Ni a Palos
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Ni a Palos
Domingo 4 Octubre 2015 BUENOS AIRES AÑO 6 - N°338 SUPLEMENTO JOVEN DE TIEMPO ARGENTINO A PALOS Además: Hernán Vanoli | Educando a los presidenciables | Lo' Pibitos | Caja Negra | Aparecida | La salidera | Estereotipos año 6 | nº 338 | 4 de octubre de 2015 2 Caja Negra El barrio Por Zambayonny Ilustración: Daniel Caporaletti La casualidad me llevó a adentrarme en el barrio donde había vivido hasta los seis años. No tenía un buen recuerdo de aquel tiempo, ni de la casa, ni de la cuadra, ni de los amigos fugaces que dejé para siempre, ni de los amigos para siempre que dejé de pronto. Sin embargo una suerte de necesaria curiosidad me fue empujando por las avenidas del pasado en busca de aquella casa que habitamos con mi familia y que jamás había vuelto a ver. Me intrigaba saber cómo había tratado el paso de tantos inviernos a aquellas manzanas perdidas en la memoria de un vecindario idealizado por el que no había vuelto a pasar desde entonces. El día que nos mudamos lo hicimos apurados. Demasiado apurados. Cada mueble era subido rápido al camión por los hombres del taxiflet como si no pesaran nada. Las bolsas negras de residuos llenas de ropa y los diversos bolsos repletos de papeles, adornos y juguetes iban siendo apilados en la vereda a la espera de ser cargados al camión frente a las miradas invasivas de todos los vecinos. Había en el aire cierta vergüenza por mostrar nuestras cosas a todo el mundo, supongo que por eso era el apuro. Era como si estuviéramos asistiendo a una fiesta de gala con el pullover más viejo y roto que conservábamos, era como si proyectaran en una pantalla gigante nuestros sueños más pudorosos para que nos ruboricemos, era como si es- tuviéramos sentados en el inodoro con la puerta abierta leyendo los obituarios. Fue tanta la premura y el caos de aquella mudanza que terminamos extraviando el pequeño bolsito con mis juguetes. Imagino que apenas contendría algunos autitos, unos pocos muñecos, dibujos y otras cosas insignificantes, pero en aquel momento sentí que había perdido definitivamente todo lo que tenía. Ahora el barrio de la infancia estaba diferente. El paisaje se había modernizado al punto de que no coincidía nada de lo que yo recordaba con lo que estaba viendo. Estereotipos El fanático del Arsat Mandá tus ideas a [email protected] o vía Twitter a @niapalos así lo publicamos. Caminé un largo rato buscando mi casa convencido de que la localizaría enseguida pese a que me había olvidado la dirección exacta después de tanto tiempo. Bueno, a decir verdad posiblemente jamás la había sabido de memoria por ser demasiado chico cuando dejamos aquel hogar, sin embargo la brújula en mi cabeza me guiaba con paso seguro. Cada vez más adentro, cada vez más profundo. Iba atardeciendo a medida que me internaba en aquellos caminos desconocidos. Todo había cambiado y yo también. Donde había casas viejas ahora se levantaban edi- •Quiere irse a vivir a Bariloche para que sus hijos estudien en el Balseiro. •Pidió el día para ir a Tecnópolis a ver el despegue. •Nunca entendió por qué Adrián Paenza no es ministro de algo. •Se llevó Física previa todos los años de su secundaria. •No lo admite ni en pedo. •Llenó la biblioteca de libros de Golombek para aparentar. •Confunde Arsat con Invap siempre que quiere explicarle a los compañeros del laburo qué es Arsat. •A veces mete “Conicet” en la explicación. •Muy susceptible a dejarse convencer por las propagandas de cremas y ficios de varias plantas, donde las calles eran de tierra ahora había florecido el asfalto y donde crecía un niño que sabía perfectamente lo que quería ahora deambulaba un hombre perdido. Todo me resultaba ajeno. Algunas personas me miraban con cierta hostilidad al verme pasar como si supieran que yo no era de ahí, otros con la indiferencia de los gatos. Me puse a silbar una canción de aquellos tiempos, una melodía de patio y recreo. Era como una invocación, como un pedido, como una forma de estar en sintonía con lo que estaba buscando y pasar por alto tantos almanaques pisoteados. Fue recién entonces que tras caminar en zigzag durante horas por aquellas manzanas podridas empecé a reconocer algunas edificaciones. Primero me resultó familiar un antiguo y enorme paredón de ladrillos arruinados que solía cruzar cuando iba de la mano de mi mamá rumbo al jardín de infantes. Era casi una rareza que después de tantos años todavía continuara en pie, pero ahí estaba, erguido y sosteniendo sus pintadas imborrables. Lo segundo que reconocí fue la casa de los Martínez porque ellos eran millonarios y tenían la única mansión del barrio. La fachada se conservaba exactamente igual desde sus altas tejas rojas sobre las ventanas de madera verde hasta el jardín arreglado que mantenían adelante. Los Martínez siempre habían sido muy cuidadosos con su pertenencias a tal punto que sorprendía ver como todavía conservaban lácteos que incluyen la voz de Pancho Ibáñez. •Todavía va al Pago Fácil. •Todavía guarda los anteojos 3D de la época de “360. Todo para ver”. •Le gusta más el frío que el calor. •Tiene un aire a Gabriel Schultz. •Gritó cuando el cohete salió para arriba y abrazó a la jermu, emocionado. •Su jermu le dijo a las amigas que “últimamente lo desconoce un poco al gordo”. •Está gordo. •Escribe mucho en mayúsculas. •De pibe hizo un curso de espionaje por correspondencia. •Se sobreexcitó con el descubrimiento de agua en Marte. intacto el mismo auto con el que salían a pasear los domingos a la tarde. Estaba como si lo hubieran comprado ayer. Increíble. Continué caminando y mi sorpresa fue mayúscula al encontrar el terreno donde jugábamos a la pelota todavía con aquellos arcos que usábamos nosotros. Era impensado que no le hubiesen construido nada encima después de tanto tiempo, pero seguramente debía tener algún problema de escritura porque de otra forma no hubiera podido sobrevivir. Algunos metros más adelante ya por fin me resultó todo absolutamente propio. Era mi cuadra con sus árboles de entonces, su buzón de cartas en la esquina y la fila de casas tal cual la recordaba. Nada había cambiado. Hasta lo vi parado en su umbral al viejo Gómez. Estaba igual. Me llamó muchísimo la atención