Deportes vascos - Intercambio Suecia

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Deportes vascos - Intercambio Suecia
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13.- Deportes vascos.
Una de las manifestaciones que hacen del Pueblo Vasco algo singular, es la
de sus juegos o deportes. Aun cuando el deporte es algo tan universal que
alcanza a todos los pueblos y naciones del mundo sobre la base común del
fútbol, baloncesto, halterofilia, atletismo, etc., el Pueblo Vasco ha guardado
celosamente lo que la tradición de su historia le ha legado, potenciando, con
el correr de los años, aquellos juegos que sus antepasados desarrollaron y
que, en la actualidad, no pueden faltar en las festividades y ratos de ocio.
Características generales
Mirando al conjunto de juegos o deportes vascos se aprecia fácilmente que
en el terreno de la confrontación deportiva no se hace sino sublimar el
trabajo diario en un enfrentamiento reglamentado, buscando, en primer
lugar, el honor y la gloria de vencer y ser proclamado el mejor y, por otro,
ganar la cuantía económica de la apuesta, amén de propiciar las apuestas
cruzadas entre los espectadores.
Hay que destacar el gran desarrollo de fuerza física que en tales juegos se
pone en práctica. Ya sea el levantador de piedras (arrijasotzaile), el leñador
(aizkolari) o el bogador de una trainera (estropalari), todos deben emplear
hasta el límite su capacidad física para, lograr acabar la tarea emprendida
en el menor tiempo posible, ya que siempre tendrán enfrente otros
deportistas que, como ellos, intentarán levantar la piedra cúbica o cilíndrica
más veces en menor tiempo, llegar antes a la meta marina o cortar el lote de
troncos en primer lugar.
Pero no es solamente el hombre el protagonista de estos juegos ya que
también los animales domésticos entran a formar parte de ellos. Así
tenemos las pruebas de bueyes (idi probak), de burros (asto probak), pelea
de carneros (ari topeka), etc. La conjunción del trabajo entre el hombre y el
animal a la hora de laborar por el mantenimiento de la familia, salta, al igual
que en los enfrentamientos deportivos entre hombres, las barreras de lo
cotidiano y adquiere tintes de protagonismo festivo, lo que no es sino un
trabajo rutinario, pero vital, en orden a la subsistencia.
El hombre solo y el hombre con la ayuda de animales, es la imagen de la real
soledad del casero vasco (baserritarra) que en una ladera del monte, en un
valle o en medio de un bosque, trabaja en su caserío (baserria) con la ayuda
de la mujer (etxekoandre) para sacar adelante la familia.
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Sin embargo, existen otros deportes en los que compiten equipos de
hombres: las regatas de traineras, trainerillas y bateles. También sabe el
deportista vasco disciplinarse formando un equipo y aunar sus fuerzas con
las del compañero para alcanzar la victoria.
Así como de los trabajos del caserío surgen los deportes rurales, de los
trabajos del litoral marino surgen los deportes marinos como las regatas de
traineras y trainerillas. Llegar antes al banco de pesca que otros pescadores
(arrantzales) era vital para el buen éxito de la pesca, al igual que alcanzar
antes el malecón del puerto con las capturas realizadas para ponerlas en
venta.
De las dos áreas de trabajo en las que se desarrolla la vida del vasco, la
tierra y el mar, surgen todos los deportes y juegos que conforman la
idiosincrasia de un pueblo que sabe trasformar el cotidiano y rutinario
trabajo en objeto de distracción y de fiesta.
Las circunstancias de vida, tanto en el interior como en el litoral, han
cambiado sustancialmente y las labores realizadas se han modernizado
hasta tal punto que en el trabajo diario no se pone en práctica el estilo de
trabajo de antaño. El casero cuenta con tractores, motocultores,
motosierras, etc.; y el pescador con embarcaciones a motor y artes de
pesca más productivos, sin embargo, todas las labores realizadas años atrás
han trascendido la utilidad práctica inmediata para adquirir una nueva
dimensión, únicamente festiva.
Noticias históricas
No se conservan crónicas de tiempos pasados en las que se relaten los
diversos juegos vascos. Todo este tipo de manifestaciones populares (al
igual que el folklore y música popular) no eran apreciadas por las clases
cultas y por los biógrafos e historiadores surgidos de ellas. La primera
noticia, en letra impresa, está recogida en un manuscrito del siglo XV que
corresponde al libro IV del Fuero de Navarra en el que se detallan las reglas
para realizar el lanzamiento de la "piertaga" que no es sino una vara de
avellano de 8 codos de largo y que al lanzarse debía hacerse con un pie fijo
en el suelo.
Sin embargo, la primera cita, algo pormenorizada, de los juegos y deportes
vascos surge fuera del País Vasco, con la ida de canteros vascos a la
construcción del Monasterio de El Escorial, promovida por Felipe II. Fray
Juan de San Jerónimo relata el motín que todos los canteros de la obra
llevaron a cabo, dándole pie, este hecho, para relatar las costumbres del
grupo de canteros vascos que en sus ratos de ocio practicaban unos juegos
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muy peculiares.
Las primeras crónicas deportivas de los juegos vascos corren a cargo de los
bertsolaris. Estos cantores populares (con imaginación y habilidad
semántica) se convirtieron en verdaderos cronistas que relataron desde
comienzos del siglo XIX todos los sucesos sociales, incluyendo en ellos, por
supuesto, las manifestaciones deportivas. Estos versos que en un principio
eran dichos solamente de palabra fueron recogidos desde mediados del siglo
XIX en papeles impresos, dando origen a los bertso-paperak o kantapaperak.
