sujeto y cultura mafiosa en la comuna 2 de medellín, barrio la

Transcripción

sujeto y cultura mafiosa en la comuna 2 de medellín, barrio la
1
SUJETO Y CULTURA MAFIOSA EN LA COMUNA 2 DE MEDELLÍN, BARRIO LA
FRONTERA. REPRESENTACIONES E IMAGINARIOS SOCIALES SOBRE EL
PODER, LA RIQUEZA, Y LA ESTETICA MAFIOSA
NELSON ALIRIO QUINTERO GONZALEZ
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA
CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES
2015
2
SUJETO Y CULTURA MAFIOSA EN LA COMUNA 2 DE MEDELLÍN, BARRIO LA
FRONTERA: REPRESENTACIONES E IMAGINARIOS SOCIALES SOBRE EL
PODER, LA RIQUEZA, Y LA ESTETICA MAFIOSA
NELSON ALIRIO QUINTERO GONZALEZ
Monografía de Grado para optar al título de Licenciado en Educación Básica Con Énfasis
en Ciencias Sociales
DIRECTOR
OMAR ALBERTO GARZÓN
UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS
FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN
LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA
CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES
2015
3
DEDICATORIA
Dedicado especialmente al Señor Alirio Quintero Montoya, amigo
incondicional, compañero de fantasías, anécdotas e historias; y sobre todo
lo anterior, un padre excepcional. Por su constante apoyo, su
preocupación y su amor cálido y fraterno que hoy me permite subir un
escalón más en mi formación como profesional y como persona.
¡Gracias Padre!
4
AGRADECIMIENTOS
Agradezco especialmente al Profesor y Director de Monografía Omar Alberto Garzón; por su
acompañamiento, su labor práctica, e infinita paciencia durante el proceso de aproximadamente 2
años que tomo el cultivo y la cosecha de la idea que hoy se materializa en este informe.
A mis compañeros y amigos de carrera, con los que fue más llevadero y divertido el largo y
provechoso paso por el pregrado.
A los habitantes del Barrio la Frontera en la Comuna 2 de Medellín, que de manera amable
contribuyeron compartiendo sus experiencias e historias de vida.
5
TABLA DE CONTENIDO
INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 8
1. REFERENTE TEÓRICO Y CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS ............................ 12
1.1 Paradigmas para comprender la cultura mafiosa. Contraste entre los imaginarios y
las representaciones sociales. ...................................................................................................... 12
1.1.1
Representaciones sociales y construcción de sentido en las prácticas
SocioCulturales………………………………………………………………..….. 18
1.1.2 Imaginarios sociales: estereotipos generalizado ………..………………..………..22
1.2 Etnometodología. La apreciación cualitativa del discurso……………………………..…25
2. MAFIA: CONCEPTO Y CONTEXTO……………………………………………….….……30
2.1 La Cultura de “La Cultura Mafiosa”…………………………………………………... ...35
2.2 Cultura Mafiosa en el Valle de Aburra …………………………………………..............42
2.2.1 Pobreza, marginalidad y exclusión social en el Valle de Aburrá ¿Parte o
causa de la problemática de la Cultura Mafiosa?..................................................46
2.2.2 Armas, violencia y delincuencia organizada: herencia cultural de la mafia
de los 80’s y 90´s………………………………………………………………....50
2.2.3 Dinámicas y grupos delincuenciales actuales del valle de Aburrá: del “cartel
de Medellín”, a las bandas criminales, combos y grupos paramilitares..………...52
2.3 Barrio La Frontera, Comuna 2 de Medellín. Aspectos generales del espacio
geográfico donde se desarrolla el estudio de la problemática de la Cultura
Mafiosa…………………………………………………………………………………..56
3. SICARESCA Y NARCO ESTÉTICA………………………………………………………..68
3.1 El Valor simbólico de las motocicletas…………………………………………………..83
3.2 “Los Mágicos”. Consideraciones sobre la riqueza y la movilidad social ….…………….87
6
4. ETICA, PODER Y ADMINISTRACION DE JUSTICIA ………………………….……….92
4.1 El problema de echarse los muchachos ……………………………………………….….92
4.2 Religión, moralidad y violencia………………………………………………………….101
5. RECOPILACIÓN DE PALABRAS DE USO FRECUENTE EN PRÁCTICAS
DISCURSIVAS DE LOS HABITANTES DEL BARRIO LA FRONTERA Y QUE GUARDAN
RELACIÓN CON LA CULTURA MAFIOSA ……………………………………………..…104
6. CONCLUSIONES..……………………………………………………….………………….107
BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………………….113
7
RESUMEN
La presente monografía aplica las teorías de los Imaginarios y las Representaciones Sociales
sobre la problemática del Sujeto y Cultura Mafiosa en el contexto actual del Barrio La Frontera,
Comuna 2 de Medellín. Inicialmente se realiza una distinción entre las definiciones de Mafia:
haciendo referencia a las asociaciones mafiosas y sus características; La Cultura Mafiosa: como
el conjunto de prácticas discursivas que guardan relación con lo ostentoso, la violencia y la
proximidad a la ilegalidad; y la Cultura de la Cultura Mafiosa: que representa la tendencia a
relacionar diversas problemáticas con las características de una Cultura Mafiosa. Adicionalmente,
se relacionan temas como: el ejercicio del Poder, la administración de Justicia, la Riqueza y La
estética de carácter Mafioso.
Palabras Clave: Mafia – Cultura Mafiosa – Cultura de la Cultura Mafiosa – Poder – Riqueza –
Estética – Capital Simbólico – representaciones sociales – imaginarios sociales
ABSTRACT
This paper applies the theories of the Imaginary and Social Representations about the problem of
subject and Mafia’s Culture in the current context of Barrio La Frontera, Commune 2 of
Medellin. Initially a distinction between the definitions of Mafia is made: referring to mafia
associations and their characteristics; The mafia culture: as a set of discursive practices that relate
to the ostentatious, violence and proximity to the illegality; Culture and mafia culture:
representing the tendency to relate various issues with the characteristics of a mafia culture . In
addition, related topics such as: the exercise of power, administration of justice, wealth and
beauty of nature Mafiosa.
8
INTRODUCCIÓN
La capacidad de sorprenderse ante diferentes eventualidades parece perderse con la costumbre o
la reproducción constante de los eventos. La repetición de diferentes prácticas socioculturales
conlleva la construcción social de hábitos y ritos que terminan por convertirse en hechos
comunes para los habitantes que comparten un mismo territorio. Es por ello que el tener la
posibilidad de conocer otros contextos y de convivir durante algunos periodos en estos espacios
diferentes a los habituales, proporciona una experiencia gratificante al observador, mediante la
cual es posible identificar la novedad y la diferencia en otras culturas.
Lo anteriormente afirmado, representa la fuente de la inquietud y la curiosidad que dio como
resultado la identificación de un problema y una pregunta de investigación sobre un sujeto y una
cultura donde se presenta desde hace varias años un proceso de banalización de ciertas
actividades ilegales; como la legitimación de una banda criminal y sus respectivas actividades
socioeconómicas, y la presencia de prácticas particulares de consumo cultural y violencia;
aspectos que de una u otra forma guardan relación con lo que diferentes académicos y autores
han definido como características de una Cultura Mafiosa. Lo mencionado, referido de manera
concreta al contexto del Barrio la Frontera y otros barrios Aledaños (Pablo VI y El Playón)
pertenecientes a la comuna 2 de Medellín, departamento de Antioquia.
Ahora bien, al iniciar con un trabajo de consulta profundo desde análisis locales, que permitiera
explicar lo acontecido en el Barrio La Frontera, en la comuna 2 de Medellín; se encontró que la
producción académica sobre la cultura mafiosa
en Colombia ha olvidado notablemente el
desarrollo de esta problemática desde lo representado, imaginado, sentido y simbolizado, por los
sujetos que han vivido y construido la realidad de su propio contexto. Razón por la cual, se
9
dedujo en primera instancia que la problemática de la Cultura Mafiosa ha tenido un reducido
tratamiento académico planteado desde un método de investigación etnográfico y/o
etnometodológico; a pesar de la amplia producción escrita, resultado de innumerables
investigaciones y trabajos académicos que se ha elaborado en las últimas décadas sobre el tema
de la mafia en Colombia. Lo anterior cobra sentido al descubrir el fuerte vínculo que se ha dado
entre la Mafia y la problemática del narcotráfico, un vínculo que ha sido el foco de estudio e
investigación desde las diferentes disciplinas de las ciencias sociales sobre la problemática que
aquí se desarrolla: La Cultura Mafiosa.
En consideración de lo anterior, se percibe que el hecho de que el amplio desarrollo académico
sobre la mafia en Colombia se desarrolle de manera análoga y anclada a la problemática del
narcotráfico y sus respectivas causas y consecuencias directas (tales como: violencia, influencia
en el conflicto armado, dinámicas del tráfico de sustancias psicoactivas, efectos a nivel micro y
macro económico, seguridad, corrupción y percepción estatal), sugiere que La Cultura Mafiosa se
ha entendido en Colombia desde una perspectiva general, lo que en efecto, ha puesto en segundo
plano las percepciones y vivencias locales de los individuos en relación a lo que se puede definir
conceptualmente como una práctica cultural mafiosa.
La anterior afirmación se fundamenta en un rastreo bibliográfico el cual comprende trabajos de
diferentes tipos: líneas históricas, investigaciones, descripciones historiográficas y sociológicas,
artículos de opinión, etc. elaborados por autores de diferentes oficios, entre ellos: profesores,
estudiantes, periodistas e investigadores; y entre los cuales se percibe la misma tendencia de
soportar el análisis y la descripción de la cultura mafiosa de manera ajena a los factores locales y
la observación de los individuos que conforman un barrio o en el más amplio de los casos
10
(haciendo referencia a la población de estudio) un conjunto de barrios fronterizos, con sus
dinámicas, problemáticas, y condiciones espacio temporales particulares.
Así pues, lo que inicialmente se presentó como un problema social que generó una inquietud
personal, se convierte luego de un prolongado proceso de observaciones, consulta de fuentes y
recolección de datos, tanto etnográficos como bibliográficos; en el presente trabajo monográfico
que describe la percepción “del sujeto y sobre el sujeto”, en relación a las múltiples definiciones
de la Cultura Mafiosa desde diferentes fuentes documentales; y adicionalmente tomando en
consideración aspectos derivados de esta Cultura, como la riqueza, el poder, y la estética mafiosa;
a partir de las representaciones sociales y observaciones etnográficas de carácter cualitativo, en
un contexto particular dentro de la mítica Medellín; una ciudad de contrastes, y la cual ha sido
por décadas relacionada con la problemática de la Cultura Mafiosa.
Respecto a la estructuración del presente informe, este se desarrolla en 5 capítulos con una
conclusión general sobre los mismos. El orden en que se presentan los capítulos tiene la intención
de desarrollar el tema partiendo de lo general, en este caso, partiendo de la descripción del
concepto “mafia” desde lo que referencia a nivel académico, el origen y evolución de su
significado; para llegar finalmente al análisis de su adaptación al caso de Medellín a partir de una
descripción historiográfica de eventos que muestran la evolución de una Mafia ligada a la
violencia generada por los carteles y personajes en la historia del narcotráfico. Dentro de esta
línea se presenta en segunda instancia, un acercamiento al referente epistemológico desde el cual
se desarrolla el trabajo de campo, el cual comprende la teoría de las Representaciones Sociales y
adicionalmente una diferenciación entre lo que referencia la teoría de los imaginarios sociales y
la teoría de las representaciones sociales en relación a La Cultura Mafiosa. Posteriormente se
procede a hacer una introducción sobre los aspectos específicos y contextuales de la
11
problemática, respondiendo al objetivo general planteado al inicio de la investigación: Analizar
las representaciones sociales de los habitantes del Barrio La frontera (Comuna 2, Medellín
Antioquia) en torno al poder, la riqueza, la estética y las características de una cultura mafiosa.
En los Capítulos 3º y 4º se presenta el análisis de los resultados obtenidos en el trabajo de campo,
dando un desarrollo específico a la apreciación de la riqueza, el poder y la estética e igualmente,
profundizando sobre el carácter polisémico de la mafia, en cuanto a los factores que constituyen
significados múltiples sobre objetos y prácticas, como la religión, la violencia, la música y el uso
de motocicletas, entre otros factores.
Finalmente y para concluir se propone el capítulo 5. Titulado: “Recopilación de palabras de uso
frecuente en prácticas discursivas de los habitantes del Barrio La Frontera y que guardan relación
con la Cultura Mafiosa”. Este capítulo está compuesto por un glosario socio-espacial, con
algunos de las principales y más recurrentes términos de la jerga o “parlache” de los habitantes
del Barrio La Frontera y barrios aledaños; términos o palabras que componen un conjunto de
códigos de comunicación particulares al contexto y que permiten un mejor entendimiento de la
Cultura y las representaciones sobre la estética, la riqueza y el poder mafioso, a partir de las
expresiones cotidianas.
12
1. REFERENTE TEÓRICO Y CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS
1.1 Paradigmas para comprender La Cultura Mafiosa. Contraste entre los Imaginarios y Las
Representaciones Sociales.
El poder, la riqueza, y la estética mafiosa; son aspectos sociales que pueden ser analizados desde
los múltiples paradigmas propuestos por las disciplinas que comprenden las ciencias sociales:
sociología, economía, antropología, historia; e incluso desde otras ramas del conocimiento como
la psicología y la filosofía; estos aspectos, además, tienden a ser interpretados por los cientistas
sociales a partir de análisis deductivos fundamentados en las teorías generales desarrolladas por
autores de diferentes épocas y periodos históricos, lo que en parte es vital para cualquier trabajo
investigativo; pero que en efecto puede traer como consecuencia, el riesgo de desconocer el
sentido polisémico propio de las interpretaciones, apreciaciones y discursos originados en el vivir
cotidiano de los individuos con su respectiva y consecuente influencia del contexto espacio
temporal particular.
En consideración de lo anterior, se hizo necesario concebir el significado dado a conceptos como
la riqueza, el poder y la estética, e incluso a la misma cultura mafiosa, considerando lo que
establecen diferentes autores; a la par de un permanente ejercicio práctico de contraste entre estas
afirmaciones académicas y las apreciaciones que surgen a luz de la observación y los discursos
dados en la cotidianidad; en otras palabras, comparar las definiciones teóricas de diferentes
autores sobre la Cultura mafiosa con la significación que la gente provee sobre estos conceptos
desde su realidad representada en el contexto social.
13
En función de lo mencionado, se plantea a continuación el referente epistemológico desde el cual
se desarrolla el presente trabajo monográfico, identificando y estableciendo un contraste entre lo
que implica entender la cultura mafiosa desde las representaciones sociales y el hecho de
establecer conclusiones desde el paradigma de los imaginarios sociales.
Para desarrollar la idea en cuestión: “las representaciones sociales y los imaginarios culturales
sobre las prácticas sociales mafiosas”, es necesario introducir en primera instancia una breve
descripción sobre, cómo se percibe y desde dónde impera la construcción de sentido en la
sociedad colombiana. Para tal aspecto, se parte del reconocimiento de la fuerte influencia en los
procesos de socialización e ideologización que han generado los medios masivos en los diferentes
ámbitos de la vida social, política, económica y cultural. Dicho de otra forma, y aplicado de
manera directa a la pregunta sobre las representaciones e imaginarios que orbitan la problemática
de la cultura mafiosa, se dice que no es extraño encontrarse con múltiples materiales y medios
que exponen, desarrollan, e impregnan la sociedad colombiana con una idea en particular que se
reproduce en la sociedad y que muestra una cultura mafiosa presente en las prácticas sociales
cotidianas del contexto antioqueño, y más enfáticamente, en el contexto socioespacial del Valle
de Aburrá durante las décadas de los 70´s, 80´s, 90´s con una serie de transformaciones en las
estructuras y prácticas mafiosas en los años posteriores. Adicionalmente se afirma, que el
problema es complejizado cuando los medios que transmiten información, además de ser medios
de influencia masiva; constituyen un imaginario único, sesgado, y que además realiza un
tratamiento de la información ligada a las emociones del individuo y la construcción de
identidades, etc. Como resultado, aparte de presentar una visión que desconoce la contextualidad
espacial y temporal, y la complejidad de la problemática de la Cultura Mafiosa mediante
personajes e historias recreados; los “sujetos espectadores – consumidores” terminan
14
construyendo estereotipos o imaginarios basados en estas historias enriquecidas, por el ánimo de
la industria cultural de estimular el consumo audiovisual de sus producciones; naturalizando con
ello diversas prácticas socioculturales que guardan relación con una cultura mafiosa; o en el
mejor de los casos, los productores audiovisuales se encargan de readaptar y de traer a la
actualidad los hechos acontecidos en las primeras décadas del narcotráfico (eventos acontecidos
en las décadas de los 70´s a los 90´s, donde se recrudeció la violencia, y se presentó un fenómeno
en cual la económica legal se mezcló con el dinero del narcotráfico), dando a entender con ello
que la historia y las dinámicas socioculturales, y con estas últimas, las percepciones sobre la
riqueza, el poder, la justicia y la riqueza mafiosa; se conservan y por ende se aplican en la
actualidad y sin distinción en cualquiera de las 16 comunas en las que organiza la ciudad de
Medellín, de la misma forma a como se presentaba en la época del llamado “Cartel de Medellín".
Con lo visto, se identifican en primer lugar los imaginarios constitutivos del sujeto, que se fundan
en el discurso masivo y dominante de los medios, donde el enfoque de estos medios se orienta
hacia los actores más comunes relacionados a las dinámicas mafiosas y que constituyen
estereotipos de vida (Narcotráficantes). Contrario a esta idea se busca rescatar el discurso local de
los habitantes, de quienes viven la cotidianidad del Barrio la Frontera, Comuna 2 de Medellín;
resaltando las prácticas sociales y discursivas que construyen argumentaciones y sentidos
alrededor de las dinámicas mafiosas; para lo cual es indispensable responder a esta problemática
desde el análisis de las representaciones sociales. De manera que, al considerar dar voz a los
sujetos que viven día a día entre “grupos ilegales organizados” y “dinámicas socioculturales
mafiosas”, siendo de alguna forma, participes de las dinámicas derivadas de estas; al pretender
volver a estos sujetos protagonistas de su propia historia, en la cual convergen experiencias
ligadas a la mafia; es donde nace la necesidad investigativa de desarrollar la temática a partir del
15
concepto de las representaciones sociales, conservando y contrastando con los estereotipos
evidenciados en los imaginarios sociales.
¿Qué sucede particularmente con los imaginarios sociales en el desarrollo de una problemática
como la Cultura Mafiosa? El problema de limitarse a esta perspectiva, se presenta en el carácter
abstracto y generalizante que caracterizan los imaginarios sociales, además de las tendencias
homogeneizadoras y moldeadoras de tales imaginarios, esta problemática ya había sido
identificada por Baeza (Baeza, 2000:29) quien expone que, a pesar que los imaginarios también
pueden ser de carácter plural; frente a su condición idealizadora surgen diferentes niveles de
generalización. El aspecto que aquí resulta inquietante es la intencionalidad en la generalización
de estos imaginarios mediante lo que Baeza llama “imaginarios dominantes” e “imaginarios
dominados”. Esto implicaría ver los imaginarios como un espacio de lucha, de tensiones y de
poder, en los cuales un posible enfoque a la problemática planteada podría resumirse al tema de
la dominación y el poder, en cuanto a los procesos de apropiación de los sistemas simbólicos
constituidos por los imaginarios por parte de quienes poseen los medios masivos de información
y plantean mediante estos, una perspectiva y unos imaginarios en relación a intereses específicos.
Frente a limitantes de este tipo, en la comprensión de una problemática que compete no solo al
municipio de Medellín y sus locaciones barriales, sino en general a la imagen de Colombia; se
resalta el valor de la singularidad de las representaciones sociales, que aunque no sean ajenas a
las manipulaciones mediáticas, esta forma de conceptualizar y entender los mecanismos de
internalización de la realidad corresponden a constructos sociales que difieren de los imaginarios
culturales en la importancia que se provee a los procesos cognitivos y que enfocan su mirada a la
situación del sujeto en la sociedad, en otras palabras, en su propio contexto espacio temporal. Así
pues, con las representaciones sociales se trata de percibir constructos sociales edificados por el
16
individuo según sus vivencias, sus percepciones, y sus experiencias con la realidad, partiendo de
la vida cotidiana como fuente de análisis, más que en la relación del sujeto con la información
que moldea su percepción.
Ahora bien, en visto de lo afirmado es necesario reflexionar que los imaginarios y las
representaciones sociales no presentan una relación opuesta entre sí; es inevitable considerar que
los imaginarios culturales, como percepciones abstractas e ideales según el caso, nutren y
fundamentan el punto de partida para comprender las representaciones sociales en sí mismas; y es
de reconocer que la diferencia entre estas categorías radica en los estratos semánticos y en los
procesos de producción de sentido, que para las representaciones concede un grado mayor de
énfasis en lo particular y concreto, mientras los imaginarios se desenvuelven en contextos más
amplios y conceptos con mayor grado de abstracción, y que estos últimos pueden orientarse a
utopías, o modelizaciones de la sociedad, y consecuentemente incidiendo en configuraciones de
lo social como realidad presupuestada.
