Strabomantidae altoandinos: datos pasados, presentes y futuros

Transcripción

Strabomantidae altoandinos: datos pasados, presentes y futuros
Strabomantidae altoandinos: datos pasados, presentes y futuros
Ignacio De la Riva
Museo Nacional de Ciencias Naturales/CSIC
El conocimiento sobre la diversidad biológica de un grupo de organismos a distintos niveles –
desde variación intrapoblacional a relaciones filogenéticas– varía según los casos, y hay grupos
bien conocidos y otros prácticamente desconocidos (por ejemplo, microorganismos o ciertos
invertebrados). En otros casos, en poco tiempo se ha pasado del desconocimiento casi total a
un conocimiento relativamente bueno sobre los mismos. Un ejemplo interesante es el de ciertas
ranas altoandinas de la familia Strabomantidae, para las que el estudio a diferentes niveles –
desde la exploración de campo al trabajo de laboratorio– ha desvelado una diversidad de
especies y unas relaciones evolutivas inesperadas. Estas ranas, de desarrollo directo, presentan
un alto grado de endemismo, con distribuciones a menudo muy pequeñas restringidas a
bosques de niebla y páramos húmedos en valles andinos de la vertiente amazónica. En 1975,
todas estas ranas se agruparon en un solo género, Phrynopus (familia Leptodactylidae,
subfamilia Telmatobiinae), del que se conocían 14 especies. Desde entonces, un notable
impulso en los estudios taxonómicos y filogenéticos ha cambiado completamente el panorama:
hoy, sólo tres de esas especies permanecen en Phrynopus, que cuenta ya con 22 especies, el
resto se distribuye en otros cinco géneros repartidos en dos subfamilias de la nueva familia
Strabomantidae, y el total de especies es de 68. En Perú y Bolivia se distribuyen los tres
géneros más numerosos: Bryophryne, Psychrophrynella (subfamilia Holoadeninae) y Phrynopus
(Strabomantinae), que agrupan 45 especies (un 66% del total), de las cuales 36 (80%) se han
descrito en la última década. Las hipótesis filogenéticas actuales probablemente no sufrirán
grandes cambios, pero el ritmo de descubrimiento de nuevas especies es muy alto. Las estimas
basadas en modelos de nicho ecológico validados por posteriores observaciones de campo
indican que la diversidad de especies puede ser cinco veces superior a la que se conoce
actualmente.
Highland Andean Strabomantidae: past, current, and future data
Our knowledge on the biological diversity of groups of organisms at different scales –from intrapopulational variation to phylogenetic relationships– is variable. Besides fairly well known
groups, others remain almost unknown (e. g., micro-organisms and many invertebrate groups).
In other cases, the knowledge evolved in a relatively short period from scarce to substantial. An
interesting example is that of certain highland Andean frogs in the family Strabomantidae, for
which both fieldwork and lab work revealed unexpected results both regarding species diversity
and phylogenetic relationships. These direct-developing frogs occupy valleys in cloud forests
and humid subparamos of the Amazonian versant of the Andes, have a high level of endemism
and, often, small distribution ranges. In 1975 all these frogs were grouped in the genus
Phrynopus (family Leptodactylidae, subfamily Telmatobiinae), then comprising 14 species.
Today, after an important boost in taxonomic and phylogenetic studies, the picture has changed
dramatically: only three of those species remain in Phrynopus (which consists now of 22
species), the other being distributed in five genera within two subfamilies in the new family
Strabomantidae; the total number of species is 68. The three most speciose genera occur in
Peru and Bolivia: Bryophryne, Psychrophrynella (subfamily Holoadeninae) and Phrynopus
(Strabomantinae), which are represented by 45 species (66% of total), 36 of them (80%)
described only in the last decade. The current phylogenies likely will not change substantially,
but the rate of new species discovery is remarkably high. Estimates based on niche modeling
and validated with further fieldwork indicate that the species diversity of these three genera
might be five times greater than what is currently known.

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