Catálogo “Notas para un paisaje mitológico”

Transcripción

Catálogo “Notas para un paisaje mitológico”
SERGIO PORLÁN
87
SEPTIEMBRE / OCTUBRE 2011
Gutiérrez Mellado, 9
30008 Murcia
T. 968 24 24 30
[email protected]
www.artnueve.com
SERGIO PORLÁN
NOTAS
PARA UN
PAISAJE
MITOLÓGICO
SERGIO PORLÁN
A LA
Que son paisajes lo que se esconde detrás de los bar-
cualquiera”, puesto que ha sido antes visto, mirado, fijado por el
VELOCIDAD
ridos de pintura de Sergio Porlán os lo podría demostrar
artificio y el arte. “El buen pintor de paisajes”, como Durero lla-
DEL PAISAJE
a la primera, sobre todo porque cualquier paisaje es, an-
maba a Patinir, es en esta nueva serie de Porlán el referente úl-
Óscar Alonso Molina
tes que nada, la negación un “lugar cualquiera”. Lugares
timo de su quehacer, al límite de la abstracción, como si con su
cualquiera, precisamente, como los que hace ahora justo
cita u homenaje quisiera reconocer los ambiguos límites en que se
un año daban título a las piezas y que son los anteceden-
mueve desde sus orígenes este singular género pictórico, al borde
tes directos de las que hoy nos ocupan aquí; quizá lo más
del ensimismamiento conceptual o de la especulación de mundos
notable entonces era cómo dejaban entrever con toda cru-
ideales, únicamente posibles en imagen.
deza y sinceridad en sus fondos, allí, en el plano de apoyo
Tardío en su aparición, el paisaje sólo alcanzaría una completa
inicial para la actividad de arrastre y retirada de la materia
autonomía artística tras haber menguado progresivamente las
pictórica propiamente dicha, diversos mapas y grabados
figuras a favor de un fondo natural que las empujaba cada vez más
cartográficos o cartas de costa antiguos, todos ellos ya de
a la periferia, empequeñeciéndolas y sacándolas del centro semán-
por sí la visión sintética –gráfica- de un mundo abatido.
tico. El hombre y sus acciones, otrora centro de interés del arte
Es a partir de estas representaciones tan sumamente cod-
avanzado, acabarán desplazados como medida necesaria para que
ificadas que desde siempre el hombre ha querido dominar
los elementos de atrezzo que componen el cuadro salten al foco
la vastedad inmane-
de la escena, sosteniendo desde allí la mirada del espectador. Pero
“No la miraréis más, no sea
jable del mundo, así
en estos trabajos de Porlán, qué paradoja, es una suerte de deriva
que vuestra fantasía piense
como su sorprenden-
de la pintura de acción lo que construye la tramoya paisajística; el
enseguida que se mueve.”
te variedad. Y es que
hombre está fuera de escena, in absentia, sin duda, pero hace os-
Shakespeare - El Cuento de Invierno
hacer planes sobre el
tentosa la necesidad de su existencia en torno a estas vistas de un
mundo implica hacer
universo monocromático, cavernoso y poblado antes poblado de
planos sobre él, sobre todo para el artista –el jardinero,
espíritus que de personas (“ausencia humana del hombre”). Cada
el paisajista, el arquitecto-, pero también para el militar,
alusión, cada evocación a espacios naturales viables, verosímiles
el geógrafo, el navegante, el peregrino, etcétera. Ya en
no es si no el resultado de aquello que Rosenberg definió como un
aquellas obras anteriores de Porlán, el otro protagonista
encuentro, cuando el pintor se acerca al soporte no para plasmar,
principal de su pintura parecía también hacer referencia
reinventar, reproducir o expresar algo sobre él, sino para “hacerle”
directa a una idea de la naturaleza inmarcesible, violenta,
algo: “la tela sería para un acontecimiento, no para un cuadro.”
de reminiscencias románticas; un espacio plagado de por-
Los muertos se nos aparecen en los sueños. En este sentido,
menores y particularidades, de alusiones y pliegues donde
la propuesta de Porlán tiene el aire evanescente de los escenar-
pudiera esconderse el diablo.
