En un lugar del cual me quiero acordar, en el país

Transcripción

En un lugar del cual me quiero acordar, en el país
En un lugar del cual me quiero acordar, en el país siempre verde,
donde nacen cada día múltiples irisaciones de colores, en una tierra
de sombras verdes, de montañas sensuales de verde azulado, en
donde triunfan los verde oliva, seducen los verdes aguacate y los
verde cardenillo, donde se enamoran los verdes bronce, galantean
los verdes pasto, donde prevalecen los verdes acuáticos, los verdes
esmeralda y sombrean los verdes eucalipto tatuados con verdes
helecho, en este país de luz terráquea que los volcanes pintaron de
fecundos colores, un día, un día de pretérito infortunado, un día que
nadie puede olvidar, érase una vez, el pueblo se puso triste.
Y gris. Gris y triste. No el gris que nace del matrimonio feliz entre el
negro y el blanco, no, fue un gris extremada y tristemente gris,
nacido de un color blanco sucio y de un color negro feo, un gris
entristecido. Y este gris cubría a la gente, sus cuerpos, sus ademanes,
y sus palabras que hablaban frases grises, el arropaba los árboles y
las flores, forraba todo lo que vivía, todo lo que volaba, incluyendo
las viviendas, los gatos y los perros.
Peor aún, el alma del pueblo se volvió gris, como si una ceniza
hubiera nublado sus sentimientos y sus espíritus, como si anduviesen
con los ojos cerrados, porque habían perdido la inteligencia del color.
Nunca se supo el origen de esta metamorfosis. ¿Tal vez este pueblo
en aquel momento había perdido el sentido de los sueños, de los
símbolos, de la aventura individual, del amor y de la esperanza, o de
la rebeldía? ¿Tal vez los colores se habían cansado ante tanta
indiferencia y la naturaleza ante tanta apatía ?
Un día, el Destino decidió que ya era tiempo de intervenir. Llamó a
sus amigos artistas, les invitó a abrir las puertas de un camino
luminoso, el del cromatismo cardinal, para que regrese a este pueblo
el rojo y el anaranjado del fuego, el blanco y el amarillo del aire, el
negro y el castaño de la tierra, y las transparencias todocolor del
agua.
Un día, se oyeron gritos y por todas partes, mil aclamaciones İ Ya
vienen, Ya vienen , ahi estan los pintores ! ¡ Vienen los pintores ! Y el
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clamor se repetía en cada hogar, en cada camino, en las veredas, en
las sendas, en los cruces.
Los artistas vinieron en una parada prodigiosa, en un desfile de gran
fiesta con danzantes y bailadoras, sin nada de solemnidad, con
mucha alegría, en una gran celebración de la vida, cada uno llevando
sus pinceles de todo pelo, paletas, espátulas, bastidores, era el
pasmoso cortejo de los Pintores, una maravillosa sorpresa para la
gente. Su alegría aumentaba a medida que ellos llegaban porque
poco a poco empezaron a verlo todo con colores. Volvieron los tonos,
los matices y las coloraciones.
Dolores Andrade construyó ídolos de cedro que instaló en los cuatro
puntos cardenales ; Howard Taikeff acompañó sus amigos
equilibristas para que hagan una torre humana y los niños
aplaudieron, y se dieron cuenta que al Adam caminando sobre el
mundo le gustaba mucho el cuerpo de mujer de Mónica Quiroga y la
mujer desnuda al natural de Eduardo Villacís; Natalia Espinosa
esculpó sus fábulas de la vida ordinaria. ¿Quién le pidió la mano a la
novia? – sería la ranita verde el príncipe azul ? Una niña se puso
nerviosa al ver a Geovanni Verdezoto pintando a una sagrada familia
que se parecía a los feos personajes que le habían molestado en el
bosque cerca de su casa, metáfora de la dictadura y de la alienación.
