GRACIAS, JOSÉ MARÍA HERRERO

Transcripción

GRACIAS, JOSÉ MARÍA HERRERO
GRACIAS, JOSÉ MARÍA HERRERO
Gracias por habernos legado ese inmenso patrimonio que supiste
atesorar en años difíciles y de incomprensión social, y gracias por esos tesoros
que han hecho de Teruel uno de los referentes de la dinosaurología mundial.
¿Quién te lo iba a decir, aunque algo ya te imaginarías, cuando en los
serones de tu yegua te traías “aquellos grandes pedruscos” de los campos de
Galve? Y es que un maestro de la escuela de tu pueblo, os había contado a los
niños, que en tiempos muy remotos habían existido unos animales gigantescos
y os había mostrado ilustraciones de los mismos. Y a ti te parecía que algunos
de aquellos “pedruscos”, que salían al labrar los campos, pues eran como
huesos. Debían ser los fémures, pensabas, de los grandes saurios de los que
aquel maestro os había hablado.
Y tú te los traías a tu casa y los observabas, y los tratabas con mimo. Y
ante la incredulidad generalizada, en aquellos duros años de la posguerra, no
reblaste y de ello se enteró el profesor Fernández Galiano, quién a su vez lo
comunicó al Museo Arqueológico de Teruel y a partir de ahí ya empezó a
conocerse, aunque en círculos muy restringidos hasta bien entrados los años
ochenta, a José María Herrero y a los dinosaurios de Galve.
Digo círculos muy restringidos, porque sí conocían Galve algunos
catedráticos de paleontología como el francés Lapparent o los alemanes de la
Univesidad de Berlín, pero en España, ni los estudiantes ni los geólogos de las
únicas cuatro facultades entonces existentes, teníamos noción de Galve y
apenas nos explicaban los vertebrados. Concretamente en Granada, que
entonces se decía la mejor facultad española, la paleontología después de
estudiar a fondo ammonites, braquiópodos, belemnites, erizos, etc., en alguna
ocasión llegaba a los mamíferos del Terciario. De dinosaurios ni una palabra y
ya eran comienzos de los años setenta.
Para el que suscribe fue una tremenda emoción, en el año 1969, en el III
Curso de Geología Práctica de Teruel, dirigido por el gran geólogo turolense
Manuel Esteras, llegar a Galve, conocer a José María Herrero y que él nos
mostrara y explicara con la pasión que le caracterizaba sus grandes hallazgos,
el más espectacular, un fémur fosilizado, del posteriormente bautizado como
Aragosaurus. Aparte del fémur, nos mostró parte de su enorme colección ¡Qué
pasión, qué inteligencia, qué clarividencia, la de José María! Y el mérito
extraordinario de haber sido autodidacta y de enseñarnos una paleontología
que ni en la Universidad nos la habían mencionado.
1
Cuántas horas y horas habrías dedicado a leer, en las largos días de
invierno, cuanta información caía en tus manos, para conocer y explicar a tus
dinosaurios, como tú lo hacías. Y para éste, entonces estudiante turolense, qué
alegría que su provincia poseyera tales tesoros y la provincia entera
constituyese un compendio geológico, en la que habían existido hasta
dinosaurios.
Posteriormente, ya en los años noventa visitamos con frecuencia tu casa
y tu museo, siempre nos sorprendías. Ya no solamente eran los grandes
saurios. Habías lavado toneladas de sedimentos del Jurásico-Wealdiense y con
tu gran tesón, con la ayuda de tu lupa binocular, con pinceles y punteros habías
separado y clasificado numerosísimos restos de microfósiles, desde esporas y
semillas de plantas hasta dientes, escamas y mandíbulas de peces, y
numerosos restos de micromamíferos, y con qué ilusión apoyado sobre tu lupa
nos mostrabas los descubrimientos que habías realizado.
Gracias por todo tu esfuerzo y tesón, gracias por haber sacado a los
dinosaurios del anonimato, gracias por haber ayudado al desarrollo de la
geología en general y de la paleontología, en particular. Los turolenses te
estaremos siempre, infinitamente agradecidos, por haber contribuido a que
Galve, Teruel y su provincia, sean conocidos por todo el mundo.
José María, no te olvidaremos.
David Navarro Vázquez
Geólogo
2