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gastronomía
vino · enoturismo
Número 180 · diciembre 2012
Número 180 · diciembre 2012
180
180
revista europea del vino · viajes · tendencias
Buenos
tiempos
para la
Nuestra
selección
Ribera
del Duero
Lo mejor
de 2012
Bodega Ejemplar
Castillo
de Monjardín
PRECIO: 2,90 €
(Península y Baleares)
Canarias, Ceuta y Melilla (3,50 €)
Queso y Vino
Delicias
navideñas
Práctica de Cata
Rioja Bordón
Crianza 2008
CONOCER
Hitos de la Historia del
Vino: La ley del vino (II)
NOVEDADES
Lo último
del mercado
PRECIO: 2,90 € (Península y Baleares) · Canarias, Ceuta y Melilla (3,50 €)
GUÍA DEL
VINO COTIDIANO
Ya a la venta
diciembre 2012
27
Ribera del Duero
El milagro del
vino madurado
Madera a lo grande:
vinificación en Vega
Sicilia en Vabuena de
Duero.
P
rincipios de septiembre en Aranda de
Duero. Son las fiestas patronales, y el
retumbar de los tambores y el sonido
de las flautas suena más extático que
nunca. También en los bares de tapas de la calle
Isilla el ambiente casi se podría medir con la escala de Richter. Para acompañar el jamón ibérico
y la morcilla de Burgos, el camarero nos sirve
una copa de un excelente tinto joven, jugoso, de
fruta marcada y temperamento juvenil. Junto a
nosotros, otro cliente apoyado en la barra también levanta su copa, exclamando: “¡Salud! ¡Esto
es un vino de crisis!” Porque para impulsar el negocio, incluso las bodegas de más renombre de la
Ribera están volviendo a sacar al mercado vinos
jóvenes y de frutalidad marcada. En los tiempos
de bonanza ya casi no se encontraban vinos jóvenes de Ribera del Duero.
Hace exactamente treinta años se creó la Denominación de Origen Ribera del
Duero. Desde entonces, ninguna otra región vinícola de España ha producido
tantos ni tan variados grandes tintos. Y aunque la crisis económica haya frenado un tanto el impulso de la Ribera, aun así su avance es imparable...
Foto: iStock / sorendls
Texto: Thomas Vaterlaus y Cristina Alcalá, Fotos: Heinz Hebeisen
Fuerza y vigor a la manera de Ribera del Duero
El 21 de junio de 1982 se funda la Denominación
de Origen Ribera del Duero con un grupo de pioneros al frente. Entre ellos, Finca TorremilanosPeñalba López, Vega Sicilia, Pérez Pascuas, Ismael Arroyo, Balbás, Bodegas García de Aranda
y un grupo de cooperativas: Ribera Duero (la que
será luego Protos, que cedió el nombre a la Denominación pero se reservó los derechos titulares
para la Denominación Ribera del Duero), Santa
Eulalia (hoy Frutos Villar), Virgen de la Asunción
de La Horra, Santísima Trinidad de Fuentespina
(hoy Fuentespina de Avelino Vegas) y Virgen de
la Vega de Roa. Como curiosidad, se presentaron
en Madrid en la estación de metro Retiro. Desde
esos inicios hasta ahora, su historia ha cambiado
mucho e importantes bodegueros han ido dejando su impronta en España y fuera de nuestro
país. Uno de ellos es Alejandro Fernández, que
recientemente he celebrado su 80º cumpleaños.
Creó el prototipo de vino de la Ribera rebosante
de vigor con su Pesquera de 1975.
Durante las dos primeras décadas de expansión que precedieron al cambio de milenio quedaba poco tiempo para matizar los vinos con
más delicadeza. La sencilla fórmula estilística
para alcanzar el éxito era: maduración plena,
concentración plena y especiado de roble pleno. Con estas características, la Ribera del Duero
pudo extraer propiedades sensoriales totalmente nuevas a la variedad más extendida en España, la Tempranillo, que allí se llama Tinto Fino o
Tinta del País. Si la Tempranillo en la Rioja, en el
mejor de los casos, era sinónimo de elegancia y
estructura, en la Ribera del Duero se convirtió en
la plenitud derrochadora por excelencia, a veces
incluso en el vigor indómito. Con este estilo, la
Ribera del Duero conquistó el mundo. Claro que
hoy no sólo basta con tener vigor para medirse
con los mejores. En los últimos años han aparecido nuevas bodegas que traen consigo una nueva
filosofía, aportando a la denominación dinamismo y competitividad atendiendo a demandas
tanto en el mercado nacional como internacional. Un nuevo empuje de jóvenes enólogos, una
apuesta por elaboraciones de calidad reflejo de la
tierra o el valor de lo ecológico. Una imagen renovadora de la denominación.
