fergusson, Horwood, y Lloyd, 1991). Todas las escalas tenían fiabilidades aceptables (alfa oscilaba de 0.81 a 0.95). Factores que pueden llevar a Confusión Las medidas de factores sociales, familiares y relacionados fueron escogidos sobre la base de análisis previos como factores conocidos o de los que se sospechaba estaban asociados con dificultades de lectura durante la infancia media (Fergusson, Horwood, y Lynskey, 1993; Fergusson, Lloyd, y Horwood, 1991) o problemas conductuales (Fergusson et al., 1993; Lynskey y Fergusson, 1995). Comportamiento temprano infantil. (1)Problemas conductuales (6 años). A los 6 años se obtuvieron informes maternales y de los profesores de las tendencias de los niños hacia comportamientos alterados o conductualmente trastornados usando un instrumento basado en los cuestionarios de padres y profesores de Rutter. Los informes de padres y profesores fueron combinados para construir una escala de medida unidimensional reflejando hasta qué punto el niño era descrito mostrando comportamientos alterados (Fergusson, Horwood, et al.; 1991). La fiabilidad de esta escala, valorada usando coeficiente alfa, (2)Educación materna. El nivel materno de educación fue valorado en el momento del nacimiento del niño usando una escala de tres puntos que reflejaba el nivel más alto de logro educacional adquirido. Esta escala era: 1=madre sin calificaciones educacionales formales; 2=la madre tenía calificaciones educacionales de secundaria; 3=la madre tenía calificaciones terciarias/técnicas. (3)Estatus socioeconómico. El estatus socioeconómico de la familia en el momento del nacimiento del niño fue valorado usando la escala de estatus socioeconómico para Nueva Zelanda de Elley e Irving (1976). (4)Etnia. Los jóvenes se clasificaron en etnia Europea/Pakeha o Maorí/Isla del Pacífico basándose en los informes de los padres de la etnia en el momento del nacimiento del niño. (5)Situación de la familia. En el momento del nacimiento se indicó si el niño entró en una familia de uno o dos padres. fue de 0.83. (2)Dificultades de atención (6 años). A los 6 años los informes maternos y de profesores de las tendencias de los niños hacia comportamientos no atentos, sin descanso, o hiperactivos se obtuvieron usando un instrumento basado en los cuestionarios de padres y profesores de Rutter (Rutter et al., 1970). Los informes de los padres y profesores se combinaron para construir una escala de medida unidimensional reflejando hasta qué punto el niño se describió mostrando un comportamiento sin descanso, no atento, o hiperactivo (Fergusson, Horwood, et al., 1991). La fiabilidad de esta escala valorada coeficiente alfa, fue 0.85. Factores demográficos. (1)Edad materna. Esto fue valorado en años completos al nacimiento del niño de la encuesta. Factores familiares. (1)Estándares de vida de la familia (0-8 años). Cada año, los estándares de vida de la familia fueron valorados por entrevistadores mediante una escala de cinco puntos de "muy pobre" a "muy buenos". Estos valores se sumaron durante el periodo de ocho años y se dividieron entre 8 para dar una medida de los estándares de vida típicos de la familia durante el periodo desde el nacimiento del niño hasta los 8 años (2)Desventaja infantil. La construcción de este índice ha sido descrita previamente (Fergusson, Horwood, y Shannon, 1981) y se basa en una suma sopesada de medicina preventiva, riesgos de morbilidad, niveles de experiencia infantil, y exposición a educación preescolar, patrones de interacción madre-hijo, estándares de vida, y estabilidad familiar, valorados hasta la edad de 3 años. (3)Abolición del castigo. Ésta era una medida de frecuencia con la cual se observó que la madre realizaba respuestas punitivas ante el comportamiento del niño, basadas en el inventario HOME (Bradley y Caldwell, 1977; Elardo, Bradley, y Caldwell, 1977) y valorado cuando el niño tenía 3 años. (4)Reacciones emocionales maternas. Esta medida era un índice de frecuencia con el que se observó que la madre del niño proporcionaba respuestas emocionales positivas al niño y estaba basada en el inventario HOME (Bradley y Caldwell, 1977) valorado cuando el niño tenía 3 años. Tamaño de la Muestra Los análisis que se informan en este estudio se basaron en submuestras de la cohorte original y los tamaños de las muestras usadas en los análisis informados aquí oscilaban entre 718 y 856 encuestados. Estas muestras representaban entre el 56.8% y el 67.7% de