sumario_46 - Ibercaja Obra Social

Transcripción

sumario_46 - Ibercaja Obra Social
SUMARIO_46
Hemos recogido ya la ropa verde y blanca de nuestras fiestas

Editorial

Folclore

La técnica del canto
Lorenzo.

¿Por qué triunfan los libros
Nos queda la llama del folclore, que la mantenemos viva para
de música?
patronales, han callado las charangas. Huesca se queda mustia
como la albahaca de la parrilla en la fachada de la Iglesia de San
animar las fiestas que van surgiendo durante todo el año.
La música es el alma de nuestro folclore. ¿Qué sería una fiesta

Orquestas de pulso y púa

La indumentaria en Aragón
ma música folclórica.

Energía. Eficiencia y eficacia
El baturro que llevamos dentro de nuestra piel se ha parado

El espíritu deportivo
para ver cómo las brigadas municipales recogen escenarios y

La casa del Sauras

Talleres de Finanzas Básicas
música folclórica.

Todo es beneficioso
Pinceladas ha preguntado a los entendidos en estas cuestiones y

Ramón Solinís Cabarga
sin música? Del tronco de la música nace una rama que se lla-
chiringuitos, se ha levantado el cachirulo para rascarse la cabeza
mientras se cuestiona qué es eso de la música, el folclore y la
las respuestas, maduras y sabrosas, como frutos escondidos entre las hojas del árbol, están escondidas en estas hojas de papel,

La jota bailada en Aragón
maduras y sabrosas, que le ofrecemos, amigo lector, en este ces-