ios oníricos, a la vez que cumplen con esa función fastasmática
Si es verdad que el demonio está en los detalles, cómo
primaria: obsesionar a los vivos. En su caso vienen de lugares
no iba a sentirse a sus anchas en semejantes instantáneas
más o menos lejanos que poderse poner en relación con la pin-
donde quedan condensadas las vistas de un territorio ina-
tura europea a caballo entre los siglos XV y XVI, de Patinir y sus
barcable; un paraje que, precisamente, ya no es un “lugar
sucesores, os lo acabo de decir, pero también de la interiorización
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de un concepto de la naturaleza panteísta, propugnada por el Ro-
to alegórica maqueta preciosista, pormenorizada en sus detalles
manticismo, junto a cierto suerrealismo tipo Ernst o Masson, y,
iconográficos y sometida a amplias perspectivas, con puntos de
claro, del expresionismo abstracto y la abstracción postpictórica
vista cercanos a la perspectiva caballera. Porlán en este punto des-
norteamericanos de mediados de la centuria pasada, o sus perver-
pliega una dicción absolutamente moderna: el énfasis en el so-
sas revisiones posteriores encabezadas por Richter... Todos ellos
porte neto y sobre la naturaleza de los medios empleados que, en
son, pues, cuerpos tangibles pero sólo a medias; emanación de no
sintonía con el formalismo greenbergiano de mediados del siglo
sé bien qué inframundo, como sus propias escenas, donde prima
pasado, ha vertebrado el desarrollo de todas las poéticas abstractas
un componente subterráneo y acuático, tan caro a los arquetipos
desde entonces, tanto si se suman al programa descriptivo como
y la iconografía del regreso a la vida desde la muerte (El paso de la
cuando se muestran críticos frente a su ideología prescriptiva.
laguna Estigia, sin ir más lejos): reflejos de lagos y mares interiores
La reducción tonal a un solo color, con ocasionales enriqueci-
estancados, corrientes de agua circulando entre alambicadas for-
mientos de paleta muy contenidos, parte de la premisa de decir,
maciones rocosas o por grutas recubiertas de estalactitas.
organizar y afinar lo más con lo menos. Sólo así se consigue que el
Los ya idos, los Otros, esas voces del pasado que resuenan to-
efecto, una técnica que depende del golpe de gracia, de la casuali-
davía en el presente –la herencia, la Antigüedad-, reclaman una
dad inducida, de la cristalización de lo perfecto en el instante, pu-
interpretación latente e inagotable de sus huellas que, poco a poco,
eda ser atendida pormenorizadamente hasta sus últimos detalles.
van siendo modificadas a medida que cada cual verifica cuánto del
Si para Patinir lo que el ojo ve frente al escenario de la Tierra ha de
cuerpo propio se amolda al vacío que dejaron los grandes mae-
ser cuidadosamente medido y reducido con infinita paciencia y los
stros, los espectros que nos imponen e incluso aterrorizan, los
pinceles más pequeños, Porlán hará uso de un recurso eminente-
padres que añoramos en su ausencia... Entre cómo recordamos e
mente moderno para capturar las imágenes del universo a base de
imaginamos a quienes nos precedieron, y el desdoblamiento de
cerrar los ojos: nada por aquí, nada por allá y, ¡atención!, de una
nuestra propia autoimagen (verse uno tal cual es, supone, en senti-
vertiginosa pasada de manos, de una simple pasada magistral y
do estricto, más que un disparate un auténtico síntoma de la locu-
casi instantánea, el artista desplegará delante de nuestros ojos el
ra), se mueve este complejo reenvío en medio del cual sólo podem-
velo donde se proyectan las imágenes más irreconocibles de un
os estar seguros de una cosa: que tenemos más información, más
entorno concreto.
recuerdos del pasado que del futuro, de los por venir. Y así, pues,
Porque, en efecto, la ceguera acecha tras estos velos desgarrados
mejor que a otros muchos, a Porlán cabría inscribir ya hoy a esa vía
que proponen una visión de la verdad (aletheia) por encima de la
de crecimiento de la pintura que en los últimos tiempos se ha dado
opinión y el tortuoso acumularse de los fenómenos. Pasar la mano
en llamar “pintura después de la pintura”, “pintura sin gesto”: sus
por la superficie de una ventana empañada para descubrir lo que
inmediatos antepasados todavía vivos.
se oculta tras ella; bajar la hoja de un cierre de guillotina y que el
Más allá de lo dicho, con Patinir coincide Porlán en la voluntad
frío del exterior que nos golpea la cara forme parte de lo que se ve
de conferir a la experiencia de la naturaleza algo tan inasible a
en ese instante... Así, es la capa pictórica monocromática lo que se
nivel crítico como el misterio y la poesía, en mayor medida que
retira, mediante un movimiento único y certero, para la revelación
algunos de sus colegas, como El Bosco o P. Bruegel, a quienes por
de los sugerentes espacios que surgen como por ensalmo. De la
el contrario le unió una similar concepción del paisaje en cuan-
misma manera que el cuadrado negro de Malevich con su pro-
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gresivo craquelado (su “enfermedad”, según la aguda expresión de
Maderuelo) ha ido dando paso muchos años después al blanco de
la imprimación original, aquí la traslucidez del soporte se revela
como un origen, como la latencia radical y original que determina
el alcance de lo que puede ser visto y, mucho me temo a estas alturas, de lo que puede ser contado.
