1 a 56 - Jockey Club
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1 a 56 - Jockey Club
JOCKEY CLUB comisión directiva PRESIDENTE Bruno Quintana SECRETARIO GENERAL Diego Norberto Quirno TESORERO Marcelo Condomí Alcorta COMISIóN DE CARRERAS COMISIóN DEL INTERIOR PRESIDENTE Emilio Raúl Dumais PRESIDENTE J. Esteban Cornejo Murúa SECRETARIO Edgardo A. Garat SECRETARIO Guillermo Strada VOCALES Juan Carlos Bagó Horacio Walter Bauer Carlos H. Blaquier Carlos María del Carril Hernán Ceriani Cernadas Juan Carlos Echeverz Roberto Enrique Hornos VOCALES Daniel C. L. Funes de Rioja Juan de Ganay Tomás González Álzaga Diego M. Ibarbia Iván Didimo Posse Molina Marcos F. Roca Julio Sánchez Sorondo VOCALES SUPLENTES Carlos Alberto de Corral Ricardo Garat Julio V. Uriburu (h) Patricio Edmundo Weiss carta del presidente E n varias oportunidades nos hemos referido al espíritu de pertenencia que caracteriza a los socios del Club, y cómo debe fortalecerse permanentemente a fin de preservar nuestro tradicional clima de confraternidad, abierto al disenso y a la diversidad de opiniones, pero siempre de manera cordial y respetuosa en el ámbito de la institución. Tres generaciones de socios han transmitido valores y normas de con- ducta para la convivencia social muy difíciles de igualar y que hacen al prestigio nacional e internacional del Jockey Club. Miguel Cané lo definió como un club aristocrático, porque en él la aristocracia no es una mera condición social, sino que implica “la pertenencia a una institución social, vasta y abierta a todos los hombres cultos y honorables”. Hoy, las circunstancias nos obligan a reflexionar profundamente para que nuestros actos futuros contribuyan a preservar tanto la honorabilidad de los socios como ese clima de caballerosidad e hidalguía legado por los fundadores, valores que hemos sabido cultivar y que quisiéramos transferir a las generaciones de socios que vendrán. Bruno Quintana Presidente R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 3 R E V I S T A D E L Jockey Club Revista para Socios del Jockey Club Índice Staff 10 Carreras: G. P. 25 de Mayo Director Alejandro Ramos Mejía 18 Golf: Carlos Bracht colaboran en 22 Campo de Deportes este número: Xavier Prieto Astigarraga Gastón Saiz Roberto D. Müller Mercedes Manrique Julie Bergadá Pedro Cossio Carlos Acevedo Arte Salvador Curutchet Fotografía Archivo Jockey Club Corrección María Hilda Sáenz TAPA Sede del Golf - San Isidro Foto cortesía Julie Bergadá Sede Social 30 Box 31 En concierto: Iván Gancedo (h) 40 Biblioteca 48 Reciprocidad: The Down Town Association Producción General: ARMediciones www.armediciones.com.ar Propietario: Jockey Club A. C. Av. Alvear 1345 (1014) Ciudad A. de Buenos Aires Hecho el depósito que marca la ley Nº 11.723. Registro Propiedad Intelectual Nº 852525 Impreso en 4 Colores S. A. estilos 52 Fragata Libertad: Diario de a bordo sumario 06 Carreras LAS DISTINCIONES PELLEGRINI 2010 La familia Etchechoury se adjudicó el premio Pellegrini del Año 2010 en la entrega celebrada el 19 de mayo de 2011 con una solemne cena en la tribuna oficial. El galardón máximo, determinado por el presidente del Jockey Club, reconoce la trayectoria de más de cuarenta años de los cinco Etchechoury. 14 Golf BAJO EL PRISMA DE MACKENZIE El pasado del Club exhibe gente visionaria, autoridades que supieron asesorarse con lo mejor que había en su momento a nivel mundial para construir las dos canchas de golf del Jockey. Las canchas Azul y Colorada y el campo de Augusta presentan muchas similitudes gracias a la filosofía concebida por el prestigioso diseñador inglés. 26 Natación NADAR, UN VEHÍCULO PARA LA SUPERACIÓN Transformar una amenaza en una oportunidad. La frase, tan conocida como mágica, si se aplica en la vida cotidiana puede surtir efectos muy positivos. Juan Pablo Dithurbide es integrante del grupo que representa al Club a nivel nacional e internacional; de un accidente de cadera a la satisfacción de competir y lograr marcas. 32 Patrimonio EL ARTE DEL PINTOR LUCIEN SIMON Espacio habitual de brillantes recepciones, el Salón Dorado de la planta baja de la sede social luce en sus muros dos pinturas del artista francés Lucien Simon (1861-1945), que a través del tiempo, y por distintas sendas, fueron a reunirse en ese ámbito para deleite de quienes lo frecuentan. carreras Distinciones Carlos Pellegrini Lo primero es la familia Y los primeros son los de la familia Etchechoury: sobre treinta y dos realizaciones de la entrega de estos premios, sus integrantes obtuvieron quince en el rubro “entrenador del año”. Tanto lauro los condujo al premio Pellegrini del Año 2010, asignado por el presidente del Club a cuatro portadores de un apellido histórico del turf nacional, pese a algunas sanciones. En su discurso, Bruno Quintana hizo anuncios y reclamos. La familia Etchechoury recibiendo la máxima distinción. Q uince sobre treinta y dos. O sea, 46,875%. Esa es la proporción de veces en que un miembro del clan Etchechoury fue, según el ambiente del turf –propietarios, criadores, profesionales, periodistas–, el entrenador del año. Es que el vasco-francés es un apellido de los bien pesados en la hípica argentina. Y como las distinciones Carlos Pellegrini nacieron hace treinta y dos 6 - R E V I S T A D E L J O C K E Y años, poco antes del cénit de Juan Carlos Etchechoury como preparador, los premios llegaron a borbotones. Para Pochi, primero, y para sus hijos, más tarde. Por eso, la familia Etchechoury se adjudicó el premio Pellegrini del Año 2010 en la entrega celebrada con una solemne cena en la tribuna oficial el 19 de mayo de 2011. El galardón máximo, determinado por el presidente del Jockey Club, reconoce la trayectoria de más de C L U B cuarenta años de los cinco Etchechoury, de una historia que empezó con el abuelo de los tres hermanos, continuó con Pochi y sigue en Juan Carlos (h, Carly), Carlos Daniel (Dany) y el menor, Juan Javier. En este caso, Carly se adjudicó el título de entrenador del año y acumula seis: 1992, 1993, 1994, 1999, 2004 y 2010. Uno más posee su padre, que brilló en los ochenta y todavía mantiene algo de acti- Fotos: Hemilifot Juan Carlos Bagó recibe el premio Criador del Año por Firmamento. vidad: lo obtuvo de 1980 a 1983, y de1988 a 1990. Dany, que recibió el halago en 2007 y 2008, lejos estuvo en esta ocasión: gran parte de la temporada (de febrero de 2010 al de 2011) estuvo suspendido a raíz de un tratamiento no autorizado de sustancias a Hola Cómo Va, detectado tras la primera victoria de su pupila. Tampoco son éstas, pese a lo reciente del lauro, jornadas felices para su hermano mayor: a principios de junio, Juan Carlos fue suspendido por cuatro meses en suspenso tras el ánalisis a Come Into, segunda en el gran premio De Potrancas diez días después de la feliz noche de las distinciones Pellegrini. Por “la labor de una familia que supo ganarse el respeto de todos” eligió Quintana a los Etchechoury como destinatarios del premio mayor. No solo eso enunció el presidente, que a su vez fue distinguido por las gremiales de profesionales y trabajadores del turf en razón de su trabajo en favor de la industria (“el paso desde 2001, con los hipódromos Distinguidos por el Padrillo del Año. semiparalizados, a este buen tiempo no fue producto de una casualidad”, justificó el representante Eduardo Ferro); aprovechó la reunión para hacer anuncios y pedidos. Anticipó que las carreras sanisidrenses serán televisadas a Inglaterra, que habrá un nuevo centro de cómputos en septiembre, una mejor programación de competencias y posibles apuestas por Internet. Clamó por una lucha firme contra el juego clandestino, más boxes en Campo 2 y un incremento de recompensas (ya rige, desde el 1 de junio). Además, hubo una R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 7 carreras Los ternados y los triunfadores A continuación figuran los nominados en los diversos rubros de las distinciones Pellegrini de 2010. En primer término y en mayúsculas se indica al vencedor en cada caso. mejor dos años hembra CATCH THE MAD Coordenada mejor dos años macho PAULINHO Anaerobio de San Isidro y nutrida concurrencia. Liz For Sale Es Corino LAIKA Crazy Wells OLLAGUA Foggy Stripes CATCH THE MAD Malpensa CLARO OSCURO Filoso Emperor INTER RED Xavier Prieto Astigarraga 8 - R E V I S T A D E L J O C K E Y El Garufa C L U B LINGOTE DE ORO Fuego e Hierro PABLO FALERO (Uruguay) JUAN CARLOS ETCHECHOURY (h) LINGOTE DE ORO FIRMAMENTO Xin Xu Lin (Brasil) mejor caballo adulto LINGOTE DE ORO Mad Speed mejor fondista RUBIO B. Qué Vida Buena mejor millero Ollagua mejor velocista ORPEN Malpensa yegua del año Lágrimas de Oro mejor yegua adulta Expressive Halo madre del año gran ovación. La que saludó a Pablo Falero, el uruguayo que obtuvo el lauro al jockey del año por vez número doce, récord individual en las distinciones Pellegrini. Pero en conjunto, el apellido “Etchechoury” lo supera por tres. Falta solo Javier como vencedor en su rubro, pero está encaminado; de hecho, fue ternado en este caso, pero le ganó Carly. En medio, entre algunos sinsabores, como las sanciones, hubo infinidad de pruebas de grupo I –incluidos varios Pellegrini– y estadísticas conquistadas por el clan, aunque vale repasar una jornada memorable: la de Carreras de las Estrellas de 2007, cuando los tres hermanos se impusieron en cuatro competencias (Carly en dos). Y no por nada desde el año último se realiza en junio el clásico Juan Carlos Etchechoury, en San Isidro. La familia había recibido una mención especial en la entrega del 91. Ahora, ya tiene el que le faltaba. Tattoum mejor tres años macho ANAEROBIO Gustavo Posse pronunciando su discurso. Villero Cat mejor tres años hembra CATCH THE MAD El presidente Quintana junto a Gustavo Posse, intendente Studentessa El Garufa Fuego e Hierro jockey del año Jorge Ricardo (Brasil) Edwin Talaverano (Perú) entrenador del año Juan Javier Etchechoury Ernesto Romero padrillo del año Catcher in the Rye Equal Stripes caballeriza del año Firmamento Keyser Soze caballo del año Anaerobio Xin Xu Lin (Brasil) criador del año Abolengo mención especial Hipódromo de La Punta PELEGRINI DEL AÑO Familia Etchechoury La Quebrada carreras Gran Premio 25 de Mayo Un potrillo anfibio Vitaminado, ganador del G. P. 25 de Mayo. 1 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B En ajustada llegada, Vitaminado supera a Astral Thunder. Ha ganado en piso seco, pero se destaca más en húmedo o pesado. De sus cuatro triunfos, tres fueron en pruebas jerárquicas. Va subiendo la distancia de sus actuaciones y el éxito suele acompañarlo. Corrió por primera vez en 2400 metros y venció. Y tiene tres años. Vitaminado se impuso en una de las competencias más argentinas del calendario y abre esperanzas de ser uno de los grandes fondistas que tanto hacen falta. ¿Lo logrará? E l día estaba feo. La cancha, mala, pesada por lluvias anteriores. El desafío: correr por primera vez 2400 metros, la distancia del largo Pellegrini. Y contra un par de pesos pesados: Fuego e Hierro, tercero el año último en la más prestigiosa carrera sudamericana y ganador de varios grandes premios; y Calidoscopio, vencedor del República Argentina en 2009 y solo una vez ubicado detrás del El momento más esperado: la premiación. 