Epidemiología Crítica. Una mirada emancipadora en salud

Transcripción

Epidemiología Crítica. Una mirada emancipadora en salud
Epidemiología Crítica: una mirada emancipadora en salud pública*
por Lucía Rabini, integrante del Espacio de Salud del Patria Grande. Versión completa de la entrevista publicada en
el portal Marcha en el año 2013.
Como Espacio de Salud participamos del Seminario sobre Epidemiología y Salud: “La determinación social de la
salud: como herramienta para una investigación y práctica en salud innovadoras”, dictado por el médico
sanitarista e investigador Jaime Breilh, a quien tuvimos oportunidad de realizarle la entrevista que aquí
compartimos.
Breilh es miembro fundador de la Asociación Latinoamericana de Medicina Social (ALAMES), así como uno de los
principales referentes de las corrientes Salud Colectiva y Epidemiología Crítica. Actualmente es decano de la
Universidad Andina Simón Bolívar de Ecuador.
- Jaime, ¿qué papel tiene la epidemiología crítica para la salud de los pueblos? ¿Con qué otras disciplinas y
saberes se relaciona?
- La epidemiología crítica implica una visión integral de la salud, entender cuáles son las raíces de los problemas
que enfrentan los servicios; por tanto, es una herramienta en muchos sentidos, básicamente, para conocer
verdaderamente nuestras realidades y poder actuar con un sentido preventivo profundo. También, para
enriquecer las concepciones que manejamos en los propios servicios de salud, porque aquella idea de hacer una
práctica basada en evidencia conlleva revisar completamente la idea de lo que es una evidencia y cómo
construirla. Es una manera de acercarnos a la complejidad de la salud, de entender que debemos relacionarnos
con profesionales, investigadores, gente que trabaja en otras disciplinas y construir una visión interdisciplinaria.
Nos ayuda a comprender la importancia de una perspectiva social, popular, “qué piensa la gente”, a pensar la
salud desde la interculturalidad. Lamentablemente no se ha desarrollado lo suficiente y hay que trabajar mucho
para que entre en la enseñanza de nuestras universidades.
- Bien y ¿cuál cree que es la situación de salud, entendida de forma integral, en el mundo y en América Latina?
- La situación de salud está en profunda crisis. Esa crisis no es solamente de los países del sur, es una crisis
global. No es propia de la salud, sino que es una crisis ambiental, una crisis económica, una crisis social, que está
escondida tras una supuesta bonanza de los grandes negocios, de las megaempresas, que con su crecimiento
económico y tecnológico dan la impresión de que el mundo está desarrollándose, progresando. Pero, toda esa
economía de gran escala se desarrolla a partir de procesos destructivos de la vida humana, de la cultura, de los
ecosistemas. Y eso ha deteriorado gravemente la situación en el mundo, los países del sur estamos afectados
pero también los del norte, y eso hace que miremos un escenario bastante preocupante, sobre el que todavía no
hay la suficiente conciencia.
- ¿Cómo lo ve esto puntualmente en Ecuador, su país?
- Mi país tiene una situación que no escapa a otros del sur. Quizá por ser un país más pequeño que Argentina,
Brasil o México, ha sido menos apetecido por los grandes negocios. Territorialmente, la posibilidad de hacer un
desarrollo de la frontera agrícola de gran magnitud no existe, pero, por su ubicación geográfica en un sitio
estratégico y de una muy alta concentración de la biodiversidad, sí puede ser un territorio de conquista
económica en ciertas cosas. Y de hecho, estamos sufriendo una situación en la que, por un lado tenemos un
pueblo que fue capaz de derrocar tres presidentes neoliberales sin derramamiento de sangre y colocar un
gobierno progresista, pero que no tiene todavía la suficiente conciencia de estas amenazas que se ciernen sobre
nuestra realidad. La población está muy contenta porque el gobierno les ha mejorado notablemente la oferta de
sistemas asistenciales públicos gratuitos de salud, sin estar tan conscientes en términos de procesos más ocultos
