“Los Equilibrios” Tomar decisiones, y como y porque hacerlo, puede

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“Los Equilibrios” Tomar decisiones, y como y porque hacerlo, puede
“Los Equilibrios” Tomar decisiones, y como y porque hacerlo, puede que sea una de las artes más llenas de colores que existen. Si repasamos las primeras decisiones que tomamos de chavales, estas suelen estar dirigidas a obtener resultados inmediatos de ellas. Seguro que los primeros lloros no son más que eso, un reclamo inmediato de comida u atención, con la consiguiente satisfacción, o frustración, según en qué medida las expectativas se vean satisfechas. Con el paso del tiempo estos mecanismos se irán elaborando, y buscaran un equilibrio entre los deseos y las posibilidades reales de ver los objetivos conseguidos. Primeramente, veremos que un “Quiero que llegue mañana para que vengan los Reyes” no se consigue con solo quererlo, hay que esperar. Luego el papel moderador de los mecanismos de la educación nos enseñan que no todo vale para conseguir nuestros fines. Nuestras decisiones deben involucrar algo más que nuestros deseos, aprendiendo a conjugar estos con los riesgos que puedan implicar para nosotros u los otros, o a equilibrar nuestro egoísmo natural con el impacto que ello pueda tener en la convivencia con los demás. Luego se ira aprendiendo a decidir pensando un poco más hacia adelante y viendo como no coger el jersey cuando hace calor a mediodía tiene el riesgo de que la tarde traiga el fresco y entonces lo echemos de menos. Esto, los que ya han estado al fresco antes, tienden a sobre avisarlo por la mañana, quizás olvidando que el aprendizaje tiene parte de teoría y parte de practica y que un buen equilibrio entre ambas sea quizás la mejor forma de aprender a decidir. Luego experimentaremos el miedo a decidir, miedo a la equivocación, sin saber que no decidir también es una decisión, no necesariamente la más adecuada. Una decisión que pueda parecer errada, será a buen seguro la base para otras futuras puede mejor sopesadas. Más tarde decidimos ponderando los distintos aspectos que creemos relevantes para aquello que pretendemos realizar, y que generalmente siempre tenemos la expectativa, más o menos cercana, de ver y disfrutar los efectos de nuestra decisión. Así elegimos un camino profesional u otro, realizamos una compra u otra, decidimos sobre nuestro entorno personal, etc. y todo ello dentro de los márgenes que en cada momento tenemos para la toma de la decision, y con un equilibrio de razones que puede ni nosotros mismos seamos del todo conscientes en qué medida hemos balanceado. Y así, podemos llegar a un momento donde las decisiones que habremos de tomar, no siempre sea claro que podamos ver de cerca su efecto, ni siquiera que podamos ser disfrutes directos de sus consecuencias. Esto puede desmotivar y llevarnos a evitar o redirigir los esfuerzos de nuestras acciones en otras direcciones donde sea más fácil obtener resultados en el corto plazo, o que sus efectos nos lleguen más directamente. Sin embargo, hoy disfrutamos de un gran número de comodidades y realidades, las cuales son el resultado de decisiones que se tomaron pensando más allá de los límites de lo que revierte directamente en su autor. Así disfrutamos de obras de arquitectura, como las catedrales, que costo varias generaciones culminar, o los diseños de redes de comunicaciones, sistemas de riego, desarrollo de medicamentos, y un sinfín de cosas que son el fruto de acciones decididas con la vista puesta en el futuro. Este texto se ha escrito como un homenaje a todos aquellos, que habiendo tenido la ocasión, han sido y son capaces de decidir mirando hacia adelante sin importarles tanto su redito directo, y priorizando el bien común, con la vista puesta en el futuro. Esta gente, no siempre son los otros, en cualquier momento podemos ser nosotros. Servillonar Hoz de Jaca, Agosto 2013 

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