Manejo de fauna silvestre en semicautiverio en el Perú

Transcripción

Manejo de fauna silvestre en semicautiverio en el Perú
X ilema Vol. 28,
2015
Manejo de fauna silvestre en
semicautiverio en el Perú
Marly Orrego Morales1 & Andrea V. Bravo Sánchez1
RESUMEN
La fauna silvestre es un recurso de gran importancia para las poblaciones humanas
que la utilizan y dependen de ella, ya sea para conseguir alimento o a través de
bienes y servicios que provienen de las especies. El manejo de fauna silvestre,
como una ciencia y arte, tienen el objetivo de satisfacer las necesidades humanas
a partir del manejo de la especie y su hábitat. El manejo varía según las limitaciones y oportunidades biológicas, ecológicas y económicas de cada escenario.
En el contexto nacional, algunas de las exitosas experiencias de manejo de fauna
silvestre corresponden al manejo en semi cautiverio. El presente artículo revisa
los tres principales casos de este tipo de manejo, a fin de proporcionar un resumen
sobre el contexto que dio inicio a estas actividades, las principales estrategias de
manejo, así como los impactos sociales y beneficios económicos que brindan en la
actualidad.
Palabras clave: manejo de fauna silvestre, semi cautiverio, Perú.
ABSTRACT
Wildlife is a resource of great importance for human populations that used it and
depend on it, either to get food or to take advantage of goods and services from
the species. Wildlife management, as a science and art, is aimed at meeting human needs through the management of species and its habitat. Management varies
according to biological, ecological and economic opportunities and limitations of
each scenario. In national context, some of the successful experiences of wildlife
management correspond to semi captivity mode. This article reviews the three
major cases of this mode of management, in order to provide brief and updated
information about their records, management strategies, and social and economic
impacts.
Keywords: wildlife management, semi-captivity, Peru.
1
Bachilleres en Ciencias Forestales, UNALM; [email protected], [email protected]
86
M. Orrego y A. Bravo: Manejo de fauna silvestre en semicautiverio en el Perú
de especies silvestres se da en áreas
generalmente cercadas del hábitat con
o sin suplementos alimentarios (Heltne
et al. 1981, cit. en Picasso et al., 1995)
En el Perú, el manejo moderno de
fauna silvestre inicia con el manejo
de las aves guaneras para la obtención
del guano; y el manejo de fauna en
semi cautiverio tiene sus inicios con el
manejo de la vicuña a fines de los años
sesenta del siglo pasado. Se presenta
a continuación tres experiencias resaltantes de manejo de fauna en semi
cautiverio en el Perú.
INTRODUCCION
El manejo de fauna silvestre ha sido
una técnica y práctica utilizada desde
épocas prehispánicas en el territorio
peruano. Sin embargo, no es sino hasta
el siglo pasado que surgen mayores
esfuerzos por lograr la conservación
de especies de fauna y la obtención de
beneficios a partir de ella mediante un
manejo integrado.
El manejo de fauna silvestre se define
como la ciencia y el arte de decidir y
actuar para manipular la estructura,
dinámica y relaciones entre poblaciones de animales silvestres, su hábitat
y la gente, a fin de alcanzar determinados objetivos humanos por medio
del recurso (Giles (1971, 1978), cit. en
Ojasti 2000). El concepto de manejo
de fauna comprende procesos e intervenciones en el hábitat aplicados para
lograr la conservación de las especies,
e incluye el aprovechamiento por
parte del hombre cuando el estado de
las poblaciones de fauna silvestre lo
permiten (Vásquez y Tovar, 2007).
