Elementos para la historia de Radio Cultural La Voz de Talamanca

Transcripción

Elementos para la historia de Radio Cultural La Voz de Talamanca
Objeto 83
Elementos para la historia de
Radio Cultural La Voz de Talamanca
a partir del libro
V. 1.0
30 de abril del 2014.
¿Para qué sirve el objeto de aprendizaje número 83?
El Objeto 83 sirve para recordar y preservar en la memoria, el empeño y arduo trabajo aportado
del señor Gaupp y de varias otras personas cuyos esfuerzos hicieron posible la existencia de
Radio Sistema Cultural La Voz de Talamanca, que es la primera Emisora Cultural con la que se
empezó a tejer la Red de Emisoras Culturales de Costa Rica.
Consideramos que el presente Objeto de aprendizaje puede ser muy útil para las personas que
por primera vez se acercan a colaborar en La Voz de Talamanca y quisieran conocer el origen y el
propósito de la estación de radio de Amubri.
El Objeto 83 reproduce íntegramente las conversaciones que Verónica de Assas GauppBerghausen sostuvo con Elena Francis y con Timoteo Gallardo en el 2013. Ambos, colaboradores
muy cercanos de la emisora.
El relato que se ofrece en estas páginas forma parte del libro Georg von Gaupp-Berghausen y
las Pequeñas Emisoras Culturales, escrito por Verónica de Assas Gaupp-Berghausen, y
publicado por el ICER en el 2014. Para una visión mucho más completa de la historia de las
Emisoras Culturales en Costa Rica recomendamos la atenta lectura de dicho texto que
publicaremos completo, más adelante, en esta misma colección de Objetos de Aprendizaje.
Esperamos que el Objeto 83 sea de gran utilidad para los compañeros de La Voz de Talamanca,
así como para todos los demás compañeros y compañeras de la Red de Emisoras Culturales de
Costa Rica.
Rohanny Vallejo Cordero.
Abril del 2014.
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Elena Francis
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“Antes de la llegada de la radio, se hacía
el anuncio sonando los cachos o con
señales de humo”.
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¿Cuándo comenzó usted a trabajar en Radio Cultural La Voz de
Talamanca?
Si hablo de la emisora, de la primera persona de la que debo hablar
es del padre Bernardito. Él llegó a Talamanca en enero de 1962. Su
sueño era tener una emisora para que todos los pueblos aledaños
pudieran escuchar la Palabra de Dios. Él siempre tuvo la idea de la
emisora en su cabeza, hasta que en una reunión de sacerdotes se
encontró con el padre Tattenbach y conversando acerca de su
estancia en Talamanca le contó su sueño. El padre Tattenbach le
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prometió que le ayudaría a conseguir la emisora y lo logró. Una vez
que se instaló la radio, el padre Tattenbach le dijo que sería bueno
que se hiciera hija de ICER, que también se acababa de establecer,
con aquellos buenos padrinos, don Miguel y su esposa, doña Alicia.
Y así llega a ser la emisora Voz de Talamanca, la primera hija
adoptiva del ICER.
¿Cómo fueron esos primeros años de la radio?
En ese entonces, todo era pura montaña frondosa. Todas las casas
eran ranchos y no se podía divisar de un lado a otro, porque eran
trillos por donde se tenía que andar. Si uno quería trasladarse a
Bambú, lo que había era un bote de palanca. Y se tardaba horas, lo
mismo que si quería ir a Limón. No había agua, ni luz, ni pulpería, y
mucho menos un vehículo. Se consumía agua del río, de las
quebradas y se tenía un tanque para que se llenara de agua cuando
llovía. Cuando venían varios días seguidos de verano nos
quedábamos sin agua. Recuerdo que al año de haber venido, el
padre Bernardito consiguió el chapulín y con ese chapulín iba hasta
el Río Grande con estañones o con pichingas, para traer agua
cuando ya no había. Cuando yo llegué a la emisora, el padre
Bernardito ya tenía la avioneta que le habían donado sus familiares
y amistades de Alemania. Él traía desde Limón el combustible y
todo lo necesario para poner en funcionamiento la planta de diesel.
