Bosques mágicos y dragones en Aralar
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Bosques mágicos y dragones en Aralar
20 X 14 DE SEPTIEMBRE DEL 2008 14 DE SEPTIEMBRE DEL 2008 21 A-15 NA -130 NAVARRA Lekunberri Larraún Río Larraún Iribas Baraibar Sierra de Aralar Cuevas de Mendukilo N 0 1 KM GUÍA DE VIAJE INFORMACIÓN Consorcio turístico Plazaola Plazaola, 21 31870 Lekunberri Tel. 948 507 205 www.plazaola.org 33 En la otra página, el dolmen de Albi, uno de los casi 50 que hay en la sierra de Aralar. Sobre estas líneas, un ganadero conduce unas vacas hacia un caserío. A la izquierda, un plato con los típicos ‘talos’ (tortas de maíz) y queso Idiazábal, y las cuevas de Mendukilo. A la derecha, una procesión sale del santuario de San Miguel. DORMIR Y COMER Casa Apeztegia 31879 - Baraibar Tel. 627.383.430 www.apeztegia.com Casa del siglo XIX con tres habitaciones, dos baños y cocina. Se alquila entera. Casa rural Anatxonea 31.879 Baraibar Tel. 948 50 41 45 Casa tradicional de piedra de tres habitaciones. Se alquila entera. Posibilidad de alquilar caballos. Hotel Ayestarán Aralar, 22-27 31870 Lekunberri Tel. 948 50 41 27 www.hotelayestaran. com Edificio del siglo XX catalogado como patrimonio histórico. Son en realidad dos hoteles. Uno de 60 habitaciones y otro, más íntimo, de 16. Posada Iruso Arkiskil 31880 Leitza Tel. 948 39 70 35 y 669 01 32 94 www.iruso.com Premio Alojamiento Singular 2005. Encantador hotel rural a cuatro kilómetros de Leitza con dos habitaciones históricas y la cocina de Fran Henandorena. Bosques mágicos y dragones en Aralar Desconexión navarra eva melús L a Navarra húmeda ofrece un rincón para creer en piedras mágicas, dragones y en el poder curativo del queso Idiazábal. Cinco horas escasas de coche separan el bullicio de Barcelona del rebaño de ovejas latxas que pastan al otro lado de la ventana de una casa rural en Baraibar, en la sierra de Aralar. En la quesería de enfrente se elabora de manera artesana el típico Idiazábal, con denominación de origen y en la línea de los artzai gazta (queso de pastor). Lo más. Sobre el verde, que es intenso incluso detrás de la bruma ensoñadora que lo inunda todo, pacen también algunos caballos. El valle del Larraún se ha dedicado desde siempre al pastoreo y a la ganadería, aunque estas monturas se brindan ahora a los turis- tas para recorrer el valle del Larraún y la sierra de Aralar. Pertenecen a otra casa rural, que está dos casas más abajo. Baraibar no llega a los cien habitantes y como el resto de los pueblos de Aralar, el caserío está levantado a base de grandes bloques de piedra del color de la plata vieja y moteados por líquenes seculares. Es como si sus gentes hubieran querido dejar claro desde el principio que no pensaban moverse de allí. Y allí siguen. Su arquitectura montañera, anclada dos siglos atrás, conserva intactos los sillares de madera de las fachadas, los blasones, las chimeneas y las pesadas rampas de piedra para acceder a las casas. La ausencia de carreteras para llegar hasta Aralar paró el tiempo como la explosión del Vesubio en Pompeya. Desde hace algunas décadas una vía se bifurca cerca de Lekunberri, ca- LA LEYENDA Según se dice, en la cumbre del Putterri, a 1.295 metros, habita la diosa Mari, deidad vasca de la tierra beza de partido del territorio, y cincela una Y a través de la sierra, entre hayedos y robles con solera. Uno de los trazos lleva hacia Iribas, donde el río Larraún, conocido como el Guadiana navarro, resurge en un proverbial nacedero, y también al desvío de las cuevas de Mendukilo (pronúnciese Mendukillo para no quedar como un dominguero). Poco antes del desvío al santuario de Santiago, Itxasperriko enlaza con la autopista. El otro ramal de carretera pasa