las unidades geomorfologicas del nea

Transcripción

las unidades geomorfologicas del nea
LAS UNIDADES GEOMORFOLOGICAS DEL NEA 1
† Ing. Dr. Eliseo Popolizio
1) OBJETIVO
El objeto del presente trabajo es intentar una secuencia geomorfológica que permita explicar la morfología del NEA, sobre la base de las siguientes hipótesis:
1. Durante el Terciario se han sucedido cambios climáticos que en el
Cuartario se manifestaron como períodos glaciales e inter glaciales que
afectaron globalmente el clima, aunque de distinta manera en las diferentes regiones del planeta, dando lugar a variaciones notorias del nivel
del mar, nivel de base general de los sistemas de escurrimiento.
2. Dichos cambios se tradujeron en la región NEA en la instalación de
condiciones más «secas» y más «húmedas» que las actuales (términos
que usamos para simplificar condiciones de mayor aridez y menor
temperatura y otras subtropicales más cálidas y lluviosas, respectivamente). Entre ellas se instalaron fases de transición de seco a húmedo
y viceversa consideradas como rexistásicas.
3. Por alguna razón aun no muy bien conocida, los periodos de transición
a húmedo y húmedos, parecen haber coincidido con procesos de levantamiento tectónico de bloques, en tanto que los secos generaron grandes superficies de erosión (Pediplanos) o planación lateral laminar (Pedimentos), con sus depósitos correlativos.
4. A lo largo de la historia evolutiva, el sector este de la cuenca Chacoparanaense se ha caracterizado por un levantamiento progresivo con la
incorporación de sectores situados hacia el este, más significativos y
complicados que en el oeste. En el centro, en cambio, la tendencia dominante fue la de descenso, de manera que los depósitos correlativos
de los pediplanos se acumularon en esta última.
5. A partir del Neógeno, el proceso de descenso permitió el ingreso de mares atlánticos, cuya magnitud fue disminuyendo hasta nuestros días y
fueron denominados Mar Pampeano y Mar Post pampeano.
6. La tendencia al análisis de los procesos geodinámicos mediante la aplicación de teorías oscilatorias o alternantes, ha ido aumentando en los
últimos años y puede servir como método de datación. Han sido aplicados por numerosos autores brasileños en áreas colindantes con la
nuestra lo que permite buena correlación.
7. El paisaje actual es en gran parte heredado de condiciones anteriores a
las actuales, imperantes hace poco tiempo y que solo están retocando
las paleo formas, como lo explicáramos en un trabajo anterior (13).
Publicado en Actas del Congreso Nacional de Geografía 57 Semana de la Geografía. Sociedad Argentina de Estudios Geográficos. San Miguel de Tucumán – Republica Argentina Año 1996
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8. Por último, queremos destacar que el conocimiento geológico del Terciario superior y especialmente del Cuartario, están aun poco desarrollados en la zona en los niveles que requiere la Geomorfología para poder establecer con certeza los procesos y las paleo formas.
El trabajo pretende resumir otros realizados ha mucho tiempo, correlacionados con los de autores argentinos y brasileños. A fin de reducir
su extensión, se ha omitido dar las características sedimentológicas y bioestratigráficas de las unidades características, las cuales han permitido en
muchos casos establecer las condiciones ambientales imperantes en cada
caso y pueden encontrarse en los trabajos mencionados.
Cuando nos referimos a las glaciaciones del Hemisferio Norte solo lo
hacemos como elemento de correlación cronológica, ya que las condiciones
no fueron las mismas en el Hemisferio Sur, pero los cambios si fueron
globales así como el ascenso y descenso de los niveles marinos.
Esperamos que este trabajo pueda servir para la realización de otros
más ajustados, a medida que mejore el conocimiento de la región y de los
cambios ambientales a los cuales se vio sometida
2) INTRODUCCION
La teoría de la Bio-rexistasia, expuesta por ERHART, H. (7), ha tenido una importancia relevante en los estudios geomorfológicos, como puede
apreciarse por los numerosos trabajos que la han aplicado; de la misma
manera, el criterio de división taxonómica en función del tamaño del relieve considerado, expuesto por TRICART J. y que hemos empleado en este y
otros trabajos anteriores.
Pueden resumirse los conceptos de la primera en la existencia de
períodos de estabilidad o climáxicos denominados Biostásicos, durante los
cuales los subsistemas del sistema geomórfico: rocas, suelos, biota e
hidrología están en equilibrio dinámico con el clima imperante y por lo
tanto el relieve gasta muy poca energía y cambia muy lentamente.
