Carátula, Revista Cultural Centroamericana - No. 53 /Abril
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Carátula, Revista Cultural Centroamericana - No. 53 /Abril
» Bienvenidos Hoja de ruta ⇒ ATROPELLO A UN GRAN ARTISTA! DANIEL MORDZINSKI ⇒ SERGIO RAMÍREZ: Un tesoro perdido ⇒ JULIO CORTÁZAR: Palabras de agradecimiento al momento de recibir la Orden Independencia Cultural Rubén Darío, en Managua, 1983. Reynaldo Ruiz Mercado - Slideshow Crítica ⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad - Arte ⇒ Reynaldo Ruiz Mercado: Galería de Fotos La imaginación espacial y el tiempo histórico ⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez ⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone ⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrellas, de Ernesto Cardenal ⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura Cine ⇒ GUADI CALVO: Tiempos dorados del cine negro argentino ⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles: cartel #15 -Tom Jones, de Tony Richardson ⇒ ADRIANA PALACIOS: Memoria e Imagen - Palabras Mágicas ⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar Narrativa de Centramérica cuenta ⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica? CUENTO: ⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador ⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex ⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica): Breve historia de nuestro Reyno Visite nuestro archivo NOVELA: ⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri Poesía ⇒ RAFAEL MITRE: La Jauría (selección) © CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. Webmasters: y @vivas. ¿Qué opinás del nuevo diseño de Carátula? Nos interesa conocer tus comentarios y sugerencias: Contacto » Hoja de Ruta ATROPELLO A UN GRAN ARTISTA DANIEL MORDZINSKI Queridas amigas y amigos: créanme si les digo que no me queda más remedio que molestarles con esta historia... porque la historia lo merece y porque ustedes, queridos amigos, son los únicos que la pueden sostener. Acaso con su firma de apoyo, pero eso ya lo verán mejor que yo. La indignación y la pena me devoran y me digo que treinta y cinco años de retratar las letras no merecen que me rinda ahora; y menos ante un hecho como el que les quiero, necesito relatarles: DANIEL MORDZINSKI, es un fótografo nacido en Buenos Aires, Argentina en 1960. Actualmente reside en París, Francia y se desempeña como Durante más de diez años utilicé, en virtud de la alianza entre El País y Le Monde un corresponsal del diario El País y de despacho en el séptimo piso de la redacción parisina del vespertino, donde guardaba miles otros medios. Se lo conoce de negativos y diapositivas originales, que hace unos días desaparecieron, así, sin más. popularmente como "el fotógrafo Miguel Mora, el corresponsal de El País en Francia, llegó el 7 de marzo último a este de los escritores".1 2 También es despacho y se encontró con que lo habían vaciado totalmente sin avisarnos y que todas fotógrafo oficial de los festivales nuestras cosas habían desaparecido. Nos pusimos a buscar y encontramos en un sótano el "Hay Festival", Vivamérica de gran archivador --que yo mismo pinté de negro hace 10 años--. Nadie sabe ni quiere saber Madrid y FILBA de Buenos Aires. por qué decidieron "desaparecer" mi trabajo de toda la vida. Miles de fotos tomadas a lo largo de veintisiete años. Veintisiete años de esperas, nudos en la garganta, noches en vela, revelados angustiosos... Más allá de la injusticia y del absurdo, me encuentro con la gran paradoja de que Le Monde brinda sus mejores titulares --y estoy seguro de que con los más sinceros sentimientos-- para defender la libertad de expresión en Asia, el respeto por las tradiciones cuando hay una guerra o una catástrofe en exóticos lugares como Afganistán, Bosnia o Mali, pero miles de fotografías, centenares de dossiers con la leyenda « Cortázar », « Israel » « Escritores latinoamericanos », « Semana Negra de Gijón », « Carrefour de littératures », « Saint Malo », « Mercedes Sosa », « Astor Piazzola » etc, no les dicen nada y tiran todo a la basura sin consultar nada a nadie. Necesito vuestra ayuda, aunque no haya nada que recuperar me gustaría que al menos quede constancia de que lo sucedido en Le Monde es más que una negligencia: es un profundo desprecio por un trabajo que forma parte de la memoria de nuestra cultura Su especialización son los retratos de poetas, novelistas, ensayistas y dramaturgos. Ha realizado más de 150 exposiciones a nivel mundial de sus creaciones contemporánea, al menos en la medida en que sus protagonistas son los escritores que le dan naturaleza y dignidad a nuestra lengua y a nuestro mundo. Solo se han salvado las cientos de fotos que alguna vez digitalicé para libros o exposiciones, el resto desapareció para siempre. De veras que me da pena molestarles pero sé que comprenderán mi dolor y mi desazón. Un abrazo grande. Daniel Mordzinski París, 18 de marzo, 2013 Por favor enviar las firmas de apoyo a [email protected] Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de hOJA DE rUTA ⇒ ATROPELLO A UN GRAN ARTISTA! DANIEL MORDZINSKI ⇒ SERGIO RAMÍREZ: Un tesoro perdido ⇒ JULIO CORTÁZAR: Palabras de agradecimiento al momento de recibir la Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Managua, 1983 © CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. Webmasters: y @vivas. ¿Qué opinás del nuevo diseño de Carátula? Nos interesa conocer tus comentarios y sugerencias: Contacto » Hoja de Ruta Un tesoro perdido Sergio Ramírez La pérdida de cualquier memoria de la cultura deja un hueco de un tamaño que sólo el paso del tiempo vendrá a decirnos que es de verdad insondable. Destrucción de bibliotecas, quema de libros, desaparición de documentos, pinturas rasgadas a cuchilladas o desaparecidas en incendios, de eso nos acordamos siempre como golpes de los que la humanidad nunca se repone. Y ahora, destrucción de fotografías. SERGIO RAMÍREZ (Masatepe, 1942). Escritor nicaragüense. Integrante de la "Generación de la Autonomía", se gradúa Doctor en Derecho como el mejor alumno de su promoción. Al derrocamiento de la dictadura somocista es electo miembro de la Junta de Reconstrucción Nacional y, en 1984, vicepresidente de la República. Premio Alfaguara 1998, su obra literaria abarca más de treinta libros, ocho colecciones de cuentos, una docena de libros de testimonios y ensayos y las Hemos perdido un tesoro por la insidia de los irresponsables que destruyeron los miles de negativos que componían el archivo histórico de Daniel Mordzinski, un artista fundamental de nuestro tiempo que se ha pasado la vida haciendo que los escritores dejen las huella de sus figuras y de sus rostros en las poses, circunstancias y composiciones más singulares que nadie haya nunca imaginado. Todo un paisaje viviente de la literatura. Obras de arte que fueron enviadas a la nada. No hay excusas suficientes para este acto, y sobre todo viniendo de la administración de un periódico como Le Monde que ha sido símbolo de la excelencia del periodismo. Es una historia de prestidigitación nefasta. Un armario sacado de una oficina, sin conocimiento ni consentimiento del dueño de ese tesoro vaciado y desaparecido, destruido. Tirado a la recopilaciones El cuento nicaragüense (1976), El pensamiento vivo de Sandino (1975) y El cuento centroamericano (1974). Es Director de Carátula y editor de su "Hoja de Ruta". Enlaces: » Página oficial de Sergio Ramírez » Blog en el Boomeran(g) basura, triturado, quemado. Qué hoguera ésa de imágenes volviéndose cenizas. » Facebook Oficial A Daniel, nuestro fotógrafo imprescindible, el artista como pocos, los responsables de este atropello le deben más que una excusa. Nosotros, mientras tanto, quienes hemos comparecido delante de su cámara, le debemos solidaridad. Este es un duelo compartido. Y una protesta. Una condena. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Hoja de Ruta ⇒ ATROPELLO A UN GRAN ARTISTA! DANIEL MORDZINSKI ⇒ SERGIO RAMÍREZ: Un tesoro perdido ⇒ JULIO CORTÁZAR: Palabras de agradecimiento al momento Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Managua, 1983 de recibir la » Hoja de Ruta Managua, 1983 Julio Cortázar: palabras de agradecimiento al recibir la Orden de la Independencia Cultural Rubén Darío Sergio Ramírez Rendimos homenaje al cronopio mayor Julio Cortázar, cuyo centenario de nacimiento celebraremos el año entrante, al cumplirse los 50 años de la publicación de Rayuela, aparecida por primera vez en 1963, una novela sin la cual no puede pensarse en la literatura hispanoamericana contemporánea. La manera de rendir este homenaje es reproduciendo las palabras que Julio pronunció en Managua en febrero de 1983, hace 30 años, al recibir la Orden de la Independencia Cultural "Rubén Darío" que le fue conferida por el gobierno revolucionario, siendo Ministro de Cultura Ernesto Cardenal. JULIO CORTÁZAR, nació en Bruselas el 26 de Agosto de 1914, de padres argentinos. Llegó a la Argentina a los cuatro años. Paso la infancia en Bánfield, se graduó como maestro de escuela e inició estudios en la Universidad de Buenos Aires, los que debió abandonar por razones económicas. Trabajó en varios pueblos del interior del país. Enseño en la Universidad de Cuyo y renunció a su cargo por desavenencias con el peronismo. En 1951 se alejó de nuestro país y desde entonces trabajó como traductor independiente de la Unesco, en París, viajando Compartir | constantemente dentro y fuera de Europa. En 1938 publicó, con el Comentarios seudónimo Julio Denis, el librito de Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. sonetos ("muy mallarmeanos", dijo Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. después el mismo) Presencia. En 1949 aparece su obra dramática Los reyes. Apenas dos anos después, en 1951, publica Bestiario: ya surge el Cortázar en esta edición de Hoja de Ruta deslumbrante por su fantasía y su ⇒ ATROPELLO A UN GRAN ARTISTA! DANIEL MORDZINSKI revelación de mundos nuevos que ⇒ SERGIO RAMÍREZ: Un tesoro perdido ⇒ JULIO CORTÁZAR: Palabras de agradecimiento al momento Orden Independencia Cultural Rubén Darío, Managua, 1983 irán enriqueciéndose en su obra de recibir la futura: los inolvidables tomos de relatos, los libros que desbordan toda categoría genérica (poemascuentos-ensayos a la vez), las grandes novelas: Los premios (1960), Rayuela (1963), 62/Modelo para armar (1968), Libro de Manuel (1973). El refinamiento literario de Julio Cortázar, sus lecturas casi inabarcables, su incesante fervor por la causa social, hacen de él una figura de deslumbrante riqueza, constituída por pasiones a veces encontradas, pero siempre asumidas con él mismo, genuino ardor. Julio Cortazar murió en 1984 pero su paso por el mundo seguirá suscitando el fervor de quienes conocieron su vida y su obra. © CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. Webmasters: y @vivas. ¿Qué opinás del nuevo diseño de Carátula? Nos interesa conocer tus comentarios y sugerencias: Contacto » Crítica En medio de la oscuridad: La imaginación espacial y el tiempo histórico Margarita Rojas Una nueva aproximación al narrador costarricense Carlos Cortés es ejercida por la pluma, lectura, e imaginación de Margarita Rojas González, colaboradora puntillosa, descubridora de aristas ocultas en los textos y subtextos de los autores a los que sigue. En medio de la oscuridad, valga la paradoja, alumbra el camino de la lectura de algunas historias de Carlos Cortés (Cruz de olvido; Tanda de cuatro con Laura), mediante una interpretación inteligente que conduce a un más allá de la superficie semántica y creativa de su obra. Con un carácter sustantivo, Margarita penetra aguda y profundamente en el cuerpo narrativo de Carlos, quien cada vez más, merced a su literatura, se torna emblemático en las letras del país centroamericano. "viéndolo todo con aquellos ojos que eran como lámparas en la noche invisible," Carlos Cortés, Tanda de cuatro con Laura Novelistas y cuentistas costarricenses contemporáneos -como sus contemporáneos latinoamericanos nacidos entre 1950 y 1962-, prefieren la ciudad para ambientar el escenario de los acontecimientos narrados [1] . Dentro de San José, además, hay una predilección marcada por una zona en particular: la formada por los barrios Amón, Bolívar y Otoya, que son casi los únicos que conservan edificaciones históricas, del siglo 19 o inicios del siglo 20. Después de la luz roja, de Mario Zaldívar, gran parte de Cruz de olvido y Tanda de cuatro con Laura, de Carlos Cortés, Mariposas negras para un asesino y El laberinto del verdugo, de Jorge Méndez Limbrick; Paisaje con tumbas pintadas en rosa y Faustófeles, de José Ricardo Chaves, y Los Peor, de Fernando Contreras, transcurren en esos barrios de la capital. Dentro de estos, a menudo aparecen lugares escondidos o secretos, que contienen diarios, libros, documentos históricos, es decir, la memoria de la ciudad o del país. Así, estos se vuelven equivalentes a la Historia. Pero esta no es conocida por todos ni es todo lo feliz que se podría desear: a lo largo de las sendas abiertas por sus personajes por las calles de la urbe se desenmascaran verdades históricas amargas, infelicidades, son los “monstruos”, la decadencia o las perversiones de un país, una familia o un individuo, que rara vez salen a la superficie. En cada escritor la ciudad adquiere rasgos distintos, por ejemplo, en Mariposas negras para un asesino y El laberinto del verdugo se inventan zonas de San José que no existen y se unen a otras conocidas; en El laberinto…, además, las descripciones adquieren connotaciones futuristas: hay un metro que llega a la Universidad de Costa Rica y centros comerciales o edificios grandes donde ahora solo existente pequeñas casas. La relación con el tiempo o la Historia se concreta en el archivo laberíntico que posee el Archivero de la Noche, donde resguarda miles de documentos del país. La ciudad imaginada En la afanosa búsqueda de los asesinos de su hijo, el protagonista de Cruz de olvido (1998) recorre incansablemente una ciudad y, al hacerlo, descubre espacios desconocidos y ocultos, vinculados todos con la Historia de Costa Rica. Algo similar le ocurre al joven huérfano Andrés en Tanda de cuatro con Laura (2002), otra novela de Carlos Cortés, cuando resulta encantado por los fabulosos restos del pasado y los siniestros habitantes que esconden las salas, los sótanos y los apartamentos del edificio que alberga el majestuoso cine Rex. La configuración espacial de ambas novelas revela no sólo una extraordinaria imaginación; también metaforiza una particular visión del país gracias a la especial conjunción de esos lugares con la Historia. Las complejas estructuras y oposiciones del “topos” organizan un mundo desconocido, que el viaje del protagonista va revelando poco a poco, ante él y ante su Lector Modelo. Cruz de olvido es la novela de las múltiples pérdidas del protagonista, Martín Amador: huérfano de padre y autoexiliado, pierde violentamente al hijo –con el que de todas maneras no tenía una relación-; los sandinistas, a los cuales él estaba ayudando, pierden las elecciones –con el triunfo electoral de Violeta Chamorro-; allí mueren su novia y un escritor amigo. Si bien hacia el final recupera al hijo, cuando regresa al hogar natal, debe constatar la decadencia familiar y la pérdida de contacto con la realidad de parte de su madre. En Tanda de cuatro con Laura todo gira alrededor del cine y los cines y, para eso, el texto se concentra espacialmente en el Cine Rex, de San José; en este se entrecruzan dos historias, cada una con su propio final. Una se refiere a la decadencia de las familias dueñas de los cines josefinos, incapaces de mantenerlos, de lo cual es testigo Andrés, el protagonista de la otra historia. Esta segunda se inicia cuando el joven huérfano conoce a la mujer-enigma de la que se enamora, cuando ella llega a comprar drogas a la casa-videoclubbunker, que aquel comparte con su amigo Korea y la que violentamente los obliga a abandonar. En el cine Rex transcurre su nueva aventura; allí viven otros extraños seres que conoce en sus giros por la ciudad, algunos extranjeros–Soriano, Alejandra, la madre de esta, sudamericanos procedentes de México-, y otros nacionales, pertenecientes a otra época, como el Sátiro, y Peralta, de las familias dueñas de cines. En un cine abandona a Andrés la prostituta que lo acoge cuando Andrés era niño, después de que él y su amigo Korea se fugan de un reformatorio, donde abusaron de ellos. Aunque la historia de los cines termina con el incendio del cine Rex y la muerte del dueño, el final de la historia de Andrés sigue abierto, ya que él continúa buscando a Alejandra. La ciudad de noche En Cruz de olvido, la primera ciudad que aparece es Managua, asediada y oscurecida por la falta de electricidad pero también por la pérdida del poder que tanto costó en 1979. Tampoco San José está más clara: como el personaje entra aquí de madrugada, se trata también de un lugar en tinieblas, “una ciudad sola, vacía y muerta” (29). La casa familiar tampoco le depara abrigo pues, como su familia, está en una total decadencia: inundado el primer piso, en penumbras, habitada por cuatro ancianas que chapalean en medio de muebles podridos y viejos objetos sucios y pestilentes, lo único vivo son las cucarachas. El periodista Martín realiza varios peregrinajes por San José de noche; una de las veces la voz de la narración la asume un muerto, el Maestro, metido dentro en un saco de gangoche en un ataúd con hielo en la batea de un ‘pick up’ (VIII) mientras sus acompañantes, borrachos, lo trasladan por los principales edificios josefinos. Después del alucinante paseo por la ciudad, el ataúd es tirado al río que recoge la basura, la “cloaca pública”. Un sector especial y poco conocido de San José se revela cuando asesinan a la amante –un travestido o trasvesti- del Fiscal General del país y este le encarga a Martín encontrarlo. Con la ayuda de un guía, este recorre la denominada “ruta de la seda, el camino hacia el mundo homosexual de San José": “tabernas porno, territorios liberados para homosexuales, lesbianas y bisexuales, salas de masajes, discotecas, saunas, clubes e maripepinos –‘striptease’ masculino-- puteros disfrazados, reservados para concursos de ‘drag queens’ y fiestas secretas y discretas, y salones de baile” (265). Los cines, los barrios y las familias La capital de Costa Rica reaparece en Tanda de cuatro con Laura, en la cual se entrelazan la nostalgia y la denuncia por la desaparición de los viejos cines josefinos. A uno de estos entra el descendiente de una de las familias dueñas en la apertura de la novela, el cine Rex, ubicado frente al Parque Central en San José. El ingreso del hombre permite la descripción del cine y el recuerdo de algunos datos biográficos suyos. Con la aparición de Andrés, el recorrido por el Rex se enriquece; en algún momento se recuerda que la primera visita que realizó de niño a ese cine, fue abandonado allí por la supuesta tía que lo había criado. Sin embargo, su propio presente lo hace ahora tornar al pasado del cine, cuando debe refugiarse en el Rex y lleva a cabo entonces una detallada exploración de imaginarios y recónditos rincones que esconden inimaginables objetos pertenecientes a las películas que se proyectaron décadas atrás. Con Curling, el guía, descienden primero al sótano por una escalera de caracol que los lleva hasta una “bodega mal húmeda malamente iluminada con luces de emergencia e invadida por un olor a cloaca” (48). Por un viejo ascensor de madera y vidrio Andrés sube a la azotea, donde lo deja Curling para que solo se enfrente a otras zonas como la galería de espejos entre el segundo y el tercer piso o el paseo por el famoso baño de hombres, procedente de otro cine: el Adela. También es testigo de la decadente transformación del edificio: el mezzanine del segundo piso fue convertido en una cafetería; la sala principal y los palcos son ahora un parqueo; en la parte superior, el apartamento de los viejos dueños ha sido tomado por un extraño sudamericano, que lo tiene a la vez como ‘atelier’ de un pintor, atiborrado de cuadros, telas, pinturas, películas, afiches en las paredes, ropa militar y armas. Finalmente, se da cuenta de que para subsistir, los dueños del cine han dedicado varias salas a los videojuegos y la exhibición de pornografía. El recorrido por los meandros internos del cine lleva al lector a una imaginativa exploración espacial, que también revela interesantes conexiones con otras salas, por ejemplo, la parte vieja, “que compartía cimientos con el venerable y desaparecido teatro Moderno” (22). No solo en el Rex o el videoclub de Andrés se hallan las profundas huellas que el cine deja en sus aficionados; también la casa misma del Sátiro se convierte en un inmenso signo que remite a películas y actores famosos. El día de una fiesta llega allí Andrés y observa las paredes cubiertas de fotos y afiches, los invitados disfrazados de personajes de películas, Blade Runner proyectada en paredes, música de Muerte en Venecia cuando baja las escaleras; en el segundo piso halla una sala de cine. De esa forma el texto desliza retazos de información histórica de varios cines de la capital, indaga la historia de una parte de San José, los barrios josefinos de la década de 1950 y su fin veinte años después. Así, la historia del cine Rex se articula con la de las dos familias dueñas de esta y otras salas: paralelamente a la revelación de las profundidades desconocidas del edificio que lo alberga, se van conociendo los secretos de los sucesivos propietarios que se lo habían traspasado, en series que hacen alternar presente y pasado, en un juego de suspenso entre las historias. No es, sin embargo, una historia feliz: los cines esconden tras sus muros oscuras historias de matrimonios fallidos, abusos, abandonos e incluso asesinatos, pues esas familias disfuncionales que fracasaron en su propio proyecto, tampoco supieron administrar los cines, los abandonaron y convirtieron en estacionamientos o los dejaron quemarse hasta los cimientos para cobrar los seguros. La ciudad de abajo ¿Cuál podría ser la imagen espacial que sintetiza esa búsqueda de lo desconocido, historia familiar e historia social? En ambas novelas de Carlos Cortés son los túneles, los sótanos y otros ambientes bajo tierra. ¿Y qué hay bajo el nivel del suelo? El tiempo, la Historia. Como esta no se conoce completamente, para descubrir sus estratos ocultos los protagonistas deben realizar un viaje. La literatura sirve entonces para “desenterrar”, para poner a la luz del sol lo desconocido en el presente. En Cruz de olvido el primer espacio es Managua, “un mundo espectral” (14), percibida como un infierno (14), “ciudad sin ciudad” (16): oscura por los apagones y caliente. Posee, además, unos ambiente semejantes a catacumbas que se utilizan para fumar marihuana y también un barrio secreto, ubicado en un extremo de la ciudad, que era la zona donde vivían los combatientes salvadoreños. Aquí encuentra Martín a su amante, la comandante Laura, quien duerme durante el día en “un sótano sin hendijas ni filtraciones de luz, muerta, fuera del tiempo y del espacio” (27). San José también posee lugares parecidos, por ejemplo, la “ciudad subterránea debajo del corazón político de la ciudad real” (200). La parte subterránea que conoce Martín bajo San José es una red de varios cientos de kilómetros de pasadizos “que conducían hasta los viejos cementerios del siglo XVIII” (200), que atravesaban las épocas de la historia del país. La red del acueducto lo lleva hasta los sótanos de la antigua Penitenciaría de San José, que también se relaciona con la Historia: su estructura se había copiado de una fortaleza europea del siglo 19 y, a mediados del siglo 20, “se había convertido en un infierno capaz de albergar a miles de presos en las peores condiciones de hacinamiento de depravación” (312). El periodista se vuelve a encontrar con la Historia cuando, bajando por una “vieja calzada”, halla la desembocadura del viejo acueducto de San José, de 200 años, que lo conduce a su vez "hasta las entrañas de una ciudad muerta" (200). Allí mismo encuentra “la casetilla de cemento de la primera planta eléctrica de San José” (200) y un puente de piedra por donde habían salido de la capital, en el siglo 19, los soldados que participaron en la guerra contra los filibusteros yanquis. La calzada paralela contiene dos pasadizos, uno de los cuales llevaba hasta la antigua Penitenciaría Central, en cuyo piso inferior se hunde y se ahoga en un canal lleno de agua y cadáveres. Otro tipo de temporalidad se revela en los espacios subterráneos de Tanda de cuatro con Laura cuando el joven desciende al sótano del cine Rex. Allí se ha formado un verdadero museo del cine: además de mil latas de películas mexicanas, se conservan objetos promocionales de varias películas; una colección de muñecos de tamaño natural de La guerra de las galaxias; objetos varios de Tiburón, guantes y reproducciones de cera de actrices, junto con otras cosas no relacionadas con el cine como partes de animales disecados, mascarillas mortuorias; espadas, maquetas de monumentos, fotografías de acontecimientos históricos. Se trata de un conjunto perteneciente a distintas épocas, es decir, la temporalidad múltiple o pancrónica del arte. Un efecto similar genera la estructura narrativa de esa novela. Como continuación del capítulo 22, el capítulo 1 cuenta el final de la historia. En el epílogo se narra la muerte de Ronny Vargas, cuya entrada al cine se relata en el capítulo 1 -entra el cine a las 4 a. m., cuando Soriano incendia la torre y los últimos pisos del edificio. La historia de Andrés empieza en el capítulo 2 y concluye en el epílogo. Desde el punto de vista temporal la historia de los cines se presenta con la forma de una serpiente que se muerde la cola. Otros espacios urbanos En Cruz de olvido aparecen otros espacios que se vinculan con el secreto y permiten enlazar el presente de Martín con su juventud, su pasado. Por un lado, dos lugares privados: un estudio fotográfico de un conocido y la casa de su profesor de periodismo, el “Maestro”; por otro, el espacio relacionado con la literatura. La galería de Pajarito, el primero, contenía colecciones de fotografías de personas muertas, no publicadas, y colecciones de fotos “porno-gay”. Eran documentos privados, secretos, que esconden a la vez otro secreto vinculado con la homosexualidad: (Pajarito) “mantenía un modesto estudio fotográfico en Barrio Amón: Foto Estudio Madonna, mejor conocido como La pajarera o El clóset. La especialidad eran los maes salidos, salidos del clóset” (219). Martín va a la casa del Maestro, cuando se entera de su muerte. Entonces recuerda la devoción juvenil con la que se acercó de estudiante a ese lugar, para él una especie de templo. El Maestro había sido modelo de periodistas y escritores, profesor sin cátedra; quien intentó sin éxito convertirse en escritor. Su biblioteca esconde otra habitación, oculta, accesible únicamente a los iniciados, con una “entrada secretísima”. Un espacio semejante es un ambiente predilecto, el llamado “la basílica”, conectada con el bar, lugares ambos donde Martín y sus compañeros asistían para aprender del Maestro, lugares de iniciación [2] En la intensa búsqueda de Martín, un último espacio aparece en una vieja zona de San José, la casa del escritor de la novela perdida. El protagonista “se interna por un sendero casi secreto” cerca del viejo zoológico josefino, para llegar finalmente a la antigua mansión . abandonada de Ricardo Pacheco, imaginario pintor y escritor costarricense que vivió y murió en Francia. Es la zona del apartamento donde Martín vivió de joven y desde el cual iba a buscar en la casa del escritor su supuesta novela perdida titulada Los costarrisibles [3] . Historia y ficción La rica y compleja estructura espacial de estas novelas se mezcla de una forma particular con la Historia y la ficción. Cruz de olvido es una novela fuertemente anclada en el devenir histórico de la región centroamericana de las dos últimas décadas del siglo 20, particularmente los acontecimientos que agitaron Costa Rica al ser tocada por la violencia de la guerra civil en Nicaragua. Es la época cuando los “contras” invadieron Honduras y Costa Rica, financiados por el gobierno de R. Reagan de los Estados Unidos, el cual creó bases militares y estaciones de radio para atacar Nicaragua. La euforia del triunfo sandinista en 1979 se apaga cuando gana las elecciones Violeta Chamorro, quien gobernó desde 1990 hasta 1997. Ese es el momento del que parte la novela, si bien el acontecimiento que desencadena la acción es de tipo familiar o individual: se trata del regreso obligado de Martín a Costa Rica, después de diez años, por el asesinato de su hijo. Este hecho, sin embargo, tiene una referencia igualmente histórica, pues se refiere a uno real ocurrido en 1986, en el que murieron una mujer y seis menores, en la Cruz de Alajuelita. El periódico La nación, en el cual trabajó Carlos Cortés desarrolló por varios años una investigación periodística que se prolongó por varios años [4] . En Managua, Martín es pareja de una guerrillera salvadoreña que muere asesinada a puñaladas por sus propios compañeros: “¿Cuántas? ¿16, 24, 25 puñaladas? ¿Cuántas puñaladas te dieron a vos los compas?” (315), traición que evoca, por un lado, la de Roque Dalton “el poeta, el guerrillero salvadoreño que terminó eliminado por su propia guerrilla, igual que la comandante Laura” (299). Además, ella se puede vincular con la comandante Ana María (Mélida Anaya Montes), segunda en el mando del Frente Farabundo Martí, a quien supuestamente mandó a matar el 6 de abril de 1983 otro líder y rival ideológico, Cayetano Carpio. Este se suicidó una semana después y aparentemente fue exculpado legalmente si bien esto no fue público. Por otro lado, Martín resulta cercano a la cúpula del poder revolucionario si bien esto no lo enorgullece pues desde el inicio el joven desecha con desencanto la ametralladora regalada por el comandante Cero (Edén Pastora) que este había usado en el asalto al Palacio Nacional -22 de agosto de 1978- con otros trastos viejos (15). En Managua Martín también es amigo del escritor Chuchú Martínez, que puede ser el escritor y piloto panameño José de Jesús Martínez, conocido como Chucho, muy vinculado con el Frente Sandinista, inspirador de la Brigada Simón Bolívar, ganador del premio Casa de las Américas con el libro Mi General Torrijos y fallecido en 1991. Con respecto a Costa Rica, la interrelación historia-literatura se presenta mediante la caricaturización de personajes de la vida pública. La caricaturización es una especie de juego que apela al conocimiento generalizado de los lectores –la Enciclopedia, en términos de Umberto Eco- sobre esos personajes conocidos por todos. El gobierno de Costa Rica de las décadas del conflicto sandinistas-contras, fue el de Luis Alberto Monge (1982 a 1986), quien en la novela puede estar representado por el Procónsul. Con este recorre Martín la capital una noche, deteniéndose en multitud de bares, lo cual le permite conocer la dudosa personalidad del primer mandatario. El llamado “Maestro” puede estar inspirado en Enrique Benavides (1916 - 1986) y este se vincula con el autor de la novela no solo porque como Carlos Cortés fue columnista y editorialista de La nación; Benavides es, además, el autor del libro El crimen de Colima (1966), que lo dio a conocer, y fue “uno de los primeros ejemplos de periodismo investigativo” [5] . En la novela el Maestro es un periodista autodidacta (138), director del Diario de Costa Rica, que había sido marginado por el presidente de la República debido a [6] la publicación de un editorial en su contra (130). Otro ejemplo de mezcla entre historia y ficción es la figura del escritor “Ricardo Pacheco”, quien parece referirse al ensayista Napoleón Pacheco (1902-1980), costarricense que murió en París, autor de una novela desconocida (308) y del ensayo “El costarricense en la literatura nacional”. En Tanda de cuatro con Laura, la novela toma prestados datos del lenguaje cinematográfico, de la historia de los cines josefinos y de una secta esotérica. La historia de los cines empieza con la referencia a una familia que fue propietaria de la mayor parte de los cines: en la novela la familia es Peralta, en la historia se trata de la familia Urbini, descendientes de Mario Urbini, quien llegó a Costa Rica en 1917, entró en el negocio del cine primero con el Teatro Variedades; con su pariente Felipe J. Alvarado, adquirieron en 1926 el Teatro América y crearon el “Circuito Urbini” [7] ; después de la desaparición de casi todos los cines de San José, la familia Jinesta Urbini mantiene el Teatro Variedades desde 2005. También al cine se refiere la ilustración de la tapa del libro que deja ver, debajo de una pierna femenina que abarca el primer plano, un afiche con el título Laura. Se trata de una película de 1944, del director alemán-norteamericano Otto Preminger, cuya fotografía ganó un Oscar, y en la que actúan Gene Tierney y Dana Andrews. Considerada un clásico del cine negro, se basa en una novela policíaca de Vera Caspary, que cuenta la indagación obsesiva –como la de Andrés por Laura-de un detective por la muerte de una mujer que al final está viva [8] . La obsesión que gobierna la búsqueda de Laura por parte de Andrés, así como el nombre de uno de los personajes de la novela, Alejandra y su nacionalidad, recuerdan al escritor argentino Ernesto Sábato, especialmente en la novela Sobre héroes y tumbas, cuya protagonista se llama también Alejandra. En Tanda de cuatro con Laura Andrés y Korea leen las obras del maestro Samael Aun Word o Samael Aun Weor, creador y profeta de una secta llamada “Gnose” o “ciencia del auto•conocimiento”. Ese era el seudónimo del colombiano Víctor Manuel Gómez Rodríguez (1917-1977) -activo entre 1947 y 1977-, cuyo movimiento gnóstico mezcla aspectos religiosos, cristianos y orientales, con conocimientos del zodíaco, yoga, magia sexual, platillos voladores y otras curiosidades semejantes. Su “curso de educación esotérica”, “de autoeducación íntima y verdadero saber práctico”, se dedica a “todos los desilusionados de escuelas, religiones, logias y sectas” [9] . Tanto la Managua de Cruz de olvido como el San José de Tanda de cuatro con Laura duplican un espacio urbano conocido, hacen un reflejo de la ciudad de arriba en la ciudad de abajo, como un espejo, solo que el reflejo de abajo no solo está invertido sino que no es conocido por todos. Mientras las ciudades de arriba, rodeadas por la oscuridad, no conocen un tiempo, las ciudades subterráneas se vinculan con el tiempo, con la Historia. De esta forma se reitera la idea de la exploración por espacios recónditos cuyo conocimiento deja ver secretos políticos escondidos por algunos personajes. La decoración de la casa del dueño del Rex trata de vestir sus paredes con las proyecciones y los disfraces, mediante el múltiple lenguaje de la cinematografía; ambas novelas configuran un Lector al cual mediante la ficción se le da a conocer la verdadera Historia del país. Sin embargo, no es una Historia “positiva”: ya desde el inicio de Cruz de olvido lo que priva frente a los acontecimientos relatados es un profundo desencanto; sentimiento que se extiende, conforme la indagación de Martín por su país avanza, a la literatura, la política, la familia y la pareja. En Tanda de cuatro con Laura el conocimiento del pasado acerca de los cines y las familias que los administraron no hace que subsistan ni unos ni otras: el ocaso de los cines coincide con el fin de las familias y nada puede salvarse de la ruina inevitable. La imagen que puede condensar esta visión de la Historia en estas novelas es la de los familiares de Martín que cenan en Cruz de olvido, hacia los cuales el agua lleva los objetos del pasado: ropa, radioemisoras sintonizadas en 1965, viejas fotografías, juguetes de Martín-niño. “Una tristeza general lo convertía todo en putrefacción” (241): eso es lo que encuentra Martín de su pasado familiar, lo que descubre en lo que se han convertido sus recuerdos más viejos. [10] Referencias bibliográficas Chaverri, Amalia, “Cruz de olvido: historia, ficción y catarsis”, ponencia presentada en el VIII Congreso de filología, lingüística y literatura Carmen Naranjo, Cartago: Instituto Tecnológico de Costa Rica, www.tec.cr/sitios/docencia / ciencias _lenguaje/.../achaverri.pdf Comunicación, pp. publicada también en Letras, Heredia: Universidad Nacional, n. 35,2003, pp. 37-54. _____, “Tanda de sueños, visiones y ficciones” modificado 102002, Istmo, 2001. ______, "Cruz de olvido. La (in)fidelidad de la ficción", Ancora, La nación. 