sujeto y cultura mafiosa en la comuna 2 de medellín, barrio la
Transcripción
sujeto y cultura mafiosa en la comuna 2 de medellín, barrio la
1 SUJETO Y CULTURA MAFIOSA EN LA COMUNA 2 DE MEDELLÍN, BARRIO LA FRONTERA. REPRESENTACIONES E IMAGINARIOS SOCIALES SOBRE EL PODER, LA RIQUEZA, Y LA ESTETICA MAFIOSA NELSON ALIRIO QUINTERO GONZALEZ UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES 2015 2 SUJETO Y CULTURA MAFIOSA EN LA COMUNA 2 DE MEDELLÍN, BARRIO LA FRONTERA: REPRESENTACIONES E IMAGINARIOS SOCIALES SOBRE EL PODER, LA RIQUEZA, Y LA ESTETICA MAFIOSA NELSON ALIRIO QUINTERO GONZALEZ Monografía de Grado para optar al título de Licenciado en Educación Básica Con Énfasis en Ciencias Sociales DIRECTOR OMAR ALBERTO GARZÓN UNIVERSIDAD DISTRITAL FRANCISCO JOSÉ DE CALDAS FACULTAD DE CIENCIAS Y EDUCACIÓN LICENCIATURA EN EDUCACIÓN BÁSICA CON ÉNFASIS EN CIENCIAS SOCIALES 2015 3 DEDICATORIA Dedicado especialmente al Señor Alirio Quintero Montoya, amigo incondicional, compañero de fantasías, anécdotas e historias; y sobre todo lo anterior, un padre excepcional. Por su constante apoyo, su preocupación y su amor cálido y fraterno que hoy me permite subir un escalón más en mi formación como profesional y como persona. ¡Gracias Padre! 4 AGRADECIMIENTOS Agradezco especialmente al Profesor y Director de Monografía Omar Alberto Garzón; por su acompañamiento, su labor práctica, e infinita paciencia durante el proceso de aproximadamente 2 años que tomo el cultivo y la cosecha de la idea que hoy se materializa en este informe. A mis compañeros y amigos de carrera, con los que fue más llevadero y divertido el largo y provechoso paso por el pregrado. A los habitantes del Barrio la Frontera en la Comuna 2 de Medellín, que de manera amable contribuyeron compartiendo sus experiencias e historias de vida. 5 TABLA DE CONTENIDO INTRODUCCIÓN ..................................................................................................................... 8 1. REFERENTE TEÓRICO Y CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS ............................ 12 1.1 Paradigmas para comprender la cultura mafiosa. Contraste entre los imaginarios y las representaciones sociales. ...................................................................................................... 12 1.1.1 Representaciones sociales y construcción de sentido en las prácticas SocioCulturales………………………………………………………………..….. 18 1.1.2 Imaginarios sociales: estereotipos generalizado ………..………………..………..22 1.2 Etnometodología. La apreciación cualitativa del discurso……………………………..…25 2. MAFIA: CONCEPTO Y CONTEXTO……………………………………………….….……30 2.1 La Cultura de “La Cultura Mafiosa”…………………………………………………... ...35 2.2 Cultura Mafiosa en el Valle de Aburra …………………………………………..............42 2.2.1 Pobreza, marginalidad y exclusión social en el Valle de Aburrá ¿Parte o causa de la problemática de la Cultura Mafiosa?..................................................46 2.2.2 Armas, violencia y delincuencia organizada: herencia cultural de la mafia de los 80’s y 90´s………………………………………………………………....50 2.2.3 Dinámicas y grupos delincuenciales actuales del valle de Aburrá: del “cartel de Medellín”, a las bandas criminales, combos y grupos paramilitares..………...52 2.3 Barrio La Frontera, Comuna 2 de Medellín. Aspectos generales del espacio geográfico donde se desarrolla el estudio de la problemática de la Cultura Mafiosa…………………………………………………………………………………..56 3. SICARESCA Y NARCO ESTÉTICA………………………………………………………..68 3.1 El Valor simbólico de las motocicletas…………………………………………………..83 3.2 “Los Mágicos”. Consideraciones sobre la riqueza y la movilidad social ….…………….87 6 4. ETICA, PODER Y ADMINISTRACION DE JUSTICIA ………………………….……….92 4.1 El problema de echarse los muchachos ……………………………………………….….92 4.2 Religión, moralidad y violencia………………………………………………………….101 5. RECOPILACIÓN DE PALABRAS DE USO FRECUENTE EN PRÁCTICAS DISCURSIVAS DE LOS HABITANTES DEL BARRIO LA FRONTERA Y QUE GUARDAN RELACIÓN CON LA CULTURA MAFIOSA ……………………………………………..…104 6. CONCLUSIONES..……………………………………………………….………………….107 BIBLIOGRAFÍA ……………………………………………………………………………….113 7 RESUMEN La presente monografía aplica las teorías de los Imaginarios y las Representaciones Sociales sobre la problemática del Sujeto y Cultura Mafiosa en el contexto actual del Barrio La Frontera, Comuna 2 de Medellín. Inicialmente se realiza una distinción entre las definiciones de Mafia: haciendo referencia a las asociaciones mafiosas y sus características; La Cultura Mafiosa: como el conjunto de prácticas discursivas que guardan relación con lo ostentoso, la violencia y la proximidad a la ilegalidad; y la Cultura de la Cultura Mafiosa: que representa la tendencia a relacionar diversas problemáticas con las características de una Cultura Mafiosa. Adicionalmente, se relacionan temas como: el ejercicio del Poder, la administración de Justicia, la Riqueza y La estética de carácter Mafioso. Palabras Clave: Mafia – Cultura Mafiosa – Cultura de la Cultura Mafiosa – Poder – Riqueza – Estética – Capital Simbólico – representaciones sociales – imaginarios sociales ABSTRACT This paper applies the theories of the Imaginary and Social Representations about the problem of subject and Mafia’s Culture in the current context of Barrio La Frontera, Commune 2 of Medellin. Initially a distinction between the definitions of Mafia is made: referring to mafia associations and their characteristics; The mafia culture: as a set of discursive practices that relate to the ostentatious, violence and proximity to the illegality; Culture and mafia culture: representing the tendency to relate various issues with the characteristics of a mafia culture . In addition, related topics such as: the exercise of power, administration of justice, wealth and beauty of nature Mafiosa. 8 INTRODUCCIÓN La capacidad de sorprenderse ante diferentes eventualidades parece perderse con la costumbre o la reproducción constante de los eventos. La repetición de diferentes prácticas socioculturales conlleva la construcción social de hábitos y ritos que terminan por convertirse en hechos comunes para los habitantes que comparten un mismo territorio. Es por ello que el tener la posibilidad de conocer otros contextos y de convivir durante algunos periodos en estos espacios diferentes a los habituales, proporciona una experiencia gratificante al observador, mediante la cual es posible identificar la novedad y la diferencia en otras culturas. Lo anteriormente afirmado, representa la fuente de la inquietud y la curiosidad que dio como resultado la identificación de un problema y una pregunta de investigación sobre un sujeto y una cultura donde se presenta desde hace varias años un proceso de banalización de ciertas actividades ilegales; como la legitimación de una banda criminal y sus respectivas actividades socioeconómicas, y la presencia de prácticas particulares de consumo cultural y violencia; aspectos que de una u otra forma guardan relación con lo que diferentes académicos y autores han definido como características de una Cultura Mafiosa. Lo mencionado, referido de manera concreta al contexto del Barrio la Frontera y otros barrios Aledaños (Pablo VI y El Playón) pertenecientes a la comuna 2 de Medellín, departamento de Antioquia. Ahora bien, al iniciar con un trabajo de consulta profundo desde análisis locales, que permitiera explicar lo acontecido en el Barrio La Frontera, en la comuna 2 de Medellín; se encontró que la producción académica sobre la cultura mafiosa en Colombia ha olvidado notablemente el desarrollo de esta problemática desde lo representado, imaginado, sentido y simbolizado, por los sujetos que han vivido y construido la realidad de su propio contexto. Razón por la cual, se 9 dedujo en primera instancia que la problemática de la Cultura Mafiosa ha tenido un reducido tratamiento académico planteado desde un método de investigación etnográfico y/o etnometodológico; a pesar de la amplia producción escrita, resultado de innumerables investigaciones y trabajos académicos que se ha elaborado en las últimas décadas sobre el tema de la mafia en Colombia. Lo anterior cobra sentido al descubrir el fuerte vínculo que se ha dado entre la Mafia y la problemática del narcotráfico, un vínculo que ha sido el foco de estudio e investigación desde las diferentes disciplinas de las ciencias sociales sobre la problemática que aquí se desarrolla: La Cultura Mafiosa. En consideración de lo anterior, se percibe que el hecho de que el amplio desarrollo académico sobre la mafia en Colombia se desarrolle de manera análoga y anclada a la problemática del narcotráfico y sus respectivas causas y consecuencias directas (tales como: violencia, influencia en el conflicto armado, dinámicas del tráfico de sustancias psicoactivas, efectos a nivel micro y macro económico, seguridad, corrupción y percepción estatal), sugiere que La Cultura Mafiosa se ha entendido en Colombia desde una perspectiva general, lo que en efecto, ha puesto en segundo plano las percepciones y vivencias locales de los individuos en relación a lo que se puede definir conceptualmente como una práctica cultural mafiosa. La anterior afirmación se fundamenta en un rastreo bibliográfico el cual comprende trabajos de diferentes tipos: líneas históricas, investigaciones, descripciones historiográficas y sociológicas, artículos de opinión, etc. elaborados por autores de diferentes oficios, entre ellos: profesores, estudiantes, periodistas e investigadores; y entre los cuales se percibe la misma tendencia de soportar el análisis y la descripción de la cultura mafiosa de manera ajena a los factores locales y la observación de los individuos que conforman un barrio o en el más amplio de los casos 10 (haciendo referencia a la población de estudio) un conjunto de barrios fronterizos, con sus dinámicas, problemáticas, y condiciones espacio temporales particulares. Así pues, lo que inicialmente se presentó como un problema social que generó una inquietud personal, se convierte luego de un prolongado proceso de observaciones, consulta de fuentes y recolección de datos, tanto etnográficos como bibliográficos; en el presente trabajo monográfico que describe la percepción “del sujeto y sobre el sujeto”, en relación a las múltiples definiciones de la Cultura Mafiosa desde diferentes fuentes documentales; y adicionalmente tomando en consideración aspectos derivados de esta Cultura, como la riqueza, el poder, y la estética mafiosa; a partir de las representaciones sociales y observaciones etnográficas de carácter cualitativo, en un contexto particular dentro de la mítica Medellín; una ciudad de contrastes, y la cual ha sido por décadas relacionada con la problemática de la Cultura Mafiosa. Respecto a la estructuración del presente informe, este se desarrolla en 5 capítulos con una conclusión general sobre los mismos. El orden en que se presentan los capítulos tiene la intención de desarrollar el tema partiendo de lo general, en este caso, partiendo de la descripción del concepto “mafia” desde lo que referencia a nivel académico, el origen y evolución de su significado; para llegar finalmente al análisis de su adaptación al caso de Medellín a partir de una descripción historiográfica de eventos que muestran la evolución de una Mafia ligada a la violencia generada por los carteles y personajes en la historia del narcotráfico. Dentro de esta línea se presenta en segunda instancia, un acercamiento al referente epistemológico desde el cual se desarrolla el trabajo de campo, el cual comprende la teoría de las Representaciones Sociales y adicionalmente una diferenciación entre lo que referencia la teoría de los imaginarios sociales y la teoría de las representaciones sociales en relación a La Cultura Mafiosa. Posteriormente se procede a hacer una introducción sobre los aspectos específicos y contextuales de la 11 problemática, respondiendo al objetivo general planteado al inicio de la investigación: Analizar las representaciones sociales de los habitantes del Barrio La frontera (Comuna 2, Medellín Antioquia) en torno al poder, la riqueza, la estética y las características de una cultura mafiosa. En los Capítulos 3º y 4º se presenta el análisis de los resultados obtenidos en el trabajo de campo, dando un desarrollo específico a la apreciación de la riqueza, el poder y la estética e igualmente, profundizando sobre el carácter polisémico de la mafia, en cuanto a los factores que constituyen significados múltiples sobre objetos y prácticas, como la religión, la violencia, la música y el uso de motocicletas, entre otros factores. Finalmente y para concluir se propone el capítulo 5. Titulado: “Recopilación de palabras de uso frecuente en prácticas discursivas de los habitantes del Barrio La Frontera y que guardan relación con la Cultura Mafiosa”. Este capítulo está compuesto por un glosario socio-espacial, con algunos de las principales y más recurrentes términos de la jerga o “parlache” de los habitantes del Barrio La Frontera y barrios aledaños; términos o palabras que componen un conjunto de códigos de comunicación particulares al contexto y que permiten un mejor entendimiento de la Cultura y las representaciones sobre la estética, la riqueza y el poder mafioso, a partir de las expresiones cotidianas. 12 1. REFERENTE TEÓRICO Y CONSIDERACIONES METODOLÓGICAS 1.1 Paradigmas para comprender La Cultura Mafiosa. Contraste entre los Imaginarios y Las Representaciones Sociales. El poder, la riqueza, y la estética mafiosa; son aspectos sociales que pueden ser analizados desde los múltiples paradigmas propuestos por las disciplinas que comprenden las ciencias sociales: sociología, economía, antropología, historia; e incluso desde otras ramas del conocimiento como la psicología y la filosofía; estos aspectos, además, tienden a ser interpretados por los cientistas sociales a partir de análisis deductivos fundamentados en las teorías generales desarrolladas por autores de diferentes épocas y periodos históricos, lo que en parte es vital para cualquier trabajo investigativo; pero que en efecto puede traer como consecuencia, el riesgo de desconocer el sentido polisémico propio de las interpretaciones, apreciaciones y discursos originados en el vivir cotidiano de los individuos con su respectiva y consecuente influencia del contexto espacio temporal particular. En consideración de lo anterior, se hizo necesario concebir el significado dado a conceptos como la riqueza, el poder y la estética, e incluso a la misma cultura mafiosa, considerando lo que establecen diferentes autores; a la par de un permanente ejercicio práctico de contraste entre estas afirmaciones académicas y las apreciaciones que surgen a luz de la observación y los discursos dados en la cotidianidad; en otras palabras, comparar las definiciones teóricas de diferentes autores sobre la Cultura mafiosa con la significación que la gente provee sobre estos conceptos desde su realidad representada en el contexto social. 13 En función de lo mencionado, se plantea a continuación el referente epistemológico desde el cual se desarrolla el presente trabajo monográfico, identificando y estableciendo un contraste entre lo que implica entender la cultura mafiosa desde las representaciones sociales y el hecho de establecer conclusiones desde el paradigma de los imaginarios sociales. Para desarrollar la idea en cuestión: “las representaciones sociales y los imaginarios culturales sobre las prácticas sociales mafiosas”, es necesario introducir en primera instancia una breve descripción sobre, cómo se percibe y desde dónde impera la construcción de sentido en la sociedad colombiana. Para tal aspecto, se parte del reconocimiento de la fuerte influencia en los procesos de socialización e ideologización que han generado los medios masivos en los diferentes ámbitos de la vida social, política, económica y cultural. Dicho de otra forma, y aplicado de manera directa a la pregunta sobre las representaciones e imaginarios que orbitan la problemática de la cultura mafiosa, se dice que no es extraño encontrarse con múltiples materiales y medios que exponen, desarrollan, e impregnan la sociedad colombiana con una idea en particular que se reproduce en la sociedad y que muestra una cultura mafiosa presente en las prácticas sociales cotidianas del contexto antioqueño, y más enfáticamente, en el contexto socioespacial del Valle de Aburrá durante las décadas de los 70´s, 80´s, 90´s con una serie de transformaciones en las estructuras y prácticas mafiosas en los años posteriores. Adicionalmente se afirma, que el problema es complejizado cuando los medios que transmiten información, además de ser medios de influencia masiva; constituyen un imaginario único, sesgado, y que además realiza un tratamiento de la información ligada a las emociones del individuo y la construcción de identidades, etc. Como resultado, aparte de presentar una visión que desconoce la contextualidad espacial y temporal, y la complejidad de la problemática de la Cultura Mafiosa mediante personajes e historias recreados; los “sujetos espectadores – consumidores” terminan 14 construyendo estereotipos o imaginarios basados en estas historias enriquecidas, por el ánimo de la industria cultural de estimular el consumo audiovisual de sus producciones; naturalizando con ello diversas prácticas socioculturales que guardan relación con una cultura mafiosa; o en el mejor de los casos, los productores audiovisuales se encargan de readaptar y de traer a la actualidad los hechos acontecidos en las primeras décadas del narcotráfico (eventos acontecidos en las décadas de los 70´s a los 90´s, donde se recrudeció la violencia, y se presentó un fenómeno en cual la económica legal se mezcló con el dinero del narcotráfico), dando a entender con ello que la historia y las dinámicas socioculturales, y con estas últimas, las percepciones sobre la riqueza, el poder, la justicia y la riqueza mafiosa; se conservan y por ende se aplican en la actualidad y sin distinción en cualquiera de las 16 comunas en las que organiza la ciudad de Medellín, de la misma forma a como se presentaba en la época del llamado “Cartel de Medellín". Con lo visto, se identifican en primer lugar los imaginarios constitutivos del sujeto, que se fundan en el discurso masivo y dominante de los medios, donde el enfoque de estos medios se orienta hacia los actores más comunes relacionados a las dinámicas mafiosas y que constituyen estereotipos de vida (Narcotráficantes). Contrario a esta idea se busca rescatar el discurso local de los habitantes, de quienes viven la cotidianidad del Barrio la Frontera, Comuna 2 de Medellín; resaltando las prácticas sociales y discursivas que construyen argumentaciones y sentidos alrededor de las dinámicas mafiosas; para lo cual es indispensable responder a esta problemática desde el análisis de las representaciones sociales. De manera que, al considerar dar voz a los sujetos que viven día a día entre “grupos ilegales organizados” y “dinámicas socioculturales mafiosas”, siendo de alguna forma, participes de las dinámicas derivadas de estas; al pretender volver a estos sujetos protagonistas de su propia historia, en la cual convergen experiencias ligadas a la mafia; es donde nace la necesidad investigativa de desarrollar la temática a partir del 15 concepto de las representaciones sociales, conservando y contrastando con los estereotipos evidenciados en los imaginarios sociales. ¿Qué sucede particularmente con los imaginarios sociales en el desarrollo de una problemática como la Cultura Mafiosa? El problema de limitarse a esta perspectiva, se presenta en el carácter abstracto y generalizante que caracterizan los imaginarios sociales, además de las tendencias homogeneizadoras y moldeadoras de tales imaginarios, esta problemática ya había sido identificada por Baeza (Baeza, 2000:29) quien expone que, a pesar que los imaginarios también pueden ser de carácter plural; frente a su condición idealizadora surgen diferentes niveles de generalización. El aspecto que aquí resulta inquietante es la intencionalidad en la generalización de estos imaginarios mediante lo que Baeza llama “imaginarios dominantes” e “imaginarios dominados”. Esto implicaría ver los imaginarios como un espacio de lucha, de tensiones y de poder, en los cuales un posible enfoque a la problemática planteada podría resumirse al tema de la dominación y el poder, en cuanto a los procesos de apropiación de los sistemas simbólicos constituidos por los imaginarios por parte de quienes poseen los medios masivos de información y plantean mediante estos, una perspectiva y unos imaginarios en relación a intereses específicos. Frente a limitantes de este tipo, en la comprensión de una problemática que compete no solo al municipio de Medellín y sus locaciones barriales, sino en general a la imagen de Colombia; se resalta el valor de la singularidad de las representaciones sociales, que aunque no sean ajenas a las manipulaciones mediáticas, esta forma de conceptualizar y entender los mecanismos de internalización de la realidad corresponden a constructos sociales que difieren de los imaginarios culturales en la importancia que se provee a los procesos cognitivos y que enfocan su mirada a la situación del sujeto en la sociedad, en otras palabras, en su propio contexto espacio temporal. Así pues, con las representaciones sociales se trata de percibir constructos sociales edificados por el 16 individuo según sus vivencias, sus percepciones, y sus experiencias con la realidad, partiendo de la vida cotidiana como fuente de análisis, más que en la relación del sujeto con la información que moldea su percepción. Ahora bien, en visto de lo afirmado es necesario reflexionar que los imaginarios y las representaciones sociales no presentan una relación opuesta entre sí; es inevitable considerar que los imaginarios culturales, como percepciones abstractas e ideales según el caso, nutren y fundamentan el punto de partida para comprender las representaciones sociales en sí mismas; y es de reconocer que la diferencia entre estas categorías radica en los estratos semánticos y en los procesos de producción de sentido, que para las representaciones concede un grado mayor de énfasis en lo particular y concreto, mientras los imaginarios se desenvuelven en contextos más amplios y conceptos con mayor grado de abstracción, y que estos últimos pueden orientarse a utopías, o modelizaciones de la sociedad, y consecuentemente incidiendo en configuraciones de lo social como realidad presupuestada. Lo anterior es sintetizado por Lidia Girola (Girola, 2007), que haciendo alusión a De Alba, define el espacio y la manera en que se percibe los imaginarios y las representaciones sociales, en la vida social, con esto se complementa lo afirmado anteriormente respecto a los imaginarios dominantes reproducidos por los medios y la necesidad de exponer unas representaciones discursivas que surgen de la vida cotidiana de los sujetos que habitan un contexto especifico, y que se complementa en la interacción con otros sujetos, con su espacio, y con su propia historia: ―las representaciones sociales están ancladas en los micro universos sociales formados por los grupos de pertenencia/referencia del sujeto, 17 mientras que los imaginarios son esquemas de representación asociados a entidades culturales más amplias, como la nación, el grupo étnico o la época; que las representaciones sociales tienen objeto y sujeto, mientras que los Imaginarios no lo tienen, sino que más bien refieren a deseos, proyectos, utopías elaboradas simbólicamente; y que finalmente, ambas nociones pueden complementarse‖.1 Para concluir, la postura epistemológica que se plantea en el presente trabajo trata sobre “Las representaciones sociales” adscrita a la disciplina de la psicología social, como eje central en el desarrollo de las percepciones, las construcciones de sentido y las dinámicas que orbitan en torno a la cultura mafiosa y las representaciones sobre el poder, la riqueza y la estética, en contraste con la perspectiva de los imaginarios sociales. Las representaciones sociales son consideradas coherentes con la problemática en cuestión puesto que son contempladas como formas de saber pragmático, un saber que repercute de manera directa en la práctica social, en la operación, en la acción cotidiana; por su parte, los imaginarios no se desenvuelven necesariamente en este plano, y pueden limitarse a prácticas discursivas con las cuales se explique la realidad o lo desconocido con ideales superfluos o abstractos; sin embargo ambas perspectivas son necesarias y complementarias, y permiten comprender el problema de las percepciones y prácticas discursivas sobre el poder, la riqueza y la estética; ligadas a las construcciones simbólicas del sujeto como formas de dar sentido a las prácticas sociales y discursivas. 