que todavía estuviera vivo, debía tener seguramente más de cien años. Lo quise saludar pero supe que no me iba a reconocer así que apenas le sonreí sin decirle nada y él ni me miró. Ya estaba a pocos metros de mi casa cuando observé las bolsas en la vereda junto al camión de la mudanza. Varias personas estaban mirando la situación en silencio como si fuera un espectáculo gratis. Me acerqué despacio y alcancé a divisar el bolsito descolorido que había caído entre el cordón de la vereda y las ruedas del camión. Lo alcé con cuidado y se lo di en la mano al nene que me miraba con desconfianza llorando porque se mudaba por primera vez en su vida.x •Trata de buscar cualquier excusa para usar la palabra “algoritmo”. •Desde el miércoles a la tarde está pensando militar en el PJ Digital. •Visitó dos veces la muestra de Maria Inés Mato en el Museo Malvinas. •Siempre dijo que la llegada a la Luna “era un biribiri de los yanquis”. •Ahora duda. •Igual siempre fue con los rusos en la carrera espacial. •Yuri Gagarin, su superhéroe preferido. •Aprovechó para volver a ver Apolo 13. •Muy fan de la luna roja. •Fue en ojotas al Parque Centenario a ver el eclipse. •Cree que poder ver el eclipse es otra conquista del modelo. 4 de octubre de 2015 | año 6 | nº 338 3 Ruido de fondo Pasos de vida públicos Por Florencia Angilletta @dolarparty ¿Cómo enterrar los huesos de una madre desaparecida? ¿De qué modo dar un “paso de vida” -según propone Gilles Deleuzepara tensar los límites entre vida, memoria y ficción? ¿Qué transforma al despliegue de una interioridad en un dispositivo de democratización? Como un trípode, estas preguntas abren el umbral de interrogantes que propone Aparecida, la reciente publicación de Marta Dillon. De imposible clasificación, el libro se abre con una escena cinematográfica. Dillon está de viaje en España cuando le avisan del Equipo Argentino de Antropólogos Forenses (EAAF) que hallaron los huesos de su madre, la abogada y militante Marta Taboada, detenida-desaparecida desde 1977. A partir de allí, el relato despliega la historia de este duelo diferido y de este entierro -tan especial y corrosivo, en el que una amiga de Dillon oficia de “velority planner”-. No se puede leer Aparecida sin pensar en Marta Dillon, que en sí misma ha construido un enlace de nombres propios, textos, intervenciones, militancia y devenir familiar. Sólo algunos hitos: fue una de las voces que cambió la manera de hacer cróni- ca con sus columnas “Convivir con virus”, en las que escribía su propia experiencia como madre soltera, amante, periodista y portadora de HIV; ha sido creadora del suplemento “Soy” y es editora de “Las 12”; es una referente de la agrupación HIJOS desde su origen; su hijo Furio hace pocas semanas fue reconocido en su triple filiación –tiene dos madres y un padre–. Estos “pasos de vida” atraviesan el libro, que también es un diálogo público con su esposa, la cineasta Albertina Carri, quien con la película Los rubios transformó la manera de pensar los relatos sobre la úl- tima dictadura militar. La publicación de Aparecida, no casualmente en el último año del gobierno kirchnerista, muestra el peso de una época: la de la aparición de la Justicia. ¿Qué nuevos “pasos” abren el entierro de los restos para resemantizar “desaparecido”? ¿Cómo impactan las modificaciones en los ritos mortuorios de las últimas décadas? El yo que construye Dillon para narrarlo no es un yo penoso ni aristocrático –que sólo muestra al resto de los mortales sus exquisitos sentimientos–. El yo de Dillon es incómodo, protestón, un interlocutor. Por eso el libro se parece más a una novela de aventuras que a un diario de duelos. Dillon arma un dispositivo que parece que se está mirando a sí mismo pero en realidad mira la década, la posibilidad de la escritura femenina, la sanción del matrimonio igualitario, la educación sentimental después de 1968, la división sexual del trabajo, la crueldad de la infancia. Aparecida es también el libro más importante del año para el pensamiento feminista. Entre la ternura y la incógnita, sus capítulos ponen en cuestión qué es ser madre. Así, entre varias máximas geniales y una escena deliciosa sobre una pollera escolar, Dillon desliza: “La maternidad es una demencia si una no conserva algo de egoísmo”. × Aparecida Marta Dillon Sudamericana 206 Págs En su punto justo Por Gonzalo Bustos @gjbustos Una “intro” de misterio instrumental cargada de parafernalia le basta a Lo´ Pibitos para meterte de lleno en A Punto Caramelo, A Punto Caramelo Lo' Pibitos su segundo disco. Esos casi tres minutos no necesitan de rimas y ni frases potentes para resolver una composición que marca un inicio auspicioso. Tras una introducción de suspenso construida sobre una línea de sintes y golpes precisos a la batería, hace combustión un funky comandado por un slap de bajo y una guitarra insidiosa; después unos vientos y percusiones siguen abriendo el abanico. Antes de que te des cuenta estás bailando. Lo que sigue es una obra con canciones que muestran el progreso de este grupo de Villa Crespo que nació como proyecto soundsystem: el testimonio vivo de su prepotencia de trabajo. Si en Bienvenidos al Presente (2011) las composiciones se deslizaban sobre la base rítmica, acá las melodías también funcionan como punto de fuga. Producido por el percusionista Juan Lucas Arbe y Guido “El Dog” Ruggiero –una de las voces junto con Tomás Bacigaluppi–, A Punto Caramelo se mueve por pasajes que navegan por grooves latentes, bajos machacantes, teclados atmosféricos y sentido pop. La inclusión de feats nutre aún más el disco. Sin tomar un rol netamente protagónico los invitados dejan su marca distintiva en sus participaciones. El costado funky -que los acerca de sobremanera a IKV- se puede captar en “Despierta”, que adquiere vuelo en los pasajes en los que las guitarras se cosen entre las teclas dotando todo de un suspenso a lo “Thriller”. “Envión”, con la voz acaramelada de Emme, flota sobre el beat y adquiere tintes espaciales. Julián Kartún de El Kuelgue se apodera del reggae “Está en ti”, una canción de aire veraniego con estribillo adhesivo que huele a hit radial. La reversión de “Mágico”, uno de los éxitos del debut, es otro golpe de impacto. Ya