El padre Bernardito tenía además otra planta que se la había
obsequiado su mamá. Entonces, cuando tenía que jalar el diesel
hacía como cinco viajes de Limón a Amubri en la avioneta. Aquello
es impensable hoy en día, pero somos muchos los testigos de los
vuelos del padre Bernardito.
El Padre también había alistado la parte eléctrica, de tal manera
que con ese combustible también se daba un poquito de luz a la
escuela, que aprovechaba la iluminación para las actividades en la
noche, porque no había electricidad.
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¿El padre Bernardito hacía todo ese trabajo solo?
Tenía un ayudante, Procopio Blanco, su mano derecha, que
siempre le apoyaba en estas operaciones. Jalar el combustible a
veces le llevaba todo el día, tardaba casi hasta el anochecer. Y tal
vez acababa de terminar cuando llegaba alguna de las hermanas
con un enfermo. A veces llegaban enfermos desde Coroma u otro
lugar lejano.
Las hermanas los tenían en los ranchos y cuando el Padre
regresaba se los llevaba en la avioneta a Limón. En varias
ocasiones tuvo que volar de noche, pero a él no había quién lo
parara. Incluso una vez, nació un bebé en la avioneta. Antes de
llegar a Limón, nació en el avión. Nosotros gozábamos especulando
el nombre que le iban a poner, “¿será que le van a poner
avioneta?”.
¿Cuáles fueron los principales desafíos a los que se
enfrentaron?
Acá vivíamos sin agua corriente, sin luz, así que imagínese. En
general todos eran muy pobres. Sembraban poquito porque para
poder vender algo tenían que ir en botecitos hasta un lugar entre
Costa Rica y Panamá. Llevaban el cacao en bote y después a
hombros no sé cuánto camino. Era muy duro y las condiciones
no eran buenas. Pero apenas había alguna dificultad, el Padre
trataba de solventarla como diera lugar. Para buscar las cosas
había que ir siempre hasta Limón o a Bribri, y Bribri no era como es
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ahora. Solamente había tres casas en el puro centro del pueblo.
Recuerdo que ahí vivía un señor que tenía un aserradero, al que el
Padre le compraba la madera.
Era tremendo verle volar. Viajaba con las puertas abiertas de la
avioneta para poder meter las maderas en la cola y a lo largo del
avión. En Bribri se conseguía solo lo que se necesitaba en casos de
emergencia.
¿Qué acogida tuvo la emisora en la comunidad?
La radio fue muy importante. Se convirtió en el medio para enviar
los avisos del pueblo. Ocurría que algunos comenzaron a saludar
en Pérez Zeledón, en la Zona Sur, a familiares que no sabían dónde
vivían exactamente. Y al poco tiempo esos familiares empezaron a
caminar por las montañas para venir para acá a visitar a su familia,
inclusive algunos a quedarse. Ya conociendo la Voz de Talamanca
es que nacen los pueblos de San Vicente, Sibujú y San Miguel. La
gente que vive en esos lugares son familiares de algunos por acá y
son oriundos del lado de la Zona Sur, donde quizá estaban más
pobres que acá. Vinieron a luchar y a levantarse en estos pueblos.
Por ejemplo, cuando hubo inundaciones la radio fue el medio que
se utilizó para anunciar las ayudas. Acá primero se sembraba
mucho cacao, pero llegaron las enfermedades y con ella la pobreza
y ante la mejor salida del banano, el oro verde, como lo llaman acá,
la mayoría empezó a sembrar bananos. El río se llevó muchas
veces los bananales. Y cuando los personeros venían se
comunicaban con la gente siempre por medio de la radio: “estén
mañana a las siete porque vendrá fulano de tal que quiere ayudar.”
