La Resistencia sindical en la Región de Murcia durante los primeros
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La Resistencia sindical en la Región de Murcia durante los primeros
La Resistencia sindical en la Región de Murcia durante los primeros años del franquismo, 1939-45 Seminario de Investigación “Combates por la democracia”: LOS SINDICATOS, DE LA DICTADURA A LA DEMOCRACIA. 26 y 27 de Mayo de 2011 ANTONIO MARTÍNEZ OVEJERO I. La represión franquista en la Región de Murcia, cifras significativas Las instituciones civiles y militares en la Región ded Murcia, permanecieron leales al régimen republicano. Hace ahora 72 años, el 30 de marzo de 1939, el general Camilo Alonso Vega, al frente de la IV División de Navarra, ocupaba la provincia de Murcia. Salvo casos aislados, la masiva represión franquista en la Región de Murcia, se inicia después de la guerra, a través de la aplicación fría, generalizada y planificada de un “paquete represivo” compuesto por numerosos instrumentos administrativos, jurídicos, judiciales y políticos: Los Bandos de Guerra; el Código de Justicia Militar; la Ley contra la Masonería y el Comunismo; la Ley de Responsabilidades Políticas; las normas reguladores de las depuraciones en las administraciones públicas y en las empresas públicas y privadas, etc. Pese al terror, el régimen no logró imponerse sin una fuerte resistencia individual y colectiva, dentro y fuera de las cárceles. En la Región de Murcia, los procesados sometidos a Consejo de Guerra Sumarísimo, por su desafección a la “Causa Nacional” fueron más de 33.000; los condenados a pena de muerte tras el juicio sumarísimo previo: 1408; los fusilados 888; y los indultados « por la gracia de SE el Generalísimo », 5201. La represión tuvo un carácter de clase, masivo y ejemplarizante. Alcanzó a todos los rincones de la región, especialmente a las capas populares: dos de cada tres condenados a la pena de muerte eran trabajadores por cuenta ajena del campo, la industria y los servicios. Asimismo, dos de cada cinco hombres, entre los 26 y los 48 años fueron procesados y uno de cada seis condenados2. No en vano, la influencia política y social de las organizaciones murcianas del Frente Popular había sido muy importante. 1 Martínez Ovejero, Antonio, Conferencia en Jumilla, 8/10/2011: La represión franquista en Jumilla y en la Región de Murcia. Datos actualizados sobre la represión franquista en Murcia. 2 Martínez Ovejero, Antonio: “Peligrosos e indeseables para la Causa Nacional”, Revista MURCIA HISTÓRICA, nº 4. Marzo-Abril, 2009, pp. 50-62. MURCIA. 1 Unos diez mil afiliados a las organizaciones políticas y más de cien mil a las organizaciones sindicales, eran muy difíciles de borrar de un plumazo, en una comunidad de poco más de 700.000 habitantes, Ficha técnica: Edad media: µ= 36,63 años; Intervalo: 16 a 79 años; Desviación típica: σ= 10,74; Muestra: 4.019 procesado en la Región de Murcia. FUENTE: Elaborada por el autor, a partir de la correspondiente Base de Datos. II. El inicio de la resistencia al franquismo en la Región de Murcia Este grado de implantación y penetración en el tejido social generaba un amplio espectro de relaciones personales, políticas, vecinales, familiares, intracomunitarias, profesionales, etc. que, en una u otra forma y, en mayor o menor grado, se movilizaronn ante un evento socialmente tan traumático como el que se vivió al final de la guerra civil. A pesar del miedo, e incluso por encima de la política, se generó un sentimiento de solidaridad hacia el padre o la madre, el hermano o la hermana, el hijo o a la hija, el amigo o la amiga, el compañero o la compañera de trabajo, el vecino, etc. que hubiera sido víctima de la represión. En este contexto propicio a la ayuda mutua y solidaria, las primeras actuaciones de las organizaciones políticas o sindicales estuvieron dirigidas a conseguir la supervivencia, tanto personal como colectiva. Las estructuras organizativas se reconstruyeron, poco a poco, en las cárceles, en los campos de concentración, en los campos de trabajo, en los pueblos, en los barrios, en las empresas, etc. 2 Básicamente con dos objetivos: el primero, organizar la solidaridad con el fin de paliar en lo posible las terribles consecuencias de la represión, utilizando o no, las estructuras y redes del Socorro Rojo; y el segundo, establecer redes y cauces de información que, en principio, ayudaran a establecer los elementos básicos de cualquier futura estructura organizativa. Como podemos ver en la Ilustración nº 1 la persecución contra las redes de solidaridad con los presos políticos constituyó una de las prioridades de la policía. Estas formas de acción eran un denominador común entre los militantes de base de todas las organizaciones de la resistencia antifranquista en aquellos años. Ilustración 1: Portada del Sumario nº 11703 de 1942, por el que se procesa a 36 personas de Cehegín (Murcia): POR COTIZAR A UN SOCORRO ROJO A FAVOR DE LOS PRESOS. FUENTE: Archivo Naval de Cartagena Tras estallar la II Guerra Mundial, a partir de 1941-42, comenzaron a editarse y circular las primeras publicaciones, boletines y periódicos ilegales de la resistencia. En los años siguientes, los españoles que tenían acceso a un receptor de radio, empezaron a sintonizar las primeras emisiones de radio fuera de España: la BBC de Londres, Radio París, la Pirenaica, Radio Euzkadi, Radio Toulouse, etc. 3 Ilustración 2: Comunicación del Director de la prisión de Cieza al juez militar de instrucción de la actitud de indisciplina de un recluso, el socialista de Abanilla EMILIO CARRILLO LOZANO, el Botija, quién rechazó públicamente la suscripción a Redención, la revista oficial del Patronato de Prisiones franquista, reivindicando El Socialista. Fue condenado a pena de muerte y fusilado el 4 de abril de 1940 FUENTE: Sumario 138/39. Archivo Naval de Cartagena El aislamiento empezó a quebrarse y la esperanza a alimentarse. La actividad de los militantes y de las organizaciones de base de la resistencia comenzó a estar presidida