Boletín Vicenciano julio 2015 - Misioneros Paúles

Transcripción

Boletín Vicenciano julio 2015 - Misioneros Paúles
Paúles de Barcelona, Madrid y Salamanca
Nº 2 - Julio 2015
Sumario
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De entrada
Una voz profética.
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A tres bandas
Año de la Colaboración Vicenciana. La opinión de tres representantes de la Familia Vicenciana.
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Con acento
Elementos iluminadores para nuestra colaboración hoy como Familia Vicenciana.
11 En vivo
Barrio de El Puche (Almería). Evangelizar las periferias.
15 Especial
Las “tareas pendientes” del Papa Francisco. Carta abierta al Papa.
19 En familia
Nueva Superiora General y nuevo Consejo General de las Hijas de la Caridad. AIC-España:
Centenario y Asamblea General. La Provincia de Madrid celebra su día. Salamanca: día
de la Provincia y clausura de la Visita canónica. Reconfiguración: encuentro de los Consejos Provinciales y la Comisión Coordinadora. Segundo Encuentro Interprovincial de Pastoral. Ejercicios Espirituales en Barcelona y en Honduras. Encuentro Interprovincial de la
zona noroeste. La Provincia de Madrid deja la Parroquia “San Miguel de Miramar”, de
Málaga. Recordando a nuestros seres queridos.
26 En el recuerdo
P. Segundo Rodríguez, C. M.
28 Con nombre propio
Renacen las Misiones populares en Cuba. Cuando la experiencia se convierte en referencia.
31 Contrapunto
Iglesia, servidora de los pobres (números 56-59).
Casas Provinciales:
Provincia de Barcelona
C/. Provença, 210 - 08036 Barcelona.
Tel.: 93 4532212; e-mail: [email protected]
Provincias canónicas de Barcelona, Madrid
y Salamanca
Equipo: Comisión Interprovincial
de Medios de Comunicación Social.
Director y coordinador:
CELESTINO FERNÁNDEZ, C. M.
Provincia de Madrid
C/. García de Paredes, 45 - 28010 Madrid.
Tel.: 91 4466150; e-mail: [email protected]
Provincia de Salamanca
Avda. Padres Paúles, 14 - 37900 Santa Marta de Tormes
(Salamanca)
Tel.: 923 201165; e-mail: [email protected]
Web: www.misionerospaules.org
De entrada
UNA VOZ PROFÉTICA
En el nº 183 de la Exhortación apostólica
“Evangelii gaudium”, el Papa Francisco viene
a decir que “una auténtica fe siempre implica
un profundo deseo de cambiar el mundo, de
dejar algo mejor detrás de nuestro paso por
la tierra, de amar este magnífico planeta donde Dios nos ha puesto, de preocuparnos de
esta tierra que es nuestra casa común”.
El jueves 18 de junio de 2015, el Papa Francisco volvía a gritar esas palabras, pero esta
vez lo hacía en forma de carta-encíclica. Un
documento que, en sus casi 190 páginas, nos
dice cómo tenemos que cuidar este planeta,
cómo tenemos que amar esta casa común
que es la tierra, nuestra hermana y nuestra
madre, cómo hay que preocuparse seriamente por el grito de dolor del planeta.
Esta encíclica “ecologista”, en el sentido más
profundo y teológico del término, toma su
título -”Laudato si”- del famoso Cántico de las
criaturas que San Francisco de Asís compuso
en dialecto “umbro”. Ya se han escrito miles
y miles de páginas sobre ella. La inmensa mayoría son comentarios muy elogiosos y entusiastas. Pero también hay algunas minorías
que han fruncido desgradablemente el ceño
o han dejado escapar algunas palabras de
reproche. Evidentemente, estas críticas vienen de los sectores ligados a los intereses de
las grandes multinacionales. Nada nuevo.
Esta encíclica es una inmensa voz profética
que alerta, propone, advierte, ilumina, abre
caminos, transforma, da esperanza, denuncia
tropelías y ambiciones saqueadoras, invita a
vivir y a actuar de una manera nueva, solidaria y responsable. Una voz que clama, como
los grandes profetas de Israel, por la conversión urgente a una ecología integral donde
los pobres, los abandonados y los marginados tengan un mundo más habitable. En definitiva, un documento que marcará, sin duda,
un antes y un después en la historia actual.
CELESTINO FERNÁNDEZ, C. M.
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A tres bandas
AÑO DE LA COLABORACIÓN VICENCIANA
La opinión de tres representantes de la Familia Vicenciana
El día 30 del mes de enero de este año 2015, el Superior General, P. Gregory G. Gay, escribía una
carta a los directivos de la Familia Vicenciana Internacional. En esta carta, exponía el siguiente deseo: “Queremos pedir que en el transcurso de este año, los distintos niveles de la Familia Vicenciana
(local, regional e internacional) emprendan caminos para celebrar, unirse y conocer, y servir con los
demás. Todas estas iniciativas estarán coordinadas por la Comisión de Colaboración de la Familia
Vicenciana (VFCC, por sus siglas en inglés)”. A continuación, proclamaba oficialmente el denominado “Año de la Colaboración Vicenciana”: “Este Año de la Colaboración Vicenciana comenzará con la
fiesta de Pentecostés de 2015, el 24 de mayo, y concluirá con la misma fiesta de Pentecostés de
2016, el 15 de mayo”. El lema es: “Juntos en Cristo, nosotros Vicencianos hacemos la diferencia”.
En este número del Boletín Vicenciano, hemos invitado a los representantes de tres ramas de la Familia Vicenciana para que nos manifiesten su opinión sobre esta iniciativa del Superior General. Sin
dudarlo, han aceptado la invitación y nos han enviado sus respuestas.
L
os sentimientos que suscita en mí la colaboración en la
Familia Vicenciana son múltiples, teniendo en cuenta,
sobre todo, las experiencias vividas en los ámbitos locales, nacionales e internacionales con las distintas ramas y
sectores de la Familia Vicenciana.
Para comenzar, quiero acentuar un primer sentimiento como es
el sentido de pertenencia, de empatía, de algo familiar y cercano.
La colaboración en todos esos ámbitos me lleva a un sentimiento
fuerte de comunión, de predisposición a poner lo que uno es al
servicio de la misión compartida. Estos sentimientos provocan
fácilmente una respuesta siempre positiva a la hora de comprometerse en todo tipo de actividades y proyectos.
Para mí, la colaboración y el servicio compartido con las Hijas de la Caridad y los laicos de las distintas
ramas vicencianas ha sido escuela permanente de vida espiritual y apostólica, estimulo para la entrega,
ejemplo y testimonio de lo que significa la opción por los pobres y el servicio creativo, desinteresado y
humilde de la verdadera caridad evangélica.
Sentimientos de profundo agradecimiento, de genuina y auténtica solidaridad entre nosotros, que allanan el camino para asumir todo tipo de tareas y trabajos. Un sentimiento de confianza en las enormes
capacidades de todo ser humano, cuando intuye la grandeza de su vocación y el sentido último y al mismo tiempo temporal y práctico de su existencia.
Aunque mi compromiso prioritario actualmente sea con la AMM, como Director Nacional, colaboro con
otras ramas vicencianas y grupos locales. Pero, más allá de compromisos puntuales, lo que considero importante es una actitud de absoluta disponibilidad. Mantener vivo ese talante de sorpresa y admiración,
para dejarse conquistar por causas nobles; crecer constantemente en capacidad de acogida, comunicación
y diálogo, y celebrar con gozo y entusiasmo la acción y el testimonio formidable de tantos laicos.
El sueño de colaboración que me gustaría protagonizase la Familia Vicenciana requiere trabajar constantemente en una triple tarea: tomar mayor conciencia de lo que estamos llamados a ser como miembros
de la Iglesia y como miembros de la Congregación de la Misión; aceptar vivir en estado de renovación y
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A tres bandas
actualización permanentes, y mantener un diálogo animado y respetuoso con el mundo moderno y sus
realidades humanas, sociales, políticas y religiosas que más impactan en el pensamiento y sensibilidad
del hombre de hoy. Intentar ser expertos en humanidad; andar juntos el camino de Vicente, que es el
camino del Jesús de los evangelios.
FÉLIX ÁLVAREZ, C. M.
Director Nacional de la Asociación de la Medalla Milagrosa (AMM)
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uiero expresar, con brevedad, el sentir que la “Asociación Internacional de Caridades de San Vicente de Paúl” (AIC) de España
tiene sobre la colaboración con y entre la Familia Vicenciana.
En primer lugar quiero partir de un presupuesto fundamental que
siempre he tenido muy presente como vicenciana: todas las ramas
procedemos de una misma raíz (Cristo); y esta raíz alimenta un árbol
cuatro veces centenario que plantaron Vicente de Paúl y Luisa de Marillac, dando como hermosos frutos nuestras queridas Asociaciones.
Todas y cada una de ellas tienen como eje común y vertebrador el
amor y el servicio a los pobres. Por eso, tenemos unas actitudes, unos
sentimientos y unas opciones que nos hermanan y nos unifican.
De todos es sabido que la AIC es la primera obra de San Vicente de
Paúl. Pero me atrevo a decir que la primera dificultad que encontramos es la falta de conocimiento de nuestra Asociación con respecto a otras. Todavía nos conocemos
poco; nos cuesta relacionarnos como familia bien avenida; funcionamos como vecinos más o menos
educados. Es necesario, para una buena colaboración, un acercamiento mayor en todos los aspectos.
Puede ser que nos estemos contagiando de falta de audacia, creatividad y compromiso. Nosotras -la AICtenemos como lema, en nuestro Documento de Base, una frase de de San Vicente de Paúl muy conocida: “El amor es infinitamente inventivo”. Tal vez estemos corriendo el riesgo de que esta frase se quede
en pura frase. Para una verdadera colaboración, tendremos que ser más inventivos todos los que componemos la Familia Vicenciana.
La AIC lleva soñando, desde hace mucho tiempo, varios y urgentes sueños que quiero reflejar aquí mismo:
Que nuestra relación institucional, servicial, provincial personal... sea mucho más fuerte, fraterna y cercana.
Que todas las ramas de la Familia Vicenciana compartamos, sin fisuras, el mismo carisma, el mismo espíritu y las mismas inquietudes por el servicio y la promoción de los pobres.
Que todas las ramas tengamos momentos y espacios de encuentro para un mayor conocimiento y para
una mejor formación específicamente vicenciana y de servicio al pobre. Es decir, que podamos elaborar
algunos encuentros y cursillos conjuntamente.
Que en el Plan de Formación de los Paúles y de las Hijas de la Caridad se incluyan algunos cursillos sobre
la AIC (historia, espiritualidad, voluntariado vicenciano, trabajo compartido, laicado...), para que haya
más Padres y Hermanas bien formadas que puedan acompañarnos. Ni delante ni detrás, sino a nuestro
lado.
Que en los Centros Educacionales, especialmente en los Colegios de los Paúles y de las Hijas de la Caridad, se dé a conocer nuestra Asociación tanto al alumnado como, sobre todo, a los padres y madres de
los alumnos.
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A tres bandas
Que esta colaboración con la Familia Vicenciana sea para trabajar, codo con codo, en obras comunes.