Magnífico: el cru de las
zonas altas de cepas de pie franco
Desde hace unos 10 años, los vinos de Ribera del
Duero resultan más diferenciados. Gracias a la
tendencia de vendimiar antes y a una elaboración en barrica más moderada, no solo han ganado perceptiblemente en elegancia y finura, sino
también las características de los diferentes terruños son más reconocibles. Simplificando, serviría la siguiente regla: en los suelos de aluvión de
las vegas, más fértiles, crecen vinos más opulentos, mientras que en los áridos suelos calcáreos
de reflejos blancos, que en su expresión más
pura se hallan en las zonas altas y más expuestas -hasta 1.000 metros sobre el nivel del mar- los
vinos están más finamente estructurados y presentan una elegancia “de impresión más fresca”.
Este tipo de “cru de las zonas altas de la Ribera”,
rico en matices, que se cultiva cada vez más en
la provincia de Burgos, más septentrional, y en la
provincia de Soria, al Este, ha ido perfilándose en
los últimos años, sobre todo si los vinos están hechos con uva de parcelas antiquísimas, todavía
plantadas con cepas de pie franco. Además de los
vinos icónicos, abanderados de su exclusividad,
esta D.O. ha experimentado una evolución francamente sensacional, sobre todo en el ámbito de
los vinos de crianza. A diferencia de los denominados “Roble”, que a menudo dan la impresión de
fabricados, los Crianza muestran el característico
vigor de la Ribera, sin resultar oleosos.
La opción Cabernet
vuelve a estar de actualidad
Sólo hay una pregunta sin responder: en esta
D.O., ¿realmente el Tinto Fino varietal es la medida de todas las cosas o bien terminan por resultar
más interesantes los vinos refinados con algo de
Cabernet o Merlot? En los crus legendarios de
Vega Sicilia hace ya tiempo que se añade un porcentaje de estas variedades bordelesas. Pero con
ello, esta finca sigue siendo la gran excepción en
la región. Tomando en consideración el cambio
climático, ahora algunos productores de vinos
superiores están reconsiderando la opción “Cabernet, Merlot, Malbec y Cía.” Sobre todo la Cabernet sería un maridaje ideal para la Tinto Fino,
ya que equilibra a la perfección su predisposición
a unos niveles de acidez más bien moderados.
Siempre en la vanguardia:
el enólogo Peter Sisseck.
Pablo Álvarez, director
de Vega Sicilia.
Pingus
Vega Sicilia
Un vino de filósofos
La leyenda ágil
H
18 Puntosu
Valbuena 5° 2007
Aunque el Valbuena está considerado
el vino supuestamente más sencillo
de Vega Sicilia, en las catas demuestra
una y otra vez que no tiene por qué
esconderse detrás del Único. Aromática
profunda de bayas rojas, componentes
minerales, hierbas aromáticas secas
y notas especiadas perfectamente
integradas. En el paladar, plenamente
concentrado con un discreto abocado
frutal y la acidez adecuada.
2012 a 2020..
C
ace 30 años, el mundo del tinto en España todavía era francamente abarcable. En realidad, solo era imprescindible conocer dos cosas: La Rioja y Vega Sicilia. Desde que en 1915 se
vinificó el primer Único, esta fi nca vinícola reina en solitario
en la Meseta castellana. Con el ambiente de cambio de los años noventa, las bodegas intentaban superarse mutuamente con una marea de supercrus, llegando incluso a dinamitar el nivel de precios de Vega Sicilia,
inalcanzado durante mucho tiempo. Durante esa época, poco se oyó de
esta bodega legendaria. No importa, se dijo la familia Álvarez, que había
comprado la fi nca en 1982 y seguía puliendo su concepto de vino con toda
tranquilidad. Y obsérvese: desde que se ha disipado el humo y el ruido de
los años del boom, el Vega Sicilia brilla como nunca. Y sigue aunando hoy
el principio bordelés del ensamblaje con el principio riojano de los años de
crianza en barrica. Ciertamente, las últimas añadas demuestran que esta
particular fi losofía se adecua muy bien al terruño de Ribera del Duero. Con
la construcción en el año 2011 de una nueva sala de barricas diseñada por
Fernando Salas, que seduce sobre todo por sus interiores de filigrana, se
han podido mejorar aún más las condiciones higiénicas, un factor crucial
si se tiene en cuenta la larga crianza de los vinos. Aunque recientemente
ha saltado a los titulares una lamentable lucha familiar entre el director
de la fi nca vinícola, Pablo Álvarez, y su padre, David Álvarez, los vinos de
Vega Sicilia siempre han demostrado ser inmunes a cualquier tipo de querellas humanas.