Así que me retiro. Os dejo con unas visiones entre alucinadas, si
se contemplan durante demasiado tiempo, y airadas, vivaces, pura
energía de retracción, si las miráis como de pasada. Entre medias
os puedo asegurar que ocurre casi de todo; allí he visto, en efecto,
aparecer y desaparecer atisbos de los valles, los pastos y las montañas de Patinir, las murallas de Sodoma y Gomorra en llamas,
el Mar de los Sargazos y qué sé yo..., un mundo de tentaciones
visuales, a buen seguro que puro espejismo, como el que acosó
al bueno de San Antonio en sus días. Pero, insisto, eran siempre
mecanismos fantasmagóricos, en la estela de aquellas torres coronadas de nubes que Próspero levantó para fundirlas al final en el
aire, en sutil aire, pues todo eran espíritus, y como la construcción
sin cimiento de esa visión, incluso la gran esfera, con todo lo que
le pertenece, se disolverá como un espectáculo sin sustancia, no
dejando tras de sí más que rastros de una pintura que se retira.
Ó. A. M. [Roderos, León, agosto de 2011]
Joachim Patinir y taller.
Paisaje con San Jerónimo (fragmento).
ca. 1522-24
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AT
That there are landscapes hiding behind the sweep-
and secured by artifice and art. The “Good painter of landscapes,”
THE SPEED
ing strokes of Sergio Porlán’s paint, I could demonstrate
as Durero called Patinir, is in Porlán’s new collection, the ultimate
OF LANDSCAPE
straight away, above all because any landscape is, first
master of this art form, verging on abstraction, as if through refer-
Óscar Alonso Molina
and foremost, the antithesis of “any old place”. Those
ence or homage he seeks to recognise the ambiguous boundar-
anywhere places, like the ones that just a year ago, pro-
ies within which this singular pictorial genre has been moving
vided a title to works which are the direct predecessors
since its inception, on the verge of conceptual self-absorption or
of those we are concerned with here and now; perhaps
the speculation of ideal worlds, possible only through an image.
what was most notable then was how they allowed us
Late in its appearance, the landscape can only attain complete
to catch a stark and sincere glimpse in the background –
artistic autonomy after having progressively diminished the fig-
there, on the initial plane that provides the support for the
ures in favour of a natural background, pushing them closer and
ebb and flow of the pictorial matter per se – of a variety of
closer to the edge, making them smaller and smaller and remov-
maps and cartographic etchings or old coastal maps, all of
ing them from the semantic centre. Man and his actions, formerly
which are, in themselves, a synthetic – graphic – vision of
the focus of advanced artistic interest, will end up being necessar-
an afflicted world.
ily displaced in order to allow the props that make up the painting
It is based on these highly encoded representations that
to leap into centre stage, holding from there the spectator’s gaze.
man has sought to dominate the unmanageable vast-
But in these works by Porlán, and what a paradox, it is a kind of
ness of the world and all its amazing variety since time
derivative of action painting that builds the scenery; man is un-
immemorial. Because making plans in this world implies
doubtedly not on stage, in absentia, but the need for his existence
making plans of the
is more than apparent around these views of a monochrome and
“No longer shall you gaze on’t,
world, above all for
cavernous universe populated by spirits rather than people (“hu-
lest your fancy may think
an artist –a gardener,
man absence of man”). Each allusion, each evocation of a viable,
anon it moves.”
a landscaper, an ar-
realistic natural space is nothing but the result of what Rosenberg
Shakespeare - A Winter´s Tale
chitect – but also for
defined as an encounter, when the artist approaches his canvas,
a solider, a geogra-
not to reinvent, reflect, reproduce or express something upon it but
pher, a sailor, a pilgrim, etcetera. Already in Porlán’s ear-
rather to “do” something to it: “what was to go on the canvas was
lier works, the other main protagonist of his work seemed
not a picture, but an event.”