1 Girola, L. (2007). Imaginarios socioculturales de la modernidad. Aportaciones recientes y dimensiones del análisis para la construcción de una agenda de investigación. Revista sociológica #64, UAM Azcapotzalco, México DF. 18 1.1.1 Representaciones Sociales y construcción de sentido en las prácticas socioculturales. En problemáticas que ponen en vilo temas como la violencia, la ilegalidad, la estética, la justicia, la riqueza, etc. es notable que emerjan prejuicios y conclusiones desde el sentido común o desde la carencia de información y desconocimiento de la realidad y de la complejidad del contexto en el que se desarrollan problemáticas de este calibre. Aun al realizar trabajos de investigación social o manejar información sobre esta problemática, surgen tensiones sobre la forma de interiorizar el mundo, de entenderlo, simbolizarlo, darle sentido y relacionarlo con experiencias y prácticas. En todo caso, tanto en la vida cotidiana como en las experiencias de investigación, surgen diversas formas de entender la realidad, todas igualmente legítimas, más no por su carácter universal. Frente a la legitimidad de las múltiples percepciones de una misma realidad, resulta de interés para el presente caso, las afirmaciones, argumentos y conclusiones que se generalizan, a la par que de las que desconocen el contexto en que se desarrollan o que hacen uso parcial y reducido del mismo; o lo que en los casos más comunes se traduce en la magnificación y comunicación de los aspectos negativos de la vida social y que comúnmente tienden a ser visibilizados de manera más sencilla. El enfoque aquí presentado para plantear una perspectiva epistemológica desde la cual se aborde la problemática, se basa en el concepto de las representaciones sociales introducido por Serge Moscovici (Moscovici, S. 1979), y fundamentado especialmente en la disciplina de la psicología social. Resulta necesario considerar que el origen de la reflexión sobre las representaciones no se remite a los postulados de Moscovici, aunque este haya planteado una perspectiva coherente con la manera en que se concibe el conocimiento social en la actualidad, esto es, manteniendo distancia a la postura positiva de la sociología que percibe leyes universales que determinan el funcionamiento de la sociedad. 19 El rastreo bibliográfico de la categoría “Representación” permite reconocer su origen formal en la categoría de las “representaciones colectivas” de Emile Durkheim (Durkheim, 1995), punto de partida para Moscovici, que reconfigura este término académico en las “representaciones sociales”; la diferencia entre ambas posturas radica en varios aspectos; en primer lugar la característica de “social” introducida por Moscovici, acentúa sus bases en la disciplina de la sociología, pero también en la psicología y la importancia de las interpretaciones del sujeto y de su conciencia particular, contemplando que la situación de un individuo, en y frente al mundo, determina también sus interpretaciones sociales; razón por la cual desde la interpretación de Moscovici, no se concibe el sujeto simplemente como un ente constituido en pleno por las instituciones sociales, sino también como constituyente de su propia realidad e intérprete de la misma desde sus funciones psicológicas. Entonces, dicho concepto se desarrolla bajo el presupuesto de que existen procesos sociales y a su vez procesos cognitivos, ambos relevantes en los procesos de construcción de la realidad; por tal motivo tanto las experiencias sociales como los procesos cognitivos de cada individuo, se encargan de producir representaciones sociales que aunque guardan similitudes en cada uno de los miembros de un grupo social, no se presenta de manera estática ni se comparte por todos los individuos de forma homogénea como lo pretendía Durkheim al desarrollar su idea de las representaciones colectivas. Sobre este aspecto, Lidia Girola haciendo alusión a Moscovici, hace la siguiente afirmación, respecto a las diferencias entre la categoría de las representaciones sociales y las representaciones colectivas desarrolladas por Emile Durkheim. 20 ―¿Por qué abandonar el adjetivo ―colectivas‖ y calificar de ―sociales‖ a las representaciones? Moscovici señaló que las representaciones ―son colectivas en la medida en que están encarnadas en la comunidad donde son compartidas homogéneamente por todos sus miembros‖ (Moscovici, 1988: 218) de ahí que fueran parte fundamental de la conciencia colectiva para Durkheim, pero que si se considera que existen muchas representaciones, que no son homogéneamente compartidas, sino que pertenecen a grupos diversos dentro de una sociedad, que pueden incluso estar en contradicción unas con otras, y que son creadas y renovadas continuamente, entonces es más apropiado llamarlas sociales‖. 2 Así pues, se concibe las representaciones como construcciones dinámicas, que cambian permanentemente en función de los cambios socioculturales que acontecen en la historia; y esta es la primera causa por la que volviendo al problema planteado de las representaciones sobre el poder, la riqueza y la estética en el marco de una cultura mafiosa, se difiere de los constructos arraigados en la percepción de los individuos como parte de una reproducción permanente de información estática, tratada y reproducida por medios masivos; los cuales se empeñan en resaltar los mismos actores y los mismos periodos en los que se percibió de manera más enfática las dinámicas mafiosas en el contexto del Valle de Aburra, considerando el periodo del auge del narcotráfico en Antioquia. Con lo anterior, es necesario validar que existe una transformación constante y variaciones constitutivas en las representaciones sociales entre cada individuo 2 Ibíd. PP. 26 21 perteneciente a un grupo social o comunidad barrial, análogas a los cambios, económicos sociales y culturales a los que los mismo sujetos están expuestos en el contexto de su vida cotidiana. Respecto a lo mencionado, Moscovici plantea ciertos factores fundamentales en la constitución de las representaciones sociales y que permiten hacer una idea de su magnitud (Moscovici, 1979), el primero de estos corresponde a “la información”, el elemento más común para los agentes externos de un contexto especifico y por el cual entran a construir su propio compendio de imaginarios sobre los otros y sobre sí mismos, en la parcialidad de este factor entra el saber de la persona desde la información que ha acumulado, por lo que fácilmente puede ser orientado a estereotipos delimitados por quien pueda emitir la información de manera más eficiente. El segundo factor guarda relación con “la imagen”, o las prácticas sociales que se reproducen en la cotidianidad, más que con los mismos discursos, memorias e historias sobre dichas prácticas. En el tercer factor intervienen “las opiniones”, en función de lo que la persona cree, en este caso, no solo manifestando desde el sentido común, sino recogiendo al sentido común, a la información y a lo que se ha visto y vivido. El último factor a considerar esta comprendido por “las actitudes”, el hipertexto que acompaña el discurso del sujeto y que se traduce en sus acciones y posiciones en base a los sentimientos o emotividades. Las representaciones sociales son entonces construcciones simbólicas que nacen de las prácticas sociales, de la cotidianidad, la experiencia, el manejo de información y la interrelación de los actores sociales, estas representaciones permiten comprender las dinámicas de la vida social, y a partir de esta comprensión se genera en el sujeto espacios de acción determinados por una posición moral y ética que determinan las posibilidades en el quehacer; en efecto, las representaciones se desenvuelven a partir de las percepciones de la realidad en primera instancia, lo cual no implica que estas percepciones correspondan a la realidad misma, aun menos 22 recordando que existen diferentes percepciones con similitudes como consecuencia de los procesos socio cognitivos. Ahora bien, y luego de contemplar las afirmaciones previas, se puede deducir que la importancia de las representaciones sociales radica en que no se limita a una imagen social de la realidad, no es una idea simple del mundo, ni una opinión, las representaciones sociales constituyen argumentaciones discursivas y teorías que desde el habitar de los sujetos y sus prácticas sociales, elaboran para justificarse, para ordenar la riqueza de elementos simbólicos que confluyen en las interacciones socio espaciales, y a su vez como sistema de códigos que permiten una comunicación. Se puede concluir sobre este punto, que las representaciones sociales implican un complejo sistema de construcciones simbólicas, en las cuales se resaltan aspectos relevantes y comunes (sujetos, objetos, situaciones, ideas, relaciones, comportamientos, decisiones) que se reproducen en las prácticas sociales y discursivas de los individuos, y que terminan por naturalizarse, aceptarse y reconocerse en la cotidianidad, más aun, no deja de lado modos de interpretación estructurados en teorías o formas estructuradas de explicarse. 1.1.2 Imaginarios Sociales: Estereotipos generalizados. En sí mismo el término “imaginarios” tiene gran trayectoria histórica, sin embargo durante su prolongada historia no ha sido interpretado ni estimado de la misma forma. El surgimiento y fortalecimiento del término “imaginarios sociales”, en el sentido que interesa al presente trabajo, se produce a partir de los años setenta, con los trabajos de Cornelius Castoriadis, y a partir del cual otros autores realizaron sus derivaciones y especificaciones sobre el término. 23 Hablar de los imaginarios actualmente, no es referirse a un problema de ficción, imaginación, mito, fantasía o mera especulación, los imaginarios como categoría de apoyo en las ciencias sociales han presentado una transformación hacia la legitimidad de su aplicación para comprender la realidad. El entenderlo de esta forma parte de la comprensión de que la realidad social está estructurada también por una construcción mental, que se materializa en las prácticas sociales (Banchs, 2007), en otras palabras, la vida cotidiana y las prácticas sociales no están comprendidas por simples acciones, sino que llevan consigo un conjunto de códigos y sistemas simbólicos que dan sentido a estas prácticas, y es aquí donde operan los imaginarios sociales como generadores de sentido social. En efecto, Los imaginarios pueden catalogarse como una extensión de la realidad material, los imaginarios comprenden el lado no explicitado directamente en las prácticas sociales, pero en efecto impregnan todas las instancias de la vida social, al promover elementos simbólicos para entender, dar sentido y complementar la realidad vista. Entre las características más relevantes de los imaginarios sociales Baeza afirma que: ―Los imaginarios sociales son múltiples y variadas construcciones mentales (ideaciones) socialmente compartidas de significancia práctica del mundo, en sentido amplio, destinado al otorgamiento de sentido existencial‖. 3 La particularidad de los imaginarios sociales, considerando nuevamente las afirmaciones de Baeza (Baeza, 2003:34) se establece en la intermediación que dichos imaginarios proveen entre 3 Baeza (2003) Imaginarios sociales. Apuntes para la discusión teórica y metodológica. Editorial Universidad de Concepción, Concepción. PP. 12 24 la imagen social que se tiene del presente, en conexión de lo que se pretende y de cómo se idealiza hacia el futuro, y del reconocimiento del pasado como historia y memoria. Otra característica importante de los imaginarios sociales es su grado de generalidad y abstracción, su énfasis recae en un análisis de lo social que se puede remitir a contextos amplios, agrupando ideas, ideales, sistemas de valores, imágenes colectivas, ilusiones, utopías, deseos, miedos, expectativas, referencias y conjuntos de códigos que permiten la comunicación y el entendimiento a grandes escalas. En vista de la anterior aseveración, resulta inquietante cuestionarse sobre cómo se pueden relacionar los imaginarios sociales con estereotipos que masifican la percepción de una problemática. Ante esto, Juan Luis Pintos, director del Grupo Compostela de Estudios sobre Imaginarios Sociales, afirma: ―Los imaginarios sociales son aquellos esquemas abstractos de representación construidos socialmente que nos permiten percibir algo como real, explicarlo e intervenir operativamente en lo que en cada sistema social se considera como realidad‖ al par que ―rigen los sistemas de identificación y de integración social y hacen visible la invisibilidad social‖. Tienen que ver con las ‗visiones del mundo‘, con los meta-relatos, con las mitologías y las cosmologías...‖4 4 Pintos, J.L. (1995) Los imaginarios sociales: la nueva construcción de la realidad social Editorial Sal Terrae, Cantabria. PP.8 25 Así pues, considerando que lo que se plantea en el presente trabajo es un análisis sobre las elaboraciones discursivas y las prácticas sociales desde lo local, y un análisis que reconozca las diferentes perspectivas sobre la mafia en lo que compete a la estética, la justica, el poder y la riqueza, aun pese a la tendencia homogeneizante de las estructuras e instituciones sociales; se otorga mayor prioridad epistemológica para el desarrollo de la problemática planteada a la categoría de las representaciones sociales, sin desconocer que el ámbito de los imaginarios culturales es parte fundamental en la consolidación de las representaciones, y que por ende, como se sustentará más adelante, no se entiende aquí ambos conceptos como opuestos sino como complementarios en los procesos de significación de la realidad. 1.2 Etnometodología. La Apreciación Cualitativa Del Discurso. Para desarrollar un trabajo que considere las representaciones e imaginarios sociales sobre el poder, la riqueza y la estética mafiosa; existen diferentes vías metodológicas para aplicar a la investigación, y que en aplicación interdependiente se podrían utilizar y complementar entre sí; sin embargo el factor metodológico aplicado en la presente monografía, comprende las siguientes características generales: énfasis cualitativo en la recolección de la información; un análisis hermenéutico interpretativo de la información obtenida; y una tendencia inductiva-deductiva en el desarrollo de las categorías problematizadas (poder, riqueza y estética mafiosa). De manera que, a pesar de las múltiples perspectivas metodológicas mediante las cuales se puede desenvolver el trabajo, se ha optado por un enfoque etnometodológico, en contraste a una recolección de fuentes documentales, método con el que se pretende tomar distancia de 26 tendencias positivistas, cuantitativas, estadísticas y/o deterministas en la investigación social. Así pues, partiendo de la idea que: ―el mundo social no se reproduce por las normas internalizadas (…), sino en situaciones de interacción donde los actores lejos de ser meros reproductores de leyes preestablecidas que operan en todo tiempo y lugar, son activos ejecutores y productores de la sociedad a la que pertenecen. Normas, reglas y estructuras no vienen de un mundo significante exterior a, e independiente de las interacciones sociales, sino de las interacciones mismas. Los actores no siguen las reglas, las actualizan, y al hacerlo interpretan la realidad social y crean los contextos en los cuales los hechos cobran sentido‖ 5 Se busca generar conclusiones desde la etnometodología con el fin de refutar los parámetros positivistas, que generalizan las conclusiones correspondientes a la problemática de “la Cultura Mafiosa” y que por su naturaleza universal no diferencia las practicas socioculturales en diferentes temporalidades y espacios; y que consecuentemente han puesto al sujeto y su realidad social en una condición que limita las posibilidades de autodefinición, autoreferenciación y auto comprensión; siendo supeditadas las condiciones del sujeto y su cultura a definiciones desde lo macro, desde lo general; no solo mediante las teorías que universalizan las explicaciones sobre la 5 Garfinkel, H. (1967). ¿Qué es etnometodología? En GUBER, Rosana (2001). Etnografía. Método, campo y reflexividad. Grupo Editorial norma. PP. 17. 27 sociedad y sus relaciones, sino también mediante la reproducción de las imaginarios dominantes promovidos por las instituciones del Estado y medios masivos. La etnometodología, por el contrario, se presenta como una propuesta que pretende rescatar la investigación cualitativa en un momento de las ciencias sociales, en el cual sobresale la obtención de resultados cuantificables, objetivos, medibles, verificables y aplicados indistintamente sobre la realidad social. Por lo anterior, mediante la aplicación de la etnometodología se logró que los actos de los individuos fueran los directamente responsables de determinar y comprender las leyes o normas que se aplican a su propio contexto. De manera que la etnometodología, al dar relevancia a los espacios en que cada individuo se relaciona con su espacio y con otros en su cotidianidad, considera que la racionalidad práctica es la base mediante la cual cada quien altera las normas de su contexto; en efecto, el objetó primordial de estudio son todas las actividades, racionalidades, cotidianidades y formas de expresión y comunicación de carácter práctico y común de los individuos. La etnometodología habría de presentarse entonces como la investigación empírica sobre los fenómenos de la cotidianidad de los sujetos, sus discursos y otras prácticas, factor primordial que permitió desarrollar un análisis de las representaciones sociales desde la realidad vivida, en el interior de la cotidianidad de unos sujetos específicos. ―La etnometodología venía a recordar a los científicos sociales que una parte importante del trabajo de análisis de las prácticas humanas, ya sea individual, ya sea colectivo; puede ser llevado a cabo a partir de materiales que guardan el dato en su pureza original, mantienen la frescura del relato vivido por los actores y 28 tratan de rescatar el máximo de información que en términos generales proporciona el relato del individuo.‖ 6 En conclusión, mientras mediante otras formas de investigación (cuantitativas principalmente) se logra concebir conclusiones generales, pasando por alto las diferencias y particularidades entre individuos; la etnometodología se cruza con campos de análisis individual como la psicología, la historia oral, y el complejo lenguaje oral y gestual del sujeto, convirtiendo la palabra y la acción de los sujetos en una fuente de rica información para el análisis de la problemática planteada. Por su parte, la responsabilidad como investigador que aplica una ruta etnometodológica, se basa en mantener los hechos tal como son narrados y de contemplar los factores únicos, distinguibles en cada persona, como fruto de las estructuras individuales reflejadas en cada lenguaje. Lo anterior, se prestó además para obtener información detallada, clasificable o diferenciable en contraste a otros individuos, aun cuando su contexto tiempo espacial sea similar; contrario a la común generalización que se ha producido mediáticamente sobre las condiciones culturales del contexto del Valle de Aburra que lo relacionan con dinámicas mafiosas de manera indistinta. Finalmente, considerando la complejidad del hecho de que los análisis etnometodológicos se deben realizar siempre de forma interpretativa con base a las pruebas obtenidas, se hizo uso para su correcta ejecución, y con el fin de no caer en conclusiones prejuiciosas; varias técnicas de recolección de información como la grabación de entrevistas y conversaciones, el diario de campo, y la observación de prácticas sociales cotidianas, acompañada de registros fotográficos, de audio y visuales; información de diferente tipo que contribuye en su conjunto a dar una 6 URBANO GIL, Henrique. (2007) El Enfoque Etnometodológico En La Investigación Científica. Universidad de San Martín de Porres. PP. 36 29 interpretación coherente de lo percibido durante el trabajo de campo. A su vez se presenta en el informe una cita constante de lo que afirman diferentes autores sobre la practica sociocultural mafiosa, y que permite mantener una analogía constante entre la definición conceptual de la Mafia y las prácticas socioculturales cotidianas identificadas mediante la observación de los individuos que habitan y construyen el contexto diario del barrio La Frontera en la Comuna 2 de Medellín. 