la cohorte inicial de 1265 niños. Existían dos razones principales para esta reducción de la muestra: (1)Primero, a través de los procesos normales de reducción de la muestra en la investigación longitudinal, la muestra se había reducido a 982 por los 16 años. Esta muestra representaba el 77.6% de la cohorte inicial y el 88.4% de los miembros de la cohorte todavía vivos y residentes en Nueva Zelanda. (2)Segundo, por razones logísticas sólo fue posible suministrar el Burt Word Reading test a los 8 años a aquellos miembros de la muestra residentes en la región de Canterbury. Esta muestra representaba aproximadamente el 80% de la cohorte a esa edad. Los efectos de esta reducción de la muestra en los parámetros modelo y las conclusiones obtenidas de este estudio, son discutidos Resultados. en la sección de Resultados Las Relaciones entre Retrasos Tempranos de Lectura y Dificultades Posteriores de Conducta. La tabla 1 proporciona la muestra estratificada por sexos y, para cada grupo de sexos, las puntuaciones de los informes de los problemas de conducta a los 10, 12, 14, y 16 años se exponen para los niños retrasados y no retrasados en la lectura. Los informes de los problemas de conducta son valorados por tres fuentes (madre, profesor, uno mismo) con Tabla 1 Media de Puntuaciones de los Problemas de Conducta (10-16 Años) para Niños Retrasados y no Retrasados en la Lectura (8 años) por Sexos Varones Hembras No No retraso Retraso retraso Retraso Problemas conducta lectura lectura p lectura lectura p 10 años Informe materno 100.7 104.1 <.05 98.4 101.7 <.05 Informe profesor 101.3 106.2 <.001 97.7 99.4 >.20 12 años Informe materno 100.8 103.6 <.05 98.3 103.5 <.005 Informe profesor 100.6 107.5 <.001 98.2 99.1 >.50 14 años Informe materno 100.1 105.0 <.001 98.8 101.4 >.05 Informe propio 99.7 102.2 >.05 99.7 101.2 >.40 16 años Informe materno 100.4 102.6 >.10 99.1 100.7 >.30 Informe propio 100.5 101.4 >.50 99.3 100.3 >.50 N 311-343 69-79 362-400 27-34 N-Los tamaños de las muestras varían de comparación a comparación dependiendo de la edad de observación pero permanecen dentro de los intervalos citados. dos fuentes de información disponibles en cada edad e informes maternos disponibles en todas las edades. Para ayudar en la comparación de las puntuaciones de los tests, todas las medidas han sido puestas a escala para tener una media de 100 y una desviación estándar de 10. Esta convención de escala hace posible comparar entre diferencias de grupo en problemas de conducta sobre una escala estándar. Cada comparación es estudiada para significación estadística usando un t-test para muestras independientes. La inspección de la Tabla 1 da lugar a las siguientes conclusiones: (1) Había un efecto principal significativo [F 8,739) = 3.9, p < .001] para el retraso de lectura, reflejando el hecho de que los niños con retraso de lectura tenían una media de puntuaciones en los problemas de conducta consistentemente más alta que los niños sin retraso de lectura. (2)Había un efecto principal significativo para sexo [F (8,739) = 5.7, p < .001], reflejando el hecho que los niños tienen tasas más altas de problemas conductuales que las niñas. (3)No había ningún efecto significativo para la edad [F(3,744) = 0.2, p > .90]. La razón fue que las medidas para los problemas de conducta fueron escaladas a una media de 100 en todas las edades, dando lugar a una situación en la que la edad no estaba relacionada con la media de las puntuaciones de los tests. (4)Había un retraso significativo en la lectura por interacción del sexo [F(8,739) = 2.0, p <.05] reflejando el hecho de que los efectos de los retrasos de lectura sobre los problemas conductuales en niños son más marcados que los efectos del retraso de lectura sobre los problemas conductuales en niñas. (5)Había una interacción significativa entre el retraso de lectura y la edad [F(3.744) 3.4, p<.05], reflejando el hecho de que las relaciones entre retraso de lectura y Estos resultados sugieren claramente que las relaciones entre los retrasos en la lectura y las dificultades conductuales no se correspondían con un simple modelo de efectos principales y que estas relaciones eran modificadas por la edad y el sexo, siendo más marcadas para los chicos y más marcadas para edades más jóvenes. problemas conductuales varían con la edad. (6)De todas formas, no había ninguna interacción significativa entre edad por sexos y retraso en la lectura [F(3.744) = 0.1, p > .90]. Tabla 2 Asociaciones entre Retrasos de Lectura (8 Años) y Medidas de Comportamiento Temprano, Antecedentes Sociales, y Factores Familiares No retraso Retraso lectura lectura p Comportamiento temprano % de la puntuación en el más alto cuartil de problemas 22.1 44.8 <.001 conductuales (6 años) %de la puntuación en el más alto cuartil de dificultades 23.1 54.3 <.001 de atención Antecedentes demográficos y sociales %Hombres 46.7 70.1 <.001 %Madres <25 años al nacimiento del niño 37.8 47.9 <.05 %Madres con ninguna calificación educacional formal 50.1 65.0 <.005 %Familia de estatus socioeconómico semi-cualitativo/23.6 41.9 <.001 no cualitativo Factores familiares %De estándares de vida de la familia en el cuartil más 18.2 37.6 <.001 bajo %de la puntuación de la desventaja familiar (0-3 años) 16.6 37.4 <.001 en el más alto quintil %del porcentaje de abolición del castigo (3 años) en el 14.7 31.0 <.001 más alto quintil %de la puntuación de la respuesta emocional materna en 24.1 41.4 <.001 el más bajo cuartil (3 años) N 686 165 Tabla 3 Media de las Puntuaciones de Problemas Conductuales (10-16 Años) para Niños Retrasados y no Retrasados en la Lectura (8 Años) por Sexos después del Ajuste para Covariables Factores Asociados al Retraso Temprano de Lectura La tabla 2 compara niños retrasados y no retrasados en la lectura en series de medidas descriptivas de características sociales, familiares e individuales valoradas previamente a la valoración de los retrasos de lectura. Para facilitar la presentación, todos los factores han sido presentados como dicotomías y las asociaciones entre retrasos de lectura y cada factor antecedente se ha examinado para significación estadística usando el test de ji-cuadrado. La tabla muestra que los niños con problemas de lectura tempranos se caracterizaban por una serie de particularidades desventajosas que estaban presentes previas a la valoración del retraso de lectura. Estas características incluían: (1)Tasas más altas de problemas de conducta (p<.001) y dificultades de atención (p <.001) hacia los 6 años. (2)Tasas más altas de desventaja demográfica. Los niños retrasados en la lectura eran más frecuentemente varones (p< .001), más frecuentemente tenían madres más jóvenes (p<.05), madres sin calificaciones formales de educación ( p<.005), y más frecuentemente provenían de familias con estatus socioeconómico no cualitativo o semicualitativo. (3)Tasas más altas de adversidad familiar o infantil. Los niños retrasados en la lectura habían experimentado más frecuentemente estándares de vida familiar pobres (p<.001), niveles altos de desventaja infantil (p<.001), y estaban más frecuentemente expuestos a interacciones madre-hijo menos nutritivas (p < .001) más punitivas (p <.001). Asociaciones entre Retraso en la Lectura y Problemas Conductuales Ajustados para Factores que Potencialmente llevan a Confusión Los resultados en la Tabla 2 podrían sugerir que las tasas más alta de problemas de conducta entre los niños retrasados en la lectura expuestos en la Tabla 1 eran debidos a los factores que llevaban a confusión que estaban: (a) asociados a retrasos tempranos de lectura, y (b) relacionados con problemas conductuales posteriores. Para tratar esta cuestión los datos fueron reanalizados usando un planteamiento de análisis de covarianza en el cual las asociaciones entre el retraso de lectura y los posteriores problemas conductuales fueron ajustadas para factores que potencialmente podían confundir. En este análisis, los factores Covariables no fueron puntuados como dicotomías como en la Tabla 2 sino que fueron puntuados con las unidades descritas en la sección de Método. Los resultados de este análisis están expuestos en la Tabla 3, que muestra estimaciones de la media de puntuaciones de problemas de conducta para niños retrasados y no retrasados en la lectura ajustados para los factores que pueden confundir y tests del la significación de las diferencias ajustadas. La tabla muestra que: (1) Después del ajuste para los factores que prestan a confusión hubo poca evidencia para sugerir asociaciones estadísticas entre retrasos de lectura y problemas de conducta posteriores: de 16 comparaciones informadas en la Tabla 3, sólo 1 alcanzó significación estadística. (2)El factor covariable que emergía consistentemente como un predictor de problemas conductuales posteriores era los problemas de conducta a los 6 años. Un análisis más en profundidad mostró que este (1)Hubo