uando la D.O. Ribera del Duero celebra su 30 cumpleaños y al mismo tiempo Peter Sisseck cumple los 50, como en esta ocasión, lo
más indicado es darles una doble enhorabuena, pues la coincidencia de estos dos homenajeados ha sido uno de los golpes de suerte
más grandes de la historia del vino. A partir de 1990, Sisseck fue puliendo los
vinos de Hacienda Monasterio, con su estilo vigoroso y de frutalidad plena,
hasta convertirlos en el orgullo de su denominación de origen, y en 1995 comenzó con su obra maestra personal: Pingus. Naturalmente, se podría justificar la gran clase que posee este vino, que puede describirse en pocas palabras como “potencia en la elegancia”, por su rendimiento mínimo de 1.500
litros por hectárea. Pero el secreto de Pingus reside en la personalidad de
Sisseck, que no es solo un hacedor, sino que además posee un carácter que le
lleva siempre hasta el fondo de las cosas. Para llegar a comprender realmente
los principios del cultivo biodinámico, estudió en el Goetheanum de Lörrach
(Suiza). Actualmente está centrado en la filosofía del vino natural y aspira al
mínimo contenido necesario de azufre para el Pingus. El vino debe contener
terruño en estado puro, pero además ha de tener capacidad de guarda. Este
hombre busca la perfección en todo lo que hace. El mejor ejemplo es la minuciosa restauración de su bodega histórica de Quintanilla, realizada siguiendo
rigurosamente criterios ecológicos de construcción. Recientemente Sisseck,
que aprendió el oficio del vino en Burdeos, ha adquirido en Saint-Émilion un
viñedo de cinco hectáreas. A los aficionados al Ribera del Duero les cabe esperar que el Pingus siga ocupando el centro de su vida...
RECIENTE
Emilio Moro
Una pareja potente
Q
Foto: iStock / sorendls, enviromantic
Aalto PS 2009
Derroche aromático de frutillos rojos
y oscuros; además, notas especiadas,
chocolate y café bien tostado. En el
paladar, muy potente con carnosidad,
hechuras muy densas y complejas, y
final largo.
2012 a 2020.
ingún proyecto de Ribera del Duero ha alimentado tantas expectativas desde su fundación como Aalto, creada en 1997. Y
no es extraño, pues Mariano García, uno de los protagonistas
de Aalto, ha sido el responsable de los vinos de Vega Sicilia durante 30 años; y Javier Zaccagnini, su socio, ha sido el director del Consejo Regulador de Ribera del Duero durante siete años. Esta pareja apuesta
enteramente por la variedad Tinto Fino, pero a diferencia del concepto de
vino de pago seleccionan de entre más de 30 parcelas escogidas en viñedos inclinados situados en las colinas de siete pueblos diferentes. De alguna manera, para ellos la Tinto Fino es el medio para crear ensamblajes
complejos a partir de las diferentes personalidades de estos majuelos. Influyen bastante los viñedos de las zonas más altas situadas en el extremo
septentrional de esta denominación de origen, pertenecientes a la provincia de Burgos. Por cierto, el nombre de la bodega se debe al arquitecto y
diseñador fi nlandés Alvar Aalto, conocido por sus delicados diseños y su
adscripción a la construcción orgánica. Mientras que el Aalto supuestamente más sencillo promete mucha fruta y blandas notas especiadas a un
precio asequible, el Aalto PS (las siglas corresponden a Pagos Seleccionados) es la nave nodriza de la casa
ESTABLECIDA
Renovadores tradicionales
N
17,5 Puntos u
Pingus 2006
El año 2006 marca un punto de
inflexión en la historia de Pingus. El
empleo de roble nuevo Taransaud se
redujo de 200 a menos de un 100 por
cien. El resultado es un vino magnífico que ahora se está acercando a su
momento óptimo. Aromas de frutillos
del bosque oscuros, hierbas aromáticas secas, grafito (lápiz), sotobosque,
chocolate negro y especias exóticas. En
el paladar consistente pero perfectamente equilibrado. 2012 a 2025.