30 2. MAFIA: CONCEPTO Y CONTEXTO Para iniciar con el abordaje de lo que es La Mafia, es necesario hacer una distinción entre lo que representa “La cultura mafiosa”, como el conjunto de prácticas socioculturales que definen un estilo de vida y que se precisarán más adelante; y la práctica mafiosa, como actividad ilegal relacionada con prácticas socioeconómicas particulares y diferenciable de otras actividades ilegales. ―Por mafia no se entiende tanto unas pocas organizaciones criminales, sino un estrato social (‗burguesía mafiosa‘), o un conjunto de sujetos provenientes de clases inferiores que se proponen la meta de entrar a ser parte de las clases dominantes, que se sirven de medios violentos e ilegales, de un sistema propio y verdadero para acumular capital y para procurarse oportunidades de inversión además de adquirir y administrar posiciones de poder dentro del sistema de dominación en su conjunto, valiéndose de un código cultural, determinado pero no inmodificable, y gozando de un consenso social relativo, variable según la fase histórica y de los medios utilizados para obtenerlo‖ 7 Partiendo de la anterior afirmación, se hace cita del siguiente fragmento con el cual se empezará el desarrollo de lo que refiere la Mafia como práctica socioeconómica ilegal: 7 Santino, Umberto y La Fiura, Giovanni. (1990) L’impresa mafiosa. Milán: FrancoAngeli. PP. 18 - 19 31 ―La mayoría de los autores coinciden en estimar que una asociación mafiosa es una organización de crimen concreta con fines altamente lucrativos, cuyos miembros son reclutados por iniciación o cooptación, que recurren tanto a la corrupción como a la violencia para obtener el silencio y la obediencia de sus miembros, así como de terceros y, de este modo, alcanzar el poderío económico que garantice sus medios de acción. En ocasiones, posee una historia y una fuerte implantación sociocultural local (…) 8 La anterior afirmación describe las características generales de una asociación mafiosa; adicionalmente, esta definición tiene pretensiones de aplicación universal, considerando que no se hace alusión a una asociación mafiosa en particular, ni a la actividad mafiosa desarrollada en algún Estado. De hecho, es el mismo carácter universal sobre el cual generalmente se comprende, relaciona y condiciona las actividades socioeconómicas mafiosas que se implementaron en Colombia; para el presente caso, las desarrolladas en el Valle de Aburrá durante el apogeo de los carteles del Narcotráfico, y que hoy en día ha conservado su interpretación, pese a sus múltiples transformaciones; y que además ha permitido diferenciar desde el imaginario social, una actividad socioeconómica Mafiosa, de las prácticas socioeconómicas ilegales de carácter subversivo, de delincuencia común, y otras múltiples modalidades delincuenciales en Colombia. Así pues, diferentes sectores de opinión y académicos han llegado a relacionar lo que acontece en el contexto de Medellín y su área metropolitana, en consideración de las características que 8 De la Cruz Ochoa, Ramón. (2006). Crimen organizado. Delitos más frecuentes, aspectos criminológicos y legales. PP. 58 32 definen una asociación mafiosa. A continuación se identifican y explican algunos de estos aspectos concretos, partiendo de la síntesis de factores que identifican una asociación mafiosa según De la Cruz Ochoa (De la Cruz, 2006;56-67): - Una asociación mafiosa, es una empresa criminal con ánimo de lucro y que basa su economía en actividades ilegales desarrolladas a niveles que van desde lo local (para el caso de la Comuna 2 de Medellín, se percibe en el cobro de extorsiones a comerciantes y transportadores; y el pago de vigilancia obligatoria de los habitantes del sector a la Banda Criminal que allí opera: “Los Triana”), y que puede alcanzar un espacio de operación a nivel internacional. (Como sucede con la participación en actividades de narcotráfico internacional, desarrollada por los lideres o “cabecillas” de la misma Banda Criminal “Los Triana”. E Igualmente, y como ejemplo aún más representativo, la empresa multimillonaria del narcotráfico que se fundó por el conocido “Cartel de Medellín”) - Cabe aclarar que, a pesar de que las mafias en su origen (Italiano) hayan nacido y se hayan reproducido por el mundo como empresa estrictamente familiar, en la actualidad este condición no representa una constante; aun así la asociación mafiosa conserva parte de la tendencia a constituirse por relaciones de confianza, especialmente entre los cabecillas o líderes, los cuales priorizan en algunos casos los vínculos familiares, las relaciones de amistad, o una íntima cercanía para componer el conjunto que ejerce la jerarquía en la organización; Así pues, los integrantes que componen la punta de la pirámide que ejerce el poder principal en la asociación mafiosa permiten progresivamente el ingreso de nuevos integrantes a la empresa criminal en cuanto se genera la necesidad de cumplir con múltiples tareas y funciones para el adecuado y eficiente desempeño de los objetivos lucrativos de la asociación. Por su parte, los nuevos miembros, deben cumplir 33 ciertas tareas y procesos, donde además de aprender y aceptar las normas, las cuales son de conocimiento general de los integrantes, pueden llegar a aprender algunas técnicas y habilidades específicas según la jerarquía y la función que cumplan (Manejo de armas y vehículos, solución de conflictos barriales, conocimientos en contabilidad y administración, etc.). - Las asociaciones mafiosas requieren en muchos casos de la colaboración de terceros, o individuos que no pertenecen directamente a la organización: policías, comerciantes, e incluso la misma población donde opera. Para lograr la colaboración de estos individuos recurre generalmente a 2 métodos; la corrupción: pagos, sobornos, “favores”, tráfico de influencias, entre otros; y la violencia: amenazas, asesinatos, golpizas, expropiaciones, etc. Las anteriores características, responden a una tendencia aplicada a las diferentes asociaciones mafiosas que han existido en el transcurso de la historia, entre las cuales se encuentran: La Mafia Siciliana, (como una de las principales y más reconocidas asociaciones mafiosas a nivel mundial); la Camorra, o Mafia Napolitana, La Ndragheta o Mafia Calabresa; y por último, la Sacra Corona Unita; todas en Italia. En Estados Unidos, se identifica La Cosa Nostra, una familia de procedencia Italoamericana que llegó a tener influencia en la generación de subgrupos mafiosos en otros países como Cuba. Los Yakuza en Japón, donde se resalta algunos de sus principales sub grupos: los Toa Yual Jigio Kumia, Yamaguchi-Gumi, Inagawua-Kai, y el Sumiyoshi-rengo kai. La Mafia China, que se estructura también en varios subgrupos conocidos como “triadas”: The Sun Yee On, The Wo Group, the 14 k, The Luen, The Big Circle Gang, e igualmente, The United Bamboo and The Four Seas Gang. Por otra parte, se encuentra la Mafia 34 Soviética y su sucesor, la Mafia Rusa, donde predominan: La Grigada del Sol, la Mafia Odessa y el grupo Armeniano; y finalmente cabe destacar La mafia Nigeriana, como una de las grandes empresas criminales encargadas del comercio de heroína a nivel mundial, especialmente a los E.E.U.U. Ahora bien, Latinoamérica no ha sido la excepción; en este espacio se han consolidado diferentes empresas criminales mafiosas y de gran influencia a nivel mundial, tanto por sus altos rendimientos económicos mediante actividades ilegales, como por la práctica de la violencia y su permeabilidad en las diferentes esferas de la vida social. Dentro de las mafias que han existido en Latinoamérica se referencian las siguientes. En México: el cartel de los Carrillo o de Juarez; el Cartel de los Arellano Félix o Cartel de Tijuana; el Cartel del Golfo; el Chapo Guzmán; Los Amescua; el Cartel del milenio o de los Valencia; y por último, las actividades ilegales de Pedro Díaz Parada. En Centro América y el caribe: las Mafias de República Dominicana y Cuba, resaltando que en este contexto las consecuencias directas de la actividad mafiosa colombiana y Mexicana han estimulado más el crecimiento de la delincuencia común fuertemente armada y violenta al servicio de estas mafias, que el mismo surgimiento de nuevas organizaciones mafiosas, siendo la causa, el ser un sitio de paso de diferentes mercados (armas, sustancias psicoactivas, trata de personas, etc.) hacia los EEUU. Y finalmente, se identifica las estructuras mafiosas Colombianas, que tienen origen en la reestructuración de los carteles de Medellín y Cali, en la Bonanza Marimbera de la Costa Atlántica, y el surgimiento de los primeros grupos paramilitares que posteriormente dieron surgimiento a los múltiples bandas criminales, o delincuencia organizada que hoy operan en diferentes zonas del país, en particular en el contexto de Medellín y su Área Metropolitana, o como se conoce al Valle de Aburrá. 35 2.1 La Cultura de ―La Cultura Mafiosa‖ Como se mencionó en la introducción del anterior aparte, es necesario hacer una distinción entre lo que significa una Actividad Socioeconómica a Cargo de una asociación Mafiosa; y los prácticas socioculturales que relacionan la vida de los individuos de un contexto con La Mafia; en otras palabras el estilo y la estética en la vida de un individuo determinada por las consecuencias directas e indirectas de la mafia. Así pues, luego de describir las características generales que definen una organización criminal de carácter mafioso, y de reconocer el trasegar de diferentes organizaciones mafiosas en varios continentes, no siendo la excepción América latina. Se procederá a examinar el otro lado de la moneda, o lo que referencia al aspecto cultural de la mafia, en otras palabras los diferentes aspectos de la vida sociocultural de los individuos, que teniendo o no participación directa en una asociación mafiosa, presentan una permeabilización de las Mafia en diversos aspectos de la esfera social. Tomando esta idea en consideración, se afirma que el concepto “cultura mafiosa” ha sido adaptado para explicar la realidad del país en lo que respecta a una problemática sociocultural en particular. Ahora bien, la amplia aplicación de este concepto para explicar diferentes problemáticas puede resultar ambigua frente al carácter polisémico de la Mafia, debido a que la Mafia acoge en sí diversas problemáticas del país que van desde las actividades del narcotráfico, pasando por la corrupción estatal, hasta la influencia en las prácticas sociales de las sectores más particulares de la sociedad. Lo anterior conlleva a que, si bien para algunos académicos todas las problemáticas mencionadas hacen parte de un mismo proceso en la sociedad; para otros no debería ser generalizado, y por ende no se debería utilizar el concepto de Cultura Mafiosa indiscriminadamente para explicar todas las problemáticas presentadas, tal como se explica en el siguiente fragmento de una columna de opinión del Diario El Espectador: 36 ―Hace algún tiempo, varios analistas, periodistas y académicos colombianos encontraron la clave para interpretar nuestras angustias y entender nuestros problemas. Dando muestras de una gran intuición sociológica, de una enorme capacidad para resumir lo complejo y simplificar lo diverso, lograron lo imposible: encajar una realidad desaforada, inaprehensible podríamos decir, en una sola idea reveladora, a saber: ―La cultura mafiosa‖. La importancia de esta innovación conceptual puede ilustrarse por medio de algunos ejemplos que no agotan, sobra decirlo, su enorme capacidad explicativa. (…)Pero más que la cultura mafiosa, a mí me interesa otra idea, ―la cultura de la cultura mafiosa‖, esto es, la adhesión de muchos colombianos a una teoría que pretende explicarlo todo (el consumismo, la corrupción, la violencia, el machismo, el oportunismo, etc.) pero que al final de cuentas no explica nada. O mejor, sólo explica la ignorancia (o la pereza) de quienes recurren con frecuencia al atajo conceptual de ―la cultura mafiosa‖. 9 La anterior afirmación permite, más que acercarse a la crítica realizada por Gaviria (2007), destacar la idea de una “Cultura de La Cultura Mafiosa”, en otras palabras, la constitución de un concepto que nace como imaginario cultural y que conlleva a definir todo lo derivado de la cultura colombiana con prácticas socioculturales mafiosas que se sintetizan en dos palabras: 9 Gaviria, Alejandro. (2007). Cultura mafiosa. Periódico El Espectador. Extraído de http://www.elespectador.com/impreso/opinion/columna-291667-cultura-mafiosa. 27 Mayo 2014. 37 Cultura Mafiosa. De igual forma, independiente de que tan indiscriminadamente se haga uso del concepto Cultura Mafiosa para explicar la realidad del país, es necesario reconocer que las causas de muchas problemáticas socioculturales, tienen una causa en común, contrario a lo que afirma Gaviria, este aspecto en común es el proceso constitutivo de imaginarios culturales a partir de una práctica apologética de la figura mafiosa, en novelas, películas, series etc. Y que de una u otra forma limitan la posibilidad de auto constitución del sujeto, o de auto representación. En síntesis parcial, es tan aplicable el concepto de “cultura mafiosa” a la explicación de la realidad colombiana, como evidente una “cultura de la cultura mafiosa”, en la medida que es perceptible la tendencia a generalizar la relación entre los diversos problemas sociales, económicos, políticos (delincuencia, tráficos ilegales, bandas criminales, corrupción, cultura del atajo y del menor esfuerzo, ostentosidad) con el mismo concepto de cultura mafiosa. Lo mencionado se puede puede percibir en la siguiente cita: ―La presencia de lo mafioso no solo en la realidad sino en el imaginario colombiano es de una contundencia inocultable. Sus prácticas cotidianas, sus referentes simbólicos, su imaginario social, su identidad nacional gravitan y se define desde la cultura mafiosa y el culto a lo mafioso que las grandes mayorías reivindican sin remordimientos. No es sino oír a las audiencias, en su lenguaje de intolerancia y discriminación, defendiendo la exclusión de las minorías que no se atienen a sus parámetros de vida, alentando una violencia ciega contra aquellas mientras a sí mismas se autoproclaman, a la luz de los ejemplos carismáticos, portadoras de la 38 verdad de la ‗patria‘. Verdad mafiosa, por supuesto, del ‗todo vale‘ por encima de cualquiera y de la misma institucionalidad‖. 10 Luego de validar la existencia de una cultura mafiosa, mediante una cultura que promueve el uso de este concepto (cultura de la cultura mafiosa) para explicar algunas de las principales problemáticas presentes en el país y particularmente en el contexto de Medellín y su área metropolitana, resulta necesario concebir la esencia de la cultura mafiosa iniciando por la comprensión de la cultura colombiana en sí misma. Oscar Mejia Quintana, escritor y compilador del libro: ¿Estado y Cultura mafiosa en Colombia? (Mejia Q, 2010); explica la situación de la cultura anclada a las características de la mafia, para esto hace referencia a tres particularidades que permiten identificar las características estructurales de nuestra cultura. En primer lugar se estudia la cultura en el marco de la ideología. Desde esta postura se dice que desde el periodo de la conquista se fueron tejiendo las formas de imposición por las cuales se limitó casi hasta su derogación la construcción de lo que podría definirse como una cultura propia desde el marco ideológico. De igual forma se denota la manera en que se lleva a cabo la interpretación de las tradiciones culturales y mediante los cuales se genera la identidad de los procesos socio-históricos. Y finalmente dentro de lo demarcados factores de caracterización cultural se encuentra la denominada deformación ideológica, la cual 10 Mejía Quintana, Oscar (2010) Cultura política y cultura mafiosa en Colombia: elementos epistemológicos para una aproximación sociocultural. En ¿Estado y cultura mafiosa en Colombia? Grupo de investigación Cultura Política, Instituciones y Globalización. Bogotá: Universidad Nacional de Colombia. PP. 65 39 es el resultado de la mitificación de los llamados símbolos primarios, esto recoge los postulados de Ricoeur de “fundir la hermenéutica de la tradición de Gadamer y la crítica de la ideología de Habermas en un hermenéutica critica, donde se apuntaría la interpretación integral de la cultura en América latina‖. (Mejía Q; 2010: 21) Por otra parte, Quintana reconoce alguno otros elementos relevantes en la constitución específica de la cultura, dentro de estos se habla de la “identidad polarizada”, refiriéndose particularmente al conservadurismo y el progresismo que no han logrado su completa consolidación; también se identifica la tensión entre premodernidad, modernidad y postmodernidad, para finalmente introducir la idea de la existencia de una cultura hibrida. En vista de esta afirmación se argumenta una posición relativista, de escepticismo e indiferencia, propias de las nuevas subjetividades postmodernas, donde además surgen los mitos de la idea de nación, que para ejemplo del caso colombiano con respecto a los mitos fundacionales, los mitos de combate y los mitos de finalidad, se dice que carece de mito fundacional, también se carece de mitos de combate, puesto que para la sociedad colombiana la guerra se va constituyendo como mito estructural y por consiguiente la violencia repercute en diferentes aspectos sociales, y por ende tampoco habría de existir un mito de finalidad más que aquel impuesto por las elites y en el cual han sitiado a Colombia como fiel escudero de las políticas Estadounidenses. De manera que la cultura mafiosa en Colombia como se conoce hoy en día, aunque se empieza a perfilar en la década de los setenta con el auge del narcotráfico, presenta antecedentes históricos previos que habrían de resultar inocultables y que datan desde la misma consolidación como Estado independiente con sus respectivas ambivalencias y problemas de identidad. 40 Sin embargo, la mafia y su cultura que dan origen a una “cultura de la cultura mafiosa”, son el producto directo de la bonanza marimbera y el contrabando de los años 60’s que posteriormente se desarrollaron con una fuerte exaltación de ciertas prácticas socioeconómicas ilegales implementadas con fuerza en la sociedad a partir de finales de los años 70´s. Dicha exaltación en determinado periodo se percibe a causa de la ostentosidad que presentó la mafia en la vida social, penetrando además las diferentes ramas económicas hasta el punto de convertir el dinero y las actividades ilícitas como imprescindibles dentro de la economía nacional, aunque paralelamente trajera para Colombia consecuencias contraproducentes, entre estas la permeabilidad dentro de los poderes del Estado y la representatividad política por parte de grandes capos mediante alianzas para contrarrestar los poderes de mafias rivales o guerrillas, llevando a un mayor nivel la colonización mafiosa del Estado, e incluso dando origen a poderes ilegales paraestatales, representados específicamente en ejércitos patrocinados con dineros ilícitos. De igual forma, aunque las asociaciones mafiosas son algo diferente a la cultura mafiosa en sí misma, es evidente que la primera influye en la segunda, en la medida que reproduce fuera de las actividades de su organización, el uso de la fuerza y la violencia, las dinámicas de silenciamiento, nuevas figuras de autoridad incuestionable diferentes a la del Estado; aspectos que en últimas ponen en evidencia las limitaciones de un proyecto democrático en un país permeado por la mafia y sus dinámicas. Finalmente, cabe recordar como la Cultura Mafiosa, y la Cultura de La cultura Mafiosa son reafirmadas en los imaginarios culturales como consecuencia de la posición mediática que apologiza la figura del narco, esto resulta no ser tan polémico en una cultura que como se ha mencionado anteriormente tiene como base los modelos impuestos desde los periodos iniciales de la historia colombiana; una cultura gamonal donde prima la propiedad, el enriquecimiento, y la 41 competencia individual como estandartes de la sociedad; y que finalmente legitima el logro de estos fines de acumulación de capital y poder bajo cualquier medio, incluso pasando por encima de la legalidad, o como se define en la siguiente cita: ―La mafia es ante todo un mecanismo de ascenso social, de enclasamiento y de acumulación de capital para un grupo específico de una sociedad. Y es de su naturaleza que su actividad sea violenta, ilegal e histórica‖.11 Concebida la significación de la Cultura Mafiosa, y de la “Cultura de La Cultura Mafiosa” a partir de sus características y orígenes, se expone a continuación una descripción general del contexto del Valle de Aburrá y posteriormente del Barrio la Frontera y barrios aledaños ubicados en la Comuna 2 de Medellín, identificando en ellos las diferentes condiciones y eventos históricos, sociales, económicos y políticos que relacionan el contexto mencionado con las características generales de la cultura mafiosa expuestas en el presente capítulo. Por lo anterior, se presenta una argumentación desde referentes historiográficos, respecto a las condiciones particulares de violencia y asociación delictiva, con influencia en prácticas económicas y políticas, que surgieron en diferentes momentos de la vida social en Antioquia partiendo de los primeros brotes del Narcotráfico. 11 GUISADO C, Álvaro. (2010) Mafia: los usos de un concepto polisémico y su aplicabilidad al caso colombiano. A propósito del libro de Diego Gambetta. Historia Crítica, núm. 41, mayoagosto, Universidad de Los Andes. PP. 5. 