7º puesto en sus 27 actuaciones. Y hasta una yegua, Miss Lake Queen, se presentaba como bravo rival, con el antecedente de haber batido al propio Fuego e Hierro un mes antes en el clásico Porteño, del mismo tiro. Vitaminado, que tenía así presentado tal desafío, poseía como uno de sus triunfos el premio... Calidoscopio, dato elocuente sobre el potencial de uno de los adversarios. Pero este no se presentó, en razón del clima y el estado del terreno, en el Gran Premio 25 de Mayo, la competencia en cuestión, que San Isidro prestigia más cada año. En 2010, cuando el Bicentenario del primer gobierno patrio, la carrera volvió a gozar de la condición de internacional y creció en recompensas. Ahora tuvo tal cantidad y calidad de espectáculos adjuntos fuera de la pista que pareció un Pellegrini. No sobre el césped, por cierto. Hubo, además de Calidoscopio, tres borrados, incluido el único extranjero, Beautiful Slam, de Brasil. Y entre la lentitud del desarrollo y la ausencia de varias figuras entre los 17 ratificados (la prueba era R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 1 1 muy abierta, para caballos de tres años y más), no se dio un carrerón ni mucho menos. Apenas el final, inesperado e incierto, aportó vibración. El currículum de Fuego e Hierro (Copa de Oro, Provincia de Buenos Aires, Porteño), que defendía el título en el 25 de Mayo, definió un favorito, mas al alazán lo desfavoreció el sorteo: le tocó el partidor más externo. Y Vitaminado, pese a que salió de uno lejano a los palos, no tardó en ponerse a la cabeza del lote de 13 participantes. Allí, adelante, se siente cómodo, rinde. Sobre todo si lo exigen poco, como ocurrió: hizo tranquilísimos parciales de 25”16/100 (400 m), 51”47/100 (800 m), 1’17”17/100 (1200 m), 1’41”29/100 (1600 m) y 2’5”67/100 (2000 m). Lo seguía, a ratos de cerca, a ratos no tanto, Astral Thunder, una amenaza más latente que inquietante. Recta final y lo mismo: Vitaminado holgado en la vanguardia. Hasta que faltando 220 metros su escolta cambió de mano (izquierda a derecha) y aceleró. Se aproximó de a poco, y en los 100 decisivos arremetió. Juan Carlos Noriega, a punto de pasar el disco, inició su típico festejo a lo Mona Jiménez, pero debió volver a poner la mano derecha sobre el pescuezo de Vitaminado porque Astral Thunder ya estaba a medio cuerpo. Lógico, si el último parcial de 400 fue de ¡27”58/100! para el líder. El susto no pasó a mayores Fotos: Sergio Vergano y Carina Escamez. carreras El equipo del ganador y las autoridades del Jockey Club en la premiación. para el jockey cordobés: el alazán que conducía conservó medio cogote de ventaja en la meta. Primera victoria de grupo I, en cinco intentos, para el macho de tres años. No quedará entre sus lauros el tiempo: 2’33”25/100, 11”27/100 encima del récord. Con suelo pesado, sí, como lo habían soportado Miss Lake Queen y Fuego e Hierro en el Porteño, que aquella había ganado en... 56/100 menos. ¿Qué fue esta vez de la hembra? Algo insólito: cerró el grupo, a 24 largos del penúltimo. ¿Y qué de su entonces vencido? Tras su victoria de 2010, quedó ¿Mirar a la pista o afuera de ella? No hay caso. El 25 de Mayo y el mal tiempo son casi un binomio. En 2010, día del Bicentenario, el clima dio una tregua y entregó una jornada soleada. Este año volvió al gris habitual. Pero al menos no hubo nuevas lluvias que perjudicaran la fiesta del turf que preparó el Jockey Club para San Isidro. Y aunque en la cancha hubo barro, afuera se pudieron disfrutar múltiples atracciones. A saber: para los chicos, el Sapo Pepe, Las Pepas, Pipo Pescador y Candela, y para todos, una muestra de destreza hípica, conjuntos folklóricos, comidas tradicionales y regionales, una feria artesanal y autos clásicos. Entre lo más emotivo estuvo el desfile-homenaje-retiro del gran Life of Victory, dueño de un Pellegrini (2008) y muchos otros éxitos. En fin. Espectáculos ya propios de la carrera máxima y que, entonces, elevan el listón de exigencia para el próximo Pellegrini. No por nada hubo unas 40.000 personas en el hipódromo. Y fue lógico que con los incentivos en los premios, se apostara en total nada menos que 4.309.263 pesos. Pero el cénit del día hubo de ser otro. ¿El éxito de Vitaminado? ¿El paseo de Life of Victory? El 25 de Mayo en sí. Y el himno nacional, que, ejecutado por la Banda Militar Ituzaingó, del Grupo de Artillería 1 Brigadier General Tomás de Iriarte, resultó toda una apelación al sentir argentino. Ese del que, en alguna porción, forma parte el turf, tan arraigado en esta tierra. cuarto a seis cuerpos. “Ya no es el mismo”, coincidieron algunas crónicas. Tal vez demasiado pronto: Fuego e Hierro no ha cumplido cinco años... No obstante lo raleado del panorama, el triunfador tiene sus méritos. Además de un tercer lugar en el Jockey Club, posee cuatro victorias. Tres, en carreras jerárquicas, y también tres, en suelo anormal, ya sea húmedo o pesado. Su campaña empezó en 1500 metros y cuando debutó en los 2400 cosechó un gran premio, el que le dio 200.000 de los 386.900 pesos que acumula en su trayectoria. “Pintó muy bien desde que empezó el vareo y nos entusiasmó al comienzo de su campaña, pero luego bajó el nivel y Juan Carlos [Maldotti] le dio un descanso y fue recuperándolo despacio. Ahora está otra vez bárbaro”, lo elogió ante el diario La Nación el jockey Noriega, por tercera vez ganador en esta competencia y hecho a medida para manejar desarrollos en la punta, lo mismo que su montado. El fondo, la larga distancia, están necesitando unos cuantos buenos caballos en el ámbito local. El Pellegrini y el Latinoamericano más recientes alertaron sobre eso. Y Vitaminado viene a ser una promesa. “Es un gran caballo y muy barrero”, lo calificó el entrenador Juan Carlos Maldotti. Lo segundo ya está claro; lo primero está por verse. Xavier Prieto Astigarraga 1 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B GOLF Las canchas del Jockey Club y de Augusta National. Bajo el prisma de MacKenzie El hoyo 12 de Augusta de 155 yardas presenta un planteo similar al hoyo 7 de la Azul. Las canchas Azul y Colorada y el campo de Augusta presentan muchas similitudes gracias a la filosofía concebida por el prestigioso diseñador inglés. E l pasado del Club exhibe gente visionaria, autoridades que supieron asesorarse con lo mejor que había en su momento a nivel mundial para construir las dos canchas de golf del Jockey. Fue todo un acierto haber contratado a Alister MacKenzie, considerado el diseñador más prestigioso de campos del siglo XX. Hoy, el Club puede jactarse de ser el único en el mundo en disponer de dos canchas y un hoyo con doble green de su inconfundible sello. El arreglo con este inglés de padres escoceses se concretó a fines de 1929, y su visita a nuestro país se extendió desde enero hasta abril de 1930, fecha en la que volvió a Inglaterra habiendo plasmado el dibujo de la cancha. MacKenzie 1 4 - R E V I S T A D E L J O C K E Y realizó las gestiones con el capitán del Club de ese entonces, Alec Nicholson. El libro de MacKenzie, Spirit of Saint Andrews, publicado después de su fallecimiento en 1934, menciona a ese directivo como actor principal en representación del Jockey. Al llegar a la Argentina, MacKenzie ideó un trazado –y él mismo lo contó en sus libros– inspirado en todos los conocimientos que le entregó Saint Andrews. Tal es así que el inglés, al hablar y escribir luego sobre ello, refirió que la Azul y la Colorada son las canchas que más fielmente simbolizan el espíritu y el diseño del Old Course. Un dato clave es que, ya finalizadas las canchas de nuestro Club, MacKenzie recurrió a los servicios C L U B del legendario Bobby Jones (ganador de los cuatro torneos de Grand Slam) para llevar adelante a partir de 1932 un emprendimiento de excelencia en Augusta, estado de Georgia, donde alumbraría el famoso escenario que cada año recibe el Masters, primer Major de la temporada. Se pudo comprobar que ciertas experiencias que MacKenzie desarrolló en el Club argentino las recreó luego en el emblemático manto verde de magnolias y azaleas. Así, entre uno y otro campo se multiplican las similitudes. Por caso, el hoyo 7 de la cancha Azul del Jockey y el 12 de Augusta (“Golden Bell”) son dos pares 3 con planteos estratégicos muy parecidos y se asemejan en la sensación e inquietud de tiro. Este último El green del 16 de la colorada similar al 8, “Yellow Jasmine”, de Augusta. tiene su encanto especial por el rincón donde está colocado, pero la estrategia, con un green en diagonal, agua anterior y un hazzard importante atrás, conduce al mismo concepto golfístico. Siguiendo con los pares 3, la sensación desde el tee del hoyo 11 de la Azul es muy parecida a las salidas de Augusta en los hoyos 4 (“Flowering Crab Apple”) y 6 (“Juniper”), que poseen un yardaje similar. Se da otra asombrosa semejanza al efectuar el segundo tiro del 15 de Augusta (“Firethorn”) en comparación con el segundo tiro del 15 de la Colorada para un jugador aficionado de 210 yardas de pegada. El desafío consiste en pegar con draw para que la pelota se acomode en función del tercer tiro, y la única diferencia es la laguna que antecede al green en Augusta y lo ondulado del hoyo. Realmente impactan por su misma concepción los greens del 16 de la Colorada del Jockey, con lomas y sin ningún bunker (que el propio MacKenzie lo El Pato Cabrera, ganador del Masters en 2009. reproduce fotografiado en construcción y ya terminado en su libro Masters of the Links), y el del par 5 del 8 de Augusta, bautizado “Yellow Jasmine”. Si el jugador no ingresa por la línea exacta de tiro, la pelota se desvía por los costados y no llega al green. Así, el tiro de recuperación a través de las lomas es muy difícil. Puede apuntarse también el efecto del 14 de la Azul, saliendo desde el tee habi- Fotos cortesía Augusta National Golf Club, Pedro Cossio, Archivo Jockey Club. Llegando al green del hoyo 2, “Pink Dogwood”, de Augusta. El rough en Augusta: siempre con la misma altura. R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 1 5 GOLF El green del 8 de Augusta solo protegido por lomas. tual, que rememora cuando el jugador tira el segundo tiro a la bandera del 7 de Augusta, a un green puesto allí arriba, desnudo, y defendido solo por bunkers. Por lo general, MacKenzie concibió greens en el Augusta National que estuviesen limpios a su alrededor, sin presencia de árboles cercanos, como ocurre en el 2, 7, 9, 17 y 18. En el Jockey se observa este tipo de diseño en el 1, 2, 4, 5, 6, 7 y 9 de la Colorada. Lógicamente, hay diferencias estructurales entre el campo que consagró a Ángel Cabrera en 2009 y las canchas Azul y Colorada, donde el Pato triunfó en 2001. En Augusta, los fairways son más francos y fáciles, pero los greens resultan mucho más complicados, tanto que un jugador promedio argentino hará 8 o 10 golpes más en aquel edén de verdes intensos por la diversidad de caídas y velocidades que circundan la bandera. Además, los bunkers de Augusta son más grandes y profundos, al igual que los crossbunkers. El Jockey Club se propuso en los últimos tiempos volver a las fuentes de MacKenzie, tal como subrayó Julio Sánchez Sorondo, titular de la Comisión de Golf, antes del último Abierto de la 1 6 - R E V I S T A D E L J O C K E Y República. ¿Qué significa volver a las fuentes? Pedro Cossio –activo estudioso de nuestra cancha– (ver recuadro aparte) sugiere, como primera medida, conservar muy bien los árboles necesarios para que la cancha tenga defensa ante eventuales pelotazos a otros jugadores. Asimismo, generar