38_05_2008_La desecaci¢n acab¢ con el pez Platy de Monterrey

Transcripción

38_05_2008_La desecaci¢n acab¢ con el pez Platy de Monterrey
La desecación acabó con el pez platy de Monterrey
26/05/2008. Milenio
La expansión de la mancha urbana en Monterrey ha cobrado varias víctimas, entre ellas
al Xiphophorus cochianus que se sumó a la lista en especies en extinción, después de
que nadie ha visto un ejemplar en más de tres décadas.
Santa Catarina, Nuevo León.- La ciencia le conoce como Xiphophorus cochianus.
Acompaña al dodó, al grizzli mexicano y al lobo de Tasmania en la lista de especies
extintas
a
causa
de
la
mano
del
hombre.
Llamado normalmente platy de Monterrey, este pez no mayor a los tres centímetros
solía habitar en los ojos de agua que salpicaban la zona protegida de la Huasteca, unos
30 años atrás. Contra la sequía y el clima desértico, prosperó durante miles de años.
Hoy ha desaparecido. Debido a la desecación artificial que ha sufrido la región —
convertida en la fábrica de agua de la zona metropolitana de Monterrey y hasta
amenazada con la construcción de un campo de golf—el pez está extinto.
“Aunque parezca difícil de creerlo, hubo peces en esa zona, en especial uno que se
conocía como platy de Monterrey y que se ha convertido en un símbolo a escala
mundial de qué es lo que no se debe hacer en términos de daño ecológico”, dijo el
doctor Arcadio Valdez, jefe del Laboratorio de Acuacultura de la Facultad de Biología
de la Universidad Autónoma de Nuevo León.
Valdez explicó que nadie ha visto un ejemplar del pequeño pez en más de tres décadas,
periodo en el que coincide la mayor depredación de la zona de la Huasteca y en el que la
ciudad de Monterrey ha incrementado su extracción de agua de la zona hasta depender
de sus acuíferos en 50 por ciento.
A menos que haya un ojo de agua escondido en el Parque Nacional Cumbres, nunca
nadie más volverá a ver al platy de Monterrey sobre la faz del planeta. Pero sobre el que
fue su hogar ya hay algunas casas de lujo.
La presión por expandir la zona urbana de Monterrey al interior del Parque Nacional de
Cumbres no es nueva. El proyecto de construir un campo de golf y residencias en las
zonas protegidas —ahora conocido como Valle de Reyes o Valle Sur—tiene una
década.
“Tengo diez años peleando por esto. Hace unos años hasta me quebraron las costillas de
parte de la familia Ancira, los dueños originales de la Huasteca, por oponerme a un
proyecto que tenían en la zona”, recuerda Guillermo Martínez Berlanga, del Comité
Ecológico Pro Bienestar.
Parte del movimiento ecológico que se ha disparado en Monterrey para evitar la
destrucción parcial de la zona de la Huasteca, Martínez Berlanga revela que hace nueve
años el arquitecto Carlos Ancira convocó a una decena de ambientalistas para
mostrarles su idea de hacer del Cañón de Ballesteros un residencial con campo de golf.
Ancira, dijo Martínez Berlanga, trató de sobornar a los ambientalistas para que
respaldaran públicamente el desarrollo inmobiliario y así dar el sello de aprobación del
movimiento ecológico al ambicioso proyecto de crear una nueva colonia, con lofts,
torres y casas con alberca, para la capital norteña.
“Nos dijo: ‘escójanle, aquí tienen su terreno. Escójanle, aquí van a vivir y les vamos a
construir su casa a ustedes y a sus hijos’”, rememora el ecologista. En la sala de juntas,
dice, hubo un incómodo silencio. Y todos rechazaron su ofrecimiento.
Meses después un grupo de guaruras le interceptó al llegar a su casa. “Para que dejes de
estar chingando”, le dijeron a manera de mensaje mientras le pateaban en el suelo. Le
quebraron las costillas.
El proyecto de Ancira, perseguido por la justicia en el sexenio de Ernesto Zedillo,
terminó por colapsarse. Pero en su lugar llegaron Banorte, Metrofinanciera y las
inmobiliarias Dos Santos y Maple, que de una u otra forma han mantenido viva la idea
de crear un enclave exclusivo al otro lado del cerro, una especie de Shangri-la para
millonarios.
“Si permitimos como sociedad que unos inversionistas, sean quienes fueren, destruyan
esta reserva de la biosfera, nos vamos a colapsar”, alerta el ecologista.
Martínez Berlanga admite que la discusión en torno a Valle de Reyes ha sacado a relucir
uno de los aspectos más complejos de la mentalidad regiomontana: ha puesto en
opuestos lados de la balanza a la cultura de capitalismo que caracteriza a Monterrey y el
respeto al medio ambiente.
“En Nuevo León estamos acostumbrados a la cultura de la depredación, del crecimiento
desmedido del ‘dale hasta que aguante, dale hasta que reviente’. Nos hemos olvidado
del desarrollo sustentable”, subraya.
“Teníamos duraznos y nogales”, dice Jesús Esparza, ecologista de Santa Catarina. La
región, rememora, era un verdadero bosque hasta principios de la década de los sesenta,
cuando se construyeron los pozos que comenzaron a alimentar de agua a la pujante
industria de Monterrey.
Hasta donde marcan los cerros, todo Santa Catarina —municipio conurbado, similar a
lo que representa Naucalpan para la Ciudad de México— fue degradado: en la
actualidad, lo que ha crecido en la zona son las pedreras de la industria cementera.
“Somos la región más contaminada de todo Monterrey”, afirma Elias López, sacerdote
de la parroquia de San Juan Nepomuceno, en Santa Catarina. En el aire, puede
percibirse una permanente bruma proveniente de las chimeneas que proliferan en todas
direcciones.
“Algo ya está pasando. El año pasado murieron cuatro de mis feligreses por cáncer
pulmonar. Me queda claro que no podemos seguir destruyendo nuestro medio ambiente
porque ya empieza a haber consecuencias para nosotros”, sostiene.
Hace unos meses, el doctor Valdez alcanzó el sueño de todo investigador: encontró una
nueva especie de pez en el cañón de Santa Ana, —ubicado hacia la salida al municipio
de Juárez—que gracias a su aislamiento evolucionó hasta convertirse en una rama
distinta, una especie endémica. Es decir, sólo ahí vive en todo el mundo.
Le llamó Xiphophorus regio. En las próximas semanas completará los trámites
necesarios para registrarlo ante la comunidad científica mundial. En su oficina,
mantiene cuatro ejemplares, depositados cuidadosamente en una pequeña pecera.
En términos de vulgo llamó a su descubrimiento el platy del túnel. Para mala fortuna,
como ocurrió con su ahora desaparecido primo en el Valle de Reyes, también se
encuentra amenazado.
“El gobierno estatal anunció hace unas semanas que quiere hacer un túnel sobre la zona
como parte del arco vial del sureste. Son 28 kilómetros de vialidades en zonas no
pobladas. Bueno, pues el túnel va a hacer que el cañón desaparezca”, deploró.
Y con él, también desaparecería el xiphophorus regio. Un nombre más a la creciente
lista de la muerte.
http://www2.milenio.com/node/23262

Documentos relacionados