No sólo en obras puntuales, sino obras oficiales conjuntas, donde se pueda hacer realidad lo que llamamos “misión compartida”. Trabajemos juntos para compartir la buena noticia y dar vida a los pobres.
ROSA Mª CENALMOR
Presidenta Nacional de AIC-España
E
l pasado 24 de mayo comenzaba de manera oficial lo
que el Padre General de la Congregación de la Misión,
sucesor de San Vicente de Paúl en los primeros años de
este siglo XXI, ha venido a denominar “Año de la colaboración
vicenciana”.
De Pentecostés de 2015 a Pentecostés de 2016 las distintas
asociaciones que conforman lo que se viene denominando
Familia Vicenciana, desde la profundización en la comprensión y expresión de un carisma común, están invitadas a dar
gracias a Dios por el carisma recibido (celebrar), comprender
la común riqueza y los diferentes modos de expresarlo
(contactar, conocer) y plasmarlo en obras significativas que
sigan siendo profecía para nuestro mundo, al estilo de Vicente de Paúl y Luisa de Marillac (servir juntos).
Desde JMV queremos vivir este año en espíritu de total apertura y absoluta disponibilidad. Si algo ha caracterizado a la Asociación desde los inicios de aquellas primeras coordinadoras de la Familia Vicenciana
ha sido una leal apuesta por caminar juntos, por construir juntos una misma historia. Creo que nunca se
ha hecho más verdad el viejo dicho de que “cuantos más, mejor”: cuantos más enamorados de la opción
de servicio a los pobres, mejor; cuantos más profetas de un mundo diferente, según los valores del evangelio, mejor; cuantos más alumnos en la escuela de fe y vida que María abrió en Nazaret, mejor. Este
año de colaboración vicenciana es una apuesta decidida por este “cuantos más, mejor”, por sumar, por
unir, por aglutinar, por revitalizar, por compartir… y JMV seguirá dando una ilusionada respuesta.
Sabemos que el mundo juvenil no siempre es mirado de manera positiva, hay mucho recelo hacia lo joven en nuestra sociedad: que si poco preparados, que si inconstantes, que si inmaduros o poco probados, que sin identidad propia, que si materialistas, consumistas, egoístas, hedonistas… Lo joven vende
como reclamo de publicidad, pero ahí paran las cosas, más allá de eso es muy difícil levantar la
“sospecha” sobre lo joven. Eso está en nuestra sociedad, pero existe otra juventud y hay que decirlo
bien fuerte: una juventud, madura como joven, que quiere responder a lo que Dios pide en cada momento, que busca su voluntad, que encuentra ratos de oración y lleva vida de oración, que trabaja sirviendo al pobre con el sudor de su frente, que gasta tiempo y energías en construir una sociedad donde
los valores del evangelio sean norma. Esa es la juventud que hay en JMV y por la que se trabaja en JMV,
y este año es una maravillosa oportunidad para ir de la mano de las otras ramas de la Familia Vicenciana
en igualdad de condiciones (que sean jóvenes no significa nada más que nacieron hace menos tiempo) a
fin de construir entre todos el Reino de Dios.
La Iglesia nos necesita unidos, hemos de hacer verdad eso de que la unión hace la fuerza. La Iglesia nos
necesita entusiasmados, encendidos con el fuego de la caridad, esa llama que abrasó los corazones de
San Vicente y Santa Luisa. La Iglesia nos pide credibilidad en el testimonio. Hagamos que este año marque la diferencia.
JOSÉ FRANCISCO OROZCO, C. M.
Director Nacional de Juventudes Marianas Vicencianas (JMV-España).
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Con acento
ELEMENTOS ILUMINADORES
PARA NUESTRA COLABORACIÓN HOY
COMO FAMILIA VICENCIANA
E
l trabajo emprendido por San Vicente de Paúl no fue una obra de carácter meramente personal.
Fue una gran obra comunitaria y participativa, un trabajo en equipo (en red, decimos hoy). San
Vicente de Paúl reunió a ricos y pobres, miembros del clero y laicos, hombres y mujeres. Movilizó
y formó las buenas voluntades, contó con importante colaboración de otras personas para fundar sus
instituciones (Cofradías de la Caridad, Congregación de la Misión, Compañía de Hijas de la Caridad), implicó a los poderes públicos, vio que la colaboración era la llave para el éxito en el servicio a los pobres.
La experiencia de San Vicente es hoy una invitación grande para la colaboración entre los grupos
de la Familia Vicenciana. En esta experiencia podemos encontrar luces y orientaciones para la colaboración entre nosotros hoy:
Una colaboración a partir de las llamadas de los pobres y en colaboración con los pobres
Toda la acción participativa y comunitaria de San Vicente de Paúl surgió, se estructuró y se desarrolló a partir de los pobres. A partir de la lectura de la realidad con los ojos de la fe, desarrolló una verdadera colaboración realizada en la opción solidaria por los pobres. A partir de los pobres, San Vicente
convivió con los pobres, compartió sus condiciones de vida, entró en sus sentimientos, aprendió con
ellos. Con los pobres, actuó a su lado, asumió su causa, defendió sus intereses, despertó su colaboración
y les sirvió con amor y abnegación, humildad, sencillez, autenticidad, mansedumbre y delicadeza. Para
los pobres, orientó todas sus actitudes, actividades, esfuerzos, capacidades y recursos humanos y materiales para un efectivo servicio de los pobres.
Hoy, esta colaboración debe nacer de las llamadas de los pobres y desarrollarse en el servicio efectivo de transformación de la realidad generadora de pobreza. Significa una búsqueda conjunta y organizada de respuestas a las llamadas concretas de los pobres, a través de una metodología de reciprocidad,
que desarrolla las potencialidades y la participación de los pobres, que se encarna en la vida y en la cultura de los pobres, que verifica el diálogo entre el saber, la cultura y la fe del pobre y de los agentes ser-
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Con acento
vidores compañeros de los pobres. La verdadera colaboración a favor de los pobres no puede ser lugar
de experimentos e improvisaciones para negocios y comportamientos particulares y sectarios, y para
buscar la satisfacción de intereses financieros de grupos y personas.
Una colaboración a favor de los pobres a partir de la mística evangélica de la fe, la esperanza
y la justicia
San Vicente de Paúl amó y sirvió a los pobres dentro de una mística de caridad evangélica: “La caridad está por encima de todas las reglas y es preciso, después, que todas las cosas se relacionen con
ella. Es una gran dama, es necesario hacer lo que ella manda”; “No puede haber caridad si no va acompañada de la justicia”; “La caridad es inventiva hasta el infinito”.
En los evangelios, entre Jesús y el pobre existe una relación inmediata: lo que se hace al pobre se
hace a Cristo. El pobre es mediación viva del Señor, su expresión real y no simplemente un intermediario. Él es, en este sentido, sacramento de Jesús: manifestación y comunicación de su Misterio, lugar de
revelación y presencia. La percepción de las llamadas de los pobres, leídas a la luz de la fe, llevó a San
Vicente a descubrir y seguir a Jesucristo evangelizador y servidor de los pobres. Encarnó en su vida la
alianza de amor, en Cristo, con los pobres. “Sirviendo a los pobres se sirve a Jesucristo”.
Esta mística evangélica, experimentada por San Vicente, fundamenta y motiva toda la colaboración vicenciana. “La caridad es un amor elevado por encima de los sentidos y la razón”, es don del Espíritu, es el alma y la medida de nuestra acción. Es el principio del discernimiento, y guía de toda nuestra
acción y nuestra vida de fe. Es la fuerza transformadora de la vida, de la sociedad, que proyecta una luz
nueva sobre las relaciones personales y sociales y que requiere actitudes nuevas de respeto a la dignidad humana, de justicia, de amistad, de solidaridad… La caridad nace de la fe y camina con la justicia,
confiere un sentido pleno, libertador y divino a la vida y al trabajo vicenciano. La caridad permite experimentar en profundidad la amplitud del verdadero amor social.
La caridad posibilita generar en las personas comprometidas en la acción pastoral nuevos valores,
experiencias, actitudes y prácticas, más allá de la ejecución de las actividades y de la búsqueda de resultados objetivos y materiales establecidos en la acción meramente social. Posibilita a los implicados, la
construcción de una vida y una acción comprometidas en la búsqueda de una sociedad solidaria, con el
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Con acento
nacimiento de nuevas relaciones humanas, basadas
en la gratuidad y en la fraternidad, en el desarrollo de
un sentido pleno de la vida. Sin la caridad, la colaboración a favor de los pobres puede, con la ayuda de
los sofisticados y avanzados medios y recursos modernos, alcanzar éxitos y producir resultados, pero
estará vacía de calor y afecto, de sueño y esperanza,
y será incapaz de promover un verdadero desarrollo
humano integral de las personas más pobres y vulnerables.
Una colaboración con profundo sentido eclesial
La colaboración desarrollada por San Vicente
no es una obra aislada, es parte de la vida y de la acción de la Iglesia. La Comunidad Eclesial es el cuerpo
místico de Cristo, comunidad evangelizadora y misionera para el servicio de la misericordia y de los pobres. A partir de esta comprensión, insistió en la importancia de la unión y de la comunión dentro de la
comunidad y en toda la Iglesia: insistió en la colaboración y corresponsabilidad de todos para el bien del
cuerpo dentro de la diversidad de funciones y en el servicio de misericordia para con los pobres, los
miembros sufrientes de la Iglesia.
La colaboración vicenciana tiene que ser una expresión viva de misión y caridad a favor de los pobres, dentro de la Iglesia, con la Iglesia y para el bien de la Iglesia. Nuestra identidad vicenciana se fundamenta y se construye en el compromiso misionero y caritativo con los pobres. Este compromiso es el
que define nuestro lugar específico y nuestra colaboración dentro de la Iglesia. La colaboración vicenciana, en unión con el Papa y Obispos, inserta en la realidad pastoral de nuestras Iglesias Particulares, en
hermandad con los grupos eclesiales, debe sumar fuerzas, siempre en dirección a un testimonio profético y misionero a favor de los pobres. Lejos de nosotros una acción aislada o paralela, lejos de nosotros el
vaciamiento de nuestra espiritualidad, lejos de nosotros la tentación de una acción de éxito, de prestigio
social y eclesial, en perjuicio del compromiso articulado y liberador junto con los pobres.
Una colaboración que empodera a los pobres y a los colaboradores de los pobres
San Vicente de Paúl fue un maestro de empoderamiento, desarrolló procesos que ayudaron a las
personas a manejarse en la vida y en el servicio, y ayudaron particularmente a los pobres, a las mujeres,
a los padres, a descubrir su dignidad y su fuerza para buscar una vida mejor, de más dignidad y justicia.
La cooperación en el trabajo con los pobres consiste en ayudar a los pobres y sus compañeros a
descubrir su propio poder para desarrollarse y auto-liberarse de toda esclavitud, vulnerabilidad y pobreza. De hecho los pobres, cada compañero, tienen un poder, una fe capaz de evangelizar y desencadenar
procesos de renovación y liberación. La práctica de la colaboración misionera y caritativa debe ser una
acción a partir de la fe, capaz de ayudar a todas las personas a descubrir y desplegar su fuerza interior,
capaz de transformarse a sí misma y de transformar la realidad en la que vive. Es necesario conocer esta
riqueza que toda persona, que cada Asociación en trabajo de equipo, contiene dentro de sí. Trabajar para desencadenar un proceso de empoderamiento es una tarea importante y urgente, como fuerza y poder para un crecimiento y liberación personal y social.