Entre ellos se intercalan períodos de fuerte inestabilidad, por lo general a causa de un cambio climático (pero puede ser otro factor) durante
los cuales el sistema gasta una cantidad desproporcionada de energía en
busca de un nuevo equilibrio y el relieve se modifica rápidamente a causa
de procesos de erosión, entallamiento, movimientos colectivos, etc.
En un trabajo anterior hemos esquematizado como se debió comportar la región NEA durante los diferentes períodos biostásicos secos y
húmedos y los rexistásicos intermedios de transición; en otro, hemos empleado la teoría como método de datación relativa comparando diversos
autores. Finalmente en uno de los últimos nos referimos a la interacción
de los Universos Climático y Geodinámico a lo largo del tiempo empleando
la Teoría General de Sistemas.
En las zonas como el NEA y las áreas de plataforma, en general,
donde se incluyen sectores con tendencia positiva y otros con tendencia
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negativa, lo más importante de la Teoría estriba en que durante los períodos secos se generan importantes aportes de sedimentos, provenientes de
las áreas positivas, y se instalan superficies de erosión, pedimentos o pediplanos, cuyos depósitos correlativos se acumulan en las áreas negativas.
Si los ascensos y descensos se mantienen durante las fases de paso
a condiciones húmedas, al iniciarse un nuevo período rexistásico a seco y
una nueva superficie de erosión, ellas quedarán más altas cuanto más
antiguas, mientras que los depósitos correlativos aparecerán invertidos, es
decir, tanto más profundos cuanto más antiguos. Figura 1.
Figura 1
Es por ello que, para entender el proceso morfogenético de la región
NEA, es necesario extender el estudio a las áreas marginales de las cuales
provinieron los sedimentos y donde se encuentran las superficies de pedimentación, lo cual hicimos hace mucho tiempo en un trabajo sobre Misiones (11) que demandó una extensa tarea de campo y de comparación
con las áreas brasileñas
3) LA INFLUENCIA DE LOS UNIVERSOS CONTROLANTES DURANTE EL TERCIARIO
La cuenca Chaco-paranaense es muy antigua, ya que comienza a
esbozarse en el Paleozoico, tal vez desde la superficie de erosión pre devónica AB'SABER, A. N. (1) y ha ido aumentando su tamaño, potencia sedimentaria y complejidad a través del tiempo, comportándose hoy como una
cuenca compleja, subdividida en subcuencas por movimientos diferenciales del basamento.
En efecto, de una estructura de cubeta muy simple pasó a la complejidad que mencionamos y sigue evolucionando como lo demuestran los
movimientos geotectónicos. No se puede comprender sus características
dominantes si no se los tiene en cuenta, pero recordando que simultá3
neamente con los movimientos de bloques influyeron las modificaciones
climáticas a lo largo del tiempo.
Si bien muchos de esos rasgos están controlados por una tectónica
muy antigua, para explicar los rasgos principales de su evolución no es
necesario remontarnos a sus orígenes descripto por otros autores
Solamente debemos mencionar los depósitos del desierto de Botu
catú y los derrames lávicos de Serra Geral, que afloran al este de la región,
hoy considerados como las Formaciones Solari y Serra Geral. Todo parece
indicar que durante el Terciario el Eógeno la región estaba sobreelevada y
sometida a procesos de fuerte erosión y desmantelamiento, habiéndose
integrado ya totalmente la cuenca del Alto Paraná
En Brasil se menciona como únicos depósitos las areniscas de Cainguá. Es por ello que no existen elementos para hacer un estudio paleo
geomorfológico y es de suponer que durante este tiempo se desarrolló una
vasta superficie de erosión, que puede detectarse fácilmente en el área
brasilera.
La misma tuvo carácter subcontinental ya que se la encuentra en el
norte y sur del Brasil constituyendo lo que denominamos Pediplano Pd3 y
que también parece existir en las sierras del oeste argentino, con pendiente centrípeta hacia el centro de la cuenca.
Tiene que haber dejado un depósito correlativo de tipo detrítico,
arrastrado por la acción laminar de las aguas, que yace debajo de la Formación Paraná y sobre la Formación Chaco. Castellanos, A. y Bonarelli, G.
hacen alguna pequeña referencia a su existencia, pero no hay datos suficientes. La mayor evidencia está dada por la existencia en el Brasil, Paraguay y el norte de Misiones de la superficie de pediplanación, en su sector
degradacional.