De ermita a ermita
to que hemos preparado para Vd. como último número de la

Donde acaba lo que nunca ter-
cabalgata de nuestras fiestas patronales.
mina

Magia, superstición y religiosidad popular en el Alto Aragón
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Diseño : José Trigo
Espacio IberCaja “ Castillo Montearagón “ │ Tercer Cuatrimestre
2015
Nº 46
Agosto y septiembre son meses que invitan al ocio en la cultura agrícola, después de recoger la cosecha y antes de iniciar el nuevo ciclo de la siembra. Para distraer el ocio nos ocupamos de nuestras fiestas patronales en las que se fusiona lo religioso y lo popular. Así ha sido “siempre” y tiene
futuro porque la fiesta patronal tiene un duende protagonista capaz para imponerse a cualquier
otra fiesta. La palabra fiesta ha evolucionado más en sentido cultural que filológico.
Cuando decimos estamos en fiestas, queremos decir que todos nos sentimos actores, que somos
nosotros quienes hacemos la fiesta. La ciudad entera se convierte en un escenario sin patio de butacas. Esta actividad es una fuente importante para conocer la idiosincrasia de cómo somos cuando nos desmelenamos. La fiesta es esencialmente un exceso, la rotura de los lazos convencionales
con los que nos sujeta la rutina convencional del cada día. En Huesca, desconozco qué sucede más
allá de nuestros límites. La palabra festejar ha perdido el sentido que le dábamos hace 40 ó 50
años. Hoy se refiere al sentido peñista de cantar y bailar durante 24 horas al día. Tanta fuerza tiene
la palabra folclore: comer, cantar, bailar, beber, vestir de blanco y verde, el ramo de albahaca, ruido
y humo de cohetes y, sobre todo esto, el regreso de la familia que la emigración expulsó. Se trata
de transformar la ciudad transformándonos nosotros por unos días. Una tierra frugal, por pobreza,
como la nuestra, en la que nos consolamos con “la del pobre, antes reventar qu’n sobre” o “a lo
que cuesta dinero se le pasa el dedo”, esta fiesta nuestra justifica el límite del exceso. Esta transformación tiene un significado profundo que trataremos de explicar. Nuestras madres se afanan por
guisar el pollo a lo chilindrón, preparar el melocotón con vino y las meriendas taurinas no para
saciar el apetito sino para homenajear al forastero, siguiendo la tradición bíblica. Una generosidad
que permitía a la viuda respigar para que pudiera prepararse su panecillo huérfano de contenido
pero no por un sentimiento cristiano sino en función de un rito social. Esto es válido desde la Ley
de Moisés hasta nuestros días. Cuando no hay rebelión, es mejor conciliar los conflictos que existen en la sociedad en forma de leyes sociales. Es más útil permitir respigar que invadir propiedades
ajenas.
Nuestros familiares ausentes no vienen por lo atractivos del programa de fiestas sino para reanudarse más sólidamente con las raíces que la emigración se empeña en romper, porque siguen siendo familia, no injertos extraños. Acaso quien no pise la iglesia si no es por entierro o bodas, se
sienta inclinado a escuchar la misa con sermón o, por lo menos, participar en la cabalgata con una
cesta de melocotones para San Lorenzo. Vestirse de, es decir, transformarse en, para transformar
la ciudad. ¿O viceversa? Muchos de los viejos elementos de la fiesta han fosilizado y han adquirido
rango de símbolos. La presión de la moda encerró en el arcón de la abuela el traje popular que vistieron nuestros abuelos para la faena de cada día o el especial para determinados acontecimientos
familiares. Hoy el folclore los ha recuperado y los vestimos para festejar la fiesta aunque sea fuera
de contexto. Lo mismo sucede con el canto y el baile. Es frecuente ver hoy jóvenes encasquetados
en unos auriculares escuchando la última novedad musical, ajenos a la calle, para, llegando la fiesta
patronal, reincorporarse a la charanga y volver a cantar y bailar los cantos rituales de todos los
años, sintiéndonos todos miembros de la misma tribu.
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El arte de cantar es maravilloso, y parte de su genialidad radica en que llevamos al instrumento en nuestro cuerpo, así que el resultado obtenido por cada cantante es único, peculiar
e inigualable. El fin último reside en producir arte; el artista supera la técnica y no se concentra en aspectos fisiológicos, sino en transmitir lo que siente con un estilo adecuado y en una
búsqueda continua de la belleza.
Pero seamos conscientes o no de ello, hayamos aprendido a cantar analizando los movimientos de nuestro cuerpo o bien por imitación de grandes cantantes, usaremos una técnica vocal
que, si resulta adecuada, nos permitirá cantar sin hacernos daño en la garganta, sin fatigarnos, durante muchos años.
En primer lugar el canto es
un trabajo atlético.
Es
muy
necesaria
una
adecuada forma física y el
desarrollo de un buen control respiratorio.
Entrenamientos como el
pilates nos ayudarán a tener una adecuada postura.
Los hombros están relajados, hacia atrás y no deben subirse; el abdomen está liso, tonificado, pero sin exceso de presión, como si fuéramos a lanzarnos a un piscina. A su vez, al cantar, abrimos la zona intercostal, el diafragma se amplía.
La jota, tanto su danza, como la jota cantada, ha sido muy utilizada y valorada dentro de la
música culta, y de forma particular en el género de la zarzuela, como vehículo perfecto de los
sentimientos de sus personajes, en títulos como “El trust de lo tenorios”, “La reja de la Dolores”, “El dúo de la Africana”, “Gigantes y cabezudos”, “El ama”, “La Dolores”, “La Rosa del
Azafrán”, “El canastillo de fresas”, “Cádiz” o “La linda tapada”.
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En cualquier caso, si los cantadores de jota desean enfrentarse a romanzas de zarzuela, deberán
indagar en el uso de los resonadores superiores y del cuerpo para poder abordar con garantías los
amplios registros que nos encontramos en este tipo de partituras, siempre dentro del estilo perseguido.
Por otra parte, al cantar hacemos uso
de nuestros resonadores. Éstos nos
permiten amplificar el sonido y darle
diferentes cualidades sin fatigarnos.
La proyección en el resonador de máscara, alrededor de los ojos, y cuyo empleo dominan los actores de teatro,
será imprescindible.
Además, el tratar de lanzar la voz a la
parte de la frente y de los ojos, nos
ayudará a concentrar nuestro pensamiento en transmitir y dar intención al
texto que estamos cantando.
En el canto lírico se hace también uso del resonador superior, que distingue a este tipo de canto
dando una cualidad a la voz diferente, denominada “voz cubierta”, que permite ampliar enormemente el registro hacia los agudos sin perder la homogeneidad del sonido.
En el canto de la jota, se prefiere la emisión trabajada desde la máscara, más brillante, más metálica, y se utiliza el cuerpo para darle mayor cuerpo a la voz prescindiendo de los resonadores superiores. La garganta no deberá sufrir tensiones en ningún caso.
Os animo a cantar, pues como dice el refrán “el que canta su mal espanta”, pero que vuestra pretensión no sea la de cantar muy fuerte o muy agudo, sino siempre con el afán de querer transmitir
algo.
Así me contó que se lo aconsejaba la gran Camila Gracia, una talentosa alumna suya, y así nos animaba la mezzosoprano Teresa Berganza en sus masterclases, “debéis ser primero artistas, antes que
cantantes”.
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LA MÚSICA NOS SALVA / Xavier Guell.
Xavier Güell es director de orquesta, productor
musical y autor de la música de la memoria.
El ruido, la furia de un mundo destemplado, egoísta, no nos permite oír nuestra propia armonía interior.
Una armonía que está conectada con esa vibración de las esferas de la que hablaba Pitágoras, y que
emite un canto sereno, cálido, que proclama la reconciliación entre el pulso trágico que late inevitable en todo ser humano y las fuerzas ocultas de la naturaleza.
Percibir esa música nos salva, nos proporciona el placer inmenso de sentirnos parte de algo mucho
más grande que nosotros mismos, en donde todo está concordado por una cadencia general.
Sólo un mundo más solidario, más consciente de la necesidad de buscar al otro, puede hacernos salir
de la crisis global en la que nos encontramos. Tenemos que saber que la historia se repite una y otra
vez con insistencia. Tenemos que ser conscientes de que siempre hemos superado dificultades profundas, con imaginación, con coraje. No podemos olvidar que el ser humano ha sido siempre valiente cuando las condiciones le sitúan en una encrucijada límite en donde no tiene más remedio que
decidir. Es entonces cuando, con un instinto infalible, es capaz de jugársela y tomar decisiones acertadas. Percibirla nos permite formar parte de algo muy superior a nosotros mismos.
No estamos solos. Desde la unión encontraremos respuestas. Desde la defensa apasionada de la cultura, la cultura como medio de fomentar la creatividad individual y colectiva, superaremos la actual
situación de estancamiento. La cultura es imprescindible en momentos difíciles y nunca como ahora
es más necesaria la unión del arte, la ciencia y el pensamiento. Pero debemos dejarnos inundar por la
música. La música es la palabra revelada, dirigida directamente al corazón de los seres humanos. Saber interpretarla es el gran reto que tenemos por delante. Si lo conseguimos, intuiremos de dónde
venimos y, lo que es más importante, hacia dónde vamos. La música, como bien sabía Schopenhauer, es lo único —junto con la comprensión global de la naturaleza, el arte y la religión— que puede aplacar ese sufrimiento desesperado por no conocer el sentido de nuestra vida.
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Por primera vez, a los 58 años, he sentido la necesidad de escribir un libro. Un libro que enseña a
escuchar nuestro propio sonido interior a través de Beethoven, Schubert, Schumann, Brahms, Liszt,
Wagner y Mahler. Sus testimonios, susurrados en primera persona al oído de los lectores, van desgranando el dolor de sus vidas, el gozo de sus sueños, la miseria de sus miedos, la insobornable lucha