no está ese tono pendenciero y robótico del original; a no ser por el solo de viola humeante del cierre, una suavidad y frescura casi adolescente merodean el tema. La experimentación más plena cae a la mitad del álbum en “Villa Crespo 2 a.m.”: una coreografía instrumental blanda que se desplaza como un loop encantador. Sobre el cierre canciones como “El cielo espera” y “Pin pun” funcionan como composiciones del inicio del grupo tocadas con la experiencia acumulada. La primera arranca con un solo de saxo a cargo de Pablo Vidal (El Kuelgue) que le mete una onda soulera para después desperdigar una batería de recursos que dejan en claro que Lo´ Pibitos son más que raperos. La guitarra que comanda el final de la canción termina siendo el gancho perfecto para empalmar “Pin pun” donde Maikel de Kapanga clava una performance electrificada. Es acá, con las seis cuerdas despotricando sobre la melodía y Tomy Tomaso rapeando sobre el disco que acaba de editar con su banda, donde todo cobra sentido. La rima perfecta de la canción lo define: “nunca es tarde para tomar una decisión, para dar el paso al próximo nivel”. × 4 año 6 | nº 338 | 4 de octubre de 2015 Nota Antes, durante y after chabón Es probable que haya más de una virtud en el hecho de escribir una biografía, hoy, sobre Luca Prodan y volverla pertinente, aunque más no sea novedosa. Desde su muerte en adelante, mucho se ha dicho, escrito y representado alrededor del líder de Sumo: mitificado, canonizado, a veces caricaturizado, parecía difícil recuperar al hombre debajo de la leyenda. Oscar Jalil, sin embargo, consiguió en Libertad divino tesoro, precisamente eso: una narración sincera, seria y documentada sobre el huracán que vino de Europa y alteró los contornos del siempre conflictuado rock nacional. Un repaso por las visiones, las contradicciones y el peso que tuvo la familia en la vida de Luca George Prodan. Por Facundo Arroyo @Faq_Arroyo “Cuando Luca caminaba por Corrientes, la calle se movía”. (Enrique Symns). “Nosotros estábamos locos, no teníamos la ambición de hacer un grupo de rock que iba a revolucionar a la Argentina o cualquiera de todos los títulos que hoy tiene Sumo”. (Germán Daffunchio). “La imagen de Luca era una mezcla de algo de Titanes en el ring y de un tipo que daba miedo. No había pelados en la calle”. (Diego Arnedo). “Luca leía muy bien los códigos no verbales de la gente”. (Nora Fisch: periodista y curadora de arte. Amiga de Prodan). “Luca no tenía casa fija o propia, y era muy atractivo para muchas personas. Para las chicas y para sus fans. Hubo luchas por él, pero yo me enteraba tarde porque no cabía dentro de mi percepción de lo que era nuestra relación”. (Mónica Stromp: novia oficial de Luca). “Yo le contaba a Luca de Borges. Me dijo que había leído Ficciones y hablábamos de los infinitos borgeanos, ese tipo de cosas”. (Pil Trafa, Los Violadores). “… después de ver a Luca tres se afeitaron la cabeza. Tenían 15 o 16 años y tres se afeitaron la cabeza”. (Diego Tuñón, Babasónicos). Libertad divino tesoro es un relato coral. Y también es la biografía definitiva de Luca Prodan. El periodista Oscar Jalil trabajó durante cuatro años buscando a través de noventa voces diferentes, publicaciones, especialistas, viajes (Córdoba, Italia y Londres), la identidad de un hombre que le cambió la vida a todos los que lo conocieron. Un alien musical caído en la Argentina de la dictadura. Un italiano, formado instintivamente en Londres, que termina siendo cantante de rock, primero en Córdoba y luego en Buenos Aires. Uno de los iconos más importantes de la cultura rock de los tóxicos ochentas. Pero el relato formal ya estaba más o menos claro. El tema era profundizar en esas ramas que se habían secado en las voces de algunos seres sin nombre. Señales de testimonios distorsionados. El coro, entonces, que relata Libertad divino tesoro viene a conformar una melodía afinada de los huecos de la biografía de Prodan. “Si no se entiende la historia familiar, no se puede entender quién era Luca”, alerta Jalil. Por eso, la reconstrucción en líneas generales "El coro que relata Libertad divino tesoro viene a conformar una melodía afinada de los huecos de la biografía de Prodan" de su familia es fundamental. Sirve, además, para evidenciar que la familia Prodan no era millonaria como siempre se dijo, sino que dependían del oficio temporario que activara su padre Mario. Otro Prodan al que no le alcanza un capítulo. “Luca se escapó del precio. Yo me escapaba de quedar atrapado en la dudosa telaraña de una biografía sobre él. Reducir un ser humano al tamaño de un libro siempre me pareció absurdo. Y Luca se cuidó bien de jugar con el absurdo… su coherencia no lo dejaba serlo. Absurdo”, cuenta y se ataja su hermano, Andrea Prodan, prologuista, finalmente, de la historia coral de Luca. Hace unos meses, en contacto con Ni a Palos, Andrea aclaró 4 de octubre de 2015 | año 6 | nº 338 5 Luca Prodan. Libertad divino tesoro Oscar Jalil Planeta 524 Págs. que confiaba ciegamente en Oscar Jalil. Y a pesar de que permaneció algo distante durante los cuatro años de investigación, fue el artífice de, por ejemplo, el encuentro entre el autor y la primera baterista de Sumo: Stephanie Nutall. “Fue grandioso, porque era alguien que quizás no iba a poder encontrar. Se dio que vino para Argentina y Andrea arregló estratégicamente nuestra charla. Fue una entrevista larga”, explica Jalil. Estallando el mito ¿Cuando apareció Diego Arnedo, que nunca había hablado, supiste que tenías un buen trabajo? Ahí se cerró el libro. Después estaba la chance de que a partir de Arnedo se pueda llegar al testimonio de Mollo pero eso no pasó. Mollo es bastante reservado con el tema Luca, pero Arnedo nunca había hablado. Hay dos o tres citas en el libro de Carlos Polimeni (Luca. Un ciego guiando a los ciegos) y después nunca más declaró. La condición de su testimonio siempre estaba acordada con sus correcciones previas. Tanto Mónica Stromp como Mónica Fisch también ponían esa condición. “Yo hablo pero quiero ver qué va a salir”, entonces desde la editorial nos comprometimos con esas devoluciones. La espina más grande, quizás, fue Jorge Crespo. El manager de la última etapa. Muy amigo de Luca. Lo llamé a la