42 2.2 Cultura Mafiosa en el Valle De Aburrá Ejemplos de la modernización de la economía colombiana, de la industrialización y la tendencia emprendedora, se vislumbran en la historia y en la situación actual de Medellín y los municipios aledaños; sin embargo, en simultánea se ha construido una imagen mundial de Medellín que referencia historias de violencia, de jóvenes delincuentes, consumo y tráfico de estupefacientes, comercio de armas, bandas delincuenciales, etc. que como consecuencia han promovido la consolidación de una “cultura mafiosa” como imaginario cultural, principalmente anclada a las condiciones de vida de las zonas marginales. Imaginarios dominantes de este tipo, corresponden principalmente a caracterizaciones enmarcadas por los medios masivos, producciones literarias y audiovisuales; con las cuales no resulta difícil originar un desalentador panorama y una construcción sesgada de imaginarios sociales, para quien trate de entender la situación desde la exclusividad de estas fuentes, y que además sea un agente externo a las problemáticas sociales, culturales y económicas que se efectúan en el área metropolitana de Medellín, y más particularmente en cada una de sus comunas y barrios. Con lo anterior, se indica que normalmente el tratamiento del problema de la cultura mafiosa, las tendencias criminales, bandas criminales, y las percepciones de aspectos derivados de estos fenómenos, como las concepciones del poder, la estética y la riqueza sobre el contexto del Valle de Aburrá, se han dado a conocer con mayor resonancia desde una perspectiva macro (Estado, cine, literatura, televisión) de esta manera, los sujetos que desconocen las dinámicas sociales cotidianas de un contexto, terminan por adoptar para sí, los imaginarios que proyectan los medios externos. 43 Escena de Película ―Rosario Tijeras‖ donde se personifica el imaginario de 2 sicarios de Medellín. 12 “Medellín o Metrallo: sicarios, narcos y prostitutas”. Tan cargado de un sentido peyorativo como real es la imagen que se ha vendido de Medellín al resto del país y del mundo. Como se menciona previamente, definiciones de esto tipo son comunes en los imaginarios constituidos a partir de algunas producciones fílmicas y literarias, entre los cuales se puede destacar: Rosario Tijeras (Maille, Emilio; 2005), La Virgen de los Sicarios (Schroeder, Barbet; 2000), La vendedora de Rosas (Gaviria, Victor; 1998); y la serie producida por Caracol Televisión: Escobar El Patrón Del Mal (2007), entre otras. 12 Película Rosario Tijeras. Director Emilio Maille. 2005 44 Sin bien es cierto que Medellín y su área metropolitana exhiben una condiciones precarias, presentes en problemáticas como la inestabilidad económica de un amplio sector poblacional, la brecha de desigualdad socioeconómica, la pobreza, la marginación, el desplazamiento forzado; la presencia de grupos de delincuencia organizada y adicionalmente la herencia directa de la violencia y el narcotráfico de los grupos mafiosos constituidos en décadas pasadas; al convivir directamente en el contexto del Valle de Aburrá, se percibe un ambiente contrario al imaginario promovido por los medios; en efecto, una ciudad con notorias problemáticas socioeconómicas, pero más tenues con respecto a las historias de violencia y criminalidad enriquecidas por novelas y películas. Así pues, más allá de cualquier prejuicio, o conclusión apriori sobre la identificación del Valle de Aburrá con una cultura mafiosa, se parte del reconocimiento de acontecimientos reales de violencia y conflicto, derivados de la delincuencia organizada y el narcotráfico principalmente, que construyeron desde hace varias décadas, imaginarios sociales que ligan el contexto de la sociedad antioqueña, particularmente de Medellín, con diversas prácticas socioculturales enmarcadas en la ilegalidad y el dinero fácil. Esta realidad inocultable, sumada al tratamiento mediático sobre la problemática, agudiza y magnifica la relación entre los aspectos sociedadespacio-cultura (mafiosa). Como ejemplo de lo afirmado, se anexa la siguiente aseveración de Hector Abad Faciolince, con respecto a la transición que vivió Medellín hacia el recrudecimiento de la violencia. ―En los años 60´s, y no solamente porque yo era un niño sino porque lo he comprobado con personas más adultas; Medellín era una ciudad pequeña 45 de provincia muy tranquila dónde jugábamos en la calle sin ningún problema; donde, sí mataban gente, pero en realidad mataban poca gente… todo cambio, diría yo con el final de los 70´s y el principio de los 80´s. Empezaron a aparecer unos personajes, muy raros, que en principio parecían unos contrabandistas más, pero muchísimo más ricos.‖13 En conclusión, se puede observar que la cultura Mafiosa en El Valle de Aburrá, a pesar de hacerse evidente en las condiciones históricas de violencia y economía ilegal desarrolladas por asociaciones mafiosas, que van desde famosos narcotraficantes de épocas pasadas, hasta los actuales grupos de delincuencia organizada; no representa (La cultura Mafiosa) una generalidad en las prácticas socioculturales de la población, en cuanto a estética mafiosa y forma de vida; esto se debe a la fuerte tradición que su vez se ha conservado en la historia del contexto antioqueño, y que como consecuencia ha permitido una moral que fluctúa entre la tradición antioqueña basada en los principios morales religiosos, el trabajo humilde y honrado del campesino de antaño, y por otra parte una moral basada en la banalización de la violencia y el crimen. 13 Los tiempos de Pablo Escobar. Lecciones de una época. Caracol Televisión. Documental. 2014 46 2.2.1 Pobreza, marginalidad y exclusión social en el Valle de Aburrá ¿Parte o causa de la problemática de La Cultura Mafiosa? ―El contexto socioeconómico siempre está presente en el surgimiento de los grupos mafiosos, generalmente nacen en medios de pobreza y marginalidad donde existen las mejores condiciones para el reclutamiento, especialmente entre los jóvenes, donde se trata de estimular la audacia y el desafío‖.14 La anterior afirmación da por entendido una relación causal entre las condiciones de pobreza y el surgimiento de actividades mafiosas, sin embargo, cabe aclarar que pese a que generalmente las asociaciones mafiosas surgen en condiciones donde carecen las oportunidades de progreso, esto no implica que en todo contexto socioeconómico en el que se presentan dificultades se originan organizaciones mafiosas (habiendo entendido previamente las características de estas organizaciones). De esta manera, para identificar si las condiciones de exclusión, marginalidad y pobreza que se presentan en las zonas marginales del Valle de Aburrá, como sucede en el Barrio la Frontera en La Comuna 2 de Medellín, fueron condicionales para el surgimiento de la Mafia tanto en el sentido cultural, como en la generación de actividades socioeconómicas mafiosas, se procede a identificar los orígenes de las condiciones de marginalidad y pobreza que se produjeron en dicho contexto espacial. 14 De la Cruz, R. (2006) Crimen organizado, delitos más frecuentes. Aspectos criminológicos y penales. Cap. 2. Asociaciones mafiosas. Pp. 74 47 Las condiciones de pobreza, marginalidad y exclusión social en Medellín, se presentan de manera análoga a la urbanización e industrialización del centro de la ciudad, este proceso se vio en mayor medida patrocinado por el fenómeno del desplazamiento del campo a la ciudad que se presentó durante los periodos de la violencia en Colombia entre los años 40´s y 50´s. De manera que la urbanización de Medellín y otros municipios aledaños, se mostró no solo como un sinónimo de crecimiento de la capital urbana de Antioquia, sino que a su vez representó un proceso de marginalidad, pobreza y exclusión social a partir de la ocupación e invasión de los espacios disponibles, que no eran otros más que las laderas o cerros que bordean los centros urbanos del Valle de Aburrá. De igual forma, la apatía del Estado ante esta situación, habría de evidenciarse fácilmente luego del descontrol presentado en el poblamiento hasta los límites de lo posible de los cerros orientales y occidentales de Medellín. Siendo tardía y parcial la llegada del Estado a las zonas marginadas, se inició con el aprovisionamiento de vías de acceso y servicios públicos básicos; lo cual no fue una tarea sencilla, dadas las condiciones geográficas complejas que se presentaron y aun se presentan como obstáculo para la realización integral de esta tarea y otras tantas requeridas para desarrollo integral y urbanístico de esta zona. Aun se puede evidenciar en algunos sectores de Medellín, como Santo Domingo (Comuna 1), San Javier (Comuna 13); y en el mismo Barrio la Frontera (Comuna 2) donde se desarrolla el trabajo de campo de la presente investigación monográfica; condiciones precarias tanto para la movilidad y el acceso de sus habitantes, (callejones estrechos, vías de difícil acceso, zonas de inclinaciones peligrosas, etc.) como también en la estructura misma de las casas (construcciones sin licencia, peligro de derrumbes por construcciones en zonas inestables, etc.); a lo que el Estado termina proponiendo algunas soluciones que llegan a ser insuficientes, como ocultar o maquillar 48 la problemática específica de estos sectores pintando de colores las fachadas de las casas o disponiendo escaleras eléctricas en algunas zonas lo cual no cubre en su totalidad las necesidades y solicitudes de los sectores más marginales. Vista panorámica del Barrio Santo Domingo (Comuna 1 de Medellin) 49 Vista panorámica del Barrio San Javier (Comuna 13 de Medellín)15 Se puede concluir sobre este aspecto, que en la actualidad, la pobreza aunque se mantenga en altos niveles sobre un amplio sector del Valle de Aburrá; por sí sola no es un detonante para la configuración de las tendencias criminales en este contexto, ni tampoco lo es la falta de oportunidades laborales y de estudio que se han dado desde el Estado (aún menos si se recuerda que desde la política educativa de los últimos gobiernos se ha apostado por la apertura de plazas para la educación básica y media y al mejoramiento de las condiciones para mantenerse en estas, tanto en Medellín como en su área Metropolitana, como parte de la política “Antioquia, la más Educada”). Así pues, con base a la observación realizada directamente sobre el contexto se puede afirmar que la pobreza, la marginalidad y la exclusión social fueron en su momento significativos en influyentes para que algunos habitantes de la comuna 2 de Medellín se integraran al accionar 15 Imágenes Consultadas en: www.elmundo.com - Agosto 15 de 2013 50 criminal de las organizaciones mafiosas, y en la actualidad igualmente guarda relación aunque en un grado inferior. Solo basta con observar la cantidad de trabajos informales, y puestos independientes que se desarrollan en las diferentes comunas, como manera alternativa de sustentar la economía de las familias que carecen de empleos formales. De manera que la pobreza y la exclusión socioeconómica de los sectores marginales, no constituyen los únicos factores, ni los más importantes, que han llevado a las dinámicas actuales de violencia y a la configuración de una tendencia criminal, aunque de cierta forma repercutan en algunos casos para que el camino a la ilegalidad se haga presente. 2.2.2 Armas, violencia y delincuencia organizada: Herencia Cultural de La Mafia de Los 80‘s Y 90´S Pasando ahora a identificar el factor socio histórico sobre el contexto del Valle de Aburra en lo que respecta a los procesos de configuración de las mafias, las que hoy en día son conocidas también como: combos, bandas criminales (BACRIM), delincuencia organizada, y paramilitarismo urbano; tales como: las Águilas Negras, los Urabeños, Los Paisas, Los Rastrojos y la Oficina de Envigado; entre muchas otras asociaciones mafiosas. Dichas organizaciones, no han tenido siempre la misma estructura, por el contrario han presentado diversas transformaciones a lo largo de la historia que se deben tener en consideración; Sobre los precursores de la configuración mafiosa en el Valle de Aburrá, se encuentran en rastreos documentales que sus orígenes datan de los años 60´s años antes del auge del narcotráfico de los 80´s que habría de potenciar y generar las condiciones para que se 51 establecieran los grupos armados urbanos y las dinámicas reconocidas de control territorial y los micropoderes y economías ilegales. En los años 60´s el fenómeno de la organización delincuencial no se presentaba de manera formal, en esta década se hablaba de agentes individuales dedicados principalmente a la delincuencia común; sus acciones ilegales estaban lejos de considerar la violencia como un fin o un medio sustancial para la efectuación del crimen, así entonces, a causa de la individualidad en el accionar criminal, y del sigilo con que se realizaban los crímenes, no se presentó mayor difusión más allá de los sectores directamente afectados. De igual forma, resulta importante tomar en cuenta estos primeros vestigios de la cultura mafiosa a causa de las denominadas redes informales, que consistían en alianzas temporales entre delincuentes, comerciantes, personas del común, y otros sectores sociales; con la intencionalidad de realizar crímenes estructurados, planeados y coordinados. Posteriormente, durante los años 70´s se dieron a conocer grupos con una estructura más elaborada y permanente, estos fueron conocidos como las galladas. Dichas “galladas” se constituían por hombres jóvenes de las comunas marginales; pero a diferencia de sus predecesores, su finalidad no era la delincuencia común efectuada en las calles, sino que se presentaron como grupos reaccionarios ante el gobierno local de los municipios del área metropolitana de Medellín denunciando las condiciones precarias de vida en las que habían permanecido por casi tres décadas, luego del proceso poblacional o invasión de los cerros que inició en los años 40´s con el ya mencionado fenómeno del desplazamiento del campo a la ciudad. 52 Ahora bien, como se ha sugerido previamente, el verdadero detonante para la masificación de grupos armados urbanos en el área metropolitana de Medellín y otras zonas de Colombia se dio con la constitución del cartel de Medellín, y aun con más énfasis, luego de la guerra declarada por el líder de dicho cartel Pablo Escobar Gaviria al Estado colombiano, en el año 1984 con el asesinato del para entonces ministro de defensa Rodrigo Lara Bonilla. Para llevar a cabo esta guerra, el cartel de Medellín precisó de una cantidad masiva de hombres armados, para lo cual se vio en la necesidad de acudir a población de las comunas marginales de Medellín, anexando a su nómina a parte importante de las galladas que se habían constituido en los años 70´s, e integrando a otros habitantes de las comunas que hasta el momento no habían recurrido a la ilegalidad como forma de vida y de sustento económico; todo bajo el encanto del poder y el dinero fácil. 2.2.3 Dinámicas y grupos delincuenciales actuales del Valle De Aburrá: del ―Cartel De Medellín‖, a Las Bandas Criminales, combos y grupos paramilitares. ¿Existen condiciones históricas en las cuales se referencie una vida criminal legítima y apologética a la cultura de la mafia en el contexto del Valle de Aburrá? Para resolver este interrogante se establece la identificación de eventos o factores significativos en la historia del Valle de Aburrá, con base en fuentes documentales16 y relatos obtenidos en el trabajo de campo respecto a las transformaciones socioculturales de los últimos 40 años, y que guardan relación, como se menciona en momentos previos, a la violencia armada, el conflicto interno, el narcotráfico en la ciudad, el sicariato, y otras dinámicas y personajes que se inscriben en el marco 16 Ceballos, Ramiro. (2000). Grupos Armados Urbanos; en: Violencia reciente en Medellín una aproximación a los actores. Instituto francés de Estudios Andinos. Consultado en: www.redalyc.com. 1 de Mayo de 2014 53 de la ilegalidad con unos patrones particulares y diferenciables a otros contextos en el país y que indudablemente han sucedido, en otras palabras, no son ocultables, ni por el espacio académico, ni por lo relatos de la misma gente que lo ha vivido. Cuando el cartel de Medellín inició plenamente su guerra contra el Estado y otras organizaciones mafiosas como el cartel de Cali y grupos paramilitares; ya se habían conformado diferentes estructuras criminales con experiencia en diferentes modalidades delictivas en todo el Valle de Aburrá. Entre estas se encontraban los ejércitos urbanos oficialmente al servicio del Cartel de Medellín. Estos ejércitos urbanos estaban comprendidos por jóvenes en condiciones de pobreza de diferentes comunas, los cuales habían sido armados y ejercían su trabajo de manera semiestructurada con el objetivo de realizar labores sencillas como la vigilancia de la ciudad de Medellín o el asesinato de policías. De igual forma, en el Valle de Aburrá se originaron un sin número de bandas especializadas en diferentes actividades ilegales, así como mediante el patrocinio de fuentes económicas del cartel del narcotráfico se constituyeron las conocidas “oficinas criminales” que prestaban los servicios de sicariato, extorsión, amenazas, etc. cuando el cartel de Medellín lo solicitara, pero también cuando otras bandas especializadas y personas del común solicitaran sus servicios. La labor descomunal de armar y ofrecer pagos por doquier sobre el supuesto de una fidelidad y prestación de servicios incondicional al servicio del Cartel de Medellín, ocasionó cierta independencia delincuencial a los grupos organizados. Como consecuencia, luego de la muerte de quien fuera el financiador de estos grupos, Pablo Escobar Gaviria y la desintegración y desaparición del cartel de Medellín, se produjo una reestructuración de las asociaciones mafiosas; en efecto, no significó la desaparición y ultimación de las actividades ilegales en el Valle de 54 Aburrá por parte de estos grupos, sino que por el contrario conllevó a la fragmentación, reconfiguración y surgimiento de nuevas bandas, nuevos administradores y nuevas actividades económicas ilegales que sustituyeron el ingreso económico que el narcotráfico venía supliendo. Los grupos paramilitares urbanos han sido un ejemplo de estas nuevas organizaciones ilegales, mafiosas, y emergentes que se originaron en el Valle de Aburrá. Desde su inicio los grupos paramilitares urbanos ejercieron gran influencia dentro de la delincuencia organizada del Valle de Aburrá; estos pasaron a administrar parte importante de las oficinas delincuenciales, a las cuales se adscribían diversas bandas especializadas. En cambio, otras oficinas y bandas se mantuvieron independientes y fragmentadas en “combos” de menor número pero manteniendo la claridad de ser estructuras organizadas, con una jerarquía del poder, una división de funciones y compartimentación de la información fuertemente controlada. Otra de las transformaciones emergentes luego de la caída del cartel del narcotráfico, fue la de los jóvenes que habían sido armados para prestar servicios menores al cartel; estos jóvenes luego de haber sido incitados a la esfera de la ilegalidad y la coerción por las armas, y de haber quedado sin financiamiento por parte de los grandes capos, vieron su opción de continuar en la delincuencia común mediante actividades ilegales independientes actuando como agentes individuales (hurto, haloneo, violaciones, asesinatos, extorsiones, etc.) o en pequeños grupos desorganizados, y actuando en el espacio de sus propias comunas. Esta situación generó un progresivo descontento y rechazo tanto de la población no armada, como de los grupos paramilitares y de las bandas y combos organizados que se encargaron rápidamente de diezmar bajo muerte y amenazas a dichos sujetos, esto con el fin de conservar el control territorial y la continuidad lucrativa mediante actividades económicas ilegales de mayor nivel, y que no chocara con el rechazo directo de la población donde ejercían sus actividades. 55 Concluyendo, La condición actual del Valle de Aburrá entorno a la mafia y la violencia, se define como un panorama en el cual el espacio se encuentra fragmentado tanto como la cantidad de bandas criminales y combos existentes. Los combos han tomado mayor número, respecto a las condiciones que se presentaban 2 décadas antes, mientras algunas bandas criminales se han constituido en oficinas delincuenciales bajo la administración independiente o de grupos paramilitares. Dentro de los objetivos y finalidades de estas estructuras se encuentra el desarrollar un control social, un lucro económico, y un dominio territorial fuerte; para lograrlo se basan en actividades ilegales como la extorsión, microtráfico de drogas y control de zonas de consumo, amenazas, asesinatos ejemplarizantes, instauración de fronteras invisibles, etc. Como también formas de legitimar ante los habitantes sus procederes, mediante ayudas económicas, control de delincuencia común, juicios y castigos a quien vulnere el orden, etc. Respecto a la delincuencia común en el Valle de Aburrá, esta se encuentra reducida considerablemente, su espacio de ejecución se limita principalmente al centro del área metropolitana en la cual el crimen organizado no ejerce mayor control. En el ámbito político, económico y socio-cultural, se presentan fenómenos complejos frente a los proyecto implementados por el Estado Nacional y el gobierno local, estos consisten en una entremezcla de militarización de las zonas con mayor grado de violencia ocasionada por organizaciones criminales mafiosas en aras del control territorial; y por otra parte, una pedagogía de la cultura ciudadana y el respeto a la vida, orientada a reducir los índices de violencia y encaminar a los jóvenes en el marco de proyectos productivos ejecutados sobre la legalidad, para proyectar una imagen que borre el imaginario de ser una de las ciudades más violentas del mundo. 56 2.3 Barrio La Frontera, Comuna 2 de Medellín. Aspectos generales del espacio geográfico donde se desarrolla el estudio de la problemática de La Cultura Mafiosa En el presente apartado se presentan los aspectos contextuales concretos que permiten identificar la condición política, económica, social y cultural, del barrio La Frontera y barrios aledaños que comprenden la comuna 2 de Medellín, y que a su vez guardan relación con la identificación del surgimiento, influencia y accionar de la Mafia en este contexto. ―La comuna 2 (Santa Cruz), está conformada por once barrios. Es la segunda comuna con menor índice de calidad de vida (ICV) con 77,73%, y tuvo una tasa de desempleo de 19,91% en el 2009 (ECV, 2009). En el 2010 se presentaron 87 homicidios, para una tasa de 84 homicidios cada cien mil habitantes (hxccmh), ocupando el onceavo lugar en las comunas con mayor número de homicidios. En el año 2010 la Personería de Medellín recibió un total de 1.604 declaraciones que relacionaban 5.962 personas, de estas 127 declaraciones, el 8%, fueron por hechos ocurridos en el mismo año en esta comuna, donde se relacionan 485 personas, siendo la quinta comuna con mayor expulsión de personas en la ciudad. De los once barrios que conforman la comuna, en nueve se presentaron desplazamientos forzados, y en dos de ellos no se reportaron estos hechos. Sin embargo, solo tres barrios, La Rosa, Santa Cruz y Moscú Nº 1, concentraron el 81% de las declaraciones por este delito de lesa 57 humanidad, en los cuales el grupo armado «Los Triana», al servicio de alias «Sebastián», disputaba el control territorial con otros grupos armados, como «El Sinaí» de la facción de alias «Valenciano» en el barrio La Rosa, sector Sinaí, colindante con el barrio Santa Cruz, y «Los Montañeros» en el barrio Moscú N° 1, sector Los Balsos. El control territorial, prácticamente hegemónico, es ejercido en esta comuna por la banda «Los Triana», que operan allí desde hace más de 25 años. Además, fueron identificados cinco grupos que le siguen en representatividad por la responsabilidad de hechos violentos, tales como: «El Sinaí» o «El Río», «Paramilitares», «Cañada Negra» o «Los del Ambiente», «Las Gallinas» y «Los Montañeros». 