Durante el Neógeno la situación cambió radicalmente, ya que se inició un nuevo levantamiento del escudo brasileño y una de las fases tectónicas andinas de GROEBER; el mencionado levantamiento brasileño se
caracterizó por la incorporación al ascenso, de bloques situados al este en
Misiones y Corrientes. Mientras ello ocurría, se produjo el ingreso de un
amplio mar interior que cubrió gran parte de la cuenca y se corresponde
con la denominada Formación Paraná.
Este mar, llamado Entrerriano por Castellanos A. (3) y otros, parece
haber tenido 4 fluctuaciones, cuya extensión fue disminuyendo progresivamente con el tiempo, lo que indica una tendencia generalizada al ascenso, que parece continuar. Para seguir la evolución del relieve adoptaremos
el esquema seguido por Castellanos, A. en 1954 (siguiendo a Ameghino y
otros autores) debido a que las subdivisiones son más útiles para los estudios geomorfológicos.
Creemos que los pisos mencionados son un poco más modernos que
los mencionados por el autor, con lo cual concuerdan otros autores posteriores. La primera ingresión del Mar Entrerriano es designada como Paranense inferior y fue la más amplia de todas, cubrió el oeste y sur de la Mesopotamia y las llanuras Chaqueña y Pampeana.
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No obstante, por el occidente ya se esbozaba el arco del Caburé y el
piedemonte serrano o Pampa Elevada, en tanto que el oriente se hallaba
elevado siguiendo probablemente un antiguo lineamiento de falla.
El sector de máxima subsidencia formaba un eje submeridional al
oeste del actual eje Paraguay-Paraná, con centro algo al norte de la actual
Santa Fe. RUSSO, A. y otros (17)
La influencia del escudo brasileño ya se había hecho sentir en Corrientes y Misiones, esbozándose tres bloques elevados a diferente nivel:
uno situado desde el borde oriental del Iberá hasta el actual río Aguapey
(unos 50 m s.n.m.), otro entre este río y el límite sur de Misiones (unos
110 m s.n.m) y finalmente el tercero en dicha provincia (unos 210 metros
s.n.m.) (11).
Los ríos de la Cuenca del Plata deben haber desembocado en el Mar
Entrerriano con un recorrido más corto a causa de la profunda ingresión y
Dorso Central Chaqueño ya estaba sobreelevado, porque en las perforaciones no se han encontrado restos de este mar. RUSSO, A. y otros (17)
Probablemente las condiciones climáticas imperantes hayan sido
más cálidas y húmedas con formación de selva en sus bordes norte y NE y
en las terminales en los cursos.
Según Castellanos, A. se sucedió un retroceso del mar, probablemente bajo condiciones rexistásicas hacia seco y los cursos alargaron su
recorrido sobre la vieja planicie marina, depositándose los sedimentos del
Palmirense (Kragl) o estratos de Fray Bentos (Lambert) arcillosos, los cuales pensamos deben haberse distribuido en forma discontinua (probablemente en las depresiones fluviales) y hacia el sur.
Ello indica un levantamiento generalizado de la cuenca o un descenso apreciable del nivel marino o de base. Un nuevo descenso del área
central origina la 2da ingresión del Mar Entrerriano conocido como Paranense superior, que los autores actuales tienden a incorporarlo con el inferior en un conjunto denominado Formación Paraná.
El clima imperante debió ser nuevamente húmedo. El mar terminó
por retirarse y comenzó la depositación del Mesopotamiense inferior, bajo
condiciones de clima seco. Sedimentaron espesos mantos arenosos con
estratificación cruzada, visible en las riberas correntinas y los cursos debieron actuar con carácter torrencial formando abanicos aluviales.
Las condiciones climáticas parecen indicar que poco a poco se instalaron ambientes de sabanas, ya que en su parte cuspidal empiezan a aparecer areniscas ferruginosas en capas sub horizontales, que terminan con
el denominado Asperón Guaranítico, el cual a nuestro entender constituye
una paleo-laterita
La disposición de estos sedimentos parece indicar que su culminación constituyó un nuevo pediplano: Pd2, siendo ellos los depósitos correlativos. Durante este período se hundió el sector situado al oeste del límite
oriental del Iberá.