En esta articulación y empoderamiento de fuerzas, dentro del espíritu vicenciano, resulta importante saber acoger y movilizar a los propios pobres para el servicio, valorar y promover el potencial misionero de los laicos, en especial de las mujeres, para empeñarse con todas las fuerzas en la formación
de colaboradores, dándoles capacitación técnica, humana y espiritual, y volviéndolos no funcionarios,
sino servidores.
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Con acento
Una colaboración creativa,
actualizada y diversificada que articula las buenas decisiones dentro
de la Iglesia y de la sociedad
San Vicente, con conceptos y
medios propios de su tiempo, emprendió el servicio de los pobres entendido como defensa y promoción
de la dignidad de los hijos de Dios.
La experiencia de San Vicente
es un horizonte a explorar en la colaboración vicenciana. La caridad, que
camina de la mano con la justicia,
indica que la acción de asistencia y
promoción social de los pobres debe
buscarse primero como servicio a los legítimos derechos de la persona, donde el pobre no es objeto de
un favor, de un acto caritativo, sino sujeto de derechos. Este servicio de caridad plantea una cuestión
socio-política, exige la búsqueda de los legítimos derechos humanos y la acción contra los factores injustos, acumuladores de riqueza y generadores de empobrecimiento.
La acción vicenciana debe sumar fuerzas con los distintos actores sociales, los pobres, los políticos,
las organizaciones sociales, los movimientos populares, para que cada uno, según sus posibilidades y
cualidades propias, se una en una obra común a favor de una sociedad más justa, humana y solidaria.
Ciertamente, como aconteció con San Vicente, esta colaboración exigirá mucho aprendizaje y discernimiento y exigirá asumir y superar los muchos conflictos posibles.
Es necesario que la aportación vicenciana se oriente siempre por los criterios del evangelio, de justicia social, de la doctrina social de la Iglesia. En todo resulta necesario actuar con capacidad crítica, en
interacción con la realidad y las fuerzas sociales, y actuar siempre en beneficio de los intereses de los
pobres. Sin dejarse manipular y sin caer en la búsqueda y defensa de intereses injustos, partidistas y contrarios a la causa de la justicia y de la fraternidad.
Colaboración en la reciprocidad humilde e intercambio de dones
No es fortuito que, en toda su vida y obra, San Vicente colocase la humildad como virtud fundamental. La humildad, la virtud de Jesucristo, implica admitir que todo el bien viene de Dios. Incluye el
reconocimiento de nuestras limitaciones, acompañado de la confianza sin límites en Dios.
La humildad supone un constante vaciarse de sí mismo, de la arrogancia, de la prepotencia y autosuficiencia. Nos hace dependientes de Dios y exige una interdependencia entre las personas. Nadie se
basta a sí mismo; ninguna rama de la Familia Vicenciana puede considerarse autosuficiente o no necesitada de ayuda. La colaboración nos lleva a considerar al pobre y a los otros colaboradores como alguien
que tiene cualidades y capacidades a desarrollar, y que puede ayudarnos a crecer en la caridad. Una actitud nueva de reciprocidad, de interdependencia y de apertura a la colaboración del otro requiere una
relación fraterna, sin discriminación ni intereses de poder. En el humilde intercambio de dones se hace
posible el crecimiento en la caridad y la constitución de una verdadera alianza en la misión vicenciana.
“Es necesario correr para atender a las necesidades de nuestro prójimo como si se tratara de apagar un incendio”, decía San Vicente. Siguiendo los pasos de San Vicente, que la Familia Vicenciana sepa
unirse, organizarse y avanzar todos juntos para colaborar en la gran tarea de servir a los pobres.
ELI CHAVES DOS SANTOS, C. M.
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En vivo
BARRIO DE EL PUCHE (Almería)
Evangelizar las periferias
Desde el primer momento de su pontificado, el Papa Francisco ha hablado y habla, con frecuencia, de una Iglesia evangelizadora en constante salida hacia las periferias existenciales, morales, espirituales, geográficas…
“Iglesia en salida hacia las periferias” es una de las expresiones más queridas y características del Papa Francisco, hasta llegar a decir que prefiere “mil veces una Iglesia accidentada, que una Iglesia enferma por encerrarse en sí misma”. Por eso, al igual que hicimos en el número anterior de este Boletín Vicenciano, continuamos
presentando, también en este número, otra obra pastoral vicenciana que tiene que ver muy directamente con
esas “periferias”, es decir, con una zona -concretamente una barriada de Almería- donde se dan todos los ingredientes y todo el caldo de cultivo de la marginación, el abandono y la exclusión social. Allí, los Paúles de la
Provincia canónica de Madrid llevan una parroquia desde el año 2005. Hemos encargado al párroco, P. Miguel
Sánchez Alba, que nos cuente algo de la historia, del trabajo pastoral, de la evolución del barrio, de los desvelos diarios y de los gozos y esperanzas.
UNA MIRADA AL PASADO
Desde el 10 de septiembre de 2005, la Comunidad de los Misioneros Paúles de la Provincia canónica de Madrid está
presente en Almería. Cuidamos y atendemos a dos parroquias, Santa María Magdalena y Santa María Madre de Dios, y también estamos presentes en el Hospital Virgen del Mar y en el acompañamiento a la Familia Vicenciana.
Durante estos diez años, nueve han sido los misioneros que han desempeñado el ministerio desde esta Comunidad: los
Padres Jesús Miguel Hurtado Salazar; Tomás García Cano, que en paz descanse; José María Peña Valdivieso; Roberto Adrián
Fernández; Gonzalo Calvo Calvo; Miguel Sánchez Alba; Jesús Rodríguez Rico; Ramón García de las Heras y Félix Martin Calvo.
Ambas parroquias tienen su origen en las distintas inundaciones sufridas en Almería. Las inundaciones de 1885-86
dieron lugar al barrio de los Molinos, donde esta ubicada la Parroquia Santa María Magdalena. Un barrio formado, en su gran
mayoría por gente venida de fuera de la ciudad: Níjar, Sierra de Baza, Fiñana, Macael, etc. Las casas suelen ser de dos o tres
pisos o incluso de cuatro. La población se dedica en la mayor parte a la construcción, comercio, agricultura, etc. Predomina la
clase social media baja, debido fundamentalmente a la falta de cualificación profesional.
Las lluvias torrenciales que cayeron en la capital almeriense durante los primeros días de enero de 1970, dieron lugar
a la creación del Barrio de El Puche. Unas mil personas de los barrios más humildes de la capital: Barrio Alto, Cuevas de El
Puche, Hoyo de las tres Marías, Chamberí, Cuevas de San Joaquín, San Cristóbal…
BV 11
En vivo
DOS REALIDADES MUY DISTINTAS
En El Puche se pone de relieve la posibilidad de combinaciones, que
pueden dar lugar a las distintas modalidades e itinerarios -personales y grupales- de inserción/exclusión, y se puede afirmar que ninguno de los subbarrios que lo componen estaría en la zona de integración. Apenas existen
individuos que tengan un empleo estable y bien remunerado.
Aún estando tan próximas y tan separadas por la vía del tren a nivel
geográfico, Los Molinos y El Puche son dos realidades totalmente distintas, a
todos los niveles.
Por ejemplo, en el nivel pastoral las diferencias se ven a simple vista
cuando uno echa un vistazo a los libros de actas de ambas parroquias. En el
libro de actas de la Parroquia Santa María Magdalena, de Los Molinos, podemos constatar que, entre 2005 y 2011, se celebran 21 Consejos Parroquiales. El Consejo está constituido por su párroco, vicario, una hermanas salesiana y 11 seglares. Entre todos llevan a cabo una gran dinamicidad de ministerios: catequesis de Infancia, catequesis de jóvenes (JMV), catequesis de adultos, Caritas parroquial, equipo de liturgia, catequesis de vida ascendente,
pastoral de enfermos, AMM y AMAS, Eucaristía a diario en el templo…
Por otro lado, en el libro de actas de la Parroquia Santa María Madre
de Dios, del Barrio de El Puche, nos encontramos con que, entre 2005 y
2011, se celebran solamente tres Consejos y el Consejo Parroquial está compuesto por su párroco, el vicario, dos religiosas “Obreras de la Cruz” y tres
seglares. Los ministerios que se llevan a cabo son: catequesis de Infancia y
Caritas Parroquial. La Eucaristía se celebra en las “Obreras de la Cruz” a diario y los domingos/festivos en la Parroquia.
UNA MIRADA AL PRESENTE: EL PUCHE
El día 25 de septiembre de 2011, el Puche tiene un nuevo párroco, y lo
primero que se plantea la Comunidad es que se necesita un nuevo impulso
misionero para la parroquia que está ubicada en El Puche. Porque sólo cuando
salimos a las periferias y nos envolvemos con la realidad socio cultural y religiosa de los que allí viven, puede darse una nueva transformación de la situación y
el evangelio recobra vida con nombres propios e historias concretas.
Como nos está recordando el Papa Francisco en la Exhortación
apostólica “Evangelii gaudium”, hay que estar en “salida”, en estado de
“misionariedad”: Cada cristiano y cada Comunidad discernirá cual es el cami-
no que el Señor le pide, pero todos somos invitados a aceptar este llamado:
salir de la propia comodidad y atreverse a llegar a todas las periferias que
necesitan la luz del Evangelio (Evangelii gaudium, nº 20). Es la misma invita-
ción que nos haría hoy Jesús de Nazaret y que Vicente de Paúl se arriesgó a
poner radicalmente en práctica.
Tenemos que decir que los comienzos fueron muy duros. Aún hoy
ante tantas dificultades y pobrezas de diferente índole, uno se ve tentado a
tirar la toalla y salir corriendo, pero entonces cuando rezas el Padre nuestro y
dices: No nos dejes caer en la tentación, recobras fuerzas de lo débil para no
caer en la tentación de volver a la comodidad y dejar a un lado a esta porción
de la Iglesia de Jesucristo.
Es aquí donde uno comprende como la fe siempre lleva consigo un
aspecto de cruz y entonces tienes dos opciones: o la vives desde la fe y sigues adelante o te quedas en lo meramente humano y abandonas todo.
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En vivo
Ante tantos desafíos: ¿cómo comunicar mejor el evangelio en este barrio concreto? ¿cómo llevar a Cristo a estos hermanos, en este contexto determinado, sin renunciar a la verdad, al bien y a la luz que pueda aportar aún sabiendo que no iba
a ser fácil? Sabíamos que un corazón misionero nunca se encierra, nunca se repliega… aunque corra el riesgo de mancharse
con el barro del camino (Evangelii gaudium, nº 45).
Para responder a este reto y a la nueva evangelización, el itinerario ha sido triple: conocer la realidad, acompañar a las
personas y comprometerlas con su propia parroquia.
Conocer la realidad
El primer paso era conocer la realidad, conocer a las personas. Para ello había que salir a las calles del barrio, patear
el barrio, mezclarse con la gente, entrar en sus casas, interesarse por sus vidas. Tres barriadas muy diferente entre si comprenden el Puche:
El Puche Sur de mayor población no gitana, se caracteriza por la inmersión en un empleo precario e inestable que se
inserta en una economía irregular y sumergida. Por ello, podemos hablar de una zona en estado de vulnerabilidad. En la actualidad el nuevo templo parroquial ha sido ubicado en esta zona del Puche.
