Las “verdades” de Shakira: corporalidad y caribeñidad en un
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Las “verdades” de Shakira: corporalidad y caribeñidad en un
O P I N I Ó N Las “verdades” de Shakira: corporalidad y caribeñidad en un fenómeno global Nadia Celis Salgado “Si alguien exigiera una explicación visual, una gráfica de lo que es el Caribe, lo remitiría al caos espiral de la Vía Láctea, el impredecible flujo de plasma transformativo que gira con parsimonia en la bóveda de nuestro globo, que dibuja sobre éste un contorno “otro” que se modifica a sí mismo a cada instante, objetos que nacen a la luz mientras otros desaparecen en el seno de las sombras; cambio, tránsito, retorno, flujos de materia estelar.” –Antonio Benítez Rojo. La isla que se repite “...un lenguaje bien difícil de codificar es el lenguaje del cuerpo, porque siempre hay en él el espacio de la ambigüedad. Y hay muchos cuerpos que saben hablar por allí... En el Caribe hay sistemas culturales completos en donde el cuerpo habla.” —Mayra Santos-Febres. Entrevista personal, Marzo de “La vida es una asociación de paradojas y sorpresas, y de pequeños milagros” –Shakira, Elenco, Julio de . I Caderas francas En una entrevista especial para MTV, Shakira contó que una noche había soñado con Wyclef Jean. A la mañana siguiente, al comentarle a la hospedera la sorpresa de su sueño, ésta le anunció que el músico haitiano, a quien no conocía en persona, acababa de llamar a su apoderado para proponerle un trabajo conjunto. “No quiero que pienses que soy esotérica o metafísica, porque no soy tan supersticiosa”, le advirtió al periodista, antes de reconocerle que asumió el sueño como una “señal del cielo” y decidió ir, de inmediato, al encuentro con Jean (Vineyard ). En esta anécdota, digna de una novela de García Márquez, está el origen del más arrollador de los éxitos musicales de la artista barranquillera, “My hips don’t lie”. Con este tema, la artista reactivó las ventas del segundo volumen de Fijación Oral, batió records entre los espectadores cibernéticos y metió, de cadera, el gol más esperado del mundial de fútbol, ante los ojos fascinados de millones de personas a lo largo del planeta. El trabajo en colaboración con el haitiano le permitió, no sólo la más caribeña de sus actuaciones, un performance en el que reggae, salsa y cumbia se fusionaron en un carnaval de sonidos, colores y movimientos, sino asimismo la “I don’t want you to think I’m esoteric or metaphysical, because I’m not superstitious, but I dreamt about Wyclef one night before he and I actually met.” Recurro al término performance en varias de sus acepciones. En general, me refiero, por un lado, a la “puesta en escena” de un espectáculo musical y, por el otro, a la “puesta en escena” de la identidad de la artista en distintos contextos públicos. El término se utiliza también, en contextos específicos, en los sentidos que A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 9 declaración al mundo del orgullo por sus orígenes y de varias de sus más contundentes verdades. El curioso título de la canción surgió de un chiste de la artista con su banda. Shakira ha instruido a sus músicos para observar el movimiento de sus caderas cuando compone los arreglos de sus canciones: “Escuchen, mis caderas no mienten. Si no se están moviendo, esto no va bien. Si se menean, estamos en buena forma”. Mientan o no, lo cierto es que las caderas, y el cuerpo entero de Shakira, hablan, han hablado desde siempre con voz propia, al menos desde aquel episodio de sus cuatro años, cuando empezó a bailar espontáneamente la danza del vientre revelando su singular talento a un público anonadado. Hoy, sus caderas parlantes se dirigen a espectadores de los rincones más inusitados del mundo en un lenguaje rítmico que trasciende barreras idiomáticas y culturales. Pero ¿qué dicen las caderas de Shakira? y ¿qué verdades cuenta, por extensión, ese cuerpo en perpetuo movimiento y transformación? ¿Qué comunica ese portento de voz, caderas, cintura, ombligo ondulante, cabellera encendida, pies descalzos, mirada inteligente y desafiante, sonrisa generosa, y esa sensualidad a la que ella misma confiere el valor de una metáfora? La canción y el video de “My hips don’t lie” proveen algunas pistas para entender el lenguaje de Shakira. En el video, la cantante baila, frente a Jean, cuya mirada atónita evidencia el desconcierto ante el movimiento de la colombiana. Ella, con su vibrato inconfundible, lo incita a “ser sabio” y “continuar leyendo las señales de mi cuerpo”, originando un duelo de cuerpos y voces que intensifica la atracción mutua hasta que la voz femenina declara vencidas su voluntad y auto restricciones bajo el embrujo del cuerpo masculino, mitad hombre y mitad animal. La escena retorna, entonces, al teatro inicial, donde se impone un desfile de bailarines y disfraces de carnaval en el cual se vislumbra una hermandad caribeña tejida con la energía cinética y rítmica de los cuerpos. “Baila en la calle, de noche, baila en la calle de día”- incitan los artistas a su audiencia. El pacto libidinal y lúdico que plantea la canción extiende sus connotaciones cuando el rapero le pide a la “señorita” moverse “like you come from Colombia”, y el clarinete irrumpe para dar cabida a una tonada de cumbia interpretada en el video por una pirámide de mujeres con amplias faldas blancas lideradas por Shakira. “Mira, en Barranquilla se baila así, say it!” -replica 10 le asignan Antonio Benítez Rojo () y Judith Butler ( y ). Para el primero, el performance alude a la propensión hacia el ritmo y la actuación que considera característicos de la manera de verse a sí misma y de proyectarse de la cultura caribeña. Butler utiliza el término para refutar la idea de la identidad sexual como atributo natural del ser. La autora argumenta que el género resulta de la actuación o el performance de la norma por parte de los individuos, en un movimiento reiterativo y constante que da forma a sus cuerpos y subjetividades. “Listen, my hips don’t lie. If they are not moving this is not working. If they shake, we’re in good shape”. (Vineyard ).Véase también la entrevista con Jon Pareles para el New York Times, previa al lanzamiento de “My Hips Don’t Lie”: “‘Mis caderas me dicen dónde y cuándo debo moverme’ – había dicho antes de regresar a trabajar con la banda- ‘Y mis caderas no mienten, mis caderas me dicen la verdad’.” [“My hips tell me where and when I should move,” she had said before returning to work with the band. “And my hips don’t lie - my hips tell me the truth.”]. A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 Una de sus declaraciones más enfáticas sobre el erotismo de su performance está presente en la entrevista citada para el New York Times: “Pienso que el arte, la música debe ser sensual ... No necesariamente sexual. Pienso que es enorme la diferencia entre esa N y esa X. Es más que las letras de diferencia. Sensual es todo lo que refiere al placer de los sentidos. Y eso es lo que hacen los artistas, estimular los sentidos de cualquier manera posible. Yo no creo que tenga que colgarme un pequeño letrero que diga “Ey, soy sexy,” y luego quitármelo y ponerme uno que diga, “Ey, soy seria ahora.” Puedo sólo fluctuar y oscilar de un lado al otro siempre que mis instintos me digan que lo haga.” [“I think art, music should be sensual,” she added. “Not necessarily sexual. I think that’s a huge difference between that N and that X. It’s more than the letters of difference. Sensual is everything that refers to the delight of the senses. And that’s what artists do, is stimulate the senses in any possible way. I don’t think I have to hang myself a little sign that says ‘Hey, I’m sexy,’ and then take it off and now say, ‘Hey, now I’m serious.’ I can just fluctuate and oscillate from one side to the other whenever my instincts tell me to.”] En su entrevista para la serie de MTV News Raw, Shakira explica: “Yo tomo la danza como una forma seria de arte… es muy importante para mí buscar las maneras de expresar mi propia música. Nací en una ciudad en donde la gente aprende a bailar incluso antes de caminar… que funciona mucho alrededor del culto de bailar, hay un código allí.” [“I take dance as a serious form of art… it´s very important to me to search for the ways to express my own music. I was born in a town where people learns how to dance even before walking… functions very much around the cult of dancing, there is a code there”]. Cynthia Fuchs (: ) describe esta dualidad en su artículo: “‘There Is My Territory’: Shakira Crossing Over”: “En la autorepresentación de Shakira tales seducciones rutinarias son también señales de advertencia: en parte es un juego; en parte es auto-protección; en parte no está tan disponible como parece. Ella tiene su propia historia que contar, sus propios intereses que se extienden más allá de los de cualquier posible espectador”. [“In Shakira’s self-representation such routine seductions are also signs of warning: part teasing; part self-protective and part she is not so available as she seems. She has her own story to tell, her own interests extending beyond those of any possible spectator”] la barranquillera, como si de la sumisión a su mandato pendiera la única oportunidad del rapero. Éste acepta y repite el verso en español, tras el cual continúa con un fraseo en el que celebra la conquista del mundo anglosajón por los refugiados del tercer mundo, perseguidos por una “transacción musical” que adquiere un carácter invasivo gracias a la sospecha de la CIA: Why the CIA wanna watch us? Colombians and Haitians. El verso final de la canción, “No fighting”, reitera la hermandad propuesta por la canción y el carácter pacífico de esta invasión corporal, rítmica y lingüística, cuya arma más persuasiva es la declarada honestidad de unas caderas en movimiento. Aunque Shakira desmiente el uso de la provocación sexual como herramienta de mercado y la iconografía del video limita el acceso a su cuerpo que el otro observa desde la distancia y persigue, entre velos, sin poder tocarlo, el movimiento de sus caderas invita a complementar la audición con la mirada, exalta el deleite y la sensualidad de la danza y apela al deseo. El “sabor” de la barranquillera invita también a mover el cuerpo propio, a vivir esa mezcla de abandono al ritmo, goce y pericia de sus cuerpos que experimentan y comparten los bailadores. Shakira es una aventajada mentora de este balance entre desenvoltura y maestría de sí, al que se accede a través de la sincronización de música y movimiento, particularmente visible en la tradición dancística del Medio Oriente gracias a la compartimentación y el aislamiento de cada zona del cuerpo que requiere la danza del vientre. Como evidencia de que tampoco las caderas de Shakira son monolingües, esta tradición se funde en su cuerpo en un fértil encuentro con el reggae, el hip hop y la cumbia colombiana. Juego de provocación e inaccesibilidad, el video ilustra la ambigüedad característica del cuerpo, el performance y la imagen pública de Shakira, en cuya aparente invitación y sumisión al deseo subyace un mecanismo que subyuga al otro bajo una hipnosis rítmica y erótica, un “soy tuya” pero “déjame hacerte mío/a” que domina la comunicación establecida con su público desde su ingreso en el mercado multilingüe. En este contexto, la seducción de la danza puede entenderse como un mecanismo no sólo al servicio del placer estético, sino de la capacidad comunicativa del cuerpo, pues, en palabras de la artista: “la pasión trasciende la lengua”. De modo que el “destape” de A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 11 Shakira, la estilización de su cuerpo y el creciente perfeccionamiento de la danza pueden interpretarse, al menos en un nivel, como giros estratégicos para comunicarse con un público al que no puede dirigirse en su propia lengua. Ahora bien, la canción adjudica al lenguaje corporal de la barranquillera otras connotaciones. Cuando el haitiano le pide moverse como colombiana y Shakira le responde bailando una cumbia, y diciendo: “Mira, en Barranquilla se baila así, say it!”, la artista no sólo reitera su invitación a que la observen, la deseen y bailen con ella, sino que la extiende para hacer un llamado a hablar en su idioma, y a leer en su cuerpo esa subjetividad móvil entre zonas geográficas, lenguas y culturas