un efecto principal significativo para sexo [ F(8.699) = 3.2, p<.005], reflejando el hecho de que los niños tenían tasas más altas de problemas conductuales que las niñas. (2)No hubo ningún efecto principal significativo para el retraso de lectura [F(8.699) = 1.2, p > .30] reflejando el hecho de que, después del ajuste para covariables, las tasas de problemas conductuales entre los niños retrasados y no retrasados en la lectura eran similares. (3)No hubo ninguna interacción significativa entre retrasos en la lectura y otros factores ( p > .05), reflejando el hecho de que la ausencia de la asociación entre retraso de lectura y problemas conductuales estaba presente en todos los grupos de sexo y edades. Análisis de la Discapacidad de Lectura Seguidamente consideramos si los diferentes resultados debían ser obtenidos cuando las dificultades de lectura se valoraban como medidas de discapacidad de factor explicaba ampliamente las asociaciones entre retrasos tempranos de lectura y posteriores problemas conductuales. Con el fin de proporcionar un test más comprensible de las relaciones entre edad, sexo, retrasos de lectura, y posteriores problemas conductuales después del ajuste para factores que llevan a confusión, el análisis se amplió para producir un análisis multivariable de diseño de covarianza en el cual: los factores de la Tabla 2 fueron tratados como Covariables; edad, sexo, y retrasos de lectura fueron tratados como factores de diseño con la edad como factor repetitivo de medidas. Después del ajuste covariable: lectura referidas al CI. Por lo tanto nosotros replicamos el análisis de la relación entre las dificultades de lectura y consecuencias posteriores usando una medida de discapacidad de lectura referida al CI. En este análisis se computaron diferencias entre la habilidad lectora del sujeto y la prevista sobre la base del CI y los sujetos cuyas puntuaciones de diferencia los situaban en más de una desviación estándar por debajo de la media de la distribución de puntuaciones fueron clasificados como discapacitados para la lectura. Los resultados de este análisis llevaron a las siguientes conclusiones: (1)En general, las relaciones entre discapacidad lectora y posteriores problemas conductuales tendían a ser consistentemente más débiles que las relaciones entre los retrasos en la lectura y los problemas conductuales. De las 16 comparaciones hechas entre las puntuaciones de los problemas conductuales de los niños discapacitados y no discapacitados para la lectura sobre una determinada edad, sexo, y fuente de condiciones de medida, sólo 2 fueron estadísticamente diferente (p<.05). (2)En común con los retrasos de lectura, la discapacidad lectora se asoció al intervalo de infancia, familia y factores relacionados incluyendo problemas tempranos de conducta y atención, estándares de vida familiar más pobres, desventaja infantil, e interacción madre-hijo más punitivo, menos nutritiva. (3)El ajuste para los factores que pueden confundir para todas las edades, grupos de sexo, y fuentes de medida, resultó en una ausencia de asociación entre la discapacidad lectora y los problemas conductuales posteriores. Claramente, las implicaciones de este análisis son similares al análisis de los retrasos de lectura no referidos al CI: cuando se tenían debidamente en cuenta los factores que llevaban a confusión, y particularmente con los problemas conductuales precoces y las dificultades de atención, las discapacidades lectoras no estaban relacionadas con problemas conductuales posteriores siendo esta ausencia de asociación aplicable a varios grupos de edad, sexo, y métodos de medida. Variaciones en la medida y definición de las dificultades de lectura. Para examinar la sensibilidad del análisis a los cambios en la definición de los métodos de medida los resultados fueron reanalizados de dos formas. Primero, lo estricto de la definición de retrasos de lectura o discapacidades se varió de un criterio estricto que sólo permitía la clasificación del 5% de la cohorte como retrasados o discapacitados para la lectura a una definición más indulgente que permitía la clasificación de un 20% de la muestra como retrasados o discapacitados para la lectura. Segundo, las medidas de los retrasos de Análisis Suplementarios Comprobación del Modelo y Con el fin de explorar hasta qué punto las conclusiones expuestas más arriba eran consistentes con los cambios en los métodos analíticos o asunciones, se