por Baraibar y por Albi, famoso por su dolmen. De la Casa Forestal parten muchas rutas de esquí de fondo. Esta es también una de las puertas que lleva a la exuberante cumbre del Putterri (1.295 metros), una reserva natural donde, según se dice, habita la diosa Mari, deidad vasca de la tierra, y se encuentra bien escondido desde hace siglos un pellejo de oveja lleno de oro. Sin embargo, esta es sobre todo la carretera que lleva al santuario de San Miguel de Aralar. En estas montañas de brumas célticas, la religión y la mitología conviven sin traumas. Parece ser que en el mismo lugar donde hoy está el santuario de San Miguel hubo un templo precristiano. Es uno de esos lugares que, según los místicos, está lleno de buena energía y, además, en su área de influencia se encuentra la mayor concentración de dólmenes de la provincia. Casi 50 de ellos solo en Aralar. En la zona de Etxarri-Arana, justo al norte de Lekunberri, hay varias rutas señalizadas. La de 15 kilómetros permite ver una decena de dólmenes. La de 9,5, un par, pero es que aquí no hace falta ir a ver nada para disfrutar. Incluso el cartel de una panadería, una de las recurridas tallas de madera, puede parecer una auténtica obra de arte. La real curación La celebridad del santuario comenzó hacia el siglo XI cuando el rey Pedro I se recuperó allí de una enfermedad. Seguramente fue a partir de entonces que de las puertas navarras empezó a colgar el típico lema Mikel, zurea zaizu Euskal Herria (Miguel, tuya es Euskal Herria), como el corazón de Jesús de toda la vida. LA VÍA VERDE El viejo trazado del tren Plazaola, inutilizado desde 1953, ofrece una panorámica única UNA CUESTIÓN DE FE La iglesia de San Miguel conserva un trozo de la cadena de Teodosio que ‘combate’ las migrañas Hay quien prefiere creer la leyenda: que el santuario de San Miguel lo fundó Teodosio de Goñi. El noble venía de las cruzadas cuando se encontró con el mismísimo diablo. Este le dio a entender que su mujer le era infiel. Como en aquella época los asuntos de cuernos se resolvían a la brava, el hombre se fue corriendo hacia su casa y mató a la pareja que dormía en su lecho nupcial. Resultó que en realidad eran sus padres. La esposa, una santa mujer, los había recogido. Teodosio vagó por los montes encadenado para purgar el parricidio hasta que topó con el dragón de Aralar. Cuando las cosas se pusieron feas para Teodosio, este se encomendó a san Miguel y el dragón huyó a los infiernos a través de una sima. Sobre ella, el caballero hizo construir el santuario en honor al arcángel. La cueva misteriosa La capilla sobre la cueva y la iglesia pueden visitarse gratis. En su interior guardan un frontal esmaltado románico (parece ser que fue creado por artistas de Limoges hacia el 1180) que está entre los más valorados de Europa. Su bellísima gama de azules representa el cielo, sobre el que suceden varias escenas bíblicas. El retablo fue robado en 1979, se dice que por uno de los míticos ladrones del gremio, Erick el Bel- ga, y fue recuperado casi en su totalidad dos años después. Es costumbre que los niños (y también los mayores) metan la cabeza en un hueco que se cree que lleva a la cueva del dragón, en la capilla central. Hay también unos trozos de la cadena de Teodosio. Los migrañosos deben meter en el hueco su cabeza dolorida, rezar un credo y dar tres vueltas a la cadena. Con este ritual y con mucha fe, aseguran los más piadosos, se curarán. En el lugar también se han aplicado durante siglos tratamientos de fertilidad. Las mujeres que no podían tener hijos acudían allí a sentarse sobre una piedra, hoy desaparecida. ¿Pero qué fue del dragón? Aquí también interviene la leyenda. Se cree que huyó por las profundidades y a través de