casa, tenía el contacto de la época en que laburaba para Las Pelotas, y amablemente me dijo que no. Me encantó porque fue eso: “Yo no hablo de Luca”. Y otra que busqué muchísimo fue Ester. Su novia del Abasto, fue muy importante. Yo sabía que Linda, su novia inglesa, no hablaba. No lo hizo para el documental de Espina (Luca, 2007), ni con la compañía de Andrea. Fue el gran amor de Luca. Estaban de novios desde la secundaria. Respecto a Roberto Petinatto, estuve en contacto con su manager que aseguró que mi cuestionario le llegó y que le había gustado. Luego no supo qué decir ante la falta de respuesta. De todas formas, no era alguien elemental para la historia, y además está su versión de Sumo en el libro que publicó (Sumo. La jungla del poder). ¿Cuál fue la construcción de Luca Prodan que buscaste? Me molestaban los dos extremos. El devaluado de la película Luca vive, una especie de misógino golpeador, y el otro Luca de la mitificación. Hay fanáticos que son tremendos. Existe gente que se mandó a hacer una tirada de vinilos personal de Corpiños en la madrugada (primera grabación de Sumo que circuló en un casete sin tapa). Una locura de plata. Eso no me interesaba. Siempre pensé que la mejor manera de analizarlo eran los discos, pero es tan fuerte la historia que dejó… A la mayoría de los entrevistados les cambió la vida conocerlo. Esas cosas lo vuelven enorme en torno a su dimensión. Obviamente, también, con todas sus contradicciones. Un tipo que no podía estar solo, que pedía afecto todo el tiempo, que sufría el desarraigo, algo muy triste, que ya desde chiquito le pedía a los padres que lo saquen del colegio. ¿Cuáles son tus descubrimientos personales respecto a la historia? Bueno, hablábamos de la familia. Pero además investigué sobre su tatuaje, que nunca fue muy mencionado. Se esboza la versión de un pacto con la muerte que ya viene desde chico. Luego, el análisis del doctor Gaitán sobre la heroína. Y otra cuestión importante: lo que descubrí es que las que mejor lo pintan son las mujeres. Le sacan la ficha, mucho más que los Sumo. Descubren la humanidad y la sensibilidad. Las buenas y las malas, de ángel y diablo. De príncipe mendigo. Lo que cuentan las fotógrafas de sus sesiones con él. Para mí es conmovedor lo de Lila Riquelme (esposa de Alejandro Sokol): cuando estuvo en cama, con mucha fiebre, Luca iba todos los días a visitarla y le ponía música. Durante meses, mientras ella no podía ni moverse. “Nunca voy a olvidarme de eso. Nunca esperé que lo hiciera. Fue sanador. Me ponía Lucio Dalla, Lou Reed, Joe Hicks, Marley, Vivaldi (…) Creo que eso de visitarme y ponerme música tenía que ver con reconocerse a él mismo, cuando estaba con el coma hepático”, cuenta Lila Riquelme en el libro. También queda claro que a Luca no le interesaba la idiosincrasia porteña… Lo de Luca aporteñado para mí no es cierto. Yo creo que el rock argentino se volvió un poco más Sumo a partir de Sumo. Luca era una enciclopedia andante, todos esos pibes del momento (Tuñón, Walas, Pil trafa, Palo) quedaron marcados por la influencia de él. Siempre andaba entre la gente contando historias, cruzando la información que había traído de Europa. Después está esa historia extraterrestre de que cae justo en época de dictadura. Toda su zona (Hurlingham, Palomar) estaba militarizada y él andaba como si nada, es decir, no le importaba nada. Eso los influyó a todos, los destrabó. Todos tus muertos Durante el año 1987, Luca vivió "“Me molestaban los dos extremos -dice Jalil-. El devaluado de la película Luca vive, una especie de misógino golpeador, y el otro Luca de la mitificación. Hay fanáticos que son tremendos” en la casa de Alsina 451. Explotaban los botellazos contra la pared mientras, cuentan, él gritaba que lo dejen en paz. “En San Telmo Luca decía que veía espíritus y fantasmas, que escuchaba ruidos y que lo querían llevar. Como 20 años después de su muerte, un día estaba en la cocina y de golpe se hundió el piso. Casi me caigo para abajo. Empecé a mirar y descubrí los túneles. Sabía que existían, pero no que ahí abajo estaban las salas de tortura. Porque después bajé y vi que había cárceles chiquitas. Eran calabozos en los que, según me dijeron, metían a los negros parados, les ponían adoquines arriba y se iban hundiendo hasta que se ahogaban. Luca siempre decía que ahí abajo estaba lleno de fantasmas, que esos fantasmas lo seguían a él y que él veía cosas. Nosotros pensábamos que era delirio hasta que pasó eso del piso y descubrimos los calabozos”, explica Alejandro “El Suizo” Kalbermatter, entrevistado por Jalil. Y agrega respecto a la confirmación de ese hecho: “Sabía algunas cosas. Todo el mundo me indicaba que tenía que hablar con el Suizo. Era como el dueño de esas historias. El Suizo es un hincha de Colón, es increíble. No tiene nada de Suizo. Está esa cosa metafísica con la que Andrea siempre insiste. Murió a la vuelta de Casa Rosada con todo lo que eso significa”. Describís un abrazo con Miguel Abuelo. Un hallazgo. Es llamativo que por historia, experiencias y derroteros estos dos músicos no se hayan buscado en tierra argentina. Es el único que se acerca a la vida de Luca. Si vos pasás por la cárcel, cosa que le ocurrió a ambos, eso te marca y hasta buscás a otro que haya estado ahí. Miguel Abuelo es el único que vive esa vida de desarraigo y de caídas y resurrecciones. Cuenta “Superman” Troglio que en uno de los primeros recitales de Sumo estaba Miguel Abuelo medio borracho y lo bardeaba. Y Luca en varias entrevistas salía insultándolo. Miguel Abuelo también era terrible, un tipo muy mal llevado. Creo que también era un poco eso: no vas a meter juntos a dos machos alfas. En Postpunk de Simon Reynolds, uno de los libros que sirve de referencia entre los créditos de Libertad divino tesoro, el mismo crítico inglés aclara: “Siendo todo lo imparcial y desapegado que me es posible, me da la sensación de que el largo después del punk entre 1978 y 1984 fue mucho más interesante, musicalmente hablando, que todo lo que pasó en 1976 y 1977, cuando el punk montó su revival del rock and roll de vuelta a las raíces”. En Argentina, lo aclaramos por las dudas, ese período se extendió hasta el 22 de diciembre de 1987. “Juro que nunca