Un sobreviviente de Los Andes cuenta cómo viven los mineros

Transcripción

Un sobreviviente de Los Andes cuenta cómo viven los mineros
A un mes del derrumbe en Chile
Un sobreviviente de Los Andes cuenta cómo viven los mineros
atrapados
Pedro Algorta relató a lanacion.com su visita a San José; "Lo importante es no sentarse a esperar que
llegue el rescate", dijo
Por Tomás Rivas | LA NACION
Pedro Algorta estuvo cuatro días en Chile. Foto: Gentileza P. Algorta
A
un mes del derrumbe en la mina San José y 38 años después de la tragedia de los Andes,
algunos de los sobrevivientes de aquel equipo de rugby uruguayo recorrieron Copiapó con
la idea de transmitir esperanza a los mineros y sus familias.
Luego de la visita, Pedro Algorta, uno de los pasajeros del vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya,
recibió a lanacion.com y contó cuáles fueron sus vivencias en Chile. El mensaje a las familias que
esperan ansiosas reencontrarse con sus seres queridos, los sentimientos revividos y la importancia de
las tareas que llevan adelante tanto los equipos de rescate como los mismos mineros.
"Lo importante es no sentarse a esperar que llegue el rescate", contó Algorta, que a sus 21 años
permaneció 72 días perdido en la montaña luchando incansablemente. "En nuestro caso, por ejemplo,
era fundamental trabajar todo el tiempo para sobrevivir, para mantenernos vivos. Eso, en la mina, lo
tienen clarísimo", explicó.
Esperanza. "Yo estoy muy confiado en que salgan porque lo que vi ahí es un enorme trabajo. Gente
profesional, muy capaz y que sabe lo que hace. Los mismos rescatistas nos contaron que, muchas
veces, esperan a que los mineros pidan las cosas que necesitan y vean juntos la forma de resolverlas.
Esto es importante para que no sientan que están en un Gran Hermano o que son ratones de
laboratorio. Esas personas se están jugando su vida. Tienen que permanecer activos y enfocados",
sostuvo firme Algorta.
Consultado sobre cuánto puede marcar en la vida de una persona un episodio de estas características,
reforzó la importancia de nunca perder la perspectiva, más allá de lo movilizante de la situación.
"Esos 70 días, en una vida de 70 años... es nada. Es un incidente importante, pero ellos tienen que ser
conscientes de que la vida es mucho más que haberse caído en la montaña o haber estado atrapados
en una mina. Una vez afuera, la máxima aspiración tiene que ser llevar una vida normal", sostuvo.
El se lo propuso y lo logró. Tras su vuelta de los Andes, se radicó en Buenos Aires, se graduó como
ingeniero, formó una familia y llevó adelante una exitosa carrera como empresario. Recién hoy, 38 años
más tarde, se anima a estudiar con mayor detenimiento aquel accidente y hablar de temas que
mantuvo guardados durante décadas. Cada tanto, actualiza su blog, en el que reflexiona y cuenta
algunas de las cosas que recuerda de su accidente y los días en la cordillera.
Si no puede visualizar correctamente este especial, acceda aquí
Los motivos de la visita. "El mensaje que fuimos a llevar fue que si nosotros logramos salir de la
montaña y hacer una vida normal, ellos también van a poder. Y eso fue valioso también para las
familias, que si bien están contentas por saber que sus hombres están bien, esconden el dolor profundo
de no tenerlos con ellos", explicó.
"Fue un viaje maravilloso. Terminamos bailando y gritando consignas con las mujeres del Desierto. Por
suerte, nuestra presencia allá les dio un toque de esperanza", agregó.
Algorta viajó a Chile con tres de sus compañeros de aquel vuelo de 1972. Gustavo Zerbino, Ramón
Sabella y Luis Inciarte. Lograron hablar en teleconferencia con los mineros, pero sólo por algunos
segundos en los que sólo llegaron a saludarse. "Lo importante era que hablen con sus familiares, más
que con nosotros", admitió Algorta. Si todo marcha bien, ya habrá tiempo para intercambiar
experiencias.
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