27 junio 1999. Cortés, Carlos, Cruz de olvido, México, Alfaguara, 1999. ____, Tanda de cuatro con Laura, México, Alfaguara, 2002. Montero Rodríguez, Shirley, “La crisis de la identidad nacional en Cruz de olvido de Carlos Cortés”, Intersedes, Universidad de Costa Rica, v. X, n. 19, 2009, pp. 159-183. ____, “Las voces del relato o el desdoblamiento del yo en la novela Cruz de olvido de Carlos Cortés”, Pensamiento actual. v.9, ns. 12-13, 2009, pp.79-88. ____, “Los límites de la fragmentación del relato en Cruz de olvido de Carlos Cortés”, Revista de Filología, Lingüística y Literatura, v. 34, n. 1, 2008, pp. 67-82. Moya, Rónald, “Caso del psicópata: una luz en el enigma” en Revista Dominical, La nación, San José, 17 de noviembre, 1996. _____, OIJ dice ir en camino seguro nueva prueba contra psicópata. Realizan perfil y evalúan indicio surgido hace cinco meses”, San José, La nación, 13 de abril, 1999. ____, “293 muertes pendientes más crímenes sin resolver”, La nación, San José, 13 de diciembre, 1999. Moya, Rónald y Adrián Meza “OIJ cree que grupo cometió crimen”, La nación, San José, 20 de abril, 2002. Rojas G., Margarita, «Presentación de Tanda de cuatro con Laura de Carlos Cortés», Universidad Nacional, 30 de octubre de 2002, manuscrito. ____, La ciudad y la noche. La narrativa latinoamericana contemporánea, San José: Farben, 2006. Rojas, Margarita y Flora Ovares, «De la utopía al desencanto. La narrativa», Cien años de literatura costarricense, San José: Norma, 1995, pp. 231-245. ____, «In vino veritas: la narración del viaje», Taller de Letras, Santiago: P. Universidad Católica de Chile, n. 29, 2001, pp. 87-98. NOTAS [1] Para conocer en detalle el modelo propuesto y ver ejemplos de otras novelas y cuentos latinoamericanos del mismo período, cfr. Margarita Rojas G., La ciudad y la noche. Narrativa latinoamericana contemporánea (San José: Farben, 2006). [2] Margarita Rojas G. y Flora Ovares, 2001 «In vino veritas: la narración del viaje», Taller de Letras (Santiago: Universidad Católica de Chile, n.29) 87-98. En el artículo se describe este cronotopo como la conjunción especial de un tipo de lugares como cervecerías, salones, comedores o tiendas donde llega un viajero que ha superado una prueba en otro lugar. La iniciación sufrida no acaba hasta que se narra la experiencia ante interlocutores con quienes comparte también bebidas y recuerdos: “sólo por medio de la palabra y gracias a la presencia atenta de sus interlocutores, el narrador descifra el misterio que encerraban aquellos lugares y así conjura los fantasmas del pasado”, loc. cit.. [3] Cfr. M. Rojas G. y F. Ovares, 100 años de literatura costarricense (San José: Farben, 1995) pp. 113-114 y 149. El tema de la novela perdida reaparece y se desarrolla por secciones en otro libro de Carlos Cortés, La gran novela perdida. Historia personal de la narrativa costarrisible (2007), en la cual lo “perdido” está dentro de la misma literatura. [4] Carlos Cortés fue redactor en La nación entre 1982 y 1983, editor y jefe de redacción de 1989 a 2003; entre 1985 y 1989 fie editor y redactor de la revista Rumbo, del mismo diario. [5] Autor de numerosas obras, Enrique Benavides escribió Casos célebres (1969), Crítica de la crítica, Nuestro pensamiento político en sus fuentes; “en los últimos años dedicó su columna con mayor frecuencia a una cruzada anticomunista fervorosa. Acusó duramente a la administración de Rodrigo Carazo, de quien había sido admirador y amigo, y lanzó elogios y loas a la siguiente de Luis Alberto Monge“, Manuel Bermúdez, http://wvw.nacion.com/ ancora /2004/julio /25/ ancora7.html. [6] http://wvw.nacion.com/huellas/personajes1.html [7] Fernando Borges, Teatros de Costa Rica (1941, 2ª edición: San José: Editorial Costa Rica, 1988) pp. 91-98. [8] http://39escalones.wordpress.com/2009/03/24/el-riesgo-del-amor-idealizado-laura [9]. http://www.google.co.cr/...samael+aun+weor, www.es.wikipedia.org; [10] Para consultar la bibliografía completas de Carlos Cortés, cfr. http://veintisieteletras.com/fotos/titulo /18/ Dossier_Prensa_18.pdf Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica ⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad La imaginación espacial y el tiempo histórico ⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez ⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone ⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013 ⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura ⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar de CARLOS CORTÉS Carlos Cortés. Nació en 1962 en San José de Costa Rica. Narrador, poeta y ensayista. Fue jefe de redacción del periódico La Nación de Costa Rica. Estudió periodismo y comunicación en Costa Rica, España y Francia. Graduado del Instituto Francés de Prensa, en París en 1996, al año siguiente obtiene un postgrado en sociología de los medios y la cultura en la Universidad de París II. Es colaborador de La Jornada Semanal, Cuadernos Hispanoamericanos y Gatopardo y miembro del consejo de redacción de Revuelta, en México, y miembro fundador de la revista caratula.net, de Nicaragua. Su obra ya consolidada contiene títulos por demás importantes que lo confirman como uno de los autores de trascendencia en la literatura centroamericana. Narrativa: Encendiendo un cigarrillo con la punta del otro, Heredia, Universidad Nacional, (1986), Premio Carlos Luis Fallas; Mujeres divinas, San José, EUNED, (1994); Cruz de olvido, México, Alfaguara, (1999), Premio Nacional de Literatura Aquileo J. Echeverría en novela; Tanda de 4 con Laura, novela, Colombia, Alfaguara, 2002; La gran novela perdida. Historia personal de la narrativa costarrisible, San José, Perro Azul, (2007), Premio Nacional de Ensayo; La última aventura de Batman, cuentos, Alfaguara, (2011), Premio Nacional de Cuento. Poesía: Diálogos entre Mafalda y Charlie Brown en Antología de una generación dispersa, de Jorge Bustamante et al., San José, Editorial Costa Rica, (1982); Erratas advertidas, San José, EDUCA, (1986); Los pasos cantados, Heredia, Universidad Nacional, (1987); salome descalza/barefoot salome, San José, Alianza Francesa, (1989); La carne contigua, Guatemala, Litográfica de Quetzaltenango, (1991); ¡El amor es esa bestia platónica!, San José, EUNED, (1991); Los cantos sumergidos, San José, Universidad de Costa Rica, (1993). Canciones del prodigioso citarista del río, León, España, Instituto Leonés de Cultura, (1998). El que duda no ama, San José, EUNED, (1998); Autorretratos y cruci/ficciones, Guatemala, (2005), Premio Mesoamericano Luis Cardoza y Aragón. La editorial francesa Gallimard escogió su obra como parte de la antología de narrativa latinoamericana del siglo XXI publicada en el 2010, con un prólogo de Mario Vargas Llosa. MARGARITA ROJAS Margarita Rojas González nació en San José, Costa Rica, donde vive actualmente. Estudió filología y música en la Universidad de Costa Rica y semiótica en la Università degli Studi di Bologna. Es profesora e investigadora de la Universidad Nacional. Entre 2006 y 2010 fue directora del Sistema Nacional de Bibliotecas, del Ministerio de Cultura y Juventud. Ha sido beca-riainves-ti-gadora Fulbright en la Universidad de Pennsylvania, pro- feso-ra invi-tada en el postgrado en literatura de la Uni-ver-sidad de Villa-nova (Pen-nsyl-va-nia, Esta-dos Unidos) y en la Universidad Francois Rabelais, Tours, Francia (2007). Como investigadora, es autora de varios artículos sobre la narrativa latinoamericana contemporánea en diversas revistas. Su publicación más reciente es el libro La ciudad y la noche. La nueva narrativa latinoamericana (Farben, 2006). También, en coautoría con Flora Ovares y Sonia M. Mora, en la editorial venezolana Monte Ávila publicó Las poetas el buen amor, varios ensayos sobre poesía escrita por mujeres latinoamericanas. Sobre la literatura costarricense es coautora de La casa paterna. Escritura y nación en Costa Rica, Premio Nacional de Ensayo en 1993; Cien años de litera-tura costarricense, Premio Ancora de 1995; dos tomos de En el tinglado de la eterna comedia. Hizo la recopilación completa de la obra de Luisa González Gutiérrez y escribió un capítulo del libro de las revistas literarias costarricenses Crónicas de lo efímero (2011) de Flora Ovares. Acerca de la literatura centroamericana, su libro El último baluarte del imperio. Latinoamérica y España en la crítica antimodernista, mereció el Premio de Ensayo Editorial Costa Rica en 1995. Es coautora de El sello del ángel. Ensayos sobre literatu-ra centro-ameri-cana (2000) con la que ganó el Premio Nacional Aquileo Echeverría en ensayo. » Crítica El ombligo del pez Arturo Vázquez Sánchez Esa imbricación temblorosa entre filosófica-poética que consigue Arturo Vázquez Sánchez en la interpretación de las obras literarias que le son entrañables, sobre todo en la poesía – aquí con la de Lezama Lima-, induce casi siempre a la sugerencia de ciertos universos de la creación que de pronto quedan ocultos ante la, a veces, epidérmica lectura. Arturo Vázquez incide en lo sustantivo, su mirada es un escalpelo que abre los bordes del cuerpo literario en cuestión, para tomar los elementos que relacionen el texto poético con los conceptos filosóficos de Walter Benjamin, María Zambrano, Carl Jung, Kant y Heidegger entre otros. Situado en el Curso Délfico tan caro a los lectores del cubano Lezama Lima, Arturo hurga con los sentidos abiertos para hacer el ejercicio táctil, jugoso, de esa correspondencia filosófico-poética-esotérica, ahora en este tiempo que la obra lezamiana adquiere los visos de una jerarquía magistral, por demás merecida, en el territorio de las letras en lengua española. A: Clara Xanthina Barreiro Blanco, Carmiña Blanco Sieira, Nora Luz Vázquez Sánchez. En toda Trinidad, sea pagana o cristiana, una de ellas es mortal. El Curso Délfico herencia que nos dona José Lezama Lima, es guía de Resurrección. Abertura Palatal, Horno Transmutatorio, Galería Aporética, enseñanza de José Prats Sariol. Jorge Arturo Ortega, con Lezama en el Desierto, invoca con el fuego al Mito y en su origen la Gorgona se triplica: Esteno, Euriale y Medusa. Esta última mortal; su cabeza adorna el escudo de Atena -sic-; de una de sus venas salta sangre doble que emplea Asclepio para curar o matar (Garibay). José Lezama Lima, hombre de Resurrección y de gran fe católica, sabe ingresar al reino de Ka. El título de Arturo Ortega nos guía a la memoria lezamiana: La Poesía hace llover en el desierto, aparece el árbol, y después el hombre. Solitón -energía sin energía que es indestructible, y es creado por la Naturaleza-, Desierto donde florecen los cactus y sus animales nocturnos. Considero que Lezama Lima no escapa a la manera del pez, porque el pez es símbolo de Resurrección (Chevalier; Jung). Si el vocabulario es mítica batalla, Jorge Ortega; las batalla con el léxico son épicas, y la épica es origen de la Poesía (Borges). Vayamos al Relato -Mytho- que brinda Jorge Ortega: José Lezama Lima, señor de los prodigios por su verso bíblico. La Poesía, sustento del Vacío, donde se tienden, entienden, extienden los puentes entre Espíritu, Pensamiento y Materia (Jung; Peat). No hay coincidencias, porque la burguesía es lo que ha querido que pensemos -causalidad, coincidencia-; la Palabra es mágica. (Benjamín). Ortega otorga: Plétora que es abundancia de sangre o humores en el cuerpo; superabundancia. Creo que Lezama Lima no tiene necesidad, ésta produce la Ananké, que conduce a la tragedia. Lezama Lima: PoetaMagoPoeta pulsa la lira de Delfos; guitarrón en Paradiso. Óscar de Pablo en el Entender y no entender a Lezama…, donde no basta el desafío de enfrentar la obra de Lezama con los instrumentos racionales del ensayo crítico…; -sea racional, use su intuición- (Zaid). De Pablo nos guía con Christopher Cadwell: Toda creación modifica al mundo social del arte, y al propio creador. Óscar asegura que el desarrollo poético es de un verso a otro; yo siento que, es la hermandad de letra a letra, y en el poema que hace Acto de A/Parición en la p. 36 se encuentra la Trinidad: La mano o el labio o el pájaro nevaban Y allí las letras por su contigüidad y semejanza (Jakobson), Trinidad de la Resurrección: mano, labio, pájaro –J, L, M, O, P, R-. Esteno, Euriale, Medusa; Padre, Espíritu, Hijo. Donde tejen Danáe y el Nilo, y el Narcisismo que es sexualidad mortal. Sí podemos precisar todo poema, porque la precisión es la Sabiduría (Lezama). Con Lezama Lima: Los Vínculos, las Imágenes, el Caracol y la Escalera, de Salvador Gallardo donde la causalidad -la Ley- puede crear lo Incondicionado-; (leer el ensayo de Lezama sobre Kant); porque la posibilidad infinita es la tarea de la Poesía (Gallardo). Salvador argumenta con Deleuze: El barroco es una función operativa, y no una esencia; la esencia es el Vacío, que no causa el horror vacui, sino que hace la labor de la Tau, esa serpiente que entra a lo invisible y nos trae lo visible (Lezama). Y si el soplo de la gorgona produce el pliegue, la Escritura la despliega en la Resurrección. Salvador Gallardo precisa: la poesía de José Lezama Lima es un suceso prodigioso, porque el sujeto en Lezama es concentración. Lezama Lima lee con la partitura de la Naturaleza, él perfora el Vacío y lo expande: el caracol es el animal más apegado a la Tierra y la envuelve en un hilo. Tokonama. Hernán Bravo Varela se dirige Hacia una Teología Insular, La Poética de Lezama: una ciencia de los hechos y cosas de la Divinidad, Canto del Solitón. Lezama extrae lo telúrico -Eterno Femenino-por la estrecha convivencia de seres y cosas en el mismo habitad: Asombro (Bravo). La oscuridad no es muerte, sino las orillas a la Resurrección por el pez, parafraseando a Jung. La Palabra es Taumaturgia, de Carlos Ulises Mata, reconoce la Galería Aporética al citar que la obra de Dante cuando cumplía cien años, y sólo se habían realizado doce comentarios. Horno Transmutatorio: Cien años, doce comentarios, Abertura Palatal: Resurrección por la metáfora crística. Así también la 1ª referencia a Don Quijote en 1672 por Nicolás Antonio en su Biblioteca Hispana. Y la atención en Lezama por María Zambrano, Julio Cortázar, Octavio Paz, Cintio Vintier, Carlos Monsiváis.., La Escritura de Lezama Lima es espiral, quienes le anteceden: concéntricos. Definir a la Poesía es un intento perezoso (Lezama). Lezama Lima sabe y guía que la Trinidad es Unidad (Ulises). Leer a Lezama Lima es Sincronicidad en que se acerquen las mujeres más bellas y misteriosas. Ulises argumenta las evidencias de Lezama Lima: taumaturgo, individual, intemporal; La Poesía que es Imago, potencia genitora, flujo creador; Sobrenaturaleza, Cantidad hechizada. Donde Martí es mártir y genitor en la Imagen. Góngora, pregonero y relator de la gloria. Rimbaud, hijo secreto del hechicero. Lezama Lima: creador de peces. Carlos Ulises continúa: no es mediante los ejercicios que proporcionan Dámaso Alonso y Alfonso Méndez Plancarte como se logrará descifrar a Lezama Lima. Ulises aprende de Lezama: la crítica debe presentarse con la desnudez de la Creación. Y es por ésto que no es la necesidad -la Ananké- que conlleva a la Tragedia. Sino que es la Ética, Alegría, Entusiasmo y renovar nuestras emociones con las que materializamos el Pneuma. El Ombligo del Pez se encuentra en .., esa oscuridad del sentido…, por una profunda fe poética. Lezama Lima por una religión personalísima (Ulises). Lezama oyó la voz de lo Divino. Dos Lecturas Mexicanas sobre la obra de José Lezama Lima, de Javier Hernández Quezada, asegura que cada país tiene un “poder creativo”, y sus sujetos metafóricos, porque cada cultura se manifiesta al exhibir los aspectos simbólicos que lo determinan e influyen. Quezada define a la Imago: espacio textual, abierto a la infinita incorporación, y así la Imago mexicana es importante porque vincula imágenes, sentidos, sintetiza el soporte del pasado; el empuje de una clase artística que establece criterios. Considero que la Imago es la Resurrección, la otredad del pneuma, baste citar el poema de Lezama Lima a Ernesto “Che” Guevara comandante nuestro, respiraciones asmáticas con la Resurrección. Javier Hernández, guía de la Isla al Ombligo de la Luna, Mexitl, cuando José Lezama Lima habla de México instaura un diálogo, -lo que nos permite ser históricos, oír uno del otro. (Heidegger)-, profundo con aquellos que analizan la imagen. Así Javier sabe de los cimientos latinoamericanos: México-Argentina-Cuba organizan una expresión. La Trinidad por la Unidad de la Resurrección. Hernández Quezada muestra el trocadero, entender la Imago es tender y extender la Expresión americana y Paradiso. Lezama Lima Canta en México: mutaciones, esa forma de devenir, porque sin ceremonial no puede haber imaginación, ni lenguaje. Lezama magistral: La Nación, que es ética o espiritual. Y la ética, recordemos, proviene del Ethos griego, que es personalidad, cambia el destino, y ésta se crea con la lectura. José Lezama Lima precisa acerca de las influencias: los tontos de siempre que preguntan (tema macabro). Resurrección por la Letra lezamiana -Nt-, gusto en ir a perforar el Vacío. Lezama Lima radical, inicia por las raíces, y gusta ir por las ramas por los frutos ante los Escritores de la “discreción -prudencia estética- que limita los alcances del símbolo. Javier Hernández nos aprehende: la literatura de José Lezama Lima está libre de ataduras ideológicas. Más: la cocina, sincretismo religioso. El sexo, arquitectura barroca. Hernández trae a Carlos Fuentes que indica con su aura: La Poesía como conocimiento mismo. Lezama Lima conoce el número 8, igual que Jung: El cuerpo más Espíritu creadores del Vacío e “inversión”, y el ombligo del pez es penetrar lo oscuro, viaje de regreso, Resurrección. Hernández, Quezada brinda alegría: la inocencia hace descender a las profundidades -en García Ponce-. Perforación al Vacío de Quezada, la creación poética: Misterio. Sergio Ugalde Quintana con Un Secreto Homenaje: Efraín Huerta y José Lezama Lima pauta musical de la amistad en ambos poetas. Y allí el Sueño de la Imaginación con el poema: El Encarnizado,donde el adjetivo es sustantivo y vislumbre del Verbo. Porque Encarnizado hace oír y ver la sangre, la carne, los huesos y el tejido del Espíritu. Es no sólo el homenaje a Un gongorino manso, sino la otredad de la imaginación que sueña: …, la saetilla de blando cristal Semejaba el rastrear de una iluminada lagartija Mutación del caracol, y el aguijón leptosomático que: …, Hoy se despide de tus goces un “gongorino manso” medio podrido en el callejón de los encarnizados. 21 de Marzo de 1970. José Lezama Lima sabe de la Ananké, y él decide por el entusiasmo, renovar la emoción, alegría, -Sincronicidad- al Cantar: …, En todo americano hay siempre un gongorino manso, que estalla su verba al paso y del vino confortable, no trágico como en el español…, (los subrayados son míos). Lezama Lima y el Agua de Garcilaso, de David Huerta: la Imago “de Durall-Lezama” con el si pudierdes de Garcilaso, porque “el poeta toledano de la 1ª mitad del Siglo XVI es raíz y fundamento. La Sincronicidad de la Ottava rima, por el 8 de Jung, de Boscán, con la Muerte de Narciso, de Lezama: Imago. David Huerta profundo conocedor de la guerra, me consta por una reunión que tuvimos en la Casa del Escritor en la Cd. de Puebla, y quienes la han generado no tendrán la Resurrección, por ser crueles. Huerta, como todo poeta, que tenemos nuestras obsesiones, trata de eliminar el comercio y economía de las armas. Pero la sangre, el líquido precioso (León-Portilla), que contiene al Chalchihuitl (Gutierre Tibón), agua de los sueños en la comunión con lo Sagrado y lo Divino equilibran el fiel de la balanza. La guerra desaparece con el Curso Délfico, centímetro taurobólico, porque cada libro de Poesía hace girar las aspas del Cielo (Lezama), aspas, as del ombligo del pez que nada en estas letras con la paz y Voluntad del Cielo (Confucio): en esto sueño, o ciertamente toco la blanca mano (Garcilaso). Arturo Vázquez Sánchez. 5 de Enero del 2013 e Invierno. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica ⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad La imaginación espacial y el tiempo histórico ⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez ⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone ⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013 ⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura ⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar de JOSÉ LEZAMA LIMA Participa a los veinte años en la manifestación del 30 de septiembre de 1930 en la que resulta muerto el líder estudiantil Rafael Trejo; surgía, según sus propias palabras “la historia de la infinita posibilidad en la era republicana”. Pero además se involucra en los alzamientos estudiantiles contra la dictadura de G. Machado. Nacido en La Habana, 1912, fallece en esa su misma ciudad en 1976, de la que salió solamente en dos ocasiones: una visita a México (en Puebla justo en la Capilla del Rosario encuentra muchos más motivos para acendrar su barroco) y otra a Jamaica, a causa tal vez, de su singularidad y de una precaria salud por el padecimiento desde su infancia de un asma crónica y problemas causados por la obesidad, que lo orillaban al aislamiento y que parece pudieron ser la causa de su muerte, tras una larga estancia hospitalaria, el 9 de agosto de 1976. Poeta, ensayista y novelista, ingresó en la universidad para cursar la carrera de derecho. Julio Cortázar fue quizá uno de los primeros en advertir la singularidad de su propuesta. Lezama Lima es considerado junto con José Martí y Alejo Carpentier los puntales de las letras cubanas. Fundó las revistas Nadie parecía, Espuela de plata, Verbum y Orígenes, de las que fue fundador, con J. Rodríguez Feo; en 1944, en Orígenes colaboraron esa pléyade de creadores literarios cubanos cumbre de su literatura: Eliseo Diego, Virgilio Piñera, Cintio Vitier, Gastón Vaquero, Fina García Marruz, José Rodríguez Feo, Ángel Gastelu, el pintor René Portocarrero, sin descartar, por supuesto sus acercamientos y amistad con María Zambrano y Juan Ramón Jiménez. Gana el Premio Maldoror de poesía de Madrid en 1972, y en Italia el Premio a la mejor obra hispanoamericana traducida al italiano, por la novela Paradiso. Creó, como una manera de entender la poesía el Curso délfico. Bibliografía: Muerte de Narciso (poesía) 1937; Juego de las decapitaciones (cuento); Patio morado (cuento); Coloquio con Juan Ramón Jiménez 1938; Enemigo Rumor (poesía) 1941; Aventuras Sigilosas (poema) 1945; La Fijeza (poesía) 1949; Arístides Fernández (ensayo) 1950; Analecta del Reloj (ensayos) 1953; La expresión americana (ensayo) 1969; Tratados en La Habana (ensayo) 1958; Dador (poesía) 1960; Antología de la poesía cubana 1965; Órbita de Lezama Lima 1966; Paradiso (novela) 1966; Los grandes todos (Antología); Posible imagen de Lezama Lima 1979; Esfera imagen. Sierpe de Don Luis de Góngora; Las imágenes posibles (ensayo) 1970; Poesía Completa 1970; La cantidad hechizada (ensayo) 1970; Introducción a los vasos órficos 1971; Las eras imaginarias (ensayo) 1971; Obras completas 1975; No me gustaba Colombia (ensayo) 1977; Oppiano Licario novela inacabada, aparecida póstumamente en 1977; Fragmentos a su imán (poesía) 1978, entre otros. ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ Según propia confesión Arturo Vázquez dice: Nací donde el árbol tiene sus raíces en el agua: Álamo, de la Vera Cruz, México, cuando los pájaros bajaban a beber en el río por las tardes. Al momento de nacer las abejas siguieron a mis padres, me pasaron de una habitación a otra y las abejas nos seguían. Digo que soy Licenciado en Lingüística y Literatura Mexicana, por la Universidad Autónoma de Puebla. A punto de ser Maestro en Literatura Mexicana por la misma Universidad. En 1999 participé en La Habana, Cuba en la Casa de las Américas con la ponencia: Borges: Aleph del Sur. Fui becario en el género de Poesía FONCA-CONACULTA, Puebla, (2002) con el proyecto: Al encuentro de la Diosa Negra. Invitado especial, por el Gobierno de Tocantins Brasil, en la Feria Internacional del Libro en Lengua Española (2006), y presenté el libro: Miscelánea Erótica, editado por la UAP. También di una conferencia en la Universidad de Paraíso, Tocantins Brasil: Blanco, de Octavio Paz y la raíz In Xóchitl In Cuícatl. En el 2009 presenté mi libro de poesía, en la Facultad de Filosofía y Letras: Stoicheia. Participé en el X Congreso Internacional de Poesía en el Centenario de José Lezama Lima: La Imago y la Sangre en el poema a Octavio Paz (2010). El proyecto actual que me ocupa, y que la Diosa Negra nos proteja y guíe, es realizar el Doctorado en José Lezama Lima, en la Imago. Ya tengo el poema seleccionado y es el que el PoetaMagoPoeta crea al Che Guevara. » Crítica Conversaciones sobre Perséfone Juan Galván Paulin “…El tema de Perséfone es la vía amorosa en su ritualidad…”, además, “…una voz que al perseguirse encarna alma y le da al cuerpo la profunda densidad de una certeza que se consuma existencia;” así se expresa Juan Galván Paulín sobre la Perséfone de Homero Aridjis, libro de atribulado recorrido sobre el misterio femenino, considerado uno de los poemas de mayor extensión en la creación poética latinoamericana. Galván Paulín incursiona además en Perséfone –la que destruye la luz-, con su característica vena de sensibilidad embebida de sugerencias sensuales, cual debía ser, al tratarse de la mujer en su más íntima esencia, guiado, después de haberlo hecho suyo, “a través del astrolabio de sus versos” …ah, que Perséfone, el poema de Homero Aridjis anuncia en la vastedad de su relato el sentido de la expedición a los inframundos personales, a todo paraíso por terrible evocado, y su periplo; jornada que alcanza su cumplimiento en los versos finales: una voz que al perseguirse encarna alma y le da al cuerpo la profunda densidad de una certeza que se consuma existencia; conciencia de uno mismo-otro entregada por una muerte padecida en el recinto –le llamamos interior y hasta la definen psique- donde la luminosidad devastadora de la noche, ese cubil que opone su forma equívoca de santidad a la denostación de sus parroquianos, y a veces es el único lugar posible para que la voz de alguien, extraviado de la vida, encuentre de sí al menos una falaz sombra, un eco desmentido en la resaca; ese cubil, ese burdel, una ciudad envilecida en redenciones moralistas, es reconocido como el de la tentación y la caída, la crucifixión amorosa, la resurrección para quien el vacío de sus horas lo hace atreverse: He llovido y he visto por cuarenta horas [la tentación, los cuarenta días en el desierto]./ He orado bajo esta luz refleja y secundaria [el lupanar y su penumbra como un sol de medianoche: brújula de la conciencia para el ascenso espiritual o el descenso o la atadura de una carne que también clama sus victorias]./ He visto a mi deseo como a un extranjero bajo el día./ Sólo basura encarnada, sólo piedras con ojos son las formas, son el movimiento que descubre la mañana./ Son muertos asombrados lo que encuentra la luz/[…]/ Y lo que vi, no lo vi yo, sino otro: el de allá, donde la red del aire aprisiona al pájaro y nadie nos ve y nadie nos conoce. (pp.258-259)… pero si me he referido a los versos finales no es porque hubiera yo apurado una conclusión, ni pretendido develar el sentido de Perséfone; apenas una intuición sobre el final de la jornada a la que puede tener acceso el hombre, el poeta, un adolescente pasmado, si acierta a mantenerse lúcido, pues el poema en su inicio: La noche se abre, piernas bruscas, es una violenta desgarradura incurable para la fuente amniótica que es la mirada inaugural sobre la vida; este verso es un umbral, entrada deletérea al mortal ámbito genitor de la Diosa para un renacimiento o una condena: al abrirse la noche, con la violencia con que una mujer apura su entrega y devora, todo aparece y todo es, originario: Los colores, los sonidos se abren./ El instante se abre./ La visión se está abriendo.(p.9)… descenso al inframundo que ejerce siempre su paradoja de padecimiento y goce, no una ambigüedad sino la exacta condición del placer, la tribulación medida para pensar nuestra dimensión humana, pues quien abre la puerta de este gineceo, de toda calle que nos conduzca al término de la peregrinación, va a la búsqueda de la luz fecunda del encuentro con la propia sombra: Uno se asimila al antro en pausas o en un lapso./[…] uno germina en las posibilidades para volver al punto de partida, después de bosquejar el porvenir./[…]/ Uno aprende su nombre, y lo musita en tardes que no tienen otro sentido que el segundo en que se queman.(16-17)… pero quien desciende hacia y en la Diosa descendida, entronizada en su reino de […] treinta y tres alcobas, en treinta y tres cuerpos que se abren y se cierran en rojas floraciones. En lechos […] donde las mujercillas se acuestan boca al cielo […] donde son sentidas y soñadas por hombres de otra estirpe […] donde el gambito de dama encauza y brilla.(p.17), es el hombre, uno, cualquiera, todos; así Aridjis conjuga a Perséfone con Inana-Ishtar y la celebra Isis en silencio… y así es, Perséfone nos resuena griega por la inmediatez de nuestras lecturas y el apremio por explicarla; es griega por la propia filiación de Homero Aridjis con la Hélade, pero es también la sumeria acadia en su iluminador significado mitológico de que la vida proviene de la muerte: Anonadado por el espíritu de lo visible./ Siento mi origen en el origen de la vida […]/ Veo bajo la luz tus manos, sin estar despierto ni dormido./ Mi cuerpo no es este cuerpo que proyecta sombra.(p.118)… una cosmontología que da cumplimiento al atributo de la Diosa, un contenido del ser en tanto eterno, permanente e inmutable que se cumple ciclo a ciclo: así el cautiverio de Perséfone por Hades, o su ingreso al lugar de la Muerte por curiosidad y voluntad propia: el ocultamiento o resguardo de lo fértil, la tierra en su descanso funerario, y luego su ascenso, la plena manifestación de que la vida es otra vez para providencia de los hombres: Lejana ahora de mí. Con los mismos pechos deseados y frutales, siguiéndola pesadamente adonde vaya, adelantándose a su próximo ademán, entre risas que se abren y se cierran./ Perséfone camina con sus frutos arriba, con su raíz en medio./[…]/ A cada paso que da, retrocede algo en ella.(pp.98-92)… y esta Perséfone también se abraza con la “putilla del rubor helado” de Gorostiza: Ceñida y vaporosa llama desde las esquinas.(p.10)… en su sentido de alumbramiento, instaurador de la mirada y, por tanto, de la realidad, el verso La noche se abre, piernas bruscas, es una revelación, el significado del tiempo que se intuye en su progresión y en afortunada pérdida de la inocencia: ingreso al paraíso de la Diosa, de lo aparentemente estático conmovido por un eros masculino derrotado por su preferencia a callar lo vergonzante o lo que no puede alardearse (el dueño del antro en su impotente usura, gobernando un imperio cuyo destino es la decrepitud renovada; los parroquianos atesorando en sus cópulas el miedo de saberse invisibles; las hieródulas haciendo circular la savia del rencor, la oscuridad de su señora, la venganza del anonimato con que regalan a quien se afana sobre su cuerpo): Perséfone se levanta de las piernas del hombre, sin mirar de donde se levanta […]/ Perséfone y el hombre se dirigen a la busca de un lecho […]/ Al fondo está la parte capital del antro. Gime la noche allá un tiempo doble, un presente anudado y simultáneo.[…] La imaginación y la memoria tratan de captar el movimiento de Perséfone, la habitación en que yace, el hombre que dentro de ella gira[…].(pp.18,19-22). Este descenso iluminador va de su crápula al miedo, y de ellos a la profecía, a lo que solo puede entenderse a un paso de la muerte: […] la visión se está abriendo./Imagen por imagen [progresión del ser hacia el origen]/[…] Como un fruto de bendición del segundo que navega por aguas alumbradas [en su doble acepción luminosa, que da luz y pare, y es útero para que el hombre descienda a su raíz más original: la de su nada]… y en Perséfone la noche es su más claro ámbito en su tenebra, su identidad; es el vestido que la cubre de palabras, de gemidos, el estertor de su desnudez en toda su estridencia… la noche es el más claro ámbito para una fertilidad, esa, la de la lucidez en su más profundo delirio, para que todo advenga y encarne… el antro, en su descripción, es el más acabado retrato de la condición humana; esa ante la que cerramos la puerta y los ojos pues es nuestra imagen, siempre el espejo al que tememos asomarnos: el antro es el lugar al que acudimos para intentar conjurar ese miedo a ser en el simulacro de un ritual del que queremos extraer un origen y una voz; sobre todo, un anhelo que la amnesia que da las buenas costumbres y la buena conciencia han condenado para otros infiernos… eso, tentación y hechizamiento del infierno como únicos lugares posibles para la sinceridad, para la expansión de la sevicia y un placer suicida que se quiere más cercano del crimen; porque en la celebración de Aridjis, el antro es también lo adúltero, lo que trastoca en su desgaste el origen del placer, uno que olvidamos cuál es y que al imponerlo a las putas definitivamente olvidamos: sí, un ritual donde la vida y la muerte son el eje del gozo más absoluto, pero que la codicia distrae, y la hipocresía, y otra vez el miedo a mirar en ella nuestro rostro, hacen desaparecer; y desaparecido torna rabia y resabio y rencor, y dará lo mismo embriagarse que entrar en una de las sacerdotisas: en lugar de infierno, pues éste al menos conserva la condición terrible de todo símbolo, el antro se vuelve un pozo donde el vacío es una niebla de espectros, ni más ni menos que los que acarician nuestras pesadillas… pero el antro es también el axis en el que confluye la ciudad; ahí está reunida cada forma larvaria del ser –siempre un yo mismo- a punto de eclosión o de guardarse para siempre: Entra un jorobado con la espalda demasiado consciente: Libidinoso mira a Susi, a Marta. […]/ Entran Magdalena y Carmen abriéndose, quitándose los abrigos y los guantes.[…]/ Un viejo con pata de palo cruza el salón tras de ellas.[…]/ Llega Mariana encinta con un vestido ajustado de flores verdes.[…]/ Llega un negro con su tiempo negro. Se arroja a lo oscuro como una sombra adentro de otra sombra. […]/ Llega la mujercita./ Se detiene a la entrada.[…]/ Abre su abrigo […]/ Sus pechos diminutos tiemblan separados./ Está desnuda de la cintura para arriba.[…] Desde el fondo del salón aplaude el dueño.(p.218)… y es la noche el territorio para la concavidad de la Diosa, siempre lúbrica, seductora, maternal y funeraria, siempre el interior, el ocultamiento para revelarse y provocar el cataclismo, así el del alma o de la carne, o de la memoria, su permanencia… el antro y Perséfone, una entera mujer acariciada a retazos, para que todo hombre sólo pueda tener de ella lo que la evocación o el arrepentimiento alcancen a atesorar de la contundencia de su ser… así el antro, la puta y la noche son ámbito y personaje, el gemido con el que el poeta construirá su voz –la hará existir-, un hombre que cree recorrerlos o habitarlos pero que, en realidad, es transverberado por la evidencia de sus sonidos o la humedad y calor de su piel; y es en ese ser traspasado por la noche que una identidad cierta emerge para desplegar su lucidez a todos los seres y las cosas, también a la devastadora sentencia del deseo: La noche camina por las calles. Lleva cara de invierno y piernas pálidas [la calle y la noche son el tugurio que tiene su núcleo profético en el prostíbulo, ahí donde en su disfraz quedan descarnados los asistentes, peregrinos llegados de la lejanía de su propia nada]/ Crece sobre la ciudad en vocecillas de mujer. (pp.9-10)… la noche –Perséfone- y su oscuridad, las sombras como evidencia ausente de lo real, que al propiciar la imaginación no crea espectros sino la realidad en una exacta apariencia otra para los sentidos; nos hace videntes y todo aparece entonces, todo es desde lo que puede recordarse: Cóncava toma manos, rostros, actitudes./ Duerme boca arriba en los hoteles, en posición fetal en las alcobas [vírgula del desamparo, retorno al momento en que somos, que anuncia al de la muerte: nada somos][…]/ Tose en la habitación de enfrente un horario quebrado [y en ella anida todo]. (pp.10-11)… La noche, la calle, el antro, lo que se anhela y despliega su deseo, eso es Perséfone, señora Inana orgiástica, Astarté que se maquilla Isis para iniciar el ritual en el que será adorada: […] tiene una manera extraña de mirar de soslayo, de conflicto y de Virgen cuando está de perfil./ Al abrir su cartera emerge la reproducción de un Hijo de Dios de rostro puntiagudo [Perséfone Magdalena, María visitada por Gabriel, siempre la Diosa en su trinidad de amante, madre y plañidera] […] un vagabundo se lo dio como talismán falible [ese objeto que el azar hace aparecer en la mano de quien nos lo otorga para cubrirnos con su bienintencionada venturanza, que aleja las sombras, es decir, las hace aparecer, porque el Dios advenido carne es humano; antes que mortal, sujeto del azar, la impúdica tragedia del albedrío] (p.11)… en Perséfone, esa noción del nosotros que se dilata o puede florecer en toda relación es lábil, de una fragilidad a veces dolorosa que obliga que obliga a imaginarla (nos mentimos) de otro modo, y no porque Perséfone sea una prostituta, al contrario, porque ella, Ishtar, es una totalidad; hieródula o Diosa, mujer en la plenitud de su voluntad –aunque la creamos conculcada por el dueño del antro o de quien la alquila-, es Ella en la decisión o no de permanecer, en este caso, con el poeta, con el relator y testigo de sus actos, incluso los que él se atreve a imaginar; y en tanto Ella es su pasión y su vida, no su oficio, su albedrío es el que matiza, para el poeta (debería ser para todos) el peso y el volumen de ese nosotros: una totalidad aquí distinta, una comunión atada por la impermanencia del instante amoroso y no en la cómoda eternidad que nos supone la costumbre; entonces la valencia de ese nosotros, de ese amor, es vital: la de la incertidumbre: Pero los recuerdos de desnudez no recrean esta cópula/[…] Perséfone no vuelve./ Morosa deja cabalgar su lado sombra, su puerta del infierno, su larva del demonio. (p.22). Con Perséfone Aridjis va al descubrimiento del amor, uno que nos es desconocido y mortal cuando se presenta, debo decir adviene, porque es una eucaristía con la que nos instaura la vida; por eso el poema es crónica y liturgia, largo ritual de iniciación en el que se padece la revelación de la vida y de la muerte en el centro exacto donde el alma deviene cuerpo, pues el acto amoroso se torna dimensión intolerable, una devastación fulgurante hasta para la cordura, pero entonces el hombre se levanta redimido… el tiempo vivido en el antro, en la piel de Perséfone, en el abismo de su entrepierna, le permite a Aridjis relatarnos un génesis, lo real habitado por primera vez por su densidad; entonces también, a través del astrolabio de sus versos, podemos ver… El amor levanta los cuerpos de toda superficie. (p.258)… el poeta penetra en la noche, no a las sombras, al vórtice de las piernas de una mujer, a esa fértil muerte del placer donde, en la agonía propiciada por la instantaneidad, lo eterno roza la piel y deja tatuada la memoria… el tema de Perséfone es la vía amorosa en su ritualidad: la mujer: el descenso del hombre a su misterio… Utilizo la edición de 1967: Homero Aridjis, Perséfone, Joaquín Mortiz, México. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica ⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad - La imaginación espacial y el tiempo histórico ⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez ⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone ⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013 ⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura ⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar HOMERO ADJIRIS El reconocido poeta mexicano es originario de Contepec, Michoacán, además de escribir poesía, es también novelista y periodista, actualmente un personaje connotado en la lucha que se libra para la defensa del medio ambiente. de Nació en 1940, de padre griego y madre mexicana. Laboró cierto tiempo en la diplomacia de su país fungiendo como Embajador en los Países Bajos y en Suiza; Embajador de México ante la UNESCO (2007-2010); Presidente del PEN Internacional (Organización Mundial de Escritores 1997-2003). Incansable difusor de la cultura fundó el Instituto Michoacano de la Cultura; organizador del 1er. Festival Internacional de Poesía de Morelia, y en la ciudad de México dos festivales internacionales de poesía. Creó el 1er. Museo de Máscaras Mexicanas. Reconocimientos: Beca del Centro Mexicano de Escritores (1959-60); Premio Xavier Villaurrutia para mejor libro del año, por Mirándola Dormir (1965). Beca de la John Simon Guggenheim Memorial Foundation (1966-1967 y 19791980). Beca del gobierno francés (1966-1968). Premio DianaNovedades (1988) por Memorias del Nuevo Mundo; Premio Grinzane Cavour por 1492. Vida y tiempos de Juan Cabezón de Castilla, mejor novela extranjera traducida al italiano (1992). Doctor Honoris Causa in Humanities, Universidad de Indiana (1993). Premio Roger Caillois (1997), Llave de Oro de Smederevo para Poesía, Serbia (2002). Primer Premio Estatal Eréndira para las Artes, Michoacán, México (2005); Miembro Emérito, Sistema Nacional de Artistas Creativos, México, desde 1999. Miembro Honorario, Sociedad de Autores Helénicos; Rachel Carson Distinguished Lecturer, Florida Gulf Coast University, Fort Myers, Florida, 2007. Bibliografía: Poesía: Los ojos desdoblados, Ed. La Palabra, México, 1960; Antes del reino, Ed. Era, México, 1963; Mirándola dormir (1964) y Perséfone (1967) Ed. Joaquín Mortiz, México; AjedrezNavegaciones, Ed. Siglo XXI, México, 1969; Los espacios azules (1969), Quemar las naves (1975), Vivir para ver (1977), Construir la muerte (1982), Imágenes para el fin del milenio & Nueva expulsión del paraíso (1990), por Ed. Joaquín Mortiz, México; El poeta en peligro de extinción, Ediciones El Tucán de Virginia, México, 1992; Tiempo de ángeles, Espejo de Obsidiana, México, 1994; Ojos de otro mirar, Ediciones El Tucán de Virginia, México, 1998; El ojo de la ballena (2001), Los poemas solares (2005), Los poemas soñados (2011), del Fondo de Cultura Económica, México, 2011; Novela: La tumba de Filidor, Ed. La Palabra, México, 1961. El poeta niño (1971), El encantador solitario (1973), Fondo de Cultura Económica, México; 1492 vida y tiempos de Juan Cabezón de Castilla, Ed. Siglo XXI, México, 1985. Memorias del nuevo mundo, Editorial Diana, México, 1988. La leyenda de los soles, Fondo de Cultura Económica, México, 1993. El señor de los últimos días: Visiones del año mil (1994), ¿En quién piensas cuando haces el amor? (1996), La montaña de las mariposas (2000), La zona del silencio (2002), El hombre que amaba el sol (2005), y Sicarios (2007), por Alfaguara, México; Los invisibles, Fondo de Cultura Económica, México, 2010; Los perros del fin del mundo, Alfaguara, México, 2012. JUAN GALVÁN PAULÍN Nació en la Ciudad de México el 9 de octubre de 1955. Es un poeta y ensayista que invoca la inquietud por el conocimiento profundo de obras que enmarcan la necesidad de independencia. Estudió Sociología, Ingeniería Agrícola y Lengua y Literatura hispánicas en la UNAM. Ha sido director en Casas de Cultura del DIF, Estado de México; asesor en el IMC; coordinador de talleres literarios en la Sierra Alta de Hidalgo y en la Ciudad de México; coordinador de literatura y profesor en el Instituto Superior de Cultura y en el Centro Cultural Helénico, en donde ha impartido cursos de religiones del mundo y seminarios sobre el sistema poético de José Lezama Lima. Director de la revista filosófico literaria Crónicas del Emir. También ha ejercido como maestro del Seminario de Literatura y Bitácoras de Historia del Arte. Ha coordinado, con Sally Margoles, un taller de creación que conjuga danza y literatura. Colaborador de Casa del Tiempo, La Jornada Semanal, México en el Arte, Noah, Periódico de Poesía, y Siempre. OBRA PUBLICADA: Cuento: De biznagas y otros nombres, Gob. del Edo. de Hidalgo/CECA-Hidalgo, Tremolina, 1995. || Fotografía del cementerio Judío de Praga, Los libros del Emir, 2001. || Novela: Plúmbago Polanco, Los libros del Malecón, 2005. || Poesía: Ritual en piedra, Cuadernos de Estraza, 1978. || Desnudo peregrino de mi boca, UNAM, 1991. || La arena de sus huellas, Los libros del Emir, 2003. || Ensayo: Me mato por una mujer traidora; la pintura de Abraham Angel, UAEM, 1988. Enlaces: » Opiniones y comentarios: [email protected] | » Crítica Presentación del libro de Ernesto Cardenal Somos polvo de estrella Ileana Rodrìguez El panegírico al poeta Ernesto Cardenal es por demás obvio, pero no menos merecido. La exégesis realizada por Ileana Rodríguez en este Somos polvo de estrella, repasa detalles brillantes de la poética ¿cardenalicia? ¿cardenaliana? en un texto, que como su título anuncia, es polvo de una brillante luz emitida solamente por esos enormes diamantes del universo que son las estrellas. ILEANA RODRÍGUEZ (Jinotepe, Nicaragua), Licenciada en Filosofía por la Universidad Nacional Autónoma de México. BA. Philosophy and Ph.D. en Literatura Hispánica de la Universidad de California, San Diego La Jolla, California,es profesora en The Ohio State University donde ejerce como Humanities Distinguished Professor of Spanish. Sus áreas de especialización son la Literatura y Cultura Latinoamericana, la Teoría Postcolonial, los Estudios Feministas y Subalternos con énfasis en Literatura En la Cantiga 4, el poeta se pregunta: ¿Qué hay en una estrella? y se responde. “…. Centroamericana y del Caribe. Nosotros mismos/ Todos los elementos de nuestro cuerpo y del planeta/ estuvieron en las Su último libro publicado se entrañas de una estrella./ Somos polvo de estrellas” (81). titula Hombres de empresa, saber Así se titula esta recopilación de poemas de Ernesto -como lo llaman sus amigos-, del pueta Cardenal. Para otros es Ernesto Cardenal, el gran poeta de Nicaragua, epónimo del otro poeta, al que sus amigos llamaban Rubén y que para otros era Rubén Darío, el otro gran poeta de Nicaragua. y poder en Centroamérica: Identidades regionales/Modernidades periféricas: Managua: IHNCA, 2011. Títulos anteriores son: Y así como éste fue primero entre sus pares en lengua castellana, al grado de que los niños Debates Culturales y Agendas de españoles piensan que nació en Castilla; así, el poeta Cardenal es primero también pero en Campo: Estudios Culturales, una dimensión más amplia, lanzado al universo, a “ese tormentoso río luminoso…”, hecho Postcoloniales, Subalternos, de estrellas, polvo, gas. Transatlánticos, Transoceánicos Esta invocación recuerda la de Julieta en la muerte de Romeo donde desea que la noche tome a Romeo entre sus brazos y lo corte en mil estrellas para que embellezca el rostro de los cielos, y todo el mundo se enamore de la noche del otro gran poeta, al que probablemente sus amigos llamaban Bill, pero para otros era William Shakespeare, el gran poeta dramaturgo inglés. (Santiago de Chile: Cuarto Propio, 2011). Es autora de Liberalism at its Limits: Illegitimacy and Criminality at the Heart of the Latin American Cultural Text. Pero también Somos polvo de estrella me recuerda la poesía fílmica de Patricio Guzmán en (University of Pittsburgh Press, su Nostalgia de la Luz, en la que compara las arenas del desierto de Atacama con el polvo 2009); Transatlantic de los huesos de los desaparecidos y, estos, con las galaxias estrelladas, para decir, con Topographies: Island, Highlands, Ernesto Cardenal, que somos solo polvo, pero polvo iridiscente, de estrellas. Jungle. (Minneapolis, London: En este libro que presentamos hoy podemos testimoniar el amplio recorrido del poeta Ernesto Cardenal por una temática personal, nacional, continental, mundial y sideral y la línea ética, sin vacilación alguna, que lo alienta. University of Minnesota Press, 2005); Women, Guerrillas, and Love: Understanding War in Central America (Minneapolis, En Somos polvo de estrella encontramos desde sus propias experiencias amorosas en los London: University of Minnesota Epigramas, pasando por la historia política de Nicaragua en su Hora 0, y luego continental Press, 1996);House/Garden/Nation: en Oda a Marilyn Monroe, Gethsamany KY y Machu Picchu, y de ahí a las elegías, las Space, Gender, and Ethnicity in interpelaciones, hasta llegar al éxtasis de la contemplación pura: Es la visión que escudriña Post-Colonia Latin American con igual intensidad interiores y exteriores, “en la noche iluminada de palabras,” en Literatures by Women (Durham: soledad, como “son sola la luna y solo el sol en el cielo”; en esa sola reflexión que le llevó London: Duke University Press de la historia continental de los indios americanos, a los conquistadores, exploradores y 1994); Registradas en la historia: oidores, y de ahí, al origen de las especies, al universo y las galaxias, a preguntarse por el 10 años del quehacer feminista en principio del principio y el fin del fin, por lo que se ve y por lo que no se ve, en lenguaje Nicaragua (Managua: Editorial sencillo y en silencio. Vanguardia, 1990); Primer Porque “Lo típico de nuestro universo es negro espacio vacío” (90). Solo en su conjunto, puede uno, caminante, ver las estelas de la mar y la continuidad de una reflexión sigilosa, profunda, averiguando el por qué de las cosas, recordando el yo mismo de otros tiempos y sus lugares, y de cómo el niño Ernesto de Granada, en este pequeñísimo rincón del universo donde estamos el día de hoy, va cubriendo todos los espacios. Por eso Cardenal es el poeta firmamento, poeta cósmico, el pueta Ernesto, simplemente para sus amigos. inventario del invasor (Managua: Editorial Nueva Nicaragua, 1984). Ha editado los volúmenesEstudios Transatlánticos: Narrativas Comando/ Sistemas Mundos: Colonialidad/ Modernidad. With Josebe Martínez. (Barcelona: Primero está el asombro. Más tarde vendrá la elegía, la interpelación, el éxtasis. La Anthropos, 2010); vivencia del mundo le produce al joven Ernesto gran incredulidad y esta se manifiesta en Convergencia de tiempos: Estudios una suave hipérbole en la que oímos el sentir del poeta, por ejemplo, “tú eras lo que yo Subalternos/Contextos más amaba y… yo era el que te amaba más”; mismo que oímos en la contemplación de la Latinoamericanos—Estado, Cultura, belleza: “y ni tú misma, Myriam, eres quizás tan bella/ ¡porque no puede ser real tanta Subalternidad(Amsterdam: Rodopi, belleza!” “Pobrecitos nosotros, tras lo fugaz intenso” (113), dirá más tarde. Y más tarde 2001); Latin American Subaltern aún, cuando el amor sea cósmico, cuando reviente “el ser cada uno dos/ y todos Studies Reader uno” (106) O, cuando se atreva a decir “Ex-amada mía, amada todavía” (107), y confiese: ( Durham: Duke University Press, “Renuncié a esas muchachas por el acto sexual cósmico” (110); comprender un día “que 2001); Cánones literarios ser enamorado de Dios/ era ser enamorado de la nada/ Y apasionadamente masculinos y relecturas enamorado” (111). transculturales. Lo trans- Esa expresión de amor que asoma en los Epigramas alcanza su plenitud en los salmos y cantigas en los cuales uno se siente trasportado a esa vastedad de los cielos en el que impera la inmensidad y el silencio; ese espacio sin centro ni borde; esa materia donde la nada no es nada, que se expande y se contrae sin poderla pensar porque no tenemos la palabras; mundo sin puntos de referencia donde todo es todo. femenino/masculino/queer (Barcelona: Anthropos, 2001); Process of Unity in Caribbean Society: Ideologies and Literature (con Marc Zimmerman. Minneapolis: Institute for the Y el asombro es mística, en un intimismo exteriorista que sabe despertar en nosotros Study of Ideologies and Literature, idénticas preguntas: “¿De dónde vino esto y adónde va?/ Un enamorado mirando hacia 1983); Nicaragua in Revolution: aquí dirá/ que tiritan azules los astros a lo lejos” (120). La conversación es con Neruda. El The Poets Speak. Nicaragua en retorno a Claudia está mediado por el chileno. Claudia en el universo, en las galaxias “Y Revolución: Los poetas hablan (con cuando vos Claudia Argu•ello no estés viva/ ¿no estás viva?/ Hay átomos en la tierra, en el Bridget Aldaraca, Edward Baker, agua y en el aire/que después estarán en una muchacha como Claudia/ (la de entonces).” and Marc Zimmerman. 2nd ed. Para reiterar esa verdad de muchos años: “La que más quisiste y no te quiso…lector/a, puedes dar estos versos/ a quienquiera que sea que no te quiera” (122). Enamorar con los versos de Ernesto Cardenal como el cartero lo hizo con los versos de Pablo Neruda en Il Postino; si, el diálogo es con Neruda pero muy a otro nivel, donde “los astros que tiritan a los lejos” alzaron el vuelo hacia “Universos paralelos con copias exactas de uno mismo/ donde vos no podrías distinguir si estás en uno o en otro/ O tal vez uno dentro del espacio del otro” (129) —como en el verso. Minneapolis: Marxist Educational Press, 1981); Marxism and New Left Ideology (con William L. Rowe, Studies in Marxism. 1 Minneapolis: Marxist Educational Press, 1977). En la actualidad trabaja sobre abuso—en particular incesto, La elegía, en Cardenal, queda reservada para sus poemas histórico-políticos— Hora 0; El Estrecho Dudoso; Economías de Tanwantinsuyu; El secreto de Machu-Picchu. Ahí encontramos los paisajes propios de la naturaleza americana inédita —guayabos, mameyes, guanábanas; la suave naturalidad de los paisajes–veraneras, jalacates, jilinjoches, malinches. Los cantos a los caciques como Tahirassawichi, Apalka, Manco Capac, reconstruyen el pasado indígena con distancia afectiva y nostalgia moderada, y presentan las sociedades indígenas como el locus de la utopía: No tenían nombre de cacique, caudillo, emperador, sacerdote, líder, gobernante, jefe “y no consignaban en sus piedras sucesos políticos,/ ni administraciones, ni dinastías,/ ni familias gobernantes, ni partidos políticos.” Habla el poeta sobre estas sociedades con fervor, contrapunteadas con las sociedades de blancos: “los europeos son las tinieblas, Nónki,” son Pachacuti, tiempo que se desordena y reordena, mundo al revés. Elegía plena es la figura épica de Sandino en Hora 0 en la cual la aliteración acumula el asombro histórico que suscita el héroe y su ejército: “Y tenía economizado…y no era ni militar…y cogió tres mil dólares…y se fue a Nicaragua”; gozamos las dobles negaciones contrapuestas: “no era militar ni político,” ni uno ni otro; ni disciplina ni desorden. Misma técnica de El Tao donde dice: “Y el Tao estaba en Dios/ Y el Tao era Dios.../ Y el Tao se hizo carne y habitó entre nosotros.” Lo épico histórico o místico es asombroso y digno de elegía en la contemplación del común “con sombreros de palma y con caites, o descalzos… con los pantalones despedazados…hechos jirones….peleando contra el aeroplano con tropas pedofilia y violación—tal como estos casos son reportados en los medios de comunicación. Enlaces: »http://people.cohums.ohio-state. edu/rodriguez89/ de zacate.” La clave es menor, pero el verso es mayor, libre, aliterado, por acumulación, por contraste, de cierre lírico tranquilo y cotidiano. También son elegíacas las estrofas que hablan de la flora y la fauna propia del país (la guardatinaja, la guatusa, los pocoyos y cadejos), paisajes en acuarela, tranquilos, como el “alcaraván triste que cantaba las horas,” como la cigarra: “En Pascua resucitan las cigarras… millones y millones de cigarras/ que cantan y cantan todo el día.” O en el giro de la naturaleza hacia la religión, y de ahí, a espacios de memoria llenos de tristeza suave, como es la tristeza, y de afecto, “con su olor a Nicaragua… a tierra recién llovida… a raíces desenterradas, y a hojas mojadas.” Oír el susurrar de las cosas nos adentra en la voz del otro: conocemos el momento y el poeta en su momento. Tanto el asombro como la elegía yacen en la sencillez del verso. Así como en Los Salmos tenemos la interpelación, donde el poeta habla con Dios sobre todas las cosas, sobre los judíos, las políticas totalitarias, así en las Cantigas prevalece el éxtasis. Y si los primeros son rogativas al señor para que se apiade ante el horror del mundo, y agradecimientos a él por haberlo librado del mismo, así en los segundos, que comienzan con la imagen del cielo, “un comal sobre el mundo… un comal azul/…un comal muy negro,” terminan en las galaxias que son, en la Cantiga 4, dispersión, vacío, hoyo negro, compresión de átomos, explosión, infinitas creaciones de creaciones: ‘¿son solo para mirarse las estrellas?’ Leer el texto es situarse frente a un estallido de luces y de vidas, ante un juego interminablemente iluminado, que causa un júbilo gozosamente infinito, perdurable, sempiterno, inagotable como la imaginación del niño, perennemente renovada, inextinguible, sin frenos ni obstáculos. En la Cantiga 22 habla del caos, de “la súbita aparición de la materia/ y el espacio explotando de la nada”. La expansión del universo y la creación son contiguas. Antes de la expansión no había materia, ni espacio, ni tiempo—creación sin necesidad de creador o creación cuando el creador dejó de participar. Esto es lo impensable, a-teórico, lo nuevo por pensarse “la realidad real”, preguntas que nos inquietan a todos; límites absolutos que sólo pueden preguntarse poéticamente y para los cuales solo hay metáforas, extrapolaciones, nunca “la realidad real” que se va tornando cada vez más ficción, más poiesis. El universo que nos presenta Ernesto Cardenal es lúdico—universo burbuja, “espuma infinita de universos” “ese arriba que es todo vacío… todo silencio” “donde las supernovas explotan en total silencio”, zona de sueños “Donde no podemos hablar de dónde.” Esta recopilación de la poesía de Ernesto Cardenal muestra la amplia cauda de la temática de su poesía, su interés por las cosas, en contemplación, en la búsqueda perenne de justicia, la línea inquebrantable de su ética, el candor del niño unida a la experiencia del anciano. Humboldt, el poema que cierra este magnífico libro habla de Alejandro cuando era Alejandrito, un niño de ocho años que no quería ser soldado sino viajar y ver el mundo. Somos polvo de estrella muestra a Ernesto cuando era niño, “acólito. Arrodillado” que oía al P. Cassini, anciano, decir “Dios que es la alegría de mi juventud…/ o mejor traducido/ que es mi alegría y mi juventud,” ese “niño arrodillado a sus pies con sotanita roja” (Cantiga 40, 107) era ya un místico que un día sería el gran poeta Ernesto Cardenal, nuestro pueta. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica: ⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad La imaginación espacial y el tiempo histórico ⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez ⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone ⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013 ⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura ⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar de » Crítica El mar, la poesía y la pintura Santiago Montobbio Con lenguaje sencillo pero mayormente entrañable y sentido, cargado de “luz y aire”, Santiago Montobbio establece el reconocimiento a la poesía de los colores que es la pintura de su amigo Lluís Ribas –hijo de pescador-, con el cual, mancomunadamente, se expresa en el libro Els colors del blanc. Santiago hace que la remembranza se torne palabra reflexiva, se vuelva poema, para reflexionar sobre la amistad –su amistad con Lluís Ribas-, conversar de manera coloquial de su ars poética y consignar la relación gozosa que guarda con la experiencia creativa, generando con ello un texto cálido, embebido de mar, de bella manufactura, con el cual roza los espíritus, sensibilizándolos hacia la conmoción que provoca la poesía en cualquiera de sus formas. A finales de los noventa yo veía en algunas conocidas librerías de Barcelona –como en la desaparecida Crisol de la Rambla Cataluña, recuerdo -una preciosa revista de arte, y que merece este adjetivo que le dedico y bien lo saben quienes la conocen, y también si aclaro que la publicaba el pintor Lluís Ribas, con el gusto y el instinto de artista que tiene y le caracteriza. No conocía al pintor, y era una revista de arte, pero un día me animé a enviarles por correo algunos poemas. Y al momento y sólo recibirlos me llamaron para decirme cuánto les habían gustado, y que harían una sección de poesía en la revista y los publicarían en ella. Fueron acogidos de manera inmediata y con decidida generosidad. Y así fueron apareciendo en los números de la revista Notas de 1997, hasta que ésta dejó de publicarse. Porque las empresas vinculadas al arte y la cultura son difíciles, necesitan mucho entusiasmo, dedicación y entrega, y también mucho romanticismo, y sin duda el hermoso proyecto de esta revista lo tenía, pero pese a ello no siempre pueden tener una larga vida. Pero lo recuerdo porque ésta fue la manera en que nos conocimos, y que dice muchas cosas de nosotros dos y del mutuo respeto y estima que nos tenemos: él me conoció a través y por mi poesía, y yo a él a través de su pintura, que se publicaba y a la que se referían, claro, en esta hermosa revista de arte, y por la revista misma y la bella aventura que constituía. Bella, valiente y de una generosidad desprendida y poco común. Porque a Lluís lo conocí también, como vemos, por su generosidad, y por la decidida acogida y apoyo que prestó a mi poesía, y que me alegró y agradecí mucho. El camino del arte es difícil. La vida del artista es difícil, y difíciles son sus principios. Hay obras hacia las que la industria de la cultura muestra una gran resistencia hacia el reconocimiento de sus méritos, y que pese a saber todo el mundo en la profesión que se tratan de obras de mérito, incluso a veces insignes, se van abriendo camino muy poco a poco, y cuesta mucho que sean reconocidas y se les exprese de modo público la estima que merecen y se les debe. La generosidad es un don, como la capacidad de amar o la amistad, y el don también de crear. Lluís Ribas los tiene. Y otros artistas. Y yo lo sé bien. Mi primer libro, conformado con poemas escritos a mis veinte y veintiún años y publicado en una colección modesta, mereció el reconocimiento espontáneo de ilustres autores. Era el año 1989. Y, ahora, en 1997, estos poemas de mis veinte años eran acogidos y apoyados por un pintor también ilustre, y se publicaban junto a sus magníficos cuadros y los de otros grandes artistas en una bella revista de arte. Era un artista también, pero pintor en este caso. Y esto también es muy significativo. Todo, a veces, es significativo. A veces, o siempre. En arte y en una vida. Y lo es, desde luego, el modo en que nos conocimos Lluís y yo, a través de nuestro arte, del arte que hacíamos cada uno, Lluís su pintura y yo mi poesía, y del respeto y el aprecio que sentimos cada uno por el arte del otro nació nuestra amistad, que devino ya amistad también personal y desde esa conjunción tan especial de factores, el aprecio por el arte del artista, y la amistad por el amigo, que es amigo y es artista, permitió nuestra colaboración y dio y ha dado bellos frutos. Así puedo recordar que el año 2006 realicé una lectura de poemas en este Espai Lluís Ribas, dentro del Festival de Poesía de Sant Cugat de ese año. De modo especial hay que destacar entre ellos el libro de arte que hicimos juntos, Els colors del blanc, en el que mis palabras acompañaron a sus cuadros, mi texto a su pintura, en lo que fue la conjunción de las artes de ambos. Porque yo miré sus cuadros con la mirada del poeta, los sentí y escribí sobre ellos desde la poesía y mi percepción de poeta, y es que no podía hacerlo de otro modo y ya así se lo advertí a Lluís cuando me lo propuso. Que le hacía la propuesta a un poeta, y no a un crítico, con lo que ello conllevaba de limitación por mi parte, aunque tantos poetas hayan escrito sobre pintura, y constituya esta literatura reflexiva sobre ella por parte de poetas ya una tradición y que en época moderna podemos hacer partir de Baudelaire. Pero a Lluís le pareció bien. Me dijo, es más, que es lo que quería. Y así nacieron mis palabras e hicimos este libro, el libro de un poeta sobre un pintor, o de un poeta y un pintor, y que une poesía y pintura. Porque yo abordé este libro y su pintura como poeta, y desde mi sentir y mi vivencia de artista. Y en esto Lluís no se equivocaba, si esto es –como supongo- lo que quería. Para mí no fue un encargo profesional, o un trabajo (y para mí el arte nunca ha sido un trabajo), sino la posibilidad que me traía una nueva vivencia del arte, y adentrarme en él, en sus vericuetos y honduras de otra manera, con una mirada hacia adentro y a la vez una mirada de poeta sobre la pintura. Así que hacer este libro, para mí, fue una bella aventura, y una vivencia como artista, y del arte, y creo que en él libro esto se refleja y que el libro hace cierta una afirmación que contiene y que asegura que “las artes no son compartimentos estancos, sino una vivencia compartida”. Y esta vivencia se ha hecho poema. Quiero decir que cuento la vivencia y bella aventura que fue hacer este libro en un poema, hay un poema a esta aventura y experiencia dedicado. Es natural, porque soy poeta. Julio Ramón Ribeyro decía que, como él era cuentista, veía el mundo en cuentos. Y un poeta, como yo, ha de verlo en poemas. Pero no todo en un poeta se vuelve poema, o de todo hace un poema un poeta. Y que esta vivencia de hacer este libro con y sobre la pintura de Lluís se hiciera poema habla de su verdad y de la intensidad con que esta experiencia de unión de las dos artes viví, y la entrega con que lo escribí. Pero lo dice ya el poema, y voy a leerlo: MANDO UN LIBRO DE ARTE A UNA POETA DE NUEVA YORK Lo he hecho con el pintor Lluís Ribas. Me he retrasado en este envío porque la poeta ha cambiado de dirección y no tenía la actual. Esta poeta vivió en España y luego, hace ya muchos años, tradujo poemas míos al inglés y los publicó en la revista que dirigía en Nueva York, donde también en la Universidad da clases. Quizá vaya a ver la exposición de Lluís cuando esté en su ciudad. Porque estos cuadros han podido verse aquí, en Barcelona, en Sant Cugat, ahora van a Los Ángeles y luego irán a Nueva York. Ha sido una bonita aventura hacer este libro, acompañar esta pintura, meditar sobre el arte y unir cuadros y palabras y música en un solo lienzo o página para que en final intimidad convivan. Está bien que esta aventura se esparza por el mundo. Yo canto, pienso, escribo. Desde la poesía se puede pulsar el mundo. Quizá esta chica vaya, como digo, el día de la inauguración, como yo fui a la que una amiga pintora exponía en la Rambla Cataluña, al lado de casa, justo en la casa que era de mi bisabuela y en la que vivió mi madre de pequeña, y le llevé recuerdos suyos. La poeta de Nueva York no sabía si encontraría la galería. Esta exposición me gustó mucho. Quizá ella también vaya a la de Lluís Ribas y aparezca tan guapa y elegante y con el mismo sombrero con que lo hace en la fotografía de su página web. Mandar un libro es un acto de amistad, una confianza. Es un recuerdo. De su aprecio por mi poesía y sus traducciones al inglés. De ese tiempo antiguo y que para mi poesía aún está presente. A Nueva York otra vez llegue. Es un poema. Les he leído un poema, escrito en marzo de 2009, tras hacer en octubre de 2008 este libro con y sobre la pintura de Lluís les he leído un poema, y parece normal en un poeta. Pero hay en ello una sorpresa, y es algo singular. Porque yo había estado veinte años de silencio, y no escribía desde mi juventud. Y ese marzo, tras haber presentado en febrero el libro que hicimos juntos, y haberlo escrito en octubre, volví a escribir poesía con gran pasión e intensidad, tras tantos años de silencio. Pero, como Lluís sabe tan bien como yo, el arte es una actividad misteriosa. Así se ha dado en mí, así en mí ha sucedido. El caso es que volví a tener la preciosa experiencia de la creación, la alegría de la creación, como dice Pavese (y recuerdo en un poema), y fue muy hermoso. Y pensé en algún momento en Lluís, y en que quería compartir algunos de estos poemas con él. Porque ha apreciado mi poesía desde el principio, la valora y ha valorado siempre, y la apoyado, y es un gran amigo de mis poemas; por estas razones, claro, por supuesto. Pero también por otras aún más determinadas y personales, y es que creía que en estos nuevos poemas había, hay alguna relación con su pintura, de algún difuso pero claro modo. En octubre había estado escribiendo el ensayo sobre su pintura, por lo que había estado conviviendo intensamente con ella, meditando sobre ella, y con ella adentro. Así en el ensayo, y en relación a su pintura, reflexionaba, por ejemplo, sobre la luz y el aire. Y creo que en estos poemas nuevos hay más luz y aire que en los anteriores, en los de mi primera juventud y que ya conocía; más luz, más aire, y la vida a veces resplandece de modo más luminoso. Y yo veía y veo, o quiero ver, un hermanamiento, un sutil hilo que une estos poemas con su pintura, en este sentido; que estos elementos tan fundamentales en su arte y en sus cuadros han estado luego en alguna medida más presentes que lo que lo estaban anteriormente en mis poemas por haber estado hacía muy poco conviviendo yo interiormente con ellos. Me parece que es así, y por esto pensé en Lluís, y en compartirlos con él. Y, cuando en octubre de 2010 preparamos una charla-coloquio entre un poeta y un pintor también aquí, en el Espai Lluís Ribas, dentro de la décima edición del Festival de Poesia de Sant Cugat, para hablar de esta experiencia que era hacer juntos un libro y de la convivencia entre pintura y poesía, como así hicimos, y creo que resultó una experiencia tan singular por inusual como especialmente valiosa y un acto de cultura en que todos disfrutaron, pensé que podía referir lo que de nuevo refiero, cómo, por esa convivencia, un artista ha incidido en otro y puede percibirse, percibirse en algunos poemas. Y quise así decirlo y leer algunos de estos poemas, y fue, de hecho, la primera vez que pudieron conocerse estos nuevos poemas que había escrito tras veinte años de silencio en esa ocasión, ese día de octubre aquí, en el Espai Lluís Ribas. Fue la ocasión en que pude compartir estos poemas con Lluís y sus amigos aquí, en el Espai, y quiero de nuevo hacerlo. Así voy a leer estos tres poemas en que están el arte, la luz y el aire, y en que veo la presencia y también el fruto en ellos de la convivencia previa con la pintura de Lluís y mi meditación sobre ella: LA BRISA QUIERE CALLE. LA VIDA QUIERE CALLE Luz y aire, en la llegada del buen tiempo. Ya está bien de tanta oscuridad, de tanto reloj al que dan cuerda las sombras. La brisa quiere calle y pide paso para inundarla de caricias que la luz y el aire se perciban. Habrá quien las sienta, quien las pinte, las escriba. Sutil arte habrá en las manos de un artista. SIEMPRE LA LUZ SE ESCONDE EN ALGÚN SITIO Yo la busco. Palpita en lo oscuro. Tiene forma de anillo o de árbol partido que cruza el camino. Es un rayo, un grito. Aun negra ha de estar de algún secreto modo en las palabras. Negra o secreta o dormida ha de estar acaso como música. Yo la busco o más exactamente me la encuentro. Desde ella también canto. En ella también navego. También ella tiene lugar en mis poemas. Adivinadla tras ellos, cifrada y secreta. EL AIRE PUEDE SER TAMBIÉN UN AIRE TRISTE Una verdad puede vibrar en él y ser terrible. El aire es la patria de la libertad, no de la muerte, pero puede esparcir su llegada entre campanas y que el campo sea un árbol que solloza y ya no encuentra agua en el río donde ser reflejo y estar vivo. Un son en el aire decide el destino, como un chasqueo de los dedos, el tono de una campana, el pequeño susurro de algún beso. Hay que estar en el aire vivo, en el aire vivir, en su transparencia ser luz que nos alcance u oración que al más recóndito lugar lleve. En el aire está Dios y no se ve, pero el hombre en sus movimientos lo presiente. Del aire soy, el aire has de ser, hasta que último te diga en la muerte, donde ya no existe. Porque la muerte es un lugar sin aire. En nuestra charla de entonces, al hablar de la convivencia entre poesía y pintura, y de la experiencia que es hacer un libro de arte entre un poeta y un pintor, yo podía y quise decir esto, porque es verdad y es bonito. Que un artista ha incidido en otro, por esa convivencia. Lo dije y quise decirlo, y quiero decirlo de nuevo. Lo expliqué, supongo, como pude, y para ello leí estos tres poemas (que estaban inéditos, y eran una primicia) para explicarlo, como he hecho también ahora. Estos tres poemas en que están la luz y el aire, tan presentes en su pintura. Yo había reflexionado sobre ellos, a raíz de su presencia en su arte de pintor, en nuestro libro. Lo uní a Jorge Guillén, en cuya poesía son también elementos fundamentales, aspiraciones a las que tiende y reclama. El aire, que está en la pintura de Lluís Ribas y así decía, y la luz. Al respecto, recordaba un verso de Seferis (“Hace años dijiste:/ En el fondo soy una cuestión de luz”), y decía que lo habría podido firmar Lluís, que en su vida había sido fiel a él –como si fuera un imperativo de vida- y lo había cumplido. Y por esto hablé de la luz y el aire, elementos fundamentales en su pintura. De Seferis y Guillén. Yo siempre he apreciado a Jorge Guillén y también la pintura de Lluís Ribas, pero mi poesía, creo que al menos en parte por haber convivido intensamente con su pintura y estos elementos, en la nueva poesía, hay más luz, como fue lo primero que me dijo de ella una amiga. Más luz y más aire. Incluso en algún poema se reclama. En el primero de los que he leído creo (pero lo pensé después, claro) que está Lluís. Que el sutil arte que habrá en las manos de un artista es el suyo. Que la convivencia con su pintura hizo, de manera natural, que unos meses después, al volver a escribir, estuvieran más presentes estos elementos, e incluso se reclamaran, en estos poemas. Que aquí por primera vez se leyeron y dieron a conocer, y no podía para mí haber lugar más grato para ello, ya que es un espacio de amistad y de arte con el que mi poesía ha convivido. Hay, pues, una manera en que la percepción se acerca y acompasa a la pintura de Lluís, tras la convivencia tan intensa con ella, para poder escribir sobre ella. Es una proximidad de visión, de fundamento, digamos, en la percepción y en el sentir, que se matiza acaso tras esta convivencia, o que ésta en los poemas se deja ver. De raíz, tal fuente. En la concepción y en el sentir, en la manera de percibir el mundo y de sentirlo, y de volverlo arte. Pero a veces el punto de partida es también de arte y arranca de su pintura, pero de modo más determinado. Puedo referir a este respecto un caso concreto y que recuerdo bien. El Espai Lluís Ribas anunció la inauguración de una exposición de cuadros de Lluís que eran Notas de viaje, y miré este anuncio con especial atención, y pensé que asistiría si podía. La atención especial con que miré estos cuadros, estas notas de viaje, no era casual, ni gratuita. Siento predilección por las notas de Lluís, porque pienso que en ellas están la frescura y espontaneidad más inmediatas y verdaderas, la frescura y el rapto con que se crea, y cómo se crea en el momento, y, como pasa con el apunte o la nota que se ejecuta de modo rápido, casi impensado, y es ya sólo traslación de sensación guiada por la sensibilidad y el instinto del artista, y está por ello más cerca de la raíz de la creación, de mostrar y ejemplificar en ellas ese temblor que hay en el crear, en el momento de la creación y su principio, su iluminación primera, porque estas notas ligeras y a la vez profundas, por rápidas en su ejecución, son o están cerca de ser su principio mismo. Como en la novela y el poema. Como pasa, quiero decir, también en otras artes, como en la literatura: las obras de largo aliento, compleja y morosa elaboración tienen mucho valor y contienen muchos matices que las hacen ser de gran interés, por supuesto, pero muchas veces los artistas son más ellos, o están más ellos, de un modo más sencillo y más sincero y directo, despojado de artificio, en las notas o apuntes que escriben o pintan de modo más espontáneo o informal, o fragmentario. Así es apasionante la literatura fragmentaria, y apasionante es a veces por eso la lectura de cartas y diarios, la literatura íntima publicada muchas veces de manera póstuma y no escrita pensando en que iba a ser leída y que nos acerca a veces más que ningún otro escrito al escritor que los escribió. Y así pasa, me parece, con las notas de Lluís, en las que se puede ver su respiración, su latido, su pulso de artista, y justo cuando éstos nacen y se dan, y son pintura en su primer impulso. Por suerte, estas notas de Lluís no se conocerán de modo póstumo, sino que se dan a conocer ya ahora, y así tiene un precioso libro, 96 notes, constituido por ellas, y en que paisajes, rostros, bodegones y detalles son registro de diversos momentos del sentir, registro del tiempo y su dibujo a través del alma del artista. Siento predilección por estas notas de Lluís Ribas, y ello se enmarca en y responde a, como vemos, una concepción más general y una predilección en este sentido que tengo en todo arte. Y ahora Lluís, entonces, en ese marzo de 2009, hacía una exposición de notas, y de notas de viaje, que contemplé con atención, y con ello disfrutó el corazón y la mirada, que se llenaron de esos momentos que el artista en ellas trasladaba. Momentos de él. De su corazón. Porque eran esquinas o lugares de Venecia o París o San Sebastián o Palma de Mallorca, pero a quien veíamos y sentíamos en estos lugares y esquinas, en estas notas, era a Lluís y su sentir y corazón de pintor. Y de persona. El artista y el hombre, la persona también que hay en el artista y su sentir. En un bello artículo, Sobre el paisaje, Rilke observa que Leonardo señala un punto de inflexión en la pintura del paisaje, porque fue el primero en que al pintar el paisaje se pinta a sí mismo. Siglos después, con esta innovación convertida por algunos ya en tradición, Lluís Ribas constituye un ejemplo extremo de ello, y por esto en estas notas estaba y lo veíamos a él. En estas notas, en los cuadros, pero también en los lugares. En los lugares que había pintado también estaba él, y quizá por esto había ido a ellos, había hecho estos viajes. Para encontrarse en ellos y pintar estas notas. Para encontrarse a sí mismo y decirlo en estas pinturas de estos lugares, que aparentemente eran de ellos, y lo eran, porque estos lugares allí estaban, en estos cuadros, pero también y sobre todo estaba Lluís, porque estos lugares aparecían tal y como él los había visto, filtrados por el tamiz de su sensibilidad y de su espíritu, de su alma de artista. Y los había visto como sólo él los había sabido ver, como es propio de un artista, y así habían quedado en los cuadros, lugares por él sentidos y vistos y pintados. Por esto había ido a estos sitios, o el resultado de haber allí ido éste había sido: encontrarse y pintarse a sí mismo. Y esto me hizo pensar o encontrarme con un viejo pensamiento mío, y es que no se viaja, o al viajar uno encuentra lo que ya tenía dentro. Lo tenía dentro de él, y el lugar de viaje en que está y desde su corazón de artista percibe le hace encontrarlo, le permite encontrarlo y le lleva a él. Algo que ya tenía dentro y estaba en él, que era, digamos, un recodo de sí, y en este recodo que en una nota de viaje pinta lo encuentra, se encuentra a sí. Por esto ha ido allí. Por esto ha viajado. He recordado a Rilke, pero quiero recordar en relación a lo que digo la frase de Pascal que recordaba Cernuda cuando hablaba de la enseñanza que fue para él y lo que aprendió de la convivencia con la poesía inglesa. La frase de Pascal es: “no me buscarías sino me hubieras encontrado”. Y por esto se viaja. Así. Para encontrarse, o encontrar lo que ya teníamos dentro. A