por crear una obra inmortal.
Como músico necesito sentir el pálpito del ritmo. También en la literatura. Cada vez que concluía un
capítulo lo leía una y otra vez en voz alta, corrigiéndolo hasta conseguir que las palabras se acercaran
a la música.
Ese ha sido mi principal objetivo. Y nada me haría más feliz que este libro mostrase que la vibración
del mundo es el pálpito de la música y que podemos recorrer nuestras vidas abrazados como hermanos llevando su mensaje de amor y entrega a los demás.
Xavier Güell es director de orquesta, productor musical y autor de La música de la memoria.
MUCHO MAS ALLÁ /
Angeles Caso
Ángeles Caso es escritora e historiadora del arte.
Mucho antes de hablar, los seres
humanos se pusieron a cantar.
Siempre he estado convencida
de que ésa fue nuestra evolución
lógica: primero, antes de nada,
cantar, hacer música, y sólo más
tarde, comunicarnos a través de
la palabra.
Parece que los estudios paleoantropológicos confirman esa creencia mía, y que la estructura ósea de
la garganta de nuestros antepasados más remotos fue en efecto más apta para lanzar notas al aire
que para emitir sonidos articulados en un tono monocorde.
Al fin y al cabo, la música está presente en la naturaleza desde el origen mismo del mundo. Melodía
y ritmo. Aparece en el canto de los pájaros, por supuesto, pero también en el murmullo del agua
sobre las piedras, en las gotas de lluvia cayendo sobre la tierra, en las hojas de los árboles movidas
por la brisa o el viento fuerte penetrando en una oquedad.
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Y luego está lo nuestro, lo propiamente humano, nuestra necesidad —visceral, creo— de expresar
las emociones más poderosas mediante esos sonidos misteriosos que nos salen de las tripas y que,
sin duda, se embellecieron gracias a la imitación de los sonidos del entorno. ¿No es normal —
hermosamente normal— ponerse a cantar o a generar toda clase de ritmos con las manos cuando la
caza ha sido buena, el aguacero benigno, el parto tranquilo? ¿No resulta imaginable que el descubrimiento de la pérdida, el dolor ante la muerte de algún miembro del grupo, por ejemplo, hiciese que
MÚSICA
a nuestros ancestros les naciera de dentro un canto fúnebre, una larga hilazón de sones quejumbrosos?. Toda cultura se acompaña de música. Nuestro raciocinio nos pide además intelectualizarla.
No existe, que yo sepa, ni una sola cultura que no acompañe sus grandes acontecimientos con expresiones musicales. Ni un único ser humano que no guarde en su memoria una canción. Y no hay
ninguna música, ni siquiera la nacida en el lugar más remoto del mundo, que no pueda ser compartida por el resto de la humanidad (a condición, claro está, de escucharla sin prejuicios).
Ese extraordinario regalo de los dioses es,
como dijo el romántico alemán E. T. A.
Hoffmann, “el más universal de los lenguajes”. Desde el ritmo desenfrenado de unos
percusionistas “salvajes” hasta la composición más compleja, dotada de una férrea
estructura matemática, la música nos sacude,
despierta nuestras sensaciones, provoca incluso nuestros sentimientos más profundos.
Quizá debería bastarnos en sí misma, con su pureza y su radicalidad y su asombroso poder sensorial. Podríamos considerarla una manifestación indescriptible del espíritu, dejar la búsqueda de la
perfecta belleza abstracta a los compositores y los grandes intérpretes, y limitarnos los demás a disfrutarla, a acudir a ella para celebrar un amor o conjurar la soledad. Pero nuestras mentes racionales
y analíticas nos empujan siempre más allá: no nos parece suficiente gozarla, llorar o danzar con ella.
Necesitamos también comprenderla, desmenuzarla, intelectualizarla, traspasando la frontera mágica
e incomprensible de las sensaciones atávicas. Como siempre, qué curioso, sentimiento y razón indisolublemente unidos. El largo, largo y azaroso camino de la humanidad.
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ORQUESTAS
Posiblemente la primera noticia que se tiene de una rondalla oscense aparezca en el año 1868. Se
titulaba Banda de Música de la Casa de Misericordia. La dirigía Mariano Coronas, bisabuelo del último director de la banda de la Residencia Provincial de Niños, también Mariano Coronas. Este último Mariano recogió la batuta de manos de su padre, Mariano Coronas, en el año 1929, y la dirigió
durante cuarenta y un años. La Banda de Música desapareció con la nueva orientación social de
trasladar a los internos a pisos tutelados a comienzos del año 1985. El uniforme se componía de
pantalón color crema y chaqueta azul con botones blancos. (Nueva España. 25 Marzo de 1950.)
Otra rondalla de pulso y púa se remonta a los últimos años del s XIX: Orquesta Rondalla Sertoriana. Su director fue Florencio Pareja. De esta formación no se tiene más noticias. Según notas de
Enrique Capella Sanagustín, hubo una rondalla a
comienzo del s. XX que se llamaba La Montañesa
sobre la que el periódico de Madrid, El Imparcial,
en fecha imprecisa del año 1900, decía: Ente los
conjuntos instrumentistas que durante este Carnaval tendrá ocasión de oír el público madrileño,
estamos seguros de que llamará extremadamente
la atención y obtendrá calurosos aplausos… la
dirige José Bitrián y es su cantador Teodoro Sanagustín (a) El Chino “ etc.
Otro diario madrileño, La Correspondencia, en el mismo año 1900, escribía esta crónica: “La Rondalla de Huesca llegó ayer luciendo el típico traje de su país, recorrió las calles… en su música vibrante y sentida en sus cantos populares inimitables.. la dirige José Bitrián y la forman Pedro Bescós, Enrique Capella, Mariano Martínez, Manuel Grasa, Amado López, Ramón Vivas, Emilio Lafarga, Pedro Montorio, Agustín Anro y Joaquín Andrés. El cantador se llama Teodoro Sanagustín
(a) El Chino y es uno de los buenos cantadores que se han oído en Madrid”. Cuando empezaba la
ronda, el Chino se excusaba: -. Paice que tengo un piazo de arpillera en la nuez. - ¿Quiés un goter
d’agua de San Jilián p’a quitate as telarainas d’a gargamela? Era proverbial la aversión del Chino al
agua. Y respondía cantando: Al agua la llaman epis/ y al vino, gusarapis./ En mi cuerpo no entra
epis/ porque cría gusarapis.
Compañero de rondas del Chino fue Gabriel Oliván, padre del “Piojo”. Conjuntaban un dúo inseparable. No hubo pareja que les pudiera mojar la oreja ni de lejos. Un ex soldado de la guerra carlista, “Lereta”, jotero anterior en el tiempo al dúo anterior. Trabajaba de sol a sol p’a poder esgallinar a su numerosa prole. En las postrimerías del año 1903, andaba Lereta una miajeta esturdido
porque uno de sus hijos, en reyerta dominguera, por motivos que no vienen al cuento, dejó fuera
de combate a un amigo atizándole dos punchazos en la meliquera con una navaja comprada en La
Miraveta. El juez lo mandó a la grillera con el consiguiente esperjuicio pues restaba ingresos a la
mesa numerosa a la hora de comer. El 7 de septiembre del año 1903, S. M. el Rey Alfonso XIII
visitaba Huesca. Se le ofreció una cena de gala. Lereta suplantó al cantador previamente asignado e
improvisó esta jota: Un hijo tengo en la cárcel/ al otro me llevan soldad. / Cinco me quedan en
casa/ así que estoy bien apañado.
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El Rey indagó el problema y pudo amnistiar al hijo del buen Lereta.
ORQUESTAS
A comienzo del año 1903 Nicolás (a) el
Fardero, y Narciso Arilla, formaban otro
dúo imprescindible en la ronda de cualquier fiesta de pueblo. Eran hijos del momento histórico por lo que el problema de
la pérdida de Cuba lo sentían así: ¡Qué lastima de bandera/ con tan bonitos colores/
que se la lleven los yanquis/ siendo de los
españoles.
Avanzamos hasta el año 1905. Enrique
Capella Abadías, padre del famoso Enrique
Capella Sanagustín, con baturro tesón, lograba conjuntar a un grupo de músicos de
pulso y púa al que llamó “La Rondalla Oscense”.
Huesca era una ciudad provinciana de 12.000 habitantes. El escenario del Gran Café de la Unión
fue el trampolín que catapultó a la fama a este novel conjunto. Este establecimiento estaba regentado por los hermanos Chavala, en el lugar que luego ocupó el Restaurante Sauras.
Aquella pequeña aristocracia oscense se deleitaba con la música de moda: Fragmentos de El Conde
de Luxemburgo; La Viuda Alegre; Campanones; El Anillo de Hierro; Caballería Rusticana… con
partituras adaptadas a instrumentos de pulso y púa.
Hay que situarse mentalmente en estos años en los que no se habían inventado las fotocopiadoras.
El tiempo empleado para trascribir cada partitura para cada uno de los componentes de la rondalla
tenía que restar muchísimas horas a la familia y al trabajo para sacar adelante y con dignidad cada
actuación… hasta el año 1910, cuando su director, Enrique Capella Abadías, dio una nueva orientación a aquella Rondalla Oscense y fundó la “Rondalla Sertoriana”.
Fue una escuela a la que se apuntaron los mejores músicos de la ciudad de forma que en las fiestas
del Pilar del año 1910, el industrial chocolatero, Joaquín Orús, de Huesca, subvencionó en el teatro
Pignatelli, de Zaragoza, un Gran Concurso de Bandas y Rondallas.
El jurado estaba presidido por el Ilmo. Sr. Alcalde de Zaragoza y don Tomás Bretón, autor de La
Verbena de la Paloma. La Rondalla Sertoriana tuvo que competir en campo ajeno con la acreditada
Banda de Calavia, de Zaragoza. La Rondalla Sertoriana logró la Medalla de Oro y un diploma firmado por los componentes del jurado.
En el año 1916, presidía el Centro Aragonés en Barcelona don Pascual Sayos Cantín. En septiembre se inauguró la Casa de Aragón. Acudieron a la invitación las rondallas Pignatelli, Zamacois y Calavia, desde Zaragoza. Y la Orquesta Sertoriana con sus cantantes “El Chino” y ”El Piojo”, desde
Huesca.
Acudió la prensa de Barcelona para informar del acto. Del periódico EL Porvenir resumo la crónica
de la efeméride: …si en lo oficial Huesca no pudo obtener el triunfo de una intervención oficial lo
logró con creces alcanzando laureles que puede merecidamente apuntarse la Rondalla Sertoriana y
