La de Suvima, como la de tantos distribuidores, es la historia de un
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La de Suvima, como la de tantos distribuidores, es la historia de un
38 La de Suvima, como la de tantos distribuidores, es la historia de un hombre hecho a sí mismo que ha dedicado su vida a su empresa. La historia de Vicente Giménez, que aún hoy, con 75 años, sigue siendo su principal motor. La historia de los duros principios, de su relación con clientes y proveedores, de la incorporación de los hijos al negocio… Una historia de éxito empresarial siempre en construcción que ha alcanzado con sus flamantes instalaciones de Ribarroja (Valencia) su punto culminante, pero también de partida para nuevos desarrollos. Socio de Groupauto Unión Ibérica desde que dejaron Agerauto como especialistas eléctricos que han sido durante gran parte de su trayectoria, da trabajo a 150 personas y tiene 15 puntos de venta, además de un nuevo almacén central que es muestra de su compromiso con el mercado y apuesta por el futuro. AUTOPOS-R65-Pag38a46-HistoriasSuvima.indd 38 27/03/2014 16:45:26 39 n cuanto a servicio y esmero, Suvima es el primero” le decía a Vicente Giménez uno de sus clientes al principio de esta historia. Un reconocimiento entre los talleres que alcanzaron muy pronto: “Los clientes nos tenían muy en cuenta, porque sabían que dábamos muy buen servicio. Nuestra mayor preocupación era tener un amplio abanico de productos, hasta el punto de calar la idea de que si no lo tenía Suvima no lo iban a encontrar”. Eran especialistas eléctricos... Y lo siguieron siendo hasta que los talleres eléctricos dejaron de ser solo eléctricos. Pero eso vino después. La empresa la fundó su padre a finales de los duros años cincuenta, después de que la tienda de comestibles que tenían no diera de sí. Lo cuenta el propio Vicente Giménez, delante de la imagen de su padre enmarcada en la pared de su amplio despacho: “Las ventas eran una miseria, y primero se buscó la vida con una representación de accesorios para bicicletas y después vendiendo recambios para motos, hasta que terminé la mili y decidimos entrar también en el recambio del automóvil”. Nace entonces Suvima, de Suministros Vicente y Mari (María Teresa), los nombres de los dos hermanos que empezaron el negocio junto al padre (un nombre que siguió teniendo todo el sentido cuando unos años más tarde Mari dejaba la empresa y era Marisa, la mujer de Vicente, la que entraba para llevar la administración). Con el padre y Vicente entregados a labores comerciales y Mari llevando los temas administrativos, los primeros tiempos fueron, como casi siempre son, AUTOPOS-R65-Pag38a46-HistoriasSuvima.indd 39 duros: “Teníamos toda la ilusión, pero nada más. Ni los bancos nos daban crédito ni teníamos la confianza de los proveedores”. Pero se la fueron ganando: “Vieron que éramos personas serias y que íbamos cumpliendo, porque jamás en la vida hemos devuelto una letra a ningún proveedor, ese compromiso es sagrado, aunque en esos tiempos tuviéramos que cobrar dos o tres días después de facturar para poder cumplir con nuestras obligaciones. Y es que hasta que consolidas la empresa tienes que padecer mucho, y son momentos difíciles a todos los niveles”. El desarrollo La primera tienda la habían abierto en la plaza del Pilar de Valencia, y cuando empezaron a coger algo de volumen se trasladaron a una nueva ubicación, en la calle Castán Tobeñas, también de la capital: “Era una nave de 250 metros cuadrados, que tiempo después ampliamos con otra de unos 300 metros más que da al Paseo de Pechina”. Significaba empezar a crecer de verdad, pero las circunstancias de la vida iban a dejar a Vicente solo ante la responsabilidad: “El traslado estaba casi terminado, y a mi padre le hacía mucha ilusión… pero lamentablemente murió antes de ver la nueva tienda funcionando”. Obligado por la nueva situación, Vicente asumía el mando. De eso hace ya más de cuarenta años. Acompañado ya por su mujer (que ha estado a su lado hasta que nació su quinto hijo –más tarde tendrían otro) y ya sin su