Los orígenes de una Medalla

Transcripción

Los orígenes de una Medalla
La Medalla se difundió con rapidez y
fue el pueblo el que le puso el nombre
de “Milagrosa”.
Los orígenes de
una Medalla
Porque eran muchas las gracias que
todos obtenían a través de la devoción
a la Virgen.
Esa devoción la expresaban llevando
la Medalla y pronunciando la oración
que se puede leer en la misma:
“Oh María, sin pecado concebida,
rogad por nosotros,
que recurrimos a Vos”
Sin duda esta plegaria preparó los
corazones para acoger el Dogma de la
Inmaculada Concepción proclamado
por la Iglesia el año 1854.
El 27 de Noviembre
es el día en que celebra la Iglesia
la Fiesta de Nuestra Señora
de la Medalla Milagrosa
Catalina Labouré
pasó su vida de
Hija de la Caridad
sirviendo a los ancianos
en un Asilo de París.
Y lo hizo con el mejor estilo
que ellos podían esperar
de una Hermana de la Caridad.
Ese estilo consiste en vivir
las tres virtudes evangélicas
que San Vicente recomendó a
las primeras Hermanas.
Humildad - Sencillez - Caridad
UN MENSAJE PARA TODOS
ZOÉ, DE PEQUEÑA, PIDIÓ A LA
VIRGEN QUE FUERA SU MADRE
...al morir
Era el año de 1830. Cuando se
preparaba para servir a los necesitados
como Hija de la Caridad, una joven
llamada Zoé
Catalina Labouré, que,
desde niña había querido mucho a la
Virgen, recibió un mensaje.
De algún modo, la Virgen le
manifestó que debía acuñarse una
medalla que la representara con las
manos extendidas. De sus dedos saldrían
rayos de luz, como símbolo de las Gracias
que Ella derrama, de parte de Dios, sobre
el mundo y sobre todos los que la
invocan.
La joven “hermanita” supo guardar
el secreto y sólo se lo dijo a su confesor.
Como éste no le hacía caso, ella
insistió una y otra vez hasta que se hizo la
Medalla y, con la aprobación de la Iglesia,
se comenzó a extender.
Le gustaba rezar y acudía a Misa, aunque
tuviera que andar varios kilómetros
su mamá
En un pueblo del centro de
Francia, vivía con su padre, sus siete
hermanos y su hermana. Desde muy niña,
ayudaba en las faenas de la casa y
cuidaba las palomas y demás animales de
la granja de su padre.
Cuando cumplió 18 años, quiso
entregarse al servicio de Dios y de los
necesitados. Mucho le costó convencer a
su padre para que la dejara ir al
Seminario de las Hijas de la Caridad.

Documentos relacionados