17 Imagen de la Distribución de las 16 comunas de Medellin18 17 GÓMEZ R, Heidy Cristina. (2012) Control Territorial y Resistencias: una lectura desde la Seguridad Humana. Editor César A. Hurtado O. Medellín: Universidad de Antioquia, INER, Grupo interdisciplinario de investigación sobre conflictos y Violencias. PP. 55 18 Imagen consultada en: medellintespera.blogspot.com - Agosto 15 de 2013 58 Imagen No X. Distribución Barrial de la Comuna 2 de Medellín19 Ahora bien, los datos demográficos, económicos e históricos específicos del Barrio La Frontera, se pueden sintetizar en el siguiente fragmento de información extraído del Plan de desarrollo para la Comuna 2 (2007-2019), con lo que se plantea a su vez un punto de partida para identificar otras variables determinantes en las prácticas socio-espaciales. ―En el barrio La Frontera se contabilizan 5.108 personas distribuidas así: 2345 hombres y 2763 mujeres y tiene una extensión de 16,31 Hectáreas. 19 Imagen consultada en: https://hemerotecabpp.files.wordpress.com/2013/06/mapa-comuna2.png - Agosto 15 2013 59 ―La Historia de este barrio como la de muchos otros ha estado marcada por el desempleo, la pobreza y la desigualdad, pero ante todo por la tenacidad y las ansias de muchas familias por tener un pedazo de tierra donde poder vivir tranquilamente con los suyos. El inicio del barrio la Frontera, comenzó oficialmente en el año 1968, época en la cual los gobernantes de Medellín hacían esfuerzos por acomodar a una población que crecía descontroladamente y que a su vez era demasiado pobre. Durante todo este tiempo ha crecido de la mano con el Playón de los Comuneros y ha visto todos los desarrollos que desde allí se han generado y por ello sólo hasta el año 2000 vino a generar su fundación. De hecho comparte con el Playón la parroquia María Auxiliadora en todo el límite entre los dos barrios‖... 20 En complemento a la anterior información descriptiva del sector, es necesario reconocer otras características, lugares, y prácticas, que permiten una idea más amplia sobre las relaciones sujetoespacio en el Barrio La Frontera. En primer lugar, se percibe un alto grado de informalidad comercial, evidenciable en los negocios improvisados en las calles y en las mismas residencias (venta de alimentos, accesorios de vestuario, servicios de llamadas, etc.) que se combina con el fuerte comercio formal concentrado también en las residencias y locales que rondan el sector y los barrios vecinos (El Playón de los comuneros, Pablo VI). 20 Alcaldía Municipal de Medellín. (2008). Plan de desarrollo Comuna 2 Santacruz 2007-2019. Un mapa abierto a las propuestas de vida de la gente. Corporación con-vivamos y corporación cultural nuestra gente. Medellín. 60 Estas formas de comercio han coexistido y se han fortalecido como resultado de la presencia permanente de personas que se desplazan caminando y en motocicletas, en paralelo a una reducida circulación de automóviles y vehículos pesados (exceptuando los ocasionales vehículos surtidores de supermercados y tiendas). El servicio de transporte público por su parte está constituido por buses y busetas que operan dentro de la ciudad, buses intermunicipales que se desplazan hacia los municipios de Bello y Copacabana, y buses complementarios que operan directamente con las estación del metro de Acevedo; y que en su generalidad todos estos servicios de transporte hacen parte del sistema integrado de transporte de Medellín, y dentro del uso del espacio en el barrio la frontera, se limitan al uso de una sola vía principal y no entre las vías secundarias o barriales, considerando el reducido espacio de las mismas como consecuencia en parte, de la mencionada actividad comercial que en ellas se manifiesta. En las inmediaciones del sector y barrios vecinos se cuenta también con numerosas instituciones educativas que soportan la gran demanda de población infantil que cohabita en la comuna 2, una iglesia católica (El Playón-La Frontera) y otras cuantas iglesias adventistas (El Playón-La Frontera, Pablo VI), una notaría (El Playón), un centro de salud (Pablo VI), y una estación de policía (El Playón). Para concentrar las actividades deportivas, culturales y de esparcimiento; el sector posee una cancha de futbol en arena, y un parque adjunto con una cancha en cemento para prácticas de baloncesto y microfútbol; y en la cual se realizan ejercicios para discapacitados y adultos mayores, y aeróbicos para la población en general; también se ubica allí una zona con juegos infantiles y espacios de descanso. A pocas cuadras se encuentra también una pequeña zona ambiental de descanso, conocida como el parque finca La Mesa, este parque es vecino a un macrocolegio público con el mismo nombre, y a este concurre sujetos de diferentes edades (población infantil, jóvenes, adultos y adultos mayores.) 61 En general, la información mencionada anteriormente corresponde a las características más amplias del Barrio La Frontera y sus barrios vecinos (Pablo VI, El Playón) con la cual se pretende identificar las relaciones sociales y las actividades cotidianas más amplias en función del uso del espacio. Mapa Límites del Barrio La Frontera, Comuna 2 de Medellín 21 21 Imagen Satelital Extraida de Google Maps. 62 Ahora bien, con el fin de esclarecer la problemática respecto al contexto en mención, cabe recordar que el foco sobre el cual se percibe a los sujetos se limita a las representaciones sociales sobre la estética, el poder, y la riqueza; afines a prácticas, discursos y dinámicas que se pueden definir dentro de los parámetros de una cultura mafiosa, considerando previamente las ilustraciones conceptuales que de este tema hacen diferentes autores en contraste a la percepción de los protagonistas del contexto. Así pues, en lo correspondiente a la definición de la Cultura Mafiosa a partir del análisis de los relatos y prácticas cotidianas que constituyen la representación social de los habitantes del Barrio la Frontera; se percibe en primer lugar como “la mafia” concebida como categoría de análisis, es entendida por la población como un conjunto de actividades que guardan relación exclusiva con el problema del narcotráfico, esto debido en parte al tratamiento mediático que se le ha dado al tema mediante novelas, series y películas difundidas a nivel nacional. 63 Imagen con la que se presentó la Serie ―Escobar el Patrón del Mal‖.22 De manera que, aunque todos los habitantes del sector tengan conocimiento de causa de que en la comuna 2 opera una Banda Criminal conocida como “los Trianas”, los “Trianoles” o simplemente “los muchachos”, en la mayoría de los casos no se establece una relación entre las actividades de esta organización criminal en el barrio y las características de una asociación mafiosa. Por consecuente, los pobladores del Barrio La Frontera y otros barrios de la Comuna 2 de Medellín traen a alusión a figuras históricas del narcotráfico como Pablo Escobar cuando se les cuestiona sobre la idea de la Mafia, volviendo a la idea de una relación intrínseca entre Mafia y narcotráfico, y descartando del Concepto de Mafia a otras diferentes modalidades delincuenciales como las que afectan su propio sector. 22 Escobar el patrón del mal. Serie de televisión colombiana producida por Caracol Televisión entre 2009 y 2012. Imagen extraída de: http://deracamandaca.com/wpcontent/uploads/2013/09/ pablo-escobar-el-patron-del-mal.jpg 64 De manera que la población, a pesar de convivir con problemáticas sociales producto del accionar de “Los Triana” como: cobro de extorsiones a comerciantes formales e informales, pago “obligatorio” de cuotas de vigilancia, administración arbitraria de justicia, violencia, etc. Han tolerado esta situación hasta el punto de llegar a naturalizar o a guardar silencio frente a las actividades económicas de “Los Triana” ligadas a la violencia. A continuación se presenta, una noticia de la Revista Semana que evidencia el accionar violento de la organización en la comuna 2 de Medellín y su fuerte influencia en las decisiones tomadas en el sector: ―Este es el drama de una mujer a la que la banda de Los Triana, en Medellín, le arrebató su casa, anunció en público que se la devolvía pero ni siquiera la dejan acercarse a ella (…)En la navidad de 1998, en medio de pólvora y festejos, Ines Estrada* se fue de su casa empujada por las amenazas de muerte contra ella y su familia... Ella sabía que las amenazas no eran un juego. Meses antes la banda de Los Triana, para ese tiempo dueña y señora de 18 barrios, había asesinado a uno de sus hijos y le había prometido acabar con los dos restantes, si no se iba del barrio. ¿La razón? Cansada de tanto atropello decidió denunciarlos ante las autoridades… El listado de atropellos es largo y junto con la muerte de su hijo, el que más le duele es el despojo de su casa. Despojo y destrucción. A partir de su huida, la casa –de 500 mt2, patio con árboles frutales y tres plantas- comenzó a ser saqueada por los mismos Triana. No dejaron nada: 65 se llevaron desde los electrodomésticos hasta las puertas y los bombillos…No quedan sino escombros… No se rinde a pesar de que nadie le da esperanzas de que pueda regresar a su vivienda –o a lo que queda de ella-. Ni siquiera la Secretaría de Gobierno de la Alcaldía de Medellín, mediante su proyecto de Víctimas del Conflicto ha podido asegurarle que retornara a su casa. Desde Junio de 2004 han devuelto 90 propiedades, pero debido al deterioro y a los daños ocasionados por el tiempo y la violencia, muchas de las familias no han podido regresar. Se calcula que desde 1996 alrededor de 200 familias fueron expulsadas de sus casas en las comunas 1 y 2 de la ciudad por esta banda. Pero los daños a las casas no es lo único que alerta a las familias para que no retornen a sus barrios. La señora Inés sabe que aunque su casa estuviera intacta, tal cual la tenía a comienzos de los años 80 cuando llegó desde Bogotá para radicarse en una ciudad desconocida, ella no podría regresar. El martes pasado una llamada le recordó su estado de gitana: ―No se le olvide vieja hijueputa que los estamos buscando para matarlos, nosotros podemos más que la Fiscalía y el gobierno (...) Ahí le terminamos de tumbar toda la casa‖. Aunque la voz femenina no se identificó, Inés sabe que al otro lado de la línea estaban Los Triana. ―llevan 10 años en mi contra. ¿Quién más podría ser?‖, dice ella. Santiago Jaramillo abogado de la Oficina de Víctimas del Conflicto Armado de la Alcaldía de Medellín y encargado del tema de la restitución de viviendas dice que este es sólo uno de la cantidad de problemas que resultan en el proceso con Los Triana. En este momento están en trámite 66 200 millones de pesos para asumir las deudas atrasadas en servicios públicos e impuesto predial de 80 de las casas devueltas. Sin embargo, reconoce que el caso de la señora Estrada, es particularmente desmotivante. Si bien ella hace parte del programa de Víctimas del Conflicto, es poco lo que pueden ayudarla debido a que sólo a partir de 2003 por una sentencia de la corte constitucional, ley 387 de 1997 comenzó a reconocer a los desplazados intraurbanos y las denuncias hechas por Ines fueron anteriores a esta fecha. Lo que significa que no tendría derecho a las ayudas por parte del Estado. La Alcaldía no reconoce negociación alguna con la banda de Los Triana. Sólo acordaron en el 2004 el traslado de Elkin Triana (su máximo líder) de la cárcel de Cómbita a la de Máxima Seguridad en Itaguí, con la condición de que comenzara a devolver todas las viviendas. Y hasta el momento han devuelto alrededor de 90 casas. Pero para nadie es un secreto que esta banda continúa delinquiendo en la ciudad y si bien pueden operar de una forma más camuflada y soterrada, casos como el de Ines evidencian su nivel de hostigamiento y control en algunos barrios de Medellín. Funcionarios de una unidad estatal han recibido varios casos de denuncia de personas víctimas de los Triana. ―El de Inés no es único, ni será el último‖ dijo uno de ellos. Investigadores sociales de la ciudad que prefieren guardar su identidad afirman que Los Triana supera los 300 hombres en capacidad de usar armas. Ha ejercido control permanente desde su surgimiento a mediados de los noventa sobre las actividades 67 comunitarias y sociales, sobre la economía a partir de las cuotas que, según integrantes de los Triana, voluntariamente les aportan habitantes, empresas y contratistas de la zona. Este poder de los Triana también ha sido reconocido por el hecho de ser la última banda en plegarse al proyecto paramilitar. Los Triana no fue incluida en las negociaciones del bloque Cacique Nutibara y sólo hasta la reinserción de Cristales y Zaragoza se presentaron algunos de sus miembros como tales. SEMANA quiso constatar en la Comuna 2 las denuncias hechas por la gente sobre el control que aún ejerce la banda en la zona y fue abordada por dos hombres jóvenes que ocultaron su nombre e hicieron varias preguntas con relación a nuestra visita. ―Por seguridad, nosotros los acompañamos el resto del recorrido‖ dijo uno de ellos…‖ 23 En conclusión, el análisis de la práctica discursiva de los habitantes de la comuna 2 de Medellín, Barrio La Frontera; permite poner de manifiesto un desconocimiento de lo que representa la cultura mafiosa, y cierto grado de banalización de las actividades mafiosas y violentas de la Banda Criminal “Los Triana” que opera en el sector. De igual forma, La Mafia, y la cultura Mafiosa, se conciben como categorías que no son propias o constitutivas de la realidad vivida, en otras palabras, el habitante del común, joven, niño, adulto, independiente del género, no asocia las actividades criminales que se efectúan en su espacio vivido con la categoría de Mafia y cultura mafiosa. 23 Revista Semana. (2006). La increíble y dolorosa historia de la casa perdida de Inés Estrada. Publicado el 07/09/2006. Extraído de: www.revistasemana.com. Agosto 4 2014 68 3 SICARESCA Y NARCO ESTÉTICA. ―Lo narco no es solo un tráfico o un negocio; es también una estética, que cruza y se imbrica con la cultura y la historia de Colombia y que hoy se manifiesta en la música, en la televisión, en el lenguaje y en la arquitectura‖ 24 Una tendencia de consumismo ostentoso se viene presentando en la generalidad del país desde hace un par de décadas; un consumismo que ha dejado la modestia y la vida decorosa y simple en el pasado y que por el contrario ha promovido la exhibición de las posesiones del individuo y de ciertas prácticas públicas para dar una demostración de la capacidad adquisitiva sobre otros sujetos en la sociedad. Dicha práctica de consumo y exhibición social ha permitido un mayor arraigo de imaginarios particulares ligados al problema de la cultura mafiosa, aplicado, no solo sobre Medellín y sus comunas, si no sobre gran parte de Colombia, en la medida que se difunden sin restricciones las ofertas por parte de las industrias de producción cultural bajo todo el contexto Nacional; aspecto que en el pasado solo era reproducido a partir de la experiencia acontecida en contextos particulares, donde individuos inmersos en prácticas ilegales daban una demostración social de su rápido y eficiente progreso, en términos de un enriquecimiento repentino, que a la percepción del observador terminaba generando un sentimiento de afinidad y de apología a estas figuras de poder y riqueza. En la actualidad la permeabilización de las asociaciones mafiosas en la constitución de una cultura del consumo y la exhibición social (Cultura Mafiosa), aunque no presenta la misma 24 o Revista Nueva Sociedad N 222, julio-agosto de 2009, ISSN: 0251-3552, consultada en www.nuso.org. 5 de julio de 2014. 69 aceptación dentro de las diferentes esferas de lo público y lo privado en la sociedad; como ocurría en la década de los 80´s en la época de los llamados “Mágicos”, donde las diferentes condiciones socioeconómicas de la población hacían ver el dinero fácil como una posibilidad de vida atractiva; es de notar que la forma de vida del Mafioso, en este caso, la forma de vida de un integrante de “los Triana”, sin distinción de rango dentro de la organización, sigue siendo un ejemplo de vida de considerable influencia, principalmente entre la población más joven. Por su parte, existen diferentes factores influyentes y además constitutivos de la estética y las preferencias de consumo en cuanto a vestuario, accesorios y complementos del mismo; habilidades específicas, preferencias en géneros musicales, deportivos, etc. Aspectos que si bien no guardan relación directa con la “Mafia”, entendida esta como una práctica criminal de una asociación ilegal organizada (además que en la observación de la cotidianidad resulta simular ser hábitos y costumbre comunes); en últimas conllevan a una construcción simbólica de factores que otorgan valor social al sujeto, y que adicionalmente desde un análisis externo permite identificar la relación de estas prácticas y elementos materiales con una Cultura Mafiosa, partiendo de la comprensión previa de lo que plantea este concepto para entender la realidad del país, incluyendo la representación de una estética mafiosa,. Argumentando ahora la idea de una estética que nace de la forma de vida Mafiosa en Colombia, se presenta el siguiente ejemplo de la amplia aplicación del concepto “Cultura Mafiosa”, para dar explicación a diferentes problemáticas del país. Este ejemplo, representa una de las muchas posturas que intentan definir el gusto por el consumo ostentoso, perceptible en la actualidad. Así pues, en la siguiente columna de opinión, se establece una crítica a la estética que conjuga lo lujoso, lo solemne y lo violento; vista de manera peyorativa y degradante desde una postura estética claramente opuesta (proveniente de las clases acomodadas, o elites económicas del país). 70 ―Desde hace años, en Colombia, se impuso la cultura de la mafia, que, entre otros defectos, estableció parámetros del mal gusto y paradigmas de comportamiento chabacano y ordinario, que muchos pobladores, en su alienación, ven como virtudes. Nada raro es rendirle pleitesía al que dispara (y no sólo al aire), al que escucha en sus camionetas polarizadas música a alto volumen. Al que con su cuatrimoto de vereda hace arrojar a un lado a los viandantes. Estamos llenos de arribistas y ‗carangas resucitadas. En el ejercicio de la política (o politiquería) valen más los corruptos. Son dignos de admiración y respeto. Y de alguna condecoración oficial o nombramiento diplomático. Mejor dicho, como en tango, estos tiempos son un ―despliegue de maldad insolente‖. ¡Cuánto daño nos ha hecho tal cultura! Penetró todos los estamentos sociales y casi se ha vuelto una ‗política pública‖. 25 Vemos ahora, que tanto la cultura Mafiosa como la estética derivada de esta, pueden resultar ambiguas en su entendimiento como consecuencia de las diferentes prácticas de consumo que implanta el capitalismo actual. Sin embargo por el hecho de que la estética mafiosa en sí misma, represente un concepto de diversas acepciones y aplicaciones, es necesario resaltar dos grandes grupos de preferencias estéticas, sobre la base de que existen ciertas características agrupables y diferenciables entre sí. 25 SPITALETTA, R. (2008). “Una (in) cultura mafiosa”, en: Diario El Espectador, Bogotá, D.C. 71 ―Abad Faciolince nombró a Colombia como territorio de la narco estética y la sicaresca: «narco estética» para el gusto de los señores que «coronan» y son exitosos en el negocio, y «sicaresca» para el modo joven de matar: eso sí, respetando las jerarquías, no se puede imaginar a un sicario convirtiéndose en señor o a un señor que haga de sicario.‖ 26 En la anterior cita se puede percibir como La problemática sobre la estética mafiosa se bifurca en dos estereotipos claramente diferenciables entre sí; por un lado se encuentran los individuos que definen sus gustos y disposiciones estéticas orientadas a las características de un Magnate, jefe, persona de poder y autoridad; características que son conferidas a un individuo luego de cierto poderío económico alcanzado, con el cual además se permite ciertos gustos ostentosos que lo sobreponen al resto de la población. Sus intereses van más allá de los comunes, como las reuniones casuales en parques y heladerías. De manera que para un individuo que orienta sus gustos a una narco estética, se afirma que sus intereses y proyecto de vida están orientados a la posesión de bienes de consumo de carácter ostentoso, tal es el caso de vehículos, joyería y otros artículos de lujo. ―¿Y cómo es la narco.estética? Está hecha de la exageración, formada por lo grande, lo ruidoso, lo estridente; una estética de objetos y arquitectura; escapulario y virgen; música a toda hora y a todo volumen, narco.toyota 26 Rincón, O. (2009). Narco.estetica y narco.cultura en Narco.lombia. Revista nueva Sociedad. No 222. 