galerías subterráneas (todo Aralar es un queso de gruyère), acabó en una de las seis salas de las cuevas de Mendukilo. Con un poco de imaginación, se puede distinguir su cabeza petrificada. En la cavidad hay una profusión de formaciones megalíticas que antiguamente fueron utilizadas como establo. Se pueden visitar tres salas, aunque recientemente se han habilitado dos pasarelas que permiten ver otras dos. La visita incluye un audiovisual de 15 minutos de duración, que recoge la visión de Aralar de pastores, naturalistas y montañeros. Otra buena panorámica de lo que es el territorio se puede conseguir con un recorrido por el antiguo trazado del tren Plazaola, inutilizado desde 1953 y convertido ahora en una vía verde. Cuando culmine la actual rehabilitación de túneles se podrán recorrer 40 kilómetros sin interrupción, desde Lekunberri hasta Andoain, en Guipuzcoa. Ahora hay un tramo de 12 kilómetros y otro de siete que merecen mucho la pena. El proyecto ha ganado el tercer Premio Europeo de Vías Verdes. El fin de semana próximo acogen una prueba deportiva. El antiguo almacén de la estación de Lekunberri es ahora la Kantina, un espacio de acogida de decoración retro donde hay recursos para las familias como el Vagón de los Juegos (un espacio lúdico dentro de un furgón de los años 60), un servicio de alquiler de bicicletas, un bar y la oficina de turismo. Allí, el visitante encontrará más motivos para volver a Aralar: los paseos en carreta por el robledal de Orgi o los dos robles monumentales del bosque de Jauntsaras, la ferrería de Betelu y el antiguo balneario en el que descansaba Alfonso XII, las sidrerías o el talo (torta fina elaborada con harina de maíz, que este mes celebra su fiesta propia) relleno de chocolate, las paredes rocosas de los malloas, los aizkolaris (cortadores de troncos con hachas) y los harrijasotzailes (levantadores de piedra) de Leitza. Otro día. H 20 X 14 DE SEPTIEMBRE DEL 2008 14 DE SEPTIEMBRE DEL 2008 21 A-15 NA -130 NAVARRA Lekunberri Larraún Río Larraún Iribas Baraibar Sierra de Aralar Cuevas de Mendukilo N 0 1 KM GUÍA DE VIAJE INFORMACIÓN Consorcio turístico Plazaola Plazaola, 21 31870 Lekunberri Tel. 948 507 205 www.plazaola.org 33 En la otra página, el dolmen de Albi, uno de los casi 50 que hay en la sierra de Aralar. Sobre estas líneas, un ganadero conduce unas vacas hacia un caserío. A la izquierda, un plato con los típicos ‘talos’ (tortas de maíz) y queso Idiazábal, y las cuevas de Mendukilo. A la derecha, una procesión sale del santuario de San Miguel. DORMIR Y COMER Casa Apeztegia 31879 - Baraibar Tel. 627.383.430 www.apeztegia.com Casa del siglo XIX con tres habitaciones, dos baños y cocina. Se alquila entera. Casa rural Anatxonea 31.879 Baraibar Tel. 948 50 41 45 Casa tradicional de piedra de tres habitaciones. Se alquila entera. Posibilidad de alquilar caballos. Hotel Ayestarán Aralar, 22-27 31870 Lekunberri Tel. 948 50 41 27 www.hotelayestaran. com Edificio del siglo XX catalogado como patrimonio histórico. Son en realidad dos hoteles. Uno de 60 habitaciones y otro, más íntimo, de 16. Posada Iruso Arkiskil 31880 Leitza Tel. 948 39 70 35 y 669 01 32 94 www.iruso.com Premio Alojamiento Singular 2005. Encantador hotel rural a cuatro kilómetros de Leitza con dos habitaciones históricas y la cocina de Fran Henandorena. Bosques mágicos y dragones en Aralar Desconexión navarra eva melús L a Navarra húmeda ofrece un rincón para creer en piedras mágicas, dragones y en el poder curativo del queso Idiazábal. Cinco horas escasas de coche separan el bullicio de Barcelona del rebaño de ovejas latxas que pastan al otro lado de la ventana de una casa rural en Baraibar, en la sierra de Aralar. En la quesería de enfrente se elabora de manera