De todos es conocida la imagen utilizada por el historiador romano Plinio, el
joven, al hablar de la riqueza forestal de la península Ibérica. Decía que una
ardilla podía ir saltando de árbol en árbol desde los Pirineos hasta Gibraltar.
El País Vasco ha sido uno de los últimos reductos forestales donde los
bosques de hayas, robles, castaños, etc., eran cuidados con esmero y
explotados racionalmente en orden a obtener madera para la construcción
de navíos y principalmente para la producción de carbón vegetal,
combustible necesario para la fundición de hierro en las ferrerías.
La figura del carbonero (ikatzagilliak) es parte integrante de la historia del
trabajo en el País Vasco. En cuadrillas de varios individuos pasaban más de
seis meses en el monte dedicados al corte de troncos y construcción de
carboneras (txodorrak) de las que obtener cargas de carbón vegetal.
Mientras los más jóvenes de la cuadrilla derribaban los árboles, los de más
edad desbastaban los troncos de ramas y preparaban la carbonera.
En la Historia General del Señorío de Bizcaya de Labayru no se recoge ni
una sola cita sobre los deportes vascos en sus más de 5.000 páginas.
AIZKOLARIAK
El hacha utilizada por estos leñadores se fue conformando poco a poco al
diseño que tiene actualmente y que es el más apropiado para sacar mayor
rendimiento al corte y extraer el hacha de la hendidura realizada con más
facilidad. Se trata de un hacha que tiene la boca curvada, en forma de
media luna, y que carece de peto abultado (la parte posterior del acero). Del
éxito de este tipo de hachas, a cuya perfección de diseño actual se ha
llegado tras la gran experiencia de trabajo de los leñadores, dan fe los
numerosos pedidos que actualmente tienen los fabricantes vascos y la
utilización que de ella hacen todos los aizkolaris.
De aquellas primeras cuadrillas montañeras surgió, como es natural en el
vasco, el desafío concretado en una apuesta. Ya sea entre compañeros de la
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misma cuadrilla, primero, ya entre leñadores de diferentes cuadrillas,
después, no, faltaban nunca enfrentamientos deportivos en que los mejores
medían sus fuerzas entre sí para satisfacción de ellos mismos y de sus
convecinos y compañeros de trabajo. No existen actualmente, por supuesto,
cuadrillas de leñadores como antaño, ya que las nuevas técnicas y el material
utilizado ganan en efectividad y tiempo a la hora de talar los bosques,
además de que, hoy en día, la riqueza forestal vasca está muy mermada
respecto del pasado. No obstante, el trabajo puro y noble del aizkolari se ha
perpetuado en pruebas deportivas a lo largo y ancho del País Vasco,
entrando en contacto últimamente con leñadores de Australia e Inglaterra.
Existen dos modalidades en las pruebas de hachas: la de corte vertical
(utilizada principalmente por leñadores australianos e ingleses) y la de corte
horizontal (típicamente vasca). Las confrontaciones con leñadores
extranjeros han hecho que se alternen las dos modalidades, en algunas
ocasiones, aun cuando prime el corte horizontal en la mayoría de las
pruebas.
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El tipo de madera ideal para estas competiciones es la de haya que, por otra
parte, ha sido la especie más común de nuestros bosques. No obstante y
dado que comienza a escasear se ha comenzado a utilizar madera de pino
que, ciertamente, no ofrece las mismas cualidades que la de haya, aunque
actualmente es la especie más abundante. El pino, a pesar de tener la
madera más blanda que la del haya, no suelta la astilla de madera con cada
corte y puede esconder en su interior nudos durísimos, haciendo muy
desiguales los lotes de cada aizkolari en las pruebas.
Los troncos se miden por pulgadas (1 pulgada = 0,0231943 m.) y suelen
presentarse en medidas que oscilan desde las 36 a las 72
pulgadas. El tronco de menos pulgadas requiere, para su corte, fuerza y
velocidad, por lo que se adapta mejor a las características del aizkolari
joven. Por el contrario, cuanto más grueso es el tronco más resistencia se
necesita para su corte y también más conocimiento del oficio. Esto hace que
el aizkolari de más edad se halle en mejor disposición para su corte.
Cada aizkolari cuenta con dos ayudantes en el momento de la prueba. Uno es
el botillero que se encarga de darle el hacha solicitada, facilitarle toallas
para secarse el sudor y proporcionarle bebida. El otro es el enseñador quien
con una vara marca el punto adecuado para el corte, quita las astillas que
estorban y lleva el ritmo de la prueba.
Entre las hazañas más conocidas, en la historia de este tipo de pruebas,
podemos citar la de Juan José Narvaiza, Luxia, que aunque no pudo terminar
la tarea se enfrentó con la famosa haya airoko-pago de 2,10 m. de diámetro
con un tope de dos horas para terminar la labor. El calor agobiante que hizo
aquel 25 de julio de 1949 le impidió llevar a cabo la hazaña y perdió la
apuesta.
Ramón Latasa sí salió triunfador tras 3 horas y 17 minutos de trabajo el 14
de julio de 195 en que midió sus fuerzas con un gran tronco de eucalipto de
5,15 m. de circunferencia. El tope de tiempo sobre el que se concertó la
apuesta fue de cuatro horas.
Santa Aguada, uno de los más famosos aizkolaris, cortó dos troncos de 108
pulgadas cada uno (2,50 m.) en 28 minutos.
