Untitled - Comunitania

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Comunitania. Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias
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debate en el que se puedan abordar los principales retos para
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Sumario/Contents
ARTICULOS/ARTICLES
¿Cómo afrontar la obesidad en una sociedad digital? Respuestas desde el campo
del Análisis Aplicado de la Conducta / How to treat obesity in a digital society?
Answers from the Applied Behavior Analysis field
Ivan N. Martinez-Salazar y Erika Acevedo-Stefanoni .........................................................
Págs 9-25
Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en clave iberoamericana /
Femicide and Feminicidio: an analysis in Latinoamerican perspective
Santiago Boira, Chaime Marcuello-Servós, Laura Otero, Belén Sanz Barbero
y Carmen Vives-Cases...............................................................................................................
Págs 27-46
Grupos de ayuda mutua en personas con problemas severos de salud mental en el
modelo de la recuperación. La inclusión del cuerpo / Self-help groups for people
with severe mental health recovery model. Inclusion body
María José Rodríguez Sánchez, Matilde Blanco Venzalá y Clara Fernández
Burraco ........................................................................................................................................
Págs 47-64
Cambio, desarrollo social y movimientos sociales en un contexto internacional
en África Subsahariana (Tanzania) / Change, social development and social
movements in an international context in subsaharian Africa (Tanzania)
Roser Manzanera Ruiz ..............................................................................................................
Págs 65-82
“Yo también quiero ser madre”: Acceso a la maternidad en familias no
heteronormativas / “I want to be a mother too”: Access to motherhood in
non-heteronormative families
Gloria Álvarez-Bernardo y Nuria Romo-Avilés .....................................................................
Págs 83-96
Un aspecto de salud desapercibido y desatendido: los riesgos de caída domiciliaria
en edad avanzada / An unnoticed and neglected health aspect: risks for domestic
falls in older age
José Azoh Barry .........................................................................................................................
Págs 97-112
Teoría de la Impetración de la justicia.. Por la necesaria ciudadanización de la justicia
y la paz / Theory of supplication of Justice.. For the necessary citizenization of the
justice and peace
Francisco Javier Gorjon Gómez............................................................................................... Págs 113-131
8
Comunitania: Revista internacional de trabajo social y ciencias sociales
RESEÑAS/REVIEWS
Antonio López Peláez (coord.). Social Work Challenges in the XXI Century:
Perspectives from the USA / Retos para el Trabajo Social en el siglo XXI:
perspectivas desde los Estados Unidos de América
(por Raquel Pérez García.......................................................................................................... Págs 133-137
Enrique Pastor Seller y María Asunción Martínez Román (coords.). Trabajo Social
en el siglo XXI. Una perspectiva internacional comparada / Social Work in the 21st
century. An international comparative perspective
(por María de las Olas Palma García) .................................................................................... Págs 139-141
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Comunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
Nº 10 / Julio 2015 / July 2015
¿Cómo afrontar la obesidad en una sociedad digital?
Respuestas desde el campo del Análisis Aplicado de la Conducta
How to treat obesity in a digital society?
Answers from the Applied Behavior Analysis field
Ivan N. Martinez-Salazar* y Erika Acevedo-Stefanoni**
* Western Michigan University / Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos. [email protected]
** Instituto Unisahm (México)
Abstrac:
The obesity epidemic represents a global problem, which is increasing in prevalence.
This problem is preventable as are its short and long term consequences. This article presents the advantages and why it should be encouraged the use and research of eHealth
technology, specifically combining it with selected concepts of the Applied Behavior
Analysis (ABA) field for the treatment of obesity, a problem that many have called the
“twenty-first century disease”.
Keywords: Obesity, treatment, eHealth, Applied Behavior Analysis.
Resumen:
La epidemia de obesidad representa un problema global, el cual está incrementando en
prevalencia. Este es un problema prevenible así como lo son sus consecuencias a corto y
largo plazo. Este artículo presenta las ventajas y el porque se debe motivar el uso e investigación de la tecnología eHealth, específicamente combinándola con conceptos seleccionados en el campo del Análisis Aplicado de la Conducta (ABA) para el tratamiento de la
obesidad, un problema que muchos han llamado, la enfermedad del siglo XXI.
Palabras clave: Obesidad, tratamiento, eHealth, Análisis Aplicado de la Conducta.
Article info:
Received: 24/02/2015 / Received in revised form: 23/03/2015
Accepted: 01/04/2015 / Published online: 25/06/2015
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.1
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Ivan N. Martínez-Salazar y Erika Acevedo-Stefanoni
1. Introduction
In a digital society, in which people is using intensively new communication
technologies, the purpose of this article is to present the advantages of eHealth
technology for the treatment of obesity, which has turn into a severe problem in
the world. There is an urgent necessity to find solutions, easily accessible for the
general population. In this article, the use of long distance technology (eHealth) is
analyzed and combined with selected theoretical concexpts from the perspective
of Applied Behavior Analysis (ABA). This article is addressed to Behavior Analysts
to encourage them to develop research using eHealth technology for the treatment
of obesity. Nevertheless, an additional goal is to present concepts and applications
of ABA combined with eHealth technology to other professionals from different
areas such as primary care physicians, nurses, social workers, health educators,
and even health administrators. In first place, we will present epidemiological
numbers related with the obesity epidemic. Second, we will presents definitions of
eHealth and Applied Behavior Analysis (ABA) and provide a rationale for the
advantages of their combination in the obesity treatment. In third place, we will
explain the obesity treatment approach from the conceptual perspective of the
ABA field combining it with eHealth. As a fourth part of this article we have selected research studies on ABA, eHealth and Obesity Treatment that will support our
conclusions section where we will synthetize the advantages derived from the
application of the proposed approach presented along the article.
2. Obesity and Chronic Diseases
In this section, cold, dramatic, and disturbing numbers about the obesity epidemic and its relationship to the prevalence and evolution of several chronic diseases will be presented.
According to the World Health Organization (WHO 2003), obesity has reached
levels of epidemic and global proportions. Related risks of diseases such as diabetes, cardiac diseases, hypertension, among other significant health problems,
have increased substantially (Noble et al. 2007).
Recent estimations have suggested that over half of the population within the
United States of America is overweight; an estimated 34% of adults and 17% of children are obese (Ogden et al. 2012). In Mexico, 7 out of 10 adults are overweight, half
of which are obese (Gutiérrez et al. 2012: 186).
In recent decades, the prevalence of obesity has been dramatically related to
lifestyle. A number of interventions and guidelines have been recommended to promote the consumption of healthy food, but results are inconsistent (Noble et al.
2007). Perhaps the inconsistency of positive results is because of efforts directed
Comunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
¿Cómo afrontar la obesidad en una sociedad digital?
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toward reducing weight, (e.g., kilograms or pounds), not directed toward changes in
specific behaviors.
The increase in costs of health care to treat chronic diseases and their relation
with obesity has augmented the necessity for research directed toward prevention
and treatment of this problem (Normand 2008). Nevertheless, the use of technology in our daily life is also increasing and the costs of access to this technology are
decreasing and can be used for the improvement of health. For example, mobile
phones with free tracking applications for physical activity, sleeping or eating
behaviors can be used for obesity control.
A recommended practice is the performance of physical activity, which reduces
many of the risks associated with overweightness and obesity for adults and children. It is recommended that children and adolescents perform at least 60 minutes
of moderate to intense physical activity per day. For adults, at least 150 minutes of
moderate to intense physical activity per week is recommended (Benjamin 2010;
WHO 2010). For instance, using new and free mobile phone technology allows the
users to track his or her physical activity performance, even sharing this data with
peers or why not with health care professionals as will be explained later.
3. eHealth and ABA
The eHealth concept, also called mHealth (i.e. mobile health), was defined by
Gaddi, Capello and Manca as, “the term used to describe interactions with health
services that can be performed using computer-based communication technologies. It evolved from telemedicine and tele-health where telecommunication is the
delivery method for health care” (Gaddi et al. 2014: 16). The World Health Organization also provided a definition of this concept as, “the use of information and
communication technologies (ICT) for health. Examples include treating patients,
conducting research, educating the health workforce, tracking diseases and monitoring public health” (WHO 2015).
The field of ABA was defined by Cooper, Heron and Heward as “the science in
which tactics derived from the principles of behavior are applied systematically to
improve socially significant behavior, and experimentation is used to identify the
variables responsible for behavior change” (Cooper et al. 2007: 20).
In this article will be presented essential concepts of ABA, combining those with
specific tools available nowadays (i.e., eHealth technology). There is no question that
control of the obesity epidemic is an urgent need. Efforts to attend to this problem
are totally and absolutely important for society. The field of Behavioral Medicine
specifically, taking the principles of ABA as a basis can be the best course of action.
Physicians can learn and apply these concepts in the first level of medical attention.
Comunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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Ivan N. Martínez-Salazar y Erika Acevedo-Stefanoni
The advantages of doing this not only benefits people individually, but also represents a strategy that could lead to targeting administrative aspects of health care
systems around the world. The spirit of the present article using eHealth technology
but adding the ABA approach, can be found in the following citation.
No medication can cure chronic diseases. Instead, behavior change is required
to manage the impacts of chronic diseases on an ongoing basis. Integration of
behavioral medicine and primary care represents an alternative to delivering
comprehensive, high-quality care to patients, and, in doing so, forges new relationships within the health care team and administrative leadership (Bholat et al.
2012: 606).
eHealth technology creates better communications between people and their
health care providers, allowing all of them the record of daily behaviors of a person,
(sometimes also called patient or client) in this case behaviors related with prevention and treatment of obesity. Adding to the equation the selected ABA concepts
(e.g., behavioral contingencies, self-monitoring and feedback), will clarify and
improve even more this interaction, preventing and treating the problem.
4. Obesity Treatment Explained from the Perspective of eHealth and ABA
For purposes of the present article, it is necessary to refer to two different
approaches that even many Behavior Analysts consider antagonistic. An interesting
challenge has always been to distinguish clearly the differences but also the convergent points between the traditional medical model and the approach of ABA.
The agreement of convergent points between these two approaches will allow the
discovery of possible solutions to obesity. It is precisely in the field of Behavioral
Medicine where these convergences can be found.
Probably one of the most respected and passionate theoreticians in the field of
Behavior Analysis nowadays is Malott. He explained the concept of the “MedicalModel Myth”
An erroneous view of human behavior- that behavior is always a mere symptom of
an underlying psychological condition… the medical model suggests that the
behavior is of little importance in its own right… most people use the medical model
when they explain human behavior. But usually a simpler, behavioral interpretation
is more accurate and will help us intervene with better results (Malott 2008: 25).
In the case of excess weight and obesity, and following the traditional medical model,
an excessive intake of food (i.e. calories) can be explained from different perspectives. For instance, an obese middle-aged woman could be obese, primarily,
because of an endocrinological disease (e.g. hypothyroidism, diabetes, etc.), or due
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to a mental disorder (e.g., depression or anxiety). However, this model leads to what
Malott defined as “circular reasoning” (Malott 2008: 27). In short, if the woman of the
previous example is obese, it is because she has a disease. But why does she have a
disease? Because she is obese. And why is she obese? Because she is depressed. So
why is she depressed? Because she is obese. Following exclusively the medical model,
specific behaviors are not clearly addressed; neither is it explained why this woman is
obese. The reason or cause could be explained in a different way. For example, food is
a reinforcer for the behavior of eating, providing positive reinforcement (e.g., taste), or
providing an escape from the aversive stimulus of hunger. It is true that overeating can
be a sign or symptom of some medical conditions. However, these behaviors and reinforcers should be clearly identified and receive the proper assessment and treatment,
just as a physician prescribes a pharmacologic treatment to control endocrine or neurochemical imbalance. Therefore, the use of eHealth technology permits the exact record
of daily behaviors and their consequences. The woman in the previous example, could
record in her mobile phone what, where, and how fast she eats, even the quantity of
calories eaten. She could also set alarms to remember her to take medications or even
to establish her daily meals schedule. At this point, all these behaviors are frequently
done, but the next step then, will be sharing all these data with her health provider.
Using eHealth technology provides not only the person but also physicians with
invaluable data to improve treatments for any medical condition related with the performance of specific behaviors, in this case for obesity prevention and treatment.
Cooper, Heron and Heward presented an example directly related with the topic
of weight control and the reason why behaviors, or habits, are usually not studied
correctly. According to Cooper et al., several programs and interventions were not
successful because the goal was placed on weight reduction and not on the
behaviors necessary to produce that goal,
Losing weight is not a specific response that can be defined and performed; it is
the product or result of other behaviors- most notably reduced food consumption
and/or increased exercise. Eating and exercise are behaviors and can be specifically defined and measured in precise units (Cooper et al. 2007: 61).
When people talk about behavioral principles, they are talking about concepts that
have evolved for the past 60 years. Today, more than ever, these concepts must be
present to solve important health problems like the prevention and treatment of
excess weight and obesity. Next, selected ABA concepts and their relation with obesity control will be defined, adding examples using eHealth technology.
4.1. Behavioral Contingencies
Malott defined behavioral contingency as, “the occasion of a response, the response,
and the outcome of the response… the occasion is a stimulus in the presence of which
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Ivan N. Martínez-Salazar y Erika Acevedo-Stefanoni
a particular response (behavior) will produce a particular outcome” (Malott 2008:
16). Following this concept, it can be assumed that, for controlling the different
habits that lead to excess weight and obesity, the first step that is required is the
identification of specific behaviors, integrating those habits, and therefore, noting
the specific responses and outcomes they produce. It is also important to identify the
environmental factors that influence the performance of related behaviors. For
example, a physician regularly must search for frequency of eating in an obese
patient, probably advising to eat 5 times per day following a specific diet, and controlling the number of calories with special control of carbohydrate intake. Then, not
only is there a specific behavior (i.e., eating) and a specific measure (i.e. frequency
of meals per day), but it would also be important to identify where the person usually
eats in order to identify other possible environmental risk factors (i.e., obesogenic
environment). A health professional could send daily automatic mobile phone text
messages encouraging a person to accomplish daily goals such as number of calories, physical activity, then, at the end of the day the person could return a text message with recorded data, describing the consequences for the specific behaviors
performed during that day. It may appear to be a lot of extra work to do, however,
this can be done for educational purposes and for specific periods and scheduled
periods of times, until the person masters the desired and appropriate behaviors,
there are several options of interventions that can be tailored for each person,
identifying the components of the behavioral contingencies related with the prevention and treatment of obesity.
4.2. Rule-Governed Behavior
Human behavior can be controlled by rules, describing consequences that might
occur, not immediately, but delayed (e.g., hours, days, months and even years later).
Malott defined Rule-Governed Behavior as “behavior under the control of a rule”
(Malott 2008: 364); he defined rule as “a description of a behavioral contingency”
(Malott 2008: 364).
A diabetic and obese person could repeat a rule for him or herself, such as “I don’t
have to eat this cake because it might affect my blood glucose level”. This is a rule
that describes an outcome, which is neither concrete nor clear. The same person
might say, “I must exercise to decrease weight”, and again, this is an unspecific rule.
In order to apply the concept of Rule-Governed behavior for the control of being
overweight and obesity, Malott’s definition is required: “Rules that are easy to follow
(which) describe outcomes that are both sizable and probable, the delay isn’t crucial”
(Malott 2008: 400). A diabetic and obese person might express to him or herself
and/or to somebody else, “If I eat this cake, tomorrow my blood glucose level will be
affected by 10%”, or, “If I run at least 3 times this week, my weight will decrease
around a kilogram in two weeks”.
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It can be tempting to think that the mere establishment of clear rules, and
describing sizable and probable outcomes, would be the solution of many problems for human beings. In the end, we are surrounded by rules, some of which
work better than others. The difference resides probably in two aspects, the supervision of rules compliance and the involvement of deadlines. Many problems, such
as being overweight and obesity, can be prevented or treated with a clear design
of rules with specific deadlines. For instance, “If I run 5 kilometers today before 8
pm., and if I run 3 times this week, I will decrease my weight around one kilogram
in two weeks”. In this case, the rule presents two deadlines, one per day and one
per week. The same rule can be improved by adding other consequences for the
performance of the specific behavior (e.g. running). These consequences must be
powerful reinforcers in order to maintain and increase the desired behavior, and/or
aversive enough to decrease inappropriate behaviors. Without deadlines and consequences both sizable and probable, people tend to dwell in a state of everlasting
procrastination (Malott 2008: 405). The eHealth technology allows communication
between people and their health providers for the design and establishment of
these rules and their specific deadlines and then for the supervision of rules compliance. For example, a behavior analyst can monitor a client’s performance every
day sending a mobile phone message prompting the client to send a photo of his
or her daily physical activity performance, this photo can be taken from a tracking
device or a mobile phone application, repeating the same procedure everyday until
the client reaches a behavioral goal (e.g., exercising 3 times per week). As can be
seen following this strategy it is not needed a frequently direct physical interaction
(i.e., person to person) to support obesity control programs.
4.3. Avoidance of-Loss Contingency
Using the same example provided earlier, a new rule could be created: “If I run 5
kilometers today before 8 pm., I will pay myself $1 USD”. If the reinforcer is valuable
for the person and motivates the performance of the specific behavior efficiently, then
it has been designed as a behavioral management contingency, and specifically what
Malott defined as an Avoidance-of-Loss Contingency.
Response contingency, prevention of the loss of a reinforcer resulting in an
increased frequency of that response… operating beneath this contingency is the
principle of avoidance of loss—a response becomes more frequent in the future if
it has prevented the loss of a reinforcer in the past (Malott 2008: 259).
In the previous example, the person will perform the specific desired behavior in
order to avoid the loss of the reinforcer (i.e., $1 USD). For the prevention and treatment
of being overweight and obesity, a good strategy consists in involving the person in
the performance and maintenance of specific behaviors, such as practicing exercise
and eating healthy food. Therefore, avoidance-of-loss contingencies could be
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designed with a preferred reinforcer for that person. In order to have success with
this strategy, it will be fundamental to identify which are the preferred reinforcers for
each person. In the earlier example, money was the reinforcer but there are other
options, like having access to preferred activities or other rewards that the same person could grant to him or herself. Food will be probably the only reinforcer not recommended in an intervention with the goal of weight reduction. The eHealth technology
(e.g., e-mail, text message) will support the long distance interaction and supervision
with a professional who will function as a behavior manager, supporting the accomplishment of specific behavioral goals.
As a conclusion at this stage, it can be said that rules must be designed and clearly stated by the person themselves, or by a different person supporting the design
of those rules (e.g., a Behavior Analyst, and ideally in the future, a physician of the
first level of medical attention, or another professional). The specific performance of
behaviors and both sizable and probable consequences must be described, with the
addition of specific daily and/or weekly deadlines. With these rules and consequences, it should be possible to maintain and increase appropriate behaviors for
the prevention and control of being overweight and/or of obesity. The concept of
avoidance-of-loss of reinforcer contingencies could also be used, with the reinforcer
being selected with regard for each person’s preferences. Finally, eHealth technology favor the interaction between a person and their health care provider supporting
the compliance with the established rules and monitoring the performance using
technology such as tracking devices for physical activity, sending data through text
messages, e-mail or even videoconferences.
The strategy of avoidance-of-loss of a reinforcer appears as a valid and needed
option in the face of health problems as complex and disturbing like being overweight and obesity. Moreover, it must be a goal to teach the person to take care of
him or herself, and to be monitoring and controlling his or her behaviors.
4.4. Self-control, Self-monitoring and Feedback
“A Self-management program begins with identifying a personal goal or objective
and the specific behavior changes necessary to accomplish that goal or objective”
(Cooper et al. 2007: 607). For example, a person seeking the goals of controlling his or
her blood glucose level, decreasing weight, or simply improving physical appearance
in order to improve the quality of his or her health, can start by identifying specific target behaviors to reach each one of those objectives (e.g., running outdoors or on a
treadmill, establishing goals of time and distance per week).
Many people believe that the cause of poor self-management is that results are
too delayed (e.g., weight reduction). Once again, the mistake is concentrating efforts
on the final outcome, monitoring only those results (e.g., number of kilograms
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reduced per week), and not concentrating on the behaviors (e.g., number of minutes
of physical activity per week). As mentioned before, success depends on rules that
are easy to follow. Once a person starts monitoring target behaviors, this by itself
can lead to behavior change and contributes to a better design of specific interventions. “Self-monitoring makes a person observant of events occurring before and
after the target behavior; information about antecedent-behavior-consequent correlations may be helpful in designing an effective intervention” (Cooper et al. 2007:
607).
When Behavior Analysts design an intervention with the goal of changing a specific behavior, frequently they have to deal with competing natural contingencies.
For example, a person trying to exercise for one hour/day could experience a slight
increment in health (i.e., the outcome not particularly sizable, or too small but often
of cumulative significance), and on the contrary, could experience fatigue or even
muscular pain, which would compete with the performance of running behavior.
Self-monitoring, self-management, and the clear establishment of objectives and
goals with gradual and achievable increments, should be possible to involve a person in the performance of physical activity, even with the existence of competing
natural contingencies. “When self-monitoring alone does not result in the desired
behavior changes, the next step is designing a contrived contingency to compete
with the ineffective natural contingencies” (Cooper et al. 2007: 607).
Feedback using eHealth technology is a related concept that must be described in
this article. A person who is trying to control weight, performing different behaviors
like exercising or following a diet, requires knowing if he or she is performing those
behaviors in an appropriate manner or not. Feedback “is information a person
receives about a particular aspect of his or her behavior following its completion”
(Cooper et al. 2007: 262). Malott described another definition of feedback as, “nonverbal stimuli or verbal statements contingent on past behavior that can guide future
behavior” (Malott 2008: 379).
A complex challenge is precisely to achieve self-monitoring and obtain appropriate feedback to finally achieve self-control. In several occasions, access to a health
professional is limited by a number of reasons. The most important are probably the
reduced number of professionals, the excess amount of work they have, or even the
cost of services. However, nowadays there is technology specifically designed to
achieve self-monitoring of diverse behaviors related with health (e.g., physical activity,
eating and sleep habits). Sometimes the same technology allows the access to automatic feedback, or even contacting professionals without the need of traveling long
distances. An especially significant use of eHealth technology is that people can be
actively involved in their own health care: “Engaging with eHealth provides a vehicle to empower and motivate patients, giving opportunity to take wider ownership
and control over their own health” (Gaddi et al. 2014: 17).
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5. Research on ABA, eHealth and Obesity Treatment
For the present article, a search of studies combining concepts of ABA and eHealth
was performed. The eHealth concept is a relatively new one, which wasn’t explicitly
referred to in the ABA studies found. However, in the development of some of those
studies, the technologies used were related to the concept of eHealth (e.g. education,
monitoring and follow-up of people at long distance).
In the development of the present article, a search strategy was performed combining the keywords “obesity”, “treatment”, and “behavior” on research tools such
as PsycInfo, PubMed, and Cochrane. The search was reduced to only studies
developed in the last 15 years (2000-2015). Later the keyword “eHealth” was
added and reducing the search to only the last 10 years (2005-2015).
In PsycInfo, combining the terms “obesity”, “treatment”, ”eHealth” and “Behavior”,
an on-line article (Cushing and Steele, 2015) was found in which the authors
described the evidence-based treatment for obesity. The authors concluded that
pediatric psychologists from the first level of attention could provide evidence-based
assessments about psychological factors related to health and producing obesity.
This type of professional can provide behavioral, motivational, and conflict-solving
therapy to support families in the establishment of healthy habits. This article mentioned on-line education for following healthy recommendations for eating habits.
In PubMed, combining the terms “obesity”, “treatment”, ”eHealth” and “Behavior”,
a total of 49 results in the last 10 years (2005-2015) were found. In the Cochrane
library combining the terms “obesity”, “treatment”, ”eHealth” and “Behavior”, a total
of 3 articles (González et al. 2013; Bennett et al. 2012; Jensen et al. 2012) in the last
10 years (2005-2015) were found.
A particular search strategy was performed in the Journal of Applied Behavior
Analysis (JABA) with the combination of the terms “obesity“ and “treatment”. A total
of 58 results were found, 23 of which were published in the last 15 years. Only three
articles (VanWormer 2004; Fogel et al. 2010; Shayne et al. 2012) made reference in
their title to any technology of the eHealth type. Van Camp and Hayes developed one
of the articles found about recent behavioral research, the study consisted in the
assessment of measures of physical activity and interventions directed to increase it
(Van Camp and Hayes 2012). Washington, Banna and Gibson developed a study
including technologies of the eHealth type. Their procedure consisted in sending
information by text messages and e-mail, also using contingent rewards with the fulfillment of the required behavior (Washington et al. 2014). Details about both studies
will be explained later.
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5.1. Obesity Treatment and eHealth Research
A selection of the results found after the searching strategy will be described next.
The studies have been selected because of their use of eHealth technology for the
control of obesity, making special comments on the review articles and meta-analysis found. At the same time, the studies will be discussed from the perspective of the
conceptual frame of the ABA previously presented.
One of the most significant advantages of the use of technology is that it allows
the interaction between different health professionals and their clients in spite of
long physical distances. For example, talking about education and behavioral
changes of patients, Gaddi, Capello and Manca wrote, “Email and SMS messaging
interventions have the ability to reach groups that are difficult to engage with”
(Gaddi et al. 2014: 21). These authors cited examples of programs using this type of
technological strategy.
One of those examples is a study developed by Franklin, Waller, Pagliari, and
Greene, which is of particular interest for the control of obesity and its consequences. These authors developed a program named, “Sweet Talk”, which consisted
of a system of motivational text messages for young patients 8 to 18 years old and
with type 1 diabetes. These patients received conventional therapy with insulin. The
program integrated the establishment of goals when visiting a clinic, and reinforcement by using text messages with personalized information of the specific goals.
These goals were adapted to each patient in accordance with their age, gender, and
insulin regime. At the end, the program reported an improvement in self-efficacy and
in adherence of medication (Franklin et al. 2006). In this particular study, different
concepts of ABA (e.g., self-monitoring, self-control, goal setting) can be found. People
with diabetes require well-established deadlines indicating schedules for medication
and food intake. Type 2 Diabetes has been related to a higher risk of overweight and
obesity. In this case, the study previously mentioned was focused on the treatment
of Type 1 Diabetes. However, the procedure described can be applied to any medical
condition related to being overweight and to obesity.
The avoidance of loss of a reinforcer contingency can be useful, and its use can be
improved adding technology, such as in the case of text messages. In the study of
Franklin et al. the researchers were able to affect a population particularly difficult to
reach because of their young age, and yet this population is familiar and comfortable
with the use of new technology. It is important to recall that the obesity epidemic is
affecting not only adults, but also children and adolescents who, in the future, will be
even more familiarized with the use and advantages of long distance communications.
As can be seen, the conceptual theoretical mark of ABA is present in these types
of studies, but not described in the terms frequently used by Behavior Analysts. One
of the goals of the present article is to introduce or reinforce ABA terms to other proComunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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fessionals. The purpose is to help professionals achieve a better understanding of the
behavioral procedures performed, understand why those procedures are favorable
for patients, and to show how it is possible to accomplish better results.
An additional approach in using eHealth technology is the use of social networks
(e.g., Facebook, Twitter, etc.). Social networks allow interaction between similar people, better known as peers, integrating on-line groups (Gaddi et al. 2014: 24). It is
important to mention that these types of groups must be ideally created and supervised by health organizations and conducted by well-trained professionals who provide appropriate feedback to participants. An example of this type of program was
done in the study of Sahama, Liang and Iannella, and their program called, “PatientsLikeMe”, in which people were linked with peers on simulated social networks. The
study designed a special platform where each person had only one personal profile
shared in different social networks, simulating the most popular real social networks.
Data shared with professionals and peers included health habits. However, there is
specific private information that can be shared only with health care professionals.
The authors of this study presented an interesting conclusion; they reported that
incomplete daily behavioral information received by health professionals could
impact treatments, and could even result in fatal complications (Sahama et al. 2012).
Self-monitoring on its own can help self-management with regard to several
habits. However, the establishment of objectives and clear goals, and having access
to feedback, improves adherence to behavioral and medical treatments. The great
advantage of social networks, when used by professionals and used correctly, allow
interaction over long distances between people and their health care providers and
their peers. This networking can recover or even strengthen the dynamics of patientphysician interactions.
Norman, Zabinski, Adams, Rosenberg, Yaroch and Atienza, developed a review
article on using an eHealth intervention applied to the control of habits. These
authors reviewed studies focused on behavioral changes when performing physical
activity, eating, and their interaction (Norman et al. 2007) The review included 49 articles, of which 13 were focused on physical activity, 16 on eating behaviors, and 20
articles on both behaviors. All the articles were published from 2000 to 2005. The
conclusion of Norman et al. had mixed findings related to the efficacy of the eHealth
interventions. The authors suggested that this type of intervention offering long distance interaction should be refined and evaluated in a more rigorous way to determine its real potential as a tool for health behavioral change. The majority of the
studies analyzed were principally directed toward the improvement of physical activity and eating behaviors, with the goal of preventing chronic diseases. Although a large
number of those interventions used computers, the authors of the review suggested
that the use of new technologies such mobile devices, (e.g., mobile phones, laptops,
messaging devices), could improve the efficacy of results in future studies. These
new technologies integrate the use of movement and performance sensors or GPS
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technology, and represent a potential to improve data records, obtain more exact
measurements, and even provide feedback.
A more recent study done by Kreps, Prochaska and Rosky, consisted of a metaanalysis evaluating 88 studies, which used feedback and assessments by computers,
as well as printed and phone communications (Kreps et al. 2010). The studies were
published between 1988 and 2009, and focused on four related health behaviors: stopping smoking, increasing physical activity, eating healthy, and obtaining a mammography study. The main conclusion of this meta-analysis was that tailored interventions
using computers had the potential to improve related behaviors. For example, 43% of
people receiving this type of intervention adhered to the WHO physical recommendations and increased a significant increment of fruit and vegetable consumption. Also,
this meta-analysis demonstrated that it is possible to perform simultaneous interventions directed toward different behaviors without blocking the interventions’ effectivity. It is important to perform interventions on different behaviors at the same time, particularly for weight and obesity control, both of which require interventions related to
physical activity, eating and sleeping at the same time.
The treatment of chronic diseases often requires the use medications and specific follow-up procedures. The application of the concepts of ABA, in combination with
eHealth technology, is clearly an opportunity to improve patient health, but also to
implement services provided by health professionals. Of course, there are many
variables that must be considered. Among those are the type of health professional,
the cost of services, and the availability of resources to provide those services. The
present article is attempting to demonstrate that the optimization of human and technological resources can be achieved by using the appropriate conceptual theoretical
mark (i.e., ABA), thereby offering many advantages which could even be transformed into administrative benefits for the different health care systems focused on
prevention and treatment of being overweight and obesity.
5.2. Obesity treatment and ABA Research
In this final section, two articles have been selected because of their direct relation
with the ABA field and with the challenges of overweight and obesity control. Both
articles were published on the JABA.
Van Camp and Hayes published a review about recent behavioral research for the
assessment and increment of physical activity (Van Camp and Hayes 2012). In this
review, the use of devices such as pedometers, accelerometers, and cardiac monitors
are described. However, the use of pedometers represents a methodological problem:
“Pedometers are relatively unobtrusive and inexpensive, but reliability and validity of
the measures produced vary greatly by model (Butte et al 2012)” (Van Camp and Hayes
2012: 871). Nevertheless, these instruments allow self-monitoring, functioning as a comComunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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ponent of self-managed intervention, and are useful when it is not possible to directly
observe behaviors. Also, the same instruments can be used to permit people (e.g. relatives) other than researchers to supervise the reliability of results (VanWormer 2004). A
final critique for the use of pedometers was that these instruments could underestimate
the total physical activity because pedometers only measure translocation.
Additional instruments mentioned in the review from Van Camp and Hayes were
the cardiac monitors. In a particular study, cardiac monitors who assessed the number of calories burned were evaluated for self-performance intervention, with weekly meetings with researchers verifying participants’ reports (Donaldson and Normand 2009). The problem of this type of instrument is that the heart rate can be
affected by different variables besides physical activity (Butte et al. 2012).
It is true that certain measurements of devices such as pedometers or cardiac monitors cannot be precise at a 100% level of accuracy (at least not yet), differing among
models. However, analyzing their utility with the perspective of the basic principles of
ABA, the mere fact of having an instrument provides the person with visual reinforcement of their performance, and could encourage that person to increase the future frequency of physical activity (positive reinforcement). In the case of inappropriate performance, in other words, transforming the information into a visual aversive stimulus, the same visual information could be used to obtain feedback, allowing the person to make changes in future performance of specific behaviors.
Finally, in a study developed by Washington, Banna and Gibson, 11 college students were studied who wore accelerometers for three weeks. (Washington et al.
2014) Using a withdrawal design, during the intervention the participants received
rewards for accomplishing a pre-established criterion of number of walked steps. During the baseline phases, students were only rewarded for wearing the accelerometers.
Subjects had to send text messages or e-mails containing the number of steps
counted at the end of the day and before midnight. Four of the participants were
overweight. At the end of the study, four of the participants increased the number of
walked steps as a result of the intervention.
In this last study, the use of rewards to increase the desired performance was
included, as were clear pre-established deadlines. Appropriate technology used in this
case were accelerometers and the interaction from long distances using text messages
and e-mails, which allowed self-monitoring and therefore participants’ self-control.
6. Conclusions
Many of the studies presented in this article ended with the same suggestion,
which is to encourage the use of new technologies to allow a more accurate and real
time measurement of people’s behaviors. Some of the studies already described the
implementation of different technologies, like mobile devices in the form of applicaComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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tions for what are now commonly called smartphones, which can provide visual data
in the form of graphics about the performance of specific behaviors. The promotion
and use of eHealth technology deserves to continue being researched, especially for
a problem as complex as obesity. Certainly, in the future, as a result of technological
advances, better and more exact instruments will be developed.
A clear explanation and promotion of ABA theoretical concepts directed to other
health professionals, and even to the general population, could allow a better understanding for the value of behavioral interventions, and could promote a better adherence and trust in those procedures.
A final thought that the first author of this article would like to share here, as a
psychiatrist who has learned to be also a Behavior Analyst, is that, in this globalized
world where the epidemic of obesity is affecting millions of people, physicians of the
first level of attention should be able, in the future, to provide well designed behavioral
interventions. It will be not enough to provide the best medical treatment or to provide superficial advise about eating or physical activity. Also, it will not be enough to
provide a follow-up only after weeks, or even months post-visit. The opportunity of
interaction in spite of long distances, and the possibility to track daily behaviors of our
patients or other people who are overweight or obese by using eHealth technology, will
facilitate our work as health professionals, and will even represent a strategy to
improve the health care systems all over the world.
