Liceo de Talagante
Transcripción
Liceo de Talagante
Liceo Matisse Historia y contexto El Liceo de Matisse atiende a alumnos desde prekinder hasta cuarto medio. Además. Desde hace treinta años se imparte educación de adultos vespertina. En total trabajan 73 profesores y auxiliares, de los cuales 30 son profesores de enseñanza media. Según nos contaron los entrevistados la historia del liceo tiene como principal quiebre la reforma al sistema educacional producida durante los años ochenta. Hasta fines de los años setenta el establecimiento era “El liceo” de la comuna. Atendía al doble de alumnos de los que hoy atiende, dentro de los que se encontraban los hijos de las autoridades de la localidad. Era el prestigiosos liceo tradicional de la provincia. Con la reforma de los años ochenta, el liceo deja de ser fiscal y pasa a depender administrativamente de la Corporación Municipal. Por otra parte surgen los liceos particular subvencionado, los cuales pueden seleccionar a sus alumnos, además de cobrar mensualidad, y por último los establecimientos Técnico Profesional, que entregan un título a los alumnos egresados. En este nuevo contexto el público que atiende el establecimiento cambió radicalmente. De un establecimiento prestigioso, donde iban aquellos con mayores expectativas educacionales pasó a ser el liceo que recibe a los alumnos que el resto del sistema no recibe. A los expulsados de los técnico- profesional, a los jóvenes con bajos rendimientos y aquellos que por su situación económica no pueden pagar un establecimiento particular subvencionado. Este cambio se ve reforzado por las medidas de la reforma educacional de los noventa dirigidas a aumentar la cobertura educacional, prohibiendo sanciones como la expulsión de alumnos. En la actualidad según lo que saben los profesores la mayor parte de los alumnos que egresan del establecimiento, buscan trabajo de inmediato. En el caso de los hombres, si tienen suerte son contratados por una empresa, que luego los capacitará, sino trabajan en “los famosos pololitos”. Para las mujeres, las oportunidades laborales son más limitadas. En general trabajan como vendedora en una tienda o en las cajas de los supermercados. Un hecho importante, es el gran número de ex alumnos, que en algún momento dejaron de estudiar, que vuelven a la jornada nocturna. Al parecer cuando buscan trabajo se les exige certificado de cuarto medio para casi todo (por ejemplo, como chofer), por lo que vuelven a terminar sus estudios. Los profesores destacan el gran cambio que sufre la actitud de los alumnos cuando vuelven, aun cuando ha pasado poco tiempo. En la jornada nocturna “da gusto hacer clases”. Otro elemento que caracteriza la cotidianeidad del liceo es una actitud violenta, desafiante, aunque remarcan el hecho de que aun nos como en Santiago. “No llegamos todavía al chiquillo castigador que llegó, se enojó y le pegó al profesor, todavía no llegamos a eso, por suerte, pero que hemos tenido amenazas las hemos tenido”. “Te prueban, te prueban mucho, y finalmente les pasas la mano un poquito por el lomo y tienes una relación un poco más cercana con ellos y la verdad es que se ponen bastante cálidos, bastante acogedores”. A pesar de que la manera como los actores relatan la historia del establecimiento de cierta manera denota un proceso de decaimiento- que podría resumirse “del Liceo de excepción al liceo de los que sobran”- pudo observarse que esto no ha generado un decaimiento en la vocación ni en el sentido de la acción de los profesores. Al contrario, al ir al liceo no se observa un establecimiento en decadencia (tanto físicamente como anímicamente). Por lo menos para los entrevistados (tanto profesores como directivos) el trabajo en el establecimiento es visto como un desafío (que claramente no se “quedan por la plata”), como un sacrificio lleno de sentido. Se nota cariño con los alumnos y con el establecimiento, como también una importante capacidad de hacer cosas (como talleres de padres, actividades para reunir fondos, etc). Al intentar encontrar en donde encuentran los profesores la motivación que justifica su actividad, en un primer nivel, aparece el tema que- como se señaló- marca el momento actual del establecimiento: atender a aquellos que el resto del sistema no recibe. Este hecho en vez de constituirse en una carga ha pasado a constituirse como el fondo identitario de la organización. Sin embargo, al conversar sobre este punto con mayor profundidad, pudimos distinguir una distinción que a primera vista resulta contradictoria. En el contexto de este gran objetivo los profesores dirigen su acción conforme a dos grandes objetivos: 1. Como liceo de carácter científico humanista, el principal fin del establecimiento es que sus alumnos egresados alcancen estudios superiores, en especial a las universidades tradicionales que son las únicas donde existen reales posibilidades de que aquellos con escasos recursos puedan acceder a beneficios como becas y créditos. 