El Puche Centro, el sub/barrio de mayor antigüedad, padece un desempleo casi endémico, los grupos domésticos se
nutren de trabajos muy esporádicos y de las aportaciones públicas. En esta zona vive la mayor parte de la población de avanzada edad -jubilados, pensionistas- y los inmigrantes magrebíes. Sus sentimientos son de resignación y apatía. Esta zona se
enmarcaría en un estado asistencial. Era en concreto aquí donde estaba el primitivo templo de El Puche. Un templo que fue en
un principio un local de chapa donde se guardaba el material cuando se construyó este barrio.
El Puche Norte está habitado en su mayoría por personas de etnia gitana y familias de inmigrantes magrebíes. En esta
parte del barrio los vecinos sufren un proceso de desempleo y de aleatoriedad de ingresos constante. Esta zona se puede
considerar una zona en estado de exclusión social absoluta.
Acompañar a las personas
El segundo aspecto que en estos últimos cuatro años venimos potenciando es el acompañamiento personal y comunitario. Si deseamos ser buenos pastores, como nos dice el Papa, tenemos que “oler a oveja” y para “oler a oveja”, hay que estar
en contacto con los hogares y con la vida del barrio.
BV 13
En vivo
Acompañar y abrir la iglesia todos los días, para comenzar a celebrar
a diario allí la Eucaristía fue esencial para entrar en contacto con la realidad.
Las puertas siempre abiertas para que, cuando alguien se acercaba, pudiera
entrar y no se quedara fuera porque las puertas estaban cerradas.
El sentarte al pie de la puerta y saludar a cuantos pasaban por el
templo, el visitar el barrio, el tú a tú, pero sobre todo ese acompañamiento
en su maduración en la fe han sido y siguen siendo una pieza clave en las
construcción de la Iglesia de El Puche.
Comprometida con los suyos.
Tras estos últimos cuatro años de ir conociendo a los que son parte
de la comunidad parroquial, ese acompañamiento desde los diferentes
ámbitos parroquiales ha hecho posible que brote en ellos el deseo de hacer
sentir a otros lo que ellos han sentido y están viviendo.
Una Iglesia sólo está viva si sus miembros de ser evangelizados pasan a ser evangelizadores. Con gran satisfacción podemos decir que, en
estos momentos, esto comienza a suceder en esta comunidad que, de puertas cerradas, se está transformado en una comunidad de puertas abiertas.
Si hace cuatro años sólo había un grupo de Caritas y dos grupos de
catequesis de infancia cuyos agentes de pastoral eran de fuera de la Comunidad y al frente de los cuales estaban las Obreras de la Cruz, hoy con gozo
podemos decir que hay una Caritas formada por 14 miembros de la Comunidad parroquial que atienden, cada quince días, a más de 100 familias, tres
grupos de catequesis de infancia, dos de postcomunión, pastoral de enfermos, siete capillas de la Milagrosa, un grupo de liturgia, tres comunidades
de adultos, etc.
El día 9 de octubre de 2013, a las 11:30 horas de la mañana, después de mucho esperar fue colocada la primera piedra de la iglesia de El
Puche. Un grupo de fieles de la comunidad parroquial Santa María Madre de
Dios y de la parroquia Santa María Magdalena, junto con la Comunidad de
los Misioneros Paúles allí presente, vivimos con gozo este momento tan
esperado. Justamente, nueve meses después, el 13 de julio de 2014 el nuevo templo era consagrado por Mons. Adolfo González Montes, Obispo de
Almería.
Por fin, la Comunidad Parroquial de El Puche, después de tantos
años, tiene un nuevo templo donde poder celebrar y vivir con dignidad la
diferentes celebraciones litúrgicas.
CONCLUYENDO
Los pobres deben ser los destinatarios privilegiados de la evangelización (Cf. Evangelii gaudium, nº 48). Estoy totalmente convencido que hoy
Vicente de Paúl haría suyas las palabras del Papa Francisco y nos diría a
todos: Prefiero una Congregación accidentada, herida y manchada por salir
a las calles, antes que una Congregación enferma por el encierro y la comodidad de aferrarse a las propias seguridades del pasado (Cf. Evangelii gaudium, nº 49). Y es que hay una verdad rotunda: la pastoral del “siempre se
ha hecho así” no conduce a ningún puerto.
MIGUEL SÁNCHEZ ALBA, C. M.
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Especial
LAS “TAREAS PENDIENTES” DEL PAPA FRANCISCO
Carta abierta al Papa
Por: Robert P. Maloney, C. M.
El P. Robert P. Maloney fue Superior General de la Congregación de la
Misión y de la Compañía de las Hijas de la Caridad desde 1992 hasta
2004. Ahora vive en Filadelfia, Estados Unidos. Trabaja como administrador de DREAM, un proyecto conjunto de la Comunidad de San Egidio y las Hijas de la Caridad para combatir el VIH/SIDA en África. También participa en obras destinadas a dotar de alimentación y elevar el
nivel de educación de los niños en Haití. Por su actualidad, su planteamiento vicenciano y su visión de futuro, publicamos este artículo suyo
que originalmente escribió para “América Magazine”, y que ha traducido Javier F. Chento.
Querido Papa Francisco:
El 13 de marzo le dijo al mundo: “Tengo la sensación de que mi pontificado
será breve: cuatro o cinco años. No sé, incluso dos o tres. Y dos han pasado
ya”. Las reacciones no se hicieron esperar. “¡No diga eso!”, clamó el New York Daily News. Así también lo
siento yo. Gracias, Santo Padre, por estos dos años tan edificantes.
Sus simbólicos gestos nos han conmovido profundamente: la renuncia a los lujos del apartamento papal
para vivir en Santa Marta, su abrazo a un hombre con el rostro terriblemente desfigurado, el lavar y besar
con dulzura los pies de hombres y mujeres presos durante el Jueves Santo, y mostrar su buen humor a un
niño de seis años que se puso a su lado durante una charla y que se sentó en su asiento. En la “Evangelii
Gaudium” nos ha recordado qué buena es verdaderamente la noticia del amor misericordioso de Dios.
Sin embargo, reconozco que tiene 78 años de edad y que su tiempo y energía es limitada, como lo es en todos nosotros. Su predecesor, el Papa Benedicto XVI, allanó el camino para una salida de los pesados deberes
del papado, de una manera meditada y llena de gracia, cuando se dio cuenta de que ya no tenía la energía
para servir adecuadamente. Como muchos otros, espero que ese tiempo no esté cercano para usted, pero sé
que actuará libremente y que no dudará en dimitir cuando juzgue que el momento oportuno ha llegado.
Escribo hoy porque, con usted, espero que la “alegría del Evangelio” se extienda por contagio. Sé lo mucho que está comprometido en la reforma de la iglesia en su conjunto, y de la Curia Romana en particular. Así que, como persona que le admira profundamente, quiero expresarle lo que hay en mi corazón.
Espero que, antes de irse…
1. Coloque a las mujeres en puestos de auténtica autoridad en la iglesia
¡E incluso nombrarlas cardenales! A lo largo de los siglos, algunos miembros del Colegio han sido laicos.
Anhelo el día en que las mujeres participen en igualdad como miembros de las Congregaciones romanas,
y como cabezas de algunas de ellas. Documentos recientes de la iglesia han sido elocuentes al hablar de
la dignidad de la mujer y del reconocimiento de sus derechos. “Vita consecrata” declaró: “Urge, por tanto, dar algunos pasos concretos, comenzando por abrir espacios de participación a las mujeres en diversos sectores y a todos los niveles, incluidos aquellos procesos en que se elaboran las decisiones, especialmente en los asuntos que las conciernen más directamente.” Sólo se han dado pequeños pasos para poner esto en práctica.
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Especial
Permítame ofrecer un ejemplo muy concreto. El setenta y dos por ciento de los consagrados en el mundo son mujeres. Hay más de 3.000 comunidades de religiosas, con cientos de miles de miembros. Pero,
¿quién toma las decisiones de alto nivel que las afectan? Solía participar con usted en las sesiones plenarias de la Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica,
que consistían en 13 cardenales, dos obispos y ocho superiores generales. Sé que usted era muy consciente de que los 23 miembros que formábamos la Comisión ¡éramos todos hombres! Esa Congregación
tuvo un papel importante en la aprobación de “Vita consecrata”, el documento que habla tan elocuentemente sobre la necesidad de tener a mujeres que participen en el proceso de toma de decisiones
cuando las decisiones les afectan.
Recientemente, Santo Padre, usted fue citado diciendo, informalmente, en Turín que deben tomarse
decisiones importantes sobre las mujeres en la iglesia, pero en la toma de esas decisiones no debemos
exagerar cualquier función particular, como ser cabeza de una Congregación romana. A continuación,
usted añade una bella imagen: “Las mujeres en la Iglesia tienen el mismo lugar, por así decirlo, que María
tuvo con los apóstoles en la mañana de Pentecostés; pensar en los apóstoles sin María simplemente no
funciona. Jesús lo quiso de esa manera”.
Desde cualquier punto de vista, las mujeres son las más pobres de los pobres en el mundo entero. En casi
todas las sociedades, ellas sufren de discriminación en el lugar de trabajo y, con frecuencia, violencia
doméstica. Espero que, durante su tiempo como Papa, las mujeres en la iglesia sean valoradas igual que
los hombres, y, a todos los niveles, incluyendo las Congregaciones romanas, participen activamente en los
procesos de toma de decisiones, sobre todo cuando las decisiones que se toman les afectarán vitalmente.
2. Continúe la reforma del Colegio Cardenalicio
Gracias por lo que ya está haciendo usted para hacer que el Colegio sea más representativo de la Iglesia
universal. Los Papas han utilizado a los cardenales, originalmente clérigos al servicio de las parroquias de
Roma, como órgano consultivo, desde los tiempos primitivos. Aunque se convirtieron definitivamente
en electores papales exclusivos tan solo en el siglo XII, realmente no hace tanto tiempo cuando pensamos en una institución tan antigua como es la iglesia.
Mientras que muchos miembros del Colegio actual son siervos destacados del Pueblo de Dios, creo que
el grupo en su conjunto es demasiado viejo para ser espejo de la Iglesia en la elección del Papa. Al ver la
procesión cardenalicia en San Pedro durante una misa papal reciente, una laica me dijo: “Es un poco excesivo, ¿no?
Parece un club de niños ancianos”. Una gran parte del grupo ha permanecido durante demasiados años en cargos
de la Curia de Roma. Más del 45 por ciento de los electores aún son de Europa. A pesar de sus esfuerzos para internacionalizarlo, el Colegio es, todavía, demasiado
“italiano”, también. Veintiséis de los electores presentes
son de Italia, un número mucho mayor que el de cualquier
otro país.
3. Revise completamente el método de los Sínodos
La colegialidad ha sido un tema prominente durante su papado. Los Sínodos tienen un enorme potencial para ser signo eficaz de la colegialidad y la comunión dentro de la Iglesia, pero hasta ahora poco de ese potencial se ha llevado a
cabo. También, en este caso, ha dado usted ya los primeros
pasos, especialmente durante el Sínodo del año pasado sobre la Familia. Estoy muy agradecido por estos avances.