nuestro convecino “El Chino”… haciendo repetir la fantasía de Gigantes y Cabezudos, admirablemente interpretada por la rondalla del amigo Capella, coreada por la multitud con aplausos que no
cesaron hasta que hicieron el bis los joteros El Chino y El Piojo.
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Espacio IberCaja “ Castillo Montearagón” I Tercer Cuatrimestre
2015
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Durante las fiestas de Villanueva de Gállego, en
septiembre del año 1917, se presentaba al concurso
de jota el gran jotero Miguel Asso. Miguel Fleta,
todavía curioso por la música, conocía la calidad
artística de este jotero por lo que le visitó para recibir sus consejos. Quería participar en el concurso
de jotas durante las Fiestas del Pilar de ese año en
Zaragoza, en el Teatro Principal. Fleta fue superado por los joteros Domingo Martínez, de Épila y
Romualdo Arana (a) el Sansón de Zuera. Fleta, espoleado por el fracaso, se marchó a Barcelona.
ORQUESTAS
En el Liceo le probaron la voz y supo sacar rédito a costa de un fracaso. (Heraldo de Aragón. 30
noviembre de 1997).
En el año 1924, el jotero de Almudévar, Navarro, divulgó esta jota que se hizo muy popular en la
calle: Carcelero, si me muero, / no se lo digas a nadie/ que estoy cumpliendo condena/ por maltratar a mi madre.
Una “aficionada”, de momento, que entonaba aquella copla, era una moza, según Capella, con los
ojos más negros que el buco de Claraco, una miajeta arguellada, la hija del siño León Gracia, mayoral de los danzantes y se llamaba Camila.
Camila Gracia, como la uña con la carne, con Gregoria Ciprés, elevaron el canto de la jota a la categoría de clásico. Impusieron un carácter más elegante, menos chillón, cuyas letras supieron transmitir con delicadeza femenina al auditorio. Contemporánea de ellas fue la jotera Dolores Izárbez. Otro
día hablaremos sobre Camila Gracia. Hoy nos referimos a las bandas. En septiembre de 1928, don
Jesús Asún consiguió agrupar una rondalla que representó a Huesca con motivo del homenaje que
España dedicó al Presidente del Directorio Militar, Primo de Rivera. Los cantadores fueron Antonio Peris (a) Santalecina y el zaragozano José Oto. Este era mirado de reojo en Huesca porque todas las letras de las coplas aludían al Ebro y al Pilar. - Sí, canta muy bien, pero… Los adoradores del
terruño, que gustaban del humor somarda, le dedicaron a Oto esta copla: El Ebro crecido es sucio/
y la Isuela poco y claro./ Más vale poquico y güeno,/ morena, que mucho y malo.
Esta Rondalla Sertoriana perduró hasta el año 1929. Una de sus últimas actuaciones fue con motivo
de la inauguración de la actual plaza de toros.
Otro jotero inolvidable fue Justo Oliván, hijo del siño Grabiel, antes mencionado. Justo tuvo una
voz privilegiada. Si hubiera accedido a proposiciones de mayores vuelos, hubiera sobresalido en la
escena española. En la primavera del año 1970 surge la Nueva Sertoriana, organizada por Jesús
Montull y sus amigos Miguel Ballabriga, Agustín Auserón, Enrique Capella y Agustín Cuello. Su
intención era resucitar aquella Rondalla Sertoriana fundada en el año 1910.
Entre los directores que la han dirigido hay que mencionar a Jesús Saiz; Santos Pueyo que la dirigió
durante más de treinta años, hasta su fallecimiento; Félix Orduna, José Mª Clavería hasta llegar a su
actual director, Mariano Mairal. (Diario del Alto Aragón. 30 mayo 2010). En 1985 se constituyó como asociación. En sus vitrinas luce, entre otros reconocimientos, el primer premio de rondallas de
pulso y púa, del año 1978, en un concurso organizado en Zaragoza.
BIBLIOGRAFÍA. Capella Sanagustín, Enrique. Notas mecanografiadas y cedidas generosamente
por su hijo, Luis Adolfo Capella Rapún para la revista Pinceladas.
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AGRUPACIÓN MUSICAL IBERCAJA CASTILLO DE MONTEARAGÓN
Se inició en el año 2000 responsabilizándose de la batuta la experta mano de don Mariano Mairal.
Su objetivo principal consiste en solemnizar los actos que nuestro Espacio Ibercaja Castillo Montearagón celebra a lo largo del curso. Lo componen tres mandurrias, dos laúdes, cuatro guitarras, un acordeón y un percusionista, además de un coro de voces graves.
El director propone las obras a interpretar más las aportadas por los miembros de la agrupación, en
cuyo caso, el Sr. Mairal tiene que “arreglárselas” para re-componer una armonía que se adapte a estos
instrumentos.
Los conciertos se preparan con esmero porque la competencia y el ideal de perfección estimulan el
punto de honor de sus componentes y las pretensiones de su director.
El repertorio abarca toda clase de música popular: pasodobles, tangos, boleros…
ORQUESTAS
En su historial figuran conciertos en Huesca capital y provincia, y en Zaragoza, actuaciones en fiestas
de barrio…
Dos anécdotas de las muchas que les
han ocurrido: - En un pueblo, de cuyo
nombre no quiero acordarme, nos
propusieron como jurado para decidir
el ganador en un concurso de tortillas.
Pusimos equis en todas las casillas porque todas estaban de chuparse los dedos.
En el local social de otro pueblo, cantaba el coro y al fondo, separados por
una cortina, cuatro fieles devotos de la
baraja nos hacían la competencia cantando las cuarenta en bastos, los arrastres y las diez últimas.
De los conciertos con más repercusión cabe destacar el ejecutado el 15 de mayo de 2008, en el Patio
de la Infanta, en Zaragoza, con motivo de la entrega de premios en el XIº Concurso Nacional de Relatos y Poesía para personas mayores.
La agrupación se mueve por la ilusión de sabernos útiles para alegrar al auditorio y satisfacción personal de sabernos intérpretes para transmitir al auditorio lo que los autores quisieron decirnos en sus
obras.
En este año celebramos el 15 aniversario de la fundación de la Agrupación. Satisfacción por el deber
bien cumplido y un recuerdo emocionado para cuantos, por diferentes motivos, nos han dejado.
Lo nuestro es seguir mientras el cuerpo aguante.
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Espacio IberCaja “ Castillo Montearagón “ I Tercer Cuatrimestre
2015
Nº 46
La indumentaria o vestimenta, es por definición la ropa que
usamos en el día a día. En Aragón como en otras regiones de
España, y por datos de que se dispone, esta vestimenta ha ido
evolucionando.
A partir de los años 40 del siglo XX, y a medida que la renta
disponible iba creciendo, las formas de vestir en la mayoría de
nuestros pueblos fue cambiando de una manera radical y se
fueron abandonando las ropas tradicionales.
No obstante, desde finales del siglo XIX, las generaciones más
jóvenes ya incorporaban a su vestuario las nuevas modas de
pantalones largos, gorras y boinas para los hombres, y después
vestidos para las mujeres, de forma que se fueron dejando de
lado las tradicionales sayas, que aun siguieron llevando durante
algún tiempo la gente de más edad.
En la incorporación de las nuevas modas, y en lo que a Aragón
se refiere, tuvo mucho que ver la proximidad a los grandes
núcleos urbanos de Zaragoza, Huesca y Teruel., que fueron
incorporando nuevos productos de la industria textil y que por
algún tiempo acompañaron a los más rústicos tejidos artesanales de lana y lino del medio rural.
De esa sociedad rural y tradicional del siglo XIX, se ha ido recogiendo información sobre las modas
y costumbres, y sabemos de la estructura básica en los trajes y las prendas que los componían.
Estas estructuras en el vestido respondían a una serie de prendas y formas que seguían prácticamente la totalidad de la población, difiriendo muy poco de unas áreas a otras en el territorio aragonés.
Las mujeres vestían dos piezas separadas: las sayas y los cuerpos. Cubrían las piernas con diversas faldas superpuestas que
engrosaban las caderas realzando la forma esbelta del talle.
Como única prenda interior se usaba una larga camisa blanca
de lienzo o algodón. Sobre ella varias enaguas de tela blanca. Y
para abrigarse se colocaba encima el refajo, que solía estar
adornado en el bajo con trencillas, apliques de fieltro o bordados. Solían ser de lana, pero también se confeccionaban en
algodón, estameña, piqué, etc.
Las medias, normalmente eran de algodón o de lana, de color
blanco, azul, negro o a rayas y llegaban hasta debajo de la rodilla, sujetándose con atapiernas, camaligas, que eran cordones o
trenzaderas más o menos elaboradas que se confeccionaban
ellas mismas.
Las sayas, eran de percal, lana, algodón , seda, ... dependiendo de la situación económica, época del
año o faena que desempeñase la mujer que las llevara.
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Nº 46
La chambra, gabán, jubón y blusa se colocaban sobre la
camisa, empleando telas de distintas calidades, en función
del uso.
Sobre estas se colocaba el mantón, mantoncillo, pañuelo,
bobiné, toquilla o manto. Todas ellas servían de ornamento, pero también de abrigo.
El peinado más común era el peinado hacia atrás y recogido
en la nuca en forma de moño. Podía ser de rosca, picaporte, trenzado, de rodete, etc.
Por su parte, los hombres calzaban alpargatas de suela de
esparto o abarcas. Como ropa interior usaban calcillas con
peales, y además se colocaban las marinetas o zaragüelles de
tela de algodón o hilo, con una camisa por encima de los
mismos tejidos.
En el traje de diario las calcillas eran de lana de colores variados, los peales, negros y las marinetas
de algodón rayado, al igual que la camisa.
El calzón, cerrado o abierto, se ajustaba más o menos a la pierna, según los lugares. Podía ser de
paño, terciopelo, pana o raso. Llegaba hasta la rodilla y en ocasiones, debajo de ella.
La chaqueta solía ser del mismo tejido que el calzón. En el caso del chaleco podía ser de los mismos tejidos que el calzón o la chaqueta, y también de brocado de seda o algodón.
La blusa sustituía a la chaqueta durante el verano, en según que fiestas y en determinadas zonas de
Aragón, era de algodón oscuro con estampaciones, a rayas, cuadros u otros.
La faja era de lana, estambre o seda, según la faena, acontecimiento o época del año. Siempre por