ciertos hazzards pero sin que haya saturación de árboles, equilibrio conseguido con maestría en Augusta. En tercer término, procurar que la rama baja no estropee el juego porque demo- ra la búsqueda de pelotas, crea conflictos innecesarios de todo tipo (lastimaduras, discusiones sobre reglas) y alienta a violar el reglamento. Todas esas contingencias se evitan con árboles limpios abajo. En esa intención de regresar a las fuentes, también es recomendable que el rough para los aficionados no supere la pulgada de altura y el fairway alcance la media pulgada, como se observa en Augusta. Otro de los preceptos de MacKenzie es la inexistencia del crossbunker frontal en los pares 4 y en los pares 5 al drive. La dificultad siempre se plantea en las 280 yardas, con un crossbunker que roba una parte del fairway para complicar el drive muy largo. Alrededor de doscientas personas juegan en la Azul y en la Colorada seis días de la semana, durante todo el año, y hay que preparar pastos en los greens para que resistan tamaño movimiento. En este sentido no hay comparación con el Augusta National, club que maneja un presupuesto muy superior, utiliza una tecnología costosísima y recibe muchos menos jugadores en cada temporada. De hecho, el campo permanece cerrado por largos períodos para preservarlo del frío o del calor. Más allá de las diferencias y de las semejanzas, el alma de MacKenzie está fielmente retratada en los tres campos, como si fuese una marca indeleble. Gastón Saiz Greens indescifrables y caddies atentos Tuve la oportunidad de probarme en la cancha de Augusta en febrero pasado y nunca en mi vida jugué greens más difíciles y celosos. Es realmente un goce cuando uno consigue hacer dos putts desde una distancia razonable, porque son en verdad rapidísimos y la pelota no para de rodar. La arquitectura de los greens, con distintas ondulaciones en diferentes sectores, propone caídas y corridas muy difíciles de descifrar. Por eso hay que ir calculando todas las velocidades. Una de las cosas que más me impactaron fue la manera en que el caddie respeta al jugador. Al llegar al tiro, el caddie inmediatamente te entrega el drive. Y cuando toca hacer el tiro a la bandera da todas las precisiones: “Estás a 180 yardas del centro de la bandera, 168 de la entrada del green y 189 de caerse por atrás”, comenta, por ejemplo. Cuando uno pisa el green, el propio caddie marca la pelota, la limpia y la repone. Por gentileza, en uno de los hoyos del recorrido saqué la bandera y enseguida los cuatro caddies, de muy buen modo, me dijeron que eso era tarea de ellos. Me recomendaron: “No, señor: no haga eso porque si el mánager general nos ve nos va a reprender”. Por supuesto que lo acepté. Pero el trato es siempre muy afable, en un club que es un canto a la austeridad y una belleza en cada rincón. Pedro Cossio C L U B GOLF xxx personajes “Me parece que voy a dejar de jugar a los 100 años” Carlos Bracht. 1 8 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B T odavía hoy, Carlos Bracht y el golf siguen tomados de la mano, inseparables. Caen las hojas del calendario, pero el idilio entre el hombre-leyenda y este deporte se conserva intacto. Carlitos cumplió los 90 años el 18 de mayo pasado, rodeado de familiares y amigos. La celebración honró a un golfista amateur que siempre brilló sustentado en el talento y en la habilidad, más que en la práctica sesuda. “Creo que tuve mucha suerte. De todos mis antepasados, ninguno llegó a esta edad. Debe ser por el golf, ¿no? Habrá que recomendarlo”, sugiere, con esos guiños de humor tan típicos de él. Sus hijas le están armando un libro ilustrado con todas sus hazañas. En esa recopilación se incluyen artículos periodísticos de toda clase, extraídos de diarios y revistas especializadas. También, fotografías que describen una vida rica en anécdotas, viajes y personalidades conocidas alrededor del mundo. No cualquiera paseó su figura por Saint Andrews, conoció a Bobby Jones, actuó en los Estados Unidos o participó de un Mundial de Aficionados. Todos estos fueron hitos en la carrera de Bracht, que a su edad sigue probándose en la cancha como si aún debiera rendir un examen golfístico. “Si no tengo el autito que me prestan se me hace bravo caminar el campo. Además, me desilusiono con algunos tiros que hago. Lástima que la memoria funciona…”, comenta, con su clásico sentido de la autoexigencia. Últimamente, factores climáticos Pegando en el hoyo 1 por la copa Los Andes en el club Los Leones, Santiago de Chile. y el propio cansancio lo alejaron un poco de las canchas Azul y Colorada del Jockey Club. En cierto punto se abstiene de arreglar matches con algunos de sus compañeros por temor a fallar algún golpe. Sin embargo, Bracht sigue en el ruedo y, durante la charla, suelta con llamativa convicción: “No solo me imaginaba jugar al golf a los 90, también me lo sigo imaginando a futuro. Me parece que voy a dejar de jugar a los 100 años”. Aquellos que disfrutaron de su swing natural y se divirtieron junto con él no se sorprenden de su vitalidad y su esfuerzo por mantener el rendimiento. Luis Fernández de Oliveira, su tradicional compinche en duelos de match play, señala: “Es un gran deportista; hasta el año pasado jugaba los 18 hoyos. Lo del carrito fue en los últimos meses, pero tiene una salud excelente, la de un hombre que ha hecho una vida equilibrada: toma muy poco alcohol y nunca fuma”. A Ricardo James le brotan las sonrisas en cada repaso de la figura de Bracht, ganador del Campeonato de Aficionados en 1957. “Carlitos representa el típico jugador amateur, lo que el golf consideraba antes ‘el gentleman player’. Llegaba, hacía medio swing y ya ponía la pelota sobre el tee del hoyo 1 para empezar a jugar. Un golfista ciento Fotos cortesía Julie Bergadá, Carlos Bracht, El Golfer Argentino y AAG. Carlos Bracht, emblema golfístico del Club, cumplió 90 años el 18 de mayo y mantiene vivo su interés por el deporte que lo vio brillar; un ejemplo de vigencia y pasión. Carlos Bracht observa una tarjeta ampliada. El año 1965 fue récord amateur. R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 1 9 GOLF por ciento lúdico, de una habilidad notable y que sigue quejándose hasta cuando le pega fantástico a la bola”. En la misma línea opina su yerno, Marcos Carranza Vélez, otro fiel compañero de andanzas en los trazados del Jockey: “Desde chico admiré su swing natural, armónico y sin defectos. Para mí, sus mejores golpes fueron el approach y el juego sobre el green. A veces, en lugar de utilizar el putter sacaba una madera 5. O capaz que de la bolsa salía otro putter viejo; era un peligro”. Sobre Marcos, Bracht acota mitad en serio y mitad en broma: “Para mi cumpleaños, mi yerno me regaló un balero y me dijo que le dedicara tiempo en lugar del golf. Soy sincero: de chico jugaba muy bien al balero. Bah, en esa época tenía mucha facilidad para todo lo que fuera movimientos de coordinación, era como un plus”. Lógicamente, la edad le impide alcanzar las distancias que lograba en su plenitud. “Ahora, a gatas, llego a las 200 yardas”, reconoce Carlitos, que hace unas semanas visitó el driving range de la Costanera y practicó con una madera 3, hasta que lo superó el aburrimiento. Otra vez, resopla: “Es que nunca me gustó practicar…”. En tiempos de veteranía, es tradicional relacionar la edad avanzada con algún aspecto del golf. Roberto De Vicenzo suele bromear a sus 88 años: “Me estoy acercando al hoyo 18”. Por su parte, Carlitos compara: “Más allá de lo que me exijo y mi bronca por no poder pegar como quisiera, para mí es un aliciente anotar un score más bajo que mi edad. Firmar cerca de los 80 golpes y quizás un poco más está muy bien. Esto, más allá de que la concentración se me vaya o que no tenga la misma fuerza de antes”. Hace unos meses, la Asociación Argentina de Golf condecoró a todos aquellos amateurs que representaron a nuestro país en mundiales, y lógicamente el más veterano fue Bracht. “El golf me dio todo lo que me podía dar. No le puedo pedir más. En cambio, yo no le di nada, no me sacrifiqué nunca”, exagera con gran dosis de humildad. En realidad, Carlitos 2 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y Reconocimiento de la AAG. siempre fue un espectáculo en persona, como lo testimonian los recortes coleccionados de El Golfer y otras publicaciones que cubrían la actividad amateur. “Hace poco hizo un birdie en el par 3 del hoyo 11 en la Azul; lo resolvió con un putt de unos 4 metros. Fue mientras jugábamos uno de esos fourballs clásicos. No sé si debe haber un caso igual para un golfista de 90 años”, apunta Fernández de Oliveira. “Yo daría no sé cuánto por llegar a los 90 con el espíritu y el juego de él. Alrededor del green tiene unos toques maravillosos”, subraya “Jimmy” James. “Sería lindo que el club decidiera realizarle un torneo y que él mismo elija la modalidad. Además, que salga en el primer thresome”, se ilusiona Carranza Vélez. El Jockey Club sigue disfrutando de Carlos Bracht, artista romántico de los hierros y las maderas. No será con la misma potencia y precisión, pero se le advierte ese fuego de campeón. Una llama que quizás dure hasta los… 100 años. Gastón Saiz C L U B campo de deportes Torneo 25 de Mayo La pelota de fútbol, una excusa para cualquier edad La misma pasión que todos los fines de semana. El Torneo 25 de Mayo, que tuvo participación internacional, reunió desde menores de 16 años hasta mayores de 50; el tenis y el hockey, siempre en movimiento. 2 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y E s un compromiso impostergable para cualquier futbolero que se precie. Se trata del Torneo 25 de Mayo, que reúne a seis categorías y dispara mil historias entre esos 400 participantes. En esta edición, el Jockey Club de Rosario fue el gran dominador, ya que logró el título en cuatro divisiones. Pero vayamos desde los más jóvenes hasta los veteranos. Entre los menores de 16 se impuso la entidad rosarina y tuvo como C L U B subcampeón al Jockey Club Argentino “Azul”. Asimismo, participaron el Jockey Club Argentino “Blanco” y el Colegio San Pablo. Entre los Sub 21 también ganó la institución de Rosario, que venció en la final a Alto Nono. Además, intervinieron el Jockey Club Argentino, el Náutico San Isidro, CUBA y Jockey Club Rosario “B”. En la categoría libre, el Jockey Club de Rosario se anotó en el primer puesto y dejó segundo a CUBA. Jockey Club Argentino y Náutico San Isidro fueron los Menores de 16, mayores de 40, menores de 21, mayores de 50: todos se divierten. dos rivales restantes. La hegemonía rosarina se cortó en la división para mayores de 30 años, en donde triunfó CUBA y lo secundó el Jockey Club Argentino. El tercero en discordia en esa categoría fue el Jockey Club de Rosario. En el ámbito de quienes superan los 40 años dio la vuelta olímpica Woodlands. A la entidad uruguaya le sucedieron el Jockey Club de Rosario, Jockey Club Argentino, Náutico San Isidro, CUBA y Stella Maris (Uruguay). Por último, en la categoría de mayores de 50 años se consagró el Jockey Club de Rosario, que venció en la definición a nuestro Club. También CUBA, Atalaya, Regatas de Bella Vista y Náutico San Isidro animaron la división de los más experimentados. Los distintos representativos del Club estuvieron a cargo de los socios Eduardo Arias Sauze, Eduardo Bullrich, Santiago Martel, Javier García Igarza, Peter Laurence, Federico