hermana en la empresa (“se había casado con un joyero y cambió de negocio”), la empresa se fue implantando y desarrollándose hasta que en 1982 abrió un punto de venta en Gandía y tres años después una tercera tienda en Albacete. La expansión continuó con una cuarta en Benetússer (que luego se trasladaría al municipio próximo de Paiporta) y una quinta en Alcoi (que se ubicaría más tarde en Concentaina) antes de que en 1992 se afrontara uno de los grandes desarrollos en la trayectoria de Suvima: el traslado de la central a Quart de Poblet, a una nave de 600 metros que permitía doblar en altura: “Entonces pensamos que era una barbaridad, pero primero tuvimos que coger la nave de al lado, de otros 600 metros, y más tarde comprar otra enfrente, de 500. Todo a doble altura… y lo acabamos llenando”. Y entre tanto las aperturas se iban sucediendo… La siguiente generación Entre medias de todo este desarrollo, y según se iba escribiendo el guión de Suvima hasta llegar a lo que es hoy, los hijos de Vicente Giménez se fueron incorporando también a la empresa. Todos menos dos, que eligieron otras opciones. El mayor de los varones, Vicente (Tato para los conocidos), fue el primero en dar el paso, hace 25 años ya (tiene 40): “Yo quería que estudiase”, cuenta Vicente padre, “pero a él le gustaba más estar en la tienda que estudiar, y le puse a prueba. Entonces tenía un encargado muy competente y se lo dije muy claro: ‘a este, machácale’, con la esperanza de que desistiera y volviera a estudiar… pero no pudo con él y terminó demostrando su capacidad. Y ahí está, evolucio- 27/03/2014 16:45:40 40 “En cuanto a servicio y esmero, Suvima es el primero” le decía a Vicente Giménez uno de sus clientes al principio de esta historia. Un reconocimiento entre los talleres que alcanzaron muy pronto: “Los clientes nos tenían muy en cuenta, porque sabían que dábamos muy buen servicio”. nando y demostrando que esto es lo suyo”. Tato empezó como aprendiz y hoy tiene toda la responsabilidad comercial, tanto de las compras como de las ventas. Recuerda así esa época: “Yo era uno más, aunque conmigo fueron más duros. Mi padre me puso bajo la supervisión de Pepe Villar, que era entonces el encargado (ya fallecido), y cumplió con creces el mandato de mi padre, pero yo era muy cabezón y me gustaba mucho el trabajo, así que al final hice hasta buenas migas con Pepe”. En la empresa también trabajan tres hermanos más, Marisa, la mayor de todos, que es la responsable del departamento financiero, y Maite, que coordina el área administrativa, además de Jorge, el último en incorporarse, que lo hizo después de licenciarse en Ingeniería Industrial para dirigir la logística y coordinar las compras. “Yo reconozco”, dice Vicente padre, “que mis hijos son más inteligentes que yo, y además son todos muy responsables y tienen mucha ilusión”. Pero el padre sigue siendo el padre: “Es el pilar fundamental en el que apoyarte, y tiene igual o más empuje que nosotros. Más que un freno es una lanzadera. Cuenta con una enorme experiencia, pero no se conforma nunca con lo que tiene sino que está en búsqueda permanente de lo que nos puede hacer mejores; y eso es algo que nos motiva a nosotros mucho más”, dicen de él sus hijos. Y el padre encantado con su papel: “El trabajo del día a día les come, y para dirigir una empresa se necesita tener una imagen panorámica, saber en todo momento hacia dónde vamos, dónde nos dirigimos. Estamos en un camino de expan- sión, de mejorar la gestión del producto y ampliar las líneas que ofrecemos para dar un servicio más completo, y para hacerlo bien hay que tomar perspectiva, salirte del día a día… y eso es en lo que yo estoy”. De hecho, lleva directamente las aperturas y también es el impulsor de nuevas aplicaciones para mejorar la gestión: “En mi mente está siempre invertir en el desarrollo de la empresa, y permanentemente estoy analizando lo que podemos mejorar y busco la manera de hacerlo. Tengo un informático a mi lado todos los días para encontrar nuevas soluciones y, por ejemplo, el análisis de la manera de funcionar el