por la propagación, el comentario, o la discusión, acerca de los eventos que iban produciéndose. El curso de la II Guerra Mundial, el restablecimiento de las organizaciones del Frente Popular en el exilio y en el interior, los primeros intentos unitarios de la oposición antifranquista, la actividad guerrillera, las declaraciones de los aliados, etc. constituían los primeros temas de debate y discusión. La desoladora y siniestra realidad cotidiana alimentaba las esperanzas de caída del régimen, más allá de cualquier expectativa razonable. Así se explica que durante la década de los cuarenta, mientras se mantuvo la posibilidad de que la presión internacional acabara con el régimen, pese a la cruel y durísima represión, las organizaciones republicanas fueran capaces de ofrecer todavía un significativo grado de resistencia y voluntad de organización, según la estrategia de 4 cada una de ellas, allí donde estaban presentes: en las cárceles, las ciudades, las empresas, o el monte. Ilustración 3: Nota de la recién creada Brigada Político-Social de Cartagena, publicada en EL NOTICIERO, el 21/9/1940, acerca de la intervención en una reunión clandestina “en uno de los barrios más populosos de Cartagena” FUENTE: Hemeroteca Archivo Municipal de Cartagena Con todos los matices que se quiera, es un hecho generalmente aceptado que, la estructura y organización en el interior de la resistencia antifranquista, era más fuerte y numerosa en los años cuarenta, que a mediados de los cincuenta3. Pero el reconocimiento internacional del régimen de Franco, fue el jarro de agua fría que despertó a todos del sueño. El agua fría no sólo volvió a la realidad a los militantes y dirigentes republicanos, sino que apagó casi todas las brasas que aún permanecían encendidas y que, cubiertas de ceniza, alimentaban la esperanza del pueblo que aguardaba paciente, pero vigilante, el soplo del viento que le devolviera la libertad. Los periódicos de la época dan cuenta de numerosas detenciones por actos de «resistencia a la autoridad», «insultos al Ejército o a SE el Jefe del Estado», «actividades clandestinas», etc. En la Ilustración nº 3, se recoge una nota de prensa de la recién constituida Brigada Político-Social de la Comisaría de Cartagena, publicada en El Noticiero, donde se hace referencia a una redada llevada a cabo en uno de los barrios más populosos de Cartagena, aunque no cita el nombre del barrio. 3 La época dorada de la clandestinidad confederal de la CNT tuvo lugar desde el fin de la guerra mundial hasta mediados de 1947. La organización se encontraba implantada en todas las regiones y la prensa confederal se podía leer en las principales ciudades del territorio español. HERRERIN LÓPEZ, Angel, La CNT durante el franquismo. Siglo XXI, Madrid, 2004, pp. 409 y 410. 5 Asimismo, los sumarios militares y los expedientes penitenciarios de los presos políticos, recogen también sanciones por comisión de actos de resistencia: plantes de rancho, fugas, organización y conspiración desde las cárceles, difusión de información acerca del curso de la II Guerra Mundial y de sus circunstancias políticas, etc. La Ilustración nº 2, nos muestra una comunicación del Director de la cárcel de Cieza, al juez militar instructor del Sumario 138/39, que prueba los intentos de imposición de la ideología del régimen franquista a los presos republicanos. El socialista de Abanilla Emilio Carrillo Lozano, el Botija, chófer, 33 años, rechazó públicamente la suscripción a Redención, la revista oficial del Patronato de Prisiones franquista, reivindicando El Socialista. Fue condenado a pena de muerte y fusilado el 4 de abril de 1940. Emilio Carrillo no fue el único socialista de Abanilla fusilado por su conducta carcelaria. José de San Nicolás Expósito, el Tengo, acumuló dos condenas a pena de muerte, una de ella por ser dirigente de la UGT y del Frente Popular de Abanilla, la otra por participar supuestamente en un complot en la Prisión Provincial de Murcia, que pretendía una fuga masiva de reclusos de la cárcel4. Los cinco presuntos organizadores del complot fueron procesados, condenados y fusilados en el patio de la cárcel, el 18 de enero de 1940, en menos de 48 horas. Cerca de 2.150 presos encarcelados en dicha prisión, en ese momento, fueron obligados a presenciar la ejecución y desfilar delante de los cadáveres de sus cinco compañeros fusilados. Como puede comprobarse por los ejemplos anteriores las fugas y las expresiones de organización e información dentro de la cárcel eran severamente castigados. Otras veces los fugados eran ejecutados “sobre el terreno”, como les ocurrió a Antonio Cantó Montoro, el Negro de la Serretilla, José Sáez Martínez y Telesforo Rojo de Archena, de la CNT, muertos por la Guardia Civil, en la Cañada del Conejo, en la Sierra de Abanilla, o en la de Ricote, respectivamente. III. Instrumentos jurídicos y evaluación de la represión y depuración laboral Aunque lo sindical y lo político, como decía Rosa Luxemburgo, constituyen las dos caras de una misma moneda. En el contexto político de aquellos años los límites entre las actuaciones de la resistencia política o sindical eran necesariamente difusos. Toda 4 Sumarísimo nº 6926. Los fusilados fueron: Valeriano AÑANOS PERIS, 42 años, maestro nacional de Murcia, CNT; Fulgencio GIMÉNEZ GIMÉNEZ, 61 años, agricultor de Torreagüera (Murcia) de Izquierda Republicana; José de SAN NICOLÁS EXPÓSITO, 45 años, agricultor de Abanilla, UGT; FRANCISCO SOLA BAENA, albañil, natural de Jaen, 55 años, afiliación política y sindical desconocida; y Jesús CABALLERO MARTÍNEZ, impresor de Mula, 45 años, PCE. Archivo Naval de Cartagena. 