que encarna el movimiento de sus caderas. De hecho, el video revela las piezas del collage que origina y da forma a esta agraciada y agradecida mujer. La escenografía y el performance de la artista interpretan visualmente varios aspectos en los que Shakira ha insistido para explicar su proverbial eclecticismo, y la naturalidad con que incorpora tradiciones diversas en su música. Su origen multicultural, el haber crecido en una ciudad en la que subsisten y coexisten las diferencias étnicas, y su identificación con una cultura que habla a través de la corporalidad y el ritmo, cuyos habitantes “aprenden a bailar antes que a caminar”, son experiencias que fundamentan no sólo su multifacética propuesta musical, sino la singular personalidad de la barranquillera. Hoy, Shakira es un bricolage de identidades simultáneas –caribeña, colombiana, libanesa, “latina”, que se funden y expanden en su corporalidad: “una contradicción andante. Una mezcla de elementos que provienen de mundos distintos y lejanos...pero estos elementos no pelean sino que conviven en paz. Yo acepto todas las contradicciones que hay en mí y ellas se aceptan unas a otras”(Diego , xxi). La identidad de Shakira fluctúa también entre las personalidades múltiples que suscitan su bilingüismo y su migración constante por espacios y códigos culturales. Su capacidad para asumir y trascender estas aparentes contradicciones, así como para capitalizarlas de cara a las expectativas del mercado mundial, han hecho de Shakira símbolo por excelencia del “artista global”. Pero en el principio de todo esto, estuvo el Caribe, su canibalismo creativo, su corporalidad comunicativa, y esa fluidez en la que se reconcilian cambio y retorno para catapultar un movimiento constante de creación 12 “Passion transcends language”. (MTV News Raw). Shakira significa en árabe “mujer llena de gracia” o “mujer agradecida”. Ver, por ejemplo, las declaraciones de Shakira sobre sus orígenes en el documental que acompaña el MTV Unplugged, en Live and Off the Record y en la entrevista antes citada para MTV News Raw. Así lo confirman las declaraciones del presidente de Sony Music, Michele Anthony, para la revista Elle: “Shakira está realmente definiendo lo que significa ser un artista verdaderamente global” [“Shakira’s really defining what it means to be a truly global artist”.] (Gell : ) A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 y re-creación de sí. La movilidad entre culturas, territorios, lenguas e identidades, al igual que su capacidad para llevar en sí las marcas de sus múltiples pertenencias, actuarlas y, a partir de ellas, transmutarlas, son el mejor testimonio de la identidad caribeña de Shakira. Si bien no es una exponente de nuestro folclor, pues escogió desde el principio y a riesgo propio un ritmo que se distanciaba de nuestras tradiciones populares, la barranquillera sintetiza en sí rasgos que caracterizan nuestras manifestaciones culturales más persuasivas, y que distinguen a nuestros artistas más memorables. Por eso no sorprende la amistad entre Shakira y el Nobel costeño, pues con él comparte, entre otras habilidades, la destreza para digerir productos de orígenes diversos y crear obras originales, de carácter universal, pero fieles a su esencia. Ese diálogo entre tradición e innovación, entre permanencia y transformación, exhibido en las múltiples facetas de su personalidad y corporalidad, al igual que la difusión global y masiva de su producción artística y su figura, hacen de Shakira una maestra idónea de las lecciones que el Caribe puede aportar a la cultura universal. “My hips don’t lie” revela también las complejas negociaciones en las que se ha visto envuelta Shakira en su afán de trascender barreras culturales y ser leal al arte, a pesar de su apasionado affair con el mercado de masas. La afirmación negativa del título de la canción remite a la ansiedad de la “traducción” de su lenguaje y de su diferencia que se detecta en la incursión de Shakira en el inglés y el mercado estadounidense. Las transformaciones sucesivas en el cuerpo de la barranquillera hablan también de estas transacciones, un juego de concesiones y rupturas que se reitera en las declaraciones de la artista a los medios, e incluso en las letras de sus canciones. Es evidente que, en principio, Shakira adecuó y simplificó su imagen para hacerse digerible a su nuevo público, y empleó sus mejores estrategias de seducción para conquistarlo. La explotación de su sensualidad, al igual que la exhibición y la apropiación mediática a la que se sometiera su cuerpo durante esta primera etapa, ponen de relieve la persistencia e intensificación del estatus de objetos al que se sigue reduciendo a los cuerpos femeninos a pesar de las transformaciones en los modelos de género y de subjetividad en el mundo contemporáneo. Sin embargo, una vez dentro de este nuevo territorio, Shakira se ha empeñado en educar a ese público para entender, en sus orígenes y en su lengua madre, la complejidad que la hace única, y para abrirse con ella a la diversidad de mundos que la colombiana encarna y celebra. El bilingüismo y el carnaval de “My hips don’t lie” obedecen a este propósito, si bien el título de la canción revela las reticencias enfrentadas por la artista en la recepción de su música y su imagen. Estas tensiones explican también el énfasis en la honestidad y la autenticidad de su propuesta artística que subsiste en la auto representación de Shakira ante sus fans y los medios no hispanos, una retórica multilingüe y multifacética en la que su corporalidad ha sido su más visible aliada. Si a estas tensiones sumamos el hecho de que, para las sensibilidades de millones de seguidores hispanos –esos que, según ella, la conocen, entienden y perdonan sus errores, Shakira sigue siendo “Shaki”, es comprensible que la artista colombiana se defina a sí misma como neurótica y mantenga, en medio de su vertiginosa agenda, sesiones con dos psicoanalistas, uno freudiano y uno kleiniano. “Me gusta tener una segunda opinión”–se explica-. . En medio de estas tensiones, el video en cuestión retrata a una Shakira madura, que ha logrado un lugar desde el cual le es ya posible no sólo amoldarse a las reglas dadas por el mercado global, sino proponer sus propias reglas; no sólo incorporar y fusionar ritmos y Es significativo que, a pesar de la orgullosa “colombianidad” de Shakira, la artista remita su origen específicamente a su ciudad y a la Costa Caribe colombiana. “Yo crecí en una ciudad de la Costa del Caribe, donde la gente es quizás un poco más libre...” empieza diciendo en el documental para Live and Off the Record. El énfasis en el Caribe revela la necesidad de la artista de reafirmar su identidad regional, y remite a la problemática en torno a la construcción de la identidad colombiana, de cuya representación oficial fueron excluidas hasta décadas recientes los elementos distintivos de la cultura caribeña. Shakira se vincula a otros artistas de la región, como García Márquez, Joe Arroyo o Carlos Vives, cuya recepción internacional ha catapultado la revisión de los símbolos de la nacionalidad colombiana para localizar al Caribe al interior de la definición de la identidad colombiana. De allí que Shakira presente sus identidades barranquillera, caribeña y colombiana como simultáneas, pero no equivalentes. “I like to get a second opinion... But it’s the greatest thing. I think every adult needs a therapist. Because you need to get to know the dark spots of your mind. We’re all neurotic on some level—some of us more than others.” (Gell ) A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 13 modelos, sino crear nuevos ritmos e imponerse como modelo; no sólo seducir para conquistar un idioma y un mundo ajeno, sino para invitar a los conquistados a entrar a otros mundos, lenguas y culturas. Aún más, Shakira ha logrado articular en un proyecto artístico y personal, en un único ser y un ícono global, fuerzas contradictorias y tendencias ambivalentes, resistiendo todas las comparaciones y categorizaciones posibles, y atestiguando en su individualidad el reduccionismo de las distinciones en medio de las cuales hemos sido formados como sujetos. Es así como palabra, voz, ritmo y movimiento se han aunado en el cuerpo de esa “pequeñita mujer de Colombia que ha derrotado todas las encrucijadas del mundo”, para comunicarse en un lenguaje desde el cual es posible plantear y promover formas alternativas de ser, entender y coexistir, a pesar de las diferencias. Este artículo es una respuesta a la invitación a leer las señales y entender el lenguaje corporal de Shakira. Es también un ensayo de interpretación de la personalidad, la imagen y la trayectoria internacional de la barranquillera en relación con una serie de preguntas que he venido explorando en la literatura y la cultura caribeñas. Con herramientas prestadas a la filosofía, los estudios de género y los estudios culturales, indago en las diferentes facetas de la corporalidad y la imagen pública de Shakira, para iluminar lo que la artista revela del estatus de los cuerpos femeninos en los diversos contextos entre los que transita, y de las negociaciones con las expectativas sobre sus cuerpos en medio de las cuales se forjan las subjetividades e identidades femeninas contemporáneas. Parto de una visión corporal del sujeto, y de los cuerpos como producto cultural, espacio y resultado de las interacciones entre fuerzas de origen 14 psíquico y social que dan lugar a lo que conocemos como personas o sujetos. Mi aproximación se propone, a su vez, explorar los distintos rasgos que hacen de Shakira una figura emblemática de las identidades caribeñas, y un ejemplo de lo que el Caribe tiene para enseñar, de cara a la búsqueda de formas alternativas de entender al sujeto, su ser y su coexistencia. II. Los cuerpos sabios y la universalidad del Caribe Cronistas y críticos coinciden en atribuir a la precocidad de Shakira la primera prueba de su genialidad. Tras la citada aparición a sus cuatro años, la artista sorprendió a sus padres, a los siete, con su primera composición: “Tus gafas oscuras”. A los diez tuvo su primera decepción, cuando el director del coro de su colegio la rechazó, comparando su voz con el berrido de un chivo. Shakira se pasearía triunfante ante su profesor un año más tarde, con el trofeo de un concurso local de talentos que ganó por tres años consecutivos. A los trece años, bailó y cantó en el pasillo de un hotel para un empresario de la Sony, abriéndose puertas para el contrato con el que produjo sus tres primeros discos: Magia (), Peligro () y Pies descalzos (). El primero le significó su primera gira nacional y varias apariciones en espectáculos televisados que revelaron “A tiny woman from Colombia shutting down the crossroads of the world”(Montgomery ) Ver, por ejemplo, los perfiles y biografías de Gabriel García Márquez(), Ximena Diego (), Aaron Gell (). A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 ante los colombianos una voz y una sensibilidad excepcional, aún en el cuerpo de una niña. La escasa distribución del segundo disco puso literalmente en peligro su carrera musical. Ya para esa época había empezado su peregrinación. Durante su estadía en Bogotá, protagonizó la telenovela Oasis y deambuló por el mundo de la farándula nacional. Para el tercer disco, Shakira asumió el mando sobre la composición y el arreglo de sus canciones, derecho que había logrado arrebatarle a la Sony con el éxito del sencillo “Dónde estás corazón”. La mayoría de edad la encontró con los Pies Descalzos, álbum que batió todos los records nacionales y latinoamericanos, y que catapultó el traslado de la colombiana y sus padres a Miami, donde daría inicio a su colaboración con Emilio Estefan. Además de su incursión en el mercado latino en los Estados Unidos, el “régimen Estefan” supuso para Shakira las primeras modificaciones a su apariencia. Con él grabó Dónde están los ladrones (), y produjo el MTV Unplugged (), con el que ganó dos Grammys latinos y uno “americano”. Este último significó también uno de sus primeros triunfos transculturales, pues se convirtió en el primer programa en español transmitido con subtítulos en la cadena principal de MTV. El cubano la introdujo también al estudio serio del inglés, que Shakira ha reconocido como uno de sus retos más difíciles, pues la abrumaba la angustia de no poder