estos pensamientos me llevaban estas notas de viaje de Lluís, pues veía en ellas una prueba y muestra de la verdad de éstos, pero, a la vez, son pensamientos míos, y antiguos, y arraigados, que están en mi sentir de la vida y mi concepción de artista. Lo podemos ver en el principio de un poema tan lejano y de mi juventud como puede aclarar el que esto es así si digo que fue escrito en 1988 y yo nací en 1966. Es el principio del poema Vuelta, y dice así: “Nadie hay más iluso que el viajante, que aquel que por sur o norte jura/ tener que encontrar patria y que con gran denuedo así/ a su atormentado corazón complica en pos/ de los irrisorios alambres de la huida:/ nadie, no, nadie puede haber más iluso/ que el viajante ni que su imposible/ paloma perseguida. Porque todo viaje es por el alma./ Todo viaje de verdad precisa infiernos, colecciona dagas/ y va derecho al alma o jamás sale de ella o todo él/ es ya verdad, infierno y alma”. Pero estas notas de viaje de Lluís me hacían volver a estos pensamientos, y me hicieron escribir un poema, como me lo había hecho escribir el libro que había hecho con él. Es un poema que tiene como arranque la contemplación de estos cuadros, y el adentrarme en mí mismo y mis propios sentires y pensamientos que me provocaron, y que con ellos hice. Parte de los cuadros, del encuentro con estas notas de viaje y –como pasa en los viajes- conmigo mismo, y este poema se hace con ellos, con estos pensamientos y tras ver estos cuadros, pero a la vez es un poema por completo y sólo mío, porque míos eran estos pensamientos y los trasladaba y sabía ver encarnados en estas notas de viaje de Lluís, y conformaron también el sentir y la perspectiva hacia los viajes que expreso en el poema, y que no es casual, me parece, que escribiera poco después de haber visto esta exposición y que me hiciera sentir y vibrar. Porque la exposición fue el 10 de marzo de 2009 y el poema está escrito el día 13. Lo leo a continuación: ITALIA Y FRANCIA, LA ESPADA Y LA CAMPANA lugares donde respirar y donde estar, más exactamente: estar en casa. Viajar es siempre falso. No se viaja. No escapa uno de sí mismo ni encuentra nada que no esté ya en sus adentros ni habrá lugar en que le esperen misterios sino estaba ya para ellos predispuesto. Viajar no es nada. No se viaja. Dentro de uno mismo la vida ya se cumple y se realiza. El adentro es embrión, es latido, es semilla. Tierra única. Más Italia y Francia y el Mediterráneo antiguo y libre (porque el mar es siempre libre) y el amor y los veranos y los tiempos que recuerdo como infancias todavía respiradas en el libre aire de la noche que no aúlla. Italia, Francia, el amor, tu alma y tu cara. Por encima, debajo, sobre, siempre en las palabras. El arte acompaña y trae más arte, te lleva hacia ti mismo y a través de tu arte. El arte es un encuentro. De ti, y de ti en tu arte. Y a veces es un encuentro muy real y muy determinado, quiero decir que parte de un encuentro concreto y que realmente se ha dado. Así estos cuadros de Lluís, sus bellas notas de viaje, y lo que me hicieron pensar en lo que siente y encuentra cuando las pinta, y que es a sí mismo, me llevó hacia mí mismo y también en este sentido. Fue encuentro y raíz y fundamento, pero hacia mis adentros, mi interior y mis honduras, y por esto este sentir y este pensar, esta convicción y percepción hacia los viajes y percepción de los mismos, se concretó en mi poema en Italia y Francia, porque son mis tierras, las tierras que tengo más cerca –y, de hecho, y como sabemos, las tengo en mi sangre, y están en mis dos primeros apellidos-, y con las que además siento que formamos (y en especial Cataluña) una natural comunidad de cultura. Lo pienso y lo he dicho, y aquí aparece, pensamiento, convicción y sentir hechos poema. Pero a lo que me lleva un encuentro real, concreto, que son estos cuadros de Lluís. Y hay un poema en que queda constancia de que he asistido a esta exposición, la exposición de un amigo pintor en Sant Cugat, que es Lluís y esta exposición de sus notas de viaje, aunque en este poema aparecen de manera lateral y su asunto central es otro. Pero éste también nos interesa, además de que me agrada que se vea esta presencia, esta realidad de mi asistencia a la exposición de Lluís en el poema, y voy a leerlo: UN AMIGO QUE HACE TIEMPO QUE NO VEO. Un amigo de infancia, un amigo antiguo. Hay alegría, lo he dicho, en ser amigo, y con éste tan antiguo nos vuelve primera la vida, con pantalones cortos, álbumes de cromos y canicas a la hora del patio, largas filas de batas iguales, pan con chocolate como toda merienda en enormes cestos de mimbre, la comida horrible, algún cura chalado o extraño y que no sabíamos por qué tenían allí, educando, vamos a ver, cómo iba a estar educando niños, de extraño que era o particular o completamente ido. Pero quizá precisamente por eso la Compañía lo tenía. Sueño con ese amigo antiguo. Es un sueño lo que digo. Porque el otro día me encontré uno por la calle, tras muchísimos años de no verlo. Yo salía de la exposición que inauguraba un amigo pintor en Sant Cugat, y me dirigía a la estación para volver a casa. Me paró él, con precaución y también amable. Porque ese amigo ya es olvido pero fue una herida. Se portó de verdad mal. Un amigo que hiere o traiciona o malhabla a las espaldas o trama en contra tuya, si era de verdad amigo y la vida con él intensa compartimos es un dolor muy vivo. Hace tanto tiempo que el dolor ya no perdura. Palabras amables, noticias. Está casado, tres hijos, allí vive. Nada importa ya. Todo da lo mismo. La traición, el dolor y el engaño también son la vida y en la vida hemos de traspasarlas. Para seguir en ella vivos. Falsas palabras. “Cualquier cosa que quieras, ya lo sabes”. “Mi teléfono es el mismo”. Pero estas palabras no son ciertas, no son verdades sino formas. Porque no volveré a verlo, así lo prefiero. Desde luego, no nos llamaremos. No me ha dolido el encuentro, pero no tengo deseo de volver a verlo. El dolor y la herida pasan, pero no hay porque tenerlos a la vista y recordar cómo estuvieron tan abiertos. Este poema no está en La poesía es un fondo de agua marina sino en el nuevo libro que sale a principios de año y lo completa y complementa, Los soles por las noches esparcidos: empleo estos verbos con cuidado, y así son ciertos, porque en marzo y abril de 2009 escribí 438, y La poesía es un fondo de agua marina reúne 183 de ellos, y este nuevo volumen reunirá los restantes, los que se escribieron junto y a la vez que ellos y que por tanto forman parte de una misma obra. Este nuevo libro, de hecho, es la segunda parte de una misma obra, y por esto digo que completa y complementa al anterior, y es cierto, ya que entre los dos forman y son una obra, que se habrá dado, se dará a conocer a través de ellos, en dos volúmenes. Este poema que he leído ahora se encuentra en este segundo volumen que aparecerá en la misma colección de poesía El Bardo en que se ha publicado el primero y del que hablamos hoy, La poesía es un fondo de agua marina, aunque como es en realidad una misma obra en dos libros, podemos en verdad hablar de los dos, y así me encuentro haciéndolo, porque se entrecruzan y complementan. La editora leyó los poemas de este nuevo libro en verano, y al vernos al regreso de éste ya en Barcelona, me dijo que era distinto, y, creo, más íntimo, más triste. Y también, quizá como ejemplo (y de modo coloquial): “El del amigo de Sant Cugat, tela”. Quería decir, claro, que era un poema duro. Quizá para excusar su dureza, le respondí: “La vida también es esto”, mientras hacía un gesto vago y que le quitara importancia. Porque la amargura y el dolor se sienten y se escriben, pero sentimos también que hemos de apartarlos de nuestra conversación o nuestra mesa como una sombra o un fantasma, y no lucirlos y expresarlos. Amelia comprendió y asintió y entonces me dijo: “No, no, luego lo arreglas”. Fue muy gentil al decir estas palabras, pero la verdad es que no sé si el dolor o la sombra se arreglan. Sé que están, y que también son la vida ellos. Mi gesto vago debió resultar elocuente y expresar lo bastante, y a él respondieron las palabras de Amelia. Puede ser, quizá es verdad, en todo caso, que al elegir los poemas que han de salir primero, y aun sabiendo que han de salir todos, porque todos son verdaderos, uno deja para después los más llagados o los más heridos. Puede ser. Lo es en este caso. En La poesía es un fondo de agua marina se publicó un poema dedicado a la amistad, pero, aunque están también presentes sus sombras, las sombras que en ella puede haber, es un poema gozoso y de afirmación en ella, en la amistad y en la vida, pues su primer verso asegura que “La amistad es fuerza y pasión de la vida”. Y por ser un poema de celebración y gozo lo prefería, seguro, al otro, aunque sea también cierto. Voy a leer este poema sobre la amistad que hay en La poesía es un fondo de agua marina, y no porque sí. Dice así: LA AMISTAD ES FUERZA Y PASIÓN DE LA VIDA. Nos ilumina. Nos libera, nos comunica y saca fuera de nosotros mismos. Es hermoso compartir el pan muy blanco que guardamos adentro y ser amigo, dar a la vida la medida de unos corazones y unas manos que están juntos. Pero en la amistad hay también tantas mezquindades, tantas fisuras. Hay aun al final de esa agua pura a veces tanto desengaño. Porque el hombre es vil, oscuro. Se arrastra cual serpiente por la tierra y en un momento que además suele ser difícil nos traiciona y la vida emponzoña. La vida es así, tiene estas cosas. Tantas veces la amistad no ha sido en verdad correspondida, ha sido un interés, o un simulacro. Empecé con la luz y la libertad y acabo, casi, con la Biblia. Pero el hombre es el mismo, y ya en ella estamos retratados, y perfectamente nos servirían sus símbolos. Aun en la amistad de verdad estamos solos ante los enigmas de la vida, y la soledad también nos cerca. La soledad es una fiera y está detrás de cada espera. Pero la amistad, con todo, es luz y fuerza de la vida, una de sus cosas más hermosas, una ayuda y una compañía. Ser y tener amigo, sentir que vivir puede ser recíproco. Yo soy amigo, amigo me he sentido desde niño. Quiero compartir el pan blanco que dije y la íntima alegría que pese a todo hay en el hecho de estar vivo. Los días así adquieren más pleno sentido. No, no he leído este poema porque sí. Porque quiero que en mis palabras que hoy aquí digo y junto a Lluís esté presente la amistad, y lo esté de un modo afirmativo y gozoso. Porque creo que Lluís estaría de acuerdo con este poema, y lo firmaría, porque comparte su sentir, porque para él la amistad es fuerza y pasión de la vida, y la ilumina. Lluís tiene el don de la amistad. Que es un don, como el del amor, el de la capacidad de amar y de crear. Lluís tiene también estos dones, porque se crea con amor y desde el amor. El arte es un acto de amor, y del amor precisa. Crear es amar. Sólo si se ama se crea. Lo destaqué en el libro que escribí para la pintura de Lluís, y en él decía: “Entiendo que además este enunciado del pintor implica también una apuesta por la inocencia en el arte, en tanto que elemento necesario al crear éste. Ha de estar de acuerdo con esta afirmación, ya que nos ha hablado de su deseo de pintar siempre con la misma ilusión que el primer día, ilusión que es también, claro, inocencia. Con ilusión, inocencia, amor. Con el desprendimiento y la convicción que sólo da el amor. Un amor profundo, absoluto, conforme a la naturaleza del verdadero amor, ya que siento cierta la afirmación de Rivarol: “¡Para amar suficiente hay que amar demasiado!”. El arte necesita este absoluto amor, pero en sus obras acaso nos lo devuelva. Porque cuando recuerdo la preciosa frase de Paul Léautaud (“El amor siempre proporciona talento”), pienso siempre que me gustaría creerla verdadera en relación al arte, además de adoptarla como lema general para la vida”. Esto decía, y tampoco lo decía porque sí. De hecho, un artista, si es verdadero, nunca dice nada porque sí. Y por esto esta convicción de amor es muy real en mí y creo que define mi destino de artista, y por esto también el amor está en mis poemas, como está la amistad. Amistad y amor. Hay un poema de este libro que habla de “la lumbre/ del amor, lumbre, luz o eje único/ que hace soportable el mundo”, y voy a leer, si me permiten, otros dos poemas del mismo y en los que el amor es su eje: LA FRUTA REDONDA DEL AMOR, su última puerta, que a Dios nos lleva, o corazón adentro, a tierras frescas, donde fermenta el tiempo y por una vez adquiere sobre labios un sentido. La fruta redonda del amor. Vale la pena empeñar la vida en subir al árbol que la tenga. Pero no siempre la mano llega. Vivir es más difícil. A veces vivir es vivir sin amor, y alentar escondido. Pero también nos nutre lo perdido. EL AMOR ES LIBRE Y ES ENTERO. EL AMOR TE ATA y te exige su camino pero en él la libertad fatal se cumple. La libertad del aire y de la vida. La libertad de ser como más finalmente somos. El amor es espera, es torrente, es silencio. El amor es labio apretado sobre el día y un mar muy lejano al fondo de los sueños. Sólo por amor me he perdido. Sólo en el amor me he anegado, me he oscurecido, y fiera ha sido en él la vida pero a la vez muy pura y de modo completo y único sentido. En el amor me he consumido pero el amor es siempre la conciencia de cumplir con un destino. El tiempo, el día, el olvido, la memoria, el mundo, el roto vacío. El amor les da forma, nombre. Les da rostro. Sólo el amor les da sentido y siembra el alma. He ido a parar al amor, ya lo ven, pero yo hablaba de la amistad, algo a lo que quizá no es tan usual referirse y que nos une a Lluís y a mí, porque sentimos entre nosotros una honda amistad, pero también por algo más, y es que creo que para él, como para mí, la amistad es algo esencial en la vida. Creo que para Lluís, como para mí, y para decirlo de modo sencillo, la amistad es muy importante. Como lo decía en mi poema, y el también lo diría: “La amistad es fuerza y pasión de la vida”. Pero indicaba también que la amistad es un don, como lo es el arte. Y, como las cosas esenciales de esta vida, arrancan de la infancia y se tienen desde niño. Y así dice el poema respecto a la amistad, y creo que Lluís también podría decirlo: “Yo soy amigo, amigo me he sentido desde niño”. Pero hay otra fuerza y pasión de la vida, y que la ilumina, a la que Lluís está unido desde niño y también nos vincula a ambos y a nuestro arte y es el mar. De hecho, pensaba titular estas palabras El mar, la poesía y la pintura, pero, ante el valor singular que tiene para ambos la amistad y que nos une y nos significa, pienso que su título también podría ser El mar, la amistad, la poesía y la pintura, y que la amistad estuviera en él. El otro día, en el cumpleaños de una amiga, y en recuerdo del “Ars longa vita brevis” escribí en el libro de dedicatorias que le preparaban: “Quizá la vida es corta, como dicen los clásicos, pero también la amistad es larga, como el arte”. Así puse en este espontáneo gesto de afecto y con estas palabras en el libro que recogía las notas de felicitación a una amiga, porque sentí de pronto que la amistad era tan larga como el arte, tan fundamental e indispensable, y nos haremos idea de lo que ello quiere decir si recordamos o sabemos que para mí el arte es la vida. Pero también la amistad. La vida es amistad. Y ésta puede ir unida al arte, y ser por ello un especial gozo, como es el caso de Lluís Ribas y mío. Amistad de arte y de vida, respeto y compañerismo, colaboración gozosa entre nuestras artes y maneras de sentir el mundo. Que pueden encontrar algún punto de cercanía, pero, sobre todo, que están ambas cerca del mar. Por concepción del arte y de lo que implica en la vida, la vida que es, la vida misma. Poesía, pintura y amistad. Pero me dejo de la preocupación del título, que es algo que puede advenir después y que además unas palabras o un poema pueden no tener, y las prosigo donde estaba, y es en este otro elemento de vinculación y unión entre ambos que es el mar, donde Lluís ha nacido y ha empezado a hacer sus dibujos, en la arena de sus playas. Así empieza con acierto, porque señala este extremo de modo destacado, su nota biográfica: “Nace en El Masnou (Barcelona), el 28 de diciembre de 1949. Villa costera que dista unos 20 km. de Barcelona. Pueblo en el que en aquellos tiempos vivía una gran comunidad de marineros. Lluís Ribas, hijo de un pescador, pasaba muchas horas en la playa trazando en la arena sus primeros dibujos. Su madre sueña un trabajo menos duro para él que el oficio de pescador y le anima y le acostumbra a ver la belleza en las cosas más insignificantes como puede ser ver crecer unos geranios en el patio de su casa bañado por la cálida luz mediterránea”. Lluís Ribas está unido al mar desde niño, es parte de su infancia, su infancia misma, y a él está ligado su arte y para su arte lo precisa. Y es sencilla y exactamente así, como es natural en el hijo de un pescador, condición con la que se abre su biografía y es obvio que así se haga, pues es la realidad y lo natural y además resulta determinante, claro, de su unión y vinculación tan real con el mar, y con el principio de su vida, y en quien se da esta presencia y unión en su caso de esta manera tan específica, tan concreta. De ella viene su arte, por ella lo precisa, y a veces se ha hecho patente, se ha puesto de manifiesto de modo concreto. Lluís conoce el mar, además de necesitarlo. Ha vivido en él, es su vida, y por esto también la de su arte. Y este conocimiento, que le da su nacimiento en el mar, y casi –podríamos decir- del mar, y esta presencia del trabajo de la pesca allí, en él ha estado alguna vez presente, pues recuerdo que en un número de la revista Notas en que aparecían mis poemas había una espléndida serie de fotografías de Lluís (la fotografía es otro de los dones que posee como artista, y que practica con maestría) y que eran fotografías marinas y de pesca, además de muy hermosas, y en ellas estaban las redes y las barcas y los colores que en ellas con las fotografías había sabido ver, como si las pintara. Los colores del blanco, y los colores del mar. La luz del mar y sobre el mar y las cosas del mar, que él tan bien conoce y además precisa. Recuerdo esta bella serie de fotografías, pero prosigo, y lo hago donde estaba. Lluís necesita el mar, lo necesita para el arte y para la vida, de él vienen él y su arte, y para ambos lo precisa, y así es y lo sabe desde niño, como se saben y son las cosas esenciales. En algunos de estos poemas se habla del mar, y del mar y del arte, del mar y la poesía y las palabras, pero quiero leer un poema de este libro de título marino que es más esencial y definitivo en relación a esto que digo, porque en él el mar se une a los niños y a la infancia: EL MAR ESTÁ AL FINAL DE ALGUNOS NIÑOS. Habita su corazón y es quizá su brújula, su ritmo, su latido. El mar está al final de todo lo que resplandece en esta vida. El mar es una infancia. El mar es la libertad, la música. Yo quiero ser el mar que te encuentre y te adivine cuando se despierte la mañana y en tu alma su ritmo seguir, como un niño que al final o en su corazón lo cifra. El mar es una infancia, y desde niño dibujar en las arenas de sus playas, y desde niño ser y sentirse amigo. Desde la infancia los dones queridos de la amistad y el arte y la capacidad de amar. El mar es una infancia, dice así el poema, y en la vida de Lluís lo es, pero el mar es también la libertad y el arte, y la libertad que necesita el arte y el mar le da, y cómo el mar es necesario para el arte. Así es necesario para Lluís, una fuerza que precisa para nutrirse y que le sea fuente y raíz de su arte, como la luz y como el aire, y así lo ha dicho y es, y de un modo muy determinante, y tanto es así que de acuerdo con esta verdad ha decidido y cambiado su vida. Así y por esto abandonó Nueva York, pese a encantarle la ciudad, y ser una obvia consagración para un pintor vivir y tener taller allí, para volver a este mar y su luz, que necesita para vivir y pintar, y recogía sus declaraciones al respecto en el libro que le dediqué, porque me parecen no sólo muy significativas sino casi representación y emblema de una vida, y por esto quiero de nuevo aquí traerlas. Ha dicho Lluís Ribas, y allí reproducía: “Yo me siento profundamente latino, soy un hombre de mi mar y creo que ello me ha marcado. Lo entiendo como un destino, como una fuerza superior a mí. Sólo teniendo al Mediterráneo cerca me encuentro bien, me siento cómodo. Diría que necesito esta luz para poder pintar, necesito ver el mar, sentirlo en el ambiente. Cuando me alejo de él lo encuentro a faltar”. Añade en otra conversación: “Pero aún me faltaba algo, no me era suficiente con pintar como lo hacía. En realidad, lo que buscaba era trasladar a la tela la luz. Soy un enamorado de la luz mediterránea, la necesito. Y concretamente la de las Baleares, por esto tengo estudio en Mallorca, donde hay una luz maravillosa. Y en Sant Cugat también tengo la luz que necesito. Cuando estuve pintando en New York, tenía el estudio en el East Side, en la calle 80 esquina con York Avenue, cerca del Metropolitan Museum; todo era muy cómodo, el ambiente magnífico, la ciudad me entusiasmó, cuanto más conoces New York más la amas, pero me faltaba la luz, mi luz. No podía pintar a gusto y preferí regresar”. No se puede decir mejor que con sus palabras, y por esto he querido también ahora transcribirlas. Lluís necesita el mar, el mar para pintar. El mar es el arte, y también es libertad, “la libertad, la música”, y el mar va unido al arte y a ella, y así es en el caso de Lluís Ribas, porque precisa el mar para pintar, y es para él el mar libertad, como es el arte, y con sus cuadros este mar y esta libertad que os ha expresado. “La libertad es un don del mar” es una frase de Proudhon que me gusta citar y también empleé en el libro de Lluís, porque con sus cuadros este mar y la libertad que es, ha representado. La libertad que da el mar, como un don, y la libertad que como él y también como un don hay en el arte. Así lo he expresado en algún texto discursivo, y he señalado que el arte es un ejercicio radical de libertad, pero también aparece esta libertad unida al arte y al mar en un poema –porque, como vemos, todo se hace poema-: ME PERSIGUE UNA MÚSICA Y YO LA SIGO POR LA CALLE. Mi silueta dibuja, dentro de mí mismo. Esa silueta y esa música me asaltan mientras la nada en ellas se deshace porque las palabras a pesar de su fuerza indagan y exploran y adivinan. Son revelación y abismo. Así mis pasos y mis versos nacen y se conducen por la música y hay una luz en ella que rompe lo oscuro del camino. No quiero que esa música se pierda y en su aliento yo sea un abandono. No quiero que el olvido me engulla a mí en esta música que por la calle sigo. La música es la patria del que pasea, del que busca, del que anda y respira, del que puro y limpio hacia su alma en el aire se encamina. La libertad y el mar son una música. Así termina el poema: La libertad y el mar son una música. Y termina bien, quiero decir, con una verdad. La poesía está cerca de la música y sus misteriosas raíces, y también lo estaban los cuadros de Lluís Ribas de Els colors del blanc sobre los que escribí, y también respondían a esta vivencia del arte que el poema refleja. Porque el arte nos persigue, como una música por la calle, tal aquí aparece: nos persigue y nos trabaja aun en sueños, nos cerca y nos sostiene. Y Lluís Ribas lo sabe, porque pintó estos cuadros que formaban Els colors del blanc respondiendo a un impulso profundo y como quien desarrolla una música, como respuesta a algo que viene de las honduras, que nace de lo más profundo, de las raíces del ser, y por esto de modo recurrente nos persigue y pide ser pintado o dicho. Así el arte, así nos persigue y nos vive o lo vivimos, o vivimos en él y para él. De un modo recurrente y obsesivo, porque responde a una verdad muy profunda y que a veces puede tener y necesitar para su expresión o manifestación externa un proceso o una gestación largos y singulares. Reflexioné sobre este aspecto en Els colors del blanc, porque de este modo pintó sus cuadros Lluís Ribas, y por esto ha de saber y sabe muy bien lo que dice mi poema. Como lo sabía Ernesto Sábato, de quien reproducía una observación al hablar a este respecto en este libro que hicimos juntos, Lluís con sus pinturas y yo con mis palabras. Decía en ellas en este libro que hice para Lluís: “Así Ernesto Sábato dice en un breve texto, titulado Idea fija en el creador: “El tema no se debe elegir: hay que dejar que el tema lo elija a uno. No se debe escribir si esa obsesión no acosa, persigue y presiona desde las más misteriosas regiones del ser. A veces, durante años”. El arte nos persigue y desde lo más adentro nos percute, y seguimos sus dictados. Pero el arte es también la libertad, y el mar, y la música. La libertad es un don del mar, y el arte es libertad. Y el mar está unido a la vida y al arte, de él nace la vida, lo sabemos, pero también el arte. De él viene. Y así lo dice el poema que lleva el título de este libro que hoy presentamos, La poesía es un fondo de agua marina, y que no sólo tiene este signo distintivo sino que también da la clave de su organización, que es precisamente la de su mismo sucederse, la de esta agua del mar en su fluir, y por tanto en su libertad. Dice el poema: POR ORDEN DE APARICIÓN: ASÍ ESTARÍA BIEN PONER los poemas que estos días escribo, seguidos y al hilo de cómo me salen, de la rueca de la poesía de su luz. Rueca antigua que de nuevo las palabras hila. Al empezar a desatarse ésta y los poemas ser cuantiosos he comenzado también a numerarlos, para que ese orden de aparición no se pierda. Porque quizá sea una indicación, un signo. Quizá, sí, estaría bien juntar las palabras en el orden en que han surgido, según la sucesión en que han brotado, agua oscura y clara. Así los poemas van seguidos, se suceden en sus motivos y en sus ritmos, se completan y persiguen en su música. De un poema nace otro, a veces son poemas por un mismo latido hermanados, y el orden de aparición permitiría ver cuánto tienen de música que se entreteje y se anuda (he utilizado ya estos verbos, pero son precisos) y se entrelaza y vuelve en sus motivos. Al fondo de esta música está la poesía. La poesía es un fondo de agua marina. La poesía es también una gruta en la que sin señales ni linternas ni equipo yo me adentro. La poesía es madriguera, fuente que mana, latido que puede seguirse tal y como va saliendo. Ya lo he dicho pero quiero repetirlo: la poesía es un fondo de agua marina. En él me adentro, navego y crezco. Sobre sus pasos desando el tiempo y también avanzo. Respira el mundo y se cifra la vida. En este fondo me sucedo, me hallo. Sí. La poesía es un fondo de agua marina. Así están los poemas en este libro, La poesía es un fondo de agua marina, por orden de aparición, pero no están todos, como he dicho, y los que en él no están aparecerán ahora con el nuevo año en Los soles por las noches esparcidos, y lo harán también en este libro por orden de aparición, y los dos, por tanto, se organizarán con esta libertad que da y que pide el mar, en su sucederse y su fluir, nada más, tal y como se han escrito, en su mismo ser y del modo en que se han dado. Pero los poemas de los dos libros son marinos, porque vienen del mismo sitio, tienen igual cuna y fuente, que es el mar, el fondo del mar. De él dice un poema de este libro que proceden las palabras, de lo profundo del mar, y por esto quiero también leerlo: AÑORO LA TEMPLANZA O AÑORO ACASO la añoranza. Añoro un ánfora que en lo profundo del mar duerme. Puede empezar un poema como un juego, pero en sus sonidos las palabras siempre se llaman y convocan y aparecen con un nuevo brillo, renacidas. Acaso surgen de esa ánfora y del mar en que está oculta. Un ánfora antigua, allí caída, con el tiempo vuelto costra y dibujando formas en su vieja arcilla. No es mal sitio del que pensar procedan las palabras. Aun cuando más impensadas nacen, más espontáneas, sobre el alma hurgan, y en el alma nos retratan. Un poema es un misterio pero nunca es un juego, aunque su principio o su ritmo pueda parecerlo. El poema puede ser la añoranza o ser un ánfora. El poema está hecho, como ellas, para tener la vida adentro. Del mar viene el arte, del mar nace, y por esto así lo dicen mis poemas y por esto lo necesita Lluís Ribas para pintar. El mar y la libertad. Para el arte, la poesía y la pintura. En mi caso, la poesía, que a la libertad se une, o dice que es libertad este poema: LA POESÍA ES TIERRA DE NADIE, es tierra libre. En ella puede el hombre en su más profunda verdad cumplirse. No dejéis que el mundo oscuro la arruine, en el silencio la anegue y deje que muera. No dejéis que la poesía se pierda. Es la libertad que la tierra fecunda, el aire que precisa. No la arrojéis a los lobos disfrazados de niños ni equivoquéis sus caminos. Porque el hombre para vivir la necesita. La poesía es libertad, pero lo es y necesita serlo todo arte, y así igual que la poesía la pintura. Y la música. Y la poesía y la pintura aparecen unidas en un poema que ha quedado para el nuevo libro, y como son las dos artes que practicamos, que nos unen a los dos artistas que estamos hoy aquí, y que muchas veces están en verdad tan cerca, como lo están en este poema, quiero adelantarme a la aparición de este libro en que se publicará pronto y leerlo para ustedes: LA PINTURA SE OLVIDA DE SÍ MISMA y ya la poesía no acompaña. No hay palabras y no hay música. A veces todo es un extravío. El arte o el tiempo exigen también sus ahogos, sus pantanos, sus silencios. Las palabras entrechocan los dientes entre el frío del olvido y otro día u otro tiempo nacerá para que germinen sus sonidos. Arte y vida son destino. En La poesía es un fondo de agua marina hay otro poema dedicado a la poesía y que dice muchas cosas, encierra y contiene muchos significados y muchos caminos: LA POESÍA INUNDA LOS PASILLOS, LAS AULAS, las calles, las alcobas. La poesía es tan libre como un pájaro y no se resiste a dejar de ser misterio. La poesía nos puebla, nos inunda, nos penetra. Pertenecemos a la poesía. La tierra es poesía. Pero está también la noche, y el miedo, y las fauces del tiempo y el olvido. También la poesía es su signo. Si abandono la poesía, del hombre abdico. Aun en el silencio en ella vivo. Vemos que leo poemas de uno y otro libro, que hay poemas dedicados a la poesía que han quedado para uno y otros para otro, y esto puede mostrar su imbricación, y cómo los mismos motivos en ellos reaparecen y se entrecruzan. De hecho, se complementan y son dos partes de una misma obra, como he indicado. Pero, a la vez, y como resulta inevitable cada vez que se hace una selección y se compone un libro, son libros distintos. Así supo verlo mi editora tras leer los poemas del nuevo libro en verano, y quizá, como me decía, los poemas de éste tienen un tono más íntimo y quizá también mayor tristeza y desgarro. Sí, acaso sea así. Quizá sean más tristes pero a la vez también más íntimos. No lo sé. Quizá también, como decía, uno, al ir eligiendo los poemas a publicar y con los que formar los libros en que aparecen, va dejando guardados para sí, como quien los protege, los más íntimos. Creo que así ha pasado con mi poesía de juventud, y que el último libro que reunió sus poemas, y eran los que de ella quedaban y es Absurdos principios verdaderos, tenían también este cariz más interior e íntimo, y más oscuro. Pero a la vez profundamente verdadero. Porque también hay verdad en las sombras y en la oscuridad y la tristeza. También así puede haber pasado con este segundo libro, Los soles por las noches esparcidos. Puede ser. En todo caso, creo que en los dos libros hay poemas esenciales. Y que están estrechamente imbricados, y sus poemas se entrecruzan y complementan, y así de hecho podemos referirlo. He dicho que en la nueva entrega hay aspectos sombríos, pero también los hay en este primer libro de esta obra, porque los hay en la vida. De hecho, en este poema de la poesía que inunda los pasillos, las aulas, las calles, las alcobas de La poesía es un fondo de agua marina se dice: “Pero está también la noche, y el miedo,/ y las fauces del tiempo y el olvido./ También la poesía es su signo”. Y está, y está en sus poemas. Así quizá uno, en el fondo, no haya mejorado tanto, ni haya podido arrancarse de un modo de verdad final la pesadumbre. Hace dos años leí aquí alguno de estos nuevos poemas por primera vez, y recuerdo muy bien que tras uno de ellos, Magda exclamó con alegría que estos poemas nuevos le gustaban más. Fue muy gentil, y recuerdo el poema que se lo hizo exclamar. Era un poema que hablaba de la mañana, y con la mañana empieza el día, y la mañana es esperanza. La mañana es una afirmación en la vida, como parece que lo son más estos nuevos poemas (y así el periodista que me dedicó la sección El Creador en La Vanguardia el 6 de febrero, Rafael Lozano, en su artículo-reportaje al referirse a estos nuevos poemas habló de una “reconciliación con la vida”), pero la vida es compleja, y también su afirmación y la mañana, y por esto, si los pensamos con detenimiento, y nos adentramos en ellos, y vamos hacia el fondo, y no sólo nos mecemos, digamos, con su arrullo, observaremos detalles que quizá nos hagan matizar esta afirmación. No dudar de su verdad, porque es verdad que en estos poemas hay más luz y más aire, como decía, y son sin duda más una afirmación en la vida, pero sí que esta verdad puede matizarse y hay elementos que los unen a los anteriores, a mis poemas de juventud, y no en vano es así, ya que soy la misma persona y el mismo artista. Voy a leer este poema que le gustó a Magda: LA LIGERA MAÑANA TAMBIÉN EMPIEZA, también alienta, está bajo las cosas. Aunque escondida, aunque pequeña. Debajo de las cosas hay una mañana y tú tienes que encontrarla. Pero no es fácil. No siempre se encuentra. A veces una vida no basta para encontrar en ella una mañana. La mañana, sí, es la mañana, pero no se encuentra, no basta una vida para encontrarla. Así sale la mañana en este poema, que parece más suave y más amable, pero que es, en tanto que mañana, una ausencia, un vacío, una oquedad. Así está la mañana, porque, como ya nos indicaba el poema dedicado a la poesía y que también está en este libro, está también la noche, y el miedo, y las fauces del tiempo y el olvido, y también la poesía es su signo. En estos poemas está también la noche, y el misterio, y el misterio que hay en la noche. Así estas palabras, las palabras de estos poemas son palabras del amor y del mar, pero también son palabras de la noche. Y lo sabemos desde el principio, y lo supimos ya ese día, porque leí un poema dedicado a las cartas que se escriben para destinatario alguno y en los que se encierra el misterio de la noche, y lo recuerdo porque también le gustó a una amiga de Lluís Ribas, y así tuvo la gentileza de decirlo, como Magda del poema dedicado a la mañana, y con su grato recuerdo y como con el sentimiento de tender así un hilo entre los dos actos hechos aquí, en la vida y sentir que la reanudamos, que el tiempo no interrumpe nada –como cantó de la muerte Luis Rosales- y se puede continuar el acto que unió hace dos años poesía y pintura en este Espai con el de hoy, que hace lo mismo, voy a leer este poema: ESCRIBO UNA CARTA QUE NO VA A NINGÚN SITIO. No la escribo a destinatario alguno. Sé el buzón en el que echarla. Hay buzones para estas cartas sin destino, secretos, ocultos, escondidos pero que a la vez la ciudad pueblan. Las personas escriben estas cartas y las echan en estos buzones escondidos. Un cuerpo especializado y también oculto de correos las recoge. Se dirigen siempre al olvido. Dicen que en lo que escriben está la cifra de la noche. Que las puebla la noche, y que si pudiéramos leerlas en sus líneas encontraríamos los secretos más íntimos y ocultos de la vida. Eso dicen. Pero quizá estas cartas están vacías. Quizá son una metáfora del infierno y de cómo alienta y está presente en nuestras vidas. Es el poema que leí hace dos años, y que está en este libro, La poesía es un fondo de agua marina, porque en él está también la noche, además del mar y del amor y la amistad. La poesía también es un don de la noche. Y así hay otros poemas están llenos de noche, como lo está la vida, y la poesía, y nos lo decía el poema dedicado a ella, a la poesía, o a ellas –a la poesía y a la vida-, y he recordado. Y por esto está la noche en estos poemas, en los de La poesía es un fondo de agua marina, y no sólo en los del nuevo libro, Los soles por las noches esparcidos. Poemas llenos de noche, inundados de ella. Encontraríamos muchos y muchos serían los ejemplos a mostrar, y también alguno que enlazara con el que leí entonces y de nuevo he leído, en la unión de la noche con el misterio, como éste: ROTO DE ALMA Y DE OLVIDO hurgo en unos pocos motivos. Me palpo, me alcanzo, me persigo. El verso es rostro y es dibujo en el que una música camina acompasada con el corazón más hondo de esa alma y ese olvido. Me gustaría ser un alba, una siempre fresca mañana, pero la noche me reclama y soy en ella augurio y amenaza. Camino temblando entre misterios. Perdona si lo digo muchas veces, pero sólo puedo cantar lo que es más cierto. “…la noche me reclama, soy en ella/ augurio y amenaza, y camino/ temblando entre misterios.”, dice este poema. Pero encontraríamos algunos aún más llenos de noche, dos, incluso, que podemos leer seguidos, como seguidos hemos leído dos sobre el amor, y que dicen igual afirmación (“Soy de la noche”), aunque son dos poemas distintos, pero los dos poemas de la noche, como dice en ambos que lo es el poeta, y uno de ellos afirma que estas palabras, estas palabras de estos poemas son palabras de la noche, y otro, sencillamente, que todo es noche. Voy a leerlos, uno tras otro, como un continuo, pero también veremos que estos poemas tienen conciencia de ser poemas de la noche y constituir acta de ella, y a ello se refieren: LA NOCHE ES LA FRONTERA DEL OLVIDO. La noche es la frontera de mí mismo. Soy de la noche. Estoy dentro de la noche y de mí mismo. Un pozo oscuro. Me cerco y me persigo. Las palabras son el agua que encierra en él la luna y manan de la tierra honda y en la tierra son el aire y son el alma. La noche no tiene medidas, pero en las palabras yazgo. Nacen solas y a escondidas. Estas palabras son terribles, únicas. Siempre son las últimas. De la vida son la cifra. LA NOCHE ME CONSTRUYE, ME DA FORMA. SOY DE LA NOCHE. Todo es noche. Creo que he hablado de ella en palabras previas pero poco hay más que decir sino que, simplemente, constituye al mundo. Alienta tras el paso de los días y a la nada se avecina. Al hombre cerca, le da medida. No tengo particular inclinación o deseo de ahondar en sus misterios. Pero extiende sus manos de esparto sobre el tiempo y lo penetra. Todo es noche. He señalado que estos 438 poemas que escribí en marzo y abril de 2009 y que leí y di a conocer por primera vez aquí en octubre de 2012 están escritos tras veinte años de silencio. Comprendo que esta larga gestación y período de silencio resulta un proceso de creación singular, y que es natural por ello que se me pregunte por él. Y así se me preguntó por él aquí ese día. Es natural, aunque el arte es misterioso, y el artista no sabe mucho qué decir, y quizá lo ha dicho ya en su arte. De hecho, un poema de mis veinte años y que lleva el título de uno de mis libros, El anarquista de las bengalas, afirma: “A todas horas trabajo,/ y en especial cuando la gente afirma/ que no hago nada”. Creo que esto dije para contestar ese día, entre otras cosas. También (quizá, supongo) que al contarle a la escritora hispano-mexicana Angelina Muñiz-Huberman esta experiencia curiosa, cuando menos, que resultaba el haber escrito 942 poemas en unos meses, tras veinte años sin hacer nada, como le dije, ella de modo claro me atajó para decirme: “Esos veinte años no estabas sin hacer nada. Estabas trabajando”. Creo, sí, que algo de esto les dije, porque es lo que les puedo decir, y es lo cierto. Hoy quiero remarcar que así acaba el poema dedicado a la poesía que he leído: “Si abandono la poesía, del hombre abdico./ Aun en el silencio en ella vivo”. Así que la poesía tiene conciencia de ese silencio del que nace y quizá ha necesitado, y que en todo caso está. Y la poesía lo sabe, lo conoce. Tiene, sí, conciencia de él. Y hay un poema muy significativo y que está en el nuevo libro, y que muestra, como decía, que hay en él poemas fundamentales, y dará una sencilla y clara idea de que es así el decir que es el primer poema, el primero de los poemas que escribí tras veinte años de silencio. Y que es un poema que tiene ya sólo por esto un muy especial valor, pero también por las características y lo que dice, por la conciencia que expresa y que expresa de sí. Quiero explicarlo con más detalle, porque me parece que muestra y ejemplifica hasta qué punto los poemas del nuevo libro, Los soles por las noches esparcidos, son necesarios, y resultan inevitables, y han de unirse a los de La poesía es un fondo de agua marina, y por esto es un placer que el lector muy pronto vaya a poder leerlos, y como adelanto leamos ya hoy aquí algunos, y pueda verse cómo en ambos libros se encuentra una poesía que tiene una alta conciencia de sí, y del amor con que se da. El amor con que se da, y que necesitan la poesía y la pintura. El amor con que el artista en su arte se da, cómo el arte es una entrega. Absoluta y sin condiciones. Total. Una entrega obligada, y también un deber inexcusable que cumplir. De fatal cumplimiento, y en el que hay, si es preciso, que empeñar la vida. Entiéndaseme bien, y quede claro lo que digo: no sólo dedicarla a ella, sino también jugársela en ese arte o empeñarla, empeñarla en él o en el silencio o el olvido, cualquier forma que la dignidad nos traiga, aunque no sea amable. El arte se ha de cumplir, se ha de cumplir en la vida del artista, y se ha de cumplir así, de la manera que en la vida le sea dada o Dios le traiga. Aunque no sé si Dios trae el dolor o la amargura a la vida de un artista, su marginación o soledad, sino que quizá esto más bien lo traen o se lo hacen soportar otros hombres: Dios al artista le da su sed, y es bastante para su arte. La sed, quiero decir, de buscarlo en él, de buscarlo en su arte, en su poesía o su pintura, cuadros o poemas en los que queda cifrada una vida y que quizá podamos luego contemplar como un himno o una letanía. Y también por esto el artista ha de hacer arte, cumplir su vida en él, empeñarla o jugársela. Recuerdo que un poema de mis veinte años, de 1988, expresa esta conciencia. Se titula Acqua alle corde y así lo dice: “Y si todo en el vivir se cumple/ desierto y silencio ahora.