6 resistencia se interpretaba desde el régimen como desafección política, sin más matices, castigándose severamente a través de los tribunales militares. Un informe de la Inspección de Falange, en 1939, evaluaba así la catastrófica situación económica y social de la provincia: « […] 23.000 parados, 16.000 hombres y 7.000 mujeres, 6.000 de estos parados en la capital; 34.000 niños recogidos por el Auxilio Social, suponiendo fundadamente que quedaban otros tantos por atender; […] hay pueblos que no han comido pan en todo el tiempo que llevan liberados […]; el problema del paro puede además incrementarse de no intervenir la primera autoridad civil impidiendo de manera absoluta que los patronos dejándose llevar de un mezquino deseo de revancha, procedan por decisión propia e expulsar a sus obreros, sin esperar el acuerdo de las autoridades judiciales […] »5 La Inspección de Falange debía disponer de datos bastante fiables. No les faltó tiempo a las empresas públicas o privadas para proceder a despedir a los trabajadores cuando se vieron libres de la legislación y los organismos de control republicanos. A. El despido en las empresas públicas y de servicios públicos A efectos de despido de los posibles desafectos al régimen, la legislación represiva agrupaba a las empresas públicas y a las empresas de servicios públicos: 1) El Decreto-Ley nº 208 de 5/12/1936, disponía en su artículo segundo: « […] Las empresas concesionarias de servicios públicos o monopolios separarán de sus puestos, a todo empleado que se considere incompatible, opuesto o peligroso para el Movimiento Nacional, y a aquellos que no sirvan con eficacia y lealtad al régimen establecido […] »6 2) El Decreto de 27 de febrero de 1939 incluía también a: « […] los empleados y trabajadores de las empresas públicas o privadas dependientes, subvencionadas o avaladas por el Estado, de las que ejercen funciones delegadas por la Administración, de las concesionarias de Monopolios y Servicios Públicos, y de los Bancos Oficiales […]» 7. La provincia de Murcia albergaba a numerosas empresas de servicios públicos en el ámbito del transporte, las telecomunicaciones, la energía, la distribución de agua potable, etc. Solían ser empresas privadas, titulares de una concesión pública, como: la Telefónica CTNE, en el sector de las telecomunicaciones. En el transporte hay que 5 GONZALEZ MARTÍNEZ, Carmen, “Viejo y nuevo antifranquismo”. Comunicación al II Congreso Internacional “De la dictadura a la democracia”. Historia del Presente. Madrid-Melilla, mayo, 2005. La cursiva es mía. 6 Decreto-Ley de 5 de diciembre de 1936, (BOE, 9/12/1936). Una Orden de la Jefatura del Estado de 10/2/1937, BOE nº 115, de 12/2/1937, establecía que las empresas de servicios públicos debían remitir a la Junta Técnica del Estado, en un plazo de diez días, la relación de personal dependiente de las mismas al que deba aplicarse la sanción fijada en el Decreto-Ley de 5 de diciembre. 7 Decreto de 27 de febrero de 1939 (BOE, 28/2/1939), que desarrolla la ley de 9 de febrero de 1939 (BOE 13/2/1939) de Responsabilidades Políticas, concreta y extiende en su art. 1, el ámbito de aplicación de dicha ley. 7 resaltar las líneas nacionales y regionales de ferrocarril: la compañía MZA, MadridZaragoza-Alicante; líneas regionales como las de Lorca a Baza y Águilas; Villena a Alcoy y Yecla; Jumilla a Cieza; Mazarrón al Puerto; Alcantarilla a Lorca, etc. Las empresas suministradoras de agua, gas y electricidad abundaban en toda la geografía provincial: Hidroeléctrica; Gas Levante, Unión Eléctrica y Aguas Inglesa de Cartagena, Eléctrica de Lorca; Compañía Española de Electricidad y Gas Lebón de Murcia; Eléctrica de Abarán; etc. La banca pública, Banco de España, Banco Mercantil, etc. Trabajadores Servicios Públicos y Defensa Censo Censo Diferencia 1940 1930 1940-1930 2.076 2.966 -890 18 49 - 31 369 1.614 - 1245 3.958 4.805 - 847 6.421 9.434 - 3.013 Producción ELECTRICA 702 766 - 64 Explosivos 605 120 + 485 53 266 - 213 239 976 - 737 FFCC Tranvías Navegación Otros Total TRANSPORTE Armas Construcción NAVAL - 3.542 TOTAL 8.020 11.562 Trabajadores de los Servicios Públicos e Industrias de Defensa en Murcia, según los censos de 1940 y 1930 FUENTE: Elaborada por el autor a partir de los censos de 1930 y 1940 Pero ninguno de los censos utilizados recoge la potente industria relacionada con la Defensa, en Murcia, Cieza y sobre todo en Cartagena. Trabajaban para la industria militar numerosas fundiciones, empresas de armas y explosivos, minas, astilleros, productos químicos, etc. como: las fundiciones metalúrgicas de Peñarroya y de Zapata, en Portman (Cartagena); la fábrica de Productos Químicos que fabricaba explosivos, en Cartagena y la Franco-española de Alumbres (Cartagena) que era la única empresa que fabricaba dinamita, con unos 900 trabajadores, entre ambas; las minas de plomo y hierro, en La Unión, Cartagena y Mazarrón con unos 5.000 trabajadores; la Fábrica de Cartuchería del Parque de Artillería de Cartagena, que tenía unos 1.200 trabajadores, entre ellos 800 mujeres; el Arsenal Militar de Cartagena, 1.500 trabajadores, de ellos 700 eventuales; la Fábrica Nacional de la Pólvora, en la pedanía de La Ñora, en el municipio de Murcia, con 1.900 trabajadores; las fábricas de Industrias de Guerra nº 8 y 8 nº 15, en Cieza, con cerca de mil trabajadores. etc8. En el ámbito de la construcción naval militar hay que destacar a la Sociedad Española de Construcción Naval, popularmente conocida como La Constructora. En 1940, se convertiría, en el Consejo Ordenador de Construcciones Navales Militares, con cerca de 3.000 trabajadores. Fue intervenida por el Estado, en septiembre de 1.936, porque estaba participada por capital extranjero, y posteriormente incautada, en enero de 1.939. La mayoría de estas industrias eran públicas, estaban militarizadas y adscritas al Ministerio de la Guerra o de Marina. Algunas de ellas como la Fábrica de Cartuchería de Cartagena o las Industrias de Guerra de Cieza, habían sido trasladadas desde Toledo y Sagunto respectivamente, por razones de seguridad. Todas ellas fueron intervenidas o incautadas por el Estado. En total, tenemos en la Región, a unos trece mil trabajadores ocupados directamente en las industrias de defensa. Si a estos trabajadores, añadimos los 5.500 correspondientes a las empresas de servicios públicos anteriormente mencionadas, resulta que en la provincia de