Viticultor de tercera generación
José Moro, de Bodegas Emilio Moro.
Mariano García, enólogo (izq.) y Javier Zaccagnini,
director de Bodegas Aalto.
Aalto
t 18,5 Puntos
uien desee experimentar el Ribera New Wave, deberá visitar Cepa
21 en Castrillo de Duero. Por encima de la N-122, la arteria de comunicación principal de Ribera del Duero, domina el paisaje de viñas
esta arquitectura vanguardista en forma de un sencillo cubo que
alberga bodega, salón, bar y restaurante, todo en uno. La inauguración en 2007
se convirtió en un espectáculo, pues entre sus accionistas se contaban el entonces futbolista estrella brasileño Ronaldo, además de otros actores y presentadores de televisión. Hasta hoy, el concepto no ha cambiado nada: sobre un
tapiz sonoro de collages de drum & bass, el jefe de cocina Alberto Soto cumple
las expectativas con su cocina posmolecular de espumas y trucos. También
los vinos se adaptan sin problemas a la modernidad que reina allí. Ciertamente
resulta inspirador pasar una velada en esta nave espacial urbana de la Ribera;
pero quien quiera saber qué representa realmente la familia Moro, ya en la tercera generación, tendrá que visitar su bodega principal en Pesquera de Duero.
Allí los Moro extraen a la Tinto Fino todos sus registros. Con sus 200 hectáreas de viña familiar, disponen de todas las posibilidades en lo que respecta a
la selección. Los dos grandes vinos proceden respectivamente de los pagos
Valderramiro, con cepas de 85 años, y Sanchomartín, plantada de vides de
50 años de edad. Ambos vinos aúnan la máxima plenitud de sabor con una
estructura recia.
t 18 Puntos
Malleolus de Sanchomartín 2007
Aromática enormemente compleja con
bayas azules y oscuras, además flores,
hierbas aromáticas secas, clavo, anís y
especias del Lejano Oriente. El principio blando y sedoso en el paladar, luego
se vuelve cada vez más vigoroso con
muchos taninos presentes y finamente
estructurados. 2012 a 2022.
Paco Rodero en la nave de barricas
de Pago de los Capellanes.
Pago de los Capellanes
RECIENTE
Alabado sea el capellán
L
17,5 Puntosu
El Picón 2005
Aromática que aún resulta juvenil,
con frutillos del bosque oscuros, flores
blancas, hierbas aromáticas secas,
sotobosque, también componentes
minerales. En el paladar altamente
concentrado, con taninos de impresión
maciza y acidez bien integrada. 2012 a
2020.
os que no hayan estado nunca en la Ribera del Duero en invierno
difícilmente pueden imaginarse lo árida y melancólica que puede ser esta región, o el frío del viento que sopla por los viñedos
y las estrechas callejuelas de los pueblos de vinicultores. Javier
Rodero, hijo del matrimonio de propietarios de Pago de los Capellanes, lo
ha capturado todo en su cortometraje documental Un año en Pago de los
Capellanes, premiado en el Festival Internacional Oenovideo de 2011. Este
corto demuestra, al igual que los vinos, hasta qué punto la familia se siente
enraizada en su terruño. Desde que esta familia se hizo cargo de la finca en
el año 1980, han plantado un total de 100 hectáreas de Tinto Fino. El teclado con el que el bodeguero jefe compone sus vinos consta de 35 parcelas
que se vinifican por separado, así como 22 diferentes tipos de madera de
roble francés (distinta procedencia de los robles y diferentes tiempos de
secado) en los que maduran los vinos. Los dos grandes vinos de la finca,
el Nogal y el Picón, proceden de las mejores parcelas del mismo nombre,
habiéndose plantado la última con cepas de selección propia. Por cierto, el
nombre Pago de los Capellanes hace referencia a una capilla edificada allí
en el siglo XIV, a cuyo capellán los habitantes de la zona regalaron algunos
viñedos en agradecimiento por sus servicios. En el transcurso de la secularización, esta propiedad eclesiástica volvió a manos privadas.