dominarlo. El siguiente paso, la entrada al público angloparlante, se retrasó cuando, tras un año de trabajo en la traducción de sus canciones por Gloria Estefan, Shakira hizo uno de sus movimientos más audaces y arriesgados. Decidida a componer sus propios temas en inglés, cambió de productor, contratando nada menos que a Freddy de Mann, quien había dirigido las carreras de Madonna y Michael Jackson, y quien no ahorraría energía para catapultar el salto de la barranquillera al estrellato mundial. De este esfuerzo surgió su primer álbum bilingüe: Laundry Service o Servicio de lavandería (), y su primeros videos en inglés: “Objection” y “Whereever, Whenever”. En el primero, Shakira es una rockera en combate contra un novio infiel, que ataca a fuerza de baile, guitarra eléctrica y hasta a los puños— en su versión animada—a su verdugo y a su rival. En el segundo, número uno en veinte países, domina, en cambio, la imagen de una Shakira enamorada que se inclina por la seducción. “Whereever, whenever” o “Suerte” anunciaba el giro que daría entonces la carrera de Shakira de cara al público estadounidense: una sirena rubia surgía del mar y recorría montañas y desiertos, en una iconografía que metaforizó lo que sería su entrada en un nuevo mundo. Las críticas en torno a la ostensible “conversión” de Shakira no se hicieron esperar. Pero no era la primera vez que Shakira tenía que enfrentarse a ansiedades propias y ajenas en torno a su carrera y su personalidad. Ya para entonces su autenticidad había sido cuestionada sucesivamente en el ámbito local, y el pliego de cargos en su contra incluía, entre otras, acusaciones de “forzar” la voz, o de no representar la cultura caribeña o colombiana por haber preferido el rock a nuestros ritmos vernáculos. Y es que, desde sus inicios, aún en su ciudad de origen, la figura de Shakira ha despertado afectos contradictorios y envidias inconfesadas, manifiestas en el corrillo público en comentarios que van desde la crítica a su vida sentimental hasta la de la ropa escogida para sus conciertos. Como barranquillera, colombiana o “latina”, Shakira ha sido motivo tanto En su artículo “Shakira as the Idealized Transnational Citizen: A Case Study of Colombianidad in Transition”, María Elena Cepeda subraya que es ésta también la primera instancia pública en la que Shakira asume su identidad como “latina”, cuando al final de la versión con mariachis de “Bruta, ciega, sordomuda” anuncia: “Viva México, viva Colombia, Viva nuestra latinidad!”. Leila Cobo recrea los detalles e implicaciones para la carrera de Shakira de su asociación con De Mann en “Shakira: Por qué triunfó en el mundo”. La elección del rock significó también su incursión en un mundo predominantemente masculino. Como lo señala María Cepeda, no sólo no es común una rockera, sino que los críticos de rock son, en su mayoría, hombres. Aún hoy, la banda de Shakira cuenta con sólo una mujer fuera de la artista misma. En su entrevista con Jon Pareles, Shakira admite las dificultades de liderar su banda, y hacerse cargo de su música y el rumbo de su carrera en un mundo dirigido por hombres: “Siempre estuve segura de lo que quería oír... Tuve que luchar para que me escucharan: ‘No toques esa melodía en esta parte, toca esta otra’. A los chicos no les gusta que una mujer les diga qué hacer. Les recuerda a sus madres o algo así… No quiero sonar como una feminista al decir esto, pero es verdad, es un mundo de hombres.” [“ ‘I was always very sure of what I wanted to hear,’ she said. ‘I had to fight to be heard: ‘Don’t play that melody in this part, play the other one.’ Guys don’t like women telling them what to do. It reminds them of their mothers, or something like that’. She added: ‘I don’t want to sound like a feminist saying this. But it’s true, it’s a man’s world.’”] A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 15 de orgullo como de sospecha. En todos y cada uno de los contextos en que ha transitado, la barranquillera ha llevado en su corporalidad y en su personalidad una marca de “otredad” innegable. Una artista “latina”, de origen colombiano, caribeño y libanés, que compone y canta rock en español y en inglés, aunque luce como una estrella del pop y baila como “árabe”, “sexy pero profunda”, es, de hecho, una auténtica rareza o, como la describiera Robert Christgau, crítico de The Village Voice: “A Hot Little Weirdo” [una pequeña y sexy extraña]. Realismo mágico encarnado y ambulante. Uno de los episodios que mejor concretara los sentimientos y percepciones encontradas en torno a la figura de Shakira, se dio alrededor de su transformación para el ingreso en el mercado angloparlante, el famoso “cross over”. Para entonces, Shakira había sido ovacionada por multitudes hispanas y era ídolo de cientos de miles de latinoamericanos y latinos que vieron con recelo y hasta desencanto la decoloración de su cabello y el destape de su cuerpo, hasta entonces algo robusto y velado. El pánico reinó al oírla cantar en inglés, una lengua que le costó sudor y lágrimas cuyo derramamiento resultaba inoficioso, y hasta traicionero, para aquellos que la amaban en su lengua madre. Consciente de los riesgos asumidos, Shakira se lanzó a conquistar un mundo que desconocía e incurrió en su intento, al menos en apariencia, en negociaciones que suponían “venderle el alma al diablo”. El cambio fue evidente no sólo en su apariencia sino en su mente y su actitud frente a las cámaras. Poco parecía quedar en la sugerente semidesnudez y la mirada desafiante de la rubia de Laundry Service, de aquella “sensualidad inocente que parece inventada por ella” que le adjudicara alguna vez García Márquez, y que encontraba eco en 16 “Wycleff la compara con una de esas películas extranjeras intelectuales –es sexy pero profunda.” [“Wyclef compares her to one of those intellectual foreign films—she’s sexy, but she’s deep.”] (Gell ) El critico continúa diciendo: “Su voz, canto, canciones, música son, hagamos cuentas—tan guturales, excéntricas, elásticas, humorosas, abundantes, excesivas, nasales, encarnadas, e inclinadas hacia la conquista benévola del mundo. Qué pequeño y caliente número … Quizás su vibrato desorienta a los tontos porque viene directamente desde la cuna de la civilización. Ella es una bomba sexual suramericana, pero también la voz pre-colombina de la concurrencia Cristiano-Islámica en la madre España, que ella habita, acepta, y goza.” [“Her voice, singing, songs, music are so, let’s count—so throaty, spunky, eccentric, elastic, humorous, generous, excessive, nasal, embodied, and bent on benevolent world conquest. What a hot little number … Maybe her vibrato rubs fools the wrong way because it comes straight outta the cradle of civilization She’s a South American sexpot, but also the pre Columbian voice of Spain’s Christian-Islamic motherlode—a happenstance she inhabits, accepts, and enjoys.”] A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 Años después, Shakira misma confesaría en cuanto a este momento: “Quería encajar, ser aceptada, aprobada... Venía de donde ya tenía un lugar, pero esto era diferente.” [“I wanted to fit in, to be accepted, approved… I was coming from where I already had a place, but it was different.”] (MTV Raw: Shakira) Ejemplos de estas reacciones son los comentarios de los críticos de las revistas Rolling Stone y The Village Voice. Robert Christgau comenta “Lo más latino de su nueva grabación es su inglés. A ningún nativo se le habría ocurrido decir ‘mis pechos humildes,’ o ‘No juegues al inflexible/No seas tan arrogante,’ que ella pronuncia como si rimara ‘arrogant’[arrogante] con ‘bent’ [humillado].” [“…the Latinest thing about her new record is her English. No native speaker would have come up with ‘my humble breasts,’ or ‘Don’t play the adamant/Don’t be so arrogant,’ which she pronounces as if ‘arrogant’ rhymes with ‘bent’.”] () En “River Deep, Frickle high”, Frank Kogan se expresa de manera similar: “Lo más extraño de Servicio de Lavandería es que las dos canciones que aparecen en versiones en inglés y en español suenan muy diferente en los diferentes idiomas… En español canta con más profundidad y redondez, y suena más normal. De haber una comparación directa, prefiero las versiones en español, pero me alegra tener ambas … en español tiene un timbre más profundo y un tono más rico que la incorpora al resto de la música, y su voz se mueve con la fuerza entera del sonido, por lo tanto hay más total de fuerza. En inglés está, por así decirlo, vistiéndose de una personalidad alternativa, y su nuevo estilo de cabello es quizás parte de esto también.” [“The oddest thing about Laundry Service is that the two songs that get both English and Spanish versions sound very different in the different languages… In Spanish she sings deeper and rounder, and she sounds more normal. Where there’s a direct comparison I prefer the Spanish versions, but I’m glad to have both. … in Spanish she’s got a deeper timbre and richer tone and so is in with the rest of the music, and her voice moves with the whole force of the sound, hence there’s more force total. In English she’s, so to speak, dressing herself up in an alternative personality, and maybe her new hairstyle is part of this too.”] () la mirada abstraída de la carátula de Pies descalzos o la aún esquiva, a pesar de sus manos ya “sucias”, de ¿Dónde están los ladrones? Hasta sus letras parecieron “adelgazarse” para amoldarse a las expectativas de su nuevo público. El pasaje no fue fácil, pero aún entonces Shakira dio muestras de su singularidad. No contenta con seguir el camino prescrito por sus precursores en el boom de los latinos en el mercado gringo, como Ricky Martin o Enrique Iglesias, Shakira se lanzó a componer su propio disco. A la extrañeza generada por la “sirena” de “Whereever, Whenever”, hasta entonces reducida a clon latino de Britney Spears, se sumó la ocasionada por las letras de sus canciones en inglés. Perplejos y fascinados, aunque aún reticentes a admitirlo, los críticos de su disco manifestaron su respeto ante el poco convencional lirismo de esta rockera latinoamericana, cuyas composiciones, voz y performance rompían con los parámetros de una estrella del pop. Shakira se embarcó entonces en el ambicioso proyecto del Tour de la Mangosta, una gira maratónica cuyos retos y aciertos se registran en el documental incluido en el DVD Live and Off the Record. La “pequeña” que se declaraba suertuda por tener senos humildes (“Lucky that my breast are humble”) y se disculpaba por sonar un poco extraña (“Don’t get me wrong, but this may sound to you a bit odd”), exhibía ante el mundo, sin modestia alguna, su vibrato inconfundible y pisaba con una confianza atávica los escenarios más insospechados para una artista de sus orígenes. Refiriéndose a su incursión en la nueva lengua, Shakira expresó en una entrevista posterior: “Ahora le hablo a diferentes culturas y espero poder ser un puente entre los espacios y diferencias entre nosotros... Me siento como en una misión antropológica” (Moore : ). El éxito multitudinario del “Tour de la Mangosta” en escenarios alrededor del planeta, probaría que Shakira había cumplido su objetivo de trascender fronteras idiomáticas y culturales. Del mismo modo, la recepción del concierto marcó un giro en la recepción que hasta entonces había tenido la colombiana en el mercado angloparlante, demostrando su inmunidad a todas las categorías y comparaciones con las que se había intentado simplificar su diferencia. El cubrimiento de MTV News del concierto inaugural del Tour de la Mangosta resume esta transformación: A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 17 Shakira probó que es, en efecto, la Britney Spears colombiana... así como la Sheryl Crow colombiana, la Elvis Presley colombiana, la Tommy Lee, la John Popper... y la lista podría continuar ... la artista de años mostró tantas caras de sí misma que es difícil creer que fuera la misma Shakira toda la noche ... hizo todo eso y más, de manera natural y convincente. (Moss ) La cita confirma también la mezcla de fascinación y extrañeza, de admiración y sospecha, que ha caracterizado las percepciones de la figura de Shakira, y que la artista acabaría de conjurar con la categórica afirmación de la honestidad de sus caderas. Durante El Tour de la Mangosta, la barranquillera compuso las canciones de cuya selección surgió