artesana el típico Idiazábal, con denominación de origen y en la línea de los artzai gazta (queso de pastor). Lo más. Sobre el verde, que es intenso incluso detrás de la bruma ensoñadora que lo inunda todo, pacen también algunos caballos. El valle del Larraún se ha dedicado desde siempre al pastoreo y a la ganadería, aunque estas monturas se brindan ahora a los turis- tas para recorrer el valle del Larraún y la sierra de Aralar. Pertenecen a otra casa rural, que está dos casas más abajo. Baraibar no llega a los cien habitantes y como el resto de los pueblos de Aralar, el caserío está levantado a base de grandes bloques de piedra del color de la plata vieja y moteados por líquenes seculares. Es como si sus gentes hubieran querido dejar claro desde el principio que no pensaban moverse de allí. Y allí siguen. Su arquitectura montañera, anclada dos siglos atrás, conserva intactos los sillares de madera de las fachadas, los blasones, las chimeneas y las pesadas rampas de piedra para acceder a las casas. La ausencia de carreteras para llegar hasta Aralar paró el tiempo como la explosión del Vesubio en Pompeya. Desde hace algunas décadas una vía se bifurca cerca de Lekunberri, ca- LA LEYENDA Según se dice, en la cumbre del Putterri, a 1.295 metros, habita la diosa Mari, deidad vasca de la tierra beza de partido del territorio, y cincela una Y a través de la sierra, entre hayedos y robles con solera. Uno de los trazos lleva hacia Iribas, donde el río Larraún, conocido como el Guadiana navarro, resurge en un proverbial nacedero, y también al desvío de las cuevas de Mendukilo (pronúnciese Mendukillo para no quedar como un dominguero). Poco antes del desvío al santuario de Santiago, Itxasperriko enlaza con la autopista. El otro ramal de carretera pasa por Baraibar y por Albi, famoso por su dolmen. De la Casa Forestal parten muchas rutas de esquí de fondo. Esta es también una de las puertas que lleva a la exuberante cumbre del Putterri (1.295 metros), una reserva natural donde, según se dice, habita la diosa Mari, deidad vasca de la tierra, y se encuentra bien escondido desde hace siglos un pellejo de oveja lleno de oro. Sin embargo, esta es sobre todo la carretera que lleva al santuario de San Miguel de Aralar. En estas montañas de brumas célticas, la religión y la mitología conviven sin traumas. Parece ser que en el mismo lugar donde hoy está el santuario de San Miguel hubo un templo precristiano. Es uno de esos lugares que, según los místicos, está lleno de buena energía y, además, en su área de influencia se encuentra la mayor concentración de dólmenes de la provincia. Casi 50 de ellos solo en Aralar. En la zona de Etxarri-Arana, justo al norte de Lekunberri, hay varias rutas señalizadas. La de 15 kilómetros permite ver una decena de dólmenes. La de 9,5, un par, pero es que aquí no hace falta ir a ver nada para disfrutar. Incluso el cartel de una panadería, una de las recurridas tallas de madera, puede parecer una auténtica obra de arte. La real curación La celebridad del santuario comenzó hacia el siglo XI cuando el rey Pedro I se recuperó allí de una enfermedad. Seguramente fue a partir de entonces que de las puertas navarras empezó a colgar el típico lema Mikel, zurea zaizu Euskal Herria (Miguel, tuya es Euskal Herria), como el corazón de Jesús de toda la vida. LA VÍA VERDE El viejo trazado del tren Plazaola, inutilizado desde 1953, ofrece una panorámica única UNA CUESTIÓN DE FE La iglesia de San Miguel conserva un trozo de la cadena de Teodosio que ‘combate’ las migrañas Hay quien prefiere creer la leyenda: que el santuario de San Miguel lo fundó Teodosio de Goñi. El noble venía de las cruzadas cuando se encontró con el mismísimo diablo. Este le dio a entender