Lo anterior es sintetizado por Lidia Girola (Girola, 2007), que haciendo alusión a De Alba,
define el espacio y la manera en que se percibe los imaginarios y las representaciones sociales, en
la vida social, con esto se complementa lo afirmado anteriormente respecto a los imaginarios
dominantes reproducidos por los medios y la necesidad de exponer unas representaciones
discursivas que surgen de la vida cotidiana de los sujetos que habitan un contexto especifico, y
que se complementa en la interacción con otros sujetos, con su espacio, y con su propia historia:
―las representaciones sociales están ancladas en los micro universos
sociales formados por los grupos de pertenencia/referencia del sujeto,
17
mientras que los imaginarios son esquemas de representación asociados a
entidades culturales más amplias, como la nación, el grupo étnico o la
época; que las representaciones sociales tienen objeto y sujeto, mientras
que los Imaginarios no lo tienen, sino que más bien refieren a deseos,
proyectos, utopías elaboradas simbólicamente; y que finalmente, ambas
nociones pueden complementarse‖.1
Para concluir, la postura epistemológica que se plantea en el presente trabajo trata sobre “Las
representaciones sociales” adscrita a la disciplina de la psicología social, como eje central en el
desarrollo de las percepciones, las construcciones de sentido y las dinámicas que orbitan en torno
a la cultura mafiosa y las representaciones sobre el poder, la riqueza y la estética, en contraste con
la perspectiva de los imaginarios sociales.
Las representaciones sociales son consideradas coherentes con la problemática en cuestión puesto
que son contempladas como formas de saber pragmático, un saber que repercute de manera
directa en la práctica social, en la operación, en la acción cotidiana; por su parte, los imaginarios
no se desenvuelven necesariamente en este plano, y pueden limitarse a prácticas discursivas con
las cuales se explique la realidad o lo desconocido con ideales superfluos o abstractos; sin
embargo ambas perspectivas son necesarias y complementarias, y permiten comprender el
problema de las percepciones y prácticas discursivas sobre el poder, la riqueza y la estética;
ligadas a las construcciones simbólicas del sujeto como formas de dar sentido a las prácticas
sociales y discursivas.
1
Girola, L. (2007). Imaginarios socioculturales de la modernidad. Aportaciones recientes y
dimensiones del análisis para la construcción de una agenda de investigación. Revista sociológica
#64, UAM Azcapotzalco, México DF.
18
1.1.1 Representaciones Sociales y construcción de sentido en las prácticas socioculturales.
En problemáticas que ponen en vilo temas como la violencia, la ilegalidad, la estética, la justicia,
la riqueza, etc. es notable que emerjan prejuicios y conclusiones desde el sentido común o desde
la carencia de información y desconocimiento de la realidad y de la complejidad del contexto en
el que se desarrollan problemáticas de este calibre. Aun al realizar trabajos de investigación
social o manejar información sobre esta problemática, surgen tensiones sobre la forma de
interiorizar el mundo, de entenderlo, simbolizarlo, darle sentido y relacionarlo con experiencias y
prácticas. En todo caso, tanto en la vida cotidiana como en las experiencias de investigación,
surgen diversas formas de entender la realidad, todas igualmente legítimas, más no por su
carácter universal. Frente a la legitimidad de las múltiples percepciones de una misma realidad,
resulta de interés para el presente caso, las afirmaciones, argumentos y conclusiones que se
generalizan, a la par que de las que desconocen el contexto en que se desarrollan o que hacen uso
parcial y reducido del mismo; o lo que en los casos más comunes se traduce en la magnificación
y comunicación de los aspectos negativos de la vida social y que comúnmente tienden a ser
visibilizados de manera más sencilla.
El enfoque aquí presentado para plantear una perspectiva epistemológica desde la cual se aborde
la problemática, se basa en el concepto de las representaciones sociales introducido por Serge
Moscovici (Moscovici, S. 1979), y fundamentado especialmente en la disciplina de la psicología
social. Resulta necesario considerar que el origen de la reflexión sobre las representaciones no se
remite a los postulados de Moscovici, aunque este haya planteado una perspectiva coherente con
la manera en que se concibe el conocimiento social en la actualidad, esto es, manteniendo
distancia a la postura positiva de la sociología que percibe leyes universales que determinan el
funcionamiento de la sociedad.
19
El rastreo bibliográfico de la categoría “Representación” permite reconocer su origen formal en la
categoría de las “representaciones colectivas” de Emile Durkheim (Durkheim, 1995), punto de
partida para Moscovici, que reconfigura este término académico en las “representaciones
sociales”; la diferencia entre ambas posturas radica en varios aspectos; en primer lugar la
característica de “social” introducida por Moscovici, acentúa sus bases en la disciplina de la
sociología, pero también en la psicología y la importancia de las interpretaciones del sujeto y de
su conciencia particular, contemplando que la situación de un individuo, en y frente al mundo,
determina también sus interpretaciones sociales; razón por la cual desde la interpretación de
Moscovici, no se concibe el sujeto simplemente como un ente constituido en pleno por las
instituciones sociales, sino también como constituyente de su propia realidad e intérprete de la
misma desde sus funciones psicológicas.
Entonces, dicho concepto se desarrolla bajo el presupuesto de que existen procesos sociales y a
su vez procesos cognitivos, ambos relevantes en los procesos de construcción de la realidad; por
tal motivo tanto las experiencias sociales como los procesos cognitivos de cada individuo, se
encargan de producir representaciones sociales que aunque guardan similitudes en cada uno de
los miembros de un grupo social, no se presenta de manera estática ni se comparte por todos los
individuos de forma homogénea como lo pretendía Durkheim al desarrollar su idea de las
representaciones colectivas. Sobre este aspecto, Lidia Girola haciendo alusión a Moscovici, hace
la siguiente afirmación, respecto a las diferencias entre la categoría de las representaciones
sociales y las representaciones colectivas desarrolladas por Emile Durkheim.
20
―¿Por qué abandonar el adjetivo ―colectivas‖ y calificar de ―sociales‖ a
las representaciones? Moscovici señaló que las representaciones ―son
colectivas en la medida en que están encarnadas en la comunidad donde
son compartidas homogéneamente por todos sus miembros‖ (Moscovici,
1988: 218) de ahí que fueran parte fundamental de la conciencia colectiva
para Durkheim, pero que si se considera que existen muchas
representaciones, que no son homogéneamente compartidas, sino que
pertenecen a grupos diversos dentro de una sociedad, que pueden incluso
estar en contradicción unas con otras, y que son creadas y renovadas
continuamente, entonces es más apropiado llamarlas sociales‖. 2
Así pues, se concibe las representaciones como construcciones dinámicas, que cambian
permanentemente en función de los cambios socioculturales que acontecen en la historia; y esta
es la primera causa por la que volviendo al problema planteado de las representaciones sobre el
poder, la riqueza y la estética en el marco de una cultura mafiosa, se difiere de los constructos
arraigados en la percepción de los individuos como parte de una reproducción permanente de
información estática, tratada y reproducida por medios masivos; los cuales se empeñan en resaltar
los mismos actores y los mismos periodos en los que se percibió de manera más enfática las
dinámicas mafiosas en el contexto del Valle de Aburra, considerando el periodo del auge del
narcotráfico en Antioquia. Con lo anterior, es necesario validar que existe una transformación
constante y variaciones constitutivas en las representaciones sociales entre cada individuo
2
Ibíd. PP. 26
21
perteneciente a un grupo social o comunidad barrial, análogas a los cambios, económicos sociales
y culturales a los que los mismo sujetos están expuestos en el contexto de su vida cotidiana.
Respecto a lo mencionado, Moscovici plantea ciertos factores fundamentales en la constitución
de las representaciones sociales y que permiten hacer una idea de su magnitud (Moscovici, 1979),
el primero de estos corresponde a “la información”, el elemento más común para los agentes
externos de un contexto especifico y por el cual entran a construir su propio compendio de
imaginarios sobre los otros y sobre sí mismos, en la parcialidad de este factor entra el saber de la
persona desde la información que ha acumulado, por lo que fácilmente puede ser orientado a
estereotipos delimitados por quien pueda emitir la información de manera más eficiente. El
segundo factor guarda relación con “la imagen”, o las prácticas sociales que se reproducen en la
cotidianidad, más que con los mismos discursos, memorias e historias sobre dichas prácticas. En
el tercer factor intervienen “las opiniones”, en función de lo que la persona cree, en este caso, no
solo manifestando desde el sentido común, sino recogiendo al sentido común, a la información y
a lo que se ha visto y vivido. El último factor a considerar esta comprendido por “las actitudes”,
el hipertexto que acompaña el discurso del sujeto y que se traduce en sus acciones y posiciones
en base a los sentimientos o emotividades.
Las representaciones sociales son entonces construcciones simbólicas que nacen de las prácticas
sociales, de la cotidianidad, la experiencia, el manejo de información y la interrelación de los
actores sociales, estas representaciones permiten comprender las dinámicas de la vida social, y a
partir de esta comprensión se genera en el sujeto espacios de acción determinados por una
posición moral y ética que determinan las posibilidades en el quehacer; en efecto, las
representaciones se desenvuelven a partir de las percepciones de la realidad en primera instancia,
lo cual no implica que estas percepciones correspondan a la realidad misma, aun menos
22
recordando que existen diferentes percepciones con similitudes como consecuencia de los
procesos socio cognitivos.
Ahora bien, y luego de contemplar las afirmaciones previas, se puede deducir que la importancia
de las representaciones sociales radica en que no se limita a una imagen social de la realidad, no
es una idea simple del mundo, ni una opinión, las representaciones sociales constituyen
argumentaciones discursivas y teorías que desde el habitar de los sujetos y sus prácticas sociales,
elaboran para justificarse, para ordenar la riqueza de elementos simbólicos que confluyen en las
interacciones socio espaciales, y a su vez como sistema de códigos que permiten una
comunicación.
Se puede concluir sobre este punto, que las representaciones sociales implican un complejo
sistema de construcciones simbólicas, en las cuales se resaltan aspectos relevantes y comunes
(sujetos, objetos, situaciones, ideas, relaciones, comportamientos, decisiones) que se reproducen
en las prácticas sociales y discursivas de los individuos, y que terminan por naturalizarse,
aceptarse y reconocerse en la cotidianidad, más aun, no deja de lado modos de interpretación
estructurados en teorías o formas estructuradas de explicarse.
1.1.2 Imaginarios Sociales: Estereotipos generalizados.
En sí mismo el término “imaginarios” tiene gran trayectoria histórica, sin embargo durante su
prolongada historia no ha sido interpretado ni estimado de la misma forma. El surgimiento y
fortalecimiento del término “imaginarios sociales”, en el sentido que interesa al presente trabajo,
se produce a partir de los años setenta, con los trabajos de Cornelius Castoriadis, y a partir del
cual otros autores realizaron sus derivaciones y especificaciones sobre el término.
23
Hablar de los imaginarios actualmente, no es referirse a un problema de ficción, imaginación,
mito, fantasía o mera especulación, los imaginarios como categoría de apoyo en las ciencias
sociales han presentado una transformación hacia la legitimidad de su aplicación para
comprender la realidad. El entenderlo de esta forma parte de la comprensión de que la realidad
social está estructurada también por una construcción mental, que se materializa en las prácticas
sociales (Banchs, 2007), en otras palabras, la vida cotidiana y las prácticas sociales no están
comprendidas por simples acciones, sino que llevan consigo un conjunto de códigos y sistemas
simbólicos que dan sentido a estas prácticas, y es aquí donde operan los imaginarios sociales
como generadores de sentido social. En efecto, Los imaginarios pueden catalogarse como una
extensión de la realidad material, los imaginarios comprenden el lado no explicitado directamente
en las prácticas sociales, pero en efecto impregnan todas las instancias de la vida social, al
promover elementos simbólicos para entender, dar sentido y complementar la realidad vista.
Entre las características más relevantes de los imaginarios sociales Baeza afirma que:
―Los imaginarios sociales son múltiples y variadas construcciones mentales (ideaciones)
socialmente compartidas de significancia práctica del mundo, en sentido amplio,
destinado al otorgamiento de sentido existencial‖. 3
La particularidad de los imaginarios sociales, considerando nuevamente las afirmaciones de
Baeza (Baeza, 2003:34) se establece en la intermediación que dichos imaginarios proveen entre
3
Baeza (2003) Imaginarios sociales. Apuntes para la discusión teórica y metodológica. Editorial
Universidad de Concepción, Concepción. PP. 12
24
la imagen social que se tiene del presente, en conexión de lo que se pretende y de cómo se
idealiza hacia el futuro, y del reconocimiento del pasado como historia y memoria.
Otra característica importante de los imaginarios sociales es su grado de generalidad y
abstracción, su énfasis recae en un análisis de lo social que se puede remitir a contextos amplios,
agrupando ideas, ideales, sistemas de valores, imágenes colectivas, ilusiones, utopías, deseos,
miedos, expectativas, referencias y conjuntos de códigos que permiten la comunicación y el
entendimiento a grandes escalas.
En vista de la anterior aseveración, resulta inquietante cuestionarse sobre cómo se pueden
relacionar los imaginarios sociales con estereotipos que masifican la percepción de una
problemática. Ante esto, Juan Luis Pintos, director del Grupo Compostela de Estudios sobre
Imaginarios Sociales, afirma:
―Los imaginarios sociales son aquellos esquemas abstractos de
representación construidos socialmente que nos permiten percibir algo
como real, explicarlo e intervenir operativamente en lo que en cada
sistema social se considera como realidad‖ al par que ―rigen los sistemas
de identificación y de integración social y hacen visible la invisibilidad
social‖. Tienen que ver con las ‗visiones del mundo‘, con los meta-relatos,
con las mitologías y las cosmologías...‖4
4
Pintos, J.L. (1995) Los imaginarios sociales: la nueva construcción de la realidad social
Editorial Sal Terrae, Cantabria. PP.8
25
Así pues, considerando que lo que se plantea en el presente trabajo es un análisis sobre las
elaboraciones discursivas y las prácticas sociales desde lo local, y un análisis que reconozca las
diferentes perspectivas sobre la mafia en lo que compete a la estética, la justica, el poder y la
riqueza, aun pese a la tendencia homogeneizante de las estructuras e instituciones sociales; se
otorga mayor prioridad epistemológica para el desarrollo de la problemática planteada a la
categoría de las representaciones sociales, sin desconocer que el ámbito de los imaginarios
culturales es parte fundamental en la consolidación de las representaciones, y que por ende, como
se sustentará más adelante, no se entiende aquí ambos conceptos como opuestos sino como
complementarios en los procesos de significación de la realidad.
1.2
Etnometodología. La Apreciación Cualitativa Del Discurso.
Para desarrollar un trabajo que considere las representaciones e imaginarios sociales sobre el
poder, la riqueza y la estética mafiosa; existen diferentes vías metodológicas para aplicar a la
investigación, y que en aplicación interdependiente se podrían utilizar y complementar entre sí;
sin embargo el factor metodológico aplicado en la presente monografía, comprende las siguientes
características generales: énfasis cualitativo en la recolección de la información; un análisis
hermenéutico interpretativo de la información obtenida; y una tendencia inductiva-deductiva en
el desarrollo de las categorías problematizadas (poder, riqueza y estética mafiosa). De manera
que, a pesar de las múltiples perspectivas metodológicas mediante las cuales se puede
desenvolver el trabajo, se ha optado por un enfoque etnometodológico, en contraste a una
recolección de fuentes documentales, método con el que se pretende tomar distancia de
26
tendencias positivistas, cuantitativas, estadísticas y/o deterministas en la investigación social. Así
pues, partiendo de la idea que:
―el mundo social no se reproduce por las normas internalizadas (…), sino
en situaciones de interacción donde los actores lejos de ser meros
reproductores de leyes preestablecidas que operan en todo tiempo y lugar,
son activos ejecutores y productores de la sociedad a la que pertenecen.
Normas, reglas y estructuras no vienen de un mundo significante exterior
a, e independiente de las interacciones sociales, sino de las interacciones
mismas. Los actores no siguen las reglas, las actualizan, y al hacerlo
interpretan la realidad social y crean los contextos en los cuales los hechos
cobran sentido‖ 5
Se busca generar conclusiones desde la etnometodología con el fin de refutar los parámetros
positivistas, que generalizan las conclusiones correspondientes a la problemática de “la Cultura
Mafiosa” y que por su naturaleza universal no diferencia las practicas socioculturales en
diferentes temporalidades y espacios; y que consecuentemente han puesto al sujeto y su realidad
social en una condición que limita las posibilidades de autodefinición, autoreferenciación y auto
comprensión; siendo supeditadas las condiciones del sujeto y su cultura a definiciones desde lo
macro, desde lo general; no solo mediante las teorías que universalizan las explicaciones sobre la
5
Garfinkel, H. (1967). ¿Qué es etnometodología? En GUBER, Rosana (2001). Etnografía.
Método, campo y reflexividad. Grupo Editorial norma. PP. 17.
27
sociedad y sus relaciones, sino también mediante la reproducción de las imaginarios dominantes
promovidos por las instituciones del Estado y medios masivos.
La etnometodología, por el contrario, se presenta como una propuesta que pretende rescatar la
investigación cualitativa en un momento de las ciencias sociales, en el cual sobresale la obtención
de resultados cuantificables, objetivos, medibles, verificables y aplicados indistintamente sobre la
realidad social.
Por lo anterior, mediante la aplicación de la etnometodología se logró que los actos de los
individuos fueran los directamente responsables de determinar y comprender las leyes o normas
que se aplican a su propio contexto. De manera que la etnometodología, al dar relevancia a los
espacios en que cada individuo se relaciona con su espacio y con otros en su cotidianidad,
considera que la racionalidad práctica es la base mediante la cual cada quien altera las normas de
su contexto; en efecto, el objetó primordial de estudio son todas las actividades, racionalidades,
cotidianidades y formas de expresión y comunicación de carácter práctico y común de los
individuos. La etnometodología habría de presentarse entonces como la investigación empírica
sobre los fenómenos de la cotidianidad de los sujetos, sus discursos y otras prácticas, factor
primordial que permitió desarrollar un análisis de las representaciones sociales desde la realidad
vivida, en el interior de la cotidianidad de unos sujetos específicos.
―La etnometodología venía a recordar a los científicos sociales que una parte
importante del trabajo de análisis de las prácticas humanas, ya sea individual, ya
sea colectivo; puede ser llevado a cabo a partir de materiales que guardan el dato
en su pureza original, mantienen la frescura del relato vivido por los actores y
28
tratan de rescatar el máximo de información que en términos generales
proporciona el relato del individuo.‖ 6
En conclusión, mientras mediante otras formas de investigación (cuantitativas principalmente) se
logra concebir conclusiones generales, pasando por alto las diferencias y particularidades entre
individuos; la etnometodología se cruza con campos de análisis individual como la psicología, la
historia oral, y el complejo lenguaje oral y gestual del sujeto, convirtiendo la palabra y la acción
de los sujetos en una fuente de rica información para el análisis de la problemática planteada. Por
su parte, la responsabilidad como investigador que aplica una ruta etnometodológica, se basa en
mantener los hechos tal como son narrados y de contemplar los factores únicos, distinguibles en
cada persona, como fruto de las estructuras individuales reflejadas en cada lenguaje. Lo anterior,
se prestó además para obtener información detallada, clasificable o diferenciable en contraste a
otros individuos, aun cuando su contexto tiempo espacial sea similar; contrario a la común
generalización que se ha producido mediáticamente sobre las condiciones culturales del contexto
del Valle de Aburra que lo relacionan con dinámicas mafiosas de manera indistinta.
Finalmente, considerando la complejidad del hecho de que los análisis etnometodológicos se
deben realizar siempre de forma interpretativa con base a las pruebas obtenidas, se hizo uso para
su correcta ejecución, y con el fin de no caer en conclusiones prejuiciosas; varias técnicas de
recolección de información como la grabación de entrevistas y conversaciones, el diario de
campo, y la observación de prácticas sociales cotidianas, acompañada de registros fotográficos,
de audio y visuales; información de diferente tipo que contribuye en su conjunto a dar una
6
URBANO GIL, Henrique. (2007) El Enfoque Etnometodológico En La Investigación
Científica. Universidad de San Martín de Porres. PP. 36
29
interpretación coherente de lo percibido durante el trabajo de campo. A su vez se presenta en el
informe una cita constante de lo que afirman diferentes autores sobre la practica sociocultural
mafiosa, y que permite mantener una analogía constante entre la definición conceptual de la
Mafia y las prácticas socioculturales cotidianas identificadas mediante la observación de los
individuos que habitan y construyen el contexto diario del barrio La Frontera en la Comuna 2 de
Medellín.
30
2. MAFIA: CONCEPTO Y CONTEXTO
Para iniciar con el abordaje de lo que es La Mafia, es necesario hacer una distinción entre lo que
representa “La cultura mafiosa”, como el conjunto de prácticas socioculturales que definen un
estilo de vida y que se precisarán más adelante; y la práctica mafiosa, como actividad ilegal
relacionada con prácticas socioeconómicas particulares y diferenciable de otras actividades
ilegales.
―Por mafia no se entiende tanto unas pocas organizaciones criminales,
sino un estrato social (‗burguesía mafiosa‘), o un conjunto de sujetos
provenientes de clases inferiores que se proponen la meta de entrar a ser
parte de las clases dominantes, que se sirven de medios violentos e
ilegales, de un sistema propio y verdadero para acumular capital y para
procurarse oportunidades de inversión además de adquirir y administrar
posiciones de poder dentro del sistema de dominación en su conjunto,
valiéndose de un código cultural, determinado pero no inmodificable, y
gozando de un consenso social relativo, variable según la fase histórica y
de los medios utilizados para obtenerlo‖ 7
Partiendo de la anterior afirmación, se hace cita del siguiente fragmento con el cual se empezará
el desarrollo de lo que refiere la Mafia como práctica socioeconómica ilegal:
7
Santino, Umberto y La Fiura, Giovanni. (1990) L’impresa mafiosa. Milán: FrancoAngeli. PP.