José Martín Goenaga, Atxumberría, vencedor de Santa Aguada en la
apuesta de Tolosa del 26 de diciembre de 1903 (con anterioridad había
perdido dos veces con él el mismo año) mantiene como hazaña personal la de
cortar cuatro troncos de kana (108 pulgadas) en 64 minutos.
José Aramburu, Keixeta, concertó más de 31 apuestas y salió vencedor en
todas ellas. Es a partir de los años 30 cuando se dio a conocer en las
apuestas, ya que hasta entonces se dedicaba únicamente a su trabajo en el
monte con una cuadrilla de leñadores.
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Muchos son los nombres famosos de aizkolaris que a lo largo de la historia
de este deporte han destacado. Aun a sabiendas de que nos quedamos
cortos, a los ya citados añadimos, Jerónimo Iturbe (Aguiñeta), Ramón
Astigarraga (Errekalde), Ignacio Orbegozo (Arriya), primero de la gran
dinastía de los Arriya, Antonio Soraluce (Korta), Martín Garciarena, Miguel
Beracoechea, Miguel Irazusta (Polipaso), Patxi Astibia, José Ignacio
Orbegozo (Arriya), etc.
ARRIJASOTZAILEAK
Un motivo de satisfacción para el vasco es comprobar que su fuerza física
es grande y que su vigor le permite hacer demostración de ella. Los estudios
y datos antropométricos llevados a cabo por diversos entendidos en el tema
como José Miguel de Barandiaran, Telesforo de Aranzadi, Georges Hervé,
Henri V. Vallois, etc., demuestran que el pueblo vasco se ha conservado en
una gran pureza, destacando por su estatura elevada, grandes espaldas,
pecho ancho, brazos fuertes, talle fino y piernas delgadas. Esta constitución
morfológica la hace apta para realizar grandes esfuerzos físicos como
pueden ser los relativos al levantamiento de piedras (arrijasoketa) que nos
ocupa en este apartado. La mezcla actual de diferentes tipos morfológicos
fruto de la inmigración que en las últimas décadas se ha establecido en el
País Vasco, ha comenzado a igualar las características de sus habitantes con
los de España. Sin embargo, subsisten aún, y máxime en los núcleos rurales,
unas características peculiares y propias que permite hablar de una etnia
vasca como contradistinta a otros tipos de etnias.
Existen en el acerbo cultural vasco narraciones y leyendas en las que el
vigor y la fuerza física son los auténticos protagonistas de las mismas.
Estas leyendas son un canto a la ferza en las que trogloditas, mikolases
(diablos), gigantes, Sansón, etc., realizan hazañas hercúleas. Citamos
algunas de ellas, contadas por José Miguel de Barandiarán:
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"En el barranco de Urkiola (Arrankudiaga) situado entre el monte de este
nombre y el del Castillo de Arakaldo, existen dos o tres piedras redondas, a
modo de bolas muy grandes. Cuentan los habitantes de Arrankudiaga que
antiguamente jugaban a bolos los jentilles desde uno al otro monte; pero
habiendo chocado las bolas, cayeron al barranco, donde se han conservado
hasta ahora."
"La peña Txoritekoa, situada cerca del caserío Agerre de Zerain, fue
lanzada a honda por un gentil desde la sierra de Aralar. Otros dicen que lo
fue desde Aizkorri, por habérsele escurrido de la mano, a uno de aquellos
gigantes que jugaban con ella a la pelota desde una sierra a la otra."
"En el término denominado Illarramendi, de Tolosa, a la izquierda de la vía
férrea que va de Madrid a Hendaya, se halla una peña caliza a modo de un
obelisco. Su nombre es Sansonarri. Dícese que Sansón la tiró desde el
monte Usturre."
La predisposición de la raza vasca para realizar grandes esfuerzos en el
trabajo y su tradición ancestral en el mismo sentido, alimentada por las
leyendas que oralmente recorren su historia, se concreta en uno de los
deportes o juegos vascos más arraigados en nuestro pueblo: el
levantamiento de piedras (arrijasoketa). Pero esto no podía existir si no es
por la sublimación de un trabajo diario de las mismas características.
Quizá pueden servir como antecedentes de este tipo de confrontación
deportiva, la colocación de mojones de piedra que eran utilizados para
señalizar por un lado las tierras comunales y las particulares por otro. Esta
labor estuvo muy extendida dado el carácter minifundista de la tierra,
sobre todo en los campos de labranza.
Es posible, sin embargo, que el trabajo en las canteras de piedra, muy
extendido en el País Vasco, diese pie a la medición de fuerzas entre sus
trabajadores, levantando bloques de piedra. De cualquier manera las labores
del caserío ponían a prueba la fortaleza del vasco al levantar pesos ya sea
de sacos de grano, ya de piedras para construir muros, etc.
Como un caso excepcional podemos citar al gigante de Alzo que nació en el
caserío Ipintza-zarra el 10 de julio de 1818. Llegó a medir 2,35 m. de altura
y alcanzó los 232 kg. de peso. Proporcionado y esbelto tenía una fuerza
extraordinaria de la que dan fe las enormes piedras de 250 kg. cada una que
él solo se encargó de transportar y colocar en la construcción de un muro
cercano a su caserío.