tomé una ginebra con Luca Prodan”. Esa es la primera línea que deberían estar leyendo ahora mismo.X año 6 | nº 338 | 4 de octubre de 2015 6 Entrevista Hernán Vanoli «Cuando uno escribe siempre está chocando con discursos sociales» Alicia Eguren, Gustavo Ramus y Marcos Osatinsky conforman un grupo de investigadores del Conicet que junto a su director, Ignacio Rucci, viaja a Iguazú a participar de un congreso. Tras unos días de hastío académico, un suceso los empuja a un thriller federal atravesado por mercenarios, guerrilleros ambientalistas, mutantes e inversionistas rusos, reunidos detrás de un codiciado experimento biológico. Ambientada en un universo paralelo marcado por la tecnología corporal, Cataratas, es la nueva novela de Hernán Vanoli y la excusa para conversar sobre este experimento: una versión inflamada y distópica del presente en la que conviven el discurso de las marcas, el “control blando” de las corporaciones y los estados, la pregunta por el desarrollo, y las formas posibles de representar la época. Por Diego Sánchez @diegoese Fotos: Julieta Ventisky ¿Por qué elegiste a un grupo de becarios del Conicet como protagonistas? A mí me gusta mucho la literatura que cuenta mundos desde adentro, que desarrolla la mecánica de sus relaciones internas. Fui becario durante mucho tiempo y nunca me sentí del todo cómodo. Por un lado veía que se producía un montón de conocimiento que estaba bueno y que había un modo de vida de las capas medias, de la clase a la que yo pertenezco, que se estaba generando ahí. Y por otro lado veía que todo el sistema de producción de conocimiento tenía también una cosa muy absurda. Creo que lo que más me incitó fue que era un mundo que me generaba un montón de preguntas y de paradojas, y en base a esas preguntas pensé en esos personajes y en retratar ese mundo. También hay algo que tiene que ver con la historia reciente, por decirlo de alguna manera, porque cuando yo empecé a estudiar la carrera ser becario no era visto como una manera de desarrollo profesional. Era algo bastante elitista, eran muy pocos los que llegaban a entrar como investigadores de carrera. Y después hubo un cambio muy fuerte, un cambio presupuestario, de políticas de ciencia y tecnología, y de repente se abrió la tranquera y empezó a entrar todo un contingente de personas que empezaba a ver eso como una salida profesional para carreras que muchas veces no tenían un mundo laboral tan claro. Entonces en ese sentido me parecía que era una zona social desafiante para narrar. Uno nunca sabe a quién le llega un texto o dónde va a ser leído, pero me parece que entablar un diálogo con los contemporáneos y con los que están alrededor de uno es algo que está bueno. Dijiste en una entrevista reciente que la elección de los nombres de los personajes no fue premeditada. Más allá de eso, se trata de un panteón de figuras políticas que despliega una serie de relaciones muy particulares a lo largo de la novela. ¿Qué te llevó a trabajar con esas referencias? El otro día me dijeron “bueno, pero te estás cagando de la risa, te estás burlando”, y yo creo que no es una burla, aunque tiene que ver con cierta referencia humorística, por una cuestión generacional. A mí por un lado me interesaba trabajar un poco ese lugar de víctima / víctimario, qué relación tenían con el poder, qué relación tienen con las cúpulas, y me parece que en la novela hay algo diferente a ese verticalismo que uno podría haber pensado en ciertas organizaciones armadas. Después por un lado elegí algunos nombres dentro de los militantes de las organizaciones que eran más conocidos y otros que por ahí no tanto, y que es algo que viene de leer biografías y también de wikipediar, y ahí había algo, cuántos tienen su entrada en Wikipedia. Me parece que esa era una pregunta que uno se podía hacer para ver también cómo circulan esos nombres y el lugar que ocupan, como individualidades, más allá de como figuras, esa idea del lugar que vienen a ocupar en el mecanismo simbólico del kirchnerismo, y a partir de ahí preguntarse cómo los estamos construyendo, cómo los construye la literatura, y cómo los puede construir alguien con otra historia. Yo no creo que sea algo irrespetuoso sino que más bien está enfocado hacia un juego, hacia una pregunta. Quería ver qué se podía hacer con eso, cómo se podía tratar de pensar e invitar a pensar sobre esa parte de la historia, no de la forma en que venía siendo pensada mayormente por la literatura. Porque yo creo que uno de los peligros que puede haber es decir, bueno, este gobierno tuvo una política de derechos humanos muy buena, en cierta medida puso las cosas en su lugar, hay una suerte de consenso de que se hizo una cierta reparación y justicia simbólica para lo que pasó durante la dictadura militar... y me parece que a veces está bueno retomar un poco las discusiones. Qué es lo que pasa con eso, cómo funciona eso en la memoria colectiva. Con Malvinas puede pasar algo parecido también, y lo interesante son las novelas que retoman esos temas y tratan de darle otro ángulo, que hacen que esas preguntas generen una tensión en la manera en que nos narramos. ¿Ese riesgo en relación a los setenta o Malvinas no corre también para las representaciones de otros momentos históricos? Pienso en los noventa, pienso en el mismo kirchnerismo. Con el kirchnerismo pasa algo y es que fue muy hablado, muy debatido, muy narrado, de hecho me parece que una de sus principales características es la instalación de un lenguaje. Hay un lenguaje que se empieza a hablar que es el lenguaje de la política, el lenguaje de la confrontación, y también con cierta fuerza una cotidianización del lenguaje de la economía. Entonces cuando uno piensa que está trabajando con la literatura o que está tratando de poner otro tipo de lenguaje en funcionamiento, citar los temas más comunes, los temas de la televisión, las formas en las que se suele narrar el conflicto no suma mucho. Me parece que hay un punto en el que la literatura está cada vez más asediada por otros discursos y hay que buscar ese resquicio donde poder todavía ser pertinente sin caer en lugares comunes. También hay que decir otra cosa y es que el kirchnerismo se construye, incluso hasta el día de hoy que pasaron catorce años, como una manera de conjurar ese fantasma de la anomia y de la 4 de octubre de 2015 | año 6 | nº 338 7 Cataratas Hernán Vanoli Random House 2015. 