// Desierto,/ silencio, el corazón grande y abierto/ para el nuevo artista que venga, el puño/ cerrado y en la frente para el memo, has/ dicho siempre la verdad, la vida te has jugado/ en las palabras, no te detengas, si es preciso/ en tu desierto y tu silencio el orgullo ten/ de ignorar ahora el resto de la tierra”. Y es así, en efecto, y Lluís Ribas también lo sabe bien, y lo ha dicho con sus cuadros y una vida de amor y entrega al arte y que queda cifrada en ellos. Como la mía en mis poemas. Poemas que quiero compartir con ustedes, y es un gozo hacerlo otra vez en este espacio que me trae la amistad y el arte, una amistad por el arte traída y que es un regalo de la vida, porque en ella se unen dos fuerzas que son sus fundamentos. La amistad y el arte, la poesía y la pintura. Y el mar, el mar de los cuadros de Lluís y de mis poemas, del título con que en este libro se reúnen y presentan, y que es también el mar el que lo hace nacer y los dispone, como sabemos por el poema que hemos leído y en el que se encuentra el título de este libro y a la vez la clave de su organización: el mar de la infancia de Lluís, y el mar que uno de mis poemas une a la infancia, y dice que es una infancia, y la infancia, como sabemos que asegura otro, sustenta el mundo. La infancia, la amistad, el amor. El mar, la poesía y la pintura. Que puede verse aquí en cuadros, en los que resplandece, y que da lugar a los poemas de este libro y que desde su título cobija. Quería, y como una forma más de amistad, y por si les hacen compañía, leer algunos más de ellos, además de darles las gracias por venir a este hermoso acto, a ustedes, y aún más especialmente a Lluís por la invitación a estar hoy aquí y poder compartir y leer mi poesía en la compañía de su pintura, bajo su sombra y su cobijo, de la pintura y la amistad que acompañan hoy como la alegría de un pájaro o un sentimiento de afecto y libertad que podamos sentir en su vuelo y que me gustaría que sintieran ante el vuelo que hay o puede haber también en los poemas, en los poemas de un poeta, pues de un poeta, si lo es, puede decir el Que voy de vuelo de San Juan de la Cruz en ellos. Y así y aquí, mientras les hablo y entre mis palabras, les voy leyendo y dejando alguno, como pan tierno y blanco, como infancia o como pájaro, alegría, amor o compañía que traiga, colme y se cumpla en “el mar, la poesía y la pintura”. Y pienso que este nuevo libro, que es el mismo, también va unido al mar, y a éste también la vuelta a la escritura que ambos constituyen. Porque su primer poema empieza: “Escribo sobre este acantilado de tu recuerdo o sobre el último mar de mi nostalgia”. Iba a decir su primer verso, pero me he corregido y antes de así escribirlo, porque es un texto en prosa, una prosa o un poema en prosa, que constituye el arranque de mi vuelta a la escritura, y como si tuviera conciencia de ello así lo dice o augura, porque ésta es su primera palabra: escribo. Como un dictado del corazón surgió, y de muy adentro. Porque el corazón lo sabía, y dictó esta palabra, obligó e impuso a que la primera palabra de los muchos poemas que iba a escribir en mi vuelta a la escritura y tras veinte años de silencio fuera precisamente ésta: escribo. Así empieza el escribir, con la conciencia de su ser y de sí mismo: escribo. Y la dice en una prosa, como si del todo no lo supiera o quisiera hacerlo con disimulo. Seguramente es esto último porque yo no podía saberlo, pero el corazón sí lo sabía. Lo sabía, a diferencia de mí. Yo no sabía que mi vuelta a la escritura fuera a ser tan caudalosa, arrolladora incluso, un verdadero mar de poesía y cuyos poemas se dan a conocer en estos dos libros. Y que empiezan así y con una prosa: escribo. Como un dictado del corazón, digo. Como si el corazón lo supiera, y quizá lo sabía. Sí. Porque el corazón lo sabía, tenía que saberlo. Y así lo dice y empieza esta vuelta a la escritura: escribo. En una prosa. Que está, como otros cuerpos quizá celestes además de marinos y para ésta poesía tan definitivos, en este segundo libro, más nocturno pero a la vez por el arte y la verdad alumbrado, porque en él está la noche pero también el sol, y sus poemas son –si queremos verlos como su título- los soles por las noches esparcidos. Y empieza así: escribo. Empieza con su conciencia, con su conciencia de sí, de la esclusa que se abre o el mar que nace y con el que vuelve a fluir la palabra y nacer el arte: escribo. Así empieza esta prosa, y otra más adelante de este segundo libro y que como decía contiene elementos tan reveladores de esta obra, de este modo lo explicita: “El otro día, con el primer sol de febrero, escribí a medias algunas notas, en la terraza de un bar de al lado de casa. Pero se coló ya un poema, aún en prosa. Era una prosa que era ya un poema porque en ella un poema se prefiguraba, y hablaba ya del escribir otra vez, del volver a escribir por amor, del otro y el mismo que ahora soy mientras escribo. Fue una premonición o un anuncio. Este texto quedó con esas pocas prosas, abandonado como ellas. Pero a los pocos días empecé otra vez a escribir poemas, y lo hice, por supuesto –es la verdad-, por amor. Los poemas se suceden y entre los papeles han aparecido esas notas abocetadas, sólo apuntadas, y entre ellas ese primer poema. Porque ahora no hay duda de que ese texto extraño e híbrido era un poema, el primer poema después de tantos años, la primera vuelta del canto o del agua o del destino desde cualquier recodo de tu rostro o un perdido camino. Estos serían algunos de sus posibles títulos. Pero quizá mejor no le ponga ninguno, y quede más oculto, huérfano, secreto en su sentido y su motivo. Porque es un pórtico, el dintel a poner en una puerta, la puerta misma. Una premonición, un anuncio. Y ahora la poesía ya es un vendaval y lo inunda todo. Por eso todo va a parar en un poema”. Esto lo dice, claro, cuando ya era manifiesto y así ya lo señala, cuando ya llevaba, quiero decir, un buen trecho de la misma escrito, y quedará patente si digo que esta prosa es el número 137 de los poemas. Cuando ya se sabía. Pero lo sabía ya el corazón, y lo dijo, obligó a decirlo como en un dictado y de un modo que puede parecer maravilloso y desde luego es premonitorio con su primera palabra: escribo. Palabra que va unida al mar y al amor, y en la cual por tanto está ya la poesía desde el principio, desde su primera palabra la palabra del mar y del amor, porque así dice esta primera frase y no verso, ya que abre el libro de poemas una prosa, quizá también para indicar o augurar que el mar es libertad y en este mar de poesía y arte no hay fronteras: “Escribo sobre este acantilado de tu recuerdo o sobre el último mar de mi nostalgia”. El mar y el amor. Desde los que escribo. Escribo: primera palabra ésta del mar y del amor y que abre esta poesía, la poesía que es un fondo de agua marina, y en su mar también noche alumbrada, en ese mar en el que sus poemas son los soles por las noches esparcidos. Así que esta poesía, este escribir nace y es ya desde su primera palabra del mar y es el amor. Es el mar y es el amor, y este escribo augural anuncia quizá los poemas como Cernuda dijo en verso de los marineros, si recordamos, porque los marineros son las alas del amor, y la poesía es un fondo de agua marina, y alas de amor sus poemas, como los marineros, y los soles por las noches esparcidos. Y así en esta poesía escribo, siento que escribo y presiento, o sé que voy a escribir desde su primera, auroral y definitiva palabra: escribo. Que es un dictado del corazón y en y con él un anuncio, que se hace verdad, porque es un anuncio que luego se cumple, se multiplica y desarrolla en poemas u olas de este mar, es corazón que desde sus alas canta y se hace canto de amor, alas del canto, semilla que germina y crece y puebla poemas y olas de este mar, constituye y hace nacer la poesía como un fondo de agua marina, y en este mar de amor y también de noche los poemas como los soles por las noches esparcidos. Así del mar nace el arte, la poesía. Del mar y del amor. Del fondo del mar y de la noche oscura, y que en esa semilla y ese principio que es el fondo del mar esa noche oscura con su poesía y los poemas alumbra. Así escribo, y así lo dice la primera palabra de este nuevo libro, y que tiene nada más y nada menos que el principio de la obra entera: escribo. Como un augurio o un anuncio, una semilla que se cumple y se despliega en 438 poemas en marzo y abril del año 2009 y que estos dos libros reúnen en su totalidad, y en otros 500 en el verano y otoño de ese mismo año. Porque como un dictado del corazón lo auguraba y lo sabía su primera palabra, con la que empiezan: escribo. Porque el corazón lo sabía. Voy a leer este primer poema en prosa, porque me parece que ya es inevitable. Así empieza este mar de la poesía y su noche alumbrada, tras el “escribo” que es su primera palabra: I ESCRIBO SOBRE ESTE ACANTILADO DE TU RECUERDO O SOBRE EL ÚLTIMO MAR DE MI NOSTALGIA. Escribo hacia ti y con la sombra a cuestas, o escribo triste, o escribo libre y sin dirección precisa pero hacia la vida y hacia ti y hacia la única vida que eres tú para mí, una vida secreta y última, la más verdadera, la más honda, la más fresca. Escribo. Escribo de nuevo. Y no escribo igual, soy yo en eso, me miento y no te alcanzo y nada logro sino sufrimiento y sueños. Escribo sobre el ala rota de una gaviota y no estás tú. Escribo pero no escribo, porque no te alcanzo, ya te lo digo, no te cumplo aquí, en el papel, y por eso sólo el silencio reina o existe de veras, un silencio que te cubre y que me anega y sobre el que la vida se traspasa y en el que quizá podría decir que ya estoy muerto. II Escribo y he escrito las pasadas líneas y acaso son un poema o tienen de poema, y recuerdan a como era mi escribir cuando escribía. Esto quizá es inevitable. Esto, quizá también, demuestra su inutilidad o su mentira, o, al menos, su fragilidad tan íntima. No lo sé, y me da igual saberlo. Rompo el silencio y aun así no se rompe, no está roto. Estoy atado a mí mismo, a mi yo antiguo, y a la vez soy otro. Hacia tu amor soy otro y lo inundo todo. El amor mueve la tierra y persigue el aire. El amor es plena fruta, un redondo sueño y sólo por amor puede volver el arte y hacerse hecho, ser presencia. Pero el amor y el arte se escapan tal agua entre los dedos. El arte ya no es nada, el amor inunda y no se marcha pero no se alcanza, el silencio es un muro por el que no trepo o soy hiedra que en él se agarra y queda allí atrapada, dormida. Silencio sobre la vida y sobre el mundo y nada que decir sobre él. Silencio sobre el silencio, rotura todo, esta vida seca, que en este anegarse se cumple y se marchita, se queda en nada. Silencio, tiempo y nada: sobre él el olvido me recubra, y una soledad inmensa diga su nombre al final de todo, detrás de nada, sobre mi rostro último, sin papel ni calle, en el aire triste. Este es el primer poema del nuevo libro, de Los soles por las noches esparcidos, y el primero de los que volví a escribir, y sería suficiente motivo para terminar estas palabras con él. Este poema es ya sólo por esto especialmente significativo, pero no sólo éste lo es. Hay otros poemas que tiene también un alto valor de símbolo. Pienso en el primer poema de la edición de París, y que es el segundo de esta edición española de El Bardo. Ha dicho un pintor de la poesía, Ramón Gaya: “La poesía no acabará de definirse nunca, pero eso no quiere decir que debamos dejar de definirla, sino por el contrario, cada día debemos poder dar de ella una nueva definición o añadir algo nuevo a nuestras definiciones anteriores”. Y parece que este poema responde o podría responder a este pensamiento. Y podría responder también a otras actitudes o concepciones esenciales ante el arte. Al final de su vida, el poeta Manuel Altolaguirre nos dejó una Confesión estética que considero preciosa y me agrada especialmente, y por esto empleo a veces algunas de sus palabras. Aunque podría siempre emplearlas todas, porque es por completo sustantiva, y muy rica en sus sentidos. La recordé y la empleé, claro, también en el libro que escribí para Lluís Ribas y su pintura, y digo el coloquial claro porque es natural que así lo hiciera, dada la comunión que siento con la concepción del arte que allí expresa, y también porque en este libro puse mucho de mi pensamiento sobre arte, y de mi vivencia de él. De mi manera de vivirlo y de sentirlo y desde allí, desde el adentro concebirlo. De una concepción del arte que nace del sentir. Y por esto en este libro estaban unas palabras de esa Confesión estética de Manuel Altolaguirre que quiero emplear también ahora: “Aún no he llegado a ser un buen lector de mi poesía. Aún no he logrado sentir todo lo que espero haber dicho”. Son palabras esenciales y muy profundas y ricas de sentido, y a ellas responden también, o con ellas coinciden, las que forman este poema que recuerdo leí ese día aquí y por esto quiero volver a leer. Porque este poema, más que intentar definirlo, lo nombra en sus infinitos caminos y posibilidades, en la puerta que para el corazón es, el corazón del lector y también del mismo poeta que lo ha escrito, que puede no saber del todo lo que ha dicho, y que puede esperar –como esperaba Altolaguirre y yo espero- aún sentir cosas, y decir más de lo que espera haber dicho. Lo dice muy bien en su confesión estética Altolaguirre, y también esto dice o viene a decir mi poema, a este sentir también responde. Porque expresa lo que el poema puede ser y decir, llegar a decir, al mismo poeta y que el poeta no sabe al escribirlo, y al lector. El artista es siempre el mismo y a la vez siempre es distinto. Es otro y nuevo, por encontrado y recién descubierto en su camino, en el cuadro, la partitura o el poema, y mientras lo anda con nuevos pasos, como es inevitable cada vez que se crea. El artista es siempre el mismo, y a la vez es siempre nuevo. Lo hemos visto con el hilo que puede tenderse entre mi poesía de juventud y la de ahora, nueva y la misma, en tanto que obra de la misma persona y artista pero con variaciones y diferentes matices. He querido también señalarlo al leer algunos de los poemas que leí aquí hace dos años, porque el tiempo, en arte, no interrumpe nada, ya que el arte se hace con él, con el tiempo, pero si es de verdad arte lo traspasa y lo trasciende. Queda en él cifrado y contenido, y la vez trascendido. Y lo vemos en los cuadros de Lluís de hoy. He hablado de mi predilección por sus notas y apuntes, por lo que con ligereza y frescura, y a la vez inigualable sabiduría, plasma y sabe plasmar en sus obras de pequeño formato, y aquí nos encontramos algunas de estas obras, y entre ellas algunas como las de la exposición de notas de viaje que me hizo adentrarme en mis propios pensamientos y en mi sentir y de los que nació un poema. Lo he dicho y querido decirlo, y es un placer que estén aquí también estos cuadros, para decirnos también ellos que el tiempo, en arte, no interrumpe nada. Y a la vez trae encuentros con él y con su andar, con el andar del tiempo en su camino. Encuentros, y senderos que llevan a uno mismo, que en uno ya estaban y a la vez son distintos. Esos caminos casi infinitos o llenos de posibilidades se adentra en alguno de ellos y el artista da por él sus pasos, por este camino que en el arte encuentra y en él se encuentra a sí mismo. Así lo ha hecho Lluís Ribas, dentro de estas notas y obras de pequeño formato, en este tiempo que no ha interrumpido nada pero le ha traído más arte, y un camino particular en el que ahondar en sí mismo y en esta dirección y modo de pintar y de explorarse que tanto quiero. Así, parece que Lluís pensara también mis pensamientos, y estuviera de acuerdo con ellos, los pensamientos que partían de los viajes y los encuentros que hay en ellos, y creyera también que no se viaja o al menos no es necesario hacerlo. El artista ya viaja en el cuadro o el poema. La pieza de arte que crea es el verdadero lugar en el que viaja y crea. Y Lluís lo ha dicho de manera tácita al pintar sobre el mismo lugar, que es uno de sus lugares, además de hermosísimo, como es el monasterio de Sant Cugat, en el que ha querido y sabido ver sus colores y plasmarlo en diversos momentos y distinta luz, y así, siempre el mismo y a la vez nuevo y distinto, siempre recién encontrado, se ha pintado y encontrado a sí mismo. En este espléndido monasterio de Sant Cugat que él con tanta belleza ha sabido pintar, y que ha dado lugar a todo un conjunto o serie de cuadros, y de los que hay alguno aquí. Y es un placer, y una alegría. Porque señala una continuidad con un hacer que en su pintar siempre ha estado presente y ha cultivado y he dicho que por él siento predilección, los apuntes o las notas en los que está tan espontáneo y fresco y es a la vez tan sabio, y aún más en concreto supone el adentrarse en un camino ya emprendido, y que he comentado y está aquí presente. La pintura de paisajes o lugares que encuentra en los viajes, pero en los que se encontraba a sí mismo, y de manera tácita y obvia nos lo dice ahora, cuando pinta una y otra vez el mismo lugar y no nos extraña, porque Lluís –lo había dicho- al pintar un lugar se pinta a sí mismo, y pienso que es emocionante y especialmente hermoso que este lugar sea el monasterio de Sant Cugat. Habría otros precedentes que aducir –el Joaquim Mir que pintaba una y otra vez el jardín de su casa, atento a los distintos momentos del día, o Monet dando una y otra vez forma a los nenúfares del estanque del jardín de su casa de Giverny, siempre los mismos y a la vez siempre distintos, o a la catedral de Rouen, también en cada cuadro recién aparecida-, pero quiero señalar que es un camino que ya estaba en Lluís y por eso lo ha tomado y ha ido a parar a él. Que ya podía presentirse en sus notas de viaje, que era un secreto que estaba en ellas encerrado, una semilla o posibilidad que había dentro de su percepción y de su arte, y ahora ha desarrollado o se ha hecho visible de manera clara. El tiempo no interrumpe nada, pero pasa, y pasa en arte, y trae hallazgos. Y así a Lluís le ha traído este ahondamiento en sí mismo que ha sido pintar los colores del monasterio, como antes los colores del blanco, y siento que mis poemas no pueden estar en mejor compañía que entre los cuadros que están hoy, estos cuadros que quiero de especial modo, entre ellos algunas de las notas de viaje que me llevaron a un poema, y el nuevo camino que en su pintar eran y llevaron al pintor a los cuadros que pintó del monasterio, y, claro, los cuadros del mar, el mar que nos une, el mar que es infancia y libertad y está en mi poesía y su pintura, en su niñez y sus primeros dibujos en la arena y en el título de este libro, está en nuestro corazón siempre, como su más íntimo y necesario latido, detrás nuestro, con nosotros, y para hacer arte lo necesitamos. De él viene nuestro arte. Y de su fondo la poesía. Y los muchos caminos que encierra y es, que tiene dentro, que puede ser el poema pero también el cuadro, y es por esto sobre todo, porque canta más que enumera, dice, simplemente, algunos de los caminos y cosas que puede ser y hay en él por lo que quiero terminar leyendo este poema, que leí también aquí hace dos años y quiero volver a leer ahora, con el arte que el tiempo ha traído y el poema promete, anuncia, augura. El poema es todo, y es semilla. Los caminos que trae el poema y que trae el cuadro y que trae la vida. Por esto quería leer este poema final, y por esto también me enredo o es camino que me lleva a otros caminos, o a otros poemas, y así recuerdo que el que hemos leído y en el que se aúnan la poesía y la pintura, como en este acto de hoy aquí, y aparece también la música, termina con este verso: “Arte y vida son destino”. Y recuerdo también otro poema que termina de este modo: “A veces sólo el arte logra dar con el camino”. El arte, la vida, y el arte que es en ella camino, el destino que en ella, la vida, se cumple, y el camino en que se encuentra. Todos los posibles caminos que encierra el arte, que el arte trae y contiene, y que son los de la vida. Por esto quería leer este poema definitorio y que quizá es casi un conjuro de la poesía y el poema, el primero o el segundo (según sea la edición francesa o española) de La poesía es un fondo de agua marina, pero como quería leerlo por esto y con este sentido recuerdo otros poemas, y también uno que aparece en el nuevo libro, en Los soles por las noches esparcidos, porque responde al pensamiento y aborda la perspectiva con que sentía la poesía y los caminos que el poema encierra, y que son los de la vida, y por lo que quería leer este poema. Voy a leer también éste del nuevo libro, entre medio de estas palabras, porque se entromete, digamos, en el curso de las mismas, lo recuerdo y aparece, y quiero hacerlo porque también así en el acto de hoy anunciamos el nuevo libro, como dimos a conocer estos poemas por primera vez aquí hace dos años, y muestra y prueba cómo los poemas de ambos libros se entrecruzan y no porque sí (nada, casi nada pasa porque sí, ya lo sabemos) sino porque forman y son una misma obra. Aquí el poema, inédito y como primicia en el Espai Lluís Ribas, al que me han traído mis pensamientos. Parece que este espacio de arte y amistad, de convivencia de arte, de pintura y poesía y amistad, resulta el lugar propicio para dar a conocer por primera vez como primicia mis poemas. Parece que la vida de manera espontánea de nuevo así lo trae y a mí me agrada, porque hay en ello como una afirmación de estas fuerzas que nutren la vida. Y aquí el poema: LA VIDA TE SORPRENDE SIEMPRE AL FINAL de un miedo o un silencio. La vida no regresa pero también vuelve a su cauce, es arroyo secreto y misterioso, lago subterráneo que de pronto aflora, isla que otra vez nace, luz perdida y que de nuevo restalla sobre el día. La vida, la poesía, el amor, el mar, la noche, la sombra, el frío, el dolor, la dicha. Nada sorprende más que el cerrado sentido que oculta a veces estar vivo. Todos los caminos y todos los extravíos. Esto dice el poema, y por esto que dice, por lo que expresa y sugiere es precisamente por lo que quería leer este poema que es un conjuro sobre lo que el poema es, y a él volvemos, a él vamos, en él seguimos. A ustedes, a vosotros ahora, aquí, en este querido espacio para mí, lo leí entonces y así voy a leerlo, como una invitación a lo que el poema puede ser, a que quizá leamos luego más, o al menos que haya esta puerta abierta y esta invitación para que lo hagáis en vuestras casas, en el silencio de la noche y la mañana, porque la poesía es de la noche y la mañana, de la amistad y del amor y el fondo del mar, la poesía es de todo tiempo y momento y el poema es todo, como dice este poema, todo y todo lo que él dice y voy a leer otra vez aquí para ustedes, y a invitarles a que de nuevo en casa y el silencio de la noche lo lean. Porque cada lector hace suya la poesía o lo que hay en un libro de poemas con los que lee y escoge, y, por supuesto, por la manera en que se adentra en ellos, los siente y los vive. Cada lector es único, como lo es cada poeta. Así un lector puede leer algunos poemas de este libro, o en su lectura conformar un personal itinerario u orden de preferencias y de regresar a ciertos poemas que más le llaman. Lluís Ribas en ocasiones ha realizado alguna visita comentada de una exposición de sus cuadros. Es bonito que un artista así lo haga, y que el espectador pueda contemplarlos con la compañía de la mirada de quien los ha creado y los comenta. La de hoy ha sido una lectura guiada de los poemas de este libro, y guiada desde cierta perspectiva, que ha privilegiado o querido preferir los poemas que conforman los pasos de cierto itinerario, y que es el que nos une a Lluís y a mí y por esto ha habido en ella poemas del mar, de los viajes y de luz y de aire y de poesía y de pintura. Pero los poemas son más, y los lectores no sólo son más que Lluís y yo sino que, además, cada uno es distinto y único. Y espero que cada lector pueda sentir las cosas que en estos poemas yo he dicho, cosas que al leerlos serán de nuevo dichas y dichas para él, y habrá algunas, a veces, que sólo él sabrá escuchar, y para él habrán sido escritas. Por esto quiero leer también este poema como final de mis palabras y del acto de hoy, no sólo porque pueda verse un intento de definición de la poesía, o de la transmisión de la vivencia que es y constituye y sus posibles caminos y a veces senderos y también precipicios y extravíos, sino que quiero leerlo sobre todo para que su lectura haga de invitación a que lean luego más poemas y no sólo los que han conformando la lectura y el itinerario de hoy, o al menos que haya a través de este poema final esta puerta abierta. Y así y ahora, por fin, este poema o conjuro como final y despedida, invitación y puerta abierta: EL POEMA ES EROSIÓN Y PÉRDIDA. El poema es testimonio. El poema es testamento. El poema es de todos y es de nadie. El poema es siempre tuyo. El poema es corazón lleno de heridas muy abiertas. El poema es el retrato oscuro del olvido. El poema es lodo. El poema es todo. El poema es lirio y río. El poema es aire libre. El poema es un niño y un respiro. El poema tiembla como araña que la soledad desteje. El poema es alba y es río (ya lo he dicho) y es latido. El sol del poema también sabe del frío. El poema está siempre despierto, siempre herido. En el poema está el corazón secreto del estío. El poema te vive y te persigue. El poema te escribe. El poema es un destino. El poema es un paisaje que nunca es el mismo. El poema es luz jamás oída. El poema restalla nuevo sobre el día. El poema es susurro, es temblor, aliento estremecido. El poema es tigre y es paloma. El poema es triste, es libre. El poema es misterioso y no se pierde ni se agota su sentido. El poema es sombra. El poema es haz y suma de los posibles caminos. El poema es revelación y abismo, destello único. El poema también es montaña y agua y alba siempre aludida. El poema, daga y última muralla. El poema está escondido. En las palabras lo descubro. En el poema siempre soy yo mismo. En el poema SANTIAGO MONTOBBIO ardo, alumbro. Navego noche adentro. Naufrago, me consumo. En el poema vivo. Hacia ti en el poema me construyo. Santiago Montobbio nació en Barcelona (España) en 1966 y es un importante autor de su generación. Santiago Montobbio - Espai Lluís Ribas - Sant Cugat del Vallés (Barcelona), 13 de diciembre de 2012 Pese a haber estado unos 20 años sin poder escribir un sólo verso, retomó la escritura con una Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. intensidad llamativa, ofreciendo una nueva ola de poesía única y altamente apreciable. en esta edición de Sección Licenciado en Derecho y en Filología ⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad - Hispánica por la Universidad de La imaginación espacial y el tiempo histórico Barcelona. Profesor de Teoría de la ⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez Literatura y Crítica literaria de la ⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone Universidad Nacional de Educación a ⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro Distancia (UNED). Publicó por Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013 primera vez como escritor en ⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura laRevista de Occidente en mayo de ⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar 1988 (Madrid, Nº 84). Su libro "Hospital de Inocentes" mereció el reconocimiento de ilustres autores. Cabe destacar, especialmente, los testimonios de Juan Carlos Onetti y Ernesto Sabato. Ha publicado también Ética confirmada y Tierras (Francia, 1996). Sus obras en prosa se han de editado con frecuencia en El Norte de Castilla (Valladolid) por decisión de Miguel Delibes. Ha sido traducido a varios idiomas. Ocupa la vicepresidencia de España de la Association pour le Rayonnement des Langues Européennes (ARLE), de Neuilly-sur-Seine, y es corresponsal en Barcelona de su revistaEurope Plurilingue, que publican las Éditions Université Paris 8 (Paris). Enlaces: - Poemas de Santiago Montobbio http://www.poemas-delalma.com/santiago-montobbio. htm#ixzz2Or78APAH LLUIS RIBAS (El Masnou, 1949) es un pintor catalán cuyos cuadros de gran formato e hiperrealistas reflejan sobre todo la belleza de la mujer enmarcada en la naturaleza, preferentemente en el mar, si bien también son excelentes sus retratos de la sociedad magrebí. Estudió hasta los 18 años en la prestigiosa2 Escola Massana de Barcelona, donde tuvo como profesores a Nel.lo, Noé y Parramón, entre otros. Sin embargo, descubrió la pintura mucho antes, con sólo nueve años, de la mano del artista José María Martínez. Además de dirigir fotonovelas y revistas de cómics, trabajó como ilustrador, fotógrafo y diseñador gráfico antes de, desde 1975, dedicarse exclusivamente a la pintura. [editar]Trayectoria artística Ha realizado un centenar de exposiciones individuales, además de numerosas colectivas y ha participado en varias ferias de arte, entre las que destacan InterArte (Valencia), Arco (Madrid), EuropArt (Ginebra), Brocanters i Galeristes (Palma de Mallorca), EuroAntica (Palma de Mallorca) y ArtExpo (Barcelona). Además, su obra figura en importantes colecciones privadas de Europa, Estados Unidos, Japón y Canadá. Ribas aparece referenciado en varios diccionarios de arte contemporáneo: Guía del Arte, Diccionario Enciclopédico Ràfols, Enciclopedia Pintores Catalanes, Arte Español, Annuaire de l'Art International y Enciclopedia de Artistas Contemporáneos. Desde 1995 dispone de su propia galería,3 Espai Lluís Ribas, en el centro de San Cugat del Vallés (Barcelona), ciudad en la que ha realizado numerosas iniciativas artísticas, como la creación de un club de amigos del arte o el impulso a premios de pintura para artistas noveles. También dispone de un estudio de pintura en la comarca catalana del Ampurdán y en Mallorca, de donde obtiene la luz mediterránea que inunda sus cuadros, en los que domina hasta el virtuosismo los blancos y las transparencias. | © CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. Webmasters: y @vivas. ¿Qué opinás del nuevo diseño de Carátula? Nos interesa conocer tus comentarios y sugerencias: Contacto » Crítica Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar Corea Torres La renovada prosa de Cortázar está mejor que nunca, El perseguidor, ese cuento de la debacle existencial de un músico, representa para aquellos que emprenden su lectura, un camino a descubrir permanentemente, dado que se le encuentran otros detalles no apercibidos en una primera pasada. Corea Torres ejerce con vigor lúdico el repaso sobre Johnny, personaje clásico de la “cuentística” cortazariana y quizá portador de la obsesión de Julio por el jazz y por la observancia de los derroteros tan sórdidos de personajes acostumbrados a la decadencia y a revolcarse en el lodo de sus fracasos, nada como la narrativa del amigo argentino para presentarlos. “Queremos tanto a Julio”. Cortázar, ¡ah! el siempre nuevo y querido amigo. El camino renovado, la presencia intacta del escritor vigente. Autor de historias que padecerán poco el inevitable, el inexorable, el imprescindible correr del tiempo. Porque sus historias son tiempo. Porque sus historias son vida y espacio. Sentir del hombre con sus vicisitudes en la alfombra de este mundo sin rostro. Razones para regresar al entorno cortazariano: su descarnada provocación para leerlo. Te hipnotiza desde el inicio hasta el desenlace del texto, y como es su costumbre endosa narraciones sumamente originales utilizando una prosa subyugante, renovadora. Julio tiene -iba a decir tenía, pero me detuve a tiempo, porque a pesar de su desaparición física, continúa con nosotros, precisamente por su obra- esa apabullante manera de introducirnos en las complejas vivencias de sus personajes. Cuando se decide, que es en cada escrito, recurre a su capacidad creadora para armar el entramado que quiere y entonces le resultan las piezas inigualables que lo caracterizan, es así como nace este cuento al que deseo referirme y que tiene por título El perseguidor, auténtica escritura de interioridades, un poco compleja y por lo tanto cerebral. Cuento que guarda una estrecha relación entre vitalidad y profundidad y que exhibe de manera plena la técnica narrativa particularmente tan definida de Julio: interesar en el alma de los protagonistas, presentándolos tal como son en su deambular cotidiano. Un saxofón extraviado. Una biografía que se va escribiendo conforme transcurre el mismo desarrollo de la historia, al alimón. Un escritor atacado por huestes de reproches al acceder a la intimidad del biografiado, y que por lo tanto según este, no llega a cubrir todas las expectativas interpuestas en sus visiones de vicioso marihuano y de sensible músico. Un personaje principal encarnado en músico, excelente saxofonista -sexofonista se oye decir por ahí- devorado constantemente por sus demonios interiores, consecuencia de una vida egoísta, consumida por el vicio y la insatisfacción. Además de los anteriores pululan otras vidas paralelas a Johnny que se dejan asomar sólo a ratos pero con insistencia prefabricada para acompañar sus hábitos, sentimientos y resurrecciones. Dédée, la marquesa, Lan y los niños, entre ellos Bee su pequeñísima hija muerta en tanto Johnny está en París y que llega a conseguir movilizar con profundo desafío los recuerdos de su pasado. Dentro de todos los elementos que logran acompañar la atribulada última parte de su destino está la música. Johnny desconoce a ciencia cierta los motivos que impulsan su accionar y hay ratos que se eleva cual ángel hasta la cumbre de la creación musical, entonces quienes están cerca de él se dan cuenta, que están frente a un gran artista y por eso se le obsequian materialmente tratando de orientar su camino hacia la consecución de una obra con la cual se pretende establecer que hay una nueva forma de tocar el jazz, una nueva forma de sentirlo y traspasarlo a las masas. El pobre Johnny está verdaderamente volcado hacia sí mismo, integrado a su intimidad, tiene un propio lenguaje que no es comprendido, pero que va dejando traslucir una dolorosa anterioridad. Su aliento está conformado exclusivamente para dar vigor al saxofón que le consiguieron para seguir tocando pues el suyo ya lo había perdido en el metro durante una de tantas veces que andaba colgado en las irrisorias y confundidas veredas de la cannabis. Bruno -que así se llama su mejor amigo, el escritor exitoso autor de la biografía mencionada- le ha conseguido el saxo para cumplir con los compromisos contraídos en los clubes donde toca y en las casas donde graba sus, diríamos testamentos musicales Amorous y Streptomicyne. Bruno también está confundido con la amistad de Johnny y con su propio accionar, hasta tal grado de llegarse a cuestionar duramente: “¿Por qué no podré ser como él, por qué no podré tirarme de cabeza contra la pared? Antepongo minuciosamente las palabras a la realidad que pretenden describirme, me escudo en consideraciones y sospechas que no son más que una estúpida dialéctica. Me parece comprender por qué la plegaria reclama instintivamente el caer de rodillas. El cambio de posición es el símbolo de un cambio de voz, en lo que la voz va a articular, en lo articulado mismo. Cuando llego al punto de atisbar ese cambio, las cosas que hasta un segundo antes me habían parecido arbitrarias se llenan de sentido profundo, se simplifican extraordinariamente y al mismo tiempo se ahondan”. Atenido al estricto factor literario El perseguidor ha conseguido constituirse como pieza cuasi perfecta de la narrativa, expone certeramente el talento estilístico de Julio quien logra hacernos caer en el despeñadero sin fin de su lectura hasta terminar, porque a partir de ella hagamos las consideraciones que nos conciernen de nuestra propia vida, de la íntima reflexión acerca de los avatares que se nos presentan en tanto humanos comprometidos con nuestra propia relación con los demás. Como en el caso de Rayuela la trouppe de amigos está presente, sus vinculaciones plantean un mapa de desencantos e insatisfacciones, un modo de estar en la existencia que les ha tocado en suerte, y las atmósferas de la miseria, tanto material como espiritual, se hacen presente con todo el desparpajo que le es posible a Julio: “Dédée ha dicho que iba a preparar unos nescafés. Me ha alegrado saber que por lo menos tienen una lata de nescafé. Siempre que una persona tiene una lata de nescafé me doy cuenta que no está en la última miseria; todavía puede resistir un poco”. Gran virtud del narrador argentino de ingresar con pisada de trapo en los corredores de la conducta sin tener que asociarse al aspaviento y mucho menos a la exageración, es, digamos, una suerte de referencia de las actitudes de esos personajes embebidos de fracasos existenciales, incapaces a veces de superar las caídas, y más bien, se pensaría que Julio con el protagonista de El perseguidor, redondea el tránsito, el viaje hasta tocar fondo –es visible la referencia a ese enorme jazzista que fue Charlie “Byrd” Parker, atribulado artista admirado por Cortázar-. Johnny, hasta donde logramos observar, está consciente de esa debacle, pero no lo toma a lo trágico, que lo es, en todo caso. No es necesario acotar que Cortázar es un artista que expresa la visión de lo que observa en los procederes del prójimo, y para ello dispone de muchos materiales de referencia para dibujar la imagen de su personaje Johnny, aquí acude a la fascinación que él mismo siente por el jazz, pone en su naturaleza al saxofonista como un individuo poseedor de “una música que no facilita los orgasmos ni las nostalgias, de una música –que a Bruno, el indoblegable amigo de Johnny- le gustaría poder llamar metafísica, para contar con ella, para explorarse, para morder en la realidad que se le escapa todos los días –merced a su afición por la droga-. Cortázar sabe resolver ese manto de dilemas que obscurecen la razón de Johnny, acudiendo al don de su estilo escritural, al eficaz armado de la atmósfera y presencia que plantea el retrato del músico. La naturalidad y destreza que distinguen su prosa es de todos conocida, porque se nota que jamás se conforma con limitarse a captar las escuetas y más conocidas facetas de expresión de sus modelos de personajes. Así las cosas rasgos como mentalidad, circunstancias, costumbres y toda la serie de objetos que le son necesarios los ocupa con toda la soltura posible, es decir, realiza una relación acaso minuciosa de cosas que pueblan los sitios donde se registran las acciones, agotándolas hasta sus últimas consecuencias pero con la congruencia de quien está atento de los sucesos y que le sirven para dar a entender y situar el ambiente en el imaginario lector. Es preciso hacer notar el influjo chejoviano cuando, a veces, con sólo colocar, quizá con cierto descuido, un sofá, un disco, una cajetilla de Gauloises, porque hay que decirlo, en este como en muchos de sus relatos, París, el jazz, los amigos casi siempre hacen acto de presencia en sus narraciones. Obsérvese pues en El perseguidor dentro de sus muchas virtudes, la admirable exactitud de las palabras y situaciones, el diseño de los diálogos y la constante renovación del perfil de los personajes para administrar con suma pericia las expectativas planteadas. Estriba con mucho que la lectura que hagamos de El perseguidor sea suelta, desamarrada de prejuicios, para que podamos asistir a la tocada de saxofón que suena allá entre líneas, y que parece ser más que nada un desgarrador lamento de una alma despistada buscando anclas, para decirlo sin cortapisas: el sentido último de la existencia. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Crítica: ⇒ MARGARITA ROJAS: En medio de la oscuridad La imaginación espacial y el tiempo histórico ⇒ ARTURO VÁZQUEZ SÁNCHEZ: El ombligo del pez ⇒ JUAN GALVÁN PAULÍN: Conversaciones sobre Perséfone ⇒ ILEANA RODRÍGUEZ: Somos polvo de estrella, presentación del libro Ernesto Cardenal en el Festival de Poesía de Granada, 2013 ⇒ SANTIAGO MONTOBBIO: El mar, la poesía y la pintura ⇒ COREA TORRES: Espíritu de jazz en El perseguidor de Cortázar de En 1959, Julio Cortázar publica El Perseguidor, su célebre cuento sobre Charlie Parker. El comienzo ("Dédée me ha llamado por la tarde diciéndome que Johnny no estaba bien, y he ido en seguida al hotel") anticipa un festival del pretérito perfecto y el lugar que tendrá el narrador, el crítico y biógrafo que admira y desprecia al músico, que lo ayuda y explota su amistad. Es un cuento pastoso y un poco raro, que condensa episodios de la vida de Parker, aunque por razones incomprensibles se lo convierte en adicto a la marihuana y no a la heroína, con la consecuencia de que el cannabis termina teniendo efectos sobre la salud que ni las más feroces campañas de moralidad le imaginaron. En 1988, César Aira escribe su mucho menos célebre cuento Cecil Taylor. Publicado años más tarde en antologías colectivas, es uno de los primeros textos de un autor que casi no escribió cuentos. Aira vio siempre en Cortázar un antimodelo literario y su músico de jazz le sirve para plantear una idea alternativa o antagónica del arte y los artistas. El Parker de Cortázar encarna cierto cliché romántico al que no fue tampoco ajeno Clint Eastwood en Bird: el músico intuitivo y demente que no alcanza a comprender el alcance de su propio genio y vive obsesionado por la búsqueda de un absoluto mientras el narrador, condescendiente y burgués, lo pinta como un tipo irracional capaz de decir: "Yo empiezo a entender de los ojos para abajo, y cuanto más abajo mejor entiendo". Johnny no es más que un saxofonista tonto con un don, que en su primitivismo se maravilla durante los viajes en subte de que el tiempo pensado no coincida con el tiempo vivido. El pianista de Aira, en cambio, es lúcido y cultivado. En los trenes piensa en las paradojas de Zenón que le permiten deducir que no será reconocido porque "nunca llegará a actuar ante un público cuyo coeficiente de sensibilidad e inteligencia haya superado un umbral". Taylor es perfectamente consciente de lo que hace y descubre que ni siquiera el esnobismo logrará transformar su virtuosa excentricidad en una mercadería vendible. Mientras Cortázar exalta a sus cronopios bohemios y a sus héroes revolucionarios, Aira ve en su personaje una excusa para coquetear con su propio destino, del que se conduele con elegancia: "En realidad el fracaso es infinito, porque es infinitamente divisible, cosa que no sucede con el éxito". Tal vez convenga mirar esta cuestión desde otra perspectiva. En Green Card, una película de Peter Weir de 1990, Gérard Depardieu hace de un pianista marginal cuyos oyentes piensan que la profusión de notas disonantes que toca son una broma pesada. Algo parecido le ocurrió siempre a Cecil Taylor, que necesitó muchos años para que el radicalismo de su free-jazz fuera al menos tolerado. Pero no fueron solamente los críticos populistas los que lo defenestraban, sino colegas como el idolatrado Miles Davis, un continuador de Parker cuya deriva hacia la innovación permanente lo llevó también a conocer el abucheo de los reaccionarios. Pero Davis no es un vanguardista como Taylor – quien se estableció de entrada en un camino personal y definitivo– sino otro romántico genial, modernista y ansioso. En su estridente Autobiografía, Davis liquida a Taylor con esta frase: "No me gustaron sus planteamientos. Era sólo un montón de notas tocadas por las notas mismas, porque sí". Más allá de que la respuesta del pianista fue muy fina ("Davis toca bastante bien para ser un millonario"), la música es un asunto complicado. Para un lego es muy difícil pararse frente a un disco de Cecil Taylor. Disfrutarlo requiere acaso de elementos adicionales a la mera escucha. *Tomado de La Audacia de Aquiles COREA TORRES Corea Torres. (Chichigalpa, Nicaragua, 1951). Escritor, poeta, crítico literario. Estudió Ingeniería Química en la Universidad Autónoma de Puebla y laboró en la industria del papel y cartón para envoltura por más de 20 años. Lector desde siempre. Maestro de talleres literarios en la Casa del Escritor de Puebla. Coordina la Sala de Lectura Germán List Arzubide. Autor de la columna Libros de la revista semanal MOMENTO en Puebla. Asesor literario independiente. Colaborador del suplemento cultural El Nuevo Amanecer de El Nuevo Diario, de Managua. Editor de la sección Crítica y colaborador de la revista virtualwww.caratula.net Ha publicado:ahora que ha llovido (Poesía, 2009 CNE). Miscelánea erótica(Poesía colectiva 2007, BUAP). Los guajolotes de donde La Güera, Antología de cuento Puebla directo (Ayuntamiento de Puebla y BUAP, 2010). Colaborador de Radio ABC, 1280 AM, Puebla, con su columna Libros al medio día, los viernes. Ha publicado poesía, cuento y ensayo en diversos periódicos y revistas poblanas. Enlaces: » Email: [email protected] » Centro Nicaraguense de Escritores » Narrativa ¿Qué cuenta Centroamérica? Carlos Cortés «¿Es posible una literatura que no se lee a sí misma? ¿Puede contar para el mundo si no cuenta para ella? La literatura centroamericana debe ser leída, ser legible y legitimada en los seis países del área para ser posible en cualquier otro. Y, antes que en la región como un todo –imaginario, como cualquier identidad-, en cada uno de sus países. Centroamérica cuenta encontró un camino intermedio entre la reflexión y el pragmatismo...» CARLOS CORTÉS Nació en 1962 en San José de Atravesamos la inmensidad azul del lago de Nicaragua, rodeados de isletas y volcanes Costa Rica. Narrador, poeta y como estatuas expectantes. Sergio Ramírez se vuelve en el bote y me pregunta por ensayista. cuántos años Joaquín García Monge publicó la revista Repertorio Americano. Le contesto Fue jefe de redacción del periódico que 40. Ambos coincidimos en que si la hubiera hecho desde alguna de las capitales culturales de Latinoamérica esta hazaña asombrosa no pasaría casi inadvertida en el siglo XXI. Le digo que los mismos costarricenses no nos hemos enterado aún de su importancia. La Nación de Costa Rica. Estudió periodismo y comunicación en Costa Rica, España y Francia. Seguimos adentrándonos en “la mar dulce”, tal y como llamaban al lago Cocibolca los Graduado del Instituto Francés de colonizadores españoles, como si nos sumergiéramos en la tinta del olvido con la que Prensa, en París en 1996, al año parecen impregnados los hechos históricos en Centroamérica. Una tinta espesada en siguiente obtiene un postgrado en sangre. Mito de Sísifo del subdesarrollo, la historia del istmo se devora a sí misma y se sociología de los medios y la condena a recomenzar de nuevo con cada ciclo –circo- que deja atrás. La región no se cultura en la Universidad de París reconoce en su propio espejo. II. Es colaborador de La Jornada Semanal, Cuadernos Es lo que Sergio llama la “identidad incomunicada” y que él ha intentado paliar desde que en 1971 organizó el I Festival Cultural Centroamericano. Al año siguiente se produjo el terremoto de Managua y siguieron tres décadas de incesantes cataclismos naturales, políticos y sociales en el área. Hispanoamericanos y Gatopardo y miembro del consejo de redacción de Revuelta, en México, y miembro fundador de la revista caratula. Al contemplar el lago, tan extenso como el Titicaca y tan mítico como aquel, en su falsa net, de Nicaragua. mansedumbre, al pie del volcán, no dejo de pensar en los poemas de Pablo Antonio Cuadra y de Ernesto Cardenal. Un lago hecho de palabras. La imagen contrasta con mi arribo a Managua y los ensordecedores afiches de Daniel Ortega y Rosario Murillo que anuncian “Nicaragua, cristiana, socialista y solidaria”. Su obra ya consolidada contiene títulos por demás importantes que lo confirman como uno de los autores de trascendencia en la La noche de mi llegada bromeo con los escritores nicaragüenses de la Generación Perdida – literatura centroamericana: muy chavalos para vivir la revolución de 1979 y muy escépticos para creer en la restauración liberal de 1990- sobre los antiguos lemas sandinistas. En la nueva “robolución” –cito textualmente- danielista la frase del Che, “Hasta la victoria siempre”, deriva en “Vamos por más Victoria…” (en alusión a la cerveza del mismo nombre). El novelista guatemalteco Francisco Alejandro Méndez, impertérrito en su cínica lucidez, añade: “…por más Victoria’s Secret”. Narrativa Encendiendo un cigarrillo con la punta del otro, Heredia, Universidad Nacional, (1986), Premio Carlos Luis Fallas; Mujeres divinas, San José, EUNED, (1994); En Managua, los vestigios del terremoto son más permanentes que los de una década de Cruz de olvido, México, Alfaguara, revolución. Como dijo alguien, es más fácil salir de una dictadura, aunque sea para caer en (1999), Premio Nacional de otra, que salir de la pobreza. Una semana antes, en Guatemala, el escritor Méndez Vides Literatura Aquileo J. Echeverría en me había dicho: “Este país no existe, lo destruyeron”, refiriéndose a una tradición cultural novela; Tanda de 4 con Laura, arrasada por la violencia. novela, Colombia, Alfaguara, 2002; La gran novela perdida. Historia En Granada, atravesamos el portal de 1550 de la Casa de los Tres Mundos. Fue todo lo quedó del incendio de la ciudad ordenado por William Walker, el 22 de noviembre de 1856. Después de cumplir el mandato y de organizar una parodia de entierro, el general Henningsen colocó un rótulo en la plaza: “Aquí estuvo Granada” (como hicieron los romanos con Cartago). personal de la narrativa costarrisible, San José, Perro Azul, (2007), Premio Nacional de Ensayo; La última aventura de Batman, cuentos, Alfaguara, (2011), Premio Me abruma el peso de la historia invisible. La tinta indeleble de la historia que el escritor debe revelar. Más de 40 escritores locales, mexicanos y europeos nos reunimos en el encuentro de Nacional de Cuento. Poesía Diálogos entre Mafalda y Charlie narradores Centroamérica cuenta, en la Casa de los Tres Mundos, con el objetivo de Brown en Antología de una repensar una identidad literaria en infinita deconstrucción. Es como el tiempo, cuando generación dispersa, de Jorge queremos definirlo ya se fue. Con un ojo siempre despierto, nos acompaña el franco- Bustamante et al., San José, argentino Daniel Mordzinski, el famoso “fotógrafo de los escritores”, a quien tengo 16 años Editorial Costa Rica, (1982); de no ver. Erratas advertidas, San José, EDUCA, (1986); Los pasos En la apertura, Ramírez plantea el contexto de las sesiones: “Por la incomunicación feroz que asola la región, a pesar de la indiscutible identidad centroamericana que encuentra señales comunes en su historia, su geografía, su composición étnica, sus artes culinarias, en su música, y allí está, en su literatura. Es una identidad, por supuesto, diversa, porque aun siendo países tan pequeños, cada país centroamericano tiene su propio peso específico, pero siendo parte de esa identidad. Una identidad incomunicada, allí está la contradicción”. cantados, Heredia, Universidad Nacional, (1987); salome descalza/ barefoot salome, San José, Alianza Francesa, (1989); La carne contigua, Guatemala, Litográfica de Quetzaltenango, (1991); ¡El ¿Y cuenta Centroamérica?, para la literatura latinoamericana e internacional. ¿Y, sobre amor es esa bestia platónica!, San todo, para sí misma? ¿Y qué cuenta? Ramírez convenció a Francia y a Alemania, a pesar José, EUNED, (1991); Los cantos de la crisis financiera en sus respectivas naciones, de que lo apoyaran en un vasto sumergidos, San José, Universidad programa de cooperación literaria entre Europa y Centroamérica, cuyo primer paso es el de Costa Rica, (1993). Canciones encuentro. del prodigioso citarista del río, León, España, Instituto Leonés de ¿Por qué un escritor de su fama y trayectoria se embarca a los 70 años en un desafío que parece insalvable? “Son cuentas pendientes con mi pasado”, me dice. “En 1971 montamos en San José el I Festival Cultural Centroamericano, que incluyó una bienal de pintura, una Cultura, (1998). El que duda no ama, San José, EUNED, (1998); Autorretratos y cruci/ficciones, feria del libro, festival de teatro, encuentro de escritores… En 1973, cuando debía tocar el siguiente, me fui a Alemania, y ya no se repitió. Imagínate lo que hubiera significado hoy, tras 40 años, 20 festivales… el rostro de Centroamérica sería otro. Y súmale que EDUCA – Editorial Universitaria Centroamericana- siguiera existiendo… De modo que nunca es tarde para empezar de nuevo. No pierdo tampoco la esperanza de que una editorial centroamericana vuelva a existir”. Guatemala, (2005), Premio Mesoamericano Luis Cardoza y Aragón. La editorial francesa Gallimard escogió su obra como parte de la antología de narrativa latinoamericana del siglo XXI Cuatro décadas después, el péndulo literario ha cambiado –los géneros, las tendencias, la publicada en el 2010, con un importancia relativa entre los países-, pero algunas de las contradicciones siguen siendo las prólogo de Mario Vargas Llosa. mismas: Centroamérica produce una de las escrituras más interesantes de Latinoamérica, con un mercado interno reducido y, salvo pocas excepciones, escasas industrias culturales editoriales, mercadeo, circuitos comerciales, producción audiovisual, etc.- que le den visibilidad externa. La pregunta de fondo sigue planteándose en torno a la relación centro/periferia. ¿La legitimidad de la literatura centroamericana proviene de su reconocimiento en las grandes capitales culturales o de la propia región? ¿Sergio Ramírez, Gioconda Belli, Rodrigo Rey Rosa u Horacio Castellanos Moya –por mencionar algunos casos- serían leídos y considerados del mismo modo en Centroamérica si no fueran publicados por grupos editoriales internacionales? La respuesta tácita fue que hay que estar adentro y afuera (si se puede y cuando se pueda). La realización del encuentro Centroamérica cuenta, en sí mismo, es una apuesta a recuperar un espacio cultural propio y de asumir las enormes resistencias y diferencias que constituyen su mayor riqueza. Hoy se habla de literaturas regionales, en plural, y de una tradición de tradiciones que va de resabios neomodernistas y costumbristas, en algunos países, a patrones de consumo cultural de primer mundo entre la oligarquía local –por cierto, más integrada entre sí que cualquier otro aspecto social-. Cuando en 1968 Sergio Ramírez fundó EDUCA, siendo secretario general del Consejo Superior Universitario Centroamericano (CSUCA), el istmo parecía ser la tierra prometida y su literatura una ciudad maya por desenterrar. En 2013, el Popol-Vuh convive con Paulo Coelho y el anhelo de una identidad común con procesos identitarios particulares y diferenciados. La región, como el mundo, pasó del sueño colectivo a la euforia individualista de los tiempos hipermodernos, de la violencia política a la inseguridad ciudadana, de la dictadura militar a la del mall. La narrativa centroamericana expresa esta transición de muchas y distintas maneras. La pervivencia de los megarrelatos históricos –desmitificadores y extraoficiales en Costa Rica; post-revolucionarios en los demás países- se mezcla con las pequeñas historias, el maximalismo poslatinoamericano –dentro de la tendencia de la novela histórica- con el minimalismo de autores como Rey Rosa y Castellanos Moya, las literaturas de género y homoeróticas, la(s) escritura(s) experimental(es), la ficción real y la crónica, las formas múltiples de la novela negra y criminal… Desde un punto de vista temático, la violencia cotidiana, la recuperación de la memoria después del genocidio y la guerra civil –o el espacio en blanco que deja el horror al no poder expresarse-, el desarraigo y la enajenación por la expatriación forzosa y fenómenos como la mara y el narcotráfico son ámbitos del nuevo espacio literario. No hay que olvidar que los países centroamericanos son los más violentos del mundo, con excepción de Nicaragua y Costa Rica. ¿Es posible una literatura que no se lee a sí misma? ¿Puede contar para el mundo si no cuenta para ella? La literatura centroamericana debe ser leída, ser legible y legitimada en los seis países del área para ser posible en cualquier otro. Y, antes que en la región como un todo –imaginario, como cualquier identidad-, en cada uno de sus países. Centroamérica cuenta encontró un camino intermedio entre la reflexión y el pragmatismo y una de las ideas que cobró fuerza fue rescatar una editorial regional que recupere los fragmentos rotos del espejo colectivo, de la tradición común, y que la amplíe a los nuevos territorios de la literatura actual. La pregunta pendiente es: ¿y deben hacerlo los escritores o solo deben escribir? La historia cultural centroamericana, viva en el presente, es la mejor respuesta. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Narrativa de CENTROAMÉRICA CUENTA: ⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica? CUENTO: ⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador ⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex ⇒ Rodrigo Soto (Costa Rica): Breve historia de nuestro reyno NOVELA: ⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I) » Narrativa de Centroamérica cuenta El Gran Fascinador Francisco Alejandro Méndez El Gran Fascinador descansaba recostado sobre la cama de arriba de la litera de concreto. Fumaba la última colilla de cigarro. Cada vez que el humo explotaba contra el techo, su Francisco Alejandro Méndez (27 de maliciosa sonrisa mostraba los blancos e inmaculados dientes afilados. noviembre, 1964) Escritor, ensayista, periodista guatemalteco. De repente arqueó los labios cuando se percató que esa ultima colilla, ya tirada en el suelo gimió por no estar más ya entre sus dedos. También se percató que la pared quiso Es licenciado en Periodismo por la conservar partículas del humo que salieron de sus labios. Universidad de San Carlos de De pronto, el crujir de las rejas lo distrajo. Uno de los guardias pegó una patada en la cadera a su nuevo compañero de celda. Un individuo, renco, moreno claro con la piel tapizada de tatuajes, se desplomó sobre el agujero acondicionado como inodoro. El mismo tipo maldijo al policía, quien aseguró con un candado la suite de los dos reos y se marchó con una sonrisa que casi degüella su cara. Guatemala y egresado de la maestría en Estudios de Cultura Centroamericana, con énfasis en Literatura por la Universidad Nacional de Costa Rica; es egresado del Doctorado en Literatura El Gran Fascinador, con un ágil movimiento y partiendo de la posición de lagarto Centroamericana, por la UNA; asoleándose, tomó la de un perro echado en zaguán, es decir de medio lado. Su mirada tiene una especialización en fusiló al nuevo compañero de celda. Sus ojos, como scanner, repasaron cada resquicio literatura contemporánea sucio y maloliente del recién llegado. Éste, hipnotizado por alguien que, sin poderse estadounidense por la universidad explicar por qué, observaba tendido en la cama de cemento como un ser fascinante. de Lousville, Kentucky. Me caés bien, le sonrió el Gran Fascinador, con una entonación suficientemente Ha obtenido los siguientes premios convincente. No era esa voz paternal e implacable, sino aquella inigualable que pudo haber en periodismo y en literatura en su salido de dios, [de no haber sido afónico] país: Segundo Lugar en el II Premio —Dormite un rato. Luego nos las ingeniaremos para obtener dinero. Por mi parte, estoy completamente limpio, ¿y, vos...? Tierra, excelencia periodística, categoría Escrita (1999). Mención Honorífica del Premio Anual de Cuando el otro pensaba qué responderle, El Gran Fascinador dirigió su índice derecho a sus Periodismo Cultural Carlos labios y con la sutileza de una orden provenida del más alto rango militar lo conminó a que Benjamín Paiz Ayala, género no contestara a la pregunta. Sus cejas gesticularon un rechazo total a todo lo que pudiera Entrevista (1997). Periodista del salir de la boca del que estaba de pie tratando de equilibrarse frente a él. Retomó la Año de suplementos, Prensa Libre, posición de cocodrilo: los ojos fueron parpadeando hasta que ya no se abrieron más. 1997. Premio Unico de Cuento, Francisco Vittoria, Oficina de El renco obedeció. Se recostó sobre la plancha se cemento que fingía ser una cama. En el instante en que iba a conciliar el sueño, sintió dolor en su pierna izquierda, la única que tenia. En el sitio de lo que había sido su extremidad, descansaba la prolongación de una prótesis sin bronceado. Derechos Humanos del Arzobispado (1997). Premio Único del Premio Anual de Periodismo Cultura, Carlos Benjamín Paíz Ayala, género En ese momento sintió como si un rayo cayera sobre su triste figura: una reverberación del Entrevista (1994). Premio Unico de golpe propinado por el guardia le estremeció la cara. Trató de emitir la palabra precisa Cuento, en el certamen de Santa para quejarse con su compañero, para expresarle su dolor y rabia de haber sido capturado Lucía Cotzumalguapa, a nivel de de nuevo, pero su fuero interno le recordó la orden de permanecer en silencio. Centroamérica y México (1992). Su ojo izquierdo se acostumbró a lo tenue del ambiente. El derecho tampoco no estaba. Su trabajo periodístico ha sido En su lugar bailaba una esfera blanca, que reemplazaba al que le había sido arrancado por realizado en medios escritos, los buitres cuando se reponía de una borrachera. televisivos y radiales, en los que ha Ese que está allá arriba es un gran tipo, se dijo inconscientemente, sin saber exactamente por qué de nuevo había pensado en él. sido enviado a coberturas en Estados Unidos, México, Cuba y Centroamérica. Sus cuentos han Gracias, hermano, yo también ando limpio, intentó gritar, pero también se contuvo sido traducidos al kakchiquel, mientras su única pierna acariciaba el cielo raso de la cama de arriba. Al Gran Fascinador inglés y francés. Ha publicado no le hubiera importado lo que él pensara; tampoco si estaba agradecido por la invitación artículos y obra literaria en revistas que le hiciera para obtener plata al día siguiente. de Centroamérica y México. En la actualidad se desempeña como Un silencio total se apoderó de la celda. El Grillo contuvo la respiración. Por más que trató no escuchó la de El Gran Fascinador. Ha de morir cuando duerme, volvió a decirse con palabras que fueron tragadas por sus labios. De las celdas vecinas se escuchaban murmullos, retumbos y el necio ritmo de un pica hielo abriendo un agujero clandestino en la pared del confinamiento hacia el reino de la libertad. En algunas cuadras el humo de catedrático universitario en la Universidad Rafael Landívar, Universidad del Valle, y Universidad Francisco Marroquín. marihuana y de crack huía prófugo hacia el firmamento. En la celda de la esquina, la PUBLICACIONES última del corredor, un radio reproducía música salsa a alto volumen. Las luces del 2012 Novela Juego de muñecas, pabellón se apagaron. Una sirena trinó. Como en un cuadro de Goya, la cárcel se Flacso, Guatemala transformó en un animal nocturno herido, agazapado, lamiéndose las heridas provocadas 2010 Diccionario de Autores y por un depredador. El negro, como todas las noches se adueñó de cada rincón de la Críticos Literarios de Guatemala, penitenciaría. La Tatuana, Guatemala. 2009 Ombres du Jaguar.(edición Antes que amaneciera El Gran Fascinador descendió del camarote. En ese momento la sombra que se reflejaba en la pared mostraba a una serpiente reptando hacia un ratón, inminente presa hipnotizada. Se detuvo y aterrizó con la delicadeza de un paracaídas en la cama de su nuevo compañero. Tomó la posición de mono: sentado. Se acercó con propiedad a su compañero y le ordenó: Tememos que hacer algo. Ya te lo dije. Estoy limpio. Vos estás loco, le intentó reclamar el tuerto. Vengo llegando y ando igual o peor que vos. bilingüe francés-español). Editorial Equi-librio, París, Francia 2009 Relatos policiacos (serie Chanán), De león Palacios, Guatemala. 2008 Diccionario de Literatura Centroamericana (co-autor). No tengo nada, pero de sus labios únicamente salieron palabras cargadas de obediencia y prestas a aceptar lo que le ordenara esa voz. Entiendo perfectamente lo que pensás y dejáme decirte que sí que lo tenés, lo amenazó el héroe al mismo tiempo que se acercó al desfigurado rostro de su victima. Quitáte ese falso ojo. Yo veré cuánto consigo por él. Editorial Costa Rica, 2007 Tiempo de narrar. Cuentos centroamericanos contemporáneos. (Antologador). Editorial Piedra Santa, Guatemala. Mi nombre es Luis, pero me dicen Grillo, apuntó mientras se incorporaba para descubrir la 2006 Reinventario de ficciones. figura de El Gran Fascinador. Se incorporó y rengueó por el estrecho corredor frente a la Catálogo Marginal de Bestias, litera. Su figura desprendió una torpe sombra en la pared. El Gran Fascinador recordó la Crímenes y Peatones, La Tatuana, imagen de los chacales paseándose de un lado a otro en las jaulas de los zoológicos. Guatemala. [Algunas veces circulan con pasos cortos; otras con trotes torpes y sin cadencia.] El Grillo 2006 Eclosión de las vanguardias se detuvo frente a un agujero con aspiraciones a mingitorio. en América Central, Editorial Cuando terminó de orinar contempló su maldita silueta frente un pedazo de espejo incrustado en la pared. Acercó los dedos medio e índice de su mano derecha a su rostro. Ambos dedos hurgaron entre su carne y extrajeron la pelota blanca de su cavidad ocular. En el suelo había papel periódico. Seleccionó el menos sucio. El Gran Fascinador se percató que de la cavidad vacía del Grillo corría un líquido amarillo. El tuerto lavó la sucia circunferencia con las gotas de un agua maloliente que poco a poco salía del chorro ubicado a la par del agujero donde aún chorreaban gotas de su orina. Con un pedazo de periódico limpió su ojo, o lo que siempre lo consideró como tal. Lo envolvió en otra hoja y se lo ofreció a nuestro héroe. El Gran Fascinador lo metió dentro de la bolsa de su pantalón. En ese momento la sirena volvió a trinar en todo el presidio. A los dos minutos se encendieron Cultura, Guatemala. 2005 América Central en el ojo de sus propios críticos (compilador, autor), Universidad Rafael Landívar, Guatemala. 2005 Reinventario de ficciones, catálogo marginal de bestias, crímenes y peatones, Editorial La Tatuana, Guatemala. 2003 Pequeñas Resistencias II las luces y a las cinco, los guardias abrieron todas las celdas. (antología), Editorial Páginas de Espuma, Madrid, España. El Grillo y nuestro héroe caminaron hacia las duchas. Al primero le correspondió bañarse en el pabellón de los nuevos. Se desvistió y dejó al descubierto su pierna sintética. Con el agua fría lavó la cavidad ocular ahora al descubierto. Sintió el olor del líquido amarrillo resbalándose por su cara, cayendo de la barbilla a su pecho; luego, deslizándose hacia su vientre, para encallar en su pierna de mentiras y desaparecer en el caño. Recordó las 2003 Parientes Lejanos, Cuentos de Animales. Antología, Editorial Páginas de Espuma, Madrid, España. 2002 - 2009 Completamente Inmaculada (novela), San José primeras gotas que derramó en la celda: seguramente se juntarán más adelante, pensó el Grillo. Costa Rica, Editorial Perro Azul; Editorial cultura, 2da. Edición Durante todo el día el Grillo buscó a su compañero, pero no lo encontró por ninguna parte. 2002 Ruleta Rusa, (cuentos) Ni en la lavandería, el gimnasio, el comedor, los campos deportivos o la carpintería. Antes Guatemala, Fondo de Cultura del almuerzo, el Grillo fue a la capilla. Nunca rezaba, pero sabía perfectamente que era un Económica. lugar ideal para comprar drogas, cuchillos, revistas pornográficas o simplemente, comprar 2002 Crónicas Suburbanas, favores. El capellán era el mago del mercadeo con todos los presos. Cuando la sirena Guatemala, Editorial X. avisó que era hora de almorzar, enfiló hacia el sector del comedor, pero convencido que allí 2000 Cuentos Centroamericanos, no encontraría a su socio en la venta del ojo postizo. Editorial Andrés Bello, Barcelona, selección de Poli Delano. Mientras tanto, a pocos metros, pero escondido entre pasadizos y falsas habitaciones, El Gran Fascinador charlaba con el representante de los presos. La escena que perfectamente se desarrolla sucedía cuando ese tipo que incluso era más importante que el director del presidio y el ministro de seguridad, mostraba su mano a nuestro héroe. 1999 Literatura de fin de Siglo, Líneas Aéreas, Madrid, España, Antología de Escritores Hispanoamericanos. Aquel hombre, que por cierto era un reo condenado a cadena perpetua por estafador del 1999 Sobrevivir para contarlo, fisco, tráfico de influencias y sindicado de asesinar a varios comerciantes, conocido en el (cuentos), México, Editorial Praxis. bajo mundo como Santo Negro, defensor de los corruptos, se maravillaba con las 1997 Manual para desaparecer, San revelaciones que nuestro héroe le ofrecía tras las lecturas de las líneas de su mano. Nunca Salvador, Editorial Arco Iris. pagaba un centavo por esa noble labor, pero a cambio El Gran Fascinador tenía la total 1997 El otro cuento (Antología de certeza que no recibiría atentados por no pagar los impuestos dentro de la cárcel. escritores guatemaltecos), La escena reflejaba también al típico Santo Negro rodeado de un séquito de sicarios, proxenetas, guardias de presidios y más de algún fortachón que algún día desaparecería cuando sus servicios fueran prescindibles. El cuadro era inconfundible: cortinas celestes y rosadas, una televisión de 40 pulgadas que arrojaba una película de policías y ladrones, pero en la que ganaban los segundos; fax, celulares, botellas de wisky y en fondo la efigie de San Simón. Santo Negro desparramado en un asiento reclinable; El Gran Fascinador apostado en un banco de madera y todos los demás con la mano cerca de la pistola por si se ofrecía, [no fuera que nuestro héroe hiciera un movimiento indebido y pum, pum, pum] el ceño fruncido y cada uno con su alma de traición. El Gran Fascinador tomó su mano con suma delicadeza. Con una ráfaga de pupila a pupila de enfrío los ojos. Sus dedos acariciaron la palma de la mano derecha. El índice giró por sobre sus marcadas líneas. Resbaló su mano izquierda, que sostenía la de Santo Negro. selección de Marco Antonio Flores. 1991 y 1995 Graga y otros cuentos, Guatemala, Serviprensa. Lanzó otra mirada hacia la camisa a cuadros que ocultaba una escuadra. Volvió a cruzar los ojos con los del Santo y lo interrogó con malicia: porqué hiciste abortar el bebé que llevaba en su vientre la secretaria del director. [Santo Negro se bañó de sudor; su rostro se tornó vulnerable, las manos lo delataban; el Gran Fascinador lo sabía perfectamente] Pronto obtendrás su libertad. Uno de los hombres que está dentro de este recinto intentará traicionarte, pero lo matarás antes de que eso ocurra. Acepta comprar los objetos que te pidan. Cuando El Gran Fascinador terminó su trabajo hubo silencio total. Uno de los guardaespaldas intentó huir, pero fue abatido por la veloz arma de Santo Negro. Los otros recogieron el cadáver sin quitarle la vista a nuestro héroe, quien no se inmuto. Con una mirada de felino se acercó a Santo Negro y lo conminó a que le comprara un objeto que pronto se lo mostraría. Lentamente deslizó su mano hasta el aún hediondo papel periódico. Lo extrajo de su bolsa pero sin quitarle la vista a cada uno de los matones, incluso al que estaba apostado en un rincón, esperando su turno en el horno del sector de la herrería. Con la pericia de un mago; abriendo el papel periódico, ahora pañuelo a la vista de todos mostró la esfera. Santo Negro soltó una carcajada. Recordó las predicciones quirománticas que momentos antes le había advertido nuestro héroe. De una caja de metal sacó cinco puros de marihuana y dos billetes de la más baja edición. Se los tiró con desgano y de inmediato le ordenó que se desapareciera. Sus colegas y súbditos maleantes lo condujeron a través de los pasadizos hasta que abrió una sucia puerta a la par de la oficina del director del presidio. Santo Negro ordenó al proxeneta que lanzara al tejado la asquerosa esfera manchada de amarillo. El súbdito obedeció de inmediato; la tomó con la mano que conducía a los adolescentes hacia el despeñadero. Santo Negro sonrió cuando escuchó el impacto de la chibola de vidrio en las asoleadas láminas de zinc. Luego la imaginó deslizarse por el canal de metal y caer en el tragante de las aguas negras. Muchos reclusos también oyeron rodar por el techo el ojo del Grillo, pero nadie se comprendió de qué se trataba. El propio Grillo también la oyó, pero tampoco adivinó que ocurría cuando las láminas de zinc estremecieron el comedor y reflejaron la sombra de una enorme pelota cayendo al vacío. El Gran Fascinador también escuchó, pero él sí sabía perfectamente de qué se trataba. Tomó la pose del tigre: al acecho. Antes que anocheciera la mirada del Grillo con la de nuestro héroe se entrecruzaron. Ambos caminaron sin decirse una palabra hacia su celda. Cuando el guardia cerró el candado y se alejó degollándose la cabeza con una carcajada, el Grillo preguntó por la venta de su ojo. Como respuesta recibió dos puros y un billete. Ambos fumaron sin hablar hasta que el sueño los venció. Justo en el preciso momento en que el Grillo iba a dormir escuchó que de arriba, la voz pegajosa, quizá por el efecto de la marihuana le ordenaba: Preparate, mañana vendemos tu pierna. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Narrativa de CENTROAMÉRICA CUENTA: ⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica? CUENTO: ⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador ⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex ⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica): Breve historia de nuestro Reyno NOVELA: ⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I) » Narrativa de Centroamérica cuenta Látex Vanessa Núñez Handal Insertó el bisturí a la altura del ombligo. Con un tajo limpio y firme cortó en dirección al abdomen. Aunque no hubo tiempo para anestesiarlo, el muchacho no se movió. El cirujano Vanessa Núñez Handal (nacida en hizo dos o tres cortes. Las vísceras saltaron con un sonido viscoso, como de látex, que a San Salvador, El Salvador, 21 de ella siempre la hacía estremecer. Los órganos vibraron unos instantes por el fluir de la septiembre de 1973). Abogada, sangre que, un par de minutos después, se detuvo. escritora, editora y profesora El cirujano le indicó, al tiempo que se quitaba los guantes pegajosos, que cerrara el cuerpo universitaria. con una costura suelta. En medicina legal lo volverían a abrir, dijo al tiempo que se Ha ejercido como abogada desde marchaba, llevando tras de sí a las enfermeras y a los dos agentes policiales que desde la 1997. Realizó estudios de maestría puerta no habían perdido movimiento y que, después de cruzar un par de palabras con el en ciencia política y, médico, se retiraron intercambiando bromas. posteriormente, obtuvo una Tras los pasos que pronto se desvanecieron en el pasillo, ella sintió que el silencio la inundaba. Entonces el cuerpo desparramado sobre la mesa le resultó grotesco. Su expresión era angustiante. Probó cerrar sus párpados, pero fue inútil. Observó el reloj. Eran casi las tres de la madrugada. Intentó pensar en nada y terminar lo antes posible. Tomó la maestría en literatura hispanoamericana en la Universidad Rafael Landívar de Guatemala. aguja con el hilo hilvanado. Presionó con fuerza las vísceras tibias que se le deslizaron bajo Ha sido ponente invitada de la los guantes. El sonido se produjo de nuevo. Un escalofrío le recorrió la espalda. Universidad de Liverpool, Empujó los órganos con una gasa. Ésta se empapó de sangre al instante. Se inclinó sobre el cuerpo para ayudarse con su peso en la tarea. Haló la piel con fuerza, al tiempo que empujaba las vísceras que se negaban a volver a su posición original y, cuando estaba a punto de introducir la aguja en la piel contraída, el parpadeo de la lámpara la hizo mirar de forma intermitente los ojos marchitos del cadáver que, por un momento le pareció que la miraban. Luego de un retumbo sordo la luz se apagó por completo. Inglaterra; del Instituto Latinoamericana de Viena, Austria; de la Universidad Marroquín de Guatemala; de la Universidad de Guadalajara, México y de la Universidad Centroamericana José Simeón Sintió entonces un intenso frío. Pensó en dirigirse a la puerta pero se contuvo. Le pareció Cañas de El Salvador. También haber escuchado algo. Decidió quedarse donde estaba. Colocó por instinto sus manos sobre participó en el programa para el cuerpo abierto. Comprobó que la tibieza comenzaba a abandonarlo para dar paso a una artistas de la Residencia frialdad húmeda. Casamarles, Barcelona, España en el año 2010. Minutos interminables transcurrieron en la oscuridad y, como nadie se acercara a la sala, a tientas fue desplazándose por la habitación, mientras sus pies tropezaban con las mesillas Ha publicado diversos cuentos en de rodos. Su antebrazo rozó el cabello marchito del cadáver. Caminó unos cuantos pasos. antologías y revistas de países tales Su mano sintió el frío del metal de la puerta voladiza. Buscó la ranura. La empujó despacio. como España, Alemania, Colombia, Y, cuando estaba a punto de salir, se detuvo. Giró la cabeza. Aguzó el oído. Estaba segura. El Salvador, Guatemala y México, Había escuchado a sus espaldas, con claridad, el sonido viscoso de cien guantes entre las que destaca la antología estrujándose. de Narrativa salvadoreña (Alfaguara, 2012). Ha publicado dos novelas, ambos con el sello editorial F&G Editores: Compartir | Los locos mueren de viejos (2008) y Dios tenía miedo (2011), mismas Comentarios que fueron presentadas dentro del Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. marco de actividades de la Feria Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Narrativa de CENTROAMÉRICA CUENTA: ⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica? del Libro de Guadalajara, México, en los años correspondientes. CUENTO: ⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador ⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex ⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica): Breve historia de nuestro Reyno NOVELA: ⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I) » Narrativa de Centroamérica cuenta Breve historia de nuestro Reyno Rodrigo Soto Origen del Reyno Rodrigo Soto. Escritor y videasta Luego de larga y pacífica vecindad, y habiendo mantenido relaciones amistosas durante costarricense nacido en 1962. largos años, en el año cero de Nuestra Era ambos pueblos decidieron fundirse en un solo Reyno. Su obra literaria incluye cuentos, novelas, ensayos y poemas. En dos Las razones de esta alianza no difieren de las que han impulsado todas las que conoce la humanidad: una combinación de afinidades e intereses comunes, temores compartidos, ocasiones ha recibido el Premio atracción o magnetismo, sana curiosidad y pura conveniencia. Nacional de Cuento de su país y en una resultó finalista en el Cuentan –aunque la Historia, mezquina para los detalles, no lo registró en sus libros– que Certamen Latinoamericano de la alianza se decidió durante las festividades en un pueblo vecino. A la luz de las hogueras Cuento “Casa de las y al calor del vino, en medio de la animación de las danzas rituales, los dignatarios de Américas” (Cuba). ambos pueblos, alentados por las delegaciones que los acompañaban, sellaron en cuestión de horas los términos del pacto que fundó el Reyno. No hubo, pues, en este caso, asedio de una parte ni resistencia de la otra, pues desde el inicio pareció a ambos que una alianza resultaría mutuamente beneficiosa y la encontraron deseable. Cuentos suyos han sido incluidos en antologías iberoamericanas como 16 Cuentos Latinoamericanos, McOndo, Líneas Áreas, Pequeñas La noticia del entendimiento no demoró en ser conocida por las respectivas delegaciones, Resistencias, Por favor, sea breve o que la celebraron con orgías y bacanales que se prolongaron durante varias semanas. la Antología Pan-Americana de cuento, entre muchas otras. Usos y costumbres (1): Partidas de caza Algunos de sus trabajos han sido Durante aquellos años solían organizarse partidas de caza en las que participaban jóvenes traducidos al portugués y al de ambos sexos ataviados a la usanza tradicional y armados con tenedores, cuchillos y francés. cucharas, y aún a veces con palillos orientales. Como videasta, ha escrito y dirigido Las partidas se decidían al filo del anochecer, pero no era sino hasta pasadas las ocho o las nueve cuando emprendían la marcha. Indiferentes a la luna menguante o creciente, se adentraban en la espesura del bosque en pos de restaurantes hindúes, japoneses, italianos, numerosos videos sobre temas relacionados con los derechos humanos, los derechos de las y también chinos y peruanos y españoles. De ordinario la presa estaba señalada de mujeres, la inseguridad ciudadana antemano, aunque no faltaban ocasiones en las que se decidía sobre la marcha. en Centroamérica, los pueblos indígenas, así como sobre la ciudad Durante los felices años del Reyno, las destrezas de la población en las artes de la caza se desarrollaron de manera ostensible. Rara fue la ocasión en que retornaron a su tierra sin haber dado cuenta de alguna presa extraña, apetecida o deliciosa. Primer período: consolidación Si bien la alianza había sido formalmente suscrita y refrendada por las autoridades de ambos pueblos, mucho faltaba todavía por acordar y convenir. Más que un asunto de interpretación de la letra menuda, la dificultad consistía en hacer frente a infinidad de situaciones imprevistas y no contempladas en el pacto original: desde las diferencias en el uso y la interpretación del lenguaje, hasta la normalización del sistema de pesos y medidas; desde la definición de un calendario de festividades comunes, hasta los acuerdos sobre el régimen de gobierno; desde la división de las tareas domésticas, hasta la negociación de las cuotas de autonomía que conservaría cada pueblo... Estas tareas consumieron muchos meses, e inclusive años, y fueron la ocupación principal de los representantes electos al gobierno de la naciente federación, que por entonces no cabían en sí del optimismo. De esta época datan las célebres frases: “Te quiero mucho, mi amor” Y: “Ángel mío, sos lo de San José y su historia. más bello que me ha pasado en la vida y siempre te voy a querer”, proferidas en el foro en medio de la apoteósica ovación de los presentes. Usos y costumbres (2): Jardinería. Considerándola altamente beneficiosa tanto desde el punto de vista estético como por sus menos tangibles (pero igualmente reales) efectos sobre el ánimo de la población, la jardinería fue tenida en muy alta estima e impulsada por las autoridades del Reyno. Los jardines exteriores e interiores se pusieron de moda, y aún quienes residían en apartamentos o pequeñas unidades habitacionales se contagiaron de la fiebre verde y aprovecharon hasta el mínimo rayo de sol para cultivar flores y plantas ornamentales: orquídeas, bromelias, anturios, azaleas y claveles, y hasta las humildísimas chinas florecieron en tiestos y macetas, en tanto los espacios más amplios y soleados fueron aprovechados con arbustos como el güitite, el platanillo y la reina de la noche, con árboles como el níspero y la papaya, y con plantas de banano o palmeras exóticas. Rastreras y trepadoras se posesionaron de los muros y extendieron su “amable colorido” (en palabras del poeta) sobre superficies otrora desiertas. El Reyno, por decirlo así, floreció, tanto en el sentido metafórico (e incluso metafísico), como en el literal. Período intermedio: estancamiento El bienestar y la prosperidad que la alianza trajo a ambos pueblos se extendió hasta bien entrado el año segundo de Nuestra Era. A la sombra del Reyno prosperó el comercio carnal, y las relaciones amistosas con pueblos vecinos se multiplicaron y fortalecieron. Abundaban las invitaciones a participar en festividades civiles y religiosas, y el perfeccionamiento de los instrumentos de gobierno consumía buena parte de los esfuerzos oficiales. Se hicieron significativas inversiones en infraestructura, transporte y comunicaciones, y las artes en ningún momento fueron descuidadas. Las primeras señales del estancamiento vinieron, no del sector productivo ni mucho menos del político ni de los artistas o intelectuales, sino de los miserables, relegados y marginales que, en las profundidades del Reyno, habían aguardado anhelantes y pacientes que el bienestar también los alcanzase. Sordos movimientos de descontento se gestaban en los rincones más olvidados del Reyno, y esporádicos pero violentos estallidos de violencia anunciaban de manera inequívoca que se avecinaban tiempos difíciles. Ya fueran sofocados por las fuerzas policiales o mediante la negociación y la persuasión, aquellos ocasionales estallidos de descontento no pasaban inadvertidos y minaban calladamente la fe, firme hasta entonces, en que la nueva alianza resolvería de una vez y para siempre los viejos, atávicos problemas de ambos pueblos. Usos y costumbres (3): paseos campestres. Durante aquellos felices años, generalizóse también la costumbre de emprender paseos campestres los fines de semana. Los nobles y dignatarios de ambos pueblos instalaron la moda y difundieron la costumbre, en su afán inmediato de hacer conocer los parajes más hermosos de sus respectivos territorios a quienes hasta hace poco eran apenas sus vecinos. De esta forma, era usual que un fin de semana los nobles del norte visitaran a los del sur, para que ellos les revelaran las bellezas naturales o los monumentos históricos más significativos de su pueblo, y que el fin de semana siguiente los del sur visitaran el norte con idéntico propósito. Ya fueran cabalgatas o caminatas, se tratara de visitar la plácida costa, la abrupta montaña o pueblos remotos y afirmados en sus tradiciones, los paseos campestres se convirtieron en una actividad usual que llegó incluso a disputar al fútbol la primacía como principal entretención de los días libres. Durante los paseos campestres era frecuente tomarse fotografías, hoy dispuestas en álbumes que en general nadie quiere ver, pues al hacerlo producen un sentimiento indefinible en el que se mezclan el dolor, la tristeza y la nostalgia. El período de las revueltas Se conoce como “período de las revueltas” el que se extiende desde mediados hasta finales del año II de Nuestra Era. Durante aquellos aciagos meses, las manifestaciones de descontento se generalizaron a lo largo y ancho del Reyno. Ya hemos dicho que las revueltas se originaron en los sectores más relegados y potencialmente violentos de ambos pueblos; resta agregar que, conforme las manifestaciones de descontento se hacían más frecuentes, obligando a rápidas intervenciones de las autoridades del Reyno, se propagaba entre las capas más amplias de la población el sentimiento de que, con la nueva alianza, los problemas también se habían duplicado, pues cada pueblo debía lidiar también con los asuntos atávicos y no resueltos del otro pueblo federado en el Reyno. Los gérmenes del descontento se extendían; un sordo malestar fermentaba los ánimos de la población. Al inicio, cada vez que una crisis se superaba, renacía la confianza en que las ventajas de la alianza superaban por mucho sus inconvenientes. Los dignatarios y nobles de ambos pueblos se encargaban de reafirmar este convencimiento entre la población. No obstante, con el paso de los meses y el recurrir de las revueltas, su capacidad de persuasión disminuyó, sin duda como consecuencia de la pérdida de certidumbre en la viabilidad y conveniencia del Reyno. Así, sectores cada vez más amplios fueron contagiándose con el escepticismo, el cansancio y la desazón. Usos y costumbres (4): El vino Los años del Reyno se caracterizan también por un desmedido aumento en el consumo del vino entre la población, y la consecuente disminución de las bebidas tradicionales de ambos pueblos: la cerveza, en el norte, y el aguardiente de caña y el ron, en el sur. Todo parece indicar que las nuevas formas de socialización promovidas durante aquellos años, favorecieron una bebida que, por no producirse en aquellas latitudes, pasaba hasta entonces por excéntrica y estaba de hecho reservada a los sectores más pudientes de ambos pueblos. Nuevas políticas de importación impulsaron su consumo masivo. La Memoria de Aduanas que aún se conserva revela el crecimiento de las importaciones de la bebida de todos los países productores, y al correlacionar estos datos con la información demográfica disponible, resulta claro que el vino se convirtió en una bebida de consumo diario, con un promedio per cápita que oscila entre dos y las tres botellas por semana. Sin embargo, es preciso aclarar que, a diferencia de lo que ocurrió con el Imperio Romano, no existe en este caso indicio alguno de que el aumento en el consumo del vino esté relacionado con la crisis y posterior disolución del Reyno. Crisis y disolución Entonces, hacia finales del año III de Nuestra Era, estallaron los conflictos que llevarían de manera abrupta (aunque no del todo inesperada) a la disolución del Reyno. Los pueblos del norte, disconformes, alegaron amargamente que su carga de tributos era mayor que la de sus vecinos del sur, y denunciaron el pacto constitutivo de la federación. Los del sur, por su parte, argumentaron que sus posibilidades de tributo habían tocado su límite, y que no tolerarían mayores imposiciones federales. La disputa era de larga data, y como suele suceder en estos casos, había sido elevada ante diversas instancias que se pronunciaron reiteradas veces al respecto, sin acertar nunca con una solución que satisficiera plenamente las necesidades y demandas de ambas partes. Los esfuerzos de los emisarios consiguieron reunirlos en torno a una mesa de negociaciones, pero las propuestas presentadas no resultaron satisfactorias a ninguna de las partes. En medio de las negociaciones emergieron añejos rencores y desavenencias que se creían superadas. El clima de las conversaciones se agrió; tanto entre los pueblos del norte como entre los del sur, sonaron tambores de guerra. No faltaron líderes radicales que, apelando a un viejo orgullo nacionalista, instigaran a la revuelta y proclamaran la necesidad de retornar a las viejas fronteras nacionales. En medio de semejante agitación era difícil que imperase la cordura. Y de esta forma, en medio del júbilo enardecido de la plebe y de la frustración y la impotencia de los nobles de ambos pueblos, se acordó la secesión y disolución del Reyno. Colofón Breve, sin embargo, fue la euforia independentista, pues no demoraron en hacerse evidentes las ventajas que para todos había traído la federación. El comercio –sobre todo el carnal– decayó dramáticamente, y sus consecuencias sobre el bienestar anímico de la población se hicieron sentir de inmediato. Una mueca de tristeza y amargura se instaló en los rostros. En las casas, por las noches, los padres contaban a sus hijos historias de “los buenos viejos tiempos” de la federación. Todavía hoy, los manuales de historia con los que se enseña a los niños en las escuelas de ambos pueblos, se refieren a aquellos años como un período de bienestar, armonía y prosperidad que, por diversas razones, no pudo prolongarse en el tiempo; como a una de esas épocas doradas que se evocan con tristeza, con nostalgia e incluso con cierta devoción. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Narrativa de CENTROAMÉRICA CUENTA: ⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica? CUENTO: ⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador ⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex ⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica): Breve historia de nuestro reyno NOVELA: ⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I) © CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. Webmasters: y @vivas. ¿Qué opinás del nuevo diseño de Carátula? Nos interesa conocer tus comentarios y sugerencias: Contacto » Narrativa de Centroamérica cuenta El crimen de la calle Aramberri (Capítulo Uno) Hugo Valdés Manríquez Sin que nadie te lo dijera ya lo sabías, Inés: los asesinos eran conocidos, amigos — ¿familiares acaso?— de las mujeres victimadas. ¿Por qué, Inés, por qué creías saberlo? No Hugo Valdés Manríquez, Monterrey, hubo indicios de que alguien forzara la entrada, y como atrancaron la puerta de la cocina, Nuevo León, 1963. Licenciado en sin que hubiesen puesto mano en el travesaño, sólo pudieron salir por la principal. ¿Quién Letras Españolas por la Universidad más haría las cosas con tanta naturalidad sino gente cercana a las víctimas? Regiomontana, 1981-1984. El propio don Delfino (un hombre bajo de cuerpo y complexión delgada, hoy adolorido y En 1990, Editorial Grijalbo publica deshecho, en permanente estado de postración y, no obstante, con la ira atravesada en el su primera novela, The Monterrey rostro) aseguró a la policía que por las noches acostumbraba revisar todas las puertas: la news (reeditada en 2006 por la del pasillo, la de la recámara y la de la cocina —por cada una de las cuales se accedía al Universidad Autónoma de Nuevo patio— y, por supuesto, la de la calle. Al salir esa mañana repitió el ritual de seguridad León). En 1992, el Fondo Editorial revisando los travesaños, salvo el del acceso que miraba hacia Aramberri: su mujer, al Tierra Adentro del Consejo terminar de despedirlo, se encargaría de poner la tranca por dentro. Nacional para la Cultura y las Artes Los asesinos tocaron a la puerta y alguna de las dos mujeres les franqueó la entrada. ¿Cuál de las dos, la señora o la joven? La señora, por supuesto, en vista de la ropa que usaba. Empezaste a llamarlos asesinos, así en plural, por una razón que ya el esposo y padre de las víctimas había advertido a la prensa: no había manchas de sangre en los lugares donde hurgaron para buscar el dinero, ni una sola, a pesar de que las dos mujeres fueron halladas como reses dentro de una carnicería. Uno o varios se dedicaron a buscar mientras otro o tal vez dos hombres más las mataban. ¿Las iban a vender, carajo, a ofrecer por pedacitos? ¿Por qué tanta saña en matar así a dos personas que ni siquiera tenían dinero bastante, dinero de verdad como para comprarse una quinta en el Obispado? ¿Lo sabías, estabas ya en la pista? publica Días de nadie (reeditada en 2003 por el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León). En 1994, Ediciones Castillo publica El crimen de la calle Aramberri, en la colección Más Allá, volumen número 6 (reeditada en 2008 por editorial Jus y la Universidad Autónoma de Nuevo León). En 1999, Ediciones Castillo publica La vocación insular,en la Te había costado trabajo vencer la barrera humana, las vallas de curiosos, policías, colección Más Allá, volumen reporteros y familiares de las víctimas que llenaban el pasillo, la sala —en semioscuridad número 30. En 2013, el Fondo porque don Delfino impidió que se corriesen las cortinas— y la recámara. Era ese olor, que Estatal para la Cultura y las Artes sentiste al penetrar en la recámara, lo que aguzó tu curiosidad, tu morbo. Sobre todo tu de Nuevo León publica Breve curiosidad. ¿Cómo, exactamente, mataron a las mujeres?, fue lo que empezó a teoría del pecado, novela ganadora obsesionarte desde ese momento. del Premio Nuevo León de Hubieras querido un minuto de silencio para horadar el vocerío enloquecedor de tanto curioso dentro de la casa, una pausa para pensar y embridar los pensamientos sin que los rumores se filtraran en ellos ocupando su lugar, sin que dejaran la odiosa impresión de que ya no pensabas por cuenta propia sino por obra de la indignación de los demás. Pero no podías callarlos, y te dio vergüenza sólo de imaginarte allí frente a todos pidiendo un momento de su atención para invitarlos al silencio, un minuto nada más, un minuto que sirviera para honrar la memoria de las muertas y para que pudieras pensar. No lo sabías porque lo hubieras visto, ¿o sí?, o lo viste y ya no lo recordabas, pero tuvo que ser un reportero quien cogió el borde de las cortinas para llamar la luz de la tarde, y fue don Delfino quien detuvo el impulso y dejó todo como estaba, al menos como lucía cuando llegó de su trabajo. Era demasiada la gente, y a muchos no había necesidad de saludarlos Literatura 2012. En 1998, el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León publica su ensayo El laberinto cuentístico de Sergio Pitol. En 2002, el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León le publica El laboratorio del crepúsculo y otros ensayos. En 2006, el Fondo Estatal para la Cultura y las Artes de Nuevo León apretándoles la mano: se había declarado esa intimidad propia de tertulias y lugares le publica Ocho ensayos sobre colmados de personas en que basta tocarse o darse palmaditas en los hombros o los brazos narrativa femenina de Nuevo León. para decirse que se sabían todos reunidos. En 2012, Ediciones Intempestivas y el Fondo Estatal para la Cultura y Viste al reportero José Manuel Plowels con una cámara Agfa colgándole del cuello y una falsa expresión de apuro y mortificación que ocultaba apenas la sonrisa por el gusto de tener delante un buen tema, de seguro el mejor de su carrera, para realizar un reportazgo. las Artes de Nuevo León publican Reseñas intempestivas. Un corte: 2001-2011. A nadie le importaba, al menos en la primera visita al lugar de los hechos, inventariar el interior de la casa; pero había que contar a Plowels entre las excepciones: libreta en mano, se tomó la molestia de describirla, lo mismo que parte de su mobiliario, cuando ya se había enfangado bien en el horror de la escena, pareciéndole al cabo la cosa más natural de la Tierra. Ganador, en 1994, del Quinto Certamen Nacional de Literatura Alfonso Reyes, convocado por el Ayuntamiento de Monterrey en colaboración con el Consejo Situada en la acera sur de la calle Aramberri, la casa tenía una sola puerta y dos ventanas. Nacional para la Cultura y las Artes, Enseguida de la puerta, bajo cuyo montante se veía el número 1026, había un pasillo de, a por su ensayo El laberinto lo sumo, cuatro metros en cuadro. Este pasillo tenía dos puertas más: una, en la pared sur, cuentístico de Sergio Pitol. Premio daba hacia el patio, y la del poniente se abría a la sala a través de una puerta de dos hojas. Universidad Autónoma de Nuevo Enseguida de la sala estaba la recámara donde se cometieron los asesinatos, y luego una León a las Artes (UANL) 2007. pieza pequeña que tenía funciones de cocina y comedor, donde había una chimenea y una Medalla al Mérito Cívico Diego de ventana enrejada desde la cual se avistaba el gallinero. Los servicios sanitarios se Montemayor 2011. Premio Nuevo encontraban en el centro del patio. León de Literatura 2012. Y tú, Inés, ¿viste la casa con tanto detalle como el reportero? Recordabas la castaña de donde se llevaron el dinero y una repisa bajo un cuadro religioso, pero sobre todo ese olor, ese maldito olor de carnicería, de sangre abierta al mundo, nueva, cruda, muerta, ese olor pegajoso cuyo gusto hipnotizaba el olfato retándolo siempre a adivinar su semejanza con otros olores. Al fin viste los cuerpos. Qué pequeñas se veían las dos mujeres, particularmente la señora. Ambas fueron encontradas y, por lo visto, asesinadas en sus respectivas camas. Te hubiera asombrado aquella simetría ritual de no haber deducido que la muchacha dormía cuando comenzó el ataque —pues se le descubrió sólo en ropas interiores—, y que por lo tanto fue muerta en el mismo lugar donde despertaba apenas mientras a un par de pasos victimaban a la señora Lozano. La primera a la que vieron los gendarmes y luego el personal del Juzgado fue a la señorita Florinda Montemayor, soltera de veintiún años de edad, debido a que la cabecera de su lecho coincidía con la puerta que comunicaba a la sala. Estaba en posición horizontal y en la misma dirección de la cama, tendida sobre su costado izquierdo con la cabeza al oriente —como mirando hacia la puerta de la cocina—, los pies al poniente y las piernas algo flexionadas. Al retirarle la colchoneta con la que se le halló cubierta, pudo observarse que tenía las manos atadas por detrás, fuertemente, con un cordel de ixtle en apariencia usado. Los médicos cirujanos que hicieron su autopsia registraron en el parte forense una gran lesión en la zona anterior del cuello causada al parecer por un instrumento cortante que casi desprendió la cabeza del tronco. El instrumento interesó la piel, tejido celular, algunos músculos y las dos carótidas y yugulares. El cadáver de Florinda yacía sobre sangre ya coagulada que atravesaba el colchón, formando una mancha bajo la cama. A la señora Antonia Lozano de Montemayor, de cincuenta y cuatro años de edad y originaria de Zuazua, se le halló en la otra cama, situada en el ángulo sureste de la pieza. Su cadáver estaba atravesado, con los pies fuera de la cama; aunque no tenía los zapatos puestos, por el vestido y las medias negras que llevaba podía inferirse que había iniciado su día de labores cuando sucedió el crimen. La herida que los cirujanos certificaron en su cadáver era semejante a la que presentaba el cuerpo de Florinda, sólo que con mayor profundidad en el lado izquierdo que en el derecho. Sobre su cama había dos pesos de plata del cuño mexicano, uno de ellos con ligeras manchas de sangre. Cuando acabaste de apreciar la escena estabas seguro de que la muchacha y tal vez hasta la propia señora fueron violadas. ¿Por qué lo pensaste, si en los días que siguieron la prensa se empeñó en afirmar que no se cometió violación a ninguna de las dos mujeres? Porque era muy probable que la prensa mintiera, y quedaba sobrentendido que nadie diría lo contrario aunque las hubieran ultrajado, como seguramente lo hicieron las bestias que las dejaron con una muerte tan horrenda que ni siquiera se les pudo velar como a todo mundo, con las ventanillas de sus ataúdes en alto. Al pasar a la cocina, advertiste un picoteo contra la madera de la caja que estaba cerca de la puerta. Mientras llegabas a ella oíste de nuevo aquel granizar telegráfico. En cuclillas pudiste ver una emplumada masa blanca que se movía de un lado para otro seguida por un insistente piar de hambre. Claro, era seguro que no comieron nada desde una noche atrás. Alzaste la caja y, enseguida, al abrir la puerta, los pollos corrieron al patio con su andar precipitado poniéndose a salvo de que los machacaran de un pisotón. Abriste la reja del gallinero y la gallina entró, alborotada y rápida, en busca de granos. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Narrativa de CENTROAMÉRICA CUENTA: ⇒ CARLOS CORTÉS: ¿Qué cuenta Centroamérica? CUENTO: ⇒ FRANCISCO ALEJANDRO MÉNDEZ (Guatemala): El gran fascinador ⇒ VANESSA NÚÑEZ HANDAL (El Salvador): Látex ⇒ RODRIGO SOTO (Costa Rica): Breve historia de nuestro reyno NOVELA: ⇒ HUGO VALDÉS (México): El crimen de la calle Aramberri (Capítulo I) » Poesía Selección La Jauría Rafael Mitre Compartimos con nuestros lectores una selección de ocho poemas del poemario «La Jauría», con el que el poeta Rafel Mitre fuera seleccionado como ganador en la pasada Convocatoria para Publicación de Obras Literarias 2012 del Centro Nicaragüense de Escritores. 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. JAURÍA IMPÍA PERSONALIDAD UNO ARS POÉTICA JAURÍA INEXORABLE HUELLAS JAURÍA INVOCADA EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS SAMANAS Rafael Mitre (seudónimo de Rafael Benavente Zeledón). Matagalpa, Nicaragua septiembre de 1981. Subdirector de la revista literaria Tarantella. Arquitecto. Sus poemas han sido publicados en JAURÍA IMPÍA 1. los suplementos literarios de los periódicos “La Prensa” y “El Nuevo Diario”, en la muestra poética Soy el perro de mi sueño que crece en la calle mientras ando, el perro ancestral que esperó naciera para morderme, el perro pintado con crayolas que sirve de custodia a mi interior, el alias que me saluda con un ladrido en la ventana colgada de un clavo, “Poetas pequeños dioses” (Leteo Ediciones), en la antología poética binacional “Cruce de poesía, Nicaragua-El Salvador” (400 elefantes), en la antología “Novísimos poetas nicaragüenses del tercer milenio” (ediciones 400 elefantes);en el número 111 de la revista Hispamérica de la Universidad de Maryland, Estados el que suelta todas las correas, y libera todos los bozales, el ciego que tiene por sombra un perro. Soy esto, el tiempo de esto, que será sólo líneas. Unidos 2008 (“Poesía Invocada: Antología de la poesía joven nicaragüense. Francisco Ruiz Udiel) y en el número 118 de la Revista Austriaca Lichtungen (Junge poesie aus Nicaragua) 2009. ¿Cuánto tiempo pasé evadiéndome? ¿cuántas veces le puse el dedo en la boca al que venía tras de mí? ¿cuándo dejó de funcionar el gregario? Ha sido traducido parcialmente al inglés y alemán y organizado eventos literarios en León y Matagalpa, así como participado, en dos ocasiones, en el festival Soy el que se tropieza mientras huye internacional de poesía de el otro al que le duele, Granada. soy el niño que comprime en su boca, como una uva, el corazón, soy el otro, detrás de mí, tomando su rostro de un sueño borrado. 2. Soy absorto como el rumor de un río, como nube que pasa solitaria en una charca, como la lluvia y el anciano que espera; soy tantos que al congregarme falta, al menos, uno. Debe de existir una cámara de vigilancia en los graves momentos porque me veo desde lo alto como si recordara con el aire. Soy el que no se evade, el asustador mío; el que corneó la luna de las charcas, el que picotearon los pájaros que anidan en las bisagras de los letreros desvelados, el que se hirió con los fragmentos de sí mismo mientras buscaba. Me he separado como un prisma a la luz, como el rocío a la luz. Hay un yo que tiembla, e inclusive, un yo, de ese yo, que sigue temblando, conmocionado, en una silla. 3. Amo el tiempo que requiere lo mal logrado, amo la muerte que suena sus nudillos al verme, amo a mi tambor que toca ausencia. Soy atónito como el que ve en ambiguos pisos cerámicos, pero en el aire, partes de un todo quebrado. Soy mi onírica fauna, soy la colmena de pasillos en el aire, soy mi dolor sin que el gesto lo alce. Yo, multitud de almas perdidas, soy el profeta de mi sombra y me colman los espasmos. Yo, el de manzanas impares y exilios absolutos, hablo con suturas, langostas y aves de vuelo circular. Tengo incestos de dolores que paren nata; dolores que corren por los pasillos, abriendo los nervios, halándolos cual cuerdas de paracaídas, hacia el umbral. Yo encontraba una luz sin forma al final de toda sumersión y en ella pulsaban risas. ¿Cuántos hombres solos soy? ¿cuántos siglos de insomnio tengo? Toca —le digo a mi corazón— el tambor toda la noche; toca —le digo a mi alma— la visceral guitarra. 4. Cuando mato a mi angustia ésta anida a otro árbol, y, en el bosque de nervios expuestos, se escuchan miles de cantos, que unidos, son el grillo del silencio en la noche. Al abrir los ojos la muerte abandona mis sueños y vuela posándose en todo. Todo en mí es tan grande y efímero que no sé si vuelvo para nombrarlo o si vuelvo cuando la vida de un recuerdo, —que bien podría ser la vida de un hijo de recuerdos— se deshace en mis manos. ¿De dónde viene este deseo tan grande, este detenerme cuando ya otros han partido? Por donde quiera veo cabezas que se hunden en la tierra como barcos en el mar. 5. Escribo consignas con que cambiar la conciencia de mis multitudes; escribo una antología bajo el criterio de lo distante, una zaranda tamiz de rata que muere en la arteria que sostiene al corazón. Yo quiero, a cuesta de cualquier dolor, extraer mi silencio —ahogada algazara en la lejanía— a cuesta de cualquier dolor resolver mis miradas muertas en el aire; la voz que debería ser fácil dicción y que se detiene, ronroneo de gato en mis cuerdas. Yo tomo un pedazo de esa raíz —espinazo por donde pasan descarrilados los recuerdos— y la asperjo en un sitio físico donde ya indefensa la veo. Yo tengo un naturalista dibujando padecimientos, yo —el que ha tirado el anzuelo para que pique la noche— estornudo la sombra, que luego de ser tamizada, es roja como un atardecer. 6. Cuando surge la renuncia y desespero, devorando de un sólo tajo sudores, intencional, empiezo el poema fresco de culpa. Entre la pared y el ejército de innumerables yo, escribo —animal enfermo debajo de un rellano—. Y si un sólo pensamiento no encuentra papel, tiemblo de angustia. Y así como las sombras van creando la noche, ocultando los objetos, estas líneas, y todas las mías, son la fachada de otras que se prefieren mudas. Arriba | JAURÍA IMPÍA | PERSONALIDAD UNO | ARS POÉTICA | JAURÍA INEXORABLE | HUELLAS | JAURÍA INVOCADA | EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS | SAMANAS | Comentarios PERSONALIDAD UNO Cambian en el espejo por otro a un hombre. Yo no sé su nombre: piedras le han tirado a su reflejo. Arriba | JAURÍA IMPÍA | PERSONALIDAD UNO | ARS POÉTICA | JAURÍA INEXORABLE | HUELLAS | JAURÍA INVOCADA | EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS | SAMANAS | Comentarios ARS POÉTICA Su sede es un pájaro oscuro que no se encuentra, pero cuyo sonido se recuerda con los ojos al revés. Pájaro desplumado en la noche, pájaro braille musitando el silbido de un ahogado, pájaro callado que mira con el ojo de la luna; como una ventana donde está un hombre soñando con volar. Arriba | JAURÍA IMPÍA | PERSONALIDAD UNO | ARS POÉTICA | JAURÍA INEXORABLE | HUELLAS | JAURÍA INVOCADA | EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS | SAMANAS | Comentarios JAURÍA INEXORABLE 1 Sé que cuando entro me envuelven, que cuando los busco se van, y dejan su recuerdo: Yo entrando. 2 Réplicas de bestias que no existen, espectros que se apoyan de las paredes. Las intento escribir con el óxido de mi espejo y no me salen. En charcos de íntimo sudor sus voces de soga se rompen. En líquidas llanuras de palomas los sonidos acechantes de sus nudillos nadan como peces. Medias astas en los resquicios del aire; ya pronto que vienen y no lo hacen, dejando en mis labios el temblor, y en mis ojos el abismamiento. ¡Bestias malditas, gargantofílicas de botellas rotas! 3 Mirar por la ventana es tocar recuerdos, sobarlos como gatos sobre las piernas, y soñar púas. La angustia pone cuatro paredes, un techo y un piso a los cambios, mientras una corriente de aire gira y se filtra por una oquedad. Parecen saltar perros por un pedazo de muerte: es un teléfono, una calle recién pavimentada con la espera; ella partiendo cebollas, con sus ojos, en una ventana. Estos perros parecen saltar a ratos y desesperarse ladrando en el idioma de un hombre sin piel. Allá, donde acaso miramos con la esperanza de hacernos ahogar, el sol se mata, llenando de tifus los alrededores. 4 Cambio de pensamiento por temor a que los perros huelan mis anacronismos. Estas cosas son ecos fáciles esperando el concierto de los poros —lo sé— La infelicidad planea hacer dobles consistentes y en su error, zurce como a un muñeco, mi rostro Nada…………………………………………….. Vivo como si la peste escuchara mis insultos, vivo como si mi alma tuviera grietas de atardeceres. Mi memoria es una mosca sorbiendo calendarios. Mi piel, mis estornudos, mis excrementos inventan el polvo de los caballos que no vienen… Arriba | JAURÍA IMPÍA | PERSONALIDAD UNO | ARS POÉTICA | JAURÍA INEXORABLE | HUELLAS | JAURÍA INVOCADA | EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS | SAMANAS | Comentarios HUELLAS Era necesario explicarme el asombro esas huellas que desaparecen y vuelven y mutan pretendiendo olvidos. Era imposible verte a los ojos y decirte: —Míralas, son todas variaciones de tu ausencia. Y esperar que entendieras. Arriba | JAURÍA IMPÍA | PERSONALIDAD UNO | ARS POÉTICA | JAURÍA INEXORABLE | HUELLAS | JAURÍA INVOCADA | EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS | SAMANAS | Comentarios JAURÍA INVOCADA 1 Tu crueldad es la naturaleza que habita en la belleza que erijo. Te amo como el deudo a su muerto. La búsqueda sonrío donde pie derecho del izquierdo éramos, mano diestra de la siniestra. De cada muerte nace un pájaro negro y, a veces, hay muertes que crean bandadas. Se degrada la luz y pronto habrá un ciego; de vos se tendrá sólo su recuerdo. 2 Sos el ave que salta del sol a la ventana; cuyo canto es nuevo siempre. Sos la estrella que curva las páginas de todos mis poemas. Habría que quitar al sol para mirarte. 3 Voy hacer que te amés dándote mi alma como un sobretodo. Haré un agujero en tu pecho para que llores hasta el aire. Tu soledad será como la del corazón de las piedras. Por vos yo habría hecho de la espuma un vestido de novia, habría rizado un rayo de sol para hacerte un anillo, le habría dicho a la lluvia ¡detenete! para ponerte extensiones de plata en el pelo. Pero mira, cambias como el humo en una taza de café. Mis dedos se gastan como tizas si toco tu estatura. 