also to refer directly to a concept of nature that is unfad-
The deceased appear to us in dreams. In this sense, Porlán’s
ing, violent, imbued with romantic reminiscences, a place
work has the evanescent air of dreamlike scenes, fulfilling at the
plagued with fine details and peculiarities, allusions and
same time that primary ghostly function: haunting the living. In
creases where the devil might hide.
his case, they come from more or less distant places, which could
If it is true that the devil is in the details, how could he
be related to European painting midway between the 15th and
not feel at ease in such snapshots, where views of a territo-
16th centuries, to Patinir and his successors, as I just mentioned,
ry too vast to grasp are condensed; a place which, indeed,
but also from the internalisation of a concept of pantheistic nature
is no longer “any old place”, as it has been seen, observed
advocated by Romanticism, together with a certain Surrealism,
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like that of Ernst or Masson, and, of course from North Ameri-
and on the nature of the media used which, in line with Greenber-
can Abstract Expressionism and Post-painterly Abstraction from
gian formalism from the middle of the last century, has formed the
the middle of the last century, or their perverse revisions, led by
backbone of the development of abstract poetics ever since, both
Richter... They are all tangible bodies, but only half so; an ema-
when adhering to the descriptive programme and when critical of
nation from I don’t know which underworld, just like the scenes
its prescriptive ideology.
themselves, where an underground and underwater component,
Tonal reduction to a single colour, with occasional highly re-
so dear to the archetypes and the iconography of the return to life
strained palette enrichments, is based on the premise of saying,
after death (Crossing the Styx, to name but one) is prime: reflec-
organising and fine tuning as much as possible with the least pos-
tions of stagnant inner lakes and seas, streams flowing between
sible. Only in this way can the effect, a technique that depends on a
convoluted rock formations or through caves filled with stalactites.
coup de grâce, on induced chance, on the crystallisation of perfection
The departed, the others, those voices from the past that still
in a moment, be addressed in detail, right down to the finest points.
resonate in the present – heredity, antiquity – demand a latent and
If, for Patinir, what the eye saw on the stage of the Earth had to be
inexhaustible interpretation of their legacy which, little by little,
carefully measured and reduced with infinite patience and the fin-
gets modified as each person verifies how much of their own being
est of brushstrokes, Porlán uses an eminently modern resource to
moulds itself to the vacuum left by the great masters, the spectres
capture images of the universe, based on closing one’s eyes: noth-
that bear down on us and even terrify us, the fathers we yearn for
ing here, nothing there, and – watch out! – with lightening dexter-
in their absence... Between how we remember and imagine those
ity, with a simple, masterly and almost instantaneous stroke, the
who came before us and the unfolding of our own self-image (see-
artist unfolds the veil upon which the most unrecognisable images
ing oneself as one really is, is, strictly speaking, more than a folly,
of a particular setting are projected, before our very eyes.
an authentic symptom of madness), there is this complex to-and-
Because, indeed, blindness is lurking behind these torn veils
fro in the midst of which we can only be certain of one thing: we
that put forward a vision of the truth (aletheia) before opinion and
have more information, more memories of the past than of the fu-
the torturous accumulation of phenomena. Running our hand
ture, of the yet to come. And so, more so than many others, Porlán
across a misted window to discover what lies behind; lowering
could be ascribed to this artistic growth path that in recent times
a sash window and that the cold that hits our face forms part of
has come to be known as “post-painterly painting”, “non-gestural
what we see at that moment... Thus it is the monochrome pictorial
painting”: its still-living immediate ancestors.
layer that is removed in a single and accurate movement, to re-
That aside, Porlán coincides with Patinir in the will to confer
veal suggestive spaces that appear as if by magic. In the same way
upon the experience of nature something as elusive at critical level
as Malevich’s Black Square, with its progressive cracking (its “ill-
as mystery and poetry, more so than some of his colleagues such
ness”, as aptly coined by Maderuelo), has surrendered many years
as Bosch or Bruegel, with whom, conversely, he shared a similar
later to the white of its original primer, here the translucency of
concept of the landscape as an affected allegorical model, highly
the medium is revealed as a source, as an radical original latency
detailed in its iconographic details and subjected to sweeping per-
that determines the scope of what can be seen and, at this stage, I
spectives, with viewpoints close to cavalier perspective. Here, Por-
fear, what can be said.
lán displays thoroughly modern diction: emphasis on the vehicle
So I will go now. I will leave you with visions that are virtually
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hallucinations if observed for too long, and angry, lively, pure retractive energy if looked at as if on passing. Somewhere in between,
I can assure you that there is almost everything you can think of
going on; indeed I have seen glimpses of Patinir’s valleys, pastures
and mountains, the walls of Sodom and Gomorrah in flames, the
Sargasso Sea and I don’t know what appearing and disappearing...,
a world of visual temptations, surely pure illusion, like those that
tormented the good St. Anthony in his day. But, I must insist, they
were always ghostly mechanisms of the ilk of Prospero’s cloudcapped towers built only to melt into air, into thin air, as they were
all spirits, and like the baseless fabric of that vision, even the great
globe and all which it inherits, will dissolve like this faded pageant,
leaving nothing behind but traces of paint removed.