El río Paraná formó un gigantesco conoide aluvial que por el norte
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sobrepasó su límite actual y ocupó también el área paraguaya del Ñeembucú. Los otros ríos afluentes también formaron conoides de menor magnitud. De esta manera los sedimentos del Mesopotamiense inferior serian
los depósitos correlativos del Pd2, el cual, hacia el oeste y nordeste desmanteló gran parte del relieve dejado por el Pd3.
Se formaron así colinas tabuliformes y relieves testigos y el frente
del pediplano retrocedió con pendiente entre ambos, desde el límite Corrientes-Misiones hasta el extremo NE de esta provincia.
Es probable que un brazo del conoide del Paraná haya corrido por el
Miriñay, girando al SE y desmantelando el núcleo de una estructura cupuliforme, descripta por POPOLIZIO, E. (13) y dado lugar a la formación
de los Tres Cerros, que se elevaron como relieves testigos en forma de arco. Debemos destacar que como el ascenso fue mayor en el bloque misionero que en el este de Corrientes, el desnivel entre pediplanos es mucho
mayor en el primero.
Sucedió a esto la etapa del Mesopotamiense medio, durante el cual
el oriente de la provincia de Corrientes permaneció estable, mientras que
el occidente descendió y el sector misionero se elevó. Los sedimentos han
sido en parte terrestres y en parte marinos (tal vez por la existencia de un
golfo situado en el sur de la Mesopotamia), ya que estos sedimentos se reconocen en Paraná. El clima probablemente fue el de un rexistásico a
húmedo.
En la región NEA estos sedimentos han sido mencionados pero con
carácter típicamente terrígeno y de poco espesor, fluviales o palustres, tal
vez confinados a los antiguos valles fluviales que se dirigían al golfo.
Sobre estos sedimentos se depositan los del Mesopotamiense superior, prácticamente terrestres, indicando un nuevo cambio hacia condiciones mas secas. Se acentúa la falla del Iberá y el desnivel entre Corrientes
y Misiones, lo cual tal vez permitió que el Alto Paraná corriera por los valles del Garupá y Tunas, desembocara en el río Uruguay y luego, girara al
este desembocando en la Laguna de Los Patos.
Hacia el oeste, en el área deprimida, incluyendo probablemente la
depresión Iberana, se depositaron sedimentos gredosos que corresponderían al Araucanense (Doering), lo que indica el predominio de un clima
más húmedo.
Se produjo luego un cambio climático muy marcado, rexistásico a
seco, que fue precedido por un levantamiento del sector entre el río Uruguay y Misiones y ésta asciende mucho más. Esto puede haber permitido
que el río Paraná se desviara y anastomosara corriendo por el río Aguapey,
y que en Corrientes hayan predominado condiciones de erosión generalizada, originando la discordancia de erosión entre los sedimentos del Mesopotamiense inferior y del Pampeano, que se observa con mucha frecuencia.
El rexistásico a seco originó un nuevo gigantesco conoide aluvial del
río Paraná que se extendió desde el estero del Ñeembucú hasta la depresión Iberana, incluyendo el sector de la depresión del Sarandi-Barrancas
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(que es su continuidad). Ello implica que la falla que limita el oriente de la
depresión Iberana ya estaba bien definida en esa época. Los sedimentos
correspondientes son los del Puelchense (Doering), depósito correlativo del
último pediplano: Pd1, que constituye la cumbre del Puelchense.
Merece destacarse que la incisión fluvial pre-Puelchense llegó en varios lugares a cortar el Asperón Guaranítico y entonces en los perfiles aparece una secuencia continua de sedimentos arenosos del Puelchense sobre el Mesopotamiense inferior, como puede apreciarse en Corrientes.
No sería difícil que un brazo del conoide haya cortando la cúpula estructural que existe entre los ríos Aguapey y Miriñay.
El extenso plano se extendía con una suave pendiente hacia el SW
desde el NE de Misiones (donde ya se esbozaban dos escalones mesetiformes) y también al este y nordeste de Corrientes dando el escalón de las
colinas que actualmente tiene cota 75 m. Estos sedimentos forman las
actuales lomadas que se extienden desde el estero del Ñeembucú (en Paraguay) y en el oeste de Corrientes, hasta Esquina, por el sur.