almacén que nos convenía lo he hecho yo, visitando diferentes instalaciones, de este y otros sectores, con el objetivo de ser mucho más eficientes, como hemos conseguido ser”. De especialistas eléctricos a... Pero no adelantemos acontecimientos y retomemos la historia, que habíamos dejado en Quart de Poblet, instalaciones centrales que lo fueron durante veinte años, y en las que Suvima empezó como especialista eléctrico y terminó como suministrador de recambios en general, ampliando el concepto: “Nos llamábamos así, ‘Suvima, recambios eléctricos para el automóvil’, y nuestra oferta en ese tipo de recambios era la más grande de todo Valencia. Entonces entre la rama mecánica y la eléctrica había mucha separación, como la había entre los talleres de una u otra especialidad. Eran dos mundos. Pero aquello empezó a cambiar, los talleres empezaron a tocar una y otra cosa…”. El padre sigue siendo el padre: “Es el pilar fundamental en el que apoyarte, y tiene igual o más empuje que nosotros. Más que un freno es una lanzadera. No se conforma nunca con lo que tiene; y eso es algo que nos motiva a nosotros mucho más”, dicen de él sus hijos. De sus tiempos eléctricos es su participación en la fundación del grupo Agerauto, como cuenta Vicente padre: “Me reuní con Albea, Voltamper, luego hablamos con Seamo, Repuestos Miguel, Ersa... Todos eléctricos, y creamos Agerauto” (grupo en el que se mantienen algunos de ellos). Sin embargo, la tendencia era la que era: “No teníamos ningún volumen en mecánica y por tanto muy poca capacidad para negociar con los proveedores. Y aunque poco a poco fuimos incorporándola no era en la dimensión que entendíamos debería de ser... y terminamos por cambiarnos de grupo”. Y es que la decisión de desarrollar la parte mecánica era firme: “Habíamos entendido que era la única manera de poder seguir creciendo, además de que si nosotros no lo hacíamos corríamos el peligro de que para comprar lo demás nuestros clientes acudieran a la competencia y terminaran por elegir un proveedor con una oferta global”. Pero no fue sencillo: “Cuan- Padre e hijo, complementarios V icente Giménez y su hijo mayor comparten nombre y primer apellido, pero por lo demás son más bien complementarios. Y es que mientras al padre lo que más le ha gustado siempre de su trabajo ha sido “estar encima del funcionamiento de la empresa, de su gestión”, reconociendo incluso sus limitaciones en el trato con los clientes (“ahí tenía una carencia, no tenía suficiente empatía y no dominaba esa parcela, que dejaba en manos del entonces encargado”), su hijo donde mejor se mueve es en la relación personal, con los clientes, pero también con los proveedores: “Me gusta mucho la relación con los proveedores, por lo mucho que aprendes negociando, como se aprende vendiendo, tratando con los clientes. El trato con ellos es mi aportación diferencial con respecto a mi padre, y poder escuchar a los clientes y saber qué necesidades tienen resulta también fundamental para saber hacia dónde dirigirnos”. AUTOPOS-R65-Pag38a46-HistoriasSuvima.indd 40 27/03/2014 16:45:52 43 do empiezas con algo cuesta entrar, porque la gente o no te conoce o no tiene experiencia en cómo trabajamos ese producto”. Comenzaron primero apoyándose en sus proveedores tradicionales: “Lo que hicimos fue ampliar nuestra oferta con productos de quienes ya nos suministraban la parte eléctrica, y de la mano de Bosch introdujimos filtros y lo que es la distribución, de Valeo, los embragues y las bombas de agua…”, cuenta Jorge, el menor de los hermanos que trabajan en la empresa. Pero su incorporación a Groupauto Unión Ibérica resultó determinante, como señala Vicente, el hermano mayor: “Era enero de 2010 y ya llevábamos unos años integrando la mecánica, pero entonces es cuando se produce la mayor transformación, porque nos encontramos con las puertas abiertas de prácticamente todos los proveedores, con los que el grupo ya tenía acuerdos muy favorables, de modo que lo único que había que hacer era llenar las estanterías y ponerte a vender, cuando en Agerauto había que ir uno por