Murcia había más de 18.500 trabajadores a los que era aplicable el Decreto de 27/2/1939. No obstante ello, debemos señalar que una vez acabado el conflicto, ya no tenía objeto continuar con el mismo volumen de producción de materias primas, armamento y munición. Esta nueva situación supuso una disminución considerable de las plantillas. El ajuste empezó por los trabajadores eventuales. Muchos de estos trabajadores no fueron formalmente depurados ya que dado su carácter de eventuales, fueron simplemente despedidos. La Fábrica de Cartuchería del Parque de Artillería, el Arsenal Militar de Cartagena, o la Fábrica de la Pólvora de La Ñora, o las Industrias de Guerra de Cieza, fueron algunas de las empresas que vieron reducidas sus plantillas drásticamente, a costa del personal eventual. En total, el número de eventuales despedidos en las industrias de Servicios Públicos y las relacionadas con la Defensa podemos cifrarlo en unos 7.800, en la provincia de Murcia. La “limpieza ideológica” realizada entre el funcionariado, no debe ocultarnos el alcance económico y la repercusión política de la represión ejercida entre los trabajadores y los 8 Ver Informes sobre la situación de las industrias de guerra en la Zona Centro-Sur del Buró político del CC del PCE, de fechas 25/10/1937 y 10/9/1938, en AHPCE, citado por MARTÍNEZ LEGAZ, Juan, República y guerra civil en Cartagena, opus cit, pp. 291-298; y GONZÁLEZ, Carmen, y otros, Historia de Cieza, opus cit, pp. 54 y 55, en agosto de 1938, el gobierno republicano, procedió a trasladarlas a Cieza, procedentes de Valencia, para evitar que cayeran en manos del enemigo. 9 directivos considerados afectos a la República que trabajaban en el sector público empresarial. B. El despido en las empresas privadas Al igual que en el sector público, en el sector privado, el despido o la no readmisión en la empresa estaba asegurado, en el caso de que el empresario consiguiera demostrar la connivencia del trabajador con las organizaciones del Frente Popular. El examen de algunos expedientes de la Magistratura del Trabajo de Murcia ha puesto en evidencia la aplicación de tres disposiciones legales, todas dictadas por el Ministerio de Organización y Acción Sindical, cuya trascendencia no ha sido tenida demasiado en cuenta por la historiografía especializada en este período: 1) El artículo primero del Decreto de 15 de junio de 1939: « […] priva del carácter de firmes, no produciendo los efectos de cosa juzgada, a todas las Resoluciones dictadas con posterioridad al 18 de Julio de 1.936, en la zona no sometida al gobierno Nacional por los Jurados Mixtos y Tribunales industriales, o por el Ministerio de Trabajo, Audiencias territoriales y Salas de lo social del Tribunal Supremo […] »9. 2) La Orden del Ministerio de Organización y Acción Sindical de 5 de mayo de 1938 por la que se extiende a las empresas privadas el Decreto de 5 de diciembre de 1936 sobre depuración política en las empresas o servicios públicos. 3) La Orden Ministerial de 5 de julio de 193910, por la que se señalan normas para fijar las plantillas de las empresas y centros de trabajo. El objeto formal de esta disposición era la normalización de la vida del trabajo, «facilitando la preferente colocación de los excombatientes de nuestro Ejército». Para ello: « […] todas las Empresas y Centros de trabajo ajustarán sus plantillas, como minimum, al número de obreros o empleados existentes el 18 de julio de 1936 […] »11. Sin embargo, la jurisprudencia consultada nos señala que la aplicación de esta Orden sirvió para todo lo contrario. Su articulado registraba tantas excepciones y concedía unos poderes tan discrecionales a los Delegados de Trabajo que, en la 9 Decreto de 15 de junio de 1939, (BOE nº 188, de 7/7/1939) del Ministerio de Organización y Acción Sindical sobre invalidez de las actuaciones practicadas con posterioridad al 18 de julio de 1936, en la zona no sometida al gobierno Nacional por la jurisdicción contenciosa de Trabajo y dando normas para la resolución de recursos pendientes contra sentencias de los Jurados Mixtos anteriores a dicha fecha. Más información sobre Tribunales Industriales y Jurador Mixtos, en SOTO CARMONA, Alvaro, El trabajo industrial en la España contemporánea, Antropos, Barcelona, 1989, pp. 371-415. La cursiva es mía. 10 Orden de 5 de julio de 1939, (BOE nº 189, de 8/7/1939), del Ministerio de Organización y Acción sindical, señalando normas para fijar actualmente las plantillas en la Empresas y Centros de trabajo. 11 Ibidem, artículo primero. La cursiva es mía 10 práctica, eximió a los empresarios de esta obligación de mantener las plantillas anteriores a la guerra civil. Todo un ejemplo del “uso alternativo del derecho”. Es preciso señalar que las tres disposiciones están dictadas por el Ministerio de Organización y Acción Sindical. La Central Nacional Sindicalista, CNS fue elevada al rango de Ministerio del Gobierno, convirtiéndose así en el brazo jurídico, político y económico de la represión en el ámbito de la empresa privada. IV. La economía regional de Murcia: autarquía, estraperlo y condiciones de vida de los trabajadores Al igual que en el resto del Levante y Andalucía, el comercio exterior fue el elemento dinamizador de la economía regional murciana. Hacia 1910, la economía de la región ya presentaba un grado de apertura muy elevado, medido en exportaciones, a gran distancia del resto de las regiones españolas. Las exportaciones de la industria agroalimentaria protagonizaron una buena parte del crecimiento económico. A la industria pimentonera que venía siendo pionera de la actividad exportadora desde finales del XIX, se une a partir de la I Guerra Mundial, la industria conservera. A pesar del crecimiento económico experimentado en las décadas anteriores, en 1930, la mayoría de los indicadores económicos y de bienestar sitúan a la región por debajo de la media nacional: tasas elevadas de población campesina, baja productividad, escasa urbanización, baja alfabetización y una renta media baja por