Quintanar del Rey - Club Atletismo Cuenca

Transcripción

Quintanar del Rey - Club Atletismo Cuenca
El lado
humano de
la carrera
Puede que esta manera que se nos brinda de
conocer nuestra provincia, corriendo por sus
pueblos, no sea realmente la más profunda, pero
a cambio, cada vez es más firme la creencia
de que es espontánea y fresca. Era impensable
hace unos años que se pusiera en boga dentro
de todo el orbe ese trajín de ir de “la ceca a la
meca” en el que hoy nos hallamos inmersos. En
el aspecto de las carreras populares este hecho
es equiparable. Y ni qué decir tiene que es una
forma de conocernos y aproximarnos, de mandar
a freír espárragos a los recelos, esas opiniones
peyorativas que nos formamos de antemano antes
de haber conocido a las personas. Acojamos
con agrado, pues, el Circuito y todo aquello
que contribuya a favorecer esta actividad.
Por Luis Clemente
Fotos de: Javier Polo
Por ello no es extraño que en Quintanar del
Rey nos hallásemos en la tarde del pasado sábado día dieciocho, a unos
treinta grados de temperatura ambiente, entre corredores y acompañantes,
unas seiscientas personas añadidas a las casi nueve mil que de por sí ya
tiene esa población. Si hubiera una voz para definir los rasgos peculiares
de Quintanar, ésta sería “a lo grande”. A lo grande es la manera de cultivar
el champiñón y la vid. Me convenzo de que aún con la crisis, el quintanareño no pasaría sed de vino y aún podría surtirse de setas en mucho tiempo.
Es conocido por todos que estos cultivos han traído como consecuencia un
mayor desarrollo de la industria agroalimentaria y de ahí, que la utilidad de
los obsequios, esa acertada medida que se incluye en la bolsa del corredor,
crezca con estos productos señeros de la tierra. En Quintanar del Rey el
atleta se vio atendido con su botella de tinto, su bandeja de setas y al final
refrescado con sandía.
No habían transcurrido tres minutos de mi estancia en la localidad, cuando me saludó Ángel Remigio García. Él es uno de los habituales de este periplo. Acude como acompañante de su hijo ángel, un corredor que participó
en las dos últimas ediciones con el San Lorenzo y, ahora con equipo propio
Quintanar del Rey
se estrena ‘a lo grande’
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en la villa, lo hace con el de Quintanar. Suele bromear conmigo. En esta ocasión me habla del calor y de la locura que se nos ha metido entre los huesos.
Son sus palabras cariñosas, aunque me dan que pensar. Y es que cada uno
tenemos nuestra peculiaridad a la hora de afrontar el deporte, y para aquel
que no la tuviese, tal vez porque no sepa cómo montárselo, existe la Wii. Yo
intento imprimirle variedad. Combino diferentes deportes a la vez. Uno solo,
en mi opinión, puede encorsetar la amplitud del ocio. A mí me viene mejor,
un día correr a pie; otro, en bici; y si viene a mano, el siguente, hacerme
unos largos en la piscina. De esta manera, el ejercicio físico me resulta un
relax. Mientras que charlo con Ángel Remigio vienen a saludarme sus dos
hijos. “Estamos en el plato y las tajás”, me dice Raúl, el pequeño. Los dos,
a la vez que corredores, forman parte de la organización de la prueba. Me
dan cuenta de que son tres mil las botellas de agua que están previstas para
distribuirse en el pelotón durante todo el recorrido; que se han dispuesto duchas móviles para rociar a los corredores en diversos puntos; que son más
de cincuenta los miembros, entre Protección Civil, Policía Local y Guardia
Civil, los que cuidarán del buen orden de la carrera; y que más de sesenta
voluntarios se han comprometido para hacer alegre y llevaderos a los corredores los casi diez kilómetros de los que consta. Y yo pienso para mí: “Aquí
todo, a lo grande”.
La espina dorsal del trayecto es el río Valdemembra. Tras cuatro kilómetros, a modo de preparación, por sus márgenes primero, luego, por “Santa
Lucía” y después, al abandonar la calle Larga (antigua travesía de la carretera general), lo cruzamos para meternos de bruces en una fuerte cuesta. El
cambio resultó un tanto brusco, yo diría que áspero: en franquear menos de
un kilómetro debimos subir casi cuarenta metros, índice que habla por sí mismo de la dificultad de la primera parte del trayecto. En determinado momento
el corazón se aceleraba, las piernas pesaban y la voluntad, unida a los gritos
de aliento de numerosos espectadores que hasta allí se habían desplazado
“Si hubiera una voz
para definir los rasgos
peculiares de Quintanar,
ésta sería “a lo grande”
para animarnos, fue la única que sirvió para coronar. Sin embargo, el camino
y el sol que calentaba las espaldas, hacía que atravesar esa pinada, Fuera,
a pesar de la preparación física una machada. El retorno, desde esos altos a
la meta, fue harina de otro costal. El trayecto se tornó favorable al corredor,
se hizo cuesta abajo. Eso junto a los vecinos que no dejaban de animar, hizo
que llegásemos en muy buenas condiciones físicas, circunstancia ésta que
se vio reforzada por la sorpresa que suponía los numerosos regalos con los
que fuimos objeto. Si a eso se le suma el derroche de fruta y bebida refrescante para paliar el desgaste, cabe decir de nuevo: “Quintanar, una carrera
a lo grande”.