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Especial
La metodología establecida originalmente para los Sínodos no sólo
era frustrante, sino también parecía dirigida a mantener el control.
Como usted experimentó en el Sínodo de 2001, donde jugó un papel
muy importante, durante las dos primeras semanas de un Sínodo
típico un participante escucha unos 250 discursos, uno detrás de
otro. No había un tema preestablecido para estos discursos. Cada
obispo podía hablar de cualquier aspecto del tema general que se
quería abordar. Si, por ejemplo, el tema de un Sínodo era el laicado,
el primer obispo podía hablar sobre el papel misionero de los laicos,
el segundo de la vida familiar católica, el tercero del fomento de la
oración entre los laicos, el cuarto sobre el aborto. Usted participó en
varios de estos Sínodos, por lo que experimentó lo difícil que era
concentrarse en tantos discursos seguidos sobre temas no relacionados. También vio que pocos de los temas recibían un desarrollo en
profundidad.
Al final, las proposiciones eran formuladas por los grupos de trabajo
y sometidas a votación por el Sínodo en su conjunto. Posteriormente, eran presentadas al Papa como consejos. El Papa se las daba a un Comité, que redactaba un documento, lo aprobaba y era publicado un año o dos más tarde.
Pero, ¿no podría el Sínodo ser un organismo que realmente debate una o dos preguntas en profundidad? ¿Y no podría su papel, en lugar de ser meramente consultivo, ser realmente de toma de decisiones
“cum et sub Petro”? Este otoño se llevará a cabo la segunda sesión del Sínodo sobre la Familia. Espero
que los participantes se sientan totalmente involucrados.
4. Fortalezca el poder de las Conferencias Episcopales
A menudo, a lo largo de la historia, ha habido tensión entre el centro y la periferia. En el Concilio de
Trento, muchos obispos participantes estaban ansiosos por la reforma de “la cabeza y los miembros”,
pero, cuando se trató de la reforma de la “cabeza”, se encontraron con la oposición de los Papas y de la
Curia romana.
Mientras que usted mismo es ávido de reforma, la resistencia en el centro todavía existe. Las Conferencias Episcopales se encuentran a veces sobrecargadas en asuntos como la traducción de la Biblia a su
idioma local, la adaptación de la liturgia a su cultura local e incluso el nombramiento de obispos, mientras encuentran sus sugerencias bloqueadas en Roma por “agentes de poder” o “fabricantes de reyes”.
Los horizontes de una persona siempre influyen en sus opiniones, trayendo diversas perspectivas y matices. Como usted ha señalado, ¡la iglesia parece muy diferente si se percibe desde la oficina de un cardenal en Roma o se hace desde una comunidad de base de Argentina!
Con usted, estoy convencido de que ha llegado el momento de una nueva forma de estructurar la relación entre el centro y las Iglesias locales. El modelo anterior fue, en gran parte, político: la Iglesia, como
poder político, creó departamentos gubernamentales en la Ciudad del Vaticano y Embajadas en países
de todo el mundo. Gracias por mostrar, a través de sus acciones y la forma como nos enseña endocumentos como “Laudato Si'”, un modelo basado en la comunión de los obispos locales con el obispo
de Roma.
5. Haga de la unidad de los cristianos una prioridad absoluta
Oh, ¡cómo añoro el día en que el rostro de Cristo se refleje en todo el mundo en un espejo intacto! ¿Se
ha estancado el ecumenismo? Sé que se ha hecho mucho, pero queda aún mucho por hacer. Reciente-
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Especial
mente, me dolía el corazón cuando visité la
catedral de San Pedro en Ginebra. Está claro
que es una vieja iglesia católica que, en el
momento de la Reforma, fue re-formada en
una protestante. Mientras admiraba la catedral, sentí el dolor de la cristiandad dividida.
¿Son nuestras diferencias tan grandes que no
se pueden salvar? ¿Será algún día contestada
la oración de Jesús “que todos sean uno”?
Con usted, creo que algún día se hará.
¿Podemos dar pasos valientes en ese sentido?
En los complicados años del siglo XVI, tanto
católicos como protestantes perdieron numerosas oportunidades para la reconciliación. Tal ha sido también el caso de la división entre las Iglesias católica y ortodoxa. Ahora, los motivos de la re-unión son más urgentes que nunca.
Sólo el diálogo humilde podrá llevarla a cabo.
6. Siga trabajando para que la iglesia sea, cada vez más, la defensora de los pobres
¿Acaso no nos ha recordado usted esto, con más frecuencia que cualquier otra cosa? La iglesia nunca es
más ella misma que cuando sale a la periferia. “Id”, nos mandó Jesús. “Id hasta los confines de la tierra”.
En la apertura del Concilio Vaticano II, el Papa Juan XXIII, mirando hacia la periferia, nos llamó a ser la
Iglesia de todos, y en especial la Iglesia de los pobres.
El Papa Juan Pablo II nos pidió que examináramos las causas de la pobreza para encontrar sus raíces, en
particular esas decisiones de los seres humanos que se derivan de “verdaderas formas de idolatría”. Él
expresó una preocupación especial sobre el “afán de lucro que todo lo consume” y “la sed por el poder,
con la intención de imponer la voluntad propia a la de los demás”. Este es un tema en el que usted ha
insistido con fuerza.
Gracias por recordarnos que estas “estructuras de violencia injustas” traen sufrimiento y muerte a los
pobres. Llegan a nosotros en leyes injustas, relaciones económicas basadas en el poder, el comercio de
armas, los tratados desiguales, las fronteras artificiales, los gobiernos opresivos, la arraigada corrupción y
otros numerosos y sutiles obstáculos para las relaciones sociales armoniosas. Mantienen a los pobres en
su pobreza.
Así, muchos de los pobres del mundo son jóvenes. ¿Van a ser cada vez más tentados a convertirse en
revolucionarios violentos o terroristas, como ya lo son algunos hoy? ¡Cuán importante es para la Iglesia
el llegar especialmente a ellos! Un Sínodo, en el que usted y yo participamos, clamó a los jóvenes:
“Vosotros sois ‘centinelas de la mañana’… ¿Cómo os está pidiendo el Señor de la historia que construyáis
la civilización del amor? Tenéis un agudo sentido de lo que la honestidad y la sinceridad requieren. No
queréis ser atrapados en luchas étnicas divisorias, ni envenenados por la gangrena de la corrupción.
¿Cómo podemos ser discípulos de Jesús juntos y poner en práctica las enseñanzas de Cristo en el Monte
de las Bienaventuranzas?”.
Estas son mis expectativas, “antes de que se vaya”, Santo Padre. Reconozco que son temas que ya ha
comenzado a abordar. Mi oración es que “Dios, que ha comenzado esta buena obra en usted, la lleve
hasta su finalización” (Cf. Filipenses 1, 6). Su hermano en el Señor:
Robert P. Maloney, C. M.
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En familia
Nueva Superiora General
y nuevo Consejo General
de las Hijas de la Caridad
El lunes de Pentecostés, 25 de mayo de 2015,
las Hijas de la Caridad, reunidas en la Asamblea General que celebraron en su Casa Madre de París, desde el 15 de mayo hasta el 12
de junio, eligieron como nueva Superiora General, por un período de seis años, a Sor Kathleen Appler.
La nueva Superiora General era Consejera
General desde el año 2009, perteneciente a la
Provincia del Este, en Albany EE.UU. Tiene
una gran experiencia en el campo de la educación y también en el gobierno a nivel provincial. Sucede en
el cargo a Sor Evelyne Franc que ha estado al frente de la Compañía durante doce años.
Además, el lunes día 1 de junio fueron elegidas las 8 Consejeras Generales, que son las siguientes: Sor
Raimunda Corina Sousa Bastos, de nacionalidad brasileña y de la Provincia de Fortaleza (Brasil); Sor Hanna Cybula de nacionalidad polaca y de Provincia de Chelmno-Poznan (Polonia); Sor Neghesti Michael
(reelegida), de nacionalidad eritrea y de la Curia General; Sor María Teresa Mueda, de nacionalidad filipina y de la Provincia de Filipinas; Sor Carmen Pérez González, de nacionalidad española y de la Provincia
de San Sebastián (España); Sor Françoise Petit (reelegida), de nacionalidad francesa y de la Curia General; Sor Marie Raw, de nacionalidad británica y de la Provincia de Gran Bretaña; y Sor Iliana de la Caridad
Suárez Pérez (reelegida), de nacionalidad cubana y de la Curia General.
AIC-España: Centenario
y Asamblea General
Los pasados días 5, 6 y 7 de junio tuvieron un color
especial para la AIC-España (“Asociación Internacional
de Caridades de San Vicente de Paú), la hermana mayor de la Familia Vicenciana.
La AIC-España celebró, durante esos tres días, dos
acontecimientos muy importantes: el Centenario de su
establecimiento oficial en España y la Asamblea General que se celebra todos los años según mandan los
Estatutos de la Asociación. La afluencia de miembros
de la Asociación y de invitados fue muy numerosa: más
de doscientas personas. El lugar también contribuyó al
realce de las celebraciones: el real sitio de El Escorial.
El viernes día 5 se dedicó, por entero, a la celebración
del Centenario de la implantación oficial de la AIC en
España. Fue una celebración sencilla, familiar, sobria,
como corresponde a una Asociación vicenciana que ha
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En familia
estado cien años al lado de los pobres, luchando
por sus derechos y trabajando por su dignidad
humana. El núcleo de la celebración centenaria lo
constituyeron las dos conferencias que se impartieron y la Eucaristía de acción de gracias.
La primera conferencia corrió a cargo de Sor Mª
Ángeles Infante que habló sobre el pasado y el presente de la Asociación. La segunda conferencia la
impartió el P. Celestino Fernández, C. M., Consiliario Nacional de AIC, cuyo título ya nos indica su contenido: “El laicado vicenciano: retos para el presente y para el futuro”. Esta conferencia constituyó un
fuerte y provocativo aldabonazo para que el laico
vicenciano se tome en serio su vocación laical y su
misión profética en la Iglesia y en la sociedad.
La Eucaristía en el magnífico y sobrecogedor templo
del Monasterio de El Escorial fue presidida por el
Consiliario Nacional, P. Celestino Fernández, C. M. y
concelebrada por trece Misioneros paúles, entre
ellos los Visitadores de la Provincia de Madrid y de
Salamanca. La Eucaristía fue acompañada, con toda
solemnidad y en impecable canto gregoriano, por la
famosa Escolanía del Monasterio.
Toda la jornada del sábado día 6 hasta el mediodía del domingo día 7 de junio, se dedicó a la Asamblea
General anual. Tres fueron los momentos principales de esta Asamblea General: Las votaciones según el
espíritu y la letra de los Estatutos, el trabajo en grupos y los informes. Y, como siempre, hay que subrayar que la Asamblea General de la AIC es una Asamblea que también ora y celebra la Eucaristía.
Hemos gozado celebrando el Centenario y hemos dado gracias a Dios porque la AIC-España sigue adelante con la confianza puesta de Dios, autor de la Asociación, como diría San Vicente de Paúl.