la idea de otro evento sin precedentes: el lanzamiento de dos álbumes paralelos, uno en español y otro en inglés, Oral Fixation o Fijación Oral y (). En este momento de su carrera, Shakira podía darse el lujo de invitar a sus nuevos fans a escucharla en español y a entender sus orígenes y la carrera musical que precedía y era paralela a su “conversión”. Con este objetivo lanzó primero el CD en español. “La tortura”, el primer sencillo del CD, rompió otra barrera cultural, al convertirse en el primer video en español transmitido, ahora sin subtítulos, en las cadenas en inglés de MTV y VH. Una vez más, triunfaba sobre los idiomas el lenguaje de un cuerpo y una sensualidad llevada a un extremo “torturador”. La gira de Oral Fixation cuadruplicó el número de conciertos de la anterior y reveló, una vez más, una Shakira abierta a la fusión de culturas y a la metamorfosis –aún más delgada y con la melena castaña. La gira y su DVD evidencian también un gesto de retorno a sus orígenes. El concierto incluye un mayor número de canciones en español que las del tour anterior, entre ellas algunos de los éxitos de Pies descalzos, y registra sus presentaciones en Miami y Puerto Rico, en contraste con el del Tour de la Mangosta, que había sido grabado en Rotterdam. Más llamativa aún es su inclusión de un documental sobre la Fundación Pies Descalzos cuya protagonista es Barranquilla: la Barranquilla musical que dio forma a su talento, representada por Joe Arroyo y otros artistas del Caribe colombiano, y la Barranquilla pobre y marginal a la que Shakira ha dedicado los esfuerzos de su fundación. El documental continúa la 18 Este cambio de percepciones se registra, entre otros, en el comentario de Aaron Gell para la revista Elle: “Aunque Shakira es a menudo entronizada como una artista “cross over”—término peyorativo usualmente aplicado a los más deslucidos cabalgantes entre los géneros–cualquier persona que realmente haya escuchado su fenomenal y variada producción, que se extiende desde el rock en español hasta la nueva ola de los ’s, de baladas super elaboradas a vivaces y Bardot-escos temas que recuerdan el pop francés, sabe que la cantante de años desafía la categorización.” [“Though Shakira is often pegged as a crossover artist—a faintly dismissive term usually applied to the most watered-down of genre straddlers—anyone who’s really listened to her phenomenally varied output, which ranges from rock en Español to ‘s-style new wave, overwrought ballads to bouncy, Bardot-esque French pop, knows that the -year-old singer defies categorization”]. Otros, según comenta Leila Cobo, editora de música latina de la revista Billboard, le concedieron, desde el principio total confianza: “Ella nunca fue percibida como una artista latina que cruzaba al mercado en inglés. Ella era una estrella mundial. Y punto.” A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 Gracias a una amiga que estudió en el mismo colegio que Shakira, llegó a mis manos el Reglamento de “La Enseñanza”, institución en la que se formó la artista barranquillera. El Reglamento, al igual que otros materiales pedagógicos del colegio, evidentemente inspirados en la teología de la liberación, explica las características ideales de una mujer. Las coincidencias entre las cualidades más reconocidas de Shakira y los principios establecidos en estos documentos ameritan un estudio más detallado de esta época de formación de la barranquillera que ha sido obliterada por sus biógrafos. Cinthya Fuchs remite el afán de clasificarla y el reduccionismo que dominó la recepción de la artista durante la primera etapa del “cross over” a la necesidad del mercado y el público estadounidense de contener su figura en el ámbito de lo conocido y digerible o de lo “étnico”. Un público, según coincide en afirmar María Elena Cepeda, dispuesto a aceptar su diferencia siempre que no fuera demasiado diferente. afirmación de su cultura y reitera la invitación a seguirla a su mundo que la barranquillera dirigió a sus fans en “My hips don’t lie”. En el complejo mosaico de información y opiniones que hoy compone la biografía y la imagen pública de Shakira, se destacan, junto al reconocimiento de su talento, inteligencia y sensibilidad artística y social, y de su audacia y tenacidad, comentarios sobre su energía inagotable al servicio de un singular sentido de responsabilidad hacia su carrera, sus seguidores y su proyecto social, al igual que alusiones a su perfeccionismo crónico que la fuerza a intervenir en cada etapa de la producción de sus canciones, conciertos y videos, y en la gerencia de sus dos fundaciones: Pies Descalzos y ALAS. Así mismo, pululan acotaciones sobre su eclecticismo musical y personal, su poco convencional visión del mundo, lo heterodoxo de su lirismo y de su proyecto musical, y la sencillez y franqueza con que se presenta a sí misma. Sea cual sea la combinación de factores que han hecho de Shakira la artista colombiana más famosa de todos los tiempos, la latinoamericana más exitosa en el mercado no hispano, y una de las estrellas de la música más conocidas y respetadas del mundo, está claro que la fórmula que da lugar a esa “fuerza telúrica al servicio de una magia sutil”—como alguna vez la catalogó García Márquez, es, al igual que la del nobel mismo, única e irrepetible. A esta conclusión parecen haber llegado, tras casi una década de su incursión en el mundo angloparlante, los mismos medios que otrora agotaron sus esfuerzos en compararla, clasificarla, y reducirla a los estereotipos vinculados a la “artista latina”. Ahora bien, es imposible desligar la trayectoria, la figura y el éxito de Shakira de las distintas facetas de su corporalidad: el singular vibrato de su voz, la flexibilidad de su cuerpo y su extraordinario talento para la danza, las transformaciones en su apariencia y el “destape” asociados con su ingreso al mercado angloparlante, el despliegue de energía, pasión y dominio del escenario que caracteriza su performance, la sensualidad de sus movimientos, e incluso la mesura que proyecta en torno a su vida sentimental y sexual. La suya es, además, una corporalidad, en la que se hace evidente la confluencia de rasgos físicos, mentales y emocionales, al igual que la coexistencia de sus atributos “naturales” con la producción cultural de su cuerpo. La corporalidad de Shakira es tanto el origen como el resultado A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 19 de una disciplina constante de trabajo con su voz, su figura y movimientos, y es también el producto de la construcción mediática de su imagen. La visibilidad de esta múltiple condición del cuerpo de Shakira, y su estatus como figura pública y fenómeno global, hacen de ella un sujeto privilegiado para analizar las fuerzas internas y externas que dominan la relación entre el ser y su corporalidad. La invitación de la artista a “leer las señales” de su cuerpo, comentada en la primera parte de este artículo, proyecta una imagen del mismo como agente creativo y comunicativo que sugiere la disolución de las fronteras entre mente y cuerpo, entre sujeto y objeto, y entre naturaleza y cultura, que han dominado las definiciones del “Sujeto” en la historia occidental. El cuerpo de Shakira no es el ente pasivo al servicio de la mente, ni el polo instintivo y salvaje al que hay que controlar para hacerse un sujeto completo. Tampoco corresponde a la simple encarnación de la sexualidad, a la “tentación”, a la que se ha reducido desde el Génesis a la corporalidad femenina. El de Shakira es, en primera instancia, un cuerpo vivo, aliado de una personalidad multifacética y compleja. Su corporalidad activa, la puesta en escena de sus identidades múltiples, al igual que ese re-hacerse constante que acompaña su movilidad entre culturas y lenguas, son rasgos que hacen de Shakira emblema de una “subjetividad corpórea”–embodied subjectivity, a la manera en que ha sido propuesta por Elizabeth Grosz (), Lois McNay (), Judith Butler ( y ) y Rosi Braidotti (), entre otras autoras. Estas concepciones del “sujeto” tienen en común una visión del ser como “cuerpo vivo”, que habita y conoce el mundo a través de su percepción y experiencia. El cuerpo es el eje de nuestro contacto con el entorno y con los otros, y el escenario del encuentro entre las fuerzas psíquicas, físicas y sociales que dan forma y unidad a nuestro ser. Ese conjunto de huesos, nervios, peso, posturas, emociones, ideas y acciones que reconocemos como sujeto o persona, adquiere unidad y cohesión gracias al entrenamiento y la regulación de nuestras pulsiones corporales, gestos, deseos y hábitos, de acuerdo con las normas sociales. A su vez, las normas son aprendidas e inscritas sobre nuestra corporalidad y subjetividad a través del tiempo, por medio de nuestras relaciones personales, y en nuestra interacción con las instituciones, prácticas y discursos dominantes en nuestro contexto cultural. La comprensión de quiénes somos, esa abs- 20 Las declaraciones de Shakira en varias de sus entrevistas confirman esta percepción de su propio cuerpo como ente activo. Por ejemplo, al comentar la preparación de la gira de Fijación Oral, Shakira señala la necesidad de relacionarse físicamente con su música y de traducirla con su cuerpo: “Estoy empezando a hacer contacto con las canciones desde el punto de vista de la performer. Ok. Cómo voy a interpretar esto con mi cuerpo? Cómo voy a empezar a tener una relación física con mis canciones?” [“I’m starting to get in touch with the songs from the performer point of view. O.K., how am I going to interpret this with my body? How am I going to start to have now a physical relationship with my songs?”] Más recientemente, en su entrevista para la Revista Elenco, Shakira alude una vez más a la relación con su cuerpo. Cuando el periodista le pregunta cuáles serán las temáticas de sus próximas canciones, la artista responde. “Ja, ja, ja, coherentes con una mujer de años. No voy a hablar de lo que dicen los políticos. Hablo de otras cosas que me poseen hoy, que habitan mi cuerpo y mis sensaciones.” Que no hay sujeto sin cuerpo parece una premisa obvia pero no es un planteamiento sencillo. Décadas de escritura y reescritura feminista, así como de su crítica, revisión, cuestionamiento y reapropiación del discurso, el pensamiento y la historia de Occidente, han sido necesarias para devolverle al cuerpo un estatuto digno en la construcción del sujeto. Las teorías del embodiment, se han propuesto rescatar “el cuerpo vivo” y localizarlo al centro de los discursos sobre la subjetividad femenina. Por medio de la reapropiación crítica de las ideas de filósofos como Michel Foucault y Maurice Merleau-Ponty, autoras como Luce Irigaray, Elizabeth Grosz y Judith Butler han planteado la urgencia de romper con las dicotomías entre mente y cuerpo, naturaleza y cultura, interior y exterior, corporalidad y espiritualidad, oposiciones fundamentales al sostenimiento de los privilegios de la racionalidad andro-céntrica y el poder patriarcal. En sus reelaboraciones de la subjetividad, el cuerpo constituye la materia en la que interactúa una serie de fuerzas de orden psíquico, simbólico y social, así como el producto de esa interacción. Lo que reconocemos como sujeto es un cuerpo vivo que adquiere unidad y cohesión por medio de la inscripción de su materialidad y la regulación de sus gestos, hábitos, pulsiones y deseos por parte de una norma, la cual se implementa a través de unas relaciones de poder extendidas en todas las esferas sociales. La inscripción de la norma sobre los cuerpos es, sin embargo, un proceso constante e inacabado, que requiere de la participación de los sujetos y que encuentra en los mismos cuerpos, en sus fluidos, acciones y desplazamientos, los excesos que dan lugar a la trasgresión de la norma y a la desestabilización de las relaciones de poder. En este contexto, el cuerpo es también el locus de la diferencia sexual, y el testigo de la experiencia de ser mujeres, a partir de unos cuerpos cuyas especificidades y potencial de acción, reacción y creación constituyen la base para la emergencia de sujetos más autónomos y nuevos modelos de género. A Maurice Merleau-Ponty se remite la concepción del sujeto como “cuerpo vivo”. En Phenomenology of Perception, MerleauPonty define la relación entre el “cuerpo vivo” y su entorno en los siguientes términos: “Toda percepción