pdf3 - Alojamientos Universidad de Valladolid

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pdf3 - Alojamientos Universidad de Valladolid
Joaquín Lorda Iñarra.
Gombrich: una teoría del arte.
Ediciones Internacionales Universitarias, Barcelona 1991. 473 páginas.
Klaus Lepsky
Ernst H. Gombrich. Theorie und Methode.
Böhlau Verlag, Viena 1991. 245 páginas.
No deja de ser una coincidencia la edición de estos dos libros el mismo año, ya que ambos
constituyen el resultado de las primeras tesis doctorales elaboradas sobre las ideas del profesor
Ernst Gombrich. Junto con el libro de conversaciones con Didier Eribon, suponen los primeros
trabajos de síntesis y exposición del marco teórico y conceptual del que fue director del Warburg
Institute. El mismo Gombrich avala estos trabajos con una elogiosa introducción a ambos libros.
Joaquín Lorda, arquitecto y profesor de Historia de la Arquitectura en la Universidad de
Navarra, ya había publicado en 1985 un pequeño libro en el que exponía de forma somera las
principales ideas de Gombrich, adjuntando una relación bibliográfica exhaustiva sobre su obra.
El actual trabajo se puede considerar, por su extensión y profundidad, como una obra
definitiva, y es consecuencia de tres años de trabajo en los escritos de Gombrich. En el título del
libro y en la introducción, Lorda deja ver cuáles son los objetivos de su trabajo: el exponer de
forma orgánica y ordenada los principios teóricos presentes, de forma fragmentaria, en la
abundante producción intelectual de Gombrich. Conviene señalar que este intento es del todo
original; ya que Gombrich siempre se ha mostrado muy crítico con la estética y la teoría del arte,
evitando, por tanto, el formular una teoría cerrada que intentara dar una explicación
omnicomprensiva de la obra de arte o del trabajo artístico. Como tantas veces ha narrado, su
temprano contacto con su amigo Karl Popper le hizo reaccionar contra las grandes síntesis
históricas tan frecuentes en la cultura centroeuropea. En consecuencia, su intento, a lo largo de
todos sus trabajos, ha sido, más que plantear teorías, el formular hipótesis que pudieran arrojar
cierta luz a las cuestiones planteadas en el trabajo histórico-artístico. Hipótesis, conjeturas o
explicaciones capaces de ser contrastadas críticamente con el material histórico; hipótesis que
sucesivamente, en sus distintos trabajos, Gombrich ha logrado refinar, enriquecer o modificar
sutilmente con nuevas explicaciones, sugerencias y analogías.
Con todo, esta misma influencia de Popper le llevó a buscar para el arte las mismas
condiciones de rigor y objetividad que se procuran en la ciencia. Y es este afán científico de
ofrecer respuestas lógicas y racionales a los problemas del arte, junto a la continuidad en algunos
de los temas por él tratados, lo que permite a Lorda encontrar, a lo largo de los sucesivos escritos
de Gombrich, un cierto armazón intelectual y teórico perfectamente estructurado.
Es evidente que este intento no ha sido nada fácil, dada la abundante producción
intelectual de Gombrich durante los últimos sesenta años, y su gran capacidad para asumir ideas y
conceptos de otros campos del saber que le han permitido una mejor articulación de sus ideas y
una cierta evolución en sus explicaciones. Por otra parte, Gombrich no sólo ha evitado la
exposición de una teoría global sobre el arte, sino que sus principios teóricos o metodológicos se
encuentran en extremo fragmentados a lo largo de sus numerosos escritos, ya que la obra de
Gombrich se basa, en la mayoría de los casos, en conferencias y artículos, en los que puede
exponer una idea o explicación sin tener que abundar en otras cuestiones periféricas. De hecho, la
mayoría de los libros publicados por Gombrich son recopilaciones de ensayos; incluso sus dos
obras más relevantes, Arte e Ilusión y El sentido de orden son un conjunto de conferencias
impartidas en Estados Unidos, convenientemente elaboradas a posteriori.