realizaron los siguientes tests adicionales. Corrección para la tendencia en la selección de la muestra. El presente análisis se basó en un grupo de la cohorte de CHDS y pudo haber sido influenciada por los factores de selección de la muestra. Para tratar esta cuestión se aplicó a este análisis el método de corrección de la selección de la muestra descrito por Berk (1983). Este método incluye modelos de dos pasos con el primer paso de este procesos incluyendo la estimación del hazar que tiene cada sujeto en un análisis de ser omitido del análisis y el segundo paso incluyendo la incorporación del hazar de selección de la muestra en el modelo sustantivo para corregir las tendencias de selección de la muestra. La aplicación de este método mostró que las conclusiones obtenidas antes y después de la corrección de las tendencias para la corrección de la selección de la muestra eran idénticas. lectura y las discapacidades de lectura se trataron como variables continuas que variaban de ninguna a severa. Todos los análisis produjeron conclusiones que eran consistentes con las expuestas más arriba. Variaciones en las medidas de las consecuencias. Se podría sugerir que habiendo escogido diferentes consecuencias, se podría llegar a diferentes conclusiones. Para tratar esta cuestión se replicaron los análisis de más arriba usando medidas adicionales de comportamientos antisociales incluyendo delincuencia juvenil, antecedentes oficiales de contacto con la policía, abuso de alcohol, uso de drogas ilícitas, y consumo de cigarrillos. En todos los casos, estos análisis sugirieron que cuando se tenían debidamente en cuenta los factores que prestaban confusión, las dificultades tempranas de lectura no estaban relacionadas con riesgos posteriores de comportamientos antisociales o de uso de sustancias. Colectivamente, los resultados anteriores proporcionan un fuerte apoyo a las tres conclusiones más importantes sobre las uniones entre las dificultades tempranas de lectura y la adaptación posterior en esta cohorte: (1)Como regla general, los niños con dificultades tempranas de lectura tenían mayor riesgo de problemas de adaptación posteriores, siendo estas asociaciones más marcadas para varones que para hembras. (2)Los elevados riesgos desarrollados por los niños con dificultades de lectura no parecieron ser el resultado de dificultades de lectura sino más bien surgieron de factores (y principalmente el trastorno precoz de la conducta) que estaban correlacionados con dificultades de lectura y problemas posteriores de conducta. (3)La ausencia de asociación entre dificultades de lectura y ajuste posterior era uniforme y no había ninguna evidencia que sugiriera que estas asociaciones fueran modificadas por efectos contextuales relacionados con la edad, sexo, o los métodos mediante los cuales se valoraron los El factor crítico que explicaba las uniones entre dificultades tempranas de lectura y problemas conductuales posteriores eran los problemas conductuales precoces. En particular, el análisis mostró que los niños que tenían dificultades de lectura a los 8 años se caracterizaban por tasas más altas de problemas conductuales a los 6 años. El control de los problemas conductuales retrasos de lectura y las consecuencias. Discusión Dificultades de Lectura, Ajuste, Factores que prestan a Confusión y En común con estudios previos (Dishion et al., 1984; Fergusson y Horwood, 1995; Hawkins y Lishner, 1987; Hinshaw, 1992; Maughan et al., 1996; Williams y McGee, 1994), encontramos que los niños con dificultades de lectura tempranas tenían riesgos superiores de problemas conductuales posteriores. De todas formas, análisis subsiguientes sugirieron que estos riesgos elevados son en gran parte debidos al hecho de que los niños con dificultades tempranas de lectura también tendían a tener otras características que, independientemente de las dificultades de lectura, contribuyen a los problemas conductuales posteriores. Después del ajuste para estos factores que llevaban a confusión, las dificultades de lectura estaban uniformemente no relacionadas con el ajuste posterior. Se encontró que este resultado era consistente en una serie de cambios metodológicos y analíticos, y persistió después de la corrección de las tendencias potenciales de selección de la muestra y se correspondía con una amplia gama de definiciones de dificultades de lectura y medidas de consecuencias. tempranos explicó gran parte de la asociación entre