MANEJO DE LA VICUÑA EN PAMPA
GALERAS
La vicuña (Vicugna vicugna Molina,
1782) es uno de los dos camélidos
sudamericanos silvestres y el principal
herbívoro del altiplano andino. Desde
tiempos remotos fue presa de cazadores y manejada por las principales
culturas preincaicas y los incas. En
épocas de la conquista, Garcilazo de
la Vega ya registraba por escrito la
incomparable tradición del chaku, relatando a detalle el proceso de esquila
de las vicuñas y su posterior liberación, a excepción de las que fuesen
utilizadas de alimento, como cuenta
Bonavia en su obra Los camélidos
sudamericanos (1996). Se ha estimado
que su población precolombina en el
Perú llegó a 2 millones de ejemplares
(Torres 1987) y se conoce que durante
la Colonia y la República la población
de vicuñas disminuyó dramáticamente
a pesar de múltiples leyes protectoras
a partir de 1577 y 1962 (Brack, 1980;
Brack et al., 1981). Para el año 1950
se estimó la población de vicuñas en
400 000 individuos (McNeill et al.,
2009); sin embargo, posteriormente,
la caza furtiva terminó por reducir las
El manejo de fauna silvestre puede
darse en libertad, donde el grado de
intervención es mínimo y en el cual
se debe garantizar la protección de
las poblaciones para dimensionar
adecuadamente su aprovechamiento.
Asimismo, existe la modalidad de
manejo en cautiverio, que aplica
conceptos de gestión de fauna dentro
de instalaciones, implicando un alto
grado de intervención sobre las poblaciones. Por último, la modalidad de
manejo en semi cautiverio considera
el establecimiento de estaciones de
cría, recurriendo al medio natural
para la obtención de los ejemplares.
También es conocido como un sistema
semi intensivo, donde la producción
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poblaciones al borde de la extinción en
los años 60, cuando se estimó que solo
quedaban entre 5 000 y 10 000 individuos dispersos en todo el territorio
peruano (Grimwood, 1969).
y Calamagrostis sp.), su principal alimento. La crisis aumentó y motivó a la
reducción de la población mediante una
saca en cantidades determinadas. Los
valores ascendieron a 225 ejemplares
en 1977, a 419 ejemplares en 1978 y a
1448 ejemplares en 1979. Además durante este último año se trasladaron 40
vicuñas a la Reserva Nacional de Salinas
y Aguada Blanca (Arequipa) y 121 a
Lachocc (Huancavelica), experimentándose por primera vez técnicas de
captura y traslado (Brack et al., 1981).
Frente a esta situación, en 1965 se
inicia un esfuerzo sin precedentes para
la conservación de la vicuña en Pampa
Galeras, en la provincia de Lucanas
del departamento de Ayacucho. Este
esfuerzo fue coordinado entre la
Universidad Nacional Agraria La Molina,
el Programa de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación
(FAO), el Servicio Forestal y de Caza
del Perú del Ministerio de Agricultura y
varios organismos internacionales privados (WWF, UICN, Sociedad Zoológica
de Frankfurt, entre otros).
En 1978 se establece el Proyecto Especial
de Utilización Racional de la Vicuña como
ejecutor de las acciones de conservación
de la especies a nivel nacional. El objetivo inicial del proyecto fue aprovechar
mejor los pastizales altoandinos; por
una parte, mediante la coexistencia de
vicuñas con animales domésticos, y por
otra, con otros animales silvestres. El
accionar planteaba su captura por un
periodo de dos años, esquilar, marcar
y dejar las vicuñas en libertad. Las
estrategias incluían la represión de la
caza y comercio ilegales, la educación
ambiental, la reducción de competencia
forrajera entre vicuñas y ungulados domésticos, la translocación de vicuñas a
nuevas áreas protegidas y su protección
a través de puestos de control ubicados
en sitios estratégicos. Las investigaciones realizadas en el marco del Proyecto
sirvieron para determinar los métodos
apropiados de captura y esquila, se
realizaron estudios de poblaciones y
de comportamiento, y se determinó el
rendimiento en su reproducción y crecimiento. Además, se observó la conducta
de pastoreo (en calidad y cantidad del
pasto) y se estableció el número óptimo
de animales domésticos y silvestres que
pueden aprovechar el pasto sin destruirlo (Hofmann y Otte, 1977).
En el año 1966 se firma un convenio
con la comunidad de Lucanas y al
año siguiente se establece la Reserva
Nacional de Pampa Galeras con el principal objetivo de conservar la vicuña
(Brack et al., 1981). Se determinó que
una vez recuperadas las poblaciones
se aprovecharían los ejemplares para
la producción de su fina lana, de piel
y carne, así como aprovechar el valor
indirecto del turismo. De esta manera, quedó claramente establecido el
objetivo económico de la conservación
de la vicuña, el cual quedó suscrito
años más tarde en el Convenio para la
Conservación y Manejo de La Vicuña.