18 - 19
31
―La mayoría de los autores coinciden en estimar que una asociación
mafiosa es una organización de crimen concreta con fines altamente
lucrativos, cuyos miembros son reclutados por iniciación o cooptación,
que recurren tanto a la corrupción como a la violencia para obtener el
silencio y la obediencia de sus miembros, así como de terceros y, de este
modo, alcanzar el poderío económico que garantice sus medios de acción.
En ocasiones, posee una historia y una fuerte implantación sociocultural
local (…) 8
La anterior afirmación describe las características generales de una asociación mafiosa;
adicionalmente, esta definición tiene pretensiones de aplicación universal, considerando que no
se hace alusión a una asociación mafiosa en particular, ni a la actividad mafiosa desarrollada en
algún Estado. De hecho, es el mismo carácter universal sobre el cual generalmente se comprende,
relaciona y condiciona las actividades socioeconómicas mafiosas que se implementaron en
Colombia; para el presente caso, las desarrolladas en el Valle de Aburrá durante el apogeo de los
carteles del Narcotráfico, y que hoy en día ha conservado su interpretación, pese a sus múltiples
transformaciones; y que además
ha permitido diferenciar desde el imaginario social,
una
actividad socioeconómica Mafiosa, de las prácticas socioeconómicas ilegales de carácter
subversivo, de delincuencia común, y otras múltiples modalidades delincuenciales en Colombia.
Así pues, diferentes sectores de opinión y académicos han llegado a relacionar lo que acontece en
el contexto de Medellín y su área metropolitana, en consideración de las características que
8
De la Cruz Ochoa, Ramón. (2006). Crimen organizado. Delitos más frecuentes, aspectos
criminológicos y legales. PP. 58
32
definen una asociación mafiosa. A continuación se identifican y explican algunos de estos
aspectos concretos, partiendo de la síntesis de factores que identifican una asociación mafiosa
según De la Cruz Ochoa (De la Cruz, 2006;56-67):
-
Una asociación mafiosa, es una empresa criminal con ánimo de lucro y que basa su
economía en actividades ilegales desarrolladas a niveles que van desde lo local (para el
caso de la Comuna 2 de Medellín, se percibe en el cobro de extorsiones a comerciantes y
transportadores; y el pago de vigilancia obligatoria de los habitantes del sector a la Banda
Criminal que allí opera: “Los Triana”), y que puede alcanzar un espacio de operación a
nivel internacional. (Como sucede con la participación en actividades de narcotráfico
internacional, desarrollada por los lideres o “cabecillas” de la misma Banda Criminal
“Los Triana”. E Igualmente, y como ejemplo aún más representativo, la empresa
multimillonaria del narcotráfico que se fundó por el conocido “Cartel de Medellín”)
-
Cabe aclarar que, a pesar de que las mafias en su origen (Italiano) hayan nacido y se
hayan reproducido por el mundo como empresa estrictamente familiar, en la actualidad
este condición no representa una constante; aun así la asociación mafiosa conserva parte
de la tendencia a constituirse por relaciones de confianza, especialmente entre los
cabecillas o líderes, los cuales priorizan en algunos casos los vínculos familiares, las
relaciones de amistad, o una íntima cercanía para componer el conjunto que ejerce la
jerarquía en la organización; Así pues, los integrantes que componen la punta de la
pirámide que ejerce el poder principal en la asociación mafiosa permiten progresivamente
el ingreso de nuevos integrantes a la empresa criminal en cuanto se genera la necesidad de
cumplir con múltiples tareas y funciones para el adecuado y eficiente desempeño de los
objetivos lucrativos de la asociación. Por su parte, los nuevos miembros, deben cumplir
33
ciertas tareas y procesos, donde además de aprender y aceptar las normas, las cuales son
de conocimiento general de los integrantes, pueden llegar a aprender algunas técnicas y
habilidades específicas según la jerarquía y la función que cumplan (Manejo de armas y
vehículos, solución de conflictos barriales,
conocimientos en contabilidad y
administración, etc.).
-
Las asociaciones mafiosas requieren en muchos casos de la colaboración de terceros, o
individuos que no pertenecen directamente a la organización: policías, comerciantes, e
incluso la misma población donde opera. Para lograr la colaboración de estos individuos
recurre generalmente a 2 métodos; la corrupción: pagos, sobornos, “favores”, tráfico de
influencias, entre otros; y la violencia: amenazas, asesinatos, golpizas, expropiaciones,
etc.
Las anteriores características, responden a una tendencia aplicada a las diferentes asociaciones
mafiosas que han existido en el transcurso de la historia, entre las cuales se encuentran:
La Mafia Siciliana, (como una de las principales y más reconocidas asociaciones mafiosas a nivel
mundial); la Camorra, o Mafia Napolitana, La Ndragheta o Mafia Calabresa; y por último, la
Sacra Corona Unita; todas en Italia. En Estados Unidos, se identifica La Cosa Nostra, una familia
de procedencia Italoamericana que llegó a tener influencia en la generación de subgrupos
mafiosos en otros países como Cuba. Los Yakuza en Japón, donde se resalta algunos de sus
principales sub grupos: los Toa Yual Jigio Kumia, Yamaguchi-Gumi, Inagawua-Kai, y el
Sumiyoshi-rengo kai. La Mafia China, que se estructura también en varios subgrupos conocidos
como “triadas”: The Sun Yee On, The Wo Group, the 14 k, The Luen, The Big Circle Gang, e
igualmente, The United Bamboo and The Four Seas Gang. Por otra parte, se encuentra la Mafia
34
Soviética y su sucesor, la Mafia Rusa, donde predominan: La Grigada del Sol, la Mafia Odessa y
el grupo Armeniano; y finalmente cabe destacar La mafia Nigeriana, como una de las grandes
empresas criminales encargadas del comercio de heroína a nivel mundial, especialmente a los
E.E.U.U. Ahora bien, Latinoamérica no ha sido la excepción; en este espacio se han consolidado
diferentes empresas criminales mafiosas y de gran influencia a nivel mundial, tanto por sus altos
rendimientos económicos mediante actividades ilegales, como por la práctica de la violencia y su
permeabilidad en las diferentes esferas de la vida social. Dentro de las mafias que han existido en
Latinoamérica se referencian las siguientes. En México: el cartel de los Carrillo o de Juarez; el
Cartel de los Arellano Félix o Cartel de Tijuana; el Cartel del Golfo; el Chapo Guzmán; Los
Amescua; el Cartel del milenio o de los Valencia; y por último, las actividades ilegales de Pedro
Díaz Parada. En Centro América y el caribe: las Mafias de República Dominicana y Cuba,
resaltando que en este contexto las consecuencias directas de la actividad mafiosa colombiana y
Mexicana han estimulado más el crecimiento de la delincuencia común fuertemente armada y
violenta al servicio de estas mafias, que el mismo surgimiento de nuevas organizaciones
mafiosas, siendo la causa, el ser un sitio de paso de diferentes mercados (armas, sustancias
psicoactivas, trata de personas, etc.) hacia los EEUU. Y finalmente, se identifica las estructuras
mafiosas Colombianas, que tienen origen en la reestructuración de los carteles de Medellín y
Cali, en la Bonanza Marimbera de la Costa Atlántica, y el surgimiento de los primeros grupos
paramilitares que posteriormente dieron surgimiento a los múltiples bandas criminales, o
delincuencia organizada que hoy operan en diferentes zonas del país, en particular en el contexto
de Medellín y su Área Metropolitana, o como se conoce al Valle de Aburrá.
35
2.1 La Cultura de ―La Cultura Mafiosa‖
Como se mencionó en la introducción del anterior aparte, es necesario hacer una distinción entre
lo que significa una Actividad Socioeconómica a Cargo de una asociación Mafiosa; y los
prácticas socioculturales que relacionan la vida de los individuos de un contexto con La Mafia; en
otras palabras el estilo y la estética en la vida de un individuo determinada por las consecuencias
directas e indirectas de la mafia. Así pues, luego de describir las características generales que
definen una organización criminal de carácter mafioso, y de reconocer el trasegar de diferentes
organizaciones mafiosas en varios continentes, no siendo la excepción América latina. Se
procederá a examinar el otro lado de la moneda, o lo que referencia al aspecto cultural de la
mafia, en otras palabras los diferentes aspectos de la vida sociocultural de los individuos, que
teniendo o no participación directa en una asociación mafiosa, presentan una permeabilización de
las Mafia en diversos aspectos de la esfera social. Tomando esta idea en consideración, se afirma
que el concepto “cultura mafiosa” ha sido adaptado para explicar la realidad del país en lo que
respecta a una problemática sociocultural en particular.
Ahora bien, la amplia aplicación de este concepto para explicar diferentes problemáticas puede
resultar ambigua frente al carácter polisémico de la Mafia, debido a que la Mafia acoge en sí
diversas problemáticas del país que van desde las actividades del narcotráfico, pasando por la
corrupción estatal, hasta la influencia en las prácticas sociales de las sectores más particulares de
la sociedad. Lo anterior conlleva a que, si bien para algunos académicos todas las problemáticas
mencionadas hacen parte de un mismo proceso en la sociedad; para otros no debería ser
generalizado, y por ende no se debería utilizar el concepto de Cultura Mafiosa
indiscriminadamente para explicar todas las problemáticas presentadas, tal como se explica en el
siguiente fragmento de una columna de opinión del Diario El Espectador:
36
―Hace algún tiempo, varios analistas, periodistas y académicos
colombianos encontraron la clave para interpretar nuestras angustias y
entender nuestros problemas. Dando muestras de una gran intuición
sociológica, de una enorme capacidad para resumir lo complejo y
simplificar lo diverso, lograron lo imposible: encajar una realidad
desaforada, inaprehensible podríamos decir, en una sola idea reveladora,
a saber: ―La cultura mafiosa‖. La importancia de esta innovación
conceptual puede ilustrarse por medio de algunos ejemplos que no agotan,
sobra decirlo, su enorme capacidad explicativa. (…)Pero más que la
cultura mafiosa, a mí me interesa otra idea, ―la cultura de la cultura
mafiosa‖, esto es, la adhesión de muchos colombianos a una teoría que
pretende explicarlo todo (el consumismo, la corrupción, la violencia, el
machismo, el oportunismo, etc.) pero que al final de cuentas no explica
nada. O mejor, sólo explica la ignorancia (o la pereza) de quienes
recurren con frecuencia al atajo conceptual de ―la cultura mafiosa‖. 9
La anterior afirmación permite, más que acercarse a la crítica realizada por Gaviria (2007),
destacar la idea de una “Cultura de La Cultura Mafiosa”, en otras palabras, la constitución de un
concepto que nace como imaginario cultural y que conlleva a definir todo lo derivado de la
cultura colombiana con prácticas socioculturales mafiosas que se sintetizan en dos palabras:
9
Gaviria, Alejandro. (2007). Cultura mafiosa. Periódico El Espectador. Extraído de
http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-291667-cultura-mafiosa. 27 Mayo 2014.
37
Cultura Mafiosa. De igual forma, independiente de que tan indiscriminadamente se haga uso del
concepto Cultura Mafiosa para explicar la realidad del país, es necesario reconocer que las causas
de muchas problemáticas socioculturales, tienen una causa en común, contrario a lo que afirma
Gaviria, este aspecto en común es el proceso constitutivo de imaginarios culturales a partir de
una práctica apologética de la figura mafiosa, en novelas, películas, series etc. Y que de una u
otra forma limitan la posibilidad de auto constitución del sujeto, o de auto representación.
En síntesis parcial, es tan aplicable el concepto de “cultura mafiosa” a la explicación de la
realidad colombiana, como evidente una “cultura de la cultura mafiosa”, en la medida que es
perceptible la tendencia a generalizar la relación entre los diversos problemas sociales,
económicos, políticos (delincuencia, tráficos ilegales, bandas criminales, corrupción, cultura del
atajo y del menor esfuerzo, ostentosidad) con el mismo concepto de cultura mafiosa. Lo
mencionado se puede puede percibir en la siguiente cita:
―La presencia de lo mafioso no solo en la realidad sino en el imaginario
colombiano es de una contundencia inocultable. Sus prácticas cotidianas,
sus referentes simbólicos, su imaginario social, su identidad nacional
gravitan y se define desde la cultura mafiosa y el culto a lo mafioso que las
grandes mayorías reivindican sin remordimientos. No es sino oír a las
audiencias, en su lenguaje de intolerancia y discriminación, defendiendo la
exclusión de las minorías que no se atienen a sus parámetros de vida,
alentando una violencia ciega contra aquellas mientras a sí mismas se
autoproclaman, a la luz de los ejemplos carismáticos, portadoras de la
38
verdad de la ‗patria‘. Verdad mafiosa, por supuesto, del ‗todo vale‘ por
encima de cualquiera y de la misma institucionalidad‖. 10
Luego de validar la existencia de una cultura mafiosa, mediante una cultura que promueve el uso
de este concepto (cultura de la cultura mafiosa) para explicar algunas de las principales
problemáticas presentes en el país y particularmente en el contexto de Medellín y su área
metropolitana, resulta necesario concebir la esencia de la cultura mafiosa iniciando por la
comprensión de la cultura colombiana en sí misma.
Oscar Mejia Quintana, escritor y compilador del libro: ¿Estado y Cultura mafiosa en Colombia?
(Mejia Q, 2010); explica la situación de la cultura anclada a las características de la mafia, para
esto hace referencia a tres particularidades que permiten identificar las características
estructurales de nuestra cultura. En primer lugar se estudia la cultura en el marco de la ideología.
Desde esta postura se dice que desde el periodo de la conquista se fueron tejiendo las formas de
imposición por las cuales se limitó casi hasta su derogación la construcción de lo que podría
definirse como una cultura propia desde el marco ideológico. De igual forma se denota la manera
en que se lleva a cabo la interpretación de las tradiciones culturales y mediante los cuales se
genera la identidad de los procesos socio-históricos. Y finalmente dentro de lo demarcados
factores de caracterización cultural se encuentra la denominada deformación ideológica, la cual
10
Mejía Quintana, Oscar (2010) Cultura política y cultura mafiosa en Colombia: elementos
epistemológicos para una aproximación sociocultural. En ¿Estado y cultura mafiosa en
Colombia? Grupo de investigación Cultura Política, Instituciones y Globalización. Bogotá:
Universidad Nacional de Colombia. PP. 65
39
es el resultado de la mitificación de los llamados símbolos primarios, esto recoge los postulados
de Ricoeur de “fundir la hermenéutica de la tradición de Gadamer y la crítica de la ideología de
Habermas en un hermenéutica critica, donde se apuntaría la interpretación integral de la cultura
en América latina‖. (Mejía Q; 2010: 21)
Por otra parte, Quintana reconoce alguno otros elementos relevantes en la constitución específica
de la cultura, dentro de estos se habla de la “identidad polarizada”, refiriéndose particularmente
al conservadurismo y el progresismo que no han logrado su completa consolidación; también se
identifica la tensión entre premodernidad, modernidad y postmodernidad, para finalmente
introducir la idea de la existencia de una cultura hibrida. En vista de esta afirmación se argumenta
una posición relativista, de escepticismo e indiferencia, propias de las nuevas subjetividades
postmodernas, donde además surgen los mitos de la idea de nación, que para ejemplo del caso
colombiano con respecto a los mitos fundacionales, los mitos de combate y los mitos de
finalidad, se dice que carece de mito fundacional, también se carece de mitos de combate, puesto
que para la sociedad colombiana la guerra se va constituyendo como mito estructural y por
consiguiente la violencia repercute en diferentes aspectos sociales, y por ende tampoco habría de
existir un mito de finalidad más que aquel impuesto por las elites y en el cual han sitiado a
Colombia como fiel escudero de las políticas Estadounidenses.
De manera que la cultura mafiosa en Colombia como se conoce hoy en día, aunque se empieza a
perfilar en la década de los setenta con el auge del narcotráfico, presenta antecedentes históricos
previos que habrían de resultar inocultables y que datan desde la misma consolidación como
Estado independiente con sus respectivas ambivalencias y problemas de identidad.
40
Sin embargo, la mafia y su cultura que dan origen a una “cultura de la cultura mafiosa”, son el
producto directo de la bonanza marimbera y el contrabando de los años 60’s que posteriormente
se desarrollaron con una fuerte exaltación de ciertas prácticas socioeconómicas ilegales
implementadas con fuerza en la sociedad a partir de finales de los años 70´s. Dicha exaltación en
determinado periodo se percibe a causa de la ostentosidad que presentó la mafia en la vida social,
penetrando además las diferentes ramas económicas hasta el punto de convertir el dinero y las
actividades ilícitas como imprescindibles dentro de la economía nacional, aunque paralelamente
trajera para Colombia consecuencias contraproducentes, entre estas la permeabilidad dentro de
los poderes del Estado y la representatividad política por parte de grandes capos mediante
alianzas para contrarrestar los poderes de mafias rivales o guerrillas, llevando a un mayor nivel la
colonización mafiosa del Estado, e incluso dando origen a poderes ilegales paraestatales,
representados específicamente en ejércitos patrocinados con dineros ilícitos.
De igual forma, aunque las asociaciones mafiosas son algo diferente a la cultura mafiosa en sí
misma, es evidente que la primera influye en la segunda, en la medida que reproduce fuera de las
actividades de su organización, el uso de la fuerza y la violencia, las dinámicas de silenciamiento,
nuevas figuras de autoridad incuestionable diferentes a la del Estado; aspectos que en últimas
ponen en evidencia las limitaciones de un proyecto democrático en un país permeado por la mafia
y sus dinámicas.
Finalmente, cabe recordar como la Cultura Mafiosa, y la Cultura de La cultura Mafiosa son
reafirmadas en los imaginarios culturales como consecuencia de la posición mediática que
apologiza la figura del narco, esto resulta no ser tan polémico en una cultura que como se ha
mencionado anteriormente tiene como base los modelos impuestos desde los periodos iniciales de
la historia colombiana; una cultura gamonal donde prima la propiedad, el enriquecimiento, y la
41
competencia individual como estandartes de la sociedad; y que finalmente legitima el logro de
estos fines de acumulación de capital y poder bajo cualquier medio, incluso pasando por encima
de la legalidad, o como se define en la siguiente cita:
―La mafia es ante todo un mecanismo de ascenso social, de enclasamiento
y de acumulación de capital para un grupo específico de una sociedad. Y
es de su naturaleza que su actividad sea violenta, ilegal e histórica‖.11
Concebida la significación de la Cultura Mafiosa, y de la “Cultura de La Cultura Mafiosa” a
partir de sus características y orígenes, se expone a continuación una descripción general del
contexto del Valle de Aburrá y posteriormente del Barrio la Frontera y barrios aledaños ubicados
en la Comuna 2 de Medellín, identificando en ellos las diferentes condiciones y eventos
históricos, sociales, económicos y políticos que relacionan el contexto mencionado con las
características generales de la cultura mafiosa expuestas en el presente capítulo. Por lo anterior,
se presenta una argumentación desde referentes historiográficos, respecto a las condiciones
particulares de violencia y asociación delictiva,
con influencia en prácticas económicas y
políticas, que surgieron en diferentes momentos de la vida social en Antioquia partiendo de los
primeros brotes del Narcotráfico.
11
GUISADO C, Álvaro. (2010) Mafia: los usos de un concepto polisémico y su aplicabilidad al
caso colombiano. A propósito del libro de Diego Gambetta. Historia Crítica, núm. 41, mayoagosto, Universidad de Los Andes. PP. 5.
42
2.2 Cultura Mafiosa en el Valle De Aburrá
Ejemplos de la modernización de la economía colombiana, de la industrialización y la tendencia
emprendedora, se vislumbran en la historia y en la situación actual de Medellín y los municipios
aledaños; sin embargo, en simultánea se ha construido una imagen mundial de Medellín que
referencia historias de violencia, de jóvenes delincuentes, consumo y tráfico de estupefacientes,
comercio de armas, bandas delincuenciales, etc. que como consecuencia han promovido la
consolidación de una “cultura mafiosa” como imaginario cultural, principalmente anclada a las
condiciones de vida de las zonas marginales.
Imaginarios dominantes de este tipo, corresponden principalmente a caracterizaciones
enmarcadas por los medios masivos, producciones literarias y audiovisuales; con las cuales no
resulta difícil originar un desalentador panorama y una construcción sesgada de imaginarios
sociales, para quien trate de entender la situación desde la exclusividad de estas fuentes, y que
además sea un agente externo a las problemáticas sociales, culturales y económicas que se
efectúan en el área metropolitana de Medellín, y más particularmente en cada una de sus
comunas y barrios.
Con lo anterior, se indica que normalmente el tratamiento del problema de la cultura mafiosa, las
tendencias criminales, bandas criminales, y las percepciones de aspectos derivados de estos
fenómenos, como las concepciones del poder, la estética y la riqueza sobre el contexto del Valle
de Aburrá, se han dado a conocer con mayor resonancia desde una perspectiva macro (Estado,
cine, literatura, televisión) de esta manera, los sujetos que desconocen las dinámicas sociales
cotidianas de un contexto, terminan por adoptar para sí, los imaginarios que proyectan los medios
externos.
43
Escena de Película ―Rosario Tijeras‖ donde se personifica el imaginario de 2 sicarios de
Medellín. 12
“Medellín o Metrallo: sicarios, narcos y prostitutas”. Tan cargado de un sentido peyorativo como
real es la imagen que se ha vendido de Medellín al resto del país y del mundo. Como se menciona
previamente, definiciones de esto tipo son comunes en los imaginarios constituidos a partir de
algunas producciones fílmicas y literarias, entre los cuales se puede destacar: Rosario Tijeras
(Maille, Emilio; 2005), La Virgen de los Sicarios (Schroeder, Barbet; 2000), La vendedora de
Rosas (Gaviria, Victor; 1998); y la serie producida por Caracol Televisión: Escobar El Patrón Del
Mal (2007), entre otras.