uno para ver si querían darte condiciones”. La joya de la corona En pleno proceso de ampliación de oferta y ya integrados en Groupauto Unión, a Suvima todavía le faltaba abordar el más importante de sus proyectos: la construcción en el municipio de Ribarroja de una nave nueva para albergar un moderno almacén y sus oficinas centrales, donde están desde septiembre de 2012, hace apenas año y medio. Un terreno de 5.000 metros, con 4.000 construidos, de los que 3.000 están ocupados por el flamante almacén y los restantes por las oficinas. Unas instalaciones diseñadas a medida, la joya de la corona, vamos: “Para mí”, cuenta Vicente padre, “supone una enorme satisfacción, Con los pies en el suelo S i de algo presume Vicente Giménez es de no haber metido a la empresa en “aventuras”, un hecho que considera clave para que Suvima haya tenido una trayectoria estable y esté hoy donde está: “Creo que soy una persona con bastante sentido común, que siempre ha tenido los pies en el suelo, que se ha rodeado de personas competentes y que con constancia y trabajo ha sido capaz de ir consolidado una buena empresa. Y no habernos metido en aventuras ha sido fundamental, porque nos ha permitido ir salvando las diferentes crisis con paso firme y en una buena posición económica, por eso hoy tenemos la situación financiera que tenemos. Cuando las finanzas se llevan con mucho sentido común acabas padeciendo menos que otros”. porque creo que es la ilusión de cualquier empresario, después de tanto trabajo y tantas fatigas, ver que tu empresa está consolidada”. Y es que no está mal lo conseguido: en total, 15 puntos de venta, además de la central (dos en Valencia capital, nueve más en la provincia –el último, Burjassot, abierto este mismo año-, uno en Castellón, otro en Albacete y dos más en la provincia de Alicante). El futuro Pero no está dicha la última palabra, ni mucho menos: “Creo que tenemos mucho desarrollo por delante todavía. Aún no somos una gran empresa; me gustaría que alcanzara mucha más dimensión de la que tiene. Y para eso me estoy esforzando los años que De Agerauto a Groupauto Unión E n 2010 Suvima entró en Groupauto Unión abandonando Agerauto, un cambio que sus responsables consideran muy positivo: “Entramos en un grupo mucho más implantado, profesionalizado, mejor organizado y con más estructura, y con un paquete de servicios de muy alto nivel, tanto para el socio AUTOPOS-R65-Pag38a46-HistoriasSuvima.indd 43 (en programas informáticos de gestión, de análisis de la información) como para los talleres (“la plataforma electrónica Armin es muy completa y no hay otra cosa igual en la competencia”), además de tener mucha mayor capacidad de negociación con los proveedores y por tanto unas mejores condiciones de compra”. Además, Vicente, “Tato”, Giménez destaca las redes de talleres: “En Agerauto apenas estaba desarrollada, mientras que en Groupauto Unión sí lo están y mucho, contando además con unas herramientas de fidelización muy fuertes. La pieza la tenemos todos, pero el paquete global que ofrecemos nosotros, no”. me queden”. Vicente Giménez padre lo tiene claro, y la expansión es parte de ese objetivo: “Pero dominando el proceso, que antes de abrir cualquier tienda todo debe estar controlado. Pero oportunidades de implantarnos en otras zonas tenemos, por supuesto”. La incorporación de nuevas líneas de producto es otra de las prioridades: “Tenemos mucho que crecer todavía en la parte mecánica”, dice el padre. Y su hijo Vicente lo corrobora: “Hemos de seguir trabajando para conseguir que los clientes no tengan que salir de Suvima si no quieren. Y en eso estamos, intentando cerrar el círculo, por ejemplo incorporando hace poco la carrocería a nuestra oferta y con el proyecto de introducir también neumáticos y pintura”. Y piensan en el comercio electrónico como eje de desarrollo: “Hasta ahora no le estábamos sacando el mayor provecho, pero hemos incorporado personas que trabajan solo online, actualizando catálogos, desarrollando promociones, yendo a visitar a los clientes para hablarles exclusivamente de la parte internet...”