externa es inmediatamente sinónima de una cierta percepción de mi cuerpo, de la misma manera que cualquier percepción de mi cuerpo se hace explícita en el lenguaje de la percepción externa... al rehacer nuestro contacto A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 con nuestro cuerpo y con el mundo, podemos también redescubrir nuestro ser, como es en realidad, como un sujeto de la percepción” [“Every external perception is immediately synonymous with a certain perception of my body, just as every perception of my body is made explicit in the language of external perception … [by] remaking contact with the body and with the world, we shall also rediscover our self, since, perceiving as we do with our body, the body is a natural self and, as it were, the subject of perception”] (). La percepción es, entonces, mediadora en la interacción entre el cuerpo y el mundo, y es también la condición de posibilidad de la organización mental del sujeto, así como de la localización de los objetos, de sí mismo y de los otros en el espacio y el tiempo. El sujeto es corpóreo ya que no es posible la existencia de la mente ni del sujeto sin el cuerpo, pues no hay percepción sin cuerpo y no hay experiencia ni conocimiento posible sin la percepción. Las teorías de la subjetividad corpórea deben a Merleau-Ponty no sólo las nociones de “cuerpo vivo” y “sujeto corpóreo” sino su reivindicación del valor epistemológico de la experiencia, que, como apunta Elizabeth Grosz (: -) en Volatile Bodies, Merleau-Ponty define como simultáneamente activa y pasiva, a medio camino entre mente y cuerpo, y fuente de toda forma de conocimiento. Si bien Merleau-Ponty no discute el efecto de la diferencia sexual sobre la percepción, su visión activa del cuerpo y su “estar en el mundo” ha servido como plataforma para un llamado a reconocer la especificidad de las experiencias femeninas como fuente de conocimiento, y como un aspecto irreducible en su formación como sujetos. En Space, Time and Perversion, Elizabeth Grosz (: ) define este cuerpo-sujeto en los siguientes términos: “Por cuerpo entiendo una organización concreta, material y animada de la carne, los órganos, los nervios, y una estructura esquelética, que adquieren unidad, cohesión, y forma a través de la inscripción psíquica y social de la superficie del cuerpo. El cuerpo es, por así decirlo, orgánica o biológicamente “incompleto”; es indeterminado, amorfo, una serie de potencialidades no coordinadas que requieren del accionar social, del orden y de “administración” a largo plazo. El cuerpo se hace un cuerpo humano, un cuerpo que coincide con la forma y el espacio de una psique, un cuerpo que define los límites de la experiencia y de la subjetividad, solamente con la intervención de otro (la madre) y, en última instancia, de El Otro (la lengua-y el orden social). Entre los principios estructuradores dominantes en la producción de este cuerpo están su inscripción y codificación (por parte del orden familiar) de los deseos sexuales (es decir, del deseo de/por el otro), que producen (y reprimen, en última instancia) las zonas corporales infantiles, sus orificios y órganos como fuentes libidinales; su inscripción por un sistema de significados y de significantes socialmente cifrados (tanto para el sujeto como para los otros), haciendo del cuerpo una entidad significativa, “legible”; su producción y desarrollo por medio de varios regímenes disciplinarios y su entrenamiento, incluyendo la coordinación y la integración de sus funciones corporales de modo que no sólo pueda emprender tareas sociales sino también hacerse parte de una red social, ligada a otros cuerpos y objetos.” [“By body I understand a concrete, material, animate organization of flesh, organs, nerves, and skeletal structure, which are given an unity, cohesiveness, and form through the psychical and social inscription of the body’s surface. The body is, so to speak, organically, biologically “incomplete”; it is indeterminate, amorphous, a series of uncoordinated potentialities that require social triggering, ordering tracción mental del “yo” a la que llamamos identidad, depende igualmente de los discursos que priman en nuestra cultura. No obstante, el ser es un devenir y la subjetividad es el producto de un hacerse constante. La subjetividad encarnada de Shakira testimonia tanto la condición corpórea de la formación de nuestra personalidad, como esa movilidad en el tiempo y en el espacio que es propia del sujeto contemporáneo. Así mismo, las múltiples identificaciones culturales de Shakira remiten al carácter inacabado de la identidad misma. Judith Butler subraya esta cualidad transitoria del “Yo” en su discusión de las identidades de género en Gender Trouble y Bodies That Matter. Según la filósofa, el género, y por extensión la identidad, resulta de prácticas performativas que reiteran las normas sociales, es decir, de nuestra actuación y repetición de los comportamientos que nos definen culturalmente como hombres y mujeres. Con el tiempo, gracias a su repetición constante, los imperativos culturales llegan a parecer rasgos “naturales” de nuestra personalidad y a camuflarse dentro de nosotros haciéndonos cómplices de las diferenciaciones y localizaciones de los individuos que sostienen las relaciones de poder. Sin embargo, los cuerpos, sus movimientos y experiencias son ultimadamente inaprehensibles. De allí que las personas puedan incurrir en prácticas des-identificadoras, a través de repeticiones tergiversadas o performances subversivos que desestabilizan la norma y que ponen en evidencia la condición transitoria del ser y del poder. En la aceptación y celebración de la complejidad de nuestra corporalidad subyace, entonces, un potencial transformador tanto de los individuos como de las relaciones de poder que dan forma a una cultura. En las negociaciones de Shakira con las normas que la han localizado como mujer, como latina y como estrella del espectáculo, se puede reconocer ese potencial de transformación propulsado por los cuerpos. La incorporación de la materialidad y la refutación del imperio de la razón sobre la definición del ser, que han intentado las autoras citadas, obedece a un esfuerzo por concebir a los sujetos desde sus diferencias y la particularidad de sus experiencias. Es también un intento de plantear figuraciones alternativas que sustenten la coexistencia entre las realidades y saberes que resultan de las experiencias disímiles que nos hacen únicos. Así mismo, se busca plantear formas de comprender a los individuos y las culturas que superen las visiones A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 21 deterministas del sujeto, y las percepciones fijas del poder como fuerza unidireccional que domina a los individuos. Ultimadamente, estas autoras se proponen dar cuenta de las posibilidades creativas de hacerse, y de abrirse a discursos y prácticas por medio de las cuales “al enfrentarse a la complejidad y la diferencia, los individuos puedan responder en formas no anticipadas e innovadoras que puedan cuestionar, dar nueva forma o catalizar el cambio social” (McNay : ). Shakira es el sujeto “encarnado” por excelencia, y la visibilidad de su subjetividad corpórea hace de ella un perfecto ejemplo de las posibilidades de ser y entender que estas autoras adjudican a la incorporación de los cuerpos y la celebración de sus diferencias en la comprensión de nosotros mismos y en las figuraciones teóricas del sujeto y del poder. Ahora bien, como diríamos en el Caribe, Shakira “no lo recogió del suelo”. Uno de los pilares de la identidad cultural de la región es precisamente la celebración de la corporalidad y el ritmo, esa “cierta manera” de llevar el cuerpo, expresión con la que Antonio Benítez Rojo () registró en su célebre La isla que se repite la propensión de los caribeños hacia el performance, la exposición y el movimiento constante de los cuerpos. Esa “cierta manera” –disponible al buen observador al caminar por las calles de cualquier ciudad caribeña— hace del Caribe una cultura especialmente propensa al estudio de las subjetividades como corpóreas y, al mismo tiempo, al análisis de las contradicciones implícitas en los discursos y prácticas en torno a los cuerpos femeninos en nuestras culturas patriarcales. El cuerpo de Shakira revela, por un lado, las posibilidades de expansión y re-creación de un sujeto, y una cultura, que abraza el potencial y la complejidad de su corporalidad, su diversidad interna, sus contradicciones y transformaciones, poniendo en evidencia las “verdades” que el Caribe puede enseñarle al mundo en su búsqueda de modelos de ser y coexistir más inclusivos. Al mismo tiempo, la imagen de Shakira, ese híbrido que resulta del complicado matrimonio entre sus esfuerzos de autorepresentación y la construcción del ídolo por parte de los medios y los fans, remite a una segunda acepción de la corporalidad femenina, a su más comúnmente asumida valoración como “objeto”. Shakira encarna simultáneamente las bendiciones de vivir su corporalidad como parte íntegra de su subjetividad, y las dificultades para hacerse a un cuerpo y 22 a una subjetividad “propias” que enfrentan las mujeres en un mundo globalizado y masificado, en el que sus cuerpos han pasado de ser objetos de intercambio y apropiación para convertirse, además, en objetos de consumo. La persistencia de esta problemática más allá de su cultura de origen es evidente en las transacciones con las expectativas del mercado masivo sobre una estrella de pop/rock, y en particular sobre una artista “latina”, a las que la corporalidad de Shakira se ha visto avocada. El cuerpo y la apariencia de Shakira se han convertido en producto mediático y en objeto de consumo, y Shakira misma ha capitalizado su “exotismo”, su sensualidad y destreza rítmica, reafirmando y cuestionando simultáneamente estereotipos dominantes en torno a la feminidad “latina”. Las caderas francas de Shakira hablan de este cuerpo social y culturalmente construido, pero al comunicar la complejidad que se and long-term “administration”. The body becomes a human body, a body that coincides with the shape and the space of a psyche, a body that defines the limits of experience and subjectivity only through the intervention of the m(other) and, ultimately, the Other (language-and rule-governed social order). Among the key structuring principles of this produced body is its inscription and coding by (familially ordered) sexual desires (i.e., the desire of/for the other), which produce (and ultimately repress) the infant bodily zones, orifices, and organs as libidinal sources; its inscription by a set of socially coded meanings and significances (both for the subject and for others), making the body a meaningful, “readable”, depth entity; its production and development through various regimes of discipline and training, including the coordination and integration of its bodily functions so that not only can it undertake general social tasks, but also become part of a social network, linked to other bodies and objects.”] () “…when faced with complexity and difference… [individuals] may respond in unanticipated and innovative ways which may hinder, reinform or catalyse social change” A pesar de capitalizar su “latinidad”, encarnando las bondades de una inmigrante modelo, Shakira ha excedido, al mismo tiempo, todos los pronósticos de esta etiqueta. En palabras de Fuchs (: -): “Ella resiste los límites usuales del mercadeo de lo étnico, en parte al ajustarse a las expectativas normativas de los Estados Unidos y en parte al señalar la patética falta de perspectiva de esas expectativas... Una y otra vez, la diferencia de Shakira produce desviaciones y elude las definiciones”. [“She resists the usual containment of “ethnic marketing,”in part by going along with normative US expectations and in part by pointing out such expectations’ pathetic lack of perspective ... Again and again, Shakira’s difference shape-shifts, eludes definition”] A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 esconde tras su movimiento, exceden y problematizan, a su vez, los discursos y prácticas que reducen el cuerpo femenino a una posición de objeto sexual o de producto disponible para la compra y venta. Las contradicciones inherentes a esta valoración cultural, y sus efectos sobre la relación con sus propios cuerpos que establecen