Amuchástegui, Alejandro Oyuela, Fernando Moroni y Virgilio Gregolini. Paralelamente se siguen disputando los torneos internos de la Copa Otoño, que reúnen a 1600 jugadores entre todas las categorías, excepto la de Veteranos (+ 40 años), que ya ungió a su campeón (Aves Negras) y subcampeón (Picapiedras). Los goleadores de esta división fueron Alejandro Oyuela (Aves Negras) y Rodrigo Méndez Paz (Maquinita); la valla menos vencida le correspondió a Aves Negras. Y como el balón no deja de rodar a lo largo del año, el primer fin de semana de septiembre se efectuará la gira a Rosario para el certamen General San Martín. El Club viajará con las siete categorías (se agrega la de menores de 18 respecto del Torneo 25 de Mayo) y la delegación estará integrada por un total de 110 personas. Por otro lado, los coordinadores de Menores están llevando adelante conversaciones para disputar amistosos con la Escuela de Matías Almeyda, River Plate y diversos colegios durante los fines de semana largos. Se busca ofrecer deporte a los chicos que concurren al Club en fechas sin actividad oficial. Tenis y hockey El tenis es otra de las disciplinas que despierta pasiones a su manera. Hasta mediados de junio se desarrollaban los certámenes correspondientes a la Copa Pellegrini (single caballeros) para la 2ª, 3ª y 4ª categoría; la Copa Primavera (single damas) en las divisiones 1ª, intermedia, 2ª y 3ª; y la Copa Doble Veteranos (categorías de mayores 35B, 45B y 45C). En tanto, el 6 de agosto está previsto el comienzo del Doble Mixto para las categorías 1ª, intermedia, 2ª, 3ª y 4ª y, el 20, la Copa Carlos Pellegrini (1ª e Intermedia). En el hockey la temporada está en marcha con un crecimiento sostenido. Todos los años se suman más adeptas a esta disciplina, nunca tan popular en la Argentina. Hubo encuentros frente a distintos clubes de la zona y este año toca ir a Rosario, entre septiembre y octubre, con miras a la Copa Amistad. La segunda arista interesante es que sábado tras sábado se consolida el equipo de las Mami Hockey. Se estuvo disputando en el club Liceo Naval el tercer torneo Otoño –la última fecha se preveía para el 10 de julio–. En la 2ª fecha, María Pasman fue reconocida como “jugadora destacada”. Lo valioso de estos certámenes para madres es el roce competitivo con entidades de los más diversos niveles en este juego: Champagnat, Hebraica, Campus, Lascualki, Liceo Naval “Azul”, “Blanco” y “Negro”, Los Robles, Manuel Belgrano A y B, Saint Patrick’s, Sosiego y Vélez A y B. R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 2 3 campo de deportes Fotos: Archivo Jockey Club. Algunos equipos JC mayores de 30. JC menores de 16. JC menores de 16. Mayores de 40. Mayores de 50 JC y Rosario. Mayores de 50. Menores de 21. Libres: campeón Rosario. Mayores de 50: campeón Rosario. Menores de 16: campeón Rosario. Jugando con equipos de otras latitudes nos enriquecemos todos. Buenas noticias Otra de las buenas noticias del Campo de Deportes fue la incorporación de cintas y bicicletas en el gimnasio, con siete de cada uno de esos aparatos. La cantidad de inscriptos sigue en aumento y el promedio de abonados, respecto del “viejo” gimnasio, subió de 150 a más de 450. Los elementos para el fortalecimiento físico están al alcance, ya que hay máquinas para todas las disciplinas. Además, se está realizando el zanjeo para llevar luz a la cancha Nº 3 de fútbol. Los socios José M. Macera y Carlos Pérez San Martín han tenido el gesto de donar la obra para que el campo de deportes cuente con una segunda cancha iluminada. Y a partir del 4 de junio se dispuso la contratación de una unidad de traslado para emergencias, solo para casos en los que haya riesgo de vida. Para las atenciones o lesiones menos urgentes hay un cuerpo médico con equipamiento de última tecnología, que incluye un desfibrilador incorporado a principios de año y dos servicios de ambulancias para traslados. Gastón Saiz 2 4 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B sede social natación protagonistas Nadar, un vehículo para la superación Juan Pablo Dithurbide es integrante del grupo Inefables, que representa al Club a nivel nacional e internacional; de un accidente de cadera a la satisfacción de competir y lograr marcas. Juan Carlos Dithurbide. 2 6 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B Foto cortesía Juan Carlos Dithurbide y Carlos Acevedo. JCD larga primero. T ransformar una amenaza en una oportunidad. La frase es tan conocida como mágica, porque si se aplica en la vida cotidiana puede surtir efectos muy positivos. Es el caso de Juan Pablo Dithurbide, que sufrió un grave accidente de cadera y hoy, con sus 53 años, se destaca como referente del grupo Inefables, nadadores categoría master que representan al Jockey Club por el mundo. “En 2004, a los 45 años, tuve un accidente al quedar aplastado por un caballo durante una práctica de polo. Me fracturé la pelvis, la cabeza del fémur y varias costillas. Estuve en terapia intensiva, dos meses en cama y luego otros dos con muletas”, describe Juan Pablo, cuyo pasado deportivo había estado mucho más vinculado al rugby que a la natación. “De muy chiquito, cuando tenía 6 años, nadaba en el Náutico de San Isidro, pero luego dejé y me dediqué al rugby en el SIC y en San Andrés”. Sin dudas, aquel accidente en el campo significó un punto de inflexión: “Es de esas contingencias en las que ‘el de arriba’ te dice: ‘Que te pase solamente esto’, porque por la caída pude haber quedado cuadripléjico. En la vida hay cosas que te hacen detener y reflexionar, y esta fue una”. Dithurbide entendió que la rehabilitación podía facilitarse mediante la natación, y así fue como empezó a frecuentar la sede de Alvear. Al mes de bracear en la pileta de 17 metros de largo, el profesor Diego Tricarico se le acercó y le ofreció sumarse a un incipiente equipo de nadadores que hacía sus primeras armas y que luego se autodenominaría “Inefables”. “Allí estaban Alejandro Freeland, Carlos Morgan y Martín Huergo. Después se sumaron Pepe Bosch y Cristian Sicardi. Nosotros seis armamos esa suerte de mística”, cuenta Juan Pablo. Encararon la actividad casi como un juego, pero el crecimiento fue llamativo gracias al empuje y al entusiasmo de cada uno. “No estábamos federados y el Jockey Club, en los estatutos, no figuraba inscripto como una entidad de natación. Entonces, para las primeras Posta Inefables. De izq. a der.: Carlos Sicardi, J. C. Dithurbide, el profe Diego Tricarico, Carlos Morgan y Alex Freeland. competencias representamos al club Los Dorados, que es un nombre de fantasía que te otorga la Federación de Natación para permitirte competir cuando no tenés club. Luego, el Jockey se inscribió como un club de natación y logramos la representatividad”. A medida que adquirió volumen de entrenamiento, Juan Pablo mejoró su técnica. Un progreso que alcanzó también al resto de los Inefables, quienes conformaban una agrupación muy heterodoxa por sus distintas edades y lugares de origen. “Las primeras competencias se dieron en clubes de barrio, en Morón, R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 2 7 sede social Todo listo. Villa Luro, La Matanza… Todos lugares muy típicos, un mundo muy interesante para conocer. Luego aparecieron los torneos nacionales, que consistieron en viajes a Paraná, Santa Fe, Córdoba y Mar del Plata. En estos circuitos te vas encontrando con la misma gente y generás un círculo de amistad”, explica Dithurbide. La contracción al trabajo lo impulsó a entrenamientos que treparon hasta los 12.000 metros de pileta, con cinco sesiones semanales. Se volvió fundamental practicar los cuatro estilos bajo la supervisión del profesor. Dithurbide se especializó en pecho para las distancias de 50, 100 y 200 metros. Y bajo un ritmo sostenido, en una charla entre los Inefables se barajó la posibilidad de participar en un Campeonato Mundial Master. “Vimos los cronómetros y nos dimos cuenta de que entrábamos en algunas de las pruebas, que estábamos en el tiempo mínimo requerido para ir. Así fue como en 2006 apuntamos a Stanford, California, para nuestro primer mundial. Y allí nos dirigimos: a la “Es querer competir, no ganar” por Carlos Acevedo El sobrepeso, las operaciones de meniscos, el rugby, Mi periplo en esta disciplina incluyó campeonatos la artrosis y la edad hicieron que mi rodilla izquierda metropolitanos, nacionales y sudamericanos, incluida tuviera que ser reemplazada por una prótesis de titanio, aquella cita del Mundial de Australia. Siempre lo hice con que anduvo de maravillas. Un día, en el Club, el profesor mi prótesis en la rodilla izquierda; en todos los casos me de natación me preguntó si quería empezar a competir tenían que ayudar a subir al cubo de largada, del cual uno en torneos. Para ello se requería una gran dosis de muchas veces se cae por ansiedad o nervios, por lo que constancia y ganas. Dudé, pero le dije que sí. queda automáticamente descalificado de la competencia. Empezamos a entrenarnos hasta tres o cuatro horas por Estoy convencido de que la energía positiva surge al día, en el Centro Nacional de Alto Rendimiento (CENARD). estar atento, al saber motivarse a uno mismo. Es querer Allí practicaban los mejores deportistas amateurs del competir, no ganar. En 2010, me colocaron una segunda país del momento: José Meolans, Georgina Bardach y prótesis, esta vez en la rodilla derecha, lo cual, sumado a una arritmia, me impidió competir durante todo nosotros, unos renacuajos venidos a más llamados ese año. Pero en 2011 pude recuperar la rodilla “Inefables”, el equipo de los nadadores master y corregir la arritmia, lo que me permitió retomar del Jockey Club. Tomé la natación como la actividad competitiva. Así continúo parte de mi recuperación y así hoy, como un Inefable más. lo sigo haciendo hoy. aventura”, recuerda Juan Pablo. Aquella experiencia internacional inauguró un recorrido fascinante, que tuvo su correlato en otros dos mundiales, Perth 2008 y Gotemburgo 2010, y que tendrá continuidad en Riccione 2012. “Es interesante cómo lo vive el grupo. A cada uno de estos torneos llegamos un par de días antes para aclimatarnos y sentirnos bien preparados. El ambiente es de competencia y de concentración, pero no dejamos de atender la parte turística, que la reservamos para después del certamen. La participación es una suerte de excusa para viajar”, admite Dithurbide, orgulloso de ese conjunto de nadadores que disfruta de la superación personal, más que de imponerse al contrincante. “Yo, que nunca fui nadador, todo lo que hice desde los cuarenta y pico de años significó un progreso. En los torneos decís: ‘Pucha, todo lo que puedo evolucionar todavía’. Y si bien la parte física y de entrenamiento resultan muy importantes, la parte técnica también lo es”. Licenciado en Administración de Empresas y ligado a una corredora de cereales, Dithurbide se gratifica con el registro de 39s51 que obtuvo en los 50 metros pecho de Gotemburgo 2008, como también haber bajado el minuto y 10 segundos en estilo libre en el Sudamericano de Mar del Plata 2009. “La mayoría de las veces, la natación implica una frustración, porque normalmente el tiempo no aparece, no llega. Es muy ingrata. Pero la gran alegría se da cuando rompés tu mejor marca”. Con el transcurso de los años, el conjunto estable se ha ido modificando un poco, incluso aumentó de 6 a 25 nadadores. Pero hay un lema inamovible: el que ingresó como Inefable, lo seguirá siendo para toda la vida. “Mi mayor satisfacción fue transformar una mala circunstancia –el accidente– en una oportunidad para estar donde estoy ahora, junto con un grupo fantástico”, se enorgullece Juan Pablo, que ya sueña con más amistades y marcas aún superiores. Gastón Saiz 2 8 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B sede social gimnasio Exhibición de box Como es tradicional, el 16 de diciembre de 2010 se ofreció en el gimnasio del quinto piso de la Sede Social una exhibición de box, de la que participaron, entre otros, los profesionales Ricardo Silva, Alejandro Domínguez y Daniel Coronel. Los asaltos fueron supervisados por los instructores del Club, D. Pedro Franco y D. Alberto Maciel, y contaron con la presencia de numerosos socios que siguieron con marcado entusiasmo la demostración. 