. Con los talleres siempre en el centro: “Probablemente es lo que mejor sabemos hacer, tratar bien al cliente, de tú a tú, intentando solucionarle las necesidades que hoy en día tienen. Le ofrecemos un paquete global bastante bueno; tenemos material, servicio, herramientas muy útiles para el desarrollo de su labor (con apoyo a la gestión, asistencia técnica, márketing...). En pleno proceso de ampliación de oferta y ya en Groupauto Unión, a Suvima todavía le faltaba abordar el más importante de sus proyectos: la construcción en el municipio de Ribarroja de una nave nueva para albergar un moderno almacén y sus oficinas centrales, en donde están desde septiembre de 2012. 27/03/2014 16:46:09 44 El gran almacén A ntes de contactar con Miguel Ángel Jiménez, ex director de Logística e Informática en Jiménez Maña y ahora al frente de su propia empresa (CDN), Vicente Giménez padre anduvo buscando el mejor modelo para montar el nuevo almacén de Ribarroja: “Fui a visitar todo tipo de almacenes para ver cómo podíamos hacerlo. Me hablaron del sistema de Mecalux, que tenía una buena solución para gestionarlo todo de una manera completamente automática, y fui a verlo. Me llevaron a una cooperativa de ferreteros, a una gran distribuidora de perfumería… a distintos sitios para que viese cómo funcionaba. Estuve más de un año estudiando si nos interesaba o no y finalmente vimos que aunque todo sería automatizado, tendríamos que invertir una auténtica fortuna para que fuese más efectivo que como lo veníamos haciendo, así que lo dejamos estar (con el robot sacaban sesenta posiciones hora, cuando con el carro que hemos incorporado nosotros son 180 hora)”. No daba con lo que buscaba hasta que en marzo de 2013, en la última edición de Motortec, visitaron el stand de Schäfer, la empresa de estanterías, AUTOPOS-R65-Pag38a46-HistoriasSuvima.indd 44 que les dio el nombre del ex de Jiménez Maña, yendo de la mano de la compañía a visitar previamente el almacén del distribuidor sevillano de AD: “Nos quedamos impresionados, madre mía, qué movimiento, y nada automatizado”. Y se pusieron en manos de quien había sido su responsable, Miguel Ángel Jiménez, para quien el almacén de Suvima es algo así como su ‘niña bonita’: “Partimos de cero, y eso hace que todo sea más fácil. Y con la premisa de que todo almacén se llena, lo hicimos completamente flexible, montándolo en altura y no en superficie para ir creciendo sin problemas, aprovechando al máximo el espacio desde el principio, porque luego ocurre que un almacén que realmente está utilizado en un 20% puede parecer que está completo, y lo que está es mal optimizado. Suvima tiene almacén para muchos años y para llenarlo de arriba a abajo”. Un almacén que funciona con una filosofía que Jiménez llama “dinámica”: “El posicionamiento de las piezas es completamente dinámico; una misma referencia puede estar en sitios diferentes; conforme vas vendiendo vas liberando huecos y el propio sistema se va ajustando a la foto que tenga el almacén en ese momento. La productividad ha aumentado en un 30% o 40% (utilizando el mismo espacio) y al tener cada referencia un código de rápida localización, el margen de error de los operarios es de un 1% (antes era del 18%). Además, en una hora se puede hacer el reaprovisionamiento de seis tiendas a la vez con un solo carro, porque a lo largo del pasillo se va identificando cada pieza, que el ordenador previamente ha dicho donde se encuentran y las ha colocado por orden de recogida, encendiéndose la luz de la caja (de las seis que lleva el carro) donde ha de meterse”. “Con la premisa de que todo almacén se llena, lo hicimos completamente flexible, montándolo en altura y no en superficie para ir creciendo sin problemas, aprovechando al máximo el espacio desde el principio, porque luego ocurre que un almacén que realmente está utilizado en un 20% puede parecer que está completo, y lo que está es mal optimizado. Suvima tiene almacén para muchos años y para llenarlo de arriba abajo”, cuenta Miguel Ángel Jiménez, padre de la criatura. 27/03/2014 16:46:24