Pero, dejando aparte este hombre excepcional, tenemos que citar a Víctor
Zabala, Arteondo, como el primer levantador piedras (arrijasotzaile) que
llevó este deporte a las plazas pública sacándolo del ámbito familiar o cuasi
familiar en el que hasta entonces se había desarrollado. Nació en Itziar el
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año 1886 y sus exhibiciones comenzaron el año 1910 continuándose hasta
1948. A lo largo de esos años se paseó como un gran campeón, aunque su
primer revés lo sufrió en Eibar el 15 de marzo de 1925 en que fue vencido
por Pedro María Txurruca, Aritza, quien en dos tandas de 10 minutos
levantó la piedra rectangular de 15 arrobas (187,5 kg.) 21 veces mientras
que Arteondo sólo consiguió 13 alzadas.
Al principio, las piedras utilizadas conservaban su forma natural pero es
precisamente con Arteondo cuando comienzan a ser talladas tomando las
cuatro formas peculiares de hoy en día: cilíndrica, cúbica, esférica y
rectangular. Sin embargo, de las primitivas piedras, con su forma natural,
todavía se conservan algunas como la famosa Albizuri-haundi de unos 170 kg.
Desde 1870 todos los levantadores habían fracasado en el intento de
levantarla.
Hay que señalar que aun no siendo de peso excesivo su forma impide
manejarla con facilidad. Santos Iriarte, Errekartetxo consiguió nivelarla en
el hombro tras 10 minutos de intentos. Pero es José Ibar, Urtain, padre del
famoso José Manuel, quien en una tanda de 10 minutos consiguió cuatro
alzadas válidas. Otra de las famosas piedras es la que se encuentra en la
plaza de Aizarnazábal, de 194 kg. de peso. Fue Agerre I quien en 12
segundos consiguió levantarla el 30 de noviembre de 1959.
La forma cilíndrica es utilizada para pesos pequeños: 8, 9 y 10 arrobas (100,
112,5 y 125 kg. respectivamente). Cada arroba equivale a 12,5 kg. La cúbica
y la rectangular oscilan entre 10 y 17 arrobas (125 y 212,5 kg.). La cilíndrica
o bola va de las 9 a las 10 arrobas (112,5 -- 125 kg.). En competición se han
utilizado piedras menores, de 100 kg. aunque en contadas ocasiones. Sin
embargo, con mayor frecuencia, se han utilizado piedras mayores de 212,5
kg. aunque, éstas, más en exhibiciones personales. Hay que destacar al
forzudo Iñaki Perurena que en dos tandas de 5 minutos ha conseguido
realizar seis alzadas con una piedra de 263 kg..
Para la preparación de las piedras se utiliza el granito de varias densidades
para evitar que el mayor peso lleve consigo un excesivo volumen. En algunas
épocas se incrustaban trozos de hierro o plomo en el corazón de la piedra lo
que marcaba el centro de gravedad y facilitaba la nivelación. Sin embargo en
las apuestas siempre se presentan las piedras puras, sin ningún tipo de
incrustación. El levantador tiene que subir la piedra hasta el hombro y después de
nivelarla arrojarla hacia adelante. Previamente se han colocado en el suelo
unos sacos o llantas de goma para evitar que la piedra golpee contra el suelo.
Puesta nuevamente en posición por el ayudante, el levantador se apresta a
levantarla de nuevo. El trabajo se desarrolla, normalmente, en tres tandas
de diez minutos cada una. La suma del número de alzadas en cada tanda da
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el vencedor de la prueba. Normalmente los contrincantes son dos y se
alternan en las tandas. La piedra no tiene que ir directamente del suelo al
hombro sino que normalmente se apoya en los muslos o en la cintura antes
de ser subida al hombro.
La piedra más fácil de manejar es la cilíndrica ya que al carecer de aristas
no hiere el cuerpo del levantador, siendo la cúbica la que encierra más
dificultades.
Entre los levantadores más famosos podemos añadir, a los ya citados, a
Eltzekondo, José Cruz Huegun, Luis Amilibia, Manuel Araquistain, ZiaranZiar, quien en 30 minutos levantó 202 veces la piedra de 112,5 kg., Juan
Cortajarena, Ondartza, Tomás Astigarraga, Kataolatza, José Antonio
Lopetegui, Aguerre II, quien levantó la piedra de 100 kg. 22 veces en un
minuto, Francisco Irazusta,
Usateguieta, Chiquito de Mallavia que con 62 kg. de peso corporal hizo 98
alzadas, de tres tandas de diez minutos, con una piedra que pesaba el doble
que él, es decir, 124 kg., José Manuel Ibar, Urtain, quien con el brazo
izquierdo hizo 188 alzadas en dos tandas de diez minutos, a la piedra de 100
kg., José Manuel Aguirre, Endañeta, que realizó 98 alzadas con la piedra
cúbica de 125 kg. en tres tandas de 10 minutos. Iñaki Perurena, de Leixa
(Navarra) es quien hasta el momento a levantado la piedra más pesada. En
dos tandas de cinco minutos cada una ha logrado hacer cuatro alzadas
válidas a una piedra de 270 kg.
REGATAS DE TRAINERAS
Tres sellos de plomo, uno perteneciente al Concejo de SS Donostia, otro al
Concejo de Fuenterrabía y otro el de Bermeo, del año 1927, nos dan
testimonio gráfico del tipo de embarcaciones utilizadas, entonces, en el País
Vasco. Los sellos de Bermeo y Fuenterrabía nos muestran una embarcación
de unos 8 m. de eslora, movida a remo exclusivamente. Su capacidad era de
5 tripulantes. El sello de San Sebastián reproduce una nave mayor, movida a
vela, con una eslora de unos 15 m..
Por documentos del siglo XVI se conoce que el número de tripulantes de las
embarcaciones era parecido al número de remeros de las actuales traineras.
