Papisas y Sacerdotisas

PAPISAS y SACERDOTISAS
¿Recuperarán las mujeres el estatus que
tenían en el albor del Cristianismo?
Helena R. Olmo
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Helena R. Olmo
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“El Papa León […]
fue reemplazado
por Juana, una
mujer, que reinó
por dos años,
cinco meses
y cuatro días”,
Marianus Scotus,
cronista benedictino que pasó
sus últimos años
en la Abadía
de Maguncia,
ciudad natal de
Juana.
En tiempo récord Francisco I ha logrado sanear
la imagen de escándalos, intrigas y corrupción del
Vatileaks. El Papa no solo ha mostrado interés por la
transparencia financiera, ante sus fieles se presenta
como un hombre sencillo y de gestos humildes que le
han valido el calificativo de «progresista». Sin embargo,
hay una cuestión fundamental como la igualdad de
género, que sigue sin tratarse. Igualdad de la que sí
hacía alarde la Iglesia primitiva.
¿Cuántos
Papas ha
habido, 266
o 267?
¿Todos los
líderes de la
Iglesia han
sido hombres?
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L
a discusión sobre la discriminación
sexista en el seno de la Iglesia se ha
inclinado muy a favor de las facciones más rancias. El tanto de ventaja
se lo ha dado la reciente edición y difusión en España del libro «Cásate y sé sumisa», inexplicablemente escrito por una mujer,
la periodista italiana Constanza Miriano. Este
himno propagandístico de la desigualdad tiene
un «ROI» muy positivo, tanto en términos económicos (ya es best seller en Italia) como en
términos de machismo.
Afortunadamente, aún quedan mujeres y
hombres a quienes causa lógica repulsa un
manual que hostiga contra la igualdad, uno
de los Derechos Humanos fundamentales
(¡con lo que cuesta conseguirlos!).
¿Quizá se encuentre entre los rehacios a esta
ideología medieval el Papa Francisco I, con su
aparente intención de nombrar a una mujer
cardenal y enriquecer su papado dándole un
toque femenino a la curia? Pues ya anticipo
que no; y no solo porque desde el Vaticano
se apresuraran a desmentir esta información,
sino porque el calificado por muchos como
un líder espiritual progresista, resulta ser el
mismo que recientemente ha excomulgado
al australiano Greg Reynolds, un sacerdote
defensor del matrimonio homosexual y de la
ordenación de mujeres. Qué decepción.
A pesar de mostrar una imagen de humildad,
cercanía y cierta austeridad, Francisco I mantiene inamovible la retórica antiliberal de la
Iglesia sobre cuestiones como el aborto, la
homosexualidad o el uso de anticonceptivos.
Por esta razón ya se empiezan a cuestionar
El Cristianismo privitivo
tenía menos prejuicios
sobre el sacerdocio de
las mujeres
La Papisa Juana, Papa Juan VIII.
sus verdaderas razones: ¿marca personal?,
¿estrategia de reputación?
Los primeros cristianos sí eran "progres"
En medio de este panorama, desde lo más
profundo y remoto del cristianismo –desde
¿A qué se debe la
tradición de la sedia
stercoraria para
comprobar si el papa
elegido tenía atributos
masculinos?
¿No será el cambio de
tendencia manifestado
por las acciones
de Francisco I una
orquestada estrategia
de marketing para
mejorar la reputación
de una institución
herida por el Vatileaks?
Helena R. Olmo
Luigi Garlaschelli
Sacerdotisa cristiana en el Cubículo de la Velatio, Catacumbas de Priscila (Roma).
sus entrañas, podríamos decir– nos llegan
claras voces femeninas que reivindican restaurar su posición original en la jerarquía de
la Iglesia.
La esperada reapertura de las Catacumbas
de Priscila, construidas en Roma para enterrar a los primeros cristianos, llega tras cinco
años de trabajos de restauración y limpieza. Las obras de arte paleocristiano presentes en esta necrópolis de 13 Km. de galerías
subterráneas han recuperado su esplendor y
muchas miradas han vuelto a reparar en dos
representaciones muy especiales que muestran a mujeres con sotana dirigiendo una eucaristía. Uno de estos frescos está en la hermosa sala de la Capilla Griega, denominada la
«capilla sixtina del arte paleocristiano», pero
la escena más explícita se encuentra en el
Cubículo de la Velatio. Allí vemos a una mujer
vestida con sotana y con los brazos abiertos
del mismo modo que lo hacen los sacerdotes
cuando dan misa.