72 plateada, exhibicionismo del dinero. En síntesis, la «obstinación de la abundancia, el gran volumen, la ostentación de los objetos (…) El poder de ostentar». Alonso Salazar, autor en 1990 del libro más importante sobre la narco.cultura, No nacimos pa‘ semilla(…) cuenta que el asunto consiste en «buena pinta, buen charol, buena nena». Una estética hecha del collage entre «budas generosos, porcelanas chinas, estatuas de mármol, muebles Luis XV, pinturas fosforescentes... y galofardos (guapos apasionados por la música antillana, el tango y los pleitos de honor... y la venganza)».27 Poniendo en contraste la anterior afirmación con lo observado directamente en la comuna 2 de Medellín, Barrio la Frontera; se afirma que este grupo de características de consumo y gusto, constituyentes de una narco estética, no corresponde directamente con los intereses y orientaciones estéticas de los habitantes de este contexto, de hecho se percibe que la población adulta, que comprende los 30 años en adelante, muestra una satisfacción y estado de confort al tener una vida tranquila, una trabajo seguro, conservando la tradición y el orden, y practicando los hábitos que promueven la llamada “cultura e identidad antioqueña” caracterizada por la amabilidad, la cordialidad, el ser buen vecino, ordenado, limpio, etc. y sobre todo servicial para su sociedad. Luego de diferentes conversaciones y entrevistas abiertas con habitantes del Barrio la Frontera, se logra concluir sobre Las condiciones que definen La narco estética, los siguientes aspectos: 27 Ibíd. Pp. 151 73 1. Independiente del género los individuos mayores de 40 años que no poseen un empleo formal y estable, se dedican a los oficios del hogar, a hacer mandados para los vecinos y las tiendas de barrio, a practicar juegos de mesa y conversar con sus vecinos en los parques públicos, a pasear sus mascotas o a ver los partidos en la cancha del Barrio el Playón, o simplemente a salir a dar un paseo por el barrio y distraerse un rato de lo que sucede en la casa; su modo de vida está basado principalmente en actividades de ocio y esparcimiento que no requieren mayor gasto que tomarse una gaseosa, apostar unas monedas en un juego de parqués, o contar anécdotas entre vecinos; mientras se espera que un trabajo ocasional se presente. En efecto, los individuos correspondientes a esta población manifiestan mediante sus prácticas discursivas, un modo de vida sencillo, alejado de los gustos ostentosos y exhibiciones públicas de sus riquezas y posesiones; un modo de vida donde los individuos con la mejor situación socio económica, salen a la calle en pantaloneta y chanclas a realizar las mismas actividades todos los días, sin la más mínima pretensión de sobreponerse a los demás por su condición económica y cantidad de posesiones; a pesar de que además exista un brecha socioeconómica claramente evidenciable, entre quienes se ganan el sustento diario con el llamado rebusque, trueque y/o negocio de compraventa informal; y aquellos sujetos que se encuentran pensionados o que obtienen su sustento del negocio del arrendamiento de sus casas o de sus tiendas formalmente establecidas en el sector. En definitiva, este grupo poblacional convive y mantiene una relación estrecha de amistad y trato equitativo, de humildad y respeto mutuo, sin mayor relación a lo que refiere la narcoestética en el marco de una cultura mafiosa. 74 2. Los habitantes del Barrio La Frontera; independiente del género, mayores de 30 años, y que poseen un trabajo formal, generalmente laboran en el sector comercial como vendedores en establecimientos del barrio, otros por su parte trabajan en diferentes sectores de la ciudad; siendo las principales labores la de vigilante, obrero, operario y comerciante. En su mayoría, los individuos que componen este sector poblacional manifiestan sentirse conformes con las condiciones de su empleo, pese a que los ingresos en ocasiones no alcancen para cubrir las necesidades de manutención de las familias a cargo. Así pues, la comodidad que representan los empleos formales de los diferentes sujetos, está dada por la estabilidad, la seguridad y tiempo que estos empleos le posibilitan al individuo para compartir con sus familias, las cuales son la prelación de los habitantes del Barrio La Frontera, según se manifiesta en los relatos de los habitantes. Así pues, las proyecciones a mediano y largo plazo de este sector poblacional, están orientadas siempre a la estabilidad y comodidad de su hogar, más que a la satisfacción de los gustos personales. En orden de prioridades, los individuos dentro de este grupo, proyectan sus planes a conseguir lo necesario para sus familias, esto es, en primer lugar, los electrodomésticos y muebles básicos; el pago del arriendo y la posibilidad de conseguir una casa propia, en algunos casos; la educación de los hijos y en última instancia artículos de lujo para su familia y para sí mismos. En conclusión, no es evidente mayor relación a lo que refiere la narco estética en el marco de una cultura mafiosa, con este sector poblacional. 75 Reuniones sociales cotidianas entorno al juego de cartas, parqués y dominó en el Barrio la Frontera 3. La población joven, salvo algunas excepciones mínimas, tampoco muestran algún tipo de similitud en sus prácticas discursivas a lo que refiere La narco-estética. Sin embargo, es notable que en esta población es donde se percibe en mayor grado un acercamiento a las tendencias culturales mafiosas, mas no desde la narco-estética; sino cercana a una estética sicaresca. Cabe aclarar, que existe una salvedad sobre lo que refiere una narco estética perceptible en las representaciones sociales de esta población; esta salvedad o excepción 76 se ve reflejada en reducidos casos a los individuos que ejercen como jefes de seguridad e información de la banda criminal que opera en el sector (Los Triana); y otros tantos, que aunque no guardan relación de manera directa con la organización mafiosa, alardean o “dan lora” (como se conoce en el parlache popular), con sus vehículos adaptados para escuchar música a alto volumen en los barrios, aglomerando grupos de personas alrededor del alcohol y la atracción musical ofrecida mediante estos vehículos. A parte de la anterior excepción, y como se menciona previamente, la población joven (menor de 30 años) del Barrio La Frontera, aun cuando sus prácticas discursivas que constituyen las representaciones sociales sobre la riqueza; no demuestran una inclinación estética por lo “narco”, presenta un acercamiento a la Cultura Mafiosa desde otra definición estética, concebida en este caso como la “la sicaresca”. 77 Encuentro Nocturno de Jóvenes de La comuna 2 de Medellín. La sicaresca origina su nombre del antiguo trabajo de “sicario”, su imaginario corresponde a estereotipos o modelos a seguir, no necesariamente en la práctica del asesinato, pero si en la figura del asesino, de su forma de hablar, de comportarse respecto a los demás con agresividad y autoridad. Etc. 78 ―Las características personales para ejercer la profesión de sicario que nos vendía en décadas pasadas la televisión eran bien definidas. Se trataba de seres elegantes, anónimos, con mil rostros y contratos millonarios, quienes cumplían el encargo con inmensa sofisticación y desaparecían discretamente de la escena. En buena medida, todos habíamos asumido esta imagen como verdadera cuando la muerte comenzó a ser negocio lucrativo en Colombia. Nos hablaban de "el de la moto" y nos representábamos inmediatamente una especie de rambos criollos, máquinas frías, e insensibles de la muerte. Además, el hecho de que la mayoría de asesinos por contrato fuesen de Medellín confirmaba la tesis de que a esa ciudad la había consumido el afán de lucro impuesto por el narcotráfico así las organizaciones de la muerte se ubicaron como apéndices funcionales de los llamados carteles de la droga” 28 La figura del sicario en el contexto del Barrio La Frontera ya no constituye una representación social de un asesino a sueldo, como si acontecía hace un par de décadas. Aun así la imagen adaptada del sicario a una estética sicaresca pasó a ser reproducida, ya no mediante la práctica misma del sicariato, que como manifiestan los habitantes del sector “hace años no se escucha un tiro por este barrio‖, ―yo no he conocido a un sicario‖; pero si, mediante la industria cultural que se vuelve incluso más masiva e influyente que la misma acción. Se habla concretamente de la música en primer lugar y del cine y la televisión en segunda instancia. Géneros como el reggaetón y el rap, que en sus letras presentan una apología al modo de vida sicaresco. 28 Calle, D. (2011). Medellín-crónicas: una mirada de sus imaginarios urbanos. Universidad Tecnológica de Pereira en convenio con la Universidad de Medellín. Trabajo monográfico 79 Mediante la “sicaresca” se percibe las características de un individuo como un personaje osado, valiente, gallardo, y además hábil, recursivo, que se juega su vida al día a día. Sus aspiraciones de consumo no son muy superiores a los de un habitante común que no tiene relación alguna con la vida criminal o los gustos derivados de esta; sin embargo, la diferencia radica precisamente en esto, en considerar los gustos de consumo y las prácticas discursivas que configuran sus representaciones sociales sobre la estética y la riqueza sobre la base de una estética criminal; en otras palabras, el valor social del individuo que se define mediante sus propias representaciones sobre las características de la sicaresca, es aquel que no necesita tener mucho en términos materiales; ya que “el porte”, la intimidación, la habilidad, y la capacidad para “tirárselas de malo y ser respetado”, mediante el miedo y la admiración de sus pares; constituyen su modelo estético en la sociedad. ―¿Y qué es la sicaresca? Un nuevo tipo de relatos que habita la fascinación por los sicarios, la truculencia y la pasión por el exceso. Sicario es el joven que vive de matar por encargo, quien vive poco pero a gran velocidad y con mucha adrenalina, que mata y se juega la vida para dejar con algo a la cucha (la mamá). Sicario es quien mata por trabajo, reza a la virgen, adora a su mamá, tiene novia pura y amante hembra. Sicario es quien afirma que «madre solo hay una porque padre puede ser cualquier hijueputa». El ensayista Guadi Calvo explica cómo la sicaresca es el método de jóvenes que «por quebrar un mancito conseguían ropa, casa para la madre, nevera, televisores, dejar a la cucha bien‖ 29 o 29 Narco.estética y narco.cultura en Narcolombia. revista Nueva Sociedad N 222, julio-agosto de 2009, ISSN: 0251-3552, <www.nuso.org>. 80 Otro aspecto a considerar sobre las representaciones que el individuo distintivo de la estética sicaresca da a conocer, es el gusto particular por las motocicletas. Resulta interesante en la observación de las prácticas cotidianas, que el gusto por este tipo de vehículos es a su vez encaminado a un tipo en particular de motocicletas; estas son las motos dos tiempos, modelo 1980 al 2007; Las que se considera, según las propias palabras, y las propias prácticas cotidianas de este sector: ―la mejor nave que han sacado‖, o en otras palabras, la mejor motocicleta que han producido. En las demás preferencias de consumo, los gustos tienden a ser sencillos, comunes y socialmente compartidos: Camiseta con estampado alusivo al motocross (el cual se identifica como el deporte predilecto y de gran admiración por la población jovén), o a alguna marca patrocinadora de este deporte; gafas de sol usadas como accesorio complementario; gorra, pantalón o bermuda y tenis. Una vestimenta que contrario al imaginario dominante que determina la figura de un sicario; no permite distinguir entre un integrante de la banda criminal de los Triana, una persona que simplemente adopte la estética sicaresca sin tener alguna participación en la banda criminal; y una persona del común. 81 Joven estudiante y trabajador formal, Habitante del Barrio La Frontera Con las motocicletas sucede algo similar en el sector poblacional más joven. El poseer una motocicleta no es indicativo de una relación directa con el crimen, por más difícil que sea la situación económica de la persona; esto considerando que la tendencia de consumo predilecta entre los jóvenes es conseguir una motocicleta que facilite la movilidad por las empinadas faldas de la Comuna 2. Adicionalmente, la aspiración general en términos de adquisiciones por parte de los jóvenes, es la de poseer aquella moto clásica dos tiempos, sobre la cual se ha hecho referencia previamente; un tipo de motocicleta que ha estado históricamente relacionada con actos de sicariato; pero que en este caso se relaciona desde la representación social del individuo con deportes de moto velocidad, stunt30 y motocross. Lo cual pone en evidencia dos sentidos diferentes sobre este tipo de motocicletas: su eficiencia para cometer actos criminales, y su misma eficiencia para un uso deportivo y recreativo. 30 Deporte en el que se pone a prueba la habilidad de un conductor en el manejo y control de su motocicleta, para realizar acrobacias, y maniobras de alto riesgo. 82 Escena de Serie de televisión donde se recrea el imaginario dominante sobre el uso de Motocicleta 2 tiempos (Yamaha Calimatic) para cometer acto de sicariato 31 Imagen No: Práctica de Deporte ―Stunt‖ en motocicleta 2 tiempos 31 Escena de Serie de Televisión: Escobar. El Patrón del mal. (2012). Caracol Televisión. 83 3.1 El valor simbólico de las motocicletas Las motocicletas representan para el habitante de Medellín y particularmente del barrio la Frontera en la comuna 2, un objetivo de vida y un significante de progreso. Es necesario reconocer que parte de su valor dentro de la sociedad está dado por la gran utilidad y eficiencia en términos de trabajo y transporte, dada las condiciones geográficas y de distribución del espacio. Es necesario reconocer la utilidad de este vehículo en la medida que las inclinaciones del terreno y las calles angostas y transitadas por peatones hace complejo el uso del carro, y por ende crea la necesidad de transportarse en un medio ágil y pequeño que se ajuste a la demanda de espacio y la poca oferta del mismo. Estas características son propias de la motocicleta, un vehículo rápido y ágil para las calles angostas y transitadas por peatones, y a la vez potente para transportar el peso de dos personas por las inclinadas lomas del sector. Es común ver las motocicletas durante todo el día, la gente reconoce su valor, tanto en su discurso oral, como en la utilidad que le da a la misma en su vida cotidiana. Ahora bien, a pesar de la innegable utilidad y servicio que la motocicleta guarda en relación a las condiciones del espacio en este contexto, existe un aspecto simbólico que carga de sentidos múltiples la connotación de este objeto en relación a cultura mafiosa. Ya que si bien la motocicleta es de uso frecuente y masivo en el resto del territorio colombiano, y aún más considerando que la eficiencia de la misma en cuestiones de economía y desplazamiento ha sido reconocido y por ende su demanda ha aumentado, la relación que se teje entre cultura mafiosa y el uso de la motocicleta ha sido limitado casi que directa y exclusivamente al contexto del Valle 84 de Aburrá, esto debido a razones históricas y tratamientos mediáticos que han reforzado el imaginario de un asesino en motocicleta o “sicario” como se ha mencionado previamente. Sin embargo y de manera contradictoria a lo tratado desde los medios masivos y el cine, no es la sicaresca en este caso la que establece la relación entre motocicletas y cultura mafiosa desde las representaciones sociales. Los mismos habitantes, confirman no conocer el caso de un sicario más que aquella figura que imperaba en la época de los 80´s-90´s. Una moto, desde esta perspectiva mide su nivel de valor simbólico, desde un referente concreto, la moto dos tiempos, que se caracteriza por su particular sonido fuerte, su velocidad, su estilo que aparenta una agresividad y fuerza domada solamente por un conductor ávido y experimentado. Dentro de estas motocicletas se encuentran referenciadas a partir de la mención y observación de los actores en la vida cotidiana, los siguientes modelos: Yamaha calimatic 175 85 Yamaha DT 125-175-200 Yamaha RX-100-115-125-135 Kawasaki kmx 125 86 Como se manifiesta anteriormente, estas motocicletas usadas en sus momentos para el sicariato por su velocidad, representan en la actualidad un referente de conductor hábil, rudo, osado, etc. No solo por la apariencia y sonido característico de estas motos, sino por la manera en que se conducen con frecuencia. Respecto a La Cultura Mafiosa se concluye que su carácter explicativo de la realidad social conforme a una estética sicaresca, percibida en las representaciones sociales del sector poblacional más joven (Individuos menores de 30 años) es aplicable al caso del Barrio La Frontera en situaciones diversas, ejemplo de ello, cuando los habitantes afirman: “este man es un trianol”, al ver a una persona pasar en su motocicleta; y no tanto por las características superficiales y técnicas del vehículo, ni por ninguna otra característica que le otorgue un significado mafioso al vehículo, sino por la condición actitudinal y la carga simbólica que el sujeto confiere al objeto. En otras palabras, el sujeto transmite un carga simbólica a su objeto (la motocicleta) relacionado a una estética sicaresca, cuando con su comportamiento exhibe y comunica a los demás individuos un sentimiento de superioridad al conducir una motocicleta de una referencia en particular, con unas características técnicas superiores, o un valor económico por encima del promedio de las motocicletas que se utilizan en el sector. Esto es observado comúnmente en el diario vivir del Barrio La Frontera “cuando una persona pasa por la cuadra “picándola” (Conducir una motocicleta en la llanta trasera) y “dando lora” (exhibiéndose publicamente) con maniobras peligrosas para él y para los que circulan por el sector, cuando “envenena” (modifica técnicamente) la moto pa´ que haga más ruido y todos salgan a ver al individuo pasar; cuando “no se le da nada echarle la moto a los demás porque se siente más grande”; cuando la moto se convierte en capital simbólico y factor de ascenso social para “levantar” (conquistar) a las mujeres más bellas y salir a exhibirlas por el barrio”; o simplemente, 87 “cuando un niño deja de estudiar pa´ trabajar y comprarse esa moto”. Concluyendo, se define como capital simbólico dado que: ―El capital simbólico es una propiedad cualquiera, fuerza física, valor guerrero, que, percibida por unos agentes sociales dotados de las categorías de percepción y de valoración que permiten percibirla, conocerla y reconocerla, se vuelve simbólicamente eficiente, como una verdadera fuerza mágica: una propiedad que, porque responde a unas "expectativas colectivas", socialmente constituidas, a unas creencias, ejerce una especie de acción a distancia, sin contacto físico.32 3.2 Los Mágicos. Consideraciones sobre la riqueza y la movilidad social Así describe Timothy Ross, periodista ingles de la cadena ABC, a Fabio Ochoa, uno de los personajes emblemáticos de la mafia del narcotráfico en Colombia a principios de los años 70´s, y representativo del concepto de narco-estética, según lo explicado en los apartes previos. "(…) En aquella época (…) estas figuras más grandes que la realidad, figuras folclóricas, figuras estrambóticas; francamente fascinantes uno no podía alejarse de ellos, tenía que conseguir mirando cómo es que han logrado este poder, cómo son sus personalidades, por ejemplo Fabio Ochoa, cuando me vi con él para entrevistarlo para The cocaín cartel, era una figura como un emperador romano, masivo, rodeado por sus escoltas, con escopetas recortadas con metralletas, con 32 Bourdieu, P. (1997) Razones Prácticas sobre la teoría de la acción. Cap. La economía de los bienes simbólicos, Traducido por Thomas Kauf. Editorial Anagrama, Barcelona. Pp. 171-172 88 carabinas; poder masivo, inmenso. Y el con su habla paisa, con su estilo de puro campesino, pero rodeado de puro poder mortífero (…)‖33 Fabio Ochoa, así como otros reconocidos personajes en la historia del narcotráfico en Colombia, son figuras, que como se menciona previamente son un ejemplo contundente de los orígenes mismos de la Narco-estética en Colombia. Estos personajes, a su vez, constituyeron la primera generación de un grupo de individuos conocidos como “Los Mágicos”. Caracterizados por ser un ejemplo de movilidad social cuando el modelo económico capitalista lo permitió, esto a partir de la acumulación rápida de capitales por parte de dichos individuos lo que les permitió a su vez una influencia considerable en el poder económico, político y sociocultural del país. Cabe resaltar que uno de los principales aspectos que permiten el entendimiento de la Cultura Mafiosa, en relación estrecha al surgimiento de “los Mágicos” está dada por las representaciones sobre el poder y la riqueza, que tuvieron origen en el momento en que el dinero y las armas empezaron a circular entre los jóvenes de las comunas más pobres, un fenómeno que contrario a ser rechazado y contrarrestado por la misma población, se incorporó en la representación social del progreso de parte importante de la población del Valle de Aburrá, adaptando las historias y relatos que circulaban sobre los mágicos, como un anhelo y una posibilidad propia de ascender en el plano social, como lo propone Pierre Bourdieu, (Bourdieu; 1997: 17). En definitiva, aquellos sujetos que empezaron a delinquir patrocinados por el cartel del narcotráfico de Medellín, mejoraron sus condiciones económicas como “Los Mágicos”, de tal forma que no les resultó difícil llegar a niveles aparatosos en cuanto a posesión de bienes. Muy 33 Caracol Televisión. (2014). Documental. Los Tiempos de Pablo Escobar: Lecciones de Una Época 89 pronto a estas personas se les llegó a representar socialmente como “Los nuevos Mágicos”, tal como en un principio se le mencionó a los capos del narcotráfico; distintivo otorgado a razón de lograr cambiar las situaciones altamente precarias de pobreza en las que se vivía de un día para otro. Por otra parte, frente a la problemática de la ambición, el dinero y el poder mafioso; se destaca un aspecto que se considera relevante en el tratamiento de la apología a la mafia en el contexto del Barrio La Frontera, y es la Semiótica de la Mafia; definida aquí como el conjunto de códigos y símbolos vivenciados en las prácticas sociales que de una u otra forma han permitido un mayor grado de atracción de personas a las esferas de la ilegalidad mafiosa, en cuanto al valor simbólico conferido a objetos particulares y prácticas socioculturales admiradas por diferentes sectores sociales; aspecto que se conserva actualmente en algunos individuos habitantes del contexto observado. Lo referenciado anteriormente representa el consolidado de unos procesos sobre los cuales se ha interiorizado y reproducido la herencia mafiosa, que permitió conservar y reconfigurar las tendencias criminales y la cultura que simboliza la mafia como un modo de vida deseado. Así pues, un aspecto ligado directamente a la acepción que en este caso se toma de la Cultura Mafiosa, en función de las historias de “los mágicos”, es el relacionado con las prácticas particulares de consumo. Es evidente que el actual sistema de mercado ha desarrollado mecanismos publicitarios de consumo y modelación de un sujeto consumidor como referencia