Estudio de Mariano Ciriquiain publicado en 1954 en el Boletín de la Real
Academia Vascongada de Amigos del País, citado por Rafael Aguirre en el
tomo de Juegos y Deportes vascos de La Gran Enciclopedia Ilustrada del
País Vasco de la Editorial Auñamendi.
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En el siglo XIX se utilizaban tres tipos diferentes de embarcaciones:
lanchas de altura, llamadas kaleras, utilizadas para la pesca de la merluza,
besugo, bonito y congrio; las traineras, con las que se salía a la pesca de la
anchoa y la sardina y los botes, para la pesca de anzuelo en las rocas del
litoral. Las redes utilizadas por los pescadores de traineras se llamaban
trainas. Tras lanzarlas por la borda, la embarcación tenía que realizar una
boga rápida en círculo para envolver con las redes el banco de pesca. Las
traineras eran, normalmente mixtas, a vela y a remo. Tenían 12 m. de eslora
y su tripulación constaba de 12 pescadores más el patrón. Era una
embarcación ligera de 600 a 700 kg. de peso, con la proa afilada y manga
estrecha.
Las traineras utilizadas en la competición deportiva eran las mismas que las
de la pesca pero despojadas de paneles y otras partes, para reducir su peso.
En 1916, Vicente Olazábal, construyó en Motrico una trainera de unos 400
kg., para ser utilizada en competición por la tripulación de Getaria. No hay
que reseñar la ventaja que esto suponía para la tripulación de Getaria frente
a las demás tripulaciones. Poco a poco las traineras de pesca fueron
quedando arrinconadas por la utilización primero de barcos a vapor y
después de barcos con motor de explosión. Sin embargo la trainera se
mantuvo en activo aunque solamente para las regatas de competición. El año
1930 se determinó que cada trainera se ajustase a las siguientes medidas:
12 m. de eslora, 1,75 m. de manga y 0,90 de puntal. El peso se fue
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reduciendo considerablemente conforme se utilizaban maderas de menor
densidad, llegando a pesar la trainera "Cantabria" de Pedreña (Santander)
solamente 164 kg. La quilla fue poco a poco desapareciendo y los dos lados
contiguos a la proa fueron cediendo en su diseño abombado, hundiéndose,
para lograr así una menor resistencia del agua.
Los remos que entonces eran bastante pesados alcanzan hoy en día 3,200
kg. cada uno y tienen 3,57 m. de longitud y 0,20 m. de anchura en la pala. Su
sujeción al tolete (palo de unos 20 cm. de altura que sale verticalmente de
la borda) se hace por medio de una cuerda de cáñamo circular llamada
estrobo.
Actualmente la trainera debe ajustarse a las siguientes medidas:
Eslora Total: 12 metros
Manga Total: 1,9 metros
Puntal en proa: 0,950 metros
Puntal en la cuaderna maestra: 0.600 metros
Peso minimo: 200 kilos
Tripulacion: patron y 13 bogadores
Los tripulantes de las kaleras y de las traineras eran contratados por un
patrón que era el dueño de la embarcación, pero la mayoría de los
tripulantes poseían pequeñas embarcaciones como bateles y trainerillas con
las que, en sus horas libres se dedicaban ala pesca menor. La entrada de
medios mecánicos de tracción hizo que todas estas embarcaciones
dedicadas a la pesca profesional incorporasen las nuevas técnicas pero no
por eso quedaron en el olvido los bateles y trainerillas propulsadas a remo.
Han seguido construyéndose unicamente por el placer de la competición
deportiva.
Por otra parte las medidas del campo de regateo son de 2.000 m. para
bateles, 3.500 m. para trainerillas, y 5.556 m. (3 millas) para traineras. La
anchura del campo de regateo debe ser tal que, al menos, se puedan alinear
tres embarcaciones en calles o balizas, teniendo en cuenta que la distancia
de una a otra trainera debe ser de 35 m., en trainerillas de 23 m. y en
bateles de 15 m.
No cabe duda que las confrontaciones surgieron en el mismo escenario del
trabajo y que poco a poco se fueron conformando las regatas que hasta hoy
día nos han llegado. Sin embargo como primera noticia constatable de una
regata podemos citar la que el 22 de julio de 1719 enfrentó a una tripulación
de Mundaka y a otra de Bermeo. Quien antes alcanzase la isla de Izaro
podría incorporarla a su municipio respectivo. La tripulación de Bermeo fue
la que primero alcanzó la isla y desde entonces pertenece a ese puerto
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marinero. Todos los años, durante las fiestas de La Magdalena, las
autoridades de Bermeo hacen una toma de posesión simbólica de la Isla de
Izaro.
En 1854 se organizó un regateo entre las tres tripulaciones, dos de Pasajes
de San Juan y uno de Pasajes de San Pedro, cuya labor era la de remolcar a
los barcos que querían atracar en el puerto de Pasajes.
El 22 de setiembre de 1871 se enfrentaron las tripulaciones de
Fuenterrabía y Pasajes en un recorrido de unas 9 millas que son las que
separan Fuenterrabía de San Sebastián. Ganó la tripulación de Pasajes.