A partir del control de la caza ilícita,
el número de vicuñas de 1200 en el
año 1967 ascendió a más de 24 000 a
fines de 1976 (Hofmann y Otte, 1977).
Con ello, a pesar de contribuir con el
objetivo del manejo, se inició una crisis
poblacional debido a que el aumento de
individuos comprometía los pastizales
(poáceas como Festuca sp. Stipa ichu
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M. Orrego y A. Bravo: Manejo de fauna silvestre en semicautiverio en el Perú
En 1980, el proyecto lograba un control
de 42 000 vicuñas en 512 000 ha en
Pampa Galeras y zonas aledañas. Dicho
logro fue el resultado de los esfuerzos
de diversas instituciones como el
MINAG (ahora MINAGRI), la UNALM, La
Cooperación Técnica de la República
Federal de Alemania (GTZ), la Sociedad
Zoológica de Frankfurt de Alemania, el
Gobierno del Reino de Bélgica, WWF
y UICN. Por primera vez en Perú, diez
comunidades de Pampa Galeras recibieron alrededor de 72 000 dólares por
las vicuñas extraídas de sus tierras, solo
por la venta de la carne de los animales
sacrificados (Dourojeanni, 2009).
el derecho de aprovechamiento y los
trámites vinculados al proceso de producción de la fibra.
MANEJO DE PRIMATES EN LA ISLA DE
IQUITOS Y PADRE ISLA
En el año 1975 el Gobierno Peruano y la
Organización Panamericana de la Salud
(OPS) –organismo independiente de la
OMS- firmaron una Carta-Convenio para
realizar investigaciones biológicas y
censos de poblaciones de primates no
humanos y otras especies de fauna silvestre. El factor principal para la firma
del Convenio fue el uso de los primates
no humanos en investigaciones biomédicas (Moro, 1989). La coordinación
nacional estuvo a cargo del Ministerio
de Agricultura a través de su Dirección
General Forestal y de Fauna Silvestre,
que en el marco del Proyecto Primates
fue responsable de la línea de manejo
de áreas naturales y de la línea de
manejo en semi cautiverio (Revoredo
de Díaz, 1989).
La estrategia adoptada para comercializar la fibra de vicuña consistió en
acopiar toda la producción y venderla
en bloque. Por decreto N° 007-96-AG,
la Sociedad Nacional de la Vicuña
(SNV) estuvo a cargo del acopio, registro y comercialización de la fibra con
la supervisión del CONACS y el INRENA
(en los años noventa). De esta manera
se pretendió evitar una situación en
la cual las comunidades productoras
tengan que negociar individualmente
con los compradores o intermediarios.
Actualmente, la IUCN registra a la
vicuña como especie de preocupación menor (LC) y se encuentra en
el Apéndice I de CITES. A pesar de la
dificultad en la gestión de la reserva
y la comunidad de Lucanas, se ha
continuado con los chakus anuales
para la esquila de vicuñas y la obtención de fibra. En el año 2013 la venta
de fibra de vicuña proveniente de la
reserva logró recaudar S/. 650 877.00
(SERNANP, 2015). Hoy en día es el
SERNANP (Servicio Nacional de Áreas
Naturales Protegidas) y el SERFOR
(Servicio Nacional Forestal y de Fauna
Silvestre) los encargados de establecer
El objetivo del Proyecto Primates fue
investigar y realizar un manejo racional
de las especies de primates en el Perú
con especial énfasis en las especies de
mayor utilización en la investigación
biomédica. La línea de manejo en semi
cautiverio del proyecto se ejecutó en
la Isla de Iquitos y Padre Isla, ubicadas en el río Amazonas al nivel de la
ciudad de Iquitos. Ambas islas fueron
declaradas como Reserva en Estudio
por Resolución Directoral N° 582-D2VIII- 75 en el año 1975 con el fin de
manejar sus recursos naturales en
beneficio de los habitantes ribereños
(Baluarte, 1995).