Todo parece indicar que el mencionado pediplano tiene correspondencia cronológica con la 1ra glaciación del Hemisferio Norte: GÜNZ, (que
originó en el NEA condiciones de gran aridez y con ella termina la Formación Arauco-entrerriana (Doering y Ameghino). También debemos decir
que todo el paquete sedimentario desde el Mesopotamiense inferior al
Puelchense se considera Formación Ituzaingó, que con los conceptos actuales del Cuartario, podría incluir la parte inferior el mismo. (9)
4) INFLUENCIA DE LOS UNIVERSOS CONTROLANTES DURANTE
EL CUARTARIO
Como es sabido, el Cuartario se caracterizó por fuertes cambios climáticos asociados a períodos glaciales e inter glaciales (durante ele Pleistoceno) y variaciones del nivel de los océanos, todo lo cual afectó globalmente las condiciones climáticas y ambientales del planeta. En el NEA todo parece indica que durante las glaciaciones se produjeron descensos del
nivel marino, con reactivación y encajamiento de las redes fluviales por
variación del nivel de base e imperaron condiciones más secas o de mayor
aridez.
Por el contrario los interglaciares originaron elevación del nivel del
mar y condiciones de clima más húmedo o subtropical y fueron precedidas (probablemente durante la rexistasia a húmedo) por levantamiento de
las áreas marginales de la cuenca, pero en forma diferencial para los diferentes bloques del basamento, incorporándose nuevas áreas del este y NE
al ascenso del macizo brasileño.
Para nosotros, el desarrollo del Ensenadense basal se corresponde
cronológicamente con la primera glaciación del Hemisferio Norte: GÜNZ, y
por lo tanto creemos que debe incluírselo en el Pleistoceno y no en el Plioceno superior, como lo hace Castellanos, A. (3) ya que con él se inicia la
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Formación Pampeana (Ameghino) que indica cambios ambientales estratigráficos y bio ambientales demasiado importantes.
Le sucede el Interensenadense al cual corresponde un clima húmedo, que fue precedido por un rexistásico a húmedo, en el que comienza
una ingresión marina de poca extensión por las bocas del río de la Plata,
que se la reconoce en las barrancas de Buenos Aires y que alcanza su
máximo desarrollo en el Interensenadense.
En el resto de la llanura pueden haberse desarrollado ambientes palustres o lacustres y los ríos extendieron sus cabeceras hasta llegar al
mar; luego de la regresión marina, se inició un rexistásico a seco que encontró un nuevo nivel de base y los ríos encajados en el NEA y al sur.
Según Castellanos, A. esta etapa corresponde al IV Ciclo del río Paraná, que debido a la elevación del sector centro-sur de Corrientes corrió
por el Miriñay, giró al este por el Cuareim-Camacuá, en Brasil, desembocando en la Laguna de Los Patos. El río Uruguay por su parte corría en
forma paralela siguiendo por el valle del Ibicui-Jacuhi, hasta donde hoy se
encuentra Porto Alegre.
Debe recordarse que las condiciones morfológicas de ese sector eran
diferentes a las actuales y que presentan un neto divisor de aguas.
El valle actual del Paraná debió estar ocupado por el río Paraguay,
ya que el sistema de fallas que lo controla se estableció al comienzo del
Pleistoceno y sus paleo cauces pueden reconocerse aún hoy, extendiendo
su desembocadura mucho más allá del río de la Plata a causa del descenso del nivel de base y probablemente haya formado un delta en dicho río.
A esta etapa le continúa un rexistásico a seco con avance de la estepa hacia el NE y consiguiente retroceso de los bosques y selvas. Las
máximas condiciones de semi aridez son contemporáneas de la 2da glaciación: MINDEL. Los ríos ensancharon sus valles por planación lateral desde los niveles de base alcanzados en la etapa húmeda anterior, se desarrollaron extensos pedimentos P2 y los sedimentos correlativos se corresponden con el Ensenadense cuspidal.
Es probable que durante estos procesos se haya ensanchado la depresión del Iberá (con carácter de depresión periférica) y el valle del Paraná, al igual que en otros cursos de la red. Ello sería la causa de la desproporción que se observa entre los valles fluviales actuales y los cursos que
los recorren.
Con esto termina el Pampeano inferior y durante este período se inició el hundimiento de la Pampa Hundida (6), lo cual bloqueó el escurrimiento de los ríos del oeste: Salado del Norte originándose la laguna Mar
Chiquita donde desembocaba, en tanto que los ríos 1o y 2o evacuaron sus
aguas por el río San Antonio-3°-Carcarañá.