Precisamente este enfrentamiento fue la espoleta que encendió la idea en
San Sebastián de organizar regatas durante las fiestas de la ciudad. Así el
año 1879 el Ayuntamiento de San Sebastián invitó a participar en una
regata a Pasajes y Fuenterrabía. Nuevamente Pasajes con su trainera
"Avante" salió vencedora de la confrontación. Los resultados obtenidos
desde 1880 a 1890 no se conservan. Sólo se sabe que en 1890 venció una
tripulación de San Sebastián patroneada por Luis Carril. Exceptuando los
años 1902 a 1908, 1912 a 1914 y 1936 a 1938 en que la prueba fue
suspendida, las regatas de La Concha han reunido siempre a las mejores
tripulaciones del litoral Cantábrico, incluyendo también las santanderinas. La
trainera de Orio cuenta con 23 victorias; 64 títulos se quedaron en
Guipúzcoa, 7 fueron para Vizcaya y 4 para Santander..
El Campeonato de España comenzó a celebrarse el año 1944 y exceptuando
los años 1950, 1953, 1954 y 1956 en que no hubo regatas, arroja una balance
nuevamente favorable a Orio que se ha alzado con 10 campeonatos, por 7 de
Pedreña y 5 de Pasajes de San Juan.
El Gran Premio Nervión que comenzó en 1966 cuenta en su palmarés
nuevamente con Orio, esta vez empatado con Santurtzi, con tres victorias y
Kaikú, dos victorias.
Muchas otras regatas tendrían que ser reseñadas pero nos es imposible
hacerlo. Remitimos a quien quiera conocerlas al Tomo dedicado a Juegos y
Deportes Vascos de la Enciclopedia General Ilustrada del País Vasco de la
Editorial Auñamendi.
IDI PROBAK
El buey es el animal doméstico que más utilidad ha tenido, y tiene todavía,
en los trabajos que el casero vasco realiza en el caserío. Su extraordinaria
fuerza, su mansedumbre y su docilidad le convierten en un buen colaborador
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que alcanza aquellos lugares empinados a los que cualquier máquina puede
acceder. No cabe duda que algunas de sus funciones y en algunos lugares
donde la orografía no es tan agreste, como en la montaña, han sido
sustituidos por la mecánica, pero aún conserva su vigencia. Como en los
demás juegos y pruebas reseñadas anteriormente, el arrastre de piedras
por bueyes surge con la inevitable comparación con las yuntas de bueyes de
los caseríos vecinos. Esta corporación lleva a un desafío que, normalmente,
se realizaba en las plazas de los pueblos, donde a base de incrustar cantos
rodados en el piso se preparaba el lugar donde tenía lugar el arrastre de
piedras
Es posible que entre los antecedentes de las pruebas se encuentre en las
canteras de piedra donde los grandes bloques extraídos debían ser
trasladados por yuntas de bueyes hasta el lugar donde se tallaban y
preparaban las piedras.
El uso de la gran fuerza de tracción de estos animales también tuvo su
aplicación en los astilleros, a la hora de botar las embarcaciones. Por
ejemplo, en el año 1593, para botar al agua, en Zarauz, el buque Santa María
de 400 toneladas, se utilizaron 200 yuntas de bueyes.
Todavía pueden verse los grandes y macizos carros con ruedas sin radios y
de ejes fijos que durante siglos han sido el único medio de transporte de
materiales en el País Vasco.
Así pues, el buey, ha sido y es, todavía hoy día, una pieza necesaria para el
casero vasco. En un principio la alimentación de estos animales estaba
reducida únicamente al pasto en terrenos comunales o particulares. Sin
embargo, el casero vasco, ha ido estabulando a estos animales, al igual que a
las vacas, completando con pienso, habas, etc., su dieta alimenticia.
En cuanto a las razas de bueyes, el pirenaico, llamado erriidiyek, es un buey
aborigen que en la actualidad casi no se da. El más extendido es el llamado
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"durangués" de procedencia asturiana o gallega, aunque también hay bueyes
como el "merciano", de color castaño, y el "burgalés" de color negro.
Para el trabajo de tracción existen dos tipos de yugos: uno yugular que se
aplica al cuello y otro cornal que se aplica a los cuernos. El tipo vasco es el
coral (uztarri) y se ha ido imponiendo en áreas colindantes. Según el estudio
de Aranzadi, el yugo vasco se ha extendido por el Sur hasta el Condado de
Treviño; por el Este hasta cerca de Javier (Navarra); por el Oeste hasta el
Valle de Mena (Burgos) y la Montaña; y por el Norte hasta Soule (País
VascoFrancés). Las pruebas de bueyes arrastrando grandes pesos han sido,
a lo largo de los años, el mejor banco de pruebas para comprobar que en el
acarreo de cargas el yugo vasco es el más apropiado y el de mejor
rendimiento. Los bueyes están uncidos al yugo que generalmente está
construido en madera de haya, confeccionado a la medida de la pareja que lo
va a utilizar y bien sujeto a la testuz por cintas. Este "yugo se ata a una
fuerte pértiga que acaba en una cadena que a su vez se engancha a una
argolla en la parte baja de la piedra. Los bueyes hacen, pues, fuerza con la
cabeza y los cuernos".
Las herraduras son de hierro de unos 3,5 mm. de espesor y llevan cinco
claveras cada una.
Cada yunta de bueyes (normalmente las pruebas son por parejas de bueyes
aunque a veces, es uno solo, pero esto no en concursos sino en desafíos
particulares) va acompañada de un boyero que dirige la punta y lleva en su
mano el akuilu o palo largo de avellano terminado en un pincho, y por uno o
varios arreadores que colaboran con el esfuerzo de los bueyes empujando la
piedra por detrás. Al objeto de evitar que los posibles excrementos de los
animales caigan en el campo de pruebas haciéndolo resbaladizo, un basurero
(pekorotza-batzalleak) sigue el recorrido, con una sartén de mango largo
dispuesto a recoger los excrementos antes de que éstos caigan al suelo.