Estuvieron Paulina Baca, quién esculpió su erótica eucalipta,
Tarasieh Vahdat quién levantó su piedra negra con sus palabras de
cristal; hombres y mujeres empezaron a imitar a los Apegaditos de
Vicky Camacho con besos rojos, blancos y verdes; acompañaba al
Destino Christophe Hirtz quien creó el cariño del mineral verde, la
memoria azul de las piedras y la sensualidad perfumada de las
capuchinas; furioso se puso el gris cuando vió la jabonera azul y la
vasija color mar de Emma Kohn; Alivar Villamagua desató su tropel
azul, y sus Galopantes hasta el otro lado del océano. Estuvo también
Françoise Limouzin quien dejó a los niños vestirse de colores antes
de entrar en cada casita de su Vista al cielo; Byron Morejón dibujó un
Árbol de la vida de recias raices y membrudas ramas; David Cevallos
invitó a caminar por la red de sus curvas, elipses y espiras ; Pilar
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Bustos ofreció su Pensar, como si hubiese dibujado una alegoría de
las auroras del mundo; Paula Parrini liberó sus Palomas como un
canto a la libertad; los primeros signos del hombre los celebró Miguel
Bettancourt como si inventara colores desde el inicio de deseos
elementales; Ana Isabel Bustamante pintó el primer capítulo de su
cuento de hadas Árboles en las nubes; David Santillán préparó un
cóctel tragi-cómico que dejó a las mujeres atónitas y a los niños
carcajeando; Deborah Morillo apagó las luces y brindó su luna
musical, y Maria-Eulalia Corral, con la complicidad de Byron
Morejón, dirigió el primer movimiento de su erótico Concierto para
sandía en verde menor;
Los mangos de Clara Hidalgo invitaron al amor con delicadeza y
eternidad y los niños jugaron con el Payasoldier de Pablo Gamboa.
Dijo Ernesto Proaño al Destino : El duende de las frases bonitas está
conmigo. Para que la gente pueda salir caminar con los perros, ir a
tomar un helado, jugar a las escondidas, o simplemente reir, Fabricio
Lalama ofreció seis llaves con porta-llaves rojos, en cuanto a Rosy
Revelo, vestida de negro, leyó en todas partes de su casa cuentos
sobre como nacieron los colores. Hernan Cueva soñó con una mujer
iridiscente. Ante la escultura de Francisco Proaño el silencio dijo :
cuanto me duele tu ausencia !
Con Rattanbir, que pudiera decir “riqueza de nuestra imaginación”,
con esta palabra misteriosa, abre Amparo Ramón un teatro dinámico
a artistas reunidos gracias a los nuevos medios de comunicación.
Galeria virtual tecnicamente hablando, Galeria real espiritualmente
hablando.
Amparo no es mujer de los paraísos perdidos, de las islas
afortunadas, de los paises de Cucaña. Es mujer ligada al alma del
mundo, portadora de su destino con un propósito claro, una meta
lúcida. En ella conviven el espíritu de razón y el espíritu de fineza.
Razón porque hizo un trabajo de alta calidad con una propuesta
visual clara y eficaz. Fineza porque su Galería traduce su amor al arte,
y su implicación en la vida cultural del país. No le gusta una vida sin
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riesgos, sin lucha, con seguridad garantizada y soluciones definitivas.
Y esto lo comparte con los artistas.
Ellos no quieren crear un mundo de satifacción egocentrista, o un
idilio sin sombra y peligros: prefieren el riesgo contínuo de la
aventura. A los artistas les gusta que Eva haya pecado. A los artistas
les gusta abrir nuevos caminos, incógnitos, sin doctrinas, ni
revelaciones. Tienen ideales, pero no quieren someter la realidad a
sus ideales, por lo contrario ellos quieren que sus ideales pongan la
realidad en tela de juicio. El artista no tiene “causa” porque es un ser
libre. Su obra existe porque ES.
La indivualidad del artista estremece los sueños de los pueblos. Su
individualidad es comunidad, es comunión con el Pueblo, para darle
la prueba de su dignidad y de su cultura. La dignidad del artista
conmueve el espíritu del pueblo y le brinda el poder de ver el mundo
como es. El mundo paralelo de los artistas es el mundo real que nutre
con colores el mundo triste y gris del pueblo de mi leyenda.
Amparo Ramón ha reunido hoy con humildad y dignidad a artistas de
hoy. Vinieron los pintores, los escultores, los del arte objeto. Ha
creado una Galería para que, como en mi cuento, no dejemos circular
el gris triste de la indolencia, de la indiferencia y del tranquilo
aburrimiento. Este mundo siempre necesita cambios, y los artistas
son la sal de la tierra.
Rémy Durand, discurso de inauguración de la Galeria virtual Arte en
Objetos Rattanbir
Alianza Francesa, Quito 24 de Febrero 2011
http://www.artenobjetos.com/
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