las mujeres, se reflejan también en las posiciones que la artista ha asumido, en distintos momentos de su formación, en torno a su sexualidad, su apariencia física y su feminidad. Si bien el “destape” de Shakira parece haber sido forzado por su ingreso al mercado estadounidense, la artista se ha visto expuesta a paradójicas transacciones libidinales con su cuerpo desde sus orígenes. De hecho, una de las contradicciones inherentes a esa “cierta manera” a la que se refería Benítez Rojo es que tras ella se perpetúa e intensifica un doble estándar sobre la sexualidad femenina, gracias al cual se estimula la exposición de los cuerpos femeninos para la mirada y el goce del otro, mientras que se sostienen sofisticados mecanismos de regulación de la agencia de las mujeres sobre su corporalidad y su deseo. “Muéstralo!, pero no lo uses”, parece ser el credo caribeño. Efecto de este doble estándar sobre el cuerpo y la sexualidad es la construcción de una subjetividad escindida, en la que la abstracción mental del “Yo” es capaz de separarse del cuerpo, limitándolo a su acepción de apariencia o de objeto de manipulaciones propias y ajenas destinadas a garantizar la ejecución indirecta de los deseos propios. El juego de exposición e inaccesibilidad que la barranquillera reproduce a través del baile, remite a esta dualidad de la cultura caribeña. Así mismo, la de-sexualización de la vida sentimental de Shakira –de quien en su momento llegó a decirse que llegaría virgen al matrimonio— y la reconocida supervisión de sus padres sobre sus relaciones y su carrera, obedecen también a las expectativas sobre la “compostura” femenina en torno a la sexualidad en las culturas caribeñas y latinas. Desde este marco cultural es posible entender la insistencia de la artista en que su performance no es erótico: “Siempre trato de no ser gráfica sino metafórica,” o incluso el hecho de que la artista le hubiese pedido permiso a su sacerdote de cabecera para hacer las escenas del video de “La tortura” con Alejandro Sanz. La insistencia de la artista en que es tímida, aunque ha aprendido a esconderlo, implica también esa coexistencia entre el desinhibido despliegue público de la sensualidad, y la negación de un deseo y una sexualidad activas, que ha caracterizado tradicionalmente la feminidad caribeña, distinguiéndola de otras culturas latinas, en las que el control de la sexualidad ha prescrito también la exhibición del cuerpo. El ingreso de la barranquillera en el mercado estadounidense precipitó la traducción, dada a malinterpretaciones frecuentes, de este doble estándar en torno a la sensualidad y la sexualidad propio de la cultura caribeña. A su vez, expuso a la artista a los imperativos sobre los cuerpos y subjetividades femeninas que circulan en el mercado global. El blanqueamiento progresivo de su imagen, su adelgazamiento y el cambio de color de su cabello, ilustran sus negociaciones con un modelo globalizado de belleza bajo el cual se camuflan normas de género en las que persiste la reducción de los cuerpos femeninos a una posición de objetos, al igual que un modelo de feminidad cada vez más anclado en la apariencia. Shakira admite su conflicto con estas normas al señalar, en declaraciones a un periodista de la revista Elle, que la preocupación por la belleza femenina se ha vuelto patológica: “un tipo de obsesión compulsiva con hacerse perfecta, no un sino un . Es por parecerse a esas imágenes que la cultura pop te pone en frente... Siento que a veces he sido tanto víctima como verdugo de eso, y no es un buen sentimiento, déjame decirte”. En efecto, la barranquillera se ha referido en distintos momentos a sus inseguridades en torno a su apariencia y ha confesado sus coqueteos con la posibilidad de hacerse cirugías. Si bien afirma haber llegado, al acercarse a sus treinta, a un estado de aceptación de su cuerpo, la energía y disciplina invertida en el perfec- “I always try not to be graphic but to be metaphorical” (Gell : ) Estas transformaciones en los modelos de feminidad, y su actualización en el Caribe durante las décadas recientes, son discutidas extensamente en mi artículo: “La traición de la belleza: Cuerpos, deseo y subjetividad femenina en Fanny Buitrago y Mayra Santos-Febres”, que saldrá en Chasqui. Revista de Literatura Latinoamericana en el número de noviembre de . “...some kind of obsessive compulsion with becoming the perfect woman, not a , but an . It’s about matching these images that pop culture puts in front of you … I feel like sometimes I’ve been both a victim of that and a victimizer, and it’s not a good feeling, let me tell you.” (Gell : ) A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 23 cionamiento de sus movimientos, el adelgazamiento progresivo, y el cuidado de cada uno de los aspectos de su físico, son gráficas manifestaciones tanto de las exigencias de su medio, como de las ansiedades propias que éstas suscitan. No obstante, sus caderas sinceras delatan una relación con su corporalidad, al igual que una conciencia de su sensualidad y del poder de su cuerpo, que excede los requerimientos de “decoro” e “inocencia” tradicionalmente asociados con la sexualidad femenina; requerimientos que, gracias a la inteligencia de su corporalidad Shakira ha sabido usar a su favor para hacer suyo el mundo. El doble estándar que hace de su cuerpo sujeto y objeto de sí misma, y que se reproduce en sus relaciones con la cultura, el mercado y sus seguidores, no puede atribuirse a la asumida neurosis de Shakira, pues es más bien la condición de posibilidad de la formación de la identidad femenina en la sociedad contemporánea. Lo que hace de esta barranquillera excepcional es su audacia en el juego con las expectativas sobre su cuerpo y su ser implícitas en cada uno de los contextos culturales con los que se ha identificado. Tampoco esta cualidad para jugar con las reglas y amoldarlas, en lugar de confrontarlas, es ajena a nuestra identidad Caribe. Del mismo modo, las composiciones y videos, así como las declaraciones más recientes de Shakira, revelan las transformaciones en la visión de sí misma, su corporalidad y su feminidad que han resultado de su tránsito entre culturas y su permanente re-creación de sí misma. Aún en su tratamiento del amor, tema recurrente de la mayoría de sus composiciones, Shakira registra la transición desde una concepción idealizada a una visión más compleja de las relaciones de pareja. Así, la gama de sus canciones exhibe, además de las odas románticas, cuadros de seductores y de relaciones abusivas o autodestructivas, en medio de las cuales la artista recrea los dilemas de una voz femenina que se debate entre el amor por el otro y el amor propio. El retrato de su relación con Antonio de la Rúa que dibuja en las canciones de los dos volúmenes de Fijación Oral revela también una visión más pragmática del amor, en la que el acompañamiento y la mutua aceptación de sus diferencias aparecen como las claves para re-inventar y sostener la relación a través de los avatares propios de vivir en pareja y de una rutina llena de distracciones y exigencias ajenas al amor. En una entrevista reciente, la 24 artista admite su cambio de posición al explicar el por qué de su resistencia al matrimonio, decisión en la que se sintetiza su desprendimiento progresivo del modelo tradicional de feminidad que otrora pareció acoger: “Quiero decir que ya no soy tradicionalista ni tengo una visión clásica de la vida en pareja” –aclara—“La veo de otra forma. Creo que la institución del matrimonio Benítez Rojo () a la capacidad de los cubanos para “resolver” o “inventar”. Por su parte, Arcadio Díaz Quiñones () desarrolla un cuidadoso estudio del uso y efectos del verbo bregar, con el que los puertorriqueños resumen la acción, y la astucia requerida para hacerlo, de maniobrar en medio de límites reducidos, evadiendo la confrontación. Díaz Quiñones (: ) adjudica tres acepciones principales a la palabra. Por un lado, la brega se refiere al trabajo afanoso y el talento requerido para ejercerlo, así como a la “lucha” cotidiana para sobrevivir. La brega también se usa en Puerto Rico con connotaciones eróticas, para referirse a la actividad sexual entre las parejas, denotando una habilidad corporal que, según Díaz Quiñones, “confirma la conciencia constante del sujeto como ser sexual”. Finalmente, bregar implica la reflexión y las negociaciones necesarias para “encontrar soluciones apropiadas, tender un puente sin hacer demasiado ruido... buscar un punto medio, evitando prudentemente la violencia” (Díaz Quiñones : -), pertinente tanto a luchas privadas e íntimas como a públicas y políticas. Curiosamente, Shakira ha dado pruebas de su habilidad para bregar eficientemente en todos estos sentidos. Incluso sus canciones amorosas resultan en contradictorias recepciones, debido al contraste entre la devoción aparente en las letras de la barranquillera, y la fortaleza de su voz y su puesta en escena. Refiriéndose a los temas de amor de Laundry Service, Franz Kogan () comenta: “Dije que el álbum era sólo canciones de amor, pero en realidad, aunque ella solo escribe letras de amor, su sonido dice algo diferente. Ella no tiene canciones suaves. Incluso las que son suaves en el volumen son ruidosas en el sentimiento, tienen una dureza o un brillo que dice: ‘Nótenme’.” [“I said the album was nothing but love songs, but really, though she writes nothing but love lyrics, her sound says something different. She has no soft songs. Even the ones that are soft in volume are loud in feel, have a hardness or a brightness or a push that says, ‘Notice me’.”]. Christgau () comenta este fenómeno en las canciones de Oral Fixation: “Su romanticismo es rara vez relajante. Claro que ama a su hombre, espiritual y carnalmente, pero ella no es una mujer que conoce su lugar.” [“Her romanticism is rarely soothing. Sure she loves her guy, spiritually and carnally, but she’s not a woman who knows her place.”] El motivo se anticipa en Pies descalzos, en “Bruta, ciega, sordomuda”, si bien el tema de las relaciones destructivas, y la respuesta de autoafirmación de parte de la voz femenina, llega a su clímax en Servicio de Lavandería, en canciones como: “Te dejo Madrid”, “Te aviso, te anuncio” u “Objection” y “Poem to a Horse”. Véanse también “Fool” y “Don’t Bother” en Oral Fixation. A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 Las dos carátulas de Oral Fixation juegan también con motivos prestados al discurso psicoanalítico, y sugieren la disolución de las fronteras entre los modelos de feminidad dominantes en la imaginación occidental, María y Eva. La imagen del CD en español está basada en las representaciones renacentistas de la virgen y el niño, y, según la artista, sugiere esa conexión inicial con la madre que lo guía en su percepción del mundo. El volumen muestra a Shakira en el Edén, semidesnuda y siendo observada por el mismo bebé desde un árbol; la encarnación de la tentación, una Eva “inocente” que, según la artista comenta para MTV, ha sido expulsada del paraíso por su “fijación oral”. Shakira redime a esta Eva al jugar con las fijaciones sexuales de sus espectadores y oyentes. (mtv.com “Shakira on the genesis of her two albums”). La angustia ante la metamorfosis se torna en sardónica aceptación de sus contradicciones, y en la invitación al otro a aceptarlas también en “Costume makes the clown” [“El disfraz hace al payaso”]. La voz se dirige al amado para disculparse por un engaño, explicándolo en una transformación inevitable detonada por el maquillaje y el disfraz que ha tenido que llevar y que ahora amenazan con transformar sus rasgos: “Pero mira cómo me quito el maquillaje de la cara antes de que me olvide de quién soy ahora, porque no estoy aquí para fallarte, pero el disfraz hace al payaso. Es sólo la anatomía de la vida.” [But look at how/I’m taking the make-up off my face/Before I forget who I am now/’Cause I’m not here to let you down/But the costume makes the clown/It’s just life’s anatomy]. La voz sugiere también que ella misma ha llegado a asumirse, e invita al otro a aceptar esta nueva versión de sí, pues ya no está dispuesta a ser perfecta, ya no es la virgen que encarnara todas las bondades de una feminidad inmaculada; ahora ha mentido, quizás ha sido infiel pero no desleal, sigue siendo ella detrás del maquillaje y no está dispuesta a fallarle a los que