12
Película Rosario Tijeras. Director Emilio Maille. 2005
44
Sin bien es cierto que Medellín y su área metropolitana exhiben una condiciones precarias,
presentes en problemáticas como la inestabilidad económica de un amplio sector poblacional, la
brecha de desigualdad socioeconómica, la pobreza, la marginación, el desplazamiento forzado; la
presencia de grupos de delincuencia organizada y adicionalmente la herencia directa de la
violencia y el narcotráfico de los grupos mafiosos constituidos en décadas pasadas; al convivir
directamente en el contexto del Valle de Aburrá, se percibe un ambiente contrario al imaginario
promovido por los medios; en efecto, una ciudad con notorias problemáticas socioeconómicas,
pero más tenues con respecto a las historias de violencia y criminalidad enriquecidas por novelas
y películas.
Así pues, más allá de cualquier prejuicio, o conclusión apriori sobre la identificación del Valle de
Aburrá con una cultura mafiosa, se parte del reconocimiento de acontecimientos reales de
violencia y conflicto, derivados de la delincuencia organizada y el narcotráfico principalmente,
que construyeron desde hace varias décadas, imaginarios sociales que ligan el contexto de la
sociedad antioqueña, particularmente de Medellín, con diversas prácticas socioculturales
enmarcadas en la ilegalidad y el dinero fácil. Esta realidad inocultable, sumada al tratamiento
mediático sobre la problemática, agudiza y magnifica la relación entre los aspectos sociedadespacio-cultura (mafiosa). Como ejemplo de lo afirmado, se anexa la siguiente aseveración de
Hector Abad Faciolince, con respecto a la transición que vivió Medellín hacia el recrudecimiento
de la violencia.
―En los años 60´s, y no solamente porque yo era un niño sino porque lo he
comprobado con personas más adultas; Medellín era una ciudad pequeña
45
de provincia muy tranquila dónde jugábamos en la calle sin ningún
problema; donde, sí mataban gente, pero en realidad mataban poca
gente… todo cambio, diría yo con el final de los 70´s y el principio de los
80´s. Empezaron a aparecer unos personajes, muy raros, que en principio
parecían unos contrabandistas más, pero muchísimo más ricos.‖13
En conclusión, se puede observar que la cultura Mafiosa en El Valle de Aburrá, a pesar de
hacerse evidente en las condiciones históricas de violencia y economía ilegal desarrolladas por
asociaciones mafiosas, que van desde famosos narcotraficantes de épocas pasadas, hasta los
actuales grupos de delincuencia organizada; no representa (La cultura Mafiosa) una generalidad
en las prácticas socioculturales de la población, en cuanto a estética mafiosa y forma de vida;
esto se debe a la fuerte tradición que su vez se ha conservado en la historia del contexto
antioqueño, y que como consecuencia ha permitido una moral que fluctúa entre la tradición
antioqueña basada en los principios morales religiosos, el trabajo humilde y honrado del
campesino de antaño, y por otra parte una moral basada en la banalización de la violencia y el
crimen.
13
Los tiempos de Pablo Escobar. Lecciones de una época. Caracol Televisión. Documental. 2014
46
2.2.1 Pobreza, marginalidad y exclusión social en el Valle de Aburrá ¿Parte o causa de la
problemática de La Cultura Mafiosa?
―El contexto socioeconómico siempre está presente en el surgimiento de
los grupos mafiosos, generalmente nacen en medios de pobreza y
marginalidad donde existen las mejores condiciones para el reclutamiento,
especialmente entre los jóvenes, donde se trata de estimular la audacia y el
desafío‖.14
La anterior afirmación da por entendido una relación causal entre las condiciones de pobreza y el
surgimiento de actividades mafiosas, sin embargo, cabe aclarar que pese a que generalmente las
asociaciones mafiosas surgen en condiciones donde carecen las oportunidades de progreso, esto
no implica que en todo contexto socioeconómico en el que se presentan dificultades se originan
organizaciones mafiosas (habiendo entendido previamente las características de estas
organizaciones).
De esta manera, para identificar si las condiciones de exclusión, marginalidad y pobreza que se
presentan en las zonas marginales del Valle de Aburrá, como sucede en el Barrio la Frontera en
La Comuna 2 de Medellín, fueron condicionales para el surgimiento de la Mafia tanto en el
sentido cultural, como en la generación de actividades socioeconómicas mafiosas, se procede a
identificar los orígenes de las condiciones de marginalidad y pobreza que se produjeron en dicho
contexto espacial.
14
De la Cruz, R. (2006) Crimen organizado, delitos más frecuentes. Aspectos criminológicos y
penales. Cap. 2. Asociaciones mafiosas. Pp. 74
47
Las condiciones de pobreza, marginalidad y exclusión social en Medellín, se presentan de manera
análoga a la urbanización e industrialización del centro de la ciudad, este proceso se vio en mayor
medida patrocinado por el fenómeno del desplazamiento del campo a la ciudad que se presentó
durante los periodos de la violencia en Colombia entre los años 40´s y 50´s. De manera que la
urbanización de Medellín y otros municipios aledaños, se mostró no solo como un sinónimo de
crecimiento de la capital urbana de Antioquia, sino que a su vez representó un proceso de
marginalidad, pobreza y exclusión social a partir de la ocupación e invasión de los espacios
disponibles, que no eran otros más que las laderas o cerros que bordean los centros urbanos del
Valle de Aburrá.
De igual forma, la apatía del Estado ante esta situación, habría de evidenciarse fácilmente luego
del descontrol presentado en el poblamiento hasta los límites de lo posible de los cerros orientales
y occidentales de Medellín. Siendo tardía y parcial la llegada del Estado a las zonas marginadas,
se inició con el aprovisionamiento de vías de acceso y servicios públicos básicos; lo cual no fue
una tarea sencilla, dadas las condiciones geográficas complejas que se presentaron y aun se
presentan como obstáculo para la realización integral de esta tarea y otras tantas requeridas para
desarrollo integral y urbanístico de esta zona.
Aun se puede evidenciar en algunos sectores de Medellín, como Santo Domingo (Comuna 1),
San Javier (Comuna 13); y en el mismo Barrio la Frontera (Comuna 2) donde se desarrolla el
trabajo de campo de la presente investigación monográfica; condiciones precarias tanto para la
movilidad y el acceso de sus habitantes, (callejones estrechos, vías de difícil acceso, zonas de
inclinaciones peligrosas, etc.) como también en la estructura misma de las casas (construcciones
sin licencia, peligro de derrumbes por construcciones en zonas inestables, etc.); a lo que el Estado
termina proponiendo algunas soluciones que llegan a ser insuficientes, como ocultar o maquillar
48
la problemática específica de estos sectores pintando de colores las fachadas de las casas o
disponiendo escaleras eléctricas en algunas zonas lo cual no cubre en su totalidad las necesidades
y solicitudes de los sectores más marginales.
Vista panorámica del Barrio Santo Domingo (Comuna 1 de Medellin)
49
Vista panorámica del Barrio San Javier (Comuna 13 de Medellín)15
Se puede concluir sobre este aspecto, que en la actualidad, la pobreza aunque se mantenga en
altos niveles sobre un amplio sector del Valle de Aburrá; por sí sola no es un detonante para la
configuración de las tendencias criminales en este contexto, ni tampoco lo es la falta de
oportunidades laborales y de estudio que se han dado desde el Estado (aún menos si se recuerda
que desde la política educativa de los últimos gobiernos se ha apostado por la apertura de plazas
para la educación básica y media y al mejoramiento de las condiciones para mantenerse en estas,
tanto en Medellín como en su área Metropolitana, como parte de la política “Antioquia, la más
Educada”).
Así pues, con base a la observación realizada directamente sobre el contexto se puede afirmar que
la pobreza, la marginalidad y la exclusión social fueron en su momento significativos en
influyentes para que algunos habitantes de la comuna 2 de Medellín se integraran al accionar
15
Imágenes Consultadas en: www.elmundo.com - Agosto 15 de 2013
50
criminal de las organizaciones mafiosas, y en la actualidad igualmente guarda relación aunque en
un grado inferior. Solo basta con observar la cantidad de trabajos informales, y puestos
independientes que se desarrollan en las diferentes comunas, como manera alternativa de
sustentar la economía de las familias que carecen de empleos formales. De manera que la pobreza
y la exclusión socioeconómica de los sectores marginales, no constituyen los únicos factores, ni
los más importantes, que han llevado a las dinámicas actuales de violencia y a la configuración de
una tendencia criminal, aunque de cierta forma repercutan en algunos casos para que el camino a
la ilegalidad se haga presente.
2.2.2 Armas, violencia y delincuencia organizada: Herencia Cultural de La Mafia de Los 80‘s
Y 90´S
Pasando ahora a identificar el factor socio histórico sobre el contexto del Valle de Aburra en lo
que respecta a los procesos de configuración de las mafias, las que hoy en día son conocidas
también como: combos,
bandas criminales (BACRIM), delincuencia organizada, y
paramilitarismo urbano; tales como: las Águilas Negras, los Urabeños, Los Paisas, Los Rastrojos
y la Oficina de Envigado; entre muchas otras asociaciones mafiosas. Dichas organizaciones, no
han tenido siempre la misma estructura, por el contrario han presentado diversas
transformaciones a lo largo de la historia que se deben tener en consideración;
Sobre los precursores de la configuración mafiosa en el Valle de Aburrá, se encuentran en
rastreos documentales que sus orígenes datan de los años 60´s años antes del auge del
narcotráfico de los 80´s que habría de potenciar y generar las condiciones
para que se
51
establecieran los grupos armados urbanos y las dinámicas reconocidas de control territorial y los
micropoderes y economías ilegales.
En los años 60´s el fenómeno de la organización delincuencial no se presentaba de manera
formal, en esta década se hablaba de agentes individuales dedicados principalmente a la
delincuencia común; sus acciones ilegales estaban lejos de considerar la violencia como un fin o
un medio sustancial para la efectuación del crimen, así entonces, a causa de la individualidad en
el accionar criminal, y del sigilo con que se realizaban los crímenes, no se presentó mayor
difusión más allá de los sectores directamente afectados. De igual forma, resulta importante
tomar en cuenta estos primeros vestigios de la cultura mafiosa a causa de las denominadas redes
informales, que consistían en alianzas temporales entre delincuentes, comerciantes, personas del
común, y otros sectores sociales; con la intencionalidad de realizar crímenes estructurados,
planeados y coordinados.
Posteriormente, durante los años 70´s se dieron a conocer grupos con una estructura más
elaborada y permanente, estos fueron conocidos como las galladas. Dichas “galladas” se
constituían por hombres jóvenes de las comunas marginales; pero a diferencia de sus
predecesores, su finalidad no era la delincuencia común efectuada en las calles, sino que se
presentaron como grupos
reaccionarios ante el gobierno local de los municipios del área
metropolitana de Medellín denunciando las condiciones precarias de vida en las que habían
permanecido por casi tres décadas, luego del proceso poblacional o invasión de los cerros que
inició en los años 40´s con el ya mencionado fenómeno del desplazamiento del campo a la
ciudad.
52
Ahora bien, como se ha sugerido previamente, el verdadero detonante para la masificación de
grupos armados urbanos en el área metropolitana de Medellín y otras zonas de Colombia se dio
con la constitución del cartel de Medellín, y aun con más énfasis, luego de la guerra declarada por
el líder de dicho cartel Pablo Escobar Gaviria al Estado colombiano, en el año 1984 con el
asesinato del para entonces ministro de defensa Rodrigo Lara Bonilla. Para llevar a cabo esta
guerra, el cartel de Medellín precisó de una cantidad masiva de hombres armados, para lo cual se
vio en la necesidad de acudir a población de las comunas marginales de Medellín, anexando a su
nómina a parte importante de las galladas que se habían constituido en los años 70´s, e integrando
a otros habitantes de las comunas que hasta el momento no habían recurrido a la ilegalidad como
forma de vida y de sustento económico; todo bajo el encanto del poder y el dinero fácil.
2.2.3 Dinámicas y grupos delincuenciales actuales del Valle De Aburrá: del ―Cartel De
Medellín‖, a Las Bandas Criminales, combos y grupos paramilitares.
¿Existen condiciones históricas en las cuales se referencie una vida criminal legítima y
apologética a la cultura de la mafia en el contexto del Valle de Aburrá? Para resolver este
interrogante se establece la identificación de eventos o factores significativos en la historia del
Valle de Aburrá, con base en fuentes documentales16 y relatos obtenidos en el trabajo de campo
respecto a las transformaciones socioculturales de los últimos 40 años, y que guardan relación,
como se menciona en momentos previos, a la violencia armada, el conflicto interno, el
narcotráfico en la ciudad, el sicariato, y otras dinámicas y personajes que se inscriben en el marco
16
Ceballos, Ramiro. (2000). Grupos Armados Urbanos; en: Violencia reciente en Medellín una
aproximación a los actores. Instituto francés de Estudios Andinos. Consultado en:
www.redalyc.com. 1 de Mayo de 2014
53
de la ilegalidad con unos patrones particulares y diferenciables a otros contextos en el país y que
indudablemente han sucedido, en otras palabras, no son ocultables, ni por el espacio académico,
ni por lo relatos de la misma gente que lo ha vivido.
Cuando el cartel de Medellín inició plenamente su guerra contra el Estado y otras organizaciones
mafiosas como el cartel de Cali y grupos paramilitares; ya se habían conformado diferentes
estructuras criminales con experiencia en diferentes modalidades delictivas en todo el Valle de
Aburrá. Entre estas se encontraban los ejércitos urbanos oficialmente al servicio del Cartel de
Medellín. Estos ejércitos urbanos estaban comprendidos por jóvenes en condiciones de pobreza
de diferentes comunas, los cuales habían sido armados y ejercían su trabajo de manera semiestructurada con el objetivo de realizar labores sencillas como la vigilancia de la ciudad de
Medellín o el asesinato de policías.
De igual forma, en el Valle de Aburrá se originaron un sin número de bandas especializadas en
diferentes actividades ilegales, así como mediante el patrocinio de fuentes económicas del cartel
del narcotráfico se constituyeron las conocidas “oficinas criminales” que prestaban los servicios
de sicariato, extorsión, amenazas, etc. cuando el cartel de Medellín lo solicitara, pero también
cuando otras bandas especializadas y personas del común solicitaran sus servicios.
La labor descomunal de armar y ofrecer pagos por doquier sobre el supuesto de una fidelidad y
prestación de servicios incondicional al servicio del Cartel de Medellín, ocasionó cierta
independencia delincuencial a los grupos organizados. Como consecuencia, luego de la muerte de
quien fuera el financiador de estos grupos, Pablo Escobar Gaviria y la desintegración y
desaparición del cartel de Medellín, se produjo una reestructuración de las asociaciones mafiosas;
en efecto, no significó la desaparición y ultimación de las actividades ilegales en el Valle de
54
Aburrá por parte de estos grupos, sino que por el contrario conllevó a la fragmentación,
reconfiguración y surgimiento de nuevas bandas, nuevos administradores y nuevas actividades
económicas ilegales que sustituyeron el ingreso económico que el narcotráfico venía supliendo.
Los grupos paramilitares urbanos han sido un ejemplo de estas nuevas organizaciones ilegales,
mafiosas, y emergentes que se originaron en el Valle de Aburrá. Desde su inicio los grupos
paramilitares urbanos ejercieron gran influencia dentro de la delincuencia organizada del Valle de
Aburrá; estos pasaron a administrar parte importante de las oficinas delincuenciales, a las cuales
se adscribían diversas bandas especializadas. En cambio, otras oficinas y bandas se mantuvieron
independientes y fragmentadas en “combos” de menor número pero manteniendo la claridad de
ser estructuras organizadas, con una jerarquía del poder, una división de funciones y
compartimentación de la información fuertemente controlada.
Otra de las transformaciones emergentes luego de la caída del cartel del narcotráfico, fue la de los
jóvenes que habían sido armados para prestar servicios menores al cartel; estos jóvenes luego de
haber sido incitados a la esfera de la ilegalidad y la coerción por las armas, y de haber quedado
sin financiamiento por parte de los grandes capos, vieron su opción de continuar en la
delincuencia común mediante actividades ilegales independientes actuando como agentes
individuales (hurto, haloneo, violaciones, asesinatos, extorsiones, etc.) o en pequeños grupos
desorganizados, y actuando en el espacio de sus propias comunas. Esta situación generó un
progresivo descontento y rechazo tanto de la población no armada, como de los grupos
paramilitares y de las bandas y combos organizados que se encargaron rápidamente de diezmar
bajo muerte y amenazas a dichos sujetos, esto con el fin de conservar el control territorial y la
continuidad lucrativa mediante actividades económicas ilegales de mayor nivel, y que no chocara
con el rechazo directo de la población donde ejercían sus actividades.
55
Concluyendo, La condición actual del Valle de Aburrá entorno a la mafia y la violencia, se define
como un panorama en el cual el espacio se encuentra fragmentado tanto como la cantidad de
bandas criminales y combos existentes. Los combos han tomado mayor número, respecto a las
condiciones que se presentaban 2 décadas antes, mientras algunas bandas criminales se han
constituido en oficinas delincuenciales bajo la administración independiente o de grupos
paramilitares. Dentro de los objetivos y finalidades de estas estructuras se encuentra el desarrollar
un control social, un lucro económico, y un dominio territorial fuerte; para lograrlo se basan en
actividades ilegales como la extorsión, microtráfico de drogas y control de zonas de consumo,
amenazas, asesinatos ejemplarizantes, instauración de fronteras invisibles, etc. Como también
formas de legitimar ante los habitantes sus procederes, mediante ayudas económicas, control de
delincuencia común, juicios y castigos a quien vulnere el orden, etc.
Respecto a la delincuencia común en el Valle de Aburrá, esta
se encuentra reducida
considerablemente, su espacio de ejecución se limita principalmente al centro del área
metropolitana en la cual el crimen organizado no ejerce mayor control.
En el ámbito político, económico y socio-cultural, se presentan fenómenos complejos frente a los
proyecto implementados por el Estado Nacional y el gobierno local, estos consisten en una
entremezcla de militarización de las zonas con mayor grado de violencia ocasionada por
organizaciones criminales mafiosas en aras del control territorial; y por otra parte, una pedagogía
de la cultura ciudadana y el respeto a la vida, orientada a reducir los índices de violencia y
encaminar a los jóvenes en el marco de proyectos productivos ejecutados sobre la legalidad, para
proyectar una imagen que borre el imaginario de ser una de las ciudades más violentas del
mundo.
56
2.3 Barrio La Frontera, Comuna 2 de Medellín. Aspectos generales del espacio geográfico
donde se desarrolla el estudio de la problemática de La Cultura Mafiosa
En el presente apartado se presentan los aspectos contextuales concretos que permiten identificar
la condición política, económica, social y cultural, del barrio La Frontera y barrios aledaños que
comprenden la comuna 2 de Medellín, y que a su vez guardan relación con la identificación del
surgimiento, influencia y accionar de la Mafia en este contexto.
―La comuna 2 (Santa Cruz), está conformada por once barrios. Es la
segunda comuna con menor índice de calidad de vida (ICV) con 77,73%, y
tuvo una tasa de desempleo de 19,91% en el 2009 (ECV, 2009). En el
2010 se presentaron 87 homicidios, para una tasa de 84 homicidios cada
cien mil habitantes (hxccmh), ocupando el onceavo lugar en las comunas
con mayor número de homicidios. En el año 2010 la Personería de
Medellín recibió un total de 1.604 declaraciones que relacionaban 5.962
personas, de estas 127 declaraciones, el 8%, fueron por hechos ocurridos
en el mismo año en esta comuna, donde se relacionan 485 personas, siendo
la quinta comuna con mayor expulsión de personas en la ciudad. De los
once barrios que conforman la comuna, en nueve se presentaron
desplazamientos forzados, y en dos de ellos no se reportaron estos hechos.
Sin embargo, solo tres barrios, La Rosa, Santa Cruz y Moscú Nº 1,
concentraron el 81% de las declaraciones por este delito de lesa
57
humanidad, en los cuales el grupo armado «Los Triana», al servicio de
alias «Sebastián», disputaba el control territorial con otros grupos
armados, como «El Sinaí» de la facción de alias «Valenciano» en el barrio
La Rosa, sector Sinaí, colindante con el barrio Santa Cruz, y «Los
Montañeros» en el barrio Moscú N° 1, sector Los Balsos. El control
territorial, prácticamente hegemónico, es ejercido en esta comuna por la
banda «Los Triana», que operan allí desde hace más de 25 años. Además,
fueron identificados cinco grupos que le siguen en representatividad por la
responsabilidad de hechos violentos, tales como: «El Sinaí» o «El Río»,
«Paramilitares», «Cañada Negra» o «Los del Ambiente», «Las Gallinas» y
«Los Montañeros». 17
Imagen de la Distribución de las 16 comunas de Medellin18
17
GÓMEZ R, Heidy Cristina. (2012) Control Territorial y Resistencias: una lectura desde la
Seguridad Humana. Editor César A. Hurtado O. Medellín: Universidad de Antioquia, INER,
Grupo interdisciplinario de investigación sobre conflictos y Violencias. PP. 55
18
Imagen consultada en: medellintespera.blogspot.com - Agosto 15 de 2013
58
Imagen No X. Distribución Barrial de la Comuna 2 de Medellín19
Ahora bien, los datos demográficos, económicos e históricos específicos del Barrio La Frontera,
se pueden sintetizar en el siguiente fragmento de información extraído del Plan de desarrollo para
la Comuna 2 (2007-2019), con lo que se plantea a su vez un punto de partida para identificar
otras variables determinantes en las prácticas socio-espaciales.