José Manuel Pérez Ovejas, enólogo de Bodegas
Hermanos Pérez Pascuas, en el viñedo.
Hermanos Pérez Pascuas
ESTABLECIDA
Aristocracia en la botella
18 Puntosu
Pérez Pascuas Gran Selección 2005
Pertenece a la categoría de los crus
superiores caros de Ribera del Duero,
pero con su estilo personal bien vale lo
que cuesta. En la nariz es maduradamente especiado a la vez que profundo
y balsámico. En el paladar vigoroso y
elegante, transportado por una jugosa
acidez y una apretada porción de taninos nobles. 2012 a 2020.
Foto: iStock / sorendls, enviromanti, Cedida
D
icen que al Papa Juan Pablo II (1920-2005), un no-italiano en el
trono de la Iglesia católica romana que tenía el privilegio de beber también vinos españoles, le gustaba tomarse una copita de
Viña Pedrosa Reserva en Navidad. Lástima que los cocineros
italianos no le pudieran servir un lechazo de cordero hecho en horno de
piedra, para acompañar. Este plato castellano por excelencia se sirve en
Pedrosa del Duero con toda naturalidad cuando la familia Pérez tiene visita. Para el enólogo José Manuel Pérez y sus hermanos tampoco supone
un problema comer lechazo tres veces por semana, porque no hay nada
que maride mejor con los vinos de la casa. Tanto el Viña Pedrosa como el
vino de pago La Navilla seducen por su carácter recio y tremendamente
concentrado. Son grandes vinos intemporales que no necesitan doblegarse a las modas cambiantes. El Pérez Pascuas Gran Selección, aunque
marcado por las mismas características, constituye una categoría en sí
mismo. Para los iniciados, hace ya tiempo que es uno de los vinos absolutamente grandes de la Denominación de Origen.
Jesús Sastre, propietario de
Bodegas Sastre.
Viticultor hasta la médula: Carlos Vizcarra.
Vizcarra
RECIENTE
Sastre
La bodeguita de al lado
Pequeña pero exquisita
A
17,5 Puntosu
Torralvo 2009
Seductores aromas de bayas oscuras,
perfectamente sostenidos por delicados aromas tostados de barrica de roble; además, componentes florales pero
también minerales. También mucha
fruta y especias en el paladar, taninos
maduros y acidez bien integrada. 2012
a 2020.
E
diferencia de las impresionantes catedrales del vino financiadas por inversores de toda España, esta bodega de Juan Carlos
Vizcarra, terminada en 2007, da una impresión inusualmente
modesta. Pronto queda claro que, por una vez, no estamos tratando ni con un inversor, ni con un administrador, ni con un latifundista,
sino con una familia de vinicultores que domina todas las fases del trabajo con sus propias manos, desde la poda hasta el embotellado. Sus 35
hectáreas de viña se hallan divididas en ocho majuelos en el corazón de
la región vinícola al noreste de la ciudad de Peñafiel, en los pueblos vinícolas de Mambrilla de Castrejón y Roa de Duero. Además de la Tinto Fino,
Juan Carlos Vizcarra también ha plantado pequeñas cantidades de Merlot
y Garnacha. Su Celia Vizcarra, redondeado con un diez por ciento de Garnacha, convence por su jugoso encanto. Todos los grandes vinos se maceran y fermentan en barricas puestas de pie y abiertas. Así surgen vinos
concentrados y llenos de carácter con una gran plenitud frutal.
n los años ochenta, los Sastre todavía eran más conocidos como
pescaderos que como vinicultores. Pero mientras que otras familias amigas arrancaron o vendieron sus parcelas de viñas,
a los Sastre les daba pena deshacerse de sus cepas-Matusalén,
que ya entonces tenían más de 80 años. Pero no fue hasta principios de
los noventa cuando se dieron cuenta del tesoro que albergaban. En 1992,
Rafael Sastre y sus dos hijos fundaron las Bodegas Hermanos Sastre. En
los años que siguieron, esta bodega experimentó un ascenso meteórico.