La Isla de Iquitos y Padre Isla tienen
una extensión aproximada de 52,7 km2
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y 8,3 km2, respectivamente. Ambas
albergan bosques de bajial con formaciones de tahuampa, expuestos a
la inundación estacional y periódica;
y bosques de restinga, con alta dominancia de arbustos, bejucos y epifitas
(Ique y Montoya s.f.). En época de
creciente las áreas boscosas son inundadas temporalmente por masas de
agua blanca.
En ambas islas, se encuentran asentados diez caseríos, con una población
total de 1592 habitantes dedicados a
la agricultura, pesca y recolección de
frutos, como actividades económicas
de subsistencia (Moya, 1989; Moya, et
al., 1990).
1978 y 1980 con fines de investigación
y monitoreo. A partir de ello, se realizaron censos continuos para conocer
el incremento de la población y, posteriormente, se construyó una estación
para administración e investigación en
Padre Isla (Revoredo de Díaz, 1989).
El plan de manejo elaborado en 1980
por Heltne et al. incluía entre sus
objetivos estabilizar el hábitat para
las especies seleccionadas (S. mystax,
Saimiri, Aotus y otros), controlar la
agricultura migratoria y mejorar el
nivel de vida humana (Moya, 1989).
El manejo del hábitat consideró la
protección de los bosques actuales,
evitando la tala y la invasión humana
por la apertura de nuevas áreas de
agricultura. También se consideró un
intensivo programa de reforestación y
de enriquecimiento del bosque con especies de plantas utilizadas en la dieta
natural de los individuos. El manejo de
las especies consistió en el mantenimiento del tamaño y la composición de
cada manada a nivel óptimo, mediante
sacas selectivas, que según Moya et al.
(1990) estuvieron calculadas inicialmente de 4-5 animales por manada (1
hembra adulta, 1-2 machos adultos y
1-2 sub adultos y/o juveniles) aproximadamente.
En la Isla de Iquitos se comprobó la presencia de poblaciones de primates de
las especies Saimiri sciureus, Aotus sp.
y Alouatta seniculus. En las otras islas
censadas no se encontraron primates
(Soini, 1990). Asimismo se reportó que
el efecto de grandes crecientes y la
depredación humana habían mermado
las poblaciones de animales existentes
en las islas (Moya, 1989).
En Isla de Iquitos, se encontró amplias ventajas para el manejo de los
géneros Saimiri y Aotus (Encarnación
et al. 1989), mientras que en Padre
Isla, los mismos autores y Revoredo de
Díaz (1989) mencionan que la especie
Saguinus mystax se vería beneficiada
con la vegetación como protección
contra eventuales depredadores. En
consecuencia, las principales actividades en ambas islas se iniciaron con
la plantación de frutales en restingas
y colinas, a fin de enriquecer el bosque
y mejorar el hábitat de los pichicos (S.
mystax) y otros animales.
Existe poca literatura escrita referente
al aprovechamiento y el destino de los
primates manejados en Padre Isla y la
Isla de Iquitos. Se puede decir que el
inicio del proyecto estuvo principalmente incentivado por la demanda de
primates para estudios biomédicos en
el extranjero. Además, se conoce que
también fueron utilizados en estudios
biomédicos por parte de la institución
IVITA de la Universidad Nacional Mayor
de San Marcos.
Asimismo, se introdujo una población
de S. mystax en Padre Isla en 1977,
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M. Orrego y A. Bravo: Manejo de fauna silvestre en semicautiverio en el Perú
especie se basa en su aprovechamiento
como alimento (carne y huevos), que
a su vez es una importante fuente de
proteínas y aceite, así como de ingresos económicos a través de comercio
local de estos productos (Soini 1996).
A finales de la década de 1970, el Dr.
Pekka Soini Nordberg, tras sus trabajos
de investigación sobre fauna silvestre
en la cuenca del río Pacaya, reporta la
recolección clandestina de huevos de
taricaya de manera intensiva así como
el consumo anual de hembras reproductoras, estimando que la población
de taricayas habría sufrido una gran
disminución (Soini 1996, Vásquez y
Tovar, 2007, Soini et al. 1995).