456 Págs. descomposición que fue 2001. Entonces me pareció que superponer un poco esas dos temporalidades era una manera de hablar de la época. A mí me interesa mucho la literatura que puede hablar de una época, que puede aportar algo o interrogar de alguna manera a la época a través de diferentes mecanismos. Pienso en [Thomas] Pynchon, uno lo lee y la historia norteamericana está ahí, [James] Ellroy también. A mí lo que me pasa mucho cuando leo literatura contemporánea es que o no se dice nada o aparece la tele, como una noticia que llega, y me parece que es una manera muy fácil de hacerse cargo del problema o de cubrirse, con la paranoia típica de los escritores. Yo traté de dejar eso un poco de lado y agarrar temas que son muy propios del kirchnerismo pero que también son temas que van a seguir. La pregunta por la energía me parece va a seguir estando presente, de hecho nadie dice mucho ahora, ninguno de los candidatos dice mucho sobre cuál va a ser el rumbo. Hay veces que agarrar la historia de manera lateral puede ser un poco más problemático o menos esperable. Hablabas de becarios y de un modo de vida de capas medias, y en algún punto Cataratas parece narrar un mundo dominado por protocolos y lógicas de la clase media. ¿Qué te interesa de ese universo? A la Argentina siempre le gustó pensarse como un país de clase media, una clase media muy particular, pero creo que hay una nueva clase media que no está del todo representada en la literatura. Hablo de obreros de la industria manufacturera, de empleados de transporte, de comerciantes, que con el desarrollo del mercado interno se expandieron y no están del todo representados. El becario también forma parte en cierta medida de esa nueva clase media, de un nuevo modo de vida de la clase media argentina y me parece que es interesante trabajarla. Ahora, la pregunta es cómo se la trabaja. A mí me interesa tratar de pensar cuando entra en tensión con sus propias instituciones, me interesa ver cómo se encuadra, en qué instituciones está metida y me interesa un poco sacarla de la casa. Pienso en Juan Forn, en Nadar de noche, que es un libro que a mí personalmente me gusta, pero que es muy adentro de lugares. La clase media siempre está en la casa, y me parece que hay una clase media nueva, de 2001 en adelante, una nueva clase media que agarra la cacerola por cualquier pelotudez, que es una clase media que empieza a estar sindicalizada y empieza a discutir un poco más las paritarias, que también es la misma que se va al exterior a reventarse los pesos y a ganar con el tipo de cambio, y que es un actor cada vez más dinámico y más multifacético. Hoy me parece que ser clase media no es lo mismo que hace quince años, hay muchas aristas y está muy poco pensado. A mí me agarra un poco de locura cuando dicen 'las clases medias' como si fueran un su- Falsa escuadra Por Romina Sanchez Tras recibir la invitación de los trabajadores del Zoo porteño, quienes vienen reclamando subas salariales y mejores condiciones para los animales a la empresa Jardín Zoológico S.A., a cargo del predio del barrio de Palermo desde la década del 90 y cuya concesión fue renovada en 2012 hasta 2017, un grupo de legisladores recorrió las instalaciones del lugar. Después de corroborar las denuncias presentadas por los cuidadores sobre el estado crítico de los animales y del espacio, los representantes del poder legislativo local pidieron al gobierno de Mauricio Macri intervenga en la concesión, debido a que la “falta de inversión” de la empresa pone en riesgo la vida de los animales y mantiene a jeto homogéneo. Me parece que todo lo que tematice esas diferentes zonas de la clase media es interesante. Por mi parte me va a interesar más cuando salga del mundo del trabajo y cuando no pase todo adentro de un departamento y esté concentrado en relaciones personales. Al igual que en tu novela anterior, Las mellizas del bardo, en Cataratas el cuerpo también está muy presente. Están las mutaciones derivadas de las obras hídricas, el Google Iris y los organismos reconvertidos como dispositivos tecnológicos. Yo siempre lo digo, y ya parezco esos viejos que repiten siempre la misma cosa, que somos una generación que tiene muchísimos cambios epocales y tecnológicos encima que cambiaron absolutamente la manera de relacionarse con el espacio, con el tiempo y con los iguales. ¿Quién va a un boliche a conocer a una persona hoy? Me parece que hoy en día eso está totalmente mediatizado, somos otro tipo de consumidores. Para mí es muy importante la figura del consumidor, y en ese sentido me parece que consumir es un acto muy físico, y eso el capitalismo lo sabe, entonces la tecnología se va acomodando un poco cada vez más a eso. Jugando un poco con esa hipótesis, viendo cómo viene la dirección de las cosas, uno piensa que en algún momento eso se va a hacer cuerpo. ¿Cómo? No lo sabemos, porque el desarrollo de la ciencia nunca es lineal pero para mí la hipótesis es que va a haber un momento en el que va a haber una confluencia con el cuerpo, y no sería tan loco pensar que lo vamos a ver nosotros. La idea del juego con el cuerpo me parece interesante y creo que va apareciendo de a poquito, está la cuestión de la biometría. No se trata de hacer una profecía, se trata de ver una tendencia y creo que cuando uno escribe, entre miles de cosas interesantes que se pueden hacer, una es imaginar, captar cierto estado de la imaginación, y a mí me parecía que había una tendencia hacia ese lugar. Otra presencia recurrente es la de las marcas ¿Por qué creés que la literatura debería prestar atención a ese universo? Cuando uno escribe siempre está chocando con discursos sociales. Y yo lo que veo es que las marcas tienen discursos sociales cada vez más fuertes. En 2001 Naomi Klein decía, no, las marcas vienen a destruir el espacio público, no va a haber nada por fuera de las marcas. Y yo creo que en algún punto no es tan así, que muchas veces coadyuvan a la construcción de procesos de ciudadanía que a veces están por delante incluso de las organizaciones de la