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Comunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
Nº 10 / Julio 2015 / July 2015
Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones
en clave iberoamericana
Femicide and Feminicidio: an analysis in Latinoamerican perspective
Santiago Boira1*, Chaime Marcuello-Servós**, Laura Otero***, Belén Sanz Barbero**** y Carmen Vives-Cases*****
* [email protected]. GESES, Universidad de Zaragoza
** [email protected]. GESES, Universidad de Zaragoza
*** [email protected]. Instituto de Salud Carlos III. CIBER de Epidemiología y Salud Pública. CIBERESP, Madrid, España
**** [email protected]. Instituto de Salud Carlos III. CIBER de Epidemiología y Salud Pública. CIBERESP, Madrid, España
***** [email protected]. Grupo de Investigación de Salud Pública de la Universidad de Alicante & CIBER
de Epidemiología y Salud Pública
Abstrac:
Violence against women is one scourge of our society far of eradication. the death of
the victim is the extreme version and irreversible end. From the mid 70s of last century,
Diane Russell made visible the phenomena and coined femicide as the murder of a
woman being a woman. Later, in the 90s, Lagarde created the neologism feminicidio to
translate the work of Russell into Spanish. Since both terms have created a space for
knowledge, research and political action. The purpose of this work is to find out how it has
addressed feminicidio / femicide in the social sciences in the Latin American context. This
has been chosen by a review of the literature in Spanish and Portuguese, analyzing their
treatment and the scope of the terms.
Keywords: Femicide, femicidio, violence against women.
Resumen:
La violencia contra las mujeres es una lacra de nuestra sociedad que no se consigue
erradicar. En su versión extrema e irreversible terminar con la muerte de la víctima. Desde
mediados de la década de los años 70, del siglo pasado y de la mano de Diane Russell se
visibilizaron los femicidios como el asesinato de una mujer por el hecho de ser mujer. Posteriormente, en los años 90, Marcela Lagarde crea el neologismo feminicidio al traducir la
obra de Rusell al español. Desde entonces ambos términos han creado un espacio de
conocimiento, de investigación y de acción política. El propósito de este trabajo es averiguar cómo se ha abordado el femicidio / feminicidio en las ciencias sociales en el contex-
1
Integrantes del equipo español de COST ACTION IS-1206 Femicide Across Europe.
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28
Santiago Boira, Chaime Marcuello-Servós, Laura Otero, Belén Sanz Barbero y Carmen Vives-Cases
to iberoamericano. Para ello se ha optado por una revisión de la literatura especializada en
español y en portugués, analizando el tratamiento que reciben así como el alcance de los
términos.
Palabras clave: Femicidio, feminicidio, violencia contra las mujeres.
Article info:
Received: 01/02/2015 / Received in revised form: 21/04/2015
Accepted: 25/04/2015 / Published online: 25/06/2015
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.2
1. Introducción
La violencia contra las mujeres sigue siendo una de las lacras de nuestra
sociedad. Es un asunto trágico que tiene distintas dimensiones. La más visible e irremediable es la que termina con la muerte de la víctima. Es un crimen, un asesinato
que hasta hace un tiempo era recogido bajo el concepto de “homicidio”.Término que
el diccionario del español acota bien como (i). “Muerte causada a una persona por
otra” o bien como (ii). “Delito consistente en matar a alguien sin que concurran las
circunstancias de alevosía, precio o ensañamiento”. Sin embargo, desde mediados
de la década de los 70 se ha impulsado un cambio en la visión y denominación del
hecho. Fue un cambio consciente y premeditado. Era un giro en la denominación
que tenía un claro contenido político, pero también implicaciones epistemológicas y
metodológicas. Ese cambio se produce en el mundo anglosajón de la mano de Diane
Russell.2
Hasta entonces, en inglés también se utilizaba de forma general el término “homicide” —“the deliberate and unlawful killing of one person by another; murder”
(Webster Dictionary)— que también tenía un carácter aparentemente técnico pero,
desde la perspectiva de Russell, claramente machista. La intención de esta autora
fue hacer visible una parte de la realidad que quedaba oculta a los ojos de la sociedad. Quería resaltar aquellos crímenes que eran resultado de la violencia contra las
mujeres. Con el término “femicide” quería ir más allá y enfatizaba la muerte de las
mujeres por el hecho de ser mujeres, en tanto su condición de género femenino.
Como ella ha enunciado más recientemente: “As long ago as 1976, I chose the new
term femicide to refer to the killing of females by males because they are female”
(Rusell, 2013:19).
2
Sobre este punto veáse http://www.dianarussell.com/origin_of_femicide.html incluye el texto The
Origin And Importance Of The Term Femicide, December, 2011, junto con su Audio y Video. Último acceso
1 de febrero de 2014.
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Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en calve iberoamericana
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Así pues, desde que Diane Russell potenciase el uso del término inglés “femicide”
en 1976 en el foro del Tribunal on Crimes Against Women, en Bruselas se han elaborado numerosos documentos y trabajos en torno a ese concepto y lo que supone.
Cuando Diane Russell presentó en público su propuesta, retomaba una palabra existente, pero lo hacía con un propósito: dar visibilidad a las mujeres y luchar contra la
violencia que sufren en numerosos contextos y lugares. Su posición tenía un fuerte
contenido “politizante” en una corriente que hay que incluir en el marco de las teorías feministas, pero también en la relación entre violencia, sociedad y estado. Posteriormente otras autoras como Campbell y Runyan (1998) amplian este concepto
para incluir en él muertes provocadas por acciones u omisiones que no constituyen
un delito, o bien, no pueden ser imputadas a una persona. Así bajo este concepto
más amplio se incluirían las muertes de mujeres asociadas a la desnutrición selectiva por razones de género, al aborto inseguro, al infanticidio de mujeres, la trata de
mujeres para la prostitución o el tráfico de drogas, a la falta de acceso al sistema
sanitario por razones de género, entre otros.
Desde entonces se han producido numerosos avances tanto teóricos como prácticos. Se han incrementado los recursos y las acciones encaminadas a tomar conciencia y erradicar esta lacra. Entre ellos cabe destacar la celebración de encuentros
y declaraciones internacionales en distintos contextos como los del International
Council of Women3 y la Declaración de Viena sobre el Femicidio [Vienna Declaration
on Femicide] de 2013.4 A pesar de todo, tanto la violencia contra las mujeres como
el número de femicidios ha seguido incrementadose. Así lo destacó el Simposium
de Viena sobre Femicidio, celebrado en noviembre de 2012 en la sede de Naciones
Unidas de Viena. Tras dicho simposium, el consejo Económico y Social de la ONU
lanzó en el mes de Abril de 2013, la declaración de Viena sobre Femicidios reconociendo lo alarmante que resulta la violencia contra las mujeres en todo el mundo y
dicen: “Alarmados por el hecho de que el feminicidio está aumentando en todo el
mundo y, a menudo queda impune, lo cual no sólo intensifica la subordinación y la
impotencia de las mujeres y las niñas, sino que también envía el mensaje negativo
a la sociedad que la violencia contra las mujeres puede ser a la vez aceptable e inevitable”.5 Y concluye con una llamada a la creación de una plataforma donde compar-
3
Veáse en: http://www.icw-cif.com/home, último acceso 10 de febrero de 2014.
Se puede consultar en: http://www.icw-cif.com/news/22-vienna-declaration-on-femicide, último acceso 12 de marzo de 2014.
5
La traducción es propia. El original dice: Alarmed by the fact that femicide is increasing all over the
world and often remains unpunished, which not only intensifies the subordination and powerlessness of
women and girls, but also sends the negative message to society that violence against females may be
both acceptable and inevitable.
6
El punto 9 dice: Call for the creation of a platform where lawyers, prosecutors, judges, law enforcement officials, academics, feminists, non-governmental organizations, United Nations agencies,
4
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Santiago Boira, Chaime Marcuello-Servós, Laura Otero, Belén Sanz Barbero y Carmen Vives-Cases
tir conocimientos y buenas prácticas para erradicar esta lacra de todos los países.6
Desde que se empezó a utilizar el concepto “femicidio” hasta ahora han transcurrido casi cuatro décadas de acción y concienciación.
En estos años también ha sido clave la traducción de la obra de Russell al español de la mano de Marcela Lagarde —creando el neologismo “feminicidio”—. El concepto de feminicidio trata de incorporar la misoginia que hay en este tipo de asesinatos así como la responsabilidad del Estado al favorecer la impunidad ante estos.
A partir de este hecho el estudio del femicidio/feminicidio comienza a adquirir una
mayor presencia y relevancia en el mundo de habla hispana y en la producción científica sobre estos temas. Aunque Diane Russell7 observa algunas reticencias respecto del concepto de “feminicidio” tal como se ha ido consolidando tras la versión de
Lagarde, ambos términos parecen oportunos a los autores para el propósito de este
trabajo.
Considerando este marco de referencia, este trabajo pretende responder a la pregunta ¿cómo se ha abordado el femicidio / feminicidio en las ciencias sociales en el
contexto iberoamericano? Para ello las y los autores han optado por una revisión de
la literatura especializada. Por tanto, el objetivo es analizar el tratamiento que reciben así como el alcance de los términos feminicidio y femicidio en publicaciones
científicas y libros de referencia publicados en español y en portugués.
2. Metodología, proceso y criterios de búsqueda
Se ha realizado una búsqueda sistemática en las principales bases de datos y
repositorios. En concreto, se han revisado las siguientes: REDALYC, DIALNET,
REBIUN, SCIELO, SCIENCE DIRECT, ISI WEB OF KNOWLEDGE, PUBMED y LILACS. Se
dejan fuera los trabajos de autores hispanohablantes en publicaciones en otras lenguas, especialmente, inglés, por ir más allá del propósito de este trabajo.
Las palabras clave para realizar la búsqueda han sido “feminicidio” y “femicidio”.
Se ha optado por una búsqueda restringida y dirigida únicamente a estos dos términos por tres motivos. Primero, la inclusión en los criterios de búsqueda de otras
palabras clave relacionadas con la violencia y el asesinato de mujeres hubiera aportado resultados más amplios. Sin embargo, para este trabajo en el que se pretende
profundizar en los aspectos conceptuales y semánticos en los términos feminici-
governmental and inter-governmental institutions and other relevant actors could share their expertise
and good practices, in order to transfer knowledge across regions.
7
Sobre este tema veáse http://www.dianarussell.com/origin_of_femicide.html incluye el texto The Origin And Importance Of The Term Femicide, December, 2011, (For a video of Diana presenting this speech,
please visit her Audio and Video). Último acceso 20 de diciembre de 2013.
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Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en calve iberoamericana
31
dio/femicidio, el empleo explícito de alguno de estos dos términos resulta ser un criterio esencial. Segundo, optar por una búsqueda más restringida permite identificar
las principales áreas de conocimiento y tópicos que quedan conectadas con estos
dos términos. Tercero, este rastreo no persigue realizar una búsqueda sobre aquellas
publicaciones que tratan sobre las violencia contra las mujeres sino aquéllas que
aunque traten los diferentes tipos de violencia de género conectan en algún punto
del texto con el término femicidio o feminicidio.
El procedimiento de trabajo se ha estructurado en los pasos que se describen a
continuación. En primer lugar, se realizó una búsqueda general en los repositorios
antes nombrados hasta agosto de 2013, donde se obtuvieron un total de 470 registros. Éstos se agruparon creando una primera base de datos.
En segundo lugar, se depuró el conjunto de las referencias obtenidas en función de
los siguientes criterios: a) se suprimieron las duplicadas; b) se eliminaron las publicadas en idiomas distintos al español o el portugués;8 c) se eliminaron las referencias en
las que el uso de alguna de las dos palabras clave fue circunstancial, así como aquellas
en las que la temática de la publicación se alejaba sensiblemente de los posibles tópicos relacionados con el feminicidio/femicidio y d) se suprimieron los registros referidos
a reseñas de libros que en muchos de los casos aparecen de suyo. Después de este proceso de depuración, el número de registros obtenidos quedó reducido a 231.9
Se clasificaron los artículos finalmente seleccionados en tres categorías:
• CENTRAL. Se analiza específicamente el asesinato de mujeres
(feminicidio/femicidio).
• PRÓXIMA. Se aborda el feminicidio pero asociado a la temática general de la
violencia hacia las mujeres.
• COLATERAL. Son trabajos que rozan e incluso nombran el feminicidio / femicidio sin llegar a ser la preocupación nuclear, pero si que hacen alguna referencia a ello.
Adicionalmente, se construyó una base de datos en la que se consideraron las
siguientes variables: (i). Tipo de referencia (artículo científico, capítulo del libro, libro
completo); (ii). Autores; (iii). Título Primario; (iv). Título de la publicación periódica;
(v). Año de publicación; (vi). País de publicación; (v). País como área a la que se refiere al estudio (en el caso de que ésta quede definida bien en el título o en el resumen
8
En aquellos casos en los que no ha sido posible encontrar el artículo completo pero sí estaba disponible el abstract en español como en portugués se ha considerado la referencia.
9
No se han considerado los informes de organismos multilaterales como la ONU, OMS, OPS u otro
tipo de organizaciones de mujeres, salvo aquellos publicados expresamente en revistas dentro de los
repositorios reseñados.
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Santiago Boira, Chaime Marcuello-Servós, Laura Otero, Belén Sanz Barbero y Carmen Vives-Cases
del trabajo). (vi). Resumen. Como complemento a revisión de la búsqueda se utilizó
la herramienta Refworks. La elección de las variables ha estado condicionada a las
posibilidades que ofrece esta herramienta que es versátil pero con limitaciones.
Por último, se realizó un análisis de contenido de los resúmenes de aquellos que
estaban disponibles y accesibles de manera telemática. Cuestión que no fue posible
en todos los casos por la dificultad para su localización.
3. Relevancia, caracterización y “geografía” de las publicaciones identificadas
De las 231 referencias de la base depurada, 81 registros han sido asignados a la
Categoría Central, 81 a la Categoría Próxima y 69 a la Categoría Colateral. De las referencias encontradas 213 corresponden a artículos en revistas científicas y 18 a libros,
capítulos de libro o monografías.
Respecto a la fecha de estas publicaciones, no se ha encontrado ninguna referencia con anterioridad al año 2000, siendo el año 2012, el año que concentra el mayor
número de trabajos publicados, 44 lo que representa el 19% del total. Resulta también significativo el salto en el número de publicaciones a partir del año 2005. En la
tabla I se muestra la evolución anual del total de trabajos.
TABLA I. Evolución de las publicaciones
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Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en calve iberoamericana
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De hecho, es a partir del año 2000 cuando aparecen los primeros estudios que sitúan el foco en México y hacen visibles los asesinatos en Ciudad Juárez. Monárrez (2000;
2002; 2009) aborda decididamente este problema a partir del la traducción de Marcela
Lagarde del marco planteado por Radford y Rusell (1992) y Rusell (2006) en el que el
feminicidio se entiende como una consecuencia de la inequidad y de las relaciones de
poder entre hombres y mujeres que justifica y consiente el abuso de los cuerpos de las
niñas y de las mujeres, y su asesinato. Entre los objetivos que se plantean se encuentran los siguientes: (i). definir las distintas clases de feminicidios, (ii). identificar un perfil sociodemografico de la víctima y (iii). clasificar la relación de parentesco entre la víctima y el agresor. Asímismo, Lagarde (2006; 2009) profundiza en el debate conceptual
estableciendo diferencias entre las categorías de femicidio y feminicidio.
Este asunto marca sin duda el campo semántico y conceptual desde donde se va
a desarrollar el concepto de feminicidio y la “geografía” donde se realizan los principales estudios en el ámbito latinoamericano. Además, es también determinante en
cuanto al posicionamiento de algunas de las principales autoras respecto al debate
entre el par femicidio/feminicidio. Si se atiende a este aspecto en las referencias
encontradas en los artículos de investigación (Categoría Central y Próxima) donde se
hace referencia a algún país en concreto —lo que ocurre en 124 de los 160 trabajos—
se observa que en 48 de ellos (el 38,7%) el país referido es México. Además, otro
dato importante a reseñar es que para el caso de México una parte mayoritaria de
estos trabajos se refieren a Ciudad Juárez. En relación a los libros, capítulos de libro
o monografías publicadas es similar. De las 18 referencias encontradas 10 de ellas
se refieren a México. En el Tabla II se muestra la relación de artículos por país.
TABLA II. Distribución “geográfica” de las publicaciones
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Otro aspecto significativo es que, con excepción de España y Portugal, no se han
encontrado ni en lengua española ni portuguesa trabajos que hagan referencia ni a
otros países del resto de Europa ni de otras regiones del mundo. Pese a que en algunas de las publicaciones se pone de relieve el hecho de que el fenómeno del feminicidio de Ciudad Juárez entendido como “zona 0” debe servir como referencia y
motor que visibilice los asesinatos de mujeres por razones de género en otras partes de Latinoamérica, se observa que las publicaciones en español y portugués que
abordan este problema en otros contextos son limitadas.
En algunos casos, sobre todo de ámbito legal, se estudian los pasos que se van
dando de cara a adaptar las legislaciones o a definir el feminicidio como tipo legal
específico. Así, en algunos trabajos (Ginés, 2010; Jiménez, 2011, Mujica y Tuesta,
2013; Munevar, 2012) se abordan los aspectos legales del feminicidio, su tipificación,
su conexión con los derechos humanos y el estado de la legislación para el caso de
países concretos. Por otra parte, en el conjunto global de las publicaciones aparecen
pocos estudios que traten de concretar la prevalencia del fenómeno, y los que hay
están fundamentalmente centrados en México (Monárrez, 2000; Fuentes y González,
2008), España (Fernández, 2011; Vives-Cases et al., 2008), Argentina (Fernández,
2010) y Costa Rica (Carcedo y Sagot, 2002). Asimismo, en alguno de los trabajos se
analiza el femicidio en relación con alguna circunstancia específica, por ejemplo
Crempien (2007) analiza el impacto de la violencia de género y el femicidio en mujeres embarazadas. Respecto a los estudios de prevalencia, algunos autores se preguntan por el modo con el cual las estadísticas tratan este tipo de violencia y la posible tendencia al ocultamiento. Así por ejemplo, en Fernández (2012) se plantean para
el caso de Argentina cómo algunos casos de suicidios de mujeres pueden estar
encubriendo casos de asesinato. Pronto también se cae en la cuenta de la dificultad
para establecer una estadística fiable de las mujeres muertas debido a las connotaciones ideológicas y políticas de este problema (Pérez y Padilla, 2002).
4. Sobre las Revistas
Para el análisis de este apartado sólo se han manejado las revistas de la Categoría Central y Próxima donde se han publicado las referencias estudiadas directamente relacionadas con la temática del femicidio/feminicidio y la violencia contra la
mujer (N = 160). Para el análisis de dichas revistas científicas cabe preguntarse por
su procedencia, calidad y relevancia así como por sus áreas de especialización,
puesto que pueden aportar algunos aspectos interesantes sobre el modo y los contextos en los que es tratado el femicidio/feminicidio.
Respecto a la procedencia de las revistas que han publicado las referencias nuevamente México aparece como el país que más publicaciones acoge (N = 41), seguido de España, Colombia y Brasil. El conjunto de estos cuatro paises suponen el 71%
de todas las publicaciones. Los resultados se muestran en la tabla III.
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Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en calve iberoamericana
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TABLA III. País de edición de las revistas
Otro aspecto a considerar es la calidad de las revistas en las que aparecen estos
trabajos. De las 142 revistas, únicamente 17 se encuentran indexadas en la ISI Web
of Knowledge. Por otra parte, si se considera la Clasificación Integrada de Revistas
Científicas (CIRC) los resultados que se obtienen en las diferentes categorías se
muestran en la tabla IV.
TABLA IV. Clasificación Integrada de Revistas Científicas (CIRC)
Hay que recordar que en esta clasificación en el grupo A se incluyen las revistas
científicas de mayor nivel. Pertenecerían al mismo las revistas internacionales de
más prestigio que han superado procesos de evaluación muy exigentes para el
ingreso en diferentes bases de datos. El grupo B está compuesto por revistas cientíComunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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ficas españolas de calidad pero que no alcanzan un alto nivel de internacionalización, aunque son revistas que reciben cierto grado de citación y que respetan los
estándares de publicación. Asimismo forman parte de este grupo aquellas revistas
científicas internacionales con un menor pero aceptable grado de prestigio y difusión. El grupo C está compuesto por las revistas científicas españolas de segundo
orden que, o bien son poco citadas, o bien no cumplen con los estándares de publicación científica. También se incluyen las revistas internacionales de menor relevancia. Finalmente, el grupo D estaría conformado por todas aquellas publicaciones no
incluidas en ninguna de las categorías anteriores y, por tanto, con un status científico distinto del marco hegemónico.10
Según los datos disponibles, en la tabla IV se muestra que el 41,5% de las revistas no están incluidas en esta clasificación. Este hecho se ha podido producir por
diversas razones y no siempre necesariamente por falta de calidad, este es el caso
de alguna revista de carácter biomédico. En cualquier caso, parece claro que un porcentaje significativo de los artículos publicados en español o portugués en esta
materia no se ha producido en publicaciones que midan su prestigio en función del
modelo dominante basado en el Journal Citation Report de la empresa Thompson.
En la tabla V se muestra el listado de las revistas pertenecientes a la Categoría Central indicando el país donde se editan, la clasificación CIRC y si se encuentran indexadas en la Web of Knowledge.
10
En este caso, cabe plantear la crítica lanzada desde distintos autores y disciplinas. Sirva como ejemplo el caso de Randy Schekman biólogo estadounidense, ganador del Premio Nobel de Medicina en 2013.
O basta recordar la conocida Ley de Goodhart que advierte que “when a measure becomes a target, it
ceases to be a good measure”.
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Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en calve iberoamericana
TABLA V. Revistas Categoría Central. Clasificación CIRC e indexación ISI
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Finalmente, respecto a las materias en las que las revistas quedan incluidas (aquellas en las que aparece, tomado del repositorio de DIALNET) el 71% de las revistas
pertenecen al campo de las ciencias sociales o jurídicas. Los resultados se muestran
en la tabla VI.
TABLA VI. Agrupación de las revistas por materias (DIALNET)
5. Femicidio y feminicidio: un análisis de contenido
Si no se hacen distingos entre el término femicidio tal como lo plantea Diana Russell y la traducción de feminicidio de Lagarde, entonces, tal y como apunta Laurenzo (2012) la categoría feminicidio ha sido promovida por la teoría feminista no sólo
para visibilizar las causas verdaderas por las que muchas mujeres mueren sino también para impulsar cambios tanto políticos, legislativos, como sociales en diferentes
países iberoamericanos incorporando esta figura.
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Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en calve iberoamericana
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Los feminicidios aparecen asociados a algunos temas clave como son los llamados “crímenes pasionales” amparados en muchos países por la justicia como ocurre para el caso colombiano (Castillo, 2009). También en diferentes trabajos se alude
al femicidio como un problema de salud pública (Álvarez, 2003). Por otra parte, el
feminicidio entendido como la “forma más extrema del terrorismo sexista” (Fernández, 2012). Finalmente cabe destacar tambien la relación entre feminicidios y violación sexual, claramente identificada en un contexto extremo como Ciudad Juárez
que Monárrez (2009) define como “feminicidio sexual sistémico”.
Según queda claro en muchos de los trabajos revisados, el feminicidio constituye
una vulneración grave de los derechos humanos. Esta asociación aparece de manera permanente en muchas de las referencias, lo cual sugiere que no se pueden contemplar el problema desde una posición individual o que pudiera afectar únicamente al ámbito privado o familiar. Desde este punto de vista, aparecen diferentes escenarios y teorías que otros sujetos sociales involucrados en el hecho violento ofrecen
para explicar y/o justificar los asesinatos. Así, por ejemplo, para el caso de escenarios bélicos como en Colombia, el asesinato de las mujeres puede quedar invisibilizado o reducido a anécdota por el propio contexto de guerra. Del mismo modo sucede en las constantes referencias a mafias, la denominada “narco-cultura”, las estructuras corruptas de algunos estados, la impunidad, o las condiciones de pobreza que
pueden estar detrás de los femicidios. Todos estos elementos constituyen elementos
esenciales del propio sistema dinámico que pueda ayudar a descifrar este tipo de
violencia. Esta visión del problema que pretende ser sistémica y holística queda
también apuntada en algunas de las referencias que componen esta revisión.
Asimismo, en algunos trabajos se abordan diferentes lados del problema que
pueden reforzar la visión holística y sistémica que se propone. Así, por ejemplo,
Domínguez y Ravelo (2003:122) tratan de analizar “las diversas hipótesis propuestas
por los enunciadores sociales, entre los que se incluyen a las instituciones de los tres
niveles de gobierno, la prensa, el medio académico, las Organizaciones No Gubernamentales (ONG), los partidos políticos y las instituciones religiosas.” Estos discursos se consideran como actos de habla, traspasando el criterio de verdad o falsedad.
Lo que los autores quieren destacar son las condiciones de enunciación, la perspectiva teórica o ideológica que las sustenta, y su uso como acto político. Este estudio
del discurso social de la violencia contra mujeres trata de destacar la manera en que
se instrumentaliza la victimización en el campo de las relaciones de poder del contexto fronterizo”.
Pérez (2005) analiza el desarrollo de las ONG de Ciudad Juárez explorando la
acción colectiva femenina revelando las convergencias y divergencias así como sus
relaciones con las madres de las víctimas y el gobierno. Freyermuth y Argüello
(2010:181) aportan una visión en la que se acentúan las consecuencias de una violencia estructural traducida en un elevado número de muertes prematuras de mujeres en el territorio mexicano de los Altos de Chiapas. El análisis se centra en las
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Santiago Boira, Chaime Marcuello-Servós, Laura Otero, Belén Sanz Barbero y Carmen Vives-Cases
“relaciones sociales en el ámbito institucional, entre las personas, y entre las instituciones y las personas” en la que aspectos como la “pobreza, rezago, insensibilidad, naturalización, encubrimiento, omisión o comisión de la violencia”, inciden
directamente en las condiciones educativas y sanitarias y en las posibilidades de
supervivencia.
En relación con este tema, algunas investigaciones (Godoy-Paiz, 2012) confrontan
las visiones y los discursos oficiales sobre el feminicidio con las experiencias de las
familias de las víctimas poniendo en entredicho algunas de estas visiones institucionales que pueden ser tendentes a minimizar el problema y a convertirlo en algo
aislado y privado. Desde la teoría sociológica, Pineda y Herrera (2007: 419) analizan
el fenómeno del feminicidio en Ciudad Juárez en relación con el enfoque de la sociedad del riesgo que, como apuntan los autores, “al final se traducirá en una cultura
del miedo, la cual supone la rendición individual y colectiva”. Se analizan los entramados sociales, las interacciones y dependencias de los diferentes actores así como
las complicidades y el silencio de las élites y de la clase política.
También en cuanto a los medios de comunicación las relaciones entre información e impunidad (Gewecke, 2011) o el trabajo de García y Gallur (2012) en el que
analizan en qué medida se conforman los valores de la noticia en un contexto de
conflicto, con especial referencia a la información sobre el feminicidio de Ciudad
Juárez. También en este misma línea Lagos-Lira (2008) analiza en el contexto chileno el modo en que la prensa refuerza los estereotipos y desigualdades de género a
partir de la cobertura de las noticias sobre feminicidio. En España, Rodríguez (2008),
repasa el tratamiento informativo que se realiza de los asesinatos de mujeres en la
redacción periodística analizando la evolución de los términos utilizados o las expresiones más frecuentes para referirse a este tema.
Un aspecto que resulta interesante destacar es el abordaje mutidisciplinar e interdisciplinar de este fenómeno: la criminología, la sociología, la psicología, la antropología, la economía, la salud pública entre otras disciplinas, han abordado esta problemática, si bien también la literatura (Bencomo, 2011) y el cine (Corral, 2011; Hind, 2010).
Considerando los elementos expuestos, las reflexiones planteadas en la literatura
revisada presentan dos planos diferenciados. El primero de ellos se relaciona con los
substratos teóricos y explicativos donde situar el fenómeno. En este nivel, las creencias distorsionadas de género, las relaciones de poder y la cultura patriarcal se utilizan como elementos explicativos centrales. Sin embargo, junto con esta condición
necesaria e imprescindible, se muestra la necesidad de acción u omisión de un Estado que de una u otra manera permita los asesinatos y los deje impunes. Asimismo,
dentro también de este plano teórico explicativo, muchas de las referencias conectan y relacionan los feminicidios con los distintos actores sociales coadyuvando con
una visión sistémica del problema. En la figura 1 se representan algunas de estas
conexiones.
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Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en calve iberoamericana
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FIGURA 1. Aspectos teóricos y sustratos explicativos
FIGURA 2. Preguntas y acciones
El segundo de los planos de análisis se refiere a las preguntas que el feminicidio
suscita y a las posibles acciones para su erradicación. En este sentido cabe preguntarse por cuestiones como el posible impacto y prevalencia de este fenómeno en
otras zonas de Iberoamérica, por las similitudes o diferencias en los diferentes contextos geográficos y culturales o por el tipo de actuaciones más adecuadas. En este
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Santiago Boira, Chaime Marcuello-Servós, Laura Otero, Belén Sanz Barbero y Carmen Vives-Cases
último punto hay que destacar la dificultad que parece existir para operacionalizar el
fenómeno y la construcción de indicadores. En la figura 2 se muestran algunas de
estas cuestiones y las posibles vías de acción sobre le fenómeno.
6. México y la especificidad de Ciudad Juárez
El Estado, la guerra y las consecuencias de una ideología patriarcal internalizada
aparecen como tres importantes razones que alimentan el binomio asesinato/impunidad. A partir del análisis realizado de los textos, este binomio parece desempeñar
un importante papel. Respecto a los feminicidios en el Estado de México, Arteaga y
Valdés (2010: 5) consideran que responde a procesos de desafiliación social configurándose como un modo de respuesta “al resquebrajamiento del modelo hegemónico de feminidad y masculinidad”. En lo que se refiere a Ciudad Juárez, Monárrez (2012: 197) afirma contundente que: “los dos elementos fundantes de un Estado
nación se encuentran colapsados. El territorio es un campo de batalla controlado por
el crimen organizado y la delincuencia común; el poder político se encuentra desarticulado y los discursos de la élite política nacional, estatal y municipal dejan en
claro que la muerte continuará”.
Otras perspectivas analizan el fenómeno de la violencia en la sociedad mexicana
como un asunto complejo y multifacético, una de cuyas manifestaciones más destacadas es la violencia feminicida en Ciudad Juárez. Bencomo (2011:13) relaciona el
fenómeno violento con “el agotamiento de un Estado de derecho, la crisis del sistema judicial y el aparato político mexicano, la narcocultura y los ritos primitivos que
retornan y se potencian en medio de las asimetrías propias del México postmoderno”. Algunos autores (Álvarez, 2003) consideran que los feminicidios de Ciudad Juárez no representan casos típicos equiparables a otras zonas geográficas. En primer
lugar, aparece con potencia del término “desaparición”. Además, se señala que los
cadáveres presentan a menudo signos de violación y mutilaciones entre otros. Méndez (2010) y Ravelo y Sánchez (2006) relacionan la violencia en Ciudad Juárez con el
territorio maquilador. En este contexto, Sánchez (2007) expone algunos factores que
favorecen la violencia de género como las migraciones masivas del campo a la ciudad con el objetivo de obtener un puesto de trabajo, la nómina generalizada o la
incorporación de la mujer al mercado laboral.
Por otra parte, Aikin (2012) se adentra en el caso de Ciudad Juárez para analizar
cómo ha llegado a convertirse en paradigmático involucrando a activistas, agencias
internacionales y gobiernos, para lo que aplican el modelo en espiral de Risse y Sikkink (1999).
Ante esta íntima relación entre feminicio y Ciudad Juárez es posible preguntarse
hasta qué punto se trata de una realidad local en la que de una manera drámática
parecen coincidir diferentes circustancias que la han hecho posible o por el contraComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
Femicidio y feminicidio: Un análisis de las aportaciones en calve iberoamericana
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rio es posible entenderla de una manera global en la que Ciudad Juárez ha ayudado
a visibilizar y explicitar un fenómeno, “la muerte de mujeres”, fenómeno que se
extiende mucho más allá del territorio norte de México. Probablemente, en este cáso
sería importante identificar los elementos característicos y diferenciadores de las
muertes de mujeres en Ciudad Juárez de las producidas en el resto de México y en
otras partes del mundo. En la figura 3 aparecen algunas de las relaciones identificadas en este punto.
FIGURA 3. El paradigma de Ciudad Juárez
7. Para seguir
Tal como señalan (Laurent et al., 2013:1), “femicide is the ultimate form of violence against women and girls and takes multiple forms. Its many causes are rooted in
the historically unequal power relations between men and women and in systemic
gender-based discrimination. For a case to be considered femicide there must be an
implied intention to carry out the murder and a demonstrated connection between
the crime and the female gender of the victim. So far, data on femicide have been
highly unreliable and the estimated numbers of women who have been victims of
femicides vary accordingly. Femicides take place in every country of the world. The
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Santiago Boira, Chaime Marcuello-Servós, Laura Otero, Belén Sanz Barbero y Carmen Vives-Cases
greatest concern related to femicide is that these murders continue to be accepted,
tolerated or justified - with impunity as the norm. To end femicide we need to end
impunity, bring perpetrators to justice, and every individual has to change his/her
attitude towards women”.
En las páginas anteriores se han recogido y analizado los principales resultados
de la revisión de la literatura especializada sobre este fenómeno. El cuál sigue siendo un reto para todas la humanidad. Como indica el título Femicide. A Global Issue
That Demands Action de la obra colectiva publicada en el año 2013 por el Academic
Council on the United Nations System (ACUNS) Vienna Liaison Office, coordinada
por Claire Laurent, Michael Platzer and Maria Idomir estamos ante un asunto global,
planetario que demanda acciones y decisiones para su erradicación.
El reto es seguir avanzando para erradicar las muertes violentas y mejorar tanto los
diagnósticos como la prevención de las mismas.
8. Referencias
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Grupos de ayuda mutua en personas con problemas severos de salud
mental en el modelo de la recuperación. La inclusión del cuerpo
Self-help groups for people with severe mental health recovery model.