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¿De qué manera contribuyó la radio al desarrollo del cantón?
La radio ha ayudado mucho al desarrollo local. Con la emisora se
anunciaban los acontecimientos. La gente empezó a sembrar más y
había más opciones de vender la carne de sus puercos, porque
pasaban el aviso por la radio cuando mataban un cerdo y los que
tenían ganas de comer carne sabían que en la casa de fulano
tenían una venta de cerdo y así podían ganar alguito más. La radio
fue facilitando la comunicación.
Antes cuando alguien tenía un cumpleaños o cuando quería que
vinieran a ayudarle a cosechar, hacía el anuncio sonando cachos o
por medio de señales de humo, eso era la manera de comunicarse
acá. Yo recuerdo que cuando sonaba un cacho, me decían que
estaban invitando a las amistades porque iban a hacer alguna
fiesta. Ya después lo avisaban por la radio.
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¿Qué impacto tuvo el programa educativo “El Maestro en
Casa”?
El “Maestro en Casa” fue una gran alegría para la gente. Eran muy
pocos los que podían escribir y leer. Cuando el programa se
comenzó a difundir en todas las comunidades talamanqueñas y de
más allá, fue algo maravilloso. Las personas se emocionaron tanto
por poder aprender a leer y escribir por radio que fueron cientos
los que lograron un título de sexto grado. Por medio de la radio,
tratábamos de ayudar a algunos con las tareas y los que podían
venían directamente a la emisora y con mucho gusto los
ayudábamos. Recuerdo a un alumno, Julio Morales Sánchez,
que hoy en día se encuentra en la universidad, en la UNED,
sacando su licenciatura. Nunca estuvo en una escuela, vino desde
la montaña de Duriñak a preguntarme qué tenía que hacer para
estudiar y así se fue preparando con las tutorías. Sacó su sexto
grado y después, por medio de ICER y del Ministerio de Educación,
obtuvo su secundaría y su bachillerato, que fue a recibir a San José,
en el Hotel Kamakiri. Ahora está, junto con otro compañero que
también hizo la secundaria con nosotros, sacando su licenciatura en
la UNED. Hoy en día muchos están aprovechando desde su casa
este programa. Hay algunos que quizá ni siquiera se presentan,
pero aprovechan el momento. Ha sido una gran cosa, ha sido echar
oro en Talamanca en cuanto a los estudiantes.
¿Cómo fue el día de la inauguración?
Fue un gran evento, muy emocionante. El día de la inauguración, el
10 de febrero de 1979, estaban presentes don Miguel Jara, Florín,
que es el autor de la torre de la emisora, su abuelo, el señor Gaupp,
unos señores Altmann, que parece ser que eran los padrinos de la
emisora y un representante de la radioemisora de Limón, Radio
Casino. También estaban el padre Bernardo Drug Ingermann y el
padre Bernardito, como le llamamos, que es el padre Bernardo
Koch Kluber, del que fue la idea de instalar una emisora acá desde
el primer día que llegó a Talamanca. Los niños bailaron danzas
folclóricas y hubo música. A mí me tocó estar en la cabina.
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En el nombre del pueblo de Talamanca y de esta servidora les
quiero decir que la radio fue una bendición de Dios y se lo
agradecemos eternamente. No podemos olvidar a la Princesa de
Liechtenstein, doña Nora, que también hizo muchísimo y una vez
nos visitó acá y a todas esas personas de buena voluntad como el
padre Tattenbach, el señor von Gaupp y aquellos otros extranjeros
que, por medio de nuestros padres adoptivos, extendieron la mano
para ayudar. Ahora, gracias a Dios y a todos ellos, saben dónde
pueden encontrar algo mejor y poder educarse, que eso es lo más
importante.
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Timoteo Gallardo
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“Antes muchos escuchaban la radio
por la necesidad de sacar su bachillerato”.
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¿Cuándo comenzó usted a trabajar en Radio Cultural la Voz de
Talamanca?