2. Por otra parte, dado la escasa motivación y la situación de extrema precariedad en la que se encuentran sus alumnos, deben responder al objetivo cotidiano de evitar la deserción escolar. (Liceo Focalizado) Actualmente se desarrolla en el establecimiento actividades y programas orientados hacia ambos objetivos. En función del primero, se está implementando un proyecto de “cursos de excelencia” orientado a potenciar a los mejores alumnos. Suponen que la única forma de lograr el objetivo de la educación científica humanista orientada a la formación de profesionales, pasa por la motivación de los alumnos que tengan potencialidades para lograrlo. Para ello se desarrollaron programas y estrategias de trabajo especiales para los cursos que tienen mejor rendimiento. De esta manera se entrega una doble motivación, para aquellos que están en estos cursos, mantenerse en ellos y de realmente tener posibilidades de seguir estudiando después de salir del liceo, y para el resto, llegar a ser un curso de excelencia. Sin embargo, también han notado que una importante parte de los alumnos que los abandonan (especialmente para irse a otros establecimientos) lo hacen porque se dan cuenta de qué no tienen posibilidades reales de seguir estudiando y su real preocupación es encontrar trabajo apenas salgan. Con respecto a este último problema, actualmente sé esta postulando al MINEDUC con un programa de educación técnica, con el fin de motivar a estos alumnos. Debe mencionarse que no esperan que la deserción escolar se solucione por medio de esta última medida. El hecho que una importante cantidad de alumnos deserte del sistema cada año (según sus estimaciones a lo menos veinte) es “el gran drama del establecimiento”, y las posibilidades que ellos tienen de revertir este hecho pasan más bien por el compromiso personal que adquieren con sus alumnos. ¿No son contradictorios ambos objetivos? Para los profesores y actores del liceo no. El curso de excelencia como el trabajo orientado a evitar la deserción corresponden ambos al trabajo con los alumnos que el resto del sistema excluye. Y es tan importante lograr que los alumnos de menores recursos lleguen a la universidad como evitar que otros abandonen. Ahora, ¿quiénes son los alumnos para cada objetivo? Al conversar con los profesores puede observarse que implícitamente (y a veces de manera manifiesta) detrás de los objetivos de la acción del establecimiento opera la distinción entre alumnos buenos y alumnos malos. Al desarrollar el programa de “cursos de excelencia” el objetivo es “potenciar a los alumnos buenos”. Al parecer habrían algunos alumnos que están para cosas mayores, como estudiar en la universidad, mientras que a otros se les debe ofrecer una solución TP, para que tengan una mejor inserción laboral, y por último - el resto- sé mueve por un objetivo mucho más inmediato, “mantenerlos en el liceo” “si uno batalla por ellos para que terminen el año”. ¿Cómo se distingue a los diferentes tipos de alumnos?. Por su interés por el estudio, su rendimiento, su conducta y asistencia. Ahora, ¿cómo explican los profesores estas diferencias? ¿qué hace que un alumnos tenga buenos resultados?. En primer lugar, los profesores se preocupan en hacer notar que las diferencias no se refieren al nivel de riqueza. Todos sus alumnos tienen bajos ingresos. Para ellos la pobreza es el trasfondo que caracteriza a los alumnos del liceo, pero al interior de este universo distinguen entre buenos y malos alumnos. A juicio de los profesores el elemento que explica los diferentes resultados, y en general la actitud de los alumnos con respecto a la educación, son las condiciones de la familia del alumno. La diferencia buen/ mal alumno se produce antes de la relación entre profesor alumno, antes de las calificaciones y de las clases. Los alumnos con mala conducta, malas calificaciones y mala asistencia en general provendrían de familias con problemas. Ante lo cual los profesores poco pueden hacer “¿nosotros cómo podemos arreglar el problema familiar?”