problemas de lectura tempranos y consecuencias posteriores. Una ventaja particular del presente diseño era que la extensión de los problemas tempranos de conducta era valorada a una edad (6 años) en la cual era probable que las dificultades de lectura no hubieran sido claramente evidentes o identificados tanto por el niño como por sus profesores. Este carácter del diseño reduce el potencial para sugerir que las dificultades de lectura eran una causa de problemas tempranos y tardíos de conducta. La interpretación más plausible de los resultados es claramente que: (a) los niños con dificultades conductuales a los 6 años están más predispuestos a dificultades de lectura a los 8 años; (b) los que tienen problemas conductuales a los 6 años están más predispuestos a problemas conductuales posteriores; (c) en virtud de (a) y (b) las dificultades tempranas de lectura y los problemas conductuales posteriores están correlacionados. A pesar de que el presente análisis sugiere que la asociación entre retrasos de lectura tempranos y problemas conductuales posteriores es probablemente no causal y surge de la correlación entre la adaptación precoz y la lectura temprana, este análisis no explica porqué el ajuste del comportamiento a los 6 años se correlaciona con los logros en la lectura hacia los 8 años. Una posibilidad es que la adaptación del comportamiento alrededor del punto de entrada escuela influencia la adquisición temprana de lectura de forma que los niños con dificultades conductuales de aparición precoz tienen más posibilidades de llegar a ser lectores pobres. Otra posibilidad es que la correlación entre el ajuste precoz de comportamiento y la lectura posterior refleja factores comunes que deben de predisponer a los niños a problemas de comportamiento y retrasos de lectura precoces. Estos factores comunes deben de incluir una variedad de factores sociales, familiares, cognitivos y genéticos que hacen vulnerables a los niños a los problemas conductuales tempranos y a los retrasos precoces de lectura. De todas formas, análisis posteriores sugirieron que efectos aparentemente contextuales era probable que fueran artefactos ya que, cuando se ajustaron las asociaciones entre dificultades de lectura Sin tener en cuenta estas cuestiones, el presente estudio sugiere que la correlación entre el ajuste de comportamiento y la habilidad lectora se establece alrededor del punto de entrada escuela y, más importante, que el desarrollo de retrasos de lectura no parece que lleve a o exacerbe los problemas conductuales una vez que se tiene en cuenta la adaptación del comportamiento a los 6 años. Los Efectos del Contexto Maughan et al. (1996) argumentó que los efectos de las dificultades de lectura sobre las consecuencias deben de variar de forma compleja con el sexo, la edad de estudia de los problemas conductuales, y los métodos para estudiar las dificultades de lectura. El presente análisis sugiere que sus puntos de vista deben de ser correcto en algunos aspectos e incorrectos en otros. El análisis de las relaciones entre la dificultades de lectura y los problemas conductuales previamente al ajuste para las confusiones sugirieron que: (a) los efectos para las dificultades de lectura sobre el ajuste posterior eran mayores para los niños que para las niñas y (b) los efectos de las dificultades tempranas de lectura sobre los problemas conductuales posteriores tendían a disminuir con el paso del tiempo. A primera vista estos resultados dan un apoyo fuerte a la visión de que las relaciones entre las dificultades de lectura y la adaptación deben de ser contexto-específicas. tempranas y problemas conductuales posteriores para los factores que se prestaban a confusión, no hubo ninguna evidencia de efectos de contexto sobre las relaciones entre las dificultades tempranas de lectura y problemas conductuales posteriores: tests multivariables mostraron una ausencia uniforme de asociación entre dificultades de lectura y problemas de conducta posteriores a través de los subgrupos de edad y sexo después del ajuste para los factores que se prestaban a confusión. Estos resultados sugieren claramente que los efectos aparentemente contextuales observados en el análisis de dificultades de lectura y problemas conductuales deben, de hecho, ser debidos a los efectos de factores de confusión incontrolados a través de los subgrupos de edad y sexo de las muestras más que a ningún efecto genuino de contexto. Este