social de un sujeto de valor y aceptación. Estas dinámicas no son ajenas a la problemática de la cultura mafiosa, en la medida que dicho aspecto socioeconómico implementa los objetivos de vida de la sociedad con similitud a como lo hacían las historias sobre “los Mágicos”. En otras palabras, el sujeto en la actualidad educado bajo procesos de estimulación de consumo originado 90 desde el mismo Estado, la empresa privada y la industria Cultural, termina desarrollando como prioridad u objetivo en su vida la búsqueda de la felicidad mediante la adquisición de bienes y servicios que el mercado ofrece y crea como necesidad. En conversaciones y entrevistas abiertas desarrolladas con diferentes actores del barrio La Frontera, se logra evidenciar lo anteriormente mencionado. Para estos sujetos, los proyectos de vida están orientados a lapsos cortos y metas sencillas ligadas a la obtención de bienes materiales. ―la situación está difícil‖, destacan algunos de ellos, “sacar adelante a la cucha‖ (mamá), “darle una nevera, una lavadora, un televisor, arreglarle la casa o montarle la plancha‖ (base para otro piso) agregan otros; y por qué no, ―una motico‖, así sea de esas que usas las niñas (manifestando que no importa que sea una moto de poco costo), ―tener mis lukitas (dinero) y no tener que pedirle a nadie‖. Para concluir sobre la problemática de las representaciones e imaginarios sociales sobre la riqueza y la estética derivadas de una Cultura Mafiosa, y que se desarrolló a lo largo del presenté capítulo; resulta interesante cuestionarse ahora sobre ¿Qué sucede con el aspecto Educativo? ¿Cómo se representa socialmente la posibilidad y la intencionalidad de que la Educación sea parte considerable de la formación integral, y el progreso social, cultural y económico? ¿Qué relación guarda el acceso a una educación de calidad con la posibilidad de una movilidad en plano social, en términos de una acumulación de capitales culturales, como afirma Pierre Boudieu? (Bourdieu; 1997) Acceder y proyectarse hacia la continuidad de la formación mediante La educación superior, se percibe en la mayoría de las prácticas discursivas de la población del Barrio La Frontera en edad de estudio en la básica secundaria y próximos a la educación superior (14-20 años) como un lujo 91 innecesario, que además de no poder ser mostrado ante la sociedad para cobrar la valorización simbólica y cultural del individuo; no garantiza una mejor calidad de vida en términos de mejorar la estabilidad económica del mismo; en otras palabras, ir a la universidad no asegura el fin principal que se busca socialmente; posibilitar los medios para la adquisición de bienes que facilite y genere comodidad en un espacio de confort. Igualmente, cuando se cuestiona sobre otro tipo de valor inmerso en un proceso educativo universitario, se hace reconocimiento de la importancia de la formación integral que las universidades tienen con el individuo como ciudadano, como conocedor de un área del conocimiento, como un capital cultural que otorga valor y orgullo para la familia, etc. Sin embargo, en muchos casos esta manifestación discursiva entra en contradicción con las representaciones desarrolladas en la práctica y vivencia cotidiana, y las cuales continúan orientadas a una vida enmarcada en la cultura mafiosa 92 4. ETICA, PODER Y ADMINISTRACION DE JUSTICIA 4.1 El Problema de ―Echarse‖ los Muchachos En la comuna dos de Medellín opera una Banda Criminal conocida por los organismos oficiales como “los Triana” pero conocida por los habitantes del sector como “los trianoles” o “los muchachos”. Esta banda criminal constituye una de las múltiples asociaciones de delincuencia organizada de Medellín y el Valle de Aburrá que tienen bajo su mando a centenares de Hombres y Mujeres. Los orígenes de esta organización mafiosa, según las versiones de los habitantes, data de mediados y finales de los años 90’s, luego de que se estabilizaran los poderes inconclusos que surgieron luego de la muerte de Pablo Escobar en el año 1993 y la desestructuración del Cartel de Medellín. Entre esta fecha y el surgimiento de los Triana, se dice, hubo un periodo de inestabilidad y recrudecimiento de la violencia y la delincuencia común en el Barrio la Frontera, y en general en la comuna 2 de Medellín. Inestabilidad que en efecto se vio superada luego del establecimiento y el control territorial de La Banda Criminal “Los Triana” sobre el Barrio La Frontera y otros Barrios aledaños que comprenden la comuna 2 de Medellín y parte de la Comuna 1. Ahora bien, el monopolio de una sola organización criminal sobre este espacio, ha conllevado diferentes consecuencias, que para los habitantes del sector son vistas tanto de manera positiva como negativa. Negativa en cuanto a la arbitrariedad de las decisiones y poderes asumidos por los miembros de la Banda Criminal de “Los Triana”, que mediante la práctica del miedo ha garantizado un ejercicio indiscutido del poder durante más de una década. Estas arbitrariedades incluyen, entre otras medidas, el cobro de extorsiones que terminó convirtiéndose en un impuesto más para los antiguos y para los nuevos habitantes del sector. 93 La anterior afirmación se evidencia en prácticas observadas en la cotidianidad del contexto, como la solicitud de permisos para iniciar el funcionamiento de un pequeño o grande puesto de ventas en el barrio: El trato inicia cuando el individuo interesado en iniciar un negocio le explica a los celadores (Sujetos encargados de llevar la vigilancia del Barrio para La banda criminal “Los Triana”) en que consiste su idea y procede a negociar con los celadores el costo de una cuota que la Banda cobra para permitir que el negocio, como cualquier otro, se funde e inicie su desarrollo. De esta manera el individuo que desea iniciar un negocio, asume previamente que tan viable puede ser empezar con el mismo, asumiendo el pago de la cuota a la banda criminal como un impuesto más. Los cobros normalmente oscilan entre los 5, 10, y 20 mil pesos semanales para los negocios pequeños (generalmente de ventas de comida); y entre 50 y 100 mil pesos quincenales o mensuales, según el caso, para los establecimientos medianos y grandes del barrio; como panaderías, supermercados, tiendas de ropa, misceláneas, sucursales bancarias, etc. Como se ve entonces, extorsiones de este tipo se terminan asumiendo como un costo más de funcionamiento de cualquier negocio en el Barrio. Otro aspecto negativo, y que a mención de los habitantes del sector se define como “injusto” pero contradictoriamente aceptado por los habitantes del sector, es el pago de cuotas por concepto de “celadurías para la seguridad de las casas y el barrio”. Mediante esta modalidad, que se ha vuelto un rito con el tiempo y la práctica, “los mandaderos” (sujetos encargados de cobrar, llevar mensajes, gestionar favores, etc. para los jefes de Barrio de la banda criminal “Los Triana”) pasan semanalmente por las casas haciendo el cobro de la vigilancia, la cual tiene un costo de $1.000 a $3.000 según las condiciones socioeconómica de la familia que habita cada casa. Finalmente, otro de los factores negativos derivados de las prácticas económicas de la banda criminal operante en el sector, y que es fácilmente observable en la vivencia cotidiana de los 94 habitantes; es la intervención de los miembros de esta Banda en la solución de conflictos entre vecinos, habitantes de casas multifamiliares, e incluso entre miembros de una misma familia. En este tipo de práctica socioeconómica ilegal, los miembros de la banda criminal “Los Triana” o “los muchachos” como también son llamados en el Barrio, ejecutan la función de intermediarios “neutrales”, y de “jueces” con el poder de determinar sentencias sobre los conflictos presentados y resolverlos con sus respectivas sanciones y castigos. Estas sanciones y castigos, siempre aceptados, en la mayoría de los casos van desde las multas económicas a las partes que participan en el conflicto; hasta las amenazas y golpizas, y en reducidas ocasiones, a las desapariciones (cuando el problema es reiterativo y causa gran malestar a los intereses del sector o de la Banda Criminal). Este tipo de medidas, aunque aceptadas y cumplidas, en muchas ocasiones se ponen en entredicho, dado el grado de severidad, contundencia y arbitrariedad que pueda presentarse tanto en la sentencia como en la sanción determinada por “los muchachos”. Lo anterior resume los aspectos negativos que la misma población pone en evidencia cuando se les cuestiona sobre las consecuencias contraproducentes de tener a esta banda criminal operando en el territorio del Barrio La Frontera; sin embargo, la legitimidad que se ha dado a estas mismas prácticas de poder; se percibe más en las prácticas discursivas no deliberadas y en las mismas expresiones casuales del habitante del sector, que en las mismas manifestaciones de inconformidad que expresa el individuo a la hora de responder la pregunta sobre los aspectos negativos de las actividades socioeconómicas de “Los Triana”. Como ejemplo de lo afirmado, se citan los casos observados en los que las personas solicitan por voluntad propia la intermediación de “los muchachos” en un conflicto, por mínimo que sea; cuando una persona le paga a los muchachos para que amenacen o golpeen a alguien ―porque no paga la plata que debe‖, o porque ha sido ofensivo, violento o ha vulnerado de alguna forma la propiedad privada de algún 95 habitante del sector; o simplemente cuando acuden a la justicia que les pueda brindar la banda criminal antes que a la misma policía, la cual se percibe en el sector como una institución ineficiente, lenta, o poco contundente para castigar o solucionar los problemas del barrio, como consecuencia del lento procedimiento burocrático al que están sujetos. El acto de “echarse los muchachos” corresponde entonces a una problemática de poder y justicia en el marco de una Mafia que en cierta medida se ha legitimado, tanto en la cultura como en los ámbitos mismos del Estado. Una muestra de lo afirmado se presenta cuando La misma institución policial, limita su accionar a los problemas de tránsito, o a la exclusividad de los problemas barriales que superan la gravedad de una discusión familiar o entre vecinos. Medidas que se reproducen en la representación social del habitante del Barrio la Frontera, al aceptar la ausencia y el carente patrullaje de la policía por el barrio; y al no solicitar la intervención de esta institución cuando se presenta alguna necesidad que requiera de orden, ejercicio del poder e impartición de justicia; a pesar de que exista un CAI ubicado en un punto estratégico y central para atender las necesidades del barrio La Frontera y otros barrios aledaños en la Comuna 2 de Medellín. Otra forma, en la que se hace evidente el proceso de legitimación de las prácticas sociales de administración mafiosa del poder y la justicia por parte de “los Triana”, se identifica en comentarios hechos por los habitantes del cuando se hace alusión a problemáticas entre individuos, que no se han logrado resolver mediante el diálogo: ―yo porque no quiero joderlo/joderla (perjudicarlo/a) sino le mandaría a los ―muchachos‖; ―después preguntan porque los matan‖; ―yo prefiero que los trianoles se queden con lo que me debe esa Chunchurria (noción para referirse a alguien de manera despectiva) pero que le den duro (lo golpeen) por tirárselas de gato (ladrón) conmigo‖. 96 Dadas las anteriores consideraciones, se concluye que La organización criminal Mafiosa “Los Triana” tiene como características que la diferencian de la delincuencia común; la organización bajo una estructura jerarquizada, ordenada, situada en un espacio o territorio, y con definición clara de funciones y actividades económicas. Así pues, en el ejercicio del poder, y en lo que respecta a la administración de una justicia informal, existe una clara relación con la cultura mafiosa en la medida que prima la autoridad informal, el poder arbitrario, la violencia, y la legitimación de las prácticas de impartición de orden en problemáticas que se presentan en la cotidianidad por parte de “los Triana”, mediante el uso de la violencia. Finalmente, y con el fin de identificar las diferentes formas en las que se ejerce el poder y la justicia mafiosa por parte de una Banda Criminal, no solo a las actividades delictivas mafiosas de la Banda Criminal “Los Triana” sino a la generalidad de las bandas criminales que operan en el contexto del Valle de Aburrá, se cita a continuación una tabla34 que sintetiza y define las principales características de este tipo prácticas mafiosas: CONTROL SOCIAL Y CONTROL ECONÓMICO CONTROL DEL TERRITORIO POLÍTICO Control ejercido por grupos armados Control de Control del espacio físico en donde el ilegales en las relaciones sociales y la actividades económicas lega-les, grupo armado ilegal ejerce su poder de vida cotidiana de una comunidad, ilegales, formales e informales, manera para la im-posición de prácticas, tanto de carácter priva-do como dinámicas de Territorialización o de reglas y códigos morales que buscan público. Este control, en gran apropiación establecer un orden social, autoritario medida, se ejerce a través de conservación del grupo ilegal. Por lo 34 de los recursos permanente del para territorio generar y Gómez R, H. (2012). Control territorial y resistencias. Una lectura desde la seguridad humana. Observatorio de seguridad humana de Medellín. Universidad de Antioquia. la 97 y paraestatal que le genere seguridad acciones violentas e intimidatorias tanto, las prácticas para realizar este al grupo ilegal. Este control puede y con el fin del fortalecimiento control ser alcanzado a través de medios militar y en beneficio de los actuaciones coactivos y violentos para generar integrantes del grupo armado ilegal. perpetuación del grupo ilegal. Las actividades que realizaran Las principales actividades Algunas de las acciones que realizan para ejercer el control social son: para obtener este control son: para obtener también para implicarían la las protección y miedo, tales como los castigos ejemplarizantes, tratos inhumanos crueles o e ataques indiscriminados, o a través de medios no violentos, como la realización de acciones lúdicas, el cubrir las necesidades básicas de personas de la comunidad, para legitimarse a través de intermediación social y política, entre otras. Tienen como objetivo asegurar la dominación, obediencia, orden social y su reconocimiento como actor de poder en una comunidad. este control son: - Generación de miedo a través de ¨ Extorsiones (o «vacunas») a - Establecimiento de fronteras ataques indiscriminados. transportadores y terminales de territoriales ilegales: delimitación y - Castigos ejemplarizantes. transporte. demarcación de lugares que indican - Persecución de liderazgos sociales ¨ Constitución de empresas de espacios de confrontación violenta, de para su reemplazo o cooptación. alistamiento y lavado de vehículos control no disputado y de prohibición - Cooptación y participación de como fachadas para el cobro de de la libre circulación. Operan para la organizaciones sociales, extorsiones. comunidad, las autoridades y 98 comunitarios ¨ Apropiación de empresas de funcionarios públicos. (Juntas de Acción Comunal - JAC, transporte. - Vigilancia para el control del ingreso clubes deportivos, etc.) ¨ Construcción de terminales. y salida de personas: y de carácter juvenil, así como (práctica transversal a los controles) vigilancia de calles para controlar el espacios de participación local y servicios de aseo. uso del transporte público, movilidad (Juntas ¨ Extorsión a juegos de azar tales peatonal y vehicular. Administradoras Locales –JAL– y como casinos y negocios de - Enfrentamientos armados en medio Asambleas de Presupuesto máquinas tragamonedas. de la población civil por Participativo). ¨ Constitución y monopolio de el control territorial. ¨ Constitución de organizaciones establecimientos de juegos - Adquisición y uso de armas de fuego sociales de azar. de corto y de largo alcance, incluyendo ¨ Organización de actividades ¨ Extorsión a contratistas que algunas de uso privativo de la Fuerza recreativas, deportivas y lúdicas. realizan obras públicas de Pública, cada vez más de manera ¨ Oferta de justicia para la infraestructura masiva y a bajo costo. tramitación de conflictos e intervención urbana para disponer - Reclutamiento y vinculación de intracomunitarios de materiales de obra jóvenes, niños, niñas y adolescentes. e intrafamiliares (ej. violencia contra y para la prestación de vigilancia Para la vigilan-cia y protección niños, niñas y mujeres). ilegal de manera forzada de las violenta del barrio y su utilización ¨ Oferta de seguridad a través de maquinas e instalaciones de las sistema-tica y masiva para tareas de vigilancia formal e informal, la obras (solo el grupo ilegal puede información, transporte de armas y cual es una práctica transversal a los realizar esta actividad). drogas, sicariato, vigilancia, tres tipos de control identificados. ¨ Manejo de centros de distribución participación de aquellos que están ¨ Subvención de necesidades de droga (o «plazas»). fuera del conflicto en procesos de sociales, económicas y de vivienda ¨ Incentivar el consumo y compra entregas de armas y pactos de no a núcleos familiares y a jóvenes. de drogas que expenden en agresión y en redes de explotación ¨ Prohibición de hablar - Ley del niños, niñas y adolescentes. sexual. silencio. ¨ Control de negocios de - Incidencia en instituciones educativas ¨ Imposición de horarios para la libre prostitución y constitución de redes para diversos fines como impedir el 99 locomoción de la comunidad. de explotación sexual de niños, ingreso de estudiantes de otros barrios, ¨ Panfletos amenazantes para generar niñas, adolescentes y mujeres. la venta y consumo de drogas, la miedo colectivo, señalando ¨ Explotación económica ilegal de explotación sexual, la vinculación de como objetivos a prostitutas, bienes inmuebles y lotes en estudiantes a los grupos. ladrones, drogadictos, homosexuales, predios urbanos y semirurales. - Regular procesos de urbanización: indigentes y jóvenes reunidos en las ¨ Decisión de permitir o no que permitir o no que nuevas personas y esquinas, así como personas habitantes trabajen en el familias se establezcan en los barrios. con nombres propios. territorio. - Constreñimiento a los habitantes para ¨ Prácticas de «limpieza social». ¨ Extorsión a comerciantes y la colaboración en actividades del ¨ Control de la disciplina en establecimientos de comercio. grupo armado: guardar armas, drogas, instituciones educativas. Ejemplo: ¨ Extorsiones a trabajadores según bienes hurtados, permitir el ingreso a Prohibición del pelo largo y uso del su actividad económica e sus viviendas. piercing. ingreso. - Suministro de víveres, labores ¨ Restricciones o direccionamiento a ¨ Participación en programas domésticas (prepa-ración de alimentos, la participación política y social gubernamentales para cooptación lavado de ropa, etc.) de recursos públicos: Fuerza Joven, - La vinculación y utilización de participación en Juntas de Acción mujeres en prácticas de persuasión y Comunal y presupuesto distracción de la autoridad. participativo. -Traslado, rotación y renovación de ¨ Despojos de viviendas estratégicas integrantes de los grupos armados para distribución de drogas, ilegales para el trabajo en red y suministro de habitación a sus articulado con otros que pertenezcan a familias o para constituir sitios de la misma facción de poder, con el fin vigilancia. de garantizar la dominación. ¨ Control de préstamos de dinero - Connivencia y cooptación de con tasas de interés elevadas integrantes de la Fuerza Pública para o «pagadiarios» ejercer un control del territorio con ¨ Acciones de cobro violento de mayor eficacia e impunidad, así como 100 deudas y cánones de realizar acciones criminales de manera arrendamientos. articulada. - Aseguramiento de impunidad de actuaciones ilegales y/o violentas para evitar la judicialización de integrantes, mediante la amenaza, homicidio, y desplazamiento forzado de víctimas, testigos y denunciantes. ¨ Restricciones y condicionamiento al uso de espacios públicos, deportivos y recreativos. ¨ Uso sistemático del desplazamiento forzado masivo y colectivo como estrategia para la expansión y conservación del poder sobre el territorio. Cuando el objetivo es la expansión, se presenta una instrumentalización de la población civil por grupos ilegales que se coaligan para tomarse el territorio dominado por un grupo enemigo común. 101 4.2 Religión, moralidad y violencia. ―La fusión Madre-Virgen es sagrada para el sicario, es sinónimo del amor, la entrega y la adversidad(…) Esta cultura de la muerte generó sus propios ritos, basados en las tradiciones campesinas y la superchería, (...) Y cuenta cómo «estos muchachos le agradecen a la Virgen haber quebrado al man» mientras su «cuerpo lo acorazan con escapularios en los lugares sensibles del sicario: el corazón que siente, el brazo que dispara, el pie que corre y se apoya en la moto». Sicario es el peligro pero desechable pero atractivo pero emocionante‖.35 Religión, moralidad y violencia son tres conceptos que en el contexto Antioqueño operan de manera paralela. Para introducir esta problemática, se identifica en primer lugar la existencia de una fuerte tradición religiosa heredada del proceso colonial, una tradición que traída al contexto actual ha presentado una drástica transformación, iniciando por la diversidad de iglesias que desde la base del cristianismo han presentado sus propias posturas y ritos religiosos, tal es el caso de las iglesias adventistas o evangélicas. Ahora bien, la transformación del sentido de la tradición conservadora y religiosa que caracteriza la historia de Antioquia, paradójicamente a pesar de su permanencia y reproducción en el espacio sociocultural, no ha representado un freno u obstáculo moral a la violencia, muerte, ilegalidad y coerción causada por las dinámicas mafiosas. De acuerdo a esto, lo que sucedió con la religiosidad y el crimen fue una compenetración y articulación de aspectos morales de la religión y del crimen, en la que se funda Rincón, O. (2009). Narco.estetica y narco.cultura en Narco.lombia. Revista nueva Sociedad. No 222 35 102 una doble moral donde “el que peca y reza empata”, o en la que se cree que Dios está de parte de quien le reza con fé. De acuerdo a lo señalado, el integrante de la banda criminal que desempeña diferentes tareas violentas y represivas contra la sociedad; libera sus culpas morales encomendando sus pecados en oración. De igual forma sucede con el imaginario desarrollado por los medios y las industrias culturales sobre la figura del “sicario” y “el capo”. En el tratamiento y producción de los imaginarios dominantes producidos por diferentes instancias de la industria del entretenimiento audiovisual, se presenta un personaje mafioso que bendice su arma, reza las balas, encomienda su vida y su integralidad a la virgen y porta amuletos religiosos como escapularios y estampas antes de hacer un “Favor” (tarea especial, pedida a solicitud de un amigo o como causa de una deuda; generalmente relacionada con tareas donde existe algún riesgo para la vida o donde se aplica la violencia en actividades ilegales. Ej: Golpear, amenazar, asustar, etc. a un individuo seleccionado previamente) o un mandado. Sobre lo afirmado, se observa en el contexto el reconocimiento y apropiación de la religión mediante la adoración de figuras, de manera más enfática se presenta una figura religiosa que es tomada como referente de madre y protectora de jóvenes, adolescentes y adultos: la imagen de la Virgen María. La Virgen María, más que la concepción de una figura religiosa guarda una estrecha relación con la figura maternal, lo cual otorga una relevancia superior en cuanto es la madre quien presenta la mayor jerarquía o importancia dentro del núcleo familiar. Así pues, haciendo una muestra de creencia y ambigüedad moral, los jefes de barrio de “los Triana” contribuyeron para la compra de una escultura de la Virgen María con su correspondiente altar, la cual se dispuso en el parque central que comparten los barrios del Playón de los Comuneros y el barrio La Frontera. 