Para finales del milenio, la finca se contaba entre las absolutamente superiores. Pero después de que el padre hubiera fallecido en 1998, Pedro
Sastre también murió en un trágico accidente de coche solo cuatro años
después. Estos reveses de la fortuna crearon una cesura en el desarrollo de
la bodega, pero finalmente Jesús Sastre, con la ayuda de su cuñada Isabel,
logró continuar el ambicioso rumbo. Con sus dos vinos de pago, Pago de
Santa Cruz y Regina Vides, además del raro Pesus, del que tan solo se embotellan 1.500 botellas, la bodega dispone de nada menos que tres vinos
absolutamente superiores. Por cierto que Pesus también es un homenaje
al fallecido Pedro Sastre, pues el nombre está compuesto por dos sílabas
de sus nombres, Pedro y Jesús. Este vino, hecho con solo un 80 por ciento
de Tinto Fino y completado con Cabernet Sauvignon y Merlot, es un argumento de peso en favor del principio del ensamblaje en Ribera del Duero.
Persiguen un concepto muy claro y sin compromisos
para sus grandes vinos: Javier Alonso y María del Yerro.
Alonso del Yerro
Pesquera
Avanzando paso a paso
ESTABLECIDA
A
Foto: iStock / sorendls, enviromantic, Cedida.
María 2009
Aunque este vino rebosa frutalidad de
bayas oscuras y notas especiadas, también se perciben notas minerales en
un deje de grafito y sal. En el paladar, el
principio blando y sedoso. Es después
cuando se despliega la concentración
de este cru, que llena el paladar. 2012
a 2020.
Pesus 2007
Aromas de bayas oscuras, redondeadas por notas de especias exóticas y
componentes minerales. En el paladar
tremendamente carnoso y vigoroso,
con una enorme plenitud frutal. El final
muy largo. 2012 a 2025.
Uno de los pioneros
P
17,5 Puntosu
t 18 Puntos
Obra de toda una familia:
Bodegas Pesquera.
RECIENTE
odría ser la típica historia de la familia de viticultores que se convierte en vinicultora. Es un camino que han recorrido muchos. Pero lo
que distingue a Javier Alonso y María del Yerro de los demás es el
concepto meticulosamente elaborado con el que han llevado a la
práctica hasta el más mínimo detalle de su proyecto. Ya antes de plantar las cepas, llamaron a Xavier Choné, francés experto en terruños, para que analizara
los suelos. Siguiendo sus consejos, las cuatro parcelas principales, separadas
entre sí, se dividieron en más de 20 bloques que actualmente se vinifican por
separado. También en 2002, para planificar el siguiente paso y hacer sus propios vinos, buscaron asesoramiento en Francia. El enólogo bordelés Stéphane
Derenoncourt empezó su carrera como jornalero en los viñedos, pero en 1990
logró dar el salto al equipo de elaboración del vino de Château Pavie Macquin,
donde finalmente fue descubierto por el conde Stephan Neipperg, que lo contrató para su proyecto La Mondotte. Hoy trabaja de asesor, generalmente en
Francia e Italia, y en España solo trabaja para Alonso del Yerro. Considerando el
quilataje de este apoyo, no sorprende que Alonso del Yerro, en solo diez años,
haya conseguido situarse entre las mejores bodegas de Ribera del Duero.
ESTABLECIDA
lejandro Fernández vendía en Pesquera de Duero (Valladolid)
maquinaria y equipos para la agricultura que, en parte, desarrollaba él mismo. Ya a principios de los años setenta se dio
cuenta de que los vinos que se plantaban en aquellas tierras,
en realidad, tenían demasiado potencial como para venderse a granel
de manera anónima. Por ello en 1972 invirtió su dinero en una bodega
funcional en un lagar de piedra del siglo XVI y solamente tres años después lanzó al mercado su primer vino, bajo el nombre de Pesquera. En
los años que siguieron, este vino rebosante de fruta oscura y taninos maduros conquistó primero el mercado español y luego también los mercados internacionales. Con este éxito, decenas de viticultores e inversores
se animaron a seguir su ejemplo. Todavía hoy, el Pesquera Reserva está
considerado el prototipo del vino concentrado y tremendamente longevo de Ribera del Duero, y su Janus, un vino muy especial de añadas
excepcionales.
t 17,5 Puntos
Janus Gran Reserva 2003
Probablemente, el vino más especial de
la bodega. Mantiene toda su elegancia,
un vino de largo recorrido y para disfrutar. Finos aromas de cuero, fruta silvestre madura, notas balsámicas, especias,
chocolate, sándalo, regaliz negro... Boca
armoniosa, pulida, equilibrada y con
gratos recuerdos en su posgusto. 2012
a 2020.

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