Trabajé desde el puro inicio, durante diecinueve años consecutivos,
después me retiré. Tengo trece años de haberme retirado, pero la
Junta Directiva, que comenzó sus labores hace poco, me volvió a
llamar para que colaborara con ellos y con mucho gusto accedí. Así
que estoy aquí nuevamente en la emisora, ayudando en lo que yo
pueda hacer. Yo siempre le he tenido amor a la emisora.
¿Cómo fueron esos primeros años de la radio?
Esta radio comenzó gracias al padre Bernardito, que desde que
entró como misionero en Talamanca, junto con el padre Bernardo
Drug, que en paz descanse, tuvo esa obsesión de hacer progresar
la parroquia a la que nosotros pertenecemos, que es Amubri. Él se
esforzó para ver cómo podía hacer llegar no solamente el
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Evangelio, sino también la educación, principalmente la secundaria.
En ese entonces, no había colegio, ni medios de comunicación o
carreteras y la mayoría no teníamos oportunidad de aprender a leer
y a escribir. Talamanca era un lugar muy aislado. Era de difícil
acceso y no había carreteras como hay ahora. El padre Bernardito
hizo muchas cosas por nuestro pueblo. Desde que llegó al lugar
hizo todo con buena intención. Como le digo no había vías de
comunicación terrestre y la única manera de salir de la zona era por
avioneta. Siempre había accidentes, enfermedades, señoras
embarazadas que a veces fallecían porque no había un medio de
transporte que las trasladara a Limón. Y viviendo esta realidad, no
sé cómo hizo, pero la cosa es que se consiguió la avioneta y con
ella sacaba a mucha gente enferma. También se trajeron medicinas
que les regalaban y hasta una enfermera, por medio de las
Hermanas de Santa Ana, en San José. Primero vino una monjita
que se llamaba Margarita, después vino una española, llamada Pilar
de La Huerta, que pasó toda su vida acá con nosotros hasta que ya
en 1984, siendo ella ya muy anciana, la sacaron de acá y regresó a
su patria donde falleció.
¿Cómo logró el padre Bernardito que se instalara la emisora?
El padre Bernardito conoció al padre Tattenbach y le habló del
sueño de instalar una emisora en Amubri y allá en el año 1978 se
fundó La Voz de Talamanca. El que instaló las torres fue un señor
austriaco, yo lo conozco como Florín, no sé cuál era su nombre
verdadero. Él vino gracias a las ayudas que consiguió el señor
Gaupp. A los que íbamos a trabajar como locutores, nos dieron un
curso en el Seminario Menor de Tres Ríos con compañeros de otras
emisoras. Recibí mis capacitaciones con don Amable Rosario, un
señor de República Dominicana, que era un verdadero maestro de
la radio. Aprendí mucho con él. Duramos una semana encerrados
en el seminario y después regresé a mi querida Talamanca a
colaborar con la emisora.
¿Qué acogida tuvo la emisora en la comunidad?
La radio tuvo una gran repercusión en el pueblo. Acá nos sentimos
todos muy satisfechos de tener una emisora. La mayoría no había
visto una emisora de radio en su vida y mucho menos sabía cómo
funcionaba. La radio tenía mucha audiencia.
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Pero el mundo va cambiando y ahora, como hay colegios, hay
medios de transporte, ya entran discomóviles que llevan la música
moderna, que para mí es una música de solo bulla, porque no se
les entiende nada. No sabemos hablar inglés pero queremos
escuchar música en inglés. No sabemos ni qué nos están diciendo,
si nos están insultando o qué, pero a la juventud le gusta más eso y
la radio está perdiendo oyentes.
¿En qué programa participa usted?