encima del chaleco. El pañuelo a la cabeza, era de merino, algodón, seda, con flores, rayas, cachemir, etc. En los trajes de fiesta y de diario, las prendas se parecían, pero en las fiestas los materiales
eran más ricos y se escogían las que estaban en mejores condiciones.
Para completar el atuendo se podía utilizar una manta para cubrirse, y en ceremonias u ocasiones especiales, se lucía como
prenda de respeto el sombrero de ala ancha o el de Sástago, con
ala corta, también llamado de medio queso. La capa aragonesa,
que es más larga que la española, tendrá esclavina o no, dependiendo de los recursos económicos del usuario.
Éste artículo pretende dar unas pinceladas generales acerca del
modo de vestir de nuestros antepasados, aunque siempre hay
que tener en cuenta que la riqueza de nuestra indumentaria tradicional es inmensa, y que sus variantes van asociadas al clima,
la situación geográfica, las influencias exteriores, la clase social,
la edad y un sinfín de factores que hacen de estas prendas un
legado de valor incalculable y una herencia que hemos de mantener, cuidar y difundir.
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2015
Nº 46
I
Se suele confundir eficiencia con eficacia, dándoles el
mismo sentido, pero la realidad es que existe una gran
diferencia entre ser eficiente y ser eficaz.
La eficacia está asociada a conseguir a toda costa los
objetivos en un proyecto. La eficiencia, a conseguirlos
con el mayor ahorro de recursos posible, o bien a lograr
mas objetivos con los mismos recursos.
Entre eficacia y eficiencia existe también una correspondencia unívoca. Mientras una persona eficiente se corresponde con una persona eficaz, la relación contraria no se da. Es decir el trabajador
eficaz, no siempre es eficiente.
En física e ingeniería, es muy importante la eficiencia de un proceso, y esa eficiencia se conoce como rendimiento. Es decir, la relación entre la energía útil y la energía invertida.
Si analizamos la eficiencia desde el punto de vista energético, observamos que en nuestra sociedad
actual, el nivel de vida y el bienestar se consiguen con el consumo de grandes cantidades de energía .
Hasta el punto de que se mide el grado de desarrollo de un país, midiendo los datos de consumo
energético. A mayor grado de desarrollo, mayor consumo de energía.
La eficiencia energética en el siglo XXI, es uno de los grandes instrumentos que existen para cumplir
con el reto de la sostenibilidad energética y la conservación del medio ambiente. No debemos perder
de vista que los combustibles tradicionales como carbón, petróleo y gas se están extinguiendo y tienen fecha de caducidad.
El uso racional de la energía constituye una de las partes más
importantes de las políticas socio-económicas de los países
desarrollados y también de aquellos en vías de desarrollo, y
que sufren la explotación de los primeros.
Se puede definir la eficiencia energética como aquellos usos de
la energía, en la que se consiguen nuestros objetivos de confort y productividad con la menor cantidad posible de la misma.
Este ahorro produce:
 Beneficios ambientales.
Por el menor impacto en el medio ambiente.
 Beneficios económicos.
Por el ahorro en las facturas energéticas.
 Beneficios técnicos.
Porque los procesos se hacen mas competitivos.
Resulta muy ilustrativo el dicho popular de matar moscas a cañonazos.
Puede ser muy eficaz, pero muy poco eficiente.
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Nº 46
En mis manos tengo, recordando tiempos pasados - en el desarrollo de mi labor docente-, una enciclopedia “Álvarez”, segundo grado, de los años 60 del siglo pasado y, en su apartado
“Formación familiar y social”, leo, reflexiono y contrasto sobre
el título arriba indicado.
“Toda persona que trabaja tiene derecho al descanso, y los niños no hemos de ser una excepción;
después de cumplir nuestros deberes caseros y escolares, tenemos perfecto derecho a descansar.
Ahora bien, nosotros solemos descansar jugando, y el juego, aunque no lo parezca, es también
una fuente de provechosas enseñanzas. Por algo se ha dicho: “En la mesa y en el juego se conoce
al caballero”.
Todos nuestros juegos han de estar presididos por el mejor espíritu deportivo, queriendo esto
decir que hemos de practicarlos con honradez y sin violencias: nada de envidias, de afán de sobresalir o de ser los mandones, y nada tampoco de mostrar preferencias por unos u otros niños:
todos iguales.
Cuando nos toque ganar, debemos aceptar la victoria con alegría comedida y tener una palabra
cariñosa para los vencidos.
Cuando nos toque perder, aceptaremos la derrota con nobleza, no exteriorizaremos nuestro mal
humor, ni trataremos de buscar excusas para la misma.
El saber perder y el renunciar deportivamente a nuestros caprichos en los juegos, es un magnífico
medio para educar nuestra voluntad”.
Padres, por asociación de ideas y aprovechando alguna lección ocasional - entresacada de la vida
real-, les invito a que inviertan tiempo en la instrucción y educación de sus hijos.
En esta ocasión y tratando de corregir, comentando comportamientos, situaciones poco deportivas, argumentos no faltarán, tanto por parte de los que forman parte del juego como de los espectadores (…)
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Dándonos unos paseos por nuestra querida ciudad,
vamos viendo los cambios y modificaciones que se han
hecho, en calles, plazas, edificios ... todos, con unas
mejoras ostensibles, pero a pesar de ello, los que tenemos canas, se nos va la memoria hacia lo antiguo, por
haberlo vivido de cerca y conservando recuerdos muy
agradables de ayer.
Por eso, me ha llamado la atención, haciendo la comparación, el edificio de la Plaza de Zaragoza cuyos bajos están ocupados por la GRANJA ANITA y que durante los años 1960-1990, tantos recuerdos nos trae a todos los oscenses. En las fotografías podemos comparar las mejoras y bellezas del
edificio de hoy al de ayer. Hagamos un poco de historia.
Como referencia mas antigua estuvo ubicado el Hotel de “La Unión” con esos miradores tan bonitos
que como se aprecia en la siguiente fotografía, ya han desaparecido. Sobre los años1950 hubo un
cambio total de acupación en el Edificio. En los bajos, estaba instalado el RESTAURANTE BAR
“SAURAS”, que además de comidas, banquetes ,bodas etc., en las fechas más señaladas organizaba
bailes sobre todo para Noche Vieja. Recuerdo que algunos años eran exclusivos para el Baloncesto
UNION DEPORTIVA HUESCA, con entradas, naturalmente con invitación, y que intentábamos
entrar, despistando al portero de turno.
En ese mismo BAR SAURAS, y durante todos los días del año, mejor dicho, noches, se organizaban
partidas de barajas hasta muy altas horas de la madrugada. En la esquina estaba la Confitería
“CIMARI”, muy visitada por la chavalería de la época. Volviendo la esquina estuvo durante bastantes años un bar que pertenecía al AERO-CLUB instalado en el primer piso. A continuación la FERRETERÍA LABAD cofundador con MUR de la Fábrica “LAMUSA” muchos años fue la empresa
que más trabajadores tenía de Huesca. De esta fábrica hace años desaparecida, hoy en sus destartaladas y ruinosas instalaciones queda un foco de vida con la “Peña los Casaus” que han sabido dar alegría a un sector de edad mediana-alta, que de otra forma no hubieran tenido cabida en otras formaciones para las fiestas de San Lorenzo y otros muchos eventos que organizan.
Seguidamente estaba instalada
la primera GRANJA
ANITA, que por su originalidad y novedad en el tipo de
servicio, de heladería y repostería que tanto éxito tuvo. Años
más tarde sus dueños pasarían a ser propietarios de todo el
edificio. Junto a este establecimiento, estaba el “pasadizo”
del Fielato, donde se comprobaban los pesos de las mercancías que llevaban los vehículos y que era solicitado por Ley,
y que hoy está situado el edificio de Telefónica.
En la primera planta, como hemos dicho anteriormente, estaba el AERO-CLUB, en aquellas fechas
la entrada en dicho Club, era muy selectiva porque oficialmente se debía de tener una relación muy
directa con el Campo de Aviación de Monflorite que por entonces tenía mucha vida por ser Escuela
de Vuelos sin Motor motivo por el que tenían garantizado el número de asistentes con derecho a entrar- Era club de tertulias, juego y lo que socialmente más llamaba la atención, bailes de “puesta de
largo” de las Srtas de familias con arraigo en ese club.
En la segunda y tercer planta estuvo la PENSIÓN CHAURE, refugio de viajantes y turistas de la
época.
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Nº 46
TALLERES DE FINANZAS BÁSICAS
¿Sabría decirme cuántos fueron sus gastos el último més? ¿y
en qué se lo gastó? ¿a pensado en hacer una “radiografía” de
su “salud” económica? ¿y la de su patrimonio? Su comunidad
de propietarios hace un presupuesto anual, ¿y usted, lo elabora de su economía familiar? ¿Usted es de los que creen que la
macroeconomía no afecta a su microeconomía?
¿Qué conoce de los tributos e impuestos? ¿Conoce las características de los productos en los cuales tiene invertido sus ahorros? ¿Qué conoce sobre los seguros? ¿Su hipoteca tiene secretos para
usted? ¿Conoce sus derechos como consumidor financiero?
Dar respuesta a éstas y otras preguntas, ¡y a más cuestiones! es el objetivo de estos talleres, que
con un lenguaje sencillo y accesible se pretende explicar nociones básicas para manejar las finanzas
domésticas, analizar la situación familiar, planificar nuestros ingresos y gastos, lo que debemos saber para invirtir nuestro dinero, cómo ahorrar para la jubilación, pedir un préstamo, utilizar la banca online…
La Obra Social de Ibercaja, dentro de las actividades previstas, y más concretamente en su Programa de Finanzas Básicas, ha considerado conveniente ofrecer éstos talleres , cuyo objetivo es exponer las bases de una educación financiera clave para lograr la estabilidad económica familiar, fomentar el consumo responsable, la mejora del ahorro e inversión segura y favorecer el conocimiento de las prácticas bancarias, así como las consecuencias derivadas de la contratación de los productos y servicios.