Como hemos visto la llanura estuvo relativamente elevada, de manera que los sedimentos del Pampeano inferior, si aparecen, deben estar en
los valles fluviales, tal vez como terrazas o bien, en las depresiones lagunares que se formaron durante los periodos biostásicos húmedos.
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El Pampeano medio se inició con un nuevo rexistásico a húmedo y
nuevos levantamientos de bloques que afectaron a la Pampa Elevada (6),
el Dorso Central del Chaco y el occidental santafesino, así como al sector
situado al este y NE del Iberá.
Ello acentuó la diferencia de nivel entre el sector del NE de Corrientes y Misiones ya que ésta ascendió más y presenta ya 4 niveles o escalones: Pd3, Pd2, P2 y P1, el paisaje comienza a parecerse al actual y los ríos
se encajan cortando el Ensenadense.
El biostásico húmedo se corresponde con el Belgranense inferior y
una nueva ingresión marina por las bocas del río de la Plata remonta el
Paraná. Sus depósitos se reconocen en Buenos Aires, Santa Fe y Entre
Ríos.
Estos sedimentos pueden haber ocupado los grandes valles fluviales, pero en el NEA con carácter más lacustre o palustres que marinos;
hasta el momento no han sido caracterizados en la región, pero si en La
Pampa, donde descansan sobre el Ensenadense.
La vegetación del norte y NE avanzó hacia el SW y el relieve se mamelonizó. El ascenso se detuvo y se inició un rexistásico a seco que vuelve
a pediplanizar los valles y termina con un período seco que genera el último pedimento durante el Belgranense medio en concordancia cronológica
con la 3ra glaciación: RISS.
Se origina así el último y más bajo nivel de planación en los interfluvios de la llanura, P1 perfectamente distinguible en Misiones y Corrientes
(actualmente a cota +- 200 m.s.n.m.); en la primera hace retroceder el nivel de P2 anterior hasta la zona de Alem, dejando relieves testigos tabuliformes como la «Sierra del Imán» y originando la unidad Planicie Misionera-Correntina del NE.
En Corrientes el sector oriental toma su aspecto casi actual con colinas escalonadas, destacándose los niveles de P1, P2 y Pd1, ya que los niveles más elevados fueron prácticamente arrasados, salvo casos aislados.
También se menciona que durante el Belgranense medio se produjo
un aporte de cenizas volcánicas, que pueden haber llegado al NEA y afectó
sensiblemente la fauna y la flora.
Se sucede a esto un nuevo rexistásico a húmedo, con levantamiento
generalizado y encajonamiento de las redes fluviales, el cual concluye con
un biostásico húmedo, donde se produce una nueva ingresión marina correspondiente al Belgranense superior y terminando el Pampeano medio.
Durante el mismo se produjeron varios procesos interesantes desde
el punto de vista geomorfológico, entre los cuales la reactivación de fallas
en el Paraná y una falla en el Uruguay inferior, probablemente en el Belgranense inferior.
Entre éste y el superior, el Alto Paraná ingresa a la Depresión Iberana formando varios brazos (distinguibles en las imágenes satelitarias) entre los cuales uno por el actual Santa Lucía, cambiando su desembocadura del Uruguay al Paraguay y probablemente desplazándose en abanico
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progresivamente hacia el norte (V Ciclo de Castellanos, A.).
En la llanura chaqueña, durante el Pampeano medio el P1 habrá
convertido la zona en un gigantesco plano inclinado, con valles labrados
desde el nivel que originó el Belgranense inferior y durante el período
rexistásico a seco se formaron conoides aluviales en el Bermejo, el Pilcomayo y el propio Salado.
El primero de ellos llegó hasta el actual río Negro de Resistencia
(Chaco) originando la sobre elevación de los lechos y derrames laterales en
los múltiples brazos que formaba y que durante el Belgranense superior
quedaron sobreelevados con relación a dichos sedimentos de origen lagunar o de cañadas y esteros.
Los extremos terminales del Salado lograron atravesar el Dorso Central e ingresaron en los Bajos Submeridionales (12). Un caño principal parece haberse desarrollado entre Gral. Pinedo y Gancedo con rumbo sur y
luego otro debe haber sido la causa del origen de la cañada de Las Víboras.