MARÍA EUGENIA ARTERO
Secretaria Nacional AIC-España
La Provincia de Madrid
celebra su día
El sábado 11 de abril, la Casa Provincial de la Provincia de Madrid se vistió de fiesta. En una sola fecha se
celebraron allí cuatro acontecimientos importantes
vertebrados por el júbilo y la comunión fraterna: el
inicio del segundo mandato del P. Joaquín González
como Visitador de la Provincia, el “Día de la Provincia”, la presentación del nuevo Consejo Provincial y
los aniversarios de ordenación sacerdotal de cuatro
cohermanos. Cuatro motivos, grandes y familiares,
para la celebración festiva.
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En familia
El P. Joaquín González fue reelegido Visitador de la Provincia canónica de
Madrid para un segundo trienio el día 3 del pasado mes de marzo. De común
acuerdo con el P. Superior General, escogió esta fecha, 11 de abril, para dar
comienzo a su nueva etapa de gobierno, animación y servicio a la Provincia.
El nuevo Consejo Provincial inició también su andadura casi con los mismos
miembros que hasta ahora. Solamente se presentó como estrictamente
“nuevo” el P. Luis Miguel Rojo Septién, Superior de la Comunidad de Valladolid y Párroco de la Unidad Pastoral compuesta por las parroquias María
Milagrosa y Dulce Nombre de María. Los tres restantes continúan: Padres
Fernando Quintano, Jesús María González Antón y José Francisco Orozco.
Los aniversarios de ordenación sacerdotal correspondieron, en primer lugar,
al P. Félix Álvarez Sagredo, que celebró sus 50 años de sacerdocio. y, en segundo lugar, a los Padres Fernando Casado, Felipe Manuel Nieto y Rafael
Quevedo, que celebraron sus 25 años sacerdotales. A los cuatro se les notó
la alegría y la emoción del momento. Y los cuatro expresaron palabras de
agradecimiento a Dios y a muchas personas que les han guiado y sostenido a
lo largo de estos años.
Y, todo ello, enmarcado en el llamado “Día de la Provincia”. Una fiesta familiar que viene celebrándose desde hace muchos años y que siempre tiene
sabor a familia, a encuentro, a convivencia, a amistad sana y sincera. Una
fiesta sencilla donde lo más importante es la celebración en sí. Una fiesta, en
definitiva, que estrecha los lazos fraternos, potencia el sentido de pertenencia a la Congregación de la Misión y a la Provincia canónica, y construye comunión y comunidad.
Salamanca: día de la Provincia
y clausura de la Visita canónica
El pasado día 27 de mayo, se celebró el día de la Provincia
de Salamanca, que coincidió con la clausura de la Visita
canónica que ha realizado el P. Javier Álvarez, Vicario General de la Congregación de la Misión. También, en el
marco de este día especial, se rindió un homenaje a las
personas que celebran años de vocación: P. Pedro Pascual
y Hno. Lisardo Otero, por sus 60 años de fidelidad evangelizadora; P. Cástor Fernández, Hno. Pablo García y Hno.
Benito Fraile, por sus 50 años de entrega vicenciana.
El primer acto del día fue la oración de la mañana en la
que los homenajeados encendieron las cinco velas que les
representaban. Si bien se estrenaban, ya estaban muy
consumidas por la propia vida de servicio generoso y abnegado que han ido realizando en sus diversos destinos.
De la capilla al salón de actos, donde se desarrolló el
grueso del día de la Provincia en tres momentos, siendo
el primero la proyección de un “power point” con los
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En familia
acontecimientos más relevantes de la Provincia durante el
último año. A continuación, el P. Visitador dirigió unas palabras a los asistentes, con un recuerdo especial para los
homenajeados y para los que ya no están con nosotros.
Acto seguido, pasaron por el estrado el P. Pedro Pascual, el
Hno. Pablo García y el Hno. Benito Fraile, que expusieron
de manera concisa, amena y rápida, sus experiencias personales en la tarea de ser evangelizadores de pobres. La ausencia del Hno. Lisardo Otero y del P. Cástor Fernández, por
motivos de enfermedad, fue suplida por el Superior de la
Comunidad de Los Milagros, que de manera somera aludió
a sus tareas pastorales. Todos los homenajeados recibieron
una bendición del Papa Francisco que agradece su servicio a
la Iglesia, si bien el Hno. Pablo, el Hno. Benito y el Hno. Lisardo recibieron, a mayores, una felicitación del P. General
por sus respectivos años de vocación vicenciana.
El penúltimo acto del día, y más importante, fue la celebración de la Eucaristía, presidida por el P. Javier Álvarez. En la
homilía, expuso las vivencias que se lleva de la Visita canónica que ha realizado a lo largo del mes de mayo a la Provincia de Salamanca, agradeciendo la disponibilidad de todas las personas durante la misma.
JOSÉ ÁNGEL PEÑA, C. M.
Reconfiguración: encuentro de los Consejos
Provinciales y la Comisión Coordinadora
El encuentro tuvo lugar en Valvidrera, en las afueras de Barcelona, el 19 de junio. Asistieron como
invitados los miembros de la Comisión de Asuntos
Jurídicos y Normas Provinciales y algunos miembros de las Comisión Preparatoria para las Asambleas Provinciales del 2015.
En un primer momento, nos unió la oración que
nos animó a escucharnos y a descubrir la voluntad
de Dios para poder tomar decisiones válidas y con
sentido, conforme al querer de Dios en estos momentos, para las tres Provincias y para la futura
nueva Provincia.
La Comisión de Asuntos Jurídicos y Normas Provinciales nos presentó algunas propuestas que se
le habían solicitado. Se dialogó bien y se ofrecieron algunas propuestas solicitadas a los Consejos
Provinciales sobre las tres preguntas que la Comisión Coordinadora había presentado a las Asambleas Domésticas y a las Asambleas Provinciales.
Con la CIPAP-15 (Comisión Interprovincial Para las
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Asambleas Provinciales de 2015) se estudió el tema del Directorio para las Asambleas, que será el
mismo para las tres; se configuró el croquis del
horario y de los trabajos en las Asambleas, por
separado y en común; se habló, también, del
número de comisiones y cometido de las mismas.
Encuentro feliz y satisfactorio. Magnífica acogida
por los hermanos de Barcelona.
COMISIÓN COORDINADORA
En familia
Segundo Encuentro
Interprovincial de Pastoral
Durante tres densos días, se reunieron en la Casa
de Ávila (Centro Vicenciano de Formación) misioneros paúles de las Provincias de Barcelona, Madrid y Salamanca para estudiar, analizar y reelaborar el Plan Pastoral de Evangelización. Reunión
preparada, organizada y convocada por la Comisiones interprovinciales de Nueva Evangelización
y de Formación, y enclavada en el proceso de reconfiguración en el que están implicadas las tres
Provincias referidas.
Participaron 9 misioneros de la Provincia de Barcelona, 14 de Madrid y 12 de Salamanca. Una
buena muestra representativa. Imperó un ambiente de sana convivencia y de rica fraternidad. Y
se trabajó con seriedad y con calidad, sin escatimar esfuerzos y atenciones.
Este Encuentro de Pastoral -ése es el nombre propio de la reunión- comenzó el martes 7 de abril
por la tarde y finalizó el viernes 10 de abril al mediodía. Es el segundo Encuentro de estas características y de este temario. El primero se celebró
el pasado año 2014 por estas mismas fechas
aproximadamente.
El esquema de trabajo fue muy sencillo y práctico
durante los tres días: iluminación del tema por
medio de una conferencia o reflexión, trabajo en
grupos o reflexión personal sobre una serie de
preguntas formuladas por el conferenciante, y
diálogo abierto en plenario. Hay que añadir a este
esquema, los momentos de oración, las celebraciones de la Eucaristía y una vigilia de oración en
la noche del día 8. También hay que hacer un
apartado especial para la tarde del jueves 9, porque fue una tarde con especial sabor teresiano:
celebración de la Eucaristía en la iglesia de la Santa (lugar donde nació Santa Teresa de Jesús hace
500 años) y recorrido por las tres sedes de las
Edades del Hombre en Ávila (Monasterio de Nuestra Señora de Gracia, iglesia de Mosén Rubí y Parroquia de San Juan).
Los conferenciantes fueron: el P. Fernando Quintano, que habló sobre la “Dimensión espiritual de
la Misión”; el P. Rosendo Palacios, que reflexionó
sobre la “Dimensión fraterna de la Misión”; el P.
Luis Miguel Rojo, que profundizó sobre la
“Dimensión socio-caritativa de la Misión”; y el P.
Celestino Fernández que iluminó el tema
“Dimensión vicenciana de la Misión”.
En definitiva, se ha tratado de un Encuentro vivo,
dinámico y que ha suscitado un gran interés en
todos los participantes y en muchas comunidades
de las tres Provincias.
Ejercicios Espirituales
en Barcelona y en Honduras
Del 19 de abril por la noche al 25 por la mañana, nos reunimos en la casa de Betania, en
Vallvidrera, barrio periférico de Barcelona,
31 misioneros de las cuatro Provincias de
España y de la Provincia de India Sur. El objetivo de la reunión fue claro y sencillo: vivir
unos días de oración, reflexión, meditación y
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En familia
encuentro. Es decir, introducirnos de lleno
en los Ejercicios Espirituales que el P. Gonzalo Montoya, de la Provincia de Colombia,
dirigió con sencillez, fluidez y profundidad.
El director y animador de los Ejercicios nos
situó en el por qué de los Ejercicios y el
modo de ir realizándolos. Nos condujo, a
través de reflexiones adecuadas, por varios
caminos: la universalidad de la Congregación, la disponibilidad, la estabilidad, la
necesidad de ir a la fuente, los Estatutos y
Constituciones, la nueva evangelización, la
misericordia de Dios con la celebración del
sacramento del perdón y el sentirnos llamados a ser canales de gracia para nuestros hermanos. Todo ello nos ayudó a tener los ojos abiertos a nuestra situación personal, comunitaria,
provincial y congregacional, y escrutar perspectivas de futuro.
El lunes 20 de abril, los miembros de la Comunidad de Honduras llegaban al complejo Tres Rosas en el
municipio de Valle de Ángeles (cerca de Tegucigalpa), para compartir los Ejercicios Espirituales. Estuvieron representadas las diferentes Provincias de la Congregación de la Misión que trabajan en Honduras: Eslovaquia, Colombia, América Central, Zaragoza y Barcelona.
La temática de los Ejercicios, a cargo de Mons. Luis Solé, comenzó poniendo a los ejercitantes en camino, junto a los discípulos de Emaús. Desde esta experiencia de peregrinos, fueron profundizando en aspectos fundamentales del sacerdocio vicentino: la eucaristía, el sacerdocio misionero, el celo por las almas, la misericordia, los retos a los que se enfrenta el sacerdote, la figura de María, la vida de oración…
JAVIER SERRA, C. M. - ISAAC DEMETS, C. M.
Encuentro Interprovincial
de la zona noroeste
Tal y como estaba previsto en el calendario interprovincial, el lunes 8 de junio
se celebró el Encuentro Interprovincial
de la zona noroeste, en la Comunidad
de León, que acogió con cariño y alegría
este Encuentro. Asistieron treinta y cuatro misioneros venidos de Limpias, La
Coruña, Ourense, Los Milagros, Burgos,
Valladolid y Salamanca.