Inclusion body
María José Rodríguez Sánchez*, Matilde Blanco Venzalá** y Clara Fernández Burraco***
* Trabajadora Social. Unidad de Salud Mental Comunitaria de Alcalá de Guadaira. Unidad de Gestión Clínica
de Salud Mental de Valme. Sevilla. [email protected]
** Facultativa Especialista en Psiquiatría. Unidad de Salud Mental Comunitaria de Alcalá de Guadaira. Unidad de Gestión
Clínica de Salud Mental de Valme. Sevilla. Dirección para correspondencia: [email protected]
*** Médico Interno Residente de tercer año de Psiquiatría.Unidad de Salud Mental Comunitaria de Alcalá de Guadaira.
Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental de Valme. Sevilla. [email protected]
Abstrac:
Recovery model is based on the implication of the people who suffer psychosis in their own
improvement process. We propose a therapeutical experience in a Community Mental Health.
Team in the Andalusian Health Service. It includes integrated interventions from different
professional roles (Social worker, nursery and psychiatrist) to increase healthy areas. This article exposes a 3-year evolution including a self-promoted movement from the users.
It includes bodily aspects and mutual self-help. This experience is set in a non-medical environment to promote healthy social aspects and increase experience out from the psychosis.
We also remark institutional and clinical difficulties to develop recovery activities in
comunnity environment from public health settings.
Keywords: Recovery, psychosis, self-help, body therapies.
Resumen:
El modelo de la recuperación se basa en la incorporación de las propias personas con
trastornos mentales de naturaleza psicótica a su proceso de mejoría. Trabajando en este
paradigma surge una experiencia denominada plataforma terapéutica que se desarrolla en
un dispositivo de salud mental comunitaria pública y que incluye intervenciones múltiples,
multidisciplinares e integradas con la intención de fomentar el uso de los recursos sanos
de todas las dimensiones identificadas.
Los factores referidos cristalizan en una propuesta desde los propios integrantes para
iniciar una actividad grupal de baile liderada por uno de ellos en un contexto extra-sanitaComunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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María José Rodríguez Sanchéz, Matilde Blanco Venzalá y Clara Fernández Burraco
rio con la intención de fomentar los aspectos sanos sociales y normalizar las actividades
al margen de la vivencia de la experiencia psicótica.
Se señalan las dificultades desde la institución y la propia clínica psicótica para llevar a
cabo actividades en el paradigma de la recuperación en encuadres comunitarios y desde
la sanidad pública.
Palabras clave: Recuperación, psicosis, ayuda mutua, terapias corporales.
Article info:
Received: 01/09/2014 / Received in revised form: 20/02/2015
Accepted: 20/03/2015 / Published online: 25/06/2015
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.3
1. Introducción
El concepto de recuperación entiende que la psicosis es un proceso flexible que
puede evolucionar de forma positiva adquiriendo o reencontrando aspectos sanos
de la persona afectada por la experiencia patológica. A pesar de este prisma optimista, la recuperación no es sinónimo de ausencia de síntomas sino un proceso
abierto longitudinal que dura toda la vida y que incluye múltiples pasos progresivos
en todas las dimensiones identificables. La filosofía subyacente a este paradigma es
la necesidad de optar a la mejor calidad de vida posible para cada uno de los individuos que ha sufrido una experiencia psicótica, manejando los aspectos patológicos, utilizando la resiliencia de la persona y del entorno y manteniendo expectativas
esperanzadas pero realistas ante el futuro.
Recuperación significa alcanzar una forma de vida en la que sea posible sobreponerse a los efectos de la enfermedad, de manera que ésta se asuma y se pueda definir una expectativa de vida más allá de sus efectos (Liberman y Kipewick 2004).
Cualitativamente la recuperación se entendería como un único y profundo proceso personal de crecimiento más allá de la catástrofe de una enfermedad mental
severa (Farkas et al, 2005). Operativamente, a efectos de cuantificación e investigación (Liberman y Kopelwic 2004), se traduce en:
–
–
–
–
Remisión sintomática (hasta niveles soportables para el paciente).
Funcionamiento ocupacional: al menos media jornada ocupada en un sector
competitivo durante dos años.
Vida independiente sin supervisión diaria.
Mantenimiento espontáneo de relaciones sociales.
A nivel conceptual, el constructo teórico de la recuperación sintoniza con la psicosis como una respuesta atípica a una situación crítica de la que se puede aprenComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
Grupos de ayuda mutua en personas con problemas severos de salud mental...
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der, salir e incorporar y utilizar factores sociales, emocionales y corporales potencialmente sanos para minimizar las consecuencias vitales y mejorar la calidad de
vida del individuo psicótico y de su entorno (Roger 1994).
Uno de los conceptos básicos para trabajar en este paradigma es bien conocido
en el contexto del trabajo social, el empoderamiento (López Peláez 2010): Utilizar el
poder presente en las personas grupos y comunidades para desarrollar instrumentos que les permita usarlo e incrementarlo hasta conseguir la transformación de los
entornos personales y grupales hostiles, ejerciendo sus derechos y reclamando un
papel activo en su propia historia. La propia incorporación al espacio grupal implica
cambios en la disposición personal y significa un paso en el proceso de autonomía
para afrontar las situaciones desde uno mismo favoreciendo el desarrollo de otras
formas de subjetividad más resolutivas e independientes (Martin Ferrari, 2000).
Con estas premisas, planteamos el trabajo grupal como un marco óptimo para el
desarrollo de los aspectos inter-relacionales, trabajando desde las áreas sanas sociales y emocionales con el objetivo de aislar y manejar los aspectos psicóticos dentro
de la vida cotidiana. El espacio terapéutico grupal permite el desarrollo de narrativas
alternativas que posibilitan desbloquear el crecimiento y fomentar la recuperación
de la experiencia psicótica estando especialmente indicado cuando se detectan
escasos contactos sociales y poca homogeneidad en la red de base (Gracia Fuster
1997). Las personas con psicosis sufren a menudo una pérdida devastadora en su
relaciones de amistad y apoyo mutuo al afectarse los pilares fundamentales de las
mismas: reciprocidad,altruismo, confianza y aprecio.
A partir de este punto teórico iniciamos hace 4 años una experiencia grupal terapéutica con personas con diagnósticos relacionados con la psicosis. La experiencia
se ha definido por el equipo técnico como plataforma terapéutica (Blanco et al 2014)
haciendo referencia a su presencia estable y protectora de forma abierta y flexible
en el acompañamiento a la persona con psicosis y a la multidisciplinaridad de las
intervenciones y abordajes dada su complementariedad (Hermalin, 1987). Dentro de
la oferta que constituye esta experiencia se incluye el grupo de autoayuda basado
en el baile expuesto en este articulo, que surge por iniciativa de los propios participantes en el encuadre del grupo terapéutico. Destacamos que dentro de la atipicidad
de nuestra intervención favorecemos la relación entre los participantes fuera de las
sesiones, actuando en este sentido como un grupo de apoyo y facilitando la transición en algunos aspectos a grupo de ayuda mutua (Segado, 2013).
En este artículo se expone la evolución natural del grupo centrada en los aspectos
sociales y corporales haciendo hincapié en la importancia de la incorporación de las personas con psicosis como motor de su propia recuperación, la necesidad de ofertar nuevas iniciativas terapéuticas comunitarias y la aceptación de las dificultades que también
supone llevar a cabo estas tendencias en un contexto extra sanitario, público y con una
población que ha experimentado una situación crítica a nivel vital, la psicosis.
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María José Rodríguez Sanchéz, Matilde Blanco Venzalá y Clara Fernández Burraco
2. Material y método
El contexto de trabajo es una Unidad de Salud Mental Comunitaria en una zona
semiurbana de la provincia de Sevilla con una población de 73.000 habitantes. Este
dispositivo pertenece a la red pública sanitaria del Servicio Andaluz de Salud.
Muestra:
Los participantes del grupo de ayuda mutua basado en el baile cumplen los
siguientes criterios de inclusión:
–
–
–
–
Pacientes con diagnóstico de psicosis: F20-25 y F 31 Los diagnósticos se distribuyen de la siguiente manera: 2 casos de Esquizofrenia Paranoide: F20.04 y F.20.00,
4 casos de Trastorno Esquizoafectivo (2 casos F.25, un F.25.1 y un F.25.2), 1 caso de
Trastorno Afectivo Bipolar, 1 caso de Trastorno Límite de personalidad. Gráfica 1.
Edades: 4 hombres y 4 mujeres con edades comprendidas entre 26 y 49 años.
Gráfica 2 y 3.
Situación clínica: Parcialmente estable. Posibilidad de síntomas activos sin
repercusión conductual severa.
Pertenencia al grupo terapéutico de recuperación de la psicosis desarrollado
en la Unidad de Salud Mental Comunitaria en los dos años previos.
GRÁFICA 1
Fuente: Elaboración propia.
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GRÁFICA 2
Fuente: Elaboración propia.
GRÁFICA 3
Fuente: Elaboración propia.
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María José Rodríguez Sanchéz, Matilde Blanco Venzalá y Clara Fernández Burraco
Metodología del encuadre:
A partir de la experiencia grupal previa y en el contexto de trabajo de elementos
motivacionales que había incluido elementos corporales (relajación y bioenergética)
surge la idea por parte de los participantes de un nuevo grupo centrado en el baile.
Dicha iniciativa es vehiculizada por el equipo técnico con los objetivos terapéuticos de:
–
–
–
–
Romper la inercia de inactividad.
Ampliar y profundizar las redes sociales.
Desarrollo de ayuda mutua.
Incorporación de espacios extrasanitarios.
En el desarrollo de esta actividad resultó un elemento clave el que uno de los componentes del grupo terapéutico poseyera experiencia profesional previa en este
terreno y que se ofreciera como profesor de baile.
La puesta en marcha del proyecto corrió a cargo de la trabajadora social, autora
principal de este artículo, que a su vez forma parte del equipo terapéutico habitual
de la plataforma de recuperación.
Una vez configurado el grupo se plantea la búsqueda de un espacio fuera del encuadre sanitario, para fomentar las partes sociales sanas del individuo y su incorporación
a espacios normalizados y parcialmente desvinculados de su identidad como enfermo. Es por ello, que se solicita un espacio, donde habitualmente se viene realizando
actividades de carácter social para la población general de Alcalá de Guadaira.
En primer lugar se contactó con el Centro de Servicios Sociales (SS.SS.) del Ayuntamiento de Alcalá de Guadaíra, donde se llevan a cabo actividades de integración
social y de participación de diferentes asociaciones del municipio. Se mantuvo
entrevista con el director del centro de SS.SS. donde se le presenta el tipo de actividad para la que solicitamos el espacio. Como justificación, planteamos que se tratade un grupo de personas con TMG que forman parte de una plataforma de recuperación, con las siguientes necesidades:
–
–
Dar un sentido de normalización a esta actividad con el objetivo de luchar contra el estigma.
Conseguir la coincidencia con otros grupos de población que acuden también
al centro para otro tipo de actividad haciendo visible una población que a
menudo pasa desapercibida o asociada con aspectos negativos.
La elección del centro fue consensuada por los participantes previamente a la solicitud. Se le propusieron varias opciones seleccionando finalmente aquel que se
encontraba más cerca de los domicilios de la mayoría facilitando con ello también el
acceso. Todas las decisiones en cuanto a frecuencia, duración y calendarización fueComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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ron tomadas por los integrantes del grupo favoreciendo su implicación y el desarrollo de su autonomía. Finalmente se estableció una frecuencia semanal de hora y
media de duración que se concretó en un día fijo(martes) para facilitar la incorporación en la rutina y la asistencia.
El horario de las sesiones se fija por la tarde para incrementar la oferta en un
espacio de tiempo que tradicionalmente no ha estado estructurado en el día para
las personas con psicosis. Habitualmente las actividades se han vinculado a los
horarios sanitarios mayoritariamente matutinos, por ello con la elección del
horario nuevamente pretendemos señalar la diferencia con los aspectos patológicos.
No fue necesario un reclutamiento propiamente dicho puesto queya se partía del
vínculo terapéutico establecido a través de la plataforma de actividades en la que ya
existían lazos de confianza con los terapeutas y entre los participantes.
A lo largo del desarrollo de toda la actividad se realizaron llamadas telefónicas
individuales a cada componente, previas a cada una de las sesiones.
Cada una delas sesiones se inicia con ejercicios de calentamiento y estiramiento que fomentan la toma de conciencia de lo corporal, aspecto que habitualmente es ignorado en el tratamiento de la psicosis. Dichos ejercicios se realizan en círculo para que los participantes acepten el contacto interpersonal y disminuya el nivel de ansiedad anticipatoria. Con la estructura circular, empleada
también en la terapia de grupo, se permite horizontalizar o democratizar la relación entre los miembros (disminuyendo las diferencias entre los miembros participantes).
A continuación da lugar a la sesión de baile propiamente dicha que consta de las
siguientes etapas y que está diseñada por el monitor/usuario:
–
–
–
–
–
Se aprenden los pasos de forma individual, se repiten varias veces hasta su
memorización.
Posteriormente se introduce la música de baile (habitualmente latina: merengue, salsa y tango) y se adapta el movimiento a su ritmo.
Una vez integrada la música con el movimiento se distribuyen los participantes en parejas que van cambiando a lo largo de la sesión para potenciar el
efecto en la red social, multiplicando los contactos.
Se finaliza el taller modificando la música a chill-out y realizando ejercicios de
relajación para facilitar el cierre.
Posteriormente se complementa esta actividad con el abordaje de parte de las
vivencias y contenidos en el grupo terapéutico para permitir su integración y
fomentar la generalización de los aspectos sanos.
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3. Resultados
En cuanto a los aspectos meramente formales a lo largo del desarrollo de esta
experiencia se puso de manifiesto la necesidad de ciertas modificaciones para
garantizar el funcionamiento. Aunque a priori se consideró que el grado de motivación era alto ya que la propuesta procedía del propio grupo se objetivó la necesidad
de realizar recordatorios telefónicos en cada una de las sesiones para garantizar la
asistencia ya que el número de participantes era directamente proporcional a dichas
llamadas y a la insistencia del referente técnico de la plataforma terapéutica.
Por otra parte conforme se fue desarrollando la actividad, los mismos participantes sintieron la necesidad de incorporar, para el mejor desarrollo de la actividad, una
serie de elementos materiales (espejos, luces, música, etc.) que se fueron cumplimentando con la intervención de la coordinadora terapéutica. De especial interés
terapéutico se consideró la solicitud de incorporación del espejo por su significación
en el reconocimiento de uno mismo y su trascendencia en la reconstrucción del yo
corporal en el proceso de recuperación.
En cuanto al ambiente terapéutico los talleres evolucionan hacia la flexibilidad
tanto en lo relacional como en lo corporal observándose las siguientes modificaciones:
–
–
–
En el inicio la postura física se caracterizaba por la rigidez, la ausencia de movimientos espontáneos y fluidos, las expresiones faciales con mandíbulas tensas,
las manos sudorosas y la ausencia de contacto visual (o mirada periférica).
Con respecto a la tarea los participantes expresaban vivencias de extrañeza
con falta de iniciativa, y miedo al contacto, lo que se traducía en la tendencia
a mantener un espacio vital aumentado.
A nivel verbal expresaban vergüenza, sentimiento de torpeza y miedo al ridículo.
A lo largo de las sesiones la impresión global en todos los participantes (profesionales y no profesionales) es que existe un incremento de la armonía en los movimientos, con disminución de los movimientos robotizados, la aparición de acompasamiento con la música y la sensación de disfrutar la experiencia.
Físicamente se observa mayor flexibilidad, ritmo y definición en los movimientos
apreciándose datos objetivos concretos como los pies levantándose del suelo, relajación de la expresión facial y mejoría del contacto visual, aumentando la capacidad
de compartir espacios vitales. Destacar que dichas modificaciones se produjeron sin
cambios significativos a nivel farmacológico y que aunque la psicomotricidad descrita coincide plenamente con los efectos secundarios extrapiramidales iatrogénicos
todas las personas del grupo se encontraban en tratamiento con medicación antipsicótica atípica, por lo que dichos hallazgos no se explicarían desde las modificaciones químicas.
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En la interacción personal se muestran más espontáneos, interrumpiendo, preguntando y adoptando papeles activos de ayuda al otro.
A lo largo de las sesiones se pone de manifiesto un aumento de las expresiones
emocionales y comunicacionales, que actúan como elementos motivacionales,
actuando como refuerzos positivos alencontrarse capaces de desarrollar la actividad: sonrisas, risas y caras de satisfacción ante una actividad correctamente realizada. Destacar que en la estructura de cada sesión se presenta una nueva coreografía
con un tipo de música y que la finalización de ésta se convierte en una pequeña meta
que crea sensación de control y dominio de la tarea superada. Este patrón podría
considerarse como la base de trabajo en la plataforma terapéutica en todas las
dimensiones y herramientas. Tareas concretas, realistas que se evalúan valorando
tanto su cumplimiento como los factores que hayan intervenido en su fracaso, en
caso de que suceda, ayudando a plantear nuevas metas, dándole el valor a la propia
experiencia independientemente del resultado.
Paradójicamente a estas observaciones que podrían considerarse positivas, conforme se avanza en las sesiones se aprecia que el nivel de asistencia disminuye progresivamente haciéndose escaso e intermitente. Hay muchas ausencias de los
miembros del grupo, expresan dificultades para incluir el baile como parte de su
rutina diaria, el organizador plantea obstáculos técnicos y en general no existe un
compromiso estable.
De esta manera se pone de manifiesto la necesidad de incentivar y acompañar a
las personas con psicosis aunque avancen en el proceso de recuperación para evitar el estancamiento.Hay que trabajar con la persona y para ello un requisito indispensable es la motivación del profesional con una actitud positiva ante el fenómeno
de la recuperación.
El cierre se expuso en el grupo terapéutico, donde si seguían acudiendo, y donde
decidieron suspender la actividad planteando retomarla en el futuro apareciendo de
forma intermitente en el desarrollo posterior de las sesiones de la plataforma terapéutica.
4. Discusión
En nuestra opinión la dinámica novedosa de esta experiencia grupal en personas
que han experimentado vivencias psicóticas, favorece la recuperación ya que pretende ir más allá de la estabilización de los síntomas, crea capacidad de autonomía
e integración comunitaria y aporta un papel más activo a la persona en su vida diaria. Pretende que el individuo tome un papel principal en la actividad, sea él quien
decida asistir, quien realice el esfuerzo por realizar correctamente la actividad y
quien experimente e incorpore sensaciones positivas y negativas que le permitan
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crear una opinión individual sobre la actividad. El objetivo de romper la inercia de la
inactividad se basa en las actuaciones del propio interesado aunque siempre con el
apoyo del equipo técnico terapéutico.
Las herramientas sobre las que se sustentan los cambios incluyen:
–
–
–
–
Aspectos cognitivos como la mejoría de la concentración y la memoria que se
ejercitan en el desarrollo de la tarea concreta.
Aspectos sociales como habilidades de socialización y autogestión del tiempo
libre. En las personas con TMG existen dificultades para gestionar su tiempo
libre. La falta de motivación es un factor que influye en esta capacidad, llegándose a perder la iniciativa necesaria para disfrutar de las actividades lúdicas y gratificantes para uno mismo. Por ello es necesario incorporar en los tratamientos los Programas de Rehabilitación Psicosocial donde se trabajan, además de otros aspectos, la gestión del tiempo libre. Nuestra actividad estaría
encuadrada dentro de este tipo de programas.
En este sentido se pone de manifiesto la autonomía creciente de los miembros
del grupo, no acuden acompañados, establecen encuentros fuera del marco
específico de la actividad de baile, hay intentos de vinculación de los miembros del grupo manteniendo relaciones de amistad tras finalizar la tarea
(tomar café, salir a pasear, visitas a los domicilios, presentación de familiares,
etc.). Con ello, podríamos decir que la actividad consigue cierta disminución
de la inhibición social ampliando y profundizando las redes sociales y facilitando la incorporación de la ayuda mutua íntimamente relacionada con lo
social y lo emocional.
El contacto terapéutico, a lo largo de las sesiones de baile, facilita el desarrollo de relaciones estables y de confianza con los terapeutas y los otros miembros del grupo, esto hace que la actividad sea más cómoda conforme van
pasando las sesiones y que aparezca una vinculación entre los participantes a
través de lo corporal. Hay una mejoría del contacto, disminución de la rigidez,
aumento de la expresividad facial y de los movimientos espontáneos, mejorando la capacidad de relación entre los componentes del grupo, y estimulando o aumentando las herramientas de cada miembro para ampliar sus redes
sociales.
Aspectos afectivos: Consideramos que lo observado va más allá de la mejoría
del autoconcepto de la persona, al implicarse en la consecución de tareas concretas y la obtención de resultados positivos. Incluye el bienestar corporal y la
satisfacción de sentirse útil en el apoyo al otro.
Aspectos corporales: En líneas generales se apreció una disminución de la
rigidez y un incremento de la espontaneidad corporal, con incremento de los
movimientos acompañantes de la expresión, complementando los aspectos
no verbales comunicacionales. Esta observación nos plantea una línea de trabajo interesante ya que durante el desarrollo de las sesiones no existieron
cambios farmacológicos y como punto de partida todos los participantes se
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encontraban en tratamiento con antipsicóticos atípicos para minimizar el efecto iatrogénico extrapiramidal y facilitar el abordaje de los síntomas psicóticos
negativos.
Por ello, entendemos que las observaciones somáticas iniciales y sus modificaciones a lo largo de la actuación están íntimamente relacionadas con los aspectos
corporales de la propia psicosis más que con efectos secundarios medicamentosos.
De acuerdo con la teoría bioenergética la personalidad esquizoide se caracterizaría
por la tendencia a dividir el funcionamiento de la personalidad (escisión) y la predisposición a la retirada hacia dentro (aislamiento de los aspectos externos que pueden causar sufrimiento). Los mecanismos de defensa ante el mundo externo que
resulta hostil se traducen a nivel corporal a través de una hipertonía generalizada
como tono habitual, un encogimiento ante el mundo, que recordaría las observaciones al inicio (Lowen 1981). Desde esta perspectiva teórica el valor de las modificaciones objetivadas durante la actividad de baile radicaría en la capacidad de integración y apertura desde lo corporal, extendiéndose a lo emocional e interaccional
para disminuir el miedo al contacto con el entorno. En ese sentido interpretamos
hechos puntuales como la petición de un espejo durante las sesiones, siendo capaces de mirarse a si mismos y “corregir la postura”, su posición en el mundo. Abundando en el tema desde la miradaexterna, esta misma apertura física actúa modificando la carta de presentación de la persona, su propio cuerpo, proyecta una imagen más flexible y segura lo que influye sobre el rechazo propio y ajeno (autoestigma y estigma).
Son muchos los esfuerzos, incluso políticos (plataforma 1 de cada 4) (Lopez
2012)que pretenden mejorar la imagen y la percepción social del enfermo mental,
con una visión más realista y ajustada a la verdad.Los múltiples mitos sociales alrededor del diagnóstico de la enfermedad mental dificultan la mejoría de las personas
con TMG, ya que ellas mismas comparten sus miedos y reproches que actúan como
autofreno generando círculos viciosos de apatía y empeoramiento y configurando un
fenómeno de profecía autocumplida (fenómeno pigmalion). A pesar de que el interés
en el estigma ha motivado un número creciente de estudios, 3358 hallazgos en pubmed con los descriptores “stigma” y “mental illness”, de los cuales 1848 se han realizado en los últimos 5 años, la mayoría de las intervenciones para eliminar o debilitar
los prejuicios no resultas rápidas ni fáciles. Los clichés afectan a todas las personas
que padecen TMG, con independencia de sus características de personalidad, del tipo
de su trastorno o el grado de afectación alcanzado, por lo que cualquier programa de
rehabilitación psicosocial debería incluir el manejo del estigma en sus objetivos.
La reducción del estigma requiere actuaciones desde múltiples ángulos. Con
nuestra actividad de baile, hemos trabajado desde la integración comunitaria, ya
que el mejor modo de enseñar a la sociedad a eliminar el estigma es ponerle cara y
nombre a las personas con enfermedad mental, por ello se decidió que la actividad
se realizara en un lugar público abierto a toda la población.
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Incluso más importante que el punto anterior está el trabajo desarrollado sobre el
autoestigma. Este concepto se define como el proceso que se inicia cuando la persona afectada es consciente de o reconoce los estereotipos sociales asociados con
la enfermedad mental, para después estar de acuerdo con ellos, internalizarlos y
aplicarlos a sí mismo. Teniendo en cuenta cuan negativos son estos estereotipos los
individuos experimentan sentimientos de baja autoestima, limitada interacción
social y tendencia a adoptar la identidad de la enfermedad como dominante, refugiándose en el aislamiento (Watson et al 2007). En el grupo de baile, el autoestigma
se ha abordado desde el reconocimiento en espejo de los otros miembros del grupo,
también diagnosticados de trastorno mental y en los que se aprecian elementos
positivos y de mejora, permitiendo generarse modelos de enfermedad mental alternativos más positivos y amables.
Independientemente de la propia experiencia en el grupo de baile, los beneficios se
relacionan con la elaboración posterior de los elementos vivenciales en el grupo terapéutico que forma parte del conjunto de intervenciones que denominamos plataforma
(Blanco et al 2014). Consideramos que la elaboración de las experiencias es indispensable para obtener el máximo beneficio en el proceso de recuperación. Los contenidos
vivenciales generados se trabajan en la misma línea que otras aportaciones originadas
en la vida de las personas con psicosis. Planteamos que el resultado de la tarea no es
lo verdaderamente importante sino el proceso de integración y elaboración de lo vivido.Los resultados objetivos de las tareas, consecución o fracaso, son igualmente útiles
en el proceso de recuperación. Completar las tareas con éxito permite la construcción
de una autoestima más estable y basada en aspectos objetivos. Pero por otra parte,
cuando el resultado no es óptimo obtenemos una información sumamente valiosa que
permite analizar los puntos de dificultad y bloqueo en la tarea. Cuales son las situaciones donde se producen los problemas, en que se diferencian de aquellas que son exitosas, que herramientas son deficitarias y que vías alternativas pueden plantearse. La
evaluación cognitiva/emocional de estos aspectos disminuye el dramatismo y el miedo
ante el fracaso planteando nuevas metas más ajustadas a las condiciones en el
momento dado. Destacar que incluso estas situaciones de valencia negativa nos ha
permitido analizar la relación entre los estados emocionales con la sintomatología psicótica positiva intentando a nivel terapéutico recodificar dichos síntomas como señales derivadas de los aspectos emocionales y reconducibles desde la experiencia.
La clave para obtener el máximo rendimiento de esta experiencia estaría en la
dualidad entre el fomento de la autonomía y el desarrollo personal y el acompañamiento profesional para aportar constancia e integración de lo vivido. Este prisma
obliga a los profesionales a modificar su visión pasando del ambiente meramente
sanitario que se basa enel tratamiento de la parte enferma al uso de los recursos
sanos que pasan desapercibidos desde lo puramente clínico.
Lo referido se intensifica cuando nos centramos en intervenciones psicosociales,
entre las que se encuentran las técnicas expresivas como la que se describe en este
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artículo. Con ellas se pretende un cambio en el funcionamiento mental, conductual y
relacional en personas, que en nuestro caso, han sufrido una experiencia psicótica.
El nexo común entre las técnicas terapéuticas descritas bajo este epígrafe está en
la utilización de mecanismos de simbolización, comunicación y expresión mediante
canales verbales o no verbales (expresión artística, musical o corporal) y se diferencian entre ellas según los objetivos y la metodología de las actividades ocupacionales a través de las que se vehiculan. Incluyen modalidades terapéuticas como arteterapia, musicoterapia y técnicas de expresión corporal. Si la aplicación de estas técnicas es anecdótica la investigación en la materia es incluso más escasa. A pesar de
ello, el uso de estas técnicas con independencia de la modalidad utilizada: arteterapia, musicoterapia, etc.) Está recomendado para personas con predominio de sintomatología negativa (National Collaborating Centre for Mental Health 2008). Específicamente, se ha argumentado que las terapias creativas aportarían un enfoque complementario para mejorar la salud mental ayudando a las personas a expresarse a
través de distintos canales y desarrollando su conciencia sobre su situación vital y
su capacidad de insight.
No hemos encontrado datos específicos de experiencias similares a la nuestra,
con la confluencia del baile, la psicosis la autoayuda y el concepto de recuperación.
Sin embargo hemos encontrado evidenciascon otras técnicas que también utilizan
el cuerpo como vehículo y trabajan fundamentalmente basandose en aspectos no
verbales.
Algunos estudios donde se utiliza la arteterapia han observado cambios similares
a los obtenidos en nuestra propia experiencia. En la discusión, los terapeutas autores del estudio, consideran que el efecto se establecería a través de la mejora del
autoconocimiento y la liberación de sufrimiento, aplicándolas a la resolución de conflictos internos y a la mejoría de la comunicación con los profesionales. Consideramos que sus hipótesis coinciden con aquellos datos explícitos referidos en la elaboración posterior de los contenidos vivenciales en nuestro grupo terapéutico. Apuntar que en nuestro caso se añade que los efectos observados se multiplican exponencialmente al extenderse la confianza y la capacidad de comunicación al resto de
los integrantes del grupo. Asimismo, destacan la mejoría de la autoestima y la confianza en sí mismo a través del auto control e identificación de los sentimientos
como motor para la adquisición de nuevas habilidades (Patterson et al 2011). A pesar
de lo referido hay que añadir que dichos resultados son controvertidos ya que también existen otros estudios donde no se confirman los beneficios de la arteterapia,
al no encontrar mejoría en el funcionamiento global ni en el estado de salud de las
personas con esquizofrenia, considerándose poco eficiente dado su coste (Apter et
al 1978) (Leurent et al 2014).
En el caso de la musicoterapia se utiliza la interacción con la música como medio
de comunicación y expresión. El objetivo terapéutico es fomentar el desarrollo de
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relaciones y el abordaje no verbal de contenidos emocionales y comunicacionales.En una revisión sistemática del 2011 (Mössler et al 2011) y otra revisión de 2013
(Ren y Xia 2013) concluyen que la musicoterapia puede considerarse como un tratamiento complementario a la atención estándar en la esquizofrenia. Las conclusiones
de esta retrospectiva incluyen la mejoría del estado general, del estado mental
(incluidos los síntomas negativos) y del funcionamiento social si se proporciona un
número suficiente de sesiones de musicoterapia a cargo de musicoterapeutas competentes.Inciden en el valor añadido diferencial de la musicoterapia que ofrece un
elemento experiencial humano que la psicoterapia directa no puede brindar. Su
efecto a largo plazo, la relación dosis-respuesta su efecto en personas con baja motivación a la terapia y el papel de distintos tipos de terapia musical son preguntas que
áun deben ser contestadas (Gold et al 2009) (Kamioka et al 2014).
Con respecto a otras técnicas consideradas como expresivas: meditación, técnicas
de mindfullness, ejercicios de respiración, entrenamiento de relajación general e
intervenciones holísticas se han encontrado algunos estudios positivos. No obstante, la validez de las conclusiones es débil dada la heterogeneidad de la metodología,
el escaso tamaño de la muestra y la falta de control en los estudios (Helgason
y Sarris 2013).
Aunque más de la mitad de los pacientes psiquiátricos utiliza algún tipo de medicina complementaria y alternativa, con la Medicina Mente-Cuerpo (MBM) hasta la
fechano existen revisiones específicas que confirmen el efecto de la MBM para los
trastornos psicóticos. La revisión concluye en que se necesita más investigación
para evaluar de manera decisiva la validez de la aplicación de muchas terapias alternativas en el tratamiento de los trastornos psicóticos (San Pedro 2009).
Especial interés en relación con nuestro trabajo tiene el movimiento llamado
“Danza Movimiento Terapia” (DMT) cuyos resultados tienden a confirmar la eficacia
de la terapia de movimiento para adolescentes psicóticos (Apter et al 1978). El principio central de la DMT es la concepción de la dualidad mente cuerpo como una unidad, en la que todas las experiencias se viven a través de ambos elementos (Levy
1995). Sin embargo los canales de expresión que utilizan cuerpo/mente no son los
mismos. Los procesos intelectuales estan vehiculados por elementos cognitivos-verbales, mientras que elaspecto físico, lo corporal, sigue siendo pre-verbal y por ello
precisar también del uso de aspectos no verbales como el movimientoque podría
ofrecernos un acceso directo al mundo emocional y permitir su incorporación a la
vida psíquica del individuo (Penfield 1989).
El trabajar de forma holística nos permite incorporar los elementos corporales
tanto al diagnóstico como al tratamiento. A nivel diagnóstico ofrece información privilegiada sobre los aspectos emocionales y a nivel terapéutico nos permite añadir
las actuaciones en el plano corporal para desarrollar cambios cognitivos y emocionales. Asimismo, el movimiento facilita la expresión emocional, restableciendocoComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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nexiones entre cuerpo y mente, propiciando la recuperación del movimiento espontáneo, rescatando afectos desde el movimiento y aportando material experiencial
para su posterior trabajo psicológico con el paciente (Fischman 2005).
Recientemente, los estudios realizados en los campos de la neurociencia y las
ciencias cognitivas apoyan las tesis de la DMT. Diversos estudios han utilizado diferentes técnicas y metodologías experimentales, para demostrar la existencia delmecanismo denominado Sistema de Neuronas Espejo (MNS), que sienta las bases neurológicas de fenómenos psíquicos como la intersubjetividad y la empatía (Gallese
2003).
Habiendo analizado los efectos de otras técnicas expresivas en personas con
esquizofrenia también consideramos oportuno analizar el efecto del baile en concreto en la salud mental de otras poblaciones. La práctica regular de baile parece ser
una estrategia adecuada para prevenir y tratar el decaimiento del ánimo y la depresión. El baile mejora la autoestima y las capacidades sociales y de comunicación y
al mismo tiempo ayuda a desarrollar confianza y aliviar el miedo a mostrarse frente
al público (Duberg 2013).
Un ensayo controlado aleatorio (ECA) con 45 personas con esquizofrenia practicando danzoterapia comparó la terapia de baile y la atención estándar u otras intervenciones psicosociales. Concluye que aunque no hubo diferencias globales significativas entre los 2 grupos, el subgrupo en danzaterapia mostró una mejoría significativa en los síntomas negativos. Debido al pequeño número de participantes, la
validez de los resultados es limitada en cuanto a la evidencia pero esperanzador en
nuestro experiencia dada la similitud de las observaciones.