―En el barrio La Frontera se contabilizan 5.108 personas distribuidas así:
2345 hombres y 2763 mujeres y tiene una extensión de 16,31 Hectáreas.
19
Imagen consultada en: https://hemerotecabpp.files.wordpress.com/2013/06/mapa-comuna2.png - Agosto 15 2013
59
―La Historia de este barrio como la de muchos otros ha estado marcada
por el desempleo, la pobreza y la desigualdad, pero ante todo por la
tenacidad y las ansias de muchas familias por tener un pedazo de tierra
donde poder vivir tranquilamente con los suyos. El inicio del barrio la
Frontera, comenzó oficialmente en el año 1968, época en la cual los
gobernantes de Medellín hacían esfuerzos por acomodar a una población
que crecía descontroladamente y que a su vez era demasiado pobre.
Durante todo este tiempo ha crecido de la mano con el Playón de los
Comuneros y ha visto todos los desarrollos que desde allí se han generado
y por ello sólo hasta el año 2000 vino a generar su fundación. De hecho
comparte con el Playón la parroquia María Auxiliadora en todo el límite
entre los dos barrios‖... 20
En complemento a la anterior información descriptiva del sector, es necesario reconocer otras
características, lugares, y prácticas, que permiten una idea más amplia sobre las relaciones sujetoespacio en el Barrio La Frontera.
En primer lugar, se percibe un alto grado de informalidad comercial, evidenciable en los negocios
improvisados en las calles y en las mismas residencias (venta de alimentos, accesorios de
vestuario, servicios de llamadas, etc.) que se combina con el fuerte comercio formal concentrado
también en las residencias y locales que rondan el sector y los barrios vecinos (El Playón de los
comuneros, Pablo VI).
20
Alcaldía Municipal de Medellín. (2008). Plan de desarrollo Comuna 2 Santacruz 2007-2019.
Un mapa abierto a las propuestas de vida de la gente. Corporación con-vivamos y corporación
cultural nuestra gente. Medellín.
60
Estas formas de comercio han coexistido y se han fortalecido como resultado de la presencia
permanente de personas que se desplazan caminando y en motocicletas, en paralelo a una
reducida circulación de automóviles y vehículos pesados (exceptuando los ocasionales vehículos
surtidores de supermercados y tiendas). El servicio de transporte público por su parte está
constituido por buses y busetas que operan dentro de la ciudad, buses intermunicipales que se
desplazan hacia los municipios de Bello y Copacabana, y buses complementarios que operan
directamente con las estación del metro de Acevedo; y que en su generalidad todos estos
servicios de transporte hacen parte del sistema integrado de transporte de Medellín, y dentro del
uso del espacio en el barrio la frontera, se limitan al uso de una sola vía principal y no entre las
vías secundarias o barriales, considerando el reducido espacio de las mismas como consecuencia
en parte, de la mencionada actividad comercial que en ellas se manifiesta.
En las inmediaciones del sector y barrios vecinos se cuenta también con numerosas instituciones
educativas que soportan la gran demanda de población infantil que cohabita en la comuna 2, una
iglesia católica (El Playón-La Frontera) y otras cuantas iglesias adventistas (El Playón-La
Frontera, Pablo VI), una notaría (El Playón), un centro de salud (Pablo VI), y una estación de
policía (El Playón). Para concentrar las actividades deportivas, culturales y de esparcimiento; el
sector posee una cancha de futbol en arena, y un parque adjunto con una cancha en cemento para
prácticas de baloncesto y microfútbol; y en la cual se realizan ejercicios para discapacitados y
adultos mayores, y aeróbicos para la población en general; también se ubica allí una zona con
juegos infantiles y espacios de descanso. A pocas cuadras se encuentra también una pequeña zona
ambiental de descanso, conocida como el parque finca La Mesa, este parque es vecino a un
macrocolegio público con el mismo nombre, y a este concurre sujetos de diferentes edades
(población infantil, jóvenes, adultos y adultos mayores.)
61
En general, la información mencionada anteriormente corresponde a las características más
amplias del Barrio La Frontera y sus barrios vecinos (Pablo VI, El Playón) con la cual se
pretende identificar las relaciones sociales y las actividades cotidianas más amplias en función
del uso del espacio.
Mapa Límites del Barrio La Frontera, Comuna 2 de Medellín 21
21
Imagen Satelital Extraida de Google Maps.
62
Ahora bien, con el fin de esclarecer la problemática respecto al contexto en mención, cabe
recordar que el foco sobre el cual se percibe a los sujetos se limita a las representaciones sociales
sobre la estética, el poder, y la riqueza; afines a prácticas, discursos y dinámicas que se pueden
definir dentro de los parámetros de una cultura mafiosa, considerando previamente las
ilustraciones conceptuales que de este tema hacen diferentes autores en contraste a la percepción
de los protagonistas del contexto. Así pues, en lo correspondiente a la definición de la Cultura
Mafiosa a partir del análisis de los relatos y prácticas cotidianas que constituyen la representación
social de los habitantes del Barrio la Frontera; se percibe en primer lugar como “la mafia”
concebida como categoría de análisis, es entendida por la población como un conjunto de
actividades que guardan relación exclusiva con el problema del narcotráfico, esto debido en parte
al tratamiento mediático que se le ha dado al tema mediante novelas, series y películas difundidas
a nivel nacional.
63
Imagen con la que se presentó la Serie ―Escobar el Patrón del Mal‖.22
De manera que, aunque todos los habitantes del sector tengan conocimiento de causa de que en la
comuna 2 opera una Banda Criminal conocida como “los Trianas”, los “Trianoles” o
simplemente “los muchachos”, en la mayoría de los casos no se establece una relación entre las
actividades de esta organización criminal en el barrio y las características de una asociación
mafiosa. Por consecuente, los pobladores del Barrio La Frontera y otros barrios de la Comuna 2
de Medellín traen a alusión a figuras históricas del narcotráfico como Pablo Escobar cuando se
les cuestiona sobre la idea de la Mafia, volviendo a la idea de una relación intrínseca entre Mafia
y narcotráfico, y descartando del Concepto de Mafia a otras diferentes modalidades
delincuenciales como las que afectan su propio sector.
22
Escobar el patrón del mal. Serie de televisión colombiana producida por Caracol Televisión
entre 2009 y 2012. Imagen extraída de: http://deracamandaca.com/wpcontent/uploads/2013/09/
pablo-escobar-el-patron-del-mal.jpg
64
De manera que la población, a pesar de convivir con problemáticas sociales producto del accionar
de “Los Triana” como: cobro de extorsiones a comerciantes formales e informales, pago
“obligatorio” de cuotas de vigilancia, administración arbitraria de justicia, violencia, etc. Han
tolerado esta situación hasta el punto de llegar a naturalizar o a guardar silencio frente a las
actividades económicas de “Los Triana” ligadas a la violencia.
A continuación se presenta, una noticia de la Revista Semana que evidencia el accionar violento
de la organización en la comuna 2 de Medellín y su fuerte influencia en las decisiones tomadas en
el sector:
―Este es el drama de una mujer a la que la banda de Los Triana, en
Medellín, le arrebató su casa, anunció en público que se la devolvía pero
ni siquiera la dejan acercarse a ella (…)En la navidad de 1998, en medio
de pólvora y festejos, Ines Estrada* se fue de su casa empujada por las
amenazas de muerte contra ella y su familia... Ella sabía que las amenazas
no eran un juego. Meses antes la banda de Los Triana, para ese tiempo
dueña y señora de 18 barrios, había asesinado a uno de sus hijos y le
había prometido acabar con los dos restantes, si no se iba del barrio. ¿La
razón? Cansada de tanto atropello decidió denunciarlos ante las
autoridades… El listado de atropellos es largo y junto con la muerte de su
hijo, el que más le duele es el despojo de su casa. Despojo y destrucción. A
partir de su huida, la casa –de 500 mt2, patio con árboles frutales y tres
plantas- comenzó a ser saqueada por los mismos Triana. No dejaron nada:
65
se llevaron desde los electrodomésticos hasta las puertas y los
bombillos…No quedan sino escombros… No se rinde a pesar de que nadie
le da esperanzas de que pueda regresar a su vivienda –o a lo que queda de
ella-. Ni siquiera la Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Medellín,
mediante su proyecto de Víctimas del Conflicto ha podido asegurarle que
retornara a su casa. Desde Junio de 2004 han devuelto 90 propiedades,
pero debido al deterioro y a los daños ocasionados por el tiempo y la
violencia, muchas de las familias no han podido regresar. Se calcula que
desde 1996 alrededor de 200 familias fueron expulsadas de sus casas en
las comunas 1 y 2 de la ciudad por esta banda. Pero los daños a las casas
no es lo único que alerta a las familias para que no retornen a sus barrios.
La señora Inés sabe que aunque su casa estuviera intacta, tal cual la tenía
a comienzos de los años 80 cuando llegó desde Bogotá para radicarse en
una ciudad desconocida, ella no podría regresar. El martes pasado una
llamada le recordó su estado de gitana: ―No se le olvide vieja hijueputa
que los estamos buscando para matarlos, nosotros podemos más que la
Fiscalía y el gobierno (...) Ahí le terminamos de tumbar toda la casa‖.
Aunque la voz femenina no se identificó, Inés sabe que al otro lado de la
línea estaban Los Triana. ―llevan 10 años en mi contra. ¿Quién más
podría ser?‖, dice ella.
Santiago Jaramillo abogado de la Oficina de Víctimas del Conflicto
Armado de la Alcaldía de Medellín y encargado del tema de la restitución
de viviendas dice que este es sólo uno de la cantidad de problemas que
resultan en el proceso con Los Triana. En este momento están en trámite
66
200 millones de pesos para asumir las deudas atrasadas en servicios
públicos e impuesto predial de 80 de las casas devueltas. Sin embargo,
reconoce que el caso de la señora Estrada, es particularmente
desmotivante. Si bien ella hace parte del programa de Víctimas del
Conflicto, es poco lo que pueden ayudarla debido a que sólo a partir de
2003 por una sentencia de la corte constitucional, ley 387 de 1997
comenzó a reconocer a los desplazados intraurbanos y las denuncias
hechas por Ines fueron anteriores a esta fecha. Lo que significa que no
tendría derecho a las ayudas por parte del Estado.
La Alcaldía no reconoce negociación alguna con la banda de Los Triana.
Sólo acordaron en el 2004 el traslado de Elkin Triana (su máximo líder) de
la cárcel de Cómbita a la de Máxima Seguridad en Itaguí, con la condición
de que comenzara a devolver todas las viviendas. Y hasta el momento han
devuelto alrededor de 90 casas.
Pero para nadie es un secreto que esta banda continúa delinquiendo en la
ciudad y si bien pueden operar de una forma más camuflada y soterrada,
casos como el de Ines evidencian su nivel de hostigamiento y control en
algunos barrios de Medellín.
Funcionarios de una unidad estatal han recibido varios casos de denuncia
de personas víctimas de los Triana. ―El de Inés no es único, ni será el
último‖ dijo uno de ellos. Investigadores sociales de la ciudad que
prefieren guardar su identidad afirman que Los Triana supera los 300
hombres en capacidad de usar armas. Ha ejercido control permanente
desde su surgimiento a mediados de los noventa sobre las actividades
67
comunitarias y sociales, sobre la economía a partir de las cuotas que,
según integrantes de los Triana, voluntariamente les aportan habitantes,
empresas y contratistas de la zona. Este poder de los Triana también ha
sido reconocido por el hecho de ser la última banda en plegarse al
proyecto paramilitar. Los Triana no fue incluida en las negociaciones del
bloque Cacique Nutibara y sólo hasta la reinserción de Cristales y
Zaragoza se presentaron algunos de sus miembros como tales.
SEMANA quiso constatar en la Comuna 2 las denuncias hechas por la
gente sobre el control que aún ejerce la banda en la zona y fue abordada
por dos hombres jóvenes que ocultaron su nombre e hicieron varias
preguntas con relación a nuestra visita. ―Por seguridad, nosotros los
acompañamos el resto del recorrido‖ dijo uno de ellos…‖ 23
En conclusión, el análisis de la práctica discursiva de los habitantes de la comuna 2 de Medellín,
Barrio La Frontera; permite poner de manifiesto un desconocimiento de lo que representa la
cultura mafiosa, y cierto grado de banalización de las actividades mafiosas y violentas de la
Banda Criminal “Los Triana” que opera en el sector.
De igual forma, La Mafia, y la cultura Mafiosa, se conciben como categorías que no son propias
o constitutivas de la realidad vivida, en otras palabras, el habitante del común, joven, niño,
adulto, independiente del género, no asocia las actividades criminales que se efectúan en su
espacio vivido con la categoría de Mafia y cultura mafiosa.
23
Revista Semana. (2006). La increíble y dolorosa historia de la casa perdida de Inés Estrada.
Publicado el 07/09/2006. Extraído de: www.revistasemana.com. Agosto 4 2014
68
3
SICARESCA Y NARCO ESTÉTICA.
―Lo narco no es solo un tráfico o un negocio; es también una estética, que cruza y
se imbrica con la cultura y la historia de Colombia y que hoy se manifiesta en la
música, en la televisión, en el lenguaje y en la arquitectura‖ 24
Una tendencia de consumismo ostentoso se viene presentando en la generalidad del país desde
hace un par de décadas; un consumismo que ha dejado la modestia y la vida decorosa y simple en
el pasado y que por el contrario ha promovido la exhibición de las posesiones del individuo y de
ciertas prácticas públicas para dar una demostración de la capacidad adquisitiva sobre otros
sujetos en la sociedad. Dicha práctica de consumo y exhibición social ha permitido un mayor
arraigo de imaginarios particulares ligados al problema de la cultura mafiosa, aplicado, no solo
sobre Medellín y sus comunas, si no sobre gran parte de Colombia, en la medida que se difunden
sin restricciones las ofertas por parte de las industrias de producción cultural bajo todo el
contexto Nacional; aspecto que en el pasado solo era reproducido a partir de la experiencia
acontecida en contextos particulares, donde individuos inmersos en prácticas ilegales daban una
demostración social de su rápido y eficiente progreso, en términos de un enriquecimiento
repentino, que a la percepción del observador terminaba generando un sentimiento de afinidad y
de apología a estas figuras de poder y riqueza.
En la actualidad la permeabilización de las asociaciones mafiosas en la constitución de una
cultura del consumo y la exhibición social (Cultura Mafiosa), aunque no presenta la misma
24
o
Revista Nueva Sociedad N 222, julio-agosto de 2009, ISSN: 0251-3552, consultada en
www.nuso.org. 5 de julio de 2014.
69
aceptación dentro de las diferentes esferas de lo público y lo privado en la sociedad; como ocurría
en la década de los 80´s en la época de los llamados “Mágicos”, donde las diferentes condiciones
socioeconómicas de la población hacían ver el dinero fácil como una posibilidad de vida
atractiva; es de notar que la forma de vida del Mafioso, en este caso, la forma de vida de un
integrante de “los Triana”, sin distinción de rango dentro de la organización, sigue siendo un
ejemplo de vida de considerable influencia, principalmente entre la población más joven.
Por su parte, existen diferentes factores influyentes y además constitutivos de la estética y las
preferencias de consumo en cuanto a vestuario, accesorios y complementos del mismo;
habilidades específicas, preferencias en géneros musicales, deportivos, etc. Aspectos que si bien
no guardan relación directa con la “Mafia”, entendida esta como una práctica criminal de una
asociación ilegal organizada (además que en la observación de la cotidianidad resulta simular ser
hábitos y costumbre comunes); en últimas conllevan a una construcción simbólica de factores que
otorgan valor social al sujeto, y que adicionalmente desde un análisis externo permite identificar
la relación de estas prácticas y elementos materiales con una Cultura Mafiosa, partiendo de la
comprensión previa de lo que plantea este concepto para entender la realidad del país, incluyendo
la representación de una estética mafiosa,.
Argumentando ahora la idea de una estética que nace de la forma de vida Mafiosa en Colombia,
se presenta el siguiente ejemplo de la amplia aplicación del concepto “Cultura Mafiosa”, para dar
explicación a diferentes problemáticas del país. Este ejemplo, representa una de las muchas
posturas que intentan definir el gusto por el consumo ostentoso, perceptible en la actualidad. Así
pues, en la siguiente columna de opinión, se establece una crítica a la estética que conjuga lo
lujoso, lo solemne y lo violento; vista de manera peyorativa y degradante desde una postura
estética claramente opuesta (proveniente de las clases acomodadas, o elites económicas del país).
70
―Desde hace años, en Colombia, se impuso la cultura de la mafia, que,
entre otros defectos, estableció parámetros del mal gusto y paradigmas de
comportamiento chabacano y ordinario, que muchos pobladores, en su
alienación, ven como virtudes. Nada raro es rendirle pleitesía al que
dispara (y no sólo al aire), al que escucha en sus camionetas polarizadas
música a alto volumen. Al que con su cuatrimoto de vereda hace arrojar a
un lado a los viandantes. Estamos llenos de arribistas y ‗carangas
resucitadas. En el ejercicio de la política (o politiquería) valen más los
corruptos. Son dignos de admiración y respeto. Y de alguna condecoración
oficial o nombramiento diplomático. Mejor dicho, como en tango, estos
tiempos son un ―despliegue de maldad insolente‖. ¡Cuánto daño nos ha
hecho tal cultura! Penetró todos los estamentos sociales y casi se ha vuelto
una ‗política pública‖. 25
Vemos ahora, que tanto la cultura Mafiosa como la estética derivada de esta, pueden resultar
ambiguas en su entendimiento como consecuencia de las diferentes prácticas de consumo que
implanta el capitalismo actual. Sin embargo por el hecho de que la estética mafiosa en sí misma,
represente un concepto de diversas acepciones y aplicaciones, es necesario resaltar dos grandes
grupos de preferencias estéticas, sobre la base de que existen ciertas características agrupables y
diferenciables entre sí.
25
SPITALETTA, R. (2008). “Una (in) cultura mafiosa”, en: Diario El Espectador, Bogotá, D.C.
71
―Abad Faciolince nombró a Colombia como territorio de la narco estética
y la sicaresca: «narco estética» para el gusto de los señores que
«coronan» y son exitosos en el negocio, y «sicaresca» para el modo joven
de matar: eso sí, respetando las jerarquías, no se puede imaginar a un
sicario convirtiéndose en señor o a un señor que haga de sicario.‖ 26
En la anterior cita se puede percibir como La problemática sobre la estética mafiosa se bifurca
en dos estereotipos claramente diferenciables entre sí; por un lado se encuentran los individuos
que definen sus gustos y disposiciones estéticas orientadas a las características de un Magnate,
jefe, persona de poder y autoridad; características que son conferidas a un individuo luego de
cierto poderío económico alcanzado, con el cual además se permite ciertos gustos ostentosos que
lo sobreponen al resto de la población. Sus intereses van más allá de los comunes, como las
reuniones casuales en parques y heladerías. De manera que para un individuo que orienta sus
gustos a una narco estética, se afirma que sus intereses y proyecto de vida están orientados a la
posesión de bienes de consumo de carácter ostentoso, tal es el caso de vehículos, joyería y otros
artículos de lujo.
―¿Y cómo es la narco.estética? Está hecha de la exageración, formada por
lo grande, lo ruidoso, lo estridente; una estética de objetos y arquitectura;
escapulario y virgen; música a toda hora y a todo volumen, narco.toyota
26
Rincón, O. (2009). Narco.estetica y narco.cultura en Narco.lombia. Revista nueva Sociedad.
No 222.
72
plateada, exhibicionismo del dinero. En síntesis, la «obstinación de la
abundancia, el gran volumen, la ostentación de los objetos (…) El poder de
ostentar». Alonso Salazar, autor en 1990 del libro más importante sobre la
narco.cultura, No nacimos pa‘ semilla(…) cuenta que el asunto consiste en
«buena pinta, buen charol, buena nena». Una estética hecha del collage
entre «budas generosos, porcelanas chinas, estatuas de mármol, muebles
Luis XV, pinturas fosforescentes... y galofardos (guapos apasionados por
la música antillana, el tango y los pleitos de honor... y la venganza)».27
Poniendo en contraste la anterior afirmación con lo observado directamente en la comuna 2 de
Medellín, Barrio la Frontera; se afirma que este grupo de características de consumo y gusto,
constituyentes de una narco estética, no corresponde directamente con los intereses y
orientaciones estéticas de los habitantes de este contexto, de hecho se percibe que la población
adulta, que comprende los 30 años en adelante, muestra una satisfacción y estado de confort al
tener una vida tranquila, una trabajo seguro, conservando la tradición y el orden, y practicando
los hábitos que promueven la llamada “cultura e identidad antioqueña” caracterizada por la
amabilidad, la cordialidad, el ser buen vecino, ordenado, limpio, etc. y sobre todo servicial para
su sociedad.