3 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B cultura sede social Ópera Múltiples han sido los actos culturales que el Club ha programado para socios e invitados en el ámbito del Salón Anasagasti. El 24 de mayo tuvo lugar una gala lírica en la que el tenor Iván Gancedo (h), acompañado por la pianista rusa Rozita Zozulia, interpretó obras de G. Pucini, C. Bixio, J. Lacalle, M. Grever, E. Di Capua, A. Lara y G. Capurro, entre otros compositores. R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 3 1 patrimonio xxx El arte del pintor Lucien Simon en el Salón Dorado del Jockey Club Espacio habitual de brillantes recepciones y escenario en el que mensualmente se reúne la tradicional Mesa del Senado del Club, el Salón Dorado de la planta baja de la sede social luce en sus muros dos pinturas del artista francés Lucien Simon (1861-1945), que a través del tiempo, y por distintas sendas, fueron a reunirse en ese ámbito distinguido para deleite de quienes lo frecuentan. Por Roberto D. Müller F ue Simon un pintor, acuarelista y dibujante de destacada trayectoria [ilus. 1]. Alumno de Jules Didier, se perfeccionó entre 1880 y 1883 en la Académie Julian. Hacia 1895, siguiendo la huella abierta por Charles Cottet con su pintura Enterrement en Bretagne –de sorprendentes tonalidades sombrías–, y junto con André Dauchez, Xavier Prinet y René Ménard, integró un grupo que dio en denominarse la Bande Noire, que supo aprovechar los recursos de los impresionistas –especialmente sus rápidas pinceladas–, pero utilizando a la vez colores mucho más oscuros y bruscos contrastes entre luces y sombras. Su esposa Jeanne, hija de Dauchez, era originaria de Bretaña, de ahí que Simon visitara a menudo esa región, que lo fascinó e inspiró desde un primer momento, impulsándolo a radicarse allí a partir de 1901. Su temática se vio entonces acotada, casi exclusivamente, a reflejar la dura vida de los campesinos y los marinos del Pays Bigouden, sus costas abruptas, sus nubes caprichosas, la fornida complexión de sus habitantes, sus curiosas vestimentas, sus rostros curtidos hasta parecer tallados en pie- 3 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y 1 Autorretrato. Museo de Bellas Artes de Lyon. dra, sus ceremonias religiosas. Su éxito se puso de manifiesto de inmediato. Las críticas periodísticas laudatorias sobre sus obras se multiplicaron. Ya en 1910, Jean Valmy-Baysse le dedicó un estudio biográfico y artístico incluido en la serie “Monographies illustrées des artistes vivants”*, señalando que, desde el momento en que decidió asentarse en C L U B Bretaña, se tornó evidente que “su talento había encontrado su patria”, porque el primitivo país de los bigoudains lo había entusiasmado decididamente y transformado radicalmente su arte y su estilo. Ese mismo año, el crítico Huntly Carter escribió en The New Age que la inteligente mirada de Simon había sabido captar tan expresivamente la vida diaria, que hasta parecían oírse los ruidos producidos por los movimientos y el trajinar de los protagonistas de sus pinturas. También los premios se multiplicaron a lo largo de su carrera; y asimismo las exposiciones. En 1912 se le dedicó una en las galerías parisinas de Bernheim-Jeune, y la experiencia volvió a repetirse, en igual escenario, en 1928 y en 1930. En 1925 expuso en la Galería Witcomb de Buenos Aires, y también se efectuaron muestras individuales en la Galerie Charpentier de París, en Londres, Venecia y Pittsburg. A la vez, continuaron publicándose libros sobre su obra, tal el caso de Peintures et aquarelles de Lucien Simon, con prefacio de Louis Aubert (Paris: Armand Colin, 1924)*. Ocupó algunos cargos públicos y académicos, dirigió el Museo Jacquemard-André de París, ilustró libros de autores franceses, 2 pero su aliento vital estaba dedicado de lleno a la pintura, acompañado en esa pasión por su esposa Jeanne y su hijo Paul, pintores también ellos. En 1931 visitó Buenos Aires, donde expuso sus pinturas y dictó varias conferencias sobre el arte francés contemporáneo en la Facultad de Filosofía y Letras, concluyendo su estadía en nuestra ciudad con una disertación en el Instituto Popular de Conferencias del diario La Prensa, pronunciada el 24 de julio con el título Lucien Simon par lui même (cfr. Anales del Instituto Popular de Conferencias, tomo XVII, Buenos Aires, 1932, pp. 161171)*. Todavía a mediados del siglo pasado, a diez años de su fallecimiento, se solían ofrecer conferencias y disertaciones sobre su arte, tal el caso de la impartida por Jean Souverbie en la Académie des Beaux-Arts el 4 de diciembre de 1957. Sin embargo, el nombre de Lucien Simon fue cayendo en un progresivo olvido y su pintura quedó relegada, como algo demodé, ante el decisivo impulso de las vanguardias de las primeras décadas del siglo XX y las nuevas tendencias estéticas en vigencia a partir de 1960. Solo comenzó a ser revalorizado en 1981, gracias a una muestra que se llevó a cabo en el Museo de Quimper (la capital del departamento de Finisterre, en Bretaña), y a otra dedicada a Lucien, Jeanne et Paul Simon, 3 R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 3 3 patrimonio xxx une famille d’artistes, realizada en París, en la galería de Philippe Heim, en 2002. Ese mismo año se publicó una ambiciosa monografía generosamente ilustrada firmada por André Cariou (Lucien Simon, Plomelin: Éditions Palantines, 2002)*, autor que también organizó una nueva exhibición en el Museo de Quimper, que se mantuvo abierta al público entre el 30 de junio y el 2 de octubre de 2006, volviendo a actualizar la figura del artista y renovando el interés por su obra. En nuestro medio, Simon gozó de un gran prestigio. El Museo Nacional de Bellas Artes logró reunir cinco piezas suyas entre óleos y acuarelas, y muchos fueron los coleccionistas argentinos que se sintieron atraídos por su pintura, entre ellos don Francisco Llobet (1883-1939), que llegó a poseer doce obras del artista y las difundió por medio de una muy cuidada publicación titulada Lucien Simon: su vida y su obra (Buenos Aires, 1932)* [ilus. 2], que incluye un certero estudio crítico sobre la trayectoria y el estilo del pintor, firmado por el propio coleccionista, a quien se le deben, asimismo, los breves comentarios antepuestos a cada una de las reproducciones de los cuadros, entre los que se destaca uno que el artista pintó especialmente para Llobet: Polistas en Buenos Aires, obra que realizó durante su visita a nuestro país y que es la que cierra dignamente el interesante opúsculo editado por Llobet. 4 Centrando nuestro interés en el catálogo, podemos decir que, de entre todas las piezas excepcionales que lo componen, se destaca una que siempre fue considerada como un trabajo fundamental del pintor: Pardon de Tronoan-Lanvoran [ilus. 3], un óleo sobre tela de apreciables dimensiones (156 x 193 cm) que ostenta, abajo y hacia la izquierda, la tradicional firma del pintor, con una L superpuesta a la 3 4 - R E V I S T A D E L J O C K E Y 5 Boceto para Le Pardon. Colección particular. S de “Simon” [ilus. 4]. Esta pieza, fechada en 1895, se presentó al año siguiente en el Salon de la Société Nationale des Beaux-Arts de París y despertó algunas críticas feroces debido a su oscura tonalidad, contribuyendo a la reputación de la Bande Noire. Sin embargo, también le deparó elogios, como el de François Thiébault-Sisson, quien, al reseñar las obras expuestas en el Salón, advirtió que Charles Cottet no se hallaba solo en su afán por registrar los rústicos y a veces trágicos aspectos de la vida bretona, sino que tenía algunos seguidores que, como él, honraban a la pintura francesa, y ese era, precisamente, el caso de Simon, “en quien habíamos depositado bellas esperanzas, concretadas ahora por su Pardon de Tronoan…” (Le Salon de 1896, Paris: Boussod, Valadon & Cie., 1896, pp. 90-91)*. El cuadro se expuso un año después en San Petersburgo, en oportunidad de una muestra organizada por la Cruz Roja Internacional, y posiblemente fue en esa ocasión cuando la adquirió Pavel Kousnetzoff, profesor en la Academia Imperial de Bellas Artes de Moscú, personaje que más tarde se radicó en Odessa. No conocemos otros datos sobre su trayectoria y procedencia que C L U B expliquen cómo llegó la obra a Buenos Aires o dónde y cuándo se integró a la colección Llobet. En tren de suposiciones, podemos pensar que la adquirió en París, en la venta de Madame X, que se llevó a cabo los días 16 y 17 de diciembre de 1919. En esa oportunidad, según se señala en el Dictionnaire de Benezit, se vendió, en la suma de 6300 francos, una obra titulada Pardon en Bretagne, que bien podría haber sido la que ahora nos interesa. Esta referencia no pasa de ser una especulación; en cambio, sí sabemos con certeza que existe un estudio previo a la ejecución definitiva de la pintura –un óleo sobre tela de 46 x 55 cm– que hoy se conserva en una colección particular [ilus. 5]. Cabe advertir algo sobre su título y el tema representado. El Pardon era y es una procesión tradicional que sale de las iglesias regionales –en este caso de Notre-Dame-de-Tronoën, en la comuna de Saint-Jean-Trolimon– para solicitar indulgencias a favor de los pescadores ausentes, así como también en beneficio de los campos yermos u otras necesidades colectivas. Según decía Llobet en su comentario, los penitentes iban en hileras, “con cruces procesionales y patrimonio delgados cirios, guiados por una misma idea de purificación, hasta los viejos monumentos de los caminos”. Ante esos calvarios de piedra, la multitud elevaba “sus cánticos y rogativas, expresión concentrada de las preocupaciones y dolores de todos”. Este es el camino y el momento que Simon ha sabido representar en forma admirable, con amplias y seguras pinceladas que modelan las formas y les otorgan una contundente corporeidad, componiendo a la vez a sus figuras en un conjunto que rememora los abigarrados frisos de la glíptica clásica. En cuanto al calvario que ha quedado registrado en la tela, cabe destacar que se trata de un monumento escultórico del siglo XV que todavía se conserva in situ y es uno de los mayores atractivos turísticos de 6 7 3 6 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B la zona [ilus. 6]. Resta aún aclarar a qué se refiere el Lanvoran del título de la obra. Según Cariou, esa palabra querría decir “santuario de San Voran o Moran”, y Simon habría sido el único en asociar a dicho santo con la iglesia de NotreDame-de-Tronoën, puesto que su culto se celebraba en otro ámbito, en la capilla de Santa Marina en Combrit. El