confiaron en ella. En Nomadic Subjects, Rosi Braidotti () esboza lo que cataloga como una “ficción política”, una noción de la subjetividad con la que se propone articular las variantes que distinguen la experiencia del ser contemporáneo: “una forma creativa de ser, una metáfora performativa que facilite encuentros entre fuentes insospechadas de experiencia y conocimiento que de otro modo serían inconcebibles”. La autora responde a un objetivo feminista, es decir, a la búsqueda, por un lado, de una propuesta ontológica que de cuenta de la diferencia sexual y, por el otro, de una posición epistemológica y política que permita cuestionar las relaciones de poder en medio de las que se engendran y sostienen los modelos dominantes de subjetividad. Inspirada en la movilidad entre espacios, lenguas y voces del nómada, el políglota y el escritor, Bradiotti ilustra la conciencia de los “sujetos nómadas”: seres en movimiento, ajenos a la nostalgia por un lugar o una identidad, capaces de resistir la homologación, y de producir formas alternativas de saber y de ser. Su propuesta se vincula a una serie de modelos que, en el marco de las teorías postestructuralistas y los estudios postcoloniales, han intentado articular la experiencia de los llamados sujetos híbridos o mestizos, y derrocar el imperio del “Sujeto”. En ellos se registra la transición entre dos modos de interpretar la dislocación y fragmentación del individuo en la era global. Así, la que fuera entendida como la vergonzosa herencia del orden colonial o la dolorosa fractura con una identidad cultural, es hoy concebida como la oportunidad para crear y recrear no sólo subjetividades alternativas sino nuevas opciones políticas. no existió siempre en la sociedad sino que se inventó mucho tiempo después. Y es parte de la sociedad en la que vivimos.” (Giraldo , ) Los videos y las letras de sus canciones, al igual que el título y las carátulas de sus álbumes recientes, remiten también a una visión más compleja de la sexualidad, en la que es evidente la influencia de sus sesiones de psicoanálisis. Del mismo modo, el volumen en inglés de Fijación Oral evidencia una transformación en la visión del mundo de la artista. En éste retorna a la crítica de la sociedad de consumo que hiciera célebre temas como “Pies descalzos” y “Octavo día”, recreando su nostalgia por el optimismo de aquellos tiempos. El tono de canciones como “Timor”, “How Do You Do”, “Animal City” y “Costume makes the clown”, delata, en cambio, un profundo desencanto, y una rabia irónica que no perdona, en sus cuestionamientos, a los gobiernos, los medios, las religiones, ni a sí misma. Las canciones revelan también las inquietudes de la barranquillera ante sus propias transformaciones y ante las demandas del mercado, en contraste con su visión de sí misma como artista y como individuo. Shakira hace eco, de esta manera, de las ansiedades que han caracterizado su recepción, recreando cómo la dialéctica entre permanencia y transformación que ha movilizado su vida y su carrera ha implicado riesgos y renuncias, a pesar de los evidentes triunfos, y que la artista ha requerido de coraje y convicción para continuar en la búsqueda y el perfeccionamiento de su ser. Al abrazar, desde la plena aceptación de su corporalidad y de las tensiones que en ella se concentran, el proceso de ser y hacerse constantemente como sujeto, sin renunciar a las marcas que constituyen el mapa de sus identidades simultáneas, Shakira se convierte en paradigma del sujeto y la conciencia nómadas que imaginara la filósofa italiana Rosi Braidotti: “Un sujeto en movimiento en el espacio y el tiempo, sin deseo de llegada ni luto por la unidad. La ocurrencia simultánea de todos los vectores de la diferencia. Una forma creativa de devenir”. Shakira encarna también esa conciencia “capaz de resistir la asimilación y su homologación a las formas dominantes de representar el ser”, y personifica la identidad a posteriori que se reconstruye tras el viaje, tras haberse dejado vivir un itinerario ajeno a la supervisión o el mandato de las normas sobre ser. La artista barranquillera sintetiza un sujeto que, como el Caribe dibujado por Benítez A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 25 Rojo en el epígrafe de este artículo, es “cambio, tránsito, retorno, flujos de materia estelar”. En esta dialéctica entre transformación, movimiento y permanencia se explica también el retorno simbólico a Barranquilla y al Caribe que hace Shakira en “My hips don’t lie” y en el DVD de Fijación Oral, un gesto necesario para darle forma y unidad a una trayectoria en la que lo único fijo es su punto de partida. La ruta, en cambio, se hace a cada instante, movida por esa “fuerza telúrica” que le adjudicara García Márquez, y cuya potencia reside en los múltiples atributos que se conjugan en su cuerpo. La corporalidad de Shakira, con sus discursos encontrados, su movilidad permanente y sus pertenencias múltiples, concentra el poder desestabilizador de la paradoja y de la reiteración tergiversada de la norma que discutiera anteriormente a partir de las ideas de Judith Butler. Desde el espacio creado por la contradicción de sentidos que se sintetizan en su cuerpo, y que es evidente en la recepción de la artista como “extraña” en tantos y tan distintos contextos, es posible refutar el reduccionismo que ha marcado las definiciones tradicionales de subjetividad e identidad para plantear alternativas de comprensión de los individuos y la sociedad. Así mismo, la polivalente y multifacética puesta en escena de su cuerpo ha sido una eficiente estrategia de negociación en medio de las relaciones de poder en las que se ha visto sumergida Shakira como artista y figura pública. Shakira ha logrado poner estas relaciones al servicio de la comunicación, más allá de los idiomas, de una compleja visión del arte y de la sociedad. En este sentido, la barranquillera es también testimonio de las complicadas transacciones en las que el sujeto contemporáneo maniobra con el poder para constituir su agencia, que como señala Lois McNay (: ), no puede definirse como la total autonomía de pensamiento y acción del individuo sino como “la capacidad para manejar activamente relaciones discontinuas, contrapuestas y conflictivas de poder”. Ahora bien, el éxito en estas transacciones de Shakira no hubiera sido posible sin su voz y su sabiduría corporal, pero tampoco sin su sensibilidad hacia los otros y el extraordinario talento de la barranquillera para relacionarse con su audiencia. También en esta relación su cuerpo ha sido un constante mediador que le ha abierto puertas a públicos en idiomas y culturas lejanas entre sí. La artista ha demostrado igualmente su conciencia del poder y la responsabilidad que implica 26 : “The capacity to manage actively discontinuous, overlapping or conflictive relations of power” A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 ser el puente de comunicación entre tantos mundos y culturas. “La fama es cuestión de temperatura; es fría cuando diviniza y separa, y cálida cuando acerca y humaniza. Yo la he usado para acercarme a mi público, no para alejarme” –explica la compositora— (Diego : ). En efecto, Shakira alimenta abiertamente en sus conciertos y en todas sus apariciones en público su familiaridad con sus espectadores. El baile y la sensibilidad para captar y reproducir en sus canciones los sentimientos y dilemas de su generación, contribuyen también a esa sensación de que “está hablando de mí” que expresan sus fans. Las apropiaciones de su figura, su baile y sus letras a manos de sus seguidores evidencian también la productividad y movilidad de sentidos que genera la corporalidad de Shakira. Ejemplo de ello son los videos de sus fans. En “My hips don’t lie: Fan’s versión”, hombres y mujeres de todas las edades y procedencias se toman las pantallas desde sus casas o en las calles, meneando su caderas y ombligos, a la caribeña, a la “americana” y a la oriental. Cuerpos que no corresponden a los ideales étnicos o estéticos aceptan la invitación de esas caderas a asumir su corporalidad, y su diferencia, y a celebrarla a través del baile. Las múltiples parodias de Shakira –algunas disponibles en Youtube— corroboran la proliferación de sentidos a la que da lugar esa “cierta manera” caribeña que hace única a Shakira, y que Benítez Rojo (: xxii)define como “algo remoto que se reproduce y que porta el deseo de conjugar apocalipsis y violencia; algo oscuro que viene del performance y que uno hace suyo de una manera muy especial, concretamente, al uno salvar el espacio que separa al observador contemplativo del participante”. Desde esta conexión, que la artista refuerza no sólo en el escenario sino en la platea constante que le otorga su increíble difusión mediática, Shakira ha podido articular un discurso en el que se conjugan la espontaneidad de su espíritu creativo y una singular conciencia de su poder como figura pública y modelo para miles de seguidores alrededor del mundo. “Todos los días sacrifico mi vida por una idea”—dice Shakira en el documental de Live and Off The Record— “la idea de que pueda seguir comunicando mis otras ideas al resto del mundo”. La gama de ideas a las que da voz abarca desde posiciones frente al amor y las relaciones de pareja, hasta explícitos comentarios políticos. Como lo explica ella misma: “No me gusta crear controversia, pero me gusta estimular la conversación. Esa es la función del arte, presionar esos botones que raramente se hunden porque estamos encerrados en nuestras pequeñas rutinas, sentados en nuestras grises oficinas, frente a los mismos computadores” (Gell : ). Volviendo a las claves de lectura de “My hips don’t lie”, la comunicación establecida con sus fans le ha garantizado, en un primer nivel, una audiencia ante la cual contar su historia, sus orígenes, y las experiencias que han dado lugar a su personalidad, es decir, narrase a sí misma para proporcionarle unidad y coherencia a ese ser heterogéneo y móvil que encarna. Así mismo, el eclecticismo de su música y su asumido multiculturalismo refuerzan su posición frente a otro de sus temas recurrentes: la celebración de la diversidad humana y la promoción de alternativas pacíficas de coexistencia. El lenguaje rítmico de su cuerpo le ha permitido llevar este mensaje al ámbito global. Quizás uno de los resultados más sugerentes de este proceso es la difusión del español que ha generado la incursión de Shakira en el inglés, cuya escena emblemática es la repetición del estribillo “En Barranquilla se baila así” por los asistentes a sus conciertos ante el mandato de la artista: “Say it!” [Dílo]. Desde los críticos de importantes revistas estadounidenses y británicas hasta los fans, Shakira ha atraído a sus seguidores no-hispanos a escuchar sus temas en español, y a atreverse a hablarle, a pesar de las diferencias Los comentarios de sus fanáticos en los innumerables blogs y páginas en internet constituyen un capítulo extenso, al que no me refiero en detalle, del historial de sentidos a los que da lugar la corporalidad y la imagen de Shakira. “I don’t like to create controversy,” she says, “but I like to stimulate conversation. That’s the function of art, to press those buttons that rarely get pressed because we are enclosed in our little routines, sitting in our gray offices, in front of the same computers.” El filósofo francés Paul Ricoeur (: ) reflexiona acerca del potencial de la narración en la formación de la identidad: “Narrar(nos)”, plantea “nos permite integrar con la permanencia en el tiempo lo que parece ser su contrario en el dominio de la identidad como igualdad, es decir, la diversidad, la variabilidad, la discontinuidad y la inestabilidad” [“allows us to integrate with permanence in time what seems to be its contrary in the domain of samenes-identity, namely diversity, variability, discontinuity, and instability”] A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 27 y los “acentos”, en su propio idioma. Shakira confiesa la satisfacción que le produce haberse convertido en tal puente hacia su propia cultura: “Cuando oigo el nombre de Barranquilla, así sea mal pronunciado, mi corazón late más fuerte” (Giraldo : ). Por otra parte, y como lo señalan en sus respectivos artículos sobre la artista, María Elena Cepeda y Cynthia Fuchs, la complejidad de la puesta en escena de Shakira ha