Luego de diferentes conversaciones y entrevistas abiertas con habitantes del Barrio la Frontera, se
logra concluir sobre Las condiciones que definen La narco estética, los siguientes aspectos:
27
Ibíd. Pp. 151
73
1. Independiente del género los individuos mayores de 40 años que no poseen un empleo
formal y estable, se dedican a los oficios del hogar, a hacer mandados para los vecinos y
las tiendas de barrio, a practicar juegos de mesa y conversar con sus vecinos en los
parques públicos, a pasear sus mascotas o a ver los partidos en la cancha del Barrio el
Playón, o simplemente a salir a dar un paseo por el barrio y distraerse un rato de lo que
sucede en la casa; su modo de vida está basado principalmente en actividades de ocio y
esparcimiento que no requieren mayor gasto que tomarse una gaseosa, apostar unas
monedas en un juego de parqués, o contar anécdotas entre vecinos; mientras se espera que
un trabajo ocasional se presente. En efecto, los individuos correspondientes a esta
población manifiestan mediante sus prácticas discursivas, un modo de vida sencillo,
alejado de los gustos ostentosos y exhibiciones públicas de sus riquezas y posesiones; un
modo de vida donde los individuos con la mejor situación socio económica, salen a la
calle en pantaloneta y chanclas a realizar las mismas actividades todos los días, sin la más
mínima pretensión de sobreponerse a los demás por su condición económica y cantidad
de posesiones; a pesar de que además exista un brecha socioeconómica claramente
evidenciable, entre quienes se ganan el sustento diario con el llamado rebusque, trueque
y/o negocio de compraventa informal; y aquellos sujetos que se encuentran pensionados o
que obtienen su sustento del negocio del arrendamiento de sus casas o de sus tiendas
formalmente establecidas en el sector. En definitiva, este grupo poblacional convive y
mantiene una relación estrecha de amistad y trato equitativo, de humildad y respeto
mutuo, sin mayor relación a lo que refiere la narcoestética en el marco de una cultura
mafiosa.
74
2. Los habitantes del Barrio La Frontera; independiente del género, mayores de 30 años, y
que poseen un trabajo formal, generalmente laboran en el sector comercial como
vendedores en establecimientos del barrio, otros por su parte trabajan en diferentes
sectores de la ciudad; siendo las principales labores la de vigilante, obrero, operario y
comerciante. En su mayoría, los individuos que componen este sector poblacional
manifiestan sentirse conformes con las condiciones de su empleo, pese a que los ingresos
en ocasiones no alcancen para cubrir las necesidades de manutención de las familias a
cargo. Así pues, la comodidad que representan los empleos formales de los diferentes
sujetos, está dada por la estabilidad, la seguridad
y tiempo que estos empleos le
posibilitan al individuo para compartir con sus familias, las cuales son la prelación de los
habitantes del Barrio La Frontera, según se manifiesta en los relatos de los habitantes. Así
pues, las proyecciones a mediano y largo plazo de este sector poblacional, están
orientadas siempre a la estabilidad y comodidad de su hogar, más que a la satisfacción de
los gustos personales.
En orden de prioridades, los individuos dentro de este grupo, proyectan sus planes a
conseguir lo necesario para sus familias, esto es, en primer lugar, los electrodomésticos y
muebles básicos; el pago del arriendo y la posibilidad de conseguir una casa propia, en
algunos casos; la educación de los hijos y en última instancia artículos de lujo para su
familia y para sí mismos. En conclusión, no es evidente mayor relación a lo que refiere la
narco estética en el marco de una cultura mafiosa, con este sector poblacional.
75
Reuniones sociales cotidianas entorno al juego de cartas, parqués y dominó en el
Barrio la Frontera
3. La población joven, salvo algunas excepciones mínimas, tampoco muestran algún tipo de
similitud en sus prácticas discursivas a lo que refiere La narco-estética. Sin embargo, es
notable que en esta población es donde se percibe en mayor grado un acercamiento a las
tendencias culturales mafiosas, mas no desde la narco-estética; sino cercana a una estética
sicaresca. Cabe aclarar, que existe una salvedad sobre lo que refiere una narco estética
perceptible en las representaciones sociales de esta población; esta salvedad o excepción
76
se ve reflejada en reducidos casos a los individuos que ejercen como jefes de seguridad e
información de la banda criminal que opera en el sector (Los Triana); y otros tantos, que
aunque no guardan relación de manera directa con la organización mafiosa, alardean o
“dan lora” (como se conoce en el parlache popular), con sus vehículos adaptados para
escuchar música a alto volumen en los barrios, aglomerando grupos de personas alrededor
del alcohol y la atracción musical ofrecida mediante estos vehículos. A parte de la
anterior excepción, y como se menciona previamente, la población joven (menor de 30
años) del Barrio La Frontera, aun cuando sus prácticas discursivas que constituyen las
representaciones sociales sobre la riqueza; no demuestran una inclinación estética por lo
“narco”, presenta un acercamiento a la Cultura Mafiosa desde otra definición estética,
concebida en este caso como la “la sicaresca”.
77
Encuentro Nocturno de Jóvenes de La comuna 2 de Medellín.
La sicaresca origina su nombre del antiguo trabajo de “sicario”, su imaginario corresponde a
estereotipos o modelos a seguir, no necesariamente en la práctica del asesinato, pero si en la
figura del asesino, de su forma de hablar, de comportarse respecto a los demás con
agresividad y autoridad. Etc.
78
―Las características personales para ejercer la profesión de sicario que nos
vendía en décadas pasadas la televisión eran bien definidas. Se trataba de seres
elegantes, anónimos, con mil rostros y contratos millonarios, quienes cumplían el
encargo con inmensa sofisticación y desaparecían discretamente de la escena. En
buena medida, todos habíamos asumido esta imagen como verdadera cuando la
muerte comenzó a ser negocio lucrativo en Colombia. Nos hablaban de "el de la
moto" y nos representábamos inmediatamente una especie de rambos criollos,
máquinas frías, e insensibles de la muerte. Además, el hecho de que la mayoría de
asesinos por contrato fuesen de Medellín confirmaba la tesis de que a esa ciudad
la había consumido el afán de lucro impuesto por el narcotráfico así las
organizaciones de la muerte se ubicaron como apéndices funcionales de los
llamados carteles de la droga” 28
La figura del sicario en el contexto del Barrio La Frontera ya no constituye una representación
social de un asesino a sueldo, como si acontecía hace un par de décadas. Aun así la imagen
adaptada del sicario a una estética sicaresca pasó a ser reproducida, ya no mediante la práctica
misma del sicariato, que como manifiestan los habitantes del sector “hace años no se escucha un
tiro por este barrio‖, ―yo no he conocido a un sicario‖; pero si, mediante la industria cultural
que se vuelve incluso más masiva e influyente que la misma acción. Se habla concretamente de la
música en primer lugar y del cine y la televisión en segunda instancia. Géneros como el
reggaetón y el rap, que en sus letras presentan una apología al modo de vida sicaresco.
28
Calle, D. (2011). Medellín-crónicas: una mirada de sus imaginarios urbanos. Universidad
Tecnológica de Pereira en convenio con la Universidad de Medellín. Trabajo monográfico
79
Mediante la “sicaresca” se percibe las características de un individuo como un personaje osado,
valiente, gallardo, y además hábil, recursivo, que se juega su vida al día a día. Sus aspiraciones de
consumo no son muy superiores a los de un habitante común que no tiene relación alguna con la
vida criminal o los gustos derivados de esta; sin embargo, la diferencia radica precisamente en
esto, en considerar los gustos de consumo y las prácticas discursivas que configuran sus
representaciones sociales sobre la estética y la riqueza sobre la base de una estética criminal; en
otras palabras, el valor social del individuo que se define mediante sus propias representaciones
sobre las características de la sicaresca, es aquel que no necesita tener mucho en términos
materiales; ya que “el porte”, la intimidación, la habilidad, y la capacidad para “tirárselas de malo
y ser respetado”, mediante el miedo y la admiración de sus pares; constituyen su modelo estético
en la sociedad.
―¿Y qué es la sicaresca? Un nuevo tipo de relatos que habita la fascinación por
los sicarios, la truculencia y la pasión por el exceso. Sicario es el joven que vive
de matar por encargo, quien vive poco pero a gran velocidad y con mucha
adrenalina, que mata y se juega la vida para dejar con algo a la cucha (la mamá).
Sicario es quien mata por trabajo, reza a la virgen, adora a su mamá, tiene novia
pura y amante hembra. Sicario es quien afirma que «madre solo hay una porque
padre puede ser cualquier hijueputa». El ensayista Guadi Calvo explica cómo la
sicaresca es el método de jóvenes que «por quebrar un mancito conseguían ropa,
casa para la madre, nevera, televisores, dejar a la cucha bien‖
29
o
29
Narco.estética y narco.cultura en Narcolombia. revista Nueva Sociedad N 222, julio-agosto de
2009, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>.
80
Otro aspecto a considerar sobre las representaciones que el individuo distintivo de la estética
sicaresca da a conocer, es el gusto particular por las motocicletas. Resulta interesante en la
observación de las prácticas cotidianas, que el gusto por este tipo de vehículos es a su vez
encaminado a un tipo en particular de motocicletas; estas son las motos dos tiempos, modelo
1980 al 2007; Las que se considera, según las propias palabras, y las propias prácticas cotidianas
de este sector: ―la mejor nave que han sacado‖, o en otras palabras, la mejor motocicleta que han
producido.
En las demás preferencias de consumo, los gustos tienden a ser sencillos, comunes y socialmente
compartidos: Camiseta con estampado alusivo al motocross (el cual se identifica como el deporte
predilecto y de gran admiración por la población jovén), o a alguna marca patrocinadora de este
deporte; gafas de sol usadas como accesorio complementario; gorra, pantalón o bermuda y tenis.
Una vestimenta que contrario al imaginario dominante que determina la figura de un sicario; no
permite distinguir entre un integrante de la banda criminal de los Triana, una persona que
simplemente adopte la estética sicaresca sin tener alguna participación en la banda criminal; y
una persona del común.
81
Joven estudiante y trabajador formal, Habitante del Barrio La Frontera
Con las motocicletas sucede algo similar en el sector poblacional más joven. El poseer una
motocicleta no es indicativo de una relación directa con el crimen, por más difícil que sea la
situación económica de la persona; esto considerando que la tendencia de consumo predilecta
entre los jóvenes es conseguir una motocicleta que facilite la movilidad por las empinadas faldas
de la Comuna 2. Adicionalmente, la aspiración general en términos de adquisiciones por parte de
los jóvenes, es la de poseer aquella moto clásica dos tiempos, sobre la cual se ha hecho referencia
previamente; un tipo de motocicleta que ha estado históricamente relacionada con actos de
sicariato; pero que en este caso se relaciona desde la representación social del individuo con
deportes de moto velocidad, stunt30 y motocross. Lo cual pone en evidencia dos sentidos
diferentes sobre este tipo de motocicletas: su eficiencia para cometer actos criminales, y su
misma eficiencia para un uso deportivo y recreativo.
30
Deporte en el que se pone a prueba la habilidad de un conductor en el manejo y control de su
motocicleta, para realizar acrobacias, y maniobras de alto riesgo.
82
Escena de Serie de televisión donde se recrea el imaginario dominante sobre el uso de
Motocicleta 2 tiempos (Yamaha Calimatic) para cometer acto de sicariato 31
Imagen No: Práctica de Deporte ―Stunt‖ en motocicleta 2 tiempos
31
Escena de Serie de Televisión: Escobar. El Patrón del mal. (2012). Caracol Televisión.
83
3.1 El valor simbólico de las motocicletas
Las motocicletas representan para el habitante de Medellín y particularmente del barrio la
Frontera en la comuna 2, un objetivo de vida y un significante de progreso. Es necesario
reconocer que parte de su valor dentro de la sociedad está dado por la gran utilidad y eficiencia
en términos de trabajo y transporte, dada las condiciones geográficas y de distribución del
espacio.
Es necesario reconocer la utilidad de este vehículo en la medida que las inclinaciones del terreno
y las calles angostas y transitadas por peatones hace complejo el uso del carro, y por ende crea la
necesidad de transportarse en un medio ágil y pequeño que se ajuste a la demanda de espacio y la
poca oferta del mismo. Estas características son propias de la motocicleta, un vehículo rápido y
ágil para las calles angostas y transitadas por peatones, y a la vez potente para transportar el peso
de dos personas por las inclinadas lomas del sector. Es común ver las motocicletas durante todo
el día, la gente reconoce su valor, tanto en su discurso oral, como en la utilidad que le da a la
misma en su vida cotidiana.
Ahora bien, a pesar de la innegable utilidad y servicio que la motocicleta guarda en relación a las
condiciones del espacio en este contexto, existe un aspecto simbólico que carga de sentidos
múltiples la connotación de este objeto en relación a cultura mafiosa. Ya que si bien la
motocicleta es de uso frecuente y masivo en el resto del territorio colombiano, y aún más
considerando que la eficiencia de la misma en cuestiones de economía y desplazamiento ha sido
reconocido y por ende su demanda ha aumentado, la relación que se teje entre cultura mafiosa y
el uso de la motocicleta ha sido limitado casi que directa y exclusivamente al contexto del Valle
84
de Aburrá, esto debido a razones históricas y tratamientos mediáticos que han reforzado el
imaginario de un asesino en motocicleta o “sicario” como se ha mencionado previamente.
Sin embargo y de manera contradictoria a lo tratado desde los medios masivos y el cine, no es la
sicaresca en este caso la que establece la relación entre motocicletas y cultura mafiosa desde las
representaciones sociales. Los mismos habitantes, confirman no conocer el caso de un sicario
más que aquella figura que imperaba en la época de los 80´s-90´s.
Una moto, desde esta perspectiva mide su nivel de valor simbólico, desde un referente concreto,
la moto dos tiempos, que se caracteriza por su particular sonido fuerte, su velocidad, su estilo que
aparenta una agresividad y fuerza domada solamente por un conductor ávido y experimentado.
Dentro de estas motocicletas se encuentran referenciadas a partir de la mención y observación de
los actores en la vida cotidiana, los siguientes modelos:
Yamaha calimatic 175
85
Yamaha DT 125-175-200
Yamaha RX-100-115-125-135
Kawasaki kmx 125
86
Como se manifiesta anteriormente, estas motocicletas usadas en sus momentos para el sicariato
por su velocidad, representan en la actualidad un referente de conductor hábil, rudo, osado, etc.
No solo por la apariencia y sonido característico de estas motos, sino por la manera en que se
conducen con frecuencia.
Respecto a La Cultura Mafiosa se concluye que su carácter explicativo de la realidad social
conforme a una estética sicaresca, percibida en las representaciones sociales del sector
poblacional más joven (Individuos menores de 30 años) es aplicable al caso del Barrio La
Frontera en situaciones diversas, ejemplo de ello, cuando los habitantes afirman: “este man es un
trianol”, al ver a una persona pasar en su motocicleta; y no tanto por las características
superficiales y técnicas del vehículo, ni por ninguna otra característica que le otorgue un
significado mafioso al vehículo, sino por la condición actitudinal y la carga simbólica que el
sujeto confiere al objeto. En otras palabras, el sujeto transmite un carga simbólica a su objeto (la
motocicleta) relacionado a una estética sicaresca, cuando con su comportamiento exhibe y
comunica a los demás individuos un sentimiento de superioridad al conducir una motocicleta de
una referencia en particular, con unas características técnicas superiores, o un valor económico
por encima del promedio de las motocicletas que se utilizan en el sector. Esto es observado
comúnmente en el diario vivir del Barrio La Frontera “cuando una persona pasa por la cuadra
“picándola” (Conducir una motocicleta en la llanta trasera) y “dando lora” (exhibiéndose
publicamente) con maniobras peligrosas para él y para los que circulan por el sector, cuando
“envenena” (modifica técnicamente) la moto pa´ que haga más ruido y todos salgan a ver al
individuo pasar; cuando “no se le da nada echarle la moto a los demás porque se siente más
grande”; cuando la moto se convierte en capital simbólico y factor de ascenso social para
“levantar” (conquistar) a las mujeres más bellas y salir a exhibirlas por el barrio”; o simplemente,
87
“cuando un niño deja de estudiar pa´ trabajar y comprarse esa moto”. Concluyendo, se define
como capital simbólico dado que:
―El capital simbólico es una propiedad cualquiera, fuerza física, valor guerrero,
que, percibida por unos agentes sociales dotados de las categorías de percepción
y de valoración que permiten percibirla, conocerla y reconocerla, se vuelve
simbólicamente eficiente, como una verdadera fuerza mágica: una propiedad que,
porque responde a unas "expectativas colectivas", socialmente constituidas, a
unas creencias, ejerce una especie de acción a distancia, sin contacto físico.32
3.2 Los Mágicos. Consideraciones sobre la riqueza y la movilidad social
Así describe Timothy Ross, periodista ingles de la cadena ABC, a Fabio Ochoa, uno de los
personajes emblemáticos de la mafia del narcotráfico en Colombia a principios de los años 70´s,
y representativo del concepto de narco-estética, según lo explicado en los apartes previos.
"(…) En aquella época (…) estas figuras más grandes que la realidad, figuras
folclóricas, figuras estrambóticas; francamente fascinantes uno no podía alejarse
de ellos, tenía que conseguir mirando cómo es que han logrado este poder, cómo
son sus personalidades, por ejemplo Fabio Ochoa, cuando me vi con él para
entrevistarlo para The cocaín cartel, era una figura como un emperador romano,
masivo, rodeado por sus escoltas, con escopetas recortadas con metralletas, con
32
Bourdieu, P. (1997) Razones Prácticas sobre la teoría de la acción. Cap. La economía de los
bienes simbólicos, Traducido por Thomas Kauf. Editorial Anagrama, Barcelona. Pp. 171-172
88
carabinas; poder masivo, inmenso. Y el con su habla paisa, con su estilo de puro
campesino, pero rodeado de puro poder mortífero (…)‖33
Fabio Ochoa, así como otros reconocidos personajes en la historia del narcotráfico en Colombia,
son figuras, que como se menciona previamente son un ejemplo contundente de los orígenes
mismos de la Narco-estética en Colombia. Estos personajes, a su vez, constituyeron la primera
generación de un grupo de individuos conocidos como “Los Mágicos”. Caracterizados por ser un
ejemplo de movilidad social cuando el modelo económico capitalista lo permitió, esto a partir de
la acumulación rápida de capitales por parte de dichos individuos lo que les permitió a su vez una
influencia considerable en el poder económico, político y sociocultural del país.
Cabe resaltar que uno de los principales aspectos que permiten el entendimiento de la Cultura
Mafiosa, en relación estrecha al surgimiento de “los Mágicos” está dada por las representaciones
sobre el poder y la riqueza, que tuvieron origen en el momento en que el dinero y las armas
empezaron a circular entre los jóvenes de las comunas más pobres, un fenómeno que contrario a
ser rechazado y contrarrestado por la misma población, se incorporó en la representación social
del progreso de parte importante de la población del Valle de Aburrá, adaptando las historias y
relatos que circulaban sobre los mágicos, como un anhelo y una posibilidad propia de ascender
en el plano social, como lo propone Pierre Bourdieu, (Bourdieu; 1997: 17).
En definitiva, aquellos sujetos que empezaron a delinquir patrocinados por el cartel del
narcotráfico de Medellín, mejoraron sus condiciones económicas como “Los Mágicos”, de tal
forma que no les resultó difícil llegar a niveles aparatosos en cuanto a posesión de bienes. Muy
33
Caracol Televisión. (2014). Documental. Los Tiempos de Pablo Escobar: Lecciones de Una
Época
89
pronto a estas personas se les llegó a representar socialmente como “Los nuevos Mágicos”, tal
como en un principio se le mencionó a los capos del narcotráfico; distintivo otorgado a razón de
lograr cambiar las situaciones altamente precarias de pobreza en las que se vivía de un día para
otro.
Por otra parte, frente a la problemática de la ambición, el dinero y el poder mafioso; se destaca
un aspecto que se considera relevante en el tratamiento de la apología a la mafia en el contexto
del Barrio La Frontera, y es la Semiótica de la Mafia; definida aquí como el conjunto de códigos
y símbolos vivenciados en las prácticas sociales que de una u otra forma han permitido un mayor
grado de atracción de personas a las esferas de la ilegalidad mafiosa, en cuanto al valor simbólico
conferido a objetos particulares y prácticas socioculturales admiradas por diferentes sectores
sociales; aspecto que se conserva actualmente en algunos individuos habitantes del contexto
observado. Lo referenciado anteriormente representa el consolidado de unos procesos sobre los
cuales se ha interiorizado y reproducido la herencia mafiosa,
que permitió conservar y
reconfigurar las tendencias criminales y la cultura que simboliza la mafia como un modo de vida
deseado.
Así pues, un aspecto ligado directamente a la acepción que en este caso se toma de la Cultura
Mafiosa, en función de las historias de “los mágicos”, es el relacionado con las prácticas
particulares de consumo. Es evidente que el actual sistema de mercado ha desarrollado
mecanismos publicitarios de consumo y modelación de un sujeto consumidor como referencia
social de un sujeto de valor y aceptación. Estas dinámicas no son ajenas a la problemática de la
cultura mafiosa, en la medida que dicho aspecto socioeconómico implementa los objetivos de
vida de la sociedad con similitud a como lo hacían las historias sobre “los Mágicos”. En otras
palabras, el sujeto en la actualidad educado bajo procesos de estimulación de consumo originado
90
desde el mismo Estado, la empresa privada y la industria Cultural, termina desarrollando como
prioridad u objetivo en su vida la búsqueda de la felicidad mediante la adquisición de bienes y
servicios que el mercado ofrece y crea como necesidad.
En conversaciones y entrevistas abiertas desarrolladas con diferentes actores del barrio La
Frontera, se logra evidenciar lo anteriormente mencionado. Para estos sujetos, los proyectos de
vida están orientados a lapsos cortos y metas sencillas ligadas a la obtención de bienes materiales.
―la situación está difícil‖, destacan algunos de ellos, “sacar adelante a la cucha‖ (mamá),
“darle una nevera, una lavadora, un televisor, arreglarle la casa o montarle la plancha‖ (base
para otro piso) agregan otros; y por qué no, ―una motico‖, así sea de esas que usas las niñas
(manifestando que no importa que sea una moto de poco costo), ―tener mis lukitas (dinero) y no
tener que pedirle a nadie‖.