El Pampeano superior se inició con un nuevo rexistásico seco y
avance de las condiciones de aridez acentuada, con planación lateral en
los valles fluviales, cuyos cursos adquirieron carácter torrencial. El levantamiento de los bloques del Dorso Central y el Oriental del Chaco, que tuvo lugar en el período húmedo anterior, solo permitió que los atravesaran
los conoides aluviales del Bermejo y Pilcomayo que reactivaron el anterior.
También los efectos de la Neotectónica deben haber afectado la unidad 1.4.1. (Planicie de acumulación con bosques y sabanas) descendiendo
los bloques del basamento y acentuando la depresión intra dorsales que
sustenta los Bajos Submeridionales.
Es probable que también haya afectado la Dorsal Central, generando pequeñas fosas tectónicas como ocurre con la zona de Tres Isletas, perfectamente reconocible en las fotografías aéreas.
La Pampa Hundida también descendió, aumentando la influencia de
la laguna Mar Chiquita, (por mayor descenso en ese sector y sobre elevación del Dorso Occidental de Santa Fe) haciendo que el Salado corriera
hacia ella, al igual que tres de los ríos cordobeses.
Los ambientes de lagunas cañadas y esteros del Belgranense, que
subyacen a los sedimentos del Pampeano superior, se fueron secando y
formaron evaporitas con depósitos salinos y yeso, (que en los perfiles pueden aparecer como paleo suelos) ello como consecuencia del ingreso al
rexistásico seco del Bonaerense inferior.
La acentuación de la aridez alcanzó el máximo durante el Bonaerense superior (biostásico seco), con intensos procesos de eolación por influencia de los vientos del SW.
En consecuencia, en el Norte de Santa Fe y sobre el Dorso central
Chaqueño se desarrolló un típico modelo de acumulación eólica, con cordones dunares, dunas y micro dunas muy bajas y anchas, de manera que
no pueden verse a simple vista pero se reconocen fácilmente en las foto-
10
grafías aéreas (12). Entre ellas se desarrollaron planicies de deflación, sub
estructurales, actualmente con sabanas pirógenas.
Hacia el oeste, el modelo dunar de borjanas y hacia el norte cordones paralelos que dan el aspecto «peinado» a la superficie y grandes campos de dunas predominantemente limosas con cristalitos de yeso dispersos en la masa
Los antiguos valles que cruzaban el Dorso central del Chaco y el
norte del Occidental de Santa Fe fueron colmatados por el material eólico
y se comportan en la actualidad como verdaderos Uadis.
El Bonaerense superior debe haber correspondido cronológicamente
con el 1er pico frío de la última glaciación: WÜRM. La eolación de este período afectó también el NW y W de Corrientes, remodelando y orientando
las depresiones seudokársticas que cubrían las lomadas, originadas por
asentamiento diferencial.
Otro hecho importante que caracterizó al Bonaerense es que el río
Paraná se derramó hacia el oeste, venció los rápidos de Apipé y se vuelca
al valle del Yabebiry (VI Etapa de Castellanos, A) (5) ocupando su posición
actual E-W hasta las proximidades de Corrientes, como lo mencionamos
en un trabajo anterior, para desplazarse posteriormente a su desembocadura en Confluencia.
En los Bajos Submeridionales de Santa Fe, la desaparición del Salado dejó un paleo delta al este de la cañada de Las Víboras y el levantamiento del dorso oriental originó la formación de una sucesión de lagunas
orientadas de norte a sur, con altísima salinidad denominado Sistema de
Las Golondrinas, emplazadas sobre el paleo valle.
La falta aparente del Bonaerense en Corrientes y en Misiones, tal
vez se deba a que esas áreas estaban en proceso de desmantelamiento, sin
que descartemos que se puedan encontrar en algunos valles fluviales.
Un nuevo cambio hacia condiciones húmedas, con marcado aumento de las precipitaciones y sobre una paleomorfologia semejante a la actual, inicia un período rexistásico que culmina con un biostásico húmedo
y se corresponde con la denominada “época de los grandes lagos” cuyos
sedimentos se asignan al Lujanense y que abarcó extensiones enormes.
En los Bajos Submeridionales y en las depresiones o planicies embutidas de Formosa, estos lagos se extendieron sin discontinuidad y solo
deben haber sobresalido los dorsos y los paleoderrames; lo mismo debió
ocurrir en La Pampa Hundida, en el Dorso Oriental y en los valles delimitados por los paleoderrames, donde el ingreso de las aguas dejó depósitos
del Lujanense formando la terraza mas baja: T1
En el NW y W de Corrientes ocurrió el mismo fenómeno en los valles, en tanto que en las actuales cañadas y esteros, especialmente en la
Depresión Iberana, en toda su extensión hasta el Sarandi se depositó el
Lujanense.