hallazgo debe de servir para aclarar los hallazgos aparentemente contradictorios que han surgido del análisis de los efectos de los factores contextuales sobre la asociación entre las dificultades de lectura y la adaptación. En particular, Williams y McGee (1994) concluyeron que los efectos de las dificultades de lectura eran más marcados para los varones adolescentes, mientras que Maughan et al. (1996) llegaron casi a la conclusión opuesta: que las dificultades de lectura tenían sus mayores efectos sobre los problemas conductuales valorados por los profesores en las chicas adolescentes. Si, como se conjetura más arriba, los efectos aparentes de contexto se deben a los efectos de factores de confusión incontrolados más que a los efectos de contexto, la naturaleza aparentemente contradictora de estos hallazgos debe de ser resuelta. Específicamente, debe sugerirse que, debido al control inadecuado de las confusiones, los análisis que examinan las relaciones entre las dificultades de lectura y los problemas conductuales en los grupos de edad y sexo tienen riesgo de producir resultados "incompletos" en los que las asociaciones son evidentes en algunos subgrupos pero no en otros. El efecto de esto sería la producción de conclusiones sugiriendo relaciones contexto-específicas entre las dificultades de lectura y el ajuste cuando, de hecho, estas relaciones reflejarían los efectos de un control estadístico inadecuado sobre los contrastes entre grupos. La investigación de las dificultades de lectura y los comportamientos alterados parece haber sido ampliamente motivada por un deseo de examinar hasta qué punto la corrección de la lectura jugaría un papel influyente en la prevención y reducción de riesgos de los problemas conductuales. La literatura sobre la investigación en este área ha llevado a varias afirmaciones que han implicado que el proporcionar corrección de la lectura debe de actuar como un paso positivo en la reducción de los comportamientos antisociales (Allyon y Roberts, 1974; Marholin y Steinman, 1977 McGee y Share, 1988). Estas afirmaciones tienen un atractivo considerable hasta el punto que el proporcionar corrección de la lectura puede llegar a ser beneficioso para los niños sin tener en cuenta hasta qué punto reduce el riesgo de problemas conductuales. De todas formas, con el fin de establecer el papel de la corrección de la lectura como un componente positivo de los programas destinados a reducir los riesgos de comportamiento es también necesario mostrar que las variaciones en las dificultades de lectura proporcionan una contribución sustancial a estos riesgos. La evidencia de este estudio no apoya la conclusión de que las dificultades de lectura juegan un papel influyente en el desarrollo de los problemas conductuales. Tres líneas de evidencia apoyan esta conclusión. Segundo, el análisis sugirió que la aparente asociación entre las dificultades de lectura y las consecuencias de comportamiento estaban adecuadamente explicadas por factores que se prestaban a confusión (y problemas conductuales notablemente precoces) que tendían a ser antecedentes causales de las dificultades de lectura y de las consecuencias de comportamiento posteriores. Tercero, mientras que se debiera sugerir que los efectos de las dificultades de lectura deben de ser complejos y contexto específicos, la evidencia en favor de esta visión no es fuerte. En general, los estudios En estos tres campos (el pequeño tamaño del efecto, la ausencia de asociación después del control de los factores que llevan a confusión, y evidencia equívoca de efectos contextuales) el caso de la visión que las dificultades de lectura en la infancia contribuyen significativamente al comportamiento antisocial posterior, esta abierta a serias dudas. Agradecimientos. Esta investigación fue financiada por las subvenciones de the Health Research Council de Nueva Zelanda, the Canterbury Medical Research Foundation, the National Child Health Research Foundation, y Lottery Health Referencias [...] Manuscrito aceptado recibido el 3 de marzo de 1997 que afirman relaciones contextoespecíficas han tendido a producir conclusiones contradictorias o inconsistentes sobre el contexto en el cual las dificultades de lectura deben de influenciar la adaptación y los presentes resultados sugieren que los efectos aparentemente contextuales deben de ser más un reflejo de factores de confusión incontrolados que influencias genuinamente contextuales.