criticadisco - Ana María Ruimonte

Transcripción

criticadisco - Ana María Ruimonte
“Tianwa Yang domina a
la perfección las Sonatas
de Ysaÿe”
Discos
Crítica
de laa a laz
Más de un aficionado descubrirá en este disco una de
esas propinas violinísticas
que en algún momento fue
incapaz de identificar al final
un concierto. Eugène Ysaÿe
fue un violinista admirable
que creó una escuela muy
de influyente para virtuosos
del siglo XX como Enescu,
Kreisler o Szigeti. A la sombra de la monumental serie
bachiana, su colección de
Seis Sonatas para violín
solo (1924) se ha ido ganando con el tiempo el sitio que
merece en el repertorio por
su riqueza musical, su pureza de estilo y no menos por
su impecable escritura violinística. Cada una de ellas
está dedicada a un violinista
relevante de la época, la última de ellas al español Manuel Quiroga. En realidad es
como una obra concebida en
quince movimientos, en la
que caben todos los recursos
y modalidades expresivas,
empleados siempre con brillantez y musicalidad. Son
raras las ediciones completas
de estas Sonatas, debido a la
extremada exigencia de las
partituras, lo que no parece
haber sido un problema para
la joven violinista china Tianwa Yang (a la que por cierto
debemos una grabación de la
obra completa de Sarasate,
también en Naxos), que las
toca con un dominio técnico
que le permite resaltar todos
los valores musicales que encierra la obra.
Esta preciosa joya discográfica española destaca por
la calidad del material y por
el estilo elegante, fresco y
actual, con una buena transmisión del mensaje textual
dentro de un entorno teatral.
Disco homenaje a Juan Hidalgo y a Juan Carreño, imagen
y sonido del siglo de Oro,
nacidos hace 400 años. Paralelismo de nuestro tiempo
con aquellos años, en pintura y fotografía, en la música
y sus intérpretes. La voz natural, cuidada y bella de Ana
María Díaz en una magnífica
dicción e interpretación teatral-musical de los textos de
autores como Lope de Vega,
juega con los intervalos y los
tempos, y se complementa
perfectamente en una unión
armónica interpretativa con el
resto de los instrumentos. Al
cello, Adam Hunter, con un
colorido intenso y cálido. Juan
Carlos de Mulder, a la guitarra
barroca, con sonido algo más
metálico y agudo, armoniza,
adorna y marca bien los tempos. Resultado final musical
evocador, atractivo y seductor.
Canciones amorosas con múltiples contrastes como “Vuelve Barquilla”, con el tema de
la búsqueda y recuperación
imposible del amor; “Dizque
era como una nieve”, referida
a un estilo más popular; “Dicen que de Inés” o la seductora “Botonerilla” y llorona la
“Labradorcilla”. Preciosa la
interpretación final de la Cantata HWV 140 de Haendel.
M.S.
C.B.
YSAYE: Sonatas para violín solo Op. 27.
Tianwa Yang, violín.
Naxos, 8.572995 • 74’ • DDD
Música Directa
★★★★E
62
“Adaptaciones para piano
de temas musicales para
el cine de Nyman”
Este disco contiene una
encantadora Sonata de juventud de Francesco Cilea,
compuesta mucho antes de
que se consagrara mundialmente con su ópera Adriana Lecouvreur. Se trata de
un grato descubrimiento que
viene realzado por la calidad
y entusiasmo con que la interpretan Massimo Macrì y Giacomo Fuga, entregados a una
partitura difícil y con mucha
demanda expresiva. No resulta ya tan sorprendente encontrarse con un compositor
tan soberbio y de perfiles tan
diversos como Goffredo Petrassi, de quien ahora nos llega una obra de 1933, el año
siguiente de la Partita que le
abrió las puertas del mundo
de la música. El Preludio,
aria e finale es una música
poliédrica y granítica, que casi
parece esculpida en el aire,
de una madurez impensable
en un compositor de treinta años que todavía seguiría
evolucionando a lo largo de
todo el siglo XX que vivió
completo. El disco se completa con una Sonata de Sandro
Fuga, un contemporáneo de
Petrassi que, muy al contrario, se mantuvo al margen de
las aventuras sonoras de su
tiempo. Obra totalmente decimonónica, pero con indudables valores que son puestos
de relieve por los intérpretes
italianos con un cariño especial, no en vano el pianista de
este disco es el hijo del propio
compositor.
Con la perspectiva que
da el tiempo, es de justicia reconocer que la música para cine de Michael
Nyman conforma uno de
los corpus más sólidos del
londinense, dentro de su
catálogo. Por eso esta selección de temas, adaptados al
piano solo (también Nyman
domina el instrumento, con
sagacidad…), entorno a varias de sus bandas sonoras
más reputadas (El piano, El
diario de Anna Frank, Carrington, El contrato del
dibujante, Gattaca…), no
deja de tener un atractivo
innegable. Valentina Lisitsa
las defiende con ardor, pero
con un aroma un tanto postizo, comercial, al saltar de
sus anteriores producciones
en Decca, más canónicas
(Rachmaninov y Liszt), a
este recopilatorio de Nyman. Cosas de la mercadotecnia. Yendo al contenido,
sin duda El contrato del
dibujante (1982) sigue siendo la mejor referencia del
Nyman juvenil. El que, antes de repetirse a sí mismo
hasta la saciedad, consiguió
impactar al mundo musical,
con un enfoque rupturista e innovador del espíritu
musical del barroco/Purcell
(en el fondo no tan lejos del
genio de Schnittke). Muy recomendable para los seguidores del compositor inglés,
manteniendo un punto de
sana nostalgia.