que su mujer le era infiel. Como en aquella época los asuntos de cuernos se resolvían a la brava, el hombre se fue corriendo hacia su casa y mató a la pareja que dormía en su lecho nupcial. Resultó que en realidad eran sus padres. La esposa, una santa mujer, los había recogido. Teodosio vagó por los montes encadenado para purgar el parricidio hasta que topó con el dragón de Aralar. Cuando las cosas se pusieron feas para Teodosio, este se encomendó a san Miguel y el dragón huyó a los infiernos a través de una sima. Sobre ella, el caballero hizo construir el santuario en honor al arcángel. La cueva misteriosa La capilla sobre la cueva y la iglesia pueden visitarse gratis. En su interior guardan un frontal esmaltado románico (parece ser que fue creado por artistas de Limoges hacia el 1180) que está entre los más valorados de Europa. Su bellísima gama de azules representa el cielo, sobre el que suceden varias escenas bíblicas. El retablo fue robado en 1979, se dice que por uno de los míticos ladrones del gremio, Erick el Bel- ga, y fue recuperado casi en su totalidad dos años después. Es costumbre que los niños (y también los mayores) metan la cabeza en un hueco que se cree que lleva a la cueva del dragón, en la capilla central. Hay también unos trozos de la cadena de Teodosio. Los migrañosos deben meter en el hueco su cabeza dolorida, rezar un credo y dar tres vueltas a la cadena. Con este ritual y con mucha fe, aseguran los más piadosos, se curarán. En el lugar también se han aplicado durante siglos tratamientos de fertilidad. Las mujeres que no podían tener hijos acudían allí a sentarse sobre una piedra, hoy desaparecida. ¿Pero qué fue del dragón? Aquí también interviene la leyenda. Se cree que huyó por las profundidades y a través de galerías subterráneas (todo Aralar es un queso de gruyère), acabó en una de las seis salas de las cuevas de Mendukilo. Con un poco de imaginación, se puede distinguir su cabeza petrificada. En la cavidad hay una profusión de formaciones megalíticas que antiguamente fueron utilizadas como establo. Se pueden visitar tres salas, aunque recientemente se han habilitado dos pasarelas que permiten ver otras dos. La visita incluye un audiovisual de 15 minutos de duración, que recoge la visión de Aralar de pastores, naturalistas y montañeros. Otra buena panorámica de lo que es el territorio se puede conseguir con un recorrido por el antiguo trazado del tren Plazaola, inutilizado desde 1953 y convertido ahora en una vía verde. Cuando culmine la actual rehabilitación de túneles se podrán recorrer 40 kilómetros sin interrupción, desde Lekunberri hasta Andoain, en Guipuzcoa. Ahora hay un tramo de 12 kilómetros y otro de siete que merecen mucho la pena. El proyecto ha ganado el tercer Premio Europeo de Vías Verdes. El fin de semana próximo acogen una prueba deportiva. El antiguo almacén de la estación de Lekunberri es ahora la Kantina, un espacio de acogida de decoración retro donde hay recursos para las familias como el Vagón de los Juegos (un espacio lúdico dentro de un furgón de los años 60), un servicio de alquiler de bicicletas, un bar y la oficina de turismo. Allí, el visitante encontrará más motivos para volver a Aralar: los paseos en carreta por el robledal de Orgi o los dos robles monumentales del bosque de Jauntsaras, la ferrería de Betelu y el antiguo balneario en el que descansaba Alfonso XII, las sidrerías o el talo (torta fina elaborada con harina de maíz, que este mes celebra su fiesta propia) relleno de chocolate, las paredes rocosas de los malloas, los aizkolaris (cortadores de troncos con hachas) y los harrijasotzailes (levantadores de piedra) de Leitza. Otro día. H
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