de afectación humana y ecológica. Aquí yo creo que hay mucho trabajo que hacer.
- Relacionándolo con esto, ¿cuál es el papel de la sociedad civil y de los movimientos sociales y políticos?
¿Cómo se da esto en Ecuador y cómo evalúa la propuesta del gobierno de la “participación ciudadana”?
- Durante el proceso constituyente dado en Ecuador en el 2008, que finalizó con la propuesta de una nueva
Constitución, defendimos un principio que lo llamamos “la conducción público-social de la gestión”. Quiere decir
que estábamos alejándonos de un extremo de pasividad ciudadana, de una no-presencia del pueblo en las
decisiones del país, sin caer en el fortalecimiento del Estado con una visión estadocéntrica o peor, burocrática
vertical, que asumiera a éste como un aparato paternalista que desarrolla sin consulta, sin una relación con lo
social, con lo popular. Fue una experiencia de movilización ciudadana muy fuerte, un desarrollo de un
movimiento indígena muy consolidado. Lamentablemente, con debilidad del sector obrero porque el
neoliberalismo tuvo éxito en desmantelar los sindicatos. De todos modos, este cambio puso un pare al
neoliberalismo y ubicó un gobierno democrático en la gestión, incluso la nueva constitución establece un quinto
poder del estado y la presencia de los consejos de participación ciudadana para muchas de decisiones:
designación de funcionarios, de contraloría social, de rendición de cuentas institucionales. Pero, a mi modo de
ver, eso se ha burocratizado un poco y se han establecido ciertas cadenas de transmisión con el Poder Ejecutivo,
restándole independencia a esas expresiones populares, lo que le ha hecho perder fuerza a ese elemento
participativo. Se dice que hay una posición subalterna de todos esos niveles con respecto al régimen, lo cual es
lamentable porque la idea era justamente tener una independencia, un dinamismo, una creatividad
independiente de las organizaciones populares, entonces no sé cómo vaya eso a resultar en el futuro pero por lo
pronto está este problema.
- ¿Cómo piensa el rol de los intelectuales y la academia en la construcción de la salud que necesitan los
pueblos?
- Yo en eso te voy a dar una respuesta muy influida por el pensamiento de Gramsci. Gramsci establece que para
que haya un cambio consistente en una sociedad, tiene que haber dos ingredientes: por un lado, una
intelectualidad con un pensamiento crítico revolucionario, y por otro lado una organización social cohesionada,
fuerte, que se convierta en una fuerza material de la transformación. La condición es que el pensamiento crítico
o la intelectualidad o los intelectuales orgánicos, como él los llama, que pueden ser líderes populares,
profesores universitarios o investigadores, tengan un enraizamiento en el pueblo; y que el pueblo para su
movilización, su cohesión, su desarrollo, tenga conocimiento del pensamiento crítico. Entonces, él hablaba de
esta interdependencia de un pensamiento crítico orgánico que sepa interpretar el interés estratégico de clase,
de las organizaciones, con un pueblo no sólo organizado sino también con un fuerte conocimiento de una línea
estratégica y del pensamiento crítico. Lamentablemente, a veces vemos una intelectualidad academicista que se
aísla en una torre de marfil, y por otro lado una organización social hipercrítica que denosta el trabajo
intelectual de la academia, y ahí pierde el conjunto una verdadera opción histórica de cambio.
- Muchas gracias Jaime, ¿algo más que nos quieras decir?
- Bueno pues, que estoy muy contento de estar en este país que quiero tanto, en el que he tenido oportunidad
de desarrollar experiencias hermosas, amistades… un país que me da infinita cantidad de motivos para quererle
mucho.
El Seminario sobre Epidemiología y Salud: “La determinación social de la salud: como herramienta para una
investigación y práctica en salud innovadoras” fue realizado del 11 al 14 de marzo de 2013 en la Universidad
Nacional de Mar del Plata.

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