El peso de la piedra utilizada varía mucho. Oscila entre 1.500 kg. y 4.500 kg.
En los desafíos se utiliza generalmente, una piedra de más peso, pero en los
concursos, con participación de mayor número de yuntas se utiliza una
piedra de menor peso con la que se consigue más vistosidad en el trabajo y
también más rapidez.
La plaza tiene un ancho de unos 6 m. por 28 m. de largo. Está construida con
cantos rodados de río incrustado en cemento. El recorrido es de ida y
vuelta, dando un tiempo de 30 minutos por pareja. La que más recorrido
haga en ese tiempo es la ganadora. Si la yunta se sale del recorrido tiene
que volver al punto donde lo dejó para poder seguir la prueba. Con objeto de
igualar las condiciones de las yuntas si alguna de ellas pasa el tope de peso
221
señalado la piedra deberá llevar una sobrecarga de sacos de arena
equivalente a 1,500 kg. por cada kilogramo de más.
El premio en los concursos, aparte de la cantidad en metálico determinada,
es de un par de mantas bordadas. En los desafíos se reduce a la cantidad en
metálico cruzada en la apuesta.
Las plazas más famosas donde se realiza el arrastre de piedras son las de
Oyarzun, San Sebastián, Usúrbil, Azkoitia, Tolosa, Elgóibar, Cestona,
Abadiano, Berriz, Gatica, Gernika, Berriatúa (preciamente en este
Ayuntamiento se conserva un documento en el que se recoge las condiciones
de una apuesta de bueyes celebrada el 9 de mayo de 1828), Markina,
Elorrio, Erandio, etc.
JUEGO DE PELOTA
El juego de pelota es, entre los deportes vascos, el más extendido no sólo
en el País Vasco, sino también en el mundo entero. Sin embargo no es un
juego que nazca del trabajo cotidiano como pueden ser las pruebas de
hachas, el levantamiento de piedras, las regatas de traineras y las pruebas
de bueyes. Es un deporte en el sentido estricto de la palabra cuya finalidad
es la de divertirse a la vez que se desarrolla el ejercicio físico. Sin
embargo, cuenta, al igual que los demás juegos, con el espíritu competitivo y
aun cuando no nace de una apuesta, sí propicia las apuestas cruzadas entre
los espectadores de los partidos.
El juego de pelota se remonta a los pueblos más antiguos y a las edades más
pretéritas. Pero el juego de pelota lanzada contra un frontis y tras el bote
devuelta nuevamente al frontis, ya sea pegando a la pelota con la mano, o
con cualquier instrumento (pala, cesta) es típicamente vasco y así es
bautizado el conjunto de juegos de pelota en un frontón: Pelota Vasca.
El carácter espectacular de este juego ha hecho se extienda por varios
países y así tenemos que existen o han existido frontones en Cuba, Italia;
Bélgica, Estados Unidos, China (Tientsín y Shangai, abandonados tras la
invasión japonesa) y en toda América del Sur. Los pelotaris suelen ser
jóvenes vascos que se desplazan a los diferentes frontones del mundo para
formar en los cuadros respectivos de cada frontón. Los frontones con
mayor actividad, exceptuando los del País Vasco, son los de Miami en los
Estados Unidos.
Existen tres grandes escuelas de cestapunta en el País Vasco: la de Markina
(denominada la Universidad de la Pelota), la de Guernica y la de Durango. En
estos frontones, los niños, desde los 10 años se van formando en el difícil
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arte de jugar con la cesta llegando a salir verdaderos fenómenos en este
arte pelotístico.
Rápidamente vamos a describir las diferentes modalidades del juego de
pelota vasca:
Pelota a mano. Como su denominación indica se juega con la mano limpia sin
utilizar ninguna herramienta. Los partidos se juegan individualmente, uno
contra uno, o en parejas, dos contra dos. El que primero llegue a 21 tantos
es el vencedor del partido. Para hablar de un campeonísimo en esta
especialidad tenemos que citar al gran Atano III (Mariano Juaristi). Otros
nombres son los de Gallastegi, Arriarán, Azkárate, Ogueta, García Ariño,
Retegi I, Lajos, Maíz, Gorostiza, Retegui II, Bengoechea III, etc.
Pelota a pala. Hasta el famoso reto lanzado por los hermanos Eraso,
aceptado por Goikoetxea y txiquito de Abando, el año 1903, la pala no
contaba con excesivos practicantes. Poco a poco y dado el éxito del triple
enfrentamiento que llevaron a cabo las parejas citadas, la afición creada
propició el que comenzasen a programarse partidos en los frontones de
Ermúa, Durango y Zabalbide (Bilbao). Es de este último frontón de donde
salieron los famosos hermanos Begoñeses", siendo Juan Guisasola, Begoñés
I, quien dio a la pala una categoría artística que hasta entonces no tenía.