Los organizadores entienden que, para moverse con confianza y seguridad en un mercado cada día
más complejo, es necesaria la información, formación y cultura financiera. Habiendo quedado muy
satisfechos del resultado de esta iniciativa pionera en el campo de la educación financiera, a tenor
del número de asistentes a los primeros talleres, y de lo manifestado por los mismos en las encuestas realizadas al final de cada sesión formativa.
Considero, que existiendo talleres, charlas, cursos…para todo tipo de disciplinas y materias, ¿por
qué no hacer unos talleres con píldoras formativas sobre este tema tan importante y fundamental,
como es el control de nuestra economía? ¿Es exagerado decir que la crisis hubiera sido menos crisis, con una mayor educación financiera de la cuidadanía en general?
Van dirigidos a todas aquellas personas interesadas en gestionar su economía familiar, interesadas
en controlar sus gastos, en definitiva que quieran aprender a autogestionarse financieramente, familiarizarse con el lenguaje bancario y mejorar su cultura financiera.
En mi opinión “llevar el control de nuestro
dinero, es el primer paso para organizar nuestra vida”, muy conveniente nos conciencemos
que es “importante aprender a construir nuestra seguridad económica y financiera” y que es
necesario enseñar el “valor del dinero a los
niños” ¡y a los mayores! Y no olviden, que…
¡el dinero, ni se crea ni se destruye, solo cambia de manos! Administremos con responsabilidad el que llega a las nuestras.
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Todo en esta vida es beneficioso. Hasta lo que al principio nos parece un engorro, una molestia, un
desatino. Y ahora, acudimos a la manoseada frase, que en muchas ocasiones es definitoria: “depende
del color del cristal con que se mira”. Esta viene a deshacer el supuesto entuerto de quien se siente
señalado con el dedo, sin darse cuenta, el que señala con el dedo índice, que al hacerlo, tiene tres dedos de su mano señalándole a él mismo, que podría traducirse como que existen tres motivos en el
señalador, que darían lugar a sus tres cosas que ocultar, advirtiéndole que mejor hubiera sido tener la
RECORDANDO
boca cerrada. Tal vez por aquello de “y aquel que esté libre de cosa mala, que tire la primera piedra” .
Viene todo esto al caso por un comentario que hacía un transeúnte a su paso por los remozados Coso y Porches de Galicia (antes de Vega y Armijo) al contemplar, probablemente con estupor, las
obras que se llevan a cabo en ambos Cosos, que son aquello de la modernidad, que también por la
necesidad, de sustituir las canalizaciones subterráneas existentes de antaño. Falta hacía, es evidente.
Todo es beneficioso, sobretodo cuando la obra supone, como decimos, una mejora. Pero aquel transeúnte hacía muecas de disconformidad de la obra, o por quien había dispuesto, legalmente, a que se
llevara a cabo la misma. Y es que siempre hay quien está dispuesto a seguir como siempre, no dando
paso a la necesidad sugerida por el paso del tiempo.
De no ser así, aun veríamos pasar carros y carretas por dichas vías, y a aquel señor que iba con una
cuba tirada por una burreta, rociando de agua de pozo las calles de esta Osca romana de antaño, hoy
Huesca con todas sus letras y sus actuales gentes, o el circular del “Trun-trun”( coche mortuorio de
los pobres). Vehículos que también eran beneficiosos. ¡Qué remedio¡ Aún recuerdo aquellos Cosos,
con aquel adoquinado reluciente, y que en tiempos de los pasos de Semana Santa, y en especial de la
acción de los romanos con sus lanzas con terminaciones de hierro, que para mostrarnos su poderío,
su empaque, fuerza, y vistosidad, atizaban con furia visigoda contra el pacífico adoquinado, que
mostrando su queja soltaban unas chispas que hacían las delicias, primero de los pequeños, y después de los mayores. Todo era beneficioso, pues servía, de distracción a la chiquillería, absorta de
aquellos “garrampazos”, y recuerdos hoy, para sus acompañantes, que rememoraban esa misma escena. Aun hoy día, aunque encima del asfalto, se recuerda aquella chispeante escena de los romanos,
comentando a sus descendientes tan atractiva circunstancia vivida cuando ellos aún todavía no peinaban canas.
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RAMÓN SOLINÍS CABARGA I
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Recordanzas de D. Rafael Andolz
* Recopilado y cedido por J.A. Villuendas
* Retranscrito por J. A. Villuendas
-“¡Ha venido un profesor de gimnasia Italiano!”. Fue la comidilla de muchos
días en los ambientes juveniles. Luego resultó que era Santanderino. Apareció
en 1942 y Huesca fue para siempre su casa¿Para qué descubrirlo?. Todo el mundo se acuerda de él, pequeño de estatura,
pero de complexión artética, su musculatura restaba poderosa debajo de la
camisa. Impecable en su modo de vestir, garboso y airoso al caminar como si
siempre estuviera desfilando.
Había sido pugilista, no sé si peso pluma ó mosca. Nos maravillaba cómo saltaba a la comba, capaz de
montar un número de circo.
GRATITUD Y ENSEÑANZAS
Yo creo, que toda la juventud deportista de muchos años, chicos como chicas, recibieron sus consejos,
sus enseñanzas y su amistad. Personalmente recuerdo cuando entrenaba el “cross” y “medio fondo”
con él. Éramos tres en la pista y a mi me estimulaba:
-¡Hala Andolz que tienes seguro el tercer puesto!
-Tuve la suerte de llegar el primero. Claro, que no participaba Antonio Turmo.
No se perdía ningún campamento. Preparaba, además, las que entonces se llamaban
“Demostraciones” en el Frente de Juventudes, que eran exhibiciones de chicos y chicas, con ejercicios
y evoluciones que resultaban espectáculos preciosos.
Solinís, ponía toda el alma en la organización, entrenamiento y puesta a punto, siempre le salían perfectos. Por cierto que el día de la Demostración Oficial, al concluir con la ovación final de los espectadores que rubricaba su éxito, se emocionaba de tal manera que se desmayaba y había que atenderlo.
-Ramón, ¿para qué son esos proyectos?
-Para la “cosa” de la banda.
Todas las consonantes salían fuertes de sus labios. Nos resultaban especialmente gráficos los diminutivos montañeses que nunca abandonó: una “toalluca”, un “trapuco” …
Ramonín era un sentimental. Se enternecía por todo. Agradecía cualquier muestra de cariño, cualquier
“ratuco” de compañía.
En su vejez, desaparecía esporádicamente de nuestro paisaje: pasaba largas temporadas en el Monasterio de la Oliva en donde hacía vida de fraile y ayudaba a la Comunidad que le quería de veras. Le encantaba el canto gregoriano, la liturgia, la vida contemplativa.
Y sus recuerdos. En casa guardaba trofeos, copas, medallas, fotografías de su vida deportiva.
¡Y lo hueco que se sentía, dentro de su profunda humildad, cuando lo seleccionaban para ser portador
en los relevos de la Antorcha Olímpica de Méjico y en las de Barcelona.
Sus amigos –infinitos- lo recordamos como un alma infantil. Huesca lo tiene como primero en el
mundo del deporte.
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Resulta muy complejo hablar del origen del baile de la jota. Para empezar porque muchos de los antropólogos,
etnógrafos, folkloristas reconocidos… no se ponen de acuerdo en precisar este asunto. No es fácil.
Por lo tanto me gustaría dejar constancia de algunas
consideraciones que sirvan de marco general para
después entender la evolución de nuestra jota bailada en la Comunidad Aragonesa. Se habla de orígenes celtíberos, en unas danzas de carácter festivo,
las novenas, que tenían carácter de suplicas a los
dioses y de oración para los difuntos. Se habla de
etimologías latinas, griegas e incluso fenicias.
Se habla de una leyenda, la del Rey Muley Tarik del Reino de Valencia, llevado por su fanatismo religioso que se
enteró de que un Árabe de nombre Aben-Jot enardecía al pueblo con un canto y un baile que él había inventado y de carácter esencialmente profano. Decretó contra él la expulsión del Reino de Valencia. Este árabe se refugió en Calatayud, fue allí donde popularizó este estilo de canción y de baile. Los habitantes de Calatayud en
forma de homenaje de su creador el -árabe Aben-Jot, tomaron el nombre de Jota.
Y lo cierto es que la jota es un baile extendido por toda nuestra península, y también por las Islas. Que existen
variantes, características concretas dependiendo de la geografía, de la evolución particular… Pero estas jotas,
todas de ritmo ternario, con coplas cantadas, acompañadas de instrumentos de cuerda, incluso de viento (gaita,
dulzaina…) podemos encontrarlas en todo el panorama folklórico español. También es cierto que, tal como
entendemos ahora la jota bailada, vendría aproximadamente del s. XVIII, teniendo luego un auge en el XIX, y
pasando después por otras etapas diferenciadas en el s.XX.
Centrados en Aragón, podríamos hablar de la existencia de una jota más popular, que sería una variante del vals,
que seguro era un baile que formaba parte de fiestas y reuniones; que no tendría reglas estrictas como la jota
que ahora vemos en los escenarios. Al igual que en casi todas las poblaciones contaban con algún mozo que era
más avispado para rondar, y que otros eran más duchos con la música, seguro había alguna pareja que sabía
bailar jota. Y que muchos baile populares acababan con una jota, que más de uno se atrevía a bailar, con pasos
más o menos definidos y repetitivos. Pero la jota con nombre propio, con sucesión de pasos más ordenados y
concretos, con posiciones fijadas… podemos decir que es una variante más localizada. Las más conocidas son
las que provienen de la provincia de Teruel. Jotas de Calanda, de Albalate, de Alcañiz (las tres más importantes
y reconocidas como originales y antiguas). Estas jotas tienen detrás nombres concretos, como el de Teresa Salvo, gran bailadora de Alcañiz; Zapater, bailador de Albalate; Gazulla, bailador de Calanda. Este último, que bordaba la jota de su pueblo, y que fue capaz de ganar el Certamen Oficial de Zaragoza, fue incapaz de aprender la