103 Como conclusión, La oración y la bendición como rito mafioso planteado desde la industria cultural, no es en mayor sentido, prácticas alejadas de la realidad percibida y representada por los habitantes del Barrio La Frontera. Si bien es cierto que los índices de violencia efectuados en este contexto han disminuido respecto a décadas anteriores, donde “se mataba a la gente en la calle y a plena luz del día”, las actividades desarrolladas por los actores violentos actuales siguen confiándose a la fé religiosa. La mayor parte de las obra humanas que solemos considerar como universales — derecho, ciencia, arte, moral, religión, etc.— son indisociables desde el punto de vista escolástico tanto de las condiciones económicas como de las condiciones sociales que las hacen posibles y que nada tienen de universal. Se han engendrado en estos universos sociales tan particulares que son los campos de producción cultural (campo jurídico, campo científico, campo artístico, campo filosófico, etc.) y en los que están comprometidos unos agentes que comparten el privilegio de luchar por el monopolio de lo universal y de contribuir así, poco o mucho, al progreso de las verdades y de los valores que son considerados, en cada momento, como universales, incluso eternos36 36 Bourdieu, P. (1997) Razones Prácticas sobre la teoría de la acción. Cap. El punto de vista escolástico. Traducido por Thomas Kauf. Editorial Anagrama, Barcelona. Pp. 213 104 5. RECOPILACIÓN DE PALABRAS DE USO FRECUENTE EN PRÁCTICAS DE LOS HABITANTES DEL BARRIO LA FRONTERA Y QUE GUARDAN RELACIÓN CON LA CULTURA MAFIOSA - PARCERO: Amigo, compañero. - VISAJE: Acción con la que se busca el reconocimiento o exhibición pública de un individuo. - LEVANTAR: Conquistar - PICAR: Conducir una motocicleta en la llanta trasera. - VISAJOSO: Persona que se muestra o exhibe socialmente. - DAR PISO: Matar, asesinar. - CUCHA: Palabra con la que se hace alusión a la madre de manera afectuosa. - MUÑECO: Muerto - PIROBO: Palabra de carácter ofensivo y que guarda relación con una condición de homosexualidad. - DAR LORA: exhibir, alardear, presumir de un objeto o una situación. - MELO: Referencia algo lujoso, completo, en buen estado estético y funcional. - GATO: Ladrón. - NEA: Persona que sabotea, que genera malestar - FIERRO: Según el contexto de la situación puede representar un Arma de Fuego o una moto. - TOTE: Arma de Fuego - NAVE: Carro o Moto de lujo o con accesorios y/o arreglos que le confieren mayor valor simbólico y económico. 105 - GRILLA: Mujer promiscua - TOTEAR: Según el contexto, Accionar un arma de fuego; o producir un sonido fuerte mediante la operación mecánica de un motor, generalmente de dos tiempos. - CRUCE: negocio o favor que se realiza entre pares y familiares - PREPA: Mujer Prostituta que trabaja mediante contratos ocasionales en los cuales requieren sus servicios sexuales mediante llamadas a manera de domicilio. - PARCHE: Grupo de Pares, amigos y compañeros. Que se reúnen para alguna actividad de esparcimiento (practicar algún deporte o juego de mesa, conversar, etc.) generalmente en parques públicos - LUCAS: Dinero - HELADERÍA: Discoteca, rumbeadero, bar. - COSCORRIA: Palabra para referirse a un Enemigo - FAVORES: Deudas entre individuos, que van desde lo económico hasta lo social / Tarea especial, pedida a solicitud de un amigo o como causa de una deuda; generalmente relacionada con tareas donde existe algún riesgo para la vida o donde se aplica la violencia en actividades ilegales. Ej: Golpear, amenazar, asustar, etc. a un individuo seleccionado previamente - CHUNCHURRIA: Palabra para referirse de manera despectiva a un traidor, o a un enemigo. - GONORREA: Según el contexto de la palabra; término ofensivo hacia un individuo; o condición de precariedad y dificultad. - PATO: Según el contexto de la situación puede referirse al parrillero o persona que ocupa el segundo puesto en una motocicleta; o una persona graciosa y saboteadora. - CHINGA: Niño 106 - FECHORÍA: Práctica de una actividad ilegal. - LEVANTAR: Golpear a alguien. - ENVENENAR: Modificar el motor y las condiciones técnicas de un vehículo para mejorar su desempeño (velocidad y fuerza) 107 CONCLUSIONES A pesar de que el fenómeno de la mafia en Colombia se percibe con fuerza hace aproximadamente 35 años; hoy en día esta problemática y “La cultura mafiosa” siguen generando nuevas preguntas investigativas de relevante consideración académica, educativa y estatal; dada la importancia a nivel nacional, por la inmersión de la mafia en diversos ámbitos de la vida pública y privada. Sus efectos van desde la consolidación de grupos delincuenciales organizados jerárquicamente y anclados a un territorio donde ejecutan actividades socioeconómicas ilegales, hasta la influencia en las prácticas socioculturales y de consumo. En el desarrollo del presente trabajo descriptivo se hizo alusión a los diferentes aspectos mencionados, dando un especial énfasis a un tratamiento sobre el Poder, La Riqueza y La Estética mafiosa, a partir de las Representaciones Sociales evidentes en las diferentes prácticas discursivas de sujetos habitantes de un contexto en particular, y desde los imaginarios constituidos por industrias culturales, identificados en diferentes fuentes de información, como prensa, cine, series, libros, música y programas de televisión orientados a desarrollar los aspectos característicos de una figura mafiosa. Respecto a la recopilación de información desde las representaciones sociales y las fuentes productoras de imaginarios, se definió un contraste que si bien no dista mucho entre sí, permite establecer aspectos concretos referentes al contexto en particular y a las condiciones de vida específicas de sus habitantes. Así pues, Al desarrollar la problemática de la “cultura mafiosa” se hizo necesario hacer distinciones conceptuales, además de identificar diferentes consideraciones sobre la problemática, dado que el término “Cultura Mafiosa” se ha acuñado de manera universal 108 a la realidad, estableciendo conclusiones que permiten la comprensión de la relación contextomafia de manera indiscriminada; en su contraparte, se identificaron las representaciones sociales de los habitantes del barrio La Frontera y otros barrios aledaños en la comuna 2 de Medellín, una población que por el hecho de estar inmersa en la historia mafiosa de los carteles del narcotráfico de los años 80´s, es referida en el imaginario dominante como parte de un estereotipo ligado a figura mafiosa de estas épocas; ignorando en gran medida aspectos particulares de la vida social como la apología a la mafia, y desconociendo como consecuencia, que las dinámicas de una cultura mafiosa se logran constituir desde las más mínimas acciones y pensamientos, o en las representaciones y prácticas sociales que justifican y/o eludan la legalidad, y la legitimidad, pasando sobre un sistema de valores mínimo de cada sociedad, con el fin de establecer una posición privilegiada en las relaciones de poder. El desarrollo de la temática se da entonces desde lo local, desde las prácticas sociales de los habitantes, y sus argumentaciones discursivas, lo cual constituye el andamiaje de las representaciones sociales, yendo más allá de los imaginarios, o supuestos colectivos fundados en ideas e ideales que proyectan las instituciones y medios de información. Así pues, se introdujo en la cuestión sobre las actuales representaciones sociales en comprensión del poder, la riqueza y la estética mafiosa, con ello, evitando conclusiones a priori o prejuicios que generalicen y relacionen la sociedad y la cultura medellinense con prácticas culturales mafiosas, aunque no por ello se desconozca la historia que recuerda que Medellín fue protagonista en el surgimiento y desarrollo de las mafias del narcotráfico en las décadas de los 70´s, 80´s y 90´s, y que como consecuencia obtuvo una innegable permeabilización del fenómeno de la mafia que se inscribió en diferentes esferas de la vida social, política y económica de la región. 109 De igual forma, se presentó un análisis sobre la condición cohesionante y constituyente de las representaciones sociales sobre el poder, la riqueza y la estética mafiosa; que surgen a partir de fenómenos como la violencia, o las dinámicas de exclusión del sistema económico del capital, y que llevan a construir continuamente construcciones simbólicas, sistemas de valores, argumentaciones discursivas y prácticas sociales; donde se puede vivir en el miedo, o en la resignación, o en la pasividad e indiferencia, o en las dinámicas apologéticas del poder y la economía mafiosa, según el caso, posiciones que de otra forma acarrean un complejo proceso de naturalización que enmascara las representaciones problematizadas. En síntesis, mediante los fines anteriormente mencionados y los resultados obtenidos con estos, se permite concluir en primer lugar que Mafia y cultura mafiosa terminan siendo aspectos o problemáticas diferentes, pero que a su vez mantienen una relación causal y casi simbiótica en la medida que ambas problemáticas se relacionan entre sí, se dan vida y se retroalimentan en sus definiciones, lo cual significa que, Por un lado la mafia representa a todas a aquellas organizaciones delictivas, con una estructura jerárquica y organizada, donde se tiene como fin la obtención de poder y estabilidad económica mediante el desarrollo de actividades socioeconómicas ligadas a la violencia; mientras La cultura mafiosa, por su parte, indica un conjunto de prácticas socioculturales que dan vida a representaciones e imaginarios sociales orientados a un modo de vida mafioso, donde se pone en práctica la violencia, la ley del menor esfuerzo, el exhibicionismo del individuo, el consumo ostentoso, y la corrupción. En segundo lugar, posterior a la identificación y diferenciación de estos dos factores, se desarrolla un tercer concepto: la “Cultura de la Cultura Mafiosa” que representa el imaginario social mediante el cual se relacionan ciertas actividades, individuos y espacios, con la problemática de la cultura mafiosa en sí misma; ya sea porque realmente exista una cultura 110 mafiosa dominante, o porque el tratamiento mediático reproduzca esta percepción sobre la sociedad a partir de diferentes ofertas culturales. En efecto, El tratamiento del problema de la cultura mafiosa, las tendencias criminales, bandas criminales, y las percepciones de aspectos derivados de estos fenómenos, como las concepciones del poder, la estética y la riqueza, se desarrollan en el contexto nacional como una cultura de la cultura mafiosa, donde indiscriminadamente se da una mayor resonancia a la problemática en cuestión desde el discurso de las instituciones y medios de difusión y constitución de subjetividades (Estado, cine, literatura, televisión) de esta manera, los sujetos que desconocen las dinámicas sociales cotidianas de un contexto, terminan por adoptar para sí, los imaginarios dominantes que proyectan estos medios de información. En tercer lugar, se identifican diferentes problemáticas de carácter secundario, o derivadas de la problemática principal: “El sujeto y la Cultura Mafiosa”. Por lo cual se identifican aspectos como la narco estética (proyecciones del gusto y las prácticas sociales del Capo Mafioso como ejemplo o ideal en la vida de un individuo), y la sicaresca (estética del sicario; caracterizada por el valor, la gallardía, la habilidad, la vida peligrosa y efímera, etc.) sobre la base de una estética mafiosa. Entre estas problemáticas secundarias se encuentran también el Poder y la administración de justicia por parte de las actuales asociaciones mafiosas. Problemas sociales sobre los cuales se afirma han pasado por un proceso de banalización social, hasta llegar a legitimar diferentes tipos de prácticas en torno al poder, como el cobro de cuotas y la solución arbitraria de conflictos entre individuos. Y finalmente, como factor adicional a lo expuesto, se sugiere una relación intrínseca entre la religión, la moral y la violencia mafiosa, considerando ciertos ritos en los cuales se encomienda una actividad ilegal y en la cual se pone en riesgo la vida del ejecutante en manos de 111 la oración, las figuras religiosas; o se bendicen ciertos objetos como armas y escapularios para obtener seguridad en lo que se haga. La causa y la explicación de los diferentes fenómenos relacionados con la mafia y la cultura mafiosa como el poder, la riqueza y la estética en el contexto actual del Valle de Aburra y específicamente del barrio la frontera en la comuna 2 de Medellín, resulto ser entonces el objetivo del presente trabajo monográfico, sobre el cual se logra concluir que lo que se ha configurado en el Barrio la Frontera en torno a las prácticas mafiosas, es una ambiente en el que confluyen diferentes problemáticas sociales interdependientes entre sí y que emergen en las representaciones sociales de los individuos según las condiciones en que estos viven, sumado a una histórica apología al modo de vida mafioso, con unas prácticas económicas y de poder ligadas a la ilegalidad que ejercen un compendio de capitales simbólicos atractivos a la población consumidora y que se ha reproducido considerablemente a partir de las producciones culturales mediáticas, que logran mayor repercusión en la configuración de un sujeto mafioso, específicamente en los sectores sociales más jóvenes. Esto, sumado a condiciones sustanciales de pobreza, a la mentalidad de mejorar a toda costa las condiciones económicas, a la indiferencia de quienes viven y perciben la violencia, a la represión mediante el miedo y la muerte, y a una sociedad indiscutiblemente inmersa en la mafia y la violencia desde décadas atrás; componen algunos de los principales factores que llevan a construir continuamente una cultura en la cual, o se ha vivido resignado, pasivo o indiferente frente al miedo, o se ha hecho parte de la estructura apologética del poder y la economía mafiosa que ha mantenido y reconfigurado las dinámicas criminales en Medellín y su área metropolitana. En conclusión, el problema investigativo planteado aborda el tema de las representaciones sociales que guardan relación con procesos explícitos de una vida mafiosa, como la narcotización 112 del gusto o estética mafiosa (basada en la ostentosidad, y el consumismo de bienes y servicios ajenos a la sustentación de necesidades básicas como la alimentación, la vivienda, y la educación; que son o que deberían ser por si mismas prioridades en la sociedad y el individuo, en función del desarrollo de la dignidad humana y la satisfacción de las necesidades vitales, aun mas, considerando la gran oferta sociocultural y recreativa que se ofrece en el Barrio la Frontera por parte del Estado. Lo anterior, contemplado en el marco contextual del capitalismo actual y en un histórico proceso de modernización constituido sin la base de la modernidad que ha caracterizado las dinámicas socioeconómicas en general en el contexto colombiano, permite entender en últimas la existencia de una problemática anclada a las condiciones mismas en que surgieron las instituciones del estado, y a la manera en que se ha configurado la cultura en Colombia. Sin embargo, y a pesar de ser relevante la consideración del origen mismo de la historia cultural, económica y política de Colombia, siempre será necesario tomar conclusiones sobre la base de la experiencia y el conocimiento del campo, considerando que un estudio social desde una perspectiva netamente deductiva, conlleva a un conocimiento parcial o nulo de la historicidad y la vivencia del sujeto, ocasionando diversos prejuicios morales o imaginarios dominantes como los que actualmente proponen las fuentes oficiales y las series, que matizan y enfatizan erróneamente aspectos negativos que se presentan en la historia de una ciudad, como la violencia, el crimen, la muerte, y el deterioro sociocultural; y que alimentan con morbo imaginarios ligados a una apología a la mafia. 113 BIBLIOGRAFÍA Bourdieu, P. (1997). Razones prácticas sobre la teoría de la acción. Traducido por Thomas Kauf. Editorial Anagrama, Barcelona, Abric, J. (2001). Prácticas sociales y representaciones. México D.F. Ediciones Cocoyan. Castoriadis, C. (1985). La institución imaginaria de la sociedad. Vol. II. Barcelona Arango J, M. (1988). El impacto del narcotráfico en Antioquia. JM Arango Ediciones. Medellín Arlacchi, P. (1983). La mafia impenditrice. Bologna, II Mulino. Roger, C. (1945) Ensayo sobre el espíritu de las sectas. México. Colegio de México. Corporación Región de Medellín. (1990). Violencia juvenil en Medellín. De los Rios, H., & Ruiz, J. (1990). Violencia urbana en Medellín de los 80´s. Ediciones Mimeografo. Medellín Eddy, P., Sabogal, H., & Walden, S. (1988) The cocaine wars: Murder, money, corruption and the world’s most valuable commodity. W.W Norton and company. New York Gaviria, V. (1991) El pelaito que no duró nada. Ed. Planeta. Bogotá D.C. Ramón, J. (1990) En la metrópoli del nuevo bajo mundo. En: Gaceta, No 8, agosto-septiembre. Bogotá D.C. Londoño, R. (1987) Aspectos sociológicos del comercio ilegal en Colombia. Ed. Mimeógrafo. 114 Mayntz, R. (1987) Sociología de la organización. Alianza Editorial. Madrid McInstoch, M. (1981). La organización del crimen. Siglo XXI. México Merton, R. (1984). Teorías y estructuras sociales, Fondo de Cultura Económica. México Offe, C. (1977) La abolición del mercado y el problema de la legitimidad. En: El estado en el capitalismo contemporáneo. Siglo XXI. México. Salazar, A. (1990) No nacimos pa’ semilla. CINEP. Bogotá D.C. Sauby, M. (1988) Colombia: Droga, mafia y poder, 1970-1985. Tesis de Doctorado, Institute de Hautes Etudes. Paris Girola, L. (2005) Tratado de metodología de las ciencias sociales: perspectivas actuales. UAM Departamento de sociología. México. D.F. Girola, L. (2007). Imaginarios socioculturales de la modernidad. Aportaciones recientes y dimensiones del análisis para la construcción de una agenda de investigación. Revista sociológica #64, UAM Azcapotzalco, México DF. Banchs, M (1990). Las Representaciones sociales: Sugerencias sobre una alternativa teórica y un rol posible para los psicólogos sociales en Latinoamérica. En: Aportes críticas a la psicología social en Latinoamérica. Ed. Universidad de Guadalajara. México D.F. Lindón, A. (2008). el imaginario suburbano: los sueños diurnos y la reproducción socioespacial de la ciudad. En: Los sueños diurnos y la reproducción socioespacial de la ciudad. Revista Latapalapa No. 64. 115 Durkheim, E. (1995). Las formas elementales de la vida religiosa. Ediciones Coyoacan, México D.F. Escobar, J. (2007). Lo imaginario entre las ciencias sociales y la historia. Fondo Editorial. Universidad EAFIT, Medellín. Moscovici, S. (1979) El psicoanálisis, su imagen y su público. Editoral Huemul. Buenos Aires, Argentina. Moscovici, S. (1985). Psicología Social I. Ed. Paidós. Barcelona, España. Gergen, K. (1992). El yo saturado. Dilemas de identidad en el mundo contemporáneo. Ed. Paidós. Barcelona, España Cardona, P. (2004). Los héroes urbanos: Imaginarios culturales y consumo en Medellín. Revista de Humanidades. Universidad EAFIT. Medellín, Antioquia. Bourdieu, P. (1996). La distinción. Ed. Taurus. Barcelona, España. Duch, Ll. (1992). Antropología de la vida cotidiana. Editorial Trotta. Madrid, España. Salazar, A., & Jaramillo, A. (1992). Medellín. Las subculturas del Narcotráfico. CINEP. Bogotá D. C. Mejía, O. (2010) ¿Estado y cultura mafiosa en Colombia? Grupo de investigación cultura política, instituciones y globalización. Instituto Unidad de Investigaciones Juridico sociales Gerardo Molina (UNIJUS) Universidad Nacional de Colombia. ISBN: 978958-719-400-5 116 De la Cruz Ochoa, Ramón. (2006). Crimen organizado. Delitos más frecuentes, aspectos criminológicos y legales. Proceso para la Biblioteca Jurídica Virtual: Recuperado de: http://biblio.juridicas.unam.mx/libros/libro.htm?l=2263 el 6 de junio del 2013 Gómez C. (2012). Control territorial y resistencias, una lectura desde la seguridad humana. Universidad de Antioquia. ISBN: 978-958-8748-36-8 Acosta T, S. (2012) Una arqueología de la violencia en Medellín. Revista electrónica Poiesis. Universidad Luis Amigó. ISSN 16920945 Calle, D. (2011). Medellín-crónicas: una mirada de sus imaginarios urbanos. Artículo en conjunto Universidad Tecnológica de Pereira y universidad de Medellín Ceballos, R. (2000) Violencia reciente en Medellín, una mirada a sus actores. Duncan, G. (2006) Las redes mafiosas en las ciudades. En los señores de la guerra, Bogotá: Editorial Planeta. Calvi, F. (2004) El misterio de la mafia, España: editorial Gedisa. Estrada, J. (2008). Capitalismo criminal: tendencias de acumulación y estructuración del régimen. político, en: capitalismo criminal, Bogotá: Universidad Nacional de Colombia YUNIS, Emilio. “Sobre la formación de la mentalidad del colombiano”, en: Por qué somos así. Bogotá: Temis, 2003.