Para terminar destacamos el papel positivo y terapéutico de la ayuda mutua como
parte del marco terapéutico (Davidson 1991). A pesar de que la aplicación de tácticas
cuantitativas son sumamente difíciles en este campo de estudio y que las características naturalísticas del encuadre (múltiples actuaciones simultaneas) dificultan
adscribir a esta experiencia en particular los cambios, creemos que es interesante
puntualizar que a resultas de las intervenciones de la plataforma se ha observado
una recuperación progresiva en la puntuación de la GAF y de la sintomatología psicótica incluyendo subtipos negativos y positivos (Blanco et al 2014).
Finalmente, nos ratificamos en nuestra opinión ya expresada en otro momento al
trabajar con personas con psicosis en el paradigma de la recuperación. Hay que asumir que se van a producir movimientos espontáneos que no son planificados por los
terapeutas y que en ocasiones precipitan cambios que son necesarios gestionar para
convertir en avances. Prueba de esto es la evolución de este grupo de baile, desde
su creación, espontánea y ajena a los técnicos, su desarrollo requirió el apoyo mantenido de los terapeutas en su organización, mantenimiento y elaboración y en la
gestión de su disolución.
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Señalar que tras la disolución oficial del grupo de baile, parte de los participantes
se han incorporado a actividades normalizadas alguna de ellas relacionadas con la
danza y que el monitor/participante continúa dando clases para otros colectivos con
diagnósticos relacionados con la psicosis en coordinación con ASAENES (Asociación de Familiares, Allegados y Personas con Trastorno Mental Grave). Los grupos
terapéuticos continúan con un incremento progresivo de la asistencia y cada cierto
tiempo se hace alusión a volver a reiniciar el grupo de baile que ya forma parte del
aprendizaje colectivo.
5. Conclusion
Resumiendo, los hallazgos e impresiones obtenidos en nuestra experiencia coinciden con el grueso de los datos actuales sobre la eficacia de los grupos de ayuda
mutua en salud mental (Pistrang, 2008). Si bien impresionan como positivos, son
sólo parcialmente generalizables y difíciles de mantener en el tiempo.
No obstante entendemos que los grupos de ayuda mutua en personas con psicosis son un paso más en la trayectoria de alfabetización relacional (López Peláez,
2010) para desarrollar nuevos vínculos sociales que permitan el cambio hacia la
salud. Hemos observado que el papel del trabajo social, en la misma línea que en
otras experiencias recogidas en la literatura (Sarafino, 2014) resulta imprescindible
como facilitador del desarrollo de espacios no clínicos, donde se da una relación
igualitaria entre los miembros con situaciones vitales similares, permitiendo desarrollar un sentido de la pertenencia y vínculos afectivos que van más allá del propio encuadre grupal. En el seguimiento de las personas que constituyeron este
grupo hemos observado como se daban y se mantenían todos estos fenómenos. Sin
embargo, no se han dado otros elementos también propios de los grupos de ayuda
mutua como la autorresponsabilización/control del grupo por parte de los miembros
del mismo precisando de la presencia del trabajador social para aportar un conocimiento especifico que permita identificar posibles situaciones relacionadas con la
clínica y proporcionar estabilidad y continuidad (Domenech, 1998).
En nuestra opinión, la interacción mantenida con el profesional de trabajo social
ha actuado como uno de los motores de movilización y cambio hacia la recuperación de los aspectos sociales de las personas con psicosis que han participado en
esta experiencia.
6. Referencias
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Nº 10 / Julio 2015 / July 2015
Cambio, desarrollo social y movimientos sociales en un contexto
internacional en África Subsahariana (Tanzania)
Change, social development and social movements in an international
context in subsaharian Africa (Tanzania)
Roser Manzanera Ruiz*
* Departamento de Sociología de la Universidad de Granada. [email protected]
Abstrac:
The actions of the women´s social movements in African continet can be defined as
social development actions, more in line with the needs of the local population. Education and social work practice in this context has many difficulties such as lack of resources
and inadequate training schools, appropriate curricula, etc. Through a case study in East
Africa the role of social movements women and its relationship to social development
and social work is discussed. It starts with the certainty that their actions should be considered as an opportunity to overcome some of the professional and educational social
work challenges in the continent.
Keywords: social development, Africa, women’s social movements, international social
work.
Resumen:
Las acciones de los movimientos sociales de las mujeres en el continente africano pueden incluirse como parte de las acciones de desarrollo social, más acordes con las necesidades de la población local. La educación y práctica del trabajo social en este contexto
cuenta con bastantes dificultades por aspectos como la falta de recursos como escuelas
de capacitación insuficientes, programas de estudio adecuados, etc. A través del estudio
de caso al este de África se discute el papel de las mujeres movimientos sociales y su
relación con el desarrollo social y el trabajo social. Se parte de la certeza de que sus
acciones deben ser tenidas en cuenta como una oportunidad para superar algunos de
los desafíos profesionales y educacionales del trabajo social en el continente.
Palabras clave: desarrollo social, África, movimientos sociales de mujeres, trabajo social
internacional.
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Roser Manzanera Ruiz
Article info:
Received: 01/01/2015 / Received in revised form: 12/05/2015
Accepted: 20/05/2015 / Published online: 25/06/2015
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.4
1. Introducción
Los movimientos sociales son colectivos que persiguen el cuestionamiento y la
transformación de uno o más elementos del sistema social, político o económico del
que forman parte (Tarrow 2004). Son actores de gran relevancia en contextos de
desarrollo pues son agentes de cambio social debido a varios aspectos, a saber: a
su posición estratégica entre las necesidades de la gente, los políticos y los tecnócratas diseñadores de políticas, y su reconocimiento por protagonistas locales
centrales en las comunidades (Avendal 2011). Las respuestas a los retos que confrontan los trabajadores de desarrollo social y trabajo social en la actualidad, en el
contexto internacional, sobre cómo crear las conexiones entre situaciones internacionales o las tendencias globales y las realidades y respuestas de la comunidad
local han sido puestos de manifiesto por diversos estudios (Moulyneux 1998;
Chioma 2006; Healy and Link 2011; Jones and Truell 2012). El desarrollo social en contextos africanos se ha caracterizado por la falta de coordinación entre el las organizaciones de bienestar social y una falta de armonización entre las responsabilidades
profesionales y sus resultados (Rwomire and Raditlhokw 1996; Mmatli 2008).
El objetivo de este artículo es describir y reflexionar sobre las conexiones entre las
acciones de los movimientos sociales de mujeres en Tanzania y los diferentes modelos y enfoques del desarrollo social que pueden ser usados para la práctica y la educación de la profesión1 en este contexto. Este artículo se divide en 5 secciones: La
primera describe el área de estudio; la segunda delimita el marco teórico y conceptual donde se discuten los conceptos de trabajo social, desarrollo social y movimientos sociales; en la sección 3 se define la metodología de investigación empleada utilizada con el fin de determinar las prácticas pasadas y presentes, principalmente cualitativa a través de entrevistas a lideres locales, líderes de asociaciones de
mujeres, trabajadores de desarrollo comunitarios, académicas, lideres políticas. El
apartado 4, de resultados, muestra y discute cuatro periodos, desde 1961, en las
acciones de los movimientos sociales de mujeres en Tanzania que se alinean con los
enfoques y modelos de desarrollo social y visión del trabajo social definidos por
Midgley (1995) y Estes (1998): el enfoque de la gestión individual en el desarrollo
1
Nos referimos a profesiones y profesionales del desarrollo social, siguiendo a Midgley (2013)
como todos aquellos agentes que dirigen sus intervenciones de manera planificada a la promoción del
desarrollo entendido como cambio social, de forma inclusiva y universalista que busca armonizar las
intervenciones sociales con los esfuerzo de desarrollo económico.
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Cambio, desarrollo social y movimientos sociales en un contexto internacional en África Subsahariana
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social, la perspectiva del bienestar social, el modelo de desarrollo social y el modelo del Nuevo orden mundial y enfoque comunitario. Por último, se concluye en señalar la importancia de las acciones de los movimientos sociales de mujeres y su consideración como agentes de desarrollo social con características propias dentro del
trabajo social, y la necesidad de ser reconocidas y otorgarles un papel preponderante en las intervenciones de desarrollo social comunitario, en la educación y en la
acción de los trabajadores sociales en Tanzania en particular y en África en general.
2. El contexto de investigación
Tanzania se sitúa en África Oriental. Tiene una población de 37.4 millones de habitantes, 51% son mujeres y el 49% son hombres (United Republic of Tanzania, 2002).
De acuerdo con el Informe de Desarrollo Humano del 2011, el país ocupa una posición baja en el ranking de desarrollo humano. El nivel de pobreza es importante y
hay una gran presión sobre la población dado el desigual orden mundial. Siguiendo
a Burke y Ngonyani (2004) los principales problemas son la desigual distribución de
los alimentos, la falta de acceso a los sistemas sanitarios y educativos de calidad; la
prevalencia de VIH/SIDA, el desempleo abuso de alcohol y desigualdad de género.
Antes de la llegada de las políticas de ajuste estructural (1986), Tanzania era un
estado socialista dominado por el Partido Revolucionario (Chama Cha Mapinduzi,
CCM) cuyos principios de desarrollo se basaron en el socialismo africano (Ujamaa)
y la autosuficiencia. Los principios socialistas dispensaron bienestar social y económico a través de la educación, los sistemas de salud, el empleo y la vivienda tras la
independencia (Dibua y Ibhawoh 2003). El bienestar de las bases sociales de campesinos, trabajadores y las clases medias eran esenciales para el régimen post-colonial para construir el nuevo Estado-nación. En este período, el Estado era el motor
del desarrollo social y económico. Sin embargo, a pesar de la prosperidad que estas
políticas animaban, se restringió en gran parte la participación política y el desarrollo de organizaciones eficaces de una sociedad civil. La ideología socialista permitió
que el Estado fuera el único proveedor de los medios de vida de los ciudadanos a
cambio de su lealtad (Hyden 1980; Dibua y Ibhawoh 2003). Tal ideología no dejó
espacio para el desarrollo de la sociedad en si misma, de intereses y grupos, de habilidades… En su lugar promovió una importante desmovilización y la aparición de
grupos progubernamentales. La década de 1980 representó un cambio radical respecto al periodo socialista. Las medidas de ajuste estructural fueron negociadas y
aplicadas por el Fondo Monetario Internacional, imponiendo medidas de austeridad.
El papel del estado se redujo, aumentó la producción y provisión de servicios sociales por parte del sector privado y se introdujeron importantes impuesto y cargas en
tales servicios (Chachage and Mbilinyi 2003). A pesar de que algunos indicadores
sociales mejoraron entre 1984 y 1990 (Agrawal and Mered 1994), en la década de
1990 el desempleo aumentó, los ingresos urbanos y la disparidad de ingresos crecieron (Shao and Kamugisha 1992; Chachage and Mbilinyi 2003). Ellis y Mdoe (2002)
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citaron datos oficiales que indican la pérdida de una cuarta parte de los empleos del
sector público entre 1993 y 1999. Los altos niveles de alfabetización que caracterizaron el país (85% en los años 1970 y 1980), y que reflejan la inversión del país en la
educación y el capital humano, cayeron dramáticamente al 68% en 1990 (Whitehead
2009). Uno de los efectos contradictorios de la liberalización fue la apertura del espacio político con la introducción del sistema multipartidista en 1992, el cual permitió
desarrollos como la creación de asociaciones y ONG´s, fundadas principalmente a
través de asociaciones con socios y donantes internacionales. Sin embargo, el
Ministerio de Salud y Bienestar de reciente creación en el año 2010, junto con otros
organismos y organizaciones ubicadas en Dar es Salaam de servicios sociales
gubernamentales, tiene en la actualidad una capacidad muy restringen para la
acción. Es en parte debido por una parte a la escasez de recursos económicos y
financieros y, por otro, a la prioridad para el crecimiento económico y la protección
de los intereses de las empresas privadas, en lugar de la creación de una seguridad
social mínima y el empleo (Burke y Ngonyani 2000).
3. Desarrollo social, trabajo social y movimientos sociales
El desarrollo social, ha sido objeto de importantes discusiones teóricas (Spergel
1978; Midgley 1995; Estes 1998; Bayat 2000) y puede ser definido como un proceso
planeado, el cual busca el cambio social y es designado para promover el bienestar
de la población en conjunción con un proceso dinámico de desarrollo económico. Se
asocia a la práctica del trabajo social a nivel estructural, incluye la organización
comunitaria, la acción y promoción, política social, administración del trabajo social
y planificación social (Midgley 1995). El desarrollo social es por tanto algo más que
la mera supervivencia a través de la provisión de recursos materiales, ayuda o una
red de seguridad. Implica la adquisición de ciertos derechos sociales y económicos
y no sólo la autosuficiencia material sino también la social y cultural, la cual puede
ser conseguida cuando prevalece la movilización y la participación (Bayat 2000).
En Tanzania, el desarrollo social formal se originó desde la experiencia colonial, a
partir de los que varios modelos se han desarrollado y han seguido diferentes objetivos y metodologías de acuerdo a la ideología de desarrollo que las haya inspirado
(Estes 1995; Midgley 1998). Sobre los puntos de encuentro de los modelos definidos
por Midgley (1995) y Estes (1998) para la educación y la práctica del desarrollo social,
se reconocen en la historia de las acciones de los movimientos sociales de las mujeres en el país. Su activismo, organización y forma de acción colectiva parte de la
visión de trabajo social (Mmatli 2008). El primer modelo, el servicio personalizado,
tiene como objetivo proporcionar servicios sociales básicos a las personas en necesidad de fortalecer su capacidad de “función social”. El énfasis está puesto en un fallo
temporal o permanente asumido de un individuo, a los que tiene que darse servicios
financieros, de asesoría, educación, etc. para remediar o minimizar esta “disfunción”.
El segundo modelo es el modelo de bienestar social, basado en la política social.
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Este modelo fomenta, por ejemplo, los proyectos de auto-ayuda para la generación
de ingresos a través de la cual se espera que las necesidades básicas sean cubiertas
a nivel individual y familiar. El humanitarismo y la ayuda mutua son algunos de sus
principios. Este fue el modelo que predominó en las acciones de las organizaciones
de mujeres durante el período colonial británico en Dar es Salaam y continuó en la
etapa posterior de la independencia. Ambos modelos, el de servicio personalizado y
el de bienestar social están relacionados con la estrategia de desarrollo social, que
Midgley (1995) denominó enfoque individual o de gestión. El tercer modelo es el de
desarrollo social. Su origen está en la organización y la práctica de la comunidad. Su
objetivo es promover la participación de los individuos en el establecimiento de
objetivos y los medios para alcanzarlos. Su objetivo final es guiar la acción colectiva hacia la eliminación de todas las formas de violencia y opresión. Utiliza métodos
para fortalecer la comunidad, tales como la concienciación y la resolución de conflictos. Esto corresponde a la estrategia del enfoque comunitario para el desarrollo
social (Midgley 1995). Este modelo es reconocido durante el período socialista en
Tanzania. El cuarto y último modelo es el modelo del nuevo orden mundial (Estes
1998). Su posición es que los problemas que enfrenta la humanidad son una consecuencia de las desigualdades sociales existentes, debido al orden mundial desigual,
es decir, en las instituciones sociales y políticas internacionales, en las instituciones
que rigen las relaciones entre las naciones y dentro de las naciones y entre los grupos de los individuos. Sus propuestas de acción son el reconocimiento y respeto a
la vida humana, la minimización de la violencia, la satisfacción de las necesidades
básicas, la primacía de la dignidad humana, la diversidad y el pluralismo, y la necesidad de la participación pública en el proceso de transformación a nivel global
(Estes 1998: 8). Este modelo coincide, en términos de Midgley, con la acción de la
comunidad. Según él, la comunidad local toma una posición activa en la reclamación de los derechos sociales y políticos, se opone al gobierno, y juega un papel muy
eficaz en la organización de la demanda de servicios sociales.
Los intensos debates sobre el concepto y los diferentes modelos de desarrollo
social son útiles para discernir las respuestas colectivas de los grupos de mujeres en
Tanzania y cómo éstas han contribuido al bienestar social no sólo a través de la prestación de servicios, sino que también obliga y presiona a las organizaciones estatales para hacer lo mismo.
La Federación Internacional de Trabajadores Sociales, declaró: “El trabajo social es
una profesión en la defensa de los derechos humanos, para la promoción de estructuras igualitarias, que ofrece a las personas la seguridad y el desarrollo para mantener su dignidad” (IFSW 1996; United Nations Centre for Human Rights 1993: 3). El
Nuevo Programa Global de Trabajo Social considera cuatro áreas prioritarias de trabajo social (International Federation of Social Workers et al. 2010): las desigualdades
económicas y sociales dentro de países y entre regiones; la dignidad y valor de las
personas; la sostenibilidad medioambiental y la importancia de las relaciones humanas. Esto in incluye la determinación de trabajar bajo los principios de los derechos
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humanos y la justicia social2. La profesión se centra en la satisfacción de las necesidades comunes, incluyendo las necesidades de las personas vulnerables y oprimidas, e incluye la defensa de la justicia social, la cual se define como una condición
ideal en la cual todos los miembros de la sociedad tienen los mismos derechos básicos, protección, oportunidades, obligaciones y beneficios (Barker 1995: 354).
El Trabajo Social en Tanzania, como en otras partes en África, se ha caracterizado
por ser primariamente asistencialista, dirigido a la provisión de las necesidades básicas, y con un enfoque generalista (Mwansa 2010). A pesar de que ha habido numerosos programas de desarrollo social implementados desde 1950, el trabajo social es
débil, tanto a nivel educacional como a nivel de la práctica profesional. La profesión
carece de un cuerpo curricular homogéneo (Burke & Ngonyani 2004; Kiishweko
2012) el cuál hace difícil la definición de un perfil profesional con su propia identidad. Desde la creación de la primera escuela de Trabajo Social en 1974, el instituto
de Trabajo Social y Desarrollo Comunitario (Dar es Salaam), hasta la actualidad, hay
solo 2555 trabajadores sociales en ejercicio. A pesar de los intentos por promover la
disciplina por parte del Ministerio de Bienestar Social y Salud, la falta de trabajadores sociales formados es una de las principales dificultades en el país. Por otra parte,
profesionales activos no tiene la capacidad para tomar decisiones en la formulación
de políticas sociales, y en general, están confinados a la supervisión y administración de programas de bienestar mal definidos (Mmatli 2008).
La Federación Internacional de Trabajadores (IFSW) y la Asociación de Escuelas de
Trabajo Social tienen filiales en el continente, pero ambos se enfrentan a numerosas
dificultades, que incluyen la escasez de recursos, la falta de apoyo político, la inestabilidad y niveles significativos de pobreza, que la falta de unidad, de valores y de conocimiento del cuerpo profesional ha profundizado. Una de las cuestiones principales es
abordar cómo el trabajo social puede contribuir a la reforma, la democratización, la
redistribución y en el proceso general de cambio socio-económico de la región sin
necesidad de utilizar modelos que dependen de las ideas y teorías occidentales. Lo
que Midgley (1983) denomina como el imperialismo profesional occidental.
En la actualidad, las organizaciones de activistas de las mujeres en África están
jugando un papel importante en el cambio social y la lucha contra la pobreza (Hodgson 2002). Los movimientos sociales de Mujeres son actores clave de gran relevancia
por varias razones: en primer lugar, debido a su posición como agentes de cambio
social en espacios sociales específicos, que les permite discernir los conceptos importantes para la aplicación de los derechos humanos en el diseño de las políticas sociales y en su ejecución; en segundo lugar, su ubicación estratégica entre las necesidades de la gente, los políticos y los tecnócratas que formulan políticas, los hace actores
2
Las Naciones Unidas han descrito los derechos humanos como derechos inherentes a todos los seres
humanos sin los cuales no pueden vivir como tales (United Nations Commission for Human Rights, 1993: 4).
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clave para llevar a cabo los procesos de desarrollo social; en tercer lugar, son capaces
de reconocer protagonistas locales clave para las acciones que promueven el cambio en tales contextos, lo que permite orientaciones políticas e intervenciones de
desarrollo social más acordes con las realidades sociales con respecto a los valores,
creencias, significados e ideologías del contexto (Benford y Snow 2000; Avendal 2011).
Por lo tanto, existe la creencia de que el trabajo social, en África en general, y en
Tanzania, en particular, debería mirar a estos grupos no sólo por los valores y principios que los inspiran, sino también por las metodologías y prácticas que utilizan.
En gran medida, a través de la negociación, la organización, la acción y la mediación,
han tenido éxito en la respuesta a los desafíos que el trabajo social presenta en el
contexto africano descritos anteriormente. A pesar de la internacionalización del trabajo social, estas experiencias sólo se han interpretado en los contextos sociales,
culturales, políticos y económicos de las sociedades del norte (Ife 2001; Lewis 2007;
Ilumoka 2009).
Chioma (2006), como resultado de la distinción que Molyneaux (1986) hace de los
intereses estratégicos y prácticos, considera una tercera opción, los intereses sociocéntricas, basados en los intereses que están relacionados con el desarrollo y la
democratización, y dirigidos a la mejora de la sociedad como un todo. Es decir, que
asumen y ejercen la función cívica, política y económica que se llevan a cabo normalmente por los gobiernos u otras organizaciones en las sociedades más ricas. A
través de estas actividades que buscan el empoderamiento y el desarrollo social con
su propia marca de acción feminista, que es humanista en su ámbito de aplicación
(Chioma 2006: 9).
Las experiencias organizativas de los movimientos de mujeres en Tanzania son
parte de estas prácticas y han involucrado a grandes avances en la práctica de desarrollo social, poco conocido en otros contextos en los que las características culturales, económicas, políticas y sociales, es decir, la cuestión social, han sido distintas
y particulares. Por razones analíticas, los aspectos comunes y compartidos son enfatizados por los movimientos sociales de las mujeres, conscientes de la pluralidad de
las organizaciones existentes en el territorio en lo que respecta a los objetivos,
modelos y áreas de desempeño.
4. La metodología de investigación
La metodología utilizada en esta investigación ha sido principalmente cualitativa,
dirigida a examinar cómo las acciones de los movimientos sociales de las mujeres
en Tanzania se basan en diferentes modelos de desarrollo social y visión del trabajo
social. También se analiza la forma en que se pueden utilizar para la educación y la
práctica de la profesión. Los datos fueron recolectados en tres fases en las ciudades
de Dar es Salaam, Morogoro y Tanga, y en el distrito de Lushoto. Estos sitios se eliComunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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gieron debido a la gran cantidad de programas de desarrollo social implementados
en los años 50 y sus diferentes enfoques para la intervención social.
El trabajo de archivo y el trabajo documental se llevaron a cabo en la primera fase.
Las entrevistas y la observación no participante se utilizaron para la investigación de
los diferentes movimientos sociales y sus enfoques en las fases segunda y tercera,
respectivamente. La investigación de archivo se llevó a cabo en el Archivo Nacional
del país ubicado en la ciudad de Dar es Salaam. El trabajo documental se llevó a
cabo en cuatro centros principales: las oficinas gubernamentales del Ministerio de
Desarrollo de la Comunidad; la Universidad de Dar-es-Salaam; el Género de Tanzania Centro Programa Nacional; la investigación sobre mitigación de la pobreza y el
Centro Económico y la Fundación de Investigación Social. A partir de estas fuentes,
se definió una cronología de las políticas sociales, planes y proyectos del gobierno
y de las organizaciones de mujeres, que se muestra en la sección de resultados. Este
trabajo permitió seleccionar representantes y organizaciones clave para entrevistar,
con el objetivo de identificar los modelos y enfoques para el desarrollo social y el
trabajo social.
Se llevaron a cabo con 27 entrevistas formales e informales con activistas pasadas y presentes, funcionarios de desarrollo de la comunidad y los usuarios que participaron en diferentes aspectos del desarrollo social, incluyendo las medidas correctivas, la promoción de la organización comunitaria y el apoyo de la justicia social.
Los entrevistados fueron seleccionados en base a su participación en las iniciativas
y acciones de desarrollo social; la recomendación de otros activistas, académicos y
funcionarios de desarrollo; y en el método de observación no participante. Por último, la triangulación de fuentes, incluyendo documentos, entrevistas y método de
observación no participante ayudó a eliminar los sesgos en los datos.
5. Resultados
La metodología empleada permitió el establecimiento de cuatro períodos históricos en el análisis de la acción social de los movimientos de mujeres alineados con
los principales enfoques y modelos de desarrollo social definidos por Midgley (1995)
y Estes (1998). El período de 1960 a 1976 se caracteriza por conceptos asistencialistas. El período de 1976 a 1986 reconoce a los individuos como agentes activos en
lugar de receptores pasivos de bienestar. El cambio de paradigma se produce en los
años 90 y se caracterizó por la demanda de la organización de los servicios sociales.
El modelo del nuevo orden mundial y el enfoque de la comunidad se presenta a través de un estudio de caso en el último periodo de 2000.
Aunque existe un enfoque predominante en cada período, los diferentes modelos
de desarrollo social y el trabajo social en los grupos de mujeres a veces se superponen. Los principales resultados explican los modelos de desarrollo social y la
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visión de trabajo social para cada período y se muestran la vinculación de la obra de
Midgley con los resultados de la investigación empíricas.
5.1. El movimiento de mujeres y el enfoque de gestión individual en el desarrollo social
durante el socialismo en Tanzania (1960-1976)
El análisis de las fuentes demostró que en Tanzania, las actividades de los movimientos de las mujeres después de la independencia (1961) se caracterizaron por la
centralidad de los temas religiosos y nacionales. Estas organizaciones fueron frecuentemente encabezadas por las esposas de los nuevos líderes africanos, y sus
miembros garantizaron el acceso a los beneficios sociales del nuevo modelo socialista, como la educación, la alimentación y el empleo, como ya indicó Geiger (1997).
Las acciones de desarrollo social siguen un enfoque individual y de gestión que fortalece la capacidad de función social de las personas, lo que más tarde Cnaan, Dichter y Draine (2008) identificó como un modelo de orientación ideológica de bienestar social más que de desarrollo social. De acuerdo con el servicio personal y los
modelos de bienestar social, los proyectos sociales se basan en la auto-ayuda como
una forma de prestación social a nivel individual y familiar. Conceptos asistencialista no consideraron el aumento de la desigualdad política de las poblaciones en desventaja social, ni una transformación de las causas de la desigualdad si se trataba de
un enfrentamiento con las autoridades gubernamentales, como muestra también
Tripp (1994) en los casos de Uganda y Tanzania.
Las acciones del movimiento de mujeres a nivel formal en este período estaban
vinculadas al partido gobernante, la Unión Nacional Africana de Tanganica (TANU),
bajo el nombre de Umoja Wanawake Wa Tanzanía (Consejo de Mujeres de Tanzania,
UWT). El análisis de las entrevistas demostró que el enfoque de intervención social
del desarrollo de programas de UWT era de arriba hacia abajo, sin tener en cuenta
las necesidades de las personas hacia las que se dirigen, es decir, los intereses y las
aspiraciones de la gente de la comunidad.
“Decían lo que teníamos que hacer. Ellos eran los que tenían el poder, que venían
de familias del líder. No tomaron en cuenta lo que realmente necesitábamos. Se llevaron a los beneficios que querían”. (Mujer participante en programas de autoayuda)
5.2. Los movimientos sociales de las mujeres en Tanzania (1976-1986)
El contexto internacional de 1970 se inició la conocida Década de las Naciones
Unidas de la Mujer con la celebración en México de una conferencia mundial para
la igualdad de género y la eliminación de la discriminación; la integración y la participación de la mujer en el desarrollo; y la búsqueda de estrategias para fomentar la
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paz mundial. El diseño del Plan de Acción para la Igualdad de Oportunidades fomentó la inclusión de directrices para la igualdad de oportunidades en las agendas políticas de los gobiernos y de la comunidad internacional de los siguientes diez años.
El plan describe entre sus objetivos garantizar la igualdad de acceso de las mujeres
a los recursos, tales como la educación, las oportunidades de empleo, la participación política, los servicios de salud, vivienda, nutrición y planificación familiar
(Naciones Unidas 2000). La influencia de los movimientos de mujeres a nivel internacional llevó a una serie de conferencias, como la de Copenhague, Nairobi y Beijing, que marcó un hito en la consideración de las mujeres a nivel mundial y será de
gran influencia en la organización y la acción de las organizaciones locales de mujeres para el desarrollo social.
En Tanzania, en noviembre de 1976, varias líderes de las organizaciones de mujeres de Botswana, Egipto, Etiopía, Kenia, Lesoto, Seychelles, Sudán, Swazilandia,
Uganda, Zambia y Zanzíbar, se reunieron en el Taller Internacional sobre la educación de las mujeres rurales. El objetivo de esta reunión fue:
“Estudiar y debatir los problemas comunes en la educación de las mujeres rurales y para promover la comprensión de la importancia de los programas pertinentes para satisfacer las necesidades de estas mujeres y de las comunidades
locales” (Taller Internacional sobre la educación de las mujeres rurales, Tanzania,
12 -27 de noviembre de 1976).
Este evento provocó cambios importantes en las visiones de desarrollo social y el
enfoque comunitario (modelo de desarrollo social) fue adoptado por un número creciente de grupos de mujeres en el territorio, y que coexistió con el modelo de bienestar social. Los programas de protección social, formalizadas en el III Plan de Desarrollo Económico y Social (1976-1981), se pueden estudiar como ejemplo del modelo de bienestar social,
“El objetivo del Programa de Desarrollo de UWT es [...] un apoyo activo para el
plan general del Gobierno para erradicar la pobreza, la ignorancia y la enfermedad en todo el país. Umojawa Wanawake siente que su preocupación social debe
ser hacer el papel de la mujer más dinámico y, por tanto, que les permita cumplir
con sus necesidades, las necesidades de sus familias y de su comunidad con
mayor eficacia [...]”
El cambio social ha sido concebido como el acceso a las normas básicas de bienestar económico para los individuos y las familias. Las acciones de las mujeres se
centran en campañas de educación nacionales y proyectos de pequeña escala para
la generación de ingresos, lo que hizo muy poco para fomentar su promoción en la
sociedad, para lograr el mismo acceso al control de los recursos que sus homólogos
masculinos, o de ampliar las esferas de influencia en la toma de decisiones, es decir,
para aumentar los niveles de empoderamiento.
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Estos programas no realizaron ningún diagnóstico de las causas de la desigualdad para el diseño de sus acciones a favor de la igualdad de género; sin embargo,
inadvertidamente creó y alentó a una clase media más amplia, jóvenes más educados y la participación de grupos de mujeres en los foros públicos. El desarrollo de
estas fuerzas sociales, a pesar de estar vinculado al gobierno, se convertirán más
tarde en agentes de control político del Estado, habida cuenta de los escasos canales institucionales existentes para su expresión,
“Sí, participé en los programas de UWT. Nos enseñaban a coser, y había algunos
programas que te enseñaban a escribir. [...] Ahora participo en esta organización,
casi todos los que estamos aquí trabajando como voluntarios, vemos a nuestros
vecinos y conciudadanos que viven en situaciones de gran necesidad, porque hay
mucha pobreza en este país, ¿sabes?” (Mujer líder de una asociación para la promoción de la igualdad de oportunidades).
El modelo de desarrollo social fue seguido por las organizaciones cuya preocupación principal era la definición del derecho a sus necesidades sociales en vista de la
experiencia histórica común de colonialismo. Una de las conclusiones a las que llegaron fue la consideración de los problemas de las mujeres como aquellos de la
sociedad en general causada principalmente por el colonialismo:
“Es importante recordar que la situación de las mujeres [...] se ha visto agravada
por la negligencia colonial hacia el desarrollo [...]. Como consecuencia de ello, a
menos que los gobiernos africanos usen maneras positivas y definitivas a favor
del desarrollo [...], todo lo que se ha dicho acerca de la educación para las mujeres [...] será una mero llanto y páramo” (Ibid: 4)
Las demandas de las mujeres africanas para la igualdad se asociaron con el
desarrollo de sus propios países para orientar la acción colectiva hacia la eliminación de todas las formas de violencia y opresión. La lucha contra la pobreza fue
de la mano con la lucha contra la desigualdad de género. Ambos aspectos se consideraron inseparables:
“Hablar de «Mujeres en Desarrollo» es discutir el desarrollo en sí. El Desarrollo
Nacional en el Tercer Mundo, incluyendo África, es, básicamente, la liberación de
las personas, la liberación de la pobreza, la ignorancia y la enfermedad, la liberación de las mujeres de la dominación masculina, la liberación de las mujeres a
partir de creencias, complejos profundos. Se trata de una demanda política que
exige voluntad política y el compromiso práctico y de inclusión” (Ibid: 7)
Como se mencionó en la Sección 1 en el área de estudio, a finales de 1970, el aumento de los niveles de crisis provocó un empeoramiento en las condiciones de vida de la
población, y las condiciones económicas, la supervivencia y la reproducción social se
vieron gravemente amenazadas, lo que entrañó nuevas respuestas colectivas.
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Roser Manzanera Ruiz
5.3. Cambios en las acciones de desarrollo social, en la organización y en los
movimientos sociales de las mujeres en década de 1990
En 1986, se aplicaron medidas de ajuste estructural, que tuvieron un gran impacto en las vidas de las personas y las comunidades. La población era menos capaz de
satisfacer las necesidades básicas de los hogares y las familias. En Tanzania, la aplicación de planes de ajuste y las exacerbadas políticas neoliberales aumentaron los
niveles de empobrecimiento y las injusticias sociales (Chachage y Mbilinyi 2003). La
economía de libre mercado aumentó la disponibilidad de bienes y enriqueció a las
clases altas, también aumentó la disparidad en los ingresos. La prestación de servicios se deterioró enormemente y la población pobre dependía cada vez más de las
actividades informales para sobrevivir. La aplicación de las políticas de austeridad
incluyeron un aumento de impuestos y una severa reducción del gasto público en
servicios sociales (Gupta 1981; Wondji 2003). Estos factores, junto con el aumento
del desempleo y de los precios de alimentos y energía, causaron un aumento de la
carga económica de los hogares (Mbilinyi et al. 2003). Al mismo tiempo, la apertura
de la arena política para el establecimiento de un sistema multipartidista permitió un
importante margen de acción para las instituciones de la sociedad civil. La difusión
de los conceptos como derechos humanos y participación política colocó los derechos económicos y la participación ciudadana en la agenda política para el desarrollo social. Las estrategias de los donantes y la ayuda occidental también cambiaron
como consecuencia de este contexto, la ayuda ya no iba destinada a los gobiernos,
sino a las organizaciones no gubernamentales (Shivji 2000). El análisis de las entrevistas nos permitió ver que el acceso a fondos alentó a las mujeres a formar asociaciones locales. Por otra parte, el crecimiento del empleo a través de la creación de
redes, la expansión de la telefonía móvil, Internet, y el aumento de mujeres capacitadas a través de la educación secundaria y universitaria, favoreció nuevas formas
de movilización como Tripp (2001) planteó previamente. Por lo tanto, Tanzania, como
otros países de la región, no fue un caso aislado de ciertas consecuencias positivas
de la globalización. Las acciones de las organizaciones de mujeres estudiadas en
Tanzania criticaron los efectos que las medidas de los Planes de Ajuste Estructural
estaban teniendo en la vida de la población, denunciaron el aumento de la marginación de la población en general y de las mujeres en particular, y llevaron a cabo
acciones en defensa de los derechos humanos con una visión de la comunidad
desde el desarrollo social.