cuadro permaneció en la colección de Llobet hasta su muerte y pasó luego a ser propiedad de su hija, la señora Ernestina Llobet de Llavallol, quien, en 1958, cuando renacido de sus cenizas el Jockey Club reabrió sus puertas en la sede provisoria de la calle Cerrito, lo donó a la institución en memoria de su padre y con el fin de que se comenzara a formar nuevamen- 8 La récolte de 1907. Museo de Bellas Artes de Quimper. te una señera colección de arte como la que se había logrado reunir en la calle Florida. Tal gesto, similar al de muchos otros socios y sus descendientes, que obsequiaron cuadros y objetos de arte con igual motivo, nos deja el testimonio no solo de un generoso gesto de desprendimiento, sino también del acendrado amor hacia el Club que siempre sintieron sus miembros y familiares. En lo que atañe al otro cuadro de Simon, el que enfrenta al hasta aquí reseñado, podemos observar que se trata de un óleo sobre tela también de gran formato (146 x 192 cm), firmado abajo y hacia la izquierda [ilus. 7]. Este cuadro ha sido conocido, por lo menos desde que llegó a nuestro país, con el nombre de Campesinos bretones. Sin embargo, es otro el título que le corresponde: Les ramasseurs des pommes de terre à la Pointe du Raz. Cariou, al enumerar la localización de las obras de Simon existentes en museos, iglesias y lugares públicos, lo cita así, apuntando, equivocadamente, que fue donado al Jockey Club por “la fille de Francisco Llobet” (p. 154). Dejemos de lado este error, puesto que ya advertimos que el cuadro ofrecido por la hija de Llobet era el Pardon, pero detengámonos un momento para explicar el tema tratado. Al respecto, Cariou señala que una parte fundamental de la alimentación de los bretones eran las legumbres, de ahí que a Simon le interesara reflejar a los campesinos entregados a su ardua tarea de extraer las patatas de la tierra. Ese fue el tema de una lograda y famosa pintura que presentó en 1907 –La récolte des pommes de terre–, que hoy forma parte del patrimonio del Museo de Bellas Artes de Quimper [ilus. 8]. Para esta obra, Simon realizó numerosos bocetos al R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 3 7 patrimonio xxx lápiz y a la acuarela y un estudio muy completo al óleo, que se conservan en colecciones particulares y en el Museo de Rennes (Cariou, pp. 70-71). La obra tuvo una gran aceptación, lo que llevó a que, años después, el artista la plasmara también en una acuarela sobre papel de grandes dimensiones, que hoy integra el patrimonio del Museo de Bellas Artes de Nantes (Cariou, p. 72). En todos estos casos, que solo presentan leves variantes de detalle, la escena se desarrolla en los campos adyacentes a la capilla de Notre-Dame-de-la-Joie, entre el faro de Eckmühl y el puerto de Saint-Guénolé. Muy diferente es, en cambio, el ámbito que muestra la obra aquí conocida como Campesinos bretones, en la cual, y siempre de acuerdo con lo dicho por Cariou, Simon volvió a abordar el tema de los recolectores muchos años más tarde, hacia 1920, pero situando la escena en la Punta de Raz, indicando, al mismo tiempo, que tal obra, después de pertenecer a algunas colecciones particulares se había incorporado a la colección artística del Jockey Club de Buenos Aires (Cariou, p. 70). Al respecto, podemos recordar que, aunque sin especificar ubicación alguna, ya en 1924 Aubert había catalogado este óleo con el título de Récolte des pommes de terre (Pointe du Raz), fechándolo precisamente en 1920 (Aubert, p. 74). 3 8 - R E V I S T A D E L J O C K E Y Conciliando ambos títulos, podemos decir que el cuadro muestra en efecto a un grupo de campesinos bretones, a la vez que, claramente, nos indica que la tarea que están encarando esos campesinos es, precisamente, la de extraer los tubérculos de la tierra. En cuando a su colorido, este se manifiesta por medio de una paleta de una armonía mucho más sorda que la de la versión de 1907. Además, es mayor la concentración de los personajes, que forman un bloque ritmado en su interior por las distintas posiciones, los niveles de inclinación de las figuras y una suerte de abanico formado por los azadones que se hunden en la tierra en forma reiterada, como expresando la monotonía de un agotador trabajo sin fin. Las rocas que ocupan el primer plano de la composición y el cielo preñado de nubes plomizas conforman un todo homogéneo en el que ha quedado sabiamente reflejado el ambiente áspero, la atmósfera inclemente y la rudeza del trabajo cotidiano que tan bien supo captar la mirada alerta de Lucien Simon. Proviene este cuadro de otra prestigiosa colección artística porteña, la de don Carlos Madariaga y doña Josefa Anchorena. Muchas de las obras de esa colección fueron oportunamente donadas al Museo Nacional de Bellas Artes, pero esta pieza –que tal vez fue- C L U B ra adquirida en la exposición realizada en Witcomb en 1925– le fue entregada al Patronato de la Infancia, para que, a través de una subasta o una rifa, pudiera recaudar fondos para su meritoria labor. Sin embargo, las autoridades de esa institución resolvieron obsequiársela al Jockey Club en diciembre de 1968, a poco de inaugurarse la actual residencia de la avenida Alvear, como una manifestación de su agradecimiento por los innumerables beneficios recibidos de parte del Club a lo largo de su historia. Desde entonces, ambos cuadros, uno frente al otro, testimonian dos momentos de la trayectoria artística de Lucien Simon, a la vez que contribuyen a enriquecer el elegante salón que, hacia 1924, doña Concepción Unzué de Casares decidió redecorar en estilo francés, con una rica boiserie y un simpático plafond pintado proveniente de un petit hôtel de París. En resumen: un rincón de arte incomparable que, sin lugar a dudas, prestigia aún más a la ya de por sí suntuosa residencia en la que se desarrollan las múltiples actividades sociales del Jockey Club. * Las obras destacadas con un asterisco pueden ser consultadas en la Biblioteca del Club. biblioteca Ex libris argentinos conservados en libros de nuestra biblioteca En una entrega anterior de esta revista nos referimos al ex libris de nuestra Biblioteca y en esa oportunidad señalamos que esa expresión latina quería decir “de los libros de” o “de entre los libros (de)”, y que se le aplicaba a una cédula de pequeñas dimensiones que suele adherirse a los libros para identificar a su propietario por medio de inscripciones diversas y elementos figurativos y/o decorativos que se insertan en ella. A hora centraremos nuestra atención en otros ex libris que se conservan en la Biblioteca, aclarando que no se trata de piezas de una colección formada especialmente mediante una selección o a través del intercambio que es común entre los exlibristas, sino de marbetes pegados a libros –generalmente de cierta antigüedad– que se fueron incorporando al patrimonio del Club a lo largo del tiempo, ya por haber sido adquiridos en remates de bibliotecas particulares, ya por haberse recibido gracias a generosas donaciones. Hasta el momento, en lo que podemos calificar como una búsqueda incipiente –que al avanzar sin duda va a deparar nuevas y gratas sorpresas–, llevamos inventariados más de cincuenta ex libris, tanto argentinos como extranjeros, y creemos que aún queda mucho por trabajar, y que nuevos ejemplares enriquecerán en el futuro esta vertiente de nuestra investigación, que nos pone sobre la pista de los antiguos propietarios de esos libros y, en cierta forma, nos permite ir trazando las vicisitudes de la trayectoria histórica de cada uno de ellos. 4 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y Se considera que los ex libris nacieron casi en forma contemporánea con la imprenta de tipos móviles inventada por Johannes Gutenberg hacia 1450. Además, sabemos que los primeros fueron xilográficos y que, poco a poco, se fueron refinando técnicamente gracias al desarrollo de la calcografía. Asimismo conocemos que predominaron, entre los más antiguos, y hasta bien avanzado el siglo XVIII, aquellos en los que figuraban escudos heráldicos, puesto que eran sobre todo los nobles los que dominaban el arte de la lectura o los que al menos adquirían libros por razones de prestigio social, poseyendo nutridas y ricas bibliotecas que merecían ser protegidas por medio de esas marcas de propiedad. Solo a medida que se fue desarrollando una incipiente burguesía, cuyos miembros se transformaron en ávidos lectores y en dueños de inestimables bibliotecas, el campo temático de los ex libris se fue abriendo hacia nuevos horizontes, aunque los blasones siguieron perdurando, incluso en nuestro medio, junto con motivos variadísimos, relacionados con las apetencias intelectuales de sus C L U B propietarios, sus profesiones, su gusto por las alegorías, su interés por el erotismo, la zoología, la naturaleza, los deportes, las cuestiones espirituales o las lecturas predilectas. En esta oportunidad nos referiremos a algunos ex libris de bibliófilos argentinos señalando al mismo tiempo en qué libros se los pueden descubrir, lo cual ofrece una perspectiva singular acerca de los gustos predominantes entre los coleccionistas. Por otra parte no debe olvidarse que, según algunos autores, fue en nuestro país donde surgió en el pasado el primer ex libris hispanoamericano, en concreto, el muy simple correspondiente a la Universidad Mayor de Córdoba, fechado c. 1690 [cfr. Benoît Junod, The World of Ex-Libris: a Historical Retrospective (1995). 1. Early Printed Ex-Libris 1470-1700. 1f. Other European Countries (en línea). Disponible en Internet: www.karaartservers.ch./exlibris/1f.html]. Como podemos apreciar, longeva y pródiga ha sido la costumbre de usar ex libris en el territorio argentino, razón por la cual consideramos que es por demás interesante dedicarle al menos unas líneas al tema. Sin seguir 1 2 3 un orden cronológico estricto, que por otra parte sería improbable establecer fehacientemente, podemos comenzar por describir uno de los más sencillos, que muestra las iniciales A y Z entrelazadas dentro de un círculo, la expresión “ex libris” y el signo “Nº” seguido de varios puntos suspendidos, sobre los que se ha agregado, en forma manuscrita, el número “545”. Todos estos elementos figuran inscriptos en una suerte de plaqueta, en cuyos ángulos se perciben los que parecerían ser los cabezales de cuatro clavos [ilus. 1]. Este ejemplar, conservado en la parte interior de la tapa superior del primer volumen del Cours de Droit Civil Français de Aubry y Rau (Paris: Cosse, Marchal & Cie., 1869), presenta un problema que suele abundar y que va en contra de la propia esencia del ex libris, cuya función es la de afirmar la pertenencia del libro a una determinada persona, pero ¿cómo saber de qué persona se trata si solo se nos ofrecen las iniciales de su nombre y apellido? En este caso, solo pudimos descubrir sus datos gracias a que el donante de la obra, don Teodoro Zorraquín, explicó en una nota que se trataba del ex libris usado por el Dr. Angelino Zorraquín, padre de Horacio y Ricardo Zorraquín Becú, “ambos de reconocida personalidad como bibliófilos”. Continuando con esta revisión, nos sale al paso el muy elaborado ex libris de don Martín Aldao (1875-1961), que aparece pegado en los primeros volúmenes de La Revue des Deux Mondes, que el Club adquirió en 1938 para completar su propia colección de esa prestigiosa publicación francesa, que comenzó a