En la ceremonia de los premios, el mantenedor iba desgranando los nombres de los meritorios, así como el de las personalidades en las que recae
el acto de entrega. De repente, me sorprendí al escuchar el nombre de Enrique Alarcón, Presidente de COCEMFE CUENCA, como una de éstas. Ambos mantenemos una amistad de atrás. Lo conocí cuando, tras un grave
percance que lo dejó parapléjico, se abría paso, y de paso, nos lo abría a
los demás, en este desabrido camino de la discapacidad. En esta ocasión,
“Son tres mil las botellas de agua que están previstas
para distribuirse en el pelotón durante todo el
recorrido; que se han dispuesto duchas móviles para
rociar a los corredores en diversos puntos; que son
más de cincuenta los miembros, entre Protección Civil,
Policía Local y Guardia Civil, los que cuidarán del buen
orden de la carrera; y que más de sesenta voluntarios
se han comprometido para hacer alegre y llevaderos
a los corredores los casi diez kilómetros de los que
consta. Y yo pienso para mí: “Aquí todo, a lo grande”
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la distinción era una placa que reconocía la solidaridad en el deporte. Y no
me fue aún menos grato, el advertir que el destinatario del premio era Carlos Hontangas, el atleta que viene acompañándome carrera tras carera, su
brazo soldado al mío, haciendo posible que yo disfrute de esta competición
provincial. El hecho de que lo haga a la chita callando, le imprime más valor,
reforzando la acción con un aire de altruismo y confianza. En suma, Carlos que, en apariencia, no es muy hablador, sabe, cuando el momento lo
precisa, sacrificarse por los demás. Tal vez esto explique mejor que nada
el hecho de que los atletas tengan agrandado el corazón. Sin duda éste lo
posee enorme.
Al final, y momentos antes del regreso, departí unos instantes con Juan
ángel Bueno, Pedro López Gómez y José Escribano. Ellos son componentes del club local de atletismo y unos de los que llevaron el peso de la organización. Se hallaban felices, aunque se les notaba el cansancio en sus
voces. “Llevamos desde las seis de la mañana enredados con todo esto”,
me aseguró Pedro. Yo no tuve por menos de reconocerles ese esfuerzo al
despedirme. Y todos quedamos contentos.
Florencio González
Madrileño de residencia,
crónica
de un corredor
Floren- “Realmente me emocioné. Tengo la foto enmarcada”.
cio González Luna nació en Belinchón. “La verdad es que como No obstante, si es por algo por lo que se le conoce a Florencio en el
había dejado el fútbol me apetecía hacer algo de deporte”, me mundillo de las carreras populares, es como organizador de una de
las pruebas más emblemáticas de la provincia, la de Castillo Garciexplica sobre las razones que le llevan a meterse en el atletismo.
muñoz. Por el empeño que pone en ella y por la facilidad con que
“Me iba al Retiro con mi hijo Rubén, que entonces era chiquitito, y
allí trotábamos juntos”. Uno de esos días vieron unos carteles que se mueve en esa población, nadie pensaría que él es natural de Belinchón. “Mi vinculación con el Casanunciaban un cross, una prueba
de cinco kilómetros que organiza- De las catorce maratones de Madrid que tillo, viene de mi esposa. Ella es la
que verdaderamente es de allí”,
ban dentro del propio parque. Y, a
ha disputado hay una a la que le tiene un aclara. La prueba cumplirá en este
partir de ese instante, decidió decariño especial, cuando entró en meta mes de agosto veintidós ediciones.
dicarse con asiduidad a entrenar.
Sin embargo, no sólo de atletismo acompañado de su hijo Rubén: “Realmente “Imagínate nuestra sorpresa cuando vimos cómo se nos unían treinvive el hombre (como me sucede
me emocioné. Tengo la foto enmarcada” ta atletas más de Madrid”, recuera mí) y terminó practicando tenis,
también bajo el influjo de uno de sus hijos (“Borja se inclinó por da de la primera edición, cuando “a penas éramos una docena de
este deporte y le gustaba jugar conmigo”). Pero su preferencia por corredores del pueblo y sus alrededores los que íbamos a tomar
la salida”. Desde entonces no ha dejado de crecer la participación
el pedestrismo hace que se programe el calendario, incluyendo
hasta el punto de que “ahora, ha llegado a ser el día más grande en
unas pruebas como fijas: “Por supuesto la San Silvestre popular.
Luego las medias maratones: La de Coslada, la de Moratalaz, la la vida del pueblo”, aclara.
Acabando la conversación, me insta a que remarque el agraUniversitaria y la de Canillejas”. El sueño de todo corredor de fondecimiento a quienes colaboran para que se celebre año tras
do lo vio cumplido en el setenta y seis, cuando corrió el Maratón
de Madrid. “Por ese entonces, vivía en Pacífico, cerca de por don- año este concurso deportivo, no escatimando elogios en los
de transcurría. Durante las dos primeras ediciones lo veía pasar, vecinos, el Ayuntamiento, el club y, sobre todo, los corredores
“porque ellos son los verdaderos protagonistas de la carrera”.
pero no pude aguantar a la tercera. Así que ese año me apunté y
lo corrí por vez primera”. Desde entonces ha participado en cator- Eso sí, no puede evitar hacer una mención especial a sus hijos:
ce ocasiones. Pero si hay una que recuerda por encima de las de- “Ciertamente su ayuda es inestimable. Sin ella, no podría sacar
más, fue en la que entró en meta acompañado de su hijo Rubén: la prueba adelante”.
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