El reconocimiento de las mujeres como sujetos económicos y políticos y la defensa de la participación social, económica y política en el país eran la fórmula de acción
de estas organizaciones destinadas a la transformación social. Estas propuestas
representan una ruptura con las prácticas que caracterizaron el período anterior vinculado con el partido gobernante. Las estrategias de las acciones comenzaron a ser
sobre la base de los enfoques del desarrollo y la acción comunitaria. Se centraron
en la sensibilización, el apoyo mutuo y la construcción de las instituciones democráticas, y las propuestas de acciones fueron la presión y movilización de la comuComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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nidad. Las organizaciones entrevistadas declararon que uno de los principales cambios en este período fue que se entendían los derechos de las mujeres como derechos humanos como señaló Dorothy Hodgson (2002). A través de la presión política, como una de las estrategias de activismo político útiles para el trabajo social en
este contexto (Mmatli 1998), las organizaciones fundamentales en el territorio exigieron no sólo mayores intervenciones sociales de los órganos de gobierno y autoridades internacionales, sino también que éstas fueran más acordes con las realidades de las personas, es decir, más localizadas. A partir de las entrevistas realizadas
se entendía que las organizaciones de mujeres, al tiempo que reconocieron los
esfuerzos del gobierno para el desarrollo social y la igualdad de oportunidades, criticaban los bajos impactos y el alto coste de los programas sociales.
5.4. El desarrollo social y la acción comunitaria y el nuevo enfoque de orden mundial
en práctica
El último período analizado se expone a través del estudio de caso sobre la acción
que desarrollan en la actualidad diferentes asociaciones de mujeres en el país. Esta
organización se denomina Asociación de Mujeres de los Medios de Tanzania
(TAMWA). TAMWA es una organización no gubernamental (ONG) creada por 12
mujeres periodistas y un locutor que se opusieron fuertemente a la forma en que los
medios de comunicación retrataban a las mujeres, y decidieron unir esfuerzos para
modificar esa imagen. Se definen como una organización de derechos humanos y
activistas de género, y entre sus objetivos está educar, sensibilizar y facilitar tanto
las mujeres como los hombres de todas las edades a comprender sus derechos y a
promoverlos. TAMWA trabaja principalmente con periodistas y a través de los
medios de comunicación para la promoción de la paz, la igualdad de género, la
democracia y el desarrollo, siendo uno de sus principales objetivos la concienciación
para el cambio político (Ife 1995; Healy 1999).
TAMWA utiliza la radio, televisiones, periódicos, revistas de manera innovadora
con el fin de sensibilizar y transformar las ideas profundamente arraigadas en la
sociedad que se basan en injusticias sociales y perpetúan la desigualdad social. Por
ejemplo la organización imparte formaciones y genera documentales sobre la Mutilación Genital Femenina (MGF), el VIH / SIDA, la violencia de género, el gerontocidio
de mujeres debido a falsas creencias de brujería y a la discriminación contra las
mujeres en la toma de decisiones.
Su trabajo se centra en la concienciación y el debate público sobre diversas formas de violencia de género. La organización ejerce también presión al gobierno,
junto con otras organizaciones de la sociedad lo que por ejempo desembocó en la
promulgación en 1998 de la Ley contra los delitos sexuales, promulgada para la protección de mujeres y niños. En la actualidad, sus esfuerzos se centran el compromiso del gobierno en la protección del derecho de sus ciudadanos, concretamente se
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busca ampliar la prohibición de la mutilación genital femenina a mujeres mayores
de 18 años. Como plantea la organización,
“La realidad es que las mujeres mayores de esa edad también son mutilados. Se
ha establecido que algunas familias están realizando en secreto y lo peor de todo,
a los niños tan pequeños como de tres meses” (TAMWA).
TAWA tiene cuatro programas de acción. El primero es el de asistencia e información a mujeres victimas de violencia de género. El segundo es el de empoderamiento a los actores en los mas media. Este programa cuenta con cuatro subprogramas: La colaboración con los editores, que consiste en informar a los editores
sobre los proyectos en los que participa la organización, para sensibilizar sobre la
importancia de sus medios de comunicación en el éxito del proyecto; la capacitación
de género a los periodistas. TAMWA forma hombres y mujeres periodistas (incluidos
sus miembros) sobre la manera de cubrir temas que afectan la vida de las mujeres
y los niños a través de talleres de formación para periodistas/editores cuando
comienza un nuevo proyecto o campaña; El tercer subprograma trabaja la capacitación de los miembros de la organización. Entre sus acciones se encuentran los programas de intercambio entre Asociaciones de Mujeres Periodistas de África Oriental
y Meridional; el último subprograma se dirige a la capacitación de las mujeres políticas en el trato con los medios de comunicación.
El tercer programa, sobre el trabajo estratégico de los medios de comunicación,
cuenta también con cuatro subprogramas: el primero es de investigación. En el se
realizan encuestas para establecer las causas e impactos de los problemas y las posibles soluciones según lo las propias personas afectadas en situaciones de violencia.
También se realizan análisis de las leyes y políticas relacionadas con la liberta de
prensa; el segundo, se trata de una estrategia denominada “periodismo estilo bang”,
y se puso en marcha cuando el gobierno abrio las puertas a la existencia de diversos medios de comunicación. Ésta permite la difusión del mismo tipo de información en varios canales con el fin de llegar a una mayor audiencia; el tercero es la producción de materiales de información y educación sobre comunicación estratégica.
Mensajes estratégicos se publicitan en los carteles y calendarios. TAMWA también
produce folletos y una revista llamada “Sauti ya Siti” para llega a las comunidades
rurales; el cuarto se trata de una radio y televisión estratégicas con campañas destinadas a favorecer la asistencia de las jóvenes a la escuela. El quinto son los programas de radio y televisión sobre temas sociales. El sexto, es la producción de escritos y publicaciones en varios periódicos locales en inglés y kiswahili. Ellos juegan un
papel clave para la sensibilización de la población sobre justicia social y equidad.
La posición de esta organización como agente de cambio social, su ubicación
estratégica entre las necesidades de la gente, los políticos y los tecnócratas de formulación de políticas y su conocimiento de protagonistas locales clave se puede utilizar para la educación y la práctica del desarrollo y trabajo social en este contexto.
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6. Conclusiones y reflexiones finales
El objetivo de este trabajo ha sido mostrar cómo las acciones de los movimientos
sociales de las mujeres en Tanzania se llevan a cabo desde diferentes modelos y
enfoques de desarrollo social y la visión de trabajo social, de acuerdo con las nociones de Midgley (1995) y Estes (1998).
Utilizando una metodología de investigación cualitativa y etnográfica, se han distinguido cuatro períodos desde 1961. Las acciones de las mujeres en los años 60 se
basaron en el individuo y el enfoque gerencial y la provisión de modelo de servicios
sociales básicos. Se fortalecieron la capacidad de las personas para la función social,
pero no se llevo a cabo una transformación de las causas de la desigualdad si suponía un enfrentamiento con las autoridades gubernamentales.
El cambio de paradigma en 1980 reconoce a los individuos como agentes activos
en lugar de meros receptores pasivos de la asistencia social, como ocurrió en el
período anterior. Las acciones de las mujeres predominantes pertenecían al bienestar social. Campañas de educación nacionales y proyectos a pequeña escala como
los de generación de ingresos se implementaron sin llevar a cabo un diagnóstico de
las causas de la desigualdad socioeconómica.
El cambio de paradigma se produce en los años 90 principalmente debido a los
efectos de las medidas de ajuste estructural. En esta década, las organizaciones de
mujeres destinadas a la transformación social se caracterizan por su reconocimiento y participación como sujetos económicos y políticos, y por la demanda de la organización de servicios sociales. El nuevo enfoque de modelo de orden mundial y
comunitario se presenta a través del estudio de caso de la organización TAMWA. En
el ejemplo de caso de TAMWA, desde sus programas de intervención promueven
“las relaciones y sus efectos, que son aspectos clave en el enfoque, el análisis y la
intervención en el ámbito de la comunidad” (Pastor 2012: 185). Este estudio de caso
muestra nuevos modelos y enfoques que pueden ser utilizados para la educación y
la práctica de la profesión en este contexto.
Las acciones de los movimientos sociales de las mujeres en Tanzania pueden ser
consideradas como desarrollo social con características propias. Por lo tanto, es
necesario que los movimientos sociales en este contexto se reconozcan y tengan un
papel de liderazgo en las intervenciones sociales de y para la comunidad, en la educación y en la acción del trabajo social en Tanzania, levantando su voz, que a menudo han sido obviadas por el “conocimiento experto y la redefinición de la otra persona que es la base clásica de la ayuda social” (Ife 2001; Lorente Molina y Zambrano 2010).
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Comunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
Nº 10 / Julio 2015 / July 2015
“Yo también quiero ser madre”: Acceso a la maternidad en familias
no heteronormativas
“I want to be a mother too”: Access to motherhood in
non-heteronormative families
Gloria Álvarez-Bernardo* y Nuria Romo-Avilés**
* Becaria Formación de Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación (AP-2010-1707). Integrante del equipo
de investigación: HUM 603 ([email protected])
** Profesora Titular de Universidad. Directora del Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres y de Género
(Universidad de Granada-España). Integrante del equipo de investigación: HUM 603 ([email protected])
Abstrac:
Non-heteronormative motherhood has been questioned by patriarcal discourses
because this type of family transforms classical conceptions about kinship. In this article
we analize how non-heteronormative couples access to assisted reproduction. We have
undergone an ethnographical research with Spanish non-heteronormative mothers to elicit what they think about motherhood and assisted reproduction. Results show that health
politics and social perception about this type of families are able to impede access to nonheteronormative motherhood. In this sense, it is important to include the gender perspective in health politics.
Keywords: Non-heteronormative motherhood, assisted reproduction, access to motherhood, gender, discrimination.
Resumen:
La maternidad no heteronormativa ha sido cuestionada por el discurso patriarcal al considerar que se trata de un proceso no natural que altera la concepción clásica de las relaciones de parentesco. En este artículo se analiza el acceso de las parejas no heterosexuales a las técnicas de reproducción asistida. Para conocer la relación entre maternidad
no heteronormativa y reproducción asistida se ha realizado una investigación etnográfica
con madres no heterosexuales españolas para saber cuál es su opinión acerca de la maternidad y del acceso a la reproducción asistida. Los resultados muestran que las políticas
sanitarias y la percepción social que existe sobre estas familias pueden limitar e impedir
el ejercicio de la maternidad no heteronormativa. Se concluye que es importante incluir
una perspectiva de género en política sanitaria para evitar posibles exclusiones.
Comunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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Gloria Álvarez-Bernardo y Nuria Romo-Avilés
Palabras clave: Maternidad no heteronormativa, reproducción asistida, acceso a la maternidad, género discriminación.
Article info:
Received: 23/01/2015 / Received in revised form: 20/05/2015
Accepted: 25/05/2015 / Published online: 25/06/2015
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.5
1. Introducción
Las técnicas de reproducción asistida han permitido que las parejas no heterosexuales puedan acceder a la maternidad. Esta circunstancia ha favorecido lo que algunas autoras denominan un “baby boom” de la maternidad lesbiana (Lewin, 1993:19).
La regulación legal de la tecnología de reproducción asistida es muy heterogénea.
Siguiendo a Teresa Peramato (2013), a nivel mundial, se puede distinguir entre aquellos países que no limitan el acceso por orientación sexual y/o estado civil, y, por otra
parte, los que conciben la reproducción asistida como un derecho restringido a parejas heterosexuales. Las desigualdades entre países, en cuanto al acceso, pueden
entenderse como una consecuencia de la presencia o ausencia del enfoque de
género en el planteamiento y formulación de sus respectivas legislaciones. En este
sentido, el enfoque de género permite enfatizar la dimensión social que condiciona
los procesos de salud y enfermedad y, a partir de ahí, diseñar políticas equitativas
(Sen, George y Ostlin 2005:30). El enfoque de género aplicado a la legislación sanitaria pone de evidencia cómo una visión binaria y heterosexista de la sexualidad perjudica, por partida doble, a las personas no heterosexuales que quieren acceder a las
técnicas de reproducción asistida.
La Ley 14/2006 de Técnicas de Reproducción Asistida sitúa a España en el bloque
de países que no excluyen de estas técnicas ni a las mujeres solteras ni a las parejas no heterosexuales (Peramato 2013:88-89). El artículo 5.3.8.2 del Real Decreto
1030/2006, por el que se establece la Cartera de Servicios Comunes del Sistema
Nacional de Salud, incluye como un posible criterio de admisión que haya una “indicación clínica establecida” lo que, en la práctica, permite que ciertas comunidades
autónomas no veten el acceso a la reproducción asistida a las parejas no heterosexuales.
En noviembre de 2014 el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad
aprobó una Orden Ministerial cuyo objeto es modificar la redacción del artículo
5.3.8.2 del Real Decreto 1030/2006 para homogenizar las prestaciones sanitarias
entre Comunidades Autónomas y, en consecuencia, restringir el gasto sanitario.
Comunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
“Yo también quiero ser madre”: Acceso a la maternidad en familias no heteronormativas
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2. Reproducción asistida y maternidad no heteronormativa: transformando
el parentesco
La aparición y extensión del uso de las técnicas de reproducción asistida ha permitido desvincular la reproducción de la sexualidad, es decir, el ejercicio de la maternidad y de la paternidad deja de estar supeditado a la orientación sexual de los
miembros de la pareja. En este sentido, la facultad de las mujeres para apoderarse
de su capacidad reproductiva, con el consecuente detrimento del papel otorgado a
los hombres en este proceso, ha suscitado múltiples polémicas y miedos respecto a
la desaparición de un modelo de familia que se considera natural y legítimo. Algunos de estos miedos se expresan por medio de leyes restrictivas que prohíben el
acceso a las técnicas de reproducción asistida a las mujeres solteras y a las parejas
no heterosexuales.
Las muestras acerca de estos “miedos sociales” son muy amplias, e incluyen
tanto a profesionales sanitarios como a dirigentes políticos. Así, la misma definición
de infertilidad (doce meses de relaciones sexuales con coito vaginal sin empleo de
métodos anticonceptivos1) se ha hecho en base a premisas heterosexuales lo que
hace que las mujeres solteras y/o no heterosexuales sean invisibles, e incluso excluidas, dentro de los protocolos. En este sentido, la percepción social de estas mujeres
como sujetos infértiles se refuerza en el campo de la medicina: “Etiquetadas “socialmente infértiles” por la institución médica, las lesbianas (los cuerpos lesbianos) se
espera que busquen asistencia médica para la reproducción. Etiquetadas “socialmente infértiles” justifica la exclusión de las lesbianas (los cuerpos lesbianos) de los
programas de fertilidad” (Luce 2004: 52).
La imagen descrita conecta con una ideología que vincula sexo, género y sexualidad lo cual acaba por producir unas relaciones específicas de parentesco. Como
advertía el antropólogo estadounidense David Schneider, en el contexto americano (y
de modo similar en el europeo), el parentesco se ha conceptualizado a partir de una
serie de vínculos biológicos, de sangre, que determinan quién es o no pariente (2007:
165-166). En cambio, proseguía el autor, el parentesco es un proceso social, de construcción, en el que los vínculos se definen culturalmente. El énfasis que se pone en lo
biológico parte del binomio que se ha establecido entre sexualidad y reproducción, es
decir, se considera que la sexualidad debe estar enfocada a la procreación (2007:188).
Tras las premisas defendidas por Schneider, se han sucedido otras investigaciones que evidencian el carácter construido de las relaciones de parentesco (Carsten
2004:59). En esta línea, el estudio llevado a cabo por Kate Weston con un grupo de
homosexuales en San Francisco durante la década de los noventa trató de probar la
1
Redacción conforme a la Orden Ministerial relativo a la modificación del Anexo III del Real Decreto
1030/2006 de 15 de septiembre.
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tesis defendida por Schneider. La importancia que sus informantes conferían a la
capacidad de elección, entendida como parte del proceso de construcción familiar,
suponía un desplazamiento de los lazos biogenéticos como agentes únicos de la
producción de parentesco (2003:270).
En su ensayo sobre la relación que existe entre género y parentesco, las autoras
Sylvia Yanagisako y Jane Collier sostienen que todo el proceso relativo a engendrar,
gestar y parir está sujeto a interpretaciones y prescripciones socioculturales concretas (1999:39). De un modo similar, José Ignacio Pichardo afirma que las relaciones
parentales son transformadas de forma continua, entre otros motivos, por la intervención de diversas prácticas sociales como son: leyes, instituciones, etc. (2008:29).
Pese a los resultados de las investigaciones precedentes, aún prevalece una ideología que confiere a la biología, como equiparable a lo natural, una importancia
sobredimensionada en la definición del parentesco. El origen de este hecho podemos encontrarlo en lo que Gayle Rubin denomina el sistema sexo-género:
“un conjunto de disposiciones por el cual la materia prima biológica del sexo y la
procreación humanos es conformada por la intervención humana y social y satisfecha en una forma convencional, por extrañas que sean algunas de las convenciones” (1986:102-103).
Este sistema presupone la existencia de dos sexos –dentro de un orden de parentesco heterosexual– que se hallan involucrados en un proceso de producción/reproducción que contribuye al sostén de la sociedad (1986:106; 115).
Existen indicios de que determinados sistemas de salud privilegian el acceso de
las parejas heterosexuales a la reproducción asistida, en detrimento del resto de la
población beneficiaria. A principios de la década de los 90, el Comité de Ética de la
Sociedad Americana de Fertilidad hacía pública su preferencia por las parejas heterosexuales casadas (Sabdelowski en Johnson 2012: 395). Asimismo, en el año 2003,
se desarrolló una investigación con 224 profesionales especialistas en técnicas de
reproducción asistida en Brasil, Alemania, Grecia e Italia para conocer cuál era su
opinión acerca del uso de estas técnicas por determinados sectores de población. En
el caso concreto de las parejas de lesbianas, en torno al 77% de los y las profesionales se manifestaron en contra de que estas parejas accediesen a la reproducción
asistida. Los motivos que esgrimieron estaban relacionados con el bienestar del/la
menor, esto es: rechazo social y conflictos originados por el desconocimiento de la
figura paterna (Záchia et al. 2011:6).
Las estrategias políticas, en forma de discursos, también son una muestra de la
reticencia que existe hacia el uso de esta tecnología por parte de aquellas personas
no legítimas. El bienestar y el desarrollo psicológico de los/as menores que se crían
en este tipo de familias ha sido un tema recurrente para cuestionar la validez y la
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“Yo también quiero ser madre”: Acceso a la maternidad en familias no heteronormativas
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calidad de sus relaciones familiares (Domínguez y Montalbán 2012:171). Bambie
Robison analizó cómo en Estados Unidos se diseñó una campaña que trataba de
impedir que las mujeres solteras y las parejas de lesbianas fuesen madres por medio
de técnicas de reproducción asistida. Esta campaña se centraba, como en el caso
anterior, en el bienestar del/a menor que, argumentaban, podría sufrir importantes
limitaciones en su desarrollo al ser criado/a bajo tales circunstancias (2002:222-223).
Algo similar ocurrió en Australia donde, a nivel parlamentario, se debatió acerca de
la pertinencia o no de que las mujeres solteras y las lesbianas pudiesen ser madres,
en ausencia de una figura paterna. Esta circunstancia se calificó como un acto egoísta y caprichoso, en tanto que se anteponía el bienestar personal –de la madre– al
del/la menor (Smith 2003: 80).
Las sanciones legales y morales que se han citado son una prueba del alcance
transformador de la tecnología de reproducción. El uso libre de esta tecnología es
aceptado cuando es congruente con el sistema de normas culturales que prevalecen
en una determinada sociedad (Webster en Inhorn y Birembaum-Carmeli 2008:178).
En cambio, es proscrito cuando provoca una ruptura con el sistema de creencias
inherente a la reproducción y a la sexualidad:
“Nuevos límites son establecidos entre la reproducción asistida “buena”, legítima, y
“natural”- aquella que permite a las parejas heterosexuales reproducir y mantener
los ideales familiares- y la reproducción “mala”, peligrosa, ilegítima y “no natural”aquella que ocurre fuera del terreno hetero-normativo, incluyendo la aparición de
madres sin pareja y familias de lesbianas y de gays ” (Michelle 2006:113).
Como resultado de lo anterior, se plantea como objetivo de este artículo: analizar
la situación de acceso a la maternidad en el colectivo de parejas no heterosexuales
en España. Con este propósito, se ha considerado, en primer lugar: reflexionar acerca de cómo ciertas prácticas y políticas sanitarias que carecen de enfoque de género pueden vulnerar los derechos reproductivos de las mujeres no heterosexuales
que pretendan acceder a los tratamientos de reproducción asistida. Y, en segundo
lugar, conocer cuál es la actitud que estas madres tienen acerca de la maternidad, y
cuáles son los factores que condicionan el uso de los servicios de salud, públicos o
privados, para acceder a dichos tratamientos.
3. Metodología
La metodología empleada en este trabajo ha consistido en una búsqueda de
medidas político-sanitarias que están relacionadas con el acceso a las técnicas de
reproducción asistida por parte de parejas no heterosexuales.
Junto con esta revisión, se han empleado los datos procedentes de un proyecto
de investigación de carácter etnográfico que tiene por objeto conocer la realidad de
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Gloria Álvarez-Bernardo y Nuria Romo-Avilés
las familias no heteronormativas en el contexto español2. Se ha explotado el contenido de las entrevistas semi-estructuradas realizadas a nueve parejas de madres no
heterosexuales y a dos madres no heterosexuales sin pareja.
TABLA 1. Características sociodemográficas de las informantes
La selección de esta muestra fue intencional y los criterios de inclusión fueron:
identificarse como no heterosexual, tener hijo/a(s) y que la decisión de ser madre
hubiese sido parte de un proyecto de pareja, aunque en el momento de la realización de la entrevista no tuviesen o fuese distinta a aquella con la que se forjó dicho
proyecto. El trabajo de campo se desarrolló entre junio de 2013 y abril de 2014, en
tres comunidades autónomas: Extremadura, Andalucía y Asturias. El modo de acceso a las informantes fue, en un primer momento, a través de la red de contactos personales de las investigadoras. A continuación, se envío un correo electrónico a diversas asociaciones y colectivos LGTB (Lesbianas, gais, transexuales y bisexuales) soli-
2
Esta investigación se está desarrollando en el Instituto Universitario de Estudios de las Mujeres y de
Género de la Universidad de Granada (España) y forma parte del proyecto de tesis doctoral financiado
por el programa de becas de Formación de Profesorado Universitario (FPU) del Ministerio de Educación.
Comunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
“Yo también quiero ser madre”: Acceso a la maternidad en familias no heteronormativas
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citando la colaboración entre sus socios/as. Una vez obtenidas las primeras solicitudes de participación, el resto de la muestra se completó mediante la técnica de “bola
de nieve”. El tamaño de la muestra se determinó por saturación teórica, es decir,
cuando la información de las últimas participantes dejó de aportar nuevos datos
relevantes para el desarrollo de la investigación (Valles 2007:68; Ruiz 2012:56).
Las entrevistas fueron realizadas de forma conjunta a las dos integrantes de la
pareja, cuando las informantes eran pareja, y de forma individual en el resto de
situaciones. La decisión de entrevistar de forma conjunta se basó en la operatividad
del procedimiento (gestión del tiempo y de los recursos), y en que esta táctica proporciona un espacio común para la reflexión que enriquece las aportaciones individuales (Bjornholt y Farstad 2012:17). La mayor parte de las entrevistas se realizaron
en el domicilio de las participantes, y cuando esto no fue posible, se optó por un
espacio público. Tuvieron una duración media de noventa minutos. Al inicio de la
entrevista, se solicitó permiso para su grabación, y se garantizó el anonimato.
Una vez transcritas, las entrevistas fueron analizadas con la ayuda del programa
informático Nvivo 9.
4. Resultados
A continuación se presentan los resultados de la revisión de la documentación relativa al acceso a las técnicas de reproducción asistida de las parejas no heterosexuales.
4.1. Criterios político-sanitarios para el acceso a las técnicas de reproducción asistida
En el contexto español, la Ley 14/2006, de 26 de mayo, sobre técnicas de reproducción humana asistida, no establece ninguna restricción, tanto en el ámbito de la
sanidad privada como de la pública, para que las mujeres, al margen de su orientación sexual y/o estado civil, accedan a este tipo de técnicas. El artículo 6.1 dispone:
“Toda mujer mayor de 18 años y con plena capacidad de obrar podrá ser receptora o usuaria de las técnicas reguladas en esta Ley, siempre que haya prestado
su consentimiento escrito a su utilización de manera libre, consciente y expresa.
La mujer podrá ser usuaria o receptora de las técnicas reguladas en esta Ley con
independencia de su estado civil y orientación sexual”.
En julio de 2013, se anunció el proyecto de Orden Ministerial, relativo a la modificación del Anexo III del Real Decreto 1030/2006 de 15 de septiembre por el que se
establece la Cartera de Servicios Comunes del Sistema Nacional de Salud. Este proyecto propone una serie de medidas para la “racionalización del gasto sanitario”. En
lo que respecta al acceso a las técnicas de reproducción asistida dentro del sistema
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Gloria Álvarez-Bernardo y Nuria Romo-Avilés
público de salud fija unos criterios que se pueden considerar restrictivos y excluyentes. En este sentido, este proyecto de Orden pretende modificar la redacción del
artículo 5.3.8.2 del Anexo III del R.D. 1030/2006 que, actualmente, establece que la
reproducción humana asistida se prestará “cuando haya un diagnóstico de esterilidad o una indicación clínica establecida”.
El proyecto busca, junto con el ahorro, erradicar las diferencias entre comunidades autónomas en lo que respecta al acceso y cobertura de las prestaciones sanitarias, entre ellas las técnicas de reproducción asistida3. Para ello determina los
siguientes requisitos de acceso:
1º. Existencia de un trastorno documentado de la capacidad reproductiva, constatada tras el correspondiente protocolo diagnóstico y no susceptible de tratamiento
médico o tras la evidente ineficacia del mismo.
2º. Ausencia de consecución de embarazo tras un mínimo 12 meses de relaciones
sexuales con coito vaginal sin empleo de métodos anticonceptivos.
En esta línea, en el 2002, un grupo de profesionales especialistas en técnicas de
reproducción asistida elaboraron un documento4 en el que, basándose en la rentabilidad de los recursos sanitarios públicos, recomendaban priorizar el tratamiento a
aquellas mujeres “miembros de una pareja afecta de esterilidad/infertilidad”
(2002:13). Los/as profesionales que elaboraron este documento afirmaban que: “la
reproducción forma parte del proyecto de vida de una pareja y esta es la razón que
la hace trascendental para aquélla y para la sociedad” (2002:13).
4.2. Experiencias sobre maternidad no heteronormativa
En este segundo apartado de resultados se exponen fragmentos de las entrevistas realizadas a madres no heterosexuales. Se ha dividido en dos epígrafes: el primero, referido a los sentimientos y vivencias de las informantes en torno a la maternidad no heteronormativa, y el segundo, relativo al procedimiento, público o privado, de acceso a la reproducción asistida.
4.2.1. Sentimientos y actitudes ante la idea de ser madres
Las madres entrevistadas han expresado que la maternidad ha sido un proyecto de
pareja en el que la madre gestante ha contado con el compromiso y apoyo de la madre
3
Médico Interno Residente de tercer año de Psiquiatría.Unidad de Salud Mental Comunitaria de Alcalá de Guadaira. Unidad de Gestión Clínica de Salud Mental de Valme. Sevilla. [email protected]
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“Yo también quiero ser madre”: Acceso a la maternidad en familias no heteronormativas
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no gestante. A la vista del contenido de las entrevistas, pueden establecerse diferencias
respecto al deseo o motivación para ser madres. Para algunas de las informantes, la
maternidad era un objetivo personal que pretendían satisfacer con independencia de
que tuviesen o no pareja. En este sentido, una de las mujeres entrevistadas comenta:
Entonces, ya, cuando nos conocimos, digamos, que yo ya eso lo tenía en mente,
lo de tener un hijo o una hija, sola o acompañada. Y nosotras ya iniciamos nuestra relación y eso y ya le dije: “Mira, yo quiero dar este paso y tampoco me puedo
esperar”. (…). Y ella, pues, le pareció estupendo y ya decidimos dar el paso de formar la familia (Gemma, casada, una hija).
Otras informantes, en cambio, manifestaron que el deseo de acceder a la maternidad se forjó dentro de la relación de pareja. En consecuencia, la relación favoreció
ese proyecto y las dudas, miedos y expectativas se resolvieron en el seno de la pareja. Como apunta Miriam:
Nunca lo hablábamos y nunca salió en nuestro horizonte de opciones. Y me dijo
un día que llevaba muchos meses pensándolo, que no se lo quitaba de la cabeza
y que no sabía qué hacer. Y nos pusimos poco a poco a plantearlo: cómo sería,
cómo lo haríamos, cómo cambiaría la vida (Miriam, casada, una hija).
Un tercer tipo de motivación para la maternidad parte de una combinación de las
dos anteriores, es decir, una de las integrantes de la pareja manifiesta un interés previo para ser madre que acaba por consolidarse dentro de la relación. Como señala
una de las entrevistadas:
En ningún momento hablamos de la maternidad ni nada. No teníamos conversaciones así. Ella me dijo: “a mí me gustaría ser madre antes de los 30. Le prometí
a mi madre que sería madre antes de los 30” (Blanca, casada, una hija).
4.2.2. Maternidad no heteronormativa y técnicas de reproducción asistida
La elección de las técnicas de reproducción asistida como dispositivo para acceder a la maternidad, en contraposición a otras opciones como el acogimiento o la
adopción, ha respondido a dos objetivos. Por un lado, el deseo de la madre gestante de experimentar el embarazo como parte de un proceso fisiológico. Tal y como lo
expresa Raquel:
Yo, yo quería sentir el proceso del embarazo, el, la lactancia, el..., la maternidad
así física (Raquel, casada y madre de un niño).
Y, por otro, la relativa rapidez de la maternidad biológica en comparación con el
procedimiento de adopción que lleva asociado un trámite burocrático que puede
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Gloria Álvarez-Bernardo y Nuria Romo-Avilés
postergar, durante años, la resolución del expediente de adopción. En este sentido,
una de las informantes apunta:
Porque la adopción, porque yo soy muy impaciente, mucho (…) yo la verdad que
esperar dos o tres años desde que tomas la decisión, yo, para mí, eso era…mucho
tiempo (Teresa, soltera, un hijo).
En lo que respecta a la decisión que determina el acceso al sistema sanitario,
público o privado, han intervenido diversos factores que responden a cuestiones
sociales y políticas. La ausencia de un marco legal que, en su momento, amparase
jurídicamente a las parejas del mismo sexo ha actuado como un condicionante para
decantarse por el tratamiento en una clínica privada. Aún en el ámbito de la sanidad
privada, se ha tratado de un proceso “en solitario” y no de pareja debido al vacío
legal que prevalecía en aquel entonces en esta materia. A este respecto, dos de las
entrevistadas comentan:
Lo público es que no intentamos, si quiera. No. Además es que nosotras empezamos antes de que la ley estuviera (Natalia, casada, dos hijos).
Sí, lo hicimos en…por Sanitas (…) no podíamos [asistir como pareja], entonces. No
podíamos porque te podían negar la inseminación (Nerea, divorciada, dos hijos).
A una de las parejas entrevistadas, el tratamiento le fue denegado de forma explícita en un centro público lo que les obligó a asistir a la sanidad privada:
Fuimos las dos y cuando entramos por la puerta el médico que estaba allí, eh, nos
dijo: “¿Sois lesbianas?”, y nos quedamos así las dos mirando la una para la otra.
Y, claro, yo nunca me había ocultado y no lo iba a hacer ahora, y dije: “sí”.Y la contestación fue: “creo que no os voy a poder ayudar” (Raquel, casada, un hijo).
La existencia de precedentes “negativos” como este disuadió a otras parejas de
que buscasen cobertura en el ámbito público. Como relata Victoria:
No, porque la Seguridad Social justo, creo, no sé si fue ese año, eh (…) hubo casos
de gente de [una asociación LGTB] que denunciaron (Victoria, casada, una hija).
El desconocimiento acerca de si las parejas no heterosexuales tenían o no derecho a un tratamiento de reproducción asistida en la Seguridad Social fue otro elemento disuasorio que hizo que estas parejas acudiesen a las clínicas privadas en
busca de asistencia. Este es el caso de Teresa:
Y además todavía aquí en Extremadura eso de ser madre, lesbiana, por la Seguridad Social… (…) Pero ni me lo planteé si quiera. La verdad, porque no pensaba
ni que entraba, porque yo tenía un desconocimiento porque es verdad que estando con mi pareja, nos centramos tanto en nuestra vida en pareja y de nuestros
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“Yo también quiero ser madre”: Acceso a la maternidad en familias no heteronormativas
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amigos y amigas hetero, que no teníamos ningún tipo de contacto con el mundo
homosexual, en general, ni bisexual, ni transexual, ni nada. Por lo tanto, yo desconocía todo (Teresa, soltera, un hijo).