jota de Zaragoza para poder presentarse al premio extraordinario, porque él sólo bailaba bien la jota de su pueblo. En Zaragoza, se considera que existía su jota, más rápida, más bravía que la turolense. Y en Huesca, podemos hablar de las jotas que se bailaban en muchos pueblos del Pirineo, al igual que se bailaban polcas, valses…
Jotas reposadas, sin estridencias, sobrias como su paisaje, bellas como su indumentaria. Ansó, Hecho, Aso de
Sobremonte… Pero en la zona llana de nuestra provincia no se conocía la jota tal como se conocía en Teruel o
en Zaragoza. Sin embrago podemos hablar de buenos y grandes rondadores, de dances y danzantes inmejorables, de grandes músicos y de instrumentos tan esenciales como la gaita de boto. Pero de jotas bailadas, no se
conoce una trayectoria como las mencionadas anteriormente.
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¿Cómo llegamos en Huesca a la situación actual en referencia a la jota bailada? Una vez terminada la guerra
civil, Zaragoza inicia la Escuela Municipal de Jota. Y muy pronto, algunas personas interesadas en Huesca, demandan formación a Zaragoza. Desde allí vienen a Huesca Mariano Cebollero y Teresa Esteban, que son los
que imparten las primeras clases a los que después serían los nombres propios de nuestra jota bailada en Huesca: Ángeles Montori, los hermanos Carlos y Domingo Vidal, Pablo Luis Maza… entre otros.
Con esas lecciones y con mucho entusiasmo surgieron las jotas bailadas que ahora se consideran como tradicionales, pero que provienen de los primeros años de la década de los 50. Surgieron los grupos folklóricos,
alampado de figuras ilustres de canto, como los Seral, Camila Gracia, Gregoria Ciprés y otras muchas. Coros y
danzas de Educación y descanso, Grupo San Lorenzo, Agrupación folklórica Santa Cecilia… Y las jotas bailadas: la de Antillón, la de Montearagón… Más tarde, al calor del despertar autonómico, y a la multiplicación de
escuelas de jota y grupos por toda la provincia, nacerían jotas como la de Huesca o la de Tardienta. Y de aquellos primeros maestros, irían surgiendo muchos otros, los que serían piezas esenciales del engranaje que ahora
disfrutamos y conocemos. Nombres como Vicente Galino, Julio Claver, Toño Cabestre, entre otros.
Esa falta de tradición en la jota bailada también ha hecho que durante muchas décadas no existieran parejas
reconocidas como ganadores de concursos. La mecánica del baile en Huesca iba por otros derroteros. Pero sí
que hay que reconocer que surgieron algunas de gran categoría, como la formada por Carlos Vidal y Ana Isabel
Gómez, o los hermanos Navaridas. Ellos iniciaron un camino hacia los concursos que luego han continuado
otras parejas, y otros nombres propios.
También cabe comentar que de aquellos primeros bailadores, fueron surgiendo escuelas y grupos que han dado
como resultado un abanico extenso y prolífero en coreografías, creaciones y también estilos que identifican a
esas escuelas y grupos. Algunos más arraigados a conservar los bailes tradicionales, a defenderlos y a preservar
su pureza. Son el caso del grupo Santiago de Sabiñánigo, el grupo Altoaragón de Jaca, el corro de bailes de San
Juan de Plan…
Otros grupos más centrados en ofrecer espectáculos con un amplio abanico de jotas de toda nuestra región,
acompañadas de indumentaria apropiada y con un trabajo en música y canto muy preciso y meticuloso. Santa
Cecilia, Estirpe de Aragonia, Roldán del altoargón, San Lorenzo, Elenco Aragonés…
No podemos olvidar a nuestra provincia. Trabajo extraordinario el de Alma Literana de Tamarite, que sigue
guardando la esencia de la jota de la Escuela Municipal de Zaragoza, de las grandes bailadoras que fueron las
hermanas Zapata, a través de Teresa Benabides.
El grupo La alegría de Monzón, con una historia dilatada de defensa de nuestra jota desde comienzo de los 50.
Aires Monegrinos de Sariñena con más de 35 años de éxitos y trabajo que compagina tradición y espectáculo.
La Peña Fragatina con el empeño de defender la jota en la zona más oriental de la provincia, poniendo énfasis
en su indumentaria inigualable. Almudévar, grupo Uruel, Binéfar, Barbastro, Hecho, Albelda… entre otros
grupos y escuelas que siguen enseñando a bailar la jota; que siguen defendiendo nuestras tradiciones.
Conclusión: En pocos años hemos asistido a un avance generalizado en todos los ámbitos. Y nuestra jota no se
queda fuera de esta evolución. Unos se quedarán con la añoranza de los años pasados, intentando guardar
nuestras identidades intactas al paso del tiempo.
Otros apuestan por la evolución, por la búsqueda de nuevos
vértices que compongan el poliedro complejo de nuestro
baile. El futuro nos desvelará en qué acaba todo esto.
Mi personal reflexión va relacionada con la pérdida inevitable
pero dolorosa de esa jota popular bailada sin demasiadas reglas ni encorsetamientos, sustituida por jotas de escenario y
de exhibición, que aunque nos siguen identificando y nos
conectan con nuestra pertenencia a una región y a un pueblo,
no son accesibles y requieren preparación, condiciones y motivación.
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DE ERMITA A ERMITA
Santa Eulalia de Gállego │ CARMARU
Las aguas del río Gállego se deslizan suavemente desde las imponentes crestas calizas de Peña Foratata, en la cabecera del valle de
Tena, para regar el frondoso y variado arbolado de las tierras del
Reino de los Mallos hasta la presencia de los mallos de Agüero
que, desde su posición vigilante, son testigos del abrazo en que se
funden las aguas con el pueblo de Santa Eulalia de Gállego.
Una de las tres poblaciones, con Santa Eulalia de la Peña, y Santa
Eulalia la Mayor, que tiene el privilegio de ostentar el nombre de
la joven mártir de Mérida, una de las vírgenes más queridas y veneradas del santoral cristiano.
Santa Eulalia de Gállego, situada junto a la ribera del río, posee unas calles en cuestas desde las
que se aprecia bellas e impresionantes vistas del río y todo su entorno, dominado por la amplia
gama de tonalidades verdosas que dota a este espacio de un encanto especial.
El origen de este pueblo se remonta a la Edad Media, cuando aparecen documentados los primeros asentamientos de unos monjes procedentes de las Cinco Villas. Hay vestigios de algún asentamiento anterior en la llamada Coroneta de Buenaluque con restos de construcción que se utilizaban para la vigilancia y defensa de la zona.
Como núcleo habitado, se documenta su pertenencia a la villa de Murillo de Gállego hasta su segregación que se produce en el s XIX. La separación y nueva andadura ilusiona a la población que
sueña con mejorar el pueblo en todos los aspectos. Restauraron fachadas, prepararon zonas ajardinadas, espacios verdes, se anima a familiares y amigos para trasladarse a Santa Eulalia y visitar el
pueblo. El progreso es notable llegando a alcanzar un aumento considerable de población. Los
primeros años del siglo XIX es el período más floreciente. Sus escuelas albergaron cursos de 8
niños y de 82 niñas. Se edificaron algunas casas, la convivencia fue pacífica hasta 1912, cuando
llegan noticias de Europa no muy halagüeñas.
Por Santa Eulalia corren rumores de un conflicto bélico, el ambiente se enrarece porque en el año
1914 se declara la Primera Guerra Mundial. La situación se vivía en la lejanía pero la tensión, incertidumbre y temor pervivieron hasta el año 1918 con el final del conflicto. Se generó un respiro
hondo en la vida de los pueblos. Había que continuar con la labor emprendida para el progreso
del pueblo y así hasta la llegada de los años treinta. Ahora la inestabilidad se respira en España.
Los desacuerdos entre partidos, gobernantes y ejército nos condujeron a la guerra civil de 1936-39
que dejo a España sumida en la más triste pobreza de la que había que escapar como fuera.
La reacción consistió en una emigración del campo hacia las grandes ciudades. Los pueblos se fueron vaciando, cantidad de ilusiones se rompieron, los proyectos se quedaron en proyectos huecos.
Empezó un tímido retorno del personal ya jubilado al viejo pueblo con una cohorte de jóvenes
bien preparados intelectualmente, con ideas y nuevos proyectos para desarrollarlos en la construcción de hoteles, casas, deportes de aventura acuática…
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Visitar la ermita de Santa Eulalia, distante unos cuatro kilómetros del pueblo es un paseo agradable al cruzar el
río por un puente de hierro. Ante nosotros se extiende una postal de árboles
desde las primeras curvas. Observamos
unos viñedos bien cuidados, extensas
zonas de olivos y almendros. Nos acogemos a la sombra de frondosos encinares y pinares.
Corona el monte una plaza amplia en la
que destaca la ermita de Santa Quiteria,
mártir milagrosa, abogada de la enfermedad de la rabia.
La ermita presenta una planta rectangular de unos ocho metros de largo por unos cinco de ancho.
Una edificación bien estructurada de piedra y arcos de medio punto. Las puertas, aleros y cantes de
madera.
En el interior las paredes y arcos están cortados con piedra bien trabajada. Las vigas del techo son de
madera oscura. El altar mayor está presidido por la imagen de la mártir Santa Quiteria.
Santa Quiteria es abogada contra la enfermedad de la rabia para las personas y animales, víctimas de
esta patología. Se cuentan muchas curaciones milagrosas que aumentaron la devoción a la santa. De
entre todos, destaca por su popularidad, según la tradición, el milagro de Samper de Calanda.
Dice así: Un pastorcillo de la villa de Samper padecía el mal venenoso de la rabia. Dominado por su
desesperación por no poder convivir con sus vecinos de la villa, se retiró a un monte distante unas
cuatro leguas de Samper. Allí, en la soledad, invocó con devoción y gran fe a la santa mártir Quiteria
para quedar libre de la enfermedad de la rabia.
Se dignó la insigne virgen favorecer con tanta liberalidad que se le apareció sobre unas rocas que había en el montecillo, curándole del venenoso mal. El pastorcillo, al verse libre del agresivo mal, lloró
de tanta alegría.