habitante, equivalente al 71 %, de la renta nacional. Los murcianos se encontraban al final de este período, entre las regiones más pobre con mayores posibilidades de crecimiento, pero también con mayores cotas de desigualdad12. El desarrollo de la industria agroalimentaria, conservas, pimentón y vinos; la consolidación de una agricultura especializada en frutas y hortalizas destinadas a los mercados exteriores; así como las industrias de transformación y embalaje derivadas de las anteriores, constituyeron el soporte del crecimiento económico en la Vega Media del Segura. La guerra civil truncó las posibilidades de recuperación de la economía regional tras la depresión de 1929. Las políticas autárquicas del primer franquismo, que se prolongan hasta mediados de los cincuenta, detuvieron el proceso de transformación y modernización de la economía regional que venía desarrollándose desde principios del siglo XX. Los mayores destrozos para la economía general de la región y la industria agroalimentaria llegaron con los efectos de las políticas autárquicas e intervencionistas del primer franquismo. 12 MARTÍNEZ CARRIÓN, Jose Miguel, Economía de la Región de Murcia. Editora Regional de Murcia. Murcia 2002. p. 409 11 Ilustración 2: Depuración político-económica en la empresa privada La economía murciana era una economía abierta al exterior y la “autarquía cuartelera”, como Tusell denominaba a esta desgraciada política económica, liquidó durante demasiado tiempo, los elevados coeficientes de apertura la economía murciana. La industria agroalimentaria no empezó a recuperarse, hasta mediados de los años cincuenta. Los niveles de producción retrocedieron a sus cotas más bajas, en el segundo quinquenio de los cuarenta, alargando innecesariamente la crisis. La política intervencionista en el control de la producción y los precios, se vio reflejada en el establecimiento de cupos para el suministro de materias primas a las empresas industriales, el racionamiento de los alimentos y otros productos básicos que, junto con el régimen de tasas de los productos intervenidos, dieron lugar a la existencia de un mercado paralelo, 12 el estraperlo. La falta de materias primas esenciales constituía un problema añadido que afectaba al normal desarrollo de la producción industrial y minera, con una notable repercusión en el empleo y el nivel de vida de los trabajadores. El carbón, la hojalata, el azúcar, el papel, los abonos químicos, los pesticidas, etc, estaban continuamente presentes en la correspondencia de los gobernadores civiles de Murcia, en aquellos años. Esta correspondencia refleja los conflictos y las angustiadas peticiones de los industriales y las empresas murcianas demandando su apoyo y mediación para que actúe y presione a las autoridades ministeriales encargadas de fijar el cupo de material necesario para asegurar mínimamente la producción. La ausencia y encarecimiento no sólo de la hojalata, sino de otras materias primas como el azúcar, a lo que hay que añadir la crisis de la fruticultura por falta de agua, energía, fertilizantes, etc. así como el cierre parcial o total de algunos mercados internacionales, como el francés, hicieron entrar a la industria conservera, en caída libre, a partir de la siguiente temporada de conserva. Hasta 1.953, no se recuperaron los niveles de producción de 1.935. C. Las condiciones de vida de los trabajadores El bienestar y el nivel de vida de los murcianos retrocedieron a los niveles alcanzados al comienzo del siglo XX13. Desde finales de los años treinta hasta finales de los cuarenta cayeron la renta, los salario, y el consumo, disminuyendo hasta la estatura física como expresión neta del empeoramiento del estado de salud y la nutrición. El coste social de las políticas económicas del primer franquismo, fue enorme. La postguerra, con todas sus secuelas económicas, sociales y políticas, se alargó demasiado, deteriorándose el bienestar y la escasa calidad de vida de amplios sectores de la población. París Eguilaz, estimaba en un 70% la reducción del nivel de consumo de la población respecto a los años prebélicos. Todo ello afectó notoriamente a las condiciones de vida de los trabajadores y de los vencidos. Los siguientes testimonios dan fe de ello: Amparo González Yagüe: el hambre y las necesidades, la obligaron tanto a ella, como a sus hermanas, a abandonar la escuela y empezar a trabajar siendo todavía unas niñas: « […] Nací en Molina de Segura, en 1937. Soy la menor de ocho hermanos. Mi padre era un pequeño agricultor con muy poca tierra y mi madre trabajaba en la casa. Recuerdo que cuando era pequeña como comía muy poco, casi no andaba. Mis hermanos y hermanas me llevaban a “coscaletas” (subida a la espalda) de un sitio para otro […]. Sólo fui a la escuela dos años. Nos enseñaban el catecismo y los milagros de Jesús porque lo importante era hacer la Primera Comunión. Para milagros los que hacía mi madre, para darnos de comer a diez bocas, tres veces al día. Todos tuvimos que 13 MARTÍNEZ CARRIÓN, Jose Miguel, Economía de la Región de Murcia. Editora Regional de Murcia. Murcia 2002. p. 427. 13 empezar a trabajar, muy pronto. Yo entré en la Fábrica de Prieto, a los nueve años. Mi primera tarea fue descascarillar almendra a destajo. En 1946, a las crías nos pagaban 3 ó 4 pesetas diarias, si hacíamos el destajo, claro […]. Mis hermanas empezaron a trabajar aún antes que yo, a los siete u ocho años. Apenas asistieron a algunas clases, sabían firmar y poco más. Todas aprendimos a leer y escribir bien siendo ya mayores. El primer día que mi hermana Marita, la mayor de todas, se vio sentada en un pupitre de la clase de adultos se echó a llorar. Era la primera vez que iba a la escuela, tenía 63 años. Sus nietos le ayudaban a hacer los deberes […] » 14 Antonia Sáez López, nacida en el Barrio de Santa Lucía de Cartagena, en 1.924, era la tercera de cinco hermanos, vio morir a tres miembros de su familia: a su padre con 48 años, trabajador de la Fábrica de Desplatación de una pulmonía, en enero de 