MANEJO DE TARICAYAS EN LA RESERVA
NACIONAL PACAYA SAMIRIA
Los orígenes de la creación de la RN
Pacaya Samiria en el departamento de
Loreto se remontan al establecimiento
de las Zonas Reservadas del río Pacaya
(1940) y del río Samiria (1944). Se establece como Reserva Nacional en el año
1972 con el fin de preservar un área
representativa del bosque húmedo
tropical buscando un aprovechamiento
racional de sus recursos (SERNANP,
2009).
La RN Pacaya Samiria presenta sistemas hídricos característicos de la selva
baja; el principal está conformado
por cinco ríos: el Ucayali, el Marañón,
el Pacaya, el Samiria y el Yanayacu Pucate; de ellos, los principales al
interior de la reserva son el río Pacaya
y el río Samiria (CDC-UNALM 2005).
En junio de 1979, se aprobó la inclusión de la taricaya en el Apéndice II
de la Convención sobre el Comercio
Internacional de Especies Amenazadas
de Fauna y Flora Silvestre (CITES).
En la legislación nacional la taricaya
se encuentra categorizada como una
especie amenazada, se encuentra en la
categoría Vulnerable (VU), por tal razón
el país se vio en la necesidad de adoptar
medidas que garanticen el manejo sostenible de la especie, asegurando que
el comercio no afecte su conservación
a largo plazo (MINAM 2015).
La dinámica económica de la población
local ha estado fuertemente ligada a
las características hidrológicas de creciente y vaciante, pues dependiendo de
dichos ciclos los pobladores se dedican
a la pesca, agricultura, recolección y/o
caza. La población que vive al interior
de la Reserva tiende a diversificar sus
actividades, por tanto la dependencia
de las prácticas extractivas es variable
(SERNANP 2009, Rodríguez et al. 1995).
En base a la información y los conocimientos adquiridos por las investigaciones realizadas por el finlandés Pekka
Soini en la estación Cahuana, se presenta una propuesta de plan de manejo
en el año 1980. Esta buscaba asegurar
la máxima producción de huevos en
la Reserva, para lo cual era necesario
otorgar a las hembras reproductoras
una protección completa por lo menos
durante 10 años. Se insistió en poner
esfuerzos en la vigilancia y protección
de las playas, así como continuar con
las investigaciones en reproducción y
Se ha registrado que a lo largo de los
años los pobladores han hecho uso de
diversos recursos, entre ellos principalmente los peces, mamíferos de
caza y quelonios acuáticos, destacando la charapa (Podocnemis expansa),
la taricaya (Podocnemis unifilis) y el
cupiso (Podocnemis sextuberculata).
La taricaya representa un recurso de
importancia en la economía del poblador ribereño, pues el valor de esta
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abundancia. Una vez lograda la restauración de la población, se podría
iniciar una reintroducción masiva de
la misma. Sin embargo, problemas
de saqueo de nidadas y captura ilegal
de ejemplares generaron en 1990 la
necesidad de un enfoque participativo
de las poblaciones locales. El objetivo
fue promover la recuperación de la
especie y su uso ordenado, mejorar
las relaciones entre las autoridades de
la Reserva Nacional y los pobladores
locales; y fortalecer las capacidades
de gestión del área protegida (Vásquez
y Tovar 2007). La clave fue compartir
el control y la vigilancia con la población local organizada en grupos de
manejo y guardas comunales, siendo
retribuidas con el acceso a los recursos
de manera ordenada y bajo planes de
manejo (Vásquez, 2014; 2015 cit. en
MINAM 2015).
y protegen los sectores de desove en
lugares estratégicos realizando rondas
o “patrullas”, con el objetivo de evitar
la recolección ilegal (MINAM, 2015;
Villacorta y Ruiz, 2010).
Además de realizar charlas de educación ambiental, otra de las actividades
principales consiste en manejar nidadas en playas artificiales. Se construyen y acondicionan dichas playas para
que, pasada la época de desove, sean
excavadas cuidadosamente para la
colecta de huevos. Los huevos viables
son sembrados en bancos de incubación
artificial, codificados y monitoreados.
Las crías son colocadas en bandejas
con arena húmeda por un tiempo breve
y luego liberadas en una playa cercana
o comercializadas, según las cuotas
establecidas en el plan de manejo
(Villacorta y Ruiz 2010, ProNaturaleza
2010).