Fabrizio Bisconti, superintendente de la Pontificia Comisión de Arqueología Sacra del Vaticano, replica a quienes insisten en hacer hincapié
en estos particulares frescos, diciendo que tan
solo hacen referencia a una «leyenda», vilipendiando con ello a los primitivos cristianos y su
costumbre de respetar y valorar el papel de la
mujer y la aportación que hacía a su fe.
La Papisa Juana
Yo de leyendas a la Iglesia y sus acólitos no les
discuto, son la máxima autoridad en la materia,
los más capacitados y dispuestos a imaginarlas;
del mismo modo que si una historia inconveniente resulta real, también es la más capacitada y
dispuesta a confinarla en un entorno de leyenda.
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¿Sucedió esto con la sugestiva figura de la Papisa Juana? Un personaje auténtico o inventado,
no lo sé, pero que viene muy al caso de las reflexiones vertidas a lo largo de este artículo.
Año del Señor 854. León IV ha muerto y en medio de una atmósfera turbia, una mujer travestida de hombre logra sentarse en el Trono de
San Pedro durante más de 2 años. Un lapso de
tiempo que ha sido cancelado de la Historia.
Pero no por completo, aún asoman algunos flecos, representaciones y escritos de cronistas
medievales que mantienen viva la memoria de
Juana.
Juana pertenecía a una familia inglesa, aunque
ella nació en Maguncia (Alemania). Enamorada
de un joven y de la cultura, para seguir tanto
La curiosa ceremonia con la sedia stercoraria se interrumpió en
1304, cuando los papas se trasladaron a Avignon, pero fue recuperada con su regreso a Roma.
Helena R. Olmo
Papa Francisco.
Greg Reynolds con el certificado de su excomunión.
a uno como a otra (el saber y el aprendizaje
estaban vetados a las mujeres), decidió travestirse de hombre y asumir la identidad de Juan
el Inglés. Pronto destacó en Teología y fue adquiriendo relevancia en la Iglesia, hasta que llegó a Roma, donde fue recibido/a con todos los
honores por la curia de la Iglesia. Finalmente
fue nombrado/a Papa Juan VIII (más tarde, en
el año 872, habrá otro pontífice, en este caso
masculino, reconocido con el mismo nombre).
En todo este tiempo, Juana nunca renunció al
amor y siempre mantuvo cerca a su amante, incluso siendo pontífice. Esa fue su imprudencia,
se quedó embarazada y dio a luz en medio de
una procesión, cuando regresaba desde San
Pedro al Palacio de Letrán.
Algunos dicen que fue lapidada por la plebe y
enterrada en el mismo callejón donde alumbró,
tras el Coliseo y la Iglesia de San Clemente;
otros narran que murió atada a los pies de un
caballo que la arrastró por toda la ciudad hasta
extramuros.
“Duos habet et bene pendente”
La leyenda de la Papisa Juana podria divinamente justificar el rito de la sedia stercoraria
Comprobación de masculinadad de Inocencio X. Ilustración de
Lawrence Banka.
en la elección papal. Para verificar la masculinidad del escogido, el electo debía sentarse
en una silla similar a las de las de parto de las
cortesanas. De esta manera, antes de sentarse en el trono de San Pedro, el nuevo pontífice debía hacerlo con sus vestes como lo
hacía una parturienta cortesana, dejando su
desnudez expuesta solo a través de un orificio que había en la silla. Entonces, uno de los
más jóvenes diáconos tenía encomendado
meter el brazo por debajo del asiento hasta
palpar los genitales del Papa. A continuación
se levantaba el afortunado palpador y decía
en voz alta: «Duos habet e bene pendente»
(«Tiene dos y cuelgan bien»).
Esta costumbre estuvo en vigor hasta que en
el año 1523 la aboliera el Papa Adriano VI.
Sin embargo, se conservan ilustraciones de
Incencio X, Papa entre 1644 y 1655, sentado
en la sedia stercoraria.
No consigo explicarme el origen de este rito
sin el precedente de Juana… Pero, desde luego, reconozco que tampoco es una prueba
concluyente de que una mujer –que no los
tenía colgantes pero sí cuadrados– se infiltrara en la Iglesia hasta, con su ingenio, sensibilidad e inteligencia, tomar las riendas de la
institución. ¢
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