Las restricciones legales (edad, historial médico, número de intentos…) también
condicionaron el acceso a la maternidad en el ámbito privado frente al público. En
el primero, los requisitos parecen ser más laxos que en el segundo. Lorena comenta a este respecto:
[En la] privada. Sí, claro, porque con mi edad ya no puede ser en la Seguridad
Social que sólo es hasta los 42, creo que era, aquí en Andalucía (Lorena, casada,
un hijo).
En contraposición, las informantes que accedieron a los tratamientos dentro del
sistema público de salud lo hicieron siendo conscientes de que la Ley las avalaba, y
también de que existía una voluntad y un compromiso político en su autonomía que
les daba cobertura dentro de la Seguridad Social. Una de las informantes relata:
Público, fue público, en todo momento. Y, además, estábamos en un momento en
que en Extremadura no había duda (…) conocí cuál era el protocolo, que no había
problemas, que había problemas, sobre todo, a la hora de derivación en Atención
Primaria, pero sabiendo cuál es el recorrido legal y sabiéndole explicar a la gente las
cosas, cuál es el itinerario y no había problema (Tania, casada, una hija).
5. Discusión y conclusiones:
Las parejas de madres no heterosexuales se exponen a una doble discriminación.
En primer lugar, discriminación desde el ámbito social que tiene que ver con la construcción de las relaciones de parentesco a partir de un sistema sexo-género que presupone la obligatoriedad de la heterosexualidad y, en consecuencia, un modelo concreto de familia. Los relatos que se desprenden de las entrevistas muestran que la
maternidad no heteronormativa es un proyecto forjado y/o consolidado en el seno
de la pareja que responde a múltiples motivaciones. La ausencia de una figura masculina no les ha impedido desarrollar un deseo que, para algunas de las madres
entrevistadas, pasa por experimentar el proceso fisiológico de la maternidad. En
este sentido, las técnicas de reproducción asistida son la alternativa válida que permite materializar ese proyecto. Sin embargo, como señala Silvia Donoso: “El proceso de construcción de la maternidad lésbica se produce en permanente tensión entre
la voluntad y las elecciones individuales y las limitaciones culturales, sociales, legales o simbólicas del contexto” (2013:198).
Junto con la anterior, la discriminación en el ámbito sanitario supone una vulneración de los derechos de salud sexual y reproductiva de las mujeres no heteroseComunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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Gloria Álvarez-Bernardo y Nuria Romo-Avilés
xuales. Cuando se ha abordado el derecho a la maternidad se ha pensado única y
exclusivamente en la mujer heterosexual (Miller, Rosga y Satterthwaite 1995:435).
Por otra parte, las estrategias encaminadas a la defensa de los derechos de salud
sexual del colectivo LGTB han centrado su mirada en los homosexuales masculinos
(Miller, Rosga y Satterthwaite 1995: 439-440; Bryld 2001:299). Esta ceguera sobre los
derechos sexuales y reproductivos de las mujeres no heterosexuales se puede relacionar con el escaso interés que los estudios feministas han prestado a las implicaciones que las técnicas de reproducción asistida tienen en este colectivo. Estos estudios, en cambio, han tendido a reproducir un modelo concreto de familia y de reproducción cuya máxima es la heterosexualidad (Nordqvist 2008:287-288). En este sentido, los resultados de las entrevistas realizadas en esta investigación muestran que
el acceso a las técnicas de reproducción asistida en una clínica pública o privada está
determinado por la actitud socio-política dominante en la comunidad autónoma. En
las comunidades autónomas en que existe un compromiso explícito para dar cobertura a las parejas no heterosexuales se ha observado que hay una tendencia a acudir a la sanidad pública. Mientras que en aquellas comunidades autónomas en las
que existe un antecedente de negación del tratamiento la tendencia ha sido optar
por una clínica privada.
El desinterés por la salud sexual y reproductiva de las mujeres no heterosexuales
puede entenderse como una consecuencia del carácter patológico que la homosexualidad y la bisexualidad han tenido hasta fechas recientes. Borradas de la escena
política, las reivindicaciones y logros de estas mujeres para acceder a los tratamientos de reproducción asistida han sido tardíos o inexistentes. Si atendemos a la
legislación europea en esta materia, se puede constatar que existen países en los
que se establece como requisito de acceso a estas técnicas ser pareja heterosexual.
Este es el caso de Italia, Austria, Francia, entre otros, con una legislación que resulta excluyente en el tema de acceso a la reproducción asistida por parte de las parejas de lesbianas (Peramato 2013: 89-91). La discriminación de tipo sanitario se evidencia en normas como el proyecto de Orden Ministerial que pretende reformar las
prestaciones de la Cartera de Servicios de la Seguridad Social y que, de aprobarse,
supondría una vulneración de los derechos reproductivos de las parejas no heterosexuales. Según esta Orden, para ser beneficiarias de estas técnicas, estas parejas
tendrían que cumplir un requisito (doce meses de relaciones heterosexuales sin
embarazo) que no es compatible con su sexualidad. Con este planteamiento, las
oportunidades transformadoras que ofrece la tecnología de la reproducción asistida
son limitadas mediante disposiciones legales restrictivas que tratan de perpetuar las
formas clásicas del parentesco que se basan en la naturalización de las relaciones
entre mujeres y hombres (Inhorn y Birembaum-Carmeli 2008:178; 183).
En estrecha relación con lo expuesto, Mette Bryld analizó el debate parlamentario
que se generó en Dinamarca, a finales de la década de los noventa, a raíz de la posible legalización del acceso de las lesbianas a las técnicas de reproducción asistida.
La autora concluye que en el contexto danés prevalece una actitud política que disComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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crimina y estigmatiza la maternidad lesbiana (2001:309). Los/as parlamentarios/as
desaprobaban la tecnología de reproducción, puesta al servicio de las lesbianas, al
considerarla una herramienta que transgredía el orden natural (2001:310).
En el caso español, los dos intentos de exclusión de las mujeres no heterosexuales del ámbito de asistencia sanitaria pública se han basado en la necesidad de ahorro económico. Esto se ha hecho en dos momentos bien diferenciados: uno de
bonanza (Informe elaborado por profesionales de la reproducción asistida en 2002)
y otro de crisis (anuncio del proyecto de Orden Ministerial en 2013). Este argumento parece, pues, responder a otras razones que se pueden situar más en el plano de
lo ideológico que de lo material. De forma similar, Dempsey y Critchley describen
cómo en Australia se adujo el despilfarro de recursos públicos para dar respuesta a
problemas sociales, que no médicos, cuando las usuarias de la reproducción asistida no constituían una pareja heterosexual (2010:93).
Se puede concluir que las políticas sanitarias tienen efectos directos sobre la salud
sexual y reproductiva de las personas. Un enfoque de género permitiría detectar y
erradicar las desigualdades, así como formular propuestas que favoreciesen una
adecuada asignación de los recursos para la promoción de la salud del conjunto de
la población (Amo 2008:19). Por último, un enfoque de este tipo aplicado a las políticas sanitarias obliga a formular la siguiente pregunta: “¿Quién no está incluido?”
(Haworth e Isfeld 2009:11).
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decisions? Are single women an issue?”. BMC Women´s Health 11(21).
Comunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
Nº 10 / Julio 2015 / July 2015
Un aspecto de salud desapercibido y desatendido:
los riesgos de caída domiciliaria en edad avanzada
An unnoticed and neglected health aspect:
risks for domestic falls in older age
José Azoh Barry*
* PhD. [email protected]
Abstrac:
This article seeks to identify extrinsic risks for domestic falls in the conurban area of the
state of Nuevo León, northeastern Mexico. Extensive fieldwork was carried out in the natural setting of a captive group of elderly in the municipality of Guadalupe, Nuevo León.
Through a qualitative approach, the technique of direct observation was applied at their
homes with the use of a semi-structured guide and a convenient sample. Such aspects as
architectonic structure, spacing, stairs, floors, lighting were observed. Open-ended interviews were performed with key informants, along with a follow-up in order to inquire into
self-reported falls, slips and trips, decisions and preventative behaviour, changes made in
the physical environment. Data gathered revealed the presence of risks for falls in various
areas of their homes, mainly in bathrooms. Although present, risks for falling at home
appear to be unnoticed and neglected as far as old age is concerned.
Keywords: risks for fall; visual; home safety; physical environment; elderly; Mexico.
Resumen:
Este artículo busca identificar los riesgos extrínsecos de caída domiciliaria en el área
conurbana de Nuevo León, noreste de México. Mediante un abordaje cualitativo, se llevó a
cabo un trabajo de campo extenso en el ambiente natural de vida de una población cautiva
de ancianos en el municipio de Guadalupe. Con el uso de una guía semi-estructurada, se
aplicó la técnica de la observación directa a domicilio a una muestra de conveniencia. Se
observó aspectos tales como la estructura arquitectónica, el tamaño del espacio, las escaleras, pisos, iluminación. También se aplicó la entrevista abierta a informantes claves y seguimientos con los mismos indagando sobre caídas, resbalones y tropezones auto-reportados,
decisiones y conductas preventivas, y cambios en el entorno físico. Se reveló la presencia
de riesgos de caída en diversos lugares, principalmente en baños. Aún presentes, tienden a
pasar desapercibidos y a ser descuidados en lo que respecta la edad avanzada.
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José Azoh Barry
Palabras clave: riesgos de caída; visual; seguridad domiciliaria; ambiente físico; adulto
mayor; México.
Article info:
Received: 23/01/2015 / Received in revised form: 20/05/2015
Accepted: 25/05/2015 / Published online: 25/06/2015
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.6
1. Introducción
Se ha definido de manera no unánime caída como la ocurrencia de un evento que
provoca inadvertidamente la llegada del paciente al suelo o a un nivel inferior al que
se encontraba (Gac Espinola 2000). Las definiciones que se han sugerido refieren al
carácter no intencional y un descenso de superficie, resumiéndose a la consecuencia de cualquier acontecimiento que precipita al paciente al suelo en contra de su
voluntad con o sin pérdida de conocimiento. Se descarta como raíz: parálisis súbita,
ataque epiléptico, desmayo o fuerza externa abrumadora (National Quality Forum
2003).
Si bien las caídas han sido definidas y reportadas de varias maneras, cabe mencionar tres aspectos sobre los cuales no hay controversia. Estos son el crecimiento
exponencial de las caídas con la edad, la prevalencia de lesiones/morbilidad que
causan las caídas en las personas de 65 años de edad o más y la prevención como
medida para mejorar la seguridad (Steinweg 1997; Tinetti et al. 1994; Tinetti 2003). Se
consideran las caídas en el anciano y las lesiones que se derivan como un serio problema de salud pública con un costo elevado para el sistema de salud. Con el envejecimiento de la población mundial que se prevé, el impacto económico incrementará de manera exponencial (Fu 2007). Algunos estudios revelan que 87% de las fracturas en personas de edad avanzada se deben a caídas (UTAH Department of Health
2007; Editorial 2001).
Según la Asociación Americana de Geriatría, además de la edad y del género, se
distinguen dos principales categorías de factores de riesgo: los factores intrínsecos,
entre estos los problemas de salud, de equilibrio, alteraciones de postura y de marcha y limitaciones cognitivas, y los factores extrínsecos, particularmente ambientales y farmacológicos. Entre los del tipo ambiental destacan las superficies mojadas
o deslizantes, los pisos mal nivelados, un alumbrado deficiente, los tapetes sueltos,
muebles inestables, escalones demasiado bajos y objetos tirados en el piso. Son
también factores importantes la vestimenta holgada y el calzado en mal estado, el
uso de auxiliares como bastones sin goma en la punta, así como relaciones familiares inadecuadas (American Geriatrics Society 2001).
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La mayoría de las caídas suceden en el domicilio y se consideran como el accidente doméstico más frecuente (U.S. Department of Health and Human Services
2004; Tinetti y Williams CS 1998; Tinetti, Speechley y Ginter 1988). En un estudio
donde se reportó hasta 77% de caídas domiciliarias, los factores de riesgo ambientales más comúnmente mencionados son (con un 25%) los objetos que obstruyen el
paso y las escaleras (con un 10%). Representan un peligro para los adultos mayores
sanos y un riesgo mayor para los que ya padecen limitaciones funcionales o cognitivas (Gibson, Andres y Isaac 1987).
Nuevo León es un estado de la república mexicana que está envejeciendo, con
una esperanza de vida de 79 años para las mujeres y de 75 para los hombres
(Gobierno de Nuevo León 2008). Las estancias en instituciones geriátricas, ya sean
privadas o de beneficencia, no representan todavía una alternativa predominante. Al
igual que el resto del país, el estado se enfrenta a un mayor problema de salud pública, la diabetes mellitus tipo 2 (DM2), que no solo es la primera causa de muerte en
el adulto mayor, sino también parte de los riesgos intrínsecos de caída (Zuñiga, García y Partida Bush 2003).
En presencia de amenazas ambientales, la afectación de la córnea como consecuencia de la DM2 que limita la visión, la falta de equilibrio y una masa ósea deficiente que fragiliza el hueso debido a los cambios fisiológicos y sensoriales de la
edad avanzada, ofrecen un marco ideal de vulnerabilidad a eventos de caída. Caer
conlleva el potencial de resultar en síndrome post-caída y/o en fracturas cuando la
caída es traumática, y por consiguiente una pesada carga de cuidados de largo plazo
(Azoh 2002).
Preservar en lo posible la salud y la capacidad funcional, favorece la participación
en la vida social y productiva, en congruencia con el paradigma del envejecimiento
activo y la calidad de vida. En México, la vivienda como satisfactor básico para la
supervivencia de la población y relacionado con la calidad de vida, se concibe como
un espacio que debe proveer a sus ocupantes protección, higiene, privacidad, comodidad y seguridad (INEGI 2005).
Lo anterior contribuye en destacar la importancia de la investigación etnográfica.
Con la aplicación de observaciones directas en un contexto natural de vida, se proporciona evidencia confiable que resulta ser apropiada para la detección temprana
de riesgos de caídas, haciendo así de la etnografía un aliado para las intervenciones
oportunas. Con el envejecimiento poblacional, un énfasis persistente en acercamientos reactivos para valorar los riesgos de caídas en ámbitos clínicos al detrimento de acercamientos proactivos basados en la comunidad, revelará sus limitaciones en términos de estrategia preventiva.
No cabe duda que mejorar la calidad de vida en edad avanzada representa una
preocupación significativa. En este tenor, los estudios etnográficos conllevan el
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potencial de informar sobre las consecuencias del envejecimiento y vivir una vida
independiente en su domicilio como un espacio y lugar de vida diaria.
2. Metodología
2.1. Objetivos
Se pretende describir donde se localizan los riesgos de caída en el ambiente natural del adulto mayor en un municipio del estado de Nuevo León.
2.2. Diseño
Las fuentes de información del estudio son mixtas, consistiendo en datos de primera y segunda mano que derivan de un trabajo de campo extenso (2000-10) realizado en el marco de un proyecto de investigación de mayor envergadura sobre las
personas de edad avanzada en el estado de Nuevo León. Se trata de una etnografía
de la seguridad a domicilio de personas que no viven en asilos, que tienen en común
la edad avanzada, un cuidador familiar, residen en el mismo municipio de Guadalupe, Nuevo León y asisten a la misma Casa Club del Anciano del Sistema de Desarrollo Integral de la Familia conocido como DIF municipal de Guadalupe, Nuevo
León. En esta Casa Club, se refieren a los adultos mayores como “Los Muchachos y
Muchachas de la Tercera Edad”, lo cual representa un apodo cariñoso.
Tal procedimiento obedece a la necesidad de una inmersión en el ambiente natural de vida de adultos mayores con el fin de obtener en primer lugar datos de tipo
observacional, y luego enriquecer éstos con la experticia de informantes claves. Son
profesionales del sector social y salud con cargos en trabajo social, enfermería,
nutrición, medicina, y cuyo contacto frecuente con la población bajo estudio favorece la adquisición de conocimientos más amplios y precisos sobre la misma.
2.3. Muestra de conveniencia, técnica e instrumentación:
Los participantes de ambos sexos de este grupo cautivo –lo cual se diferencia de
la población abierta sin tratarse de prisioneros– fueron reclutados en su centro recreativo, así como el personal de salud y de trabajo social que interactúan con ellos.
Estos informantes claves, siete en total, fueron consultados mediante entrevistas
semi-abiertas y abiertas, así como tres más laborando en otros centros del sistema
DIF. Se recurrió a la observación directa no participativa, técnica sin interacciones
con los sujetos de interés que permite un registro detallado de su ambiente físico de
vida. Como instrumento, se aplicó una guía de observación semi-estructurada que
permite revisar exhaustivamente el domicilio de los ancianos en busca de fuentes
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susceptibles de ponerlos en peligro de caída. Los principales lugares bajo escrutinio
fueron la entrada, la estancia, la cocina, el patio, el cuarto del anciano y el baño. Proceder así permite capturar ocurrencias naturales y confiables sobre el fenómeno en
investigación.
2.4. La guía de observación directa: Relevancia y limitaciones
Se trata de un instrumento flexible que propicia una combinación de descripciones cerradas y abiertas del ambiente físico. La técnica de observación directa permite el registro detallado del ambiente físico de vida de los sujetos de interés, sin
incurrir en interacciones extensas con sus actividades. El fundamento radica más en
saber lo que está ocurriendo en un sitio específico, que enfocarse en la construcción
del significado y/o perspectivas compartidas por los residentes de dicho sitio.
El instrumento de recopilación de datos y el adiestramiento de los asistentes de
campo para la aplicación del mismo son aptos para eliminar los sesgos relacionados con el observador, contrariamente a lo que se considera comúnmente como una
limitante. Los asistentes que recabaron la información requerida no tenían ningún
parentesco con ellos. Tampoco los conocían. Las diferencias de observación entre
participantes se encuentran controladas por el tipo de instrumento aplicado. Para
fines de validación y adecuación del instrumento de observación, se realizó un estudio piloto probando 15 guías.
Se reportó un total de 60 domicilios que fueron visitados durante un cuatrimestre
por los asistentes de campo. 34 entrevistas semi-abiertas y abiertas fueron realizadas con los informantes claves en un periodo de tiempo mucho más extenso por el
investigador principal.
No existió un tiempo exacto para la duración de la aplicación de la guía de observación. Fue variable debido a factores tales como el tipo de vivienda, por ejemplo el
tamaño o número de cuartos; las características del cuidador o de la persona que
responde debido a que ésta puede ser más lenta en moverse, menos comunicativa,
y no tener una disponibilidad entera; las interferencias como visitas, o clientes que
atender cuando se maneja un negocio a domicilio. Los asistentes reportaron entre
20 y 30 minutos aproximadamente de tardanza para recabar los datos.
2.5. Análisis cualitativo de datos
El análisis de datos fue descriptivo y se hizo de manera manual, es decir que no
se usó un software especializado para tal fin. Se puede mencionar como ejemplos el
ATLAS.ti y el NUD-IST. Se procedió por una parte explotando las entrevistas grabadas con los informantes claves, y por otra usando esquemas de codificación que
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implican un conjunto de categorías enfocadas, coherentes y objetivas. El análisis se
organiza con el uso de hojas de trascripción buscando temas emergentes, así como
la saturación de categorías y profundidad de información sobre el ambiente físico.
El número total de guías de observación capturado fue de cuarenta y tres (43)
debido a la depuración y al material entregado que no coincidió con lo planeado.
Aún no deseables, pérdidas ocurren durante un proceso de investigación.
Una vez completada la transcripción, se obtiene una estructura tema/categoría,
indicadores, presencia, que permite poner en evidencia las posibles saturaciones en
los temas. El puntaje cualitativo se expresa en términos afirmativos o negativos. En
este caso, consiste en una valoración no numérica de la presencia de riesgos de
caída en cada lugar del domicilio. Como ilustración de aspectos valorados se presenta a continuación un ejemplo de enfoque al diseño general y equipo del cuarto
del adulto mayor.
Cuarto: altura de la cama; ubicación del teléfono; espacio; luz/oscuro; orden;
estructura arquitectónica; piso; conexiones en el piso; Presencia versus ausencia:
SI/NO/NA: no aplica. Descripción: regular, cercanía del teléfono; reducido; iluminación (in)suficiente; objetos que pueden obstruir el paso; tipo y estado de escaleras;
alfombras/tapetes; cables eléctricos; Otro (especificar).
Con respecto a la información abierta, se esperaban descripciones gruesas y se
dejó suficiente espacio en la guía de observación para las anotaciones. Se presenta
una parte de información no estructurada sobre los riesgos de caída en forma de
verbatim. Se trata de reducir el volumen sin que pierda su esencia. El análisis de su
contenido proporciona información sobre el peligro de caerse a nivel doméstico, y
es complementario de las unidades de datos más estructurados que nutrieron las
categorías predeterminadas.
2.6. Aspectos éticos
Este estudio encaja en la modalidad de investigaciones de riesgo mínimo y por no
implicar mayor intrusión con tomas de muestras de sangre o tejidos, no se requirió una
aprobación por parte de un comité de ética institucional. Se tomó en cuenta el compromiso de cuidar los aspectos éticos que implican los estudios con seres humanos. El
procedimiento en su conjunto no puso en peligro la seguridad, la salud o la vida de los
participantes. Durante el reclutamiento, se buscó su consentimiento aclarado escrito y
firmado, con la posibilidad de rehusarse a participar y de informarse acerca de los objetivos del estudio, su marco y de la presencia de personas ajenas a sus domicilios.
Los asistentes de campo también fueron instruidos, como parte de la dimensión
ética de la capacitación, para pedir permiso verbal antes de proceder a la observaComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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ción. Se puso énfasis en el carácter confidencial de la información por recopilar y la
honestidad para no defraudar la confianza de los participantes. La capacitación proporcionada a los encuestadores no se limitó al instrumento, sino también a explicar
cómo comportarse con los participantes del estudio, como observar una conducta
que no afectara a nadie. Se agradeció la valiosa colaboración de todos en la casa
club.
3. Resultados
3.1. Ocupación óptima del espacio
Algunos domicilios no cuentan con estancias y a veces, la estancia puede servir
de recámara y cuando es así, las camas se convierten en asientos. Cuando la cama
no tiene patas, está sostenida con bloques, lo que altera su altura. Lo mismo se
observó con algunos sillones sin patas:
“Dentro de la casa tiene varios objetos como jaulas y cajas de madera. Una de las
sillas donde se sienta la señora cuenta con una pata sobrepuesta y se la tienen
amarrada con cinta de hilar, aparte que por donde la señora camina tiene que
pasar por esas jaulas y cajas.” … “La estancia y el dormitorio están en el mismo
cuarto. El espacio es reducido y los muebles están amontonados. Hay un foco
pero resulta insuficiente. Hay una mesa de centro con la que se puede tropezar,
además hay un tocador que reduce la entrada y con el que se puede chocar.”… “El
cuarto es de dos metros de ancho por cinco de largo. Hay dos camas: una matrimonial y otra individual. Tiene tres roperos llenos de muchas cosas. Además, hay
un ropero grande, un buró y el teléfono está arriba de un sillón. Hay algunos muebles que estorban al caminar, una máquina de coser, una cuna desarmada, unas
vasijas y cajas con libros de su nieta.” (verbatim)
La cocina, el cuarto del adulto mayor y diversos lugares de la casa se encuentran
llenos en un espacio reducido:
“La cocina es muy chica como de 4 x 3 metros de ancho. Tiene un refrigerador,
una alacena, una estufa y un fregadero. Además con el comedor al centro de todo
esto, al abrir el refrigerador topa con la mesa del comedor.”… “El cuarto es aprox
de 5x5 metros. Hay dos máquinas de coser. También hay tres ollas las cuales
estorban al caminar. Hay un refrigerador muy antiguo en el cual hay puras cocas.
Está en medio a un lado de la puerta… Sirve para vender refrescos.”… “Esta casa
es depósito y tiene muchas cajas de botellas y de mercancías acumuladas en parte
de la sala y de la estancia, a parte la misma tienda tiene muchos objetos que estorban. El teléfono está a una altura de 1,60m aprox, está como en un tipo de ventana que comunica a la sala y la entrada. Está muy alto y de riesgo al tratar de tomar
el teléfono.” (verbatim)
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Tapetes sueltos
Los tapetes y alfombras en general no son de uso común, sin embargo los pocos
que se encontraron ponen en peligro de accidentes y caídas por no estar asegurados. En menor medida se encontraron pisos disparejos ya sea en un solo lugar o en
la casa entera.
3.2. Alumbramiento escaso en espacios llenos
Desde la entrada del domicilio hasta la estancia, y la cocina, se pudo constar la
deficiencia en el alumbramiento en general a excepción de un cuarto:
“El foco da poca luz, pero la señora me comentó que ella no sale por la noche.”…
“El candil está sucio, lo que dificulta una buena iluminación. Hay tres sillas de
madera, dos en la entrada de la sala y otra en la entrada del corredor con las cuales hay riesgo de tropezarse.”… “El alumbramiento ahí (cuarto) es de lámpara más
fuerte que en otros lugares de la casa, la señora comenta que es por su vista.”... “El
espacio es reducido, la iluminación es insuficiente. Hay una piedra en la puerta
(deteniendo la puerta) con la que se puede tropezar… El alumbramiento de la casa
es escaso. Los focos están sucios.”… “La iluminación en toda la casa es escasa. La
familia pertenece a un nivel socioeconómico bajo. Los pisos son de tierra con desniveles y la casa apenas se está construyendo.” (verbatim)
3.3. Lo arquitectónico, humano y socio-económico: un conjunto para riesgos de caída
Además de los estorbos y de la iluminación, un dato recurrente es la presencia de
escalones y escaleras en la entrada y dentro del domicilio. Ninguna escalera contaba con barandales para agarrarse en caso de que sea necesario. En el baño se presenta una situación similar con escalones en la entrada y/o para pasar del área del
retrete a la regadera. Una constante en los baños es la falta de barras de sujeción y
tapete antideslizante.
En algunos domicilios el baño se encuentra afuera de la casa con características
que difieren de los que están adentro:
“El baño se encuentra a fuera. Hay que pasar por un pasillo de tierra con desniveles y sin iluminación en la entrada. Hay un escalón de madera. El piso es de
cemento liso.”… “El baño se encuentra en un cuarto fuera de la casa (patio) y en
la distancia que existe entre la casa y el baño existen varios objetos que pueden
provocar caída, por ejemplo una lavadora, una bicicleta, varios fieros oxidados.
Está muy reducido el espacio. Allí mismo existen unas escaleras muy pronunciadas en las cuales me comentó una vez se cayó, no tiene ninguna protección como
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agarraderas y el cemento está áspero.”… “La regadera se encuentra en el patio, la
iluminación es insuficiente además de que el foco está sucio, hay un pequeño
escalón al entrar. En el piso hay tubería de agua y en el patio hay una escalera de
madera recargable en la pared. Se observa inestable.” (verbatim)
En referencia al tipo de piso, se encontraron pisos lisos hechos en México con
material de calidad que es propicia para resbalones. En contraste, se encontró solo
un retrete cuya altura no era regular. La higiene ambiental es un término al cual se
hace referencia en lo que concierne la limpieza del baño. Es un lugar donde se ha
podido observar acumulación de suciedad tanto en las paredes como en el piso, lo
que puede ocasionar resbalones.
“Hay hongos en el piso de azulejo. Son partículas oscuras pegadas en el piso.
Falta más limpieza. Riesgo de resbalón. No hay barras de agarre, tapete anti resbalar.”…. “La regadera está en mal estado, hay hongos en las paredes y en el
retrete. El alumbramiento es muy bajo. No tiene barandillas de agarre ni tapete
antiresbalar. Puede haber un riesgo de caída ya que el piso está resbaloso y la
señora comenta que más con el jabón.”…. “Tiene viscosidades negras. El piso se
ve resbaloso. No hay barras de agarre, tapete anti resbalar. El espacio está reducido.” (verbatim)
3.4. Descripciones recurrentes de indicadores de riesgo en lugares específicos
Entrada: tres escalones muy grandes (25 cm aprox). Escaleras desgatadas de
cemento pulido y sin barandal; Estancia: mecedoras colocadas en filas de tres y tres.
Macetas detrás de las mecedoras. Tapones de los sillones desgatados; Cocina: manguera del gas toca el piso. Cajas de refresco que llenan el espacio; Cuarto: tapete
viejo y gastado sobre el cual hay objetos. Muebles en el centro. Piso liso resbaloso
de una marca; Baño: piso muy resbaloso. Jabón desgatado en el piso. No hay barras
de agarre, tapete anti resbalar. Pequeño escalón filoso entre regadera y retrete. Toda
la casa: piso de tierra con desniveles. Iluminación escasa.
3.5. Una presencia casi invisible y un estatus quo
No se pudo observar directamente conductas de riesgo tales como subirse a una
escalera o una silla con patas defectuosas para alcanzar un objeto. Tampoco fueron
reportados por fuentes secundarias. Lo que se comentó es que a pesar de las barreras arquitectónicas, no se menciona como obvia, ni como objeto de preocupación la
presencia de riesgos de caída dentro del domicilio. Algunas personas de edad avanzada se preocupan más por el catastro que por la iluminación deficiente, no uniforme y falta de barandales en ciertos lugares de su domicilio. Una observación general acerca del cambio es que “se requiere de mucha paciencia.” (Informantes claves).
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Aunado, se observa a través el tiempo —refiriéndose al proceso del trabajo de
campo desde su inicio— una tendencia de ciertas personas, sobre todo mujeres, en
tener en su entorno muchos objetos que no ocupan y que son renuentes a desechar.
Resulta que tales objetos se acumulan y aumentan de volumen en el tiempo y compiten por el espacio. La labor de convencimiento al respecto es ardua:
“…siguen igual –casi no hay cambios y a veces es peor. Me refiero a Doña X, no
quiere entender nada. Sigue juntando las cosas. No le hace caso a nadie. La otra
viejita también es así. Sus nietas sacan las cosas, y ella vuelve a llenar la casita
con cosas que no le sirven…. No, no es para vender… mero acumulamiento y acumulamiento, así es…” (Informantes claves)
4. Discusión
Este estudio permitió identificar y sintetizar la casi omnipresencia de riesgos de
caída en los domicilios visitados y su localización. Hubo una saturación de información en temas de estorbos y espacios reducidos, iluminación insuficiente y de falta
de equipo en el baño en respuestas cerradas y abiertas. Son condiciones relacionadas con caídas; no obstante, a nivel local, los estudios sobre este tema son escasos.
Se reportó en México que aproximadamente 65% de los adultos mayores de 65
años que son independientes y viven en su domicilio, sufre al menos una caída al
año y que 20% de estas caídas requieren de atención sanitaria (Global Action on
Ageing 2010). Sin embargo, no se especificó las ubicaciones tratándose del riesgo
ambiental. Una contribución sobre caídas del Instituto Mexicano del Seguro Social
más orientada hacia las intervenciones múltiples, abordó los factores intrínsecos
con un enfoque a las intervenciones de la enfermería como profesión, limitándose a
una enumeración de medidas de prevención (Hernández Herrera y Ferrer-Villegas
2007).
Se resaltó la importancia de la seguridad ambiental en investigaciones realizadas
en otras latitudes. Fue el caso en Norte América con un estudio en el cual se reveló
que las causas más comunes de las lesiones por caídas en los adultos mayores, que
ocurrieron dentro o alrededor del exterior del domicilio, son los resbalones, tropiezos o titubeos (Schiller et al. 2007). En el contexto de los países bajos, se realizó un
estudio observacional (Van Bemmel et al. 2005) cuyo objetivo era explorar la relación entre riesgos domiciliarios e incidencia de caídas en edad mucho más avanzada (la cuarta edad). Tal relación se confirmó revelando una tasa de 44% de participantes al estudio que sufrieron una o más caídas, refrendando que el riesgo es
mayor cuando se tiene una discapacidad física, y concluyendo que la presencia de
riesgos en el seno del domicilio incrementaba los riesgos de caerse en los participantes sin historia de caídas.
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En otro estudio que se llevó acabo en Australia (Lord, Menz y Sherrington 2006),
se subraya las habilidades físicas en este segmento de la población en interacción
con los agentes o factores estresantes del ambiente que por sí solos aparecen insuficientes para causar caídas. Sin embargo, se indica que muchos ancianos atribuyen
sus caídas a tropiezos o resbalones dentro del domicilio o en sus alrededores. En el
mismo país, un ensayo controlado aleatorio con un seguimiento de un año reveló
que los riesgos de caída son ubicuos en los domicilios de las personas de edad avanzada, los más prevalentes siendo con una mediana de 14 por domicilio, los tapetes
de piso y las colchonetas (Stevens, Holman y Bennett 2001).
En Canadá donde se indagó los riesgos domiciliarios en relación con las caídas en
el adulto mayor y la salud mediante las consultas médicas, se encontró riesgos
ambientales en 91% de los hogares, con una mediana de 3.3 riesgos por individuo,
y con el baño siendo el lugar más común para tales riesgos. También se halló que
cada riesgo ambiental identificado incrementa el riesgo de caer en aproximadamente 19% (Leclerc et al. 2010).
Un análisis retrospectivo de datos de monitoreo por el Centro para el Control y
Prevención de Enfermedades en Atlanta, Georgia (Estados Unidos de Norte América), reporta un dato similar en el sentido de que el lugar más común del domicilio
donde ocurren las lesiones causadas por caídas es el baño. La mayoría de las caídas
suceden en el domicilio (72.8%) con las mujeres altamente representadas (80.2%) en
lo que concierne las lesiones resultantes. Según estos hallazgos recientes, las caídas
asociadas con tapetes (45.8%) y alfombras (54.2%) son comunes y pueden causar
lesiones graves (Rosen, Mack y Noonan 2012). En Turquía (país con una larga tradición de producción y uso de tapetes y alfombras), un estudio transversal reveló
numerosos problemas en todos los lugares de los domicilio con las escaleras y el
recibidor presentando menos riesgo de caídas significativo (Lök y Akin 2013).
Siguiendo con el tema del baño como lugar de riesgo, el dato sobre la limpieza de los
baños, un hallazgo no menos importante de este estudio, se debe al hecho de haber contemplado un acercamiento metodológico que no se limita a lo que declaran los participantes. La presencia de hongos y el piso mojado aumenta el riesgo de resbalarse tanto
en el baño como en el camino hacía los baños que se encuentran afuera (Azoh 2002).
Es cierto que las condiciones relacionadas con los riesgos de caídas se pueden
modificar. No obstante, los datos secundarios recopilados en el marco del presente
estudio destacan un estatus quo respecto de la presencia de los riesgos identificados. De ello se pudiera desprender que las pláticas sobre el tema de la prevención
de las caídas proporcionadas por parte del sistema DIF, parecen todavía insuficientes para impulsar mayores cambios.