Para concluir sobre la problemática de las representaciones e imaginarios sociales sobre la
riqueza y la estética derivadas de una Cultura Mafiosa, y que se desarrolló a lo largo del presenté
capítulo; resulta interesante cuestionarse ahora sobre ¿Qué sucede con el aspecto Educativo?
¿Cómo se representa socialmente la posibilidad y la intencionalidad de que la Educación sea
parte considerable de la formación integral, y el progreso social, cultural y económico? ¿Qué
relación guarda el acceso a una educación de calidad con la posibilidad de una movilidad en
plano social, en términos de una acumulación de capitales culturales, como afirma Pierre
Boudieu? (Bourdieu; 1997)
Acceder y proyectarse hacia la continuidad de la formación mediante La educación superior, se
percibe en la mayoría de las prácticas discursivas de la población del Barrio La Frontera en edad
de estudio en la básica secundaria y próximos a la educación superior (14-20 años) como un lujo
91
innecesario, que además de no poder ser mostrado ante la sociedad para cobrar la valorización
simbólica y cultural del individuo; no garantiza una mejor calidad de vida en términos de mejorar
la estabilidad económica del mismo; en otras palabras, ir a la universidad no asegura el fin
principal que se busca socialmente; posibilitar los medios para la adquisición de bienes que
facilite y genere comodidad en un espacio de confort. Igualmente, cuando se cuestiona sobre otro
tipo de valor inmerso en un proceso educativo universitario, se hace reconocimiento de la
importancia de la formación integral que las universidades tienen con el individuo como
ciudadano, como conocedor de un área del conocimiento, como un capital cultural que otorga
valor y orgullo para la familia, etc. Sin embargo, en muchos casos esta manifestación discursiva
entra en contradicción con las representaciones desarrolladas en la práctica y vivencia cotidiana,
y las cuales continúan orientadas a una vida enmarcada en la cultura mafiosa
92
4. ETICA, PODER Y ADMINISTRACION DE JUSTICIA
4.1 El Problema de ―Echarse‖ los Muchachos
En la comuna dos de Medellín opera una Banda Criminal conocida por los organismos oficiales
como “los Triana” pero conocida por los habitantes del sector como “los trianoles” o “los
muchachos”. Esta banda criminal constituye una de las múltiples asociaciones de delincuencia
organizada de Medellín y el Valle de Aburrá que tienen bajo su mando a centenares de Hombres
y Mujeres. Los orígenes de esta organización mafiosa, según las versiones de los habitantes, data
de mediados y finales de los años 90’s, luego de que se estabilizaran los poderes inconclusos que
surgieron luego de la muerte de Pablo Escobar en el año 1993 y la desestructuración del Cartel de
Medellín. Entre esta fecha y el surgimiento de los Triana, se dice, hubo un periodo de
inestabilidad y recrudecimiento de la violencia y la delincuencia común en el Barrio la Frontera,
y en general en la comuna 2 de Medellín. Inestabilidad que en efecto se vio superada luego del
establecimiento y el control territorial de La Banda Criminal “Los Triana” sobre el Barrio La
Frontera y otros Barrios aledaños que comprenden la comuna 2 de Medellín y parte de la
Comuna 1.
Ahora bien, el monopolio de una sola organización criminal sobre este espacio, ha conllevado
diferentes consecuencias, que para los habitantes del sector son vistas tanto de manera positiva
como negativa. Negativa en cuanto a la arbitrariedad de las decisiones y poderes asumidos por
los miembros de la Banda Criminal de “Los Triana”, que mediante la práctica del miedo ha
garantizado un ejercicio indiscutido del poder durante más de una década. Estas arbitrariedades
incluyen,
entre otras medidas, el cobro de extorsiones que terminó convirtiéndose en un
impuesto más para los antiguos y para los nuevos habitantes del sector.
93
La anterior afirmación se evidencia en prácticas observadas en la cotidianidad del contexto,
como la solicitud de permisos para iniciar el funcionamiento de un pequeño o grande puesto de
ventas en el barrio: El trato inicia cuando el individuo interesado en iniciar un negocio le explica
a los celadores (Sujetos encargados de llevar la vigilancia del Barrio para La banda criminal “Los
Triana”) en que consiste su idea y procede a negociar con los celadores el costo de una cuota
que la Banda cobra para permitir que el negocio, como cualquier otro, se funde e inicie su
desarrollo. De esta manera el individuo que desea iniciar un negocio, asume previamente que tan
viable puede ser empezar con el mismo, asumiendo el pago de la cuota a la banda criminal como
un impuesto más. Los cobros normalmente oscilan entre los 5, 10, y 20 mil pesos semanales para
los negocios pequeños (generalmente de ventas de comida); y entre 50 y 100 mil pesos
quincenales o mensuales, según el caso, para los establecimientos medianos y grandes del barrio;
como panaderías, supermercados, tiendas de ropa, misceláneas, sucursales bancarias, etc. Como
se ve entonces, extorsiones de este tipo se terminan asumiendo como un costo más de
funcionamiento de cualquier negocio en el Barrio.
Otro aspecto negativo, y que a mención de los habitantes del sector se define como “injusto” pero
contradictoriamente aceptado por los habitantes del sector, es el pago de cuotas por concepto de
“celadurías para la seguridad de las casas y el barrio”. Mediante esta modalidad, que se ha vuelto
un rito con el tiempo y la práctica, “los mandaderos” (sujetos encargados de cobrar, llevar
mensajes, gestionar favores, etc. para los jefes de Barrio de la banda criminal “Los Triana”)
pasan semanalmente por las casas haciendo el cobro de la vigilancia, la cual tiene un costo de
$1.000 a $3.000 según las condiciones socioeconómica de la familia que habita cada casa.
Finalmente, otro de los factores negativos derivados de las prácticas económicas de la banda
criminal operante en el sector, y que es fácilmente observable en la vivencia cotidiana de los
94
habitantes; es la intervención de los miembros de esta Banda en la solución de conflictos entre
vecinos, habitantes de casas multifamiliares, e incluso entre miembros de una misma familia. En
este tipo de práctica socioeconómica ilegal, los miembros de la banda criminal “Los Triana” o
“los muchachos” como también son llamados en el Barrio, ejecutan la función de intermediarios
“neutrales”, y de “jueces” con el poder de determinar sentencias sobre los conflictos presentados
y resolverlos con sus respectivas sanciones y castigos. Estas sanciones y castigos, siempre
aceptados, en la mayoría de los casos van desde las multas económicas a las partes que participan
en el conflicto; hasta las amenazas y golpizas, y en reducidas ocasiones, a las desapariciones
(cuando el problema es reiterativo y causa gran malestar a los intereses del sector o de la Banda
Criminal). Este tipo de medidas, aunque aceptadas y cumplidas, en muchas ocasiones se ponen en
entredicho, dado el grado de severidad, contundencia y arbitrariedad que pueda presentarse tanto
en la sentencia como en la sanción determinada por “los muchachos”.
Lo anterior resume los aspectos negativos que la misma población pone en evidencia cuando se
les cuestiona sobre las consecuencias contraproducentes de tener a esta banda criminal operando
en el territorio del Barrio La Frontera; sin embargo, la legitimidad que se ha dado a estas mismas
prácticas de poder; se percibe más en las prácticas discursivas no deliberadas y en las mismas
expresiones casuales del habitante del sector, que en las mismas manifestaciones de
inconformidad que expresa el individuo a la hora de responder la pregunta sobre los aspectos
negativos de las actividades socioeconómicas de “Los Triana”. Como ejemplo de lo afirmado, se
citan los casos observados en los que las personas solicitan por voluntad propia la intermediación
de “los muchachos” en un conflicto, por mínimo que sea; cuando una persona le paga a los
muchachos para que amenacen o golpeen a alguien ―porque no paga la plata que debe‖, o
porque ha sido ofensivo, violento o ha vulnerado de alguna forma la propiedad privada de algún
95
habitante del sector; o simplemente cuando acuden a la justicia que les pueda brindar la banda
criminal antes que a la misma policía, la cual se percibe en el sector como una institución
ineficiente, lenta, o poco contundente para castigar o solucionar los problemas del barrio, como
consecuencia del lento procedimiento burocrático al que están sujetos.
El acto de “echarse los muchachos” corresponde entonces a una problemática de poder y justicia
en el marco de una Mafia que en cierta medida se ha legitimado, tanto en la cultura como en los
ámbitos mismos del Estado. Una muestra de lo afirmado se presenta cuando La misma institución
policial, limita su accionar a los problemas de tránsito, o a la exclusividad de los problemas
barriales que superan la gravedad de una discusión familiar o entre vecinos. Medidas que se
reproducen en la representación social del habitante del Barrio la Frontera, al aceptar la ausencia
y el carente patrullaje de la policía por el barrio; y al no solicitar la intervención de esta
institución cuando se presenta alguna necesidad que requiera de orden, ejercicio del poder e
impartición de justicia; a pesar de que exista un CAI ubicado en un punto estratégico y central
para atender las necesidades del barrio La Frontera y otros barrios aledaños en la Comuna 2 de
Medellín.
Otra forma, en la que se hace evidente el proceso de legitimación de las prácticas sociales de
administración mafiosa del poder y la justicia por parte de “los Triana”, se identifica en
comentarios hechos por los habitantes del cuando se hace alusión a problemáticas entre
individuos, que no se han logrado resolver mediante el diálogo:
―yo porque no quiero
joderlo/joderla (perjudicarlo/a) sino le mandaría a los ―muchachos‖; ―después preguntan
porque los matan‖; ―yo prefiero que los trianoles se queden con lo que me debe esa
Chunchurria (noción para referirse a alguien de manera despectiva) pero que le den duro (lo
golpeen) por tirárselas de gato (ladrón) conmigo‖.
96
Dadas las anteriores consideraciones, se concluye que La organización criminal Mafiosa “Los
Triana” tiene como características que la diferencian de la delincuencia común; la organización
bajo una estructura jerarquizada, ordenada, situada en un espacio o territorio, y con definición
clara de funciones y actividades económicas. Así pues, en el ejercicio del poder, y en lo que
respecta a la administración de una justicia informal, existe una clara relación con la cultura
mafiosa en la medida que prima la autoridad informal, el poder arbitrario, la violencia, y la
legitimación de las prácticas de impartición de orden en problemáticas que se presentan en la
cotidianidad por parte de “los Triana”, mediante el uso de la violencia.
Finalmente, y con el fin de identificar las diferentes formas en las que se ejerce el poder y la
justicia mafiosa por parte de una Banda Criminal, no solo a las actividades delictivas mafiosas de
la Banda Criminal “Los Triana” sino a la generalidad de las bandas criminales que operan en el
contexto del Valle de Aburrá, se cita a continuación una tabla34 que sintetiza y define las
principales características de este tipo prácticas mafiosas:
CONTROL SOCIAL Y
CONTROL ECONÓMICO
CONTROL DEL TERRITORIO
POLÍTICO
Control ejercido por grupos armados
Control
de
Control del espacio físico en donde el
ilegales en las relaciones sociales y la
actividades económicas lega-les,
grupo armado ilegal ejerce su poder de
vida cotidiana de una comunidad,
ilegales, formales e informales,
manera
para la im-posición de prácticas,
tanto de carácter priva-do como
dinámicas de Territorialización o de
reglas y códigos morales que buscan
público. Este control, en gran
apropiación
establecer un orden social, autoritario
medida, se ejerce a través de
conservación del grupo ilegal. Por lo
34
de
los
recursos
permanente
del
para
territorio
generar
y
Gómez R, H. (2012). Control territorial y resistencias. Una lectura desde la seguridad humana.
Observatorio de seguridad humana de Medellín. Universidad de Antioquia.
la
97
y paraestatal que le genere seguridad
acciones violentas e intimidatorias
tanto, las prácticas para realizar este
al grupo ilegal. Este control puede
y con el fin del fortalecimiento
control
ser alcanzado a través de medios
militar y en beneficio de los
actuaciones
coactivos y violentos para generar
integrantes del grupo armado ilegal.
perpetuación del grupo ilegal.
Las actividades que realizaran
Las principales actividades
Algunas de las acciones que realizan
para ejercer el control social son:
para obtener este control son:
para obtener
también
para
implicarían
la
las
protección
y
miedo, tales como los castigos
ejemplarizantes,
tratos
inhumanos
crueles
o
e
ataques
indiscriminados, o a través de medios
no violentos, como la realización de
acciones
lúdicas,
el
cubrir
las
necesidades básicas de personas de la
comunidad, para legitimarse a través
de intermediación social y política,
entre otras. Tienen como objetivo
asegurar la dominación, obediencia,
orden social y su reconocimiento
como
actor
de
poder
en
una
comunidad.
este control son:
- Generación de miedo a través de
¨ Extorsiones (o «vacunas») a
- Establecimiento de fronteras
ataques indiscriminados.
transportadores y terminales de
territoriales ilegales: delimitación y
- Castigos ejemplarizantes.
transporte.
demarcación de lugares que indican
- Persecución de liderazgos sociales
¨ Constitución de empresas de
espacios de confrontación violenta, de
para su reemplazo o cooptación.
alistamiento y lavado de vehículos
control no disputado y de prohibición
- Cooptación y participación de
como fachadas para el cobro de
de la libre circulación. Operan para la
organizaciones sociales,
extorsiones.
comunidad, las autoridades y
98
comunitarios
¨ Apropiación de empresas de
funcionarios públicos.
(Juntas de Acción Comunal - JAC,
transporte.
- Vigilancia para el control del ingreso
clubes deportivos, etc.)
¨ Construcción de terminales.
y salida de personas:
y de carácter juvenil, así como
(práctica transversal a los controles)
vigilancia de calles para controlar el
espacios de participación local
y servicios de aseo.
uso del transporte público, movilidad
(Juntas
¨ Extorsión a juegos de azar tales
peatonal y vehicular.
Administradoras Locales –JAL– y
como casinos y negocios de
- Enfrentamientos armados en medio
Asambleas de Presupuesto
máquinas tragamonedas.
de la población civil por
Participativo).
¨ Constitución y monopolio de
el control territorial.
¨ Constitución de organizaciones
establecimientos de juegos
- Adquisición y uso de armas de fuego
sociales
de azar.
de corto y de largo alcance, incluyendo
¨ Organización de actividades
¨ Extorsión a contratistas que
algunas de uso privativo de la Fuerza
recreativas, deportivas y lúdicas.
realizan obras públicas de
Pública, cada vez más de manera
¨ Oferta de justicia para la
infraestructura
masiva y a bajo costo.
tramitación de conflictos
e intervención urbana para disponer
- Reclutamiento y vinculación de
intracomunitarios
de materiales de obra
jóvenes, niños, niñas y adolescentes.
e intrafamiliares (ej. violencia contra
y para la prestación de vigilancia
Para la vigilan-cia y protección
niños, niñas y mujeres).
ilegal de manera forzada de las
violenta del barrio y su utilización
¨ Oferta de seguridad a través de
maquinas e instalaciones de las
sistema-tica y masiva para tareas de
vigilancia formal e informal, la
obras (solo el grupo ilegal puede
información, transporte de armas y
cual es una práctica transversal a los
realizar esta actividad).
drogas, sicariato, vigilancia,
tres tipos de control identificados.
¨ Manejo de centros de distribución
participación de aquellos que están
¨ Subvención de necesidades
de droga (o «plazas»).
fuera del conflicto en procesos de
sociales, económicas y de vivienda
¨ Incentivar el consumo y compra
entregas de armas y pactos de no
a núcleos familiares y a jóvenes.
de drogas que expenden en
agresión y en redes de explotación
¨ Prohibición de hablar - Ley del
niños, niñas y adolescentes.
sexual.
silencio.
¨ Control de negocios de
- Incidencia en instituciones educativas
¨ Imposición de horarios para la libre
prostitución y constitución de redes
para diversos fines como impedir el
99
locomoción de la comunidad.
de explotación sexual de niños,
ingreso de estudiantes de otros barrios,
¨ Panfletos amenazantes para generar
niñas, adolescentes y mujeres.
la venta y consumo de drogas, la
miedo colectivo, señalando
¨ Explotación económica ilegal de
explotación sexual, la vinculación de
como objetivos a prostitutas,
bienes inmuebles y lotes en
estudiantes a los grupos.
ladrones, drogadictos, homosexuales,
predios urbanos y semirurales.
- Regular procesos de urbanización:
indigentes y jóvenes reunidos en las
¨ Decisión de permitir o no que
permitir o no que nuevas personas y
esquinas, así como personas
habitantes trabajen en el
familias se establezcan en los barrios.
con nombres propios.
territorio.
- Constreñimiento a los habitantes para
¨ Prácticas de «limpieza social».
¨ Extorsión a comerciantes y
la colaboración en actividades del
¨ Control de la disciplina en
establecimientos de comercio.
grupo armado: guardar armas, drogas,
instituciones educativas. Ejemplo:
¨ Extorsiones a trabajadores según
bienes hurtados, permitir el ingreso a
Prohibición del pelo largo y uso del
su actividad económica e
sus viviendas.
piercing.
ingreso.
- Suministro de víveres, labores
¨ Restricciones o direccionamiento a
¨ Participación en programas
domésticas (prepa-ración de alimentos,
la participación política y social
gubernamentales para cooptación
lavado de ropa, etc.)
de recursos públicos: Fuerza Joven,
- La vinculación y utilización de
participación en Juntas de Acción
mujeres en prácticas de persuasión y
Comunal y presupuesto
distracción de la autoridad.
participativo.
-Traslado, rotación y renovación de
¨ Despojos de viviendas estratégicas
integrantes de los grupos armados
para distribución de drogas,
ilegales para el trabajo en red y
suministro de habitación a sus
articulado con otros que pertenezcan a
familias o para constituir sitios de
la misma facción de poder, con el fin
vigilancia.
de garantizar la dominación.
¨ Control de préstamos de dinero
- Connivencia y cooptación de
con tasas de interés elevadas
integrantes de la Fuerza Pública para
o «pagadiarios»
ejercer un control del territorio con
¨ Acciones de cobro violento de
mayor eficacia e impunidad, así como
100
deudas y cánones de
realizar acciones criminales de manera
arrendamientos.
articulada.
- Aseguramiento de impunidad de
actuaciones ilegales y/o violentas para
evitar la judicialización de integrantes,
mediante la amenaza, homicidio, y
desplazamiento forzado de víctimas,
testigos y
denunciantes.
¨ Restricciones y condicionamiento al
uso de espacios públicos,
deportivos y recreativos.
¨ Uso sistemático del desplazamiento
forzado masivo y colectivo
como estrategia para la expansión y
conservación del poder sobre el
territorio. Cuando el objetivo es la
expansión, se presenta una
instrumentalización de la población
civil por grupos ilegales que se
coaligan para tomarse el territorio
dominado por un grupo enemigo
común.
101
4.2 Religión, moralidad y violencia.
―La fusión Madre-Virgen es sagrada para el sicario, es sinónimo del amor, la
entrega y la adversidad(…) Esta cultura de la muerte generó sus propios ritos,
basados en las tradiciones campesinas y la superchería, (...) Y cuenta cómo «estos
muchachos le agradecen a la Virgen haber quebrado al man» mientras su «cuerpo lo
acorazan con escapularios en los lugares sensibles del sicario: el corazón que siente,
el brazo que dispara, el pie que corre y se apoya en la moto». Sicario es el peligro
pero desechable pero atractivo pero emocionante‖.35
Religión, moralidad y violencia son tres conceptos que en el contexto Antioqueño operan de
manera paralela. Para introducir esta problemática, se identifica en primer lugar la existencia de
una fuerte tradición religiosa heredada del proceso colonial, una tradición que traída al contexto
actual ha presentado una drástica transformación, iniciando por la diversidad de iglesias que
desde la base del cristianismo han presentado sus propias posturas y ritos religiosos, tal es el caso
de las iglesias adventistas o evangélicas. Ahora bien, la transformación
del sentido de la
tradición conservadora y religiosa que caracteriza la historia de Antioquia, paradójicamente a
pesar de su permanencia y reproducción en el espacio sociocultural, no ha representado un freno
u obstáculo moral a la violencia, muerte, ilegalidad y coerción causada por las dinámicas
mafiosas. De acuerdo a esto, lo que sucedió con la religiosidad y el crimen fue una
compenetración y articulación de aspectos morales de la religión y del crimen, en la que se funda
Rincón, O. (2009). Narco.estetica y narco.cultura en Narco.lombia. Revista nueva Sociedad.
No 222
35
102
una doble moral donde “el que peca y reza empata”, o en la que se cree que Dios está de parte de
quien le reza con fé. De acuerdo a lo señalado, el integrante de la banda criminal que desempeña
diferentes tareas violentas y represivas contra la sociedad; libera sus culpas morales
encomendando sus pecados en oración.
De igual forma sucede con el imaginario desarrollado por los medios y las industrias culturales
sobre la figura del “sicario” y “el capo”. En el tratamiento y producción de los imaginarios
dominantes producidos por diferentes instancias de la industria del entretenimiento audiovisual,
se presenta un personaje mafioso que bendice su arma, reza las balas, encomienda su vida y su
integralidad a la virgen y porta amuletos religiosos como escapularios y estampas antes de hacer
un “Favor” (tarea especial, pedida a solicitud de un amigo o como causa de una deuda;
generalmente relacionada con tareas donde existe algún riesgo para la vida o donde se aplica la
violencia en actividades ilegales. Ej: Golpear, amenazar, asustar, etc. a un individuo seleccionado
previamente) o un mandado.