La noticia de la aparición de la virgen y la curación del pastorcillo se conoció inmediatamente en
Samper. Los vecinos se desplazaron para comprobar las piedras donde se había posado la virgen.
Observaron un manantial de agua que brotaba de entre las piedras.
Ante todos estos sucesos, la población tomó la decisión de levantar una ermita en este lugar. Se edificó esta ermita. En la inauguración se congregó toda la villa al que se sumaron los pueblos vecinos.
La admiración y veneración de los casos hechos milagrosos había traspasado fronteras, llegando al
corazón de los reinos de Aragón, Castilla, Navarra, Valencia y al condado de Cataluña.
Unos brotes de posible indicio de epidemia alertó a varios pueblos y desde todos los puntos de la
geografía se organizaron peregrinaciones para visitar a la virgen que a todos atendía y sanaba. Aumentó la fe y la devoción por tantas curaciones milagrosas.
BIBLIOGRAFÍA. Archivo Histórico Diocesano
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La ciencia, a pesar de sus progresos increíbles, no puede ni podrá nunca explicarlo todo... Las rayas fronterizas del saber, por muy lejos que
se eleven, tendrán siempre un infinito mundo de misterio.
Gregorio
Marañón y Posadillo 1887/1960. Médico, humanista e historiador español.
También podríamos decir: ¿Dónde termina lo que nunca acaba?
Ya de niños aprendimos en la escuela: La línea recta está formada por una
sucesión de puntos en una misma dirección, en sus dos sentidos. Viene del
infinito y va al infinito.
Si desde pequeños empezásemos a contar 1, 2, 3, 4 etc., sin parar, aunque muriésemos de cien años, estaríamos del
último número tan lejos como antes de haber empezado. ¿Por qué? Porque no hay fin.
Decía Blaise Pascal: “El hombre está dispuesto siempre a negar todo aquello que no comprende”. No comprendemos
pero - muchas personas -, albergamos la esperanza de un Ser superior, creador, omnisciente y omnipotente que es
Dios. Todo lo crea, sacándolo de la nada. Él nos desvelará el misterio de nuestra existencia. Los creyentes confiamos y
esperamos todo cuanto la Iglesia, maestra, nos dice y enseña. Rezando el Credo vayamos meditando, amando, confiando y esperando con alegría.
Cantando la misa dominical en la parroquia de San Lorenzo, Huesca, y de esto hace más de cuarenta años, el pequeño
coro que formábamos - una mujer y tres hombres, incluido el organista, - un motete apuntaba: “Una Voz me llama más
allá, más allá, mucho más allá. ¿Más allá de la vida y la muerte? ¡Mucho más allá!
Sabemos que la Tierra tarda 24 horas para completar una vuelta en su movimiento diario de rotación, girando sobre un
eje imaginario e inclinado 23º 5´. “Montados en un punto del ecuador”, recorremos 40.192 kilómetros en 24 horas,
girando a 1.674, 66 km/h. Se lo comento, de niño, al Sr. Miguel, vecino de Seira , lo que el maestro don Nicolás nos
ha enseñado (año 1949) y me dice: “Eso no es cierto, porque la puerta por donde has entrado no se ha movido y está
en el mismo lado”. Sr. Miguel, le contesté: “Se mueve todo a la vez y por eso no nos damos cuenta”… Muchas personas se cierran, dicen que no… y se acabó.
“Montados sobre un rayo de luz”, día y noche, a 300.000 kilómetros por segundo, daríamos, aproximadamente, ocho
vueltas a la Tierra en un segundo. A esa velocidad - con un frenazo brusco de nuestro planeta -, saldríamos despedidos
por la tangente y nos haríamos papilla. El hombre nunca alcanzará superar la velocidad de la luz. Si esto fuera posible,
ganaríamos tiempo al tiempo, y podríamos retroceder y ver, por ejemplo, cómo estábamos paseando ayer.
Añadimos: Con el movimiento de traslación, alrededor del Sol. ¿Qué pasa?
Giro en torno del Sol, 365, 26 días. Viajamos a 107.000 km /h. ¡Eso no es nada comparado con la rotación galáctica,
girando en una inmensidad de sistemas estelares… a 810.000 km/h!
Pienso: ¡Qué grandiosidad! Salvo error u omisión sigo apuntando datos. En el movimiento de traslación, la órbita tiene
un perímetro de 930 millones de km con una distancia promedia al Sol de 150.000.000 km que se conoce como unidad
astronómica. De esto se deduce que la Tierra se desplaza en el espacio exterior a una velocidad de 108.000 km/h o a
30 km/segundo en el plano de la eclíptica. El sol está a 27.000 años luz del centro de la galaxia, y tarda 200 millones de
años en esa traslación.
Y la Vía Láctea está suelta en el espacio de expansión del Universo en rumbo de colisión con Andrómeda, a una velocidad de 230.000 km/h (actualmente 2,2 millones de años-luz de distancia). ¿Cómo?
Cifras, datos que aceptamos, pero que a una mayoría se nos escapan, nos desbordan y profundizando y profundizando
el cerebro me marca descanso y así lo hago. Ya en tiempos una persona me dijo: “¡Como para acabar loco!”. Somos
parte de un Universo, en evolución, de cambios constantes y nuestra existencia es una aventura.
Un puntito, nuestro planeta. En ese puntito estamos todos. Todas nuestras guerras, nuestros problemas, nuestra grandeza, nuestra miseria, nuestra tecnología, nuestro arte, nuestros logros… Todas las civilizaciones, toda la fauna y la
flora… Todas las razas… Todas las religiones… Todos los gobiernos, países y estados… Todo nuestro amor y nuestro
odio… San Francisco de Asís dijo: “Todo parte de Dios y nada tiene sentido ni explicación sin Él”. ¡Dios mío, qué
grande eres! ¡Señor, en Vos confío!
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El paso del tiempo fue perfeccionando el cuidado de
los animales, observándoles y, por analogía con los
humanos, se comenzaron a determinar las causas de
algunas enfermedades, las consecuencias de las mismas, y los conocimientos obtenidos servían para incrementar el acervo cultural de la población.
Conjunto de objetos utilizados por un brujo datoga en la realización de conjuros, entre ellos encontramos raíces, piedras, huesos e incluso utensilios de hierro oxidado recogidos en plena naturaleza (restos
de antiguas expediciones). A estos objetos se les atribuye un poder que podrían perder si los toca otra
persona que no sea el propio brujo (foto del autor).
Los animales, guiados por su instinto, consumían en ocasiones determinados tipos de hierbas que
les facilitaban la digestión, sin embargo evitaban otras que podrían resultarles tóxicas.
Horas de paciente observación condujeron a los pastores a adquirir unos conocimientos sobre
vegetales, uso del barro en la curación de heridas o úlceras en la piel, hasta que los brujos se dieron cuenta y reclamaron ese tipo de saber.
Llega un momento en que la figura del brujo aparece asociada a la de un animal que le sirve de
compañía y que éste relaciona con los ancestros de la tribu, de hecho es la representación de uno
de ellos que viene a darle consejo y a través del animal, es capaz de comunicarse con los espíritus.
El brujo se adorna con los atributos más destacados de los diferentes animales, mediante los cuales
dice que recibe las cualidades que representan. Así las plumas del águila le hacen volar muy alto y
gracias a la agudísima visión del ave, es capaz de observar lo oculto; las del búho le permiten ver en
la oscuridad; las garras de los felinos le proporcionan la fuerza y la agilidad.
Los colores con los que pinta su cuerpo y su rostro también poseen un profundo simbolismo: el
rojo, color de la sangre, le proporciona larga vida; el negro, que recuerda la noche, la oscuridad,
pero también todo lo malo que ésta esconde, le permite causar daño a sus enemigos, frecuentemente sin ser visto por confundirse con la negrura, también aprovechar esa invisibilidad para colarse en las chozas de sus vecinos y observar sus comportamientos, mientras que el blanco, que se
identifica con el día, con la luz del sol, le purifica y le hace digno de dirigirse a los dioses.
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Se inicia pues una etapa cargada de profunda simbología. Nada ocurre porque sí. La intervención del
brujo habría de propiciar una buena caza, una vida prolongada al jefe, fertilidad a los animales, pero
se va haciendo imprescindible su presencia y va aumentando su prestigio dentro de la tribu.
No obstante, también se constituye en un arma de dos filos. Si el brujo no es capaz de evitar las desgracias que se ciernen sobre la población, si no es capaz de evitar la muerte prematura de los animales o de las personas, el pueblo interpreta que ha perdido el favor de los dioses y por tanto, le sacrifica a fin de calmarlos.
El nombramiento de un nuevo brujo, que puede proceder de la propia población o de otro lugar,
abre una nueva época, el animal tótem pasa a ser otro diferente por el que el nuevo brujo sienta una
determinada afinidad.
Algunas de las ceremonias cambian su estructura y en ocasiones toda la normativa del grupo ha de ser
revisada; se inicia una fase de renacimiento del pueblo y se trata de olvidar con la mayor rapidez todo
lo acontecido con anterioridad.
He comentado en el párrafo anterior la posibilidad de que el brujo pudiese llegar de un lugar lejano,
no era lo más frecuente, puesto que el papel del brujo solía ser hereditario, el primogénito del brujo
era preparado por su padre para ejercer la brujería y aprendía todo lo que éste fuese capaz de enseñarle, pero este proceso hereditario se producía cuando el traspaso de poderes era normal, es decir, cuando se producía el fallecimiento de forma natural.
Cuando la causa de la muerte era la condena del pueblo y el correspondiente sacrificio, se solía quemar también a su hijo para que no llegase a desarrollar nunca la magia que su padre le enseñó y que
no obtuvo ningún resultado positivo.
El convencimiento de que la magia del padre no era agradable a los dioses, les impulsaba a no dejar
ningún recuerdo de esas intervenciones, y aunque ahora pueda parecernos una medida desproporcionada, hay que tratar de introducirse en el pensamiento primitivo de estos individuos que atribuían todo lo que pasaba a fuerzas sobrenaturales, que en ningún momento podían estar en conflicto con
ellos, con su forma de vivir y con su forma de actuar.
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