PINTANDO MI MALESTAR

Transcripción

PINTANDO MI MALESTAR
PINTANDO MI MALESTAR
Se trata de una práctica para reforzar la autonomía de niños/as y
adolescentes sobre la gestión de las propias emociones, sirviendo de
herramienta para transformar emociones contractivas como la rabia, la
tristeza, el miedo o la culpa.
Observamos que todas las emociones tienen una parte de contenido mental y otra de
sensación física, es decir, cuando nos sentimos enfadados o tenemos miedo, si llevamos la
atención al cuerpo, podemos observar una sensación física que es parte de la manifestación
de esa emoción. Esta práctica consiste en llevar la atención a la sensación sentida que
despierta una emoción, para que la atención se desvíe del pensamiento que la alimenta
haciendo que su intensidad disminuya, y por otro lado, para “llevar al papel” esa emoción,
con el fin de observarla desde la distancia y transformar la sensación interna.
Está dirigida a niños/as de último ciclo de Educación Primaria (5º y 6º), así como para jóvenes
de Educación Secundaria y Bachillerato. Los materiales necesarios son 3 folios y lápices de
colores. Realizamos esta práctica sentados frente a una mesa en la que poder pintar.
• Antes de comenzar con la práctica, trae a tu mente alguna situación
reciente en la que hayas sentido miedo, rabia, tristeza, culpa… o alguna
otra emoción que tú definas como contractiva.
• Cuando hayas recordado la situación, cierra los ojos y trata de amplificar
su recuerdo. Pregúntate: “¿qué es lo peor que hubiese podido pasar?”
Se trata de traer al presente, en la mayor medida posible, la emoción
vivida en el pasado. Permítete sentir la emoción que ese pensamiento
te produce.
• Ahora lleva la atención al cuerpo, a las sensaciones físicas, para observar
dónde se encuentra alojada esa sensación en el cuerpo. Quizá la sientas
como un peso en la tripa o un nudo en la garganta… quizá es como
una presión en el pecho o una pesada mochila en la espalda… Observa
dónde la sientes y visualízala poniéndole forma, color, temperatura…
Mantente en total contacto con estas sensaciones sin abrir los ojos.
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• Cuando lo sientas, puedes abrir los ojos y plasmar la emoción en un
papel. Permítete sacar esa emoción fuera de ti pintándola… Para ello
tienes que estar en total contacto con la emoción a medida que la
pintas, sintiendo los cambios que suceden dentro de ti.
• Ahora vuelve a cerrar los ojos, haz una respiración profunda en la
que expandes primero la tripa y después el pecho con la inhalación,
y después suelta todo el aire… De nuevo trae la situación vivida a tu
mente y amplifica su recuerdo otra vez… observa tu cuerpo y siente si
todavía hay sensaciones físicas ligadas a esta emoción. Si es afirmativo,
vuelve a sentir en qué parte del cuerpo se aloja esta emoción, visualízala
con un color, una forma… y cuando estés preparado/a, abre los ojos y
llévala de nuevo al papel…
• Realizamos este proceso un mínimo de tres veces o hasta que
observemos que los dibujos cambian y expresan emociones más
expansivas.
• Ahora coloca los dibujos frente a ti y obsérvalos detenidamente.
Pregúntale a esta emoción que tienes ahora en el papel: “¿en qué me
ayuda?... ¿de qué me protege?... ¿tiene algún mensaje para mi?”. Si te
viene algún mensaje, palabra o sensación escríbela en un lateral de la
hoja.
• Para terminar, conecta con el espacio de tu corazón y dale las gracias a
esta emoción por toda la información que te ha dado.
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