Sobre lo afirmado, se observa en el contexto el reconocimiento y apropiación de la religión
mediante la adoración de figuras, de manera más enfática se presenta una figura religiosa que es
tomada como referente de madre y protectora de jóvenes, adolescentes y adultos: la imagen de la
Virgen María. La Virgen María, más que la concepción de una figura religiosa guarda una
estrecha relación con la figura maternal, lo cual otorga una relevancia superior en cuanto es la
madre quien presenta la mayor jerarquía o importancia dentro del núcleo familiar. Así pues,
haciendo una muestra de creencia y ambigüedad moral, los jefes de barrio de “los Triana”
contribuyeron para la compra de una escultura de la Virgen María con su correspondiente altar, la
cual se dispuso en el parque central que comparten los barrios del Playón de los Comuneros y el
barrio La Frontera.
103
Como conclusión, La oración y la bendición como rito mafioso planteado desde la industria
cultural, no es en mayor sentido, prácticas alejadas de la realidad percibida y representada por los
habitantes del Barrio La Frontera. Si bien es cierto que los índices de violencia efectuados en este
contexto han disminuido respecto a décadas anteriores, donde “se mataba a la gente en la calle y
a plena luz del día”, las actividades desarrolladas por los actores violentos actuales siguen
confiándose a la fé religiosa.
La mayor parte de las obra humanas que solemos considerar como universales —
derecho, ciencia, arte, moral, religión, etc.— son indisociables desde el punto de
vista escolástico tanto de las condiciones económicas como de las condiciones
sociales que las hacen posibles y que nada tienen de universal. Se han engendrado
en estos universos sociales tan particulares que son los campos de producción
cultural (campo jurídico, campo científico, campo artístico, campo filosófico, etc.)
y en los que están comprometidos unos agentes que comparten el privilegio de
luchar por el monopolio de lo universal y de contribuir así, poco o mucho, al
progreso de las verdades y de los valores que son considerados, en cada
momento, como universales, incluso eternos36
36
Bourdieu, P. (1997) Razones Prácticas sobre la teoría de la acción. Cap. El punto de vista
escolástico. Traducido por Thomas Kauf. Editorial Anagrama, Barcelona. Pp. 213
104
5. RECOPILACIÓN DE PALABRAS DE USO FRECUENTE EN PRÁCTICAS DE
LOS HABITANTES DEL BARRIO LA FRONTERA Y QUE GUARDAN
RELACIÓN CON LA CULTURA MAFIOSA
-
PARCERO: Amigo, compañero.
-
VISAJE: Acción con la que se busca el reconocimiento o exhibición pública de un
individuo.
-
LEVANTAR: Conquistar
-
PICAR: Conducir una motocicleta en la llanta trasera.
-
VISAJOSO: Persona que se muestra o exhibe socialmente.
-
DAR PISO: Matar, asesinar.
-
CUCHA: Palabra con la que se hace alusión a la madre de manera afectuosa.
-
MUÑECO: Muerto
-
PIROBO: Palabra de carácter ofensivo y que guarda relación con una condición de
homosexualidad.
-
DAR LORA: exhibir, alardear, presumir de un objeto o una situación.
-
MELO: Referencia algo lujoso, completo, en buen estado estético y funcional.
-
GATO: Ladrón.
-
NEA: Persona que sabotea, que genera malestar
-
FIERRO: Según el contexto de la situación puede representar un Arma de Fuego o una
moto.
-
TOTE: Arma de Fuego
-
NAVE: Carro o Moto de lujo o con accesorios y/o arreglos que le confieren mayor valor
simbólico y económico.
105
-
GRILLA: Mujer promiscua
-
TOTEAR: Según el contexto, Accionar un arma de fuego; o producir un sonido fuerte
mediante la operación mecánica de un motor, generalmente de dos tiempos.
-
CRUCE: negocio o favor que se realiza entre pares y familiares
-
PREPA: Mujer Prostituta que trabaja mediante contratos ocasionales en los cuales
requieren sus servicios sexuales mediante llamadas a manera de domicilio.
-
PARCHE: Grupo de Pares, amigos y compañeros. Que se reúnen para alguna actividad
de esparcimiento (practicar algún deporte o juego de mesa, conversar, etc.) generalmente
en parques públicos
-
LUCAS: Dinero
-
HELADERÍA: Discoteca, rumbeadero, bar.
-
COSCORRIA: Palabra para referirse a un Enemigo
-
FAVORES: Deudas entre individuos, que van desde lo económico hasta lo social / Tarea
especial, pedida a solicitud de un amigo o como causa de una deuda; generalmente
relacionada con tareas donde existe algún riesgo para la vida o donde se aplica la
violencia en actividades ilegales. Ej: Golpear, amenazar, asustar, etc. a un individuo
seleccionado previamente
-
CHUNCHURRIA: Palabra para referirse de manera despectiva a un traidor, o a un
enemigo.
-
GONORREA: Según el contexto de la palabra; término ofensivo hacia un individuo; o
condición de precariedad y dificultad.
-
PATO: Según el contexto de la situación puede referirse al parrillero o persona que ocupa
el segundo puesto en una motocicleta; o una persona graciosa y saboteadora.
-
CHINGA: Niño
106
-
FECHORÍA: Práctica de una actividad ilegal.
-
LEVANTAR: Golpear a alguien.
-
ENVENENAR: Modificar el motor y las condiciones técnicas de un vehículo para
mejorar su desempeño (velocidad y fuerza)
107
CONCLUSIONES
A pesar de que el fenómeno de la mafia en Colombia se percibe con fuerza hace
aproximadamente 35 años; hoy en día esta problemática y “La cultura mafiosa” siguen generando
nuevas preguntas investigativas de relevante consideración académica, educativa y estatal; dada
la importancia a nivel nacional, por la inmersión de la mafia en diversos ámbitos de la vida
pública y privada. Sus efectos van desde la consolidación de grupos delincuenciales organizados
jerárquicamente y anclados a un territorio donde ejecutan actividades socioeconómicas ilegales,
hasta la influencia en las prácticas socioculturales y de consumo.
En el desarrollo del presente trabajo descriptivo se hizo alusión a los diferentes aspectos
mencionados, dando un especial énfasis a un tratamiento sobre el Poder, La Riqueza y La
Estética mafiosa, a partir de las Representaciones Sociales evidentes en las diferentes prácticas
discursivas de sujetos habitantes de un contexto en particular, y desde los imaginarios
constituidos por industrias culturales, identificados en diferentes fuentes de información, como
prensa, cine, series, libros, música y programas de televisión orientados a desarrollar los aspectos
característicos de una figura mafiosa.
Respecto a la recopilación de información desde las representaciones sociales y las fuentes
productoras de imaginarios, se definió un contraste que si bien no dista mucho entre sí, permite
establecer aspectos concretos referentes al contexto en particular y a las condiciones de vida
específicas de sus habitantes. Así pues, Al desarrollar la problemática de la “cultura mafiosa” se
hizo necesario hacer distinciones conceptuales, además de identificar diferentes consideraciones
sobre la problemática, dado que el término “Cultura Mafiosa” se ha acuñado de manera universal
108
a la realidad, estableciendo conclusiones que permiten la comprensión de la relación contextomafia de manera indiscriminada; en su contraparte, se identificaron las representaciones sociales
de los habitantes del barrio La Frontera y otros barrios aledaños en la comuna 2 de Medellín,
una población que por el hecho de estar inmersa en la historia mafiosa de los carteles del
narcotráfico de los años 80´s, es referida en el imaginario dominante como parte de un
estereotipo ligado a figura mafiosa de estas épocas; ignorando en gran medida aspectos
particulares de la vida social como la apología a la mafia, y desconociendo como consecuencia,
que las dinámicas de una cultura mafiosa se logran constituir desde las más mínimas acciones y
pensamientos, o en las representaciones y prácticas sociales que justifican y/o eludan la legalidad,
y la legitimidad, pasando sobre un sistema de valores mínimo de cada sociedad, con el fin de
establecer una posición privilegiada en las relaciones de poder.
El desarrollo de la temática se da entonces desde lo local, desde las prácticas sociales de los
habitantes, y sus argumentaciones discursivas, lo cual constituye el andamiaje de las
representaciones sociales, yendo más allá de los imaginarios, o supuestos colectivos fundados en
ideas e ideales que proyectan las instituciones y medios de información.
Así pues, se introdujo en la cuestión sobre las actuales representaciones sociales en comprensión
del poder, la riqueza y la estética mafiosa, con ello, evitando conclusiones a priori o prejuicios
que generalicen y relacionen la sociedad y la cultura medellinense con prácticas culturales
mafiosas, aunque no por ello se desconozca la historia que recuerda que Medellín fue
protagonista en el surgimiento y desarrollo de las mafias del narcotráfico en las décadas de los
70´s, 80´s y 90´s, y que como consecuencia obtuvo una innegable permeabilización del fenómeno
de la mafia que se inscribió en diferentes esferas de la vida social, política y económica de la
región.
109
De igual forma, se presentó un análisis sobre la condición cohesionante y constituyente de las
representaciones sociales sobre el poder, la riqueza y la estética mafiosa; que surgen a partir de
fenómenos como la violencia, o las dinámicas de exclusión del sistema económico del capital, y
que llevan a construir continuamente construcciones simbólicas, sistemas de valores,
argumentaciones discursivas y prácticas sociales; donde se puede vivir en el miedo, o en la
resignación, o en la pasividad e indiferencia, o en las dinámicas apologéticas del poder y la
economía mafiosa, según el caso, posiciones que de otra forma acarrean un complejo proceso de
naturalización que enmascara las representaciones problematizadas.
En síntesis, mediante los fines anteriormente mencionados y los resultados obtenidos con estos,
se permite concluir en primer lugar que Mafia y cultura mafiosa terminan siendo aspectos o
problemáticas diferentes, pero que a su vez mantienen una relación causal y casi simbiótica en la
medida que ambas problemáticas se relacionan entre sí, se dan vida y se retroalimentan en sus
definiciones, lo cual significa que, Por un lado la mafia representa a todas a aquellas
organizaciones delictivas, con una estructura jerárquica y organizada, donde se tiene como fin la
obtención de poder y estabilidad económica mediante el desarrollo de actividades
socioeconómicas ligadas a la violencia; mientras La cultura mafiosa, por su parte, indica un
conjunto de prácticas socioculturales que dan vida a representaciones e imaginarios sociales
orientados a un modo de vida mafioso, donde se pone en práctica la violencia, la ley del menor
esfuerzo, el exhibicionismo del individuo, el consumo ostentoso, y la corrupción.
En segundo lugar, posterior a la identificación y diferenciación de estos dos factores, se
desarrolla un tercer concepto: la “Cultura de la Cultura Mafiosa” que representa el imaginario
social mediante el cual se relacionan ciertas actividades, individuos y espacios, con la
problemática de la cultura mafiosa en sí misma; ya sea porque realmente exista una cultura
110
mafiosa dominante, o porque el tratamiento mediático reproduzca esta percepción sobre la
sociedad a partir de diferentes ofertas culturales. En efecto, El tratamiento del problema de la
cultura mafiosa, las tendencias criminales, bandas criminales, y las percepciones de aspectos
derivados de estos fenómenos, como las concepciones del poder, la estética y la riqueza, se
desarrollan en el contexto nacional como una cultura de la cultura mafiosa, donde
indiscriminadamente se da una mayor resonancia a la problemática en cuestión desde el discurso
de las instituciones y medios de difusión y constitución de subjetividades (Estado, cine, literatura,
televisión) de esta manera, los sujetos que desconocen las dinámicas sociales cotidianas de un
contexto, terminan por adoptar para sí, los imaginarios dominantes que proyectan estos medios
de información.
En tercer lugar, se identifican diferentes problemáticas de carácter secundario, o derivadas de la
problemática principal: “El sujeto y la Cultura Mafiosa”. Por lo cual se identifican aspectos como
la narco estética (proyecciones del gusto y las prácticas sociales del Capo Mafioso como ejemplo
o ideal en la vida de un individuo), y la sicaresca (estética del sicario; caracterizada por el valor,
la gallardía, la habilidad, la vida peligrosa y efímera, etc.) sobre la base de una estética mafiosa.
Entre estas problemáticas secundarias se encuentran también el Poder y la administración de
justicia por parte de las actuales asociaciones mafiosas. Problemas sociales sobre los cuales se
afirma han pasado por un proceso de banalización social, hasta llegar a legitimar diferentes tipos
de prácticas en torno al poder, como el cobro de cuotas y la solución arbitraria de conflictos entre
individuos. Y finalmente, como factor adicional a lo expuesto, se sugiere una relación intrínseca
entre la religión, la moral y la violencia mafiosa, considerando ciertos ritos en los cuales se
encomienda una actividad ilegal y en la cual se pone en riesgo la vida del ejecutante en manos de
111
la oración, las figuras religiosas; o se bendicen ciertos objetos como armas y escapularios para
obtener seguridad en lo que se haga.
La causa y la explicación de los diferentes fenómenos relacionados con la mafia y la cultura
mafiosa como el poder, la riqueza y la estética en el contexto actual del Valle de Aburra y
específicamente del barrio la frontera en la comuna 2 de Medellín, resulto ser entonces el
objetivo del presente trabajo monográfico, sobre el cual se logra concluir que lo que se ha
configurado en el Barrio la Frontera en torno a las prácticas mafiosas, es una ambiente en el que
confluyen diferentes problemáticas sociales interdependientes entre sí y que emergen en las
representaciones sociales de los individuos según las condiciones en que estos viven, sumado a
una histórica apología al modo de vida mafioso, con unas prácticas económicas y de poder
ligadas a la ilegalidad que ejercen un compendio de capitales simbólicos atractivos a la población
consumidora y que se ha reproducido considerablemente a partir de las producciones culturales
mediáticas, que logran mayor repercusión en la configuración de un sujeto mafioso,
específicamente en los sectores sociales más jóvenes. Esto, sumado a condiciones sustanciales de
pobreza, a la mentalidad de mejorar a toda costa las condiciones económicas, a la indiferencia de
quienes viven y perciben la violencia, a la represión mediante el miedo y la muerte, y a una
sociedad indiscutiblemente inmersa en la mafia y la violencia desde décadas atrás; componen
algunos de los principales factores que llevan a construir continuamente una cultura en la cual, o
se ha vivido resignado, pasivo o indiferente frente al miedo, o se ha hecho parte de la estructura
apologética del poder y la economía mafiosa que ha mantenido y reconfigurado las dinámicas
criminales en Medellín y su área metropolitana.
En conclusión, el problema investigativo planteado aborda el tema de las representaciones
sociales que guardan relación con procesos explícitos de una vida mafiosa, como la narcotización
112
del gusto o estética mafiosa (basada en la ostentosidad, y el consumismo de bienes y servicios
ajenos a la sustentación de necesidades básicas como la alimentación, la vivienda, y la educación;
que son o que deberían ser por si mismas prioridades en la sociedad y el individuo, en función del
desarrollo de la dignidad humana y la satisfacción de las necesidades vitales, aun mas,
considerando la gran oferta sociocultural y recreativa que se ofrece en el Barrio la Frontera por
parte del Estado.
Lo anterior, contemplado en el marco contextual del capitalismo actual y en un histórico proceso
de modernización constituido sin la base de la modernidad que ha caracterizado las dinámicas
socioeconómicas en general en el contexto colombiano, permite entender en últimas la existencia
de una problemática anclada a las condiciones mismas en que surgieron las instituciones del
estado, y a la manera en que se ha configurado la cultura en Colombia. Sin embargo, y a pesar de
ser relevante la consideración del origen mismo de la historia cultural, económica y política de
Colombia, siempre será necesario tomar conclusiones sobre la base de la experiencia y el
conocimiento del campo, considerando que un estudio social desde una perspectiva netamente
deductiva, conlleva a un conocimiento parcial o nulo de la historicidad y la vivencia del sujeto,
ocasionando diversos prejuicios morales o imaginarios dominantes como los que actualmente
proponen las fuentes oficiales y las series, que matizan y enfatizan erróneamente aspectos
negativos que se presentan en la historia de una ciudad, como la violencia, el crimen, la muerte, y
el deterioro sociocultural; y que alimentan con morbo imaginarios ligados a una apología a la
mafia.
113
BIBLIOGRAFÍA
Bourdieu, P. (1997). Razones prácticas sobre la teoría de la acción. Traducido por Thomas Kauf.
Editorial Anagrama, Barcelona,
Abric, J. (2001). Prácticas sociales y representaciones. México D.F. Ediciones Cocoyan.
Castoriadis, C. (1985). La institución imaginaria de la sociedad. Vol. II. Barcelona
Arango J, M. (1988). El impacto del narcotráfico en Antioquia. JM Arango Ediciones. Medellín
Arlacchi, P. (1983). La mafia impenditrice. Bologna, II Mulino.
Roger, C. (1945) Ensayo sobre el espíritu de las sectas. México. Colegio de México.
Corporación Región de Medellín. (1990). Violencia juvenil en Medellín.
De los Rios, H., & Ruiz, J. (1990). Violencia urbana en Medellín de los 80´s. Ediciones
Mimeografo. Medellín
Eddy, P., Sabogal, H., & Walden, S. (1988) The cocaine wars: Murder, money, corruption and
the world’s most valuable commodity. W.W Norton and company. New York
Gaviria, V. (1991) El pelaito que no duró nada. Ed. Planeta. Bogotá D.C.
Ramón, J. (1990) En la metrópoli del nuevo bajo mundo. En: Gaceta, No 8, agosto-septiembre.
Bogotá D.C.
Londoño, R. (1987) Aspectos sociológicos del comercio ilegal en Colombia. Ed. Mimeógrafo.
114
Mayntz, R. (1987) Sociología de la organización. Alianza Editorial. Madrid
McInstoch, M. (1981). La organización del crimen. Siglo XXI. México
Merton, R. (1984). Teorías y estructuras sociales, Fondo de Cultura Económica. México
Offe, C. (1977) La abolición del mercado y el problema de la legitimidad. En: El estado en el
capitalismo contemporáneo. Siglo XXI. México.
Salazar, A. (1990) No nacimos pa’ semilla. CINEP. Bogotá D.C.
Sauby, M. (1988) Colombia: Droga, mafia y poder, 1970-1985. Tesis de Doctorado, Institute de
Hautes Etudes. Paris
Girola, L. (2005) Tratado de metodología de las ciencias sociales: perspectivas actuales. UAM
Departamento de sociología. México. D.F.
Girola, L. (2007). Imaginarios socioculturales de la modernidad. Aportaciones recientes y
dimensiones del análisis para la construcción de una agenda de investigación. Revista
sociológica #64, UAM Azcapotzalco, México DF.
Banchs, M (1990). Las Representaciones sociales: Sugerencias sobre una alternativa teórica y un
rol posible para los psicólogos sociales en Latinoamérica. En: Aportes críticas a la
psicología social en Latinoamérica. Ed. Universidad de Guadalajara. México D.F.
Lindón, A. (2008). el imaginario suburbano: los sueños diurnos y la reproducción socioespacial
de la ciudad. En: Los sueños diurnos y la reproducción socioespacial de la ciudad.
Revista Latapalapa No. 64.
115
Durkheim, E. (1995). Las formas elementales de la vida religiosa. Ediciones Coyoacan,
México D.F.
Escobar, J. (2007). Lo imaginario entre las ciencias sociales y la historia. Fondo Editorial.
Universidad EAFIT, Medellín.
Moscovici, S. (1979) El psicoanálisis, su imagen y su público. Editoral Huemul. Buenos Aires,
Argentina.
Moscovici, S. (1985). Psicología Social I. Ed. Paidós. Barcelona, España.
Gergen, K. (1992). El yo saturado. Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo. Ed.
Paidós. Barcelona, España
Cardona, P. (2004). Los héroes urbanos: Imaginarios culturales y consumo en Medellín. Revista
de Humanidades. Universidad EAFIT. Medellín, Antioquia.
Bourdieu, P. (1996). La distinción. Ed. Taurus. Barcelona, España.
Duch, Ll. (1992). Antropología de la vida cotidiana. Editorial Trotta. Madrid, España.
Salazar, A., & Jaramillo, A. (1992). Medellín. Las subculturas del Narcotráfico. CINEP.
Bogotá D. C.
Mejía, O. (2010) ¿Estado y cultura mafiosa en Colombia? Grupo de investigación cultura
política, instituciones y globalización. Instituto Unidad de Investigaciones Juridico sociales Gerardo Molina (UNIJUS) Universidad Nacional de Colombia. ISBN: 978958-719-400-5
116
De la Cruz Ochoa, Ramón. (2006). Crimen organizado. Delitos más frecuentes, aspectos
criminológicos y legales. Proceso para la Biblioteca Jurídica Virtual: Recuperado de:
http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=2263 el 6 de junio del 2013
Gómez C. (2012). Control territorial y resistencias, una lectura desde la seguridad humana.
Universidad de Antioquia. ISBN: 978-958-8748-36-8
Acosta T, S. (2012) Una arqueología de la violencia en Medellín. Revista electrónica Poiesis.
Universidad Luis Amigó. ISSN 16920945
Calle, D. (2011). Medellín-crónicas: una mirada de sus imaginarios urbanos. Artículo en conjunto
Universidad Tecnológica de Pereira y universidad de Medellín
Ceballos, R. (2000) Violencia reciente en Medellín, una mirada a sus actores.
Duncan, G. (2006) Las redes mafiosas en las ciudades. En los señores de la guerra, Bogotá:
Editorial Planeta.
Calvi, F. (2004) El misterio de la mafia, España: editorial Gedisa.
Estrada, J. (2008). Capitalismo criminal: tendencias de acumulación y estructuración del régimen.
político, en: capitalismo criminal, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia
YUNIS, Emilio. “Sobre la formación de la mentalidad del colombiano”, en: Por qué somos así.
Bogotá: Temis, 2003.

Documentos relacionados