1941; y a dos de sus hermanos de tuberculosis, tenían 19 y 9 años: « […] No había comida, no había medicinas, no había nada más que hambre y enfermedades […] Yo también cogí la tuberculosis. Estuve mucho tiempo en reposo. Tuve suerte y me curé. Desgraciadamente mis hermanos no tuvieron tanta suerte […] Con mi madre viuda y con cuatro bocas que alimentar, tuve que ponerme a servir, entonces no había pensiones […]. En Cartagena durante la guerra, pasamos muchas necesidades, pero la postguerra fue infinitamente peor […] »15 En 1940, en Cartagena, el “Padrón municipal de pobres” alcanzaba a más de 4.000 hogares, equivalentes a una población afectada, en torno a las 15.000 personas. No es de extrañar que se multiplicaran, en este municipio, los centros desde donde se distribuían las 10.000 raciones diarias de comida que llegaron a repartirse 16. A nivel provincial, en 1939, había 34.000 niños recogidos por el Auxilio Social, «suponiendo fundadamente que quedaban otros tantos por atender», según un Informe de Falange 17 V. La resistencia sindical en la Región de Murcia La resistencia en Murcia no sólo se limitó a la solidaridad con los represaliados, la difusión de la información, o la lucha en las cárceles o los campos de trabajo. Las penosas condiciones de vida y de trabajo de la inmediata posguerra produjeron también numerosos conflictos laborales de carácter individual y también colectivo. 14 Testimonio de Amparo González Yagüe, el 12/04/2006. Amparo fue dirigente de la JOC y de la USO de Murcia durante la dictadura. Actualmente está jubilada. 15 Testimonio de Antonia Sáez López, el 22/03/2006. Actualmente tiene 87 años, es viuda y vive en Cartagena. Nunca tuvo responsabilidades políticas o sindicales. Trabajó en el servicio doméstico hasta que se casó con un trabajador de las Obras del Puerto de Cartagena. A partir de ese momento sólo trabajó en las labores domésticas en su propia casa. Ha tenido tres hijas. Sus otros hermanos supervivientes viven todavía. 16 EGEA BRUNO, Pedro Mª, “Los años del estraperlo, 1939-52”, Cartagena Histórica, nº 14, eneromarzo, 2006. Cartagena, p. 10. 17 Informe Falange Murcia, 1939, AGA, Caja nº 9. 14 En el ámbito de la represión en el interno de las empresas podemos destacar dos casos. Ambos de naturaleza política más que puramente sindical. El primero podría clasificarse en el ámbito de la resistencia individual; el segundo en el de la resistencia organizada: 1) Ginés Sánchez Ros, operario de la Constructora Naval, sin ningún tipo de militancia política conocida, ni reseñable, ni antes, ni después de la guerra, fue condenado a muerte y fusilado por manifestar públicamente que: « Ahora no tenía más remedio que callarse, pero cuando esto diera la vuelta volverían a hacer lo de antes». Asimismo se le acusaba de asistir a los fusilamientos y desvalijar a las víctimas. Hasta tal punto esto era falso que el propio Auditor de Marina : « El Servicio de Información de Marina dice que asistió a varios fusilamientos aprovechándose para desvalijar a las víctimas, pero esto no aparece probado en autos y hay suficientes indicios para suponer que sea inexacto, ya que la persona que tal manifestó, posteriormente ha rectificado diciendo que se confundió » 18 2) En el Consejo Ordenador de Construcciones Navales Militares, SA, antigua Constructora Naval, en 1944, fue desarticulada una célula del PCE, compuesta por trabajadores del astillero. Su actividad, según la sentencia del Tribunal de Marina, ya que fueron juzgados con arreglo al Código Militar de Marina, fue promover la Unión Nacional: « […] que quiere derrocar por la fuerza de las armas el actual y felizmente imperante Régimen y Gobierno de España, para sustituirlo por elementos que, por su ideología, criminales procedimientos y antipatriotismo son continuación del tristemente famoso Frente Popular […] » Destacando el nocivo efecto de la propaganda que: « […] para mayor peligrosidad se efectuaba principalmente en una factoría militarizada con muy abundante personal obrero […] »19 Alfonso Martínez Peña, el Buzo, a sus treinta años, fue fusilado, el 13 de enero de 1945, en el campo de deportes del Arsenal de Cartagena. Sus compañeros de trabajo: Antonio Mercader Cañabate y Sergio Moya Sevilla, ambos de 28 años de edad, también fueron condenados a penas de muerte, conmutándoseles posteriormente estas penas por treinta años de cárcel. 18 Informe del Auditor de Marina de Cartagena del Sumarísimo nº 1126, de 14 de noviembre de 1939. Archivo Naval de Cartagena. 19 Sentencia de 9 de diciembre de 1944 del Consejo de Guerra Ordinario Permanente del Departamento Marítimo de Cartagena, contra los citados en el texto, contenida en EGEA BRUNO, Pedro Mª, La represión franquista en Cartagena, opus cit, pp. 93-102. 15 Conflictos laborales que superaron el ámbito individual Los expedientes de la recién nacida Magistratura del Trabajo, permiten sacar a la luz que hubo manifestaciones de la resistencia sindical que devinieron en conflictos laborales que superaron ampliamente el ámbito individual20: a) LORQUÍ, septiembre de 1939, INDUSTRIAS TOMÁS (Conservas), 32 trabajadoras; b) ABARAN, mayo de 1940, ELÉCTRICA de ABARAN, 4 trabajadores; c) EL ALGAR (Cartagena), septiembre de 1939, 5 jornaleros; d) BENIAJÁN (Murcia), julio de 1939, JOSÉ PRETEL, 4 trabajadoras; e) CARTAGENA, julio de 1939, SOCIEDAD MINERO-METALÚRGICA de PEÑARROYA, 13 trabajadores; f) CARTAGENA, julio de 1939, CONSTRUCTORAL NAVAL, viudas de trabajadores, muertos en la explosión del acorazado Jaime I; g) PORTMAN (Cartagena), enero de 1940, SMM ZAPATA, 7 trabajadores; h) CARTAGENA, febrero de 1940, CERÁMICA VIRGEN DE LA CARIDAD, 11 trabajadores; etc. Los límites de un trabajo de esta naturaleza no nos permiten extendernos en el análisis pormenorizado de estos conflictos, que tuvieron lugar durante los años 1939 y 1940. Pero podemos reseñar que estos hechos denotan una posición activa de resistencia y no conformismo de carácter colectivo, con la realidad social y laboral, cuyos protagonistas empieza a