El manejo de la taricaya en la RN
Pacaya Samiria se ha basado en la
sistematización
del
conocimiento
clave sobre esta especie y su hábitat.
Investigaciones desarrolladas a fines
de los años ochenta y en los noventa
fueron determinantes para conocer la
biología reproductiva de la taricaya
para un mejor manejo de los nidos, los
huevos y las crías de la especie (Soini
1998).
A la fecha, fuentes afirman que la
población de taricayas ha aumentado
y esto se evidencia, no solo cuando
son observadas a simple vista en la
RN Pacaya Samiria (Freitas y Torres,
2004; Noriega, 2008), sino también
con el registro del número de nidadas
colectadas cada año, el cual representa un indicador del buen estado de las
poblaciones y su crecimiento sostenido
(MINAM 2015).
Las organizaciones de manejo planifican sus actividades anuales junto a
la Jefatura de la Reserva, realizando
capacitaciones a los responsables para
consolidar el desarrollo de las actividades posteriores de aprovechamiento. Una de las primeras actividades
consiste en acondicionar las playas
naturales removiendo maleza con el
fin de aumentar las áreas de desove
para la taricaya. Una vez acondicionadas, las organizaciones controlan
Aproximadamente, un 10% de las colectas en las campañas anuales es destinado para la venta en los mercados de
Iquitos, Nauta, Yurimaguas, Requena y
Pucallpa, principalmente; significando
una importante fuente de ingresos para
las familias involucradas. Su unidad de
comercialización es el ciento o el millar, cuyo precio está sujeto a la oferta
y demanda de los mercados. Para la
venta al exterior, las organizaciones
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M. Orrego y A. Bravo: Manejo de fauna silvestre en semicautiverio en el Perú
de manejo firman acuerdos de compromiso con los comerciantes. Al igual
que los huevos, las crías cuentan con
una Constancia de Salida del Puesto de
Vigilancia del SERNANP, además de una
guía de transporte. El destino de las
crías son los mercados de Asia (China,
Taiwan, Indonesia, Hong Kong), principalmente ofrecidos a los acuarios y
como mascotas (Villacorta y Ruiz 2010,
ProNaturaleza 2010, BCRP 2013).
fomentando la educación ambiental
y la necesidad de administrar sosteniblemente nuestros recursos contribuirá con el beneficio local, regional
y nacional.
El éxito de las experiencias mencionadas sirve de motivación para que
éstas se reproduzcan en otras regiones
del país, identificando el valor que el
recurso fauna representa. Tales son
los casos de manejo de taricayas en:
la Reserva Comunal de Purús, el río
Pastaza, el Parque Nacional Cordillera
Azul, el Área de Conservación Regional
Tamshiyacu-Tahuayo, el río Tigre y el
río Urubamba (Vásquez (2015), citado
en MINAM 2015); y el de aprovechamiento de fibra de vicuñas en otras
áreas protegidas y comunidades campesinas del país.
En los últimos años la comercialización
de crías de taricaya ha significado un
gran ingreso económico para las poblaciones involucradas. La exportación
de crías en el año 2013 fue de 257 933
(con una recaudación de S/. 1 290
010.00 nuevos soles) y 289 809 crías en
el 2014 (SERNANP, 2015).
COMENTARIOS FINALES
Si bien se han mencionado aportes
científicos importantes a lo largo de
la revisión aún existen muchos vacíos
de conocimiento que son necesarios
abordar para afrontar los desafíos en
el contexto nacional actual.
Es claro que el éxito de cada proyecto
de manejo de fauna radica en integrar
el conocimiento de la situación económica, ecológica y biológica de cada
especie y su contexto. Se reconoce
como estrategia clave, además, la
planificación de un manejo conjunto,
entre pobladores y autoridades, para
el éxito de los proyectos que involucran la gestión de recursos naturales
como la fauna silvestre. El panorama
observado en estas experiencias determinó como la modalidad óptima de
manejo al semi cautiverio.
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Se puede rescatar que las dificultades
de gestión y conservación, en esta
modalidad de manejo de fauna, tienen
alta probabilidad de ser reducidas
cuando se demuestra la importancia
del recurso a manejar como fuente
de bienestar cultural, económico y
vital de la población local. Continuar
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