Al respecto, cabe mencionar que en un estudio llevado acabo con el fin de valorar el impacto de las intervenciones diseñadas para reducir la incidencia de caídas
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en ancianos que viven en su domicilio, se halló que las únicamente dedicadas a educar e incrementar el conocimiento sobre la prevención de caídas no tuvieron un efecto significativo en la reducción de la tasa de caídas (Gillespie et al. 2012). Según
estos investigadores, las intervenciones para la seguridad en el domicilio suelen ser
más eficientes cuando están realizadas por un terapeuta ocupacional. En Australia,
Cumming y sus colaboradores (1999) mencionan hasta 50% de cumplimiento con las
modificaciones recomendadas a los 12 meses de la visita de seguimiento.
En el contexto de México, cabe subrayar la existencia de zanjas entre los esfuerzos que hacen los gobiernos a niveles municipal, estatal y federal para promover la
salud de la población, y las conductas que se observan en el seno de la misma. Por
ejemplo, la no adherencia al régimen de tratamiento representa un serio problema
en la atención a la DM2 (Hernández-Ronquillo et al. 2003)35 y, aún accesible y gratuita (Azoh, 2008), la práctica del Tai chi –un ejercicio físico reconocido por mejorar
el equilibrio y prevenir las caídas (Stevens y Sogolow 2008)— no es popular.
Es de relevancia señalar los factores influyentes que se encontraron en un estudio
de corte cualitativo, y que están relacionados con la percepción de riesgos de caídas
por las personas de edad avanzada (Anderson, Thompson y Gearing 2000). Las que
son activas se diferencian al respecto, y no consideran necesario que se haga cambios en el entorno físico. La familiaridad con el mismo opaca la detección de riesgos
ambientales. Además, caerse o haber estado al punto de caer, y saber historias de
terceros que sufrieron caídas, son experiencias que incrementan la conciencia sobre
la susceptibilidad de caerse y de la gravedad de las consecuencias.
En un trabajo de investigación que se extendió a un periodo de aproximadamente dos años en los Estados Unidos de Norte América, se reportó 598 caídas que se
sufrieron dentro del domicilio versus 524 afuera. Se resaltó que las caídas tanto dentro como fuera del domicilio son importantes, conllevan diferentes factores de riesgo, y no lograr separar los dos tipos puede obstaculizar la efectividad de los programas de prevención de caídas para el adulto mayor (Kelsey et al. 2010). Sin embargo, el presente estudio permitió identificar la presencia de uno de los riesgos
ambientales enumerado como parte de los riesgos ambientales fuera del domicilio
que se debería eliminar según las recomendaciones de la investigación anteriormente mencionada. Se trata de superficies desniveladas “uneven surfaces”, las cuales se pudieron observar en domicilios de ciertos participantes todavía en construcción o terminados, precisamente en pasillos llevando al baño o en los patios.
Se ha indicado que las caídas en los adultos mayores ocurren más en el marco de
sus actividades diarias mediante tropiezos, en contraste con subirse a una silla, escalera de mano o práctica de deporte, siendo de mayor riesgo, pero con solo un 5% de
caídas (Osorno Chica y Morelo Negrete 2006). Estos autores señalan un dato sobre
el contexto de las caídas que no parece contradecir lo hallado en el presente estudio. Un hallazgo original, es que el alumbrado de la calle permite iluminar la entraComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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da de algunos domicilios, lo cual es benéfico para los hogares en desventaja económica. Sugiere que la responsabilidad de atender a las necesidades de salud y seguridad de los adultos mayores es compartida más allá del entorno familiar.
Otra aportación importante radica en que se aprendió sobre la persistente presencia de riesgo ambiental a través de la observación de un estatus quo en el espacio y transcurso del tiempo. Las mujeres parecen tener más estorbos en su entorno,
lo que lleva a la siguiente pregunta: ¿Conllevan los riesgos de caída a domicilio una
dimensión de género? Indagarlo pudiera contribuir a profundizar el conocimiento
sobre una faceta conductual del tema.
Finalmente, este estudio destaca algunas limitaciones principalmente la falta de
observaciones repetidas. Similar a los estudios de corte transversal, la observación
directa de primera mano se dio en una sola ocasión, lo que puede limitar algunos
resultados pese a una considerable validez interna. Otra limitación versa en la débil
validez externa, la cual es inherente al tipo de muestreo –de conveniencia– que sugiere prudencia respecto a una generalización del espacio temporal de los resultados.
Más bien, se habla de su carácter transferible a otros sitios por ser derivado de un
muestreo teórico según el paradigma cualitativo (Lincoln y Guba 1985; Locke 2001).
No siendo objeto de debate, el término de la observación y la representatividad noestadística suelen ser congruentes con el diseño e implementación del estudio.
5. Conclusión
En este estudio cuyo objetivo era describir donde se ubican los riesgos de caída en
el ambiente natural del adulto mayor, en un municipio del estado de Nuevo León, los
indicadores de riesgo son diversos y se encuentran presentes en el domicilio en su conjunto. Las medidas preventivas son inexistentes. Los espacios se encuentran llenos en
un contexto de iluminación insuficiente, y se observa un estatus quo en el tiempo.
Con un acercamiento cualitativo, aún no exento de limitaciones, se logró obtener
un retrato detallado, preciso y vivido de lo que ocurre en un ambiente físico domiciliario, respecto de la presencia de riesgos de caída. Los hallazgos de este estudio
soportan las conclusiones que los riesgos ambientales son una realidad que no
llama la atención. Son hallazgos que más allá de resaltar la importancia de los estudios sobre seguridad ambiental, arrojan luz sobre la necesidad de ampliar las investigaciones en el sentido de tomar más en cuenta las condiciones socioeconómicas
de las personas de edad avanzada, la actualización de sus cuidadores primarios, el
descuido no-intencional, así como otros aspectos no farmacológicos. También sugieren la relevancia de futuras colaboraciones multidisciplinarias.
No se puede dar por sentado la seguridad en el domicilio de las personas de edad,
sobre todo cuando sus condiciones socioeconómicas no son tan favorables. Por lo
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José Azoh Barry
tanto, y teniendo en cuenta la escasez y distribución de geriatras en el país —menos
de 500, con la mayoría ubicada en el Distrito Federal—, se debería contemplar un
enfoque a los riesgos extrínsecos en una formulación comprehensiva de programas
de prevención de caídas.
Además de optimizar el alumbrado tanto público como privado con el uso de
focos ahorradores y limpios, se recomienda como acción concreta emular la recolección de chatarra (cacharro/cachivache) que se realiza en el marco de las campañas
de combate al dengue, con el fin de eliminar o minimizar los estorbos dentro del
domicilio. No sobra recomendar el acondicionamiento de los baños, el uso frecuente de zapatos de plástico con suela segura, hacer reparar y/o instalar interruptores
como hábitos saludables y medidas de prevención primaria.
Promover la seguridad del ambiente natural de vida de los ancianos es susceptible de propiciar un rompimiento del círculo vicioso asociado con el síndrome postcaída. Reducir el temor a caerse pudiera incrementar la movilidad y en conjunto con
otros factores, conducir a una mayor activación física benéfica para la masa muscular que, con los años acumulados, va cambiando.
Es necesario vincular la investigación científica con la comunidad y las políticas
públicas, no solo en congruencia con los principios de cuidado, independencia (funcional), seguridad y perspectiva de una sociedad para todas las edades de las Naciones Unidas, sino también con los del DIF cuya preferencia es que las personas de
edad avanzada sean autovalentes.
6. Agradecimientos
Expreso a todos y cada uno de los participantes —personas e instituciones– de
este estudio mi enorme gratitud. Se extiende también a los revisores de mi manuscrito.
7. Rerefencias bibliográficas
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Teoría de la Impetración de la justicia.. Por la necesaria ciudadanización
de la justicia y la paz
Theory of supplication of Justice.. For the necessary citizenization
of the justice and peace
Francisco Javier Gorjon Gómez*
* Doctor por la Universidad Complutense de Madrid, Profesor de tiempo completo de la Universidad Autónoma de Nuevo
León, México; Miembro del Sistema Nacional de Investigadores Nivel 2 del CONACyT, México; Director Académico
del Doctorado en Métodos Alternos de Solución de Conflictos de la UANL y Presidente de la Asociación Internacional
de Doctores en Métodos Alternos de Solución de Conflictos.
[email protected]
Abstrac:
This article is intended to justify the existence of a theory, the theory of the supplication of Justice, which has as its main elements: the alternate dispute resolution methods,
the peace, the intangibles of ADR, the alternative justice and restorative justice, the traditional patterns of teaching and law enforcement, that with the passage of time have collapsed and make large instrumental differences with the alternative justice. We point to
the theory of supplication of justice as a transitive theory, which solves the conflict that
gives its own name, the supplication of justice, which equally considers citizenization of
justice as an element sine qua non of the paradigm of «resolving our own conflicts ourselves» as a constituent element of the theory. It determines that this new theory will be
the one who orders growth and culturization of ADR, approves its instrumental process
and contribute the elements requiring the science of mediation and ADR, in favor of its
evolution and future consideration as a profession.
Keywords: Mediation, alternative dispute resolution methods, disputes, supplication of
justice, peace, alternative justice, citizenship of justice, restorative justice.
Resumen:
En este artículo se pretende justificar la existencia de una teoría, la teoría de la impetración de la justicia, que tiene como principales elementos a los métodos alternos de
solución de conflictos (MASC), a la paz, a los intangibles de los MASC, a la justicia alternativa y a la justicia restaurativa, a los esquemas tradicionales de impartición y procuración
de justicia que con el paso del tiempo se han colapsado y marcan grandes diferencias instrumentales con la justicia alternativa. Se señala a la teoría de la impetración de la justicia
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como una teoría transitiva, que viene a resolver el conflicto que la da su propio nombre, el
de la impetración de la justicia, que de igual forma considera a la ciudadanización de la justicia como elemento sine qua non del paradigma de “resolver nosotros mismos nuestros
conflictos”, como elemento constitutivo de la teoría. Se determina que esta nueva teoría
será quien ordene el crecimiento y culturización de los MASC, homologue su proceso instrumental y aporte los elementos que requiere la ciencia de la mediación y de los MASC,
en pro de su evolución y futura consideración como una profesión.
Palabras clave: Mediación, métodos alternos de solución de conflictos, controversias,
impetración de la justicia, paz, justicia alternativa, ciudadanización de la justicia, justicia
restaurativa.
Article info:
Received: 23/04/2015 / Received in revised form: 20/06/2015
Accepted: 23/06/2015 / Published online: 25/06/2015
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.7
1. Introducción
En el proceso de construcción de una cultura para el uso y la implementación de
los métodos alternos de solución de conflictos en México, como instrumento de la
ciudadanización de la justicia, han surgido una gran numero de iniciativas que han
procurado esclarecer y difundir los beneficios de los MASC, todas ellas se han caracterizado por la estrategia de seguir modelos comparados de otros países, intentando con ello demostrar su valía y operatividad funcional, que en gran medida han
funcionado y han generado acciones de alto impacto como es el caso de la inclusión
de los MASC en la Constitución mexicana en su artículo 17 que prevé su implementación; es tal vez está el mayor logro hasta el momento de culturización y de
generación de una política publica en su favor en nuestro país, empero, limitada a
un esquema de instrumentalización y no de generación de ciencia nueva, el cual nos
hace pensar que confirma el paradigma de la implementación de los MASC corroborando su reversión, ya que la discusión pragmática no está ya en su definición y
legitimación, sino en la de su implementación y operatividad.
Sin embargo, es importante destacar que aun que es la acción más importante no
fue diseñada específicamente con ese fin, si no que se enmarca en el derecho penal,
siendo por consecuencia asumida e interpretada de forma unidireccional por los sistemas de impartición y procuración de justicia de los Estados, y no de una forma
multifacética o multifactorial, como hubiera sido ideal en un esquema de multidimensionalidad. Aunado a ello, estas iniciativas se encuentran con una corriente plural de regulación de los MASC, ya que previo al 2008 ya existían un sin número de
leyes específicas en nuestro país, pero, desarticuladas y contradictorias, lo que hace
aún más evidente el desorden legislativo en el que estamos inmersos.
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Ante este panorama es necesario ordenar todos estos conceptos e iniciativas,
generar un marco teórico conceptual ad-hoc; es necesario aportar herramientas de
instrumentalización que permitan una sincronía entre los diversos instrumentos
legales existentes e identificar sus constructos y establecer un modelo de culturización que considere todos los estratos sociales y los estadios culturales, económicos
y políticos; tendrá de igual manera que considerar todos los MASC no solo la mediación y deberá de incluir la definición de competencias de quienes prestan o prestaran servicios MASC, destacado su valor a través de sus intangibles, con la mira de
generar ciencia.
En este marco de incertidumbre, es en el que se acuña el conflicto de la impetración de la justicia, entonces surge la idea de generar una teoría que se fundamente
en la hipótesis de que “el reconocimiento por parte del Estado de las soluciones que
los ciudadanos dan a sus conflictos por medio de los métodos alternos de solución
de conflictos, trae como consecuencia su instrumentalización, la generación de ciencia nueva y acuerdos vinculantes más equitativos y justos”, de la cual partirán el
ordenamiento de todas estas iniciativas.
Esta teoría la hemos denominado “TEORíA DE LA IMPETRACIÓN DE LA JUSTICIA”, que pretende como punto de partida situar los elementos que justifican la necesidad real de la implementación de los MASC, su influencia en los procesos de
impartición y procuración de justicia en pro de su modernización e internacionalización, el tránsito de una justicia tradicional y retributiva a una justicia alternativa y
restaurativa, teniendo como una de sus principales pretensiones que los MASC sean
considerados herramientas de paz y la coparticipación ciudadana en los procesos de
justicia, no siendo entonces la justicia en toda la extensión de la palabra, un hecho
privativo del poder judicial, por lo tanto, nos encontramos ante un primer ejercicio
de diseño de una teoría que dará paso en un futuro no lejano a una planificación
estratégica que considere todos los elementos necesarios para la creación de una
cultura para el uso de los MASC, basado en su cientificidad.
2. Acercamiento al concepto de impetración de la Justicia
La idea del concepto de la impetración de la justicia y su denominación como una
teoría unificadora para el estudio de los MASC y la creación de una cultura sobre su
uso, se ha venido acuñando desde ya hace algunos años destacando la problemática que vivía nuestro sistema judicial y la enmarque a priori solo como conflicto de
forma nominal, en el que su principal elemento era el desconocimiento por parte de
la sociedad, del sector judicial y educativo sobre el uso de los MASC y no existía un
marco legal sobre la mediación, existiendo en ese momento solo la regulación del
arbitraje comercial que adopto el proyecto CNUDMI, mismo que no fue replicado en
su esencia real en los códigos procesales civiles de los estado, lo que trajo como
consecuencia que a la fecha no opere el arbitraje doméstico en nuestro país.
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Es cierto que en más de una década hemos evolucionado, mas no lo suficiente,
ahora contamos con un marco normativo sobre MASC, una política pública delineada y una idea de culturización que está siendo asumida por las instituciones de educación superior, en cuanto a su instrumentalización, sin embargo, impera un desorden legislativo y una confusión generalizada en la conceptualización y operatividad
de los MASC, sumando a ello la intencionalidad de asumir el reto de la justicia restaurativa y de considerar a los MASC como herramientas de paz, de una forma poco
clara y evidentemente siguiendo los pasos del arbitraje y la mediación en su marco
histórico, situación que pretende normativizar la Ley Nacional de Mecanismos Alternativos de Solución de Controversias en materia Penal (LNMASCMP).
La impetración de la justicia la definimos como el proceso de búsqueda de soluciones que el sistema judicial y de procuración de justicia requiere para dar complimiento con sus postulados, con intervención de las personas, de la sociedad en la
solución de conflictos determinados, esto es la ciudadanización de la justicia; implica mantener un Estado de Derecho ad – hoc a la sociedad y a los tiempos en que se
aplica. Identificamos dos elementos en este concepto, el de la impetración misma y
el de la justicia, este ultimo la base del desarrollo de toda sociedad y de imperante
observación para vivir en paz. El primero da sustento y justifica nuestra premisa se
deriva de la intencionalidad de búsqueda de opciones para resolver un problema
con asertividad de cumplimiento de la petición.
Lo que lo convierte en un concepto transitivo, ello implica que lo visualizamos
como una vía, ya que será a través de la acción de pedir, de buscar cómo podemos
lograr nuestro objetivo. Entonces conseguiremos una justicia ad-hoc a través de
nuestras peticiones y de nuestra búsqueda, implicando una reacción o respuesta
acorde a nuestras intenciones, por lo que se requerida de nuestra voluntad para
lograrla, pero también de la voluntad del sistema que nos regula, que a su vez es
parte y peticionario de la misma justicia para que esta se concrete.
Este concepto se deriva de una tradición religiosa que implica conseguir una gracia que se ha buscado, solicitado y pedido a ruegos con gran ahínco, a través de una
oración impetratoria: “Dios sabe lo que necesitamos y, a pesar de ello, quiere que se
lo pidamos”. Este acto de fe se encuentra referenciado en la liturgia, es parte del
canon eucarístico, que se manifiesta a través de la misa entre la homilía y la eucaristía. Es por ello que la misa tiene un valor de impetración, es decir, nos consigue
de Dios tales gracias que sólo el desconocimiento de lo que se puede alcanzar con
la misa explica el poco empeño que tantos católicos ponemos en aprovecharnos de
ellas.
El mismo sentido tendrá entonces cuando a través de los MASC, el estado ejerce
una acción de buscar medios para lograr su misión, de pedir apoyo a la ciudadanía,
y a su vez esta de él, para la resolución de conflictos. Esta paradoja confirma la necesidad de pedir, de buscar fórmulas de composición generales y específicas, ya que
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tiene como principal elemento el desconocimiento y la voluntad (empeño), obligándonos a pensar que podemos considerarla y transmutarla a nuestro entorno legal,
ya que requerimos de la participación en conciencia y activa de la ciudadanía y en la
generación de sinergias para la implementación de los MASC como métodos de la
justicia alternativa, apuntalando el paradigma jurídico del siglo XXI que es: “resolver nosotros mismo nuestros conflictos”, como acción de búsqueda, entrelazada en
la petición.
Sin embargo, aunque el concepto parte de una idea religiosa, es de igual forma
un concepto aceptado en nuestra tradición jurídica que implica ejercicio de derechos, derecho de petición, búsqueda de soluciones y tutela efectiva y se encuentra
presente en diferentes áreas del Derecho, vgr: “La ley faculta al adoptado para impetrar la nulidad de la adopción obtenida fraudulentamente”.
En el mismo sentido en materia penal se dota al ministerio fiscal para apoyar la
reparación del daño, esta legitimación se le reconoce, en cuanto defensor del interés general de la colectividad o del interés público, para impetrar la tutela jurisdiccional. Al igual se evidencia el sentido del concepto de impetración en el derecho
medioambiental considerado un derecho humano de tercera generación, cuando en
sentencia especifica señala: “.…estimo que de todos modos esta cuestión queda definitivamente zanjada con el producto de la reforma constitucional de 1994, ya que
con ella se incorporan a la constitución los “derechos humanos de la tercera generación”, reconociéndose legitimación para impetrar acción de amparo en causas concernientes al medio ambiente….”.
Al igual que en la vía familiar, penal y medioambiental en el derecho administrativo podemos identificar como un derecho de ejercicio o petición a la impetración
aludida en el artículo 106 de la CE cuando de ejercer derechos ante instancias administrativas se trata; como vía, como derecho para motivar la actuación de las administraciones públicas.
Teniendo que ver entonces el concepto de impetración con un derecho de tutela y
de ejercicio de derechos. Cuando en el derecho español se referencia la tutela judicial se hace alusión al concepto de impetración de justicia en el sentido del sometimiento al poder público del sistema judicial; impidiendo con ello que las actuaciones de los órganos jurisdiccionales, impidan a los ciudadanos ejercer sus derechos.
En el mismo sentido señala Soto Kloss que: “La constitución asegura a toda persona la igual protección de la ley en el ejercicio de sus derechos, esa protección es
precisamente el derecho a las jurisdicciones, al derecho de acción, al acceso al derecho a la justicia, y al juez natural, que la constitución reconoce a toda persona, nombre o expresiones todas, que indican inequívocamente el derecho a la tutela judicial,
esto es acudir al juez/tribunal para impetrar la correspondiente protección de sus
derechos”. Cuestión similar en México ya que es en el artículo 17 donde se plasma el
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derecho a la tutela efectiva y es en ese mismo en donde se establece el derecho a
los métodos alternos, que en apreciación personal tiene un sentido más culturizador
que garantista, volcándose en este la acción de la impetración, en consecuencia se
genera la petición de soluciones pero con participación.
Siendo esta la idea central de la teoría de la impetración de la justicia como vía
para ejercer derechos de forma vinculante y legal, en un marco de equilibrio, de
asertividad y conveniencia de las partes. Por lo que será necesario identificar los elementos que nos proporcionen este orden, tanto de causa como de efecto, los cuales
hemos plasmado en un modelo a través de constructos, y que aludimos en el transcurso de este artículo que nos permitirán prever de lege ferenda la operatividad de
la teoría.
3. Como se construye una teoría
El presente apartado tiene como fin proporcionar al lector elementos de convicción que le permita inducir que nuestra premisa es lo suficientemente amplia y sólida para determinar una teoría, es por ello que consideramos necesario explicar de
forma sucinta que es una teoría, ello con el fin de apuntalar nuestra idea de construirla y facilite la culturización y operación de los MASC. Partimos entonces de la
idea de la identificación de un paradigma que se funda en la visión de que los ciudadanos pueden resolver por sí mismo sus conflictos, en colaboración con la vía
judicial, ya que este último reconocerá y validará como vinculantes sus decisiones
en todas las áreas del derecho.
Entendemos por paradigma la forma de organizar racionalmente el conjunto de
teorías, leyes y principios de una disciplina científica, en este caso el derecho enfocado a la impartición de justicia y su relación con los MASC, así como todos los elementos constitutivos y de acción de los MASC, que se traduce en la formulación de
los problemas a estudiar, redefine métodos y técnicas, las formas de practica así
como los criterios de verdad y procesos de verificación. Es un modelo que organiza
nuestras opiniones con respecto a un tema particular, constituyéndose como objeto
de estudio y nos sirve para definir lo que debemos estudiar, las preguntas que es
necesario responder, como debemos de preguntarlas y que reglas es preciso seguir
para interpretar las respuestas obtenidas por lo tanto, toda actividad científica se
desarrolla bajo un paradigma.
El conocimiento surge de la necesidad de resolver conflictos, de entender nuestro
entorno y del porque suceden las cosas, ello derivado de la propia naturaleza humana somos curiosos y gracias a ello evolucionamos. Sin embargo, el procedimiento
de producción del conocimiento se encuentra condicionado a sí es o no un conocimiento científico, entendido este como una construcción humana que tiene por
objetivo comprender, explicar y actuar sobre la realidad.
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Teoría de la Impetración de la justicia. Por la necesaria ciudadanización de la justicia y la paz
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Es en este punto de la “actuación” en que sustentamos la necesidad de crear un
modelo que permita resolver lo que denominamos a priori el conflicto de la impetración de la justicia. El modelo es la estructura supuesta, mientras que la teoría es
el conjunto articulado de enunciados que describen la estructura, que son en sí
mismo nuestros constructos, el modelo es concebido como una representación de
la realidad, por ello si de conocimiento científico hablamos debemos de partir de la
construcción de un modelo que sirva de representación del fenómeno estudiado,
integrado en una teoría con capacidad para resolver problemas, en este caso el de
la impetración de la justicia.
Por lo tanto, la teoría surge de la interacción de datos , es una construcción intelectual racional que ordena, describe y explica un conjunto de hechos y fenómenos,
ordena conocimientos y supuestos aislados pero relacionados en un sistema de
mayor claridad, resultado de la inspiración y producto de la experiencia del autor
basándose en sus observaciones, siendo esta valida cuando integra un conjunto de
hechos en apariencia independientes en una estructura coherente que permite hacer
predicciones. Como sucede con el proceso de impartición de justicia y su problemática; los modelos de justicia; los MASC; la justicia alternativa, su alcance y la contraposición de los diferentes modelos de justicia; la justicia restaurativa; las competencias de los MASC y sus intangibles; la paz. Todos ellos hasta ahora tratados de
forma aislada e instrumental o en grupos concéntricos sin un hilo conductor que
permita su eficiente operacionalización por el estado. Podemos decir que estamos
en presencia de una teoría unificadora, categorizada como prescriptiva, normativa
crítica que argumenta como determinadas leyes y prácticas deben ser reformadas,
logrando más que con el solo conocimiento de esas leyes y prácticas de forma estática.
4. Ciudadanización de la Justicia
No podemos concebir el tema de la justicia en los MASC sin considerar como
elemento rector de ella a la ciudadanía, es ella el corazón de los MASC, derivado de
su participación activa, como sucede en la paz positiva. Ante la importancia y trascendencia de este concepto es necesario de igual manera vincularlo al concepto de
equidad ya que una de las principales características de estos métodos es que las
decisiones son asumidas por las partes generando compromisos propios, auténticos
y más suyos. Dejando de lado al concepto “ganar-ganar” concepto que de forma
recurrente se usa en la instrucción de mediadores y árbitros noveles, que produce
confusión ya que de origen este concepto tiene un sentido mercantilista, que se
abona en un proceso de negociación puro, que procura la obtención máxima de
ganancias a costa del contrario y no humanista como es el caso de los MASC.
Ante este panorama recurro a un estudio que elabore hace ya algunos años en
que su idea central era destacar que los MASC son una vía más justa y equitativa
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que la vía judicial en cuanto a las pretensiones de las partes, abonando a la construcción de la teoría de la impetración de la justicia como elemento preponderante
en su desarrollo, que bien puede ser nuestro punto de partida.
La justicia es más equitativa cuando las partes resuelven sus diferencias con base
en un procedimiento no adversarial, y no cuando se someten a un proceso judicial
que aplica estrictamente el derecho. Al respecto coincide , quien considera la negociación y el arbitraje como esquemas de equilibrio personales e imparciales. Por
equidad entendemos proporción y equilibrio, es decir, la conciliación y la paridad
entre los derechos y las obligaciones de quienes participan en una relación jurídica.
Esta definición coincide con las propuestas por las doctrinas más calificadas sobre
el tema, que a continuación describimos.
Justicia, según , es la legalidad o apego a la ley. Dicho de otra manera, justicia es
la correcta e imparcial interpretación y aplicación del derecho positivo. En este contexto, afirma que el derecho siempre es positivo y que la justicia no lo es necesariamente, de modo que no en todos los casos la justicia es equitativa porque en ocasiones, por su característica generalizadora, el derecho infringe el bien común o el
bien divino. Al respecto, señala que la ley es, por necesidad, general, por lo que se
dan omisiones a casos particulares y es inevitable decidir de una manera puramente general, sin que sea posible hacerlo bien. Siguiendo esta misma idea, señala que
la equidad es lo justo, pero no lo justo legal (como se desprendería de las palabras
de la ley), sino lo auténticamente justo respecto al caso particular; de esto se desprende la máxima de que no todas las leyes son justas.
Los razonamientos anteriores exigen que se reconozca a la persona humana y que
sea tratada como cualquier otro hombre, como absoluto principio de sus propios
actos libres y responsables, según el principio jus justitiae, el cual afirma que cada
persona tendrá el derecho y la posibilidad de conservar lo suyo. Lo suyo significa,
más allá de lo que determina el derecho positivo, lo que inspira y preceptúa el derecho natural o intrínsecamente justo, que tiene un indudable fundamento ontológico.
De cada persona son suyos su organismo natural y su espíritu, con todas sus potencias y facultades. Los mismos actos que la persona realiza con conocimiento de
causa y con voluntad libre le pertenecen como suyos. Por ello, se falta a la justicia
cuando se nos imputan o atribuyen actos que no hemos realizado, que no son nuestros sino de otros. Los atributos ontológicos constituidos por la inteligencia y la
voluntad libre nos convierten en autores responsables de nuestros actos. Debemos
atribuir el acto y las consecuencias a su autor, que es causa eficiente del mismo.De
ahí que quien genera el conflicto, sea el mismo quien la resarza.
El autor señala que “lo mejor de la justicia se cumple de forma voluntaria, espontánea, virtuosa. El Estado –no hay que olvidarlo– sólo puede realizar una justicia
imperfecta”. Entonces, podemos concluir que estamos en presencia de una opción
real para alcanzar la justicia cuando prevalece la voluntad de las partes a través de
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los masc, dado que ellas mismas –conforme a su propia naturaleza y conveniencia
y para establecer un acuerdo– determinan sus obligaciones y derechos ante la existencia de un conflicto, siempre tutelado y reconocido plenamente por el Estado.
5. Alcance de la justicia alternativa
Este constructo de nuestra teoría es relevante en cuanto a la futura operatividad
real de los MASC, es en donde operadores, usuarios y administradores de los MASC
se darán cuenta y encontraran su razón de ser, sus nichos de oportunidad de desarrollo personal y profesional, será el espacio en donde las desavenencias se resuelvan de una forma más justa y equitativa, marcara la arena de negociación, el sitio o
espacio del encuentro conciliador y pacificador y de resolución del arbitraje, será el
estadio donde la sociedad resolverá sus conflictos.
Los MASC están contextualizados en un marco internacional significa que están
avalados con convenciones y tratados internacionales, son parte de los usos y costumbres del comercio lo que bien denominamos lex mercatoria o ius mercatorum,
su práctica se da a nivel mundial y su aceptación por la lex fori, es lo que los hace
operativamente nacionales, situando en este punto los casos de éxito de implementación y culturización de los MASC, deriva entonces del derecho comparado su análisis y proyección, ya que su funcionalidad no es privativa solo del comercio aun que
es vista como la más exitosa, sino que tienen un sentido más planetario que implica todos los derechos inherentes a las personas en todo el mundo.
Los MASC son multidisciplinarios porque pueden ser aplicados en todas las esferas del conocimiento en donde exista un conflicto generado por individuos, por consecuencia son interdisciplinarios ya que puede fluctuar su operatividad en áreas
derivadas de la misma ciencia, pensemos en el derecho como disciplina y al derecho penal o familiar como interdisciplinar, el mismo efecto tenemos cuando decimos
que es multidimensional, ello se deriva de la génesis del conflicto y de quienes intervienen en el mismo.
Los MASC operan en todas las áreas del conocimiento, ya sea solo como esquemas de negociación o como esquema de solución del conflicto público o privado,
prueba de ello los médicos que han sido lo suficientemente visionarios para resolver su conflictos por esta vía entre pacientes y usuarios de servicios de la salud,
entonces, si funciona en una área tan compleja como la medicina que impide que
otras áreas se aprovechen de los MASC, que pasa con los ingenieros, los contadores, los psicólogos, los administradores por mencionar algunos, la respuesta es simple “desconocen su existencia y sus intangibles”.
Otros ejemplos de su aplicación es la mediación escolar como una de las más proclives al grado de considerársele un método terciario en casos de bulling, la mediaComunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
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ción comunitaria; la mediación y arbitraje de consumo y financiero; la mediación
intercultural y multicultural; empresarial y en las organizaciones; ecológica; tributaria; laboral; inmobiliaria y de seguros; electoral; en propiedad Intelectual y virtual ,
la conciliación y el arbitraje comercial y si aludimos a la justicia restaurativa se
potencializa su uso, ya que su área de influencia es más amplia, al grado que la
mediación es solo una vía para llegar a ella.
Igualmente opera en otras áreas específicamente en el derecho de una forma más
propensa ya que los abogados somos quienes nos corresponde resolver los conflictos de los ciudadanos, siendo más proclives a este proceso que cualquiera otra profesión, de ahí que el punto de partida de la culturización de los MASC es en el Derecho, sobre todo por los efectos del acuerdo.
Siguiendo este misma lógica aludiré lo que en este momento se convierten en las
áreas más demandantes de los MASC, me refiero a lo penal, familiar y civil. En estas
tres áreas son en las que se concentra las mayores cargas de trabajo en el sistema
de impartición y procuración de justicia, aunado a ello al momento histórico que
vivimos de la implementación de la reforma procesal constitucional que motiva un
nuevo sistema acusatorio que tiene como principal característica la oralidad y uno
de sus principales actores a la mediación.
La primera de ellas el área Penal se caracteriza en que a través del perdón genera
acuerdos reparatorios, esto es prima la reparación del daño y es el perdón la vía para
lograrlo, generándose con ello catálogos de delitos que nos permiten visualizar
nuestro margen de acción, empero estos catálogos varían de un estado a otro
pudiendo tratar delitos con penalidades de dos años perseguidos por querella de
parte hasta delitos de 10 años, así como dolosos no culposos. Estos catálogos estatales se amplían cuando del proceso oral se trata ya que la mediación se encuentra
antes, durante y después del proceso oral penal, dependiendo claro de la gradualidad y de la vacatio legis de la reforma en cada estado.
Ahora bien, que sucede con la mediación familiar, simplemente podemos decir
que hay un desconocimiento absoluto de la sociedad, está demostrado al igual que
en otras áreas su efectividad pero con mayor éxito ya que el conflicto es pasión, el
conflicto surge de ella, y es en esencia en donde la mediación y la conciliación trabajan con mayor holgura y posibilidades, es el área multidisciplinaria, interdisciplinaria y multidimensional de los MASC con más posibilidades de crecimiento.
En el mismo sentido nos encontramos con el área civil, recientemente hicimos un
estudio en el que más de 40 acciones civiles por naturaleza propia aceptan un proceso de negociación y mediación previo a la vía judicial, esto es sin requerir siquiera una reforma, generando por tanto un catálogo enorme de posibilidades para
implementar todos los MASC en la vía civil, esto es la negociación, la mediación, la
conciliación y el arbitraje doméstico, este último en total desuso en la vía civil conComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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secuencia de las graves contradicciones y omisiones a sus principios básicos, de los
códigos procesales civiles estatales; catalogo que se ampliara sustancialmente
cuando el proceso oral se implemente en la vía civil y familiar, que en algunos estado ya está como es el caso Nuevo León.