J.B.
C.B.
ARDED, CORAZÓN, ARDED (Burn, Heart,
Burn). Cánticos Barrocos de España. Ana María
Díaz, soprano. Adam Hunter, cello. Juan Carlos
de Mulder, guitarra barroca.
OWL, 14021 • DDD • 35’
Dist. Ind.
★★★E
CELLO SONATAS. Obras de PETRASSI,
CILEA y FUGA. Massimo Macrì, cello. Giacomo
Fuga, piano.
Naxos, 8.573141 • 58’ • DDD
Música Directa
★★★E
CHASING PIANOS. Obras de Michael NYMAN. Valentina Lisitsa, piano.
Decca, 4786421 • DDD • 76’
Universal
★★★A
“La escena, en alarde imaginativo,
decide empequeñecer a
los personajes, hacerlos enanitos”
esté indicando en todo momento el camino para convertir en poético lo que nace con
una finísima ironía y una inefable carga humana. No; eso
es de otro tiempo, antiguo. Lo
importante en nuestro tiempo
es el juicio, aunque esté exento
de reflexión. El resultado es
demoledor: resulta irritante
ver a Stolzing convertido en
un macarra jugando con su
espada; a Beckmesser convertido en un niñato estúpido
si no al borde de la deficiencia
mental; o a los maestros revolcándose por los suelos o
actuando como un coro de
comedia musical en la prueba
de canto a Walther; o a estos
mismos arrastrando una especie de dedales que les sirven de
asiento; o a David y Lena, de
los nervios; o cómo el final del
segundo acto se prolonga a la
escena de la pradera, como si
de una fiesta de desenfrenada
orgía se tratara, eso sí, haciendo desfilar a los personajes
de El sueño de una noche
de verano, aunque también,
entre otros, a Blancanieves y
sus enanos. En mi opinión, un
disparate. Pero es importante
dejar claro algo: lo que falla
es la idea, no la realización: la
dirección de actores es espléndida y el pulso teatral, magnífico. Lo que falla, así, es lo de
siempre, algo que sucede una
y otra vez porque los directores de escena se empeñan en
superponer sus ocurrencias a
lo que el autor dejó escrito.
A veces el fracaso proviene
por desconocimiento de los
propios materiales de la obra;
pero otras, y más significativamente, porque se produce
una reiteración que no tiene
sentido: algunos directores de
escena deberían de enterarse
de que el poder de la música
en ópera va mucho más allá de
sus aportaciones para explicar
lo que ya está claro.
A veces, montajes que, como este, no van a ninguna
parte, son salvados por los
cantantes y por el director
musical. El trabajo del segundo
es aquí notablemente pobre.
Sencillamente, no entiende
la música de Wagner; la dirige como si leyera un mal
Beethoven, cuyo busto, junto
al del propio Wagner o el
del mismísimo Schopenhauer
presiden la operación. Gatti
es un buen concertador, y
en ese sentido, cumple. Pero
la rutina, la escasa presencia
dramática de la orquesta (que
suena bastante despersonalizada) y un gélido sentido del
drama en general producen
sopor. De los cantantes se
salva bien Michael Volle, un
buen Sachs, del que por cierto
tampoco hace la misma leña el
director de escena, pues, ya
en el tercer acto, él y su taller
recuperan su tamaño normal.
Muy bien el Pogner de Georg
Zeppenfeld y pasables el David
de Peter Sonn y la Magdalena
de Monika Bohinec. El Beckmesser de Markus Werba es
difícilmente valorable: escénicamente supone un paso atrás
de gigante en la historia del
personaje, pero vocalmente
funcionó. Los puntos vocales
negros, en todo caso, estuvieron en la irrelevante Eva
de Anna Gabler y el flojísimo
Stolzing de Roberto Saccà,
una voz de emisión imposible
para la parte y de una pasta nada atractiva. El resto, a
aceptable nivel.
Discos
Crítica
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grandes reediciones
Ana María Díaz y Alan Lewine
Soprano Meets Contrabass
Teatro Musical Barroco
“Arded, corazón, arded”
bilingüe español-inglés, con marionetas con
sastrería del siglo XVII, cánticos barrocos, cuentos
cortos escritos por Ana María Díaz
PRODUCIDO POR:
OWLSONG PRODUCTIONS, INC.
Nuevos CDs
P.G.M.
en detaLLe
¡Estamos de gira! ¡On tour!
Granada, Palacio de los Olvidados,
1 y 2 de diciembre, 18:00 h.
WAGNER: Los maestros cantores de
Nuremberg. Michael Volle, Roberto Saccà,
Anna Gabler, Peter Sonn, Georg Zappenfeld,
Monika Brohinec, Markus Werba, Thomas
Ebenstein, Guido Jentjens, Oliver Zwarg,
Benedikt Kobel, Franz Supper, Thorsten
Scharnke, Kurt Huml, Dirk Aleschus, Roman
Astakhov, Tobias Kehrere. Coro y Orquesta
Filarmónica de Viena / Daniele Gatti. Escena:
Stefan Herheim.
EuroArts, 2072688 • 2 DVDs
• 285’ • DTS • Sub. Esp.
Música Directa
«««A
Madrid, Centro Cultural de los Ejércitos,
3 de diciembre, 19:30 h.
Sigüenza, Auditorio El Pósito,
5 de diciembre, 20:30 h. y 8 de diciembre, 12:30 h.
Madrid, Espacio Ronda,
8 de diciembre, 20:00 h.
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