Pronto se extendió la afición y se construyeron frontones en Madrid,
Valladolid, Sevilla, Zaragoza, Valencia y Barcelona. Los palistas probaron
fortuna en los frontones de La Habana y México. Entre los pelotaris más
famosos hoy día tenemos a Iturri, el fenómeno de Burguete, Goldaracena,
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Beitia, Ansorena, Arribillaga y el argentino afincado en el Deportivo de
Bilbao, Utge
.Pelota a remonte. El remonte es una pequeña cesta parecida a la utilizada
en cestapunta pero más corta y menos abombada en su interior. Su
antecedente lo tiene en el guante de cuero utilizado antaño en la modalidad
de juego largo que, con el correr de los años, fue transformándose hasta
adquirir la forma actual. Fue Juanito Moya quien en el frontón pamplonés
"Juego Nuevo" realizó la transformación del guante de cuero por la cesta de
remonte actual. La especialidad pasó de Navarra a Guipúzcoa y de ésta a
Madrid. El especialista más consumado y campeonísimo en el arte de pelota
a remonte fue Jesús Abrego quien siempre salía vencedor de las
confrontaciones, aun a pesar de enfrentarse a tríos de contrincantes.
224
Se trata de una derivación de la famosa chistera utilizada a mediados del
siglo pasado, inventada por Gaintxiki. Primeramente fue utilizada en el juego
de rebote en plaza libre pero cuando comenzaron a construirse los grandes
frontones de "blé" (de dos paredes: una en el frontis y otra en el lateral
izquierdo) fue adoptada por los profesionales como única herramienta.
También se denominó punta-volea. El juego realizado era denominado "juego
limpio" y no estaba permitida la retención de la pelota, los reveses y todas
las variantes que los cestapuntistas ponen en juego actualmente en sus
partidos. Melchor Guruceaga aumentó las proporciones de la cesta, dando
mayor profundidad a la bolsa o tripa de la cesta y alargándola. El llamado
"juego limpio" dio paso a una mayor vistosidad en el juego al poner en
práctica toda una serie de variantes que hacen de la cesta el juego más
espectacular. Tras el éxito de la cesta-punta se comenzó a construir
frontones por todo el mundo: Italia, Bélgica, Egipto, Filipinas, Cuba, China,
EE.UU., etc.
Existen igualmente las modalidades del juego a rebote pero se realiza casi
exclusivamente en frontones vasco-franceses: San Juan de Luz, Ainhoa,
Ustaritz, etc., y el juego de share que se practica en Uruguay y Argentina.
Otros deportes vascos
¿Quién, viviendo en la ciudad, no recuerda con agrado la bajada que de los
caseríos hacían diariamente las aldeanas con las cantimploras de leche o
productos de la huerta a lomos de un paciente borriquillo fasto)? Este
animal era el medio ordinario de desplazamiento a la vez que el porteador de
pequeñas cargas.
Su utilización en pruebas de arrastre no ha sido muy profusa, sin embargo
Antonio Zavala recoge unos versos del bertsolari Udarregui nacido el 1 de
octubre de 1829 en los que canta la apuesta protagonizada por cinco burros
contra una pareja de vacas. Parece ser que los burros no se lo tomaron muy
a pecho ya que fueron batidos ampliamente por las vacas.
En Guipúzcoa los años 1961, 1962 y 1963 tuvieron lugar varias pruebas de
burros pero actualmente es en Vizcaya (Gatica, Mendata, Lujua y Arbacegi)
donde existe un cierto movimiento en las asto-probak. Los nombres de los
protagonistas son, por lo demás, muy peculiares: Anquetil, Agente 009,
Barreiros, Josefina, etc. La piedra utilizada en el arrastre es de unos 500
kg. de peso.
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Son muchos los rebaños de ovejas que pastan en el monte Gorbea, Sierra de
Andía, Urbasa, Urbía y Avalar. Esta ocupación ganadera del vasco ha saltado
las fronteras de Euskal Herría y se ha extendido hasta los EE.UU. de
Norteámerica que en su Estado de Idaho cuenta con un buen número de
pastores vascos que cuidan de grandes rebaños.
A la fiereza congénita de los machos (moruecos) del rebaño y al espíritu
competitivo del vasco se deben las apuestas que los pastores, primero en el
monte, luego en las plazas públicas, hacían sobre la bravura de sus
respectivos moruecos.
Los moruecos más apropiados para este tipo de lucha son, aparte de los de
cualidades físicas más apropiadas, los que tienen más querencia con las
ovejas. Su peso oscila entre los 65 y 80 kg. y la mejor edad para las pruebas
es de los 4 a los 5 años que es cuando el morueco está en la plenitud de su
desarrollo.
La preparación de los ejemplares antes de las confrontaciones sigue unos
modelos perfectamente establecidos en los que entra el entrenamiento
físico (trota de varios kilómetros al día) y una alimentación determinada
(habas negras, vino, hierba y hasta huevos).
Las apuestas se conciertan a tantos topetazos como sean necesarios hasta
que uno de los contrincantes vuelva grupas y rehuya seguir peleando.
Hemos descrito hasta aquí los juegos populares más extendidos y que con
mayor arraigo cuentan en el Pueblo Vasco. Sin embargo tenemos que citar
otros más que, ciertamente, requerirían un tratamiento más amplio pero que
las dimensiones y pretensiones de este libro no lo hacen posible. Así
tenemos las peleas de gallos (ollar-joko), el juego del ganso (antzar jokua),
el juego del gallo (ollar-jokua), carreras de burros, concursos de perros
pastores, etc. Esto, en cuanto se refiere a las pruebas en las que los
animales son los protagonistas.
Barrenadores (arrisulatzaileak). De las manifestaciones meramente
deportivas tenemos el juego de bolos con sus diferentes modalidades, los
palankaris (lanzadores de una barrra de hierro llamada palanka), corredores
(korrikalaris), saltadores (saltaris) y jugadores de pelota (pelotaris).
Trabajo realizado por:
Itzal Aldama
Antxon Unzaga

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