sociedad civil, por decirlo de alguna manera. También es cierto que las marcas van marcando una moral y una ética y los límites de los que se puede pensar. En ese punto el rol de las marcas es cada vez más fuerte, tienen cada vez más discursos, están cada vez más obligadas a transmitir valores, a construir sentidos. Las marcas están muy necesitadas de discurso, necesitan imponer valores todo el tiempo para diferenciarse y conquistar avenidas de la vida de los consumidores. Hay un reparto de los momentos de la vida de acuerdo a discursos de las marcas y el objetivo final es que uno empiece a acceder a la experiencia a través de esos mandatos o de esa ética que tienen las marcas. Entonces me parece que si uno escribe tiene que en cierta medida hacerse cargo de eso, de la importancia del lugar que tienen las marcas. Además tenemos una relación muy cotidiana con ellas y cuando uno se obsesiona un poco y empieza a ver cómo te hablan todo el tiempo se siente un poco como en They live, la película de Carpenter. A mí me parece muy interesante pensar cómo van evolucionando las marcas, qué nos van contando, para entender un poco de dónde venimos y hacia dónde vamos, y qué tipo de consumidor puede ser uno. Saber cuál es la marca o cuál es la empresa vigente en una época, te habla un poco de los valores que tiene la sociedad o de los valores que se impusieron. Me parece que es algo que, salvo la literatura que no necesita de las marcas, nadie lo va a hacer. Para ver a las marcas funcionando un poco en la vida social está la investigación de mercado y la literatura, y un poco más crítica me parece que puede llegar a ser la posición de la literatura. Creo que es un tema que para mí está bastante subrepresentado en esta idea que se tiene a veces de que la literatura tiene que contar solo una historia o solo entretener, y bueno, el personaje se fumó un pucho y no importa qué pucho se fumó, y etcétera. No, a mí me parece que si uno trata de aplicar un método materialista en la escritura tiene que pensar todas esas cosas.X Un (triste) Zoo sin fin los trabajadores en una situación laboral de peligro. Adrián Camps (PSA), quien motoriza un proyecto para convertir el paseo en un “Jardín Ecológico”, sostuvo al respecto: “El gobierno de Mauricio Macri tiene que intervenir de forma inmediata, debido al agravamiento de la crisis que afecta al personal, a los animales y a su patrimonio arquitectónico, y revocar la concesión vigente frente al incumplimiento del pliego de bases”. También formaron parte del recorrido llevado a cabo la semana pasada los diputados Hernán Rossi y María Inés Gorbea (SUMA+); Virginia González Gass (PSA); Marcelo Ramal (FIT); Gustavo Vera (Bien Común) y Pablo Bergel (Verde al Sur), quienes fueron acompañados durante la visita por referentes de la organización #SinZoo, quienes elaboraron la iniciativa para transformar al actual predio y terminar con el cautiverio y exhibición de los animales para crear, así, un centro de rehabilitación y protección de la fauna autóctona. Los legisladores pudieron constatar durante su visita al Zoo el estado de abandono en que se encuentran algunos edificios patrimoniales, como el denominado “Chalet de los Ciervos”, que data del 1900, pero que ahora muestra una estructura en riesgo de derrumbe. A su vez, pudieron ser testigos de cómo, por caso, un recinto construido en 1901 para los loros es actualmente utilizado para albergar primates, los cuales “necesitan un espacio 50 veces más grande que el que tienen, ya que la estructura no les da el hábitat adecuado”, según indicó uno de los cuidadores que ofició de guía en la visita. Sin embargo, el caso más impactante se registró en un edificio en malas condiciones que está destinado como espacio de descanso de las tres elefantas del Zoo. Ya que, como consecuencia de “una situación de celos entre los mamíferos”, una de ellas debe ser encerrada varias horas al día en un espacio reducido y enrejado, construido en 1904. En tal sentido, el diputado Bergel manifestó tras la caminata: “Vimos las malas condiciones en que está el Zoo en general, pero también tomamos conocimiento de una situación menos visible que es la de riesgo laboral en que están los trabajadores ante, por ejemplo, edificios con peligro de derrumbe”. En tanto, Ramal aseguró que “en lo inmediato deberían abrirse las cuentas de esta concesión, porque sospechamos que no pagan el canon mensual, y a raíz de la denuncias de los trabajadores, habría que estudiar la posibilidad de rescindir la concesión actual”. Los trabajadores, en tanto, no descartan una movilizarse para visibilizar el reclamo.X 8 año 6 | nº 338 | 4 de octubre de 2015 La mala leche La salidera Educando a los presidenciables Por Martín Rodriguez El próximo presidente conoció sólo la democracia para hacer política. El próximo presidente no inició su carrera política en el inicio primaveral y utópico de la democracia alfonsinista. El próximo presidente tiene un año histórico que funciona como cifra de su mundo simbólico: 1989. El próximo presidente está marcado a fuego por los mitos mal curados de ese año: el fin de la historia (gestión por sobre gesta), el fin de la bipolaridad (consenso por sobre conflicto), desempate a favor del mercado por sobre el Estado. El próximo presidente pudo haber sido originalmente radical o liberal, pero tiene un partido en el que identifica la existencia misma del poder: el peronismo. Para bien o para mal, el peronismo emerge como naturaleza: se es “naturalmente peronista” porque ahí está el poder, ya no carga el peronismo una indagación existencial y sanguínea como en otros peronistas (Néstor Kirchner, CFK, Eduardo Duhalde, Hugo Moyano, Felipe Solá, José Manuel De la Sota, Carlos Kunkel, etc.). El próximo presidente, como bien nos recuerda Mario Wainfeld, no será egresado de la universidad pública, sino de universidades privadas. El próximo presidente no será abogado. Los tres candidatos, caracterizados hasta el hartazgo ya, reúnen estas condiciones en las que se describe un ecosistema y un punto de partida. Luego, la psicología, el recorrido y la propia dinámica política los obligan (ya los obligaron) a diferenciarse. No estoy diciendo: están condenados a ser neoliberales. Digo otra