El nuevo presidente es un joven al que le gusta mucho el progreso y
además trabaja en el sector turismo. La primera semana de agosto,
celebramos una feria donde hemos rescatado tradiciones de
nuestra cultura. Aunque se ha perdido bastante, pero queremos
recuperar muchas costumbres. Para esa celebración vino el ICER
para grabarnos. Grabamos la jala de piedra, los cantos que
nosotros llamamos “suwoh”. Con todo el evento pretendimos dar a
conocer la cultura indígena. En la feria vendimos comidas
autóctonas, que la gente no conoce como “cochiboqui”, que en
español quiere decir “cabeza de cerdo”. Se cocina la cabeza de
cerdo revuelta con banano y para nosotros es delicioso. También
“michilá”, que es un fresco de plátano maduro majado, muy
alimenticio. Invitamos a todas las emisoras y televisoras del país,
para que hicieran reportajes sobre Talamanca.
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¿Qué impacto tuvo el programa educativo “El Maestro en
Casa”?
Mucho, antes escuchaban la radio por la necesidad de sacar su
bachillerato o algún título de primaria, porque había mucho
analfabetismo. Y fueron muchos los que sacaron su sexto grado por
medio de la radio y el programa “El Maestro en Casa”. Algunos de
los que hoy en día son profesores del Colegio Sulayom de Amubri,
también sacaron su bachillerato por este medio. El programa
siempre se inicia a las cinco y media de la mañana hasta las siete y
de nuevo de tres a siete de la noche.
¿Cómo fue el día de la inauguración?
El día de la inauguración fue el 10 de febrero de 1979. Yo fui uno de
los cuatro locutores que salimos al aire ese día. Fuimos los
primeros que pusimos nuestras voces en los hogares
talamanqueños. El acto de celebración fue un evento muy alegre,
hubo una fiesta, una pequeña feria y comedera. Tu abuelo también
estuvo si no mal recuerdo. Creo que fue él el que donó todos los
aparatos que se usaron para la emisora.
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SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES PARA TRABAJAR ESTE OBJETO
DESDE LA EMISORA CULTURAL LA VOZ DE TALAMANCA
Hacer una reunión con las y los compañeros de la radio La voz de Talamanca. Luego de
leer el Objeto 83, reunirse en grupos y trabajar juntos las siguientes actividades.
1. ¿Hay otras personas de la comunidad que participaron en la fundación de nuestra
Emisora Cultural, y que no se mencionan en el texto? ¿Quiénes son, qué hicieron?
(Sugerencia: Si encuentran otras personas sería bueno entrevistarlas y hacer un programa con
ellas a modo de reconocimiento y de agradecimiento).
2. Juntos construyan una lista de los mejores programas que ha tenido o tiene
todavía la Emisora Cultural. ¿Por qué será que han tenido tanto éxito?
3. ¿Según el texto, cuál ha sido el objetivo o el propósito de nuestra Emisora
Cultural? ¿Estamos de acuerdo? ¿Qué podemos decir al respecto?
4. En el espacio que queda abajo -o en una hoja aparte- cada grupo hará un dibujo
en el que se represente el aporte o la utilidad de la Radio Cultural en nuestra
comunidad. No hace falta que sea de muy buena calidad. Lo importante es el
significado, y no la elegancia de los trazos. Luego, cada grupo comentará con sus
compañeros el dibujo obtenido.
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SUGERENCIAS DE ACTIVIDADES PARA TRABAJAR ESTE OBJETO
DESDE CUALQUIER OTRA EMISORA CULTURAL.
Reunirse las y los compañeros de la radio. Luego de leer el Objeto 83, formar grupos y
trabajar juntos las siguientes actividades.
1. ¿En qué se parece la historia de la fundación de la Emisora Cultural de Amubri con
la historia de la fundación de nuestra Emisora Cultural?
2. ¿Qué nos distingue como una Emisora Cultural? ¿Cuáles son los espacios que
tenemos y que nos definen como promotores de la cultural regional y local?
3. ¿Cómo nos estamos preparando para atender lo que nuestros oyentes nos
demandan hoy en día?
4. ¿Agregar a continuación algunas otras preguntas o actividades sugeridas por
ustedes mismos?
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