Ó. A. M. [Roderos, León, August 2011]
Círculo de Joachim Patinir.
Paisaje con San Jerónimo.
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SERGIO
Alumno durante diez años de la Academia de Artes Plásticas de Lorca.
Exposiciones Colectivas.
PORLÁN
Estudia quinto curso de la Licenciatura de Bellas Artes en la Universidad
2000 “Interiores” Sala Municipal de Exposiciones de Lorca.
SOLER
de Murcia.
2000 “El sueño de Alicia” Casa de las Columnas. Lorca.
2000 “Fragmentos” Palacio de Guevara de Lorca.
Lorca 1983
Exposiciones individuales.
2001 “Desiertos” Centro Cultural de la Ciudad de Lorca.
2011 “Notas para un Paisaje Mitológico” Galería Art Nueve. Murcia.
2001 “1912” Palacio de Guevara de Lorca.
2011 “Naturaleza Rectificada” Palacio Guevara.Lorca. Murcia.
2003 “Exposición de Alumnos de Bellas Artes” Cámara de Comercio de Murcia.
2010 “Tiempo Otro” Centro Catorce. Alicante.
2004 “Segundo Salón de la Crítica” Casa Díaz Cassou. Murcia.
2010 “Trace-Car” Proyecto generado para BMV. Murcia.
2007 “Pintores de Lorca” Casa-Museo Huerto Ruano. Lorca.
2008 “Convalecencia” Galeria Art Nueve. Murcia.
2007 “Espirelia” Centro Cultural de la Ciudad de Lorca.
2007 “Ruido Secreto” Universidad de Murcia. Sala Luis Garay.
2007 “Nuevos materiales y procedimientos en la pintura” UMU.
2006 “Ruido Secreto” Sala de Exposiciones del
Palacio de Guevara de Lorca.
2003 “Pintura Crepuscular” Sala de Exposiciones de
Cajamurcia en Águilas.
2002 “Paisaje” Sala Jara de Lorca.
2000 “Estructuras” Sala de Exposiciones del
Palacio de Guevara de Lorca.
Centro Social Universitario. Murcia.
2007 “Diversos” Centro Cultural de la Ciudad de Lorca.
2008 “ III Premio de Creación Fundación José García Jiménez.
2008 “Art Hotel” Galeria Art Nueve. Cartagena.
2009 “ Arco Madrid 09” Feria Internacional de Arte Contemporáneo.
Galería Art Nueve. Madrid.
2009 “Trayecto Emergente” Museo de la Universidad de Alicante, MUA. Alicante.
2009 “Taste of Spain”. Edimburgo.
Becas y Premios.
2009 “Valencia Art”. Centro del Carmen. Galería Art-Nueve. Valencia.
2010 Proyecto “Vano, relaciones entre pintura e imagen en movimiento”.
2009 “Colectivo 3”. Fundación José García Jiménez. Murcia.
Seleccionado en la VII Convocatoria 2009 de las Becas Colección
2009 “Propuestas 010” Centro Catorce. Alicante.
CAM Artes Plásticas.
2011 “Soledades”. Diputación de Cáceres.
2008 Accésit: III Premio de Creación Artística
Fundación José García Jiménez.
Obra en instituciones.
2007 Accésit: Creajoven 2007 de artes plásticas.
Colección BMV.
2007 II Premio: Murciajoven 2007 de artes plásticas.
Fundación Cajamurcia.
2002 II Premio: VII Concurso Nacional de pintura de Vera.
Fundación José García Jiménez.
2000 III Premio: Premio de pintura Ayuntamiento de Mazarrón.
Ayuntamiento de Lorca.
2000 Accésit: Premio de pintura Ciudad de Puerto Lumbreras.
Colección Artes Visuales Región de Murcia.
1999 III Premio: Premio de pintura Ayuntamiento de Mazarrón.
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Edita
art nueve
Textos
Óscar Alonso Molina
Tradución
Alison Tharby
Maquetación
F33
Fotografía
Sergio Porlán
Impresión
Jimenéz Godoy
D.L.
MU-1474-2011

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