cosa. Sigamos. Eduardo Fidanza en su columna del sábado pasado (“Confesiones de un consultor de campaña retirado”) desarrolla el supuesto diálogo con un virtual consultor político avezado, veterano, que conoció otros momentos de la democracia, otras campañas y otros políticos, y que mira con distancia irónica a esta nueva “cultura política” que expresan los candidatos. Cito: “Cuando el consultor retirado aquieta la verborragia y se aparta de clasificaciones y anécdotas, deja entrever una nostalgia: ya no existen presidenciables con inquietudes intelectuales, capaces de matizar el liderazgo con algún ideal. Acaso no los haya -reflexiona- porque nadie los exige. ‘No hay menester de ellos’, se queja, con acento orteguiano. Recuerda que Alfonsín lo recibía en su biblioteca, con libros entreabiertos y señalados, y que Cafiero leía con interés estudios sobre el peronismo para entender mejor su naturaleza. Evoca una de sus últimas campañas, cuando el candidato rechazó con argumentos intelectuales las astucias de la publicidad, enrostrando a sus asesores que lo querían hacer mentir. ‘Ya no queda gente como ésa. Ahora rige el humo, no arde el fuego’, concluye el hombre, empleando un barroquismo. Pareciera que en esos giros anacrónicos se le filtraran los años.” En un planteo seco, el suplemento Ideas del diario La Nación, el domingo pasado, convocó a “representantes diversos del mundo de la cultura” a armar una biblioteca ideal para “los aspirantes a conducir la Argentina”. Escritores, filósofos, artistas, sociólogos, curadores, cineastas, publicistas, etc., rellenaron la página de la encuesta y lo que prevaleció fue el tono de una respuesta básica a los fines de constituir un pensamiento, digamos, “inicial” (invocando obras de Martínez Estrada, Sarmiento, Alberdi, Carroll, Marx, Yourcenar, Saer, etc.), es decir, sobre el acuerdo tácito de que los candidatos (los tres principales) son políticos que carecen del piso intelectual promedio del círculo rojo de la clase política. No sólo lejos de Alfonsín o Cafiero, sino también lejos de Elisa Carrió, Chacho Álvarez, la propia presidenta, Hermes Binner, Roberto Lavagna, Víctor De Gennaro, etc. Los convocados no prefirieron dar como respuesta libros específicos sobre temas “sensibles” de la economía global, la geopolítica, la industria, el empleo, la pobreza, la restricción externa, la inflación, el déficit habitacional, la seguridad, donde la propia realidad acuciante pida esos textos. Sólo Roberto Gargarella recomendó un libro de la socióloga Maristella Svampa sobre “extractivismo” para introducir a los candidatos sobre el “mal desarrollo”, según la autora, de estos años. El resto fue en busca de una Biblia laica capaz de colocar la piedra fundamental de una idea ausente. El diario La Nación, en una de sus facetas (liberal social, casi un liberalismo de izquierda), junto a la prensa progresista, espalda con espalda, resisten el horror a un tiempo que creen que viene: un nuevo desfasaje entre mundo e ideología en la cabeza de la clase política. Nada de eso ocurrirá. Para bien o para mal. X Eventos, lanzamientos, recomendaciones Premio La Bestia Equilátera de Novela La editorial La Bestia Equilátera y Unabrecha Producciones Culturales lanzaron la convocatoria para participar del Premio La Bestia Equilátera de Novela. El concurso literario está dirigido a escritores mayores de 18 años, de cualquier nacionalidad, que presenten obras originales e inéditas, escritas en idioma español, que no hayan sido premiadas anteriormente y cuyo resultado no se encuentre pendiente de resolución en otros certámenes. El jurado estará integrado por Luis Chitarroni, Lucía Puenzo y Oliverio Coelho quienes leerán las obras finalistas y elegirán un ganador. El premio consistirá en la publicación de la novela bajo el sello editorial La Bestia Equilátera y un anticipo de $40.000 a cuenta de la cesión de los derechos de edición, publicación y comercialización. Los autores podrán presentar sólo una obra, que deberá tener entre 200.000 y 350.000 caracteres con espacios incluidos, junto a una sinopsis que no supere los 500 caracteres. Para participar deberán registrarse y subir la novela en formato .doc o .pdf en el formulario habilitado en blog.labestiaequilatera.com/concurso-de-novela. Hay tiempo hasta el 29 de noviembre. Primer Festival de Teatro Independiente de la Comuna 15 Del 2 al 11 de octubre se realizará el Primer Festival de Teatro Independiente de la Comuna 15, un hecho cultural sin precedentes en el ámbito comunal que agrupa la labor escénica de los barrios de Parque Chas, Villa Ortúzar, Agronomía, Paternal, Chacarita y Villa Crespo y que tendrá sedes en cada uno de los seis barrios. Entre otros objetivos, el festival buscará acercar el mundo del teatro a los vecinos, abrir las puertas de los espacios artísticos más significativos de la comuna y descentralizar la actividad artística de los polos culturales tradicionales. La Comuna 15 concentra a un Staff Director Federico Scigliano Editor Diego Sanchez Redactores Martín Rodríguez Emiliano Flores Franco Dorio Mariano Vespa Julián Eyzaguirre Romina Sánchez Mariano Zamorano Arte Diego Paladino Fotografía Patrick Haar importante número de grupos independientes, profesionales del teatro, centros culturales, escuelas de formación de actores, espacios artísticos y elencos con producciones teatrales independientes. Entre las obras que integran la programación del Festival, por ejemplo, el domingo 4, a las 18hs., se presentará “Todo lo que cae”, en El Excéntrico de la 18° (Lerma 420), el espacio de Cristina Banegas. El programa de actividades y el cronograma de funciones está disponible en la página de facebook del festival. La entrada a todos los espectáculos es totalmente gratuita. Redacción: Amenabar 23 (C1426AYB) Ciudad Autónoma de Buenos Aires Contacto: [email protected] Departamento comercial: Tel.: 4776-1779 Internos: 156 y 159 Venta de ejemplares atrasados: Azopardo 455. Tel.: 4342-8476 Impresión: Editorial AMFIN S.A. Paseo Colón 1196. Ciudad Autónoma de Buenos Aires Distribución en Capital Federal y Gran Buenos Aires:New Site. Baigorri 103, CABA Distribución en el interior: Inter Rev S.R.L. Av. San Martín 3442. Caseros Pcia. de Buenos Aires