El coordinador de acto fue el P. Fernando Quintano que inició el Encuentro con
una breve oración con un texto evangélico, una cita de san Vicente de Paúl y un
párrafo de la Exhortación apostólica
“Vita Consecrata” del Papa Juan Pablo II.
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A continuación, vinomla presentación de cada misionero, su
historia, su ministerio, su pensamiento sobre la reconfiguración. Teniendo como telón de fondo algo muy importante:
para que este proceso de reconfiguración llegue a buen fin
se necesita de la unión administrativa, pero mucho más se
En familia
necesita de la conversión personal, pues de esta última dependerá en gran parte la calidad del servicio
que prestemos como vicencianos.
El P. Sergio Asenjo hizo la presentación de la historia del proceso de reconfiguración, poniendo especial
hincapié en los hitos más fundamentales (Reuniones, Consejos Interprovinciales, Encuentro de laicos,
Encuentro de superiores...) que hacen visibles los resultados alcanzados a día de hoy. De igual modo,
presentó el Plan Pastoral Vocacional de las tres Provincias de manera sencilla, dejando claro que todos
los misioneros paúles estamos encargados de la tarea de llevar nuevos obreros a la mies.
El último acto de la mañana tuvo lugar en la capilla con la Eucaristía presidida por el P. Juan de la Rosa,
Visitador de la Provincia de Salamanca, en representación de los Visitadores de Madrid y Barcelona. En la
homilía expresó la razón última de este proceso: abrirnos a una nueva etapa en orden a una presencia
más viva y fuerte de la identidad vicenciana en la sociedad actual desde Jesucristo Evangelizador de los
pobres y las cinco virtudes vicencianas.
JOSÉ ÁNGEL PEÑA, C. M.
La Provincia de Madrid
deja la Parroquia “San Miguel de Miramar”,
de Málaga
“El próximo mes de septiembre dejaremos la parroquia San Miguel de Miramar, de Málaga, confiada a nosotros desde el año 1934”. Así se expresa el
Visitador de la Provincia de Madrid, P. Joaquín González, en la carta-circular
que escribe a todos los misioneros de la Provincia con fecha del 5 de julio.
Y continúa: “Ya lo puedo comunicar oficialmente, una vez recibida la carta del
Sr. Obispo Don Jesús Catalá, con fecha del 27 de junio. Recojo alguna de sus
palabras: Siento mucho que tengan que dejar la parroquia… La Diócesis de
Málaga se hará cargo, a partir de septiembre próximo, de regentar la parroquia. Con esta carta se acepta su propuesta de dar por terminado el convenio… Deseo agradecer cordialmente la buena colaboración y el gran servicio a
la Diócesis de Málaga, que lo Padres Paúles han realizado en estos años”.
Finalmente, el Visitador puntualiza: “Respecto a la Comunidad, por ahora,
desde el Consejo Provincial, hemos decidido mantener nuestra presencia para atender las capellanías y la Familia Vicenciana”.
Recordando a nuestros seres queridos
El día 16 de abril, falleció en su pueblo natal de Guinea Ecuatorial, a los 38 años de edad, Dña. Digna
Esono Andeme, hermana del P. Patricio Esono Andeme. El día 17 de junio, falleció en Bata (Guinea
Ecuatorial), a los 68 años de edad, Dña. Petra Andeme, madre del P. Patricio Esono Andeme. El día
22 de junio, falleció en la ciudad de Palma de Mallorca, a los 78 años de edad, D. José López Talavera, padre del P. José Luis López Gallardo. El día 3 de julio, falleció en la ciudad de Lleida, a los 102
años de edad, Dña. Josefina Biosca Mor, hermana del P. Josep María Biosca Mor. Desde aquí, les expresamos nuestro más sincero y sentido pésame, y les acompañamos con nuestra oración.
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En el recuerdo
P. SEGUNDO RODRÍGUEZ, C. M.
+ 10 de junio de 2015
En la tarde del miércoles 10 de junio de 2015, falleció a la edad de 87 años, en el hospital de La Milagrosa de Madrid, el P. Segundo Rodríguez, C. M., de la Provincia canónica de Madrid. Llevaba dos
días internado en dicho hospital, en estado crítico, cuando le sobrevino la muerte. Descanse en paz.
La Eucaristía-funeral se celebró el viernes día 12 de este mes de junio, a las 10 horas de la mañana,
en la Basílica-Parroquia de la Milagrosa de Madrid. Presidió la Eucaristía el P. Joaquín González, Visitador de la Provincia de Madrid, quien predicó la siguiente homilía.
Queridos hermanos y hermanas. Queridos familiares del
P. Segundo Rodríguez.
Celebramos hoy la fiesta del Sagrado Corazón de Jesús y
con la liturgia echamos una mirada dentro del corazón de
Jesús que, al morir, fue traspasado por la lanza del soldado romano. Sí, su corazón está abierto por nosotros y ante nosotros; y con esto nos ha abierto el corazón de Dios
mismo.
Y, a la vez que damos gracias a Dios por el “gran amor”
que nos ha tenido, estamos celebrando la pascua del P.
Segundo Rodríguez que, en la tarde del pasado miércoles,
día 10, alrededor de las cinco de la tarde, nos dejaba.
Hoy, todos nosotros: compañeros de Congregación, hermanos Carmen y Carlos, sobrinos y familiares, Hijas de la
Caridad y Siervas de María, amigos y conocidos, queremos celebrar y agradecer su vida, su entrega, su consagración. Su despedida nos convoca y nos permite agradecer lo que Dios nos regaló en este buen misionero paúl.
La liturgia de esta fiesta nos permite a nosotros adentrarnos en el lenguaje del corazón de Jesús, que
habla sobre todo de Dios como pastor de los hombres: “El Señor es mi pastor, nada me falta”. En este
primer versículo del salmo 23 se expresan “alegría y gratitud”, porque Dios está presente y cuida del
hombre. La lectura tomada del Libro de Ezequiel empieza con el mismo tema: “Yo mismo en persona
buscaré a mis ovejas, siguiendo su rastro” (Ez 34,11).
Dios cuida personalmente de cada uno de nosotros, de la humanidad. Nunca nos deja solos. Tampoco ha
dejado solo al P. Segundo por esa “cañada oscura” de la que habla el salmo, a la que ninguno nos puede
acompañar. No ha quedado abandonado a la muerte. Cristo mismo ha descendido a la noche oscura de
la muerte y ha cargado sobre los hombros del Buen Pastor a este hijo suyo.
Si, como os decía, hoy es un día para adentrarnos en el corazón de Jesús, para experimentar y agradecer
el amor que Dios nos tiene, también es un momento especial para adentrarnos en el corazón del P. Segundo, para dar gracias por su vida e implorar la misericordia del Padre sobre él. En el interior del corazón del P. Segundo siempre latían tres amores:
Amor a su vocación. Hace ya 69 años que fue admitido en la Congregación. De niño estudió en la escuela de San Bernabé con las Hijas de la Caridad, en su ciudad natal, Palencia. Continuó estudiando, durante
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En el recuerdo
cinco años en la escuela Apostólica de Villafranca del Bierzo y, en el año 1945, vino a Madrid, a
Hortaleza, para realizar el Seminario Interno.
Aquí continuó sus estudios de filosofía; y los de
teología en Cuenca y en Potters Bar (Inglaterra).
Recibió el presbiterado en esta misma Basílica,
un 14 de septiembre del 1952, de manos de
Mons. Emilio Lissón.
El P. Segundo sólo ha tenido dos “destinos” en
su vida: uno en esta casa Central de Madrid y
otro, el “destino eterno”, para subir a la casa del
Padre. Sí, el P. Segundo siempre vivió en esta casa de García de Paredes, pero conoció y recorrió todas
las casas de la Provincia. Ninguna de ellas le resultó desconocida. Su oficio de “eterno secretario provincial”, durante 48 años, desde 1952 al 2000, le permitieron tener un corazón fiel y prudente para la Congregación, para la Provincia/as y para cada uno de nosotros. Han sido infinidad los gestos y detalles, propios de su oficio, que todos hemos recibido de su puño y letra.
Si yo he querido presidir este funeral ha sido para rendir un homenaje agradecido al P. Segundo, en
nombre de todos los Visitadores con los que colaboró en este oficio. Hoy ya le permitimos quebrantar
ese secreto que, como fiel secretario, siempre guardó. Le dejamos que hable ya con Dios, cara a cara, de
tantas cosas como llevará guardadas -siempre con gran comprensión- en su corazón.
Amor a sus ministerios. El P. segundo vivió muy entregado a sus ministerios: la atención a las Hijas de la
Caridad, a las Siervas de María y a las Hijas de María. Cuántas Hermanas me habéis dicho en estos días:
¡era mi confesor! Confesor ordinario y extraordinario, y director espiritual en las Comunidades de esta
ciudad de Madrid y en las Comunidades de toda la sierra madrileña. Con gran puntualidad veíamos al P.
Segundo, hasta hace unos años, coger su coche para llevaros el consuelo y la fortaleza espiritual a través
del sacramento de la reconciliación.
Y con vosotras, las Siervas, cuántos años os ha servido como capellán. Qué puntual y qué organizado era.
Cuánto os ha querido. Y cuánto le habéis apreciado. No me extrañaría que, hoy mismo, antes de su despedida os pidiese que le tomaseis la tensión para entregar a su llegada al cielo su parte médico puesto al
día. ¡Gracias por todo, de verdad!
Amor a su tierra y a su familia. El P. Segundo era palentino, y se sentía orgulloso de su tierra, de la “bella
desconocida” y de las fiestas de san Antolín. En esta ciudad vio la luz, un 25 de febrero de 1928. Sus padres, Segundo y Emilia, le acercaron a recibir la luz de la fe, a los pocos días de nacer, a la parroquia de
San Lázaro. Todo lo relacionado con Palencia le encantaba. Era un enamorado de su tierra y de los suyos.
Amaba a la familia de Congregación y a la familia de sangre. Bien lo sabéis vosotros, Carmen y Carlitos,
como él te solía llamar. Y, también lo habéis experimentado vosotros, los sobrinos. Vuestro tío se sentía
orgulloso de su familia. Gracias por quererle y acompañarle siempre, pero, sobre todo, por vuestra cercanía en estos momentos últimos de su vida. Que desde el cielo nos siga acompañando a todos.
Al final del salmo de esta fiesta del Sagrado Corazón se nos habla de “la mesa preparada”, del “perfume”
con que se unge la cabeza, de la “copa que rebosa”, del “habitar en la casa del Señor”. El P. Segundo,
preparado con ese perfume de la santa unción, ya ha sido invitado al banquete eterno, a habitar en la
casa del Señor. Pedimos a La Virgen Milagrosa, que haya acompañado al P. Segundo Rodríguez en su peregrinaje final hacia el Padre. Y a Jesucristo, manso y humilde de corazón, que nos conceda tener un
nuevo intercesor para todos nosotros. Que así sea y que en cielo nos veamos todos. Amén.
JOAQUÍN GONZÁLEZ, C. M.
Visitador de la Provincia de Madrid
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Con nombre propio
RENACEN LAS MISIONES POPULARES EN CUBA
Cuando la experiencia se convierte en referencia
L
persona a persona y las pequeñas comunidades
de las casas-misión, y para esto hay que poner a
la parroquia en estado de misión”.