6. Contraposición de la vía jurisdiccional y de la justicia alternativa
Es indudable la justificación de incluir este constructo ya que es a través de este
como podemos visualizar las bondades de los MASC y evidenciar la indolencia que
conociendo las ventajas de un sistema sobre otro, sigamos recurriendo al que
menos beneficios otorga a la sociedad en general, esta idea de visualizarlo así surge
como esquema generador de las competencias que requiere adquirir un mediador o
un árbitro novel, principalmente cuando no es abogado y que recurrimos a ella nuevamente como un esbozo que nos marcó el camino de la comparación y nos proporciona una vía segura de entendimiento, que hoy en día está en proceso de ensanchamiento.
La vía jurisdiccional es un proceso que se basa estrictamente en la interpretación de
las leyes de un estado determinado, sobre supuestos determinados, a saber: a) Proceso tutelado por el Estado; b) Aplicación estricta del derecho; c) No hay flexibilidad
en las reglas del proceso; d) Monopolización del proceso por parte del juez; e) El juez
interpreta la ley, nunca las necesidades de las partes; f)Es un proceso lento; g) Trae
consecuencias económico-sociales; h)Proteccionista para nacionales o locales; i) Es
general; j) Se pierde la relación entre las partes; k) Las soluciones disponibles a través
de los procedimientos judiciales son limitadas por estatutos, ley o tradición legal.
La instrumentalización de la justicia alternativa radica en los intangibles de los
métodos alternos y en las características de la justicia alternativa que al igual que la
vía judicial se estructura de supuestos determinados por su procedimiento, a saber
algunos de ellos: a) Especialización; b)rapidez, c) Desahogo o alivio a los tribunales
en sus cargas de trabajo; d) Económicos; e) No hay ganadores ni perdedores; f)
Aumento de la creatividad de los operadores ya que no hay límite para ello más que
el orden público; g) Aumento de protagonismo de las partes y de su responsabilidad; h) Promueve la colaboración de las partes; i) Desde el principio orienta las
acciones a futuro; j) Utiliza el conflicto como la posibilidad de crecimiento personal
y cambio positivo; k) Evita el problema de instruir al juez; l) Procuran la concertación;
m) Son una vía para la paz.
7. Justicia Restaurativa
La justicia restaurativa es tal vez el último eslabón de la cadena que conectara la
justicia tradicional con la justicia moderna, es tal vez la manifestación plena de la
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voluntad de las partes en un conflicto en el que logran perdonar a su agresor, a su
contrincante, a su socio o su familiar, es el marco en donde se rencuentran víctima
y victimario, es el marco de la verdadera readaptación, es el marco del perdón, este
último como vía legal que permite que los acuerdos de las partes sean vinculantes
y con ello generen derechos y obligaciones sustanciales otorgando una seguridad
jurídica en la vía penal, civil o familiar. Traduciéndolo a palabras más coloquiales la
justicia restaurativa permite un estado de paz personal y social, sin embargo, limitada en este momento solo a la vía penal, empero ello no es óbice para que se considere en otras áreas del derecho, como una cuestión obligatoria y sine qua non de
un derecho moderno.
La justicia restaurativa es definida por diversos autores y coinciden en que es un
proceso donde las partes con riesgo en un delito específico, resuelven colectivamente el cómo tratar las consecuencias del delito y sus implicaciones para el futuro.
Para la justicia restaurativa es un proceso por el que todas las personas afectadas
por una infracción específica se reúnen para resolver colectivamente cómo reaccionar tras aquellas, y sus implicaciones para el futuro. Esta última referencia nos permite visualizar a la justicia restaurativa en un contexto global y no solo penal, ya que
el perdón esta igualmente presente en otras áreas del derecho.
La justicia restaurativa se centra en la reparación de los daños causados ?por crimen o delito. Se buscan involucrar a las personas que tienen una participación en
un delito específico (de la víctima, el delincuente, miembros de la familia, la comunidad, u otros) para identificar y tratar los daños, necesidades y obligaciones de las
personas involucradas con el fin de curar y poner las cosas como el derecho establece, como sea posible.
Otro concepto de justicia restaurativa señala que es una filosofía acerca de cómo
enfocar la propia justicia, que se centra en dar el protagonismo a los afectados de
forma directa e indirecta. Parte de la premisa de que se ha causado un daño y cuáles son las acciones requeridas para remendar este daño. Para repararlo se da participación a las partes, y así se puede alcanzar el resultado restaurador y la paz social.
Los objetivo de la justicia restaurativa son: a) Invitar a la completa participación y
al consenso; b) Sanar lo que ha sido roto; c) Buscar completa y directa responsabilidad; d) Reunir lo que ha sido dividido; e) Fortalecer a la comunidad para prevenir
daños mayores; f) Buscar el esfuerzo cooperativo de la comunidad y del estado; g)
Buscar la reintegración de la víctima y el ofensor en la comunidad.
Estos objetivos nos permiten en consecuencia situar que la verdadera reforma de
nuestro sistema nos obliga ampliar sus expectativas, y con ello lograr la corresponsabilidad de la sociedad en el proceso de impartición de justicia pero como un proceso restaurador y no solo alternativo como hasta este momento se le define, elemento a considerar en la construcción de la ciencia de la mediación y de los MASC.
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8. Intangibles de los MASC
Considerar a los intangibles de los MASC como un constructo más de la teoría de
la impetración de la justicia se justifica en entenderlos como una nueva manera de
visualizar el valor de la mediación de la conciliación y del arbitraje, sistematizando
así, la idea de reaprender los MASC, aunque su concepto no está del todo asimilado
por la sociedad, pero si será necesario que quienes hemos trabajado en su promoción tendremos que reorientar nuestros esfuerzo, ello atiende al mismo fenómeno
que hace más de un lustro comprendimos que teníamos que asociarnos con el poder
judicial para crear una sinergia favorable y esta idea ha producido muchos frutos, sin
embargo, no los suficientes, de ahí que tengamos que re orientar estrategias con fundamentos diferentes, como es el del valor de los MASC visto como intangible.
La identificación de los intangibles es de trascendental importancia ya que estos
métodos representan la vía idónea para el acceso a una justicia más pronta y expedita, debemos por lo tanto, visualizar a los intangibles como el sustento de este
fenómeno, erigiéndose como los principales elementos de culturización y de implementación de los MASC por la sociedad, ya que su efecto genera beneficios futuros
en favor de ella misma y de la paz, otorgándole un valor superior a la vía alternativa de solución de conflictos versus la vía jurisdiccional, sustentando en su capital
intelectual.
La base de estos métodos son las habilidades, los conocimientos, los valores y las
aptitudes de los negociadores, de los mediadores y de los árbitros, así como de la
ciudadanía en general cuando interviene en un procedimiento de este tipo, estas
competencias sustentan el capital intelectual, que a su vez se integra por el capital
humano, el capital estructural y el capital relacional, como una de las formas más
comunes de agruparlos.
Vinculándolos directamente a los MASC podemos decir que el capital estructural
proporciona la estabilidad en su implementación, el capital humano las competencias profesionales y específicas de negociadores, mediadores, conciliadores y árbitros en pro de la solución del conflicto; y el capital relacional aporta el vínculo de
estos MASC con la sociedad generando las condiciones de culturización.
Definir los intangibles es complejo, ello derivado de su multidimencionalidad,
entendiendo esto como la diversidad de variables y características que identifican a
una institución o persona y que varían en el tiempo y en el espacio. Afirman que los
intangibles son un valor sustentado en el capital intelectual, son las características
distintivas que los diferencian de los demás y los hace útiles, atractivos, pero principalmente valiosos.
Los intangibles son una actitud de vida, de desarrollo, significan aplicación de
conocimientos determinados al trabajo, a la creación, a procesos, son provocadores
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de la evolución de la sociedad en general, no se puede concebir la era del conocimiento sin los intangibles, su percepción es tal vez su mayor valor.
Identificar los intangibles de los MASC es una nueva forma de entenderlos, de
comprender el paradigma del siglo XXI de “resolver nosotros mismos nuestros conflictos”. Significan una sana competencia que contribuirá a perfeccionar el actual
sistema adversarial y dará paso al uso de los MASC de forma plena, teniendo como
protagonista a la sociedad, en pro de soluciones más justas y equitativas.
Para su estudio debemos de clasificarlos ya que tenemos diversas dimensiones y
elementos a considerar para su implementación y operatividad, basados en la taxonomía tradicional de los intangibles consideramos que la taxonomía de los intangibles de los MASC es:
a) Operadores (negociadores, mediadores, conciliadores y árbitros) “capital
humano”
b) Procedimiento (reglamentos de instituciones administradoras de MASC, leyes,
códigos, normas nacionales e internacionales y convenciones) ”capital estructural”;
c) Receptores (personas físicas o morales que se someten a un MASC) “capital
relacional”
d) Ejemplificaremos solo alguno intangible como punto de partida para su futuro estudios señalando sus rasgos distintivos:
Universalidad:
•
•
•
•
•
Su aplicación es para todo tipo de conflictos;
Funciona en todos los estadios sociales;
Su ámbito de aplicación es público o privado;
El tiempo y el espacio varia el MASC NO;
Las técnicas de los MASC se aplican indistintamente se adaptan
Imparcialidad
•
•
•
•
•
Genera equilibrio e impulsa la libertad de las partes
No existen y/o elimina prejuicios
Respeta las ideas de las partes
Garante de una decisión justa
Base del desarrollo del procedimiento
Ante esta nueva visión y comprensión de los efectos de los MASC acercamos mas
a la ciudadanía a la culturización y en consecuencia a nuevas áreas no exploradas
que generaran líneas de investigación en pro de su entendimiento social y por consecuencia se convierten en uno de los actores principales de la teoría de la impetración de la justicia.
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9. Lo MASC como vía para la Paz
La paz es tal vez el constructo más importante para el desarrollo de esta teoría,
concepto imperante para entender la unificación de todos los constructos aquí señalados. La paz es esencial para la evolución y desarrollo del hombre, no podemos
visualizar un movimiento de paz sin la participación activa de la sociedad, sin el respaldo de las leyes, de un estado de derecho, no podemos considerar una acción de
paz que no busque la justicia y la equidad, no podemos considerar una propuesta de
paz que no prevea salvaguardar los intereses de las partes en conflicto, no podemos
considerar a un programa pacifista como tal si su esencia no está basada en los sentidos humanos, que significa esto último: sensibilidad, pasión, percepción, conciencia, paciencia, bondad.
El límite de la paz, es la paz misma de nuestro prójimo. Estos componentes se
encuentran presentes en los métodos alternos de solución de controversias (MASC),
son parte esencial de ellos, identificando a la voluntad como el hilo conductor de la
instrumentación de estos métodos; el uso de sus técnicas le permiten a la sociedad
participar directamente en la solución de sus controversias, evitando con ello la
escalada social de los conflictos, inhibiendo acciones violentas y previendo consecuencias costosas para las partes en lo particular o en lo colectivo. Identificándose
entonces en los métodos alternos un triple propósito, la solución, la prevención y la
ciudadanización de la justicia.
La sociedad requiere de opciones, de fórmulas de entendimiento para vivir en
armonía, que sean vinculantes, que generen el respeto a la vida, la disminución de
conductas violentas y antisociales, y la promoción y la práctica de la no violencia por
medio de la educación, el diálogo y la cooperación. La sociedad debe de tomar conciencia que existen otros métodos distintos a la vía judicial para resolver sus conflictos, lo que requiere desde luego un profundo cambio de conciencia social. Es precisamente en este cambio de conciencia donde situamos a la paz y a los MASC considerando que su implementación y puesta en marcha son un cambio disruptivo en
la impartición de justicia y en la construcción de una cultura que se basa en creencias, valores y prácticas traducida en las mejores prácticas en pro de una nueva realidad social “una nueva cultura” y la nueva óptica de ver a la mediación y a los
MASC como una ciencia.
Para lograrlo deberán generarse políticas públicas de alto impacto que favorezcan
la evolución de los sistemas de bienestar social, de procuración e impartición de justicia en todo el orbe, siendo un requisito sine qua non de los gobiernos apoyar este
cambio, considerando siempre las necesidades de la sociedad en vía de una mejor
calidad de vida, en el que se incluye la paz social, como es el caso de México con su
reciente reforma constitucional penal en la que incorporo en su artículo 17 la implementación de métodos alternos como mecanismo para la reparación del daño a través del perdón que busca recomponer el orden social quebrantado por medio de la
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restitución y no de la pena de cárcel, o la sanción misma de la norma como un derecho adquirido o perdido; este es el corazón de nuestra teoría, que busca recomponer el estatus legal en que vivimos, reorientar, reducar a la sociedad en la búsqueda
de fórmulas de autocomposición, fórmulas de asociación en la que puedan consistir sistema judicial y ciudadanía en franco desarrollo, en pro de una verdadera justicia que cumpla con los postulados de prontitud, expedites, tutela efectiva y equidad
en toda la extensión de la palabra.
En contumacia los MASC son una forma diferente de entender las relaciones
humanas, tiene los elementos suficientes para poder ser catalizadores que transformen el conocimiento y las costumbres de nuestras sociedades y de nuestro sistema
legal, ampliamente ligados a la cultura de la paz, ya que ambas fórmulas expresan
sentimientos de cohesión de todos los individuos, ya que la paz y los MASC tienen
diversos puntos de intersección, que los hace operar en una misma dirección: a) La
promoción del arreglo pacífico de los conflictos, el respeto y el entendimiento mutuo
y la cooperación; b) la posibilidad de que todas las personas en todos los niveles
desarrollen aptitudes para el diálogo, la negociación, la formación de consensos y la
solución pacífica de conflictos, a través de la mediación, la conciliación y el arbitraje; y c) desarrolla competencias para que la sociedad acceda a una vida más justa.
10. Conclusión
Una teoría necesita estar vinculada a una ciencia para generar efectos sobre el
imaginario social, esta ciencia es la de la mediación y los MASC, que al igual que ella
comparte algunas de su dimensiones, esta teoría se fundamenta en la ciudadanización de la justicia y en la facilitación de la instrumentalización de los MASC, ya que
es a través de sus resultados como se ha construido, más sin embargo, aunque la
teoría y la ciencia de la mediación no tienen su mismo origen, ambas coinciden en
que el paradigma transitorio inicial es el de “resolver nosotros mismos nuestros
conflictos”.
Es de considerar que los elementos constitutivos de esta teoría son:
•
•
•
Las diversas dimensiones en las que tiene influencia los métodos alternos de
solución de controversias en general;
El cambio de paradigma en la impartición de justicia, esto es, ya la impartición
de la justicia no obedece simplemente a la retribución, si no a la alternatividad
y la restauración, esto es, la partes determinan su destino, resuelven por si
mismos su conflictos a partir del paradigma jurídico del siglo XXI, que es
“resolver nosotros mismos nuestros problemas”;
La renovación de actores y roles en el proceso de la impetración de la justicia
de Jueces, Ministerios Fiscales, abogados, profesionistas en general y ciudadanía;
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•
•
•
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Entender que como característica principal de la impetración de la justicia es la
participación ciudadana en el procedimiento de solución de conflictos a través
del uso de la negociación, de la mediación, de la conciliación y el arbitraje;
La aparición de esquemas participativos de paz y de justicia restaurativa como
son la paz positiva y las juntas restaurativas;
Su objetivo principal es una justicia más equitativa, el otorgamiento del verdadero perdón y una sociedad pacífica.
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Comunitania: International Journal of Social Work and Social Sciences Nº 10 / July 2015
Nº 10 / Julio 2015 / July 2015
RESEÑA
Antonio López Peláez (coord.).Social Work Challenges in the XXI Century:
Perspectives from the USA / Retos para el Trabajo Social en el siglo
XXI: perspectivas desde los Estados Unidos de América, 2015.
Pamplona: Thomson-Reuters Aranzadi
Reseña realizada por Raquel Pérez García
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.7
Reseña:
“According to the U.S. Department of Labor Bureau of Labor Statistics
(BLS), social work is one of the fastest growing careers in the United States. The profession is expected to grow by 25% between 2010 and 2020. More than 650,000 people currently hold social work degrees” (https://www.socialworkers.org/pressroom/features/general/profession.asp). Social work as an academic discipline and as
a profession has, from its origins, been closely linked to the United States. Moreover,
many of the debates currently taking place in academic and professional circles in
the US have a direct bearing on the Spanish welfare systems, like outsourcing
strategies, incorporating new technologies, or expanding the scope of the professional activity of social workers beyond that of mere services managers typical of
social work in Spain today. In this line, the Koinonia (www.koinonia.org.es) research
team led by Professor López Peláez of the National Distance Education University
(UNED) is taking important steps to create opportunities for academic debate
between American and Spanish researchers. Examples of such efforts include international seminars, whose lectures are posted and freely available on the UNED website (such as Future Trends in Social Work held in 2013 with speakers from UC Berkeley and the universities of Jaen, Murcia, Huelva, the Complutense University of
Madrid, and the UNED); international conferences co-sponsored by the University of
Maryland, like the APPAM International Conference 2014, The Decline of Middle
Classes in the Developed World?, (www.appam.org), or more recently, March 2015,
the first monograph dedicated exclusively to social work to be published in the scientific journal ARBOR of the Spanish National Research Council (CSIC), with articles
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Reseña realizada por Raquel Pérez García / Social Work Challenges in the XXI Century...
by professors from the School of Social Welfare at UC Berkeley and social work professors at the universities of Huelva, Jaen, Murcia and the UNED (http://arbor.revistas.csic.es/index.php/arbor/issue/current). Yet another line of work focuses on Mexico, with seminars such as Social Work in the USA and Mexico: Perspectives from the
Border (https://canal.uned.es/serial/index/id/1280). Specifically in the sphere of mediation, some research results have been published by Thomson-Reuters Aranzadi1.
The publication reviewed here, in which the numerous challenges facing social
work in the US are examined, goes one step further in this debate. First, it should be
noted that 20 professors from four American universities (University of Michigan,
Western Michigan University, University of Alaska Anchorage and Syracuse University) and a Spanish one (the UNED) collaborated in the book, in itself a fine example
of teamwork. The chapters of the book are all organized around a single concept:
“challenge”. As the coordinator, Professor Antonio López Peláez, explains: “we refer
to conditions or situations that demand new and innovative responses and to situations that may demand time, knowledge and/or resources we may not currently
have. Examples of challenges faced by our profession of social work may include:
the incorporation of new technologies in our professional practice, the persistence
of social exclusion, or the need to provide effective and culturally sensitive interventions in rural as well as urban environments” (p. 17). But what exactly are the
main challenges addressed in the book? The use of new technologies (in which the
concept of “e-social work” and an online intervention model–an innovation in the
social work field–are defined), leadership, research and professional practice,
empowerment, social work in rural areas, the particular characteristics of social work
in specific settings such as Alaska (an aspect that has been given scant attention in
academic publications), and concrete problems such as those affecting elderly Latinos, corporal punishment in schools or issues related to minors.
The book is structured into nine chapters. Chapter 1, titled Social work challenges
in the 21st century: Citizenship, technology and e-social work by Antonio López
Peláez and Hector Luis Diaz, explores the challenges facing social work in 21st-century US. A significant contribution of this chapter is the concept of e-social work as
a method of intervention to reach out to the digital native population and foster
social inclusion processes in a society dominated by technology and globalization.
E-social work can be defined as the use of communication and information technologies in the social work and social services field, which aims to enhance feedback
between social workers and users in all the processes in which they are involved.
Taking as a starting point the results of research projects conducted by Professor
Antonio López Peláez’s research team, the different phases or stages of an e-social
1
Gorjón, F., López Peláez, A. (Coords.) 2013. Estado del Arte de la Mediación [The State of the Art of
Mediation]. Pamplona: Thomson-Reuters Aranzadi.
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Reseña realizada por Raquel Pérez García / Social Work Challenges in the XXI Century...
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work-based intervention project are presented. Users’ needs are also analyzed and
the appropriate dynamics for intervening in the online context are designed.
Undoubtedly, this is an original chapter and of enormous added value for the field
of social intervention.
In chapter 2, Leadership development and social work: past, present and future
challenges, Dee Ann Sherwood introduces us to the concept of leadership in social
work. The overall purpose of the chapter is to examine the historical foundations and
challenges of leadership development in social work, highlighting the fundamental
role of leadership in processes of social intervention, as well as in education and
social movements.
In chapter 3, titled Getting to what works: Using research to inform direct practice
in social work in the United States, Jennifer Harrison provides insight into how to
use research to inform the public about social work practices in the US. To do so, she
highlights the importance of engaging clients and other community stakeholders in
the process by increasing knowledge and enhancing the decision-making capacities
of those involved through evidence-based practice. Research can inform best practices with clients by involving social workers, social work students, teachers, clients
and community members in both the US and internationally. In other words, it
attempts to bridge the gap between experts’ knowledge and make it available to the
clients and professionals involved in social work.
In chapter 4, Supporting vulnerable community organizations: A model of university-community empowerment”, Linwood Cousins, Earlie Washington, Teresa
Bingman, Lloyd Bingman and Gisele Tchamba present a model of university-community empowerment, the University-Community Linkages for Child Survival
Empowerment Center (U-CEC). Community organizations are widespread in the
US and have as their ultimate aim to address the social, economic and political
needs of individuals and families, which often go beyond what the individual and
the family can afford. The chapter discusses the history of this community, the
same people they serve, their guiding principles and their work. Finally, a summary of lessons learned is presented, which can help other professionals in this line
of work. Specifically, the authors highlight some general implications arising from
the experience for community practice and empowerment, understood as the
implementation of the theory and always aimed at improving neighborhoods and
communities that need it most.
In Chapter 5, Beyond the city: The necessity for rural social work practice in the
United States, Donna M. Aguinaga immerses us in the rural life of the United States,
which is often overshadowed by cities, but where the demand for social workers in
small communities and isolated regions can be observed. Social workers in rural
areas need to understand the idiosyncrasies of social work practice in these settings
and to do so it is essential to transmit best practices by addressing the needs and
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changes in rural life. The chapter begins with an overview of the challenges involved
in defining rural areas and subsequently reviews the rural context in the US, providing a basis for understanding how demographics, poverty, changes in social structure and industry have affected rural communities. Finally, the content of the social
work profession in a rural context, from education to the use of technology, is examined. The chapter concludes with a discussion on the challenges and opportunities
that distinguish rural practice.
In chapter 6, Social work practice in Alaska: Challenges and opportunities in the
last frontier, author Kathi R. Trawver explores social work practice in Alaska, a land
characterized by very different geographical and climatic features that give rise to
disparate health behaviors among its people and where social workers have historically had different characteristics and deficits than in other areas of the United
States. The chapter shows how its inhabitants have responded in a collaborative and
innovative manner to meet the challenges of social work practice in Alaska, and concludes with a discussion of the challenges of social work practice and innovations in
providing meaningful and culturally relevant interventions and services to the people of Alaska.
In chapter 7 titled Elderly Latinos in a Changing Society, Alejandro García focuses
on the elderly Latino population in a changing society, the United States. The author
notes that social scientists sometimes ignore the distinctive life experiences of this
group, which may be useful in understanding how they and their families survive.
The ultimate goal of the chapter is to examine a variety of aspects of elderly Latinos,
and bring to light their formal and informal support systems and way of life in the
United States.
In chapter 8, titled Corporal punishment in the United States: Social work students’ attitudes towards the discipline of children and the implications for social
work education, Linda Cherrey Reeser and Susan Weinger address an issue of ongoing
interest: corporal punishment in the United States, the attitudes of social work students towards the discipline of children and the implications for social work education. The authors highlight the lack of research on social workers’ attitudes towards
the corporal punishment of children and try to shed light on the issue. They are
aware that social workers have an important influence on families, making it crucial
to know their feelings about whether their values are compatible with social work
ethics. The chapter provides a thorough analysis of the cultural context of corporal
punishment in the United States with a view to gaining a better understanding of the
attitudes and behavior of social workers.
In chapter 9, the final chapter of the book, titled Strengthening trauma-informed
systems and child welfare services: Cultural humility, transformative complicity, and
empowerment in interdisciplinary teams, Roxanna Duntley-Matos, Robert M. Ortega,
Elizabeth Latón, Cindy Newberry, Marrit Shiery and Sarah Beu examine traumaComunitania: Revista Internacional de Trabajo Social y Ciencias Sociales Nº 10 / Julio 2015
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informed systems (TIS) in the United States and discuss how such systems have
developed optimal models to improve the socio-psychological and behavioral situation of youth services and other populations affected by violence and social conflict.
In turn, they delve into the importance of empowering interdisciplinary teams working in such services to transform situations and realities affected by violence and
social conflict and show how such empowerment facilitates the successful recovery
of young people. The authors also reveal the serious consequences of ignoring, neutralizing or creating cultures of pathologization, leading to erroneous, stigmatized
and harmful diagnoses of traumatized youth. Finally, the chapter concludes by pointing out the importance of how changes in the support system can be achieved, thereby achieving the goals of humanizing TIS but always within a framework and a community setting, something that can be very difficult task due to their disconnected
structures.
After reading this book, this review would be incomplete without congratulating
the coordinator and the authors of the various chapters, and encouraging them to
both expand on the challenges facing social work in the United States in future publications and to compare and contrast professional experience in other parts of the
world such as Europe or Asia. As occurs in the economic sphere, in coming years we
will experience global trends that affect us all, such as outsourcing or population
aging, while our local experiences can teach us new strategies of adaptation, change,
resistance or resilience. In all cases, social work as an academic discipline, and social
work professionals, constitute one of the key aspects of welfare systems. And we
need more and better comparative studies that will allow us to develop new strategies for social intervention. In this sense, we must thank Thomson-Reuters Aranzadi,2 a prestigious Spanish- and English-language publishing house for publishing
research on this scale in the field of social work.
2
According to Scholarly Publishers Indicators (SPI, http://ilia.cchs.csic.es/SPI/index.html), ThomsonReuters Aranzadi ranks No. 1 in quality of scientific publishers in the Spanish language in the field of law
(out of a total of 67 publishers analyzed in 2012), and No. 1 in the ranking of quality of scientific publishers in the Spanish language in general (out of a total of 201 publishers analyzed in 2012). In 2014, Thomson-Reuters Aranzadi ranked second in law (out of the 61 publishers evaluated), and seventh in the overall ranking of scientific publishers (out of a total of 273 publishers). In the same ranking, Thomson-Reuters Editorial ranked seventh out of 258 publishers evaluated in 2014 in the category “international publishers”. In all cases, Thomson-Reuters Aranzadi is in the first quartile of these rankings of editorial prestige,
and in the top of the first quartile.
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Nº 10 / Julio 2015 / July 2015
RESEÑA
Enrique Pastor Seller y María Asunción Martínez Román (coords.).
Trabajo Social en el siglo XXI.Una perspectiva internacional comparada /
Social Work in the 21st century.An international comparative perspective.
Madrid: Editorial Grupo 5
Reseña realizada por María de las Olas Palma García
DOI: http://dx.doi.org/10.5944/comunitania.10.8
Reseña:
Un libro para el autocuidado del Trabajo Social.
Su lectura contribuye al bienestar de docentes, profesionales, investigadores y
estudiantes de Trabajo Social, en la medida en la que explicita y reconoce con gran
exactitud las aportaciones académicas y profesionales de su presente, y proyecta e
identifica los desafíos de futuro por los que continuar avanzando. Las lectoras y lectores que se acerquen a esta obra van a encontrar en ella un instrumento aplicado
de reflexión y acción ante las actuales circunstancias que rodean al contexto académico y profesional del Trabajo Social. Sólo con ello, ya se justifica la necesidad y conveniencia de este libro, que llega además en el momento en el que de forma ya constante, el Trabajo Social ha de responder a los desafíos y retos del ahora.
Los coordinadores de este trabajo, el profesor Enrique Pastor (Universidad de
Murcia) y la profesora Mª Asunción Martínez-Román (Universidad de Alicante), a
partir del capítulo primero denominado Trabajo Social ante el reto de la crisis y la
Educación Superior, presentan el contexto en el que se dará respuestas a los desafíos compartidos y desarrollados a lo largo del resto del libro. Para ello, veinticinco
reconocidos autores nacionales y extranjeros, procedentes de veinte universidades
y del ámbito profesional, abordan diferentes temáticas de gran interés que describen la situación actual y futura del trabajo social español e internacional. Esta suma
de visiones y experiencias, convierten a este libro en una obra colectiva con mirada
global.
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Reseña realizada por María de las Olas Palma García / Trabajo Social en el siglo XXI...
La estructura del libro gira alrededor de dos partes, la primera de ellas “El Trabajo Social en España: situación actual, análisis comparativo y desafíos”, describe las
fortalezas y preocupaciones que conviven en el escenario del Trabajo Social de nuestros tiempos.
En dicho escenario, se comienza analizando las potencialidades del Trabajo Social
ofrecidas desde la Innovación docente (capítulo 2). Su autor, el profesor Josep Vicente Pérez-Cosín, nos recuerda que las metodologías de aprendizaje han sido prácticas
tradicionales de la formación en Trabajo Social desde sus inicios, incluso fuera de la
formación universitaria. Continúa esta primera parte con la reflexión en torno a las
implicaciones derivadas de la Investigación y transferencias en Trabajo social (capítulo 3). En un acertado análisis su autor, el profesor Antonio López Peláez, nos
emplaza a crear un círculo virtuoso de investigación, innovación y transferencia de
resultados en el ámbito del trabajo social y los servicios sociales que nos convierta
en parte de las soluciones a los problemas del Estado del Bienestar. Las Prácticas
externas y la supervisión, se constatan como dos elementos clave en la formación
del grado en Trabajo Social (capítulo 4), desde los que su autora, la profesora Josefa Fernández i Barrera, plantea estrategias de futuro que ayuden a consolidar la
experiencia ya acumulada en el Trabajo Social sobre este proceso de aprendizaje privilegiado para los estudiantes. De forma complementaria a la experiencia en las
prácticas externas, los profesores Enrique Pastor Seller, Rosalía Mata López y María
Teresa Martínez Fuentes, nos muestran la oportunidad que para el Trabajo Social
supone el Trabajo Fin de grado en el Espacio Europeo de Educación Superior (capítulo 5). En este capítulo se presenta con profundidad el proceso normativo, de desarrollo e implicaciones del Trabajo Fin de Grado en la titulación en Trabajo Social. La
profesora Vicenta Rodríguez Martín continúa este recorrido por las fortalezas de la
titulación, destacando la posibilidad abierta en el marco del Espacio Europeo de
Educación Superior de poder dar continuidad a la formación a partir del Posgrado
en Trabajo Social en la universidad pública española (capítulo 6). En este capítulo se
presenta un directorio completo de máster universitario oficial y doctorado en las
diferentes universidades españolas, concluyendo su autora que con ello el Trabajo
Social queda legitimado y prestigiado académicamente.
Más allá de nuestras fronteras, esta obra permite a sus lectores ampliar la mirada
y aprender de otros. Para ello, los profesores Andrés Arias Astray y María Asunción
Martínez-Román nos acercan de forma temporal y geográfica el marco de desarrollo y evolución de la Internacionalización del Trabajo Social en España (capítulo 7). Lo
hace, además, con la mirada puesta en la realidad social concreta, en la que tal como
señala la profesora Natividad de la Red Vega, la crisis fomenta dificultades de alto
alcance, debido a factores macroeconómicos y sociales y otras, más concretas,
comprobables en la vida cotidiana de la ciudadanía, en la intervención social y en los
servicios sociales. El Trabajo Social en tiempo de crisis (capítulo 8) ha de saber superar tales dificultades y, ante ellas, crear procesos de superación, permaneciendo
comprometido con los valores de justicia social, equidad y solidaridad, lo que nos
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Reseña realizada por María de las Olas Palma García / Trabajo Social en el siglo XXI...
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recuerdan las profesoras María Asunción Martínez-Román y Yolanda DomenechLópez en el capítulo denominado Ciudadanía y Trabajo Social (capítulo 9). Este compromiso con la realidad, se evidencia a su vez en las aportaciones realizadas desde
el Trabajo Social al Libro Blanco de diseño para todos en la Universidad (capítulo 10)
que desarrolla la profesora Yolanda María de la Fuente Robles.
Continúa esta primera parte profundizando en dos espacios en los que se ha ido
construyendo y vertebrando el auténtico repertorio teórico y práctico del Trabajo
Social: los Congresos de Facultades y Escuelas de Trabajo Social en España (capítulo 11) y las Revistas de Trabajo Social (capítulo 12). Desde ambos espacios, sus autores los profesores Miguel Miranda Aranda y Esther Raya Díez, proyectan nuevos
retos de futuro en los que mejorar y cualificar el intercambio de conocimiento entre
todos los actores vinculados con la disciplina, tanto en el mundo académico como
profesional. Por último, como nexo con este mundo profesional se ofrece un interesante análisis de la profesión del Trabajo Social en España (capítulo 13), aportando
su autora Ana Isabel Lima Fernández como voz institucional de la profesión, el estado de la cuestión y los retos hacia los que ésta se dirigirse.
De forma transversal, a lo largo de esta primera parte, los autores y autoras de
estos capítulos van volcando en sus interesantes aportaciones toda una cascada de
elementos de análisis y reflexión sobre los compromisos académicos y profesionales que el Trabajo Social ha de atender. Todo ello ofrece una innegable oportunidad
de debate y proyección más allá del momento presente.
La segunda parte del libro, titulada “El Trabajo social en el ámbito internacional”
muestra la situación actual y desafíos a los que se enfrenta el Trabajo Social en Portugal, Francia, Italia, Canadá, Israel, México, Estados Unidos (capítulos del 14 al 20).
La obra cuenta para ello con docentes e investigadores de prestigio internacional:
Jorge M. L. Ferreira; Cristina De Robertis; Annamaria Campanini; Lourdes Rodríguez
del Barrio; Émmanuelle Khoury; Roni Strier; Sharon Binyamin; Leticina Cano Soriano; Pedro Isnardo de la Cruz; y Héctor Luis Díaz, que sumados todos, han añadido a
este trabajo colectivo un valor sin fronteras para el conocimiento y reconocimiento
del Trabajo Social.
En definitiva, y por todo lo recogido en este breve resumen de lo todo lo intangible que contiene esta obra, su lectura no sólo es recomendable, en el sentido de
autocuidado al que se hacía referencia al comienzo de esta reseña, sino es cuasi-exigible para todos aquellos actores comprometidos en la construcción del Trabajo
Social. La gran fortaleza de esta obra colectiva, global, coral, es la oportunidad que
ofrece para pensar y diseñar soluciones a los desafíos del futuro, desde los referentes conceptuales y prácticos del Trabajo Social del presente.
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