Cimbra nº 383
Transcripción
Cimbra nº 383
A R T Í C U L O S PINTURA DESDE MI ESTUDIO Posimpresionismo ( III ) Por Alonso Santiago, pintor Será necesario tener clara la idea de que los límites de las diferentes tendencias pictóricas no tienen la rigidez de las fronteras políticas. Los especialistas en arte se obligan a colocar a los artistas en un determinado cubículo para que nos vayamos entendiendo pero, insisto, los pintores no están encerrados en una estancia sin ventanas por las que asomarse a otras perspectivas. ésta es una circunstancia que se hace evidente en la arquitectura, donde en un mismo edificio se mezclan elementos de diversos estilos. Una vez planteada esta flexibilidad digamos que, además de Cèzanne y Van Gogh, otros importantes pintores se suman a la lista de los que, después, serían calificados de posimpresionistas. GAUGUIN, miembro de una familia bien situada y respetable, era empleado de banca y agente de bolsa en París, pero cuanto más próspera y amable era su vida, de pronto, decide cambiarla para dedicarse a la pintura. Antes, había pintado en sus ratos libres como aficionado, pero quiso ir más allá y no vaciló en renunciar a la estabilidad de una vida acomodada, ni a enfrentarse a los inconvenientes de su apasionada metamorfosis a los 35 años. Gauguin, ya decididamente pintor, pasó unos meses junto a Van Gogh en Arles en 1888. En 1891 viaja a Tahiti, en la Polinesia, donde encontró el primitivismo que buscaba. Regresó a Francia en 1893 y, dos años después, se marchó a las islas Marquesas, donde murió en 1903. Su dibujo tiene cierta torpeza, pero esto, lejos de ser un inconveniente, acentúa su expresividad. Para él, la pintura no consiste en una mera reproducción de la realidad sino que es, por sí, un lenguaje. En su obra no hay ese amor que otros pintores tienen por la pincelada o la materia, sus colores son planos y brillantes, pero con ellos consigue la más alegre conquista de la pintura moderna y abre paso a la pintura abstracta. Como su amigo Van Gogh, vivió apasionadamente la pintura hasta convertirla en el fundamento de su vida. Gauguin - 46 - HENRI de TOULOUSE-LAUTREC nació en 1864 de una familia aristocrática. De niño sufrió dos accidentes de equitación que lo dejaron cojo y enano para siempre, pero aquel daño, que privó al niño de juegos y deporCIMBRA / Nº 386 / MARZO - ABRIL 2009 A R T Í C U L O S PINTURA tes, le entregó el dibujo y la pintura. Su familia pudo sufragar a los mejores maestros. Después, ya adulto, su cuerpo contrahecho lo apartó de los salones mundanos para los que estaba destinado. Se instaló en Montmatre donde la cercanía del mundo de las salas de baile, lo llevó a frecuentar el mundo del cabaret, las varieté, el circo y las lentejuelas. La conjunción de todas estas circunstancias hizo que en su obra se plasmara la visión pictórica de aquel submundo de oropel. Como ya dijimos, fue amigo de Van Gogh, pero también de Degas, Pissarro, Seurat , Signac y otros, con los que expuso en los dos últimos salones de los Independientes. Utilizó con maestría el óleo y la litografía. Toulouse-Loutrec elevó al cartel hasta la dignidad de la obra de arte y dio intemporalidad al anuncio efímero que estaba concebido para caerse de la pared. HENRI ROUSSEAU fue, quizá, el más humilde de aquel grupo de pintores, entre los que había gentes acomodadas y algún que otro aristócrata. Nuestro pintor fue un modesto funcionario de aduanas –de aquí el sobrenombre irónico de el aduanero– que, una vez que se retiró con una humilde pensión, se dedicó a pintar. Expuso por primera vez en el salón de los Independientes que lo acogieron hasta su muerte. A pesar de que su obra fue ferozmente atacada por la crítica y el público, los pintores de vanguardia admiraron su frescura e imaginación. Con él aparece la pintura “ingenua”, la que carece de técnica, que, con el tiempo, sería acogida en el seno del arte con el apelativo de arte naif. Rousseau fue su precursor. Toulouse-Lautrec CIMBRA / Nº 386 / MARZO - ABRIL 2009 - 47 -