Lorda articula su trabajo en tres grandes partes, que tienen una unidad interna y pueden
incluso leerse por separado. En la primera parte, expone las influencias de otros autores o escritos
en sus planteamientos teóricos y metodológicos. Se trata del paradigma científico tal como lo ha
formulado Karl Popper en sus escritos, que le permite un acceso racional y científico al mundo
del arte, y abordar de forma objetiva los valores que encarna. De ciertas ideas tomadas del
psicoanálisis de Freud y Ernst Kris, convenientemente matizadas, y en especial aquellas que
explican el ingenio y el chiste, que Gombrich aplicará a la creatividad artística. De la explicación
que J. Huizinga ofrece en Homo Ludens del juego, en los que encuentra una analogía válida para
dar explicación a los problemas de estilo, a las tradiciones formales, a las reglas de arte y a su
valoración. Por último, el gran arte de la antigüedad clásica, el arte de la Retórica, que le permite
exponer algunas de las cuestiones más relevantes de la tradición clásica occidental, de las reglas del
gusto y del cambio artístico.
En la segunda parte Lorda estudia la tradición del arte en occidente. Para ello compara el
enfoque de G. Vasari, adecuado a un entendimiento real de los problemas de los artistas y de
ciertas causas que motivan el supuesto progreso artístico, con las ideas de Winckelmann y Hegel,
ajenas al verdadero entendimiento del arte, y que producirán, a la larga, una gran subjetividad, un
relativismo en la crítica, y la fragmentación de la tradición clásica en los distintos episodios de la
modernidad.
En la tercera parte, posiblemente la más interesante para el lector, Lorda nos ofrece una
síntesis de lo que él entiende como la teoría o modo de entender el arte de Gombrich. A lo largo de
los capítulos se exponen cuestiones como la definición del arte, la creatividad, la maestría, el estilo
y las causas de su evolución, el concepto de expresión y significado, y la interpretación y
valoración de la obra de arte por parte del espectador.
Hay una cualidad innegable en el libro de Lorda que conviene resaltar. Todo aquel que
haya leído a Gombrich, sabe que una de sus principales virtudes es la claridad expositiva, la
abundancia de ejemplos accesibles al lector, y la amenidad de su estilo literario. Pues bien, Lorda
ha logrado, en cierta manera, hacer justicia a Gombrich en su escrito, logrando la necesaria claridad
y amenidad en la exposición de su discurso.
Respecto al libro de Klaus Lepsky es fácil constatar, por su título, que se ha propuesto
los mismos objetivos que Lorda: exponer la teoría y método de Gombrich. Con todo, su trabajo es
algo más modesto en extensión y profundidad. De hecho, se constata en seguida que Lepsky
articula su trabajo de una forma lineal, basándose en una exposición pormenorizada de los
contenidos de los principales trabajos de Gombrich.
Los siete capítulos del libro se dividen en dos partes; en la primera titulada como “historia
del arte y psicología”, Lepsky intenta exponer la teoría del arte de Gombrich, mientras que en la
segunda, titulada como “historia del arte e interpretación”, se ocupa de algunos aspectos de su
metodología. De forma continuada, como decíamos, Lepsky analiza en la primera parte los
principales trabajos de Gombrich: su tesis doctoral y los trabajos sobre el arte de lo cómico y la
caricatura con Ernst Kris; las cuestiones planteadas en Arte e Ilusión y en sucesivos trabajos,
acerca del arte de la representación; y el análisis de la evolución de las formas decorativas y
artísticas recogidas en El sentido de orden. En la segunda parte, Lepsky repasa algunos de los
enfoques metodológicos empleados por Gombrich: el método iconológico empleado en el estudio
de las pinturas simbólicas del renacimiento italiano; la aplicación de conceptos de la teoría del
lenguaje y la comunicación, de la psicología y del psicoanálisis al estudio de la expresión y el
significado de la obra de arte; y, por último, el planteamiento científico, derivado de Popper y
contrario a los planteamientos historicistas de cariz hegeliano, en el estudio de la creatividad, la
maestría, el estilo y los cambios de estilo.
Carlos Montes Serrano
Catedrático de la E.T.S. de Arquitectura de Valladolid.

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