logrado darle un nuevo significado a la ciudadanía colombiana alrededor del mundo y un nuevo valor a la “latinidad” en el contexto anglosajón. “Conmigo nada es fácil, ya debes saber”—decía la artista años atrás en “Inevitable”— y hay que reconocer que ha sido fiel a ese precepto en su relación con sus fans de todos los orígenes. Además de romper con preceptos de mercado y barreras lingüísticas y mentales para educar a sus fans en otras culturas y formas de ser, sus conciertos, entrevistas y documentales han sido el escenario para referirse a problemas sociales como la guerra, la injusticia social y las carencias educativas, entre otros problemas de la infancia latinoamericana. Benítez Rojo (: xxxii) adjudica al performance caribeño la capacidad de sacar al espectador del lugar contemplativo para invitarlo a un espacio poético, dominado por paradojas y bifurcaciones, desde el cual es posible conjurar fuerzas destructivas y postular una estética de no violencia. Shakira ha asumido de manera consciente esta misión en su arte y en la promoción de su imagen. Ejemplo de esto es el Tour de la Mangosta, dedicado a este curioso roedor que es capaz de derrotar a la cobra sin ser aniquilada por su veneno, y el polémico cortometraje con el que acompañó su interpretación de “Octavo día” en esta gira, que inició poco después de Septiembre y coincidió con la fabricación de la guerra de Irak. El corto presenta a dos hombres, con máscaras de Sadam Hussein y George Bush, jugando al ajedrez. Al final del video, que incluyó a pesar de la oposición de sus productores, las fichas de ajedrez van siendo reemplazadas por torres de petróleo y misiles, mientras que, con un zoom out, se revela que los enmascarados están siendo dirigidos por hilos que mueve la muerte. En este contexto, Shakira se dirige a su público para hablar de la guerra y del amor, resumiendo en una frase su propia militancia por este último como antídoto para la primera: “Al amor le están faltando líderes y a los líderes les está faltando amor”. 28 Cepeda (: -) argumenta que: “El creciente y agresivo mercadeo de la imagen de Shakira y su música... ha reconfigurado el significado y el valor de la ciudadanía contemporánea entre los colombianos” [“The increasingly agressive marketing of Shakira’s image and music… has arguably “reconfigured the meaning and value of contemporary citizenship” among colombianos”, y extiende los efectos de esta redefinición a la percepción de sí mismos de los latinos en los Estados Unidos y el mundo. Con la inminencia de la confrontación en Irak, el cortometraje recibió más atención pública, y Shakira se vio obligada a explicarlo en uno de los conciertos finales de la gira, en Oakland: “Yo creo que vemos la guerra como algo virtual y hasta llegamos a creer que las bombas caen sobre figuras de cartón o algo así. Pero no. Ellas matan gente real, niños reales, madres reales y millones de personas inocentes. Yo vengo de Colombia, un país que ha estado bajo el látigo de la violencia por más de cuatro décadas, así que he visto las consecuencias de la guerra y he visto el daño psicológico que hace a la sociedad. Y creo que nunca estamos listos para la guerra”. Y agrega: “Los gobiernos no siempre representan a su gente. Los gobiernos no siempre toman las decisiones correctas, porque los gobiernos son controlados por sólo unos pocos y esos pocos no siempre representan fielmente los ideales de la gente”. [“I think that we see war as a virtual thing and we even get to believe that bombs fall on top of cardboard cutouts and stuff like that,” Shakira said. “They don’t. They kill real people, real children, real mothers and millions of innocent people. I come from Colombia, which is a country that has been under the whip of violence for more than four decades, so I’ve seen the consequences of war and I’ve seen the psychological damage that it does in a society. And I think that we’re never ready for war.”. “Not always do the governments represent their people,” she added. “Not always do the governments make the right decisions, because the governments are controlled by just a few, and those few do not always represent faithfully the ideals of the people.”](Moss ) “Love is lacking leaders and leaders are lacking love”. “I think my generation is not willing to tolerate this any more” – la frase se repite en los documentales del MTV Unplugged y de Oral Fixation Tour y en la entrevista para el especial de MTV, First Ladies: Shakira. Nótense, por ejemplo, las palabras de Jon Pareles sobre Oral Fixation : “Psicoanálisis, revisionismo bíblico, pinturas del renacimiento, para no mencionar multiculturalismo desde el ADN, tórridos movimientos de danza y un oído para los ritmos de todas partes. Satisfacer las necesidades básicas del pop actual - una canción pegadiza, una cara bonita – no compensa ni de cerca las ambiciones de Shakira. Ella es la bomba latina del siglo XXI, la cara más dulce del triunfo de la globalización, y aún más.” [“Psychoanalysis, biblical revisionism, Renaissance paintings. Not to mention DNA-level multiculturalism, torrid dance moves and an ear for rhythms and hooks from all over. Fulfilling the basic needs of current pop - a catchy song, a pretty face - doesn’t begin to match Shakira’s gleeful ambitions. She is pop’s st-century Latina bombshell, a sweetly up beat face of globalization, and then some.”] “For the Colombian conquistadora of global pop, it’s not all about romance-it’s remembering the forgotten, caring for the abandoned, changing the world. And she really means it”. A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 Por otra parte, Shakira ha aprovechado su creciente visibilidad para llevar sus ideas a instancias institucionales de poder –como el congreso colombiano y el norteamericano, para establecer colaboraciones con otros artistas, recaudar dinero entre afamados millonarios, y recordarles su responsabilidad con la educación de los niños a varios mandatarios, incluido el colombiano. No contenta con ello, Shakira se ha propuesto educar a su generación en su compromiso social, utilizando los documentales en torno a su vida para subrayar la realidad de pobreza y deterioro social de las poblaciones marginadas en Colombia y generar conciencia sobre la urgencia de acciones que garanticen la educación y la nutrición de los infantes, problemática a la que ha dedicado los esfuerzos de las fundaciones Pies Descalzos, y su más reciente proyecto, ALAS, que abandera en colaboración de artistas hispanos y cuyo presidente honorario es Gabriel García Márquez. En estos mismos espacios, y refiriéndose a la terrible brecha que separa a los ricos de los pobres latinoamericanos, Shakira ha insistido en que: “Mi generación ya no está dispuesta a tolerar más esto”, en una frase que es más un llamado a esa generación a no tolerarlo, que la afirmación realista de tal toma de conciencia. Tras años de carrera artística y casi una década de su entrada al mundo anglo, y tras haber roto más barreras culturales de las que ella misma hubiera podido anticipar, Shakira ha logrado establecer una imagen mundial que reconcilia aspectos aparentemente contradictorios y registra su movilidad permanente entre distintas lenguas, culturas y visiones del mundo. Su gran acierto musical –la fusión de ritmos de orígenes diversos que es hábil en hacer coexistir, y que, junto a su potente voz le da un sonido único, ha sido también el gran don de su personalidad encarnada. Barranquillera y colombiana a mucho honor, libanesa, latina y universal, Shakira lleva las marcas de cada una de sus pertenencias, abrazando nuevas identidades sin haber renunciado a su esencia. Y es tal pluralismo y tal coexistencia de las diferencias lo que hace de Shakira un ser profundamente Caribeño. Artículos académicos, críticas musicales, notas de prensa y los comentarios de su fans de distintos orígenes, registran hoy la progresiva aceptación de la complejidad inabarcable de Shakira, quien se ha convertido en el emblema internacional del multiculturalismo, la globalización, la latinidad, y la feminidad del siglo XXI. La introducción de Aaron Gell a su reportaje sobre la artista para la revista Elle, “Love in Times of Shakira”, resume el respeto y la credibilidad con la que hoy cuenta la barranquillera: “Para la conquistadora colombiana del pop global, no se trata sólo de romance—se trata también de recordar a los olvidados, cuidar a los abandonados y cambiar el mundo. Y ella realmente se lo propone”. La tarea es titánica y probablemente utópica pero si hay alguien que pueda hacerla es Shakira. La acompaña en la descomunal tarea, mano a mano con su genialidad, su sensibilidad y su conciencia, una corporalidad sabia y plena de energía y fortaleza, un cuerpo “propio” que es su aliado y su mejor empresa. Pero Shakira no es sólo un sujeto encarnado, es un ser extraordinariamente poderoso, capaz de crear y de traducir a un lenguaje universal su arte y sus ideas, de generar nuevos significados y movilizar cientos de miles de personas hacia nuevas percepciones del mundo. En su cuerpo-espejo se refleja el inmenso potencial que subyace en la capacidad de escuchar el lenguaje y la sabiduría de los cuerpos, y de rechazar su reducción a objetos. Es esta la principal “verdad” que le devuelven las caderas de Shakira al Caribe cada vez que la artista le hacer repetir a miles de voces en coro: “En Barranquilla se baila así”. Shakira encarna y lleva al paroxismo las contradicciones y fortalezas que hacen del Caribe un espacio único para la producción de sentidos y formas de existir. El lenguaje y la sabiduría de los cuerpos es un punto de partida, pero es necesario emancipar a los cuerpos para A G U A I T A DIECISIETE — DIECIOCHO / DICIEMBRE 2 0 0 7 — JUNIO 2 0 0 8 29 escucharlos hablar. La astucia en sus negociaciones con las expectativas sobre su corporalidad que ha demostrado Shakira nos enseña también que el aprovechamiento de nuestros cuerpos no puede reducirse a la exhibición del folclore local, ni a la exageración y sexualización de nuestro potencial rítmico para responder al hambre de exotismo que prima en las percepciones de nuestra diferencia. En las inevitables negociaciones que caracterizan la relación del Caribe con el mundo, es urgente reivindicar la complejidad y la sabiduría atávica que subyace en el performance, el ritmo y esa “cierta manera” de ser que hace a nuestra corporalidad, y a nuestra geografía, tan atractiva. Es necesario, así mismo, cavar hacia el fondo de nuestras contradicciones y combatir las distinciones de clase, raza y género que hacen a algunos cuerpos más visibles y a algunos sujetos más susceptibles a la apropiación de propios y extranjeros. Shakira refleja también las promesas del tiempo, de la apertura a la transformación y la re-creación del ser, del individuo en búsqueda constante de sí mismo. Su propia trayectoria es un libro abierto e inacabado, pleno de caminos posibles y sugerentes en los que se reconcilian la permanencia y la transformación, la fidelidad a su esencia y la apertura a la diferencia. Como ella misma lo plantea: “Creo que venimos al mundo vestidos con muchas capas y la vida es quitártelas hasta alcanzar el centro de tu esencia. Con cada álbum que saco y cada año que pasa, me estoy acercando más a lo que soy. Y mis fans me acompañan en ese proceso” (D’Angelo ). Todos estamos a la espera. a “I think we come into this world dressed in many layers ... and life is about tearing them off to hit the core of your essence. With every album I release and every year that goes by, I’m getting closer to who I am. And my fans accompany me in that process.” 30 Bibliografía Benítez Rojo, Antonio (). La isla que se repite: El Caribe y la perspectiva posmoderna. Hanover: Ediciones del Norte. Braidotti, Rosi (). Nomadic Subjects: Embodiment and Sexual Difference in Contemporary Feminist Theory. New York: Columbia University Press. Butler, Judith (). Bodies that Matter. On the Discursive Limits of Sex. London; New York: Routledge. __________ (). Gender Trouble: Feminism and the Subversion of Identity. London; New York: Routledge. Cepeda, María Elena (). “Shakira as the idealized Transnational Citizen: A Case Study of Colombianidad in Transition”. Latino Studies. : -. Cobo, Leila (). “Shakira: Por qué triunfó en el mundo”. Cromos, .. Marzo . 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