editarse en 1829 [ilus. 2]. Se trata de una muy fina aguafuerte que nos muestra el interior del gabinete de un estudioso amante de los libros, que pueblan los plúteos y el escritorio del ambiente, en el que se destacan un suntuoso atril y un elegante mapamundi, en tanto que, a través de una ventana, se divisa el velado paisaje de un canal veneciano. Desde el punto de vista artístico, cabe subrayar que el trabajo fue ejecutado en París por dos artistas excepcionales: el afamado Georges Rochegrosse, autor de la acuarela original, y el notable grabador Eugène Decisy. Otro ex libris interesante, que no podemos dejar de destacar, es el que usó el recordado bibliófilo Carlos M. Mayer (1875-1961), cuyas iniciales se distinguen abajo y hacia la derecha de la figura de un cóndor, símbolo evidente de la cordillera de los Andes, pero también, desde el punto de vista de la cosmogonía andina, representante del mundo del espíritu, la sabiduría y la justicia [ilus. 3]. Si bien fue Mayer un coleccionista de lujosas ediciones vestidas con soberbias encuadernaciones de lujo, su gran pasión era la literatura francesa, y fue precisamente a un libro de un autor francés al que fijó este ex libris: Au cœur de la vie, de Pierre de Coulevain (Paris: Calmann-Lévy, 1908). También fue un bibliófilo eminente el pintor Jorge Beristayn, poseedor de una sobresaliente colección de incunables que ha sido estudiada recientemente por Vicente Ros (Bibliófilos argentinos: Jorge Beristayn, Buenos Aires: Dunken, 2010). Su ex libris, por demás simple y simpático [ilus. 4], en el que figuran solo sus iniciales y no el nombre completo, aparece adherido –y no podía ser de otro modo, siendo como fue su propietario un amante de los libros y de las más refinadas variantes tipográficas– a la contratapa de la edición in-folio de The Typographic Treasures in Europe, de Edgard Everett Bartlett (London: G. P. Putnam’Sons, 1925), un estudio que incluye una detallada descripción, interpretación y discusión acerca de los tesoros tipográficos de cada país y su influencia en el arte del libro. Muy sencillo, asimismo, y lleno de espiritualidad, es el que utilizó don Cosme Beccar Varela: un libro –quizás una Biblia– ubicado en un espacio inde- R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 4 1 biblioteca xxx 4 terminado; sobre él un rosario y, a su lado, un candelero con una vela encendida y en parte consumida. A la izquierda, la leyenda “En tan poco tiempo como tenemos…” le otorga al conjunto un sentido alegórico relacionado con la vanitas y la brevedad de la vida, a la vez que pareciera advertirnos que nunca será suficiente el tiempo que nos resta para poder leer todos los libros que quisiéramos [ilus. 5]. En este caso, el ex libris lo descubrimos en el primer tomo de los dieciocho que componen la magna obra 6 Theatrum Veritatis, et Justitiæ, del cardenal y canonista italiano Giovan Battista De Luca (1614-1683), monumental trabajo in-folio editado en Nápoles en 1758, que ingresó a la Biblioteca en 1991 integrando el legado testamentario del Dr. Carlos A. Zwanck. Un caso particular lo constituye la costumbre de algunos bibliófilos de cambiar de ex libris a lo largo de su vida como lectores o coleccionistas. Eso ocurrió, por ejemplo, con el poeta y crítico Carlos Obligado (1889-1949), que a par- 5 4 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B tir de 1921 utilizó uno diseñado por P. A. Fontán. Mostraba esa etiqueta un bosque umbroso iluminado por las llamas de un caldero, el todo enmarcado por motivos ornamentales y ostentando la leyenda “Iguala con la vida el pensamiento”, verso que proviene de la tan conocida Epístola moral a Fabio, que Dámaso Alonso atribuyó a Andrés Fernández de Andrada (1575-1648) y que representa la cumbre de la epístola horaciana en la literatura española [ilus. 6]. Pasado el tiempo, cuando publicó su libro El biblioteca 7 8 9 poema del Castillo (Buenos Aires: El Bibliófilo, 1938), Obligado encargó la ilustración de su cubierta al grabador Alfredo Guido, quien cinceló una vista de la casa solariega a orillas del Paraná, en tanto que para la portada hizo otro tanto con una delicada vista de la torre. Fue este último grabado el que inspiró un nuevo ex libris para su biblioteca, creado por el propio Guido, mostrando únicamente esa torre emblemática de aquella casona de aspecto medieval, “la lírica torre inmutable” que el poeta comparó en sus versos con un “fino tallo de mástil” y que desde entonces se transformó en su blasón intelectual [ilus. 7]. Existen de este ex libris variantes en distintos tamaños para poder adecuarlas a los diferentes formatos de los libros. De las dos marcas de propiedad utilizadas por Obligado, la de 1921 la podemos apreciar en un ejemplar de su libro Poemas, ilustrado y ornamentado por Rodolfo Franco (Buenos Aires: Virtus, 1920), en tanto que la segunda figura precisamente en un volumen de El poema del Castillo, edición en gran papel dedicada por el autor a nuestra Biblioteca. Como signo de distinción, lleva el número XXX, último de una tira especial impresa sobre papel Whatman Imperial. Un caso similar sucedió con los libros del bibliófilo don Jorge Casares (1879-1963). A veces utilizó un ex libris firmado por Montenegro, con un motivo relacionado tanto con la estética decadente como con rasgos del Art Nouveau, que muestra un mojón sobre el que se eleva la imagen del dios Terminus, el protector de los mercaderes que recorrían los caminos, al que se aproxima una joven semidesnuda portando una guirnalda con flores y frutos [ilus. 8]. Ese diseño se aprecia en un ejemplar de la Histoire du costume au théâtre depuis les origines du théâtre en France jusq’a nos jours (Paris: Charpentier, 1880). En otros de sus libros, en cambio, se inclinó por una tipología totalmente distinta, utilizando el blasón familiar, así, por ejemplo, en el ex libris que orna el interior de la tapa de una exquisita edición en facsímile de Sagesse, de Paul Verlaine, ornada con un retrato del autor firmado por Eugène Carrière (Paris: Albert Messein, 1913) [ilus. 9]. Blasonados son asimismo los ex libris de Eduardo Obejero Urquiza, Raúl de Labougle, Bernardo Lozier Almazán, Félix Francisco de Martín y Herrera y el de Hugo Fernández de Burzaco y Barrios. En el primer caso, el escudo de los Urquiza de Vizcaya (un abedul de sinople y un lobo de sable atravesado al pie del tronco, con una bordura de azur luciendo ocho estrellas de oro y coronado el conjunto por un llamativo yelmo y elaborados lambrequines) aparece en la parte superior de un paisaje campestre en el que se advierte a un pastor cuidando sus ovejas, imagen que alude sin duda a los Obejero, pero que en nada se relaciona con el escudo atribuido a la familia Ovejero originaria de Aragón, a quien le corresponde un escudo de azur, con un castillo de oro y bordura de oro con ocho panelas de gules (cfr. Alberto y Arturo García Carraffa, Diccionario heráldico y genealógico de apellidos españoles y americanos, t. 64, Salamanca/Madrid, 1950, p. 150, escudo nº 569) [ilus. 10]. A este ex libris se lo puede hallar en los 19 volúmenes de la Nouvelle Géographie Universelle de Élisée Reclus (Paris: Hachette, 18831894), que en el pasado fueron adquiridos en remate público y que además presentan un curioso plus, ya que en las portadas lucen el sello de una misteriosa “Biblioteca Pirucho”, sello que no es raro encontrar en libros y folletos diseminados en diversas bibliotecas particulares y en librerías anticuarias, aunque hasta el momento no se haya podido identificar a ese curioso “Pirucho”. En cuanto al escudo heráldico grabado en el ex libris de don Bernardo Lozier Almazán, cabe decir que muestra 4 4 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B 10 dos estilizados leones flanqueando el blasón, al que corona una cruz. Lleva el nombre del propietario y está pegado a un libro muy propio de un amante de los estudios histórico-genealógicos, como es la Arqueología nobiliaria de Fernando Márquez de la Plata (Santiago de Chile: W. Gnadt, 1936). El diseño parece haber sido realizado por un artista que firmó, abajo, a la derecha, con dos iniciales y un apellido que, hasta donde nos ha sido permitido leer, parecen ser “J. H. Lima” [ilus. 11]. En lo que atañe al del gran genealogista Martín y Herrera, muestra su ex libris las armas familiares respaldadas por un árbol frondoso –¿alusión a su árbol genealógíco?– y custodiadas a izquierda y derecha por dos guerreros con armadura y yelmo, que sostienen sus espadas apuntando con ellas hacia las raíces del citado árbol [ilus. 12]. También en este caso figura en la etiqueta el nombre del propietario de la obra, que es el Índice de pruebas de los caballeros que han vestido el hábito de San Juan de Jerusalem (Orden de Malta), trabajo firmado por Alfonso Pardo y Manuel de Villena y Fernando Suárez de Tangil y de Angulo (Madrid: F. Beltrán, 1911). R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 4 5 biblioteca xxx 11 12 13 En lo que atañe al ex libris heráldico de Hugo Fernández de Burzaco y Barrios, en el cual el blasón aparece en el medio de un abigarrado entorno ornamental [ilus. 13], debemos advertir que se lo puede encontrar multiplicado en los muy numerosos volúmenes de su frondosa biblioteca especializada en genealogía, heráldica e historia, que con gran generosidad legó por testamento a la del Jockey Club e incorporada en 1985. Para finalizar, nos resta enfrentarnos al ex libris –igualmente blasonado– de don Raúl de Labougle, que aparece envuelto por el yelmo, los lambrequines y una filacteria en la que se lee la sentencia en francés antiguo “Bien faire et ne rien craindre”, que, según los filólogos especialistas en el francés medieval, significaría “Hacer el bien sin buscar recompensa”, aunque también se ha afirmado que el sentido último de la frase sería: “Hacer el bien y a nada temer” [ilus. 14]. En este caso, el ex libris está adherido a las tapas interiores de los tres volúmenes que componen la Collection d’édits, d’éclarations, ordonnances, &c. enregistrées au Parlement de Navarre (Pau: Pierre Daumon, 1786-1787), obra que provenía de la antigua biblioteca de Pierre Maysonnave de Labougle y que fue obsequiada por Raúl de Labougle al Dr. Carlos Alberto Zwanck, tal como lo testimonia una cálida dedicatoria manuscrita en el primer volumen; de ahí que ingresó en nuestra Biblioteca en 1991 integrando el legado Zwanck. Gabinetes de estudio, motivos ornamentales, animales simbólicos, alegorías, alusiones literarias y espirituales, escudos heráldicos… La temática de los ex libris es infinita y casi imposible de clasificar. Vayan estos pocos ejemplos que hemos reseñado como una invitación para quienes deseen aproximarse al estudio de estos singulares signos de propiedad tan íntimamente ligados al fascinante mundo del libro. 