utilizar los instrumentos que el Nuevo Régimen ofrece, casi inmediatamente después de la guerra civil. Como muestra haremos referencia al primero: Treinta y dos antiguas trabajadoras y trabajadores de la empresa ANTONIO TOMÁS de Lorquí, presentaron una demanda ante la Magistratura del Trabajo de Murcia reclamando su antiguo empleo: « […] al liberarse la provincia por las tropas Nacionales y pedir volver a nuestro trabajo el Gerente nos conformó con que seríamos llamados después, y estando en marcha dichos trabajos y existiendo materias primas en abundancia para la elaboración de los productos no nos han llamado […] rogamos que la sentencia 20 La Magistratura de Murcia empezó a funcionar en julio de 1939. Por tanto los datos señalados para ese año, corresponden solamente al segundo semestre, julio-diciembre. Una proyección estimada para todo el año 1939, nos daría 298 expedientes. Como se puede en el gráfico, en 1943 todavía se tramitan sólo 254 expedientes. Los años 1944 y 1945 todavía están en el entorno de los 300, y no es hasta 1946, citando se da el primer salto significativo con 501 expedientes. AHPMU 16 que se dicte condene a Dn. Antonio Tomás Sanz, a que seamos readmitidos a nuestros puestos de trabajo […]»21 Naturalmente, la demanda no siguió adelante, ni fue estimada. El gerente de la empresa, Antonio Tomás Sanz, era el Delegado Sindical de la nueva y flamante Central Nacional Sindicalista (CNS) en Lorquí. Juez y parte interesada, que se encargó de neutralizarla y archivarla. Conflictos laborales que se convirtieron en huelgas A través de los sumarios militares y de la documentación del Gobierno Civil de Murcia, tenemos constancia de dos huelgas. La primera de ellas, fue protagonizada por las majadoras del esparto de Cieza; la segunda, por la Comunidad de Obreros mineros de Mazarrón El Fuero del Trabajo, una de las leyes básicas del Régimen franquista, era muy claro al respecto: «Los actos individuales o colectivos que de algún modo turben la normalidad de la producción o atenten contra ella, serán considerados como delitos de lesa Patria»22. Por tanto, juzgados por un tribunal militar, con arreglo al Código de justicia militar. La huelga de las majadoras del esparto de Cieza Habían pasado cinco meses desde el final de la guerra. En noviembre de 1939, la represión franquista estaba en pleno auge. Ya habían sido fusilados, cinco republicanos ciezanos; otros 31 condenados a la pena de muerte esperaban el indulto, o la confirmación de la pena. En la Región de Murcia, ya habían sido ejecutados 289. Por otra parte, se habían iniciado las diligencias, el procesamiento o dictado las sentencias de unos 300 ciezanos desafectos al Nuevo Régimen. En la cárcel de Cieza, había más de medio millar de presos políticos. Estas cifras pueden darnos una idea del ambiente de terror e incertidumbre que se vivía en Cieza y en la Región de Murcia, en aquellos momentos. La mañana del 27 de noviembre de 1939, las majadoras del esparto de las fábricas de JOSÉ GARCÍA SILVESTRE, ANTONIO TORRES ZAMORANO, y MARIANO MARTÍNEZ MONTIEL decidieron no entrar a trabajar. La causa de la huelga fue estrictamente salarial las trabajadoras exigían un jornal mínimo de 7 pesetas/día, por 21 Demanda presentada ante la Magistratura de Trabajo de Murcia por Francisca Andúgar Villa, de 22 años, natural de Lorquí, y 32 trabajadores más, contra Antonio Tomás Sanz, gerente de Industria Tomás, SA, el 14 de septiembre de 1939. AHPMU, Trabajo, Caja nº 7. 22 Fuero del Trabajo, Decreto de 9 de marzo de 1938 (BOE nº 505 de 10/3/1938), Apartado XI, punto 2. 17 ocho horas de jornada. Los patronos querían imponer un sistema salarial a puro destajo: jornal de 4,75 pesetas/día, cantidad a la que había que descontar una cantidad proporcional, si las trabajadoras no alcanzaban un determinado número de kilos de esparto picados. Naturalmente los tribunales militares iniciaron las diligencias para procesar a las supuestas cabecillas, cuyos nombres podemos ver en la portada del dossier Ilustración nº 5). Fueron detenidas y, algunas de ellas, estuvieron encarceladas varios meses. Después pasaron a la situación penal de “prisión atenuada”. Según consta en sus expedientes policiales y en los informes de Falange, casi todas ellas habían sido o eran todavía afiliadas a la UGT y a la CNT durante la República. Hasta 1944, cinco años después no se cerró el expediente, eximiéndolas de responsabilidad penal. Este es el primer acto de resistencia sindical con resultado de huelga, que tenemos noticia en la Región de Murcia después de la guerra civil. Fueron las mujeres, las picadoras del esparto las protagonistas de esta huelga. Así lo entendió la Guardia Civil, porque hasta donde sabemos ningún hombre fue represaliado. Todo apunta a que no fue una acción espontánea, sino un acto organizado. No se paran tres fábricas, a la misma hora, el mismo día, sin haberlo planificado previamente. Las antiguas redes sindicales de la CNT y la UGT aún no estaban aún totalmente desarticuladas. La huelga de la Comunidad de obreros mineros de Mazarrón La Comunidad de obreros mineros de Mazarrón es la única gran empresa minera de Mazarrón. En plena crisis de la minería, en 1935, la explotación fue arrendada a los propios mineros, por la Sociedad Bédar. Durante la guerra civil estuvo dirigida por un Comité de Control de CNT-UGT. Algunos de sus miembros sobrevivieron a la represión franquista. Directa e indirectamente siguieron interviniendo en la dirección de la empresa tras la guerra civil. Podríamos decir que era una empresa auto-gestionada. Aunque dado el contexto autárquico en el que se desenvolvía la producción después de la guerra, la auto-gestión comportaba buena dosis de “auto-explotación”, que se inscribía en el marco de la pura supervivencia. El Sindicato de Minas de la Central Nacional Sindicalista (CNS), el único sindicato permitido en el Nuevo Régimen franquista, representa oficialmente a la patronal y a los trabajadores de las minas de Mazarrón. Dadas las características de la empresa, la