4 Estoy tan avergonzado; mi alma es un suicidio, mi amor un celentéreo. Las ansias de lo imposible te hacen eterna. Los esfuerzos por olvidarte son pan para mis sueños. Ovaste una eternidad y alzaste el vuelo. Partiste y dejaste una lejanía a donde zarpé hace milenios. Dios te mantuvo cautiva hasta que dijo: —He ahí un poeta, tómale, tiene el corazón en cinta. Costilla encendida en la noche, costilla cuyo fuego es la melena de un león, costilla que en el agua es aguja de sutura colgada del cielo; te has llevado los números con los que podría contar mi tristeza. Yo te quería porque tu silencio era como el silencio de la que espera la caricia. En el árbol seco, visible sólo por su miseria, soy el pájaro que canta mudo, presa de tu canto. Arriba | JAURÍA IMPÍA | PERSONALIDAD UNO | ARS POÉTICA | JAURÍA INEXORABLE | HUELLAS | JAURÍA INVOCADA | EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS | SAMANAS | Comentarios EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS A D.M. Los ángeles son elaboraciones pacientes, ya todo en ellos es cansancio, alma llena, no esplendor, o sonrisa. Vagan por el mundo, condenados al ridículo, guardando en sí mismos lo incomunicable, siempre adentro y absortos. Tal es el caso de ella, la que iba huyendo, la que vi bajando las escaleras y perderse veloz en el concreto. El ángel que se abre con navajas; me ha dicho —frase que no quería seguir en sus labios—: —Ayer mi padre rogó no pasar llave a mi cuarto. No vana felicidad, no tonta, estúpida victoria. Arriba | JAURÍA IMPÍA | PERSONALIDAD UNO | ARS POÉTICA | JAURÍA INEXORABLE | HUELLAS | JAURÍA INVOCADA | EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS | SAMANAS | Comentarios SAMANAS Estrechó mi mano, sonrió uniéndose a otros rumbo al hotel. Yo estaba tan a gusto que luego de la despedida, habiéndome levantado de la mesa, empecé a buscar entre los invitados. Y al salir, todavía volvía para desengañarme de una sorpresa. Y al llegar al hostal y ver la mesas vacías, de nadie que rasgara una guitarra. Arriba | JAURÍA IMPÍA | PERSONALIDAD UNO | ARS POÉTICA | JAURÍA INEXORABLE | HUELLAS | JAURÍA INVOCADA | EL ÁNGEL QUE SE ABRE CON NAVAJAS | SAMANAS | Comentarios Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Poesía: ⇒ RAFAEL MITRE: La Jauría (selección) © CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. Webmasters: y @vivas. ¿Qué opinás del nuevo diseño de Carátula? Nos interesa conocer tus comentarios y sugerencias: Contacto »Arte Fotografías de Reynaldo Ruiz Mercado (Slideshow) Caratula "Mis primeros contactos con la fotografía fueron con un vecino que hacía fotografía y luego las proyectaba en la pared de la sala de su casa con un viejo retroproyector; eran momentos de la vieja ciudad, de su gente y sus alrededores, yo me acercaba como todo niño curioso a observar la pantalla simplemente por curiosidad o pasar el rato observando imágenes. REYNALDO RUIZ MERCADO, nació en la ciudad de Masatepe del Hace como 5 años empecé a tomar fotos con una pequeña cámara automática pero ese Departamento de Masaya-Nicaragua pasatiempo se volvió en algo más grande y es que la fotografía es otro mundo, cada el 6 de Julio de 1986. Hijo de imagen cuenta miles de historias, es un mundo escondido; esto me llevó a estudiar Reynaldo Ruiz Casco y Zobeyda grandes fotógrafos profesionales como Christophe Agou, Blake Andrews, Andy Morley, Mercado Téllez. Susan Meiselas, Alberto Korda, entre otros. Realizó sus estudios primarios en la No he hecho estudios fotográficos, lo que se y he aprendido ha sido de forma autodidacta, escuela Benjamín Mercado y leyendo, estudiando por internet, aprendiendo de algunos libros fotográficos, pero estudios secundarios en el Instituto sobretodo, en las calles. Publico Autónomo de Masatepe en el cual se graduó con Honores en Lo que me cautiva y motiva son personas o acontecimientos que se salen de lo cotidiano. Actitudes, gestos y circunstancias que provocan ser plasmados en una fotografía. El arte fotográfico donde la generalidad de las personas solo verían cosas o circunstancias naturales." Excelencia Académica, siendo el Mejor Alumno de la promoción del 2003; posteriormente se graduó como Ingeniero Industrial en la Universidad Nacional de Ingeniería de Nicaragua, en el año 2008. Enlaces: - Facebook - Twitter © CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. » Cine Tiempos dorados del cine negro argentino Guadi Calvo Pocos géneros cinematográficos como el policial representan mejor su momento histórico. La misma inercia de sus temáticas obliga a asentarse en la realidad con derecho a cruzar naturalmente sectores sociales, cuestiones políticas, problemáticas religiosas y culturales que difícilmente pueden involucrarse a través de otros géneros. El cine policial, noir, thriller, o como quiera que se denomine a los subgéneros que de él parten, remite inmediatamente a un conflicto donde la eterna lucha del bien y el mal, justos y pecadores, policías y ladrones, tiene como trasfondo un conflicto más vasto relacionado a problemas sociales como la marginalidad, la desocupación y un largo etcétera que agobia a las sociedades desde siempre. La aparición del género podría situarse en 1901, cuando el director francés Ferdinand Zecca realiza para los estudios Pathé Histoire d'un crime. El film narra en flash-back, los últimos momentos de un condenado a muerte que recuerda el crimen por el que fue apresado. El film consagró internacionalmente al género en si, a su director monsieur Zecca y a la productora Pathé. El cine policial fue producto de una mixtura entre la novela negra y la estética barroca de los cines alemán y nórdico del período mudo, como reacción a la moralina decimonónica de la literatura y al cine clásico. La definición de cine noir llegaría recién en 1946 y se le adjudica al crítico italiano Nino Frank que colaboraba en diferentes medios franceses. A finales de la década del treinta, el cine de Hollywood combinó las frustraciones de las políticas del New Deal, que no habían logrado resolver muchos de los conflictos sociales de entonces y el miedo por los procesos fascistas que habían surgido en Europa. La llegada a Hollywood de muchos artistas e intelectuales que habían escapado de aquellos procesos influenció en la industria cinematográfica, especialmente en la fotografía y la dirección de arte. Sumados estos elementos al interés por la literatura policial y su subgénero hardboiled, instalado desde las décadas del veinte y treinta, especialmente entre 1929/32, cuando la mítica revista de pulpa de celulosa (pulp) Black Mask daba a conocer a escritores como Dashiell Hammett y Erle Stanley Gardner. Más tarde aparecería Raymond Chandler con su personaje Philip Marlowe, que junto al Sam Spade de Hammet, se convertirían en modelos de los investigadores privados o detectives de toda la literatura y el cine que les continuó. Todos estos elementos finalmente hacen que, entre los años cuarenta y cincuenta, eclosione en Hollywood el cine policial. La ya poderosa industria cinematográfica instala el género con films como Stranger on the Third Floor (1940) dirigida por Boris Iggster, El Halcón Maltes (1941) de John Huston, La Carta (1941) de William Wyler; desde entonces y casi sin excepción, los grandes directores de Hollywood realizarán films policiales: Otto Preminger, Billy Wilder, Fritz Lang, Michael Curtiz, Charles Vidor o Howard Hawks, son entre otros muchos, quienes dotaron a este género de todos los elementos para que llegara a ser lo que es hasta hoy. El policial gaucho A partir de entonces, en todos los países con cinematografías propias y con sus propias características, el género consiguió un mercado. En América latina, por aquellos años el cine estaba casi circunscripto a las producciones de México, Brasil y Argentina. Pero quizás haya sido en el cine argentino donde el género policial se afianzó con mayor fuerza. Ya en los años treinta, películas como Monte Criollo (1935) y Palermo (1937) de Arturo Mom, Fuera de la ley (1937) e Historia de crímenes (1942) de Manuel Romero y Con el dedo en el gatillo (1940) de Luis Moglia Barth, entre otras, marcarían la una tendencia que en la década siguiente superaría holgadamente las cien producciones de este género. Entre los años cuarenta y cincuenta, directores como Carlos Hugo Christensen, Hugo del Carril, Hugo Fregonese, Don Napy, Román Viñoly Barreto y Daniel Tinayre, llevarían el cine policial a su máximo esplendor. Estos directores, influenciados por los film policiales norteamericanos y el neorrealismo italiano, aproximaron sus lentes al escenario político conmovido por la irrupción del peronismo, que no escatimó esfuerzos en generar una producción competitiva en los mercados internacionales. El aliento oficial hizo que el cine argentino mejorara aspectos técnicos y narrativos. La fotografía, con fuerte influencia del expresionismo alemán, sumado a cierto aliento documentalista y con la necesidad de expresar una realidad absolutamente nueva, el cine argentino se vigoriza y crece. El cine policial retrató como pocos géneros el nuevo escenario de la Argentina, con todos los conflictos que esos tiempos de cambio acarrearon en la sociedad. El cine policial en la literatura argentina se había iniciado tardíamente con algunos textos lindantes al género de Horacio Quiroga y Roberto Arlt. Recién adquiriría interés con la aparición de colecciones como El Séptimo Círculo de Emecé Editores (dirigida por Jorge Luis Borges y Adolfo Bioy Casares), la Colección Misterio, la Biblioteca de Oro de Molino, Evasión y Serie Naranja de Editorial Hachette y Pistas, entre otras. Algunas revistas también se dedican al género policial: Leoplán y Vea y Lea, que hasta organizó concursos de narrativa policial. También por entonces se popularizaron programas radiales como Ronda policial o Lisandro Medina, el agente de la esquina. Carlos Hugo Christensen (1914-1999) quizás sea el gran maestro del género. En su amplía cinematografía, con más de cuarenta largometrajes, incursionó varias veces en el policial, de los que podemos destacar dos de los films más importantes del cine argentino. En 1948 filma La muerte camina en la lluvia, basada en la novela L'assassin habite au 21, del belga StanislasAndré Steeman. La ciudad de Buenos Aires sufre una ola de crímenes. Los hechos se cometen con pasmosa regularidad en la calle los días de lluvia, nada parece unir los crímenes. El asesino, desafiante, se da tiempo para dejar junto a sus víctimas una tarjeta con el nombre "S. López". Gracias a un periodista, Lucho Rivas (Horacio Peterson), el investigador del caso, inspector Lima (Eduardo Cuitiño), consigue de un informante el dato de que tras el último crimen, el culpable había entrado en la pensión []"Babel". Allí viven la dueña con una variopinta cantidad de huéspedes: Valeria Duval (Margarita Corona), la novia del periodista, Lila Espinoza (Olga Zubarry), un actor que se dice ruso, Boris Andreieff (Guillermo Battaglia), un cirujano (Oerestes Soriani) a quien se le retiró el permiso para ejercer la profesión, el doctor Robledo (Nicolás Fregues), un mago llamado Merlín (Pablo Acciardi), el relojero Lamas y el matrimonio Vargas (Agustín Orrequía y Amalia Sánchez Ariño). El suspenso y la intriga agobian al espectador como un perfecto juego de relojería que solo será develado a último momento. Este mismo libro había tenido una primera versión cinematográfica en 1938, a cargo del realizador francés Henri-Georges Clouzot, pero de ninguna manera alcanzó la intensidad dramática, ni el nivel estético del trabajo de Christensen. En 1952, Christensen entraría nuevamente en el sinuoso camino del género policial con un film compuesto de dos episodios, basado en dos relatos independientes. Los cuentos son del norteamericano William Irish, en quien Alfred Hitchcock se basaría para filmar La ventana indiscreta (1954) y François Truffaut La novia vestía de negro (1968) y La sirena del Mississippi (1969). Christensen utilizaría No abras nunca esa puerta y Si muero antes de despertar. En el primer episodio, Alguien al teléfono, Ángel Magaña intenta vengar la muerte de su hermana, encarnada por Renée Dumas, una muchacha que se suicida por deudas de juego. En el segundo, El pájaro cantor vuelve al hogar, Roberto Escalada personifica un ex presidiario que silba cuando comete crímenes, y que después de años regresa a casa de su madre ciega, personificada por Ilde Pirovano, quien lo cree regenerado. Ambas historias tienen en común la atmosfera agobiante y la certeza de que algo fatal e irrevocable está a punto de suceder. Con estas dos películas, Carlos Hugo Christensen, logra posicionarse para siempre como el gran director de policiales argentinos. Otro de los grandes directores argentinos de la época fue Hugo Fregonese (1908-1987). De producción independiente e inspirada en una noticia de la prensa amarrilla, Apenas un delincuente (1948) comienza con una leyenda que avisa: “Esta es una historia de la ciudad. Sucedió o pudo suceder hace varios años”; imágenes caóticas y vertiginosas de Buenos Aires y una voz en off que responsabiliza del delito al propio vértigo ciudadano. José Morán, interpretado por Jorge Salcedo, es un empleado desesperado por escapar de la mediocridad y para ello desarrolla un plan: estafar a la empresa donde trabaja, esconder la plata mientras cumple los seis años de prisión y disfrutarlo a su salida. Pero no tiene en cuenta que en la cárcel las cosas se pueden complicar y ese plan perfecto empieza a mostrarse como una trágica emboscada. Daniel Tinayre (1914-1994) de origen francés, será otro de los directores que anclarán en el género con notorio éxito. De estilo quizás un tanto obvio, con Deshonra (1952) logra un film ajustado, con una historia contundente. El tema será las cárceles de mujeres, para lo que utilizará un elenco casi irrepetible: Fanny Navarro, Tita Merello, Mecha Ortiz, Aída Luz, Rosa Rosen y Golde Flami. La enfermera Flora Peralta (Fanny Navarro) es condenada injustamente. Entra a prisión embarazada y su lucha es evitar que su hijo nazca en cautiverio. Tinayre no desaprovechará, con cierto sensacionalismo, tratar temas controversiales para la época, como el aborto y el lesbianismo. El director navega a dos aguas frente al peronismo, por un lado destaca los avances en el campo de las políticas carcelarias, pero no deja de criticar cierta sensación de opresión que los opositores denunciaban del General Perón. Hugo del Carril (1912-1989), es otro de los grandes directores argentinos, a quién su fama como cantor de tango y galán de cine quizás haya opacado, muy injustamente, su carrera como director. En 1960 filma Culpable, la historia de un delincuente que intenta resistirse al arresto de la policía que ha rodeado la casa donde se esconde. El film subraya la necesidad de la resistencia a pesar de la fuerza del oponente. Es interesante notar que en los años en que se filmó esta película, el pueblo peronista luchaba contra el poder cívicomilitar que en 1955 había derrocado al gobierno popular del presidente Perón, lucha que se conoció con el nombre de la Resistencia Peronista. Son muchos más los directores que transitaron el género policial en esa década de oro del cine argentino. Cabría nombrar a Román Viñoly Barreto (Uruguay, 1914-1970) con La bestia debe morir (1952), y El vampiro negro (1953). Estos film permiten observar la creatividad plástica de Viñoly Barreto, un cine que recuerda las primeras obras de Fritz Lang. La locura, la degradación moral y la crueldad fueron temas recurrentes en sus trabajos. Otros trabajos son El pendiente (1951) de León Klimosky (1906-1996), El misterio del cuarto amarillo (1946) de Julio Saraceni (1912- 1998), basada en la novela del mismo nombre del escritor Gastón Leroux, Captura recomendada y Camino al crimen, ambas de 1950, de Don Napy (1902-1962), Mercado negro (1953) y La delatora (1955), de Kurt Land (Austria 1913-1997), que forman parte de ese poderoso corpus cinematográfico del cine argentino que durante el peronismo vivió sus años de mayor esplendor. El cine negro al igual que el resto de la cinematografía argentina, sufrió las consecuencias de los avatares de la política y la economía, pero a pesar de todos esos males nunca pudo ser detenido y hoy, tonificado, ha adquirido una importante atención internacional. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Cine ⇒ GUADI CALVO: Tiempos dorados del cine negro argentino ⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles: cartel #15 -Tom Jones, de Tony Richardson ⇒ ADRIANA PALACIOS: Memoria e Imagen - Palabras Mágicas GUADI CALVO (Buenos Aires, 1955). Escritor, periodista y crítico de cine, especializado en problemáticas (violencia social, política, migraciones, narcotráfico) y cultura latinoamericana (cine, literatura y plástica). Ejerce la crítica cinematográfica en diferentes medios de Argentina, Latinoamérica y Europa. Ha colaborado con diversas publicaciones, radios y revistas digitales, comoArchipiélago (México), A Plena Voz(Venezuela), Rampa (Colombia), Zoom (Argentina), Le Jouet Enragé (Francia), Ziehender Stern (Austria), Rayentru (Chile), el programa Condenados al éxito en Radio Corporativa de Buenos Aires, la publicaciónCírculo (EE.UU.) y oLateinamerikanisches Kulturmagazin (Austria). Realiza y coordina talleres literarios y seminarios. Es responsable de la programación del ciclo de cine latinoamericano "Latinoamericano en el centro" , uno de los más importantes del país, que se realiza en el Centro Cultural de la Cooperación de Buenos Aires. Ha publicado la colección de cuentos El Guerrero y el Espejo (1990), la novela Señal de Ausencia (1993) y La guerra de la sed (2009), con prólogo de Sergio Ramírez. Es colaborador de la sección de "Cine" de Carátula. » Cine Historia del cine en 25 carteles - Cartel No.15: La pop-ularización del cine del Reino Unido Tom Jones, de Tony Richardson Franklin Caldera Franklin Caldera, en su historia del cine en 25 carteles, nos regala esta vez Tom Jones, de Tony Richardson, demostrando que el arte del cartel refleja la magia y encanto del cine, acompaña cada cartel con una crónica de la película en menos de 500 palabras y nos brinda una rápida mirada a la historia del cine. El uso en la revista de estos carteles es exclusivamente cultural y educativo y en ningún momento se espera obtener beneficios comerciales. Durante el período 1930-1960, dominaron el cine británico la London Films, de Alexander Korda, y la Organización Rank, bajo cuya cobertura Michael Powell y Emeric Pressburger realizaron joyas del Technicolor (fotografiadas por Jack Cardiff) como Narciso negro (1947; con Deborah Kerr) y Las zapatillas rojas (1948; con Moira Shearer). Ligada al movimiento literario de los jóvenes airados, surgió a finales de la década de 1950 la Nueva Ola británica (Free Cinema), con visión centrada en la nueva clase obrera laborista, enfocada no desde conflictos laborales, sino a través de problemas personales de los protagonistas. Filmes emblemáticos del movimiento (en blanco y negro) son: Almas en subasta (Room at the Top, 1958) de Jack Clayton; Pasiones sin freno (Look Back in Anger; 1959), pieza de John Osborne (con Richard Burton); Sabor a miel (1961), pieza de Shelagh Delaney (con Rita Tushingham), y La soledad del corredor del fondo (1962; con Tom Courtenay), las tres dirigidas por Tony Richardson; Sábado por la noche, domingo por la mañana (1960) de Karel Reisz (con Albert Finney), ambas escritas por Alan Sillitoe; y El llanto del ídolo (This Sporting Life; 1963) de Lindsay Anderson (con Richard Harris, especie de Marlon Brando irlandés). Aunque surgida del Free Cinema, Tom Jones (1963) de Richardson, sobre novela picaresca de Henry Fielding, fue una superproducción caracterizada por su meticulosa reconstrucción de época (en Eastmancolor) y agudo sentido de la ironía y la experimentación formal. Con un reparto que parecía arrancado de la novela (encabezado por Finney) y una actitud más franca ante el sexo (la cena con mensajes eróticos entre Finney y Joyce Redman), el éxito del filme globalizó el cine británico. El auge de la contracultura pop impuso un giro hacia la comedia “anti-establishment” con elementos del teatro del absurdo: A Hard Day’s Night (1964) de Richard Lester (con los Beatles); Darling (1965) de John Schlesinger (con Julie Christie como mujer inglesa liberada); y la trilogía de Anderson con Malcolm McDowell (If..., 1968; O Lucky Man!, 1973; Hospital Britannia, 1982). Kenneth More fue el último astro exclusivo del cine británico. Desde la década de 1960, el Reino Unido comparte directores y estrellas con Hollywood: Schlesinger dirigió Midnight Cowboy (1969) en Nueva York (con Dustin Hoffman y John Voight); y Clayton, El Gran Gatsby (1974; con Robert Redford). Peter O’Toole protagonizó Lawrence de Arabia (1962), producción Columbia dirigida por David Lean; Richard Harris y Vanessa Redgrave estelarizaron Camelot (1967) de Joshua Logan; Finney acompaño a Audrey Hepburn en Un camino para dos (1967) de Stanley Donnen; y Alec Guinness fue Obi-Wan Kenobi en La guerra de las galaxias (1977) de George Lucas. Junto a las superproducciones de Ismael Merchant y James Ivory (Una habitación con vistas, 1982; con Helena Bonham Carter y Daniel Day-Lewis; Howard Ends, 1992; con Emma Thompson y Anthony Hopkins, ambas sobre novelas de E.M. Forster), surgieron en el Reino Unido directores contestatarios como Neil Jordan (El juego de las lágrimas, 1992), Mike Leigh (Secretos y lágrimas, 1996) y Danny Boyle (Trainspotting, 1996; con Ewan McGregor). Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Cine ⇒ GUADI CALVO: Tiempos dorados del cine negro argentino ⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles: cartel #15 -Tom Jones, de Tony Richardson ⇒ ADRIANA PALACIOS: Memoria e Imagen - Palabras Mágicas TONY RICHARDSON, nació el 5 de junio de 1928 en Shipley, Yorkshire, Inglaterra. Graduado en Oxford fue, junto con Lindsay Anderson y Karel Reisz, fundador de la revista cinematográfica Sequence. Desde 1958 dirige el Royal Court Theatre de Londres, donde dio a conocer dos obras de John Osborne que posteriormente llevaría a la pantalla: Look Back in Anger y The Entertainer. En Un sabor a miel, adaptación para el cine de una obra teatral de Shelagh Delaney narra las relaciones entre una adolescente embarazada y un homosexual. La acidez de esta historia, y la visión sombría de la sociedad británica que contiene, la integran en el Free Cinema. Con La soledad del corredor de fondo y Tom Jones (Oscar al mejor director en 1963) se convierte en uno de los más destacados representantes del movimiento, que fue paralelo a la Nouvelle Vague francesa y que significó la renovación del cine de la Gran Bretaña y el principio de su evolución a lo largo de los últimos 30 años. Se radica en los Estados Unidos, donde rodó Los seres queridos, La última carga y Ned Kelly su filmografía quedó prácticamente limitada al academicismo. Tony Richardson falleció el 4 de noviembre de 1991 en el hospital de San Vicente, en Los Ángeles. FRANKLIN CALDERA (Managua, 1949). Poeta, ensayista, traductor y crítico de cine. Es abogado. Desde 1968 publica enLa Prensa Literaria poemas, críticas literarias y de cine y traducciones de poesía en lengua inglesa. Fue uno de los asiduos de la cafetería La India, el emblemático sitio de reunión de los poetas y pintores de la Generación del 60 y leyó sus poemas en La tortuga morada, la primera discoteca de la Managua de antes del terremoto. Desde temprana edad tuvo gran afición por el cine y junto con Ramiro Arguello es uno de los auténticos y últimos cinéfilos y contadores de películas de nuestro tiempo. Ha escrito numerosas críticas y crónicas en revistas nicaragüenses e internacionales y ha participado en seminarios junto a cinéfilos de la talla de Guillermo Cabrera Infante y Manuel Puig. En 1983 escribió con a Ramiro Arguello, Datos útiles e inútiles sobre cine; en 1996, Luces cámara acción: cien años de historia del cine. Guarda un libro de poesía a la espera de publicación. Es co-editor, con Ligia Guillén, de la revista “Poesía Peregrina”. Reside en la Florida desde 1985, donde goza de los constantes reestrenos de películas noir. Es colaborador de la sección de "Cine" de Carátula. » Cine Memoria e Imagen Palabras Mágicas Adriana Palacios Una leyenda escrita sobre el asesinato de Sandino en 1934 por órdenes de Anastasio Somoza García, seguida de tomas diurnas del lago de Managua con una voz femenina en off son las imágenes con las que da inicio el documental Palabras Mágicas (para romper un encantamiento) de Mercedes Moncada. Aquí, es la voz de realizadora que habla para convertir al lago en la representación de Sandino, de Managua, de Nicaragua, y la suya propia: “yo soy como este lago, que no es como un río que fluye y es siempre nuevo, sino que guardo y acumulo”. El lago deviene poética de restos, vertedero, basura, una doble metonimia: ideales y abyección. Todo lo anterior transcurre en los primeros cuatro minutos del film, donde, a mi modo de ver, se registran los acordes que escuchamos a lo largo de la película: memoria, traición, repetición de la historia. Palabras Mágicas (para romper un encantamiento) es un documental narrado en primera persona, que repasa, a partir de la memoria de su realizadora, los últimos cincuenta años de historia política de Nicaragua. El hito de la narración es el triunfo de la Revolución Popular Sandinista en 1979, que, en el film, es denominado ‘Día 0’. En este sentido, la tensión fundamental está dada por la relación entre pasado y presente. La película es un vaivén entre el ‘Día 0’ y el tránsito del somocismo a la década revolucionaria y a la post revolucionaria. Es en dicho vaivén donde se sitúa la realizadora para hablar afectivamente de la historia pública, de sus sueños y desencantos. En este afán ella se apoya visualmente en un cóllage de material de archivo—videos y cortos de las épocas de las cuales trata la película. Se trata de un cóllage en el que cada imagen representa un ápice y una totalidad y tiene un peso en la estructura y narración de la historia. La realizadora se rinde en silencio ante ellas y las alterna con tomas estetizadas de elementos de la ‘cultura nacional’: la naturaleza circundante al lago de Managua—también la basura y comunidades empobrecidas aledañas que se tornan una extensión de este paisaje—, los volcanes, la gigantona y las fiestas en honor a Santo Domingo de Guzmán, patrono de Managua. El film tiene un guión cuya cadencia, a decir de Jean Franco, vacila en lo que pareciera ser un conjuro. ¿Son éstas las palabras mágicas aludidas en el título de la película? ¿Es este el encantamiento? Podríamos pensar que sí. No obstante, el apoyo en el material de archivo nos da la posibilidad no solo de ver otros encuadres sino de escuchar otras voces, sonidos, que pueden causar desconcierto si esperábamos que el archivo de este documental, leído como un testimonio, fuera el archivo de la intimidad. ¿Es la Revolución el encantamiento? Luego de que el Frente Sandinista de Liberación Nacional –FSLN- ganó las elecciones presidenciales en 2006, la memoria hegemónica de la Revolución pasó de ser una épica patriótica cristalizada a un campo de experimentación escritural y de batalla simbólica en la esfera pública. Hay nuevos relatos y genealogías, viejos sentidos reactualizados, borraduras, extrañamientos, olvidos, cruces y silencios. Nuevamente, como durante los años 80, está en escena la reconstrucción de ‘una’ memoria de la Revolución como política pública del Estado. Más, el Movimiento Renovador Sandinista y el Movimiento de Rescate del Sandinismo, facciones disidentes, también arguyen ser legítimas depositarias de la memoria de la revolución ya que la llevan en carne y hueso, y junta con los valores esenciales del sandinismo; porque ni el FSLN ni su historia después del 90, después del 94, después del 98, después del 2000, después del 2006, después del 2011 serán jamás lo mismo. Aquí anoto que Palabras Mágicas es de interés porque, como producto cultural, se inscribe bien en la coyuntura actual de discusión pública sobre los usos políticos del pasado y de la memoria de la Revolución Popular Sandinista mencionados anteriormente. Palabras Mágicas es un vehículo de memoria. Más que el signo Revolución, en esta pieza entran en tensión los significados de la dictadura somocista, los años ochenta, la guerra, y lo que algunas hemos denominado como post sandinismo—el regreso al poder de Daniel Ortega en 2006. En este comentario del film deseo posicionarme como espectadora insider porque soy hija de los ochenta y porque la memoria es una de mis temáticas de estudio. Por tanto, en este texto deseo centrarme en dos aspectos. El primero que tiene que ver con las políticas de mirada hacia el pasado, y el segundo, con la pedagogía de la memoria. Una política de mirada es una modalidad crítica de representar y citar el pasado, desordenando la convención, tiene que ver con la administración de imágenes y sentidos. Sin imagen no hay memoria. Por tanto, al hablar de las pedagogías de la memoria me refiero a los medios y formas culturales a través de los cuales se transmiten y comunican experiencias entre personas de diferentes generaciones, entre quienes vivieron un acontecimiento y quienes no. En el film se siente la fuerza imaginaria del archivo, el que se presenta como un material en bruto, como una sucesión de imágenes de decadencia, júbilo y violencia—algunas de las cuales perfectamente empatarían con el formato de nota roja que vemos actualmente en los telenoticieros o en los talk shows. En un principio sentí que el gesto de Moncada era plantear una forma de memoria confrontativa (Grinberg 2012) hacia el proceso revolucionario, a través del uso, por ejemplo, de la participación de niños en la insurrección o las imágenes de la entrega de ataúdes de caídos en la guerra. Pero fue una sensación. Para quienes vemos la película, la pregunta que surge es si existe la posibilidad de reconocer o de reconocerse en estas imágenes, particularmente en las de la década de los ochenta. Y, más concretamente abrazar sus sentimientos. ¿Sabemos quiénes son los sujetos de este proceso? ¿Sabemos que están haciendo? ¿Sabemos a quiénes interpelan? ¿Por qué dicen lo que dicen? A propósito de estas preguntas fue que advertí en el párrafo anterior que yo era una espectadora insider. Por supuesto que un film tiene niveles de recepción distintos y va cobrando sentido en relación con sus públicos. Sin embargo, pienso sobre cuál es el valor de la imagen, no muda, pero sin texto o comentario, y sobre cuál es su capacidad de generar ‘afectos’ en nuestra generación desconfiada y desmemoriada, ante las ‘respuestas éticas’, a decir de Judith Butler, o políticas que la realizadora parece urgir. Lo digo especialmente porque el film fija su visualidad en las juventudes. En las juventudes revolucionarias y en las juventudes actuales, que la realizadora representa a través de un grupo de jóvenes ‘piedreros’. ¿Sugiere acaso la realizadora que son estas juventudes, ciudadanías, la consecuencia más abyecta de la revolución? ¿Son ellos solamente máquinas de muerte o violencia activadas por los partidos políticos— en su caso alude al FSLN— en momentos de tensión y crisis provocadas por los procesos electorales? ¿No es acaso esta representación una re-basurización de estos jóvenes? Pienso nuevamente en la imagen del niño detrás de una barricada que he aludido anteriormente, a quién alguien, probablemente un periodista, le pregunta: ¿Qué tenés en la mano? y el niño responde: “una bomba de contacto”. El entrevistador nuevamente pregunta: “¿No te importa morir? Y el niño responde con voz cansada y temerosa: “No, porque sé que [pausa] más tarde [pausa] esto va a llegar [pausa] a [pausa] pasar a la historia.” Contraponiendo estas dos imágenes, una del presente representada por los ‘piedreros’ y otra del presente representada por este niño, me pregunto ¿qué lugar otorgar a cada uno de ellos? ¿Bajo qué ética de la violencia defender lo uno y lo otro? ¿Podemos escuchar otra pregunta aquí? No es acaso la pregunta: ¿No te importa matar? Si bien este punto podría darnos una reflexión enorme sobre la cultura de la violencia en nuestro país, y la militarización de sus niñas y juventudes, la película toma posición y salvaguarda este aspecto de la ‘épica insurreccional’ en detrimento de la violencia presente. Al final del film sentí que este cóllage se fija en la galería de recuerdos cliché/readymade del somocismo y la revolución. Porque tanto hemos visto imágenes tan similares, sino es que las mismas, que nuestra mirada se obtura, y no las puede registrar más que como estereotipos, perdieron toda su fuerza originaria. Si es que no provocan un campo de invisibilidad, nos confunden. Un día la fotógrafa Claudia Gordillo me dijo que no debía aplastar el valor representacional de la imagen y la formulación implícita dada por su encuadre. Sin embargo, me gustaría agregar, siguiendo a la crítica cultural Nelly Richard, que la imagen también se compone de discursos/textos que son los que la enmarcan en un universo particular de significados. Es ahí cuando la imagen cobra potencia no solo respecto a su capacidad transitiva sino a su potencial generador de conocimiento crítico de lo que observamos. Y de esto es justamente de lo que se trata. Sin texto o conocimiento del contexto es imposible una “rememoración eficaz” del pasado, como la llama Hugo Vezzetti. La rememoración eficaz implica actos de memoria abiertos a las prácticas de la inteligencia. La desmitificación misma del proceso revolucionario tendría como consecuencia una revisión profunda de una de las décadas más violentas de la historia de Nicaragua y de las ciudadanías que instituyó, la sociedad que la hace posible. Trabajar una memoria ejemplar sobre la guerra y el servicio militar patriótico, el incesto como política sexual estatal, los fraudes electorales, las relaciones familias-gobernanza y los malos usos del bien público. Este es el debate fundamental que activa el film y en donde entran todas las ciudadanías. Al contrario de lo que comenté en los párrafos anteriores, cuando el film se mueve hacia las imágenes de archivo de la postrevolución hay una mayor propensión a la captura de las espectadoras por parte del relato. Esto lo pude percibir a partir de comentarios de espectadoras del film. No solo porque son acontecimientos recientes que les ha tocado vivir sino porque también hay un “humor social” (Vezzetti) que permite empatizar con la crítica que hace Moncada al FSLN actual, directamente a Daniel Ortega y Rosario Murillo. En esto consiste la transmisibilidad del relato y de la memoria, en la existencia de un marco de relaciones y representaciones sociales que posibiliten su comprensión. Palabras Mágicas es solo un ejemplo más de cómo hablar del pasado; de cómo asumir un pasado en un mercado de subjetividades donde los grupos culturales no solo buscan un rendimiento político favorable de estas narraciones en disputa, sino reconvertir su estatus ciudadano; insistir en la justicia y la reparación. El impulso de Mercedes Moncada de indignación pero también de resentimiento. Se suma a otro archivo, el de la ‘revolución traicionada’. Moncada dice antes de moverse a los años 90: “cuando el humo se disipó, y finalmente pude ver, ya no éramos los mismos, Él [Sandino] ya no estaba, solo queda el espacio que ocupaba, que ahora está vacío.” Estas palabras me recordaron inmediatamente a la sentencia dura con la que Violeta Barrios de Chamorro inicia sus autobiografía y que perfectamente podría ser el subtexto de Moncada: “Los ideales de la Revolución han sido traicionados” (1). Hoy la voz de Moncada no es única, se une a otras de su generación como las de los excombatientes del Batallón de Lucha Irregular Sócrates Sandino y otras. Quiero creer que una apuesta por la discusión pública del pasado, por la contradicción, que es lo que finalmente permitirá la democratización del relato histórico en este país. Palabras Mágicas. Para romper un encantamiento. Dir. Mercedes Moncada, 2012. Conversación personal con Jean Franco en Managua (Agosto 2012) Esta idea es de Ileana Rodríguez, surgió mientras mirábamos juntas la película (Enero 2013) Gringber Pla, Valeria.“En defensa de la afectividad: cine, justicia y ciudadanía”. En Revista de Historia No 27. IHNCA-UCA, 2012 (en prensa) Butler, Judith. Frames of War. When is life grievable? Londres/ NY: Verso, 2010. Vezzetti, Hugo. Pasado y presente. Guerra, dictadura y sociedad en la Argentina. Buenos Aires: Siglo XXI, 2002. La traducción es mía. Barrios de Chamorro, Violeta. Dreams of the Heart: the autobiography of President Violeta Barrios de Chamorro of Nicaragua. NY: Simon & Schuster, 1996. Compartir | Comentarios Nota: Los comentarios de los lectores requieren moderación de los editores. Carátula no se hace responsable de los puntos de vista de los participantes, pero invita al debate e intercambio respetuoso y productivo de opiniones. Pueden identificarse con cuenta de Facebook, Yahoo!, Twitter, OpenID o Disqus, o bien, como invitados mediante sus correos electrónicos. Los comentarios serán visibles una vez que un moderador los apruebe. en esta edición de Cine ⇒ GUADI CALVO: Tiempos dorados del cine negro argentino ⇒ FRANKLIN CALDERA: Historia del cine en 25 carteles: cartel #15 -Tom Jones, de Tony Richardson ⇒ ADRIANA PALACIOS: Memoria e Imagen - Palabras Mágicas MERCEDES MONCADA RODRIGUEZ Con el largometraje documental La pasión de María Elena (2003) ganó el premio al mejor largometraje mexicano en el Festival de Guadalajara y diversos premios en otros festivales internacionales. En enero de 2005 finalizó el largometraje documental El inmortal, exhibido en la Berlinale, San Sebastián (Horizontes Latinos) y Sundance, entre otros festivales, y elegido mejor largometraje documental iberoamericano en Guadalajara. La sirena y el buzo, su película anterior, fue estrenada en The International Forum of New Cinema – Berlinale, en 2009. ADRIANA PALACIOS (1982) Estudio leyes en la UNAN-León. Es miembro del Grupo de Estudios del Instituto de Historia de Nicaragua y Centroamérica (IHNCA-UCA) y del colectivo de pensamiento ex/CentrO (http://excentro.blogspot.com/). Ha trabajado sobre la autobiografía de Violeta Barrios "Sueños del Corazón o la política postrevolucionaria nicaragüense", proyecto de investigación que presentó recientemente en la 12va Conferencia de Latinoamericanistas de Ohio- OLAC. También ha publicado "Políticas de miedo y ciudadanías abyectas. La memoria de los años 80 en Nicaragua" (Revista de Historia No.28, en prensa), así como participado en los congresos internacionales Memoria, Cultura y Ciudadanía organizados por el IHNCAUCA. Actualmente, en colaboración con Ileana Rodríguez, escribe un artículo sobre los testimonios de mujeres recogidos en Memorias de la Lucha Sandinista de Mónica Baltodano que será públicado en Colombia. © CARÁTULA, 2004-2013. Cada autor es responsable de sus comentarios. Carátula no asume responsabilidad alguna por las opiniones expresadas por sus colaboradores o lectores. Webmasters: y @vivas. ¿Qué opinás del nuevo diseño de Carátula? Nos interesa conocer tus comentarios y sugerencias: Contacto