La primera misión popular vicenciana se dará
este verano en la Diócesis de Cienfuegos, en
Cruces y Lajas, después de 57 años de desierto.
El Obispo de Cienfuegos tomó como sugerencia
lo que se ha llevado a cabo en la parroquia de la
Milagrosa, de la Habana.
La experiencia de misión vicenciana de la parroquia de la Milagrosa
Ha costado varios años, pero se ha llegado a
vivir el gozo de la misión vicenciana. En la premisión descubrimos que la parroquia tiene
5.300 familias, unos 22.000 habitantes, de los
cuales dijeron estar bautizados el 82 por ciento.
La parroquia está situada en el barrio 10 de octubre, un barrio normal, que fue de las periferias, pero que hoy está bien trazado.
a Conferencia de Obispos de Cuba, en el
Proyecto Pastoral 2014-2020 y en el Documento “La Parroquia, Comunidad de Comunidades”, ha optado, como pastoral primaria, por las casas-misión o pequeñas comunidades en medio de la gente.
Por otra parte, el Cardenal de la Habana, Mons.
Jaime Ortega, en la presentación del Proyecto
de Pastoral Nacional al clero, lo expresó con
toda claridad: “No hay otro método de pastoral,
otra forma de llegar a nuestro pueblo, después
de tantos años de sequía, que la pastoral de
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El primer reto misionero fue que había que llegar a fundar 140 casas-misión, una por cuadra.
El eslogan era: “En cada cuadra, una casamisión”. Y se consiguió.
Con nombre propio
El siguiente reto misionero fue: que todos los
ancianos puedan estar atendidos por Caritas. Y
Dios nos ha bendecido tan grandemente que,
desde la pequeña comunidad de la cuadra, se
ha podido llegar a descubrir la necesidad de los
más pobres y atender desde la Residencia que
hemos abierto a 170 ancianos. También atendemos las necesidades básicas de 90 familias
desde el SAC (servicio de alimentación), copiado del que existe en la Basílica de la Milagrosa
de Madrid.
El proceso de la misión lo iniciaron los JMV y
los paúles venidos de España. Sin este apoyo
hubiera sido imposible. Ellos iniciaron las visitas, casa por casa, y rompieron así la mayor de
las barreras sociales. Con ellos se hizo la llamada a “revivir” nuestras Asociaciones totalmente
muertas: JMV, AIC, Conferencias de San Vicente de Paúl y AMM.
Y con las Asociaciones estamos manteniendo el
tercer momento de la misión: la perseverancia
de las comunidades.
Es verdad que hemos tenido mejores tiempos
que los actuales y que nos está costando mucho mantener las comunidades “casas-misión”.
Este estilo de parroquia misionera exige, por
ejemplo, que se celebre la Eucaristía periódicamente en las casas (por sectores), porque, en
su proceso de fe, todavía no han descubierto la
Eucaristía y, por tanto, se necesitan sacerdotes.
Cada comunidad funciona unida a dos más, como una pequeña parroquia, porque en ella tenemos la catequesis de niños y Cáritas. Hay
que subrayar que van saliendo personas responsables que animan toda esta vida de fe y de
caridad.
Otra experiencia positiva: el taller de jóvenes
de Síndrome Down
En las visitas a los hogares, descubrimos a niños y jóvenes “distintos”. Pasados los 18 años,
¿A dónde van estos jóvenes?
Ante esta situación, Cáritas parroquial organizó
un taller de lunes a viernes. Están matriculados
27, pero asisten 22. Han aprendido a distinguir
los colores, a firmar, algunos también han apren-
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Con nombre propio
dido a leer, y los estamos preparando mediante
talleres de cocina, de costura, de peluquería,
etc., para que puedan defenderse en la vida.
Ciertamente, son la alegría de la comunidad. Se
edificó una casa para ellos y tienen su identidad.
La experiencia se convierte en referencia
Este estilo nuevo de parroquia, plasmado tan
vivamente en el Documento de Aparecida, de
los Obispos de América Latina y el Caribe, y unido a la Exhortación apostólica “Evangelii gaudium” del Papa Francisco, ha provocado los Documentos de Pastoral citados al comienzo de
estas líneas.
Por eso, el Obispo de Cienfuegos se ha preguntado: ¿No serán las Misiones populares vicencianas el mejor medio para llegar a esta evangelización? ¿No serán las Misiones populares vicencianas, con su adecuada renovación y puesta
al día, la clave para una nueva evangelización en
una sociedad secularizada? Y su respuesta ha
sido llamar a nuestra puerta para que vayamos
a evangelizar a su Diócesis.
— Concientizar, desde estas comunidades, a la
atención y el cuidado de los pobres. Hay mucha
soledad.
— Trabajar para que los niños sean catequizados en el barrio porque no llegan hasta la parroquia.
— Procurar que se consiga celebrar la Palabra,
la liturgia, la Eucaristía… en el barrio, en las casas-misión.
En definitiva, este verano celebraremos la primera experiencia misionera en forma de Misión
popular, después de 57 años. Iremos a dos pueblos sencillos: Lajas, de 14.000 habitantes y Cruces, de 30.000. Ya se ha llevado a cabo la primera fase, la preparación. Ahora, con la ayuda y la
fuerza del Espíritu, vamos hacia la segunda fase.
El grupo misionero está compuesto por tres
Paúles y dos seminaristas, dos Sacerdotes diocesanos, doce Cursillistas, ocho seglares de la parroquia de la Milagrosa y 72 seminaristas del
Seminario nacional.
Estos son, a grandes y generales rasgos, los objetivos que nos proponemos en esta Misión popular en la Diócesis de Cienfuegos:
Las Misiones populares vicencianas renacen en
Cuba. No sé si en otros países esto sería noticia.
Aquí es una gran noticia. La nueva evangelización lo pide y lo exige. Esperemos que todo vaya
por los caminos que el Señor quiere.
— Formar abundantes pequeñas comunidades
en medio de la gente.
JESÚS Mª LUSARRETA, C. M.
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Contrapunto
IGLESIA, SERVIDORA DE LOS POBRES
Instrucción Pastoral de la Conferencia Episcopal Española
(números 56-59)
“He visto la opresión de mi pueblo en Egipto y he oído sus quejas”, dijo el Señor a Moisés (Ex 3,7). También nosotros
Pastores del Pueblo de Dios hemos contemplado cómo el sufrimiento se ha cebado en los más débiles de nuestra sociedad. Pedimos perdón por los momentos en que no hemos sabido responder con prontitud a los clamores de los más
frágiles y necesitados. No estáis solos. Estamos con vosotros; juntos en el dolor y en la esperanza; juntos en el esfuerzo
comunitario por superar esta situación difícil. Juntos, hermanos en Jesucristo, debemos edificar la casa común en la que
todos podamos vivir en dichosa fraternidad. Pedimos al Padre que nos colme de inteligencia y acierto para construir una
sociedad más justa en la que los anhelos y necesidades de los más desfavorecidos queden satisfechos.
Las víctimas de esta situación social sois nuestros predilectos, como lo sois del Señor. Queremos, con todos los cristianos, ser signo en el mundo de la misericordia de Dios. Y queremos hacerlo con la revolución de la ternura a la que nos
convoca el Papa Francisco. “Todos los cristianos estamos llamados a cuidar a los más frágiles de la Tierra”.
No podemos dejar de agradecer el esfuerzo tan generoso que, en medio de estas dificultades, están haciendo las instituciones de Iglesia como Cáritas, Manos Unidas, Institutos de Vida Consagrada -que realizan una gran labor en el servicio
de la caridad con niños, jóvenes, ancianos, etc-; y otras muchas. Hemos podido comprobar con gran satisfacción el ingente trabajo llevado a cabo por voluntarios, directivos y contratados en la atención a las personas y en la gestión de
recursos. Tras ellos están las comunidades cristianas, tantos hombres y mujeres anónimos que responden con su interés
y preocupación, con su oración y su aportación de socios y donantes.
A pesar de las crecientes desigualdades sociales y económicas que advertimos y de las demandas cada día mayores que
los pobres nos presentan, os pedimos a todos que continuéis en el esfuerzo por superar la situación y mantengáis viva la
esperanza.
La caridad hay que vivirla no sólo en las relaciones cotidianas -familia, comunidad, amistades o pequeños grupos-, sino
también en las macro-relaciones sociales, económicas y políticas. Necesitamos imperiosamente “que los gobernantes y
los poderes financieros levanten la mirada y amplíen sus perspectivas, que procuren que haya trabajo digno, educación y
cuidado de la salud para todos los ciudadanos”.
Es preciso que todos seamos capaces de comprometernos en la construcción de un mundo nuevo, codo a codo con los
demás; y lo haremos, no por obligación, como quien soporta una carga pesada que agobia y desgasta, sino como una
opción personal que nos llena de alegría y nos otorga la posibilidad de expresar y fortalecer nuestra identidad cristiana
en el servicio a los hermanos.
Recordamos frecuentemente con el Papa Francisco que “el tiempo es superior al espacio”. “Este principio permite trabajar a largo plazo sin obsesionarse por resultados inmediatos. Ayuda a soportar con paciencia las situaciones difíciles y
adversas. [...] Darle prioridad al espacio lleva a enloquecerse para tener todo resuelto en el presente. [...] Darle prioridad al tiempo es ocuparse de iniciar procesos más que de poseer espacios”. Por eso, no nos quedemos en lo inmediato,
en los limitados espacios sociales en que nos movemos, en lo que logramos aquí y ahora. Demos prioridad a los procesos que abren horizontes nuevos y promovamos acciones significativas que hagan patente la presencia ya entre nosotros
del Reino de Dios que se consumará en la vida eterna.
Con María cantamos que Dios “derriba del trono a los poderosos y enaltece a los humildes”. Es el canto de la Madre que
lleva en su seno la esperanza de toda la humanidad. Y es el canto de la comunidad creyente que siente cómo el Reino de
Dios está ya entre nosotros transformando desde dentro la historia y alumbrando un mundo nuevo y una nueva sociedad, asentados no en la fuerza de los poderosos, sino en la dignidad y los derechos inalienables de los pobres. El canto
de María es nuestro canto, un canto que es llamada a la esperanza, canto que nos apremia a ser luz alentadora, soplo
vivificante para todos, de manera especial para aquellos que más hondamente están sufriendo los efectos devastadores
de la pobreza y la exclusión social.
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El Espíritu del Señor puso en manos de Vicente de Paúl la llama de la evangelización. Con
audacia y coraje apostólico, consiguió que esa llama se multiplicase en un fuego de caridad, solidaridad y entrega total a los pobres. Después de 400 años, ese mismo Espíritu anima hoy a los seguidores de Vicente de Paúl para que acojan ese legado evangelizador y lo
acrecienten, siendo fieles a la inspiración del Fundador y a los signos de estos tiempos.
Así lo ha plasmado, en el logotipo oficial de la próxima Asamblea General de la Congregación de la Misión, que se celebrará en el año 2016, el artista plástico e ilustrador Arturo
Asensio Moruno. Este licenciado en Bellas Artes ha realizado varias obras para la Congregación de la Misión, a la que estuvo ligado en su juventud a través de la Asociación de JMV
y con su breve paso por el Seminario Interno de Ávila. En Arturo Asensio se conjugan bien
dos facetas: su pericia como pintor y su sensibilidad cristiana y vicenciana.

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