Comunidad de Obreros mineros de Mazarrón controla la Presidencia del Sindicato de Minas de Mazarrón que actúa como lobby, defendiendo los intereses de los mineros ante las autoridades franquistas 18 Ilustración 5: Portada del dossier de las diligencias informativas abiertas a 12 majadoras ciezanas, por haber apoyado y dirigido la huelga el 27/11/1939 FUENTE: Diligencias Previas nº 122/39. Archivo Naval de Cartagena Las minas de plomo y plata de Mazarrón, en 1941, daban trabajo a 900 mineros. La paralización por falta de carbón, de la única bomba de desagüe de todo ese distrito minero, suponía la inundación de todo el cuerpo de máquinas de las minas y, por tanto, la imposibilidad de seguir explotándolas. Esto significaba una pérdida de producción mensual de 300 toneladas de plomo metálico y 400 kilos de plata, así como la desaparición de 900 puestos de trabajo, directos, en la industria minera más importante de Mazarrón23 que, en 1941, estaba en torno a los once mil quinientos habitantes. Más de la mitad de los mazarroneros se verían afectados, en mayor o menor grado por el cierre de la mina. El Sindicato de Minas de Mazarrón de la CNS solicitó al gobierno subvenciones y precios estables para el mineral de plomo y plata. Como las ayudas no llegaban y el déficit era cada día mayor, el 24 de abril de 1.941, el Sindicato de Minas de Mazarrón comunica al Alcalde: « […] si no aprueban inmediatamente el precio y la subvención de 23 Carta de fecha 20/12/1940, de Francisco Navarro Vivancos, Presidente y representante legal del Sindicato de las Minas de Mazarrón, al Sr. Ministro de Industria y Comercio. AHPMU, Gobernación, Caja 6577. 19 que hablamos y la producción sigue tan mal, desde ahora en adelante se reducirán los sueldos en cantidad superior a dos pesetas por peonada […] »24. Los picadores del interior pasaban a ganar cuatro pesetas diarias, como máximo. Para darnos cuenta de la trascendencia de tal medida, baste señalar que, en noviembre de 1940, el precio oficial de la ración diaria de pan (160 gramos), era de 0,20 pesetas, lo que significaba que una familia de cinco miembros gastaba casi una peseta diaria 25. En el mercado negro el precio se triplicaba o cuadriplicaba. En términos de precios reales, sólo el gasto diario en pan suponía las tres cuartas partes de los ingresos de esos trabajadores. No es de extrañar que la respuesta de los mineros fuera inmediata y contundente. Cuando leyeron esta decisión del Sindicato en el tablón de anuncios de la boca de las minas, «se abstuvieron de entrar al trabajo». El día 27 de abril, el alcalde de Mazarrón y el Delegado Provincial de Sindicatos enviaban sendos escritos al Gobernador Civil comunicándole el cese de trabajo en las minas: « […] a la fecha de hoy, ha quedado completamente parada la explotación de las Minas, quedando solamente trabajando los obreros afectos al desagüe […] »26. Conclusiones Estos conflictos nos revelan algunas cuestiones importantes: a) En aquellos años, las detenciones estaban a la orden del día, las cárceles llenas, y no había semana sin condenas a pena de muerte y fusilamientos. Hay que destacar el coraje de las trabajadoras y de los trabajadores implicados. Hacer huelga o simplemente plantear una demanda colectiva ante la Magistratura del Trabajo, requería un valor y una entereza considerables. b) Destacar la amplia participación femenina, tanto en el caso de las majadoras de Cieza, como de las trabajadoras de Lorquí, o las viudas de los trabajadores muertos en el atentado del acorazado Jaime I, los protagonistas son exclusiva o mayoritariamente mujeres. c) La utilización inteligente de las escasísimas posibilidades legales que el sistema ofrecía para defenderse, por parte de los mineros de Mazarrón, las trabajadoras y trabajadores de Lorquí, y el resto de las empresas anteriormente reseñadas. 24 Carta de fecha 26/4/1941 del Alcalde Mazarrón al Gobernador Civil, comunicándole la decisión del Sindicato de Minas. AHPMU, Gobernación, Caja 6635. 25 Boletín Oficial de la Provincia de Murcia, nº 255, de 12/11/1940. AHPMU, Gobernación, Caja 6578. 26 Cartas de 27/4/1941 del alcalde Mazarrón F. Navarro; y de 25/4/1941 del Delegado Provincial de Sindicatos Luis Carrasco Gómez, al gobernador. AHPMU, Gobernación, Caja 6635. 20 d) El protagonismo indirecto de las antiguas redes sindicales, UGT y CNT, el poso de la cultura obrera acumulada, que tenía como referencia el mantenimiento, en la medida de lo posible, de los logros desarrollados y conseguidos durante la II República, en las cuestiones salariales, en las condiciones de trabajo y en los derechos sindicales. A pesar de haberse anulado todas las mejoras conseguidas durante la guerra, la cultura reivindicativa tradicional sigue teniendo un peso muy importante, y se expresa en condiciones de extrema penuria y necesidad, aún con un riego considerable. e) No podemos decir que haya un protagonismo señalado de una organización sindical o política en concreto. Sólo conocemos la antigua afiliación de algunos de los protagonistas de estos conflictos. Podemos señalar, sin embargo, la participación y el protagonismo, más o menos encubierto, de antiguos afiliados o militantes de la UGT y la CNT. En general, los castigos por los actos de resistencia solían ser mucho más severos que los derivados de las responsabilidades inherentes al período republicano, sobre todo cuando había reincidencia. 21 Bibliografía AAVV Cien semblanzas de la Resistencia. La oposición democrática en Cartagena, 1939-79. Asociación P‟ALANTE-ABRAXAS. Cartagena, 1995. AGUIAR, Fernando (Comp); ELSTER, John; GRANOVETTER, Mark; TAYLOR, Michael; TILLY, Charles; GAMBETTA, Diego Intereses individuales y acción colectiva, Editorial Pablo Iglesias, Madrid, 1992. ALCAIDE INCHAUSTI, Julio, “La distribución de la renta”, en GARCÍA DELGADO, José Luis (Director), ESPAÑA, ECONOMÍA, Tomo II, Cap. 16. Espasa-Calpe, Madrid, 1988. ÁLVARO DUEÑAS, Manuel, Por ministerio de la ley y voluntad del Caudillo. 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