En el sector oriental de Corrientes y Misiones parecen faltar, pero
podrían aparecer en los valles fluviales mayores.
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Es probable que durante éste período se haya manifestado la Neotectónica siguiendo viejos lineamientos, sobreelevando y basculando los
bloques positivos. Ello debió iniciar una acción regresiva en los cursos durante el rexistásico, alguno de los cuales cortaron el Dorso Oriental chaqueño y probablemente un afluente del sistema de Las Golondrinas, por
acción retrocedente cortó el Dorso Occidental de Santa Fe, capturó al río
Salado y formó el codo de San Andrés al sur de Tostado, hasta adquirir su
posición actual.
A esta etapa le sigue un nuevo rexistásico a seco, que coincide con
la depositación de una espesa capa de cenizas volcánicas blancuzcas y
con la extinción de la fauna megateriana. Son los tiempos del Platense,
durante el cual se produce la desecación de los ambientes lagunares, que
pasaron a ambientes de esteros y cañadas bajo clima seco y depositaron
los materiales en los valles fluviales donde forman la terraza alta: T2
La sequedad fue en aumento hasta alcanzar el máximo durante el
Cordobense, con nueva remoción eólica de los depósitos dunares, en correspondencia con el 2do pico de la 4ta glaciación: WÜRM.
La etapa final tiene lugar con un rexistásico a húmedo que debe
haber originado un nuevo y ligero ascenso de los bloques positivos y de la
Mesopotamia en general, dando lugar a un encajamiento fluvial que dejó
al Lujanense y el Platense como terrazas altas. Esto fue más manifiesto en
el NW y W de Corrientes donde se originaron cárcavas, que por acción regresiva se convirtieron en ríos y arroyos, como el Empedrado, San Lorenzo, Santa Lucía, etc.
Ellos cortaron los sedimentos Post pampeanos y Pampeanos e incluso los sedimentos del Mesopotamiense inferior, en los sectores próximos a las desembocaduras en el Paraná, permitiendo observar excelentes
perfiles estratigráficos, como ocurre en Empedrado, Derqui, Bella Vista,
Punta Rubio, etc.
El período actual puede considerarse húmedo, pero menos intenso
que el correspondiente al Lujanense, de allí la existencia de áreas inundadas e inundables tan generalizadas y la existencia de redes de escurrimiento ineficientes, lo que produce la recurrencia de las inundaciones de
origen pluvial.
También es interesante mencionar que la Neotectónica sigue actuando, como lo demuestran los trabajos de Martínez Vivot (10) en el centro de Corrientes y los de Introcaso en Santa Fe. Lo más evidente es el terremoto con epicentro aproximadamente en Charata (Chaco) ocurrido en
1968 y descripto por VOLPONI, F. (19).
Las actuales condiciones climáticas son muy recientes, entre 10.000
y 16.000 años y desde el inicio del rexistásico húmedo se inició el retroceso de la estepa y el avance de la selva, los bosques, parques y sabanas arbóreas, arbustivas y palmares, con bosques y selvas galería que caracterizan el ambiente actual.
También se suavizaron las pendientes originándose relieves tabuliformes mamelonares y colinas escalonadas apareciendo formaciones vege12
tales mixtas a causa de los avances y retrocesos mencionados.
Actualmente podemos dividir el NEA, con criterio taxonómico, en las
unidades y subunidades de la Figura 2 cuyas características fueron descriptas en trabajos anteriores por Popolizio E.
Resumiendo podemos decir que no se puede entender el relieve actual sin considerar la evolución geomorfológica y la influencia simultanea
entre los universos Climático y Geodinámico y sus oscilaciones en el tiempo.
Figura 2 (En el original no figura la referencia de las unidades)
Somos concientes que falta mucho por hacer en el campo de la Geología y la Geomorfología y recordar que ambas manejan unidades temporales diferentes y paradigmas no idénticos pero si convergentes.
Esperamos por lo tanto que este trabajo sirva para generar nuevos
estudios que permitan mejorar el conocimiento evolutivo del relieve desde
el Terciario y en especial en el Cuartario.
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