4 6 - R E V I S T A D E L J O C K E Y 14 C L U B Por Roberto D. Müller reciprocidad The Down Town Association Un oasis en Manhattan Originalmente concebido como un club para almuerzos de negocios, The Down Town Association, el más prestigioso de Manhattan, lleva más de un siglo hospedando a líderes del universo empresarial de Nueva York, así como también a miembros de la industria de seguros y de tecnología. Disfrutado tanto para eventos sociales como corporativos, es sinónimo de elegancia y refinamiento y, además, tiene reciprocidad con el Jockey Club. C on el orgullo de ser el club house más antiguo del Bajo Manhattan y el quinto en Nueva York, todavía utilizado por sus socios, The Down Town Association, referente indiscutible de la arquitectura románica en la ciudad de Nueva York, es también reconocido por ofrecer a sus huéspedes la más sofisticada atención. Su historia comenzó a escribirse el 23 de diciembre de 1859 a partir de una reunión llevada a cabo en Astor House. Al poco tiempo se inauguró su primer 4 8 - R E V I S T A D E L J O C K E Y Fachada del Down Town Association. C L U B espacio, exclusivamente destinado a almuerzos de negocios. Sin embargo, el contexto bélico de la Guerra Civil que se iniciaba en Estados Unidos no ayudó a que el club, en aquellos años, pudiera prosperar. Si bien los socios ofrecieron su ayuda económica, esta no fue suficiente, y así, el 11 de junio de 1862 se votó por el cierre del lugar, que ocurrió pocos días después. Afortunadamente no se trató de algo definitivo y, en 1877, The Down Town Association iniciaba una nueva etapa. Se llamó a una reorganización que dio sus frutos, ya que el club comenzó tímidamente a resurgir. En 1878 ya se alquilaban habitaciones en la calle Pine 50-52, y en 1884 contaban con un espacio propio en la misma calle para instalar definitivamente la sede, formalmente inaugurada en 1887. El socio Charles C. Haight fue el arquitecto encargado de la obra. Un nuevo milenio se asomaba y también tiempos favorables para el club. De contar con 500 socios, pasaron al doble, por lo que se necesitó más espacio. La firma Warren & Wetmore realizó una construcción para agrandar el lugar que se completó en 1911. Su imponente estilo románico representa hoy un hito en la arquitectura de la “Gran Manzana”. En 1929, los rascacielos eran sinónimo del Bajo Manhattan, y muchos clubes invitaban a sus huéspedes a vivir la experiencia de almorzar cerca del cielo. Se le ofreció a The Down Town Fotos: Down Town Association Un salón de estar. Escalera en el tercer piso. El elegante comedor. Association la posibilidad de vender su sede para mudarse a otra que brindara esta alternativa. Esta propuesta fue sabiamente rechazada: ninguno de los tantos clubes habilitados a tal fin siguen vigentes hoy en día. Una nueva generación Hacia 1990, la institución –que desde 1985 acepta a mujeres como socias– entró en franco declive, como también lo hicieron los clubes sociales en general. Muchos de ellos tuvieron que cerrar sus puertas o estaban próximos a hacerlo. Los socios se mudaban al centro de la ciudad o simplemente se retiraban, y hubo una situación cotidiana que marcó la pauta de que las cosas no estaban funcionando en The Down Town Association: de 843 comidas diarias se pasó a servir 100, con suerte. Algo tan simple pero tan certero movilizó a los socios a mantenerse unidos para luchar por aquel ámbito en el que se sentían como en casa. La unión hace la fuerza y, poco a poco, la coyuntura comenzó a mejorar. Convencidos de que los tiempos e intereses cambian y es clave un proceso de aggiornamento, se logró que el club fuera capaz de reflejar a un Bajo Manhattan modernizado y de incorporar a una generación de socios más jóvenes. A partir de 1995, a los tradicionales almuerzos se sumaron exquisitos desayunos y divertidos tragos por la noche. En años posteriores se llevó a cabo la R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 4 9 reciprocidad El lobby del club. apertura de una bodega, se compraron mesas de pool, se comenzó a ofrecer un servicio de cena y, en 2004, ya funcionaba un completo gimnasio, entre otras muchas comodidades. A su vez, todas las instalaciones, incluso la fachada, fueron remodeladas y redecoradas y, un detalle a destacar, es que la lista de clubes recíprocos creció de tres en Manhattan a 110 en todo el mundo. Otro aspecto que hace al prestigio de The Down Town Association es su gran colección de grabados de escenas típicas de la ciudad, comprados o recibidos en donaciones. Parte de las obras son un legado de 1916 del socio J. Harsen Purdey, a quien se recuerda con una placa alusiva. También se cuenta con una importante colección de grabados de barcos de guerra, una acertada selección de escenas de batallas navales de la guerra de 1812, y algunos retratos históricos, entre ellos, de los presidentes del club. Ámbito perfecto para los amantes del buen vivir o para quienes busquen entretenimiento y relax, The Down Town Association es un oasis de remanso en el ajetreado Bajo Manhattan. Salón de snooker. Mercedes Manrique 5 0 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B estilos Diario de a bordo La sombra de la fragata al atardecer. 5 2 - R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B “ A usted le toca comer en el segundo turno y ducharse por la mañana –si todos lo hiciéramos a la misma hora no alcanzaría el agua caliente–. Aquí tiene su salvavidas y, en caso de colisión o hundimiento, el bote que le corresponde es el número tal. Hombre al agua es lo que debe gritar si alguien cae por la borda; proa es la parte de adelante...”. Los invitados de este especial viaje en la Fragata Libertad escuchábamos atentamente las explicaciones del oficial. Como no había camarote para mujeres, nos habían asignado las cuchetas de la enfermería y ¡teníamos baño privado! Una vez organizada, subí a cubierta tratando de fijar todas las palabras. No es cuestión que a una le digan que mire a babor y hacer papelones o en el peor de los casos tener un accidente. La Fragata Libertad –buque-escuela de la Armada Argentina que tiene como misión completar la formación profesional de los guardiamarinas– fue botada el 30 de mayo de 1956, pero recién el 19 de junio de 1963 zarpó en su primer viaje de instrucción. El buque insignia es sucesora de la Fragata Sarmiento. Originada tal vez con los vikingos o proveniente de la época de los romanos que ponían una moneda en la boca de los muertos para que pagaran el viaje a Caronte, la tradición manda que, cuando se construye este tipo de barcos, antes de colocar el palo mayor se ponga una moneda. Es así que la Fragata Sarmiento tenía una libra esterlina de oro –por haber sido construi- Dimensiones Eslora total: 103,7 metros. Manga: 14,31 metros. Puntal: 11 metros. Calado: 6,6 metros. Desplazamiento: 3765 toneladas. Velamen: 27 velas en aparejo tipo fragata de cuatro palos (bauprés, trinquete, mayor y mesana), con una superficie total de 2652 metros cuadrados. Propulsada por dos motores Diesel de 1200 HP cada uno. Velocidad máxima 13 nudos, crucero 8 nudos. El toque de diana. da en Inglaterra– y la actual nave escuela construida en los astilleros Río Santiago, en la provincia de Buenos Aires, tiene un peso de oro. Escuchando estas y otras historias recorrí el barco tratando de recordar… proa… estribor… Zarpamos rumbo a Buenos Aires en una mañana espectacular al son de una banda impecablemente formada en la banquina del puerto de Mar del Plata. Al rato ya no se veía casi la ciudad, y de los sonidos, solo quedaba el recuerdo. A proa, el inmenso, emocionante mar. Y comenzaron las maniobras para navegar a vela. Desde la época del almirante Brown las instrucciones las da el contramaestre con el pito marinero. El motivo es simple: el sonido es audi- ble hasta en los peores temporales. Los que deben saber interpretar las más de cien pitadas son los gavieros, que son quienes suben a los distintos palos: trinquete, mayor y mesana, o sea el de proa, el del medio y el de popa. En la jerga marina a los gavieros del trinquete se los llama tigres; a los del mayor, tortugas (porque debido a la altura del palo son los que más tardan en subir); y a los del mesana, cuervos (porque terminan llenos de hollín al estar cerca de la chimenea de popa). La destreza y habilidad que despliegan trepando por los palos es admirable. A su vez, verlos trabajar en las alturas es fascinante además de tener una innegable dosis de suspenso. ¡No es casual que al momento de comenzar las R E V I S T A D E L J O C K E Y C L U B - 5 3 estilos llegué al diablo! Conocido también como cofa es la plataforma-canasta que hay en los palos –en este caso el trinquete– para afirmar la obencadura de gavia. Estaba a 20 metros por encima de la cubierta, una maravilla. A mis compañeros los veía como hormigas. A lo lejos podía divisar la costa y suponer que mis amigos de Mar de Ajó –advertidos previamente vía celular– habían ido a los médanos para ver pasar la fragata con todas las velas desplegadas. Hasta por las noches las emociones no paraban. Luego de comer volvíamos a cubierta para ver el impactante cielo, plagado de estrellas. Qué mejor que escuchar a los expertos marinos hablar sobre la Cruz del Sur o las noctilucas, esas mágicas algas fosforescentes. Desplegando el velamen. maniobras también se apronte un hombre rana! Ser fotógrafa tiene –a veces– sus ventajas. Pregunté si podía ir a la delfinera del bauprés, la red que está en el palo de proa, justo por encima del mascarón. Con un arnés y las amables directivas de un oficial me instalé en el lugar en el que me hubiera quedado horas. Mirar para abajo y ver como la proa se hunde en el agua es una sensación grandiosa. Pero había otros invitados y el lugar era muy codiciado. A la hora de almorzar fuimos al comedor, que como corresponde es de madera. Las mesas aún conservan el borde alto, que llaman violín, y servía para que los platos no se cayeran. Hoy día esa función está reemplazada por individuales antideslizantes. Luego de un suculento plato de fideos y un rico postre volvimos a cubierta donde nos esperaba una sorpresa. Un oficial nos anunció que los que queríamos podíamos subir al mesana. Miradas, risas nerviosas y de golpe, no sé cómo, me encontré nuevamente enfundada en los arneses, guiada por el contramaestre Tarapow rumbo a lograr el título de gaviero tigre. A cada paso de mis temblorosas piernas recordaba la última frase escuchada en cubierta: “ladies first”. ¡Y 5 4 - R E V I S T A D E L J O C K E Y Tareas y objetos cotidianos. Trofeos Boston Teapot: Otorgada anualmente por la Sail Training Association a aquel velero que, tripulado por más del 50% del personal en instrucción, recorra la máxima distancia solamente a vela en un período de 124 horas de navegación. La fragata A.R.A. LIBERTAD ha obtenido este trofeo en seis oportunidades. Gran Medalla: Recuerda la travesía totalmente a vela, en la cual se logró el Récord Mundial para Grandes Veleros en el Cruce del Atlántico Norte. Se obtuvo en 1966 entre Cabo Race (Canadá) y la línea imaginaria Dublin-Liverpool, recorriendo 2058,6 millas en un tiempo de 8 días y 12 horas. Regata Americana: En 1998 conquistó el primer puesto en la regata realizada entre los puertos de Savannah y Green Port. Amarrando el buque en puerto. La última noche el barco se engalanó con luces y la tripulación nos agasajó con un estupendo asado hecho en una enorme y redonda parrilla giratoria que hasta tapa tenía. Los invitados éramos cerca de 80, los dueños de casa unos 300… y hubo chorizos para todos. La llegada a Buenos Aires fue más que emocionante. La tripulación de punta en blanco recibía los saludos que llegaban del edificio del Yacht Club y desde los muelles. Inevitables fueron unas lágrimas de tristeza al bajar a tierra. No puedo dejar de pensar –y agradecer– que, para alguien como yo, que nunca navegó a vela, debutar con la Fragata Libertad fue un privilegio que nunca imaginé. Texto y fotos: Julie Bergadá C L U B