. Notan este problema cuando los apoderados no refuerzan el trabajo realizado en el liceo. Por ejemplo, cuando no se presentan si son citados, o “para nosotros es más crítico hablar con apoderados que con alumnos”. El gran tema parece ser que cuando una familia no apoya, los límites – como sanciones conductuales, malas notas, etc- pierden eficacia, dejándole un escaso margen de acción a los profesores como para revertir esta situación. En efecto, al parecer para los profesores el principal tema pedagógico hoy dice relación con que las sanciones con que tradicionalmente han manejado el desarrollo pedagógico en la actualidad ya no tienen los resultados de antes. De hecho, señalan, es común que alumnos entreguen pruebas en blanco o no teman a sanciones como anotaciones en el libro de clase, suspensiones o citar al apoderado. En este contexto, además las nuevas políticas ministeriales, tienden a incentivar la no aplicación de las medidas extremas por excelencia: la repetición y la expulsión del establecimiento. Una de las explicaciones que los profesores se hacen sobre la causa de la ineficacia de los límites, dice relación con el hecho de que en su mayoría los jóvenes, a raíz de su mayor educación son “verdaderas autoridades en sus casas”. “Estos cabros, intelectualmente o académicamente son autoridades en sus casas, tienen papás que apenas leen y escriben, entonces estos cabros pegan un grito en la casa y hacen lo que quieren”. En cambio, en igual contexto de pobreza observa que hay otros alumnos que están incentivados, se esfuerzan y obtienen buenos resultados. Son alumnos que “perfectamente podrían haber sido de un particular subvencionado”, pero que no tuvieron los recursos como para quedarse en uno de estos establecimientos. La diferencia radicaría en que estos jóvenes tienen familias sólidas que los apoyan. No obstante lo anterior, debe señalarse que igual observan que existen ciertas excepciones. Hay algunos alumnos que en pésimas condiciones familiares obtienen buenos resultados. En efecto, son a ellos a quienes, a su juicio, debiera premiarse con beneficios como la beca del Liceo Para Todos. Es en este contexto como se explican la deserción escolar. En general dejan de estudiar aquellos jóvenes provenientes de familias “frágiles”. Estas se caracterizan porque ante cualquier crisis se desmorona, como por ejemplo ante la separación de los padres, perdida trabajo de algún padre, o enfermedad. Ante cualquiera de éstos eventos la familia dejaría toda preocupación por los estudios del joven incluso presionaría para que éstos busquen trabajo. “¿por qué seguir estudiando si hay un problema gravísimo en la casa?”. En su mayoría quienes se retiran corresponden a jóvenes que “tienen una historia de malos rendimientos”, a los que cuesta mantener en el establecimiento. Aunque, también les pasa a veces que se van “buenos alumnos”, lo que un profesor califica como el mayor fracaso que pueden tener. En resumen, lo que más se destaca es hecho que para los profesores, primero la clasificación de sus alumnos, y segundo, las causas de la deserción, se relacionan principalmente con factores anteriores a la escuela. Que un joven sea buen o mal alumno se relacionaría más con las características de su familia que lo predeterminarían. Los alumnos que se salen de esta norma son casos excepcionales. En este contexto lo que los profesores pueden hacer más que con un cambio de carácter pedagógico corresponde con suplir roles que la familia no estaría entregando (afecto, límites). Con respecto a otros factores que puedan relacionarse con la deserción: - - - Cultura juvenil: Profesores observan que algunos jóvenes se agrupan en grupos claramente delimitados, como los hiphoperos o los punkies. Y que incluso al interior de cada uno de esto grupos pueden encontrarse variaciones (hipohoperos que hacen música con la boca y los que hacen grafitis). Ellos señalan que no debe estigmatizarse a estos grupos. En efecto, según lo que han visto el hecho de participar en alguno de estos grupos no mejora ni empeora los resultados educacionales o tampoco incide en que dejen de estudiar. Droga. La droga es un problema presente en los jóvenes del establecimiento. Han identificado a varios adictos (algunos con tratamiento). Principalmente marihuana y ahora, “la solución” (pegamento de bicicleta que se inhala). Creen que genera bajo rendimiento (no necesariamente incide en deserción). Embarazo. El liceo ha seguido una política de acogerlas. Actualmente hay aproximadamente 5 niñas embarazadas estudiando. En general observan que las mujeres tienen mayor conciencia que los hombres de que deben seguir estudiando. Este hecho no varía en demasía cuando quedan embarazadas.